De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
Página 1 de 1. • Comparte
De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
Soñé.
Soñé contigo, otra vez.
¿O te soñé, sin ti?
No lo sé.
No sé muchas cosas.
Estoy jodido, en eso sí tengo certeza.
¿...Ah, siquiera estaba durmiendo?
...
Parpadeé un par de veces en respuesta a ese último pensamiento, y entonces fui consciente de lo que me rodeaba. El claro ante mi era espacioso y la luna resplandecía en todo lo alto, dando luz a cada rincón del lugar. Los árboles lindantes parecían hacer de barrera, como si esforzaran por mantener a raya la oscuridad.
Era una vista preciosa. Digna de soñarse, si eso. Pero pertenecía a la realidad. Estaba despierto, y aún así...
¿Acaso mis sueños no pueden ya con tanta carga?
Y ahora tu presencia se filtra hasta la vigilia, y en la calma estás tú, y allí donde vaya estás tú...
Alcé la mirada como buscando auxilio en las estrellas. En ese momento los astros brillaban indiferentes, como lo harían el día siguiente y como lo hicieron 80 años atrás. La rabia que me causó en su momento esa injusticia ahora no era sino asfixiante melancolía. Me recompuse como pude, ayudándome con mi bastón para levantarme. Me quité el sombrero la vez que el báculo dejaba mi otra mano, y me abrí de brazos, encarando la luna.
Este era un duelo. Un duelo ajeno a las armas o a la violencia. La noche respondió a mi desafío con una corriente de aire fresco, que meció el follaje, junto con mi cabello y mis ropajes. Era evidente el significado tras esto: Para el cielo nocturno yo no era distinto a los árboles que me rodeaban. Mi sentir no era distinto al de las plantas, y mi dolor no era distinto al de los insectos.
¿Quién era más osado? ¿El elfo que demandaba respuestas a la noche? ¿O la noche, que lo ignoraba? Era una pregunta que me hacía desde hace mucho, pero no la respondería en esa oportunidad. No, esa noche mis palabras estaban dirigidas a alguien más.
El bastón tocó el suelo, y su chasquido fracturó el silencio que me envolvía. Aproveché el momento, y hablé.
-No lo entiendo -me quejé con voz notablemente temblorosa-. ¿Por que me lo pediste? ¿Cómo esperas que cumpla mi promesa?
Di una giro completo, pasando mis ojos por cada estrella en el cielo. Ninguna iba a evitar mis palabras.
...Podía percibir algo con los oídos, no sabía el qué.
-¡Sabías que no sería capaz! Si lo sabías y me lo pediste, ¡deseabas mi sufrimiento! -mi voz perdía calma con cada palabra, a la vez que la desesperación la teñía con más fuerza.
Di otro giro, como si darle la espalda le diera oportunidad a las estrellas de apuñalarme.
-¡Y si no lo sabías, no me conocías en verdad! Si no me conocías, ¡todo ese tiempo fue una mentira!
...El sonido tomó fuerza, era algo que se me hacía familiar.
-¿O acaso hay algo más? ¡¿Hay algo que no veo, que no entiendo?! ¡Dímelo! -grité al cielo nocturno, en más una súplica que una orden.
Me detuve en ese momento, al sentir su calor.
El sonido era una canción, una que conocía demasiado bien. Cerré los ojos por temor a que ese momento se hiciera trizas con mi mirada. Era algo que no podía permitirme, que no podía rechazar.
Sentí el calor de su mano en mi hombro izquierdo, la otra sujetando la mía propia, su aroma dulce frente a mí. Hice lo posible por no desmoronarme...
Y finalmente, di un paso. Y otro. Y una vuelta, y otro paso. Lo que escuchaba era su canción favorita y ahora mi canción favorita. Y como miles de noches antes de esa, dejé que mi cuerpo reaccionara solo ante la música. Me aferré a aquella sensación tenue y serena, y acompañé el vals con mi débil voz.
Respiré hondo, con dificultad. Sabía que aquello era imposible, y que mañana seguiría donde me quedé hoy. Pero...
¿Cómo podía rechazarla?
No pude evitarlo. Eventualmente abrí los ojos, y me maldije mil veces, y me maldije un millón más. Busqué su rostro con la mirada, y no encontré sino la noche vacía. Mis piernas fallaron, sometidas a la pesada carga. Terminé de rodillas en el suelo, abrazándome el pecho desesperadamente, aferrándome como pude a su calor restante.
Pero el aire frío me lo arrancó poco a poco, y con él se llevó lo que quedaba de mi voluntad. Mis ojos se nublaron con la tristeza, y gota a gota la calidez de mis lágrimas sustituyó la calidez de ella. Me encogí en el suelo, abrumado por la pena de perderla otra vez.
Mi voz se quebró por el llanto. Y así como mis ojos, mi mente se nubló, llena de un único pensamiento.
En esa bella noche, en el claro más bonito que me había encontrado, la luna y las estrellas fueron testigo de la lucha de un elfo con la vida misma.
-Aurora... -gimoteé, desmoronado entre la hierba- Aurora-a...
En esta ocasión, como en todas las anteriores, el elfo había perdido.
Soñé contigo, otra vez.
¿O te soñé, sin ti?
No lo sé.
No sé muchas cosas.
Estoy jodido, en eso sí tengo certeza.
¿...Ah, siquiera estaba durmiendo?
...
Parpadeé un par de veces en respuesta a ese último pensamiento, y entonces fui consciente de lo que me rodeaba. El claro ante mi era espacioso y la luna resplandecía en todo lo alto, dando luz a cada rincón del lugar. Los árboles lindantes parecían hacer de barrera, como si esforzaran por mantener a raya la oscuridad.
Era una vista preciosa. Digna de soñarse, si eso. Pero pertenecía a la realidad. Estaba despierto, y aún así...
¿Acaso mis sueños no pueden ya con tanta carga?
Y ahora tu presencia se filtra hasta la vigilia, y en la calma estás tú, y allí donde vaya estás tú...
Alcé la mirada como buscando auxilio en las estrellas. En ese momento los astros brillaban indiferentes, como lo harían el día siguiente y como lo hicieron 80 años atrás. La rabia que me causó en su momento esa injusticia ahora no era sino asfixiante melancolía. Me recompuse como pude, ayudándome con mi bastón para levantarme. Me quité el sombrero la vez que el báculo dejaba mi otra mano, y me abrí de brazos, encarando la luna.
Este era un duelo. Un duelo ajeno a las armas o a la violencia. La noche respondió a mi desafío con una corriente de aire fresco, que meció el follaje, junto con mi cabello y mis ropajes. Era evidente el significado tras esto: Para el cielo nocturno yo no era distinto a los árboles que me rodeaban. Mi sentir no era distinto al de las plantas, y mi dolor no era distinto al de los insectos.
¿Quién era más osado? ¿El elfo que demandaba respuestas a la noche? ¿O la noche, que lo ignoraba? Era una pregunta que me hacía desde hace mucho, pero no la respondería en esa oportunidad. No, esa noche mis palabras estaban dirigidas a alguien más.
El bastón tocó el suelo, y su chasquido fracturó el silencio que me envolvía. Aproveché el momento, y hablé.
-No lo entiendo -me quejé con voz notablemente temblorosa-. ¿Por que me lo pediste? ¿Cómo esperas que cumpla mi promesa?
Di una giro completo, pasando mis ojos por cada estrella en el cielo. Ninguna iba a evitar mis palabras.
...Podía percibir algo con los oídos, no sabía el qué.
-¡Sabías que no sería capaz! Si lo sabías y me lo pediste, ¡deseabas mi sufrimiento! -mi voz perdía calma con cada palabra, a la vez que la desesperación la teñía con más fuerza.
Di otro giro, como si darle la espalda le diera oportunidad a las estrellas de apuñalarme.
-¡Y si no lo sabías, no me conocías en verdad! Si no me conocías, ¡todo ese tiempo fue una mentira!
...El sonido tomó fuerza, era algo que se me hacía familiar.
-¿O acaso hay algo más? ¡¿Hay algo que no veo, que no entiendo?! ¡Dímelo! -grité al cielo nocturno, en más una súplica que una orden.
Me detuve en ese momento, al sentir su calor.
El sonido era una canción, una que conocía demasiado bien. Cerré los ojos por temor a que ese momento se hiciera trizas con mi mirada. Era algo que no podía permitirme, que no podía rechazar.
Sentí el calor de su mano en mi hombro izquierdo, la otra sujetando la mía propia, su aroma dulce frente a mí. Hice lo posible por no desmoronarme...
Y finalmente, di un paso. Y otro. Y una vuelta, y otro paso. Lo que escuchaba era su canción favorita y ahora mi canción favorita. Y como miles de noches antes de esa, dejé que mi cuerpo reaccionara solo ante la música. Me aferré a aquella sensación tenue y serena, y acompañé el vals con mi débil voz.
-Tan dulce cantaba el sauce
que oyendo la melodía
el arroyo se dormía
serenamente en su cauce...
que oyendo la melodía
el arroyo se dormía
serenamente en su cauce...
Respiré hondo, con dificultad. Sabía que aquello era imposible, y que mañana seguiría donde me quedé hoy. Pero...
-Y así en las noches más bellas
aquél diáfano arroyuelo
copiaba tan bien el cielo
que el sauce...
aquél diáfano arroyuelo
copiaba tan bien el cielo
que el sauce...
¿Cómo podía rechazarla?
No pude evitarlo. Eventualmente abrí los ojos, y me maldije mil veces, y me maldije un millón más. Busqué su rostro con la mirada, y no encontré sino la noche vacía. Mis piernas fallaron, sometidas a la pesada carga. Terminé de rodillas en el suelo, abrazándome el pecho desesperadamente, aferrándome como pude a su calor restante.
Pero el aire frío me lo arrancó poco a poco, y con él se llevó lo que quedaba de mi voluntad. Mis ojos se nublaron con la tristeza, y gota a gota la calidez de mis lágrimas sustituyó la calidez de ella. Me encogí en el suelo, abrumado por la pena de perderla otra vez.
-que el sauce pescaba estrellas...
Mi voz se quebró por el llanto. Y así como mis ojos, mi mente se nubló, llena de un único pensamiento.
En esa bella noche, en el claro más bonito que me había encontrado, la luna y las estrellas fueron testigo de la lucha de un elfo con la vida misma.
-Aurora... -gimoteé, desmoronado entre la hierba- Aurora-a...
En esta ocasión, como en todas las anteriores, el elfo había perdido.
Última edición por Mefisto el Mar Mayo 28 2019, 18:47, editado 5 veces
Mefisto
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 165
Nivel de PJ : : 1
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
La silenciosa figura de la mujer mariposa caminó atravesado el espeso bosque, dejando únicamente el sonido de sus ligeros pasos. Ruru una vez más se aventuró a los desconocido de las grandes tierras de Aerandir, buscando a los niños insecto perdidos, pero una vez mas, el hilo que la llevó a adentrarse en ese bosque era falso. Ruru caminó sin perder su dignidad y orgullo de reina, pero con una tenue aura de depresión a su alrededor.
La mariposa azul entonces escuchó el murmullo del viento que acarreaba el sollozo de un hombre ¿Estaba llorando? Cualquier otro podría haber proseguido el camino alegando no ser su responsabilidad, pero Ruru era distinta, su noble corazón no podía dejar a una persona llorar sola en medio del bosque.
Persiguiendo la voz del desconocido, la joven gobernante de insectos llegó hasta un hombre agazapado en el suelo, lamentándose y llorando el nombre de una mujer. Ruru lo miró, aparentemente inexpresiva por la incapacidad de gesticular por su rostro de insecto pero preocupada y confundida debajo de esa apariencia de mariposa.
Se acercó lentamente para no alertar ni asustar al hombre, sus antenas se movían nerviosamente y sus replegadas alas azuladas-moradas se movían también al mismo compás ¿Que podía decirle al desconsolado hombre cuando para empezar no podía hablar el idioma verbal? La jovem mujer mariposa se arrodilló a su lado, y con timidez escribió con su propio dedo en el suelo:
Señor ¿Se encuentra bien?
Ruru bajó su cabeza sintiéndose un tanto tonta y culpable, sabía perfectamente que ese hombre estaba mal, sino no estaría llorando, pero no sabía como tratar con, lo que Ruru pensaba, un hombre humano. La mujer mariposa, quedó estática un segundo, como si recordara algo, y entonces, rápidamente, borra lo que escribió en el suelo para luego levantarse y sentarse un poco lejos de él, lo suficiente para no invadir su espacio privado pero a su vez lo suficientemente cerca como para que otara su presencia. Ruru pensó que tal vez lo mejor era dejar que el hombre llorase y se lamentase hasta quedar satisfecho y una vez se desahogase, ofrecerle su compañía.
Esperando, la mujer insecto, ayudándose de su vaina de la espada, escribio en el suelo, anticipando el momento en que el "humano" alzase la cabeza para mirarla: "mi nombre es Ruru, puedes llamarme Lazuli si lo deseas. ¿Puedo saber su nombre?"
La mariposa azul entonces escuchó el murmullo del viento que acarreaba el sollozo de un hombre ¿Estaba llorando? Cualquier otro podría haber proseguido el camino alegando no ser su responsabilidad, pero Ruru era distinta, su noble corazón no podía dejar a una persona llorar sola en medio del bosque.
Persiguiendo la voz del desconocido, la joven gobernante de insectos llegó hasta un hombre agazapado en el suelo, lamentándose y llorando el nombre de una mujer. Ruru lo miró, aparentemente inexpresiva por la incapacidad de gesticular por su rostro de insecto pero preocupada y confundida debajo de esa apariencia de mariposa.
Se acercó lentamente para no alertar ni asustar al hombre, sus antenas se movían nerviosamente y sus replegadas alas azuladas-moradas se movían también al mismo compás ¿Que podía decirle al desconsolado hombre cuando para empezar no podía hablar el idioma verbal? La jovem mujer mariposa se arrodilló a su lado, y con timidez escribió con su propio dedo en el suelo:
Señor ¿Se encuentra bien?
Ruru bajó su cabeza sintiéndose un tanto tonta y culpable, sabía perfectamente que ese hombre estaba mal, sino no estaría llorando, pero no sabía como tratar con, lo que Ruru pensaba, un hombre humano. La mujer mariposa, quedó estática un segundo, como si recordara algo, y entonces, rápidamente, borra lo que escribió en el suelo para luego levantarse y sentarse un poco lejos de él, lo suficiente para no invadir su espacio privado pero a su vez lo suficientemente cerca como para que otara su presencia. Ruru pensó que tal vez lo mejor era dejar que el hombre llorase y se lamentase hasta quedar satisfecho y una vez se desahogase, ofrecerle su compañía.
Esperando, la mujer insecto, ayudándose de su vaina de la espada, escribio en el suelo, anticipando el momento en que el "humano" alzase la cabeza para mirarla: "mi nombre es Ruru, puedes llamarme Lazuli si lo deseas. ¿Puedo saber su nombre?"
Ruru Lepidoptera
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 121
Nivel de PJ : : 0
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
Maldición. Odio estos jodidos bosques, especialmente en la noche. No veo un carajo, y los mosquitos me han picado más veces de las que puedo contar.
Tatsuya cabalgaba lentamente por una vereda en la espesura del bosque, anhelando llegar lo más pronto posible al puerto de Lunargenta. Todavía le quedaba un largo camino por delante, y sin un compañero con el que charlar y la soledad de la noche como compañía, se aburría cada vez más, y los párpados le comenzaban a pesar. Para mantenerse entretenido, intentaba pensar en una idea que no había parado de resonar en su cabeza una vez se le presentó: regresar a la patria. Luego de tantos años en el exilio, sin poner un pie en el archipiélago illidense, existía la posibilidad de regresar, inhalar una vez más aquél olor a cloaca con agua marina. "Quasimodo" era el nombre del tipo que lo llevaría hasta allá, ¡y gratis!, a cambio de una peligrosa misión.
Abruptamente, el caballo se detuvo, liberando al brujo del yugo de sus pensamientos. Parecía agotado y asustado, de alguna manera. Intentó arrear un par de veces, pero de nada sirvió: el caballo se negaba a seguir órdenes.
-Robar un caballo es como tirar una moneda al aire: o bien te quedas con uno decente, o te condenas a uno tan necio e inútil como un humano. Los caballos aprenden de sus dueños; para la próxima no se lo robo a un escudero borracho, eso seguro.
En cuanto interrumpió su monólogo, en la lejanía escuchó el ridículo gimoteo de lo que parecía sonar como una ardilla estrangulada en las cuerdas de un violín. Alcanzó a entender algo como un nombre propio: "¿Aurora?". "Debe ser un pobre bastardo que se perdió y ahora está pensando en su última fulana", concluyó en un inicio. Mientras se dirigía al caballo para buscar su farol, percibió los pasos de una segunda persona, acercándose al desdichado papanatas. ¿Una pareja discutiendo, quizás? Bingo. Algo de dinero deben de llevar encima.
Tomó su farol, lo colgó de su cinturón y se aproximó paulatinamente al mausoleo del moribundo llorón. Y allí lo vio, en una especie de posición fetal, quizás chupándose el dedo, aunque no consiguió distinguirlo del todo. A su lado yacía erguida una criatura extraña y espantosa, sacada de un cuento de terror para niños. Esta escribía una especie de mensaje en la hierba con la vaina de su espada. Tatsuya le otorgó algo de tiempo para que terminara de escribir el mensaje, y se decepcionó al acabar de leerlo. Finalmente, la brisa comenzó a silbar con mayor fuerza, sacudiendo las hojas de los árboles, que crepitaban apaciblemente.
