Derecho de ascensión [Privado] [Cerrado]
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Derecho de ascensión [Privado] [Cerrado]
El día es perfecto y ambos enanos se encuentran en un local de comida ciertamente lujoso en el paseo de la moneda, ¿Que hacen allí?... pues Chimar tiene antojo de carne y por algo posee más dinero que un noble vampiro.
No es el tipo de sitios que los chicos frecuentan, más por elección que por restricciones del bolsillo pero de vez en cuando se debe cambiar la rutina. Al final todos tienen una vena elegante oculta en algún lado.
Todo esto le trae recuerdos pertinentes al genio, su vida acomodada para ser específicos. Con Giaco solía visitar lugares asi, aunque los intelectuales no tienden a prestar mucha atención al mundo pomposo… valoran un sitio bonito y calmado para conversar.
En esta oportunidad a Chimar obviamente lo interrogaron en la entrada. Aunque tanto el cómo su hermano sean la imagen viva de la higiene, siguen siendo también dos mocosos sin supervisión con una mirada de lo más rarita.
Nada que un vistazo del portero a su bolsa de monedas no haya solucionado enseguida, estos sujetos dejarían sentarse a un cadáver siempre y cuando tenga dinero encima. Afortunadamente para ellos los enanos son una imagen mucho más amena.
Pocos minutos después vienen los pedidos, el joven inventor esboza una mueca animada al ver el enorme trozo de carne. En la esfera se suele servir proteína gracias a varios tratados comerciales pero nada tan tierno.
Canel por su parte se queda mirando su comida varios minutos mientras el inventor ataca la carne predilecta, afortunadamente el primero termina sucumbiendo ante su “lado animal” sin mayores problemas ni la necesidad de un sermón.
El sitio es agradable, no tiene demasiada gente y se puede decir que los comensales están en un nivel muy diferente al común denominador. Como bien pensó Maquiavelo, cae genial desprenderse del mundo corriente algunos instantes.
El paseo de la moneda por otro lado mantiene su ánimo concurrido, es un sitio muy especial de Lunargenta donde el comercio y los espectáculos rondan en cada esquina. Lugar que todo turista debería visitar sin duda.
La sonrisa del inventor también se debe a algo más personal, le agrada ver su ciudad natal recuperada. Recorrió el paseo durante la ocupación vampira y daba ganas de llorar, también fue un área que resulto medianamente dañada durante la reconquista pero por suerte se le invirtió dinero rápido.
Dioses de la ciencia que bueno esta esto “hace varios sonidos de satisfacción” deberíamos pedir una ración familiar para llevar, asi los gorriones en casa no se sentirán excluidos jeje.
Podríamos traerlos.
Ni de broma… nos vetarían de por vida jajaja.
No es el tipo de sitios que los chicos frecuentan, más por elección que por restricciones del bolsillo pero de vez en cuando se debe cambiar la rutina. Al final todos tienen una vena elegante oculta en algún lado.
Todo esto le trae recuerdos pertinentes al genio, su vida acomodada para ser específicos. Con Giaco solía visitar lugares asi, aunque los intelectuales no tienden a prestar mucha atención al mundo pomposo… valoran un sitio bonito y calmado para conversar.
En esta oportunidad a Chimar obviamente lo interrogaron en la entrada. Aunque tanto el cómo su hermano sean la imagen viva de la higiene, siguen siendo también dos mocosos sin supervisión con una mirada de lo más rarita.
Nada que un vistazo del portero a su bolsa de monedas no haya solucionado enseguida, estos sujetos dejarían sentarse a un cadáver siempre y cuando tenga dinero encima. Afortunadamente para ellos los enanos son una imagen mucho más amena.
Pocos minutos después vienen los pedidos, el joven inventor esboza una mueca animada al ver el enorme trozo de carne. En la esfera se suele servir proteína gracias a varios tratados comerciales pero nada tan tierno.
Canel por su parte se queda mirando su comida varios minutos mientras el inventor ataca la carne predilecta, afortunadamente el primero termina sucumbiendo ante su “lado animal” sin mayores problemas ni la necesidad de un sermón.
El sitio es agradable, no tiene demasiada gente y se puede decir que los comensales están en un nivel muy diferente al común denominador. Como bien pensó Maquiavelo, cae genial desprenderse del mundo corriente algunos instantes.
El paseo de la moneda por otro lado mantiene su ánimo concurrido, es un sitio muy especial de Lunargenta donde el comercio y los espectáculos rondan en cada esquina. Lugar que todo turista debería visitar sin duda.
La sonrisa del inventor también se debe a algo más personal, le agrada ver su ciudad natal recuperada. Recorrió el paseo durante la ocupación vampira y daba ganas de llorar, también fue un área que resulto medianamente dañada durante la reconquista pero por suerte se le invirtió dinero rápido.
Dioses de la ciencia que bueno esta esto “hace varios sonidos de satisfacción” deberíamos pedir una ración familiar para llevar, asi los gorriones en casa no se sentirán excluidos jeje.
Podríamos traerlos.
Ni de broma… nos vetarían de por vida jajaja.
Última edición por Chimar el Mar Jun 18 2019, 16:19, editado 1 vez
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Re: Derecho de ascensión [Privado] [Cerrado]
No era la primera vez que Eilydh se sentaba en aquella mesa. Bueno, en aquella particularmente, quizás sí. Pero había habido muchas otras. De igual aspecto y tamaño. De misma pomposidad y valores impuestos. De etiquetas y sonrisas pegatinas. De veladas que se prolongaban en un amago de cerrar puentes mientras su gentileza y presencia no era más que un aderezzo en aquella obra de marionetas.
Solía pasar las horas pensando en mil y una manera maneras de escapar de aquella parsimonia. Su imaginación evolucionaba rápido de un simple "Me disculpan un momento" a " Si no querías que te cortase la cabeza, para qué me traes". En todos aquellos años como accesorio a los negocios de su padre, Eilydh había aprendido a ser la perfecta huesped si eso era necesario de ella. Tanto había ensayado que poseía 4 sonrisas que denotaban interés a pesar de que su mente estuviese lejos de donde quiera que fuese aquella cena de "negocios".
En aquella particular ocasión, el padre de Eilydh se había aprovechado de lo que él llamaba "nuevo rico". La guerra y reconquista de Lunagerta no había sido problemática para todos, y su padre era el elfo más oportunista de todo Sandorai y a veces todo Aerandir. Y para él, Eilydh era tan solo la guinda del pastel que conformaba un negocio corrupto, o como solía llamarlo él : Con letra pequeña, casi minúscula.
Llevaba más de tres horas evitando conversaciones escabrosas sobre la necesidad de afianzar lazos sanguíneos con los elfos seguidos de codazos y sonrisas falsas fingiendo repentinos intereses aún más fingidos en un postre particularmente caro. O el vino de la mesa cercana sin descolchar. Cualquier excusa era buena para aislarse en su burbuja.
Su padre reía y estrechaba manos. Y comparaba su belleza con perlas importadas, e intentaba usarla como moneda de cambio. Poco sabía de los planes inminentes de Eilydh, quien había recorrido más de 4 veces en toda la cena los pasos desde aquel edificio hasta su casa y el lugar escondido donde sus pertenencias elegidas para su inminente exilio aguardaban su llegada.
Empezó su quinta marcha mental mientras el resto de los hombres de negocio hablaban sobre lo que solían hablar: Cosas aburridas, cuando se dió cuenta de dos figuras pequeñas aproximandose al mêtre de la sala.
El hombre los miró de manera locuaz y casi con semblante divertido hasta que uno de los niños le enseñó una bolsa de dinero. A pesar de ello, y a regañadientes, el camarero los dirigió a una mesa, la más alejada de la ventana, igualmente alejada de la chica que decidió que su quinto camino podía esperar y bebió un sorbo de vino, acomodandose en su silla mientras cruzaba sus piernas en su vestido de seda, poniendo toda su atención de manera deliberada y poco educada para sus acompañantes sobre los chicos.
-Eilydh toca el arpa, quizás podría tocar para tu hijo en cualquier...
-Desafino si acompaño con mi voz y mis manos son muy toscas, odio cuidarlas y me encantan que luzcan rudas y frías, pero me encanta acompañar canciones fúnebres con el arpa- mintió intentando desviar la atención de ella mientras veía como ambos niños eran servidos.
- Oh.. es tan humilde esta hija mia..- dijo su padre, riendo de manera incómoda.- Pasa horas frente al espejo acicalandose y ese vestido lo ha elegido solo para esta ocasión,...
-Cierto.- dijo Eilydh.- Lo cierto esque he ganado 10 kg en las últimas semanas y es lo único que me queda bien - volvió a mentir- además tardo mucho en acomodar mi ojo de cristal para hacerlo parecer natural- dijo señalandose a sus ojos de manera divertida mientras la sonrisa del negociante frente a ella se convertía en una mueca tosca.
Eilydh siguió fija en ambos niños... qué hacían solos alli? y de donde habían sacado semejante bolsa de dinero. Miró a su alrededor sirviendose su tercera copa de vino blanco y olvidando su decoro en la mesa mientras pensaba que quizás fuesen hijos de los cocineros. O mejor aún. Quizás eran mensajeros de un hombre rico, aquello explicaría sus ropajes elegantes y aspecto limpio.
Había visto a su padre tratar a niños mensajeros. Había visto a muchos otros ocultar cardenales y llorar cuando la carta se perdía en el trayecto o los atacaban en el camino.
-Querida Eilydh- Dijo el hombre rico sentado frente a su padre- quiero hacerte un regalo, como muestra de mis sinceras intenciones de unir a mi hijo contigo y forjar una alianza entre los elfos y...
La chica miró frunciendo el ceño al hombre que de pronto parecía ridículo con su peluquín falso y su traje de tul azul pavo.
Señaló a los niños mientras componía una sonrisa.
-Quiero todo lo que aparece en la carta- dijo enumerando los tipos de carnes y pescados cocinados.- y quiero que aquellos dos niños reciban un ejemplar de ello cada uno.- dijo, reclinándose y sonriendo de manera cándida al hombrecillo frente a ella.
-Pero señorita... dudo que aquellos niños sepan apreciar esta carta... además seguro no pueden comer más de un plato..- dijo el hombre pensando que era una broma.
Eilydh lo miró seria mientras vaciaba su copa de vino.
-Entonces quizás deberían servirlos envueltos en sales y cajas de metal para que puedan conservarlo durante largo tiempo.- Añadió seria.
Solía pasar las horas pensando en mil y una manera maneras de escapar de aquella parsimonia. Su imaginación evolucionaba rápido de un simple "Me disculpan un momento" a " Si no querías que te cortase la cabeza, para qué me traes". En todos aquellos años como accesorio a los negocios de su padre, Eilydh había aprendido a ser la perfecta huesped si eso era necesario de ella. Tanto había ensayado que poseía 4 sonrisas que denotaban interés a pesar de que su mente estuviese lejos de donde quiera que fuese aquella cena de "negocios".
En aquella particular ocasión, el padre de Eilydh se había aprovechado de lo que él llamaba "nuevo rico". La guerra y reconquista de Lunagerta no había sido problemática para todos, y su padre era el elfo más oportunista de todo Sandorai y a veces todo Aerandir. Y para él, Eilydh era tan solo la guinda del pastel que conformaba un negocio corrupto, o como solía llamarlo él : Con letra pequeña, casi minúscula.
Llevaba más de tres horas evitando conversaciones escabrosas sobre la necesidad de afianzar lazos sanguíneos con los elfos seguidos de codazos y sonrisas falsas fingiendo repentinos intereses aún más fingidos en un postre particularmente caro. O el vino de la mesa cercana sin descolchar. Cualquier excusa era buena para aislarse en su burbuja.
Su padre reía y estrechaba manos. Y comparaba su belleza con perlas importadas, e intentaba usarla como moneda de cambio. Poco sabía de los planes inminentes de Eilydh, quien había recorrido más de 4 veces en toda la cena los pasos desde aquel edificio hasta su casa y el lugar escondido donde sus pertenencias elegidas para su inminente exilio aguardaban su llegada.
Empezó su quinta marcha mental mientras el resto de los hombres de negocio hablaban sobre lo que solían hablar: Cosas aburridas, cuando se dió cuenta de dos figuras pequeñas aproximandose al mêtre de la sala.
