¿Dónde está Thaiss? [Privado] [Cerrado]
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¿Dónde está Thaiss? [Privado] [Cerrado]
Era una mañana como otra cualquiera, soleada con una agradable temperatura. El frío estaba dejando paso cada vez más a una calor más primaveral, ya no hacía falta dormir con tantas mantas y pieles debido a la escasa protección que las telas de las carpas ofrecían.
Helena se encontraba en su propia tienda, la cual estaba anexada a la del virrey como tantas otras. En los meses que llevaba allí, había hecho de ese sitio un buen hogar; confortable y acogedor. Una alfombra roja bordada por los bordes cubría todo el suelo, una cama de robusta madera de calidad y mantas que daban el suficiente calor para esa época del año, una mesa de escritorio bien recogida, en la cual había una venus atrapamoscas que la decoraba, una estantería a su lado que ostentaba varios libros y pergaminos que le servían a la bruja para diversas cosas de su vida y de su propio trabajo y una cómoda, en la cual estaba sentada enfrente que tenía un espejo que estaba usando en ese preciso instante para mirarse mientras se peinaba su dorado cabello y tarareaba una dulce melodía.
De pronto, escuchó una voz que provenía más allá de la cortina que se usaba para separar la tienda de la gran carpa de Matthew Owens.
-Toc toc-
-Sabes que no hay puerta, Matt-Suspiró-Puedes entrar-Para la suerte (O desgracia) del virrey, Helena estaba vestida con un camisón blanco que le cubría todo el cuerpo y usaba para dormir.
El moreno entró como Pedro por su casa cuando apartó la cortina.
-Puedo poner una puerta si quieres, pero no tendrá mucho sentido si no tienes un marco-Dijo haciéndose el gracioso. Sin siquiera pedir permiso, se sentó sobre la cama de Helena-O puedes mudarte a mi habitación-Soltó añadiendo una sonrisa encantadora
-La bruja sonrió divertida ante el comentario del humano-¿Qué diría la gente si nos viera hacer eso?
-¿Que hacemos una hermosa pareja?-
La bruja no pudo evitar dejar salir una sonrisilla. Matthew Owens era todo un adulador y un galán, pero era cierto, la gente empezaría a hablar muy mal de ellos si los viesen hacer tal cosa. Además, se suponía que el virrey ya tenía pareja, ¿Bromeaba o realmente lo diría en serio? Era algo que Helena no se atrevía siquiera a querer saberlo.
-A veces pienso que no te tomas en serio tu puesto ni tu trabajo-En ese momento, la Rhodes terminó de peinarse y dejarse el pelo totalmente liso, el cual recogió con una cola, se esperaba que el virrey le ofreciese una tarea, e ir con el pelo recogido sería lo más cómodo para aquella ocasión. Tras eso, se volteó para mirar directamente al virrey-Corrijo: No te tomas en serio tu puesto ni tu trabajo-Sonrió grácilmente-¿Y bien, necesitas algo?
-¡Muchas cosas!--Dijo gesticulando exageradamente-Pero la más urgente es que mates a alguien por mi ¿Podrías? Es que llegue al limite de mi paciencia con esta persona-Soltó repentinamente
-Claro, para eso me pagas-Se encogió de hombros-Dime nombre y lugar-Se volteó de nuevo y abrió uno de los cajones de la cómoda para meter el cepillo. Tras eso, miró por el espejo hacia Matt-Ah, y cualquier información que puedas darme también sería útil-Tras decir eso, giró de nuevo su eje para estar de frente al virrey
Entonces, Matthew sacó un periódico. El famoso "Ocurrencias Públicas", escrito por Pipa Wright.
-Tienes que matar a la insoportable mujer que le dijo todas estas cosas a Pipa Wright. Se llama Thaiss y está en Baslodia--Tiró el periódico sobre la cómoda de Helena-Que sea rápido y sin demasiado dolor, al fin y al cabo, somos amigos de la infancia-
-...V-vale...-Esa última connotación dejó un poco descolocada a la Rhodes, pero al fin y al cabo era un trabajo más. Enseguida se vestiría y tomaría los recursos necesarios para realizar el viaje. En cuestión de horas estaría en Baslodia.
Helena caminaba por las calles de Baslodia entrada ya la tarde. Estaba leyendo el número de Ocurrencias Públicas que Matt le entregó, y tras leer el artículo dedicado exclusivamente a la figura del virrey, no pudo más que soltar una enorme y larga carcajada que intentaba esconder debido a que muchos de los transeúntes la tomarían por una loca.
"Pasión desenfrenada por las golosinas", "Miedo al agua y a ducharse", El apodo de "Giorgio Buchón"... Cada párrafo que leía era más magnífico que el anterior, y en ese entonces es cuando Helena se percató del por qué del enfado de Matthew. Aunque, ciertamente dudó de si algunas de esas cosas serían verdaderas, ya que no sabe mucho del pasado de su propio jefe.
Cuando lo acabó de leer, lo enrolló y se lo guardó, sin duda esa Thaiss tenía imaginación para inventarse todo aquello (Si es que al final resultaba todo falso). Mientras caminaba, pensaba en qué lugar se podría esconder dicha mujer.
_________________________________________________________
Off: Los diálogos de Matt han sido aprobados por él.
Helena se encontraba en su propia tienda, la cual estaba anexada a la del virrey como tantas otras. En los meses que llevaba allí, había hecho de ese sitio un buen hogar; confortable y acogedor. Una alfombra roja bordada por los bordes cubría todo el suelo, una cama de robusta madera de calidad y mantas que daban el suficiente calor para esa época del año, una mesa de escritorio bien recogida, en la cual había una venus atrapamoscas que la decoraba, una estantería a su lado que ostentaba varios libros y pergaminos que le servían a la bruja para diversas cosas de su vida y de su propio trabajo y una cómoda, en la cual estaba sentada enfrente que tenía un espejo que estaba usando en ese preciso instante para mirarse mientras se peinaba su dorado cabello y tarareaba una dulce melodía.
De pronto, escuchó una voz que provenía más allá de la cortina que se usaba para separar la tienda de la gran carpa de Matthew Owens.
-Toc toc-
-Sabes que no hay puerta, Matt-Suspiró-Puedes entrar-Para la suerte (O desgracia) del virrey, Helena estaba vestida con un camisón blanco que le cubría todo el cuerpo y usaba para dormir.
El moreno entró como Pedro por su casa cuando apartó la cortina.
-Puedo poner una puerta si quieres, pero no tendrá mucho sentido si no tienes un marco-Dijo haciéndose el gracioso. Sin siquiera pedir permiso, se sentó sobre la cama de Helena-O puedes mudarte a mi habitación-Soltó añadiendo una sonrisa encantadora
-La bruja sonrió divertida ante el comentario del humano-¿Qué diría la gente si nos viera hacer eso?
-¿Que hacemos una hermosa pareja?-
La bruja no pudo evitar dejar salir una sonrisilla. Matthew Owens era todo un adulador y un galán, pero era cierto, la gente empezaría a hablar muy mal de ellos si los viesen hacer tal cosa. Además, se suponía que el virrey ya tenía pareja, ¿Bromeaba o realmente lo diría en serio? Era algo que Helena no se atrevía siquiera a querer saberlo.
-A veces pienso que no te tomas en serio tu puesto ni tu trabajo-En ese momento, la Rhodes terminó de peinarse y dejarse el pelo totalmente liso, el cual recogió con una cola, se esperaba que el virrey le ofreciese una tarea, e ir con el pelo recogido sería lo más cómodo para aquella ocasión. Tras eso, se volteó para mirar directamente al virrey-Corrijo: No te tomas en serio tu puesto ni tu trabajo-Sonrió grácilmente-¿Y bien, necesitas algo?
-¡Muchas cosas!--Dijo gesticulando exageradamente-Pero la más urgente es que mates a alguien por mi ¿Podrías? Es que llegue al limite de mi paciencia con esta persona-Soltó repentinamente
-Claro, para eso me pagas-Se encogió de hombros-Dime nombre y lugar-Se volteó de nuevo y abrió uno de los cajones de la cómoda para meter el cepillo. Tras eso, miró por el espejo hacia Matt-Ah, y cualquier información que puedas darme también sería útil-Tras decir eso, giró de nuevo su eje para estar de frente al virrey
Entonces, Matthew sacó un periódico. El famoso "Ocurrencias Públicas", escrito por Pipa Wright.
-Tienes que matar a la insoportable mujer que le dijo todas estas cosas a Pipa Wright. Se llama Thaiss y está en Baslodia--Tiró el periódico sobre la cómoda de Helena-Que sea rápido y sin demasiado dolor, al fin y al cabo, somos amigos de la infancia-
-...V-vale...-Esa última connotación dejó un poco descolocada a la Rhodes, pero al fin y al cabo era un trabajo más. Enseguida se vestiría y tomaría los recursos necesarios para realizar el viaje. En cuestión de horas estaría en Baslodia.
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Helena caminaba por las calles de Baslodia entrada ya la tarde. Estaba leyendo el número de Ocurrencias Públicas que Matt le entregó, y tras leer el artículo dedicado exclusivamente a la figura del virrey, no pudo más que soltar una enorme y larga carcajada que intentaba esconder debido a que muchos de los transeúntes la tomarían por una loca.
"Pasión desenfrenada por las golosinas", "Miedo al agua y a ducharse", El apodo de "Giorgio Buchón"... Cada párrafo que leía era más magnífico que el anterior, y en ese entonces es cuando Helena se percató del por qué del enfado de Matthew. Aunque, ciertamente dudó de si algunas de esas cosas serían verdaderas, ya que no sabe mucho del pasado de su propio jefe.
Cuando lo acabó de leer, lo enrolló y se lo guardó, sin duda esa Thaiss tenía imaginación para inventarse todo aquello (Si es que al final resultaba todo falso). Mientras caminaba, pensaba en qué lugar se podría esconder dicha mujer.
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Off: Los diálogos de Matt han sido aprobados por él.
Última edición por Helena Rhodes el Lun 13 Mayo 2019 - 7:10, editado 1 vez
Helena Rhodes
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Re: ¿Dónde está Thaiss? [Privado] [Cerrado]
Thaiss no vivía en ninguna ciudad en concreto. Había pasado más tiempo en Lunargenta, sí, pero solamente porque era más grande y por tanto tenía más gente a la que mirar, más negocios que visitar, y era más fácil perderse en la multitud y que olvidaran que una existía. Pero tras abandonar Ciudad Lagarto había determinado que, ya que estaba, sería buena idea pasar algún otro tiempo en alguna otra ciudad. Y siempre había querido pasar más tiempo en Baslodia.
O eso le iba diciendo a la gente. Según ella, no tenía nada que ver que el primer carromato que había salido de Ciudad Lagarto fuera destino a Baslodia. Pero lo cierto es que, después de su charla con Pipa y su breve estadía en el sistema penitenciario de la ciudad de los ladrones, Thaiss había tenido por única prioridad salir de allí antes de que el ejemplar de Ocurrencias Públicas llegara a manos del Virrey. La intención de los datos que le había facilitado a la periodista era provocar, y conocía los ataques de ira asesina de Buchón.
Estaba segura de que tarde o temprano su viejo amigo la perdaría, pero mientras tanto sería mejor perderse en una ciudad y que al Virrey se le pasara el malhumor. En Baslodia tardaría más en encontrarla que en Lunargenta, donde Buchón tendría más contactos. Y, realmente, por eso estaba allí.
Thaiss no tenía nada más que hacer que robar un poquito, pasear por la ciudad, hablar con extraños, y estar muy alerta por si parecía que alguien estuviera siguiéndola. Y estaba manteniendo su habitual vigilancia a la entrada de la ciudad, a la sombra de un callejón lateral, cuando vio pasar a alguien que conocía.
- Cuánto tiempo sin verte - dijo al alcanzarla desde atrás-. ¿Te acuerdas de mí? Limona - lo dijo de tal forma que no quedaba claro si se estaba presentando como Limona o estaba llamando así a Helena -. ¿Qué te trae a esta preciosa ciudad? Es peligroso leer y caminar. Espero que sea un periódico importante. En cualquier momento podrías pisar algo desagradable y ensuciarte los zapatos.
