Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
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Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
Y finalmente Chimar puede decir con propiedad que Lunargenta vuelve a su antigua locura. Si bien muchos distritos siguen deshabitados, ha logrado desplumar a más de una decena en el mercado y eso es sinónimo de progreso social.
Lo cierto es que todo marcha demasiado fácil para los ladrones semi-independientes desde que el gremio abandonó las cloacas para perseguir sueños de gloria en una ciudad enteramente criminal… menudo chapucero.
A pesar de que Maquiavelo colaboro con el diseño de la ciudad en sí, sabe bien que no durara mucho. La incendian cada dos por tres y no se puede decir que alguien realmente ponga orden en esa locura.
Al enano inventor le agrada más la capital. Quizás cuando el lagartijo se dé cuenta que genera menos dividendos mantener un estado propio que aprovecharse de uno conformado, vuelva a la ciudad con perspectivas cambiadas.
Puede que incluso nombre al inventor figura de mando de una nueva cofradía en Lunargenta, es un horizonte alto de aspirar pero el pequeño siempre apunta muy por encima de las nubes con sus cosas, prueba de esto es la esfera.
Hermano… tienes esa mirada rara otra vez.
¿Qué? “niega con la cabeza” vale, no es nada… un momento, ¿De qué te quejas si tú eres la rareza encarnada?
“Canel solo sonríe y le da un ligero abrazo”.
Volviendo al escenario, Lunargenta esta abarrotada aunque el ambiente es de júbilo. Los mercaderes adoran vender y sus víctimas gastar, cada proyecto tiene la cantidad de gente necesaria… en fin, la vida es buena.
Incluso el clima se mantiene agradable pese a la estación, excelente día para pasar el rato y más ahora que Chimar tiene un poco de dinero mal habido entre sus numerosos bolsillos. La plaga y la ocupación hicieron que todos perdieras esa pericia intrínseca que sirve como repelente de carteristas pequeños.
Siempre te llevo de un lado a otro peque, ¿A dónde quieres ir?
¿Me preguntas de verdad?
“Chim asiente”.
Pues… a la luna.
Lo que suelta su hermano hace que Maquiavelo se golpee la frente con su palma derecha abierta, eso le pasa por preguntar. Bueno, al menos no fue algo espeluznante. Una vez le pregunto eso en las islas y su respuesta fue aún más perturbadora.
Mejor recorramos las puertas para ver que curiosos personajes vienen de visita, ¿Cómo suena eso?
“El enano hechicero sonríe muy animado”.
Lo cierto es que todo marcha demasiado fácil para los ladrones semi-independientes desde que el gremio abandonó las cloacas para perseguir sueños de gloria en una ciudad enteramente criminal… menudo chapucero.
A pesar de que Maquiavelo colaboro con el diseño de la ciudad en sí, sabe bien que no durara mucho. La incendian cada dos por tres y no se puede decir que alguien realmente ponga orden en esa locura.
Al enano inventor le agrada más la capital. Quizás cuando el lagartijo se dé cuenta que genera menos dividendos mantener un estado propio que aprovecharse de uno conformado, vuelva a la ciudad con perspectivas cambiadas.
Puede que incluso nombre al inventor figura de mando de una nueva cofradía en Lunargenta, es un horizonte alto de aspirar pero el pequeño siempre apunta muy por encima de las nubes con sus cosas, prueba de esto es la esfera.
Hermano… tienes esa mirada rara otra vez.
¿Qué? “niega con la cabeza” vale, no es nada… un momento, ¿De qué te quejas si tú eres la rareza encarnada?
“Canel solo sonríe y le da un ligero abrazo”.
Volviendo al escenario, Lunargenta esta abarrotada aunque el ambiente es de júbilo. Los mercaderes adoran vender y sus víctimas gastar, cada proyecto tiene la cantidad de gente necesaria… en fin, la vida es buena.
Incluso el clima se mantiene agradable pese a la estación, excelente día para pasar el rato y más ahora que Chimar tiene un poco de dinero mal habido entre sus numerosos bolsillos. La plaga y la ocupación hicieron que todos perdieras esa pericia intrínseca que sirve como repelente de carteristas pequeños.
Siempre te llevo de un lado a otro peque, ¿A dónde quieres ir?
¿Me preguntas de verdad?
“Chim asiente”.
Pues… a la luna.
Lo que suelta su hermano hace que Maquiavelo se golpee la frente con su palma derecha abierta, eso le pasa por preguntar. Bueno, al menos no fue algo espeluznante. Una vez le pregunto eso en las islas y su respuesta fue aún más perturbadora.
Mejor recorramos las puertas para ver que curiosos personajes vienen de visita, ¿Cómo suena eso?
“El enano hechicero sonríe muy animado”.
Última edición por Chimar el Lun Jul 01 2019, 20:09, editado 1 vez
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
Valyria volvía a Lunargenta tras un breve paseo en el bosque. Su magnífico plan para conseguir pieles para sacar su magnífico taller de curtiduría se había convertido en humo en cuando hubo comprobado sus trampas y encontrado una adorable ardillita. Así que se había visto obligada a soltarla, y comprarle pieles a un cazador.
-Oh, venga ya.- Protestó Valyria cuando Galatea le dedico una mirada de incredulidad, ya en las puertas de la ciudad. –No es como si fuera a sacar mucha piel de una ardilla, para un calcetín como mucho, o un guante, ¿y quien diablos quiere SOLO un guante huh?- la gente se apartó un poco, para dejar pasar a la elfa que hablaba sola como una loca, aunque dicha loca ni se dio cuenta de que la gente se apartaba, dejándose el camino más fácil. –Es decir, PODRÍA haberla matado, ¿pero para qué? ¡Además, era adorable!- La mirada de su hermana se posó en las pieles, que Valyria cargaba en su hombro y que, la verdad, empezaban a darle bastante calor. –Esos no cuentan, ya estaban muertos, no puedes desperdiciar lo que has cazado…- Galatea devolvió la mirada al frente, ignorándola con una sonrisa burlona.
Y así la elfa volvió a Lunargenta después de su primera excursión fuera desde que había llegado allí. Ahora seguramente sería el momento de decir algo conmovedor, sobre como la ciudad era maravillosa con toda su vida y colores, sobre como las gentes eran comprensivas y se ayudaban unos a otros.
¿La verdad? La ciudad entera olía mal, y al menos el barrio donde vivía, era un absoluto tugurio en el que uno podía acabar apuñalado en un instante. Al menos el enorme arco que llevaba a la espalda parecía haber…disuadido a todo el mundo de momento.
Y después de esa profunda reflexión sobre la ciudad que… odiar era una palabra muy fuerte, ciudad hacia la que sentía una ligera antipatía y de la que no podía irse porque no tenía dinero, la elfa se dio cuenta de un pequeño detalle sin importancia, un pequeño fallo en su magnifico plan para salir a comprar pieles y forrarse vendiendo armaduras de cuero o alguna tontería así.
No sabía volver a casa.
-Mierda.- dijo, alto y claro, mientras Galatea se tronchaba.
-Oh, venga ya.- Protestó Valyria cuando Galatea le dedico una mirada de incredulidad, ya en las puertas de la ciudad. –No es como si fuera a sacar mucha piel de una ardilla, para un calcetín como mucho, o un guante, ¿y quien diablos quiere SOLO un guante huh?- la gente se apartó un poco, para dejar pasar a la elfa que hablaba sola como una loca, aunque dicha loca ni se dio cuenta de que la gente se apartaba, dejándose el camino más fácil. –Es decir, PODRÍA haberla matado, ¿pero para qué? ¡Además, era adorable!- La mirada de su hermana se posó en las pieles, que Valyria cargaba en su hombro y que, la verdad, empezaban a darle bastante calor. –Esos no cuentan, ya estaban muertos, no puedes desperdiciar lo que has cazado…- Galatea devolvió la mirada al frente, ignorándola con una sonrisa burlona.
Y así la elfa volvió a Lunargenta después de su primera excursión fuera desde que había llegado allí. Ahora seguramente sería el momento de decir algo conmovedor, sobre como la ciudad era maravillosa con toda su vida y colores, sobre como las gentes eran comprensivas y se ayudaban unos a otros.
¿La verdad? La ciudad entera olía mal, y al menos el barrio donde vivía, era un absoluto tugurio en el que uno podía acabar apuñalado en un instante. Al menos el enorme arco que llevaba a la espalda parecía haber…disuadido a todo el mundo de momento.
Y después de esa profunda reflexión sobre la ciudad que… odiar era una palabra muy fuerte, ciudad hacia la que sentía una ligera antipatía y de la que no podía irse porque no tenía dinero, la elfa se dio cuenta de un pequeño detalle sin importancia, un pequeño fallo en su magnifico plan para salir a comprar pieles y forrarse vendiendo armaduras de cuero o alguna tontería así.
No sabía volver a casa.
-Mierda.- dijo, alto y claro, mientras Galatea se tronchaba.
Valyria
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
El tiempo había pasado, no en vano.
Más de un año transcurría ya desde que me marché a la fuerza de mi cueva... y me había forzado a interactuar y aprender de los humanos.
Había perfeccionado la técnica de pesca en la cabaña del lago, y había aprendido a despellejar animales con un cuchillo, en vez de usar mis garras.
El mercader con el que negociaba a menudo me había propuesto acompañarle hasta Lunargenta y ayudarle a colocar el el mercado algunas de las cosas que yo le había facilitado. Necesitaba el dinero, y pese que nunca había montado en carro, acepté.
El viaje fue largo y tortuoso.
Acampábamos a menudo por el camino, con un ojo abierto por los bandidos que moraban los caminos.
Cacé en varias ocasiones en mi forma de lobo y conseguimos carne para comer y algunas pieles que el mercader mandó a curtir a un artesano en un pueblo.
Finalmente llegamos a la ciudad.
En mi vida había visto una construcción humana tan exuberante.
-Havok, lleva a los caballos al establo- dijo el mercader, soltando a los animales y entregándome sus cinchas.
Pude ver cómo unos mozos salían de la puerta de la ciudad para ayudar al mercader a entrar el carro en la ciudad.
-Nos vemos en la plaza, cerca del mercado. Si te pierdes, ve a la taberna más cercana, ¿entendido?- me dijo.
-Si- respondí.
Aún no había aprendido muchas palabras humanas, pero para mí era más fácil entender que hablar.
Hice lo que me encargó el mercader y después entré en la ciudad.
Estaba nervioso por tanta presencia humana.
Y no sabía muy bien donde estaba la plaza.
Ví a dos crías de humano, que parecían hermanos, hablando entre sí.
-Perdón. No encuentro eh... mercado plaza- les pregunté, lo mejor que pude.
Más de un año transcurría ya desde que me marché a la fuerza de mi cueva... y me había forzado a interactuar y aprender de los humanos.
