La casa de la moneda [Desafío]
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La casa de la moneda [Desafío]
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La casa de la moneda de Lunargenta es un lugar respetado por ricos y odiado por los pobres; hogar de corruptos y usureros capaces de vender a sus ancianas abuelas si el negocio lo requiere. Un edificio grande, de dos plantas. La primera servía como despacho y tienda, era ahí donde los usureros traficaban. La segunda planta era el almacén de bolsas aeros y facturas. Matthew Owens observaba las puertas de la instalación mientras se humedecía los labios. Entraría, amenazaría a los usureros, y se llevaría una bolsa de aeros tan grande como fuera capaz de cargar. No sería ni la cuarta parte del dinero que ellos guardan allí guardan, pero, ya se sabe lo que dicen, la avaricia rompe el saco. Importante, antes de lanzar a la acción, era esperar a que la distracción tuviera efecto. La casa de la moneda estaba vigilada por un gran grupo de guardias. Era buena que le vieran antes de realizar el crimen, que se acordasen de su cara (pues no era la real). Que no fuera complicado para los guardias relacionar aquel elegante hombre con traje de seda con el futuro robo que iba a tener lugar. Sin embargo, para que el plan tuviera éxito, para que hubiera un robo, debía de echar a los guardias de allí.
Con los dedos, Matthew contó hasta cinco. Uno por el hombre que salía disparado de la ventana de una taberna. Dos, por el gigante que paseaba tan campante por la calle. Tres, los perros salvajes que perseguían a los niños. El cuatro, las brujas que realizaban un aquelarre en la azotea de un edificio. Y Cinco, el dragón que escupía llamaradas de fuego a las casas del barrio. Todo falso. Todo pertenecía a la mente de los guardias. La persona bajo la piel de Matthew Owes era una experta en las artes de la distracción.
La casa de la moneda quedó vacía de guardias. Una familia de pobres aldeanos esperaba en las puertas, ignoraban que éste era su día de suerte. El padre de familia sostenía una reliquia de plata; seguramente para empañarla. La madre cogía a sus dos hijos de la mano para que no se despegaran de su cintura. Matthew se adelantó a la familia y pasó primero, aunque no fuera su turno. La familia no protestó, estaban más preocupados de la reciente locura de los guardias.
-Debería caeros la cara de vergüenza, traficar con las vidas de los aldeanos es un delito- dijo Matthew Owens riendo. Los usureros no vieron al brillante hombre, sino a un grupo de bandidos con hachas y espadas.
Misión cumplida. Matthew salió del lugar con la bolsa de aeros, tal y como había previsto. A la familia, le dio 500 aeros; un puñado de monedas.
-Id a casa y olvidad lo que habéis visto-.
-Sí señor- dijo el padre con una reverencia- Mil gracias señor. Niños, ¿cómo se dice?-
-Gracias señor- repitieron los dos niños.
Uno, dos, tres, cuatro y cinco. Las ilusiones de los guardias desaparecieron. Vieron al hombre con el saco de monedas a su espalda. Los usureros gritaban que unos bandidos les estaban atracando. La mayoría de los guardias cargaron sus espadas hacia el interior del gran edificio, allí no había nada contra lo que luchar. Una pequeña minoría, se quedó persiguiendo a Matthew Owens. No quiso girarse para comprar cuántos eran, como mucho podrían ser dos o tres; tampoco importaba. Que solo le estuviera persiguiendo uno, ya era peligroso. Había que mantenerse alerta. Tampoco había hecho nada malo. Solamente, había robado a unos ladrones.
_____________________
* Bienhallado/a activista: ¿Te sorprende ver a Matthew Owens? Si es así, es porque sabes poco del poder del 19. En este primer turno, debes de ayudar a Mattew Owens a escapar de los guardias.
Obviamente, el Matthew auténtico no puede participar en este desafío.
* Información importante:
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Re: La casa de la moneda [Desafío]
- Spoiler:
- Buenas Sigel, gracias por tenerme paciencia por la espera en la respuesta del tema, ya no tengo el problema que te comenté por mp así que las respuestas serán más tempranas a partir de ahora. Es mi primer desafío (y espero no el último) me ha gustado pensar la idea de esta respuesta. Cualquier cosa que necesites que cambie o retoque no dudes en mandarme un mp. Los consejos para mejorar siempre son bienvenidos <3
Por fin había llegado. Su viaje había comenzado varias semanas atrás por todo Dundarak para llegar hasta su primer destino: Lunargenta. Con su mochila a cuestas y sus ánimos a flor de piel comenzó a andar por las calles, tranquilamente tomando detalle a cada cosa que ocurría por su alrededor. -Seguro que los gemelos les gustaría este lugar- Susurró para sí misma y se paró en uno de los pequeños comercios, observando su escaparate. Era un lugar... Peculiar para la dragona que se podría decir que recién salía del cascarón de su familia. La curiosidad de Astrid la hizo reanudar su paso y seguir su ruta turística por la ciudad de Lunargenta. Sin rumbo aparente, los ojos chocolate de la joven no paraban quietos. Había oído acerca de las peculiaridades de cada gran ciudad fuera de su pequeña aldea perdida en mitad de los nevados montes de Dundarak, lo que en ella eran dos cabañas pequeñas en ese lugar era una casa.