O eso le iba diciendo a la gente. Según ella, no tenía nada que ver que el primer carromato que había salido de Ciudad Lagarto fuera destino a Baslodia. Pero lo cierto es que, después de su charla con Pipa y su breve estadía en el sistema penitenciario de la ciudad de los ladrones, Thaiss había tenido por única prioridad salir de allí antes de que el ejemplar de Ocurrencias Públicas llegara a manos del Virrey. La intención de los datos que le había facilitado a la periodista era provocar, y conocía los ataques de ira asesina de Buchón.
Estaba segura de que tarde o temprano su viejo amigo la perdaría, pero mientras tanto sería mejor perderse en una ciudad y que al Virrey se le pasara el malhumor. En Baslodia tardaría más en encontrarla que en Lunargenta, donde Buchón tendría más contactos. Y, realmente, por eso estaba allí.
Thaiss no tenía nada más que hacer que robar un poquito, pasear por la ciudad, hablar con extraños, y estar muy alerta por si parecía que alguien estuviera siguiéndola. Y estaba manteniendo su habitual vigilancia a la entrada de la ciudad, a la sombra de un callejón lateral, cuando vio pasar a alguien que conocía.
- Cuánto tiempo sin verte - dijo al alcanzarla desde atrás-. ¿Te acuerdas de mí? Limona - lo dijo de tal forma que no quedaba claro si se estaba presentando como Limona o estaba llamando así a Helena -. ¿Qué te trae a esta preciosa ciudad? Es peligroso leer y caminar. Espero que sea un periódico importante. En cualquier momento podrías pisar algo desagradable y ensuciarte los zapatos.
Thaiss
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Re: ¿Dónde está Thaiss? [Privado] [Cerrado]
Paró su caminar y se cruzó de brazos, musitando qué hacer a continuación y tomándoselo más en serio. Tenía que encontrar a una persona que ni conocía y en una de las ciudades más importantes de Verisar, no iba a ser tarea fácil, así que tendría que romperse la cabeza para dar con la tal "Thaiss".
-Si yo fuera esa tipa... ¿Dónde me escondería?-Murmuró para sí
De pronto, notó que alguien se le acercó y le habló, y menos mal, ya que estaba preparando un ataque con reacción para tal tipo de asalto sin avisar, ya que si algo había aprendido durante tantos años de un lado para otro, es que primero había que pegar y luego preguntar, por si acaso.
Cuando vio a la extraña mujer con la que se topó aquel día en una de las tabernas de Lunargenta, enarcó una ceja y siguió con su pose de brazos cruzados y superioridad.
-...Limona-Respondió con el mismo tono la bruja, cómo olvidar a aquella mujer después de la tarde tan extravagante que le dio.
-¿Eres de por aquí?-La analizó de arriba a abajo, respondiendo a su pregunta con otra pregunta-Estoy buscando a alguien-Finalmente confesó-¿Crees que soy tan inútil como para no darme cuenta de por dónde voy?-Respondió con un tono sarcástico
-Como sea-Hizo un gesto de desaire con una mano-Estoy ocupada en una misión oficial por parte del virrey de Ciudad Lagarto, así que no tengo tiempo para jueguecitos, bonita
Tras eso, se volteó de nuevo y siguió caminando, alejándose, o al menos esa era su intención, de la mujer morena a la que costaba ponerle un nombre fijo.
Habría varios sitios donde recabar la información que buscaba, el principal era una taberna cualquiera, el principal foco donde se podría recabar todo lo que uno quisiera, después estaría las zonas siderúrgicas de la ciudad, donde los trabajadores que van de un lado para otro se harían eco de los rumores. Por último, siempre le quedaba la opción de los burdeles, odiaba admitirlo, pero las damas de buena compañía sí que les resultaban útiles a Matt cuando requería nutrirse de alguna información, rumor o habladuría en Ciudad Lagarto, así que haría bien en pasarse por sitios así.
-Si yo fuera esa tipa... ¿Dónde me escondería?-Murmuró para sí
De pronto, notó que alguien se le acercó y le habló, y menos mal, ya que estaba preparando un ataque con reacción para tal tipo de asalto sin avisar, ya que si algo había aprendido durante tantos años de un lado para otro, es que primero había que pegar y luego preguntar, por si acaso.
Cuando vio a la extraña mujer con la que se topó aquel día en una de las tabernas de Lunargenta, enarcó una ceja y siguió con su pose de brazos cruzados y superioridad.
-...Limona-Respondió con el mismo tono la bruja, cómo olvidar a aquella mujer después de la tarde tan extravagante que le dio.
-¿Eres de por aquí?-La analizó de arriba a abajo, respondiendo a su pregunta con otra pregunta-Estoy buscando a alguien-Finalmente confesó-¿Crees que soy tan inútil como para no darme cuenta de por dónde voy?-Respondió con un tono sarcástico
-Como sea-Hizo un gesto de desaire con una mano-Estoy ocupada en una misión oficial por parte del virrey de Ciudad Lagarto, así que no tengo tiempo para jueguecitos, bonita
Tras eso, se volteó de nuevo y siguió caminando, alejándose, o al menos esa era su intención, de la mujer morena a la que costaba ponerle un nombre fijo.
Habría varios sitios donde recabar la información que buscaba, el principal era una taberna cualquiera, el principal foco donde se podría recabar todo lo que uno quisiera, después estaría las zonas siderúrgicas de la ciudad, donde los trabajadores que van de un lado para otro se harían eco de los rumores. Por último, siempre le quedaba la opción de los burdeles, odiaba admitirlo, pero las damas de buena compañía sí que les resultaban útiles a Matt cuando requería nutrirse de alguna información, rumor o habladuría en Ciudad Lagarto, así que haría bien en pasarse por sitios así.
Helena Rhodes
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Re: ¿Dónde está Thaiss? [Privado] [Cerrado]
- Claro, Limona - replicó otra vez cuando Helena repitió el nombre.
Hizo gesto de no estar segura cuando la bruja preguntó si pensaba que era una inútil. Quizás porque no la conocía lo suficiente, o quizás porque verdaderamente pensaba que era una, pero no se atrevía a decirlo en voz alta. O quizás, simplemente, porque lo siguiente que dijo Helena fue tan interesante que Thaiss dejó todo lo demás momentaneamente a un lado.
- ¡El virrey de ciudad lagarto! - Parecía verdaderamente impresionada. - No tenía idea de que trabajabas para alguien tan importante. Dicen que es un hombre encantador, ¿es eso cierto? Aunque hace poco salió un artículo... Um... ¡Probablemente puras habladurías! ¿Cómo podría el hijo de un zapatero terminar siendo virrey de los ladrones? - Sacudió la cabeza, desechando una idea tan absurda como aquella -. No tengo más que respeto por alguien como él.
Todo esto lo decía mientras seguía a Helena, quien había intentado inicialmente deshacerse de ella. Pero Thaiss actuaba como si no se hubiera dado cuenta de esto, y el tener que caminar detrás de otra persona para seguir una conversación fuera lo más natural. Frunció el ceño de manera pensativa, y su tono se tiñó de una leve preocupación.
- Buscar a alguien en Baslodia será como encontrar una aguja en un pajar. Nos va a llevar al menos unas cuantas horas - miró hacia arriba, constatando dónde se encontraba el sol -, pero probablemente hayamos dado con esa persona antes de que caiga la noche. Por suerte para tí, me conozco bien esta ciudad, tengo mis contactos, y me vendrá muy bien si después de esto le mencionas al virrey que una tal Limona te ayudó en tu búsqueda...
Miró a Helena y pestañeó un par de veces de manera falsamente adorable.
- Tú terminarás este trabajo antes, volverás en un día a Ciudad Lagarto, el virrey será feliz, y una servidora se habrá ganado un pequeño favor para cuando lo necesite en el futuro. Todos salimos ganando.
Hizo gesto de no estar segura cuando la bruja preguntó si pensaba que era una inútil. Quizás porque no la conocía lo suficiente, o quizás porque verdaderamente pensaba que era una, pero no se atrevía a decirlo en voz alta. O quizás, simplemente, porque lo siguiente que dijo Helena fue tan interesante que Thaiss dejó todo lo demás momentaneamente a un lado.
- ¡El virrey de ciudad lagarto! - Parecía verdaderamente impresionada. - No tenía idea de que trabajabas para alguien tan importante. Dicen que es un hombre encantador, ¿es eso cierto? Aunque hace poco salió un artículo... Um... ¡Probablemente puras habladurías! ¿Cómo podría el hijo de un zapatero terminar siendo virrey de los ladrones? - Sacudió la cabeza, desechando una idea tan absurda como aquella -. No tengo más que respeto por alguien como él.
Todo esto lo decía mientras seguía a Helena, quien había intentado inicialmente deshacerse de ella. Pero Thaiss actuaba como si no se hubiera dado cuenta de esto, y el tener que caminar detrás de otra persona para seguir una conversación fuera lo más natural. Frunció el ceño de manera pensativa, y su tono se tiñó de una leve preocupación.
- Buscar a alguien en Baslodia será como encontrar una aguja en un pajar. Nos va a llevar al menos unas cuantas horas - miró hacia arriba, constatando dónde se encontraba el sol -, pero probablemente hayamos dado con esa persona antes de que caiga la noche. Por suerte para tí, me conozco bien esta ciudad, tengo mis contactos, y me vendrá muy bien si después de esto le mencionas al virrey que una tal Limona te ayudó en tu búsqueda...
Miró a Helena y pestañeó un par de veces de manera falsamente adorable.
- Tú terminarás este trabajo antes, volverás en un día a Ciudad Lagarto, el virrey será feliz, y una servidora se habrá ganado un pequeño favor para cuando lo necesite en el futuro. Todos salimos ganando.
Thaiss
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Re: ¿Dónde está Thaiss? [Privado] [Cerrado]
Por más que Helena le sugirió "amablemente" a la autodenominada "Limona" que se marchase y la dejase trabajar, esta última hizo caso omiso y siguió a la bruja, lanzándole una ola de preguntas; unas tras otras, sin siquiera dar margen a la rubia a responder. Por más que aceleraba el paso, no podía despegarse de ella, e incluso pensó en correr para perderle la pista, pero pensó que desde fuera podía verse una escena bastante ridícula y decidió mantener su compostura.
Finalmente, al llegar frente a lo que parecía ser una taberna, se paró en seco y se volvió hacia su perseguidora, rechinando los dientes e intentando contener una ola de enojo salvaje.
-¡Deja...-Apretó los puños-...de...-Apretó la mandíbula y dio un fuerte pisotón-¡SEGUIRME!-Vociferó casi desgañitándose
Soltó todo lo contenido, aunque de nada sirvió. Limona frunció el ceño, notándosele preocupada, realmente parecía querer ayudar. Helena torció el gesto y escuchó lo que esta tenía que decir, ahora sí.
-...¿"Nos"?-Preguntó la rubia, extrañada. Parecía que de pronto se había incluido ella misma en aquella búsqueda. Claramente, como siempre, a Helena no le gustaba trabajar en equipo, así que estuvo apunto de rechazar toda tentativa de cooperación cuando la morena dijo algo que finalmente la convenció. De nuevo, la bruja apretó la mandíbula, esta vez con indecisión. Finalmente, soltó un suspiro, resignada y bajó la mirada al mismo tiempo que se encogía de hombros-...Esta bien...-Miró a los ojos a la mujer-...Puedes acompañarme-Dijo con la más poca ilusión del mundo-Pero debes de ser discreta-Advirtió
Tras esto, se volteó e hizo un gesto con una mano para que la morena la acompañase. Así, entró a aquella taberna, esperando encontrar algo de información. No era un lugar nada especial ni de otro mundo, era una tasca normal y corriente, con sus mesas, sus sillas, sus parroquianos, su olor a alcohol y ese aroma a humedad y cerrado que tanto abunda en sitios así.
Helena caminó hasta la barra, con paso firme y con aires de superioridad ante la mirada de todos los presentes, aquel que miraba más de lo necesario, la bruja lo fulminaba con la mirada y rápidamente la apartaban para no meterse en algún tipo de problema. Suerte que no había, al menos de momento, nadie con ganas de problemas, ya que la Rhodes no se achantaría ante una situación así y podría armarse bastante revuelo que la apartara de su verdadero objetivo.
La rubia escogió un taburete que estaba vacío y tomó asiento. El tabernero en pocos segundos se acercó para ver qué quería la nueva clienta.
-Una jarra de cerveza, por favor-Rápidamente, cumplió su petición. Acto seguido, la bruja llamó de nuevo a aquel hombre de mediana edad, un poco pasado de peso y con ciertas entradas que pronosticaban un futuro de alopecia-Necesito información, ¿Puedes dármela?
