Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
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Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
Requiero personas capaces de ocuparse de un asunto con la mayor discreción y eficacia posible. Por favor, los interesados venid al mercado y buscad un tenderete con rayas azules y verdes en sus lonas.
Habrá un hombre allí vendiendo sus productos, tan solo tenéis que pronunciar las palabras clave; "Bonita tienda, pero creo que unas rayas rojas y amarillas le darían un mejor toque"
Los que se presenten, acepten y realicen la petición serán recompensados.
Alward caminaba abstraído leyendo la carta desenrollada que tenía entre sus manos. Iba acompañado de Eiko, y los dos se encaminaban a la zona comercial de la ciudad; un cruce y ensanchamiento de calles donde tan solo hay tiendas y puestos, y también donde la gente se agolpa más con diferencia.
Alguien dejó dicha misiva en la barra de la taberna del Filósofo Ebrio. Era un misterio el cómo había llegado a parar allí, por lo que Rischer mandó al joven Sevna y a la bruja a investigar.
-¿Sabes qué es lo que más me extraña de todo esto?-Dijo levantando la mirada del papel y dirigiéndola hacia su amiga-Normalmente, en nuestros contratos pone expresamente: "Esta carta va dirigida a los Stelliazos" o cosas así...-Volvió a mirar la misiva-En cambio, aquí no parece que la carta vaya expresamente para nosotros...
Caminaban, un poco sin rumbo, por el mercado. Eiko se cruzó de brazos mientras mantenía la marcha junto a su amigo, con un rostro pensativo.
-Puede que haya más de una carta y, quien la haya escrito, haya dejado en más de un sitio más cartas...
Alward se encogió de hombros, dando por válida la explicación de su amiga. Aunque le seguía pareciendo extraño. Normalmente estos trabajos se dejan en manos de mercenarios como ellos, no en cartas desperdigadas por una ciudad como Lunargenta esperando a que alguien las encuentre.
Caminaron por más de veinte minutos por el mercado sin lograr encontrar el tenderete que se describía en la carta. A Alward le incomodaba bastante andar por el mercado y casi nunca iba; empujones, gente a contramarcha, gente parada, aglutinación y tapones por doquier... Era una locura, y esto le ponía de los nervios al mercenario.
También había que tener bastante cuidado con los bolsillos, ya que si por algo eran famosos lugares como estos, es que los rufianes y truhanes escurridizos aprovechaban cualquier mínimo despiste para hacer de las suyas y robar todo lo que puedas coger de personas despistadas, por eso Alward, aparte de estar vigilando por si aparecía el dichoso tenderete, tenía mil ojos a su alrededor y estaba totalmente alerta por si alguien osaba tocarle.
Finalmente, tras recorrer por varios minutos más las abarrotadas calles, encontraron lo que buscaban; el puesto con las rayas azules y verdes. Alward y Eiko se miraron soltando una sonrisa de complicidad y rápidamente fueron hacia allí; esquivando y apartando con educación, como era de esperar, a gente por el camino.
En el puesto se vendían joyas de todo tipo y algún que otro extraño objeto decorativo. Un hombre de avanzada edad y bien vestido estaba vigilante dentro de este, callado y viendo la gente pasar. No parecía estar muy animado y más bien tenía pinta de no querer estar allí, pero no le quedaba otra.
Alward y Eiko se miraron entre sí, y la mujer decidió hablar.
-Disculpe...
-Dígame, muchacha-Dijo con un tono de voz apagado
La mercenaria miró al joven Sevna, y acto seguido volvió a centrar su mirada en aquel hombre-B-bonita tienda... Pero creo que unas rayas rojas y amarillas le darían un mejor toque-Acabó con una sonrisa forzada la frase por si se había equivocado de tienda y para que no pareciese que estaba loca
El mercader miró a ambos jóvenes incrédulo, con los ojos abiertos como platos. Alward se cruzó de brazos esperando a que dijese algo y Eiko entrelazó sus manos mostrando una sonrisa inocente. Parecía como si aquel hombre llevase toda una vida esperando a que alguien pronunciase la frase que la bruja acababa de recitar. De pronto se le cambió la cara y se mostró activo y cordial
-¡Claro!-Se le encendió el tono de voz. Acto seguido miró hacia todos lados como si esperara a que nadie del exterior de la tienda le viese-Si son tan amables, me gustaría enseñarles la "gama de colores" que tengo dentro-Esbozó una sonrisa e invitó con un gesto a que pasaran a dentro, ya que el tenderete conectaba con el edificio al que estaba pegado por una puerta de madera.
Alward y Eiko asintieron y, sin más, entraron.
-Pónganse cómodos y esperen unos minutos, yo en seguida les acompaño-Dijo quedándose en el umbral de la puerta y volviendo al tenderete para recoger las cosas. No podía dejar el puesto sin vigilancia y las joyas expuestas, por supuesto.
Última edición por Alward Sevna el Jue Dic 20 2018, 20:05, editado 1 vez
Alward Sevna
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
Había regresado a Lunargenta luego de tanto tiempo, haciendo una comparación entre sus características actuales y las que había registrado con anterioridad, podía decir que la ciudad había empeorado en varios aspectos, aunque mejorados en otros. Ciertamente había una notoria mejoría en relación a la higiene, ya no habían cuerpos tirados por las calles lo cual resultaba favorecedor para los habitantes. Pero al parecer estábamos en los comienzos de una posible batalla, por lo que había un gran desorden general.
Mi primer visita obligada era la guarida de Los Gorriones, al estar protegidos por la enorme esfera que habíamos encontrado con Chimar no parecía que corrieran riesgo algunos. El pequeño niño genio no se encontraba en la base cuando llegue, así que me dedique a jugar con el resto de los huérfanos.
-Chimar nos tiene terminantemente prohibido salir –
-Pero es aburrido pasar aquí todo el día-
-¿Podemos salir contigo, Zöe? ¿Por favooooooor?-
-No deberían desobedecer las órdenes de Chimar – Si bien entendía que los orgánicos, sobre todo cuando eran pequeños, necesitaban de distracciones con bastante frecuencia, también comprendía que Maquiavelo lo había prohibido por una buena razón.
-No nos dejas otra opción, tendremos que ordenarte que nos lleves afuera –
-No funciona de ese modo, no soy un robot, por lo tanto, tengo la capacidad de decidir cuales órdenes son las que corresponde seguir y cuales puedo ignorar – Los niños habían aprendido cómo funcionaban los Bio- cibernéticos desde que estaba con ellos, pero siempre había algún detalle que se les escapaba.
-Entonces será mejor que no te enteres…- Dijo una de las muchachas mientras se cruzaba de brazos [ANALIZANDO] boca fruncida, mirada evasiva, ceja levantada [CONCLUSIÓN] quería que le preguntara.
-¿De qué cosa no debería enterarme? –
-De que Tim hace un rato ya que salió, dijo que iba a estar por el mercado-
Hice que los niños que colgaban de mis brazos y espalda se bajaran, y me dirigí a la salida. Los Gorriones no eran como el resto de los huérfanos de Aerandir, sabían bien como cuidarse solos, pero la situación actual era muy inestable como para dejarlos ir por las calles sin control alguno.
Tarde nueve minutos en llegar al mercado, y otros doce en localizar a Tim, se encontraba en ese momento revisando los bolsillos de Alward, el joven mercenario que había conocido hacía un tiempo. Cuando el niño cumplió con su objetivo salió corriendo, pero lo detuve en su huida, levantándolo del piso sosteniéndolo desde debajo de las axilas.
-Oye, suéltame, suelta… ¿Zöe? ¡Volviste! – Sus quejas y pataleos se volvieron en un instante abrazos y cariños.
-Chimar les dijo que no deben estar por las calles sin su supervisión, por lo tanto, devolverás lo que acabas de robar y regresaras a la esfera ¿Si? – Dicho eso, sujete al niño con uno de mis brazos y me dirigí en la dirección en la que se había ido Alward.
Lo perdí de vista cuando entro a una tienda, no podría devolverle su dinero si no lo encontraba, por lo que decidí pasar también.
-No, Señorita, espere, no puede entrar ahí – Me decía el comerciante.
-Lo siento, prometo que saldré en seguida – No tarde en ver al humano, le sonreí y levante mi mano libre para saludarlo – Hola Alward, es un placer verte de nuevo. Tengo que devolverte algo – Baje al niño y le di una palmada en la espalda para que se adelantara en dirección al mercenario.
-Lo siento… Esto es tuyo – Tim hacía un puchero pero a la vez estaba con el ceño fruncido, probablemente lo enojaba mucho el haber fallado en su intento. Extendió las manitos y le dio a Alward su bolsa con dinero, luego corrió rápidamente a esconderse tras la pierna de Zöe.
Mi primer visita obligada era la guarida de Los Gorriones, al estar protegidos por la enorme esfera que habíamos encontrado con Chimar no parecía que corrieran riesgo algunos. El pequeño niño genio no se encontraba en la base cuando llegue, así que me dedique a jugar con el resto de los huérfanos.
-Chimar nos tiene terminantemente prohibido salir –
-Pero es aburrido pasar aquí todo el día-
-¿Podemos salir contigo, Zöe? ¿Por favooooooor?-
-No deberían desobedecer las órdenes de Chimar – Si bien entendía que los orgánicos, sobre todo cuando eran pequeños, necesitaban de distracciones con bastante frecuencia, también comprendía que Maquiavelo lo había prohibido por una buena razón.
-No nos dejas otra opción, tendremos que ordenarte que nos lleves afuera –
-No funciona de ese modo, no soy un robot, por lo tanto, tengo la capacidad de decidir cuales órdenes son las que corresponde seguir y cuales puedo ignorar – Los niños habían aprendido cómo funcionaban los Bio- cibernéticos desde que estaba con ellos, pero siempre había algún detalle que se les escapaba.
-Entonces será mejor que no te enteres…- Dijo una de las muchachas mientras se cruzaba de brazos [ANALIZANDO] boca fruncida, mirada evasiva, ceja levantada [CONCLUSIÓN] quería que le preguntara.
-¿De qué cosa no debería enterarme? –
-De que Tim hace un rato ya que salió, dijo que iba a estar por el mercado-
Hice que los niños que colgaban de mis brazos y espalda se bajaran, y me dirigí a la salida. Los Gorriones no eran como el resto de los huérfanos de Aerandir, sabían bien como cuidarse solos, pero la situación actual era muy inestable como para dejarlos ir por las calles sin control alguno.
Tarde nueve minutos en llegar al mercado, y otros doce en localizar a Tim, se encontraba en ese momento revisando los bolsillos de Alward, el joven mercenario que había conocido hacía un tiempo. Cuando el niño cumplió con su objetivo salió corriendo, pero lo detuve en su huida, levantándolo del piso sosteniéndolo desde debajo de las axilas.
-Oye, suéltame, suelta… ¿Zöe? ¡Volviste! – Sus quejas y pataleos se volvieron en un instante abrazos y cariños.
-Chimar les dijo que no deben estar por las calles sin su supervisión, por lo tanto, devolverás lo que acabas de robar y regresaras a la esfera ¿Si? – Dicho eso, sujete al niño con uno de mis brazos y me dirigí en la dirección en la que se había ido Alward.
Lo perdí de vista cuando entro a una tienda, no podría devolverle su dinero si no lo encontraba, por lo que decidí pasar también.
-No, Señorita, espere, no puede entrar ahí – Me decía el comerciante.
-Lo siento, prometo que saldré en seguida – No tarde en ver al humano, le sonreí y levante mi mano libre para saludarlo – Hola Alward, es un placer verte de nuevo. Tengo que devolverte algo – Baje al niño y le di una palmada en la espalda para que se adelantara en dirección al mercenario.
-Lo siento… Esto es tuyo – Tim hacía un puchero pero a la vez estaba con el ceño fruncido, probablemente lo enojaba mucho el haber fallado en su intento. Extendió las manitos y le dio a Alward su bolsa con dinero, luego corrió rápidamente a esconderse tras la pierna de Zöe.
Zöe
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
Aun no me iría de la ciudad, no tenia en claro que hacer por aquel sitio, pero me latía quedarme un poco más y aprovechar al máximo esta inoportuna visita. Las oportunidades estaban a la vuelta de la esquina para quien las aprovechase, mi apariencia me daba una sutil ventaja y no encontraba razones para no abusarme de ella, tenía lugares a donde ir, pero no prisa ni dinero.
Llegue donde el mercado y busque una esquina vacía que me de apertura a toda la gente y todo el lugar. Debía verme miserable y pordiosera, algo no muy lejos de la realidad y muy acertado a mis prendas, saque un jarro metálico oxidado del morral que llevaba y me quite la capucha exhibiendo el enmarañado cabello que adornaba la cutre cicatriz en mis ojos.
Llegue donde el mercado y busque una esquina vacía que me de apertura a toda la gente y todo el lugar. Debía verme miserable y pordiosera, algo no muy lejos de la realidad y muy acertado a mis prendas, saque un jarro metálico oxidado del morral que llevaba y me quite la capucha exhibiendo el enmarañado cabello que adornaba la cutre cicatriz en mis ojos.
♪♫♬ Estas cicatrices mucho han anhelado tu tierno cariño
Para unir nuestros destinos, maldigo lo que poseen las estrellas
Desgarras mi abierto corazón, luego profesas tu amor
Una vuelta, entretejida fortuna que ambos reparamos
Huiste cariño se acerca la mañana
Tu esencia - tarta de moras, dulce lila
Para soñar con una bandada de cuervos arremolinados, tormenta ♪♫♬
Para unir nuestros destinos, maldigo lo que poseen las estrellas
Desgarras mi abierto corazón, luego profesas tu amor
Una vuelta, entretejida fortuna que ambos reparamos
Huiste cariño se acerca la mañana
Tu esencia - tarta de moras, dulce lila
Para soñar con una bandada de cuervos arremolinados, tormenta ♪♫♬
No pedía monedas ni caridades, solo comencé a cantar con el jarro frente a mi depositado en el suelo una melodía que antaño me cantaban seguido. Un acto a gesto solidario y desinteresado mientras brindaba entretenimiento fortuito. Algo tan noble y sencillo no era muy propio de mí, por lo cual no es la anécdota completa.
Al principio muchos pasaban de mi ignorándome, luego unos pocos se frenaban, y finalmente eran cuatro o 6 personas las que tenía como público, podía sentirlo, la poca humedad en el aire me permitía una imagen algo borrosa, sus caminatas detenidas alejando el barullo de mí, los rumbos cambiados de otros caminantes que intersectaban con ellos, no era tan complejo de leer pero tanto ruido y tanta distracción era propicio para mi verdadero objetivo. Movía las manos conforme las estrofas avanzaban y como delicados bailarines monederos danzaban salientes de sus mangas y morrales hacia mí, por el suelo con discreción.
"Bien... es el fin de una jornada productiva" pensé terminando de sacar hasta la última moneda de los bolsitos y guardándolos en uno mío de mayor tamaño cuando un vengador justiciero que me había estado observando decidió hablar el favor de los siniestrados haciendo acto de presencia con su gran corpulencia frente a mí y levantándome del brazo con el cual sujetaba mi monedero.
- Que clase de niña mala eres? - palabras que escupió en mi cara sacándome el dinero. - esto no te pertenece y lo sabes..
- OYEE! ESO ES MIO!!!! - le grite tratando de zafarme de su agarre sin mucho resultado. Mis pies apenas si tocaban el suelo, lograba empujarme hacia arriba con la punta de mis pies para que la pobre muñeca atrapada no lidiara con todo el peso. - SUELTAME!! - no paraba de moverme y de intentar alcanzar su mano libre con mis pertenencias.
El hombre guardó todo en su bolsillo mientras una ligera carcajada burlona escapaba de entre sus dientes y comprendí que no se trataba de ningún héroe. "Yo te mostrare por que no debes meterte conmigo!" Aún tenía mi brazo derecho. Moví los dedos y unos cuencos de madera con agua comenzaron a flotar detrás de mí. Rápidamente imitaron mi mano y se fueron contra su cabeza, me soltó para cubrirse y lance una patada a su entrepierna para sujetar la cuerdilla de cuero que se asomaba a su bolsillo con cuentas verde claro de vidrio, las riendas de mi tesoro.
Corrí lo más rápido que pude, el golpe lo dolería seguro pero ni yo tenía tanta fuerza ni llegaría ese golpe a para a un hombre enojado con tanta adrenalina palpitándole; debía concentrar toda mi energía al frente, leer cada molécula de hidrogeno en abundancia para que la misma humedad me dijera dónde ir. Huir no era mi fuerte en batallas, yo solo servía si estaba escondida.
Tenía tan poco tiempo para concentrarme en cada persona que no alcanzaba a distinguir más que pilares deformes que debía esquivar, ni siluetas, ni contornos, géneros, razas o miradas, no distinguía nada en absoluto.
- DETENTE CIEGA DESGRACIADA! - escuchaba su grito tras de mí, lo que tenía de rápido lo tenía de lento. Gire en una esquina, y luego en un callejón saliendo del otro lado del mercado; su voz era cada vez más distante y llegue al punto de no escucharla más. "uff" deje escapar un suspiro mientras caminaba recuperando el aire junto a las distintas tiendas. Me coloque la capucha ya al salir del pasadizo pero necesitaba acomodar las vendas en mis ojos para no impresionar a todo el que se me cruzara.
No logré avanzar más de veinte pasos tranquila cuando a lo lejos me pareció escuchar su voz.
- Genial... - lógicamente no me quedaría allí a corroborarlo por lo que gire y entre a uno de los puestos tras de un hombre que ingresaba tras una persona y un niño a la vivienda. Solo lo medio atropelle a él empujándolo al interior, note más gente a dentro pero no di importancia y cerré la puerta tras de mi recostándome contra ella con la respiración sumamente agitada.
Al principio muchos pasaban de mi ignorándome, luego unos pocos se frenaban, y finalmente eran cuatro o 6 personas las que tenía como público, podía sentirlo, la poca humedad en el aire me permitía una imagen algo borrosa, sus caminatas detenidas alejando el barullo de mí, los rumbos cambiados de otros caminantes que intersectaban con ellos, no era tan complejo de leer pero tanto ruido y tanta distracción era propicio para mi verdadero objetivo. Movía las manos conforme las estrofas avanzaban y como delicados bailarines monederos danzaban salientes de sus mangas y morrales hacia mí, por el suelo con discreción.
"Bien... es el fin de una jornada productiva" pensé terminando de sacar hasta la última moneda de los bolsitos y guardándolos en uno mío de mayor tamaño cuando un vengador justiciero que me había estado observando decidió hablar el favor de los siniestrados haciendo acto de presencia con su gran corpulencia frente a mí y levantándome del brazo con el cual sujetaba mi monedero.
- Que clase de niña mala eres? - palabras que escupió en mi cara sacándome el dinero. - esto no te pertenece y lo sabes..
- OYEE! ESO ES MIO!!!! - le grite tratando de zafarme de su agarre sin mucho resultado. Mis pies apenas si tocaban el suelo, lograba empujarme hacia arriba con la punta de mis pies para que la pobre muñeca atrapada no lidiara con todo el peso. - SUELTAME!! - no paraba de moverme y de intentar alcanzar su mano libre con mis pertenencias.
El hombre guardó todo en su bolsillo mientras una ligera carcajada burlona escapaba de entre sus dientes y comprendí que no se trataba de ningún héroe. "Yo te mostrare por que no debes meterte conmigo!" Aún tenía mi brazo derecho. Moví los dedos y unos cuencos de madera con agua comenzaron a flotar detrás de mí. Rápidamente imitaron mi mano y se fueron contra su cabeza, me soltó para cubrirse y lance una patada a su entrepierna para sujetar la cuerdilla de cuero que se asomaba a su bolsillo con cuentas verde claro de vidrio, las riendas de mi tesoro.
Corrí lo más rápido que pude, el golpe lo dolería seguro pero ni yo tenía tanta fuerza ni llegaría ese golpe a para a un hombre enojado con tanta adrenalina palpitándole; debía concentrar toda mi energía al frente, leer cada molécula de hidrogeno en abundancia para que la misma humedad me dijera dónde ir. Huir no era mi fuerte en batallas, yo solo servía si estaba escondida.
Tenía tan poco tiempo para concentrarme en cada persona que no alcanzaba a distinguir más que pilares deformes que debía esquivar, ni siluetas, ni contornos, géneros, razas o miradas, no distinguía nada en absoluto.
- DETENTE CIEGA DESGRACIADA! - escuchaba su grito tras de mí, lo que tenía de rápido lo tenía de lento. Gire en una esquina, y luego en un callejón saliendo del otro lado del mercado; su voz era cada vez más distante y llegue al punto de no escucharla más. "uff" deje escapar un suspiro mientras caminaba recuperando el aire junto a las distintas tiendas. Me coloque la capucha ya al salir del pasadizo pero necesitaba acomodar las vendas en mis ojos para no impresionar a todo el que se me cruzara.
No logré avanzar más de veinte pasos tranquila cuando a lo lejos me pareció escuchar su voz.
- Genial... - lógicamente no me quedaría allí a corroborarlo por lo que gire y entre a uno de los puestos tras de un hombre que ingresaba tras una persona y un niño a la vivienda. Solo lo medio atropelle a él empujándolo al interior, note más gente a dentro pero no di importancia y cerré la puerta tras de mi recostándome contra ella con la respiración sumamente agitada.
Merida DunBroch
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
La habitación era pequeña pero bastante acogedora. Era una especie de trastienda, con varios estantes y armarios, los cuales contendrían productos pertenecientes a la tienda. Había una mesa de madera, de tamaño medio y rectangular que ocupaba casi toda la habitación con seis sillas. Alward y Eiko tomaron asiento, uno al lado del otro, y esperaron a que aquel hombre volviese a entrar.
-¿Crees que hemos encontrado el sitio?
-Eso espero-Dijo dirigiendo su mirada hacia la puerta, seguido de un suspiro
De pronto, dos personas más entraron al lugar; una mujer y un niño. Mujer de estatura medio, piel algo oscura, pelo blanco, ojos grises, orificios en su cabeza... Era... ¿¡Zöe!? ¿Qué hacía allí? Hacía meses que no se veían, desde aquel encuentro fortuito a las afueras de Vulwufar. Lo más extraño, aparte de sus formas de presentación y aparente neutralidad, era que iba acompañada de un niño, y no parecía un niño normal y corriente.
-¡Zöe! ¿Qué haces aquí?-Dijo sobresaltado-¡De entre todos los seres del mundo, no esperaba para nada encontrarte a ti aquí!-Dijo con una sonrisa sincera en su rostro
El humano se levantó como gesto cordial en el momento en que la bio-cibernética empujó sutilmente al niño para entregarle un saco de monedas al mercenario.
-...-Se llevó las manos a los bolsillos y su cinturón... Efectivamente, le habían robado los aeros-¡Maldito crío!-Agarró su saco de monedas y se lo guardó receloso mientras fulminaba con la mirada a aquel pequeño bribón
-Vamos, Al-Dijo dando un par de golpes flojos en la espalda del joven-Te lo ha devuelto, ¿No?-Se inclinó un poco para ver al chico-¡Además, es taaaan adorable!-Dijo con un tono de voz infantil
-¡Pues a mí no me lo parece!-Se sentó de golpe y se cruzó de brazos, ignorando a todos a su alrededor y enojado
-Pobrecito...-Dijo con un tono sarcástico mientras le acariciaba el pelo
-¡Déjame!-Inclinó su cabeza para librarse de la mano de Eiko-Por cierto, esta es Zöe, una amiga que nos ayudó a Moses, a Emm y a mí con un contrato hace un par de meses-Dijo mirando a su compañera-Y esta es Eiko, una amiga-Dijo esta vez desviando su mirada a Zöe
-Oh, ¿Así que conoces a mi esposo, Moses? Encantada-Dijo inclinando levemente su cabeza a modo de presentación y con una sonrisa inocente dibujada en su rostro
El dueño de la tienda entró en ese momento, pero no solo, alguien le empujó suavemente y cerró la puerta tras de sí de una forma brusca.
-¿Qué ocurre, venís todos por la carta?-Dijo suspirando intranquilo, dirigiéndose a la mesa y examinando a fondo a la nueva chica que acababa de llegar.
Alward también se quedó analizando a dicha muchacha. Parecía joven, pero tenía una venda en los ojos... ¿Sería ciega?
-...Lo dudo
-Pero ustedes dos si vinieron por eso, ¿Verdad?-Dijo dirigiéndose a los mercenarios
-Sí
-¡Sip!
-Bien...-Se sentó en una de las sillas a modo de presidir la inesperada reunión. Miró tanto a la joven con la venda en los ojos como a la bio-cibernética-Me parece bien que estén aquí, pero por favor, les pido absoluta discreción y...-Dirigió su mirada al joven que acompañaba a Zöe-¿El chico también...?-Dicho este aparte, siguió con su explicación-Como sea, es un trabajo que requerirá discreción y absoluto compromiso. Les estoy... Pidiendo algo que es muy importante para mí. el dinero no será un problema
-Nunca lo es-Se encogió de hombros-Depende de lo que propongas
-No me andaré con más rodeos...-Suspiró y entrelazó sus manos-Han secuestrado a mi hija, y necesito un rescate-Dijo paseando la mirada por cada uno de los presentes
Ni Eiko ni Alward respondieron al instante. El joven Sevna se cruzó de brazos y meditó las palabras del mercader. Miró a su amiga y esta mostraba un rostro de preocupación. Estos temas tan humanitarios le eran sensibles a la mercenaria, por lo que seguramente ella sí estaría dispuesta a ayudar, incluso gratis. El joven entonces devolvió la mirada hacia el mercader.
-¿Tienes idea de quién ha podido ser?
