Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
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Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
Afueras de la ciudad de Lunargenta. 4:00 pm.
A la orilla del camino una gran multitud se había reunido en torno a aquel hombre que vendía sus productos milagrosos; gracias al caos en Lunargenta muchas caravanas de viajeros deambulaban por aquel paso en donde el sujeto había encontrado una mina de oro para estafar con un producto milagroso que hacía hermoso a cualquiera -¿Ah, no me creen?- Dijo con voz teatral subido en una improvisada tarima -Pues les daré una prueba- Se acercó al público con la mano en la oreja -¿Quieren una prueba? Porque yo quiero una prueba- Continuó como si de un circo se tratara pero bien que le funcionaba el tono para encender la curiosidad de las personas que se seguían acercando al escenario.
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Negras ropas y rubios cabellos, sumados a una juvenil apariencia adornaban al chico quien tomó su sombrero y lo dejó caer rodando por desde su hombro y tras recorrer el brazo lo detuvo con la mano justo para señalar con él al público -Y uno de ustedes me ayudará a hacer la demostración- Señaló al azar sin detenerse en ninguno mientras varios de los presentes gritaban pidiendo ser seleccionados -¡Tú!- Dijo finalmente deteniéndose en un hombrecito rechoncho, de nariz abultada y mirada desviada -Ven, ven aquí... vaya que eres todo un desafío- Bromeó causando la risa de los presentes -Este hombrecito es tan feo que si come limón, es el limón el que arruga la cara- Bromeó de nuevo, sin lugar a dudas se había ganado la simpatía del público, algo que para todo buen estafador debía ser indispensable, tener la confianza de la víctima.
Se escuchaban sin parar las risas hasta que tras los chistes, el rubio se puso serio y sacó de un cajón una larga capa negra con la que cubrió al hombrecillo voluntario -Y ahora, para su gran asombro- Anunciaba con voz teatral para generar suspenso -Acá tienen... el milagro- Sin más arrancó la capa hacia un lado y todos se maravillaron al ver que el antes espantoso sujeto se había convertido en un apuesto caballero de cuerpo bien formado, labios sensuales, cabello ondulado y una mirada de lo más atractiva -Y ahí... lo tienen- Dijo finalmente antes que el público estallara en aplausos -Ahora alguno de ustedes será el encargado de custodiar esta capa hecha con piel de mágicos hombres-cabra de las montañas de Dundarak- Dijo bajando la voz como si ahora fuera un secreto.
Un instante después, el sujeto que había sido embellecido salió corriendo y saltando de emoción y sin que nadie lo notara simplemente desapareció -Debo deshacerme de esta valiosa capa y se la dejaré a alguno de ustedes- Continuó jugando con la confianza de los presentes -Y solo deben darme 5.000 aeros- Con tono de vergüenza había sembrado algo de duda entre el público -Antes que digan, no, claro que no les estoy vendiendo nada, es una pieza invaluable- Aclaró por si alguien pensaba que era una vulgar venta -Esto es más importante que todos nosotros, quien se la lleve será un héroe de Aerandir, pueden juntar el dinero entre todos y será suya, basta con usarla una vez para tener el cuerpo que deseen- Las personas se susurraban unos a otros -Bien, bien, si no quieren pues ni modo, me ofrecieron 10.000 no muy lejos de aquí- Se dio media vuelta con una risa pícara pero fue detenido por las personas -Espera, está bien, te daremos lo que pides- Una gran sonrisa se dibujó en el rostro del pelilargo quien no entregó la capa hasta haber recibido y contado todos los aeros.
Rápidamente antes que todos enloquecieran, el sujeto anunció de prisa -No intenten probarla ahora, deben esperar al menos dos horas para que funcione de nuevo- Explicó calculando el tiempo suficiente para alejarse del lugar -Recuerden, no la usen hasta que hayan pasado dos horas o algo terrible podría sucederles- Insistió para asegurarse que no la usaran antes de lo previsto pues se darían cuenta que no era más que un pedazo de telas negras de una cortina robada quién sabe dónde y con la que el astuto joven había conseguido en un parpadeo la nada despreciable suma de 5.000 aeros.
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∞ Bienvenidos, jóvenes
∞ Matthew: como buen estafador sabes bien cómo identificar a otros con ese oficio, es tu decisión asociarte al rubio o tratar de desenmascararlo frente a todos aunque no tienes idea de cómo lo ha logrado, por lo que las acusaciones al menos por ahora podrían volverse en tu contra.
∞ Alira: Sin saberlo, el sujeto ha hecho un insulto a tu raza al mencionar que la capa está hecha con piel de hombres-cabra, puedes gritar, patalear, protestar, con tu tamaño no te prestarán mayor atención, dejo la reacción que quieras tomar a tu libre elección.
Última edición por Ansur el Vie Oct 06 2017, 03:13, editado 1 vez
Ansur
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Re: Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
Matthew chasqueo la lengua mientras miraba la escena, tenía que admitir que el sujeto era bueno ¡Muy bueno! Hacía los gestos adecuados, acompañados por la tonada correcta y algunos ademanes grandilocuentes para dejar a los tontos pasmados. El artesano observaba todo con la espalda apoyada contra un árbol, a cierta distancia de los hechos, sonriendo de medio lado ante lo gracioso de la escena. Tranquilamente ese sujeto podría ser él, y de haber llegado un poco más temprano probablemente sería así, pero le habían ganado de mano.
Miró con atención como llevaba a cabo el “mágico cambio” de aspecto del desagradable hombrecillo, observaba con interés profesional, evaluando posibles mejoras para el acto y el nivel de eficacia. No estaba seguro de cómo lo había hecho, pero el truco era muy parecido a uno que él mismo hacía pero con monedas, el ardid consistía en venderles a las personas una caja que podía hacer aeros. Le dabas una demostración y ¡Efectivamente! ¡Salían monedas del maravilloso aparato! Lo que el público no sabía es que las monedas eran previamente colocadas allí dentro por el timador, y luego con la excusa de “Deben dejar que la maquina descanse durante cinco horas”, aprovechabas y desaparecías de allí.
La base era la misma, probablemente el feo sujeto era un secuaz, al igual que el atractivo, hacían el cambio tras la manta… Aunque no estaba seguro de donde se escondía el otro para poder aparecer allí. De cualquier manera resultaba más que obvio para Matt que ese pedazo de tela tenía tanta magia encima como sus calzones, y que probablemente dentro de algunas horas todos esos pueblerinos estarían decepcionados y enojados, a nadie le gustaba que lo tomaran por idiota.
Lo de “mágicos hombres-cabra” era un excelente detalle, por algún motivo si uno incluía la palabra “magia” sumado a un ser fantástico, las personas eran más propensas a creerse el cuento. Pero así de fácil como parecía el montar toda esa escena, el sostener toda esa ridícula fachada en base a suposiciones e imaginario… Así también era muy sencillo desmontarlo todo, solo hacía falta el comentario correcto para pinchar la ilusión en la que estaba sumido el público.
Mientras las personas estaban concentradas en su más reciente adquisición, Matthew se acercó al estafador, podría hacer de todo eso un escándalo, cierto, y ganas no le faltaban ya que le habían quitado su trabajo del día. Pero lo más probable es que nadie le diera ninguna recompensa por su acto de caridad, en cambio, si tenía una charla de igual a igual con el caballero rubio quizás podrían llegar a un buen acuerdo.
-Nada mal, compañero – Susurro Matthew cuando el estafador paso junto a él, ya en pleno plan de escape – Bien pensado, y la ejecución también estuvo excelente – Empezar una negociación con elogios siempre era una buena estrategia – Sería bueno que tanto trabajo no se arruine justamente cuando ya lo tienes todo cocinado ¿No crees? – No era necesario dar muchas explicaciones, los estafados estaban a pocos metros de ellos, aún maravillados con su pedazo de tela. Y para Matt sería tan sencillo como formular en voz alta algunas preguntas “¿Alguien había visto en la caravana a ese pequeño sujeto feo antes?”, “¿Y porque no se queda el caballero hasta que la prueben?” o quizás “¿Por qué tiene tanta urgencia por deshacerse de un objeto que podría hacerlo multimillonario?” con esto bastaba para que todo explote.
Miró con atención como llevaba a cabo el “mágico cambio” de aspecto del desagradable hombrecillo, observaba con interés profesional, evaluando posibles mejoras para el acto y el nivel de eficacia. No estaba seguro de cómo lo había hecho, pero el truco era muy parecido a uno que él mismo hacía pero con monedas, el ardid consistía en venderles a las personas una caja que podía hacer aeros. Le dabas una demostración y ¡Efectivamente! ¡Salían monedas del maravilloso aparato! Lo que el público no sabía es que las monedas eran previamente colocadas allí dentro por el timador, y luego con la excusa de “Deben dejar que la maquina descanse durante cinco horas”, aprovechabas y desaparecías de allí.
La base era la misma, probablemente el feo sujeto era un secuaz, al igual que el atractivo, hacían el cambio tras la manta… Aunque no estaba seguro de donde se escondía el otro para poder aparecer allí. De cualquier manera resultaba más que obvio para Matt que ese pedazo de tela tenía tanta magia encima como sus calzones, y que probablemente dentro de algunas horas todos esos pueblerinos estarían decepcionados y enojados, a nadie le gustaba que lo tomaran por idiota.
Lo de “mágicos hombres-cabra” era un excelente detalle, por algún motivo si uno incluía la palabra “magia” sumado a un ser fantástico, las personas eran más propensas a creerse el cuento. Pero así de fácil como parecía el montar toda esa escena, el sostener toda esa ridícula fachada en base a suposiciones e imaginario… Así también era muy sencillo desmontarlo todo, solo hacía falta el comentario correcto para pinchar la ilusión en la que estaba sumido el público.
Mientras las personas estaban concentradas en su más reciente adquisición, Matthew se acercó al estafador, podría hacer de todo eso un escándalo, cierto, y ganas no le faltaban ya que le habían quitado su trabajo del día. Pero lo más probable es que nadie le diera ninguna recompensa por su acto de caridad, en cambio, si tenía una charla de igual a igual con el caballero rubio quizás podrían llegar a un buen acuerdo.
-Nada mal, compañero – Susurro Matthew cuando el estafador paso junto a él, ya en pleno plan de escape – Bien pensado, y la ejecución también estuvo excelente – Empezar una negociación con elogios siempre era una buena estrategia – Sería bueno que tanto trabajo no se arruine justamente cuando ya lo tienes todo cocinado ¿No crees? – No era necesario dar muchas explicaciones, los estafados estaban a pocos metros de ellos, aún maravillados con su pedazo de tela. Y para Matt sería tan sencillo como formular en voz alta algunas preguntas “¿Alguien había visto en la caravana a ese pequeño sujeto feo antes?”, “¿Y porque no se queda el caballero hasta que la prueben?” o quizás “¿Por qué tiene tanta urgencia por deshacerse de un objeto que podría hacerlo multimillonario?” con esto bastaba para que todo explote.
Matthew Owens
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Re: Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
Hacía unos meses que sobrevivía por las cercanías de Lunargenta, los azares de la vida habían querido que me quedara más tiempo del que tenía pensado en un principio pero no iba a quejarme, gracias a ello me empezaba a conocer los bosques que rodeaban al ciudad como la palma de mi mano; sin embargo aún no me había atrevido a entrar en la enorme metrópolis, me aterrorizaba la cantidad de gente que seguía viviendo en ese espacio. En un principio la urbe me había parecido enorme, gigantesca e inalcanzable metafóricamente, comparada con aquello que estaba acostumbrada a ver y vivir esa ciudad era simplemente demasiado, saturaba mis sentidos con su ruido, sus lamentos, su todo. Por esos motivos pasaba mis ratos a las afueras, viendo como la gente iba y venía, aprendiendo de viajeros y aldeanos y durmiendo en un campamento improvisado en la parte más densa de la arboleda.
Ese día disfrutaba de la viva imagen de los transeúntes y los mercaderes mientras paseaba y, aunque había muchas paradas y gente vendiendo y comprando en las cercanías, un espectáculo en particular me llamó la atención. Un hombre bastante joven y agraciado estaba empezando a atraer a una cantidad considerable de gente a su alrededor. Su pelo largo, fino, del color del trigo, piel nívea y una vestimenta impecable que, sin duda, daba pie a que las miradas acabaran en su persona; sin embargo, aquello que resultaba más atractivo de su persona era la voz, hipnotizante y encantadora, las palabras resbalaban por sus labios como si de una melodía se tratara y conseguía que todo el mundo le prestara atención, era como un mismísimo encantador de serpientes.
No obstante, aunque fuera consciente de ello, de que ese hombre no tenía ni un ápice de verdad en sus palabras, cayó, simplemente cayó en sus trucos y antes de que se diera cuenta estaba admirando embelesada el espectáculo, gritando para ser escogida y ponerse delante de todas esas personas, aunque supiera des de un principio que no iba a cambiar nada en ella. Sin embargo, en el momento en el que anunció de lo que supuestamente estaba hecha la mágica capa se rompió el hechizo para mí y, tal y como si me hubieran tirado un balde de agua fría, toda emoción desapareció de mi rostro. Me aparté de la multitud y observé, asombrada, como le daban 5000 Aeros a ese estafador y maltratador de culturas; no quise formar un escándalo, pues al multitud estaba tan seducida con ese objeto que el hecho de que una niña les dijera que eso no era verdad hubiera acabado con ella huyendo hacia el bosque entre el griterío y las amenazas de la gente (me gustaría poder reconocer que eso mismo no había pasado con anterioridad pero por desgracia no tenía esa suerte). Suspiró y se encaminó hacia el timador, no iba a intervenir directamente con la población pero sin duda iba a tener una buena charla con él, una de muy larga.
Cuando divisó, ya algo alejado, al timador, no se esperaba verlo acompañado, y menos, de alguien tan exótico, pues en los meses que llevaba viviendo en la zona nunca había visto a nadie con un aspecto tan peculiar; la tez morena, la altura y la vestimenta distaban mucho de lo que podías observar en las afueras de Lunargenta. Sin embargo sabía lo que venía a hacer y no iba a echarse atrás por el hecho de que alguien más estuviera en la zona, no iba a pararla nada- ¡Disculpe señor! –Me dirigí al hombre con sombrero de copa- Hay algo que me gustaría hablar con usted –añadí mientras aguantaba mi falsa sonrisa y agarraba la manga de su oscura gabardina para que no se escapara- Es de muy mala educación estafar a gente, pero sin embargo… no vengo a comentarle nada de eso; quiero una disculpa, y una sincera, por haber insultado a mi raza –el tono con el que hablaba fue agravándose gradualmente, mi mano apretaba el brazo del estafador con fuerza, ahogando las ganas de llevarlo con esa gente y desenmascararlo.
