Un intercambio beneficioso [Privado] [Reike y Zöe] [Cerrado]
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Un intercambio beneficioso [Privado] [Reike y Zöe] [Cerrado]
El llegar a la isla había sido sencillo, luego de esperar un par de días el barco llamado “Lanza de Plata” por fin había partido y nos había llevado a Taliesin, Sophitia y a mi hasta Beltrexus. Era la primera vez que me encontraba tan al sur, la magia era una rama del conocimiento que me resultaba completamente ajena, mi sistema no podía analizarlo y por eso mismo no tenía manera de poder entenderla.
Al llegar lo primero que fue necesario encontrar es un refugio o habitación, ya que mis dos compañeros no podrían estar al aire libre cuando amaneciera. [ANALIZANDO] Luego de conseguir un lugar, elaboramos distintos planes para decidir cuál sería el método de búsqueda más eficaz. Cuando el sol salió, ambos vampiros se acostaron a dormir, pero yo no necesitaba realizar ese tipo de funciones, por lo que decidí comenzar a indagar en las calles circundantes.
Las primeras horas de búsqueda habían sido infructuosas, algunas personas se negaban a hablarme, otros manifestaban gestos o expresiones que eran imposibles de entender para mi capacidad actual de interacción. Finalmente me habían guiado hacía una mujer que decía que podía ver el futuro usando como intermediarios pequeños huesos de animales, nuestra conversación fue ¿Interesante? Pero no logró comprender que lo que yo requería era saber sobre mi pasado, no sobre mi futuro.
Regresé al anochecer sin haber conseguido nada, allí me esperaban Sophitia y Taliesin, se habían despertado hacía algunas horas y habían pasado el tiempo restante jugando a las cartas. Intentaron incluirme en el juego, pero mi incapacidad de mentir o de fingir gestos hicieron que perdiera todas las manos. En la noche fueron los vampiros quienes se dedicaban a buscar, sus habilidades sociales les facilitaba la tarea.
Luego de dos días por fin Sophitia se presentó con una pista, aparentemente alguien había oído sobre nuestra búsqueda y solicitaba el mantener un encuentro conmigo a cambio de información. A ambos vampiros les pareció sospechoso y recomendaron hacerlo de noche para que así ellos pudieran asistir, pero me negué ya que la solicitante había pedido un lugar y una hora específicos.
-¿Y si es una trampa? ¿Y si quieren secuestrarte o desarmarte y venderte en piezas? – Me dijo Sophi. Era curioso el modo en que tenía de expresar sus emociones, en los días que llevábamos juntas había aprendido que cuando estaba preocupada sus tonos aparentaban enojo.
-Son muy pocos los comerciantes que se dedican a algo así, por lo tanto, las posibilidades de que encontremos a uno son muy reducidas – Le respondí en tono neutro – Estaré bien ¿Si? No debes preocuparte –
-No me gusta que vayas, si pasa algo no podemos salir a ayudarte –
-Regresaré pronto – [ANALIZANDO] – ¿Sucede algo? –
-Cuando vuelvas tendremos que cambiarnos de habitación, dos días seguidos en los que dormimos y esperamos a la noche para salir… Sospechan de nosotros, lo sé –
Asentí y no agregué nada más, los tres sabíamos que la situación con los vampiros era muy delicada. Los hechiceros habían sido uno de los ejércitos que habían ayudado a recuperar Lunargenta, era poco probable que se mostraran amables al enterarse que habían dos en sus dominios.
El sitio donde había sido pactado el encuentro no estaba lejos de donde nos quedábamos, por lo que llegue a la hora exacta en la que se me había requerido que estuviera. Mi sistema comenzó a activar el modo de reposo mientras esperaba a que la persona llegara.
Al llegar lo primero que fue necesario encontrar es un refugio o habitación, ya que mis dos compañeros no podrían estar al aire libre cuando amaneciera. [ANALIZANDO] Luego de conseguir un lugar, elaboramos distintos planes para decidir cuál sería el método de búsqueda más eficaz. Cuando el sol salió, ambos vampiros se acostaron a dormir, pero yo no necesitaba realizar ese tipo de funciones, por lo que decidí comenzar a indagar en las calles circundantes.
Las primeras horas de búsqueda habían sido infructuosas, algunas personas se negaban a hablarme, otros manifestaban gestos o expresiones que eran imposibles de entender para mi capacidad actual de interacción. Finalmente me habían guiado hacía una mujer que decía que podía ver el futuro usando como intermediarios pequeños huesos de animales, nuestra conversación fue ¿Interesante? Pero no logró comprender que lo que yo requería era saber sobre mi pasado, no sobre mi futuro.
Regresé al anochecer sin haber conseguido nada, allí me esperaban Sophitia y Taliesin, se habían despertado hacía algunas horas y habían pasado el tiempo restante jugando a las cartas. Intentaron incluirme en el juego, pero mi incapacidad de mentir o de fingir gestos hicieron que perdiera todas las manos. En la noche fueron los vampiros quienes se dedicaban a buscar, sus habilidades sociales les facilitaba la tarea.
Luego de dos días por fin Sophitia se presentó con una pista, aparentemente alguien había oído sobre nuestra búsqueda y solicitaba el mantener un encuentro conmigo a cambio de información. A ambos vampiros les pareció sospechoso y recomendaron hacerlo de noche para que así ellos pudieran asistir, pero me negué ya que la solicitante había pedido un lugar y una hora específicos.
-¿Y si es una trampa? ¿Y si quieren secuestrarte o desarmarte y venderte en piezas? – Me dijo Sophi. Era curioso el modo en que tenía de expresar sus emociones, en los días que llevábamos juntas había aprendido que cuando estaba preocupada sus tonos aparentaban enojo.
-Son muy pocos los comerciantes que se dedican a algo así, por lo tanto, las posibilidades de que encontremos a uno son muy reducidas – Le respondí en tono neutro – Estaré bien ¿Si? No debes preocuparte –
-No me gusta que vayas, si pasa algo no podemos salir a ayudarte –
-Regresaré pronto – [ANALIZANDO] – ¿Sucede algo? –
-Cuando vuelvas tendremos que cambiarnos de habitación, dos días seguidos en los que dormimos y esperamos a la noche para salir… Sospechan de nosotros, lo sé –
Asentí y no agregué nada más, los tres sabíamos que la situación con los vampiros era muy delicada. Los hechiceros habían sido uno de los ejércitos que habían ayudado a recuperar Lunargenta, era poco probable que se mostraran amables al enterarse que habían dos en sus dominios.
El sitio donde había sido pactado el encuentro no estaba lejos de donde nos quedábamos, por lo que llegue a la hora exacta en la que se me había requerido que estuviera. Mi sistema comenzó a activar el modo de reposo mientras esperaba a que la persona llegara.
Última edición por Zöe el Miér 10 Abr 2019 - 14:10, editado 1 vez
Zöe
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Re: Un intercambio beneficioso [Privado] [Reike y Zöe] [Cerrado]
En el fondo, tenía gracia: intentar robarle a ella, ¡en su propia ciudad!
—Chico —murmuró la bruja—, yo ya me dedicaba a esto antes de que tus padres se conocieran.
Oculto de la calle principal por unas enormes cajas de madera situadas a la entrada de un callejón, un crío de no más de diez años, se revolvía con enfado en el suelo. Sentada sobre su espalada y aparentemente ajena al bamboleo, Valeria revisaba el contenido de la zamarra del muchacho.
—Vaya —dijo apreciativamente—, parece que se te ha dado bien la tarde.
Aquello hizo que el chico se agitase con más fuerza y estuviera a punto de tirarla al suelo. La mujer aseguró su posición. Acompañada de un leve tintineo de monedas, tomó su propia bolsa de entre el botín del joven y dejó el resto donde estaba.
En aquel momento, le llegó el sonido de una conversación a través de una ventana cercana. Sólo hizo falta una palabra para que Valeria detuviera todo movimiento y concentrara su atención en aquella voz femenina: biocibernética.
«¿En serio?», pensó mientras dirigía una mirada de reproche al cielo. La bruja llevaba semanas devorando toda información que caía en sus manos acerca de los bio y se había entrevistado en varias ocasiones con los refugiados asentados junto a la academia, pues los conceptos de la mecánica le resultaban terriblemente complejos; pero, desde su encuentro casual con el pequeño Zero, no había tenido ocasión de contrastar su información con un sujeto vivo. ¿Y había de ser precisamente ahora? Sin duda, los dioses tenían una manera muy retorcida de ayudar a la gente.
Deseaba aprovechar aquella oportunidad, pero el encontronazo con su pequeño ladronzuelo no sólo la había desviado de su camino, sino que la había retrasado considerablemente. Coral le había advertido que su contacto no la esperaría mucho tiempo y era imperativo que hablase con él aquella noche. Con un suspiro de exasperada resignación, decidió encomendarse al capricho de los dioses, haciendo lo único que se le ocurrió con tan poco tiempo de preaviso: sacó un pedazo de papel de su bolso y, con un trozo de grafito, garabateó una apresurada nota.
—Mi bolsa me la quedo yo —le dijo al chico, cuyo enfado y humillación le tenían ya al borde de las lágrimas— y da gracias de que no te entregue a las autoridades —añadió ocultando una media sonrisa tras un tono de voz autoritario—, pero te daré un par de monedas a cambio de un pequeño trabajo.
—¿Qué clase de trabajo? —El chico ya no pataleaba, pero la miraba con suspicacia.
—Nada complicado, sólo tienes que entregarle esta nota a una persona.
Al día siguiente, Valeria llegó temprano al lugar de encuentro. No tenía forma de saber si la persona con la que esperaba encontrarse había accedido a la entrevista, ni siquiera si el chico había cumplido lo prometido en lugar de tirar la nota por ahí y largarse con las monedas, pero quería estar preparada por si acaso.
Había elegido un pequeño jardín semioculto entre los edificios de una calle lateral. Los setos y arbustos de flores describían caminos y pequeños recovecos en los que sentarse a leer, almorzar o, simplemente, relajarse y conversar. El lugar le pareció lo bastante tranquilo para mantener un encuentro privado y lo bastante público para ofrecer una relativa sensación de seguridad.
Dese un rincón algo apartado, a la sombra de una de las fachadas circundantes, donde fingía consultar las notas de su cuaderno, vio llegar a una mujer, exactamente a la hora acordada, y sentarse junto a la estatua del caballo, tal y como Valeria había indicado en su nota. La escultura, que representaba, en piedra, una cabeza de caballo con la crin ladeada, descansaba sobre un pedestal en el centro de una pequeña área rodeada por un macizo de hortensias. Al igual que Zero, la mujer parecía un ser humano completamente ordinario, con una pequeña excepción, pues la bruja pudo distinguir claramente un brillo metálico en la nuca de la desconocida. Aquel destello fue todo el empujón que necesitó para levantarse y encaminarse hacia la mujer.
—Las hortensias son hermosas, pero no dan mucho jugo. —Como código, era más bien ridículo, pero aquel crío apenas la dejaba pensar con tanto bamboleo. En cualquier caso, lo importante era que la mujer tuviera cómo reconocerla. Conteniendo el aliento por un momento al recordar la imagen de un pequeño niño aumentado sosteniendo un gólem de piedra con la fuerza de sus delgados brazos, Valeria ofreció su mano en señal de saludo— Me llamo Reike.
—Chico —murmuró la bruja—, yo ya me dedicaba a esto antes de que tus padres se conocieran.
Oculto de la calle principal por unas enormes cajas de madera situadas a la entrada de un callejón, un crío de no más de diez años, se revolvía con enfado en el suelo. Sentada sobre su espalada y aparentemente ajena al bamboleo, Valeria revisaba el contenido de la zamarra del muchacho.
—Vaya —dijo apreciativamente—, parece que se te ha dado bien la tarde.
Aquello hizo que el chico se agitase con más fuerza y estuviera a punto de tirarla al suelo. La mujer aseguró su posición. Acompañada de un leve tintineo de monedas, tomó su propia bolsa de entre el botín del joven y dejó el resto donde estaba.
En aquel momento, le llegó el sonido de una conversación a través de una ventana cercana. Sólo hizo falta una palabra para que Valeria detuviera todo movimiento y concentrara su atención en aquella voz femenina: biocibernética.
«¿En serio?», pensó mientras dirigía una mirada de reproche al cielo. La bruja llevaba semanas devorando toda información que caía en sus manos acerca de los bio y se había entrevistado en varias ocasiones con los refugiados asentados junto a la academia, pues los conceptos de la mecánica le resultaban terriblemente complejos; pero, desde su encuentro casual con el pequeño Zero, no había tenido ocasión de contrastar su información con un sujeto vivo. ¿Y había de ser precisamente ahora? Sin duda, los dioses tenían una manera muy retorcida de ayudar a la gente.
Deseaba aprovechar aquella oportunidad, pero el encontronazo con su pequeño ladronzuelo no sólo la había desviado de su camino, sino que la había retrasado considerablemente. Coral le había advertido que su contacto no la esperaría mucho tiempo y era imperativo que hablase con él aquella noche. Con un suspiro de exasperada resignación, decidió encomendarse al capricho de los dioses, haciendo lo único que se le ocurrió con tan poco tiempo de preaviso: sacó un pedazo de papel de su bolso y, con un trozo de grafito, garabateó una apresurada nota.
—Mi bolsa me la quedo yo —le dijo al chico, cuyo enfado y humillación le tenían ya al borde de las lágrimas— y da gracias de que no te entregue a las autoridades —añadió ocultando una media sonrisa tras un tono de voz autoritario—, pero te daré un par de monedas a cambio de un pequeño trabajo.
—¿Qué clase de trabajo? —El chico ya no pataleaba, pero la miraba con suspicacia.
—Nada complicado, sólo tienes que entregarle esta nota a una persona.
