Incuestionablemente amigas [privado] +13
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Incuestionablemente amigas [privado] +13
Al lector: Ay, pero que troll es Wood D= pues… habrán momentos +18, pero serán avisados durante el desarrollo del hilo. Gracias por su preocupación por la temática de este hilo =D
Nos llevó varios días llegar al lago que desembocaba en el lago Heimdal. Mi conocimiento en la tierra de los dragones era bastante reducido, y nuestra experta de la zona, no era exactamente una viajera aventurera, versada en los puertos de alcance lejano -sin tener en cuenta su problema orientativo. Por esa razón, decidí llegar a ese punto específico, desde allí navegamos al lago Heimdal, en un viaje que no nos llevó más de una noche, y finalmente encontramos un barquero que nos llevó hacia el río Tymer. A medio camino en esas barcazas pequeñas, me vi obligada a contarle la verdad a Siria acerca de mi pésimo viajar sobre el agua. Es la forma más rápida, no te preocupes. Además Aerandir está siendo azotada por la peste. Es mejor evitar los caminos le había dicho, justo antes de que mis tripas acallaran cualquier otro intercambio, botando lo que habíamos cenado. Me daba pena que las últimas raciones de la tía se perdieran de ese modo, pero no había nada que pudiera hacerle.
Desembarcamos por el día en la parte Este del lago, tendríamos el resto de la mañana y la tarde entera para nosotras antes de que saliese la siguiente barcaza que nos llevaría a la playa de los ancestros. Allí habían barcos de más porte que nos llevarían hacia las Islas en un par de días de navegación… si llegábamos a tiempo. Esto de detenernos en cada punto hacía todo más tardado, sin embargo a mí me venía como anillo al dedo. Los lobos no estábamos hechos para desplazarnos sobre el agua, podíamos movernos en ella, yo era una excelente nadadora… pero no era capaz de mantener una barcaza en equilibrio, y respirar al mismo tiempo. Estaba segura que sería el tema principal de mis pesadillas por varias lunas más. Estas son las tierras de donde provengo Siria le dije cuando recuperé el control sobre mi cuerpo y mi rostro dejaba de ser verde. Para entonces nuestros abrigos estaban de más, atados en un bulto compacto. Esa tarde comimos conejo asado, lo mejor en varios días. Por problemas de tiempo y territorialidad –podía sentir una manada en los alrededores- me quedé con las ganas de mostrarle más de esas verdes y ricas tierras. Pero el deber nos llamaba Que los dioses me acompañen. Si muero, no me tires al agua.
La playa de los ancestros estaba tan arenosa como siempre. Todo era tan nuevo para Siria… me entristecía no poder haberle enseñado más cosas, o contado en más detalle sobre preguntas que me hacía. Esos golpes de náusea habían sacado lo mejor de mí. Al menos la buena dragona estaba teniendo más confianza en sí misma a la hora de pactar los precios para viajar, aprendía rápido los términos de cada región y tenía un don con eso de negociar. Nunca llegué a comentarle lo bien que se le daba, puesto que siempre algo se nos interponía. En la playa apenas estuvimos un par de horas, puesto que llegamos a tiempo para la salida del barco ¡los dioses me amaban! No alargaban esa tortura más de lo necesario. En la pequeña canoa que nos llevó al inmenso barco, tuve que recurrir a mi compañera para no perder las fuerzas y la determinación. Mi voluntad estaba tan mellada con todos esos días bajo la peor tortura, que sentía el peso de la vida sobre mis hombros.
Al menos el barco no se movía tanto. Salí del camarote y me uní a Siria ¡Al fin! casi grité, estirándome en la cubierta, sentía la brisa salitre del mar en mi rostro y sonreí ¿Qué te parece este barco? Tal vez ya habías visto embarcaciones como esta en Dundarak… ¿es así? pregunté con los ojos grandes. Finalmente era la hora de acosarla a preguntas. ¿Y que fue eso de tanto negociar? Haberme dicho antes y no me preocupaba por la mitad. Parecías un viejo de feria regateando jajajaja. Oh, por cierto… Mira lo que tengo aquí le dije, sacando de mi bolsillo uno de los tomos que me había dejado Leveru. Le sonreí con malicia Espero que no intentes alargar tus anécdotas sólo para no leer. Podemos mechar unas y otras afirmé, encogiéndome de hombros.
Off: Siri, te dejo a Wood a tu disposición cada vez que la quieras usar para que te enseñe (de aquí al final del tema =D, específicamente en esa área)
Nos llevó varios días llegar al lago que desembocaba en el lago Heimdal. Mi conocimiento en la tierra de los dragones era bastante reducido, y nuestra experta de la zona, no era exactamente una viajera aventurera, versada en los puertos de alcance lejano -sin tener en cuenta su problema orientativo. Por esa razón, decidí llegar a ese punto específico, desde allí navegamos al lago Heimdal, en un viaje que no nos llevó más de una noche, y finalmente encontramos un barquero que nos llevó hacia el río Tymer. A medio camino en esas barcazas pequeñas, me vi obligada a contarle la verdad a Siria acerca de mi pésimo viajar sobre el agua. Es la forma más rápida, no te preocupes. Además Aerandir está siendo azotada por la peste. Es mejor evitar los caminos le había dicho, justo antes de que mis tripas acallaran cualquier otro intercambio, botando lo que habíamos cenado. Me daba pena que las últimas raciones de la tía se perdieran de ese modo, pero no había nada que pudiera hacerle.
