[Desafío] La banda del Zodiaco: Tauro
Página 1 de 1. • Comparte
[Desafío] La banda del Zodiaco: Tauro
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Catacumbas de Lunargenta. 03:00 a.m.
Las catacumbas de Lunargenta era el hogar de la mayor calaña de la sociedad. Un lugar en el que se cometían, cada día, cientos de delitos que quedaban impunes. Pues pocos eran los atrevidos guardias que se atrevían a bajar hasta allí. Era un subterfugio. Una realidad a parte de Lunargenta situada en el subsuelo. Quien no sabía moverse, estaba muerto.
Entre el sinfín de trapicheos que había en aquel lugar, los cuadriláteros constituían uno de los mayores “atractivos turísticos” del lugar. Un modo de entretenimiento en el que mastodontes, a cual más bruto, se peleaban en el interior de jaulas, mientras en las afueras, los visitantes podían introducirse en el turbio mundo de las apuestas o, si lo preferían, visitar uno de los agradables puestos, en los que podrían comprar alcohol, drogas o incluso elegir entre un masoquista arsenal de armamento.
En cuanto a los combatientes… El mayor entrenamiento con el que contaba la mayoría eran las peleas de borrachos, ajuste de cuentas, o entre bandas en las que habían participado. La mayoría no contaban con un estricto entrenamiento de rigor por lo que, generalmente, no eran problema para un guardia entrenado.
Pero Cornar Dun Hardrade no era uno de ellos, era el campeón de la arena vigente. Pero además, había servido durante su juventud en Dundarak, en un ejército de mercenarios y, posteriormente, después de que el grupo terminara perdiendo una cruenta batalla contra la guardia de la que sólo sobrevivió él, ingresó en la banda del Zodiaco hasta su disolución. Por ello, entre los bajos fondos se le conocía como Tauro, pero pocos eran los valientes que se atrevían a llamarle así.
En aquel momento él era el mayor atractivo del torneo. Se encontraba en la arena, machacando a un pobre hombre que sí, podía ser muy fuerte, pero era aproximadamente de la mitad de tamaño que el violento hombre toro.
-¡Piedad, Cornar! – pedía el tipo. Escupiendo sangre en el suelo.
-Bastante piedad tengo al perdonarte la vida. – contestó el que en su día había formado parte de la banda del Zodiaco. Que tomó el brazo y en un fuerte movimiento aplastó sus huesos y se lo retorció por detrás de la espalda, partiéndoselo de cuajo en un agónico grito que no hizo sino animar más al poco decente público. Subido alrededor de la jaula para poder verlo.
Cornar, cubierto nada más que por un holgado pantalón, tomó una toalla y salió de la arena, sin un atisbo de alegría, quitándose el sudor que caía por su frente. Había ganado el campeonato y, con ello una buena suma de aeros que pasaba a recoger por la casa de pago correspondiente, allí mismo junto al cuadrilátero. A estas alturas de su vida, lo único que importaba a Cornar era el dinero.
Pero su victoria siempre conllevaba la pérdida de dinero por parte de apostantes. Por ello, tres hombres de aspecto cuanto menos sospechoso que no tardaron en enviarse miradas los unos a los otros al paso del hombre toro.
- Tauro:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
* * * * * * * * * * *
Bienvenido/a futuro miembro de la banda: Estos pequeños desafíos de reclutamiento servirán para que conozcáis mejor a los miembros de la banda. En este caso, tu misión será reclutar a Tauro. Has visto el cartel en el tablón de anuncios de la guardia y eres consciente de los rumores que sugieren que Lazid pretende reunir a los miembros de la banda del Zodiaco para dar el mayor golpe jamás visto. Uno que os hará millonarios… ¡a todos! El asalto al Banco Real de Lunargenta.
Es entonces cuando recuerdas haber visto a Tauro hace poco. Tendrás que describir tus motivaciones que te llevan a reunir a la banda y dirigirte al mismo para tratar de convencerle de que se una a vosotros. Notarás que tienes un sinfín de ojos detrás. Mide tus palabras, lo que digas influirá en tu relación con este miembro de la banda.
Tienes libertad para utilizar al personaje.
Recompensa:
-3 ptos de experiencia base + 2 ptos en función de la originalidad del usuario.
-Acceso a misión: “El gran golpe”
Inscripciones [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Ger
Master
Master
Cantidad de envíos : : 973
Nivel de PJ : : 0
Re: [Desafío] La banda del Zodiaco: Tauro
Sudor. Sangre. Testosterona. Allí abajo apestaba y por ello Zatch evitaba bajar siempre que fuera posible. Además, si de por sí usualmente destacaba, un zorro flacucho y peludo solía atraer las miradas de los rufianes con buen gusto para los abrigos de piel.