El hombre los miró de manera locuaz y casi con semblante divertido hasta que uno de los niños le enseñó una bolsa de dinero. A pesar de ello, y a regañadientes, el camarero los dirigió a una mesa, la más alejada de la ventana, igualmente alejada de la chica que decidió que su quinto camino podía esperar y bebió un sorbo de vino, acomodandose en su silla mientras cruzaba sus piernas en su vestido de seda, poniendo toda su atención de manera deliberada y poco educada para sus acompañantes sobre los chicos.
-Eilydh toca el arpa, quizás podría tocar para tu hijo en cualquier...
-Desafino si acompaño con mi voz y mis manos son muy toscas, odio cuidarlas y me encantan que luzcan rudas y frías, pero me encanta acompañar canciones fúnebres con el arpa- mintió intentando desviar la atención de ella mientras veía como ambos niños eran servidos.
- Oh.. es tan humilde esta hija mia..- dijo su padre, riendo de manera incómoda.- Pasa horas frente al espejo acicalandose y ese vestido lo ha elegido solo para esta ocasión,...
-Cierto.- dijo Eilydh.- Lo cierto esque he ganado 10 kg en las últimas semanas y es lo único que me queda bien - volvió a mentir- además tardo mucho en acomodar mi ojo de cristal para hacerlo parecer natural- dijo señalandose a sus ojos de manera divertida mientras la sonrisa del negociante frente a ella se convertía en una mueca tosca.
Eilydh siguió fija en ambos niños... qué hacían solos alli? y de donde habían sacado semejante bolsa de dinero. Miró a su alrededor sirviendose su tercera copa de vino blanco y olvidando su decoro en la mesa mientras pensaba que quizás fuesen hijos de los cocineros. O mejor aún. Quizás eran mensajeros de un hombre rico, aquello explicaría sus ropajes elegantes y aspecto limpio.
Había visto a su padre tratar a niños mensajeros. Había visto a muchos otros ocultar cardenales y llorar cuando la carta se perdía en el trayecto o los atacaban en el camino.
-Querida Eilydh- Dijo el hombre rico sentado frente a su padre- quiero hacerte un regalo, como muestra de mis sinceras intenciones de unir a mi hijo contigo y forjar una alianza entre los elfos y...
La chica miró frunciendo el ceño al hombre que de pronto parecía ridículo con su peluquín falso y su traje de tul azul pavo.
Señaló a los niños mientras componía una sonrisa.
-Quiero todo lo que aparece en la carta- dijo enumerando los tipos de carnes y pescados cocinados.- y quiero que aquellos dos niños reciban un ejemplar de ello cada uno.- dijo, reclinándose y sonriendo de manera cándida al hombrecillo frente a ella.
-Pero señorita... dudo que aquellos niños sepan apreciar esta carta... además seguro no pueden comer más de un plato..- dijo el hombre pensando que era una broma.
Eilydh lo miró seria mientras vaciaba su copa de vino.
-Entonces quizás deberían servirlos envueltos en sales y cajas de metal para que puedan conservarlo durante largo tiempo.- Añadió seria.
Eilydh
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Re: Derecho de ascensión [Privado] [Cerrado]
El plato de Chimar pronto termina en su estómago… es sorprendente lo rápido que puedes comer buena comida si no tienes a tu padre al lado recordándote modales, resulta tonto usar tantos cubiertos cuando solo se necesitan dos.
Canel por su parte come más despacio, degustando el sabor. Utiliza muchas reglas de decoro para sorpresa del inventor, siempre ha sido un niño terriblemente educado pero jamás hubiera imaginado que tenía nociones nobles.
Una vez el más pequeño termina, Maquiavelo se estira un poco para ayudar a la digestión. Llega ese momento donde te sientes bien por haber devorado algo delicioso pero a la vez triste debido a que termino la experiencia.
Bueno, algo más que borrar de la lista final “suspira”.
Era un buen animal, bastante sabroso.
Ver a los pomposos ricachones en su habita natural es mejor entretenimiento que los bardos de esquina sin duda, ayudan bastante a pasar el rato. En condiciones normales estarían echando a los mocosos luego de consumir pero con el día tan flojo tienen oportunidad de calentar las sillas.
De repente algo que tiene toda la pinta de milagro pasa, comienzan a traerles platillos al par de enanos. Chimar mira extrañado varios segundos e incluso se pellizca para ver si está soñando, luego entiende que es mejor preguntar antes de que la cuenta suba horriblemente.
No pedimos esto.
Cortesía de aquella mesa “señala un sitio alejado pero lleno”.
Con cara de incredulidad, el inventor no sabe bien que responder… es suficiente con decir que el empleado aprovecha la laguna mental para atender otra mesa. Maquiavelo pasa a mirar la comida con cierta desconfianza hasta que suelta sus impresiones.
¿Tendrá veneno?
No lo creo, esos dos de allí engordan bastante pero no son mortales.
Ciertamente las palabras de su hermano lo confunden más, no puede encontrarle razón al acto… descartara todas las posibilidades antes de atribuir la acción a un acto noble por obvias razones, podrá ser un niño pero no es tonto.
Empleando extremo cuidado toma el primer bocado, no tarda mucho en sucumbir ante los gloriosos sabores. Una cosa lleva a la otra y pronto el segundo líder gorrión se encuentra probando algo de cada plato.
Rápido Canel, antes de que se den cuenta que sirvieron a la mesa equivocada “dice con la boca llena y en cierto tono de secretismo”.
Canel por su parte come más despacio, degustando el sabor. Utiliza muchas reglas de decoro para sorpresa del inventor, siempre ha sido un niño terriblemente educado pero jamás hubiera imaginado que tenía nociones nobles.
Una vez el más pequeño termina, Maquiavelo se estira un poco para ayudar a la digestión. Llega ese momento donde te sientes bien por haber devorado algo delicioso pero a la vez triste debido a que termino la experiencia.
Bueno, algo más que borrar de la lista final “suspira”.
Era un buen animal, bastante sabroso.
Ver a los pomposos ricachones en su habita natural es mejor entretenimiento que los bardos de esquina sin duda, ayudan bastante a pasar el rato. En condiciones normales estarían echando a los mocosos luego de consumir pero con el día tan flojo tienen oportunidad de calentar las sillas.
De repente algo que tiene toda la pinta de milagro pasa, comienzan a traerles platillos al par de enanos. Chimar mira extrañado varios segundos e incluso se pellizca para ver si está soñando, luego entiende que es mejor preguntar antes de que la cuenta suba horriblemente.
No pedimos esto.
Cortesía de aquella mesa “señala un sitio alejado pero lleno”.
Con cara de incredulidad, el inventor no sabe bien que responder… es suficiente con decir que el empleado aprovecha la laguna mental para atender otra mesa. Maquiavelo pasa a mirar la comida con cierta desconfianza hasta que suelta sus impresiones.
¿Tendrá veneno?
No lo creo, esos dos de allí engordan bastante pero no son mortales.
Ciertamente las palabras de su hermano lo confunden más, no puede encontrarle razón al acto… descartara todas las posibilidades antes de atribuir la acción a un acto noble por obvias razones, podrá ser un niño pero no es tonto.
Empleando extremo cuidado toma el primer bocado, no tarda mucho en sucumbir ante los gloriosos sabores. Una cosa lleva a la otra y pronto el segundo líder gorrión se encuentra probando algo de cada plato.
Rápido Canel, antes de que se den cuenta que sirvieron a la mesa equivocada “dice con la boca llena y en cierto tono de secretismo”.
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Re: Derecho de ascensión [Privado] [Cerrado]
La mirada de Garomir contaba mil historias. Cada cual peor que la anterior y Eilydh conocía bastante bien los enfados de su padre como para obviar el tono rojizo que estaba tiñendo sus mejillas. La elfa sabía que él no habia tomado suficiente vino. Es más sabía que su padre rara vez bebía por negocios, así que no era necesario ser inteligente para entrever como se cerraba y abria el puño del elfo camuflando sus ganas de gritar a su hija ante su ingeniosa desfachatez.
Eilydh decidió ignorarlo y servirse algo más de vino, mientras contemplaba como los niños de la mesa en cuestión pasaban de una timidez producto de la desconfianza a la certitud de algo inesperado.Alzó la copa en señal de brindis cuando se percató que el camarero indicaba a los niños el motivo de semejante comilona.
El hijo del nuevo rico en cuestión - del que Eilydh había olvidado el nombre en el momento justo en el que el padre terminó de pronunciarlo- le había dado una tregua, y parecía intentar asombrar tanto a su padre como al de la propia Eilydh con sus conocimientos de rutas marítimas de la seda desde Roilkat hasta Lunargenta. Eilydh pudo enumerar al menos tres errores, empezando por la seguridad de los caminos que el chico recitaba como de memoria, pero decidió aprovechar que los tres hombres se habían sumido de lleno en el precio de los aranceles - tema algido y problematico- para anunciar de manera cortés y educadamente que la disculpasen.
Su padre evitó cualquier reverencia típica y simplemente le hizo un gesto de aprobación con la mano, incomodo de que los molestase en aquel tema tan de varones para anunciar que iba al baño. Eilydh se alegró de aquella mueca de molestia, pues era el permiso que esperaba para simplemente desaparecer.
Con liviana elegancia agarró su capa de viaje, dispuesta en uno de los percheros cercanos a los aseos y fingió buscar algo en el bolsillo. Llamó por señas a uno de los camareros que había decidido ser el único que la siguiese con la mirada y cuando el hombre estuvo lo bastante cerca le susurró al oido.
-Necesito un favor enorme- compuso su mejor gesto de damisela en apuros y añadió- Mi padre- señaló disimuladamente a Garomir aún sabiendo que el camarero sabía perfectamente a quien se referia- Verás... el es un hombre bastante tozudo.- El camarero compuso un gesto de interés tipico de los cotilleos de taberna y se acercó más a la chica.- Odia que sus futuros negocios se vean empañados por la debilidad preconcebida de saber que necesita medicinas.- dijo la elfa mostrando su perfecta dentadura en una sonrisa liviana-
Sacó una pequeña bolsita de tela insinuando que aquello era lo que había dentro de ella.
-Viste el gesto que me hizo con la mano?- dijo la chica, sabiendo que el camarero había mirado todos y cada uno de sus movimientos- es nuestro pequeño código para anunciar que esta listo para su toma... pero claro.. No puede hacer alarde de ella delante de un posible fructífero negocio- añadió jugueteando con la camisa del camarero adecentándola de manera locuaz
El camarero sucumbió a su juego y se sonrojó ante la proximidad de la elfa.
-En menos de unos 10 minutos- añadió la chica cesando su juego mientras embelesaba al pobre hombre- pedirán hidromiel para su brindis. Normalmente el lo toma mezclado con la bebida, así nadie lo nota. Si pudieras.. simplemente vertir el contenido de este saquito en su copa...-
El camarero frunció el ceño en señal de desaprobación. Eilydh respondió acercandose un poco más y fingiendo adecentar el cabello del muchacho tras su oreja mientras le regalaba una sonrisa aún más amplia
- te estaría enormemente agradecida- dijo acentuando la palabra enormemente.
Pareció funcionar. El hombre se metió el contenido de la bolsita en su bolsillo y en aquel momento Garomir lo llamó, Eilydh asumió, dispuesto a pedir las bebidas.
La chica agarró su capa de viaje, libre de mirada curiosas y se acercó a una ventana cercana al baño de las mujeres, no muy lejos de donde los dos niños aún se relamían los labios con los platos del banquete.
Se arremangó el vestido dispuesta a salir por la ventana y dar un leve salto al jardín trasero, su libertad justo a unos metros.
Pero recordó el efecto de aquella droga en su padre. Y la furia que normalmente traía consigo. Además se acordó de la misma furia en forma de moratones en los brazos y cuerpos de los niños mensajeros de Sandorai y odiándose por perder precioso tiempo, se acercoó a la mesa con disimulo.
-Psssss... pssssss- chistoó lo más disimuladamente que pudo mientras todos los demás comensales estaban embelesados con el inicio de un brindis que auguraba el cierre de un negocio importante.
Cuando por fin captó la atención de uno de los chicos dijo:
-Yo que ustedes no tardaría mucho en desaparecer.La cosa no va a ponerse bonita- dijo, mientras de nuevo se arremangaba un poco el vestido y subía a horcajadas en la ventana pasando una pierna por encima del alfeizar y finalmente sentándose en ella para saltar la pequeña distancia hasta el césped del jardín.[/color]
Eilydh
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Re: Derecho de ascensión [Privado] [Cerrado]
Contra todo pronóstico, los niños terminan por devorar los numerosos platos. Una mueca de satisfacción se forma en Chimar mientras admira su obra, comida legendaria por una razón sin esclarecer aun.
