La ira del cielo [Desafío]
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La ira del cielo [Desafío]
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No quedará nadie con vida, ni uno solo, no quedará nadie con vida, ni uno solo- Repetía el pequeño niño que no pasaría de unos 10 años, sus pupilas amarillas con apenas una franja negra vertical en el centro de estos lo hacían parecer poco humano, unos ojos reptilianos que bien podrían pertenecer a un joven dragón, aunque parecía difícil decir lo que podría estar haciendo ese niño tan lejos de sus tierras del norte.
Avanzó imparable hacia el cuartel de la Guardia Real sin prestar atención a quien le hablara durante el camino y sin dejar de repetir aquellas palabras -No quedará nadie con vida, ni uno solo, no quedará nadie con vida, ni uno solo- Decía una y otra vez con la mirada perdida hasta que se tropezó con uno de los guardias que custodiaban la entrada al cuartel, le haló el brazo un par de veces y repitió -No quedará nadie con vida, ni uno solo, no quedará nadie con vida, ni uno solo- El guardia lo miró extrañado, miró a sus dos compañeros y se encogió de hombros -Vete niño, no es lugar para jugar- Fue la respuesta que le dieron junto a un pequeño empujón que lo mandó al piso.
No obstante, eso no lo detuvo de seguir repitiendo -No quedará nadie con vida, ni uno solo, no quedará nadie con vida, ni uno solo- Una y otra vez hasta que sacó una pequeña flauta y comenzó a tocar una extraña melodía.
∞ El primer post debe contener el comienzo de la ejecución de la labor, cómo se llega y qué es lo primero que se hace. A continuación el master posteará agregando una dificultad y finalmente se terminará con un post donde se resuelve la dificultad y se termina el evento.
∞ Todos los temas del evento se desarrollan en la oscuridad de la noche.
∞ Es importante mantenerse dentro de los límites establecidos por el evento, ya que cada uno forma parte de una historia mayor.
∞ Se permite la creatividad y el control de sucesos o PNJs, siempre y cuando esto no vaya en contra de la regla anterior.
∞ El evento debe ser completado en un máximo de 2 semanas luego de comenzado.
∞ Se aceptan entre 1 y 2 personajes (se esperará hasta dos días luego de iniciado para el posible ingreso de otro, luego de eso, si no hay nadie más, se comenzará con uno solo).
∞ Habrá recompensa en puntos (Máximo 5) y aeros (Máximo 300).
∞ Para unirte, debes primero postear en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
Avanzó imparable hacia el cuartel de la Guardia Real sin prestar atención a quien le hablara durante el camino y sin dejar de repetir aquellas palabras -No quedará nadie con vida, ni uno solo, no quedará nadie con vida, ni uno solo- Decía una y otra vez con la mirada perdida hasta que se tropezó con uno de los guardias que custodiaban la entrada al cuartel, le haló el brazo un par de veces y repitió -No quedará nadie con vida, ni uno solo, no quedará nadie con vida, ni uno solo- El guardia lo miró extrañado, miró a sus dos compañeros y se encogió de hombros -Vete niño, no es lugar para jugar- Fue la respuesta que le dieron junto a un pequeño empujón que lo mandó al piso.
No obstante, eso no lo detuvo de seguir repitiendo -No quedará nadie con vida, ni uno solo, no quedará nadie con vida, ni uno solo- Una y otra vez hasta que sacó una pequeña flauta y comenzó a tocar una extraña melodía.
- Melodía:
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∞ El primer post debe contener el comienzo de la ejecución de la labor, cómo se llega y qué es lo primero que se hace. A continuación el master posteará agregando una dificultad y finalmente se terminará con un post donde se resuelve la dificultad y se termina el evento.
∞ Todos los temas del evento se desarrollan en la oscuridad de la noche.
∞ Es importante mantenerse dentro de los límites establecidos por el evento, ya que cada uno forma parte de una historia mayor.
∞ Se permite la creatividad y el control de sucesos o PNJs, siempre y cuando esto no vaya en contra de la regla anterior.
∞ El evento debe ser completado en un máximo de 2 semanas luego de comenzado.
∞ Se aceptan entre 1 y 2 personajes (se esperará hasta dos días luego de iniciado para el posible ingreso de otro, luego de eso, si no hay nadie más, se comenzará con uno solo).
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Ansur
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Re: La ira del cielo [Desafío]
La elfa tenía muchas ganas de abandonar Lunargenta, estaba harta de tanta festividad, tanto bullicio y tanta gente junta. Por desgracia, aún no podía irse. Era difícil entender, incluso para ella, que quisiera seguir a la dragona y no dejarla, por mucho que se enfadara con ella a diario. Emprender un viaje tan largo, después de tanto tiempo sola, suponía un arrojo que Helyare estaba perdiendo día a día. Se sentía observada y estaba desarrollando cierta fobia a estar en sitios con mucha gente, pero no quería abandonar la capital si no era con Ingela. A pesar de todo, se sentía más segura en ese lugar que sola por los caminos. No porque tuviese miedo a caminar sin nadie que la acompañase, sino porque sentía pavor al no saber qué hacer, hacia dónde ir… Si iba con la joven del norte, al menos se engañaba a sí misma pensando que “sólo acompañaba”.
Aún así, con tanta festividad, la muchacha rubia se perdía demasiado así que la elfa aprovechaba para estar en la habitación de la posada, sin mucho que hacer, pero al menos sin que nadie la molestara. Además, por las noches era incapaz de conciliar el sueño, las pesadillas cada vez eran más vívidas y se despertaba con mucha ansiedad y más irritabilidad que de c ostumbre. E Ingela no tenía por qué ser la diana sobre la que descargase toda su furia, ella no entendería porqué lo hacía por mucho que tuviese que aguantar los bruscos cambios de humor de la joven de Sandorai.
Las noches se habían convertido, para ella, en días. No tenía un horario fijo para dormir, cuando era presa del sueño aprovechaba, aunque a la hora o poco más, ya volvía a estar despierta. En más de una ocasión se había despertado gritando pero, por suerte, la dragona no estaba. No quería dar muchas explicaciones. A día de hoy había conseguido disimular su insomnio ante su compañera, y quería que siguiese siendo así. Esperaba que pensase que estaba junto a una elfa maleducada, huraña y fría.
