[Desafío] Tierra sin ley
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Tierra sin ley
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Aquel pequeño pueblo de en la llanura nevada se había mantenido alejado de los eventos finales relacionados con el hombre muerto, sin embargo, los rumores de su existencia sí habían llegado progresivamente, aunque no en forma de noticias, sino como rumores tergiversados que, en ocasiones, se exageraban para asustar a los niños. Nadie habría imaginado el terror en que caería aquel lugar ante la llegada de aquellos misteriosos sujetos.
Llegaron una tarde y tomaron la taberna, la establecieron como su base de operaciones, y allí, en el corazón del pueblo, decían que se escondía el líder de aquella horda de delincuentes, uno que se identificaba como el Hombre Muerto. El solo nombre era suficiente para sembrar el terror. Los habitantes del pueblo se mostraban temerosos, pues algunos pocos que, habían intentado poner las cosas en orden, habían desaparecido en apenas unas horas.
Sí, sí, muy Hombre Muerto podrá ser y muy amenazantes sus matones, pero estoy seguro que no hay ningún Hombre Muerto- Dijo el joven Nico a su madre mientras salía de la casa cerca de la media noche -Volveré pronto, y traeré ayuda. Lo prometo- Se puso su capucha y comenzó a moverse entre los callejones oscuros rumbo hacia la salida del pueblo.
Mientras se movía, iba memorizando los puntos de vigilancia que los bandidos habían establecido. Parecían tener algún tipo de entrenamiento militar. Quizá eran desertores de algún ejército que ahora se habían convertido en delincuentes. Patrullaban las calles en pequeños grupos de dos o tres y la mayoría estaban agrupados cerca de la taberna donde se escondía su líder al que, hasta ahora, nadie había visto.
No tenía más que unos cuantos aeros, pero esperaba que fuera suficiente para pagar por un poco de ayuda para su gente. Quizá sería difícil encontrar ayuda si era para pelear contra el Hombre Muerto, pero Nico estaba seguro que aquello tenía que ser una vil estafa, un engaño para causar pánico y someter al pequeño pueblo que, de igual modo, siendo solamente pastores y granjeros, estaban indefensos ante aquella amenaza.
∞ La historia de terror del hombre muerto ha llegado a su fin, pero parece que sus consecuencias siguen en pie, aunque no sean consecuencias directas. Un grupo de bandidos que dicen trabajar para el Hombre Muerto, se han adueñado por la fuerza de un pequeño pueblo. Alguien debe detenerlos.
ᚩ Si decides hacerte cargo de esta tarea, deberás narrar tu encuentro con Nico en las afueras del pueblo, quien te pedirá ayuda y te dará la información táctica que necesites para asegurar una infiltración exitosa.
ᚩ Aunque no se descarta la idea de llegar al pueblo rompiendo todo y derrotando bandidos en modo survival, esto podría hacer que la gente del pueblo salga herida, por lo que te sugerimos entrar en sigilo, aprovechando la información que recolectó Nico sobre los puestos de las patrullas.
∞ En este desafío pueden participar un máximo de 2 personajes y deberá resolverse en un par de rondas, o una tercera si lo consideramos necesario. El orden de posteo será Pj1-Pj2-Master(Complicación)-Pj1-Pj2-Master(Cierre).
Llegaron una tarde y tomaron la taberna, la establecieron como su base de operaciones, y allí, en el corazón del pueblo, decían que se escondía el líder de aquella horda de delincuentes, uno que se identificaba como el Hombre Muerto. El solo nombre era suficiente para sembrar el terror. Los habitantes del pueblo se mostraban temerosos, pues algunos pocos que, habían intentado poner las cosas en orden, habían desaparecido en apenas unas horas.
Sí, sí, muy Hombre Muerto podrá ser y muy amenazantes sus matones, pero estoy seguro que no hay ningún Hombre Muerto- Dijo el joven Nico a su madre mientras salía de la casa cerca de la media noche -Volveré pronto, y traeré ayuda. Lo prometo- Se puso su capucha y comenzó a moverse entre los callejones oscuros rumbo hacia la salida del pueblo.
Mientras se movía, iba memorizando los puntos de vigilancia que los bandidos habían establecido. Parecían tener algún tipo de entrenamiento militar. Quizá eran desertores de algún ejército que ahora se habían convertido en delincuentes. Patrullaban las calles en pequeños grupos de dos o tres y la mayoría estaban agrupados cerca de la taberna donde se escondía su líder al que, hasta ahora, nadie había visto.
No tenía más que unos cuantos aeros, pero esperaba que fuera suficiente para pagar por un poco de ayuda para su gente. Quizá sería difícil encontrar ayuda si era para pelear contra el Hombre Muerto, pero Nico estaba seguro que aquello tenía que ser una vil estafa, un engaño para causar pánico y someter al pequeño pueblo que, de igual modo, siendo solamente pastores y granjeros, estaban indefensos ante aquella amenaza.
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∞ La historia de terror del hombre muerto ha llegado a su fin, pero parece que sus consecuencias siguen en pie, aunque no sean consecuencias directas. Un grupo de bandidos que dicen trabajar para el Hombre Muerto, se han adueñado por la fuerza de un pequeño pueblo. Alguien debe detenerlos.
ᚩ Si decides hacerte cargo de esta tarea, deberás narrar tu encuentro con Nico en las afueras del pueblo, quien te pedirá ayuda y te dará la información táctica que necesites para asegurar una infiltración exitosa.
ᚩ Aunque no se descarta la idea de llegar al pueblo rompiendo todo y derrotando bandidos en modo survival, esto podría hacer que la gente del pueblo salga herida, por lo que te sugerimos entrar en sigilo, aprovechando la información que recolectó Nico sobre los puestos de las patrullas.
∞ En este desafío pueden participar un máximo de 2 personajes y deberá resolverse en un par de rondas, o una tercera si lo consideramos necesario. El orden de posteo será Pj1-Pj2-Master(Complicación)-Pj1-Pj2-Master(Cierre).
Ansur
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Re: [Desafío] Tierra sin ley
La fría brisa nocturna obligó a la vampira a encogerse y tirar de su abrigo por enésima vez. - De verdad, no sé cómo puede vivir la gente aquí, me estoy congelando. - se quejó por lo bajo, sin detener su montura. Por desgracia su naturaleza no les permitía desplazarse durante el día así que tenían que enfrentar las gélidas temperaturas del norte en el momento en que más se recrudecían. - Aguanta un poco, tenemos que encontrar un sitio en que refugiarnos antes de que amanezca. - musitó Alister, que acostumbrado al clima de aquellas tierras, lo sobrellevaba mucho mejor que ella.
- Lo sé. - susurró Elen, resignada. Y sin más que decir al respecto, siguió guiando a su caballo a través de la extensa llanura nevada, buscando en el negro horizonte cualquier atisbo de vida que pudiese indicar la presencia de algún asentamiento.
- Espera. - indicó el cazador un poco después, girando el rostro al percibir algo. - Mira allí, a lo lejos… ¿no parecen luces? - preguntó, haciendo lo posible para enfocar la vista. - Hmmm… deja que lo compruebe. - pidió, desmontando y tendiéndole las riendas de su montura para alejarse un poco y tomar su forma bestial. Gracias a sus agudos ojos de reptil, el alado pudo comprobar que no se había equivocado, el brillo de las antorchas titilaba pero estaba ahí, y si había fuego debía haber algún pueblo.
- Creo que es justo lo que buscamos. - anunció, retomando su apariencia humana para proseguir el viaje. - Menos mal, ya pensaba que nos tocaría pasar la noche al raso… no me malinterpretes, contigo estoy bien en cualquier parte pero prefiero tener un techo sobre la cabeza y la comodidad de una cama para dormir. - dijo la señora de sombras, devolviéndole las correas del grisáceo equino. - Lo sé, yo también. - la respaldó el cazador con una sonrisa en los labios, espoleando al caballo para que empezase a avanzar hacia su nuevo destino.
Lentamente, lo que apenas eran un par de luces temblorosas en la lejanía fue tomando forma ante sus ojos, y no tardaron en ver con alegría que realmente se trataba de un modesta aldea, pero antes de que pudiese acercarse lo suficiente, una figura los asaltó desde un lateral. - ¡Paren! No sigan adelante, es peligroso. - exclamó un muchacho encapuchado, situándose ante los caballos con los brazos extendidos. - ¿Qué quieres decir con eso chico? - preguntó el hijo de Dundarak, enarcando una ceja.
- El Hombre Muerto y sus hombres se han apoderado del pueblo, por favor, márchense de aquí. - informó, recomendándoles que se alejasen del lugar porque los había tomado por meros viajeros. - ¿Has dicho el Hombre Muerto? - se interesó la criatura de la noche , apartando la tela que cubría su rostro para clavar una intensa mirada en el recién llegado. - ¿De verdad ese desgraciado está aquí? Entonces por fin podré ajustar cuentas con él. - prosiguió, mostrando los colmillos al esbozar una sonrisa cargada de malicia.
- ¿A ustedes también les hizo algo? - quiso saber el joven, pero no debía perder el tiempo, si aquel par de extraños tenían algo en contra del sujeto sería más fácil contratarlos. - No tengo mucho pero si me ayudan a echarlos pueden quedárselo todo. - indicó, sacando una pequeña bolsa de monedas, demasiado modesta como para recompensar realmente a quien quisiese un encargo como el que les proponía. - Guardate eso, no me interesa el dinero, quiero su cabeza. - soltó la benjamina de los Calhoun, con voz fría.
¿Con qué clase de personas se había topado? De pronto el aura de la mujer se le antojó mucho más amenazadora, y a juzgar por el semblante que tenía el hombre que la acompañaba, él tampoco se quedaba atrás. - Les diré todo lo que sé. - dijo Nico, pasando a hablarles con detalle de cómo habían llegado aquellos malnacidos, las extrañas desapariciones de quienes intentaban oponerse a ellos, los puntos que controlaban los vigías y lo más importante, las rutas de las patrullas y la situación de su base de operaciones. - Ya veo, así que esa rata está en la taberna, entonces iré a hacerle una visita. - musitó la de cabellos cenicientos.
