Juego de sombras [Libre] [Cerrado]
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Re: Juego de sombras [Libre] [Cerrado]
Oh… Ese Verne estaba relacionado con Exos y no son sexo tch probablemente el aire en mis lobunas orejas había traicionado mi sentido de la audición mientras corría por mi vida, y esta cabeza sucia, me hizo relacionar un nombre tan… inusual con las relaciones carnales. Suspiré, era tan yo confundirme con algo así de normal. Miré al chico con seriedad, ¿qué le pasaba a los niños de estas nuevas generaciones? ¿Cosas tan peligrosas como para tener a dos mujeres adultas lejos pero a mocosos como él en vigilia? Cuando yo tenía su edad, me abrazaba las rodillas llorando en el granero del asqueroso Francis, era tan inútil como una hoja llevada por el viento y él… arriesgaba su bajita existencia de ese modo tan valiente. Todo había cambiado, de una forma no correcta.
Bueno, que ese Exos fuese un Bio tenía sentido, el nombre le quedaba como un guante. Perfecto, como si los vampiros, las pestes, jinetes oscuros no fueran suficientes, también ahora hay biocibernéticos descompuestos murmuré, apoyando mis manos en las caderas. Respirar fuertemente suponía dolor, me recordé ser más suave. Eché mi pelo atrás con movimientos cuidadosos, las picadas de los cuervos del mal cada vez eran más dolorosas alrededor de mi cuerpo, sobre todo por la zona de la espalda. Ni hablar de la nariz, por poco no me había quebrado el tabique. Al siguiente día tendría una apariencia muy poco decente. Y bueno… tampoco era como que tenía a alguien importante a quien rendirle cuentas. Tanta pobreza.
¿El arenal de Roilkat? inquirí antes de despedirme de Elen Si el destino así lo quiere, puede que nos encontremos. Hasta entonces, mucho orgullo de lo que eres le dije, tendiéndole mi mano. Luego me volví hacia Zero con el ceño fruncido. Sus palabras de despedida sonaban tan vacías como las de cualquiera de los bios de mi pasado. Me pasé una mano por la frente, indecisa. Zero era un niño, un niño biocibernético. Desconocía si tendría la habilidad para crecer, o las circunstancias que le rodeaban en el presente, pero se me hacía imposible sacarme de la mente la expresión tortuosa que había hecho durante la batalla. ¿Cómo podía un niño tan averso a la violencia estar involucrado en algo así? Además, independientemente de esta situación particular con su propio némesis, no me sabía bien dejar a un niño solo; ¿Así sería el futuro de mi Emel y Joner en el mundo adulto? Quería convencerme de que no.
Yo permaneceré por los alrededores algún tiempo más, aunque me dirijo en general al Norte. Si me necesitas Zero, para lo que sea, puedes contar conmigo. Recuerda, me dicen Wood, de Woodpecker aunque hay quienes me conocen por mi verdadero nombre Feith Greenwood. Con eso recibirás la ayuda necesaria en los suburbios de la ciudad, así como en Ulmer si algún día llegas hasta la tierra de los licántropos, joven guerrero quería llevármelo conmigo, me daba cosa dejarle allí con esos muertos, pero yo no era una buena influencia. Si algún día se daba que conociera a ese tal Verne o Exos, entonces me encargaría de quitarle un peso de esos pequeños hombros.
Bueno, que ese Exos fuese un Bio tenía sentido, el nombre le quedaba como un guante. Perfecto, como si los vampiros, las pestes, jinetes oscuros no fueran suficientes, también ahora hay biocibernéticos descompuestos murmuré, apoyando mis manos en las caderas. Respirar fuertemente suponía dolor, me recordé ser más suave. Eché mi pelo atrás con movimientos cuidadosos, las picadas de los cuervos del mal cada vez eran más dolorosas alrededor de mi cuerpo, sobre todo por la zona de la espalda. Ni hablar de la nariz, por poco no me había quebrado el tabique. Al siguiente día tendría una apariencia muy poco decente. Y bueno… tampoco era como que tenía a alguien importante a quien rendirle cuentas. Tanta pobreza.
