Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
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Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
Hacía pocos minutos que el sol había salido, las calles de Lunargenta estaban, como siempre, repletas de actividad; Marineros, mercaderes y simple viandantes entorpecían cada paso que daba en dirección al cuartel, la variedad de reacciones que estos tenían no era especialmente elevada y se limitaban a lanzarle miradas acusadoras cuando se topaba con estos o, como era costumbre para todos los habitantes de la urbe humana, lanzar algún improperio que otro al guarda. No le importaba demasiado, de todas formas, ya iba tarde.
Mientras dejaba escapar un bostezo que casi le desencajó la mandíbula, llegó hasta las imponentes puertas de su lugar de trabajo y, tras saludar al guarda encargado de custodiar la entrada del cuartel, se internó en la fortaleza.
Como las calles de la ciudad, el propio cuartel era un lugar sobre el cual, sin lugar a duda, podría decirse que estaba vivo, numerosos guardas dispuestos a patrullar las calles recorrían los pasillos de un lugar a otro con aparente prisa, así como tras estos, diversos escribas cargaban un número insustancial de pergaminos y tomos repletos de leyes y de normas que Eltrant aún no se sabía completamente bien, todo individuo que estuviese dentro de aquellas paredes tenía una función, y él, además de ser el favorito del carcelero, aquella mañana tenía una cita con Tyron en el campo de adiestramiento.
Al parecer iba a participar en una especie de entrenamiento especial que se había sacado Tyron bajo la manga, sonriendo para sí continuó caminando en dirección al patio en el que los reclutas solían ser instruidos, algo le decía que su oficial lo único que quería era una excusa para devolverle el puñetazo. No le culpaba.
Por culpa de aquel puñetazo había pasado dos noches en el calabozo, no se arrepentía de ello, sin embargo, no le gustaba lo que había oído de la razón por la que lo dio. Wernack, el hombre-bestia mercenario que sacó de un juicio en el que lo iban a, irremediablemente, condenar a muerte decía llamarse ahora Asher. “Marcado” lo llamaban los demás.
Un reo que no podía desobedecer las órdenes que le daban, que no podía negarse a hacer nada de lo que le dijesen sus superiores, aquello a ojos de Eltrant podría ser llamado perfectamente “esclavo”, aunque sus superiores lo prefiriesen decir “La solución a las cárceles”. Las dos caras de la moneda.
Al cabo de varios minutos terminó por llegar al patio en el que Tyron y otras tres personas aguardaban. Estirando los brazos se acercó a los presentes, y antes siquiera de que pudiese saludar a alguno de sus compañeros, la voz del oficial le interrumpió.
– Ya iba siendo hora Tale – Dijo cruzado de brazos - ¿Se puede saber dónde estabas? ¿Es que no has leído esto? – Frunciendo el ceño el hombre se acercó a Eltrant y le entregó un pequeño papel que este ojeó rápidamente, básicamente era el mismo aviso que le habían entregado al salir de la celda para que se presentase allí a primera hora de la mañana - ¿Qué tal la nariz? – Preguntó el castaño con una sonrisa mientras se posicionaba junto a sus compañeros, Tyron frunció el ceño, sin embargo, parecía tan sereno como siempre, nunca había visto al hombre que tenía frente a él perder la calma – Tale, no olvides el tiempo que has pasado "abajo" – El mencionado ensanchó la sonrisa – No lo haré, descuide.
Bostezó de nuevo, sin prestar demasiada atención a lo que decía Tyron y ojeo a sus compañeros, conocía a Garret, un tipo agradable, tenían un humor similar, aunque no podía decir que habían coincidido en muchas patrullas, por otra parte, estaba Theo, estoico como de costumbre, siempre callado, no recordaba haber intercambiado ninguna palabra con él nunca, por último, Asher, el anteriormente conocido como Wernack.
Abrió la boca en varias ocasiones para decir algo, pero simplemente no era capaz de encontrar las palabras apropiadas que decirle al lobo, habían marcado a Asher con un hierro al rojo vivo cuando estaba bajo su custodia, era bastante evidente, con solo mirarle, que no estaba muy precisamente contento por estar allí. – Tale, te recomendaría que me prestases atención – Eltrant volvió enseguida a la realidad y asintió con la cabeza – Primero, vamos a comprobar vuestras habilidades.Tomad el arma que consideréis de aquel baúl. – Con las manos siempre a su espalda, Tyron contempló como los hombres a sus órdenes se acercaban a un cofre repleto de armas y tras rebuscar entre las opciones, volvían con la que creían que era la ideal.
Eltrant tomó una espada de confección similar a la suya propia, sin filo, claramente fabricada para practicar; Con el mismo peso y un tamaño aproximado, la esgrimió de un lado a otro en el aire, dando estocadas a la nada.
Sus habilidades para la esgrima se seguían basando prácticamente en su instinto y en dejarse golpear hasta que el enemigo estaba demasiado agotado como para esquivar un corte directamente hacía cuello, a pesar de ello, la guardia le había enseñado algunas fintas y cosas que, de llegar a haber conocido antes, probablemente tendría menos cicatrices.
- Elegid un oponente, pero solo uno – Ordenó el Sargento sentándose a la sombra de un enorme roble que estaba a un lado del patio – No perdáis más el tiempo, ¡Vamos! – Apartándose el flequillo de los ojos Eltrant se encaminó al centro del patio, no sin antes pasar junto a Asher, alargó la mano y estuvo a punto de tocarle un hombro, pero se quedó a la mitad, dejó caer la mano antes de que el lobo se hubiese dado cuenta siquiera de que la había alzado – Siento lo que te ha pasado – Dijo sencillamente, no podía expresar con más palabras lo que sentía acerca de la marca, todo lo que dijese sonaría a excusa, la realidad era una, y era aquella.
Cuando estuvo en el centro del patio alzo su espada y volvió a repetir las estocadas que había estado haciendo, se le seguía antojando muy ligera – ¡Tyron! – Exclamó desde dónde estaba – Estas espadas pesan muy poco, ¿Estás seguro de que están bien? – El sargento puso los ojos en blanco – Por el amor a los dioses Tale, ¿Es que quieres usar una con filo real? – El exmercenario sonrió a su oficial y aguardó a que alguno de los presentes le eligiese como contrincante.
- Lo cierto es que después de esos dos días que me he pasado encerrado – Estiró las piernas y dio varios saltitos en el mismo sitio donde se encontraba – No me viene nada mal un poco de acción – Se dijo a si mismo tratando de despertar la cierta rigidez que aún tenía en los músculos.
- Vamos, empezad – Ordenó Tyron desde la sombra.
Mientras dejaba escapar un bostezo que casi le desencajó la mandíbula, llegó hasta las imponentes puertas de su lugar de trabajo y, tras saludar al guarda encargado de custodiar la entrada del cuartel, se internó en la fortaleza.
Como las calles de la ciudad, el propio cuartel era un lugar sobre el cual, sin lugar a duda, podría decirse que estaba vivo, numerosos guardas dispuestos a patrullar las calles recorrían los pasillos de un lugar a otro con aparente prisa, así como tras estos, diversos escribas cargaban un número insustancial de pergaminos y tomos repletos de leyes y de normas que Eltrant aún no se sabía completamente bien, todo individuo que estuviese dentro de aquellas paredes tenía una función, y él, además de ser el favorito del carcelero, aquella mañana tenía una cita con Tyron en el campo de adiestramiento.
Al parecer iba a participar en una especie de entrenamiento especial que se había sacado Tyron bajo la manga, sonriendo para sí continuó caminando en dirección al patio en el que los reclutas solían ser instruidos, algo le decía que su oficial lo único que quería era una excusa para devolverle el puñetazo. No le culpaba.
Por culpa de aquel puñetazo había pasado dos noches en el calabozo, no se arrepentía de ello, sin embargo, no le gustaba lo que había oído de la razón por la que lo dio. Wernack, el hombre-bestia mercenario que sacó de un juicio en el que lo iban a, irremediablemente, condenar a muerte decía llamarse ahora Asher. “Marcado” lo llamaban los demás.
Un reo que no podía desobedecer las órdenes que le daban, que no podía negarse a hacer nada de lo que le dijesen sus superiores, aquello a ojos de Eltrant podría ser llamado perfectamente “esclavo”, aunque sus superiores lo prefiriesen decir “La solución a las cárceles”. Las dos caras de la moneda.
Al cabo de varios minutos terminó por llegar al patio en el que Tyron y otras tres personas aguardaban. Estirando los brazos se acercó a los presentes, y antes siquiera de que pudiese saludar a alguno de sus compañeros, la voz del oficial le interrumpió.
– Ya iba siendo hora Tale – Dijo cruzado de brazos - ¿Se puede saber dónde estabas? ¿Es que no has leído esto? – Frunciendo el ceño el hombre se acercó a Eltrant y le entregó un pequeño papel que este ojeó rápidamente, básicamente era el mismo aviso que le habían entregado al salir de la celda para que se presentase allí a primera hora de la mañana - ¿Qué tal la nariz? – Preguntó el castaño con una sonrisa mientras se posicionaba junto a sus compañeros, Tyron frunció el ceño, sin embargo, parecía tan sereno como siempre, nunca había visto al hombre que tenía frente a él perder la calma – Tale, no olvides el tiempo que has pasado "abajo" – El mencionado ensanchó la sonrisa – No lo haré, descuide.
Bostezó de nuevo, sin prestar demasiada atención a lo que decía Tyron y ojeo a sus compañeros, conocía a Garret, un tipo agradable, tenían un humor similar, aunque no podía decir que habían coincidido en muchas patrullas, por otra parte, estaba Theo, estoico como de costumbre, siempre callado, no recordaba haber intercambiado ninguna palabra con él nunca, por último, Asher, el anteriormente conocido como Wernack.
Abrió la boca en varias ocasiones para decir algo, pero simplemente no era capaz de encontrar las palabras apropiadas que decirle al lobo, habían marcado a Asher con un hierro al rojo vivo cuando estaba bajo su custodia, era bastante evidente, con solo mirarle, que no estaba muy precisamente contento por estar allí. – Tale, te recomendaría que me prestases atención – Eltrant volvió enseguida a la realidad y asintió con la cabeza – Primero, vamos a comprobar vuestras habilidades.Tomad el arma que consideréis de aquel baúl. – Con las manos siempre a su espalda, Tyron contempló como los hombres a sus órdenes se acercaban a un cofre repleto de armas y tras rebuscar entre las opciones, volvían con la que creían que era la ideal.
Eltrant tomó una espada de confección similar a la suya propia, sin filo, claramente fabricada para practicar; Con el mismo peso y un tamaño aproximado, la esgrimió de un lado a otro en el aire, dando estocadas a la nada.
Sus habilidades para la esgrima se seguían basando prácticamente en su instinto y en dejarse golpear hasta que el enemigo estaba demasiado agotado como para esquivar un corte directamente hacía cuello, a pesar de ello, la guardia le había enseñado algunas fintas y cosas que, de llegar a haber conocido antes, probablemente tendría menos cicatrices.
- Elegid un oponente, pero solo uno – Ordenó el Sargento sentándose a la sombra de un enorme roble que estaba a un lado del patio – No perdáis más el tiempo, ¡Vamos! – Apartándose el flequillo de los ojos Eltrant se encaminó al centro del patio, no sin antes pasar junto a Asher, alargó la mano y estuvo a punto de tocarle un hombro, pero se quedó a la mitad, dejó caer la mano antes de que el lobo se hubiese dado cuenta siquiera de que la había alzado – Siento lo que te ha pasado – Dijo sencillamente, no podía expresar con más palabras lo que sentía acerca de la marca, todo lo que dijese sonaría a excusa, la realidad era una, y era aquella.
Cuando estuvo en el centro del patio alzo su espada y volvió a repetir las estocadas que había estado haciendo, se le seguía antojando muy ligera – ¡Tyron! – Exclamó desde dónde estaba – Estas espadas pesan muy poco, ¿Estás seguro de que están bien? – El sargento puso los ojos en blanco – Por el amor a los dioses Tale, ¿Es que quieres usar una con filo real? – El exmercenario sonrió a su oficial y aguardó a que alguno de los presentes le eligiese como contrincante.
- Lo cierto es que después de esos dos días que me he pasado encerrado – Estiró las piernas y dio varios saltitos en el mismo sitio donde se encontraba – No me viene nada mal un poco de acción – Se dijo a si mismo tratando de despertar la cierta rigidez que aún tenía en los músculos.
- Vamos, empezad – Ordenó Tyron desde la sombra.
Eltrant Tale
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
Algo se movió debajo de mi, despertándome. Mi cerebro tardó un par de segundos en responder, pero abrí los ojos. La cama en sí se había agitado, y estaba volviendo a hacerlo. Miré alrededor, y vi al causante. Garrett.
-¡Eh, fiera, perdona! No me mires así, me han mandado despertarte.- aseguró, alzando las manos en señal de paz. Mover la cama de alguien con telekinesis no era precisamente la forma más considerada de despertar a alguien, pero parecía acorde con su patológico sentido del humor. Retirando mi mirada homicida, me levanté y miré alrededor. Muchas de las camas seguían aún ocupadas por guardias de bajo rango que preferían dormir allí. De hecho, el sol ni siquiera había salido. Me desperecé de mala gana, y tras vestirme, acompañé al brujo al patio.
-¿...por qué?- pregunté con voz seca.
-Tyron quiere que hagamos un entrenamiento "especial". Tu, yo, Theo y Tale. ¿No te dan ganas de saltar de alegría?
Gruñí. No era ningún secreto que el sargento no nos tenía demasiado aprecio, ni al brujo ni a mi. No sabía que habian hecho los otros dos para unirse a la lista de amigos de Tyron, pero sencillamente, me daba igual. Simplemente haría la ridícula práctica y tal vez podría volver a dormir. Tyron ya estaba ahí, en la otra punta del patio, pero aún faltaban los otros dos.
La cabeza me daba vueltas debido al repentino despertar, y aún no había dormido todo lo que debía, pero no me sentía tan agotado como los dos días anteriores. Tal vez estuviese acostumbrándome un poco a la marca. Me senté en el suelo, esperando silenciosamente a que apareciesen los dos humanos. Theo fue el primero: el humano de pelo rubio y corto con ojos vivaces llegó justo cuando empezaba a clarear.
Eltrant tardó unos minutos más, y el sargento no desaprovechó la oportunidad para ladrarle lo que fuese. Nos reunimos en el centro del patio, donde Tyron nos explicó con todo detalle el por qué necesitábamos un entrenamiento disciplinario.
-Habéis mostrado desacato y falta de respeto ante un superior, y eso es algo que no podemos permitir. Sois guardias. Y para estar aquí, es necesario mostrar disciplina y humildad. Además...- siguió dando un aburrido discurso. ¿De verdad era esa su excusa? Me daban ganas de echarle las garras al cuello otra vez. Miré al sargento, con aún más cara de pocos amigos que él. Noté que Garrett estuvo a punto de decir algo en repetidas ocasiones, pero lo dejó estar. Era raro que supiese cuando callarse.
Finalmente, nos ordenó coger armas de entrenamiento de un baúl. El brujo tomó una espada larga, similar a la suya, mientras que Theo fue a por una espada más curva y ligera: un alfanje. Por mi parte, opté por la espada bastarda a la que estaba acostumbrado, ya que no quedaría en desventaja frente a cualquiera de los otros tres. No era tan cómoda como la mia, pero si era algo menos pesada. Me serviría.
Garrett me hizo un gesto con la cabeza, indicando que nos moviesemos a una parte del patio para practicar entre nosotros. Sin embargo, la voz de Tale me interrumpió antes de que hiciese nada. Fruncí el ceño, enfurecido. Sus palabras estaban vacias para mi. Si le hubiese importado de verdad, había tenido su oportunidad para demostrarlo. Aún malhumorado, me coloqué delante del brujo, a un par de metros.
-¿Preparado? ¡Ya!- me lancé como una flecha, llevando la espada en ambas manos. En menos de un segundo, cubrí la distancia que nos separaba y lancé un potente tajo de abajo a arriba. El brujo lo bloqueó, sorprendido, pero la fuerza del golpe le hizo perder el control de la espada. El siguiente ataque golpeó su cintura, y la ronda acabó tan rápido como había empezado. Garrett pestañeó dos veces, sorprendido. Estaba claro que le había pillado por sorpresa.
-Otra vez.- musité. -¡Ya!-
De nuevo, cargué hacia él, pero esta vez retrocedió con un paso rápido. Lanzó un corte rápido apuntado a torso, que apenas evité por un centímetro, y respondí con un contraataque al hombro. Gracias al alcance adicional de mi arma, volví a ganar. El brujo se detuvo un segundo, meditando, e indicó que estaba listo de nuevo.
Esta vez, empecé con un tajo diagonal. Garrett lo esquivó con un paso lateral, pero se acercó más, dejandonos a apenas centímetros. Aprovechando el momento, llevó su espada a mi vientre antes de que pudiese recuperar mi dirección.
-Hmph.- era evidente que estaba mejorando. Había notado mi mal humor, y sabía que iría de forma agresiva. Alejarse le dejaba en peor situación, así que había aprendido a atacar de cerca. Sin embargo, seguía siendo lento, y en un combate real, no tendría tantas oportunidades. -¡Vigila esa defensa, Theryn! ¡Y Marcado, deja de atacar como un animal rabioso! Tal vez te funcione con el brujo, pero te expones demasiado.-
Resoplé. Ya sabía todo eso, pero me daba igual. Sólo tenía que ganar. El combate era lo único en lo que podía desahogarme, y no tenía intención de fallar ahí.
Mientras tanto, Theo pareció haberse emparejado con Eltrant.
-Mejor contigo que con esos dos raritos, ¿hmm? Si no lo has notado, "ese" es un brujo.- le murmuró, con una sonrisa cómplice. Después, se preparó, colocando su alfanje en una posición defensiva.
-¡Eh, fiera, perdona! No me mires así, me han mandado despertarte.- aseguró, alzando las manos en señal de paz. Mover la cama de alguien con telekinesis no era precisamente la forma más considerada de despertar a alguien, pero parecía acorde con su patológico sentido del humor. Retirando mi mirada homicida, me levanté y miré alrededor. Muchas de las camas seguían aún ocupadas por guardias de bajo rango que preferían dormir allí. De hecho, el sol ni siquiera había salido. Me desperecé de mala gana, y tras vestirme, acompañé al brujo al patio.
-¿...por qué?- pregunté con voz seca.
-Tyron quiere que hagamos un entrenamiento "especial". Tu, yo, Theo y Tale. ¿No te dan ganas de saltar de alegría?
Gruñí. No era ningún secreto que el sargento no nos tenía demasiado aprecio, ni al brujo ni a mi. No sabía que habian hecho los otros dos para unirse a la lista de amigos de Tyron, pero sencillamente, me daba igual. Simplemente haría la ridícula práctica y tal vez podría volver a dormir. Tyron ya estaba ahí, en la otra punta del patio, pero aún faltaban los otros dos.
La cabeza me daba vueltas debido al repentino despertar, y aún no había dormido todo lo que debía, pero no me sentía tan agotado como los dos días anteriores. Tal vez estuviese acostumbrándome un poco a la marca. Me senté en el suelo, esperando silenciosamente a que apareciesen los dos humanos. Theo fue el primero: el humano de pelo rubio y corto con ojos vivaces llegó justo cuando empezaba a clarear.
Eltrant tardó unos minutos más, y el sargento no desaprovechó la oportunidad para ladrarle lo que fuese. Nos reunimos en el centro del patio, donde Tyron nos explicó con todo detalle el por qué necesitábamos un entrenamiento disciplinario.
-Habéis mostrado desacato y falta de respeto ante un superior, y eso es algo que no podemos permitir. Sois guardias. Y para estar aquí, es necesario mostrar disciplina y humildad. Además...- siguió dando un aburrido discurso. ¿De verdad era esa su excusa? Me daban ganas de echarle las garras al cuello otra vez. Miré al sargento, con aún más cara de pocos amigos que él. Noté que Garrett estuvo a punto de decir algo en repetidas ocasiones, pero lo dejó estar. Era raro que supiese cuando callarse.
Finalmente, nos ordenó coger armas de entrenamiento de un baúl. El brujo tomó una espada larga, similar a la suya, mientras que Theo fue a por una espada más curva y ligera: un alfanje. Por mi parte, opté por la espada bastarda a la que estaba acostumbrado, ya que no quedaría en desventaja frente a cualquiera de los otros tres. No era tan cómoda como la mia, pero si era algo menos pesada. Me serviría.
Garrett me hizo un gesto con la cabeza, indicando que nos moviesemos a una parte del patio para practicar entre nosotros. Sin embargo, la voz de Tale me interrumpió antes de que hiciese nada. Fruncí el ceño, enfurecido. Sus palabras estaban vacias para mi. Si le hubiese importado de verdad, había tenido su oportunidad para demostrarlo. Aún malhumorado, me coloqué delante del brujo, a un par de metros.
-¿Preparado? ¡Ya!- me lancé como una flecha, llevando la espada en ambas manos. En menos de un segundo, cubrí la distancia que nos separaba y lancé un potente tajo de abajo a arriba. El brujo lo bloqueó, sorprendido, pero la fuerza del golpe le hizo perder el control de la espada. El siguiente ataque golpeó su cintura, y la ronda acabó tan rápido como había empezado. Garrett pestañeó dos veces, sorprendido. Estaba claro que le había pillado por sorpresa.
-Otra vez.- musité. -¡Ya!-
De nuevo, cargué hacia él, pero esta vez retrocedió con un paso rápido. Lanzó un corte rápido apuntado a torso, que apenas evité por un centímetro, y respondí con un contraataque al hombro. Gracias al alcance adicional de mi arma, volví a ganar. El brujo se detuvo un segundo, meditando, e indicó que estaba listo de nuevo.
Esta vez, empecé con un tajo diagonal. Garrett lo esquivó con un paso lateral, pero se acercó más, dejandonos a apenas centímetros. Aprovechando el momento, llevó su espada a mi vientre antes de que pudiese recuperar mi dirección.
-Hmph.- era evidente que estaba mejorando. Había notado mi mal humor, y sabía que iría de forma agresiva. Alejarse le dejaba en peor situación, así que había aprendido a atacar de cerca. Sin embargo, seguía siendo lento, y en un combate real, no tendría tantas oportunidades. -¡Vigila esa defensa, Theryn! ¡Y Marcado, deja de atacar como un animal rabioso! Tal vez te funcione con el brujo, pero te expones demasiado.-
Resoplé. Ya sabía todo eso, pero me daba igual. Sólo tenía que ganar. El combate era lo único en lo que podía desahogarme, y no tenía intención de fallar ahí.
Mientras tanto, Theo pareció haberse emparejado con Eltrant.
-Mejor contigo que con esos dos raritos, ¿hmm? Si no lo has notado, "ese" es un brujo.- le murmuró, con una sonrisa cómplice. Después, se preparó, colocando su alfanje en una posición defensiva.
Asher Daregan
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
Suspiró y preparó su arma – Ese “brujo” es tu compañero Theo – Estiró los brazos – Quien sabe, quizás algún día te salven la vida – Theo torció el gesto, pero lo hizo de manera casi imperceptible, si no hubiese estado mirando fijamente, esperando que le atacase en cualquier momento, Eltrant ni siquiera se habría dado cuenta. - ¿Empezamos entonces…? – Theo no dijo palabra y, con su espada curva alzada sonrió enigmáticamente – Y dices que ellos son los raros… - Murmuró el exmercenario avanzando un par de pasos.
Cansado de esperar acometió contra su enemigo, Theo desvió su espada fácilmente y se preparó para contratacar, no obstante, se encontró con el arma del castaño, quien ya había anticipado esto y no tardó en responder a la acometida de su adversario. - ¡No está mal! – Exclamó Eltrant reculando para esquivar la hoja de Theo - ¡Nada mal! – Sonriendo volvió a atacar, ambos hombres se fundieron en un baile de metal, el sonido de las espadas entrechocando era lo único que podía oírse en el patio en aquel momento, algunos guardias que no estaban de servicio comenzaron a detenerse, a observar curiosos el entrenamiento.
No tardó en comprender como peleaba Theo, defensivo, muy defensivo; Aguardaba paciente hasta el momento indicado, hasta que veía una abertura en la defensa del contrario, cuando atacaba, cuando Theo decidía moverse, lo hacía solamente acabar con su rival. Desafortunadamente, debido a su porte y a su tamaño, aquello le servía para contrincantes básicamente similares a él, Eltrant distaba mucho de ser el espadachín típico, no conocía las diferentes artes de esgrima existentes, lo de él era una extraña amalgama entre fuerza bruta e instinto.
Por lo que, después de que Eltrant se encargase de atravesar la defensa de Theo por quinta vez, este se vio forzado a tratar de no chocar espadas en lo que quedaba de combate, y, haciendo uso de su agilidad, comenzó a evitar la hoja del exmercenario.
Se agachaba, saltaba hacia atrás y retrocedía, el combate contra el portador de la hoja curva se volvió un “atrápame si puedes” en el que este, de vez en cuando, lanzaba estocadas que el castaño bloqueaba sin mucha dificultad. - ¿Cansado? – Preguntó Theo con aquella sonrisa que Eltrant no era capaz de descifrar desde una posición relativamente segura - ¿Por quién me tomas? – Estiró ambos brazos y sujetó su espada con ambas manos – Vamos. – Theo ensanchó su sonrisa y volvió a elevar la espada – Aquí te espero.
¿Es que no planeaba atacar el ni una sola vez? Frunciendo el ceño, Eltrant caminó, sin apartar los ojos de su adversario, en torno a él, tratando de buscar un punto por el que atacar. Theo, mientras tanto, seguía con la mirada los movimientos que hacía su compañero de armas, sin moverse de dónde se encontraba, simplemente girando su cuerpo en la misma dirección en la que se movía este.
-Pierde el primero que se quede sin arma – Oyó decir a Tyron desde su cómoda posición a la sombra – No quiero que os abráis la cabeza los unos a los otros sin motivo alguno. – Eltrant sonrió – Pero eso no significa que no podáis golpearos, por favor, no os cortéis – Ensanchó la sonrisa, ahí estaba la clave del entrenamiento, el sutil castigo que el sargento imponía sobre los rebeldes soldados que tenía a su cargo. - ¡Vamos Tale! ¡Peleas como un granjero! ¡Ven a por mí de una vez! – El aludido arqueó una ceja - ¡Me sorprende que recuerdes que estamos en un combate! – Respondió Eltrant cargando contra su adversario como este le había pedido.
Era consciente de que era más rápido, también sabía perfectamente que fallaría aquel ataque, ¿Pero que iba a hacer? ¿Quedarse mirándole hasta que Tyron decidiese que ya era suficiente? No iba a darle ninguna excusa más al sargento para lanzarlo a una mazmorra por desobedecer órdenes.
Una finta, con una delicada y concisa finta, Theo se apartó de la trayectoria de la espada de Eltrant. Con una facilidad insultante evitó el golpe que el llamado granjero estaba dispuesto a darle, y volviéndose casi etéreo a ojos del castaño, Theo movió fugazmente su arma directamente a la cara de este, golpeándole con una fuerza abrumadora.
Tambaleándose, Eltrant se llevó la mano izquierda hasta su rostro, dónde ahora tenía un pequeño corte sangrante, justo en la mejilla. La cabeza le daba vueltas y su vista se nubló por unos instantes, Theo, frente a él, permanecía estático, mirando con interés como, bajo su punto de vista, había terminado la pelea. Eltrant cayo de rodillas.
Cualquier persona habría soltado lo que llevase en las manos al recibir un golpe de esa magnitud, probablemente se habría desmayado, Eltrant, tras unos segundos aturdido, sacudió la cabeza y afianzando su mano derecha en torno a la espada que blandía, se levantó.
Theo acababa de cruzar la línea entre un combate casual y una pelea seria. - Eres consciente que esto es un entrenamiento ¿No? – Preguntó limpiándose la sangre que resbalaba por su moflete con la manga de la camisa, Theo alzó una ceja – Los demás ya han acabado, parece – Eltrant sonrió – No les hagamos esperar.
Atacó, otra vez, Theo no iba a hacerlo, estaba en su mano acabar la pelea. Esta vez atento al combate, vigilando la espada de Theo,ignorando el resto; al lobo, a Garret, a Tyron, solo estaban, él, la punta de su espada, y el lugar en el que iba a impactar en los próximos cinco segundos. De nuevo se enfrascaron en una frenética coreografía bajo la intensa melodía del acero, esta vez, fue, quizás, más agresiva.
Sin darle cuartel a Theo, Eltrant obligó a su oponente a tener que encararle, a no planificar las cosas y moverse por instinto. Y entonces fue cuando, al cabo de unos minutos sin poder escapar del “agarre” del exmercenario, la espada de este golpeó la mano del rubio, momento en el cual, dolorido, perdió el ritmo durante apenas unos segundos.
Lo siguiente que vio Theo fue el arma de Eltrant a escasos centímetros de su cara, y justo después de aquello, y acompañado por un intenso dolor en el lado derecho de la cabeza, el cielo. Con su rival vez en el suelo, derribado, el exmercenario apartó la espada de práctica de la mano de este con el pie, había ganado.
