La flor de la maldad [Libre] [4/4] [Cerrado]
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La flor de la maldad [Libre] [4/4] [Cerrado]
I - ¿Puedes escuchar sus campanas?
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] | CAPITULO 1: "Belleza engañosa, espinas peligrosas" |
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] | onmovidos se hallaban los corazones de todo aquel que escuchara la bella melodía que emitía el precioso instrumento del alegre Bardo. Montones de aldeanos se acercaban hasta el o- |
"Flor de la maldad,
de fino porte y faz,
vas pintada del dolor de alguien.
Esas miles hierbas por mostrarte a odiar,
ah, pagan el precio sufriendo tu crueldad."
de fino porte y faz,
vas pintada del dolor de alguien.
Esas miles hierbas por mostrarte a odiar,
ah, pagan el precio sufriendo tu crueldad."
Adanedhel ponía todo su corazón mientras tocaba las notas que componían la canción bautizada como: "La hija del mal". Sus memorias evocaban cada uno de los momentos que le habían inspirado para crear aquella oda a la mujer que había gobernado sobre las débiles mentes de los inocentes aldeanos. ¡Oh, bella rosa! Ciertamente eras la flor más hermosa de todo el jardín. Es una lastima que, al final de tanta grandeza, fue esa bella imagen que recubre tu crueldad; la que causo un gran dolor por tus espinas ocultar. Ninguno de tus pecados serán olvidados por esta sufrida muchedumbre, los recordaran aún después de diez generaciones.
——————————————————————————————————————————
Un sendero de risas y alegría dejaba el Bardo por donde quiera que pasara, incluso en estos tiempos donde aquella enfermedad del norte había arrebatado de las vidas de muchos ese tipo de emociones. Era imposible no contagiarse con la dicha de aquel elfo que, lleno de vida y bondad, ayudaba a todo aquel que necesitara una mano amiga. ¿Como era posible que existiera un individuo semejante? ¿Que acaso no temía a contagiarse? ¡Pues vaya que no! El elfo iba de aquí para allá sin la más mínima protección contra la peste. No obstante, existían un par de personas que dudaban de su buena fe. Cada corazón debe ocultar al menos un ápice de maldad, si no juzgaban correctamente a los individuos, sin importar raza o edad, ese ápice podría convertirse en la chispa que iniciaría un irremediable incendio.
¿Por qué pensaban de este modo? ¿Por qué no podían creer en los milagros? La respuesta era sencilla: La voluntad de los dioses era impredecible. A veces, en un bello jardín, podía nacer un bello girasol; símbolo de felicidad, vitalidad e inteligencia, ¡igual que lo era Adanedhel! Pero, en otras ocasiones, podía nacer una rosa; de belleza engañosa y espinas peligrosas.
Bardo comprendía esa forma de pensar. Sabía que, en este mundo, la maldad que habita en los corazones de las personas era más abundante que un simple ápice. ¿La prueba? Aquel pueblo vano y vil que le recibió con banderas cuyo símbolo era una rosa.
¿Que significaba esto? ¿Cuando había surgido un nuevo reino? Otra respuesta sencilla: aquello no era un reino. Adanedhel había estado muchas veces aquí en sus numerosas peripecias. Lo recordaba como un pueblo a una distancia considerable de Vulwulfar, le llamaban Roz. Pequeño y poco conocido, con una adorable población que siempre parecían estar alegres, sin nada parecido a un gobernante. Solo un hermoso templo, cuyas campanas entonaban su canción todos los días a las tres de la tarde. ¿Que era esta transformación? ¿En que momento el pueblo había crecido tanto? Los rostros de los aldeanos no mostraban alegría ni mucho menos gozo, parecían estar permanentemente atemorizados. El Bardo camino por el pueblo en busca de información, ¡vaya sorpresa se llevo al encontrarse con una hermosa hacienda con rosales como decoración!
¡Oh, pobre pueblo! ¡El Bardo puede percibir todo tu sufrimiento! Solo había una forma de encontrar las respuestas, solo había una forma de calmar su dolor. Tomando el instrumento de su espalda, el Bardo interpreto una bella pieza que había aprendido hace muchísimos años. Compuesta por un difunto sacerdote de los primeros clanes elficos, se entonaba para pedir la ayuda de los dioses en situaciones donde la esperanza se había teñido del color de las tinieblas. En el centro de aquel gobierno vano y vil, el Bardo entono la oda al orden, creyendo plenamente en que las dulces notas de su cuerno atraerían a aquellos que decidirían el destino de este pueblo.
¡Oh, joven viajero! ¿Puedes tu escuchar el llamado de las campanas? Dime, ¿seras tu el que desentrañe los misterios que este pueblo guarda?
Thanks Igneous !
Última edición por Bardo el Vie Sep 22 2017, 17:24, editado 4 veces
Tenzin Fang Leiden
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Re: La flor de la maldad [Libre] [4/4] [Cerrado]
Büzk Langädf
Los rumores hablaban sobre un pueblo tocado por la muerte, una enfermedad que contaba sus víctimas por miles. No podía creer que tal hazaña no fuera acto de un brujo con malas intenciones, algo en mi me decía que debía llegar hasta aquel lugar apartado por de la mano de cualquier dios.
Ya había escuchado varias advertencias, debería ir tapado, intentar no respirar junto a los enfermos ni ser tocado por ellos. Todo esto tenia un nombre, "La Peste". Si estoy en lo cierto, y hay alguien con ese poder tan inmenso, no tendría nada que hacer contra él.
Camino mirando aquel suelo de tierra que formaba un camino por personas, personas que seguramente en estos instantes estén muertas. Una canción extraña sonaba en mi cabeza, posibles cosas de mi mente, malas jugadas. Esa música resonaba más fuerte en mi cabeza según llegaba al pueblo. Mi mirada se coloco al frente de lo que parecía ser la entrada a un cementerio de personas que venían a morir junto a los suyos, o simplemente no tenían donde ir, era todo lo que tenían y no lo dejarían detrás.
El primer paso fue el más difícil, el suelo estaba algo pantanoso por las lluvias de estos días.
Según entre pude ver en sus miradas que esperaban la muerte sin ningún remedio. Muchas casas estaban casi destruidas, pero seguí caminando, caminando hacia la música sin darme cuenta, era algo inconsciente.
A lo lejos, pude ver a un hombre tocando un instrumento que nunca había visto en mi vida. Me quede en lo lejos, lo observaba. ¿Podría ser el brujo causante de todo esto.? Esa canción al contrario de los pueblerinos que parecía gustarles, me daba un dolor de cabeza insufrible, debía ser algo mágico. Camine infiltrándome entre la multitud, intentando tener el menor contacto posible con estos. Llegue hasta él; estaba rodeado por una multitud, tenia que salir de ahí lo antes posible pero sin antes averiguar los planes de aquel susodicho.
Levante mi rostro camuflados por trapos limpios. - ¿Podrías soltar eso, y acompañarme? - Pregunte con un tono nada amenazador. Pero sin darme cuenta tome mi espada por el mango, algo que no podía evitar cuando la situación no estaba en sus manos.
Los rumores hablaban sobre un pueblo tocado por la muerte, una enfermedad que contaba sus víctimas por miles. No podía creer que tal hazaña no fuera acto de un brujo con malas intenciones, algo en mi me decía que debía llegar hasta aquel lugar apartado por de la mano de cualquier dios.
Ya había escuchado varias advertencias, debería ir tapado, intentar no respirar junto a los enfermos ni ser tocado por ellos. Todo esto tenia un nombre, "La Peste". Si estoy en lo cierto, y hay alguien con ese poder tan inmenso, no tendría nada que hacer contra él.
Camino mirando aquel suelo de tierra que formaba un camino por personas, personas que seguramente en estos instantes estén muertas. Una canción extraña sonaba en mi cabeza, posibles cosas de mi mente, malas jugadas. Esa música resonaba más fuerte en mi cabeza según llegaba al pueblo. Mi mirada se coloco al frente de lo que parecía ser la entrada a un cementerio de personas que venían a morir junto a los suyos, o simplemente no tenían donde ir, era todo lo que tenían y no lo dejarían detrás.
El primer paso fue el más difícil, el suelo estaba algo pantanoso por las lluvias de estos días.
Según entre pude ver en sus miradas que esperaban la muerte sin ningún remedio. Muchas casas estaban casi destruidas, pero seguí caminando, caminando hacia la música sin darme cuenta, era algo inconsciente.
A lo lejos, pude ver a un hombre tocando un instrumento que nunca había visto en mi vida. Me quede en lo lejos, lo observaba. ¿Podría ser el brujo causante de todo esto.? Esa canción al contrario de los pueblerinos que parecía gustarles, me daba un dolor de cabeza insufrible, debía ser algo mágico. Camine infiltrándome entre la multitud, intentando tener el menor contacto posible con estos. Llegue hasta él; estaba rodeado por una multitud, tenia que salir de ahí lo antes posible pero sin antes averiguar los planes de aquel susodicho.
Levante mi rostro camuflados por trapos limpios. - ¿Podrías soltar eso, y acompañarme? - Pregunte con un tono nada amenazador. Pero sin darme cuenta tome mi espada por el mango, algo que no podía evitar cuando la situación no estaba en sus manos.