Desembarcamos por el día en la parte Este del lago, tendríamos el resto de la mañana y la tarde entera para nosotras antes de que saliese la siguiente barcaza que nos llevaría a la playa de los ancestros. Allí habían barcos de más porte que nos llevarían hacia las Islas en un par de días de navegación… si llegábamos a tiempo. Esto de detenernos en cada punto hacía todo más tardado, sin embargo a mí me venía como anillo al dedo. Los lobos no estábamos hechos para desplazarnos sobre el agua, podíamos movernos en ella, yo era una excelente nadadora… pero no era capaz de mantener una barcaza en equilibrio, y respirar al mismo tiempo. Estaba segura que sería el tema principal de mis pesadillas por varias lunas más. Estas son las tierras de donde provengo Siria le dije cuando recuperé el control sobre mi cuerpo y mi rostro dejaba de ser verde. Para entonces nuestros abrigos estaban de más, atados en un bulto compacto. Esa tarde comimos conejo asado, lo mejor en varios días. Por problemas de tiempo y territorialidad –podía sentir una manada en los alrededores- me quedé con las ganas de mostrarle más de esas verdes y ricas tierras. Pero el deber nos llamaba Que los dioses me acompañen. Si muero, no me tires al agua.
La playa de los ancestros estaba tan arenosa como siempre. Todo era tan nuevo para Siria… me entristecía no poder haberle enseñado más cosas, o contado en más detalle sobre preguntas que me hacía. Esos golpes de náusea habían sacado lo mejor de mí. Al menos la buena dragona estaba teniendo más confianza en sí misma a la hora de pactar los precios para viajar, aprendía rápido los términos de cada región y tenía un don con eso de negociar. Nunca llegué a comentarle lo bien que se le daba, puesto que siempre algo se nos interponía. En la playa apenas estuvimos un par de horas, puesto que llegamos a tiempo para la salida del barco ¡los dioses me amaban! No alargaban esa tortura más de lo necesario. En la pequeña canoa que nos llevó al inmenso barco, tuve que recurrir a mi compañera para no perder las fuerzas y la determinación. Mi voluntad estaba tan mellada con todos esos días bajo la peor tortura, que sentía el peso de la vida sobre mis hombros.
Al menos el barco no se movía tanto. Salí del camarote y me uní a Siria ¡Al fin! casi grité, estirándome en la cubierta, sentía la brisa salitre del mar en mi rostro y sonreí ¿Qué te parece este barco? Tal vez ya habías visto embarcaciones como esta en Dundarak… ¿es así? pregunté con los ojos grandes. Finalmente era la hora de acosarla a preguntas. ¿Y que fue eso de tanto negociar? Haberme dicho antes y no me preocupaba por la mitad. Parecías un viejo de feria regateando jajajaja. Oh, por cierto… Mira lo que tengo aquí le dije, sacando de mi bolsillo uno de los tomos que me había dejado Leveru. Le sonreí con malicia Espero que no intentes alargar tus anécdotas sólo para no leer. Podemos mechar unas y otras afirmé, encogiéndome de hombros.
Off: Siri, te dejo a Wood a tu disposición cada vez que la quieras usar para que te enseñe (de aquí al final del tema =D, específicamente en esa área)
Woodpecker
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Es difícil describir como se siente. Pasas toda una vida observando los mismos parajes todos los días, te acostumbras a que el viento helado te envuelva el rostro, sientes cómo se te congelan los pulmones al inhalarlo, te encuentras horas viajando junto con las manadas de animales para buscar pasto o hierbas tiernas para su consumo, que todo se tiña de color blanco en los periodos más crudos… y de pronto, con el caminar de los días, te vas dando cuenta que los colores comienzan a cambiar. La vegetación ya no simplemente te llega a los tobillos sino más allá, el aire comienza a tomar otras temperaturas y otras sensaciones.
De pronto, lo que se encuentra a tu alrededor ya no es sólido, sino la mitad de un lago enorme que solo habías sabido de él por relatos y direcciones. Jamás había navegado en un barco antes, y creo que la emoción contenida era lo que evitaba que vomitara la comida como Wood. O quizás en realidad era porque como había estado en los lomos de mis animales tanto tiempo que a mi cuerpo le era sencillo reconocer las irregularidades de los terrenos, por lo que el movimiento de la barcaza casi no se sentía. Aun así, considerenme como una rareza en esto. Probablemente la gente que ha pasado toda su vida en botes y barcos podía acostumbrarse a eso, así que solo podía tranquilizar a Wood cuando lo que se encontraba en su panza salía sin aviso.
Aún con todo, no me dejaba de maravillar que algo tan extenso y azul existiera cuando llegamos al lago Heimdel. Podías pasar la punta de tus dedos sin congelar por completo tu mano, y Wood me contaba de la fauna que se encontraba bajo nosotras. El viento se sentía tan cálido, tan placentero…
Mucha gente dirá que la decisión de salir de casa, independizarse, salir a ver el mundo, o cosas así, son algo superficiales. Y en un cierto sentido, tienen razón. Quizás, en un futuro más cercano, pasen cosas que me hagan ser el centro de las miradas, u ocurrirán cosas demasiado importantes alrededor del mundo como para que lo mío sea considerado algo como “importante”.
Pero estando en ese lugar, con Wood, sentí que era algo realmente importante para mi, algo que quería atesorar en mis memorias, para sentirlo hoy, mañana, o 50 años más, no importaba.