- ¿Estas bien? – Preguntó tendiéndole la mano a Theo, ayudándole a levantarse – Ha sido algo… más intenso de lo que esperaba – Eltrant volvió a limpiarse la sangre que resbalaba por su mejilla, esperando una respuesta por parte de la persona a la que acababa de derrotar, este, sin embargo, miró a Tyron durante unos segundos y después volvió a girarse hacía Eltrant, dedicándole una sonrisa que, si bien parecía genuina, había algo en ella que al exmercenario no le terminaba de encajar.
– Ha estado bien – Dijo con sencillez antes de volver hacia dónde estaban los demás.
Cansado de esperar acometió contra su enemigo, Theo desvió su espada fácilmente y se preparó para contratacar, no obstante, se encontró con el arma del castaño, quien ya había anticipado esto y no tardó en responder a la acometida de su adversario. - ¡No está mal! – Exclamó Eltrant reculando para esquivar la hoja de Theo - ¡Nada mal! – Sonriendo volvió a atacar, ambos hombres se fundieron en un baile de metal, el sonido de las espadas entrechocando era lo único que podía oírse en el patio en aquel momento, algunos guardias que no estaban de servicio comenzaron a detenerse, a observar curiosos el entrenamiento.
No tardó en comprender como peleaba Theo, defensivo, muy defensivo; Aguardaba paciente hasta el momento indicado, hasta que veía una abertura en la defensa del contrario, cuando atacaba, cuando Theo decidía moverse, lo hacía solamente acabar con su rival. Desafortunadamente, debido a su porte y a su tamaño, aquello le servía para contrincantes básicamente similares a él, Eltrant distaba mucho de ser el espadachín típico, no conocía las diferentes artes de esgrima existentes, lo de él era una extraña amalgama entre fuerza bruta e instinto.
Por lo que, después de que Eltrant se encargase de atravesar la defensa de Theo por quinta vez, este se vio forzado a tratar de no chocar espadas en lo que quedaba de combate, y, haciendo uso de su agilidad, comenzó a evitar la hoja del exmercenario.
Se agachaba, saltaba hacia atrás y retrocedía, el combate contra el portador de la hoja curva se volvió un “atrápame si puedes” en el que este, de vez en cuando, lanzaba estocadas que el castaño bloqueaba sin mucha dificultad. - ¿Cansado? – Preguntó Theo con aquella sonrisa que Eltrant no era capaz de descifrar desde una posición relativamente segura - ¿Por quién me tomas? – Estiró ambos brazos y sujetó su espada con ambas manos – Vamos. – Theo ensanchó su sonrisa y volvió a elevar la espada – Aquí te espero.
¿Es que no planeaba atacar el ni una sola vez? Frunciendo el ceño, Eltrant caminó, sin apartar los ojos de su adversario, en torno a él, tratando de buscar un punto por el que atacar. Theo, mientras tanto, seguía con la mirada los movimientos que hacía su compañero de armas, sin moverse de dónde se encontraba, simplemente girando su cuerpo en la misma dirección en la que se movía este.
-Pierde el primero que se quede sin arma – Oyó decir a Tyron desde su cómoda posición a la sombra – No quiero que os abráis la cabeza los unos a los otros sin motivo alguno. – Eltrant sonrió – Pero eso no significa que no podáis golpearos, por favor, no os cortéis – Ensanchó la sonrisa, ahí estaba la clave del entrenamiento, el sutil castigo que el sargento imponía sobre los rebeldes soldados que tenía a su cargo. - ¡Vamos Tale! ¡Peleas como un granjero! ¡Ven a por mí de una vez! – El aludido arqueó una ceja - ¡Me sorprende que recuerdes que estamos en un combate! – Respondió Eltrant cargando contra su adversario como este le había pedido.
Era consciente de que era más rápido, también sabía perfectamente que fallaría aquel ataque, ¿Pero que iba a hacer? ¿Quedarse mirándole hasta que Tyron decidiese que ya era suficiente? No iba a darle ninguna excusa más al sargento para lanzarlo a una mazmorra por desobedecer órdenes.
Una finta, con una delicada y concisa finta, Theo se apartó de la trayectoria de la espada de Eltrant. Con una facilidad insultante evitó el golpe que el llamado granjero estaba dispuesto a darle, y volviéndose casi etéreo a ojos del castaño, Theo movió fugazmente su arma directamente a la cara de este, golpeándole con una fuerza abrumadora.
Tambaleándose, Eltrant se llevó la mano izquierda hasta su rostro, dónde ahora tenía un pequeño corte sangrante, justo en la mejilla. La cabeza le daba vueltas y su vista se nubló por unos instantes, Theo, frente a él, permanecía estático, mirando con interés como, bajo su punto de vista, había terminado la pelea. Eltrant cayo de rodillas.
Cualquier persona habría soltado lo que llevase en las manos al recibir un golpe de esa magnitud, probablemente se habría desmayado, Eltrant, tras unos segundos aturdido, sacudió la cabeza y afianzando su mano derecha en torno a la espada que blandía, se levantó.
Theo acababa de cruzar la línea entre un combate casual y una pelea seria. - Eres consciente que esto es un entrenamiento ¿No? – Preguntó limpiándose la sangre que resbalaba por su moflete con la manga de la camisa, Theo alzó una ceja – Los demás ya han acabado, parece – Eltrant sonrió – No les hagamos esperar.
Atacó, otra vez, Theo no iba a hacerlo, estaba en su mano acabar la pelea. Esta vez atento al combate, vigilando la espada de Theo,ignorando el resto; al lobo, a Garret, a Tyron, solo estaban, él, la punta de su espada, y el lugar en el que iba a impactar en los próximos cinco segundos. De nuevo se enfrascaron en una frenética coreografía bajo la intensa melodía del acero, esta vez, fue, quizás, más agresiva.
Sin darle cuartel a Theo, Eltrant obligó a su oponente a tener que encararle, a no planificar las cosas y moverse por instinto. Y entonces fue cuando, al cabo de unos minutos sin poder escapar del “agarre” del exmercenario, la espada de este golpeó la mano del rubio, momento en el cual, dolorido, perdió el ritmo durante apenas unos segundos.
Lo siguiente que vio Theo fue el arma de Eltrant a escasos centímetros de su cara, y justo después de aquello, y acompañado por un intenso dolor en el lado derecho de la cabeza, el cielo. Con su rival vez en el suelo, derribado, el exmercenario apartó la espada de práctica de la mano de este con el pie, había ganado.
- ¿Estas bien? – Preguntó tendiéndole la mano a Theo, ayudándole a levantarse – Ha sido algo… más intenso de lo que esperaba – Eltrant volvió a limpiarse la sangre que resbalaba por su mejilla, esperando una respuesta por parte de la persona a la que acababa de derrotar, este, sin embargo, miró a Tyron durante unos segundos y después volvió a girarse hacía Eltrant, dedicándole una sonrisa que, si bien parecía genuina, había algo en ella que al exmercenario no le terminaba de encajar.
– Ha estado bien – Dijo con sencillez antes de volver hacia dónde estaban los demás.
Eltrant Tale
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
Tyron nos volvió a reunir a todos y, tras ordenarnos dejar lar armas, decidió que era hora de algo más básico. -Marcado, Tale. Os toca.- dijo, señalando a uno de los muros que limitaban el campo. Junto a este, había un enorme bloque de dos metros de alto, largo y ancho. -Moved el bloque. Teneis diez minutos para empujarlo hasta la otra punta del campo- ordenó.
-...eso es absurdo. No hay forma de que podamos cargar con eso.- repliqué.
-No he pedido excusas. Hacedlo y punto.-
Caminé hasta la gran pared de roca, colocándome en la sombra que proyectaba, junto al otro humano. En principio, parecía completamente imposible sin algún tipo de polea o algo para tirar de él. Y aunque pudiésemos moverlo, ¿de que demonios serviría? Era completamente inútil. Tyron solo pretendía cansarnos. Gruñí, frustrado.
Y luego estaba Tale. Como si el ejercicio en sí no fuese lo suficientemente humillante, iba a tener que soportarlo junto a ese hombre. Me sentía como un verdadero imbécil junto a él. ¿En que momento había decidido que confiar en el guardia había sido buena idea? No había tardado ni una hora en traicionar su palabra. "No voy a dejar que te cuelguen sin motivo". Empujé el bloque con un gruñido, pero no cedió lo más mínimo.
-Ni se te ocurra decir nada. No quiero oir ninguna excusa, y no necesito tu compasión.- musité, lanzandole una mirada de odio. -Y si crees que me has "salvado la vida" o algo, como Tyron... ahorratelo. Preferiría que me hubiesen colgado.-
Los minutos pasaban, y a pesar de que había intentado empujar todo lo que podía, el bloque no se movió un ápice. Algunos de los reclutas que ya se habían despertado se burlaban, alrededor del patio. Debíamos tener un aspecto ridículo. Pero seguí empujando. Solo podía hacer eso: seguir las órdenes. A eso había quedado reducido. Resistirme solo me traería dolor. Pero lo peor no era el dolor en sí: lo peor era que no podía resistirme. Cada vez que se activase la marca, quedaría indefenso.
Golpeé la roca con un puñetazo. Y de nuevo, miré al humano.
-Te sentirás muy orgulloso, ¿eh? Conseguiste hacer que te creyese como un imbécil. ¡Bravo! Tuvo que ser fácil. Y ahora estoy aqui, haciendo tanto el idiota como tú. -había empezado con un murmuro, pero cada vez alzaba más la voz. Mostré mi puño, con los nudillos ensangrentados, delante de él.
-¿Que has ganado con esto, eh? ¿No te gustaba pasar vergüenza solo, asi que preferiste si había un perro para que todo el mundo se fijase en él? Siempre es mejor si hay alguien más patético, ¿NO ES CIERTO?- estallé -¡Dime, Eltrant Tale, que ahora te sientes mucho mejor! ¡Ahora todo el mundo señalará al "perro marcado"! ¡No importa lo que hagas, nunca llamarás tanto la atención! ¡Nunca te torturarán con magia por un error! ¡DEBE SER GENIAL PODER VIVIR A LA SOMBRA!-
Estaba harto. Harto de ser siempre el fenómeno del que todos murmuraban. No importa lo que hiciese, siempre había alguien mirando, o al menos, eso sentía. Caminé hacia Tyron con paso firme.
-Tu roca no se ha movido, y ahora está manchada de sangre. Tal vez sea demasiado incompetente para esto.- gruñí. Tyron sonrió, algo incrédulo y divertido.
-Garrett, llevalo a la enfermeria, que el elfo le cierre la herida. Pero volved en menos de diez minutos, no hemos acabado.
Eché a andar hacia el cuartel. Nadie dijo nada en todo el camino. El brujo solo intentaba mantener el paso, y una vez llegamos a la misma habitación de madera en la que me marcaron, le explicó lo ocurrido al elfo. Como de costumbre, tomó unos cuantos apuntes y colocó sus manos sobre mi puño. Escocía, pero aguanté.
-Eso sobre la roca... creo que era un ejercicio de disciplina. Nos dan una tarea obviamente imposible, y si seguimos las órdenes de todos modos... entonces somos buenos soldados, o algo.- mencionó, encogiendose de hombros.
No dije nada. Solo suspiré, dejándolo todo fuera. Era hora de volver.
-...eso es absurdo. No hay forma de que podamos cargar con eso.- repliqué.
-No he pedido excusas. Hacedlo y punto.-
Caminé hasta la gran pared de roca, colocándome en la sombra que proyectaba, junto al otro humano. En principio, parecía completamente imposible sin algún tipo de polea o algo para tirar de él. Y aunque pudiésemos moverlo, ¿de que demonios serviría? Era completamente inútil. Tyron solo pretendía cansarnos. Gruñí, frustrado.
Y luego estaba Tale. Como si el ejercicio en sí no fuese lo suficientemente humillante, iba a tener que soportarlo junto a ese hombre. Me sentía como un verdadero imbécil junto a él. ¿En que momento había decidido que confiar en el guardia había sido buena idea? No había tardado ni una hora en traicionar su palabra. "No voy a dejar que te cuelguen sin motivo". Empujé el bloque con un gruñido, pero no cedió lo más mínimo.
-Ni se te ocurra decir nada. No quiero oir ninguna excusa, y no necesito tu compasión.- musité, lanzandole una mirada de odio. -Y si crees que me has "salvado la vida" o algo, como Tyron... ahorratelo. Preferiría que me hubiesen colgado.-
Los minutos pasaban, y a pesar de que había intentado empujar todo lo que podía, el bloque no se movió un ápice. Algunos de los reclutas que ya se habían despertado se burlaban, alrededor del patio. Debíamos tener un aspecto ridículo. Pero seguí empujando. Solo podía hacer eso: seguir las órdenes. A eso había quedado reducido. Resistirme solo me traería dolor. Pero lo peor no era el dolor en sí: lo peor era que no podía resistirme. Cada vez que se activase la marca, quedaría indefenso.
Y todo era culpa mía, por haberme dejado engañar.
No... no solo mía.
Golpeé la roca con un puñetazo. Y de nuevo, miré al humano.
-Te sentirás muy orgulloso, ¿eh? Conseguiste hacer que te creyese como un imbécil. ¡Bravo! Tuvo que ser fácil. Y ahora estoy aqui, haciendo tanto el idiota como tú. -había empezado con un murmuro, pero cada vez alzaba más la voz. Mostré mi puño, con los nudillos ensangrentados, delante de él.
-¿Que has ganado con esto, eh? ¿No te gustaba pasar vergüenza solo, asi que preferiste si había un perro para que todo el mundo se fijase en él? Siempre es mejor si hay alguien más patético, ¿NO ES CIERTO?- estallé -¡Dime, Eltrant Tale, que ahora te sientes mucho mejor! ¡Ahora todo el mundo señalará al "perro marcado"! ¡No importa lo que hagas, nunca llamarás tanto la atención! ¡Nunca te torturarán con magia por un error! ¡DEBE SER GENIAL PODER VIVIR A LA SOMBRA!-
Estaba harto. Harto de ser siempre el fenómeno del que todos murmuraban. No importa lo que hiciese, siempre había alguien mirando, o al menos, eso sentía. Caminé hacia Tyron con paso firme.
-Tu roca no se ha movido, y ahora está manchada de sangre. Tal vez sea demasiado incompetente para esto.- gruñí. Tyron sonrió, algo incrédulo y divertido.
-Garrett, llevalo a la enfermeria, que el elfo le cierre la herida. Pero volved en menos de diez minutos, no hemos acabado.
Eché a andar hacia el cuartel. Nadie dijo nada en todo el camino. El brujo solo intentaba mantener el paso, y una vez llegamos a la misma habitación de madera en la que me marcaron, le explicó lo ocurrido al elfo. Como de costumbre, tomó unos cuantos apuntes y colocó sus manos sobre mi puño. Escocía, pero aguanté.
-Eso sobre la roca... creo que era un ejercicio de disciplina. Nos dan una tarea obviamente imposible, y si seguimos las órdenes de todos modos... entonces somos buenos soldados, o algo.- mencionó, encogiendose de hombros.
No dije nada. Solo suspiré, dejándolo todo fuera. Era hora de volver.
Asher Daregan
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
Le seguía doliendo la cabeza, el golpe que le había dado Theo no había sido precisamente inofensivo, ahora con un pequeño trozo de papel en el lugar en el que había impactado la espada de su oponente.
Suspiró con cierta animadversión cuando Tyron les ordenó, tanto a él como Asher, que cargasen con una piedra que pesaba, al menos, varias toneladas.
Comprensiblemente, el lobo no tardó en indicar lo irrazonable que era aquella orden, no había manera que dos personas pudiesen mover aquello por mucha fuerza tuviesen, el sargento, inflexible, les mostró que solo tenían una forma de terminar el entrenamiento.
Acompañado por Asher, Eltrant se dirigió hacía el inmenso bloque de granito. Hizo caso omiso a las palabras del perro, al parecer se había ganado otro enemigo más dentro de aquellos muros, no le culpaba por el tono de sus palabras, tampoco le sorprendía el recibirlas.
Un cumulo de ideas desordenadas cruzaron su mente, absorto en ellas, se dedicó simplemente a empujar el cuadrado de piedra que tenía frente a él. ¿Qué podría haber hecho más por Asher? Eso era evidente, se culpaba por ello, no necesitaba que se lo recordasen.
Algunos de los reclutas comenzaron a acumularse a su alrededor, señalando a los dos guardas, riéndose de ellos, las mofas no tardaron en llegar, las ignoró, estaba acostumbrado a ellas.
Arqueó una ceja cuando Asher comenzó el pequeño monologo que, cargado de ira, fue paulatinamente ganando volumen hasta que finalmente todos los presentes enmudecieron, mirando fijamente el espectáculo que el hombre-bestia estaba dando. No dijo nada, absolutamente nada, se limitó a mirar a su compañero hasta que terminó de hablar, hasta el momento en el que Garret se lo llevó a la enfermería.
Suspiró, buscó a Tyron, quien lejos de decir nada al respecto, quien ahora sin ninguna sonrisa en su rostro, parecía meditar sobre lo que acababa de suceder. Theo, por otro lado, le sonrió desde la esquina en la que estaba descansado, parecía estar divirtiéndose, se cruzó de brazos y cerró los ojos. - ¿Vivir a la sombra de alguien? – Tomó aire, muchos de los soldados que hacía segundos habían estado burlándose de ellos se estaban marchado, ya había pasado lo divertido.
– Eh, Tyron… – El hombre salió de sus pensamientos – No te estoy viendo tratar de mover la roca, Tale – Eltrant se giró hacia el peñasco. – Voy a mover esta piedra – Aseguró pasando la mano sobre la sangre que, aún húmeda, se deslizaba por la el gigantesco trozo de granito. – Sorpréndeme – Una sonrisa se dibujó en el rostro del oficial, que se levantó y, tras estirar los brazos, los llevó hasta su espalda.
Aguardó, de brazos cruzados hasta que tanto Asher como Garret llegaron de la enfermería, frunciendo el ceño se giró hacia el lobo y, durante varios largos segundos, no dijo nada, solamente se quedó mirándole, directamente a los ojos.
– No estás muerto – Dando un fuerte tirón de su cinturón, la espada que llevaba atada al mismo se precipitó contra el suelo, levantando una ligera nube de polvo – Y no voy a pedir perdón por eso – Se desató el pequeño cordel que sujetaba su camisa de forma que esta fue inmediatamente arrastrada por el viento, desvelando el torso del exmercenario. Miró hacia abajo, demasiadas cicatrices, demasiadas malas decisiones. – Si es cierto que no cumplí mi palabra, tienes razón, y es algo con lo que voy a cargar… – No terminó la frase, volvió a tomar aire y cerró los ojos – Cualquier cosa es mejor que estar muerto – La brújula mágica de su espalda, la prueba de que era una persona incompleta, de que una parte de su alma estaba atrapada en un libro, giraba de un lugar a otro con cada paso que daba, mostrando el lugar en el que se encontraba, en aquel mismo instante, Isla Tortuga – Todos tenemos marcas, Asher – Dándole la espalda tanto al perro como al brujo se giró hacia la piedra – Pero estas marcas… - Colocó ambas manos en las marcas de sangre del perro - ...Estas marcas, no son el final – Sin decir nada más, comenzó a empujar.
Hizo acopio de todas sus fuerzas, de todo lo que tenía dentro, de toda la frustración, de la ira, del puñetazo de que le dio a Tyron, de la culpabilidad por haber convertido a Wernack en un esclavo, de las torturas, de las muertes que había ocasionado, de todo.
Notó como su corazón se aceleraba, como bombeaba sangre cargada de adrenalina hasta cada centímetro de su piel, apretando los dientes empujó con toda la fuerza que tenía en aquel momento la pared que tenía frente a él.*
Pero la piedra no se movía, aquello era una prueba, al fin y al cabo, no estaba hecho para moverse, estaba hecho para castigar soldados insubordinados, pero daba igual, le daba igual, aquella era su carga, era su culpa, debía de llevarlo él, y no Asher.
- ¡Esta…! – Paró un momento, jadeando, antes de volver a seguir, algunas carcajadas se generalizaron en el patio - ¡Tú defines lo que eres! – Varios reclutas, probablemente los de antes, volvieron a ver que estaba sucediendo, encontrándose con la extraña figura del exmercenario aplicando toda su fuerza disponible en la piedra. - ¿¡Ahora estas Marcado?! – Gritó - ¡Perfecto! ¡¿Y quién cojones no lo está?!
La piedra cedió, fueron solo varios centímetros, quizás menos, pero fue suficiente para el castaño, que se separó de ella de inmediato y cayó de rodillas a un lado, devolviendo todo lo que tenía en el estómago.
Recuperando la compostura, tosiendo copiosamente, clavó su mirada en quien un par de semanas atrás fue su prisionero - Tú, sigues siendo tú mismo, aún con esa cosa en tu espalda. Aún tienes la oportunidad de quitártela –Trató de levantarse, pero aún se encontraba mareado – Yo no soy media persona – Se apoyó en la roca que acababa de mover para levantarse, sus recuerdos seguían estando en algún lugar, solo tenía que recuperarlos – Sé que no lo soy. Tú tampoco eres un “Perro Marcado”, eres mi compañero – Escupiendo a un lado, tratando de quitarse el mal sabor de boca, miró a Tyron – Ya he hecho lo que querías Jefe ¿Alguna cosa más? – Sin dejar tiempo a que este respondiese, le hizo una seña para que se callase y se tambaleó hasta Asher.
- Así que Asher, si de verdad me odias tanto, si de verdad crees que yo soy el origen de tus problemas, el por qué llevas esa maldita marca en la espalda… – Se incorporó totalmente, aun respirando con dificultad. Iba a llegar a lo más alto, iba a ser el líder de todos los que se estaban riendo de él en aquel momento, iba a ser el escudo de la gente como Asher, ellos iban a estar custodiados por su sombra, y no al revés. – Párteme la cara.
Off:
Habilidad Nivel 0: Adrenalina
Suspiró con cierta animadversión cuando Tyron les ordenó, tanto a él como Asher, que cargasen con una piedra que pesaba, al menos, varias toneladas.
Comprensiblemente, el lobo no tardó en indicar lo irrazonable que era aquella orden, no había manera que dos personas pudiesen mover aquello por mucha fuerza tuviesen, el sargento, inflexible, les mostró que solo tenían una forma de terminar el entrenamiento.
Acompañado por Asher, Eltrant se dirigió hacía el inmenso bloque de granito. Hizo caso omiso a las palabras del perro, al parecer se había ganado otro enemigo más dentro de aquellos muros, no le culpaba por el tono de sus palabras, tampoco le sorprendía el recibirlas.
Un cumulo de ideas desordenadas cruzaron su mente, absorto en ellas, se dedicó simplemente a empujar el cuadrado de piedra que tenía frente a él. ¿Qué podría haber hecho más por Asher? Eso era evidente, se culpaba por ello, no necesitaba que se lo recordasen.
Algunos de los reclutas comenzaron a acumularse a su alrededor, señalando a los dos guardas, riéndose de ellos, las mofas no tardaron en llegar, las ignoró, estaba acostumbrado a ellas.
Arqueó una ceja cuando Asher comenzó el pequeño monologo que, cargado de ira, fue paulatinamente ganando volumen hasta que finalmente todos los presentes enmudecieron, mirando fijamente el espectáculo que el hombre-bestia estaba dando. No dijo nada, absolutamente nada, se limitó a mirar a su compañero hasta que terminó de hablar, hasta el momento en el que Garret se lo llevó a la enfermería.
Suspiró, buscó a Tyron, quien lejos de decir nada al respecto, quien ahora sin ninguna sonrisa en su rostro, parecía meditar sobre lo que acababa de suceder. Theo, por otro lado, le sonrió desde la esquina en la que estaba descansado, parecía estar divirtiéndose, se cruzó de brazos y cerró los ojos. - ¿Vivir a la sombra de alguien? – Tomó aire, muchos de los soldados que hacía segundos habían estado burlándose de ellos se estaban marchado, ya había pasado lo divertido.
– Eh, Tyron… – El hombre salió de sus pensamientos – No te estoy viendo tratar de mover la roca, Tale – Eltrant se giró hacia el peñasco. – Voy a mover esta piedra – Aseguró pasando la mano sobre la sangre que, aún húmeda, se deslizaba por la el gigantesco trozo de granito. – Sorpréndeme – Una sonrisa se dibujó en el rostro del oficial, que se levantó y, tras estirar los brazos, los llevó hasta su espalda.
Aguardó, de brazos cruzados hasta que tanto Asher como Garret llegaron de la enfermería, frunciendo el ceño se giró hacia el lobo y, durante varios largos segundos, no dijo nada, solamente se quedó mirándole, directamente a los ojos.
– No estás muerto – Dando un fuerte tirón de su cinturón, la espada que llevaba atada al mismo se precipitó contra el suelo, levantando una ligera nube de polvo – Y no voy a pedir perdón por eso – Se desató el pequeño cordel que sujetaba su camisa de forma que esta fue inmediatamente arrastrada por el viento, desvelando el torso del exmercenario. Miró hacia abajo, demasiadas cicatrices, demasiadas malas decisiones. – Si es cierto que no cumplí mi palabra, tienes razón, y es algo con lo que voy a cargar… – No terminó la frase, volvió a tomar aire y cerró los ojos – Cualquier cosa es mejor que estar muerto – La brújula mágica de su espalda, la prueba de que era una persona incompleta, de que una parte de su alma estaba atrapada en un libro, giraba de un lugar a otro con cada paso que daba, mostrando el lugar en el que se encontraba, en aquel mismo instante, Isla Tortuga – Todos tenemos marcas, Asher – Dándole la espalda tanto al perro como al brujo se giró hacia la piedra – Pero estas marcas… - Colocó ambas manos en las marcas de sangre del perro - ...Estas marcas, no son el final – Sin decir nada más, comenzó a empujar.
Hizo acopio de todas sus fuerzas, de todo lo que tenía dentro, de toda la frustración, de la ira, del puñetazo de que le dio a Tyron, de la culpabilidad por haber convertido a Wernack en un esclavo, de las torturas, de las muertes que había ocasionado, de todo.
Notó como su corazón se aceleraba, como bombeaba sangre cargada de adrenalina hasta cada centímetro de su piel, apretando los dientes empujó con toda la fuerza que tenía en aquel momento la pared que tenía frente a él.*
Pero la piedra no se movía, aquello era una prueba, al fin y al cabo, no estaba hecho para moverse, estaba hecho para castigar soldados insubordinados, pero daba igual, le daba igual, aquella era su carga, era su culpa, debía de llevarlo él, y no Asher.
- ¡Esta…! – Paró un momento, jadeando, antes de volver a seguir, algunas carcajadas se generalizaron en el patio - ¡Tú defines lo que eres! – Varios reclutas, probablemente los de antes, volvieron a ver que estaba sucediendo, encontrándose con la extraña figura del exmercenario aplicando toda su fuerza disponible en la piedra. - ¿¡Ahora estas Marcado?! – Gritó - ¡Perfecto! ¡¿Y quién cojones no lo está?!
La piedra cedió, fueron solo varios centímetros, quizás menos, pero fue suficiente para el castaño, que se separó de ella de inmediato y cayó de rodillas a un lado, devolviendo todo lo que tenía en el estómago.
Recuperando la compostura, tosiendo copiosamente, clavó su mirada en quien un par de semanas atrás fue su prisionero - Tú, sigues siendo tú mismo, aún con esa cosa en tu espalda. Aún tienes la oportunidad de quitártela –Trató de levantarse, pero aún se encontraba mareado – Yo no soy media persona – Se apoyó en la roca que acababa de mover para levantarse, sus recuerdos seguían estando en algún lugar, solo tenía que recuperarlos – Sé que no lo soy. Tú tampoco eres un “Perro Marcado”, eres mi compañero – Escupiendo a un lado, tratando de quitarse el mal sabor de boca, miró a Tyron – Ya he hecho lo que querías Jefe ¿Alguna cosa más? – Sin dejar tiempo a que este respondiese, le hizo una seña para que se callase y se tambaleó hasta Asher.
- Así que Asher, si de verdad me odias tanto, si de verdad crees que yo soy el origen de tus problemas, el por qué llevas esa maldita marca en la espalda… – Se incorporó totalmente, aun respirando con dificultad. Iba a llegar a lo más alto, iba a ser el líder de todos los que se estaban riendo de él en aquel momento, iba a ser el escudo de la gente como Asher, ellos iban a estar custodiados por su sombra, y no al revés. – Párteme la cara.
Off:
Habilidad Nivel 0: Adrenalina
Eltrant Tale
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
Al volver, el humano castaño me estaba esperando. Esperaba alguna explicación. Alguna excusa. Alguna disculpa. Pero no vi nada de eso.
En su lugar, Tale mostró su torso, cubierto de cicatrices, y algo a su espalda: una especie de tatuaje que se movía ligeramente todo el tiempo. Y se fue, una vez más, a intentar lo imposible. Ninguna persona normal sería capaz de mover tal mole de piedra. La mayoría ni siquiera lo intentarían.
Pero, en aquel momento, Eltrant Tale consiguió mover lo inamovible. Todos los presentes abrieron los ojos de par en par. Nadie había conseguido eso nunca. Jamás.
Y después, finalizando su discurso, se acercó, esperando mi respuesta. Las miradas, antes clavadas en Tale, se tornaron hacia mi. Nadie dijo nada. Todos, incluyendo a Tyron, esperaban que reaccionase. Aún estaba algo confuso. Sabía que le había acusado de forma irracional. Y aun así, había asumido la culpa. Respiré profundamente.