Desde que había llegado a Lunargenta, muchas noches paseaba por las calles. Ahí era cuando la elfa podía verlas, cuando menos abarrotadas estaban, aunque siempre había algún que otro habitante que no quería dormir o aprovechaba la oscuridad de la noche para llevar a cabo actividades que no podría desempeñar a la luz del sol.
No sabía por dónde estaba paseando en esos momentos, simplemente buscaba alejarse de cualquier atisbo de festividad, así que se distanció un poco del centro. Esas calles eran nuevas para ella pues sus paseos no acostumbraban a ser demasiado largos. Salía de la taberna y volvía a la media hora. Esta vez no, continuó andando. Estaba muy agobiada y no entendía el porqué, así que decidió que un par de horas más de paseo la aliviarían el estrés. Cerca de donde se encontraba escuchó una melodía que no le gustó demasiado, la notaba tétrica, pero su curiosidad era mayor, así que se aproximó a ver quién tocaba eso durante la noche. ¿Un paso fúnebre, tal vez? Las costumbres mortuorias de los humanos eran, cuanto menos, raras, así que al igual que con el funeral de esa maldita humana, se acercó a mirar.
Pero nada de eso, quien tocaba era un niño. Estaba delante de la Guardia Real, en el suelo. ¿Qué hacía ese pequeño frente a los guardias tocando? Helyare no comprendía qué sucedía ahí y la melodía la hacía estremecerse ligeramente. Sonaba como si estuviese creando música para una persona que ya no estuviera en el mundo. En su mente se manifestaron multitud de ideas sobre qué podía hacer ese niño ahí. Una de ellas fue que tal vez los guardias hubiesen matado a los padres y él quería vengarse enseñando la melodía que tenía para ellos. Había escuchado en otras ocasiones en las que, por venganza, se enviaban regalos o la música favorita de la persona que había fallecido o que estaba en una mala situación, para hacerle recordar a la víctima de la futura venganza, que quienes iban a emprenderla contra él o ella, no olvidaban. ¿Quería significar eso? O… ¿Y si era un brujo y estaba invocando a alguien? Helyare se mantuvo más o menos escondida detrás de una esquina, observando con curiosidad lo que sucedía, pues no era asunto suyo, pero a la vez era lo único entretenido que había encontrado por las calles, casi vacías, de la capital.
No le gustaba esa melodía. Posiblemente porque desde hace tiempo ya no apreciaba la música, pero también que el triste tono de las notas acrecentaban su ansiedad. En su momento, ella sabía tocar algunos instrumentos élficos, disfrutaba de la música, de los bailes, del arte en general. Pero en ese momento sólo miraba, sin sentir realmente nada más que esa incomodidad que el chiquillo provocaba, incluso en los guardias, pues se les veía estupefactos ante el niño.
Aún así, con tanta festividad, la muchacha rubia se perdía demasiado así que la elfa aprovechaba para estar en la habitación de la posada, sin mucho que hacer, pero al menos sin que nadie la molestara. Además, por las noches era incapaz de conciliar el sueño, las pesadillas cada vez eran más vívidas y se despertaba con mucha ansiedad y más irritabilidad que de c ostumbre. E Ingela no tenía por qué ser la diana sobre la que descargase toda su furia, ella no entendería porqué lo hacía por mucho que tuviese que aguantar los bruscos cambios de humor de la joven de Sandorai.
Las noches se habían convertido, para ella, en días. No tenía un horario fijo para dormir, cuando era presa del sueño aprovechaba, aunque a la hora o poco más, ya volvía a estar despierta. En más de una ocasión se había despertado gritando pero, por suerte, la dragona no estaba. No quería dar muchas explicaciones. A día de hoy había conseguido disimular su insomnio ante su compañera, y quería que siguiese siendo así. Esperaba que pensase que estaba junto a una elfa maleducada, huraña y fría.
Desde que había llegado a Lunargenta, muchas noches paseaba por las calles. Ahí era cuando la elfa podía verlas, cuando menos abarrotadas estaban, aunque siempre había algún que otro habitante que no quería dormir o aprovechaba la oscuridad de la noche para llevar a cabo actividades que no podría desempeñar a la luz del sol.
No sabía por dónde estaba paseando en esos momentos, simplemente buscaba alejarse de cualquier atisbo de festividad, así que se distanció un poco del centro. Esas calles eran nuevas para ella pues sus paseos no acostumbraban a ser demasiado largos. Salía de la taberna y volvía a la media hora. Esta vez no, continuó andando. Estaba muy agobiada y no entendía el porqué, así que decidió que un par de horas más de paseo la aliviarían el estrés. Cerca de donde se encontraba escuchó una melodía que no le gustó demasiado, la notaba tétrica, pero su curiosidad era mayor, así que se aproximó a ver quién tocaba eso durante la noche. ¿Un paso fúnebre, tal vez? Las costumbres mortuorias de los humanos eran, cuanto menos, raras, así que al igual que con el funeral de esa maldita humana, se acercó a mirar.
Pero nada de eso, quien tocaba era un niño. Estaba delante de la Guardia Real, en el suelo. ¿Qué hacía ese pequeño frente a los guardias tocando? Helyare no comprendía qué sucedía ahí y la melodía la hacía estremecerse ligeramente. Sonaba como si estuviese creando música para una persona que ya no estuviera en el mundo. En su mente se manifestaron multitud de ideas sobre qué podía hacer ese niño ahí. Una de ellas fue que tal vez los guardias hubiesen matado a los padres y él quería vengarse enseñando la melodía que tenía para ellos. Había escuchado en otras ocasiones en las que, por venganza, se enviaban regalos o la música favorita de la persona que había fallecido o que estaba en una mala situación, para hacerle recordar a la víctima de la futura venganza, que quienes iban a emprenderla contra él o ella, no olvidaban. ¿Quería significar eso? O… ¿Y si era un brujo y estaba invocando a alguien? Helyare se mantuvo más o menos escondida detrás de una esquina, observando con curiosidad lo que sucedía, pues no era asunto suyo, pero a la vez era lo único entretenido que había encontrado por las calles, casi vacías, de la capital.
