Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
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Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Los primeros rayos de la mañana llegaron más pronto de lo que hubiera querido, despertando a la elfa que hasta el momento había dormido plácidamente. El ajetreo y el miedo que había pasado durante la noche la dejaron exhausta, haciendo que se bajase de la yegua nada más llegar al pequeño lago y buscase un lugar donde descansar. Solo había conseguido conciliar el sueño durante unas horas, pero fue suficiente para que al despertar se sintiese notablemente mejor.
Despertó a su compañero y pronto se pusieron en marcha, aunque ésta vez con más calma, manteniendo un paso ligero pero que no llegaba al trote. A media mañana se encontraron ya frente a la entrada de la ciudad, que a esas horas parecía desierta, cosa que no era del todo extraña ya que la mayoría de los habitantes del lugar eran vampiros y tenían que evitar la luz del día.
Avanzaron por la adoquinada calle principal, que atravesaba completamente la ciudad de un lado al otro y recorría las zonas más activas de la misma. La de cabellos negros notó como un escalofrío le recorría la espalda, el tétrico ambiente y el olor a sangre que embargaba el lugar no lo hacían nada acogedor. No solo se apreciaba el aroma, sino que se podían ver claramente algunas oscuras manchas de color granate en algunas puertas de los locales cercanos y en las escaleras que llegaban a las mismas. Tragó saliva al ver la huella de una mano ensangrentada, mientras en su mente aparecía una imagen, la del pobre dueño de la marca intentando huir.
Incluso sobre los adoquines podía verse la sangre, prueba inequívoca de que los vampiros habían salido la noche anterior a saciar su sed a costa de los pocos humanos o miembros de otras razas que hubiese en la zona. Claramente no era un lugar seguro, ni para el brujo ni para ella, así que intentaría pasar allí el menor tiempo posible. Se dirigió a la plaza central de la ciudad y solo cuando estuvo allí bajó de su montura, considerando que era el mejor lugar para empezar a buscar lo que necesitaba.
Ató a Lluvia a un poste cercano y echó un vistazo a la taberna, que parecía ser el único lugar abierto. Hizo un gesto a Demian para que bajase y la siguiera, no quería perder de vista al chico en un sitio como aquel, y menos después de todo lo que habían pasado para llegar hasta allí. Abrió la puerta y entró en el local, tomando asiento en una de las mesas más cercanas a la salida como precaución, por si tenían que salir de allí con prisas.
Una amable mujer se acercó a ellos para preguntar qué querían tomar, a lo que la de ojos azules respondió con rapidez, encargando dos raciones del plato del día y algo de beber. Aquello les sentaría bien, pensó, mientras la tabernera se giraba y se dirigía tras la barra para preparar el pedido, que llevó a la mesa poco después, cuando estuvo listo. - Disculpe, ¿conoce a alguien de la ciudad que tenga barco y traslade pasajeros al otro lado del río? - preguntó la joven antes de que la mujer volviese a irse.
- Mmm creo que Zacharias se ocupa de eso, aunque estos días es más difícil, los piratas pasan mucho por el lago y pocos se atreven a acercarse, no queremos problemas con ellos. - respondió al momento, la elfa le entregó los aeros para pagar la comida y algo de propina por la información. - Tiene un pequeño taller de carpintería calle abajo, lo reconocerás fácilmente por el barco tallado que tiene en el cartel. - añadió, esbozó una leve sonrisa y se retiró para seguir atendiendo al resto de clientes, que no eran muchos.
Eärwen probó su comida y se sorprendió al ver que estaba bastante buena, dio un trago a su bebida y echó un vistazo a Demian. Si la tabernera estaba en lo cierto, pronto conseguiría llegar a un acuerdo con el carpintero para que la llevase a las tierras del oeste, pero ahora no estaba sola y no quería dejar al muchacho en un lugar como aquel. - ¿Qué tienes pensado hacer desde aquí? - preguntó con voz suave, al tiempo que recordaba que no llevaba un rumbo fijo, sino que recorría Aerandir por orden de su maestro.
Despertó a su compañero y pronto se pusieron en marcha, aunque ésta vez con más calma, manteniendo un paso ligero pero que no llegaba al trote. A media mañana se encontraron ya frente a la entrada de la ciudad, que a esas horas parecía desierta, cosa que no era del todo extraña ya que la mayoría de los habitantes del lugar eran vampiros y tenían que evitar la luz del día.
Avanzaron por la adoquinada calle principal, que atravesaba completamente la ciudad de un lado al otro y recorría las zonas más activas de la misma. La de cabellos negros notó como un escalofrío le recorría la espalda, el tétrico ambiente y el olor a sangre que embargaba el lugar no lo hacían nada acogedor. No solo se apreciaba el aroma, sino que se podían ver claramente algunas oscuras manchas de color granate en algunas puertas de los locales cercanos y en las escaleras que llegaban a las mismas. Tragó saliva al ver la huella de una mano ensangrentada, mientras en su mente aparecía una imagen, la del pobre dueño de la marca intentando huir.
Incluso sobre los adoquines podía verse la sangre, prueba inequívoca de que los vampiros habían salido la noche anterior a saciar su sed a costa de los pocos humanos o miembros de otras razas que hubiese en la zona. Claramente no era un lugar seguro, ni para el brujo ni para ella, así que intentaría pasar allí el menor tiempo posible. Se dirigió a la plaza central de la ciudad y solo cuando estuvo allí bajó de su montura, considerando que era el mejor lugar para empezar a buscar lo que necesitaba.
Ató a Lluvia a un poste cercano y echó un vistazo a la taberna, que parecía ser el único lugar abierto. Hizo un gesto a Demian para que bajase y la siguiera, no quería perder de vista al chico en un sitio como aquel, y menos después de todo lo que habían pasado para llegar hasta allí. Abrió la puerta y entró en el local, tomando asiento en una de las mesas más cercanas a la salida como precaución, por si tenían que salir de allí con prisas.
Una amable mujer se acercó a ellos para preguntar qué querían tomar, a lo que la de ojos azules respondió con rapidez, encargando dos raciones del plato del día y algo de beber. Aquello les sentaría bien, pensó, mientras la tabernera se giraba y se dirigía tras la barra para preparar el pedido, que llevó a la mesa poco después, cuando estuvo listo. - Disculpe, ¿conoce a alguien de la ciudad que tenga barco y traslade pasajeros al otro lado del río? - preguntó la joven antes de que la mujer volviese a irse.
- Mmm creo que Zacharias se ocupa de eso, aunque estos días es más difícil, los piratas pasan mucho por el lago y pocos se atreven a acercarse, no queremos problemas con ellos. - respondió al momento, la elfa le entregó los aeros para pagar la comida y algo de propina por la información. - Tiene un pequeño taller de carpintería calle abajo, lo reconocerás fácilmente por el barco tallado que tiene en el cartel. - añadió, esbozó una leve sonrisa y se retiró para seguir atendiendo al resto de clientes, que no eran muchos.
Eärwen probó su comida y se sorprendió al ver que estaba bastante buena, dio un trago a su bebida y echó un vistazo a Demian. Si la tabernera estaba en lo cierto, pronto conseguiría llegar a un acuerdo con el carpintero para que la llevase a las tierras del oeste, pero ahora no estaba sola y no quería dejar al muchacho en un lugar como aquel. - ¿Qué tienes pensado hacer desde aquí? - preguntó con voz suave, al tiempo que recordaba que no llevaba un rumbo fijo, sino que recorría Aerandir por orden de su maestro.
Última edición por Eärwen el Lun Feb 23 2015, 00:33, editado 1 vez
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Demian permaneció alerta en el viaje en la yegua y al llegar al lago aún permanecía nervioso de que los piratas pudieran decidir seguirles hasta allí en busca de venganza. Ciertamente lo último que quería era volver a ser prisionero de ese barco. Fue por eso que cuando Ëarwen pudo al fin descansar decidió que permanecería alerta despierto. Se sentó junto a ella y pretendió que dormía, mas una vez que ella cerró sus ojos él los abrió y comenzó su vigilia. Permaneció allí atento, en silencio, abrazando sus propias piernas en la oscuridad de la noche y bajo el frío de la brisa proveniente del agua. Eventualmente él también cayó dormido, incapaz de sostenerse en la ardua tarea de no dormir a pesar del cansancio. Se maldijo a sí mismo cuando ella lo despertaba con las luces de la mañana.
No tardaron en entrar en Sacrestic Village y pudo comprobar con sus propios ojos por qué ese lugar tenía tan mala fama. En su cabeza no lograba comprender cómo seguía viviendo gente en ese lugar, a pesar de la constante amenaza de muerte de los vampiros y la barbarie que tenía lugar durante las noches.
-Este lugar me pone los pelos de punta -dijo mirando a su alrededor, asegurándose de tener siempre las dagas adecuadamente libres y prestas para su uso. Sabía que el peligro real era en la noche, pero de todas maneras no podía evitar sentirse en peligro, especialmente después de todo lo que habían pasado apenas la noche anterior.
Se percató entonces de que la elfa tenía con él una actitud curiosa, protectora, constantemente mirándolo y asegurándose de que estuviera a su lado. Aquella experiencia, que se suponía era común a los niños, le resultaba nueva, pues él no había conocido lo que era una madre o un padre. No sabía cómo sentirse realmente al respecto, pero prefirió de momento no decir nada.
Llegaron así a una posada y el chico sonrió cuando se percató de que por fin podrían tener una comida caliente. Sentía un hambre enorme, no pudiendo ocultar su expresión al respecto cuando ella ordenó un par de platos. Escuchó cómo ella pedía información sobre cómo cruzar el río y sólo en ese momento pudo comprender algo sobre el destino que tenía ella en ese lugar.
-¿Qué se supone que hacemos acá?, ¿estamos sólo de paso? -le preguntó.
Ella abordó el tema de su plan desde ese momento y él bajó ligeramente la vista, algo avergonzado. Él no tenía ningún plan y sólo le seguía desde su accidentado encuentro. Era perfectamente posible pensar que si no hubiera tenido que tener un niño bajo su cuidado la elfa podría haberse zafado más fácil de los peligros que enfrentaron, o al menos eso pasó por la cabeza de Demian.
-Yy….yy…yy…yo -ya estaba ese incómodo tartamudeo de cuando estaba nervioso- yo no tengo ningún plan, sólo… sólo te estoy… digo, es peligroso, los piratas pueden venir y… es bueno tener más ojos… o, ya sabes… quizás no soy mucha molestia… puedo pagar mi propia comida… y… y… si quieres que me vaya, pues conozco el camino… puedo esconderme… y no soy un crío de pecho… pero preferiría… ya sabes… preferiría ac… c… c… acompañarte -terminó de hablar con la cabeza totalmente gacha, inseguro de si se había entendido algo entre tanta incoherencia.
Demian
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
El pequeño brujo reaccionó de inmediato al escuchar las palabras que cruzaba con la tabernera, preguntando qué hacían allí y si solo estaban de paso. Pero al oír la pregunta que ella le formulaba, bajó la vista algo avergonzado y guardó silencio durante unos instantes. La elfa sintió curiosidad, sin poder imaginarse qué ideas estaban pasando por la mente del chico en aquel momento.
Su encuentro había sido algo accidentado, dada la presencia del vengativo dríope de por medio, y el viaje que habían hecho juntos había sido bastante peligroso, sobre todo la noche en el barco de los piratas. Sin embargo, la de cabellos negros se alegraba de que se hubiesen cruzado sus caminos, de hecho estaba segura de que de no ser por él, ella hubiera sido capturada y seguiría prisionera en la embarcación a aquellas alturas, paralizada por el miedo.
Además tenerlo como compañero le estaba sirviendo de mucho, no solo a nivel emocional, en que ya había podido sentir cosas que nunca antes había experimentado, aunque fuesen emociones malas, sino que también estaba sacando su lado protector. Para él también debía ser algo así, estaba bien entrenado para ser un asesino, pero a su lado empezaba a mostrarse de forma diferente, incluso afectuoso.
Demian comenzó a hablar, tartamudeando a causa de los nervios. No tenía un plan, y aunque ella sabía que se podría apañar solo, que era un mago capaz y muy hábil con las dagas, no quería dejarlo allí. Cuando terminó de hablar, el chico tenía la cabeza totalmente baja, la de ojos azules extendió un brazo hacia él y apoyando levemente la mano en su mentón, hizo que levantase la vista hacia ella. - De no ser por ti yo no habría logrado llegado hasta aquí, y la verdad es que no podría dejarte solo por estos lares. - dijo con tono amigable y una sonrisa en los labios.
- Me alegra que quieras venir conmigo.- prosiguió alegre, al tiempo que retiraba el brazo. - Los bosques del este seguro que serán mucho más hospitalarios, allí no tendremos tantos problemas. - añadió, antes de volver a centrar su atención en el plato que tenía delante. Ya puestos, tendría que contarle el resto del viaje, que a partir de las tierras del este tomaría rumbo al norte. Tomó un poco de su comida antes de hablar, agradeciendo la cálida sensación que tan bien haría a su estómago.
- Tengo pensado pasar unas semanas en aquellos bosques, pero luego seguiré hacia el norte, a Dundarak. La ciudad de los dragones es mi verdadero destino, espero poder ayudar a las gentes de aquel lugar, cuyas inhóspitas condiciones ya me han contado. - los reinos del norte eran de sobra conocidos por su helado clima, al que le costaría acostumbrarse al principio. Por suerte llevaba algunos abrigos de piel consigo, que la ayudarían durante las primeras semanas, hasta que encontrase un buen lugar donde instalarse y algún trabajo.
Eärwen ofrecería sus servicios como sanadora allí, aunque no sabía si tendrían un hospital como el de Lunargenta o si por el contrario tendría que atender a la gente en sus casas. De todos modos sería una gran oportunidad para aprender y seguir desarrollando su poder y conocimientos, que era justamente el objetivo que la había hecho abandonar su hogar en Sandorai.
Su encuentro había sido algo accidentado, dada la presencia del vengativo dríope de por medio, y el viaje que habían hecho juntos había sido bastante peligroso, sobre todo la noche en el barco de los piratas. Sin embargo, la de cabellos negros se alegraba de que se hubiesen cruzado sus caminos, de hecho estaba segura de que de no ser por él, ella hubiera sido capturada y seguiría prisionera en la embarcación a aquellas alturas, paralizada por el miedo.
Además tenerlo como compañero le estaba sirviendo de mucho, no solo a nivel emocional, en que ya había podido sentir cosas que nunca antes había experimentado, aunque fuesen emociones malas, sino que también estaba sacando su lado protector. Para él también debía ser algo así, estaba bien entrenado para ser un asesino, pero a su lado empezaba a mostrarse de forma diferente, incluso afectuoso.
Demian comenzó a hablar, tartamudeando a causa de los nervios. No tenía un plan, y aunque ella sabía que se podría apañar solo, que era un mago capaz y muy hábil con las dagas, no quería dejarlo allí. Cuando terminó de hablar, el chico tenía la cabeza totalmente baja, la de ojos azules extendió un brazo hacia él y apoyando levemente la mano en su mentón, hizo que levantase la vista hacia ella. - De no ser por ti yo no habría logrado llegado hasta aquí, y la verdad es que no podría dejarte solo por estos lares. - dijo con tono amigable y una sonrisa en los labios.
- Me alegra que quieras venir conmigo.- prosiguió alegre, al tiempo que retiraba el brazo. - Los bosques del este seguro que serán mucho más hospitalarios, allí no tendremos tantos problemas. - añadió, antes de volver a centrar su atención en el plato que tenía delante. Ya puestos, tendría que contarle el resto del viaje, que a partir de las tierras del este tomaría rumbo al norte. Tomó un poco de su comida antes de hablar, agradeciendo la cálida sensación que tan bien haría a su estómago.
- Tengo pensado pasar unas semanas en aquellos bosques, pero luego seguiré hacia el norte, a Dundarak. La ciudad de los dragones es mi verdadero destino, espero poder ayudar a las gentes de aquel lugar, cuyas inhóspitas condiciones ya me han contado. - los reinos del norte eran de sobra conocidos por su helado clima, al que le costaría acostumbrarse al principio. Por suerte llevaba algunos abrigos de piel consigo, que la ayudarían durante las primeras semanas, hasta que encontrase un buen lugar donde instalarse y algún trabajo.
Eärwen ofrecería sus servicios como sanadora allí, aunque no sabía si tendrían un hospital como el de Lunargenta o si por el contrario tendría que atender a la gente en sus casas. De todos modos sería una gran oportunidad para aprender y seguir desarrollando su poder y conocimientos, que era justamente el objetivo que la había hecho abandonar su hogar en Sandorai.
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Era en ese tipo de situaciones donde se notaba que Demian no tenía las suficientes habilidades sociales, pues se quedó como paralizado cuando ella le levantó la mirada desde el mentón, sin saber qué contestar ni qué hacer ahora que ella le halagaba y le aceptaba como compañero. Ni siquiera atinó a decir gracias o al menos decirle algo amable de vuelta. Escuchó en silencio mientras ella relataba el resto del plan, dando cucharadas a su comida para tener una justificación para no decir nada.
Dundarak. Una sombra se cruzó por su mirada cuando supo los planes que ella tenía. Su objetivo era conocer el máximo posible de Aerandir y buscar eso que su maestro llamaba compasión por los otros, de modo que pretendía permanecer en movimiento, no establecerse de manera definitiva en un lugar, que era lo que ella al parecer haría, pero por otro lado había todo un camino por delante hasta llegar allí. Lo que Demian no comprendía es que la compasión no era algo que pudiera pillarse sólo viajando y, al contrario, en ocasiones requería de estabilidad.
-Yo una vez trabajé allí… en Dundarak -comentó- en los primeros meses de mi viaje… en una posada. Fue harto trabajo y no pude conocer mucho.
Esperó unos momentos devorando su comida antes de continuar.
-Mi viaje no tiene un destino fijo, sólo se supone que debo encontrar lo que mi maestro llama compasión, algo así como respetar la vida de los otros -explicó- no estoy muy seguro de dónde uno puede encontrar eso, así que he seguido buscando y buscando.
En esos momentos entraba en la posada una mujer de ropas sencillas, no parecía ser ni pobre ni muy adinerada, pero llevaba los cabellos completamente desordenados y en sus ojos podía notarse con claridad que no había pegado un ojo en toda la noche. Las lágrimas secas decoraban sus mejillas y su paso era inestable.
-Ayudaaaa… por favor alguien que me ayudeee -suplicaba de manera lastimera -los vampiros… han raptado a mi tesoro… han raptado a mi hija, por la noche -sollozó por unos instantes- la pobre tiene apenas 15 años… sólo queríamos irnos de esta zona, ir a vivir a Lunargenta… pero la raptaron por la noche, alguien que me ayude.
La mayoría de las personas que vivían en ese lugar estaban tristemente acostumbrados a ese tipo de situaciones, pues casi todas las mañanas al menos alguien lamentaba la pérdida de un ser querido, de modo que simplemente pasaron de la desdichada mujer. Era un hecho triste, pero sabían que no podían hacer nada y al oír tanta súplica simplemente sentían un leve desprecio por la mujer que había expuesto a su retoño a los peligros de ese lugar sin estar preparada.
Demian, en tanto, la miró con cierta curiosidad, pero también parecía no mostrar mayor interés más allá de como alguien mira un artefacto nuevo y quiere saber cómo funciona, no sentía nada por ella y su sufrimiento le era indiferente.
-Debe haber un lugar donde uno encuentre eso de la compasión -terminó la explicación de sus motivos.
Demian
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
La respuesta del muchacho no se hizo de esperar, Eärwen escuchó con atención sus palabras, mientras él le contaba que ya había estado en Dundarak en una ocasión, aunque se había dedicado a trabajar en una posada y no tuvo ocasión de conocer bien el lugar. Prosiguió haciendo referencia a lo que su maestro esperaba que encontrase en aquellos viajes que hacía por las diferentes tierras de Aerandir, la compasión.
La de ojos azules estaba a punto de responderle cuando una mujer cruzó las puertas de la posada, claramente alterada por algo. Iba ataviada con ropas sencillas y tenía los cabellos algo alborotados, y a juzgar por las oscuras ojeras que tenía bajo los ojos, no había conseguido dormir aquella noche. En sus mejillas aún podían verse las marcas húmedas que las lágrimas habían dejado, avanzó por la taberna con paso inestable.
Suplicó la ayuda de los presentes, que ignoraron su petición y le dedicaron miradas de desprecio. La elfa no podía creer lo que veía, como todos ellos daban la espalda a alguien que necesitaba desesperadamente encontrar a su hija, antes de que los vampiros acabasen con ella. Por lo que parecía, los habitantes de Sacrestic estaban tan acostumbrados a aquellos ataques y desapariciones que ya no prestaban atención, simplemente se limitaban a seguir con sus vidas, rezando por no ser los siguientes.