Canel también sonríe aunque para él tiene un significado diferente, discretamente guardo al menos la mitad de alimentos en sus bolsillos. ¿Cómo su hermano no se dio cuenta?, magia ilusoria de alto nivel.
Esto tiene dos objetivos en cierto modo nobles, poder tirar mano a algún aperitivo sabroso más adelante y evitar que el propio Maquiavelo sufra una indigestión por andar obedeciendo más a su estómago que a su mente.
Pese a esto el mocoso genio logro llenar una buena cantidad de su “espacio interno”, una creciente sensación de sueño es la prueba patente. Luego de tanta comida lo que cualquier niño desea es una siesta.
Resulta sorpresivo para el inventor que nadie interrumpiera su comilona, tal vez si fueron invitados de manera desinteresada por la amable señorita que levanto su copa al verse señalada… aunque no tenga sentido alguno.
El joven suspira un poco, parece que tiene suerte con las damas elfas… en el sentido más inocente que puede existir sin duda. Ha escuchado tal referencia un par de veces pero en contextos que se le escapan por kilómetros.
El lugar sigue su aburrida rutina, ignorantes de la extraña situación que tuvo lugar. Viene siendo hora de retirarse, dar algunas vueltas por la ciudad para evitar una muerte accidental del tipo que ocurre cuando tomas una siesta con la barriga muy llena.
En ese momento la atención de los niños es atraída por un elemento que no esperaban encontrarse tan cerca, la amable mujer que los alimento a sobremanera ahora viene con cierto consejo.
Una mueca de confusión se forma en el rostro de Maquiavelo, algo que se ve acrecentado por los siguientes acontecimientos. La mesa original de su amable elfa se enfrasca en locura, uno de los comensales estalla en rabia iracunda y causa una pelea bastante pintoresca.
Haciendo caso a la advertencia reciente, ambos niños saltan la decoración externa del local y se alejan con velocidad. No son cobardes pero carecen de algún motivo para intervenir en la pelea, que los frijoles se entiendan entre frijoles.
Tal es la velocidad que alcanza Maquiavelo… y su nivel de despiste por andar de chismoso con la pelea, que termina estrellándose con su nueva mejor amiga. Los niños tienen la peculiaridad de ser muy ligeros asi que acaba dando varias vueltas.
Mil rayos… pero que ¡AAAHHH!
¿Hermano?
Es la pierna “se sujeta su extremidad inferior derecha” tobillo doblado… muy doloroso “dice con claro malestar”.
Canel también sonríe aunque para él tiene un significado diferente, discretamente guardo al menos la mitad de alimentos en sus bolsillos. ¿Cómo su hermano no se dio cuenta?, magia ilusoria de alto nivel.
Esto tiene dos objetivos en cierto modo nobles, poder tirar mano a algún aperitivo sabroso más adelante y evitar que el propio Maquiavelo sufra una indigestión por andar obedeciendo más a su estómago que a su mente.
Pese a esto el mocoso genio logro llenar una buena cantidad de su “espacio interno”, una creciente sensación de sueño es la prueba patente. Luego de tanta comida lo que cualquier niño desea es una siesta.
Resulta sorpresivo para el inventor que nadie interrumpiera su comilona, tal vez si fueron invitados de manera desinteresada por la amable señorita que levanto su copa al verse señalada… aunque no tenga sentido alguno.
El joven suspira un poco, parece que tiene suerte con las damas elfas… en el sentido más inocente que puede existir sin duda. Ha escuchado tal referencia un par de veces pero en contextos que se le escapan por kilómetros.
El lugar sigue su aburrida rutina, ignorantes de la extraña situación que tuvo lugar. Viene siendo hora de retirarse, dar algunas vueltas por la ciudad para evitar una muerte accidental del tipo que ocurre cuando tomas una siesta con la barriga muy llena.
En ese momento la atención de los niños es atraída por un elemento que no esperaban encontrarse tan cerca, la amable mujer que los alimento a sobremanera ahora viene con cierto consejo.
Una mueca de confusión se forma en el rostro de Maquiavelo, algo que se ve acrecentado por los siguientes acontecimientos. La mesa original de su amable elfa se enfrasca en locura, uno de los comensales estalla en rabia iracunda y causa una pelea bastante pintoresca.
Haciendo caso a la advertencia reciente, ambos niños saltan la decoración externa del local y se alejan con velocidad. No son cobardes pero carecen de algún motivo para intervenir en la pelea, que los frijoles se entiendan entre frijoles.
Tal es la velocidad que alcanza Maquiavelo… y su nivel de despiste por andar de chismoso con la pelea, que termina estrellándose con su nueva mejor amiga. Los niños tienen la peculiaridad de ser muy ligeros asi que acaba dando varias vueltas.
Mil rayos… pero que ¡AAAHHH!
¿Hermano?
Es la pierna “se sujeta su extremidad inferior derecha” tobillo doblado… muy doloroso “dice con claro malestar”.
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Re: Derecho de ascensión [Privado] [Cerrado]
Aquel era justo el motivo por el que solía alejarse de niños. Eilydh no poseía el instinto maternal del que elfas de su edad y estatus solían alardear, y aunque se divertía viendo la inocencia en los ojos de las crias de elfo- o así las nombraba ella- a su alrededor, la atracción por su bendita ignorancia del mundo adulto nunca le llamó la atención lo suficiente como para buscar en ellos un refugio.
Los chicos la habían seguido por la ventana, y no contentos con aquello y la comilona de gratis que se habían ganado, la conciencia de Eilydh la invitó a jugar a un pulso cuando uno de los chicos dió de bruces contra su muslo derecho, mientras corría distraido y caía al suelo.
Pero aquellos no eran niños corrientes. La resiliencia de las palabras de uno de ellos al sentirse herido y la mueca de preocupación en la cara del otro destrozó cualquier disfraz infantil que llevasen puesto.
Como he dicho, el hecho de que Eilydh no se sintiese atraída ante la idea de tener niños propios o de rodearse de ellos no quitaba el hecho de que ella misma había sido una. También había tenido hermanos, y lejos de haberse preocupado por un traspiés como aquel de uno de ellos Eilydh se hubiese reído de la torpeza del mismo y aunque lo hubiese ayudado a levantarse no habría dejado que aquella caída se le olvidase.
La cara de preocupación profunda en el muchacho que no estaba herido y la consternación que pintaba la búsqueda de una solución inmediata era exactamente lo que los había delatado. Y fue justo aquello lo que hizo que la consciencia de Eilydh le ganase el pulso a sus ganas de desaparecer de allí. Al fin y al cabo ella también había sido la que había causado aquel final de cena.
Se acercó a ellos y se puso una mano sobre los labios en señal de silencio. Una cosa era ayudarlos y otra muy distinta era dejar que la descubriesen. Agarró al chico y lo ayudó a levantarse acercándolos hasta unos arbustos cercanos colindantes con un muro a medio destruir que separaba la inmensiadad del campo oscuro en el manto de la noche del terreno totalmente adoquinado e iluminado del jardín del restaurante.
Dudaba mucho que empezasen a buscarla aún. Su padre necesitaba calmarse. Y había dinero y negocios en juego, contaba como mínimo con dos horas antes de que se percatase que su hijita hermosa nunca había vuelto de empolvarse la nariz.
- A tu edad yo tenía los huesos de goma- dijo Eilydh agarrando el tobillo dolorido del chico mientras les regalaba una sonrisa tranquilizadora, más dirigida al que no estaba herido que al que lo estaba- Así que dudo que te lo hayas partido.
Palpó con sus manos el tobillo de aquel chico sin saber muy bien que buscaba pero dejandose inundar por su naturaleza élfica.
-Aún así deja que os haga mi segundo regalo de la noche-añadió, y se concentró con ambas manos alrededor del tobillo. - Ahora vas a sentir un leve hormigueo.- añadió.- como cuando has pasado un rato sentado sobre ese pie y quieres levantarte y andar- volvió a sonreir y se apartó algunos de mechones de cabello que había caido sobre su rostro- después dejará de dolerte. No del todo, por supuesto. Aún lo sentirás extraño si te da por competir en una carrera con tu... hermano- se aventuró a decir- O si saltas demasiado fuerte; Pero podrás andar.- finalizó.
Mil pensamientos se apoderaron de la mente de Eilydh una vez hubo terminado de curar el tobillo del chico y aprovechó el silencio efímero para ponerlos en orden. Había escapado, sí, pero... donde iba a ir? No podía volver a casa, Su pequeña maleta de enseres de viaje había quedado descartada y olvidada. Tampoco conocía a nadie en aquellas tierras y estaba segura de una mujer sola que era bienvenida en muchos locales de buena reputación. Debía esconderse al menos aquella noche en un lugar donde nadie pensase ni siquiera buscarla.
Hablando de buscar... Los padres de aquellos chicos estarían buscandolos. Y ella los acababa de esconder en un arbusto y sacado de un lugar público por la ventana. Como si no tuviese ya problemas ahora parecería que acababa de secuestrarlos...
El minuto se hizo corto y como para finalizar aquellos pensamientos la chica dijo.
-Que hacíais solos en un sitio tan poco agradable como este? dijo mirando esta vez seria a ambos.
Los chicos la habían seguido por la ventana, y no contentos con aquello y la comilona de gratis que se habían ganado, la conciencia de Eilydh la invitó a jugar a un pulso cuando uno de los chicos dió de bruces contra su muslo derecho, mientras corría distraido y caía al suelo.
Pero aquellos no eran niños corrientes. La resiliencia de las palabras de uno de ellos al sentirse herido y la mueca de preocupación en la cara del otro destrozó cualquier disfraz infantil que llevasen puesto.
Como he dicho, el hecho de que Eilydh no se sintiese atraída ante la idea de tener niños propios o de rodearse de ellos no quitaba el hecho de que ella misma había sido una. También había tenido hermanos, y lejos de haberse preocupado por un traspiés como aquel de uno de ellos Eilydh se hubiese reído de la torpeza del mismo y aunque lo hubiese ayudado a levantarse no habría dejado que aquella caída se le olvidase.
La cara de preocupación profunda en el muchacho que no estaba herido y la consternación que pintaba la búsqueda de una solución inmediata era exactamente lo que los había delatado. Y fue justo aquello lo que hizo que la consciencia de Eilydh le ganase el pulso a sus ganas de desaparecer de allí. Al fin y al cabo ella también había sido la que había causado aquel final de cena.
Se acercó a ellos y se puso una mano sobre los labios en señal de silencio. Una cosa era ayudarlos y otra muy distinta era dejar que la descubriesen. Agarró al chico y lo ayudó a levantarse acercándolos hasta unos arbustos cercanos colindantes con un muro a medio destruir que separaba la inmensiadad del campo oscuro en el manto de la noche del terreno totalmente adoquinado e iluminado del jardín del restaurante.
Dudaba mucho que empezasen a buscarla aún. Su padre necesitaba calmarse. Y había dinero y negocios en juego, contaba como mínimo con dos horas antes de que se percatase que su hijita hermosa nunca había vuelto de empolvarse la nariz.
- A tu edad yo tenía los huesos de goma- dijo Eilydh agarrando el tobillo dolorido del chico mientras les regalaba una sonrisa tranquilizadora, más dirigida al que no estaba herido que al que lo estaba- Así que dudo que te lo hayas partido.
Palpó con sus manos el tobillo de aquel chico sin saber muy bien que buscaba pero dejandose inundar por su naturaleza élfica.
-Aún así deja que os haga mi segundo regalo de la noche-añadió, y se concentró con ambas manos alrededor del tobillo. - Ahora vas a sentir un leve hormigueo.- añadió.- como cuando has pasado un rato sentado sobre ese pie y quieres levantarte y andar- volvió a sonreir y se apartó algunos de mechones de cabello que había caido sobre su rostro- después dejará de dolerte. No del todo, por supuesto. Aún lo sentirás extraño si te da por competir en una carrera con tu... hermano- se aventuró a decir- O si saltas demasiado fuerte; Pero podrás andar.- finalizó.
Mil pensamientos se apoderaron de la mente de Eilydh una vez hubo terminado de curar el tobillo del chico y aprovechó el silencio efímero para ponerlos en orden. Había escapado, sí, pero... donde iba a ir? No podía volver a casa, Su pequeña maleta de enseres de viaje había quedado descartada y olvidada. Tampoco conocía a nadie en aquellas tierras y estaba segura de una mujer sola que era bienvenida en muchos locales de buena reputación. Debía esconderse al menos aquella noche en un lugar donde nadie pensase ni siquiera buscarla.