**********
Al día siguiente, Valeria llegó temprano al lugar de encuentro. No tenía forma de saber si la persona con la que esperaba encontrarse había accedido a la entrevista, ni siquiera si el chico había cumplido lo prometido en lugar de tirar la nota por ahí y largarse con las monedas, pero quería estar preparada por si acaso.
Había elegido un pequeño jardín semioculto entre los edificios de una calle lateral. Los setos y arbustos de flores describían caminos y pequeños recovecos en los que sentarse a leer, almorzar o, simplemente, relajarse y conversar. El lugar le pareció lo bastante tranquilo para mantener un encuentro privado y lo bastante público para ofrecer una relativa sensación de seguridad.
Dese un rincón algo apartado, a la sombra de una de las fachadas circundantes, donde fingía consultar las notas de su cuaderno, vio llegar a una mujer, exactamente a la hora acordada, y sentarse junto a la estatua del caballo, tal y como Valeria había indicado en su nota. La escultura, que representaba, en piedra, una cabeza de caballo con la crin ladeada, descansaba sobre un pedestal en el centro de una pequeña área rodeada por un macizo de hortensias. Al igual que Zero, la mujer parecía un ser humano completamente ordinario, con una pequeña excepción, pues la bruja pudo distinguir claramente un brillo metálico en la nuca de la desconocida. Aquel destello fue todo el empujón que necesitó para levantarse y encaminarse hacia la mujer.
—Las hortensias son hermosas, pero no dan mucho jugo. —Como código, era más bien ridículo, pero aquel crío apenas la dejaba pensar con tanto bamboleo. En cualquier caso, lo importante era que la mujer tuviera cómo reconocerla. Conteniendo el aliento por un momento al recordar la imagen de un pequeño niño aumentado sosteniendo un gólem de piedra con la fuerza de sus delgados brazos, Valeria ofreció su mano en señal de saludo— Me llamo Reike.
- OFF:
- Me he tomado la libertad de describir el lugar de encuentro, puesto que tú has hecho el esfuerzo de venir hasta mi ciudad ^^
Reike
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Re: Un intercambio beneficioso [Privado] [Reike y Zöe] [Cerrado]
Los hechiceros tenían un modo muy distinto de emplazar sus espacios urbanos, observando los edificios y las decoraciones en sus plazas [ANALIZANDO] ¿Cuánto de todo eso había sido hecho utilizando magia? En Lunargenta las construcciones también eran imponentes, pero nunca perdían el toque de haber sido fabricadas por las manos de simples humanos, con las imperfecciones que eso conllevaba.
Solo habían pasado dos minutos con treinta segundos cuando la figura de una mujer se acercó a mí. Tenía el cabello negro y una altura algo más baja de lo promedio, piel pálida y ojos del color del ámbar [ANALIZANDO] confirmó mis suposiciones cuando dijo las palabras código que había elegido para identificarnos.
-Si es por jugo... las naranjas dan mucho zumo – Respondí al mensaje tal como se me ordenó en la nota, aunque era un tipo de interacción que no parecía tener mucho sentido, Sophi me había explicado que se lo utilizaba para confirmar que la persona que estaba frente a ti era la que esperabas. Levanté la mano y correspondí al saludo – Mi nombre es Zöe – Con unos segundos de retraso agregué una sonrisa
De esta manera habíamos cumplido con las formalidades mínimas que exigía la interacción con los orgánicos. No sabía si se suponía que ese encuentro fuera secreto, si era así, el elegir un sitio público no parecía lo más correcto, por otro lado, no entendía porque debería hacerse de incógnito.
– Me dijeron que buscabas a un Bio-cibernético ¿Correcto? – Incline un poco la cabeza mientras analizaba los gestos que la mujer hacía – No sé qué información necesitas, pero responderé a todas tus preguntas si eso habilita a la posibilidad de que me ayudes ¿Si? – Recordé que aún tenía su mano y además que seguía moviéndola, según mis registros esa acción no debía durar tanto, así que la solté - ¿Has encontrado a muchos Bios? –
Suponía que Reike debía ser una hechicera, quizás con la habilidad que necesitaba o tal vez que conocía a alguien que si podía ayudarme. En un principio había pensado que conseguir a un hechicero que hiciera este trabajo no sería tan difícil, pero aparentemente las capacidades que estaban más esparcidas entre esta raza eran las que les permitían manejar elementos de la naturaleza como agua, fuego, tierra y viento. Solo un pequeño porcentaje se dedicaba a este otro tipo de actividad.
-No pensé que los hechiceros podrían estar interesados en nosotros, somos muy opuestos tanto en origen como en modo de vida- Los Bio- cibernéticos teníamos una estructura social que no podía compararse con la de ninguna otra raza de Aerandir, la falta de emociones y el tener un objetivo preciso nos hacía mucho más ordenados y colaborativos. En cambio los orgánicos… [ANALIZANDO] No podían evitar generar peleas entre ellos por motivos insignificantes como el territorio o ideas religiosas - ¿Necesitas ingerir bebida o comida mientras hablamos? –
Había notado que muchas veces las personas se reunían en sitios donde podían consumir distintos tipos de productos mientras conversaban. No sabía si las necesidades alimenticias los llevaban a querer interacturar con sus pares o si era al revés, pero aunque yo no necesitara comer, podía hacerlo si eso llevaba a Reike a querer hablar conmigo.
Solo habían pasado dos minutos con treinta segundos cuando la figura de una mujer se acercó a mí. Tenía el cabello negro y una altura algo más baja de lo promedio, piel pálida y ojos del color del ámbar [ANALIZANDO] confirmó mis suposiciones cuando dijo las palabras código que había elegido para identificarnos.
-Si es por jugo... las naranjas dan mucho zumo – Respondí al mensaje tal como se me ordenó en la nota, aunque era un tipo de interacción que no parecía tener mucho sentido, Sophi me había explicado que se lo utilizaba para confirmar que la persona que estaba frente a ti era la que esperabas. Levanté la mano y correspondí al saludo – Mi nombre es Zöe – Con unos segundos de retraso agregué una sonrisa
De esta manera habíamos cumplido con las formalidades mínimas que exigía la interacción con los orgánicos. No sabía si se suponía que ese encuentro fuera secreto, si era así, el elegir un sitio público no parecía lo más correcto, por otro lado, no entendía porque debería hacerse de incógnito.
– Me dijeron que buscabas a un Bio-cibernético ¿Correcto? – Incline un poco la cabeza mientras analizaba los gestos que la mujer hacía – No sé qué información necesitas, pero responderé a todas tus preguntas si eso habilita a la posibilidad de que me ayudes ¿Si? – Recordé que aún tenía su mano y además que seguía moviéndola, según mis registros esa acción no debía durar tanto, así que la solté - ¿Has encontrado a muchos Bios? –
Suponía que Reike debía ser una hechicera, quizás con la habilidad que necesitaba o tal vez que conocía a alguien que si podía ayudarme. En un principio había pensado que conseguir a un hechicero que hiciera este trabajo no sería tan difícil, pero aparentemente las capacidades que estaban más esparcidas entre esta raza eran las que les permitían manejar elementos de la naturaleza como agua, fuego, tierra y viento. Solo un pequeño porcentaje se dedicaba a este otro tipo de actividad.
-No pensé que los hechiceros podrían estar interesados en nosotros, somos muy opuestos tanto en origen como en modo de vida- Los Bio- cibernéticos teníamos una estructura social que no podía compararse con la de ninguna otra raza de Aerandir, la falta de emociones y el tener un objetivo preciso nos hacía mucho más ordenados y colaborativos. En cambio los orgánicos… [ANALIZANDO] No podían evitar generar peleas entre ellos por motivos insignificantes como el territorio o ideas religiosas - ¿Necesitas ingerir bebida o comida mientras hablamos? –
Había notado que muchas veces las personas se reunían en sitios donde podían consumir distintos tipos de productos mientras conversaban. No sabía si las necesidades alimenticias los llevaban a querer interacturar con sus pares o si era al revés, pero aunque yo no necesitara comer, podía hacerlo si eso llevaba a Reike a querer hablar conmigo.
Zöe
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Re: Un intercambio beneficioso [Privado] [Reike y Zöe] [Cerrado]
Zöe. Zero. ¿Tendrían todos los biocibernéticos nombres similares? No había nada de eso en el material consultado, aunque a Valeria no le sorprendía en absoluto: la información que había conseguido hasta el momento era muy poco detallada y, con frecuencia, tremendamente contradictoria.
Para alivio de la bruja, Zöe no le pulverizó la mano, aunque tampoco parecía tener prisa por devolvérsela. «No se mira fíjamente a las personas, Val», regañó la voz de su madre en su cabeza. La ignoró, no podía evitar estudiar con todos los sentidos al ser que tenía delante. Salvo por los apliques metálicos que había distinguido en su nuca y que, ahora veía, se extendían también a los lados de la cabeza, tenía el aspecto de una mujer normal. Sin embargo, había algo… artificial en sus gestos, desde aquella sonrisa, apenas ligeramente retardada, hasta el interminable apretón de manos.
Hasta el momento en que se habían revelado sus sorprendentes cualidades, Zero le había parecido un crío normal y corriente. Quizá un tanto peculiar, pero a Valeria, la mayor parte de los niños le parecían bichos raros, así que no tenía mucho que opinar ahí. Con la mujer que tenía delante, por otro lado, era inevitable percibir que no se trataba de un humano al uso. «Rara vez hay dos bíos iguales», le había dicho el muchacho. Aparentemente, él pertenecía a una de las últimas “generaciones”. Tal vez eso explicara su mayor capacidad para pasar desapercibido. O puede que, simplemente, la bruja estuviera más predispuesta para ver las señales ahora que ya no los consideraba un mito. Se preguntó a qué “generación” pertenecería Zöe.
Fascinada como estaba en la contemplación de la biocibernética, Valeria tardó un poco en responder a sus preguntas, empezando por la última, pues fue la que más la desconcertó.
—Esto… no, no, estoy bien, he comido antes de venir. Gracias —añadío como si se le hubiese ocurrido en el último momento. Después pensó que quizá era la otra mujer la que tenía hambre— ¿Tú quieres comer algo? Llevo una manzana en el bolso, si te apetece —dijo llevando su recién recuperada mano hacia la cadera, donde descansaba su bolsa.
No tenía claro de qué se alimentaban los bio. Zero había mostrado predilección por el chocolate, pero las fuentes consultadas no podían ser más contradictorias. En algunos casos, se afirmaba que no necesitaban alimentarse, mientras que un tal Egberto de Crome afirmaba que se alimentaban de rocas que pulverizaban con sus dientes metálicos. Claro, que el tal Egberto también contaba entre sus creaciones con un tratado acerca del plan de dominación mundial de "los sirenidos de Isla Tortuga".
—Verás, Zöe, —dijo volviendo al tema que las ocupaba—, sé que no es común que un miembro de mi raza se interese por los tuyos, —«nosotros ya tenemos la magia para desenvolvernos»— pero lo cierto es que yo os encuentro realmente fascinantes —«y potencialmente peligrosos»—. Hace apenas unas semanas tuve un encuentro casual con un biocibernético, un niño, y desde entonces no he parado de leer sobre el tema. —Decidió que, en aquel caso, la sinceridad abierta sería el mejor curso de acción a seguir— He de decir que el escaso interés de mi raza ha limitado mucho mis hallazgos y la poca información a la que he tenido acceso es tan dispareja que no sé hasta que punto puedo fiarme de su veracidad. Por eso tenía interés en entrevistarme con un suje… un miembro de tu… ¿raza? —Esperaba no haberla ofendido— Anoche no pude enterarme de qué es exactamente lo que buscas de los brujos, pero si está en mi mano ayudarte en tu empresa, estoy más que dispuesta a negociar un intercambio en beneficio mutuo. —Acompañó las últimas palabras con su mejor sonrisa, probablemente no era el mejor momento para mostrarse dura.
Para alivio de la bruja, Zöe no le pulverizó la mano, aunque tampoco parecía tener prisa por devolvérsela. «No se mira fíjamente a las personas, Val», regañó la voz de su madre en su cabeza. La ignoró, no podía evitar estudiar con todos los sentidos al ser que tenía delante. Salvo por los apliques metálicos que había distinguido en su nuca y que, ahora veía, se extendían también a los lados de la cabeza, tenía el aspecto de una mujer normal. Sin embargo, había algo… artificial en sus gestos, desde aquella sonrisa, apenas ligeramente retardada, hasta el interminable apretón de manos.
Hasta el momento en que se habían revelado sus sorprendentes cualidades, Zero le había parecido un crío normal y corriente. Quizá un tanto peculiar, pero a Valeria, la mayor parte de los niños le parecían bichos raros, así que no tenía mucho que opinar ahí. Con la mujer que tenía delante, por otro lado, era inevitable percibir que no se trataba de un humano al uso. «Rara vez hay dos bíos iguales», le había dicho el muchacho. Aparentemente, él pertenecía a una de las últimas “generaciones”. Tal vez eso explicara su mayor capacidad para pasar desapercibido. O puede que, simplemente, la bruja estuviera más predispuesta para ver las señales ahora que ya no los consideraba un mito. Se preguntó a qué “generación” pertenecería Zöe.
Fascinada como estaba en la contemplación de la biocibernética, Valeria tardó un poco en responder a sus preguntas, empezando por la última, pues fue la que más la desconcertó.
—Esto… no, no, estoy bien, he comido antes de venir. Gracias —añadío como si se le hubiese ocurrido en el último momento. Después pensó que quizá era la otra mujer la que tenía hambre— ¿Tú quieres comer algo? Llevo una manzana en el bolso, si te apetece —dijo llevando su recién recuperada mano hacia la cadera, donde descansaba su bolsa.