-Sí...-Calló un par de segundos sin quebrar su postura-Mi rival... Mi competencia. Otro mercader de joyas y tesoros.
Alward y Eiko se miraron, el joven se encogió de hombros, mientras la chica se torció su gesto
-Típico
-E-es horrible...
-¿Alguna pista?
-Podéis esperar a la noche y seguirlo a ver dónde os conduce, entrar en su tienda sin que se entere y husmear, buscar en su almacén que está en un callejón del mercado... Vosotros elegís. Sois bastantes, podéis dividiros para repartir el trabajo, o ir juntos, aunque llamaríais bastante la atención.
-Me decanto por entrar en su almacén. No es la primera vez que hago algo así.
-Yo también-Dijo mirando a su amigo y asintiendo segura
-¿Y ustedes, estarían dispuestas a aceptar el trabajo? Les repito que el dinero no será un problema, pero por favor, encontrad a mi hija-Dijo con los ojos llorosos, voz entrecortada y mirando a la bio-cibernética y a la joven muchacha de los ojos vendados
-¿Qué edad tiene su hija?
-Tiene unos veinte años, es de pelo castaño, largo, ojos verdes y... La última vez que la vi salía a comprar algunas cosas que me hacían falta, llevaba un vestido verde del color de sus ojos... Era uno de sus preferidos-Contestó con un tono melancólico
-Bien, pues dinos dónde están esos sitios que mencionaste antes.
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Off: Podéis hacer lo que queráis con las propuestas que ha dado el mercader, no tenéis por qué seguir a Alward, o si, como gustéis. Si por alguna razón elegís alguna de las otras dos opciones tenéis total libertad para ejecutarla de la manera que más os guste ^^. La idea es que en los tres sitios solamente haya información importante sobre el paradero de la chica, la cual hablaremos por MP para coordinarnos y establecer un patrón a seguir de búsqueda.
-¿Crees que hemos encontrado el sitio?
-Eso espero-Dijo dirigiendo su mirada hacia la puerta, seguido de un suspiro
De pronto, dos personas más entraron al lugar; una mujer y un niño. Mujer de estatura medio, piel algo oscura, pelo blanco, ojos grises, orificios en su cabeza... Era... ¿¡Zöe!? ¿Qué hacía allí? Hacía meses que no se veían, desde aquel encuentro fortuito a las afueras de Vulwufar. Lo más extraño, aparte de sus formas de presentación y aparente neutralidad, era que iba acompañada de un niño, y no parecía un niño normal y corriente.
-¡Zöe! ¿Qué haces aquí?-Dijo sobresaltado-¡De entre todos los seres del mundo, no esperaba para nada encontrarte a ti aquí!-Dijo con una sonrisa sincera en su rostro
El humano se levantó como gesto cordial en el momento en que la bio-cibernética empujó sutilmente al niño para entregarle un saco de monedas al mercenario.
-...-Se llevó las manos a los bolsillos y su cinturón... Efectivamente, le habían robado los aeros-¡Maldito crío!-Agarró su saco de monedas y se lo guardó receloso mientras fulminaba con la mirada a aquel pequeño bribón
-Vamos, Al-Dijo dando un par de golpes flojos en la espalda del joven-Te lo ha devuelto, ¿No?-Se inclinó un poco para ver al chico-¡Además, es taaaan adorable!-Dijo con un tono de voz infantil
-¡Pues a mí no me lo parece!-Se sentó de golpe y se cruzó de brazos, ignorando a todos a su alrededor y enojado
-Pobrecito...-Dijo con un tono sarcástico mientras le acariciaba el pelo
-¡Déjame!-Inclinó su cabeza para librarse de la mano de Eiko-Por cierto, esta es Zöe, una amiga que nos ayudó a Moses, a Emm y a mí con un contrato hace un par de meses-Dijo mirando a su compañera-Y esta es Eiko, una amiga-Dijo esta vez desviando su mirada a Zöe
-Oh, ¿Así que conoces a mi esposo, Moses? Encantada-Dijo inclinando levemente su cabeza a modo de presentación y con una sonrisa inocente dibujada en su rostro
El dueño de la tienda entró en ese momento, pero no solo, alguien le empujó suavemente y cerró la puerta tras de sí de una forma brusca.
-¿Qué ocurre, venís todos por la carta?-Dijo suspirando intranquilo, dirigiéndose a la mesa y examinando a fondo a la nueva chica que acababa de llegar.
Alward también se quedó analizando a dicha muchacha. Parecía joven, pero tenía una venda en los ojos... ¿Sería ciega?
-...Lo dudo
-Pero ustedes dos si vinieron por eso, ¿Verdad?-Dijo dirigiéndose a los mercenarios
-Sí
-¡Sip!
-Bien...-Se sentó en una de las sillas a modo de presidir la inesperada reunión. Miró tanto a la joven con la venda en los ojos como a la bio-cibernética-Me parece bien que estén aquí, pero por favor, les pido absoluta discreción y...-Dirigió su mirada al joven que acompañaba a Zöe-¿El chico también...?-Dicho este aparte, siguió con su explicación-Como sea, es un trabajo que requerirá discreción y absoluto compromiso. Les estoy... Pidiendo algo que es muy importante para mí. el dinero no será un problema
-Nunca lo es-Se encogió de hombros-Depende de lo que propongas
-No me andaré con más rodeos...-Suspiró y entrelazó sus manos-Han secuestrado a mi hija, y necesito un rescate-Dijo paseando la mirada por cada uno de los presentes
Ni Eiko ni Alward respondieron al instante. El joven Sevna se cruzó de brazos y meditó las palabras del mercader. Miró a su amiga y esta mostraba un rostro de preocupación. Estos temas tan humanitarios le eran sensibles a la mercenaria, por lo que seguramente ella sí estaría dispuesta a ayudar, incluso gratis. El joven entonces devolvió la mirada hacia el mercader.
-¿Tienes idea de quién ha podido ser?
-Sí...-Calló un par de segundos sin quebrar su postura-Mi rival... Mi competencia. Otro mercader de joyas y tesoros.
Alward y Eiko se miraron, el joven se encogió de hombros, mientras la chica se torció su gesto
-Típico
-E-es horrible...
-¿Alguna pista?
-Podéis esperar a la noche y seguirlo a ver dónde os conduce, entrar en su tienda sin que se entere y husmear, buscar en su almacén que está en un callejón del mercado... Vosotros elegís. Sois bastantes, podéis dividiros para repartir el trabajo, o ir juntos, aunque llamaríais bastante la atención.
-Me decanto por entrar en su almacén. No es la primera vez que hago algo así.
-Yo también-Dijo mirando a su amigo y asintiendo segura
-¿Y ustedes, estarían dispuestas a aceptar el trabajo? Les repito que el dinero no será un problema, pero por favor, encontrad a mi hija-Dijo con los ojos llorosos, voz entrecortada y mirando a la bio-cibernética y a la joven muchacha de los ojos vendados
-¿Qué edad tiene su hija?
-Tiene unos veinte años, es de pelo castaño, largo, ojos verdes y... La última vez que la vi salía a comprar algunas cosas que me hacían falta, llevaba un vestido verde del color de sus ojos... Era uno de sus preferidos-Contestó con un tono melancólico
-Bien, pues dinos dónde están esos sitios que mencionaste antes.
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Off: Podéis hacer lo que queráis con las propuestas que ha dado el mercader, no tenéis por qué seguir a Alward, o si, como gustéis. Si por alguna razón elegís alguna de las otras dos opciones tenéis total libertad para ejecutarla de la manera que más os guste ^^. La idea es que en los tres sitios solamente haya información importante sobre el paradero de la chica, la cual hablaremos por MP para coordinarnos y establecer un patrón a seguir de búsqueda.
Alward Sevna
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
Alward parecía sorprendido de verme, incluso se atrevía a hablar en sentido de posibilidades.
-Verdaderamente tenía igual número de probabilidades de aparecer yo como cualquier otro ser – Quizás era menos probable que uno sin inteligencia alguna lograr llegar hasta ese sitio [ANALIZANDO] no había una conclusión certera – Espero aceptes las disculpas de Tim y también la mía en su nombre, no se suponía que escapara del orfanato.
Iba a retirarme del local cuando una muchacha entró abruptamente y cerró la puerta, atrancándola antes de que nadie pudiera oponerse. Tim, que se había animado a salir de detrás de mi pierna ante las demostraciones de afecto de la humana que estaba con Sevna, volvió a esconderse, desconfiado del gran alboroto que se había generado en el lugar.
-Es un placer conocerte, Eiko. Me han hablado de ti en dos oportunidades, espero que podamos llevarnos bien – Me agache para levantar a Tim, las distintas experiencias durante su vida le habían enseñado que las personas extrañas eran igual a peligro, por lo que se mostraba muy nervioso – No sé de qué carta hablan, pero este niño debe regresar al orfanato, las calles no son seguras para él en este momento.
Mi opinión cambió cuando escuché los motivos que llevaban al comerciante a pedir ayuda y ser tan discreto. [Secuestrar: Retener indebidamente a una persona para exigir dinero por su rescate, o para otros fines.] En ese caso estábamos hablando de un orgánico en peligro, y mi sistema me obligaba a hacer algo al respecto.
-Siendo así, entonces permítanme ayudar, por favor – Negué con la cabeza ante la oferta del comerciante – No encuentro utilidad alguna al dinero, así que no es necesario que me lo de, simplemente tengo que seguir las ordenes programadas en mi sistema.
Volví a poner a Tim en el piso.
-Tendrás que regresar solo a la Esfera ¿Correcto? Yo volveré más tarde – El niño asentía en silencio, sin quitar la mirada de mi – No estás autorizado a desviarte, ni perder el tiempo bajo ninguna circunstancia. Ahora ve – El lugar parecía estar bien cerrado, pero el niño subió por un mueble y movió una placa del techo que estaba floja, los Gorriones siempre sabían por donde entrar y salir de un lugar.
El hombre señalaba a un rival en los negocios como el más probable culpable, no lograba entender porque, si ya había un sospechoso tan evidente, teníamos que entrar en secreto por la noche. Pero Alwar y Eiko parecían estar de acuerdo, ellos eran mercenarios experimentados, por lo que tendría que confiar en su criterio.
-Yo podría… ¿Crear una distracción? ¿Correcto? – El padre estaba [ANALIZANDO] afligido por la situación – No debe preocuparse, no va a hacerle daño a la muchacha si pretende algún tipo de beneficio, nos encargaremos de que regrese a salvo.
Me acerqué a la puerta, pero la chica desconocida aún estaba allí.
-¿Podemos salir ahora? -
-Verdaderamente tenía igual número de probabilidades de aparecer yo como cualquier otro ser – Quizás era menos probable que uno sin inteligencia alguna lograr llegar hasta ese sitio [ANALIZANDO] no había una conclusión certera – Espero aceptes las disculpas de Tim y también la mía en su nombre, no se suponía que escapara del orfanato.
Iba a retirarme del local cuando una muchacha entró abruptamente y cerró la puerta, atrancándola antes de que nadie pudiera oponerse. Tim, que se había animado a salir de detrás de mi pierna ante las demostraciones de afecto de la humana que estaba con Sevna, volvió a esconderse, desconfiado del gran alboroto que se había generado en el lugar.
-Es un placer conocerte, Eiko. Me han hablado de ti en dos oportunidades, espero que podamos llevarnos bien – Me agache para levantar a Tim, las distintas experiencias durante su vida le habían enseñado que las personas extrañas eran igual a peligro, por lo que se mostraba muy nervioso – No sé de qué carta hablan, pero este niño debe regresar al orfanato, las calles no son seguras para él en este momento.
Mi opinión cambió cuando escuché los motivos que llevaban al comerciante a pedir ayuda y ser tan discreto. [Secuestrar: Retener indebidamente a una persona para exigir dinero por su rescate, o para otros fines.] En ese caso estábamos hablando de un orgánico en peligro, y mi sistema me obligaba a hacer algo al respecto.
-Siendo así, entonces permítanme ayudar, por favor – Negué con la cabeza ante la oferta del comerciante – No encuentro utilidad alguna al dinero, así que no es necesario que me lo de, simplemente tengo que seguir las ordenes programadas en mi sistema.
Volví a poner a Tim en el piso.
-Tendrás que regresar solo a la Esfera ¿Correcto? Yo volveré más tarde – El niño asentía en silencio, sin quitar la mirada de mi – No estás autorizado a desviarte, ni perder el tiempo bajo ninguna circunstancia. Ahora ve – El lugar parecía estar bien cerrado, pero el niño subió por un mueble y movió una placa del techo que estaba floja, los Gorriones siempre sabían por donde entrar y salir de un lugar.
El hombre señalaba a un rival en los negocios como el más probable culpable, no lograba entender porque, si ya había un sospechoso tan evidente, teníamos que entrar en secreto por la noche. Pero Alwar y Eiko parecían estar de acuerdo, ellos eran mercenarios experimentados, por lo que tendría que confiar en su criterio.
-Yo podría… ¿Crear una distracción? ¿Correcto? – El padre estaba [ANALIZANDO] afligido por la situación – No debe preocuparse, no va a hacerle daño a la muchacha si pretende algún tipo de beneficio, nos encargaremos de que regrese a salvo.
Me acerqué a la puerta, pero la chica desconocida aún estaba allí.
-¿Podemos salir ahora? -
Zöe
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
Nerviosa y agitada, sentía el corazón cerrándome la gargantas con puntadas constantes con cada latir, pero al dejar de pensar en mi cazador por un instante noté la linda madeja donde me vi enredada, aquella gente en aquel lugar que desconocía por completo; respire hondo y trate de tranquilizarme, al parecer a nadie le urgía echarme de allí como a una simple intrusa, no sé qué tan bueno o tan malo sería esa prestancia pero por lo pronto necesitaba darla algo de paz a mi palpitar para que las pulsaciones se regularizaran y así poder concentrarme en la humedad del ambiente para poder leerlos como ellos me leían a mi aunque en esta ciudad se me estaba complicando demasiado.
Muchas personas que desconocía de las cuales solo dos y el hombre al cual empuje parecieron importarles mi presencia fortuita.
- Ehhh!! Si! Si, si... También vine por la carta también! - solo eso se me ocurrió decir, había entrado en pánico y no podía mostrar más que una sonrisa ladina totalmente nerviosa. Pronto pasaron de mí y continuaron hablando, por lo visto aquejaban cosas más complejas que una fisgona entrometida, aproveche y me quede expectante de la situación escuchando atentamente. Era si un trabajo aquella carta, un pedido de ayuda por una niña secuestrada "aparentemente".
"Yo también si trabajara tanto en lugares como estos... llamaría secuestro a dejar de atender a mis hijos por una moneda más en el bolsillo" Su historia no movió nada en mí, ni empatía, ni lastima, esto del secuestro sonaba como un doble mensaje de un viejo altanero descuidado que aprovecha una estúpida rivalidad para obtener algo del otro, quizás la niña si estaba con su competencia pero en buen cuidado y el vil en la historia es esté pordiosero que cualquier cosa por meternos allí donde sus objetivos, y si no porque tanto secreto... No es el primer secuestro de la historia de la humanidad... no podía confiar en una narración como aquella, pero no me quedaba de otra por lo pronto, ya estaba aquí y no tenía nada mejor que hacer sin mencionar que hablo de dinero.
Todos muy heroicos se pusieron de acuerdo de una manera tan mágica y surrealista que llegaba darme nauseas... sus voces se escuchaban preocupadas y llenas de expectativas en plan héroes de misiones legendarias, algo que suele ser contagioso, mas no para mí.
- Esperare a la noche y lo seguiré... si encuentran algo antes me avisan, pero puedo estar cerca sin ser sospechosa gracias a mis ojos... - dije mientras acomodaba mis manos dentro de las mangas con un ligero frio, de esa manera no andaría por las calles hasta en un rato y ya no habría cazador del cual preocuparme.
Deje escapar el aire en un suspiro bajando la cabeza con un ligero dolor de cuello tras la tensión y la ansiedad cuando uno de aquellos se acercó a mí.
- Ehh... - Quede algo perdida - Sii, salgan, salgamos, salimos... eso. - Recite levantándome del piso y abriéndole paso.
Muchas personas que desconocía de las cuales solo dos y el hombre al cual empuje parecieron importarles mi presencia fortuita.
- Ehhh!! Si! Si, si... También vine por la carta también! - solo eso se me ocurrió decir, había entrado en pánico y no podía mostrar más que una sonrisa ladina totalmente nerviosa. Pronto pasaron de mí y continuaron hablando, por lo visto aquejaban cosas más complejas que una fisgona entrometida, aproveche y me quede expectante de la situación escuchando atentamente. Era si un trabajo aquella carta, un pedido de ayuda por una niña secuestrada "aparentemente".
"Yo también si trabajara tanto en lugares como estos... llamaría secuestro a dejar de atender a mis hijos por una moneda más en el bolsillo" Su historia no movió nada en mí, ni empatía, ni lastima, esto del secuestro sonaba como un doble mensaje de un viejo altanero descuidado que aprovecha una estúpida rivalidad para obtener algo del otro, quizás la niña si estaba con su competencia pero en buen cuidado y el vil en la historia es esté pordiosero que cualquier cosa por meternos allí donde sus objetivos, y si no porque tanto secreto... No es el primer secuestro de la historia de la humanidad... no podía confiar en una narración como aquella, pero no me quedaba de otra por lo pronto, ya estaba aquí y no tenía nada mejor que hacer sin mencionar que hablo de dinero.
Todos muy heroicos se pusieron de acuerdo de una manera tan mágica y surrealista que llegaba darme nauseas... sus voces se escuchaban preocupadas y llenas de expectativas en plan héroes de misiones legendarias, algo que suele ser contagioso, mas no para mí.
- Esperare a la noche y lo seguiré... si encuentran algo antes me avisan, pero puedo estar cerca sin ser sospechosa gracias a mis ojos... - dije mientras acomodaba mis manos dentro de las mangas con un ligero frio, de esa manera no andaría por las calles hasta en un rato y ya no habría cazador del cual preocuparme.
Deje escapar el aire en un suspiro bajando la cabeza con un ligero dolor de cuello tras la tensión y la ansiedad cuando uno de aquellos se acercó a mí.
- Ehh... - Quede algo perdida - Sii, salgan, salgamos, salimos... eso. - Recite levantándome del piso y abriéndole paso.
Merida DunBroch
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
Todos decidieron qué hacer, aunque no esperaron a la noche. Finalmente optaron por hacerlo de inmediato. Era extraño, después de todo podrían trabajar en equipo para ello, aunque nadie quería quedarse atrás y esperar. Quizás eso sea un error... Lo sabrían más adelante.
-Por cierto-Dijo Alward mirando a la extraña chica de los ojos vendados-Yo soy Alward. Creo que no nos hemos presentado
-¡Y yo Eiko!-Dijo sonriente y levantando una mano de una forma algo infantil
-¿Qué pretendes hacer?-Se llevó las manos a la cintura adoptando una postura relajada-¿Y tú, Zöe?-Dijo ahora mirando a la bio-cibernética. Acto seguido echó un vistazo general al grupo-Yo me colaré en el almacén junto a Eiko.-Volvió a mirar a Zöe-Tú creo que has dicho que crearás... ¿Una distracción?-Se paró unos segundos para pensar-Eso nos puede dar cierta ventaja para no ser vistos
-¡Pues vamos allá!-Asintió con convencimiento
-¿Y tú qué haces aquí?-Dijo mirando de nuevo a Zöe-Ha sido una agradable sorpresa-Dibujó una sonrisa sincera en su rostro
-¡Excepto por lo de las monedas robadas!
-...Sí
Calle abajo, no muy lejos de la tienda del mercader, se situaba un callejón el cual, su entrada, estaba custodiada por dos tipos fornidos y grandotes. Unos típicos gorilas, y a no ser que supiesen volar o escalar, no podían pasar. Por suerte, Zöe se ofreció para dar una distracción, les sería útil.
Por otro lado, la chica de los ojos vendados no tenía muy bien claro qué hacer tampoco. En un principio dijo que esperaría a la noche, y luego... ¿Aceptó salir? Alward no sabía muy bien qué pensar de ella. Tampoco tenía claro qué iba a hacer exactamente. Dijo que estaba allí por la carta, pero no parecía enterarse de nada de lo que ocurría. Otra cosa que le parecía extraño eran sus ojos... ¿Era ciega? ¿Cómo alguien así podría siquiera leer? Las dudas sobre aquella chica incrementaban sobre el mercenario, pero prefirió callar, ya que tenía un asunto más importante entre manos.
-Bien, Zöe...-Miraba de reojo hacia los guardias-Es tu turno-Dio unos pasos hacia atrás intentando camuflarse entre la multitud-Nosotros haremos como que estamos comprando o de paseo, cuando veamos la ocasión, nos escabulliremos en el callejón-Eiko siguió al joven Sevna-Ten cuidado
-Por cierto-Dijo Alward mirando a la extraña chica de los ojos vendados-Yo soy Alward. Creo que no nos hemos presentado
-¡Y yo Eiko!-Dijo sonriente y levantando una mano de una forma algo infantil
-¿Qué pretendes hacer?-Se llevó las manos a la cintura adoptando una postura relajada-¿Y tú, Zöe?-Dijo ahora mirando a la bio-cibernética. Acto seguido echó un vistazo general al grupo-Yo me colaré en el almacén junto a Eiko.-Volvió a mirar a Zöe-Tú creo que has dicho que crearás... ¿Una distracción?-Se paró unos segundos para pensar-Eso nos puede dar cierta ventaja para no ser vistos
-¡Pues vamos allá!-Asintió con convencimiento
-¿Y tú qué haces aquí?-Dijo mirando de nuevo a Zöe-Ha sido una agradable sorpresa-Dibujó una sonrisa sincera en su rostro
-¡Excepto por lo de las monedas robadas!
-...Sí
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Calle abajo, no muy lejos de la tienda del mercader, se situaba un callejón el cual, su entrada, estaba custodiada por dos tipos fornidos y grandotes. Unos típicos gorilas, y a no ser que supiesen volar o escalar, no podían pasar. Por suerte, Zöe se ofreció para dar una distracción, les sería útil.
Por otro lado, la chica de los ojos vendados no tenía muy bien claro qué hacer tampoco. En un principio dijo que esperaría a la noche, y luego... ¿Aceptó salir? Alward no sabía muy bien qué pensar de ella. Tampoco tenía claro qué iba a hacer exactamente. Dijo que estaba allí por la carta, pero no parecía enterarse de nada de lo que ocurría. Otra cosa que le parecía extraño eran sus ojos... ¿Era ciega? ¿Cómo alguien así podría siquiera leer? Las dudas sobre aquella chica incrementaban sobre el mercenario, pero prefirió callar, ya que tenía un asunto más importante entre manos.
-Bien, Zöe...-Miraba de reojo hacia los guardias-Es tu turno-Dio unos pasos hacia atrás intentando camuflarse entre la multitud-Nosotros haremos como que estamos comprando o de paseo, cuando veamos la ocasión, nos escabulliremos en el callejón-Eiko siguió al joven Sevna-Ten cuidado
Alward Sevna
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
Mire fijamente a Alward, sin poner ninguna expresión en particular.
-Estaba con los huérfanos, y me entere que uno de ellos había escapado, así que salí a buscarlo, y lo encontré en el preciso instante en que te quitaba las monedas – Me encogí de hombros – Lo correcto era hacer que te las devuelva ¿Si? – Incline la cabeza hacía un lado para confirmar que mi razonamiento era válido – Fue en parte una casualidad, y en parte una causalidad.
Las pulsaciones de la muchacha que había llegado última estaban muy aceleradas, mi escáner podía detectar con facilidad la velocidad a la que se movía su corazón. Habían muchas explicaciones para que algo así sucediera, los orgánicos aceleraban su ritmo cardíaco cuando estaban asustados, nerviosos, agitados luego de una actividad física.
-Sería bueno que descanses, no es bueno para tu salud el estar tan exaltada ¿Correcto? Si así lo deseas puedo realizar un análisis sobre tu cuerpo para comprobar que no es nada serio – Mire la venda que cubría parte de su rostro – También podría ponerte ojos, aunque eso me tomaría más tiempo.
Caminando unas pocas cuadras por el mercado encontramos el sitio que nos había indicado el comerciante. Habían dos personas custodiando la puerta, por su tamaño no podía estar segura si parte de su genética no tenía algún tipo de parentesco con la de los Hombres- bestia.
-De acuerdo, yo haré una distracción – Camine sin más hacia los guardias y me pare frente a ellos – Deben distraerse ahora, así que realizare una acción para lograr ese cometido ¿correcto? – Los orgánicos me miraban sin entender, y era lógico, aún no había realizado mi acto de distracción. Mire alrededor, cerca nuestro había un puesto con telas, quien atendía no estaba dentro, ya que hablaba con otro mercader que llevaba un carro – Miren allí – Les avise y luego arroje una piedra ambiental en el medio del puesto.
Casi al instante se creó un huracán en el lugar, tirando partes del puesto, telas y demás cosas por todo el sitio. Su rango de efecto era de diez metros, por lo que muchos otras tiendas también recibieron el impacto de los vientos, frutas, especias, joyería, pescado fresco, lana, gallinas y pieles de animales volaron en todas direcciones.
Mire nuevamente a los guardias, ambos estaban con la boca abierta, sin entender cómo podía ser que de la nada se formara un remolino de viento de semejantes dimensiones. Me agache en el preciso instante que una cabra pasaba volando y se estrellaba contra uno de ellos, el otro fue más listo y se tiro al piso, evitando así que múltiples objetos contundentes lo golpearan.
-He cumplido con las ordenes que me fueron dadas, lamento haberles causado molestias – El humano se agarró a mí, por su gesto entendí que estaba molesto, eran unas de las posibles consecuencias que había calculado –No es necesario recurrir a la violencia ¿si?