Hablando de buscar... Los padres de aquellos chicos estarían buscandolos. Y ella los acababa de esconder en un arbusto y sacado de un lugar público por la ventana. Como si no tuviese ya problemas ahora parecería que acababa de secuestrarlos...
El minuto se hizo corto y como para finalizar aquellos pensamientos la chica dijo.
-Que hacíais solos en un sitio tan poco agradable como este? dijo mirando esta vez seria a ambos.
Eilydh
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Re: Derecho de ascensión [Privado] [Cerrado]
Las chicas de orejas puntiagudas nunca decepcionan, sus habilidades curativas sirven tanto en batalla como… en accidentes infantiles tontos. Ser enano suele cobrar factura varias veces al mes, este es uno de esos días.
Luego de ser llevado algunos metros, comienzan los procesos curativos. Chimar no puede estar más agradecido por la acción, no tenía ganas de presentarse ante sus hermanos con una herida tan tonta y mucho menos de explicar los detalles.
A medida que la mujer habla, Maquiavelo le mira con atención. No suele prestarle cuidado a las indicaciones de nadie pero algo en la señorita… digamos que le recuerda a Niniel, con eso ya tiene puntos ganados.
Lo cierto es que las palabras del personaje elfico actúan en concordancia con las sensaciones en curso, sabe lo que hace. A pesar de sus ropajes elegantes, dicho elemento conoce bien las artes de su gente.
Una pregunta llega a la mente del genio, ¿Los elfos tienen nobles?, ciertamente no sabe tanto de la sociedad en si como para responder. Son una cultura muy aislacionista y cualquier detalle es celosamente guardado.
Quedo como nuevo, gracias jeje.
Dice una vez nota que todo está en orden en su tobillo, Canel por su parte no puede evitar darle un abrazo a la elfa. No es habitual que el mocoso vaya de buenas a primeras con la gente asi que es todo un hecho.
Pues “dice utilizando a Canel para ponerse de pie” queríamos comer carne y ese sitio sirve la mejor “le alborota el cabello al mocoso hechicero mientras sigue hablando” vivimos aquí, Lunargenta es nuestro hogar.
Suelta la última acotación debido a la naturaleza extranjera que muestra su interlocutora, pocos turistas de otras especies tienen la suficiente pericia para identificar los distintos acentos humanos y mucho menos darles un lugar en el mapa.
¿Es tu primera vez en Lunargenta?
Dice esto con una amplia sonrisa, Maquiavelo no tiende a ser muy cordial con los adultos pero está en particular ya tiene su confianza. Después de todo les invito a comer, los salvo de un problema y además curo la herida que torpemente se hizo el niño genio.
Creo que se refiere a…
A claro. Vamos por nuestra cuenta, sin frijoles molestando “asiente con cierto orgullo personal”.
Luego de ser llevado algunos metros, comienzan los procesos curativos. Chimar no puede estar más agradecido por la acción, no tenía ganas de presentarse ante sus hermanos con una herida tan tonta y mucho menos de explicar los detalles.
A medida que la mujer habla, Maquiavelo le mira con atención. No suele prestarle cuidado a las indicaciones de nadie pero algo en la señorita… digamos que le recuerda a Niniel, con eso ya tiene puntos ganados.
Lo cierto es que las palabras del personaje elfico actúan en concordancia con las sensaciones en curso, sabe lo que hace. A pesar de sus ropajes elegantes, dicho elemento conoce bien las artes de su gente.
Una pregunta llega a la mente del genio, ¿Los elfos tienen nobles?, ciertamente no sabe tanto de la sociedad en si como para responder. Son una cultura muy aislacionista y cualquier detalle es celosamente guardado.
Quedo como nuevo, gracias jeje.
Dice una vez nota que todo está en orden en su tobillo, Canel por su parte no puede evitar darle un abrazo a la elfa. No es habitual que el mocoso vaya de buenas a primeras con la gente asi que es todo un hecho.
Pues “dice utilizando a Canel para ponerse de pie” queríamos comer carne y ese sitio sirve la mejor “le alborota el cabello al mocoso hechicero mientras sigue hablando” vivimos aquí, Lunargenta es nuestro hogar.
Suelta la última acotación debido a la naturaleza extranjera que muestra su interlocutora, pocos turistas de otras especies tienen la suficiente pericia para identificar los distintos acentos humanos y mucho menos darles un lugar en el mapa.
¿Es tu primera vez en Lunargenta?
Dice esto con una amplia sonrisa, Maquiavelo no tiende a ser muy cordial con los adultos pero está en particular ya tiene su confianza. Después de todo les invito a comer, los salvo de un problema y además curo la herida que torpemente se hizo el niño genio.
Creo que se refiere a…
A claro. Vamos por nuestra cuenta, sin frijoles molestando “asiente con cierto orgullo personal”.
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Re: Derecho de ascensión [Privado] [Cerrado]
Hacía tiempo que no practicaba sus dotes élficas, al menos no las de curación,
Esperaba no tener que lamentar la malpronunciación de alguna que otra síaba con la amputación involuntaria de la pierna del chico. El gesto de agradecimiento de su improvisado paciente la tranquilizó, y su preocupación quedó oculta en un gesto de asombro al sentir los brazos menudos de aquel chico rodeándola en un abrazo. Frunció el ceño sin saber muy bien que hacer y tardo algunos segundos en acercar su mano derecha a la espalda del chico palmeando levemente sus hombros. Se olvidó de la libertad de gestos de los niños y la sencillez en la demostración de los mismos, sin normas sociales que impliquen mas o menos adecuación.
Relajó los hombros mientras sonreía. Aquel gesto espontáneo lejos de incomodarla la había hecho aceptar lo curioso de la posición que se encontraba, y aquella sensación de seguridad efímera la hizo responder con más libertad franqueza de lo que hubiese querido a la pregunta del chico.
-Dos veces antes me han traído a Lunargenta: En la primera aprendí que el interior de los carromatos de madera que se construyen aquī engañan a la vista y denigran el significado de la palabra comodidad en un trayecto de 5 horas ida y vuelta y la segunda que la oscuridad plena hace el paisaje de todas las ciudades iguales.- dijo agudizando el oido ante el sonido de pasos escaleras arriba en la distancia.- Luego no, De hecho creo que sí es mi primera vez en Lunargenta.
Se puso en pie, ahora que ambos niños podían caminar no había nada que la detuviese de marcharse de aquel lugar sin desatar sospechas, sin embargo la espontaneidad de la respuesta a su pregunta de uno de los chicos volvió a pillarla desprevenida y rió ante su tono, como orgulloso de no tener a "frijoles" a los que responder.
Rio a carcajadas, como si todos los nervios y la adrenalina de ser descubierta hubiesen sido de pronto dispersas en su risa y solo paró cuando se dio cuenta que quizás aquello que le había hecho era justo lo que necesitaba. Al fin y al cabo aquellos dos chicuelos no parecían estar sumidos en necesidad:
Iban vestidos elegante. Tenían modales, no parecían tener heridas recientes ni moratones y habían entrado en un restaurante caro por la puerta principal, pidiendo una mesa y por el sencillo motivo de que querían comer carne. Ergo, tenían medios con los que pagar
Los miro durante unos minutos que parecieron una eternidad, pensando rápido mientras oia los pasos pesados del caminar con armas aproximándose más y más. Necesitaba un lugar donde pasar la noche. Lo suficientemente escondido como para no ser buscada a la vez que seguro. Miró de nuevo a los chicos.
-Y... si una dama necesitase deshacerse de un frijol particularmente molesto... - Dijo mientras creyó atisbar un zapato bajando por la escalera del jardin- La ayudariais a desquitarse y escapar de él?- dijo, rebuscando llevando su mano a su muslo derecho de manera decorosa y alzando su daga mientras urgía a los niños a correr hacia la oscuridad de los campos cercanos.
Esperaba no tener que lamentar la malpronunciación de alguna que otra síaba con la amputación involuntaria de la pierna del chico. El gesto de agradecimiento de su improvisado paciente la tranquilizó, y su preocupación quedó oculta en un gesto de asombro al sentir los brazos menudos de aquel chico rodeándola en un abrazo. Frunció el ceño sin saber muy bien que hacer y tardo algunos segundos en acercar su mano derecha a la espalda del chico palmeando levemente sus hombros. Se olvidó de la libertad de gestos de los niños y la sencillez en la demostración de los mismos, sin normas sociales que impliquen mas o menos adecuación.
Relajó los hombros mientras sonreía. Aquel gesto espontáneo lejos de incomodarla la había hecho aceptar lo curioso de la posición que se encontraba, y aquella sensación de seguridad efímera la hizo responder con más libertad franqueza de lo que hubiese querido a la pregunta del chico.
-Dos veces antes me han traído a Lunargenta: En la primera aprendí que el interior de los carromatos de madera que se construyen aquī engañan a la vista y denigran el significado de la palabra comodidad en un trayecto de 5 horas ida y vuelta y la segunda que la oscuridad plena hace el paisaje de todas las ciudades iguales.- dijo agudizando el oido ante el sonido de pasos escaleras arriba en la distancia.- Luego no, De hecho creo que sí es mi primera vez en Lunargenta.
Se puso en pie, ahora que ambos niños podían caminar no había nada que la detuviese de marcharse de aquel lugar sin desatar sospechas, sin embargo la espontaneidad de la respuesta a su pregunta de uno de los chicos volvió a pillarla desprevenida y rió ante su tono, como orgulloso de no tener a "frijoles" a los que responder.
Rio a carcajadas, como si todos los nervios y la adrenalina de ser descubierta hubiesen sido de pronto dispersas en su risa y solo paró cuando se dio cuenta que quizás aquello que le había hecho era justo lo que necesitaba. Al fin y al cabo aquellos dos chicuelos no parecían estar sumidos en necesidad:
Iban vestidos elegante. Tenían modales, no parecían tener heridas recientes ni moratones y habían entrado en un restaurante caro por la puerta principal, pidiendo una mesa y por el sencillo motivo de que querían comer carne. Ergo, tenían medios con los que pagar
Los miro durante unos minutos que parecieron una eternidad, pensando rápido mientras oia los pasos pesados del caminar con armas aproximándose más y más. Necesitaba un lugar donde pasar la noche. Lo suficientemente escondido como para no ser buscada a la vez que seguro. Miró de nuevo a los chicos.
-Y... si una dama necesitase deshacerse de un frijol particularmente molesto... - Dijo mientras creyó atisbar un zapato bajando por la escalera del jardin- La ayudariais a desquitarse y escapar de él?- dijo, rebuscando llevando su mano a su muslo derecho de manera decorosa y alzando su daga mientras urgía a los niños a correr hacia la oscuridad de los campos cercanos.
Eilydh
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Re: Derecho de ascensión [Privado] [Cerrado]
Chimar escucha atento la experiencia previa que tiene su interlocutora con la ciudad, sin duda el argumento final tiene mucho sentido. Nadie puede decir que conoce Lunargenta con tan poca interacción.
Según dicen los bardos, se puede pasar una vida sin realmente conocer toda Lunargenta… este es un concepto bastante irracional incluso para un nativo como Chim pero sirve para aumentar el misticismo urbano.
La realidad gorriona de ambos enanos parece divertir un poco a la elfa, no es algo fuera de lugar vale destacar. Pocos aceptan de buenas a primeras que ambos niños anden por su cuenta en el mundo.
Lo cierto es que Maquiavelo ya no puede imaginarse otro estilo de vida, incluso si su padre reviviera… tendría reparos a la hora de volver con él y ser un típico hijo único. Lo sigue extrañando tanto que duele pero la vida que ha logrado armar también tiene valor en su mente.
Pasos desconocidos se acercan y la conversación se torna más focalizada, la chica pide educadamente ayuda para eludir adultos molestos. Acto seguido hace una señal que es acatada de inmediato por los mocosos.
Ahora en la línea de arbustos, Maquiavelo se queda meditando algunos segundos. ¿Por qué ayudar a esta mujer?, se ha mostrado buena con ellos sin duda pero sigue siendo una frijol y por ende no es confiab…
“El niño genio hace un gesto para que la señorita siga su discreta ruta”.
No tarda mucho en negar con la cabeza, fue buena con ellos y eso significa algo. Si bien ha tenido malas experiencias con los frijoles, sabe bien que no todos deben meterse en el mismo saco… eso lo diferencia de Demian.