Y lancé un fuerte puñetazo que impactó en la cara de Eltrant, derribándole.
-Eres un idiota. No puedes compararnos.- sentencié. Acto seguido, me acerqué al guardia y le tendí la mano.- Pero ahora eres mi compañero.- reconocí. No lo era sólo por estar en el mismo ejercito. Ni siquiera por combatir juntos. Eltrant había demostrado que, realmente, me consideraba su compañero. Y sólo podía hacer lo mismo. Aún sentía ciertas cosas. Rabia, frustración, tristeza. Pero ya no estaba avergonzado.
-Vale, ya, suficiente. El momento emotivo se ha acabado.- anunció Tyron. Era posible que algunos se riesen, pero Tale había hecho algo digno de respeto. -Ya no hay nada que ver. Vamos a... descansar unos minutos. Aprovechadlos para zanjar cualquier drama que os quede.- el resto decidió, finalmente, volver a lo que estaban haciendo antes.
-Vamos.- le indiqué a Eltrant con la cabeza, indicando que me siguiese. Por emotiva que hubiese sido la situación, era mejor charlar en privado.
Guié al humano fuera de la muralla y me senté a la sombra de un árbol cercano. Cerré los ojos, meditando sobre lo que había pasado. La vergüenza que había sentido antes se había desvanecido, más o menos. Si Eltrant había movido lo inamovible por mi, estaba claro que en cierta forma, le importaba de verdad. Y como mínimo, merecía otra oportunidad.
-Idiota...- murmuré, hundiéndome sobre la hierba. -Sabes que lo eres, ¿verdad? No hay discusión posible.- Nadie habría hecho nada similar por alguien a quien apenas conocía. -Te has ganado mi confianza a pulso, compañero. Más te vale no perderla de nuevo. ¿Que tal tu cara, por cierto? He intentado evitar empeorarla más.- bromeé, sacudiendo la mano con la que le había dado.
Había algo especial en Eltrant Tale. No estaba seguro de qué, pero estaba claro que le llevaría lejos. O posiblemente le mataría. Una de las dos. No importaba. Había decidido apoyarle.
-¿Sabes? Para mi gente... mi aldea, los nombres son muy importantes.- expliqué. Era algo que nunca podía olvidar, y de la poca cultura que no había abandonado.- Un nombre refleja quien eres, y como te ven los demás. Elegí el nombre de Wernack porque quería que me viesen como alguien que no era. El hecho de que me llamen "Marcado" significa lo que parece: para ellos, solo soy alguien que lleva una marca. Probablemente no me consideran persona, mucho menos guarda.- expliqué. No le había hablado de eso a nadie en mucho tiempo. Pero se lo había ganado. -Algunos me llaman Asher. Me pregunto si realmente lo soy...- murmuré.
-Pero tu me has llamado "compañero". No lo olvidaré.
Suspiré. Aún tenía muchas cosas en las que pensar. A decir verdad, no tenía nada claro. Pero de momento, solo podía continuar. Era hora de volver.
En su lugar, Tale mostró su torso, cubierto de cicatrices, y algo a su espalda: una especie de tatuaje que se movía ligeramente todo el tiempo. Y se fue, una vez más, a intentar lo imposible. Ninguna persona normal sería capaz de mover tal mole de piedra. La mayoría ni siquiera lo intentarían.
Pero, en aquel momento, Eltrant Tale consiguió mover lo inamovible. Todos los presentes abrieron los ojos de par en par. Nadie había conseguido eso nunca. Jamás.
Y después, finalizando su discurso, se acercó, esperando mi respuesta. Las miradas, antes clavadas en Tale, se tornaron hacia mi. Nadie dijo nada. Todos, incluyendo a Tyron, esperaban que reaccionase. Aún estaba algo confuso. Sabía que le había acusado de forma irracional. Y aun así, había asumido la culpa. Respiré profundamente.
Y lancé un fuerte puñetazo que impactó en la cara de Eltrant, derribándole.
-Eres un idiota. No puedes compararnos.- sentencié. Acto seguido, me acerqué al guardia y le tendí la mano.- Pero ahora eres mi compañero.- reconocí. No lo era sólo por estar en el mismo ejercito. Ni siquiera por combatir juntos. Eltrant había demostrado que, realmente, me consideraba su compañero. Y sólo podía hacer lo mismo. Aún sentía ciertas cosas. Rabia, frustración, tristeza. Pero ya no estaba avergonzado.
-Vale, ya, suficiente. El momento emotivo se ha acabado.- anunció Tyron. Era posible que algunos se riesen, pero Tale había hecho algo digno de respeto. -Ya no hay nada que ver. Vamos a... descansar unos minutos. Aprovechadlos para zanjar cualquier drama que os quede.- el resto decidió, finalmente, volver a lo que estaban haciendo antes.
-Vamos.- le indiqué a Eltrant con la cabeza, indicando que me siguiese. Por emotiva que hubiese sido la situación, era mejor charlar en privado.
Guié al humano fuera de la muralla y me senté a la sombra de un árbol cercano. Cerré los ojos, meditando sobre lo que había pasado. La vergüenza que había sentido antes se había desvanecido, más o menos. Si Eltrant había movido lo inamovible por mi, estaba claro que en cierta forma, le importaba de verdad. Y como mínimo, merecía otra oportunidad.
-Idiota...- murmuré, hundiéndome sobre la hierba. -Sabes que lo eres, ¿verdad? No hay discusión posible.- Nadie habría hecho nada similar por alguien a quien apenas conocía. -Te has ganado mi confianza a pulso, compañero. Más te vale no perderla de nuevo. ¿Que tal tu cara, por cierto? He intentado evitar empeorarla más.- bromeé, sacudiendo la mano con la que le había dado.
Había algo especial en Eltrant Tale. No estaba seguro de qué, pero estaba claro que le llevaría lejos. O posiblemente le mataría. Una de las dos. No importaba. Había decidido apoyarle.
-¿Sabes? Para mi gente... mi aldea, los nombres son muy importantes.- expliqué. Era algo que nunca podía olvidar, y de la poca cultura que no había abandonado.- Un nombre refleja quien eres, y como te ven los demás. Elegí el nombre de Wernack porque quería que me viesen como alguien que no era. El hecho de que me llamen "Marcado" significa lo que parece: para ellos, solo soy alguien que lleva una marca. Probablemente no me consideran persona, mucho menos guarda.- expliqué. No le había hablado de eso a nadie en mucho tiempo. Pero se lo había ganado. -Algunos me llaman Asher. Me pregunto si realmente lo soy...- murmuré.
-Pero tu me has llamado "compañero". No lo olvidaré.
Suspiré. Aún tenía muchas cosas en las que pensar. A decir verdad, no tenía nada claro. Pero de momento, solo podía continuar. Era hora de volver.
Asher Daregan
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
Un fuerte derechazo cinceló la cara del exmercenario, que cayó de espaldas contra el suelo, llevándose la mano hasta el lugar en el que había recibido el golpe se quedó mirando el cielo durante unos instantes, sin saber muy bien que hacer, hasta que, la misma mano que le había golpeado, apareció frente sus ojos.
Sonriendo a las palabras del lobo, aceptó la mano de su nuevo compañero, levantándose del suelo.
Al ver esto Tyron dio por concluido el asuntó dando una fuerte palmada, algunos de los reclutas aun presentes dejaron escapar leves risitas ante esto y se marcharon del lugar, Eltrant suspiró tomando tanto su espada como su camisa del suelo, y siguió al hombre-bestia hasta un lugar apartado cuando este se lo pidió.
Tras sacudir el polvo de su camisa y dejarse caer a la sombra de un árbol en el exterior de las murallas que componían la fortificación de la guardia, Eltrant escuchó atentamente las palabras de Asher, que, como él, yacía sobre la hierba.
-Me lo dicen bastante… – El castaño se atusó la barba cuando el perro se refirió a él como un idiota y sonrió – Pero si no fuese tan idiota todo sería bastante aburrido – Jugueteó con una brizna de hierba que tenía entre las manos y dejó escapar una carcajada cuando Asher hizo una alusión al estado de su cara – Ha sido lo mejor para ambos ese puñetazo, todas me entraban a mí, creo que ahora estamos a la par. - Con las siguientes palabras de Asher, Eltrant se llevó las manos hasta la nuca y se deslizó por el tronco del árbol hasta que estuvo completamente tumbado sobre la hierba.
Dejando su mirada perdida en el firmamento, aguardó hasta que el exmercenario Wernack terminó de hablar, levantándose cuando pronunció la última palabra, momento que aprovechó para estirar los brazos aún entumecidos por el numerito de la piedra, para enseguida tenderle la mano a Asher y ayudarle a levantarse.
Le dio una palmada en la espalda según comenzaba a caminar de vuelta al campo de entrenamiento – Como compañeros ahora tengo el deber de invitarte a una copa de cuando en cuando – Le dedicó una sonrisa y se encogió de hombros – Aunque es reciproco, que lo sepas, no te olvides de eso, y casualmente tengo muy poco dinero. – Tras atravesar la puerta principal del cuartel el castaño pudo comprobar la mayoría de los guardas con los que se cruzaban murmuraban a su paso – Enserio, vivo con un mapache - Se le escapó una ligera carcajada que acabó en algo parecido a un llanto – …No te preocupes por los idiotas estos, te cubro las espaldas. – Ahora de mejor humor, saludó con la mano a uno de los guardas del pasillo, que desvió la mirada casi al momento. – Mira, somos famosos.
De vuelta en el patio, la inmensa mole de granito seguía en el mismo lugar en el que la había dejado, respiró hondo y se dirigió, acompañado por el hombre-bestia, hasta dónde estaba Tyron, junto a Theo y Garret, que aguardaba a la sombra del mismo árbol en el que estaba cuando se marcharon.
-Ya iba siendo hora – Dijo el hombre con la misma actitud de siempre - ¿Habéis hecho las paces? – Eltrant frunció el ceño y se preparó para responder, pero Tyron les interrumpió igualmente – En cualquier caso, seguimos con el entrenamiento, lo siguiente que vamos a hacer es…- El castaño volvió a evadirse de la realidad durante varios minutos hasta que finalmente, escuchó su nombre.
- ¡ …Tale, Marcado! - Pestañeando repetidamente, volvió a enfocar el rostro de su oficial en el centro de su mirada – Ya que al parecer os queréis tanto, vais juntos, defensores, nada de besos – Se giró ahora hacia el brujo y Theo – Vosotros dos seréis el segundo equipo, ofensiva. – El hombre se llevó ambas manos hasta la espalda - El ala oeste, que está todavía en construcción, será vuestro campo de batalla particular – Eltrant arqueó una ceja, debía de haber prestado atención, no tenía ni la menor idea de que es lo que tenía que “defender” – No os preocupéis por la gente, ya he avisado que vais a estar vosotros allí, tenéis toda aquella parte de la fortaleza para que os defenestréis los unos a los otros. Y más os vale dedicaros por la victoria, el equipo que pierda… bueno, va a hacer algo interesante por mí - Suspirando profundamente el hombre se pasó la mano por el pelo y esperó a que ambos equipos se hubiesen marchado a sus respectivas posiciones, les vigilaría desde el torreón, no era muy difícil, el ala oeste aún no tenía techo, podría observar todos y cada uno de sus movimientos - …Necesito un trago…
Eltrant volvió a tomar el espadón de prácticas con el que había vencido a Theo, al parecer aquello era una especie de practica para posibles intrusiones en la fortaleza, así como, al mismo tiempo, el equipo contrario ensayaría situaciones de asalto de fortificaciones.
- ¿Entonces tenemos que impedir que tomen el “Baluarte”? – Baluarte era la habitación del fondo, la que en un futuro no muy lejano serviría de armería, si dos miembros del equipo contrario estaban al mismo tiempo en dicha habitación durante más de cinco minutos, vencían. En cambio, si los defensores mantenían dicha habitación despejada durante una hora, eran ellos los que salían victoriosos, por supuesto, Eltrant sabía que dichas normas cambiarían según se le antojase a Tyron, pero al menos, por el momento, estaban claras.
-Asalto a fortalezas… - Susurró – Esto me recuerda a Térpoli – Afirmó recordando que su compañero también había estado en dicha batalla, sonrió a Asher y siguió patrullando la zona – Regimiento de infantería, no recuerdo exactamente el número del batallón – Vigiló las ventanas que tenía más cerca mientras hablaba, aún no había nada en especial, Garret era brujo, y había visto a Huracán levitar como si nada, debían de tener en cuenta todas las entradas – Nos encargaron derribar la muralla… fue… intenso. – Cerró los ojos, aun podía contemplar el fantasmagórico resplandor verde de las catapultas de los no muertos.
***
Miró al brujo ¿Por qué le había tenido que tocar con el brujo? Eltrant era un imbécil, pero al menos era humano, no soportaba los brujos, ni a los hombres-bestia, la guardia estaba llena de sujetos que, realmente, le sacaban de sus casillas.
Tan inexpresivo como siempre, Theo estudió las formas de entrar en el baluarte desde la posición en la que habían comenzado,empezaban con cierta desventaja, pues estaban en el mismo patio en el que habían estado entrenando durante toda la mañana – Podemos descartar la entrada principal – Recomendó, aunque por el tono de voz, pareció más una orden que otra cosa – Vamos por abajo, hay túneles no muy lejos de aquí que los obreros usan para transportar los materiales más fácilmente, les sorprenderemos así – Clavó su mirada en Garret, como si le estuviese desafiando a desobedecer una de sus órdenes.- Tale casi se caga encima empujando la roca, así que no va a ser muy difícil tumbarle, puedes quedártelo tú. Yo me ocupo del perro.
Sonriendo a las palabras del lobo, aceptó la mano de su nuevo compañero, levantándose del suelo.
Al ver esto Tyron dio por concluido el asuntó dando una fuerte palmada, algunos de los reclutas aun presentes dejaron escapar leves risitas ante esto y se marcharon del lugar, Eltrant suspiró tomando tanto su espada como su camisa del suelo, y siguió al hombre-bestia hasta un lugar apartado cuando este se lo pidió.
Tras sacudir el polvo de su camisa y dejarse caer a la sombra de un árbol en el exterior de las murallas que componían la fortificación de la guardia, Eltrant escuchó atentamente las palabras de Asher, que, como él, yacía sobre la hierba.
-Me lo dicen bastante… – El castaño se atusó la barba cuando el perro se refirió a él como un idiota y sonrió – Pero si no fuese tan idiota todo sería bastante aburrido – Jugueteó con una brizna de hierba que tenía entre las manos y dejó escapar una carcajada cuando Asher hizo una alusión al estado de su cara – Ha sido lo mejor para ambos ese puñetazo, todas me entraban a mí, creo que ahora estamos a la par. - Con las siguientes palabras de Asher, Eltrant se llevó las manos hasta la nuca y se deslizó por el tronco del árbol hasta que estuvo completamente tumbado sobre la hierba.
Dejando su mirada perdida en el firmamento, aguardó hasta que el exmercenario Wernack terminó de hablar, levantándose cuando pronunció la última palabra, momento que aprovechó para estirar los brazos aún entumecidos por el numerito de la piedra, para enseguida tenderle la mano a Asher y ayudarle a levantarse.
Le dio una palmada en la espalda según comenzaba a caminar de vuelta al campo de entrenamiento – Como compañeros ahora tengo el deber de invitarte a una copa de cuando en cuando – Le dedicó una sonrisa y se encogió de hombros – Aunque es reciproco, que lo sepas, no te olvides de eso, y casualmente tengo muy poco dinero. – Tras atravesar la puerta principal del cuartel el castaño pudo comprobar la mayoría de los guardas con los que se cruzaban murmuraban a su paso – Enserio, vivo con un mapache - Se le escapó una ligera carcajada que acabó en algo parecido a un llanto – …No te preocupes por los idiotas estos, te cubro las espaldas. – Ahora de mejor humor, saludó con la mano a uno de los guardas del pasillo, que desvió la mirada casi al momento. – Mira, somos famosos.
De vuelta en el patio, la inmensa mole de granito seguía en el mismo lugar en el que la había dejado, respiró hondo y se dirigió, acompañado por el hombre-bestia, hasta dónde estaba Tyron, junto a Theo y Garret, que aguardaba a la sombra del mismo árbol en el que estaba cuando se marcharon.
-Ya iba siendo hora – Dijo el hombre con la misma actitud de siempre - ¿Habéis hecho las paces? – Eltrant frunció el ceño y se preparó para responder, pero Tyron les interrumpió igualmente – En cualquier caso, seguimos con el entrenamiento, lo siguiente que vamos a hacer es…- El castaño volvió a evadirse de la realidad durante varios minutos hasta que finalmente, escuchó su nombre.
- ¡ …Tale, Marcado! - Pestañeando repetidamente, volvió a enfocar el rostro de su oficial en el centro de su mirada – Ya que al parecer os queréis tanto, vais juntos, defensores, nada de besos – Se giró ahora hacia el brujo y Theo – Vosotros dos seréis el segundo equipo, ofensiva. – El hombre se llevó ambas manos hasta la espalda - El ala oeste, que está todavía en construcción, será vuestro campo de batalla particular – Eltrant arqueó una ceja, debía de haber prestado atención, no tenía ni la menor idea de que es lo que tenía que “defender” – No os preocupéis por la gente, ya he avisado que vais a estar vosotros allí, tenéis toda aquella parte de la fortaleza para que os defenestréis los unos a los otros. Y más os vale dedicaros por la victoria, el equipo que pierda… bueno, va a hacer algo interesante por mí - Suspirando profundamente el hombre se pasó la mano por el pelo y esperó a que ambos equipos se hubiesen marchado a sus respectivas posiciones, les vigilaría desde el torreón, no era muy difícil, el ala oeste aún no tenía techo, podría observar todos y cada uno de sus movimientos - …Necesito un trago…
Eltrant volvió a tomar el espadón de prácticas con el que había vencido a Theo, al parecer aquello era una especie de practica para posibles intrusiones en la fortaleza, así como, al mismo tiempo, el equipo contrario ensayaría situaciones de asalto de fortificaciones.
- ¿Entonces tenemos que impedir que tomen el “Baluarte”? – Baluarte era la habitación del fondo, la que en un futuro no muy lejano serviría de armería, si dos miembros del equipo contrario estaban al mismo tiempo en dicha habitación durante más de cinco minutos, vencían. En cambio, si los defensores mantenían dicha habitación despejada durante una hora, eran ellos los que salían victoriosos, por supuesto, Eltrant sabía que dichas normas cambiarían según se le antojase a Tyron, pero al menos, por el momento, estaban claras.
-Asalto a fortalezas… - Susurró – Esto me recuerda a Térpoli – Afirmó recordando que su compañero también había estado en dicha batalla, sonrió a Asher y siguió patrullando la zona – Regimiento de infantería, no recuerdo exactamente el número del batallón – Vigiló las ventanas que tenía más cerca mientras hablaba, aún no había nada en especial, Garret era brujo, y había visto a Huracán levitar como si nada, debían de tener en cuenta todas las entradas – Nos encargaron derribar la muralla… fue… intenso. – Cerró los ojos, aun podía contemplar el fantasmagórico resplandor verde de las catapultas de los no muertos.
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Miró al brujo ¿Por qué le había tenido que tocar con el brujo? Eltrant era un imbécil, pero al menos era humano, no soportaba los brujos, ni a los hombres-bestia, la guardia estaba llena de sujetos que, realmente, le sacaban de sus casillas.
Tan inexpresivo como siempre, Theo estudió las formas de entrar en el baluarte desde la posición en la que habían comenzado,empezaban con cierta desventaja, pues estaban en el mismo patio en el que habían estado entrenando durante toda la mañana – Podemos descartar la entrada principal – Recomendó, aunque por el tono de voz, pareció más una orden que otra cosa – Vamos por abajo, hay túneles no muy lejos de aquí que los obreros usan para transportar los materiales más fácilmente, les sorprenderemos así – Clavó su mirada en Garret, como si le estuviese desafiando a desobedecer una de sus órdenes.- Tale casi se caga encima empujando la roca, así que no va a ser muy difícil tumbarle, puedes quedártelo tú. Yo me ocupo del perro.
Eltrant Tale
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
Fruncí el ceño al oir lo de "hacer algo interesante". Era incapaz de saber si solo era un farol para motivarnos de verdad o... no, definitivamente habría un castigo. Yo ya tenía suficiente con la marca, asi que no iba a perder.
Suspiré, cansado, mientras volvía a coger la espada de entrenamiento. Nos enfrentabamos a una espada curva y una larga, por lo que teniamos ventaja de alcance y fuerza bruta. El problema era que Garrett era un brujo, y aunque no fuese a chamuscar a nadie... su especialidad podía ser algo desagradable para nosotros.
-¿Térpoli? Ah, cierto...- la mayoría de soldados se habían encontrado directamente en medio de una guerra. -Yo sólo tuve que asegurarme de que los nigromantes no huían con vida. De hecho, tuve el placer de reencontrarme con uno que recibio... bueno, justicia kármica.- Los experimentos que habian llevado eran repulsivos. Una cosa era experimentar con gente, pero el usar a animales... empezaba a marearme. Era curioso, ya que el acto que tanto despreciaba era muy similar al origen de toda mi raza.
Busqué buenas posiciones para defender, pero era algo difícil al no contar con un techo. No les había visto desde el principio, ¿donde se habían metido? Y aunque apareciesen, de todos modos, ¿como se suponía que los íbamos a echar? Salvo que les dejásemos inconscientes de un golpe a la cabeza, un ataque con esas armas no significaba mucho. Dolía, claro, pero se podía ignorar. Ese juego no contaba con el instinto de supervivencia que necesitaba. Aunque siempre podía mantenerme a la ofensiva e intimidar.
Miré hacia arriba. Podía ver al sargento en uno de los torreones cercanos, pero este parecía estar... mirando algo. Muy fijamente. Pero no era a Eltrant, ni a mi. Seguí su mirada. Iba hacia...
El humano hablaba casi con asco. ¿Cual era su problema? ¿Por qué había tanta gente que parecía odiarme? Entre el hombre perro, el sargento Tyron y Theo, casi empezaba a dudar de que fuese tan encantador como me creía. Casi.
Los túneles... no era la mejor estrategia. Si les descubrian, no tendrían manera de evadirlos salvo retrocediendo de vuelta a la entrada, lo que les costaría unos cuantos minutos. ¿Y que demonios era eso de Eltrant sería fácil de vencer?
-Ah, sí, que fácil lo tengo, solo me toca el que ha empujado una roca de dos toneladas... chupado... -Ni siquiera yo, con todo el esplendor de mis poderes, había conseguido más que levantar polvo junto a la piedra. ¿Por qué estaba dejando que ese crío de Theo fuese dando órdenes? Yo llevaba en la guardia mucho más tiempo que él. Parte de mi deseaba que Asher le diese una paliza. Al menos, no tenía intención de ayudar al humano directamente. En parte porque estaba seguro de que el hombre perro me rajaría la garganta por la noche. En serio... si me mirase con un gramo más de odio, acabaría siendo físicamente doloroso.
Tras hacer caso omiso de mi réplica, nos dirigimos al tunel más cercano. Sucio, oscuro, y frío. Pero seguía siendo más acogedor que aquella taberna cerca del puerto que alguien quemó... me dieron escalofrios recordando el lugar. La única luz del tunel venía de los hoyos que se usaban para sacar los materiales, pero la mayoría estaban cubiertos o tapados. Finalmente, llegamos a uno que debía estar apenas a unos metros del "baluarte". Sin embargo, alguien había bloqueado el hueco con tablas de madera.
-Muy bien... toca hacer una entrada a lo grande.- llevé la mano hacia arriba, aguanté la respiración, y...
Un pulso de fuerza empujó las tablas de madera, esparciendo astillas y polvo por los alrededores de manera espectacular. Trepé el hoyo. Aún no tenía escaleras, pero no estaba demasiado alto. Sin embargo, al subir la mirada, me encontré con la de Asher, que parecía haber sido el responsable de tapar el hueco. ¿Como demonios lo había descubierto?
Rodé, evitando que el hombre perro me enviase de nuevo al túnel de una patada, y me levanté. ¡Estaba sólo a unos metros del objetivo! Pero entre él y yo estaba Eltrant Tale. Me mantuve a una distancia prudente, espada en mano.
-Te invito a una cerveza si me dejas ganar.- bromeé. Si había la mínima posibilidad de que colase...
En cuanto atacase, tiraría de su arma con mi telekinesis. Tal vez no me hubiesen dejado usar mi magia durante los duelos anteriores, pero ahí, yo llevaba la ventaja.
Suspiré, cansado, mientras volvía a coger la espada de entrenamiento. Nos enfrentabamos a una espada curva y una larga, por lo que teniamos ventaja de alcance y fuerza bruta. El problema era que Garrett era un brujo, y aunque no fuese a chamuscar a nadie... su especialidad podía ser algo desagradable para nosotros.
-¿Térpoli? Ah, cierto...- la mayoría de soldados se habían encontrado directamente en medio de una guerra. -Yo sólo tuve que asegurarme de que los nigromantes no huían con vida. De hecho, tuve el placer de reencontrarme con uno que recibio... bueno, justicia kármica.- Los experimentos que habian llevado eran repulsivos. Una cosa era experimentar con gente, pero el usar a animales... empezaba a marearme. Era curioso, ya que el acto que tanto despreciaba era muy similar al origen de toda mi raza.
Busqué buenas posiciones para defender, pero era algo difícil al no contar con un techo. No les había visto desde el principio, ¿donde se habían metido? Y aunque apareciesen, de todos modos, ¿como se suponía que los íbamos a echar? Salvo que les dejásemos inconscientes de un golpe a la cabeza, un ataque con esas armas no significaba mucho. Dolía, claro, pero se podía ignorar. Ese juego no contaba con el instinto de supervivencia que necesitaba. Aunque siempre podía mantenerme a la ofensiva e intimidar.
Miré hacia arriba. Podía ver al sargento en uno de los torreones cercanos, pero este parecía estar... mirando algo. Muy fijamente. Pero no era a Eltrant, ni a mi. Seguí su mirada. Iba hacia...
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El humano hablaba casi con asco. ¿Cual era su problema? ¿Por qué había tanta gente que parecía odiarme? Entre el hombre perro, el sargento Tyron y Theo, casi empezaba a dudar de que fuese tan encantador como me creía. Casi.
Los túneles... no era la mejor estrategia. Si les descubrian, no tendrían manera de evadirlos salvo retrocediendo de vuelta a la entrada, lo que les costaría unos cuantos minutos. ¿Y que demonios era eso de Eltrant sería fácil de vencer?
-Ah, sí, que fácil lo tengo, solo me toca el que ha empujado una roca de dos toneladas... chupado... -Ni siquiera yo, con todo el esplendor de mis poderes, había conseguido más que levantar polvo junto a la piedra. ¿Por qué estaba dejando que ese crío de Theo fuese dando órdenes? Yo llevaba en la guardia mucho más tiempo que él. Parte de mi deseaba que Asher le diese una paliza. Al menos, no tenía intención de ayudar al humano directamente. En parte porque estaba seguro de que el hombre perro me rajaría la garganta por la noche. En serio... si me mirase con un gramo más de odio, acabaría siendo físicamente doloroso.
Tras hacer caso omiso de mi réplica, nos dirigimos al tunel más cercano. Sucio, oscuro, y frío. Pero seguía siendo más acogedor que aquella taberna cerca del puerto que alguien quemó... me dieron escalofrios recordando el lugar. La única luz del tunel venía de los hoyos que se usaban para sacar los materiales, pero la mayoría estaban cubiertos o tapados. Finalmente, llegamos a uno que debía estar apenas a unos metros del "baluarte". Sin embargo, alguien había bloqueado el hueco con tablas de madera.
-Muy bien... toca hacer una entrada a lo grande.- llevé la mano hacia arriba, aguanté la respiración, y...
Un pulso de fuerza empujó las tablas de madera, esparciendo astillas y polvo por los alrededores de manera espectacular. Trepé el hoyo. Aún no tenía escaleras, pero no estaba demasiado alto. Sin embargo, al subir la mirada, me encontré con la de Asher, que parecía haber sido el responsable de tapar el hueco. ¿Como demonios lo había descubierto?
Rodé, evitando que el hombre perro me enviase de nuevo al túnel de una patada, y me levanté. ¡Estaba sólo a unos metros del objetivo! Pero entre él y yo estaba Eltrant Tale. Me mantuve a una distancia prudente, espada en mano.
-Te invito a una cerveza si me dejas ganar.- bromeé. Si había la mínima posibilidad de que colase...
En cuanto atacase, tiraría de su arma con mi telekinesis. Tal vez no me hubiesen dejado usar mi magia durante los duelos anteriores, pero ahí, yo llevaba la ventaja.
Asher Daregan
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
Atacaron desde abajo, había sido inteligente, pero Asher se había encargado de averiguarlo de algún modo que tampoco se preocupó en preguntar, por lo que cuidadosamente, depositó varias tablas en el lugar por el que creía que iban a aparecer.
Al primero que pillaron por sorpresa fue a Garret, que evitó por poco recibir un puntapié por parte del hombre-bestia en mitad de la cara, posteriormente, justo tras él emergió Theo, quien se lanzó inmediatamente a por el perro.