-Depende de qué tipo
-Estoy buscando a alguien-Bajó la voz mientras le pegaba un sorbo a su jarra, entonces desvió la mirada hacia Limona, mirándola de reojo solo por un instante para volver a centrar su atención en el hombre-...Viene conmigo
-Pues no os va a salir barato, guapas
-...-Suspiró y soltó una bolsa de monedas con un valor no superior a veinte aeros-¿Esto te vale?
El hombre abrió la bolsa y las contó a ojo, rápidamente se la guardó y se apoyó en la barra haciendo un leve asentimiento mientras acercaba su cabeza hacia Helena, de modo que pudiese enterarse bien de qué tipo de información quería.
-Busco a una mujer que vino de Ciudad Lagarto, "Thaiss" es su nombre-Dejó la jarra en la barra, medio llena y manteniendo su voz y su tono discretos.-La han visto por Baslodia-Aclaró
Finalmente, al llegar frente a lo que parecía ser una taberna, se paró en seco y se volvió hacia su perseguidora, rechinando los dientes e intentando contener una ola de enojo salvaje.
-¡Deja...-Apretó los puños-...de...-Apretó la mandíbula y dio un fuerte pisotón-¡SEGUIRME!-Vociferó casi desgañitándose
Soltó todo lo contenido, aunque de nada sirvió. Limona frunció el ceño, notándosele preocupada, realmente parecía querer ayudar. Helena torció el gesto y escuchó lo que esta tenía que decir, ahora sí.
-...¿"Nos"?-Preguntó la rubia, extrañada. Parecía que de pronto se había incluido ella misma en aquella búsqueda. Claramente, como siempre, a Helena no le gustaba trabajar en equipo, así que estuvo apunto de rechazar toda tentativa de cooperación cuando la morena dijo algo que finalmente la convenció. De nuevo, la bruja apretó la mandíbula, esta vez con indecisión. Finalmente, soltó un suspiro, resignada y bajó la mirada al mismo tiempo que se encogía de hombros-...Esta bien...-Miró a los ojos a la mujer-...Puedes acompañarme-Dijo con la más poca ilusión del mundo-Pero debes de ser discreta-Advirtió
Tras esto, se volteó e hizo un gesto con una mano para que la morena la acompañase. Así, entró a aquella taberna, esperando encontrar algo de información. No era un lugar nada especial ni de otro mundo, era una tasca normal y corriente, con sus mesas, sus sillas, sus parroquianos, su olor a alcohol y ese aroma a humedad y cerrado que tanto abunda en sitios así.
Helena caminó hasta la barra, con paso firme y con aires de superioridad ante la mirada de todos los presentes, aquel que miraba más de lo necesario, la bruja lo fulminaba con la mirada y rápidamente la apartaban para no meterse en algún tipo de problema. Suerte que no había, al menos de momento, nadie con ganas de problemas, ya que la Rhodes no se achantaría ante una situación así y podría armarse bastante revuelo que la apartara de su verdadero objetivo.
La rubia escogió un taburete que estaba vacío y tomó asiento. El tabernero en pocos segundos se acercó para ver qué quería la nueva clienta.
-Una jarra de cerveza, por favor-Rápidamente, cumplió su petición. Acto seguido, la bruja llamó de nuevo a aquel hombre de mediana edad, un poco pasado de peso y con ciertas entradas que pronosticaban un futuro de alopecia-Necesito información, ¿Puedes dármela?
-Depende de qué tipo
-Estoy buscando a alguien-Bajó la voz mientras le pegaba un sorbo a su jarra, entonces desvió la mirada hacia Limona, mirándola de reojo solo por un instante para volver a centrar su atención en el hombre-...Viene conmigo
-Pues no os va a salir barato, guapas
-...-Suspiró y soltó una bolsa de monedas con un valor no superior a veinte aeros-¿Esto te vale?
El hombre abrió la bolsa y las contó a ojo, rápidamente se la guardó y se apoyó en la barra haciendo un leve asentimiento mientras acercaba su cabeza hacia Helena, de modo que pudiese enterarse bien de qué tipo de información quería.
-Busco a una mujer que vino de Ciudad Lagarto, "Thaiss" es su nombre-Dejó la jarra en la barra, medio llena y manteniendo su voz y su tono discretos.-La han visto por Baslodia-Aclaró
Helena Rhodes
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Re: ¿Dónde está Thaiss? [Privado] [Cerrado]
Thaiss sonrió muy ¿feliz? cuando Helena la invitó a pasar, y entró tras ella a la taberna. Era un lugar muy común, en realidad, que no tenía especialmente inspirador, ni ningún detalle que la salvara de ser una más en una lista enorme de tabernas de Lunargenta o Baslodia.
Se dirigieron a la barra. Thaiss se mantenía un poco por detrás, dejando que Helena liderara, y al menos por el momento siendo todo lo discreta que la otra mujer esperaba. Sonreía con su sonrisa por defecto, mientras interiormente pensaba en que aquel era el tipo de lugar en el que ella no habría entrado nunca, si no fuera porque iba con la bruja.
- Ciudad Lagarto - respondía en ese momento el tabernero -. No viene mucha gente de allí. ¿Cuándo dices que llegó?
Thaiss mientras tanto se dedicó a curiosear por la taberna como si estuviera admirando la decoración que no tenía.
- El nombre no me suena, pero... - Interrumpió su conversación con la bruja para gritar por encima del hombro, a donde estaba la cocina - ¡¿Te suena una Thaiss?!
De la cocina llegó una pregunta que también era una respuesta ("¡¿Quién?!"). Parecía que allí no iban a encontrar mucha información, lo cual tenía sentido dado que Thaiss sabía que esa tal Thaiss no solía frecuentar lugares como aquel.
- Bueno, pero ya te hemos pagado y no hemos ganado nada. ¿Por qué no nos haces un favor? Iremos a dar una vuelta, y volveremos esta noche a tomar algo; es un lugar muy agradable y nos apetecerá descansar. Cuando volvamos, nos contarás si alguno de tus habituales ha oído hablar de esa Zaisse. Y todos salimos ganando - sonrió y se giró hacia Helena. - Mientras tanto, tengo otras ideas - y volvió a mirar al tabernero -. Y recuerda: Zaisse. Z. A. I. S. S. E.
Practicamente empujó a Helena fuera de la taberna, y una vez en el exterior se estiró como si hiciera años que no veía la luz del sol.
- Nuestra mejor primera opción es ir a hablar con los niños pordioseros que intentan vender sus mercancías a los recién llegados a la ciudad. Agua, frutas, medicinas, todas esas cosas que a uno le apetecen después de un largo viaje en carromato. Ni una persona pasa a la ciudad sin que ellos la vean. No será tan fácil encontrarlos ahora mismo, pero sé dónde ir. ¡Sígueme!
Dicho lo cual comenzó a corretear por las calles de Baslodia, escaqueándose entre las gentes y doblando súbitas esquinas, como si sólo se diera cuenta de que tenía que girar un segundo antes de pasar de largo. Adaptaba su velocidad para que Helena pudiera seguirla, pero forzando el ritmo y cerca de perderla. Finalmente llegaron a una valla de madera con una tabla rota que formaba un agujero en la parte baja, y con total normalidad Thaiss se coló por debajo y siguió caminando sin esperar a la bruja.
- Ya casi estamos~ - canturreó mientras seguía caminando, sin girarse.
Y así era: al fin Thaiss se detuvo. Delante de una tienda de sombreros de moda.
- ¡Aquí es donde quería traerte! ¡Tachán! - presentó la tienda con ambas manos y se acercó a la vitrina, donde señaló un artículo en concreto - Este en particular. Llevo pensándolo desde que estábamos en la taberna. Te quedaría monísimo.
Se dirigieron a la barra. Thaiss se mantenía un poco por detrás, dejando que Helena liderara, y al menos por el momento siendo todo lo discreta que la otra mujer esperaba. Sonreía con su sonrisa por defecto, mientras interiormente pensaba en que aquel era el tipo de lugar en el que ella no habría entrado nunca, si no fuera porque iba con la bruja.
- Ciudad Lagarto - respondía en ese momento el tabernero -. No viene mucha gente de allí. ¿Cuándo dices que llegó?
Thaiss mientras tanto se dedicó a curiosear por la taberna como si estuviera admirando la decoración que no tenía.
- El nombre no me suena, pero... - Interrumpió su conversación con la bruja para gritar por encima del hombro, a donde estaba la cocina - ¡¿Te suena una Thaiss?!
De la cocina llegó una pregunta que también era una respuesta ("¡¿Quién?!"). Parecía que allí no iban a encontrar mucha información, lo cual tenía sentido dado que Thaiss sabía que esa tal Thaiss no solía frecuentar lugares como aquel.
- Bueno, pero ya te hemos pagado y no hemos ganado nada. ¿Por qué no nos haces un favor? Iremos a dar una vuelta, y volveremos esta noche a tomar algo; es un lugar muy agradable y nos apetecerá descansar. Cuando volvamos, nos contarás si alguno de tus habituales ha oído hablar de esa Zaisse. Y todos salimos ganando - sonrió y se giró hacia Helena. - Mientras tanto, tengo otras ideas - y volvió a mirar al tabernero -. Y recuerda: Zaisse. Z. A. I. S. S. E.
Practicamente empujó a Helena fuera de la taberna, y una vez en el exterior se estiró como si hiciera años que no veía la luz del sol.
- Nuestra mejor primera opción es ir a hablar con los niños pordioseros que intentan vender sus mercancías a los recién llegados a la ciudad. Agua, frutas, medicinas, todas esas cosas que a uno le apetecen después de un largo viaje en carromato. Ni una persona pasa a la ciudad sin que ellos la vean. No será tan fácil encontrarlos ahora mismo, pero sé dónde ir. ¡Sígueme!
Dicho lo cual comenzó a corretear por las calles de Baslodia, escaqueándose entre las gentes y doblando súbitas esquinas, como si sólo se diera cuenta de que tenía que girar un segundo antes de pasar de largo. Adaptaba su velocidad para que Helena pudiera seguirla, pero forzando el ritmo y cerca de perderla. Finalmente llegaron a una valla de madera con una tabla rota que formaba un agujero en la parte baja, y con total normalidad Thaiss se coló por debajo y siguió caminando sin esperar a la bruja.
- Ya casi estamos~ - canturreó mientras seguía caminando, sin girarse.
Y así era: al fin Thaiss se detuvo. Delante de una tienda de sombreros de moda.
- ¡Aquí es donde quería traerte! ¡Tachán! - presentó la tienda con ambas manos y se acercó a la vitrina, donde señaló un artículo en concreto - Este en particular. Llevo pensándolo desde que estábamos en la taberna. Te quedaría monísimo.
Thaiss
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Re: ¿Dónde está Thaiss? [Privado] [Cerrado]
No parecía que aquel hombre supiese nada de la tal "Thaiss", una lástima. Aunque, por otra parte, se había tomado una buena jarra de cerveza entera, como suelen decir, no hay mal que por bien no venga.
Lo que más le sorprendió es la actitud implicada que había adoptado Limona, realmente se estaba tomando en serio la búsqueda, y eso que parecía una pasota de la vida.
-Cierto-Asintió-Nos harías un gran favor si mantienes las orejas bien abiertas-Pero, de pronto, la amante de los limones soltó un nombre falso que nada tenía que ver con el que estaban buscando. Helena abrió los ojos como platos y negó con gestos bastantes notables con sus propias manos-¡No, no, no, no!-Advirtió-Zaisse no-Aclaró-Es Thaiss. T-H-A-I-S-S
Acto seguido, miró a Limona con desdén
-Si vas a meter la pata, mejor mantente callada-Dijo con cierta desconsideración
Tras eso, salieron de la taberna, casi que fue obligada por su nueva acompañante. Una vez fuera, se cruzó de brazos, pensando a dónde podrían ir ahora.
-Nuestra siguiente parada debería de ser alguna zona siderúrgica de la ciudad-Se mordió el labio, pensativa-Nada mejor que los trabajadores habituales para sacar información, ellos verán movimiento en la ciudad-desvió su mirada hacia la morena
Limona parecía no haberla escuchado, y ya estaba ella ideando otro plan, uno completamente distinto al que había propuesto la bruja.
