Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
Página 1 de 1. • Comparte
Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
Era justo en los bosques afuera de Lunargenta, en plena noche, en un claro del bosque iluminado por una bonita Luna plateada. Tal vez el hermoso satélite de plata no podía iluminar totalmente el bosque y solo podía ofrecer una tenue iluminación blanca pero para Uriel, un vampiro, era especialmente luminoso y agradable ¡Como si estuviese de día! el niño vampiro se ponía de buen humor en noches iluminadas como esa.
Pasaron varios días tras el excéntrica ceremonia del Ohdà, en donde Uriel se encontró con conocimientos y situaciones la mar de interesantes. El ratón, Amit'tek, ya se había ido para proseguir su viaje mientras que el niño tuvo que quedarse en la zona un tiempo más por orden de su maestro ¡Parece ser que su maestro esta por la zona y quiere hablar en persona con él! Entonces el pequeño niño decidió pasar la noche en el bosque, junto a la ciudad, para poder divertirse y dar rienda suelta a su nuevo patio de juegos. Uriel, al primera vez que llegó a la ciudad junto a Chimar y Camel, se sintió intimidado y temeroso por la posibilidad de ser descubierto como vampiro ¡Pero con el tiempo se dio cuenta de que, de echo, eso es bastante difícil! Curiosamente, no es tan raro ver un niño rondando solo por la ciudad en plena noche sin ningún adulto, en especial en los barrios pobres ¡Y cuando notaban que pertenecía a Los Gorriones normalmente le dejaban en paz! Con el tiempo fue pillando mas confianza, aunque aún es receloso.
El niño estaba sentado entre las raíces de un árbol medianamente grande, apoyado contra el tronco y con la luz lunar dándole desde un costado. El tronco no era del todo grande, pero como se trataba de un niño era los suficientemente gran de coma para parecer un apoyo realmente cómodo ¡El beneficio de tener un físico pequeño! El pequeño vampiro estaba escribiendo algo en su cuaderno de investigación, su letra era infantil y con curvaturas exageradas que impedían, excepto a su escritor, entender del todo lo que escribía pero se notaba, por el rostro concentrado y sereno del niño, con su usual sonrisita infantil, que era algo importante y preciado para Uriel ¡No era por nada información sobre su investigación sobre la ciencia!
Fufufu ¡Hoy descubrí cosas interesantes! Parece ser que no solo las razas y animales poseen esas pequeñas cosas que se mueven en su sangre....Hmmm creo que Carol me dijo que se llamaban "células"....¡Bien! Mañana volveré a La Esfera y compararé estas "células" de las plantas con los libros
Con una risita suave, Uriel anticipó con emoción y alegría infantil su visita a la Esfera.
Pasaron varios días tras el excéntrica ceremonia del Ohdà, en donde Uriel se encontró con conocimientos y situaciones la mar de interesantes. El ratón, Amit'tek, ya se había ido para proseguir su viaje mientras que el niño tuvo que quedarse en la zona un tiempo más por orden de su maestro ¡Parece ser que su maestro esta por la zona y quiere hablar en persona con él! Entonces el pequeño niño decidió pasar la noche en el bosque, junto a la ciudad, para poder divertirse y dar rienda suelta a su nuevo patio de juegos. Uriel, al primera vez que llegó a la ciudad junto a Chimar y Camel, se sintió intimidado y temeroso por la posibilidad de ser descubierto como vampiro ¡Pero con el tiempo se dio cuenta de que, de echo, eso es bastante difícil! Curiosamente, no es tan raro ver un niño rondando solo por la ciudad en plena noche sin ningún adulto, en especial en los barrios pobres ¡Y cuando notaban que pertenecía a Los Gorriones normalmente le dejaban en paz! Con el tiempo fue pillando mas confianza, aunque aún es receloso.
El niño estaba sentado entre las raíces de un árbol medianamente grande, apoyado contra el tronco y con la luz lunar dándole desde un costado. El tronco no era del todo grande, pero como se trataba de un niño era los suficientemente gran de coma para parecer un apoyo realmente cómodo ¡El beneficio de tener un físico pequeño! El pequeño vampiro estaba escribiendo algo en su cuaderno de investigación, su letra era infantil y con curvaturas exageradas que impedían, excepto a su escritor, entender del todo lo que escribía pero se notaba, por el rostro concentrado y sereno del niño, con su usual sonrisita infantil, que era algo importante y preciado para Uriel ¡No era por nada información sobre su investigación sobre la ciencia!
Fufufu ¡Hoy descubrí cosas interesantes! Parece ser que no solo las razas y animales poseen esas pequeñas cosas que se mueven en su sangre....Hmmm creo que Carol me dijo que se llamaban "células"....¡Bien! Mañana volveré a La Esfera y compararé estas "células" de las plantas con los libros
Con una risita suave, Uriel anticipó con emoción y alegría infantil su visita a la Esfera.
Última edición por Uri el Mar Mar 05 2019, 01:21, editado 1 vez
Uri
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 326
Nivel de PJ : : 2
Re: Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
El muchacho observó los muros de piedra de la capital humana sentado sobre la rama de un fresno. La Luna fulguraba incandescente aquella noche iluminando las tierras humanas y sus infinitos detalles. Bajo la luz mortecina el paisaje parecía estar congelado en el tiempo sin un alma humana a la vista, el espejismo roto tan solo por la multitud de columnas de humo que se alzaban lentamente en el frío aire de invierno.
Desde la oscuridad y los murmullos suaves de uno de los pocos bosques que había sobrevivido la arremetida del hacha o la antorcha para crear tierras de cultivo en las afueras de la ciudad el poderío humano resultaba tanto más imponente. Gwynn apoyó el mentón sobre la palma de su mano pensando, inquieto y fascinado, que los asentamientos humanos eran como bosques también; pequeños mundos vivos compuestos por múltiples seres, expandiéndose, colonizando, creciendo. Pero mientras el bosque potenciaba la vida de otras criaturas sirviendo de sustento y morada, las ciudades humanas la aniquilaban. Podría decirse que eran el opuesto absoluto. Dos caras de la misma moneda, como la luz y la oscuridad, o la vida y la muerte.
Una urraca sobre su cabeza emitió su tan característico y estridente staccato por quinta vez y el pequeño licántropo gruñó molesto.
“Deberías aprender a compartir, ¿sabes?” dijo mientras descendía hábilmente de las ramas. “Todo un árbol para ti es muy egoísta.”
Una vez sobre la hierba y el musgo se acuclilló un momento para ajustar sus botas de piel de alce y echó a andar sin rumbo fijo. Aquella noche recorrería los bosques sobre cuatro patas. Su hermana le había advertido sobre adoptar su forma lupina en tierras humanas, pero había descubierto que los humanos sentían un miedo reverencial hacia la oscuridad, en especial lejos de la seguridad de sus hogares y sus muros. Nadie le molestaría aquí.
Algo capturó su atención de manera automática y el muchacho se agachó ocultándose tras un arbusto de arándanos rojos. Apenas había sido una mancha en su visión, pero el licántropo había crecido en los bosques por lo que no era difícil identificar cualquier elemento extraño.
Con lento cuidado asomó sus ojos azules desde su escondite y lanzó un suave bufido de sorpresa. A unos veinte alen de distancia sentado contra el tronco de un árbol un niño descansaba absorto en el libro en sus manos. Gwynn frunció el ceño extrañado y sus ojos exploraron atentamente los alrededores. Los cachorros humanos evitaban con aún mayor diligencia el bosque nocturno que los adultos. La sensatez dictaba cambia rel rumbo y abandonar el lugar, pero como era habitual era la curiosidad la que gobernaba las acciones del muchacho.
Gwynn rodeó al humano con pasos lentos y calculados hasta quedar tras él, y sólo entonces procedió a acercarse cuidadosamente, su vista y oído atentos a cualquier movimiento a su alrededor, sus músculos tensos y preparados para correr. Un lobo en piel humana.
No fue hasta estar a pasos del chico que se permitió observarle con atención. Parecía ser de su edad, o ligeramente menor. Su cabello oscuro contrastaba con la palidez de su piel, acentuada por la luz de la Luna, y aunque no podía ver su rostro desde ese ángulo, su postura y falta de atención en su entorno indicaban que no se trataba de alguien con experiencia en entornos silvestres. Gwynn ladeó la cabeza observando su ropa. Jamás había visto un cachorro vestido así, tan diferente a su propia sencilla y gruesa túnica de lana que vestía bajo la piel de ciervo que cubría sus hombros.
El licántropo notó los trazos curvilíneos que el chico dibujaba en su libro y no pudo evitar sentir un poco de envidia. Sabía que había en Lunargenta un sinfín de historias, cuentos y secretos accesibles sólo para quienes sabían leer las runas humanas.
La repentina risita del chico le hizo dar un respingo.
“¿Qué estás escribiendo?” preguntó con tranquila transparencia acuclillándose junto al humano. “¿Por qué estás aquí?”
Desde la oscuridad y los murmullos suaves de uno de los pocos bosques que había sobrevivido la arremetida del hacha o la antorcha para crear tierras de cultivo en las afueras de la ciudad el poderío humano resultaba tanto más imponente. Gwynn apoyó el mentón sobre la palma de su mano pensando, inquieto y fascinado, que los asentamientos humanos eran como bosques también; pequeños mundos vivos compuestos por múltiples seres, expandiéndose, colonizando, creciendo. Pero mientras el bosque potenciaba la vida de otras criaturas sirviendo de sustento y morada, las ciudades humanas la aniquilaban. Podría decirse que eran el opuesto absoluto. Dos caras de la misma moneda, como la luz y la oscuridad, o la vida y la muerte.
Una urraca sobre su cabeza emitió su tan característico y estridente staccato por quinta vez y el pequeño licántropo gruñó molesto.
“Deberías aprender a compartir, ¿sabes?” dijo mientras descendía hábilmente de las ramas. “Todo un árbol para ti es muy egoísta.”
Una vez sobre la hierba y el musgo se acuclilló un momento para ajustar sus botas de piel de alce y echó a andar sin rumbo fijo. Aquella noche recorrería los bosques sobre cuatro patas. Su hermana le había advertido sobre adoptar su forma lupina en tierras humanas, pero había descubierto que los humanos sentían un miedo reverencial hacia la oscuridad, en especial lejos de la seguridad de sus hogares y sus muros. Nadie le molestaría aquí.
Algo capturó su atención de manera automática y el muchacho se agachó ocultándose tras un arbusto de arándanos rojos. Apenas había sido una mancha en su visión, pero el licántropo había crecido en los bosques por lo que no era difícil identificar cualquier elemento extraño.
Con lento cuidado asomó sus ojos azules desde su escondite y lanzó un suave bufido de sorpresa. A unos veinte alen de distancia sentado contra el tronco de un árbol un niño descansaba absorto en el libro en sus manos. Gwynn frunció el ceño extrañado y sus ojos exploraron atentamente los alrededores. Los cachorros humanos evitaban con aún mayor diligencia el bosque nocturno que los adultos. La sensatez dictaba cambia rel rumbo y abandonar el lugar, pero como era habitual era la curiosidad la que gobernaba las acciones del muchacho.
Gwynn rodeó al humano con pasos lentos y calculados hasta quedar tras él, y sólo entonces procedió a acercarse cuidadosamente, su vista y oído atentos a cualquier movimiento a su alrededor, sus músculos tensos y preparados para correr. Un lobo en piel humana.
No fue hasta estar a pasos del chico que se permitió observarle con atención. Parecía ser de su edad, o ligeramente menor. Su cabello oscuro contrastaba con la palidez de su piel, acentuada por la luz de la Luna, y aunque no podía ver su rostro desde ese ángulo, su postura y falta de atención en su entorno indicaban que no se trataba de alguien con experiencia en entornos silvestres. Gwynn ladeó la cabeza observando su ropa. Jamás había visto un cachorro vestido así, tan diferente a su propia sencilla y gruesa túnica de lana que vestía bajo la piel de ciervo que cubría sus hombros.
El licántropo notó los trazos curvilíneos que el chico dibujaba en su libro y no pudo evitar sentir un poco de envidia. Sabía que había en Lunargenta un sinfín de historias, cuentos y secretos accesibles sólo para quienes sabían leer las runas humanas.
La repentina risita del chico le hizo dar un respingo.
“¿Qué estás escribiendo?” preguntó con tranquila transparencia acuclillándose junto al humano. “¿Por qué estás aquí?”
Gwynn
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 105
Nivel de PJ : : 0
Re: Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
En cuanto escucho la voz infantil de un desconocido el pequeño vampiro dio un respingo del susto y un leve grito de sorpresa ¡No se percató de que había alguien justo a su lado! Incluso si tampoco era un experto en detectar presencias, era normalmente Uriel quien las notaba primero así que no pudo evitar sorprenderse de ser pillado con al guardia baja. Tanto fue el susto que, debido a todo lo que se movió, hizo un rayote enorme en todo lo que estaba escrito en el cuaderno, haciendo mas ilegible el contenido de lo que ya era. Con las mejillas hinchadas para hacer un puchero infantil, el pequeño vampiro se giró y encaró al desconocido.
"¡Que mal educado, asustar así a alguien! ¡Ahora todos mis apuntes están estropeados! buuuh...."
Cuando los ojos enfurruñados de Uriel se clavaron en la persona que oso asustarlo sus infantiles ojos se llenaron de sorpresa, substituyendo su anterior rabieta. El niño frente a él debía tener su misma edad, aunque era bastante mas alto y fornido que el flacucho y bajito Uriel, pero los rasgos pre adolescentes no podían engañar al vampirito, quien bajó tímidamente su rostro al percatarse ¡Le habló mal a un potencial nuevo amigo! Debido a su estricta educación de su maestro, en donde no se le permitió conocer niños de "su misma edad", Uriel pasó gran parte de su vida de vampiro sin amigos y muy rara vez habló con otros que no fuera vampiro. La posibilidad e poder hablar con otro niño era un duro golpe para Uriel, quien en el fondo quería amigos fueran vampiros o no.
Dejando la libreta de cuero para investigaciones a un lado, el niño tímidamente se dignó a contestarle.
"D-datos de mi investigación....¡Ah! Perdón mi descortesía, soy Uriel ¡Puedes llamarme Uri!"
Cuando su inicial timidez pasó, el pequeño Uriel le dirigió una suave sonrisa ¡La base para agradarle a alguien es ser amable! ¡Su maestro siempre le dice que ha de ser un vampiro educado y sereno!
¿Quieres ver?....
El niño le tendió sus apuntes, debido al manchon la primera pagina no podía ser leída del todo, pero las otras estaban en un estado bastante mejor así que podía ser leído correctamente, suponiendo que entendiese la horrenda letras de Uriel.
"¡Que mal educado, asustar así a alguien! ¡Ahora todos mis apuntes están estropeados! buuuh...."
Cuando los ojos enfurruñados de Uriel se clavaron en la persona que oso asustarlo sus infantiles ojos se llenaron de sorpresa, substituyendo su anterior rabieta. El niño frente a él debía tener su misma edad, aunque era bastante mas alto y fornido que el flacucho y bajito Uriel, pero los rasgos pre adolescentes no podían engañar al vampirito, quien bajó tímidamente su rostro al percatarse ¡Le habló mal a un potencial nuevo amigo! Debido a su estricta educación de su maestro, en donde no se le permitió conocer niños de "su misma edad", Uriel pasó gran parte de su vida de vampiro sin amigos y muy rara vez habló con otros que no fuera vampiro. La posibilidad e poder hablar con otro niño era un duro golpe para Uriel, quien en el fondo quería amigos fueran vampiros o no.
Dejando la libreta de cuero para investigaciones a un lado, el niño tímidamente se dignó a contestarle.
"D-datos de mi investigación....¡Ah! Perdón mi descortesía, soy Uriel ¡Puedes llamarme Uri!"
Cuando su inicial timidez pasó, el pequeño Uriel le dirigió una suave sonrisa ¡La base para agradarle a alguien es ser amable! ¡Su maestro siempre le dice que ha de ser un vampiro educado y sereno!
¿Quieres ver?....
El niño le tendió sus apuntes, debido al manchon la primera pagina no podía ser leída del todo, pero las otras estaban en un estado bastante mejor así que podía ser leído correctamente, suponiendo que entendiese la horrenda letras de Uriel.
Uri
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 326
Nivel de PJ : : 2
Re: Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
Gwynn retrocedió un par de pasos ante la sorpresa del chico alzando ambas manos en el aire y ofreciéndole una pequeña sonrisa de disculpa, aunque la verdad aquella era exactamente la reacción que había esperado.
Su expresión retornó a una de neutro escrutinio y dedicó un par de instantes a observar con atención al chico. Su lenguaje corporal no era agresivo ni tampoco realmente defensivo, y el pequeño licántropo frunció el ceño ligeramente. Había aprendido que era precisamente de quienes no muestran miedo frente a lo desconocido de quien debía cuidarse, pues eso solía significar que se sabían en control de la situación. Los ojos del chico, sin embargo, permanecieron centrados en él en todo momento. Si hubiese estado acompañado habría mirado inconscientemente en la dirección en que esperaría encontrar a sus aliados.
“Lo siento, no quería estropear tu libro. Sé que son muy valiosos,” dijo sinceramente bajando su guardia para acercarse un par de pasos hacia el moreno.
“Uri,” repitió asintiendo con la cabeza. Era un buen nombre. Fuerte y sincero, similar a un popular nombre en su tribu que significaba rey rojo. “Yo soy Gwynn, y puedes llamarme Gwynn.”
El licántropo bajó la mirada al suelo húmedo del bosque. ¡Dioses! Eso sí que había sonado estúpido.
“¿Qué… qué estás investigando?” preguntó rápidamente para tapar su error. Sus ojos azules buscaron los de oscura miel del humano y por un instante tuvo el presentimiento de que había algo diferente en ellos. El lobo en él se agitó curioso y el muchacho se preguntó si descubriría en su aroma algo diferente, tal como había sido el caso con Zöe. Por supuesto, olfatear a alguien era considerado un acto de hostil demencia en tierras humanas.
“¿Es sobre el bosque? Quizá pueda ayudarte. Conozco todas las cosas aquí mejor que nadie en Lunargenta,” afirmó sonriendo orgulloso. No era una exageración tampoco. Ningún humano había sentido el olor de las raíces de abedul, o el manto de musgo, hojas descompuestas y esporas con la misma intensidad que un lobo. Expresar esas vivencias en palabras sería un desafío, pero Gwynn confiaba en su capacidad de narrarlas.
Uri le ofreció el libro en sus manos y Gwynn lo recibió con los ojos abiertos como platos. El pequeño licántropo observó el trazo irregular de las letras con exagerada atención, frunciendo el ceño como si toda su concentración estuviese vertida en descifrar su significado. De vez en cuando miraba de reojo a Uri, preguntándose si el humano podría adivinar que no sabía leer. ¡No es que se avergonzase! ¡No! Pero no quería que el chico pensase menos de él sólo por ello. Además, Gwynn sabía leer, aunque sólo fuese los particulares símbolos de su tribu.
“Um, es-escribes muy bien,” dijo sintiendo el calor expandirse por su rostro, implorando a los dioses y espíritus del bosque que el moreno no le preguntase sobre el contenido.
Su expresión retornó a una de neutro escrutinio y dedicó un par de instantes a observar con atención al chico. Su lenguaje corporal no era agresivo ni tampoco realmente defensivo, y el pequeño licántropo frunció el ceño ligeramente. Había aprendido que era precisamente de quienes no muestran miedo frente a lo desconocido de quien debía cuidarse, pues eso solía significar que se sabían en control de la situación. Los ojos del chico, sin embargo, permanecieron centrados en él en todo momento. Si hubiese estado acompañado habría mirado inconscientemente en la dirección en que esperaría encontrar a sus aliados.
“Lo siento, no quería estropear tu libro. Sé que son muy valiosos,” dijo sinceramente bajando su guardia para acercarse un par de pasos hacia el moreno.
“Uri,” repitió asintiendo con la cabeza. Era un buen nombre. Fuerte y sincero, similar a un popular nombre en su tribu que significaba rey rojo. “Yo soy Gwynn, y puedes llamarme Gwynn.”
El licántropo bajó la mirada al suelo húmedo del bosque. ¡Dioses! Eso sí que había sonado estúpido.
“¿Qué… qué estás investigando?” preguntó rápidamente para tapar su error. Sus ojos azules buscaron los de oscura miel del humano y por un instante tuvo el presentimiento de que había algo diferente en ellos. El lobo en él se agitó curioso y el muchacho se preguntó si descubriría en su aroma algo diferente, tal como había sido el caso con Zöe. Por supuesto, olfatear a alguien era considerado un acto de hostil demencia en tierras humanas.
“¿Es sobre el bosque? Quizá pueda ayudarte. Conozco todas las cosas aquí mejor que nadie en Lunargenta,” afirmó sonriendo orgulloso. No era una exageración tampoco. Ningún humano había sentido el olor de las raíces de abedul, o el manto de musgo, hojas descompuestas y esporas con la misma intensidad que un lobo. Expresar esas vivencias en palabras sería un desafío, pero Gwynn confiaba en su capacidad de narrarlas.
Uri le ofreció el libro en sus manos y Gwynn lo recibió con los ojos abiertos como platos. El pequeño licántropo observó el trazo irregular de las letras con exagerada atención, frunciendo el ceño como si toda su concentración estuviese vertida en descifrar su significado. De vez en cuando miraba de reojo a Uri, preguntándose si el humano podría adivinar que no sabía leer. ¡No es que se avergonzase! ¡No! Pero no quería que el chico pensase menos de él sólo por ello. Además, Gwynn sabía leer, aunque sólo fuese los particulares símbolos de su tribu.
“Um, es-escribes muy bien,” dijo sintiendo el calor expandirse por su rostro, implorando a los dioses y espíritus del bosque que el moreno no le preguntase sobre el contenido.
Gwynn
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 105
Nivel de PJ : : 0
Re: Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
"Jejeje ¡Gracias! Hmmm mas o menos...."
El vampirito bajó su mirada un tanto avergonzado, por lo general se toma las halagos con una amplia sonrisa y orgullo pero curiosamente, ser halagado por alguien de su edad, le da mas bien una sensación de timidez. Esbozando una sonrisa suave, alegre y sin embargo algo nerviosa, el niño alzó su mirada para fijarla en el rostro del muchacho ¿Eras su imaginación o el chico estaba nervioso?
"R-resulta que, bueno..."
Uriel se queda un poco pensativo, decidiendo si comentarle o no sobre su investigación ¡Ese chico sabía sobre el bosque, al parecer y si en verdad acaba consiguiendo un nuevo amigo, le hablaría de todos modos sobre su gran pasión! Habiendo decidido, Uriel se gira a su bolsa de investigación y saca un pequeño instrumento rectangular echo de un sistema de cristales y planchitas de madera de una calidad bastante buena. Es un microscopio rústico. Con una sonrisita orgullosa, como si le enseñase su mejor logro, se lo tendió para que lo viese mejor.
"Jejeje Esto se llama microscopio ¡Es un tecnología procedente de los terrestres, sabes! Su función es ampliar objetos de tal forma que puedes ver cosas tan pequeñas que no pueden ser vistas a la vista simple....Jejeje ¡Déjame mostrártelo!"
El alegre vampirito se volvió una vez mas a su bolsa y sacó dos cosas. Lo primero que sacó fue una carpeta de cuero extremadamente viejo, sus páginas estaban amarillentas pero podía verse que la calidad era buena precisamente porque aún así resistía el duro trato de un niño pequeño como Uriel, era la libreta del maestro de su maestro, en donde estaban todo el conocimiento que esa vampiresa adquirió durante la guerra contra los terrestres y de donde Uriel tuvo su primera conexión con la ciencia. La segunda cosa que saca son un par de placas finas de cristal desde un pequeña bolsa de tela marrón.