Jared
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Re: La flor de la maldad [Libre] [4/4] [Cerrado]
El piso se encontraba adornado con una alfombra de cuerpos inertes, los primeros rayos de sol se manifestaban entre las hojas marchitas y daban a parar su calor encima de sacos de carne de almas que jamas volverán, su hedor llenaba los rincones de piedra y rocas, césped y hojas secas. El animal caminaba tranquilo como pocas veces, ningún humano podía interesarse en su carne o cuernos, nadie que lo molestara en su paseo que parecía muy pasivo casi brincando sobre el terreno con una pequeña mueca parecida a la de una sonrisa que se veía teñido con un oscuro trasfondo. Paseo al rededor de algunos cuerpos, a otros los pisoteo directamente e incluso uno de ellos mucho mas deteriorado reventó bajo la presión del calor liberando gusanos.
En el fondo podía oírse música, un poco alegre, un poco trágica y formaba la mezcla perfecta de la dulzura de quien sufre y luego cura su dolor. Las orejas sensibles se dejaron llevar por ese encanto melancólico mas no podía reconocer del todo aquel sonido, en la cabeza de Grognak las notas musicales se perdían bajo un sonido blanco proveniente de un reciente o quizá, solo quizá un futuro episodio de psicopatía. Casi brincando de manera burlona se acerco directamente a una multitud que se podía ver muy a lo lejos.
En el fondo podía oírse música, un poco alegre, un poco trágica y formaba la mezcla perfecta de la dulzura de quien sufre y luego cura su dolor. Las orejas sensibles se dejaron llevar por ese encanto melancólico mas no podía reconocer del todo aquel sonido, en la cabeza de Grognak las notas musicales se perdían bajo un sonido blanco proveniente de un reciente o quizá, solo quizá un futuro episodio de psicopatía. Casi brincando de manera burlona se acerco directamente a una multitud que se podía ver muy a lo lejos.
Grognak
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Re: La flor de la maldad [Libre] [4/4] [Cerrado]
Mientras caminábamos por el sendero del bosque, ya estaba aburrida asi que saque la flauta que la señorita Rubí me había regalado y me dedique a tocar una dulce melodía para olvidar el dolor en los pies, aun que la música me fascinará seguía disgustada con mi hermano... ¿Que sele había metido en la cabezota para que se negara a aceptar la invitación de la señorita Rubí para ir a Sandorai y para colmo pasear por la zona mas afectada por la peste en mas de una ocasión me dieron ganas de lanzarle una piedra en la cabeza pero luego reaccionaba y lo que me ganaría por eso seria un fuerte regaño de su parte y algo que no me gustaba en el mundo era que mi hermano te se enojara con migo, asi que me concentraba solo en la música.
- ¿Sigues enojada? - pregunto el mientras seguíamos caminando.
Yo simplemente seguí tocando ignorando la pregunta, no hablaría con el hasta llegar al pueblo, el cual si mal no recordaba no faltarían un par de minutos para llegar pero algo que no recordaba era ese horrible aroma a muerto, el cual me puso los pelos de punta y toma la mano de mi hermano algo nerviosa.
- Dime que no fuiste tu el que se lo echó - dije mientras notaba que el aroma se volvía mas fuerte.
Cuando llegamos a la entrada del pueblo ya yo comprendía perfectamente de donde venia el putrefacto hedor a muerte, literalmente las calles del pueblo eran tumbas, y eso no era lo peor de todo ¿Quien en su sano juicio tocaría una melodía asi en un lugar asi?, yo solo reaccione a ponerme detrás de mi hermano por si acaso, recordando que la daga la tenia en la cintura pero aun no me sentía lista para empuñarla contra alguien.
- Quedate quieta lo mejor seria que nos vallamos, en silencio ¿Entendiste? - murmuro el mientras se daba la vuelta.
Aquella melodía aunque no fuera tocada en el mejor de los lugares seguía siendo muy linda asi que al contrario de mi hermano camine hacia el pueblo hipnotizada por la musica pero al sentir un crujido y algo viscoso en mi pie me hico reaccionar cuando mire abajo y ver las tripas de lo que alguna vez fue una persona no pude evitar sentir nauseas pero lo que salio de mi boca no fue la comida de esta mañana sino un grito muy infantil.
- QUE ASCO QUE ASCO FUCHI FUCHI PISE UN MUERTO - grite para luego sacar mi pie y limpiarlo con el suelo tratando de quitarme aquella masa putrefacta del pie.
Alli fue cuando me di de cuenta del escandalo, cuando mire a mi hermano pude notar esa mirada que ponía cuando terminaba haciendo una idiotez luego voltee a ver a los sujetos y les sonreí algo nerviosa para luego retroceder hacia mi hermano.
- P-Perdón no los quise molestar yo... Yo ya me voy... Adiós - dije dando la vuelta y caminar lo mas rápido hacia donde estaba mi hermanote.
En ese momento lo único que quería era salir corriendo lo mas lejos de ese lugar pero claro estaba que correr jamas es la mejor opción en situaciones así.
- ¿Sigues enojada? - pregunto el mientras seguíamos caminando.
Yo simplemente seguí tocando ignorando la pregunta, no hablaría con el hasta llegar al pueblo, el cual si mal no recordaba no faltarían un par de minutos para llegar pero algo que no recordaba era ese horrible aroma a muerto, el cual me puso los pelos de punta y toma la mano de mi hermano algo nerviosa.
- Dime que no fuiste tu el que se lo echó - dije mientras notaba que el aroma se volvía mas fuerte.
Cuando llegamos a la entrada del pueblo ya yo comprendía perfectamente de donde venia el putrefacto hedor a muerte, literalmente las calles del pueblo eran tumbas, y eso no era lo peor de todo ¿Quien en su sano juicio tocaría una melodía asi en un lugar asi?, yo solo reaccione a ponerme detrás de mi hermano por si acaso, recordando que la daga la tenia en la cintura pero aun no me sentía lista para empuñarla contra alguien.
- Quedate quieta lo mejor seria que nos vallamos, en silencio ¿Entendiste? - murmuro el mientras se daba la vuelta.
Aquella melodía aunque no fuera tocada en el mejor de los lugares seguía siendo muy linda asi que al contrario de mi hermano camine hacia el pueblo hipnotizada por la musica pero al sentir un crujido y algo viscoso en mi pie me hico reaccionar cuando mire abajo y ver las tripas de lo que alguna vez fue una persona no pude evitar sentir nauseas pero lo que salio de mi boca no fue la comida de esta mañana sino un grito muy infantil.
- QUE ASCO QUE ASCO FUCHI FUCHI PISE UN MUERTO - grite para luego sacar mi pie y limpiarlo con el suelo tratando de quitarme aquella masa putrefacta del pie.
Alli fue cuando me di de cuenta del escandalo, cuando mire a mi hermano pude notar esa mirada que ponía cuando terminaba haciendo una idiotez luego voltee a ver a los sujetos y les sonreí algo nerviosa para luego retroceder hacia mi hermano.
- P-Perdón no los quise molestar yo... Yo ya me voy... Adiós - dije dando la vuelta y caminar lo mas rápido hacia donde estaba mi hermanote.
En ese momento lo único que quería era salir corriendo lo mas lejos de ese lugar pero claro estaba que correr jamas es la mejor opción en situaciones así.
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Re: La flor de la maldad [Libre] [4/4] [Cerrado]
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] | argado de dicha y gozo, en medio de aquel pueblo el Bardo danzaba. No podía evitar estar alegre, sabiendo que pronto la ayuda le llegaba. Miraba impaciente como, poco a poco, ca- |
Algo en el ambiente había cambiado, se puede apreciar entre la multitud. El Bardo siente la emoción ardiendo, no logra calmarse ni encontrar quietud. Entre tantos aldeanos, ellos resaltan, incluso fenómenos se les podría llamar. Se nota que no nacieron en estas tierras, ¡Adanadhel se alegra de que sus historias se vayan a entrelazar!
El primero está envuelto en capuchas, un destello reservado se aprecia en su mirar. No es muy llevado a la guerra, aunque quizás eso de una ilusión se pueda tratar. El segundo es un poco más apreciable, sus cuernos se alzan con esplendor. Sus pisadas demuestran su ira, y como su corazón oculta un gran dolor. La tercera esta un tanto molesta, parece que no se lleva bien con el lugar. Le agrada que tenga una flauta, un poco de ayuda siempre bien puede resultar.
Una sonrisa ilumina el rostro del Bardo, al momento en que su instrumento deja de tocar. El hombre envuelto en capuchas se había acercado, aunque no parecía demasiado en el elfo confiar. Su pregunta causa gracia en Adanedhel, no es la reacción que los transeúntes suelen expresar. Accedió tranquilo y con una sonrisa sincera, mientras ignoraba como el hombre tomaba su espada en una preventiva forma de actuar. Acompañaría al sujeto a donde quiera que fuera, confiaba en la elección del destino. Ya hablaría con los otros dos, pues para salvar a este pueblo aún quedaba un largo camino. Una vez ocultos en las veredas de un callejón, Bardo hasta el sujeto se acercó. ¿Cuánto tiempo había transcurrido, desde la última vez que una frase articulo? Levanto sus manos en señal de paz, no quería que el hombre dudara de sus buenas intenciones. Solo una simple pregunta, no planeaba darle más explicaciones.
—Este pueblo sufre. —anuncio aquella voz tan grave y misteriosa. —¿Me ayudaras a salvarlo?