No tenía claro de qué se alimentaban los bio. Zero había mostrado predilección por el chocolate, pero las fuentes consultadas no podían ser más contradictorias. En algunos casos, se afirmaba que no necesitaban alimentarse, mientras que un tal Egberto de Crome afirmaba que se alimentaban de rocas que pulverizaban con sus dientes metálicos. Claro, que el tal Egberto también contaba entre sus creaciones con un tratado acerca del plan de dominación mundial de "los sirenidos de Isla Tortuga".
—Verás, Zöe, —dijo volviendo al tema que las ocupaba—, sé que no es común que un miembro de mi raza se interese por los tuyos, —«nosotros ya tenemos la magia para desenvolvernos»— pero lo cierto es que yo os encuentro realmente fascinantes —«y potencialmente peligrosos»—. Hace apenas unas semanas tuve un encuentro casual con un biocibernético, un niño, y desde entonces no he parado de leer sobre el tema. —Decidió que, en aquel caso, la sinceridad abierta sería el mejor curso de acción a seguir— He de decir que el escaso interés de mi raza ha limitado mucho mis hallazgos y la poca información a la que he tenido acceso es tan dispareja que no sé hasta que punto puedo fiarme de su veracidad. Por eso tenía interés en entrevistarme con un suje… un miembro de tu… ¿raza? —Esperaba no haberla ofendido— Anoche no pude enterarme de qué es exactamente lo que buscas de los brujos, pero si está en mi mano ayudarte en tu empresa, estoy más que dispuesta a negociar un intercambio en beneficio mutuo. —Acompañó las últimas palabras con su mejor sonrisa, probablemente no era el mejor momento para mostrarse dura.
- Off-topic:
- Made mía, se me ha metido otra bio en el tema de Lunargenta (¡¿cuántas posibilidades había?!) y he tenido que modificar la cronología y mi enfoque para este tema. Espera un buen puñado de elucubraciones pseudocientíficas, creo que vas a ser mi motivación para viajar a tierras humanas en busca de fuentes más fiables XD
Reike
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Re: Un intercambio beneficioso [Privado] [Reike y Zöe] [Cerrado]
Ambas nos mirábamos fijamente, al parecer el altercado con la mano no había molestado a Reike, quien se mostraba colaborativa en el intercambio de información. Parecía estar analizándome en detalle, quizás era una investigadora, o una ¿Científica? [ERROR] los orgánicos de Aerandir aún no habían incluido esa categoría como tal, aunque por el modo en que hablaba podía suponer que al menos era una mujer instruida.
-No es necesario – Me negué en tono neutro – No necesito ingerir alimentos, solo lo hago si la situación social lo amerita – [ANALIZANDO] – A veces tomo agua, pero eso es porque la utilizo para poder enfriar mi sistema en situaciones de emergencia – La observé con atención para asegurarme de que la mujer podía seguir la explicación – Por lo que el consumo es muy esporádico –
Cuando Reike comenzó a explicarse la situación tomó más sentido, había estado en lo cierto al suponer que la Hechicera era algún tipo de estudiosa sobre los Bio- cibernéticos, y como cualquier buen científico sabia, lo más objetivo era ir directamente a las fuentes. No había libro ni archivo que pudiera remplazar a la experiencia directa.
-¿Fascinantes? – [ANALIZANDO] – Entiendo – Asentí mientras continuaba escuchando - ¿Un Bio-cibernético con forma de Niño? ¿Z9-42? Es conocido como Zero ¿Correcto? – Había tenido dos encuentros con Z9-42, un modelo de Bio mucho más avanzado que el mío – La información con la que cuentan los orgánicos es muy escasa, es el resultado lógico al intentar explicar una tecnología que no entienden. Los textos que son correctos están archivados en la base de los Bio-cibernéticos, oculta para que nadie más intente crear a más como nosotros – Era poco probable que alguna persona de Aerandir pudiera imitar en un laboratorio la tecnología suficiente como para generar un Bio, pero la probabilidad no era cero.
Ahora la situación era clara, no tenía problema alguno en responder a las dudas de Reike, incluso aunque no me proporcionara información a cambio. La Hechicera parecía ser una persona inteligente [ANALIZANDO] el único orgánico con el que había podido tener ese tipo de charlas era con Taliesin, y había notado que llegado cierto punto de la conversación mi sistema se negaba a continuar.
-Necesito información sobre Hechiceros que tengan la capacidad de indagar en la mente en busca de recuerdos, mmm, requiero que un agente externo pueda ingresar en mi base de datos para extraer la información que mi sistema no me permite ver – Intenté explicarme lo mejor posible mientras señalaba mi cabeza – Cuando nos fabrican – [ERROR] – Cuando nos fabricaban, nos implantaban un chip, mmm, una pieza que destruye o bloquea nuestros recuerdos de cuando éramos humanos y que nos obliga a seguir las órdenes de aquellas razas que consideramos superiores – Hice una pausa mientras mi sistema analizaba si todo lo que estaba diciendo era correcto – No siento interés alguno en quitar esa normativa, pero necesito tener al menos una parte de mis recuerdos de nuevo –
Era muy difícil explicar mi motivación para realizar esta búsqueda, habían ciertos puntos que siquiera yo misma podía entender. Y es que simplemente sentía que tenía que hacerlo, había “algo” que tenía que saber.
-Desde hace algún tiempo mi sistema no está funcionando correctamente, he comenzado a desarrollar emociones como los orgánicos y múltiples fallas han causado que me apagara o reiniciara en momentos muy concretos – [ANALIZANDO] – Creo que si puedo saber un poco más sobre mi Yo antes de ser una Bio podría entender mejor lo que está pasando -
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-No es necesario – Me negué en tono neutro – No necesito ingerir alimentos, solo lo hago si la situación social lo amerita – [ANALIZANDO] – A veces tomo agua, pero eso es porque la utilizo para poder enfriar mi sistema en situaciones de emergencia – La observé con atención para asegurarme de que la mujer podía seguir la explicación – Por lo que el consumo es muy esporádico –
Cuando Reike comenzó a explicarse la situación tomó más sentido, había estado en lo cierto al suponer que la Hechicera era algún tipo de estudiosa sobre los Bio- cibernéticos, y como cualquier buen científico sabia, lo más objetivo era ir directamente a las fuentes. No había libro ni archivo que pudiera remplazar a la experiencia directa.
-¿Fascinantes? – [ANALIZANDO] – Entiendo – Asentí mientras continuaba escuchando - ¿Un Bio-cibernético con forma de Niño? ¿Z9-42? Es conocido como Zero ¿Correcto? – Había tenido dos encuentros con Z9-42, un modelo de Bio mucho más avanzado que el mío – La información con la que cuentan los orgánicos es muy escasa, es el resultado lógico al intentar explicar una tecnología que no entienden. Los textos que son correctos están archivados en la base de los Bio-cibernéticos, oculta para que nadie más intente crear a más como nosotros – Era poco probable que alguna persona de Aerandir pudiera imitar en un laboratorio la tecnología suficiente como para generar un Bio, pero la probabilidad no era cero.
Ahora la situación era clara, no tenía problema alguno en responder a las dudas de Reike, incluso aunque no me proporcionara información a cambio. La Hechicera parecía ser una persona inteligente [ANALIZANDO] el único orgánico con el que había podido tener ese tipo de charlas era con Taliesin, y había notado que llegado cierto punto de la conversación mi sistema se negaba a continuar.
-Necesito información sobre Hechiceros que tengan la capacidad de indagar en la mente en busca de recuerdos, mmm, requiero que un agente externo pueda ingresar en mi base de datos para extraer la información que mi sistema no me permite ver – Intenté explicarme lo mejor posible mientras señalaba mi cabeza – Cuando nos fabrican – [ERROR] – Cuando nos fabricaban, nos implantaban un chip, mmm, una pieza que destruye o bloquea nuestros recuerdos de cuando éramos humanos y que nos obliga a seguir las órdenes de aquellas razas que consideramos superiores – Hice una pausa mientras mi sistema analizaba si todo lo que estaba diciendo era correcto – No siento interés alguno en quitar esa normativa, pero necesito tener al menos una parte de mis recuerdos de nuevo –
Era muy difícil explicar mi motivación para realizar esta búsqueda, habían ciertos puntos que siquiera yo misma podía entender. Y es que simplemente sentía que tenía que hacerlo, había “algo” que tenía que saber.
-Desde hace algún tiempo mi sistema no está funcionando correctamente, he comenzado a desarrollar emociones como los orgánicos y múltiples fallas han causado que me apagara o reiniciara en momentos muy concretos – [ANALIZANDO] – Creo que si puedo saber un poco más sobre mi Yo antes de ser una Bio podría entender mejor lo que está pasando -
------------------------------------
- FDI:
- Se ha corrido la voz que estas en busca de Bios!!! Felicidades, ya nos conoces a todos XD Pregunta con ganas, que Zöe responderá
Zöe
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Re: Un intercambio beneficioso [Privado] [Reike y Zöe] [Cerrado]
«¿Enfriar su sistema?», pensó Valeria mientras volvía a apartar la mano del bolso. Le vino a la mente el recuerdo de un pequeño animal metálico dando vueltas en círculos y echando humo por la cabeza, hasta que paró de repente y cayó al suelo desarmado. ¿Qué habían dicho los muchachos? Algo acerca de un sobrecalentamiento de “granajes”. No sabía lo que eran esos “granajes”, pero entendía que alguien quisiera evitar la pérdida de miembros, así que asintió al comentario de su interlocutora.
—¡Oh! Entonces, ¿os conocéis?, ¿sois muchos biocibernéticos?, ¿estáis en contacto? —se dio cuenta de que eran muchas preguntas seguidas y cerró la boca de golpe al tiempo que se sentaba en el banco de madera.
La temperatura era fresca, pero el día se veía agradable, así que había algunas personas más disfrutando del jardín. Valeria se obligó a respirar con calma mientras escuchaba a Zoe; tenía tantas preguntas que hacer. Las había ido escribiendo en una lista y se había planteado sacarlas, pero le iban surgiendo otras nuevas a medida que la mujer hablaba.
Tomó nota de la expresión “orgánicos”, así como de que los textos más exactos estaban ocultos. ¿No querían que nadie crease más biocibernéticos? ¿Quién no lo quería? ¿Quién los había creado en primer lugar? ¿Los humanos? Era poco probable, si tuvieran el conocimiento para crear más como Zero, no habrían necesitado de la alianza con los brujos para reconquistar Lunargenta. Pero entonces, ¿debía creer las historias acerca de los seres de otro mundo que habían decidido soltar sus aberraciones en Aerandir tanto tiempo atrás?
—Espera que me aclare —dijo, con una mano en alto, cuando su cerebro empezó a registrar la petición de Zöe—: ¿dices que os quitan vuestros recuerdos? —Había muchos recuerdos en la vida de Valeria que no le hubiese importado olvidar, pero no si eso implicaba olvidarse de todos los demás. Trató de imaginarse quién sería ella sin sus recuerdos, pero todo lo que veía era un cascarón vacío— Sin recuerdos y sin emociones, y obligados a obedecer órdenes —murmuró pensativa. Recordó la expresión de absoluta perplejidad de Zero cuando le había sugerido lo de jugar con los otros chiquillos. Ni siquiera parecía seguro de si no quería o no podía hacerlo. Valeria se estremeció ante la posibilidad de verse víctima de semejante nivel de dominación—. Si fuera una cuestión mágica, pensaría en algún tipo de control mental. Sé que hay brujos ilusionistas que son capaces de inducir imágenes e ideas en la mente de otras personas, aunque no estoy segura de si el proceso funciona en el otro sentido. Quizá los más poderosos… —Se le volvió a poner la carne de gallina y supo que no era por el frío— He oído que entre los vampiros también hay un tipo de magia relacionada con la manipulación mental, aunque no sé si me arriesgaría a convertirme en su cena para averiguarlo —añadió con una risita irónica— ¿Y dices que tu… sistema está fallando? —dijo volviendo a mirar a la mujer— ¿Cómo si el hechiz… ese… chip estuviera perdiendo poder? —Valeria dudó un momento antes de hacer la siguiente pregunta— Zöe, ¿qué edad tienes, si puedo preguntar? Es posible que haya pasado tanto tiempo que… —Dejó el resto en el aire. Sabía que algunos ancianos empezaban a perder la cabeza con el tiempo, olvidaban cosas, se comportaban como niños. ¿Era posible que lo que le pasaba fuera algo parecido pero a la inversa? ¿Cuántos años podía vivir un biocibernético? No recordaba haber leído nada al respecto. Probablemente, a nadie le había importado lo suficiente como para registrarlo por escrito. La bruja empezaba a notar una sensación desagradable en la boca del estómago.
—¡Oh! Entonces, ¿os conocéis?, ¿sois muchos biocibernéticos?, ¿estáis en contacto? —se dio cuenta de que eran muchas preguntas seguidas y cerró la boca de golpe al tiempo que se sentaba en el banco de madera.
La temperatura era fresca, pero el día se veía agradable, así que había algunas personas más disfrutando del jardín. Valeria se obligó a respirar con calma mientras escuchaba a Zoe; tenía tantas preguntas que hacer. Las había ido escribiendo en una lista y se había planteado sacarlas, pero le iban surgiendo otras nuevas a medida que la mujer hablaba.
Tomó nota de la expresión “orgánicos”, así como de que los textos más exactos estaban ocultos. ¿No querían que nadie crease más biocibernéticos? ¿Quién no lo quería? ¿Quién los había creado en primer lugar? ¿Los humanos? Era poco probable, si tuvieran el conocimiento para crear más como Zero, no habrían necesitado de la alianza con los brujos para reconquistar Lunargenta. Pero entonces, ¿debía creer las historias acerca de los seres de otro mundo que habían decidido soltar sus aberraciones en Aerandir tanto tiempo atrás?