-Bueno, tampoco es mala idea-Se encogió de hombros y bajo los brazos-Andando-Ordenó, dando a entender que iniciase la marcha para seguirla.
Dicho esto, Limona empezó a correr esquivando gente y recorriendo sitios bastante laberínticos. Helena podía seguirla sin dificultad, ¿Pero por qué esa prisa repentina? Esa tal Thaiss no sabía que la estaban buscando, no debería de ir a ninguna parte. Helena se chocó con algunas personas, a las que no tomó mucho en cuenta, pero de vez en cuando se escuchaba algún que otro lamento o insulto. Si no estuviese siguiendo a la hiperactiva Limona, seguramente le hubiese partido la cara a más de uno, pero lo dejó pasar, todo por el bien de la misión.
Se metieron por un callejón y llegaron a un obstáculo bastante estrecho. La morena sin problema alguno se deslizó por un agujero que daba al otro lado, pero Helena optó por, de un salto, agarrarse al borde de este mismo y saltarlo sin mucho problema. Continuó la marcha, no sin antes escuchar un ruido estruendoso de maderas y más materiales viniéndose abajo debido a la desestabilización que había causado la rubia. Por más materiales que caían, la bruja daba una especie de respingo, lamentándose por lo ocurrido. De pronto, un viejo salió de una ventana soltando insultos.
-¡Me voy a cagar en mi puta sangre!-Reverberó por todo el callejón-¿¡Qué es ese puto ruido!?
Helena no respondió y salió corriendo de allí. Había perdido de vista a Limona, y por ello no tenía tiempo siquiera de parase para dar explicaciones o para enfrentarse en una batalla verbal con aquel anciano.
Finalmente salió a una calle principal, la morena estaba allí parada, esperándola. Helena jadeaba, había sido una carrera bastante agitada. Levantó la vista y no vio niños, sino una calle comercial con bastante gente caminando, todos envueltos en sus quehaceres cotidianos.
-...¿Dónde están... Los niños?-Dijo intentando aún recuperar el aliento
La siguiente respuesta de Limona haría que en su interior, ocurriese una reacción particular. Poco a poco, se fue calentando y enervando hasta el punto de volverse casi tan roja como un tomate, y acto seguido, explotó.
-¡¿PERO QUÉ ESTÁS DICIENDO?!-Se acercó a la mujer con bastante agresividad inyectada en sus ojos y dio un puñetazo al escaparate, el cual hizo vibrar todo el cristal-¿VAS A TOMARTE ESTO EN SERIO?-Le gritó a un solo centímetro de su cara-DEBERÍA DE ROMPERTE ESA ESTÚPIDA CARA QUE LLEVAS-Dio otro puñetazo fuerte al escaparate, esta vez, todo el cristal se vino abajo, causando un gran estruendo y llamando por completo la atención de todo viandante que pasaba por allí.
Lo que más le sorprendió es la actitud implicada que había adoptado Limona, realmente se estaba tomando en serio la búsqueda, y eso que parecía una pasota de la vida.
-Cierto-Asintió-Nos harías un gran favor si mantienes las orejas bien abiertas-Pero, de pronto, la amante de los limones soltó un nombre falso que nada tenía que ver con el que estaban buscando. Helena abrió los ojos como platos y negó con gestos bastantes notables con sus propias manos-¡No, no, no, no!-Advirtió-Zaisse no-Aclaró-Es Thaiss. T-H-A-I-S-S
Acto seguido, miró a Limona con desdén
-Si vas a meter la pata, mejor mantente callada-Dijo con cierta desconsideración
Tras eso, salieron de la taberna, casi que fue obligada por su nueva acompañante. Una vez fuera, se cruzó de brazos, pensando a dónde podrían ir ahora.
-Nuestra siguiente parada debería de ser alguna zona siderúrgica de la ciudad-Se mordió el labio, pensativa-Nada mejor que los trabajadores habituales para sacar información, ellos verán movimiento en la ciudad-desvió su mirada hacia la morena
Limona parecía no haberla escuchado, y ya estaba ella ideando otro plan, uno completamente distinto al que había propuesto la bruja.
-Bueno, tampoco es mala idea-Se encogió de hombros y bajo los brazos-Andando-Ordenó, dando a entender que iniciase la marcha para seguirla.
Dicho esto, Limona empezó a correr esquivando gente y recorriendo sitios bastante laberínticos. Helena podía seguirla sin dificultad, ¿Pero por qué esa prisa repentina? Esa tal Thaiss no sabía que la estaban buscando, no debería de ir a ninguna parte. Helena se chocó con algunas personas, a las que no tomó mucho en cuenta, pero de vez en cuando se escuchaba algún que otro lamento o insulto. Si no estuviese siguiendo a la hiperactiva Limona, seguramente le hubiese partido la cara a más de uno, pero lo dejó pasar, todo por el bien de la misión.
Se metieron por un callejón y llegaron a un obstáculo bastante estrecho. La morena sin problema alguno se deslizó por un agujero que daba al otro lado, pero Helena optó por, de un salto, agarrarse al borde de este mismo y saltarlo sin mucho problema. Continuó la marcha, no sin antes escuchar un ruido estruendoso de maderas y más materiales viniéndose abajo debido a la desestabilización que había causado la rubia. Por más materiales que caían, la bruja daba una especie de respingo, lamentándose por lo ocurrido. De pronto, un viejo salió de una ventana soltando insultos.
-¡Me voy a cagar en mi puta sangre!-Reverberó por todo el callejón-¿¡Qué es ese puto ruido!?
Helena no respondió y salió corriendo de allí. Había perdido de vista a Limona, y por ello no tenía tiempo siquiera de parase para dar explicaciones o para enfrentarse en una batalla verbal con aquel anciano.
Finalmente salió a una calle principal, la morena estaba allí parada, esperándola. Helena jadeaba, había sido una carrera bastante agitada. Levantó la vista y no vio niños, sino una calle comercial con bastante gente caminando, todos envueltos en sus quehaceres cotidianos.
-...¿Dónde están... Los niños?-Dijo intentando aún recuperar el aliento
La siguiente respuesta de Limona haría que en su interior, ocurriese una reacción particular. Poco a poco, se fue calentando y enervando hasta el punto de volverse casi tan roja como un tomate, y acto seguido, explotó.
-¡¿PERO QUÉ ESTÁS DICIENDO?!-Se acercó a la mujer con bastante agresividad inyectada en sus ojos y dio un puñetazo al escaparate, el cual hizo vibrar todo el cristal-¿VAS A TOMARTE ESTO EN SERIO?-Le gritó a un solo centímetro de su cara-DEBERÍA DE ROMPERTE ESA ESTÚPIDA CARA QUE LLEVAS-Dio otro puñetazo fuerte al escaparate, esta vez, todo el cristal se vino abajo, causando un gran estruendo y llamando por completo la atención de todo viandante que pasaba por allí.
Helena Rhodes
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Re: ¿Dónde está Thaiss? [Privado] [Cerrado]
- ¿No te gusta el sombrero? Ya sé que es un poco caro, pero...
Consiguió decir aquello entre dos de los gritos de Helena, la cual se había enfurecido de un momento al siguiente de tal forma que parecía que le iba a explotar una vena. Thaiss no se amedentró, sino que miró hacia la vitrina como si estuviera claro que el problema era algo que la bruja había visto allí, y no alguna acción de la ladrona... Hasta que el cristal entero cayó al suelo en una miríada de esquirlas. La causa: un puñetazo de la mujer.
- Ay, Limi - se lamentó Thaiss -, tienes que controlar tu fuerza.
Lo cierto es que no era un buen momento para bromear. Por un lado, porque Helena verdaderamente parecía dispuesta a matarla, y por el otro porque el dueño de la tienda había salido del local como un torbellino enfurecido, con las manos al aire y los ojos tan abiertos que parecía que iban a salir de sus órbitas.
- ¡Pero qué hacéis! - gritaba. Se dirigió a ellas inmediatamente, las únicas dos personas paradas delante de la tienda desde que cayó el escaparate.
- Parece que ahora somos el centro de atención - comentó Thaiss en voz baja mientras el hombre se acercaba. Parecía decepcionada -. Limi, pensaba que eras más profesional que esto. La primera norma del rastreador es pasar desapercibido. Y ahora no nos va a hacer descuento sobre el sombrero.
Toda la calle se había detenido a raíz de aquel estruendo. Varias personas las ojeaban con diversos grados de curiosidad, mientras el proprietario de la tienda gritaba algo que Thaiss no escuchó. La ladrona, que se había alejado a una distancia prudencial de Helena, fruncía el ceño y oteaba los alrededores de manera obvia, como buscando algo en concreto. De golpe abrió mucho los ojos y señaló hacia las espaldas del proprietario.
- ¡Ahí están! Ay, ¡que se escapan! Unos niños lanzaron las piedras, ¡aún podemos atraparlos!
Aquella, si no muy convincente, fue una actuación lo suficientemente exagerada como para acallar al proprietario durante unos breves segundos de paz, al hacer que dudara un instante y hasta mirara a sus espaldas. Thaiss no aprovechó este instante para huir. Esperó un segundo más y miró hacia los pocos curiosos que había por allí, como esperando algo de ellos. Hasta que finalmente uno dijo:
- ¡Qué va! Si ha sido la rubia, de dos puñetazos...
Consiguió decir aquello entre dos de los gritos de Helena, la cual se había enfurecido de un momento al siguiente de tal forma que parecía que le iba a explotar una vena. Thaiss no se amedentró, sino que miró hacia la vitrina como si estuviera claro que el problema era algo que la bruja había visto allí, y no alguna acción de la ladrona... Hasta que el cristal entero cayó al suelo en una miríada de esquirlas. La causa: un puñetazo de la mujer.
- Ay, Limi - se lamentó Thaiss -, tienes que controlar tu fuerza.
Lo cierto es que no era un buen momento para bromear. Por un lado, porque Helena verdaderamente parecía dispuesta a matarla, y por el otro porque el dueño de la tienda había salido del local como un torbellino enfurecido, con las manos al aire y los ojos tan abiertos que parecía que iban a salir de sus órbitas.
- ¡Pero qué hacéis! - gritaba. Se dirigió a ellas inmediatamente, las únicas dos personas paradas delante de la tienda desde que cayó el escaparate.
- Parece que ahora somos el centro de atención - comentó Thaiss en voz baja mientras el hombre se acercaba. Parecía decepcionada -. Limi, pensaba que eras más profesional que esto. La primera norma del rastreador es pasar desapercibido. Y ahora no nos va a hacer descuento sobre el sombrero.
Toda la calle se había detenido a raíz de aquel estruendo. Varias personas las ojeaban con diversos grados de curiosidad, mientras el proprietario de la tienda gritaba algo que Thaiss no escuchó. La ladrona, que se había alejado a una distancia prudencial de Helena, fruncía el ceño y oteaba los alrededores de manera obvia, como buscando algo en concreto. De golpe abrió mucho los ojos y señaló hacia las espaldas del proprietario.
- ¡Ahí están! Ay, ¡que se escapan! Unos niños lanzaron las piedras, ¡aún podemos atraparlos!
Aquella, si no muy convincente, fue una actuación lo suficientemente exagerada como para acallar al proprietario durante unos breves segundos de paz, al hacer que dudara un instante y hasta mirara a sus espaldas. Thaiss no aprovechó este instante para huir. Esperó un segundo más y miró hacia los pocos curiosos que había por allí, como esperando algo de ellos. Hasta que finalmente uno dijo:
- ¡Qué va! Si ha sido la rubia, de dos puñetazos...
Thaiss
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Re: ¿Dónde está Thaiss? [Privado] [Cerrado]
Abochornada, así era como se sentía Helena. Todo por culpa de aquella tipa que siempre andaba con esa sonrisa de niña buena e inocente, una sonrisa que cada segundo que pasaba al lado de ella, más odiaba la bruja, tanto como a la propietaria de aquel gesto. En mitad de la confusión y del despiste de Limona, la atención se pareció dispersar en aquellos niños imaginarios que supuestamente habían pedreado contra la vitrina. Sin más, y con solvente inteligencia, la bruja echó a huir.