" ¡Sabes! Si pones algo procedente de un ser vivo....Hmmmm ¡Sangre ya sirve! "
Mordiendo su dedo indice, Uriel deja caer un poco de su sangre en una de las placas de cristal, inmediatamente aplasta la gota de sangre con el otro cristal, encerrándola contra estas. Luego le dio a Gwynn se la tendió.
" Pon tu ojo sobre esta mirilla mientras miras esta sangre ¡Lo que veras es super fascinante y guay! "
Uriel espera pacientemente a que mire, su rostro esta lleno de ilusión y su sonrisa es la representación máxima de la excitación infantil. Se nota que Uriel adora cada pequeña cosa sobre la ciencia y que poder enseñárselo a alguien es algo que le hace extremadamente feliz.
El vampirito bajó su mirada un tanto avergonzado, por lo general se toma las halagos con una amplia sonrisa y orgullo pero curiosamente, ser halagado por alguien de su edad, le da mas bien una sensación de timidez. Esbozando una sonrisa suave, alegre y sin embargo algo nerviosa, el niño alzó su mirada para fijarla en el rostro del muchacho ¿Eras su imaginación o el chico estaba nervioso?
"R-resulta que, bueno..."
Uriel se queda un poco pensativo, decidiendo si comentarle o no sobre su investigación ¡Ese chico sabía sobre el bosque, al parecer y si en verdad acaba consiguiendo un nuevo amigo, le hablaría de todos modos sobre su gran pasión! Habiendo decidido, Uriel se gira a su bolsa de investigación y saca un pequeño instrumento rectangular echo de un sistema de cristales y planchitas de madera de una calidad bastante buena. Es un microscopio rústico. Con una sonrisita orgullosa, como si le enseñase su mejor logro, se lo tendió para que lo viese mejor.
"Jejeje Esto se llama microscopio ¡Es un tecnología procedente de los terrestres, sabes! Su función es ampliar objetos de tal forma que puedes ver cosas tan pequeñas que no pueden ser vistas a la vista simple....Jejeje ¡Déjame mostrártelo!"
El alegre vampirito se volvió una vez mas a su bolsa y sacó dos cosas. Lo primero que sacó fue una carpeta de cuero extremadamente viejo, sus páginas estaban amarillentas pero podía verse que la calidad era buena precisamente porque aún así resistía el duro trato de un niño pequeño como Uriel, era la libreta del maestro de su maestro, en donde estaban todo el conocimiento que esa vampiresa adquirió durante la guerra contra los terrestres y de donde Uriel tuvo su primera conexión con la ciencia. La segunda cosa que saca son un par de placas finas de cristal desde un pequeña bolsa de tela marrón.
" ¡Sabes! Si pones algo procedente de un ser vivo....Hmmmm ¡Sangre ya sirve! "
Mordiendo su dedo indice, Uriel deja caer un poco de su sangre en una de las placas de cristal, inmediatamente aplasta la gota de sangre con el otro cristal, encerrándola contra estas. Luego le dio a Gwynn se la tendió.
" Pon tu ojo sobre esta mirilla mientras miras esta sangre ¡Lo que veras es super fascinante y guay! "
Uriel espera pacientemente a que mire, su rostro esta lleno de ilusión y su sonrisa es la representación máxima de la excitación infantil. Se nota que Uriel adora cada pequeña cosa sobre la ciencia y que poder enseñárselo a alguien es algo que le hace extremadamente feliz.
Uri
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 326
Nivel de PJ : : 2
Re: Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
Gwynn dejó de lado el libro suspirando aliviado de no tener que examinarlo otro instante y observó con curiosidad al chico girarse para buscar algo en una enorme bolsa de cuero. La muchacho ladeó la cabeza intrigado. El hecho de que Uri le mostrase la espalda significaba que ya confiaba en él.
Eventualmente el humano produjo un pequeño juguete de apariencia frágil hecho de madera y gemas. Gwynn devolvió la sonrisa cómplice casi por reflejo, pero su rostro mutó en una máscara de transparente y reverencial asombro al oír qué era aquel objeto.
“¿Tecnología de los terrestres..?” preguntó acercándose para observar mejor el dispositivo. Los humanos del portal, pensó. Aquellos que en su afán de crear armas biológicas habían despertado el Regalo en el primer licántropo.
El chico sacó una gruesa carpeta de cuero y Gwynn sintió nuevamente una ligera punzada de envidia. ¿Habría en su interior secretos sobre los terrestres? ¿Cuentos sobre su mundo y sus hazañas? El muchacho apretó los labios prometiéndose que aprendería a leer algún día.
Lo siguiente provocó que el joven licántropo ahogase un grito. Uri mordió su propio dedo hasta producir una enorme gota de sangre que depositó con cuidado sobre un par de pequeñas gemas pulidas antes de ofrecerle el instrumento con sencillas instrucciones. Gwynn reprimió el instinto de lamer la herida y depositó con cuidado el objeto sobre una enorme piedra cubierta en liquen. El muchacho dedicó una mirada cuestionadora al humano, alentado por la sonrisa radiante que recibió de vuelta.
Gwynn acercó un ojo a la mirilla sintiendo su corazón retumbar en sus orejas. Tardó unos instantes en procesar lo que estaba mirando.
“Aww, no puedo ver tu sangre,” se quejó dirigiendo al chico una mirada desalentada. “Sólo veo...”
Sus palabras quedaron colgadas en el aire. Gwynn volvió a mirar a través de la mirilla conteniendo el aliento. Uri había dicho que se trataba de un objeto para ver cosas muy pequeñas, ¿no? El muchacho dejó escapar el aire de sus pulmones de manera audible.
“¡Se mueven!” exclamó casi en un grito de puro y genuino deleite. “Entonces nosotros también somos como el bosque, ¿no? El bosque es grande, pero tiene muchos árboles, y los árboles, tienen pájaros y animales. ¡Y nosotros tenemos cosas más pequeñitas adentro!"
Gwynn se giró para dedicarle al humano una sonrisa enorme, casi sin poder contener su entusiasmo. Una idea le hizo sentir un escalofrío.
“Espera, ¿es mi sangre igual a la tuya?”
El muchacho se acuclilló junto al artefacto y extrajo las gemas separándolas con cuidado. Sin pensarlo dos veces extendió su lengua y lamió la sangre sobre ellas antes de llevarse el pulgar a la boca inspirando profundamente por la nariz. Uri no se había quejado, él tampoco debía hacerlo. Cerrando los ojos mordió con fuerza dando un respingo al oír la piel abrirse. Su dedo sangró más de lo que había esperado y Gwynn depositó algunas gotas sobre el cristal intentando disimular la mueca de dolor.
“¡Es igual!” exclamó maravillado tras observar la muestra a través de la mirilla. “Tenemos la misma sangre,” comentó llevándose a la boca el pulgar que no dejaba de sangrar.
Eventualmente el humano produjo un pequeño juguete de apariencia frágil hecho de madera y gemas. Gwynn devolvió la sonrisa cómplice casi por reflejo, pero su rostro mutó en una máscara de transparente y reverencial asombro al oír qué era aquel objeto.
“¿Tecnología de los terrestres..?” preguntó acercándose para observar mejor el dispositivo. Los humanos del portal, pensó. Aquellos que en su afán de crear armas biológicas habían despertado el Regalo en el primer licántropo.
El chico sacó una gruesa carpeta de cuero y Gwynn sintió nuevamente una ligera punzada de envidia. ¿Habría en su interior secretos sobre los terrestres? ¿Cuentos sobre su mundo y sus hazañas? El muchacho apretó los labios prometiéndose que aprendería a leer algún día.
Lo siguiente provocó que el joven licántropo ahogase un grito. Uri mordió su propio dedo hasta producir una enorme gota de sangre que depositó con cuidado sobre un par de pequeñas gemas pulidas antes de ofrecerle el instrumento con sencillas instrucciones. Gwynn reprimió el instinto de lamer la herida y depositó con cuidado el objeto sobre una enorme piedra cubierta en liquen. El muchacho dedicó una mirada cuestionadora al humano, alentado por la sonrisa radiante que recibió de vuelta.
Gwynn acercó un ojo a la mirilla sintiendo su corazón retumbar en sus orejas. Tardó unos instantes en procesar lo que estaba mirando.
“Aww, no puedo ver tu sangre,” se quejó dirigiendo al chico una mirada desalentada. “Sólo veo...”
Sus palabras quedaron colgadas en el aire. Gwynn volvió a mirar a través de la mirilla conteniendo el aliento. Uri había dicho que se trataba de un objeto para ver cosas muy pequeñas, ¿no? El muchacho dejó escapar el aire de sus pulmones de manera audible.
“¡Se mueven!” exclamó casi en un grito de puro y genuino deleite. “Entonces nosotros también somos como el bosque, ¿no? El bosque es grande, pero tiene muchos árboles, y los árboles, tienen pájaros y animales. ¡Y nosotros tenemos cosas más pequeñitas adentro!"
Gwynn se giró para dedicarle al humano una sonrisa enorme, casi sin poder contener su entusiasmo. Una idea le hizo sentir un escalofrío.
“Espera, ¿es mi sangre igual a la tuya?”
El muchacho se acuclilló junto al artefacto y extrajo las gemas separándolas con cuidado. Sin pensarlo dos veces extendió su lengua y lamió la sangre sobre ellas antes de llevarse el pulgar a la boca inspirando profundamente por la nariz. Uri no se había quejado, él tampoco debía hacerlo. Cerrando los ojos mordió con fuerza dando un respingo al oír la piel abrirse. Su dedo sangró más de lo que había esperado y Gwynn depositó algunas gotas sobre el cristal intentando disimular la mueca de dolor.
“¡Es igual!” exclamó maravillado tras observar la muestra a través de la mirilla. “Tenemos la misma sangre,” comentó llevándose a la boca el pulgar que no dejaba de sangrar.
Gwynn
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 105
Nivel de PJ : : 0
Re: Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
Uriel sonrió feliz al notar que Gwynn también encontraba la ciencia fascinante ¡Por fin alguien que comprende que es tan divertido en la ciencia! Su maestro siempre odio todo lo que tenía que ver con esta y sentía algo de pena sobre molestar a Chimar para obligarle hablar sobre ciencia con él ¡Eso no es lo que hacen los niños y hermanos menores buenos! saber que había otra persona con la que hablar del tema le hizo extremadamente feliz
“W-waaah ¡E-espera! ¡No te muerdas tan fuerte! Wawawaaaaah ¿E-estas bien?”
En cuanto vio a su potencia amigo sangrando por el pedazo mordisco que se infligió Uriel de inmediato intentó para el sangrado con su propia ropa ¡No podía permitir que un potencial amigo estuviese herido! ¡¿Quien sería su amigo de ciencia sino?! ¡Ademas, no puede permitirse sacar su instinto de vampiro y dañarle sin querer! Un niño dispuesto a seguirle el juego era raro, pero que encima le gustase la ciencia ¡Ya es una rareza única! No puede permitirse perderle aquí.
Tras presionar la herida del dedo con su ropa, dejó de sangrar al poco tiempo. Uriel suspiró, un vampiro podía evadir su instinto de devorar sangre y se concentraban y ponían fuerza de voluntad, pero era realmente extenuante. el niño tuvo que contenerse mucho para no atacar a Gwynn, pero lo logró y llevó a cabo su cometido ¡Y aún así ese humano tiene el descaro de ignorarlo y seguir a lo suyo! ¡Que grosero!
Aún así Uriel, por el bien de un futuro amigo, estaba dispuesto a ser indulgente y perdonarlo ¡Pero solo porque elogió la ciencia! ¡Como un noble vampiro no perdonará a nadie que sea mal educado con él!
“¿Igual? ¡Eso es imposible porqu...! ¡¿Huu?! ”
Uriel le arrebató el microscopio a Gwynn y miró por su cuenta si en verdad ambas sangres eran iguales. sintió que el mundo se detuvo en cuanto lo vio;
Mirando a través de la mirilla se podían ver innumerables formas rojizas que se movían aparatosamente, como si de pequeñas personas se tratasen, si fijabas correctamente la vista se podían ver otras formas más transparentes y grandes, eran glóbulos blancos que al no ser teñidos por algún tinte se veían peor aún que los notorios glóbulos rojos. Exactamente igual al o que vé cuando observa ese fascinante mundo célula con su propia sangre.
Dejando caer el microscopio, Uriel se quedó parado en el lugar con los ojos perdidos en la nada. Su rostro era uno shockeado pero del tipo inexpresivo, como si algo dentro de él se hubiera detenido y el alegre niño se hubiese convertido en una estatua inexpresiva.
¿Q-que diablos….? P-pero el maestro….d-dijo que…...N-no….¡Imposible! ¡El maestro lo dijo! ¡Dijo que los vampiros somos diferentes! ¡Somos superiores! ¿M-me mintió….? ¡NO! Ma-maestro j-jamás…..¡El prometió jamás mentirme! Y-yo…..
Como si de una muñeca se tratara, Uriel se giró y miró a Gwynn, con una sonrisita que denotaba frialdad y a la vez tristeza, como si con ella intentase aferrarse a un deseo y creencias que comenzaban a resquebrajarse, le dijo:
“Dime Gwynn….¿Eres un vampiro?......No…...creo…...jejejeje….Lo siento ¡Tengo que irme! ¡Ojala pueda hablar una vez mas contigo y mostrarte más sobre la ci-cien…!....Ku-kuuuh…..¡..! ”
el pequeño niño le sonrió con una lastimosa sonrisa mientras hablaba, sabía que no lo era, si lo hubiese sido lo hubiera notado por el olor y por lo general, al menos Uriel, sentía nauseas cuando olía la sangre de otro vampiro y sin embargo abrió el apetito de Uriel ¡No solo eso! Como vampiro, Uriel era capaz de saber la raza por el olor y sabor de la sangre, su maestro le enseñó a diferenciarlas. Sabía que ese pequeño “humano”.....
…..
Lo sabía, pero aún así fue feliz cuando supo que a Gwynn también le agradaba la ciencia. Incluso así Uriel….
El niño bajo su cabeza y su sonrisa comenzó a desaparecer lentamente ¿Porque tuvo que decirlo? Si tan solo jamás hubiera abierto su boca y le hubiera enseñado al niño el microscopio ¡No tendría que cuestionarse nada sobre su maestro!
Temblando y conteniendo un llanto, el pequeño vampiro salió corriendo hacía el bosque sin esperar a que el otro niño siquiera respondiera a sus palabras. quería huir, quedarse solo le haría cuestionarse la inevitable pregunta que acechaba su mente.
“¡Es imposible! El maestro jamás me mentiría ¡Él me lo dijo! ¡Es por eso que yo…!”
Aquellas palabras que le salvaron ¿Fueron mentira? El las recuerda, incluso tantos años después las recuerda a la perfección.
Aquel momento en el que renunció a su humanidad.
Uriel….
Liliana.....
…………….
…………
………
……
....
..
Habían pasado cerca de 3 meses desde que el pequeño huma….ex humano, Amaru, despertara en una suave cama en una mansión perdida en unas montañas lejanas. No recordaba demasiado bien lo que sucedió pero el niño sabía una cosa, un vampiro atacó la aldea y todos murieron, todos menos él.
El niño, quien siquiera lloró o asustó cuando supo de su situación, se preguntó porque no estaba muerto ¿Porque no fue devorado justo como sus padres, hermanos y vecinos? En ese momento no lo sabía, pero el vampiro más tarde le otorgaría su apellido al pequeño humano, pero en aquellos momentos no podía entender qué sucedía. Habían pasado tres meses y aún así el hombre vampiro ni una sola vez intentó alimentarse de Amaru o intentó dañarle, de hecho su trato hacía el fue bastante paciente y amable.
¿Que planeaba ese vampiro?
Uriel no se atrevía a siquiera hablar, pues temía que ese amable trato desapareciese si intentaba el crimen de hablarle a alguien que sí poseía una existencia propia.
”Ellos” siempre se enojan cuando intento hablar…..No quiero que ese vampiro se enoje….
los padres de Amaru jamás fueron violentos con él, no porque no quisieran, sino porque rechazaban tanto la existencia de Amaru que ni se molestaban en golpearlo, una mirada de desprecio era todo lo que obtenía si hacía algo que ellos consideraban “intolerable”, como hablar o hacer notar su presencia en la casa.
Amaru estaba bien con ser intimidado, despreciado, utilizado o incluso asesinado. Lo único que no quería era que ese hombre, quien probablemente lo matara una vez se aburra, deje de ser amable con él ya que era la primera vez que alguien le habló y fue amable. Simplemente no quería que esa minúscula amabilidad desapareciera.
Es por eso que aguantó durante 3 meses todas sus preguntas, pero la acumulacion de dudas y miedos del niño se acumularon hasta finalmente hacerle romper el tabú de hablar frente a alguien.
Una noche de Otoño el se lo preguntó:
“¿Porque eres tan amable conmigo?”
El niño estaba sentado en una silla de terciopelo al fondo de la sala, el hombre adulto, quien estaba sentado en un sofá caro de cuero leyendo un libro, levantó su vista y la clavó en el pequeño niño que miraba el suelo de forma tímida y temerosa. Él le sonrió con su arrogancia innata y le contestó:
“Eres mi hijo ¿Porque no habría de consentirte?”
Amaru sin alzar aún su vista, tembló ante las palabras del vampiro.
“P-Pero....Tu…..no te enfadas cuando estoy en la sala….o cuando hago ruido….o cuando te miro….”
“Bueno ¡Dah! ¡No soy como esos humanos inferiores que tienes por padres, sabes! Puedes hacer todo el ruido que quiera, quedarte todo el tiempo que quieras, mirarme todo lo que quieras ¡Está bien incluso si me hablases más! ¡No! De hecho prefiero que lo hagas mucho más, ver cómo estas ahí y a la vez no da mucho escalofríos ¿sabes? Casi pareces un fantasma más que un niño…”
“L-lo s-siento….”
“¡Ya estamos de nuevo! Escucha, estoy bien con lo que hagas siempre y cuando no sea peligroso para ti mismo. No voy a regañarte como esos hijos de puta que te encerraron en ese lugar, tampoco ignoraré tu existencia o te recriminaré por algo que ni siquiera es tu elección o culpa…”
Amaru se encogió sobre sí mismo, es su reacción instintiva ante la confusión y el miedo, de hecho él aún no lo sabe pero es una manía que a sus 89 años seguirá teniendo. El niño recién convertido escuchó cada palabra pero no creyó ni una sola ¡Algo tan genial no le estaba permitido! Sus padres le dejaron eso bien claro; Un niño indeseado como él jamás merecerá el privilegio de poseer una existencia e identidad propia. “Amaru” lo sabía, y por eso no podía creerle, debía estar mintiendo.
El niño sintió una gran y cálida mano sobre sus cabellos aún un poco pajosos y sin brillo, pues sus antecedentes de desnutrición y abandono aún no se había desvanecido del todo, a lo que el niño respondió con miedo y un poco de calidez, ser tocado era aterrorizador y cálido a la vez. Con inseguridad y curiosidad, el niño alzó su mirada y se sorprendió al notar que el hombre estaba justo frente de él, las caricias procedían del vampiro, obviamente.
Amaru hizo un amago de querer alejarse, pero se detuvo en el camino ¿Se enfadaría si lo hiciese? El adulto lo notó y con una sonrisa ladeada de resignación lo dejó pasar. Rl vampiro acarició sus cabellos y con una suave voz, diferente a su potente y arrogante usual, le dijo;
“Ahora ya no hace falta que les temas o obedezcas más ¿sabes? ya no eres humano, eres como yo, un vampiro ¡No hay una sola raza en este mundo que sea más poderosa, superior y magnífica que la vampira!”
Amaru miró con sorpresa al vampiro.
“E-Eso es imposible…..No es posible que algo así sea verdad….E incluso si lo es ¿Porque de entre todo sería yo un vampiro? ¡Estas mintiendome!”
El hombre le devolvió un sonrisa divertida, como si lo que dijese Amaru le resultara divertido, dejó de acariciar sus cabellos y deslizó su mano hasta su cuello, en donde se detuvo para acariciar las marcas de dientes que ya habían cicatrizado y dejado únicamente unas finas marquitas grises.
“No te estoy mintiendo. Estas marcas son la prueba de que te mordí y convertí en un vampiro ¡Ahora eres uno de los míos! El que enfermaras por intentar comerte esos caramelos y te doliera cuando sin querer te expusiste al Sol también es la prueba. Eres un vampiro, hijo, lo eres desde hace 3 meses.”
Ciertamente, Amaru había estado alimentándose de sangre exclusivamente desde hace 3 meses, y tampoco había vuelto a ver el Sol desde entonces. el niño bajó un poco su mirada, él pensó que era una forma de jugar con sus presa que le vampiro tenía.
“Es hora de que lo admitas, pequeño ¡Ahora eres un vampiro! Pero eso es lo mejor que pudo haberte pasado ¿sabes? ”
“¿Lo mejor?”
“¡Como ya he dicho! Si eres un vampiro ahora, ya no hace falta que prestes atención a lo que ellos te hicieron.”
“….”
“Liliana, alguien como tu jamás a conocido que es ser un humanos, tampoco los humanos te admitieron como uno de los suyos ¡Pero eso está bien! ¡Eres diferente a ellos! ¡No lo necesitas! Incluso si los humanos te niegan existir, ya eres un vampiro, no pueden alcanzarte más; Porque ahora eres un vampiro ¡Ahora eres de los nuestros! ¡Ahora eres mi hijo y aprendiz! Ya no eres “Amaru” sino “Liliana Nova”
“¿No….me estas mintiendo?”
“No, y jamás lo haré ¡Lo prometo por mi honor de vampiro!”
Esa fue la primera vez que Liliana lo notó….Ser aceptado por los suyos.
Esa fue también la primera vez que Liliana lloro y grito como jamás lo pudo hacer en su corta existencia de humano. Como si reafirma su propia existencia, el pequeño vampiro abrazó a su padre y no le dejó marchar hasta que la noche acabase.
Incluso si era solo una mentira conveniente para Liliana, estaba bien.
Alguien le dijo estaba bien si gritaba, si hablaba, si estaba con él, si le miraba, si le tocaba….Si existía.
Es por eso que estaba bien.
“Esta bien que yo exista...”
………..
………
…….
….
..
.
Fue la caída por la raíz de un árbol lo que sacó a Uriel de sus pensamientos. El golpe no fue demasiado fuerte y ni siquiera dejaría moretones,pero el pequeño niño estaba lleno de arañazos y heridas menores porque durante su huida fue rasgando contra arbustos, árboles y rocas.
En cuanto cayó sintió el golpe seco de que algo caía junto a él, al mirarlo notó que era la libreta de apuntes del maestro de su maestro. Levantándose como pudo, pues sentía cada fibra de su cuerpo débil y desganado, se sentó sobre sus piernas y abrazó desesperadamente la libreta.
Su maestro no le engañó. Porque si así fuera….¿Que le quedaría? Como si esa libreta fuera su maestro, al igual que aquella noche de Otoño, la abrazó como si buscase justificar su existencia.
“¿Puedo existir…..verdad?”
“W-waaah ¡E-espera! ¡No te muerdas tan fuerte! Wawawaaaaah ¿E-estas bien?”