Sus pies pararon delante de un edificio de dos plantas , bastante grande que provocó una mueca de asombro en el rostro de ella. Su sorpresa se vio incrementada todavía más al observar a lo que parecían guardias salir corriendo de aquel lugar ¿Qué pasaba? La calle estaba tranquila ¿Qué habían visto? Ella misma se giró a su alrededor por si encontraba el asunto principal de la salida de aquellos hombres pero solo observó un hombre entregando una bolsa a una familia. Ante la fijación de la dragona en esa escena pudo escuchar a los hombres en el interior del edificio que había bandidos. “-¿Para qué salieron entonces?-” Pensó intentando hilar lo sucedido en su cabeza. De repente vio a aquel hombre salir corriendo perseguido por un par de guardias. Su cabeza no pudo encajar las piezas del puzzle que había pasado en sus narices hasta que aquella familia vio el interior de la bolsa y casi les faltó gritar.
Comenzó a correr entre las personas por el callejón paralelo por donde estaba pasando su objetivo. Al ser pequeña y bastante canija se movía entre las personas con rapidez y destreza, cuando chocaba se giraba mientras seguía corriendo y se disculpaba, pero debía de adelantarse. Casi exhausta giró al borde de caer de boca al suelo, entró por una callejuela y logró incorporarse a la calle que quería. Lo vio bastante cerca ¿Qué hacer? ¿Cómo ayudarlo? Según los relatos de su padre, la codicia de algunos humanos superaba con creces el sentimiento de empatía hacia los que tenían menos, pero con ese acto le demostraba a la dragona que podría ser cierto que aún quedaba ese sentimiento de amor al prójimo en otros. -¡Por aquí!- Gritó alzando la mano para que el joven la viera ¿La seguiría? ¿La entendería? Esperaba que sí. Aprovechando la ventaja del perseguido de sus perseguidores le hizo tener el suficiente tiempo para tirar una mesa que estaba llena de grandes rulos de tela, que se desenroscaban en dirección a los guardias.
Tiró de la muñeca del joven hacia el interior del callejón. -Tenemos que salir corriendo, ahora estarán más enfadados- No supo si su trampa había funcionado, solo volvía a correr por aquel estrecho callejón. Cuando salió a la calle paralela a la que había provocado el accidente, que desde donde estaban se oía el alboroto, siguió la dirección que seguía la gente y se intentaba colar entre ellos sin soltarlo. -Si seguimos el curso de las personas podemos ocultarnos y pasar desapercibidos- De repente se percató de que a lo mejor si se hubiera convertido en dragón como se le había pasado por unos segundos por la cabeza hubiera puesto en peligro a más gente y agradeció haber pensado esa idea algo más... “tranquila”. Aunque la duda no la había abandonado, al contrario, se había reforzado ¿Habría funcionado su plan o seguirían siendo, ahora ambos, perseguidos?
Sus pies pararon delante de un edificio de dos plantas , bastante grande que provocó una mueca de asombro en el rostro de ella. Su sorpresa se vio incrementada todavía más al observar a lo que parecían guardias salir corriendo de aquel lugar ¿Qué pasaba? La calle estaba tranquila ¿Qué habían visto? Ella misma se giró a su alrededor por si encontraba el asunto principal de la salida de aquellos hombres pero solo observó un hombre entregando una bolsa a una familia. Ante la fijación de la dragona en esa escena pudo escuchar a los hombres en el interior del edificio que había bandidos. “-¿Para qué salieron entonces?-” Pensó intentando hilar lo sucedido en su cabeza. De repente vio a aquel hombre salir corriendo perseguido por un par de guardias. Su cabeza no pudo encajar las piezas del puzzle que había pasado en sus narices hasta que aquella familia vio el interior de la bolsa y casi les faltó gritar.