- … Las tierras de donde provienes…
No es que fuera fría con ella ni nada. Todo lo contrario, mis ojos no podían dejar de ver los alrededores con cada cambio que ocurría. Por eso parecía ida en mis palabras. Si no eran las aves que cantaban durante horas, eran los animales pequeños que se movían con pequeños alimentos. Y si no eran ellos, era la emoción de descubrir los frutos y hierbas de las que me hablaba Leveru, o que compraba en el mercado. Los olores los reconocía, así como las plantas, pero muchas veces no tenía la oportunidad de conocerlas mientras estaban todavía en el tallo, todavía vivas.
- Mira, es Lastia – le comentaba mientras sacaba un pequeño frasco, siendo un poco animada al sacar algo de ella – Es algo muy dulce, ya verás que te ayudará a despejar la cabeza cuando estemos en alta mar… ¡Ah, mira! Hablando de sabores dulces y suaves, unas pequeñas frutas de Rayon. Nos llevaremos unas para el camino.
¿Recuerdan cuando pequeños tenían ese sueño y esperanza de que los llevarían a la tienda que traía solo dulces, y que alguien les diría “pueden comer todo lo que quieran”? Pues, digamos que ese sueño se estaba cumpliendo ligeramente cuando viajabamos brevemente por esas tierras. A ratos lograba contenerme para escuchar los relatos de Wood, en otros me dedicaba a llevarme muchas hierbas para tomar diferentes tés mientras viajábamos. Incluso me dio el tiempo para llevar un fruto rosado con forma de corazón que no conocía. Pero más allá de lo que sentía al estar ahí, a cada momento que podía, le preguntaba sobre más cosas. Quería saber sobre sus tierras, su pueblo, de donde venía. Habían algunas noches en donde nos desvelábamos levemente antes de dormirnos por lo mismo. A veces me contaba sobre cómo eran territoriales algunos licántropos, por lo que tendría que guardar nota mental para la próxima vez que pasaramos por acá.
- ¡Ah, se cuela entre los dedos!
El tiempo apremiaba y dejaba a quienes no lograban alcanzarlo, por lo que nuestra estadía era breve en las playas. A veces podía sentir a Wood contrariada por lo rápido que avanzabamos, pero yo solo podía reirme de cómo la arena se sentía en los pies desnudos. Era todo tan distinto a la dura y congelada tierra del norte que a veces sentía que si pisaba demasiado fuerte la arena me comería. Pero se sentía divertido, y a veces me despertaba los sentidos el sentir el agua que llegaba a la orilla.
Sentía que debíamos detenernos, que todas estas sensaciones tan repentinas iban a acabar con mi pobre corazón. Y eso que apenas pasaba de mis 40.
Los años de estar en el mercado con mi papá me hicieron reconocer los comportamientos de los mercantes. Como cuando mentían en su típica “no puedo bajar más el precio”. Pero también había un equilibrio que tenías que buscar con ellos, algo que dejara contentos a ambas partes. Podías estirar las negociaciones todo lo que querías, pero si estirabas demasiado, llegaba un punto en donde la confianza y la paciencia se agotaban, y eso podía hacer que ambos nos fueramos bastante enojados y con las manos vacías. Por eso negociaba tanto, y de forma tan “mercantil” con el mercader.
En parte, por el precio para que pudieramos viajar. Pero en otra parte, por aquellas pequeñas joyas que me presentó. Era de color rosado, un “cuarzo” le decía. Leveru me había contado de él, era una de las joyas que más quería regalarle a Samantha. Se trataba de una piedra muy hermosa, y los aretes que tenía a la venta tenían un precio… “accesible”, dentro de todo lo humanamente posible. Cuando ambos nos pusimos de acuerdo en los precios, marchamos en la canoa hacia nuestro destino.
- Cuarzo… - murmuré antes que llegara Wood. Las tenía en mi bolsillo, y estuve a punto de sacar para verlas más de cerca, pero instintivamente no lo hice al sentir la voz de mi compañera de viaje.
Leveru me contó una vez que las piedras tienen distintos significados dependiendo de las culturas. Algunas son de tranquilidad, otras de amistad, unas para espantar espíritus. Pero por sobre todo, me dijo que el significado solo se lo podía dar una.
¿Que significado podría tener para Wood?
- Algunas veces veía barcos llegar, pero no me dejaban estar cerca del puerto. Ya ocasionaba demasiados… destrozos en el mercado como para destrozar el puerto también – se lo dije medio en broma, medio en serio. En realidad, había más verdad de lo que quería admitir, aunque si ya sabía la historia de la biblioteca, no creo que le sorprendería esta.
Frente a su pregunta del regateo, no sabía cómo contestársela. No es que fuera nada malo ni deshonesto, pero no era algo que quería contarle en un barco todo roñoso, con olor a pescado y con la probabilidad de que, en cualquier momento, nos movieramos fuerte y volviera a vomitar. Afortunadamente, hizo incapié en otro punto.
En realidad, omitamos el “afortunadamente” anterior.
- Para nada, no planeo esquivar lo de leer. No esta vez al menos – mitad-mitad, como antes – Pero me asalta una duda… - hay un dicho muy famoso en las tierras del norte, uno que dice así: “El Dragón de la Oscuridad sabe más por viejo que por malo” - … ¿me puedes decir el título de ese libro?