Había perfeccionado la técnica de pesca en la cabaña del lago, y había aprendido a despellejar animales con un cuchillo, en vez de usar mis garras.
El mercader con el que negociaba a menudo me había propuesto acompañarle hasta Lunargenta y ayudarle a colocar el el mercado algunas de las cosas que yo le había facilitado. Necesitaba el dinero, y pese que nunca había montado en carro, acepté.
El viaje fue largo y tortuoso.
Acampábamos a menudo por el camino, con un ojo abierto por los bandidos que moraban los caminos.
Cacé en varias ocasiones en mi forma de lobo y conseguimos carne para comer y algunas pieles que el mercader mandó a curtir a un artesano en un pueblo.
Finalmente llegamos a la ciudad.
En mi vida había visto una construcción humana tan exuberante.
-Havok, lleva a los caballos al establo- dijo el mercader, soltando a los animales y entregándome sus cinchas.
Pude ver cómo unos mozos salían de la puerta de la ciudad para ayudar al mercader a entrar el carro en la ciudad.
-Nos vemos en la plaza, cerca del mercado. Si te pierdes, ve a la taberna más cercana, ¿entendido?- me dijo.
-Si- respondí.
Aún no había aprendido muchas palabras humanas, pero para mí era más fácil entender que hablar.
Hice lo que me encargó el mercader y después entré en la ciudad.
Estaba nervioso por tanta presencia humana.
Y no sabía muy bien donde estaba la plaza.
Ví a dos crías de humano, que parecían hermanos, hablando entre sí.
-Perdón. No encuentro eh... mercado plaza- les pregunté, lo mejor que pude.
Havok
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
No tardan mucho en encontrarse personajes raros que destacan de los demás… incluso del hombre bestia pulpo de hace media hora. Las puertas nunca decepcionan en cuanto a gente peculiar.
La primera en captar la atención de ambos niños es una elfa, no por algo tan básico como su especie claro, esta se lleva en premio debido a un detalle más curioso. Resulta que habla sola y a todo pulmón, se forma cierto círculo de curiosos en torno a ella pronto.
Creo que tendremos hereje a la broster hoy jeje.
Hermano, literalmente está hablando con alguien…
Y por esas cosas no sales de casa sin mi “suspira”.
Maquiavelo sigue con cierta malicia a la chica pero de repente es abordado por otro elemento, un hombre con aspecto salvaje y que además parece no hablar bien el idioma del rey… quien lo diría, otro premiado.
Dioses de la ciencia… eres un pez fuera del agua, frijol.
Hermano…
Vale, lo sé, ser amable. Pues “medita un poco de manera visible” hay cincuenta plazas en la ciudad y la misma cantidad de mercados, ¿Tienes otro detalle sobre el sitio que buscas?
No miente, es una ciudad enorme. Por otro lado sabe bien que se trata de la plaza en el mercado principal pero quiere jugar un poquito antes de hacer de buen samaritano, no siempre se encuentra a un nativo del bosque recién salido del pino.
Estas de suerte, somos los mejores guías de la ciudad, encontraremos ese sitio en un periquete.
“Canel le tira la manga derecha”.
Shhhh, yo te deje jugar con la rata muerta “dice entre susurros”.
Desagradable anécdota real con un trasfondo curioso, lo cierto es que era uno de los animales de prueba que usaba Chimar y… bueno, gases tóxicos no se llevan bien con laberintos cerrados, en paz descanse sujeto 927.
Mientras habla con el hombre, no puede evitar tener a la elfa enfocada de reojo. Esta casi seguo que ocasionara algo raro, tiene un sexto sentido para los problemas como buen niño problemático que es.
“Este día mejora por minuto”.
La primera en captar la atención de ambos niños es una elfa, no por algo tan básico como su especie claro, esta se lleva en premio debido a un detalle más curioso. Resulta que habla sola y a todo pulmón, se forma cierto círculo de curiosos en torno a ella pronto.
Creo que tendremos hereje a la broster hoy jeje.
Hermano, literalmente está hablando con alguien…
Y por esas cosas no sales de casa sin mi “suspira”.
Maquiavelo sigue con cierta malicia a la chica pero de repente es abordado por otro elemento, un hombre con aspecto salvaje y que además parece no hablar bien el idioma del rey… quien lo diría, otro premiado.
Dioses de la ciencia… eres un pez fuera del agua, frijol.
Hermano…
Vale, lo sé, ser amable. Pues “medita un poco de manera visible” hay cincuenta plazas en la ciudad y la misma cantidad de mercados, ¿Tienes otro detalle sobre el sitio que buscas?
No miente, es una ciudad enorme. Por otro lado sabe bien que se trata de la plaza en el mercado principal pero quiere jugar un poquito antes de hacer de buen samaritano, no siempre se encuentra a un nativo del bosque recién salido del pino.
Estas de suerte, somos los mejores guías de la ciudad, encontraremos ese sitio en un periquete.
“Canel le tira la manga derecha”.
Shhhh, yo te deje jugar con la rata muerta “dice entre susurros”.
Desagradable anécdota real con un trasfondo curioso, lo cierto es que era uno de los animales de prueba que usaba Chimar y… bueno, gases tóxicos no se llevan bien con laberintos cerrados, en paz descanse sujeto 927.
Mientras habla con el hombre, no puede evitar tener a la elfa enfocada de reojo. Esta casi seguo que ocasionara algo raro, tiene un sexto sentido para los problemas como buen niño problemático que es.
“Este día mejora por minuto”.
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
Valyria se dedicó a mirar las calles con el ceño fruncido, como si una mirada fija fuera a acobardar las calles a mostrarle el camino a casa. Obviamente, eso jamás ocurrió. Aun. Puede que si entrenaba un poco esa mirada feroz de Galatea…
Pero la suerte estaba de su parte ese día al parecer, puede que gracias a haber salvado a esa adorable ardillita que había apodado Mordisquitos, o puede que fuera casualidad, pero prefería pensar que era el favor de Mordisquitos sonriéndole de los árboles.
Y pensaba eso porque había encontrado a alguien con el mismo problema que ella, y ese alguien se había armado de valor para preguntarle a alguien por la tal mercado plaza, que hasta donde ella sabía, bien podía ser un mercado llamado plaza, con la cantidad de malditos mercados que tenía esa ciudad, aunque seguramente sería la más grande. Pero para su desgracia, esos amables niños no parecían ser tan achispados como ella. Pero no pasaba nada, puesto que si conocían la ciudad, ella prestaría su intelecto para encontrar su casa en tiempo récord. Además, seguro que podría enseñarles algo a esos niños, había oído que la mayoría de humanos no sabían ni leer ni escribir, toda una desgracia. Así que la elfa le dedicó una mirada a su acompañante, que se limitó a devolvérsela mientras se encogía de hombros. Lo consideraría un “si”.
De manera que Valyria tosió una única vez, mientras se acercaba al trio. –Yo estaría encantada de acompañaros a… la…plaza. Y luego a otro sitio.- ¿Cómo diablos se llamaba el cuchitril al que llamaban taberna en que vivía? ¿El cerdo hervido? No, eso no sonaba bien. Venga, tu puedes Val, tenía un nombre rarito, pero no tan raro. ¿Puede que bastara con el barrio? Seguramente sabría volver una vez reconociera la zona. Sí, eso serviría…
…
Si alguna vez conocía al estúpido rey de esa aún más estúpida ciudad, lo obligaría a poner cartelitos con el nombre de las calles en cada maldita esquina. ¡Y guías públicos! Y si esos pequeños lo hacían bien, serían los primeros en esa novedosa oportunidad laboral, seguro que si estaban por allí haciendo de guías necesitaban un poco de dinero, así que un trabajo honrado y seguro les iría bien.
Algún día Val, algún día…
Pero la suerte estaba de su parte ese día al parecer, puede que gracias a haber salvado a esa adorable ardillita que había apodado Mordisquitos, o puede que fuera casualidad, pero prefería pensar que era el favor de Mordisquitos sonriéndole de los árboles.
Y pensaba eso porque había encontrado a alguien con el mismo problema que ella, y ese alguien se había armado de valor para preguntarle a alguien por la tal mercado plaza, que hasta donde ella sabía, bien podía ser un mercado llamado plaza, con la cantidad de malditos mercados que tenía esa ciudad, aunque seguramente sería la más grande. Pero para su desgracia, esos amables niños no parecían ser tan achispados como ella. Pero no pasaba nada, puesto que si conocían la ciudad, ella prestaría su intelecto para encontrar su casa en tiempo récord. Además, seguro que podría enseñarles algo a esos niños, había oído que la mayoría de humanos no sabían ni leer ni escribir, toda una desgracia. Así que la elfa le dedicó una mirada a su acompañante, que se limitó a devolvérsela mientras se encogía de hombros. Lo consideraría un “si”.
De manera que Valyria tosió una única vez, mientras se acercaba al trio. –Yo estaría encantada de acompañaros a… la…plaza. Y luego a otro sitio.- ¿Cómo diablos se llamaba el cuchitril al que llamaban taberna en que vivía? ¿El cerdo hervido? No, eso no sonaba bien. Venga, tu puedes Val, tenía un nombre rarito, pero no tan raro. ¿Puede que bastara con el barrio? Seguramente sabría volver una vez reconociera la zona. Sí, eso serviría…
…
Si alguna vez conocía al estúpido rey de esa aún más estúpida ciudad, lo obligaría a poner cartelitos con el nombre de las calles en cada maldita esquina. ¡Y guías públicos! Y si esos pequeños lo hacían bien, serían los primeros en esa novedosa oportunidad laboral, seguro que si estaban por allí haciendo de guías necesitaban un poco de dinero, así que un trabajo honrado y seguro les iría bien.
Algún día Val, algún día…
Valyria
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
Había preguntado por la plaza del mercado a las crías de humano, pero no entendí ni la mitad.
Habían dicho algo sobre un "frijol". Me pregunté qué tendría que ver una legumbre con la pregunta que hice.
Aún no conocía bien los entresijos del vocabulario humano, por lo que me centré en lo que sí que entendí.
Las dos crías hablaban entre sí, usando palabras complejas.
-[...]¿Tienes otro detalle sobre el sitio que buscas?- fue lo poco que pude captar.
Hice memoria para tratar de recordar lo que me dijo el mercader.
"Nos vemos en la plaza, cerca del mercado. Si te pierdes, ve a la taberna más cercana, ¿entendido?"
Y luego traté de repetirlo de forma clara.
-Plaza cerca del mercado y cerca de taberna- dije, mirando al cachorro de pelo más oscuro.
-Estas de suerte, somos [...] ciudad, encontraremos ese sitio [...]- entendí.
Supuse que me querrían enseñar el sitio.