- Aprovechemos la oscuridad para ocuparnos de ellos sin desatar el caos. - propuso instantes más tarde, ya que no le interesaba que aquello se convirtiese en un baño de sangre, o mejor dicho… no quería que se derramase sangre inocente, la de los culpables si cubriría las calles. - ¿Puedes intentar que los habitantes se mantengan dentro de sus casas? Así será más seguro. - inquirió, mirando al chico. - Eh, haré lo que pueda. - respondió él, y una vez dicho esto, guió a la pareja hasta uno de los laterales del pueblo con menos vigilancia.
- Dejemos los caballos aquí, yo iré por los tejados y me ocuparé de eliminar a algunas de las patrullas. - comentó la vampira, bajando de la silla de un salto. - Bien, yo me infiltraré e iré a por los guardias. - intervino Alister, consciente de que de transformarse le sería imposible pasar desapercibido, motivo por el cual dejaría eso como último recurso.
Elen asintió, y las sombras empezaron a cernirse sobre su cuerpo, tornándolo completamente negro para luego comenzar a fragmentarse, formando un amasijo de murciélagos que no tardó en elevarse por encima del muro que rodeaba la aldea. - Tú, eh, concéntrate. - reprendió el norteño, al ver como el chaval seguía con la mirada la trayectoria de su compañera, asombrado. - Supongo que no has visto algo así antes, no importa, si has conseguido salir sin que te pillen entonces puedes entrar del mismo modo ¿no? Dime por donde puedo colarme. - quiso saber, y nada más recibir las indicaciones de Nico, se puso en marcha.
- Veamos, ¿por dónde empiezo? - pensó la de ojos verdes, en cuanto los fragmentos de su cuerpo volvieron a reunirse sobre uno de los edificios. Agazapada y con la oscuridad de su lado, no tuvo problemas para situar a las patrullas más cercanas al lugar en que había aterrizado, decantándose por eliminarlas primero y luego seguir avanzando hacia el centro, donde se encontraba la taberna. - Hora de salir a jugar. - susurró, concentrando su lúgubre elemento para invocar a tres de sus aliadas más eficaces.
- No quiero víctimas innecesarias ¿me oís? Atacad solo a los bandidos e intentad ser sigilosas… no queremos que el Hombre Muerto se nos escape. - ordenó mentalmente, antes de que las siluetas descendiesen para cumplir con su cometido. Del mismo modo, la vampira buscó un callejón y se dejó caer por el lateral del tejado, ocultándose en la oscuridad hasta que dos individuos pasaron a su lado. - Ven conmigo. - dijo, imbuyendo su voz con magia. Su objetivo se giró en dirección a ella, topándose con sus brillantes ojos y cayendo presa del influjo de la mujer al momento.
- ¡¿Qué haces James?! No te quedes atrás. - soltó su compañero, pero fue en vano. Con el juicio nublado, el hombre se desvió hacia el interior del callejón y avanzó hacia la que sería su parca. - No grites. - volvió a hablar, justo antes de atravesar el vientre de su enemigo con la diestra, que previamente había cubierto con sombras para dar a sus dedos forma de afiladas garras. El desgraciado obedeció hasta expirar su ultimo aliento, momento en que se desplomó sobre el frío suelo, para terror de su camarada, que llegó justo en ese instante.
La benjamina de los Calhoun le ofreció una macabra sonrisa, y antes de que pudiese decir algo o alertar al resto, una afilada hoja se deslizo por su garganta, rajándola de un lado a otro. - Bien hecho, continuad. - ordenó a la criatura que había aparecido, mientras aquel delincuente terminaba de ahogarse con su propia sangre.
Así, de forma coordinada, la vampira y sus aliadas fueron avanzando y eliminando a su paso a cuantos podían, mientras Alister, que ya estaba dentro del pueblo, había conseguido subir a uno de los puntos de vigía y dejar fuera de juego a los que lo guardaban, para luego dirigirse hacia el siguiente.
Off: Alister utiliza su habilidad de Sentidos Agudos (Nivel 2)
Elen utiliza: Transformación (Nivel 9), Llamada a las armas (Nivel 7) y Llamada cautivadora (Nivel 5)
- Lo sé. - susurró Elen, resignada. Y sin más que decir al respecto, siguió guiando a su caballo a través de la extensa llanura nevada, buscando en el negro horizonte cualquier atisbo de vida que pudiese indicar la presencia de algún asentamiento.
- Espera. - indicó el cazador un poco después, girando el rostro al percibir algo. - Mira allí, a lo lejos… ¿no parecen luces? - preguntó, haciendo lo posible para enfocar la vista. - Hmmm… deja que lo compruebe. - pidió, desmontando y tendiéndole las riendas de su montura para alejarse un poco y tomar su forma bestial. Gracias a sus agudos ojos de reptil, el alado pudo comprobar que no se había equivocado, el brillo de las antorchas titilaba pero estaba ahí, y si había fuego debía haber algún pueblo.
- Creo que es justo lo que buscamos. - anunció, retomando su apariencia humana para proseguir el viaje. - Menos mal, ya pensaba que nos tocaría pasar la noche al raso… no me malinterpretes, contigo estoy bien en cualquier parte pero prefiero tener un techo sobre la cabeza y la comodidad de una cama para dormir. - dijo la señora de sombras, devolviéndole las correas del grisáceo equino. - Lo sé, yo también. - la respaldó el cazador con una sonrisa en los labios, espoleando al caballo para que empezase a avanzar hacia su nuevo destino.
Lentamente, lo que apenas eran un par de luces temblorosas en la lejanía fue tomando forma ante sus ojos, y no tardaron en ver con alegría que realmente se trataba de un modesta aldea, pero antes de que pudiese acercarse lo suficiente, una figura los asaltó desde un lateral. - ¡Paren! No sigan adelante, es peligroso. - exclamó un muchacho encapuchado, situándose ante los caballos con los brazos extendidos. - ¿Qué quieres decir con eso chico? - preguntó el hijo de Dundarak, enarcando una ceja.
- El Hombre Muerto y sus hombres se han apoderado del pueblo, por favor, márchense de aquí. - informó, recomendándoles que se alejasen del lugar porque los había tomado por meros viajeros. - ¿Has dicho el Hombre Muerto? - se interesó la criatura de la noche , apartando la tela que cubría su rostro para clavar una intensa mirada en el recién llegado. - ¿De verdad ese desgraciado está aquí? Entonces por fin podré ajustar cuentas con él. - prosiguió, mostrando los colmillos al esbozar una sonrisa cargada de malicia.
- ¿A ustedes también les hizo algo? - quiso saber el joven, pero no debía perder el tiempo, si aquel par de extraños tenían algo en contra del sujeto sería más fácil contratarlos. - No tengo mucho pero si me ayudan a echarlos pueden quedárselo todo. - indicó, sacando una pequeña bolsa de monedas, demasiado modesta como para recompensar realmente a quien quisiese un encargo como el que les proponía. - Guardate eso, no me interesa el dinero, quiero su cabeza. - soltó la benjamina de los Calhoun, con voz fría.
¿Con qué clase de personas se había topado? De pronto el aura de la mujer se le antojó mucho más amenazadora, y a juzgar por el semblante que tenía el hombre que la acompañaba, él tampoco se quedaba atrás. - Les diré todo lo que sé. - dijo Nico, pasando a hablarles con detalle de cómo habían llegado aquellos malnacidos, las extrañas desapariciones de quienes intentaban oponerse a ellos, los puntos que controlaban los vigías y lo más importante, las rutas de las patrullas y la situación de su base de operaciones. - Ya veo, así que esa rata está en la taberna, entonces iré a hacerle una visita. - musitó la de cabellos cenicientos.
- Aprovechemos la oscuridad para ocuparnos de ellos sin desatar el caos. - propuso instantes más tarde, ya que no le interesaba que aquello se convirtiese en un baño de sangre, o mejor dicho… no quería que se derramase sangre inocente, la de los culpables si cubriría las calles. - ¿Puedes intentar que los habitantes se mantengan dentro de sus casas? Así será más seguro. - inquirió, mirando al chico. - Eh, haré lo que pueda. - respondió él, y una vez dicho esto, guió a la pareja hasta uno de los laterales del pueblo con menos vigilancia.
- Dejemos los caballos aquí, yo iré por los tejados y me ocuparé de eliminar a algunas de las patrullas. - comentó la vampira, bajando de la silla de un salto. - Bien, yo me infiltraré e iré a por los guardias. - intervino Alister, consciente de que de transformarse le sería imposible pasar desapercibido, motivo por el cual dejaría eso como último recurso.
Elen asintió, y las sombras empezaron a cernirse sobre su cuerpo, tornándolo completamente negro para luego comenzar a fragmentarse, formando un amasijo de murciélagos que no tardó en elevarse por encima del muro que rodeaba la aldea. - Tú, eh, concéntrate. - reprendió el norteño, al ver como el chaval seguía con la mirada la trayectoria de su compañera, asombrado. - Supongo que no has visto algo así antes, no importa, si has conseguido salir sin que te pillen entonces puedes entrar del mismo modo ¿no? Dime por donde puedo colarme. - quiso saber, y nada más recibir las indicaciones de Nico, se puso en marcha.
- Veamos, ¿por dónde empiezo? - pensó la de ojos verdes, en cuanto los fragmentos de su cuerpo volvieron a reunirse sobre uno de los edificios. Agazapada y con la oscuridad de su lado, no tuvo problemas para situar a las patrullas más cercanas al lugar en que había aterrizado, decantándose por eliminarlas primero y luego seguir avanzando hacia el centro, donde se encontraba la taberna. - Hora de salir a jugar. - susurró, concentrando su lúgubre elemento para invocar a tres de sus aliadas más eficaces.
- No quiero víctimas innecesarias ¿me oís? Atacad solo a los bandidos e intentad ser sigilosas… no queremos que el Hombre Muerto se nos escape. - ordenó mentalmente, antes de que las siluetas descendiesen para cumplir con su cometido. Del mismo modo, la vampira buscó un callejón y se dejó caer por el lateral del tejado, ocultándose en la oscuridad hasta que dos individuos pasaron a su lado. - Ven conmigo. - dijo, imbuyendo su voz con magia. Su objetivo se giró en dirección a ella, topándose con sus brillantes ojos y cayendo presa del influjo de la mujer al momento.
