Más días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
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Más días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Aquella mañana había madrugado mucho. Tenía el día libre, y en vez de aprovecharlo y descansar para reponer fuerzas, había decidido aceptar la petición de Sashenka para entrenar. Esa chica no se tomaba nunca un respiro, y no parecía agotarse, tenía una voluntad de hierro, o al menos la voluntad de un novato que se quiere poner las pilas y demostrar que vale.
Aunque el rancho estaba a una distancia considerable de Lunargenta, el Sevna la había citado allí, ya que el sitio al que irían no se encontraba dentro de las murallas de la capital humana.
Dentro de unas amplias verjas, los caballos pastaban y empezaban el día con la normalidad de siempre. Alward cepillaba y acicalaba a su yegua; Epons, en una de las partes limítrofes del lugar. Siempre le gustaba sentarse en una de las vallas a contemplar aquel paisaje campestre.
Sin querer, el castaño le tiró más de la cuenta de la crin al cepillarla, y la yegua relinchó a modo de queja y sacudió su cabeza y lomo. El humano tuvo que dar un par de pasos atrás, un poco alarmado.
-¡L-lo siento!-Se excusó-Soy un caballero, no un escudero-Bromeó
Epons bufó, mirando a su jinete. Si pudiese expresar algo con su equino rostro, seguramente sería desdén. Alward rió, incómodo.
Acto seguido, se acercó a un cubo lleno a rebosar de zanahorias y lo plantó enfrente de la equina.
-Mira, para que me perdones, te voy a dar esto-Rió de forma gentil. La yegua relinchó de felicidad y acercó la cabeza al cubo, pero entonces el humano la detuvo-¡Eh, yo te las daré!
Epons bufó, y entonces el castaño metió su mano en el cubo y sacó una de las tantas hortalizas anaranjadas y se la dio de comer a su montura.
-Hoy te voy a sacar a pasear, así que más vale que estés con energías...-Le dijo mientras le daba toques amistosos en el lomo con una mano abierta.
Aunque el rancho estaba a una distancia considerable de Lunargenta, el Sevna la había citado allí, ya que el sitio al que irían no se encontraba dentro de las murallas de la capital humana.
Dentro de unas amplias verjas, los caballos pastaban y empezaban el día con la normalidad de siempre. Alward cepillaba y acicalaba a su yegua; Epons, en una de las partes limítrofes del lugar. Siempre le gustaba sentarse en una de las vallas a contemplar aquel paisaje campestre.
Sin querer, el castaño le tiró más de la cuenta de la crin al cepillarla, y la yegua relinchó a modo de queja y sacudió su cabeza y lomo. El humano tuvo que dar un par de pasos atrás, un poco alarmado.
-¡L-lo siento!-Se excusó-Soy un caballero, no un escudero-Bromeó
Epons bufó, mirando a su jinete. Si pudiese expresar algo con su equino rostro, seguramente sería desdén. Alward rió, incómodo.
Acto seguido, se acercó a un cubo lleno a rebosar de zanahorias y lo plantó enfrente de la equina.
-Mira, para que me perdones, te voy a dar esto-Rió de forma gentil. La yegua relinchó de felicidad y acercó la cabeza al cubo, pero entonces el humano la detuvo-¡Eh, yo te las daré!
Epons bufó, y entonces el castaño metió su mano en el cubo y sacó una de las tantas hortalizas anaranjadas y se la dio de comer a su montura.
-Hoy te voy a sacar a pasear, así que más vale que estés con energías...-Le dijo mientras le daba toques amistosos en el lomo con una mano abierta.
Última edición por Alward Sevna el Miér Nov 27 2019, 00:14, editado 1 vez
Alward Sevna
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Re: Más días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Una carta descansaba en la cama de Sasha, la dragona se encontraba sentada justo al lado, no la miraba pero sabía que estaba allí. Estaba preparando su mochila con varias cosas que utilizaría para entrenar, aprovechando el día libre que le habían dado y que justamente había coincidido con el de Alward. Cuando terminó, el sobre seguía allí, Sashenka sabia quien lo habían enviado, sólo había dos personas que tendrían interés en mandarle una carta.
Sus padres nunca habían estado de acuerdo con que se uniera a la Guardia, no habían ido a visitarla desde entonces, pero a veces enviaban cartas. Y Sasha no abría ninguna, ya sabía lo que dirían, que desistiera de su empeño, que regresara a casa, que tenían a algún nuevo candidato para que se casara. La dragona no tenía ni la más mínima intención de hacerles caso, no la había tenido antes, y no la tendría ahora.
Sacó una caja que había debajo de su cama y arrojó el sobre cerrado allí dentro, junto con varios otros en igual estado. Se puso la mochila en el hombro y salió de las habitaciones compartidas, si quería llegar temprano tenía que apurarse. El sitio al que el Humano le había dicho que fuera estaba bastante alejado, Sasha tendría que encontrar algún comerciante que fuera en esa dirección y subirse detrás del cargamento para poder llegar.
Aún así, su persistencia era tan férrea que logró llegar a una hora más que aceptable al campo donde Alward la esperaba. El carro en el que iba se detuvo y ella se bajó de un salto, tomando luego las cosas que había traído para entrenar, agradeció al comerciante por el aventón y fue caminando con su gesto serio de siempre hacía el Sevna.
-Buenos días - Saludó sin un atisbo de sonrisa - ¿Donde entrenaremos? ¿Será aquí? - Miró alrededor, parecía una granja como cualquier otra, por eso no entendía el motivo de Alward para citarla allí - Traje algunas cosas -
“Algunas cosas” era en realidad un equipo casi completo, lo único que no había podido meter en la mochila eran las piezas de armadura. Además de llevar su lanza y escudo agarrados a la espalda, tenía vendas, bolsas rellenas de arena con distintos pesos, y unos protectores improvisados para sus piernas y brazos. Era impresionante que hubiese cargado todo eso ella sola, y que entrara todo en una sola mochila solo podía ser explicado por la increíble capacidad de Sasha para ser ordenada.
-Estuve pensando una rutina que creo que mejorará mis tiempos de reacción - Levantó la mirada y la fijo en Alward - Definitivamente te atraparé la próxima vez que peleemos en serio - Aparentemente la dragona tenía como objetivo lograr que el Sevna dejara de escurrirsele cuando estaban peleando.
Observó al caballo un segundo, pero no pareció llamarle demasiado la atención, de donde ella venía las monturas eran solo esos animales que facilitaban los trabajos pesados y el transporte.