Eltrant sonrió ante la proposición del brujo y negó con la cabeza – Tengo que admitir que es tentador, pero es no tanto como para aceptar el castigo de Tyron – Riendo ante esto no dudó un instante en atacar al brujo con su espada.
El brujo con el que se estaba batiendo en duelo distaba mucho de ser uno al uso, se había enfrentado a muchos de su clase, y todos solían ser, cuanto menos, incompetentes en el cuerpo a cuerpo, Garret no obstante, tras hacer algunos amagos que harían palidecer al más diestro de los espadachines del cuartel, deflactó su espada haciendo gala de un estilo de esgrima bastante cuidado y, justo después, empleando la habilidad inherente que los brujos poseían para mover las cosas con la mente, le arrebató la espada de las manos, la cual rebotó por el lugar hasta que cayó por el agujero del que sus adversarios habían salido
- ¡Eso es trampa! – Retrocedió un poco evitando el filo de Garret - ¡Aunque si no estuvieses tratando de golpearme aplaudiría! ¡Enserio! – Ahora a la defensiva, el castaño siguió evitando ser acorralado por la hoja de su compañero de armas, por fortuna, pelear sin armas era algo de lo que podía presumir, y tras evitar una vez más ser golpeado por la hoja de Garret, sujetó con fuerza la muñeca de este y en menos de lo que dura un parpadeo procedió a cargarlo sobre su espalda lanzándolo contra el suelo después de que este pasase por encima de su cabeza.
- ¡Diez puntos! – Exclamó alzando los brazos, triunfal. Aquello no hizo, ni mucho menos, que el brujo se rindiese, y aun desde el suelo, volvió a usar su magia para desequilibrar al exmercenario, que se tambaleó durante unos instantes, momento en el que Garret aprovechó para, supuestamente, concentrar la fuerza de sus poderes en el pecho del castaño, que de igual manera que lo había hecho el brujo momentos atrás, cayó de espaldas al suelo rodando levemente.
Con el brillante sol en los ojos, se quedó estudiando el cielo durante unos segundos, azul e infinito. Le dolía el pecho y no solo por la roca que acababa de mover, ¿Es que toda la gente en aquel lugar era especial? - ¿Sabes Garret? Hace un buen día, ¿Por qué no te tumbas aquí conmigo? Podríamos charlar sobre el sentido de la vida, las ardillas, ese tipo de cosas. – Tras escuchar la respuesta de su compañero sonrió y se levantó del suelo, dando varios saltitos en dónde estaba, para continuación preparar sus puños para la siguiente ronda - ¿Sigues estando en pie lo de esa cerveza?
El plan no iba mal o al menos eso había parecido en un principio, el brujo la debía de haber cagado en alguna parte del mismo por qué, por algún motivo, el chucho les estaba esperando cuando este salió. Suspirando profundamente, desde el agujero en el que estaba aún escondido meditó sus opciones.
Por un lado, podría salir a ayudarle habrían perdido el factor sorpresa, pero seguirían siendo dos, la siguiente opción que Theo tenía era quedarse allí abajo, oculto, y esperar a que el pringado y el chucho hiciesen trizas al brujo, momento que podría usar para atacar por la espalda.
Aunque la segunda opción era tentadora para él, el rubio sabía los defensores seguirían teniendo la ventaja, no podían ir uno contra dos, debía salir a ayudar al brujo.
Armado con su espada salió tras el brujo y se colocó frente al perro, estudiándolo de forma tan inexpresiva como ya estaba acostumbrado. –“Me pregunto si un abrigo con su piel seria cálido” – Torció levemente el gesto cuando escuchó a Garret hacer chistes tras él, mientras peleaba con el humano ¿Es que se creía gracioso? No lo era, para nada.
Mientras rodeaba a su oponente sonrió débilmente, Tyron les estaba viendo desde el torreón, si acababa rápido con ellos probablemente tendría aquello en cuenta, lo último que quería era acabar en otra triste sesión de entrenamiento como aquella, tenía que lucirse, y no había mejor forma que hacerlo que destrozar a sus oponentes.
Era evidente que el chucho era mucho más rápido que el paleto, no podía esperar a que este atacase, no podía simplemente contratacar con más velocidad, había visto al supuesto “Asher” pelear antes y no era más que un animal muy rápido y sin ningún tipo de control.
Lo único que tenía que hacer era buscar su punto ciego.
Al primero que pillaron por sorpresa fue a Garret, que evitó por poco recibir un puntapié por parte del hombre-bestia en mitad de la cara, posteriormente, justo tras él emergió Theo, quien se lanzó inmediatamente a por el perro.
Eltrant sonrió ante la proposición del brujo y negó con la cabeza – Tengo que admitir que es tentador, pero es no tanto como para aceptar el castigo de Tyron – Riendo ante esto no dudó un instante en atacar al brujo con su espada.
El brujo con el que se estaba batiendo en duelo distaba mucho de ser uno al uso, se había enfrentado a muchos de su clase, y todos solían ser, cuanto menos, incompetentes en el cuerpo a cuerpo, Garret no obstante, tras hacer algunos amagos que harían palidecer al más diestro de los espadachines del cuartel, deflactó su espada haciendo gala de un estilo de esgrima bastante cuidado y, justo después, empleando la habilidad inherente que los brujos poseían para mover las cosas con la mente, le arrebató la espada de las manos, la cual rebotó por el lugar hasta que cayó por el agujero del que sus adversarios habían salido
- ¡Eso es trampa! – Retrocedió un poco evitando el filo de Garret - ¡Aunque si no estuvieses tratando de golpearme aplaudiría! ¡Enserio! – Ahora a la defensiva, el castaño siguió evitando ser acorralado por la hoja de su compañero de armas, por fortuna, pelear sin armas era algo de lo que podía presumir, y tras evitar una vez más ser golpeado por la hoja de Garret, sujetó con fuerza la muñeca de este y en menos de lo que dura un parpadeo procedió a cargarlo sobre su espalda lanzándolo contra el suelo después de que este pasase por encima de su cabeza.
- ¡Diez puntos! – Exclamó alzando los brazos, triunfal. Aquello no hizo, ni mucho menos, que el brujo se rindiese, y aun desde el suelo, volvió a usar su magia para desequilibrar al exmercenario, que se tambaleó durante unos instantes, momento en el que Garret aprovechó para, supuestamente, concentrar la fuerza de sus poderes en el pecho del castaño, que de igual manera que lo había hecho el brujo momentos atrás, cayó de espaldas al suelo rodando levemente.
Con el brillante sol en los ojos, se quedó estudiando el cielo durante unos segundos, azul e infinito. Le dolía el pecho y no solo por la roca que acababa de mover, ¿Es que toda la gente en aquel lugar era especial? - ¿Sabes Garret? Hace un buen día, ¿Por qué no te tumbas aquí conmigo? Podríamos charlar sobre el sentido de la vida, las ardillas, ese tipo de cosas. – Tras escuchar la respuesta de su compañero sonrió y se levantó del suelo, dando varios saltitos en dónde estaba, para continuación preparar sus puños para la siguiente ronda - ¿Sigues estando en pie lo de esa cerveza?
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El plan no iba mal o al menos eso había parecido en un principio, el brujo la debía de haber cagado en alguna parte del mismo por qué, por algún motivo, el chucho les estaba esperando cuando este salió. Suspirando profundamente, desde el agujero en el que estaba aún escondido meditó sus opciones.
Por un lado, podría salir a ayudarle habrían perdido el factor sorpresa, pero seguirían siendo dos, la siguiente opción que Theo tenía era quedarse allí abajo, oculto, y esperar a que el pringado y el chucho hiciesen trizas al brujo, momento que podría usar para atacar por la espalda.
Aunque la segunda opción era tentadora para él, el rubio sabía los defensores seguirían teniendo la ventaja, no podían ir uno contra dos, debía salir a ayudar al brujo.
Armado con su espada salió tras el brujo y se colocó frente al perro, estudiándolo de forma tan inexpresiva como ya estaba acostumbrado. –“Me pregunto si un abrigo con su piel seria cálido” – Torció levemente el gesto cuando escuchó a Garret hacer chistes tras él, mientras peleaba con el humano ¿Es que se creía gracioso? No lo era, para nada.
Mientras rodeaba a su oponente sonrió débilmente, Tyron les estaba viendo desde el torreón, si acababa rápido con ellos probablemente tendría aquello en cuenta, lo último que quería era acabar en otra triste sesión de entrenamiento como aquella, tenía que lucirse, y no había mejor forma que hacerlo que destrozar a sus oponentes.
Era evidente que el chucho era mucho más rápido que el paleto, no podía esperar a que este atacase, no podía simplemente contratacar con más velocidad, había visto al supuesto “Asher” pelear antes y no era más que un animal muy rápido y sin ningún tipo de control.
Lo único que tenía que hacer era buscar su punto ciego.
Eltrant Tale
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
-¡Eh! ¡No no no no! ¡Bájame!- grité mientras mi mundo se volvía patas arriba. En un movimiento inesperado, Tale había aprovechado su fuerza para levantarme y, poco después lanzarme contra el suelo. Tal vez le había subestimado, creyendo que estaría indefenso sin arma. Pero yo también tenía más trucos. Desequilibré una de sus piernas con telekinesis, para luego darle un fuerte empujón que le hizo caer de espaldas.
-¿Por qué no nos tumbamos más allá... ahí en el baluarte?- pregunté, riendo mientras me levantaba. -Si quieres esa cerveza, vas a tener que ganártela.- Le desafié, frotándome las manos y recogiendo mi espada. No debía abusar demasiado de la telekinesis para no agotarme de forma innecesaria, pero estaba en un situación extraña. Eltrant era algo más lento que yo, pero solo estaba preparado para un combate con espadas: no tenia ni idea de combatir con las manos.
Me moví lentamente, intentando rodearlo, hasta que vi una oportunidad. Tale estaba de espaldas al agujero que daba al túnel. Sólo era cuestión de aprovecharlo.
Sin un arma para bloquear, el humano solo podría esquivar mis ataques, de forma que lancé un tajo horizontal a la altura del vientre, buscando hacerle retroceder, y antes de que pudiese contratacar, le volví a empujar telekineticamente, intentando hacerle caer al agujero.
-Mi gozo en un pozo.- reí
El otro humano, Theo, había salido a plantarme cara. Le examiné cuidadosamente: no conocía bien su estilo de lucha, pero no parecía demasiado fuerte. Era de complexión más bien ligera, y su arma estaba entre las más livianas de la guardia. No dudaba en que sería rápido, pero tan sólo era un humano, y además uno joven: le faltaba experiencia. Sin embargo, no parecía querer arriesgarse a atacar primero.
Antes había luchado como una bestia, demasiado ansioso e impaciente. No había tenido oportunidades para pelear en días, y de alguna forma, quería venganza contra todo. En parte, aún quería destruir la guardia. Pero la charla con Eltrant y la energía gastada en intentar mover la roca me habían calmado un poco. Con la mente más fría, adopté mi estilo normal de lucha.
Me lancé en un amago de atacar solo para retroceder en el último instante, tanteando al muchacho. Su primer movimiento, sin embargo, fue el de atacar a la vez, lanzando una estocada dirigida a mi cabeza que no llegó a rozarme. Fruncí el ceño. ¿Estaba buscando algún tipo de reacción, o realmente intentaba causar daño?
-Venga... aquí, perrito... ¿tengo que lanzar un palo para que lo traigas?- dijo, cambiando su rostro normalmente inexpresivo por una sonrisa arrogante. No reaccioné. ¿De verdad quería jugar a eso? El rubio tenía las de perder. Había pasado años provocando a mis oponentes para desconcentrarlos. No iba a funcionar. -¿Que ocurre, solo escuchas bien a tu amo? ¡Aqui, perro!- silbó repetidas veces, burlón. Y entonces, atacó.
El primer tajo fue a por mi mano derecha, pero lo evité con un paso atrás. El segundo y tercero siguieron fugaces, de forma que los bloqueé con mi hoja. Empezaba a ver un patrón. No lanzaba ataques normales: todos tenían un objetivo táctico. Los ojos, la mano, el hombro... estaba buscando incapacitarme, aunque fuese momentáneamente.
-¿No vas a atacar nunca? ¿Aún estás pensando en el paleto de tu novio o algo?- preguntó. Por un momento, su rostro pareció cambiar. Mientras hablaba, había fruncido el ceño, como si estuviese desconcertado o frustrado. -No tengo ninguna prisa en destruirte, crío. Aún tenemos un rato.- dije con tono serio. Pensaba hacer que cada golpe fuese certero, además de un insulto que doliese más que cualquier palabra.
El joven volvió a arremeter, esta vez con una finta que repelí golpeando su espada con fuerza, lo cual le desequilibró. Antes de que pudiese volver a controlar su alfanje, llevé mi hoja a su costado, golpeándole en las costillas.
-Muerto.- declaré. Con una espada real, habría tenido pocos segundos antes de desangrarse. Retrocedí, desafiándole abiertamente. Esta vez no dijo nada, sino que volvió a adoptar un rostro inexpresivo. Irónicamente, ese cambio hizo evidente una cosa: le había tocado, y no pretendía volver a fallar.
Se lanzó de nuevo, atacando con fiereza y velocidad. Una y otra vez, su arma se encontró con la mía. Y una y otra vez, atacaba de nuevo, con casi la misma brutalidad que yo había utilizado en mi duelo con Garrett. Más que frío y calculador, parecía desesperado por encajar un golpe. No tenía la fuerza ni la velocidad necesaria, pero su arma era más rápida y dada a ataques consecutivos, por lo que llegó a acertarme en el hombro y muñeca.
Pasé a la ofensiva, pero tenía que recurrir a lo inesperado. Me puse de lado y avancé, preparando un predecible y demasiado alto tajo horizontal, que evitó sin problemas agachándose, y lo seguí con un no tan predecible golpe bajo a sus pantorrillas, que le hizo caer de espaldas. Presioné la punta de mi espada en su vientre y volví a murmurar.
-Muerto otra vez.- La técnica no me habría servido con alguien más pesado, pero era humillante. El humano cerró los puños, en el suelo, y volví a alejarme a un par de metros para la siguiente acometida.
Tercer asalto. Theo volvió a atacar, pero esta vez fue a por un asalto más directo. Nuestras armas se cruzaron, pero, ¿que pretendía? De ninguna forma tenía más fuerza que yo. Apenas lo vi venir. Theo solo estaba sujetando su alfanje con una mano. La otra, aún en puño, voló hacia mi cabeza solo para abrirse a medio camino, arrojando arena directamente a mi cara.
El humano ganó ese intercambio, desviando mi espada y golpeándome en la espalda con la hoja sin filo de su arma. Caí sobre mi rodilla, cegado y sin aliento, llevándome las manos a los ojos, mientras el humano se jactaba.
-La escoria de tu clase no sirve para nada. Deberíamos esclavizaros a todos. Como hicimos contigo...- escupió.
-¡Garrett!- El grito del sargento me sacó de mis pensamientos. Le hice un gesto a Tale para que se detuviese mientras miraba a lo alto del torreón. Tyron estaba señalando hacia abajo. -¡Controla al maldito perro!- ordenó.
Volví mi mirada hacia Asher que, con el pelaje erizado y la cola tiesa, lanzó un tajo hacia Theo con semejante fuerza que, a pesar de bloquearlo, hizo que su arma se escapase de sus manos. Ante mi mirada, el hombre perro alzó a su compañero del cuello y comenzó a golpearle en la cara. Una vez. Y otra. Y otra. La sangre se me heló al ver su rostro. No había comparación con el gruñón hombre perro que conocía. Incluso cuando una hora atrás le había gritado a Eltrant, no había estado tan furioso. En ese instante, su rostro parecía más el de un lobo salvaje despedazando a su presa.
-¡ASHER! ¡DETENTE!- grité, corriendo hacia ambos. Reuniendo toda la fuerza que me quedaba, lancé un pulso de fuerza que, sacudiendo todo el terreno entre medias, empujó al hombre perro, tirandole a él y al humano al suelo. Pero no fue suficiente. Incluso tras caer, rodó hasta quedar encima de Theo. Y volvió a atacar. Su puño, ya ensangrentado, volvió a descender sobre el humano, ahora inconsciente. -¡BASTA! ¡πόνο σήμανση!-
Asher me miró. Y un instante después, se llevó la mano al hombro y cayó, retorciendose en el suelo. No quería que llegase a eso. Pero no me había dejado elección. Observé al ex-mercenario, impotente. Era incapaz de hacer nada por él. Sólo podía observar, paralizado, como agonizaba en el suelo, gritando por un dolor que no le desearía a nadie.
Fue solo un instante, pero se hizo eterno. Así como su rostro no había expresado más que furia unos segundos antes, ahora sólo expresaba sufrimiento. Finalmente, acabó. Pero era incapaz de moverme hasta que sentí el empujón de Tyron. ¿Cuando había bajado?
-Espabila. Tale, ayudame a llevar a Theo a la enfermería. Garrett, lleva al perro a los calabozos. Bajaré a interrogarle luego.- ordenó. -Maldición, que desastre... el entrenamiento queda cancelado. Continuaremos mañana.-
-¿Por qué no nos tumbamos más allá... ahí en el baluarte?- pregunté, riendo mientras me levantaba. -Si quieres esa cerveza, vas a tener que ganártela.- Le desafié, frotándome las manos y recogiendo mi espada. No debía abusar demasiado de la telekinesis para no agotarme de forma innecesaria, pero estaba en un situación extraña. Eltrant era algo más lento que yo, pero solo estaba preparado para un combate con espadas: no tenia ni idea de combatir con las manos.
Me moví lentamente, intentando rodearlo, hasta que vi una oportunidad. Tale estaba de espaldas al agujero que daba al túnel. Sólo era cuestión de aprovecharlo.
Sin un arma para bloquear, el humano solo podría esquivar mis ataques, de forma que lancé un tajo horizontal a la altura del vientre, buscando hacerle retroceder, y antes de que pudiese contratacar, le volví a empujar telekineticamente, intentando hacerle caer al agujero.
-Mi gozo en un pozo.- reí
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El otro humano, Theo, había salido a plantarme cara. Le examiné cuidadosamente: no conocía bien su estilo de lucha, pero no parecía demasiado fuerte. Era de complexión más bien ligera, y su arma estaba entre las más livianas de la guardia. No dudaba en que sería rápido, pero tan sólo era un humano, y además uno joven: le faltaba experiencia. Sin embargo, no parecía querer arriesgarse a atacar primero.
Antes había luchado como una bestia, demasiado ansioso e impaciente. No había tenido oportunidades para pelear en días, y de alguna forma, quería venganza contra todo. En parte, aún quería destruir la guardia. Pero la charla con Eltrant y la energía gastada en intentar mover la roca me habían calmado un poco. Con la mente más fría, adopté mi estilo normal de lucha.
Me lancé en un amago de atacar solo para retroceder en el último instante, tanteando al muchacho. Su primer movimiento, sin embargo, fue el de atacar a la vez, lanzando una estocada dirigida a mi cabeza que no llegó a rozarme. Fruncí el ceño. ¿Estaba buscando algún tipo de reacción, o realmente intentaba causar daño?
-Venga... aquí, perrito... ¿tengo que lanzar un palo para que lo traigas?- dijo, cambiando su rostro normalmente inexpresivo por una sonrisa arrogante. No reaccioné. ¿De verdad quería jugar a eso? El rubio tenía las de perder. Había pasado años provocando a mis oponentes para desconcentrarlos. No iba a funcionar. -¿Que ocurre, solo escuchas bien a tu amo? ¡Aqui, perro!- silbó repetidas veces, burlón. Y entonces, atacó.
El primer tajo fue a por mi mano derecha, pero lo evité con un paso atrás. El segundo y tercero siguieron fugaces, de forma que los bloqueé con mi hoja. Empezaba a ver un patrón. No lanzaba ataques normales: todos tenían un objetivo táctico. Los ojos, la mano, el hombro... estaba buscando incapacitarme, aunque fuese momentáneamente.
-¿No vas a atacar nunca? ¿Aún estás pensando en el paleto de tu novio o algo?- preguntó. Por un momento, su rostro pareció cambiar. Mientras hablaba, había fruncido el ceño, como si estuviese desconcertado o frustrado. -No tengo ninguna prisa en destruirte, crío. Aún tenemos un rato.- dije con tono serio. Pensaba hacer que cada golpe fuese certero, además de un insulto que doliese más que cualquier palabra.
El joven volvió a arremeter, esta vez con una finta que repelí golpeando su espada con fuerza, lo cual le desequilibró. Antes de que pudiese volver a controlar su alfanje, llevé mi hoja a su costado, golpeándole en las costillas.
-Muerto.- declaré. Con una espada real, habría tenido pocos segundos antes de desangrarse. Retrocedí, desafiándole abiertamente. Esta vez no dijo nada, sino que volvió a adoptar un rostro inexpresivo. Irónicamente, ese cambio hizo evidente una cosa: le había tocado, y no pretendía volver a fallar.
Se lanzó de nuevo, atacando con fiereza y velocidad. Una y otra vez, su arma se encontró con la mía. Y una y otra vez, atacaba de nuevo, con casi la misma brutalidad que yo había utilizado en mi duelo con Garrett. Más que frío y calculador, parecía desesperado por encajar un golpe. No tenía la fuerza ni la velocidad necesaria, pero su arma era más rápida y dada a ataques consecutivos, por lo que llegó a acertarme en el hombro y muñeca.
Pasé a la ofensiva, pero tenía que recurrir a lo inesperado. Me puse de lado y avancé, preparando un predecible y demasiado alto tajo horizontal, que evitó sin problemas agachándose, y lo seguí con un no tan predecible golpe bajo a sus pantorrillas, que le hizo caer de espaldas. Presioné la punta de mi espada en su vientre y volví a murmurar.
-Muerto otra vez.- La técnica no me habría servido con alguien más pesado, pero era humillante. El humano cerró los puños, en el suelo, y volví a alejarme a un par de metros para la siguiente acometida.
Tercer asalto. Theo volvió a atacar, pero esta vez fue a por un asalto más directo. Nuestras armas se cruzaron, pero, ¿que pretendía? De ninguna forma tenía más fuerza que yo. Apenas lo vi venir. Theo solo estaba sujetando su alfanje con una mano. La otra, aún en puño, voló hacia mi cabeza solo para abrirse a medio camino, arrojando arena directamente a mi cara.
El humano ganó ese intercambio, desviando mi espada y golpeándome en la espalda con la hoja sin filo de su arma. Caí sobre mi rodilla, cegado y sin aliento, llevándome las manos a los ojos, mientras el humano se jactaba.
-La escoria de tu clase no sirve para nada. Deberíamos esclavizaros a todos. Como hicimos contigo...- escupió.
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-¡Garrett!- El grito del sargento me sacó de mis pensamientos. Le hice un gesto a Tale para que se detuviese mientras miraba a lo alto del torreón. Tyron estaba señalando hacia abajo. -¡Controla al maldito perro!- ordenó.
Volví mi mirada hacia Asher que, con el pelaje erizado y la cola tiesa, lanzó un tajo hacia Theo con semejante fuerza que, a pesar de bloquearlo, hizo que su arma se escapase de sus manos. Ante mi mirada, el hombre perro alzó a su compañero del cuello y comenzó a golpearle en la cara. Una vez. Y otra. Y otra. La sangre se me heló al ver su rostro. No había comparación con el gruñón hombre perro que conocía. Incluso cuando una hora atrás le había gritado a Eltrant, no había estado tan furioso. En ese instante, su rostro parecía más el de un lobo salvaje despedazando a su presa.
-¡ASHER! ¡DETENTE!- grité, corriendo hacia ambos. Reuniendo toda la fuerza que me quedaba, lancé un pulso de fuerza que, sacudiendo todo el terreno entre medias, empujó al hombre perro, tirandole a él y al humano al suelo. Pero no fue suficiente. Incluso tras caer, rodó hasta quedar encima de Theo. Y volvió a atacar. Su puño, ya ensangrentado, volvió a descender sobre el humano, ahora inconsciente. -¡BASTA! ¡πόνο σήμανση!-
Asher me miró. Y un instante después, se llevó la mano al hombro y cayó, retorciendose en el suelo. No quería que llegase a eso. Pero no me había dejado elección. Observé al ex-mercenario, impotente. Era incapaz de hacer nada por él. Sólo podía observar, paralizado, como agonizaba en el suelo, gritando por un dolor que no le desearía a nadie.
Fue solo un instante, pero se hizo eterno. Así como su rostro no había expresado más que furia unos segundos antes, ahora sólo expresaba sufrimiento. Finalmente, acabó. Pero era incapaz de moverme hasta que sentí el empujón de Tyron. ¿Cuando había bajado?
-Espabila. Tale, ayudame a llevar a Theo a la enfermería. Garrett, lleva al perro a los calabozos. Bajaré a interrogarle luego.- ordenó. -Maldición, que desastre... el entrenamiento queda cancelado. Continuaremos mañana.-
Asher Daregan
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
Siguieron intercambiando golpes, el brujo tenía ventaja, él estaba armado y Eltrant no.
Descartada la opción de la cerveza solo quedaba noquearle, y no dudaba que si le alcanzaba lo haría, había derribado a tipos más grandes que el brujo con sus puños; El problema era alcanzarle. - ¡Eres un maldito acróbata! – Gruño cuando Garret evitó su puño agachándose rápidamente y, aprovechando la superioridad que le daba su espada, embistió al exmercenario desde una distancia prudente, cosa que el castaño pudo evitar retrocediendo un par de pasos, los suficientes como para que la espada de su sarcástico rival no le alcanzase.
Continuaron de igual forma durante varios minutos, hasta que, de alguna forma, sintió otra vez aquel golpe en el pecho que parecía proceder de la nada. Aquella fuerza, para él, desconocida, le lanzó hacia atrás unos metros, pero no llegó a tumbarle, la distancia justa como para poder comprobar sin apenas girarse cómo estaba a escasos centímetros de caer por el agujero por el que Garret y su compinche inexpresivo habían aparecido.
– No lo hagas Garret… - La sonrisa en la mirada del brujo lo decía todo – Te invito a dos cervezas, no, ¡A tres! – La sonrisa del brujo se agrandó - ¡No se te ocur…! – Sin poder finalizar la frase se precipitó por el agujero, el mismo golpe mágico que había recibido ya, con esa, tres veces, le lanzó a aquel pequeño abismo.
Todo pasó en apenas un instante, como un peso muerto, cayó al fondo del agujero en menos de un segundo, afortunadamente no era excesivamente alto, por lo que no se hizo gran cosa - ¡¡Cuando suba ahí arriba de vas a enterar!! – Gritó sacudiéndose el polvo de la ropa – Si llego a caer de cabeza… - Refunfuño trepando por las escaleras de madera.
- ¡ASHER! ¡DETENTE!
La voz de Garret sonaba alterada, y no era para menos, lo que el castaño se encontró al llegar arriba distaba mucho de ser un entrenamiento. Como un autómata, sin conciencia de sí mismo, el lobo golpeaba una y otra vez, a Theo en la cara.
Como un martillo trabajando el duro metal, los nudillos de Asher impactaban sin cesar sobre la cara del muchacho, destrozándola. – Maldita sea, Asher – Masculló para sí terminando de salir del agujero, corriendo enseguida hacía el lobo, en un desesperado intento por detener aquello - ¡BASTA! ¡πόνο σήμανση! – Instantáneamente, cuando aquellas palabras resonaron en la zona a medio construir el lobo se detuvo, en seco, y comenzó a gritar.
Impotente, incapaz de hacer nada, contempló como su compañero se retorcía de dolor en el suelo, luchando por conseguir un poco de aire con el que seguir gritando, aquellos pocos segundos se le antojaron como horas al castaño.
Se giró hacia Garret pero no tuvo tiempo siquiera de reprocharle lo que acababa de hacer, la voz de Tyron se alzó sobre el incómodo silencio que reinaba sobre el lugar, señalando a un bastante magullado Theo, ordenó a Eltrant que le ayudase a llevarlo hasta la enfermería y a Garret que dejase al lobo en los calabozos. El entrenamiento quedaba cancelado.
Ignorando, por unos instantes, las palabras del oficial, se agachó junto a Asher ayudándole a levantarse – Es una orden directa Tale, ¿A qué esperas? Garret, lo mismo va por ti. – Accediendo a regañadientes a trasladar a Theo, lo cargó sobre su espalda y, junto al sargento, lo llevó hasta la enfermería.
-No me dais un respiro – Susurró Tyron cerrando los ojos – Creo que un entrenamiento sin que pasen estas cosas no es pedir demasiado – Eltrant no contestó, no sabía que había hecho Theo para merecerse tal paliza, pero Asher era un manojo de nervios, la conversación que había tenido con él, unida a la escena que habían montado en el patio de entrenamiento, era suficiente para saber que el lobo estaba pasando por una situación muy delicada.
Suspiró mientras dejaban al rubio en una cama, varios curanderos acudieron enseguida a comprobar el estado del guarda, que murmuraba cosas sin sentido en voz baja, parecía estar alucinando.