Se caló la capucha hasta sólo asomar la punta de la negra nariz mientras se abría paso a codazos entre la multitud de rufianes borrachos, apestosos y embravecidos. Él disfrutaba ejerciendo la violencia, no mirándola como un estúpido, y sentía repulsión por esa chusma de descerebrados. ¡No veía la hora de irse! Pero se repetía, como un mantra que le daba fuerzas, la razón por la cual estaba allí.
Muchos decían que la banda del Zodiaco iba reunirse y él no pensaba quedarse fuera de la movida. Cuando lo escuchó por primera vez no lo pudo creer; se trataba de los infames rufianes cuyos crímenes oía cuando no era más que un huérfano pordiosero y le habían motivado a delinquir. No eran simples rateros: sus golpes sucedían en bancos y mansiones; se aseguraban la gran vida. Él estaba harto de ser un simple bandido y un ocasional mercenario, los asesinatos y los grandes robos tenían recompensas mucho más jugosas con las cuales podría comprarse una casa y gozar de grandes lujos. Por eso estaba ahí, apretado entre un gigantesco calvo y un chupasangre flacucho que aullaban hacia la arena como energúmenos y le reventaban los oídos: Sabía que el luchador que parecía un mastodonte se trataba de Tauro y estaba determinado a convencerle para que se reintegrase a la banda, y así de paso asegurarse él mismo un buen lugar.
Un grito agónico marcó el final de la pelea. El toro salió camino a reclamar su recompensa y Zatch debió retomar el movimiento. Los cientos de espectadores comenzaron a dispersarse, algunos con anchas sonrisas que evidenciaban a qué lado habían apostado, otros apretando los puños y vociferando maldiciones; parte de estos últimos echaban miradas perniciosas al bóvido e intercambiaban maldiciones como si realmente pudiesen ponerle un dedo encima al mastodonte. El zorro se apresuró a dirigirse a la pequeña casa de pago para interceptar al hombre. Esperó a que recaudara mientras lo observaba con una mezcla de admiración, sorpresa y cautela. El tipo le sacaba más de cuarenta centímetros de altura y no quería ni pensar qué pasaría si recibía un puñetazo por su parte. Lo único que lo tranquilizaba era saber que los hombres-bestia de esa especie no solían relucir por su inteligencia, ¿quizás era porque los cuernos le ocupaban espacio en el cráneo? Como fuera, al menos esperaba estar en ventaja intelectualmente hablando.
El grandullón retiró los aeros y con cara de pocos amigos los guardó en su morral. Zatch tuvo que contenerse para no echar mano al bolso, que colgaba a espaldas del toro como si éste supiera que nadie se atrevería a intentar robarle. Respirando profundo, el zorro salvó la distancia que los separaba y comenzó a caminar a su lado, intentando seguir el paso de las largas piernas ajenas.
-Cornar Dun Hardrade... ¿O preferirías “Tauro”? -Dijo en voz alta para ser escuchado por sobre el bullicio. Cornar apenas lo miró desde arriba un segundo, antes de volver su atención al frente con gesto asqueado- ¿No has oído que Lazid quiere reunir a la banda de nuevo? -¿Y tú qué mierda sabes al respecto? -Tuvo que contener un respingo cuando el toro le habló con su vozarrón. Pese a su sobresalto, lo miró desde abajo con una sonrisa confiada y se echó la capucha hacia atrás para poder verlo a los ojos- Soy vuestro gran admirador, especialmente tuyo, claro. Y quiero ser parte del golpe. -No supo si fue porque a Tauro le gustaban los halagos o porque estaba a punto de descuartizarlo, pero el hombre se detuvo y lo miró desde arriba con los brazos cruzados. El zorro tragó saliva e imitó el gesto- ¿Así que ese lagarto rastrero tiene nuevos planes? Ya era hora. -Así es. Esta vez será un B-A-N-C-O... -El luchador pareció perderse en el deletreo, pero asintió para disimular- ¿Y de cuánto estamos hablando? -Pues de unos... -De pronto se detuvo, suscitando una mirada de interés por parte del otro. Parecía ser un hombre bastante simple, con razón solucionaba todo a base de cornadas y puñetazos. Pero no era el momento de ponerse a pensar en ello; tras él podía sentir numerosas miradas que todavía les seguían el paso. Alzó la mano y señaló con el pulgar hacia atrás; Tauro siguió la señal para encontrarse con los apostadores iracundos que mascullaban planes ininteligibles- ...Mejor hablamos en otro sitio, ¿quieres? -Entonces el mastodonte chocó el puño derecho contra la palma izquierda y resopló por la nariz, haciendo que Zatch diese un paso atrás- O también puedes romperles la cara, claro.
