Un lago de estrellas [Noche] [Libre] [2/3] [Cerrado]
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Un lago de estrellas [Noche] [Libre] [2/3] [Cerrado]
Amarillo... Naranja... Rojo... eran los colores que podía observar en el ocaso que se extendía por todo el cielo, la mezcla de colores era hermosa, en la distancia se podía apreciar a la inmensa bola de fuego despedirse lentamente dando paso a la inmensa luna y a sus mil estrellas compañeras. Me encontraba descansando en la cima de uno de los muchos arboles que se encontraban cerca del lago, había vuelto de uno de mis constantes viajes y me detuve a descansar en mi hogar un par de días. Por fin había conseguido tener uno de esos pequeños espacios de tiempo en los que me encontraba completamente solo y en paz, de algún modo u otro, cada día me encontraba metido en un lió completamente distinto, esta vez por fin estaba sin responsabilidades, sin encargos y principalmente: sin personas. No es que tenga particular odio hacia las personas ni nada parecido... pero es que no importaba como fuera, las personas son sinónimo de problemas. Siempre, SIEMPRE que me acerco a alguien hay problemas. ¿Solución? Alejarse de las personas y ya esta, pan comido, como contar uno, dos y tres ¿cierto? ¿o... quizás no?
No me fije bien en que momento paso, pero me encontré de sorpresa con la oscuridad y un mar de estrellas, a diferencia del poco gratificante saludo del sol, la luna y las estrellas te recibían con una bienvenida mas cálida y no tan... ardiente. Pensándolo bien, las estrellas no eran distintas a los cambiapieles, las estrellas imitan el brillo de la luna, nosotros imitamos la bestialidad de los animales. ¿Diferencia? Ninguna. Solté una carcajada que se perdió en lo profundo del bosque, mala broma, mala broma, lo se. Ja, se suponía que venia en busca de paz, no a recordarme una vez mas que tengo todo un clan extinto que espera que su nuevo guía les resucite, gracias por arruinarme el día una vez mas, universo.
Descendí del árbol con un ágil movimiento y centre mi mirada en el lago frente a mi, el agua reflejaba con suma belleza el brillo de las estrellas, dándole un curioso y místico resplandor; como si las estrellas fueran parte del lago y lo que se veía en el cielo no fuera mas que un mero reflejo. Planeaba irme, pero el brillo de lago era hipnotizante, te llamaba y te envolvía como si de una hermosa diosa se tratara. Me lo pensé un rato, el agua debía estar hecha un tempano, pero debía aceptar que la otra parte de mi se moría por lanzarse a los brazos de esa diosa del agua cubierta por estrellas. En fin, mi abuelo siempre decía que nunca se concluía el día hasta que cometía una locura y este día ya ha sido demasiado normal... bueno, también decía que aquel que entrara a un lago helado estaría condenado a comer pescado el resto de su vida... pero eso solo lo decía para evitar que me escapara en las noches, viejo chiflado, pero creo que ya es hora de darle su toque de locura a este día.
Me despoje de mis vestiduras y tras tomar un respiro me acerque a la orilla del lago. Lentamente fui descendiendo por las aguas, estaba en lo cierto, el lago estaba helado y generaba corrientes de escalofríos como chispazos por todo mi cuerpo, pero ya estaba aquí, no iba a arrepentirme ahora. Lentamente fui cubriendo todo mi cuerpo con aquel frió tempano hasta que el nivel del agua estaba por debajo de mis hombros, una vez ahí, tome aire y me sumergí en los brazos de la ahora diosa del hielo. Para mi sorpresa, en lo profundo de las aguas la temperatura era mas cálida, deje que mi cuerpo flotara libre entre la inmensidad de las aguas, me sentía libre y purificado, como un copo de nieve que se dejaba llevar por los gélidos vientos del invierno.
Finalmente sentí como mis pulmones se quedaban sin aire y me vi forzado a volver a la superficie, me mantuve flotando con la vista hacia las estrellas, a pesar de todas las responsabilidades que conlleva; ser un cambiapieles tenia sus ventajas, en las ocasiones en que te encontrabas en paz y en sintonia con tu espíritu, podías sentir a los arboles susurrar, a las flores cantar nanas para los pequeños retoños, a los animales dormir en completa paz... te sentías uno con la naturaleza. Sin contar también el hermoso resplandor de las estrellas y la luna que purificaban tu cuerpo junto a las aguas. Me lo pensé un rato y solté otra carcajada, me imaginaba la escena... un hombre flotando en el medio de aguas congeladas, riéndose solo y completamente desnudo.
Eso si que era una locura.
No me fije bien en que momento paso, pero me encontré de sorpresa con la oscuridad y un mar de estrellas, a diferencia del poco gratificante saludo del sol, la luna y las estrellas te recibían con una bienvenida mas cálida y no tan... ardiente. Pensándolo bien, las estrellas no eran distintas a los cambiapieles, las estrellas imitan el brillo de la luna, nosotros imitamos la bestialidad de los animales. ¿Diferencia? Ninguna. Solté una carcajada que se perdió en lo profundo del bosque, mala broma, mala broma, lo se. Ja, se suponía que venia en busca de paz, no a recordarme una vez mas que tengo todo un clan extinto que espera que su nuevo guía les resucite, gracias por arruinarme el día una vez mas, universo.
Descendí del árbol con un ágil movimiento y centre mi mirada en el lago frente a mi, el agua reflejaba con suma belleza el brillo de las estrellas, dándole un curioso y místico resplandor; como si las estrellas fueran parte del lago y lo que se veía en el cielo no fuera mas que un mero reflejo. Planeaba irme, pero el brillo de lago era hipnotizante, te llamaba y te envolvía como si de una hermosa diosa se tratara. Me lo pensé un rato, el agua debía estar hecha un tempano, pero debía aceptar que la otra parte de mi se moría por lanzarse a los brazos de esa diosa del agua cubierta por estrellas. En fin, mi abuelo siempre decía que nunca se concluía el día hasta que cometía una locura y este día ya ha sido demasiado normal... bueno, también decía que aquel que entrara a un lago helado estaría condenado a comer pescado el resto de su vida... pero eso solo lo decía para evitar que me escapara en las noches, viejo chiflado, pero creo que ya es hora de darle su toque de locura a este día.
Me despoje de mis vestiduras y tras tomar un respiro me acerque a la orilla del lago. Lentamente fui descendiendo por las aguas, estaba en lo cierto, el lago estaba helado y generaba corrientes de escalofríos como chispazos por todo mi cuerpo, pero ya estaba aquí, no iba a arrepentirme ahora. Lentamente fui cubriendo todo mi cuerpo con aquel frió tempano hasta que el nivel del agua estaba por debajo de mis hombros, una vez ahí, tome aire y me sumergí en los brazos de la ahora diosa del hielo. Para mi sorpresa, en lo profundo de las aguas la temperatura era mas cálida, deje que mi cuerpo flotara libre entre la inmensidad de las aguas, me sentía libre y purificado, como un copo de nieve que se dejaba llevar por los gélidos vientos del invierno.
Finalmente sentí como mis pulmones se quedaban sin aire y me vi forzado a volver a la superficie, me mantuve flotando con la vista hacia las estrellas, a pesar de todas las responsabilidades que conlleva; ser un cambiapieles tenia sus ventajas, en las ocasiones en que te encontrabas en paz y en sintonia con tu espíritu, podías sentir a los arboles susurrar, a las flores cantar nanas para los pequeños retoños, a los animales dormir en completa paz... te sentías uno con la naturaleza. Sin contar también el hermoso resplandor de las estrellas y la luna que purificaban tu cuerpo junto a las aguas. Me lo pensé un rato y solté otra carcajada, me imaginaba la escena... un hombre flotando en el medio de aguas congeladas, riéndose solo y completamente desnudo.
Eso si que era una locura.