Los fuertes vientos continuaban soplando alrededor nuestro, podía ver que abría la boca, pero no llegaba a escucharlo. Agarró mi cabeza y la golpeo contra el piso varias veces, mi nariz sangraba pero no sentía dolor alguno. No quería lastimarlo, pero dadas las circunstancias parecía necesario, agarre su pulgar y lo doble hacia atrás hasta romperlo. El dolor punzante que causaba ese tipo de herida distraía a la mayoría de los orgánicos, y lo importante es que no los ponía en riesgo de muerte.
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-Estaba con los huérfanos, y me entere que uno de ellos había escapado, así que salí a buscarlo, y lo encontré en el preciso instante en que te quitaba las monedas – Me encogí de hombros – Lo correcto era hacer que te las devuelva ¿Si? – Incline la cabeza hacía un lado para confirmar que mi razonamiento era válido – Fue en parte una casualidad, y en parte una causalidad.
Las pulsaciones de la muchacha que había llegado última estaban muy aceleradas, mi escáner podía detectar con facilidad la velocidad a la que se movía su corazón. Habían muchas explicaciones para que algo así sucediera, los orgánicos aceleraban su ritmo cardíaco cuando estaban asustados, nerviosos, agitados luego de una actividad física.
-Sería bueno que descanses, no es bueno para tu salud el estar tan exaltada ¿Correcto? Si así lo deseas puedo realizar un análisis sobre tu cuerpo para comprobar que no es nada serio – Mire la venda que cubría parte de su rostro – También podría ponerte ojos, aunque eso me tomaría más tiempo.
Caminando unas pocas cuadras por el mercado encontramos el sitio que nos había indicado el comerciante. Habían dos personas custodiando la puerta, por su tamaño no podía estar segura si parte de su genética no tenía algún tipo de parentesco con la de los Hombres- bestia.
-De acuerdo, yo haré una distracción – Camine sin más hacia los guardias y me pare frente a ellos – Deben distraerse ahora, así que realizare una acción para lograr ese cometido ¿correcto? – Los orgánicos me miraban sin entender, y era lógico, aún no había realizado mi acto de distracción. Mire alrededor, cerca nuestro había un puesto con telas, quien atendía no estaba dentro, ya que hablaba con otro mercader que llevaba un carro – Miren allí – Les avise y luego arroje una piedra ambiental en el medio del puesto.
Casi al instante se creó un huracán en el lugar, tirando partes del puesto, telas y demás cosas por todo el sitio. Su rango de efecto era de diez metros, por lo que muchos otras tiendas también recibieron el impacto de los vientos, frutas, especias, joyería, pescado fresco, lana, gallinas y pieles de animales volaron en todas direcciones.
Mire nuevamente a los guardias, ambos estaban con la boca abierta, sin entender cómo podía ser que de la nada se formara un remolino de viento de semejantes dimensiones. Me agache en el preciso instante que una cabra pasaba volando y se estrellaba contra uno de ellos, el otro fue más listo y se tiro al piso, evitando así que múltiples objetos contundentes lo golpearan.
-He cumplido con las ordenes que me fueron dadas, lamento haberles causado molestias – El humano se agarró a mí, por su gesto entendí que estaba molesto, eran unas de las posibles consecuencias que había calculado –No es necesario recurrir a la violencia ¿si?
Los fuertes vientos continuaban soplando alrededor nuestro, podía ver que abría la boca, pero no llegaba a escucharlo. Agarró mi cabeza y la golpeo contra el piso varias veces, mi nariz sangraba pero no sentía dolor alguno. No quería lastimarlo, pero dadas las circunstancias parecía necesario, agarre su pulgar y lo doble hacia atrás hasta romperlo. El dolor punzante que causaba ese tipo de herida distraía a la mayoría de los orgánicos, y lo importante es que no los ponía en riesgo de muerte.
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Zöe
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
Acomode mi capucha saliendo tras ellos, esta tenía la manía de caerse cada tanto y era muy reciente salir después de lo que había pasado. Decidí quedarme expectante a la situación, bien dije que podría esperar a la noche pero todos parecían muy ocupados y enérgicos por lo que empecé a seguirlos, en una primera instancia no era una tarea complicada ya que el andar de la persona inexpresiva era más pesado que el resto, sus pasos se hundían en la grava como una piedra lanzada desde lo alto, no necesite magia hasta el alboroto.
"Zöe era su nombre?" pensé maravillada por el desastre que logro en tan solo unos segundos. Su concepto de distracción fue algo alarmador y tener que leer el lugar por su culpa era un derroche de energía que no iba a permitir tan fácil, después de todo, no estaba al 100% de mi poder ese día.
- Hay Dioses santos, que mierda le pasa a estas personas - susurré entre dientes para mí misma y recordé las palabras del viejo: "Podéis esperar a la noche y seguirlo a ver dónde os conduce, entrar en su tienda sin que se entere y husmear, buscar en su almacén que está en un callejón del mercado... Vosotros elegís." Giré noventa grados encarando a la calle principal por donde habíamos venido, donde la corriente de aire era más fluida y estable que la del callejón de la locura, luego comencé a caminar. "Muchas manos en un plato, hacen solo garabatos..." pensaba mientras me alejaba de ellos, sus acciones me parecieron extremadamente ridículas y poco discretas como había sido el pedido, además si encontraba a la niña antes que ellos, podría incluso negociar un rescate. - Si tiene dinero para pagarnos, lo que debe tener para pagar por su niña...
Iría entonces a husmear en su tienda, un mantero que vendía joyas y alhajas, al ser considerado rival por el otro no podía tratarse de un puesto de menor categoría, cosa que descartaba casi a un 70% de los puestos en esa calle - Bien, leamos a fondo el lugar...
Quite de mis pies la pequeña tela de cuero maltrecha que los recubría, luego me quedé parada, derecha e inmóvil un instante, permitiendo que la grava se metiera entre mis dedos mientras despejaba completamente mi cabeza.
Empecé a notar aquellas marcas de ruido casi visibles frente a mí, las personas que hablaban fuerte, a los gritos, pero no todos con la misma intensidad, no todos con tanta claridad como para ser oídos por otros, la vibración en el suelo por las pisadas me mostraba el límite de las calles en relación con los puestos; los vendedores ruidosos llamando a las personas y estas a su vez charlando bajo entre sí o con ellos, en cuestión de segundos ya tenía un buen panorama por el cual manejarme.
Relaje mi cuerpo y como cualquier turista de nadie y fui donde las tiendas para empezar a "mirar". Vestidos de sedas costosas que absorbían el sonido haciendo sus perchas mas silenciosas, ropas de trabajo para el arado en campos con propiedades símiles, herramientas de todo tipo de metal bifurcaban las ondas y las esparcían en todos sentidos creando una vorágine de sonora donde las voces se perdían, bolsas de harina, cajones de fruta y verdura que no ofrecían ni se resistían a la vibración, la oferta era muy variada y colorida, fácil de leer.
Las gruesas voces de los ofertantes eran claras y nítidas al punto que podía ver la propagación de la onda en el aire y contra quienes rebotaba a su paso y a donde no llegaba, un sonido claramente ensayado día tras día en aquel mercado. Quien necesitaba ojos, cuando la gente eran molesta y ruidosa.
Al igual que las herramientas, un puesto de alhajas crearía un remolino de sonidos, pero en menor escala y con vibraciones más sutiles por las pequeñas piezas (superficies menores donde rebotar) no fue tan difícil dar con el más grande puesto del mismo.
No había nadie.
Tome entre mis manos uno de los collares cuando me acerque esperando a ver la reacción del dueño del lugar.
----------------"Zöe era su nombre?" pensé maravillada por el desastre que logro en tan solo unos segundos. Su concepto de distracción fue algo alarmador y tener que leer el lugar por su culpa era un derroche de energía que no iba a permitir tan fácil, después de todo, no estaba al 100% de mi poder ese día.
- Hay Dioses santos, que mierda le pasa a estas personas - susurré entre dientes para mí misma y recordé las palabras del viejo: "Podéis esperar a la noche y seguirlo a ver dónde os conduce, entrar en su tienda sin que se entere y husmear, buscar en su almacén que está en un callejón del mercado... Vosotros elegís." Giré noventa grados encarando a la calle principal por donde habíamos venido, donde la corriente de aire era más fluida y estable que la del callejón de la locura, luego comencé a caminar. "Muchas manos en un plato, hacen solo garabatos..." pensaba mientras me alejaba de ellos, sus acciones me parecieron extremadamente ridículas y poco discretas como había sido el pedido, además si encontraba a la niña antes que ellos, podría incluso negociar un rescate. - Si tiene dinero para pagarnos, lo que debe tener para pagar por su niña...
Iría entonces a husmear en su tienda, un mantero que vendía joyas y alhajas, al ser considerado rival por el otro no podía tratarse de un puesto de menor categoría, cosa que descartaba casi a un 70% de los puestos en esa calle - Bien, leamos a fondo el lugar...
Quite de mis pies la pequeña tela de cuero maltrecha que los recubría, luego me quedé parada, derecha e inmóvil un instante, permitiendo que la grava se metiera entre mis dedos mientras despejaba completamente mi cabeza.
Empecé a notar aquellas marcas de ruido casi visibles frente a mí, las personas que hablaban fuerte, a los gritos, pero no todos con la misma intensidad, no todos con tanta claridad como para ser oídos por otros, la vibración en el suelo por las pisadas me mostraba el límite de las calles en relación con los puestos; los vendedores ruidosos llamando a las personas y estas a su vez charlando bajo entre sí o con ellos, en cuestión de segundos ya tenía un buen panorama por el cual manejarme.
Relaje mi cuerpo y como cualquier turista de nadie y fui donde las tiendas para empezar a "mirar". Vestidos de sedas costosas que absorbían el sonido haciendo sus perchas mas silenciosas, ropas de trabajo para el arado en campos con propiedades símiles, herramientas de todo tipo de metal bifurcaban las ondas y las esparcían en todos sentidos creando una vorágine de sonora donde las voces se perdían, bolsas de harina, cajones de fruta y verdura que no ofrecían ni se resistían a la vibración, la oferta era muy variada y colorida, fácil de leer.
Las gruesas voces de los ofertantes eran claras y nítidas al punto que podía ver la propagación de la onda en el aire y contra quienes rebotaba a su paso y a donde no llegaba, un sonido claramente ensayado día tras día en aquel mercado. Quien necesitaba ojos, cuando la gente eran molesta y ruidosa.
Al igual que las herramientas, un puesto de alhajas crearía un remolino de sonidos, pero en menor escala y con vibraciones más sutiles por las pequeñas piezas (superficies menores donde rebotar) no fue tan difícil dar con el más grande puesto del mismo.
No había nadie.
Tome entre mis manos uno de los collares cuando me acerque esperando a ver la reacción del dueño del lugar.
OFF: Bien, me fui de allí, iré a la tienda mientras juegan en el almacén.
Merida DunBroch
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
No sabía cómo, y no tenía tiempo para entenderlo, pero Zöe había creado una distracción bastante... "Original" desde luego. Era el momento, los tipos estaban agachados a la espera que el desfile de objetos voladores y animales pequeños cesara. Aquel viento podría solapar el sonido de sus pasos, algo que era también de agradecer.
Alward agarró la mano de Eiko, instándola a que echase a correr junto a él. La bruja le miró y asintió, un momento después, emprendieron la carrera hacia el callejón, esquivando algún que otro objeto de menor tamaño y pasando totalmente desapercibidos a ojos y oídos de los dos guardias que custodiaban el callejón. Dicho lugar se estrechaba a medida que se profundizaba, al final del todo había únicamente una puerta solitaria. Alward la intentó abrir pero estaba bien cerrada. Era de madera, así que no sería tan difícil abrirla, aunque usar sus espadas para ello podría tener un costo demasiado desgastante para estas.
-Cerrado... ¿Tienes alguna idea?-Dijo mientras miraba de reojo a la salida del callejón, donde los tipos que lo custodiaban se levantaban y se encaraban con la bio-cibernética-Tenemos que ser rápidos
La bruja pensó unos segundos, al igual que el espadachín. No tardó en encontrar una posible solución.
Sin decir nada, conjuró en sus manos un hacha y empezó a usarla contra la puerta. Sería una conjuración que duraría poco, pero lo suficiente para cumplir su cometido.
Eiko terminó por derribar la puerta y ambos entraron al lugar. La bruja conjuró una nueva puerta de madera para que no levantase sospechas su incursión, casi tan perfecta y parecida como la que ya estaba atnes. La puerta conjurada tampoco duraría mucho, así que tendrían que encontrar algo pronto.
El lugar ciertamente tenía pinta de almacén. Cajas de todos los tamaños por doquier, mesas llenas de papeles y pergaminos; algunas desordenadas y otras no tanto, y muchas joyas expuestas por las paredes. El lugar estaba pobremente iluminado por unas cuantas antorchas colocadas de un modo bastante aleatorio y que intentaban cubrir la mayor parte de la estancia con su luz.
-¡Qué hermosas joyas!-Dijo mientras barría la zona con su mirada. Se le podía incluso notar un brillo en sus ojos que la embelesaban
-Eiko, no hemos venido aquí a robar-Dijo adentrándose en la sala y examinando posibles pistas.-Si tenemos que buscar alguna prueba o indicio en todos los pergaminos y cartas de las mesas... Vamos mal-Se acercó a una de las mesas y empezó a rebuscar intentando encontrar algo que les hiciese avanzar en su pobre investigación
Eiko, ni corta ni perezosa, se acercó a una de las mesas que estaba más libre y se sentó en ella, aupándose en un minúsculo salto, si es que siquiera podía llamarse así. Empezó a coger una carta tras otra y echarles breves vistazos para intentar lograr el mismo objetivo que su amigo. Pasaron diez minutos y ambos estaban cansados de leer tantos textos distintos y de forma tan rápida, al menos la más rápida que podían.
-¿Has mejorado tu habilidad con la lectura?-Desvió su mirada hacia el joven Sevna mientras ella aún sostenía varias cartas entre sus manos
Alward paró de leer y miró a la bruja, extrañado.
-¿A qué viene esa pregunta?
-¡A que estoy cansada! Voy a descansar la vista un rato-Dijo medio ofendida
-¿¡Qué!?
La bruja se echó hacia atrás y pegó su espalda con la pared, bajo la mirada incrédula y enojada de su amigo. En ese momento, la bruja notó algo, como un bulto que sobresalía de la pared y que le golpeaba directamente en la columna. Giró medio tronco para ver de que se trataba y era un ladrillo más pronunciado que el resto. La pared estaba bastante bien enladrillada y cuidada, era extraño que hubiese un solo ladrillo en ese estado.
-¡Un botón oculto!
-¡Deja de decir tonterías y vuelve al trabajo!
La mujer hizo caso omiso a Alward e intentó empujar el ladrillo contra la pared. Al hacerlo, se escuchó una especie de "click" y el sonido de un complejo mecanismo de engranajes se hizo notar por toda la estancia. De pronto, la pared de detrás de Eiko empezó a moverse, la bruja se bajó de la mesa y fue junto a su amigo, ya que de primera impresión no se esperaba tal reacción por parte de todo aquello.
Finalmente, tras todo un espectáculo de maquinaria interna en las paredes que ninguno de los mercenarios pudo apreciar, pero sí oír, se abrió un nuevo camino detrás de la mesa en la que se sentó Eiko. La bruja, a modo de venganza y de forma infantil, miró a su amigo como un modo de decir "Já!". Alward simplemente la miró con desdén y se acercó a la mesa.
Se asomó a través de esta a una bajada de escaleras que terminaba en una nueva sala, bastante mejor iluminada incluso que el almacén donde se encontraban.
El mercenario retiró el mobiliario y se dispuso a bajar junto a su compañera.
Alward agarró la mano de Eiko, instándola a que echase a correr junto a él. La bruja le miró y asintió, un momento después, emprendieron la carrera hacia el callejón, esquivando algún que otro objeto de menor tamaño y pasando totalmente desapercibidos a ojos y oídos de los dos guardias que custodiaban el callejón. Dicho lugar se estrechaba a medida que se profundizaba, al final del todo había únicamente una puerta solitaria. Alward la intentó abrir pero estaba bien cerrada. Era de madera, así que no sería tan difícil abrirla, aunque usar sus espadas para ello podría tener un costo demasiado desgastante para estas.
-Cerrado... ¿Tienes alguna idea?-Dijo mientras miraba de reojo a la salida del callejón, donde los tipos que lo custodiaban se levantaban y se encaraban con la bio-cibernética-Tenemos que ser rápidos
La bruja pensó unos segundos, al igual que el espadachín. No tardó en encontrar una posible solución.
Sin decir nada, conjuró en sus manos un hacha y empezó a usarla contra la puerta. Sería una conjuración que duraría poco, pero lo suficiente para cumplir su cometido.
Eiko terminó por derribar la puerta y ambos entraron al lugar. La bruja conjuró una nueva puerta de madera para que no levantase sospechas su incursión, casi tan perfecta y parecida como la que ya estaba atnes. La puerta conjurada tampoco duraría mucho, así que tendrían que encontrar algo pronto.
El lugar ciertamente tenía pinta de almacén. Cajas de todos los tamaños por doquier, mesas llenas de papeles y pergaminos; algunas desordenadas y otras no tanto, y muchas joyas expuestas por las paredes. El lugar estaba pobremente iluminado por unas cuantas antorchas colocadas de un modo bastante aleatorio y que intentaban cubrir la mayor parte de la estancia con su luz.
-¡Qué hermosas joyas!-Dijo mientras barría la zona con su mirada. Se le podía incluso notar un brillo en sus ojos que la embelesaban
-Eiko, no hemos venido aquí a robar-Dijo adentrándose en la sala y examinando posibles pistas.-Si tenemos que buscar alguna prueba o indicio en todos los pergaminos y cartas de las mesas... Vamos mal-Se acercó a una de las mesas y empezó a rebuscar intentando encontrar algo que les hiciese avanzar en su pobre investigación
Eiko, ni corta ni perezosa, se acercó a una de las mesas que estaba más libre y se sentó en ella, aupándose en un minúsculo salto, si es que siquiera podía llamarse así. Empezó a coger una carta tras otra y echarles breves vistazos para intentar lograr el mismo objetivo que su amigo. Pasaron diez minutos y ambos estaban cansados de leer tantos textos distintos y de forma tan rápida, al menos la más rápida que podían.
-¿Has mejorado tu habilidad con la lectura?-Desvió su mirada hacia el joven Sevna mientras ella aún sostenía varias cartas entre sus manos
Alward paró de leer y miró a la bruja, extrañado.
-¿A qué viene esa pregunta?
-¡A que estoy cansada! Voy a descansar la vista un rato-Dijo medio ofendida
-¿¡Qué!?
La bruja se echó hacia atrás y pegó su espalda con la pared, bajo la mirada incrédula y enojada de su amigo. En ese momento, la bruja notó algo, como un bulto que sobresalía de la pared y que le golpeaba directamente en la columna. Giró medio tronco para ver de que se trataba y era un ladrillo más pronunciado que el resto. La pared estaba bastante bien enladrillada y cuidada, era extraño que hubiese un solo ladrillo en ese estado.
-¡Un botón oculto!
-¡Deja de decir tonterías y vuelve al trabajo!
La mujer hizo caso omiso a Alward e intentó empujar el ladrillo contra la pared. Al hacerlo, se escuchó una especie de "click" y el sonido de un complejo mecanismo de engranajes se hizo notar por toda la estancia. De pronto, la pared de detrás de Eiko empezó a moverse, la bruja se bajó de la mesa y fue junto a su amigo, ya que de primera impresión no se esperaba tal reacción por parte de todo aquello.
Finalmente, tras todo un espectáculo de maquinaria interna en las paredes que ninguno de los mercenarios pudo apreciar, pero sí oír, se abrió un nuevo camino detrás de la mesa en la que se sentó Eiko. La bruja, a modo de venganza y de forma infantil, miró a su amigo como un modo de decir "Já!". Alward simplemente la miró con desdén y se acercó a la mesa.
Se asomó a través de esta a una bajada de escaleras que terminaba en una nueva sala, bastante mejor iluminada incluso que el almacén donde se encontraban.
El mercenario retiró el mobiliario y se dispuso a bajar junto a su compañera.
Alward Sevna
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
El humano se retorcía mientras se agarraba el dedo, el efecto no duraría mucho, el romper las extremidades era sumamente doloroso, pero una vez que el orgánico se había acostumbrado al primer impacto podía continuar con sus funciones. Por otro lado, sabia que la piedra climática tenía un tiempo de efecto limitado, por lo que era importante salir de allí y buscar al resto del grupo.
Se suponía que Alward y Eiko entrarían al deposito aprovechando la distracción [ANALIZANDO] Si iba en este mismo momento me seguirían y toda la maniobra de distracción habría sido en vano [CONCLUSIÓN] seria mejor buscar otro camino. Con movimientos mecánicos me puse en pie, esquivando un nuevo objeto volador que fue a estrellarse justo en el sitio donde había estado hasta hace unos segundos.
Limpie la sangre que goteaba desde mi nariz con la manga de la camisa y me dirigí a la zona donde estaban los puestos, que los orgánicos estuvieran más preocupados por sostener sus objetos de valor al piso que por mi presencia ayudaba mucho a mi huida.
Yendo por la calle principal no tarde en encontrar a la joven desconocida junto a uno de los puestos [ANALIZANDO] era un sitio donde vendían alhajas ¿Seria el dueño de ese local el que había efectuado el secuestro? En cualquier caso, me acerque a la muchacha, ya que había dicho que participaría del rescate junto con nosotros.
-La primer parte del plan fue efectuada con éxito, parece ser que Alward y Eiko se encuentran ya adentro ¿Deberíamos seguirlos? – Iba a sonreír, pero aparentemente la orgánica carecía del sentido de la vista, por lo que no tenía mucho sentido realizar todos esos agregados decorativos que usaban los humanos cuando hablaban - ¿O tienes quizás otra idea en mente?
Al notar que dos personas estaban paradas frente al puesto, un hombre se acercó para ver si se trataban de posibles clientes. Doscientos cuatro metros subiendo por esa misma calle aún podía escucharse el alboroto que la piedra ambiental estaba generando, los comerciantes estaban inquietos.
-¿Se les ofrece algo? – Dijo el hombre que parecía ser el dueño de las alhajas – Están interesadas en comprar algo… ¿Señoritas?
No debíamos tener el aspecto de mujeres que compraran joyas, en realidad, era sencillo notar que yo no pertenecía a la especie humana. [ERROR] Mi sistema no me permitía realizar esas sutilezas del lenguaje que los orgánicos llamaban “mentir” [ANALIZANDO] Chimar me había dicho hace mucho tiempo que si no iba a decir nada que pudiera ser de ayuda, era mejor que me quedara callada.
Sin emitir una sola palabra mire a la muchacha, a la espera de que ella respondiera a las preguntas.
-Ah, ya veo ¿Esa es tu Bio-cibernetica? ¿Te ayuda o algo así? – Al parecer el humano había hecho algún tipo de relación entre mi raza y la ceguera de la joven.
Se suponía que Alward y Eiko entrarían al deposito aprovechando la distracción [ANALIZANDO] Si iba en este mismo momento me seguirían y toda la maniobra de distracción habría sido en vano [CONCLUSIÓN] seria mejor buscar otro camino. Con movimientos mecánicos me puse en pie, esquivando un nuevo objeto volador que fue a estrellarse justo en el sitio donde había estado hasta hace unos segundos.
Limpie la sangre que goteaba desde mi nariz con la manga de la camisa y me dirigí a la zona donde estaban los puestos, que los orgánicos estuvieran más preocupados por sostener sus objetos de valor al piso que por mi presencia ayudaba mucho a mi huida.
Yendo por la calle principal no tarde en encontrar a la joven desconocida junto a uno de los puestos [ANALIZANDO] era un sitio donde vendían alhajas ¿Seria el dueño de ese local el que había efectuado el secuestro? En cualquier caso, me acerque a la muchacha, ya que había dicho que participaría del rescate junto con nosotros.
-La primer parte del plan fue efectuada con éxito, parece ser que Alward y Eiko se encuentran ya adentro ¿Deberíamos seguirlos? – Iba a sonreír, pero aparentemente la orgánica carecía del sentido de la vista, por lo que no tenía mucho sentido realizar todos esos agregados decorativos que usaban los humanos cuando hablaban - ¿O tienes quizás otra idea en mente?
Al notar que dos personas estaban paradas frente al puesto, un hombre se acercó para ver si se trataban de posibles clientes. Doscientos cuatro metros subiendo por esa misma calle aún podía escucharse el alboroto que la piedra ambiental estaba generando, los comerciantes estaban inquietos.
-¿Se les ofrece algo? – Dijo el hombre que parecía ser el dueño de las alhajas – Están interesadas en comprar algo… ¿Señoritas?
No debíamos tener el aspecto de mujeres que compraran joyas, en realidad, era sencillo notar que yo no pertenecía a la especie humana. [ERROR] Mi sistema no me permitía realizar esas sutilezas del lenguaje que los orgánicos llamaban “mentir” [ANALIZANDO] Chimar me había dicho hace mucho tiempo que si no iba a decir nada que pudiera ser de ayuda, era mejor que me quedara callada.
Sin emitir una sola palabra mire a la muchacha, a la espera de que ella respondiera a las preguntas.
-Ah, ya veo ¿Esa es tu Bio-cibernetica? ¿Te ayuda o algo así? – Al parecer el humano había hecho algún tipo de relación entre mi raza y la ceguera de la joven.
Zöe
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
Los segundos pasaban y no había noticias de alguna persona encargada del sitio, no se escuchaban pasos ni nada por el estilo desde adelante.