En cuanto vio a su potencia amigo sangrando por el pedazo mordisco que se infligió Uriel de inmediato intentó para el sangrado con su propia ropa ¡No podía permitir que un potencial amigo estuviese herido! ¡¿Quien sería su amigo de ciencia sino?! ¡Ademas, no puede permitirse sacar su instinto de vampiro y dañarle sin querer! Un niño dispuesto a seguirle el juego era raro, pero que encima le gustase la ciencia ¡Ya es una rareza única! No puede permitirse perderle aquí.
Tras presionar la herida del dedo con su ropa, dejó de sangrar al poco tiempo. Uriel suspiró, un vampiro podía evadir su instinto de devorar sangre y se concentraban y ponían fuerza de voluntad, pero era realmente extenuante. el niño tuvo que contenerse mucho para no atacar a Gwynn, pero lo logró y llevó a cabo su cometido ¡Y aún así ese humano tiene el descaro de ignorarlo y seguir a lo suyo! ¡Que grosero!
Aún así Uriel, por el bien de un futuro amigo, estaba dispuesto a ser indulgente y perdonarlo ¡Pero solo porque elogió la ciencia! ¡Como un noble vampiro no perdonará a nadie que sea mal educado con él!
“¿Igual? ¡Eso es imposible porqu...! ¡¿Huu?! ”
Uriel le arrebató el microscopio a Gwynn y miró por su cuenta si en verdad ambas sangres eran iguales. sintió que el mundo se detuvo en cuanto lo vio;
Mirando a través de la mirilla se podían ver innumerables formas rojizas que se movían aparatosamente, como si de pequeñas personas se tratasen, si fijabas correctamente la vista se podían ver otras formas más transparentes y grandes, eran glóbulos blancos que al no ser teñidos por algún tinte se veían peor aún que los notorios glóbulos rojos. Exactamente igual al o que vé cuando observa ese fascinante mundo célula con su propia sangre.
Dejando caer el microscopio, Uriel se quedó parado en el lugar con los ojos perdidos en la nada. Su rostro era uno shockeado pero del tipo inexpresivo, como si algo dentro de él se hubiera detenido y el alegre niño se hubiese convertido en una estatua inexpresiva.
¿Q-que diablos….? P-pero el maestro….d-dijo que…...N-no….¡Imposible! ¡El maestro lo dijo! ¡Dijo que los vampiros somos diferentes! ¡Somos superiores! ¿M-me mintió….? ¡NO! Ma-maestro j-jamás…..¡El prometió jamás mentirme! Y-yo…..
Como si de una muñeca se tratara, Uriel se giró y miró a Gwynn, con una sonrisita que denotaba frialdad y a la vez tristeza, como si con ella intentase aferrarse a un deseo y creencias que comenzaban a resquebrajarse, le dijo:
“Dime Gwynn….¿Eres un vampiro?......No…...creo…...jejejeje….Lo siento ¡Tengo que irme! ¡Ojala pueda hablar una vez mas contigo y mostrarte más sobre la ci-cien…!....Ku-kuuuh…..¡..! ”
el pequeño niño le sonrió con una lastimosa sonrisa mientras hablaba, sabía que no lo era, si lo hubiese sido lo hubiera notado por el olor y por lo general, al menos Uriel, sentía nauseas cuando olía la sangre de otro vampiro y sin embargo abrió el apetito de Uriel ¡No solo eso! Como vampiro, Uriel era capaz de saber la raza por el olor y sabor de la sangre, su maestro le enseñó a diferenciarlas. Sabía que ese pequeño “humano”.....
…..
Lo sabía, pero aún así fue feliz cuando supo que a Gwynn también le agradaba la ciencia. Incluso así Uriel….
El niño bajo su cabeza y su sonrisa comenzó a desaparecer lentamente ¿Porque tuvo que decirlo? Si tan solo jamás hubiera abierto su boca y le hubiera enseñado al niño el microscopio ¡No tendría que cuestionarse nada sobre su maestro!
Temblando y conteniendo un llanto, el pequeño vampiro salió corriendo hacía el bosque sin esperar a que el otro niño siquiera respondiera a sus palabras. quería huir, quedarse solo le haría cuestionarse la inevitable pregunta que acechaba su mente.
“¡Es imposible! El maestro jamás me mentiría ¡Él me lo dijo! ¡Es por eso que yo…!”
Aquellas palabras que le salvaron ¿Fueron mentira? El las recuerda, incluso tantos años después las recuerda a la perfección.
Aquel momento en el que renunció a su humanidad.
Uriel….
Liliana.....
…………….
…………
………
……
....
..
Habían pasado cerca de 3 meses desde que el pequeño huma….ex humano, Amaru, despertara en una suave cama en una mansión perdida en unas montañas lejanas. No recordaba demasiado bien lo que sucedió pero el niño sabía una cosa, un vampiro atacó la aldea y todos murieron, todos menos él.
El niño, quien siquiera lloró o asustó cuando supo de su situación, se preguntó porque no estaba muerto ¿Porque no fue devorado justo como sus padres, hermanos y vecinos? En ese momento no lo sabía, pero el vampiro más tarde le otorgaría su apellido al pequeño humano, pero en aquellos momentos no podía entender qué sucedía. Habían pasado tres meses y aún así el hombre vampiro ni una sola vez intentó alimentarse de Amaru o intentó dañarle, de hecho su trato hacía el fue bastante paciente y amable.
¿Que planeaba ese vampiro?
Uriel no se atrevía a siquiera hablar, pues temía que ese amable trato desapareciese si intentaba el crimen de hablarle a alguien que sí poseía una existencia propia.
”Ellos” siempre se enojan cuando intento hablar…..No quiero que ese vampiro se enoje….
los padres de Amaru jamás fueron violentos con él, no porque no quisieran, sino porque rechazaban tanto la existencia de Amaru que ni se molestaban en golpearlo, una mirada de desprecio era todo lo que obtenía si hacía algo que ellos consideraban “intolerable”, como hablar o hacer notar su presencia en la casa.
Amaru estaba bien con ser intimidado, despreciado, utilizado o incluso asesinado. Lo único que no quería era que ese hombre, quien probablemente lo matara una vez se aburra, deje de ser amable con él ya que era la primera vez que alguien le habló y fue amable. Simplemente no quería que esa minúscula amabilidad desapareciera.
Es por eso que aguantó durante 3 meses todas sus preguntas, pero la acumulacion de dudas y miedos del niño se acumularon hasta finalmente hacerle romper el tabú de hablar frente a alguien.
Una noche de Otoño el se lo preguntó:
“¿Porque eres tan amable conmigo?”
El niño estaba sentado en una silla de terciopelo al fondo de la sala, el hombre adulto, quien estaba sentado en un sofá caro de cuero leyendo un libro, levantó su vista y la clavó en el pequeño niño que miraba el suelo de forma tímida y temerosa. Él le sonrió con su arrogancia innata y le contestó:
“Eres mi hijo ¿Porque no habría de consentirte?”
Amaru sin alzar aún su vista, tembló ante las palabras del vampiro.
“P-Pero....Tu…..no te enfadas cuando estoy en la sala….o cuando hago ruido….o cuando te miro….”
“Bueno ¡Dah! ¡No soy como esos humanos inferiores que tienes por padres, sabes! Puedes hacer todo el ruido que quiera, quedarte todo el tiempo que quieras, mirarme todo lo que quieras ¡Está bien incluso si me hablases más! ¡No! De hecho prefiero que lo hagas mucho más, ver cómo estas ahí y a la vez no da mucho escalofríos ¿sabes? Casi pareces un fantasma más que un niño…”
“L-lo s-siento….”
“¡Ya estamos de nuevo! Escucha, estoy bien con lo que hagas siempre y cuando no sea peligroso para ti mismo. No voy a regañarte como esos hijos de puta que te encerraron en ese lugar, tampoco ignoraré tu existencia o te recriminaré por algo que ni siquiera es tu elección o culpa…”
Amaru se encogió sobre sí mismo, es su reacción instintiva ante la confusión y el miedo, de hecho él aún no lo sabe pero es una manía que a sus 89 años seguirá teniendo. El niño recién convertido escuchó cada palabra pero no creyó ni una sola ¡Algo tan genial no le estaba permitido! Sus padres le dejaron eso bien claro; Un niño indeseado como él jamás merecerá el privilegio de poseer una existencia e identidad propia. “Amaru” lo sabía, y por eso no podía creerle, debía estar mintiendo.
El niño sintió una gran y cálida mano sobre sus cabellos aún un poco pajosos y sin brillo, pues sus antecedentes de desnutrición y abandono aún no se había desvanecido del todo, a lo que el niño respondió con miedo y un poco de calidez, ser tocado era aterrorizador y cálido a la vez. Con inseguridad y curiosidad, el niño alzó su mirada y se sorprendió al notar que el hombre estaba justo frente de él, las caricias procedían del vampiro, obviamente.
Amaru hizo un amago de querer alejarse, pero se detuvo en el camino ¿Se enfadaría si lo hiciese? El adulto lo notó y con una sonrisa ladeada de resignación lo dejó pasar. Rl vampiro acarició sus cabellos y con una suave voz, diferente a su potente y arrogante usual, le dijo;
“Ahora ya no hace falta que les temas o obedezcas más ¿sabes? ya no eres humano, eres como yo, un vampiro ¡No hay una sola raza en este mundo que sea más poderosa, superior y magnífica que la vampira!”
Amaru miró con sorpresa al vampiro.
“E-Eso es imposible…..No es posible que algo así sea verdad….E incluso si lo es ¿Porque de entre todo sería yo un vampiro? ¡Estas mintiendome!”
El hombre le devolvió un sonrisa divertida, como si lo que dijese Amaru le resultara divertido, dejó de acariciar sus cabellos y deslizó su mano hasta su cuello, en donde se detuvo para acariciar las marcas de dientes que ya habían cicatrizado y dejado únicamente unas finas marquitas grises.
“No te estoy mintiendo. Estas marcas son la prueba de que te mordí y convertí en un vampiro ¡Ahora eres uno de los míos! El que enfermaras por intentar comerte esos caramelos y te doliera cuando sin querer te expusiste al Sol también es la prueba. Eres un vampiro, hijo, lo eres desde hace 3 meses.”
Ciertamente, Amaru había estado alimentándose de sangre exclusivamente desde hace 3 meses, y tampoco había vuelto a ver el Sol desde entonces. el niño bajó un poco su mirada, él pensó que era una forma de jugar con sus presa que le vampiro tenía.
“Es hora de que lo admitas, pequeño ¡Ahora eres un vampiro! Pero eso es lo mejor que pudo haberte pasado ¿sabes? ”
“¿Lo mejor?”
“¡Como ya he dicho! Si eres un vampiro ahora, ya no hace falta que prestes atención a lo que ellos te hicieron.”
“….”
“Liliana, alguien como tu jamás a conocido que es ser un humanos, tampoco los humanos te admitieron como uno de los suyos ¡Pero eso está bien! ¡Eres diferente a ellos! ¡No lo necesitas! Incluso si los humanos te niegan existir, ya eres un vampiro, no pueden alcanzarte más; Porque ahora eres un vampiro ¡Ahora eres de los nuestros! ¡Ahora eres mi hijo y aprendiz! Ya no eres “Amaru” sino “Liliana Nova”
“¿No….me estas mintiendo?”
“No, y jamás lo haré ¡Lo prometo por mi honor de vampiro!”
Esa fue la primera vez que Liliana lo notó….Ser aceptado por los suyos.
Esa fue también la primera vez que Liliana lloro y grito como jamás lo pudo hacer en su corta existencia de humano. Como si reafirma su propia existencia, el pequeño vampiro abrazó a su padre y no le dejó marchar hasta que la noche acabase.
Incluso si era solo una mentira conveniente para Liliana, estaba bien.
Alguien le dijo estaba bien si gritaba, si hablaba, si estaba con él, si le miraba, si le tocaba….Si existía.
Es por eso que estaba bien.
“Esta bien que yo exista...”
………..
………
…….
….
..
.
Fue la caída por la raíz de un árbol lo que sacó a Uriel de sus pensamientos. El golpe no fue demasiado fuerte y ni siquiera dejaría moretones,pero el pequeño niño estaba lleno de arañazos y heridas menores porque durante su huida fue rasgando contra arbustos, árboles y rocas.
En cuanto cayó sintió el golpe seco de que algo caía junto a él, al mirarlo notó que era la libreta de apuntes del maestro de su maestro. Levantándose como pudo, pues sentía cada fibra de su cuerpo débil y desganado, se sentó sobre sus piernas y abrazó desesperadamente la libreta.
Su maestro no le engañó. Porque si así fuera….¿Que le quedaría? Como si esa libreta fuera su maestro, al igual que aquella noche de Otoño, la abrazó como si buscase justificar su existencia.
“¿Puedo existir…..verdad?”
Uri
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 326
Nivel de PJ : : 2
Re: Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
Gwynn dejó que el humano presionase su ropa contra la herida agradeciendo el acto sin palabras. Criado en una manada de licántropos estaba acostumbrado a la falta de espacio personal y al contacto físico, pero sólo por parte de quienes consideraba cercanos. Gwynn había ya, sin notarlo, bajado completamente su guardia, demasiado excitado por el descubrimiento de los pequeños círculos flotantes en su sangre.
El muchacho se giró sonriente a tiempo para ver a Uri dejar caer el artefacto de sus manos. Ahogando un grito intentó en vano atraparlo antes de que se estrellara contra el suelo frío del bosque con un fuerte crujido.
“¡Uri! Lo has dejado caer,” exclamó acuclillado para recoger las gemas que habían sobrevivido el impacto. Sólo obtuvo silencio como respuesta y Gwynn se irguió dejando de lado las piezas del extraño juguete. Algo no estaba bien.
“¿Uri?” preguntó estirando una mano hacia el humano sin llegar a tocarle. El niño, momentos atrás sonriente y efusivo, era ahora una estatua congelada bajo la luz de la Luna. Sólo el movimiento rápido de sus pupilas rompía la ilusión.
“¿Uri?” intentó el pequeño licántropo una vez más. “Es sólo un juguete, no te preocupes. Seguro podremos repararlo...”
El humano se giró lentamente para dedicarle una sonrisa vacía que no llegaba a sus ojos de miel, una de aquellas máscaras que la gente usaba para ocultar ls turbulencia en su interior. Gwynn tragó con dificultad dispuesto a decir algo, pero las palabras de Uri le detuvieron en su sitio. El muchacho dejó escapar el aire de sus pulmones, sus ojos azules imposiblemente abiertos. ¿Vampiro? ¿Qué clase de pregunta era esa? Y sin embargo la pesada sensación de vértigo en su estómago era imposible de ignorar. Tenía perfecto sentido. Había probado su sangre, había sentido su sabor contra su propia lengua. No era la sangre de un licántropo, ni la de un humano. Había sabido en aquel preciso instante que Uri era diferente, pero jamás habría imaginado…
Gwynn abrió su boca pero ningún sonido escapó de sus labios. Sentía que debía decir algo, pero su mente era una vorágine innavegable. Sólo pudo observar, paralizado, a Uri girarse sobre sus talones y echar a correr entre los árboles. Sólo entonces pudo volver a respirar, su diafragma bombeando aire desesperadamente para mantener el latir desenfrenado en su pecho. La adrenalina se extendió por sus venas como una corriente eléctrica y antes de que pudiese entender qué hacia sus piernas corrían ya a toda velocidad tras el humano. No. Tras el vampiro.
Su cuerpo parecía moverse por voluntad propia o instinto. Su mente frenética, por otro lado, recordó con extrema nitidez una noche en la Arboleda Central hacía poco menos de un año. Él, junto a otros cachorros de su clan se habían congregado alrededor de una fogata para oír las historias que su tío Ruairidh había traído de sus viajes.
“¿Encontraste alguna criatura peligrosa?” había preguntado Gwynn entre los lametones que uno de sus hermanos, sentado entre sus brazos en forma lupina, le dedicaba afectuosamente.
“¡Alguna criatura peligrosa!” bramó el adulto haciendo su portentosa barba roja vibrar como si fuese una extensió de las llamaradas de la fogata frente a él. “La peor de todas ellas,” continuó alzando sus manos para capturar la atención de los pequeños, “¡un vampiro!”
Un coro de gritos ahogados recorrió el círculo de niños, los más pequeños buscando refugio en los brazos de sus hermanos. El pelirrojo sonrió satisfecho antes de continuar con su famosa y teatral elocuencia.
“Así es, una criatura horrible. Todos habéis oído las historias de la guerra, sobre cómo los vampiros lucharon contra nosotros hasta casi destruirnos. En esta ocasión pude comprobar que las historias son reales, ¡todas ellas! Aquellas abominaciones controlan magia oscura, poderes que ningún ser vivo debería tener. Su fuerza es inhumana, y pueden flotar en el aire, usando las corrientes para moverse como un relápmago y, ¡ZAS!” Los niños contuvieron el aliento. “Morder tu cuello hasta dejarte seco. Pero lo peor de todo es que son criaturas que escupen veneneno con cada suspiro, cada palabra. Parásitos, demonios cobardes. Si se lo permites pueden hipnotizarte y obligarte a hacerle daño a las personas que más quieres.”
Los cachorros intercambiaron miradas temerosas y Gwynn sintió a su hermano revolverse inquieto en sus brazos.
“¡Pues yo no tengo miedo!” dijo el muchacho para hacer sentir mejor a sus hermanos, aunque su propia voz sonó temblorosa e insegura. “Si veo uno le enseñaré qué es lo que...”
“¡NO!” bramó Ruairidh irguiéndose repentinamente, adoptando la figura dominante tan típica en los Alphas. Gwynn se encogió instintivamente en su sitio. Jamás había visto una expresión semejante en el rostro de su tío. Algo que podría describir como genuino temor.
“Escúchame, Gwynn,” dijo con una voz suave que disparó todas las alarmas en el pequeño. “Nuestra fuerza reside en la manada. Si algún día te encuentras sólo con un vampiro, sin importar las circunstancias… corre. No intentes luchar, no intentes intimidarle, y sobre todo, jamás escuches ni creas una palabra de lo que dice. Sólo corre. ¡Eso va también para todos vosotros!”
El recuerdo se desvaneció tan súbitamente como había surgido y Gwynn detuvo su carrera para recobrar el aliento. La advertencia resonaba en su mente una y otra vez pero por alguna razón le resultaba absurda. Uri era un vampiro. No podía negarlo. Y sin embargo, ¿cómo era eso posible? Uri parecía idéntico a cualquier otro niño de su edad. Siempre había imaginado a los vampiros como monstruos horribles, retorcidos, depredadores sedientos de sufrimiento ajeno.
Los ojos de miel y la sonrisa de Uri aparecieron un instante en su mente y el muchacho sacudió su cabeza frunciendo el ceño. Su corazón galopaba en su pecho. ¿Qué sucedía si su tío estaba equivocado, si todas esas historias habían hablado de los vampiros equivocados?
¡Ojala pueda hablar una vez mas contigo y mostrarte más sobre la ci-cien…!
El licántropo reanudó su carrera esta vez con sus sentidos enfocados en la tarea. No le fue difícil dar con el rastro aún en su piel humana; Uri no había tenido cuidado alguno en cubrir sus huellas y la Luna fulguraba con fuerza aún en el cielo iluminando el bosque con tonos grisáceos.
Finalmente le encontró sentado sobre sus piernas junto a las raíces de una enorme pícea. Gwynn se acercó lentamente, su respiración laboriosa y su corazón galopando en su pecho, aunque sólo parcialmente a causa del cansancio.
“Uri,” dijo una vez frente al chico. Sus ojos exploraron cada pulgada de su cuerpo como si le viese por primera vez. Su piel pálida, su cabello marrón, sus ojos ámbar, sus manos algo magulladas tras la carrera en la penumbra. Entre más le miraba más extraño era asociarle a las historia que había oído, a las advertencias de los adultos o los cuentos de los mercaderes. Uri sostenía en sus brazos una libreta de cuero desesperadamente, como si aquel objeto fuese el único ancla con la realidad, casi como si pudieses hundirse en la oscuridad del bosque si osase a soltarlo.
“¿Puedo existir…..verdad?”
Gwynn sintió un escalofrío frente a esas palabras. No estaban dedicadas a él, sino a lo que sea que esa libreta representara, pero el pequeño licántropo sintió que debía responder igualmente. El pequeño apretó los puños frustrado. Nada en su corta vida le había preparado para ese encuentro, al menos no más allá de las advertencias de sus mayores, y ahora se encontraba incapaz de encontrar las palabras que necesitaba para expresar lo que quería decir. Ni siquiera era capaz de explicarse a sí mismo qué era eso.
Sus rodillas cedieron finalmente y con un movimiento inconsciente, automático, rodeó al vampiro firmemente con sus brazos apoyando su mentón sobre su hombro. No registró lo que hacía hasta que sintió el calor de Uri contra su cuerpo. Había buscado los brazos y la calidez de otros lobos de su manada incontables veces, tanto para recibir consuelo como para darlo, pero su corazón dio un vuelco al notar que en esta ocasión no se sentía diferente ni extraño.
“Claro que existes, Uri,” dijo finalmente. Con cuidado se separó algunas pulgadas para buscar sus ojos y dedicarle una sonrisa tímida. “Estás aquí conmigo, ¿no?”
Su boca se sentía seca y su corazón se negaba a disminuir la velocidad de su latir. ¿Qué diría el tío Ruairidh si pudiese verle ahora? ¿Qué diría su clan?
“Lamento hacer que rompieras tu migro... migroscobio. Yo… ¿Qué... qué has visto en mi sangre?” preguntó frunciendo el ceño levemente. No estaba seguro si Uri sabía lo que él era, o si aquello era lo que le había llevado a actuar de esa manera pero no había vuelta atrás. Necesitaba saber.
El muchacho se giró sonriente a tiempo para ver a Uri dejar caer el artefacto de sus manos. Ahogando un grito intentó en vano atraparlo antes de que se estrellara contra el suelo frío del bosque con un fuerte crujido.
“¡Uri! Lo has dejado caer,” exclamó acuclillado para recoger las gemas que habían sobrevivido el impacto. Sólo obtuvo silencio como respuesta y Gwynn se irguió dejando de lado las piezas del extraño juguete. Algo no estaba bien.
“¿Uri?” preguntó estirando una mano hacia el humano sin llegar a tocarle. El niño, momentos atrás sonriente y efusivo, era ahora una estatua congelada bajo la luz de la Luna. Sólo el movimiento rápido de sus pupilas rompía la ilusión.
“¿Uri?” intentó el pequeño licántropo una vez más. “Es sólo un juguete, no te preocupes. Seguro podremos repararlo...”
El humano se giró lentamente para dedicarle una sonrisa vacía que no llegaba a sus ojos de miel, una de aquellas máscaras que la gente usaba para ocultar ls turbulencia en su interior. Gwynn tragó con dificultad dispuesto a decir algo, pero las palabras de Uri le detuvieron en su sitio. El muchacho dejó escapar el aire de sus pulmones, sus ojos azules imposiblemente abiertos. ¿Vampiro? ¿Qué clase de pregunta era esa? Y sin embargo la pesada sensación de vértigo en su estómago era imposible de ignorar. Tenía perfecto sentido. Había probado su sangre, había sentido su sabor contra su propia lengua. No era la sangre de un licántropo, ni la de un humano. Había sabido en aquel preciso instante que Uri era diferente, pero jamás habría imaginado…
Gwynn abrió su boca pero ningún sonido escapó de sus labios. Sentía que debía decir algo, pero su mente era una vorágine innavegable. Sólo pudo observar, paralizado, a Uri girarse sobre sus talones y echar a correr entre los árboles. Sólo entonces pudo volver a respirar, su diafragma bombeando aire desesperadamente para mantener el latir desenfrenado en su pecho. La adrenalina se extendió por sus venas como una corriente eléctrica y antes de que pudiese entender qué hacia sus piernas corrían ya a toda velocidad tras el humano. No. Tras el vampiro.