- Perdone la intrusión buen hombre, siento haberles interrumpido –añadí a regañadientes saludando brevemente al hombre que había estado acompañando al timador- espero que no tenga nada que ver con todo esto de las cabras mágicas… no me gustaría tener que exigir dos disculpas en un mismo día, es demasiado trabajo –suspiré algo agotada mientras esperaba la respuesta del hombre, mostrando unos leves pucheros en mi rostro sin que me percatara de ello. No me gustaba todo esto y si no hubiera ofendido a mi especie me hubiera ido sin darle mucha más importancia, pues en días anteriores ya habían pasado individuos como éste a estafar a la muchedumbre y al intentar desenmascararlos sola me había encontrado en un apuro, siendo perseguida a gritos de destroza-sueños, niña estúpida y otras difamaciones varias.
Había sido muy imprudente y siendo sincera no quería volver repetir ese nefasto error.
Ese día disfrutaba de la viva imagen de los transeúntes y los mercaderes mientras paseaba y, aunque había muchas paradas y gente vendiendo y comprando en las cercanías, un espectáculo en particular me llamó la atención. Un hombre bastante joven y agraciado estaba empezando a atraer a una cantidad considerable de gente a su alrededor. Su pelo largo, fino, del color del trigo, piel nívea y una vestimenta impecable que, sin duda, daba pie a que las miradas acabaran en su persona; sin embargo, aquello que resultaba más atractivo de su persona era la voz, hipnotizante y encantadora, las palabras resbalaban por sus labios como si de una melodía se tratara y conseguía que todo el mundo le prestara atención, era como un mismísimo encantador de serpientes.
No obstante, aunque fuera consciente de ello, de que ese hombre no tenía ni un ápice de verdad en sus palabras, cayó, simplemente cayó en sus trucos y antes de que se diera cuenta estaba admirando embelesada el espectáculo, gritando para ser escogida y ponerse delante de todas esas personas, aunque supiera des de un principio que no iba a cambiar nada en ella. Sin embargo, en el momento en el que anunció de lo que supuestamente estaba hecha la mágica capa se rompió el hechizo para mí y, tal y como si me hubieran tirado un balde de agua fría, toda emoción desapareció de mi rostro. Me aparté de la multitud y observé, asombrada, como le daban 5000 Aeros a ese estafador y maltratador de culturas; no quise formar un escándalo, pues al multitud estaba tan seducida con ese objeto que el hecho de que una niña les dijera que eso no era verdad hubiera acabado con ella huyendo hacia el bosque entre el griterío y las amenazas de la gente (me gustaría poder reconocer que eso mismo no había pasado con anterioridad pero por desgracia no tenía esa suerte). Suspiró y se encaminó hacia el timador, no iba a intervenir directamente con la población pero sin duda iba a tener una buena charla con él, una de muy larga.
Cuando divisó, ya algo alejado, al timador, no se esperaba verlo acompañado, y menos, de alguien tan exótico, pues en los meses que llevaba viviendo en la zona nunca había visto a nadie con un aspecto tan peculiar; la tez morena, la altura y la vestimenta distaban mucho de lo que podías observar en las afueras de Lunargenta. Sin embargo sabía lo que venía a hacer y no iba a echarse atrás por el hecho de que alguien más estuviera en la zona, no iba a pararla nada- ¡Disculpe señor! –Me dirigí al hombre con sombrero de copa- Hay algo que me gustaría hablar con usted –añadí mientras aguantaba mi falsa sonrisa y agarraba la manga de su oscura gabardina para que no se escapara- Es de muy mala educación estafar a gente, pero sin embargo… no vengo a comentarle nada de eso; quiero una disculpa, y una sincera, por haber insultado a mi raza –el tono con el que hablaba fue agravándose gradualmente, mi mano apretaba el brazo del estafador con fuerza, ahogando las ganas de llevarlo con esa gente y desenmascararlo.
- Perdone la intrusión buen hombre, siento haberles interrumpido –añadí a regañadientes saludando brevemente al hombre que había estado acompañando al timador- espero que no tenga nada que ver con todo esto de las cabras mágicas… no me gustaría tener que exigir dos disculpas en un mismo día, es demasiado trabajo –suspiré algo agotada mientras esperaba la respuesta del hombre, mostrando unos leves pucheros en mi rostro sin que me percatara de ello. No me gustaba todo esto y si no hubiera ofendido a mi especie me hubiera ido sin darle mucha más importancia, pues en días anteriores ya habían pasado individuos como éste a estafar a la muchedumbre y al intentar desenmascararlos sola me había encontrado en un apuro, siendo perseguida a gritos de destroza-sueños, niña estúpida y otras difamaciones varias.
Había sido muy imprudente y siendo sincera no quería volver repetir ese nefasto error.
Alira Bellowood
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Re: Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
Aquel joven estafador estaba completamente preparado para largarse de ese lugar lo más pronto posible cuando fue interrumpido por un jovencito que le pareció ligeramente sospechoso -¿Compañero?- Preguntó con una sonrisa fingida -¿Ejecución? Disculpe usted, no sé de qué habla- Tras fruncir el ceño y tomar una actitud más seria bajó la mirada para concentrarse en atar el pequeño morral que llevaba a cuestas donde sonaban unas cuantas monedas; seguramente aquellas no eran sus primeras víctimas del día y si se daba prisa, tampoco serían las últimas -Lo lamento, jovencito, no tengo más capas mágicas- Evitaba mirar a la cara al recién llegado que podría ser una amenaza para sus planes -Tal vez luego pueda enseñarte algo, hoy no tengo tiempo- Tomó su morral a cuestas y se preparó para marcharse cuando fue delicadamente capturado por unas manos pequeñas pero que le apretaban con relativa fuerza -Ya te dije que no tengo tiempo para...- Al dirigir la vista hacia atrás no encontró a nadie, al menos hasta que bajó la mirada en donde su mirada se estrelló con la de la pequeña niña que balbuceaba seguramente alguna tontería.
No esperaba de ninguna manera recibir semejante amenaza y cuando se percató de lo ocurrido se dispuso a resolverlo de inmediato -¿Tu raza?- La miró en detalle -Oh, por supuesto, pero, oh, que pena- Respondió agachándose hasta quedar con una rodilla en el piso; colocó su mano libre en el hombro de la jovencita -Tienes razón, que mala educación ha sido, permíteme resolverlo- Con otra sonrisa se levantó y levantó su mano -Ruego su atención a todos, por favor, será solo un momento- Los presentes se encontraban distraídos planeando qué harían con la capa y quién la usaría primero por lo que fue necesario llamar más de una vez hasta que consiguió envolverlos de nuevo con aquella voz taciturna y calmada -Les he dicho que la capa está hecha de piel de hombres cabra- Hizo una pausa para enfatizar la raza en cuestión -También les dije que debía irme pronto- Hacía un recuento de las cosas que había dicho antes para confirmarlas y al mismo tiempo asegurar la credulidad de los presentes -Pues aquí tengo la razón; a los hombres cabra... despiadados por naturaleza, no les ha gustado para nada y han enviado a una de ellos a buscar la capa- Señaló a la pequeña niña -No se dejen engañar, no es una inocente niñita, es una de ellos, y si no se encargan de ella les devorará las entrañas- Los gritos no se hicieron esperar y la turba de personas asustadas cayeron en caos.
Sonrió de nuevo discretamente y tras golpear la muñeca de la niña para liberarse, retrocedió con sutileza hasta que estuvo a suficiente distancia para comenzar a correr, y vaya que tenía prisa aunque su velocidad se veía ligeramente menguada por el peso de las monedas que se escuchaban rechinar en la distancia -Atrapen a la cabra, que no los engañe- Dijo un hombre que aferrado a la capa a abrazaba con inquietante pasión. No tardaron mucho en rodear a la jovencita dejando apenas una pequeña abertura por donde podría escapar si así lo deseaba en la misma dirección en que había escapado el ladrón de largos cabellos.
Un poco más tranquilo, Matthew se encontraba temporalmente a salvo, aunque como un desafío, el estafador le guiñó un ojo al pasar corriendo junto a él; ahora se encontraba en el dilema de ayudar a la joven niña-cabra o intentar alcanzar al bandido para ponerlo en su sitio, aunque tal vez sonaba mejor la idea de quitarle el botín y no hacer nada más, a fin de cuentas no era su problema, nada de aquello era su problema y a nadie le importaba una jovencita rodeada por una turba enfurecida que seguramente atraparían para despellejarla y convertirla en una nueva capa, ese tipo de cosas seguro pasaban todos los días y Matthew no era un arquetipo de héroe ¿O si?
Renunciar a su mentira no era una opción que aquel chico hubiera siquiera llegado a considerar, aunque en su carrera había dejado caer algunos objetos que podrían encontrar si decidían seguirlo, entre ellos un pequeño mapa que marcaba una equis en unas cuevas algo alejadas del sendero principal, además de encontrar también una llave una moneda con la misma cara por ambos lados y un par de dientes del tamaño de un puño, a saber de qué animal, aunque seguramente se trataba de algún otro engaño que pensaba vender en otro pueblo como supuesto artículo mágico; de cualquier modo, el mapa era la mejor pista que tenían para seguirlo en caso de querer hacerlo.
∞ Matthew: Tienes dos motivaciones diferentes, una es ayudar a la pobre jovencita, tal vez como desafío personal, inventar una mentira más convincente que la del otro estafador para salvar a la niña, o simplemente dejarla a su suerte e ir directo por el plato fuerte; de cualquier manera atrapar al estafador podría significar adueñarte de sus ganancias.
∞ Alira: Has terminado (de nuevo) expuesta ante el público como algo despreciable, tus opciones se ven reducidas a huir por la pequeña abertura entre las personas o quedarte y enfrentarlos aunque son demasiados, otra opción es tratar de convencerlos de que no eres malvada; será tu decisión hacer una u otra cosa.
No esperaba de ninguna manera recibir semejante amenaza y cuando se percató de lo ocurrido se dispuso a resolverlo de inmediato -¿Tu raza?- La miró en detalle -Oh, por supuesto, pero, oh, que pena- Respondió agachándose hasta quedar con una rodilla en el piso; colocó su mano libre en el hombro de la jovencita -Tienes razón, que mala educación ha sido, permíteme resolverlo- Con otra sonrisa se levantó y levantó su mano -Ruego su atención a todos, por favor, será solo un momento- Los presentes se encontraban distraídos planeando qué harían con la capa y quién la usaría primero por lo que fue necesario llamar más de una vez hasta que consiguió envolverlos de nuevo con aquella voz taciturna y calmada -Les he dicho que la capa está hecha de piel de hombres cabra- Hizo una pausa para enfatizar la raza en cuestión -También les dije que debía irme pronto- Hacía un recuento de las cosas que había dicho antes para confirmarlas y al mismo tiempo asegurar la credulidad de los presentes -Pues aquí tengo la razón; a los hombres cabra... despiadados por naturaleza, no les ha gustado para nada y han enviado a una de ellos a buscar la capa- Señaló a la pequeña niña -No se dejen engañar, no es una inocente niñita, es una de ellos, y si no se encargan de ella les devorará las entrañas- Los gritos no se hicieron esperar y la turba de personas asustadas cayeron en caos.
Sonrió de nuevo discretamente y tras golpear la muñeca de la niña para liberarse, retrocedió con sutileza hasta que estuvo a suficiente distancia para comenzar a correr, y vaya que tenía prisa aunque su velocidad se veía ligeramente menguada por el peso de las monedas que se escuchaban rechinar en la distancia -Atrapen a la cabra, que no los engañe- Dijo un hombre que aferrado a la capa a abrazaba con inquietante pasión. No tardaron mucho en rodear a la jovencita dejando apenas una pequeña abertura por donde podría escapar si así lo deseaba en la misma dirección en que había escapado el ladrón de largos cabellos.
Un poco más tranquilo, Matthew se encontraba temporalmente a salvo, aunque como un desafío, el estafador le guiñó un ojo al pasar corriendo junto a él; ahora se encontraba en el dilema de ayudar a la joven niña-cabra o intentar alcanzar al bandido para ponerlo en su sitio, aunque tal vez sonaba mejor la idea de quitarle el botín y no hacer nada más, a fin de cuentas no era su problema, nada de aquello era su problema y a nadie le importaba una jovencita rodeada por una turba enfurecida que seguramente atraparían para despellejarla y convertirla en una nueva capa, ese tipo de cosas seguro pasaban todos los días y Matthew no era un arquetipo de héroe ¿O si?
Renunciar a su mentira no era una opción que aquel chico hubiera siquiera llegado a considerar, aunque en su carrera había dejado caer algunos objetos que podrían encontrar si decidían seguirlo, entre ellos un pequeño mapa que marcaba una equis en unas cuevas algo alejadas del sendero principal, además de encontrar también una llave una moneda con la misma cara por ambos lados y un par de dientes del tamaño de un puño, a saber de qué animal, aunque seguramente se trataba de algún otro engaño que pensaba vender en otro pueblo como supuesto artículo mágico; de cualquier modo, el mapa era la mejor pista que tenían para seguirlo en caso de querer hacerlo.
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∞ Matthew: Tienes dos motivaciones diferentes, una es ayudar a la pobre jovencita, tal vez como desafío personal, inventar una mentira más convincente que la del otro estafador para salvar a la niña, o simplemente dejarla a su suerte e ir directo por el plato fuerte; de cualquier manera atrapar al estafador podría significar adueñarte de sus ganancias.
∞ Alira: Has terminado (de nuevo) expuesta ante el público como algo despreciable, tus opciones se ven reducidas a huir por la pequeña abertura entre las personas o quedarte y enfrentarlos aunque son demasiados, otra opción es tratar de convencerlos de que no eres malvada; será tu decisión hacer una u otra cosa.