Comenzó a correr entre las personas por el callejón paralelo por donde estaba pasando su objetivo. Al ser pequeña y bastante canija se movía entre las personas con rapidez y destreza, cuando chocaba se giraba mientras seguía corriendo y se disculpaba, pero debía de adelantarse. Casi exhausta giró al borde de caer de boca al suelo, entró por una callejuela y logró incorporarse a la calle que quería. Lo vio bastante cerca ¿Qué hacer? ¿Cómo ayudarlo? Según los relatos de su padre, la codicia de algunos humanos superaba con creces el sentimiento de empatía hacia los que tenían menos, pero con ese acto le demostraba a la dragona que podría ser cierto que aún quedaba ese sentimiento de amor al prójimo en otros. -¡Por aquí!- Gritó alzando la mano para que el joven la viera ¿La seguiría? ¿La entendería? Esperaba que sí. Aprovechando la ventaja del perseguido de sus perseguidores le hizo tener el suficiente tiempo para tirar una mesa que estaba llena de grandes rulos de tela, que se desenroscaban en dirección a los guardias.
Tiró de la muñeca del joven hacia el interior del callejón. -Tenemos que salir corriendo, ahora estarán más enfadados- No supo si su trampa había funcionado, solo volvía a correr por aquel estrecho callejón. Cuando salió a la calle paralela a la que había provocado el accidente, que desde donde estaban se oía el alboroto, siguió la dirección que seguía la gente y se intentaba colar entre ellos sin soltarlo. -Si seguimos el curso de las personas podemos ocultarnos y pasar desapercibidos- De repente se percató de que a lo mejor si se hubiera convertido en dragón como se le había pasado por unos segundos por la cabeza hubiera puesto en peligro a más gente y agradeció haber pensado esa idea algo más... “tranquila”. Aunque la duda no la había abandonado, al contrario, se había reforzado ¿Habría funcionado su plan o seguirían siendo, ahora ambos, perseguidos?
Astrid Leggiend
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Re: La casa de la moneda [Desafío]
Matthew Owens (que realmente era Shaira Mara disfrazada) vio a una agradable chica haciéndole una señal con la mano. Fue hasta ella sin antes pararse a pensar si era porque ella le quería ayudar o era una miembro de la guardia y le quería dar caza. De ser la primera opción, le estrecharía la mano y le besaría las mejillas para agradecerle la ayuda. En caso de ser la segunda, la chica correría un gravísimo peligro que solo ella podría ver. Para su fortuna, ella resultó ser una simple aldeana con una sobresaliente astucia. Distrajo a los guardias echando por el suelo una mesa llena de comida de uno de los puestos del mercado. Cuando quisieron darse cuenta, la aldeana y Matthew Owens habían desaparecido. Ella le cogió de la mano y le arrastró hacia el callejón más cercano.
-Tranquila, ya ha pasado. Te prometo que aquí estaremos a salvo-.
La aldeana no tenía forma de saber que Shaira había convocado una ilusión en la entrada del callejón en forma de pared. Nadie, a excepción de ellas dos, era consciente de que allí había un callejón, ni siquiera lo recordaría.
-¿Sabes? Has tenido una muy buena idea echando la mesa-.
Prefirió felicitar a la chica y reírse con ella antes que confesarle que era una bruja ilusionista disfrazada. La aldeana estaba nerviosa, era posible que incluso sexualmente excitada. ¿Cuántas veces habría tomado una decisión tan aventurera como había hecho hoy? Por cómo hablaba y temblaba, suponía que muy pocas. Matthew Owens sonrío y la abrazó para tranquilizarla.
-Ya has hecho mucho por mí, me sabría mal que siguieras conmigo. De todas formas, los guardias me buscan a mí. Te meterás en problemas si me sigues, y no querrás estar en problemas- después de un pequeño silencio, solo interrumpido por los carreras de los guardias en las calles colindantes, Mathew Owens siguió hablando - Si insistes, creo hay algo que puedes hacer. Te contaré por qué el dinero de los nobles ladrones. Lo hice para comprar a mí hermana. Ella sirve como esclava en la casa de los Glirk. ¿Te lo puedes creer? Los bardos y noticieros repiten hasta el cansancio que la esclavitud se extinguió hace años, pero algunos burgueses todavía la ejercen. No es nada agradable. Como comprenderás, si salgo allá fuera me reconocerán fácilmente. Pero a ti no, nadie te ha visto lanzar la mesa. Podrías coger las bolsas de aeros e ir a la granja de Glirk para comprar a mi hermana. ¿Harías eso por mí? Si decides que no lo comprenderé. Es más, si no quieres, puedes quedarte una de las bolsas de oro igualmente. Considéralo mi regalo por haberme ayudado-
* Astrid Leggiend: Para ser tu primer desafío lo has hecho muy bien. Supongo que habrás leído quién es Shaira Mara. Igualmente, te hago un resumen para introducirte a mi trama personal. Ella es discípula de Randall Flagg, El Hombre Muerto, el villano central de mis temas como Master. Este villano sigue una ideología anarquista, por lo que podemos suponer que sus discípulos piensan igual que él. Este desafío lo confirma. Vemos a Matthew Owens (quién es Shaira disfrazada, a ella no la podrás ver) robando a los ricos para dárselo a los pobres. Ahora bien, te ha pedido que lleves las bolsas de aeros robadas a la granja de los Glirk para comprar la libertad de una esclava. Deberás elegir si hacerlo o no.