Sus padres nunca habían estado de acuerdo con que se uniera a la Guardia, no habían ido a visitarla desde entonces, pero a veces enviaban cartas. Y Sasha no abría ninguna, ya sabía lo que dirían, que desistiera de su empeño, que regresara a casa, que tenían a algún nuevo candidato para que se casara. La dragona no tenía ni la más mínima intención de hacerles caso, no la había tenido antes, y no la tendría ahora.
Sacó una caja que había debajo de su cama y arrojó el sobre cerrado allí dentro, junto con varios otros en igual estado. Se puso la mochila en el hombro y salió de las habitaciones compartidas, si quería llegar temprano tenía que apurarse. El sitio al que el Humano le había dicho que fuera estaba bastante alejado, Sasha tendría que encontrar algún comerciante que fuera en esa dirección y subirse detrás del cargamento para poder llegar.
Aún así, su persistencia era tan férrea que logró llegar a una hora más que aceptable al campo donde Alward la esperaba. El carro en el que iba se detuvo y ella se bajó de un salto, tomando luego las cosas que había traído para entrenar, agradeció al comerciante por el aventón y fue caminando con su gesto serio de siempre hacía el Sevna.
-Buenos días - Saludó sin un atisbo de sonrisa - ¿Donde entrenaremos? ¿Será aquí? - Miró alrededor, parecía una granja como cualquier otra, por eso no entendía el motivo de Alward para citarla allí - Traje algunas cosas -
“Algunas cosas” era en realidad un equipo casi completo, lo único que no había podido meter en la mochila eran las piezas de armadura. Además de llevar su lanza y escudo agarrados a la espalda, tenía vendas, bolsas rellenas de arena con distintos pesos, y unos protectores improvisados para sus piernas y brazos. Era impresionante que hubiese cargado todo eso ella sola, y que entrara todo en una sola mochila solo podía ser explicado por la increíble capacidad de Sasha para ser ordenada.
-Estuve pensando una rutina que creo que mejorará mis tiempos de reacción - Levantó la mirada y la fijo en Alward - Definitivamente te atraparé la próxima vez que peleemos en serio - Aparentemente la dragona tenía como objetivo lograr que el Sevna dejara de escurrirsele cuando estaban peleando.
Observó al caballo un segundo, pero no pareció llamarle demasiado la atención, de donde ella venía las monturas eran solo esos animales que facilitaban los trabajos pesados y el transporte.
Sashenka Dozorova
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Re: Más días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Sashenka llegó a una hora prudente y aceptable, como era de esperar en ella. Se tomaba en serio hasta la puntualidad cordial entre dos meros compañeros.
Alward, detrás de la valla que delimitaba el territorio del rancho, la saludó mano en alto y con una sonrisa amable.
-¡Hola! Eres la primera persona en la que puedo confiar que llegue a una hora puntual-Y es que sus amigos no eran muy asiduos a ello, cosa que lo ponía de los nervios-La puntualidad es algo muy importante, ¿Sabes?
La dragona no tardó en interesarse y preguntar por el motivo de aquella "quedada"; el entrenamiento. El castaño soltó una sonrisa de compromiso y observó todo el equipaje que llevaba su compañera.
-Te lo tomas en serio, ¿Eh?...-Carraspeó-Por supuesto que no será aquí. Ten paciencia.-Le dijo mientras le daba la espalda y miraba a su montura-El lugar al que iremos está a una hora de distancia más o menos. Tenemos que ir a caballo.-Se puso en jarras y se volteó de nuevo para mirar a la dragona. Luego, Sashenka mencionó algo de una nueva rutina de entrenamiento y de su intención de atrapar y vencer al Sevna-Sí, bueno, ya lo veremos-Sonrió de forma casi pícara y se encogió de hombros, como restándole importancia a aquello.
El castaño desvió la mirada hacia un establo cercano, donde todos los caballos tenían su humilde morada a la hora de dormir. De él salió un equino particular, de color blanco y moteado en negro. Andando a su lado y tirando de sus riendas venía Luna; la hermana de Alward. Y al lado de la muchacha, se encontraba un hombre rubio mayor, que no llegaba a ser un anciano pero tenía un aspecto bastante maduro. El Sevna no sabía exactamente su edad, nunca quería decirlo, pero las arrugas de su frente y las que sutilmente conformaban el resto de su rostro, indicaban que no era ni mucho menos un mozalbete. Este hombre siempre llevaba una espiga de trigo entre sus labios, era casi su característica más destacable.
-¡Aquí tienes al gran Trotamundos preparado!-Luna no pudo esperar a llegar hasta su hermano para comunicarlo y alzó la voz desde lejos, agitando la mano que le quedaba libre.
Alward sonrió y asintió. Acto seguido, desvió brevemente la mirada hacia Sashenka.
-Esa será tu montura-Señaló a Trotamundos-Te gustará. Es un caballo que la Guardia me dio como obsequio por haber ayudado en la Reconquista de Lunargenta y un par de cosas más que hice. Es rápido y está muy bien cuidado.
Cuando Luna y Cid, así se llamaba el hombre rubio, llegaron hasta donde Alward y Sashenka, este último dejó de morder la espiga de trigo y se la sacó momentáneamente de la boca, analizando a la dragona de arriba a abajo.
-Así que esta es la moza-Dijo con una entonación campestre
-En efecto.-Asintió y procedió a las presentaciones-Sasha, este es el dueño de este rancho; Cid Talcým-El rubio hizo una breve reverencia con su cabeza-Y ella es mi hermana; Luna
-¡Hola!-Sonrió gentilmente, con una sonrisa que declaraba el parentesco directo con Alward al ser calcada.-He estado preparando a Trotamundos toda la mañana y ayer a la noche lo alimenté bien para que tuviera fuerzas para hoy, espero que no te dé muchos problemas-Acarició el cuello del caballo y este bufó.
-Bueno...-Miró a la dragona-Cuando digas, nos vamos
-¿Ya os vais?-Preguntó-¡Pues ten cuidado! No te lo tomes demasiado en serio, Alward. ¡Es solo un entrenamiento!
Alward rió y le dio un par de palmadas en la cabeza a su hermana, esta le miró con desdén.
-¡Si no me lo tomo, en serio, no tiene gracia!-Acto seguido, tomó impulso para montarse encima de Epons.-Además, ¿Aquí quien es el hermano mayor?-Le guiñó un ojo
-A veces parece que tienes cinco años...-Refunfuñó
-Jajajaja, ¡Mira quien fue a hablar!-La picó, divertido.
Alward, detrás de la valla que delimitaba el territorio del rancho, la saludó mano en alto y con una sonrisa amable.