-Gracias- dije.
Los cachorros seguían hablando entre sí, y desconecté por un momento, mirando a mi alrededor.
Había mucha gente y muchos sitios donde mirar.
Estaba desubicado, estresado y confuso.
Respiré profundamente para no enfadarme. No sería buena idea convertirme en lobo en aquél lugar.
En medio de aquél caos, me di cuenta de que una mujer con el cabello claro se había acercado a nosotros.
–Yo [...] acompañaros a… la…plaza. Y luego a otro sitio- pude entender.
Supuse que querría ir al mismo sitio que yo.
Suspiré, mientras trataba de relajarme, y sonreí a mis acompañantes como símbolo de buena voluntad.
No solía hacer ese gesto, pero era importante hacerlo delante de los humanos, de modo que lo forcé.
No entendía muy bien porqué enseñar los dientes era importante, pero muchas cosas humanas eran complejas y absurdas.
-Vamos- dije, algo desesperado.
Cuanto más tiempo pasaba en aquél lugar abarrotado, más nervioso me ponía.
Quería ayudar al mercader a vender su mercancía y volver al bosque lo antes posible.
Habían dicho algo sobre un "frijol". Me pregunté qué tendría que ver una legumbre con la pregunta que hice.
Aún no conocía bien los entresijos del vocabulario humano, por lo que me centré en lo que sí que entendí.
Las dos crías hablaban entre sí, usando palabras complejas.
-[...]¿Tienes otro detalle sobre el sitio que buscas?- fue lo poco que pude captar.
Hice memoria para tratar de recordar lo que me dijo el mercader.
"Nos vemos en la plaza, cerca del mercado. Si te pierdes, ve a la taberna más cercana, ¿entendido?"
Y luego traté de repetirlo de forma clara.
-Plaza cerca del mercado y cerca de taberna- dije, mirando al cachorro de pelo más oscuro.
-Estas de suerte, somos [...] ciudad, encontraremos ese sitio [...]- entendí.
Supuse que me querrían enseñar el sitio.
-Gracias- dije.
Los cachorros seguían hablando entre sí, y desconecté por un momento, mirando a mi alrededor.
Había mucha gente y muchos sitios donde mirar.
Estaba desubicado, estresado y confuso.
Respiré profundamente para no enfadarme. No sería buena idea convertirme en lobo en aquél lugar.
En medio de aquél caos, me di cuenta de que una mujer con el cabello claro se había acercado a nosotros.
–Yo [...] acompañaros a… la…plaza. Y luego a otro sitio- pude entender.
Supuse que querría ir al mismo sitio que yo.
Suspiré, mientras trataba de relajarme, y sonreí a mis acompañantes como símbolo de buena voluntad.
No solía hacer ese gesto, pero era importante hacerlo delante de los humanos, de modo que lo forcé.
No entendía muy bien porqué enseñar los dientes era importante, pero muchas cosas humanas eran complejas y absurdas.
-Vamos- dije, algo desesperado.
Cuanto más tiempo pasaba en aquél lugar abarrotado, más nervioso me ponía.
Quería ayudar al mercader a vender su mercancía y volver al bosque lo antes posible.
Havok
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
Pronto se hace evidente que este es un caso más severo que las simples muletillas que tienen los forasteros, literalmente el pobre diablo no entiende casi nada del idioma corriente… no es un fenómeno muy común que digamos.
Mientras el joven genio idea en que formas jugar con su conejillo de pruebas recién adquirido, alguien más decide saltar a la sartén también. Nada más y nada menos que la elfa con predilección por las conversaciones individuales.
“Esto es un regalo de los dioses”.
Dice el intelectual sonriente, será un día divertido. Molestar turistas es genial pero jugar con gente mentalmente disminuida multiplica todo exponencialmente a niveles divinos, la suerte parece indicar que será un sábado memorable.
Solo hay que mantener al pequeño Canel controlado, menudo momento para desarrollar conciencia. Debe ser una afinidad que tiene con gente rarita o algo pasajero como la alergia de verano.
Tampoco es que Maquiavelo planee tirarlos al compactador de basura de la esfera, solo les dará algunas vueltas tontas a ver cómo reaccionan. Posiblemente no entiendan nada y hasta le inviten el almuerzo.
Claro que puedes venir “niega con la cabeza para centrarse” entre más mejor jeje.
Dice volviendo al ahora, pasa un par de minutos inmerso en su mente y con una sonrisa algo perturbadora. Últimamente está teniendo bastantes momentos retrospectivos, debe controlar eso o sus hermanos le comenzaran a llamar Zero.
No se separen chicos y cuidado con los caníbales.
Acto seguido inicia la marcha, resistiendo el normal impulso de reír hasta reventar. Canel viene a su lado como es habitual y el par de frijoles queda en la retaguardia, grupo variopinto pero no de los más raros en los que ha estado el mocoso listo.
Avanzan por las abarrotadas calles, pronto la gente se dispersa en los caminos más amplios. Lunargenta tiene esa peculiaridad, suelen existir zonas con más concentración de gente que otras por diversas razones.
Fue buena idea comenzar el desplazamiento rápido pues el frijol salvaje se estaba poniendo morado, debe tenerle miedo a las multitudes como todas las personas rurales en su primera visita a la gran ciudad.
Cuidado, este es territorio de cazadores de cabezas.
“Canel cierra los ojos y niega con la cabeza varias veces”.
Mientras el joven genio idea en que formas jugar con su conejillo de pruebas recién adquirido, alguien más decide saltar a la sartén también. Nada más y nada menos que la elfa con predilección por las conversaciones individuales.
“Esto es un regalo de los dioses”.
Dice el intelectual sonriente, será un día divertido. Molestar turistas es genial pero jugar con gente mentalmente disminuida multiplica todo exponencialmente a niveles divinos, la suerte parece indicar que será un sábado memorable.
Solo hay que mantener al pequeño Canel controlado, menudo momento para desarrollar conciencia. Debe ser una afinidad que tiene con gente rarita o algo pasajero como la alergia de verano.
Tampoco es que Maquiavelo planee tirarlos al compactador de basura de la esfera, solo les dará algunas vueltas tontas a ver cómo reaccionan. Posiblemente no entiendan nada y hasta le inviten el almuerzo.
Claro que puedes venir “niega con la cabeza para centrarse” entre más mejor jeje.
Dice volviendo al ahora, pasa un par de minutos inmerso en su mente y con una sonrisa algo perturbadora. Últimamente está teniendo bastantes momentos retrospectivos, debe controlar eso o sus hermanos le comenzaran a llamar Zero.
No se separen chicos y cuidado con los caníbales.
Acto seguido inicia la marcha, resistiendo el normal impulso de reír hasta reventar. Canel viene a su lado como es habitual y el par de frijoles queda en la retaguardia, grupo variopinto pero no de los más raros en los que ha estado el mocoso listo.
Avanzan por las abarrotadas calles, pronto la gente se dispersa en los caminos más amplios. Lunargenta tiene esa peculiaridad, suelen existir zonas con más concentración de gente que otras por diversas razones.
Fue buena idea comenzar el desplazamiento rápido pues el frijol salvaje se estaba poniendo morado, debe tenerle miedo a las multitudes como todas las personas rurales en su primera visita a la gran ciudad.
Cuidado, este es territorio de cazadores de cabezas.
“Canel cierra los ojos y niega con la cabeza varias veces”.
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
La habían aceptado sin problemas, porque por supuesto, cuando más mejor, además de su encanto natural, que sin duda ayudaba. Y para adelante iban, con suerte, en un periquete estaría en casa, y puede que incluso aprendiera algo de la ciudad, dos en uno, perfecto. Y empezaron la marcha, aunque al parecer esa zona era frecuentada por caníbales. -¿Es realmente canibalismo si no soy humana? No creo que les interese. Además, las ratas suenan más fáciles de atrapar que una persona.- es más, no solo había un montón, sino que jamás había visto ratas tan grandes. Esa de la casa de al lado que llamaba Mordisquitos seguramente podría pasar por un perro si no le vieras la cola. Seguramente con una alimentabas a una familia una semana... Tenia que comprobar si el cuero de rata era decente... podía forrarse.
Siguió al par de críos con un paso tranquilo, por un barrio que la verdad lucia mucho mejor que el suyo, y seguirlos fue haciéndose progresivamente más fácil a medida que la gente parecía abandonar las calles. Puede que no fuera una zona de tráfico, como donde vivía, ya fuese porque realmente no estaba en medio de nada o porque la gente quería dar un rodeo.
Lo siguiente en su visita turística fue el barrio de los cazadores de cabeza. Valyria giró la cabeza a un lado, con un dedo en la barbilla, confusa, pensando. ¿cazadores de cabezas? Puede que fuera… ¿un localismo? La traducción no acababa de encajar al elfico. Pero finalmente se le paso por la cabeza un equivalente que lucía adecuado. –Oh, OH, ¿cazarecompensas? Perfecto, mi hermana se dedica a eso, puede que podamos encontrar trabajo aquí, ya sabes, pewpewpew.- dijo, haciendo un gesto con las manos, como si tirara flechas. No cogió el arco para demostrarle, la gente se ponía…nerviosa, cuando una cogía las armas sin motivo aparente, como si fuera a asaetarlos cual puercoespín por la espalda. Menuda tontería. ¿Qué arquero dejaría que le vieran disparando si podía evitarlo?
Siguió al par de críos con un paso tranquilo, por un barrio que la verdad lucia mucho mejor que el suyo, y seguirlos fue haciéndose progresivamente más fácil a medida que la gente parecía abandonar las calles. Puede que no fuera una zona de tráfico, como donde vivía, ya fuese porque realmente no estaba en medio de nada o porque la gente quería dar un rodeo.
Lo siguiente en su visita turística fue el barrio de los cazadores de cabeza. Valyria giró la cabeza a un lado, con un dedo en la barbilla, confusa, pensando. ¿cazadores de cabezas? Puede que fuera… ¿un localismo? La traducción no acababa de encajar al elfico. Pero finalmente se le paso por la cabeza un equivalente que lucía adecuado. –Oh, OH, ¿cazarecompensas? Perfecto, mi hermana se dedica a eso, puede que podamos encontrar trabajo aquí, ya sabes, pewpewpew.- dijo, haciendo un gesto con las manos, como si tirara flechas. No cogió el arco para demostrarle, la gente se ponía…nerviosa, cuando una cogía las armas sin motivo aparente, como si fuera a asaetarlos cual puercoespín por la espalda. Menuda tontería. ¿Qué arquero dejaría que le vieran disparando si podía evitarlo?
Valyria
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
Empezamos a andar y el barullo se fue disipando poco a poco, lo que hizo que me sintiese algo más tranquilo.