No le gustaba esa melodía. Posiblemente porque desde hace tiempo ya no apreciaba la música, pero también que el triste tono de las notas acrecentaban su ansiedad. En su momento, ella sabía tocar algunos instrumentos élficos, disfrutaba de la música, de los bailes, del arte en general. Pero en ese momento sólo miraba, sin sentir realmente nada más que esa incomodidad que el chiquillo provocaba, incluso en los guardias, pues se les veía estupefactos ante el niño.
- Off:
- Para mi cronología, este hilo será bastante anterior al antiguo desafío del Guardián del Tiempo, si se pudiera n.n"
Helyare
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Re: La ira del cielo [Desafío]
Para variar el joven inventor sale a “laborar” con su hermano vampiro Ralphy, es vital mantener buenas relaciones con tus compañeros… especialmente si beben sangre. Algo está claro, se le debe dar crédito al chico pálido, pese a su aspecto sabe cómo desplumar objetivos bastante rápido. Chimar comienza a comprender como cubre su cuota tan bien en las noches, es un diamante en bruto.
Como a la hora ambos chicos se separan, el enano chupa sangre debe… “alimentarse”. No es algo que le agrade mucho pero debe hacerlo para seguir viviendo, bastante aterrador si se piensa con detenimiento. Según sus propias palabras evitar acabar con la vida de la presa, solo repone sus reservas discretamente y se va como si nada… bastante considerado.
Claramente Maquiavelo ahora está por su cuenta, no le apetece presenciar algo tan raro. Justo cuando pensaba que Demian era el niño más extraño de Aerandir llega Ralphy… el mundo está bastante loco. Como ya tiene la cuota diaria cubierta no se preocupa por llenar sus arcas, solo camina ocioso rumbo a la ratonera.
Toma un atajo por cierto callejón y llega al cuartel de la guardia, no es un sitio que le inspire demasiada confianza por obvias razones pero bajo el amparo de la noche se siente seguro. Como es habitual detalla todo a su alrededor mientras avanza, vieja costumbre que le ha salvado el trasero varias veces. En breve pilla algo raro, una melodía bastante anormal.
Aterrador…
Se deja envolver por su curiosidad y busca la fuente, cuando la encuentra se sorprende. Un niño pequeño está detrás del espectáculo lúgubre… ¿que tienen los enanos del mundo últimamente?, alguien debería realizar un estudio. Al no tener nada mejor que hacer el pequeño genio se queda observando, peca de chismoso.
En breve descubre otro personaje en las sombras, una silueta femenina observa todo a la distancia. Algo huele raro… muy raro. Chimar instintivamente se cubre, no quiere quedar envuelto en algo desagradable sin una buena cobertura. Su mente rápida le dice que terminara atrapado en una situación "única"… no sería la primera vez.
Mientras tanto los guardias de la puerta comienzan a inquietarse por el diminuto músico, no es algo normal. En un mundo de lleno de magia y criaturas sobrenaturales la gente aprende a ser prudente… muchas veces por las malas. Nunca se sabe cuándo puedes terminar convertido en piedra o algo así.
Por su parte Maquiavelo disfruta no estar en el centro de atención, terminar siempre en primera línea aburre después de un tiempo. En definitiva pasa su tiempo escuchando la melodía, puede imaginarse destinos peores. El niño raro tiene talento, eso no se le puede quitar. Chimar jamás podría hacer sonar algo bien, tiene esa parte del cerebro poco desarrollada… es un inventor no un genio cultural.
Ojala no me hubiera terminado el pan de hace poco…
Como a la hora ambos chicos se separan, el enano chupa sangre debe… “alimentarse”. No es algo que le agrade mucho pero debe hacerlo para seguir viviendo, bastante aterrador si se piensa con detenimiento. Según sus propias palabras evitar acabar con la vida de la presa, solo repone sus reservas discretamente y se va como si nada… bastante considerado.
Claramente Maquiavelo ahora está por su cuenta, no le apetece presenciar algo tan raro. Justo cuando pensaba que Demian era el niño más extraño de Aerandir llega Ralphy… el mundo está bastante loco. Como ya tiene la cuota diaria cubierta no se preocupa por llenar sus arcas, solo camina ocioso rumbo a la ratonera.
Toma un atajo por cierto callejón y llega al cuartel de la guardia, no es un sitio que le inspire demasiada confianza por obvias razones pero bajo el amparo de la noche se siente seguro. Como es habitual detalla todo a su alrededor mientras avanza, vieja costumbre que le ha salvado el trasero varias veces. En breve pilla algo raro, una melodía bastante anormal.
Aterrador…
Se deja envolver por su curiosidad y busca la fuente, cuando la encuentra se sorprende. Un niño pequeño está detrás del espectáculo lúgubre… ¿que tienen los enanos del mundo últimamente?, alguien debería realizar un estudio. Al no tener nada mejor que hacer el pequeño genio se queda observando, peca de chismoso.
En breve descubre otro personaje en las sombras, una silueta femenina observa todo a la distancia. Algo huele raro… muy raro. Chimar instintivamente se cubre, no quiere quedar envuelto en algo desagradable sin una buena cobertura. Su mente rápida le dice que terminara atrapado en una situación "única"… no sería la primera vez.
Mientras tanto los guardias de la puerta comienzan a inquietarse por el diminuto músico, no es algo normal. En un mundo de lleno de magia y criaturas sobrenaturales la gente aprende a ser prudente… muchas veces por las malas. Nunca se sabe cuándo puedes terminar convertido en piedra o algo así.
Por su parte Maquiavelo disfruta no estar en el centro de atención, terminar siempre en primera línea aburre después de un tiempo. En definitiva pasa su tiempo escuchando la melodía, puede imaginarse destinos peores. El niño raro tiene talento, eso no se le puede quitar. Chimar jamás podría hacer sonar algo bien, tiene esa parte del cerebro poco desarrollada… es un inventor no un genio cultural.