-¡Hola! Eres la primera persona en la que puedo confiar que llegue a una hora puntual-Y es que sus amigos no eran muy asiduos a ello, cosa que lo ponía de los nervios-La puntualidad es algo muy importante, ¿Sabes?
La dragona no tardó en interesarse y preguntar por el motivo de aquella "quedada"; el entrenamiento. El castaño soltó una sonrisa de compromiso y observó todo el equipaje que llevaba su compañera.
-Te lo tomas en serio, ¿Eh?...-Carraspeó-Por supuesto que no será aquí. Ten paciencia.-Le dijo mientras le daba la espalda y miraba a su montura-El lugar al que iremos está a una hora de distancia más o menos. Tenemos que ir a caballo.-Se puso en jarras y se volteó de nuevo para mirar a la dragona. Luego, Sashenka mencionó algo de una nueva rutina de entrenamiento y de su intención de atrapar y vencer al Sevna-Sí, bueno, ya lo veremos-Sonrió de forma casi pícara y se encogió de hombros, como restándole importancia a aquello.
El castaño desvió la mirada hacia un establo cercano, donde todos los caballos tenían su humilde morada a la hora de dormir. De él salió un equino particular, de color blanco y moteado en negro. Andando a su lado y tirando de sus riendas venía Luna; la hermana de Alward. Y al lado de la muchacha, se encontraba un hombre rubio mayor, que no llegaba a ser un anciano pero tenía un aspecto bastante maduro. El Sevna no sabía exactamente su edad, nunca quería decirlo, pero las arrugas de su frente y las que sutilmente conformaban el resto de su rostro, indicaban que no era ni mucho menos un mozalbete. Este hombre siempre llevaba una espiga de trigo entre sus labios, era casi su característica más destacable.
-¡Aquí tienes al gran Trotamundos preparado!-Luna no pudo esperar a llegar hasta su hermano para comunicarlo y alzó la voz desde lejos, agitando la mano que le quedaba libre.
Alward sonrió y asintió. Acto seguido, desvió brevemente la mirada hacia Sashenka.
-Esa será tu montura-Señaló a Trotamundos-Te gustará. Es un caballo que la Guardia me dio como obsequio por haber ayudado en la Reconquista de Lunargenta y un par de cosas más que hice. Es rápido y está muy bien cuidado.
Cuando Luna y Cid, así se llamaba el hombre rubio, llegaron hasta donde Alward y Sashenka, este último dejó de morder la espiga de trigo y se la sacó momentáneamente de la boca, analizando a la dragona de arriba a abajo.
-Así que esta es la moza-Dijo con una entonación campestre
-En efecto.-Asintió y procedió a las presentaciones-Sasha, este es el dueño de este rancho; Cid Talcým-El rubio hizo una breve reverencia con su cabeza-Y ella es mi hermana; Luna
-¡Hola!-Sonrió gentilmente, con una sonrisa que declaraba el parentesco directo con Alward al ser calcada.-He estado preparando a Trotamundos toda la mañana y ayer a la noche lo alimenté bien para que tuviera fuerzas para hoy, espero que no te dé muchos problemas-Acarició el cuello del caballo y este bufó.
-Bueno...-Miró a la dragona-Cuando digas, nos vamos
-¿Ya os vais?-Preguntó-¡Pues ten cuidado! No te lo tomes demasiado en serio, Alward. ¡Es solo un entrenamiento!
Alward rió y le dio un par de palmadas en la cabeza a su hermana, esta le miró con desdén.
-¡Si no me lo tomo, en serio, no tiene gracia!-Acto seguido, tomó impulso para montarse encima de Epons.-Además, ¿Aquí quien es el hermano mayor?-Le guiñó un ojo
-A veces parece que tienes cinco años...-Refunfuñó
-Jajajaja, ¡Mira quien fue a hablar!-La picó, divertido.
- Luna:
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Alward Sevna
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Re: Más días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
La dragona era exigente con todos los aspectos de su vida, eso incluía la puntualidad, de ninguna manera podía permitirse el llegar con retraso a un sitio, eso demostraría falta de compromiso y de allí a caer en la pereza había un solo paso. Así que se tomó el cumplido de Alward para bien, hizo una ligera inclinación con la cabeza a modo de agradecimiento y no agregó mucho más.
-Claro que me lo tomo en serio, es el motivo de nuestro encuentro, no tendría sentido venir sin estar preparada - Sasha corroboró que no se quedarían allí mucho tiempo, aparentemente Alward tenía pensada otra locación para que pudieran entrenar - De acuerdo - Empezó a guardar las cosas que había sacado para mostrarle al humano.
Habían dos personas más con ellos, un hombre y una joven, Sashenka los saludo con la cortesía justa, no quería que la charla se extendiera más de la cuenta ya que eso les restaría tiempo de entrenamiento.
-Con que... Trotamundos - Se acercó al animal lentamente, para no asustarla. Al principio movía la cabeza como intentando alejarse, no conocía a Sasha y su presencia le causaba recelo - ¿No deberías usar está montura tu y yo aquella? Fue un regalo de la Guardia por tus proezas - Hazañas que la dragona no había realizado, pero que esperaba algún día el poder hacer - Te agradezco que lo hayas preparado con tanta dedicación, prometo tratarlo bien y regresarlo en condiciones - Le respondió Sasha a la hermana de Alward, con la seriedad que la caracterizaba.
Agarró las riendas y escuchó que los hermanos intercambiaban chistes sobre sí tomarse en serio o no el entrenamiento. Con el rostro oculto por el caballo, frunció el ceño, entendía que se referían a no realizar el entrenamiento hasta el punto de hacerse daño, pero ese aire de displicencia jocosa parecía dejar a Sasha como alguien que tomaba demasiado en serio cosas sin importancia.
Sin decir una palabra se subió a la montura. Esperó a que Alward le señalara hacia dónde tenían que ir, hizo un gesto de saludo al hombre y a la joven y espoleó al caballo para que comenzara a andar.
Anduvo un rato en silencio antes de decidirse a decir algo.
-¿Crees que es una tontería que me tome tan en serio el entrenamiento? - Dijo de la nada - ¿Crees que me veo estúpida cuando me emociona la idea de poder derrotarte en una pelea seria? - La dragona clavaba la mirada en Alward, estaba esperando una respuesta sincera y daba la impresión de que las palabras incorrectas podrían...
Pero no, aún era muy pronto.