Última edición por Ansur el Vie Oct 06 2017, 03:14, editado 1 vez
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Re: Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
Hasta el momento Matthew estaba ligeramente molesto, irritado tal vez, pero en cuanto el sujeto se hizo el desentendido su nivel de enojo incremento hasta rozar su límite ¡Era igual a su modo de hacerse el tonto! Podrían haber arreglado ese asunto como caballeros, llegado a un acuerdo de manera diplomática, darle una pequeña parte de las ganancias y todos felices. Pero al parecer tendría que ser del modo difícil, el artesano estaba a punto de abrir la boca para comenzar un bonito discurso cuando fue interrumpido por una pequeña.
Era una muchachita que debía rondar los diez u once años, de cabellos rubios y ojos grandes que denotaban pura inocencia. Dos cuernos salían de la parte de arriba de su cabeza, lo que dejaba en evidencia que no era humana, parecía estar molesta, pero al estar también Matthew muy enojado tardo unos segundos en entender de qué estaba hablando la niña. Hizo un gesto de desconfianza, la amabilidad del otro estafador no auguraba nada bueno, era poco probable que una persona así se inclinara de pronto por las buenas acciones, pero para cuando se percato de lo que planeaba ya era demasiado tarde.
Miro a la niña, miro al estafador que se escapaba y dudo por un segundo de qué hacer, si, claro que dudo, él no estaba allí para pelear y rescatar princesas en apuros. Pero fue solo un instante, y aunque sabía que Iba a odiarse más tarde por haber dejado que su débil corazón cediera, se quedó donde estaba y comenzó a hablar.
-¡Alto! Por favor buena gente, no nos convirtamos en una chusma iracunda – Dijo Matthew con un tono de voz potente, pero sin gritar, adoptando un aire solemne – Soy el Doctor Christoffer Holgersen, especialista en mamíferos artiodáctilos, de la familia de los Bovidae…-Silencio- ...O sea, en cabras – Comenzó a inventar en el momento, poniendo en práctica su habilidad para mentir – Y me siento en el compromiso de informarles que el dato que les dio el joven es cuanto menos descuidado – La actitud ceremoniosa y las palabras rimbombantes habían surtido cierto efecto – Esta jovencita es una chica-cabra, sin duda, pero no es de la especie que es agresiva, déjenme mostrarles – Dijo para abrirse paso hasta donde estaba la niña.
– Como podrán notar estamos ante un espécimen aún muy joven, no muestra signo alguno de garras, y los colmillos apenas están comenzando a aparecer. La especie de los hombres-cabra a los que se refería el muchacho es muy diferente, y comienzan a ser agresivos cuando alcanzan la madurez sexual– Mientras iba hablando intentaba dejar a la chica-cabra en segundo plano, para que la atención se fijara en él – Cuando son adultos sus garras pueden pasar los veinte centímetros, y los caninos sobresalen por fuera de sus labios – Iba inventando sobre la marcha los datos que se le ocurrían, cualquier cosa que hiciera que le prestaran atención. Tan solo un segundo bajó la vista hacia la joven para hacerle una señal de que corriera en la dirección que se había ido el estafador – Pero el dato fundamental son los cuernos, estos pueden crecer hasta la altura de la cintura de un hombre promedio, como usted ¡Si, si! Como usted señor.
El artesano continuó hablando para darle tiempo a la niña de que escape, si su objetivo era vengarse del timador entonces perfecto, quizás lograra retenerlo el tiempo suficiente hasta que Matthew pudiera acercarse ¿Y sino? Entonces habría perdido su oportunidad de vengarse y de realizar una buena estafa en un mismo día.
Era una muchachita que debía rondar los diez u once años, de cabellos rubios y ojos grandes que denotaban pura inocencia. Dos cuernos salían de la parte de arriba de su cabeza, lo que dejaba en evidencia que no era humana, parecía estar molesta, pero al estar también Matthew muy enojado tardo unos segundos en entender de qué estaba hablando la niña. Hizo un gesto de desconfianza, la amabilidad del otro estafador no auguraba nada bueno, era poco probable que una persona así se inclinara de pronto por las buenas acciones, pero para cuando se percato de lo que planeaba ya era demasiado tarde.
Miro a la niña, miro al estafador que se escapaba y dudo por un segundo de qué hacer, si, claro que dudo, él no estaba allí para pelear y rescatar princesas en apuros. Pero fue solo un instante, y aunque sabía que Iba a odiarse más tarde por haber dejado que su débil corazón cediera, se quedó donde estaba y comenzó a hablar.
-¡Alto! Por favor buena gente, no nos convirtamos en una chusma iracunda – Dijo Matthew con un tono de voz potente, pero sin gritar, adoptando un aire solemne – Soy el Doctor Christoffer Holgersen, especialista en mamíferos artiodáctilos, de la familia de los Bovidae…-Silencio- ...O sea, en cabras – Comenzó a inventar en el momento, poniendo en práctica su habilidad para mentir – Y me siento en el compromiso de informarles que el dato que les dio el joven es cuanto menos descuidado – La actitud ceremoniosa y las palabras rimbombantes habían surtido cierto efecto – Esta jovencita es una chica-cabra, sin duda, pero no es de la especie que es agresiva, déjenme mostrarles – Dijo para abrirse paso hasta donde estaba la niña.
– Como podrán notar estamos ante un espécimen aún muy joven, no muestra signo alguno de garras, y los colmillos apenas están comenzando a aparecer. La especie de los hombres-cabra a los que se refería el muchacho es muy diferente, y comienzan a ser agresivos cuando alcanzan la madurez sexual– Mientras iba hablando intentaba dejar a la chica-cabra en segundo plano, para que la atención se fijara en él – Cuando son adultos sus garras pueden pasar los veinte centímetros, y los caninos sobresalen por fuera de sus labios – Iba inventando sobre la marcha los datos que se le ocurrían, cualquier cosa que hiciera que le prestaran atención. Tan solo un segundo bajó la vista hacia la joven para hacerle una señal de que corriera en la dirección que se había ido el estafador – Pero el dato fundamental son los cuernos, estos pueden crecer hasta la altura de la cintura de un hombre promedio, como usted ¡Si, si! Como usted señor.
El artesano continuó hablando para darle tiempo a la niña de que escape, si su objetivo era vengarse del timador entonces perfecto, quizás lograra retenerlo el tiempo suficiente hasta que Matthew pudiera acercarse ¿Y sino? Entonces habría perdido su oportunidad de vengarse y de realizar una buena estafa en un mismo día.
Matthew Owens
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Re: Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
Tras incriminar al hombre este se arrodilló y, por unos segundos, se me escapó una sonrisa pensando que había hecho lo correcto y que esto se solucionaría con un simple “lo siento” por su parte; sin embargo las cosas nunca podían ser tan fáciles. Cuando empezó a llamar la atención de la gente un presentimiento recorrió mi mente y supe que de nuevo iba a ir algo mal, la sonrisa del estafador volvía a ser similar a la que usó cuando estaba vendiéndoles la capa a esos campesinos, preparado, sin duda, para desatar una sarta de mentiras dañinas para todos.
Cuando pude darme cuenta claramente de aquello que planeaba el timador ya era demasiado tarde y la muchedumbre nos rodeaba por todos lados “Pues aquí tengo la razón; a los hombres cabra… despiadados por naturaleza, no les ha gustado para nada y han enviado a una de ellos a buscar la capa”, mis ojos se abrieron de par en par pues sabía lo que venía ahora, esta situación siempre acababa conmigo huyendo entre piedras y palos- ¡Eso no es verdad! –Grité desesperada ante la multitud, quienes me ignoraban completamente embelesados como estaban por las palabras de ese malvado truhán- otra vez no… -susurré mientras miraba desesperada por todas partes buscando una ruta de escape.
El estafador desapareció como si de humo se tratara y me vi entonces rodeada y acechada por la muchedumbre más grande hasta la fecha, solo había una salida y se encontraba a varios metros de mí. La gente iba acercándose y yo retrocedía gradualmente; paso a paso la frustración iba apoderándose de mí, no veía escapatoria, hasta que por el rabillo del ojo divisé al extraño hombre que se encontraba con anterioridad junto al estafador. En un principio no supe si había venido a finalizar aquello que había iniciado el anterior así que en el momento en el que se dispuso a hablar me quedé parada en el sitio, tensa, esperando.
Cuando comprendí aquello que pasaba a mi alrededor fijé mis pupilas en el muchacho que milagrosamente me estaba defendiendo y cuando se acercó a mi le seguí el juego, dejándome llevar por aquello que iba contando a la multitud, mostrando mis pequeños colmillos y bajando la cabeza un poco para que la gente pudiera vislumbrar mejor los pequeños cuernos que adornaban mi cabeza. Esperé pacientemente y en el momento en el que me dio una señal salí sigilosamente del círculo que se había formado alrededor nuestro. Antes de que se percataran de lo ocurrido empecé a correr en dirección al estafador; a la lejanía vislumbré a Fluffy, quien se había quedado en un pasto cercano alimentándose y con leve silbido le indiqué que viniera conmigo.
Una vez junto a mi compañero de batalla me dispuse a seguir el camino que había tomado el timador en su huida, seguí las pisadas, marcadas levemente en la arena y la hierba del camino “se nota el peso de las monedas que lleva encima… un humano normalmente no dejaría un rastro tan claro…” pensé mientras me adentraba en los bosques de las cercanías. Cuando llevaba unos minutos siguiendo sus huellas éstas se difuminaron demasiado como para poder rastrearlas con normalidad así que frené en seco y miré a mi alrededor. La densidad de los árboles era bastante mayor, los arbustos crecían en altura, así como la hierba, que cubría fácilmente parte de mis pies. Seguí caminando sin rumbo claro hasta que vislumbre algo extraño que había quedado debajo de un arbusto repleto de bayas; un mapa algo desdibujado con una ubicación marcada. Me quedé mirando el papel algo distraída mientras intentaba ubicar donde estaba la X y donde me encontraba yo.
Cuando pude darme cuenta claramente de aquello que planeaba el timador ya era demasiado tarde y la muchedumbre nos rodeaba por todos lados “Pues aquí tengo la razón; a los hombres cabra… despiadados por naturaleza, no les ha gustado para nada y han enviado a una de ellos a buscar la capa”, mis ojos se abrieron de par en par pues sabía lo que venía ahora, esta situación siempre acababa conmigo huyendo entre piedras y palos- ¡Eso no es verdad! –Grité desesperada ante la multitud, quienes me ignoraban completamente embelesados como estaban por las palabras de ese malvado truhán- otra vez no… -susurré mientras miraba desesperada por todas partes buscando una ruta de escape.
El estafador desapareció como si de humo se tratara y me vi entonces rodeada y acechada por la muchedumbre más grande hasta la fecha, solo había una salida y se encontraba a varios metros de mí. La gente iba acercándose y yo retrocedía gradualmente; paso a paso la frustración iba apoderándose de mí, no veía escapatoria, hasta que por el rabillo del ojo divisé al extraño hombre que se encontraba con anterioridad junto al estafador. En un principio no supe si había venido a finalizar aquello que había iniciado el anterior así que en el momento en el que se dispuso a hablar me quedé parada en el sitio, tensa, esperando.
Cuando comprendí aquello que pasaba a mi alrededor fijé mis pupilas en el muchacho que milagrosamente me estaba defendiendo y cuando se acercó a mi le seguí el juego, dejándome llevar por aquello que iba contando a la multitud, mostrando mis pequeños colmillos y bajando la cabeza un poco para que la gente pudiera vislumbrar mejor los pequeños cuernos que adornaban mi cabeza. Esperé pacientemente y en el momento en el que me dio una señal salí sigilosamente del círculo que se había formado alrededor nuestro. Antes de que se percataran de lo ocurrido empecé a correr en dirección al estafador; a la lejanía vislumbré a Fluffy, quien se había quedado en un pasto cercano alimentándose y con leve silbido le indiqué que viniera conmigo.
Una vez junto a mi compañero de batalla me dispuse a seguir el camino que había tomado el timador en su huida, seguí las pisadas, marcadas levemente en la arena y la hierba del camino “se nota el peso de las monedas que lleva encima… un humano normalmente no dejaría un rastro tan claro…” pensé mientras me adentraba en los bosques de las cercanías. Cuando llevaba unos minutos siguiendo sus huellas éstas se difuminaron demasiado como para poder rastrearlas con normalidad así que frené en seco y miré a mi alrededor. La densidad de los árboles era bastante mayor, los arbustos crecían en altura, así como la hierba, que cubría fácilmente parte de mis pies. Seguí caminando sin rumbo claro hasta que vislumbre algo extraño que había quedado debajo de un arbusto repleto de bayas; un mapa algo desdibujado con una ubicación marcada. Me quedé mirando el papel algo distraída mientras intentaba ubicar donde estaba la X y donde me encontraba yo.
Alira Bellowood
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Re: Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
Ante la elocuente improvisación de Matthew, las personas comenzaron a aglutinarse en torno a él; al inicio se mostraban un poco escépticos pero finalmente acabaron por acercarse lentamente hasta rodear a la peculiar pareja; se miraban unos a otros atendiendo a las palabras que fácilmente calaban en sus subconscientes mezclando medias verdades con mentiras confusas para ganar la confianza de los presentes, además el añadir a su nombre el título de “Doctor” había sembrado un aire de solemnidad innegable; aunque algunos pocos se resistían al inicio, la progresiva aceptación fue ganando adeptos hasta que casi sin darse cuenta comenzaban incluso a aplaudir la detallada explicación.
Naturalmente resultaba difícil dudar de un “Doctor”, en tiempos donde solo los más adinerados lograban estudiar, debían estar en presencia de alguien adinerado, algún noble de Lunargenta que viajaba entre ellos sin llamar la atención; la tensión llegó al clímax cuando uno de los presentes fue señalado -¿Yo?- Preguntó abriendo los ojos y retrocediendo asustado; la acumulación de miradas sobre el personaje en cuestión marcó el momento ideal para que la pequeña niña-cabra se perdiera de la vista de todos quienes permanecieron aún un rato más embelesados con las finas y elocuentes palabras de Matthew.