El libro tenía una cobertura de color marrón, hecha de cuero de Yak, que no tenía nada escrito delante de el, sino estaba al costado de este. Wood probablemente no entendió mi consulta, pero accedió a decirme el título para satisfacer mi curiosidad del momento
- “El atardecer de la sirvienta”
Creo que mi mano se dirigió hacia mi cara apenas escuché la palabra “atardecer”. Y es que esta chica… me esperaba que al menos se controlara esta vez, que accediera a ayudarme sin presentarme estos… inconvenientes. Pero apuesto que disfrutó todo momento en que le pasó este libro a Wood, sin revisar de lo que se trataba.
- Hay… algo que no te conté de Leveru… y de nuestro grupo de amigas – saqué mi mano de la cara y metí mi mano debajo de mi sombrero para rascarme la cabeza – Ella tiene una fijación por las novelas románticas. Le encanta leerlas, y usualmente las leía cuando nos juntabamos en algunas noches a contarnos relatos, leyendas y cosas que nos pasaban. Pero las novelas de Leveru son algo… tienen un romance… distinto al que encuentras usualmente – no pude evitar sonrojarme cuando daba mis explicaciones, desviando levemente la mirada – Usualmente esos romances son… entre… bueno… chica y chica… osea… del mismo… sexo…
Debo reconocer que, desde que marchamos, no habíamos tocado el tema. Osea, lo de lo que nos gustaba de las otras personas. Por ejemplo, a mi me gustan muchos los chicos un poco más altos que yo, lo que era difícil porque yo ya era tan alta como la mayoría de los dragones de Dundarak, que pudiera abrazarme y hacerme sentir segura… ya saben, lo que cualquier chica de campo se imaginaba a su pareja. En realidad, no podría decir “cualquiera”, porque Leveru no cabría en esa categoría.
El caso es que no sabía qué pensaría Wood sobre ello. Más bien, tampoco me imaginaba con mis propias fantasías relacionadas con el sexo contrario. Dentro de todo, podía sentirse diferente. A lo mejor ella se sentía como el hombre de la relación, o quizás todo lo contrario. Pero no sabía cómo preguntárselo.
- Me imagino que encontraba divertido el que comenzara a leer ese tipo de novelas…
Y es que los otros libros que nos pasó, en efecto, eran sobre estudios: uno, por ejemplo, era sobre cómo desarrollar hábitos de estudio, y otro era para lectura fácil sobre algunas plantas que se encontraban en el mundo. Esos eran más “normales”, pero no podía evitar agregar cosas como esta entremedio.
De pronto, lo que se encuentra a tu alrededor ya no es sólido, sino la mitad de un lago enorme que solo habías sabido de él por relatos y direcciones. Jamás había navegado en un barco antes, y creo que la emoción contenida era lo que evitaba que vomitara la comida como Wood. O quizás en realidad era porque como había estado en los lomos de mis animales tanto tiempo que a mi cuerpo le era sencillo reconocer las irregularidades de los terrenos, por lo que el movimiento de la barcaza casi no se sentía. Aun así, considerenme como una rareza en esto. Probablemente la gente que ha pasado toda su vida en botes y barcos podía acostumbrarse a eso, así que solo podía tranquilizar a Wood cuando lo que se encontraba en su panza salía sin aviso.
Aún con todo, no me dejaba de maravillar que algo tan extenso y azul existiera cuando llegamos al lago Heimdel. Podías pasar la punta de tus dedos sin congelar por completo tu mano, y Wood me contaba de la fauna que se encontraba bajo nosotras. El viento se sentía tan cálido, tan placentero…
Mucha gente dirá que la decisión de salir de casa, independizarse, salir a ver el mundo, o cosas así, son algo superficiales. Y en un cierto sentido, tienen razón. Quizás, en un futuro más cercano, pasen cosas que me hagan ser el centro de las miradas, u ocurrirán cosas demasiado importantes alrededor del mundo como para que lo mío sea considerado algo como “importante”.
Pero estando en ese lugar, con Wood, sentí que era algo realmente importante para mi, algo que quería atesorar en mis memorias, para sentirlo hoy, mañana, o 50 años más, no importaba.
- … Las tierras de donde provienes…
No es que fuera fría con ella ni nada. Todo lo contrario, mis ojos no podían dejar de ver los alrededores con cada cambio que ocurría. Por eso parecía ida en mis palabras. Si no eran las aves que cantaban durante horas, eran los animales pequeños que se movían con pequeños alimentos. Y si no eran ellos, era la emoción de descubrir los frutos y hierbas de las que me hablaba Leveru, o que compraba en el mercado. Los olores los reconocía, así como las plantas, pero muchas veces no tenía la oportunidad de conocerlas mientras estaban todavía en el tallo, todavía vivas.
- Mira, es Lastia – le comentaba mientras sacaba un pequeño frasco, siendo un poco animada al sacar algo de ella – Es algo muy dulce, ya verás que te ayudará a despejar la cabeza cuando estemos en alta mar… ¡Ah, mira! Hablando de sabores dulces y suaves, unas pequeñas frutas de Rayon. Nos llevaremos unas para el camino.