-Claro que me lo tomo en serio, es el motivo de nuestro encuentro, no tendría sentido venir sin estar preparada - Sasha corroboró que no se quedarían allí mucho tiempo, aparentemente Alward tenía pensada otra locación para que pudieran entrenar - De acuerdo - Empezó a guardar las cosas que había sacado para mostrarle al humano.
Habían dos personas más con ellos, un hombre y una joven, Sashenka los saludo con la cortesía justa, no quería que la charla se extendiera más de la cuenta ya que eso les restaría tiempo de entrenamiento.
-Con que... Trotamundos - Se acercó al animal lentamente, para no asustarla. Al principio movía la cabeza como intentando alejarse, no conocía a Sasha y su presencia le causaba recelo - ¿No deberías usar está montura tu y yo aquella? Fue un regalo de la Guardia por tus proezas - Hazañas que la dragona no había realizado, pero que esperaba algún día el poder hacer - Te agradezco que lo hayas preparado con tanta dedicación, prometo tratarlo bien y regresarlo en condiciones - Le respondió Sasha a la hermana de Alward, con la seriedad que la caracterizaba.
Agarró las riendas y escuchó que los hermanos intercambiaban chistes sobre sí tomarse en serio o no el entrenamiento. Con el rostro oculto por el caballo, frunció el ceño, entendía que se referían a no realizar el entrenamiento hasta el punto de hacerse daño, pero ese aire de displicencia jocosa parecía dejar a Sasha como alguien que tomaba demasiado en serio cosas sin importancia.
Sin decir una palabra se subió a la montura. Esperó a que Alward le señalara hacia dónde tenían que ir, hizo un gesto de saludo al hombre y a la joven y espoleó al caballo para que comenzara a andar.
Anduvo un rato en silencio antes de decidirse a decir algo.
-¿Crees que es una tontería que me tome tan en serio el entrenamiento? - Dijo de la nada - ¿Crees que me veo estúpida cuando me emociona la idea de poder derrotarte en una pelea seria? - La dragona clavaba la mirada en Alward, estaba esperando una respuesta sincera y daba la impresión de que las palabras incorrectas podrían...
Pero no, aún era muy pronto.
Sashenka Dozorova
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Re: Más días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Hasta el momento en el que salieron del rancho y vio cómo la dragona se manejaba a lomos de un caballo, no se percató de que siquiera le había preguntado si sabía montar. Por suerte, parecía que sí. Tenía entendido que la chica provenía de una familia adinerada y de más alta alcurnia de lo que él jamás podría siquiera aspirar, así que seguramente ahí fue donde aprendió.
La primera parte del camino fue silenciosa. Sashenka no era alguien a la que le gustara malgastar palabras, de eso estaba seguro, pero aún así, notaba en su mirada algo distinto. De vez en cuando, la miraba de reojo para confirmar su hipótesis.
En un momento dado, iba a romper aquel silencio para no llegar a la incomodidad absoluta. Abrió su boca y, antes de poder articular la primera palabra, la dragona se le había adelantado y fue ella quien rompió le silencio.
Aún con la boca abierta, el Sevna hizo un gesto de extrañeza con su rostro.
-...¿Qué?
La dragona lo asaltó con otra pregunta. ¿A qué venía todo eso? Era extraño que siquiera le preocupara la opinión del castaño.
-N-no... Qué va-Dijo como respuesta estándar y de emergencia, aunque claro está que eso para nada le serviría a Sashenka.
Se quedaron unos segundos de silencio tenso, los cuales parecieron horas.
-...Si es por lo que mi hermana dijo antes, discúlpala.-Miró hacia adelante, con la mirada un poco perdida-Soy la única familia que le queda, y se preocupa en demasía por mí-Sonrió, aún con la vista al frente-Desde un tiempo para acá, ella ha adoptado el papel de mi madre...-Ahora sí, miró a Sasha-Para ella, le resultaría una tontería tanto un mero entrenamiento rutinario como toda una batalla por un reino. Prefiere mil veces un hermano vivo a un héroe muerto.-Explicó.
Quizás, eso no respondió a la pregunta de la dragona, por lo que ahora sí, intentó responder con sinceridad lo que él pensaba.
-Yo siempre me tomo los entrenamientos en serio-La miró a los ojos, con seriedad-Siempre-Después, depositó su mirada al frente. La iba alternando entre la dragona y la dirección en la que caminaba la yegua-Hace años, yo era un simple granjero que tenía sueños y esperanzas de grandezas y proezas. Quería un sitio en la historia del reino sirviendo a la Guardia de Lunargenta, a mi Rey y, por supuesto, a los míos...-Suspiró-...Pero no daba la talla... Tras convencer a mis padres, dejar mi granja, mi pueblo, mis antiguos amigos y todo lo conocido, emprendí el viaje a la gran capital para cumplir mi sueño. Ese sueño se truncó en la prueba de admisión. Fui incapaz de golpear una sola vez al instructor. En cambio, él me vapuleo...-Sonrió de medio lado-Abatido, pensé en regresar a casa y quedar atrapado en las garras de mi destino; ser un mero granjero.-Una pequeña brisa se levantó y refrescó aún más el ambiente ya de por sí frío-Por suerte, conocí a alguien. Me dijo que me había visto, decía que tenía iniciativa y empeño, tan solo me faltaba técnica y forma física. Me entrenó, me enseñó todo lo que sé, me dio una nueva familia, hermanos y hermanas en los que confiar mi vida... Desde ese momento, cada vez que iba a entrenar o me enfundaba mis dos espadas a la espalda, me tomaba en serio cada minuto y cada segundo. El objetivo, más que lograr entrar en la Guardia, en aquel momento era el superarme a mí mismo, física, emocional y mentalmente.-Ahora, se fijó en los ojos de la dragona, preciosos y plateados, y esbozó una sonrisa-Así que no. No es una tontería que te tomes en serio tu entrenamiento, Sasha.
Depositó de nuevo su mirada al frente y soltó una corta risa; un fugaz pensamiento se le había venido a la mente.
-Además, yo también estoy empeñado en vencer a tres personas... Hasta ahora, no lo he conseguido, y hacerlo me haría sentir un poco más realizado...-Confesó-...Pero, también he de advertirte que no es el fin del mundo en no poder vencer a alguien. Debes de centrarte en ti misma y mejorar por ti, no por los demás.-Le guiñó un ojo-¿Sabes? Creo que algún día llegarás a vencerme, te lo digo con total sinceridad.