—Espera que me aclare —dijo, con una mano en alto, cuando su cerebro empezó a registrar la petición de Zöe—: ¿dices que os quitan vuestros recuerdos? —Había muchos recuerdos en la vida de Valeria que no le hubiese importado olvidar, pero no si eso implicaba olvidarse de todos los demás. Trató de imaginarse quién sería ella sin sus recuerdos, pero todo lo que veía era un cascarón vacío— Sin recuerdos y sin emociones, y obligados a obedecer órdenes —murmuró pensativa. Recordó la expresión de absoluta perplejidad de Zero cuando le había sugerido lo de jugar con los otros chiquillos. Ni siquiera parecía seguro de si no quería o no podía hacerlo. Valeria se estremeció ante la posibilidad de verse víctima de semejante nivel de dominación—. Si fuera una cuestión mágica, pensaría en algún tipo de control mental. Sé que hay brujos ilusionistas que son capaces de inducir imágenes e ideas en la mente de otras personas, aunque no estoy segura de si el proceso funciona en el otro sentido. Quizá los más poderosos… —Se le volvió a poner la carne de gallina y supo que no era por el frío— He oído que entre los vampiros también hay un tipo de magia relacionada con la manipulación mental, aunque no sé si me arriesgaría a convertirme en su cena para averiguarlo —añadió con una risita irónica— ¿Y dices que tu… sistema está fallando? —dijo volviendo a mirar a la mujer— ¿Cómo si el hechiz… ese… chip estuviera perdiendo poder? —Valeria dudó un momento antes de hacer la siguiente pregunta— Zöe, ¿qué edad tienes, si puedo preguntar? Es posible que haya pasado tanto tiempo que… —Dejó el resto en el aire. Sabía que algunos ancianos empezaban a perder la cabeza con el tiempo, olvidaban cosas, se comportaban como niños. ¿Era posible que lo que le pasaba fuera algo parecido pero a la inversa? ¿Cuántos años podía vivir un biocibernético? No recordaba haber leído nada al respecto. Probablemente, a nadie le había importado lo suficiente como para registrarlo por escrito. La bruja empezaba a notar una sensación desagradable en la boca del estómago.
Reike
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Re: Un intercambio beneficioso [Privado] [Reike y Zöe] [Cerrado]
Era interesante [ERROR] Muy interesante. La Hechicera parecía poder seguir la explicación que le brindaba, y además de comprenderlo, podía reflexionar sobre ello y crear nuevas hipótesis o nuevas interrogantes. Al ver que se sentaba, lo hice yo también, manteniendo la espalda recta y la distancia adecuada.
-Sí. No. No – Contesté a la misma velocidad en que Reike hacía las preguntas, luego se detuvo y supuse que deseaba una explicación más extensa – Me encontré con Z9-42 en dos oportunidades, ambas fueron situaciones problemáticas, pero pude analizar su sistema en líneas generales, es un modelo muy moderno. Somos pocos, la mayoría viven en la Base. No, no tenemos motivo alguno para mantener un contacto – Ese tipo de actitudes era de orgánicos, nosotros solo colaborábamos.
En cuanto me ordenó que me detenga cerré mi boca y esperé, a veces las personas no parecían notar el poder en sus palabras.
-Así es. Quienes nos crearon descubrieron que al despertar luego de las modificaciones, nos volvíamos muy inestables al tener nuestros recuerdos y el libre albedrío. Por lo que decidieron quitar ambas cosas, de esa manera nos mantenemos estables – Expliqué en mi habitual tono neutro, no me generaba ninguna pesar ni malestar, aunque ahora sabia que a los orgánicos solía resultarles angustiante el relato – He notado que la capacidad de indagar en la mente humana no es una habilidad muy difundida entre los Hechiceros. No lo supe hasta que llegamos aquí – Pero todavía era muy pronto para descartar la posibilidad – Mmm, resido actualmente en las tierras de los vampiros, Sacrestic Ville, pero… - [ANALIZANDO] ¿Cómo explicar la situación que se generaba al estar Dag allí? – No se muestran excesivamente colaborativos – Si, eso parecía correcto – Mi sangre es diferente, no resulta ¿Apetitosa? para algunos de ellos –
Dependiendo del gusto de cada uno podía resultar repulsivo o delicioso, aún no había encontrado un patrón que me permitiera discernir a qué vampiros les gustaría y a cuáles no. Me quedé en silencio ante las siguiente preguntas, no porque quisiera evitarlas, sino porque no encontraba un modo de responderlas que fueran adecuadas.
-… - [ANALIZANDO] Baje la vista al camino que teníamos frente a nosotras, era de piedra. Mire luego al costado y allí había tierra, me agaché y comencé a dibujar en ella – Un error en el funcionamiento no es un desgaste, es un elemento foráneo que intenta introducirse para el cual mi sistema no está preparado – Dibujé una línea que se dividía en dos – Si mi mente estuviera configurada para Objetos del tipo “A” y del tipo “B” – Dibujé ambas letras al final de cada línea – Si ingresa un elemento “C” mi sistema intentaría introducirlo en alguna de esas categorías, y al no lograrlo eso generaría un error, se vuelve algo indescifrable para mi, incomprensible – Observé en silencio el dibujo en la tierra ¿De dónde venía ese objeto C? Eso era lo que intentaba averiguar – Tengo ciento diez años. Mi expectativa de vida es de unos doscientos años – Había un error en la información – Aunque no sé qué edad tenía cuando me hicieron las modificaciones, por lo que podría tener más –
Volví al asiento junto a Reike.
-¿Por qué quieres saber de nosotros? ¿Vas a divulgar la información? ¿Escribir un libro tal vez? – Ya muchos orgánicos lo habían intentado, la mayoría de las veces con resultados dudosos - ¿O es que deseas construir uno? – Eso parecía menos probable aún, pero también era la opción más peligrosa.
-Sí. No. No – Contesté a la misma velocidad en que Reike hacía las preguntas, luego se detuvo y supuse que deseaba una explicación más extensa – Me encontré con Z9-42 en dos oportunidades, ambas fueron situaciones problemáticas, pero pude analizar su sistema en líneas generales, es un modelo muy moderno. Somos pocos, la mayoría viven en la Base. No, no tenemos motivo alguno para mantener un contacto – Ese tipo de actitudes era de orgánicos, nosotros solo colaborábamos.
En cuanto me ordenó que me detenga cerré mi boca y esperé, a veces las personas no parecían notar el poder en sus palabras.
-Así es. Quienes nos crearon descubrieron que al despertar luego de las modificaciones, nos volvíamos muy inestables al tener nuestros recuerdos y el libre albedrío. Por lo que decidieron quitar ambas cosas, de esa manera nos mantenemos estables – Expliqué en mi habitual tono neutro, no me generaba ninguna pesar ni malestar, aunque ahora sabia que a los orgánicos solía resultarles angustiante el relato – He notado que la capacidad de indagar en la mente humana no es una habilidad muy difundida entre los Hechiceros. No lo supe hasta que llegamos aquí – Pero todavía era muy pronto para descartar la posibilidad – Mmm, resido actualmente en las tierras de los vampiros, Sacrestic Ville, pero… - [ANALIZANDO] ¿Cómo explicar la situación que se generaba al estar Dag allí? – No se muestran excesivamente colaborativos – Si, eso parecía correcto – Mi sangre es diferente, no resulta ¿Apetitosa? para algunos de ellos –
Dependiendo del gusto de cada uno podía resultar repulsivo o delicioso, aún no había encontrado un patrón que me permitiera discernir a qué vampiros les gustaría y a cuáles no. Me quedé en silencio ante las siguiente preguntas, no porque quisiera evitarlas, sino porque no encontraba un modo de responderlas que fueran adecuadas.
-… - [ANALIZANDO] Baje la vista al camino que teníamos frente a nosotras, era de piedra. Mire luego al costado y allí había tierra, me agaché y comencé a dibujar en ella – Un error en el funcionamiento no es un desgaste, es un elemento foráneo que intenta introducirse para el cual mi sistema no está preparado – Dibujé una línea que se dividía en dos – Si mi mente estuviera configurada para Objetos del tipo “A” y del tipo “B” – Dibujé ambas letras al final de cada línea – Si ingresa un elemento “C” mi sistema intentaría introducirlo en alguna de esas categorías, y al no lograrlo eso generaría un error, se vuelve algo indescifrable para mi, incomprensible – Observé en silencio el dibujo en la tierra ¿De dónde venía ese objeto C? Eso era lo que intentaba averiguar – Tengo ciento diez años. Mi expectativa de vida es de unos doscientos años – Había un error en la información – Aunque no sé qué edad tenía cuando me hicieron las modificaciones, por lo que podría tener más –
Volví al asiento junto a Reike.
-¿Por qué quieres saber de nosotros? ¿Vas a divulgar la información? ¿Escribir un libro tal vez? – Ya muchos orgánicos lo habían intentado, la mayoría de las veces con resultados dudosos - ¿O es que deseas construir uno? – Eso parecía menos probable aún, pero también era la opción más peligrosa.
Zöe
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Re: Un intercambio beneficioso [Privado] [Reike y Zöe] [Cerrado]
La mayoría viven en la base. Otra vez la base, aquella también era real, claro. Valeria soltó un lento suspiro mientras escuchaba con atención las explicaciones de la biocibernética. Lo que más le impresionaba era el tono desafectado de su interlocutora. Hablaba como si estuviese contando una historia que no tuviera que ver con ella. «Con que les quitaron los recuerdos y la libertad “por su bien”». A la bruja le parecía sospechosamente conveniente, la excusa perfecta para mantener al esclavo en su lugar: “la alternativa es aún peor”. Por otro lado, sin emociones, tampoco había sufrimiento. «No», se dijo, «sigue siendo una barbaridad».
Estaba tan ensimismada con sus propias cavilaciones, que apenas notó que el silencio de Zöe se alargaba, aunque volvió enseguida al presente cuando ésta se levantó. La observó dibujar desde el asiento. Debía concentrarse para seguir las explicaciones, pues se trataba de conceptos tremendamente complejos para ella, así que un poco de ayuda gráfica era más que bienvenida.
—Pero, lo que estás diciendo implica que quienes os crearon lo hicieron de tal forma que respondierais de una manera concreta en una situación determinada. ¿Cómo sabían ellos a qué tipo de situaciones os ibais a enfrentar en… 200 años de vida? ¿Eran videntes? —«¿Dioses?»— Obviamente no —se respondió a sí misma con una palmada en la frente—, o hubieran tenido que prever que su sistema acabaría generando problemas.
Valeria se echó un poco hacia delante y, apoyando los codos en las rodillas, se masajeó las sienes durante un momento. Empezaba a dolerle la cabeza. El interrogatorio que vino a continuación hizo que se incorporase de nuevo para mirar a la biocibernética a la cara.
¿Por qué estaba tan interesada en los bio? Valeria valoraba el conocimiento, pero no era ninguna académica. No tenía ninguna intención de regalarle al mundo un tratado sobre nada, pues el mundo tampoco le había regalado nada a ella. Pero: ¿construir su propio bio? Sólo pensar en hacerle algo así a otra persona, se le helaba la sangre. Puede que no fuese una persona especialmente altruista, pero tampoco era cruel sin necesidad.
—La verdad —dijo con calma, manteniendo la mirada de su interlocutora— es que intento averiguar si suponéis una amenaza. Verás, durante años, oí historias realmente perturbadoras acerca de los biocibernéticos. No las creí, los seres que describían me parecían tan absurdos que no podían ser reales. En realidad, siguen pareciéndome absurdos. Pero hace unas semanas vi a un niño de apenas ocho o nueve años sostener un gólem de piedra maciza con la fuerza de sus brazos. O lo que parecía un niño. Y no me malinterpretes, Zero, o... ceta... nueve... lo que sea, me pareció encantador. Incluso trató de detener una pelea de estudiantes. Pero si alguien de ese tamaño puede tener semejante fuerza, una tiene que preguntarse de qué será capaz un espécimen de dos metros de alto, con medio cuerpo de metal y dientes de sierra, como los de las historias. Digamos —concluyó— que es una cuestión de paz mental. —De repente, se preguntó si era así como se sentían los humanos con respecto a los brujos. Desechó la idea con un movimiento brusco de cabeza; sólo faltaba que empezase a tenerles lástima a los humanos.
Estaba tan ensimismada con sus propias cavilaciones, que apenas notó que el silencio de Zöe se alargaba, aunque volvió enseguida al presente cuando ésta se levantó. La observó dibujar desde el asiento. Debía concentrarse para seguir las explicaciones, pues se trataba de conceptos tremendamente complejos para ella, así que un poco de ayuda gráfica era más que bienvenida.
—Pero, lo que estás diciendo implica que quienes os crearon lo hicieron de tal forma que respondierais de una manera concreta en una situación determinada. ¿Cómo sabían ellos a qué tipo de situaciones os ibais a enfrentar en… 200 años de vida? ¿Eran videntes? —«¿Dioses?»— Obviamente no —se respondió a sí misma con una palmada en la frente—, o hubieran tenido que prever que su sistema acabaría generando problemas.
Valeria se echó un poco hacia delante y, apoyando los codos en las rodillas, se masajeó las sienes durante un momento. Empezaba a dolerle la cabeza. El interrogatorio que vino a continuación hizo que se incorporase de nuevo para mirar a la biocibernética a la cara.
¿Por qué estaba tan interesada en los bio? Valeria valoraba el conocimiento, pero no era ninguna académica. No tenía ninguna intención de regalarle al mundo un tratado sobre nada, pues el mundo tampoco le había regalado nada a ella. Pero: ¿construir su propio bio? Sólo pensar en hacerle algo así a otra persona, se le helaba la sangre. Puede que no fuese una persona especialmente altruista, pero tampoco era cruel sin necesidad.