Para perder la pista total de sus posibles perseguidores, la rubia decidió ir por lo alto y encapucharse. En su carrera hacia un callejón, había unas cajas duras y de gran grosor que seguramente resistirían, así que no dudó en usarla como medio para escalar mientras seguía corriendo. Enfrente de las cajas y sobrepasando la altura de la Rhodes, había una vara de hierro sobresaliendo de la pared del edificio más cercano, se agarró con fuerza y balanceó su cuerpo para así soltarse y saltar más lejos, hasta una repisa cercana que era lo suficiente estable y extensa como para permitir a la asesina correr por ahí mientras mantenía el equilibrio con sus manos. Hizo todo ese recorrido con soltura hasta llegar a una triple cuerda extendida y bien tensa que cruzaba de un edificio a otro, la cual seguramente serviría para colgar la ropa. Helena se posó allí, visualizando el suelo, unos diez metros la separaban de este.
La bruja esperó allí un par de segundos, esperando a algo o alguien. Finalmente, pudo ver a aquella mujer que buscaba; la tal "Limona". Frunció el ceño y saltó hasta una repisa cercana que estaba unos tres metros más abajo, ahora solamente una distancia de seis metros la separaban del suelo, y antes de que aquella tipa pudiese escapar de allí, saltó en caída libre al suelo. A esa distancia no se haría daño si sabía caer, y era algo que llevaba haciendo prácticamente lo últimos años, ese era su estilo.
Sin dar opción a escape, cayó frente a frente a la morena. La miró a los ojos y descubrió su daga oculta, con la mano izquierda, agarró el cuello de los ropajes de Limona y la acercó hasta ella, mientras ponía la daga peligrosamente en dirección hacia esta, un solo empujón podría hacer a la hoja atravesar la garganta de la mujer. Lo había hecho miles de veces, y por cosas mucho menores, le era fácil, asesinar no era nada nuevo para ella, y había matado a gente más afín a ella que aquella tipeja que solo había aparecido en su vida para molestar, pero... Algo la retuvo. Se quedó estática, aún amenazando con su daga y agarrando a la morena, pero por algún motivo que se le escapaba, no lograba dar el último impulso. Se mordió el labio inferior, con rabia.
-...Dame una sola razón para no matarte aquí mismo-Dijo con un tono de voz ahogado-He matado a gente por mucho menos de lo que tú me has hecho pasar ahora mismo-Aún bajo su capucha, clavó los ojos en las pupilas de la morena, sus facciones daban poco lugar a la broma-Te estás metiendo en mi trabajo, y nunca dejo que nadie se entrometa en mis asuntos-Apretó los dientes-¡Maldita sea, DAME UNA RAZÓN PARA NO MATARTE!-Gritó, casi como si deseara en su interior que la propia Limona le justificase el hecho de perdonarle la vida.
Para perder la pista total de sus posibles perseguidores, la rubia decidió ir por lo alto y encapucharse. En su carrera hacia un callejón, había unas cajas duras y de gran grosor que seguramente resistirían, así que no dudó en usarla como medio para escalar mientras seguía corriendo. Enfrente de las cajas y sobrepasando la altura de la Rhodes, había una vara de hierro sobresaliendo de la pared del edificio más cercano, se agarró con fuerza y balanceó su cuerpo para así soltarse y saltar más lejos, hasta una repisa cercana que era lo suficiente estable y extensa como para permitir a la asesina correr por ahí mientras mantenía el equilibrio con sus manos. Hizo todo ese recorrido con soltura hasta llegar a una triple cuerda extendida y bien tensa que cruzaba de un edificio a otro, la cual seguramente serviría para colgar la ropa. Helena se posó allí, visualizando el suelo, unos diez metros la separaban de este.
La bruja esperó allí un par de segundos, esperando a algo o alguien. Finalmente, pudo ver a aquella mujer que buscaba; la tal "Limona". Frunció el ceño y saltó hasta una repisa cercana que estaba unos tres metros más abajo, ahora solamente una distancia de seis metros la separaban del suelo, y antes de que aquella tipa pudiese escapar de allí, saltó en caída libre al suelo. A esa distancia no se haría daño si sabía caer, y era algo que llevaba haciendo prácticamente lo últimos años, ese era su estilo.
Sin dar opción a escape, cayó frente a frente a la morena. La miró a los ojos y descubrió su daga oculta, con la mano izquierda, agarró el cuello de los ropajes de Limona y la acercó hasta ella, mientras ponía la daga peligrosamente en dirección hacia esta, un solo empujón podría hacer a la hoja atravesar la garganta de la mujer. Lo había hecho miles de veces, y por cosas mucho menores, le era fácil, asesinar no era nada nuevo para ella, y había matado a gente más afín a ella que aquella tipeja que solo había aparecido en su vida para molestar, pero... Algo la retuvo. Se quedó estática, aún amenazando con su daga y agarrando a la morena, pero por algún motivo que se le escapaba, no lograba dar el último impulso. Se mordió el labio inferior, con rabia.
-...Dame una sola razón para no matarte aquí mismo-Dijo con un tono de voz ahogado-He matado a gente por mucho menos de lo que tú me has hecho pasar ahora mismo-Aún bajo su capucha, clavó los ojos en las pupilas de la morena, sus facciones daban poco lugar a la broma-Te estás metiendo en mi trabajo, y nunca dejo que nadie se entrometa en mis asuntos-Apretó los dientes-¡Maldita sea, DAME UNA RAZÓN PARA NO MATARTE!-Gritó, casi como si deseara en su interior que la propia Limona le justificase el hecho de perdonarle la vida.
Helena Rhodes
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Re: ¿Dónde está Thaiss? [Privado] [Cerrado]
Incluso antes de que el hombre pudiera terminar de señalarla como la culpable, la bruja ya había iniciado la carrera. Había sido muy rápida; decisión correcta. Aquello dejaba a Thaiss como la única restante en el lugar del crimen, así que realmente no tenía más opción que seguir el bravo ejemplo de Helena y escapar. Mientras el tendero y algunos transeuntes se escandalizaban por la huida de la rubia, y antes de que volvieran a acordarse de ella, Thaiss se alzó de hombros muy tranquilamente, agarró el sombrero de la vitrina, y echó a correr con él en mano. Por supuesto que la verían huir; probablemente incluso la vieran llevándose aquella prenda, pero estaba dispuesta a correr el riesgo.
- ¡Recordad! ¡Yo no rompí la vitrina! - les gritó mientras se alejaba.
La ladrona contaba con dos cosas a su favor: su rapidez, muy entrenada por situaciones como aquella, y el hecho que la verdadera culpable, Helena, había salido corriendo en otra dirección. Dudaba que muchos fueran a perseguirla a ella, aunque haberse llevado el sombrero sin duda empeoraba las probabilidades.
Corrió durante un buen rato sin pararse a mirar si la seguían; doblando esquinas, saltando vallas, pasando por calles transitadas y plazas a las que desembocaban múltiples afluentes. Finalmente se vio convencida de que nadie podría haberla seguido tanto; se detuvo, se colocó el sombrero y continuó andando por la ciudad, intentando controlar su respiración acelerada.
¿Dónde se había ido Helena? Ahora tenía que encontrarla. Comenzó a callejear de manera casi aleatoria, esquivando lugares cercanos a la escena del crimen y aquellos en los que pensaba que era más probable que se encontrara la guardia. Y entonces... ¡Allí estaba! Cayó frente a ella como una fruta madura cae del árbol. Thaiss la saludó con una hermosa sonrisa, que no se fue a ningún lugar a pesar de que le pusieran la daga al cuello.
- Hay miles de razones por las que no deberías matarme - explicó alegremente -. Pero si me limito a lo relativo a esta situación, realmente estábamos cerca de los niños de los que te hablé. Lo del sombrero no fue más que una parada en el camino. ¿No es posible que no hayas tenido suficiente paciencia? Si hubieras esperado un poco más, posiblemente ahora mismo estaríamos cerca de dar con Zaisse. Yo, en realidad, no he sido la que ha roto la vitrina, sino la que ha causado una breve distracción para poder huir. ¿Realmente así me lo agradecerías? ¿Así me lo compensarías?
Negó con la cabeza y se apartó un poco. Lo de tener dagas al cuello era muy incómodo, y últimamente le pasaba demasiado.
- Por otro lado, soy demasiado adorable y jamás le he hecho daño a nadie. Así que son dos razones más. Otra razón es que estamos perdiendo tiempo y Taiss podría acabar enterándose de que la buscamos, especialmente tras preguntar por ella en la taberna y la escenita con la tienda de sombreros - se acomodó el que llevaba en la cabeza, que le venía un poco demasiado grande -. Y no queremos manchar de sangre nuestro preciado trofeo. No es de mi talla, ¿verdad? ¿Crees que podré devolverlo? En cualquier caso yo sinceramente quiero quedar bien ante Buchón. Hablo en serio cuando digo que te estoy intentando ayudar.
- ¡Recordad! ¡Yo no rompí la vitrina! - les gritó mientras se alejaba.
La ladrona contaba con dos cosas a su favor: su rapidez, muy entrenada por situaciones como aquella, y el hecho que la verdadera culpable, Helena, había salido corriendo en otra dirección. Dudaba que muchos fueran a perseguirla a ella, aunque haberse llevado el sombrero sin duda empeoraba las probabilidades.
Corrió durante un buen rato sin pararse a mirar si la seguían; doblando esquinas, saltando vallas, pasando por calles transitadas y plazas a las que desembocaban múltiples afluentes. Finalmente se vio convencida de que nadie podría haberla seguido tanto; se detuvo, se colocó el sombrero y continuó andando por la ciudad, intentando controlar su respiración acelerada.
¿Dónde se había ido Helena? Ahora tenía que encontrarla. Comenzó a callejear de manera casi aleatoria, esquivando lugares cercanos a la escena del crimen y aquellos en los que pensaba que era más probable que se encontrara la guardia. Y entonces... ¡Allí estaba! Cayó frente a ella como una fruta madura cae del árbol. Thaiss la saludó con una hermosa sonrisa, que no se fue a ningún lugar a pesar de que le pusieran la daga al cuello.
- Hay miles de razones por las que no deberías matarme - explicó alegremente -. Pero si me limito a lo relativo a esta situación, realmente estábamos cerca de los niños de los que te hablé. Lo del sombrero no fue más que una parada en el camino. ¿No es posible que no hayas tenido suficiente paciencia? Si hubieras esperado un poco más, posiblemente ahora mismo estaríamos cerca de dar con Zaisse. Yo, en realidad, no he sido la que ha roto la vitrina, sino la que ha causado una breve distracción para poder huir. ¿Realmente así me lo agradecerías? ¿Así me lo compensarías?
Negó con la cabeza y se apartó un poco. Lo de tener dagas al cuello era muy incómodo, y últimamente le pasaba demasiado.
- Por otro lado, soy demasiado adorable y jamás le he hecho daño a nadie. Así que son dos razones más. Otra razón es que estamos perdiendo tiempo y Taiss podría acabar enterándose de que la buscamos, especialmente tras preguntar por ella en la taberna y la escenita con la tienda de sombreros - se acomodó el que llevaba en la cabeza, que le venía un poco demasiado grande -. Y no queremos manchar de sangre nuestro preciado trofeo. No es de mi talla, ¿verdad? ¿Crees que podré devolverlo? En cualquier caso yo sinceramente quiero quedar bien ante Buchón. Hablo en serio cuando digo que te estoy intentando ayudar.
Thaiss
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Re: ¿Dónde está Thaiss? [Privado] [Cerrado]
Realmente no esperaba esa reacción por parte de la chica; mantenía la calma y esa sonrisa socarrona y aparentemente infantil e inocente, ¿Era realmente una chalada o siempre mantenía la situación bajo control? Difícil saberlo, ya que probablemente se inventaría alguna historieta con nula credibilidad para evitar la pregunta. Una personalidad así podría ser incluso más peligrosa que la que Helena siempre mostraba; prepotente, agresiva y territorial. La bruja iba siempre directa a los problemas y situaciones que se le presentaban, en cambio, Limona parecía hacer todo lo contrario, todo aquello que demostraba parecía pura fachada y una máscara... O quizás realmente es que estaba loca, sin más.
Helena la soltó, dándole un leve empujón y mostrando mucho más que un simple desdén. Escondió su daga y dio media vuelta, no sin antes girar su cabeza hacia un lado, dirigiéndose a la morena.
-Es mejor que desaparezcas de mi vista-Le advirtió-Nunca le doy a nadie una segunda oportunidad-Sentenció
Para evitar que la chica la siguiera, en vez de irse por tierra, decidió irse haciendo parkour por las paredes, agarrándose a salientes, pequeñas aberturas y recovecos que la permitían subir a los tejados. Era una especialista en eso.