- ¡¿Qué haces James?! No te quedes atrás. - soltó su compañero, pero fue en vano. Con el juicio nublado, el hombre se desvió hacia el interior del callejón y avanzó hacia la que sería su parca. - No grites. - volvió a hablar, justo antes de atravesar el vientre de su enemigo con la diestra, que previamente había cubierto con sombras para dar a sus dedos forma de afiladas garras. El desgraciado obedeció hasta expirar su ultimo aliento, momento en que se desplomó sobre el frío suelo, para terror de su camarada, que llegó justo en ese instante.
La benjamina de los Calhoun le ofreció una macabra sonrisa, y antes de que pudiese decir algo o alertar al resto, una afilada hoja se deslizo por su garganta, rajándola de un lado a otro. - Bien hecho, continuad. - ordenó a la criatura que había aparecido, mientras aquel delincuente terminaba de ahogarse con su propia sangre.
Así, de forma coordinada, la vampira y sus aliadas fueron avanzando y eliminando a su paso a cuantos podían, mientras Alister, que ya estaba dentro del pueblo, había conseguido subir a uno de los puntos de vigía y dejar fuera de juego a los que lo guardaban, para luego dirigirse hacia el siguiente.
Off: Alister utiliza su habilidad de Sentidos Agudos (Nivel 2)
Elen utiliza: Transformación (Nivel 9), Llamada a las armas (Nivel 7) y Llamada cautivadora (Nivel 5)
- Aliadas y garras de sombra:
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Elen Calhoun
Aerandiano de honor
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Re: [Desafío] Tierra sin ley
Normalmente le sería fácil recordar el camino que tomo, su gente viajaba tanto que estaba seguro de conocer la mayoría de las rutas que su familia solía utilizar, la mayor parte del tiempo andaba sin un mapa porque era fácil seguir los senderos, conseguía indicaciones antes de asaltar algún bandido, conseguir comida rápida y deshacerse de la basura que nadie extrañaría pero que hacia feliz a su estómago, era fácil y parte de su rutina.
Desgraciadamente las caravanas de su gente con las que llego a viajar no solían ir tan adentro de los reinos del norte, probablemente porque la gente del pantano no se le daba bien el frio o eso recordaba escuchar de joven.
Probablemente pecaba de inocente al aventurarse en estas tierras sin un mapa y la ropa apropiada pensaba mientras seguía caminando sin saber exactamente a donde se dirigía en la inmensidad de la llanura blanca.
-Pecas de idiota, testarudo y necio, eres demasiado blando-
Ahí estaba la voz que lo acompañaba durante todos los viajes; como deseaba que en algún momento se apagara para siempre. Suspiro exasperado observando el vaho salir de su boca, mientras observaba una idea cruzo en su cabeza.
Si de alguna forma pudiera separarse de su otro yo sin que le afectara, aunque compartieran sangre siendo hijos de la misma madre estaba seguro que lo habría enterrado ya hace mucho tiempo, probablemente hubiera negado todo parentesco al tener por familiar a otro monstruo.
-Yo te hubiera devorado- escucho al otro en su cabeza, entre más se adentraba en los reinos del norte empezó a imaginarse al otro caminando a su lado, llego a creer que era tanto tiempo viajando solo y haciendo rendir la comida la que estaba causando semejantes alucinaciones despierto. En ocasiones estaba seguro que podía ver las expresiones del otro cuando le hablaba.
Probablemente después de salir de este lugar podría buscar alguna baratija que le permitiera hacer eso. Apagar al otro a control, sería fantástico lograr eso, siguió caminando distraído fantaseando con la idea de ser solo el, una persona casi normal con una pequeña dieta un poco particular.
-Concéntrate Alexander- se regañó –Ahora ¿de dónde había salido la capa y la ropa un poco más abrigadora?- se preguntó esperando que el otro le contestara ya sea para molestarlo burlarse, pero dándole algo de información.
Como si el otro le contestara una serie de pequeños flags volvían como breves recuerdos, de un bandido que parecía bastante enfermo al que se enfrentaron, recordó haber intentado devorarlo pero su cuerpo ya emitía un pequeño olor por lo que prefirió no tentar a la suerte y comerse un enfermo, pero ahora entendía de donde salieron sus nuevos aditamentos y la gran cantidad de sangre seca con la que estaba cubierto.
Tras esto su mente se quedó en silencio, ahora era cuando el otro decidía quedarse callado, sería un buen momento incluso para discutir consigo mismo estaba harto de caminar sin saber a dónde se dirigía pero tampoco le admitiría al otro; aunque era difícil en ocasiones esconder todos sus pensamientos.
-Nos has perdido idiota, no solo nos has perdido en medio de la nada esta oscuro tan oscuro y esas malditas nubes de nieve no me dejan ver las estrellas para guiarnos- lograba escuchar al otro sumamente enojado, sentía tanto enojo el mismo que era consiente que solo era cuestión de tiempo antes de que perdiera esta batalla por el control de su propio cuerpo.
Cada vez era más los espacios en blanco en su memoria, eso solo significaba una cosa. El otro estuvo consiente y totalmente a cargo en ese periodo de tiempo, cuando lograba ver pequeños destellos de recuerdos se daba por entendido que fue cuando intento recuperar el control, pero también era una prueba de que el otro tenía la forma de obligarlo a dormir tanto como el mismo podía mandar al otro a dormir.
Oh por los dioses que le faltaba ahora, ya alucinaba con su monstruo que según recordaba se había autonombrado y ahora creía ver un pueblo a la lejanía. ¿Acaso murió en algún momento esa noche o días atrás?
-No, no estamos muertos, y no lo estamos imaginando- escucho a Alexei contestarle.
Se detuvo un momento fijando la vista en la distancia. De verdad parecían luces de antorchas, de verdad era un pueblo -Te dije que sabía dónde estábamos- se atrevió a contestarle al otro-Solo cállate movámonos antes de que nos pierdas de nuevo- reclamo Alexei molesto logrando hacer su cuerpo andar. –Estamos demasiado hambrientos para perder el tiempo-
El resto del viaje lo pasaron en absoluto silencio caminando, poco a poco se fueron acercando más al pueblo, necesitaba llenar pronto su estómago pronto, antes de que perdiera el control y decidiera comerse al primer humano que viera.
Cuando estaban a la entrada del pueblo, lo vieron una figura bien envuelta en una especie de capucha, lo observo todo el tiempo mientras se acercaba, hizo su andar más lento incluso para no llamar la atención del hombre que veía.
-¿Podría tratarse de un bandido?-
-¡Comida al fin!- dijo Alexei entusiasmado por la idea de que se tratara de un bandido, ahí a las orillas del pueblo quien notaria una pequeña alma que faltaba.
Sentía la sonrisa enferma y retorcida del otro, la emoción de poder clavar sus dientes en un corazón aun tibio y caliente, en devorar todas sus entrañas sin importarle la apariencia con la que terminaran.
Aunque entre más se acercaban, menos parecía un ladrón, tenía una forma de andar demasiado nerviosa, pero no podía ignorar que el mismo estaba salivando, tal vez debería darle una advertencia, quizás solo era un guardia del pueblo
.
-Es Comida- repitió el otro lamiéndose los labios sin dejar de ver a la figura.
-No espera, espera, el chico parece más asustado de algo dentro del pueblo que vigilar afuera.-
-No, no le pongas edad, no pongas cara es la cena de esta noche.-
La discusión se detuvo cuando ambos notaron que estaban justo delante del encapuchado y a esa distancia se dieron cuenta que era bastante joven. El otro gruño molesto sabiendo que no podría tocarlo, estaba dentro de la edad de alimentos prohibidos, maldita sea si tan solo el blandengue no estuviera esta noche.
-No deberían estar aquí afuera…- comenzó diciendo el joven haciendo una pausa para llamar
-Perdón creí que viajabas con alguien creí haber escuchado dos voces-
-No te preocupes muchacho, siempre estoy acompañado de alguna forma- logro decir Alexei burlándose de la cara de miedo del chico al notar su apariencia.
-Lo siento- dijo él chico
–Pero no deberían estar afuera, el pueblo fue tomado por el hombre muerto y sus hombres.-
El caníbal rio con más fuerza ante las palabras del chico. -¿Me pregunto si un hombre muerto sabe diferente?- Pensó en voz alta.
.
-Ni siquiera creo que sea comestible.- giro su rostro analizando al chico que los miraba, por alguna razón parecía más precavido que asustado. -¿Quién eres tu chico?-
-Pero yo quiero probarlo- exigió el monstruo. -Alejander Kraz- contesto el blandengue en un momento.
-Soy Nico, vivo en este pueblo- contesto ignorando a la otra voz que venia del mismo hombre y hablaba de comerse ¿Humanos? ¿Acaso dijo que quería probar otro humano? Bueno si el hombre que se apodero del pueblo estaba muerto, quizás este sujeto loco podría hacer algo para ayudar, paso algo de saliva atreviéndose a hablar de nuevo
–Le pagare si me ayuda a salvar a mi pueblo y deshacerse del hombre muerto y sus hombres- dijo ofreciéndole la bolsa de monedas que tenía con él.
Bandidos, un gran grupo de bandidos tenían retenido este pueblo eso solo podría significar una cosa ¡comida! En enorme festín estaría servido ante en el en este pueblo por esta noche.
-No tomare de momento tus monedas, eso lo hablaremos cuando el problema sea resuelto- o al menos una parte de ellos, pensó Alexander.
-¿Dónde dices que se encuentra este hombre chico?-
-En la taberna, pero tiene gente estacionada por todo el pueblo haciendo patrullas- menciono mientras comentaba a relatarle donde estaba estacionada esta gente, como hacían guardias, en que parte y como el mismo logro salir del pueblo.
Pobre pequeño, no sabía que él no necesitaba esquivar a las patrullas el iría devorando una por una o los haría correr de miedo, pensó sonriendo mientras tomaba más el control de su cuerpo.
-Escóndete bien, no será seguro una vez que comience – mencionó sacando su cuchillo de carnicero y desenvainando su espada.
Ideo un plan rápido con la información del chico, iría concentrándose en soltarse por completo en volverse la bestia que Alexander odiaba tenía el hambre suficiente para traer a su parte más animal aquí, mientras la gente no saliera de sus casas antes o durante que se soltaran no debería tener problemas.
Pero si todo salía como estaba planeando su cuerpo crecería lo suficiente en fuerza y tamaño para soltarse dentro de la taberna en caso de ser necesario, mientras iría dejando una moderna decoración en este pueblo.