¿El arenal de Roilkat? inquirí antes de despedirme de Elen Si el destino así lo quiere, puede que nos encontremos. Hasta entonces, mucho orgullo de lo que eres le dije, tendiéndole mi mano. Luego me volví hacia Zero con el ceño fruncido. Sus palabras de despedida sonaban tan vacías como las de cualquiera de los bios de mi pasado. Me pasé una mano por la frente, indecisa. Zero era un niño, un niño biocibernético. Desconocía si tendría la habilidad para crecer, o las circunstancias que le rodeaban en el presente, pero se me hacía imposible sacarme de la mente la expresión tortuosa que había hecho durante la batalla. ¿Cómo podía un niño tan averso a la violencia estar involucrado en algo así? Además, independientemente de esta situación particular con su propio némesis, no me sabía bien dejar a un niño solo; ¿Así sería el futuro de mi Emel y Joner en el mundo adulto? Quería convencerme de que no.
Yo permaneceré por los alrededores algún tiempo más, aunque me dirijo en general al Norte. Si me necesitas Zero, para lo que sea, puedes contar conmigo. Recuerda, me dicen Wood, de Woodpecker aunque hay quienes me conocen por mi verdadero nombre Feith Greenwood. Con eso recibirás la ayuda necesaria en los suburbios de la ciudad, así como en Ulmer si algún día llegas hasta la tierra de los licántropos, joven guerrero quería llevármelo conmigo, me daba cosa dejarle allí con esos muertos, pero yo no era una buena influencia. Si algún día se daba que conociera a ese tal Verne o Exos, entonces me encargaría de quitarle un peso de esos pequeños hombros.
Woodpecker
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Re: Juego de sombras [Libre] [Cerrado]
Con toda su atención sobre Zero, la benjamina de los Calhoun escuchó al muchacho hasta que este les advirtió que podían acabar involucradas con Exos si les revelaba más información al respecto, ¿no lo estaban ya? Les habían atacado y amenazado a través de la manipulación mental, olvidar lo sucedido no entraba dentro de las opciones de la vampira, aunque eso supusiese añadir un nuevo nombre a la larga lista de enemigos que ya tenía. Además se suponía que aquel tipo de amenazas eran responsabilidad suya, más aún si operaban en Verisar o en las islas, ese era el territorio que debía proteger como centinela del sur, y no estaba dispuesta a deshonrar su cargo.
Así pues, aguardó en su sitio hasta que el chico volvió a tomar la palabra, empezando por aclarar que Exos era un bio igual que él, dato que bastó para explicar a la joven mucho de lo que le había visto hacer aquella noche. Su fuerza y valentía quedaron de inmediato justificadas, pero ¿por qué se creaban bio cibernéticos tan pequeños? Durante unos instantes la de ojos verdes trajo a su memoria a todos los individuos parecidos que había conocido a lo largo de su vida, y justo entonces su expresión se tornó ligeramente triste. ¿Habría sido Zero un niño normal en algún momento? ¿Lo habrían transformado a la fuerza como hizo la Hermandad con Rachel? No podía asegurarlo, y tampoco se atrevió a preguntar.
Sin perder la concentración, a pesar de sus pensamientos, Elen escuchó a su interlocutor hasta el final, alegrándose de que alguien se alzase para combatir la amenaza, aunque quizá les viniese bien algo de ayuda. Exos acababa de entrar en su lista de tareas pendientes, pero de momento no podía hacer mucho, vencer a Vladimir, Géminis y a los jinetes era su prioridad. Si conseguía sobrevivir a eso se valdría de sus contactos en el gremio de informantes para dar con Zero y los mirmidones, a los que esperaba poder apoyar en su particular lucha, pero hasta entonces tendrían que arreglárselas por su cuenta. - No ha sido nada. - dijo, antes de ver como el muchacho se dirigía hacia los cadáveres para examinarlos, puede que encontrase alguna explicación para el color de su sangre o para la fuerza que tenían al combatir.