Guardó silencio, esperando una respuesta que no llegaría. Pues antes que el sujeto pudiera articular, un agudo chillido les interrumpiría. Era aquella joven, que un cadáver acababa de pisar. Debería tener más cuidado, quizás de esa fea peste ella se pueda contagiar. La muerte acecha en cada esquina, Bardo lo sabía bien. Si osas dormirte en los laureles, tus probabilidades de muerte subirán hasta cien. La joven procedió a disculparse, la pena en su mirada era llana como estepa. Antes de que ella concretara su huida, Bardo le detendría tomándole por la muñeca. Le indico al hombre encapuchado que viniera a saludar. El destino dictaba que todos juntos debían de estar. Alguien faltaba, Adanedhel busco con la mirada a aquella cabra gigante. Con una sonrisa y un saludo, indico que hasta ellos no dudara en aproximarse. Vamos Bardo, sabes que no tan fácil como contar hasta tres. Les espero, aventureros, veamos con que pretextos ya se van a aparecer.
Tenzin Fang Leiden
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Re: La flor de la maldad [Libre] [4/4] [Cerrado]
Büzk Langädf
Sus apariencias podrían confundir a cualquiera, su aspecto rudo podría hacer entender que de un guerrero se trataba. Pero al contrario tenia un aura, algo inexplicable que daba algo de tranquilidad. Antes de soltar aquella flauta que producía para mi gusto, un ruido insufrible, note como no era al único que observaba, gire mi rostro levemente cuando pude ver a una cabra gigante dar brincos de la emoción. Esa situación me había descolocado totalmente, pero no podía dejar que se notara en mis gestos.
En mi vida había visto a un ser así, tal vez es la causa de estar recluido en una casa donde ya ni recuerdo llegar.
- Menuda bestia.-
Susurre en el trayecto que mis ojos pasaban de la cabra hasta aquel que se dedicaba a embrujar este pueble.
Aquel hombre que tocaba para el pueblo, empezó a caminar, podría ser una emboscada junto con aquella cabra que había entre el publico. Cuando se paro y se dio la vuelta hacia mi, hizo un gesto de paz que me hacia pensar que esto no era un brujo terrible... Era más un pacifista de esos. En contadas ocasiones me intentaban defender lo indefendible. Aun así no solté el mango de mi afilada espada en ningún momento.
Cuando abrió su boca fue para escuchar una estupidez como una casa de grande. —Este pueblo sufre.¿Me ayudaras a salvarlo?— Tal vez crea que puede hacer algo por ellos pero si es verdad todo lo que había escuchado sobre estos sitios. Es mejor quitarles el sufrimiento de una sola vez, solo terminaran contagiando a más gente y sufriendo como cerdos.
El grito de una chica me alarmo tanto que saque mi espada en dirección al chillido. El hombre de piel morena se dirigió hacia aquel acto, y detrás de él. Mire lo sucedido...
Camine con decisión hasta ellos mientras con mi espada despejaba aquel camino de algunos cadáveres caídos en mitad de la calle. Observe que la chica se encontraba con otro chico, no muy entendido al parecer, como dejaría estar aquí a una dama. Cuando llegue no ofrecí mi mano, no tocaría a nadie que estuviera por ahí, y menos a la chica que se encontraba con un pie lleno de un liquido muy repelente. Tome el paño que me tapaba la boca y lo volví a colocar para que esta vez lo hiciera junto a mi nariz. Mi mirada recorrió a todos hasta llegar al musico, que se encontraba junto a mi.
- ¿Se va a morir, verdad? - Lo decía sin ningún pudor aunque aquellas dos personas me escucharan.
Sus apariencias podrían confundir a cualquiera, su aspecto rudo podría hacer entender que de un guerrero se trataba. Pero al contrario tenia un aura, algo inexplicable que daba algo de tranquilidad. Antes de soltar aquella flauta que producía para mi gusto, un ruido insufrible, note como no era al único que observaba, gire mi rostro levemente cuando pude ver a una cabra gigante dar brincos de la emoción. Esa situación me había descolocado totalmente, pero no podía dejar que se notara en mis gestos.
En mi vida había visto a un ser así, tal vez es la causa de estar recluido en una casa donde ya ni recuerdo llegar.
- Menuda bestia.-
Susurre en el trayecto que mis ojos pasaban de la cabra hasta aquel que se dedicaba a embrujar este pueble.
Aquel hombre que tocaba para el pueblo, empezó a caminar, podría ser una emboscada junto con aquella cabra que había entre el publico. Cuando se paro y se dio la vuelta hacia mi, hizo un gesto de paz que me hacia pensar que esto no era un brujo terrible... Era más un pacifista de esos. En contadas ocasiones me intentaban defender lo indefendible. Aun así no solté el mango de mi afilada espada en ningún momento.
Cuando abrió su boca fue para escuchar una estupidez como una casa de grande. —Este pueblo sufre.¿Me ayudaras a salvarlo?— Tal vez crea que puede hacer algo por ellos pero si es verdad todo lo que había escuchado sobre estos sitios. Es mejor quitarles el sufrimiento de una sola vez, solo terminaran contagiando a más gente y sufriendo como cerdos.
El grito de una chica me alarmo tanto que saque mi espada en dirección al chillido. El hombre de piel morena se dirigió hacia aquel acto, y detrás de él. Mire lo sucedido...
Camine con decisión hasta ellos mientras con mi espada despejaba aquel camino de algunos cadáveres caídos en mitad de la calle. Observe que la chica se encontraba con otro chico, no muy entendido al parecer, como dejaría estar aquí a una dama. Cuando llegue no ofrecí mi mano, no tocaría a nadie que estuviera por ahí, y menos a la chica que se encontraba con un pie lleno de un liquido muy repelente. Tome el paño que me tapaba la boca y lo volví a colocar para que esta vez lo hiciera junto a mi nariz. Mi mirada recorrió a todos hasta llegar al musico, que se encontraba junto a mi.
- ¿Se va a morir, verdad? - Lo decía sin ningún pudor aunque aquellas dos personas me escucharan.
Jared
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Re: La flor de la maldad [Libre] [4/4] [Cerrado]
Cuando ya me sentía lista para correr a los brazos de mi hermano me detuve en seco gracias al agarre de uno de los hombres misteriosos, al sentir como me sostenía mire a mi hermano con miedo el cual se acerco con precaución de que me fueran hacer algo al estar junto a mi miro a aquel hombre que a simple vista se le notaba que no era malo pero algo que me había enseñado mi hermano era a no confiar a la ligera en desconocidos.
- Le pediré que suelte a mi hermana por favor - dijo mi hermano serio.
Tomo mi mano y me jalo haciendo que el hombre me soltara, no puso resistencia me soltó sin ningún problema mi hermano me puso a su lado cuando nos dimos cuenta que un hombre envuelto en capucha se acercaba también, yo le apreté el brazo a mi hermano con algo de miedo ya que todo eso era mi culpa si no hubiera echo ruido no nos hubieran visto y ya nos hubiéramos ido de allí, de seguro eran ladrones, aunque no teníamos nada de valor había escuchado que los hombres haci hacen cosas malas con las jóvenes asi que sentía algo de pánico el cual se volvió desesperación ante el comentario del encapuchado sobre que me iba a morir, sentí como mis las piernas me temblaban y mire a mi hermano con pánico soltándolo.
- ¿¡Me-me moriré!? - dije con pánico casi estallando en llanto.
Me senté sobre una piedra a llorar por que era demasiado joven para morir aun me faltaba mucho que vivir y quería volver a ver a mi mama y llegar a conocer a mi papa y otras tantas cosas que me hubieran gustado hacer pero mis pensamientos fueron interrumpidos por un zapé que me había dado mi hermano en la cabeza para que dejara de lloriquear, yo me sobe la cabeza haciendo pucheros con jos ojos aguados ignorando que aquellos hombres me estaban viendo llorar.
- Aver... Cryz la peste se propaga por el contacto en la piel... Tu pisaste un cadáver... - mi hermano fue interrumpido por mi llanto de nuevo.
- Y me moriré por ello... Por ser descuidada - dije entre sollozos. Mi hermano se golpeo la frente antes de darme otro zapé
- ¡Deja de llorar!... Lo que pisaste esta en la suela de tu bota... Mientras no tenga contacto con tu piel estas bien... Solo no toque la suela - dijo mi hermano ya arto por como actuaba.
Yo lo mire algo apenada y me levante de la roca limpiándome las lagrimas y levantarme de la roca algo apenada, luego me puse detras de mi hermano para ocultarme de la vista de los hombres ya que me sentía muy avergonzada por aver llorado enfrente de ellos, luego mire al sujeto que me había dicho que me moriría a partir de ese momento tenia muy claro que ese sujeto no me agradaba y no me agradaría nunca en la vida ¿Que hombre era capas de hacer llorar a una niña? De seguro tenia que ser un hombre amargado.
- Le pediré que suelte a mi hermana por favor - dijo mi hermano serio.