Si eliges que sí, debes relatar cómo te ocultas entre los guardias y llevas el dinero a la granja. Piensa que sería muy sospechoso que te paseases con las bolsas cuando acaba de suceder el robo. Acabarás el post en la puerta de la granja. Lo que allá en su interior es una sorpresa que creo que puede dar mucho juego.
Si eliges que no, coges una de las bolsas y, lo mismo, busca la manera de poder llevar sin tener que resultar sospechosa del robo. Te quedarás los aeros, pero puede que te ganes la enemistad de un peligroso villano. En mis temas, siempre doy gran importancia a las relaciones. Quiero decir, si por ejemplo X persona odia a Astrid y te lo vuelves a cruzar en otra aventura, esa persona irá a malas contigo. O al revés, si esa persona tiene buena relación
Te recomiendo leer el resumen en el link de mi firma sobre la trama del 19, comprenderás mucho mejor a El Hombre Muerto, sus discípulos, los objetos malditos y toda la trama en general.
-Tranquila, ya ha pasado. Te prometo que aquí estaremos a salvo-.
La aldeana no tenía forma de saber que Shaira había convocado una ilusión en la entrada del callejón en forma de pared. Nadie, a excepción de ellas dos, era consciente de que allí había un callejón, ni siquiera lo recordaría.
-¿Sabes? Has tenido una muy buena idea echando la mesa-.
Prefirió felicitar a la chica y reírse con ella antes que confesarle que era una bruja ilusionista disfrazada. La aldeana estaba nerviosa, era posible que incluso sexualmente excitada. ¿Cuántas veces habría tomado una decisión tan aventurera como había hecho hoy? Por cómo hablaba y temblaba, suponía que muy pocas. Matthew Owens sonrío y la abrazó para tranquilizarla.
-Ya has hecho mucho por mí, me sabría mal que siguieras conmigo. De todas formas, los guardias me buscan a mí. Te meterás en problemas si me sigues, y no querrás estar en problemas- después de un pequeño silencio, solo interrumpido por los carreras de los guardias en las calles colindantes, Mathew Owens siguió hablando - Si insistes, creo hay algo que puedes hacer. Te contaré por qué el dinero de los nobles ladrones. Lo hice para comprar a mí hermana. Ella sirve como esclava en la casa de los Glirk. ¿Te lo puedes creer? Los bardos y noticieros repiten hasta el cansancio que la esclavitud se extinguió hace años, pero algunos burgueses todavía la ejercen. No es nada agradable. Como comprenderás, si salgo allá fuera me reconocerán fácilmente. Pero a ti no, nadie te ha visto lanzar la mesa. Podrías coger las bolsas de aeros e ir a la granja de Glirk para comprar a mi hermana. ¿Harías eso por mí? Si decides que no lo comprenderé. Es más, si no quieres, puedes quedarte una de las bolsas de oro igualmente. Considéralo mi regalo por haberme ayudado-
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* Astrid Leggiend: Para ser tu primer desafío lo has hecho muy bien. Supongo que habrás leído quién es Shaira Mara. Igualmente, te hago un resumen para introducirte a mi trama personal. Ella es discípula de Randall Flagg, El Hombre Muerto, el villano central de mis temas como Master. Este villano sigue una ideología anarquista, por lo que podemos suponer que sus discípulos piensan igual que él. Este desafío lo confirma. Vemos a Matthew Owens (quién es Shaira disfrazada, a ella no la podrás ver) robando a los ricos para dárselo a los pobres. Ahora bien, te ha pedido que lleves las bolsas de aeros robadas a la granja de los Glirk para comprar la libertad de una esclava. Deberás elegir si hacerlo o no.
Si eliges que sí, debes relatar cómo te ocultas entre los guardias y llevas el dinero a la granja. Piensa que sería muy sospechoso que te paseases con las bolsas cuando acaba de suceder el robo. Acabarás el post en la puerta de la granja. Lo que allá en su interior es una sorpresa que creo que puede dar mucho juego.