Obvió y rechazó por completo el plan de Limona. No iría a ver a los niños callejeros que se esparcían por la ciudad, sino que seguiría con su plan inicial; buscar las zonas donde se hacía siderurgia en la ciudad y preguntar a los trabajadores. No podía negar en sus adentros que el plan de la chica fuese bueno, pero su orgullo le impedía, al menos de momento, hacer lo que esta decía. Quizás, como último recurso, sí que acudiría a los niños callejeros, pero por el momento no quería caer en eso.
Así que allí estaba; un enorme complejo de herrerías, donde el metal fundido incluso podría olerse en el aire, e incluso se podría notar que la temperatura había subido, debido a que allí había más metal fundido del que podría esperar. Parecía el mismo infierno, y estaban en invierno, cosa que era para admirar de lo extraordinario que resultaba. Sin duda, Baslodia hacía honor a su reputación. Minas y siderurgia, eran las dos cosas que sacaban adelante a la ciudad, aunque también era verdad que quizás fuese la más pobre de todas las grandes ciudades de la península.
Helena fue de herrería en herrería, de hombre en hombre, con distintas preguntas, algunas se repetían, ya que era inevitable, pero al fin y al cabo lo intentó y con ganas. Estuvo unas dos horas preguntando y buscando, pero nada, nadie conocía a la tal Thaiss. Frustrada, salió de aquella zona, ya que aparte, también estaba cansada de tanto calor y olor a metal, fue a la zona céntrica de la ciudad, donde escaló hacia los tejados de varias casas que estaban conectadas a modo de hilera, y se sentó al filo, observando tranquilamente a los transeúntes pasar y hacer los quehaceres rutinarios de su vida. Incluso se llegó a preguntar si aquella a la que buscaba seguiría siquiera en la ciudad... Era tan frustrante buscar a alguien con tan pocos datos... Matt ya podría haber dado más detalles... Frunció el ceño, ahora un poco molesta por la falta de profesionalidad del virrey.
Para pasar el rato y aclarar las ideas, sacó el medallón con el extraño grabado de la calavera que había encontrado en el cadáver de aquel vampiro al que asesinó, y se lo pasó entre los dedos de una misma mano, haciendo un juego peculiar, en el que el accesorio pasaba rápidamente entre dichos dedos, una técnica que sin duda le había llevado años depurar y practicar. Eso comúnmente se hacía con monedas, pero en esta ocasión le dio por sacar dicho accesorio, y aparte de "jugar" con él, observarlo con detenimiento.
Acto seguido, se guardó el medallón, aburrida, se puso a mirar de nuevo a la gente que pasaba por las calles.
-¿Dónde te escondes... Thaiss?-Murmuró, exasperada.
Helena la soltó, dándole un leve empujón y mostrando mucho más que un simple desdén. Escondió su daga y dio media vuelta, no sin antes girar su cabeza hacia un lado, dirigiéndose a la morena.
-Es mejor que desaparezcas de mi vista-Le advirtió-Nunca le doy a nadie una segunda oportunidad-Sentenció
Para evitar que la chica la siguiera, en vez de irse por tierra, decidió irse haciendo parkour por las paredes, agarrándose a salientes, pequeñas aberturas y recovecos que la permitían subir a los tejados. Era una especialista en eso.
Obvió y rechazó por completo el plan de Limona. No iría a ver a los niños callejeros que se esparcían por la ciudad, sino que seguiría con su plan inicial; buscar las zonas donde se hacía siderurgia en la ciudad y preguntar a los trabajadores. No podía negar en sus adentros que el plan de la chica fuese bueno, pero su orgullo le impedía, al menos de momento, hacer lo que esta decía. Quizás, como último recurso, sí que acudiría a los niños callejeros, pero por el momento no quería caer en eso.
Así que allí estaba; un enorme complejo de herrerías, donde el metal fundido incluso podría olerse en el aire, e incluso se podría notar que la temperatura había subido, debido a que allí había más metal fundido del que podría esperar. Parecía el mismo infierno, y estaban en invierno, cosa que era para admirar de lo extraordinario que resultaba. Sin duda, Baslodia hacía honor a su reputación. Minas y siderurgia, eran las dos cosas que sacaban adelante a la ciudad, aunque también era verdad que quizás fuese la más pobre de todas las grandes ciudades de la península.
Helena fue de herrería en herrería, de hombre en hombre, con distintas preguntas, algunas se repetían, ya que era inevitable, pero al fin y al cabo lo intentó y con ganas. Estuvo unas dos horas preguntando y buscando, pero nada, nadie conocía a la tal Thaiss. Frustrada, salió de aquella zona, ya que aparte, también estaba cansada de tanto calor y olor a metal, fue a la zona céntrica de la ciudad, donde escaló hacia los tejados de varias casas que estaban conectadas a modo de hilera, y se sentó al filo, observando tranquilamente a los transeúntes pasar y hacer los quehaceres rutinarios de su vida. Incluso se llegó a preguntar si aquella a la que buscaba seguiría siquiera en la ciudad... Era tan frustrante buscar a alguien con tan pocos datos... Matt ya podría haber dado más detalles... Frunció el ceño, ahora un poco molesta por la falta de profesionalidad del virrey.
Para pasar el rato y aclarar las ideas, sacó el medallón con el extraño grabado de la calavera que había encontrado en el cadáver de aquel vampiro al que asesinó, y se lo pasó entre los dedos de una misma mano, haciendo un juego peculiar, en el que el accesorio pasaba rápidamente entre dichos dedos, una técnica que sin duda le había llevado años depurar y practicar. Eso comúnmente se hacía con monedas, pero en esta ocasión le dio por sacar dicho accesorio, y aparte de "jugar" con él, observarlo con detenimiento.
Acto seguido, se guardó el medallón, aburrida, se puso a mirar de nuevo a la gente que pasaba por las calles.
-¿Dónde te escondes... Thaiss?-Murmuró, exasperada.
Helena Rhodes
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Re: ¿Dónde está Thaiss? [Privado] [Cerrado]
- ¡Habrías encontrado a Thaiss mucho antes conmigo a tu lado!
Las razones por las que esto era verdad eran evidentes para Thaiss, claro. Pero ¡qué se le iba a hacer! Helena había resultado tener menos paciencia aún de la que la ladrona habría pensado, y la había empujado un poquito demasiado, un poquito demasiado rápido. ¡Pero había sido tan divertido!
Podría haber seguido a Helena, o al menos haberlo intentado. Pero hay que saber reconocer cuando una mujer quiere que la dejen sola, así que decidió darle cierto margen de maniobra. Si realmente no supiera dónde encontrar a una tal Thaiss, habría seguido con su propia investigación... pero obviamente para ella aquello era una pérdida de tiempo. Así que, ¿qué podía hacer en lugar de eso?
Era innecesario encontrar a Helena: ya la encontraría si acaso ella más tarde. Consideró brevemente plantar información falsa y hacer que la bruja encontrara a otra Thaiss, pero la ladrona no conocía a ninguna mujer lo suficientemente malvada en Baslodia como para que mereciera morir a manos de la sicaria. Tras pensarlo, y barajar algunas alternativas más, determinó que su mejor opción era esconderse, esperar que la bruja se diera por vencida y volviera a Matt con las manos vacías. Después de todo, la propia Helena había dicho "es mejor que desaparezcas de mi vista". ¿Quién era ella para contrariarla?
Pero no sin antes provocarla un poquito más.
Mientras Helena se dedicaba a sus búsquedas, Thaiss retornó a la taberna en la que habían iniciado sus investigaciones poco más de una hora antes.
- No me has dado tiempo a que pregunte a nadie - se quejó el tabernero, a la defensiva, al verla. Thaiss sonrió de oreja a oreja y agitó una mano, restándole importancia al asunto.
- ¡Ya no hará falta que preguntes! Pero puedes quedarte con el dinero. Cuando venga mi amiga Limona, ¿puedes decirle de mi parte que Thaiss llevaba este sombrero? - Se lo quitó de la cabeza y se lo dio al hombre -. Aunque le venía un poco grande. Y dile también que puede quedárselo.
El tabernero se quedó con el sombrero, extrañado, y fue a colocarlo detrás de la barra. Al verlo, Thaiss lo detuvo con una exclamación.
- Ay, no. ¿Puedes colocarlo allí? - Señaló a un estante detrás de la barra, que sería visible para todo aquel que entrara al edificio -. Quiero que se vea nada más entrar. Así no se te olvida.
Y así Helena lo vería nada más llegar. Tras asegurarse de que el hombre hacía lo que le pedía, la ladrona abandonó felizmente el lugar. Lo siguiente que debía hacer era buscar dónde esconderse hasta que pasara aquella pequeña tormenta.
Las razones por las que esto era verdad eran evidentes para Thaiss, claro. Pero ¡qué se le iba a hacer! Helena había resultado tener menos paciencia aún de la que la ladrona habría pensado, y la había empujado un poquito demasiado, un poquito demasiado rápido. ¡Pero había sido tan divertido!
Podría haber seguido a Helena, o al menos haberlo intentado. Pero hay que saber reconocer cuando una mujer quiere que la dejen sola, así que decidió darle cierto margen de maniobra. Si realmente no supiera dónde encontrar a una tal Thaiss, habría seguido con su propia investigación... pero obviamente para ella aquello era una pérdida de tiempo. Así que, ¿qué podía hacer en lugar de eso?
Era innecesario encontrar a Helena: ya la encontraría si acaso ella más tarde. Consideró brevemente plantar información falsa y hacer que la bruja encontrara a otra Thaiss, pero la ladrona no conocía a ninguna mujer lo suficientemente malvada en Baslodia como para que mereciera morir a manos de la sicaria. Tras pensarlo, y barajar algunas alternativas más, determinó que su mejor opción era esconderse, esperar que la bruja se diera por vencida y volviera a Matt con las manos vacías. Después de todo, la propia Helena había dicho "es mejor que desaparezcas de mi vista". ¿Quién era ella para contrariarla?
Pero no sin antes provocarla un poquito más.
Mientras Helena se dedicaba a sus búsquedas, Thaiss retornó a la taberna en la que habían iniciado sus investigaciones poco más de una hora antes.
- No me has dado tiempo a que pregunte a nadie - se quejó el tabernero, a la defensiva, al verla. Thaiss sonrió de oreja a oreja y agitó una mano, restándole importancia al asunto.
- ¡Ya no hará falta que preguntes! Pero puedes quedarte con el dinero. Cuando venga mi amiga Limona, ¿puedes decirle de mi parte que Thaiss llevaba este sombrero? - Se lo quitó de la cabeza y se lo dio al hombre -. Aunque le venía un poco grande. Y dile también que puede quedárselo.
El tabernero se quedó con el sombrero, extrañado, y fue a colocarlo detrás de la barra. Al verlo, Thaiss lo detuvo con una exclamación.
- Ay, no. ¿Puedes colocarlo allí? - Señaló a un estante detrás de la barra, que sería visible para todo aquel que entrara al edificio -. Quiero que se vea nada más entrar. Así no se te olvida.
Y así Helena lo vería nada más llegar. Tras asegurarse de que el hombre hacía lo que le pedía, la ladrona abandonó felizmente el lugar. Lo siguiente que debía hacer era buscar dónde esconderse hasta que pasara aquella pequeña tormenta.
Thaiss
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Re: ¿Dónde está Thaiss? [Privado] [Cerrado]
Helena, dándose por vencida, regresó a la taberna donde antes había estado. Necesitaba urgentemente un trago, y pensar desde una nueva perspectiva y con las ideas más calmadas dónde y cómo buscar a Thaiss.
Nada más entrar, pudo ver el dichoso sombrero que Limona había robado. Seguramente ella también hubiese pasado por allí, ¿Seguiría buscando a Thaiss? Sería una posibilidad. La mente de aquella mujer era todo un laberinto, incluso para alguien como Helena.
Se sentó en un taburete de los que estaban en la barra, y pronto el tabernero se acercó para ver qué quería en esta ocasión la bruja.
-Ponme un trago de lo que sea-Tiró unos cuantos aeros sueltos a la mesa. El tabernero asintió y fue a satisfacer la petición de la bruja. Esta, por su parte, se quedó observando el sombrero. Era elegante y bonito, sin lugar a dudas.
El hombre no tardó en llegar con una jarra de cerveza hasta arriba.
