Luna de sangre. [Privado - Dar'Maajihk] [+18] [Interpretativo]

La oscuridad de la noche me envuelve como un manto. La luna brilla con fuerza en el cielo despejado. No sacio mi hambre desde la noche anterior. La noche es fría, necesito calentarme, necesito un lugar de resguardo. Faltan horas hasta el amanecer, no me gusta recluirme tan rápido pero es mejor que congelarme aquí afuera. Camino durante un buen rato hasta que una luz a lo lejos llama mi atención, la luz de unas antorchas. Trato de tapar mi rostro con la capucha de la capa. Al acercarme más, veo un local grande. La construcción es de madera, a juzgar por el tamaño diría que es de dos pisos. Sobre la puerta hay un cartel:

—Vanilla Unicorn... - leo en voz baja - ¿Qué clase de nombre es ese?

Abro la puerta con la cabeza agachada, no tienen por qué reconocer mi condición, pero es mejor prevenir. Al parecer, es un burdel. Sonrío bajo la capa. Si he de recluirme en plena noche, un burdel es de las mejores opciones a elegir. Hay varias personas dentro. Algunas de pie manoseando a humanas semidesnudas, otros sentados junto a una chimenea, junto a una barra hay un par de personas tomando algo. Me acerco a la barra y me siento en una silla libre, la más apartada de los demás. La mujer de la barra, de más edad que las demás, me atiende con rapidez. Pido un poco de vino. Tras servirme, la mujer me dedica una sonrisa y me comenta que si quiero compañía no tengo más que acercarme a cualquier chica.

—Tal vez luego.

El vino me ayuda a entrar en calor y me alegra. Saboreo cada trago con lentitud. Al acabar recorro el local con la mirada. De todas las chicas hay una rubia que me llama la atención. Tiene un ligero parecido a ella... La chica nota que la estoy mirando. Sin cortarse un pelo, se acerca a mi. Palabras lisonjeras en tono cariñoso, lo típico. Le sigo la corriente y se sienta en mi regazo. Tras un rato de charla que solo lleva a un lugar, se levanta, me toma de la mano y me lleva escaleras arriba a una habitación, no muy grande, con un camastro de paja con pieles de animal encima. Ella cierra la puerta. Me baja la capucha y me besa. Correspondo su beso y me aparta. Pone una mano en mi pecho y me empuja, haciéndome caer al camastro. Sonrío y me relamo. Va a ser una noche entretenida.

La puerta de una de las habitaciones del segundo piso del burdel se abrió con violencia y de ella salió volando una pequeña criatura peluda y desnuda que chocó contra la baranda del pasillo del segundo piso.

-¡Es la cuarta vez que me pegas tus bichos esta semana cerdo!-. Gritaba la prostituta desde el interior de la habitación mientras lanzaba los pantalones a la pequeña criatura.


Darjihk que era la abreviación del nombre de la pequeña criatura, se puso en pie frotándose la cabeza y mientras se colocaba los pantalones que la pelandrusca le acababa de lanzar le contestó.

- No no no, a mi no me eches la culpa de tus ladillas, puede que de las pulgas si, ¡pero las ladillas ya las tenias mucho antes de abrirte hoy de piernas guarrona!-

La fulana siguió relatando mientras el joven Darjihk bajaba las escaleras y hacía caso omiso a los insultos, con toda la confusión la mujer había olvidado cobrarle y un servicio gratis, aunque fuese malo, siempre animaba a nuestro peludo amigo.

Tras tres intentos para subir al taburete frente a la barra, al fin consiguió sentarse frente a la tabernera de exuberantes pechos y mirando a estos ultimos dijo.

-¡Tabernera!, ponme una jarra de buena hidropezon...digo miel.. eso hidromel.- rió con maldad tras esa equivocación .

La tabernera miró con desdén al pobre Darjihk, pero su cara cambió al ver las monedas, pues, con dinero todo el mundo te regala una buena sonrisa.

El juego comienza con unas caricias y unos besos sin amor para calentar motores. Dejo a la chica que lleve la voz cantante un rato antes de desatarme. Se incorpora en el camastro para quitarse la poca ropa que lleva y me saca las ropas de arriba, también desabrocha mi pantalón y tira mi espada envainada al suelo. Acaricia mi torso desnudo  y aprieta sus pechos contra mi. No soy de piedra, no me contengo más. Me incorporo agarrándola de las muñecas y la hago tumbarse. Sonríe con picardía. Recorro su cuerpo desnudo con mi lengua y me ensaño con sus pechos. Subo hasta su cuello y le aparto el pelo, dejando su cuello totalmente a mi merced. Trago saliva, su carne parece llamarme. Mi respiración se acelera. Empiezo mordiendo suave. Ella se lo toma como un juego hasta que mis colmillos profundizan en su cuello. La sangre brota y me alimento de ella. Cuando quedo saciado, paro. No obstante, me doy cuenta que ya es demasiado tarde. Ya está muerta. ¿Habrán alertado los gritos a los parroquianos?

Le doy un beso en la frente y la tapo, si no se han percatado y entra alguien tal vez piense que se ha quedado exhausta. Para ese entonces, yo ya estaré lejos de aquí. Me visto de nuevo, abrocho mi pantalón y cojo mi espada. Cuando voy a salir, otra prostituta entra en la habitación, alertada por los gritos al parecer. Lleva una daga. Ve a mi reciente compañera. Me amenaza con la daga:

—¿Qué le has hecho? — se fija en las marcas de su cuello, ya se ha dado cuenta — ¡Monstruo!