Tomo mi mano y me jalo haciendo que el hombre me soltara, no puso resistencia me soltó sin ningún problema mi hermano me puso a su lado cuando nos dimos cuenta que un hombre envuelto en capucha se acercaba también, yo le apreté el brazo a mi hermano con algo de miedo ya que todo eso era mi culpa si no hubiera echo ruido no nos hubieran visto y ya nos hubiéramos ido de allí, de seguro eran ladrones, aunque no teníamos nada de valor había escuchado que los hombres haci hacen cosas malas con las jóvenes asi que sentía algo de pánico el cual se volvió desesperación ante el comentario del encapuchado sobre que me iba a morir, sentí como mis las piernas me temblaban y mire a mi hermano con pánico soltándolo.
- ¿¡Me-me moriré!? - dije con pánico casi estallando en llanto.
Me senté sobre una piedra a llorar por que era demasiado joven para morir aun me faltaba mucho que vivir y quería volver a ver a mi mama y llegar a conocer a mi papa y otras tantas cosas que me hubieran gustado hacer pero mis pensamientos fueron interrumpidos por un zapé que me había dado mi hermano en la cabeza para que dejara de lloriquear, yo me sobe la cabeza haciendo pucheros con jos ojos aguados ignorando que aquellos hombres me estaban viendo llorar.
- Aver... Cryz la peste se propaga por el contacto en la piel... Tu pisaste un cadáver... - mi hermano fue interrumpido por mi llanto de nuevo.
- Y me moriré por ello... Por ser descuidada - dije entre sollozos. Mi hermano se golpeo la frente antes de darme otro zapé
- ¡Deja de llorar!... Lo que pisaste esta en la suela de tu bota... Mientras no tenga contacto con tu piel estas bien... Solo no toque la suela - dijo mi hermano ya arto por como actuaba.
Yo lo mire algo apenada y me levante de la roca limpiándome las lagrimas y levantarme de la roca algo apenada, luego me puse detras de mi hermano para ocultarme de la vista de los hombres ya que me sentía muy avergonzada por aver llorado enfrente de ellos, luego mire al sujeto que me había dicho que me moriría a partir de ese momento tenia muy claro que ese sujeto no me agradaba y no me agradaría nunca en la vida ¿Que hombre era capas de hacer llorar a una niña? De seguro tenia que ser un hombre amargado.
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Re: La flor de la maldad [Libre] [4/4] [Cerrado]
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] | nciano y torpe bardo... ¿cuando vas a aprender? Has vivido tantos años y aún sigues repitiendo esa misma falla, una y otra y otra vez. ¡Las personas no suelen confiar en los ex- |
El hombre encapuchado se unió a la escena... pero de igual forma, algo faltaba. ¿A donde había ido aquella gran bestia? En ningún punto de la aguda visión élfica del bardo, ni su magnifico porte; ni sus inmensos cuernos se encontraban. ¿A donde habrá ido? Es una muy buena pregunta. Lastima que, decir que conozco la respuesta, es una afirmación demasiado abrupta.
Bardo fue traído devuelta a la escena, en el momento en que la niña preguntó desesperada si próxima estaba su muerte. El elfo no pensaba eso, pero ciertamente, la chica estaba jugando demasiado con su buena suerte. Negó con ambas manos, haciendo lo posible por los temores de la jovencita intentar calmar. Rió levemente, cuando en un acto de obstinación, aquel hombre que actuaba como el tutor o el hermano mayor de la niña, un buen zape en la cabeza le supo propiciar. La sutileza de la risa del elfo se transformo prontamente en carcajadas, ¡Adanedhel realmente estaba disfrutando con la escena! No por motivos crueles, ¡le encantaba como esos dos emanaban indicios de tener una relación fuerte y duradera!
——————— ♪ ———————
"Hace un largo tiempo lejos de aquí,
existía un reino inhumano, vano y vil.
La princesa al mando Riliane,
de catorce años, caprichosa e infantil"
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"Hace un largo tiempo lejos de aquí,
existía un reino inhumano, vano y vil.
La princesa al mando Riliane,
de catorce años, caprichosa e infantil"
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Al estar el ambiente un poco más calmado, Adanedhel decidió entablar una buena relación con sus compañeros elegidos por el destino. Se agacho para quedar al nivel de la jovencita, ofreciéndole su mano en señal de querer empezar por el buen camino. No tendrían tiempo de hacer nada más, pues el ambiente se volvería repentina e increíblemente pesado. Se podían percibir las malas energías en cada esquina de aquel triste poblado. Pronto se pudo escuchar las ruedas de una carroza, la cual era arrastrada por el fuerte galopeo de un grupo de cuatro fuertes corceles. No tardo en detenerse en el centro de la plaza, en la placa del caballo líder se podía leer su nombre: "Josephine". Un pequeño hombre, el cual conducía la carroza, rápidamente descendió.
—¡R-reciban a su amada y magnifica duquesa, la princesa Riliane Roz d'Autriche! —anunció el hombre, el miedo era claro en su tono de voz, justo antes de abrir la puerta de la carroza.
Lentamente y con una mirada que reflejaba el demonio oculto en su corazón, una linda chica; no mayor de quince años de edad, de cabello liso y elegante vestido de color amarillo y rosas como decoración. Los tristes aldeanos aplaudieron a la dichosa duquesa, no porque realmente estaban alegres de recibirla, más bien lo hacían por... miedo de ella. Riliane miro al pueblo con desprecio, buscando con la mirada algo que no logro encontrar. El silencio en el poblado era sepulcral, incluso el filo de una simple navaja lo podía sin ningún problema cortar.
—¿¡Quien ha sido el que ha montado todo ese alboroto!? —pregunto la duquesa con tanta frialdad como un tempano de hielo. Los aldeanos se vieron entre ellos, asustados, ¡aterrados! No dudaron en buscar rápidamente al músico que había organizado un concierto en la plaza central. Le trajeron desesperados hasta la presencia de la duquesa, la cual le miro con desdén. —Vendrás conmigo, elfo. —le dijo la chica a Adanedhel. —Sube, ahora. —dijo una vez dentro de la carroza.
Bardo no tendría elección ni salvación, los aldeanos le obligarían a subir, quisiera o no. El miedo que infundía Riliane en ellos era demasiado, más fuerte que cualquier otra cosa en el mundo. La carroza partió, una vez el elfo estuvo dentro. Iban en dirección a la hacienda de rosas que se hallaba al final del pueblo. ¿Que harían ahora sus compañeros? No tenían que ir a salvarlo si no querían hacerlo, era un completo desconocido, ¿cierto? Si querían ir tras la carroza, esa ya era su elección. Igual también podían, intentar buscar en el pueblo; sobre Riliane un poco de información.
Última edición por Bardo el Lun Oct 02 2017, 21:03, editado 1 vez
Tenzin Fang Leiden
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Re: La flor de la maldad [Libre] [4/4] [Cerrado]
Jared
Aquello pillo de sorpresa tanto al maldito elfo musical, como a la niña gritona y su protector, en mi caso, no mentiré. Me quede quieto de piedra sintiendo como un buen hombre había sido apresado, todo el coraje que había ahorrado en años. tantas batallas por tonterías, me hacia parecer un hombre rudo. Pero simplemente era un idiota más que no pudo evitar nada. El viento soplaba una fuertemente, como si de una tormenta se avecinara, y este es solo el ultimo aviso. Me gire hacia ellos de nuevo, los mire sin saber que hacer, pero ellos parecían tener el mismo miedo que aquellos aldeanos.
No entendía muy bien porque defendía a aquel elfo, pero su cara de no saber que pasaba, buscando ayuda por algún lado desesperadamente, me recordaba a mi, una vida sin nadie, sin amigos ni victorias. Esperando que alguien diera un golpe en la mesa y me sonriera como aquel hombre había hecho hace unos momentos.
Sin esperar acto ninguno de aquella pareja, decidí ir hacia la multitud que se había quedado quieta ante todo ello. Pero la verdad, yo había hecho lo mismo, no podía reprocharles nada. -¿ Quien es esa puta niñata que se a llevado al hombre.? - Los tomaba por los hombros agitandolos, tal vez demasiado fuerte, en sus caras reflejaban una mezcla de vergüenza y terror por hablar de lo que acababa de pasar. - ¿Donde se lo han llevado?.- La desesperación en mi crecía, la rabia y sentimientos que no entendía.¿ Era alguien cualquiera al que debía abandonar y seguir mi camino antes de terminar podrido como esta gente.? O por lo contrario era el momento en el que mi historia empezaría junto a un fiel aliado. Las ideas estaban claras, entrar, soltar y correr.
La idea era clara, pero necesitaba ayuda, era un solo hombre. Un hombre solitario que necesitaba ayuda de los demás, y esta vez no temió en pedirla. Se volvió hacia la pareja y quitandoce los trapos, los observo. En ese momento las cosas estaban dichas. Solo hacia falta, dar el primer movimiento. Clave mi espada frente a ellos, colocando mi mano en el mango, esperando que ellos hicieran lo mismo, para sellar un alianza en esta misión de rescate.
Aquello pillo de sorpresa tanto al maldito elfo musical, como a la niña gritona y su protector, en mi caso, no mentiré. Me quede quieto de piedra sintiendo como un buen hombre había sido apresado, todo el coraje que había ahorrado en años. tantas batallas por tonterías, me hacia parecer un hombre rudo. Pero simplemente era un idiota más que no pudo evitar nada. El viento soplaba una fuertemente, como si de una tormenta se avecinara, y este es solo el ultimo aviso. Me gire hacia ellos de nuevo, los mire sin saber que hacer, pero ellos parecían tener el mismo miedo que aquellos aldeanos.