La imagen se le antojó extraña, se suponía que un niño no debía ver ese tipo de cosas y mostrarse tan tranquilo, pero Zero no era lo que parecía. La voz de Wood hizo que girase el rostro en su dirección, asintiendo levemente con la cabeza en respuesta a las palabras de ánimo que le brindaba. - Gracias Wood, cuídate. - soltó, con la esperanza de que se reencontrasen en otra situación menos complicada. Quería hablar con ella, explicarle lo sucedido en isla volcánica y que a pesar del cambio no era como los chupasangres que aterrorizaban a los habitantes de Lunargenta, pero no tenía tiempo, la sombra de odio podía regresar y echarlo todo a perder. Con esa idea en mente se apresuró a volver a Roilkat, transformándose en un amasijo de murciélagos para alejarse de aquel par lo más rápido posible.
Para cuando llegó a la ciudad las calles estaban inusualmente tranquilas, nadie se atrevía a pasear a ciertas horas de la noche así que pudo relajarse durante el último tramo del camino, al menos hasta que atisbó a lo lejos la fachada de la posada. Su aspecto tras la pelea era… deplorable, no pasaría desapercibida así que su única esperanza radicaba en que los pocos clientes del local estuviesen lo suficientemente borrachos como para ignorarla. Elen se detuvo junto a la puerta y tomó aire, para acto seguido entrar haciendo el menor ruido y cruzar la estancia sin apartar la mirada de las escaleras que llevaban al segundo piso. El propietario, que se afanaba por mantener limpia la barra, la miró con una mezcla de asco y terror, toda aquella sangre en su ropa… ¿de dónde demonios venía? Por suerte no se atrevió a preguntar en voz alta, tragó saliva y se obligó a bajar la vista nuevamente hacia la madera para no tener problemas con la de cabellos cenicientos.
Con sumo cuidado, la señora de sombras comenzó a subir lentamente los escalones, no quería que el dragón la viese llegar con aquellas pintas así que debía ser silenciosa y confiar en que ya estuviese dormido. Llegó al pasillo y avanzó a través del mismo hasta situarse frente a la puerta de la habitación que compartían, momento en que extrajo la llave de su bolsillo y la metió en la cerradura con suavidad, haciéndola girar muy despacio, lo mismo que el pomo. Empujó un poco la puerta y se coló en la estancia en cuanto le fue posible, dándose la vuelta para cerrar del mismo modo y algo más tranquila al encontrar el cuarto completamente a oscuras.
Un fugaz vistazo le sirvió para comprobar que su compañero estaba tumbado en la cama, pero en cuanto intentó acercarse al baño para limpiarse toda aquella porquería Alister alargó el brazo hacia la lámpara de aceite que descansaba sobre su mesilla de noche e hizo que se encendiese. - Ya has vuelto. - comentó, clavando sus ojos sobre ella y torciendo el gesto al ver su aspecto. A la benjamina de los Calhoun le tocaría dar explicaciones, y el sermón lo tenía asegurado.
Off: Elen tratará de ponerse en contacto con los mirmidones después de la guerra.
Así pues, aguardó en su sitio hasta que el chico volvió a tomar la palabra, empezando por aclarar que Exos era un bio igual que él, dato que bastó para explicar a la joven mucho de lo que le había visto hacer aquella noche. Su fuerza y valentía quedaron de inmediato justificadas, pero ¿por qué se creaban bio cibernéticos tan pequeños? Durante unos instantes la de ojos verdes trajo a su memoria a todos los individuos parecidos que había conocido a lo largo de su vida, y justo entonces su expresión se tornó ligeramente triste. ¿Habría sido Zero un niño normal en algún momento? ¿Lo habrían transformado a la fuerza como hizo la Hermandad con Rachel? No podía asegurarlo, y tampoco se atrevió a preguntar.