Se caló la capucha hasta sólo asomar la punta de la negra nariz mientras se abría paso a codazos entre la multitud de rufianes borrachos, apestosos y embravecidos. Él disfrutaba ejerciendo la violencia, no mirándola como un estúpido, y sentía repulsión por esa chusma de descerebrados. ¡No veía la hora de irse! Pero se repetía, como un mantra que le daba fuerzas, la razón por la cual estaba allí.
Muchos decían que la banda del Zodiaco iba reunirse y él no pensaba quedarse fuera de la movida. Cuando lo escuchó por primera vez no lo pudo creer; se trataba de los infames rufianes cuyos crímenes oía cuando no era más que un huérfano pordiosero y le habían motivado a delinquir. No eran simples rateros: sus golpes sucedían en bancos y mansiones; se aseguraban la gran vida. Él estaba harto de ser un simple bandido y un ocasional mercenario, los asesinatos y los grandes robos tenían recompensas mucho más jugosas con las cuales podría comprarse una casa y gozar de grandes lujos. Por eso estaba ahí, apretado entre un gigantesco calvo y un chupasangre flacucho que aullaban hacia la arena como energúmenos y le reventaban los oídos: Sabía que el luchador que parecía un mastodonte se trataba de Tauro y estaba determinado a convencerle para que se reintegrase a la banda, y así de paso asegurarse él mismo un buen lugar.
Un grito agónico marcó el final de la pelea. El toro salió camino a reclamar su recompensa y Zatch debió retomar el movimiento. Los cientos de espectadores comenzaron a dispersarse, algunos con anchas sonrisas que evidenciaban a qué lado habían apostado, otros apretando los puños y vociferando maldiciones; parte de estos últimos echaban miradas perniciosas al bóvido e intercambiaban maldiciones como si realmente pudiesen ponerle un dedo encima al mastodonte. El zorro se apresuró a dirigirse a la pequeña casa de pago para interceptar al hombre. Esperó a que recaudara mientras lo observaba con una mezcla de admiración, sorpresa y cautela. El tipo le sacaba más de cuarenta centímetros de altura y no quería ni pensar qué pasaría si recibía un puñetazo por su parte. Lo único que lo tranquilizaba era saber que los hombres-bestia de esa especie no solían relucir por su inteligencia, ¿quizás era porque los cuernos le ocupaban espacio en el cráneo? Como fuera, al menos esperaba estar en ventaja intelectualmente hablando.
El grandullón retiró los aeros y con cara de pocos amigos los guardó en su morral. Zatch tuvo que contenerse para no echar mano al bolso, que colgaba a espaldas del toro como si éste supiera que nadie se atrevería a intentar robarle. Respirando profundo, el zorro salvó la distancia que los separaba y comenzó a caminar a su lado, intentando seguir el paso de las largas piernas ajenas.
-Cornar Dun Hardrade... ¿O preferirías “Tauro”? -Dijo en voz alta para ser escuchado por sobre el bullicio. Cornar apenas lo miró desde arriba un segundo, antes de volver su atención al frente con gesto asqueado- ¿No has oído que Lazid quiere reunir a la banda de nuevo? -¿Y tú qué mierda sabes al respecto? -Tuvo que contener un respingo cuando el toro le habló con su vozarrón. Pese a su sobresalto, lo miró desde abajo con una sonrisa confiada y se echó la capucha hacia atrás para poder verlo a los ojos- Soy vuestro gran admirador, especialmente tuyo, claro. Y quiero ser parte del golpe. -No supo si fue porque a Tauro le gustaban los halagos o porque estaba a punto de descuartizarlo, pero el hombre se detuvo y lo miró desde arriba con los brazos cruzados. El zorro tragó saliva e imitó el gesto- ¿Así que ese lagarto rastrero tiene nuevos planes? Ya era hora. -Así es. Esta vez será un B-A-N-C-O... -El luchador pareció perderse en el deletreo, pero asintió para disimular- ¿Y de cuánto estamos hablando? -Pues de unos... -De pronto se detuvo, suscitando una mirada de interés por parte del otro. Parecía ser un hombre bastante simple, con razón solucionaba todo a base de cornadas y puñetazos. Pero no era el momento de ponerse a pensar en ello; tras él podía sentir numerosas miradas que todavía les seguían el paso. Alzó la mano y señaló con el pulgar hacia atrás; Tauro siguió la señal para encontrarse con los apostadores iracundos que mascullaban planes ininteligibles- ...Mejor hablamos en otro sitio, ¿quieres? -Entonces el mastodonte chocó el puño derecho contra la palma izquierda y resopló por la nariz, haciendo que Zatch diese un paso atrás- O también puedes romperles la cara, claro.