Su cuerpo parecía moverse por voluntad propia o instinto. Su mente frenética, por otro lado, recordó con extrema nitidez una noche en la Arboleda Central hacía poco menos de un año. Él, junto a otros cachorros de su clan se habían congregado alrededor de una fogata para oír las historias que su tío Ruairidh había traído de sus viajes.
“¿Encontraste alguna criatura peligrosa?” había preguntado Gwynn entre los lametones que uno de sus hermanos, sentado entre sus brazos en forma lupina, le dedicaba afectuosamente.
“¡Alguna criatura peligrosa!” bramó el adulto haciendo su portentosa barba roja vibrar como si fuese una extensió de las llamaradas de la fogata frente a él. “La peor de todas ellas,” continuó alzando sus manos para capturar la atención de los pequeños, “¡un vampiro!”
Un coro de gritos ahogados recorrió el círculo de niños, los más pequeños buscando refugio en los brazos de sus hermanos. El pelirrojo sonrió satisfecho antes de continuar con su famosa y teatral elocuencia.
“Así es, una criatura horrible. Todos habéis oído las historias de la guerra, sobre cómo los vampiros lucharon contra nosotros hasta casi destruirnos. En esta ocasión pude comprobar que las historias son reales, ¡todas ellas! Aquellas abominaciones controlan magia oscura, poderes que ningún ser vivo debería tener. Su fuerza es inhumana, y pueden flotar en el aire, usando las corrientes para moverse como un relápmago y, ¡ZAS!” Los niños contuvieron el aliento. “Morder tu cuello hasta dejarte seco. Pero lo peor de todo es que son criaturas que escupen veneneno con cada suspiro, cada palabra. Parásitos, demonios cobardes. Si se lo permites pueden hipnotizarte y obligarte a hacerle daño a las personas que más quieres.”
Los cachorros intercambiaron miradas temerosas y Gwynn sintió a su hermano revolverse inquieto en sus brazos.
“¡Pues yo no tengo miedo!” dijo el muchacho para hacer sentir mejor a sus hermanos, aunque su propia voz sonó temblorosa e insegura. “Si veo uno le enseñaré qué es lo que...”
“¡NO!” bramó Ruairidh irguiéndose repentinamente, adoptando la figura dominante tan típica en los Alphas. Gwynn se encogió instintivamente en su sitio. Jamás había visto una expresión semejante en el rostro de su tío. Algo que podría describir como genuino temor.
“Escúchame, Gwynn,” dijo con una voz suave que disparó todas las alarmas en el pequeño. “Nuestra fuerza reside en la manada. Si algún día te encuentras sólo con un vampiro, sin importar las circunstancias… corre. No intentes luchar, no intentes intimidarle, y sobre todo, jamás escuches ni creas una palabra de lo que dice. Sólo corre. ¡Eso va también para todos vosotros!”
El recuerdo se desvaneció tan súbitamente como había surgido y Gwynn detuvo su carrera para recobrar el aliento. La advertencia resonaba en su mente una y otra vez pero por alguna razón le resultaba absurda. Uri era un vampiro. No podía negarlo. Y sin embargo, ¿cómo era eso posible? Uri parecía idéntico a cualquier otro niño de su edad. Siempre había imaginado a los vampiros como monstruos horribles, retorcidos, depredadores sedientos de sufrimiento ajeno.
Los ojos de miel y la sonrisa de Uri aparecieron un instante en su mente y el muchacho sacudió su cabeza frunciendo el ceño. Su corazón galopaba en su pecho. ¿Qué sucedía si su tío estaba equivocado, si todas esas historias habían hablado de los vampiros equivocados?
¡Ojala pueda hablar una vez mas contigo y mostrarte más sobre la ci-cien…!
El licántropo reanudó su carrera esta vez con sus sentidos enfocados en la tarea. No le fue difícil dar con el rastro aún en su piel humana; Uri no había tenido cuidado alguno en cubrir sus huellas y la Luna fulguraba con fuerza aún en el cielo iluminando el bosque con tonos grisáceos.
Finalmente le encontró sentado sobre sus piernas junto a las raíces de una enorme pícea. Gwynn se acercó lentamente, su respiración laboriosa y su corazón galopando en su pecho, aunque sólo parcialmente a causa del cansancio.
“Uri,” dijo una vez frente al chico. Sus ojos exploraron cada pulgada de su cuerpo como si le viese por primera vez. Su piel pálida, su cabello marrón, sus ojos ámbar, sus manos algo magulladas tras la carrera en la penumbra. Entre más le miraba más extraño era asociarle a las historia que había oído, a las advertencias de los adultos o los cuentos de los mercaderes. Uri sostenía en sus brazos una libreta de cuero desesperadamente, como si aquel objeto fuese el único ancla con la realidad, casi como si pudieses hundirse en la oscuridad del bosque si osase a soltarlo.
“¿Puedo existir…..verdad?”
Gwynn sintió un escalofrío frente a esas palabras. No estaban dedicadas a él, sino a lo que sea que esa libreta representara, pero el pequeño licántropo sintió que debía responder igualmente. El pequeño apretó los puños frustrado. Nada en su corta vida le había preparado para ese encuentro, al menos no más allá de las advertencias de sus mayores, y ahora se encontraba incapaz de encontrar las palabras que necesitaba para expresar lo que quería decir. Ni siquiera era capaz de explicarse a sí mismo qué era eso.
Sus rodillas cedieron finalmente y con un movimiento inconsciente, automático, rodeó al vampiro firmemente con sus brazos apoyando su mentón sobre su hombro. No registró lo que hacía hasta que sintió el calor de Uri contra su cuerpo. Había buscado los brazos y la calidez de otros lobos de su manada incontables veces, tanto para recibir consuelo como para darlo, pero su corazón dio un vuelco al notar que en esta ocasión no se sentía diferente ni extraño.
“Claro que existes, Uri,” dijo finalmente. Con cuidado se separó algunas pulgadas para buscar sus ojos y dedicarle una sonrisa tímida. “Estás aquí conmigo, ¿no?”
Su boca se sentía seca y su corazón se negaba a disminuir la velocidad de su latir. ¿Qué diría el tío Ruairidh si pudiese verle ahora? ¿Qué diría su clan?
“Lamento hacer que rompieras tu migro... migroscobio. Yo… ¿Qué... qué has visto en mi sangre?” preguntó frunciendo el ceño levemente. No estaba seguro si Uri sabía lo que él era, o si aquello era lo que le había llevado a actuar de esa manera pero no había vuelta atrás. Necesitaba saber.
Gwynn
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 105
Nivel de PJ : : 0
Re: Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
"....."
Uriel no dijo o reacción cuando fue abrazado por el licántropo, el solo se quedó ahí, en blanco y sin nada que pudiera despertarlo de su trance. Entonces escuchó sus palabras.
".....¿Lo prometes?....."
Las palabras apenas fueron audibles hasta para el propio Uriel, como si no fuera el pequeño vampiro que las esbozaba. Eran frágiles y desesperadas, como si fueran las suplicas y ultima petición de un ser apunto de vivir.
Con sus pequeñas manos llenas de heridas superficiales, se agarró con fuerza a la ropa del niño y le miró con sus ojos vidriosos, era una noche únicamente iluminada por la Luna de plata pero era fácilmente visible, la desesperación y anhelo en los ojos del vampiro. Eran los ojos de un ser que buscaba desesperadamente algo al o que aferrarse, había miedo y desconfianza, y sin embargo había anhelo ¿Eran verdad las palabras de ese niño? ¿En verdad existía? En ese basto mundo, entre tantas personas, tantas historias y disputas ¿Había lugar para el pequeño Uriel? ¿Había algo que pudiera afirmarlo?
" I-Incluso si en verdad me mintió....Incluso si nada a cambiado desde entonces....¿En verdad, a pesar de ello, puedo existir? ¿En verdad se me permite existir?"
La libreta había caído entre ambos cuerpos porque Uriel ahora estaba aferrándose a la ropa del licántropo con desesperación, tal y como lo hizo con su maestro aquella vez ¿Que clase de Uriel se relegaría en los ojos de Gwynn? ¿Que pensaría su maestro si le viese aferrarse de esa forma a un licántropo? ¿En donde quedó su orgullo como vampiro? El niño lo sabía, que no era justo para Gwynn y que no se supone que deba rogarle ayuda de esa forma, pero aún así ¿Estaba bien si buscaba calidez de ese niño solo por esa vez? No es necesario que haga algo, simplemente.....
Simplemente dame un poco mas de tu calidez.....
Uriel se quedó entre los brazos del lobezno un buen rato, sin siquiera hablar o moverse, simplemente aferrándose a él. Podía sentir como sus muslos de adormecían por estar en al misma posición arrodillada sin moverse pero aún así no se movió. Únicamente cuando volvió a sentirse seguro de su propia existencia el niño se movió, sus ojos estaba rojos y su mirada algo oscurecida, en algún punto del prologando abrazo rompió a llorar y siquiera él lo notó.
Escuchando al niño, Uriel finalmente se acordó en el pequeño artefacto, con los cristales de ampliación rotos, que dejó caer antes de huir hacia el bosque. El niño miró con un deje de cansancio y apatía, como si aún estuviera dentro de un trance, y le contesto con un suave pero monótono tono:
Esta bien, puedo hacer otro....Perdón....No era mi intención....Lo que yo vi fue......
Uriel cortó sus palabras justo cuando iba a decirlas, no sentía ganas de siquiera ser educado. En vez de seguir su frase, el niño miró al licántropo y se quedó pensativo.
¿Porque le siguió?
El niño debió saber que es lo que era por sus palabras, y aún así le siguió y le abrazó ¿Porque? Se supone que vampiros y licántropos se odian, y aún así...
Uriel entonces lo recordó, el día anterior ala muerte del maestro de su maestro habló con ella, la vampiresa que escribió el cuaderno sobre la ciencia. Ella para ese entonces estaba enferma, junto a su cuerpo ya en las ultimas por culpa de la guerra contra los terrestres, su vida ya no podía ser salvada y sería un milagro si superara aquella noche. Su maestro le prohibió siquiera tener contacto con ella, peor el niño se coló en el cuarto de ella para poder hablar una ultima vez con esa sabia vampiresa. Aún recuerda lo que ella le dijo aquel día.
" ......Ahora no puedes entenderlo, pero en un futuro lo harás, Liliana... El mundo no es sobre ser bueno o malo, no hay héroes o villanos , simplemente el deseo de las personas...Rezaré para que cuando tu edad mental madure puedas ser un adulto amable....Yo soy un fracaso como madre y como vampiresa ¡Pero eso esta bien! Porque este presente y pasado no te corresponde a ti, Lily. A ti te corresponde el futuro, y solo tu puedes elegirlo....Lily ¿Sabes? El mundo es tan grande, yo no tenía ni idea de que podía ser tan grande....Seguramente, cuando crezcas, abra cambiado y la gente habrá buscado una nueva forma de odiarse ¡Pero esta bien! Ese odio no tiene porque ser tuyo....Así que....Incluso un día te encuentras con algo o alguien que contradiga todo lo que te enseñaron y pensabas que era verdad, no tengas miedo....Incluso si mas tarde resultas herido, no huyas o te escondas....Porque si lo haces, algún día, cuando todo se desmorone y pierdas todo lo que te era importante te arrepentirás de no haberlo enfrentado ¡Y la existencia de un vampiro es demasiado larga y tediosa como para arrepentirte! jejeje..... "
Uriel recuerda que mientras hablaba sus tristes y coloridos ojos estaban inundados con una infinita y profunda tristeza y dolor, ella acarició su mejilla y le sonrió con su usual mirada amable ¿Que le hizo sentir tan triste? Ella se llevó toda su tristeza e historia de lo que sucedió durante la guerra a la tumba, lo único que Uriel recordaba claramente de ella era sus cálidas y ambles manos con las que siempre le acariciaba las mejillas ¿Porque las mejillas? no lo sabía. Había tanto que no sabía de ella e incluso olvidó con el paso del tiempo, pero esas palabras aún perduraron incluso 70 años después.
¿Que quiso decir con ellas?
Odio, guerra, futuro, pasado, presente.....Palabras tan complicadas que el pequeño Uriel no podía entender ¿Que es odiar? ¿Que es lo que ella quiso decirle? ¿A que se refería conque no huyese de todo aquello que contradecía sus enseñanzas e ideales? En aquel entonces Uriel no pudo entenderlo e incluso ahora sigue sin hacerlo.
"Hey, Gwaynn.....Si tu eres un licántropo, y yo un vampiro..... "
Fueron sus propias palabras las que le sacaron de sus pensamientos ¿Porque habló si no pretendía hacerlo en un inicio? Incluso si no sabía siquiera porque lo hacía, sus labios se movieron por su propia cuenta pero tampoco quería detenerlo, sentía que si lo hacía se arrepentiría toda la vida de ello....y para la larga y tediosa existencia que era la de un vampiro.....¿No era eso una burla a si mismo?
"......¿Esta bien si no te odio?......¿Esta bien que me caigas bien?....Porque yo no quiero odiarte porque seas un licántropo....Yo....."
La mirada de Uriel seguía brillosa y algo acuosa por las lagrimas de hace un rato, pero esta vez tenían un deje distinto, eran como si se hubiesen aclarado; El marrón se veía, por la luz de la Luna, mucho mas claros y los matices miel que combatían por hacer notar su presencia en un mar de marrón brillaban cual joyas doradas, similares al dorado-amaranjado de la sabia de los arboles. Eran ojos cargados de significado y anhelo, no como antes, eran mas como si Uriel estuviese preguntándose a si mismo.....No, no era siquiera para Uriel.....Eran para otra persona, eran para todos los vampiros, para cada ser nocturno que vivió, vive y vivirá a lo largo de Aerandir ¿estaba realmente bien odiar a Gwynn únicamente por ser un licántropo? ¿En verdad era eso a lo que estaban destinado ellos dos?
" Yo....fui realmente feliz cuando te emocionaste por el microscopio....Fue la primera vez que alguien reaccionó igual que yo ante ella.....No quiero olvidar eso, quiero poder enseñarte mas y mas sobre ella ¡Y luego poder aprender mas juntos! Y luego....y luego...¡Quiero poder decir que nos volvimos amigos! Que no te odio, y que tu no me odias....¿Es eso posible....? "
El no entendía lo que le dijo esa mujer trató de decirle en sus últimos momentos, pero si había algo que finalmente entendió; No quería arrepentirse de nada.
" ¿Serías mi amigo, Gwynn?....."
Uriel no dijo o reacción cuando fue abrazado por el licántropo, el solo se quedó ahí, en blanco y sin nada que pudiera despertarlo de su trance. Entonces escuchó sus palabras.
".....¿Lo prometes?....."
Las palabras apenas fueron audibles hasta para el propio Uriel, como si no fuera el pequeño vampiro que las esbozaba. Eran frágiles y desesperadas, como si fueran las suplicas y ultima petición de un ser apunto de vivir.
Con sus pequeñas manos llenas de heridas superficiales, se agarró con fuerza a la ropa del niño y le miró con sus ojos vidriosos, era una noche únicamente iluminada por la Luna de plata pero era fácilmente visible, la desesperación y anhelo en los ojos del vampiro. Eran los ojos de un ser que buscaba desesperadamente algo al o que aferrarse, había miedo y desconfianza, y sin embargo había anhelo ¿Eran verdad las palabras de ese niño? ¿En verdad existía? En ese basto mundo, entre tantas personas, tantas historias y disputas ¿Había lugar para el pequeño Uriel? ¿Había algo que pudiera afirmarlo?
" I-Incluso si en verdad me mintió....Incluso si nada a cambiado desde entonces....¿En verdad, a pesar de ello, puedo existir? ¿En verdad se me permite existir?"
La libreta había caído entre ambos cuerpos porque Uriel ahora estaba aferrándose a la ropa del licántropo con desesperación, tal y como lo hizo con su maestro aquella vez ¿Que clase de Uriel se relegaría en los ojos de Gwynn? ¿Que pensaría su maestro si le viese aferrarse de esa forma a un licántropo? ¿En donde quedó su orgullo como vampiro? El niño lo sabía, que no era justo para Gwynn y que no se supone que deba rogarle ayuda de esa forma, pero aún así ¿Estaba bien si buscaba calidez de ese niño solo por esa vez? No es necesario que haga algo, simplemente.....
Simplemente dame un poco mas de tu calidez.....
Uriel se quedó entre los brazos del lobezno un buen rato, sin siquiera hablar o moverse, simplemente aferrándose a él. Podía sentir como sus muslos de adormecían por estar en al misma posición arrodillada sin moverse pero aún así no se movió. Únicamente cuando volvió a sentirse seguro de su propia existencia el niño se movió, sus ojos estaba rojos y su mirada algo oscurecida, en algún punto del prologando abrazo rompió a llorar y siquiera él lo notó.
Escuchando al niño, Uriel finalmente se acordó en el pequeño artefacto, con los cristales de ampliación rotos, que dejó caer antes de huir hacia el bosque. El niño miró con un deje de cansancio y apatía, como si aún estuviera dentro de un trance, y le contesto con un suave pero monótono tono:
Esta bien, puedo hacer otro....Perdón....No era mi intención....Lo que yo vi fue......
Uriel cortó sus palabras justo cuando iba a decirlas, no sentía ganas de siquiera ser educado. En vez de seguir su frase, el niño miró al licántropo y se quedó pensativo.
¿Porque le siguió?
El niño debió saber que es lo que era por sus palabras, y aún así le siguió y le abrazó ¿Porque? Se supone que vampiros y licántropos se odian, y aún así...
Uriel entonces lo recordó, el día anterior ala muerte del maestro de su maestro habló con ella, la vampiresa que escribió el cuaderno sobre la ciencia. Ella para ese entonces estaba enferma, junto a su cuerpo ya en las ultimas por culpa de la guerra contra los terrestres, su vida ya no podía ser salvada y sería un milagro si superara aquella noche. Su maestro le prohibió siquiera tener contacto con ella, peor el niño se coló en el cuarto de ella para poder hablar una ultima vez con esa sabia vampiresa. Aún recuerda lo que ella le dijo aquel día.
" ......Ahora no puedes entenderlo, pero en un futuro lo harás, Liliana... El mundo no es sobre ser bueno o malo, no hay héroes o villanos , simplemente el deseo de las personas...Rezaré para que cuando tu edad mental madure puedas ser un adulto amable....Yo soy un fracaso como madre y como vampiresa ¡Pero eso esta bien! Porque este presente y pasado no te corresponde a ti, Lily. A ti te corresponde el futuro, y solo tu puedes elegirlo....Lily ¿Sabes? El mundo es tan grande, yo no tenía ni idea de que podía ser tan grande....Seguramente, cuando crezcas, abra cambiado y la gente habrá buscado una nueva forma de odiarse ¡Pero esta bien! Ese odio no tiene porque ser tuyo....Así que....Incluso un día te encuentras con algo o alguien que contradiga todo lo que te enseñaron y pensabas que era verdad, no tengas miedo....Incluso si mas tarde resultas herido, no huyas o te escondas....Porque si lo haces, algún día, cuando todo se desmorone y pierdas todo lo que te era importante te arrepentirás de no haberlo enfrentado ¡Y la existencia de un vampiro es demasiado larga y tediosa como para arrepentirte! jejeje..... "
Uriel recuerda que mientras hablaba sus tristes y coloridos ojos estaban inundados con una infinita y profunda tristeza y dolor, ella acarició su mejilla y le sonrió con su usual mirada amable ¿Que le hizo sentir tan triste? Ella se llevó toda su tristeza e historia de lo que sucedió durante la guerra a la tumba, lo único que Uriel recordaba claramente de ella era sus cálidas y ambles manos con las que siempre le acariciaba las mejillas ¿Porque las mejillas? no lo sabía. Había tanto que no sabía de ella e incluso olvidó con el paso del tiempo, pero esas palabras aún perduraron incluso 70 años después.
¿Que quiso decir con ellas?
Odio, guerra, futuro, pasado, presente.....Palabras tan complicadas que el pequeño Uriel no podía entender ¿Que es odiar? ¿Que es lo que ella quiso decirle? ¿A que se refería conque no huyese de todo aquello que contradecía sus enseñanzas e ideales? En aquel entonces Uriel no pudo entenderlo e incluso ahora sigue sin hacerlo.
"Hey, Gwaynn.....Si tu eres un licántropo, y yo un vampiro..... "
Fueron sus propias palabras las que le sacaron de sus pensamientos ¿Porque habló si no pretendía hacerlo en un inicio? Incluso si no sabía siquiera porque lo hacía, sus labios se movieron por su propia cuenta pero tampoco quería detenerlo, sentía que si lo hacía se arrepentiría toda la vida de ello....y para la larga y tediosa existencia que era la de un vampiro.....¿No era eso una burla a si mismo?
"......¿Esta bien si no te odio?......¿Esta bien que me caigas bien?....Porque yo no quiero odiarte porque seas un licántropo....Yo....."
La mirada de Uriel seguía brillosa y algo acuosa por las lagrimas de hace un rato, pero esta vez tenían un deje distinto, eran como si se hubiesen aclarado; El marrón se veía, por la luz de la Luna, mucho mas claros y los matices miel que combatían por hacer notar su presencia en un mar de marrón brillaban cual joyas doradas, similares al dorado-amaranjado de la sabia de los arboles. Eran ojos cargados de significado y anhelo, no como antes, eran mas como si Uriel estuviese preguntándose a si mismo.....No, no era siquiera para Uriel.....Eran para otra persona, eran para todos los vampiros, para cada ser nocturno que vivió, vive y vivirá a lo largo de Aerandir ¿estaba realmente bien odiar a Gwynn únicamente por ser un licántropo? ¿En verdad era eso a lo que estaban destinado ellos dos?
" Yo....fui realmente feliz cuando te emocionaste por el microscopio....Fue la primera vez que alguien reaccionó igual que yo ante ella.....No quiero olvidar eso, quiero poder enseñarte mas y mas sobre ella ¡Y luego poder aprender mas juntos! Y luego....y luego...¡Quiero poder decir que nos volvimos amigos! Que no te odio, y que tu no me odias....¿Es eso posible....? "
El no entendía lo que le dijo esa mujer trató de decirle en sus últimos momentos, pero si había algo que finalmente entendió; No quería arrepentirse de nada.
" ¿Serías mi amigo, Gwynn?....."
Uri
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 326
Nivel de PJ : : 2
Re: Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
Gwynn casi no oyó la pregunta apenas pronunciada en un susurro frágil. Sus ojos azules se clavaron en los del vampiro hipnotizado por la vorágine trémula de sentimientos reflejados en ellos. Podía ver miedo y desesperación, como si toda su persona estuviese suspendida por hilos a punto de ceder, pero más allá de ello había una profunda esperanza velada, un ascua moribunda revivida por una brisa pasajera.
El corazón del muchacho aceleró su latir frente a la intensidad de los sentimientos ahora vertidos en él. Las manos de Uri se aferraron a su túnica con una urgencia desesperada mientras la libreta se deslizaba entre ambos. Parecía que en cualquier momento el pequeño vampiro en sus brazos pudiese desaparecer, esfumarse en la oscuridad del bosque. Gwynn quiso decir algo. Uri le había pedido una promesa pero el muchacho no tenía palabras para reconfortarle, temiendo que cualquier sonido pudiese quebrar la frágil figura en mil pedazos, pero por sobre todo incapaz él mismo de entender la situación. Gwynn cerró los ojos e hizo lo que siempre hacía cuando sus pensamientos resultaban imposibles de organizar: Confiar en su instinto.