Los cachorros hablaban cosas extrañas que no entendía mientras andábamos. La mujer de orejas puntiagudas que nos acompañaba a las crías de humano y a mí parecía haber preguntado algo sobre unas ratas, y sobre comida.
No habían ratas en el bosque donde me había criado, más bien ratones, pero no eran un alimento suntuoso.
Yo prefería cazar ciervos o cualquier otro animal, incluso pescado, antes que ratones o ardillas, pero pensé que la mujer de pelo claro habría pasado mucha hambre. Me sentí mal por ella.
-Yo tengo comida, y amigo mercader- le dije, mientras avanzábamos, a la mujer.
-Vendemos muchas pieles, peces y caza de ciervos- comenté, para que supiese que tenía otra alternativa a su menú de roedores.
Uno de los cachorros dijo algo de unos cazadores de cabezas. No lo entendí, pero luego la mujer de pelo claro dijo algo sobre unos "cazarrecompensas" y su hermana, y trabajo, y un gesto fingiendo que tiraba con arco.
Yo me pregunté si un cazarrecompensas era algún tipo de cazador.
Miraba alrededor para comprobar si veía al mercader con el carro.
Me pregunté si tendría que ir a la taberna a encontrarme con él finalmente, o si aparecería por ahí tarde o temprano.
¿Estaría muy lejos? ¿Cómo de grande sería aquella ciudad?
Las calles empedradas parecían no acabar nunca.
Los cachorros hablaban cosas extrañas que no entendía mientras andábamos. La mujer de orejas puntiagudas que nos acompañaba a las crías de humano y a mí parecía haber preguntado algo sobre unas ratas, y sobre comida.
No habían ratas en el bosque donde me había criado, más bien ratones, pero no eran un alimento suntuoso.
Yo prefería cazar ciervos o cualquier otro animal, incluso pescado, antes que ratones o ardillas, pero pensé que la mujer de pelo claro habría pasado mucha hambre. Me sentí mal por ella.
-Yo tengo comida, y amigo mercader- le dije, mientras avanzábamos, a la mujer.
-Vendemos muchas pieles, peces y caza de ciervos- comenté, para que supiese que tenía otra alternativa a su menú de roedores.
Uno de los cachorros dijo algo de unos cazadores de cabezas. No lo entendí, pero luego la mujer de pelo claro dijo algo sobre unos "cazarrecompensas" y su hermana, y trabajo, y un gesto fingiendo que tiraba con arco.
Yo me pregunté si un cazarrecompensas era algún tipo de cazador.
Miraba alrededor para comprobar si veía al mercader con el carro.
Me pregunté si tendría que ir a la taberna a encontrarme con él finalmente, o si aparecería por ahí tarde o temprano.
¿Estaría muy lejos? ¿Cómo de grande sería aquella ciudad?
Las calles empedradas parecían no acabar nunca.
Havok
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
La pregunta de su acompañante elfa pone al genio pensativo… ciertamente no entraría en el rango de canibalismo si se trata de especies diferentes, sería más un crimen contra la naturaleza humanoide.
Es debatible…
En cuanto a las ratas, es un tema que el propio genio conoce bien. En su antigua base eran parte del menú principal, Arty se encargaba de cocinarlas de una forma bastante profesional, al punto de ser imposible saber que era carne de rata sin información previa.
Las ratas también se comen pero para algunos es más fácil tener una dieta bípeda.
Sonríe maliciosamente, claro que debe controlarse para evitar estallar en carcajadas. Le encantaría tener alguna forma de conservar el momento por mucho tiempo, sin duda debe terminar los planos que tiene sobre esa temática.
No son cazarrecompensas, son cazadores de cabezas en el sentido literal, cortan las cabezas de sus víctimas y las encojen por medio de un ritual.
Dicha mentira es tan descarada que el propio Canel pone una mueca de confusión, la imaginación de Chimar puede ser muy extraña cuando tiene libertad creativa. La situación actual lo llena de ideas muy raritas.
Cuando convenientemente se acercan al destino real, Maquiavelo desiste al fin de su visita guiada psicodélica. La razón de esto tiene preceptos lógicos, viene siendo hora del almuerzo y es tiempo de abusar de la buena moral extranjera.
En cierto modo la acotación del salvaje recalca la idea en su mente, si el mercader para quien trabaja tiene tanta comida… no le importara dirigir un poco a los niños que actuaron de “guías turísticos honrados” para su empleado.
Bienvenidos a la plaza del mercado principal de Lunargenta.
Dice con algo de pompa, el sitio provee su propia impronta vale destacar. Montones de personas aglomeradas, negocios por doquier y el aroma extraño de mercancías exóticas, el indiscutible centro del mundo.
¿Puedo saber ahora que buscan aquí?
Para bien o para mal la información recibida fue bastante escaza, podría decirse que le pica la curiosidad. Por otro lado, el pequeño inventor considera prudente iniciar al unísono su numerito de niño hambriento.
Que hambre tengo… caería bien un almuerzo caliente esta vez “pone cara de niño dramático”.
Es debatible…
En cuanto a las ratas, es un tema que el propio genio conoce bien. En su antigua base eran parte del menú principal, Arty se encargaba de cocinarlas de una forma bastante profesional, al punto de ser imposible saber que era carne de rata sin información previa.
Las ratas también se comen pero para algunos es más fácil tener una dieta bípeda.
Sonríe maliciosamente, claro que debe controlarse para evitar estallar en carcajadas. Le encantaría tener alguna forma de conservar el momento por mucho tiempo, sin duda debe terminar los planos que tiene sobre esa temática.
No son cazarrecompensas, son cazadores de cabezas en el sentido literal, cortan las cabezas de sus víctimas y las encojen por medio de un ritual.
Dicha mentira es tan descarada que el propio Canel pone una mueca de confusión, la imaginación de Chimar puede ser muy extraña cuando tiene libertad creativa. La situación actual lo llena de ideas muy raritas.
Cuando convenientemente se acercan al destino real, Maquiavelo desiste al fin de su visita guiada psicodélica. La razón de esto tiene preceptos lógicos, viene siendo hora del almuerzo y es tiempo de abusar de la buena moral extranjera.
En cierto modo la acotación del salvaje recalca la idea en su mente, si el mercader para quien trabaja tiene tanta comida… no le importara dirigir un poco a los niños que actuaron de “guías turísticos honrados” para su empleado.
Bienvenidos a la plaza del mercado principal de Lunargenta.
Dice con algo de pompa, el sitio provee su propia impronta vale destacar. Montones de personas aglomeradas, negocios por doquier y el aroma extraño de mercancías exóticas, el indiscutible centro del mundo.
¿Puedo saber ahora que buscan aquí?
Para bien o para mal la información recibida fue bastante escaza, podría decirse que le pica la curiosidad. Por otro lado, el pequeño inventor considera prudente iniciar al unísono su numerito de niño hambriento.
Que hambre tengo… caería bien un almuerzo caliente esta vez “pone cara de niño dramático”.
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
¿Por qué diablos iba alguien a tomarse tantas molestias para una cabeza. Es decir, podría entenderlo para una pata de conejo, al menos lucia bonita…más o menos, pero las cabezas eran más bien feúchas. Pero la palabra “ritual” trajo otra tangente de pensamientos. Los humanos no podían usar magia, no realmente. Puede que… debía ser frustrante ver como un elfo o un brujo podía hacer milagros con tanta facilidad, y verte limitado por tu pobre, no-mágica y sinceramente algo maloliente forma. Seguramente sus intentos cada vez más esotéricos y raros de conseguir algún tipo de poderes habían derivado en eso… conseguir cabezas con la esperanza de…a saber, obtener poderes de los muertos o algo así seguramente. –Que tragedia, ¿nadie les ha dicho que eso no funciona?- dijo la elfa, agitando la cabeza.
Valyria asintió pensativa, ante las palabras del hombre. No estaba segura de a que venía lo de tener comida, puede que estuviera intentando asegurarle que no iba a intentar comerla, lo que a primera vista podía sonar como algo bueno, pero remarcarlo de alguna manera hacia…dudar la veracidad de la frase, como gritar “no te preocupes, no voy a matarte” a una chica en un callejón oscuro. Pero la siguiente parte si fue más importante para ella. No es que necesitara per se las pieles, pero siempre era bueno conocer a alguien al que poder comprarle pieles para su curtiduría, o al que venderle si le sobraban. Puede que hasta aceptara botas o armaduras u otros productos manufacturados por pieles si realmente se preocupaba en convencerlo.
Pero ya estaban a la plaza, el mercado principal de Lunargenta. Donde el hombre quería ir. Probablemente, no le había quedado muy claro sinceramente, y ella se había limitado a aprovecharse de los guías. –Yo la verdad es que iba a otro sitio, pero parecía de mala educación desviarnos del camino si ambos queríamos ir a diferentes sitios. Se llamaba…- venga, tu puedes Val. ¿El brujo morado? No, pero casi. -¿La… bruja candente? ¿Fogosa? ¿Puede?- dijo, algo desesperada. Su hermana agitaba la cabeza, negando.
-Podrías ayudar un poco.- susurro a la nada.
Valyria asintió pensativa, ante las palabras del hombre. No estaba segura de a que venía lo de tener comida, puede que estuviera intentando asegurarle que no iba a intentar comerla, lo que a primera vista podía sonar como algo bueno, pero remarcarlo de alguna manera hacia…dudar la veracidad de la frase, como gritar “no te preocupes, no voy a matarte” a una chica en un callejón oscuro. Pero la siguiente parte si fue más importante para ella. No es que necesitara per se las pieles, pero siempre era bueno conocer a alguien al que poder comprarle pieles para su curtiduría, o al que venderle si le sobraban. Puede que hasta aceptara botas o armaduras u otros productos manufacturados por pieles si realmente se preocupaba en convencerlo.
Pero ya estaban a la plaza, el mercado principal de Lunargenta. Donde el hombre quería ir. Probablemente, no le había quedado muy claro sinceramente, y ella se había limitado a aprovecharse de los guías. –Yo la verdad es que iba a otro sitio, pero parecía de mala educación desviarnos del camino si ambos queríamos ir a diferentes sitios. Se llamaba…- venga, tu puedes Val. ¿El brujo morado? No, pero casi. -¿La… bruja candente? ¿Fogosa? ¿Puede?- dijo, algo desesperada. Su hermana agitaba la cabeza, negando.
-Podrías ayudar un poco.- susurro a la nada.
Valyria
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
Por fin llegamos al mercado de Lunargenta. Uno de los cachorros les señaló el lugar, pero lo cierto era que toda una plaza donde cabrían 20 cuevas como en la que me crié. ¿Dónde diablos estaría el mercader?
-¿Puedo saber ahora que buscan aquí?- preguntó la cría de humano.
-Amigo mercader- dije, mirando a mi alrededor, por si lo encontraba.