Canel se adelanta y les consigue la mejor salida a los callejones, a partir de allí podrán eludir a cualquiera. Chimar es un nativo muy habilidoso y además miembro del gremio de ladrones, sabe cómo perder gente molesta rápido.
Psst, por aquí.
Suelta entre susurros, hora de aumentar la velocidad. El enano quiere evitar peleas esta vez… tiene mucha comida adentro como para ponerse a combatir sin resultados colaterales extraños o incluso desagradables.
Tampoco es que un frijol solitario sea rival para su ballesta pero… digamos que ninguna persona racional aprecia una cantidad enorme de sangre luego de comerse varios filetes en el mejor restaurant de la ciudad.
Según dicen los bardos, se puede pasar una vida sin realmente conocer toda Lunargenta… este es un concepto bastante irracional incluso para un nativo como Chim pero sirve para aumentar el misticismo urbano.
La realidad gorriona de ambos enanos parece divertir un poco a la elfa, no es algo fuera de lugar vale destacar. Pocos aceptan de buenas a primeras que ambos niños anden por su cuenta en el mundo.
Lo cierto es que Maquiavelo ya no puede imaginarse otro estilo de vida, incluso si su padre reviviera… tendría reparos a la hora de volver con él y ser un típico hijo único. Lo sigue extrañando tanto que duele pero la vida que ha logrado armar también tiene valor en su mente.
Pasos desconocidos se acercan y la conversación se torna más focalizada, la chica pide educadamente ayuda para eludir adultos molestos. Acto seguido hace una señal que es acatada de inmediato por los mocosos.
Ahora en la línea de arbustos, Maquiavelo se queda meditando algunos segundos. ¿Por qué ayudar a esta mujer?, se ha mostrado buena con ellos sin duda pero sigue siendo una frijol y por ende no es confiab…
“El niño genio hace un gesto para que la señorita siga su discreta ruta”.
No tarda mucho en negar con la cabeza, fue buena con ellos y eso significa algo. Si bien ha tenido malas experiencias con los frijoles, sabe bien que no todos deben meterse en el mismo saco… eso lo diferencia de Demian.
Canel se adelanta y les consigue la mejor salida a los callejones, a partir de allí podrán eludir a cualquiera. Chimar es un nativo muy habilidoso y además miembro del gremio de ladrones, sabe cómo perder gente molesta rápido.
Psst, por aquí.
Suelta entre susurros, hora de aumentar la velocidad. El enano quiere evitar peleas esta vez… tiene mucha comida adentro como para ponerse a combatir sin resultados colaterales extraños o incluso desagradables.
Tampoco es que un frijol solitario sea rival para su ballesta pero… digamos que ninguna persona racional aprecia una cantidad enorme de sangre luego de comerse varios filetes en el mejor restaurant de la ciudad.
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Re: Derecho de ascensión [Privado] [Cerrado]
El silencio en aquella sala antecesora al jardín del restaurante había comenzado a tomar forma a medida que los pasos de los hombres armados bajaban por las escaleras. Eilydh dio gracias a todos los dioses de Aerandir por la comunicación no verbal. No tanto entre ella y los niños sino entre ellos mismos, y aquello le auguró que no era la primera vez que intentaban escapar sin ser pillados. Curiosamente la idea de que aquellos pillos no fuesen tan inocentes como parecían no había tomado forma en su cabeza hasta el instante en el que descubrió la normalización de sus pasos silenciosos entre los adoquines. El cuidado con el que pegaban sus cuerpos a la roca de los muros para adecuarse ya adaptarse a sus formas. La manera sutil en la que se aferraban a cualquier posible via de escape mientras recorrían los escondrijos que dejaba atrás las lindes del restaurante y se sumergía en la ciudad.
Decidió no pensarlo demasiado. A decir verdad, la situación lo decidió por ella y antes siquiera de atreverse a atisbar la armadura plateada de los guardas sumidos a buscarlos, la elfa ya había seguido los chisteos de sus nuevos amigos moviendose a través de las sombras mientras les seguía el paso. Estaba segura que el guardia había alcanzado a ver parte de su cabellera rubia marchando hacia la oscuridad de las calles pero los pesados pasos del hombre no tardaron en enmudecer. Para cuando se quiso dar cuenta Eilydh había dejado atrás el lujo de las calles que rodeaban al lugar donde su padre la había retenido por horas y estaba ahora sumido en una cara menos atractiva de la ciudad.
La huella de la guerra era más clara aquí que en las calles principales y estaba segura que aquel que había decidido arrojar dinero a la reconstrucción de Lunargenta no creyó necesario invertir demasiado en aquella zona. Largos trazos de casas a medio derruir apegotonadas daban la sensación de formar un enclave componiendo una resistencia . Como si la cercanía de aquellas casas y las familias que vivían allí fuesen la manera sutil deresguardarse. La noche había empezado a caer pero aún habían carros en los caminos, que a medida que se fueron alejando del centro pasaron a ser de tierra.
Al principio Eilydh había seguido a los niños con cautela. Temiendo que si no calcaba cada uno de los pasos que ellos mismos habían dado pudiese perderse entre la inmensidad y grandeza del centro de Lunargenta. Cuando empezaron a llegar a lo que Eilydh había decidido llamar la parte empobrecida de la ciudad el paso de ellos se volvió menos galopante, llenandose de la seguridad de saberse lejos de cualquier zona donde uno o dos guardias solos quisiesen encontrarse. Por muy armados que fuesen.
Tanto aminoró la marcha de los niños que Eilydh creyó ver una sonrisa en la cara de uno de ellos. Quizás impuesta por la falta de luz y ausencia de velas en las calles. Como si estuviesen dando un paseo, por lo que Eilydh entendio que también ellos habían llegado a la conclusión de que jamas se esperaría a encontrar a la hija de un noble elfo en una zona humilde, tan olvidada por todos que habían decidido atrincherarse en los recodos de unos edificios ruinosos.
A medida que la luz caia los chicos se iban encontrando con menos personas en el camino. Las madres habían llamado a sus hijos a las casas, los hombres honrados habían cerrado los tenderetes que hacian de negocios y se habían dispuesto a encontrarse con sus mujeres, tan solo algun que otro borracho rodeados de mujeres con vestidos chillones los rodeaban para cuando Eilydh pensó que sería mejor empezar a cuestionarse donde ir.
Uno de los borrachos a las puertas de una taberna mal iluminada dio un codazo a otro que estaba en la puerta con una jarra de cerveza atosigando a una de las prostitutas. Este señalo a la figura de Eilydh y la chica sintio como la mirada de ambos la recorria de pies a cabeza mientras se reian y se paraba en sus orejas. Instintivamente las tapo.
-Hey, princesa- Dijo el más fornido y el que menos parecia poder mantenerse en pie y camuflaba su embriaguez con una inclinación en forma de reverencia- A ti aún no te conocemos... El rey ha sido generoso conmigo y he cobrado la dote de mi hija, así que tengo dinero fresco. Además no te vendria mal una,,,,- chilló.
Eilydh apresuró su marcha e hizo oidos sordos mientras se acercaba a los chicos.
-No creo que sea muy seguro que camineis por aquí a estas horas- mintió. Lo cierto es que seguramente aquellos chicos conocían Lunargenta lo suficientemente bien como para poder escapar en cualquier momento en caso de necesitarlo. Ella: mujer, vestida de noble y tan solo acompañada por dos chicos de menos de 15 años... era otra cuestión.
-Deberíais volver a casa..- dijo agarrándolos por los hombros y apresurando el paso mientras veía como uno de los hombres parecía seguir gritándoles.-Se que me acabáis de salvar de aquellos guardias pero quizás podríais hacerme un ultimo favor e indicarme un sitio seguro donde pasar la noche- giro la cabeza instintivamente hacia el hombre que daba traspiés- El precio no es un problema- dijo apresurándolos.
Decidió no pensarlo demasiado. A decir verdad, la situación lo decidió por ella y antes siquiera de atreverse a atisbar la armadura plateada de los guardas sumidos a buscarlos, la elfa ya había seguido los chisteos de sus nuevos amigos moviendose a través de las sombras mientras les seguía el paso. Estaba segura que el guardia había alcanzado a ver parte de su cabellera rubia marchando hacia la oscuridad de las calles pero los pesados pasos del hombre no tardaron en enmudecer. Para cuando se quiso dar cuenta Eilydh había dejado atrás el lujo de las calles que rodeaban al lugar donde su padre la había retenido por horas y estaba ahora sumido en una cara menos atractiva de la ciudad.
La huella de la guerra era más clara aquí que en las calles principales y estaba segura que aquel que había decidido arrojar dinero a la reconstrucción de Lunargenta no creyó necesario invertir demasiado en aquella zona. Largos trazos de casas a medio derruir apegotonadas daban la sensación de formar un enclave componiendo una resistencia . Como si la cercanía de aquellas casas y las familias que vivían allí fuesen la manera sutil deresguardarse. La noche había empezado a caer pero aún habían carros en los caminos, que a medida que se fueron alejando del centro pasaron a ser de tierra.
Al principio Eilydh había seguido a los niños con cautela. Temiendo que si no calcaba cada uno de los pasos que ellos mismos habían dado pudiese perderse entre la inmensidad y grandeza del centro de Lunargenta. Cuando empezaron a llegar a lo que Eilydh había decidido llamar la parte empobrecida de la ciudad el paso de ellos se volvió menos galopante, llenandose de la seguridad de saberse lejos de cualquier zona donde uno o dos guardias solos quisiesen encontrarse. Por muy armados que fuesen.
Tanto aminoró la marcha de los niños que Eilydh creyó ver una sonrisa en la cara de uno de ellos. Quizás impuesta por la falta de luz y ausencia de velas en las calles. Como si estuviesen dando un paseo, por lo que Eilydh entendio que también ellos habían llegado a la conclusión de que jamas se esperaría a encontrar a la hija de un noble elfo en una zona humilde, tan olvidada por todos que habían decidido atrincherarse en los recodos de unos edificios ruinosos.
A medida que la luz caia los chicos se iban encontrando con menos personas en el camino. Las madres habían llamado a sus hijos a las casas, los hombres honrados habían cerrado los tenderetes que hacian de negocios y se habían dispuesto a encontrarse con sus mujeres, tan solo algun que otro borracho rodeados de mujeres con vestidos chillones los rodeaban para cuando Eilydh pensó que sería mejor empezar a cuestionarse donde ir.
Uno de los borrachos a las puertas de una taberna mal iluminada dio un codazo a otro que estaba en la puerta con una jarra de cerveza atosigando a una de las prostitutas. Este señalo a la figura de Eilydh y la chica sintio como la mirada de ambos la recorria de pies a cabeza mientras se reian y se paraba en sus orejas. Instintivamente las tapo.
-Hey, princesa- Dijo el más fornido y el que menos parecia poder mantenerse en pie y camuflaba su embriaguez con una inclinación en forma de reverencia- A ti aún no te conocemos... El rey ha sido generoso conmigo y he cobrado la dote de mi hija, así que tengo dinero fresco. Además no te vendria mal una,,,,- chilló.
Eilydh apresuró su marcha e hizo oidos sordos mientras se acercaba a los chicos.
-No creo que sea muy seguro que camineis por aquí a estas horas- mintió. Lo cierto es que seguramente aquellos chicos conocían Lunargenta lo suficientemente bien como para poder escapar en cualquier momento en caso de necesitarlo. Ella: mujer, vestida de noble y tan solo acompañada por dos chicos de menos de 15 años... era otra cuestión.
-Deberíais volver a casa..- dijo agarrándolos por los hombros y apresurando el paso mientras veía como uno de los hombres parecía seguir gritándoles.-Se que me acabáis de salvar de aquellos guardias pero quizás podríais hacerme un ultimo favor e indicarme un sitio seguro donde pasar la noche- giro la cabeza instintivamente hacia el hombre que daba traspiés- El precio no es un problema- dijo apresurándolos.
Eilydh
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Re: Derecho de ascensión [Privado] [Cerrado]
Eluden los problemas sin luchar, otra victoria para los buenos y todo eso. Es molesto que hayan sido relacionados de alguna forma con el altercado pero técnicamente es lo que se gana cuando emprendes la retirada sin dar explicaciones.
Maquiavelo suspira, tendrá que sobornar al empleado de turno la próxima vez que tenga hambre de carne buena. Sonara un poco tacaño pero las monedas no crecen en los árboles, por eso la gente que piensa dos veces como gastar tiene tanto.