Demian terminó de hablar, captando nuevamente su atención con la última frase. - La compasión no se encuentra en un lugar, tiene que nacer de ti. - respondió ella, volviendo la vista nuevamente hacia la desdichada mujer. - Ser compasivo es sentir pena al ver las desgracias ajenas, como la de esa pobre madre que solo pide ayuda para no perder lo que más quiere, a su hija. - prosiguió, con un tono algo triste.
- Nadie parece dispuesto a ayudarla e incluso la miran con desprecio, pero todos los aquí presentes desearían que alguien lo hiciese si fuesen ellos los desaparecidos. - añadió antes de levantarse y sacar un pañuelo de su bandolera. Se acercó a la mujer y se lo ofreció, guiándola hasta la mesa para que tomase asiento y tratara de tranquilizarse. - Señora, descríbame a su hija por favor, y dígame de dónde se la llevaron, intentaré ayudarla. - musitó, intentando sonar amable.
- Este lugar parece más o menos seguro, si prefieres no involucrarte será mejor que te quedes aquí y esperes a que vuelva. - habló esta vez hacia el brujo, aunque no le gustaba la idea de separarse de él en una ciudad como aquella. Pensó por un momento si enviarlo con el carpintero, quizá allí se encontrase a salvo de vampiros y demás peligros. - Aunque sería mejor llevarte al taller del carpintero, estoy segura de que si llegamos a un acuerdo con él no pondrá objeción. - dijo tras un instante de vacilación.
Eärwen se sentía dividida, por un lado su instinto protector le decía que no se apartase de su pequeño amigo, pero por otro lado no quería exponerlo a los peligros que podría conllevar el intento de rescate de aquella chica. Dejó escapar un largo suspiro, de todos modos al final sería él quien decidiese, así que solo quedaba esperar su respuesta antes de ponerse en marcha nuevamente.
La de ojos azules estaba a punto de responderle cuando una mujer cruzó las puertas de la posada, claramente alterada por algo. Iba ataviada con ropas sencillas y tenía los cabellos algo alborotados, y a juzgar por las oscuras ojeras que tenía bajo los ojos, no había conseguido dormir aquella noche. En sus mejillas aún podían verse las marcas húmedas que las lágrimas habían dejado, avanzó por la taberna con paso inestable.
Suplicó la ayuda de los presentes, que ignoraron su petición y le dedicaron miradas de desprecio. La elfa no podía creer lo que veía, como todos ellos daban la espalda a alguien que necesitaba desesperadamente encontrar a su hija, antes de que los vampiros acabasen con ella. Por lo que parecía, los habitantes de Sacrestic estaban tan acostumbrados a aquellos ataques y desapariciones que ya no prestaban atención, simplemente se limitaban a seguir con sus vidas, rezando por no ser los siguientes.
Demian terminó de hablar, captando nuevamente su atención con la última frase. - La compasión no se encuentra en un lugar, tiene que nacer de ti. - respondió ella, volviendo la vista nuevamente hacia la desdichada mujer. - Ser compasivo es sentir pena al ver las desgracias ajenas, como la de esa pobre madre que solo pide ayuda para no perder lo que más quiere, a su hija. - prosiguió, con un tono algo triste.
- Nadie parece dispuesto a ayudarla e incluso la miran con desprecio, pero todos los aquí presentes desearían que alguien lo hiciese si fuesen ellos los desaparecidos. - añadió antes de levantarse y sacar un pañuelo de su bandolera. Se acercó a la mujer y se lo ofreció, guiándola hasta la mesa para que tomase asiento y tratara de tranquilizarse. - Señora, descríbame a su hija por favor, y dígame de dónde se la llevaron, intentaré ayudarla. - musitó, intentando sonar amable.
- Este lugar parece más o menos seguro, si prefieres no involucrarte será mejor que te quedes aquí y esperes a que vuelva. - habló esta vez hacia el brujo, aunque no le gustaba la idea de separarse de él en una ciudad como aquella. Pensó por un momento si enviarlo con el carpintero, quizá allí se encontrase a salvo de vampiros y demás peligros. - Aunque sería mejor llevarte al taller del carpintero, estoy segura de que si llegamos a un acuerdo con él no pondrá objeción. - dijo tras un instante de vacilación.
Eärwen se sentía dividida, por un lado su instinto protector le decía que no se apartase de su pequeño amigo, pero por otro lado no quería exponerlo a los peligros que podría conllevar el intento de rescate de aquella chica. Dejó escapar un largo suspiro, de todos modos al final sería él quien decidiese, así que solo quedaba esperar su respuesta antes de ponerse en marcha nuevamente.
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Off: Espero que no os importe que me entrometa :D. Si por algún motivo preferís continuar por vuestra cuenta,solo decidmelo y me voy ^U^
Mini edit: No me había dado cuenta de que Earwen había posteado antes que yo, hago una mini-edición para que Eltrant note que efectivamente estabais cerca de la mujer y no parezca que os ignora xD
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Algo no iba bien, tan pronto como se hubo adentrado en la ciudad comenzó a arrepentirse de haberlo hecho.
Las calles, prácticamente vacías a plena luz del día le transmitían una sensación de inseguridad que no podía explicar con palabras, para su asombro un olor que no tardó en reconocer como el de la sangre impregnaba aquel lugar, cosa que comenzaron a explicar las extrañas manchas de color granate que se podían ver en muchos puntos del pueblo – “¿Hasta dónde te he seguido?” – Susurró mientras caminaba por aquellas calles desérticas , sabía que aquel lugar estaba en el corazón del territorio de los vampiros pero una parte de él se había obligado a creer que lo que se decía de este lugar no eran sino habladurías.
Fuera lo que fuese, tenía que salir de allí cuanto antes, así que tras detenerse para ajustarse la capa comenzó a explorar el lugar.
Hacía ya varias semanas que había abandonado Lunargenta, el último trabajo que había aceptado le estaba forzando a recorrerse medio Aerandir y aunque le encantaba viajar, solía evitar hacerlo bajo esas condiciones. Cazar recompensas no era su especialidad, por lo que cada día que pasaba lamentaba un poco más el haber estrechado la mano de su cliente en aquella oscura taberna de la urbe de los humanos, pero viviría con ello, no era sino uno más de los inconvenientes de ser una espada a sueldo.
El trabajo, dejando de lado el hecho de que estaba durando más de lo que él habría deseado, era sencillo: atrapar a aquel individuo y llevárselo a su cliente. No sabía, sin embargo, el nombre de su objetivo ni que había hecho para que le pagasen por perseguirle, pero tampoco se molestó en preguntar; la discreción era una virtud que se solía apreciar.
Revisó una vez más el garabato que le habían proporcionado con la imagen y la descripción de aquella persona, aunque no era el mejor dibujo que había visto, el amarillento papel le había ayudado a seguir su rastro hasta… allí.
Suspiró y se guardó de nuevo la hoja en el interior de la capa, continuó caminando por las calles de la ciudad con la esperanza de encontrar a alguien que reconociese a la persona del papel o que en su defecto, le diese algunas indicaciones.
Había tenido, al menos, el sentido común de no arrastrar a Mohr’akdu hasta allí, cada segundo que pasaba en las calles de aquella población se iba sintiendo más y más incómodo, hasta el punto en el que empezó a notar como aquel olor a sangre comenzaba a pegarse también a sus ropajes.
Una voz acongojada le sacó de sus cavilaciones, no sabía hasta dónde le habían arrastrado sus pies, pero agradeció el hecho de que había dejado atrás las angostas calles y que ahora parecía estar en una especie de plaza.
Buscó la procedencia de aquel llanto con la mirada para encontrase con una mujer que bien podría haber sido su madre en un mal día suplicando auxilio en mitad de la calle, tras no obtener ningún tipo de respuesta de los pocos transeúntes que había en aquel lugar, quienes no parecían dispuestos a hacer nada se adentró en el único local que estaba abierto.
Se rascó la barba y tras varios segundos pensando que hacer, la siguió hasta el interior de establecimiento. Como era de esperar aquel sitio no parecía mucho menos lúgubre que el exterior, con una iluminación que dejaba mucho que desear y bastante más pequeño de lo que parecía desde fuera, allí era donde los lugareños pasaban el tiempo cuando el sol aun estaba alto.
Después de analizar la posada con la mirada comenzó a caminar entre las mesas, aquellas personas parecían estar bastante acostumbradas a aquel tipo de espectáculos, la mujer en cambio se negaba a recibir un no por respuesta y seguía pidiendo que le ayudasen a recuperar a su hija.
Mientras se acercaba a la compungida madre, una parte de él demandaba que llevase la mano derecha, aún vendada por los ya lejanos eventos en Ulmer, al pomo de la oxidada lata que tenía como espada, sin embargo la razón le decía que aquella mujer no era peligrosa y en el peor de los casos, no supondría ningún problema si trataba de atacarle.
Para su alivio no era el único que habia decidido acercarse a la mujer, era algo obvio al fin y al cabo, en cualquier lugar siempre había alguien dispuesto a ayudar a otra persona y aunque él se había fijado en aquella mujer por motivos sumamente egoístas, la acción de dos jóvenes le daba un ligero toque de humanidad a aquel lugar.
Era una pareja un tanto extraña, la chica no parecía ser mucho mas joven que él, pero su pose y su mirada le hacían parecer mucho más madura de lo que aparentaba, el muchacho al contrario, a ojos de Eltrant era simplemente eso: un muchacho normal y corriente que por alguna razón estaba en aquel lugar, pero que de algún modo, mostraba una pasividad atronadora ante el dolor de aquella mujer.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca y después de que la joven de pelo negro hubiese hablado con la madre, Eltrant cuidadosamente y tratando de no molestar le dio varios toques en el hombro para llamar su atención, cuando se volvió hacia él pudo comprobar en el rostro de aquella mujer que efectivamente se encontraba desesperada por encontrar ayuda.
-“Disculpe…”- dijo cuándo estuvo completamente seguro de que realmente tenía su atención - “¿Puede decirme si es esta la persona que se llevó a su hija?” - Tomándose unos segundos para sacar el papel en el que poseía la descripción y el dibujo del individuo al que seguía se lo mostró a la mujer con una sonrisa tranquilizadora.
Si hubiese sido más rápido ahora mismo no estaría preguntando a ciegas por alguien a quien nunca había visto, pero aquella era la única pista que tenía y quería marcharse de allí cuanto antes.
Última edición por Eltrant Tale el Miér Feb 18 2015, 20:57, editado 5 veces
Eltrant Tale
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Demian escuchó las palabras de Ëarwen y miró nuevamente a la mujer que solicitaba ayuda. Para él no era más que parte del escenario, una persona más que pasaba desdichas como tantas otras de ese lugar, incluso una parte de sí reclamaba que era su culpa por habitar en un lugar como ese, donde se sabía que había vampiros, más con una hija. Intentó pensar como ella, intentó sentir lo que la elfa sentía, aquello que al parecer era ese sentimiento que le eran tan esquivo que ella llamaban compasión. Iba a decir algo, explicar que si atendían a sus plegarias de seguro se atrasarían en el viaje que ella pretendía llevar a cabo. Entonces algo cruzó por su mente.
La memoria de correr pidiendo ayuda en el bosque se le hizo fresca, al fin y al cabo apenas había pasado un día de ese hecho. En ese momento ella no tenía ninguna necesidad de protegerlo, pero lo había hecho, desviándose de su propio camino. Así también él había sentido la necesidad de protegerla a ella cuando estaban prisioneros, pero eso era distinto, pues a ella la conocía. ¿Era esa la diferencia?, ¿era la compasión ser capaz de ayudar a otro por quien uno no siente afecto y que no le ofrece ninguna ganancia?.
Se movió hasta pararse junto a la elfa, quien ofrecía su ayuda a cambio de nada a una mujer que no conocía, poniendo en riesgo su propia seguridad y sus objetivos. Entonces ella le indicó que podía quedarse en un lugar seguro y aquello le causó una nueva emoción, vergüenza. ¿Ella arriesgaría su vida por otros y él se quedaría muy seguro escondido como un cobarde?, no, definitivamente no, iba a ayudar a esa mujer, aunque fuera sólo por orgullo.
-No, te acompañaré, haremos esto juntos -le dijo decidido.
Miró entonces nuevamente a la mujer y notó su rostro compungido, las marcas de sus lágrimas en el rostro, sus ojos cansados de tanto llorar, la desesperación. Recordó cuando ocultó su propia cara para que ella no viera su dolor y sus lágrimas. Algo dentro de sí pareció prenderse, algo muy vago, un sentimiento que no conocía, pero que no se sentía bien, era algo que dolía sentir. ¿Sería eso la compasión?. No terminó de analizar estas ideas cuando otra persona entró en escena, un hombre de cabellos claros y cuyo físico daba a entender que había fuerza en sus músculos, aunque al mismo tiempo radiaba cierta sencillez.
La desesperada mujer asintió frente a su pregunta.
-Sí, es él… recuerdo su rostro… su mirada cruel -irrumpió nuevamente en más llanto- lo acompañaban 2 sujetos más, crueles, nos tomaron a la fuerza, nos lanzaron al suelo como animales… luego el del dibujo me dio una patada y dijo que no le servía, que sólo le gustaban jo… -dio un grito de dolor- que sólo le gustaban jóvenes, y los otros 2 la tomaron y la arrastraron del pelo… de ahí no pude volver a verla… traté de seguirlos, estoy casi segura que iban a la casa abandonada en el límite con el bosque, pero fueron más rápidos que yo… por favor buen hombre, por favor señorita, tráiganla de vuelta, os daré lo que quieran, no tengo mucho, pero pueden tomar lo que quieran si la traen.
Ella le tomó entonces una mano a Ëarwen con fuerza.
-Si quiere yo cuido a su hijo mientras va, le aseguro que estará bien -le dijo.
Demian cerró sus ojos para reprimir sus impulsos de discutir. Era un mago, estaba entrenado en la meditación y el autocontrol, no perdería sus estribos en esa situación, pero no le gustaba la idea de que pasaran de él por ser pequeño.
-Yo también ayudaré… no soy un niño pequeño, se defenderme -dijo decidido. Miró entonces al sujeto que había llegado hace poco.
-¿Qué sabes de esa persona?, ¿por qué le buscas?.
Si bien no era precisamente un aventurero dispuesto a ayudar a damiselas en peligro, también era cierto que había tenido entrenamiento como asesino y conocía el arte de la infiltración. No parecía una misión tan compleja entrar en una casa en el bosque y rescatar a una chica después de haber salido con vida de un barco pirata.
Off Rol: Lo siento, postearon tan al mismo tiempo que no había visto que Ëarwen también lo había hecho y la estaba esperando.
Yo por mí no tengo objeción en que participes y el rol es libre
Demian
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Eärwen se sintió más tranquila al escuchar la firme respuesta de su compañero, que una vez más demostraba lo valiente que era al decidir acompañarla. Puede que aquella experiencia ayudase al brujo a entender mejor lo que era la compasión, y ella lo mantendría a salvo en todo momento, no permitiría que nada malo le pasara. Le dedicó una leve sonrisa antes de volver a centrar su atención en la mujer, que aún no le había respondido.
Pero antes de que pudiera hacerlo, un hombre de cabellos castaños y complexión fuerte se acercó a ella, para enseñarle un dibujo que portaba al tiempo que le preguntaba si el hombre reflejado en el mismo era el que se había llevado a su hija. La desconsolada mujer observó el dibujo y se llevó las manos al pecho, claramente afectada por ver su rostro de nuevo. Confirmó que se trataba del mismo, antes de romper a llorar nuevamente durante unos instantes, tras lo cual añadió que no iba solo, sino que otros dos hombres lo acompañaban.
Habían irrumpido donde se hospedaban durante la noche, de forma brusca y violenta, golpeando a la madre y llevándose a su hija porque solo les interesaban las mujeres jóvenes. Ella había intentado seguirlos sin éxito, cosa que tendría fácil explicación si alguno de ellos era vampiro. La afectada dama tomó con fuerza la mano de la elfa, ofreciéndose a cuidar del que creía que era su hijo mientras intentaba rescatar a su pequeña. Eärwen observó al brujo por un momento, sabiendo que el parecido entre ambos era tal que muchos los emparentarían de inmediato.
Demian respondió de inmediato, alegando que a pesar de lo que se pudiesen pensar por su apariencia de niño sabía defenderse, cosa que la de cabellos negros había visto de primera mano. Él la había salvado la noche anterior, mostrando sus habilidades para el sigilo y lo rápido y preciso que podía llegar a ser en sus ataques. Ambos se complementaban bien, y con la ayuda extra del recién llegado, que parecía fuerte y debía tener algo de experiencia en combates, no tendrían demasiados problemas.
Lo importante era el tiempo, los secuestradores se habían llevado a la joven hacía horas y eso los forzaba a actuar con rapidez. - Si queremos tener alguna oportunidad de encontrarla debemos salir ya, tendrás que ponernos al día por el camino. - dijo, antes de despedirse de la mujer y encaminarse hacia la puerta de la taberna. Se acercó a Lluvia y le acarició el hocico para calmarla, estaba claro que a la yegua no le gustaba el ambiente que reinaba en la ciudad.
- ¿Tenéis montura caballero? - preguntó al poco, sin saber si sería mejor acudir al lugar a pie. El hecho de que fuese de día les beneficiaba, pues los vampiros se veían limitados y no podían salir a la luz del sol, pero en una zona cercana al bosque habría lugares en los que podrían esconderse, con lo que debían tener mucho cuidado.
Off: El hilo es libre así que ¡bienvenido al rol Eltrant!
Pero antes de que pudiera hacerlo, un hombre de cabellos castaños y complexión fuerte se acercó a ella, para enseñarle un dibujo que portaba al tiempo que le preguntaba si el hombre reflejado en el mismo era el que se había llevado a su hija. La desconsolada mujer observó el dibujo y se llevó las manos al pecho, claramente afectada por ver su rostro de nuevo. Confirmó que se trataba del mismo, antes de romper a llorar nuevamente durante unos instantes, tras lo cual añadió que no iba solo, sino que otros dos hombres lo acompañaban.
Habían irrumpido donde se hospedaban durante la noche, de forma brusca y violenta, golpeando a la madre y llevándose a su hija porque solo les interesaban las mujeres jóvenes. Ella había intentado seguirlos sin éxito, cosa que tendría fácil explicación si alguno de ellos era vampiro. La afectada dama tomó con fuerza la mano de la elfa, ofreciéndose a cuidar del que creía que era su hijo mientras intentaba rescatar a su pequeña. Eärwen observó al brujo por un momento, sabiendo que el parecido entre ambos era tal que muchos los emparentarían de inmediato.
Demian respondió de inmediato, alegando que a pesar de lo que se pudiesen pensar por su apariencia de niño sabía defenderse, cosa que la de cabellos negros había visto de primera mano. Él la había salvado la noche anterior, mostrando sus habilidades para el sigilo y lo rápido y preciso que podía llegar a ser en sus ataques. Ambos se complementaban bien, y con la ayuda extra del recién llegado, que parecía fuerte y debía tener algo de experiencia en combates, no tendrían demasiados problemas.
Lo importante era el tiempo, los secuestradores se habían llevado a la joven hacía horas y eso los forzaba a actuar con rapidez. - Si queremos tener alguna oportunidad de encontrarla debemos salir ya, tendrás que ponernos al día por el camino. - dijo, antes de despedirse de la mujer y encaminarse hacia la puerta de la taberna. Se acercó a Lluvia y le acarició el hocico para calmarla, estaba claro que a la yegua no le gustaba el ambiente que reinaba en la ciudad.
- ¿Tenéis montura caballero? - preguntó al poco, sin saber si sería mejor acudir al lugar a pie. El hecho de que fuese de día les beneficiaba, pues los vampiros se veían limitados y no podían salir a la luz del sol, pero en una zona cercana al bosque habría lugares en los que podrían esconderse, con lo que debían tener mucho cuidado.
Off: El hilo es libre así que ¡bienvenido al rol Eltrant!
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Eltrant se cruzó de brazos mientras escuchaba amablemente las palabras de aquella señora. No solo reconoció al hombre del dibujo, sino que lo describió como un vampiro; algo que no había previsto era que este tuviese compañía. –“Nadie me ha dicho que eran tres…” - Nunca se había enfrentado a un vampiro, mucho menos a tres a la vez, aquello no iba a ser fácil.
Mientras la mujer seguía hablando observó disimuladamente a aquellas dos personas que junto a él, se habían acercado a prestar auxilio.
La mujer iba bien armada, un arco y una espada ambos bellamente tallados, el muchacho en cambio portaba dos dagas negras de un tamaño considerable y como las de su acompañante parecían limpias y cuidadas, su vieja espada oxidada palidecía ante estas armas claramente hechas con mimo y dedicación, confeccionadas claramente para alguien especial, no eran armas para matar por capricho. Aquello le dio una brizna de optimismo, si ellos se prestaban a ayudar a aquella mujer, todo sería bastante más fácil.