El pequeño humano alegó después que tenía hambre.
-Yo invito a comer dos hermanos en taberna si quieres- le comenté, desinteresadamente; era lo menos que podía hacer a cambio de su servicio como guía.
El dinero que recibiría por las ventas de nuestros materiales sería más que suficiente para comer durante meses, y obtener algunos aparejos de pesca nuevos, así que no me importaba gastarme unos aeros en complacer los estómagos de aquellos cachorros.
Lo cierto era que no encontraba a mi amigo, pero el carro con nuestros materiales estaba allí, al lado de un puesto y con dos guardias a los lados.
Me acerqué, haciendo un gesto a mis acompañantes, y le pregunté a uno de los guardias que custodiaba el carro.
-¿Dónde mercader? El dijo que estaría aquí o en taberna-
El guardia me miró, al principio extrañado, y luego sonriente.
-Jeremiah te espera en el "Somormujo Azulado", la taberna que hay detrás del puesto de flores, haciendo esquina-
-Muchas gracias- dije, con una tosca reverencia.
Volví a donde se encontraban mis acompañantes.
-Tengo que ir ahí: "So...mormujo Azulado"- dije, señalando el puesto de flores tras en que se veía el cartel ondulante de madera de la taberna, en el que se veía un pájaro con alas azuladas sosteniendo una cornucopia.
-¿Venir conmigo y comer?- pregunté, mirando a los cachorros.
-¿Puedo saber ahora que buscan aquí?- preguntó la cría de humano.
-Amigo mercader- dije, mirando a mi alrededor, por si lo encontraba.
El pequeño humano alegó después que tenía hambre.
-Yo invito a comer dos hermanos en taberna si quieres- le comenté, desinteresadamente; era lo menos que podía hacer a cambio de su servicio como guía.
El dinero que recibiría por las ventas de nuestros materiales sería más que suficiente para comer durante meses, y obtener algunos aparejos de pesca nuevos, así que no me importaba gastarme unos aeros en complacer los estómagos de aquellos cachorros.
Lo cierto era que no encontraba a mi amigo, pero el carro con nuestros materiales estaba allí, al lado de un puesto y con dos guardias a los lados.
Me acerqué, haciendo un gesto a mis acompañantes, y le pregunté a uno de los guardias que custodiaba el carro.
-¿Dónde mercader? El dijo que estaría aquí o en taberna-
El guardia me miró, al principio extrañado, y luego sonriente.
-Jeremiah te espera en el "Somormujo Azulado", la taberna que hay detrás del puesto de flores, haciendo esquina-
-Muchas gracias- dije, con una tosca reverencia.
Volví a donde se encontraban mis acompañantes.
-Tengo que ir ahí: "So...mormujo Azulado"- dije, señalando el puesto de flores tras en que se veía el cartel ondulante de madera de la taberna, en el que se veía un pájaro con alas azuladas sosteniendo una cornucopia.
-¿Venir conmigo y comer?- pregunté, mirando a los cachorros.
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
Mientras el colorido espectáculo de la plaza principal despabilaba a los forasteros, Maquiavelo posa sus ojos en una noble que se queja frenéticamente por la simple razón de haber terminado con mierda de pájaro encima… buenos días Lunargenta.
Las palabras machucadas del salvaje hacen que el inventor forme una amplia sonrisa, comida gratis siempre es bien recibida. Tener un tamaño tan pequeño viene con fascinantes efectos circunstanciales, uno de ellos es la necesidad de comer mucho.
¿A que esperamos?, tiempo de buscar al mercader.
Las especificaciones del personaje rozan lo nulo sin duda, después de todo es un jodido mercado. Afortunadamente y como animal entrenado sabe que hacer por instinto, quien lo diría compañeros.
El inventor le deja adelantarse para que hable con los guardias, no son su facción preferida por obvias razones. Mocosos ladrones y agentes de la ley son enemigos naturales, como perros y gastos por decir algo.
Pues allí está la bruja caliente, en la derecha tenemos la bruja ardiente y al fondo con esos globos rojos se encuentra la bruja cachonda… nunca me dejan acercarme a esa.
Los humanos crean cosas geniales pero suelen repetir mucho los nombres, es natural que cuando alguien inaugura un local aparezcan cinco copias en el mismo barrio a las pocas semanas. Visto de ese modo parece una especie de mente colmena mercantil.
Su aliado peludo aparece pronto, señala un puesto de flores. Al genio le toma poco deducir que está más interesado en lo que tiene atrás, una de las numerosas posadas y tabernas del distrito comercial.
¡No tienes que decirlo dos veces!
Chimar toma a su hermanito del brazo y prácticamente lo arrastra en esa dirección, curiosamente también le hace un gesto a su acompañante elfa para que venga. Ha tenido buenas experiencias con las féminas de la especie y siempre viene bien trabar amistades.
Nada más llegar, tiran a un paleto por la puerta. Un personaje obeso que tiene toda la pinta de ser el dueño se sacude las manos con cierto rostro de satisfacción, típico evento que suele conseguirse en un sitio asi.
Son bienvenidos gentilhombres pero tengan en cuenta que acabamos de cambiar políticas, pagos por adelantado “dice para luego adentrarse en el sitio”.
No me digas…
Las palabras machucadas del salvaje hacen que el inventor forme una amplia sonrisa, comida gratis siempre es bien recibida. Tener un tamaño tan pequeño viene con fascinantes efectos circunstanciales, uno de ellos es la necesidad de comer mucho.
¿A que esperamos?, tiempo de buscar al mercader.
Las especificaciones del personaje rozan lo nulo sin duda, después de todo es un jodido mercado. Afortunadamente y como animal entrenado sabe que hacer por instinto, quien lo diría compañeros.
El inventor le deja adelantarse para que hable con los guardias, no son su facción preferida por obvias razones. Mocosos ladrones y agentes de la ley son enemigos naturales, como perros y gastos por decir algo.
Pues allí está la bruja caliente, en la derecha tenemos la bruja ardiente y al fondo con esos globos rojos se encuentra la bruja cachonda… nunca me dejan acercarme a esa.
Los humanos crean cosas geniales pero suelen repetir mucho los nombres, es natural que cuando alguien inaugura un local aparezcan cinco copias en el mismo barrio a las pocas semanas. Visto de ese modo parece una especie de mente colmena mercantil.
Su aliado peludo aparece pronto, señala un puesto de flores. Al genio le toma poco deducir que está más interesado en lo que tiene atrás, una de las numerosas posadas y tabernas del distrito comercial.
¡No tienes que decirlo dos veces!
Chimar toma a su hermanito del brazo y prácticamente lo arrastra en esa dirección, curiosamente también le hace un gesto a su acompañante elfa para que venga. Ha tenido buenas experiencias con las féminas de la especie y siempre viene bien trabar amistades.
Nada más llegar, tiran a un paleto por la puerta. Un personaje obeso que tiene toda la pinta de ser el dueño se sacude las manos con cierto rostro de satisfacción, típico evento que suele conseguirse en un sitio asi.
Son bienvenidos gentilhombres pero tengan en cuenta que acabamos de cambiar políticas, pagos por adelantado “dice para luego adentrarse en el sitio”.
No me digas…
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
Ya habían llegado a su destino, al menos el del hombre, y a juzgar por la absurdísima cantidad de tabernas de nombre similar que el niño les había señalado… bueno, la cosa pintaba mal para ella. Espero con los niños hasta que el hombre encontró un conocido, y este aparentemente le indico que taberna era.
Pero no se revolcó en su miseria, era hora de comer, y tenía hambre, y esos tres iban a ir a la taberna a por comida, así que su mejor opción era unírseles con la esperanza de que recobrara su maldita memoria de una vez. Cierto que aparentemente tendría que pagar, y eso era una tragedia, pero no podía hacer mucho al respecto, de manera que los siguió con la cabeza gacha al Somormujo Azulado, preguntándose qué diablos era un Somormujo. ¿Puede que un pez?
Y prácticamente se les cayó a un pobre hombre por encima. No, les tiraron a juzgar por la cara satisfecha del…¿portero? Seguro que las tabernas elegantes tenían portero, sonaba…bien. Fuese como fuese, aparentemente tendrían que pagar antes, lo que les indicaba que había pasado exactamente con ese hombre. Era bueno para ella, habría sido una vergüenza no poder pagar la comida después de comerla, se estaba poniendo roja solo de pensarlo. Para que se notara menos, se agacho a comprobar que ese hombre estaba bien, lo que lo hacía un gesto completamente egoísta. Estaba bastante entero, no sangraba que pudiera ver, así que seguramente tendría solo moratones. Sin duda estaba borracho, se dio cuenta apartando una mano tambaleante que se dirigía hacia ella de un bofetón, pero su Luz no podía arreglar eso, así que borracho se quedaría. Parecía haber habido una pausa en la charla y la entrada en la taberna, así que Valyria alzó la cabeza, para comprobar que seguían con intenciones de entrar, o peor, que ya habían entrado sin ella.
Pero no se revolcó en su miseria, era hora de comer, y tenía hambre, y esos tres iban a ir a la taberna a por comida, así que su mejor opción era unírseles con la esperanza de que recobrara su maldita memoria de una vez. Cierto que aparentemente tendría que pagar, y eso era una tragedia, pero no podía hacer mucho al respecto, de manera que los siguió con la cabeza gacha al Somormujo Azulado, preguntándose qué diablos era un Somormujo. ¿Puede que un pez?
Y prácticamente se les cayó a un pobre hombre por encima. No, les tiraron a juzgar por la cara satisfecha del…¿portero? Seguro que las tabernas elegantes tenían portero, sonaba…bien. Fuese como fuese, aparentemente tendrían que pagar antes, lo que les indicaba que había pasado exactamente con ese hombre. Era bueno para ella, habría sido una vergüenza no poder pagar la comida después de comerla, se estaba poniendo roja solo de pensarlo. Para que se notara menos, se agacho a comprobar que ese hombre estaba bien, lo que lo hacía un gesto completamente egoísta. Estaba bastante entero, no sangraba que pudiera ver, así que seguramente tendría solo moratones. Sin duda estaba borracho, se dio cuenta apartando una mano tambaleante que se dirigía hacia ella de un bofetón, pero su Luz no podía arreglar eso, así que borracho se quedaría. Parecía haber habido una pausa en la charla y la entrada en la taberna, así que Valyria alzó la cabeza, para comprobar que seguían con intenciones de entrar, o peor, que ya habían entrado sin ella.