-¿Ya estamos en esa época del año? ¿Llegó la temporada de apareamiento para las bestias? He de decir que tengo algo de curiosidad, nunca había captado a una... en el acto, ya sabes. Pero, ¿una bestia-mosca con un elfo, en mitad del bosque? Joder, eso sí que es salvaje.
Tatsuya desenvainó su espada, y su hoja silbó al compás de la brisa.
-Odio interrumpir, pero vengo en busca de caridad. ¿No tendrán algo de oro, para un pobretón como yo?
Tatsuya cabalgaba lentamente por una vereda en la espesura del bosque, anhelando llegar lo más pronto posible al puerto de Lunargenta. Todavía le quedaba un largo camino por delante, y sin un compañero con el que charlar y la soledad de la noche como compañía, se aburría cada vez más, y los párpados le comenzaban a pesar. Para mantenerse entretenido, intentaba pensar en una idea que no había parado de resonar en su cabeza una vez se le presentó: regresar a la patria. Luego de tantos años en el exilio, sin poner un pie en el archipiélago illidense, existía la posibilidad de regresar, inhalar una vez más aquél olor a cloaca con agua marina. "Quasimodo" era el nombre del tipo que lo llevaría hasta allá, ¡y gratis!, a cambio de una peligrosa misión.
Abruptamente, el caballo se detuvo, liberando al brujo del yugo de sus pensamientos. Parecía agotado y asustado, de alguna manera. Intentó arrear un par de veces, pero de nada sirvió: el caballo se negaba a seguir órdenes.
-Robar un caballo es como tirar una moneda al aire: o bien te quedas con uno decente, o te condenas a uno tan necio e inútil como un humano. Los caballos aprenden de sus dueños; para la próxima no se lo robo a un escudero borracho, eso seguro.
En cuanto interrumpió su monólogo, en la lejanía escuchó el ridículo gimoteo de lo que parecía sonar como una ardilla estrangulada en las cuerdas de un violín. Alcanzó a entender algo como un nombre propio: "¿Aurora?". "Debe ser un pobre bastardo que se perdió y ahora está pensando en su última fulana", concluyó en un inicio. Mientras se dirigía al caballo para buscar su farol, percibió los pasos de una segunda persona, acercándose al desdichado papanatas. ¿Una pareja discutiendo, quizás? Bingo. Algo de dinero deben de llevar encima.
Tomó su farol, lo colgó de su cinturón y se aproximó paulatinamente al mausoleo del moribundo llorón. Y allí lo vio, en una especie de posición fetal, quizás chupándose el dedo, aunque no consiguió distinguirlo del todo. A su lado yacía erguida una criatura extraña y espantosa, sacada de un cuento de terror para niños. Esta escribía una especie de mensaje en la hierba con la vaina de su espada. Tatsuya le otorgó algo de tiempo para que terminara de escribir el mensaje, y se decepcionó al acabar de leerlo. Finalmente, la brisa comenzó a silbar con mayor fuerza, sacudiendo las hojas de los árboles, que crepitaban apaciblemente.
-¿Ya estamos en esa época del año? ¿Llegó la temporada de apareamiento para las bestias? He de decir que tengo algo de curiosidad, nunca había captado a una... en el acto, ya sabes. Pero, ¿una bestia-mosca con un elfo, en mitad del bosque? Joder, eso sí que es salvaje.
Tatsuya desenvainó su espada, y su hoja silbó al compás de la brisa.
-Odio interrumpir, pero vengo en busca de caridad. ¿No tendrán algo de oro, para un pobretón como yo?
Tatsuya Suō
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 136
Nivel de PJ : : 1
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
Me encontraba en una vorágine. Forcejeaba mi camino hacia la superficie, y al atreverme a tomar una bocanada de aire, las olas me empujaban otra vez al fondo. Me ahogaba. Me ahogaba en desesperación, y no agua, porque estaba en la tierra, no en el mar. No me rodeaba la marea, sino el silencio. Eso, hasta que un ruido me sacó de las tormentosas corrientes de mi propia mente.
Cesé mi llanto, aguzando el oído. Eran pasos. Pasos que se acercaban, pasos reales.
Al darme cuenta de esto mi cuerpo se tensó como solía hacer frente al peligro, pero no empecé a trazar planes de escape o hacer distancia como estaba acostumbrado. La desesperación hizo de combustible, y pude sentir el arder de mi interior. ¿Era odio? ¿Ira? No sabría decirlo con exactitud, pero al momento de girar la cabeza en dirección a quien se acercaba, sé que no tenía intenciones de huir, o de buscar la vuelta.
Busqué con los ojos al intruso, con el único y ferviente deseo de arrancarle la garganta al idiota que se atrevió a irrumpir en ese claro, fuese hombre, mujer, bestia o aparición. Habría de verme como un animal arrinconado a ojos ajenos.
¿...?
Parpadeé, y con esa misma velocidad se apagó la hostilidad que me carcomía las tripas. Esa sensación era nueva, y me causó cierta curiosidad, pero dejé de lado aquellos pensamientos y forcé los ojos. Era una figura humanoide, pero aquello no era humano. Se acercaba lentamente, pero no parecía acechar. Quizá afectado por el dolor previo, con nueva valentía o con recién encontradas ganas de morir, ignoré mis instintos y mantuve terreno. Me limpié la cara con la manga, y observé a aquella entidad abrirse paso entre la noche.
¿Un hombre-bestia?
Observé mejor las características del invitado inesperado. ¿Invitada?
"...y mi dolor no era distinto al de los insectos". Recordé. No pude sino suspirar por la ironía.
Seguí sus movimientos con la mirada cargada de anticipación: Podría ocurrir cualquier cosa.
Y cuando se agachó y escribió en el suelo, me di cuenta de que carecía de imaginación, pues eso no lo esperaba.
¡Si se comporta como una adorable noble!
Tras preguntar por mi condición (...y llamarme señor), la 'dama' se retiró un par de metros, presentándose usando el mismo método de comunicación. Solté una risita mental, al pensar que aquello tenía más formación que la mayoría de hombres que conocía, pues sabía escribir, y por ende, leer.
Una segunda voz me tomó desprevenido. Parecía haberme distraído viendo lo que hacía la tal Lazuli, pues no me percaté de una segunda presencia. La cosa es que no intentaba pasar desapercibida, viniendo con un farol y anunciando su presencia a toda voz.
El comentario del hombre me hizo soltar una leve carcajada. Ambos por la osadía necesaria para decir aquello, y porque lo que dijo me causó gracia.
-No creo ni que sea fisiológicamente posible, compadre -me levanté del suelo, con la vista pegada al descarado de kimono-. Pero te invito a intentarlo -señalé con ambos brazos en dirección a la 'bestia-mosca', mientras incliné el torso en una leve reverencia-. A mí también me causa curiosidad, ahora que lo mencionas. -añadí con una sonrisa mordaz.
Sólo me percaté del arma a mitad de mi diálogo, pero aquello no hizo sino alargar mi sonrisa. En especial cuando el hombre desenvainó el sable, que reflejó la luna.
La noche me jode como puede, ¿eh? ¿Me devuelve mis palabras con un insecto gigante y un bandido?
-Me temo que no tengo ni aeros, oro aún menos. Pareciera que usted está mejor equipado que este vagabundo, de hecho -señalé con la mirada a mi sombrero y bastón, que descansaban en la tierra, y luego al arma del extraño-. ¡Pero tranquilo! -levanté las cejas-¡Sé donde puedes encontrar lo que buscas!
¿Por qué será que siempre que me encuentro en situaciones curiosas, aparecen de la nada de dos a tres personas?
Cesé mi llanto, aguzando el oído. Eran pasos. Pasos que se acercaban, pasos reales.
Al darme cuenta de esto mi cuerpo se tensó como solía hacer frente al peligro, pero no empecé a trazar planes de escape o hacer distancia como estaba acostumbrado. La desesperación hizo de combustible, y pude sentir el arder de mi interior. ¿Era odio? ¿Ira? No sabría decirlo con exactitud, pero al momento de girar la cabeza en dirección a quien se acercaba, sé que no tenía intenciones de huir, o de buscar la vuelta.
Busqué con los ojos al intruso, con el único y ferviente deseo de arrancarle la garganta al idiota que se atrevió a irrumpir en ese claro, fuese hombre, mujer, bestia o aparición. Habría de verme como un animal arrinconado a ojos ajenos.
¿...?
Parpadeé, y con esa misma velocidad se apagó la hostilidad que me carcomía las tripas. Esa sensación era nueva, y me causó cierta curiosidad, pero dejé de lado aquellos pensamientos y forcé los ojos. Era una figura humanoide, pero aquello no era humano. Se acercaba lentamente, pero no parecía acechar. Quizá afectado por el dolor previo, con nueva valentía o con recién encontradas ganas de morir, ignoré mis instintos y mantuve terreno. Me limpié la cara con la manga, y observé a aquella entidad abrirse paso entre la noche.
¿Un hombre-bestia?
Observé mejor las características del invitado inesperado. ¿Invitada?
"...y mi dolor no era distinto al de los insectos". Recordé. No pude sino suspirar por la ironía.
Seguí sus movimientos con la mirada cargada de anticipación: Podría ocurrir cualquier cosa.
Y cuando se agachó y escribió en el suelo, me di cuenta de que carecía de imaginación, pues eso no lo esperaba.
¡Si se comporta como una adorable noble!
Tras preguntar por mi condición (...y llamarme señor), la 'dama' se retiró un par de metros, presentándose usando el mismo método de comunicación. Solté una risita mental, al pensar que aquello tenía más formación que la mayoría de hombres que conocía, pues sabía escribir, y por ende, leer.
Una segunda voz me tomó desprevenido. Parecía haberme distraído viendo lo que hacía la tal Lazuli, pues no me percaté de una segunda presencia. La cosa es que no intentaba pasar desapercibida, viniendo con un farol y anunciando su presencia a toda voz.
El comentario del hombre me hizo soltar una leve carcajada. Ambos por la osadía necesaria para decir aquello, y porque lo que dijo me causó gracia.
-No creo ni que sea fisiológicamente posible, compadre -me levanté del suelo, con la vista pegada al descarado de kimono-. Pero te invito a intentarlo -señalé con ambos brazos en dirección a la 'bestia-mosca', mientras incliné el torso en una leve reverencia-. A mí también me causa curiosidad, ahora que lo mencionas. -añadí con una sonrisa mordaz.
Sólo me percaté del arma a mitad de mi diálogo, pero aquello no hizo sino alargar mi sonrisa. En especial cuando el hombre desenvainó el sable, que reflejó la luna.
La noche me jode como puede, ¿eh? ¿Me devuelve mis palabras con un insecto gigante y un bandido?
-Me temo que no tengo ni aeros, oro aún menos. Pareciera que usted está mejor equipado que este vagabundo, de hecho -señalé con la mirada a mi sombrero y bastón, que descansaban en la tierra, y luego al arma del extraño-. ¡Pero tranquilo! -levanté las cejas-¡Sé donde puedes encontrar lo que buscas!
¿Por qué será que siempre que me encuentro en situaciones curiosas, aparecen de la nada de dos a tres personas?
Mefisto
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 165
Nivel de PJ : : 1
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
Ruru movió sus antenas en cuando escuchó una nueva voz ¿Un hombre? La mujer mariposa, mas curiosa que alarmada, se puso de pie y miró curiosamente ala figura, que se acercaba, decir sus descaradas suposiciones. En cuanto Ruru comprendió lo que ese hombre dijo, extendió amenazantemente sus azules y lilosas alas de mariposa, como si dijese que no era una mosca y a su vez mostrase su molestia ante las insolentes palabras del brujo.
"¡Click click click click! Click cli-....."
- off-rol:
- En lal engua de los insectos quiere decir; ¡Que hombre más grosero y mal educado! Soy una reina entregada a mi gente, jamá-....
Exclamando molesta con su extraña voz de insecto, la mujer-bestia tomó una postura ofendida ¡Que hombre mas salvaje! Podía comprender, debido a la rareza de los hombre-insectos, que sintiese rechazo o incluso miedo de ella ¡Pero osar afirmar que era una mujer capaz de fornicar en medio de un bosque! Habiendo sido criada como una futura reina insecto, Ruru poseía un fuerte orgullo y si algo detestaba, era que pusieran su moralidad y educación en duda.
Recordando que casi nadie que no fuera de su gente sabía la lengua de los insectos, la ofendida Ruru guardó silencio ¡Una reina debe mantener la compostura en todo momento! Recuperando su postura y aura noble, la mujer replegó sus grandes alas y esperó pacientemente que el desconocido dijese de una ve que quería de ellos ¡Era ingenua pero no tonta! Sabía perfectamente que no era casualidad que ese tipo de aproximase a ellos porque si y, francamente, no se creía que viniese a preguntar por el bienestar del elfo desconocido.
Confirmando sus sospechas, Ruru desenvainó su espada echa de piedras azuladas e medida que veía al desconocido hacerlo con la suya. Lo mas sabio hubiera sido escapar y dejar de carnada al elfo, otro probablemente lo hubiera echo, peor no Ruru; Ella jamás dejaría a una persona desarmada (Aunque poseía un palo) sola con un sujeto tan peligroso. Posicionándose justo delante de Mefisto con una postura protectora, preparó su espada y cuerpo, como si mostrasen la emoción de su dueña, sus antenas estaban quietas pero erguidas y atentas.
"......"
Suspirando, con la vaina, Ruru escribió una advertencia en el suelo; Por favor, vuelva por donde vino. Ninguno quiere problemas, y tampoco poseo nada que pueda interesarle.. Incluso sin mucha experiencia, sabía que su advertencia caería en saco roto pero igualmente, obedeciendo a su noble forma de ser, le dio al amenazante sujeto una oportunidad para irse ¿Por menosprecio? No, Ruru jamás trataría a nadie de menos, pero si algo odiaba la joven mariposa es ser herida y herir a otros en batallas ¡Si podía evitar peleas, lo haría! Pero en el fondo entendía que si no peleaba, ese hombre no dudaría en hacerle daño tanto a ella como al elfo, como reina, debía vivir para hacer su "colmena" brillar en una nueva vida una vez más.
Ruru Lepidoptera
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 121
Nivel de PJ : : 0
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
Tatsuya levantó las cejas ante la proposición del elfo. Casi desde un inicio había concluído que el botín de la pareja sería, con la mejor de las suertes, bastante malo, y bastó con aquél breve intercambio de palabras para saber que sería inexistente. Luego estaba el peligro de la mujer-mosca, quien en contraste con su apariencia salvaje portaba la elegancia de una bonita espada, ¡y de piedras azules! Y yo que creí que iba a escupirme alguna baba verde para defenderse. Pensó por treinta y tres segundos si era factible arrancarle el brazo y llevarse la espada, examinándola de reojo, con lo poco que la penumbra de la noche le dejaba ver: si bien, la hoja se veía bonita y elegante, no parecía tan práctica para el combate y estaba algo desgastada. Tampoco conocía a ningún coleccionista en Lunargenta tan ingenuo como para invertir su dinero en una espada que no estuviera tan inmaculada como el coño de la princesa. Decepcionado, envainó la espada y esbozó una sonrisa.
-¡Pero sí que estamos ante una buena noche! Hace fresco, abundan estrellas en el cielo como basura en Beltrexus, y el viento nos ha reunido aquí, en este mismo momento. Permítanme presentarme: soy Tatsuya. - estuvo a punto de hacer una reverencia, como la tradición de su familia lo exige, pero mientras inclinaba la cabeza recordó todo a lo que había renunciado, y se recompuso. - Tú, elfo, creo que mencionaste algo sobre "encontrar lo que busco". Soy todo oídos
Se acercó y tomó asiento al lado del elfo, tomando su cantimplora y vertiendo algo de vino en sus labios resecos. A continuación, se la extendió al orejudo.
-Te ves mal, amigo: ojos hinchados, piel pálida, son claros síntomas del mal que llamamos "mariconería". Para tu fortuna, conozco dos remedios: una bofetada rompemuelas, o un sorbo de vino y dos rameras. Dime cuál prefieres. - se volteó para hablar con la bestia - Y por cierto, mosca, no tengo idea de cómo leer. Así que sería mejor que comiences a hablarme. A diferencia de ti, no muerdo.
-¡Pero sí que estamos ante una buena noche! Hace fresco, abundan estrellas en el cielo como basura en Beltrexus, y el viento nos ha reunido aquí, en este mismo momento. Permítanme presentarme: soy Tatsuya. - estuvo a punto de hacer una reverencia, como la tradición de su familia lo exige, pero mientras inclinaba la cabeza recordó todo a lo que había renunciado, y se recompuso. - Tú, elfo, creo que mencionaste algo sobre "encontrar lo que busco". Soy todo oídos
Se acercó y tomó asiento al lado del elfo, tomando su cantimplora y vertiendo algo de vino en sus labios resecos. A continuación, se la extendió al orejudo.