Finalmente, tras casi una hora de paseo, llegaron a internarse en un bosque. Siguiendo el camino, llegaron a un claro, donde las sombras de los árboles traslucían la luz. Era un paraje verde, fresco y bonito, con unas cuantas piedras salpicadas por la zona, quizás las usaría para dejar su comida y después almorzar o merendar algo.
-¡Bien, hemos llegado!-Se bajó con cuidado de Epons. Colocó sus brazos en jarras y miró a su alrededor, como buscando algo en especial. Acto seguido, desvió su mirada hacia la dragona-¿Qué te parece este sitio? Tranquilo, ¿Eh?
La primera parte del camino fue silenciosa. Sashenka no era alguien a la que le gustara malgastar palabras, de eso estaba seguro, pero aún así, notaba en su mirada algo distinto. De vez en cuando, la miraba de reojo para confirmar su hipótesis.
En un momento dado, iba a romper aquel silencio para no llegar a la incomodidad absoluta. Abrió su boca y, antes de poder articular la primera palabra, la dragona se le había adelantado y fue ella quien rompió le silencio.
Aún con la boca abierta, el Sevna hizo un gesto de extrañeza con su rostro.
-...¿Qué?
La dragona lo asaltó con otra pregunta. ¿A qué venía todo eso? Era extraño que siquiera le preocupara la opinión del castaño.
-N-no... Qué va-Dijo como respuesta estándar y de emergencia, aunque claro está que eso para nada le serviría a Sashenka.
Se quedaron unos segundos de silencio tenso, los cuales parecieron horas.
-...Si es por lo que mi hermana dijo antes, discúlpala.-Miró hacia adelante, con la mirada un poco perdida-Soy la única familia que le queda, y se preocupa en demasía por mí-Sonrió, aún con la vista al frente-Desde un tiempo para acá, ella ha adoptado el papel de mi madre...-Ahora sí, miró a Sasha-Para ella, le resultaría una tontería tanto un mero entrenamiento rutinario como toda una batalla por un reino. Prefiere mil veces un hermano vivo a un héroe muerto.-Explicó.
Quizás, eso no respondió a la pregunta de la dragona, por lo que ahora sí, intentó responder con sinceridad lo que él pensaba.
-Yo siempre me tomo los entrenamientos en serio-La miró a los ojos, con seriedad-Siempre-Después, depositó su mirada al frente. La iba alternando entre la dragona y la dirección en la que caminaba la yegua-Hace años, yo era un simple granjero que tenía sueños y esperanzas de grandezas y proezas. Quería un sitio en la historia del reino sirviendo a la Guardia de Lunargenta, a mi Rey y, por supuesto, a los míos...-Suspiró-...Pero no daba la talla... Tras convencer a mis padres, dejar mi granja, mi pueblo, mis antiguos amigos y todo lo conocido, emprendí el viaje a la gran capital para cumplir mi sueño. Ese sueño se truncó en la prueba de admisión. Fui incapaz de golpear una sola vez al instructor. En cambio, él me vapuleo...-Sonrió de medio lado-Abatido, pensé en regresar a casa y quedar atrapado en las garras de mi destino; ser un mero granjero.-Una pequeña brisa se levantó y refrescó aún más el ambiente ya de por sí frío-Por suerte, conocí a alguien. Me dijo que me había visto, decía que tenía iniciativa y empeño, tan solo me faltaba técnica y forma física. Me entrenó, me enseñó todo lo que sé, me dio una nueva familia, hermanos y hermanas en los que confiar mi vida... Desde ese momento, cada vez que iba a entrenar o me enfundaba mis dos espadas a la espalda, me tomaba en serio cada minuto y cada segundo. El objetivo, más que lograr entrar en la Guardia, en aquel momento era el superarme a mí mismo, física, emocional y mentalmente.-Ahora, se fijó en los ojos de la dragona, preciosos y plateados, y esbozó una sonrisa-Así que no. No es una tontería que te tomes en serio tu entrenamiento, Sasha.
Depositó de nuevo su mirada al frente y soltó una corta risa; un fugaz pensamiento se le había venido a la mente.
-Además, yo también estoy empeñado en vencer a tres personas... Hasta ahora, no lo he conseguido, y hacerlo me haría sentir un poco más realizado...-Confesó-...Pero, también he de advertirte que no es el fin del mundo en no poder vencer a alguien. Debes de centrarte en ti misma y mejorar por ti, no por los demás.-Le guiñó un ojo-¿Sabes? Creo que algún día llegarás a vencerme, te lo digo con total sinceridad.
Finalmente, tras casi una hora de paseo, llegaron a internarse en un bosque. Siguiendo el camino, llegaron a un claro, donde las sombras de los árboles traslucían la luz. Era un paraje verde, fresco y bonito, con unas cuantas piedras salpicadas por la zona, quizás las usaría para dejar su comida y después almorzar o merendar algo.
-¡Bien, hemos llegado!-Se bajó con cuidado de Epons. Colocó sus brazos en jarras y miró a su alrededor, como buscando algo en especial. Acto seguido, desvió su mirada hacia la dragona-¿Qué te parece este sitio? Tranquilo, ¿Eh?
Alward Sevna
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Re: Más días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Había agarrado al Sevna por sorpresa, Sasha se percató de que Alward no se había dado cuenta de absolutamente nada, no estaba acostumbrado como ella. A la dragona la habían entrenado desde pequeña para aprender a leer el entorno social, saber escuchar lo que la gente quería decir y lo que decía en realidad para luego poder responder en consecuencia. Venían de mundos muy distintos, el humano era mucho más sencillo en su modo de actuar y pensar.
Se quedó en silencio mientras escuchaba su historia de vida, en eso tampoco se parecían, salvo en la parte de tener la absoluta convicción de que su destino era formar parte de la Guardia. Quizás otros reclutas lo elegían como la única opción para poder tener un futuro económico aceptable, o por tradición si alguien en su familia había formado ya parte del gremio. Pero ese no era el caso de Alward o de Sasha, ellos había elegido en contra de cualquier lógica o recomendación el formar parte de algo que creían que valía la pena.
-Con que una familia... - Siempre que entraban en ese tópico Sasha parecía alejarse emocionalmente, no porque fuera un tema que le causara dolor, era simplemente un concepto que estaba totalmente desligado de cualquier tipo de carga afectiva - Sí es como dices, entonces supondré que lo anterior era solo una broma - Asintió para dar a entender que comprendía la situación - Y me alegra que así sea. Reemplazarte no sería sencillo - Desvió la mirada para fijarse en el Humano - Como compañero de entrenamiento quiero decir -
No respondió al siguiente comentario, y es que no podían ponerse de acuerdo en ese aspecto, para Sashenka toda meta que se propusiera era fundamental, y se los tomaba con la misma seriedad. Era consciente que para la mayoría de las personas la actitud que tomaba en su vida era errónea, pero a la dragona le importaba poco y nada lo que el resto pudiera pensar, estaba convencida de que ella llegaría a lo más alto de la jerarquía mientras que todo aquellos que “se lo tomaban con más calma” terminarían estancados en los rangos medios.