Sus brazos estrecharon al vampiro fuertemente, intentando con su contacto, con su calor y el latir desenfrenado de su corazón traerle de vuelta de aquel abismo oculto tras sus ojos. Trarle al ahora, al bosque, a ese preciso abrazo, a él. No tardó en sentir la humedad de lágrimas sobre su hombro y el licántropo frunció el ceño. ¿Quién era aquella persona que había mencionado? ¿De qué mentiras hablaba? ¿Por qué no podría Uri existir? Gwynn abrió los ojos pensando en las palabras de su tío. Quizá era cierto que algunos vampiros escupían veneno con cada palabra. ¿Sería uno de ellos de quién Uri hablaba? Y, por otro lado, ¿serían los lobos en sus historias los villanos, los monstruos? El muchacho tragó con dificultad pensando si sería esa la manera en que Uri le vería si supiese que era un licántropo. ¿Lo sabía ya?
El vampiro se movió en sus brazos y Gwynn se separó para darle algo de espacio y poder observarle. Sus ojos estaban rojos y sus mejillas surcadas por lágrimas. Uri parecía algo ausente, una vez más perdido en sus recuerdos, en algún momento pasado. Cunado habló finalmente Gwynn dio un leve respingo.
El preambulo a sus preguntas hizo que su corazón se hundiese ligeramente en su pecho. Por supuesto Uri lo sabía. Sin duda lo habría sabido por su sangre, de la misma manera que él había sentido el sabor diferente en la suya. Lo que siguió, sin embargo, le hizo abrir la boca incrédulo.
El pequeño licántropo miró absorto los ojos del vampiro los cuales bajo la luz de la Luna resplandecían como ámbar milenario. Sus preguntas eran eco de sus propios pensamientos, espejo frente a sus propios temores y las voces en su memoria. ¿Podía ignorar realmente las enseñanzas de sus mayores, las historias y advertencias?
El vampiro apenas tuvo tiempo de concluír su propuesta antes de que Gwynn le envolviese nuevamente en un abrazo. Su cabeza se sentía ligera, sus pensamientos etéreos y su estómago revoloteaba con un ligero vértigo extrañamente agradable, como cuando reía demasiado casi hasta no poder respirar. Aún podía escuchar en su mente todas las voces que le gritaban que cometía un error, que estaba atentando con las reglas más elementales de su clan, su pueblo, de todos los lobos. Y sin embargo, en ese preciso momento, mientras sentía el cuerpo de Uri contra el suyo supo con una certeza absoluta que esta vez tenía razón.
Gwynn sintió un escalofrío. Sólo podía intuirlo vagamente, pero aquella era la primer vez en su corta vida en que había soltado la mano de su hermana, de sus padres, sus mayores y su tribu. La primera vez que se había rebelado contra una orden. La primera vez que escogía su propio camino.
“¡Claro que sí, Uri!” exclamó separándose para dedicarle una pequeña sonrisa cargada de emoción. “Yo… no sé si está bien o no. Quizá no, pero quizá eso también es un error. Tú no eres como las historias que me habían contado. Estoy seguro de eso. Y si las historias mienten, entonces… eso quiere decir que nosotros podemos hacer nuestra propia historia, ¿no?”
Si hubiese estado en su forma lupina Gwynn habría lamido la sal del rostro del vampiro, tal como hacía con sus hermanos para borrar el llanto de su expresión. Ahora, en su forma humana, se conformó con posar ambas manos sobre las mejillas de Uri y enjugar los restos de sus lágrimas con sus pulgares.
“Y nadie puede decidir si puedes existir o no, ¿sabes?” dijo seriamente sin romper el contacto. “Mis padres dicen que incluso las acciones de una mariposa pueden cambiar el bosque entero. Mientras estés vivo puedes elegir cualquier sendero.”
El pequeño licántropo sonrió sorprendido. Él mismo no había entendido el significado de esa palabras hasta ese preciso instante. Ahora tenían perfecto sentido. El mundo era mucho más grande que su bosque, mucho más grande que las historias y los cuentos que escuchara frente al fuego. La responsabilidad era suya de continuar escribiéndolas o, de ser necesario, reescribirlas. La responsabilidad y la decisión.
“Yo… si quieres,” dijo dejando ir al vampiro para ponerse de pie, “puedo ayudarte con eso, ¿quizá?” Sus mejillas se sintieron súbitamente calientes. No podía evitar sentirse un poco tonto diciendo esas cosas, pero al mismo tiempo jamás había estado tan seguro de nada en su vida. La sensación hizo que su corazón diese un vuelco mientras extendía una mano para ayudar al pequeño aún arrodillado. “Es una promesa. Para eso están los amigos, ¿no?”
El corazón del muchacho aceleró su latir frente a la intensidad de los sentimientos ahora vertidos en él. Las manos de Uri se aferraron a su túnica con una urgencia desesperada mientras la libreta se deslizaba entre ambos. Parecía que en cualquier momento el pequeño vampiro en sus brazos pudiese desaparecer, esfumarse en la oscuridad del bosque. Gwynn quiso decir algo. Uri le había pedido una promesa pero el muchacho no tenía palabras para reconfortarle, temiendo que cualquier sonido pudiese quebrar la frágil figura en mil pedazos, pero por sobre todo incapaz él mismo de entender la situación. Gwynn cerró los ojos e hizo lo que siempre hacía cuando sus pensamientos resultaban imposibles de organizar: Confiar en su instinto.
Sus brazos estrecharon al vampiro fuertemente, intentando con su contacto, con su calor y el latir desenfrenado de su corazón traerle de vuelta de aquel abismo oculto tras sus ojos. Trarle al ahora, al bosque, a ese preciso abrazo, a él. No tardó en sentir la humedad de lágrimas sobre su hombro y el licántropo frunció el ceño. ¿Quién era aquella persona que había mencionado? ¿De qué mentiras hablaba? ¿Por qué no podría Uri existir? Gwynn abrió los ojos pensando en las palabras de su tío. Quizá era cierto que algunos vampiros escupían veneno con cada palabra. ¿Sería uno de ellos de quién Uri hablaba? Y, por otro lado, ¿serían los lobos en sus historias los villanos, los monstruos? El muchacho tragó con dificultad pensando si sería esa la manera en que Uri le vería si supiese que era un licántropo. ¿Lo sabía ya?
El vampiro se movió en sus brazos y Gwynn se separó para darle algo de espacio y poder observarle. Sus ojos estaban rojos y sus mejillas surcadas por lágrimas. Uri parecía algo ausente, una vez más perdido en sus recuerdos, en algún momento pasado. Cunado habló finalmente Gwynn dio un leve respingo.
El preambulo a sus preguntas hizo que su corazón se hundiese ligeramente en su pecho. Por supuesto Uri lo sabía. Sin duda lo habría sabido por su sangre, de la misma manera que él había sentido el sabor diferente en la suya. Lo que siguió, sin embargo, le hizo abrir la boca incrédulo.
El pequeño licántropo miró absorto los ojos del vampiro los cuales bajo la luz de la Luna resplandecían como ámbar milenario. Sus preguntas eran eco de sus propios pensamientos, espejo frente a sus propios temores y las voces en su memoria. ¿Podía ignorar realmente las enseñanzas de sus mayores, las historias y advertencias?
El vampiro apenas tuvo tiempo de concluír su propuesta antes de que Gwynn le envolviese nuevamente en un abrazo. Su cabeza se sentía ligera, sus pensamientos etéreos y su estómago revoloteaba con un ligero vértigo extrañamente agradable, como cuando reía demasiado casi hasta no poder respirar. Aún podía escuchar en su mente todas las voces que le gritaban que cometía un error, que estaba atentando con las reglas más elementales de su clan, su pueblo, de todos los lobos. Y sin embargo, en ese preciso momento, mientras sentía el cuerpo de Uri contra el suyo supo con una certeza absoluta que esta vez tenía razón.
Gwynn sintió un escalofrío. Sólo podía intuirlo vagamente, pero aquella era la primer vez en su corta vida en que había soltado la mano de su hermana, de sus padres, sus mayores y su tribu. La primera vez que se había rebelado contra una orden. La primera vez que escogía su propio camino.
“¡Claro que sí, Uri!” exclamó separándose para dedicarle una pequeña sonrisa cargada de emoción. “Yo… no sé si está bien o no. Quizá no, pero quizá eso también es un error. Tú no eres como las historias que me habían contado. Estoy seguro de eso. Y si las historias mienten, entonces… eso quiere decir que nosotros podemos hacer nuestra propia historia, ¿no?”
Si hubiese estado en su forma lupina Gwynn habría lamido la sal del rostro del vampiro, tal como hacía con sus hermanos para borrar el llanto de su expresión. Ahora, en su forma humana, se conformó con posar ambas manos sobre las mejillas de Uri y enjugar los restos de sus lágrimas con sus pulgares.
“Y nadie puede decidir si puedes existir o no, ¿sabes?” dijo seriamente sin romper el contacto. “Mis padres dicen que incluso las acciones de una mariposa pueden cambiar el bosque entero. Mientras estés vivo puedes elegir cualquier sendero.”
El pequeño licántropo sonrió sorprendido. Él mismo no había entendido el significado de esa palabras hasta ese preciso instante. Ahora tenían perfecto sentido. El mundo era mucho más grande que su bosque, mucho más grande que las historias y los cuentos que escuchara frente al fuego. La responsabilidad era suya de continuar escribiéndolas o, de ser necesario, reescribirlas. La responsabilidad y la decisión.
“Yo… si quieres,” dijo dejando ir al vampiro para ponerse de pie, “puedo ayudarte con eso, ¿quizá?” Sus mejillas se sintieron súbitamente calientes. No podía evitar sentirse un poco tonto diciendo esas cosas, pero al mismo tiempo jamás había estado tan seguro de nada en su vida. La sensación hizo que su corazón diese un vuelco mientras extendía una mano para ayudar al pequeño aún arrodillado. “Es una promesa. Para eso están los amigos, ¿no?”
Gwynn
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 105
Nivel de PJ : : 0
Re: Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
Uriel escuchó las palabras del chico en silencio, siguiendo cada cosa que hacía con la mirada con un poco de timidez y anticipación ¿Que pensaría en esos instantes el niño? ¿Que pensaría de él ahora que sabía que era vampiro? El vampirito siempre había sentido mucha confianza en su raza y un orgullo inquebrantable hacia esta, peor por primera vez desde que se convirtió se sentía inseguro de serlo ¿Que pensaría Gwynn de él, un vampiro? Escuchó y vio cada pequeño movimiento con tal de saberlo.
" Y-yo m-me niego a creer estas historias ¡Definitivamente no las creo!"
El niño vampiro tomó la mano extendida del licántropo, y juró que su pecho se sintió algo tibio al sentir que tan cálida era ¿En verdad esas manos tan cálidas eran iguales a las de esas historias? ¡Uriel no lo creería tan fácilmente! Si en verdad los licántropos son esos seres tan inferiores y repugnantes como le dijeron que eran su maestro y vampiros conocidos ¡Entonces lo juzgaría por su cuenta durante sus viajes!
Maestro, incluso ahora me siento inseguro ¿En verdad me mintió? ¿En verdad tengo el derecho a estar aquí? Ya no sé en que debo creer, pero quizás este chico tenga razón y deba buscar una respuesta por mi cuenta ¡No la que otros me digan!....
Utilizando la mano de Gwynn, Uriel se puso en pie con una sonrisa que denotaba un poco de nerviosismo y a la vez confianza. Mientras se levantaba sintió que algo golpeaba el suelo y en cuanto miró vio que el cuaderno de cuero viejo estaba ahí, como si hubiera sido testigo de todo lo que sucedió. Con una mirada cálida, Uriel tomó el cuaderno del suelo y lo miró.
Aún soy incapaz de entender todo lo que me dijiste e incluso ahora, tengo miedo a lo desconocido ¿Pero sabe? Finalmente entendí algo, no quiero arrepentirme de nada ni nadie....Quizás en verdad debería empezar a mirar por mi cuenta lo que hago....
El niño no se había percatado, pero el mero echo de llegar a esa conclusión le había echo, aunque solo un poco, crecer mentalmente.
"Gracias....Gwynn... "
Mirando al chico, Uriel le dedico una agradecida y sincera sonrisa. Si jamás hubiera conocido a ese muchacho nunca se hubiera salido de su zona de confort, siempre pensando lo peor de los licantropos y lo mejor sobre los vampiros. Puede que a futuro resultase en un error, pero en esos momentos estaba orgulloso de haber tomado esa decisión.
"¡Ah! ¡Abandoné mi bolsa! Wahahaha......Mi microscopio.....lo dejé caer......"
Sin soltar la mano del niño, Uriel se acordó al fin de que había dejado todos sus objetos de valor en el árbol ¿En que estado estaba su preciado microscopio? Con un rostro algo preocupado, el niño se giró y empezó a corretear de vuelta hacía el árbol
"¡V-Volvamos Gwynn!"
" Y-yo m-me niego a creer estas historias ¡Definitivamente no las creo!"
El niño vampiro tomó la mano extendida del licántropo, y juró que su pecho se sintió algo tibio al sentir que tan cálida era ¿En verdad esas manos tan cálidas eran iguales a las de esas historias? ¡Uriel no lo creería tan fácilmente! Si en verdad los licántropos son esos seres tan inferiores y repugnantes como le dijeron que eran su maestro y vampiros conocidos ¡Entonces lo juzgaría por su cuenta durante sus viajes!
Maestro, incluso ahora me siento inseguro ¿En verdad me mintió? ¿En verdad tengo el derecho a estar aquí? Ya no sé en que debo creer, pero quizás este chico tenga razón y deba buscar una respuesta por mi cuenta ¡No la que otros me digan!....
Utilizando la mano de Gwynn, Uriel se puso en pie con una sonrisa que denotaba un poco de nerviosismo y a la vez confianza. Mientras se levantaba sintió que algo golpeaba el suelo y en cuanto miró vio que el cuaderno de cuero viejo estaba ahí, como si hubiera sido testigo de todo lo que sucedió. Con una mirada cálida, Uriel tomó el cuaderno del suelo y lo miró.
Aún soy incapaz de entender todo lo que me dijiste e incluso ahora, tengo miedo a lo desconocido ¿Pero sabe? Finalmente entendí algo, no quiero arrepentirme de nada ni nadie....Quizás en verdad debería empezar a mirar por mi cuenta lo que hago....
El niño no se había percatado, pero el mero echo de llegar a esa conclusión le había echo, aunque solo un poco, crecer mentalmente.
"Gracias....Gwynn... "
Mirando al chico, Uriel le dedico una agradecida y sincera sonrisa. Si jamás hubiera conocido a ese muchacho nunca se hubiera salido de su zona de confort, siempre pensando lo peor de los licantropos y lo mejor sobre los vampiros. Puede que a futuro resultase en un error, pero en esos momentos estaba orgulloso de haber tomado esa decisión.
"¡Ah! ¡Abandoné mi bolsa! Wahahaha......Mi microscopio.....lo dejé caer......"
Sin soltar la mano del niño, Uriel se acordó al fin de que había dejado todos sus objetos de valor en el árbol ¿En que estado estaba su preciado microscopio? Con un rostro algo preocupado, el niño se giró y empezó a corretear de vuelta hacía el árbol
"¡V-Volvamos Gwynn!"
Uri
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 326
Nivel de PJ : : 2
Re: Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
El vampiro le observó con una sonrisa que no tenía ya rastro de la congoja que expresase momentos atrás. Gwynn podía adivinar que algo de las dudas y el temor que había asaltado al chico se escondía aún tras sus ojos, pero no había duda que su espíritu se encontraba aquí con él, tal como atestiguaba el calor de su mano en la suya.
El muchacho sonrió sintiendo su pecho expandirse con inquieto orgullo. La trascendencia de su acción se sentía como un hito fundamental, como un punto de inflexión, como si el Gwynn que había estrechado en sus brazos al enemigo de tantas historias fuese ya otro, diferente al niño inocente que miraba más temprano aquella misma noche las columnas de humo desde la rama de un fresno. No podía poner su dedo sobre lo que sentía, exactamente, pero de alguna manera parecía que encontrar a Uri había sido una bifurcación en su corta vida. No sabía dónde le llevaría el camino que había elegido con un abrazo y una promesa, pero algo en su interior le decía que era precisamente donde debía ir.
Uri tiró de su mano sin soltarla y Gwynn echó a correr soltando una risita. Era un contraste evidente; hacía momentos le había perseguido por el bosque, y ahora corrían juntos de vuelta al lugar donde se habían encontrado.
La bolsa y el instrumento roto estaban en el mismo lugar donde los habían dejado. No era una sorpresa, por supuesto. Las posibilidades de encontrarse con alguien en estos bosques al caer el sol era verdaderamente pequeña.
“Awww, ¡es una lástima que esté roto!” dijo chasqueando la lengua. “¡Quería ver si la sabia de los árboles se parece a nuestra sangre!”
Gwynn dejó ir la mano del chico para que este pudiese inspeccionar el estado del microscopio sobre el suelo pero su vista se mantuvo fija en él. La embriaguez emocional comenzaba a disiparse y el licántropo sintió el peso de la palabra que había dado. Había algo malo con esta situación, algo que había afectado a Uri lo suficiente para escapar al borde del pánico. La mirada azul del muchacho se dirigió al cuaderno de cuero frunciendo el ceño ligeramente.
No sabía nada del vampiro. La revelación le hizo apretar los labios. ¿Cómo podía ayudar a Uri si ni siquiera sabía qué estaba mal en primer lugar?
Una brisa húmeda sopló desde el Este acariciando sus mechones dorados y el muchacho inspiró profundamente cerrando los ojos. Una tormenta. Llegaría aquí en cualquier momento.
“Creo que lloverá,” dijo acercándose al vampiro mientras exploraba el cielo con la mirada. Su mano se movió inconscientemente para coger la del chico una vez más pero se detuvo a medio camino. Aún no estaba plenamente familiarizado con los límites de la interacción humana, y nada sabía de la de los vampiros. No quería que Uri pensara que él era raro, o que no sabía comportarse. Sorprendido cayó en cuenta de que por primera vez desde que dejase su manada se sentía cohibido a causa de su naturaleza. El muchacho sacudió la cabeza para ahuyentar la idea, incapaz de decidir cómo interpretarla.
“Deberíamos buscar refugio por ahora,” dijo echando a andar dedicándole una pequeña sonrisa a su nuevo compañero. No tenía idea de si encontrarían algo a tiempo antes de que los primeros goterones hiciesen aparición, pero eso lo hacía una pequeña aventura. Su expresión se desvaneció reemplazada por una ahora completamente seria. No sabía cómo preguntar lo siguiente.
“¿Uri?” aventuró buscando la mirada del vampiro mientras caminaba. Sus ojos expresaban tanto una disculpa anticipada como sincera preocupación y confianza. “Antes has dicho que alguien te mintió. ¿Por qué… esta persona..? ¿Te dijo algo?”
El muchacho tragó con dificultad. ¿Qué es lo que quería preguntar?
“¿Por qué creías que no podías existir?”
El muchacho sonrió sintiendo su pecho expandirse con inquieto orgullo. La trascendencia de su acción se sentía como un hito fundamental, como un punto de inflexión, como si el Gwynn que había estrechado en sus brazos al enemigo de tantas historias fuese ya otro, diferente al niño inocente que miraba más temprano aquella misma noche las columnas de humo desde la rama de un fresno. No podía poner su dedo sobre lo que sentía, exactamente, pero de alguna manera parecía que encontrar a Uri había sido una bifurcación en su corta vida. No sabía dónde le llevaría el camino que había elegido con un abrazo y una promesa, pero algo en su interior le decía que era precisamente donde debía ir.
Uri tiró de su mano sin soltarla y Gwynn echó a correr soltando una risita. Era un contraste evidente; hacía momentos le había perseguido por el bosque, y ahora corrían juntos de vuelta al lugar donde se habían encontrado.
La bolsa y el instrumento roto estaban en el mismo lugar donde los habían dejado. No era una sorpresa, por supuesto. Las posibilidades de encontrarse con alguien en estos bosques al caer el sol era verdaderamente pequeña.
“Awww, ¡es una lástima que esté roto!” dijo chasqueando la lengua. “¡Quería ver si la sabia de los árboles se parece a nuestra sangre!”
Gwynn dejó ir la mano del chico para que este pudiese inspeccionar el estado del microscopio sobre el suelo pero su vista se mantuvo fija en él. La embriaguez emocional comenzaba a disiparse y el licántropo sintió el peso de la palabra que había dado. Había algo malo con esta situación, algo que había afectado a Uri lo suficiente para escapar al borde del pánico. La mirada azul del muchacho se dirigió al cuaderno de cuero frunciendo el ceño ligeramente.
No sabía nada del vampiro. La revelación le hizo apretar los labios. ¿Cómo podía ayudar a Uri si ni siquiera sabía qué estaba mal en primer lugar?
Una brisa húmeda sopló desde el Este acariciando sus mechones dorados y el muchacho inspiró profundamente cerrando los ojos. Una tormenta. Llegaría aquí en cualquier momento.
“Creo que lloverá,” dijo acercándose al vampiro mientras exploraba el cielo con la mirada. Su mano se movió inconscientemente para coger la del chico una vez más pero se detuvo a medio camino. Aún no estaba plenamente familiarizado con los límites de la interacción humana, y nada sabía de la de los vampiros. No quería que Uri pensara que él era raro, o que no sabía comportarse. Sorprendido cayó en cuenta de que por primera vez desde que dejase su manada se sentía cohibido a causa de su naturaleza. El muchacho sacudió la cabeza para ahuyentar la idea, incapaz de decidir cómo interpretarla.
“Deberíamos buscar refugio por ahora,” dijo echando a andar dedicándole una pequeña sonrisa a su nuevo compañero. No tenía idea de si encontrarían algo a tiempo antes de que los primeros goterones hiciesen aparición, pero eso lo hacía una pequeña aventura. Su expresión se desvaneció reemplazada por una ahora completamente seria. No sabía cómo preguntar lo siguiente.
“¿Uri?” aventuró buscando la mirada del vampiro mientras caminaba. Sus ojos expresaban tanto una disculpa anticipada como sincera preocupación y confianza. “Antes has dicho que alguien te mintió. ¿Por qué… esta persona..? ¿Te dijo algo?”
El muchacho tragó con dificultad. ¿Qué es lo que quería preguntar?
“¿Por qué creías que no podías existir?”
Gwynn
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 105
Nivel de PJ : : 0
Re: Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
Oh......Jejeje ¡Esta bien! Sé los materiales y el método esta escrito en el cuaderno ¡Puedo hacer otro!"
Con arrepentimiento y lentitud, e incluso con un poco de cariño, el niño recogió el resto de lo que quedaba del microscopio. Con una risita algo triste le quitó importancia al asunto, aunque era inevitable estar un poco triste ¡Era el microscopio que le mostró el fascinante mundo del os microorganismos! Pero ya no se podía llorar sobre la leche derramada ¡Ademas, no quería que Gwynn viese un lado así de él!
Guardo el pequeño instrumento entre un par de telas, el niño lo guardó junto al resto de sus cosas en su bolsa de investigación mientras escuchaba lo que decía su amigo. Algo pensativo le respondió
"Hmmm cuando me adentré al bosque me apreció ver una cueva ¡Vayamos ahí! "
Tomando su mano para guiarle, el niño comenzó a avanzar, aunque le resultó algo raro que el lobezno no le dijera nada. En cuanto escuchó su pregunta, fue le vampiro el que se detuvo y guardo silencio, apretó levemente la mano del licántropo y con una suave sonrisa, volvió a andar.