Última edición por Yomo Taemasu el Miér Abr 19 2017, 06:43, editado 1 vez
Asger Björn
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Re: Un lago de estrellas [Noche] [Libre] [2/3] [Cerrado]
Estaba de camino a Dundarak, mi supuesto “hogar”, aunque siempre me gustaba decir que no pertenecía a ninguna ciudad ni a ninguna persona. Hacía mucho que no pisaba sus tierras. Estaba en busca de cierta persona, que aun no estaba segura que me iba a dar la información necesaria, pero como siempre, viajar era mi vida, así que lo hacía por placer más que nada. Me acercaba al lago, volando por encima de ciudades y bosques, y ya se estaba haciendo de noche y me estaba cansando, llevaba volando un tiempo desde Lunargenta, así que decidí pararme a descansar y al día siguiente llegaría a mi destino. Cuando puse los pies sobre la tierra y di lugar a mi transformación en humana, busqué un lugar un poco más aislado donde había árboles para pasar la noche, pero que estaba situado no muy lejos del lago.
Al terminar de recoger algunas ramas y pedazos de troncos para hacer una hoguera, la noche había caído, desvelando un increíble manto de estrellas. Esos eran los momentos en los que me encantaba volar, sentir que podía tocar las estrellas con el infinito expandiéndose encima de mí, y los horizontes de la tierra rodeándome. Cuando encendí la hoguera, me senté en frente del fuego y me quedé observando el fuego, el contraste que las llamas hacían mientras danzaban sobre un lienzo oscuro. ¿Era al fin aquella persona la que necesitaba para dejar mi conciencia en paz por lo que le había pasado a Gabriel? Y si no, ¿me conduciría a algún lado que valdría la pena? Estaba nerviosa, no sabía lo que esperarme. ¿Qué iba a hacer cuando encontrara aquellos seres? ¿Matarles? ¿Podría hacerlo sola? Al menos moriría intentando, si era el caso. Dudé. Matar no era lo mío, pero la ira me había dejado una huella que solo se borraría cuando vengaría la muerte de Gabriel.
Respiré el aire puro, y decidí que no iba a pensar más en aquello, pero antes que nada una carcajada rompió el silencio que me rodeaba. Me puse tensa y me levanté de un salto, sacando una de mis dagas de mis botas. En mi mente ya se formaban mil fuentes de donde podía haberse originado aquella risa. Vacilé un momento, sin estar segura de si debía acercarme al lago o no. Si era un peligro, no tardaría en encontrarme, ya que si alguien se acercaba un poco más a esta zona el fuego habría captado la atención, pero a la vez alguien podría estar en apuros, víctima de algún borracho o quien sabe que. Aferrándome a la empuñadura de la daga e intentando no hacer ruido, me acerqué al lago. Cuando estaba ya lo suficientemente cerca como para divisar una persona que turbaba las aguas del lago, entrecerré los ojos para ver si mi vista me engañaba sin que me vieran a mí, pero de la distracción tropecé con algo (ni sabía qué) y cuando levanté la mirada lo que vi hizo que me sonrojara hasta las orejas.
Un hombre. Desnudo. Y estaba bañándose (más bien flotando) en el lago a esas horas de la noche. Con el frío que hacía. Menos mal que no llegué a ver gran cosa nada más que su torso porque en seguida me giré.
-Eh… yo… ¡lo siento! Había oído una carcajada y quería asegurarme de que no era ningún peligro, ¿provenía de ti, verdad? – dije, levantándome del suelo, intentando mirar hacia otro lado, avergonzada. Esperaba que si no me hubiera visto y solo habría oído esto último que había dicho, no se hubiera asustado, pero al menos quería haberme disculpado ya que había sido un accidente. Y esperaba que la carcajada hubiese venido de él, lo cual me hacía sentir aliviada ya que sabría que no había nadie más rondando por allí.
Al terminar de recoger algunas ramas y pedazos de troncos para hacer una hoguera, la noche había caído, desvelando un increíble manto de estrellas. Esos eran los momentos en los que me encantaba volar, sentir que podía tocar las estrellas con el infinito expandiéndose encima de mí, y los horizontes de la tierra rodeándome. Cuando encendí la hoguera, me senté en frente del fuego y me quedé observando el fuego, el contraste que las llamas hacían mientras danzaban sobre un lienzo oscuro. ¿Era al fin aquella persona la que necesitaba para dejar mi conciencia en paz por lo que le había pasado a Gabriel? Y si no, ¿me conduciría a algún lado que valdría la pena? Estaba nerviosa, no sabía lo que esperarme. ¿Qué iba a hacer cuando encontrara aquellos seres? ¿Matarles? ¿Podría hacerlo sola? Al menos moriría intentando, si era el caso. Dudé. Matar no era lo mío, pero la ira me había dejado una huella que solo se borraría cuando vengaría la muerte de Gabriel.
Respiré el aire puro, y decidí que no iba a pensar más en aquello, pero antes que nada una carcajada rompió el silencio que me rodeaba. Me puse tensa y me levanté de un salto, sacando una de mis dagas de mis botas. En mi mente ya se formaban mil fuentes de donde podía haberse originado aquella risa. Vacilé un momento, sin estar segura de si debía acercarme al lago o no. Si era un peligro, no tardaría en encontrarme, ya que si alguien se acercaba un poco más a esta zona el fuego habría captado la atención, pero a la vez alguien podría estar en apuros, víctima de algún borracho o quien sabe que. Aferrándome a la empuñadura de la daga e intentando no hacer ruido, me acerqué al lago. Cuando estaba ya lo suficientemente cerca como para divisar una persona que turbaba las aguas del lago, entrecerré los ojos para ver si mi vista me engañaba sin que me vieran a mí, pero de la distracción tropecé con algo (ni sabía qué) y cuando levanté la mirada lo que vi hizo que me sonrojara hasta las orejas.
Un hombre. Desnudo. Y estaba bañándose (más bien flotando) en el lago a esas horas de la noche. Con el frío que hacía. Menos mal que no llegué a ver gran cosa nada más que su torso porque en seguida me giré.
-Eh… yo… ¡lo siento! Había oído una carcajada y quería asegurarme de que no era ningún peligro, ¿provenía de ti, verdad? – dije, levantándome del suelo, intentando mirar hacia otro lado, avergonzada. Esperaba que si no me hubiera visto y solo habría oído esto último que había dicho, no se hubiera asustado, pero al menos quería haberme disculpado ya que había sido un accidente. Y esperaba que la carcajada hubiese venido de él, lo cual me hacía sentir aliviada ya que sabría que no había nadie más rondando por allí.
Edrielle
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Re: Un lago de estrellas [Noche] [Libre] [2/3] [Cerrado]
Miraba a la estrellas buscando una respuesta mientras la luna me bañaba con su luz, ¿por que? ¿por que debia ser yo? ¿por que es tan indispensable que sea yo el lider? Yo no estoy hecho para liderar... o eso me quiero hacer creer, siempre he estado huyendo de todas las responsabilidades y nunca me he probado realmente... quizas... quizas yo no... ¿que estoy diciendo? Ni siquiera estando en este frio lago dejo de pensar en eso... ¿no puedes darme un momento de paz, universo?
La respuesta fue no. Un ruido capto mi atencion y destruyo toda la calma del ambiente que con mucho esfuerzo habia conseguido, mi cuerpo se tenso, senti como se erizaba el vello de mi nuca; empeze a planear rapidamente un patron de ataque, sumergirme en la profundidad del lago y luego buscar una forma de salir rapidamente del agua, combatir en el agua no era mi principal fuerte. Al estar preparado, me gire en direccion hacia el ruido, me encontre con una mujer de cabello oscuro y ojos claros que encerraban un mar de misterios; se encontraba tirada en el suelo, debio de haber estado viendome hace un buen tiempo, su rostro era iluminado por la luz de la luna y me permitio notar como su rostro se tornaba... de un suave tono carmesi, note algo en ella que me hizo darle una oportunidad antes de marcarla como mi enemiga, pero de todas formas estaria preparado para todo. —¿Que quieres y por que me estabas espiando?— pregunte mirandola atentamente y esperando cualquier minimo movimiento para ocultarme bajo las faz de las aguas. Ella hizo un rapido movimiento que volvio a tensar mi cuerpo, pero no fue mas que para levantarse y girarse en direccion opuesta... ¿que pretendia? ¿iba a darme la espalda y dejarme aqui hablando solo?