"Si no está para controlar sus cosas que no lo lamente..." pensé mientras especulaba guardar el collar en mi bolsillo, acción interrumpida por mi nueva compañía. La persona alta que ni se inmuto por mi cuando estábamos en el sótano. Esta mujer me daba mala espina, no era normal o al menos no humano, sus ruidos, sus pasos, su voz inclusive, no me sentía tan segura a su lado pero eso no la hacía mi enemiga, en esta misión se supone era del mismo bando que yo por lo que escuche sus palabras atentamente sin decir nada. No era mi estilo mantener una fluida conversación de amigas y más trabajar en equipo, pero no tenía muchas ideas en el momento, necesitaba entrar en la tienda, aquí fuera había mucho ruido como para oír a terceros o siquiera sus pulsaciones al mentirme.
- No iré donde ellos, quizás ni siquiera están cerca de algo... - susurre dejando disimuladamente la joya de vuelta en su lugar. Desconocía los valores y prioridades de mi actual "co-equiper" así que no podía arriesgarme a robar algo y que ella misma me delatara. - Quiero entrar para oír. Tenemos que ver la manera...
No termine de plantearle mi plan cuando unos pasos pesados agitaron el suelo donde no había vibración algunos minutos atrás. Por sus palabras era quien atendía el puesto, sea o no el dueño, era el primer y único sospechoso hasta el momento del secuestro.
Ante sus preguntas me puse un poco incomoda, sabía que decir si estaba sola, pues podría simular un robo y alejarlo para dejarlo inconsciente o siguiendo una sombra mi hecha con magia, pero ya nos había relacionado a las dos y no necesitaba ser muy listo para notar que al menos yo no era una clásica usuario de joyas. Mi compañera no dijo nada, quizás estaba tan desconcertada como yo, tal vez no se imaginaba porque estaba en aquel puesto y no en otro, después de todo ni le pude hablar, pero el buen hombre prosiguió dándome un excelente pie a mi mitomanía. Ninguna pordiosera tendría el dinero para tener sirvientes y ningún rico pasearía ostentando lujos en un pueblo tan peligroso y devastado por la guerra.
- Ahhh! Discúlpeme! - exclame dando un pequeño respingo y levantando ambas manos frente a mi pecho juntándolas en un agarre inseguro, respiraba desde el diafragma y acomode ligeramente mi garganta para que mi voz se escuchara más fina que lo normal, cual dulce sonido de aves en campiña - Si si... ella me ayuda.. - "que es una bio cibernética?" me pregunte mientras sostenía mi actuación de adinerada consentida bien camuflada - ella es... mis ojos buen señor, disculpe mi torpeza.
- Jajaja, no se haga problema Señorita, era algo de esperarse aun que por sus harapos me hizo dudar un instante jajaja - "bien! lo tenemos!" pensé - entonces claramente la clienta es Usted, le intereso el collar que tuvo en sus manos? - lo intrínseco de su voz era característico, expresaba perfectamente las intenciones en cada palabra que modulaba. Me estuvo observando en perfecto silencio desde adentro de la tienda, me atrevería a decir que hasta precavido por mi condición de ceguera como si desconfiara de cada alma que se acercaba a su puesto, claramente escondía algo.
- Si, verá... Busco un collar precisamente, un collar de larimar - Quizás me viera pordiosera, pero sabía de piedras y sabia alucinar realidades que no existían como si fueran parte de mi vida cotidiana - Mi abuela.. - en mi acto de niña temblorosa y simple gire inquieta a ambos lados y me acerque a mi compañera de equipo para sujetar sus prendas con la mano izquierda mientras la otra seguía a puño cerrado sobre mi pecho. Quería verme frágil y aventurable. - yo actualmente la decepcione perdiendo algo muy preciado para ella en ese material, quizás comprar otra joya no solucione mis problemas, pero tal vez alivie la angustia de su corazón.
El hombre no se movió ante mis palabras, el aire a su alrededor volvía a quedarse sin vibración alguna y me mantenía expectante pero confiada. Sentí su rostro girando a mi compañera y luego volviendo a mí. Era maravilloso todo lo que lograba leer si me concentraba en un solo objetivo.
- Tengo collares en Larimar, pocos pero muy preciosos - la intensidad de su voz cambio y la textura vacilo gradualmente, quería hacer negocios pero no estaba seguro de mencionar el interior de su negocio, algo que más incitaba mi deseo de entrar - bien sabrá es una pectolita azul muy rara para no tratarse de una piedra preciosa, y las piezas trabajadas en plata con esta las tengo guardadas bajo llave, no aquí en la mesa. - hizo hincapié en aquella palabra.
No nos invitó a pasar aun, desconfiaba.
- Lo sé, aun así sentí debilidad por tocar las joyas aquí expuestas - dibuje una cálida sonrisa en mi rostro y separando mi mano del pecho y llevándola a otra pieza exhibida, acariciando con suma suavidad los relieves de la misma proseguí - la simple idea de imaginar su belleza colmo mi espíritu de fantasía permitiéndome idear un lugar lleno magia y colores como los que nunca aprecie.
- Que lindo lo que dice y que llamativas palabras utiliza. - no vario el sonido a la última vez. - Bien, se las mostrare. - se movió a un lado para correr el banco que impedía el paso al interior e ingreso tras una gran puerta de madera mostrándonos el camino. - Acompáñenme por favor.
Espere unos segundos y me acerque aún más a Zöe. - No me creyó, así que adentro nos aguarda una redada, estate atenta.
"Si no está para controlar sus cosas que no lo lamente..." pensé mientras especulaba guardar el collar en mi bolsillo, acción interrumpida por mi nueva compañía. La persona alta que ni se inmuto por mi cuando estábamos en el sótano. Esta mujer me daba mala espina, no era normal o al menos no humano, sus ruidos, sus pasos, su voz inclusive, no me sentía tan segura a su lado pero eso no la hacía mi enemiga, en esta misión se supone era del mismo bando que yo por lo que escuche sus palabras atentamente sin decir nada. No era mi estilo mantener una fluida conversación de amigas y más trabajar en equipo, pero no tenía muchas ideas en el momento, necesitaba entrar en la tienda, aquí fuera había mucho ruido como para oír a terceros o siquiera sus pulsaciones al mentirme.
- No iré donde ellos, quizás ni siquiera están cerca de algo... - susurre dejando disimuladamente la joya de vuelta en su lugar. Desconocía los valores y prioridades de mi actual "co-equiper" así que no podía arriesgarme a robar algo y que ella misma me delatara. - Quiero entrar para oír. Tenemos que ver la manera...
No termine de plantearle mi plan cuando unos pasos pesados agitaron el suelo donde no había vibración algunos minutos atrás. Por sus palabras era quien atendía el puesto, sea o no el dueño, era el primer y único sospechoso hasta el momento del secuestro.
Ante sus preguntas me puse un poco incomoda, sabía que decir si estaba sola, pues podría simular un robo y alejarlo para dejarlo inconsciente o siguiendo una sombra mi hecha con magia, pero ya nos había relacionado a las dos y no necesitaba ser muy listo para notar que al menos yo no era una clásica usuario de joyas. Mi compañera no dijo nada, quizás estaba tan desconcertada como yo, tal vez no se imaginaba porque estaba en aquel puesto y no en otro, después de todo ni le pude hablar, pero el buen hombre prosiguió dándome un excelente pie a mi mitomanía. Ninguna pordiosera tendría el dinero para tener sirvientes y ningún rico pasearía ostentando lujos en un pueblo tan peligroso y devastado por la guerra.
- Ahhh! Discúlpeme! - exclame dando un pequeño respingo y levantando ambas manos frente a mi pecho juntándolas en un agarre inseguro, respiraba desde el diafragma y acomode ligeramente mi garganta para que mi voz se escuchara más fina que lo normal, cual dulce sonido de aves en campiña - Si si... ella me ayuda.. - "que es una bio cibernética?" me pregunte mientras sostenía mi actuación de adinerada consentida bien camuflada - ella es... mis ojos buen señor, disculpe mi torpeza.
- Jajaja, no se haga problema Señorita, era algo de esperarse aun que por sus harapos me hizo dudar un instante jajaja - "bien! lo tenemos!" pensé - entonces claramente la clienta es Usted, le intereso el collar que tuvo en sus manos? - lo intrínseco de su voz era característico, expresaba perfectamente las intenciones en cada palabra que modulaba. Me estuvo observando en perfecto silencio desde adentro de la tienda, me atrevería a decir que hasta precavido por mi condición de ceguera como si desconfiara de cada alma que se acercaba a su puesto, claramente escondía algo.
- Si, verá... Busco un collar precisamente, un collar de larimar - Quizás me viera pordiosera, pero sabía de piedras y sabia alucinar realidades que no existían como si fueran parte de mi vida cotidiana - Mi abuela.. - en mi acto de niña temblorosa y simple gire inquieta a ambos lados y me acerque a mi compañera de equipo para sujetar sus prendas con la mano izquierda mientras la otra seguía a puño cerrado sobre mi pecho. Quería verme frágil y aventurable. - yo actualmente la decepcione perdiendo algo muy preciado para ella en ese material, quizás comprar otra joya no solucione mis problemas, pero tal vez alivie la angustia de su corazón.
El hombre no se movió ante mis palabras, el aire a su alrededor volvía a quedarse sin vibración alguna y me mantenía expectante pero confiada. Sentí su rostro girando a mi compañera y luego volviendo a mí. Era maravilloso todo lo que lograba leer si me concentraba en un solo objetivo.
- Tengo collares en Larimar, pocos pero muy preciosos - la intensidad de su voz cambio y la textura vacilo gradualmente, quería hacer negocios pero no estaba seguro de mencionar el interior de su negocio, algo que más incitaba mi deseo de entrar - bien sabrá es una pectolita azul muy rara para no tratarse de una piedra preciosa, y las piezas trabajadas en plata con esta las tengo guardadas bajo llave, no aquí en la mesa. - hizo hincapié en aquella palabra.
No nos invitó a pasar aun, desconfiaba.
- Lo sé, aun así sentí debilidad por tocar las joyas aquí expuestas - dibuje una cálida sonrisa en mi rostro y separando mi mano del pecho y llevándola a otra pieza exhibida, acariciando con suma suavidad los relieves de la misma proseguí - la simple idea de imaginar su belleza colmo mi espíritu de fantasía permitiéndome idear un lugar lleno magia y colores como los que nunca aprecie.
- Que lindo lo que dice y que llamativas palabras utiliza. - no vario el sonido a la última vez. - Bien, se las mostrare. - se movió a un lado para correr el banco que impedía el paso al interior e ingreso tras una gran puerta de madera mostrándonos el camino. - Acompáñenme por favor.
Espere unos segundos y me acerque aún más a Zöe. - No me creyó, así que adentro nos aguarda una redada, estate atenta.
Merida DunBroch
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
Bajaron las escaleras. Peldaño a peldaño, la estancia se hacía cada vez más estrecha y oscura, casi ni podían vislumbrar lo que había a su alrededor. Una única luz que provenía muy débilmente de frente les guiaba, ya que no tenía sentido volver a subir al haber descubierto tal y complejo mecanismo oculto.
Cuando llegaron abajo, una sala mucho más descuidada, amplia e iluminada por numerosos apliques apostados en cada rincón de forma estratégica para no dejar lugar a la penumbra. Ninguno podía siquiera imaginar para qué podría servir aquella estancia. Estaba llena de recipientes vidriosos del tamaño de una persona; algunos llenos de un líquido verde y de aspecto viscoso, otros totalmente vacíos, no había término intermedio. Había un par de mesas y sillas que se repartían a partes iguales la misma cantidad de lo que parecían papeles y notas de diverso contenido.
Toda la sala estaba hecha de un material distinto a la anterior. Donde antes era todo madera y productos manufacturados, ahora había un enladrillado bastante mohoso y antiguo, seguido de artefactos extraños y que poco tenían que ver con la joyería en sí, a menos que con eso se fabricasen las joyas, cosa que Alward dudaba y mucho. Las joyas se sacan de metales fundidos por lo general, y no tenía pinta de haber ningún horno ni material de herrero por ningún lado, todo era muy... "Artificial y complejo", por así decirlo.
Alward se acercó a una de las mesas que estaba más cercana, no sin antes examinar el recipiente de vidrio que contenía aquel extraño líquido durante unos segundos. Una vez que estuvo frente a aquellos papeles, empezó a intentar leerlos, pero era una escritura demasiado complicada; palabras demasiado técnicas y símbolos que jamás había visto.
-...No entiendo qué dice aquí
Eiko se le acercó por detrás con disimulo y le quitó una de las páginas que el mercenario sostenía con sus manos. Alward pegó un pequeño sobresalto al no esperarse esa acción por parte de su compañera, aunque nada le debería poder extrañar por parte de la bruja a esas alturas.
-¡No me des esos sustos!-Dijo alzando un poco la voz del sobresalto y girándose hacia Eiko
-Shh, cállate, que no me concentro-Alzó a media altura su brazo izquierdo tapando la boca de su amigo
Alward se apartó resignado y chasqueó la lengua. Tras eso, el mercenario se volvió a voltear para seguir investigando aquellos papeles y notas.
-Creo que esto puede ser algún tipo de... "Sitio de contrabando", ¿No crees? Demasiado clandestino todo, aunque no sé qué será ese líquido verde ni por qué lo esconden aquí abajo.
Eiko no contestó. Alward supuso que estaría ensimismada en la página que le había quitado segundos antes. No le prestó demasiada atención y siguió rebuscando en la mesa. Era inútil, no podía lograr encontrar nada que esclareciera todo aquello o que diese alguna pista del paradero de la supuesta chica secuestrada.
Desvió su mirada a un lado y vio que al final de la sala había una especie de... ¿Rejas? ¿Una prisión? ¿Allí abajo? También notó cómo había un cuerpo tirado en una de las cárceles, había unas cinco en total, todas pegadas a la pared del fondo.
El cuerpo parecía el de una chica, ya que las ropas así lo indicaban; un vestido y delantal de mercader.
-¡Eiko!-Se volteó como un rayo hacia la bruja-¡Creo que allí hay alg...--No pudo terminar la frase, notó un fuerte impacto en su cabeza que le hizo perder la noción de dónde estaba para posteriormente caer al suelo inconsciente, donde también se hallaba la bruja. Antes de cerrar los ojos por completo, el mercenario pudo vislumbrar tres figuras desconocidas, cada una distinta; una de gran envergadura, otra de porte atlético y normal y la última más baja que las anteriores. No pudo observar nada más antes de caer en el suelo.
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Off: Complicación señalada: Captura
Cuando llegaron abajo, una sala mucho más descuidada, amplia e iluminada por numerosos apliques apostados en cada rincón de forma estratégica para no dejar lugar a la penumbra. Ninguno podía siquiera imaginar para qué podría servir aquella estancia. Estaba llena de recipientes vidriosos del tamaño de una persona; algunos llenos de un líquido verde y de aspecto viscoso, otros totalmente vacíos, no había término intermedio. Había un par de mesas y sillas que se repartían a partes iguales la misma cantidad de lo que parecían papeles y notas de diverso contenido.
Toda la sala estaba hecha de un material distinto a la anterior. Donde antes era todo madera y productos manufacturados, ahora había un enladrillado bastante mohoso y antiguo, seguido de artefactos extraños y que poco tenían que ver con la joyería en sí, a menos que con eso se fabricasen las joyas, cosa que Alward dudaba y mucho. Las joyas se sacan de metales fundidos por lo general, y no tenía pinta de haber ningún horno ni material de herrero por ningún lado, todo era muy... "Artificial y complejo", por así decirlo.
Alward se acercó a una de las mesas que estaba más cercana, no sin antes examinar el recipiente de vidrio que contenía aquel extraño líquido durante unos segundos. Una vez que estuvo frente a aquellos papeles, empezó a intentar leerlos, pero era una escritura demasiado complicada; palabras demasiado técnicas y símbolos que jamás había visto.
-...No entiendo qué dice aquí
Eiko se le acercó por detrás con disimulo y le quitó una de las páginas que el mercenario sostenía con sus manos. Alward pegó un pequeño sobresalto al no esperarse esa acción por parte de su compañera, aunque nada le debería poder extrañar por parte de la bruja a esas alturas.
-¡No me des esos sustos!-Dijo alzando un poco la voz del sobresalto y girándose hacia Eiko
-Shh, cállate, que no me concentro-Alzó a media altura su brazo izquierdo tapando la boca de su amigo
Alward se apartó resignado y chasqueó la lengua. Tras eso, el mercenario se volvió a voltear para seguir investigando aquellos papeles y notas.
-Creo que esto puede ser algún tipo de... "Sitio de contrabando", ¿No crees? Demasiado clandestino todo, aunque no sé qué será ese líquido verde ni por qué lo esconden aquí abajo.
Eiko no contestó. Alward supuso que estaría ensimismada en la página que le había quitado segundos antes. No le prestó demasiada atención y siguió rebuscando en la mesa. Era inútil, no podía lograr encontrar nada que esclareciera todo aquello o que diese alguna pista del paradero de la supuesta chica secuestrada.
Desvió su mirada a un lado y vio que al final de la sala había una especie de... ¿Rejas? ¿Una prisión? ¿Allí abajo? También notó cómo había un cuerpo tirado en una de las cárceles, había unas cinco en total, todas pegadas a la pared del fondo.
El cuerpo parecía el de una chica, ya que las ropas así lo indicaban; un vestido y delantal de mercader.
-¡Eiko!-Se volteó como un rayo hacia la bruja-¡Creo que allí hay alg...--No pudo terminar la frase, notó un fuerte impacto en su cabeza que le hizo perder la noción de dónde estaba para posteriormente caer al suelo inconsciente, donde también se hallaba la bruja. Antes de cerrar los ojos por completo, el mercenario pudo vislumbrar tres figuras desconocidas, cada una distinta; una de gran envergadura, otra de porte atlético y normal y la última más baja que las anteriores. No pudo observar nada más antes de caer en el suelo.
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Off: Complicación señalada: Captura
Alward Sevna
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
Siempre me sorprendía la facilidad con la que los orgánicos podían contar historias de la nada, ciertamente algunos parecían hacerlo mejor que otros, podía notarlo porque habían veces en que las otras personas les creían y a veces no parecía funcionar. Claro que esa habilidad para mentir era también una herramienta muy útil al momento de tener que mentirse a si mismos, ese tipo de situaciones también era algo habitual entre ellos.
Sostuve su brazo cuando se agarro a mi, y mantuve mi gesto neutro habitual mientras la joven daba toda las explicaciones pertinentes. Era una increíble coincidencia que hubiésemos terminado en el puesto de un vendedor de joyas precisamente cuando ella necesitaba conseguir una nueva pieza para dársela a su abuela. [ERROR] ¿Era esa la mentira? Resultaba difícil decir donde terminaba una cosa y donde empezaba otra.
Luego hubo una serie de intercambios en relación al material, su calidad y su ubicación. Parecía ser que finalmente podríamos entrar, aunque la joven orgánica me advirtió de que podía esperarnos un peligro más adelante. Asentir frente a ella no tenía sentido, tampoco podía hablar en voz alta, por lo que apreté su mano para señalar que había entendido.
[CAMBIANDO PRIORIDADES] El orden de mis objetivos había cambiado, tenía que asegurarme de que la mujer no sufriera daño alguno, e intentar no lastimar a los orgánicos que nos rodearan tampoco.
La sala en la que entramos estaba llena de repisas de muchos tamaños, en ellas había cuidadosamente guardadas montones de cajas con distintas etiquetas que señalaban cual era su contenido.
-Vengan, es por aquí- Dijo el vendedor mientras abría una puerta que llevaba a un pasillo oscuro [ANALIZANDO] era estrecho, no parecía ser seguro bajar – Los collares están a poco metros, en una habitación descendiendo por una escalera – Me dijo el humano, intentando convencerme para que baje.
En circunstancias normales me hubiese negado, pero se suponía que Alward y Aiko ya estaban adentro, teníamos que reunirnos con ellos y este era el modo más directo de lograrlo. Así que asentí y avance por el pasillo.
Cuando pase junto al dueño escuché como sacaba algo de entre sus ropas, me golpeó con fuerza en la cabeza, provocando un profundo corte en la piel que cubría los circuitos internos. [ERROR] Parte de mi sistema lógico estaba comprometido, salía liquido refrigerante de mi nuca y bajaba por mi cuello, pero no sentía dolor algunos.
-Por favor, debe cesar en su intento por detenernos ¿Si? No deseo hacerle… - Mire atras mío, habían dos hombres más allí – No deseo hacerles daño ¿Correcto?
El pasillo era estrecho, al frente daba la vuelta y descendía hacía otra sala que no lograba ver. El humano que me había golpeado parecía sorprendido de no verme caer ni reaccionar de ninguna manera, levantó el garrote con la intención de golpearme nuevamente, pero apoye mi mano en su codo y empuje hacia atrás para evitar el movimiento sin la necesidad de usar la fuerza.
-Ten cuidado – Le dije a la muchacha, ya que note que iban a por ella, tenía que proteger a los orgánicos, pero no podía reducirlos a todos al mismo tiempo. Torcí el brazo del hombre hacia atrás, haciéndolo gritar, luego le di un golpe no demasiado fuerte en la sien, logrando que perdiera el sentido. Extendí mi mano hacía otro de los hombres, dejando que de mi dedo saliera un bisturí – Quédese quieto por favor.
Sostuve su brazo cuando se agarro a mi, y mantuve mi gesto neutro habitual mientras la joven daba toda las explicaciones pertinentes. Era una increíble coincidencia que hubiésemos terminado en el puesto de un vendedor de joyas precisamente cuando ella necesitaba conseguir una nueva pieza para dársela a su abuela. [ERROR] ¿Era esa la mentira? Resultaba difícil decir donde terminaba una cosa y donde empezaba otra.
Luego hubo una serie de intercambios en relación al material, su calidad y su ubicación. Parecía ser que finalmente podríamos entrar, aunque la joven orgánica me advirtió de que podía esperarnos un peligro más adelante. Asentir frente a ella no tenía sentido, tampoco podía hablar en voz alta, por lo que apreté su mano para señalar que había entendido.
[CAMBIANDO PRIORIDADES] El orden de mis objetivos había cambiado, tenía que asegurarme de que la mujer no sufriera daño alguno, e intentar no lastimar a los orgánicos que nos rodearan tampoco.
La sala en la que entramos estaba llena de repisas de muchos tamaños, en ellas había cuidadosamente guardadas montones de cajas con distintas etiquetas que señalaban cual era su contenido.
-Vengan, es por aquí- Dijo el vendedor mientras abría una puerta que llevaba a un pasillo oscuro [ANALIZANDO] era estrecho, no parecía ser seguro bajar – Los collares están a poco metros, en una habitación descendiendo por una escalera – Me dijo el humano, intentando convencerme para que baje.
En circunstancias normales me hubiese negado, pero se suponía que Alward y Aiko ya estaban adentro, teníamos que reunirnos con ellos y este era el modo más directo de lograrlo. Así que asentí y avance por el pasillo.
Cuando pase junto al dueño escuché como sacaba algo de entre sus ropas, me golpeó con fuerza en la cabeza, provocando un profundo corte en la piel que cubría los circuitos internos. [ERROR] Parte de mi sistema lógico estaba comprometido, salía liquido refrigerante de mi nuca y bajaba por mi cuello, pero no sentía dolor algunos.
-Por favor, debe cesar en su intento por detenernos ¿Si? No deseo hacerle… - Mire atras mío, habían dos hombres más allí – No deseo hacerles daño ¿Correcto?
El pasillo era estrecho, al frente daba la vuelta y descendía hacía otra sala que no lograba ver. El humano que me había golpeado parecía sorprendido de no verme caer ni reaccionar de ninguna manera, levantó el garrote con la intención de golpearme nuevamente, pero apoye mi mano en su codo y empuje hacia atrás para evitar el movimiento sin la necesidad de usar la fuerza.
-Ten cuidado – Le dije a la muchacha, ya que note que iban a por ella, tenía que proteger a los orgánicos, pero no podía reducirlos a todos al mismo tiempo. Torcí el brazo del hombre hacia atrás, haciéndolo gritar, luego le di un golpe no demasiado fuerte en la sien, logrando que perdiera el sentido. Extendí mi mano hacía otro de los hombres, dejando que de mi dedo saliera un bisturí – Quédese quieto por favor.
Zöe
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
"Invitarnos a descender? predecible. Je" Me reía internamente mientras seguía aquel hombre, cada zancada retumbaba a lo largo del umbral logrando el rebote de las ondas en las paredes de la choza de madera de manera irregular, este era de los materiales que peor transmitía el sonido ya que su irregular superficie ofrecía millones de poros donde la vibración se perdía y dificultaba el hacerme una imagen clara del panorama. Siempre tenia el plan B, mi magia, pero por lo pronto solo me dedicaría a seguir avanzando, ya habría tiempo de usar mi energía almacenada.
Mucho mas bullicio provenía de allí abajo. Me resultaba difícil leer nada, estaba nerviosa pero no dejaría que eso me asuste. Por el ruido podía contar a tres o cuatro personas pero no estaba segura, cada escalón que nos iba conduciendo agregaba mas sonidos al ambiente futuro, eran varias personas, pero no lograba distinguir cuantas.
Entramos y estalló una pelea como lo predije, no tenia inconvenientes en vivir algo mas de acción en este pueblo y a mi suerte, estaban mas preocupados en atacara a la mujer robot esa que venia conmigo que a mi. No me tomo mucho percibir las moléculas de hidrógeno y con mi Telekinesis moverlas para que covalentemente se convirtieran en humedad, era una forma agotadora de poder ver sin tener ojos y que emparejaba un duelo en lugares pequeños como esté; lo poco que había entrenado mi alquimia me permitía distinguir este elemento entre muchos otros ya que era el que mas abundaba en los bosques de Sandorai, mi hogar.