—La verdad —dijo con calma, manteniendo la mirada de su interlocutora— es que intento averiguar si suponéis una amenaza. Verás, durante años, oí historias realmente perturbadoras acerca de los biocibernéticos. No las creí, los seres que describían me parecían tan absurdos que no podían ser reales. En realidad, siguen pareciéndome absurdos. Pero hace unas semanas vi a un niño de apenas ocho o nueve años sostener un gólem de piedra maciza con la fuerza de sus brazos. O lo que parecía un niño. Y no me malinterpretes, Zero, o... ceta... nueve... lo que sea, me pareció encantador. Incluso trató de detener una pelea de estudiantes. Pero si alguien de ese tamaño puede tener semejante fuerza, una tiene que preguntarse de qué será capaz un espécimen de dos metros de alto, con medio cuerpo de metal y dientes de sierra, como los de las historias. Digamos —concluyó— que es una cuestión de paz mental. —De repente, se preguntó si era así como se sentían los humanos con respecto a los brujos. Desechó la idea con un movimiento brusco de cabeza; sólo faltaba que empezase a tenerles lástima a los humanos.
Reike
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Re: Un intercambio beneficioso [Privado] [Reike y Zöe] [Cerrado]
Era una consulta válida, de la manera en que lo había explicado generaba la sensación de que mi [ERROR] nuestro sistema tenía poca capacidad de decisión ante la enorme variedad de situaciones que podíamos enfrentar en el día a día. Nuevamente tarde algunos segundos en encontrar una manera para poder explicarlo, la Hechicera era muy perspicaz, ponía a mi sistema en aprietos con sus consultas.
-En realidad, la gran mayoría de las situaciones pueden solucionarse tan solo incluyendo unas pocas reglas en nuestro sistema. Por ejemplo, debemos asegurarnos de que los orgánicos estén bien, y ayudarlos en lo que sea posible. Si muchos sujetos están en riesgo, debemos elegir al más desvalido, y ayudarlo. Si dos o más orgánicos se hacen daño entre sí, debemos reducir al más agresivo, en lo posible sin causarle daño – Levanté la vista, intentando percibir si entendía el punto - ¿Correcto? Es “A” o “B”, “Orgánico en riesgo”, “Orgánico seguro”, “Situación peligrosa”, “Situación estabilizada” – Incliné la cabeza y agregué – Quienes nos crearon eran simples Humanos, no podían ver el futuro. Pero tampoco necesitaban verlo –
No era usual que hiciera preguntas, pero dadas las circunstancias tan peculiares que nos habían reunido, parecía correcto el realizar algunas consultas. Esta vez fue Reike quien lo pensó unos momentos ¿Me diría la verdad? En este último año había aprendido que los orgánicos a veces mentían, bien para conseguir algún beneficio, otras veces por vergüenza o inseguridad.
Siempre tenían muchos motivos para poder mentir.
-Ya veo… - Eran motivos más que razonables para querer averiguar sobre los Bios [ERROR] sobre nosotros. Claramente para la mentalidad de un orgánicos podíamos resultar amenazantes – He conocido Bio- cibernéticos que eran capaces de hacerles daño a los orgánicos, pero eran defectuosos, cuando algo así sucede debemos informarlo a la Base para que ellos tomen las medidas necesarias y neutralicen al Bio averiado-
Para los cánones de nuestra especie, Z9-42 estaba defectuoso, hacía cosas que no se suponía que hiciera. Por lo mismo, podía suponer que su relación con la Base no era la mejor, sin embargo, en su caso en particular no me sentía obligada a denunciarlo. [ANALIZANDO] Probablemente se debía a que Zero nunca había demostrado ser una amenaza real para los orgánicos, o casi nunca…
-Somos una raza que no tiene emociones, ni deseos, ni objetivos más allá del que nos dieron cuando fuimos creados. El motivo por el que los orgánicos pelean es porque poseen todas esas características – Esa era al menos la conclusión a la que había podido llegar luego de haber pasado más de un año viviendo entre ellos – La mayoría de las veces nosotros somos -[ERROR]- éramos creados con un único objetivo muy sencillo y lineal – Levanté mis manos y dejé que los dedos se abrieran, mostrando una gran variedad de pequeñas herramientas – Yo fui diseñada para reparar a otros Bio- cibernéticos, se suponía que no saliera del laboratorio – Acerqué mis manos con las palmas hacía arriba por si Reike deseaba mirarlas – Por eso mis habilidades sociales son tan limitadas ¿Si? -
-En realidad, la gran mayoría de las situaciones pueden solucionarse tan solo incluyendo unas pocas reglas en nuestro sistema. Por ejemplo, debemos asegurarnos de que los orgánicos estén bien, y ayudarlos en lo que sea posible. Si muchos sujetos están en riesgo, debemos elegir al más desvalido, y ayudarlo. Si dos o más orgánicos se hacen daño entre sí, debemos reducir al más agresivo, en lo posible sin causarle daño – Levanté la vista, intentando percibir si entendía el punto - ¿Correcto? Es “A” o “B”, “Orgánico en riesgo”, “Orgánico seguro”, “Situación peligrosa”, “Situación estabilizada” – Incliné la cabeza y agregué – Quienes nos crearon eran simples Humanos, no podían ver el futuro. Pero tampoco necesitaban verlo –
No era usual que hiciera preguntas, pero dadas las circunstancias tan peculiares que nos habían reunido, parecía correcto el realizar algunas consultas. Esta vez fue Reike quien lo pensó unos momentos ¿Me diría la verdad? En este último año había aprendido que los orgánicos a veces mentían, bien para conseguir algún beneficio, otras veces por vergüenza o inseguridad.
Siempre tenían muchos motivos para poder mentir.
-Ya veo… - Eran motivos más que razonables para querer averiguar sobre los Bios [ERROR] sobre nosotros. Claramente para la mentalidad de un orgánicos podíamos resultar amenazantes – He conocido Bio- cibernéticos que eran capaces de hacerles daño a los orgánicos, pero eran defectuosos, cuando algo así sucede debemos informarlo a la Base para que ellos tomen las medidas necesarias y neutralicen al Bio averiado-
Para los cánones de nuestra especie, Z9-42 estaba defectuoso, hacía cosas que no se suponía que hiciera. Por lo mismo, podía suponer que su relación con la Base no era la mejor, sin embargo, en su caso en particular no me sentía obligada a denunciarlo. [ANALIZANDO] Probablemente se debía a que Zero nunca había demostrado ser una amenaza real para los orgánicos, o casi nunca…
-Somos una raza que no tiene emociones, ni deseos, ni objetivos más allá del que nos dieron cuando fuimos creados. El motivo por el que los orgánicos pelean es porque poseen todas esas características – Esa era al menos la conclusión a la que había podido llegar luego de haber pasado más de un año viviendo entre ellos – La mayoría de las veces nosotros somos -[ERROR]- éramos creados con un único objetivo muy sencillo y lineal – Levanté mis manos y dejé que los dedos se abrieran, mostrando una gran variedad de pequeñas herramientas – Yo fui diseñada para reparar a otros Bio- cibernéticos, se suponía que no saliera del laboratorio – Acerqué mis manos con las palmas hacía arriba por si Reike deseaba mirarlas – Por eso mis habilidades sociales son tan limitadas ¿Si? -
Zöe
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Re: Un intercambio beneficioso [Privado] [Reike y Zöe] [Cerrado]
—¿Quieres decir que os crearon para proteger a los hum… a los orgánicos? —dijo, no sin cierta sorpresa.
Aquello encajaba con la actitud del chico. Por dos veces, había interpuesto su propio cuerpo para evitar víctimas. Y aquellos ni siquiera eran humanos, «pero sí orgánicos». Tal y como lo pintaba la biocibernética, la cosa parecía bastante sencilla, pero, si algo había aprendido en las clases de Rutherford, era que las situaciones raramente eran tan simples como parecían a simple vista. ¿Y si la persona aparentemente más desvalida, en realidad no lo era tanto? ¿Cómo reaccionaría un bio ante la ejecución de un criminal? ¿Y en medio de una batalla? Valeria se abstuvo de comentar todo eso en voz alta; lo cierto es que las clases de Rutherford siempre le habían resultado especialmente complicadas. Se decidió por una pregunta un poco menos explosiva:
—Hablas de orgánicos: ¿qué ocurre con la caza o la recolección de plantas? ¿O te refieres únicamente a seres sapientes? —Sin duda, tendrían un grave problema si intentaran impedir que la gente se alimentase. Lo que le llevó a su siguiente pregunta— Dijiste antes que vivías en Sacrestic Ville, con los vampiros: ¿cómo reacciona tu… sistema ante su… peculiar forma de alimentarse?
La idea de una vida sin emociones, deseos ni aspiraciones se le antojaba vacía. Era cierto que, a menudo, éstos generaban más dificultades que otra cosa, pero, a fin de cuentas, ¿no eran esas dificultades las que motivaban a los individuos para levantarse de nuevo y avanzar? Al menos, así había sido su caso. Aunque, como había dicho Zöe, sí tenían un objetivo, una función y, sin duda, la falta de emociones contradictorias les volvería más eficientes en su cometido. Aún así, Valeria no cambiaría su libre albedrío por toda la funcionalidad del mundo. Se preguntó hasta qué punto los humanos que habían sido transformados en biocibernéticos habían sido también partícipes de la situación. ¿Se presentarían voluntarios o serían obligados? Zero le había contado que los sujetos transformados habían muerto. ¿Acaso esa posibilidad legitimaba el proceso?
En aquel momento de la explicación, los dedos de la biociernética se abrieron - ¡se abrieron! - ante la mirada atónita de la bruja, que no pudo evitar dar un respingo en su asiento. Tras la sorpresa inicial, Valeria se acercó de nuevo y observó con detenimiento los instrumentos que Zöe le mostraba. Había visto las herramientas que utilizaban los inventores del grupo de los refugiados, pero lo que tenía delante era algo mucho más sofisticado y preciso. Recordaban ligeramente al instrumental de algunos médicos.
—Supongo que, entre los tuyos, eres una sanadora —dijo finalmente con una sonrisa. La bruja tenía algunas nociones de medicina, pero estaría perdida si tenía que enfrentase con una herida un poco grave—. Cuando encuentras uno de estos biocibernéticos… defectuosos, ¿puedes intentar… repararlo o debes ponerlo inmediatamente en conocimiento de… la base? Y —añadió después de pensarlo un momento— si se suponía que debías permanecer en el laboratorio, ¿cómo es que has acabado por tu cuenta en Beltrexus?
Valeria se preguntó también para qué función habrían creado a Zero. Estaba claro que tenía una misión, pero no había llegado a preguntarle cuál. Definitivamente, sus habilidades sociales estaban más desarrolladas que las de Zöe, casi parecía un niño normal y corriente, aunque si su objetivo tenía que ver con pasar desapercibido entre los “orgánicos”, quizá hubiese sido más interesante otorgarle la capacidad de jugar alocadamente con otros chiquillos. «Claro que, de ser así, no me habría fijado en él y ahora seguiría en la inopia».
Aquello encajaba con la actitud del chico. Por dos veces, había interpuesto su propio cuerpo para evitar víctimas. Y aquellos ni siquiera eran humanos, «pero sí orgánicos». Tal y como lo pintaba la biocibernética, la cosa parecía bastante sencilla, pero, si algo había aprendido en las clases de Rutherford, era que las situaciones raramente eran tan simples como parecían a simple vista. ¿Y si la persona aparentemente más desvalida, en realidad no lo era tanto? ¿Cómo reaccionaría un bio ante la ejecución de un criminal? ¿Y en medio de una batalla? Valeria se abstuvo de comentar todo eso en voz alta; lo cierto es que las clases de Rutherford siempre le habían resultado especialmente complicadas. Se decidió por una pregunta un poco menos explosiva:
—Hablas de orgánicos: ¿qué ocurre con la caza o la recolección de plantas? ¿O te refieres únicamente a seres sapientes? —Sin duda, tendrían un grave problema si intentaran impedir que la gente se alimentase. Lo que le llevó a su siguiente pregunta— Dijiste antes que vivías en Sacrestic Ville, con los vampiros: ¿cómo reacciona tu… sistema ante su… peculiar forma de alimentarse?
La idea de una vida sin emociones, deseos ni aspiraciones se le antojaba vacía. Era cierto que, a menudo, éstos generaban más dificultades que otra cosa, pero, a fin de cuentas, ¿no eran esas dificultades las que motivaban a los individuos para levantarse de nuevo y avanzar? Al menos, así había sido su caso. Aunque, como había dicho Zöe, sí tenían un objetivo, una función y, sin duda, la falta de emociones contradictorias les volvería más eficientes en su cometido. Aún así, Valeria no cambiaría su libre albedrío por toda la funcionalidad del mundo. Se preguntó hasta qué punto los humanos que habían sido transformados en biocibernéticos habían sido también partícipes de la situación. ¿Se presentarían voluntarios o serían obligados? Zero le había contado que los sujetos transformados habían muerto. ¿Acaso esa posibilidad legitimaba el proceso?
En aquel momento de la explicación, los dedos de la biociernética se abrieron - ¡se abrieron! - ante la mirada atónita de la bruja, que no pudo evitar dar un respingo en su asiento. Tras la sorpresa inicial, Valeria se acercó de nuevo y observó con detenimiento los instrumentos que Zöe le mostraba. Había visto las herramientas que utilizaban los inventores del grupo de los refugiados, pero lo que tenía delante era algo mucho más sofisticado y preciso. Recordaban ligeramente al instrumental de algunos médicos.
—Supongo que, entre los tuyos, eres una sanadora —dijo finalmente con una sonrisa. La bruja tenía algunas nociones de medicina, pero estaría perdida si tenía que enfrentase con una herida un poco grave—. Cuando encuentras uno de estos biocibernéticos… defectuosos, ¿puedes intentar… repararlo o debes ponerlo inmediatamente en conocimiento de… la base? Y —añadió después de pensarlo un momento— si se suponía que debías permanecer en el laboratorio, ¿cómo es que has acabado por tu cuenta en Beltrexus?