La prostituta sale de la habitación, imagino que para alertar a la gente de la presencia del monstruo. Desenvaino mi espada y atravieso su espalda. Retiro la espada y da unos pasos más hasta llegar a la barandilla y se precipita al piso de abajo, cayendo encima de la barra. Las sutilezas ya no tienen cabida aquí. Otro lugar del que debo salir usando la violencia.

Darjihk podía casi saborear su dulce bebida, sus labios ya comenzaban a sorber la jarra cuando de la nada el muerto cuerpo de una prostituta cayó sobre la barra, reventando todas las bebidas puestas sobre la misma.

Con disimulo, Darjihk recogió el dinero de su bebida y lo guardó sin que la tabernera se diese cuenta. Un silencio por lo ocurrido reinaba en toda la estancia, nuestro peludo amigo sonreía mientras apaciblemente sacudía las manos y brazos para quitarse el sobrante de bebida de su ropa.

Miró a los dos lados de la barra y vio a un individuo que estaba perplejo al haber perdido su bebida también.

Darjihk saltó sobre la barra y entonces todo cambió. Su sonrisa se transformó en un apretar de dientes y sus ojos pasaron de risueños a inyectados en sangre. Sin dar tiempo a pensar desenvainó sus espadas y comenzó a apuñalar a la fulana muerta mientras gritaba:

-¡Que sea la ultima vez que me rompes la jarra!-

Tras manchar de sangre la barra, a la tabernera y al pobre y enmudecido bebedor anónimo, Darjihk dirigió su mirada hacia un hombre que estaba en el segundo piso sobre las escaleras.

-¡Y tu!- Dijo mirando con violencia al hombre.
-Tu me debes una jarra de hidromiel-

Acto seguido lanzó una de sus espadas hacia el hombre, con la mala suerte de no darle y clavar la espada en la pared.

El hombre mostró los colmillos a Darjihk dejando ver su naturaleza vampirica a todos los presentes, no era el primer vampiro que nuestro pequeño amigo veía y sabia lo peligrosos que podían llegar a ser, aun así nunca le gustaban las peleas contra los chupa sangre.

Sin previo aviso, Marie, la prostituta a la que Darjihk acababa de estafar y pegar diversos bichos, apuñaló al vampiro en el costado.

-¡Así se se hace mi bella pelandrusca!- Gritó Darjihk a la fulana.

Pero entonces aquel vampiro canalla degolló a la joven Marie, mientras el vampiro bajaba las escaleras a duras penas Darjihk cayó de rodillas sobre la barra antes de soltar un sonoro y lleno de dolor.

-¡Nooo!-

¿Seria que esa prostituta era algo mas que una diversión momentánea para nuestro amigo?

Cuando un aldeano que estaba en la taberna agarró al vampiro y lo estaba estrangulando Darjihk saltó sobre la espalda del aldeano y corrió escaleras arriba para recuperar primero su espada y después abrazar el cuerpo de la muerta Marie. Entre sollozos y clamores y sin que nadie se diera cuenta le vació los bolsillos a la fulana. No es que amase a la mujer, el grito anteriormente dado y las falsas lagrimas solo eran una distracción para poder robar sin ser detectado.

El vampiro habia conseguido zafarse del atacante pero Darjihk no se quedaria de brazos cruzados, por su culpa aun no habia podido probar ni gota de alcohol, asi que se plantó frente al vampiro con las espadas envainadas y le dijo:

-¿Te gusta la jarana eh?, pues ahora vas a tener un rival en condiciones- Acto seguido le asestó al vampiro una patada en la espinilla.

El hombrecillo-bestia me desafia y me da una patada en la espinilla. Levanto la pierna notando un fuerte dolor en la espinilla y, al bajarla, tomo impulso para darle una patada. El bicho sale volando hasta la barra. Quiero lanzarme a por él pero otro parroquiano se interpone en mi camino. Ase una espada considerablemente más afilada que la mía. Me lanza una estocada que desvío a duras penas. El dolor de costado me roba más agilidad de la que me gustaría. Lanza otra estocada. me aparto y golpeo la hoja de su espada con la mía. Logro desestabilizarle un poco y aprovecho para darle un tajo en el pecho. Este, corta su vestimenta y le hace un corte superficial. La sangre se asoma por el corte. El hombre ahoga un quejido de dolor y vuelve a lanzar una estocada. Logro pararla con dificultad pero me hace hincar una rodilla en el suelo. Maldigo a la prostituta que me ha apuñalado hace escasos minutos. Desvío otra estocada y aprovecho el tiempo que tarda en lanzar otra para hacerle otro corte, esta vez en la pierna. Se queda quieto unos segundos. Entonces atravieso su entrepierna con mi espada. No puedo evitar poner una mueca de dolor con lo que acabo de hacer. El hombre cae y lo dejo en el suelo. No creo que suponga una amenaza en esa situación. Ahora debo encargarme de ese bicho peludo.

Voy hasta la barra y cojo al bichejo del cuello. Me confío. La altura me da ventaja.

—¿Rival en condiciones?  — río con sarcasmo — ¿Tu te haces llamar rival en condiciones, rata? — acerco mi rostro más a él — Nunca he probado la sangre de un hombre-bestia... — me relamo y me acerco a su cuello, rozando mi aliento los pelos de este, pienso morderle aunque sea solo por fastidiar.