Si eliges que no, coges una de las bolsas y, lo mismo, busca la manera de poder llevar sin tener que resultar sospechosa del robo. Te quedarás los aeros, pero puede que te ganes la enemistad de un peligroso villano. En mis temas, siempre doy gran importancia a las relaciones. Quiero decir, si por ejemplo X persona odia a Astrid y te lo vuelves a cruzar en otra aventura, esa persona irá a malas contigo. O al revés, si esa persona tiene buena relación
Te recomiendo leer el resumen en el link de mi firma sobre la trama del 19, comprenderás mucho mejor a El Hombre Muerto, sus discípulos, los objetos malditos y toda la trama en general.
Sigel
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Re: La casa de la moneda [Desafío]
-Oh, gracias, la verdad es qye fue un impulso... Lo siento por el pobre mercader que debe después de limpiarlo...- Murmuró frunciendo un poco el ceño ¿Habría hecho más mal que bien? Sus pensamientos se quedaron en blanco cuando el joven la abrazó. La dragona abrió los ojos sorprendida, no estaba acostumbrada a aquellas muestras de cariño por alguien que recién conocía, normalmente era ella la que mostraba ese tipo de agradecimientos y la gente se quedaba como ella se había quedado en el momento. -No... No hay de que... Pero tendremos que salir de aquí sin que te vuelvan a perseguir... A lo mejor si salgo volando podré llevarte... Aunque un dragón alzando el vuelo es muy cantoso...- El joven siguió hablando y tras un pequeño silencio le explicó algo que la dejó anonadada y algo en ella hizo que su rostro expresase rabia ¿Cómo podía la gente seguir usando a otros semejantes para usarlos como esclavos?
-Claro que lo haré... Si de esto depende la libertad de una persona lo haré sin dudar.- Cogió la bolsa de oro que le tendió y se lo escondió en un bolsillo interno de la falda. Justo a otros objetos de valor que allí guardaba. El truco se lo había enseñado su abuela. Desde pequeña había aprendido a coser ese bolsillo para esconder ahí los dulces que su madre preparaba, ella solo dejaba tomar uno por cada niño, pero cogía uno adicional a escondidas y usando su bolsillo oculto siempre se libraba de dar explicaciones, ya que no encontraban el dulce que faltaba. Se acomodó la falda mirando que no tuviera ningún pliegue mal puesto que pudiera mostrar nada. Todo perfecto. Sus ojos chocolate se alzaron para mirar al contrario. Junto a una sonrisa tendió su mano y se presentó. -Mi nombre es Astrid, gusto encontrar a personas que siguen teniendo esta mentalidad- Su sonrisa no se marchitó en ningún momento.
Después dio un par de pasos hacia atrás hasta salir por un lateral del callejón. Cuando pudo notar que no había guardias por esa zona se mezcló con la gente que andaba por aquella calle. Se metió entre un grupo que iba bastante pegado hast conseguir meterse por otro callejón ¿Pero dónde se había metido? Se mordió el labio intranquila y siguió andandoentre los callejones de la ciudad de Lunargenta. Pero... ¿sabía a dónde tenía que ir? ¿Dónde estaba la granja de los Glink? Paró en seco sus pasos y se giró, como si tuviera la esperanza de que aquel joven la hubiera seguido para explicarle la ubicación de su destino, pero obviamente no estaba. Rodó los ojos negando. -Pero que tonta eres a veces Astrid de verdad...- Siguió su curso por una nueva calle. Claro estaba que no iba a preguntar a ningún guardia, vaya a ser que sí la hubieran visto aunque creyeran que no y entonces sí que se metería en un buen lío. Ella encerrada por haber ayudado a escapar a un "ladrón", se le caería la cara de vergüenza verse en los calabozos aunque fuera por una buena causa.
Su trabajo durante una hora fue preguntar a varios puestos que se alzaban en aquella calle. Algunos le dieron vagas indicaciones, otras fueron un poco más exactas pero no concluyentes y entre tanto preguntar, ella ya se hacía una idea de a dónde tenía que ir. Sus pasos se volvieron un tanto pesados, le dolían los pies ciertamente y esperaba que su "misión" de rescate no durase tanto tiempo. Mientras pensaba en qué problema gordo se había metido llegó a donde debía llegar. Se paró delante de la granja con las manos un tanto temblorosas. No podía negarlo, estaba nerviosa... y asustada... ¿Asustada? Sí. Si esa persona podía llegar a usar a otro semejante como esclavo, si descubría de dónde llegaba ese dinero o cualquier cosa ¿Qué podría hacerle a ella? Las dudas comenzaron a inundar su cabeza y la hizo retroceder un paso hacia atrás. "-¡Ayúdame!-" Un vago recuerdo inundó su mente cuando se disponía a volver por donde había venido.