- ¿Qué tenemos aquí? – Lysam, el Boticario que había marcado a Asher días atrás se acercó al herido y, con curiosidad, palpó la cara de este frunciendo levemente el ceño. Tyron se cruzó de brazos y se llevó al curandero a un lugar apartado dónde intercambió unas palabras con él que el castaño no llegó a oír, minutos más tarde, el oficial volvió a acercarse a Eltrant. – Retírate Tale, quiero verte mañana a la misma hora en el patio, el entrenamiento no ha terminado. No llegues tarde. – Asintiendo escuetamente a las palabras de su sargento abandonó la enfermería y, después de pasar por la cocina, se dirigió al calabozo.
Saludando a los vigilantes que estaban de turno y pasando junto a varias celdas con delincuentes de menor importancia llegó hasta una antesala dónde se encontraba Mark, la que daba acceso a las celdas en las que encerraban a los guardas por insubordinación. - ¿El lobo? – Preguntó sin alzar la vista del tablero de ajedrez – El lobo – Afirmó Eltrant cruzándose de brazos – Pasa – Dijo este moviendo un peón hacia adelante, el séptimo de los Tale arqueó una ceja, no estaba jugando con nadie – Pero yo no te he dejado entrar ¿Vale? Tyron ya apenas habla de otra cosa cuando quedamos para jugar – Sonriendo Eltrant agradeció aquello a su compañero y se adentró en las celdas.
Al fondo, justo en la que había estado el encerrado días atrás, estaba Asher. – Un día movidito, ¿No crees? – Dijo dejándole la hogaza de pan que había podido tomar de la cocina junto a la entrada – La comida de aquí da pena, así que he pensado en traerte la cena – Se dejó caer junto a la celda, apoyando se espalda contra esta – Esta es la mejor habitación – Le sonrió intentando animar un poco al lobo – Es la que yo suelo pedir cuando vengo por aquí. - Tras una breve conversación con Asher acerca de asuntos insustanciales, una conversación que le mantendría la cabeza alejada de los pensamientos que le habían llevado hasta aquella celda, se levantó cuando Mark, desde la otra punta del pasillo, le informó de que no tardarían en traerle la cena el preso - Nos vemos mañana en el entrenamiento - Dijo estirando las piernas - Trataré de no llegar tarde esta vez.
Descartada la opción de la cerveza solo quedaba noquearle, y no dudaba que si le alcanzaba lo haría, había derribado a tipos más grandes que el brujo con sus puños; El problema era alcanzarle. - ¡Eres un maldito acróbata! – Gruño cuando Garret evitó su puño agachándose rápidamente y, aprovechando la superioridad que le daba su espada, embistió al exmercenario desde una distancia prudente, cosa que el castaño pudo evitar retrocediendo un par de pasos, los suficientes como para que la espada de su sarcástico rival no le alcanzase.
Continuaron de igual forma durante varios minutos, hasta que, de alguna forma, sintió otra vez aquel golpe en el pecho que parecía proceder de la nada. Aquella fuerza, para él, desconocida, le lanzó hacia atrás unos metros, pero no llegó a tumbarle, la distancia justa como para poder comprobar sin apenas girarse cómo estaba a escasos centímetros de caer por el agujero por el que Garret y su compinche inexpresivo habían aparecido.
– No lo hagas Garret… - La sonrisa en la mirada del brujo lo decía todo – Te invito a dos cervezas, no, ¡A tres! – La sonrisa del brujo se agrandó - ¡No se te ocur…! – Sin poder finalizar la frase se precipitó por el agujero, el mismo golpe mágico que había recibido ya, con esa, tres veces, le lanzó a aquel pequeño abismo.
Todo pasó en apenas un instante, como un peso muerto, cayó al fondo del agujero en menos de un segundo, afortunadamente no era excesivamente alto, por lo que no se hizo gran cosa - ¡¡Cuando suba ahí arriba de vas a enterar!! – Gritó sacudiéndose el polvo de la ropa – Si llego a caer de cabeza… - Refunfuño trepando por las escaleras de madera.
- ¡ASHER! ¡DETENTE!
La voz de Garret sonaba alterada, y no era para menos, lo que el castaño se encontró al llegar arriba distaba mucho de ser un entrenamiento. Como un autómata, sin conciencia de sí mismo, el lobo golpeaba una y otra vez, a Theo en la cara.
Como un martillo trabajando el duro metal, los nudillos de Asher impactaban sin cesar sobre la cara del muchacho, destrozándola. – Maldita sea, Asher – Masculló para sí terminando de salir del agujero, corriendo enseguida hacía el lobo, en un desesperado intento por detener aquello - ¡BASTA! ¡πόνο σήμανση! – Instantáneamente, cuando aquellas palabras resonaron en la zona a medio construir el lobo se detuvo, en seco, y comenzó a gritar.
Impotente, incapaz de hacer nada, contempló como su compañero se retorcía de dolor en el suelo, luchando por conseguir un poco de aire con el que seguir gritando, aquellos pocos segundos se le antojaron como horas al castaño.
Se giró hacia Garret pero no tuvo tiempo siquiera de reprocharle lo que acababa de hacer, la voz de Tyron se alzó sobre el incómodo silencio que reinaba sobre el lugar, señalando a un bastante magullado Theo, ordenó a Eltrant que le ayudase a llevarlo hasta la enfermería y a Garret que dejase al lobo en los calabozos. El entrenamiento quedaba cancelado.
Ignorando, por unos instantes, las palabras del oficial, se agachó junto a Asher ayudándole a levantarse – Es una orden directa Tale, ¿A qué esperas? Garret, lo mismo va por ti. – Accediendo a regañadientes a trasladar a Theo, lo cargó sobre su espalda y, junto al sargento, lo llevó hasta la enfermería.
-No me dais un respiro – Susurró Tyron cerrando los ojos – Creo que un entrenamiento sin que pasen estas cosas no es pedir demasiado – Eltrant no contestó, no sabía que había hecho Theo para merecerse tal paliza, pero Asher era un manojo de nervios, la conversación que había tenido con él, unida a la escena que habían montado en el patio de entrenamiento, era suficiente para saber que el lobo estaba pasando por una situación muy delicada.
Suspiró mientras dejaban al rubio en una cama, varios curanderos acudieron enseguida a comprobar el estado del guarda, que murmuraba cosas sin sentido en voz baja, parecía estar alucinando.
- ¿Qué tenemos aquí? – Lysam, el Boticario que había marcado a Asher días atrás se acercó al herido y, con curiosidad, palpó la cara de este frunciendo levemente el ceño. Tyron se cruzó de brazos y se llevó al curandero a un lugar apartado dónde intercambió unas palabras con él que el castaño no llegó a oír, minutos más tarde, el oficial volvió a acercarse a Eltrant. – Retírate Tale, quiero verte mañana a la misma hora en el patio, el entrenamiento no ha terminado. No llegues tarde. – Asintiendo escuetamente a las palabras de su sargento abandonó la enfermería y, después de pasar por la cocina, se dirigió al calabozo.
Saludando a los vigilantes que estaban de turno y pasando junto a varias celdas con delincuentes de menor importancia llegó hasta una antesala dónde se encontraba Mark, la que daba acceso a las celdas en las que encerraban a los guardas por insubordinación. - ¿El lobo? – Preguntó sin alzar la vista del tablero de ajedrez – El lobo – Afirmó Eltrant cruzándose de brazos – Pasa – Dijo este moviendo un peón hacia adelante, el séptimo de los Tale arqueó una ceja, no estaba jugando con nadie – Pero yo no te he dejado entrar ¿Vale? Tyron ya apenas habla de otra cosa cuando quedamos para jugar – Sonriendo Eltrant agradeció aquello a su compañero y se adentró en las celdas.
Al fondo, justo en la que había estado el encerrado días atrás, estaba Asher. – Un día movidito, ¿No crees? – Dijo dejándole la hogaza de pan que había podido tomar de la cocina junto a la entrada – La comida de aquí da pena, así que he pensado en traerte la cena – Se dejó caer junto a la celda, apoyando se espalda contra esta – Esta es la mejor habitación – Le sonrió intentando animar un poco al lobo – Es la que yo suelo pedir cuando vengo por aquí. - Tras una breve conversación con Asher acerca de asuntos insustanciales, una conversación que le mantendría la cabeza alejada de los pensamientos que le habían llevado hasta aquella celda, se levantó cuando Mark, desde la otra punta del pasillo, le informó de que no tardarían en traerle la cena el preso - Nos vemos mañana en el entrenamiento - Dijo estirando las piernas - Trataré de no llegar tarde esta vez.
Eltrant Tale
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
El lobo respiraba pesadamente. Estaba claro que activar la marca le dejaba sin energia, ya fuese por el dolor o por tener un encantamiento dentro de su cuerpo. Caminó detrás de mi, con la mano en el hombro y la mirada en el suelo, sin decir nada. Miles de cosas que decir pasaron por mi cabeza, pero ninguna salió de mi boca. No era el momento. Me tragué el sentimiento de culpa, al menos por el momento, y continuamos a los calabozos hasta que encontré a quien andaba buscando.
-Eh, Mark. Esto... Tyron quiere meterle en los calabozos, al menos hasta mañana.- dije, señalando al hombre perro con la cabeza.
-Pero... ¿está bien? ¿No es eso sangre?- Asher llevaba un aspecto lamentable, con las orejas agachadas y temblando ligeramente. La sangre de la que el humano hablaba era la que aún goteaba de sus puños, pero también tenía algunas manchas salpicadas en su pelaje.
-Tal vez se haya abierto una herida muy reciente en los nudillos. Pero la mayoría es de Theo. Lo que me recuerda... ¿hay alguna celda con mejores condiciones que las otras? ¿Podrías...?- El carcelero asintió. -Si es tan solo un día, creo que no habrá problema.- acto seguido, se levantó, con sus llaves, y nos guió hasta una celda al fondo del pasillo.
Ninguno de los tres dijo nada, y Asher no opuso resistencia para entrar. Simplemente se quedó dentro, tumbado contra la pared, esperando a que nos alejásemos para quedarse sólo.
Y de nuevo, me hallaba en una celda. No había pasado más de una semana desde que me sacaron de otra para marcarme a fuego y esclavizarme. Pero a pesar de todo, estaba ahí.
Eltrant no tardó en visitarme. No estaba realmente de humor para charlar, pero agradecía el gesto. Tomé la hogaza de pan y empecé a comer, mirando a mi compañero sin decir nada mientras este intentaba alegrarme. No parecía tener intención de irse. Asi que finalmente, tragué y accedí a charlar.
-Al parecer soy casi tan idiota como tu, ¿eh? Aunque no dudo en que puedes superarme sin mucho esfuerzo.- me burlé. -No parece que estemos dando motivos para que dejen de hablar de nosotros... bueno, al menos se acordarán de nuestros nombres. O del tuyo, al menos.- musité. Había sonado más amargo de lo que pretendía, pero ya había lidiado con ese tema apenas horas antes.
Seguimos charlando, con una conversación que decaía cada vez más en lo banal, hasta que finalmente tuvo que irse. Finalmente, me quedé sólo con mis pensamientos.
Habian pasado horas. Y aún me estaba haciendo la misma pregunta. ¿Que hacía ahí?
Miré mis manos, manchadas con sangre seca. Había perdido completamente el control. No era solo la rabia que sentí al sufrir el truco sucio de aquel humano idiota, ni la indignación al ver que luchaba de la misma forma que yo solía usar. Toda la frustración que sentía se había acumulado hasta nublarme la mente por completo. Apenas recordaba como había pasado. Siempre que entraba en Frenesí era igual. Las emociones me engullían por completo, y la lógica se tornaba borrosa. Me era imposible razonar, y hasta los recuerdos se confundian entre sí.
Sabía que no era el único. Muchos guerreros de mi raza se aferraban a esa naturaleza, los llamados berserkers. Pero probablemente para ellos no era tan... distinto. Seguramente tenian algún tipo de control del que yo carecía. El resto de razas, los humanos y similares no caian en ese tipo de descontrol. No me arrepentía de haber herido a Theo. Pero no me gustaba el haberlo hecho sin controlarlo yo mismo. Era demasiado peligroso.
Estaba cansado. Había "explotado" por segunda vez en el mismo día, pero al menos podría descansar durante unas horas. Me recosté sobre la cama, que no consistía en más que algo de tela sobre una mesa de madera y cerré los ojos.
Me desperté con el estruendo de las puertas metálicas que daban la entrada a los calabozos. Me levanté, intentando recomponerme, hasta que la cara de Tyron apareció al otro lado de las rejas.
-Solo una pregunta. ¿Por qué?- demandó con gesto serio. Ladeé la cabeza. -¿Por qué has atacado a Theo?-
-Me provocó, insultandome durante el combate, y usó un truco sucio para intentar ganar.- respondí. No tenía motivos para mentir, de todos modos.
-Muy bien. Y ahora... "Aλήθεια". Responde de nuevo. ¿Por qué atacaste a Theo?- la marca de mi hombro se iluminó bajo los vendajes, y noté un intenso dolor de cabeza. Al no oponer casi resistencia, las palabras escaparon de mi boca sin que llegase a pensarlas.
-Se burló de que la guardia me esclavizase, intentó causar todo el daño posible durante el entrenamiento, me lanzó arena a los ojos y encarna todo lo que la guardia representa para mi.- respondí, frunciendo el ceño. Tyron no dijo nada durante unos segundos, sino que se quedó pensativo. Finalmente, soltó algo similar a un "gracias" y se alejó con paso decidido.
Suspiré. No lograría entender al sargento. Pero tampoco tenía intención de hacerlo. Volví a recostarme, esperando que la jaqueca se me fuese con las horas.
Pero no tardé en sentirme peor.
Horas después, a la noche, volví a los calabozos. No podía dejar las cosas así. No me lo permitiría a mi mismo. De nuevo, me dirigí a mi carcelero favorito, que, como de costumbre, estaba sentado frente a su tablero de ajedrez.
-¿Puedo hablar con Asher?- pregunté. Mark hizo una larga pausa, pensativo, y señaló el tablero.
-Sé que lo has traído tu, pero no debería... Aunque me aburro mucho. si me ganas, te dejaré.- No había jugado al ajedrez en mucho tiempo, pero sabía las normas. -Aunque no te lo pondré fácil. Ya he hecho una excepción con Eltrant, y tu apenas bajas a saludarme...-
Me senté delante de él. Estaba claro que llevaba ventaja. Un peón adelante. Un caballo al lado. Recordaba algunos movimientos iniciales, y al parecer, eran los mismos que hacía él. El primer intercambio de fichas no me benefició. Poco a poco, mi ejercito empezaba a ser reducido, aunque con numerosas bajas de su parte. El juego estaba por llegar a su inevitable fin.
-Jaque ma...- mientras su mano se movía, un pequeño empujón invisible hizo que la empujase a su propio rey, volcándolo sobre el tablero. -Oh... ¿te rindes? Bueno, ha sido una buena partida.- me miró, arqueando una ceja, pero acabó soltando una carcajada. -Muy bien, pasa. Pero no me hago responsable si te muerde. Casi le arroja algo a los que le llevaron la cena...-
El hombre perro estaba sentado en el suelo, con la cara oculta entre sus piernas. No tenía donde ir ni forma de rebelarse, así que probablemente era mi mejor oportunidad para hablar tranquilamente.
-Eh...- Pude ver como agitó una oreja al oírme, pero no reaccionó. -Venga, no puedes ignorarme ahora. Al menos escucha lo que quiero decir.- dije, poniéndome en cuclillas. El hombre bestia suspiró y me miró sin demasiado interés.
-Mira... sé que no te caigo bien. Probablemente me odies. Realmente... no te culpo. Te han obligado a estar bajo mi vigilancia todo el rato, y debe ser horrible. No te gustan mis bromas, y más de una vez he jodido la situación. Pero... no lo hago a propósito. No quiero hacerte pasar un mal rato, y no gano nada haciendo que sufras. Hoy... no me has dado otra elección, y odio eso. - respiré hondo, buscando las palabras adecuadas, y seguí. -Lo que quiero decir es que... simplemente no quiero causarte mal. No pasa nada si no quieres que volvamos a hablar, pero al menos entiende eso.-
Me levanté, aliviado por quitarme ese peso de encima y me preparé para irme, pero tres palabras me hicieron parar en seco.
-No te odio.- musitó. -Nunca te he odiado realmente.-
-¿...qué? ¿Entonces por qué...?
-No te odio. Pero no puedo simplemente reírme de todo, incluso si eres de los pocos que me han tratado bien. Sabes en que clase de situación estoy, ¿verdad? No... no tengo ni idea de como adaptarme a esto. No es la clase de trabajo para lo que estoy hecho, pero no tengo elección. Tampoco entiendo por qué. Debería estar muerto... no tengo nada por lo que vivir.- suspiró.
Se hizo una larga pausa. ¿Que podía decirle? Sabía perfectamente que le habían casi esclavizado y obligado a alguien que vivía al margen de la ley a, de repente, asegurarse de que se cumplan y seguir ordenes. Respiré hondo.
-¿Crees en los dioses?- La pregunta iba con doble sentido. Era tanto un "¿crees que existen?" como un "¿confías en ellos?". Asher ladeó la cabeza, extrañado, y meditó unos segundos antes de responder. -No... lo sé.- murmuró. -Nunca he creído que existiesen. Pero últimamente, no lo sé. En cualquier caso, probablemente no sean los mismos que los tuyos.- Ah, claro. Según recordaba, algunas tribus de hombres bestia tenían su propio panteón, al igual que los elfos.
-Esa es una excelente respuesta.- dije, sonriendo. -No tiene sentido afirmar o negar algo si no se sabe con seguridad. Mis maestros siempre me lo decían.- recordé. -Bueno, a lo que iba... mucha gente cree que los dioses son los que guían todo. Es decir, los que tejen el destino y todo lo que ocurre, y nunca hacen nada sin razón. El hecho de que estés vivo, aquí, cuando estuviste muy cerca de ser ejecutado... No sé, significaría que tienes un papel que hacer.-
-Estoy seguro de que mi papel lo podría hacer otro...- murmuró, taciturno.
-No sabría decirte. ¿A cuantos hombres bestia adeptos en arcanos y tan hábiles como tu conoces? ¿No crees que hay cosas que sólo tu puedes hacer? Por lo que sabes, podrías ser el próximo gran héroe de Aerandir.
El lobo me miró, sorprendido. Su rostro se había iluminado por completo. Sonreí. No entendía del todo al hombre bestia, pero estaba seguro de una cosa. Había conseguido algo con mis palabras.
-Tal... vez.- dudó. -Tengo que pensar... pero gracias por venir.-
-De nada... compañero.-
A la mañana siguiente, pasé por los calabozos antes de que nadie se despertase. Mark aún no había llegado: en su lugar, había un centinela que no conocía. Fuera como fuese, tenía órdenes de recoger a Asher. Minutos después, volvimos al campo de entrenamiento. Theo estaba ahí, aún con moratones serios en la cara, pero ninguna herida abierta. Finalmente, Tyron nos reunió de nuevo.
-Aquí nos encontramos de nuevo. ¿No os encanta? Y aún no sabéis como funciona la guardia. Al menos esta vez habéis llegado todos a tiempo.- dijo, alzando más la voz de lo que había hecho el día anterior. Después, señaló la entrada al patio. -Ahora os toca correr. Diez vueltas alrededor del cuartel. Pero primero...-
Tyron se dirigió al baúl que tenía detrás y cogió una pesada coraza metálica, sujetándola con ambos brazos para que la viésemos bien.
-¡Tale! Ya que insistes en mostrarnos a todos tu fuerza sobrehumana y cómo estás dispuesto a proteger a los demás... ponte esto para correr.- sonrió, dejándola delante de Eltrant. -Tienes sesenta segundos para ponértela.- a continuación, sacó otra armadura del baúl. Era algo más ligera, pero seguía siendo una placa de mallas. -Theo. Ya que obviamente necesitas protegerte mejor contra los golpes... llevarás esto.-
No pude evitarlo. Reí, llevándome la mano a la boca en un burdo intento por disimular. Pero entonces el sargento me miró a mi.
-Yo que tu no me reiría tanto. Ayer usaste mucho tus poderes de brujo, sobre todo teniendo en cuenta que lo tienes prohibido en los entrenamientos como habíamos acordado. Así que... lleva esa roca contigo. Sin tocarla.- ordenó, señalando un pesado bloque de piedra. No era de dos toneladas como el que movió Eltrant, pero si debía llegar a los veinte kilos. -Ah, y Marcado, ya que tu no llevas ninguna carga, más te vale acabar las diez vueltas antes de que el resto vaya por la quinta.- terminó.
-Eh, Mark. Esto... Tyron quiere meterle en los calabozos, al menos hasta mañana.- dije, señalando al hombre perro con la cabeza.
-Pero... ¿está bien? ¿No es eso sangre?- Asher llevaba un aspecto lamentable, con las orejas agachadas y temblando ligeramente. La sangre de la que el humano hablaba era la que aún goteaba de sus puños, pero también tenía algunas manchas salpicadas en su pelaje.
-Tal vez se haya abierto una herida muy reciente en los nudillos. Pero la mayoría es de Theo. Lo que me recuerda... ¿hay alguna celda con mejores condiciones que las otras? ¿Podrías...?- El carcelero asintió. -Si es tan solo un día, creo que no habrá problema.- acto seguido, se levantó, con sus llaves, y nos guió hasta una celda al fondo del pasillo.
Ninguno de los tres dijo nada, y Asher no opuso resistencia para entrar. Simplemente se quedó dentro, tumbado contra la pared, esperando a que nos alejásemos para quedarse sólo.
____________________________________________________________________
Y de nuevo, me hallaba en una celda. No había pasado más de una semana desde que me sacaron de otra para marcarme a fuego y esclavizarme. Pero a pesar de todo, estaba ahí.
Eltrant no tardó en visitarme. No estaba realmente de humor para charlar, pero agradecía el gesto. Tomé la hogaza de pan y empecé a comer, mirando a mi compañero sin decir nada mientras este intentaba alegrarme. No parecía tener intención de irse. Asi que finalmente, tragué y accedí a charlar.
-Al parecer soy casi tan idiota como tu, ¿eh? Aunque no dudo en que puedes superarme sin mucho esfuerzo.- me burlé. -No parece que estemos dando motivos para que dejen de hablar de nosotros... bueno, al menos se acordarán de nuestros nombres. O del tuyo, al menos.- musité. Había sonado más amargo de lo que pretendía, pero ya había lidiado con ese tema apenas horas antes.
Seguimos charlando, con una conversación que decaía cada vez más en lo banal, hasta que finalmente tuvo que irse. Finalmente, me quedé sólo con mis pensamientos.
******
Habian pasado horas. Y aún me estaba haciendo la misma pregunta. ¿Que hacía ahí?
Miré mis manos, manchadas con sangre seca. Había perdido completamente el control. No era solo la rabia que sentí al sufrir el truco sucio de aquel humano idiota, ni la indignación al ver que luchaba de la misma forma que yo solía usar. Toda la frustración que sentía se había acumulado hasta nublarme la mente por completo. Apenas recordaba como había pasado. Siempre que entraba en Frenesí era igual. Las emociones me engullían por completo, y la lógica se tornaba borrosa. Me era imposible razonar, y hasta los recuerdos se confundian entre sí.
Sabía que no era el único. Muchos guerreros de mi raza se aferraban a esa naturaleza, los llamados berserkers. Pero probablemente para ellos no era tan... distinto. Seguramente tenian algún tipo de control del que yo carecía. El resto de razas, los humanos y similares no caian en ese tipo de descontrol. No me arrepentía de haber herido a Theo. Pero no me gustaba el haberlo hecho sin controlarlo yo mismo. Era demasiado peligroso.
Estaba cansado. Había "explotado" por segunda vez en el mismo día, pero al menos podría descansar durante unas horas. Me recosté sobre la cama, que no consistía en más que algo de tela sobre una mesa de madera y cerré los ojos.
Me desperté con el estruendo de las puertas metálicas que daban la entrada a los calabozos. Me levanté, intentando recomponerme, hasta que la cara de Tyron apareció al otro lado de las rejas.
-Solo una pregunta. ¿Por qué?- demandó con gesto serio. Ladeé la cabeza. -¿Por qué has atacado a Theo?-
-Me provocó, insultandome durante el combate, y usó un truco sucio para intentar ganar.- respondí. No tenía motivos para mentir, de todos modos.
-Muy bien. Y ahora... "Aλήθεια". Responde de nuevo. ¿Por qué atacaste a Theo?- la marca de mi hombro se iluminó bajo los vendajes, y noté un intenso dolor de cabeza. Al no oponer casi resistencia, las palabras escaparon de mi boca sin que llegase a pensarlas.
-Se burló de que la guardia me esclavizase, intentó causar todo el daño posible durante el entrenamiento, me lanzó arena a los ojos y encarna todo lo que la guardia representa para mi.- respondí, frunciendo el ceño. Tyron no dijo nada durante unos segundos, sino que se quedó pensativo. Finalmente, soltó algo similar a un "gracias" y se alejó con paso decidido.
Suspiré. No lograría entender al sargento. Pero tampoco tenía intención de hacerlo. Volví a recostarme, esperando que la jaqueca se me fuese con las horas.
Pero no tardé en sentirme peor.
____________________________________________________________________
Horas después, a la noche, volví a los calabozos. No podía dejar las cosas así. No me lo permitiría a mi mismo. De nuevo, me dirigí a mi carcelero favorito, que, como de costumbre, estaba sentado frente a su tablero de ajedrez.
-¿Puedo hablar con Asher?- pregunté. Mark hizo una larga pausa, pensativo, y señaló el tablero.
-Sé que lo has traído tu, pero no debería... Aunque me aburro mucho. si me ganas, te dejaré.- No había jugado al ajedrez en mucho tiempo, pero sabía las normas. -Aunque no te lo pondré fácil. Ya he hecho una excepción con Eltrant, y tu apenas bajas a saludarme...-
Me senté delante de él. Estaba claro que llevaba ventaja. Un peón adelante. Un caballo al lado. Recordaba algunos movimientos iniciales, y al parecer, eran los mismos que hacía él. El primer intercambio de fichas no me benefició. Poco a poco, mi ejercito empezaba a ser reducido, aunque con numerosas bajas de su parte. El juego estaba por llegar a su inevitable fin.
-Jaque ma...- mientras su mano se movía, un pequeño empujón invisible hizo que la empujase a su propio rey, volcándolo sobre el tablero. -Oh... ¿te rindes? Bueno, ha sido una buena partida.- me miró, arqueando una ceja, pero acabó soltando una carcajada. -Muy bien, pasa. Pero no me hago responsable si te muerde. Casi le arroja algo a los que le llevaron la cena...-
El hombre perro estaba sentado en el suelo, con la cara oculta entre sus piernas. No tenía donde ir ni forma de rebelarse, así que probablemente era mi mejor oportunidad para hablar tranquilamente.
-Eh...- Pude ver como agitó una oreja al oírme, pero no reaccionó. -Venga, no puedes ignorarme ahora. Al menos escucha lo que quiero decir.- dije, poniéndome en cuclillas. El hombre bestia suspiró y me miró sin demasiado interés.
-Mira... sé que no te caigo bien. Probablemente me odies. Realmente... no te culpo. Te han obligado a estar bajo mi vigilancia todo el rato, y debe ser horrible. No te gustan mis bromas, y más de una vez he jodido la situación. Pero... no lo hago a propósito. No quiero hacerte pasar un mal rato, y no gano nada haciendo que sufras. Hoy... no me has dado otra elección, y odio eso. - respiré hondo, buscando las palabras adecuadas, y seguí. -Lo que quiero decir es que... simplemente no quiero causarte mal. No pasa nada si no quieres que volvamos a hablar, pero al menos entiende eso.-
Me levanté, aliviado por quitarme ese peso de encima y me preparé para irme, pero tres palabras me hicieron parar en seco.
-No te odio.- musitó. -Nunca te he odiado realmente.-
-¿...qué? ¿Entonces por qué...?
-No te odio. Pero no puedo simplemente reírme de todo, incluso si eres de los pocos que me han tratado bien. Sabes en que clase de situación estoy, ¿verdad? No... no tengo ni idea de como adaptarme a esto. No es la clase de trabajo para lo que estoy hecho, pero no tengo elección. Tampoco entiendo por qué. Debería estar muerto... no tengo nada por lo que vivir.- suspiró.
Se hizo una larga pausa. ¿Que podía decirle? Sabía perfectamente que le habían casi esclavizado y obligado a alguien que vivía al margen de la ley a, de repente, asegurarse de que se cumplan y seguir ordenes. Respiré hondo.
-¿Crees en los dioses?- La pregunta iba con doble sentido. Era tanto un "¿crees que existen?" como un "¿confías en ellos?". Asher ladeó la cabeza, extrañado, y meditó unos segundos antes de responder. -No... lo sé.- murmuró. -Nunca he creído que existiesen. Pero últimamente, no lo sé. En cualquier caso, probablemente no sean los mismos que los tuyos.- Ah, claro. Según recordaba, algunas tribus de hombres bestia tenían su propio panteón, al igual que los elfos.
-Esa es una excelente respuesta.- dije, sonriendo. -No tiene sentido afirmar o negar algo si no se sabe con seguridad. Mis maestros siempre me lo decían.- recordé. -Bueno, a lo que iba... mucha gente cree que los dioses son los que guían todo. Es decir, los que tejen el destino y todo lo que ocurre, y nunca hacen nada sin razón. El hecho de que estés vivo, aquí, cuando estuviste muy cerca de ser ejecutado... No sé, significaría que tienes un papel que hacer.-
-Estoy seguro de que mi papel lo podría hacer otro...- murmuró, taciturno.