Entonces la mujer agarró la mano de la joven de ojos azules y, una vez más, rogó que los allí presentes le ayudasen; quisiera Eltrant o no indirectamente tenía que ayudarla, si lo que la mujer decía era cierto aquel tipo se había cansado de huir y había decidido quedarse allí, algo lógico teniendo en cuenta que se hallaban en su territorio.
La voz del muchacho le devolvió a la realidad, sonrió cortésmente ante la pregunta y miró a la joven de cabello negro, quien parecía ser su cuidadora, aquello no parecía ser un tema apropiado para un chico de su edad, así que buscó en la mirada de la joven si estaba de acuerdo con que respondiese. Esta pareció no percatarse pues simplemente dijo que no había tiempo que perder y tras despedirse de la madre salió del establecimiento junto al muchacho.
Contempló durante unos minutos como, al salir a la plaza, la joven acariciaba al animal que parecía ser su corcel, el cual estaba claramente inquieto en aquel lugar.
-“Llevo rastreándole desde Lunargenta” – contestó a la pregunta del muchacho– “Euh... Me han contratado para atraparle” – trató de ser lo más escueto posible, los mercenarios no tenían fama de personas honradas y mucho menos uno que parecía que no había comido en semanas.
El fugaz recuerdo de su montura le vino a la mente cuando la muchacha le preguntó si poseía una en aquel momento, un sentimiento de congoja le recorrió el cuerpo al pensar en el corcel, sin embargo, tras ver lo inquieto que se encontraba el animal de la joven frente a él, agradeció haberlo dejado atrás, en un sitio seguro.
-“No, no me pareció seguro…” – dudó antes de pronunciar estas palabras, de haber traído a Mohr’akdu consigo la mujer no estaría lamentando la pérdida de su hija, probablemente habría atrapado a aquel vampiro antes de llegar a Sacrestic en primer lugar.
Dicho esto y tratando de desviar el tema le tendió la mano al joven muchacho que estaba a su lado – “Eltrant” – se presentó sonriendo –“Eltrant Tale” – se apresuró a añadir.
Mientras la mujer seguía hablando observó disimuladamente a aquellas dos personas que junto a él, se habían acercado a prestar auxilio.
La mujer iba bien armada, un arco y una espada ambos bellamente tallados, el muchacho en cambio portaba dos dagas negras de un tamaño considerable y como las de su acompañante parecían limpias y cuidadas, su vieja espada oxidada palidecía ante estas armas claramente hechas con mimo y dedicación, confeccionadas claramente para alguien especial, no eran armas para matar por capricho. Aquello le dio una brizna de optimismo, si ellos se prestaban a ayudar a aquella mujer, todo sería bastante más fácil.
Entonces la mujer agarró la mano de la joven de ojos azules y, una vez más, rogó que los allí presentes le ayudasen; quisiera Eltrant o no indirectamente tenía que ayudarla, si lo que la mujer decía era cierto aquel tipo se había cansado de huir y había decidido quedarse allí, algo lógico teniendo en cuenta que se hallaban en su territorio.
La voz del muchacho le devolvió a la realidad, sonrió cortésmente ante la pregunta y miró a la joven de cabello negro, quien parecía ser su cuidadora, aquello no parecía ser un tema apropiado para un chico de su edad, así que buscó en la mirada de la joven si estaba de acuerdo con que respondiese. Esta pareció no percatarse pues simplemente dijo que no había tiempo que perder y tras despedirse de la madre salió del establecimiento junto al muchacho.
Contempló durante unos minutos como, al salir a la plaza, la joven acariciaba al animal que parecía ser su corcel, el cual estaba claramente inquieto en aquel lugar.
-“Llevo rastreándole desde Lunargenta” – contestó a la pregunta del muchacho– “Euh... Me han contratado para atraparle” – trató de ser lo más escueto posible, los mercenarios no tenían fama de personas honradas y mucho menos uno que parecía que no había comido en semanas.
El fugaz recuerdo de su montura le vino a la mente cuando la muchacha le preguntó si poseía una en aquel momento, un sentimiento de congoja le recorrió el cuerpo al pensar en el corcel, sin embargo, tras ver lo inquieto que se encontraba el animal de la joven frente a él, agradeció haberlo dejado atrás, en un sitio seguro.
-“No, no me pareció seguro…” – dudó antes de pronunciar estas palabras, de haber traído a Mohr’akdu consigo la mujer no estaría lamentando la pérdida de su hija, probablemente habría atrapado a aquel vampiro antes de llegar a Sacrestic en primer lugar.
Dicho esto y tratando de desviar el tema le tendió la mano al joven muchacho que estaba a su lado – “Eltrant” – se presentó sonriendo –“Eltrant Tale” – se apresuró a añadir.
Eltrant Tale
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Luego de que salieran la anciana los siguió y les dio instrucciones generales de cómo llegar al lugar donde ella creía que tenían a su hija, de modo que tenían todo como para ponerse en camino, al cabo de lo cual volvió a entrar a la posada. Ëarwen tenía razón, convenía movilizarse cuanto antes, pues el sol aún no llegaba a su punto más alto en el cielo, lo que significaba que tenían varias horas para aprovechar de atacar a los vampiros en su situación más vulnerable, aunque por otro lado ir directo a su nido no parecía el plan más sensato de todos, de seguro contaban con trampas y defensa justamente para evitar que la gente simplemente se deshiciera de ellos durante el día.
Frente a la pregunta de Demian el hombre no respondió de inmediato y, en cambio, miró a la elfa, lo que no hizo sino agregar herida sobre la sal del orgullo del chico, consciente de que todos pasaban de tomarle en serio por su edad. Suspiró, recordando que su maestro le había enseñado que era mucho mejor para un asesino que nadie lo viera como una amenaza seria hasta que fuera muy tarde. Por algún motivo, el sujeto finalmente contestó tras algunos minutos, cuando ya estaban afuera de la posada. Al parecer él había sido contratado para seguirle y atraparle. Quizás no había tanta diferencia entre él y el hombre que ahora los acompañaba, aunque sus movimientos no parecían ser los de un asesino. Quizás lo era y su maestro tenía razón, era mejor no parecer peligroso.
-Demian -contestó cuando él se presentara. Estrechó la mano en respuesta al hombre, procurando apretar firme para dar a entender su punto sobre que no era un pequeño indefenso, aunque al final eso le implicó que no saliera como un apriete natural, sino que era evidente que hacía fuerza a propósito para parecer rudo.
Acto seguido miró a la yegua y a Ëarwen, que parecía presurosa por iniciar la aventura. Él, en cambio, era de los que se toma las cosas con cautela y estudia sus movimientos antes de actuar.
-La villa no es muy grande y, si comprendí bien lo que dijo la mujer, no debemos estar muy lejos -comenzó a explicar- sugiero que vayamos de a pie, nos asegura más el factor sorpresa, supongo que no es fácil entrar a la casa de un vampiro y preferiría no avisar de nuestra llegada… lo más difícil va a ser entrar sin que se den cuenta, espero que haya alguna ventana o algo que podamos usar… pero claro, si quieren pasan de lo que dice el niño -la última frase la dijo con tono de broma, aunque parcialmente en serio, algo fastidiado de que lo tratasen como un niño (aunque lo fuera) desde su llegada a ese lugar.
Miró entonces a sus compañeros y recordó las prácticas de combate en el templo. No era su fuerte la batalla frente a frente, pero iba a ser difícil que no les vieran.
-Tenemos lo que mi maestro llamaba el trío de batalla, un tipo duro para ir de frente, alguien capaz de apoyar desde atrás y alguien capaz de moverse con rapidez -comentó con cierto orgullo en sus palabras, evidentemente tratando de sonar como alguien con experiencia- vamos a rescatar a esa chica.
Off Rol: Sugiero que en el siguiente post todos nos encontremos ya llegando a la casa en cuestión, una mansión siniestra digna de cuentos de vampiros, salvo de que alguien quiera que hagamos algo antes.
En mi mente tenía algo así, pero siéntanse libres de improvisar y poner sus propias descripciones:
- Spoiler:
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Demian
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Sus compañeros se reunieron pronto con ella, seguidos por la desdichada mujer que salía de la taberna para darles algunas indicaciones antes de que se pusieran en camino. De forma general, les dijo qué dirección debían tomar para encontrar la casa del bosque y algunos puntos de referencia que podrían usar para no perderse por el camino. Acto seguido se despidió del grupo, volviendo a dar las gracias por que le prestasen su ayuda, para luego volver al interior del local.
El recién llegado caballero respondió las preguntas que el brujo le había hecho, rebelando que perseguía a aquel sujeto desde Lunargenta y que lo habían contratado para atraparlo. Parecía que rastrear a aquel vampiro había dado bastante trabajo al joven, pero con suerte entre los tres acabarían con aquella oleada de secuestros y ataques a la población, al menos los perpetrados por aquel grupo.
El hombre negó tener montura, alegando que no le había parecido seguro traerla. Quizá debiese dejar allí a Lluvia, al cuidado de la mujer a la que iban a prestar ayuda para estar segura de que nada malo le pasase. Lo pensó durante unos segundos, mientras el caballero se presentaba y tendía la mano al brujo, que pronto le respondió. - Eärwen Mithrandír. - dijo con tranquilidad hacia Eltrant, para luego escuchar con atención lo que decía Demian acerca de que sería mejor ir a pie, para mantener el factor sorpresa.
- Haremos lo que dices, será la mejor estrategia. - La elfa asintió con la cabeza, sabiendo que el pequeño era el experto en aquel tipo de entradas, se acercó a la puerta de la taberna y llamó la atención de la nerviosa madre, que aceptó de inmediato tomar la tarea de ocuparse de su montura, alegre por poder resultar útil. Por último su compañero habló sobre lo que su maestro denominaba trío de batalla, destacando las habilidades más notables de cada uno de ellos.
Ciertamente formaban un grupo bastante completo, Eltrant podría tomar la posición más adelantada y ella se encargaría de cubrirlo con su arco, vigilando también la entrada de Demian para que no le pasara nada. Sin perder tiempo se pusieron en camino, aprovechando así todas las horas de luz que aún quedaban para atacar la supuesta guarida de los vampiros e intentar liberar a la chica antes de que le hicieran daño.
No quiso imaginar la suerte que podría estar corriendo la muchacha, pero el hecho de que hubiesen rechazado a su madre por ser mayor daba ciertas pistas, no la querían solamente para alimentarse sino para divertirse a su costa. Recordó entonces al pirata que había insinuado que haría lo mismo con ella la noche anterior, volvió a sentir el mismo desprecio que entonces y por un momento rememoró el instante en que le arrebató la vida.
Avanzaron a paso rápido, prestando atención a cuanto les rodeaba para no ser sorprendidos, y pronto se encontraron a escasos metros del edificio, cuyo tétrico aspecto imponía bastante. Lo que la mujer no les había dicho era que no se trataba de una simple casa, sino de una siniestra mansión rodeada de árboles completamente muertos. Aquello complicaba un poco la situación, ya que ahora tendrían que introducirse en el lugar y registrar todas las habitaciones de los dos o tres pisos que tenía la mansión, que eran más de las que había imaginado. En una de las ventanas más altas se podía ver algo de luz, proveniente de alguna lámpara que había en el interior, cosa que podía indicar que era allí donde se encontraban los individuos que buscaban.
- Organicémonos antes de entrar, Demian ¿ves algún lugar por el que podamos entrar? - preguntó, colocando su arco ya en posición y comprobando que las dagas estuviesen bien puestas en el cinturón, para tenerlas a mano por si necesitaba usarlas en algún momento. Los vampiros eran rápidos y ágiles, tendrían que actuar con presteza una vez estuviesen dentro de la mansión.
El recién llegado caballero respondió las preguntas que el brujo le había hecho, rebelando que perseguía a aquel sujeto desde Lunargenta y que lo habían contratado para atraparlo. Parecía que rastrear a aquel vampiro había dado bastante trabajo al joven, pero con suerte entre los tres acabarían con aquella oleada de secuestros y ataques a la población, al menos los perpetrados por aquel grupo.
El hombre negó tener montura, alegando que no le había parecido seguro traerla. Quizá debiese dejar allí a Lluvia, al cuidado de la mujer a la que iban a prestar ayuda para estar segura de que nada malo le pasase. Lo pensó durante unos segundos, mientras el caballero se presentaba y tendía la mano al brujo, que pronto le respondió. - Eärwen Mithrandír. - dijo con tranquilidad hacia Eltrant, para luego escuchar con atención lo que decía Demian acerca de que sería mejor ir a pie, para mantener el factor sorpresa.
- Haremos lo que dices, será la mejor estrategia. - La elfa asintió con la cabeza, sabiendo que el pequeño era el experto en aquel tipo de entradas, se acercó a la puerta de la taberna y llamó la atención de la nerviosa madre, que aceptó de inmediato tomar la tarea de ocuparse de su montura, alegre por poder resultar útil. Por último su compañero habló sobre lo que su maestro denominaba trío de batalla, destacando las habilidades más notables de cada uno de ellos.
Ciertamente formaban un grupo bastante completo, Eltrant podría tomar la posición más adelantada y ella se encargaría de cubrirlo con su arco, vigilando también la entrada de Demian para que no le pasara nada. Sin perder tiempo se pusieron en camino, aprovechando así todas las horas de luz que aún quedaban para atacar la supuesta guarida de los vampiros e intentar liberar a la chica antes de que le hicieran daño.
No quiso imaginar la suerte que podría estar corriendo la muchacha, pero el hecho de que hubiesen rechazado a su madre por ser mayor daba ciertas pistas, no la querían solamente para alimentarse sino para divertirse a su costa. Recordó entonces al pirata que había insinuado que haría lo mismo con ella la noche anterior, volvió a sentir el mismo desprecio que entonces y por un momento rememoró el instante en que le arrebató la vida.
Avanzaron a paso rápido, prestando atención a cuanto les rodeaba para no ser sorprendidos, y pronto se encontraron a escasos metros del edificio, cuyo tétrico aspecto imponía bastante. Lo que la mujer no les había dicho era que no se trataba de una simple casa, sino de una siniestra mansión rodeada de árboles completamente muertos. Aquello complicaba un poco la situación, ya que ahora tendrían que introducirse en el lugar y registrar todas las habitaciones de los dos o tres pisos que tenía la mansión, que eran más de las que había imaginado. En una de las ventanas más altas se podía ver algo de luz, proveniente de alguna lámpara que había en el interior, cosa que podía indicar que era allí donde se encontraban los individuos que buscaban.
- Organicémonos antes de entrar, Demian ¿ves algún lugar por el que podamos entrar? - preguntó, colocando su arco ya en posición y comprobando que las dagas estuviesen bien puestas en el cinturón, para tenerlas a mano por si necesitaba usarlas en algún momento. Los vampiros eran rápidos y ágiles, tendrían que actuar con presteza una vez estuviesen dentro de la mansión.
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
La presentación fue mejor de lo que esperaba, temía malas caras u hostilidad al descubrir a que se dedicaba, el joven se presentó como Demian, la mujer por su parte respondió como Eärwen Mithrandír – “Un nombre elfico…” – aquello explicaba muchas cosas, como por ejemplo el porte de la joven y la sabiduría que irradiaba, probablemente en el mejor de los casos, solamente le doblaría la edad. Hasta ese momento no se había percatado de ello a causa de la espesa melena del color de la noche que cubría las orejas de la joven, pero no tardo en apreciarlas en un cabeceo involuntario de la muchacha mientras hablaba.
Mientras se preparaban para salir hacia la casa dónde los vampiros se habían llevado a la hija de la anciana Demian improvisó un plan de ataque en apenas unos segundos: Eltrant iría en cabeza mientras que Eärwen le apoyaría desde atrás, Demian en tercer lugar aprovecharía su agilidad y tamaño para acabar con los enemigos. Eltrant arqueó una ceja ante los conocimientos del chico, hacia escasos minutos había notado como el muchacho trataba de parecer duro estrechando su mano con más fuerza de la necesaria, sin embargo, en aquel momento parecía tener mucha más experiencia en ese tipo de situaciones que él mismo – “¿Ha dicho que tiene un maestro?”
Eärwen dio su visto bueno al plan por lo que Eltrant, tras pensarlo durante unos instantes, asintió al muchacho también, Demian podía ser joven, pero lo cierto era que tenía razón e independientemente de su edad, mostraba ser bastante más capaz de lo que parecía a simple vista.
Se movieron rápido, finalmente a pie, como había decidido el chico. Debían llegar a la casa con el sol aún en alto pero sin que el exceso de velocidad les obligase a estar menos atentos de sus alrededores, por lo que sabían, podían esperarse una emboscada en cualquier lugar.
Poco a poco la estrechas calles de Sacrestic se fueron quedando atrás siendo sustituidas por un laberinto de árboles muertos, Eltrant dirigió una fugaz mirada a la elfa, no estaba seguro de como reaccionaria un elfo ante un paisaje de ese estilo.
No mucho más tarde alcanzaron la casa, imponente y señorial, de tonalidades oscuras; se alzaba majestuosa en mitad de aquel bosque siniestro. Aquella mansión parecía lo suficientemente grande como para albergar la pequeña vivienda de sus padres en el interior sin ningún problema, si querían registrarla entera iban a tardar más tiempo del que disponían, el sol aún estaba en alto, pero solo quedaban un par de horas para que fuese sustituido por la luna.
Se acercaron cautelosamente hasta estar a escasos metros del edificio, el cual si no fuese por una tenue luz que emanaba de una de las ventanas de los pisos superiores, podría haber pasado por abandonado.
Eärwen rompió el siniestro silencio que rodeaba la mansión y tras preparar su arco le preguntó al muchacho si apreciaba algún sitio por el cual entrar a la mansión. Mientas, Eltrant desenvainó cuidadosamente su espada, la cual salió de su vaina con un suave sonido metálico, su espada parecía una baratija inútil ante el hermoso arco de Eärwen, pero sabia que no le fallaría.
Iba a ir en cabeza, ya lo habían hablado, no podía defraudarles. Se comprobó el brazo derecho, a pesar de tenerlo todavía vendado podía moverlo sin problemas, por lo que blandir una espada no era ningún problema, tanto Demian como Eärwen le iban a cubrir las espaldas de todas formas –“¿Qué puede salir mal?”- se dijo cerrando los ojos por un instante.
Tras unos segundos de meditación se volvió hacia Demian –“Tú mandas” – le dijo sonriendo al muchacho, la elfa parecía confiar plenamente en las capacidades como estratega de Demian y hasta ahora no había dicho nada que pareciese remotamente incoherente, por lo que dejó que fuese él quien decidiese por donde entrar y cómo hacerlo, en el peor de los casos seguro que iba mejor que si fuese él quien decidiese que hacer.
Comprobando la venda que sujetaba su brazo derecho por última vez y asiendo su mano a la empuñadura de su arma con fuerza esperó pacientemente a que Demian respondiese.
Mientras se preparaban para salir hacia la casa dónde los vampiros se habían llevado a la hija de la anciana Demian improvisó un plan de ataque en apenas unos segundos: Eltrant iría en cabeza mientras que Eärwen le apoyaría desde atrás, Demian en tercer lugar aprovecharía su agilidad y tamaño para acabar con los enemigos. Eltrant arqueó una ceja ante los conocimientos del chico, hacia escasos minutos había notado como el muchacho trataba de parecer duro estrechando su mano con más fuerza de la necesaria, sin embargo, en aquel momento parecía tener mucha más experiencia en ese tipo de situaciones que él mismo – “¿Ha dicho que tiene un maestro?”
Eärwen dio su visto bueno al plan por lo que Eltrant, tras pensarlo durante unos instantes, asintió al muchacho también, Demian podía ser joven, pero lo cierto era que tenía razón e independientemente de su edad, mostraba ser bastante más capaz de lo que parecía a simple vista.
Se movieron rápido, finalmente a pie, como había decidido el chico. Debían llegar a la casa con el sol aún en alto pero sin que el exceso de velocidad les obligase a estar menos atentos de sus alrededores, por lo que sabían, podían esperarse una emboscada en cualquier lugar.
Poco a poco la estrechas calles de Sacrestic se fueron quedando atrás siendo sustituidas por un laberinto de árboles muertos, Eltrant dirigió una fugaz mirada a la elfa, no estaba seguro de como reaccionaria un elfo ante un paisaje de ese estilo.
No mucho más tarde alcanzaron la casa, imponente y señorial, de tonalidades oscuras; se alzaba majestuosa en mitad de aquel bosque siniestro. Aquella mansión parecía lo suficientemente grande como para albergar la pequeña vivienda de sus padres en el interior sin ningún problema, si querían registrarla entera iban a tardar más tiempo del que disponían, el sol aún estaba en alto, pero solo quedaban un par de horas para que fuese sustituido por la luna.
Se acercaron cautelosamente hasta estar a escasos metros del edificio, el cual si no fuese por una tenue luz que emanaba de una de las ventanas de los pisos superiores, podría haber pasado por abandonado.