-Te ves mal, amigo: ojos hinchados, piel pálida, son claros síntomas del mal que llamamos "mariconería". Para tu fortuna, conozco dos remedios: una bofetada rompemuelas, o un sorbo de vino y dos rameras. Dime cuál prefieres. - se volteó para hablar con la bestia - Y por cierto, mosca, no tengo idea de cómo leer. Así que sería mejor que comiences a hablarme. A diferencia de ti, no muerdo.
Tatsuya Suō
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 136
Nivel de PJ : : 1
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
Lazuli parecía mosqueada (JAJAJAJA), habiéndose acercado al bandido lista para luchar, y haciendo ruidos que, aunque incomprensibles, daban a entender perfectamente lo que quería decir. Ante tal escena di un paso atrás, y empecé a preparar en mi mente el acto por venir.
Y el hombre envainó su espada y se presentó, y mis expectativas fueron totalmente volcadas.
-...Soy Mefisto -incliné ligeramente la cabeza, aún desconcertado por la resolución de los acontecimientos-. Un placer.
Entonces preguntó por lo que yo había dicho antes.
¿Me había logrado engañar, ocultando sus intenciones? ¿O mi caótico estado mental me había jugado una mala pasada, embotando mi percepción? Lo que sabía es que había recurrido a mentirle con intenciones de, a lo menos, ganar tiempo, y a lo más, hacer que se fuera. Pero no se me ocurrió que se rendiría tan fácil. Mucho menos que se mostrara tan amigable.
Tatsuya se acercó, sentándose en el suelo a mi lado, y tras beber de su cantimplora, me la ofreció.
Hay tres posibilidades. Eres muy fuerte, muy inteligente, o muy estúpido.
Tomé la cantimplora, y tras olfatearla tomé un sorbo. Era vino lamentable, pero al menos no tanto como la orina que sirven en la Pulgantina. Tragué, y como si las dudas también bajaran por mi garganta, tomé una decisión.
Me senté ahí donde estaba parado, encarando al hombre. Tomé otro sorbo y le hice señales a Lazuli de que se acercara.
-Con el vino me basta. Sólo hay dos personas cerca, y ninguna de ellas tiene pinta de ramera. -le devolví la cantimplora- Y lo que dije era mentira. No sé ni lo que buscas, ni dónde encontrarlo.
No sé muchas cosas.
Me dejé caer en la hierba. Ignorando mis instintos que gritaban "peligro", dirigí la mirada al cielo.
-¿De verdad hay tanta basura en Beltrexus? -comenté, maravillándome otra vez con los astros-Nunca lo he visto con mis propios ojos.
Y el hombre envainó su espada y se presentó, y mis expectativas fueron totalmente volcadas.
-...Soy Mefisto -incliné ligeramente la cabeza, aún desconcertado por la resolución de los acontecimientos-. Un placer.
Entonces preguntó por lo que yo había dicho antes.
¿Me había logrado engañar, ocultando sus intenciones? ¿O mi caótico estado mental me había jugado una mala pasada, embotando mi percepción? Lo que sabía es que había recurrido a mentirle con intenciones de, a lo menos, ganar tiempo, y a lo más, hacer que se fuera. Pero no se me ocurrió que se rendiría tan fácil. Mucho menos que se mostrara tan amigable.
Tatsuya se acercó, sentándose en el suelo a mi lado, y tras beber de su cantimplora, me la ofreció.
Hay tres posibilidades. Eres muy fuerte, muy inteligente, o muy estúpido.
Tomé la cantimplora, y tras olfatearla tomé un sorbo. Era vino lamentable, pero al menos no tanto como la orina que sirven en la Pulgantina. Tragué, y como si las dudas también bajaran por mi garganta, tomé una decisión.
Me senté ahí donde estaba parado, encarando al hombre. Tomé otro sorbo y le hice señales a Lazuli de que se acercara.
-Con el vino me basta. Sólo hay dos personas cerca, y ninguna de ellas tiene pinta de ramera. -le devolví la cantimplora- Y lo que dije era mentira. No sé ni lo que buscas, ni dónde encontrarlo.
No sé muchas cosas.
Me dejé caer en la hierba. Ignorando mis instintos que gritaban "peligro", dirigí la mirada al cielo.
-¿De verdad hay tanta basura en Beltrexus? -comenté, maravillándome otra vez con los astros-Nunca lo he visto con mis propios ojos.
Mefisto
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 165
Nivel de PJ : : 1
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
En cua to vio que el desconocido hombre guardaba su espada, Ruru suspiró aliviada y ella hizo lo mismo y devolvió su espada a su funda. La joven mariposa odiaba la violencia, no le gustaban los duelos incluso si ella había sido halagada, de vuelta en su antiguo hogar, como la más diestra espadachina joven de la comunidad. Por naturaleza, la mujer-insecto era mas bien pecífica y diplomática que luchadora.
Viendo como el hombre se sienta de forma descarada al lado del elfo y comienza de nuevo con su charla desprovista de educación y civismo, Ruru hizo lo mismo solo que un poco alejada para evitar molestar lo que parecia una charla importante entre ambos. Haciendo un alarde inconsciente de su estatus de reina, se sentó de forma elegante sobre sos propias piernas mientras abria un pote de miel sacada de su bolso de viaje, en su regazo, sobre una pequeña tela, había una cucharilla de aspecto extraño que podía deducirse era adaptada para el uso comodo de una bestia-mariposa como ella. La educada y caballeresca mujer, una vez mas sacando su noble origen naturalmente, comenzó a comer la miel silenciosamente. No sabía si el elfo, cuyo nombre era Mefisto, seria atacado nuevamente o si estaba lo suficientemente bien como para dejarle solo, así que decidió permanecer silenciosamente hasta asegurarse de que el elfo estaría bien.
"¡...!"
Escuchando las palabras de Tatsuya, Ruru medio extendió sus alas una vez más con molestia ¡Llamarla mosca de esa forma! Pero se detuvo a medio camino ¡Una reina de verdad mantiene siempre la compostura! Controlando su fuerte orgullo, la mariposa suspiro para sacar toda la molestia contenida. Haciendo señas, Ruru explicó su situación; Su garganta solo podía articular las palabras de su gente, así que incluso si la entendía y la escribía perfectamente, no podía hablarla. Suspirando, Ruru acarició la espada justo a su lado con cariño, la punta de la funda estaba desgastada por haberla usado de pluma para comunicarse con la gente, esa espada no solo es un recuerdo importante de su viejo hogar sino una de las pocas formas de las cuales podría comunicarse.
Moviendo sus mullidas y largas antenas, Ruru escuchó la conversación en total silencio, simplemente estando y no estando a la vez mientras comía su preciada miel insonoramente, solo algún leve sonido que otro recordaba su existencia.
"....."
Viendo como el hombre se sienta de forma descarada al lado del elfo y comienza de nuevo con su charla desprovista de educación y civismo, Ruru hizo lo mismo solo que un poco alejada para evitar molestar lo que parecia una charla importante entre ambos. Haciendo un alarde inconsciente de su estatus de reina, se sentó de forma elegante sobre sos propias piernas mientras abria un pote de miel sacada de su bolso de viaje, en su regazo, sobre una pequeña tela, había una cucharilla de aspecto extraño que podía deducirse era adaptada para el uso comodo de una bestia-mariposa como ella. La educada y caballeresca mujer, una vez mas sacando su noble origen naturalmente, comenzó a comer la miel silenciosamente. No sabía si el elfo, cuyo nombre era Mefisto, seria atacado nuevamente o si estaba lo suficientemente bien como para dejarle solo, así que decidió permanecer silenciosamente hasta asegurarse de que el elfo estaría bien.
"¡...!"
Escuchando las palabras de Tatsuya, Ruru medio extendió sus alas una vez más con molestia ¡Llamarla mosca de esa forma! Pero se detuvo a medio camino ¡Una reina de verdad mantiene siempre la compostura! Controlando su fuerte orgullo, la mariposa suspiro para sacar toda la molestia contenida. Haciendo señas, Ruru explicó su situación; Su garganta solo podía articular las palabras de su gente, así que incluso si la entendía y la escribía perfectamente, no podía hablarla. Suspirando, Ruru acarició la espada justo a su lado con cariño, la punta de la funda estaba desgastada por haberla usado de pluma para comunicarse con la gente, esa espada no solo es un recuerdo importante de su viejo hogar sino una de las pocas formas de las cuales podría comunicarse.
Moviendo sus mullidas y largas antenas, Ruru escuchó la conversación en total silencio, simplemente estando y no estando a la vez mientras comía su preciada miel insonoramente, solo algún leve sonido que otro recordaba su existencia.
"....."
Ruru Lepidoptera
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 121
Nivel de PJ : : 0
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
Escuchó pacientemente todo lo que el elfo tenía que decir. Era un tipo irónico, y con aires de comediante. La conversación había fluído con naturalidad, e incluso con gran agrado. Todo hasta que, con total honestidad, reveló que aquella oferta de "algo que buscaba" no era más que una mentira. La suerte no le había sonreído aquella noche, eso seguro. No ganaría nada matándolos, no era así. No mataba por placer, sino por dinero. Analizando bien su situación, aquél espacio en el bosque era confortable: rodeado de árboles, camuflado y fácil de defender, con suficiente espacio para montar un pequeño campamento y las ramas secas que yacían sobre la tierra podían servir como combustible para la hoguera. -Nada puede salir peor-, fue lo que se dijo internamente, al decidir pasar la noche en compañía de ambos pintorescos personajes.
Como si Dios hubiese escuchado sus suposiciones y, en consecuencia, hubiera decidido hacer algo, escuchó el galope de unos caballos en la cercanía, y el resplandor de unas farolas emanaba desde detrás de una columba de árboles. Unos espadachines conversaban y reían acerca de algo que tenía que ver con mujeres y pedos. Tatsuya intentó apagar su farola, pero fue inútil. Probablemente ya la habían divisado antes, y de todas maneras se adentraron en el pequeño rincón donde se encontraban. El primero de los jinetes bajó de su montura, con la mano en la empuñadura de su espada.
-Te estábamos buscando, bestia. Hay una jugosa recompensa por tu cabeza.
Tatsuya tomó su espada, y tiró de ella suavemente, sin desenvainarla totalmente. De la misma forma en la que los vientos los habían llevado hasta allí, también podrían expulsarlos, esta vez al infierno.
-Tengo que admitirlo: soy culpable. Culpable de satisfacer la lujuria de una mujer que ya no amaba a su marido, por muy poderoso que pudiera ser. Ustedes los humanos son muy orgullosos como para aceptar que más bien hice un favor.
-Le cortaste la mano al señor alcalde Silfrido.
-Le dio una bofetada a su esposa; yo solo hice justicia.
-¿Y estos qué? ¿Son tus amigos? ¿Una bestia hermafrodita y su novio orejudo? No recuerdo haberlos visto en el tablón antes.
-Ellos no son criminales, pero puedo asegurarte que la mosca podría patearte el culo. Si te metes conmigo, te metes con ellos.
En realidad solo dijo eso esperando intimidarlos lo suficiente para que dieran media vuelta y se marcharan. No fue el caso, aparentemente. Ya había visto ese síndrome previamente: la arrogancia del ser humano; "mejor muerto que arrodillarse o mancillar el orgullo". Tatsuya desenvainó la espada en su totalidad, y silbó amenazadoramente. Sus contrarios respondieron haciendo exactamente lo mismo. Aquél encuentro solo podía terminar de dos formas: o moría uno de los dos bandos, o de alguna manera salían por la vía diplomática.
Como si Dios hubiese escuchado sus suposiciones y, en consecuencia, hubiera decidido hacer algo, escuchó el galope de unos caballos en la cercanía, y el resplandor de unas farolas emanaba desde detrás de una columba de árboles. Unos espadachines conversaban y reían acerca de algo que tenía que ver con mujeres y pedos. Tatsuya intentó apagar su farola, pero fue inútil. Probablemente ya la habían divisado antes, y de todas maneras se adentraron en el pequeño rincón donde se encontraban. El primero de los jinetes bajó de su montura, con la mano en la empuñadura de su espada.
-Te estábamos buscando, bestia. Hay una jugosa recompensa por tu cabeza.
Tatsuya tomó su espada, y tiró de ella suavemente, sin desenvainarla totalmente. De la misma forma en la que los vientos los habían llevado hasta allí, también podrían expulsarlos, esta vez al infierno.
-Tengo que admitirlo: soy culpable. Culpable de satisfacer la lujuria de una mujer que ya no amaba a su marido, por muy poderoso que pudiera ser. Ustedes los humanos son muy orgullosos como para aceptar que más bien hice un favor.
-Le cortaste la mano al señor alcalde Silfrido.
-Le dio una bofetada a su esposa; yo solo hice justicia.
-¿Y estos qué? ¿Son tus amigos? ¿Una bestia hermafrodita y su novio orejudo? No recuerdo haberlos visto en el tablón antes.
-Ellos no son criminales, pero puedo asegurarte que la mosca podría patearte el culo. Si te metes conmigo, te metes con ellos.
En realidad solo dijo eso esperando intimidarlos lo suficiente para que dieran media vuelta y se marcharan. No fue el caso, aparentemente. Ya había visto ese síndrome previamente: la arrogancia del ser humano; "mejor muerto que arrodillarse o mancillar el orgullo". Tatsuya desenvainó la espada en su totalidad, y silbó amenazadoramente. Sus contrarios respondieron haciendo exactamente lo mismo. Aquél encuentro solo podía terminar de dos formas: o moría uno de los dos bandos, o de alguna manera salían por la vía diplomática.
Tatsuya Suō
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 136
Nivel de PJ : : 1
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
Respiraba tranquilamente, y la tensión que sentía se disipaba poco a poco con cada exhalar. Eché un vistazo a mi lado, comprobando que Lazuli de hecho se había unido a nosotros y había empezado a comer algo, dulce por el olor. Quizás miel.
Sonreí y volví la mirada al cielo. La situación se había vuelto curiosa, las interacciones entre la noble insecto y el espadachín sinvergüenza aligeraron el ambiente.
Y ahí estaba, en el claro más bonito que haya visto, acompañado de una dama muda con antenas y un canalla armado que habla mucho...
Está bien. Dejaremos nuestra discusión para después.
Suspiré, relajándome totalmente. Me disponía a cerrar los ojos, cuando percibí ruidos a lo lejos.
-Joder. -me quejé simplemente, sin cambiar mi expresión o mover mi cuerpo.
Diez latidos después, mis temores se hicieron realidad. Era no uno sino varios hombres a caballo, que parecían estar tras la pista de Tatsuya.
Exhalé con frustración, y dirigí mi mirada a los jinetes. Eran cinco en total, habiéndose bajado el primero de su caballo.
Discutió con Tatsuya sobre alguna mujer y una mano cercenada, mientras yo tomaba sutilmente mi bastón y me calzaba en la cabeza el sombrero.
-¡Miente! -dije simulando la voz de quien está débil y asustado-¡Gracias a las estrellas, llegaron a salvarme!
Me levanté ayudándome con el bastón, como si estuviese herido. Me alejé de Tatsuya cojeando, en dirección a los recién llegados.
-¡Ese rufián vino a atacarme, quería darme de comer a ese monstruo! -mi cara reflejaba espanto por la situación por la que "había pasado", y alivio por la "llegada de ayuda".
Me encaminé a paso forzoso hacia la dirección de la que llegaron los caballeros, intentando no hacer movimientos que les hagan verme como prioridad frente a Tatsuya o Lazuli.
-Sólo descansaba, no tengo nada que ver con esto, sólo quiero irme... -comenté en voz baja, con tono patético, como al borde del llanto.
Vi de reojo la reacción hostil de tres de los caballeros, la confusión de uno y la lástima del líder. Dos de los tres hostiles hicieron ademán de detenerme, pero fueron interrumpidos por una orden. El líder parecía tener prioridad en Tatsuya, y no sé si lo que percibí era respeto o miedo.
¿Oh, entonces sí eres alguien fuerte, sinvergüenza? Es el mejor momento de demostrarlo...
-Gracias... -lloriqueé, ya entrando al resguardo del bosque- Muchas gracias...
Me alejé lo suficiente. Enderecé la espalda, y dejé el acto. Aceché entonces desde una distancia prudente, esperando la oportunidad de volver, cuando estuviesen distraídos por las acciones de Lazuli y Tatsuya.
No fueron más de quince latidos cuando la ventana se abrió ante mí. Me lancé en carrera entonces, tomando por sorpresa al último jinete del grupo. De un salto subí al caballo a la vez que bajé al jinete de un tirón con el bastón, haciéndole caer al suelo.
No perdí un instante, y aticé al caballo con el báculo mientras los demás aún volteaban. El caballo relinchó y cargó hacia delante, rompiendo la formación y haciendo que el líder perdiera la postura.
-¡A la mierda Silfrido! -celebré agitando el sombrero con una mano mientras sostenía las riendas y el bastón con la otra- ¡Y que vivan los orejudos y las bestias hermafroditas! -carcajeé.
El aire frío inundaba mis pulmones, y la emoción invadía mi corazón.
¡Esto...
¡Esto es estar vivo!
Sonreí y volví la mirada al cielo. La situación se había vuelto curiosa, las interacciones entre la noble insecto y el espadachín sinvergüenza aligeraron el ambiente.
Y ahí estaba, en el claro más bonito que haya visto, acompañado de una dama muda con antenas y un canalla armado que habla mucho...