Estábamos un almacén con grandes vigas de madera que alzaban un cielorrazo de machihembre a una altura considerable, los cerramientos de madera estaban tapiados y eran escasos, no mas de dos de menor tamaño, lo habia sentido bajo mis pies pero ahora era fácil distinguir el solado de piedras irregulares sucios con restos de heno, sogas, soguines, cajas, cajones, bolsas de tela que parecían estar cargadas, tablones y palos por todos lados, bastante desordenado creería, con una puerta mas allá en un pequeño y corto pasillo, por como se curvaba el camino por donde descendimos y la vuelta con la que seguía aquel portal, seguramente este lugar mas adelante conectaba con la otra bodega donde se encontraban los demás héroes, así que con algo de suerte los encontraríamos. Mucho que se me ocurrió en aquel instante, pero primero lo primero.
Su fijación en la mujer de gran tamaño y seguro aspecto conflictivo me dió el tiempo perfecto para hacer una Pantalla Ilusoria de mi misma, lleve ambas manos a mi rostro y susurrando unas palabras extraje en un tenue as de luz una viva imagen de mí, que quedaría allí un instante de pie mientras me escondía bajo mi capucha y mis telas sepias detrás de lo que parecían ser unas cajas abiertas de madera al otro lado de la puerta...
No disponía de mucho tiempo, entre dos parecían ocuparse de mi compañera y los otro que estaba atento a que sus camaradas lo necesiten ante un descontrol aun no se había preocupado por mi. La pantalla duraría pero si la tocaban notarían el engaño por lo que tenia que moverme muy rápido en lo que Zoe peleaba y hacia lo que parecía ser su fuerte: un eficaz señuelo o punto focal.
No era hábil en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, ni tampoco a distancia, no contaba con armas mas que unas tijeras y si bien mi magia me dejaba hacerme una idea del lugar, no leía perfectamente los movimientos rápidos, solo una cosa podía hacer y sabia hacerla muy bien...
Tome unas sogas bajo tablones en el suelo. Sujete con un buen nudo llano el extremo de una bolsa pesadisima, de un volumen mucho mayor al mio. con ayuda de la Telekinesis levante la cuerda del otro extremo por encima de una viga del techo, rogando que esta soportara buen peso sin antes en el otro extremo hacer un simple corredizo. Esta era una trampa muy boba y cacera pero eficaz si no era esperada.
La trampa estaba montada, escuche la voz de la robot y me centre una vez mas en el hidrógeno a su alrededor, se encargo de uno de ellos y los otros ya se dirigían a la pantalla... Luego se encargo de otro que logro alcanzar y el tercero prosiguió pues la distancia no era mucha.
Frente a mi holograma estaba la cuerda, ya habia levantado con magia la bolsa de gran tamaño, algo que significo mucho esfuerzo para mi debido a su peso. Un paso, otro paso y pafff! Lo tenia.
Solté la gran carga y esta arrastro la soga que gracias al corredizo se cerró en la pierna de mi enemigo levantándolo de cabeza por los aires a la altura del techo.
- AHHHHHHHHHH! Bájame de aquiiiii! Maldita Perra!!! Bájame - gritaba el hombre colgado de cabeza, sus alaridos lograron dibujar una sonrisa en mi rostro.
Teníamos la situación bajo control.
Salí del escondite y deshice mi espectro acercándome a la otra chica.
- Aquí no hay nada... ni nadie... "ni oro, ni joyas, ni plata que robar..." Quizás mas adelante.
Levante ambas manos y moví los dedos como si tocase un instrumento invisible para que un par de cuerdas se deslice hacia el inconsciente y el rehén de Zoe,
Las cuerdas se colocaron en la parte posterior de las muñecas y se torcieron los extremos al mismo tiempo en direcciones opuestas, quedando tres bandas en la parte superior, un extremo hacia abajo y por la parte media de la muñeca mientras que el otro solo se mantenía erigido. Finalmente ambas se tiraron hacia arriba para lograr la construcción de un impecable nudo Obi. Luego un amarre redondo por los brazos y aun que lograran cortar las sogas, quitarse los amarres no seria tan sencillo.
- Así no serán un problema, seguimos?
______________Mucho mas bullicio provenía de allí abajo. Me resultaba difícil leer nada, estaba nerviosa pero no dejaría que eso me asuste. Por el ruido podía contar a tres o cuatro personas pero no estaba segura, cada escalón que nos iba conduciendo agregaba mas sonidos al ambiente futuro, eran varias personas, pero no lograba distinguir cuantas.
Entramos y estalló una pelea como lo predije, no tenia inconvenientes en vivir algo mas de acción en este pueblo y a mi suerte, estaban mas preocupados en atacara a la mujer robot esa que venia conmigo que a mi. No me tomo mucho percibir las moléculas de hidrógeno y con mi Telekinesis moverlas para que covalentemente se convirtieran en humedad, era una forma agotadora de poder ver sin tener ojos y que emparejaba un duelo en lugares pequeños como esté; lo poco que había entrenado mi alquimia me permitía distinguir este elemento entre muchos otros ya que era el que mas abundaba en los bosques de Sandorai, mi hogar.
Estábamos un almacén con grandes vigas de madera que alzaban un cielorrazo de machihembre a una altura considerable, los cerramientos de madera estaban tapiados y eran escasos, no mas de dos de menor tamaño, lo habia sentido bajo mis pies pero ahora era fácil distinguir el solado de piedras irregulares sucios con restos de heno, sogas, soguines, cajas, cajones, bolsas de tela que parecían estar cargadas, tablones y palos por todos lados, bastante desordenado creería, con una puerta mas allá en un pequeño y corto pasillo, por como se curvaba el camino por donde descendimos y la vuelta con la que seguía aquel portal, seguramente este lugar mas adelante conectaba con la otra bodega donde se encontraban los demás héroes, así que con algo de suerte los encontraríamos. Mucho que se me ocurrió en aquel instante, pero primero lo primero.
Su fijación en la mujer de gran tamaño y seguro aspecto conflictivo me dió el tiempo perfecto para hacer una Pantalla Ilusoria de mi misma, lleve ambas manos a mi rostro y susurrando unas palabras extraje en un tenue as de luz una viva imagen de mí, que quedaría allí un instante de pie mientras me escondía bajo mi capucha y mis telas sepias detrás de lo que parecían ser unas cajas abiertas de madera al otro lado de la puerta...
No disponía de mucho tiempo, entre dos parecían ocuparse de mi compañera y los otro que estaba atento a que sus camaradas lo necesiten ante un descontrol aun no se había preocupado por mi. La pantalla duraría pero si la tocaban notarían el engaño por lo que tenia que moverme muy rápido en lo que Zoe peleaba y hacia lo que parecía ser su fuerte: un eficaz señuelo o punto focal.
No era hábil en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, ni tampoco a distancia, no contaba con armas mas que unas tijeras y si bien mi magia me dejaba hacerme una idea del lugar, no leía perfectamente los movimientos rápidos, solo una cosa podía hacer y sabia hacerla muy bien...
Tome unas sogas bajo tablones en el suelo. Sujete con un buen nudo llano el extremo de una bolsa pesadisima, de un volumen mucho mayor al mio. con ayuda de la Telekinesis levante la cuerda del otro extremo por encima de una viga del techo, rogando que esta soportara buen peso sin antes en el otro extremo hacer un simple corredizo. Esta era una trampa muy boba y cacera pero eficaz si no era esperada.
La trampa estaba montada, escuche la voz de la robot y me centre una vez mas en el hidrógeno a su alrededor, se encargo de uno de ellos y los otros ya se dirigían a la pantalla... Luego se encargo de otro que logro alcanzar y el tercero prosiguió pues la distancia no era mucha.
Frente a mi holograma estaba la cuerda, ya habia levantado con magia la bolsa de gran tamaño, algo que significo mucho esfuerzo para mi debido a su peso. Un paso, otro paso y pafff! Lo tenia.
Solté la gran carga y esta arrastro la soga que gracias al corredizo se cerró en la pierna de mi enemigo levantándolo de cabeza por los aires a la altura del techo.
- AHHHHHHHHHH! Bájame de aquiiiii! Maldita Perra!!! Bájame - gritaba el hombre colgado de cabeza, sus alaridos lograron dibujar una sonrisa en mi rostro.
Teníamos la situación bajo control.
Salí del escondite y deshice mi espectro acercándome a la otra chica.
- Aquí no hay nada... ni nadie... "ni oro, ni joyas, ni plata que robar..." Quizás mas adelante.
Levante ambas manos y moví los dedos como si tocase un instrumento invisible para que un par de cuerdas se deslice hacia el inconsciente y el rehén de Zoe,
Las cuerdas se colocaron en la parte posterior de las muñecas y se torcieron los extremos al mismo tiempo en direcciones opuestas, quedando tres bandas en la parte superior, un extremo hacia abajo y por la parte media de la muñeca mientras que el otro solo se mantenía erigido. Finalmente ambas se tiraron hacia arriba para lograr la construcción de un impecable nudo Obi. Luego un amarre redondo por los brazos y aun que lograran cortar las sogas, quitarse los amarres no seria tan sencillo.
- Así no serán un problema, seguimos?
Magia: Telekinesis(racial) y Pantalla Ilusoria (Lvl 0)
Merida DunBroch
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
Volvió en sí tras un extraño trance que le había mantenido consciente pero a la vez inmóvil y, por así decirlo, "desaparecido" de este plano existencial, si es que eso tiene algún sentido...
Abrió lentamente los ojos. Aún seguía dolorido por el golpe que le había incapacitado. Lo primero que vio fue que estaba tirado en el suelo, un suelo pedregoso, mohoso y húmedo, el cual no habrían limpiado desde hacía años con total seguridad. A su lado, yacía aún inconsciente Eiko. Estaban encerrados en una de las celdas que el humano avistó antes de desplomarse en el suelo. No pudo percatarse de nada más, ya que al otro lado de los barrotes, echando su cuerpo sobre el borde de una robusta mesa de madera se encontraba una figura encapuchada ataviado con unos ropajes de explorador, con una capa con capucha de color azul observándole mientras jugueteaba con una daga, pasándosela entre los dedos de una sola mano sin perder el equilibrio.
-Vaya, al fin despiertas-La voz era la de un hombre, con un tono fino y educado.
El encapuchado dejó de jugar con la daga y se la guardó. No hizo nada más, aparte de mostrarse silenciosamente observador hacia el mercenario.
Alward no pudo aguantar más y exigió una explicación, no sin antes abalanzarse hacia los barrotes agarrándolos con ambas manos.
-¿¡QUIÉN eres!?
-Erik Vacuum-Se bajó la capucha dejando ver primeramente la parte de arriba de su rostro, ya que de nariz hacia abajo tenía un pañuelo que le tapa la parte baja. Acto seguido, se bajó también dicho pañuelo. Era un hombre bastante pálido, rubio y de ojos azules, a juego con su capa. Hizo una corta reverencia-A tu servicio
-¿¡Qué es todo esto!? ¿¡Y la chica!? ¿Fuiste contratado por aquel mercader?...-Hizo una pregunta tras otra, casi sin darse tiempo a sí mismo para respirar, ni al extraño hombre rubio a responder
-Alto, alto, alto...-Dijo con parsimonia y sin alterarse lo más mínimo, manteniendo un temple educado.-Las preguntas de una en una. Además, es de mala educación ni siquiera presentarse...-Extendió una mano instando a Alward para que hiciera lo que había propuesto disimuladamente
-...A-Alward Sevna-Respondió más calmado
-Así mejor-Se cruzó de brazos y asintió satisfecho, mientras esbozaba una fugaz sonrisa que pronto se convirtió en una mueca de sorpresa, acompañada por un ensanchamiento de sus ojos y elevamiento de sus cejas-Sevna...-Susurró-¡Así que aquí tenemos al mercenario!
-¿Sabes quién soy?-Dijo confuso. No es que fuese muy famoso ni común que supiesen de su persona.
El extraño personaje no respondió al momento, sino que dejó de apoyarse en la mesa y empezó a caminar hacia la celda de Alward. Una vez allí, volvió a cruzarse de brazos.
-Últimamente te has entrometido mucho en mis asuntos, lo sepas o no.-Dijo con un tono más serio de lo mostrado anteriormente, pero sin dejar de lado ese tono educado, casi como el de un padre aconsejando a su propio hijo
Alward, lejos de arrojar luz sobre su laguna en la memoria, no hacía más que estar perdido a cada pregunta y respuesta que se sucedía en aquella conversación. A todo esto, Eiko no despertaba, y no podía estar allí para toda la eternidad, tenía un trabajo que cumplir.
-...Antes he visto a una chica tirada en estas celdas... ¿Dónde está?
-Oh...-Dijo apartándose un poco hacia un lado y dejando ver la celda de enfrente, desde la cual se podía ver exactamente a la chica que el joven mercenario había visto minutos antes
-¡Ajá!-Dijo entusiasmado por haber localizado a su objetivo
-Espera...-Dijo señalizando firmemente un "alto" con la palma de la mano extendida-Sigues ahí encerrado, no tendrías por qué alegrarte tanto
Miró a su alrededor. El tipo no estaba equivocado. Encerrado junto a una Eiko inconsciente y sin modo de salir aparente. A no ser que esos barrotes estuviesen oxidados o alguno fuese falso... Eso solo pasaba en los cuentos de ladronzuelos y pícaros que solía oír cuando era pequeño. Esos barrotes, en cambio, parecían de lo más resistentes y para nada carcomidos por el óxido. Guardó silencio y se echó hacia atrás, sentándose frustrado en el suelo pedregoso.
-Bien, veo que lo has entendido, ¿Sabes? Que seas un Stelliazo cambia completamente este "trabajito".-Dijo esbozando una sonrisa que enseñaba parte de su dentadura perfecta y blanca, curioso y extraño para un simple bandido o mercenario. Sin decir nada más se fue del lugar, dejando allí al mercenario y las otras dos chicas, las cuales seguían sin conocimiento.
Alward suspiró y elevó su mirada. Acto seguido se ensimismó, seguro que podría encontrar algún modo de salir de allí. Si al menos estuviese Zöe con él... Ella seguro encontraría una forma, sin duda era lista e ingeniosa.
_________________________________________________________
Off: Después de varias semanas, aquí tenéis el post ^^. Siento la tardanza, ha sido un mes bastante duro ._.' (Por cierto, este personaje que acabo de presentar quiero que sea importante en mi trama, así que os agradecería que no lo matéis (?))
Abrió lentamente los ojos. Aún seguía dolorido por el golpe que le había incapacitado. Lo primero que vio fue que estaba tirado en el suelo, un suelo pedregoso, mohoso y húmedo, el cual no habrían limpiado desde hacía años con total seguridad. A su lado, yacía aún inconsciente Eiko. Estaban encerrados en una de las celdas que el humano avistó antes de desplomarse en el suelo. No pudo percatarse de nada más, ya que al otro lado de los barrotes, echando su cuerpo sobre el borde de una robusta mesa de madera se encontraba una figura encapuchada ataviado con unos ropajes de explorador, con una capa con capucha de color azul observándole mientras jugueteaba con una daga, pasándosela entre los dedos de una sola mano sin perder el equilibrio.
-Vaya, al fin despiertas-La voz era la de un hombre, con un tono fino y educado.
El encapuchado dejó de jugar con la daga y se la guardó. No hizo nada más, aparte de mostrarse silenciosamente observador hacia el mercenario.
Alward no pudo aguantar más y exigió una explicación, no sin antes abalanzarse hacia los barrotes agarrándolos con ambas manos.
-¿¡QUIÉN eres!?
-Erik Vacuum-Se bajó la capucha dejando ver primeramente la parte de arriba de su rostro, ya que de nariz hacia abajo tenía un pañuelo que le tapa la parte baja. Acto seguido, se bajó también dicho pañuelo. Era un hombre bastante pálido, rubio y de ojos azules, a juego con su capa. Hizo una corta reverencia-A tu servicio
-¿¡Qué es todo esto!? ¿¡Y la chica!? ¿Fuiste contratado por aquel mercader?...-Hizo una pregunta tras otra, casi sin darse tiempo a sí mismo para respirar, ni al extraño hombre rubio a responder
-Alto, alto, alto...-Dijo con parsimonia y sin alterarse lo más mínimo, manteniendo un temple educado.-Las preguntas de una en una. Además, es de mala educación ni siquiera presentarse...-Extendió una mano instando a Alward para que hiciera lo que había propuesto disimuladamente
-...A-Alward Sevna-Respondió más calmado
-Así mejor-Se cruzó de brazos y asintió satisfecho, mientras esbozaba una fugaz sonrisa que pronto se convirtió en una mueca de sorpresa, acompañada por un ensanchamiento de sus ojos y elevamiento de sus cejas-Sevna...-Susurró-¡Así que aquí tenemos al mercenario!
-¿Sabes quién soy?-Dijo confuso. No es que fuese muy famoso ni común que supiesen de su persona.
El extraño personaje no respondió al momento, sino que dejó de apoyarse en la mesa y empezó a caminar hacia la celda de Alward. Una vez allí, volvió a cruzarse de brazos.
-Últimamente te has entrometido mucho en mis asuntos, lo sepas o no.-Dijo con un tono más serio de lo mostrado anteriormente, pero sin dejar de lado ese tono educado, casi como el de un padre aconsejando a su propio hijo
Alward, lejos de arrojar luz sobre su laguna en la memoria, no hacía más que estar perdido a cada pregunta y respuesta que se sucedía en aquella conversación. A todo esto, Eiko no despertaba, y no podía estar allí para toda la eternidad, tenía un trabajo que cumplir.
-...Antes he visto a una chica tirada en estas celdas... ¿Dónde está?
-Oh...-Dijo apartándose un poco hacia un lado y dejando ver la celda de enfrente, desde la cual se podía ver exactamente a la chica que el joven mercenario había visto minutos antes
-¡Ajá!-Dijo entusiasmado por haber localizado a su objetivo
-Espera...-Dijo señalizando firmemente un "alto" con la palma de la mano extendida-Sigues ahí encerrado, no tendrías por qué alegrarte tanto
Miró a su alrededor. El tipo no estaba equivocado. Encerrado junto a una Eiko inconsciente y sin modo de salir aparente. A no ser que esos barrotes estuviesen oxidados o alguno fuese falso... Eso solo pasaba en los cuentos de ladronzuelos y pícaros que solía oír cuando era pequeño. Esos barrotes, en cambio, parecían de lo más resistentes y para nada carcomidos por el óxido. Guardó silencio y se echó hacia atrás, sentándose frustrado en el suelo pedregoso.
-Bien, veo que lo has entendido, ¿Sabes? Que seas un Stelliazo cambia completamente este "trabajito".-Dijo esbozando una sonrisa que enseñaba parte de su dentadura perfecta y blanca, curioso y extraño para un simple bandido o mercenario. Sin decir nada más se fue del lugar, dejando allí al mercenario y las otras dos chicas, las cuales seguían sin conocimiento.
Alward suspiró y elevó su mirada. Acto seguido se ensimismó, seguro que podría encontrar algún modo de salir de allí. Si al menos estuviese Zöe con él... Ella seguro encontraría una forma, sin duda era lista e ingeniosa.
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Off: Después de varias semanas, aquí tenéis el post ^^. Siento la tardanza, ha sido un mes bastante duro ._.' (Por cierto, este personaje que acabo de presentar quiero que sea importante en mi trama, así que os agradecería que no lo matéis (?))
Alward Sevna
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
La joven no parecía necesitar ayuda alguna con los atacantes, cuando me acerqué para intentar auxiliarla uno de ellos salió disparado hacia arriba [ANALIZANDO] había una cuerda amarrada a su pie. Interesante. Me quede quieta contemplando al humano que estaba balanceándose mientras maldecía y se quejaba. Pero eso no era todo, también la imagen que tenía frente a mi era solo una ilusión, pronto vi que la verdadera salía desde un costado.
-Magia. Ya veo – Es todo lo que dije, iba a asentir pero de todos modos no podía verme – Si, es cierto, no serán un problema – Aunque pasado un tiempo los amarres podrían volverse dolorosos [NOTA: RECORDAR SOLTARLO ANTES DE IRNOS] – Continuemos –
A simple vista la bodega donde estábamos no tenía más salidas que la que habíamos utilizado para entrar allí. Habían muchas estanterías con cosas guardadas, no solo joyas, sino también distintos tipos de estatuas, muebles, pociones y partes de animales como colmillos y garras. Dudaba que todas esas cosas fueran legales, probablemente por eso tenía tantos guardias.
-Gran parte de este material rompe con los estatutos de comercio – [ANALIZANDO] - ¿Crees que quien nos contrato sabe de esto? –
Camine entre las estanterías, allí no estaba la chica que veníamos a rescatar, tampoco encontré a Alward ni a Eiko. Solo había una respuesta posible: Tenía que haber una puerta oculta en algún sitio.
-Hay que buscar en las paredes – [ACTIVANDO ESCÁNER] mi visión cambio a modo escáner. Ahora no podía ver con claridad las figuras, pero esto me permitía visualizar a través de los objetos sólidos.
Revise lentamente todas las paredes, muchas estaban tapadas por estantes, pero de todos modos podía ver también a través de ellos. Finalmente pude distinguir una sombra oscura tras una de las bibliotecas, eso significaba que debía haber un pasillo o algún tipo de entrada a otra sección del sótano.
-Es por aquí – Agarré el borde de la biblioteca y empuje hacía un lado, se deslizaba con facilidad gracias a unas ruedas que tenía en la parte de abajo, eso demostraba que era una entrada utilizada con frecuencia – Aquí deben estar los demás ¿Correcto? – Limpie la sangre que continuaba saliendo de la herida en mi cabeza, por el momento podría continuar pero si pasaban muchas horas tendría que detenerme para curarme.
[DESACTIVANDO ESCÁNER] Entre en el pasillo oculto, estaba oscuro, pero en el fondo podía verse la luz de una llama crepitando. Avancé con seguridad hasta llegar a la siguiente sala, allí había una gran mesa, varias sillas y dos celdas. En una de ellas había un par de mujeres y en la otra estaba Alward con Eiko.
-Hola Alward Sevna – [ANALIZANDO] – ¿Estar allí adentro es parte del plan? – No entendía bien cuál podía ser la idea de dejarse capturar, pero quizás el humano había pensado algún tipo de estrategia.
----------------------------
Subrayado: Zöe utiliza su Habilidad de lvl 1
-Magia. Ya veo – Es todo lo que dije, iba a asentir pero de todos modos no podía verme – Si, es cierto, no serán un problema – Aunque pasado un tiempo los amarres podrían volverse dolorosos [NOTA: RECORDAR SOLTARLO ANTES DE IRNOS] – Continuemos –
A simple vista la bodega donde estábamos no tenía más salidas que la que habíamos utilizado para entrar allí. Habían muchas estanterías con cosas guardadas, no solo joyas, sino también distintos tipos de estatuas, muebles, pociones y partes de animales como colmillos y garras. Dudaba que todas esas cosas fueran legales, probablemente por eso tenía tantos guardias.
-Gran parte de este material rompe con los estatutos de comercio – [ANALIZANDO] - ¿Crees que quien nos contrato sabe de esto? –
Camine entre las estanterías, allí no estaba la chica que veníamos a rescatar, tampoco encontré a Alward ni a Eiko. Solo había una respuesta posible: Tenía que haber una puerta oculta en algún sitio.
-Hay que buscar en las paredes – [ACTIVANDO ESCÁNER] mi visión cambio a modo escáner. Ahora no podía ver con claridad las figuras, pero esto me permitía visualizar a través de los objetos sólidos.
Revise lentamente todas las paredes, muchas estaban tapadas por estantes, pero de todos modos podía ver también a través de ellos. Finalmente pude distinguir una sombra oscura tras una de las bibliotecas, eso significaba que debía haber un pasillo o algún tipo de entrada a otra sección del sótano.
-Es por aquí – Agarré el borde de la biblioteca y empuje hacía un lado, se deslizaba con facilidad gracias a unas ruedas que tenía en la parte de abajo, eso demostraba que era una entrada utilizada con frecuencia – Aquí deben estar los demás ¿Correcto? – Limpie la sangre que continuaba saliendo de la herida en mi cabeza, por el momento podría continuar pero si pasaban muchas horas tendría que detenerme para curarme.
[DESACTIVANDO ESCÁNER] Entre en el pasillo oculto, estaba oscuro, pero en el fondo podía verse la luz de una llama crepitando. Avancé con seguridad hasta llegar a la siguiente sala, allí había una gran mesa, varias sillas y dos celdas. En una de ellas había un par de mujeres y en la otra estaba Alward con Eiko.
-Hola Alward Sevna – [ANALIZANDO] – ¿Estar allí adentro es parte del plan? – No entendía bien cuál podía ser la idea de dejarse capturar, pero quizás el humano había pensado algún tipo de estrategia.
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Subrayado: Zöe utiliza su Habilidad de lvl 1
Zöe
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
¡Bien! Problema resuelto, pero qué no había ninguna niña o rehenes o algo que desentonara con un depósito de almacén normal, el hueco de puerta era falso y no parecía tener más rumbo o camino, pero había ruidos, se escuchaba más, aunque dudaba de mi orientación ya que las paredes, en el caso de que fueran delgadas, solo me estarían repitiendo ondas del exterior, lo que escuchaba podía coincidir con el barullo de los tendales. Ahora ella sabía que era una bruja, mi especie no era algo que gustara a la mayoría de los que se enteraban por lo que estaba atenta a su reacción, la cual nunca llego.
- Seguramente, no hay nada menos confiable que los comerciantes en ciudades grandes, ninguno mantiene los trapos limpios... - dije tratando de concentrarme, necesitábamos un norte al cual seguir.