Eärwen rompió el siniestro silencio que rodeaba la mansión y tras preparar su arco le preguntó al muchacho si apreciaba algún sitio por el cual entrar a la mansión. Mientas, Eltrant desenvainó cuidadosamente su espada, la cual salió de su vaina con un suave sonido metálico, su espada parecía una baratija inútil ante el hermoso arco de Eärwen, pero sabia que no le fallaría.
Iba a ir en cabeza, ya lo habían hablado, no podía defraudarles. Se comprobó el brazo derecho, a pesar de tenerlo todavía vendado podía moverlo sin problemas, por lo que blandir una espada no era ningún problema, tanto Demian como Eärwen le iban a cubrir las espaldas de todas formas –“¿Qué puede salir mal?”- se dijo cerrando los ojos por un instante.
Tras unos segundos de meditación se volvió hacia Demian –“Tú mandas” – le dijo sonriendo al muchacho, la elfa parecía confiar plenamente en las capacidades como estratega de Demian y hasta ahora no había dicho nada que pareciese remotamente incoherente, por lo que dejó que fuese él quien decidiese por donde entrar y cómo hacerlo, en el peor de los casos seguro que iba mejor que si fuese él quien decidiese que hacer.
Comprobando la venda que sujetaba su brazo derecho por última vez y asiendo su mano a la empuñadura de su arma con fuerza esperó pacientemente a que Demian respondiese.
Eltrant Tale
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Trataron de hacer el camino lo más presurosos posible, de manera que aún tenían el sol de su lado. Ciertamente entrar en una casa de vampiros por la noche era de plano suicidio. Acá no se trataba de un grupo de piratas borrachos, sino monstruos deseosos de sangre con habilidades sobrenaturales.
El sitio tampoco ayudaba mucho a subir sus ánimos y el chico comprendió de inmediato por qué la gente del poblado no se atrevía a atacar ese lugar. Era una casa imponente, una mansión, pero inspiraba terror por todos lados. Los árboles que la rodeaban estaban secos y una serie de lápidas parecían formar la decoración del jardín. Demian no quiso preguntarse si de verdad había gente enterrada bajo ellas, pero la respuesta era obvia. La casa misma era de 3 pisos completos más una torre que sobresalía aún más alta. En cada piso debía haber, estimando a la vista, de 2 a 4 habitaciones grandes o quizás más si eran pequeñas. La ostentosidad hacía pensar que era más probable encontrar habitaciones enormes, salvo por alguna que otra destinada al servicio. De seguro había un salón grande tras las puertas, el cual era el lugar más obvio para vigilar, así que entrar por allí sería suicidio.
-La puerta es suicidio, claramente… -comenzó a razonar en voz alta- hay muchas ventanas, se ven fáciles de abrir, pero al hacerlo dejaremos entrar la luz del sol y no creo que eso les agrade mucho… abrir una ventana es como tirar un dado, no sabemos qué nos puede tocar… -se revolvió su propio cabello pensando y presa de los nervios. De pronto sentía sobre sus hombros un enorme peso, sus compañeros parecían confiar en él como un líder, pero acostumbraba ser siempre el más pequeño en los grupos de las misiones de entrenamiento, razón por la que estaba más habituado a recibir órdenes que a darlas, pero eso era el pasado y ahora ya no estaba bajo la protección y tutela de su maestro, ahora era un hombre y debía portarse como tal. Respiró profundo, recurriendo a sus habilidades de meditación, para luego volver a hablar, pero aún había nerviosismo en su voz- Debe haber una entrada trasera a la bodega… las casas grandes suelen tener sirvientes y ellos se mueven por la puerta trasera, si tenemos suerte quizás hasta hay un sótano.
Se puso en movimiento hasta estar en la parte trasera de la casa, procurando dar un círculo amplio para permanecer bajo la protección que ofrecían los árboles, aún cuando estuvieran muertos. Se aseguró además de ir al frente, evitando que vieran su rostro nervioso. Al llegar allí casi dio un salto de alegría, al momento que cerraba un puño en señal de éxito. Había allí una puerta trasera que daba al sótano. La intentó abrir, pero estaba cerrada con pestillo por dentro.
-Tarea para un brujo -dijo con más confianza, más relajado, pues todo parecía estar saliendo bien.
Haciendo uso de su telekinesia no fue tarea compleja hacer que el pestillo se moviera y le permitiera abrir la puerta. Al abrirla, lo primero que sentirían sería el olor a muerte, y también apareció delante de ellos una escalera que daba a un sótano. La entrada de la luz del sol permitió ver que allí había una serie de utensilios guardados, la mayoría de los cuales parecía crueles y siniestros. Cuchillos, cadenas, instrumentos de tortura que sólo una imaginación despiadada podía concebir y huesos, restos humanos que había sido dejados allí como basura. Demian tragó una cuantiosa porción de saliva.
-Hora de bajar -dijo tras un suspiro, algo más pálido que de costumbre por el olor y todo lo que implicaba lo que podía ver. Se corrió a un lado para permitir que ellos entraran primero, en ese momento no le complicaba tener el privilegio de ser considerado un niño.
Off: Por favor, siéntanse libres de improvisar sobre lo que pasa al bajar.
La entrada, para que quede claro, es algo así, pero más rústico y siniestro:
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Demian
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
La elfa se encontraba tan concentrada en su tarea que no reparó en el vendaje que llevaba Eltrant, hasta que vio como el caballero se lo revisaba antes de entrar en acción. ¿Cómo no se había fijado antes? Ella estaba acostumbrada a prestar atención a enfermos y heridos, por lo que una cosa como aquella solía verla de inmediato, apartó momentáneamente el arco y se inclinó un poco hacia él.
- ¿Es grave? - preguntó en voz baja, para no ser escuchada por los vampiros que se encontraban en la mansión. Estaban a punto de entrar casi a ciegas y enfrentarse a un grupo que era bastante peligroso, con lo que quería asegurarse de que sus compañeros estuviesen en el mejor estado posible. - Si no es así quizá yo pueda ayudarte. - añadió al poco, dispuesta a ayudarlo en la medida de lo posible con sus poderes curativos.
Una vez se zanjase ese asunto, la de cabellos negros escucharía al pequeño brujo y lo seguiría hasta la parte trasera de la mansión, moviéndose con sumo cuidado y manteniéndose a cubierto tanto como podía. Por desgracia la entrada por la que esperaban colarse estaba cerrada desde dentro, cosa que para Demian no pareció ser un problema. Eärwen conocía poco de los de su raza, por lo que no pudo explicarse cómo lo había logrado, pero se alegró de que lo consiguiese.
Un nauseabundo hedor a muerte les alcanzó en cuanto se abrieron las puertas, la joven se cubrió a medias el rostro y entornó los ojos, intentando así que las arcadas que le producía aquel lugar se mitigasen. Observó con detenimiento la escalera que daba a aquella especie de sótano, la madera era vieja y estaba cubierta de moho, cosa que indicaba claramente que el lugar llevaba cerrado mucho tiempo y la humedad se había extendido, no sería muy fiable.
Apartó la vista de la escalera y al momento se arrepintió de ello, al ver la horripilante colección de huesos humanos que había esparcidos por el suelo. También alcanzó a ver una gran cantidad de instrumentos, que estando en un lugar como aquel solo podían ser usados para torturar a las víctimas antes de terminar con sus vidas. Cerró los ojos por un instante, convenciéndose a sí misma de que aquello era lo correcto, no podía permitir que le hicieran eso a otra pobre chica.
Sacó una flecha del carcaj y la colocó junto al arco, lista para tensarlo y disparar en cuanto fuese necesario. Al ver que el rostro de su pequeño amigo había palidecido, decidió hacer de tripas corazón y entrar la primera, así probaría la estabilidad de los escalones y aseguraría la zona antes de que los demás bajasen. Avanzó con lentitud, colocando con cuidado los pies para bajar por la parte más exterior de la escalera, tensó la cuerda de su arco y la llevó hasta su mejilla.
La madera apenas crujió bajo su peso, soltó un suspiro y agradeció interiormente la complexión que tenía, atlética pero ligera. Una vez bajados los escalones, hizo un amplio barrido con la mirada para comprobar que no hubiese nadie en la estancia, avanzó un par de pasos más, teniendo cuidado de no pisar ningún hueso, e hizo un gesto a sus compañeros para que entrasen.
Unos agudos gritos llegaron a sus oídos, venían de la parte alta de la casa, lo cual implicaría que tendrían que subir y asegurar todas las habitaciones de los primeros pisos. - ¡No! ¡No te me acerques! - exclamaba entre sollozos una muchacha, y a juzgar por los ruidos consiguió ponerse en pie y llegar hasta una puerta, para su desgracia cerrada. - No vas a ninguna parte preciosa, solo estamos tú y yo y vamos a divertirnos un rato, chilla y patalea cuanto quieras luego, cuando les toque el turno a ellos. - el vampiro hablaba alto, como dando a entender a su prisionera que gritar no le valdría de nada allí, nadie los escucharía.
- Hay que darse prisa, uno está con ella pero los otros dos deben estar cerca, tenemos que encontrarlos. - susurró, en cuanto tuvo algo más cerca a sus compañeros. Bajó la vista al suelo y avanzó con rapidez hasta la puerta, asió el pomo y lo giró con cuidado, lo justo para ver qué había fuera.
Desde donde estaba solo podía ver un pasillo, que terminaba en una sala bastante amplia, pero no había rastro de los vampiros. Imaginó por un momento que lo más probable era que estuviesen arriba también, escuchando atentamente tras la puerta para disfrutar del dolor ajeno antes de que les tocase su turno de divertirse con la pobre muchacha, aquel pensamiento le dio asco. ¿Cómo podían existir criaturas tan diabólicas?
Salió al pasillo y avanzó hasta la sala que había visto, tensó el arco y se asomó ligeramente, comprobando que estaba vacía. Respiraba con lentitud, casi temiendo que pudieran escucharla, echó un vistazo a la otra habitación que había en aquella planta, que resultó ser una abandonada cocina, también despejada. Se acercó a la escalera que subía al siguiente piso, echando un leve vistazo para después colocarse a un lado, fuera de la vista por si alguno decidía bajar.
No se fijó en la mesa, sobre la que descansaba un jarrón de aspecto viejo, hasta que lo escuchó tambalearse, por el roce que sin querer le había dado con la parte más baja de su arco. Actuó con rapidez, sujetando el recipiente y fijándolo sobre la mesa, de forma que hiciera el menor ruido posible, pero lo que para ella casi no se notaba, para los vampiros sonaba algo más alto.
- ¿Qué ha sido eso? - una voz llegó desde arriba, pero no pertenecía al que había escuchado antes. - ¿Qué? No he oído nada, calla que ahora empieza lo bueno. - le respondería otra voz, claramente más interesada en lo que ocurría dentro de la habitación donde retenían a la chica. - Bajaré a echar un vistazo. - volvió a decir el primero, sus ligeros pasos comenzaron a sonar. La de cabellos negros maldijo interiormente, aunque aquella podía ser una buena oportunidad para pillarlo solo. - Tú te lo pierdes amigo, entonces seré yo el próximo en entrar. - el segundo rió con malicia, su compañero ésta vez no le respondió.
Off: Eltrant tú decides sobre el ofrecimiento de la elfa, si pones que tu herida es leve puedes manejar a Eärwen y poner que te sana antes de ir a la parte trasera de la mansión, si es grave no podrá ayudarte debido a su nivel.
- ¿Es grave? - preguntó en voz baja, para no ser escuchada por los vampiros que se encontraban en la mansión. Estaban a punto de entrar casi a ciegas y enfrentarse a un grupo que era bastante peligroso, con lo que quería asegurarse de que sus compañeros estuviesen en el mejor estado posible. - Si no es así quizá yo pueda ayudarte. - añadió al poco, dispuesta a ayudarlo en la medida de lo posible con sus poderes curativos.
Una vez se zanjase ese asunto, la de cabellos negros escucharía al pequeño brujo y lo seguiría hasta la parte trasera de la mansión, moviéndose con sumo cuidado y manteniéndose a cubierto tanto como podía. Por desgracia la entrada por la que esperaban colarse estaba cerrada desde dentro, cosa que para Demian no pareció ser un problema. Eärwen conocía poco de los de su raza, por lo que no pudo explicarse cómo lo había logrado, pero se alegró de que lo consiguiese.
Un nauseabundo hedor a muerte les alcanzó en cuanto se abrieron las puertas, la joven se cubrió a medias el rostro y entornó los ojos, intentando así que las arcadas que le producía aquel lugar se mitigasen. Observó con detenimiento la escalera que daba a aquella especie de sótano, la madera era vieja y estaba cubierta de moho, cosa que indicaba claramente que el lugar llevaba cerrado mucho tiempo y la humedad se había extendido, no sería muy fiable.
Apartó la vista de la escalera y al momento se arrepintió de ello, al ver la horripilante colección de huesos humanos que había esparcidos por el suelo. También alcanzó a ver una gran cantidad de instrumentos, que estando en un lugar como aquel solo podían ser usados para torturar a las víctimas antes de terminar con sus vidas. Cerró los ojos por un instante, convenciéndose a sí misma de que aquello era lo correcto, no podía permitir que le hicieran eso a otra pobre chica.
Sacó una flecha del carcaj y la colocó junto al arco, lista para tensarlo y disparar en cuanto fuese necesario. Al ver que el rostro de su pequeño amigo había palidecido, decidió hacer de tripas corazón y entrar la primera, así probaría la estabilidad de los escalones y aseguraría la zona antes de que los demás bajasen. Avanzó con lentitud, colocando con cuidado los pies para bajar por la parte más exterior de la escalera, tensó la cuerda de su arco y la llevó hasta su mejilla.
La madera apenas crujió bajo su peso, soltó un suspiro y agradeció interiormente la complexión que tenía, atlética pero ligera. Una vez bajados los escalones, hizo un amplio barrido con la mirada para comprobar que no hubiese nadie en la estancia, avanzó un par de pasos más, teniendo cuidado de no pisar ningún hueso, e hizo un gesto a sus compañeros para que entrasen.
Unos agudos gritos llegaron a sus oídos, venían de la parte alta de la casa, lo cual implicaría que tendrían que subir y asegurar todas las habitaciones de los primeros pisos. - ¡No! ¡No te me acerques! - exclamaba entre sollozos una muchacha, y a juzgar por los ruidos consiguió ponerse en pie y llegar hasta una puerta, para su desgracia cerrada. - No vas a ninguna parte preciosa, solo estamos tú y yo y vamos a divertirnos un rato, chilla y patalea cuanto quieras luego, cuando les toque el turno a ellos. - el vampiro hablaba alto, como dando a entender a su prisionera que gritar no le valdría de nada allí, nadie los escucharía.
- Hay que darse prisa, uno está con ella pero los otros dos deben estar cerca, tenemos que encontrarlos. - susurró, en cuanto tuvo algo más cerca a sus compañeros. Bajó la vista al suelo y avanzó con rapidez hasta la puerta, asió el pomo y lo giró con cuidado, lo justo para ver qué había fuera.
Desde donde estaba solo podía ver un pasillo, que terminaba en una sala bastante amplia, pero no había rastro de los vampiros. Imaginó por un momento que lo más probable era que estuviesen arriba también, escuchando atentamente tras la puerta para disfrutar del dolor ajeno antes de que les tocase su turno de divertirse con la pobre muchacha, aquel pensamiento le dio asco. ¿Cómo podían existir criaturas tan diabólicas?
Salió al pasillo y avanzó hasta la sala que había visto, tensó el arco y se asomó ligeramente, comprobando que estaba vacía. Respiraba con lentitud, casi temiendo que pudieran escucharla, echó un vistazo a la otra habitación que había en aquella planta, que resultó ser una abandonada cocina, también despejada. Se acercó a la escalera que subía al siguiente piso, echando un leve vistazo para después colocarse a un lado, fuera de la vista por si alguno decidía bajar.
No se fijó en la mesa, sobre la que descansaba un jarrón de aspecto viejo, hasta que lo escuchó tambalearse, por el roce que sin querer le había dado con la parte más baja de su arco. Actuó con rapidez, sujetando el recipiente y fijándolo sobre la mesa, de forma que hiciera el menor ruido posible, pero lo que para ella casi no se notaba, para los vampiros sonaba algo más alto.
- ¿Qué ha sido eso? - una voz llegó desde arriba, pero no pertenecía al que había escuchado antes. - ¿Qué? No he oído nada, calla que ahora empieza lo bueno. - le respondería otra voz, claramente más interesada en lo que ocurría dentro de la habitación donde retenían a la chica. - Bajaré a echar un vistazo. - volvió a decir el primero, sus ligeros pasos comenzaron a sonar. La de cabellos negros maldijo interiormente, aunque aquella podía ser una buena oportunidad para pillarlo solo. - Tú te lo pierdes amigo, entonces seré yo el próximo en entrar. - el segundo rió con malicia, su compañero ésta vez no le respondió.
Off: Eltrant tú decides sobre el ofrecimiento de la elfa, si pones que tu herida es leve puedes manejar a Eärwen y poner que te sana antes de ir a la parte trasera de la mansión, si es grave no podrá ayudarte debido a su nivel.
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Eltrant sonrió ante el ofrecimiento de la elfa y negó con la cabeza, aquella herida ya había recibido atención medica hacía semanas, el hueso había soldado y solo llevaba el vendaje por prevención – “Descuida” – le dijo en un susurro – “No es ningún problema” – le conmovió sin embargo la proposición, sus vidas estaban en juego y ella estaba dispuesta a perder el preciado tiempo que tenían en arreglarle el brazo a un desconocido.
Siguieron tras eso al pequeño hasta la parte trasera del edificio, una vieja puerta medio carcomida por el tiempo conducía al interior de la residencia, y tal y como había predicho el muchacho estaba sin vigilancia, pero cerrada. De manera inexplicable Demian se concentró en la puerta y con un ligero “click” el pestillo se abrió, Eltrant boquiabierto no dijo nada, simplemente se quedó mirando como el muchacho tiraba de la puerta para desvelar atrocidades que había tras ella.
Un nauseabundo olor emergió desde lo más profundo de aquella habitación y el muchacho pareció palidecer por unos instantes, Eärwen, viendo esto, se colocó en cabeza y tras vacilar por unos segundos tras ver el interior de la habitación comenzó a descender por las escaleras.
Un sentimiento de culpabilidad afloró en su interior al ver a la elfa bajar en primer lugar, tan pronto como hubo llegado hasta abajo fue tras ella, dejando a Demian en la última posición, quien parecía reticente a querer bajar. Avanzó cautelosamente tras la joven, los tablones de madera que hacían de escalera, frágiles, crujían levemente bajo las botas del hombre, había sido buena idea bajar de uno en uno.
Una vez abajó miró impasible la colección de huesos que junto a una ingente cantidad de utensilios manchados de sangre estaban regados por toda la habitación, con el corazón encogido se convenció de que entre esos huesos no estaban los de la chica que habían ido a rescatar; el gritó de la hija de la anciana le sacó de la especie de trance en el que había entrado, asintió a Eärwen quien encabeza abrió cuidadosamente otra puerta.
Siguieron a la elfa fuera de aquella habitación, el pasillo que había justo al otro lado de la puerta estaba desierto, los murmullos de los vampiros podían oírse a través de las paredes, no estaban lejos. Contuvo las ganas de alzar las espada y comenzar a correr hacia las voces, cada segundo que tardaban era un segundo más de sufrimiento de la joven, pero tenía que mantenerse tranquilo si querían salir de allí de una pieza.
Metódicamente comprobaron las habitaciones de aquella primera planta, todas ellas desiertas, dejando escapar un suspiro nervioso y seguido por Demian se encaminaron a las escaleras que conducían al piso superior.
Eärwen era quien seguía en cabeza, Eltrant notaba como le costaba maniobrar con el arco en un espacio tan cerrado hasta tal punto que, sin que ninguno de los presentes se diese cuenta de ello la parte baja del arma rozó un jarrón polvoriento que descansaba encima de una mesa; el suave sonido del mismo, no mayor que el murmullo del aire puso a uno de los vampiros en alerta.
Tras el sutil tambaleo del jarrón, los pesados pasos de aquel individuo comenzaron a sonar cada vez más cerca de las escaleras, rápidamente agarró a Eärwen del brazo y se colocó delante de ella. –“Hay muy poco espacio para el arco” – susurró, tras esto le señaló el final del pasillo, allí habría visibilidad suficiente para poder disparar el arco sin ningún problema y en el peor de los casos, volver a apuntar a tiempo, con otro gesto indicó a Demian que se colocase tras él, si fallaba la primera estocada el muchacho acabaría con el vampiro.
Eltrant agarró su arma con ambas manos y se preparó, estaba dispuesto a acabar con su enemigo con un solo golpe. Cada segundo que pasaba el sonido de aquellos pasos se volvía cada vez más cercano, y con cada paso notaba como se empezaban a tensar sus músculos, apretó fuertemente sus manos en torno a la empuñadura de su espada y cuando aquel individuo de pelo largo negro y tez pálida apareció, lanzó una estocada en horizontal en dirección a su cuello con todas sus fuerzas.