Mientras se adentraba al pueblo creyó escuchar al chico decir algo sobre ayuda adentro, na probablemente fue solo el blandengue intentando detenerlo.
Avanzo directamente a donde dijo el chico buscando emocionado la primer patrulla para comenzar con su festín nocturno, cuando llego ahí gruño un poco la ver que los primeros estaban muertos. ¿Acaso tenía cara de que tenía ánimos de una comida fría? Bueno probablemente no estaba tan frio aun pero no sabrían igual de eso estaba seguro.
-Él dijo algo de ayuda- escucho al blandengue
-Como si la pidiéramos –susurro molesto al encontrar frustrada su primera batalla. –Si hay alguien más aquí ya los encontraremos después – murmuro observando un momento el cuerpo… bueno quizás podría solo para el camino, después de todo no los iban a necesitar se dijo yendo a donde el cuerpo más cercano cortándole los dedos de las manos con su cuchillo de carnicero, cuando tuvo casi todos menos los pulgares, estaba tan acostumbrado a cortar su manjar que era rápido al cercenar.
Guardo siete de los dedos llevándose uno a la boca comiéndolo como si un dulce se tratara, en esta ocasión camino yendo en sentido contrario no queriendo toparse con más comida pre congelada, quería sentir el corazón aun palpitante en sus dedos antes de comerlo.
Entre más caminaba sin toparse a ningún bandido más comenzaba impacientarse, podía sentir su respiración cambiando, probablemente no tendría sentido perder tiempo buscando las patrullas, iría de lleno por aquel hombre y devoraría su corazón.
Probablemente tanto andar estaba pasándole factura por que creyó ver una criatura corriendo en los tejados, si probablemente se trataba del hambre, malditos bandidos que no aparecían pensó, sin querer culpar de momento a alguien más de su molestia.
-Por fin- dijo al ver a un hombre solo más delante, donde estaba su compañero no le importaba, que el hombre estuviera siguiendo a algo en la azotea tampoco le molestaba, ahora solo tenía una idea en su cabeza.
Aprovechando la distracción del hombre lo degolló con rapidez, tirándole al suelo antes de que se quedara quieto. No debería jugar ni torturar a su comida, pero estaba harto de esperar aprovechando que el hombre no podría hablar porque se ahogaba en su propia sangre le saco ambos ojos con su bien afilado cuchillo, sabiendo que la sangre estaba ahogando los gritos del hombre.
Se llevó el primero de los globos oculares a la boca mientras sacaba el segundo, el hombre se dejó de mover antes de terminar la extirpación de la pieza, cuando logro sacarlo de la cuenca escucho un sonido metálico golpeando al piso
.
Cuando levanto la vista otro sujeto vestido similar le observaba, desde aquí veía el charco que se formó debajo de él sonrió ante la vista mostrando lo que quedaba del otro ojo que aún tenía en la boca.
El hombre salió corriendo despavorido.
-Qué suerte la mía, ya no tengo que preocuparme de por dónde quedo la taberna- menciono siguiendo las huellas que dejo el hombre. Dejando atrás el cuerpo olvidado mientras se deleitaba con lo que llamo el aperitivo de su festín.
Desgraciadamente las caravanas de su gente con las que llego a viajar no solían ir tan adentro de los reinos del norte, probablemente porque la gente del pantano no se le daba bien el frio o eso recordaba escuchar de joven.
Probablemente pecaba de inocente al aventurarse en estas tierras sin un mapa y la ropa apropiada pensaba mientras seguía caminando sin saber exactamente a donde se dirigía en la inmensidad de la llanura blanca.
-Pecas de idiota, testarudo y necio, eres demasiado blando-
Ahí estaba la voz que lo acompañaba durante todos los viajes; como deseaba que en algún momento se apagara para siempre. Suspiro exasperado observando el vaho salir de su boca, mientras observaba una idea cruzo en su cabeza.
Si de alguna forma pudiera separarse de su otro yo sin que le afectara, aunque compartieran sangre siendo hijos de la misma madre estaba seguro que lo habría enterrado ya hace mucho tiempo, probablemente hubiera negado todo parentesco al tener por familiar a otro monstruo.
-Yo te hubiera devorado- escucho al otro en su cabeza, entre más se adentraba en los reinos del norte empezó a imaginarse al otro caminando a su lado, llego a creer que era tanto tiempo viajando solo y haciendo rendir la comida la que estaba causando semejantes alucinaciones despierto. En ocasiones estaba seguro que podía ver las expresiones del otro cuando le hablaba.
Probablemente después de salir de este lugar podría buscar alguna baratija que le permitiera hacer eso. Apagar al otro a control, sería fantástico lograr eso, siguió caminando distraído fantaseando con la idea de ser solo el, una persona casi normal con una pequeña dieta un poco particular.
-Concéntrate Alexander- se regañó –Ahora ¿de dónde había salido la capa y la ropa un poco más abrigadora?- se preguntó esperando que el otro le contestara ya sea para molestarlo burlarse, pero dándole algo de información.
Como si el otro le contestara una serie de pequeños flags volvían como breves recuerdos, de un bandido que parecía bastante enfermo al que se enfrentaron, recordó haber intentado devorarlo pero su cuerpo ya emitía un pequeño olor por lo que prefirió no tentar a la suerte y comerse un enfermo, pero ahora entendía de donde salieron sus nuevos aditamentos y la gran cantidad de sangre seca con la que estaba cubierto.
Tras esto su mente se quedó en silencio, ahora era cuando el otro decidía quedarse callado, sería un buen momento incluso para discutir consigo mismo estaba harto de caminar sin saber a dónde se dirigía pero tampoco le admitiría al otro; aunque era difícil en ocasiones esconder todos sus pensamientos.
-Nos has perdido idiota, no solo nos has perdido en medio de la nada esta oscuro tan oscuro y esas malditas nubes de nieve no me dejan ver las estrellas para guiarnos- lograba escuchar al otro sumamente enojado, sentía tanto enojo el mismo que era consiente que solo era cuestión de tiempo antes de que perdiera esta batalla por el control de su propio cuerpo.
Cada vez era más los espacios en blanco en su memoria, eso solo significaba una cosa. El otro estuvo consiente y totalmente a cargo en ese periodo de tiempo, cuando lograba ver pequeños destellos de recuerdos se daba por entendido que fue cuando intento recuperar el control, pero también era una prueba de que el otro tenía la forma de obligarlo a dormir tanto como el mismo podía mandar al otro a dormir.
Oh por los dioses que le faltaba ahora, ya alucinaba con su monstruo que según recordaba se había autonombrado y ahora creía ver un pueblo a la lejanía. ¿Acaso murió en algún momento esa noche o días atrás?
-No, no estamos muertos, y no lo estamos imaginando- escucho a Alexei contestarle.
Se detuvo un momento fijando la vista en la distancia. De verdad parecían luces de antorchas, de verdad era un pueblo -Te dije que sabía dónde estábamos- se atrevió a contestarle al otro-Solo cállate movámonos antes de que nos pierdas de nuevo- reclamo Alexei molesto logrando hacer su cuerpo andar. –Estamos demasiado hambrientos para perder el tiempo-
El resto del viaje lo pasaron en absoluto silencio caminando, poco a poco se fueron acercando más al pueblo, necesitaba llenar pronto su estómago pronto, antes de que perdiera el control y decidiera comerse al primer humano que viera.
Cuando estaban a la entrada del pueblo, lo vieron una figura bien envuelta en una especie de capucha, lo observo todo el tiempo mientras se acercaba, hizo su andar más lento incluso para no llamar la atención del hombre que veía.
-¿Podría tratarse de un bandido?-
-¡Comida al fin!- dijo Alexei entusiasmado por la idea de que se tratara de un bandido, ahí a las orillas del pueblo quien notaria una pequeña alma que faltaba.
Sentía la sonrisa enferma y retorcida del otro, la emoción de poder clavar sus dientes en un corazón aun tibio y caliente, en devorar todas sus entrañas sin importarle la apariencia con la que terminaran.
Aunque entre más se acercaban, menos parecía un ladrón, tenía una forma de andar demasiado nerviosa, pero no podía ignorar que el mismo estaba salivando, tal vez debería darle una advertencia, quizás solo era un guardia del pueblo
.
-Es Comida- repitió el otro lamiéndose los labios sin dejar de ver a la figura.
-No espera, espera, el chico parece más asustado de algo dentro del pueblo que vigilar afuera.-
-No, no le pongas edad, no pongas cara es la cena de esta noche.-
La discusión se detuvo cuando ambos notaron que estaban justo delante del encapuchado y a esa distancia se dieron cuenta que era bastante joven. El otro gruño molesto sabiendo que no podría tocarlo, estaba dentro de la edad de alimentos prohibidos, maldita sea si tan solo el blandengue no estuviera esta noche.
-No deberían estar aquí afuera…- comenzó diciendo el joven haciendo una pausa para llamar
-Perdón creí que viajabas con alguien creí haber escuchado dos voces-
-No te preocupes muchacho, siempre estoy acompañado de alguna forma- logro decir Alexei burlándose de la cara de miedo del chico al notar su apariencia.
-Lo siento- dijo él chico
–Pero no deberían estar afuera, el pueblo fue tomado por el hombre muerto y sus hombres.-
El caníbal rio con más fuerza ante las palabras del chico. -¿Me pregunto si un hombre muerto sabe diferente?- Pensó en voz alta.
.
-Ni siquiera creo que sea comestible.- giro su rostro analizando al chico que los miraba, por alguna razón parecía más precavido que asustado. -¿Quién eres tu chico?-
-Pero yo quiero probarlo- exigió el monstruo. -Alejander Kraz- contesto el blandengue en un momento.
-Soy Nico, vivo en este pueblo- contesto ignorando a la otra voz que venia del mismo hombre y hablaba de comerse ¿Humanos? ¿Acaso dijo que quería probar otro humano? Bueno si el hombre que se apodero del pueblo estaba muerto, quizás este sujeto loco podría hacer algo para ayudar, paso algo de saliva atreviéndose a hablar de nuevo
–Le pagare si me ayuda a salvar a mi pueblo y deshacerse del hombre muerto y sus hombres- dijo ofreciéndole la bolsa de monedas que tenía con él.