No entendía muy bien porque defendía a aquel elfo, pero su cara de no saber que pasaba, buscando ayuda por algún lado desesperadamente, me recordaba a mi, una vida sin nadie, sin amigos ni victorias. Esperando que alguien diera un golpe en la mesa y me sonriera como aquel hombre había hecho hace unos momentos.
Sin esperar acto ninguno de aquella pareja, decidí ir hacia la multitud que se había quedado quieta ante todo ello. Pero la verdad, yo había hecho lo mismo, no podía reprocharles nada. -¿ Quien es esa puta niñata que se a llevado al hombre.? - Los tomaba por los hombros agitandolos, tal vez demasiado fuerte, en sus caras reflejaban una mezcla de vergüenza y terror por hablar de lo que acababa de pasar. - ¿Donde se lo han llevado?.- La desesperación en mi crecía, la rabia y sentimientos que no entendía.¿ Era alguien cualquiera al que debía abandonar y seguir mi camino antes de terminar podrido como esta gente.? O por lo contrario era el momento en el que mi historia empezaría junto a un fiel aliado. Las ideas estaban claras, entrar, soltar y correr.
La idea era clara, pero necesitaba ayuda, era un solo hombre. Un hombre solitario que necesitaba ayuda de los demás, y esta vez no temió en pedirla. Se volvió hacia la pareja y quitandoce los trapos, los observo. En ese momento las cosas estaban dichas. Solo hacia falta, dar el primer movimiento. Clave mi espada frente a ellos, colocando mi mano en el mango, esperando que ellos hicieran lo mismo, para sellar un alianza en esta misión de rescate.
Jared
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Re: La flor de la maldad [Libre] [4/4] [Cerrado]
El elfo que me había tomado del brazo ahora se mostraba mas amable yo correspondí al apretón de manos con una media sonrisa que no pudo pasar a una presentación ya que una carroza apareció de la nada de la cual una joven muy bella se asomo dando ordenes como lo toda una jefa y al pobre elfo se lo llevaron por algo que quizás ni había echo de seguro era por el escandalo asi que me adelante pero mi hermano me tomo del brazo.
- Es momento de irnos - dijo el con seriedad.
Sabia que el lo hacia por que no quería meterme en problemas pero no dejaría que a ese elfo que parecía un buen sujeto terminara en problemas por algo que el no había echo si no que había sido yo la del escandalo.
- Se que me quieres proteger pero el no hiso nada, la del escandalo fui yo - lo tome de la mano y lo jale hacia donde esta el ya no encapuchado.
El también se había preocupado por lo sucedido asi que jale a mi hermano entre la ge te y jale la maga del descapuchado y lo mire con seriedad para luego decirle con calma.
- Se nota que quiere ayudar a su amigo, se lo llevaron por el alboroto que yo hice con mis gritos y llantos, mi hermano y yo te ayudaremos a buscarlo y aclarar esto - trate de decirlo sin mostrar una sonrisa pero era inevitable y mostré una media sonrisa al hombre esperando que aceptara.
Mi hermano no se veía muy feliz por mi decisión pero no hacia ningún reproche yo sabia por que, no le gustaba verme triste y era capas de cualquier cosa para evitarlo asi que el asintió a todo lo que le dije al descapuchado dejando en claro que ayudaría solo faltaba que el descapuchado aceptará nuestra ayuda y salvar al elfo de aquella cruel niña.
Mientras esperaba la respuesta escuche muchos murmullos de la gente, de seguro sabían lo que le sucedería a aquel pobre hombre en las manos de la joven, y un gran número de imágenes algo exageradas vinieron a mi mente, mas que todos eran de torturas y no pude evitar ponerme nerviosa y jalar la manga del descapuchado para que me viera, no podía tardarse en responder tal vez la vida del elfo estuviera pendiendo de un ilo.
- Señor se lo suplico responda rápido quien sabe que le aran a ese pobre elfo - dije esta vez preocupada esperando con ansias la respuesta
- Es momento de irnos - dijo el con seriedad.
Sabia que el lo hacia por que no quería meterme en problemas pero no dejaría que a ese elfo que parecía un buen sujeto terminara en problemas por algo que el no había echo si no que había sido yo la del escandalo.
- Se que me quieres proteger pero el no hiso nada, la del escandalo fui yo - lo tome de la mano y lo jale hacia donde esta el ya no encapuchado.
El también se había preocupado por lo sucedido asi que jale a mi hermano entre la ge te y jale la maga del descapuchado y lo mire con seriedad para luego decirle con calma.
- Se nota que quiere ayudar a su amigo, se lo llevaron por el alboroto que yo hice con mis gritos y llantos, mi hermano y yo te ayudaremos a buscarlo y aclarar esto - trate de decirlo sin mostrar una sonrisa pero era inevitable y mostré una media sonrisa al hombre esperando que aceptara.
Mi hermano no se veía muy feliz por mi decisión pero no hacia ningún reproche yo sabia por que, no le gustaba verme triste y era capas de cualquier cosa para evitarlo asi que el asintió a todo lo que le dije al descapuchado dejando en claro que ayudaría solo faltaba que el descapuchado aceptará nuestra ayuda y salvar al elfo de aquella cruel niña.
Mientras esperaba la respuesta escuche muchos murmullos de la gente, de seguro sabían lo que le sucedería a aquel pobre hombre en las manos de la joven, y un gran número de imágenes algo exageradas vinieron a mi mente, mas que todos eran de torturas y no pude evitar ponerme nerviosa y jalar la manga del descapuchado para que me viera, no podía tardarse en responder tal vez la vida del elfo estuviera pendiendo de un ilo.
- Señor se lo suplico responda rápido quien sabe que le aran a ese pobre elfo - dije esta vez preocupada esperando con ansias la respuesta
Cryz
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Re: La flor de la maldad [Libre] [4/4] [Cerrado]
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] | l anciano elfo no estaba muy seguro de que acababa de pasar. De un momento a otro, los aldeanos le empujaban para salir al encuentro de aquella joven dama, ¿debía estar asusta- |
La proclamada duquesa no parecía tener mucho que decir. Bardo agradecía esto, el no era muy dado a las palabras, era mejor evitar por el camino de una conversación ir. Miraba desde la carroza el horrible estado del pueblo, ¿en que momento pudo sufrir semejante cambio? De aquella aura tan luminosa, solo quedaba una bandera con el símbolo de una rosa. Fue un camino corto hasta llegar a la hermosa hacienda: una bella y lujosa construcción de dos finas plantas. Era como una versión opuesta del pueblo, las rosas te recibían con un agradable incienso que abraza.
—¿Que esperas, elfo? —preguntó Riliane, tan brusca y fría como antes. —¡Baja de una vez! No tengo todo el día para esperarte. —ordenó. Tal vez... un por favor no estaría de más.
Adanedhel le sonrió y procedió a cumplir sus ordenes, no parecía percatarse o preocuparse del grave peligro que significaba estar ante esa muchacha. ¡Todo Roz estaba bajo sus pies! ¡Solo su presencia silenció a toda la población! Pero el elfo estaba tan sonriente como siempre, su semblante no mostraba un ápice de preocupación. Riliane se abrió camino al interior de la hacienda, cada uno de los sirvientes que ahí habitaban se inclinaban ante ella en sumisión. Adanedhel le seguía de cerca mientras observaba el lugar, ¡por la inmensidad y hermosura de aquel edificio no ocultaba su fascinación! Le brindaba una sonrisa alegre y tranquilizadora a los súbditos, calmando el sendero de temor que dejaba tras de si la duquesa. A esta ultima poco le importaba, sus sirvientes solo eran; en un tablero de ajedrez, las más insignificantes piezas... con solo una excepción.
———————— ♪ ————————
"Los muebles finos eran su adoración.
Su sirviente igual a ella en comparación.
Josephine su yegua y mas preciada posesión.
Todo era suyo si cruzaba su imaginación."
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"Los muebles finos eran su adoración.
Su sirviente igual a ella en comparación.
Josephine su yegua y mas preciada posesión.
Todo era suyo si cruzaba su imaginación."
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—Allen. —pronuncio la princesa, tras realizar algo que muchos pensaban era incapaz de hacer: sonreír. El motivo de aquella maravilla, pues sin esa aura de maldad y desolación que invadía a la jovencita previamente; se debe reconocer que era de bello y sumamente adorable parecer, era un joven sirviente que le esperaba al final del pasillo. De rostro masculino, increíblemente similar al de la duquesa. Incluso podría decirse, que ambos tenían la misma sangre corriendo por sus venas. Pero esto era imposible, ¿como podría haber semejante diferencia? Él solo era un sirviente y ella era la princesa. —Espero que hayas cuidado bien de mi adorada mascota. —comento Riliane. —Sabes que como no lo hayas hecho, te decapitare. —anuncio con suma calma y una sonrisa risueña, como si sus palabras hubieran sido un mero juego. Bien era testigo el pueblo de como Riliane lo había hecho previamente.
—Por supuesto, princesa. —afirmo él con calma y feliz de ver a la duquesa. —¿Ha tenido éxito su visita al pueblo? —preguntó sin temor alguno. Riliane asintió sonriente, justo antes dirigir su mirada y señalar al elfo que estrechaba efusivamente las manos de cada uno de los sirvientes.