-“¿Qué…?” – masculló confuso ante la visión del arma dirigiéndose a su cabeza.
Le había pillado desprevenido, pero los reflejos de un vampiro eran muy superiores a los de cualquier humano, interpuso su brazo entre su cara y el metal en el momento exacto. Aquello salvó su vida, sin embargo, la espada cortó la carne y debido a la mala calidad de la hoja, parte del hueso de aquella extremidad.
Tras un atronador grito de dolor miró con odio a Eltrant el cual en apenas unos segundos ya había sacado la espada goteando sangre de la herida del vampiro y antes de que este pudiese reaccionar empujó con todas sus fuerzas al herido frente a Demian y Eärwen quien tenía línea de tiro libre.
-“¡¿Qué pasa ahí abajo?!” – se escuchó en los piso superiores.
–“¡Vienen a por la cría!” – gritó el vampiro herido, quien parecía no acabar de creerse que su brazo pendía literalmente de un hilo.
Ante el jaleo que comenzó a formarse en los pisos superiores miró rápidamente a Demian y tratando de hacerle entender con la mirada que debían darse prisa comenzó a correr escaleras arriba, alguien tenía que evitar que los dos que quedaban escapasen, y aunque el muchacho era el más rápido no iba a dejarle solo contra dos vampiros. Eärwen tenía un blanco confundido y herido, no debía de ser muy difícil de acertar, les seguiría rápido.
Con un poco de suerte y aunque odiándose por pensar así, el líder estaría demasiado ocupado en aquel instante como para haber oído aquel grito de dolor y los sucesivos comentarios.
Siguieron tras eso al pequeño hasta la parte trasera del edificio, una vieja puerta medio carcomida por el tiempo conducía al interior de la residencia, y tal y como había predicho el muchacho estaba sin vigilancia, pero cerrada. De manera inexplicable Demian se concentró en la puerta y con un ligero “click” el pestillo se abrió, Eltrant boquiabierto no dijo nada, simplemente se quedó mirando como el muchacho tiraba de la puerta para desvelar atrocidades que había tras ella.
Un nauseabundo olor emergió desde lo más profundo de aquella habitación y el muchacho pareció palidecer por unos instantes, Eärwen, viendo esto, se colocó en cabeza y tras vacilar por unos segundos tras ver el interior de la habitación comenzó a descender por las escaleras.
Un sentimiento de culpabilidad afloró en su interior al ver a la elfa bajar en primer lugar, tan pronto como hubo llegado hasta abajo fue tras ella, dejando a Demian en la última posición, quien parecía reticente a querer bajar. Avanzó cautelosamente tras la joven, los tablones de madera que hacían de escalera, frágiles, crujían levemente bajo las botas del hombre, había sido buena idea bajar de uno en uno.
Una vez abajó miró impasible la colección de huesos que junto a una ingente cantidad de utensilios manchados de sangre estaban regados por toda la habitación, con el corazón encogido se convenció de que entre esos huesos no estaban los de la chica que habían ido a rescatar; el gritó de la hija de la anciana le sacó de la especie de trance en el que había entrado, asintió a Eärwen quien encabeza abrió cuidadosamente otra puerta.
Siguieron a la elfa fuera de aquella habitación, el pasillo que había justo al otro lado de la puerta estaba desierto, los murmullos de los vampiros podían oírse a través de las paredes, no estaban lejos. Contuvo las ganas de alzar las espada y comenzar a correr hacia las voces, cada segundo que tardaban era un segundo más de sufrimiento de la joven, pero tenía que mantenerse tranquilo si querían salir de allí de una pieza.
Metódicamente comprobaron las habitaciones de aquella primera planta, todas ellas desiertas, dejando escapar un suspiro nervioso y seguido por Demian se encaminaron a las escaleras que conducían al piso superior.
Eärwen era quien seguía en cabeza, Eltrant notaba como le costaba maniobrar con el arco en un espacio tan cerrado hasta tal punto que, sin que ninguno de los presentes se diese cuenta de ello la parte baja del arma rozó un jarrón polvoriento que descansaba encima de una mesa; el suave sonido del mismo, no mayor que el murmullo del aire puso a uno de los vampiros en alerta.
Tras el sutil tambaleo del jarrón, los pesados pasos de aquel individuo comenzaron a sonar cada vez más cerca de las escaleras, rápidamente agarró a Eärwen del brazo y se colocó delante de ella. –“Hay muy poco espacio para el arco” – susurró, tras esto le señaló el final del pasillo, allí habría visibilidad suficiente para poder disparar el arco sin ningún problema y en el peor de los casos, volver a apuntar a tiempo, con otro gesto indicó a Demian que se colocase tras él, si fallaba la primera estocada el muchacho acabaría con el vampiro.
Eltrant agarró su arma con ambas manos y se preparó, estaba dispuesto a acabar con su enemigo con un solo golpe. Cada segundo que pasaba el sonido de aquellos pasos se volvía cada vez más cercano, y con cada paso notaba como se empezaban a tensar sus músculos, apretó fuertemente sus manos en torno a la empuñadura de su espada y cuando aquel individuo de pelo largo negro y tez pálida apareció, lanzó una estocada en horizontal en dirección a su cuello con todas sus fuerzas.
-“¿Qué…?” – masculló confuso ante la visión del arma dirigiéndose a su cabeza.
Le había pillado desprevenido, pero los reflejos de un vampiro eran muy superiores a los de cualquier humano, interpuso su brazo entre su cara y el metal en el momento exacto. Aquello salvó su vida, sin embargo, la espada cortó la carne y debido a la mala calidad de la hoja, parte del hueso de aquella extremidad.
Tras un atronador grito de dolor miró con odio a Eltrant el cual en apenas unos segundos ya había sacado la espada goteando sangre de la herida del vampiro y antes de que este pudiese reaccionar empujó con todas sus fuerzas al herido frente a Demian y Eärwen quien tenía línea de tiro libre.
-“¡¿Qué pasa ahí abajo?!” – se escuchó en los piso superiores.
–“¡Vienen a por la cría!” – gritó el vampiro herido, quien parecía no acabar de creerse que su brazo pendía literalmente de un hilo.
Ante el jaleo que comenzó a formarse en los pisos superiores miró rápidamente a Demian y tratando de hacerle entender con la mirada que debían darse prisa comenzó a correr escaleras arriba, alguien tenía que evitar que los dos que quedaban escapasen, y aunque el muchacho era el más rápido no iba a dejarle solo contra dos vampiros. Eärwen tenía un blanco confundido y herido, no debía de ser muy difícil de acertar, les seguiría rápido.
Con un poco de suerte y aunque odiándose por pensar así, el líder estaría demasiado ocupado en aquel instante como para haber oído aquel grito de dolor y los sucesivos comentarios.
Última edición por Eltrant Tale el Vie Feb 20 2015, 00:52, editado 1 vez
Eltrant Tale
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Demian había sido entrenado como un asesino y la anatomía humana, así como la sangre y la muerte le eran, en cierta manera, temas conocidos. Más de alguna vez él mismo había debido manipular un cadáver o había visto las extremadamente realistas ilusiones de su maestro mostrarle los efectos de las distintas armas y conjuros sobre el cuerpo humano. Incluso ya había presenciado gente morir. Nada de eso le había preparado para lo que vería en ese oscuro sótano. Eso no era trabajo de asesinos, un asesino de su orden jamás torturaría a su víctima ni dejaría su cadáver podrirse en un sótano, un asesino mostraba sus respetos ante los caídos y se aseguraba que recibieran una sepultura digna. Aquello era lo más repugnante y despreciable que había presenciado en su corta vida. Los instrumentos ensangrentados, las cadenas que aún retenían huesos y restos podridos de carne, miembros despedazados, manchas de sangre seca por doquier. Si aún quedaba algo de inocencia en él, era lo que le impedía imaginar los vejámenes que tenían lugar allí.
Se aseguró de quedarse al último del grupo, procurando mantenerse alerta en la retaguardia y listo para actuar, pero lo que había en ese lugar era demasiado para alguien tan joven y el olor, ese olor era tan intenso que le enfermaba. Cuando por fin salieron lucía pálido como la nieve y sudaba en frío. Probablemente lo único que impidió que vomitara era el hecho de que no era la primera vez que olía la muerte y el saber que si perdía la compostura no podría luchar con facilidad, llegado el momento.
Cuando se oyeron los gritos notó de inmediato que su compañera se apresuraba y perdía el sigilo. Aquello le ayudó a recobrar su sentido de alerta y sacar de su mente el horror de ese sótano, mientras enfocaba sus sentidos en la misión que tenían por delante.
Lamentablemente las voces que siguieron dieron a entender que ya no contaban totalmente con el factor sorpresa y sus compañeros estaban dispuestos a pelear. En el acto el chico se desplazó como una sombra hasta esconderse debajo de una escalera, en vez de seguir las instrucciones del hombre, mientras los pasos de un vampiro comenzaban a descender. Desde el segundo piso se oyó discreta una campanilla.
-No -dijo en susurro, pero de manera firme- no podemos apresurarnos… rayos -exclamó para sí cuando vio que su nuevo compañero corría escaleras arriba. No era momento de separarse, pensó, esto no estaba saliendo como él había planeado… no podía caer presa de la desesperación debía pensar con tranquilidad.
Pronto era claro que aquello ya era un combate en espacio cerrado, no una infiltración sigilosa. Para confirmar el hecho, un vampiro mal herido se presentaba cerca de él, pero Demian decidió no actuar. Confiaba en la capacidad de su compañera, la había visto en acción y sabía que era capaz de despacharlo a distancia. Por ahora él mantendría el anonimato, era mejor que pensaran que eran 2, no 3 atacantes.
En ese momento emergieron del piso en que estaban 2 personas. No parecían vampiros, sino que seres maltratados y torturados hasta perder su voluntad. Las múltiples cicatrices de sus cuerpos y su mirada vacía daban a entender que eran esclavos de los vampiros, seres víctima de su influencia mental, casi cascarones de lo que alguna vez fueran sus personalidades y esperanzas. Ambos llevaban refuerzo de armadura y largas espadas. Ambos corrieron en dirección a la elfa. Estaban entrenados para matar y eso harían, no cesarían hasta ver a los invasores caer, eran los perros guardianes de ese lugar.
En ese instante Demian supo que no podía quedarse más debajo de la escalera, era el momento decisivo. Esperó a que ambos pasaran junto a él en dirección a su compañera y, en ese instante exacto salió del escondite y se abalanzó con sus dos dagas sobre el costado de su enemigo, clavando sus cuchillos lo más profundo que pudo en la parte más blanda del costado del torso, aprovechando un área sin protección. Le sorprendió la fuerza que tuvo que aplicar para que la hoja entrara en la carne, al parecer esos sujetos… o criaturas… o lo que fueran, estaban muy entrenados y sus músculos muy fortalecidos. Mayor fue su sorpresa cuando el herido se giró e, ignorando su dolor, le conectaba un fuerte golpe con el reverso de su mano en el hombro, arrojándolo hacia un costado como si se tratase de un muñeco de trapos. Para su suerte, su enemigo se movía aún muy lento por la herida, mientras la sangre corría por su costado a mares, pero aún intentaría alcanzarle con la espada antes de morir. Demian estaba en problemas.
En cuanto al otro, pareció ignorar completamente a su compañero y corría directo hacia la elfa, con la intención clara de partirla con su espada. Llevaba un casco grueso y era evidente que no cesaría en su carga por una simple flecha y el pasillo era estrecho. Demian sabía que su compañera estaba en problemas tanto como él.
Demian lamentó no poder ayudar en ese momento a nadie más, especialmente a su nuevo compañero que seguro se tendría que enfrentar a 2 vampiros, pero en ese momento debía preocuparse por salvar su vida, mientras intentaba recuperar el aliento tras el pesado golpe que le habían propinado. Lanzó una silla a su enemigo mientras intentaba ganar distancia, pero sus fuerzas habían hecho que la silla apenas si le obstaculizara un poco el paso.
Demian
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Tras el pequeño incidente con el jarrón, Eltrant la sujetó del brazo y le señaló el final del pasillo, que sería un mejor lugar desde el que tirar. La elfa asintió con la cabeza y camino rápidamente hacia allí, tensó el arco y lo apunto directamente al pie de la escalera, por el que pronto aparecería el primer vampiro. Observó como Demian se ocultaba bajo la misma, esperando tener así el factor sorpresa de su parte, mientras el caballero sujetaba con fuerza su espada con ambas manos, listo para asestar un potente corte a quien apareciese por allí.
El individuo, de tez pálida y cabellos negros, masculló algo al ver la trayectoria que tomaba la espada, que se dirigía hacia su cabeza. Con una rapidez pasmosa, levantó un brazo, justo a tiempo para interponerlo entre la metálica hoja y su cuello. Gritó de dolor, lo que alertaría a los demás, debían actuar con rapidez. Eltrant empujó al herido para dejarlo en su línea de tiro y comenzó a correr escaleras arriba, para evitar que los otros pudiesen escapar.
Demian se mantuvo oculto, con lo que la de ojos azules apuntó directamente al herido que trataba de sujetarse el brazo, lanzó la primera flecha. El vampiro la vio venir, giró con rapidez y consiguió esquivarla, centrando ahora su odio sobre ella. Comenzó a correr por el pasillo en su dirección, furioso y deseoso de venganza, solo unos cuantos pasos más y la alcanzaría. Eärwen se mantuvo fría, tensó de nuevo el arco y volvió a tirar cuando ya casi lo tenía encima, sabiendo que en ese momento le costaría mucho más esquivarla.
Le acertó en el corazón, el individuo se detuvo en seco y se llevó la mano al pecho, mientras los ojos amenazaban con salírsele de las órbitas. Tras unos segundos comenzó a escupir sangre, cayó de rodillas y se desplomó sobre el suelo de madera. La joven no se fiaba del todo, acercó la bota a su cuerpo para moverlo y comprobar que no reaccionara, recuperó su flecha y volvió a mirar en dirección a la escalera.
Y entonces palideció, al ver a los dos nuevos seres que habían aparecido en el pasillo. No eran vampiros sino el producto de sus torturas, tenían el cuerpo cubierto de cicatrices y la mirada vacía. Ambos llevaban armadura, cosa que a ella le dificultaba en gran medida alcanzarlos, se lanzaron en su dirección empuñando sus largas espadas.
Demian se abalanzó sobre uno de ellos, hundiendo sus dagas en el costado de este, que pareció ignorar el dolor y lo golpeó, arrojándolo hacia uno de los lados del pasillo. El otro siguió su carrera hacia la elfa, que supo de inmediato que el arco no le serviría en aquella ocasión, dado el grueso yelmo que llevaba. Guardó la flecha y se colocó el arco a la espalda con rapidez, desenvainó las largas dagas élficas y retrocedió un par de pasos, antes de reparar en el inerte cuerpo que podía serle útil.
El vampiro tenía una complexión débil, así que no le fue demasiado complicado levantarlo hasta ponerlo en pie y empujarlo contra su atacante, que de algún modo reaccionó sosteniéndolo, como si lo reconociese como uno de sus amos. Antes de que aquel gesto pudiese enfurecerlo más, la elfa le clavó sus afiladas armas por ambos costados, a la altura del pecho para intentar acertar lo más cerca del corazón que pudiese.
El cuerpo opuso resistencia, con lo que tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para hundir ambas dagas hasta la empuñadura, luego las extrajo tan rápido como pudo y rodeó al ser, que comenzó a sangrar abundantemente, lo suficiente para que la debilidad empezara a adueñarse de él mientras se desangraba.
Eärwen se apartó de allí y acudió en ayuda del brujo, cuyo atacante estaba a punto de alcanzarlo. Alzó una de las dagas y le dio un profundo tajo en la mano con que sostenía la espada, esperando que se le cayese el arma y aquello les facilitase la tarea de reducirlo. En aquel momento no podía ni imaginar lo que estaría pasando en el piso de arriba, pero esperaba que ambos pudiesen llegar a tiempo de ayudar a su otro compañero.
El individuo, de tez pálida y cabellos negros, masculló algo al ver la trayectoria que tomaba la espada, que se dirigía hacia su cabeza. Con una rapidez pasmosa, levantó un brazo, justo a tiempo para interponerlo entre la metálica hoja y su cuello. Gritó de dolor, lo que alertaría a los demás, debían actuar con rapidez. Eltrant empujó al herido para dejarlo en su línea de tiro y comenzó a correr escaleras arriba, para evitar que los otros pudiesen escapar.
Demian se mantuvo oculto, con lo que la de ojos azules apuntó directamente al herido que trataba de sujetarse el brazo, lanzó la primera flecha. El vampiro la vio venir, giró con rapidez y consiguió esquivarla, centrando ahora su odio sobre ella. Comenzó a correr por el pasillo en su dirección, furioso y deseoso de venganza, solo unos cuantos pasos más y la alcanzaría. Eärwen se mantuvo fría, tensó de nuevo el arco y volvió a tirar cuando ya casi lo tenía encima, sabiendo que en ese momento le costaría mucho más esquivarla.
Le acertó en el corazón, el individuo se detuvo en seco y se llevó la mano al pecho, mientras los ojos amenazaban con salírsele de las órbitas. Tras unos segundos comenzó a escupir sangre, cayó de rodillas y se desplomó sobre el suelo de madera. La joven no se fiaba del todo, acercó la bota a su cuerpo para moverlo y comprobar que no reaccionara, recuperó su flecha y volvió a mirar en dirección a la escalera.
Y entonces palideció, al ver a los dos nuevos seres que habían aparecido en el pasillo. No eran vampiros sino el producto de sus torturas, tenían el cuerpo cubierto de cicatrices y la mirada vacía. Ambos llevaban armadura, cosa que a ella le dificultaba en gran medida alcanzarlos, se lanzaron en su dirección empuñando sus largas espadas.
Demian se abalanzó sobre uno de ellos, hundiendo sus dagas en el costado de este, que pareció ignorar el dolor y lo golpeó, arrojándolo hacia uno de los lados del pasillo. El otro siguió su carrera hacia la elfa, que supo de inmediato que el arco no le serviría en aquella ocasión, dado el grueso yelmo que llevaba. Guardó la flecha y se colocó el arco a la espalda con rapidez, desenvainó las largas dagas élficas y retrocedió un par de pasos, antes de reparar en el inerte cuerpo que podía serle útil.
El vampiro tenía una complexión débil, así que no le fue demasiado complicado levantarlo hasta ponerlo en pie y empujarlo contra su atacante, que de algún modo reaccionó sosteniéndolo, como si lo reconociese como uno de sus amos. Antes de que aquel gesto pudiese enfurecerlo más, la elfa le clavó sus afiladas armas por ambos costados, a la altura del pecho para intentar acertar lo más cerca del corazón que pudiese.
El cuerpo opuso resistencia, con lo que tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para hundir ambas dagas hasta la empuñadura, luego las extrajo tan rápido como pudo y rodeó al ser, que comenzó a sangrar abundantemente, lo suficiente para que la debilidad empezara a adueñarse de él mientras se desangraba.
Eärwen se apartó de allí y acudió en ayuda del brujo, cuyo atacante estaba a punto de alcanzarlo. Alzó una de las dagas y le dio un profundo tajo en la mano con que sostenía la espada, esperando que se le cayese el arma y aquello les facilitase la tarea de reducirlo. En aquel momento no podía ni imaginar lo que estaría pasando en el piso de arriba, pero esperaba que ambos pudiesen llegar a tiempo de ayudar a su otro compañero.
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Miró a su alrededor, para su asombro se encontraba solo, el sonido que provenía de la planta baja le indicó que, lejos de haber acabado rápidamente con aquel vampiro herido parecía estar oponiendo mucha más resistencia de la cuenta
Maldiciendo por lo bajo se dio la vuelta y se encaminó de nuevo a las escaleras de bajada, si un solo vampiro estaba resultando tan complicado de matar por dos personas, el solo no tenía ninguna oportunidad contra los dos restantes.
De una de las habitaciones emergió sin previo aviso y a una velocidad encomiable, el segundo de los vampiros. Se lanzó contra él con una daga de color negro de un tamaño considerable. Interponiendo su espada entre el acero de su rival y piel el sonido metálico de ambas armas entrechocando resonó en toda la planta. Haciendo gala de unos reflejos mejorados gracias al torrente de adrenalina que tenía en ese momento en sangre escapó de aquella primera escaramuza con cortes superficiales por todo su cuerpo.
El vampiro sonrió mientras se llevaba la hoja con la que le había cortado a los labios y después de estudiarse uno al otro durante varios segundos este reemprendió el ataque. Eltrant sin embargo no podía evitar dirigir fugaces miradas al la escaleras que ascendían al tercer piso de la mansión nervioso.