Bandidos, un gran grupo de bandidos tenían retenido este pueblo eso solo podría significar una cosa ¡comida! En enorme festín estaría servido ante en el en este pueblo por esta noche.
-No tomare de momento tus monedas, eso lo hablaremos cuando el problema sea resuelto- o al menos una parte de ellos, pensó Alexander.
-¿Dónde dices que se encuentra este hombre chico?-
-En la taberna, pero tiene gente estacionada por todo el pueblo haciendo patrullas- menciono mientras comentaba a relatarle donde estaba estacionada esta gente, como hacían guardias, en que parte y como el mismo logro salir del pueblo.
Pobre pequeño, no sabía que él no necesitaba esquivar a las patrullas el iría devorando una por una o los haría correr de miedo, pensó sonriendo mientras tomaba más el control de su cuerpo.
-Escóndete bien, no será seguro una vez que comience – mencionó sacando su cuchillo de carnicero y desenvainando su espada.
Ideo un plan rápido con la información del chico, iría concentrándose en soltarse por completo en volverse la bestia que Alexander odiaba tenía el hambre suficiente para traer a su parte más animal aquí, mientras la gente no saliera de sus casas antes o durante que se soltaran no debería tener problemas.
Pero si todo salía como estaba planeando su cuerpo crecería lo suficiente en fuerza y tamaño para soltarse dentro de la taberna en caso de ser necesario, mientras iría dejando una moderna decoración en este pueblo.
Mientras se adentraba al pueblo creyó escuchar al chico decir algo sobre ayuda adentro, na probablemente fue solo el blandengue intentando detenerlo.
Avanzo directamente a donde dijo el chico buscando emocionado la primer patrulla para comenzar con su festín nocturno, cuando llego ahí gruño un poco la ver que los primeros estaban muertos. ¿Acaso tenía cara de que tenía ánimos de una comida fría? Bueno probablemente no estaba tan frio aun pero no sabrían igual de eso estaba seguro.
-Él dijo algo de ayuda- escucho al blandengue
-Como si la pidiéramos –susurro molesto al encontrar frustrada su primera batalla. –Si hay alguien más aquí ya los encontraremos después – murmuro observando un momento el cuerpo… bueno quizás podría solo para el camino, después de todo no los iban a necesitar se dijo yendo a donde el cuerpo más cercano cortándole los dedos de las manos con su cuchillo de carnicero, cuando tuvo casi todos menos los pulgares, estaba tan acostumbrado a cortar su manjar que era rápido al cercenar.
Guardo siete de los dedos llevándose uno a la boca comiéndolo como si un dulce se tratara, en esta ocasión camino yendo en sentido contrario no queriendo toparse con más comida pre congelada, quería sentir el corazón aun palpitante en sus dedos antes de comerlo.
Entre más caminaba sin toparse a ningún bandido más comenzaba impacientarse, podía sentir su respiración cambiando, probablemente no tendría sentido perder tiempo buscando las patrullas, iría de lleno por aquel hombre y devoraría su corazón.
Probablemente tanto andar estaba pasándole factura por que creyó ver una criatura corriendo en los tejados, si probablemente se trataba del hambre, malditos bandidos que no aparecían pensó, sin querer culpar de momento a alguien más de su molestia.
-Por fin- dijo al ver a un hombre solo más delante, donde estaba su compañero no le importaba, que el hombre estuviera siguiendo a algo en la azotea tampoco le molestaba, ahora solo tenía una idea en su cabeza.
Aprovechando la distracción del hombre lo degolló con rapidez, tirándole al suelo antes de que se quedara quieto. No debería jugar ni torturar a su comida, pero estaba harto de esperar aprovechando que el hombre no podría hablar porque se ahogaba en su propia sangre le saco ambos ojos con su bien afilado cuchillo, sabiendo que la sangre estaba ahogando los gritos del hombre.
Se llevó el primero de los globos oculares a la boca mientras sacaba el segundo, el hombre se dejó de mover antes de terminar la extirpación de la pieza, cuando logro sacarlo de la cuenca escucho un sonido metálico golpeando al piso
.
Cuando levanto la vista otro sujeto vestido similar le observaba, desde aquí veía el charco que se formó debajo de él sonrió ante la vista mostrando lo que quedaba del otro ojo que aún tenía en la boca.
El hombre salió corriendo despavorido.
-Qué suerte la mía, ya no tengo que preocuparme de por dónde quedo la taberna- menciono siguiendo las huellas que dejo el hombre. Dejando atrás el cuerpo olvidado mientras se deleitaba con lo que llamo el aperitivo de su festín.
Alexander Kraz
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Re: [Desafío] Tierra sin ley
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La mano que mueve los hilos
La voz que mueve las mentes
Si todos ponen de su parte, podremos mantener una sana relación en donde nadie salga lastimado- Dijo con tranquilidad la persona que parecía ser líder de los bandidos, se le veía actuar con tranquilidad y calma mientras jugaba girando sus pulgares hasta que un sujeto claramente aterrado irrumpió en la taberna -¡¡Nos atacan, Safir, nos atacan!!- Dijo aterrado -No es un hombre, es un monstruo, quizá un vampiro, se los estaba comiendo, a todos, se los comía- Su rostro pálido y sus manos temblorosas delataban que decía la verdad.
Sabíamos que esto pasaría, no teman, activemos la contingencia- Dijo con calma mientras se levantaba y señalaba a uno de los rehenes presentes en el lugar. Unos instantes después, un sujeto de largos cabellos salió de la taberna sosteniendo a una rehén, una mujer de unos 30 años, amordazada, que forcejaba por liberarse mientras su captor la sostenía con nervios, su mano derecha en la que le faltaba el dedo pulgar, la sostenía sin ningún arma en sus manos y miraba nervioso hacia todos lados -¿Quién se atreve a venir a interrumpir la paz de este pueblo?- Tras aquellas palabras volteó a mirar a un sujeto que ocultaba su rostro en la oscuridad de un sombrero.
¡¡Vigías!! ¿Dónde están los vigías?- Preguntó a gritos aunque no hubo respuestas, pues ya todos, o la mayoría de ellos habían sido eliminados separadamente por Elen y Alexander -Muy bien, quizá sea momento de mostrarlas consecuencias de habernos atacado- Pateó a la rehén hacia el frente y luego ésta llevó las manos a su cabeza, víctima de un terrible dolor que parecía hacerle sangrar la nariz y los ojos.
No, señor Safir, por favor, no hemos hecho nada- Dijo la mujer, aunque el hombre de largos cabellos la ignoró, dirigiendo la vista nerviosa a los alrededores -Quien sea que nos ha atacado, sal de ahí, y ella no será la última- Algunos habitantes cercanos miraban temerosos, sabiendo que eran rehenes si siquiera estar atados.
Quizá Elen y Alexander podrían notarlo, se enfrentaban a un vampiro capaz de causar dolor a través de simples susurros, y cuyas órdenes parecían difíciles de rechazar, pues, no solo aquel sujeto había iniciado una reacción ante el ataque, sino que, ante la falta de bandidos, los propios habitantes del pueblo se sumaban a la lucha para proteger a su captor y luchar contra los causantes de aquel alboroto.
Acercarse al bandido de largos cabellos suponía un problema, pues los habitantes del pueblo tratarían de protegerlos, por lo que podrían salir heridos, pero era necesario llegar a él para poder deshacer el control que tenía sobre todas aquellas personas, aunque al mismo tiempo esa terrible habilidad de control dejaba al aire otra inquietante pregunta ¿alguno de los bandidos a los que habían aniquilado podría ser un inocente del pueblo obligado a patrullar? Quizá era una pregunta a la que no se le debía buscar respuesta.
∞ Han avanzado con bastante prudencia, acechando a los malvados y protegiendo a los inocentes, o al menos eso parece, lo importante es que finalmente han llegado con la causa de todos los males.
∞ En este turno deberán detener a quien controla a los habitantes y bandidos, pero no será una tarea sencilla, deberán elegir a un blanco y tratar de neutralizarlo mientras evitan lastimar a los habitantes del pueblo.
∞ Pueden coordinarse y trabajar en equipo, o atacar por separado, pueden elegir atacar al mismo objetivo, o ir por personajes diferentes según consideren necesario, el enemigo parece ser un vampiro capaz de controlar mentes y causar dolor mental, por lo que incluso acercarse podría resultar un riesgo si no se mueven con cautela, el factor sorpresa será su mejor aliado.
Sabíamos que esto pasaría, no teman, activemos la contingencia- Dijo con calma mientras se levantaba y señalaba a uno de los rehenes presentes en el lugar. Unos instantes después, un sujeto de largos cabellos salió de la taberna sosteniendo a una rehén, una mujer de unos 30 años, amordazada, que forcejaba por liberarse mientras su captor la sostenía con nervios, su mano derecha en la que le faltaba el dedo pulgar, la sostenía sin ningún arma en sus manos y miraba nervioso hacia todos lados -¿Quién se atreve a venir a interrumpir la paz de este pueblo?- Tras aquellas palabras volteó a mirar a un sujeto que ocultaba su rostro en la oscuridad de un sombrero.
¡¡Vigías!! ¿Dónde están los vigías?- Preguntó a gritos aunque no hubo respuestas, pues ya todos, o la mayoría de ellos habían sido eliminados separadamente por Elen y Alexander -Muy bien, quizá sea momento de mostrarlas consecuencias de habernos atacado- Pateó a la rehén hacia el frente y luego ésta llevó las manos a su cabeza, víctima de un terrible dolor que parecía hacerle sangrar la nariz y los ojos.
No, señor Safir, por favor, no hemos hecho nada- Dijo la mujer, aunque el hombre de largos cabellos la ignoró, dirigiendo la vista nerviosa a los alrededores -Quien sea que nos ha atacado, sal de ahí, y ella no será la última- Algunos habitantes cercanos miraban temerosos, sabiendo que eran rehenes si siquiera estar atados.
Quizá Elen y Alexander podrían notarlo, se enfrentaban a un vampiro capaz de causar dolor a través de simples susurros, y cuyas órdenes parecían difíciles de rechazar, pues, no solo aquel sujeto había iniciado una reacción ante el ataque, sino que, ante la falta de bandidos, los propios habitantes del pueblo se sumaban a la lucha para proteger a su captor y luchar contra los causantes de aquel alboroto.