Zatch
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 535
Nivel de PJ : : 2
Re: [Desafío] La banda del Zodiaco: Tauro
El toro se encontraba cobrando ya la recompensa por su victoria en la arena. Unos tristísimos doscientos aeros por pegarse por cuatro animales con él. Si bien no le habían supuesto demasiada dificultad dada su condición física en comparación con la de los salvajes de sus rivales, no le salvarían más que para vivir dos, tal vez tres días.
Quería ganar dinero. Mucho más dinero, y por ello cuando Zatch apareció junto a él para recordarle como podía ganar una buena suma, el mastodonte pensativo unos instantes. Una propuesta realizada en el mejor momento, justo cuando Tauro se planteaba cómo hacerse millonario. ¿Así que el renacuajo de Lazid quería dar el golpe de su vida? Bien. Sonaba un reto. Y a Cornar le gustaban los retos. Y si podía conseguir el suficiente dinero como para vivir el resto de su vida entre alcohol y mujeres, mejor que mejor. – Si ese pequeño cabrón tiene un plan, que cuente conmigo. – le dijo el toro al zorro, que parecía interesado en sumarse también a la banda. Algo que hizo que el grandullón se desternillara. - ¡Ya teníamos una zorra! ¿Para qué querríamos también un zorro? – preguntó en clara alusión a Géminis. A Cornar le había caído bien Zatch, pero definitivamente no iba a dejar que se uniese a la banda tan fácilmente.
En cualquier caso, la refundación del grupo no únicamente dependía de él, sino también de la disponibilidad del resto de exmiembros. El propio Cornar, junto a Lazid y Svetlana, constituían el grueso de la misma. Siendo el cuarto miembro, Virgo, el de más reciente incorporación. Habiendo participado únicamente en un atraco: El de la mansión de un viejo noble en Dundarak.
Un juego comparado con la empresa que tenían por delante, que sin duda requeriría de más gente. Cornar, además, no había entendido aún de qué se trataba ya que el deletreo del zorro había servido para que se perdiera. No destacaba por su inteligencia. Zatch propuso entonces al animal hablar del tema en un lugar más apartado que aquella cloaca llena de malhechores como ellos. Quizás porque ya había advertido a aquellos cuatro tipos, tres de ellos armados, que aguardaban a que se dieran la vuelta. Y es que a pesar de las recomendaciones del zorro, Cornar prefería partirles la cara. Él nunca se daba la vuelta ante nadie.
-Habíamos pactado que te dejarías perder, Cornar. Me has jodido las apuestas. – lamentó el que parecía el jefecillo del grupo, un hombre pequeño y gordinflón, repleto de anillos de oro y abrigado con ropa de piel. – Y te advertí de que no me tocaras los cojones. Te lo advertí, Tauro. - le señaló con el índice insistentemente. - Serás muy fuerte uno por uno, pero veamos cómo te apañas con todos a la vez.
-¡Vaya, si es Reginald, mi cantamañanas favorito! Ya llevaba tiempo con ganas de echarte a rodar, bola de sebo. – insultó Tauro, crujiéndose los nudillos, las cervicales y escupiendo al suelo. Iba a comenzar una buena pelea. – Deberías saber que yo nunca me dejo perder. Pero gracias por el dinero regalado. – insinuó.
El tipo hizo un estruendoso silbido y los tres matones golpearon sus palmas con las barras de acero, dirigiéndose hacia ellos. Tauro, sin mirar a Zatch, dedicó unas palabras amistosas al zorro, con el que había simpatizado.
-¿Así que quieres unirte? – rió. – Pues empieza demostrando algo. – sugirió con su grave voz.
Zatch: Tu primera aproximación ha sido buena. Tu estilo humorístico ha gustado a Tauro (¡y también a mí!). Sin embargo, los tipos que os estaban respirando en la nuca parecen tener cuentas pendientes con el hombre toro. Comienza tu prueba de aptitudes: Tendrás que ayudarle a deshacerse de ellos. No es necesario que combatas directamente pues, en principio, te ignorarán. Puedes utilizar el entorno u otras artimañas a tu gusto. También puedes utilizar a Tauro. Como objetivo adicional, puedes impedir que Reginald escape, si lo deseas. O puedes tener compasión por ese pobre hombrecillo,del que probablemente Tauro no tendrá piedad.