-Gracias-Agarró la jarra-Una cosa más-Retuvo al hombre-La mujer que antes me acompañaba, ha pasado por aquí, ¿Verdad?
-Así es-Admitió-Y me ha dejado un mensaje para ti
Helena tomó un largo sorbo de su jarra mientras tenía su mirada clavada en aquel hombre, en el momento en el que este dijo esas palabras, la bruja enarcó una ceja, esperando a que siguiese hablando.
-Me dijo que la tal "Thaiss" llevaba ese sombrero-Señaló el objeto con su pulgar mientras estaba apoyado en la barra-Quería que te lo quedaras, ya que a Thaiss le quedaba un poco grande
Helena frunció el ceño y dejó la jarra en la mesa. Demasiada información confusa de golpe y si sentido... O no tanto. Empezó a encajar poco a poco las piezas. La Rhodes no era tonta, no al menos cuando la situación de pronto se le había esclarecido de tal forma que sintió una rabia interna recorriéndole todo el cuerpo al darse cuenta que había dejado escapar a su objetivo.
En primera instancia, se contuvo y respiró hondo, luego, agarró la jarra con tal fuerza que parecía que iba a desintegrar el asa.
-...¿Estás bien?-Preguntó preocupado
La bruja no contestó. En vez de eso, se puso en pie, sujetando aún la jarra y se encaminó hacia la salida. En mitad del camino, en un acto para poder demostrar y soltar toda la rabia y la impotencia que sentía, estrelló con todas sus fuerzas la jarra en el suelo, la cual estaba llena, y pronto se esparció llegando incluso a manchar a uno de los parroquianos, el cual se enfureció bastante.
-¡EH, ZORRA!-Se limpiaba los restos de cerveza mientras se acercaba agresivamente a Helena, craso error.-¿¡Qué me has hecho!?-Se notaba bastante molesto
La bruja, al oír aquel insulto, detuvo su andar.
-¡TE HE HECHO UNA PREGUNTA, PUTA!-La agarró del hombro para forzarla a que se voltease.
Una vez tuvo a aquel tipo frente a frente, no dudó en incrustarle un seco y duro puñetazo en toda la nariz, rompiéndosela en el acto y haciendo que retrocediese unos pasos. La Rhodes entonces se abalanzó hacia él, pegó un pequeño salto y le rodeó con ambas piernas a modo de tenaza, quedándose así agarrada. Con sus manos, empujó al tipo para hacerlo caer y, una vez que lo tuvo en el suelo, empezó a soltar un puñetazo tras otro, liberando todo lo que tenía dentro. Su rostro daba verdaderamente miedo, un semblante agresivo, con ensañamiento. Casi le desfiguró la cara, y seguramente hubiese continuado hasta matarlo, pero entonces una voz la detuvo.
-¡Te lo vas a cargar!-Dijo el tabernero, el cual se acercó a la escena. El resto de personas que estaban en ese establecimiento estaban tan perplejas y sorprendidas, al haber pasado todo tan rápida e inesperadamente, que algunos incluso seguían sentados en sus mesas.
Helena entonces se levantó. Aquel tipo acabó realmente mal, y antes de marcharse, le soltó un escupitajo.
Ahora iba a recorrer toda la ciudad en busca de aquella mujer, y no iba a descansar, no hasta que la encontrara. Tenía toda la adrenalina del mundo en ese momento, una mezcla bastante peligrosa en la personalidad de Helena.
Nada más entrar, pudo ver el dichoso sombrero que Limona había robado. Seguramente ella también hubiese pasado por allí, ¿Seguiría buscando a Thaiss? Sería una posibilidad. La mente de aquella mujer era todo un laberinto, incluso para alguien como Helena.
Se sentó en un taburete de los que estaban en la barra, y pronto el tabernero se acercó para ver qué quería en esta ocasión la bruja.
-Ponme un trago de lo que sea-Tiró unos cuantos aeros sueltos a la mesa. El tabernero asintió y fue a satisfacer la petición de la bruja. Esta, por su parte, se quedó observando el sombrero. Era elegante y bonito, sin lugar a dudas.
El hombre no tardó en llegar con una jarra de cerveza hasta arriba.
-Gracias-Agarró la jarra-Una cosa más-Retuvo al hombre-La mujer que antes me acompañaba, ha pasado por aquí, ¿Verdad?
-Así es-Admitió-Y me ha dejado un mensaje para ti
Helena tomó un largo sorbo de su jarra mientras tenía su mirada clavada en aquel hombre, en el momento en el que este dijo esas palabras, la bruja enarcó una ceja, esperando a que siguiese hablando.
-Me dijo que la tal "Thaiss" llevaba ese sombrero-Señaló el objeto con su pulgar mientras estaba apoyado en la barra-Quería que te lo quedaras, ya que a Thaiss le quedaba un poco grande
Helena frunció el ceño y dejó la jarra en la mesa. Demasiada información confusa de golpe y si sentido... O no tanto. Empezó a encajar poco a poco las piezas. La Rhodes no era tonta, no al menos cuando la situación de pronto se le había esclarecido de tal forma que sintió una rabia interna recorriéndole todo el cuerpo al darse cuenta que había dejado escapar a su objetivo.
En primera instancia, se contuvo y respiró hondo, luego, agarró la jarra con tal fuerza que parecía que iba a desintegrar el asa.
-...¿Estás bien?-Preguntó preocupado
La bruja no contestó. En vez de eso, se puso en pie, sujetando aún la jarra y se encaminó hacia la salida. En mitad del camino, en un acto para poder demostrar y soltar toda la rabia y la impotencia que sentía, estrelló con todas sus fuerzas la jarra en el suelo, la cual estaba llena, y pronto se esparció llegando incluso a manchar a uno de los parroquianos, el cual se enfureció bastante.
-¡EH, ZORRA!-Se limpiaba los restos de cerveza mientras se acercaba agresivamente a Helena, craso error.-¿¡Qué me has hecho!?-Se notaba bastante molesto
La bruja, al oír aquel insulto, detuvo su andar.
-¡TE HE HECHO UNA PREGUNTA, PUTA!-La agarró del hombro para forzarla a que se voltease.
Una vez tuvo a aquel tipo frente a frente, no dudó en incrustarle un seco y duro puñetazo en toda la nariz, rompiéndosela en el acto y haciendo que retrocediese unos pasos. La Rhodes entonces se abalanzó hacia él, pegó un pequeño salto y le rodeó con ambas piernas a modo de tenaza, quedándose así agarrada. Con sus manos, empujó al tipo para hacerlo caer y, una vez que lo tuvo en el suelo, empezó a soltar un puñetazo tras otro, liberando todo lo que tenía dentro. Su rostro daba verdaderamente miedo, un semblante agresivo, con ensañamiento. Casi le desfiguró la cara, y seguramente hubiese continuado hasta matarlo, pero entonces una voz la detuvo.
-¡Te lo vas a cargar!-Dijo el tabernero, el cual se acercó a la escena. El resto de personas que estaban en ese establecimiento estaban tan perplejas y sorprendidas, al haber pasado todo tan rápida e inesperadamente, que algunos incluso seguían sentados en sus mesas.
Helena entonces se levantó. Aquel tipo acabó realmente mal, y antes de marcharse, le soltó un escupitajo.
Ahora iba a recorrer toda la ciudad en busca de aquella mujer, y no iba a descansar, no hasta que la encontrara. Tenía toda la adrenalina del mundo en ese momento, una mezcla bastante peligrosa en la personalidad de Helena.
Helena Rhodes
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Re: ¿Dónde está Thaiss? [Privado] [Cerrado]
Después de dejar el sombrero a buen recaudo, Thaiss paseó por la ciudad. Paseó por tantos lugares como pudo, llamando toda la atención que le fue posible, y repitiéndole frecuentemente a la gente su propia descripción.
- Soy una mujer de estatura media, piel bronceada, pequitas, pelo rizado y algo alborotado. Hoy voy toda de negro - informaba.
Esto se lo decía a un alfarero después de preguntarle por su técnica ceramista ancestral, a un verdulero tras comentar que aquel año los hados eran propicios para los pimientos amarillos, a una niña con la que jugó un rato a la rayuela. Y, en ocasiones, a simples viandantes, que la miraban como si estuviera loca.
Y sí era un tanto extraño que insistiera tanto, pero de esta peculiar manera estaba dejando una pista para su perseguidora. Una pista que, esperaba, fuera confusa y caótica, desplazándose sin rumbo claro y dando frecuentes cambios de dirección. Tan pronto parecía correr hacia las afueras como volvía al centro de la ciudad.
Así pasó buena parte del día, tan distraída con ello que casi olvidó esconderse. Y lo cierto es que tenía fe en si misma: confiaba en que incluso si Helena la encontraba, sería capaz de zafarse de ella. Quizás confiaba en exceso.
Tanto exceso que, después de un rato aburrida escondida por el centro de Vulwulfar, finalmente salió cuando ya caía la noche, y fue a la taberna a la que ya habían ido a parar varias veces aquel día.
- Un vaso de leche, por favor - pidió-. ¿Puedo pagártelo con el dinero extra que te dejamos antes?
El tabernero enarcó una ceja. Claramente allí había pasado algo, aunque el sombrero seguía en su mismo lugar detrás de la barra. Hubo un incómodo silencio en el que Thaiss no dejó de mirar al hombre.
- Tu amiga estuvo aquí antes y le dio una buena tunda a uno de mis parroquianos - soltó finalmente en tono acusador.
Thaiss suspiró y revoleó los ojos.
- ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?
- ¿Qué hermano? - Preguntó, ya que no entendió la referencia- ¿Es tu hermana? No sé que líos os lleváis entre manos vosotras dos. Pero no son bienvenidos aquí.
- Es sólo un vaso de leche - insistió, poniendo ojitos-. Ella es la problemática, la que bebe. ¿Yo te he dado algún problema? Venga. Te daré conversación - y esta insistencia terminó por funcionar. El tabernero frunció los labios, negó con la cabeza como si no creyera lo que estaba haciendo, y Thaiss recibió su vaso de leche -. Y ya que sigue allí, ¿me puedes devolver el sombrero?
Y de esta manera, con el sombrero puesto y dando sorbitos, la ladrona esperó.
- Soy una mujer de estatura media, piel bronceada, pequitas, pelo rizado y algo alborotado. Hoy voy toda de negro - informaba.
Esto se lo decía a un alfarero después de preguntarle por su técnica ceramista ancestral, a un verdulero tras comentar que aquel año los hados eran propicios para los pimientos amarillos, a una niña con la que jugó un rato a la rayuela. Y, en ocasiones, a simples viandantes, que la miraban como si estuviera loca.
Y sí era un tanto extraño que insistiera tanto, pero de esta peculiar manera estaba dejando una pista para su perseguidora. Una pista que, esperaba, fuera confusa y caótica, desplazándose sin rumbo claro y dando frecuentes cambios de dirección. Tan pronto parecía correr hacia las afueras como volvía al centro de la ciudad.
Así pasó buena parte del día, tan distraída con ello que casi olvidó esconderse. Y lo cierto es que tenía fe en si misma: confiaba en que incluso si Helena la encontraba, sería capaz de zafarse de ella. Quizás confiaba en exceso.
Tanto exceso que, después de un rato aburrida escondida por el centro de Vulwulfar, finalmente salió cuando ya caía la noche, y fue a la taberna a la que ya habían ido a parar varias veces aquel día.
- Un vaso de leche, por favor - pidió-. ¿Puedo pagártelo con el dinero extra que te dejamos antes?
El tabernero enarcó una ceja. Claramente allí había pasado algo, aunque el sombrero seguía en su mismo lugar detrás de la barra. Hubo un incómodo silencio en el que Thaiss no dejó de mirar al hombre.
- Tu amiga estuvo aquí antes y le dio una buena tunda a uno de mis parroquianos - soltó finalmente en tono acusador.
Thaiss suspiró y revoleó los ojos.
- ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?
- ¿Qué hermano? - Preguntó, ya que no entendió la referencia- ¿Es tu hermana? No sé que líos os lleváis entre manos vosotras dos. Pero no son bienvenidos aquí.
- Es sólo un vaso de leche - insistió, poniendo ojitos-. Ella es la problemática, la que bebe. ¿Yo te he dado algún problema? Venga. Te daré conversación - y esta insistencia terminó por funcionar. El tabernero frunció los labios, negó con la cabeza como si no creyera lo que estaba haciendo, y Thaiss recibió su vaso de leche -. Y ya que sigue allí, ¿me puedes devolver el sombrero?