Seguramente nadie lo notaría en buen rato pero la niña ya estaría lejos para cuando se dieran cuenta de lo ocurrido y entonces ya sería demasiado tarde; tras ella, Matthew al menos habría visto la ruta que había tomado, por lo que no le resultaría difícil seguirla y alcanzarla; entre la espesura del bosque, la niña había encontrado un mapa que indicaba un camino en dirección noreste hasta las cercanías del Tymer en donde encontrarían una placentera sorpresa.
Unos metros apenas les separarían de donde, elevado sobre una roca en la orilla del río; el estafador se encontraba sentado junto a una pequeña fogata donde se cocinaba un par de pescados -Que te lo digo, Fran, entonces de la nada apareció una niña cabra ¿Puedes creerlo? ¡¡Cabra!!- Hablaba con alguien a quien solo se pudo ver más tarde, saliendo del río con un par de pescados se acercaba a él aquel hombrecito rechoncho y de nariz abultada al que habían visto transformarse en frente de todos pero ahora de nuevo volvía a ser feo, salvo que su mirada se veía enfocada -Vos sos un loco Jeus, tené más cuidado o vas a hacer que te maten- Advirtió en tono serio y con un acento bastante particular.
Relajados y descuidados, el par de estafadores conversaban a la orilla del río mientras uno de ellos, el frágil y delicado charlatán de cabellera larga se hacía masajes en los hombros -Oye Fran ¿Y qué tal si por un rato tú llevas el botín?- comentó a su compañero de viajes aunque solo se ganó una negativa risa burlona -Bien, bien, yo lo llevo, pero solo un poco más... El jefe nos arrancaría la cabeza si perdemos sus cosas- Comentó de nuevo mientras tomaba otro pescado para llevárselo a la boca; la mochila en cuestión reposaba en el piso semiabierta y de ella se veía salir entre algunas monedas, una rara máscara de piel oscura.
∞ Matthew: has logrado convencer a la masa disgustada, aunque no a todos, podrás aprovechar las mismas distracciones para salir de ese lugar y alcanzar a Alira, pero desde tu salida de dicha situación tendrás la sensación que alguien te está siguiendo.
∞ Alira: notarás que una intrigante mancha con forma de flecha se forma con intermitencia sobre el mapa cada vez que pienses en el molesto y mentiroso estafador, esto te ayudará a llegar hasta donde se encuentra, no pierdas el mapa.
∞ Ambos: finalmente han encontrado al par de charlatanes que al parecer trabajan juntos, es buen momento para emboscarlos y saldar deudas; aunque apenas los vean el pequeño Fran escapará a toda prisa dejando atrás a su compañero. No pasen por alto los objetos que van apareciendo pues son pequeñas pistas que servirán al final.
Naturalmente resultaba difícil dudar de un “Doctor”, en tiempos donde solo los más adinerados lograban estudiar, debían estar en presencia de alguien adinerado, algún noble de Lunargenta que viajaba entre ellos sin llamar la atención; la tensión llegó al clímax cuando uno de los presentes fue señalado -¿Yo?- Preguntó abriendo los ojos y retrocediendo asustado; la acumulación de miradas sobre el personaje en cuestión marcó el momento ideal para que la pequeña niña-cabra se perdiera de la vista de todos quienes permanecieron aún un rato más embelesados con las finas y elocuentes palabras de Matthew.
Seguramente nadie lo notaría en buen rato pero la niña ya estaría lejos para cuando se dieran cuenta de lo ocurrido y entonces ya sería demasiado tarde; tras ella, Matthew al menos habría visto la ruta que había tomado, por lo que no le resultaría difícil seguirla y alcanzarla; entre la espesura del bosque, la niña había encontrado un mapa que indicaba un camino en dirección noreste hasta las cercanías del Tymer en donde encontrarían una placentera sorpresa.
Unos metros apenas les separarían de donde, elevado sobre una roca en la orilla del río; el estafador se encontraba sentado junto a una pequeña fogata donde se cocinaba un par de pescados -Que te lo digo, Fran, entonces de la nada apareció una niña cabra ¿Puedes creerlo? ¡¡Cabra!!- Hablaba con alguien a quien solo se pudo ver más tarde, saliendo del río con un par de pescados se acercaba a él aquel hombrecito rechoncho y de nariz abultada al que habían visto transformarse en frente de todos pero ahora de nuevo volvía a ser feo, salvo que su mirada se veía enfocada -Vos sos un loco Jeus, tené más cuidado o vas a hacer que te maten- Advirtió en tono serio y con un acento bastante particular.
- Fran:
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Relajados y descuidados, el par de estafadores conversaban a la orilla del río mientras uno de ellos, el frágil y delicado charlatán de cabellera larga se hacía masajes en los hombros -Oye Fran ¿Y qué tal si por un rato tú llevas el botín?- comentó a su compañero de viajes aunque solo se ganó una negativa risa burlona -Bien, bien, yo lo llevo, pero solo un poco más... El jefe nos arrancaría la cabeza si perdemos sus cosas- Comentó de nuevo mientras tomaba otro pescado para llevárselo a la boca; la mochila en cuestión reposaba en el piso semiabierta y de ella se veía salir entre algunas monedas, una rara máscara de piel oscura.
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∞ Matthew: has logrado convencer a la masa disgustada, aunque no a todos, podrás aprovechar las mismas distracciones para salir de ese lugar y alcanzar a Alira, pero desde tu salida de dicha situación tendrás la sensación que alguien te está siguiendo.
∞ Alira: notarás que una intrigante mancha con forma de flecha se forma con intermitencia sobre el mapa cada vez que pienses en el molesto y mentiroso estafador, esto te ayudará a llegar hasta donde se encuentra, no pierdas el mapa.
∞ Ambos: finalmente han encontrado al par de charlatanes que al parecer trabajan juntos, es buen momento para emboscarlos y saldar deudas; aunque apenas los vean el pequeño Fran escapará a toda prisa dejando atrás a su compañero. No pasen por alto los objetos que van apareciendo pues son pequeñas pistas que servirán al final.
Ansur
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Re: Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
Los tenía en su poder, podía notarlo en el brillo de sus ojos que lo contemplaban con admiración y veneración. Matthew hacía gestos grandilocuentes, en pose solemne como si fuera un doctor con amplio conocimiento y experiencia en todo lo relacionado a cabras y sus derivados. Para cuando la pequeña ya había logrado escapar Owens se estaba explayando sobre los usos y costumbres de la sociedad de los hombres-cabra, y pasados unos minutos los detalles se habían vuelto totalmente disparatados.
-Viven en casas que se asemejan a nidos en las altas cumbres de las montañas, allí crían a sus hijos hasta que llegan a la edad adolescente, momento en el que lanzan a los críos por el costado del ponedero, porque tienen que aprender a moverse por las montañas sin caerse o hacerse daño – Matt creía estar mezclando los hábitos de varias especies diferentes, pero no importaba, llegado a ese punto probablemente asentirían ante cualquier cosa que dijera – Se manejan en matriarcados, así que a las niñas las echan directamente de la manda para que hagan su propia familia por separado, son seres en verdad muy interesantes, me he pasado media vida investigándolos.
El asunto era como salir de allí sin romper el hechizo, no podía simplemente decir “chau” y salir corriendo porque eso provocaría desconcierto, y el desconcierto hacía que pensaran, y si pensaban se darían cuenta que les había dicho puras tonterías. Así que continuo durante varios minutos más dando detalles al azar para finalmente manifestar que tenía una cita muy importante con el conde (sin dar nombres) y se le hacía tarde. Mientras salía del tumulto lo saludaban y algunos hasta le daban la mano con admiración.
En cuanto estuvo fuera de la vista del público comenzó a acelerar el paso, rogando porque la joven chica-cabra hubiese llegado a tiempo para detener al otro estafador, había escuchado como sonaban las monedas que llevaba en el cinturón el hombre rubio y sentía un enorme deseo de hacerse con el botín. Varias veces en el trayecto se dio la vuelta para asegurarse de que no lo siguieran, no pudo ver a nadie pero… Era extraño porque estaba seguro que había una mirada fija sobre su nuca todo el tiempo.
Resultaba difícil seguir un rastro cuando uno no era cazador ni nada parecido, pero las huellas eran dentro de todo discernibles, curiosamente encontró también otras cosas que al parecer se le habían caído al rubio. Primero que todo una llave que vio por casualidad ya que había quedado medio enterrada cuando alguien la había pisado, y mucho más adelante una moneda. Matthew la agarro con entusiasmo pensando que se trataría de parte de su recompensa, pero en seguida vio que era una de esas monedas que se usaban para engañar en el cara o cruz.
-Pensé que ya nadie caía en estas tonterías – De todos modos se la guardo y continuó buscando, ingresando a un denso bosque, probablemente parte de los terrenos de algún noble o similar. Entre toda esa vegetación ya resultaba casi imposible el saber por dónde se habían ido, pero por suerte para Matt los estafadores estaban muy confiados y no tenían reparo alguno en hablar en voz alta.
Owens se acercó en sigilo, no quería entrar en escena hasta estar seguro de cuantos eran, si lo superaban en número por mucho prefería dejarlo estar y regresar por donde había llegado. Vio cuando el más feo de los bandidos salía del agua, quejándose por la actitud de su compañero. Matthew se felicito a sí mismo por haber adivinado que esos dos trabajaban en conjunto, entonces solo debía faltar la persona de buen ver que había salido corriendo antes ¿O no? Parecía algo razonable, así que salió de su escondite.
-Muy amable de tu parte el haberme dejado hablando solo allí atrás ¿Es que los estafadores ya no tienen códigos? – Dijo Matt mientras salía de los arbustos, sacándose algunas ramas y hojas del pelo – De verdad, esperaba mucho más de alguien que aparentaba ser tan profesional.
Al instante en que el más bajito vio a Owens salió corriendo del claro, perdiéndose en la espesura, Matthew no hizo ningún intento por seguirlo, el botín lo tenía el rubio, así que él era su objetivo.
-Viven en casas que se asemejan a nidos en las altas cumbres de las montañas, allí crían a sus hijos hasta que llegan a la edad adolescente, momento en el que lanzan a los críos por el costado del ponedero, porque tienen que aprender a moverse por las montañas sin caerse o hacerse daño – Matt creía estar mezclando los hábitos de varias especies diferentes, pero no importaba, llegado a ese punto probablemente asentirían ante cualquier cosa que dijera – Se manejan en matriarcados, así que a las niñas las echan directamente de la manda para que hagan su propia familia por separado, son seres en verdad muy interesantes, me he pasado media vida investigándolos.
El asunto era como salir de allí sin romper el hechizo, no podía simplemente decir “chau” y salir corriendo porque eso provocaría desconcierto, y el desconcierto hacía que pensaran, y si pensaban se darían cuenta que les había dicho puras tonterías. Así que continuo durante varios minutos más dando detalles al azar para finalmente manifestar que tenía una cita muy importante con el conde (sin dar nombres) y se le hacía tarde. Mientras salía del tumulto lo saludaban y algunos hasta le daban la mano con admiración.
En cuanto estuvo fuera de la vista del público comenzó a acelerar el paso, rogando porque la joven chica-cabra hubiese llegado a tiempo para detener al otro estafador, había escuchado como sonaban las monedas que llevaba en el cinturón el hombre rubio y sentía un enorme deseo de hacerse con el botín. Varias veces en el trayecto se dio la vuelta para asegurarse de que no lo siguieran, no pudo ver a nadie pero… Era extraño porque estaba seguro que había una mirada fija sobre su nuca todo el tiempo.
Resultaba difícil seguir un rastro cuando uno no era cazador ni nada parecido, pero las huellas eran dentro de todo discernibles, curiosamente encontró también otras cosas que al parecer se le habían caído al rubio. Primero que todo una llave que vio por casualidad ya que había quedado medio enterrada cuando alguien la había pisado, y mucho más adelante una moneda. Matthew la agarro con entusiasmo pensando que se trataría de parte de su recompensa, pero en seguida vio que era una de esas monedas que se usaban para engañar en el cara o cruz.
-Pensé que ya nadie caía en estas tonterías – De todos modos se la guardo y continuó buscando, ingresando a un denso bosque, probablemente parte de los terrenos de algún noble o similar. Entre toda esa vegetación ya resultaba casi imposible el saber por dónde se habían ido, pero por suerte para Matt los estafadores estaban muy confiados y no tenían reparo alguno en hablar en voz alta.
Owens se acercó en sigilo, no quería entrar en escena hasta estar seguro de cuantos eran, si lo superaban en número por mucho prefería dejarlo estar y regresar por donde había llegado. Vio cuando el más feo de los bandidos salía del agua, quejándose por la actitud de su compañero. Matthew se felicito a sí mismo por haber adivinado que esos dos trabajaban en conjunto, entonces solo debía faltar la persona de buen ver que había salido corriendo antes ¿O no? Parecía algo razonable, así que salió de su escondite.
-Muy amable de tu parte el haberme dejado hablando solo allí atrás ¿Es que los estafadores ya no tienen códigos? – Dijo Matt mientras salía de los arbustos, sacándose algunas ramas y hojas del pelo – De verdad, esperaba mucho más de alguien que aparentaba ser tan profesional.
Al instante en que el más bajito vio a Owens salió corriendo del claro, perdiéndose en la espesura, Matthew no hizo ningún intento por seguirlo, el botín lo tenía el rubio, así que él era su objetivo.
Matthew Owens
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Re: Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
Mientras empezaba a orientarme con ese extraño mapa, mirando distraída entre éste y los alrededores, Fluffy se apartó unos metros de mí olisqueando una área con la hierba algo más alta que la que cubría las zonas cercanas- Hm… ¿Qué has encontrado? –Levanté mi mirada del papel y me acerqué a mi compañero, quien se encontraba mordisqueando algo con la cabeza baja- Fluffy… -añadí con un tono teñido de reprimenda; en ese momento el carnero (Buey de Aender - 4 años, añado una pequeña ficha al final) levantó la cabeza, dejándome entrever una extraña bolsa entre sus dientes. Me acerque lentamente a él, con el cuerpo bajo y con el objetivo de lograr que lo soltara a cambio de unos buenos mimos- Déjame que lo vea… -
Al cabo de unos minutos de caricias y palabras bonitas obtuve una pequeña bolsa de retales, destrozada y maltrecha, dentro habían unas extraños dientes de algún animal que no supe identificar- Será de ese embustero… -murmuré con rabia mientras colgaba ataba el saco a mi cintura “Mejor guardarlo por si acaso…” pensé mientras volvía a dirigir mi atención al mapa “pienso encontrarte farsante, tramposo…” Cuando la imagen de ese hombre me vino a la cabeza una pequeña flecha pareció dibujarse en el papel, casi de forma intermitente- Pero que… -la sorpresa era patente en mis facciones y me froté los ojos con intensidad, pensando que aquello que estaba viendo era una engañifa de mi mente, que el cansancio empezaba a hacerme vislumbrar cosas extrañas. Sin embargo al cabo de unos segundos pude comprobar que no se trataba de una maquinación propia, sino que en el momento en el que ese estafador se manifestaba en mi cabeza surgía ese símbolo para guiarme, fuera donde fuere que estaba llevándome.