Sus palabras me calmaron un poco, aunque su voz sonaba un tanto nerviosa y me hacia dudar. ¿Ella me habia oido reirme y penso que habia un peligro? ... ¿Tan fea es mi risa que las personas la consideran un llamado de auxilio? No me lo trago. Sali lentamente del lago, siempre atento a cada movimiento de la chica; si algo he aprendido en mis viajes a Lunargenta es que la desnudez no es algo comun, quizas a eso se debia su nerviosismo, tome mi ropa que habia dejado en una piedra cerca de la orilla del rio y empeze a tapar mi desnudez, tras haberme puesto los pantalones me dirigi hacia ella. —Ya puedes voltearte.— espere a que la mujer se volteara.
¿Que hacia ella aqui? No es comun que hayan personas en estos bosques y menos a estas horas. Quizas se trataba simplemente de una viajera extraviada, pero era mejor estar seguro. —¿Que haces en el Bosque? ¿Te has perdido?— Le pregunte en un tono mas calmado y una mirada menos fria y severa. Solo habia pasado poco tiempo, pero ya extrañaba el ambiente de paz, encontrarme con esta mujer no iba a traerme nada bueno y lo sabia, el universo me habia dado otra de sus bofetadas.
La respuesta fue no. Un ruido capto mi atencion y destruyo toda la calma del ambiente que con mucho esfuerzo habia conseguido, mi cuerpo se tenso, senti como se erizaba el vello de mi nuca; empeze a planear rapidamente un patron de ataque, sumergirme en la profundidad del lago y luego buscar una forma de salir rapidamente del agua, combatir en el agua no era mi principal fuerte. Al estar preparado, me gire en direccion hacia el ruido, me encontre con una mujer de cabello oscuro y ojos claros que encerraban un mar de misterios; se encontraba tirada en el suelo, debio de haber estado viendome hace un buen tiempo, su rostro era iluminado por la luz de la luna y me permitio notar como su rostro se tornaba... de un suave tono carmesi, note algo en ella que me hizo darle una oportunidad antes de marcarla como mi enemiga, pero de todas formas estaria preparado para todo. —¿Que quieres y por que me estabas espiando?— pregunte mirandola atentamente y esperando cualquier minimo movimiento para ocultarme bajo las faz de las aguas. Ella hizo un rapido movimiento que volvio a tensar mi cuerpo, pero no fue mas que para levantarse y girarse en direccion opuesta... ¿que pretendia? ¿iba a darme la espalda y dejarme aqui hablando solo?
Sus palabras me calmaron un poco, aunque su voz sonaba un tanto nerviosa y me hacia dudar. ¿Ella me habia oido reirme y penso que habia un peligro? ... ¿Tan fea es mi risa que las personas la consideran un llamado de auxilio? No me lo trago. Sali lentamente del lago, siempre atento a cada movimiento de la chica; si algo he aprendido en mis viajes a Lunargenta es que la desnudez no es algo comun, quizas a eso se debia su nerviosismo, tome mi ropa que habia dejado en una piedra cerca de la orilla del rio y empeze a tapar mi desnudez, tras haberme puesto los pantalones me dirigi hacia ella. —Ya puedes voltearte.— espere a que la mujer se volteara.
¿Que hacia ella aqui? No es comun que hayan personas en estos bosques y menos a estas horas. Quizas se trataba simplemente de una viajera extraviada, pero era mejor estar seguro. —¿Que haces en el Bosque? ¿Te has perdido?— Le pregunte en un tono mas calmado y una mirada menos fria y severa. Solo habia pasado poco tiempo, pero ya extrañaba el ambiente de paz, encontrarme con esta mujer no iba a traerme nada bueno y lo sabia, el universo me habia dado otra de sus bofetadas.
Asger Björn
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Re: Un lago de estrellas [Noche] [Libre] [2/3] [Cerrado]
Se oyó un chapoteo e inmediatamente me puse tensa, estaba de espaldas y no sabía qué intenciones generaba aquel ruido, pero me mantuve en esa posición al darme cuenta que aquel hombre no se acercaba a mí, si no a un lugar donde tenía su ropa porque enseguida pude distinguir el sonido de unos pantalones rozando la piel. Suspiré, aliviada.
-Ya puedes voltearte. - me dijo en cuanto acabó de ponerse los pantalones. Me giré lentamente, intentando no hacer contacto visual y mordiéndome el labio inferior, seguía estando un poco avergonzada del acontecimiento ocurrido -.¿Que haces en el Bosque? ¿Te has perdido? - podría hacerle la misma pregunta ya que no se solían ver humanos nadando desnudos en un lago en medio del bosque a estas horas de la noche. Al pensar en humanos me di cuenta de que no había cuestionado su raza aun. No me solía fiar de mis presentimientos en este tema ya que nunca daba en el clavo y aquel hombre me daba la sensación de que no era humano aun teniendo una apariencia muy similar, pero en Aerandir casi todos parecían humanos y luego resultaban pertenecer a otra raza completamente opuesta. Quizá él no tenía intención de hacerme daño y de alguna forma me transmitía seguridad, pero mantuve la distancia.
-No, no me he perdido – sonreí un poco - Voy de camino a Dundarak y he acampado a unos metros de aquí. Oí tu risa y bueno, no quiero ofenderte pero como nunca pensé que alguien se bañaría a estas horas de la noche o que no habría nadie más pensé que era algún borracho o… - paré de hablar, consciente de lo absurdo que todo sonaba y a lo mejor él ya se pensaba que era una paranoica. No solía tener tanto miedo, pero en estas tierras nunca sabía lo que podría pasar más aun estando en el medio del bosque y rodeada de la enigmática oscuridad de la noche; no me habría apetecido morir -. En resumen, estoy sola y quería asegurarme de que era seguro acampar. Lo siento, no pretendía molestarte. Me voy en seguida…
De repente vi un destello de algo a mi derecha. Escudriñé la oscuridad y por lo que llegue a ver, a lo lejos, era un ardiente fuego, como una hoguera. Pensando que me fallaba la visión, di un paso hacia delante, haciendo crujir un par de ramas secas debajo de mi pie y fijé la vista en el sitio de donde provenía aquella luz. Estaba más lejos de lo que podía distinguir y no estaba en el lugar donde la había encendido yo, pero si, definitivamente era una hoguera. A lo mejor pertenecía al hombre que se hallaba a mi lado y sólo había ido hasta el lago un momento para refrescarse, así que intentado ignorar aquel hecho, me volví a girar hacia él curiosa, no podía irme mientras tenía una pregunta. Yo y mi maravillosa curiosidad. Algún día me acabaría matando.
-¿Y tú? ¿Estabas meditando sobre la vida o intentando escapar de ella?
-Ya puedes voltearte. - me dijo en cuanto acabó de ponerse los pantalones. Me giré lentamente, intentando no hacer contacto visual y mordiéndome el labio inferior, seguía estando un poco avergonzada del acontecimiento ocurrido -.¿Que haces en el Bosque? ¿Te has perdido? - podría hacerle la misma pregunta ya que no se solían ver humanos nadando desnudos en un lago en medio del bosque a estas horas de la noche. Al pensar en humanos me di cuenta de que no había cuestionado su raza aun. No me solía fiar de mis presentimientos en este tema ya que nunca daba en el clavo y aquel hombre me daba la sensación de que no era humano aun teniendo una apariencia muy similar, pero en Aerandir casi todos parecían humanos y luego resultaban pertenecer a otra raza completamente opuesta. Quizá él no tenía intención de hacerme daño y de alguna forma me transmitía seguridad, pero mantuve la distancia.