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¡Jovenes aventureros! Adanedhel estaría encantado de verles unidos y decididos a salvarlo. Pero no es tarea sencilla, sobre todo cuando los rumores dicen que probablemente sea de las 3:00 p.m el próximo decapitado. Los hombres contra los que el encapuchado arremetió no sabían si era correcto responder semejante pregunta. El lema de Roz era: "Ten sumo cuidado, los pétalos de rosa también escuchan". Finalmente, uno de ellos decidió armarse de valor. Se acerco hasta el punto de reunión del grupo y ferviente a sus preguntas respondió.
—¿Q-que no saben quien es? —inicio con aquella pregunta llena de temor. —Riliane Roz d'Autriche, es la duquesa y princesa de Roz. —el hombre sudaba frió, hablar de esa mujer era aterrador. —Cuando la pandemia azoto Roz, la madre de Riliane fue la que logro levantar este pequeño pueblo. Decidimos volverla nuestras gobernante, construimos esa hermosa hacienda para ella... pero la reina d'Autriche fue contagiada por esa horrible peste y murió. Riliane tomo la corona, afirmando que seguiría los pasos de su madre... ¡Pero todo fue mentira! Desde que ha iniciado su gobierno, solo ha sembrado el temor por todo Roz. ¡El pueblo ha vuelto a caer en la desolación! Mientras ell... —al hombre se le corto la voz, el miedo pudo con él. De pronto mostró una inexplicable inquietud. —¡He hablado demasiado! ¡He hablado demasiado! Se los suplico, ¡ustedes no me han visto! —suplico antes de huir despavorido.
El hombre se perdió entre la multitud, ¿que le llevaría a estar tan preocupado? Quizás el lema de Roz era cierto, dicen que la flor del demonio florece en cualquier lado. De todas formas, los jóvenes elegidos por el destino ahora estaban dotados de una nueva información. Podían ir a rescatar al elfo inmediatamente... o podían percatarse de aquellos individuos alrededor.
Armadura y cabello rojizo. Espada en mano, pero cuerpo femenino. Aquel par de orbes, los cuales mostraban un tipo de odio diferente al de la duquesa, miraban una tumba en el cementerio del pueblo. La voluntad del fuego ardía en ellos. Valientes, osados y de venganza sedientos. Por otro lado, adentrándose en las sombras de un callejón, un hombre de cabello azul y enmascarado. Su mirada también mostraba odio e ira, pero este parecía saber como manejarlo.
Nuevamente, la elección estaba en manos de los jóvenes elegidos por el destino. Podían encontrarse con alguno de los sujetos, pero no podían rescatar a Adanedhel al mismo tiempo. No tenían que hacerlo juntos, cada quien podía elegir un diferente camino. Solo tengan en cuenta: su elección tiene consecuencias y puede provocar en esta historia un cambio decisivo.
Tenzin Fang Leiden
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Re: La flor de la maldad [Libre] [4/4] [Cerrado]
Las palabras de aquel aldeano me dejaron perplejo junto a la muchacha y su guardaespalda, que si se habían presentado no había servido para nada, no recordaba sus nombres y eso en ese momento no importaba ni lo más mínimo, camine en circulo de aquella pareja pensando que iban a hacer para rescatar a aquel elfo de orejas puntiagudas y de buena voluntad. Me rasque la nariz intentando quitar aquella peste de mi nariz, por lo visto no me iba a acostumbrar al olor asqueroso a muerte.
- Debemos ir a por él, ya habéis escuchado lo que dijo aquel aldeano. Hay que seguir las marcas que dejo el carro y sacarlo de donde coño este.- Camine hasta el lugar donde la carroza había aparecido y me agache sin tocar aquella tierra. Soy buen rastreador, se moverme por todos los lados, y algo habitual en mi es tocar la tierra cuando seguía algo o a alguien. Pero en esta ocasión no era buena idea.
Di un par de pasos para que mis nuevos compañeros se siguieran, di un par de patadas a cadáveres cortado a la mitad por las ruedas del carruaje, no quería que la chica volviera a pisar uno de estos y volviera a llamar la atención. La verdad de todo esto, tarde en ver en lo poco humano me estaba haciendo esta situación, tanta muerte y penuria, y yo, pateando las cabezas de padres, madres, hijos desgraciados. En una de estas pateadas de cadaver, pude ver a un hombre extraño, no sabia si llevaba ahí todo el tiempo, pero eso parecía. Su color de pelo extraño y una mascara que me impedía ver su rostro, me llamo la atención. Sus ojos ocultaban algo que no me daba buena espina.
Me di la vuelta para mirar a esta pareja otra vez. - Lo siento pero nuestro camino se divide aquí mismo. Tengo algo que hacer...- Antes de que me respondieran, me di la vuelta para mirar a aquel susodicho con pintas muy extrañas, pero el cabrón había desaparecido en aquel callejón. Empeze a correr hacia esa dirección cuando me pareció ver su espalda huyendo de mi, aquel pelo azul era totalmente inconfundible. Me acerque para saber con certeza que era el, pero en cuestión de segundos lo volví a perder cuando cruzo un par de callejuelas, parecía que se estaba burlando de mi.
- Debemos ir a por él, ya habéis escuchado lo que dijo aquel aldeano. Hay que seguir las marcas que dejo el carro y sacarlo de donde coño este.- Camine hasta el lugar donde la carroza había aparecido y me agache sin tocar aquella tierra. Soy buen rastreador, se moverme por todos los lados, y algo habitual en mi es tocar la tierra cuando seguía algo o a alguien. Pero en esta ocasión no era buena idea.
Di un par de pasos para que mis nuevos compañeros se siguieran, di un par de patadas a cadáveres cortado a la mitad por las ruedas del carruaje, no quería que la chica volviera a pisar uno de estos y volviera a llamar la atención. La verdad de todo esto, tarde en ver en lo poco humano me estaba haciendo esta situación, tanta muerte y penuria, y yo, pateando las cabezas de padres, madres, hijos desgraciados. En una de estas pateadas de cadaver, pude ver a un hombre extraño, no sabia si llevaba ahí todo el tiempo, pero eso parecía. Su color de pelo extraño y una mascara que me impedía ver su rostro, me llamo la atención. Sus ojos ocultaban algo que no me daba buena espina.
Me di la vuelta para mirar a esta pareja otra vez. - Lo siento pero nuestro camino se divide aquí mismo. Tengo algo que hacer...- Antes de que me respondieran, me di la vuelta para mirar a aquel susodicho con pintas muy extrañas, pero el cabrón había desaparecido en aquel callejón. Empeze a correr hacia esa dirección cuando me pareció ver su espalda huyendo de mi, aquel pelo azul era totalmente inconfundible. Me acerque para saber con certeza que era el, pero en cuestión de segundos lo volví a perder cuando cruzo un par de callejuelas, parecía que se estaba burlando de mi.
Jared
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Re: La flor de la maldad [Libre] [4/4] [Cerrado]
Me quede sorprendida en lo rápido que el sujeto descapuchado había cambiado tan rápido de opinión yo solo solté un ligero gruñido por enojo, ese sujeto seguía cayéndome mal, tome mucho aire para luego soltarlo en un suspiro, el ya nos había mostrado el camino que había tomado el carruaje, tome la mano de mi hermano y lo jale por ese camino esquivando los cadáveres solo al verlos el estomago seme revolvía, sentía náuseas pere solo trataba de volver a tragar lo que me subía por la garganta, no dejaría que ese pobre elfo fuera ejecutado por mi culpa aunque el echo de que fuera yo la ejecutada me llenaba de pánico, pero no tenia tiempo para eso.
- Hermanote... Perdoname, no quise meternos en esto pero... No quiero que a ese señor le hagan algo por mi culpa - le dije a mi hermano antes de que me pudiera sermonearme pero lo que recibí fue una caricia en la cabeza.
- Enana se que eres una chica terca eso jamas lo cambiaras, y ya te pusiste terca que mas me toca - dijo con una media sonrisa mientras seguía jalándole - Ya suéltame que no me iré a ningún lado -
Le solté la mano para luego seguir el rastro de las ruedas por un buen rato hasta salir del poblado y caminar por una vereda la cual nos había llevado hasta una gran hacienda una muy bella para ser precisa, me pareció muy impresionante pero luego vi los guardias y suspire, seria muy difícil sacar a aquel elfo de aquella hacienda, nos quedamos un par de minutos alli ya que me dedicaba a pe sar en un plan para poder entrar.
- Tengo una idea - dijo mi hermano con una ligera sonrisa.
- ¿Cual? - fue cuando entendí.
Caminamos hacia una de las paredes del cercado de la hacienda para luego saltarla, a mi hermano sele haría muchísimo mas fácil el ya estaba acostumbrado a esto en cambio a mi me costo mucho subir sin contar que me costo aun mas bajar, al estar del otro lado mi hermano me jalo para escabullirnos y caminar hacia la puerta de servicio donde habían unos sirvientes trabajando algunos entrando otros saliendo.
- Yo hablare tu callate - dijo mi hermano para acercarse mas hacia la puerta.