De la nada y como por arte de magia, mi acompañante con una seguridad total encuentra tras un mueble un pasadizo secreto, como esos misteriosos que solo en cuentos de castillos presencie.
Desconozco como ella sabía del pasadizo, pero no estaba segura si se trataba de una coincidencia, de una especie de habilidad de rastreo o cosa parecida o, si ya estuvo en este lugar antes, solo necesitaba una excusa para desconfiar de ella, pero no se había portado mal conmigo, así que lo dejaría en: "buena intuición" para no darme mucha vuelta con eso.
- Se supone, ellos fueron al almacén por el otro lado, de alguna manera estos lados conectan... - dije siguiéndola en su andar, cada paso que daba me llamaba la atención a sobremanera, eran exageradamente pesados, como si su cuerpo se hundiese hasta cinco milímetros en el suelo al caminar y sin embargo ella andaba con una soltura normal como cualquier otro ser.
Me asome al siguiente cuarto tras ella y finalmente nos reunimos con los demás que pareció que vivenciaron sus propios problemas quedando encerrados. Pero estaban solo ellos, eso no debía ser bueno, si estaban allí dentro era porque alguien los había metido, quizás los hombres que encontramos más arriba, pero los tiempos no coincidían, ellos estaban atentos a nosotros en lo que estos dos "héroes" se escabullían. Una rápida lectura del lugar no me permitió ver nada más que las dos jaulas, la mesa y unas cosas, pero no podíamos perder tiempo.
Estaba concentrada en mis análisis de la situación y lectura de la humedad ambiente cuando escuche el comentario insípido y poco razonado de mi compañera, lejos de darme risa termino por preocuparme.
- No creo que sea parte del plan Zoe~ - Me acerque a la jaula rápidamente y busque la zona de la cerradura para fijarme a que nos enfrentábamos - Bien, es solo un gran candado. - dije contenta y metí la mano en mi pequeño bolso para sacar una barra corta de hierro. Atravesé la misma por el bajo la traba y con mucho esfuerzo acopié la clavija contra el marco de la soldadura. Bien, ahora solo hacía falta bajarla, el problema no era la dureza, ya que era tan sólida mi barra como las piezas de la celda, sino el largo de la misma, ni con todas mis fuerzas lograría que esta cosa baje, pensé en un momento en la extraña mujer que movió muebles y personas como si fueran ligeras plumas, pero cuando quise atisbar a decirle que lo haga, unos pasos acercándose me hicieron reaccionar y ponerme de pie.
- Alguien se acerca... - dije en un susurro a mis compañeritos - no vera la barra de inmediato, pero tienes que bajarla Zoe en cuanto puedas, así revienta el candado.
- Seguramente, no hay nada menos confiable que los comerciantes en ciudades grandes, ninguno mantiene los trapos limpios... - dije tratando de concentrarme, necesitábamos un norte al cual seguir.
De la nada y como por arte de magia, mi acompañante con una seguridad total encuentra tras un mueble un pasadizo secreto, como esos misteriosos que solo en cuentos de castillos presencie.
Desconozco como ella sabía del pasadizo, pero no estaba segura si se trataba de una coincidencia, de una especie de habilidad de rastreo o cosa parecida o, si ya estuvo en este lugar antes, solo necesitaba una excusa para desconfiar de ella, pero no se había portado mal conmigo, así que lo dejaría en: "buena intuición" para no darme mucha vuelta con eso.
- Se supone, ellos fueron al almacén por el otro lado, de alguna manera estos lados conectan... - dije siguiéndola en su andar, cada paso que daba me llamaba la atención a sobremanera, eran exageradamente pesados, como si su cuerpo se hundiese hasta cinco milímetros en el suelo al caminar y sin embargo ella andaba con una soltura normal como cualquier otro ser.
Me asome al siguiente cuarto tras ella y finalmente nos reunimos con los demás que pareció que vivenciaron sus propios problemas quedando encerrados. Pero estaban solo ellos, eso no debía ser bueno, si estaban allí dentro era porque alguien los había metido, quizás los hombres que encontramos más arriba, pero los tiempos no coincidían, ellos estaban atentos a nosotros en lo que estos dos "héroes" se escabullían. Una rápida lectura del lugar no me permitió ver nada más que las dos jaulas, la mesa y unas cosas, pero no podíamos perder tiempo.
Estaba concentrada en mis análisis de la situación y lectura de la humedad ambiente cuando escuche el comentario insípido y poco razonado de mi compañera, lejos de darme risa termino por preocuparme.
- No creo que sea parte del plan Zoe~ - Me acerque a la jaula rápidamente y busque la zona de la cerradura para fijarme a que nos enfrentábamos - Bien, es solo un gran candado. - dije contenta y metí la mano en mi pequeño bolso para sacar una barra corta de hierro. Atravesé la misma por el bajo la traba y con mucho esfuerzo acopié la clavija contra el marco de la soldadura. Bien, ahora solo hacía falta bajarla, el problema no era la dureza, ya que era tan sólida mi barra como las piezas de la celda, sino el largo de la misma, ni con todas mis fuerzas lograría que esta cosa baje, pensé en un momento en la extraña mujer que movió muebles y personas como si fueran ligeras plumas, pero cuando quise atisbar a decirle que lo haga, unos pasos acercándose me hicieron reaccionar y ponerme de pie.
- Alguien se acerca... - dije en un susurro a mis compañeritos - no vera la barra de inmediato, pero tienes que bajarla Zoe en cuanto puedas, así revienta el candado.
- OFF ROL:
- Volviendo de las Vacasiones, Im sorry~
Merida DunBroch
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
Aquel tipo extraño había abandonado la sala hacía cierto tiempo, por lo que quedó Alward a solas junto a una Eiko que seguía sin abrir los ojos. Sin duda le habían dado bien fuerte a la pobre bruja. Seguía respirando, por lo que la dejaría descansar un poco más. En ese momento, de poca o nada ayuda sería una Eiko angustiada, asustada y tensa.
El mercenario se sentó de nuevo, juntando sus rodillas y cavilando, algo se le ocurriría para salir de ese horrible lugar... O eso esperaba. Lo cierto es que sin nadie que le ayudase desde el exterior, estaría muy difícil el poder salir de ahí.
Pero en parte, eso no ocupaba la totalidad de la mente de Alward. Lo que más le escamaba era el sujeto con el que había conversado, ¿Quién era? ¿Por qué lo conocía? ¿Qué intenciones tenía? Esa clase de preguntas y más se sucedían en la cabeza del mercenario. Preguntas que no podría responder a menos que le preguntase directamente a aquel tipo. Aunque, en los últimos meses han ocurrido extraños encontronazos con más de un maleante exigiendo venganza. Pero no podía estar seguro de que estuviesen relacionados con aquel sujeto, después de todo, la vida de un mercenario podía generar el malestar de ciertas personas o grupo de estas y que siempre tengas enemigos que te reclamen ciertas acciones.
Poco a poco, su mente iba resolviendo el pequeño acertijo que se había autopropuesto: averiguar por qué aquel encapuchado lo conocía. Y no fue fácil, ya que tuvo que hacer un poco de memoria e ir acordándose de ciertos sucesos que pasaron los últimos meses. Daba la casualidad de que había vivido muchas experiencias en tan corto lapso de tiempo, pero aún así no tenía nada mejor que hacer, así que se sumergió aún más en sus pensamientos.
De pronto, sus pensamientos se ordenaron, como si de una sucesión de imágenes cronológicamente puestas en su cabeza empezasen a aparecer: el vampiro Drak, aquel que venció junto a Eltrant y aquel otro extraño vampiro llamado Aliden que resultó ser un beneficioso aliado, aquellos tipos que querían devolver al prisionero que escoltó a la prisión con ayuda de un chico bastante peculiar de nombre Zero, los dos maleantes con los que tuvo un pleito cuando conoció a Loth, las medicinas que logró sustraer a una banda de traficantes ilegales junto al joven Reiko, y los tres sujetos que entraron en El Filósofo Ebrio para pedir un "impuesto del miedo" debido a sus acciones contrarias a los intereses de estos... En ese momento lo vio claro, todo estaba relacionado, y tenía que ver con el encapuchado, ¿Sería el líder que movía los hilos de algo más grande en las sombras? Todas las advertencias le llevaron ahí, podría estar equivocado, pero lo cierto es que todo encajaba con suma sutileza.
Algo le sacó de sus pensamientos, era el ruido de alguien bajando la escaleras, ¿Sería de nuevo el encapuchado? Si así era, le haría algunas preguntas para aclarar sus dudas.
Para su completa sorpresa, se trataba de Zöe, acompañada de la joven con la visión tapada por el pañuelo que rodeaba la parte superior de su rostro.
-¿¡Te parece normal que esto sea parte del plan!?-Dijo lanzando una mirada de desdén a la bio-cibernética. Acto seguido, se acercó a los barrotes de rodillas, agarrando dos de los múltiples que le rodeaban y mirando a sus dos salvadoras-¡Allí hay alguien más!-Señaló con la cabeza y la mirada-Y puede ser que sea a quien estamos buscando-Aclaró mientras se ponía en pie-¡Pero antes necesito que me saquéis de aquí!
Poco iba a durar la charla, ya que otros pasos sonaban bajando la escalera por la que habían venido las dos mujeres.
A la estancia entraron dos personas más; una mujer y un hombre de aspecto dispar entre ellos. La primera llevaba una especie de vestido negro hecho para la batalla, ya que ostentaba placas de cuero negro que protegían sus hombros y muslos, una faja hecha del mismo material que las placas en la cintura que también le permitía un poco de protección y debajo de todo un vestido de una tela suave que estaba elegantemente adornado por un lazo grande rojo en su pecho. El vestido tenía una peculiaridad en su cuello, ya que lo tenía más alto de lo normal, quizás para poder ofrecer un mejor camuflaje. Su piel era bastante pálida y ostentaba una mirada rasgada, azulada y perdida, casi como si no tuviese alma. La chica tenía el cabello liso negro y recogido por una larga cola, adornada por un lazo rojo. Como arma, tenía una espada larga y fina enfundada en su cintura.
El hombre, por su parte, le sacaba bastantes cabezas a su acompañante, y no es que esta fuera especialmente pequeña, si no que él era todo un coloso. Llevaba su pecho casi al descubierto, únicamente tapado por dos correas se cruzaban en su pectoral. Llevaba escasa protección en su tren superior, solamente en sus hombros y antebrazos un recubrimiento de cuero curtido. De cintura hacia abajo llevaba unas perneras de cuero que le recubrían por completo. Tenía la tez blanca, aunque menos que su compañera. En su pectoral izquierdo y su hombro derecho llevaba una especie de dibujos con extrañas formas y símbolos, casi como los que llevaba Emmanuel en todo su brazo. No entendía nunca el por qué de aquellas inscripciones en la piel propia, pero el arquero siempre le aseguraba a Alward que tenían un significado, por lo que dedujo que este coloso también tendría sus motivos para llevar eso a pecho descubierto. Llevaba casco un casco de metal que cubría la parte superior de la cabeza, por lo que no se le podía ver la totalidad del rostro. De este salían dos cuernos hacia los lados. La parte inferior del rostro estaba toda llena de una forndosa y espesa barba rubia, con una mueca casi permanente en sus labios de rabia, ira y prensión de dientes. Como arma llevaba una hacha enorme a su espalda.
-Intrusas-Dijo en un tono de total parsimonia y relajación la mujer-Erik ha ordenado que las matemos-Dijo mirando a su compañero mostrando de nuevo un semblante relajado, frío y calculador
Ante el recordatorio de la mujer, el hombre asintió con implicación y pronto se puso a punto para cumplir las órdenes.
-¡Os arrepentiréis de haberos entrometido!-Soltó con un tono brusco y agresivo a las dos nuevas invitadas
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Off: Agradecería que no matéis a estos dos Pnjs xD
El mercenario se sentó de nuevo, juntando sus rodillas y cavilando, algo se le ocurriría para salir de ese horrible lugar... O eso esperaba. Lo cierto es que sin nadie que le ayudase desde el exterior, estaría muy difícil el poder salir de ahí.
Pero en parte, eso no ocupaba la totalidad de la mente de Alward. Lo que más le escamaba era el sujeto con el que había conversado, ¿Quién era? ¿Por qué lo conocía? ¿Qué intenciones tenía? Esa clase de preguntas y más se sucedían en la cabeza del mercenario. Preguntas que no podría responder a menos que le preguntase directamente a aquel tipo. Aunque, en los últimos meses han ocurrido extraños encontronazos con más de un maleante exigiendo venganza. Pero no podía estar seguro de que estuviesen relacionados con aquel sujeto, después de todo, la vida de un mercenario podía generar el malestar de ciertas personas o grupo de estas y que siempre tengas enemigos que te reclamen ciertas acciones.
Poco a poco, su mente iba resolviendo el pequeño acertijo que se había autopropuesto: averiguar por qué aquel encapuchado lo conocía. Y no fue fácil, ya que tuvo que hacer un poco de memoria e ir acordándose de ciertos sucesos que pasaron los últimos meses. Daba la casualidad de que había vivido muchas experiencias en tan corto lapso de tiempo, pero aún así no tenía nada mejor que hacer, así que se sumergió aún más en sus pensamientos.
De pronto, sus pensamientos se ordenaron, como si de una sucesión de imágenes cronológicamente puestas en su cabeza empezasen a aparecer: el vampiro Drak, aquel que venció junto a Eltrant y aquel otro extraño vampiro llamado Aliden que resultó ser un beneficioso aliado, aquellos tipos que querían devolver al prisionero que escoltó a la prisión con ayuda de un chico bastante peculiar de nombre Zero, los dos maleantes con los que tuvo un pleito cuando conoció a Loth, las medicinas que logró sustraer a una banda de traficantes ilegales junto al joven Reiko, y los tres sujetos que entraron en El Filósofo Ebrio para pedir un "impuesto del miedo" debido a sus acciones contrarias a los intereses de estos... En ese momento lo vio claro, todo estaba relacionado, y tenía que ver con el encapuchado, ¿Sería el líder que movía los hilos de algo más grande en las sombras? Todas las advertencias le llevaron ahí, podría estar equivocado, pero lo cierto es que todo encajaba con suma sutileza.
Algo le sacó de sus pensamientos, era el ruido de alguien bajando la escaleras, ¿Sería de nuevo el encapuchado? Si así era, le haría algunas preguntas para aclarar sus dudas.
Para su completa sorpresa, se trataba de Zöe, acompañada de la joven con la visión tapada por el pañuelo que rodeaba la parte superior de su rostro.
-¿¡Te parece normal que esto sea parte del plan!?-Dijo lanzando una mirada de desdén a la bio-cibernética. Acto seguido, se acercó a los barrotes de rodillas, agarrando dos de los múltiples que le rodeaban y mirando a sus dos salvadoras-¡Allí hay alguien más!-Señaló con la cabeza y la mirada-Y puede ser que sea a quien estamos buscando-Aclaró mientras se ponía en pie-¡Pero antes necesito que me saquéis de aquí!
Poco iba a durar la charla, ya que otros pasos sonaban bajando la escalera por la que habían venido las dos mujeres.
A la estancia entraron dos personas más; una mujer y un hombre de aspecto dispar entre ellos. La primera llevaba una especie de vestido negro hecho para la batalla, ya que ostentaba placas de cuero negro que protegían sus hombros y muslos, una faja hecha del mismo material que las placas en la cintura que también le permitía un poco de protección y debajo de todo un vestido de una tela suave que estaba elegantemente adornado por un lazo grande rojo en su pecho. El vestido tenía una peculiaridad en su cuello, ya que lo tenía más alto de lo normal, quizás para poder ofrecer un mejor camuflaje. Su piel era bastante pálida y ostentaba una mirada rasgada, azulada y perdida, casi como si no tuviese alma. La chica tenía el cabello liso negro y recogido por una larga cola, adornada por un lazo rojo. Como arma, tenía una espada larga y fina enfundada en su cintura.
El hombre, por su parte, le sacaba bastantes cabezas a su acompañante, y no es que esta fuera especialmente pequeña, si no que él era todo un coloso. Llevaba su pecho casi al descubierto, únicamente tapado por dos correas se cruzaban en su pectoral. Llevaba escasa protección en su tren superior, solamente en sus hombros y antebrazos un recubrimiento de cuero curtido. De cintura hacia abajo llevaba unas perneras de cuero que le recubrían por completo. Tenía la tez blanca, aunque menos que su compañera. En su pectoral izquierdo y su hombro derecho llevaba una especie de dibujos con extrañas formas y símbolos, casi como los que llevaba Emmanuel en todo su brazo. No entendía nunca el por qué de aquellas inscripciones en la piel propia, pero el arquero siempre le aseguraba a Alward que tenían un significado, por lo que dedujo que este coloso también tendría sus motivos para llevar eso a pecho descubierto. Llevaba casco un casco de metal que cubría la parte superior de la cabeza, por lo que no se le podía ver la totalidad del rostro. De este salían dos cuernos hacia los lados. La parte inferior del rostro estaba toda llena de una forndosa y espesa barba rubia, con una mueca casi permanente en sus labios de rabia, ira y prensión de dientes. Como arma llevaba una hacha enorme a su espalda.
-Intrusas-Dijo en un tono de total parsimonia y relajación la mujer-Erik ha ordenado que las matemos-Dijo mirando a su compañero mostrando de nuevo un semblante relajado, frío y calculador
Ante el recordatorio de la mujer, el hombre asintió con implicación y pronto se puso a punto para cumplir las órdenes.
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Alward Sevna
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
La muchacha parecía conocer sobre candados, así que deje que se encargara de la cerradura, probablemente podría forzarla si quisiera, pero no veía sentido alguno en hacer por la fuerza algo que se podía realizar de modo más sencillo. [ANALIZANDO] No lograba entender porque se habían enojado tanto cuando les pregunté si todo eso era parte del plan, los orgánicos eran muy peculiares a veces.
En la otra jaula habían dos jóvenes, una de ellas estaba hecha un ovillo y por cómo se agitaba su cuerpo diría que lloraba. La otra parecía estar más firme en su posición, estaba de pie, cubriendo a la otra chica, y nos miraba con desconfianza, probablemente creía que éramos parte del grupo de bandidos.
Mis compañeros llamaron mi atención, al parecer necesitaban ayuda para abrir el candado después de todo [ANALIZANDO] parecía sencillo. Mientras dos personas más llegaban al sótano, me asegure de hacer presión en la barra hasta falsear el mecanismo y dejar libre a Alward y a la bruja.
Eran una mujer y un hombre, ambos con evidentes características de guerreros, y por sus palabras se deducía que pretendían eliminarnos. Los observé con atención, inclinando la cabeza a un lado [ANALIZANDO] no me gustaba usar mis armas para atacar a los orgánicos, pero necesitábamos rescatar a las prisioneras, y la actitud de quienes acababan de llegar denotaba que no cederían simplemente hablando.
Levanté una mano y apunté primero al más grande, el hombre se me quedó mirando, sin comprender qué pretendía hacer a tanta distancia mostrándole la palma de mi mano. De pronto un rayo salió a una velocidad inimaginable, golpeando de lleno al enemigo, este se cubrió pero no era algo que pudiera evitarse. Cayó de rodillas, a simple vista no tenía herida alguna, pero se sentía aturdido y algo mareado. *
-Les encargo a la otra ¿Si? – Les dije a mis compañeros, no tendríamos mucho tiempo, el rayo solo afectaba durante algunos minutos. La mujer parecía estar entre desconcertada y furiosa, levantó sus armas y se preparó para luchar.
La esquivé y me dirigí hacía la jaula donde estaban las muchachas [ANALIZANDO] estaban confundidas.
-Tranquilas, soy Zöe, no les haré daño ¿Si? – No me respondieron, la que antes estaba llorando ahora solo temblaba y la otra continuaba mirándome de un modo que no lograba interpretar – Las sacaré de allí – Forcé el cerrojo y tiré la puerta a un lado, me acerqué a las jóvenes pero en cuanto puse una mano en la que estaba de pie, saco una daga que llevaba escondida y la clavó en mi brazo.
-No nos llevarán tan fácilmente – Dijo la chica mientras arrancaba el arma y la levantaba con la intención de volver a herirme.**
-Por favor, no te resistas – No quería lastimarla, pero clavó la daga en mi hombro una vez más – No hagas eso – Le di un golpe en la muñeca que la hizo soltar el arma, luego me agaché y la levanté, cargándola sobre mi hombro.
-¡¡Suéltame!! – Decía mientras se sacudía, me pateaba y me golpeaba en la espalda.
-No puedo seguir esa orden – Le ofrecí la mano libre a la otra muchacha – Por favor, acompáñame –
[ANALIZANDO] … [REGISTRO COMPLETO] Tenía un golpe en la cara, otro en la nuca, otro a la altura del codo y el último en el hombro. Todas sangraban, tendría que hacer muchas reparaciones luego de esto.
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*Uso de objeto Máster "Collar corazón de Alice": "Dispara un pequeño rayo desde la palma de la mano de Zöe que le permitirá dañar a un enemigo, reduciendo en un 25% los atributos enemigos durante un turno, aturdiendoles y permitiendole escapar. (No habrá limite de turnos, pero usarlo continuamente podrá generar el efecto contrario y terminar dañándote a ti misma."
** Segunda complicación: "La hija del mercader no es ni tan joven ni tan indefensa, atacándote en cuanto ve una oportunidad, pensando que eres un asesino."
En la otra jaula habían dos jóvenes, una de ellas estaba hecha un ovillo y por cómo se agitaba su cuerpo diría que lloraba. La otra parecía estar más firme en su posición, estaba de pie, cubriendo a la otra chica, y nos miraba con desconfianza, probablemente creía que éramos parte del grupo de bandidos.
Mis compañeros llamaron mi atención, al parecer necesitaban ayuda para abrir el candado después de todo [ANALIZANDO] parecía sencillo. Mientras dos personas más llegaban al sótano, me asegure de hacer presión en la barra hasta falsear el mecanismo y dejar libre a Alward y a la bruja.
Eran una mujer y un hombre, ambos con evidentes características de guerreros, y por sus palabras se deducía que pretendían eliminarnos. Los observé con atención, inclinando la cabeza a un lado [ANALIZANDO] no me gustaba usar mis armas para atacar a los orgánicos, pero necesitábamos rescatar a las prisioneras, y la actitud de quienes acababan de llegar denotaba que no cederían simplemente hablando.
Levanté una mano y apunté primero al más grande, el hombre se me quedó mirando, sin comprender qué pretendía hacer a tanta distancia mostrándole la palma de mi mano. De pronto un rayo salió a una velocidad inimaginable, golpeando de lleno al enemigo, este se cubrió pero no era algo que pudiera evitarse. Cayó de rodillas, a simple vista no tenía herida alguna, pero se sentía aturdido y algo mareado. *
-Les encargo a la otra ¿Si? – Les dije a mis compañeros, no tendríamos mucho tiempo, el rayo solo afectaba durante algunos minutos. La mujer parecía estar entre desconcertada y furiosa, levantó sus armas y se preparó para luchar.
La esquivé y me dirigí hacía la jaula donde estaban las muchachas [ANALIZANDO] estaban confundidas.
-Tranquilas, soy Zöe, no les haré daño ¿Si? – No me respondieron, la que antes estaba llorando ahora solo temblaba y la otra continuaba mirándome de un modo que no lograba interpretar – Las sacaré de allí – Forcé el cerrojo y tiré la puerta a un lado, me acerqué a las jóvenes pero en cuanto puse una mano en la que estaba de pie, saco una daga que llevaba escondida y la clavó en mi brazo.
-No nos llevarán tan fácilmente – Dijo la chica mientras arrancaba el arma y la levantaba con la intención de volver a herirme.**
-Por favor, no te resistas – No quería lastimarla, pero clavó la daga en mi hombro una vez más – No hagas eso – Le di un golpe en la muñeca que la hizo soltar el arma, luego me agaché y la levanté, cargándola sobre mi hombro.
-¡¡Suéltame!! – Decía mientras se sacudía, me pateaba y me golpeaba en la espalda.
-No puedo seguir esa orden – Le ofrecí la mano libre a la otra muchacha – Por favor, acompáñame –
[ANALIZANDO] … [REGISTRO COMPLETO] Tenía un golpe en la cara, otro en la nuca, otro a la altura del codo y el último en el hombro. Todas sangraban, tendría que hacer muchas reparaciones luego de esto.
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*Uso de objeto Máster "Collar corazón de Alice": "Dispara un pequeño rayo desde la palma de la mano de Zöe que le permitirá dañar a un enemigo, reduciendo en un 25% los atributos enemigos durante un turno, aturdiendoles y permitiendole escapar. (No habrá limite de turnos, pero usarlo continuamente podrá generar el efecto contrario y terminar dañándote a ti misma."
** Segunda complicación: "La hija del mercader no es ni tan joven ni tan indefensa, atacándote en cuanto ve una oportunidad, pensando que eres un asesino."
Zöe
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
El escenario parecía cargarse de personajes sumamente excéntricos y extravagantes no muy propios de un simple poblado o común mercader sin mencionar su falta de modales, el aire se denseaba por la cantidad de personas y la falta de una misera ventilacion y aquellas personas no se escucharon muy amigables, olvidaron las respectivas presentaciones por lo que no había manera de referirse a ellos mas que por características físicas bastantes obvias que hasta no videntes como yo podía notar en las vibraciones a su alrededor: "Jack y el gigante de las habichuelas, la bella y la bestia, el gordo y la flaca" y muchos otros disparates llegaron a mi cabeza mientras los escuchaba hablar. Si bien estábamos a la defensiva, fue Zoe quien hizo el primer movimiento en este duelo a muerte con cuchillos. Al escuchar sus mecánicas palabras fijé mi objetivo en hacerle caso más sin embargo ya no detectaba a la mujer que acompañan al hombre grande.