Mientras todo esto revolotea en la mente del genio, lidera al peculiar grupo por las callejuelas secundarias. Es suficiente con decir que a estas horas parecen un cementerio con alerta de vampiros incluida.
Eventualmente disminuyen la marcha por iniciativa del propio inventor, la razón es que ya nadie les sigue desde hace varias cuadras. Para ese entonces se encuentran en los barrios más animados… una manera bonita de decir zona pobre.
Ciertamente es un lugar peligroso pero Chimar ya tiene reputación y en el caso de ser confundido con un mocoso corriente también posee dolorosas contramedidas, nadie le gana en su ciudad ni en sueños.
Pronto se encuentran con un poco de la fauna nocturna local, ebrios en compañía de resaltantes señoritas. Maquiavelo nunca ha entendido que clase de magia mantiene unidas ambas facciones… quizás más adelante pueda.
No tardan mucho en escuchar algunos alaridos en su dirección, específicamente dirigidos a la mujer elfa. Ambos enanos no entienden bien el contexto pero si pillan una cosa, esto incomoda bastante a su acompañante frijol.
El joven genio debate mentalmente sobre si lanzarles una granada pero es sacado de escena por la mujer que escolta, parece que tampoco desea verse involucrada en una pelea esta noche… casi parecen un grupo de santos.
Pues…
Chim medita, están cerca de la base gorriona. Existen reglas sobre la edad pero ya han tenido visitas adultas en el pasado, en esta ocasión se puede decir que un permiso temporal está más que justificado.
Tengo una idea jeje, síguenos el paso.
Los enanos avanzan al unísono, Canel ya se imagina a donde se dirigen. No suele tener muy en cuenta las reglas del grupito por lo que evita soltar comentario… es una suerte divina que a Dem no le guste la esfera o sería necesaria dar una explicación terriblemente larga. No les toma mucho tener en su rango visual la imponente esfera, incluso con distancia de por medio destaca.
Es más grandiosa de cerca “sonríe animado”.
Maquiavelo suspira, tendrá que sobornar al empleado de turno la próxima vez que tenga hambre de carne buena. Sonara un poco tacaño pero las monedas no crecen en los árboles, por eso la gente que piensa dos veces como gastar tiene tanto.
Mientras todo esto revolotea en la mente del genio, lidera al peculiar grupo por las callejuelas secundarias. Es suficiente con decir que a estas horas parecen un cementerio con alerta de vampiros incluida.
Eventualmente disminuyen la marcha por iniciativa del propio inventor, la razón es que ya nadie les sigue desde hace varias cuadras. Para ese entonces se encuentran en los barrios más animados… una manera bonita de decir zona pobre.
Ciertamente es un lugar peligroso pero Chimar ya tiene reputación y en el caso de ser confundido con un mocoso corriente también posee dolorosas contramedidas, nadie le gana en su ciudad ni en sueños.
Pronto se encuentran con un poco de la fauna nocturna local, ebrios en compañía de resaltantes señoritas. Maquiavelo nunca ha entendido que clase de magia mantiene unidas ambas facciones… quizás más adelante pueda.
No tardan mucho en escuchar algunos alaridos en su dirección, específicamente dirigidos a la mujer elfa. Ambos enanos no entienden bien el contexto pero si pillan una cosa, esto incomoda bastante a su acompañante frijol.
El joven genio debate mentalmente sobre si lanzarles una granada pero es sacado de escena por la mujer que escolta, parece que tampoco desea verse involucrada en una pelea esta noche… casi parecen un grupo de santos.
Pues…
Chim medita, están cerca de la base gorriona. Existen reglas sobre la edad pero ya han tenido visitas adultas en el pasado, en esta ocasión se puede decir que un permiso temporal está más que justificado.
Tengo una idea jeje, síguenos el paso.
Los enanos avanzan al unísono, Canel ya se imagina a donde se dirigen. No suele tener muy en cuenta las reglas del grupito por lo que evita soltar comentario… es una suerte divina que a Dem no le guste la esfera o sería necesaria dar una explicación terriblemente larga. No les toma mucho tener en su rango visual la imponente esfera, incluso con distancia de por medio destaca.
Es más grandiosa de cerca “sonríe animado”.
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Re: Derecho de ascensión [Privado] [Cerrado]
El apresurado paso de los niños con Eilydh no tardó mucho en deshacerse del hombre ebrio de la puerta de la taberna. La elfa empezó a pensar que Lunargenta no era un lugar donde alguien extranjero quisiese perderse. Por si el revoltijo de callejones y calles no era suficiente para hacer que tu mente confundiese norte y sur, quienquiera que fuese el que organizaba los presupuestos de la ciudad se había olvidado que ciertas personas necesitaban andar por las calles más allá del atardecer. La chica empezó a mantener una conversación mental pensando lugares estratégicos donde una vela hubiese facilitado la iluminación de dos corners especialmente oscuros. O la casa de una señora empobrecida que había abierto la ventana buscando la luz de la luna mientras cortaba un mendrugo de pan. Todas y cada una de las respuestas la llevaban al mismo sitio: Ninguno.
Al menos eso pensó durante 5 largos minutos. El tiempo suficiente para que la luna se alzase frente a ella y su resplandor irradiase directamente sobre sus ojos casi al punto de cegarla. Se tapó los ojos con la mano, contrariada: La luna no tenia aquella capacidad cegadora. Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz miró con curiosidad y asombro aquello que tenía enfrente:
Una enorme esfera de metal pulido hasta tal punto que reflejaba las casas minúsculas a su alrededor, haciendolas parecer hormigas en comparación a la inmensidad del edificio. Eilydh no pudo restringir un gesto de asombro y sintió cómo sus labios se abrían entornando palabras que nunca llegaron a salir de su garganta.
Uno de los muchachos pareció leer su pensamiento y la animo a acercarse más. Eilydh nunca supo a ciencia cierta si los chicos habían esperado el momento exacto para girar la calle correcta y embelesar a la elfa con aquella belleza poco típica, pero lo cierto es que habría días a partir de ese momento que aún compararía la grandiosidad a aquel preciso instante.
No tardaron mucho en llegar a la base de la esfera, o al menos eso pensó una embelesada Eilydh. Una vez que el edificio se sumió ante ellos con toda su majestuosidad la elfa pudo identificar el reflejo de una persona minúscula en comparación caminando en círculos como preocupado. Varias cosas pasaron a la vez: El hombre balbuceó, como sumido en una pena y estres apabullante mientras agarraba a la elfa de una manga y a uno de los chicos por un hombro guiándolos hasta una casa a dos metros de la esfera.
-DEBEIS AYUDARME POR FAVOR!- Dijo el hombre sumido en la pena- mi hija.. se ahoga.. la van a matar... necesita ayuda.. yo solo no puedo... rápido rápido.
Eilydh se contagio de pronto de la pena y la urgencia del hombre y aunque reticiente en un principio, siguió a aquel hombre de aspecto pobre y sumido en lágrimas, intercambiando una mirada significativa con los chicos que no tuvieron otro remedio que seguirlos dado que el hombre tiraba del hombro de uno de ellos.
A medida que avanzaban dentro de la pequeña casa los llantos del hombre se hicieron más inteligibles y al llegar al piso superior el hombre se sumió en profundo pavor e indicó a la elfa y los chicos que entrase en la habitación donde estaba su hija. Mas bien los empujó hacia la habitación.
Eilydh no tardó mucho en cuestionar qué estaba pasando.
La habitación estaba vacía. Con una cama y dos pequeñas sillas alrededor de una mesa harapienta sobre la que había un vestido rojo que en comparación con el resto de la sala era bastante nuevo. Las ventanas estaban tapiadas con maderas y mezcla de granito y la luz de la luna solo conseguía iluminar retazos de la imagen entera.
Un golpe sordo indicó a los chicos y a la propia elfa que la puerta se había cerrado tras de ellos.
Al menos eso pensó durante 5 largos minutos. El tiempo suficiente para que la luna se alzase frente a ella y su resplandor irradiase directamente sobre sus ojos casi al punto de cegarla. Se tapó los ojos con la mano, contrariada: La luna no tenia aquella capacidad cegadora. Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz miró con curiosidad y asombro aquello que tenía enfrente:
Una enorme esfera de metal pulido hasta tal punto que reflejaba las casas minúsculas a su alrededor, haciendolas parecer hormigas en comparación a la inmensidad del edificio. Eilydh no pudo restringir un gesto de asombro y sintió cómo sus labios se abrían entornando palabras que nunca llegaron a salir de su garganta.
Uno de los muchachos pareció leer su pensamiento y la animo a acercarse más. Eilydh nunca supo a ciencia cierta si los chicos habían esperado el momento exacto para girar la calle correcta y embelesar a la elfa con aquella belleza poco típica, pero lo cierto es que habría días a partir de ese momento que aún compararía la grandiosidad a aquel preciso instante.
No tardaron mucho en llegar a la base de la esfera, o al menos eso pensó una embelesada Eilydh. Una vez que el edificio se sumió ante ellos con toda su majestuosidad la elfa pudo identificar el reflejo de una persona minúscula en comparación caminando en círculos como preocupado. Varias cosas pasaron a la vez: El hombre balbuceó, como sumido en una pena y estres apabullante mientras agarraba a la elfa de una manga y a uno de los chicos por un hombro guiándolos hasta una casa a dos metros de la esfera.
-DEBEIS AYUDARME POR FAVOR!- Dijo el hombre sumido en la pena- mi hija.. se ahoga.. la van a matar... necesita ayuda.. yo solo no puedo... rápido rápido.
Eilydh se contagio de pronto de la pena y la urgencia del hombre y aunque reticiente en un principio, siguió a aquel hombre de aspecto pobre y sumido en lágrimas, intercambiando una mirada significativa con los chicos que no tuvieron otro remedio que seguirlos dado que el hombre tiraba del hombro de uno de ellos.
A medida que avanzaban dentro de la pequeña casa los llantos del hombre se hicieron más inteligibles y al llegar al piso superior el hombre se sumió en profundo pavor e indicó a la elfa y los chicos que entrase en la habitación donde estaba su hija. Mas bien los empujó hacia la habitación.
Eilydh no tardó mucho en cuestionar qué estaba pasando.
La habitación estaba vacía. Con una cama y dos pequeñas sillas alrededor de una mesa harapienta sobre la que había un vestido rojo que en comparación con el resto de la sala era bastante nuevo. Las ventanas estaban tapiadas con maderas y mezcla de granito y la luz de la luna solo conseguía iluminar retazos de la imagen entera.
Un golpe sordo indicó a los chicos y a la propia elfa que la puerta se había cerrado tras de ellos.
Eilydh
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Re: Derecho de ascensión [Privado] [Cerrado]
Una vez cerca de la monumental estructura, el asombro de la mujer se multiplica por cien. La esfera suele tener ese efecto, no es algo que pueda ser tomado como normal sin importar la especie del turista.
El pecho de Chimar por otro lado se infla bastante, siente mucho orgullo por su construcción. Aunque no fue creada por él, es algo con sello Maquiavelo. Eso sin mencionar que ha realizado labores incansables por mantenerla en óptimas y legales condiciones.
Te puedo asegurar que…
De repelente son interrumpidos por un hombre en estado de desesperación, balbucea cosas sobre una hija agonizante. No tarda en tomar por el brazo al joven Canel y prácticamente arrastrarlo a la par de todos mientras sigue solicitando ayuda.
Chimar sigue a su hermanito bastante cerca sin decidir qué curso de acción tomar, podría acabar con el atormentado hombre pero eso parece una acción demasiado severa teniendo en cuenta las circunstancias.
Su aliada elfa también les sigue vale destacar, ahora complemente involucrada en el dilema. Terminan por llegar a una casa y son guiados al piso superior, a partir de allí la situación toma una senda peligrosa.
Cuando entran en cierta alcoba y cierran la puerta tras ellos se hace evidente que tienen un problema, parece que acaban de caer en la trampa de un loquillo urbano… menuda suerte para un día tan productivo.
Las ventanas están tapeadas y el sitio da asco pero hay algo desconcertante a mas no poder, el vestido rojo sobre la mesa que parece ser lo único bien cuidado de toda la edificación. Al niño genio apenas le da tiempo de arquear una ceja antes de recibir nueva información.
Hay alguien más aquí con nosotros.