Avancé por el bosque un tiempo indefinido, siguiendo hacia el noreste si no estaba orientándome de forma errónea; las copas de los árboles aun dejaban entrever la luz latente del sol, pero sin vislumbrarlo era difícil discernir cuanto tiempo restaba para el anochecer. En un momento dado empecé a escuchar voces y agudicé mi oído, reconociendo sin problema a ese nefasto ser humano que había engañado con anterioridad a la muchedumbre. Junto a esta se escuchaba una de más extraña, con un acento que hacía imposible entender que estaba diciendo a la distancia que me encontraba. Me acerqué lentamente hacia la dirección que marcaba sin oscilaciones el mapa y a los pocos pasos pude vislumbrar el panorama. Aun estando a una distancia prudencial, escondida entre los arbustos, pude ver a ese pequeño y rechoncho hombrecillo “¡Es el hombre que se transformó!” pensé mientras en mi cabeza las piezas del puzle empezaban a tomar sentido “ya decía yo que no lo había visto más después de la demostración…” Miré entonces al estafador mientras guardaba silenciosamente el mapa en mi morral, se encontraba sobre una de las rocas, hablando sobre cierto botín mientras comía relajado uno de los pescados que había traído ese tal “Fran”.
Justo cuando iba a entrar en escena el exótico hombre que me había ayudado a escapar apareció de la nada y por un momento llegué a pensar que se trataba de uno de ellos; no obstante cuando las palabras empezaron a brotar de su persona pude ver que estaba ahí por motivos “relativamente similares” a los míos. Aún distraída por la aparición de ese sujeto no me percaté del pequeño individuo que corría despavoridamente hacía los arbustos donde se encontraba Fluffy escondido, a pocos metros de mí; solo me dio tiempo a escuchar un fuerte golpe antes del caer de un peso muerto en el suelo.
Me acerqué lo más rápido que pude, encontrándome al hombrecillo frotándose la cabeza en el suelo, con la mirada perdida y mareada “¡Haz algo!” me dije a mi misma en un intento de sacarme del trance en el que me encontraba. El carnero se encontraba posicionado con el cuerpo justo encima de él y en un ataque de pánico solo se me ocurrió una cosa- ¡Fluffy, al suelo! –grité algo más fuerte de lo que me habría gustado mientras mi compañero obedecía sin dudar. Un gemido ahogado salió del pequeño señor, completamente aplastado ante los aproximadamente 70 u 80 kilos que podría llegar a pesar mi compañero después de sus 4 años comiendo sin parar- Yo… yo… -miré hacía donde se encontraban el embaucador y mi salvador y sin saber muy bien que hacer, esperando (seguramente sin éxito después de todo ese ruido) que no me hubieran escuchado, me volví a esconder en los arbustos, observándoles entre las hojas.
Al cabo de unos minutos de caricias y palabras bonitas obtuve una pequeña bolsa de retales, destrozada y maltrecha, dentro habían unas extraños dientes de algún animal que no supe identificar- Será de ese embustero… -murmuré con rabia mientras colgaba ataba el saco a mi cintura “Mejor guardarlo por si acaso…” pensé mientras volvía a dirigir mi atención al mapa “pienso encontrarte farsante, tramposo…” Cuando la imagen de ese hombre me vino a la cabeza una pequeña flecha pareció dibujarse en el papel, casi de forma intermitente- Pero que… -la sorpresa era patente en mis facciones y me froté los ojos con intensidad, pensando que aquello que estaba viendo era una engañifa de mi mente, que el cansancio empezaba a hacerme vislumbrar cosas extrañas. Sin embargo al cabo de unos segundos pude comprobar que no se trataba de una maquinación propia, sino que en el momento en el que ese estafador se manifestaba en mi cabeza surgía ese símbolo para guiarme, fuera donde fuere que estaba llevándome.
Avancé por el bosque un tiempo indefinido, siguiendo hacia el noreste si no estaba orientándome de forma errónea; las copas de los árboles aun dejaban entrever la luz latente del sol, pero sin vislumbrarlo era difícil discernir cuanto tiempo restaba para el anochecer. En un momento dado empecé a escuchar voces y agudicé mi oído, reconociendo sin problema a ese nefasto ser humano que había engañado con anterioridad a la muchedumbre. Junto a esta se escuchaba una de más extraña, con un acento que hacía imposible entender que estaba diciendo a la distancia que me encontraba. Me acerqué lentamente hacia la dirección que marcaba sin oscilaciones el mapa y a los pocos pasos pude vislumbrar el panorama. Aun estando a una distancia prudencial, escondida entre los arbustos, pude ver a ese pequeño y rechoncho hombrecillo “¡Es el hombre que se transformó!” pensé mientras en mi cabeza las piezas del puzle empezaban a tomar sentido “ya decía yo que no lo había visto más después de la demostración…” Miré entonces al estafador mientras guardaba silenciosamente el mapa en mi morral, se encontraba sobre una de las rocas, hablando sobre cierto botín mientras comía relajado uno de los pescados que había traído ese tal “Fran”.
Justo cuando iba a entrar en escena el exótico hombre que me había ayudado a escapar apareció de la nada y por un momento llegué a pensar que se trataba de uno de ellos; no obstante cuando las palabras empezaron a brotar de su persona pude ver que estaba ahí por motivos “relativamente similares” a los míos. Aún distraída por la aparición de ese sujeto no me percaté del pequeño individuo que corría despavoridamente hacía los arbustos donde se encontraba Fluffy escondido, a pocos metros de mí; solo me dio tiempo a escuchar un fuerte golpe antes del caer de un peso muerto en el suelo.
Me acerqué lo más rápido que pude, encontrándome al hombrecillo frotándose la cabeza en el suelo, con la mirada perdida y mareada “¡Haz algo!” me dije a mi misma en un intento de sacarme del trance en el que me encontraba. El carnero se encontraba posicionado con el cuerpo justo encima de él y en un ataque de pánico solo se me ocurrió una cosa- ¡Fluffy, al suelo! –grité algo más fuerte de lo que me habría gustado mientras mi compañero obedecía sin dudar. Un gemido ahogado salió del pequeño señor, completamente aplastado ante los aproximadamente 70 u 80 kilos que podría llegar a pesar mi compañero después de sus 4 años comiendo sin parar- Yo… yo… -miré hacía donde se encontraban el embaucador y mi salvador y sin saber muy bien que hacer, esperando (seguramente sin éxito después de todo ese ruido) que no me hubieran escuchado, me volví a esconder en los arbustos, observándoles entre las hojas.
- Fluffy:
- Nombre completo: Fluffy Bellowood
Edad: 4 años
Raza, especie: Buey de Aender
Carácter: Amigable y jovial con aquellos de su círculo cercano o quienes le den brócoli, su verdura favorita. Es muy protector con su compañera de lucha, Alira, y tienen una afinidad extrema.
Apariencia: Ahora mismo se encuentra empezando el segundo estadio de crecimiento de un buey de Aender, por ende, sus medidas son aproximadamente 0,70 metros de altura y 1 metro de largo y pesa aproximadamente unos 80 kg. Aún conserva su forma de cabra pero sus músculos ya empiezan a endurecerse debido al crecimiento, sin embargo al conservar aún todo su pelo no es algo que pueda verse con claridad. Los cuernos empiezan a curvarse hacia la parte trasera de su cabeza y adoptando un ángulo más puntiagudo, así como su morro, mucho más marcado que cuando era un cachorro.
Breve historia:
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Alira Bellowood
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Re: Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
Al margen de la intermitente y esporádica señal en el mapa, la pequeña chica-bestia consiguió llegar a donde se encontraban distraídos los estafadores, unos instantes más le habrían permitido escuchar detalles importantes pero antes la presencia de Matthew rompió la armonía del lugar causando que el pequeño Fran saliera corriendo a toda prisa sin siquiera preocuparse por su compañero que entre maldiciones lo veía marchar -Pequeño infeliz pedazo de...- Rápidamente el joven de dorados cabellos abrazó el morral en que sonaban las monedas y otras cosas y lo apretó contra su pecho.
No había más que descaro y a pesar de saberse descubierto, el chico continuaba su teatro como si realmente se lo creyera -¿Código de estafadores? ¿A quién llamas estafador?- Se mostraba seriamente ofendido por aquella acusación aunque la respuesta a tal argumento sería interrumpida por la aparatosa caída de Fran que al tropezar con la masa peluda no solo terminó en el piso, sino además aplastado y con su intento de escape impedido -¡A un lado, animal boludo, apartate!- Gritaba el bombrecillo mientras forcejaba para salir de abajo del animal que lo aprisionaba.
Súbitamente el estafador se levantó con su morral abrazado cambiando completamente su expresión y cambiando a una más lastimosa -Por favor, déjame ir, yo solo, yo...- Hacía pausas mirando al piso con la respiración entrecortada -Mi padre, lo tienen prisionero, debo llevarles este dinero o ellos van a...- Cerró los ojos dramáticamente para luego abrirlos al tiempo que dejaba salir un par de lágrimas y rodaban por sus enrojecidas mejillas hasta caer al piso -Lo hago por mi padre, lo juro- Se aferró más a su mochila y retrocedió hasta que su espalda dio contra una roca que le señalaba el final de su camino.
Un grito ahogado se escuchaba entre los arbustos en donde, con al menos un par de costillas rotas el pobre Fran intentaba zafarse de la prisión de carne que lo sepultaba pero con pericia consiguió sacar una pequeña daga que escondía bajo la manga -Deja que te agarre y te saco las entrañas, maldita cosa que aaarrrgggg- El pequeño hombrecillo comenzó a lanzar puñaladas al azar con lo poco que le permitían sus brazos, al principio movimientos erráticos pero luego más y más acertados, por lo que Fluffy tendría que apartarse o corría riesgo de salir herido.
Realmente la historia del chico ahora sonaba bastante convincente, aunque las otras veces también lo había sido, por lo que los valientes viajeros tendrían que decidir si confiar en el mentiroso o enfrentarlo y arrebatarle el botín, incluso la idea de entregarlo a las personas que acababa de estafar sonaría interesante pero seguro que no sería tan sencillo, seguro que no.
∞ Matthew: Te enfrentas a un dilema que seguro no te resultará tan difícil de resolver, ignorar la historia del chico y tratar de arrebatarle el saco por la fuerza (Se defenderá hábilmente) o fingir que le crees para que baje la guardia y poder tomarla con menos esfuerzo, incluso si se te ocurre una tercera opción será igualmente válida pero deberás lanzar una runa para determinar el resultado de tus acciones.
∞ Alira: En tu caso el problema no se resolverá solo con palabras; puedes hacer que Fluffy continúe aplastando a Fran, sin embargo eso pondrá en riesgo a tu mascota y podría salir lastimado, o puedes hacer que se aleje y buscar otra manera de enfrentarte al bandido, es más fuerte que tú pero seguro que eres más lista, seguro podrás idear un plan para dejarlo fuera de combate, hagas lo que hagas deberás lanzar una runa al final de tu turno.
No había más que descaro y a pesar de saberse descubierto, el chico continuaba su teatro como si realmente se lo creyera -¿Código de estafadores? ¿A quién llamas estafador?- Se mostraba seriamente ofendido por aquella acusación aunque la respuesta a tal argumento sería interrumpida por la aparatosa caída de Fran que al tropezar con la masa peluda no solo terminó en el piso, sino además aplastado y con su intento de escape impedido -¡A un lado, animal boludo, apartate!- Gritaba el bombrecillo mientras forcejaba para salir de abajo del animal que lo aprisionaba.
Súbitamente el estafador se levantó con su morral abrazado cambiando completamente su expresión y cambiando a una más lastimosa -Por favor, déjame ir, yo solo, yo...- Hacía pausas mirando al piso con la respiración entrecortada -Mi padre, lo tienen prisionero, debo llevarles este dinero o ellos van a...- Cerró los ojos dramáticamente para luego abrirlos al tiempo que dejaba salir un par de lágrimas y rodaban por sus enrojecidas mejillas hasta caer al piso -Lo hago por mi padre, lo juro- Se aferró más a su mochila y retrocedió hasta que su espalda dio contra una roca que le señalaba el final de su camino.
Un grito ahogado se escuchaba entre los arbustos en donde, con al menos un par de costillas rotas el pobre Fran intentaba zafarse de la prisión de carne que lo sepultaba pero con pericia consiguió sacar una pequeña daga que escondía bajo la manga -Deja que te agarre y te saco las entrañas, maldita cosa que aaarrrgggg- El pequeño hombrecillo comenzó a lanzar puñaladas al azar con lo poco que le permitían sus brazos, al principio movimientos erráticos pero luego más y más acertados, por lo que Fluffy tendría que apartarse o corría riesgo de salir herido.
Realmente la historia del chico ahora sonaba bastante convincente, aunque las otras veces también lo había sido, por lo que los valientes viajeros tendrían que decidir si confiar en el mentiroso o enfrentarlo y arrebatarle el botín, incluso la idea de entregarlo a las personas que acababa de estafar sonaría interesante pero seguro que no sería tan sencillo, seguro que no.
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∞ Matthew: Te enfrentas a un dilema que seguro no te resultará tan difícil de resolver, ignorar la historia del chico y tratar de arrebatarle el saco por la fuerza (Se defenderá hábilmente) o fingir que le crees para que baje la guardia y poder tomarla con menos esfuerzo, incluso si se te ocurre una tercera opción será igualmente válida pero deberás lanzar una runa para determinar el resultado de tus acciones.