-“¿Dónde está el que queda?”
El estruendo en la planta baja no parecía querer cesar pronto, muy a su pesar estaba solo; maldijo su inutilidad y siguió evitando como buenamente podía que la hoja de aquel ser acabase con su vida.
No tuvo muchas oportunidades de contraatacar, aunque aquel pasillo era amplio y le permitía maniobrar no hacía sino retroceder ante la pasmosa velocidad de aquel tipo, frunció el ceño y sin dejar de mirar a su rival comenzó a lanzar estocadas aleatorias. Eran ataques toscos y predecibles, carentes de sentido de la esgrima alguno, pero seguían siendo letales.
Esto pareció pillar por sorpresa al vampiro quien retrocedió un poco tratando de evitar que la mohosa hoja de aquella espada perforase algún órgano vital. La pregunta de Eltrant fue respondida cuando el tercero de sus enemigos, el hombre que había estado siguiendo desde hacía casi un mes, bajo corriendo por las escaleras de la última planta.
-“Tú…” –dijo entornando los ojos.
Le había reconocido, no sabía cómo, pero parecía saber que le habían estado siguiendo durante todo este tiempo. Desenvainó un florete de aspecto señorial, el tipo de arma que los nobles solían usar en sus duelos; el arma larga y afilada estaba hecha para atacar con precisión los puntos vitales del individuo que tuviese el valor de ponerse frente al arma. Eltrant tragó saliva y sonrió amargamente, al menos ahora estaba completamente seguro de que no había huido de nuevo. Preparó su arma y evitando el ataque del primer vampiro, el estoque del recién llegado se clavó en su muslo.
Gritando dolorosamente dio un tajo en horizontal con la esperanza de que el vampiro extrajese el arma de su pierna, lo consiguió, sin embargo el vampiro simplemente dio un grácil paso hacia atrás para evitar la trayectoria de su arma.
Aquella ardiente sensación en su pierna comenzaba a ser terriblemente habitual en su vida, se llevó la mano al muslo tratando de cerrar la hemorragia, pero fue interrumpido por el vampiro de la daga quien usando esto para su propio beneficio, Eltrant solo tuvo tiempo para saltar hacia atrás recibiendo por esto un corte en horizontal en el pecho.
Levantándose todo lo rápido que sus piernas le permitieron tuvo el tiempo justo para interponer su espada en el trayecto del estoque, el otro contrincante se lanzó contra él desde su espalda, no podía seguir protegiéndose de ambos por lo que en esa ocasión recibió un impacto directo de la daga en su espalda. Apretando los dientes para soportar el dolor cayó de rodillas, tras lo cual rodó por aquel suelo de madera desvencijado para evitar el golpe mortal de sus enemigos.
Se dirigió al otro extremo de la habitación arrastrándose y una vez allí se volvió hacia sus dos contrincantes, estaban jugando con él, estaba seguro de ello, si lo quisieran muerto ya lo estaría. Miró fugazmente las escaleras de subida deseando que el muchacho o la elfa apareciesen de un momento a otro, sonrió muy a su pesar, debía de estar realmente desesperado si pretendía que un chaval que estaba entrando a la adolescencia le salvase de aquella situación.
Ambos vampiros se lanzaron al unísono contra él, frunciendo el ceño se preparó para la acometida.Evitando la daga con su espada, el florete del líder desgarró el vendaje del brazo derecho y le hizo otro corte profundo, realmente había perdido la cuenta de cuantos cortes tenía en él cuerpo, una ya familiar sensación empezó a recorrerle el cuerpo –“¿Cuánta sangre he perdido?” – mirando el suelo y las paredes del pasillo se podía ver el rastro de sangre que había ido dejando, si seguía así pasaría como en Ulmer y su cuerpo simplemente se apagaría a causa de la pérdida de sangre y del dolor.
Esperando otro ataque vio cómo, tras intercambiar unas palabras con el líder el de la daga se volvía hacia las escaleras –“¿Va a bajar?” – No podía permitir eso, abajo seguían ocupados, si otro vampiro aparecía de la nada aquello no iba a acabar bien. Asió la espada con fuerza y sin pensar realmente lo que estaba haciendo que comenzó a correr hacia los vampiros.
De algún modo consiguió evitar la estocada que le lanzó el sujeto al que había estado persiguiendo durante tanto tiempo, de modo que en lugar de perforar su cuello solo le hizo otro tajo a la altura del hombro y antes de que el segundo se pudo haber dado la vuelta la herrumbrosa espada de Eltrant penetró el cuerpo del vampiro por la espalda.
Tan pronto como hubo entrado el arma la extrajo con un fuerte tirón y se volvió hacia el líder, el cuerpo del vampiro se desplomó pesadamente sobre el suelo de madera, dudaba que estuviese muerto, aquella herida debía de ser algo superficial para un ser de sus características, pero deseaba con toda su alma que lo estuviese. El líder por su parte quien había retrocedido unos pasos parecía divertido ante la actuación del humano.
Usando la espada como apoyo para no precipitarse contra el suelo en aquel instante miró fijamente a aquel vampiro, supuestamente lo tenía que entregar con vida, pero los sollozos que procedían del piso superior le decían que ignorara aquella orden. La boca le sabía sangre y la cabeza le daba vueltas, todo su cuerpo parecía estar en llamas, miró de nuevo las escaleras que conducían a la planta baja, junto a las cuales yacía el cuerpo inerte del vampiro de la daga. –“¿Qué puede salir mal?”
Jadeando preparó de nuevo su espada.
Maldiciendo por lo bajo se dio la vuelta y se encaminó de nuevo a las escaleras de bajada, si un solo vampiro estaba resultando tan complicado de matar por dos personas, el solo no tenía ninguna oportunidad contra los dos restantes.
De una de las habitaciones emergió sin previo aviso y a una velocidad encomiable, el segundo de los vampiros. Se lanzó contra él con una daga de color negro de un tamaño considerable. Interponiendo su espada entre el acero de su rival y piel el sonido metálico de ambas armas entrechocando resonó en toda la planta. Haciendo gala de unos reflejos mejorados gracias al torrente de adrenalina que tenía en ese momento en sangre escapó de aquella primera escaramuza con cortes superficiales por todo su cuerpo.
El vampiro sonrió mientras se llevaba la hoja con la que le había cortado a los labios y después de estudiarse uno al otro durante varios segundos este reemprendió el ataque. Eltrant sin embargo no podía evitar dirigir fugaces miradas al la escaleras que ascendían al tercer piso de la mansión nervioso.
-“¿Dónde está el que queda?”
El estruendo en la planta baja no parecía querer cesar pronto, muy a su pesar estaba solo; maldijo su inutilidad y siguió evitando como buenamente podía que la hoja de aquel ser acabase con su vida.
No tuvo muchas oportunidades de contraatacar, aunque aquel pasillo era amplio y le permitía maniobrar no hacía sino retroceder ante la pasmosa velocidad de aquel tipo, frunció el ceño y sin dejar de mirar a su rival comenzó a lanzar estocadas aleatorias. Eran ataques toscos y predecibles, carentes de sentido de la esgrima alguno, pero seguían siendo letales.
Esto pareció pillar por sorpresa al vampiro quien retrocedió un poco tratando de evitar que la mohosa hoja de aquella espada perforase algún órgano vital. La pregunta de Eltrant fue respondida cuando el tercero de sus enemigos, el hombre que había estado siguiendo desde hacía casi un mes, bajo corriendo por las escaleras de la última planta.
-“Tú…” –dijo entornando los ojos.
Le había reconocido, no sabía cómo, pero parecía saber que le habían estado siguiendo durante todo este tiempo. Desenvainó un florete de aspecto señorial, el tipo de arma que los nobles solían usar en sus duelos; el arma larga y afilada estaba hecha para atacar con precisión los puntos vitales del individuo que tuviese el valor de ponerse frente al arma. Eltrant tragó saliva y sonrió amargamente, al menos ahora estaba completamente seguro de que no había huido de nuevo. Preparó su arma y evitando el ataque del primer vampiro, el estoque del recién llegado se clavó en su muslo.
Gritando dolorosamente dio un tajo en horizontal con la esperanza de que el vampiro extrajese el arma de su pierna, lo consiguió, sin embargo el vampiro simplemente dio un grácil paso hacia atrás para evitar la trayectoria de su arma.
Aquella ardiente sensación en su pierna comenzaba a ser terriblemente habitual en su vida, se llevó la mano al muslo tratando de cerrar la hemorragia, pero fue interrumpido por el vampiro de la daga quien usando esto para su propio beneficio, Eltrant solo tuvo tiempo para saltar hacia atrás recibiendo por esto un corte en horizontal en el pecho.
Levantándose todo lo rápido que sus piernas le permitieron tuvo el tiempo justo para interponer su espada en el trayecto del estoque, el otro contrincante se lanzó contra él desde su espalda, no podía seguir protegiéndose de ambos por lo que en esa ocasión recibió un impacto directo de la daga en su espalda. Apretando los dientes para soportar el dolor cayó de rodillas, tras lo cual rodó por aquel suelo de madera desvencijado para evitar el golpe mortal de sus enemigos.
Se dirigió al otro extremo de la habitación arrastrándose y una vez allí se volvió hacia sus dos contrincantes, estaban jugando con él, estaba seguro de ello, si lo quisieran muerto ya lo estaría. Miró fugazmente las escaleras de subida deseando que el muchacho o la elfa apareciesen de un momento a otro, sonrió muy a su pesar, debía de estar realmente desesperado si pretendía que un chaval que estaba entrando a la adolescencia le salvase de aquella situación.
Ambos vampiros se lanzaron al unísono contra él, frunciendo el ceño se preparó para la acometida.Evitando la daga con su espada, el florete del líder desgarró el vendaje del brazo derecho y le hizo otro corte profundo, realmente había perdido la cuenta de cuantos cortes tenía en él cuerpo, una ya familiar sensación empezó a recorrerle el cuerpo –“¿Cuánta sangre he perdido?” – mirando el suelo y las paredes del pasillo se podía ver el rastro de sangre que había ido dejando, si seguía así pasaría como en Ulmer y su cuerpo simplemente se apagaría a causa de la pérdida de sangre y del dolor.
Esperando otro ataque vio cómo, tras intercambiar unas palabras con el líder el de la daga se volvía hacia las escaleras –“¿Va a bajar?” – No podía permitir eso, abajo seguían ocupados, si otro vampiro aparecía de la nada aquello no iba a acabar bien. Asió la espada con fuerza y sin pensar realmente lo que estaba haciendo que comenzó a correr hacia los vampiros.
De algún modo consiguió evitar la estocada que le lanzó el sujeto al que había estado persiguiendo durante tanto tiempo, de modo que en lugar de perforar su cuello solo le hizo otro tajo a la altura del hombro y antes de que el segundo se pudo haber dado la vuelta la herrumbrosa espada de Eltrant penetró el cuerpo del vampiro por la espalda.
Tan pronto como hubo entrado el arma la extrajo con un fuerte tirón y se volvió hacia el líder, el cuerpo del vampiro se desplomó pesadamente sobre el suelo de madera, dudaba que estuviese muerto, aquella herida debía de ser algo superficial para un ser de sus características, pero deseaba con toda su alma que lo estuviese. El líder por su parte quien había retrocedido unos pasos parecía divertido ante la actuación del humano.
Usando la espada como apoyo para no precipitarse contra el suelo en aquel instante miró fijamente a aquel vampiro, supuestamente lo tenía que entregar con vida, pero los sollozos que procedían del piso superior le decían que ignorara aquella orden. La boca le sabía sangre y la cabeza le daba vueltas, todo su cuerpo parecía estar en llamas, miró de nuevo las escaleras que conducían a la planta baja, junto a las cuales yacía el cuerpo inerte del vampiro de la daga. –“¿Qué puede salir mal?”
Jadeando preparó de nuevo su espada.
Eltrant Tale
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Parecía que iba a morir allí, en una mansión a la que nunca debió haber entrado, enfrentando enemigos que nunca habían debido ser sus enemigos, tratando de salvar a una chica a la que jamás había visto y por la que no tenía sentimiento alguno. El destino era cruel en sus jugadas, él que había sido un discípulo de un hombre de gran reputación, destinado a seguir sus pasos, iba a terminar siendo comida de vampiros y quizás nunca nadie se enteraría de cómo había terminado su corta vida.
Entonces Ëarwen le salvó. Ella era realmente una chica sorprendente, capaz de grandes hazañas. La miró con un gesto de agradecimiento mientras acababa con aquel enemigo, aquella persona… o lo que fuese, pero se puso en movimiento de inmediato. Sabía que ella, a pesar de la resistencia de aquel ser, que aún intentaba inútilmente atacarla, no tendría problema en terminar con aquella amenaza. Había otro lugar, sin embargo, en donde se le requería con más urgencia.
“Al diablo con el sigilo”, pensó. Ya era tarde para eso. Corrió escaleras arriba con una velocidad y determinación poco frecuentes en él, que acostumbraba al sigilo y la calma. No había tiempo que perder, desconocía las habilidades de su compañero, pero había al menos 2 enemigos en la parte superior.
Tras subir las escaleras se permitió un momento para contemplar la escena y decidir su próximo paso. Para su pesar, pudo notar que Eltrant se encontraba herido, no sólo era una herida la que había en su cuerpo, sino varias, algunas de las cuales parecían serias. El chico palideció un instante, pero no era momento de la flaqueza. En cosa de instantes había elaborado su plan de acción, era arriesgado y no muy propio de él, pero la situación lo ameritaba.
Primero concentró sus energías mágicas en una imagen en su pensamiento que preparaba para el momento justo, al tiempo que comenzaba a correr en dirección a su enemigo. A los 4 metros de distancia levantó sus manos y de allí salieron llamas de un color similar al sol. Las llamas formaron una bola que saltaba directo al rostro del vampiro, muy a su horror. La criatura no tuvo otra opción más que intentar poner sus brazos frente a sí para amortiguar la posible quemadura. La sorpresa del vampiro fue grande cuando se percató que las llamas parecían deshacerse al contacto con su cuerpo, sin hacer daño alguno, pero más grande fue la sorpresa cuando sintió el par de dagas incrustarse en sus intestinos.
Lamentablemente para el chico aquel vampiro era bastante resistente y las dagas no penetraron completamente antes que su enemigo le golpeara desesperadamente, primero con un rodillazo y luego con un corte en el hombro. El chico cayó a un costado, cubriendo con una mano la herida que comenzaba a sangrar de inmediato y le causaba un intenso dolor. El vampiro, en tanto, se doblaba sobre sí mismo producto de sus propias heridas en el vientre, aunque aún no parecía completamente derrotado y miraba fieramente.
En ese momento los sollozos de la chica perdían fuerza y se hacían más lastimeros, débiles. Demian no sabía si aquello significaba que estaba cansada o que los vampiros la había herido antes de la pelea y agonizaba, pero le pareció que no era buena señal.
En ese momento se escucharon unos pasos lentos, pero decididos, bajando de la escalera que daba a la pequeña torre que coronaba esa mansión. Los pasos pronto dieron espacio a la figura de una mujer de vestimentas completamente negras y cabellos del mismo color. Su mirada era fría, como el hierro, aunque la sonrisa en su rostro daba a entender que encontraba cierto placer en la visión de sangre y caos que reinaba en ese momento.
-Me has fallado -le dijo al vampiro herido- yo que he sido tan buena con ustedes, les permito entrar a mi hogar cuando buscaban refugio y ustedes traen destrucción y caos.
El sujeto cayó de rodillas, suplicando el perdón de su ama. Ella no parecía complacida. Miró en cambio a los invasores, al tiempo que desenvainaba una delgada, pero muy afilada, espada. Su presencia y actitud daba a entender que tenía plena confianza en sus habilidades y era evidente que no era ninguna aprendiz, al contrario, el otro vampiro claramente le temía.
-Olviden a la chica -dijo fríamente el pequeño Demian- debemos salir de aquí cuanto antes.
La mujer levantó un dedo y lo agitó de manera calmada, de lado a lado.
-No, no, pequeñín, no creas que puedes entrar a mi casa, matar a mis perros guardianes, destruir todo y salir como si nada hubiera pasado… haré de ustedes mis siguientes perros guardianes, es todo un honor, pero les advierto que el proceso es un tanto… doloroso -se giró entonces levemente hacia las escaleras- prepara el sótano para las torturas, esta noche tenemos diversión.
De las escaleras surgió una criatura deforme, como una persona pequeña, jorobada, con tantas cicatrices que no se podía decir con exactitud de qué color era su piel. Tenía un ojo con la cuenca totalmente girada, de modo que la impresión de su rostro era como la de un sapo con ojos a los costados. Los dientes parecían podridos en una boca donde era difícil decir si había labios o era una cicatriz más. El paso de la criatura era un cojeo con sufrimiento, siendo evidente que sus pies había sufrido mutilación tras mutilación. En cada una de sus manos había sólo 3 dedos, con señales claras de amputación del resto. De cada una de sus muñecas se extendían 3 cuchillos afilados, incrustados en su carne en algún horrendo experimento. Se dirigió a la escalera con una risa siniestra, ansioso de poner en uso los instrumentos del sótano, mostrando que, a pesar de cojear y de sus mutilaciones, tenía una agilidad sorprendente.
Demian temió que esa cosa se encontrara con Ëarwen, pero por ahora nada podía hacer más que prepararse para la defensa contra aquella vampiresa.
Demian
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Un grito agudo emergió de la garganta de aquella especie de esclavo sin voluntad, se giró hacia su atacante, mientras la espada caía al suelo. El brujo aprovechó el momento para correr escaleras arriba, en ayuda de Eltrant, que a juzgar por los ruidos provenientes del piso superior, estaba en problemas. El metálico sonido de las hojas al chocar había sonado en varias ocasiones, y finalmente un cuerpo se desplomó pesadamente, la de ojos azules deseó con todas sus fuerzas que fuese uno de los vampiros.
Pero ella tenía su propio problema allí abajo, debía librarse de aquel ser cuanto antes para ayudar a sus compañeros. Esquivó por los pelos un repentino manotazo que le lanzaba, retrocedió un par de pasos y analizó la situación por un momento. Debía encontrar un punto débil y fácil de alcanzar, para terminar rápidamente con aquello y dar por despejada la zona. Lo primero que le vino a la mente fue repetir lo que había hecho con el anterior, pero no tenía nada que arrojar esta vez.
- Ojalá me hubiese traído la espada larga. - pensó para sí, pues aunque no sabía manejarla muy bien, aquella arma le hubiese dado algo de ventaja, permitiéndole pelar a distancia. Adelantó un pie y tomó una posición defensiva, centrando su atención en las manos alzadas que se dirigían hacia ella. No podía actuar precipitadamente, así que esperó el momento oportuno, para en un raudo movimiento, cortar ambas manos al ser con la afilada hoja de sus dagas.
El esclavo se miró las muñecas, pero ni aquello lo detendría. Parecía no notar en absoluto el dolor, si aún hubiese quedado algo de humanidad en él habría caído al suelo entre gritos. Siguió avanzando hacia ella, de modo que no tuvo más remedio que pelear cuerpo a cuerpo. La elfa flexionó levemente las piernas, para darse todo el impulso que pudiese al golpearlo en el vientre con una directa patada.
Esperaba con ello tirarlo al suelo, donde le sería más fácil rematarlo, pero el ser solo se tambaleó, era más fuerte de lo que esperaba. Sin perder tiempo se agachó y le hundió una de las dagas a la altura de la rodilla, consiguiendo esta vez su objetivo, el esclavo se desestabilizó y con un empujón consiguió tumbarlo sobre la madera. Eärwen saltó para esquivar sus piernas, posicionándose por la zona en que había caído la cabeza, tiró de la parte baja del yelmo y le rajó profundamente la garganta.
El que quizá hace tiempo fuese un hombre comenzó a ahogarse con su sangre, pronto quedó inmóvil, con la mirada perdida. Solo entonces la de cabellos negros reparó en que los sonidos propios de la lucha habían cesado en la planta de arriba, aguzó el oído y pudo escuchar una voz extraña, de una mujer. Parecía ser la persona al mando en todo aquel grupo de vampiros, así que lo que habían planeado como un simple rescate se complicó de inmediato.
Escuchó con atención, hasta oír que la mujer enviaba a alguien al sótano a preparar los instrumentos de tortura para divertirse a costa de sus compañeros. Se levantó al instante, avanzó por el pasillo y se escondió en el interior de la amplia sala que había revisado antes, apoyando la espalda contra la pared y sujetando con fuerza sus armas.
La deforme criatura alcanzó el piso en que se encontraba, riendo de forma siniestra y afilando los cuchillos que llevaba incrustados en sus muñecas. La grotesca visión de los cadáveres no pareció tener ningún impacto en él, se limitó a esquivarlos como buenamente podía, ya que cojeaba. La elfa se asomó levemente, para volver de inmediato a la posición anterior cubriéndose la boca, para contener el grito de espanto que su aspecto le había provocado.