"¿Sabias Gwynn? Yo solía ser un humano....Mis padres me odiaban.....Apenas me acuerdo de ellos, es decir, ya ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero aún así me acuerdo; La mirada de odio de mama, y el desprecio en los ojos de papá ¿Porque me odiaban? Ni yo lo sé del todo, pero por los vecinos sé que fue.....Porque no se supone que yo tuviera que haber nacido. Se suponía que debía ser otro niño, uno nacido de mis dos padres, no solo de mi madre......Yo no sé....Pero lo único que me quedó claro, es que.....no se supone que haya nacido ¿sabes? "
El vampiro caminaba sujetando la mano del otro niño unos pasos por delante, no quería que el otro niño viese su rostro puesto que a pesar de que al vampiro hace mucho que dejó de verse como humano, seguía doliendole el rechazo injustificado de estos hacia su persona ¿Porque fue rechazado únicamente por existir? ¿Tan imperdonable era?
"No podía hablar, tampoco hacer ruido.....Se sentía como si respirar fuera un crimen.... "
El niño desaceleró sus pasos, pero enseguida volvió a su rapidez anterior.
Entonces.....Mi maestro me adoptó. No sé porque me eligió a mi, tampoco porque me trató tan bien....Pero el me dio una existencia a la que tener. Dijo que estaba bien que olvidará mi humanidad, e incluso dijo que ya no hacía falta que me sometiera a los humanos, porque soy un vampiro......Jejeje.....Ser vampiro es maravilloso ¿sabes? Ya no puedo exponerme el Sol y alimentarme solo de sangre es molesto, pero también se ganan varias cosas.
Ah, me he desviado, perdón. Mi maestro me enseñó tantas cosas; Gracias a él sé ahora que convertirme en vampiro es lo mejor que pudo haberme pasado ¡Ya no hace falta que siga preocupándome por minucias! Porque soy un vampiro ahora, ya ningún humano tiene le derecho a negarme existir.... eso creía.....Cuando vi por el microscopio...lo que vi.......
El niño se detuvo y se giró para encarar al licantropo. La mirada el vampiro era pulcra y despejada, pero a la vez ocultaba algo inquietante, como si fueran similares a un fanático religioso. Pero de echo, Uriel se parecía a ellos en muchos aspectos; Para Uriel el credo bajo el que fue criado lo era todo, su única forma de sentirse a gusto, su principio y fin ¿Pero que sucedería si de repente nota las grietas en ese credo?
El niño le dedico una suave sonrisa, como si intentase ocultar su fanatismo e Gwynn ¿Que pensaría de él si notase lo roto y necesitado que estaba? ¿Que era patético? Uriel estaba orgulloso de su raza y las enseñanzas de su maestro, y lss creía desde el fondo de su corazón, pero incluso con ello, había le lado e Uriel que vivió por 89 años y que es realista, ese fragmento suyo le hizo darse cuenta; La razón por la que se aferra tanto a su maestro es porque necesita que algo o alguien justifique y llene su vacío, porque quiere que alguien le diga que puede existir. Necesitaba una prueba que le hiciese sentir bien consigo mismo. Y luego estaba la grieta en ese auto complacimiento ¿Que pensaría de él si ese muchacho viese que tan hipócrita era Uriel?
Su mirada se volvió algo triste, pero a su vez suave y comprensiva ¿Que cambiaría no decirlo? El daño en su mundo perfecto ya estaba, y tampoco era culpa de Gwynn, de echo esta realmente feliz de que el muchachito entrase en su vida.
" Lo que vi fue algo que contradice a su promesa de no mentirme y a lo que mi maestro me dijo hace mucho tiempo,; Que los vampiros somos diferentes a todos, mejores y superiores a cualquier otra raza.....Y sin embargo, vi que nuestra sangre realmente era igual....."
En cuanto lo dijo se sintió realmente triste ¿Porque? Nada de lo que dijo era erróneo o estaba mal. Los vampiros eran superiores a todas las razas, que eran mero ganado para ser devorado. Y aún así se sentía como si lo que dijese estuviese mal ¿Porque sentía que insultó a Gwynn? El vampiro, si entender los complejos sentimientos en su pecho, bajó su mirada. Ya habían llegado a la cueva, pero el niño no dijo o hizo nada.
Con arrepentimiento y lentitud, e incluso con un poco de cariño, el niño recogió el resto de lo que quedaba del microscopio. Con una risita algo triste le quitó importancia al asunto, aunque era inevitable estar un poco triste ¡Era el microscopio que le mostró el fascinante mundo del os microorganismos! Pero ya no se podía llorar sobre la leche derramada ¡Ademas, no quería que Gwynn viese un lado así de él!
Guardo el pequeño instrumento entre un par de telas, el niño lo guardó junto al resto de sus cosas en su bolsa de investigación mientras escuchaba lo que decía su amigo. Algo pensativo le respondió
"Hmmm cuando me adentré al bosque me apreció ver una cueva ¡Vayamos ahí! "
Tomando su mano para guiarle, el niño comenzó a avanzar, aunque le resultó algo raro que el lobezno no le dijera nada. En cuanto escuchó su pregunta, fue le vampiro el que se detuvo y guardo silencio, apretó levemente la mano del licántropo y con una suave sonrisa, volvió a andar.
"¿Sabias Gwynn? Yo solía ser un humano....Mis padres me odiaban.....Apenas me acuerdo de ellos, es decir, ya ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero aún así me acuerdo; La mirada de odio de mama, y el desprecio en los ojos de papá ¿Porque me odiaban? Ni yo lo sé del todo, pero por los vecinos sé que fue.....Porque no se supone que yo tuviera que haber nacido. Se suponía que debía ser otro niño, uno nacido de mis dos padres, no solo de mi madre......Yo no sé....Pero lo único que me quedó claro, es que.....no se supone que haya nacido ¿sabes? "
El vampiro caminaba sujetando la mano del otro niño unos pasos por delante, no quería que el otro niño viese su rostro puesto que a pesar de que al vampiro hace mucho que dejó de verse como humano, seguía doliendole el rechazo injustificado de estos hacia su persona ¿Porque fue rechazado únicamente por existir? ¿Tan imperdonable era?
"No podía hablar, tampoco hacer ruido.....Se sentía como si respirar fuera un crimen.... "
El niño desaceleró sus pasos, pero enseguida volvió a su rapidez anterior.
Entonces.....Mi maestro me adoptó. No sé porque me eligió a mi, tampoco porque me trató tan bien....Pero el me dio una existencia a la que tener. Dijo que estaba bien que olvidará mi humanidad, e incluso dijo que ya no hacía falta que me sometiera a los humanos, porque soy un vampiro......Jejeje.....Ser vampiro es maravilloso ¿sabes? Ya no puedo exponerme el Sol y alimentarme solo de sangre es molesto, pero también se ganan varias cosas.
Ah, me he desviado, perdón. Mi maestro me enseñó tantas cosas; Gracias a él sé ahora que convertirme en vampiro es lo mejor que pudo haberme pasado ¡Ya no hace falta que siga preocupándome por minucias! Porque soy un vampiro ahora, ya ningún humano tiene le derecho a negarme existir.... eso creía.....Cuando vi por el microscopio...lo que vi.......
El niño se detuvo y se giró para encarar al licantropo. La mirada el vampiro era pulcra y despejada, pero a la vez ocultaba algo inquietante, como si fueran similares a un fanático religioso. Pero de echo, Uriel se parecía a ellos en muchos aspectos; Para Uriel el credo bajo el que fue criado lo era todo, su única forma de sentirse a gusto, su principio y fin ¿Pero que sucedería si de repente nota las grietas en ese credo?
El niño le dedico una suave sonrisa, como si intentase ocultar su fanatismo e Gwynn ¿Que pensaría de él si notase lo roto y necesitado que estaba? ¿Que era patético? Uriel estaba orgulloso de su raza y las enseñanzas de su maestro, y lss creía desde el fondo de su corazón, pero incluso con ello, había le lado e Uriel que vivió por 89 años y que es realista, ese fragmento suyo le hizo darse cuenta; La razón por la que se aferra tanto a su maestro es porque necesita que algo o alguien justifique y llene su vacío, porque quiere que alguien le diga que puede existir. Necesitaba una prueba que le hiciese sentir bien consigo mismo. Y luego estaba la grieta en ese auto complacimiento ¿Que pensaría de él si ese muchacho viese que tan hipócrita era Uriel?
Su mirada se volvió algo triste, pero a su vez suave y comprensiva ¿Que cambiaría no decirlo? El daño en su mundo perfecto ya estaba, y tampoco era culpa de Gwynn, de echo esta realmente feliz de que el muchachito entrase en su vida.
" Lo que vi fue algo que contradice a su promesa de no mentirme y a lo que mi maestro me dijo hace mucho tiempo,; Que los vampiros somos diferentes a todos, mejores y superiores a cualquier otra raza.....Y sin embargo, vi que nuestra sangre realmente era igual....."
En cuanto lo dijo se sintió realmente triste ¿Porque? Nada de lo que dijo era erróneo o estaba mal. Los vampiros eran superiores a todas las razas, que eran mero ganado para ser devorado. Y aún así se sentía como si lo que dijese estuviese mal ¿Porque sentía que insultó a Gwynn? El vampiro, si entender los complejos sentimientos en su pecho, bajó su mirada. Ya habían llegado a la cueva, pero el niño no dijo o hizo nada.
Uri
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 326
Nivel de PJ : : 2
Re: Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
Uri tomó su mano para guiarle y Gwynn se sintió algo tonto por haber dudado en inciar el contacto. Al fin y al cabo había sido el vampiro quien lo había hecho la primera vez. El muchacho se dejó guiar aún fascinado por la calidez de la mano en la suya. En algunas de las historias contadas en en su pueblo los vampiros tenían pieles frías, agrietadas y cadavéricas, testimonio de sus cuerpos corrompidos que sólo podían mantenerse robando la vida de otras criaturas. Gwynn acarició brevemente la piel del niño con su pulgar. Eran tan suave como la suya, tan normal como la suya. Casi como si hubiese esuchacho sus pensamientos Uri detuvo sus pasos apretando suavemente su mano atrayendo la mirada de Gwynn hasta su sonrisa antes de reemprender el paso.
El licántropo escuchó al niño confundido. Jamás había imaginado posible que un cachorro pudiese ser rechazado por sus padres. En su tribu la crianza era colectiva, por lo que aunque los padres de sangre decidiesen no tener un vínculo estrecho con el cachorro este siempre contaría con una familia para hacerse cargo de él. ¿Acaso no había habido nadie realmente para Uri? Gwynn sintió su corazón hundirse al imaginarse crecer sin cariño ni preocupación, sin caricias, sin lametones, sin calor, sin canciones ni cuentos bajo la Luna. Su mano apretó la del niño de manera protectora.
Gwynn no estaba seguro del significado de adoptar, al menos no en este caso. A veces había términos en la lengua Común que sospechaba tenían un sentido diferente al que estaba acostumbrado. El maestro, entendía, le había aceptado como un cachorro propio. ¿Pero qué quería decir con que abandonase su humanidad? ¿Era el maestro un vampiro? ¿Podía un vampiro hacerse?
El muchacho estuvo a punto de formular la pregunta cuando Uri se detuvo girándose hacia él. Su mirada le silenció de inmediato. Había un brillo diferente en sus ojos marrones, una intensidad que Gwynn no pudo descifrar pero que no estaba vertida hacia él, una certeza ígnea.
El pequeño vampiro le dedicó una sonrisa y el muchacho observó su expresión cambiar poco a poco a una de tranquila y resignada tristeza. El mismo sentimiento protector le alejó de las preguntas en su mente y tomando ambas manos del niño en las suyas bajó el también la mirada y apoyó su frente delicadamente contra la del vampiro.
“¿Es tan malo que nuestra sangre sea igual?” preguntó casi en un susurro temiendo la respuesta tan pronto como sus palabars escaparon de sus labios. Era la segunda vez que el chico lo mencionaba y ahora, tras oír sobre la “enseñanzas” de su maestro no pudo evitar sentirse algo dolido. “No sé si los vampiros sois superiores a otras razas o no, si sois más fuertes, más rápidos o más inteligentes. Quizá sí. Quiero decir, siempre oí que erais enemigos peligrosos, pero la mayoría de las cosas que oí son diferentes a lo que veo en ti, Uri. No. La mayoría de las cosas que oí son mentira.”
Gwynn pensó una vez más en las historias junto al fuego, en los cuentos increíbles del barbudo Ruairidh y sus terribles advertencias, en la seriedad mortal de sus ojos azules bajo espesas y rebeldes cejas cobrizas. Sus ojos se abrieron como platos al pensar también en las historias sobre los humanos que merodeaban los bosques robando cachorros que se alejaban mucho de la manada para meterlos en jaulas de madera y metal y venderlos en las ciudades. Llevaba meses ya viajando con su hermana, a veces también solo cuando tenían el tiempo y la seguridad de los bosques lo permitía, pero nunca había visto a los misterioros guerreros humanos. Gwynn había comenzado a sospechar que aquella no era sino una historia para asustar a los cachorros. ¿Podía ser lo mismo con las historias sobre los vampiros? El muchacho se separó unas pulgadas buscando los ojos de Uri.
“Quizá… quizá las historias que nos contaban sobre vampiros eran para protegernos, ¿sabes? ¡Quizá es lo mismo contigo! Quizá tu maestro te mintió por alguna razón. Sé que rompió la promesa que te hizo, pero a veces los adultos hacen eso. Pero los adultos también se equivocan, ¡mi hermana se equivoca todo el tiempo! Pero aún si lo que te dijo no es cierto eso no importa, Uri. Aún si al final nuestra sangre es igual, aún si los vampiros no sois superiores, eso no importa. Nadie puede decirte si puedes o no existir. No porque seas humano, o vampiro. Simplemente porque tú eres… bueno, tú.”
El muchacho le dedicó una sonrisa suave. Sabía que lo que decía sonaba estúpido. ¡Era difícil hablar sobre cosas que apenas comenzaba a entender él mismo! Aún así esperaba que el vampiro pudiese comrpender lo que intentaba decir.
“Es lo mismo conmigo. Eres mi amigo no porque seas un humano o un vampiro, Uri. Lo eres porque eres Uri.”
El licántropo apretó ligeramente las manos del muchacho y separó sus labios nuevamente para decir algo. Sentía que debía haber algo que pudiese decir para romper aquella última barrera, para alejar al pequeño vampiro de las dudas y los recuerdos, para mostrarle que podía dejarles ir por un instante y simplemente compartir ese momento con él.
“Uri...”
Un trueno pareció rasgar el mismo cielo sobre sus cabezas y el pequeño licántropo dio un respingo en su sitio. El muchacho maldijo entre dientes. No importaba cuántos rituales, canciones y ofrendas le dedicase, el dios del Trueno podía ser en ocasiones increíblemente inoportuno. Las primeras gotas de lluvia comenzaron su suave murmullo sobre los árboles a su alrededor.
“¡Ah! Ven, antes de que nos mojemos,” dijo guiando al niño de la mano al interior de la cueva. El tunel natural era extenso y parecía desviarse, aunque en la penumbra era difícil determinar con exactitud la distancia. Cerca de la entrada los restos de una antigua fogata sugerían que los pequeños no eran los primeros visitantes en buscar refugio en ella. Junto a las cenizas aún había una pequeña pila de ramas secas y algo de yesca.
“¿Tienes algo para encender un fuego?” preguntó el muchacho sentándose junto a la fogata, invitando con la mano a Uri a sentarse junto a él. “¡Ah! ¡Lo siento! ¿Es verdad que os asusta el fuego o es eso también mentira?”
El licántropo escuchó al niño confundido. Jamás había imaginado posible que un cachorro pudiese ser rechazado por sus padres. En su tribu la crianza era colectiva, por lo que aunque los padres de sangre decidiesen no tener un vínculo estrecho con el cachorro este siempre contaría con una familia para hacerse cargo de él. ¿Acaso no había habido nadie realmente para Uri? Gwynn sintió su corazón hundirse al imaginarse crecer sin cariño ni preocupación, sin caricias, sin lametones, sin calor, sin canciones ni cuentos bajo la Luna. Su mano apretó la del niño de manera protectora.
Gwynn no estaba seguro del significado de adoptar, al menos no en este caso. A veces había términos en la lengua Común que sospechaba tenían un sentido diferente al que estaba acostumbrado. El maestro, entendía, le había aceptado como un cachorro propio. ¿Pero qué quería decir con que abandonase su humanidad? ¿Era el maestro un vampiro? ¿Podía un vampiro hacerse?
El muchacho estuvo a punto de formular la pregunta cuando Uri se detuvo girándose hacia él. Su mirada le silenció de inmediato. Había un brillo diferente en sus ojos marrones, una intensidad que Gwynn no pudo descifrar pero que no estaba vertida hacia él, una certeza ígnea.
El pequeño vampiro le dedicó una sonrisa y el muchacho observó su expresión cambiar poco a poco a una de tranquila y resignada tristeza. El mismo sentimiento protector le alejó de las preguntas en su mente y tomando ambas manos del niño en las suyas bajó el también la mirada y apoyó su frente delicadamente contra la del vampiro.
“¿Es tan malo que nuestra sangre sea igual?” preguntó casi en un susurro temiendo la respuesta tan pronto como sus palabars escaparon de sus labios. Era la segunda vez que el chico lo mencionaba y ahora, tras oír sobre la “enseñanzas” de su maestro no pudo evitar sentirse algo dolido. “No sé si los vampiros sois superiores a otras razas o no, si sois más fuertes, más rápidos o más inteligentes. Quizá sí. Quiero decir, siempre oí que erais enemigos peligrosos, pero la mayoría de las cosas que oí son diferentes a lo que veo en ti, Uri. No. La mayoría de las cosas que oí son mentira.”
Gwynn pensó una vez más en las historias junto al fuego, en los cuentos increíbles del barbudo Ruairidh y sus terribles advertencias, en la seriedad mortal de sus ojos azules bajo espesas y rebeldes cejas cobrizas. Sus ojos se abrieron como platos al pensar también en las historias sobre los humanos que merodeaban los bosques robando cachorros que se alejaban mucho de la manada para meterlos en jaulas de madera y metal y venderlos en las ciudades. Llevaba meses ya viajando con su hermana, a veces también solo cuando tenían el tiempo y la seguridad de los bosques lo permitía, pero nunca había visto a los misterioros guerreros humanos. Gwynn había comenzado a sospechar que aquella no era sino una historia para asustar a los cachorros. ¿Podía ser lo mismo con las historias sobre los vampiros? El muchacho se separó unas pulgadas buscando los ojos de Uri.
“Quizá… quizá las historias que nos contaban sobre vampiros eran para protegernos, ¿sabes? ¡Quizá es lo mismo contigo! Quizá tu maestro te mintió por alguna razón. Sé que rompió la promesa que te hizo, pero a veces los adultos hacen eso. Pero los adultos también se equivocan, ¡mi hermana se equivoca todo el tiempo! Pero aún si lo que te dijo no es cierto eso no importa, Uri. Aún si al final nuestra sangre es igual, aún si los vampiros no sois superiores, eso no importa. Nadie puede decirte si puedes o no existir. No porque seas humano, o vampiro. Simplemente porque tú eres… bueno, tú.”
El muchacho le dedicó una sonrisa suave. Sabía que lo que decía sonaba estúpido. ¡Era difícil hablar sobre cosas que apenas comenzaba a entender él mismo! Aún así esperaba que el vampiro pudiese comrpender lo que intentaba decir.
“Es lo mismo conmigo. Eres mi amigo no porque seas un humano o un vampiro, Uri. Lo eres porque eres Uri.”
El licántropo apretó ligeramente las manos del muchacho y separó sus labios nuevamente para decir algo. Sentía que debía haber algo que pudiese decir para romper aquella última barrera, para alejar al pequeño vampiro de las dudas y los recuerdos, para mostrarle que podía dejarles ir por un instante y simplemente compartir ese momento con él.
“Uri...”
Un trueno pareció rasgar el mismo cielo sobre sus cabezas y el pequeño licántropo dio un respingo en su sitio. El muchacho maldijo entre dientes. No importaba cuántos rituales, canciones y ofrendas le dedicase, el dios del Trueno podía ser en ocasiones increíblemente inoportuno. Las primeras gotas de lluvia comenzaron su suave murmullo sobre los árboles a su alrededor.
“¡Ah! Ven, antes de que nos mojemos,” dijo guiando al niño de la mano al interior de la cueva. El tunel natural era extenso y parecía desviarse, aunque en la penumbra era difícil determinar con exactitud la distancia. Cerca de la entrada los restos de una antigua fogata sugerían que los pequeños no eran los primeros visitantes en buscar refugio en ella. Junto a las cenizas aún había una pequeña pila de ramas secas y algo de yesca.
“¿Tienes algo para encender un fuego?” preguntó el muchacho sentándose junto a la fogata, invitando con la mano a Uri a sentarse junto a él. “¡Ah! ¡Lo siento! ¿Es verdad que os asusta el fuego o es eso también mentira?”
Gwynn
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 105
Nivel de PJ : : 0
Re: Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
“...."
No le contestó, simplemente guardó silencio ¿Era inferior Gwynn a Uriel? Si fuera el Uriel de hace un par de horas hubiera asentido de inmediato sin dudar ¡Claro que es inferior! ¿No era eso obvio? Los vampiros son los máximos depredadores y los más inteligentes ¡Obvio que un licántropo jamás podría siquiera llegar a merecer respirar el aire de un vampiro noble como Uriel! Pero el Uriel actual ya no era así, le costaba encontrar una respuesta.
Gwynn era una existencia que había roto totalmente la forma de pensar que Uriel había dado por asentado era la correcta y más obvia.
¿Que habría respondido Maestro? ¿Y ella?....
“No te mentiré....Durante mucho tiempo lo he pensado y sigo pensándolo, que los demás son inferiores...Incluso cuando nos conocimos yo….lo pensé”
Cuanto más hablaba más sentía un profundo y punzante dolor en su pecho, cuanto más su voz sonaba más le dolía la cabeza. Pero esto no es nuevo para Uriel, pues era la misma sensación que tenía cuando no creía aún en su maestro o cuando sin querer se hacía notar en u hogar, de vuelta cuando era humano. Una profunda sensación de malestar y dolor punzante que traía malos recuerdos al pequeño niño vampiro. No lo sabía, pero eso es “culpabilidad”.
“Entre los vampiros….también decimos cosas malas sobre los licántropos. Cosas como que sois bestias y salvajes, sin inteligencia o decencia, solo meros animales que por casualidad pueden hablar….Y eso es lo más amable….
No solo eso, para un vampiro la sangre es algo muy importante. Es nuestra fuente de alimento y lo que nos mantiene con vida….Es algo difícil de entender quizá, pero no es mentira decir que nuestra mera existencia gira alrededor de ella y vivimos para ella….Esto es especialmente importante para un vampiro Nova.”
Uriel por instinto acarició con su mano la zona en donde fue mordido, ya hace prácticamente 70 años. Los piquetes en forma de dentadura ya habían desaparecido, y únicamente, si uno se fijaba, podía verse unas leves manchas de diferente color en su cuello. Eran lo único que demostraba que el niño fue convertido y que antaño fue un humano.
“No se muy bien cómo explicarlo, pero la sangre es...Nuestra identidad, lo que nos hace….bueno….superiores...”