∞ Alira: En tu caso el problema no se resolverá solo con palabras; puedes hacer que Fluffy continúe aplastando a Fran, sin embargo eso pondrá en riesgo a tu mascota y podría salir lastimado, o puedes hacer que se aleje y buscar otra manera de enfrentarte al bandido, es más fuerte que tú pero seguro que eres más lista, seguro podrás idear un plan para dejarlo fuera de combate, hagas lo que hagas deberás lanzar una runa al final de tu turno.
Ansur
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Re: Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
El negarlo todo era de principiante, Matthew no usaba una estrategia similar desde que tenía unos diecisiete años por lo menor, en resumen, negar que eras un estafador cuando te encontraban con las manos sobre el botín era algo de principiante. Owens comenzó a arremangarse la camisa y avanzó hacia el rubio, pero se detuvo durante un segundo cuando comenzó a poner de excusa a su familia.
-Oh… Vaya… - Dijo mientras se quedaba observando al sujeto con cierto aire de tristeza en el rostro – No tenía idea de que lo hacías por eso – Apoyó una mano en el pecho, justo sobre el corazón y agregó con un tono acongojado – Mi padre… - Hizo una pausa dramática – Mi padre también sufrió mucho por culpa de los recaudadores, son seres sin corazón que no les importa en lo más mínimo el daño que le hacen a la gente.
Se enjuago una lágrima y luego se empezó a reír, y se reía con muchas ganas, mientras se agarraba la panza para controlar los espasmos. Bien podrían pensar que estaba loco, pero es que la situación le resultaba tan ridícula que no podía más que mofarse del intento de estafador que tenía en frente. ¡Y pensar que él había creído que era muy bueno en un principio!
-Bueno, terminemos con esta tontería, tengo cosas que hacer y seguramente tu también – Matthew sacó una daga de su cinturón – Ah, hay algo que aún me causa curiosidad ¿Cómo hiciste para que apareciera el sujeto atractivo bajo la capa falsa? Era evidente que ambos eran cómplices tuyos, pero no encontré el cómo hacían el intercambio…
Mientras hablaba Matthew se iba acercando al sujeto, lanzando la daga al aire y agarrándola de nuevo cuando caía. No había apuro alguno, el rubio estaba con la espalda contra una pared, no se escaparía fácilmente, y si lo intentaba…. Bueno, digamos que Owens tenía buena puntería.
Desde los arbustos le llegaba el sonido de la niña y del enano que había intentado escapar al ver llegar a Matt, pero el estafador prefería pensar que todo estaba bien y que la chica-cabra sabría como arreglárselas sola. Su atención estaba puesta tan solo en la bolsa con las monedas que tenía en frente… El mismo saco que ahora mismo se estaba alejando de él ya que el rubio estaba intentando escapar.
-Ah, no, nada de eso – Dijo Matthew y lanzó la daga pero no apuntando al hombre, sino a la bolsa. A Owens no le gustaba dañar a las personas, si podía quedarse con el botín sin lastimar a nadie entonces perfecto.
-Oh… Vaya… - Dijo mientras se quedaba observando al sujeto con cierto aire de tristeza en el rostro – No tenía idea de que lo hacías por eso – Apoyó una mano en el pecho, justo sobre el corazón y agregó con un tono acongojado – Mi padre… - Hizo una pausa dramática – Mi padre también sufrió mucho por culpa de los recaudadores, son seres sin corazón que no les importa en lo más mínimo el daño que le hacen a la gente.
Se enjuago una lágrima y luego se empezó a reír, y se reía con muchas ganas, mientras se agarraba la panza para controlar los espasmos. Bien podrían pensar que estaba loco, pero es que la situación le resultaba tan ridícula que no podía más que mofarse del intento de estafador que tenía en frente. ¡Y pensar que él había creído que era muy bueno en un principio!
-Bueno, terminemos con esta tontería, tengo cosas que hacer y seguramente tu también – Matthew sacó una daga de su cinturón – Ah, hay algo que aún me causa curiosidad ¿Cómo hiciste para que apareciera el sujeto atractivo bajo la capa falsa? Era evidente que ambos eran cómplices tuyos, pero no encontré el cómo hacían el intercambio…
Mientras hablaba Matthew se iba acercando al sujeto, lanzando la daga al aire y agarrándola de nuevo cuando caía. No había apuro alguno, el rubio estaba con la espalda contra una pared, no se escaparía fácilmente, y si lo intentaba…. Bueno, digamos que Owens tenía buena puntería.
Desde los arbustos le llegaba el sonido de la niña y del enano que había intentado escapar al ver llegar a Matt, pero el estafador prefería pensar que todo estaba bien y que la chica-cabra sabría como arreglárselas sola. Su atención estaba puesta tan solo en la bolsa con las monedas que tenía en frente… El mismo saco que ahora mismo se estaba alejando de él ya que el rubio estaba intentando escapar.
-Ah, no, nada de eso – Dijo Matthew y lanzó la daga pero no apuntando al hombre, sino a la bolsa. A Owens no le gustaba dañar a las personas, si podía quedarse con el botín sin lastimar a nadie entonces perfecto.
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- Habilidad: Armas Arrojadizas
Matthew Owens
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Re: Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
El miembro 'Matthew Owens' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
Distraída como estaba mirando a los dos hombres hablar no me percaté de que el pequeño que se encontraba aplastado había sacado una pequeña daga de algún lugar de su cuerpo, lo único que me avisó fue el griterío frustrado que iba profiriendo el hombrecillo en sus intentos de dañar al enorme animal que lo aprisionaba. Fluffy empezó a soltar bramidos, pues empezaban a dolerle los golpes y puñaladas que estaba aguantando y ese fue el punto de inflexión que me hizo reaccionar- ¡aguanta un poco más compañero! –dije en voz alta mientras me adentraba en la maleza.
No lo encontraba, ninguna de las cosas que necesitaba estaban cerca “algo para aturdir, para hacer que pare…” giré a la izquierda, luego a la derecha y nada, no conseguía ver ni una roca que tuviera un tamaño considerable. Miré entonces alrededor y vislumbré un objeto que podía sustituir lo que había tenido en mente; una gruesa rama estaba a punto de caer de la parte más baja de la copa de un árbol, gran parte de ella se encontraba cortada, rota, pero haría falta cortar un poco más para que cayera.
Sin miedo alguno subí por el árbol y, aunque no tenía demasiadas sujeciones, conseguí ponerme bastante cerca de la zona rota de la rama; saqué encones la daga y corté la parte restante, dejando que ésta cayera con un tremendo ruido al suelo. En ese momento bajé y observe la rama, era pesada y gruesa, justamente lo que estaba buscando, no pretendía hacerle demasiado daño pero necesitaba dejarle lo más aturdido que pudiera, parecía alguien fuerte al fin y al cabo y lo que menos quería era que hiciera daño a mi compañero de batalla.
Arrastré el tronco con rapidez, deshaciendo el camino y volviendo a donde se encontraba Fluffy, no había ido muy lejos de donde se habían quedado esos dos pero no quería tardar más tiempo. Una vez ahí lo dispuse encima de mi hombro y cargué con el detrás de la espalda; cogiéndolo con ambas manos corrí a toda velocidad hacia el hombrecillo y en el momento en el que estuve lo suficientemente cerca de su cuerpo asesté con todas mis fuerzas a la cabeza, o almenos intentando apuntar lo más cerca de esa zona que pudiera- Nadie –dije sin aliento por el esfuerzo y la adrenalina- ¡Nadie! –dije volviendo a asestar un golpe casi sin mirar- Toca. A. ¡Fluffy! –finalicé asestando un tercer golpe con todas las fuerzas que me quedaban
No lo encontraba, ninguna de las cosas que necesitaba estaban cerca “algo para aturdir, para hacer que pare…” giré a la izquierda, luego a la derecha y nada, no conseguía ver ni una roca que tuviera un tamaño considerable. Miré entonces alrededor y vislumbré un objeto que podía sustituir lo que había tenido en mente; una gruesa rama estaba a punto de caer de la parte más baja de la copa de un árbol, gran parte de ella se encontraba cortada, rota, pero haría falta cortar un poco más para que cayera.
Sin miedo alguno subí por el árbol y, aunque no tenía demasiadas sujeciones, conseguí ponerme bastante cerca de la zona rota de la rama; saqué encones la daga y corté la parte restante, dejando que ésta cayera con un tremendo ruido al suelo. En ese momento bajé y observe la rama, era pesada y gruesa, justamente lo que estaba buscando, no pretendía hacerle demasiado daño pero necesitaba dejarle lo más aturdido que pudiera, parecía alguien fuerte al fin y al cabo y lo que menos quería era que hiciera daño a mi compañero de batalla.
Arrastré el tronco con rapidez, deshaciendo el camino y volviendo a donde se encontraba Fluffy, no había ido muy lejos de donde se habían quedado esos dos pero no quería tardar más tiempo. Una vez ahí lo dispuse encima de mi hombro y cargué con el detrás de la espalda; cogiéndolo con ambas manos corrí a toda velocidad hacia el hombrecillo y en el momento en el que estuve lo suficientemente cerca de su cuerpo asesté con todas mis fuerzas a la cabeza, o almenos intentando apuntar lo más cerca de esa zona que pudiera- Nadie –dije sin aliento por el esfuerzo y la adrenalina- ¡Nadie! –dije volviendo a asestar un golpe casi sin mirar- Toca. A. ¡Fluffy! –finalicé asestando un tercer golpe con todas las fuerzas que me quedaban
Alira Bellowood
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Re: Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
El miembro 'Alira Bellowood' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
Aquel joven de dorados cabellos sonrió de medio lado ante la primera reacción de Matthew, estaba seguro de haberlo engañado de nuevo aunque nada más lejos de la realidad, el humano demostraría que no era nada fácil de engañar -¿Pero qué dices? Claro que yo...- Intentó continuar su farsa aunque ya estaba seguro que su intento de engaño había caído en saco roto, tendría que recurrir a otros medios para lograr su cometido, se sentía plenamente descubierto hasta que el humano lo hizo reír con una pregunta.
No tardó en echarse a reír también el pelilargo -He ahí la diferencia entre nosotros, señor profesional- Apretó la bolsa de aeros con una mano mientras con la otra se sacudía su elegante atuendo -Algunos como tú, deben esforzarse para intentar ganarse algo en la vida- Miró al humano de arriba abajo -Otros en cambio nacemos con los dones indicados- Tomó la máscara que sobresalía de la bolsa y al colocársela su figura comenzó a distorsionarse hasta que en apenas unos segundos tenía el mismo rostro que habían visto durante la transformación del enano.
Silbo en el viento la daga que Matthew que sin vacilar se dirigió hasta quedar incrustada en la bolsa del joven de donde salieron algunas monedas, pero no la daga -Necesitarías muchos años para estar a mi nivel- Tomando la daga de Matt la clavó en su propia frente y en apenas un parpadeo desapareció como si jamás hubiese estado ahí; aunque sus pisadas marcadas en el piso delataban la dirección en la que se había ido.
Uno que no la tendría así de fácil era el pobre Fran, quien a duras penas había conseguido arrastrarse para escapar de la masa de carne que lo aplastaba -La espalda, la maldita espalda- Murmuraba para sí mismo con rabia para luego agitar el pequeño filo de su arma contra la criatura que lo mantenía vigilado; y tan concentrado estaba con Fluffy que no se dio cuenta del golpe que le venía de parte de la niña-cabra, quien sin piedad le dio tan fuerte que salió de entre los arbustos y rodó por el piso hasta los pies de Matthew.
Rápidamente habían quedado de nuevo como al principio, tras la pista del escurridizo estafador pero al menos habían podido encontrar algunas pistas, entre ellas, la máscara de ilusiones con la que el chico había conseguido no solo cambiar su apariencia sino también escapar sin ser visto; al menos algunos de los objetos sí eran realmente mágicos, aunque su mayor pista era el molesto hombresillo que a los pies de Matthew sacudía su cabeza intentando recuperarse del golpe y levantarse -Como me hayas abandonado, pedazo de... ¡Ay demonios!- Exclamó finalmente al verse atrapado aunque terminó abrazando involuntariamente la pierna de Matthew al ver de nuevo a la niña-cabra -Aléjala de mí- Dijo suplicante mientras señalaba a la pequeña y adorable criaturita.
∞ Matthew: Has perdido al estafador y también tu daga, pero a cambio tienes al aliado de tu objetivo, tal vez puedas sacarle algo de información, no te la dará fácilmente pero aunque es un bravucón, también es un obsesivo apostador, tal vez con una moneda de dos caras y la apuesta indicada puedas ponerlo de tu lado; aunque deberás mantenerlo alejado de Alira a quien le acaba de tomar una justificada fobia.
∞ Alira: Has resultado ser más salvaje de lo que pensaba; ya hasta me da miedo hacerte maldades en este tema; puedes sentirte orgullosa de Fluffy quien a pesar de su nombre luchó valientemente; tu mapa te sigue indicando la dirección en la que se ha ido el chico aunque si lo sigues solo llegarás a una montaña de rocas cubiertas de ramas y hojas.
No tardó en echarse a reír también el pelilargo -He ahí la diferencia entre nosotros, señor profesional- Apretó la bolsa de aeros con una mano mientras con la otra se sacudía su elegante atuendo -Algunos como tú, deben esforzarse para intentar ganarse algo en la vida- Miró al humano de arriba abajo -Otros en cambio nacemos con los dones indicados- Tomó la máscara que sobresalía de la bolsa y al colocársela su figura comenzó a distorsionarse hasta que en apenas unos segundos tenía el mismo rostro que habían visto durante la transformación del enano.
Silbo en el viento la daga que Matthew que sin vacilar se dirigió hasta quedar incrustada en la bolsa del joven de donde salieron algunas monedas, pero no la daga -Necesitarías muchos años para estar a mi nivel- Tomando la daga de Matt la clavó en su propia frente y en apenas un parpadeo desapareció como si jamás hubiese estado ahí; aunque sus pisadas marcadas en el piso delataban la dirección en la que se había ido.