-No sabría decirte. ¿A cuantos hombres bestia adeptos en arcanos y tan hábiles como tu conoces? ¿No crees que hay cosas que sólo tu puedes hacer? Por lo que sabes, podrías ser el próximo gran héroe de Aerandir.
El lobo me miró, sorprendido. Su rostro se había iluminado por completo. Sonreí. No entendía del todo al hombre bestia, pero estaba seguro de una cosa. Había conseguido algo con mis palabras.
-Tal... vez.- dudó. -Tengo que pensar... pero gracias por venir.-
-De nada... compañero.-
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A la mañana siguiente, pasé por los calabozos antes de que nadie se despertase. Mark aún no había llegado: en su lugar, había un centinela que no conocía. Fuera como fuese, tenía órdenes de recoger a Asher. Minutos después, volvimos al campo de entrenamiento. Theo estaba ahí, aún con moratones serios en la cara, pero ninguna herida abierta. Finalmente, Tyron nos reunió de nuevo.
-Aquí nos encontramos de nuevo. ¿No os encanta? Y aún no sabéis como funciona la guardia. Al menos esta vez habéis llegado todos a tiempo.- dijo, alzando más la voz de lo que había hecho el día anterior. Después, señaló la entrada al patio. -Ahora os toca correr. Diez vueltas alrededor del cuartel. Pero primero...-
Tyron se dirigió al baúl que tenía detrás y cogió una pesada coraza metálica, sujetándola con ambos brazos para que la viésemos bien.
-¡Tale! Ya que insistes en mostrarnos a todos tu fuerza sobrehumana y cómo estás dispuesto a proteger a los demás... ponte esto para correr.- sonrió, dejándola delante de Eltrant. -Tienes sesenta segundos para ponértela.- a continuación, sacó otra armadura del baúl. Era algo más ligera, pero seguía siendo una placa de mallas. -Theo. Ya que obviamente necesitas protegerte mejor contra los golpes... llevarás esto.-
No pude evitarlo. Reí, llevándome la mano a la boca en un burdo intento por disimular. Pero entonces el sargento me miró a mi.
-Yo que tu no me reiría tanto. Ayer usaste mucho tus poderes de brujo, sobre todo teniendo en cuenta que lo tienes prohibido en los entrenamientos como habíamos acordado. Así que... lleva esa roca contigo. Sin tocarla.- ordenó, señalando un pesado bloque de piedra. No era de dos toneladas como el que movió Eltrant, pero si debía llegar a los veinte kilos. -Ah, y Marcado, ya que tu no llevas ninguna carga, más te vale acabar las diez vueltas antes de que el resto vaya por la quinta.- terminó.
Asher Daregan
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
Era tarde cuando abandonó la celda en la que estaba encerrado Asher. La luna, bien alta, iluminaba con su brillo escarlata el patio en el que, él mismo, horas atrás, se había decidido a mover la inmensa roca que en aquel momento se alzaba delante suya.
Clavó sus ojos en la sangre, ahora seca, que el lobo había dejado en la gigantesca losa de granito y suspiró. No había conseguido animar mucho a su compañero, aunque tampoco pensaba que podría haberlo hecho de todas formas para empezar, esperaba que, al menos, hubiese conseguido hacer que el hombre-bestia se evadiese lo suficiente de sus problemas durante su estancia. Era consciente de que una noche en una celda era mucho tiempo para pensar, y normalmente, no era acerca de cosas buenas.
Estirando los brazos y tras echar un último vistazo al lugar, tomó una espada de practica que aún estaba tirada en el suelo y golpeó varias veces al aire, a la nada, luchando contra un oponente invisible. Tras casi veinte minutos así, atrayendo las miradas de los pocos guardas nocturnos que quedaban, dejó caer la espada en el baúl en el que todas las armas se acumulaban esperando una nueva sesión de entrenamiento.
Se giró sobre sí mismo y comenzó a caminar en dirección a la salida del cuartel, hacía su oficina. Mientras se marchaba no pudo evitar reparar en que, últimamente, cada vez se reportaban más guardas enfermos durante la noche.
***
El brillante resplandor de un sol radiante, un sol que anunciaba un nuevo día penetró por la única ventana con la que contaba, despertándole. Bostezando profusamente, estiró los brazos según se levantaba de la cama y salió a su oficina, sentándose inmediatamente frente a su escritorio.
Oteó su despacho en busca de algo comestible, no había tenido noticia alguna de ningún trabajo últimamente, y el día en el que recibiría su salario aún era distante, tras levantarse a tomar una hogaza de pan y un poco de queso, se lo comió sin ninguna prisa mientras contemplaba la estantería repleta de libros que había frente a él, deteniendo su mirada en él, a simple vista, inofensivo volumen de tapa roja – ¿Y si convierto esto en una herrería? – Negando con la cabeza ante aquella idea absurda, salió del edificio en cuanto terminó de comer, en dirección al cuartel. – Cuida de la casa, Sam – Dijo al mapache mientras cerraba la puerta tras él.
Como de costumbre, era el último en aparecer, aunque al menos aquella vez había llegado a la hora indicada por Tyron. - Tale – Tan indescifrable como siempre el oficial dejó entrever una especie de sonrisa que no tardó apenas un segundo en enmascarar – Veo que eres capaz de mostrar puntualidad si te lo propones – Bostezando como toda respuesta a las palabras de su sargento, Eltrant imitó al hombre que le daba órdenes y se cruzó de brazos.
El primero a quien notó allí fue a Theo, le sorprendía que el rubio hubiese sido arrastrado hasta el entrenamiento otro día más, tenía la cara llena de numerosos moratones de aspecto doloroso, pero ninguna herida abierta ni hinchazón visible. El exmercenario enarcó una ceja, teniendo en cuenta el estado de la cara del muchacho cuando lo dejó en la enfermería, Lysam había hecho un trabajo formidable curándole las heridas.
Por supuesto, también estaban allí Garret y Asher, a quienes saludó con un gesto antes de que Tyron comenzase a hablar de nuevo. El Lobo parecía igual de decaído que ayer, pero al mismo tiempo, de algún modo, más sereno, concentrado.
Al parecer correrían, ¿Una prueba de resistencia o de velocidad? Frunció el ceño y suspiró aliviado cuando escuchó que no había tiempo límite, sino número de vueltas, resistencia, lo que se le daba bien. La sensación de alivio se desvaneció en cuanto el sargento le mostró lo que debía de llevar puesto durante la prueba, palideció cuando Tyron dejó caer la pesada armadura frente a él, afortunadamente no era el único al que el canoso líder de aquella pequeña escuadra había decidido castigar.
Theo recibió, como él, una armadura, esta sin embargo parecia más ligera, Asher al no poseer ningún impedimento debería completar la prueba en la mitad de tiempo que sus compañeros, y Garret tuvo que cargar directamente con una roca.
A Eltrant se le escapó una risotada al ver la roca que el brujo tendría que llevar consigo - ¡Mi gozo en un pozo! – Exclamó dándole una palmada en la espalda al brujo, recordándole lo que había sucedido el día anterior. Se tuvo que tragar sus palabras cuando contempló como el brujo hacia levitar dicha roca frente a sus ojos, había entendido mal las ordenes de Tyron, el brujo solo iba a usar sus poderes durante las diez vueltas.
Gruñendo por lo bajo al ver como la roca levitaba levemente frente a Garret, apenas sin notar como el simple hecho de que para mantenerla en el aire el Garret necesitaba concentrarse plenamente en lo que estaba haciendo se giró hacia "su prueba" – En cambio, esto seguro que no pesa tanto – Dijo ahora en voz mientras se agachaba junto a su armadura rápidamente para ponérsela, se equivocaba - ¡Mierda! – Exclamó mientras los demás se preparaban para correr – No se ponerme esto ¡Sesenta segundos no son suficientes! – Gritó mirando a Tyron mientras se colocaba pobremente el peto de la armadura en torno al pecho.
Apenas había comenzado aquella carrera y ya iba el último, Tyron había accedido a atarle con fuerza las últimas piezas de la coraza, asegurándose de que estaban fuertemente apretada, casi que al castaño le costaba respirar. – Gracias jefe – Dijo con un hilo de voz - ¿Pero está un poco apretada no crees? – El oficial, cruzado de brazos no dijo nada, solamente le miró a los ojos – A trotar Tale.
Maldiciendo a Tyron esprintó inmediatamente tras sus compañeros, ¿Cuántas vueltas llevaba de retraso? ¿Dos? En cualquier caso, solo tenía que tomárselo con calma, respirar profundamente y habría acabado aquello antes de que lo imaginase.
Y así fue, durante las dos primeras vueltas al menos, antes de que el peso de la armadura comenzase a ser abrumador. - ¡Hola Garret! – Saludó jadeando según alcanzaba al brujo, quien dejó caer la roca frente a él cuando oyó la voz del castaño - ¿Qué tal la piedra? – Sonrió, el brujo había demostrado una maestría encomiable de lo que fuese que hiciese con sus poderes el día anterior, en aquel momento, no obstante, no paraba de dejar caer la absurda idea de Tyron frente a sus pies – Bueno, te dejo que tengo una carrera que ganar – Bromeó dando un par de pasos tratando de adelantarle, quedando rezagado enseguida de nuevo respirando efusivamente, Garret volvió a alcanzarle - ¿Sabes? Mejor me quedo contigo por aquí atrás, que vas a un ritmo bastante más normal. – El sudor empezaba a resbalar por su frente entrándole en los ojos, no solo el esfuerzo físico que estaba realizando le estaba agotando, el sol, bien alto, se había encargado de calentar el metal de la armadura hasta un nivel que el exmercenario solo creía posible en las herrerías – Oye… - Llamó la atención del brujo ganando un poco de velocidad de nuevo – Si me desmayo, no dejes que me trague la lengua, te lo suplico.
Asher volvió a pasarles justo al lado, seguido por poco de Theo, ¿Cuántas vueltas llevaban aquellos dos? El cuartel no era precisamente pequeño, y sí, había oído perfectamente la imposición que Tyron le había puesto al lobo, pero Theo, por otro lado, podía ir al ritmo que quisiese, después de la paliza que había recibido ayer no le parecía muy sensato tratar así tu propio cuerpo, aunque por supuesto, el castaño sabía que era la última persona que debía hablar sobre instinto de supervivencia.
- ¿Cuántas vueltas llevamos? – Preguntó Eltrant apartándose el flequillo mojado de los ojos según pasaba por la que habían decidido que era la línea de meta, deteniéndose un instante para esperar al brujo, al que se le había caído de nuevo la roca. Había prejuzgado el esfuerzo que causaba usar aquellos poderes, Garret lo estaba pasando casi tan mal como él – Espero que más de dos.
Clavó sus ojos en la sangre, ahora seca, que el lobo había dejado en la gigantesca losa de granito y suspiró. No había conseguido animar mucho a su compañero, aunque tampoco pensaba que podría haberlo hecho de todas formas para empezar, esperaba que, al menos, hubiese conseguido hacer que el hombre-bestia se evadiese lo suficiente de sus problemas durante su estancia. Era consciente de que una noche en una celda era mucho tiempo para pensar, y normalmente, no era acerca de cosas buenas.
Estirando los brazos y tras echar un último vistazo al lugar, tomó una espada de practica que aún estaba tirada en el suelo y golpeó varias veces al aire, a la nada, luchando contra un oponente invisible. Tras casi veinte minutos así, atrayendo las miradas de los pocos guardas nocturnos que quedaban, dejó caer la espada en el baúl en el que todas las armas se acumulaban esperando una nueva sesión de entrenamiento.
Se giró sobre sí mismo y comenzó a caminar en dirección a la salida del cuartel, hacía su oficina. Mientras se marchaba no pudo evitar reparar en que, últimamente, cada vez se reportaban más guardas enfermos durante la noche.
***
El brillante resplandor de un sol radiante, un sol que anunciaba un nuevo día penetró por la única ventana con la que contaba, despertándole. Bostezando profusamente, estiró los brazos según se levantaba de la cama y salió a su oficina, sentándose inmediatamente frente a su escritorio.
Oteó su despacho en busca de algo comestible, no había tenido noticia alguna de ningún trabajo últimamente, y el día en el que recibiría su salario aún era distante, tras levantarse a tomar una hogaza de pan y un poco de queso, se lo comió sin ninguna prisa mientras contemplaba la estantería repleta de libros que había frente a él, deteniendo su mirada en él, a simple vista, inofensivo volumen de tapa roja – ¿Y si convierto esto en una herrería? – Negando con la cabeza ante aquella idea absurda, salió del edificio en cuanto terminó de comer, en dirección al cuartel. – Cuida de la casa, Sam – Dijo al mapache mientras cerraba la puerta tras él.
Como de costumbre, era el último en aparecer, aunque al menos aquella vez había llegado a la hora indicada por Tyron. - Tale – Tan indescifrable como siempre el oficial dejó entrever una especie de sonrisa que no tardó apenas un segundo en enmascarar – Veo que eres capaz de mostrar puntualidad si te lo propones – Bostezando como toda respuesta a las palabras de su sargento, Eltrant imitó al hombre que le daba órdenes y se cruzó de brazos.
El primero a quien notó allí fue a Theo, le sorprendía que el rubio hubiese sido arrastrado hasta el entrenamiento otro día más, tenía la cara llena de numerosos moratones de aspecto doloroso, pero ninguna herida abierta ni hinchazón visible. El exmercenario enarcó una ceja, teniendo en cuenta el estado de la cara del muchacho cuando lo dejó en la enfermería, Lysam había hecho un trabajo formidable curándole las heridas.
Por supuesto, también estaban allí Garret y Asher, a quienes saludó con un gesto antes de que Tyron comenzase a hablar de nuevo. El Lobo parecía igual de decaído que ayer, pero al mismo tiempo, de algún modo, más sereno, concentrado.
Al parecer correrían, ¿Una prueba de resistencia o de velocidad? Frunció el ceño y suspiró aliviado cuando escuchó que no había tiempo límite, sino número de vueltas, resistencia, lo que se le daba bien. La sensación de alivio se desvaneció en cuanto el sargento le mostró lo que debía de llevar puesto durante la prueba, palideció cuando Tyron dejó caer la pesada armadura frente a él, afortunadamente no era el único al que el canoso líder de aquella pequeña escuadra había decidido castigar.
Theo recibió, como él, una armadura, esta sin embargo parecia más ligera, Asher al no poseer ningún impedimento debería completar la prueba en la mitad de tiempo que sus compañeros, y Garret tuvo que cargar directamente con una roca.
A Eltrant se le escapó una risotada al ver la roca que el brujo tendría que llevar consigo - ¡Mi gozo en un pozo! – Exclamó dándole una palmada en la espalda al brujo, recordándole lo que había sucedido el día anterior. Se tuvo que tragar sus palabras cuando contempló como el brujo hacia levitar dicha roca frente a sus ojos, había entendido mal las ordenes de Tyron, el brujo solo iba a usar sus poderes durante las diez vueltas.
Gruñendo por lo bajo al ver como la roca levitaba levemente frente a Garret, apenas sin notar como el simple hecho de que para mantenerla en el aire el Garret necesitaba concentrarse plenamente en lo que estaba haciendo se giró hacia "su prueba" – En cambio, esto seguro que no pesa tanto – Dijo ahora en voz mientras se agachaba junto a su armadura rápidamente para ponérsela, se equivocaba - ¡Mierda! – Exclamó mientras los demás se preparaban para correr – No se ponerme esto ¡Sesenta segundos no son suficientes! – Gritó mirando a Tyron mientras se colocaba pobremente el peto de la armadura en torno al pecho.
Apenas había comenzado aquella carrera y ya iba el último, Tyron había accedido a atarle con fuerza las últimas piezas de la coraza, asegurándose de que estaban fuertemente apretada, casi que al castaño le costaba respirar. – Gracias jefe – Dijo con un hilo de voz - ¿Pero está un poco apretada no crees? – El oficial, cruzado de brazos no dijo nada, solamente le miró a los ojos – A trotar Tale.
Maldiciendo a Tyron esprintó inmediatamente tras sus compañeros, ¿Cuántas vueltas llevaba de retraso? ¿Dos? En cualquier caso, solo tenía que tomárselo con calma, respirar profundamente y habría acabado aquello antes de que lo imaginase.
Y así fue, durante las dos primeras vueltas al menos, antes de que el peso de la armadura comenzase a ser abrumador. - ¡Hola Garret! – Saludó jadeando según alcanzaba al brujo, quien dejó caer la roca frente a él cuando oyó la voz del castaño - ¿Qué tal la piedra? – Sonrió, el brujo había demostrado una maestría encomiable de lo que fuese que hiciese con sus poderes el día anterior, en aquel momento, no obstante, no paraba de dejar caer la absurda idea de Tyron frente a sus pies – Bueno, te dejo que tengo una carrera que ganar – Bromeó dando un par de pasos tratando de adelantarle, quedando rezagado enseguida de nuevo respirando efusivamente, Garret volvió a alcanzarle - ¿Sabes? Mejor me quedo contigo por aquí atrás, que vas a un ritmo bastante más normal. – El sudor empezaba a resbalar por su frente entrándole en los ojos, no solo el esfuerzo físico que estaba realizando le estaba agotando, el sol, bien alto, se había encargado de calentar el metal de la armadura hasta un nivel que el exmercenario solo creía posible en las herrerías – Oye… - Llamó la atención del brujo ganando un poco de velocidad de nuevo – Si me desmayo, no dejes que me trague la lengua, te lo suplico.
Asher volvió a pasarles justo al lado, seguido por poco de Theo, ¿Cuántas vueltas llevaban aquellos dos? El cuartel no era precisamente pequeño, y sí, había oído perfectamente la imposición que Tyron le había puesto al lobo, pero Theo, por otro lado, podía ir al ritmo que quisiese, después de la paliza que había recibido ayer no le parecía muy sensato tratar así tu propio cuerpo, aunque por supuesto, el castaño sabía que era la última persona que debía hablar sobre instinto de supervivencia.
- ¿Cuántas vueltas llevamos? – Preguntó Eltrant apartándose el flequillo mojado de los ojos según pasaba por la que habían decidido que era la línea de meta, deteniéndose un instante para esperar al brujo, al que se le había caído de nuevo la roca. Había prejuzgado el esfuerzo que causaba usar aquellos poderes, Garret lo estaba pasando casi tan mal como él – Espero que más de dos.
Eltrant Tale
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
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Miré a Eltrant, divertido, mientras intentaba sujetar su armadura. Superarle a él no me sería ningún problema, pero mi prueba, a diferencia del resto, era tanto de aguante como velocidad. Pero sentía que podría con ello. Al fin y al cabo, no tenía que aguantar con ningún peso, e incluso mi atuendo normal era mucho más ligero que el del resto. Arañé la arena del patio con mis patas, y cuando Tyron dio la orden, empecé a correr a un buen ritmo. Sin embargo, sucedió algo que no me esperaba. Theo, haciendo un esfuerzo inicial, esprintó hasta adelantarme y siguió corriendo por delante.
-¿Quieres jugar?- murmuré, esbozando una sonrisa lopuna. -Pues juguemos.- Imitando su sprint, aceleré hasta colocarme por delante de él para luego igualarle en ritmo. No iba a ganar nada cansándome en la primera vuelta. Corrí al lado del humano, a sabiendas de que sólo mi presencia le atormentaría, pero este no dijo nada. Simplemente continuó, sin mirarme.
-Oh, ¿no me quieres ni ver? Me hieres...- sonreí. -Bueno, no tanto como yo te he herido a ti, está claro. Pero ya sabes. Oh, que tal si...- aceleré un poco más, hasta colocarme justo delante de él, a unos pocos pasos. Ahora tenía que mirarme o no ver por donde iba. ¿Se merecía Theo aquel trato? Para mi, la respuesta estaba clara: sin duda. Era toda aquella faceta que más despreciaba de los humanos. La que abusaba de su poder para subyugar al resto de razas. La que hacía que hombres bestia como yo, Finn o Kali no pudiésemos recurrir a la guardia, o sentirnos seguros cerca de uno. La de idiotas como él a los que tanto odiaba. Mi razonamiento empezó a avivar una llama en mi pecho. Y aceleré más, dejando atrás al humano.
Con eso, acabé la segunda vuelta. No tardé en adelantar de nuevo a Garrett, esta vez acompañado de Eltrant. No tenía tiempo para quedarme a charlar: debía seguir. No dispuesto a dejarse ganar, Theo intentó seguirme el ritmo. Estaba increíblemente sudoroso y su rostro, aunque inexpresivo, estaba completamente rojo. No tenía ninguna oportunidad: estaba fuera de su liga. Aunque yo también empezaba a notar el cansancio, no dudaba de que él lo tenía mucho peor. Al llegar a la cuarta vuelta, el humano cayó al suelo, derrotado por los moratones, el cansancio y el calor.
Empecé a jadear. Los humanos sudaban mucho más que los hombres perro como yo, así que la mejor forma que teníamos de "enfriar" nuestros cuerpos era jadeando con la lengua fuera. No era muy elegante, pero tampoco lo era emitir agua apestosa por todo el cuerpo. A los humanos les solía parecer bastante divertido, motivo por el cual trataba de ocultarlo en ocasiones. De mejor humor por ver a Theo en el suelo, continué a un buen ritmo. Aún tenía que ganar.
_______________________________________
-¡Maldita sea!- protesté al perder el control de la piedra por tercera vez al ser sorprendido por Eltrant. -¿Que tal la coraza?- dije, devolviendole la broma. Estaba claro que tenía serios problemas con la maldita roca. Mi escuela era la de telekinesis, claro, pero me había especializado en golpes de fuerza concentrada: mucha potencia, pero sin apenas duración. Apenas recordaba la última vez que tuve que sujetar algo en el aire durante tanto tiempo. -Oh, no sé... a veces hablas demasiado. Igual tragarte la lengua te vendría bien.- bromeé.
La maldita roca cayó de nuevo al suelo. Correr, concentrarme y hablar no era algo que acostumbrase a hacer al mismo tiempo. Harto de la maldita piedra, le di un potente impulso que la mandó volando a una distancia bastante decente.
-...Igual de esta forma me viene mejor. Solo ha dicho que no podía tocarla.- observé. -Y vamos por la tercera. Bueno, yo voy por la tercera. Tu por la segunda. Espera, ¿Es ese Theo el del suelo?- pregunté, parándome a su lado. Seguia respirando, y parecía consciente, pero casi incapaz de levantarse. -¿...hacemos algo?- inquirí. No nos lo agradecería, seguramente, pero seguía siendo un guardia. Sabía como se comportaba frente a otros, pero sorprendentemente, una vez lo pillé llevando comida a una familia de gatos en uno de los almacenes, a altas horas de la noche, asi que no podía ser tan mala persona... ¿no?
-Bueno, sigue tu, voy a ayudarle a moverse hasta la sombra al menos.- dije, apuntando a un árbol no muy lejano. -Además, te faltan muchas, muchas vueltas.- le recordé. Probablemente era lo mejor para todos. Eltrant tendría oportunidad para avanzar un poco, yo tendría excusa para haber tardado más y Asher podría terminar sus vueltas sin matarse.
La maldita roca cayó de nuevo al suelo. Correr, concentrarme y hablar no era algo que acostumbrase a hacer al mismo tiempo. Harto de la maldita piedra, le di un potente impulso que la mandó volando a una distancia bastante decente.
-...Igual de esta forma me viene mejor. Solo ha dicho que no podía tocarla.- observé. -Y vamos por la tercera. Bueno, yo voy por la tercera. Tu por la segunda. Espera, ¿Es ese Theo el del suelo?- pregunté, parándome a su lado. Seguia respirando, y parecía consciente, pero casi incapaz de levantarse. -¿...hacemos algo?- inquirí. No nos lo agradecería, seguramente, pero seguía siendo un guardia. Sabía como se comportaba frente a otros, pero sorprendentemente, una vez lo pillé llevando comida a una familia de gatos en uno de los almacenes, a altas horas de la noche, asi que no podía ser tan mala persona... ¿no?
-Bueno, sigue tu, voy a ayudarle a moverse hasta la sombra al menos.- dije, apuntando a un árbol no muy lejano. -Además, te faltan muchas, muchas vueltas.- le recordé. Probablemente era lo mejor para todos. Eltrant tendría oportunidad para avanzar un poco, yo tendría excusa para haber tardado más y Asher podría terminar sus vueltas sin matarse.
Asher Daregan
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
Habían pasado aproximadamente dos vueltas desde que Garret se había quedado atrás, y aunque sabía que solo estaba en su mente, que lo que estaba viendo era producto de su imaginación, el camino parecía estar ganando una ligera pendiente con cada paso que daba, no era apenas visible, apenas perceptible para el ojo de cualquier otra persona, pero en aquel momento estaba seguro que algún malvado arquitecto había decidido construir aquel lugar sobre una pendiente. – No hay dolor. – Se dijo a si mismo sin detenerse – No hay dolor – Se volvió a decir en un inútil esfuerzo por ratificar aquella idea.
Asher debía de haber acabado ya, Garret, tras asegurarse de dejar a Theo al cuidado de Tyron acabó ganando aún más ventaja una vez comprobó de que no tenía que llevar la piedra flotando todo el camino, solo tenía que empujarla con fuerza hacia adelante. - ¡Tra…trampa! – Musitó agotado al ver esto por quinta vez, esbozando algo parecido a una sonrisa, contempló como el brujo desaparecía frente a él, ganando otra vuelta de ventaja.
Si no hubiese tenido la armadura habría superado al menos al brujo, apretó los dientes y frunció el ceño acelerando el ritmo de nuevo, iba acabar la carrera el último, pero la iba acabar. Sin cesar la caminata, estuvo tentado, en más de una ocasión de deshacerse de alguno de los guanteletes, o de una de las grebas, cualquier cosa con tal de quitarse el metal caliente de encima, pero sabía la opinión que tendría Tyron al respecto, y lo último que quería era darle una excusa al sargento para que le hiciese volver a empezar.
Una tras otra, el exmercenario fue completando las vueltas, sin parar ni un instante, sin descanso. Sus compañeros no lo habían hecho, ¿Por qué iba a hacerlo él? Ni siquiera Theo, que el muy imbécil tenía la cara destrozada, se había tomado aquella prueba con calma.
Finalmente llegó a la meta, agotado cayó de rodillas frente al árbol en el que sus compañeros esperaban – Ni… ni… una palabra – Dijo jadeando, dejando caer la armadura un lado, la cual estaba tan caliente que, de haber colocado un filete crudo sobre ella, probablemente se habría asado un poco – Tú… - Cayó de espaldas, boca arriba, mirando al cielo – Tyron… Ahí… - Tomó aire – Ahí tienes tus diez vueltas. Sádico.
Estaba agotado, pero lo había completado, diez vueltas con una armadura completa, no era algo de lo que todos podían presumir.
- Levántate Tale, no ha sido para tanto – Dijo tomando un pequeño odre que tenía a un lado y lanzándosela al castaño – Bebe, todavía no hemos acabado – Entrelazando sus manos a la espalda, estudió a los hombres que tenía frente a él y sonrió – Lo siguiente es relativamente más fácil en comparación a lo que acabáis de hacer – Ensanchó su sonrisa mientras del bolsillo interior de su capa tomaba lo que parecían ser pañuelos de dos colores, uno azul y el otro rojo.
Tras mostrar a todos los presentes que aquello no eran más que simples trozos de tela sin nada de especial en ellos, lanzó los dos trozos a sus subordinados, uno al brujo y el otro al lobo. – Garret, Marcado ¿A qué esperáis? Vendaos los ojos. – Se pasó la mano por la frente y frunció el ceño - Trabajo en equipo, eso es lo que nos define como guardas, eso es lo que nos diferencia de una banda de mercenarios corriente, independientemente de nuestras ideales, somos compañeros. – Se levantó y, a diferencia de las espadas de practica de metal del día anterior, entregó largos palos de madera a las mismas personas a las que había entregado antes los pañuelos – Vais a luchar contra mí, vosotros dos. – Dijo deshaciéndose de su capa y armándose a sí mismo con un palo ligeramente más corto que los anteriores, más parecido a una espada. – Tale – El sargento le arrebató la bota al castaño, que prácticamente se la había terminado mientras hablaba – Tú dirigirás a Garret hasta que estés algo más descansado – Eltrant frunció el ceño ¿Dirigir? – Theo… - El oficial se lo pensó un poco antes de decir las siguientes palabras – Tú dirigirás al Marcado. – Lanzando una mirada confusa a la persona que iba a “dirigir” se encontró con que Garret le miraba de igual forma a él.
- No os confundáis, no voy a ser más leve con vosotros por que no veáis, no estáis ciegos, vuestros compañeros son vuestros ojos, deberéis confiar en ello si queréis ganar – Miró a Theo, que parecía divertido con la idea de controlar a Asher, Tyron frunció el ceño – Por otro lado, Tale, Kindrave, no os penséis que vosotros solo tenéis que gritar ordenes sin sentido – Añadió – Aseguraos de que quienes están a vuestro cargo salen ilesos, ese, ahora mismo, es vuestra primera prioridad. – Sentenció caminando hasta el centro del patio y alzando la espada. – Cuando queráis, venid a por mí.