Valyria
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
Cuando fuimos a entrar en la taberna, vi como un tipo con delantal echaba a un hombre escuálido, que olía a alcohol desde la distancia. Después nos dijo que tendríamos que pagar por adelantado, de modo que rebusqué en mis bolsillos algunas monedas para darle al señor:
-Mh... comida para nosotros- dije, señalando nuestro grupo. Entramos, y el ambiente estaba bastante cargado, pues una mujer se paseaba orgullosa sosteniendo un puchero con el que servía a los comensales, en las mesas de aquí y de allá, y un cerdo humeaba en el centro de la estancia, girando sobre sí mismo encima de un fuego.
Fui a sentarme, pero me di cuenta de que la mujer se había quedado fuera.
Le hice un gesto a los cachorros para que tomasen asiento en una de las mesas, y me di la vuelta para salir de la taberna y recoger a la compañera que se había quedado atrás.
Le hice un gesto para que entrase conmigo, y le extendí mi mano.
-Ven- dije.
El hombre del delantal se acercó.
-¿Ella también va con vosotros? Entonces serán dos monedas más- dijo, extendiendo la mano.
-Tome- dije, poniendo las monedas en su mano y volviendo a mirar hacia fuera para asegurarme de que aquella vez estaríamos todos juntos.
Cuando volvimos a entrar, pude ver al mercader sentado en la barra.
-¡Havok! ¡Por fin te encuentro! ¿Dónde estabas?- dijo.
-Ven, sienta con amigos- dije, invitándole a sentarse en nuestra mesa, donde la camarera había dejado algunas bebidas espumosas, un bol grande de puchero y una bandeja con algunas rodajas de cochinillo.
-Mh... comida para nosotros- dije, señalando nuestro grupo. Entramos, y el ambiente estaba bastante cargado, pues una mujer se paseaba orgullosa sosteniendo un puchero con el que servía a los comensales, en las mesas de aquí y de allá, y un cerdo humeaba en el centro de la estancia, girando sobre sí mismo encima de un fuego.
Fui a sentarme, pero me di cuenta de que la mujer se había quedado fuera.
Le hice un gesto a los cachorros para que tomasen asiento en una de las mesas, y me di la vuelta para salir de la taberna y recoger a la compañera que se había quedado atrás.
Le hice un gesto para que entrase conmigo, y le extendí mi mano.
-Ven- dije.
El hombre del delantal se acercó.
-¿Ella también va con vosotros? Entonces serán dos monedas más- dijo, extendiendo la mano.
-Tome- dije, poniendo las monedas en su mano y volviendo a mirar hacia fuera para asegurarme de que aquella vez estaríamos todos juntos.
Cuando volvimos a entrar, pude ver al mercader sentado en la barra.
-¡Havok! ¡Por fin te encuentro! ¿Dónde estabas?- dijo.
-Ven, sienta con amigos- dije, invitándole a sentarse en nuestra mesa, donde la camarera había dejado algunas bebidas espumosas, un bol grande de puchero y una bandeja con algunas rodajas de cochinillo.
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
Nada más escuchar la nueva política del establecimiento, los ojos del genio se posan en el salvaje. Afortunadamente mantiene su palabra y paga la entrada del dúo infantil, nada mal para una persona que no sabe que es el jabón.
Ambos enanos se apresuran a entrar aunque es el propio adulto peludo quien reclama la mesa, parece que si existen los frijoles agiles después de todo. No tardan mucho en estar sentados todos en el mismo sitio.
Lo cierto es que el trio completo olvida a la mujer elfa, por suerte el tribal se aventura afuera y paga por su entrada también. El gesto hace que Maquiavelo forme una sonrisa noble, es curioso que alguien fuera de la civilización muestre más decencia que tantos habitantes capitalinos.
La comida llega y el genio da un sonoro aplauso, solo uno vale destacar. Luego se sirve una consistente porción tanto para su persona como para Canel y a partir de allí solo disfruta de uno de los placeres que tiene la vida mortal.
Dioses de la ciencia, esto está muy bueno “dice con la boca llena”.
“Canel asiente varias veces a medida que come”.
El bárbaro ya es un nuevo mejor amigo para Maquiavelo… o al menos un frijol de confianza. La próxima vez no le tomara el pelo con un paseo psicodélico, será un buen niño si vuelve a toparse con el personaje.
“Bueno, más o menos jeje”.
Un pensamiento juguetón que tiene cuando entiende bien sus argumentos mentales, no se le puede pedir oro a un carnicero como dicen. En cierto modo el adulto debe sentirse agradecido incluso por esta postura.
Cierto sujeto que tiene toda la pinta de mercader se acerca, no tarda en reconocer a la persona que está invitando toda la mesa. Es invitado a tomar asiento y aunque no tarda en unirse pronto otra cosa llama la atención del variopinto grupo.
No hemos terminado de hablar, menudo.
Yo si lo hice.
Un trio de aspecto poco confiable irrumpe, mantienen la distancia por ahora pero son la clase de sujetos que piensan con el trasero. De momento los niños siguen comiendo aunque el ojo discreto de Maquiavelo no se pierde ni un detalle por si todo escala a mayores.
Es mejor que reconsideres, no vaya a ser que ocurra un desafortunado accidente “dice mientras acaricia el mango de su espada”.
Ambos enanos se apresuran a entrar aunque es el propio adulto peludo quien reclama la mesa, parece que si existen los frijoles agiles después de todo. No tardan mucho en estar sentados todos en el mismo sitio.
Lo cierto es que el trio completo olvida a la mujer elfa, por suerte el tribal se aventura afuera y paga por su entrada también. El gesto hace que Maquiavelo forme una sonrisa noble, es curioso que alguien fuera de la civilización muestre más decencia que tantos habitantes capitalinos.
La comida llega y el genio da un sonoro aplauso, solo uno vale destacar. Luego se sirve una consistente porción tanto para su persona como para Canel y a partir de allí solo disfruta de uno de los placeres que tiene la vida mortal.
Dioses de la ciencia, esto está muy bueno “dice con la boca llena”.
“Canel asiente varias veces a medida que come”.
El bárbaro ya es un nuevo mejor amigo para Maquiavelo… o al menos un frijol de confianza. La próxima vez no le tomara el pelo con un paseo psicodélico, será un buen niño si vuelve a toparse con el personaje.
“Bueno, más o menos jeje”.
Un pensamiento juguetón que tiene cuando entiende bien sus argumentos mentales, no se le puede pedir oro a un carnicero como dicen. En cierto modo el adulto debe sentirse agradecido incluso por esta postura.
Cierto sujeto que tiene toda la pinta de mercader se acerca, no tarda en reconocer a la persona que está invitando toda la mesa. Es invitado a tomar asiento y aunque no tarda en unirse pronto otra cosa llama la atención del variopinto grupo.
No hemos terminado de hablar, menudo.
Yo si lo hice.
Un trio de aspecto poco confiable irrumpe, mantienen la distancia por ahora pero son la clase de sujetos que piensan con el trasero. De momento los niños siguen comiendo aunque el ojo discreto de Maquiavelo no se pierde ni un detalle por si todo escala a mayores.
Es mejor que reconsideres, no vaya a ser que ocurra un desafortunado accidente “dice mientras acaricia el mango de su espada”.
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
La elfa pestañeo allí fuera, confusa, preguntándose si realmente valía la pena entrar. Puede que encontrara a otra buena persona que no oliera excesivamente mal. Pero el hombre al que habían guiado salió a buscarla y le pidió que entrara.
La elfa se movió algo incomoda cuando el posadero pidió el dinero. Puede que si le decía que no quería nada pudiera quedarse igualmente, pero el hombre pago por ella, Y Valyria le dedico una sonrisa agradecida a… ¿Sabia siquiera su nombre? No recordaba que lo hubiera dicho, y ella no había preguntado, y ahora sería… extremadamente incomodo preguntarle cómo diablos se llamaba, y no iba a ser maleducada con el tipo que le había pagado la comida.
Por suerte, un hombre vino a su rescate, diciendo el nombre del hasta ahora desconocido acompañante. Havok. Y no solo eso, sino que ahora era la oportunidad perfecta para presentarse sin que quedara raro. –Buenos días, yo soy Valyria.- dijo al hombre nuevo, saludando con la mano. Un bol de lo que lucía como algún tipo de estofado había acabado delante suyo, así que cogió una cuchara y empezó a comer, para que Havok y su amigo se pusieran al día.
Y entonces, no tenía ni siquiera la primera cucharada en su boca y ya había problemas, porque por supuesto que las cosas eran así. No parecían ser SUS problemas, sino los de alguien más, cosa que era una mejora para variar, pero aun así…La elfa se quitó el arco de la espalda, dejándolo a su lado, como si se acomodara para comer mejor, y saco una única flecha, que dejo sobre la mesa, por si la cosa se ponía fea. No tenía ni idea de que iba la cosa, pero no era el lugar ni el momento, estaba comiendo y los platos tendían a salir volando cuando había pelea.
La elfa se movió algo incomoda cuando el posadero pidió el dinero. Puede que si le decía que no quería nada pudiera quedarse igualmente, pero el hombre pago por ella, Y Valyria le dedico una sonrisa agradecida a… ¿Sabia siquiera su nombre? No recordaba que lo hubiera dicho, y ella no había preguntado, y ahora sería… extremadamente incomodo preguntarle cómo diablos se llamaba, y no iba a ser maleducada con el tipo que le había pagado la comida.
Por suerte, un hombre vino a su rescate, diciendo el nombre del hasta ahora desconocido acompañante. Havok. Y no solo eso, sino que ahora era la oportunidad perfecta para presentarse sin que quedara raro. –Buenos días, yo soy Valyria.- dijo al hombre nuevo, saludando con la mano. Un bol de lo que lucía como algún tipo de estofado había acabado delante suyo, así que cogió una cuchara y empezó a comer, para que Havok y su amigo se pusieran al día.
Y entonces, no tenía ni siquiera la primera cucharada en su boca y ya había problemas, porque por supuesto que las cosas eran así. No parecían ser SUS problemas, sino los de alguien más, cosa que era una mejora para variar, pero aun así…La elfa se quitó el arco de la espalda, dejándolo a su lado, como si se acomodara para comer mejor, y saco una única flecha, que dejo sobre la mesa, por si la cosa se ponía fea. No tenía ni idea de que iba la cosa, pero no era el lugar ni el momento, estaba comiendo y los platos tendían a salir volando cuando había pelea.
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
Empezamos a comer, y la muchacha rubia se presentó al mercader.
-Buenos días, yo soy Valyria-
-Yo Havok- me aventuré a decir, mientras comía un trozo de cochinillo.
El mercader la miró, algo desorientado por la situación.
-Franz Lebou, para servirle, señorita- dijo, realizando una especie de reverencia. Dicho ésto miró a los cachorros de humano.
-¿Y vosotros? ¿Qué estáis haciendo aquí?- preguntó a los niños -¿Y vuestros padres?- les preguntó.
Hasta para mí, un salvaje que no sabía hablar la lengua humana, me pareció una pregunta un tanto desafortunada.