Como era de esperar uno de los sirvientes le llamo la atención y le pregunto que que hacían alli, mi hermano le había explicado que necesitábamos trabajo, yo me mordía la lengua para evitar decir una estupidez y cruzaba mis dedos para que esta loca idea funcionara
- Hermanote... Perdoname, no quise meternos en esto pero... No quiero que a ese señor le hagan algo por mi culpa - le dije a mi hermano antes de que me pudiera sermonearme pero lo que recibí fue una caricia en la cabeza.
- Enana se que eres una chica terca eso jamas lo cambiaras, y ya te pusiste terca que mas me toca - dijo con una media sonrisa mientras seguía jalándole - Ya suéltame que no me iré a ningún lado -
Le solté la mano para luego seguir el rastro de las ruedas por un buen rato hasta salir del poblado y caminar por una vereda la cual nos había llevado hasta una gran hacienda una muy bella para ser precisa, me pareció muy impresionante pero luego vi los guardias y suspire, seria muy difícil sacar a aquel elfo de aquella hacienda, nos quedamos un par de minutos alli ya que me dedicaba a pe sar en un plan para poder entrar.
- Tengo una idea - dijo mi hermano con una ligera sonrisa.
- ¿Cual? - fue cuando entendí.
Caminamos hacia una de las paredes del cercado de la hacienda para luego saltarla, a mi hermano sele haría muchísimo mas fácil el ya estaba acostumbrado a esto en cambio a mi me costo mucho subir sin contar que me costo aun mas bajar, al estar del otro lado mi hermano me jalo para escabullirnos y caminar hacia la puerta de servicio donde habían unos sirvientes trabajando algunos entrando otros saliendo.
- Yo hablare tu callate - dijo mi hermano para acercarse mas hacia la puerta.
Como era de esperar uno de los sirvientes le llamo la atención y le pregunto que que hacían alli, mi hermano le había explicado que necesitábamos trabajo, yo me mordía la lengua para evitar decir una estupidez y cruzaba mis dedos para que esta loca idea funcionara
Cryz
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Re: La flor de la maldad [Libre] [4/4] [Cerrado]
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] | ilencio. El silencio era la única característica que se podía apreciar entre todos los presentes de aquel tan desafortunado escenario. Todos miraban expectantes y, en su mayoría, aterra- |
—¡Ja! ¡Arrodíllate ante mi! —anunció la duquesa infantil y con entusiasmo. Sentada en su trono, Riliane mostraba el porte de una diosa de la muerte. La tirana de Roz no sometía al pueblo por obra y gracia, el miedo que infundía su presencia era abismal. —¡Ha sido un corte maravilloso! ¿Cierto, Ally? —preguntó ella refiriéndose a su querido sirviente, el cual se ubicaba a la derecha de su trono. "Ally" le sonrió y solo se limitó a asentir con el rostro. —¿Y tu que opinas, elfo? —volvió a preguntar, recibiendo solo un poco gratificante silencio. —¿¡Elfo!? —volvió a llamar Riliane con enojo, mirando al elfo que se encontraba tendido en el suelo... llorando y abrazando la cabeza del cerdo que acababan de decapitar.
Jovenes aventureros, ¿en serio creían que este era el final del bardo? Aún si así fuera, ¡volvería a estar rondando por ahí en un par de años! No recuerdo haberles dicho anteriormente que era el elfo quien se encontraba en la guillotina y al borde de la muerte. ¡Siempre estuvo ahí aquel cerdo! Riliane tenía cierta devoción por decapitar individuos y llenos de pánico verles. ¡Incluso tenía una mini-guillotina con la cual decapitaba a los animales que serían servidos en el bufete del almuerzo! ¿He dicho ya que la duquesa podía hacer lo que quisiera? ¡Tenía todos los aeros para hacerlo!
—¡Dejalo ya, elfo! ¡Esta muerto! —se quejó Riliane con las mejillas infladas. Bardo se levantó del suelo tras recuperar la compostura y aceptar la muerte del pobre animal. —Ahora... ¡quiero que toques para mi! Esa bella melodía que tocabas en el pueblo... ¡No tenía comparación! —le pidió... o mejor dicho le ordenó la niña al músico.
La ilusión en los ojos de Riliane casi te hacía olvidar que sometía a Roz con su crueldad y egoísmo, después de todo, seguía siendo una chiquilla adorable. Los rumores en el pueblo eran falsos, ¡Adanedhel no había hecho enfadar a la duquesa! Al contrario, ¡Riliane estaba encantada con la música que el elfo tocaba con suma presteza! Bardo parpadeo un par de veces, justo antes de recuperar su semblante sonriente y prepararse para tocar. Pero, lamentablemente, su cuerno no pudo emitir la primera nota, alguien fue tan osado para a la sala del trono con prisa entrar.
————————————— Jared —————————————
La capucha del sujeto había sido retirada, dejando al parecer un lado más insensible de él. Mientras despejaba el camino de personas cuyas vidas fueron arrebatadas, logró divisar al sujeto de azul, malas intenciones pudo en él ver. ¡Fue una elección interesante! ¡Dejo atrás a sus compañeros siguiendo la voluntad de su corazón! Lamentablemente, no sería tan fácil atrapar a ese hombre. El ya-no-encapuchado tendría que poner mucho empeño en ello y a los movimientos del sujeto azul prestar muchísima atención.
El hombre de azul se desplazaba raudo por los callejones de Roz, ¿como era posible que un simple humano tuviera semejante velocidad? De vez en cuando se detenía, se escondía entre las sombras y finalmente tomaba otra dirección, estaba jugando con su perseguidor. Esa mascara cubría sus ojos, tenía una mirada misteriosa y que mostraba un millón de enigmas escondidos en lo profundo de su iris. ¿Acaso podía realmente llamarsele perverso? Era un profundo dato que el no-encapuchado tendría que descubrir por sus propios medios.
—Tendrás que esforzarte más si atraparme es lo que deseas. —le susurró el hombre azul. ¡Todo era un mero juego! Como una bestia que jugaba con su alimento. ¿Que clase de misterios ocultaba el sujeto? ¡El descapuchado tendría que ganarle si quería saberlo!
¡Ve por él, joven aventurero! ¡No se detendrá hasta que ganes o pierdas en su juego! Tienes las habilidades necesarias para ganar, ¡date vida en ello! Igual puedes evitar usar tus ilusorios poderes y con tus capacidades físicas intentar atraparle. ¡La voluntad del bardo sera la que decida el éxito, si decides de esta forma cazarle! También puedes tomar otra decisión, Adanedhel no puede imponerse sobre tus decisiones. ¡Veamos que tienes en mente! ¡No te olvides de las consecuencias de tus elecciones!
———————— ♪ ————————
"La princesa se enamoró,
de un joven con la sangre de azul color.
Pero él ya debía su corazón
a la chica verde que reinaba otra región."
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"La princesa se enamoró,
de un joven con la sangre de azul color.
Pero él ya debía su corazón
a la chica verde que reinaba otra región."
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El hombre de azul se desplazaba raudo por los callejones de Roz, ¿como era posible que un simple humano tuviera semejante velocidad? De vez en cuando se detenía, se escondía entre las sombras y finalmente tomaba otra dirección, estaba jugando con su perseguidor. Esa mascara cubría sus ojos, tenía una mirada misteriosa y que mostraba un millón de enigmas escondidos en lo profundo de su iris. ¿Acaso podía realmente llamarsele perverso? Era un profundo dato que el no-encapuchado tendría que descubrir por sus propios medios.
—Tendrás que esforzarte más si atraparme es lo que deseas. —le susurró el hombre azul. ¡Todo era un mero juego! Como una bestia que jugaba con su alimento. ¿Que clase de misterios ocultaba el sujeto? ¡El descapuchado tendría que ganarle si quería saberlo!
¡Ve por él, joven aventurero! ¡No se detendrá hasta que ganes o pierdas en su juego! Tienes las habilidades necesarias para ganar, ¡date vida en ello! Igual puedes evitar usar tus ilusorios poderes y con tus capacidades físicas intentar atraparle. ¡La voluntad del bardo sera la que decida el éxito, si decides de esta forma cazarle! También puedes tomar otra decisión, Adanedhel no puede imponerse sobre tus decisiones. ¡Veamos que tienes en mente! ¡No te olvides de las consecuencias de tus elecciones!
————————————— Cryz y Andres —————————————
—¡Pero claro! ¿Como he podido olvidarlo? —dijo la rechoncha criada llevándose una mano a la cabeza. —¡Ustedes son los nuevos cocineros que la duquesa d'Autriche a contratado! Y... vaya que son muy guapetones. —agregó tras devorar con la mirada al "afortunado" hermano de la joven Cryz y guiñarle un ojo con picardía.
—¡Loreen! No asustes a los nuevos. —dijo otro criado, de nariz con proporciones un tanto anormales, pero con intenciones de salvar al pobre cuidador de la chiquilla. —Discúlpenla, es un poco... juguetona. —agregó con vergüenza, mientras la "juguetona" Loreen no le quitaba esa mirada picarona al muchacho. —Acompáñenme, les guiare a la cocina. —dijo una vez más el criado, retirándose rápidamente y dejando atrás a la rechoncha doncella.
—¡Nos vemos luego, encanto! ¡Pasare en un rato por la cocina! ¡Podemos cocinar juntos un delicioso pay de crema! —vocifero la criada al despedirse del muchacho. Algo me dice que ella no se esta refiriendo específicamente a una mezcla de harina, huevos y leche.