Y de esta manera, con el sombrero puesto y dando sorbitos, la ladrona esperó.
Thaiss
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Re: ¿Dónde está Thaiss? [Privado] [Cerrado]
De pronto, una figura encapuchada se sentó al lado de Thaiss. Hizo bastante ademán por ocultar su rostro e identidad. Colocó los codos encima de la mesa y apoyó su fino mentón sobre las manos que quedaban a una altura alta. El tabernero se acercó para ver qué quería el nuevo individuo que había entrado en escena. El encapuchado resultó ser Helena, la cual simplemente levantó la mirada dejándose un poco al descubierto y, sin decir nada, negó con la cabeza al hombre para que la dejara en paz.
Cuando este se fue y vio que finalmente tendría intimidad con Thaiss, se dispuso a hablar.
-Realmente eres escurridiza-Dijo sin apartar la mirada del frente, la cual la tenía perdida.-No sé qué le habrás hecho al virrey, pero me temo que tengo que acabar contigo
Tomó aire y lo exhaló, intentando concentrarse.
-Yo no intentaría huir-Lo mostró su brazo derecho, el cual había tomado un tono azulado pálido, con las venas marcándose en morado-Ya que tendría que romper tus rodillas para hacerte parar con un hechizo...-Aún encapuchada, descubrió su rostro alzando un poco la cabeza y mirando directamente a los ojos a la morena-Tengo que admitir que a veces pierdo los papeles. Antes estaba tan cabreada que casi me cargo a un tipo a base de puñetazos. Todo ha sido por tu culpa...-Se calló un segundo, mientras seguía clavando su mirada en la mujer, con cierta curiosidad-Pudiste haberme dado un nombre falso y huir. Pero en cambio, me acompañaste...-Esbozó una sonrisa-Debes de estar muy pirada para hacer algo así
Se giró un poco hacia el lado de Thaiss, para así tenerla totalmente de frente
-Prometo que será rápido
Se puso en pie y se colocó detrás de la morena. Con un movimiento rápido de muñeca, descubrió la daga que se ocultaba en su brazalete izquierdo y la paseó con suavidad sobre el cuello de Thaiss. Le agarró el hombro derecho con su otro brazo, el cual aún seguía pálido y frío, seguramente la morena lo notaría.
Ya la tenía, a su entera disposición. Tras un arduo y largo día yendo de un lado para otro, siempre acompañada de su propio objetivo, finalmente la tenía ahí, tan solo faltaba el último empujón para apagar la llama de su vida... Pero algo en su interior le hacía que ese momento fuese el más duro al que se había enfrentado a la hora de darle fin a la vida de alguien. Normalmente no tenía muchos miramientos, ya que había asesinado a gente más pura e inocente que la propia Thaiss, pero inexplicablemente, le costaba dar ese último paso. Apretó su agarre sobre el hombro de la mujer, intentando de alguna manera a forzarse.
Al final, optó por no asesinarla allí. Suspiró, resignada. No quería más problemas de los que ya tenía, y tener a los guardias de Baslodia detrás suya no iba a acarrear nada bueno. En ese momento decidió que lo mejor sería llevarla a Ciudad Lagarto y entregársela en persona a Matthew Owens.
Alejó su filo del cuello de la mujer y dejó de agarrarla. Su brazo derecho volvió a recobrar su tono natural. Acto seguido, le dio un tosco toque en la espalda.
-Levántate.-Dijo manteniendo su tono solemne y serio-Te voy a entregar al virrey. Que sea él quien decida qué hacer contigo una vez te tenga delante.
Cuando este se fue y vio que finalmente tendría intimidad con Thaiss, se dispuso a hablar.
-Realmente eres escurridiza-Dijo sin apartar la mirada del frente, la cual la tenía perdida.-No sé qué le habrás hecho al virrey, pero me temo que tengo que acabar contigo
Tomó aire y lo exhaló, intentando concentrarse.
-Yo no intentaría huir-Lo mostró su brazo derecho, el cual había tomado un tono azulado pálido, con las venas marcándose en morado-Ya que tendría que romper tus rodillas para hacerte parar con un hechizo...-Aún encapuchada, descubrió su rostro alzando un poco la cabeza y mirando directamente a los ojos a la morena-Tengo que admitir que a veces pierdo los papeles. Antes estaba tan cabreada que casi me cargo a un tipo a base de puñetazos. Todo ha sido por tu culpa...-Se calló un segundo, mientras seguía clavando su mirada en la mujer, con cierta curiosidad-Pudiste haberme dado un nombre falso y huir. Pero en cambio, me acompañaste...-Esbozó una sonrisa-Debes de estar muy pirada para hacer algo así
Se giró un poco hacia el lado de Thaiss, para así tenerla totalmente de frente
-Prometo que será rápido
Se puso en pie y se colocó detrás de la morena. Con un movimiento rápido de muñeca, descubrió la daga que se ocultaba en su brazalete izquierdo y la paseó con suavidad sobre el cuello de Thaiss. Le agarró el hombro derecho con su otro brazo, el cual aún seguía pálido y frío, seguramente la morena lo notaría.
Ya la tenía, a su entera disposición. Tras un arduo y largo día yendo de un lado para otro, siempre acompañada de su propio objetivo, finalmente la tenía ahí, tan solo faltaba el último empujón para apagar la llama de su vida... Pero algo en su interior le hacía que ese momento fuese el más duro al que se había enfrentado a la hora de darle fin a la vida de alguien. Normalmente no tenía muchos miramientos, ya que había asesinado a gente más pura e inocente que la propia Thaiss, pero inexplicablemente, le costaba dar ese último paso. Apretó su agarre sobre el hombro de la mujer, intentando de alguna manera a forzarse.
Al final, optó por no asesinarla allí. Suspiró, resignada. No quería más problemas de los que ya tenía, y tener a los guardias de Baslodia detrás suya no iba a acarrear nada bueno. En ese momento decidió que lo mejor sería llevarla a Ciudad Lagarto y entregársela en persona a Matthew Owens.
Alejó su filo del cuello de la mujer y dejó de agarrarla. Su brazo derecho volvió a recobrar su tono natural. Acto seguido, le dio un tosco toque en la espalda.
-Levántate.-Dijo manteniendo su tono solemne y serio-Te voy a entregar al virrey. Que sea él quien decida qué hacer contigo una vez te tenga delante.
Helena Rhodes
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Re: ¿Dónde está Thaiss? [Privado] [Cerrado]
Thaiss no llevaba mucho tiempo sentada. Apenas llegó a estirarse un poco, darle unos sorbitos a su vaso y escanear brevemente el local. Ni siquiera llegó a iniciar la conversación con la que había prometido entretener al tabernero, pues según dejaba el vaso en la mesa, una persona con la cara cubierta interrumpió el que debería haber sido el curso natural de los sucesos.
- Sabes que podría decirles quién eres, ¿verdad? Parece que armaste un poco de lío aquí antes y no eres muy bienvenida. Me pregunto qué hacen con quien no es bienvenido.
Pero parecía que el tabernero… no iba a hacer nada. Thaiss lo juzgó por ello, y lo miró con cierta decepción. Qué hombre más falto de carácter. Podía ser que otros clientes sí estuvieran dispuestos a liarse a golpes con Helena, pero la ladrona no podía estar segura de esto ni arriesgarse a que fuera cierto. Se alzó de hombros y bebió un buen trago de leche.
- Ay gracias – respondió al cumplido -. Tú también eres muy - pero aunque sentía que debía devolverle alguna palabra bonita, era como si no fuera capaz de encontrar nada - … tenaz – “Un asno podría romper su cerco si lo cocea suficientes veces” – Últimamente me han puesto la daga al cuello muchas veces. ¿Es la forma que tenéis de sentiros más poderosos? ¿Como que estáis en control de algo, y al menos podéis decidir si una pobre ladrona a la que nadie conoce vive o muere? Wow, qué determinante eres en el futuro de Aerandir. “Helena Rhodes, la asesina de Thaiss”. Será una historia fascinante.
Si la última vez que había tenido una daga al cuello no había hecho nada al respecto, ni denotado por su gesto o comentarios que le molestara en lo más mínimo, esta vez su tono era mordaz y su semblante serio, incluso algo despectivo. Helena no dijo nada durante un tiempo; parecía estar preparándose para matarla en aquel mismo lugar. Thaiss se cansó de esperar.
- ¿Te gusta Baslodia? Lo conozco poco, pero hasta ahora parece un lugar agradable. Buenas gentes. Negocios prósperos. Una guardia eficiente.
Quizás Helena llegó a la misma conclusión que Thaiss estaba sugiriendo. No era tan buena idea matarla a plena luz del día, y sobre todo no en una taberna con tantos testigos y un tabernero que le había visto la cara más de una vez. La atraparían antes de que pudiera huir de la ciudad. Su solución fue llevarla frente al virrey, en lugar de asesinarla ella misma en aquel momento. No es que la ladrona tuviera muchas ganas de volver a Ciudad Lagarto, pero siempre era de agradecer poder vivir un día más.
- Tengo muchas ganas de ver a mi amigo Buchón – aportó, aprobando así el plan de Helena -. ¿Sabes que somos amigos de infancia? Realmente me odia porque sé más de él que nadie en este mundo. Más de lo que sabes tú, o de lo que sabe esa pobre chica, Eyre. Oh, y está enfadado porque dije que de pequeño estaba gordo. Realmente lo estaba. Te contaré más historias de camino a Ciudad Lagarto; así podrás conocerle todo lo que una personalidad como la suya merece.
- Sabes que podría decirles quién eres, ¿verdad? Parece que armaste un poco de lío aquí antes y no eres muy bienvenida. Me pregunto qué hacen con quien no es bienvenido.
Pero parecía que el tabernero… no iba a hacer nada. Thaiss lo juzgó por ello, y lo miró con cierta decepción. Qué hombre más falto de carácter. Podía ser que otros clientes sí estuvieran dispuestos a liarse a golpes con Helena, pero la ladrona no podía estar segura de esto ni arriesgarse a que fuera cierto. Se alzó de hombros y bebió un buen trago de leche.
- Ay gracias – respondió al cumplido -. Tú también eres muy - pero aunque sentía que debía devolverle alguna palabra bonita, era como si no fuera capaz de encontrar nada - … tenaz – “Un asno podría romper su cerco si lo cocea suficientes veces” – Últimamente me han puesto la daga al cuello muchas veces. ¿Es la forma que tenéis de sentiros más poderosos? ¿Como que estáis en control de algo, y al menos podéis decidir si una pobre ladrona a la que nadie conoce vive o muere? Wow, qué determinante eres en el futuro de Aerandir. “Helena Rhodes, la asesina de Thaiss”. Será una historia fascinante.
Si la última vez que había tenido una daga al cuello no había hecho nada al respecto, ni denotado por su gesto o comentarios que le molestara en lo más mínimo, esta vez su tono era mordaz y su semblante serio, incluso algo despectivo. Helena no dijo nada durante un tiempo; parecía estar preparándose para matarla en aquel mismo lugar. Thaiss se cansó de esperar.
- ¿Te gusta Baslodia? Lo conozco poco, pero hasta ahora parece un lugar agradable. Buenas gentes. Negocios prósperos. Una guardia eficiente.
Quizás Helena llegó a la misma conclusión que Thaiss estaba sugiriendo. No era tan buena idea matarla a plena luz del día, y sobre todo no en una taberna con tantos testigos y un tabernero que le había visto la cara más de una vez. La atraparían antes de que pudiera huir de la ciudad. Su solución fue llevarla frente al virrey, en lugar de asesinarla ella misma en aquel momento. No es que la ladrona tuviera muchas ganas de volver a Ciudad Lagarto, pero siempre era de agradecer poder vivir un día más.
- Tengo muchas ganas de ver a mi amigo Buchón – aportó, aprobando así el plan de Helena -. ¿Sabes que somos amigos de infancia? Realmente me odia porque sé más de él que nadie en este mundo. Más de lo que sabes tú, o de lo que sabe esa pobre chica, Eyre. Oh, y está enfadado porque dije que de pequeño estaba gordo. Realmente lo estaba. Te contaré más historias de camino a Ciudad Lagarto; así podrás conocerle todo lo que una personalidad como la suya merece.
Thaiss
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