Era ella misma, tirada en un suelo de madera. Lloraba sin parar mientras una figura se alejaba lentamente. Aquello hizo que Astrid recordase lo que era tener esa necesidad de ayuda y que todo el mundo se la negara. Un par de lágrimas cayeron por su mejilla. -Vamos Astrid...- Susurró a sí misma secándose las lágrimas y dio de nuevo aquel paso que retrocedió. Tocó la puerta con firmeza autoconvenciéndose de que aquello iba a funcionar. Debía de funcionar.
-Claro que lo haré... Si de esto depende la libertad de una persona lo haré sin dudar.- Cogió la bolsa de oro que le tendió y se lo escondió en un bolsillo interno de la falda. Justo a otros objetos de valor que allí guardaba. El truco se lo había enseñado su abuela. Desde pequeña había aprendido a coser ese bolsillo para esconder ahí los dulces que su madre preparaba, ella solo dejaba tomar uno por cada niño, pero cogía uno adicional a escondidas y usando su bolsillo oculto siempre se libraba de dar explicaciones, ya que no encontraban el dulce que faltaba. Se acomodó la falda mirando que no tuviera ningún pliegue mal puesto que pudiera mostrar nada. Todo perfecto. Sus ojos chocolate se alzaron para mirar al contrario. Junto a una sonrisa tendió su mano y se presentó. -Mi nombre es Astrid, gusto encontrar a personas que siguen teniendo esta mentalidad- Su sonrisa no se marchitó en ningún momento.
Después dio un par de pasos hacia atrás hasta salir por un lateral del callejón. Cuando pudo notar que no había guardias por esa zona se mezcló con la gente que andaba por aquella calle. Se metió entre un grupo que iba bastante pegado hast conseguir meterse por otro callejón ¿Pero dónde se había metido? Se mordió el labio intranquila y siguió andandoentre los callejones de la ciudad de Lunargenta. Pero... ¿sabía a dónde tenía que ir? ¿Dónde estaba la granja de los Glink? Paró en seco sus pasos y se giró, como si tuviera la esperanza de que aquel joven la hubiera seguido para explicarle la ubicación de su destino, pero obviamente no estaba. Rodó los ojos negando. -Pero que tonta eres a veces Astrid de verdad...- Siguió su curso por una nueva calle. Claro estaba que no iba a preguntar a ningún guardia, vaya a ser que sí la hubieran visto aunque creyeran que no y entonces sí que se metería en un buen lío. Ella encerrada por haber ayudado a escapar a un "ladrón", se le caería la cara de vergüenza verse en los calabozos aunque fuera por una buena causa.
Su trabajo durante una hora fue preguntar a varios puestos que se alzaban en aquella calle. Algunos le dieron vagas indicaciones, otras fueron un poco más exactas pero no concluyentes y entre tanto preguntar, ella ya se hacía una idea de a dónde tenía que ir. Sus pasos se volvieron un tanto pesados, le dolían los pies ciertamente y esperaba que su "misión" de rescate no durase tanto tiempo. Mientras pensaba en qué problema gordo se había metido llegó a donde debía llegar. Se paró delante de la granja con las manos un tanto temblorosas. No podía negarlo, estaba nerviosa... y asustada... ¿Asustada? Sí. Si esa persona podía llegar a usar a otro semejante como esclavo, si descubría de dónde llegaba ese dinero o cualquier cosa ¿Qué podría hacerle a ella? Las dudas comenzaron a inundar su cabeza y la hizo retroceder un paso hacia atrás. "-¡Ayúdame!-" Un vago recuerdo inundó su mente cuando se disponía a volver por donde había venido.
Era ella misma, tirada en un suelo de madera. Lloraba sin parar mientras una figura se alejaba lentamente. Aquello hizo que Astrid recordase lo que era tener esa necesidad de ayuda y que todo el mundo se la negara. Un par de lágrimas cayeron por su mejilla. -Vamos Astrid...- Susurró a sí misma secándose las lágrimas y dio de nuevo aquel paso que retrocedió. Tocó la puerta con firmeza autoconvenciéndose de que aquello iba a funcionar. Debía de funcionar.
Astrid Leggiend
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Re: La casa de la moneda [Desafío]
La granja no pertenecía a los Glirk. En realidad, no existía la familia Glirk. Quien abrió la puerta y vio a la joven mujer era un hombre corpulento, de edad avanzada y semblante serio. Era el teniente Charles Odem, de la Guardia de Lunargenta.
-No queremos nada, muchas gracias- se adelantó a decir antes de que la chica pudiera hablar.