Se bajó del caballo cuando Alward señaló que habían llegado.
-Sí, es un sitio tranquilo y alejado de todo - Comentó Sasha con seriedad, luego llevó su caballo hasta uno de los árboles, en un sitio donde no le fuera a dar el sol para que pudiera pastar tranquilo, y lo ató - Bien, comencemos entonces -
Volvió a sacarse la mochila y a un ritmo lento, meticuloso, pero constante, fue sacando una a una las cosas y acomodándolas a un lado. No parecía percatarse, o sí se daba cuenta lo ignoraba, del bello paisaje que los rodeaba, que el sol era cálido pero no demasiado ya que eran las primeras horas de la mañana, que en esa zona no estaba el escándalo de los vendedores ni de los carros pasando por las calles.
En lugar de hacer algún comentario con respecto a cualquiera de estas cosas, Sasha levantaba una de las bolsas rellenas de arena y las dejaba caer para verificar si resistían los golpes, o agarraba los protectores y las extendía, comprobando su aguante. Sacó también unas bandas que se estiraban, pensaba utilizarlas como resistencia para correr, este tipo de actividades se robaban toda su atención.
Se quedó en silencio mientras escuchaba su historia de vida, en eso tampoco se parecían, salvo en la parte de tener la absoluta convicción de que su destino era formar parte de la Guardia. Quizás otros reclutas lo elegían como la única opción para poder tener un futuro económico aceptable, o por tradición si alguien en su familia había formado ya parte del gremio. Pero ese no era el caso de Alward o de Sasha, ellos había elegido en contra de cualquier lógica o recomendación el formar parte de algo que creían que valía la pena.
-Con que una familia... - Siempre que entraban en ese tópico Sasha parecía alejarse emocionalmente, no porque fuera un tema que le causara dolor, era simplemente un concepto que estaba totalmente desligado de cualquier tipo de carga afectiva - Sí es como dices, entonces supondré que lo anterior era solo una broma - Asintió para dar a entender que comprendía la situación - Y me alegra que así sea. Reemplazarte no sería sencillo - Desvió la mirada para fijarse en el Humano - Como compañero de entrenamiento quiero decir -
No respondió al siguiente comentario, y es que no podían ponerse de acuerdo en ese aspecto, para Sashenka toda meta que se propusiera era fundamental, y se los tomaba con la misma seriedad. Era consciente que para la mayoría de las personas la actitud que tomaba en su vida era errónea, pero a la dragona le importaba poco y nada lo que el resto pudiera pensar, estaba convencida de que ella llegaría a lo más alto de la jerarquía mientras que todo aquellos que “se lo tomaban con más calma” terminarían estancados en los rangos medios.
Se bajó del caballo cuando Alward señaló que habían llegado.
-Sí, es un sitio tranquilo y alejado de todo - Comentó Sasha con seriedad, luego llevó su caballo hasta uno de los árboles, en un sitio donde no le fuera a dar el sol para que pudiera pastar tranquilo, y lo ató - Bien, comencemos entonces -
Volvió a sacarse la mochila y a un ritmo lento, meticuloso, pero constante, fue sacando una a una las cosas y acomodándolas a un lado. No parecía percatarse, o sí se daba cuenta lo ignoraba, del bello paisaje que los rodeaba, que el sol era cálido pero no demasiado ya que eran las primeras horas de la mañana, que en esa zona no estaba el escándalo de los vendedores ni de los carros pasando por las calles.
En lugar de hacer algún comentario con respecto a cualquiera de estas cosas, Sasha levantaba una de las bolsas rellenas de arena y las dejaba caer para verificar si resistían los golpes, o agarraba los protectores y las extendía, comprobando su aguante. Sacó también unas bandas que se estiraban, pensaba utilizarlas como resistencia para correr, este tipo de actividades se robaban toda su atención.
Sashenka Dozorova
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Alward seguía parado en mitad del claro, con los brazos cruzados y mirando hacia los recónditos árboles y los arbustos. Buscaba algo en particular, algo que no tenía la intención de ir a buscar.
Finalmente, pareció otear aquello que buscaba y esbozó una sonrisa. Menos mal que no había ido allí para nada, porque para hacer un entrenamiento normal, no habría hecho falta irse tan lejos de la capital humana.
-¿Sabes por qué nunca puedes vencerme?-Se volteó para mirar a la dragona. Acto seguido, esbozó una sonrisa-Porque entrenas como una recluta-Respondió, esbozando una sonrisilla
De pronto, de entre la maleza se lanzó una daga directamente hacia Sashenka, la cual pasó rozando por milímetros su cabeza, llegando a cortar un pequeño mechón de su pelo. El recorrido del arma terminó con su hoja clavada de forma contundente en uno de los árboles cercanos a la dragona.
Por más que Sasha se fijara bien, allí solo podía ver a Alward, que seguía en la misma posición y con la misma sonrisa, y claramente el arma no había sido lanzada desde una posición tan central.
El humano entonces señaló hacia atrás de la recluta, instándole a que se girara. Allí le esperaba un tipo con cara de pocos amigos. Este la observó en silencio, de brazos cruzados y con una mirada penetrante y examinadora.
-Una mirada decidida, dura y plateada, pero con los reflejos de un cachorro.-Dijo. Después, miró por encima de Sashenka a Alward-¿Esta es la chica?
Alward asintió y se adelantó unos pasos.
-Sashenka, este es El Jefe; un reputado mercenario. Un hábil guerrero curtido en mil y una batallas, y además, una de las tres personas a las que jamás he podido vencer.
Con el mismo gesto tosco y serio que al principio, el Jefe asintió a modo de reverencia.
-Si quieres ser la mejor y destacar por encima de los demás...-Llegó a ponerse junto a la dragona-...Si algún día tienes la intención de vencerme: este hombre puede ayudarte a conseguirlo.
-Eso será si me demuestra estar a la altura. No me gusta perder el tiempo-Gruñó
-¡Lo está!-Afirmó rompiendo una lanza a favor de su compañera-Si no confiara en ella, no la había traído hasta ti-De forma breve la miró mientras y le sonrió.