Valeria se preguntó también para qué función habrían creado a Zero. Estaba claro que tenía una misión, pero no había llegado a preguntarle cuál. Definitivamente, sus habilidades sociales estaban más desarrolladas que las de Zöe, casi parecía un niño normal y corriente, aunque si su objetivo tenía que ver con pasar desapercibido entre los “orgánicos”, quizá hubiese sido más interesante otorgarle la capacidad de jugar alocadamente con otros chiquillos. «Claro que, de ser así, no me habría fijado en él y ahora seguiría en la inopia».
Reike
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Re: Un intercambio beneficioso [Privado] [Reike y Zöe] [Cerrado]
Por el momento mi sistema no se oponía a darle respuestas a Reike, aunque enviaba señales contradictorias cuando mencionó la posibilidad de que fuéramos un peligro para el resto de las razas. Sin embargo, las preguntas cada vez indagaban sobre asuntos que habían quedado muy atrás en el tiempo [ANALIZANDO] Era bastante probable que los Humanos de la Tierra hubiesen puesto especial énfasis en bloquear la información que estaba relacionada con ellos.
-Nuestra creación fue multipropósito. Aunque podría resumirse en que querían que hiciéramos aquellas tareas que para ellos supondría un peligro de muerte, tareas de exploración en Aerandir, batallas y experimentos. El que incluyeran una regla para que no los atacáramos fue solo una medida de seguridad – Generar seres con nuestras capacidades sin ningún tipo de condicionamiento hubiese sido demasiado arriesgado.
Los Bio- cibernéticos que habían logrado quitarse las barreras del chip se mostraban vengativos y rencorosos con las demás especies, incluso algunos habían llegado a poner en marcha planes para hacerles daño a gran escala. La simple idea de lastimar a una persona generaba una fuerte punzada de dolor en mi cabeza, no debía hacerlo, estaba rotundamente prohibido.
-Animales y plantas no están incluidos, solo aquellos que consideramos dentro de las especies pensantes – La pregunta sobre los vampiros me recordó el primer encuentro que tuvimos con Dag y sus congéneres – No puedo permitir que maten a otros orgánicos frente a mí, debo interponerme y evitarlo. Pero sé que si no se alimentan morirán, por lo que les ofrezco alguna alternativa como la sangre de animales o la mía si es de su agrado. Si cuando llego el orgánico ya está muerto no hay nada que pueda salvar, por lo que no intervengo –
Cada vez que me encontraba con un vampiro tenía que preguntarle si pretendía alimentarse o si ya lo había hecho, aclarándole que si tenía intenciones de hacerlo me iba a ver obligada a detenerlo. Muchas veces con la advertencia era suficiente para que desistieran de hacerlo… pero otras veces se mostraban algo agresivos.
-Lamentablemente sin un laboratorio no puedo realizar las intervenciones necesarias para poder modificar su sistema – Mire mis manos – Con estas herramientas no sería suficiente, funcionan para volver a colocar alguna parte del cuerpo o realizar una operación simple, pero el chip es un mecanismo muy complejo – Volví a guardarlas – El laboratorio fue destruido poco después de que terminaran de hacerme las modificaciones – [BUSCANDO ARCHIVOS]- De todas maneras, esperé en el depósito durante muchos años, pero nadie apareció para darme una orden, por lo que decidí salir –
Y había sido una decisión muy compleja, había sido necesario que mi sistema se replanteara sus objetivos una y otra vez durante muchos años para que finalmente pudiera llegar a una conclusión diferente.
-Ciento cinco años después mi sistema llegó a la conclusión de que no podría cumplir con mi objetivo de reparar Bios si me quedaba en ese depósito – Asentí, había sido la decisión correcta – Desde entonces he aprendido muchas cosas – Sonreí para demostrarlo – Dicen que mejoré mucho en mis habilidades sociales -
-Nuestra creación fue multipropósito. Aunque podría resumirse en que querían que hiciéramos aquellas tareas que para ellos supondría un peligro de muerte, tareas de exploración en Aerandir, batallas y experimentos. El que incluyeran una regla para que no los atacáramos fue solo una medida de seguridad – Generar seres con nuestras capacidades sin ningún tipo de condicionamiento hubiese sido demasiado arriesgado.
Los Bio- cibernéticos que habían logrado quitarse las barreras del chip se mostraban vengativos y rencorosos con las demás especies, incluso algunos habían llegado a poner en marcha planes para hacerles daño a gran escala. La simple idea de lastimar a una persona generaba una fuerte punzada de dolor en mi cabeza, no debía hacerlo, estaba rotundamente prohibido.
-Animales y plantas no están incluidos, solo aquellos que consideramos dentro de las especies pensantes – La pregunta sobre los vampiros me recordó el primer encuentro que tuvimos con Dag y sus congéneres – No puedo permitir que maten a otros orgánicos frente a mí, debo interponerme y evitarlo. Pero sé que si no se alimentan morirán, por lo que les ofrezco alguna alternativa como la sangre de animales o la mía si es de su agrado. Si cuando llego el orgánico ya está muerto no hay nada que pueda salvar, por lo que no intervengo –
Cada vez que me encontraba con un vampiro tenía que preguntarle si pretendía alimentarse o si ya lo había hecho, aclarándole que si tenía intenciones de hacerlo me iba a ver obligada a detenerlo. Muchas veces con la advertencia era suficiente para que desistieran de hacerlo… pero otras veces se mostraban algo agresivos.
-Lamentablemente sin un laboratorio no puedo realizar las intervenciones necesarias para poder modificar su sistema – Mire mis manos – Con estas herramientas no sería suficiente, funcionan para volver a colocar alguna parte del cuerpo o realizar una operación simple, pero el chip es un mecanismo muy complejo – Volví a guardarlas – El laboratorio fue destruido poco después de que terminaran de hacerme las modificaciones – [BUSCANDO ARCHIVOS]- De todas maneras, esperé en el depósito durante muchos años, pero nadie apareció para darme una orden, por lo que decidí salir –
Y había sido una decisión muy compleja, había sido necesario que mi sistema se replanteara sus objetivos una y otra vez durante muchos años para que finalmente pudiera llegar a una conclusión diferente.
-Ciento cinco años después mi sistema llegó a la conclusión de que no podría cumplir con mi objetivo de reparar Bios si me quedaba en ese depósito – Asentí, había sido la decisión correcta – Desde entonces he aprendido muchas cosas – Sonreí para demostrarlo – Dicen que mejoré mucho en mis habilidades sociales -
Zöe
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Re: Un intercambio beneficioso [Privado] [Reike y Zöe] [Cerrado]
«Ya veo», pensó Valeria, «querían herramientas pensantes, pero no lo bastante como para decidir rebelarse». Cada vez le gustaban menos esos misteriosos creadores.
—Hablas de tareas de exploración en Aerandir —dijo—, ¿a qué te refieres? Existen mapas del continente y la islas desde hace muchísimo tiempo. Ninguna de las fuentes a las que he tenido acceso sugiere que la presencia de biocibernéticos en el continente sea tan antigua. —Se preguntó si sería un código para labores de espionaje— Lo que sí mencionan algunos es la idea de que esos “creadores” habrían llegado desde otro mundo —añadió pensativa. Luego volvió a mirar inquisitiva a la biocibernética— Zöe, ¿sabes algo de eso?
Valeria se había propuesto averiguar todo lo posible acerca de los biocibernéticos, pero cuanto más escuchaba las explicaciones de Zöe, más se convencía de que la verdadera incógnita giraba en torno a las personas que los crearon: ¿quiénes eran?, ¿cuáles eran sus verdaderas intenciones? Si se habían tomado tantas molestias en eliminar cualquier rastro de libre albedrío en sus creaciones, era poco probable que se hubieran sentado a explicarles sus motivaciones, pero no perdía nada por probar.
La forma en que la biocibernética hablaba de su parida hizo que se le cortase el aliento. Durante un instante, Valeria quedó completamente petrificada. «Ciento. Cinco. Años». Su mente repitió las tres palabras como si cada una fuese su propia oración. «Ciento cinco años en un laboratorio destruido, esperando órdenes». La idea la horrorizaba, pero hizo lo que pudo por corresponder a la sonrisa de Zöe. «Ciento cinco años y es como una niña, a pesar de todo». No pudo evitar volver a compararla con Zero. El niño se había mostrado esquivo con su condición. Sí, había confesado una vez que ya era evidente, pero había mostrado iniciativa a la hora de desviar la conversación cuando se acercaban a algún tema espinoso. Zöe, sin embargo, estaba siendo tremendamente complaciente y abierta con su información. Prácticamente, había ido anunciando su origen desde el minuto uno.
Para evitar mostrar algún rastro de lástima, se obligó a sí misma a volver al asunto de la base. La bruja había recorrido las costas de Aerandir durante varios años y sabía dónde estaba el lugar. Se lo habían señalado, aunque su barco nunca atracaba allí. Algunos marineros se mostraban intranquilos cuando pasaban cerca de esa parte de la península, pero ella nunca le había dado valor a esos recelos. Aunque debía reconocer que el lugar era extraño y las luces que se veían por la noche, inquietantes.
—¿Qué puedes contarme sobre la base de los biocibernéticos? —preguntó sin previo aviso—. ¿Es allí donde estaba tu laboratorio? ¿Recuerdas qué pasó para que acabara destruido?
—Hablas de tareas de exploración en Aerandir —dijo—, ¿a qué te refieres? Existen mapas del continente y la islas desde hace muchísimo tiempo. Ninguna de las fuentes a las que he tenido acceso sugiere que la presencia de biocibernéticos en el continente sea tan antigua. —Se preguntó si sería un código para labores de espionaje— Lo que sí mencionan algunos es la idea de que esos “creadores” habrían llegado desde otro mundo —añadió pensativa. Luego volvió a mirar inquisitiva a la biocibernética— Zöe, ¿sabes algo de eso?
Valeria se había propuesto averiguar todo lo posible acerca de los biocibernéticos, pero cuanto más escuchaba las explicaciones de Zöe, más se convencía de que la verdadera incógnita giraba en torno a las personas que los crearon: ¿quiénes eran?, ¿cuáles eran sus verdaderas intenciones? Si se habían tomado tantas molestias en eliminar cualquier rastro de libre albedrío en sus creaciones, era poco probable que se hubieran sentado a explicarles sus motivaciones, pero no perdía nada por probar.
La forma en que la biocibernética hablaba de su parida hizo que se le cortase el aliento. Durante un instante, Valeria quedó completamente petrificada. «Ciento. Cinco. Años». Su mente repitió las tres palabras como si cada una fuese su propia oración. «Ciento cinco años en un laboratorio destruido, esperando órdenes». La idea la horrorizaba, pero hizo lo que pudo por corresponder a la sonrisa de Zöe. «Ciento cinco años y es como una niña, a pesar de todo». No pudo evitar volver a compararla con Zero. El niño se había mostrado esquivo con su condición. Sí, había confesado una vez que ya era evidente, pero había mostrado iniciativa a la hora de desviar la conversación cuando se acercaban a algún tema espinoso. Zöe, sin embargo, estaba siendo tremendamente complaciente y abierta con su información. Prácticamente, había ido anunciando su origen desde el minuto uno.
Para evitar mostrar algún rastro de lástima, se obligó a sí misma a volver al asunto de la base. La bruja había recorrido las costas de Aerandir durante varios años y sabía dónde estaba el lugar. Se lo habían señalado, aunque su barco nunca atracaba allí. Algunos marineros se mostraban intranquilos cuando pasaban cerca de esa parte de la península, pero ella nunca le había dado valor a esos recelos. Aunque debía reconocer que el lugar era extraño y las luces que se veían por la noche, inquietantes.
—¿Qué puedes contarme sobre la base de los biocibernéticos? —preguntó sin previo aviso—. ¿Es allí donde estaba tu laboratorio? ¿Recuerdas qué pasó para que acabara destruido?
Reike
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Re: Un intercambio beneficioso [Privado] [Reike y Zöe] [Cerrado]
Para la perspectiva de los orgánicos seguramente lo que los Humanos de la Tierra habían hecho sería reprobable, el gesto serio de Reike podía interpretarse de esa manera, como… [ANALIZANDO] ¿Disgusto? Si, tal vez era eso. Claramente no podía compartir ese sentimiento, dadas las opciones que tenían habían decidido realizar lo más lógico, perder personas en una exploración a lo desconocido no tenía sentido alguno pudiendo usar otras herramientas.
-Eso es correcto, no eran de aquí, y por lo mismo no tenían mapa ni modo alguno de saber qué era lo que los esperaba en Aerandir. No podían poner en riesgo a sus equipos de búsqueda, enviarnos a nosotros era la mejor opción – Me detuve unos segundos mientras analizaba un error que se había generado repentinamente – Mi sistema me señala que no debo seguir por esta línea de dialogo – Miro a Reike – Deberías ir a la Base si deseas más información, pero no te dejarán entrar –
Los de mi especie eran muy cuidadosos de no dejar en manos de los orgánicos ninguna pieza de tecnología, la gente de Aerandir era aún muy dada al conflicto, convertirían en un arma cualquier elemento que les proveyéramos. Eso era algo malo, de poder acceder a nuestros laboratorios podrían solucionar muchos de sus problemas, curar enfermedades y mejorar su modo de vida.
-La Base es donde se asentaron los Bios cuando nuestros creadores nos dejaron atrás. Allí reside toda la tecnología que quedó, así como también la que fuimos creando con los años. Hay laboratorios y se realizan muchos experimentos – Experimentos con otras razas [ERROR] eso no debía decirse – Y es también donde está la cárcel –
Mi laboratorio… Los restos debían estar aún enterrados en la nieve, lo había visitado hacía un año con Dag. Pero no encontramos respuestas allí, solo una vieja filmación con una Yo que no parecía Yo, imagen con la que luego el vampiro se obsesionó.