Quería ganar dinero. Mucho más dinero, y por ello cuando Zatch apareció junto a él para recordarle como podía ganar una buena suma, el mastodonte pensativo unos instantes. Una propuesta realizada en el mejor momento, justo cuando Tauro se planteaba cómo hacerse millonario. ¿Así que el renacuajo de Lazid quería dar el golpe de su vida? Bien. Sonaba un reto. Y a Cornar le gustaban los retos. Y si podía conseguir el suficiente dinero como para vivir el resto de su vida entre alcohol y mujeres, mejor que mejor. – Si ese pequeño cabrón tiene un plan, que cuente conmigo. – le dijo el toro al zorro, que parecía interesado en sumarse también a la banda. Algo que hizo que el grandullón se desternillara. - ¡Ya teníamos una zorra! ¿Para qué querríamos también un zorro? – preguntó en clara alusión a Géminis. A Cornar le había caído bien Zatch, pero definitivamente no iba a dejar que se uniese a la banda tan fácilmente.
En cualquier caso, la refundación del grupo no únicamente dependía de él, sino también de la disponibilidad del resto de exmiembros. El propio Cornar, junto a Lazid y Svetlana, constituían el grueso de la misma. Siendo el cuarto miembro, Virgo, el de más reciente incorporación. Habiendo participado únicamente en un atraco: El de la mansión de un viejo noble en Dundarak.
Un juego comparado con la empresa que tenían por delante, que sin duda requeriría de más gente. Cornar, además, no había entendido aún de qué se trataba ya que el deletreo del zorro había servido para que se perdiera. No destacaba por su inteligencia. Zatch propuso entonces al animal hablar del tema en un lugar más apartado que aquella cloaca llena de malhechores como ellos. Quizás porque ya había advertido a aquellos cuatro tipos, tres de ellos armados, que aguardaban a que se dieran la vuelta. Y es que a pesar de las recomendaciones del zorro, Cornar prefería partirles la cara. Él nunca se daba la vuelta ante nadie.
-Habíamos pactado que te dejarías perder, Cornar. Me has jodido las apuestas. – lamentó el que parecía el jefecillo del grupo, un hombre pequeño y gordinflón, repleto de anillos de oro y abrigado con ropa de piel. – Y te advertí de que no me tocaras los cojones. Te lo advertí, Tauro. - le señaló con el índice insistentemente. - Serás muy fuerte uno por uno, pero veamos cómo te apañas con todos a la vez.
-¡Vaya, si es Reginald, mi cantamañanas favorito! Ya llevaba tiempo con ganas de echarte a rodar, bola de sebo. – insultó Tauro, crujiéndose los nudillos, las cervicales y escupiendo al suelo. Iba a comenzar una buena pelea. – Deberías saber que yo nunca me dejo perder. Pero gracias por el dinero regalado. – insinuó.
El tipo hizo un estruendoso silbido y los tres matones golpearon sus palmas con las barras de acero, dirigiéndose hacia ellos. Tauro, sin mirar a Zatch, dedicó unas palabras amistosas al zorro, con el que había simpatizado.
-¿Así que quieres unirte? – rió. – Pues empieza demostrando algo. – sugirió con su grave voz.
* * * * * * * * *
Primero de todo: ¡Disculpa por el retraso! Estaba esperando a que todos los desafíos se contestasen. Aunque finalmente decidí avanzar.Zatch: Tu primera aproximación ha sido buena. Tu estilo humorístico ha gustado a Tauro (¡y también a mí!). Sin embargo, los tipos que os estaban respirando en la nuca parecen tener cuentas pendientes con el hombre toro. Comienza tu prueba de aptitudes: Tendrás que ayudarle a deshacerse de ellos. No es necesario que combatas directamente pues, en principio, te ignorarán. Puedes utilizar el entorno u otras artimañas a tu gusto. También puedes utilizar a Tauro. Como objetivo adicional, puedes impedir que Reginald escape, si lo deseas. O puedes tener compasión por ese pobre hombrecillo,del que probablemente Tauro no tendrá piedad.
Ger
Master
Master
Cantidad de envíos : : 973
Nivel de PJ : : 0
Re: [Desafío] La banda del Zodiaco: Tauro
Aunque el zorro encontrase la mala vida como el mejor, más rápido y conveniente método para subsistir, la violencia porque sí le resultaba inncesearia y estúpida. Sí, disfrutaba muchísimo el momento en que su fría daga descansaba sobre el cuello de alguien y ese alguien le rogaba misericordia. Pero sólo si aquello era una consecuencia de algo más grande, como un atraco o un asesinato muy bien remunerado. Ahora, sin embargo, le parecía que la confrontación con aquellos tipejos no era realmente necesaria. Pero bueno, si Tauro quería romper cráneos, tampoco se lo iba a impedir. Además le gustaba la idea de ver por sí mismo a un miembro de la banda en acción.