-Bien.-Centró su mirada en la dragona-Te advierto que mis entrenamientos son duros y pueden llegar a hacerte daño. Aun así, ¿Aceptas?
Tras la respuesta de la dragona, el mercenario empezó a caminar sin previo aviso hacia los objetos que Sasha había traído consigo. Tras este estar unos segundos deliberando, Alward se quedó junto a la recluta.
-Es un tipo tosco y de pocas palabras...-Comentó-...más o menos como tú-Dijo con un tono bromista-Seguro que os entendéis
-Chico, ayúdame con una cosa-Llamó a Alward, y este acudió a la llamada.-Se ha traído buen material. Me ha dado ideas...
Entre los dos comentaron qué iban a hacer. Luego de eso, el mercenario agarró tres sacos de arena y con la ayuda del Sevna los ató con una cuerda larga. Tras eso, ambos se fueron hasta uno de los árboles y el veterano fue el encargado de colocarse entre dos ramas, atando la cuerda por el otro extremo al de los sacos a una de las ramas; la más robusta.
Acto seguido, el veterano bajó. Alward le dijo a Sasha que se acercara, ya que el entrenamiento iba a empezar.
-Este ejercicio es muy sencillo.-Dijo con los sacos de arena agarrados-Tiraré los sacos con fuerza hacia la dirección contraria en la que estés, y estos volverán con fuerza hacia ti. Lo único que debes de hacer es pararlos sin que te tumben.
-Este ejercicio lo solemos hacer con otro material, pero para el caso es lo mismo.-Empezó a gesticular los movimientos que Sasha debería hacer-Cuando el Jefe lance los sacos, te colocas aquí-Tensó su posición, manteniendo su centro de gravedad activo y fuerte. Entonces el veterano lanzó los sacos-Después, calculas el tiempo en el que llos sacos de arena tardan en bajar y...-Los sacos bajaron violentamente haciendo un movimiento pendular y el Sevna los detuvo con ambas manos. Debido a la inercia de la fuerza y la dificultad de la ejecución, el castaño fue arrastrado unos pasos hacia atrás a ras de césped, pero manteniendo en todo momento su postura firme-...Empleas toda tu fuerza de cintura para arriba para pararlos, y la fuerza de cintura para abajo se centra en mantenerte en pie...-Habló con dificultad tras el esfuerzo. Acto seguido, se separó de los sacos y soltó un largo suspiro-No te preocupes si no te sale a la primera. A mí me llevó un par de meses pararlos...
El Jefe asintió, corroborando las palabras de Alward.
-Lo normal es que te tumbes y salgas volando. Ten cuidado.-Le advirtió.
-Ahora prueba tú-Le animó posando una mano sobre su hombro y empujándola levemente al sitio que le correspondía-Este es el ejercicio más liviano, y el más básico.
Finalmente, pareció otear aquello que buscaba y esbozó una sonrisa. Menos mal que no había ido allí para nada, porque para hacer un entrenamiento normal, no habría hecho falta irse tan lejos de la capital humana.
-¿Sabes por qué nunca puedes vencerme?-Se volteó para mirar a la dragona. Acto seguido, esbozó una sonrisa-Porque entrenas como una recluta-Respondió, esbozando una sonrisilla
De pronto, de entre la maleza se lanzó una daga directamente hacia Sashenka, la cual pasó rozando por milímetros su cabeza, llegando a cortar un pequeño mechón de su pelo. El recorrido del arma terminó con su hoja clavada de forma contundente en uno de los árboles cercanos a la dragona.
Por más que Sasha se fijara bien, allí solo podía ver a Alward, que seguía en la misma posición y con la misma sonrisa, y claramente el arma no había sido lanzada desde una posición tan central.
El humano entonces señaló hacia atrás de la recluta, instándole a que se girara. Allí le esperaba un tipo con cara de pocos amigos. Este la observó en silencio, de brazos cruzados y con una mirada penetrante y examinadora.
-Una mirada decidida, dura y plateada, pero con los reflejos de un cachorro.-Dijo. Después, miró por encima de Sashenka a Alward-¿Esta es la chica?
Alward asintió y se adelantó unos pasos.
-Sashenka, este es El Jefe; un reputado mercenario. Un hábil guerrero curtido en mil y una batallas, y además, una de las tres personas a las que jamás he podido vencer.
Con el mismo gesto tosco y serio que al principio, el Jefe asintió a modo de reverencia.
-Si quieres ser la mejor y destacar por encima de los demás...-Llegó a ponerse junto a la dragona-...Si algún día tienes la intención de vencerme: este hombre puede ayudarte a conseguirlo.
-Eso será si me demuestra estar a la altura. No me gusta perder el tiempo-Gruñó
-¡Lo está!-Afirmó rompiendo una lanza a favor de su compañera-Si no confiara en ella, no la había traído hasta ti-De forma breve la miró mientras y le sonrió.
-Bien.-Centró su mirada en la dragona-Te advierto que mis entrenamientos son duros y pueden llegar a hacerte daño. Aun así, ¿Aceptas?
Tras la respuesta de la dragona, el mercenario empezó a caminar sin previo aviso hacia los objetos que Sasha había traído consigo. Tras este estar unos segundos deliberando, Alward se quedó junto a la recluta.
-Es un tipo tosco y de pocas palabras...-Comentó-...más o menos como tú-Dijo con un tono bromista-Seguro que os entendéis
-Chico, ayúdame con una cosa-Llamó a Alward, y este acudió a la llamada.-Se ha traído buen material. Me ha dado ideas...
Entre los dos comentaron qué iban a hacer. Luego de eso, el mercenario agarró tres sacos de arena y con la ayuda del Sevna los ató con una cuerda larga. Tras eso, ambos se fueron hasta uno de los árboles y el veterano fue el encargado de colocarse entre dos ramas, atando la cuerda por el otro extremo al de los sacos a una de las ramas; la más robusta.
Acto seguido, el veterano bajó. Alward le dijo a Sasha que se acercara, ya que el entrenamiento iba a empezar.
-Este ejercicio es muy sencillo.-Dijo con los sacos de arena agarrados-Tiraré los sacos con fuerza hacia la dirección contraria en la que estés, y estos volverán con fuerza hacia ti. Lo único que debes de hacer es pararlos sin que te tumben.