No era lo que quería oír…
Sin duda no es el tipo de cosas que alimentan la confianza, todo comienza a asemejarse bastante a un cuento de terror. El joven intelectual busca entonces al otro personaje en cada cumulo de oscuridad pero al final son sus pasos los que delatan al sujeto en sí.
Una figura pasa a manifestarse entre las sombras, es difícil identificar el género con tan poca iluminación aunque esa es la menor de las preocupaciones. Un par de ojos brillantes revelan que están en presencia de un ente oscuro.
¡¡Vampiro!! “dice apuntando su ballesta”.
El pecho de Chimar por otro lado se infla bastante, siente mucho orgullo por su construcción. Aunque no fue creada por él, es algo con sello Maquiavelo. Eso sin mencionar que ha realizado labores incansables por mantenerla en óptimas y legales condiciones.
Te puedo asegurar que…
De repelente son interrumpidos por un hombre en estado de desesperación, balbucea cosas sobre una hija agonizante. No tarda en tomar por el brazo al joven Canel y prácticamente arrastrarlo a la par de todos mientras sigue solicitando ayuda.
Chimar sigue a su hermanito bastante cerca sin decidir qué curso de acción tomar, podría acabar con el atormentado hombre pero eso parece una acción demasiado severa teniendo en cuenta las circunstancias.
Su aliada elfa también les sigue vale destacar, ahora complemente involucrada en el dilema. Terminan por llegar a una casa y son guiados al piso superior, a partir de allí la situación toma una senda peligrosa.
Cuando entran en cierta alcoba y cierran la puerta tras ellos se hace evidente que tienen un problema, parece que acaban de caer en la trampa de un loquillo urbano… menuda suerte para un día tan productivo.
Las ventanas están tapeadas y el sitio da asco pero hay algo desconcertante a mas no poder, el vestido rojo sobre la mesa que parece ser lo único bien cuidado de toda la edificación. Al niño genio apenas le da tiempo de arquear una ceja antes de recibir nueva información.
Hay alguien más aquí con nosotros.
No era lo que quería oír…
Sin duda no es el tipo de cosas que alimentan la confianza, todo comienza a asemejarse bastante a un cuento de terror. El joven intelectual busca entonces al otro personaje en cada cumulo de oscuridad pero al final son sus pasos los que delatan al sujeto en sí.
Una figura pasa a manifestarse entre las sombras, es difícil identificar el género con tan poca iluminación aunque esa es la menor de las preocupaciones. Un par de ojos brillantes revelan que están en presencia de un ente oscuro.
¡¡Vampiro!! “dice apuntando su ballesta”.
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Re: Derecho de ascensión [Privado] [Cerrado]
- Vaya... vaya...- dijo la figura en las sombras.
La inexistente luz no dejaba aún apreciar por completo el rostro del vampiro, pero su voz, grave y profunda recorrió la espalda de Eilydh como una corriente eléctrica sacándola del efímero sueño del que la necesidad de ayudar al hombre apenado parecía que la había sumido.
Volvió en si como despertando de un mal sueño, con la necesidad inminente de saberse en peligro y la estúpida idea de que había sido llevada hasta una trampa idiota. Eso no era muy común en ella.No estaba segura de cómo y cuándo había decidido confiar en los habitantes de Lunargenta. Su gesto cambió reflejando enfado. La habían engañado aquellos dos muchachos? Había confiado en ellos tan solo para ser conducida a la boca del lobo?
Sacudió su cabeza. A fin y al cabo ellos también estaban atrapados con aquella criatura.
-Parecía que nadie de Lunargenta tuviese corazón- dijo el vampiro sentándose en la cama distraido- Hasta estuve empezando a pensar en acabar con la vida de ese estúpido que os ha traído aquí...- añadió el hombre mirándose las manos- pero resulta que solo me hacía falta ser paciente.
Sonrió.Su cara pálida avanzó hasta uno de los trazos casi inexistentes de luz de la sala y la mueca fue como una pesadilla en la mente de la chica. Sus dos colmillos alargados sobresaliendo de sus labios. Se puso en pie por un momento acercándose a sus presas como sopesándolos. Eilydh se puso frente a los chicos en un intento de protegerlos mientras los medio empujaba a una pared alejándolos del vampiro.
- Y no una preciosidad.. - dijo mirando de arriba a abajo a la elfa- Sino... una y tres cuartos- dijo moviéndose un poco para ver a los chicos. Debe de ser mi día de suerte. Ahora... que vamos a hacer con esos tres cuartos... y ese juguete con el que me apuntas eso si es un problema.- añadió riendo.
Eilydh llevó su mano de manera disimulada a su muslo derecho y sacó la daga que ocultaba allí. Si aquel hombre era un vampiro real, poco iba a servirle aquel objeto para matarlo, pero al menos les haría ganar tiempo y con suerte uno de los chicos podría escapar. Quizás los dos.. y .. encontrar ayuda?
Su plan tenía fallos.
Por otro lado aquel hombre podía ser simplemente un sádico. Había oido historias peores. Hombres que se hacían pasar por lo que no eran por sucumbir a placeres que eran degenerados o simplemente por diversión. Entonces no tenía nada que temer. Ya había matado a alguien que doblegaba su talla con anterioridad.
La inexistente luz no dejaba aún apreciar por completo el rostro del vampiro, pero su voz, grave y profunda recorrió la espalda de Eilydh como una corriente eléctrica sacándola del efímero sueño del que la necesidad de ayudar al hombre apenado parecía que la había sumido.
Volvió en si como despertando de un mal sueño, con la necesidad inminente de saberse en peligro y la estúpida idea de que había sido llevada hasta una trampa idiota. Eso no era muy común en ella.No estaba segura de cómo y cuándo había decidido confiar en los habitantes de Lunargenta. Su gesto cambió reflejando enfado. La habían engañado aquellos dos muchachos? Había confiado en ellos tan solo para ser conducida a la boca del lobo?
Sacudió su cabeza. A fin y al cabo ellos también estaban atrapados con aquella criatura.
-Parecía que nadie de Lunargenta tuviese corazón- dijo el vampiro sentándose en la cama distraido- Hasta estuve empezando a pensar en acabar con la vida de ese estúpido que os ha traído aquí...- añadió el hombre mirándose las manos- pero resulta que solo me hacía falta ser paciente.
Sonrió.Su cara pálida avanzó hasta uno de los trazos casi inexistentes de luz de la sala y la mueca fue como una pesadilla en la mente de la chica. Sus dos colmillos alargados sobresaliendo de sus labios. Se puso en pie por un momento acercándose a sus presas como sopesándolos. Eilydh se puso frente a los chicos en un intento de protegerlos mientras los medio empujaba a una pared alejándolos del vampiro.
- Y no una preciosidad.. - dijo mirando de arriba a abajo a la elfa- Sino... una y tres cuartos- dijo moviéndose un poco para ver a los chicos. Debe de ser mi día de suerte. Ahora... que vamos a hacer con esos tres cuartos... y ese juguete con el que me apuntas eso si es un problema.- añadió riendo.
Eilydh llevó su mano de manera disimulada a su muslo derecho y sacó la daga que ocultaba allí. Si aquel hombre era un vampiro real, poco iba a servirle aquel objeto para matarlo, pero al menos les haría ganar tiempo y con suerte uno de los chicos podría escapar. Quizás los dos.. y .. encontrar ayuda?
Su plan tenía fallos.
Por otro lado aquel hombre podía ser simplemente un sádico. Había oido historias peores. Hombres que se hacían pasar por lo que no eran por sucumbir a placeres que eran degenerados o simplemente por diversión. Entonces no tenía nada que temer. Ya había matado a alguien que doblegaba su talla con anterioridad.
Eilydh
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Re: Derecho de ascensión [Privado] [Cerrado]
A todas luces parece que el personaje aterrador es un vampiro, no hay muchas otras explicaciones para su buena visión nocturna y sus ojos brillantes… seguro que es uno de los rezagados que no siguieron la retirada.
Cada palabra que sale de la boca del sujeto sin duda disminuye cualquier buena opinión que Maquiavelo pueda tener de la especie, de no ser por Ralphy y Uri trataría de crear algún patógeno técnico para borrarlos del planeta.
Su aliada actúa de manera protectora formando una barrera con su cuerpo, es claro que le interesa el bienestar de los pequeños. Lo que no sabe es que estos enanos son más peligrosos que cualquier vampiro si la situación lo amerita.
Aunque al principio el joven inventor despabilo soltando temor en todas direcciones, la molesta emoción ha pasado a segundo plano. Tiempo de enseñarle modales al molesto y degenerado frijol milenario.
Chimar suspira, cambia sus virotes a incendiarios y dispara uno. Irónicamente el primero da en el blanco encendiendo al desagradable sujeto como un árbol de ofrenda, dicho personaje comienza a golpearse con todo lo que tiene alrededor en un intento por apagar el fuego aunque no logra mucho avance.
Los virotes ígneos del genio tienen una pequeña cámara de aceite especial adaptada, cuando golpean su blanco lo empapan primero con la sustancia antes de iniciar el fuego siquiera, toda unas maliciosa obra de arte.
Para bien o para mal los intentos desesperados del mosquito por salvarse comienzan a propagar el fuego, después de todo casi todos los elementos del mugriento cuarto son inflamables y el polvo no ayuda.
No era lo que tenía en mente… tiempo de salir.
El inventor se acerca a la puerta y con un sereno Canel dando cobertura se apresura a sacar las ganzúas, afortunadamente sabe bien en qué bolsillo guarda cada herramienta aventurera para situaciones como esta.
Sabe cómo mantenerse enfocado en situaciones peliagudas, en cierto modo su mente puede ignorar entornos problemáticos cuando se centra en una tarea medianamente demandante. Eso lo aprendió con el tiempo claro, con cada paso por el camino.
Es curioso que siendo tan joven tenga tantas habilidades útiles, sobre todo si tenemos en cuenta que no lleva en el negocio de las aventuras desde el nacimiento... podría decirse que es talento nato.
Creo que… “click” ¡Listo!
Cada palabra que sale de la boca del sujeto sin duda disminuye cualquier buena opinión que Maquiavelo pueda tener de la especie, de no ser por Ralphy y Uri trataría de crear algún patógeno técnico para borrarlos del planeta.
Su aliada actúa de manera protectora formando una barrera con su cuerpo, es claro que le interesa el bienestar de los pequeños. Lo que no sabe es que estos enanos son más peligrosos que cualquier vampiro si la situación lo amerita.
Aunque al principio el joven inventor despabilo soltando temor en todas direcciones, la molesta emoción ha pasado a segundo plano. Tiempo de enseñarle modales al molesto y degenerado frijol milenario.
Chimar suspira, cambia sus virotes a incendiarios y dispara uno. Irónicamente el primero da en el blanco encendiendo al desagradable sujeto como un árbol de ofrenda, dicho personaje comienza a golpearse con todo lo que tiene alrededor en un intento por apagar el fuego aunque no logra mucho avance.
Los virotes ígneos del genio tienen una pequeña cámara de aceite especial adaptada, cuando golpean su blanco lo empapan primero con la sustancia antes de iniciar el fuego siquiera, toda unas maliciosa obra de arte.
Para bien o para mal los intentos desesperados del mosquito por salvarse comienzan a propagar el fuego, después de todo casi todos los elementos del mugriento cuarto son inflamables y el polvo no ayuda.
No era lo que tenía en mente… tiempo de salir.
El inventor se acerca a la puerta y con un sereno Canel dando cobertura se apresura a sacar las ganzúas, afortunadamente sabe bien en qué bolsillo guarda cada herramienta aventurera para situaciones como esta.
Sabe cómo mantenerse enfocado en situaciones peliagudas, en cierto modo su mente puede ignorar entornos problemáticos cuando se centra en una tarea medianamente demandante. Eso lo aprendió con el tiempo claro, con cada paso por el camino.
Es curioso que siendo tan joven tenga tantas habilidades útiles, sobre todo si tenemos en cuenta que no lleva en el negocio de las aventuras desde el nacimiento... podría decirse que es talento nato.
Creo que… “click” ¡Listo!
- Off:
- Chimar usa su habilidad de Lvl 2 (Virotes inferno)
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Re: Derecho de ascensión [Privado] [Cerrado]
No tenían suficiente con un vampiro enfadado y uno de los niños decidió incendiar la habitación. Eilydh no iba a negar que aquel movimiento fue certero y que cambio el gesto en el rostro del hombre de una certitud y dominio casi escabroso de la situación a un temor apabullante; Al menos aquello se mostró en su sonrisa convertida en un grito ahogado.