-Cuenta con ello. -Masculló con confianza, pero su actuar distó mucho de hinchar el pecho y adelantarse como carne de cañón. No, apreciaba su esqueleto y prefería que no se lo triturasen a palazos.
Advirtiendo que los matones no reparaban mucho en su presencia, decidió apartarse con exagerado gesto de espanto, perdiéndose tras los puestecillos de apuestas como quien huye despavorido. Por supuesto no pensaba escapar; Tauro acababa de decirle que le daría el visto bueno si lo ayudaba y no pensaba desperdiciar la oportunidad. Además, aunque le dolía en el orgullo que no pensasen en él como una amenaza, ser subestimado siempre venía bien a la hora de enfrentarse a grupos que le ganaban en número.
Deslizándose sigilosamente tras los puestos, descubrió pilas de cajas y largas sogas que, aunque estuviesen medio roídas, podían resultarle de utilidad. Se puso a la labor de atar el extremo de una de las sogas a las cajas y se escabulló a espaldas de los matones para terminar de atarla en el otro extremo, quedando así a la altura de las pantorrillas.
Puesta la trampa, el zorro tomó una caja de madera, vació su contenido y sorteó la soga para llegar al cuarteto de rufianes desde su retaguardia. Bueno, trío, ya que Cornar ya había noqueado a uno que estaba tirado a un costado. Acechó a uno de los dos que quedaban armados y le encajó la caja en la cabeza, debiendo esquivar los reiterados estoques que el inútil lanzaba con su barra de acero. Con un movimiento ágil y seco desenvainó su daga y se la clavó entre las costillas. Uno menos.
Tauro, mientras tanto, seguía avanzando a cornadas haciendo retroceder a los otros dos, que no tardaron en trastabillar con la soga y caer sentados al suelo.
-¡Vamos, imbécil! ¡Levántate de una puta vez y... haz algo, inútil!
Con toro y zorro abalanzándose sobre ellos, el último que quedaba armado, que parecía apreciar su vida un poco más que sus compañeros, se levantó y salió corriendo ignorando por completo las órdenes de su jefe. Reginald miró desde abajo al par de bestias con ojos dilatados y brillantes, viendo venir lo inevitable.
-¿Lo dejamos ir si nos da todo lo que tiene? -Cuestionó, mirando al bóvido desde abajo con una sonrisa burlona y disfrutando el ápice de esperanza que acababa de darle al contrincante. Antes de que ninguno de los dos dijese nada más, el matón se desembarazó de su bolsa de aeros y la lanzó a los pies de las bestias, juntando las manos en tembloroso ademán de súplica. Zatch se agachó a recoger el botín, lo pesó en una mano y, tras encogerse de hombros, dijo con sorna: -Oh, es menos de lo que esperaba, ¿tú qué dices? -Le pasó la bolsa a Tauro, quien ni siquiera se molestó en sopesar su contenido. Dando un paso adelante, el grandullón dio su veredicto poniendo un pie sobre la cabeza del miserable humano, que no tardó en deshacerse en súplicas y lloriqueos.
Zatch alzó ambas manos en gesto de “lo siento, amigo, qué se le va a hacer” y se contentó con presenciar el espectáculo. Al final, la violencia injustificada también le divertía un poco.
-Cuenta con ello. -Masculló con confianza, pero su actuar distó mucho de hinchar el pecho y adelantarse como carne de cañón. No, apreciaba su esqueleto y prefería que no se lo triturasen a palazos.
Advirtiendo que los matones no reparaban mucho en su presencia, decidió apartarse con exagerado gesto de espanto, perdiéndose tras los puestecillos de apuestas como quien huye despavorido. Por supuesto no pensaba escapar; Tauro acababa de decirle que le daría el visto bueno si lo ayudaba y no pensaba desperdiciar la oportunidad. Además, aunque le dolía en el orgullo que no pensasen en él como una amenaza, ser subestimado siempre venía bien a la hora de enfrentarse a grupos que le ganaban en número.
Deslizándose sigilosamente tras los puestos, descubrió pilas de cajas y largas sogas que, aunque estuviesen medio roídas, podían resultarle de utilidad. Se puso a la labor de atar el extremo de una de las sogas a las cajas y se escabulló a espaldas de los matones para terminar de atarla en el otro extremo, quedando así a la altura de las pantorrillas.