- Haré lo que pueda... Cuando la encuentre? - esto último comentario lo dije casi al susurro.
No sentía su presencia por ningún lado, hoy estaba allí y con el alboroto generado por mi compañera de equipo la perdí de vista (si podría decirse así), la presencia del hombre estaba tan clara como cada exhalación de aire por su boca, tenía tal dimensión pulmonar que al despedir el dióxido se formaba alrededor de su cara una pequeña corriente y era difícil no relacionar eso con un estruendoso bufido, un ser sumamente apabullante y llamativo, la combinación perfecta para una mujer ligera como pluma, inmóvil o imperceptible.
Comenzó a jugar con los dedos mientras me concentraba en cada partícula de hidrógeno en el ambiente, necesitaba juntarlas más y más, una y otra para crear partículas de agua, esto era agotador pero no imposible con la telekinesis, solo debía ser tan especifica como la concentración me lo permitiera.
Poco a poco iba notando más y más detalles extrasensoriales a mi alrededor, pero ni señal de la mujer. No pensar en el alboroto que hacia Zoe con su contrincante no era tarea fácil pero al acercarse fugazmente una daga hacia mi torso pude reconocerla y apartarla con magia.
Una daga, luego otra y después una más, esas fueron fáciles pero a los pocos segundos una pequeña lluvia de dagas iban contra nosotros "cuantas dagas lleva encima" las tres primeras pude desplazar de su trayectoria original, con la cuarta y la quinta no tuve tanta suerte y esas se incrustaron en mi hombro derecho por debajo de la clavícula y en el antebrazo bajo el mismo hombro.
- Ahhhhg! - solté un ligero grito al sentir las perforaciones, mis lagrimas no mentiría al respecto mientras humedecían ligeramente mis vendas, fue doloroso pues dio directamente junto al nervio, rozándolo arriba y muy cerca de la articulación abajo, sentía el corazón tamborileando alrededor de cada pieza de lo que parecía ser un metal excesivamente pulido y filoso, y ya no quería mover el mismo por el suplicio que implicaba, pero no deje que el ardor quemante se apropie de mí, aun no la localizaba pero tenía el origen de aquellos proyectiles metálicos. Era muy rápida y sigilosa, pero el espacio era muy chico y sin escapatorias, algo que a personas escurridizas como nosotras no nos jugaba a favor.
Levanté la mano hacia donde creía que estaba, Concentre toda mi energía en las partículas creadas y las junte lo mas posible densificando el aire al rededor, agotando el oxígeno del ambiente para crear más y más humedad, principalmente donde, estaba casi segura, se encontraba mi enemigo. A todos les costaría respirar un poco pero a ella muchísimo más, esto la haría saltar y mostrarse si no quería caer inconsciente por asfixia.
- Sal de ahí chibita... sal de ahí, de ese lugar~ - canté ligeramente mientras dibujaba una maliciosa sonrisa en el rostro.
----------- Haré lo que pueda... Cuando la encuentre? - esto último comentario lo dije casi al susurro.
No sentía su presencia por ningún lado, hoy estaba allí y con el alboroto generado por mi compañera de equipo la perdí de vista (si podría decirse así), la presencia del hombre estaba tan clara como cada exhalación de aire por su boca, tenía tal dimensión pulmonar que al despedir el dióxido se formaba alrededor de su cara una pequeña corriente y era difícil no relacionar eso con un estruendoso bufido, un ser sumamente apabullante y llamativo, la combinación perfecta para una mujer ligera como pluma, inmóvil o imperceptible.
Comenzó a jugar con los dedos mientras me concentraba en cada partícula de hidrógeno en el ambiente, necesitaba juntarlas más y más, una y otra para crear partículas de agua, esto era agotador pero no imposible con la telekinesis, solo debía ser tan especifica como la concentración me lo permitiera.
Poco a poco iba notando más y más detalles extrasensoriales a mi alrededor, pero ni señal de la mujer. No pensar en el alboroto que hacia Zoe con su contrincante no era tarea fácil pero al acercarse fugazmente una daga hacia mi torso pude reconocerla y apartarla con magia.
Una daga, luego otra y después una más, esas fueron fáciles pero a los pocos segundos una pequeña lluvia de dagas iban contra nosotros "cuantas dagas lleva encima" las tres primeras pude desplazar de su trayectoria original, con la cuarta y la quinta no tuve tanta suerte y esas se incrustaron en mi hombro derecho por debajo de la clavícula y en el antebrazo bajo el mismo hombro.
- Ahhhhg! - solté un ligero grito al sentir las perforaciones, mis lagrimas no mentiría al respecto mientras humedecían ligeramente mis vendas, fue doloroso pues dio directamente junto al nervio, rozándolo arriba y muy cerca de la articulación abajo, sentía el corazón tamborileando alrededor de cada pieza de lo que parecía ser un metal excesivamente pulido y filoso, y ya no quería mover el mismo por el suplicio que implicaba, pero no deje que el ardor quemante se apropie de mí, aun no la localizaba pero tenía el origen de aquellos proyectiles metálicos. Era muy rápida y sigilosa, pero el espacio era muy chico y sin escapatorias, algo que a personas escurridizas como nosotras no nos jugaba a favor.
Levanté la mano hacia donde creía que estaba, Concentre toda mi energía en las partículas creadas y las junte lo mas posible densificando el aire al rededor, agotando el oxígeno del ambiente para crear más y más humedad, principalmente donde, estaba casi segura, se encontraba mi enemigo. A todos les costaría respirar un poco pero a ella muchísimo más, esto la haría saltar y mostrarse si no quería caer inconsciente por asfixia.
- Sal de ahí chibita... sal de ahí, de ese lugar~ - canté ligeramente mientras dibujaba una maliciosa sonrisa en el rostro.
Telekinesis *habilidad racial*
Merida DunBroch
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
Mientras las dos mujeres se ocupaban de los extraños sujetos que habían intervenido de forma tan repentina y con intenciones totalmente alejadas de pacifismo, Alward se disponía a salir de su celda. En primera instancia, la puerta estaba atascada, no había sido abierta del todo y algún minúsculo mecanismo en el interior de la cerradura seguía enganchado. El mercenario meneó la puerta en un intento vano por salir. Miró a su alrededor, desesperado. La única solución que se le ocurrió fue abrir aquello por la fuerza bruta. La joven invidente había hecho gran parte del trabajo, solo quedaba rematarlo.
Se alejó un par de pasos de la puerta y cogió fuerza. Acto seguido cargó contra esta con una fuerte patada justo en la cerradura. No se abrió, pero el humano no se dio por vencido, pateó un par de veces más la puerta hasta que finalmente se abrió, destrozando la cerradura consigo.
Salió de la celda con todas las intenciones de encararse en combate con alguno de los dos enemigos que habían entrado a la sala. Para su sorpresa, Zöe había dejado incapacitado a uno en ese mismo momento con un rayo generado en su propia mano... ¿La Bio podía hacer eso? Esto sorprendió de sobremanera al Sevna, ya que la cibernética no tenía pinta de guerrera. Por otro lado, la joven con los ojos vendados estaba enfrentándose a la mujer enemiga, la cual era bastante escurridiza. Quizás le fuese difícil entablar combate directo, así que se decidió por echarle una mano.
Curiosamente, y sin saber por qué, el aire a su alrededor de estaba enrareciendo y viciando, casi como si fuese una leve asfixia. La oponente portaba una espada bastante larga y fina. El mercenario no había visto jamás ese tipo de arma, por lo que no sabía con total certeza cómo respondería en combate, tanto ofensiva como defensivamente. Pero parecía que ese viciamiento del aire también le estaba pasando factura a esta, por lo que sus movimiento se ralentizaron.
La espadachina iba a cargar contra la aliada invidente. Alward entonces se interpuso entre ambas, con sus dos espadas desenvainadas y cruzadas delante suya, a modo de protección. El ataque de la enemiga impactó en las armas del mercenario, haciendo que esta retrocediera unos pasos y se desestabilizara. En ese momento, el humano giró su cabeza hacia la izquierda, dirigiéndose a sus dos aliadas.
Cuando devolvió la vista a su oponente, vio que esta ya se le estaba echando encima, con la punta de su afilada y larga espada apuntando a su pecho. Entonces el mercenario tuvo que reaccionar bastante rápido para zafarse de aquel ataque. Dio un paso hacia su derecha a la vez que se agachaba para esquivar la hoja. En ese proceso, la daga que Alward llevaba clavada en su hombro se precipitó hacia el suelo, empañada con su sangre, haciendo que parte de su hombro empezase a salpicar sangre también.
Ahora era la oportunidad de Alward para llevar la ofensiva. Al estar de nuevo bien posicionado, y antes de que la espadachina se recompusiese de su ataque e incluso antes de que el propio mercenario se pusiera totalmente en pie, se impulsó hacia su enemiga, como si de un proyectil de catapulta se tratara, colocando sus brazos y armas en una postura aerodinámica hacia atrás. Con sus dos espadas dio un tajo cruzado que dañó a la espadachina, cuyo único recurso de defensa fue el poder ponerse de lado, cubriéndose con su hombro izquierdo, haciendo que toda las placas de su armaduras que estaban de ese lado sufrieran un gran destrozo en forma de equis, incluso llegó a cortar la piel debajo de sus ropajes. Ahora ambos estaban empatados, sufriendo heridas sangrantes; Alward en el hombro derecho y la chica en el brazo izquierdo.
Ahora ambos se miraban, separados por pocos pasos, pero respirando agitadamente por el ejercicio tan intenso que habían hecho en tan pocos segundos. No se quitaban la vista de encima, ya que estaban recuperándose pero siempre alerta del rival.
-Vuestra amiga la invidente y vos os sabéis defender-Se inclinó de una forma recta y estricta a modo de respeto. Luego volvió a establecer contacto visual con el mercenario-Tengo que reconocer que os subestimé. Un error por mi parte que no volverá a suceder.-Aclaró alzando su arma a media altura y asestando un par de tajos al aire para luego empuñarla con firmeza y prepararse para una nueva y definitiva ronda.
Alward no dijo nada, simplemente se tensó y apretó las empuñaduras de sus armas con fuerza mientras mantenía una postura de alerta y defensa. Sin duda no eran simples bandidos o mercenarios. Estaban bastante bien entrenados, adiestrados y organizados. Además, ese sitio donde le recluyeron parecía ser algún tipo de laboratorio de alquimia o quién sabe qué verdadera naturaleza escondería.
La espadachina optó por llevar ella la iniciativa en el ataque ahora. Corrió dando un par de largas zancadas hacia Alward, y en la última pegó un pequeño salto para caer sobre su objetivo con un poderoso tajo. Alward interceptó este ataque con su espada zurda, aunque la mujer estuvo lista y, lejos de acabar ahí su ofensiva, alzó su rodilla derecha para dar así un fuerte golpe en el pecho del mercenario, haciendo que este cayese al suelo por la inercia de la caída de la mujer sobre él y la velocidad en carrera que llevaba. El humano dejó de empuñar con fuerza su espada diestra, la cual cayó estrepitosamente contra el suelo. La escena quedó con la espadachina de rodillas encima del mercenario, haciendo un símil escénico a la victoria de esta primera sobre el humano.
Alward intentó desesperadamente zafarse de la opresión de la mujer, ya que aún sostenía su espada zurda, pero esta, con su rodilla izquierda aún hincada en el suelo, extendió su pierna opuesta hasta el brazo del mercenario para que no tuviera posibilidad alguna de escapar. La mujer entonces acercó su rostro a pocos centímetros del de Alward, penetrándolo con su mirada azulada.
-Debo admitir que me sorprendisteis de primeras...-Apartó su rostro para examinarlo desde una perspectiva mejor-...Pero vos no tenéis nada que hacer contra mí
El Sevna no sabía si Zöe o la otra chica seguían allí, pero las necesitaba más que nunca, ya que la espadachina se disponía a acabar lo que empezó. Esta última empuñó su larga espada con las dos manos y colocó el filo en dirección al vientre del mercenario, mientras observaba su arma con admiración.
-¿Sabéis? Este tipo de espada es muy poco común, se llama "katana", y vos tendréis el honor de honrar a mis antepasados y a todos los que murieron por ella al bañarla con vuestra sangre.-Bajó la mirada hasta el mercenario, el cual se encontraba inquieto, intentando librarse de la mujer, aunque esta ejercía más fuerza que él, además su herida en el hombro le impedía dar con la totalidad de su fuerza-Habéis luchado bien, llegando incluso a herirme, sentíos orgulloso de ello, os daré una muerte rápida y honorable
Sin más, la mujer bajó la espada para incrustarla en el estómago de Alward, pero para su sorpresa, el arma se deslizó por la pechera del mercenario como si de un palo embarrado se tratase, quedando relegada la peligrosidad del arma al de una verdura grande y flácida.
-¿¡Cómo...!?-Dijo totalmente descolocada y confusa
Ante este acto de confusión, la espadachina dejó de hacer fuerza, y ese momento el mercenario lo aprovechó para poder zafarse de su opresión. Primero liberó su brazo izquierdo del pisotón, lo que desestabilizó la postura de la mujer sobre el mercenario. Finalmente, este consiguió liberarse, tirando hacia atrás a la oponente y asestándole un fuerte golpe con la empuñadura de su arma zurda en todo el rostro. La espadachina quedó inconsciente al instante y Alward logró quitársela de una vez por todas de encima.
Había sucedido un gran milagro, pero no sabía de dónde provino aquel fantástico acto hasta que no desvió su mirada hacia la celda en la que estaba y vio a Eiko recuperada y con la palma extendida hacia su posición, acompañando el gesto con una sonrisilla traviesa. La bruja le había salvado usando un conjuro para emblandecer el arma... Gracias a los dioses que se había recuperado en ese preciso instante de su estado de inconsciencia.
-...Eiko... Yo... ¡Gracias!-No sabía realmente como agradecérselo. La había salvado de una muerte segura, de eso no cabía dudas
-¡No ha sido nada!-Dijo mientras salía de la celda con su característico tono de voz dulce y compostura un tanto infantil
Todo había acabado aparentemente. Los dos enemigos estaban abatidos, Zöe cargó antes hacia la salida con las dos chicas que estaban inconscientes en las celdas contiguas a las que habían estado los dos mercenarios, y la joven invidente había luchado también con valentía, ayudando a que el combate contra la espadachina enemiga fuese más fácil al conseguir cansarla. Solamente tendrían que salir de allí y volver a la tienda del mercader para acabar el trabajo, antes de que alguien más de por allí se diese cuenta de lo que habían hecho.
Se alejó un par de pasos de la puerta y cogió fuerza. Acto seguido cargó contra esta con una fuerte patada justo en la cerradura. No se abrió, pero el humano no se dio por vencido, pateó un par de veces más la puerta hasta que finalmente se abrió, destrozando la cerradura consigo.
Salió de la celda con todas las intenciones de encararse en combate con alguno de los dos enemigos que habían entrado a la sala. Para su sorpresa, Zöe había dejado incapacitado a uno en ese mismo momento con un rayo generado en su propia mano... ¿La Bio podía hacer eso? Esto sorprendió de sobremanera al Sevna, ya que la cibernética no tenía pinta de guerrera. Por otro lado, la joven con los ojos vendados estaba enfrentándose a la mujer enemiga, la cual era bastante escurridiza. Quizás le fuese difícil entablar combate directo, así que se decidió por echarle una mano.
Curiosamente, y sin saber por qué, el aire a su alrededor de estaba enrareciendo y viciando, casi como si fuese una leve asfixia. La oponente portaba una espada bastante larga y fina. El mercenario no había visto jamás ese tipo de arma, por lo que no sabía con total certeza cómo respondería en combate, tanto ofensiva como defensivamente. Pero parecía que ese viciamiento del aire también le estaba pasando factura a esta, por lo que sus movimiento se ralentizaron.
La espadachina iba a cargar contra la aliada invidente. Alward entonces se interpuso entre ambas, con sus dos espadas desenvainadas y cruzadas delante suya, a modo de protección. El ataque de la enemiga impactó en las armas del mercenario, haciendo que esta retrocediera unos pasos y se desestabilizara. En ese momento, el humano giró su cabeza hacia la izquierda, dirigiéndose a sus dos aliadas.
-¡HUID!-En ese momento la espadachina lanzó una de sus dagas contra Alward, la cual impactó en su hombro derecho, llegando a atravesar la armadura. Sin duda tenía buena puntería al haber acertado en el punto donde las placas del hombro dejaban una pequeña rendija para la movilidad. El humano se mordió el labio inferior por el dolor, pero por suerte no había perforado ningún nervio ni tendón que incapacitase el movimiento de su brazo. Podía seguir luchando, aunque tendría que lidiar con el dolor y las punzadas que eso conllevase-¡Yo voy luego!-Se dirigió de nuevo a sus aliadas-¡Id hacia la salida, la prioridad son las chicas!-Dijo refiriéndose a la hija del mercader y la otra chica que había estado encerrada con ella | [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] |
Cuando devolvió la vista a su oponente, vio que esta ya se le estaba echando encima, con la punta de su afilada y larga espada apuntando a su pecho. Entonces el mercenario tuvo que reaccionar bastante rápido para zafarse de aquel ataque. Dio un paso hacia su derecha a la vez que se agachaba para esquivar la hoja. En ese proceso, la daga que Alward llevaba clavada en su hombro se precipitó hacia el suelo, empañada con su sangre, haciendo que parte de su hombro empezase a salpicar sangre también.
Ahora era la oportunidad de Alward para llevar la ofensiva. Al estar de nuevo bien posicionado, y antes de que la espadachina se recompusiese de su ataque e incluso antes de que el propio mercenario se pusiera totalmente en pie, se impulsó hacia su enemiga, como si de un proyectil de catapulta se tratara, colocando sus brazos y armas en una postura aerodinámica hacia atrás. Con sus dos espadas dio un tajo cruzado que dañó a la espadachina, cuyo único recurso de defensa fue el poder ponerse de lado, cubriéndose con su hombro izquierdo, haciendo que toda las placas de su armaduras que estaban de ese lado sufrieran un gran destrozo en forma de equis, incluso llegó a cortar la piel debajo de sus ropajes. Ahora ambos estaban empatados, sufriendo heridas sangrantes; Alward en el hombro derecho y la chica en el brazo izquierdo.
Ahora ambos se miraban, separados por pocos pasos, pero respirando agitadamente por el ejercicio tan intenso que habían hecho en tan pocos segundos. No se quitaban la vista de encima, ya que estaban recuperándose pero siempre alerta del rival.
-Vuestra amiga la invidente y vos os sabéis defender-Se inclinó de una forma recta y estricta a modo de respeto. Luego volvió a establecer contacto visual con el mercenario-Tengo que reconocer que os subestimé. Un error por mi parte que no volverá a suceder.-Aclaró alzando su arma a media altura y asestando un par de tajos al aire para luego empuñarla con firmeza y prepararse para una nueva y definitiva ronda.
Alward no dijo nada, simplemente se tensó y apretó las empuñaduras de sus armas con fuerza mientras mantenía una postura de alerta y defensa. Sin duda no eran simples bandidos o mercenarios. Estaban bastante bien entrenados, adiestrados y organizados. Además, ese sitio donde le recluyeron parecía ser algún tipo de laboratorio de alquimia o quién sabe qué verdadera naturaleza escondería.
La espadachina optó por llevar ella la iniciativa en el ataque ahora. Corrió dando un par de largas zancadas hacia Alward, y en la última pegó un pequeño salto para caer sobre su objetivo con un poderoso tajo. Alward interceptó este ataque con su espada zurda, aunque la mujer estuvo lista y, lejos de acabar ahí su ofensiva, alzó su rodilla derecha para dar así un fuerte golpe en el pecho del mercenario, haciendo que este cayese al suelo por la inercia de la caída de la mujer sobre él y la velocidad en carrera que llevaba. El humano dejó de empuñar con fuerza su espada diestra, la cual cayó estrepitosamente contra el suelo. La escena quedó con la espadachina de rodillas encima del mercenario, haciendo un símil escénico a la victoria de esta primera sobre el humano.
Alward intentó desesperadamente zafarse de la opresión de la mujer, ya que aún sostenía su espada zurda, pero esta, con su rodilla izquierda aún hincada en el suelo, extendió su pierna opuesta hasta el brazo del mercenario para que no tuviera posibilidad alguna de escapar. La mujer entonces acercó su rostro a pocos centímetros del de Alward, penetrándolo con su mirada azulada.
-Debo admitir que me sorprendisteis de primeras...-Apartó su rostro para examinarlo desde una perspectiva mejor-...Pero vos no tenéis nada que hacer contra mí
El Sevna no sabía si Zöe o la otra chica seguían allí, pero las necesitaba más que nunca, ya que la espadachina se disponía a acabar lo que empezó. Esta última empuñó su larga espada con las dos manos y colocó el filo en dirección al vientre del mercenario, mientras observaba su arma con admiración.
-¿Sabéis? Este tipo de espada es muy poco común, se llama "katana", y vos tendréis el honor de honrar a mis antepasados y a todos los que murieron por ella al bañarla con vuestra sangre.-Bajó la mirada hasta el mercenario, el cual se encontraba inquieto, intentando librarse de la mujer, aunque esta ejercía más fuerza que él, además su herida en el hombro le impedía dar con la totalidad de su fuerza-Habéis luchado bien, llegando incluso a herirme, sentíos orgulloso de ello, os daré una muerte rápida y honorable
Sin más, la mujer bajó la espada para incrustarla en el estómago de Alward, pero para su sorpresa, el arma se deslizó por la pechera del mercenario como si de un palo embarrado se tratase, quedando relegada la peligrosidad del arma al de una verdura grande y flácida.
-¿¡Cómo...!?-Dijo totalmente descolocada y confusa
Ante este acto de confusión, la espadachina dejó de hacer fuerza, y ese momento el mercenario lo aprovechó para poder zafarse de su opresión. Primero liberó su brazo izquierdo del pisotón, lo que desestabilizó la postura de la mujer sobre el mercenario. Finalmente, este consiguió liberarse, tirando hacia atrás a la oponente y asestándole un fuerte golpe con la empuñadura de su arma zurda en todo el rostro. La espadachina quedó inconsciente al instante y Alward logró quitársela de una vez por todas de encima.
Había sucedido un gran milagro, pero no sabía de dónde provino aquel fantástico acto hasta que no desvió su mirada hacia la celda en la que estaba y vio a Eiko recuperada y con la palma extendida hacia su posición, acompañando el gesto con una sonrisilla traviesa. La bruja le había salvado usando un conjuro para emblandecer el arma... Gracias a los dioses que se había recuperado en ese preciso instante de su estado de inconsciencia.
-...Eiko... Yo... ¡Gracias!-No sabía realmente como agradecérselo. La había salvado de una muerte segura, de eso no cabía dudas
-¡No ha sido nada!-Dijo mientras salía de la celda con su característico tono de voz dulce y compostura un tanto infantil
Todo había acabado aparentemente. Los dos enemigos estaban abatidos, Zöe cargó antes hacia la salida con las dos chicas que estaban inconscientes en las celdas contiguas a las que habían estado los dos mercenarios, y la joven invidente había luchado también con valentía, ayudando a que el combate contra la espadachina enemiga fuese más fácil al conseguir cansarla. Solamente tendrían que salir de allí y volver a la tienda del mercader para acabar el trabajo, antes de que alguien más de por allí se diese cuenta de lo que habían hecho.
Alward Sevna
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
Al ver lo difícil que les estaba resultando a mis dos acompañantes el encargarse de la otra mujer, comencé a pensar que me había equivocado al dejar inconsciente al más grande [ANALIZANDO] Pero la respuesta parecía bastante evidente para mi sistema, una persona más robusta y con un arma más grande por lógica tenía que ser un problema mayor en un espacio tan reducido.
En cualquier caso, no podía ayudarlos teniendo a las dos muchachas conmigo, y haciendo un análisis rápido era evidente quienes estaban en mayor peligro.
-¿Quién te crees que eres? – Me decía la hija del comerciante mientras me golpeaba con las rodillas en el abdomen – ¡Te dije que me soltaras! –
-No lo haré – Le respondí en un tono neutro. La otra joven era más tranquila, no había dicho una sola palabra aún, y había aceptado agarrar mi mano aunque manteniendo siempre ese gesto de miedo y desconfianza.
Pasamos junto al gran guerrero que aún se encontraba algo mareado por efecto del rayo, pero que poco a poco recuperaba el equilibrio. Fuimos hacía la escalera, habían varios cuerpos allí [ANALIZANDO] eran los guardias que había visto antes, pero ahora estaban muertos. Eso era extraño.
Escuché que las jóvenes hacían exclamaciones de terror al ver los cuerpos.
-No deben preocuparse, no dejaré que les pase nada ¿Si? – Sonreí aunque solo una de ellas podía mirarme – Las llevare afuera y podrán regresar a sus casas – La hija del comerciante había dejado de golpearme, pero de todos modos no la baje, no podía determinar cómo actuaría un orgánico dada semejante situación.
Llegamos al almacén, registre todo el sitio con mis scanner, pero no parecía haber nada tampoco. Los guardias de los que nos habíamos encargado con la joven ciega aún estaban allí [ANALIZANDO] eso no tenía sentido, no habían recibido heridas tan serias como para continuar inmóviles. Me acerqué y comprobé lo que sospechaba, estaban muertos también.
-Esto no es bueno ¿Correcto? – Alguien había regresado por el mismo camino por el que habíamos ingresado, y se había encargado de asesinar a todos los involucrados en el rescate.