Ojala no me hubiera terminado el pan de hace poco…
Invitado
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Re: La ira del cielo [Desafío]
Con una patada, uno de los guadias deja la huella de su zapato marcada en la espalda del niño y lo empuja a la calle -¡¡Vete a casa, enano!!- Ríe junto a su compañero mientras el niño cae aparatosamente al piso y en su triste intento por evitar con las manos que su cara se estrelle contra el piso, su pequeña flauta se rompe en pedazos; el niño se sienta junto a la flauta intentando arrastrar los pedazos para juntarlos entre sus manos aparentemente sin siquiera darse cuenta que tras él aterrizó una enorme y feroz bestia negra que sin piedad aplastó contra la pared a ambos guardias dejando la pared cubierta por una mancha roja mezcla de sangre y vísceras, con un giro lanzó una llamarada de fuego hacia adentro del cuartel de la guardia que de nuevo, se veía envuelto en llamas.
Varios guardias salieron por las ventanas ardiendo en llamas y revolcándose por el piso en tristes e infructuosos intentos de apagarse pero solo consiguieron acabar destripados contra el piso por las pesadas extremidades del feroz dragón que sin piedad seguía con los mismos ataques, se elevó luego con sus grandes alas cuyo estruendoso sonido inspiraba cierto terror; los guardias seguían saliendo desesperados sin terminar de entender aún qué era lo que los estaba atacando.
Apenas pasarían unos instantes antes que el dragón comenzara a atacar a las personas cercanas, una llamarada pasó cerca de Chimar seguida de otra que se estrelló contra el muro en el que se mantenía oculta la elfa; los curiosos que se habían acercado ante el alboroto ahora corrían despavoridos cayendo algunos en el camino, aquella bestia estaba completamente fuera de control y el ataque que en principio parecía ser solo contra la guardia ahora se extendía contra todo individuo cercano.
El pequeño niño al no poder recomponer la flauta se limitaba a mirar arriba y temblar de miedo, más aún cuando llegó la respuesta de la guardia; de diversos lugares salieron arqueros que lanzaban sus flechas contra la bestia; los proyectiles impactaban contra la escamosa piel del ser alado y aunque la mayoría eran repelidas, otras se incrustaban en lugares específicos donde la piel parecía ser más blanda; dejando salir pequeños rocíos de sangre que bañaban la calle; el niño corrió hacia los guardias para atacarlos aunque solo se ganó una patada con la que lo apartaron de nuevo, intentaba ayudar al dragón pero sus esfuerzos serían en vano.
En una de las ráfagas de ataques, la bestia fue herida en un ojo y cayó aparatosamente muy cerca de la elfa y en su furia se sacudió buscando desquitarse con la primera persona que encontrara, desventajas de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.
∞ Helyare: No tienes que luchar contra la bestia como parte de un acto heroico, lo harás porque es cuestión de supervivencia, puedes herirlo si apuntas a sus partes más blandas en el pecho y cuello, deberás lanzar una runa cuando ataques, ya sabemos que te irá mal y eso es lo que hace que sea gracioso.
∞ Chimar: Pelear contra un dragón usando métodos de fuerza bruta no parece ser la primera vía para un niño genio, tal vez el pequeño sepa algo o incluso tomarlo como rehén pareciera ser una buena opción para calmar a la bestia.
∞ El hombre-dragón y el niño están estrechamente ligados, recuerden que una cadena se rompe siempre por su eslabón más débil.
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Varios guardias salieron por las ventanas ardiendo en llamas y revolcándose por el piso en tristes e infructuosos intentos de apagarse pero solo consiguieron acabar destripados contra el piso por las pesadas extremidades del feroz dragón que sin piedad seguía con los mismos ataques, se elevó luego con sus grandes alas cuyo estruendoso sonido inspiraba cierto terror; los guardias seguían saliendo desesperados sin terminar de entender aún qué era lo que los estaba atacando.
Apenas pasarían unos instantes antes que el dragón comenzara a atacar a las personas cercanas, una llamarada pasó cerca de Chimar seguida de otra que se estrelló contra el muro en el que se mantenía oculta la elfa; los curiosos que se habían acercado ante el alboroto ahora corrían despavoridos cayendo algunos en el camino, aquella bestia estaba completamente fuera de control y el ataque que en principio parecía ser solo contra la guardia ahora se extendía contra todo individuo cercano.
El pequeño niño al no poder recomponer la flauta se limitaba a mirar arriba y temblar de miedo, más aún cuando llegó la respuesta de la guardia; de diversos lugares salieron arqueros que lanzaban sus flechas contra la bestia; los proyectiles impactaban contra la escamosa piel del ser alado y aunque la mayoría eran repelidas, otras se incrustaban en lugares específicos donde la piel parecía ser más blanda; dejando salir pequeños rocíos de sangre que bañaban la calle; el niño corrió hacia los guardias para atacarlos aunque solo se ganó una patada con la que lo apartaron de nuevo, intentaba ayudar al dragón pero sus esfuerzos serían en vano.
En una de las ráfagas de ataques, la bestia fue herida en un ojo y cayó aparatosamente muy cerca de la elfa y en su furia se sacudió buscando desquitarse con la primera persona que encontrara, desventajas de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.
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∞ Helyare: No tienes que luchar contra la bestia como parte de un acto heroico, lo harás porque es cuestión de supervivencia, puedes herirlo si apuntas a sus partes más blandas en el pecho y cuello, deberás lanzar una runa cuando ataques, ya sabemos que te irá mal y eso es lo que hace que sea gracioso.
∞ Chimar: Pelear contra un dragón usando métodos de fuerza bruta no parece ser la primera vía para un niño genio, tal vez el pequeño sepa algo o incluso tomarlo como rehén pareciera ser una buena opción para calmar a la bestia.
∞ El hombre-dragón y el niño están estrechamente ligados, recuerden que una cadena se rompe siempre por su eslabón más débil.
Ansur
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Re: La ira del cielo [Desafío]
Todo pasó muy rápido. Helyare estaba curioseando lo que ocurría con el niño que estaba tocando la flauta. Los guardias lo empujaron y partieron su instrumento. A pesar de que era un miserable humano, era un infante y esos dos, hombres adultos que se suponía que debían velar por la seguridad y el bienestar de los ciudadanos. ¿Por qué trataban así al pequeño? A la elfa no le causaba pena, realmente, pero le parecía injusto que esos guardias tratasen mal a alguien a quien debían proteger.