Trató de relajarse y pensar con frialdad, ¿qué debía hacer? Si atacaba descubriría su posición a los que aún se encontraban arriba, pero si no hacía nada sus compañeros serían llevados a la horrible sala de torturas. Tragó saliva y respiró lentamente, antes de volver a echar un vistazo para comprobar que aún le daba la espalda.
Avanzó con ligereza pero sin hacer ruido hasta situarse tras él, pero sin saber cómo se percató de su presencia, se giró y lanzó con una rapidez pasmosa su mano contra ella. La de cabellos consiguió moverse a tiempo, con lo que solo alcanzó a hacerle un leve corte en la mejilla, la cálida sangre empezó a recorrerle el rostro. Pero no hizo caso a aquello, no podía permitirse ninguna distracción y menos ahora que la había descubierto.
Hizo un amplio movimiento con la mano, intentando alcanzarle a la altura del vientre. La criatura detuvo su ataque con los cuchillos de su mano, sonrió con malicia y la golpeó con la otra, causándole otro corte, esta vez en el hombro. Parecía que lo tenía todo muy controlado, pero con aquel gesto había dejado su costado al descubierto, oportunidad que la de ojos azules no dudó en aprovechar.
Hundió la hoja hasta la empuñadura en la zona vulnerable, lo que le haría bastante daño pero no acabaría con él. El ser la miró y retrocedió para liberarse, tras lo que volvió a la carga bastante enfadado. Eärwen recibió otro corte a través de la tela que cubría su antebrazo, apretó los dientes y arremetió con todas las fuerzas que le quedaban. Entonces salió a relucir su depurada técnica de combate, esquivó con gran destreza todos y cada uno de los ataques restantes de su oponente.
Viendo que no lograba alcanzarla de nuevo, la criatura empezó a sentirse cansada, momento que la joven aprovechó para poner fin a todo aquello. Le dio un profundo y largo tajo en el vientre, seguido de otro algo más superficial en el cuello, volvió a girar con agilidad y se posicionó donde quería, clavó una de sus dagas en su costado, a la altura del corazón para que aquel corte resultase mortal.
El moribundo se arrodilló sobre el suelo, antes de caer hacia delante sobre el suelo. La de cabellos negros lo miró durante unos segundos, antes de volver junto a la escalera y comenzar a subir por ella, haciendo el menor ruido posible para poder atacar de forma inesperada a los que aún quedaban allí arriba.
Pero ella tenía su propio problema allí abajo, debía librarse de aquel ser cuanto antes para ayudar a sus compañeros. Esquivó por los pelos un repentino manotazo que le lanzaba, retrocedió un par de pasos y analizó la situación por un momento. Debía encontrar un punto débil y fácil de alcanzar, para terminar rápidamente con aquello y dar por despejada la zona. Lo primero que le vino a la mente fue repetir lo que había hecho con el anterior, pero no tenía nada que arrojar esta vez.
- Ojalá me hubiese traído la espada larga. - pensó para sí, pues aunque no sabía manejarla muy bien, aquella arma le hubiese dado algo de ventaja, permitiéndole pelar a distancia. Adelantó un pie y tomó una posición defensiva, centrando su atención en las manos alzadas que se dirigían hacia ella. No podía actuar precipitadamente, así que esperó el momento oportuno, para en un raudo movimiento, cortar ambas manos al ser con la afilada hoja de sus dagas.
El esclavo se miró las muñecas, pero ni aquello lo detendría. Parecía no notar en absoluto el dolor, si aún hubiese quedado algo de humanidad en él habría caído al suelo entre gritos. Siguió avanzando hacia ella, de modo que no tuvo más remedio que pelear cuerpo a cuerpo. La elfa flexionó levemente las piernas, para darse todo el impulso que pudiese al golpearlo en el vientre con una directa patada.
Esperaba con ello tirarlo al suelo, donde le sería más fácil rematarlo, pero el ser solo se tambaleó, era más fuerte de lo que esperaba. Sin perder tiempo se agachó y le hundió una de las dagas a la altura de la rodilla, consiguiendo esta vez su objetivo, el esclavo se desestabilizó y con un empujón consiguió tumbarlo sobre la madera. Eärwen saltó para esquivar sus piernas, posicionándose por la zona en que había caído la cabeza, tiró de la parte baja del yelmo y le rajó profundamente la garganta.
El que quizá hace tiempo fuese un hombre comenzó a ahogarse con su sangre, pronto quedó inmóvil, con la mirada perdida. Solo entonces la de cabellos negros reparó en que los sonidos propios de la lucha habían cesado en la planta de arriba, aguzó el oído y pudo escuchar una voz extraña, de una mujer. Parecía ser la persona al mando en todo aquel grupo de vampiros, así que lo que habían planeado como un simple rescate se complicó de inmediato.
Escuchó con atención, hasta oír que la mujer enviaba a alguien al sótano a preparar los instrumentos de tortura para divertirse a costa de sus compañeros. Se levantó al instante, avanzó por el pasillo y se escondió en el interior de la amplia sala que había revisado antes, apoyando la espalda contra la pared y sujetando con fuerza sus armas.
La deforme criatura alcanzó el piso en que se encontraba, riendo de forma siniestra y afilando los cuchillos que llevaba incrustados en sus muñecas. La grotesca visión de los cadáveres no pareció tener ningún impacto en él, se limitó a esquivarlos como buenamente podía, ya que cojeaba. La elfa se asomó levemente, para volver de inmediato a la posición anterior cubriéndose la boca, para contener el grito de espanto que su aspecto le había provocado.
Trató de relajarse y pensar con frialdad, ¿qué debía hacer? Si atacaba descubriría su posición a los que aún se encontraban arriba, pero si no hacía nada sus compañeros serían llevados a la horrible sala de torturas. Tragó saliva y respiró lentamente, antes de volver a echar un vistazo para comprobar que aún le daba la espalda.
Avanzó con ligereza pero sin hacer ruido hasta situarse tras él, pero sin saber cómo se percató de su presencia, se giró y lanzó con una rapidez pasmosa su mano contra ella. La de cabellos consiguió moverse a tiempo, con lo que solo alcanzó a hacerle un leve corte en la mejilla, la cálida sangre empezó a recorrerle el rostro. Pero no hizo caso a aquello, no podía permitirse ninguna distracción y menos ahora que la había descubierto.
Hizo un amplio movimiento con la mano, intentando alcanzarle a la altura del vientre. La criatura detuvo su ataque con los cuchillos de su mano, sonrió con malicia y la golpeó con la otra, causándole otro corte, esta vez en el hombro. Parecía que lo tenía todo muy controlado, pero con aquel gesto había dejado su costado al descubierto, oportunidad que la de ojos azules no dudó en aprovechar.
Hundió la hoja hasta la empuñadura en la zona vulnerable, lo que le haría bastante daño pero no acabaría con él. El ser la miró y retrocedió para liberarse, tras lo que volvió a la carga bastante enfadado. Eärwen recibió otro corte a través de la tela que cubría su antebrazo, apretó los dientes y arremetió con todas las fuerzas que le quedaban. Entonces salió a relucir su depurada técnica de combate, esquivó con gran destreza todos y cada uno de los ataques restantes de su oponente.
Viendo que no lograba alcanzarla de nuevo, la criatura empezó a sentirse cansada, momento que la joven aprovechó para poner fin a todo aquello. Le dio un profundo y largo tajo en el vientre, seguido de otro algo más superficial en el cuello, volvió a girar con agilidad y se posicionó donde quería, clavó una de sus dagas en su costado, a la altura del corazón para que aquel corte resultase mortal.
El moribundo se arrodilló sobre el suelo, antes de caer hacia delante sobre el suelo. La de cabellos negros lo miró durante unos segundos, antes de volver junto a la escalera y comenzar a subir por ella, haciendo el menor ruido posible para poder atacar de forma inesperada a los que aún quedaban allí arriba.
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Demian había aparecido de la nada y, rápido como una centella, se había lanzado contra el último de los vampiros descargando contra él una lluvia de fuego a través de sus manos, hizo en un momento lo que él llevaba tratando de hacer desde que empezó el combate.
Sorpresivamente no fue aquello lo que hirió a su rival sino que, sacado ventaja de aquel momento de incertidumbre, se había acercado hasta él a una velocidad prodigiosa y había clavado ambas dagas en el vientre del contrincante.
-“¿Es un… brujo?” – no podía pensar con claridad, pero estaba seguro de lo que había visto–“¿Alguien tan joven puede hacer esas cosas?”
El vampiro se tambaleó un poco para después de zafarse del muchacho violentamente. Demian con una distracción digna del mejor de los estrategas había conseguido herir al que parecía ser el líder de los tres vampiros y más que daño físico, el que parecía haberle hecho había sido moral. El vampiro, dolorido, se llevó las manos al abdomen, donde empezó a manar sangre en grandes cantidades y dirigió una profunda mirada de odio al muchacho.
El chico seguía sorprendiéndole, básicamente le había salvado la vida, le estaba enseñando una valiosa lección sobre prejuzgar a las personas– “Gracias…” – consiguió articular mientras luchaba por seguir de pie.
Eltrant se secó la sangre que le bajaba por la comisura del labio con la manga de la camisa y preparó su espada, las tornas se habían cambiado, ahora tenían una posibilidad. Fue entonces, en ese pequeño momento de optimismo, cuando el sonido de un par de tacones altos irrumpió en la habitación, eran pasos firmes y decididos, los pasos de una mujer que, vestida del color de la noche entró en la habitación.
La mujer, de mirada tan gélida como el mismo hielo, no parecía desagradarle la visión de la sangre por todas partes y obvió el hecho de que uno de sus sirvientes yacía inerte en el suelo, probablemente muerto.
Los ojos del otro vampiro se abrieron de par en par tan pronto como vio entrar en escena a la mujer, Eltrant vislumbró impotente como aquel letal ser que había estado a punto de matarle pedía clemencia; su ama en cambio más que enfadada, parecía una madre decepcionada con su hijos y después de dirigirle unas palabras de desprecio a su lacayo se volvió hacia los asaltantes a la vez que desenvainaba una espada fina y afilada, del mismo estilo que la que le había producido tantas heridas momentos antes.
Eltrant notó como Demian se ponía nervioso ante aquella mujer y hablaba de abandonar la mansión, y no era para menos, no supo explicar exactamente por qué, pero imponía temor, incluso aunque físicamente no parecía mucho más fuerte que él mismo.
La cabeza seguía dándole vueltas y cada vez le costaba más pensar las cosas fríamente, observó ausente como tras amenazarles con convertirles en marionetas bajo su servicio, un ser que Eltrant solo podía describir como una abominación emergió de las escaleras y, obedeciendo órdenes de su maestra, se encaminó hacia el sótano – “Eärwen…” – no hacía mucho que el ruido abajo había cesado, no se había percatado de ello, pero en aquel instante, mientras veía como aquella cosa cojeaba hacia abajo no pudo evitar acordarse de su compañera.
Trató de moverse, pero no pudo, las piernas no le respondían, estaba encerrado en su propio cuerpo. A un ritmo lento pero constante, aquel ser fue descendiendo las escaleras hasta que los allí presentes lo perdieron de vista.
-“Entonces… ¿Por quién empiezo?”- preguntó la vampiresa mirando a los intrusos, quienes a simple vista solo eran un niño y tipo a las puertas de la muerte.
Sin añadir nada más esbozó una sonrisa y se lanzó a por el pequeño a una velocidad encomiable, Eltrant haciendo acopio de fuerzas y de unos reflejos alimentados por su instinto de supervivencia, se interpuso entre el chico y la vampira; el repiqueteo del metal volvió a sonar de nuevo. –“¡Acaba con el herido!” – Le gritó a Demian para hacerse oir sobre el estruendo de las espadas – “¡Yo distraigo a esta!” – quizá gritar a viva voz no era la mejor manera de comunicar sus intenciones, pero él estaba en las últimas y su cabeza era un cumulo de ideas sin sentido, entre las cuales, había alguna buena. Demian podía acabar con el otro y volver de una pieza mientras que el mismo acabaría pereciendo en ambos casos dejando a Demian solo.
La mujer rió alegremente ante la ocurrencia del humano – “Hueles a sangre… “– dijo acercando la cabeza a su oído levemente mientras ambos forcejeaban cara a cara. –“Me gusta”
No tardó mucho en arrepentirse de aquella decisión, el combate anterior había parecido un calentamiento en comparación, aquella mujer era rápida y letal, si Eltrant seguía con vida era por suerte.
Tenía que pensar algo, darle tiempo al muchacho para acabar con el otro vampiro, trazar un plan, de hacer algo. Por supuesto se debía mantenerse con vida mientras tanto.
Hecho trizas y mientras luchaba por mantenerle el ritmo a la vampira, miró a su alrededor buscando cualquier cosa que le sirviera para girar la balanza a su favor.
-“Las ventanas” – llevaban cierto tiempo en el interior de la casa, pero con todas las ventanas que habían encontrado hasta ahora tapiadas para que no entrase la luz del sol realmente no sabían si seguía en alto.
Aquel momento de duda fue el tiempo suficiente que la vampira necesitó para agarrar a Eltrant y lanzarlo contra una mesa con una fuerza de forma que arrastró consigo todo lo que había sobre ella.
Recuperando la espada rápidamente y lanzándole un jarrón a la mujer de forma instintiva se levantó y corrió hacia la ventana más cercana, la cual se encontraba cuidadosamente escondida tras unas largas cortinas de color rojo, tras ser bloqueado de nuevo por la vampiresa buscó a su compañero con la mirada.
-“¡Demian!” – Gritó – “¡Las ventanas!” - fue lo último que dijo antes de que la vampiresa con una sutil finta le desarmara y lo lanzara de nuevo contra la pared.
Sorpresivamente no fue aquello lo que hirió a su rival sino que, sacado ventaja de aquel momento de incertidumbre, se había acercado hasta él a una velocidad prodigiosa y había clavado ambas dagas en el vientre del contrincante.
-“¿Es un… brujo?” – no podía pensar con claridad, pero estaba seguro de lo que había visto–“¿Alguien tan joven puede hacer esas cosas?”
El vampiro se tambaleó un poco para después de zafarse del muchacho violentamente. Demian con una distracción digna del mejor de los estrategas había conseguido herir al que parecía ser el líder de los tres vampiros y más que daño físico, el que parecía haberle hecho había sido moral. El vampiro, dolorido, se llevó las manos al abdomen, donde empezó a manar sangre en grandes cantidades y dirigió una profunda mirada de odio al muchacho.
El chico seguía sorprendiéndole, básicamente le había salvado la vida, le estaba enseñando una valiosa lección sobre prejuzgar a las personas– “Gracias…” – consiguió articular mientras luchaba por seguir de pie.
Eltrant se secó la sangre que le bajaba por la comisura del labio con la manga de la camisa y preparó su espada, las tornas se habían cambiado, ahora tenían una posibilidad. Fue entonces, en ese pequeño momento de optimismo, cuando el sonido de un par de tacones altos irrumpió en la habitación, eran pasos firmes y decididos, los pasos de una mujer que, vestida del color de la noche entró en la habitación.
La mujer, de mirada tan gélida como el mismo hielo, no parecía desagradarle la visión de la sangre por todas partes y obvió el hecho de que uno de sus sirvientes yacía inerte en el suelo, probablemente muerto.
Los ojos del otro vampiro se abrieron de par en par tan pronto como vio entrar en escena a la mujer, Eltrant vislumbró impotente como aquel letal ser que había estado a punto de matarle pedía clemencia; su ama en cambio más que enfadada, parecía una madre decepcionada con su hijos y después de dirigirle unas palabras de desprecio a su lacayo se volvió hacia los asaltantes a la vez que desenvainaba una espada fina y afilada, del mismo estilo que la que le había producido tantas heridas momentos antes.
Eltrant notó como Demian se ponía nervioso ante aquella mujer y hablaba de abandonar la mansión, y no era para menos, no supo explicar exactamente por qué, pero imponía temor, incluso aunque físicamente no parecía mucho más fuerte que él mismo.
La cabeza seguía dándole vueltas y cada vez le costaba más pensar las cosas fríamente, observó ausente como tras amenazarles con convertirles en marionetas bajo su servicio, un ser que Eltrant solo podía describir como una abominación emergió de las escaleras y, obedeciendo órdenes de su maestra, se encaminó hacia el sótano – “Eärwen…” – no hacía mucho que el ruido abajo había cesado, no se había percatado de ello, pero en aquel instante, mientras veía como aquella cosa cojeaba hacia abajo no pudo evitar acordarse de su compañera.
Trató de moverse, pero no pudo, las piernas no le respondían, estaba encerrado en su propio cuerpo. A un ritmo lento pero constante, aquel ser fue descendiendo las escaleras hasta que los allí presentes lo perdieron de vista.
-“Entonces… ¿Por quién empiezo?”- preguntó la vampiresa mirando a los intrusos, quienes a simple vista solo eran un niño y tipo a las puertas de la muerte.
Sin añadir nada más esbozó una sonrisa y se lanzó a por el pequeño a una velocidad encomiable, Eltrant haciendo acopio de fuerzas y de unos reflejos alimentados por su instinto de supervivencia, se interpuso entre el chico y la vampira; el repiqueteo del metal volvió a sonar de nuevo. –“¡Acaba con el herido!” – Le gritó a Demian para hacerse oir sobre el estruendo de las espadas – “¡Yo distraigo a esta!” – quizá gritar a viva voz no era la mejor manera de comunicar sus intenciones, pero él estaba en las últimas y su cabeza era un cumulo de ideas sin sentido, entre las cuales, había alguna buena. Demian podía acabar con el otro y volver de una pieza mientras que el mismo acabaría pereciendo en ambos casos dejando a Demian solo.
La mujer rió alegremente ante la ocurrencia del humano – “Hueles a sangre… “– dijo acercando la cabeza a su oído levemente mientras ambos forcejeaban cara a cara. –“Me gusta”
No tardó mucho en arrepentirse de aquella decisión, el combate anterior había parecido un calentamiento en comparación, aquella mujer era rápida y letal, si Eltrant seguía con vida era por suerte.
Tenía que pensar algo, darle tiempo al muchacho para acabar con el otro vampiro, trazar un plan, de hacer algo. Por supuesto se debía mantenerse con vida mientras tanto.
Hecho trizas y mientras luchaba por mantenerle el ritmo a la vampira, miró a su alrededor buscando cualquier cosa que le sirviera para girar la balanza a su favor.
-“Las ventanas” – llevaban cierto tiempo en el interior de la casa, pero con todas las ventanas que habían encontrado hasta ahora tapiadas para que no entrase la luz del sol realmente no sabían si seguía en alto.
Aquel momento de duda fue el tiempo suficiente que la vampira necesitó para agarrar a Eltrant y lanzarlo contra una mesa con una fuerza de forma que arrastró consigo todo lo que había sobre ella.
Recuperando la espada rápidamente y lanzándole un jarrón a la mujer de forma instintiva se levantó y corrió hacia la ventana más cercana, la cual se encontraba cuidadosamente escondida tras unas largas cortinas de color rojo, tras ser bloqueado de nuevo por la vampiresa buscó a su compañero con la mirada.
-“¡Demian!” – Gritó – “¡Las ventanas!” - fue lo último que dijo antes de que la vampiresa con una sutil finta le desarmara y lo lanzara de nuevo contra la pared.
Eltrant Tale
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
“Prioridades, siempre pon a tus enemigos en una lista de prioridades”, le pareció oír las enseñanzas de su maestro en una época que ya le parecía tan lejana, cuando en el templo imaginaba misiones peligrosas de asesinato. Esto no se parecía en nada a lo que entonces le parecían juegos. Pero era cierto, debía siempre tener claras las prioridades en un combate. En ese momento el vampiro herido no estaba luchando, sino que aún se inclinaba ante su ama. La mujer, en cambio, era la amenaza más inmediata y en cualquier momento podía acabar con su compañero. Decidió que la priorizaría a ella.
En ese momento su compañero era lanzado por segunda vez contra una muralla, no sin antes recordarle que tras las ventanas se encontraba aún la luz del sol. Ella parecía jugar con él, como un gato que cruelmente clava las uñas en un roedor una y otra vez, pero sólo lo suficiente para retenerle y luego dejarle ir. Claro, ella los quería cansar para llevar a su cámara de torturas, no quería simplemente matarlos. Esa crueldad sería el arma que utilizaría derrotarle. Lo importante sería ahora mantener la sorpresa, no ser demasiado obvio, pues la vampiresa ya se aseguraba de mantener distancia con la ventana más cerca a ella. Si él corría hacia una ventana era obvio que ella se iba a alejar y parecía ser más rápida que él, debía engañarla.
-No necesito de ventanas -dijo a toda voz, tratando de poner una actitud arrogante y decidida- soy un maestro de las dagas, yo mismo la acabaré con mis manos como rajé a su secuaz.