Baje a la hija del comerciante, parecía ser que ya había entendido que no estaba allí para matarla, había dejado de golpearme y gritar, en lugar de eso miraba los cadáveres con terror. Agarre una mano a cada una y comencé a tirar de ellas con más energía, mi sistema comenzaba a sospechar que mientras más tiempo estuviéramos allí, más posibilidades había de que las Humanas no salieran ilesas.
Nos acercábamos a la entrada cuando notamos que algo sucedía [ADVERTENCIA] [ADVERTENCIA] [PELIGRO] No era un mensaje que apareciera seguido, de hecho, era la primera vez que lo veía. Agarré la manija de la puerta, pero estaba cerrada y por debajo comenzó a entrar humo.
-¡¡¡Fuego!!! – Grito la muchacha dejando que el miedo la dominara. Yo no podía sentir tales cosas, por lo que pude notar la sombra de alguien que se apartaba desde el otro lado.
-Fue hecho de manera intencional – Probablemente todas las puertas y ventanas estarían bloqueadas. Ahora mis problemas se multiplicaban, tenía que sacar a los orgánicos de allí…. A todos ellos – Deben cubrirse el rostro con alguna tela e intenten ir agachadas ¿Si? Buscaremos una salida -
---------------------------------------------
Tercera complicación: Esta no está en la lista, pero me parece correcto marcarla. Se incendia el depósito, si no escapamos rápido todos moriremos.
En cualquier caso, no podía ayudarlos teniendo a las dos muchachas conmigo, y haciendo un análisis rápido era evidente quienes estaban en mayor peligro.
-¿Quién te crees que eres? – Me decía la hija del comerciante mientras me golpeaba con las rodillas en el abdomen – ¡Te dije que me soltaras! –
-No lo haré – Le respondí en un tono neutro. La otra joven era más tranquila, no había dicho una sola palabra aún, y había aceptado agarrar mi mano aunque manteniendo siempre ese gesto de miedo y desconfianza.
Pasamos junto al gran guerrero que aún se encontraba algo mareado por efecto del rayo, pero que poco a poco recuperaba el equilibrio. Fuimos hacía la escalera, habían varios cuerpos allí [ANALIZANDO] eran los guardias que había visto antes, pero ahora estaban muertos. Eso era extraño.
Escuché que las jóvenes hacían exclamaciones de terror al ver los cuerpos.
-No deben preocuparse, no dejaré que les pase nada ¿Si? – Sonreí aunque solo una de ellas podía mirarme – Las llevare afuera y podrán regresar a sus casas – La hija del comerciante había dejado de golpearme, pero de todos modos no la baje, no podía determinar cómo actuaría un orgánico dada semejante situación.
Llegamos al almacén, registre todo el sitio con mis scanner, pero no parecía haber nada tampoco. Los guardias de los que nos habíamos encargado con la joven ciega aún estaban allí [ANALIZANDO] eso no tenía sentido, no habían recibido heridas tan serias como para continuar inmóviles. Me acerqué y comprobé lo que sospechaba, estaban muertos también.
-Esto no es bueno ¿Correcto? – Alguien había regresado por el mismo camino por el que habíamos ingresado, y se había encargado de asesinar a todos los involucrados en el rescate.
Baje a la hija del comerciante, parecía ser que ya había entendido que no estaba allí para matarla, había dejado de golpearme y gritar, en lugar de eso miraba los cadáveres con terror. Agarre una mano a cada una y comencé a tirar de ellas con más energía, mi sistema comenzaba a sospechar que mientras más tiempo estuviéramos allí, más posibilidades había de que las Humanas no salieran ilesas.
Nos acercábamos a la entrada cuando notamos que algo sucedía [ADVERTENCIA] [ADVERTENCIA] [PELIGRO] No era un mensaje que apareciera seguido, de hecho, era la primera vez que lo veía. Agarré la manija de la puerta, pero estaba cerrada y por debajo comenzó a entrar humo.
-¡¡¡Fuego!!! – Grito la muchacha dejando que el miedo la dominara. Yo no podía sentir tales cosas, por lo que pude notar la sombra de alguien que se apartaba desde el otro lado.
-Fue hecho de manera intencional – Probablemente todas las puertas y ventanas estarían bloqueadas. Ahora mis problemas se multiplicaban, tenía que sacar a los orgánicos de allí…. A todos ellos – Deben cubrirse el rostro con alguna tela e intenten ir agachadas ¿Si? Buscaremos una salida -
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Tercera complicación: Esta no está en la lista, pero me parece correcto marcarla. Se incendia el depósito, si no escapamos rápido todos moriremos.
Zöe
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
Alward y Eiko subían las escaleras a toda prisa. No por las que habían llegado en primera instancia, sino por las que milagrosamente aparecieron Zöe y la joven invidente.
Cuando llegaron arriba, vieron unos cuantos cadáveres y un manto de humo empezaba a cubrir la estancia, un humo asfixiante y oscuro.
-¡Zöe! ¿Qué ha ocurrido?
El humano vio cómo la bio-cibernética intentaba girar la manilla de la puerta que daba a la salida, justo al puesto del mercader rival al que Alward y Eiko estaban en contrato. Al ver que Zöe era incapaz de abrirla, el mercenario se abrió paso e intentó por sus propios medios derribarla. Golpes con su hombro, patadas... Era en vano, aquella puerta era bastante resistente, no se abriría a menos que el fuego la consumiese por completo, y esperar a que eso pasase sería un suicidio, ya que si por un casual sobrevivían a la intoxicación del humo, las llamas serían otro obstáculo igual de mortífero.
-¡¡¡VAMOS A MORIR, VAMOS A MORIR!!! – Repetía una y otra vez la muchacha que Zöe llevaba a cuestas, presa del pánico
-¡CALLA Y DEJA DE DECIR ESO!-Replicó el humano con severidad para que la joven parase
Eiko se acercó al Sevna y le tocó un par de veces el hombro con su dedo índice para llamarle la atención sutilmente. Alward la miró y la bruja señaló hacia las escaleras que daban del nuevo al piso de abajo.
-Al, había otra salida-Dijo con una asombrosa tranquilidad ante la situación
-¡Cierto!-El mercenario miró a todas las presentes, mientras empezaba a toser incómodamente por el humo que cada vez hacía más espeso en la sala-¡Seguidme!-Hizo un gesto para que le acompañasen
Alward y Eiko empezaron a bajar las escaleras, no se había percatado muy bien de lo que haría Zöe con las otras dos muchachas, pero esperaba que siguiese su plan. Quizás ella por sus... "Características especiales" pudiera sobrevivir al humo, pero aquellas jóvenes estarían en severo riesgo allí arriba. Realmente tampoco sabía si el humo afectaría a la bio-cibernética, esta en su plenitud y generalidad era todo un misterio para el humano.
Cuando llegaron a abajo, vieron cómo el gran mastodonte al que antes había tumbado Zöe había sido movido de lugar, ahora descansaba al lado de la puerta por donde habían entrado Alward y Eiko a la estancia. Y en dicha puerta, la ágil espadachina intentaba hacer lo que el grupo de Zöe y Alward intentaban en el piso de arriba, pero alguien había bloqueado también dicha salida.
-Agh... Mierda
La espadachina miró entonces al grupo. Justo en el instante en el que los vio, dejó de intentar forcejear la puerta y desenvainó su espada, de una forma territorial y agresiva, mostrando unos ojos entrecerrados cautelosos, ocultando la mitad inferior de su rostro debajo del largo cuello que llevaban sus prendas.
-Escucha, no hay por qué pelear. Todos estamos en peligro aquí.-Aclaró el mercenario mientras hacía gestos con sus manos llamando a la calma
En ese instante, se abrió la puerta en la que estaban los dos hostiles. En ella apareció el tipo con la capucha negra que cubría su cabeza y su prenda de cuello que le tapaba la parte inferior del rostro. No se le podía ver, pero por la forma en la que se estiro la parte visible de su rostro, era claro que tenía una sonrisa de oreja a oreja, como si al ver al mercenario fuera de su celda le causase gran placer y este fuese su amigo de toda la vida, un amigo que hace tiempo que no ve y al que tiene mucho aprecio. Abrió los brazos, mientras con un tono amigable pronunciaba su nombre.
-¡Aalwaard!-Bajo los brazos y los apoyó en su cintura-¡Sí que eres tenaz!-Dijo acompañado de un asentimiento con la cabeza, haciendo énfasis en sus palabras de admiración
El Sevna dio un paso hacia atrás mientras llevaba su mano derecha a una de sus empuñaduras
-¡No, por favor!-Hizo gestos con una mano haciendo ademán de que no era necesario sacar el arma-No es momento ni lugar de pelear. Ya tendremos tiempo para ello, tranquilo. Sé defenderme bien en combate, aunque parezca un flacucho charlatán-Dijo a modo de autochiste, uno que al parecer le hizo bastante gracia a él mismo. Mientras tanto, la espadachina ayudó a su compañero a salir de allí.
-¡E-esa gente fue la que me secuestró, y aquellos dos me torturaron!-Dijo refiriéndose a los dos que se habían marchado. La otra chica seguía sin hablar, pero su cara de terror ante la aparición del encapuchado no dejaba dudas de que la afirmación de la hija del mercader era correcta
-Querida, ojalá no hubiese sido así, pero uno para sobrevivir tiene que obtener dinero de alguna forma, ¿No?-Dijo haciendo cómo si de verdad le importase lo que sus compañeros le hicieron a aquellas dos muchachas, aunque en el fondo era el mejor papel que ni un actor profesional podría interpretar-Lo cierto es que el rival de tu papá es bastante rico, y su contrato jugoso. Lo siento-Dijo agachando la cabeza a modo de disculpa, de nuevo aparentando estar apenado
-¡Basta!-Cortó la conversación-¡No hay tiempo para esto!
-Por supuesto...-En ese momento, la espadachina entró de nuevo a la estancia y le dio un artefacto al encapuchado, como una especie de bola de metal compacta. Acto seguido, el misterioso sujeto la tiró al suelo con desgana, y al impactar contra el suelo, un gas verde empezó a emanar de ella... Un gas verde que tenía el mismo tono y que recordaba al líquido espeso que llenaban los tanques de aquella sala
-¿Qué es...?
-Si sobrevives, estaré encantado de enfrentarme a ti-Hizo una corta y exagerada reverencia, y antes de el gas se expandiese, abandonó la sala junto a su compañera, cerrando de nuevo la puerta tras de sí
-¡He visto lo que hace el gas!-Pataleó encima de Zöe-¡Vámonos rápido de aquí!
Fuese lo que fuese, estaba claro que no era buena idea acercarse a él. Pero, por otro lado, el humo del piso superior empezaba a bajar por las escaleras... Había que tomar una decisión, y rápido. Entonces, Eiko se acercó de nuevo a Alward y puso ambas manos en su espalda, donde estaban sus dos armas, poco a poco imbuía a estas con un aura azulada que pasaba de sus manos a las susodichas.
-¿Qué...?
-Ahora, con suerte, podremos salir por arriba
-¿¡Y si no!?
-...Moriremos-Dijo girándose hacia la chica y se encogió de hombros, despreocupada
-También moriremos si nos quedamos aquí-Asintió hacia Eiko, entendiendo cuál era su idea-Tapaos la nariz y la boca e intentad respirar lo menos posible-Dijo dirigiéndose al resto
Acto seguido, todos empezaron a subir otra vez las escaleras. La habitación no se podía casi ni ver del humo. Eiko se puso ambas manos en su rostro, tapando la nariz y la boca, mientras que Alward desenvainó sus espadas, intentando tomar el menor aire posible. Las armas mostraban el mismo aura que la bruja le había traspasado. Aquella habilidad de su amiga para endurecer o emblandecer las armas siempre solían ser útiles en combate, pero nunca se imaginó que también podrían serlo fuera de él.
Con todas sus fuerzas, el mercenario arremetió contra la puerta, haciendo con su primer golpe un boquete a esta. Siguió dando espadazos hasta que finalmente derribó por completo la salida. Las llamas invadían el lugar, la salida se veía unos metros más adelante. Si eran rápidos y tenían suerte, podrían escapar de una muerte abrasadora y salir de allí.
-...Ahora toca correr
__________________________________________________________________________
Off:
Salto de turno de Mérida acordado por su ausencia sin avisar en más de un mes.
Acciones de Zöe otorgadas por la propia usuaria
Cuando llegaron arriba, vieron unos cuantos cadáveres y un manto de humo empezaba a cubrir la estancia, un humo asfixiante y oscuro.
-¡Zöe! ¿Qué ha ocurrido?
El humano vio cómo la bio-cibernética intentaba girar la manilla de la puerta que daba a la salida, justo al puesto del mercader rival al que Alward y Eiko estaban en contrato. Al ver que Zöe era incapaz de abrirla, el mercenario se abrió paso e intentó por sus propios medios derribarla. Golpes con su hombro, patadas... Era en vano, aquella puerta era bastante resistente, no se abriría a menos que el fuego la consumiese por completo, y esperar a que eso pasase sería un suicidio, ya que si por un casual sobrevivían a la intoxicación del humo, las llamas serían otro obstáculo igual de mortífero.
-¡¡¡VAMOS A MORIR, VAMOS A MORIR!!! – Repetía una y otra vez la muchacha que Zöe llevaba a cuestas, presa del pánico
-¡CALLA Y DEJA DE DECIR ESO!-Replicó el humano con severidad para que la joven parase
Eiko se acercó al Sevna y le tocó un par de veces el hombro con su dedo índice para llamarle la atención sutilmente. Alward la miró y la bruja señaló hacia las escaleras que daban del nuevo al piso de abajo.
-Al, había otra salida-Dijo con una asombrosa tranquilidad ante la situación
-¡Cierto!-El mercenario miró a todas las presentes, mientras empezaba a toser incómodamente por el humo que cada vez hacía más espeso en la sala-¡Seguidme!-Hizo un gesto para que le acompañasen
Alward y Eiko empezaron a bajar las escaleras, no se había percatado muy bien de lo que haría Zöe con las otras dos muchachas, pero esperaba que siguiese su plan. Quizás ella por sus... "Características especiales" pudiera sobrevivir al humo, pero aquellas jóvenes estarían en severo riesgo allí arriba. Realmente tampoco sabía si el humo afectaría a la bio-cibernética, esta en su plenitud y generalidad era todo un misterio para el humano.
Cuando llegaron a abajo, vieron cómo el gran mastodonte al que antes había tumbado Zöe había sido movido de lugar, ahora descansaba al lado de la puerta por donde habían entrado Alward y Eiko a la estancia. Y en dicha puerta, la ágil espadachina intentaba hacer lo que el grupo de Zöe y Alward intentaban en el piso de arriba, pero alguien había bloqueado también dicha salida.
-Agh... Mierda
La espadachina miró entonces al grupo. Justo en el instante en el que los vio, dejó de intentar forcejear la puerta y desenvainó su espada, de una forma territorial y agresiva, mostrando unos ojos entrecerrados cautelosos, ocultando la mitad inferior de su rostro debajo del largo cuello que llevaban sus prendas.
-Escucha, no hay por qué pelear. Todos estamos en peligro aquí.-Aclaró el mercenario mientras hacía gestos con sus manos llamando a la calma
En ese instante, se abrió la puerta en la que estaban los dos hostiles. En ella apareció el tipo con la capucha negra que cubría su cabeza y su prenda de cuello que le tapaba la parte inferior del rostro. No se le podía ver, pero por la forma en la que se estiro la parte visible de su rostro, era claro que tenía una sonrisa de oreja a oreja, como si al ver al mercenario fuera de su celda le causase gran placer y este fuese su amigo de toda la vida, un amigo que hace tiempo que no ve y al que tiene mucho aprecio. Abrió los brazos, mientras con un tono amigable pronunciaba su nombre.
-¡Aalwaard!-Bajo los brazos y los apoyó en su cintura-¡Sí que eres tenaz!-Dijo acompañado de un asentimiento con la cabeza, haciendo énfasis en sus palabras de admiración
El Sevna dio un paso hacia atrás mientras llevaba su mano derecha a una de sus empuñaduras
-¡No, por favor!-Hizo gestos con una mano haciendo ademán de que no era necesario sacar el arma-No es momento ni lugar de pelear. Ya tendremos tiempo para ello, tranquilo. Sé defenderme bien en combate, aunque parezca un flacucho charlatán-Dijo a modo de autochiste, uno que al parecer le hizo bastante gracia a él mismo. Mientras tanto, la espadachina ayudó a su compañero a salir de allí.
-¡E-esa gente fue la que me secuestró, y aquellos dos me torturaron!-Dijo refiriéndose a los dos que se habían marchado. La otra chica seguía sin hablar, pero su cara de terror ante la aparición del encapuchado no dejaba dudas de que la afirmación de la hija del mercader era correcta
-Querida, ojalá no hubiese sido así, pero uno para sobrevivir tiene que obtener dinero de alguna forma, ¿No?-Dijo haciendo cómo si de verdad le importase lo que sus compañeros le hicieron a aquellas dos muchachas, aunque en el fondo era el mejor papel que ni un actor profesional podría interpretar-Lo cierto es que el rival de tu papá es bastante rico, y su contrato jugoso. Lo siento-Dijo agachando la cabeza a modo de disculpa, de nuevo aparentando estar apenado
-¡Basta!-Cortó la conversación-¡No hay tiempo para esto!
-Por supuesto...-En ese momento, la espadachina entró de nuevo a la estancia y le dio un artefacto al encapuchado, como una especie de bola de metal compacta. Acto seguido, el misterioso sujeto la tiró al suelo con desgana, y al impactar contra el suelo, un gas verde empezó a emanar de ella... Un gas verde que tenía el mismo tono y que recordaba al líquido espeso que llenaban los tanques de aquella sala
-¿Qué es...?
-Si sobrevives, estaré encantado de enfrentarme a ti-Hizo una corta y exagerada reverencia, y antes de el gas se expandiese, abandonó la sala junto a su compañera, cerrando de nuevo la puerta tras de sí
-¡He visto lo que hace el gas!-Pataleó encima de Zöe-¡Vámonos rápido de aquí!
Fuese lo que fuese, estaba claro que no era buena idea acercarse a él. Pero, por otro lado, el humo del piso superior empezaba a bajar por las escaleras... Había que tomar una decisión, y rápido. Entonces, Eiko se acercó de nuevo a Alward y puso ambas manos en su espalda, donde estaban sus dos armas, poco a poco imbuía a estas con un aura azulada que pasaba de sus manos a las susodichas.
-¿Qué...?
-Ahora, con suerte, podremos salir por arriba
-¿¡Y si no!?
-...Moriremos-Dijo girándose hacia la chica y se encogió de hombros, despreocupada
-También moriremos si nos quedamos aquí-Asintió hacia Eiko, entendiendo cuál era su idea-Tapaos la nariz y la boca e intentad respirar lo menos posible-Dijo dirigiéndose al resto
Acto seguido, todos empezaron a subir otra vez las escaleras. La habitación no se podía casi ni ver del humo. Eiko se puso ambas manos en su rostro, tapando la nariz y la boca, mientras que Alward desenvainó sus espadas, intentando tomar el menor aire posible. Las armas mostraban el mismo aura que la bruja le había traspasado. Aquella habilidad de su amiga para endurecer o emblandecer las armas siempre solían ser útiles en combate, pero nunca se imaginó que también podrían serlo fuera de él.
Con todas sus fuerzas, el mercenario arremetió contra la puerta, haciendo con su primer golpe un boquete a esta. Siguió dando espadazos hasta que finalmente derribó por completo la salida. Las llamas invadían el lugar, la salida se veía unos metros más adelante. Si eran rápidos y tenían suerte, podrían escapar de una muerte abrasadora y salir de allí.
-...Ahora toca correr
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Off:
Salto de turno de Mérida acordado por su ausencia sin avisar en más de un mes.
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Alward Sevna
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Re: Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
Saqué algunas telas de mi bolso y un poco de agua, las moje y se las pase a las dos muchachas, eso ayudaría a que no respiraran tanto del aire tóxico. Iba a darle también a Alward y a Eiko, pero estaban demasiado apurados como para escucharme.
-Alguien comenzó un incendio de modo intencional con nosotros adentro – Dije en tono neutro – Debemos salir lo antes posible para evitar daños irreparables en nuestros cuerpos –
Los gritos de los orgánicos no eran de ayuda en una situación así, pero entiendo que está en su naturaleza el alterarse cuando su vida corre riesgo. Escucho que la compañera de Alward conoce otra salida. Los sigo mientras agarró con fuerza a las jóvenes orgánicas que se supone veníamos a rescatar.
Nuevamente en el sótano, encontramos a nuestros anteriores rivales. No tenía intenciones de pelear antes, y tampoco las tenía ahora, por lo mismo no hice el menor movimiento para ponerme en guardia.
-Secuestrar y torturar no es algo bueno – Podía entender que según los cánones humanos no estaba bien visto que una persona hiciera eso [ANALIZANDO] Pero ahora mismo no estaba haciendo nada, por lo que mi sistema no exigía que tomara medidas en su contra – Necesitamos salir por esa puerta – Mi comentario fue completamente ignorado por el extraño sujeto, solo se concentraba en Alward, parecían conocerse de mucho tiempo - ¿Son amigos? – Le pregunté al humano.
Al impedirnos la salida no tuvimos más alternativas que regresar al piso superior, esa habitación se encontraba ahora completamente llena de humo. Apoyé las manos en los hombros de las muchachas y empuje con amabilidad hacia abajo, para que se agacharan y no respiraran tanto de ese aire tóxico.
[ACTIVANDO PROGRAMA DE ENFRIAMIENTO]
Las ventilaciones de mi cuerpo comenzaron a abrirse, y de ellas salía un denso vapor. Los orgánicos me miraron extrañados, yo hice un gesto para que no se preocuparan y siguiéramos, lo cierto era que el Programa de Enfriamiento era mi último recurso antes de que el sistema decidiera que el calor era demasiado y pasara a desactivarme.
-Corramos entonces – Deje que pasaran todos y me quedé para el final. Se escuchó algo que explotaba detrás nuestro, y un fogonazo casi nos alcanza mientras corríamos hacía la salida.
Una vez afuera, nos encontramos con la gente del vecindario y los comerciantes, varios de ellos tenían baldes con agua y se nos acercaron para que nos mojáramos. Las muchachas lloraban, producto del estrés sufrido luego de tantos acontecimientos, yo no era buena para interactuar con los orgánicos cuando estaban en ese estado, así que deje que otros humanos se encargaran, inclusive el hombre que nos había contratado, quien corrió desesperado hacía su hija y la estrechó entre sus brazos.
-Creo que fue tu amigo el que comenzó el incendio – Le dije a Alward, intentaba advertirle para que no se siguiera juntando con esa persona – Pero es bueno que hayamos salido con vida – Con unos segundos de demora esbocé una sonrisa.
Los múltiples golpes parecían haber afectado un poco mi sistema, sería mejor que regresara a la guarida de Los Gorriones y comenzara a repararme.
-Alguien comenzó un incendio de modo intencional con nosotros adentro – Dije en tono neutro – Debemos salir lo antes posible para evitar daños irreparables en nuestros cuerpos –
Los gritos de los orgánicos no eran de ayuda en una situación así, pero entiendo que está en su naturaleza el alterarse cuando su vida corre riesgo. Escucho que la compañera de Alward conoce otra salida. Los sigo mientras agarró con fuerza a las jóvenes orgánicas que se supone veníamos a rescatar.
Nuevamente en el sótano, encontramos a nuestros anteriores rivales. No tenía intenciones de pelear antes, y tampoco las tenía ahora, por lo mismo no hice el menor movimiento para ponerme en guardia.
-Secuestrar y torturar no es algo bueno – Podía entender que según los cánones humanos no estaba bien visto que una persona hiciera eso [ANALIZANDO] Pero ahora mismo no estaba haciendo nada, por lo que mi sistema no exigía que tomara medidas en su contra – Necesitamos salir por esa puerta – Mi comentario fue completamente ignorado por el extraño sujeto, solo se concentraba en Alward, parecían conocerse de mucho tiempo - ¿Son amigos? – Le pregunté al humano.
Al impedirnos la salida no tuvimos más alternativas que regresar al piso superior, esa habitación se encontraba ahora completamente llena de humo. Apoyé las manos en los hombros de las muchachas y empuje con amabilidad hacia abajo, para que se agacharan y no respiraran tanto de ese aire tóxico.
[ACTIVANDO PROGRAMA DE ENFRIAMIENTO]
Las ventilaciones de mi cuerpo comenzaron a abrirse, y de ellas salía un denso vapor. Los orgánicos me miraron extrañados, yo hice un gesto para que no se preocuparan y siguiéramos, lo cierto era que el Programa de Enfriamiento era mi último recurso antes de que el sistema decidiera que el calor era demasiado y pasara a desactivarme.
-Corramos entonces – Deje que pasaran todos y me quedé para el final. Se escuchó algo que explotaba detrás nuestro, y un fogonazo casi nos alcanza mientras corríamos hacía la salida.
Una vez afuera, nos encontramos con la gente del vecindario y los comerciantes, varios de ellos tenían baldes con agua y se nos acercaron para que nos mojáramos. Las muchachas lloraban, producto del estrés sufrido luego de tantos acontecimientos, yo no era buena para interactuar con los orgánicos cuando estaban en ese estado, así que deje que otros humanos se encargaran, inclusive el hombre que nos había contratado, quien corrió desesperado hacía su hija y la estrechó entre sus brazos.
-Creo que fue tu amigo el que comenzó el incendio – Le dije a Alward, intentaba advertirle para que no se siguiera juntando con esa persona – Pero es bueno que hayamos salido con vida – Con unos segundos de demora esbocé una sonrisa.
Los múltiples golpes parecían haber afectado un poco mi sistema, sería mejor que regresara a la guarida de Los Gorriones y comenzara a repararme.
Zöe
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