Acercarse al bandido de largos cabellos suponía un problema, pues los habitantes del pueblo tratarían de protegerlos, por lo que podrían salir heridos, pero era necesario llegar a él para poder deshacer el control que tenía sobre todas aquellas personas, aunque al mismo tiempo esa terrible habilidad de control dejaba al aire otra inquietante pregunta ¿alguno de los bandidos a los que habían aniquilado podría ser un inocente del pueblo obligado a patrullar? Quizá era una pregunta a la que no se le debía buscar respuesta.
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∞ Han avanzado con bastante prudencia, acechando a los malvados y protegiendo a los inocentes, o al menos eso parece, lo importante es que finalmente han llegado con la causa de todos los males.
∞ En este turno deberán detener a quien controla a los habitantes y bandidos, pero no será una tarea sencilla, deberán elegir a un blanco y tratar de neutralizarlo mientras evitan lastimar a los habitantes del pueblo.
∞ Pueden coordinarse y trabajar en equipo, o atacar por separado, pueden elegir atacar al mismo objetivo, o ir por personajes diferentes según consideren necesario, el enemigo parece ser un vampiro capaz de controlar mentes y causar dolor mental, por lo que incluso acercarse podría resultar un riesgo si no se mueven con cautela, el factor sorpresa será su mejor aliado.
Ansur
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Re: [Desafío] Tierra sin ley
Valiéndose del sigilo y el factor sorpresa, la de cabellos cenicientos y sus aliadas prosiguieron, ganando terreno y encargándose de los bandidos que les salían al paso limpiamente, sin que éstos tuviesen ocasión de alertar al resto o pedir ayuda. Por eso frunció el ceño al escuchar a uno de aquellos individuos, el cabecilla, increpándoles desde la entrada de la taberna, a la cual ya estaban muy próximas.
- ¿Cómo se ha dado cuenta? No hemos cometido ningún fallo. - pensó, trepando ágilmente a uno de los tejados para observar desde una posición ventajosa y analizar la situación mientras las sombras se mantenían ocultas. Elen maldijo por lo bajo al descubrir que aquel tipo tenía rehenes, eso complicaría las cosas, pero aún no tenía idea de hasta qué punto.
Cuando se percató del efecto que las palabras de aquel hombre tenían sobre la mujer lo supo… no tenía delante al Hombre Muerto que buscaba, sino a un vampiro especializado en el uso de la voz. Aquella revelación la hizo plantearse algunas cosas, como por ejemplo si aparte de los habitantes de aquel pueblo, los supuestos bandidos a los que había eliminado no estarían también bajo su control.
- Mierda. - masculló, consciente de que no iba a ser fácil acercarse a él con todos aquellos escudos humanos de por medio. - Cambio de planes… no matéis a nadie más, limitaos a dejarlos fuera de combate. - ordenó mentalmente a las oscuras criaturas, mientras se envolvía a sí misma con su elemento para crear una tétrica copia exacta de su persona. Las sombras gruñeron, molestas por que aquel giro de los acontecimientos no les permitiese seguir divirtiéndose, pero obedecieron, no tenían otra opción.
- Desplegaos para atacar desde diferentes puntos. - continuó la de ojos verdes, ignorando las quejas de sus aliadas y enviando también a su Dopplengänger con ellas. - Cinco, tendrá que ser suficiente, pero debemos movernos deprisa para reducir su número. - pensó, cubriéndose también con aquella negrura para que no hubiese diferencias entre ella y su réplica. - Así no sabrá cuál de las dos es la real, eso me dará algo de margen. - concluyó, avanzando por los tejados hasta tomar la que sería su posición.
- ¡Ahora!¡Atacad! - ordenó interiormente, consiguiendo que sus cuatro creaciones se abalanzasen simultáneamente hacia el grupo de ciudadanos y bandidos que rodeaban al vampiro. Ella se unió también a la pelea enseguida, utilizando la empuñadura de su daga para golpear en la cabeza a un hombre de mediana edad, que perdió el conocimiento tras el impacto y se desplomó sobre el frío suelo.
Las criaturas, que bien podrían protagonizar las pesadillas de muchos de los presentes, se adaptaron, evitando utilizar las garras para centrarse en propinar golpes lo suficientemente contundentes como para inutilizar a los defensores. Una de ellas en particular, la que portaba una afilada guadaña, optó por dar la vuelta al arma y valerse del mango, con lo que no tardó en mandar a más de uno de sus oponentes por los aires.
Haciendo gala de su agilidad, la benjamina de los Calhoun pasó a su siguiente objetivo, una mujer, que tras ver lo que acababa de pasar intentó cubrirse, con lo que el impacto en vez de ir hacia su sien, se dirigió a la zona del vientre. La pueblerina se dobló de dolor, cayendo sobre sus rodillas mientras aquella terrorífica silueta se aproximaba nuevamente a ella. - No te resistas. - le susurró al oído una voz suave, cargada de magia.
Aquel era un pequeño experimento de la de cabellos cenicientos, quería saber si podría tomar el control de los rehenes de su congénere aunque fuese solo por un momento, pues no necesitaba más que eso. Lo siguiente y último que aquella pobre alcanzó a sentir fue el metal contra su cabeza, luego todo quedó a oscuras para ella.
- No me queda claro si se detuvo por mi hechizo. - musitó Elen, dejando a la extraña allí inconsciente para seguir abriéndose paso hacia el verdadero problema. - Debemos ocuparnos de él. - instó mentalmente a sus aliadas, que doblaron sus esfuerzos para llegar hasta el señor de la voz lo más rápido posible.
Alister no tardó en aparecer también, alertado por el jaleo, pero su presencia podía ser un peligro. - ¡Detente! - exclamó en su dirección la joven, imbuyendo la palabra con magia aunque no le gustaba tener que hacerle eso a él. - No puedo dejar que ese hombre lo controle, así que tengo que hacerlo yo primero. - caviló, sin poder evitar sentirse algo culpable. - ¡No intervengas! - volvió a hablar, repitiendo el proceso y consiguiendo nublar la mente del dragón, que asintió en respuesta y se mantuvo a cierta distancia.
Pero con eso acababa de delatarse, la treta del Doppelgänger ya no surtiría efecto así que debía darse prisa y terminar con la pelea.
- ¡Rápido! ¡Encargaos de los que quedan en pie! - ordenó, echando a correr hacia su copia para tratar de mezclarse con ella y despistar al vampiro gracias al caos del enfrentamiento. Sus creaciones respondieron como esperaba, apresurándose a cumplir con su cometido.
Off: Elen utiliza su habilidad de nivel 6: Doppelgänger y la de nivel 3: Confusión mental.
Ella y sus sombras se centran en crear una brecha en la defensa para poder llegar hasta el vampiro.
- ¿Cómo se ha dado cuenta? No hemos cometido ningún fallo. - pensó, trepando ágilmente a uno de los tejados para observar desde una posición ventajosa y analizar la situación mientras las sombras se mantenían ocultas. Elen maldijo por lo bajo al descubrir que aquel tipo tenía rehenes, eso complicaría las cosas, pero aún no tenía idea de hasta qué punto.
Cuando se percató del efecto que las palabras de aquel hombre tenían sobre la mujer lo supo… no tenía delante al Hombre Muerto que buscaba, sino a un vampiro especializado en el uso de la voz. Aquella revelación la hizo plantearse algunas cosas, como por ejemplo si aparte de los habitantes de aquel pueblo, los supuestos bandidos a los que había eliminado no estarían también bajo su control.
- Mierda. - masculló, consciente de que no iba a ser fácil acercarse a él con todos aquellos escudos humanos de por medio. - Cambio de planes… no matéis a nadie más, limitaos a dejarlos fuera de combate. - ordenó mentalmente a las oscuras criaturas, mientras se envolvía a sí misma con su elemento para crear una tétrica copia exacta de su persona. Las sombras gruñeron, molestas por que aquel giro de los acontecimientos no les permitiese seguir divirtiéndose, pero obedecieron, no tenían otra opción.
- Desplegaos para atacar desde diferentes puntos. - continuó la de ojos verdes, ignorando las quejas de sus aliadas y enviando también a su Dopplengänger con ellas. - Cinco, tendrá que ser suficiente, pero debemos movernos deprisa para reducir su número. - pensó, cubriéndose también con aquella negrura para que no hubiese diferencias entre ella y su réplica. - Así no sabrá cuál de las dos es la real, eso me dará algo de margen. - concluyó, avanzando por los tejados hasta tomar la que sería su posición.
- ¡Ahora!¡Atacad! - ordenó interiormente, consiguiendo que sus cuatro creaciones se abalanzasen simultáneamente hacia el grupo de ciudadanos y bandidos que rodeaban al vampiro. Ella se unió también a la pelea enseguida, utilizando la empuñadura de su daga para golpear en la cabeza a un hombre de mediana edad, que perdió el conocimiento tras el impacto y se desplomó sobre el frío suelo.
Las criaturas, que bien podrían protagonizar las pesadillas de muchos de los presentes, se adaptaron, evitando utilizar las garras para centrarse en propinar golpes lo suficientemente contundentes como para inutilizar a los defensores. Una de ellas en particular, la que portaba una afilada guadaña, optó por dar la vuelta al arma y valerse del mango, con lo que no tardó en mandar a más de uno de sus oponentes por los aires.
Haciendo gala de su agilidad, la benjamina de los Calhoun pasó a su siguiente objetivo, una mujer, que tras ver lo que acababa de pasar intentó cubrirse, con lo que el impacto en vez de ir hacia su sien, se dirigió a la zona del vientre. La pueblerina se dobló de dolor, cayendo sobre sus rodillas mientras aquella terrorífica silueta se aproximaba nuevamente a ella. - No te resistas. - le susurró al oído una voz suave, cargada de magia.
Aquel era un pequeño experimento de la de cabellos cenicientos, quería saber si podría tomar el control de los rehenes de su congénere aunque fuese solo por un momento, pues no necesitaba más que eso. Lo siguiente y último que aquella pobre alcanzó a sentir fue el metal contra su cabeza, luego todo quedó a oscuras para ella.
- No me queda claro si se detuvo por mi hechizo. - musitó Elen, dejando a la extraña allí inconsciente para seguir abriéndose paso hacia el verdadero problema. - Debemos ocuparnos de él. - instó mentalmente a sus aliadas, que doblaron sus esfuerzos para llegar hasta el señor de la voz lo más rápido posible.