-No, no me he perdido – sonreí un poco - Voy de camino a Dundarak y he acampado a unos metros de aquí. Oí tu risa y bueno, no quiero ofenderte pero como nunca pensé que alguien se bañaría a estas horas de la noche o que no habría nadie más pensé que era algún borracho o… - paré de hablar, consciente de lo absurdo que todo sonaba y a lo mejor él ya se pensaba que era una paranoica. No solía tener tanto miedo, pero en estas tierras nunca sabía lo que podría pasar más aun estando en el medio del bosque y rodeada de la enigmática oscuridad de la noche; no me habría apetecido morir -. En resumen, estoy sola y quería asegurarme de que era seguro acampar. Lo siento, no pretendía molestarte. Me voy en seguida…
De repente vi un destello de algo a mi derecha. Escudriñé la oscuridad y por lo que llegue a ver, a lo lejos, era un ardiente fuego, como una hoguera. Pensando que me fallaba la visión, di un paso hacia delante, haciendo crujir un par de ramas secas debajo de mi pie y fijé la vista en el sitio de donde provenía aquella luz. Estaba más lejos de lo que podía distinguir y no estaba en el lugar donde la había encendido yo, pero si, definitivamente era una hoguera. A lo mejor pertenecía al hombre que se hallaba a mi lado y sólo había ido hasta el lago un momento para refrescarse, así que intentado ignorar aquel hecho, me volví a girar hacia él curiosa, no podía irme mientras tenía una pregunta. Yo y mi maravillosa curiosidad. Algún día me acabaría matando.
-¿Y tú? ¿Estabas meditando sobre la vida o intentando escapar de ella?
- PD:
- ¡Perdón por la tardanza! Intentaré tardar menos la próxima vez y mil gracias por tu paciencia
Edrielle
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Re: Un lago de estrellas [Noche] [Libre] [2/3] [Cerrado]
No logro entender como las personas pueden estar comodas entre tantos ropajes... ¡y de paso tenerlos puestos todo el dia! Yo honestamente no puedo hacerlo, ese es uno de los puntos a favor que tiene ser un cambiapieles. La mujer se giro hacia mi con una expresion un tanto sospechosa, me rehuia la mirada, ¿acaso tenia algo que ocultarme? No recuerdo haber visto ningun anuncio en el que se pagara por mi cabeza la ultima vez que estuve en Lunargenta.
La mujer pareció relajarse, afirmo no estar perdida con una sonrisa, me alegro de no tener que estar escoltándola hasta el camino de regreso, su aparición no ha sido específicamente agradable; además seguía insistiendo con lo de la risa... ¿en serio me había reído tan feo? Creo que es mejor no darle mas vueltas al tema y aceptar su historia por mas absurda que me parezca, si no esta perdida que se largue, estaba muy cómodo en los brazos de la diosa del lago. Un momento... ¿acaba de llamarme borracho...? Se que de vez en cuando me paso solo un poquito con la hidromiel, pero eso no le incumbe a ella. No se si lo estará haciendo aposta, pero ya vamos empezando con mal pie. Se que no es lo mas normal del mundo bañarse a estas horas, pero yo hago lo que me de la gana. Me abstuve de expresarle lo que pienso o soltarle algún comentario ofensivo en respuesta, al ella finalmente aclararme todo de una forma convincente y ofrecerme una disculpa, he de admitir que tampoco estoy de humor para conflictos y peleas.
Al ver que finalmente la mujer se retiraba, opte por volver a mirar al lago a esperar que volviera a tentarme la hermosa diosa de las aguas... sin embargo, me detuve al escuchar el sonido de un crujir, lo había escuchado miles de veces en el bosque, era el crujir de ramas secas; ¿la mujer seguía aquí? Me gire para comprobar mi incógnita y efectivamente seguía ahí mirándome, ¿era una broma? ¿Era su forma de demostrar afecto? ¿O acaso realmente quiere que nos pongamos violentos? Procedió a hacerme una pregunta. —Eso no te incumbe.— Le dije con frialdad y sin voltearme a mirarla, ¿primero me llama borracho y luego espera que responda a sus preguntas? No obstante, debo admitir que me había hecho una buena pregunta, porque ni yo mismo sabia que estaba haciendo en realidad en medio del lago a estas horas. —Pero podría decirse...— Inicie mirándola por encima del hombro sin girarme todavía. —Que estaba haciendo ambas.— Dije tras una breve pausa, había entrado al lago en búsqueda de paz y calma, buscaba huir de mi realidad... sin embargo, termine pensando una y otra vez en aquello que me atormentaba.
Alcance a percibir algo a mi derecha, a lo lejos podía divisarse el resplandor que emitía el fuego de una hoguera bien creada. Debía pertenecer a mi no tan deseada invitada, había dicho hace unos segundos que había llegado a parar aquí para asegurarse que podría acampar bien. Que ironía, buscaba estar segura y ha encendido fuego en un punto del bosque donde la luz y el humo se podían ver perfectamente desde los Bosques de Sandorai, esa hoguera era un imán para ladrones y criaturas peligrosas, ósea todo lo opuesto a estar seguro.
No podía desaprovechar la oportunidad de lanzarle un buen comentario sarcástico para vengarme por haberme llamado borracho. Me gire para verle y cruce mis brazos, no parecía que fuera a irse todavía, así que debía ponerme cómodo. —Ja, ¿esa es tu hoguera, preciosa? ¿No te era mas fácil construir un gran letrero mágico que diga Vengan a por mi, no tengo armas?— Le dije con sarcasmo y levantando una de mis cejas. —Te recomiendo que te deshagas de ella lo antes posible.— Agregue rascándome la nuca y sin mirarla. No es que le tenga piedad, aunque debo admitir que tiene ojos realmente hermosos, pero es que como no quite esa hoguera va a llenar este lugar de ladrones y monstruos. Y no esta de mas que vuelva a repetir que no estoy de humor para conflictos y peleas.
La mujer pareció relajarse, afirmo no estar perdida con una sonrisa, me alegro de no tener que estar escoltándola hasta el camino de regreso, su aparición no ha sido específicamente agradable; además seguía insistiendo con lo de la risa... ¿en serio me había reído tan feo? Creo que es mejor no darle mas vueltas al tema y aceptar su historia por mas absurda que me parezca, si no esta perdida que se largue, estaba muy cómodo en los brazos de la diosa del lago. Un momento... ¿acaba de llamarme borracho...? Se que de vez en cuando me paso solo un poquito con la hidromiel, pero eso no le incumbe a ella. No se si lo estará haciendo aposta, pero ya vamos empezando con mal pie. Se que no es lo mas normal del mundo bañarse a estas horas, pero yo hago lo que me de la gana. Me abstuve de expresarle lo que pienso o soltarle algún comentario ofensivo en respuesta, al ella finalmente aclararme todo de una forma convincente y ofrecerme una disculpa, he de admitir que tampoco estoy de humor para conflictos y peleas.
Al ver que finalmente la mujer se retiraba, opte por volver a mirar al lago a esperar que volviera a tentarme la hermosa diosa de las aguas... sin embargo, me detuve al escuchar el sonido de un crujir, lo había escuchado miles de veces en el bosque, era el crujir de ramas secas; ¿la mujer seguía aquí? Me gire para comprobar mi incógnita y efectivamente seguía ahí mirándome, ¿era una broma? ¿Era su forma de demostrar afecto? ¿O acaso realmente quiere que nos pongamos violentos? Procedió a hacerme una pregunta. —Eso no te incumbe.— Le dije con frialdad y sin voltearme a mirarla, ¿primero me llama borracho y luego espera que responda a sus preguntas? No obstante, debo admitir que me había hecho una buena pregunta, porque ni yo mismo sabia que estaba haciendo en realidad en medio del lago a estas horas. —Pero podría decirse...— Inicie mirándola por encima del hombro sin girarme todavía. —Que estaba haciendo ambas.— Dije tras una breve pausa, había entrado al lago en búsqueda de paz y calma, buscaba huir de mi realidad... sin embargo, termine pensando una y otra vez en aquello que me atormentaba.
Alcance a percibir algo a mi derecha, a lo lejos podía divisarse el resplandor que emitía el fuego de una hoguera bien creada. Debía pertenecer a mi no tan deseada invitada, había dicho hace unos segundos que había llegado a parar aquí para asegurarse que podría acampar bien. Que ironía, buscaba estar segura y ha encendido fuego en un punto del bosque donde la luz y el humo se podían ver perfectamente desde los Bosques de Sandorai, esa hoguera era un imán para ladrones y criaturas peligrosas, ósea todo lo opuesto a estar seguro.