Si un extranjero llamaba a la puerta de una propiedad privada, en opinión de Odem, solo podía ser por dos motivos: para pedir limosna o vender un artilugio inútil. Bajo aquellas circunstancias, lo más adecuado era cerrar la puerta y olvidarse de la muchacha. Si le dejaba hablar, aprovecharía cualquier pretexto para dar lástima o crear interés. “Tengo dos hijos, el más pequeño está muy enfermo. Por favor ayúdenos”. Si es que su intención era la de pedir. “Vengo de las tierras exóticas del norte, allí donde el sol no puede derretir la nieve y las nubes son creadas por las pipas de los gigantes, para traer aquello que todavía no conoces y que necesitas”. Los buenos vendedores sabían cómo llamar atención. Un NO a tiempo le ahorraría muchos problemas.
El teniente estaba a punto de cerrar la puerta con un sonoro golpe, la despedida perfecta para los extranjeros, cuando vio algo asomarse por el bolsillo del visto de la chica. Era un trozo de tela de color del cuero gastado; pudo ver la mitad de un escudo que conocía. ¿No era aquel el sello de la casa de la moneda? Que los Dioses le maldijesen tres docenas de veces si no lo era. Aunque solamente asomaba por el bolsillo un pequeño pico del escudo, Odem pudo reconocerlo. En seguida le vino a la mente la noticia del ladrón.
Sin pedir permiso ni disculpas, se abalanzó hacia la chica. Le abrió el vestido (una agresión que podría condenarse en otras circunstancias) y sacó las bolsas de cuero vacías que asomaban del bolsillo.
-¿Pero qué tenemos aquí?- sonreía mostrando todos los dientes- En mi día festivo, son los delincuentes quienes llaman a mi puerta. ¿No te parece gracioso?- con una mano agarraba el brazo de la chica para que no escapase, con la otra la bolsa de cuero vacía. – Lo extraordinario es que te hayas gastado todos los aeros en tan poco tiempo. Cuéntame, tengo mucha curiosidad: ¿Qué has hecho con ellos? ¿Y por qué te has quedado la bolsa vacía? No seré yo quien te lleve la contraria. La bolsa es un bello recuerdo del crimen y haces que mi trabajo sea mucho más sencillo. Aun así… No entiendo por qué lo has hecho. Tienes unos ojos avispados, pareces inteligente. ¿Por qué llamar a la casa del teniente de la Guardia de Lunargenta sin antes deshacerte de las bolsas?-.
A medida que hablaba, un grupo de soldados, atraídos por la voz del teniente Odem, se congregó alrededor de la chica. Estaba atrapada. Transformarse en dragón sería un error que podría pagar con su muerte.
* Astrid Leggiend: ¿Qué se siente al ser engañada por Shaira Mara? Las bolsas estaban vacías, ella te hizo imaginar que estaban llenas, y no existe ningún Glirk. Shaira Mara se podría considerar como uno de los villanos más peligrosos de Aerandir porque nunca puedes saber con exactitud si miente o dice la verdad. Lo bueno es que, caer en estas trampas, tienes su ventaja. Te espera una gran sorpresa (MALDICIÓN).
*Recompensas:
2 puntos de calidad del texto
3 puntos originalidad
*5 Puntos de Experiencia
Maldición: Detenida.
El teniente Odem te ha llevado a prisión. Lo que significa que el siguiente tema (en orden cronológico) deberás hacerlo en la cárcel. Es aquí donde te voy a dar libertad. Puedes planear un tema privado con un usuario en el que te ayude a escapar de prisión. Puedes hacer un tema privado con otro usuario que esté dentro de prisión y así conoceros. Un tema privado con un miembro de la Guardia donde le convenzas de tu inocencia… Hay mil tramas posibles dentro de prisión… O PUEDES DEJAR QUE TE HAGA UN MASTEREADO (una aventura personalizada) EN LA PRISIÓN. Si es lo último, por favor, dímelo por mp. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Esto es algo que pregunto a todas las personas que interactúan con Shaira Mara. Me parece gracioso que la bruja pueda hacerse pasar por diferentes personas, incluso usuarios, como por ejemplo Matthew en este tema. Lógicamente, si te encuentras con Matthew on-rol pensarás que es el verdadero ladrón y podrías crear un tema interesante con él. Ahora bien, ¿te sentirías molesta si Shaira Mara toma tu imagen? Si lo hiciera, sería con respeto, sin ninguna intención de molestar ni deshonrar a tu personaje. Simplemente, es un juego divertido que creo que puede crear muchas tramas entre vosotros los usuarios. Lo mismo que te he dicho con antes, contéstame por mp.
-No queremos nada, muchas gracias- se adelantó a decir antes de que la chica pudiera hablar.