Alister no tardó en aparecer también, alertado por el jaleo, pero su presencia podía ser un peligro. - ¡Detente! - exclamó en su dirección la joven, imbuyendo la palabra con magia aunque no le gustaba tener que hacerle eso a él. - No puedo dejar que ese hombre lo controle, así que tengo que hacerlo yo primero. - caviló, sin poder evitar sentirse algo culpable. - ¡No intervengas! - volvió a hablar, repitiendo el proceso y consiguiendo nublar la mente del dragón, que asintió en respuesta y se mantuvo a cierta distancia.
Pero con eso acababa de delatarse, la treta del Doppelgänger ya no surtiría efecto así que debía darse prisa y terminar con la pelea.
- ¡Rápido! ¡Encargaos de los que quedan en pie! - ordenó, echando a correr hacia su copia para tratar de mezclarse con ella y despistar al vampiro gracias al caos del enfrentamiento. Sus creaciones respondieron como esperaba, apresurándose a cumplir con su cometido.
Off: Elen utiliza su habilidad de nivel 6: Doppelgänger y la de nivel 3: Confusión mental.
Ella y sus sombras se centran en crear una brecha en la defensa para poder llegar hasta el vampiro.
Elen Calhoun
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Re: [Desafío] Tierra sin ley
Siguió el rastro del hombre, sin preocuparse ya por las patrullas, si quizás estaba dejando comida para otro día, pero aprovecharía que le estaban guiando directamente al lugar donde se encontraba este “hombre muerto” y tenía muchas ganas de enfrentarse a él.
Casi llegando a la taberna se detuvo al notar unas figuras más delante, esta debía ser la ayuda que menciono el chico, si bien ellos no podrían haber fallado, el no fue nada cauteloso a la hora de comer, el factor miedo siempre estaba de su lado, sin importar que la gente estuviera controlada noto a una persona que subía al tejado, se acercó de forma más sigilosa no queriendo llamar aun la atención de la otra persona benefactora de pueblo.
Se movió con cuidado buscando obtener alguna vista del interior de la ventana, apretó los dientes cuando vio a la mujer sangrar de ojos y nariz después de ser llevaba al centro de la habitación.
Este sujeto estaba usando aldeanos, él no podía devorar aldeanos, ahora le quedaba la duda si aquel hombre que se comió era una víctima inocente o un ladrón, maldita sea Alexander no se callaría si resultaba ser un habitante de este lugar.
Si lo hubiera solo se devoraría al hombre en situaciones extremas para seguir con el trato con el blandengue, poco le importaba si eran inocentes o no, solo si eran niños, ahora dejo un cuerpo con mucho alimento a la intemperie, al menos debería haberle cortado los dedos así no desperdiciaría comida, también podrían servirle para taparse los oídos, tenía la impresión de que ese sujeto estaba usando alguna especie de poder que con su voz.
En ese caso de alguna forma el, ellos tenían una ventaja, si existiera una forzar en su voz que afectara su mente, de alguna forma él otro que compartía su cuerpo podría obligarse a moverse ignorando la orden, pero probablemente seria a primera vez que necesitarían estar de acuerdo y despiertos ambos… si no siempre podrían soltarse con la bestia, la bestia no le importaba el dolor, solo, la sangre, la batalla, su ira así como el hambre eran su impulso, quizás liberarla les permitiría acercarse a su enemigo.
-No es demasiado arriesgado hay muchos inocentes- susurro Alexander
-¿Se te ocurre otra forma? Además estamos casi ahí, la ira y el hambre son suficientes para soltarnos, para soltarme- dijo casi en un gruñido molesto por la situación, sabiendo cómo afectaría después su cuerpo si no se dejaba ir.
-Si pudieras asegurar que no abra inocentes heridos, pero no podemos, bueno pensemos dos cabezas piensan mejor que una- continuo Alexander mientras se alejaba un poco de la ventana recargándose en las sombras.
-La siguiente vez, no dejamos un cuerpo sin tomar algo que pueda ser de utilidad- le menciono al blandengue mientras usaba su cuchillo de carnicero para cortar un poco de la tela sobrante de su ropa, hizo un segundo corte, dejando dos pequeños pedazos de tela los cual hizo bolitas y se los atoro en ambos oídos.
Probablemente no era la mejor idea, pero al menos era mejor que el regresar al cuerpo cortar dos dedos meñiques y metérselos igual a las orejas, además se estaba ahorrando e tiempo de volver.
Cuando terminaba de acomodarse la tela asegurándose que no se callera, noto que el movimiento dentro de la taberna aumento, escuchaba apenas unos leves gritos de batalla, amortiguados por la tela, debía moverse, lo mejor sería aprovechar la distracción y cargar directamente contra el hombre
Usaría la fuerza extra que tenía para noquear a la mayoría, si no le quedaba otra opción aun a pesar del blandengue se dejaría ir siendo uno con la bestia para detener al hombre que secuestro todo un pueblo; esperaba que su aliado desconocido al menos lograra detenerlo antes de que hiciera una carnicería.
Acomodo su espada para poder liberarla pronto, tomo su escudo pensando en que quizás podría encandilar al hombre con él después de todo recordaba el hechizo de luz que contenía era tan fuerte como para iluminar treinta metros, eso al menos debería de darle el tiempo suficiente para acabarlo o crear la oportunidad de liberar su control de las otras personas.
Entro justo después de un hombre que se dirigió hacia las criaturas, decidió ignorarlos pensando que eran las personas que menciono el chico se movió por la orilla de la taberna buscando tampoco obstaculizar a su aliado aunque no supieran de él; con el mango de su cuchillo de carnicero propino fuertes golpes a los aldeanos que se le cruzaban mandándolos a dormir, no necesitaba ser sutil solo ser rápido.
Escucho una voz al fondo como una orden de comando, por un momento sintió un leve hormigueo aunque no estuviera dirigido a él, nunca pensó en ser tan feliz por una vez tener a la bestia tan a la superficie y al blandengue para ayudarlo a salir del estupor, a menos por esta vez.
Él estaba molesto, el blandengue estaba molesto, su monstruo estaba gritando por salir pero sabía que ahora no el momento aunque él no quería retenerlo; para su fortuna parece que las personas estaban demasiado distraídas por el truco anterior, el que llamaban hombre muerto tenía toda su atención sobre la mujer que hablo antes.
Esto podría hacer o ultimo que hiciera del todo consiente penso Alexander, entre más ira sentía más difícil era no perderse en ella, en lo que tanto amaba Alexei, pero debía que hacer la diferencia antes de que su monstruo o Alexei que para él era lo mismo se volvieran aun peor, tenía que aprovechar que estaban de alguna forma por primera vez sincronizados para lograr algo.
Levanto su escudo estando a solo unos pasos del que llamaban hombre sin rostro, cuando parecía que el hombre miraba en su dirección sonrió, escondiéndose detrás de su escudo, miro brevemente a la mujer que hablo antes.
-No dejes que el otro se coma a los inocentes- le pidió sin saber si le escucharía, desenvainando su espada y su escudo delante, podía ver que tenía toda la atención del hombre entonces hablo de nuevo –Dame luz- menciono activando el encanto del escudo sabiendo que a esa distancia sería suficiente para deslumbrar al hombre, empujo su espada a la altura que calculo que estaría su corazón, mientras ponía toda la fuerza posible detrás, esperando acertar, antes de sentir que todo se escurecía.
Casi llegando a la taberna se detuvo al notar unas figuras más delante, esta debía ser la ayuda que menciono el chico, si bien ellos no podrían haber fallado, el no fue nada cauteloso a la hora de comer, el factor miedo siempre estaba de su lado, sin importar que la gente estuviera controlada noto a una persona que subía al tejado, se acercó de forma más sigilosa no queriendo llamar aun la atención de la otra persona benefactora de pueblo.
Se movió con cuidado buscando obtener alguna vista del interior de la ventana, apretó los dientes cuando vio a la mujer sangrar de ojos y nariz después de ser llevaba al centro de la habitación.
Este sujeto estaba usando aldeanos, él no podía devorar aldeanos, ahora le quedaba la duda si aquel hombre que se comió era una víctima inocente o un ladrón, maldita sea Alexander no se callaría si resultaba ser un habitante de este lugar.
Si lo hubiera solo se devoraría al hombre en situaciones extremas para seguir con el trato con el blandengue, poco le importaba si eran inocentes o no, solo si eran niños, ahora dejo un cuerpo con mucho alimento a la intemperie, al menos debería haberle cortado los dedos así no desperdiciaría comida, también podrían servirle para taparse los oídos, tenía la impresión de que ese sujeto estaba usando alguna especie de poder que con su voz.
En ese caso de alguna forma el, ellos tenían una ventaja, si existiera una forzar en su voz que afectara su mente, de alguna forma él otro que compartía su cuerpo podría obligarse a moverse ignorando la orden, pero probablemente seria a primera vez que necesitarían estar de acuerdo y despiertos ambos… si no siempre podrían soltarse con la bestia, la bestia no le importaba el dolor, solo, la sangre, la batalla, su ira así como el hambre eran su impulso, quizás liberarla les permitiría acercarse a su enemigo.
-No es demasiado arriesgado hay muchos inocentes- susurro Alexander
-¿Se te ocurre otra forma? Además estamos casi ahí, la ira y el hambre son suficientes para soltarnos, para soltarme- dijo casi en un gruñido molesto por la situación, sabiendo cómo afectaría después su cuerpo si no se dejaba ir.
-Si pudieras asegurar que no abra inocentes heridos, pero no podemos, bueno pensemos dos cabezas piensan mejor que una- continuo Alexander mientras se alejaba un poco de la ventana recargándose en las sombras.
-La siguiente vez, no dejamos un cuerpo sin tomar algo que pueda ser de utilidad- le menciono al blandengue mientras usaba su cuchillo de carnicero para cortar un poco de la tela sobrante de su ropa, hizo un segundo corte, dejando dos pequeños pedazos de tela los cual hizo bolitas y se los atoro en ambos oídos.
Probablemente no era la mejor idea, pero al menos era mejor que el regresar al cuerpo cortar dos dedos meñiques y metérselos igual a las orejas, además se estaba ahorrando e tiempo de volver.