Pero apenas se había sentado el niño para intentar reparar su flauta, apareció tras él un dragón enorme que estampó a los guardias contra la pared. El sonido fue bastante asqueroso, pues quedaron completamente aplastados como si fueran meros insectos. La pared se tiñó de rojo, mientras resbalaban por ella ciertos pegotes que antes eran vísceras.
Era enorme, Helyare quedó sorprendida y estupefacta al verlo. Ni siquiera Ingela era tan grande y en su momento le pareció una dragona inmensa. Pero este lo era más. Y más agresivo, también. ¿Era amigo del niño? Parecía ser, pues el pequeño seguía en su afán de arreglar su flauta y el dragón a él no le hacía nada. Aquello era un caos que se había formado en unos instantes. Los miembros del cuartel salían, incluso, por las ventanas, envueltos en llamas.
Los regueros de sangre que iba dejando el dragón a su paso eran incontables ya. Pero aun así, muchos miembros de la guardia empezaron a defenderse contra el monstruo, lanzando sus flechas.
La elfa tuvo que esquivar una llamarada que impactó contra la pared que la cubría, dejando un rastro negro en la que antes era blanquecita. Asomó la cabeza de nuevo para ver que el dragón caía cerca de ella, contra quien emprendió su nuevo ataque. Al instante, Helyare sacó el arco y lanzó una flecha hacia su otro ojo, cosa que lo enfadó más aún. El monstruo alado empezó a derribar todo lo que encontraba a su paso, con ira, y a lanzar llamaradas a diestro y siniestro. La elfa se escondió tras otro edificio y cargó una segunda flecha. Salió durante un instante y volvió a disparar, aunque esta vez rebotó contra una de las partes más duras del dragón. –¡Maldición! –Se volvió a ocultar entre las paredes y cargó la tercera, pero al salir no la lanzó tan rápido. Craso error, pues el monstruo volvió a escupir fuego y, aunque a Helyare le dio tiempo a ocultarse, la llamarada rozó tres de sus dedos. Se mordió el labio para no soltar un improperio y apretó el arco con más fuerza, tratando de mitigar el dolor. Sus nudillos se habían puesto rojos y posiblemente tuviera que curarlos después.
En esos momentos se estaba arrepintiendo de haber salido a dar un tranquilo paseo. El muro que ocultaba a Helyare fue destruido por el dragón, que había clavado sus garras en la esquina y se deslizaba, ciego, por el lado de la pared, destrozándola con sus alas. Ese bicho iba a por ella, pues era la presa más fácil. Incluso más que el niño… De quien había pasado de largo. Ese monstruo había aparecido cuando esos guardias habían molestado al pequeño, obviamente estaban interconectados. ¿Sería algo así como un protector? No lo sabía a ciencia cierta, pero tampoco estaba en situación de averiguarlo. El dragón se acercaba más a ella.
Con la flecha que tenía cargada, disparó contra su cuello y este se retorció. Momento que aprovechó la elfa para volver a cargar otra flecha y disparar al mismo sitio, esta vez a su garganta. Era muy complicado matar a un dragón a flechazos, las escamas tan duras que tenían les servían de protección y sus saetas eran de madera, no podía hacer mucho para evitar que la aplastase. Aunque, obviamente, no se iba a rendir. La quinta flecha iría a su pecho.
Ya había gastado muchas más de las que desearía, solo le quedaba una. Aprovechó que la última flecha que había tirado había impactado y salió corriendo para regresar a la calle principal, donde estaba el pequeño. En su huida recuperó la saeta que había rebotado contra las escamas del dragón y la guardó.
Volvió a encontrarse con el pequeño, pero no le hizo mucho caso pues al instante volvió a aparecer el maldito dragón, aunque esta vez tenía a más gente a la que aplastar, a pesar de que salían despavoridos. Los guardias seguían tratando de detenerlo a flechazos, cosa que lo enfurecía más.
Helyare se detuvo al lado de un guardia y, sin previo aviso, agarró un par de flechas. Las de esos tipos tenían un acabado más moderno y las puntas de metal filoso, bastante mejores que las suyas, aunque también más pesadas. Pero podría hacerlo. Salió corriendo por si acaso intentaba reclamárselas y en cuanto estuvo en una buena posición, detrás del resto de arqueros, disparó. Tuvo que calcular un poco más que con las suyas, pero esperaba que el tiro fuese certero, directo al pecho.
Pero apenas se había sentado el niño para intentar reparar su flauta, apareció tras él un dragón enorme que estampó a los guardias contra la pared. El sonido fue bastante asqueroso, pues quedaron completamente aplastados como si fueran meros insectos. La pared se tiñó de rojo, mientras resbalaban por ella ciertos pegotes que antes eran vísceras.
Era enorme, Helyare quedó sorprendida y estupefacta al verlo. Ni siquiera Ingela era tan grande y en su momento le pareció una dragona inmensa. Pero este lo era más. Y más agresivo, también. ¿Era amigo del niño? Parecía ser, pues el pequeño seguía en su afán de arreglar su flauta y el dragón a él no le hacía nada. Aquello era un caos que se había formado en unos instantes. Los miembros del cuartel salían, incluso, por las ventanas, envueltos en llamas.
Los regueros de sangre que iba dejando el dragón a su paso eran incontables ya. Pero aun así, muchos miembros de la guardia empezaron a defenderse contra el monstruo, lanzando sus flechas.
La elfa tuvo que esquivar una llamarada que impactó contra la pared que la cubría, dejando un rastro negro en la que antes era blanquecita. Asomó la cabeza de nuevo para ver que el dragón caía cerca de ella, contra quien emprendió su nuevo ataque. Al instante, Helyare sacó el arco y lanzó una flecha hacia su otro ojo, cosa que lo enfadó más aún. El monstruo alado empezó a derribar todo lo que encontraba a su paso, con ira, y a lanzar llamaradas a diestro y siniestro. La elfa se escondió tras otro edificio y cargó una segunda flecha. Salió durante un instante y volvió a disparar, aunque esta vez rebotó contra una de las partes más duras del dragón. –¡Maldición! –Se volvió a ocultar entre las paredes y cargó la tercera, pero al salir no la lanzó tan rápido. Craso error, pues el monstruo volvió a escupir fuego y, aunque a Helyare le dio tiempo a ocultarse, la llamarada rozó tres de sus dedos. Se mordió el labio para no soltar un improperio y apretó el arco con más fuerza, tratando de mitigar el dolor. Sus nudillos se habían puesto rojos y posiblemente tuviera que curarlos después.