Está bien. Dejaremos nuestra discusión para después.
Suspiré, relajándome totalmente. Me disponía a cerrar los ojos, cuando percibí ruidos a lo lejos.
-Joder. -me quejé simplemente, sin cambiar mi expresión o mover mi cuerpo.
Diez latidos después, mis temores se hicieron realidad. Era no uno sino varios hombres a caballo, que parecían estar tras la pista de Tatsuya.
Exhalé con frustración, y dirigí mi mirada a los jinetes. Eran cinco en total, habiéndose bajado el primero de su caballo.
Discutió con Tatsuya sobre alguna mujer y una mano cercenada, mientras yo tomaba sutilmente mi bastón y me calzaba en la cabeza el sombrero.
-¡Miente! -dije simulando la voz de quien está débil y asustado-¡Gracias a las estrellas, llegaron a salvarme!
Me levanté ayudándome con el bastón, como si estuviese herido. Me alejé de Tatsuya cojeando, en dirección a los recién llegados.
-¡Ese rufián vino a atacarme, quería darme de comer a ese monstruo! -mi cara reflejaba espanto por la situación por la que "había pasado", y alivio por la "llegada de ayuda".
Me encaminé a paso forzoso hacia la dirección de la que llegaron los caballeros, intentando no hacer movimientos que les hagan verme como prioridad frente a Tatsuya o Lazuli.
-Sólo descansaba, no tengo nada que ver con esto, sólo quiero irme... -comenté en voz baja, con tono patético, como al borde del llanto.
Vi de reojo la reacción hostil de tres de los caballeros, la confusión de uno y la lástima del líder. Dos de los tres hostiles hicieron ademán de detenerme, pero fueron interrumpidos por una orden. El líder parecía tener prioridad en Tatsuya, y no sé si lo que percibí era respeto o miedo.
¿Oh, entonces sí eres alguien fuerte, sinvergüenza? Es el mejor momento de demostrarlo...
-Gracias... -lloriqueé, ya entrando al resguardo del bosque- Muchas gracias...
Me alejé lo suficiente. Enderecé la espalda, y dejé el acto. Aceché entonces desde una distancia prudente, esperando la oportunidad de volver, cuando estuviesen distraídos por las acciones de Lazuli y Tatsuya.
No fueron más de quince latidos cuando la ventana se abrió ante mí. Me lancé en carrera entonces, tomando por sorpresa al último jinete del grupo. De un salto subí al caballo a la vez que bajé al jinete de un tirón con el bastón, haciéndole caer al suelo.
No perdí un instante, y aticé al caballo con el báculo mientras los demás aún volteaban. El caballo relinchó y cargó hacia delante, rompiendo la formación y haciendo que el líder perdiera la postura.
-¡A la mierda Silfrido! -celebré agitando el sombrero con una mano mientras sostenía las riendas y el bastón con la otra- ¡Y que vivan los orejudos y las bestias hermafroditas! -carcajeé.
El aire frío inundaba mis pulmones, y la emoción invadía mi corazón.
¡Esto...
¡Esto es estar vivo!
Mefisto
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 165
Nivel de PJ : : 1
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
Ruru permaneció sentada y en silencio mientras observaba la interación del par de hombres en silencio. De forma pausada y con modales muy marcados, comía del pote de miel silenciosamente ¡Estaba deliciosa! Cada 3 meses regresaba a su hogar provisional, en donde las pocas personas que logró salvar le esperaban, para asegurarse de que todo marchaba bien ¡Al irse siempre le daban potes de miel! Ese sabor empalagoso dulce-amargo le recordaba a su hogar, así que le ponía de buen humor comerlo.
".....Click Click Click...."
En cuanto otras personas llegaron, Ruru murmuro esas palabras en su luego natal que vendría a significar "Cuantas personas me encuentro hoy". Sin dejar de comer, Ruru movió sus antenas levemente mientras escuchaba su conversación ¡Parece que Tatsuya era un hombre buscado por la ley! La joven mariposa sintió aún más su sensación de peligro por el brujo, debido a su fuerte moral y honor, era bastante inflexible y sentía que no era buena idea permanecer mucho tiempo con una persona que rompió la ley.
"¡Click Click Click! ¡Click! ¡Click Click Click!"
Ruru miró molesta al grupo, dejando de comer ¡Que manía de llamar "mosca" "hermafrodita" "amorfa" a Ruru! ¡Mariposa! ¿Que no saben que es eso? ¡M-A-R-I-P-O-S-A! Por lo general no se enfadaba por ser llamada de formas extrañas ¡Es normal! Después de todo su fisiología es bastante particular y similar a la de un insecto, por eso no de enfadaba ¡Pero ser llamada constantemente así era otra cosa! Haciendo ruiditos enfadados, Ruru guardó el pote de miel y la cuchara de vuelta en su bolso y se puso en pie para posicionarse al lado de Tatsuya.
¡Odiaba las peleas! Pero odiaba mucho más cuando era insultada y la molestaban mientras comía. Por lo general era educada, silenciosa y compuesta, digna de ser una reina ¡Pero seguía teniendo 19 años! Era inevitable que una chica joven perdiese su compostura y su frialdad al pensar cuando estaba molesta ¡Y mas una chica temperamental como Ruru!
¡Al diablo el elfo! ¡Al diablo Tatsuya! ¡Y que le jodan a Silfrido! ¡Solo quería animar al orejudo! Y ahora esta hasta el cuello de molestias por culpa del extraño brujo que salió de Dios sabe donde. Tomando su espada de lápiz, escribió rápidamente en le suelo
No sé quienes sois ni que queréis, pero no pintáis nada aquí. Este tipo a mi lado os podría derrotar con vendas puestas, el elfo esta loco ¡Y yo empiezo a perder la paciencia! ¡Largaos de aquí antes que cambie de parecer y os vuelva mi cena!
Una vez terminó de hablar, Ruru desenvaino la espada y la apunto al trío de hombres que estaban descolocados por la extraña situación ¡Que les jodan! Como no se largasen en menos de 5 minutos de ahí ¡Les haría comer tortas hasta que no sepan ni su nombre! Con la molestia aún cegándola, Ruru murmuró en un tono bajito y duro repleto de enfado contenido;
Click Click....
De repente, tras murmurar, de todas partes comenzaron a emerger un sin numero de polillas y mariposas nocturnas rodeandoles y revoloteando masivamente por sus alrededores. Eran meras polillas y mariposas, pero eran tantas y algunas tan grandes, que era bastante intimidante en especial cuando todas y cada una de ellas apareció cuando Ruru murmuró sus palabras. Era definitivamente obra suya. Escribiendo en el suelo, añadió;
Como no desaparezcáis de mi vista ahora mismo, seréis nuestra comida
Ruru extendió sus enormes alas azuladas-lilosas, eran hermosas y elegantes ¡Pero mostrarlas no era con el fin de ser admiradas pro su enorme belleza! Sus alas median 1 metro de alto y 2 de ancho ¡Eran enormes e intimidantes! Sumado a la presión de todas las polillas y mariposas que encima, con tal de asustarles aún mas, se posaron sobre Ruru y sus enormes alas para mirarles fijamente, sin hacer absolutamente nada, simplemente observarles. Era una imagen realmente terrorífica si no se tenía una preparación previa contra insectos.
------------------------------------------------
Hab Nivel 0:
Mente Colmena (Rasgo): conecta con la mente de los otros insectos de la misma especie de la zona obligándolos ayudarle en el combate. Si el hombre bestia es hormiga, conectará únicamente con las hormigas, de ser abeja, únicamente con las abejas….
".....Click Click Click...."
En cuanto otras personas llegaron, Ruru murmuro esas palabras en su luego natal que vendría a significar "Cuantas personas me encuentro hoy". Sin dejar de comer, Ruru movió sus antenas levemente mientras escuchaba su conversación ¡Parece que Tatsuya era un hombre buscado por la ley! La joven mariposa sintió aún más su sensación de peligro por el brujo, debido a su fuerte moral y honor, era bastante inflexible y sentía que no era buena idea permanecer mucho tiempo con una persona que rompió la ley.
"¡Click Click Click! ¡Click! ¡Click Click Click!"
Ruru miró molesta al grupo, dejando de comer ¡Que manía de llamar "mosca" "hermafrodita" "amorfa" a Ruru! ¡Mariposa! ¿Que no saben que es eso? ¡M-A-R-I-P-O-S-A! Por lo general no se enfadaba por ser llamada de formas extrañas ¡Es normal! Después de todo su fisiología es bastante particular y similar a la de un insecto, por eso no de enfadaba ¡Pero ser llamada constantemente así era otra cosa! Haciendo ruiditos enfadados, Ruru guardó el pote de miel y la cuchara de vuelta en su bolso y se puso en pie para posicionarse al lado de Tatsuya.
¡Odiaba las peleas! Pero odiaba mucho más cuando era insultada y la molestaban mientras comía. Por lo general era educada, silenciosa y compuesta, digna de ser una reina ¡Pero seguía teniendo 19 años! Era inevitable que una chica joven perdiese su compostura y su frialdad al pensar cuando estaba molesta ¡Y mas una chica temperamental como Ruru!
¡Al diablo el elfo! ¡Al diablo Tatsuya! ¡Y que le jodan a Silfrido! ¡Solo quería animar al orejudo! Y ahora esta hasta el cuello de molestias por culpa del extraño brujo que salió de Dios sabe donde. Tomando su espada de lápiz, escribió rápidamente en le suelo
No sé quienes sois ni que queréis, pero no pintáis nada aquí. Este tipo a mi lado os podría derrotar con vendas puestas, el elfo esta loco ¡Y yo empiezo a perder la paciencia! ¡Largaos de aquí antes que cambie de parecer y os vuelva mi cena!
Una vez terminó de hablar, Ruru desenvaino la espada y la apunto al trío de hombres que estaban descolocados por la extraña situación ¡Que les jodan! Como no se largasen en menos de 5 minutos de ahí ¡Les haría comer tortas hasta que no sepan ni su nombre! Con la molestia aún cegándola, Ruru murmuró en un tono bajito y duro repleto de enfado contenido;
Click Click....
De repente, tras murmurar, de todas partes comenzaron a emerger un sin numero de polillas y mariposas nocturnas rodeandoles y revoloteando masivamente por sus alrededores. Eran meras polillas y mariposas, pero eran tantas y algunas tan grandes, que era bastante intimidante en especial cuando todas y cada una de ellas apareció cuando Ruru murmuró sus palabras. Era definitivamente obra suya. Escribiendo en el suelo, añadió;
Como no desaparezcáis de mi vista ahora mismo, seréis nuestra comida
Ruru extendió sus enormes alas azuladas-lilosas, eran hermosas y elegantes ¡Pero mostrarlas no era con el fin de ser admiradas pro su enorme belleza! Sus alas median 1 metro de alto y 2 de ancho ¡Eran enormes e intimidantes! Sumado a la presión de todas las polillas y mariposas que encima, con tal de asustarles aún mas, se posaron sobre Ruru y sus enormes alas para mirarles fijamente, sin hacer absolutamente nada, simplemente observarles. Era una imagen realmente terrorífica si no se tenía una preparación previa contra insectos.
------------------------------------------------
Hab Nivel 0:
Mente Colmena (Rasgo): conecta con la mente de los otros insectos de la misma especie de la zona obligándolos ayudarle en el combate. Si el hombre bestia es hormiga, conectará únicamente con las hormigas, de ser abeja, únicamente con las abejas….
Ruru Lepidoptera
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 121
Nivel de PJ : : 0
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
En medio de la teatral escena observó a Mefisto, acercándose traicioneramente a la línea enemiga, vendiendo así la amistad que acababan de formar. ¡Y pensar que lo había invitado a un sorbo de vino! Todos los hombres saben que cuando se te invita a un trago, es el inicio de una hermandad. Tatsuya alzó su espada, y la hoja reflejó la luz de la luna. No iba a dudar, mataría a todos sus perseguidores, al traidor, y luego se marcharía dejando en paz a la mujer insecto. A fin de cuentas, no tenía nada en su contra.
Para su sorpresa, aquella "traición" del orejudo no fue más que una triquiñuela muy bien pensada. Luego de alejarse paulatinamente del claro, se devolvió velozmente y le robó el caballo a uno de los jinetes, que cayó al suelo vociferando de la rabia.
-¡Y que se joda Silfrido! - respondió a la declaración de Mefisto.
El elfo no tenía la pinta de ser un espadachín o guerrero, a no ser que ahora viviera en un mundo paralelo donde los bastones fueran espadas. Sea como fuere, se las apañó con su astucia para romper la formación enemiga. Los cazarrecompensas se dispersaron, y el líder perdió el equilibrio, cayendo de culo sobre el pasto. Parecía la oportunidad perfecta para rebanarle la cabeza, y cuando iba a rematar al desdichado, una presencia atemorizante lo detuvo de inmediato. Fue como un escalofrío que lo recorría desde la espina dorsal hasta las piernas, y no le permitía correr. Miró hacia su izquierda, y observó en el suelo un montón de palabras que no podía leer. No obstante, el contexto muchas veces es mejor lenguaje que el lenguaje.
La mosca observó fijamente a los atacantes con sus ojos saltones, y de repente una manada de bestias voladoras infernales se congregaron a su alrededor, aleteando violentamente. El unísono de tantas alas, revoloteando alrededor de la "mujer" era verdaderamente atemorizante; como para salir corriendo con los pantalones manchados.
La situación se decantaba a su favor: un espadachín con la espada desenvainada, la madre de cientos de insectos que daban repelús y un elfo loco sobre el lomo de un caballo. Por otra parte, el enemigo estaba disperso, y con su líder en el suelo, observando con manos temblorosas cómo estaba a punto de ser una jugosa cena. Tatsuya había visto un enjambre de polillas comerse una camisa en diez segundos, cuánto tardarían en comerse a un ser humano...
Para la sorpresa del brujo, los caballeros dieron media vuelta y galoparon aullando de pavor. Uno de ellos tropezó contra un árbol, y su montura salió corriendo. Tuvo que arrastrarse como gusano y luego usar la fuerza de sus piernas, impulsada por el miedo, para huir. Su líder, tratando de mostrarse impávido, berreó desde el suelo:
-¡Cobardes! ¡Aterrados por unos insectos! ¡Vuelvan aquí ahora mismo!.
Y su respuesta fue el aleteo de las polillas...
Tatsuya se acercó a paso lento, y acarició su cuello con su katana. Le hizo un pequeño corte, para mostrarle que estaba bien afilada. Escuchó al guerrero tragar saliva.
-Te ves pálido, mi amigo. ¿Te apetece un trago? - dijo mientras le extendía una cantimplora.
El hombre lo vio de soslayo, temeroso, dubitativo de si debía tomar o no.
-Si quisiera matarte a estas altura; el veneno no sería una opción.
Finalmente alargó su mano, y vertió algo del líquido en su boca. Lo escupió enseguida, tosiendo.
-¡¿Qué demonios fue eso?!
-Cuando conozco a alguien con quien sé que me voy a llevar bien, le ofrezco un trago de vino. Cuando sé que con alguien me voy a llevar mal, le otorgo un maravilloso elixir: orina de caballo.
Las corrientes de viento cobraron intensidad, y Tatsuya levantó el mentón de su subyugado contrario con el filo de su espada. Lo obligó a mirarlo fijamente a los ojos.
-Trabajar como cazarrecompensas seguro que da frutos: tienes un bonito caballo, tu armadura luce reluciente y el acero de tu espada parece que puede cortar bien. Seguro que tendrás unos cuantos Aeros para contribuirle... a un pobre vagabundo.
-A-A-Aquí tiene, señor... por favor, déjeme ir con vida.
El cobarde le arrojó una bolsa con un peso metálico moderado. Cerca de unos treinta Aeros. Quizás le serviría para quedarse en una mala posada de camino Lunargenta.
-Te dejaré vivir, para que veas que no soy un asesino. No mato por placer; cobro en oro el valor de las cabezas. Matarte en esta situación no tendría sentido. Sé un buen chico, y retírate de este oficio. La caza de recompensas no es trabajo para cobardes.
Tatsuya dio dos pasos hacia atrás y guardó su espada, dejando al humano en libertad. Rápidamente se puso en pie, dio las gracias, y salió corriendo hacia la profundidad del bosque, abandonando el claro junto a su caballo. Probablemente estaba tan apurado que se olvidó de la existencia de su corcel. Eso llevaba a la conclusión de que habían tres caballos y dinero suficiente para hacer de aquella lúgrube noche algo disfrutable. Tatsuya no iba a dejar que su buena racha de noches afables se detuviera solo por un conflicto en medio de los bosques del este.
-Muchas gracias por todo. Las cosas salieron mejor de lo que esperaba. Tú, mujer-polilla o lo que quiera que seas. ¿Podría saber tu nombre? - se detuvo por un momento, y silbó, a lo que respondió su caballo acercándose desde detrás de un árbol - Como agradecimiento, gastemos estos Aeros que hemos ganado limpiamente en tomar algo refrescante y una cama decente. Les aseguro que es mejor que dormir sobre el pasto.
Para su sorpresa, aquella "traición" del orejudo no fue más que una triquiñuela muy bien pensada. Luego de alejarse paulatinamente del claro, se devolvió velozmente y le robó el caballo a uno de los jinetes, que cayó al suelo vociferando de la rabia.