Cuando terminaba de acomodarse la tela asegurándose que no se callera, noto que el movimiento dentro de la taberna aumento, escuchaba apenas unos leves gritos de batalla, amortiguados por la tela, debía moverse, lo mejor sería aprovechar la distracción y cargar directamente contra el hombre
Usaría la fuerza extra que tenía para noquear a la mayoría, si no le quedaba otra opción aun a pesar del blandengue se dejaría ir siendo uno con la bestia para detener al hombre que secuestro todo un pueblo; esperaba que su aliado desconocido al menos lograra detenerlo antes de que hiciera una carnicería.
Acomodo su espada para poder liberarla pronto, tomo su escudo pensando en que quizás podría encandilar al hombre con él después de todo recordaba el hechizo de luz que contenía era tan fuerte como para iluminar treinta metros, eso al menos debería de darle el tiempo suficiente para acabarlo o crear la oportunidad de liberar su control de las otras personas.
Entro justo después de un hombre que se dirigió hacia las criaturas, decidió ignorarlos pensando que eran las personas que menciono el chico se movió por la orilla de la taberna buscando tampoco obstaculizar a su aliado aunque no supieran de él; con el mango de su cuchillo de carnicero propino fuertes golpes a los aldeanos que se le cruzaban mandándolos a dormir, no necesitaba ser sutil solo ser rápido.
Escucho una voz al fondo como una orden de comando, por un momento sintió un leve hormigueo aunque no estuviera dirigido a él, nunca pensó en ser tan feliz por una vez tener a la bestia tan a la superficie y al blandengue para ayudarlo a salir del estupor, a menos por esta vez.
Él estaba molesto, el blandengue estaba molesto, su monstruo estaba gritando por salir pero sabía que ahora no el momento aunque él no quería retenerlo; para su fortuna parece que las personas estaban demasiado distraídas por el truco anterior, el que llamaban hombre muerto tenía toda su atención sobre la mujer que hablo antes.
Esto podría hacer o ultimo que hiciera del todo consiente penso Alexander, entre más ira sentía más difícil era no perderse en ella, en lo que tanto amaba Alexei, pero debía que hacer la diferencia antes de que su monstruo o Alexei que para él era lo mismo se volvieran aun peor, tenía que aprovechar que estaban de alguna forma por primera vez sincronizados para lograr algo.
Levanto su escudo estando a solo unos pasos del que llamaban hombre sin rostro, cuando parecía que el hombre miraba en su dirección sonrió, escondiéndose detrás de su escudo, miro brevemente a la mujer que hablo antes.
-No dejes que el otro se coma a los inocentes- le pidió sin saber si le escucharía, desenvainando su espada y su escudo delante, podía ver que tenía toda la atención del hombre entonces hablo de nuevo –Dame luz- menciono activando el encanto del escudo sabiendo que a esa distancia sería suficiente para deslumbrar al hombre, empujo su espada a la altura que calculo que estaría su corazón, mientras ponía toda la fuerza posible detrás, esperando acertar, antes de sentir que todo se escurecía.
Alexander Kraz
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Re: [Desafío] Tierra sin ley
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Unos días antes…
Creo que esta vez se le pasó la mano a ese sujeto, no es posible hacerlo, Sefir- Dijo el hombre de largos cabellos y mirada misteriosa mientras caminaban hacia el pueblo -Lo haremos, Marcus, apégate al plan y todo saldrá como debe ser- Dijo la mujer, una vampira tan hermosa como temible, aunque miró al hombre con cara de desaprobación -Y ya sabes, por esta vez, tú serás Sefir, si vuelves a cometer el descuido de llamarme por ese nombre, tendré que matarte- Las palabras de la mujer sonaban tranquilas pero amenazantes, delatando una clara preocupación en el rostro de aquel hombre.
Actualidad
Todo se había vuelto un caos, las sombras emergían de todos lados para neutralizar a las personas controladas por Sefir, en medio de todo el caos, el joven Nico entró de prisa para proteger a la rehén, colocándose sobre ella como un escudo humano -Madre, estarás bien, traje ayuda, van a salvarnos- Ante aquellas palabras, la madre del chico se aferró a él dejando asomar una siniestra sonrisa.
Al menos de momento, el plan parecía funcionar, un gran número de aldeanos habían muerto en manos de los salvadores del pueblo, aunque todo requería de un pequeño sacrificio, pues aquel humano con su brillante escudo había aprovechado el caos generado por las sombras de Elen para llegar con el objetivo, o al menos el que pensaban que era el objetivo -Insensato, te atreves a desafiar…- No alcanzó a terminar su frase, pues un brillante resplandor lo cegó por un instante, suficiente para que la espada de Alexander le atravesada el corazón para luego salir por su espalda.
A pesar de la caída del villano, un poco después de que el cuerpo se desplomara, los aldeanos se calmaron, horrorizándose no solamente al ver la situación en la que se encontraban, sino además, recordando las terribles cosas que habían sido forzados a hacer.
No pasaría mucho tiempo antes que el recuerdo de aquella experiencia fuera tan solo un punzante dolor de cabeza y algunos mareos. Todos los presentes, incluso el mismo Nico alzaban la vista tratando de entender lo sucedido, aunque su dolor parecía ser más grande que los del resto. El chico llevó las manos al collar que le había regalado su madre hacía ya varios años, justo antes de morir.
Quizá no fueran el equipo con los métodos más ortodoxos y elegantes, pero Elen, Alistar y Alexander habían conseguido liberar al pueblo, aunque quizá no era buena idea permanecer ahí mucho tiempo, pues en cuanto vieran a todos los caídos, asesinados o devorados que habían quedado por el pueblo, comenzarían a buscar culpables.
Por su parte, la misteriosa mujer que se hacía pasar por rehén, y también por la madre de Nico, desapareció sin dejar rastro, dando por finalizado lo que resultaría ser apenas un experimento para algo más grande.
∞ La tarea ha sido todo un éxito, aunque no sabemos exactamente para quién, quizá ambas partes salieron ganando, o quizá una más que la otra, de cualquier manera, el pueblo ha sido asegurado y los sobrevivientes estarán a salvo (Si no es que cierto humano se los come)
∞ Ha sido divertido y muy interesante leer a un equipo tan disparejo, aunque habría sido interesante que lograran una cooperación, quizá estén más seguros manteniéndose lejos. Por su desempeño reciben ambos 5 px de experiencia y un par de Dedos del infiltrado.
∞ Dedos del infiltrado [2 cargas]: Un par de peculiares caramelos que no preguntaremos de qué están hechos. Al ingerir uno de ellos, las personas cercanas sentirán que te conocen de algún lado, sin recordar de dónde. Tendrás unos segundos para inventar alguna historia, la cual creerán con facilidad. Pero ten cuidado, el efecto dura dos turnos.
Creo que esta vez se le pasó la mano a ese sujeto, no es posible hacerlo, Sefir- Dijo el hombre de largos cabellos y mirada misteriosa mientras caminaban hacia el pueblo -Lo haremos, Marcus, apégate al plan y todo saldrá como debe ser- Dijo la mujer, una vampira tan hermosa como temible, aunque miró al hombre con cara de desaprobación -Y ya sabes, por esta vez, tú serás Sefir, si vuelves a cometer el descuido de llamarme por ese nombre, tendré que matarte- Las palabras de la mujer sonaban tranquilas pero amenazantes, delatando una clara preocupación en el rostro de aquel hombre.
Actualidad
Todo se había vuelto un caos, las sombras emergían de todos lados para neutralizar a las personas controladas por Sefir, en medio de todo el caos, el joven Nico entró de prisa para proteger a la rehén, colocándose sobre ella como un escudo humano -Madre, estarás bien, traje ayuda, van a salvarnos- Ante aquellas palabras, la madre del chico se aferró a él dejando asomar una siniestra sonrisa.
Al menos de momento, el plan parecía funcionar, un gran número de aldeanos habían muerto en manos de los salvadores del pueblo, aunque todo requería de un pequeño sacrificio, pues aquel humano con su brillante escudo había aprovechado el caos generado por las sombras de Elen para llegar con el objetivo, o al menos el que pensaban que era el objetivo -Insensato, te atreves a desafiar…- No alcanzó a terminar su frase, pues un brillante resplandor lo cegó por un instante, suficiente para que la espada de Alexander le atravesada el corazón para luego salir por su espalda.
A pesar de la caída del villano, un poco después de que el cuerpo se desplomara, los aldeanos se calmaron, horrorizándose no solamente al ver la situación en la que se encontraban, sino además, recordando las terribles cosas que habían sido forzados a hacer.
No pasaría mucho tiempo antes que el recuerdo de aquella experiencia fuera tan solo un punzante dolor de cabeza y algunos mareos. Todos los presentes, incluso el mismo Nico alzaban la vista tratando de entender lo sucedido, aunque su dolor parecía ser más grande que los del resto. El chico llevó las manos al collar que le había regalado su madre hacía ya varios años, justo antes de morir.
Quizá no fueran el equipo con los métodos más ortodoxos y elegantes, pero Elen, Alistar y Alexander habían conseguido liberar al pueblo, aunque quizá no era buena idea permanecer ahí mucho tiempo, pues en cuanto vieran a todos los caídos, asesinados o devorados que habían quedado por el pueblo, comenzarían a buscar culpables.
Por su parte, la misteriosa mujer que se hacía pasar por rehén, y también por la madre de Nico, desapareció sin dejar rastro, dando por finalizado lo que resultaría ser apenas un experimento para algo más grande.
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∞ La tarea ha sido todo un éxito, aunque no sabemos exactamente para quién, quizá ambas partes salieron ganando, o quizá una más que la otra, de cualquier manera, el pueblo ha sido asegurado y los sobrevivientes estarán a salvo (Si no es que cierto humano se los come)
∞ Ha sido divertido y muy interesante leer a un equipo tan disparejo, aunque habría sido interesante que lograran una cooperación, quizá estén más seguros manteniéndose lejos. Por su desempeño reciben ambos 5 px de experiencia y un par de Dedos del infiltrado.
∞ Dedos del infiltrado [2 cargas]: Un par de peculiares caramelos que no preguntaremos de qué están hechos. Al ingerir uno de ellos, las personas cercanas sentirán que te conocen de algún lado, sin recordar de dónde. Tendrás unos segundos para inventar alguna historia, la cual creerán con facilidad. Pero ten cuidado, el efecto dura dos turnos.
Ansur
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