Una vez más una profunda punzada daño el pecho del vampiro, era como si la palabra “superioridad” estuviera maldita y por cada vez que la dijese una aguja repleta de malicia y veneno se incrustara en la zona de su pecho, más específicamente su corazón. Pero la verdadera punzada llegó de Gwynn.
“Es lo mismo conmigo. Eres mi amigo no porque seas un humano o un vampiro, Uri. Lo eres porque eres Uri."
Esas palabras fueron como una dulce miel deslizándose por su garganta y una daga clavándose en su corazón. Uriel alzó su cabeza y miró a Gwynn, no había sorpresa pero si había tristeza y felicidad por partes iguales.
“Yo tampoco quiero pensar mal de Gwynn ¡No me creo que Gwynn sea como mi maestro dice!"
Uriel no mentía con esas palabras, en verdad que no creía que Gwynn fuera como se decía que eran los licántropos eran.
“¡Incluso si mi maestro me mintió, se equivocó, estaba en lo cierto o sencillamente nuestras razas se temen entre ellas seguiré pensando que estoy feliz de poder conocer a Gwynn!"
El dolor en el pecho seguía presionando levemente su corazón maldito pero curiosamente una nueva emoción había emergido ¿convicción? ¿idealismo? ¿voluntad? Era demasiado temprano para Uriel para entender que lo que sentía era el primer paso para que obtuviera un razonamiento, ideas y credo propios, pero esa cálida sensación en su pecho fue el preludio de ello.
“Ah, no es mentira del todo, en verdad hay algunos que les aterra, pero hay otros como mi maestro no les importa….En mi caso me pone un poco inquieto...su color y calor me recuerdan el Sol."
Uriel le sonrió para tranquilizarle. Ciertamente a Uriel y su maestro no les afectaba del todo, pero era mentira decir que no se asustaría si se hallaban ante una gran llamarada o una hoguera grande ¿Porque los Nova no se sienten tan asustados ante el fuego como otros vampiros? Es algo que curiosamente heredan.
Aún seguía sintiendo el malestar en su pecho, pero se había alzado un poco tras estar un rato en silencio ¿Que podía hablar con el niño licántropo? Uriel buscó por su infantil cabecita cualquier tema que pudiera compartir con su amigo mientras se sentaba al lado de Gwynn.
“ Hmmm….Gwynn…."
El niño vampiro miró hacía el fuego, una sensación de inquietud y nerviosismo se deslizó por su corazón, pero aún así no apartó su mirada ¿Porque siguió mirando si le ponía nervioso? Era porque para Uriel el fuego era una fuente de incomodidad y le recordaba al dolor de las quemaduras solares que un vampiro sufre si se expone, pero también le hacía recordar a aquello que ya no podía obtener del sol, calidez y luz. Para el niño era tan aterrador como hermoso.
“¿Que hare-...harás una vez la lluvia se detenga?....No falta mucho para el amanecer, así´que posiblemente me quede aquí hasta que vuelva a anochecer..."
Uriel se detuvo de decir “haremos” a media frase. El vampiro disfrutaba la compañía del licántropo, y aunque no quería prescindir de ella, entendía desde la inocencia de un niño que era de mal amigo obligar a una persona a permanecer junto a él ¡Y Uriel era un buen amigo!
No le contestó, simplemente guardó silencio ¿Era inferior Gwynn a Uriel? Si fuera el Uriel de hace un par de horas hubiera asentido de inmediato sin dudar ¡Claro que es inferior! ¿No era eso obvio? Los vampiros son los máximos depredadores y los más inteligentes ¡Obvio que un licántropo jamás podría siquiera llegar a merecer respirar el aire de un vampiro noble como Uriel! Pero el Uriel actual ya no era así, le costaba encontrar una respuesta.
Gwynn era una existencia que había roto totalmente la forma de pensar que Uriel había dado por asentado era la correcta y más obvia.
¿Que habría respondido Maestro? ¿Y ella?....
“No te mentiré....Durante mucho tiempo lo he pensado y sigo pensándolo, que los demás son inferiores...Incluso cuando nos conocimos yo….lo pensé”
Cuanto más hablaba más sentía un profundo y punzante dolor en su pecho, cuanto más su voz sonaba más le dolía la cabeza. Pero esto no es nuevo para Uriel, pues era la misma sensación que tenía cuando no creía aún en su maestro o cuando sin querer se hacía notar en u hogar, de vuelta cuando era humano. Una profunda sensación de malestar y dolor punzante que traía malos recuerdos al pequeño niño vampiro. No lo sabía, pero eso es “culpabilidad”.
“Entre los vampiros….también decimos cosas malas sobre los licántropos. Cosas como que sois bestias y salvajes, sin inteligencia o decencia, solo meros animales que por casualidad pueden hablar….Y eso es lo más amable….
No solo eso, para un vampiro la sangre es algo muy importante. Es nuestra fuente de alimento y lo que nos mantiene con vida….Es algo difícil de entender quizá, pero no es mentira decir que nuestra mera existencia gira alrededor de ella y vivimos para ella….Esto es especialmente importante para un vampiro Nova.”
Uriel por instinto acarició con su mano la zona en donde fue mordido, ya hace prácticamente 70 años. Los piquetes en forma de dentadura ya habían desaparecido, y únicamente, si uno se fijaba, podía verse unas leves manchas de diferente color en su cuello. Eran lo único que demostraba que el niño fue convertido y que antaño fue un humano.
“No se muy bien cómo explicarlo, pero la sangre es...Nuestra identidad, lo que nos hace….bueno….superiores...”
Una vez más una profunda punzada daño el pecho del vampiro, era como si la palabra “superioridad” estuviera maldita y por cada vez que la dijese una aguja repleta de malicia y veneno se incrustara en la zona de su pecho, más específicamente su corazón. Pero la verdadera punzada llegó de Gwynn.
“Es lo mismo conmigo. Eres mi amigo no porque seas un humano o un vampiro, Uri. Lo eres porque eres Uri."
Esas palabras fueron como una dulce miel deslizándose por su garganta y una daga clavándose en su corazón. Uriel alzó su cabeza y miró a Gwynn, no había sorpresa pero si había tristeza y felicidad por partes iguales.
“Yo tampoco quiero pensar mal de Gwynn ¡No me creo que Gwynn sea como mi maestro dice!"
Uriel no mentía con esas palabras, en verdad que no creía que Gwynn fuera como se decía que eran los licántropos eran.
“¡Incluso si mi maestro me mintió, se equivocó, estaba en lo cierto o sencillamente nuestras razas se temen entre ellas seguiré pensando que estoy feliz de poder conocer a Gwynn!"
El dolor en el pecho seguía presionando levemente su corazón maldito pero curiosamente una nueva emoción había emergido ¿convicción? ¿idealismo? ¿voluntad? Era demasiado temprano para Uriel para entender que lo que sentía era el primer paso para que obtuviera un razonamiento, ideas y credo propios, pero esa cálida sensación en su pecho fue el preludio de ello.
“Ah, no es mentira del todo, en verdad hay algunos que les aterra, pero hay otros como mi maestro no les importa….En mi caso me pone un poco inquieto...su color y calor me recuerdan el Sol."
Uriel le sonrió para tranquilizarle. Ciertamente a Uriel y su maestro no les afectaba del todo, pero era mentira decir que no se asustaría si se hallaban ante una gran llamarada o una hoguera grande ¿Porque los Nova no se sienten tan asustados ante el fuego como otros vampiros? Es algo que curiosamente heredan.
Aún seguía sintiendo el malestar en su pecho, pero se había alzado un poco tras estar un rato en silencio ¿Que podía hablar con el niño licántropo? Uriel buscó por su infantil cabecita cualquier tema que pudiera compartir con su amigo mientras se sentaba al lado de Gwynn.
“ Hmmm….Gwynn…."
El niño vampiro miró hacía el fuego, una sensación de inquietud y nerviosismo se deslizó por su corazón, pero aún así no apartó su mirada ¿Porque siguió mirando si le ponía nervioso? Era porque para Uriel el fuego era una fuente de incomodidad y le recordaba al dolor de las quemaduras solares que un vampiro sufre si se expone, pero también le hacía recordar a aquello que ya no podía obtener del sol, calidez y luz. Para el niño era tan aterrador como hermoso.
“¿Que hare-...harás una vez la lluvia se detenga?....No falta mucho para el amanecer, así´que posiblemente me quede aquí hasta que vuelva a anochecer..."
Uriel se detuvo de decir “haremos” a media frase. El vampiro disfrutaba la compañía del licántropo, y aunque no quería prescindir de ella, entendía desde la inocencia de un niño que era de mal amigo obligar a una persona a permanecer junto a él ¡Y Uriel era un buen amigo!
Uri
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 326
Nivel de PJ : : 2
Re: Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
Gwynn arrancó algunas chispas del pedernal y sopló gentilmente en la yesca hasta que una llamarada estallo en vida. Momentos más tarde un pequeño fuego iluminaba la cueva haciendo una miríada de sombras bailotear sobre las paredes de roca. El chisporrotear de las ramas junto a la lluvia sobre los árboles le transportaron de vuelta al bosque húmedo y oscuro de la Arboleda Central.
Con su mirada azul perdida en el rojo de Teine, el Espíritu Ígneo, el muchacho tomó un momento para considerar las palabras de Uri. Había oído aquello de la superioridad también aquí en las ciudades. ¿No era, después de todo, la superioridad humana lo que justificaba la menra en que se desenvolvían frente a las demás criaturas? Podía verse en cada una de sus acciones; en la quema de bosques, en la caza por trofeo, en sus guerras. De hecho para los humanos la superioridad era individual. Por eso algunos podían tenerlo todo mientras otros no tenían nada. Porque eran mejores. Porque lo merecían. Gwynn abrazó sus rodillas pensando que cada vez entendía mejor la desconfianza ·por no llamarle desprecio· que su hermana a menudo manifestaba frente a los pueblos al sur del Bosque.
“Entiendo por qué dicen eso de ser superiores. Los vampiros, quiero decir,” dijo excluyendo casualmente a Uri de la frase. Él no pensaba como ellos, ¿no? “También hay lobos que piensan así. No mi tribu, no creo al menos. Pero otros lobos. Supongo que para vosotros nosotros somos la presa, ¿no?”
Gwynn dedicó una sonrisa cálida al vampiro mientras este se sentaba junto a él, moviéndose sutilmente hasta quedar su costado tocando ligeramente a su nuevo amigo. Se sentía como una victoria el ser aceptado por Uri, en especial considerando era el primer amigo que hacía en estos meses tras dejar el Bosque. Los niños de Lunargenta, sobrevivientes ellos mismos de tragedias varias, curtidos por la guerra y la enfermedad, habían sido crueles con él inicialmente. Su acento, su ropa, la pintura que llevaba entonces sobre la piel, todo en el licántropo gritaba extranjero en una ciudad que había por fuerza perdido la confianza y la compasión.
El muchacho notó la leve inquietud del otro chico frente a las llamas e inconscientemente acercó su cabeza a la del vampiro frotando sus cabellos brevemente, pero se separó dando un respingo al recordar dónde estaba. Para los lobos de la Luna de Sangre marcarse unos a otros era un gesto tan casual como familiar, parte natural e incuestionable de la dinámica de manada, pero no estaba con su familia ahora. Uri no era un lobo. Uri era un vampiro.
...bestias y salvajes, sin inteligencia o decencia, solo meros animales que por casualidad pueden hablar...
La pregunta alejó el malestar en su pecho unos instantes.
“No lo sé. Quiero decir, por supuesto nos quedaremos aquí durante el día. Yo también tengo sueño, ¡no he dormido nada!”
Gwynn descansó la barbilla sobre sus rodillas mirando a Uri con renovada curiosidad.
“¿Vives ahora en Lunargenta? Quizá puedas mostrarme tu casa… ah, a no ser que haya otros vampiros, supongo… O podemos simplemente, ya sabes, ¿jugar por allí? ¡También puedo ayudarte con tu investigación! Aunque aún no sé qué hacías.”
El llamado estridente de un cuervo desvió la atención del licántropo hacia el bosque más allá de la cueva, donde los primeros tonos azules comenzaban a teñir el cielo nocturno.
“Pronto amanecerá. Podemos dormir en el fondo de la cueva, debería ser suficientemente oscuro para ti, ¿no? Ah, y puedes usar mi ropa y la piel de cervatillo como cama. Yo no la necesito para dor...”
Gwynn detuvo sus palabras, el malestar volviendo una vez más a su pecho. No podía transformarse, no frente a Uri. Sólo pensar en ello le hacía sentirse infinitamente culpable. ¿Acaso sentía vergüenza de lo que era? No. De ninguna manera. Pero Uri… Uri quizá no quisiese…
...meros animales… bestias… decencia…
“Quiero decir, puedes usar mi ropa como cama porque yo… no tengo tanto sueño en realidad, ¿sabes?” Mintió forzando una sonrisa. Las palabras sabían mal sobre su lengua, pero antes de que pudiese pensar en ellas ya habían escapado de sus labios. “Creo que… iré a correr un rato. Cerca de la cueva. ¡Como un guardia! Así nadie te molestará. Con mi pelaje la lluvia no es problema.”
Gwynn se quitó la piel sobre los hombros y la túnica de gruesa lana rápidamente tendiéndolas hacia el vampiro.
"Ve a descansar. Yo volveré luego."
Su corazón se hundió y sus mejillas se iluminaron con vergüenza y culpa. No es que sea malo ser un lobo, se repitió una vez más en su mente pensando en la mirada juzgadora de sus ancestros. Es por un amigo.
Con su mirada azul perdida en el rojo de Teine, el Espíritu Ígneo, el muchacho tomó un momento para considerar las palabras de Uri. Había oído aquello de la superioridad también aquí en las ciudades. ¿No era, después de todo, la superioridad humana lo que justificaba la menra en que se desenvolvían frente a las demás criaturas? Podía verse en cada una de sus acciones; en la quema de bosques, en la caza por trofeo, en sus guerras. De hecho para los humanos la superioridad era individual. Por eso algunos podían tenerlo todo mientras otros no tenían nada. Porque eran mejores. Porque lo merecían. Gwynn abrazó sus rodillas pensando que cada vez entendía mejor la desconfianza ·por no llamarle desprecio· que su hermana a menudo manifestaba frente a los pueblos al sur del Bosque.
“Entiendo por qué dicen eso de ser superiores. Los vampiros, quiero decir,” dijo excluyendo casualmente a Uri de la frase. Él no pensaba como ellos, ¿no? “También hay lobos que piensan así. No mi tribu, no creo al menos. Pero otros lobos. Supongo que para vosotros nosotros somos la presa, ¿no?”
Gwynn dedicó una sonrisa cálida al vampiro mientras este se sentaba junto a él, moviéndose sutilmente hasta quedar su costado tocando ligeramente a su nuevo amigo. Se sentía como una victoria el ser aceptado por Uri, en especial considerando era el primer amigo que hacía en estos meses tras dejar el Bosque. Los niños de Lunargenta, sobrevivientes ellos mismos de tragedias varias, curtidos por la guerra y la enfermedad, habían sido crueles con él inicialmente. Su acento, su ropa, la pintura que llevaba entonces sobre la piel, todo en el licántropo gritaba extranjero en una ciudad que había por fuerza perdido la confianza y la compasión.
El muchacho notó la leve inquietud del otro chico frente a las llamas e inconscientemente acercó su cabeza a la del vampiro frotando sus cabellos brevemente, pero se separó dando un respingo al recordar dónde estaba. Para los lobos de la Luna de Sangre marcarse unos a otros era un gesto tan casual como familiar, parte natural e incuestionable de la dinámica de manada, pero no estaba con su familia ahora. Uri no era un lobo. Uri era un vampiro.
...bestias y salvajes, sin inteligencia o decencia, solo meros animales que por casualidad pueden hablar...
La pregunta alejó el malestar en su pecho unos instantes.
“No lo sé. Quiero decir, por supuesto nos quedaremos aquí durante el día. Yo también tengo sueño, ¡no he dormido nada!”
Gwynn descansó la barbilla sobre sus rodillas mirando a Uri con renovada curiosidad.
“¿Vives ahora en Lunargenta? Quizá puedas mostrarme tu casa… ah, a no ser que haya otros vampiros, supongo… O podemos simplemente, ya sabes, ¿jugar por allí? ¡También puedo ayudarte con tu investigación! Aunque aún no sé qué hacías.”
El llamado estridente de un cuervo desvió la atención del licántropo hacia el bosque más allá de la cueva, donde los primeros tonos azules comenzaban a teñir el cielo nocturno.
“Pronto amanecerá. Podemos dormir en el fondo de la cueva, debería ser suficientemente oscuro para ti, ¿no? Ah, y puedes usar mi ropa y la piel de cervatillo como cama. Yo no la necesito para dor...”
Gwynn detuvo sus palabras, el malestar volviendo una vez más a su pecho. No podía transformarse, no frente a Uri. Sólo pensar en ello le hacía sentirse infinitamente culpable. ¿Acaso sentía vergüenza de lo que era? No. De ninguna manera. Pero Uri… Uri quizá no quisiese…
...meros animales… bestias… decencia…
“Quiero decir, puedes usar mi ropa como cama porque yo… no tengo tanto sueño en realidad, ¿sabes?” Mintió forzando una sonrisa. Las palabras sabían mal sobre su lengua, pero antes de que pudiese pensar en ellas ya habían escapado de sus labios. “Creo que… iré a correr un rato. Cerca de la cueva. ¡Como un guardia! Así nadie te molestará. Con mi pelaje la lluvia no es problema.”
Gwynn se quitó la piel sobre los hombros y la túnica de gruesa lana rápidamente tendiéndolas hacia el vampiro.
"Ve a descansar. Yo volveré luego."
Su corazón se hundió y sus mejillas se iluminaron con vergüenza y culpa. No es que sea malo ser un lobo, se repitió una vez más en su mente pensando en la mirada juzgadora de sus ancestros. Es por un amigo.
Gwynn
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 105
Nivel de PJ : : 0
Re: Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
El vampirito ladeó su cabeza al notar lo raro que estaba el licántropo ¿Había dicho algo para que estuviese incomodo? Uriel lo miró un poco confuso y preocupado mientras le veía irse de la cueva, queriendo seguirlo, el vampiro hizo un amago de levantarse para seguirlo pero en cuanto vio las franjas luminosas aparecer en el horizonte el vampiro palideció ¡Salir sería doloroso para el vampiro! Volviéndose a sentarse, el vampiro bajó su mirada.
¿Porque Gwynn estaba tan triste?
el vampirito se lo preguntó bajando rostro ¿Dijo algo que no debía? ¿Tal vez no se fiaba de dormir al lado de un vampiro? ¿Tal vez le desagradaba la idea de permanecer tanto tiempo a su lado? Pero antes, cuando estaban cerca, el niño lobo se restregó contra su cabello levemente ¡Parecía realmente cómodo! El vampiro, pensó lo mejor que pudo en las razones de Gwynn, no fue criado para empetizar o intentar pensar en los demás así que le fue realmente complicado.
Torpemente, tras pensarlo un rato, logró vislumbrar un poco de lo que sucedía.
Quizá....Gwynn se siente igual que yo......
El inocente vampiro, quien jamás había conectado o intentado siquiera relacionarse con otros que no fueran vampiros, pensó en algo; Tal vez Gwynn era como el, temeroso de ser rechazado por culpa de las costumbres de su raza. inseguro por una amistad única en su naturaleza e incapaz de saber que debería hacer y no hacer.
Tal vez Gwynn tampoco, al igual que yo, pudo relacionarse con otras razas...
El vampirito se levantó se acercó a la boca de la cueva, los rayos del Sol eran apenas perceptibles aún pero el pequeño vampiro sentía como si la piel expuesta de su rostro picase levemente, ese picor pronto se intensificaría hasta volverse un doloroso y ardiente dolor en cuanto el Sol alumbrase el bosque en donde se encontraban. Aún con el miedo propio al saber cuanto se estaba arriesgando, el niño salió un poco dela cueva mientras sus rodillas temblaban levemente ¡Solo un vampiro sabía cuan doloroso eran los rayos del Sol!
El niño siguió pensando ¿Que fue lo Gwynn no quería que viese de él mismo? El vampiro, no acostumbrado a ser empatico, pudo sentir un leve dolor en su cabeza fruto de darle vueltas a un tema por mucho tiempo y de forma intensa, aún así el vampirito siguió pensando e intentando comprender al niño lobo.
"Algo que Gwynn no quisiera contarme.....Algo que para Gwynn es intimo......Algo que es muy importante para Gwynnn.....Algo que un licántropo....."
El picor en su piel se había vuelto un poco mas intenso y sentía unas leves punzadas en su cabeza, pero el vampiro finalmente empezó a creer saber el problema de Gwynn. Para Uriel era similar, si el vampiro tuviese que beber sangre delante del fijo que estaría igual; Temeroso de que Gwynn lo considere repugnante como todos los demás. Si fuera otra persona le daría lo mismo, porque esta orgulloso de ser un vampiro, pero si fuera Gwynn.....
"¡Gwynn! N-No sé nada sobre los licántropos ¡Pero sé algo sobre ti! No me importa las manías, costumbres o cultura de los licántropo-....Waaaah ¡No es así! ¡Si que me impor-.! ¡Bueno, no pero...! ¡Diablos! Lo que intento decir es que sin importar que, jamás pensaré mal o que es repugnante cualquier cosa que venga de ti ¡Sabes! Yo tampoco quiero que veas cosas de los vampiros que puedas pensar sean asquerosas o raras."
El niño intentó explicarse tímidamente, en verdad que le costaba ordenar los sentimientos y la empatia cuando se trataba de otro ¡Pero nos e podía hacer nada! Uriel, como vampiro, no necesitaba ese tipo de cosas, se suponía que debía ser arrogante y egolatra como el resto de su estirpe vampirica ¡Pero Uriel se negaba a serlo! ¡No lo quería is eso significaba no poder entender a Gwynn! Porque en verdad quería hacerlo, no solo a él, quería entender la raza de Gwynn porque era una gran parte del niño y algo importante también, y luego quería que Gwynn supiese mas de los vampiros y de los Nova ¡Porque quería poder entender y ser entendido! Pero expresar todo eso era algo que Uriel no podía hacer, lo único que podía hacer de momento era intentar expresar de forma torpe y tímida que para Uriel, nada que Gwynn hiciese despertaría su rechazo.
Sintiendo como el picor se convertía en un leve y molesto ardo, el vampiro finalmente empezó a regresar a al cueva ¡Finalmente pudo ponerse en lugar de su amigo! El vampiro se sentía exhausto y un poco adolorido por el ardor en su pálida piel de vampiro, pero también un poco liberado y menos oprimido de lo que estaba antes, curiosamente sus propias palabras le enseñaron algo muy valioso.
Abrir su mente y corazón no era fácil, era doloroso y avergonzante darte cuenta de que hay cosas que temes que una persona no entienda de ti, porque es algo intimo y preciado, si otros la rechazasen sería doloroso y aterrador. Incluso ahora Uriel temía decirle muchas cosas a su nuevo amigo ¿Que pasa si terminase desagradandole por sus costumbres de vampiro? ¿Y se hiere sin querer a Gwynn?
Tal vez por eso vampiros y licántropos no pueden dejar sus diferencias incluso tras mucho tiempo....Porque ambos tienen la sensación de ser juzgados y odiados, y les da miedo a exponerse al otro y salir dañados de ello.....