¿Recuerdan cuando pequeños tenían ese sueño y esperanza de que los llevarían a la tienda que traía solo dulces, y que alguien les diría “pueden comer todo lo que quieran”? Pues, digamos que ese sueño se estaba cumpliendo ligeramente cuando viajabamos brevemente por esas tierras. A ratos lograba contenerme para escuchar los relatos de Wood, en otros me dedicaba a llevarme muchas hierbas para tomar diferentes tés mientras viajábamos. Incluso me dio el tiempo para llevar un fruto rosado con forma de corazón que no conocía. Pero más allá de lo que sentía al estar ahí, a cada momento que podía, le preguntaba sobre más cosas. Quería saber sobre sus tierras, su pueblo, de donde venía. Habían algunas noches en donde nos desvelábamos levemente antes de dormirnos por lo mismo. A veces me contaba sobre cómo eran territoriales algunos licántropos, por lo que tendría que guardar nota mental para la próxima vez que pasaramos por acá.
- ¡Ah, se cuela entre los dedos!
El tiempo apremiaba y dejaba a quienes no lograban alcanzarlo, por lo que nuestra estadía era breve en las playas. A veces podía sentir a Wood contrariada por lo rápido que avanzabamos, pero yo solo podía reirme de cómo la arena se sentía en los pies desnudos. Era todo tan distinto a la dura y congelada tierra del norte que a veces sentía que si pisaba demasiado fuerte la arena me comería. Pero se sentía divertido, y a veces me despertaba los sentidos el sentir el agua que llegaba a la orilla.
Sentía que debíamos detenernos, que todas estas sensaciones tan repentinas iban a acabar con mi pobre corazón. Y eso que apenas pasaba de mis 40.
Los años de estar en el mercado con mi papá me hicieron reconocer los comportamientos de los mercantes. Como cuando mentían en su típica “no puedo bajar más el precio”. Pero también había un equilibrio que tenías que buscar con ellos, algo que dejara contentos a ambas partes. Podías estirar las negociaciones todo lo que querías, pero si estirabas demasiado, llegaba un punto en donde la confianza y la paciencia se agotaban, y eso podía hacer que ambos nos fueramos bastante enojados y con las manos vacías. Por eso negociaba tanto, y de forma tan “mercantil” con el mercader.
En parte, por el precio para que pudieramos viajar. Pero en otra parte, por aquellas pequeñas joyas que me presentó. Era de color rosado, un “cuarzo” le decía. Leveru me había contado de él, era una de las joyas que más quería regalarle a Samantha. Se trataba de una piedra muy hermosa, y los aretes que tenía a la venta tenían un precio… “accesible”, dentro de todo lo humanamente posible. Cuando ambos nos pusimos de acuerdo en los precios, marchamos en la canoa hacia nuestro destino.
- Cuarzo… - murmuré antes que llegara Wood. Las tenía en mi bolsillo, y estuve a punto de sacar para verlas más de cerca, pero instintivamente no lo hice al sentir la voz de mi compañera de viaje.
Leveru me contó una vez que las piedras tienen distintos significados dependiendo de las culturas. Algunas son de tranquilidad, otras de amistad, unas para espantar espíritus. Pero por sobre todo, me dijo que el significado solo se lo podía dar una.
¿Que significado podría tener para Wood?
- Algunas veces veía barcos llegar, pero no me dejaban estar cerca del puerto. Ya ocasionaba demasiados… destrozos en el mercado como para destrozar el puerto también – se lo dije medio en broma, medio en serio. En realidad, había más verdad de lo que quería admitir, aunque si ya sabía la historia de la biblioteca, no creo que le sorprendería esta.
Frente a su pregunta del regateo, no sabía cómo contestársela. No es que fuera nada malo ni deshonesto, pero no era algo que quería contarle en un barco todo roñoso, con olor a pescado y con la probabilidad de que, en cualquier momento, nos movieramos fuerte y volviera a vomitar. Afortunadamente, hizo incapié en otro punto.
En realidad, omitamos el “afortunadamente” anterior.
- Para nada, no planeo esquivar lo de leer. No esta vez al menos – mitad-mitad, como antes – Pero me asalta una duda… - hay un dicho muy famoso en las tierras del norte, uno que dice así: “El Dragón de la Oscuridad sabe más por viejo que por malo” - … ¿me puedes decir el título de ese libro?
El libro tenía una cobertura de color marrón, hecha de cuero de Yak, que no tenía nada escrito delante de el, sino estaba al costado de este. Wood probablemente no entendió mi consulta, pero accedió a decirme el título para satisfacer mi curiosidad del momento
- “El atardecer de la sirvienta”
Creo que mi mano se dirigió hacia mi cara apenas escuché la palabra “atardecer”. Y es que esta chica… me esperaba que al menos se controlara esta vez, que accediera a ayudarme sin presentarme estos… inconvenientes. Pero apuesto que disfrutó todo momento en que le pasó este libro a Wood, sin revisar de lo que se trataba.
- Hay… algo que no te conté de Leveru… y de nuestro grupo de amigas – saqué mi mano de la cara y metí mi mano debajo de mi sombrero para rascarme la cabeza – Ella tiene una fijación por las novelas románticas. Le encanta leerlas, y usualmente las leía cuando nos juntabamos en algunas noches a contarnos relatos, leyendas y cosas que nos pasaban. Pero las novelas de Leveru son algo… tienen un romance… distinto al que encuentras usualmente – no pude evitar sonrojarme cuando daba mis explicaciones, desviando levemente la mirada – Usualmente esos romances son… entre… bueno… chica y chica… osea… del mismo… sexo…
Debo reconocer que, desde que marchamos, no habíamos tocado el tema. Osea, lo de lo que nos gustaba de las otras personas. Por ejemplo, a mi me gustan muchos los chicos un poco más altos que yo, lo que era difícil porque yo ya era tan alta como la mayoría de los dragones de Dundarak, que pudiera abrazarme y hacerme sentir segura… ya saben, lo que cualquier chica de campo se imaginaba a su pareja. En realidad, no podría decir “cualquiera”, porque Leveru no cabría en esa categoría.