Si un extranjero llamaba a la puerta de una propiedad privada, en opinión de Odem, solo podía ser por dos motivos: para pedir limosna o vender un artilugio inútil. Bajo aquellas circunstancias, lo más adecuado era cerrar la puerta y olvidarse de la muchacha. Si le dejaba hablar, aprovecharía cualquier pretexto para dar lástima o crear interés. “Tengo dos hijos, el más pequeño está muy enfermo. Por favor ayúdenos”. Si es que su intención era la de pedir. “Vengo de las tierras exóticas del norte, allí donde el sol no puede derretir la nieve y las nubes son creadas por las pipas de los gigantes, para traer aquello que todavía no conoces y que necesitas”. Los buenos vendedores sabían cómo llamar atención. Un NO a tiempo le ahorraría muchos problemas.
El teniente estaba a punto de cerrar la puerta con un sonoro golpe, la despedida perfecta para los extranjeros, cuando vio algo asomarse por el bolsillo del visto de la chica. Era un trozo de tela de color del cuero gastado; pudo ver la mitad de un escudo que conocía. ¿No era aquel el sello de la casa de la moneda? Que los Dioses le maldijesen tres docenas de veces si no lo era. Aunque solamente asomaba por el bolsillo un pequeño pico del escudo, Odem pudo reconocerlo. En seguida le vino a la mente la noticia del ladrón.
Sin pedir permiso ni disculpas, se abalanzó hacia la chica. Le abrió el vestido (una agresión que podría condenarse en otras circunstancias) y sacó las bolsas de cuero vacías que asomaban del bolsillo.
-¿Pero qué tenemos aquí?- sonreía mostrando todos los dientes- En mi día festivo, son los delincuentes quienes llaman a mi puerta. ¿No te parece gracioso?- con una mano agarraba el brazo de la chica para que no escapase, con la otra la bolsa de cuero vacía. – Lo extraordinario es que te hayas gastado todos los aeros en tan poco tiempo. Cuéntame, tengo mucha curiosidad: ¿Qué has hecho con ellos? ¿Y por qué te has quedado la bolsa vacía? No seré yo quien te lleve la contraria. La bolsa es un bello recuerdo del crimen y haces que mi trabajo sea mucho más sencillo. Aun así… No entiendo por qué lo has hecho. Tienes unos ojos avispados, pareces inteligente. ¿Por qué llamar a la casa del teniente de la Guardia de Lunargenta sin antes deshacerte de las bolsas?-.
A medida que hablaba, un grupo de soldados, atraídos por la voz del teniente Odem, se congregó alrededor de la chica. Estaba atrapada. Transformarse en dragón sería un error que podría pagar con su muerte.
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* Astrid Leggiend: ¿Qué se siente al ser engañada por Shaira Mara? Las bolsas estaban vacías, ella te hizo imaginar que estaban llenas, y no existe ningún Glirk. Shaira Mara se podría considerar como uno de los villanos más peligrosos de Aerandir porque nunca puedes saber con exactitud si miente o dice la verdad. Lo bueno es que, caer en estas trampas, tienes su ventaja. Te espera una gran sorpresa (MALDICIÓN).
*Recompensas:
2 puntos de calidad del texto
3 puntos originalidad
*5 Puntos de Experiencia
Maldición: Detenida.
El teniente Odem te ha llevado a prisión. Lo que significa que el siguiente tema (en orden cronológico) deberás hacerlo en la cárcel. Es aquí donde te voy a dar libertad. Puedes planear un tema privado con un usuario en el que te ayude a escapar de prisión. Puedes hacer un tema privado con otro usuario que esté dentro de prisión y así conoceros. Un tema privado con un miembro de la Guardia donde le convenzas de tu inocencia… Hay mil tramas posibles dentro de prisión… O PUEDES DEJAR QUE TE HAGA UN MASTEREADO (una aventura personalizada) EN LA PRISIÓN. Si es lo último, por favor, dímelo por mp. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Esto es algo que pregunto a todas las personas que interactúan con Shaira Mara. Me parece gracioso que la bruja pueda hacerse pasar por diferentes personas, incluso usuarios, como por ejemplo Matthew en este tema. Lógicamente, si te encuentras con Matthew on-rol pensarás que es el verdadero ladrón y podrías crear un tema interesante con él. Ahora bien, ¿te sentirías molesta si Shaira Mara toma tu imagen? Si lo hiciera, sería con respeto, sin ninguna intención de molestar ni deshonrar a tu personaje. Simplemente, es un juego divertido que creo que puede crear muchas tramas entre vosotros los usuarios. Lo mismo que te he dicho con antes, contéstame por mp.
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