Sin perder la concentración, a pesar de sus pensamientos, Elen escuchó a su interlocutor hasta el final, alegrándose de que alguien se alzase para combatir la amenaza, aunque quizá les viniese bien algo de ayuda. Exos acababa de entrar en su lista de tareas pendientes, pero de momento no podía hacer mucho, vencer a Vladimir, Géminis y a los jinetes era su prioridad. Si conseguía sobrevivir a eso se valdría de sus contactos en el gremio de informantes para dar con Zero y los mirmidones, a los que esperaba poder apoyar en su particular lucha, pero hasta entonces tendrían que arreglárselas por su cuenta. - No ha sido nada. - dijo, antes de ver como el muchacho se dirigía hacia los cadáveres para examinarlos, puede que encontrase alguna explicación para el color de su sangre o para la fuerza que tenían al combatir.
La imagen se le antojó extraña, se suponía que un niño no debía ver ese tipo de cosas y mostrarse tan tranquilo, pero Zero no era lo que parecía. La voz de Wood hizo que girase el rostro en su dirección, asintiendo levemente con la cabeza en respuesta a las palabras de ánimo que le brindaba. - Gracias Wood, cuídate. - soltó, con la esperanza de que se reencontrasen en otra situación menos complicada. Quería hablar con ella, explicarle lo sucedido en isla volcánica y que a pesar del cambio no era como los chupasangres que aterrorizaban a los habitantes de Lunargenta, pero no tenía tiempo, la sombra de odio podía regresar y echarlo todo a perder. Con esa idea en mente se apresuró a volver a Roilkat, transformándose en un amasijo de murciélagos para alejarse de aquel par lo más rápido posible.
Para cuando llegó a la ciudad las calles estaban inusualmente tranquilas, nadie se atrevía a pasear a ciertas horas de la noche así que pudo relajarse durante el último tramo del camino, al menos hasta que atisbó a lo lejos la fachada de la posada. Su aspecto tras la pelea era… deplorable, no pasaría desapercibida así que su única esperanza radicaba en que los pocos clientes del local estuviesen lo suficientemente borrachos como para ignorarla. Elen se detuvo junto a la puerta y tomó aire, para acto seguido entrar haciendo el menor ruido y cruzar la estancia sin apartar la mirada de las escaleras que llevaban al segundo piso. El propietario, que se afanaba por mantener limpia la barra, la miró con una mezcla de asco y terror, toda aquella sangre en su ropa… ¿de dónde demonios venía? Por suerte no se atrevió a preguntar en voz alta, tragó saliva y se obligó a bajar la vista nuevamente hacia la madera para no tener problemas con la de cabellos cenicientos.
Con sumo cuidado, la señora de sombras comenzó a subir lentamente los escalones, no quería que el dragón la viese llegar con aquellas pintas así que debía ser silenciosa y confiar en que ya estuviese dormido. Llegó al pasillo y avanzó a través del mismo hasta situarse frente a la puerta de la habitación que compartían, momento en que extrajo la llave de su bolsillo y la metió en la cerradura con suavidad, haciéndola girar muy despacio, lo mismo que el pomo. Empujó un poco la puerta y se coló en la estancia en cuanto le fue posible, dándose la vuelta para cerrar del mismo modo y algo más tranquila al encontrar el cuarto completamente a oscuras.
Un fugaz vistazo le sirvió para comprobar que su compañero estaba tumbado en la cama, pero en cuanto intentó acercarse al baño para limpiarse toda aquella porquería Alister alargó el brazo hacia la lámpara de aceite que descansaba sobre su mesilla de noche e hizo que se encendiese. - Ya has vuelto. - comentó, clavando sus ojos sobre ella y torciendo el gesto al ver su aspecto. A la benjamina de los Calhoun le tocaría dar explicaciones, y el sermón lo tenía asegurado.
Off: Elen tratará de ponerse en contacto con los mirmidones después de la guerra.
Elen Calhoun
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