-¡Y que se joda Silfrido! - respondió a la declaración de Mefisto.
El elfo no tenía la pinta de ser un espadachín o guerrero, a no ser que ahora viviera en un mundo paralelo donde los bastones fueran espadas. Sea como fuere, se las apañó con su astucia para romper la formación enemiga. Los cazarrecompensas se dispersaron, y el líder perdió el equilibrio, cayendo de culo sobre el pasto. Parecía la oportunidad perfecta para rebanarle la cabeza, y cuando iba a rematar al desdichado, una presencia atemorizante lo detuvo de inmediato. Fue como un escalofrío que lo recorría desde la espina dorsal hasta las piernas, y no le permitía correr. Miró hacia su izquierda, y observó en el suelo un montón de palabras que no podía leer. No obstante, el contexto muchas veces es mejor lenguaje que el lenguaje.
La mosca observó fijamente a los atacantes con sus ojos saltones, y de repente una manada de bestias voladoras infernales se congregaron a su alrededor, aleteando violentamente. El unísono de tantas alas, revoloteando alrededor de la "mujer" era verdaderamente atemorizante; como para salir corriendo con los pantalones manchados.
La situación se decantaba a su favor: un espadachín con la espada desenvainada, la madre de cientos de insectos que daban repelús y un elfo loco sobre el lomo de un caballo. Por otra parte, el enemigo estaba disperso, y con su líder en el suelo, observando con manos temblorosas cómo estaba a punto de ser una jugosa cena. Tatsuya había visto un enjambre de polillas comerse una camisa en diez segundos, cuánto tardarían en comerse a un ser humano...
Para la sorpresa del brujo, los caballeros dieron media vuelta y galoparon aullando de pavor. Uno de ellos tropezó contra un árbol, y su montura salió corriendo. Tuvo que arrastrarse como gusano y luego usar la fuerza de sus piernas, impulsada por el miedo, para huir. Su líder, tratando de mostrarse impávido, berreó desde el suelo:
-¡Cobardes! ¡Aterrados por unos insectos! ¡Vuelvan aquí ahora mismo!.
Y su respuesta fue el aleteo de las polillas...
Tatsuya se acercó a paso lento, y acarició su cuello con su katana. Le hizo un pequeño corte, para mostrarle que estaba bien afilada. Escuchó al guerrero tragar saliva.
-Te ves pálido, mi amigo. ¿Te apetece un trago? - dijo mientras le extendía una cantimplora.
El hombre lo vio de soslayo, temeroso, dubitativo de si debía tomar o no.
-Si quisiera matarte a estas altura; el veneno no sería una opción.
Finalmente alargó su mano, y vertió algo del líquido en su boca. Lo escupió enseguida, tosiendo.
-¡¿Qué demonios fue eso?!
-Cuando conozco a alguien con quien sé que me voy a llevar bien, le ofrezco un trago de vino. Cuando sé que con alguien me voy a llevar mal, le otorgo un maravilloso elixir: orina de caballo.
Las corrientes de viento cobraron intensidad, y Tatsuya levantó el mentón de su subyugado contrario con el filo de su espada. Lo obligó a mirarlo fijamente a los ojos.
-Trabajar como cazarrecompensas seguro que da frutos: tienes un bonito caballo, tu armadura luce reluciente y el acero de tu espada parece que puede cortar bien. Seguro que tendrás unos cuantos Aeros para contribuirle... a un pobre vagabundo.
-A-A-Aquí tiene, señor... por favor, déjeme ir con vida.
El cobarde le arrojó una bolsa con un peso metálico moderado. Cerca de unos treinta Aeros. Quizás le serviría para quedarse en una mala posada de camino Lunargenta.
-Te dejaré vivir, para que veas que no soy un asesino. No mato por placer; cobro en oro el valor de las cabezas. Matarte en esta situación no tendría sentido. Sé un buen chico, y retírate de este oficio. La caza de recompensas no es trabajo para cobardes.
Tatsuya dio dos pasos hacia atrás y guardó su espada, dejando al humano en libertad. Rápidamente se puso en pie, dio las gracias, y salió corriendo hacia la profundidad del bosque, abandonando el claro junto a su caballo. Probablemente estaba tan apurado que se olvidó de la existencia de su corcel. Eso llevaba a la conclusión de que habían tres caballos y dinero suficiente para hacer de aquella lúgrube noche algo disfrutable. Tatsuya no iba a dejar que su buena racha de noches afables se detuviera solo por un conflicto en medio de los bosques del este.
-Muchas gracias por todo. Las cosas salieron mejor de lo que esperaba. Tú, mujer-polilla o lo que quiera que seas. ¿Podría saber tu nombre? - se detuvo por un momento, y silbó, a lo que respondió su caballo acercándose desde detrás de un árbol - Como agradecimiento, gastemos estos Aeros que hemos ganado limpiamente en tomar algo refrescante y una cama decente. Les aseguro que es mejor que dormir sobre el pasto.
Tatsuya Suō
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 136
Nivel de PJ : : 1
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
Me calcé otra vez el sombrero en la cabeza y lo mantuve ahí con la mano, para que el viento no se lo llevara. Cabalgué en círculos por el claro, mientras Lazuli se rodeabaa de polillas y los hombres huían despavoridos.
No voy a mentir: si bien estaba aliviado de que hubiese sido tan fácil, una parte de mí deseaba seguir con aquello.
Eventualmente bajé la velocidad del caballo, y volví a poner pies en tierra. Intentaba no observar fijamente el enjambre. Y me hizo reír un poco lo mucho que resaltaba la diferencia entre esta Lazuli y la que comía miel serenamente hace sólo unos momentos.
Observé en silencio, pero con una sonrisa entretenida, la charla que mantenían el líder abandonado y Tatsuya. Palidecí un poco al escuchar lo de la orina de caballo, al recordar el trago que compartió conmigo el hombre.
Entonces escuché atentamente las palabras de Tatsuya, una explicación de su carácter entre los gestos amenazadores, que me quitó completamente las dudas de su comportamiento al conocernos hace unos momentos. Un hombre pragmático, con un objetivo y ganas sólo de conseguir ese objetivo. Sonreí.
Me agradas, aunque tengas encima una cantimplora con orina de caballo.
-¡Oh! -exclamé mientras me daba un golpecito en la frente con la palma de la mano-. Había olvidado sus problemas de comunación, mis disculpas. Dice llamarse "Ruru", o "Lazuli" -señalé a la dama insecto con el pulgar, mientras respondía a la pregunta de Tatsuya.
Di unos golpecitos al suelo con el bastón, liberando las energías frustradas acumuladas para el combate que no ocurrió, mientras pensaba en la proposición que hizo el espadachín.
-Dormir en el pasto no me parece incómodo, pero eso ha de ser cosa de mis orejas. -me encogí de hombros- Pero el cielo es el mismo estemos en este claro, o en el de al lado o en Vulwulfar. Me vendría bien "refrescarme". Te acompaño. -abrí los brazos, demostrando mi entusiasmo.
Las cosas dan vuelta y vueltas dan las cosas...
En este claro no he encontrado respuestas, sino una situación curiosa y personas nuevas. Seguiré este camino entonces, Aurora, y haré que la vida me explique sus motivos, y que la noche se disculpe. Lo haré, eventualmente.
Y esa es una promesa que planeo cumplir.
Caminé a paso pausado hacia el caballo, liberando mi mente de preguntas y recuerdos.
-¿Qué esperamos?
No voy a mentir: si bien estaba aliviado de que hubiese sido tan fácil, una parte de mí deseaba seguir con aquello.
Eventualmente bajé la velocidad del caballo, y volví a poner pies en tierra. Intentaba no observar fijamente el enjambre. Y me hizo reír un poco lo mucho que resaltaba la diferencia entre esta Lazuli y la que comía miel serenamente hace sólo unos momentos.
Observé en silencio, pero con una sonrisa entretenida, la charla que mantenían el líder abandonado y Tatsuya. Palidecí un poco al escuchar lo de la orina de caballo, al recordar el trago que compartió conmigo el hombre.
Entonces escuché atentamente las palabras de Tatsuya, una explicación de su carácter entre los gestos amenazadores, que me quitó completamente las dudas de su comportamiento al conocernos hace unos momentos. Un hombre pragmático, con un objetivo y ganas sólo de conseguir ese objetivo. Sonreí.
Me agradas, aunque tengas encima una cantimplora con orina de caballo.
-¡Oh! -exclamé mientras me daba un golpecito en la frente con la palma de la mano-. Había olvidado sus problemas de comunación, mis disculpas. Dice llamarse "Ruru", o "Lazuli" -señalé a la dama insecto con el pulgar, mientras respondía a la pregunta de Tatsuya.
Di unos golpecitos al suelo con el bastón, liberando las energías frustradas acumuladas para el combate que no ocurrió, mientras pensaba en la proposición que hizo el espadachín.
-Dormir en el pasto no me parece incómodo, pero eso ha de ser cosa de mis orejas. -me encogí de hombros- Pero el cielo es el mismo estemos en este claro, o en el de al lado o en Vulwulfar. Me vendría bien "refrescarme". Te acompaño. -abrí los brazos, demostrando mi entusiasmo.
Las cosas dan vuelta y vueltas dan las cosas...
En este claro no he encontrado respuestas, sino una situación curiosa y personas nuevas. Seguiré este camino entonces, Aurora, y haré que la vida me explique sus motivos, y que la noche se disculpe. Lo haré, eventualmente.
Y esa es una promesa que planeo cumplir.
Caminé a paso pausado hacia el caballo, liberando mi mente de preguntas y recuerdos.
-¿Qué esperamos?
Mefisto
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 165
Nivel de PJ : : 1
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
Ruru movió satisfactoriamente sus antenas en cuanto les vio huir ¡Que molestos! Por lo general, la joven mariposa era mas bien pacífica y tranquila pero eso no quería decir que de vez en cuando no se comportase como una adolescente de su edad e hiciera imprudencias o se compórtense temperamentalmente, de hecho, de vuelta a su niñez, era conocida por sus arrebatos infantiles. Las pequeñas polillas seguían posadas en su cuerpo y alas mientras que otras revoloteaban por los alrededores de su soberana, quien silenciosamente sacó un pote de cristal lleno de un extraño mejunje semi crisalino medianamente acuoso, en cuanto los pequeños insectos voladores lo vieron, comenzaron a revolotear frenéticamente a su alrededor, Ruru esbozó un sonrisa.
Click click click...
Ruru comenzó a emitir sonidos y chasquidos propio de insectos mientras que se arrodillaba y abria el pote para dejarlo en el suelo, enseguida, todas las mariposas nocturnas se abalanzaron contra el pote menos unas pocas que se posaron en las manos y brazos de Ruru. Incluso si Mefisto y Tatsuya no podían entender y solo sonaban a extraños ruidos y chasquidos, Ruru estaba hablando la lengua de los insectos. Por lo general lo insectos promedio muy rara vez entendían el lenguaje, pero tampoco era imposible, algunas pocas podían hacerlo, como esas pocas que se quedaron a escucharla hablar. Lo que Ruru les estaba diciendo era;
Gracias por la ayuda de antes, sin vosotras no habría salido tan bien. Tengo una pregunta; ¿Habéis visto pasar personas-insecto por la zona? Son niños que no pasan de 14 años edad
Como si estuvieran contestando, las pequeñas figuras aladas volaron alrededor de ella, sus voces eran prácticamente insonoras e imperceptibles pero las largas y sensibles antenas de Ruru podían captarlas, moviéndolas, logró oirlas claramente . Volaron por unos segundos a su alrededor y luego se fueron rápidamente en dirección al pote mientras que la mujer-insecto esbozó un trsite mirada, sus antenas bajaron y su cabeza se volvió un poco gacha, era fácil saber cual fue la respuesta que le dieron.
Girandose al brujo y al elfo, avanzó hacía ellos visiblemente molesta y exasperada, de camino tomó gentilmente entre sus manos una pequeña mariposa lunar que sumisamente se dejó tomar. Plantandose frente a ellos, les mostró la pequeña criatura que permaneció quitecita en la palma de su mano.
Con su mano libre señaló furiosamente a la mariposa y luego se señalo a si misma, repitió el proceso varias y muy rápidas veces. Básicamente estaba diciendo que ella no tenía nada de "monstruo" "mosca" o polilla" ¡Era una jodida mariposa! Suspirando pero sin bajar su visible rabia, tomó su espada y dibujó el símbolo del sexo femenino en el suelo, repitiendo el proceso, señaló el dibujo y se señalo a si misma luego ¡ Tampoco era una jodida mariposa hermafrodita! Era una mujer, y una muy orgullosa se su género.
Suspirando más relajada, finalmente se calmó pues al fín ya había sacado todo lo que le molestaba. Recuperando su usual aura digna y noble, Ruru dejó que la hermosa mariposa lunar se fuera y recogió el semi vacío pote, a estas alturas era obvio que era comida para premiar la ayuda de sus pequeñas ayudantes. Escuchando la oferta, Ruru asintió tras pensarlo un rato, no parecía que los pequeños estuvieran ahí y hacía mucho que no dormía en una cama cómoda, asistiendo, aceptó la oferta.
Click click click...
Ruru comenzó a emitir sonidos y chasquidos propio de insectos mientras que se arrodillaba y abria el pote para dejarlo en el suelo, enseguida, todas las mariposas nocturnas se abalanzaron contra el pote menos unas pocas que se posaron en las manos y brazos de Ruru. Incluso si Mefisto y Tatsuya no podían entender y solo sonaban a extraños ruidos y chasquidos, Ruru estaba hablando la lengua de los insectos. Por lo general lo insectos promedio muy rara vez entendían el lenguaje, pero tampoco era imposible, algunas pocas podían hacerlo, como esas pocas que se quedaron a escucharla hablar. Lo que Ruru les estaba diciendo era;
Gracias por la ayuda de antes, sin vosotras no habría salido tan bien. Tengo una pregunta; ¿Habéis visto pasar personas-insecto por la zona? Son niños que no pasan de 14 años edad
Como si estuvieran contestando, las pequeñas figuras aladas volaron alrededor de ella, sus voces eran prácticamente insonoras e imperceptibles pero las largas y sensibles antenas de Ruru podían captarlas, moviéndolas, logró oirlas claramente . Volaron por unos segundos a su alrededor y luego se fueron rápidamente en dirección al pote mientras que la mujer-insecto esbozó un trsite mirada, sus antenas bajaron y su cabeza se volvió un poco gacha, era fácil saber cual fue la respuesta que le dieron.
Girandose al brujo y al elfo, avanzó hacía ellos visiblemente molesta y exasperada, de camino tomó gentilmente entre sus manos una pequeña mariposa lunar que sumisamente se dejó tomar. Plantandose frente a ellos, les mostró la pequeña criatura que permaneció quitecita en la palma de su mano.
- Mariposa lunar:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Con su mano libre señaló furiosamente a la mariposa y luego se señalo a si misma, repitió el proceso varias y muy rápidas veces. Básicamente estaba diciendo que ella no tenía nada de "monstruo" "mosca" o polilla" ¡Era una jodida mariposa! Suspirando pero sin bajar su visible rabia, tomó su espada y dibujó el símbolo del sexo femenino en el suelo, repitiendo el proceso, señaló el dibujo y se señalo a si misma luego ¡ Tampoco era una jodida mariposa hermafrodita! Era una mujer, y una muy orgullosa se su género.
Suspirando más relajada, finalmente se calmó pues al fín ya había sacado todo lo que le molestaba. Recuperando su usual aura digna y noble, Ruru dejó que la hermosa mariposa lunar se fuera y recogió el semi vacío pote, a estas alturas era obvio que era comida para premiar la ayuda de sus pequeñas ayudantes. Escuchando la oferta, Ruru asintió tras pensarlo un rato, no parecía que los pequeños estuvieran ahí y hacía mucho que no dormía en una cama cómoda, asistiendo, aceptó la oferta.
Ruru Lepidoptera
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 121
Nivel de PJ : : 0
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
El enigma por fin había cobrado sentido, ¡y cuánto costó descifrarlo! Resulta que aquél ser amorfo era, en realidad, una mariposa (y del sexo femenino. Aunque, por supuesto, sería la fémina menos atractiva que había visto). Tatsuya rió descaradamente ante las declaraciones de Ruru -nombre que aprendió gracias a la intervención de Mefisto- y la teatralidad con la que había explicado todo. Por lo menos, agradecía que se compadeciera de un pobre analfabeta como él. Ahora que lo pensaba, la mujer mariposa tenía un aire noble, y había cierta aura de intriga a su alrededor. Le resultaba curioso cómo podía comunicarse con las mariposas y darles órdenes. Sin lugar a dudas, era una muy útil habilidad que podría sacarlos de aprietos en más de una ocasión.
Se dio la vuelta, y de un impulso se sentó sobre su corcel. Acomodó los pies en los estribos, y arreó para retomar su camino.
-Síganme los buenos.
La noche estaba fresca, y aún era joven. El espadachín miraba su mapa, y luego hacia el cielo. Costaba algo guiarse con la abundancia de estrellas que se rutilaba en la lobreguez de la noche. Conocía de una posada en el camino hacia Vuwulfar, que tenía fama por su hidromiel. A sus estimaciones, pasarían al menos siete horas hasta que llegara el amanecer, y apenas una para culminar el recorrido.