Uno que no la tendría así de fácil era el pobre Fran, quien a duras penas había conseguido arrastrarse para escapar de la masa de carne que lo aplastaba -La espalda, la maldita espalda- Murmuraba para sí mismo con rabia para luego agitar el pequeño filo de su arma contra la criatura que lo mantenía vigilado; y tan concentrado estaba con Fluffy que no se dio cuenta del golpe que le venía de parte de la niña-cabra, quien sin piedad le dio tan fuerte que salió de entre los arbustos y rodó por el piso hasta los pies de Matthew.
Rápidamente habían quedado de nuevo como al principio, tras la pista del escurridizo estafador pero al menos habían podido encontrar algunas pistas, entre ellas, la máscara de ilusiones con la que el chico había conseguido no solo cambiar su apariencia sino también escapar sin ser visto; al menos algunos de los objetos sí eran realmente mágicos, aunque su mayor pista era el molesto hombresillo que a los pies de Matthew sacudía su cabeza intentando recuperarse del golpe y levantarse -Como me hayas abandonado, pedazo de... ¡Ay demonios!- Exclamó finalmente al verse atrapado aunque terminó abrazando involuntariamente la pierna de Matthew al ver de nuevo a la niña-cabra -Aléjala de mí- Dijo suplicante mientras señalaba a la pequeña y adorable criaturita.
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∞ Matthew: Has perdido al estafador y también tu daga, pero a cambio tienes al aliado de tu objetivo, tal vez puedas sacarle algo de información, no te la dará fácilmente pero aunque es un bravucón, también es un obsesivo apostador, tal vez con una moneda de dos caras y la apuesta indicada puedas ponerlo de tu lado; aunque deberás mantenerlo alejado de Alira a quien le acaba de tomar una justificada fobia.
∞ Alira: Has resultado ser más salvaje de lo que pensaba; ya hasta me da miedo hacerte maldades en este tema; puedes sentirte orgullosa de Fluffy quien a pesar de su nombre luchó valientemente; tu mapa te sigue indicando la dirección en la que se ha ido el chico aunque si lo sigues solo llegarás a una montaña de rocas cubiertas de ramas y hojas.
Ansur
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Re: Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
Cuando Matthew escuchó las burlas del estafador se arrepintió ligeramente de no haber arrojado la daga para clavarla en medio de su frente. Pero lo hecho, hecho estaba, no era buena idea el dejarse llevar por las emociones cuando había posibilidades de ganar dinero. Y esa bolsa se veía hermosa y muy llena, Owens consideraba que se vería mucho mejor en su cinturón que en el del otro.
Lo vio ponerse una máscara y cambiar de forma, como única respuesta Matt levanto una ceja y se cruzo de brazos, así que de eso se trataba, había sido magia. A los ojos el humano eso no le daba más mérito, sino que se lo restaba, no había logrado el truco en base a su inteligencia o habilidad, sino solo por tener un objeto mágico.
-Y ahora se roba mi daga – Dijo Matthew mientras se acercaba con paso lento al sitio donde dónde hasta hace un momento estaba el rubio. Se agachó y agarro las pocas monedas que habían caído, por eso notó las huellas que se alejaban del lugar, una sonrisa de medio lado se asomo en su rostro – Con que me faltan muchos años para estar a tu nivel…
El pequeño cómplice del estafador apareció rodando junto a los pies de Matt, este se lo quedó mirando y al escucharlo maldecir una idea surgió repentinamente. Le sonrió con amabilidad, “Se cazan más moscas con una gota de miel que con un barril de vinagre”.
-Creo que no habíamos tenido la oportunidad de poder hablar, caballero – Le ofreció una mano pero no pudo corresponder al saludo porque rápidamente se agarro a la pierna de Matthew en un intento de alejarse de la chica cabra – Parece que asustas a mi nuevo amigo, Querida – Dejó escapar una carcajada y le guiño un ojo a la niña.
Ahora tenían que encontrar la manera de localizar al que se había escapado, Matt tenía varias ideas en mente, podían intentar seguir las huellas, o convencer al ex – cómplice de que les dijera en donde estaba. También era buen momento para evaluar si valía la pena continuar con esa búsqueda, estaba gastando mucho tiempo y esfuerzo para obtener un botín moderado.
-Como yo lo veo, tienes todas las de perder, amigo mío – Le dijo al pequeño estafador que tenía agarrado a su pierna – Pero no somos mala gente, ni tenemos ganas de andar peleando. Como yo lo veo, te han abandonado a tu suerte, no le debes ninguna lealtad al hombre que se desentendió de ti, podrías decirnos donde está su escondite e irte de aquí sin mayores consecuencias. O… - Le hice una seña a la pequeña chica-cabra para que haga algún gesto amenazador – Podemos ponernos un poco más extremos.
Si que valía la pena continuar, Matthew se dijo a si mismo que le demostraría a ese tipo lo que era un verdadero estafador.
Lo vio ponerse una máscara y cambiar de forma, como única respuesta Matt levanto una ceja y se cruzo de brazos, así que de eso se trataba, había sido magia. A los ojos el humano eso no le daba más mérito, sino que se lo restaba, no había logrado el truco en base a su inteligencia o habilidad, sino solo por tener un objeto mágico.
-Y ahora se roba mi daga – Dijo Matthew mientras se acercaba con paso lento al sitio donde dónde hasta hace un momento estaba el rubio. Se agachó y agarro las pocas monedas que habían caído, por eso notó las huellas que se alejaban del lugar, una sonrisa de medio lado se asomo en su rostro – Con que me faltan muchos años para estar a tu nivel…
El pequeño cómplice del estafador apareció rodando junto a los pies de Matt, este se lo quedó mirando y al escucharlo maldecir una idea surgió repentinamente. Le sonrió con amabilidad, “Se cazan más moscas con una gota de miel que con un barril de vinagre”.
-Creo que no habíamos tenido la oportunidad de poder hablar, caballero – Le ofreció una mano pero no pudo corresponder al saludo porque rápidamente se agarro a la pierna de Matthew en un intento de alejarse de la chica cabra – Parece que asustas a mi nuevo amigo, Querida – Dejó escapar una carcajada y le guiño un ojo a la niña.
Ahora tenían que encontrar la manera de localizar al que se había escapado, Matt tenía varias ideas en mente, podían intentar seguir las huellas, o convencer al ex – cómplice de que les dijera en donde estaba. También era buen momento para evaluar si valía la pena continuar con esa búsqueda, estaba gastando mucho tiempo y esfuerzo para obtener un botín moderado.
-Como yo lo veo, tienes todas las de perder, amigo mío – Le dijo al pequeño estafador que tenía agarrado a su pierna – Pero no somos mala gente, ni tenemos ganas de andar peleando. Como yo lo veo, te han abandonado a tu suerte, no le debes ninguna lealtad al hombre que se desentendió de ti, podrías decirnos donde está su escondite e irte de aquí sin mayores consecuencias. O… - Le hice una seña a la pequeña chica-cabra para que haga algún gesto amenazador – Podemos ponernos un poco más extremos.
Si que valía la pena continuar, Matthew se dijo a si mismo que le demostraría a ese tipo lo que era un verdadero estafador.
Matthew Owens
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Re: Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
El golpe fue contundente y seco, reverberó por mi brazo e hizo que me desestabilizara un poco, moviéndome hacia un lado y apoyándome torpemente en la rama que se había convertido en un arma segundos antes. Miré a Fluffy y revisé rápidamente que no tuviera ninguna herida grave, sin embargo y por suerte, no era el caso- Hah… me alegro que estés bien grandullón… -susurré al buey con cariño antes de darle un fuerte abrazo- Vamos a ver qué ha pasado ahí abajo, ¡ese ha sido un buen golpe! –añadí orgullosa mientras empezaba a caminar hacia el claro, aún con rama en mano y con mi compañero protegiéndome las espaldas.
Al verme aparecer el hombrecillo se abrazó a la pierna del mi antiguo salvador con horror en su rostro, pidiendo que le salvara de una niña cabra- Pse… -un chasquido de rabia escapó por mi boca mientras miraba lo cobarde que llegaba a ser el enano, aunque ante el comentario del joven no pude evitar soltar alguna que otra carcajada- Ya lo veo ya… -añadí centrando mis pupilas en el exótico muchacho- El que parece que si se ha asustado es ese estúpido estafador… ¿Dónde estará? –murmuré para mí misma.
Ante las palabras del chico no me contuve y empecé a hacer teatro, poniendo caras desagradables y enfadadas mientras me acercaba al hombrecillo arrastrando lentamente por el suelo la enorme rama. Una vez a pocos metros de él me agaché y sonreí lo más cínicamente posible- Solo he usado una rama… no querrás que saque mi daga… ¿no? –susurré de forma amenazante mientras, siguiendo mis pasos, vi como la sombra de Fluffy aparecía encima de mi “menuda escena estamos montando, ¡no hay forma de que este plan pueda fallar!” en ese momento noté como alguien tiraba de mi cintura, haciendo que cayera de culo al suelo.
En el momento en el que conseguí girarme me encontré a Fluffy mordisqueando suavemente el mapa con el que había logrado llegar ahí- Oh por los dioses… ¡Fluffy, deja eso ahora mismo! –exclamé mientras me levantaba, intentando poner un tono lo más convincente posible.
Al cabo de unos segundos conseguí que mi compañero soltara el preciado objeto, que por suerte solo había estado levemente baboseado y que tras un poco de esfuerzo volvía a estar como nuevo- Hah… eres un caso grandullón… -susurré mientras volvía a guardar el mapa; aunque esta vez fuera por debajo de mi vestido, en la banda de mis pantalones “en el caso de que no quiera colaborar siempre podemos intentar seguir el mapa…” pensé para mí misma- Lo importante sin embargo… -dije sacando mi daga y jugando un poco con ella- ¿Vas a ayudarnos o no? –sentencié mirando de reojo al hombrecillo.
Al verme aparecer el hombrecillo se abrazó a la pierna del mi antiguo salvador con horror en su rostro, pidiendo que le salvara de una niña cabra- Pse… -un chasquido de rabia escapó por mi boca mientras miraba lo cobarde que llegaba a ser el enano, aunque ante el comentario del joven no pude evitar soltar alguna que otra carcajada- Ya lo veo ya… -añadí centrando mis pupilas en el exótico muchacho- El que parece que si se ha asustado es ese estúpido estafador… ¿Dónde estará? –murmuré para mí misma.
Ante las palabras del chico no me contuve y empecé a hacer teatro, poniendo caras desagradables y enfadadas mientras me acercaba al hombrecillo arrastrando lentamente por el suelo la enorme rama. Una vez a pocos metros de él me agaché y sonreí lo más cínicamente posible- Solo he usado una rama… no querrás que saque mi daga… ¿no? –susurré de forma amenazante mientras, siguiendo mis pasos, vi como la sombra de Fluffy aparecía encima de mi “menuda escena estamos montando, ¡no hay forma de que este plan pueda fallar!” en ese momento noté como alguien tiraba de mi cintura, haciendo que cayera de culo al suelo.
En el momento en el que conseguí girarme me encontré a Fluffy mordisqueando suavemente el mapa con el que había logrado llegar ahí- Oh por los dioses… ¡Fluffy, deja eso ahora mismo! –exclamé mientras me levantaba, intentando poner un tono lo más convincente posible.
Al cabo de unos segundos conseguí que mi compañero soltara el preciado objeto, que por suerte solo había estado levemente baboseado y que tras un poco de esfuerzo volvía a estar como nuevo- Hah… eres un caso grandullón… -susurré mientras volvía a guardar el mapa; aunque esta vez fuera por debajo de mi vestido, en la banda de mis pantalones “en el caso de que no quiera colaborar siempre podemos intentar seguir el mapa…” pensé para mí misma- Lo importante sin embargo… -dije sacando mi daga y jugando un poco con ella- ¿Vas a ayudarnos o no? –sentencié mirando de reojo al hombrecillo.
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Re: Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
Algunas huellas aún frescas se podían seguir con relativa facilidad al menos una parte del camino; para un ojo perceptivo no sería difícil seguirlas durante un rato, aunque antes debían atender un asunto de mayor urgencia; el hombrecito soltó la pierna de Matthew y se dejó caer hacia atrás repelido por la impresión; que alguien lo reconociera siempre resultaba el presagio de una tragedia y esta vez no apuntaba a ser diferente, más aún cuando además parecía que el misterioso sujeto andaba acompañado por la siniestra niña cabra -¿Quién sos?- Preguntó arrastrándose para alejarse de ambos mientras los señalaba con la mano.
No parecía estar mintiendo el humano al señalar su ventaja, pues bastante difícil que la tenía el pequeñín -Vos sos loco, los dos sos locos si pensás que me abandonaron- Dijo con una sonrisa fingida -Vendrán a rescatarme justo... ahora- Señaló entre los arbustos durante unos segundos sin que sucediera absolutamente nada -He dicho, justo ahora- Señaló de nuevo con más firmeza pero nada sucedió -¡¡Maldito mocoso!!- Gritó resignado olvidando por un instante a sus captores, escupió el piso con rudeza y de nuevo dirigió la vista a aquella peculiar pareja.
Solo un poco más de presión habría hecho falta para convencerlo pero sus ojos se abrieron como platos al ver al animal mordisqueando el mapa -¡¡Pero qué hacés!!- Exclamó con terror en la mirada -Loca, vos sos loca- Señaló a la pequeña Alira -No tenés idea de lo que es eso- Miró nervioso a todos lados y de nuevo volvió la vista a Matthew -Los llevaré con el traidor y luego me dejarán ir en paz- Propuso y sin esperar mucho se puso en marcha con seguridad -Mordizqueando el mapa de Tarsis... estos mocosos- Murmuraba para sí mismo mientras caminaba con evidente enojo.
Unos minutos bastaban para llegar a donde un pequeño riachuelo ponía fin a las huellas en el camino, no había el más mínimo rastro de huellas, por lo que solo podría haberse ido río abajo o río arriba, una interrogante que sería resuelta por el pequeño Fran -De prisa, boludos- Indicó caminando río arriba hasta llegar a una extraña roca cubierta de hojas en cuyo centro se podía ver una pequeña ranura del tamaño de una moneda -Atrás, mocosos, quédense donde no los vean- Dijo confiado al tiempo que se acercaba hurgando en sus bolsillos -Maldita sea- Masculló por lo bajo y se dedicó a tocar la roca con una piedra de una manera bastante particular; dos golpes rápidos seguidos, uno lento y luego otros dos rápidos cual si fuera una especie de clave secreta ¿Podrían confiar en él?