El caso es que no sabía qué pensaría Wood sobre ello. Más bien, tampoco me imaginaba con mis propias fantasías relacionadas con el sexo contrario. Dentro de todo, podía sentirse diferente. A lo mejor ella se sentía como el hombre de la relación, o quizás todo lo contrario. Pero no sabía cómo preguntárselo.
- Me imagino que encontraba divertido el que comenzara a leer ese tipo de novelas…
Y es que los otros libros que nos pasó, en efecto, eran sobre estudios: uno, por ejemplo, era sobre cómo desarrollar hábitos de estudio, y otro era para lectura fácil sobre algunas plantas que se encontraban en el mundo. Esos eran más “normales”, pero no podía evitar agregar cosas como esta entremedio.
Siria
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Re: Incuestionablemente amigas [privado] +13
¿Cómo explicarlo? Al principio no había terminado de entender a dónde quería llegar Siria con la temática del libro, es decir, si no quería retrasar lo inevitable, entonces… ¿cuestionaba el gusto literario de su buena amiga? ¿Estaba nerviosa por lo que yo pudiese pensar sobre ellas? Sabía que no podía rivalizar con Leveru, pero necesitaba algo de crédito, me había portado decentemente hasta el momento. Bueno… sin contar mi ironía innata, que me riese a carcajadas de las pequeñas desgracias de los demás y mi total carencia de sentido común… de acuerdo, tal vez aún no le proyectaba la mejor imagen a la dragona. Quizá por eso, me quedé al margen y no hice ninguna acotación a los argumentos de mi compañera; le demostraría que podía confiar en mí y en mi autocontrol. No prejuzgaría.
Qué bueno que Siria no podía leer mis pensamientos. Porque mientras la escuchaba y no sabía qué pensar, me puse a imaginar posibles casos escenarios del presente y del pasado, cuando las amigas eran aún jóvenes y vigorosas. Miré a Siria con cierta suspicacia… “¿Romance entre dos mujeres?” me pregunté a mí misma, como queriendo comenzar a debatir. Eso era como flor con flor o vaca con vaca, tanta sincronía e igualdad que no comprendía el punto “Si no lo puedes devorar, no deberías intentar degustarlo” me mordí el labio inferior, intentando no comenzar con mis comentarios absurdos. “De todas formas, ¿eso no es una amistad…?” mi cabeza se estrujaba intentando encontrarle la explicación a la existencia de un tomo como el que tenía en la mano. Volví a mirarlo con otros ojos y otee la primera hoja; efectivamente “El atardecer de la sirvienta”.
Aún no terminaba de convencerme. Hmmm… ¿por qué sería divertido? pregunté con verdadera curiosidad. En realidad mi pregunta iba más bien enfocada a ¿Por qué alguien escribiría ese tipo de cosas? yo no era una ávida lectora de novelas. Prefería escuchar los relatos de guerras pasadas o la historia de los clanes, tanto amigos como enemigos. Sólo había aprendido a leer para saber cómo preparar venenos sin morir en el intento. Luego aprendí más recetas, pero el puntapié inicial, había sido con un vil propósito. Al menos sacaría algo positivo de todo aquello. De hecho, creo que leer esto contigo, tal vez me ayude a entender la razón de ser de las novelas. No sé… creo que es mejor utilizar el tiempo de ocio en aprender sobre plantas medicinales con un manual, o sobre formas de hacer té con los elementos de cada zona agregué para usar referencias más amenas …que leer sobre las vidas ajenas de personajes que no existen mi comentario terminó en una pregunta involuntariamente.
Negué con la cabeza y me senté sobre una caja de madera, dándole el tomo a Siria. De cualquier modo, comenzaremos con algo más sencillo que eso aseguré, mirando el libro como si fuese una serpiente furiosa. Sentía que sus tapas de cuero querían envolverme para tragarme. Revisé los bolsillos de mi ropa y le di un pergamino, una pluma y tinta con una sonrisa. Vas a copiar algunas oraciones, y te voy a explicar las letras para que las memorices y recuerdes cuál es cual inconscientemente le acaricié el pelo, casi me compadecía por ella, pero esa era la mejor forma. Ya verás que te gustará. Tu ventaja es que ya hablas el lenguaje, ahora sólo tienes que aprender cómo se ve representado
Qué bueno que Siria no podía leer mis pensamientos. Porque mientras la escuchaba y no sabía qué pensar, me puse a imaginar posibles casos escenarios del presente y del pasado, cuando las amigas eran aún jóvenes y vigorosas. Miré a Siria con cierta suspicacia… “¿Romance entre dos mujeres?” me pregunté a mí misma, como queriendo comenzar a debatir. Eso era como flor con flor o vaca con vaca, tanta sincronía e igualdad que no comprendía el punto “Si no lo puedes devorar, no deberías intentar degustarlo” me mordí el labio inferior, intentando no comenzar con mis comentarios absurdos. “De todas formas, ¿eso no es una amistad…?” mi cabeza se estrujaba intentando encontrarle la explicación a la existencia de un tomo como el que tenía en la mano. Volví a mirarlo con otros ojos y otee la primera hoja; efectivamente “El atardecer de la sirvienta”.