-No, el lugar en el que me crearon estaba más al norte, cerca de las tierras de los dragones. Yo estaba en el depósito cuando sucedió el ataque, solo sé que fuerzas enemigas ingresaron y eliminaron a todos los que se encontraban dentro - ¿Por qué no habían acabado con nosotros también? [ANALIZANDO] Nunca lo había pensado, eso era curioso.
La conversación con Reike era sumamente interesante, pero no había progresado con mi intención de conseguir información sobre posibles Hechiceros que pudieran ayudarme. Hasta el momento todos los datos ofrecidos eran información con la cual ya contaba o a la que había podido llegar a través del razonamiento.
-¿Tu manejas algún elementos con tu magia? Todos los hechiceros que encontré hasta ahora hacen eso – Era un tema interesante, y probablemente saber más sobre ello podría ser beneficioso a largo plazo, pero no era mi objetivo principal en ese momento – Debería seguir buscando a alguien que pueda ayudarme ¿Si?-
Me puse en pie, y mi sistema comenzó a hacer un registro de todos los sitios por los que había pasado, para así descartarlos e ir directamente a los lugares que aún no había visitado. [ANALIZANDO] según los resultados tendría que caminar mucho antes de poder detenerme en un sitio a preguntar.
-Eso es correcto, no eran de aquí, y por lo mismo no tenían mapa ni modo alguno de saber qué era lo que los esperaba en Aerandir. No podían poner en riesgo a sus equipos de búsqueda, enviarnos a nosotros era la mejor opción – Me detuve unos segundos mientras analizaba un error que se había generado repentinamente – Mi sistema me señala que no debo seguir por esta línea de dialogo – Miro a Reike – Deberías ir a la Base si deseas más información, pero no te dejarán entrar –
Los de mi especie eran muy cuidadosos de no dejar en manos de los orgánicos ninguna pieza de tecnología, la gente de Aerandir era aún muy dada al conflicto, convertirían en un arma cualquier elemento que les proveyéramos. Eso era algo malo, de poder acceder a nuestros laboratorios podrían solucionar muchos de sus problemas, curar enfermedades y mejorar su modo de vida.
-La Base es donde se asentaron los Bios cuando nuestros creadores nos dejaron atrás. Allí reside toda la tecnología que quedó, así como también la que fuimos creando con los años. Hay laboratorios y se realizan muchos experimentos – Experimentos con otras razas [ERROR] eso no debía decirse – Y es también donde está la cárcel –
Mi laboratorio… Los restos debían estar aún enterrados en la nieve, lo había visitado hacía un año con Dag. Pero no encontramos respuestas allí, solo una vieja filmación con una Yo que no parecía Yo, imagen con la que luego el vampiro se obsesionó.
-No, el lugar en el que me crearon estaba más al norte, cerca de las tierras de los dragones. Yo estaba en el depósito cuando sucedió el ataque, solo sé que fuerzas enemigas ingresaron y eliminaron a todos los que se encontraban dentro - ¿Por qué no habían acabado con nosotros también? [ANALIZANDO] Nunca lo había pensado, eso era curioso.
La conversación con Reike era sumamente interesante, pero no había progresado con mi intención de conseguir información sobre posibles Hechiceros que pudieran ayudarme. Hasta el momento todos los datos ofrecidos eran información con la cual ya contaba o a la que había podido llegar a través del razonamiento.
-¿Tu manejas algún elementos con tu magia? Todos los hechiceros que encontré hasta ahora hacen eso – Era un tema interesante, y probablemente saber más sobre ello podría ser beneficioso a largo plazo, pero no era mi objetivo principal en ese momento – Debería seguir buscando a alguien que pueda ayudarme ¿Si?-
Me puse en pie, y mi sistema comenzó a hacer un registro de todos los sitios por los que había pasado, para así descartarlos e ir directamente a los lugares que aún no había visitado. [ANALIZANDO] según los resultados tendría que caminar mucho antes de poder detenerme en un sitio a preguntar.
Zöe
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Re: Un intercambio beneficioso [Privado] [Reike y Zöe] [Cerrado]
Así que era cierto: Los creadores de los hombres máquina habían venido del exterior. En tal caso, todo el asunto de la “unión de las razas” y la firma de la paz con los extranjeros también debía serlo, en cierta medida. Pero, si ese era el caso: ¿de dónde vinieron?, ¿qué les trajo ha Aerandir? y más importante, ¿volverían? Cuando Zöe le dijo que no podía seguir hablando, estuvo a punto de caerse del asiento pues, sin darse cuenta, había ido acercándose al borde del mismo durante la revelación anterior.
Para saber más, tendría que acudir a una base en la que no iban a dejarle entrar. No sería la primera vez que se colaba en un lugar sin permiso ni conocimiento de sus dueños. Claro, que para hacerlo, tendría que estudiar primero el entorno. Se preguntó si los humanos habrían investigado algo al respecto. Sabía que habían tenido un contacto más directo con los biocibernéticos, quizá tuvieran más (y mejor) información; quizá estuviera por escrito. Aunque, por otro lado, ¿valía la pena tomarse tantas molestias sólo por satisfacer su curiosidad? Por lo que había visto hasta ahora y, de acuerdo a la información brindada por Zöe, no parecía que los biocibernéticos supusieran una amenaza mayor que cualquier otra raza y hacía ya tanto tiempo que sus creadores se habían marchado que parecían haber abandonado cualquier propósito que les hubiera llevado hasta allí en primer lugar. Quedaba, por supuesto, el asunto de los “experimentos” que se realizaban en esos laboratorios que mencionaba la biocibernética. Una vez más, la pregunta de Zöe la sacó de sus cavilaciones.
—No —respondió—, no soy elementalista. —Después pensó que su interlocutora había sido muy abierta con su información, al menos, hasta que su “sistema” le había obligado a detenerse, por tanto, merecía algo un poco más elaborado— La mayor parte de los brujos sienten una afinidad especial hacia uno de los cuatro elementos fundamentales. En ocasiones, dos. De ahí que sea más frecuente entre los extranjeros toparse con ese tipo de magia, más… vistosa. Pero algunos de nosotros no llegamos a desarrollar ese tipo de conexión. En mi caso, —dijo e hizo un pequeño gesto envolvente con una mano a cuyo paso los arbustos de hortensias que las rodeaban empezaron a agitarse, a pesar de que no se movía una brizna de viento— utilizo lo que llamamos magia telequinética. Todos los brujos son capaces de mover pequeños objetos con la mente —añadió, al tiempo que los arbustos volvían a descansar—, pero unos pocos somos capaces de ejercer mayor control sobre los objetos que nos rodean.
Mientras pronunciaba esas últimas palabras, la cabeza de caballo se elevó unos centímetros, rodeó a las dos mujeres dando saltitos, como si se moviera al ritmo del trote de un caballo, y volvió a colocarse sobre su pedestal, aunque ya no miraba hacia la entrada del jardín, sino hacia una fuente que había un poco más a la derecha. Valeria aprobó el cambio con un asentimiento antes de seguir hablando.
—También está la escuela de los conjuradores; son capaces de invocar objetos o seres que están en otro lugar, traerlos instantáneamente a su presencia. Y, finalmente, los ilusionistas. Si lo que quieres es recuperar recuerdos, yo apostaría por estos. Son capaces de meterse en la mente de la gente, confundir los sentidos; es posible que también sean capaces de recuperar algo de lo que hay allí guardado. Quizá un nigromante tuviera más información... —añadió al recordar algo que le había contado Zero—, pero no encontrarás ninguno por aquí. La nigromancia fue prohibida hace mucho, podrías meterte en problemas con la ley sólo por preguntar. Tu mejor opción —repitió con convencimiento— es encontrar un ilusionista. —Cuando la biocibernética se levantó, también lo hizo ella y le puso una mano en el hombro, como para evitar que se marchara— No vas a llegar muy lejos si sigues preguntando a desconocidos al azar. Deberías ir al Hekshold, allí es donde encontrarás a las mentes más brillantes de las Islas. No puedo garantizarte que vayan a atenderte inmediatamente, pero vale la pena intentarlo. Ahora que lo pienso —añadió—, recientemente, se instaló junto a la Academia un grupo de refugiados del continente que parecen tener cierta afinidad con las máquinas; tal vez valga la pena hacerles una visita. Podemos viajar juntas, si te apetece; yo ya me ocupé del asunto que me traía a la capital.
Para saber más, tendría que acudir a una base en la que no iban a dejarle entrar. No sería la primera vez que se colaba en un lugar sin permiso ni conocimiento de sus dueños. Claro, que para hacerlo, tendría que estudiar primero el entorno. Se preguntó si los humanos habrían investigado algo al respecto. Sabía que habían tenido un contacto más directo con los biocibernéticos, quizá tuvieran más (y mejor) información; quizá estuviera por escrito. Aunque, por otro lado, ¿valía la pena tomarse tantas molestias sólo por satisfacer su curiosidad? Por lo que había visto hasta ahora y, de acuerdo a la información brindada por Zöe, no parecía que los biocibernéticos supusieran una amenaza mayor que cualquier otra raza y hacía ya tanto tiempo que sus creadores se habían marchado que parecían haber abandonado cualquier propósito que les hubiera llevado hasta allí en primer lugar. Quedaba, por supuesto, el asunto de los “experimentos” que se realizaban en esos laboratorios que mencionaba la biocibernética. Una vez más, la pregunta de Zöe la sacó de sus cavilaciones.
—No —respondió—, no soy elementalista. —Después pensó que su interlocutora había sido muy abierta con su información, al menos, hasta que su “sistema” le había obligado a detenerse, por tanto, merecía algo un poco más elaborado— La mayor parte de los brujos sienten una afinidad especial hacia uno de los cuatro elementos fundamentales. En ocasiones, dos. De ahí que sea más frecuente entre los extranjeros toparse con ese tipo de magia, más… vistosa. Pero algunos de nosotros no llegamos a desarrollar ese tipo de conexión. En mi caso, —dijo e hizo un pequeño gesto envolvente con una mano a cuyo paso los arbustos de hortensias que las rodeaban empezaron a agitarse, a pesar de que no se movía una brizna de viento— utilizo lo que llamamos magia telequinética. Todos los brujos son capaces de mover pequeños objetos con la mente —añadió, al tiempo que los arbustos volvían a descansar—, pero unos pocos somos capaces de ejercer mayor control sobre los objetos que nos rodean.
Mientras pronunciaba esas últimas palabras, la cabeza de caballo se elevó unos centímetros, rodeó a las dos mujeres dando saltitos, como si se moviera al ritmo del trote de un caballo, y volvió a colocarse sobre su pedestal, aunque ya no miraba hacia la entrada del jardín, sino hacia una fuente que había un poco más a la derecha. Valeria aprobó el cambio con un asentimiento antes de seguir hablando.
—También está la escuela de los conjuradores; son capaces de invocar objetos o seres que están en otro lugar, traerlos instantáneamente a su presencia. Y, finalmente, los ilusionistas. Si lo que quieres es recuperar recuerdos, yo apostaría por estos. Son capaces de meterse en la mente de la gente, confundir los sentidos; es posible que también sean capaces de recuperar algo de lo que hay allí guardado. Quizá un nigromante tuviera más información... —añadió al recordar algo que le había contado Zero—, pero no encontrarás ninguno por aquí. La nigromancia fue prohibida hace mucho, podrías meterte en problemas con la ley sólo por preguntar. Tu mejor opción —repitió con convencimiento— es encontrar un ilusionista. —Cuando la biocibernética se levantó, también lo hizo ella y le puso una mano en el hombro, como para evitar que se marchara— No vas a llegar muy lejos si sigues preguntando a desconocidos al azar. Deberías ir al Hekshold, allí es donde encontrarás a las mentes más brillantes de las Islas. No puedo garantizarte que vayan a atenderte inmediatamente, pero vale la pena intentarlo. Ahora que lo pienso —añadió—, recientemente, se instaló junto a la Academia un grupo de refugiados del continente que parecen tener cierta afinidad con las máquinas; tal vez valga la pena hacerles una visita. Podemos viajar juntas, si te apetece; yo ya me ocupé del asunto que me traía a la capital.
- OFF:
- Igual se me ha ido un pelín la mano con éste.
Reike
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Re: Un intercambio beneficioso [Privado] [Reike y Zöe] [Cerrado]
Las explicaciones de Reike me resultaban muy útiles, era poca la información que mi sistema guardaba sobre los Hechiceros [DATOS ARCHIVADOS] Ahora era mucho más entendible el porqué no podía encontrar a otros tipos de brujos, incluso entre ellos eran extraños. Taliesin y Sophi ya me lo habían mencionado, les había causado la misma impresión luego de estar preguntando durante varios días.
-¿Cuánto peso puedes levantar? – Pregunté curiosa mientras veía como la estatua giraba a nuestro alrededor – Debe ser una habilidad muy útil para defenderse ¿Correcto? Los caminos son muy peligrosos para los orgánicos, pueden pasarles muchas cosas – Eso lo había aprendido luego de caminar de punta a punta por Aerandir – En una oportunidad intentaron venderme – Dije de pronto, sin que Reike hubiese preguntado – Estaban decidiendo si sería entera o por partes cuando los interrumpieron –
Fruncí el ceño, era una sensación extraña, en general no relataba eventos a menos que los orgánicos me lo preguntaran, era evidente que los errores en mi sistema no solo no disminuían, sino que además se multiplicaban. Era preocupante ¿Qué podría ser lo siguiente que saliera mal? ¿Y si volvía a perder el control de mi cuerpo como en aquella ocasión en Lunargenta?