Una guerra racial era muy complicada y había muchos factores que el inocente vampirito no entendía, puede que en sus 350 años de vida jamás logre entenderlo del todo. Pero, hablando con Gwynn pudo entender un poco más el odio entre ambas razas, y porque su amistad era tan especial y extraña. Quizá si que fuese un error ser amigo de un licántropos, después de todo. Pero no se arrepentía y jamás daría un paso detrás, porque Uriel no era "Todos los vampiros" y Gwynn no era "Todos los licántropos", ellos eran ellos.
Si en verdad no existe ningún vampiro en la historia que fuese amigo de un licántropo, incluso si da miedo....¡Me volveré el primer vampiro en ser amigo de un licántropo!
Es curioso, Uriel, un ser de naturaleza cobarde que un día le rogó a un solitario y arrogante vampiro por una identidad y una familia, y luego le rogó egoistamente a un niño licántropo por amistad, en tan poco tiempo, y por mera casualidad, entendió algo tan inesperado y complicado que ni razas enteras podían entender. Y aunque no lo supiera, sus sentimientos eran puros y fácilmente rompibles por la realidad del mundo, y aún así tan poderosos y fuertes como el titanio.
¿Porque Gwynn estaba tan triste?
el vampirito se lo preguntó bajando rostro ¿Dijo algo que no debía? ¿Tal vez no se fiaba de dormir al lado de un vampiro? ¿Tal vez le desagradaba la idea de permanecer tanto tiempo a su lado? Pero antes, cuando estaban cerca, el niño lobo se restregó contra su cabello levemente ¡Parecía realmente cómodo! El vampiro, pensó lo mejor que pudo en las razones de Gwynn, no fue criado para empetizar o intentar pensar en los demás así que le fue realmente complicado.
Torpemente, tras pensarlo un rato, logró vislumbrar un poco de lo que sucedía.
Quizá....Gwynn se siente igual que yo......
El inocente vampiro, quien jamás había conectado o intentado siquiera relacionarse con otros que no fueran vampiros, pensó en algo; Tal vez Gwynn era como el, temeroso de ser rechazado por culpa de las costumbres de su raza. inseguro por una amistad única en su naturaleza e incapaz de saber que debería hacer y no hacer.
Tal vez Gwynn tampoco, al igual que yo, pudo relacionarse con otras razas...
El vampirito se levantó se acercó a la boca de la cueva, los rayos del Sol eran apenas perceptibles aún pero el pequeño vampiro sentía como si la piel expuesta de su rostro picase levemente, ese picor pronto se intensificaría hasta volverse un doloroso y ardiente dolor en cuanto el Sol alumbrase el bosque en donde se encontraban. Aún con el miedo propio al saber cuanto se estaba arriesgando, el niño salió un poco dela cueva mientras sus rodillas temblaban levemente ¡Solo un vampiro sabía cuan doloroso eran los rayos del Sol!
El niño siguió pensando ¿Que fue lo Gwynn no quería que viese de él mismo? El vampiro, no acostumbrado a ser empatico, pudo sentir un leve dolor en su cabeza fruto de darle vueltas a un tema por mucho tiempo y de forma intensa, aún así el vampirito siguió pensando e intentando comprender al niño lobo.
"Algo que Gwynn no quisiera contarme.....Algo que para Gwynn es intimo......Algo que es muy importante para Gwynnn.....Algo que un licántropo....."
El picor en su piel se había vuelto un poco mas intenso y sentía unas leves punzadas en su cabeza, pero el vampiro finalmente empezó a creer saber el problema de Gwynn. Para Uriel era similar, si el vampiro tuviese que beber sangre delante del fijo que estaría igual; Temeroso de que Gwynn lo considere repugnante como todos los demás. Si fuera otra persona le daría lo mismo, porque esta orgulloso de ser un vampiro, pero si fuera Gwynn.....
"¡Gwynn! N-No sé nada sobre los licántropos ¡Pero sé algo sobre ti! No me importa las manías, costumbres o cultura de los licántropo-....Waaaah ¡No es así! ¡Si que me impor-.! ¡Bueno, no pero...! ¡Diablos! Lo que intento decir es que sin importar que, jamás pensaré mal o que es repugnante cualquier cosa que venga de ti ¡Sabes! Yo tampoco quiero que veas cosas de los vampiros que puedas pensar sean asquerosas o raras."
El niño intentó explicarse tímidamente, en verdad que le costaba ordenar los sentimientos y la empatia cuando se trataba de otro ¡Pero nos e podía hacer nada! Uriel, como vampiro, no necesitaba ese tipo de cosas, se suponía que debía ser arrogante y egolatra como el resto de su estirpe vampirica ¡Pero Uriel se negaba a serlo! ¡No lo quería is eso significaba no poder entender a Gwynn! Porque en verdad quería hacerlo, no solo a él, quería entender la raza de Gwynn porque era una gran parte del niño y algo importante también, y luego quería que Gwynn supiese mas de los vampiros y de los Nova ¡Porque quería poder entender y ser entendido! Pero expresar todo eso era algo que Uriel no podía hacer, lo único que podía hacer de momento era intentar expresar de forma torpe y tímida que para Uriel, nada que Gwynn hiciese despertaría su rechazo.
Sintiendo como el picor se convertía en un leve y molesto ardo, el vampiro finalmente empezó a regresar a al cueva ¡Finalmente pudo ponerse en lugar de su amigo! El vampiro se sentía exhausto y un poco adolorido por el ardor en su pálida piel de vampiro, pero también un poco liberado y menos oprimido de lo que estaba antes, curiosamente sus propias palabras le enseñaron algo muy valioso.
Abrir su mente y corazón no era fácil, era doloroso y avergonzante darte cuenta de que hay cosas que temes que una persona no entienda de ti, porque es algo intimo y preciado, si otros la rechazasen sería doloroso y aterrador. Incluso ahora Uriel temía decirle muchas cosas a su nuevo amigo ¿Que pasa si terminase desagradandole por sus costumbres de vampiro? ¿Y se hiere sin querer a Gwynn?
Tal vez por eso vampiros y licántropos no pueden dejar sus diferencias incluso tras mucho tiempo....Porque ambos tienen la sensación de ser juzgados y odiados, y les da miedo a exponerse al otro y salir dañados de ello.....
Una guerra racial era muy complicada y había muchos factores que el inocente vampirito no entendía, puede que en sus 350 años de vida jamás logre entenderlo del todo. Pero, hablando con Gwynn pudo entender un poco más el odio entre ambas razas, y porque su amistad era tan especial y extraña. Quizá si que fuese un error ser amigo de un licántropos, después de todo. Pero no se arrepentía y jamás daría un paso detrás, porque Uriel no era "Todos los vampiros" y Gwynn no era "Todos los licántropos", ellos eran ellos.
Si en verdad no existe ningún vampiro en la historia que fuese amigo de un licántropo, incluso si da miedo....¡Me volveré el primer vampiro en ser amigo de un licántropo!
Es curioso, Uriel, un ser de naturaleza cobarde que un día le rogó a un solitario y arrogante vampiro por una identidad y una familia, y luego le rogó egoistamente a un niño licántropo por amistad, en tan poco tiempo, y por mera casualidad, entendió algo tan inesperado y complicado que ni razas enteras podían entender. Y aunque no lo supiera, sus sentimientos eran puros y fácilmente rompibles por la realidad del mundo, y aún así tan poderosos y fuertes como el titanio.
Uri
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 326
Nivel de PJ : : 2
Re: Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
Gwynn disfrutó la lluvia helada sobre su piel unos momentos. Había abandonado la cueva con pasos veloces, ansioso por dejar atrás la incomodidad que había sentido, deteniéndose un instante junto a la entrada para quitarse también sus botas y la delgada túnica de lino que llevaba bajo la de algodón. Ahora completamente desnudo bajo la lluvia el muchacho ignoró el escalofrío reflejo de su cuerpo anticipando la comportable calidez de su pelaje blanco.
El licántropo de acuclilló sobre el suelo y sintió cada nervio en cada rincón de su anatomía disparar la señal eléctrica que daba paso a la transformación. Un relámpago ígneo cruzó sus músculos y el muchacho inhaló súbitamente sintiendo sus ligamentos y huesos cambiar a una velocidad imposible mientras sus ojos, oídos y nariz despertaban inundando su cerebro con información sensorial. Había llevado a cabo esta metamorfosis miles de veces en su vida, pero seguía siendo una experiencia mágica, como cruzar el umbral entre dos dimensiones diferentes pero superpuestas.
El cachorro blanco sacudió su pelaje por instintivo reflejo y evitando mirar hacia la cueva echó a andar hacia los árboles arrullado por el murmullo líquido a su alrededor y los familiares aromas del musgo, la tierra y el exquisitamente rico y complejo ciclo de vida y muerte del bosque.
El débil Sol de invierno anunciaba ya su presencia sobre el horizonte entre las nubes de lluvia y el cachorro olfateó el suelo haciendo un mapa de sus alrededores. No le sería difícil encontrar algún refugio parcial cerca de la cueva donde dormir. Le había prometido a Uri que haría guardia y aquello era lo que pensaba hacer.
Las palabras a su espalda le obligaron a girarse en dirección a la cueva. ¿Qué hacía Uri? ¡Casi era de día! Sus patas le llevaron de vuelta, pero se detuvo a una distancia prudente, el fantasma de su inseguridad persiguiéndole aún en esta piel. El lobo lanzó un gimoteo débil al escuchar al vampiro sintiendo una mezcla de alivio y culpa, esta vez no por temer ofender a Uri de alguna manera, sino por haber dudado de él por segunda vez. Uri era ahora su amigo, y los amigos se deben confianza.
Gwynn permaneció en su sitio un rato. Lo haría. En la mañana, o, bueno, noche, le mostraría a Uri su forma como lobo. Quizá pudiera enseñarle algunas cosas del lenguaje lupino, ¡o mostrarle lo que podía hacer en esta piel! Aunque no podrían jugar así, claro, ¡no sería justo! El lobo bufó divertido y sacudió su cabeza.
No. No tenía sentido esperar hasta entonces. Las palabras de Uri habían sido sinceras y en ellas había encontrado todo lo que necesitaba saber.
El cachorro echó a andar lentamente hasta el interior de la cueva y sacudió enérgicamente su cuerpo intentando quitarse tanta agua como fuese posible. Su suave pelaje lupino estaba bien adaptado para la interperie y no tardaba en secarse. Gwynn se acercó con pasos vacilantes hasta la figura del vampiro sobre el suelo, sus ojos cerrados y su respiración pausada más no profunda sugiriendo que comenzaba apenas a sumergirse en el sueño.
Las patas mullidas del cachorro avanzaron sin sonido alguno hasta que estuvo junto al cuerpo de su nuevo amigo. Gwynn acercó su hocico y olfateo al vampiro con orejas muy erguidas, su cerebro vertido a la tarea de identificar y memorizar los elementos únicos de su aroma, mucho de ellos notas sutiles que había percibido en us forma humana y ahora cobraban intensidad y forma. Para los humanos y demás razas resultaba imposible entender la manera en que un lobo percibía el mundo. Los olores pintaban una realidad tan compleja y rica como lo hacía la vista, un mundo completo de información y las personas y animales no eran la excepción; para un lobo oler a una persona era igual a la manera en que un humano observaba los detalles de alguien a quien acababa de reconocer, sólo que el olfato era de alguna manera un sentido más preciso, intenso e íntimo. No habían palabras para describirlo.
Gwynn acercó su hocico al rostro del vampiro y, sin poder evitarlo, dedicó una seguidilla de lametones a sus mejillas. El gesto no era sólo una muestra de familiar cariño, sino que aportaba a través del gusto aún más información olfativa. El niño abrió sus ojos y el cachorro virtió en ellos su mirada profundamente azul, el mismo azul que hacía un rato adornase su rostro de piel suave y pecas. El cachorro se echó junto al vampiro y descansó su cabeza sobre su pecho cerrando los ojos. No podía pronunciar palabras ahora, pero tampoco hacía falta. Resultaba evidente ahora, pero todo lo que necesitaba ofrecer era eso; su calor, su cercanía y su confianza.
Tras la confusión y dudas del fortuito encuentro, tras el cuestionar tantas de las verdades que siempre había dado por hechos inmutables, tras haber entendido por primera vez lo que significaba realmente ser diferente, ser un licántropo en este vasto mundo más allá de los bosques, tras la vorágine emocional que había sido esta experiencia el cachorro encontró una extraña paz escuchando los latidos del vampiro. No podía explicarlo, ni tampoco necesitaba hacerlo, pero en aquel instante decidió que aquel era precisamente el momento y el lugar donde quería estar; en el suelo de aquella cueva fría arrullado por el sonido de la lluvia sobre los árboles y el corazón de Uri junto a él.
Sentía una idea expandirse por su mente, una revelación, un presentimiento, pero el cachorro decidió dejarlo flotar allí mientras se abandonaba a la inconsciencia. Por ahora, todo lo que necesitaba era la verdad de ese momento.
El licántropo de acuclilló sobre el suelo y sintió cada nervio en cada rincón de su anatomía disparar la señal eléctrica que daba paso a la transformación. Un relámpago ígneo cruzó sus músculos y el muchacho inhaló súbitamente sintiendo sus ligamentos y huesos cambiar a una velocidad imposible mientras sus ojos, oídos y nariz despertaban inundando su cerebro con información sensorial. Había llevado a cabo esta metamorfosis miles de veces en su vida, pero seguía siendo una experiencia mágica, como cruzar el umbral entre dos dimensiones diferentes pero superpuestas.
El cachorro blanco sacudió su pelaje por instintivo reflejo y evitando mirar hacia la cueva echó a andar hacia los árboles arrullado por el murmullo líquido a su alrededor y los familiares aromas del musgo, la tierra y el exquisitamente rico y complejo ciclo de vida y muerte del bosque.
El débil Sol de invierno anunciaba ya su presencia sobre el horizonte entre las nubes de lluvia y el cachorro olfateó el suelo haciendo un mapa de sus alrededores. No le sería difícil encontrar algún refugio parcial cerca de la cueva donde dormir. Le había prometido a Uri que haría guardia y aquello era lo que pensaba hacer.
Las palabras a su espalda le obligaron a girarse en dirección a la cueva. ¿Qué hacía Uri? ¡Casi era de día! Sus patas le llevaron de vuelta, pero se detuvo a una distancia prudente, el fantasma de su inseguridad persiguiéndole aún en esta piel. El lobo lanzó un gimoteo débil al escuchar al vampiro sintiendo una mezcla de alivio y culpa, esta vez no por temer ofender a Uri de alguna manera, sino por haber dudado de él por segunda vez. Uri era ahora su amigo, y los amigos se deben confianza.
Gwynn permaneció en su sitio un rato. Lo haría. En la mañana, o, bueno, noche, le mostraría a Uri su forma como lobo. Quizá pudiera enseñarle algunas cosas del lenguaje lupino, ¡o mostrarle lo que podía hacer en esta piel! Aunque no podrían jugar así, claro, ¡no sería justo! El lobo bufó divertido y sacudió su cabeza.
No. No tenía sentido esperar hasta entonces. Las palabras de Uri habían sido sinceras y en ellas había encontrado todo lo que necesitaba saber.
El cachorro echó a andar lentamente hasta el interior de la cueva y sacudió enérgicamente su cuerpo intentando quitarse tanta agua como fuese posible. Su suave pelaje lupino estaba bien adaptado para la interperie y no tardaba en secarse. Gwynn se acercó con pasos vacilantes hasta la figura del vampiro sobre el suelo, sus ojos cerrados y su respiración pausada más no profunda sugiriendo que comenzaba apenas a sumergirse en el sueño.
Las patas mullidas del cachorro avanzaron sin sonido alguno hasta que estuvo junto al cuerpo de su nuevo amigo. Gwynn acercó su hocico y olfateo al vampiro con orejas muy erguidas, su cerebro vertido a la tarea de identificar y memorizar los elementos únicos de su aroma, mucho de ellos notas sutiles que había percibido en us forma humana y ahora cobraban intensidad y forma. Para los humanos y demás razas resultaba imposible entender la manera en que un lobo percibía el mundo. Los olores pintaban una realidad tan compleja y rica como lo hacía la vista, un mundo completo de información y las personas y animales no eran la excepción; para un lobo oler a una persona era igual a la manera en que un humano observaba los detalles de alguien a quien acababa de reconocer, sólo que el olfato era de alguna manera un sentido más preciso, intenso e íntimo. No habían palabras para describirlo.
Gwynn acercó su hocico al rostro del vampiro y, sin poder evitarlo, dedicó una seguidilla de lametones a sus mejillas. El gesto no era sólo una muestra de familiar cariño, sino que aportaba a través del gusto aún más información olfativa. El niño abrió sus ojos y el cachorro virtió en ellos su mirada profundamente azul, el mismo azul que hacía un rato adornase su rostro de piel suave y pecas. El cachorro se echó junto al vampiro y descansó su cabeza sobre su pecho cerrando los ojos. No podía pronunciar palabras ahora, pero tampoco hacía falta. Resultaba evidente ahora, pero todo lo que necesitaba ofrecer era eso; su calor, su cercanía y su confianza.
Tras la confusión y dudas del fortuito encuentro, tras el cuestionar tantas de las verdades que siempre había dado por hechos inmutables, tras haber entendido por primera vez lo que significaba realmente ser diferente, ser un licántropo en este vasto mundo más allá de los bosques, tras la vorágine emocional que había sido esta experiencia el cachorro encontró una extraña paz escuchando los latidos del vampiro. No podía explicarlo, ni tampoco necesitaba hacerlo, pero en aquel instante decidió que aquel era precisamente el momento y el lugar donde quería estar; en el suelo de aquella cueva fría arrullado por el sonido de la lluvia sobre los árboles y el corazón de Uri junto a él.
Sentía una idea expandirse por su mente, una revelación, un presentimiento, pero el cachorro decidió dejarlo flotar allí mientras se abandonaba a la inconsciencia. Por ahora, todo lo que necesitaba era la verdad de ese momento.
Gwynn
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 105
Nivel de PJ : : 0
Re: Licántropo y Vampiro [priv. Gwynn] (cerrado)
" ¿Hmmm? "
Un somnoliento Uriel entre abres sus pesados ojitos, pero los abre como platos en cuanto ve a un lobo blanco frente a él, durante los primeros instantes sus ojos se llenan de miedo pero en cuanto se percata de quien es sus ojos se relajan ¡Eso si que fue una sorpresa! El niño le mira con una mezclad e curiosidad y somnolencia, pasada la sorpresa su sueño volvía a ganarle campo. Con una sonrisita alza su mano y acaricia el pelaje del cachorro, tal y como esperaba es suave y esponjoso, con una sonrisita dulce dice.
"Jejeje ¡Gwynn es mas suave que Gabriel! ¿Me dejas dormir abrazándote? ¡Gracias! "
Sin esperar siquiera que el cachorro le respondiera, Uriel lo abrazo y estrecho fuertemente contra su cuerpo al animalito mientras se ríe suavemente. En cuanto sintió el pelaje contra su rostro un aroma a bosque le llegó, haciendo que el pequeño niño sonriese ¡En verdad que los lobos eran agradables de abrazar!
El niño tardó apenas unos segundos más en volver a dormirse profundamente, abrazando a Gwynn y casi literalmente colgando de él. No tenía pinta de que volvería a levantarse tan fácilmente como antes. Pero entre el mundo mortal y el del os sueños unos pensamientos se deslizaron unos segundos por la cabeza del vampirito, esa sensación y olor, le eran tan familiares.
Era como si ya lo hubiera vivido antes......
Tal vez, Liliana....
"Y....l....on"
Entres ese prácticamente inaudible murmullo, el vampiro se sumió en un definitivo y profundo sueño. Olvidando esa cálida y familiar sensación y ese nombre entrecortado en las profundidades de los innumerables recuerdos que el niño perdió a raíz de su larga existencia.
Un somnoliento Uriel entre abres sus pesados ojitos, pero los abre como platos en cuanto ve a un lobo blanco frente a él, durante los primeros instantes sus ojos se llenan de miedo pero en cuanto se percata de quien es sus ojos se relajan ¡Eso si que fue una sorpresa! El niño le mira con una mezclad e curiosidad y somnolencia, pasada la sorpresa su sueño volvía a ganarle campo. Con una sonrisita alza su mano y acaricia el pelaje del cachorro, tal y como esperaba es suave y esponjoso, con una sonrisita dulce dice.
"Jejeje ¡Gwynn es mas suave que Gabriel! ¿Me dejas dormir abrazándote? ¡Gracias! "
Sin esperar siquiera que el cachorro le respondiera, Uriel lo abrazo y estrecho fuertemente contra su cuerpo al animalito mientras se ríe suavemente. En cuanto sintió el pelaje contra su rostro un aroma a bosque le llegó, haciendo que el pequeño niño sonriese ¡En verdad que los lobos eran agradables de abrazar!
El niño tardó apenas unos segundos más en volver a dormirse profundamente, abrazando a Gwynn y casi literalmente colgando de él. No tenía pinta de que volvería a levantarse tan fácilmente como antes. Pero entre el mundo mortal y el del os sueños unos pensamientos se deslizaron unos segundos por la cabeza del vampirito, esa sensación y olor, le eran tan familiares.
Era como si ya lo hubiera vivido antes......
Tal vez, Liliana....
"Y....l....on"
Entres ese prácticamente inaudible murmullo, el vampiro se sumió en un definitivo y profundo sueño. Olvidando esa cálida y familiar sensación y ese nombre entrecortado en las profundidades de los innumerables recuerdos que el niño perdió a raíz de su larga existencia.
Uri
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 326
Nivel de PJ : : 2
Temas similares
» Corriendo en la noche (Priv Zelas) [CERRADO]
» Una imitación de vida [Cerrado] [Gwynn]
» Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
» Sin duda, la ignorancia es felicidad [priv. Sylar] [CERRADO]
» Quedate quieto [Priv. Gaegel / +18/ Cerrado ]
» Una imitación de vida [Cerrado] [Gwynn]
» Entrevista con el Vampiro [Privado] [Noche] [Cerrado]
» Sin duda, la ignorancia es felicidad [priv. Sylar] [CERRADO]
» Quedate quieto [Priv. Gaegel / +18/ Cerrado ]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 02:19 por Vincent Calhoun
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Ayer a las 18:40 por Lukas
» Derecho Aerandiano [Libre]
Ayer a las 02:17 por Tyr
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Ayer a las 01:19 por Tyr
» 89. Una compañía hacia el caos [Privado]
Jue Nov 07 2024, 20:51 por Aylizz Wendell
» El retorno del vampiro [Evento Sacrestic]
Jue Nov 07 2024, 18:38 por Merié Stiffen
» Clementina Chonkffuz [SOLITARIO]
Jue Nov 07 2024, 16:48 por Mina Harker
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Jue Nov 07 2024, 13:24 por Tyr
» [Zona de Culto]Santuario del dragón de Mjulnr
Mar Nov 05 2024, 21:21 por Tyr
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Mar Nov 05 2024, 17:01 por Seraphine Valaryon
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Mar Nov 05 2024, 14:32 por Tyr
» [Zona de Culto] Oráculo de Fenrir
Mar Nov 05 2024, 03:02 por Tyr
» Solas, corazón del pueblo [Evento Sacrestic] [Noche] [Libre]
Dom Nov 03 2024, 17:02 por Zagreus
» Ecos De Guerra [Evento Sacrestic] [Noche]
Sáb Nov 02 2024, 23:21 por Sein Isånd
» De héroes olvidados y Rubíes Azules [Interpretativo] [Libre] [4/4] [Noche]
Miér Oct 30 2024, 21:54 por Eltrant Tale