Me disponía a suspirar por la situación, pero entonces vi a tres tipos increpando a un cuarto.
Desde mi sitio no apartaba la mirada del grupo, mientras comía y bebía y notaba a mi lado al mercader, incómodo con la situación.
-Nos debes dinero, menudo- dijo uno de los hombres.
-Y debes pensar si quieres pagarnos con sangre... o con oro-
El hombre increpado, de baja estatura, miraba a los tipos con un miedo notable.
Me levanté, con paso firme, y me coloqué delante del hombre pequeño, con la mano en el mango de mi hacha.
-Yo pago con sangre, fuera de taberna- les dije, desafiante.
-¡JA, JA, JA, JA! ¡Si no sabes ni hablar!- dijo uno de ellos.
-Mejor siéntate y métete en tus problemas-
-¡FUERA DE TABERNA, LUCHAD!- Dije, empujando a uno de ellos hacia la puerta.
Los hombres se apartaron del señor bajito y caminaron lentamente hacia la puerta, mirándome con odio y asco.
-Como quieras- dijo uno de ellos, mascando algún tipo de hierba con la boca abierta y escupiéndola antes de salir. Una vez fuera, busqué un sitio donde no caminaba mucha gente y desenfundé mi hacha.
-Te vas a enterar, bastardo analfabeto- me dijo uno de mis contrincantes.
_________
OFF ROL
Dejo aquí una imagen con el aspecto de los contrincantes y el código con el color de su diálogo, para facilitar las cosas.
-Buenos días, yo soy Valyria-
-Yo Havok- me aventuré a decir, mientras comía un trozo de cochinillo.
El mercader la miró, algo desorientado por la situación.
-Franz Lebou, para servirle, señorita- dijo, realizando una especie de reverencia. Dicho ésto miró a los cachorros de humano.
-¿Y vosotros? ¿Qué estáis haciendo aquí?- preguntó a los niños -¿Y vuestros padres?- les preguntó.
Hasta para mí, un salvaje que no sabía hablar la lengua humana, me pareció una pregunta un tanto desafortunada.
Me disponía a suspirar por la situación, pero entonces vi a tres tipos increpando a un cuarto.
Desde mi sitio no apartaba la mirada del grupo, mientras comía y bebía y notaba a mi lado al mercader, incómodo con la situación.
-Nos debes dinero, menudo- dijo uno de los hombres.
-Y debes pensar si quieres pagarnos con sangre... o con oro-
El hombre increpado, de baja estatura, miraba a los tipos con un miedo notable.
Me levanté, con paso firme, y me coloqué delante del hombre pequeño, con la mano en el mango de mi hacha.
-Yo pago con sangre, fuera de taberna- les dije, desafiante.
-¡JA, JA, JA, JA! ¡Si no sabes ni hablar!- dijo uno de ellos.
-Mejor siéntate y métete en tus problemas-
-¡FUERA DE TABERNA, LUCHAD!- Dije, empujando a uno de ellos hacia la puerta.
Los hombres se apartaron del señor bajito y caminaron lentamente hacia la puerta, mirándome con odio y asco.
-Como quieras- dijo uno de ellos, mascando algún tipo de hierba con la boca abierta y escupiéndola antes de salir. Una vez fuera, busqué un sitio donde no caminaba mucha gente y desenfundé mi hacha.
-Te vas a enterar, bastardo analfabeto- me dijo uno de mis contrincantes.
_________
OFF ROL
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- Los tres matones:
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Havok
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
La pregunta repetida hace que Maquiavelo enarque una ceja… nunca se cansan de hacerla los frijoles. Claro que fue un mero intento por calmar el ambiente que no funciono del todo bien, los matones quieren oro o sangre.
Al menos el genio alcanza a escuchar los nombres de sus adultos predilectos en esta aventura, toda una mezcla de frutas aunque en cierto modo bastante aceptables para un salvaje y una elfa fuera de lugar.
La situación escala pero Havok demuestra un tacto inmaculado, evita simplemente ponerse a patear traseros y apunta a una salida. Su dialecto no es amplio aunque se hace entender, la pelea será afuera de la taberna para alivio del dueño.
Con premura el tribal empuja a sus contrarios, estos últimos se muestran igual de molestos por la situación. Una cosa esta clara, no se podrá solucionar nada sin violencia en este caso. Entre paletos se entienden y todo eso.
Mientras todo pasa para entretenimiento de la taberna, Chimar continua comiendo sin inmutarse mucho. Ha visto la misma obra teatral decenas de veces, algunas de las cuales incluso como actor principal.
Es Canel quien lo saca de su trance alimenticio, jala su manga de manera frenética y le dedica una mirada moralista. Esa que ponen los hermanos menores cuando no pueden creer la postura de su pariente mayor ante un problema.
No le pasara nada “dice mordiendo algo de pan” come tranquilo.
Nos invitó la comida hermano… debemos corresponder.
Estas pasando mucho tiempo con Carol “suspira” bien, pero solo intervendremos si es necesario.
El brujito asiente y ambos enanos avanzan hasta el umbral, no se encuentran mucho una vez ponen pie afuera. Lo cierto es que el trio de matones esta tan seguro de su victoria que se pasan los primeros minutos vanagloriándose de su “viril fuerza”.
Esta vez son payasos, típico.
Expresa a su colega mientras niega con la cabeza, conociendo a esta gente duraran media hora en las mismas a menos que Havok mueva pieza. ¿Qué se puede decir?, los nativos de Lunargenta adoran tales escenas.
Mejor comienza frijol o esto tardara mucho, el de marrón es el líder y me apuesto cincuenta aeros a eso.
Al menos el genio alcanza a escuchar los nombres de sus adultos predilectos en esta aventura, toda una mezcla de frutas aunque en cierto modo bastante aceptables para un salvaje y una elfa fuera de lugar.
La situación escala pero Havok demuestra un tacto inmaculado, evita simplemente ponerse a patear traseros y apunta a una salida. Su dialecto no es amplio aunque se hace entender, la pelea será afuera de la taberna para alivio del dueño.
Con premura el tribal empuja a sus contrarios, estos últimos se muestran igual de molestos por la situación. Una cosa esta clara, no se podrá solucionar nada sin violencia en este caso. Entre paletos se entienden y todo eso.
Mientras todo pasa para entretenimiento de la taberna, Chimar continua comiendo sin inmutarse mucho. Ha visto la misma obra teatral decenas de veces, algunas de las cuales incluso como actor principal.
Es Canel quien lo saca de su trance alimenticio, jala su manga de manera frenética y le dedica una mirada moralista. Esa que ponen los hermanos menores cuando no pueden creer la postura de su pariente mayor ante un problema.
No le pasara nada “dice mordiendo algo de pan” come tranquilo.
Nos invitó la comida hermano… debemos corresponder.
Estas pasando mucho tiempo con Carol “suspira” bien, pero solo intervendremos si es necesario.
El brujito asiente y ambos enanos avanzan hasta el umbral, no se encuentran mucho una vez ponen pie afuera. Lo cierto es que el trio de matones esta tan seguro de su victoria que se pasan los primeros minutos vanagloriándose de su “viril fuerza”.
Esta vez son payasos, típico.
Expresa a su colega mientras niega con la cabeza, conociendo a esta gente duraran media hora en las mismas a menos que Havok mueva pieza. ¿Qué se puede decir?, los nativos de Lunargenta adoran tales escenas.
Mejor comienza frijol o esto tardara mucho, el de marrón es el líder y me apuesto cincuenta aeros a eso.
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
El amigo de Havok se llamaba Franz Lebou y era… no quería decir chapado a la antigua, porque tampoco llevaba tanto en esa ciudad, pero desde luego no era lo usual. Y con menos tacto del que era lógico para cualquier persona. Uno no podía ir y preguntarle a unos niños donde o porque no tenían padres, no solo era sentido común, era mala educación.
En cualquier caso, el…pequeño problema en la sala escalo un poco más, hasta que Havok decidió intervenir incluso antes que ella. Después de un intercambio algo roto, Havok hizo entender que la pelea se produciría fuera, sin duda para no destrozar ese establecimiento. Porque en el fondo se preocupaba más que ella aparentemente, que había estado dispuesta a clavarles una flecha allí mismo.
Así que salieron a fuera, y ella detrás. Tres tipos, contra Havok y su hacha. Allí había…como decirlo, un delicado equilibrio moral, una deuda hacia quien le había pagado la comida, a la vez que el valor de arriesgar su propia vida.
Era broma. Ni siquiera había salido por la puerta y ya había disparado una flecha contra el pecho del tipo con los cuchillos y ya tenía la segunda preparada cuando entro en la calle, sin siquiera mirar el resultado de su primer ataque, aunque lo había hecho por sus propios motivos, nada que ver con el estofado. Había decidido que dado que su compañero tenía un hacha, que a su forma de ver eran…algo lentas, el tipo con los cuchillos iba a ser más problemático, así que había decidido equilibrar un poco la balanza…
-No tengo ni idea si eso es lo normal en esta zona, pro desde luego no parecía ser un negocio aprobado por la guardia, ni siquiera al borde de la legalidad. Para mi lucís como vulgares matones de la peor calaña. Y a mí me gusta vivir en un lugar limpio.- Y soltó la segunda flecha contra el mismo tipo. Puede que si huían ahora, no tuviera tiempo de dispararles a los tres por la espalda.
En cualquier caso, el…pequeño problema en la sala escalo un poco más, hasta que Havok decidió intervenir incluso antes que ella. Después de un intercambio algo roto, Havok hizo entender que la pelea se produciría fuera, sin duda para no destrozar ese establecimiento. Porque en el fondo se preocupaba más que ella aparentemente, que había estado dispuesta a clavarles una flecha allí mismo.
Así que salieron a fuera, y ella detrás. Tres tipos, contra Havok y su hacha. Allí había…como decirlo, un delicado equilibrio moral, una deuda hacia quien le había pagado la comida, a la vez que el valor de arriesgar su propia vida.
Era broma. Ni siquiera había salido por la puerta y ya había disparado una flecha contra el pecho del tipo con los cuchillos y ya tenía la segunda preparada cuando entro en la calle, sin siquiera mirar el resultado de su primer ataque, aunque lo había hecho por sus propios motivos, nada que ver con el estofado. Había decidido que dado que su compañero tenía un hacha, que a su forma de ver eran…algo lentas, el tipo con los cuchillos iba a ser más problemático, así que había decidido equilibrar un poco la balanza…
-No tengo ni idea si eso es lo normal en esta zona, pro desde luego no parecía ser un negocio aprobado por la guardia, ni siquiera al borde de la legalidad. Para mi lucís como vulgares matones de la peor calaña. Y a mí me gusta vivir en un lugar limpio.- Y soltó la segunda flecha contra el mismo tipo. Puede que si huían ahora, no tuviera tiempo de dispararles a los tres por la espalda.