En esos momentos se estaba arrepintiendo de haber salido a dar un tranquilo paseo. El muro que ocultaba a Helyare fue destruido por el dragón, que había clavado sus garras en la esquina y se deslizaba, ciego, por el lado de la pared, destrozándola con sus alas. Ese bicho iba a por ella, pues era la presa más fácil. Incluso más que el niño… De quien había pasado de largo. Ese monstruo había aparecido cuando esos guardias habían molestado al pequeño, obviamente estaban interconectados. ¿Sería algo así como un protector? No lo sabía a ciencia cierta, pero tampoco estaba en situación de averiguarlo. El dragón se acercaba más a ella.
Con la flecha que tenía cargada, disparó contra su cuello y este se retorció. Momento que aprovechó la elfa para volver a cargar otra flecha y disparar al mismo sitio, esta vez a su garganta. Era muy complicado matar a un dragón a flechazos, las escamas tan duras que tenían les servían de protección y sus saetas eran de madera, no podía hacer mucho para evitar que la aplastase. Aunque, obviamente, no se iba a rendir. La quinta flecha iría a su pecho.
Ya había gastado muchas más de las que desearía, solo le quedaba una. Aprovechó que la última flecha que había tirado había impactado y salió corriendo para regresar a la calle principal, donde estaba el pequeño. En su huida recuperó la saeta que había rebotado contra las escamas del dragón y la guardó.
Volvió a encontrarse con el pequeño, pero no le hizo mucho caso pues al instante volvió a aparecer el maldito dragón, aunque esta vez tenía a más gente a la que aplastar, a pesar de que salían despavoridos. Los guardias seguían tratando de detenerlo a flechazos, cosa que lo enfurecía más.
Helyare se detuvo al lado de un guardia y, sin previo aviso, agarró un par de flechas. Las de esos tipos tenían un acabado más moderno y las puntas de metal filoso, bastante mejores que las suyas, aunque también más pesadas. Pero podría hacerlo. Salió corriendo por si acaso intentaba reclamárselas y en cuanto estuvo en una buena posición, detrás del resto de arqueros, disparó. Tuvo que calcular un poco más que con las suyas, pero esperaba que el tiro fuese certero, directo al pecho.
- Off:
- Mi maldición con las runas, a ver si acaba hoy *reza*
Edito: Máster Ansur tenía razón, va a ser graciosísimo... T.T
Última edición por Helyare el Miér Abr 26 2017, 12:41, editado 1 vez
Helyare
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Re: La ira del cielo [Desafío]
El miembro 'Helyare' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: La ira del cielo [Desafío]
Chimar escucha al pequeño músico hasta que es interrumpido bruscamente, los guardias tratan mal al enano. Lo tiran al suelo y además rompen su flauta, menudos abusivos. El chico inventor apunta su ballesta molesto, no dejara que alguien lastime a un contemporáneo en su presencia. Cuando uno de los patanes se voltee le disparara en el trasero, eso debería reajustar su sistema de valores.
Pero que rayos…
No tiene tiempo de hacer nada, de la nada aparece un dragón loco y comienza a matar a todo el mundo. Maquiavelo arquea una ceja, luego se pellizca para ver si está soñando… este tipo de cosas no pasan en la capital. Tristemente está completamente consciente, la situación parece ser bastante real.
Su primera reacción es ver que le paso al flautista, se sorprende al detallar su posición. Sigue en el mismo lugar, el dragón no le hace nada. Algo raro pasa entre ese pequeño y la cosa con alas, deben ser aliados. Esto queda comprobado con las acciones posteriores del mocoso raro, está de parte del dragón y viceversa.
Aterrador…
Salen efectivos armados de todos lados, intenta detener a su atacante llenándolo de flechas. Algunas dan en el blanco, otras rebotan. No es la técnica más efectiva del mundo pero no existen otras, a los dragones se les neutraliza a distancia. Matarlo tardara bastante y sin duda costara muchas vidas, Maquiavelo debe intervenir.
Cuando la lagartija gigante comienza a eliminar ciudadanos curiosos se hace evidente que no atiende razones, está totalmente cegado por su ira. Afortunadamente parece no haber reparado en la presencia del niño genio, ser pequeño a veces tiene ventajas. Dicho personaje medita sus opciones, por desgracia son limitadas.
Su ballesta es más poderosa que los arcos regulares pero el virote es diminuto, no causaría daño a algo tan grande. No puede salir utilizar su espada corta por obvias razones… solo le quedan sus invenciones raras para defenderse. De repente una idea le llega al cerebro de golpe, si no puedes dialogar con la bestia trata con “la bella”.
Un tiro certero hace caer al bicho, cierto golpe particularmente doloroso pero lejos de ser mortal. Para bien o para mal el dragón centra su atención en la elfa, claro caso de lugar y momento equivocados. A veces la desgracia de alguien puede ser beneficiosa para otro, no existe mejor ejemplo que este.
El joven Chimar toma la iniciativa y sale corriendo, pasa desapercibido. Tiene un objetivo raro, hablar con el elemento más débil del dúo. Pilla al chico flautista por sorpresa, sin vacilar lo carga usando todas sus fuerzas. Avanza con el personaje encima hasta cierta cobertura, una vez protegidos lo baja e inicia el dialogo.
Bien enanito escucha, sé que el dragón y tu tienen algo raro… no me mires así, soy súper listo. Volviendo al punto… necesito que lo detengas. Le diste una buena lección a esos frijoles molestos pero esa cosa esta atacando a todo el mundo, no puedo dejar que destruya mi fuente de emp… mi ciudad, ¿entiendes?