Asher debía de haber acabado ya, Garret, tras asegurarse de dejar a Theo al cuidado de Tyron acabó ganando aún más ventaja una vez comprobó de que no tenía que llevar la piedra flotando todo el camino, solo tenía que empujarla con fuerza hacia adelante. - ¡Tra…trampa! – Musitó agotado al ver esto por quinta vez, esbozando algo parecido a una sonrisa, contempló como el brujo desaparecía frente a él, ganando otra vuelta de ventaja.
Si no hubiese tenido la armadura habría superado al menos al brujo, apretó los dientes y frunció el ceño acelerando el ritmo de nuevo, iba acabar la carrera el último, pero la iba acabar. Sin cesar la caminata, estuvo tentado, en más de una ocasión de deshacerse de alguno de los guanteletes, o de una de las grebas, cualquier cosa con tal de quitarse el metal caliente de encima, pero sabía la opinión que tendría Tyron al respecto, y lo último que quería era darle una excusa al sargento para que le hiciese volver a empezar.
Una tras otra, el exmercenario fue completando las vueltas, sin parar ni un instante, sin descanso. Sus compañeros no lo habían hecho, ¿Por qué iba a hacerlo él? Ni siquiera Theo, que el muy imbécil tenía la cara destrozada, se había tomado aquella prueba con calma.
Finalmente llegó a la meta, agotado cayó de rodillas frente al árbol en el que sus compañeros esperaban – Ni… ni… una palabra – Dijo jadeando, dejando caer la armadura un lado, la cual estaba tan caliente que, de haber colocado un filete crudo sobre ella, probablemente se habría asado un poco – Tú… - Cayó de espaldas, boca arriba, mirando al cielo – Tyron… Ahí… - Tomó aire – Ahí tienes tus diez vueltas. Sádico.
Estaba agotado, pero lo había completado, diez vueltas con una armadura completa, no era algo de lo que todos podían presumir.
- Levántate Tale, no ha sido para tanto – Dijo tomando un pequeño odre que tenía a un lado y lanzándosela al castaño – Bebe, todavía no hemos acabado – Entrelazando sus manos a la espalda, estudió a los hombres que tenía frente a él y sonrió – Lo siguiente es relativamente más fácil en comparación a lo que acabáis de hacer – Ensanchó su sonrisa mientras del bolsillo interior de su capa tomaba lo que parecían ser pañuelos de dos colores, uno azul y el otro rojo.
Tras mostrar a todos los presentes que aquello no eran más que simples trozos de tela sin nada de especial en ellos, lanzó los dos trozos a sus subordinados, uno al brujo y el otro al lobo. – Garret, Marcado ¿A qué esperáis? Vendaos los ojos. – Se pasó la mano por la frente y frunció el ceño - Trabajo en equipo, eso es lo que nos define como guardas, eso es lo que nos diferencia de una banda de mercenarios corriente, independientemente de nuestras ideales, somos compañeros. – Se levantó y, a diferencia de las espadas de practica de metal del día anterior, entregó largos palos de madera a las mismas personas a las que había entregado antes los pañuelos – Vais a luchar contra mí, vosotros dos. – Dijo deshaciéndose de su capa y armándose a sí mismo con un palo ligeramente más corto que los anteriores, más parecido a una espada. – Tale – El sargento le arrebató la bota al castaño, que prácticamente se la había terminado mientras hablaba – Tú dirigirás a Garret hasta que estés algo más descansado – Eltrant frunció el ceño ¿Dirigir? – Theo… - El oficial se lo pensó un poco antes de decir las siguientes palabras – Tú dirigirás al Marcado. – Lanzando una mirada confusa a la persona que iba a “dirigir” se encontró con que Garret le miraba de igual forma a él.
- No os confundáis, no voy a ser más leve con vosotros por que no veáis, no estáis ciegos, vuestros compañeros son vuestros ojos, deberéis confiar en ello si queréis ganar – Miró a Theo, que parecía divertido con la idea de controlar a Asher, Tyron frunció el ceño – Por otro lado, Tale, Kindrave, no os penséis que vosotros solo tenéis que gritar ordenes sin sentido – Añadió – Aseguraos de que quienes están a vuestro cargo salen ilesos, ese, ahora mismo, es vuestra primera prioridad. – Sentenció caminando hasta el centro del patio y alzando la espada. – Cuando queráis, venid a por mí.
Eltrant Tale
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
Me tumbé sobre la arena, boca arriba. Estaba oficialmente muerto. Las últimas tres vueltas habían sido peor de lo que imaginaba. Incluso si sólo tenía que superar a Eltrant y Garrett, había tenido que forzarme mucho más de lo que estaba acostumbrado. Los minutos pasaron, y empecé a recuperar mis energías y dejar de jadear. El brujo no tardó mucho más en llegar. Y, finalmente, en una situación aún peor a la que había terminado yo, Eltrant.
Diez vueltas con esa coraza. No era lo mismo que mover una roca de dos toneladas, pero era ciertamente un hito. Tyron procedió, entonces, a hablarnos de la siguiente prueba. Al parecer, vendarnos los ojos y luchar contra el sargento a ciegas era la idea que tenía de "compañerismo".
-¿...qué?- pregunté, sacándome la venda. ¿Se le había ido la cabeza? ¿De verdad iba a hacer que Theo dirigiese mis movimientos? Era básicamente lo mismo que hacerlo sin dirección alguna. Probablemente intentase dirigirme a un lago o algo para que me ahogase. Suspiré. Aquel ejercicio era más de compañerismo y coordinación entre el brujo y yo que entre yo y mis "ojos". Volví a colocarme la venda y me coloqué en posición, con el palo de madera preparado. Ni siquiera era mi arma de elección. Sujete el bastón desde el extremo, haciéndolo más similar a la espada a la que estaba acostumbrado.
-¿A que esperas? Ataca.- ordenó Theo. Lancé un golpe a la altura del pecho, pero este fue deflectado casi al instante y Tyron contraatacó, dándome en el brazo derecho. Gruñí. No iba a ser suave. -¡Muevete a la derecha! ¡A la derecha!- No era tan idiota como para hacerle caso. Pero tenía otros sentidos. Mi olfato me permitía saber que seguía cerca y su dirección general, y al estar sobre arena, cada paso hacia ruido. Tyron se estaba moviendo, intentando desconcertarme.
-¡Ahí delante! ¡Golpea!- mi palo voló hacia el costado de Tyron, y escuché un quejido al impactar. Pero no del sargento, sino del brujo. Le había dado a Garrett. Antes de que pudiese reparar en mi error, un golpe del humano a la pantorrilla me hizo perder el equilibrio, y al no tener a lo que agarrarme, caí de bruces sobre la arena.
Eso iba mal. Gruñí y me levanté, retrocediendo a una distancia segura. Me concentré en distinguir los olores: Garrett había estado sudando pocos minutos atrás. Aunque su aroma era más ligero de forma general, no era fácil de ignorar en esa situación. Tyron también empezaba a sudar, de forma que se mezclaba con el hedor a alcohol de su aliento. ¿Había bebido esa mañana, o mientras estábamos corriendo? Fuera como fuese, empezaba a hacerme una idea. Tyron a unos tres metros a mi derecha, el brujo a dos metros delante. Roté, ajustando mi posición, y escuché como se acercaba.
No podía verlo, pero sabía que iba a atacar. Por lo tanto, la única forma que tenía de ganar era retrocediendo, o... atacando. Agité el extremo de mi arma, amenazando con golpearle, lo cual le hizo frenar. Sabía que el arma que había elegido era más corta que la mía, así que al menos tenía eso. Ignoré las indicaciones de Theo y me centré en las de Eltrant, colocándome de forma opuesta respecto a Garrett para pillar al sargento por ambos flancos. Y al escuchar la orden para atacar, hice lo mismo.
Impacto. Una pequeña exclamación de sorpresa salió de Tyron y dibujó una sonrisa en mis labios. Me quité la venda de los ojos y se la tendí, victorioso. Con un "Hmph", aceptó la tela. Obviamente, no esperaba que fuese yo el que le acertase con la dirección de Theo, así que parecía haberse centrado más en el brujo.
-Muy bien. Theo, Eltrant, os toca. Poneos las vendas. Vuestro compañero os dirigirá.- ordenó. Theo se acercó a él, inexpresivo, pero todos sabíamos perfectamente lo que estaba pensando. Dejé el bastón en el suelo y me dirigí a un punto a la sombra desde el que vigilar la pelea.
-¿...qué vas a hacer?- me preguntó el brujo. -Exactamente lo que debería.- sonreí, mientras veia como el humano se cegaba a si mismo.
Diez vueltas con esa coraza. No era lo mismo que mover una roca de dos toneladas, pero era ciertamente un hito. Tyron procedió, entonces, a hablarnos de la siguiente prueba. Al parecer, vendarnos los ojos y luchar contra el sargento a ciegas era la idea que tenía de "compañerismo".
-¿...qué?- pregunté, sacándome la venda. ¿Se le había ido la cabeza? ¿De verdad iba a hacer que Theo dirigiese mis movimientos? Era básicamente lo mismo que hacerlo sin dirección alguna. Probablemente intentase dirigirme a un lago o algo para que me ahogase. Suspiré. Aquel ejercicio era más de compañerismo y coordinación entre el brujo y yo que entre yo y mis "ojos". Volví a colocarme la venda y me coloqué en posición, con el palo de madera preparado. Ni siquiera era mi arma de elección. Sujete el bastón desde el extremo, haciéndolo más similar a la espada a la que estaba acostumbrado.
-¿A que esperas? Ataca.- ordenó Theo. Lancé un golpe a la altura del pecho, pero este fue deflectado casi al instante y Tyron contraatacó, dándome en el brazo derecho. Gruñí. No iba a ser suave. -¡Muevete a la derecha! ¡A la derecha!- No era tan idiota como para hacerle caso. Pero tenía otros sentidos. Mi olfato me permitía saber que seguía cerca y su dirección general, y al estar sobre arena, cada paso hacia ruido. Tyron se estaba moviendo, intentando desconcertarme.
-¡Ahí delante! ¡Golpea!- mi palo voló hacia el costado de Tyron, y escuché un quejido al impactar. Pero no del sargento, sino del brujo. Le había dado a Garrett. Antes de que pudiese reparar en mi error, un golpe del humano a la pantorrilla me hizo perder el equilibrio, y al no tener a lo que agarrarme, caí de bruces sobre la arena.
Eso iba mal. Gruñí y me levanté, retrocediendo a una distancia segura. Me concentré en distinguir los olores: Garrett había estado sudando pocos minutos atrás. Aunque su aroma era más ligero de forma general, no era fácil de ignorar en esa situación. Tyron también empezaba a sudar, de forma que se mezclaba con el hedor a alcohol de su aliento. ¿Había bebido esa mañana, o mientras estábamos corriendo? Fuera como fuese, empezaba a hacerme una idea. Tyron a unos tres metros a mi derecha, el brujo a dos metros delante. Roté, ajustando mi posición, y escuché como se acercaba.
No podía verlo, pero sabía que iba a atacar. Por lo tanto, la única forma que tenía de ganar era retrocediendo, o... atacando. Agité el extremo de mi arma, amenazando con golpearle, lo cual le hizo frenar. Sabía que el arma que había elegido era más corta que la mía, así que al menos tenía eso. Ignoré las indicaciones de Theo y me centré en las de Eltrant, colocándome de forma opuesta respecto a Garrett para pillar al sargento por ambos flancos. Y al escuchar la orden para atacar, hice lo mismo.
Impacto. Una pequeña exclamación de sorpresa salió de Tyron y dibujó una sonrisa en mis labios. Me quité la venda de los ojos y se la tendí, victorioso. Con un "Hmph", aceptó la tela. Obviamente, no esperaba que fuese yo el que le acertase con la dirección de Theo, así que parecía haberse centrado más en el brujo.
-Muy bien. Theo, Eltrant, os toca. Poneos las vendas. Vuestro compañero os dirigirá.- ordenó. Theo se acercó a él, inexpresivo, pero todos sabíamos perfectamente lo que estaba pensando. Dejé el bastón en el suelo y me dirigí a un punto a la sombra desde el que vigilar la pelea.
-¿...qué vas a hacer?- me preguntó el brujo. -Exactamente lo que debería.- sonreí, mientras veia como el humano se cegaba a si mismo.
Asher Daregan
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
Se posicionó frente al oficial, con la venda a los ojos, la voz de Tale no tardó en comenzar a darle indicaciones. – Eso, grítame por dónde voy a ir, Tyron es incapaz de oírte – Dijo el brujo acometiendo por dónde el castaño le había dicho. Eltrant masculló un par de palabras y ordenó a su compañero que retrocediese - ¡¿Y cómo quieres que te diga las cosas!? ¿Con poesía? – Preguntó el exmercenario, Garret no respondió, solo se limitó a sonreír enigmáticamente. – Si haces un chiste ahora te lanzo por Tyron sin ninguna piedad – Comentó frunciendo el ceño, el brujo rió por lo bajo y aguardó la siguiente orden del castaño.
Tyron, aun a su edad, era lo suficientemente rápido como para estar deteniendo sin ninguna dificultad las acometidas del lobo y el brujo, aun así Eltrant, después de que el sargento detuviese, prácticamente sin ninguna dificultad, otro de los ataques de Garret, pudo percatarse de la leve cojera de la que hacía gala, había comenzado como algo muy trivial, casi invisible para los ojos de los presentes, pero con cada paso hacia atrás, con cada contrataque, se estaba haciendo más evidente.
Sonriendo levemente hizo que Garret se colocase justo dónde Tyron presentaba la cojera, era la mejor posición que tenía para atacar - ¡Defiéndete! – Exclamó Eltrant – Seguro que así le desmoralizo – Contestó Garret de vuelta - ¡Tú haz lo que te digo! – Tras asentir al ver como el brujo bloqueaba el palo de Tyron, no pudo sino fruncir el ceño cuando Asher, por accidente, golpeó a su compañero - ¡Eh! No me has avisado de eso – Dijo llevándose la mano hasta el lugar donde Asher le había golpeado. – Gana un poco de distancia, Garret, no te apresures – Dijo simplemente Eltrant.
Entornó los ojos y miró a Theo, el rubio se estaba encargado de darle órdenes a Asher lo suficientemente ambiguas como para que este estuviese teniendo problemas para lidiar con el entrenamiento, se atusó la barba, Tyron no era muy rápido, si el rubio y él se compenetrasen no sería muy complicado hacer que el Asher y Garret atacasen de forma sincronizada; Pero era evidente, por la forma de dirigir que tenía Theo, que este estaba o bien torturando a su compañero, o distaba mucho de ser un líder ejemplar.
- ¡Garret! – Exclamó a viva voz, lo suficientemente alto como para que su voz apagase ligeramente la del rubio - ¡Tres pasos a tu derecha, después retrocede dos, prepárate! – Esperó a que el brujo hiciese lo ordenado y contempló, mientras tanto, la actuación de su otro aliado, o de su contrincante, no estaba seguro de si estaban compitiendo por acertar antes al sargento o no. Con una sonrisa satisfecha, contempló como el lobo anteriormente conocido como Wernack hizo justo lo opuesto a Garret. - ¡Avanza dos pasos! – Garret haciendo otro de sus chistes sarcásticos obedeció, Asher hizo lo propio desde el lugar en el que estaba - ¡Eleva tu arma! – Dijo entonces Eltrant. El sonido de la madera chocar entre sí mostró que el brujo había conseguido parar el golpe de Tyron. – ¡Retrocede otra vez! ¡Saltando! – El brujo obvió la parte del salto, pero reaccionó lo suficientemente rápido como para evitar un segundo golpe que Tyron se encargó de lanzar - ¡Ahora dale con todo lo que tienes! ¡Ataca! – El brujo avanzó un par de pasos y, aun estando a punto de tropezarse, embistió con el palo al oficial.
No fue Garret, sin embargo, el que consiguió acertar. Asher, justo tras el oficial, se había encargado de sorprenderle. Cruzado de brazos observó como Tyron aceptaba la prenda que el lobo le depositaba entre sus manos, para a continuación, hacer lo mismo con la del brujo.
Asintiendo al lobo con complicidad obedeció las órdenes del sargento y, tomando la venda de color azul que este le entregaba, sumió su mundo en oscuridad. – Muy bien Garret – Dijo palpando el suelo buscando el palo que había usado el brujo momentos atrás - ¿Dónde has dejado la vara? – Garret sonrió y señaló el suelo – Justo ahí – Eltrant suspiró – Eres graciosísimo – Dijo buscando la el arma a gatas – Lo sé – Sentenció el hombre que ahora le daría a él las ordenes, golpeándole sutilmente a Eltrant en el hombro con la vara – Detrás de ti Tale ¿Es que no lo ves? – Agarrado el palo que Garret tenía entre las manos, y arrebatándoselo de un fuerte e instintivo tirón volvió a levantarse – Estas disfrutando esto más de lo que deberías Garret – Dijo Eltrant sonriendo a la pared que tenía tras él, dónde pensaba que estaba el brujo - ¿Yo? Para nada.
Tyron, aun a su edad, era lo suficientemente rápido como para estar deteniendo sin ninguna dificultad las acometidas del lobo y el brujo, aun así Eltrant, después de que el sargento detuviese, prácticamente sin ninguna dificultad, otro de los ataques de Garret, pudo percatarse de la leve cojera de la que hacía gala, había comenzado como algo muy trivial, casi invisible para los ojos de los presentes, pero con cada paso hacia atrás, con cada contrataque, se estaba haciendo más evidente.
Sonriendo levemente hizo que Garret se colocase justo dónde Tyron presentaba la cojera, era la mejor posición que tenía para atacar - ¡Defiéndete! – Exclamó Eltrant – Seguro que así le desmoralizo – Contestó Garret de vuelta - ¡Tú haz lo que te digo! – Tras asentir al ver como el brujo bloqueaba el palo de Tyron, no pudo sino fruncir el ceño cuando Asher, por accidente, golpeó a su compañero - ¡Eh! No me has avisado de eso – Dijo llevándose la mano hasta el lugar donde Asher le había golpeado. – Gana un poco de distancia, Garret, no te apresures – Dijo simplemente Eltrant.
Entornó los ojos y miró a Theo, el rubio se estaba encargado de darle órdenes a Asher lo suficientemente ambiguas como para que este estuviese teniendo problemas para lidiar con el entrenamiento, se atusó la barba, Tyron no era muy rápido, si el rubio y él se compenetrasen no sería muy complicado hacer que el Asher y Garret atacasen de forma sincronizada; Pero era evidente, por la forma de dirigir que tenía Theo, que este estaba o bien torturando a su compañero, o distaba mucho de ser un líder ejemplar.
- ¡Garret! – Exclamó a viva voz, lo suficientemente alto como para que su voz apagase ligeramente la del rubio - ¡Tres pasos a tu derecha, después retrocede dos, prepárate! – Esperó a que el brujo hiciese lo ordenado y contempló, mientras tanto, la actuación de su otro aliado, o de su contrincante, no estaba seguro de si estaban compitiendo por acertar antes al sargento o no. Con una sonrisa satisfecha, contempló como el lobo anteriormente conocido como Wernack hizo justo lo opuesto a Garret. - ¡Avanza dos pasos! – Garret haciendo otro de sus chistes sarcásticos obedeció, Asher hizo lo propio desde el lugar en el que estaba - ¡Eleva tu arma! – Dijo entonces Eltrant. El sonido de la madera chocar entre sí mostró que el brujo había conseguido parar el golpe de Tyron. – ¡Retrocede otra vez! ¡Saltando! – El brujo obvió la parte del salto, pero reaccionó lo suficientemente rápido como para evitar un segundo golpe que Tyron se encargó de lanzar - ¡Ahora dale con todo lo que tienes! ¡Ataca! – El brujo avanzó un par de pasos y, aun estando a punto de tropezarse, embistió con el palo al oficial.
No fue Garret, sin embargo, el que consiguió acertar. Asher, justo tras el oficial, se había encargado de sorprenderle. Cruzado de brazos observó como Tyron aceptaba la prenda que el lobo le depositaba entre sus manos, para a continuación, hacer lo mismo con la del brujo.
Asintiendo al lobo con complicidad obedeció las órdenes del sargento y, tomando la venda de color azul que este le entregaba, sumió su mundo en oscuridad. – Muy bien Garret – Dijo palpando el suelo buscando el palo que había usado el brujo momentos atrás - ¿Dónde has dejado la vara? – Garret sonrió y señaló el suelo – Justo ahí – Eltrant suspiró – Eres graciosísimo – Dijo buscando la el arma a gatas – Lo sé – Sentenció el hombre que ahora le daría a él las ordenes, golpeándole sutilmente a Eltrant en el hombro con la vara – Detrás de ti Tale ¿Es que no lo ves? – Agarrado el palo que Garret tenía entre las manos, y arrebatándoselo de un fuerte e instintivo tirón volvió a levantarse – Estas disfrutando esto más de lo que deberías Garret – Dijo Eltrant sonriendo a la pared que tenía tras él, dónde pensaba que estaba el brujo - ¿Yo? Para nada.
Eltrant Tale
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
Theo y Eltrant contra el viejo Tyron. Al menos sería interesante verlo mientras descansaba. El brujo parecía estar pasandolo bien con Tale, y yo tenía pensado hacer lo propio con el cretino.
-Venga, ponte en guardia. Tyron está justo a tu izquierda.- avisé. Era cierto, pero como era predecible, no se fiaría de mi. Dudó unos instantes y giró a la derecha, quedandose de espaldas al sargento, que hizo un gesto para imitar un resoplido. -...genial, ahora, ataca donde te he dicho.- Se quedó quieto, con el bastón en alto para bloquear cualquier asalto frontal. Tyron golpeó su espalda con el palo, lo suficiente como para que le picase incómodamente durante un buen rato. Theo se dió la vuelta, sorprendido, pero mantuvo su rostro sin expresión alguna, como de costumbre.
-Dos pasos a tu derecha, Theo. Tyron está ocupado con Eltrant.- observé. Una vez más, me ignoró, rotando ligeramente a donde sus oidos le guiaban. Atacó, golpeando el aire: se había quedado unos metros corto. Garrett soltó una carcajada. -Un ladrón siempre teme que todos le quieran robar, ¿eh?-
-Bueno, si no vas a hacerme caso, ¿por qué no usas tu olfato? Seguro que te ayuda.- bromeé. Los sentidos de los humanos estaban tan poco desarrollados... no podía imaginarme como sería el ser incapaz de guiarse sin olfato durante toda la vida. Pero estaba claro que a Theo no le servía. -Venga, tienes a Tyron enfrente. Bloquea.- en lugar de eso, por supuesto, decidió dar un paso a la derecha y atacar. El sargento lo esquivó sin problema alguno y le golpeó en las costillas, más fuerte que antes. -Por el amor de... ¿No aprendes nunca? Escucha a tu maldito compañero.- dijo, exasperado.
-No hagas caso a las voces de tu cabeza.- aconsejé. -Tres pasos atrás. Y ahora... ¡salta a la izquierda!- Esta vez me obedeció, y saltó a donde yacía el enorme bloque de granito del día anterior. El humano cayó al suelo, llevandose la mano a la cabeza. Se había dado un buen golpe. Yo también caí al suelo, pero entre carcajadas. Tyron me fulminó con la mirada. Garrett no dijo nada, pero tuvo que cubrirse la boca para ocultar su sonrisa.
-Le dije que no me hiciese caso.- sonreí, encogiéndome de hombros. -¡Venga, levantate, que no ha sido para tanto!- reí. Theo se quitó la venda de los ojos, indignado, y, tirándola al suelo junto a su bastón, volvió a los barracones. Por una vez, se pudo ver una emoción en su rostro y paso: estaba visiblemente enfadado. Tres veces le había humillado en tan solo dos días, cuatro si contaba la paliza. Estaba claro que me había ganado un enemigo.
-¿A donde crees que vas, Theo?- gritó Tyron. Pero el joven le ignoró, y desapareció dentro del edificio. No era dificil imaginar que el sargento no lo olvidaría. -Maldita sea, Marcado. ¡Se supone que es un ejercicio de trabajo en equipo!- gritó, molesto. -Y ahora sé en que compañeros puedo confiar.- repliqué. No iba a sentirme culpable por darle una dosis de realidad a quien lo necesitase. -Ya hablaremos tu y yo.- terminó, volviendo al centro del campo de nuevo. No sonaba tan enfadado como debería estar: probablemente se esperaba un resultado similar, sabiendo como nos había emparejado. O tal vez estuviese más enfadado con Theo, como debería ser.
-Vamos, Tale. Aún no hemos acabado. Defiendete.- ordenó.
-Venga, ponte en guardia. Tyron está justo a tu izquierda.- avisé. Era cierto, pero como era predecible, no se fiaría de mi. Dudó unos instantes y giró a la derecha, quedandose de espaldas al sargento, que hizo un gesto para imitar un resoplido. -...genial, ahora, ataca donde te he dicho.- Se quedó quieto, con el bastón en alto para bloquear cualquier asalto frontal. Tyron golpeó su espalda con el palo, lo suficiente como para que le picase incómodamente durante un buen rato. Theo se dió la vuelta, sorprendido, pero mantuvo su rostro sin expresión alguna, como de costumbre.
-Dos pasos a tu derecha, Theo. Tyron está ocupado con Eltrant.- observé. Una vez más, me ignoró, rotando ligeramente a donde sus oidos le guiaban. Atacó, golpeando el aire: se había quedado unos metros corto. Garrett soltó una carcajada. -Un ladrón siempre teme que todos le quieran robar, ¿eh?-
-Bueno, si no vas a hacerme caso, ¿por qué no usas tu olfato? Seguro que te ayuda.- bromeé. Los sentidos de los humanos estaban tan poco desarrollados... no podía imaginarme como sería el ser incapaz de guiarse sin olfato durante toda la vida. Pero estaba claro que a Theo no le servía. -Venga, tienes a Tyron enfrente. Bloquea.- en lugar de eso, por supuesto, decidió dar un paso a la derecha y atacar. El sargento lo esquivó sin problema alguno y le golpeó en las costillas, más fuerte que antes. -Por el amor de... ¿No aprendes nunca? Escucha a tu maldito compañero.- dijo, exasperado.
-No hagas caso a las voces de tu cabeza.- aconsejé. -Tres pasos atrás. Y ahora... ¡salta a la izquierda!- Esta vez me obedeció, y saltó a donde yacía el enorme bloque de granito del día anterior. El humano cayó al suelo, llevandose la mano a la cabeza. Se había dado un buen golpe. Yo también caí al suelo, pero entre carcajadas. Tyron me fulminó con la mirada. Garrett no dijo nada, pero tuvo que cubrirse la boca para ocultar su sonrisa.
-Le dije que no me hiciese caso.- sonreí, encogiéndome de hombros. -¡Venga, levantate, que no ha sido para tanto!- reí. Theo se quitó la venda de los ojos, indignado, y, tirándola al suelo junto a su bastón, volvió a los barracones. Por una vez, se pudo ver una emoción en su rostro y paso: estaba visiblemente enfadado. Tres veces le había humillado en tan solo dos días, cuatro si contaba la paliza. Estaba claro que me había ganado un enemigo.
-¿A donde crees que vas, Theo?- gritó Tyron. Pero el joven le ignoró, y desapareció dentro del edificio. No era dificil imaginar que el sargento no lo olvidaría. -Maldita sea, Marcado. ¡Se supone que es un ejercicio de trabajo en equipo!- gritó, molesto. -Y ahora sé en que compañeros puedo confiar.- repliqué. No iba a sentirme culpable por darle una dosis de realidad a quien lo necesitase. -Ya hablaremos tu y yo.- terminó, volviendo al centro del campo de nuevo. No sonaba tan enfadado como debería estar: probablemente se esperaba un resultado similar, sabiendo como nos había emparejado. O tal vez estuviese más enfadado con Theo, como debería ser.
-Vamos, Tale. Aún no hemos acabado. Defiendete.- ordenó.
Asher Daregan
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
-Sin armadura Tale, como los demás – Acatando las palabras de Tyron, Eltrant dejó caer su armadura a un lado, tenía sentido, aquel entrenamiento, con palos, no tendría ninguna utilidad si no era capaz de sentir los ataques de su oponente, no le gustaba, pero al menos encontraba lógica en la petición del sargento. - Muy bien, venid a por mi.
En el mismo instante en el que comenzó el combate Eltrant lanzó un golpe frente a él, tratando de tantear el terreno. La espada de madera de Tyron no tardó en encontrarse con su bastón, desviando su arma y aprovechando esto para golpearle en mitad del pecho, apretando los dientes, ignorando el lugar en el que, muy probablemente, tendría un futuro moratón, Eltrant retrocedió un par de pasos, al menos sabía dónde estaba su oponente – Impresionante, que destreza, que técnica, Tyron no tiene ninguna posibilidad. – Garret se lo estaba pasando realmente bien con aquello, a pesar de que le estaba dando alguna que otra orden correcta, el brujo no podía evitar dejar comentar cada acción que Tyron bloqueaba. – ¡Esquiva! ¡Hacia la izquierda! - Eltrant alzó el bastón - ¿¡Mi izquierda o tu izquierda!? – Oyendo algo parecido a un suspiró de resignación tras él, recibió un fuerte golpe en la cara que le lanzó al suelo - ¡Estamos mirando hacia el mismo sitio! – Exclamó Garret entre risas – Vamos, levántate del suelo, Tyron tiene mala cara, ahora es tu oportunidad – Un gruñido proveniente del sargento informó a Eltrant de que el brujo estaba exagerando, quizás demasiado, el estado del oficial. Tras localizar el bastón, que había caído a pocos centímetros de su cabeza, volvió a levantarse – ¡Muy bien! Ahora trata de no recibir ningún golpe. – En el mismo momento en el que el brujo terminó la frase su compañero recibió otro impactó a la altura del pecho, Eltrant saltó hacia atrás - ¡¿Qué te acabo de decir?!