Puesta la trampa, el zorro tomó una caja de madera, vació su contenido y sorteó la soga para llegar al cuarteto de rufianes desde su retaguardia. Bueno, trío, ya que Cornar ya había noqueado a uno que estaba tirado a un costado. Acechó a uno de los dos que quedaban armados y le encajó la caja en la cabeza, debiendo esquivar los reiterados estoques que el inútil lanzaba con su barra de acero. Con un movimiento ágil y seco desenvainó su daga y se la clavó entre las costillas. Uno menos.
Tauro, mientras tanto, seguía avanzando a cornadas haciendo retroceder a los otros dos, que no tardaron en trastabillar con la soga y caer sentados al suelo.
-¡Vamos, imbécil! ¡Levántate de una puta vez y... haz algo, inútil!
Con toro y zorro abalanzándose sobre ellos, el último que quedaba armado, que parecía apreciar su vida un poco más que sus compañeros, se levantó y salió corriendo ignorando por completo las órdenes de su jefe. Reginald miró desde abajo al par de bestias con ojos dilatados y brillantes, viendo venir lo inevitable.
-¿Lo dejamos ir si nos da todo lo que tiene? -Cuestionó, mirando al bóvido desde abajo con una sonrisa burlona y disfrutando el ápice de esperanza que acababa de darle al contrincante. Antes de que ninguno de los dos dijese nada más, el matón se desembarazó de su bolsa de aeros y la lanzó a los pies de las bestias, juntando las manos en tembloroso ademán de súplica. Zatch se agachó a recoger el botín, lo pesó en una mano y, tras encogerse de hombros, dijo con sorna: -Oh, es menos de lo que esperaba, ¿tú qué dices? -Le pasó la bolsa a Tauro, quien ni siquiera se molestó en sopesar su contenido. Dando un paso adelante, el grandullón dio su veredicto poniendo un pie sobre la cabeza del miserable humano, que no tardó en deshacerse en súplicas y lloriqueos.
Zatch alzó ambas manos en gesto de “lo siento, amigo, qué se le va a hacer” y se contentó con presenciar el espectáculo. Al final, la violencia injustificada también le divertía un poco.
Zatch
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 535
Nivel de PJ : : 2
Re: [Desafío] La banda del Zodiaco: Tauro
La buena jugada de Zatch le había salido muy bien para sorprender a Reginald y sus hombres. Tauro estaba furioso y deseoso de sangre y no tardó en ensartar con su animal cornamenta a un par de ellos.
Cuando sólo quedaba Reginald, el zorro propuso que les entregara todo cuanto tenía a cambio de dejarle escapar con vida. Tauro estaba cegado por la furia, pero eso no le impedía ver la ironía de Zatch en el comentario, y ver al tipo prácticamente suplicando por su vida mientras le tiraba la cartera y todo lo que quería hizo reír a Cornar.
Pero finalmente, pese a los intentos de Zatch por meter algo de cordura en el hombre toro, el exmiembro del zodíaco no perdonaría al tipo y le daría muerte sin piedad alguna. El golpe de martillo que le dio hizo corear a todos los matones. Había sido una bonita atracción y, de paso, les serviría a los de las catacumbas para saber por qué no deberían meterse con Tauro.
Al hombre bestia le cayó bien su homólogo peludo, su ayuda había sido inestimable y había demostrado una inteligencia propia de un zorro… ¡diantres! ¡Pero si era un zorro! – Eres bueno. Zorrito. Muy bueno diría yo. – se llevó la mano al mentón y entrecerró el único ojo que tenía disponible. – Tienes aptitudes de buen ladrón. Y eres astuto y has demostrado ser más listo que estos mendrugos de ladrones... Aunque tampoco es muy difícil. – bufó, meneando la cabeza un poco, mirando los doloridos. – El lagarto también lo es, pero no me fío un pelo de él. Alguien más astuto nos vendría bien. – comentó y le dio una “amistosa” palmada a Zatch tan bruta que casi hace que se le salieran las tripas por la boca. – Venga, campeón, vamos a ver a la lagartija. – rió.
No estaba demasiado lejos, y es que de todos los miembros de grupo, ellos eran los únicos que se encontraban en Lunargenta. ¿Dónde debían encontrar a Lazid? Parece que, de los dos, sólo Tauro lo sabía.
¡Permanece atento!
Recompensas:
-Has obtenido 5 puntos de experiencia: 2 de base y 3 por la originalidad del usuario (Ya se han sumado a tu perfil)
- Afinidad con Tauro: Durante la misión principal, podrás pedir ayuda al hombre-toro Tauro si está cerca y este te ayudará. Evitando cualquier tirada de runa. El cargará las consecuencias (si hubiera) Únicamente una vez en la misión.