No podía desaprovechar la oportunidad de lanzarle un buen comentario sarcástico para vengarme por haberme llamado borracho. Me gire para verle y cruce mis brazos, no parecía que fuera a irse todavía, así que debía ponerme cómodo. —Ja, ¿esa es tu hoguera, preciosa? ¿No te era mas fácil construir un gran letrero mágico que diga Vengan a por mi, no tengo armas?— Le dije con sarcasmo y levantando una de mis cejas. —Te recomiendo que te deshagas de ella lo antes posible.— Agregue rascándome la nuca y sin mirarla. No es que le tenga piedad, aunque debo admitir que tiene ojos realmente hermosos, pero es que como no quite esa hoguera va a llenar este lugar de ladrones y monstruos. Y no esta de mas que vuelva a repetir que no estoy de humor para conflictos y peleas.
Asger Björn
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Re: Un lago de estrellas [Noche] [Libre] [2/3] [Cerrado]
Parecía que alguien no estaba teniendo un buen día… Parecía molesto con mi presencia y eso hizo que me incomodara aun más, ¿acaso escondía algo? Pero la indiferencia que al mismo tiempo mostraba aprobó mis intenciones de querer quedarme al menos un rato, tenía curiosidad acerca aquel hombre. Pareció mirar en dirección de la hoguera para asegurarse que aun seguía allí, posiblemente para saber si se podría ilusionar con secarse mejor después de haberse puesto la ropa mojado como estaba, pero su comentario me sacó de la postura relajada que había adoptado.
-Ja, ¿esa es tu hoguera, preciosa? ¿No te era mas fácil construir un gran letrero mágico que diga Vengan a por mi, no tengo armas? Te recomiendo que te deshagas de ella lo antes posible.- al parecer los dos estábamos equivocados respecto a aquella hoguera.
-Primero, no me llames preciosa – sonreí irónicamente y puse los ojos en blanco, si él iba a tomarse con soltura la situación, no esperaba que pensase que me iba a callar -. Segundo, mi hoguera esta por allí - señalé con el dedo detrás de mí -. Y tercero –saqué relajadamente una de mis dagas que siempre llevaba en las botas – estoy armada.- Le miré fijamente -. Si no es tu hoguera y tampoco la mía…
Lo más probable es que quien fuera el dueño de aquella hoguera no había notado nuestra presencia, pero la intensidad con la que había distinguido ese destello de luz me decía que aquel fuego llevaba un tiempo allí, lo cual significaba que la risa de este hombre no habría pasado desapercibida, aunque la distancia a la que nos hallábamos de allí hacia caber la posibilidad de que su risa ni se había oído. Al fin y al cabo mi hoguera estaba más cerca del lago que la que acabábamos de ver. Suspiré y me senté en el suelo. No pensaba explicarle lo que me estaba pasando por la mente: quería quedarme allí para asegurarme de que después podría irme a descansar sin ser atacada, ya que si el dueño (o dueños) de aquella hoguera pensaban buscarse problemas con nosotros, quería quedarme tranquila sabiendo que aquellos problemas habían sido tratados, y dos es mejor que uno para defender, mas aun si iba a ser un grupo el que alterara la noche. Y si no, me iría de allí dentro de poco. Pero aprovecharía la ocasión para intentar conocer aquel misterioso hombre que teniendo un humor sarcástico no me desagradaba.
-Perdón, es que verás, hoy no he tenido una compañía a la cual molestar y estoy un poco aburrida – le miré con diversión, se veía que quería estar solo. Tracé un par de líneas sobre el suelo con la daga que aun sujetaba -. Soy Edrielle, por cierto.
Pensé en preguntarle si quería secarse con el fuego que había encendido antes dado que se había vestido estando mojado, pero preferí descartar la idea ya que no creo que le hubiera hecho mucha gracia y apenas le conocía en ese momento.El agua parecía estar en su punto y me dieron ganas de bañarme, pero no lo creí oportuno dada la situación, si nos atacaban estaríamos en desventaja y además no iba a hacerlo en ropa interior con un hombre delante.
-Ja, ¿esa es tu hoguera, preciosa? ¿No te era mas fácil construir un gran letrero mágico que diga Vengan a por mi, no tengo armas? Te recomiendo que te deshagas de ella lo antes posible.- al parecer los dos estábamos equivocados respecto a aquella hoguera.
-Primero, no me llames preciosa – sonreí irónicamente y puse los ojos en blanco, si él iba a tomarse con soltura la situación, no esperaba que pensase que me iba a callar -. Segundo, mi hoguera esta por allí - señalé con el dedo detrás de mí -. Y tercero –saqué relajadamente una de mis dagas que siempre llevaba en las botas – estoy armada.- Le miré fijamente -. Si no es tu hoguera y tampoco la mía…
Lo más probable es que quien fuera el dueño de aquella hoguera no había notado nuestra presencia, pero la intensidad con la que había distinguido ese destello de luz me decía que aquel fuego llevaba un tiempo allí, lo cual significaba que la risa de este hombre no habría pasado desapercibida, aunque la distancia a la que nos hallábamos de allí hacia caber la posibilidad de que su risa ni se había oído. Al fin y al cabo mi hoguera estaba más cerca del lago que la que acabábamos de ver. Suspiré y me senté en el suelo. No pensaba explicarle lo que me estaba pasando por la mente: quería quedarme allí para asegurarme de que después podría irme a descansar sin ser atacada, ya que si el dueño (o dueños) de aquella hoguera pensaban buscarse problemas con nosotros, quería quedarme tranquila sabiendo que aquellos problemas habían sido tratados, y dos es mejor que uno para defender, mas aun si iba a ser un grupo el que alterara la noche. Y si no, me iría de allí dentro de poco. Pero aprovecharía la ocasión para intentar conocer aquel misterioso hombre que teniendo un humor sarcástico no me desagradaba.
-Perdón, es que verás, hoy no he tenido una compañía a la cual molestar y estoy un poco aburrida – le miré con diversión, se veía que quería estar solo. Tracé un par de líneas sobre el suelo con la daga que aun sujetaba -. Soy Edrielle, por cierto.
Pensé en preguntarle si quería secarse con el fuego que había encendido antes dado que se había vestido estando mojado, pero preferí descartar la idea ya que no creo que le hubiera hecho mucha gracia y apenas le conocía en ese momento.El agua parecía estar en su punto y me dieron ganas de bañarme, pero no lo creí oportuno dada la situación, si nos atacaban estaríamos en desventaja y además no iba a hacerlo en ropa interior con un hombre delante.
Edrielle
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Re: Un lago de estrellas [Noche] [Libre] [2/3] [Cerrado]
La hermosa luz que se podía divisar en la distancia, luz que era transmitida por la hoguera de la chica frente a mi, parecía una brillante luciérnaga que volaba entre la oscuridad del anochecer. Una estrella que había caído del cielo y buscaba forma de regresar a su hogar junto a su madre luna. Es una lastima que toda esa belleza natural sea una inocente pero llamativa invitación a cenar personas gratis en el medio del bosque.
Mi comentario había completado su misión: molestar a la chica de hermosos ojos. Reí triunfante con una sonrisa arrogante y picara, mientras le desafiaba con la mirada. Venga, oblígame, preciosa. Relaje mi expresión al enterarme de que esa hoguera no le pertenecía, pero volví a adoptar la misma expresión al ella sacar de entre sus botas una fina y hermosa daga. ¡La chica tiene agallas! Le había retado y ella me enfrento sin apartar su mirada. Le creí débil y ella me demostró lo contrario, eso me gustaba. Igual seguiré metiéndome con ella, es realmente divertido.