Sonríe al final, está siendo amable. Siempre trata de esa forma a sus contemporáneos menores… al menos la primera vez. Los ojos del interlocutor son bastante raros, geniales y aterradores al mismo tiempo. Ahora solo resta ver si el mocoso puede atender razones, no suele pasar pero cada situación es única. Mientras tanto la elfa rara intenta seguir con vida, sin duda el dragón tiene una nueva víctima preferida.
Pero que rayos…
No tiene tiempo de hacer nada, de la nada aparece un dragón loco y comienza a matar a todo el mundo. Maquiavelo arquea una ceja, luego se pellizca para ver si está soñando… este tipo de cosas no pasan en la capital. Tristemente está completamente consciente, la situación parece ser bastante real.
Su primera reacción es ver que le paso al flautista, se sorprende al detallar su posición. Sigue en el mismo lugar, el dragón no le hace nada. Algo raro pasa entre ese pequeño y la cosa con alas, deben ser aliados. Esto queda comprobado con las acciones posteriores del mocoso raro, está de parte del dragón y viceversa.
Aterrador…
Salen efectivos armados de todos lados, intenta detener a su atacante llenándolo de flechas. Algunas dan en el blanco, otras rebotan. No es la técnica más efectiva del mundo pero no existen otras, a los dragones se les neutraliza a distancia. Matarlo tardara bastante y sin duda costara muchas vidas, Maquiavelo debe intervenir.
Cuando la lagartija gigante comienza a eliminar ciudadanos curiosos se hace evidente que no atiende razones, está totalmente cegado por su ira. Afortunadamente parece no haber reparado en la presencia del niño genio, ser pequeño a veces tiene ventajas. Dicho personaje medita sus opciones, por desgracia son limitadas.
Su ballesta es más poderosa que los arcos regulares pero el virote es diminuto, no causaría daño a algo tan grande. No puede salir utilizar su espada corta por obvias razones… solo le quedan sus invenciones raras para defenderse. De repente una idea le llega al cerebro de golpe, si no puedes dialogar con la bestia trata con “la bella”.
Un tiro certero hace caer al bicho, cierto golpe particularmente doloroso pero lejos de ser mortal. Para bien o para mal el dragón centra su atención en la elfa, claro caso de lugar y momento equivocados. A veces la desgracia de alguien puede ser beneficiosa para otro, no existe mejor ejemplo que este.
El joven Chimar toma la iniciativa y sale corriendo, pasa desapercibido. Tiene un objetivo raro, hablar con el elemento más débil del dúo. Pilla al chico flautista por sorpresa, sin vacilar lo carga usando todas sus fuerzas. Avanza con el personaje encima hasta cierta cobertura, una vez protegidos lo baja e inicia el dialogo.
Bien enanito escucha, sé que el dragón y tu tienen algo raro… no me mires así, soy súper listo. Volviendo al punto… necesito que lo detengas. Le diste una buena lección a esos frijoles molestos pero esa cosa esta atacando a todo el mundo, no puedo dejar que destruya mi fuente de emp… mi ciudad, ¿entiendes?
Sonríe al final, está siendo amable. Siempre trata de esa forma a sus contemporáneos menores… al menos la primera vez. Los ojos del interlocutor son bastante raros, geniales y aterradores al mismo tiempo. Ahora solo resta ver si el mocoso puede atender razones, no suele pasar pero cada situación es única. Mientras tanto la elfa rara intenta seguir con vida, sin duda el dragón tiene una nueva víctima preferida.
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Re: La ira del cielo [Desafío]
Había sido una dura batalla para la elfa, su valentía y su determinación habían sido realmente admirables, había conseguido atraer la atención del dragón salvando de ese modo a algunos guardias, claro que varios quedaron dibujados contra la pared convertidos en una especie de sopa rojiza y pegajosa, y otros parecían pan tostado, muy tostado en el piso, pero los que quedaban la observaban con cierta admiración; cosa que tristemente hacía que a ratos dejaran de atacar -¿Quién es esa guerrera?- Se preguntaban unos a otros mientras volvían a la acción adornando el cuerpo de la escamosa amenaza con las flechas que lograban incrustarse.
Sin sus dos ojos la bestia se volvió más agresiva, su cola danzaba golpeando paredes y piso de un lado a otro, ante la pérdida de un sentido parecía orientarse solamente por el oído, pues lo delataban los movimientos de su cabeza con los que a ratos parecía perseguir sonidos antes de lanzar ataques, lamentablemente las flechas de la valiente guerrera no eran tan efectivas como las de la guardia, pero al menos la mayoría de ellas acababan incrustadas en las partes blandas, con lo que el poderoso ser bañaba el piso con la sangre que se desprendía de su cuerpo; era como matar a un elefante con agujas pero de momento no había nada mejor.
Por su parte el pequeño ladrón tenía un método que requería menos fuerza bruta y también menos riesgo, si es que evadir a un dragón cayendo justo al lado era menos riesgo; la pequeña cachucha del niño flautista quedó en el piso cuando Chimar lo tomó para alejarlo de su sitio -Enanito- el pequeño repitió la misma palabra al tiempo que inclinaba la cabeza a un lado mirando con extrañeza y unos ojos semejantes a los de un reptil al también pequeño Maquiavelo -Pero no quedará nadie con vida, ni uno solo, ninguno, ni uno solo- parecía convencido de hacer lo correcto pero su mirada inexpresiva lo hacía parecer bastante raro.
Mientras tanto la elfa y el dragón llevaban a cabo una encarnizada lucha en la que ninguno parecía llevar las de perder, era una batalla tan pareja, tan reñida, tan... Pues bueno, en realidad solo la elfa la estaba pasando mal, aunque todo cambiaría al disparar aquella flecha metálica que había quitado a uno de los guardias, aunque la joven elfa no lo sabía, su siguiente disparo decidiría el resultado de la batalla; la flecha salió disparada de su arco y viajaba directo al pecho de la criatura cuando esta giró el cuello a un lado al escuchar a su pequeño compañero, el cual se hallaba prisionero en brazos de Chimar.