Cuando sólo quedaba Reginald, el zorro propuso que les entregara todo cuanto tenía a cambio de dejarle escapar con vida. Tauro estaba cegado por la furia, pero eso no le impedía ver la ironía de Zatch en el comentario, y ver al tipo prácticamente suplicando por su vida mientras le tiraba la cartera y todo lo que quería hizo reír a Cornar.
Pero finalmente, pese a los intentos de Zatch por meter algo de cordura en el hombre toro, el exmiembro del zodíaco no perdonaría al tipo y le daría muerte sin piedad alguna. El golpe de martillo que le dio hizo corear a todos los matones. Había sido una bonita atracción y, de paso, les serviría a los de las catacumbas para saber por qué no deberían meterse con Tauro.
Al hombre bestia le cayó bien su homólogo peludo, su ayuda había sido inestimable y había demostrado una inteligencia propia de un zorro… ¡diantres! ¡Pero si era un zorro! – Eres bueno. Zorrito. Muy bueno diría yo. – se llevó la mano al mentón y entrecerró el único ojo que tenía disponible. – Tienes aptitudes de buen ladrón. Y eres astuto y has demostrado ser más listo que estos mendrugos de ladrones... Aunque tampoco es muy difícil. – bufó, meneando la cabeza un poco, mirando los doloridos. – El lagarto también lo es, pero no me fío un pelo de él. Alguien más astuto nos vendría bien. – comentó y le dio una “amistosa” palmada a Zatch tan bruta que casi hace que se le salieran las tripas por la boca. – Venga, campeón, vamos a ver a la lagartija. – rió.
No estaba demasiado lejos, y es que de todos los miembros de grupo, ellos eran los únicos que se encontraban en Lunargenta. ¿Dónde debían encontrar a Lazid? Parece que, de los dos, sólo Tauro lo sabía.
* * * * * * * *
Zatch: Has ayudado a tu congénere Tauro y además le has hecho hasta gracia y todo. ¡Buen trabajo! Has conseguido que Tauro se fíe de ti, algo que te será muy importante para la misión final. La afinidad con este personaje te será muy útil, aunque podrás establecer relaciones con el resto de los miembros de la banda. En los próximos días (este fin de semana) espero poder colgar la misión ahora que se han completado los desafíos.¡Permanece atento!
Recompensas:
-Has obtenido 5 puntos de experiencia: 2 de base y 3 por la originalidad del usuario (Ya se han sumado a tu perfil)
- Afinidad con Tauro: Durante la misión principal, podrás pedir ayuda al hombre-toro Tauro si está cerca y este te ayudará. Evitando cualquier tirada de runa. El cargará las consecuencias (si hubiera) Únicamente una vez en la misión.
Ger
Master
Master
Cantidad de envíos : : 973
Nivel de PJ : : 0
Temas similares
» [Desafío] La banda del Zodiaco: Géminis
» [Desafío] La banda del Zodiaco: Virgo
» Voy a por ti [Desafío]
» En el convoy [Desafío]
» [Desafío] Tierra sin ley
» [Desafío] La banda del Zodiaco: Virgo
» Voy a por ti [Desafío]
» En el convoy [Desafío]
» [Desafío] Tierra sin ley
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 04:27 por Zagreus
» Una sombra sobre Lunargenta: 2ª parte. [Privado]
Hoy a las 04:03 por Níniel Thenidiel
» Ecos De Guerra [Evento Sacrestic] [Noche]
Ayer a las 21:35 por Cohen
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Ayer a las 20:55 por Aylizz Wendell
» Entre Sombras y Acero [LIBRE][NOCHE]
Ayer a las 20:16 por Seraphine Valaryon
» Días de tormenta + 18 [Privado]
Ayer a las 16:30 por Iori Li
» Laboratorio Harker [Alquimia+Ingeniería]
Miér Nov 20 2024, 19:13 por Zelas Hazelmere
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Miér Nov 20 2024, 16:18 por Mina Harker
» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
Mar Nov 19 2024, 22:49 por Eltrant Tale
» [Zona de culto] Altar de las Runas de los Baldíos
Lun Nov 18 2024, 12:29 por Tyr
» Susurros desde el pasado | Amice H.
Lun Nov 18 2024, 04:12 por Amice M. Hidalgo
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Sáb Nov 16 2024, 21:38 por Tyr
» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
Miér Nov 13 2024, 20:01 por Nana
» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
Mar Nov 12 2024, 04:51 por Tyr
» Derecho Aerandiano [Libre]
Dom Nov 10 2024, 13:36 por Tyr