Definitivamente era tiempo de salir, como había anunciado uno de los niños y Eilydh buscó a tientas alguna herramienta para abrir una de las ventanas que estaban tapiadas con madera. La planta alta no estaba muy alta, quizás pudiesen saltar sin..
De nuevo la situación le demostró a la chica que las apariencias engañan y que a pesar de parecer dos niños aquellos chicos no eran enanos cualquiera, se atrevió incluso a pensar que aquella ballesta del más alto era un objeto único, quizás de elaboración propia.Un escalofrío la recorrió por la espalda mientras seguía al mocoso menudo a través de la puerta recién abierta.
Fuera, el mismo hombre que les había llevado a la trampa se posicionó frente a ellos simulando a un armario empotrado, abriendo las manos y poniendo su cuerpo como barrera humana a cualquier intento de movimiento de los niños, que habían salido primero.
-No lo entendeis... Necesita sangre para sobrevivir... promete un mundo mejor... tenéis que estar honrados de ser elegidos..y..
Eilydh empezó a estar cansada de toda aquella parafernalia que más sonaba a secta que a realidad. Además el fuego de la habitación tras de ello se había propagado bastante rápido, pese a los esfuerzos del vampiro en ahogarlo a base de mantazos, malherido como estaba, y el calor la estaba poniendo de mal humor.
Avanzó hacia el hombre con la daga en la mano y tras un leve forcejeo en el que el humano intentó empujar a la chica de nuevo a la habitación mientras intentaba patear a ambos niños para conseguir lo mismo, la hoja afilada de la daga de Eilydh acabó encontrando la carne del hombre. La chica perdió la cuenta de cuantas estocadas le propició en ambos flancos y donde podía, verdaderamente, pero finalmente una de ellas fue demasiado y el hombre quedó sin fuerzas malherido en el suelo con una de las manos en su costado y la otra intentando agarrar algún tobillo.
-Míralo por el lado bueno- Dijo Eilydh mientras conducí a los niños bajando las escaleras delante de ella - Qué mayor honor que servir de cena asada a tu señor- dijo mientras veía la capa del vampiro aproximándose al olor de la sangre del hombre mientras algunas llamaradas le seguían al salir de la habitación.
Eilydh siguió a ambos niños mientras salían de la casa en llamas. Algunos de los vecinos se habían asomado a ver que era aquel estruendo y quién ardía en el incendio. Eilydh rezó para que los chicos se apresuraran a guiarla dentro de aquella esfera. Con suerte y allí estaba segura.
Definitivamente era tiempo de salir, como había anunciado uno de los niños y Eilydh buscó a tientas alguna herramienta para abrir una de las ventanas que estaban tapiadas con madera. La planta alta no estaba muy alta, quizás pudiesen saltar sin..
De nuevo la situación le demostró a la chica que las apariencias engañan y que a pesar de parecer dos niños aquellos chicos no eran enanos cualquiera, se atrevió incluso a pensar que aquella ballesta del más alto era un objeto único, quizás de elaboración propia.Un escalofrío la recorrió por la espalda mientras seguía al mocoso menudo a través de la puerta recién abierta.
Fuera, el mismo hombre que les había llevado a la trampa se posicionó frente a ellos simulando a un armario empotrado, abriendo las manos y poniendo su cuerpo como barrera humana a cualquier intento de movimiento de los niños, que habían salido primero.
-No lo entendeis... Necesita sangre para sobrevivir... promete un mundo mejor... tenéis que estar honrados de ser elegidos..y..
Eilydh empezó a estar cansada de toda aquella parafernalia que más sonaba a secta que a realidad. Además el fuego de la habitación tras de ello se había propagado bastante rápido, pese a los esfuerzos del vampiro en ahogarlo a base de mantazos, malherido como estaba, y el calor la estaba poniendo de mal humor.
Avanzó hacia el hombre con la daga en la mano y tras un leve forcejeo en el que el humano intentó empujar a la chica de nuevo a la habitación mientras intentaba patear a ambos niños para conseguir lo mismo, la hoja afilada de la daga de Eilydh acabó encontrando la carne del hombre. La chica perdió la cuenta de cuantas estocadas le propició en ambos flancos y donde podía, verdaderamente, pero finalmente una de ellas fue demasiado y el hombre quedó sin fuerzas malherido en el suelo con una de las manos en su costado y la otra intentando agarrar algún tobillo.
-Míralo por el lado bueno- Dijo Eilydh mientras conducí a los niños bajando las escaleras delante de ella - Qué mayor honor que servir de cena asada a tu señor- dijo mientras veía la capa del vampiro aproximándose al olor de la sangre del hombre mientras algunas llamaradas le seguían al salir de la habitación.
Eilydh siguió a ambos niños mientras salían de la casa en llamas. Algunos de los vecinos se habían asomado a ver que era aquel estruendo y quién ardía en el incendio. Eilydh rezó para que los chicos se apresuraran a guiarla dentro de aquella esfera. Con suerte y allí estaba segura.
Eilydh
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Re: Derecho de ascensión [Privado] [Cerrado]
Una vez con la puerta abierta, ya nada tienen que hacer en la habitación. Todos se apresuraron a salir y es que un incendio casero puede considerarse una forma bastante visceral de morir… por no decir estúpida.
Cuando están afuera, se encuentran con el esclavo del vampiro, pobre idiota no entiende la situación a cabalidad e intenta detenerles. Por desgracia para él, esta vez pilla a la elfa bastante molesta quien no duda en presentarle su daga.
Se le debe dar crédito al paleto, posee una resistencia formidable, claro que eso no lo salva de caer agonizante cuando las puñaladas se acumulan. Una vez sin barrera, todos se apresuran a correr dejando atrás solo el hilarante comentario de la mujer.
No les toma mucho llegar afuera, donde son recibidos por una multitud de vecinos con baldes de agua. Ciertamente su respuesta es acertada y es que los incendios urbanos no son algo con lo que se deba jugar.
Por suerte no les interrogan demasiado, es claro que la casa tenia cierto misticismo desagradable entre los habitantes cercanos. Al final el grupo cumple una labor social al purgar la ciudad de dos degenerados sin siquiera planearlo.
Chimar por otro lado no puede evitar sorprenderse por la cantidad de gente que acude, sin duda el distrito se ha vuelto a poblar. Cuando la esfera se materializo apenas había gente por la plaga y la ocupación.
Al menos tienen la decencia de no meterse con la esfera, es posible que le tengan miedo aunque incluso ese sentimiento es útil. Les guste o no la instalación tiene derechos de propiedad legales y deben adaptarse.
Síguenos.
Dice solo cuando las miradas indiscretas ya no los enfocan, acto seguido avanzan hasta la entrada de la esfera. Si bien al principio Chimar albergaba dudas, ya no tiene ninguna sobre las acciones a seguir.
Al detectar su sangre, la instalación abre discretamente una entrada. Es claro que Carol no desea llamar la atención de los personajes que pululan alrededor y colaboran para apagar el cada vez más amplio fuego.
Has demostrado tu utilidad y sobre todo que tienes afinidad con los niños, me gustaría ofrecerte el puesto de gorrión honorario.
“Canel toma la mano de la señorita con ternura”.
Los gorriones somos un grupo de niños y controlamos la esfera, es la primera vez que extendemos este beneficio a un frijo… adulto, pero creo que encajaras bien “asiente varias veces” ¿Te interesa formar parte de la familia?
Cuando están afuera, se encuentran con el esclavo del vampiro, pobre idiota no entiende la situación a cabalidad e intenta detenerles. Por desgracia para él, esta vez pilla a la elfa bastante molesta quien no duda en presentarle su daga.
Se le debe dar crédito al paleto, posee una resistencia formidable, claro que eso no lo salva de caer agonizante cuando las puñaladas se acumulan. Una vez sin barrera, todos se apresuran a correr dejando atrás solo el hilarante comentario de la mujer.
No les toma mucho llegar afuera, donde son recibidos por una multitud de vecinos con baldes de agua. Ciertamente su respuesta es acertada y es que los incendios urbanos no son algo con lo que se deba jugar.
Por suerte no les interrogan demasiado, es claro que la casa tenia cierto misticismo desagradable entre los habitantes cercanos. Al final el grupo cumple una labor social al purgar la ciudad de dos degenerados sin siquiera planearlo.
Chimar por otro lado no puede evitar sorprenderse por la cantidad de gente que acude, sin duda el distrito se ha vuelto a poblar. Cuando la esfera se materializo apenas había gente por la plaga y la ocupación.
Al menos tienen la decencia de no meterse con la esfera, es posible que le tengan miedo aunque incluso ese sentimiento es útil. Les guste o no la instalación tiene derechos de propiedad legales y deben adaptarse.
Síguenos.
Dice solo cuando las miradas indiscretas ya no los enfocan, acto seguido avanzan hasta la entrada de la esfera. Si bien al principio Chimar albergaba dudas, ya no tiene ninguna sobre las acciones a seguir.
Al detectar su sangre, la instalación abre discretamente una entrada. Es claro que Carol no desea llamar la atención de los personajes que pululan alrededor y colaboran para apagar el cada vez más amplio fuego.
Has demostrado tu utilidad y sobre todo que tienes afinidad con los niños, me gustaría ofrecerte el puesto de gorrión honorario.
“Canel toma la mano de la señorita con ternura”.
Los gorriones somos un grupo de niños y controlamos la esfera, es la primera vez que extendemos este beneficio a un frijo… adulto, pero creo que encajaras bien “asiente varias veces” ¿Te interesa formar parte de la familia?
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Re: Derecho de ascensión [Privado] [Cerrado]
El incendio se había propagado como si la paja de las casas estuviese hecha precisamente para aquello. Por un momento casi minúsculo Eilydh consideró a los pobres vecinos, ardiendo dentro de sus casas si no se aprisaban, pero la furia de la adrenalina le sacó aquella idea estúpida de la cabeza.
Siguió a los niños, y de nuevo consiguieron escapar de la multitud y escabullirse. Desde que los había conocido había deseado tres veces que su tamaño fuese el menudo de ellos para no tener que estar pidiendo perdon por los empujones constantemente y tan solo escabullirse por cualquier recodo. Pero al final los alcanzó.
La esfera aún la impresionaba casi tanto como la primera vez que la vio, pero estaba demasiado cansada como para ponerse a explorarla, y lo único que deseaba es dejar de huir. Aquello paso justo cuando llegaron dentro y corredores impolutos de acero con puertas cerradas tras de si la rodearon.
Los niños se pararon y se acercaron a ella con una proposición que a la chica pilló de improvisto. Ni siquiera sabía sus nombres pero la ternura de la manita de uno de ellos hizo que se olvidase por un momento de que acababa de ver cómo casi mataban a un vampiro.
Un miembro honorario? Eilydh lo sopesó por un momento y correspondió al gesto tierno del chico poniendo su mano en la mejilla, a modo protector y después dijo:
-Solo si me enseñas a usar esa arma tuya- dijo, señalando a aquello que parecía un arco pero que la chica no había visto antes. Sonrió.
Parecía que empezaba a pertenecer a algo más grande que ella misma y no podía esperar a descubrir exactamente en que se había metido.
Siguió a los niños, y de nuevo consiguieron escapar de la multitud y escabullirse. Desde que los había conocido había deseado tres veces que su tamaño fuese el menudo de ellos para no tener que estar pidiendo perdon por los empujones constantemente y tan solo escabullirse por cualquier recodo. Pero al final los alcanzó.
La esfera aún la impresionaba casi tanto como la primera vez que la vio, pero estaba demasiado cansada como para ponerse a explorarla, y lo único que deseaba es dejar de huir. Aquello paso justo cuando llegaron dentro y corredores impolutos de acero con puertas cerradas tras de si la rodearon.
Los niños se pararon y se acercaron a ella con una proposición que a la chica pilló de improvisto. Ni siquiera sabía sus nombres pero la ternura de la manita de uno de ellos hizo que se olvidase por un momento de que acababa de ver cómo casi mataban a un vampiro.
Un miembro honorario? Eilydh lo sopesó por un momento y correspondió al gesto tierno del chico poniendo su mano en la mejilla, a modo protector y después dijo:
-Solo si me enseñas a usar esa arma tuya- dijo, señalando a aquello que parecía un arco pero que la chica no había visto antes. Sonrió.
Parecía que empezaba a pertenecer a algo más grande que ella misma y no podía esperar a descubrir exactamente en que se había metido.
Eilydh
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