Valyria
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
Me encontraba frente a los tres hombres, cuando vi que los cachorros de humano salían de la taberna y miraban en mi dirección. Me hubiese parecido peligroso que estuvieran allí, pero eso hubiese sido si se tratasen de cachorros de lobo.
¿Quién sabe cuán peligroso es un humano hasta que lo ves luchar?
-¿Ahora no eres tan valiente, eh, bastardo?- dijo uno de ellos.
Me preparaba para abalanzarme en su dirección sin mediar palabra, en cuanto vi que la mujer salía de la taberna también, y le disparaba dos flechas al tipo de los cuchillos.
Sus flechas impactaron en su hombro y en su pecho, matándolo al instante. Miré a la mujer con una sonrisa socarrona.
-¡Bien!- exclamé, celebrándolo.
Los dos hombres restantes se miraron mutuamente, miraron al muerto, a la mujer y a mi, sin mediar palabra.
Pasaron un segundo en silencio, y luego el tipo del hacha vino hacia mí y el tipo de la espada hacia la mujer.
Me preparé a que el tipo del hacha cargase contra mí, levantando el hacha, y cuando estuvo lo suficientemente cerca y fue a bajar el hacha en mi dirección, me hice a un lado y golpeé su brazo con mi arma.
________
OFF ROL
Vamos a ver cómo sigue el combate:
¿Quién sabe cuán peligroso es un humano hasta que lo ves luchar?
-¿Ahora no eres tan valiente, eh, bastardo?- dijo uno de ellos.
Me preparaba para abalanzarme en su dirección sin mediar palabra, en cuanto vi que la mujer salía de la taberna también, y le disparaba dos flechas al tipo de los cuchillos.
Sus flechas impactaron en su hombro y en su pecho, matándolo al instante. Miré a la mujer con una sonrisa socarrona.
-¡Bien!- exclamé, celebrándolo.
Los dos hombres restantes se miraron mutuamente, miraron al muerto, a la mujer y a mi, sin mediar palabra.
Pasaron un segundo en silencio, y luego el tipo del hacha vino hacia mí y el tipo de la espada hacia la mujer.
Me preparé a que el tipo del hacha cargase contra mí, levantando el hacha, y cuando estuvo lo suficientemente cerca y fue a bajar el hacha en mi dirección, me hice a un lado y golpeé su brazo con mi arma.
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OFF ROL
Vamos a ver cómo sigue el combate:
- El tipo del hacha:
-Runa muy mala: Sólo he causado un arañazo y el tipo del hacha arremete contra mí, hiriéndome gravemente en una pierna.
-Runa mala: Le he hecho daño, pero el tipo me da una patada y me manda lejos.
-Runa neutral: Le he herido bien, pero el tipo no se rinde. Va a lanzar otro ataque contra mí.
-Runa buena: Le he hecho mucho daño, herida grave. El tipo suelta su arma, dolorido.
-Runa muy buena: Le he cortado un brazo.
Havok
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
PD: Alguien ha llamado a la guardia al ver el combate y vienen de camino. ¿Es legar batirse a duelo en ésta ciudad?
Havok
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
El miembro 'Havok' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
La elfa se une al juego sin mediar palabra, lo cierto es que su flecha pasa silbando cerca de Maquiavelo y le da un susto de muerte. Por suerte es un frijol enemigo quien se lleva el premio gordo… o más bien dos.
Nada mal.
Los arcos son primitivos pero si se saben usar causan un daño devastador, por obvias razones la especie elfa es la mejor en eso. Claro que nada le gana a la ballesta automática de Chimar y jamás duda en decirlo si tiene ganas.
Con uno de sus compañeros muertos, los matones entran en un estado frenético más directo. Quedan atrás las bravuconerías y dan paso al combate real, se separan para atacar a cada personaje adulto.
Chim arquea su ceja derecha al notar que todos le ignoran, eventualmente cae en cuenta que es un enano y suele generar ese efecto si no ataca primero. Con cierto suspiro de resignación se limita seguir mirando por el momento.
El salvaje recibe el ataque hostil inicial, lo esquiva a la primera y luego responde. Aunque hace buen daño a su contrario, este último continúa funcionando. Lo demuestra preparando otra ofensiva.
¿No deberíamos intervenir?
Dos para dos enano, sería mala educación.
Sonríe, lo cierto es que no hay reglas pero quiere ver como se desenvuelven los frijoles. Es extraño mantener una tapadera de mocoso inútil aunque es como andar a caballo, si lo haces una vez nunca se olvida.
Ahora sabe lo que siente Zero cuando no revela de buenas a primeras que es una máquina, a ojos de cualquier adulto ignorante es solo un chiquillo de nueve curioso y sorprendentemente limpio, el disfraz perfecto.
Tampoco es hay que esforzarse demasiado en fingir, los estereotipos hacen el trabajo de forma automática. Cuando la limitada mente de un frijol ve a un niño inmediatamente lo cataloga como débil e inútil… nada más alejado de la realidad.
Afortunadamente Canel queda tan confundido con el argumento de Maquiavelo que simplemente permanece en silencio, menos mal porque incluso el genio tiene límite para sus excusas de hermano mayor.
Nada mal.
Los arcos son primitivos pero si se saben usar causan un daño devastador, por obvias razones la especie elfa es la mejor en eso. Claro que nada le gana a la ballesta automática de Chimar y jamás duda en decirlo si tiene ganas.
Con uno de sus compañeros muertos, los matones entran en un estado frenético más directo. Quedan atrás las bravuconerías y dan paso al combate real, se separan para atacar a cada personaje adulto.
Chim arquea su ceja derecha al notar que todos le ignoran, eventualmente cae en cuenta que es un enano y suele generar ese efecto si no ataca primero. Con cierto suspiro de resignación se limita seguir mirando por el momento.
El salvaje recibe el ataque hostil inicial, lo esquiva a la primera y luego responde. Aunque hace buen daño a su contrario, este último continúa funcionando. Lo demuestra preparando otra ofensiva.
¿No deberíamos intervenir?
Dos para dos enano, sería mala educación.
Sonríe, lo cierto es que no hay reglas pero quiere ver como se desenvuelven los frijoles. Es extraño mantener una tapadera de mocoso inútil aunque es como andar a caballo, si lo haces una vez nunca se olvida.
Ahora sabe lo que siente Zero cuando no revela de buenas a primeras que es una máquina, a ojos de cualquier adulto ignorante es solo un chiquillo de nueve curioso y sorprendentemente limpio, el disfraz perfecto.
Tampoco es hay que esforzarse demasiado en fingir, los estereotipos hacen el trabajo de forma automática. Cuando la limitada mente de un frijol ve a un niño inmediatamente lo cataloga como débil e inútil… nada más alejado de la realidad.
Afortunadamente Canel queda tan confundido con el argumento de Maquiavelo que simplemente permanece en silencio, menos mal porque incluso el genio tiene límite para sus excusas de hermano mayor.
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Re: Las puertas del destino [Libre] [Cerrado]
Dos flechas habían salido de su mano, y estaba bastante segura de que la primera lo había matado, lo que implicaba que había malgastado la segunda. Gal agitó la cabeza, negando, apoyada en la pared exterior de la taberna, invisible para todos salvo ella.
Pero en retrospectiva puede, solo puede, debería haber pensado un poco más, porque no se le había pasado por la cabeza que con uno muerto, Havok se encargaría del otro. Lo que dejaba uno de esos matones, con espada, solo para ella. La tipa del arco. Yep… tenía un problema.
La elfa soltó un chillido nada caballeresco “yiiip” mientras se hacía a un lado evitando el primer tajo, pensando furiosamente. Armas… ¿Dagas? Tenía un cuchillo para su curtiduría pero era…subpar en cuando a lo de apuñalar gente se trataba, se fiaba más de usar una flecha y clavársela directamente. Podía hacer eso. Pero tenía sus dudas sobre acercarse a un tipo con espada armada con una muy, muy obvia flecha.
Plan B. –Podrías ayudar, ¿sabes?- dijo a su hermana, en dirección contraria a los niños. Y esta sonrió y negó otra vez a su cabeza. Siempre se había parecido más a Padre, el mismo tipo que las había enseñado a nadar tirándolas al lago. En invierno. Aún tenía escalofríos cuando lo recordaba.
Plan C. Lo rodeo, con precaución. Por un momento tuvo miedo de que ahora que técnicamente estaba detrás de Havok, se decidiera a atacarlo a él, pero una flecha en su mano, mientras la otra seguía sujetando el arco fue seguro bastante. Si dejaba de seguirla, si miraba siquiera hacia otra dirección, le volaba la cabeza. Y cuando ya no estuvo detrás del hombre, sino más bien delante, la elfa echó a correr hacia el muerto y sus dagas. Cuando llegara, pasaría de largo, y lanzaría una flecha mientras derrapaba en el suelo, con suerte, se pensaría que iba a por las dagas y su carrera/corte quedaría corto.
Pero en retrospectiva puede, solo puede, debería haber pensado un poco más, porque no se le había pasado por la cabeza que con uno muerto, Havok se encargaría del otro. Lo que dejaba uno de esos matones, con espada, solo para ella. La tipa del arco. Yep… tenía un problema.
La elfa soltó un chillido nada caballeresco “yiiip” mientras se hacía a un lado evitando el primer tajo, pensando furiosamente. Armas… ¿Dagas? Tenía un cuchillo para su curtiduría pero era…subpar en cuando a lo de apuñalar gente se trataba, se fiaba más de usar una flecha y clavársela directamente. Podía hacer eso. Pero tenía sus dudas sobre acercarse a un tipo con espada armada con una muy, muy obvia flecha.
Plan B. –Podrías ayudar, ¿sabes?- dijo a su hermana, en dirección contraria a los niños. Y esta sonrió y negó otra vez a su cabeza. Siempre se había parecido más a Padre, el mismo tipo que las había enseñado a nadar tirándolas al lago. En invierno. Aún tenía escalofríos cuando lo recordaba.
Plan C. Lo rodeo, con precaución. Por un momento tuvo miedo de que ahora que técnicamente estaba detrás de Havok, se decidiera a atacarlo a él, pero una flecha en su mano, mientras la otra seguía sujetando el arco fue seguro bastante. Si dejaba de seguirla, si miraba siquiera hacia otra dirección, le volaba la cabeza. Y cuando ya no estuvo detrás del hombre, sino más bien delante, la elfa echó a correr hacia el muerto y sus dagas. Cuando llegara, pasaría de largo, y lanzaría una flecha mientras derrapaba en el suelo, con suerte, se pensaría que iba a por las dagas y su carrera/corte quedaría corto.
Valyria
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