Volviendo al tema importante. Si esa hoguera no le pertenecía... entonces tenemos otro invitado en el bosque. ¿Desde cuando el Bosque del Este se volvió la principal atracción turística de Aerandir? No recuerdo que las visitas fueran tan frecuentes cuando me acentué en este bosque. En fin, ese sujeto no tiene idea de lo que se le viene encima. Espero que no haya oído mi aparentemente espantosa risa y que deba tener otro agradable invitado aparte de la chica. La hoguera se encontraba a una distancia considerable de nuestra posición, solo espero que mi invitada y yo no seamos los que debamos enfrentar las consecuencias de su ingenuidad.
Y hablando de la chica... tras dar un suspiro se sentó en el suelo y empezó a jugar con su daga a dibujar en la tierra. Lamentablemente eso significaba que no planeaba retirarse de aquí ni dejarme en mi amada soledad. Pensándolo bien, puedo sacarle provecho a esto. Si nos toca pelear, puedo arreglármelas para usar a la chica como carnada y asegurar mi huida sin tener que enfrentarme a ningún bandido o criatura. Tampoco es que ella fuera insoportable, he conocido varias personas que han logrado sacarme de quicio y que se han ganado una buena golpiza de mi parte, y ella no era ese tipo de persona; incluso me cae bien, me gusta que no se ponga a llorar porque fui duro con ella y herí sus sentimientos como solían hacer las típicas doncellas.
—Supondré que eso significa que soy tu nueva victima y que no planeas irte, ¿cierto?— sonreí derrotado respondiendo a su afirmación. Bueno, no tengo otra opción que ponerme cómodo y aceptar su presencia. Me senté cerca de ella para luego acostarme en el suelo mirando hacia las estrellas, cruce mis brazos detrás de mi cabeza a modo de almohada. La mujer se presento como Edrielle, lindo nombre. —Yomo. Te diría que es un placer conocerte... pero eso seria una mentira.— afirme siendo honesto y sin mostrar demasiado interés, finalizando con una sonrisa de satisfacción. Venga, que me agrade no significa que debo estar feliz de verla. No soy muy bueno relacionándome ni conversando... pero voy a suponer que intentarlo no va a matarme. —Por cuestiones de normalidad, imagino que no vas a contarme nada de tu pasado ni de por que vas a Dundarak.— inicie con un tono irónico. —Así que solo me limitare a preguntarte... ¿como va tu día? ¿Te ha tratado bien?— y finalice cerrando los ojos y soltando un leve bostezo. En realidad la aparición de Edrielle no era tan mala como yo la hacia ver. Ya ha pasado un tiempo desde la ultima vez que interactué con alguien y... quizás me empezaba a sentir un tanto solitario, además no siempre se corre con la suerte de encontrarte con alguien que no quiera robarte o atacarte. Y hablando de robos y ataques… solo espero que no salten en cualquier momento un montón de bandidos a arruinar el no tan desagradable ambiente que se había generado entre mi compañera y yo.
Mi comentario había completado su misión: molestar a la chica de hermosos ojos. Reí triunfante con una sonrisa arrogante y picara, mientras le desafiaba con la mirada. Venga, oblígame, preciosa. Relaje mi expresión al enterarme de que esa hoguera no le pertenecía, pero volví a adoptar la misma expresión al ella sacar de entre sus botas una fina y hermosa daga. ¡La chica tiene agallas! Le había retado y ella me enfrento sin apartar su mirada. Le creí débil y ella me demostró lo contrario, eso me gustaba. Igual seguiré metiéndome con ella, es realmente divertido.
Volviendo al tema importante. Si esa hoguera no le pertenecía... entonces tenemos otro invitado en el bosque. ¿Desde cuando el Bosque del Este se volvió la principal atracción turística de Aerandir? No recuerdo que las visitas fueran tan frecuentes cuando me acentué en este bosque. En fin, ese sujeto no tiene idea de lo que se le viene encima. Espero que no haya oído mi aparentemente espantosa risa y que deba tener otro agradable invitado aparte de la chica. La hoguera se encontraba a una distancia considerable de nuestra posición, solo espero que mi invitada y yo no seamos los que debamos enfrentar las consecuencias de su ingenuidad.
Y hablando de la chica... tras dar un suspiro se sentó en el suelo y empezó a jugar con su daga a dibujar en la tierra. Lamentablemente eso significaba que no planeaba retirarse de aquí ni dejarme en mi amada soledad. Pensándolo bien, puedo sacarle provecho a esto. Si nos toca pelear, puedo arreglármelas para usar a la chica como carnada y asegurar mi huida sin tener que enfrentarme a ningún bandido o criatura. Tampoco es que ella fuera insoportable, he conocido varias personas que han logrado sacarme de quicio y que se han ganado una buena golpiza de mi parte, y ella no era ese tipo de persona; incluso me cae bien, me gusta que no se ponga a llorar porque fui duro con ella y herí sus sentimientos como solían hacer las típicas doncellas.
—Supondré que eso significa que soy tu nueva victima y que no planeas irte, ¿cierto?— sonreí derrotado respondiendo a su afirmación. Bueno, no tengo otra opción que ponerme cómodo y aceptar su presencia. Me senté cerca de ella para luego acostarme en el suelo mirando hacia las estrellas, cruce mis brazos detrás de mi cabeza a modo de almohada. La mujer se presento como Edrielle, lindo nombre. —Yomo. Te diría que es un placer conocerte... pero eso seria una mentira.— afirme siendo honesto y sin mostrar demasiado interés, finalizando con una sonrisa de satisfacción. Venga, que me agrade no significa que debo estar feliz de verla. No soy muy bueno relacionándome ni conversando... pero voy a suponer que intentarlo no va a matarme. —Por cuestiones de normalidad, imagino que no vas a contarme nada de tu pasado ni de por que vas a Dundarak.— inicie con un tono irónico. —Así que solo me limitare a preguntarte... ¿como va tu día? ¿Te ha tratado bien?— y finalice cerrando los ojos y soltando un leve bostezo. En realidad la aparición de Edrielle no era tan mala como yo la hacia ver. Ya ha pasado un tiempo desde la ultima vez que interactué con alguien y... quizás me empezaba a sentir un tanto solitario, además no siempre se corre con la suerte de encontrarte con alguien que no quiera robarte o atacarte. Y hablando de robos y ataques… solo espero que no salten en cualquier momento un montón de bandidos a arruinar el no tan desagradable ambiente que se había generado entre mi compañera y yo.
Asger Björn
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Re: Un lago de estrellas [Noche] [Libre] [2/3] [Cerrado]
-Supondré que eso significa que soy tu nueva victima y que no planeas irte, ¿cierto? - no, al menos no por ahora. Sonrió y acto seguido se sentó cerca de mí, acostándose boca arriba con los brazos cruzados detrás de la nuca mientras yo le miraba de reojo y seguía dibujando garabatos en el suelo. Estaba a punto de preguntarle si estaba cómodo en broma cuando su voz interrumpió - Yomo. Te diría que es un placer conocerte... pero eso seria una mentira. – puse los ojos en blanco; bien, yo tampoco le había dicho nada. - Por cuestiones de normalidad, imagino que no vas a contarme nada de tu pasado ni de por que vas a Dundarak. Así que solo me limitare a preguntarte... ¿como va tu día? ¿Te ha tratado bien? - un bostezo salió de su boca al decir esto último.
-Bueno… nací en Dundarak hace unos 20 años, y vuelvo allí después de que me arrebataran a mi primer hijo para vengarme del responsable y despedazarle con mis garras y colmillos para después quemarle y que muera en terribles sufrimientos - dije divertida, para ver cuál era su reacción. Pero al fin y al cabo no era todo mentira; había nacido en Dundarak si, y volvía por venganza, por vengar la muerte de Gabriel. En parte aquel suceso que hizo que perdiera al hombre que había cuidado de mi desde que era un bebé me había hecho más fuerte ya que tuve que buscarme la vida sola. Pero Yomo tenía razón, veía normal el no poder confiarle nada por el hecho de ser completos desconocidos -. Mi día bien, no he tenido nada de lo que quejarme… excepto ver un hombre desnudo bañándose en medio del lago – solté una pequeña risa, aunque Yomo estuviera en forma la situación había sido vergonzosa -. ¿Y el tuyo? ¿Estás viajando a algún sitio?