Tyron se estaba centrando en él, y no era para menos, las instrucciones que Asher le estaba dando a Theo eran casi tan ambiguas como las que el rubio le había dado al lobo momentos atrás, el joven que Asher se encargaba de dirigir no era una prioridad para Tyron, y se encargaba de demostrarlo atacando sin piedad al exmercenario.
- ¡Ataca! – Eltrant hizo lo que el brujo le ordenó, golpeando con el palo de madera justo frente a él. - ¡Venga ya! ¡Casi parece que te han vendado los ojos!. – Dijo Garret con un tono de voz que revelaba lo bien que se lo estaba pasando dirigiendo las acciones del castaño - ¡Cuidado! Retrocede. – Eltrant volvió a obedecer, sintió una suave brisa pasar cerca de su cara, el palo de Tyron no llegó a alcanzarle, respiró aliviado – Anda, si al final resulta que te lo vas a tomar enserio – Eltrant gruñó por lo bajo – Vamos Tale, no es tan difícil, solo tienes que darle – El arma del sargento acertó a Eltrant directamente en el costado, sacándole el aire que tenía en los pulmones – Ahora inténtalo con la vara en vez de con el cuerpo – Sacudiendo con la cabeza respiró hondo, recuperando el aire que su oficial se había encargado de sacarle a golpes – Tale, por la espalda, ahora esta con Theo – Eltrant hizo un aspaviento exasperado - ¿Dónde está su espalda Garret? – El brujo rio levemente – Oh, ya, cierto. Culpa mía. Tres pasos a la derecha.
Las carcajadas de Asher seguidas por un sonido similar, ligeramente más disimulado, proveniente del lugar en el que creía que estaba Garret le hicieron detenerse en mitad de la pelea - ¿Hemos ganado? – Preguntó – Algo así – Contestó el brujo a su espalda, las siguientes palabras que salieron de los labios del lobo no hicieron sino asegurar que, de algún modo, había hecho que Theo se diese de bruces contra una de las paredes, o una roca, no comprendió mucho de la situación salvo que este abandonó el entrenamiento y que Tyron no estaba muy contento por ello.
- ¿Entonces seguimos? – Preguntó Eltrant, incrédulo, por toda la situación – Seguimos – Aseveró el sargento atacando contra él, la voz de Garret alertándole de la embestida hizo que Eltrant pudiese bloquear el palo del sargento - ¡Ahora empújale! – Asintiendo a la nada empujó con fuerza frente a él, arrastrando a Tyron varios metros, este, no obstante, no tuvo más que poner una de sus piernas entre las del castaño, de forma que este se tropezó precipitándose cuan largo era sobre el suelo. – Arriba de nuevo Tale, ya falta poco, si recibes varios golpes más se le rompe la espada y acabamos – De igual forma que había hecho ya varias veces, se levantó y dejó escapar una risotada – Por los dioses Garret, dirígeme hacia la pierna que cojea y déjame acabar con esto de una vez.
Era incapaz guiarse en mitad de la nada sin detalles precisos, aunque era capaz de discernir sensiblemente mejor los sonidos con la venda en torno a los ojos, aquello no era suficiente, necesitaba indicaciones precisas.
Apartándose de la trayectoria del palo de Tyron gracias a una orden de Garret, una de las tantas que lanzaba y que, curiosamente resultó ser precisa, contratacó cuando el brujo, segundos después, le pidió que lo hiciese. El bastón que blandía el sargento volvió a detener su arma, pero esta vez la voz del hombre que le comandaba aportó algo útil – Extiende tu pie izquierdo, ¡Haz una zancadilla! – Inmediatamente, dejando el menor tiempo posible al oficial para que reaccionase, pateó frente a él, acatando en cierto modo lo que el brujo acababa de decirle.
La sensación de haber golpeado algo blando, seguido de un gruñido dolorido indicó a Eltrant que había acertado. - ¡Eso es una patada! ¡Bueno es igual! EMPUJALE – Apretando los dientes saltó sobre el sargento, derribándolo con su cuerpo – Eso también me sirve – Riendo, Eltrant se quitó la venda de los ojos y dejó el bastón a un lado – Formidable Tale – Sentenció Tyron claramente sarcástico - Ahora quítate de encima, resérvate estas cosas para Marcado. – Levantándose rápidamente se aseguró de dejar la venda en la mano de Tyron.
El hombre estudió a los tres guardas que quedaban frente a él y suspiró. – Acercaos – Dijo cruzándose de brazos – Menos es nada… – Susurró para sí mientras esperaba a que los hombres que estaban a su cargo se acercasen. Una vez estuvo rodeado de sus hombres, se pasó la mano por la frente, sudorosa. – Hemos acabado. Tale, Garret, podéis marcharos si queréis. Marcado, quiero hablar contigo.
En cuanto Tyron pronunció las palabras que liberaban a Eltrant del entrenamiento se dirigió a la sombra, dónde se dejó caer. - ¿Que me dices de esa cerveza que me prometiste ayer? ¿Te apuntas? - Dijo a Garret desde dónde estaba, el brujo se acercó a él y se sentó justo a su lado sin decir nada, mirando a Asher - Sí, estoy esperando a ver si quiere venirse él también. - Se palpó el ojo, dónde desde el día anterior, la piel estaba empezando a volverse ligeramente morada - Tiene un buen derechazo, tengo que admitirlo.
En el mismo instante en el que comenzó el combate Eltrant lanzó un golpe frente a él, tratando de tantear el terreno. La espada de madera de Tyron no tardó en encontrarse con su bastón, desviando su arma y aprovechando esto para golpearle en mitad del pecho, apretando los dientes, ignorando el lugar en el que, muy probablemente, tendría un futuro moratón, Eltrant retrocedió un par de pasos, al menos sabía dónde estaba su oponente – Impresionante, que destreza, que técnica, Tyron no tiene ninguna posibilidad. – Garret se lo estaba pasando realmente bien con aquello, a pesar de que le estaba dando alguna que otra orden correcta, el brujo no podía evitar dejar comentar cada acción que Tyron bloqueaba. – ¡Esquiva! ¡Hacia la izquierda! - Eltrant alzó el bastón - ¿¡Mi izquierda o tu izquierda!? – Oyendo algo parecido a un suspiró de resignación tras él, recibió un fuerte golpe en la cara que le lanzó al suelo - ¡Estamos mirando hacia el mismo sitio! – Exclamó Garret entre risas – Vamos, levántate del suelo, Tyron tiene mala cara, ahora es tu oportunidad – Un gruñido proveniente del sargento informó a Eltrant de que el brujo estaba exagerando, quizás demasiado, el estado del oficial. Tras localizar el bastón, que había caído a pocos centímetros de su cabeza, volvió a levantarse – ¡Muy bien! Ahora trata de no recibir ningún golpe. – En el mismo momento en el que el brujo terminó la frase su compañero recibió otro impactó a la altura del pecho, Eltrant saltó hacia atrás - ¡¿Qué te acabo de decir?!
Tyron se estaba centrando en él, y no era para menos, las instrucciones que Asher le estaba dando a Theo eran casi tan ambiguas como las que el rubio le había dado al lobo momentos atrás, el joven que Asher se encargaba de dirigir no era una prioridad para Tyron, y se encargaba de demostrarlo atacando sin piedad al exmercenario.
- ¡Ataca! – Eltrant hizo lo que el brujo le ordenó, golpeando con el palo de madera justo frente a él. - ¡Venga ya! ¡Casi parece que te han vendado los ojos!. – Dijo Garret con un tono de voz que revelaba lo bien que se lo estaba pasando dirigiendo las acciones del castaño - ¡Cuidado! Retrocede. – Eltrant volvió a obedecer, sintió una suave brisa pasar cerca de su cara, el palo de Tyron no llegó a alcanzarle, respiró aliviado – Anda, si al final resulta que te lo vas a tomar enserio – Eltrant gruñó por lo bajo – Vamos Tale, no es tan difícil, solo tienes que darle – El arma del sargento acertó a Eltrant directamente en el costado, sacándole el aire que tenía en los pulmones – Ahora inténtalo con la vara en vez de con el cuerpo – Sacudiendo con la cabeza respiró hondo, recuperando el aire que su oficial se había encargado de sacarle a golpes – Tale, por la espalda, ahora esta con Theo – Eltrant hizo un aspaviento exasperado - ¿Dónde está su espalda Garret? – El brujo rio levemente – Oh, ya, cierto. Culpa mía. Tres pasos a la derecha.
Las carcajadas de Asher seguidas por un sonido similar, ligeramente más disimulado, proveniente del lugar en el que creía que estaba Garret le hicieron detenerse en mitad de la pelea - ¿Hemos ganado? – Preguntó – Algo así – Contestó el brujo a su espalda, las siguientes palabras que salieron de los labios del lobo no hicieron sino asegurar que, de algún modo, había hecho que Theo se diese de bruces contra una de las paredes, o una roca, no comprendió mucho de la situación salvo que este abandonó el entrenamiento y que Tyron no estaba muy contento por ello.
- ¿Entonces seguimos? – Preguntó Eltrant, incrédulo, por toda la situación – Seguimos – Aseveró el sargento atacando contra él, la voz de Garret alertándole de la embestida hizo que Eltrant pudiese bloquear el palo del sargento - ¡Ahora empújale! – Asintiendo a la nada empujó con fuerza frente a él, arrastrando a Tyron varios metros, este, no obstante, no tuvo más que poner una de sus piernas entre las del castaño, de forma que este se tropezó precipitándose cuan largo era sobre el suelo. – Arriba de nuevo Tale, ya falta poco, si recibes varios golpes más se le rompe la espada y acabamos – De igual forma que había hecho ya varias veces, se levantó y dejó escapar una risotada – Por los dioses Garret, dirígeme hacia la pierna que cojea y déjame acabar con esto de una vez.
Era incapaz guiarse en mitad de la nada sin detalles precisos, aunque era capaz de discernir sensiblemente mejor los sonidos con la venda en torno a los ojos, aquello no era suficiente, necesitaba indicaciones precisas.
Apartándose de la trayectoria del palo de Tyron gracias a una orden de Garret, una de las tantas que lanzaba y que, curiosamente resultó ser precisa, contratacó cuando el brujo, segundos después, le pidió que lo hiciese. El bastón que blandía el sargento volvió a detener su arma, pero esta vez la voz del hombre que le comandaba aportó algo útil – Extiende tu pie izquierdo, ¡Haz una zancadilla! – Inmediatamente, dejando el menor tiempo posible al oficial para que reaccionase, pateó frente a él, acatando en cierto modo lo que el brujo acababa de decirle.
La sensación de haber golpeado algo blando, seguido de un gruñido dolorido indicó a Eltrant que había acertado. - ¡Eso es una patada! ¡Bueno es igual! EMPUJALE – Apretando los dientes saltó sobre el sargento, derribándolo con su cuerpo – Eso también me sirve – Riendo, Eltrant se quitó la venda de los ojos y dejó el bastón a un lado – Formidable Tale – Sentenció Tyron claramente sarcástico - Ahora quítate de encima, resérvate estas cosas para Marcado. – Levantándose rápidamente se aseguró de dejar la venda en la mano de Tyron.
El hombre estudió a los tres guardas que quedaban frente a él y suspiró. – Acercaos – Dijo cruzándose de brazos – Menos es nada… – Susurró para sí mientras esperaba a que los hombres que estaban a su cargo se acercasen. Una vez estuvo rodeado de sus hombres, se pasó la mano por la frente, sudorosa. – Hemos acabado. Tale, Garret, podéis marcharos si queréis. Marcado, quiero hablar contigo.
En cuanto Tyron pronunció las palabras que liberaban a Eltrant del entrenamiento se dirigió a la sombra, dónde se dejó caer. - ¿Que me dices de esa cerveza que me prometiste ayer? ¿Te apuntas? - Dijo a Garret desde dónde estaba, el brujo se acercó a él y se sentó justo a su lado sin decir nada, mirando a Asher - Sí, estoy esperando a ver si quiere venirse él también. - Se palpó el ojo, dónde desde el día anterior, la piel estaba empezando a volverse ligeramente morada - Tiene un buen derechazo, tengo que admitirlo.
Eltrant Tale
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
Tras ser derribado por Eltrant, el sargento decidió que era suficiente. Chasqueé la lengua: por supuesto que iba a querer hablar conmigo. Me la había estado jugando. Aunque no consideraba que los conflictos con Theo fuesen culpa mía, estaba seguro de que Tyron tendría una opinión muy distinta. Me crucé de brazos y esperé a que dijese lo que tenía que decir.
-Hay algo que obviamente no está funcionando bien.- empezó. -Aunque pareces ser un combatiente decente, tu trabajo en equipo deja mucho que desear.-
-Me da igual.- Le corté. -No sé si lo has entendido bien, pero no estoy aquí por voluntad propia. Me importa una mierda si crees que no funciono como un guardia, porque no lo soy.-
-Te equivocas. Lo eres.- replicó. -Te dije que se te trataría como uno. Y eso estoy haciendo. Por lo tanto, tienes las mismas responsabilidades.
-¿Tratarme como uno? Sabes perfectamente que nadie aquí me ve como "un guardia más".- gruñí, mirando de reojo a algunos vigías que nos observaban sin mucho disimulo.
-Yo sí, Marcado. Por eso estás aquí. Y por eso tienes que cooperar con los demás. Puede que no te guste, pero como tu mismo has dicho, no tienes elección. Tal vez los otros guardias te salven la vida. Tal vez mueran por ti.
-Yo no pienso morir por ellos.- musité. -Y ninguna marca podrá obligarme a ello.- Me di la vuelta, ignorando sus últimas palabras. Si creía que sólo por usar cualquier basura mágica iba a tener control absoluto de mi voluntad, estaba equivocado. Iba a tener que complacerle mínima mente durante un tiempo, pero tenía un objetivo claro. Iba a sacarme esa maldición. Si sabía algo de Arcanos, era que todo encantamiento se puede revocar. Y tarde o temprano, aprendería como.
Caminé hasta la sombra del muro, donde Eltrant y Garrett me esperaban sentados. El brujo me informó de que se iban a beber a una taberna, y me ofreció acompañarles, pero negué con la cabeza. -Tengo otras cosas de las que ocuparme. Además, no bebo alcohol.- dije. ¿Donde podría encontrar información sobre la marca? El elfo que me la puso, obviamente, sabría como, pero eso no era una opción. Tal vez pudiese buscar en una biblioteca. Por otra parte, los elfos de Sandorai o los encantadores de las Islas tendrían formas de ayudarme, aunque no sería fácil. Ni siquiera tenía oportunidad de desplazarme sin ayuda: Tyron me tendría vigilado. Así que tendría que esperar.
-Mejor pensado... voy con vosotros.- avisé. No despreciaba la idea de tener algo de compañía, mientras no tuviese nada que hacer. Además, Eltrant y Garrett eran mis compañeros. Tal vez pudiese confiar en ellos. Y tal vez ellos me ayudasen.
-Hay algo que obviamente no está funcionando bien.- empezó. -Aunque pareces ser un combatiente decente, tu trabajo en equipo deja mucho que desear.-
-Me da igual.- Le corté. -No sé si lo has entendido bien, pero no estoy aquí por voluntad propia. Me importa una mierda si crees que no funciono como un guardia, porque no lo soy.-
-Te equivocas. Lo eres.- replicó. -Te dije que se te trataría como uno. Y eso estoy haciendo. Por lo tanto, tienes las mismas responsabilidades.
-¿Tratarme como uno? Sabes perfectamente que nadie aquí me ve como "un guardia más".- gruñí, mirando de reojo a algunos vigías que nos observaban sin mucho disimulo.
-Yo sí, Marcado. Por eso estás aquí. Y por eso tienes que cooperar con los demás. Puede que no te guste, pero como tu mismo has dicho, no tienes elección. Tal vez los otros guardias te salven la vida. Tal vez mueran por ti.
-Yo no pienso morir por ellos.- musité. -Y ninguna marca podrá obligarme a ello.- Me di la vuelta, ignorando sus últimas palabras. Si creía que sólo por usar cualquier basura mágica iba a tener control absoluto de mi voluntad, estaba equivocado. Iba a tener que complacerle mínima mente durante un tiempo, pero tenía un objetivo claro. Iba a sacarme esa maldición. Si sabía algo de Arcanos, era que todo encantamiento se puede revocar. Y tarde o temprano, aprendería como.
Caminé hasta la sombra del muro, donde Eltrant y Garrett me esperaban sentados. El brujo me informó de que se iban a beber a una taberna, y me ofreció acompañarles, pero negué con la cabeza. -Tengo otras cosas de las que ocuparme. Además, no bebo alcohol.- dije. ¿Donde podría encontrar información sobre la marca? El elfo que me la puso, obviamente, sabría como, pero eso no era una opción. Tal vez pudiese buscar en una biblioteca. Por otra parte, los elfos de Sandorai o los encantadores de las Islas tendrían formas de ayudarme, aunque no sería fácil. Ni siquiera tenía oportunidad de desplazarme sin ayuda: Tyron me tendría vigilado. Así que tendría que esperar.
-Mejor pensado... voy con vosotros.- avisé. No despreciaba la idea de tener algo de compañía, mientras no tuviese nada que hacer. Además, Eltrant y Garrett eran mis compañeros. Tal vez pudiese confiar en ellos. Y tal vez ellos me ayudasen.
Asher Daregan
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
- ¿No bebes? ¿Y cómo se supone entonces vas a aguantar a Tyron de aquí en adelante? – Se levantó y, estirando los brazos, comenzó a caminar hacía la salida del patio de entrenamiento, seguido de cerca por Garret. Al parecer Asher tenía otras cosas que hacer, no le extrañaba, básicamente estaba obligado a estar encerrado en aquellos muros, lo último que el lobo querría, precisamente aquel día, sería confraternizar aún más con miembros de la guardia.
No obstante, según se acercaban a la salida, Asher volvió a alcanzarles – Veo que has cambiado de idea – Sonriendo le dio una palmada en el hombro – Conozco un sitio, creo que os gustará.
Tras varias decenas de minutos caminando a través de las calles de Lunargenta, finalmente, llegaron hasta una pequeña taberna a pocas calles de la oficina a la que llamaba hogar. El lugar no era especialmente grande, ni tampoco estaba particularmente limpio, pero al exmercenario le gustaba pasar allí las horas muertas de vez en cuando, sobre todo desde que contrajo la maldición.
- Interesante… - Garret se quedó mirando a la alegre pareja de bebedores que habían comenzado a discutir acerca de lo que parecían ser leyendas antiguas acerca de elfos - ¿Y cuánto dices que te pagan por traernos a este antro? – Eltrant rio de buen humor y se encogió de hombros – Di lo que quieras, pero prefiero esto a esas que están repletas de tipos con cara de pocos amigos – Sentándose en la barra pidió un vaso de licor y se giró hacia sus compañeros. - ¿Y esta no lo está? – El brujo se sentó junto a él e imitó al castaño, en apenas unos segundos tuvo un vaso entre las manos – Bueno… pero aquí al menos no te miran por encima del hombro por no tener apenas Aeros – Le dio un largo trago a la bebida y se giró hacia Asher – Vamos, Asher, pídete algo, creo que también tienen bebidas no alcohólicas.
Pidiéndole al camarero otra copa se dejó caer sobre la barra – Una armadura, Tyron me ha hecho correr con una armadura… – Quejándose cada vez con voz más baja cerró los ojos y palpó encima de la mesa en busca del nuevo vaso que habían depositado no muy lejos de él, suspirando, volvió a incorporarse y se giró hacia el lobo – El rollo de la brújula de ayer, mi marca… - Haciendo énfasis en la palabra “marca”, le dio un trago pequeño a la copa y se rascó la nuca – Es gracioso, resulta que me metí en donde no me llamaban y acabé… perdiendo más de lo que debería. – Sonrió agotado – En cualquier caso, sí sé algo… - La voz de Garret interrumpió su charla - ¿Tú? ¿Saber algo? ¿Eres consciente de la fama que tienes en el cuarte Talel? – Torciendo el gesto le dio un pequeño empujón al brujo – No me interrumpas - Se terminó otra copa ¿Cuántas llevaba ya? Al menos dos, de eso estaba seguro. – Ah, sí. En momentos como en el que te encuentras es difícil saber quiénes son tus amigos y quiénes no. – Se palpó el morado que ya empezaba a ser perfectamente visible en su ojo derecho – Lo que quiero decir es… que te cubro las espaldas… te cubrimos. ¿No es así Garret? – El brujo sonrió levemente, pero no dijo nada, simplemente miró al hombre-bestia y alzó su copa – Tomate el tiempo que quieras para pensar. – Respiró hondo – Aunque no lo hagas mucho – Volvió a tumbarse sobre la barra y cerró los ojos – O te vas a acabar obsesionando… - Dijo en voz baja – Cada cosa, a su tiempo.
Sentía curiosidad por saber hacía que dirección señalaba la brújula en aquel momento ¿Norte? ¿Sur? En cualquier caso, daba igual dónde estuviese isla tortuga en aquel momento, lo único que sabía era que no tenía los objetos necesarios para terminar con la maldición que cargaba a sus espaldas, demasiado ambiguos para ser simples utensilios, demasiado misteriosos como para encontrarlos a corto plazo.
- Por cierto… - Dijo con un hilo de voz, no parecía ser ningún secreto para nadie presente que estaba empezando a mostrar síntomas de estar borracho - ¿No habéis notado como, últimamente, todo el mundo está enfermo? – Sin levantar la cabeza de la barra pidió otra bebida – Un ataque shorprehsa, ¡Nos esthán comprando con Aerhosh! – Masculló – Os lo digo yo. – Se tambaleó un poco en el taburete y miró a sus compañeros – Pero... pero... estaré pre...preparado. Creo que voy a comenzar a llevar armadura completa, como los cabalesho de las leyendas. ¿Qué opináis? Sir Eltrant de Lunargenta ¿No suena mal no? – No esperó el tiempo suficiente como para escuchar lo que los guardas tenían que decir acerca de su idea, pues uno de los hombres que momentos atrás debatía acerca de los elfos, gritó desde su asiento lo disconforme que estaba con aquella idea con dos oraciones en las que, aproximadamente dos palabras, no eran insultos.
- Esho… ¡Lo será tu madre! – Remangándose las mangas de la camisa se levantó del taburete – Disculpadme caballeros – Dijo antes de comenzar a andar en dirección a la mesa desde la cual le habían insultado.
Iba a ser una noche muy larga.
No obstante, según se acercaban a la salida, Asher volvió a alcanzarles – Veo que has cambiado de idea – Sonriendo le dio una palmada en el hombro – Conozco un sitio, creo que os gustará.
Tras varias decenas de minutos caminando a través de las calles de Lunargenta, finalmente, llegaron hasta una pequeña taberna a pocas calles de la oficina a la que llamaba hogar. El lugar no era especialmente grande, ni tampoco estaba particularmente limpio, pero al exmercenario le gustaba pasar allí las horas muertas de vez en cuando, sobre todo desde que contrajo la maldición.
- Interesante… - Garret se quedó mirando a la alegre pareja de bebedores que habían comenzado a discutir acerca de lo que parecían ser leyendas antiguas acerca de elfos - ¿Y cuánto dices que te pagan por traernos a este antro? – Eltrant rio de buen humor y se encogió de hombros – Di lo que quieras, pero prefiero esto a esas que están repletas de tipos con cara de pocos amigos – Sentándose en la barra pidió un vaso de licor y se giró hacia sus compañeros. - ¿Y esta no lo está? – El brujo se sentó junto a él e imitó al castaño, en apenas unos segundos tuvo un vaso entre las manos – Bueno… pero aquí al menos no te miran por encima del hombro por no tener apenas Aeros – Le dio un largo trago a la bebida y se giró hacia Asher – Vamos, Asher, pídete algo, creo que también tienen bebidas no alcohólicas.
Pidiéndole al camarero otra copa se dejó caer sobre la barra – Una armadura, Tyron me ha hecho correr con una armadura… – Quejándose cada vez con voz más baja cerró los ojos y palpó encima de la mesa en busca del nuevo vaso que habían depositado no muy lejos de él, suspirando, volvió a incorporarse y se giró hacia el lobo – El rollo de la brújula de ayer, mi marca… - Haciendo énfasis en la palabra “marca”, le dio un trago pequeño a la copa y se rascó la nuca – Es gracioso, resulta que me metí en donde no me llamaban y acabé… perdiendo más de lo que debería. – Sonrió agotado – En cualquier caso, sí sé algo… - La voz de Garret interrumpió su charla - ¿Tú? ¿Saber algo? ¿Eres consciente de la fama que tienes en el cuarte Talel? – Torciendo el gesto le dio un pequeño empujón al brujo – No me interrumpas - Se terminó otra copa ¿Cuántas llevaba ya? Al menos dos, de eso estaba seguro. – Ah, sí. En momentos como en el que te encuentras es difícil saber quiénes son tus amigos y quiénes no. – Se palpó el morado que ya empezaba a ser perfectamente visible en su ojo derecho – Lo que quiero decir es… que te cubro las espaldas… te cubrimos. ¿No es así Garret? – El brujo sonrió levemente, pero no dijo nada, simplemente miró al hombre-bestia y alzó su copa – Tomate el tiempo que quieras para pensar. – Respiró hondo – Aunque no lo hagas mucho – Volvió a tumbarse sobre la barra y cerró los ojos – O te vas a acabar obsesionando… - Dijo en voz baja – Cada cosa, a su tiempo.
Sentía curiosidad por saber hacía que dirección señalaba la brújula en aquel momento ¿Norte? ¿Sur? En cualquier caso, daba igual dónde estuviese isla tortuga en aquel momento, lo único que sabía era que no tenía los objetos necesarios para terminar con la maldición que cargaba a sus espaldas, demasiado ambiguos para ser simples utensilios, demasiado misteriosos como para encontrarlos a corto plazo.
- Por cierto… - Dijo con un hilo de voz, no parecía ser ningún secreto para nadie presente que estaba empezando a mostrar síntomas de estar borracho - ¿No habéis notado como, últimamente, todo el mundo está enfermo? – Sin levantar la cabeza de la barra pidió otra bebida – Un ataque shorprehsa, ¡Nos esthán comprando con Aerhosh! – Masculló – Os lo digo yo. – Se tambaleó un poco en el taburete y miró a sus compañeros – Pero... pero... estaré pre...preparado. Creo que voy a comenzar a llevar armadura completa, como los cabalesho de las leyendas. ¿Qué opináis? Sir Eltrant de Lunargenta ¿No suena mal no? – No esperó el tiempo suficiente como para escuchar lo que los guardas tenían que decir acerca de su idea, pues uno de los hombres que momentos atrás debatía acerca de los elfos, gritó desde su asiento lo disconforme que estaba con aquella idea con dos oraciones en las que, aproximadamente dos palabras, no eran insultos.
- Esho… ¡Lo será tu madre! – Remangándose las mangas de la camisa se levantó del taburete – Disculpadme caballeros – Dijo antes de comenzar a andar en dirección a la mesa desde la cual le habían insultado.
Iba a ser una noche muy larga.
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
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Re: Las dos caras de la moneda. [Entrenamiento]
Han creado una historia sencilla pero interesante y fácil de leer que fácilmente captura al lector y poco a poco tiende a profundizar en sus personajes tanto de forma individual como a modo de colectivo, me agrada que usen los gremios para dar trasfondo y enriquecimiento a sus personajes, en resumen ha sido una buena historia.
Eltrant: si relees notarás que tienes algunos errores derivados imagino que de la prisa y no del desconocimiento; no pareciera ser algo tan importante pero una lectura fluida puede verse cortada por alguna frase con una sintaxis incorrecta y mermar la emoción del lector en el momento, de resto ha estado excelente:
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Asher: un sentido del humor bastante mordaz caracteriza al personaje y sabes llevarlo bastante bien, también me ha gustado la manera como resaltas el racismo y los prejuicios contra quien es diferente, le da mucha profundidad a tu personaje; no obstante, el hecho de rolear a dos personajes de manera tan similar llegó a resultar confuso, en principio no sabía si estaba leyendo a Asher o a Theo hasta que lo mencionabas o identificaba el color del diálogo; esa similitud entre ambos resulta confuso para el lector y lo hace detenerse a releer para entender; habría sido mejor rolear a tu personaje en primera persona y al otro en tercera, de modo que resulte más fácil identificar cuándo llevas a uno o al otro; igualmente ha sido un buen tema por tu parte.
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Eltrant: si relees notarás que tienes algunos errores derivados imagino que de la prisa y no del desconocimiento; no pareciera ser algo tan importante pero una lectura fluida puede verse cortada por alguna frase con una sintaxis incorrecta y mermar la emoción del lector en el momento, de resto ha estado excelente:
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Ansur
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