Pensó un momento en cómo habían resultado las cosas, y rió internamente. Pensar que todo comenzó con un intento fallido de asalto, y ahora los tres cabalgaban juntos a compartir el mismo techo. Debía ser la anécdota más rara que le contaría alguna vez a sus nietos, si es que alguna vez clamaba alguno de sus hijos como legítimo.
Como el viaje es siempre aburrido en silencio, cerró el mapa y parloteó con sus acompañantes:
-Así que... ¿a dónde se dirigían originalmente, antes de todo este desastre? Yo iba a Lunargenta, a atender un par de negocios. Es una ciudad horrible, pero le he agarrado más cariño que a Beltrexus.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Carne. El olor se adhería a las fosas nasales incluso a cien metros de distancia. Los vientos soplaban en su contra, y con ellos llevaban el delicioso aroma a cena caliente. El estómago del brujo gruñó, y blasfemó porque su caballo estaba cansado y no iba tan rápido como le gustaría. Ya desde la lejanía se escuchaba la música: el laúd, las flautas, la monótona voz de un trovador sin talento. Tales eran los encantos de casi todas las posadas que uno podía encontrar en el camino, y de alguna manera tenían un aire familiar para el mercenario.
Ató el caballo a un poste, y una mujer mulata con el escote abierto y la falda muy corta se le acercó con un tono seductor:
-Bienvenido. No vemos muchos hombres guapos por estos sitios.
-Y de donde yo vengo no vemos rameras tan molestas. Hazme un favor y sírvenos la cena, que estoy muerto de hambre. - Tatsuya extendió su palma con siete Aeros; la mujer lo aceptó con una amplia sonrisa y corrió a la cocina.
Cruzó el umbral de la puerta, y se sumergió en la atmósfera festiva que parecía reinar en las posadas, en toda época y a toda hora. Los gritos, la cerveza derramada en el suelo de madera podrida, la voz desafinada de algunos hombres gritando alguna extraña canción y alguna que otra mujer exhibiendo sus partes más íntimas, a fin de ganarse la cena. Tatsuya había sido condescendiente con la fulana que lo recibió; normalmente venden su cuerpo por comida, y rara vez llegan a sentir el peso metálico de una moneda en sus manos.
Notó cómo algunas miradas se posaron en su acompañante, Ruru, muchas de ellas juiciosas y repulsivas; otras risueñas y burlescas. Desde luego, muy pocas estaban extrañadas. Probablemente debido a la cercanía a los bosques, no sería un hito tan grande ver a una mujer-bestia por el área. Se sentó en una mesa desocupada, espaciosa y recóndita, lo suficiente para que las alas de la mariposa no estorbaran a los demás clientes y pudieran conversar con algo de tranquilidad.
Al rato llegó la misma mujer que lo recibió en la entrada, esta vez con tres escudillas llenas de una sopa espesa y marrón, en cuya superficie flotaban algunos vegetales y trozos de carne de algún animal que no podía determinar. Al tomar la primera cucharada, sintió como si por su pecho descendieran paulatinamente mil y un navíos de guerra, trancándole la respiración, provocándole un par de arcadas y amargándole el estado de ánimo. -Maldito cocinero de tercera, debí poner a Ruru a cocinar. Seguro que unas mariposas asadas estaban mejor que esto- El líquido se adhería a su garganta como si de viscosidad se tratase, y para poner la cereza sobre el pastel, estaba más salado de lo que le gustaría. El dinero no abundaba, y el hambre imperaba sobre sus pensamientos, así que a regañadientes acabó la cena. -No vuelvo a pisar esta posada-, añadió.
Se dio la vuelta, y de un impulso se sentó sobre su corcel. Acomodó los pies en los estribos, y arreó para retomar su camino.
-Síganme los buenos.
La noche estaba fresca, y aún era joven. El espadachín miraba su mapa, y luego hacia el cielo. Costaba algo guiarse con la abundancia de estrellas que se rutilaba en la lobreguez de la noche. Conocía de una posada en el camino hacia Vuwulfar, que tenía fama por su hidromiel. A sus estimaciones, pasarían al menos siete horas hasta que llegara el amanecer, y apenas una para culminar el recorrido.
Pensó un momento en cómo habían resultado las cosas, y rió internamente. Pensar que todo comenzó con un intento fallido de asalto, y ahora los tres cabalgaban juntos a compartir el mismo techo. Debía ser la anécdota más rara que le contaría alguna vez a sus nietos, si es que alguna vez clamaba alguno de sus hijos como legítimo.
Como el viaje es siempre aburrido en silencio, cerró el mapa y parloteó con sus acompañantes:
-Así que... ¿a dónde se dirigían originalmente, antes de todo este desastre? Yo iba a Lunargenta, a atender un par de negocios. Es una ciudad horrible, pero le he agarrado más cariño que a Beltrexus.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Carne. El olor se adhería a las fosas nasales incluso a cien metros de distancia. Los vientos soplaban en su contra, y con ellos llevaban el delicioso aroma a cena caliente. El estómago del brujo gruñó, y blasfemó porque su caballo estaba cansado y no iba tan rápido como le gustaría. Ya desde la lejanía se escuchaba la música: el laúd, las flautas, la monótona voz de un trovador sin talento. Tales eran los encantos de casi todas las posadas que uno podía encontrar en el camino, y de alguna manera tenían un aire familiar para el mercenario.
Ató el caballo a un poste, y una mujer mulata con el escote abierto y la falda muy corta se le acercó con un tono seductor:
-Bienvenido. No vemos muchos hombres guapos por estos sitios.
-Y de donde yo vengo no vemos rameras tan molestas. Hazme un favor y sírvenos la cena, que estoy muerto de hambre. - Tatsuya extendió su palma con siete Aeros; la mujer lo aceptó con una amplia sonrisa y corrió a la cocina.
Cruzó el umbral de la puerta, y se sumergió en la atmósfera festiva que parecía reinar en las posadas, en toda época y a toda hora. Los gritos, la cerveza derramada en el suelo de madera podrida, la voz desafinada de algunos hombres gritando alguna extraña canción y alguna que otra mujer exhibiendo sus partes más íntimas, a fin de ganarse la cena. Tatsuya había sido condescendiente con la fulana que lo recibió; normalmente venden su cuerpo por comida, y rara vez llegan a sentir el peso metálico de una moneda en sus manos.
Notó cómo algunas miradas se posaron en su acompañante, Ruru, muchas de ellas juiciosas y repulsivas; otras risueñas y burlescas. Desde luego, muy pocas estaban extrañadas. Probablemente debido a la cercanía a los bosques, no sería un hito tan grande ver a una mujer-bestia por el área. Se sentó en una mesa desocupada, espaciosa y recóndita, lo suficiente para que las alas de la mariposa no estorbaran a los demás clientes y pudieran conversar con algo de tranquilidad.
Al rato llegó la misma mujer que lo recibió en la entrada, esta vez con tres escudillas llenas de una sopa espesa y marrón, en cuya superficie flotaban algunos vegetales y trozos de carne de algún animal que no podía determinar. Al tomar la primera cucharada, sintió como si por su pecho descendieran paulatinamente mil y un navíos de guerra, trancándole la respiración, provocándole un par de arcadas y amargándole el estado de ánimo. -Maldito cocinero de tercera, debí poner a Ruru a cocinar. Seguro que unas mariposas asadas estaban mejor que esto- El líquido se adhería a su garganta como si de viscosidad se tratase, y para poner la cereza sobre el pastel, estaba más salado de lo que le gustaría. El dinero no abundaba, y el hambre imperaba sobre sus pensamientos, así que a regañadientes acabó la cena. -No vuelvo a pisar esta posada-, añadió.
Tatsuya Suō
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 136
Nivel de PJ : : 1
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
Carcajeé sonoramente al ver la forma en que Lazuli le aclaraba a Tatsuya su género y la raza a la que pertenecía. Subí a mi nuevo caballo, revisé que todo estuviese donde debía estar y dejé que el espadachín liderada el camino.
-¡Oh, por eso es que aquellos caballeros estaban detrás de ti! -respondí con tono jocoso al llamado que había usado el hombre.
El trote del caballo se sentía como un segundo latido del corazón, con cada paso alejándonos cada vez más del claro. La luna se escondía entre las hojas, y mis ojos tardaron un poco en acostumbrarse al nivel reducido de luz. De vez en cuando pasábamos por algún claro en el que Tatsuya observaba el cielo y luego un trozo de papel, un mapa seguramente.
Parecía esforzarse bastante para ubicarse, lo que me hizo pensar en decirle que yo podía guiarnos con mucha más facilidad, pero preferí reír internamente y seguirle, mientras tanto. En uno de esas sesiones, abrió la boca tras cerrar el mapa.
-No iba a ningún lado en concreto. -ladeé un poco la cabeza, saboreando el significado de mis palabras-Lunargenta no es tan mala. Eso si tienes un apellido importante o no te disgusta la orina de toro diabético. -sonreí.
Volteé a ver a Lazuli. Responder a la pregunta de Tatsuya se le haría difícil en el camino, por lo que me dio curiosidad ver qué haría, si es que intentaría responder. Pero después de eso, el resto del camino fue tan silencioso como la noche que le precedía.
Eventualmente nos acercamos lo suficiente como para oler la comida y escuchar el -intento de- cantar de un bardo. Finalmente vi la luz de las antorchas por entre los árboles, lo que encendió mi expectativa. El entorno de la posada me recordaba a la Pulgantina, y ya me imaginaba lo que nos esperaría dentro. Tras anudar las riendas del caballo ahí donde lo había hecho el espadachín, me adentré en el edificio.
El bullicio era como una burbuja, ahogado por las paredes del lugar. Al dar el paso dentro, la burbuja estalló y pude ver las sonrisas sin dientes, escuchar los cantos desafinados y oler el olor al que uno, si bien no alcanzaba a disfrutar, se acostumbraba con el tiempo.
Nuestra llegada atrajo miradas, la mayoría centradas en Lazuli, con algunas sonrisas burlescas apuntándome a mí. Ya estaba acostumbrado, y respondí a esa gente con una sonrisa. Finalmente tomé asiento. Agradecí con un gesto de la cabeza a la mujer que trajo la comida, y me dispuse a probar el estofado. Entonces vi la expresión que hizo Tatsuya, y detuve mi cuchara.
-Que aproveche. -Me burlé de él a la vez que me preparaba psicológicamente. Finalmente me llevé la cuchara a la boca, y entendí- F-fuuh, tal como lo hacía mi madre -bromeé disimulando una mueca.
En comparación con el jolgorio que nos rodeaba, sentía que esta mesa tenía un aire de pesadumbre. Quizás por el duelo que teníamos con nuestros tazones, y el castigo que impusimos a nuestras lenguas y estómagos.
¿Lazuli tendrá un sentido del gusto similar al humano? -pensé- Sufra con nosotros, señorita. -la juzgué con la mirada.
Finalmente sobreviví al estofado de alquitrán, y tras alzar el puño en victoria, me dirigí a mis compañeros.
-¿Qué asuntos tienes en Lunargenta? -recordé la última vez que yo tuve asuntos en Lunargenta. Un escalofrío recorrió mi espalda al volver a pensar en la Dama de Plata, y lo ocurrido allí- ¿Y usted? -me dirigí a Lazuli. Hablé con un tono cargado de respeto real, pero aquello no tenía sorna detrás. Los aires de nobleza de Lazuli me hicieron parecer correcto hablarle como tal- ¿Qué asuntos tenía en el bosque? -Está bien, mis palabras sí tenían algo de humor.
-¡Oh, por eso es que aquellos caballeros estaban detrás de ti! -respondí con tono jocoso al llamado que había usado el hombre.
El trote del caballo se sentía como un segundo latido del corazón, con cada paso alejándonos cada vez más del claro. La luna se escondía entre las hojas, y mis ojos tardaron un poco en acostumbrarse al nivel reducido de luz. De vez en cuando pasábamos por algún claro en el que Tatsuya observaba el cielo y luego un trozo de papel, un mapa seguramente.
Parecía esforzarse bastante para ubicarse, lo que me hizo pensar en decirle que yo podía guiarnos con mucha más facilidad, pero preferí reír internamente y seguirle, mientras tanto. En uno de esas sesiones, abrió la boca tras cerrar el mapa.
-No iba a ningún lado en concreto. -ladeé un poco la cabeza, saboreando el significado de mis palabras-Lunargenta no es tan mala. Eso si tienes un apellido importante o no te disgusta la orina de toro diabético. -sonreí.
Volteé a ver a Lazuli. Responder a la pregunta de Tatsuya se le haría difícil en el camino, por lo que me dio curiosidad ver qué haría, si es que intentaría responder. Pero después de eso, el resto del camino fue tan silencioso como la noche que le precedía.
-----
Eventualmente nos acercamos lo suficiente como para oler la comida y escuchar el -intento de- cantar de un bardo. Finalmente vi la luz de las antorchas por entre los árboles, lo que encendió mi expectativa. El entorno de la posada me recordaba a la Pulgantina, y ya me imaginaba lo que nos esperaría dentro. Tras anudar las riendas del caballo ahí donde lo había hecho el espadachín, me adentré en el edificio.
El bullicio era como una burbuja, ahogado por las paredes del lugar. Al dar el paso dentro, la burbuja estalló y pude ver las sonrisas sin dientes, escuchar los cantos desafinados y oler el olor al que uno, si bien no alcanzaba a disfrutar, se acostumbraba con el tiempo.
Nuestra llegada atrajo miradas, la mayoría centradas en Lazuli, con algunas sonrisas burlescas apuntándome a mí. Ya estaba acostumbrado, y respondí a esa gente con una sonrisa. Finalmente tomé asiento. Agradecí con un gesto de la cabeza a la mujer que trajo la comida, y me dispuse a probar el estofado. Entonces vi la expresión que hizo Tatsuya, y detuve mi cuchara.
-Que aproveche. -Me burlé de él a la vez que me preparaba psicológicamente. Finalmente me llevé la cuchara a la boca, y entendí- F-fuuh, tal como lo hacía mi madre -bromeé disimulando una mueca.
En comparación con el jolgorio que nos rodeaba, sentía que esta mesa tenía un aire de pesadumbre. Quizás por el duelo que teníamos con nuestros tazones, y el castigo que impusimos a nuestras lenguas y estómagos.
¿Lazuli tendrá un sentido del gusto similar al humano? -pensé- Sufra con nosotros, señorita. -la juzgué con la mirada.
Finalmente sobreviví al estofado de alquitrán, y tras alzar el puño en victoria, me dirigí a mis compañeros.
-¿Qué asuntos tienes en Lunargenta? -recordé la última vez que yo tuve asuntos en Lunargenta. Un escalofrío recorrió mi espalda al volver a pensar en la Dama de Plata, y lo ocurrido allí- ¿Y usted? -me dirigí a Lazuli. Hablé con un tono cargado de respeto real, pero aquello no tenía sorna detrás. Los aires de nobleza de Lazuli me hicieron parecer correcto hablarle como tal- ¿Qué asuntos tenía en el bosque? -Está bien, mis palabras sí tenían algo de humor.
Mefisto
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 165
Nivel de PJ : : 1
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
Las polillas y mariposas, satisfechas tras ser alimentadas se marcharon dispersandose nuevamente y perdiéndose entre la espesura del bosque, Ruru las despidió con su mano levemente unos pocos se segundos. En cuanto terminó su despedida se giró para ver como sus compañeros se montaban en caballo y partían hacía una posada, Ruru se apuró a subirse al último también ¿Porque si tenía alas? Meramente prefería cabalgar al lado de los dos hombres antes que distanciarse volando, era irrespetuoso hacia el brujo y el elfo.
Incluso si Ruru quería responder no podía, la verdad es que detestaba no poder hablar el lenguaje que no sea el de los insectos, tener el cuerpo prácticamente de un insecto le trajo muchos beneficios e influyó mucho para que fuera seleccionada como la futura reina de su colmena pero también, sobre todo cuando tuvo que enfrentar el resto de Aerandir, significó también problemas; Era consciente de que su morfología atraía el miedo y las burlas de los imbéciles, su garganta apenas podía emitir algún fonema mínimamente humano ¡Su alimentación era una molestia! Y lo más importante era que se le hacía difícil poder llegar a conectar o tener una comunicación fluida con los demás. Bajando su cabeza y dejando que sus peludas antenas azuladas cayeran en símbolo de tristeza, la mujer-insecto no emitió un solo ruido en lo que restó de viaje.
La posada era una típica a la cual ya estaba acostumbrada desde que comenzó a viajar; Roñosa, sucia y de aspecto vulgar ¡Aunque Ruru era buena adaptándose! Así que entró sin parecer asqueada en lo absoluto, de inmediato notó a lo que ya estaba acostumbrada; Miradas burlonas, disgustadas e incluso asustadas. Una de las cosas que se le enseñaron fue mantener la compostura bajo situaciones de presión u odiosas, las burlas eran una de ella, así que no pareció en lo absoluto afectada o molesta con sus miradas ¡El deber de una reina es mantener siempre la compostura! Sin perder su calmada y elegante aura noble, Ruru se sentó junto a sus compañeros procurando acomodar sus alas lo mejor posible.