—¡Loreen! No asustes a los nuevos. —dijo otro criado, de nariz con proporciones un tanto anormales, pero con intenciones de salvar al pobre cuidador de la chiquilla. —Discúlpenla, es un poco... juguetona. —agregó con vergüenza, mientras la "juguetona" Loreen no le quitaba esa mirada picarona al muchacho. —Acompáñenme, les guiare a la cocina. —dijo una vez más el criado, retirándose rápidamente y dejando atrás a la rechoncha doncella.
—¡Nos vemos luego, encanto! ¡Pasare en un rato por la cocina! ¡Podemos cocinar juntos un delicioso pay de crema! —vocifero la criada al despedirse del muchacho. Algo me dice que ella no se esta refiriendo específicamente a una mezcla de harina, huevos y leche.
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—¿¡Ha quedado claro!? ¡No pienso repetirlo dos veces! —anunció el jefe de la cocina frente a todo el resto de cocineros, incluidos los novatos que se habían infiltrado en la hacienda.
El jefe Dougarn fue un general que presto sus servicios en la guardia de Dundarak, motivo por el cual trataba a los cocineros como si fueran un escuadrón de soldados, ¡y a la duquesa d'Autriche le fascinaba tal comportamiento! ¿De que forma alguien como él había terminado en la cocina de una duquesa en un pueblo tan poco reconocido como Roz? ¡Cosas del destino! ¡El ex-guardia tenía una pasión oculta por la cocina! No dudo en tomar la oportunidad perfecta para ser lo que realmente quería ser, pues la tan exigente duquesa d'Autriche estaba deleitada con sus platillos.
Por supuesto, Dougarn no permitiría que dos novatos entren en su cocina sin ser probados con anterioridad. Las instrucciones ya habían sido brindadas para la hora del almuerzo y a los dos muchachos se les había asignado una dura prueba por realizar. ¡Les tocaba el postre! ¡La parte preferida de Riliane! ¿Que sería servido? ¡La especialidad de Dougarn! ¡Una [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]! ¡Favorita de la duquesa!
¡Jovenes aventureros! ¡Es momento de demostrar sus increíbles habilidades culinarias! La voluntad del bardo decidirá si tienen éxito en dicha tarea. De más esta decirles que pasara si la tarta no le gusta a Riliane, ¡sera toda una tragedia! De igual forma poseen libre albedrío, pueden tomar otra decisión si así lo desean. ¡Pueden esquivar el tener que cocinar y buscar al elfo! ¡O también pueden preparar otro postre para Riliane! ¿Quien sabe? Quizás hallen gracia ante los ojos de la duquesa. En ambos casos, sera la suerte quien determine su éxito.
El jefe Dougarn fue un general que presto sus servicios en la guardia de Dundarak, motivo por el cual trataba a los cocineros como si fueran un escuadrón de soldados, ¡y a la duquesa d'Autriche le fascinaba tal comportamiento! ¿De que forma alguien como él había terminado en la cocina de una duquesa en un pueblo tan poco reconocido como Roz? ¡Cosas del destino! ¡El ex-guardia tenía una pasión oculta por la cocina! No dudo en tomar la oportunidad perfecta para ser lo que realmente quería ser, pues la tan exigente duquesa d'Autriche estaba deleitada con sus platillos.
Por supuesto, Dougarn no permitiría que dos novatos entren en su cocina sin ser probados con anterioridad. Las instrucciones ya habían sido brindadas para la hora del almuerzo y a los dos muchachos se les había asignado una dura prueba por realizar. ¡Les tocaba el postre! ¡La parte preferida de Riliane! ¿Que sería servido? ¡La especialidad de Dougarn! ¡Una [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]! ¡Favorita de la duquesa!
¡Jovenes aventureros! ¡Es momento de demostrar sus increíbles habilidades culinarias! La voluntad del bardo decidirá si tienen éxito en dicha tarea. De más esta decirles que pasara si la tarta no le gusta a Riliane, ¡sera toda una tragedia! De igual forma poseen libre albedrío, pueden tomar otra decisión si así lo desean. ¡Pueden esquivar el tener que cocinar y buscar al elfo! ¡O también pueden preparar otro postre para Riliane! ¿Quien sabe? Quizás hallen gracia ante los ojos de la duquesa. En ambos casos, sera la suerte quien determine su éxito.
- La voluntad del bardo:
- Bardo no es un dios, no puede imponer su voluntad sobre la de otros. Le es imposible decidir sobre la mala o buena suerte igual que los dioses, pues sus poderes no son divinos. ¿Que ocurrirá entonces? En cada turno, Adanedhel seleccionara una pequeña gama de runas. Si os tocan dichas runas seleccionadas, lamentablemente padecerán de una mala suerte. ¡El resto de runas traerán consigo una suerte perfecta! ¡No temáis, lanzad La voluntad de los dioses sin miedo al fracaso!
Runas seleccionadas:
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Tenzin Fang Leiden
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Re: La flor de la maldad [Libre] [4/4] [Cerrado]
Gracias a los dioses todo iba bien hasta que esa gorda empezó a coquetear con mi hermanote, no podía contenerme mientras esa bola de carne andante se atrevía a coquetear con mi hermano ¡En frente de mi! ¿Acaso no tenia decencia? Como fuera no logre soltar todo lo que pensaba cuando otro sirviente llego, si ese hombre de nariz fea no hubiera llegado tal vez hubiera puesto en su lugar a la gorda insolente esa, mi hermano mostro una media sonrisa ante el comentario del hombre feo. - Si claro, juguetona - murmure mientras me cruzaba de brazos y le dirigía una mirada asesina a la gorda. Mi hermano me dio un golpe en el hombro para que dejara mi imprudencia - Seria todo un placer que nos mostrara por donde esta la cocina - dijo mi hermano para luego seguir al hombre. Yo me dedique a seguirle aunque antes de entrar por la puerta de servicio le dirigí a aquella mujer una mirada de advertencia por tal forma de despedirse, para luego entrar detrás de mi hermano, al entrar pasamos por un pasillo para luego llegar a una cocina inmensa donde otras cinco personas mas trabajaban preparando la comida, yo me quede asombrada al ver tanta comida, tonto asi que mi estomago gruñó por el hambre repentino que me había llegado, solo pude suspirar por que sabia que de esa comida no podría comer ni un bocado, luego de eso nos dieron unos trajes limpios, mi hermano y yo nos encogimos de hombros para luego ir a limpiarnos y ponernos la ropas limpias, justo entrando de nuevo a la cocina un hombre entro dando ordenes a gritos a todos, yo no pude evitar tragar saliba algo nerviosa, luego se giro hacia mi hermano y yo para darnos a entender lo que haríamos, luego de que nos gritara lo que haríamos me limpie la saliva que me había caído en la mejilla, nos había ordenado hacer el postre de la princesa, mi hermano y yo nos miramos de reojos algo nerviosos, si habían dicho que esta chica mataba a todo aquel que le hacia enojar o disgustar ¿Como reaccionaria si no le gustaba la torta? De seguro perderíamos la cabeza, no pude evitar sobar mi cuello para luego ver a mi hermano con miedo. Comenzamos con los preparativos para la torta, no era tan diferentes a las que hacia con la señorita Rubí, la diferencia es que esta tenia que quedar perfecta, mi hermano empezaba a hacer la mescla del bizcocho mientras yo preparaba el rellenó mientras entre murmullos hablábamos sobre el plan. - ¿Ya entendiste el plan no? - pregunto mi hermano mientras metía el bizcocho al horno. - Sip ya entendí, cuando estén distraídos me escabullo y busco al elfo - dije como si no fuera nada. Mi hermano me vio con seriedad, mientras mi hermano vigilaba el biscocho yo me dedique a escabullirme por la cocina evitando que me vieran para ver un poco mas aquel lugar tan grande pero preferí regresar con mi hermano para evitar que Don Gritón me sacara a patadas de la cocina y sobretodo evitar que nos cortaran la cabeza. Luego de que el tiempo de cocción pasara mi hermano saco el biscocho y lo dejamos enfriar para luego empezar a rellenarlo. Terminamos minutos antes de la hora del almuerzo, seguía teniendo los nervios a flor de piel, cuando los sirvientes empezaron a servir las comidas en las bandejas para llevarlas a la mesa, mire a mi hermano, asentí frente a su mirada y me puse junto a otras chicas que estaban llevando las bandejas, yo tome un tazón en el que había ensalada y me metí al grupo. Al llegar al comedor deje el tazón en la mesa y me escabullí a un pasillo para empezar a buscar al elfo ¿Donde podía estar? ¿Donde una tirana encerraba a sus porcioneros? Como fuera tenia que hacerlo rápido lo mas rápido posible, mie tras caminaba con cuidado por los pasillos empece a escuchar una voz femenina y casi infantil que al parecer le gustaba dar ordenes, yo mire a todos lados al ver que estaba en el corredor principal que llevaba al comedor, me mordí el dedo gordo con miedo y lo único que hice fue abrir la puerta mas cercana con cuidado de no hacer ruido y esconderme detrás de esta esperando a que la tirana pasara y pudiera salir sin ser descubierta.
- Off-Rol:
- Holiwi, bueno nada mas vine a informarles que no me toco ninguna de las [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] seleccionadas por Bardo.
Cryz
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Re: La flor de la maldad [Libre] [4/4] [Cerrado]
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Zatch
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