Algo sonó entre las hojas y los arboles detrás de nosotros pero no le preste atención, tenía que dejar de alertarme por cualquier ruido que algún animal habría hecho. Un chapoteo se oyó a lo lejos y un segundo después sentí una punta afilada de metal en mi cuello. Me sobresalté pero no me giré porque si no la punta se me hundiría en la piel.
-Dadnos todo lo que tenéis y os dejaremos con vida – dijo una voz masculina a mi espalda. Creo que ya tenía claro de quien era la misteriosa hoguera.
-Os estáis metiendo con l… - empecé a decir.
-¡Me da igual con quien nos estemos metiendo! Dadnos vuestras cosas, ya – me cortó una voz grave. Seguía de espaldas y tenía la daga en la mano, me fui levantando poco a poco hasta que me giré hacia el lado opuesto de donde el cuchillo estaba presionando mi cuello con un movimiento brusco lista para atacar y propiné un golpe seco a la mano en la que el hombre sostenía el arma y estiré hacia delante la mano en la que tenía la daga con intención de herirle, pero él fue más rápido cogiéndome de la muñeca y poniéndome el cuchillo en la garganta. Estaba frente a él y observé que había otros dos; eran ladrones. El que tenía delante tenía los ojos verde oscuro y cansados, olía a alcohol y tenía alrededor de unos 30 años humanos y barba de unos 4-5 días, por como habían entrado en escena pensé que no les había importado demasiado ser descubiertos, a lo mejor estaban viajando y como nos habían visto seguramente no habrían podido dormir bien sin haber saqueado a un par de personas. Genial, ¿no podían robarle avellanas a las ardillas? Por lo que sabía, los ladrones no solían tener intenciones de matar, solo conseguir lo que querían y luego irse así que podría decirse que eran buenas noticias.
-Está bien, no queremos problemas. Os daremos lo que tengamos, estamos a tope de dinero la verdad. Yo no tengo nada, ¿y tú Yomo? – seguía sosteniendo la mirada al hombre que se hallaba en frente mía, sujetando mi muñeca con un cuchillo sobre mi garganta. De repente desvió su mirada hacia la daga que aun estaba sosteniendo. No, la daga no, por favor.
-Haría buen uso de esto, la gente pagaría un buen precio por ella, ¿no creéis? – se empezó a reír y le siguieron los otros dos. Después me miró-. La daga, digo. No te hagas ilusiones – sonrió, tenía una sonrisa estremecedora. Me arrancó la daga de la mano.
-¡NO! – grité y me apretó la muñeca mas fuerte. Pagarían por esto, y caro. La daga significaba muchísimo para mí, así que no me la iban a arrebatar tan fácilmente, solo tenía que buscar el momento adecuado.
-Bueno… nací en Dundarak hace unos 20 años, y vuelvo allí después de que me arrebataran a mi primer hijo para vengarme del responsable y despedazarle con mis garras y colmillos para después quemarle y que muera en terribles sufrimientos - dije divertida, para ver cuál era su reacción. Pero al fin y al cabo no era todo mentira; había nacido en Dundarak si, y volvía por venganza, por vengar la muerte de Gabriel. En parte aquel suceso que hizo que perdiera al hombre que había cuidado de mi desde que era un bebé me había hecho más fuerte ya que tuve que buscarme la vida sola. Pero Yomo tenía razón, veía normal el no poder confiarle nada por el hecho de ser completos desconocidos -. Mi día bien, no he tenido nada de lo que quejarme… excepto ver un hombre desnudo bañándose en medio del lago – solté una pequeña risa, aunque Yomo estuviera en forma la situación había sido vergonzosa -. ¿Y el tuyo? ¿Estás viajando a algún sitio?
Algo sonó entre las hojas y los arboles detrás de nosotros pero no le preste atención, tenía que dejar de alertarme por cualquier ruido que algún animal habría hecho. Un chapoteo se oyó a lo lejos y un segundo después sentí una punta afilada de metal en mi cuello. Me sobresalté pero no me giré porque si no la punta se me hundiría en la piel.
-Dadnos todo lo que tenéis y os dejaremos con vida – dijo una voz masculina a mi espalda. Creo que ya tenía claro de quien era la misteriosa hoguera.
-Os estáis metiendo con l… - empecé a decir.
-¡Me da igual con quien nos estemos metiendo! Dadnos vuestras cosas, ya – me cortó una voz grave. Seguía de espaldas y tenía la daga en la mano, me fui levantando poco a poco hasta que me giré hacia el lado opuesto de donde el cuchillo estaba presionando mi cuello con un movimiento brusco lista para atacar y propiné un golpe seco a la mano en la que el hombre sostenía el arma y estiré hacia delante la mano en la que tenía la daga con intención de herirle, pero él fue más rápido cogiéndome de la muñeca y poniéndome el cuchillo en la garganta. Estaba frente a él y observé que había otros dos; eran ladrones. El que tenía delante tenía los ojos verde oscuro y cansados, olía a alcohol y tenía alrededor de unos 30 años humanos y barba de unos 4-5 días, por como habían entrado en escena pensé que no les había importado demasiado ser descubiertos, a lo mejor estaban viajando y como nos habían visto seguramente no habrían podido dormir bien sin haber saqueado a un par de personas. Genial, ¿no podían robarle avellanas a las ardillas? Por lo que sabía, los ladrones no solían tener intenciones de matar, solo conseguir lo que querían y luego irse así que podría decirse que eran buenas noticias.
-Está bien, no queremos problemas. Os daremos lo que tengamos, estamos a tope de dinero la verdad. Yo no tengo nada, ¿y tú Yomo? – seguía sosteniendo la mirada al hombre que se hallaba en frente mía, sujetando mi muñeca con un cuchillo sobre mi garganta. De repente desvió su mirada hacia la daga que aun estaba sosteniendo. No, la daga no, por favor.
-Haría buen uso de esto, la gente pagaría un buen precio por ella, ¿no creéis? – se empezó a reír y le siguieron los otros dos. Después me miró-. La daga, digo. No te hagas ilusiones – sonrió, tenía una sonrisa estremecedora. Me arrancó la daga de la mano.
-¡NO! – grité y me apretó la muñeca mas fuerte. Pagarían por esto, y caro. La daga significaba muchísimo para mí, así que no me la iban a arrebatar tan fácilmente, solo tenía que buscar el momento adecuado.
Edrielle
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Re: Un lago de estrellas [Noche] [Libre] [2/3] [Cerrado]
Dundarak, Dundarak, ¿donde quedaba? Ya, al norte de aquí, nunca he ido pero he escuchado de él. Escuche atentamente la historia de la mujer. Ya me imaginaba que sería una historia tragica. Las personas no suelen estar armadas porque si. La chica logro hacerme reir otra vez con su comentario... solo espero que mi carcajada no llame a más personas esta vez. No la culpo, yo tambien haría lo mismo con cada uno de esos horribles seres que se encargaron de destruir mi clan. Quizas no tenga garras ni colmillos filosos para hacerlo, o al menos no de momento, pero si que los haria sufrir. Me agrada la chica, por su comentario quizas sea una licantropa, tiene cara de serlo. Sonrei con picardia tras oirla mencionar nuestro vergonzoso encuentro, pero preferi no realizar comentarios sarcasticos al respecto. —Bien, no tengo nada de que quejarme.— inicie en respuesta a su primera pregunta. —Vivo por aqui cerca, aunque no suelo estar muy seguido en casa. Llegue hace poco de un viaje a Lunargenta, nada importante.— y finalice rascandome la cien. No habia hecho la gran cosa en Lunargenta, una mision simple, una noche de cervezas y luego volver a casa al día siguiente. Nada de que presumir o estar orgulloso, despues de todo hacia un largo viaje solo para ahogar mis penas en el alcohol como un cobarde.