El brujo, haciendo alarde de su ya conocida "educación", pidió la comida cosa que Ruru agradeció por el gesto más que nada. Su alimentación era similar al de un insecto; Néctar, miel, frutas....insectos, pero eso no quería decir que Ruru tuviera problemas con comida humana, sencillamente no podía saborearla y digerir fácilmente. Más que nada por cortesía, la mujer insecto llevó una cucharada del estofado a su boca en silencio sin percatarse de la reacción de Mefisto y Tatsuya, Sus papilas gustativas apenas pudieron notarlos pero....¿No era un poco demasiado ácido? No...¿Amargo? confundida, Ruru miró el plato de comida sin comprender si se suponía que eso debía saber mal o bien. Solo cuando giró su cabeza hacía sus compañero y vio sus rostros comprendió que no se supone que debía saber así, moviendo sus antenas, decidió no probar otro bocado por miedo a que luego, durante la digestión, se resienta.
.....
Sin decir nada, Ruru volvió a sacar de su bolso de viajero el pote de miel del que antes comió, abriéndolo, lo dejó en la mitad de la mesa par dar a entender que Tatsuya y Mefisto también podían tomar si querían. Si algo había aprendido de ser "muda" es que debía ser imaginativa para poder comunicarse, utilizando tiza, la joven mariposa hizo un sencillo dibujo en el que el mensaje era claro; Utilizad esto para limpiar vuestras papilas gustativas. dando ejemplo, Ruru tomo un poco de pan rancio que trajeron junto al estofado y lo remojó levemente en la dulce-amarga mezcla similar a la miel, sin dudarlo, se lo comió.
Ante la pregunta del elfo, Ruru escribió rápidamente en la astillada mesa, le sabía mal tener que escribir sabiendo que Tatsuya era analfabeta pero lo único al o que podía aspirar era que Mefisto hiciera de intérprete entre ellos. lo que escribió fue;
Soy viajera, estoy buscando a mi gente perdida, hombres-bestia insectos similares a mi ¿de casualidad escuchó algún rumor? También, lamento molestarle, señor Mefisto ¿Podría pasarle mi pregunta también al señor Tatsuya?
Suspirando, Ruru dejó la tiza a su lado y siguió comiendo pan con miel ¡Tan delicioso! Como insecto su constitución le permitía comer sin engordar o perder su físico, así que sin dudarlo podía darse el gusto.
Ruru Lepidoptera
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 121
Nivel de PJ : : 0
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
No lo dudó ni un segundo, en cuanto vio al insecto ofrecer su tarro de miel, se abalanzó como lobo hambriento y mojó algo de pan en ella. Aquella textura suave, el dulzor mezclado con algo de amargura. Era como saltar de comida de prisión a aquella de primera clase. Después de todo, Tatsuya no merecía tanta hospitalidad de parte de la mujer-mariposa, pero la fortuna le sonreía una vez más, y lo agradecía.
Acariciaba el mango de su espada amenazadoramente, las miradas juiciosas no paraban de posarse sobre Ruru, y comenzaba a temerse que ya no fueran por miedo o burla, sino por amenaza. Frunció el ceño, y observó a los dos hombres de la mesa trasera, quienes le devolvieron la mirada penetrante. No hubo ni una palabra, y la tensión creció momentáneamente... luego se acercó un tercero con tres cervezas, y todo de vuelta a la felicidad.
Al devolver la mirada a la mesa, notó cómo escribía con una tiza un montón de símbolos que no lograba comprender, y esperó a que Mefisto hiciera de intérprete por ella. (1)
-No he escuchado tal cosa, si he de ser honesto. Tampoco creo que los encuentres vivos aquí, en esta parte de la península. Que yo sepa, no son muy bienvenidos por estos lares. - llamó a una de las mujeres, y ordenó dos tarros de cerveza y uno último de hidromiel para Lazuli - Sin embargo, cualquier sitio es bueno para reunir información. Quizás quieras dar una vuelta por la posada, preguntarle a un par de personas si saben algo. No pierdes nada.
Y rauda como un rayo regresó la moza, esta vez con lo ordenado. El mercenario extendió su mano y pagó lo justo por el servicio, sin dejar ni un poco de propina. La muchacha inspeccionó las monedas de reojo, y se marchó decepcionada.
-Como sea. Todos los hombres-bestia son horribles, pero tu gente es un caso excepcional. ¿A qué reino se supone que pertenecen? ¿Qué hacen tan lejos de su hogar? - su rostro se asomó por encima del tarro, con un bigote de espuma. Hizo ademán de limpiarse.
-¿Me permiten? - un mozo de cuadra, muy joven, delgado y pelirrojo se acercó para unirse a la conversación.
-Como puedes ver, no hemos terminado nuestros vasos. Y no, nuestros caballos no necesitan cuidados. Ve a molestar a alguien más.
-No, señor, por favor. Permítame. Mi nombre es Jack. Trabajo en esta posada. Estaba caminando al lado y no pude evitar escuchar su conversación. Creo saber algo sobre la gente que está buscando, mi señora. Hombres-bestia, con apariencia de insecto, como usted.
Tatsuya se levantó y golpeó la cabeza del joven contra la mesa. A continuación desenvainó la espada, y colocó su filo sobre la pálida mano del muchacho. Nadie se inmutó, todos siguieron con sus asuntos joviales; no era como si no estuvieran acostumbrados a esta clase de situaciones. Escuchó cómo el pelirrojo sollozaba.
-No tengo intenciones de decirlo dos veces. Si intentas cobrarnos por la información, o tratas de engañarnos, estás equivocado. Vete, antes de que te quedes sin manos para cepillar caballos.
-¡Por favor, señor! ¡Puede que la gente de la señora corra peligro! - berreó el chico pavoroso.
El brujo levantó su mirada hacia Ruru.
-Lo más probable es que solo diga mentiras, pero es tu gente, tu decision. ¿Realmente deseas escuchar lo que quiere decir?
(1) Mefisto me dio permiso para utilizarlo de intérprete en mi turno, dado que sería molesto esperar al suyo para saber qué dijo exactamente Ruru.
Acariciaba el mango de su espada amenazadoramente, las miradas juiciosas no paraban de posarse sobre Ruru, y comenzaba a temerse que ya no fueran por miedo o burla, sino por amenaza. Frunció el ceño, y observó a los dos hombres de la mesa trasera, quienes le devolvieron la mirada penetrante. No hubo ni una palabra, y la tensión creció momentáneamente... luego se acercó un tercero con tres cervezas, y todo de vuelta a la felicidad.
Al devolver la mirada a la mesa, notó cómo escribía con una tiza un montón de símbolos que no lograba comprender, y esperó a que Mefisto hiciera de intérprete por ella. (1)
-No he escuchado tal cosa, si he de ser honesto. Tampoco creo que los encuentres vivos aquí, en esta parte de la península. Que yo sepa, no son muy bienvenidos por estos lares. - llamó a una de las mujeres, y ordenó dos tarros de cerveza y uno último de hidromiel para Lazuli - Sin embargo, cualquier sitio es bueno para reunir información. Quizás quieras dar una vuelta por la posada, preguntarle a un par de personas si saben algo. No pierdes nada.
Y rauda como un rayo regresó la moza, esta vez con lo ordenado. El mercenario extendió su mano y pagó lo justo por el servicio, sin dejar ni un poco de propina. La muchacha inspeccionó las monedas de reojo, y se marchó decepcionada.
-Como sea. Todos los hombres-bestia son horribles, pero tu gente es un caso excepcional. ¿A qué reino se supone que pertenecen? ¿Qué hacen tan lejos de su hogar? - su rostro se asomó por encima del tarro, con un bigote de espuma. Hizo ademán de limpiarse.
-¿Me permiten? - un mozo de cuadra, muy joven, delgado y pelirrojo se acercó para unirse a la conversación.
-Como puedes ver, no hemos terminado nuestros vasos. Y no, nuestros caballos no necesitan cuidados. Ve a molestar a alguien más.
-No, señor, por favor. Permítame. Mi nombre es Jack. Trabajo en esta posada. Estaba caminando al lado y no pude evitar escuchar su conversación. Creo saber algo sobre la gente que está buscando, mi señora. Hombres-bestia, con apariencia de insecto, como usted.
Tatsuya se levantó y golpeó la cabeza del joven contra la mesa. A continuación desenvainó la espada, y colocó su filo sobre la pálida mano del muchacho. Nadie se inmutó, todos siguieron con sus asuntos joviales; no era como si no estuvieran acostumbrados a esta clase de situaciones. Escuchó cómo el pelirrojo sollozaba.
-No tengo intenciones de decirlo dos veces. Si intentas cobrarnos por la información, o tratas de engañarnos, estás equivocado. Vete, antes de que te quedes sin manos para cepillar caballos.
-¡Por favor, señor! ¡Puede que la gente de la señora corra peligro! - berreó el chico pavoroso.
El brujo levantó su mirada hacia Ruru.
-Lo más probable es que solo diga mentiras, pero es tu gente, tu decision. ¿Realmente deseas escuchar lo que quiere decir?
--------------------
(1) Mefisto me dio permiso para utilizarlo de intérprete en mi turno, dado que sería molesto esperar al suyo para saber qué dijo exactamente Ruru.
Tatsuya Suō
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 136
Nivel de PJ : : 1
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
Agradecí con una sonrisa la oferta de Lazuli, y seguí a Tatsuya en la misión por limpiarme el paladar con aquél dulce néctar embotellado. Acompañarlo con pan malo me parecía un desperdicio, pero no había alternativa en este momento.
Leí la respuesta de Lazuli mientras masticaba. Negué con la cabeza, y finalmente tragué.
- No suelo pasármela con el populacho, así que estoy más bien desactualizado con las noticias.
Tatsuya, por su parte, ignoró completamente mi pregunta. Entendía aquello, así que lo acepté encogiéndome de hombros y buscando otro trozo de pan para mojar en miel. Di la bienvenida a la cerveza gratis, y tras terminar con ese bocado, di un sorbo mientras escuchaba las preguntas que hacía el espadachín. No es que la cerveza fuese de la mejor calidad, pero me impresionó que tampoco fuese de la peor.
Se acercó un muchacho de cabellos rojizos, que fue rechazado bruscamente por Tatsuya.
Joder, podrías dejarle presentarse antes de mandarlo a tomar por culo, ¿no crees? -juzgué la actitud del espadachín, levantando una ceja.
El muchacho, Jack, presumía tener información sobre la búsqueda de Lazuli. Dirigí mi mirada a esta, esperando su reacción. Lo que no esperaba era la repentina violencia con que Tatsuya atacó al pelirrojo, sacudiendo la mesa con su cabeza. Por suerte me dio tiempo de quitar del medio el tarro de cerveza, El espadachín amenazó con cortarle la mano, y me di cuenta de que el ambiente en esta mesa era ajeno al jolgorio que nos rodeaba.
Tomé otro sorbo.
-Dice la verdad. -bajé el tarro- O al menos eso cree. Suéltalo, jodío.
El rostro del muchacho mostraba confusión, miedo. No el miedo de quien es descubierto en una jugarreta, sino de quien es estampado contra una mesa tras intentar ser de ayuda. Eso, o era un buen mentiroso.
Le ofrecí un trago de cerveza al muchacho, para que calmara los nervios, y me disculpé en nombre de mi compañero, inclinando levemente la cabeza.
Leí la respuesta de Lazuli mientras masticaba. Negué con la cabeza, y finalmente tragué.
- No suelo pasármela con el populacho, así que estoy más bien desactualizado con las noticias.
Tatsuya, por su parte, ignoró completamente mi pregunta. Entendía aquello, así que lo acepté encogiéndome de hombros y buscando otro trozo de pan para mojar en miel. Di la bienvenida a la cerveza gratis, y tras terminar con ese bocado, di un sorbo mientras escuchaba las preguntas que hacía el espadachín. No es que la cerveza fuese de la mejor calidad, pero me impresionó que tampoco fuese de la peor.
Se acercó un muchacho de cabellos rojizos, que fue rechazado bruscamente por Tatsuya.
Joder, podrías dejarle presentarse antes de mandarlo a tomar por culo, ¿no crees? -juzgué la actitud del espadachín, levantando una ceja.
El muchacho, Jack, presumía tener información sobre la búsqueda de Lazuli. Dirigí mi mirada a esta, esperando su reacción. Lo que no esperaba era la repentina violencia con que Tatsuya atacó al pelirrojo, sacudiendo la mesa con su cabeza. Por suerte me dio tiempo de quitar del medio el tarro de cerveza, El espadachín amenazó con cortarle la mano, y me di cuenta de que el ambiente en esta mesa era ajeno al jolgorio que nos rodeaba.
Tomé otro sorbo.
-Dice la verdad. -bajé el tarro- O al menos eso cree. Suéltalo, jodío.
El rostro del muchacho mostraba confusión, miedo. No el miedo de quien es descubierto en una jugarreta, sino de quien es estampado contra una mesa tras intentar ser de ayuda. Eso, o era un buen mentiroso.
Le ofrecí un trago de cerveza al muchacho, para que calmara los nervios, y me disculpé en nombre de mi compañero, inclinando levemente la cabeza.
Mefisto
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 165
Nivel de PJ : : 1
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
Ruru agradeció con un leve asentimiento el gesto del brujo, ciertamente, si le hubiera traído una cerveza se hubiera visto obligada a negarla debido a que era tóxico para ella. En su "colmena" era bastante popular la hidromiel, dado que para los insectos era prácticamente veneno el alcohol de cebada, era el sustituto más cercano y favorito por su dulzura que les recordaba a su alimento favorita, la miel. Tomando la jarra de madera entre sus manos, lo bebió gustosamente ¡Sólo entonces recordó porque rara vez bebía en sus viajes! La joven mariposa podía adaptarse a cualquier cosa, pero llevaba un tiempo lograrlo dado que no se le daba totalmente bien ser flexible, incluso así, daba su mejor esfuerzo en ser abierta y receptiva a nuevas vivencias.
"click click..."
Murmuró con su inhumana voz de insecto mientras sus mullidas antenas se movían para demostrar su cambio de humor ¡Insípida! No sabía como diablos pero esa hidromiel sabía de todo menos a miel, suspirando, Ruru dio otro sorbo ¡Incluso si ese intento de hidromiel sabía bastante cuestionable, ya habia rechazado el estofado. No podía rechazar también la bebida! Desconocía bastante parte de la cultura de las gentes de Aerandir pero, para su gente, rechazar una vez era comprensible pero hacerlo una segunda se consideraba un insulto ¡Lo que menos quería era insultar al brujo! Incluso si era un maleducado, fue lo suficientemente considerado como para ofrecerle una posada, comida y bebida.
Mientras bebía de la insípida hidromiel se percató de las miradas hostiles hacía su persona ¡Por eso evitaba llevar su apariencia al descubierto! Por lo general siempre iba encapuchada para no levantar tantos recelos, pero esa noche no llevaba una. En parte podía entender el rechazo que sentían hacía ella, la misma Ruru sintió algo de miedo cuando vio un humano por primera vez de vuelta en su colmena. Todos en su hogar poseían una apariencia y costumbres más cercanas a los insectos, aunque de vez en cuando nacían niños más parecidos a los humanos, estos eran más o menos extraños. Cuando vio al grupo de aventureros conformados por humanos, brujos y elfos toda la colmena se alarmó y asustó; Al igual que para las razas las gentes bestias-insectos eran extraños e intimidantes, para la otra parte era igual. Recordandolo, Ruru dejó pasar esa hostilidad siempre y cuando no buscaran problemas con ella.
En cuanto escuchó la pregunta del brujo, Ruru se dispuso a escribir ayudándose de la tiza; "Somos de una comunidad de insectos situados en el territorio norte, pero yo y un pequeño grupo de niños y jóvenes nos vimos obligados a abandonarla por una enfer-....". Su respuesta fue interrumpida por la llegada de un joven pelirrojo proclamando tener información de su gente, reaccionando poniéndose de pie violentamente, Ruru movió sus anteriores nerviosamente. Iba a tomar al joven humano y preguntarle directamente pero sus dos compañeros se le adelantaron.
La mujer-insecto esperó pacientemente a que el humano se recompusiera, pero lo cierto es que se podía ver a la mariposa mover sus alas y antenas nerviosamente mientras no dejaba de observar al chaval fijamente. Nerviosamente, el pobre humano no dejaba de mirarla de reojo con temor ¡Pero no podía evitarlo! Si decía la verdad, su preciada gente corría peligro ¡Su deber como soberana era socorrerles!
Ruru Lepidoptera
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 121
Nivel de PJ : : 0
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
Tanto Mefisto como Ruru mostraron compasión por el muchacho. No parecía más que un pobre idiota, sin mucho que hacer y demasiado ingenuo para su propio bien. Incluso Tatsuya podía concordar en eso, así que lo liberó y envainó la espada. A todo esto, nadie se inmutó ni miró prolongadamente al disturbio; cada quien se ocupaba de lo suyo. El brujo le dio al pelirrojo una palmada en la espada, y le acercó una silla para que se uniera a la mesa. Este tomó asiento mientras tiritaba y evitaba contacto visual con Ruru, a veces mirándola brevemente de reojo. ¿Tanta molestía, para al final mostrarle miedo a la mariposa? Vaya mierdecilla.
-¿Y bien? ¿Viniste a hacernos perder el tiempo, o tienes intenciones de hablar?