Aún no terminaba de convencerme. Hmmm… ¿por qué sería divertido? pregunté con verdadera curiosidad. En realidad mi pregunta iba más bien enfocada a ¿Por qué alguien escribiría ese tipo de cosas? yo no era una ávida lectora de novelas. Prefería escuchar los relatos de guerras pasadas o la historia de los clanes, tanto amigos como enemigos. Sólo había aprendido a leer para saber cómo preparar venenos sin morir en el intento. Luego aprendí más recetas, pero el puntapié inicial, había sido con un vil propósito. Al menos sacaría algo positivo de todo aquello. De hecho, creo que leer esto contigo, tal vez me ayude a entender la razón de ser de las novelas. No sé… creo que es mejor utilizar el tiempo de ocio en aprender sobre plantas medicinales con un manual, o sobre formas de hacer té con los elementos de cada zona agregué para usar referencias más amenas …que leer sobre las vidas ajenas de personajes que no existen mi comentario terminó en una pregunta involuntariamente.
Negué con la cabeza y me senté sobre una caja de madera, dándole el tomo a Siria. De cualquier modo, comenzaremos con algo más sencillo que eso aseguré, mirando el libro como si fuese una serpiente furiosa. Sentía que sus tapas de cuero querían envolverme para tragarme. Revisé los bolsillos de mi ropa y le di un pergamino, una pluma y tinta con una sonrisa. Vas a copiar algunas oraciones, y te voy a explicar las letras para que las memorices y recuerdes cuál es cual inconscientemente le acaricié el pelo, casi me compadecía por ella, pero esa era la mejor forma. Ya verás que te gustará. Tu ventaja es que ya hablas el lenguaje, ahora sólo tienes que aprender cómo se ve representado
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Re: Incuestionablemente amigas [privado] +13
Era un poco difícil de explicar la situación si nunca habías tenido contacto anteriormente con ese tipo de literatura. El inicio era simple: se mostraba a los personajes, sus descripciones, sus problemas y sus vivencias. Luego era la parte que nos gustaba tanto a Samantha como a mi: el cómo los personajes se desarrollaban bajo esos problemas. Como ninguna de las dos sabía leer, dependíamos de Leveru para saber cómo iba la historia. Y en esa parte era muy tierna, porque se muestra a la protagonista de forma muy vulnerable bajo una capa de “llamado del deber”, algo que la hacía fría y difícil de acercarse, y de cómo se abría ante otras personas, especialmente con su Ama.
Claro estaba, ambas nos sonrojábamos cuando escuchábamos la historia, y a ratos le pedíamos a Leveru que parara porque… bueno, algo que se de de mujer a mujer era raro. Osea, el cómo se acercaban, el como se acariciaban… pero siempre le pedíamos que continuara, porque la historia era genuinamente interesante, como si pudieras reemplazar a uno de los protagonistas por un hombre, y hubiera sido mucho más soportable para ambas. Pero aparte de eso, era muy buena novela, porque presentaba a dos personajes complejos que tenían muchas expectativas de la sociedad encima de sus espaldas, el tema de los casorios por obligación, lo de mantener el honor y el apellido de las familias...
Eso… hasta que llegabamos a las escenas de sexo.
Leveru había leído muchas veces ese libro, por lo que se daba el lujo de hacer “experimientos” con nosotras. A veces nos narraba partes mezcladas del libro, por lo que podían estar abrazadas sin problemas en un párrafo, y en el siguiente, habían incidentes con velas, cuerdas y acción tan… extrema, que no podíamos aguantar más allá de un par de líneas. Ella siempre se reía (de ahí que le dije a Wood que pensé que encontraría divertido que lo leyera), pero lo dejaba cuando le pedíamos.
Creo que nunca supimos si ambas mujeres terminaban juntas no. Solo podíamos intuir que la pasaron muy bien en la cama, que no es mucha señal de calidad narrativa que digamos.
- Es algo con lo que bromeábamos mucho cuando eramos adolescentes. Siempre les decía a Leveru y Samantha cosas como “esos libros son de señoras aseñoradas. Solo sirven para hacerse más vieja y metiche” - no pude evitar reír mientras desviaba la mirada, como si sintiera que la vejez me persiguiera – Es irónico, decíamos eso y al final terminamos haciendo cosas de “señoras aseñoradas”, como leer libros o tomar té
… si que se sentía el viejazo cuando decía eso.
Ese sentimiento no duró mucho, ya que Wood sacó de su bolsillo un pergamino junto con una pluma y tinta. Cuando debió sentirse mejor como para salir a tomar aire, debió haber pensado en aquello. Siendo sincera, pensé que esperaríamos a llegar a la biblioteca, o ese “centro del conocimiento” para empezar, pero pensó que era buen momento para dar el primer paso.
Tenía un sentimiento mezclado de ansiedad y miedo. El primero por comenzar, como si mi cuerpo se sintiera preparado y listo para salir a correr por las estepas, y el segundo… era algo más complejo de explicar. ¿Y si era demasiado complicado para mi? No es que fuera una mente brillante, pero mis recuerdos previos siempre me hacían dar la sensación de que se necesitarían años de estudio para lograr un nivel aceptable. ¿Pero y si no lograba siquiera eso después de todo ese tiempo?
El que Wood acariciara mi cabello me ayudó a tranquilizarme un poco, junto con sus palabras. Al menos, la ansiedad de comenzar superaba al miedo.