Repitió el toque un par de veces pero nada sucedió, no había siquiera una respuesta a su particular mensaje; miró a sus acompañantes y rió nervioso antes de volver a intentarlo pero de nuevo nada sucedería -Normal, esto es algo muy normal, sucede a menudo- Dijo en voz alta como si hablara para sí mismo -¡Malditos traidores le voy a arrancar el pellejo si no abren la maldita entrada!- Gritó mientras comenzaba a patear la roca que parecía menos “dura” de lo que debería ser.
∞ Matthew: Tienes una gran facilidad para la actuación y el engaño, por lo que podrías intentar ganar la confianza de Fran, tal como está ahora no debería ser tan difícil conseguir al menos una tregua temporal; afortunadamente decidiste tomar la moneda con la que si deseas podrás abrir la entrada, solo necesitas introducirla y de inmediato la roca se abrirá en dos permitiéndoles entrar; si no lo haces de esa manera también se abrirá pero llevará a un desenlace distinto.
∞ Alira: Jamás había imaginado que resultarías tan intimidante, de momento puedes usar ese factor de intimidación, aunque al parecer no eres la única con tal capacidad, durante el camino Fluffy se detendrá un par de veces mirando hacia atrás como si sintiera que alguien los sigue, misma sensación que había tenido antes Matthew; también sentirás como si el mapa que llevas palpitara levemente.
∞ Ambos: Al abrirse la roca, por la razón que hayan elegido, encontrarán un largo túnel que desciende adornado por esporádicas antorchas aunque no alcanzarán a ver el final de dicho camino; entrar o no entrar será su decisión.
No parecía estar mintiendo el humano al señalar su ventaja, pues bastante difícil que la tenía el pequeñín -Vos sos loco, los dos sos locos si pensás que me abandonaron- Dijo con una sonrisa fingida -Vendrán a rescatarme justo... ahora- Señaló entre los arbustos durante unos segundos sin que sucediera absolutamente nada -He dicho, justo ahora- Señaló de nuevo con más firmeza pero nada sucedió -¡¡Maldito mocoso!!- Gritó resignado olvidando por un instante a sus captores, escupió el piso con rudeza y de nuevo dirigió la vista a aquella peculiar pareja.
Solo un poco más de presión habría hecho falta para convencerlo pero sus ojos se abrieron como platos al ver al animal mordisqueando el mapa -¡¡Pero qué hacés!!- Exclamó con terror en la mirada -Loca, vos sos loca- Señaló a la pequeña Alira -No tenés idea de lo que es eso- Miró nervioso a todos lados y de nuevo volvió la vista a Matthew -Los llevaré con el traidor y luego me dejarán ir en paz- Propuso y sin esperar mucho se puso en marcha con seguridad -Mordizqueando el mapa de Tarsis... estos mocosos- Murmuraba para sí mismo mientras caminaba con evidente enojo.
Unos minutos bastaban para llegar a donde un pequeño riachuelo ponía fin a las huellas en el camino, no había el más mínimo rastro de huellas, por lo que solo podría haberse ido río abajo o río arriba, una interrogante que sería resuelta por el pequeño Fran -De prisa, boludos- Indicó caminando río arriba hasta llegar a una extraña roca cubierta de hojas en cuyo centro se podía ver una pequeña ranura del tamaño de una moneda -Atrás, mocosos, quédense donde no los vean- Dijo confiado al tiempo que se acercaba hurgando en sus bolsillos -Maldita sea- Masculló por lo bajo y se dedicó a tocar la roca con una piedra de una manera bastante particular; dos golpes rápidos seguidos, uno lento y luego otros dos rápidos cual si fuera una especie de clave secreta ¿Podrían confiar en él?
Repitió el toque un par de veces pero nada sucedió, no había siquiera una respuesta a su particular mensaje; miró a sus acompañantes y rió nervioso antes de volver a intentarlo pero de nuevo nada sucedería -Normal, esto es algo muy normal, sucede a menudo- Dijo en voz alta como si hablara para sí mismo -¡Malditos traidores le voy a arrancar el pellejo si no abren la maldita entrada!- Gritó mientras comenzaba a patear la roca que parecía menos “dura” de lo que debería ser.
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∞ Matthew: Tienes una gran facilidad para la actuación y el engaño, por lo que podrías intentar ganar la confianza de Fran, tal como está ahora no debería ser tan difícil conseguir al menos una tregua temporal; afortunadamente decidiste tomar la moneda con la que si deseas podrás abrir la entrada, solo necesitas introducirla y de inmediato la roca se abrirá en dos permitiéndoles entrar; si no lo haces de esa manera también se abrirá pero llevará a un desenlace distinto.
∞ Alira: Jamás había imaginado que resultarías tan intimidante, de momento puedes usar ese factor de intimidación, aunque al parecer no eres la única con tal capacidad, durante el camino Fluffy se detendrá un par de veces mirando hacia atrás como si sintiera que alguien los sigue, misma sensación que había tenido antes Matthew; también sentirás como si el mapa que llevas palpitara levemente.
∞ Ambos: Al abrirse la roca, por la razón que hayan elegido, encontrarán un largo túnel que desciende adornado por esporádicas antorchas aunque no alcanzarán a ver el final de dicho camino; entrar o no entrar será su decisión.
Ansur
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Re: Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
La pequeña niña-bestia era muy inteligente, no tardo en darse cuenta cual era su papel en todo eso, tenía mucho potencial como estafadora, con ese bonito rostro seguramente nadie se atrevería a sospechar de ella. Matthew pensó que desde afuera debían verse como un grupo bastante variopinto, es decir, eran un humano, un enano, una chica con cuernos y un buey “¿Acaso llego el circo al pueblo?”, el estafador dejó escapar una pequeña risa y luego negó con la cabeza.
Se quedó de brazos cruzados mirando en la dirección que señalaba el feo sujeto, no demasiado impresionado con su actuación, pero como nadie salió para rescatarlo Matt soltó una carcajada burlona.
-Buena elección, si cooperamos todo es más sencillo ¿Cierto? – Dijo con una amplia sonrisa en el rostro – Con que mapa de Tarsis ¿Para qué sirve? – Preguntó a ambos, aunque suponía que el mejor informado sería el hombrecillo de mal carácter.
Owens comenzó a caminar también, sin perder de vista al “prisionero” por si de pronto decidía que quería escapar. Junto a él tenía a la niña-bestia, era sorprendente hasta los extremos que podía llegar esta joven, el humano tuvo que admitir que era mucho más osada que la mayoría de los seres de su edad.
-Fue muy valiente lo que hiciste para defender a los tuyos – Comentó Matt mientras caminaban – Muchas personas hubiesen dejado hablar al estafador sin preocuparse demasiado por lo que pudiera decir – Claramente él era ese tipo de persona, si no le hubiesen herido el orgullo quitándole ese dinero, que por derecho le pertenecía, seguramente no estaría allí en ese momento - ¿Podrías decirme tu nombre? Cuando hable en el futuro sobre esta aventura me gustaría poder mencionarte como corresponde y no solo como “esa hermosa niña”.
Llegaron a un pequeño arroyo, pero el pequeño sujeto no dudo un segundo y siguió caminando rio arriba, seguramente hubiese sido bastante difícil el saber por dónde ir sin la ayuda del feo hombrecillo. Llegaron hasta una puerta secreta, todo apuntaba a que habían llegado a la guarida de los estafadores, Matthew se preguntó si en verdad podían confiar en el “prisionero”, o si no sería todo eso una trampa muy bien diseñada.
-Creo que es esto lo que necesitas – Dijo mientras le ofrecía la moneda falsa, pero antes de que la agarre la retiró – Permíteme, seguro no hay problema si lo hago en tu lugar – Puso la moneda en la rendija y la puerta se abrió en dos – Vaya, vaya, pero que bien montado tienen esto…
Solo se podía ver un largo pasillo iluminado por antorchas, no les quedaba muchas alternativas, había que entrar sino ¿Qué sentido tendría haber llegado hasta allí? Pero había algo que seguía molestando a Matthew, y decidió tomar precauciones.
-No es buena idea que todos entremos, quizás podría quedarse Fluffy vigilando, parece ser bastante bueno en esto de atrapar ladrones – Lo consultaba con la niña ya que la mascota era suya y probablemente solo le haría caso a ella.
Una vez decidido si alguien vigilaría o no, Matthew ingresó en el túnel.
Se quedó de brazos cruzados mirando en la dirección que señalaba el feo sujeto, no demasiado impresionado con su actuación, pero como nadie salió para rescatarlo Matt soltó una carcajada burlona.
-Buena elección, si cooperamos todo es más sencillo ¿Cierto? – Dijo con una amplia sonrisa en el rostro – Con que mapa de Tarsis ¿Para qué sirve? – Preguntó a ambos, aunque suponía que el mejor informado sería el hombrecillo de mal carácter.
Owens comenzó a caminar también, sin perder de vista al “prisionero” por si de pronto decidía que quería escapar. Junto a él tenía a la niña-bestia, era sorprendente hasta los extremos que podía llegar esta joven, el humano tuvo que admitir que era mucho más osada que la mayoría de los seres de su edad.
-Fue muy valiente lo que hiciste para defender a los tuyos – Comentó Matt mientras caminaban – Muchas personas hubiesen dejado hablar al estafador sin preocuparse demasiado por lo que pudiera decir – Claramente él era ese tipo de persona, si no le hubiesen herido el orgullo quitándole ese dinero, que por derecho le pertenecía, seguramente no estaría allí en ese momento - ¿Podrías decirme tu nombre? Cuando hable en el futuro sobre esta aventura me gustaría poder mencionarte como corresponde y no solo como “esa hermosa niña”.
Llegaron a un pequeño arroyo, pero el pequeño sujeto no dudo un segundo y siguió caminando rio arriba, seguramente hubiese sido bastante difícil el saber por dónde ir sin la ayuda del feo hombrecillo. Llegaron hasta una puerta secreta, todo apuntaba a que habían llegado a la guarida de los estafadores, Matthew se preguntó si en verdad podían confiar en el “prisionero”, o si no sería todo eso una trampa muy bien diseñada.
-Creo que es esto lo que necesitas – Dijo mientras le ofrecía la moneda falsa, pero antes de que la agarre la retiró – Permíteme, seguro no hay problema si lo hago en tu lugar – Puso la moneda en la rendija y la puerta se abrió en dos – Vaya, vaya, pero que bien montado tienen esto…
Solo se podía ver un largo pasillo iluminado por antorchas, no les quedaba muchas alternativas, había que entrar sino ¿Qué sentido tendría haber llegado hasta allí? Pero había algo que seguía molestando a Matthew, y decidió tomar precauciones.
-No es buena idea que todos entremos, quizás podría quedarse Fluffy vigilando, parece ser bastante bueno en esto de atrapar ladrones – Lo consultaba con la niña ya que la mascota era suya y probablemente solo le haría caso a ella.
Una vez decidido si alguien vigilaría o no, Matthew ingresó en el túnel.
Matthew Owens
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Re: Cazadores de pieles [Mastereado][Mattew Owens-Alira Bellowood]
Finalmente, el pequeño hombrecito, atento y cauteloso siguió los movimientos de Matthew con mucha cautela, aguardando el momento indicado, en principio pareció quedarse atrás, pero en cuanto el ladrón propuso dejar a la bestia afuera, apretó los puños discretamente con rabia, parecía ser momento de un cambio de planes -Dejame que los guíe- consiguió escabullirse por un lado del humano y corrió escaleras abajo deteniéndose apenas por instantes para tocar bloques del camino aparentemente aleatorios pero que luego comenzaron a evidenciar una posible trampa.
Imparable y veloz, el chiquillo avanzó hasta perderse en las sombras al tiempo que comenzaba a reír de manera siniestra -Adiós perdedores- Gritó desde lo lejos justo antes de escucharse su repentina caída contra el piso, aunque la misma fue seguida por sus pasos cuando se levantó y continuó su carrera hacía su intrincado refugio.
No hacía falta ser un genio para saber que debían salir de ahí, la puerta comenzaba a cerrarse de nuevo pero no era solo eso, el piso comenzaba a mostrar algunos bultos de los que pronto comenzaron a brotar afiladas púas metálicas en dirección a donde se encontraban los jóvenes aventureros, afortunadamente aún no estaban muy lejos de la entrada por lo que salir no sería problema, y aunque se quedarían con el mal sabor de ser burlados y engañados, al menos estaban ilesos y completos.
∞ Matthew: debo disculparme por dejar que la espera fuera tan larga, una pena que tu compañera se haya ausentado, dejaré la aventura abierta por si deseas retomarla luego en compañía de alguien más, no obstante, tu desempeño ha sido muy agradable por lo que no puedo dejarte sin más, recibes por tu participación, 10 puntos de experiencia y 300 aeros que ya han sido sumados a tu perfil.
Imparable y veloz, el chiquillo avanzó hasta perderse en las sombras al tiempo que comenzaba a reír de manera siniestra -Adiós perdedores- Gritó desde lo lejos justo antes de escucharse su repentina caída contra el piso, aunque la misma fue seguida por sus pasos cuando se levantó y continuó su carrera hacía su intrincado refugio.
No hacía falta ser un genio para saber que debían salir de ahí, la puerta comenzaba a cerrarse de nuevo pero no era solo eso, el piso comenzaba a mostrar algunos bultos de los que pronto comenzaron a brotar afiladas púas metálicas en dirección a donde se encontraban los jóvenes aventureros, afortunadamente aún no estaban muy lejos de la entrada por lo que salir no sería problema, y aunque se quedarían con el mal sabor de ser burlados y engañados, al menos estaban ilesos y completos.
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∞ Matthew: debo disculparme por dejar que la espera fuera tan larga, una pena que tu compañera se haya ausentado, dejaré la aventura abierta por si deseas retomarla luego en compañía de alguien más, no obstante, tu desempeño ha sido muy agradable por lo que no puedo dejarte sin más, recibes por tu participación, 10 puntos de experiencia y 300 aeros que ya han sido sumados a tu perfil.
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