-Yo... lo siento, no estoy acostumbrado a ver los de su especie. - Tatsuya clavó sus ojos fijamente en los suyos, apuñalándolo con la vista. - Está bien, deje de mirarme así... por favor.
>>Hace cinco noches, estaba dándole un paseo a los caballos por la pradera, como solía hacer siempre. Entonces, entre los árboles del bosque, noté la luz de una farola. Me acerqué un poco, para investigar, y lo que vi fue horrible. Esclavistas, mi señora. Llevaban a gente similar a usted en cadena, atados los unos a los otros, y guiados por uno de los caballos. Detrás, un hombre les lanzaba latigazos y pude escucharlos cliquear en respuesta, tal y como lo hace usted. Debe ser horrible no poder gritar, aún frente a semejante dolor. Traté de contarle a las autoridades, a fin de hacer algo, y lo que me dijeron es que no era su asunto. Creo en la justic---
-Hasta ahí. - interrumpió Tatsuya - Ahora ve directo al grano, y explícanos a dónde se dirigían.
-Tan solo se me ocurre un lugar, mi señor: el puerto de La Galena. Es un sitio discreto y solitario, donde generalmente embarcan pequeños navíos... algunos de contrabando, otros de esclavistas o incluso piratas.
Tatsuya vació el tarro de cerveza, y se limpió la espuma de la boca. ¡Más acción les esperaba aquella noche! Con su destreza con la espada, las habilidades de Ruru y el entretenimiento que otorgaba Mefisto, tendría una aventura que quizás le sería beneficiosa. Después de todo, los esclavistas son bien conocidos por ser adinerados y siempre llevar dinero metálico en su bolsillo. No obstante, el brujo estaba consciente de que aquello podía ser una trampa, y había que andar con cuidado en el afán por no perder el dinero o la vida.
Mas no era decisión suya emprender ese viaje, sino la de la mujer-bestia. Tomó su mano, y la miró condescendientemente... aún si no sentía nada de condescendencia.
-Tu pueblo te necesita, polilla. ¿Qué harás al respecto? Esta es tu oportunidad...
-¡Señora, si me permite, déjeme acompañarla! - el mozo se arrodilló frente a la noble, implorante - ¡Conozco estos caminos mejor que nadie, y en verdad deseo verla cuando libere a su gente!
Tatsuya arqueó una ceja. Alguna pieza no terminaba de encajar.
-¿Y bien? ¿Viniste a hacernos perder el tiempo, o tienes intenciones de hablar?
-Yo... lo siento, no estoy acostumbrado a ver los de su especie. - Tatsuya clavó sus ojos fijamente en los suyos, apuñalándolo con la vista. - Está bien, deje de mirarme así... por favor.
>>Hace cinco noches, estaba dándole un paseo a los caballos por la pradera, como solía hacer siempre. Entonces, entre los árboles del bosque, noté la luz de una farola. Me acerqué un poco, para investigar, y lo que vi fue horrible. Esclavistas, mi señora. Llevaban a gente similar a usted en cadena, atados los unos a los otros, y guiados por uno de los caballos. Detrás, un hombre les lanzaba latigazos y pude escucharlos cliquear en respuesta, tal y como lo hace usted. Debe ser horrible no poder gritar, aún frente a semejante dolor. Traté de contarle a las autoridades, a fin de hacer algo, y lo que me dijeron es que no era su asunto. Creo en la justic---
-Hasta ahí. - interrumpió Tatsuya - Ahora ve directo al grano, y explícanos a dónde se dirigían.
-Tan solo se me ocurre un lugar, mi señor: el puerto de La Galena. Es un sitio discreto y solitario, donde generalmente embarcan pequeños navíos... algunos de contrabando, otros de esclavistas o incluso piratas.
Tatsuya vació el tarro de cerveza, y se limpió la espuma de la boca. ¡Más acción les esperaba aquella noche! Con su destreza con la espada, las habilidades de Ruru y el entretenimiento que otorgaba Mefisto, tendría una aventura que quizás le sería beneficiosa. Después de todo, los esclavistas son bien conocidos por ser adinerados y siempre llevar dinero metálico en su bolsillo. No obstante, el brujo estaba consciente de que aquello podía ser una trampa, y había que andar con cuidado en el afán por no perder el dinero o la vida.
Mas no era decisión suya emprender ese viaje, sino la de la mujer-bestia. Tomó su mano, y la miró condescendientemente... aún si no sentía nada de condescendencia.
-Tu pueblo te necesita, polilla. ¿Qué harás al respecto? Esta es tu oportunidad...
-¡Señora, si me permite, déjeme acompañarla! - el mozo se arrodilló frente a la noble, implorante - ¡Conozco estos caminos mejor que nadie, y en verdad deseo verla cuando libere a su gente!
Tatsuya arqueó una ceja. Alguna pieza no terminaba de encajar.
Tatsuya Suō
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 136
Nivel de PJ : : 1
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
El muchacho rechazó mi oferta, negando con la cabeza. Tomé otro sorbo. Entonces Tatsuya se levantó de su asiento y acomodó a Jack en nuestra mesa al traerle una silla, un comportamiento totalmente contrario al trato que le demostró hace sólo unos instantes. Jack aceptó el asiento, y ahora se encontraba ahí... asustado, y ya. Tatsuya vociferó las quejas que se habían empezado a acumular en mí también.
Agité la mano en respuesta a la petición del muchacho, haciendo un gesto que podía entenderse como "Ignora a Tatsuya, ve al punto".
Bajé el tarro vacío, ligeramente emocionado, al terminar de oír las palabras de Jack..
Finalmente se ofreció a acompañarnos en este nuevo tramo de la aventura de hoy. Ambos el pelirrojo y Tatsuya se había dirigido a Lazuli, y los acompañé en el gesto, preguntándole a esta con la mirada.
—¿Qué harás? —añadí una pregunta verbal.
Atendí a la primera mitad de su respuesta, pero eventualmente me levanté y di un par de pasos en dirección a la puerta.
—Yo sé lo que voy a hacer. —comenté— Así que andando. No hay tiempo que perder.
Puede que el muchacho nos guiara a un sitio peligroso, lo sepa o no, o puede que nos deparase algún otro destino. Pero en ese momento, liberado del pesar usual de mi mente, puede que por la fatiga y un toque de alcohol, me había decidido claramente en mi siguiente objetivo.
Puede que sean patrañas, que sea cierto y que fallemos o que quieran esclavizar también a Lazuli. Pero me da igual.
Me acerqué un poco más a la puerta, deslizándome en el silencio de mi cabeza a través de la marejada festiva de risas, eructos y demás jolgorio.
...Si tengo oportunidad, quiero conocer algunos piratas, joder.
—Averigüemos cuál será. —alcé la voz, sin saber si me habían seguido o se habían quedado atrás, como si estos hubiesen oído mis pensamientos.
Agité la mano en respuesta a la petición del muchacho, haciendo un gesto que podía entenderse como "Ignora a Tatsuya, ve al punto".
Bajé el tarro vacío, ligeramente emocionado, al terminar de oír las palabras de Jack..
Finalmente se ofreció a acompañarnos en este nuevo tramo de la aventura de hoy. Ambos el pelirrojo y Tatsuya se había dirigido a Lazuli, y los acompañé en el gesto, preguntándole a esta con la mirada.
—¿Qué harás? —añadí una pregunta verbal.
Atendí a la primera mitad de su respuesta, pero eventualmente me levanté y di un par de pasos en dirección a la puerta.
—Yo sé lo que voy a hacer. —comenté— Así que andando. No hay tiempo que perder.
Puede que el muchacho nos guiara a un sitio peligroso, lo sepa o no, o puede que nos deparase algún otro destino. Pero en ese momento, liberado del pesar usual de mi mente, puede que por la fatiga y un toque de alcohol, me había decidido claramente en mi siguiente objetivo.
Puede que sean patrañas, que sea cierto y que fallemos o que quieran esclavizar también a Lazuli. Pero me da igual.
Me acerqué un poco más a la puerta, deslizándome en el silencio de mi cabeza a través de la marejada festiva de risas, eructos y demás jolgorio.
...Si tengo oportunidad, quiero conocer algunos piratas, joder.
—Averigüemos cuál será. —alcé la voz, sin saber si me habían seguido o se habían quedado atrás, como si estos hubiesen oído mis pensamientos.
Mefisto
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 165
Nivel de PJ : : 1
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
A medida que las palabras del joven salían de la boca del pelirrojo la atmósfera alrededor de la mujer-insecto se volvía más y más negruzco y violento, perdiendo poco a poco su aire noble y tranquilo que siempre ostenta. Incluso con su inexistente expresión reconocible para una persona promedio que no fuera hombre-insecto podía verse como sus ojos se teñían de furia, como su rostro se volvía atónito e incluso como su mano apretaba con fuerza la empuñadura de su espada.
Su gente perdida, aquellos que se vieron obligados a alejarse de la seguridad de la colmena por su error de cálculo no eran más que críos. el más mayor de todos, Ivlis, solo tiene 15 años y la más pequeña, Isabelina, apenas llegaba al año de vida. Solo de pensar que terminaron en manos de esclavistas…..
“Crick…..”
Ruru esbozó sus típicos chirridos ininteligibles para nadie que fuera como ella,pero el tono bajo, desprovisto de su femenina sutileza y amabilidad reveló prácticamente lo que estaba diciendo. La mujer, sin preguntar siquiera, tomó el brazo del muchacho y comenzó a arrastrarlo sin prestar atención a Mefisto o a Tatsuya hacía la puerta de salida de la posada. los clientes que antes le daban miradas repletas de desdén, burla e incluso hostilidad ahora parecían mirarla aterrorizados y nerviosos, como si estuvieran viendo a la encarnación de Satanás frente ellos ¡Y no estaban tampoco muy desviados! La expresión de Ruru era sencillamente terrorífica y fría, era completamente lo contrario a su amabilidad y elegancia que siempre mostraba sin importar de quién se tratase.
La noche ya había en su punto más elevado, estaba más oscuro que la boca del lobo y la única fuente de luz era la tenue y plateada luz de una Luna menguante y las estrellas en el cielo. Dejando ir al muchacho, Ruru lo empujó en el proceso hacia adelante para que quedase justo delante suyo. Sin cambiar su inexpresión repleta de frialdad, ella escribió en el suelo;
“Guíame al lugar”
No era un petición, tampoco había cortesía como en sus otros mensajes, era una orden. Un simple, sosa pero pesada orden ¿Como podía ser un mensaje escrito en la tierra tan pesado y atemorizador? El humano sentía que desobedecer la orden de la mujer-insecto era como rechazar una orden directa de un rey; Era la sensación de “deber” y “obligación” en su máximo significado. No solo eso, La postura y mirada con la que estaba observándolo Ruru inspiraba temor, admiración, fascinación…..Dominación. No era una mirada que te permitiese decir; “No”.
“A-Ah…..S-si….p-por aq-aquí….”
El terror pero a la vez fascinación del muchacho le hizo tartamudear cuando aceptó la orden de la mujer insecto, girándose y caminando hacia el bosque el muchacho tembló, parecía realmente descolocado y atónito por lo que acababa de suceder. Ruru no dijo nada más, simplemente le siguió en completo silencio mientras una pequeña aura de sed de sangre se filtró al desenvainar su espada.
Ruru Lepidoptera
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 121
Nivel de PJ : : 0
Re: De sauces y arroyos [Libre] [Noche] [3/3] [Cerrado]
Reconocería esos ojos en cualquier parte. El encogimiento de las pupilas, el fruncimiento del ceño, esa aura asesina que envuelve todo su cuerpo. La había visto antes, frente al reflejo del agua. Eran los síntomas de la sed de sangre. Ruru se había mostrado, hasta los momentos, apacible y pacífica. Por eso era desconcertante observar el giro de ciento ochenta grados que dio, como si una persona completamente distinta hubiera suplantado su identidad. No tuvo ni tan siquiera tiempo de conversar con la mujer, o de discutir un plan. Tanto Mefisto como Lazuli se dirigieron a la puerta con prisa, y Tatsuya los siguió sin pensarlo demasiado.
Al recibir el aire exterior, vislumbró la figura de la mariposa caminando hacia el bosque. Pensó que no sería una gran estratega, pues no había tomado su caballo... y a caballo regalado no se le miran los dientes. En caso de que tuvieran que huir, lo harían mucho mejor en silla de montar que a pie. Por ello, se subió a su corcel y tomó las riendas del de Ruru, y se aproximó rápidamente a su lado. Aquella mirada electrizante, tan gélida como los vientos de la noche le dio un escalofrío.
Pobre sea de de aquél que se cruce en su maldito camino
-Te olvidas de algo. - le extendió las riendas del caballo - Un jinete armado muchas veces es mejor que un espadachín profesional.
A todo esto, Mefisto salió disparado al exterior en cuanto se le presentó la oportunidad, pero el brujo no conseguía verlo por ninguna parte. De todas maneras, no le prestó mucha atención e invitó al mozo a subirse a su caballo. Este obedeció, y trató de aferrarse timidamente a la cintura de Tatsuya, a lo que el jinete respondió con un codazo. Comprendiendo, se agarró como pudo de la silla de montar y guió al grupo a través del bosque.
Tras unos veinte minutos llegaron al sitio. No era más que un muelle de madera podrida, desierto, con tres casetas alargadas en sus cercanías y un faro sin luz irguiéndose en la costa. Sobre el mar se podía distinguir la silueta de un gran barco, y unos cinco botes descansaban en la orilla, cerca de una caseta iluminada de donde no emanaba ningún ruido. Si en verdad existían estos esclavistas, debían congregarse allí.
-¿No es esto como muy sospechoso?
-S-Si me permiten, me iré marchando... - intentó alejarse cabizbajo y a pauso raudo, a lo que Tatsuya respondió jalándole el cuello de la camisa.
-Te quedas con nosotros, hasta que entremos al sitio.
Al recibir el aire exterior, vislumbró la figura de la mariposa caminando hacia el bosque. Pensó que no sería una gran estratega, pues no había tomado su caballo... y a caballo regalado no se le miran los dientes. En caso de que tuvieran que huir, lo harían mucho mejor en silla de montar que a pie. Por ello, se subió a su corcel y tomó las riendas del de Ruru, y se aproximó rápidamente a su lado. Aquella mirada electrizante, tan gélida como los vientos de la noche le dio un escalofrío.
Pobre sea de de aquél que se cruce en su maldito camino
-Te olvidas de algo. - le extendió las riendas del caballo - Un jinete armado muchas veces es mejor que un espadachín profesional.
A todo esto, Mefisto salió disparado al exterior en cuanto se le presentó la oportunidad, pero el brujo no conseguía verlo por ninguna parte. De todas maneras, no le prestó mucha atención e invitó al mozo a subirse a su caballo. Este obedeció, y trató de aferrarse timidamente a la cintura de Tatsuya, a lo que el jinete respondió con un codazo. Comprendiendo, se agarró como pudo de la silla de montar y guió al grupo a través del bosque.
-------
Tras unos veinte minutos llegaron al sitio. No era más que un muelle de madera podrida, desierto, con tres casetas alargadas en sus cercanías y un faro sin luz irguiéndose en la costa. Sobre el mar se podía distinguir la silueta de un gran barco, y unos cinco botes descansaban en la orilla, cerca de una caseta iluminada de donde no emanaba ningún ruido. Si en verdad existían estos esclavistas, debían congregarse allí.
-¿No es esto como muy sospechoso?
-S-Si me permiten, me iré marchando... - intentó alejarse cabizbajo y a pauso raudo, a lo que Tatsuya respondió jalándole el cuello de la camisa.
-Te quedas con nosotros, hasta que entremos al sitio.
Tatsuya Suō
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 136
Nivel de PJ : : 1
Temas similares
» La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
» Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
» Una Noche En Vigilia [Libre] [Noche] [4/4] [CERRADO]
» La cacería [Libre] [Noche] [Cerrado]
» Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
» Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
» Una Noche En Vigilia [Libre] [Noche] [4/4] [CERRADO]
» La cacería [Libre] [Noche] [Cerrado]
» Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 00:49 por Cohen
» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
Hoy a las 00:27 por Tyr
» [Zona de culto] Altar de las Runas de los Baldíos
Ayer a las 12:29 por Tyr
» Susurros desde el pasado | Amice H.
Ayer a las 04:12 por Amice M. Hidalgo
» El retorno del vampiro [Evento Sacrestic]
Dom Nov 17 2024, 18:00 por Sango
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Sáb Nov 16 2024, 21:38 por Tyr
» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
Miér Nov 13 2024, 20:01 por Nana
» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
Mar Nov 12 2024, 04:51 por Tyr
» Derecho Aerandiano [Libre]
Dom Nov 10 2024, 13:36 por Tyr
» Días de tormenta + 18 [Privado]
Dom Nov 10 2024, 00:41 por Sango
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Vie Nov 08 2024, 18:40 por Lukas
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Vie Nov 08 2024, 01:19 por Tyr
» 89. Una compañía hacia el caos [Privado]
Jue Nov 07 2024, 20:51 por Aylizz Wendell
» Clementina Chonkffuz [SOLITARIO]
Jue Nov 07 2024, 16:48 por Mina Harker
» [Zona de Culto]Santuario del dragón de Mjulnr
Mar Nov 05 2024, 21:21 por Tyr