Entonces, Wood me hizo copiar una frase de un escrito que sacó. Dibujar al menos era fácil, ya que algunas de esas letras tenían formas curiosas. Por ejemplo, una de ellas tenía una forma de luna menguante, lo que hacía fácil dibujarla. ¿Que significado tendría ese dibujo en ese caso? Intentaba imaginarme algo como que dijera “luna menguante”, aunque con la cantidad de letras, no tenía sentido. ¿Y si quizás representaba a que la luna le quitabas cierta cantidad de letras de derecha a izquierda? ¿Sería la letra ele entonces?
Ah, y está tenía forma de un triangulo pero como si tuviera un banquillo de dos piernas debajo de ella. ¿Sería algo como “triangulo muy cansado”? No, eso no era lógico… no coincidía esa línea de pensamiento con lo que narraba Leveru cuando leía. Por que, por ejemplo, ¿ese circulo sería la luna o el sol? Creo que si fuera el sol debería tener algunas lineas que la diferenciaran de la luna, como cuando estabamos en nuestras casas cuando eramos niñas y dibujábamos las estepas.
- … creo que entender el significado de estas letras será más difícil de lo que pensé…
No tenía idea qué me había hecho escribir Wood, pero probablemente estaba bastantante alejado de mis adivinanzas matutinas.
Claro estaba, ambas nos sonrojábamos cuando escuchábamos la historia, y a ratos le pedíamos a Leveru que parara porque… bueno, algo que se de de mujer a mujer era raro. Osea, el cómo se acercaban, el como se acariciaban… pero siempre le pedíamos que continuara, porque la historia era genuinamente interesante, como si pudieras reemplazar a uno de los protagonistas por un hombre, y hubiera sido mucho más soportable para ambas. Pero aparte de eso, era muy buena novela, porque presentaba a dos personajes complejos que tenían muchas expectativas de la sociedad encima de sus espaldas, el tema de los casorios por obligación, lo de mantener el honor y el apellido de las familias...
Eso… hasta que llegabamos a las escenas de sexo.
Leveru había leído muchas veces ese libro, por lo que se daba el lujo de hacer “experimientos” con nosotras. A veces nos narraba partes mezcladas del libro, por lo que podían estar abrazadas sin problemas en un párrafo, y en el siguiente, habían incidentes con velas, cuerdas y acción tan… extrema, que no podíamos aguantar más allá de un par de líneas. Ella siempre se reía (de ahí que le dije a Wood que pensé que encontraría divertido que lo leyera), pero lo dejaba cuando le pedíamos.
Creo que nunca supimos si ambas mujeres terminaban juntas no. Solo podíamos intuir que la pasaron muy bien en la cama, que no es mucha señal de calidad narrativa que digamos.
- Es algo con lo que bromeábamos mucho cuando eramos adolescentes. Siempre les decía a Leveru y Samantha cosas como “esos libros son de señoras aseñoradas. Solo sirven para hacerse más vieja y metiche” - no pude evitar reír mientras desviaba la mirada, como si sintiera que la vejez me persiguiera – Es irónico, decíamos eso y al final terminamos haciendo cosas de “señoras aseñoradas”, como leer libros o tomar té
… si que se sentía el viejazo cuando decía eso.
Ese sentimiento no duró mucho, ya que Wood sacó de su bolsillo un pergamino junto con una pluma y tinta. Cuando debió sentirse mejor como para salir a tomar aire, debió haber pensado en aquello. Siendo sincera, pensé que esperaríamos a llegar a la biblioteca, o ese “centro del conocimiento” para empezar, pero pensó que era buen momento para dar el primer paso.
Tenía un sentimiento mezclado de ansiedad y miedo. El primero por comenzar, como si mi cuerpo se sintiera preparado y listo para salir a correr por las estepas, y el segundo… era algo más complejo de explicar. ¿Y si era demasiado complicado para mi? No es que fuera una mente brillante, pero mis recuerdos previos siempre me hacían dar la sensación de que se necesitarían años de estudio para lograr un nivel aceptable. ¿Pero y si no lograba siquiera eso después de todo ese tiempo?
El que Wood acariciara mi cabello me ayudó a tranquilizarme un poco, junto con sus palabras. Al menos, la ansiedad de comenzar superaba al miedo.
Entonces, Wood me hizo copiar una frase de un escrito que sacó. Dibujar al menos era fácil, ya que algunas de esas letras tenían formas curiosas. Por ejemplo, una de ellas tenía una forma de luna menguante, lo que hacía fácil dibujarla. ¿Que significado tendría ese dibujo en ese caso? Intentaba imaginarme algo como que dijera “luna menguante”, aunque con la cantidad de letras, no tenía sentido. ¿Y si quizás representaba a que la luna le quitabas cierta cantidad de letras de derecha a izquierda? ¿Sería la letra ele entonces?
Ah, y está tenía forma de un triangulo pero como si tuviera un banquillo de dos piernas debajo de ella. ¿Sería algo como “triangulo muy cansado”? No, eso no era lógico… no coincidía esa línea de pensamiento con lo que narraba Leveru cuando leía. Por que, por ejemplo, ¿ese circulo sería la luna o el sol? Creo que si fuera el sol debería tener algunas lineas que la diferenciaran de la luna, como cuando estabamos en nuestras casas cuando eramos niñas y dibujábamos las estepas.
- … creo que entender el significado de estas letras será más difícil de lo que pensé…
No tenía idea qué me había hecho escribir Wood, pero probablemente estaba bastantante alejado de mis adivinanzas matutinas.
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