Avanzó hacia ella con paso decidido, aunque le temblaban las rodillas y sabía que cualquier error era un suicidio.
-Ven aquí tu… chancha… hija de una vaca con una… con un mosquito chupasangres, sí, eso es… vaca gorda y hedionda -él mismo encontró patéticos sus insultos, pero nunca había aprendido a insultar de verdad, en el templo donde había crecido todos eran siempre tan solemnes y respetuosos.
La vampiresa no pudo sino reírse de aquel juguete inocente y presuntuoso que perdía toda cordura para enfrentarla. Dejó que el niño se acercara y comenzó su juego, golpeándolo sin enterrar su espada en él, pateándolo, dándole manotazos tan fuertes que resonaban en toda la casa, arrojándolo al suelo para levantarlo y volverlo a arrojar, golpeándolo con las partes sin filos de su acero. El niño se dejó golpear, apenas asegurándose de que ninguno de los golpes le diera en la cabeza, donde pudiera perder el conocimiento, pero en todo momento se movió lentamente, como si sólo intentara protegerse, hasta quedar justo frente a la ventana más amplia de la habitación. A esas alturas sus dagas se encontraban botadas en distintos puntos del suelo. La vampiresa lucía encantada de tener una presa con que jugar, procurando nunca herirle de gravedad.
-Serás una linda mascota cuando te arranque toda la piel -dijo con una enorme sonrisa en el rostro- pedazo por pedazo… quizás te deje hasta comer tu propia carne mientras te mutilo… o la de tus amigos -dio una carcajada.
En ese momento Demian estaba finalmente donde quería, con ella parada en el lugar exacto. Sabía que era su oportunidad y no podía desperdiciarla, pues pronto ya no sería capaz ni de moverse. Cerró sus ojos, se concentró con todas sus energías y dejó que su telekinesia hiciera el trabajo. Se escuchó un pequeño click y luego las ventanas de madera se abrieron completamente, dejando que el sol aún intenso de la tarde entrara en todo su esplendor.
El chico entonces se dejó caer, completamente agotado y maltratado, pero con una sonrisa de victoria al ver a la mujer arrastrarse para salir de la luz, mientras su piel parecía llenarse de ampollas que explotaban dolorosamente. Aún no estaba muerta, pero no podía ni ponerse de pie y chillaba como un cerdo herido.
Demian cerró sus ojos, totalmente ignorante de que el vampiro que, si bien estaba herido, aún era capaz de luchar, buscaba en ese momento un ángulo de sombra para rematarlo con su espada.
Ëarwen seguramente vería al vampiro con la espada en alto listo para ejecutar a Demian cuando llegara, en una escena confusa de gente herida en ambos bandos.
Demian
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Los gritos y sonidos propios del combate volvieron a escucharse mientras subía, lo que en cierto modo tranquilizó a la elfa, ya que era un claro indicio de que sus compañeros seguían vivos aún, luchando contra aquellos malévolos seres de la noche. Pudo escuchar distintas voces, alzándose por encima del metálico ruido que producían las espadas. La mujer parecía muy segura de sí misma, mientras descargaba sus ataques sobre el herido cuerpo de Eltrant, que intentó indicar al brujo que hiciera uso de las ventanas.
Aquella era una buena idea, pero decirlo tan abiertamente complicaba las cosas, ponía sobre aviso a la vampira y tendría cuidado de no acercarse. Demian respondió, captando la atención de la mujer sobre sí, los golpes volvieron a escucharse con claridad. La elfa cerró los ojos durante un instante, sin querer imaginarse por lo que estaba pasando el pequeño, aceleró y se acercó a los últimos escalones.
Por allí llegaría a la mitad del pasillo, desde donde tendría un buen ángulo de tiro ya que las voces de los demás llegaban desde la zona cercana a la ventana, que se hallaba al final del mismo. Enfundó las dagas y tomó el arco, sacando la primera flecha del carcaj al momento. Colocó el proyectil en la cuerda y la tensó un poco, mientras subía los últimos peldaños y un horrible grito de dolor se escapaba de la garganta de la vampira.
Un cuerpo cayó sobre el suelo, y temiendo que se tratase del muchacho la de ojos azules saltó con rapidez hasta alcanzar el pasillo. La escena que vio era totalmente caótica, el cuerpo de uno de los vampiros yacía junto a la escalera, mientras su ama se arrastraba intentando escapar de la luz, que le estaba quemando la piel con mucha rapidez. Tanto Eltrant como Demian estaban heridos, cosa que afectó bastante a la de cabellos negros, no esperaba encontrarlos así.
Un movimiento en la sombra cercana al mago llamó su atención, allí se encontraba el tercer vampiro, con la espada en alto y preparado para rematar al niño. - ¡Eh tú! - exclamó para llamar su atención, con el arco ya totalmente tensado y apuntando en su dirección. El hombre se giró hacia ella, apartando momentáneamente la vista del chico y justo para ver como una flecha cortaba el aire hacia él. Eärwen lanzó otras dos más, intentando hacerlo con la mayor rapidez posible por si su objetivo conseguía esquivar la primera.
Pero no lo logró, la sangre manaba de una herida que tenía en el vientre y aquello lo había debilitado considerablemente, dos de los proyectiles le alcanzaron el pecho y el tercero le acertó en la garganta. La espada que sostenía cayó al suelo y segundos después su cuerpo también, quedando a medias sentado contra la pared. Tardaría poco en morir, y aquella sería su última visión, la del pequeño grupo que había logrado pararle los pies.
En cuanto estuvo segura de que el vampiro ya no tendría fuerzas para atacar a Demian, centró su atención en su ama, que aún chillaba de dolor por las ampollas que se habían formado en su piel. La elfa observó la posición de Eltrant, que aún parecía capaz de moverse a pesar de las heridas recibidas, sacó una de sus dagas y la lanzó hacia él, de modo que esta cayese cerca del joven y pudiese usarla para acabar con la vampira. Una vez hecho esto, apoyó el hombro en el quicio de la puerta, se aferró el antebrazo herido con la mano en un intento por detener la sangre.
Aquella era una buena idea, pero decirlo tan abiertamente complicaba las cosas, ponía sobre aviso a la vampira y tendría cuidado de no acercarse. Demian respondió, captando la atención de la mujer sobre sí, los golpes volvieron a escucharse con claridad. La elfa cerró los ojos durante un instante, sin querer imaginarse por lo que estaba pasando el pequeño, aceleró y se acercó a los últimos escalones.
Por allí llegaría a la mitad del pasillo, desde donde tendría un buen ángulo de tiro ya que las voces de los demás llegaban desde la zona cercana a la ventana, que se hallaba al final del mismo. Enfundó las dagas y tomó el arco, sacando la primera flecha del carcaj al momento. Colocó el proyectil en la cuerda y la tensó un poco, mientras subía los últimos peldaños y un horrible grito de dolor se escapaba de la garganta de la vampira.
Un cuerpo cayó sobre el suelo, y temiendo que se tratase del muchacho la de ojos azules saltó con rapidez hasta alcanzar el pasillo. La escena que vio era totalmente caótica, el cuerpo de uno de los vampiros yacía junto a la escalera, mientras su ama se arrastraba intentando escapar de la luz, que le estaba quemando la piel con mucha rapidez. Tanto Eltrant como Demian estaban heridos, cosa que afectó bastante a la de cabellos negros, no esperaba encontrarlos así.
Un movimiento en la sombra cercana al mago llamó su atención, allí se encontraba el tercer vampiro, con la espada en alto y preparado para rematar al niño. - ¡Eh tú! - exclamó para llamar su atención, con el arco ya totalmente tensado y apuntando en su dirección. El hombre se giró hacia ella, apartando momentáneamente la vista del chico y justo para ver como una flecha cortaba el aire hacia él. Eärwen lanzó otras dos más, intentando hacerlo con la mayor rapidez posible por si su objetivo conseguía esquivar la primera.
Pero no lo logró, la sangre manaba de una herida que tenía en el vientre y aquello lo había debilitado considerablemente, dos de los proyectiles le alcanzaron el pecho y el tercero le acertó en la garganta. La espada que sostenía cayó al suelo y segundos después su cuerpo también, quedando a medias sentado contra la pared. Tardaría poco en morir, y aquella sería su última visión, la del pequeño grupo que había logrado pararle los pies.
En cuanto estuvo segura de que el vampiro ya no tendría fuerzas para atacar a Demian, centró su atención en su ama, que aún chillaba de dolor por las ampollas que se habían formado en su piel. La elfa observó la posición de Eltrant, que aún parecía capaz de moverse a pesar de las heridas recibidas, sacó una de sus dagas y la lanzó hacia él, de modo que esta cayese cerca del joven y pudiese usarla para acabar con la vampira. Una vez hecho esto, apoyó el hombro en el quicio de la puerta, se aferró el antebrazo herido con la mano en un intento por detener la sangre.
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Iluminando hasta el más mínimo detalle de la misma, la luz del atardecer, como si de una cascada se tratase entró por la ventana que Demian acababa de abrir. Esta imagen, hermosa por unos instantes, quedó desplazada por los horribles gritos de dolor que la vampira empezó a emitir en el momento en el que el resplandor del sol bañó su piel
Demian lo había hecho, había engañado a la señora de la mansión, la había derrotado.
Mientras la mujer chillaba en el suelo a la vez que, en un vano intento de apartarse de la luz convulsionaba, Eltrant se percató del último vampiro. Creía que el muchacho se había encargado de él, pero nada más lejos de la realidad aquel tipo se había dedicado a permanecer oculto, para encontrar la oportunidad de complacer a su ama.
Él seguía en el suelo, desarmado, la vampira que ahora se encontraba debatiéndose entre la vida y la muerte se hecho cargo de romper el poco orgullo que le quedaba, pero no podía rendirse, no todavía; Apretando los dientes alagó la mano, cubierta de sangre, hasta su espada que descansaba en el suelo no muy lejos de él, no podía apenas moverse, y aquella pequeña distancia se había vuelto un mundo.
Con cada paso que daba el vampiro hacia el muchacho, el recuperar su arma se volvía cada vez más y más urgente, un sentimiento casi visceral le obligaba a volver a levantarse de nuevo.
El vampiro , cuidándose de no entrar en el haz de luzcon una mirada de odio y satisfacción en su rostro alzó la espada frente a Demian, listo para dar el golpe final al niño que había vencido a su ama.
-“¡Eh tú!" – una melodiosa voz femenina captó la atención de aquel señor de la noche, el cual dejando de lado al magullado muchacho se volvió hacia la elfa que acaba de entrar en escena, el vampiro abrió la boca para decir algo, cosa que no consiguió, dos flechas cruzaron la habitación en el tiempo que dura un parpadeo y se clavaron en el pecho del vampiro, el vampiro con una mueca de confusión en su rostro parecía preguntarse que acababa de suceder, cuando una tercera flecha se clavó en su cuello. Tambaleándose, dejo caer la espada y se llevó ambas manos a su cuello, tras lo cual perdió el equilibró y cayó juntó a la pared, no tardaría en morir ahogado en su propia sangre.
La maestra de aquel vampiro seguía viva, hasta aquel día, nunca había visto un vampiro con sus propios ojos, mucho menos luchado contra alguno; siempre había imaginado que la exposición al sol los convertiría automáticamente en un cumulo de ceniza, pero no, parecía ser una experiencia lenta y dolorosa.
Una de las bellas dagas de Eärwen se deslizó hasta donde estaba él, la vampiresa de forma lenta pero constate se estaba arrastrando para apartarse de la luz del sol, asió la empuñadura de aquel arma que la elfa le había confiado y con un último esfuerzo volvió a levantarse de nuevo.
Luchando por mantener el equilibrio se acercó lentamente hasta dónde la mujer se retorcía, si fuese por él la dejaría morir bajo aquel abrasador abrazo, pero con una fuerza de voluntad increíble estaba consiguiendo apararse de la ventana; mejor asegurarse.
Una vez frente a ella la miró durante unos segundos para después usando todo el peso de su cuerpo retenerla, la suave piel de aquella mujer, que parecía de porcelana, no era ahora sino una amalgama de ampollas que explotaban dejando escapar un nauseabundo olor a carne quemada.
Una vez la hubo retenido, alzó la daga en alto, pese a estar mal herida seguía oponiendo una resistencia digna del más mortal de los vampiros, sin embargo aun estando él también herido de gravedad no le fue muy complicado superarle en fuerza en aquel momento. El extraño reino del terror que se había formado aquella mujer iba a acabar allí, Eltrant vislumbró algo parecido a miedo en los ojos de aquella mujer mientras la daga se acercaba inexorable hacia su garganta.
Y varios segundos después, todo hubo acabado, la mujer tras convulsionar en el suelo por varios segundos se quedó quieta, con lo ojos muy abiertos, mirando hacia la nada. No supo por qué, pero en cierto modo, a Eltrant le pareció que le hizo un favor.
Dejando caer la daga a un lado, se llevó las manos a la herida del vientre y tras comprobar que tanto el muchacho como la elfa estaban ambos de una pieza, se sentó en el suelo. Aún tenían que comprobar como estaba la chica que habían ido a rescatar.
Demian lo había hecho, había engañado a la señora de la mansión, la había derrotado.
Mientras la mujer chillaba en el suelo a la vez que, en un vano intento de apartarse de la luz convulsionaba, Eltrant se percató del último vampiro. Creía que el muchacho se había encargado de él, pero nada más lejos de la realidad aquel tipo se había dedicado a permanecer oculto, para encontrar la oportunidad de complacer a su ama.
Él seguía en el suelo, desarmado, la vampira que ahora se encontraba debatiéndose entre la vida y la muerte se hecho cargo de romper el poco orgullo que le quedaba, pero no podía rendirse, no todavía; Apretando los dientes alagó la mano, cubierta de sangre, hasta su espada que descansaba en el suelo no muy lejos de él, no podía apenas moverse, y aquella pequeña distancia se había vuelto un mundo.
Con cada paso que daba el vampiro hacia el muchacho, el recuperar su arma se volvía cada vez más y más urgente, un sentimiento casi visceral le obligaba a volver a levantarse de nuevo.
El vampiro , cuidándose de no entrar en el haz de luzcon una mirada de odio y satisfacción en su rostro alzó la espada frente a Demian, listo para dar el golpe final al niño que había vencido a su ama.
-“¡Eh tú!" – una melodiosa voz femenina captó la atención de aquel señor de la noche, el cual dejando de lado al magullado muchacho se volvió hacia la elfa que acaba de entrar en escena, el vampiro abrió la boca para decir algo, cosa que no consiguió, dos flechas cruzaron la habitación en el tiempo que dura un parpadeo y se clavaron en el pecho del vampiro, el vampiro con una mueca de confusión en su rostro parecía preguntarse que acababa de suceder, cuando una tercera flecha se clavó en su cuello. Tambaleándose, dejo caer la espada y se llevó ambas manos a su cuello, tras lo cual perdió el equilibró y cayó juntó a la pared, no tardaría en morir ahogado en su propia sangre.
La maestra de aquel vampiro seguía viva, hasta aquel día, nunca había visto un vampiro con sus propios ojos, mucho menos luchado contra alguno; siempre había imaginado que la exposición al sol los convertiría automáticamente en un cumulo de ceniza, pero no, parecía ser una experiencia lenta y dolorosa.
Una de las bellas dagas de Eärwen se deslizó hasta donde estaba él, la vampiresa de forma lenta pero constate se estaba arrastrando para apartarse de la luz del sol, asió la empuñadura de aquel arma que la elfa le había confiado y con un último esfuerzo volvió a levantarse de nuevo.
Luchando por mantener el equilibrio se acercó lentamente hasta dónde la mujer se retorcía, si fuese por él la dejaría morir bajo aquel abrasador abrazo, pero con una fuerza de voluntad increíble estaba consiguiendo apararse de la ventana; mejor asegurarse.
Una vez frente a ella la miró durante unos segundos para después usando todo el peso de su cuerpo retenerla, la suave piel de aquella mujer, que parecía de porcelana, no era ahora sino una amalgama de ampollas que explotaban dejando escapar un nauseabundo olor a carne quemada.
Una vez la hubo retenido, alzó la daga en alto, pese a estar mal herida seguía oponiendo una resistencia digna del más mortal de los vampiros, sin embargo aun estando él también herido de gravedad no le fue muy complicado superarle en fuerza en aquel momento. El extraño reino del terror que se había formado aquella mujer iba a acabar allí, Eltrant vislumbró algo parecido a miedo en los ojos de aquella mujer mientras la daga se acercaba inexorable hacia su garganta.
Y varios segundos después, todo hubo acabado, la mujer tras convulsionar en el suelo por varios segundos se quedó quieta, con lo ojos muy abiertos, mirando hacia la nada. No supo por qué, pero en cierto modo, a Eltrant le pareció que le hizo un favor.
Dejando caer la daga a un lado, se llevó las manos a la herida del vientre y tras comprobar que tanto el muchacho como la elfa estaban ambos de una pieza, se sentó en el suelo. Aún tenían que comprobar como estaba la chica que habían ido a rescatar.
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Durante los siguientes momentos la mente del chico estuvo ausente, navegando en un mar de recuerdos e impresiones vagas, imágenes que iban y venían sin coherencia ni sentido alguno. ¿Sería eso lo que dicen que antes de morir tu vida pasa frente a tus ojos?, si así fuera su vida no era más que un caos, no era lo que había imaginado. Pero poco a poco fue recuperando la conciencia.
Al abrir sus ojos examinó la escena y dejó escapar un suspiro de alivio cuando notó que los 2 vampiros yacían muertos, aunque con algo de asco pudo ver el estado nauseabundo en que había quedado la mujer. Sus compañeros estaban vivos… pero no se encontraban del todo bien. Ambos sangraban profusamente y era evidente que habían sido víctimas de cortes. Él mismo tenía un corte en su hombro, pero nada en comparación a los de ellos. Intentó con gran esfuerzo sentarse y lo logró, pero su cuerpo estaba muy maltratado. Si bien sus cortes eran menores, ya que no habían usado un arma contra él, el cuerpo le dolía en zonas en que ni siquiera recordaba haber sido golpeado.
Finalmente se puso de pie, tratando de que no se notara que le dolía hasta respirar. Sus compañeros parecían tener heridas más urgentes que las suyas, hemorragias que su inexperiencia no podía decir con exactitud si podían ser mortales o no, pero al menos tenían una elfa de su lado.
-Parece que todo ha acabado -dijo tratando de subir la moral del grupo- hemos ganado… no creo que haya más enemigos en este… en este maldito lugar.
Tosió y su rostro compungido reflejó lo que le dolía el hacerlo, para luego volver al silencio sepulcral que reinaba en el lugar. Entonces lo recordó, no estaban allí en una misión de asesinato, sino de rescate, su objetivo no había sido acabar con esos vampiros, sino salvar a una persona. Lo había olvidado por completo, desde el momento en que habían bajado por la escalera al sótano que pensaba como si se tratase de una misión de asesinato, pero su objetivo era otro, su objetivo era salvar a una muchacha indefensa.
-Revísalo a él primero -le dijo a Ëarwen- yo estoy sólo machacado, pero él parece estar muy… herido… ha perdido mucha sangre
Caminó cojeando hasta la habitación desde donde antes se habían oído gritos y sollozos con cierto orgullo en el rostro. Habían completado una misión, incluso podía decir que había hecho algo por otra persona sin esperar nada a cambio, eso contaba como compasión, ¿no?. Debía contar, incluso si no había sentido nada por esa señora cuando lloraba y si no había pensado en la chica hasta ahora.
Abrió la puerta de la habitación y palideció aún más, si era posible. La chica estaba desnuda, amarrada a la pared y tenía un cuchillo clavado en el pecho, justo debajo del hombro, en un punto que Demian no podía saber con exactitud si dañaba o no los pulmones. Si bien el arma, al permanecer en el orificio, había bloqueado bastante el flujo de la sangre, aún así ella tenía otras heridas y había muchas manchas de sangre en su cuerpo. Cerró las puertas de inmediato, sin detenerse a observar más, y miró a sus compañeros.
-Está d…d…ddee…desnuda -explicó con su tradicional tartamudeo al estar nervioso- no p..pp…puedo entrar allí.
Algo de rubor contrastó con su pálido rostro. Era un chico de 12 años que había pasado su vida encerrado en un templo, ciertamente no iba a entrar en el cuarto donde hubiera una mujer desnuda, además de que una parte de sí no quería comprobar si seguía con vida o no, habían llegado tan lejos, habían sobrevivido a una misión tan peligrosa que el fracaso en ese punto parecía muy duro de aceptar. Se imaginó entonces a la madre de aquella chica, llorando desconsolada, sufriendo de ver a su hija muerta. Una sincera compasión parecía comenzar a asomarse en su interior, tímida y tan pequeña que no alcanzaba a alterar su rostro, pero estaba allí, muy en lo profundo de su ser.
OFF: Les dejo a ustedes la decisión del destino de la chica :P.
Demian
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