La criatura se volteó de inmediato dejando pasar la flecha a un lado, la cual siguió su camino hasta impactar contra un muro de piedra; no había sido el peor tiro del mundo, pero seguro daría una fuerte competencia de si ello se tratara, aunque el sentir en peligro al pequeño hizo que el coloso alado pensara en frío, ya había logrado su objetivo que era el ataque al cuartel, así que no le quedaba nada más qué hacer y con un rugido extendió sus alas y tomó vuelo estrellándose un par de veces contra los edificios cercanos gracias a su recién adquirida ceguera -Tu ciudad, tu ciudad arderá- Dice el pequeño con una voz ahora más tétrica y se libera del agarra de Chimar al tiempo que comienza a transformar su cuerpo en un dragón más pequeño pero con características similares a las de su padre.
Ambos dragones emprendieron el vuelo, el más pequeño hacía sonidos para indicarle el camino al más grande hasta que se perdieron en la distancia, pero algunas cosas se habían descubierto aquella noche: el cuartel de la guardia era bastante propenso al fuego, no era buena idea patear niños misteriosos y finalmente, la suerte no es algo que algunas elfas puedan presumir.
A pesar de todos los daños y pese a no haber conseguido acabar al atacante, al menos habían conseguido alejarlo y no todo se había perdido, los guardias sobrevivientes respiraban aliviados mientras que algunos civiles que habían quedado atrapados en el desastre ahora se abrazaban unos a otros; nadie decía una palabra, pero las miradas de agradecimiento a la elfa que había enfrentado a la criatura eran bastante expresivas, incluso a Chimar le ofrecieron ayuda al considerarlo una víctima más -Oye, yo creo haberte visto antes- Dijo uno de los guardias aunque no había tiempo para prestarle atención a pequeñeces, era tiempo de comenzar las reparaciones... Otra vez.
∞ Desafío finalizado.
∞ No ha sido precisamente un final feliz pero al menos alejaron el peligro, buen trabajo; esta vez, a pesar de la mala runa de Helyare, la dejaremos ir ilesa, un poco de piedad no está mal de vez en cuando.
∞ Ambos reciben 5 puntos de experiencia y 300 aeros que ya han sido sumados a sus respectivos perfiles.
∞ Gracias por participar.
Sin sus dos ojos la bestia se volvió más agresiva, su cola danzaba golpeando paredes y piso de un lado a otro, ante la pérdida de un sentido parecía orientarse solamente por el oído, pues lo delataban los movimientos de su cabeza con los que a ratos parecía perseguir sonidos antes de lanzar ataques, lamentablemente las flechas de la valiente guerrera no eran tan efectivas como las de la guardia, pero al menos la mayoría de ellas acababan incrustadas en las partes blandas, con lo que el poderoso ser bañaba el piso con la sangre que se desprendía de su cuerpo; era como matar a un elefante con agujas pero de momento no había nada mejor.
Por su parte el pequeño ladrón tenía un método que requería menos fuerza bruta y también menos riesgo, si es que evadir a un dragón cayendo justo al lado era menos riesgo; la pequeña cachucha del niño flautista quedó en el piso cuando Chimar lo tomó para alejarlo de su sitio -Enanito- el pequeño repitió la misma palabra al tiempo que inclinaba la cabeza a un lado mirando con extrañeza y unos ojos semejantes a los de un reptil al también pequeño Maquiavelo -Pero no quedará nadie con vida, ni uno solo, ninguno, ni uno solo- parecía convencido de hacer lo correcto pero su mirada inexpresiva lo hacía parecer bastante raro.
Mientras tanto la elfa y el dragón llevaban a cabo una encarnizada lucha en la que ninguno parecía llevar las de perder, era una batalla tan pareja, tan reñida, tan... Pues bueno, en realidad solo la elfa la estaba pasando mal, aunque todo cambiaría al disparar aquella flecha metálica que había quitado a uno de los guardias, aunque la joven elfa no lo sabía, su siguiente disparo decidiría el resultado de la batalla; la flecha salió disparada de su arco y viajaba directo al pecho de la criatura cuando esta giró el cuello a un lado al escuchar a su pequeño compañero, el cual se hallaba prisionero en brazos de Chimar.
La criatura se volteó de inmediato dejando pasar la flecha a un lado, la cual siguió su camino hasta impactar contra un muro de piedra; no había sido el peor tiro del mundo, pero seguro daría una fuerte competencia de si ello se tratara, aunque el sentir en peligro al pequeño hizo que el coloso alado pensara en frío, ya había logrado su objetivo que era el ataque al cuartel, así que no le quedaba nada más qué hacer y con un rugido extendió sus alas y tomó vuelo estrellándose un par de veces contra los edificios cercanos gracias a su recién adquirida ceguera -Tu ciudad, tu ciudad arderá- Dice el pequeño con una voz ahora más tétrica y se libera del agarra de Chimar al tiempo que comienza a transformar su cuerpo en un dragón más pequeño pero con características similares a las de su padre.
Ambos dragones emprendieron el vuelo, el más pequeño hacía sonidos para indicarle el camino al más grande hasta que se perdieron en la distancia, pero algunas cosas se habían descubierto aquella noche: el cuartel de la guardia era bastante propenso al fuego, no era buena idea patear niños misteriosos y finalmente, la suerte no es algo que algunas elfas puedan presumir.
A pesar de todos los daños y pese a no haber conseguido acabar al atacante, al menos habían conseguido alejarlo y no todo se había perdido, los guardias sobrevivientes respiraban aliviados mientras que algunos civiles que habían quedado atrapados en el desastre ahora se abrazaban unos a otros; nadie decía una palabra, pero las miradas de agradecimiento a la elfa que había enfrentado a la criatura eran bastante expresivas, incluso a Chimar le ofrecieron ayuda al considerarlo una víctima más -Oye, yo creo haberte visto antes- Dijo uno de los guardias aunque no había tiempo para prestarle atención a pequeñeces, era tiempo de comenzar las reparaciones... Otra vez.
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∞ Desafío finalizado.
∞ No ha sido precisamente un final feliz pero al menos alejaron el peligro, buen trabajo; esta vez, a pesar de la mala runa de Helyare, la dejaremos ir ilesa, un poco de piedad no está mal de vez en cuando.
∞ Ambos reciben 5 puntos de experiencia y 300 aeros que ya han sido sumados a sus respectivos perfiles.
∞ Gracias por participar.
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