-Los ilusionistas… - Repetí – Ya veo, buscaré Ilusionistas entonces – Lo siguiente llamo mi atención, incliné la cabeza mientras mi sistema procesaba la información - ¿Nigromancia? Conjunto de ritos y conjuros con los que se pretende desvelar el futuro invocando a los muertos – Dije la definición que albergaba mi sistema - ¿Es eso? ¿Reviven muertos? Mmm es curioso, a nosotros también nos revivieron ¿Cierto? – Eso haría que en cierto modo los científicos y los nigromantes tuvieran algunos puntos en común [ANALIZANDO] Era en verdad muy curioso – Ir juntas sería algo bueno – Sonreí casi sin necesidad de darle una señal a mi sistema.
Empezamos a caminar en dirección a Hekshold, aún faltaban varias horas para que el sol se escondiera, por lo que no podía decirles a Taliesin y a Sophi que me acompañen. Tampoco sabía cómo se tomaría Reike la compañía de dos vampiros, quizás les tendría miedo, o intentaría avisar a las autoridades.
-¿De donde son esos refugiados? –Mi sistema hizo notarme otro dato - ”Yo ya me ocupé del asunto que me traía a la capital” – Repetí con una tonada muy parecida a la de la Hechicera - ¿No vives aquí? – Había conocido a brujos fuera de la isla, pero creía que por norma general todos estaban en Beltrexus.
Mientras caminábamos las personas se apartaban [ANALIZANDO] ver a un Bio en la isla era muy extraño, las comunidad de los hechiceros parecía ser poco variada en cuanto a su pluralidad de razas.
-¿Cuánto peso puedes levantar? – Pregunté curiosa mientras veía como la estatua giraba a nuestro alrededor – Debe ser una habilidad muy útil para defenderse ¿Correcto? Los caminos son muy peligrosos para los orgánicos, pueden pasarles muchas cosas – Eso lo había aprendido luego de caminar de punta a punta por Aerandir – En una oportunidad intentaron venderme – Dije de pronto, sin que Reike hubiese preguntado – Estaban decidiendo si sería entera o por partes cuando los interrumpieron –
Fruncí el ceño, era una sensación extraña, en general no relataba eventos a menos que los orgánicos me lo preguntaran, era evidente que los errores en mi sistema no solo no disminuían, sino que además se multiplicaban. Era preocupante ¿Qué podría ser lo siguiente que saliera mal? ¿Y si volvía a perder el control de mi cuerpo como en aquella ocasión en Lunargenta?
-Los ilusionistas… - Repetí – Ya veo, buscaré Ilusionistas entonces – Lo siguiente llamo mi atención, incliné la cabeza mientras mi sistema procesaba la información - ¿Nigromancia? Conjunto de ritos y conjuros con los que se pretende desvelar el futuro invocando a los muertos – Dije la definición que albergaba mi sistema - ¿Es eso? ¿Reviven muertos? Mmm es curioso, a nosotros también nos revivieron ¿Cierto? – Eso haría que en cierto modo los científicos y los nigromantes tuvieran algunos puntos en común [ANALIZANDO] Era en verdad muy curioso – Ir juntas sería algo bueno – Sonreí casi sin necesidad de darle una señal a mi sistema.
Empezamos a caminar en dirección a Hekshold, aún faltaban varias horas para que el sol se escondiera, por lo que no podía decirles a Taliesin y a Sophi que me acompañen. Tampoco sabía cómo se tomaría Reike la compañía de dos vampiros, quizás les tendría miedo, o intentaría avisar a las autoridades.
-¿De donde son esos refugiados? –Mi sistema hizo notarme otro dato - ”Yo ya me ocupé del asunto que me traía a la capital” – Repetí con una tonada muy parecida a la de la Hechicera - ¿No vives aquí? – Había conocido a brujos fuera de la isla, pero creía que por norma general todos estaban en Beltrexus.
Mientras caminábamos las personas se apartaban [ANALIZANDO] ver a un Bio en la isla era muy extraño, las comunidad de los hechiceros parecía ser poco variada en cuanto a su pluralidad de razas.
Zöe
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Re: Un intercambio beneficioso [Privado] [Reike y Zöe] [Cerrado]
—¿Cuánto peso? —Tendría que haber esperado tal pregunta de una extranjera, pero le sorprendió igualmente— No mucho más de lo que sería capaz de sostener físicamente, supongo —dijo tras considerar su respuesta durante un momento—. En realidad, tiendo a prestar más atención al control del movimiento o la velocidad. —«O la puntería»— Es útil para la autodefensa, sí, siempre que haya algún objeto contundente en los alrededores —añadió con una sonrisa traviesa. El comentario de la biocibernética devolvió la seriedad a su rostro—. ¿Los interrumpieron? ¿Te refieres a que alguien salió en su ayuda? —Hizo una pequeña pausa para poner en palabras la idea que le había venido a la mente— ¿Los biocibernéticos podéis defenderos de los orgánicos si os atacan?
Zöe tenía el aspecto de una mujer adulta pero, a ojos de Valeria, tenía la inocencia de una niña pequeña. Se preguntó cómo se las habría arreglado para recorrer el largo camino entre Dundarak y Beltrexus. Tal vez había tenido ayuda.
Asintió nerviosamente a la pregunta acerca de la nigromancia, no tanto por miedo a que alguien las oyera, pues el parque estaba bastante tranquilo, como por la naturalidad con la que la biocibernética mencionaba su propia muerte. También el pequeño Zero se lo había explicado sin mostrar emoción alguna al respecto: “Al morir”, había dicho, “nos transformaron en seres híbridos, una mezcla entre criatura viva y máquina”. Aquel comentario fue lo que primero le hizo pensar en la nigromancia. Sin embargo, si los “creadores” eran humanos, ¿cómo se las habían arreglado para revivirlos en primer lugar?
—Estupendo —dijo mientras correspondía con su sonrisa a la de Zöe—, podemos guardarnos las espaldas; se lo pensarán dos veces antes de intentar vendernos. —Mientras salían del jardín, añadió:— ¿Has venido sola hasta aquí? ¿Necesitas que pasemos a recoger tu equipaje? Seguramente, tendremos que pasar la noche a medio camino aunque salgamos ahora mismo, así que no es necesario que nos apuremos.
A decir verdad, posiblemente les fuera más fácil encontrar transporte hacia media tarde, cuando los granjeros volvieran a sus casas después del mercado. Podrían viajar con alguno de ellos por unas monedas parte del camino, pasar la noche en una aldea cercana y continuar temprano a la mañana siguiente. Por otro lado, a juzgar por las miradas que recibían mientras caminaban por la ciudad, lo más probable era que tuvieran que hacer todo el camino a pie y pasar la noche a la intemperie. Valeria suspiró disimuladamente, no era una gran amante de dormir al raso.
—¿Los refugiados? —respondió a la pregunta de Zöe— Por lo visto, vivían en una ciudad subterránea, aislados del resto del mundo. No sé exactamente dónde, la verdad —añadió pensativa—. Parece ser que la ciudad fue destruida. Algunos miembros de la Academia fueron testigos de la catástrofe y los invitaron a instalarse cerca del castillo. Son gente… pintoresca. —Los habitantes de las islas no estaban demasiado habituados a los extranjeros y, aunque Valeria había viajado por el continente y había tratado con personajes de variada naturaleza, no podía evitar ver la presencia del grupo en la arboleda cercana al Hekshold como una especie de curiosidad extraña, si bien había llegado a relacionarse con algunos de sus miembros más que la mayoría de los habitantes de la zona— Oh, no. Actualmente no vivo aquí —dijo mientras dirigía la mirada a los edificios que iban dejando atrás a su paso—, resido en un pueblo cercano al Hekshold. —Podría haber tenido un dormitorio en el castillo, pero le resultaba más cómodo preservar una cierta libertad de movimientos y, a decir verdad, la idea de pasar día y noche rodeada de adolescentes no le atraía demasiado. La bruja se preguntaba si ella habría sido tan repelente en aquella época.
Zöe tenía el aspecto de una mujer adulta pero, a ojos de Valeria, tenía la inocencia de una niña pequeña. Se preguntó cómo se las habría arreglado para recorrer el largo camino entre Dundarak y Beltrexus. Tal vez había tenido ayuda.
Asintió nerviosamente a la pregunta acerca de la nigromancia, no tanto por miedo a que alguien las oyera, pues el parque estaba bastante tranquilo, como por la naturalidad con la que la biocibernética mencionaba su propia muerte. También el pequeño Zero se lo había explicado sin mostrar emoción alguna al respecto: “Al morir”, había dicho, “nos transformaron en seres híbridos, una mezcla entre criatura viva y máquina”. Aquel comentario fue lo que primero le hizo pensar en la nigromancia. Sin embargo, si los “creadores” eran humanos, ¿cómo se las habían arreglado para revivirlos en primer lugar?
—Estupendo —dijo mientras correspondía con su sonrisa a la de Zöe—, podemos guardarnos las espaldas; se lo pensarán dos veces antes de intentar vendernos. —Mientras salían del jardín, añadió:— ¿Has venido sola hasta aquí? ¿Necesitas que pasemos a recoger tu equipaje? Seguramente, tendremos que pasar la noche a medio camino aunque salgamos ahora mismo, así que no es necesario que nos apuremos.
A decir verdad, posiblemente les fuera más fácil encontrar transporte hacia media tarde, cuando los granjeros volvieran a sus casas después del mercado. Podrían viajar con alguno de ellos por unas monedas parte del camino, pasar la noche en una aldea cercana y continuar temprano a la mañana siguiente. Por otro lado, a juzgar por las miradas que recibían mientras caminaban por la ciudad, lo más probable era que tuvieran que hacer todo el camino a pie y pasar la noche a la intemperie. Valeria suspiró disimuladamente, no era una gran amante de dormir al raso.
—¿Los refugiados? —respondió a la pregunta de Zöe— Por lo visto, vivían en una ciudad subterránea, aislados del resto del mundo. No sé exactamente dónde, la verdad —añadió pensativa—. Parece ser que la ciudad fue destruida. Algunos miembros de la Academia fueron testigos de la catástrofe y los invitaron a instalarse cerca del castillo. Son gente… pintoresca. —Los habitantes de las islas no estaban demasiado habituados a los extranjeros y, aunque Valeria había viajado por el continente y había tratado con personajes de variada naturaleza, no podía evitar ver la presencia del grupo en la arboleda cercana al Hekshold como una especie de curiosidad extraña, si bien había llegado a relacionarse con algunos de sus miembros más que la mayoría de los habitantes de la zona— Oh, no. Actualmente no vivo aquí —dijo mientras dirigía la mirada a los edificios que iban dejando atrás a su paso—, resido en un pueblo cercano al Hekshold. —Podría haber tenido un dormitorio en el castillo, pero le resultaba más cómodo preservar una cierta libertad de movimientos y, a decir verdad, la idea de pasar día y noche rodeada de adolescentes no le atraía demasiado. La bruja se preguntaba si ella habría sido tan repelente en aquella época.
Reike
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Re: Un intercambio beneficioso [Privado] [Reike y Zöe] [Cerrado]
Asentí ante las preguntas de Reike.
-Mis amigos vinieron a buscarme y me liberaron – En ese sentido era afortunada, tenía a muchos orgánicos que se preocupaban por mi bienestar – Puedo defenderme siempre y cuando el riesgo sea real, pero debo evitar herir seriamente a mis oponentes – Señalé mi cabeza – Cada vez que le produzco algún tipo de daño a los orgánicos mi sistema provoca un enorme dolor aquí adentro – Pero a veces simplemente no quedaba otra opción – Si tengo que hacerlo me aseguro que sea rápido y sin sufrimiento –
Hasta el momento no había sido necesario, siempre podía dejarlos fuera de combate rompiéndoles una parte del cuerpo o golpeándolos para que queden inconscientes, la poca tolerancia al dolor que tenían los orgánicos era en cierto modo una ventaja.
-No llevo equipaje alguno, no lo necesito – Volví a plantearle la disyuntiva en la que me encontraba a mi sistema, en busca de la mejor solución – Pero me acompañan dos personas que esperan por mí en una posada… - [CONCLUSIÓN] – Si desaparezco durante más de un día se preocuparán. Debería avisarles de este cambio de planes –
¿Debería avisarle a Reike antes de que llegáramos? A Taliesin no le gustaba que dijera su raza, pero quizás a la Hechicera le molestara si se enteraba luego. [ERROR] No podía llegar a una respuesta.
-Es por aquí – Le dije mientras giraba en una esquina para encarar hacía donde nos esperaban los dos vampiros.
-Mis amigos vinieron a buscarme y me liberaron – En ese sentido era afortunada, tenía a muchos orgánicos que se preocupaban por mi bienestar – Puedo defenderme siempre y cuando el riesgo sea real, pero debo evitar herir seriamente a mis oponentes – Señalé mi cabeza – Cada vez que le produzco algún tipo de daño a los orgánicos mi sistema provoca un enorme dolor aquí adentro – Pero a veces simplemente no quedaba otra opción – Si tengo que hacerlo me aseguro que sea rápido y sin sufrimiento –
Hasta el momento no había sido necesario, siempre podía dejarlos fuera de combate rompiéndoles una parte del cuerpo o golpeándolos para que queden inconscientes, la poca tolerancia al dolor que tenían los orgánicos era en cierto modo una ventaja.
-No llevo equipaje alguno, no lo necesito – Volví a plantearle la disyuntiva en la que me encontraba a mi sistema, en busca de la mejor solución – Pero me acompañan dos personas que esperan por mí en una posada… - [CONCLUSIÓN] – Si desaparezco durante más de un día se preocuparán. Debería avisarles de este cambio de planes –
¿Debería avisarle a Reike antes de que llegáramos? A Taliesin no le gustaba que dijera su raza, pero quizás a la Hechicera le molestara si se enteraba luego. [ERROR] No podía llegar a una respuesta.
-Es por aquí – Le dije mientras giraba en una esquina para encarar hacía donde nos esperaban los dos vampiros.
Zöe
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