La noche transcurría en calma y tranquilidad, o eso es lo que diría alguien que no ha vivido en el bosque. Ya era la cuarta vez consecutiva que mi compañera y yo ya nos habiamos alertado por sonidos que posiblemente habia hecho algun animal por naturaleza. Algo normal, diría un viajero. Pero un habitante del bosque sabe que no es así. Las noches en el bosque suelen ser calmadas y muy silenciosas, los animales diurnos duermen, mientras que la mayoria de animales nocturnos rara vez emiten un sonido con tanta frecuencia. La cantidad de sonidos que hemos escuchado es algo de lo que preocuparse. Los animales no los estan haciendo como un acto natural. Alguien les esta provocando hacerlos. Pero al final he preferido pasar de ello y lo he pagado caro.
Cuando tuve tiempo de reaccionar ya era demasiado tarde. Dos finas hojas de metal amenazaban desgarrar mi garganta al mas minimo movimiento. Ladrones, es lo unico que se me viene a la cabeza. Maldita sea, he sido demasiado negligente. El ladron no estaba solo, una voz se escucho a mi lado, posiblemente el otro tenga en una situacion similar a Edrielle. ¿Darle que? ¿Los tres aeros que me han quedado en el bolsillo? No te conviene amenazarme amigo, puedes preguntar en las tabernas de Lunargenta lo que pasa cuando se meten con un cambiapieles que no se encuentra en sus cinco sentidos. Escuche a mi compañera intentar advertirle lo que se le vendria encima si seguia con esto, pero el insensato hombre oso continuar con todo esto. En la posición en la que estaba no tenia el lujo de levantarme. Rufianes, denme la mas minima oportunidad y lo pagaran caro. Escuche señales de una pelea, pero me era imposible cooperar en ella. Mi compañera volvio a hablar proponiendo una solución pacifista, algo me dice que no logro ganar la pelea. —Solo una forma segura de haceros perder todos los dientes.— le solte a los ladrones, senti como la presión en mi garganta aumentaba, no les habia gustado nada mi atrevimiento.
Lo siguiente que escuche me dio un escalofrio, no podia permitir que esos hombres pusieran sus sucias manos en la mujer que me acompañaba. ¿Por qué si no la conozco de nada? No lo se, nunca se necesita una excusa para ayudar una chica guapa, ¿no? El hombre finalmente aclaro que solo se trataba de la daga y no de la chica, logrando aliviarme. Solo era una daga, solo se conseguia otra y ya, ¿cierto?. La respuesta fue no. El grito de Edrielle demostraba que esa daga representaba algo mas para ella. Senti la presion en mi gargante menguar para luego ser amenazado con la punta de un puñal en mi espalda. —Levantate.— dijo una tercera voz, si Edrielle me apoya, podremos encargarnos de ellos. Me incline lentamente para luego apoyar mis brazos en el suelo fingiendo levantarme, me detuve un par de segundos en esa posición y luego en un rapido movimiento giratorio le derribe con un barrido. Me prepare para atacar al siguiente ladron, pero él fue mas rapido y se lanzo sobre mi inmovilizandome en el suelo antes de que yo pudiera hacer algo para evitarlo. —Buen intento.— dijo la misma voz. Maldito, lucha como un hombre. Mis muñecas y mis pies fueron atadas fuertemente con una cuerda de soga y en poco tiempo me encontraba de espaldas a la mujer que se encontraba en el mismo estado que yo. Uno de los ladrones se burlaba de Edrielle sosteniendo la daga que ella me habia enseñado hace un par de minutos.
El trio procedio a retirarse lentamente tras haberse reido de nosotros, no perdí de vista el camino que tomaban, en dirección a aquella hoguera. Cuando saliera de esta la pagarian caro. —Dime, preciosa, ¿tienes algo para salir de esta e ir a darles una lección a esos vándalos?— le dije a la mujer a mis espaldas, esperando que el comentario le hiciera enojar lo suficiente para que rompiera estas sogas. Yo por mi lado no podía romper las cuerdas, me sabe mal depender de ella, pero no tengo ninguna forma de escapar de esta. ¿Quien diría que un simple baño en un lago a altas horas de la noche traerían tantas consecuencias?
La noche transcurría en calma y tranquilidad, o eso es lo que diría alguien que no ha vivido en el bosque. Ya era la cuarta vez consecutiva que mi compañera y yo ya nos habiamos alertado por sonidos que posiblemente habia hecho algun animal por naturaleza. Algo normal, diría un viajero. Pero un habitante del bosque sabe que no es así. Las noches en el bosque suelen ser calmadas y muy silenciosas, los animales diurnos duermen, mientras que la mayoria de animales nocturnos rara vez emiten un sonido con tanta frecuencia. La cantidad de sonidos que hemos escuchado es algo de lo que preocuparse. Los animales no los estan haciendo como un acto natural. Alguien les esta provocando hacerlos. Pero al final he preferido pasar de ello y lo he pagado caro.
Cuando tuve tiempo de reaccionar ya era demasiado tarde. Dos finas hojas de metal amenazaban desgarrar mi garganta al mas minimo movimiento. Ladrones, es lo unico que se me viene a la cabeza. Maldita sea, he sido demasiado negligente. El ladron no estaba solo, una voz se escucho a mi lado, posiblemente el otro tenga en una situacion similar a Edrielle. ¿Darle que? ¿Los tres aeros que me han quedado en el bolsillo? No te conviene amenazarme amigo, puedes preguntar en las tabernas de Lunargenta lo que pasa cuando se meten con un cambiapieles que no se encuentra en sus cinco sentidos. Escuche a mi compañera intentar advertirle lo que se le vendria encima si seguia con esto, pero el insensato hombre oso continuar con todo esto. En la posición en la que estaba no tenia el lujo de levantarme. Rufianes, denme la mas minima oportunidad y lo pagaran caro. Escuche señales de una pelea, pero me era imposible cooperar en ella. Mi compañera volvio a hablar proponiendo una solución pacifista, algo me dice que no logro ganar la pelea. —Solo una forma segura de haceros perder todos los dientes.— le solte a los ladrones, senti como la presión en mi garganta aumentaba, no les habia gustado nada mi atrevimiento.
Lo siguiente que escuche me dio un escalofrio, no podia permitir que esos hombres pusieran sus sucias manos en la mujer que me acompañaba. ¿Por qué si no la conozco de nada? No lo se, nunca se necesita una excusa para ayudar una chica guapa, ¿no? El hombre finalmente aclaro que solo se trataba de la daga y no de la chica, logrando aliviarme. Solo era una daga, solo se conseguia otra y ya, ¿cierto?. La respuesta fue no. El grito de Edrielle demostraba que esa daga representaba algo mas para ella. Senti la presion en mi gargante menguar para luego ser amenazado con la punta de un puñal en mi espalda. —Levantate.— dijo una tercera voz, si Edrielle me apoya, podremos encargarnos de ellos. Me incline lentamente para luego apoyar mis brazos en el suelo fingiendo levantarme, me detuve un par de segundos en esa posición y luego en un rapido movimiento giratorio le derribe con un barrido. Me prepare para atacar al siguiente ladron, pero él fue mas rapido y se lanzo sobre mi inmovilizandome en el suelo antes de que yo pudiera hacer algo para evitarlo. —Buen intento.— dijo la misma voz. Maldito, lucha como un hombre. Mis muñecas y mis pies fueron atadas fuertemente con una cuerda de soga y en poco tiempo me encontraba de espaldas a la mujer que se encontraba en el mismo estado que yo. Uno de los ladrones se burlaba de Edrielle sosteniendo la daga que ella me habia enseñado hace un par de minutos.
El trio procedio a retirarse lentamente tras haberse reido de nosotros, no perdí de vista el camino que tomaban, en dirección a aquella hoguera. Cuando saliera de esta la pagarian caro. —Dime, preciosa, ¿tienes algo para salir de esta e ir a darles una lección a esos vándalos?— le dije a la mujer a mis espaldas, esperando que el comentario le hiciera enojar lo suficiente para que rompiera estas sogas. Yo por mi lado no podía romper las cuerdas, me sabe mal depender de ella, pero no tengo ninguna forma de escapar de esta. ¿Quien diría que un simple baño en un lago a altas horas de la noche traerían tantas consecuencias?
Asger Björn
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