-Este ejercicio lo solemos hacer con otro material, pero para el caso es lo mismo.-Empezó a gesticular los movimientos que Sasha debería hacer-Cuando el Jefe lance los sacos, te colocas aquí-Tensó su posición, manteniendo su centro de gravedad activo y fuerte. Entonces el veterano lanzó los sacos-Después, calculas el tiempo en el que llos sacos de arena tardan en bajar y...-Los sacos bajaron violentamente haciendo un movimiento pendular y el Sevna los detuvo con ambas manos. Debido a la inercia de la fuerza y la dificultad de la ejecución, el castaño fue arrastrado unos pasos hacia atrás a ras de césped, pero manteniendo en todo momento su postura firme-...Empleas toda tu fuerza de cintura para arriba para pararlos, y la fuerza de cintura para abajo se centra en mantenerte en pie...-Habló con dificultad tras el esfuerzo. Acto seguido, se separó de los sacos y soltó un largo suspiro-No te preocupes si no te sale a la primera. A mí me llevó un par de meses pararlos...
El Jefe asintió, corroborando las palabras de Alward.
-Lo normal es que te tumbes y salgas volando. Ten cuidado.-Le advirtió.
-Ahora prueba tú-Le animó posando una mano sobre su hombro y empujándola levemente al sitio que le correspondía-Este es el ejercicio más liviano, y el más básico.
- El Jefe:
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Alward Sevna
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Por un segundo, o menos quizás, por una fracción de segundo, al ver la sonrisa pícara del humano, seguido de un apenas audible sonido entre los matorrales, Sashenka creyó que había sido engañada y la habían conducido a una trampa. Un objeto filoso pasando cerca de ella, seguido de la caída de sus cabellos cortados, no ayudó a su confusión general. Su primer instinto fue levanta la lanza y ponerse en guardia, pero algo detuvo su movimiento, cuando se giró para mirar había un hombre a su lado, apoyando una mano en la base del arma para impedirle desenfundar.
Frunció el ceño y parecía que iba a gruñir más que a hablar.
-No soy “la chica”, soy Sashenka Dozorova - Era la segunda vez en el día que alguien se dirigía a ella de modo indirecto - Y será mejor que te expliques en este mismo instante, Sevna - Sí las miradas mataran seguramente el Humano hubiese caído fulminado en ese instante.
Aparentemente se conocían de hace un tiempo y era algo así como un maestro para Alward, alguien que le había enseñado muchas de las cosas que sabía. La dragona entrecerró los ojos, evaluando la situación, no le gustaba que la llevaran engañada pero sí eso podía darle la oportunidad de mejorar en su modo de pelea entonces parecía que el Humano no se merecía su odio.
-Claro que acepto - Aún tenía mal gesto, pero parecía ser producto más bien de la vergüenza por haber sido sorprendida con la guardia baja que otra cosa - Siento sí lo malinterprete, Alward -
No hizo comentarios cuando mencionó las similitudes entre el mercenario y Sasha, había algo que estaba dando vueltas por su cabeza y no quería decirlo. Dejó que los dos hombres se encargaran de los preparativos mientras intentaba calmarse, sí no mantenía la mente fría no podría superar los desafíos que seguramente le tenían preparado “Esto es como una prueba ¡Concentrate Sasha!” Respiró profundo tres veces y se acercó hacía dónde estaban los otros dos.
Se paró en donde hasta unos segundos atrás había estado Alward y aflojó un poco los músculos antes de ponerse en guardia. Bajó la cintura, levantó las manos y afirmó los pies en el piso, algo parecido a lo que hacía cuando levantaba el escudo para protegerse de una embestida.
-Adelante - Dijo en tono serio y resuelto.
Tal como habían predicho, la dragona fue derribada por la bolsa, cayó de espalda y levantó una polvareda. El saco relleno de arena se siguió balanceando ida y vuelta pasando por arriba de Sasha, como si se burlara de su incapacidad para detenerla. Pero claramente una cosa así no iba a hacer que Dozorova se diera por vencida, flexionó las piernas y de un salto se puso en pie.
-¡Otra vez! - Agarró el saco y lo empujó hacía el Mercenario para que volviera a arrojarlo.
Repitió la acción una y otra vez, a menos que alguien la detuviera, sería capaz de realizarlo hasta que el sol bajara por el horizonte o las fuerzas le fallaran y cayera rendida.
Frunció el ceño y parecía que iba a gruñir más que a hablar.
-No soy “la chica”, soy Sashenka Dozorova - Era la segunda vez en el día que alguien se dirigía a ella de modo indirecto - Y será mejor que te expliques en este mismo instante, Sevna - Sí las miradas mataran seguramente el Humano hubiese caído fulminado en ese instante.
Aparentemente se conocían de hace un tiempo y era algo así como un maestro para Alward, alguien que le había enseñado muchas de las cosas que sabía. La dragona entrecerró los ojos, evaluando la situación, no le gustaba que la llevaran engañada pero sí eso podía darle la oportunidad de mejorar en su modo de pelea entonces parecía que el Humano no se merecía su odio.
-Claro que acepto - Aún tenía mal gesto, pero parecía ser producto más bien de la vergüenza por haber sido sorprendida con la guardia baja que otra cosa - Siento sí lo malinterprete, Alward -
No hizo comentarios cuando mencionó las similitudes entre el mercenario y Sasha, había algo que estaba dando vueltas por su cabeza y no quería decirlo. Dejó que los dos hombres se encargaran de los preparativos mientras intentaba calmarse, sí no mantenía la mente fría no podría superar los desafíos que seguramente le tenían preparado “Esto es como una prueba ¡Concentrate Sasha!” Respiró profundo tres veces y se acercó hacía dónde estaban los otros dos.
Se paró en donde hasta unos segundos atrás había estado Alward y aflojó un poco los músculos antes de ponerse en guardia. Bajó la cintura, levantó las manos y afirmó los pies en el piso, algo parecido a lo que hacía cuando levantaba el escudo para protegerse de una embestida.
-Adelante - Dijo en tono serio y resuelto.
Tal como habían predicho, la dragona fue derribada por la bolsa, cayó de espalda y levantó una polvareda. El saco relleno de arena se siguió balanceando ida y vuelta pasando por arriba de Sasha, como si se burlara de su incapacidad para detenerla. Pero claramente una cosa así no iba a hacer que Dozorova se diera por vencida, flexionó las piernas y de un salto se puso en pie.
-¡Otra vez! - Agarró el saco y lo empujó hacía el Mercenario para que volviera a arrojarlo.
Repitió la acción una y otra vez, a menos que alguien la detuviera, sería capaz de realizarlo hasta que el sol bajara por el horizonte o las fuerzas le fallaran y cayera rendida.
Sashenka Dozorova
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Re: Más días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
El resultado fue el esperado. Alward miró a la dragona preocupado, pero sabía que no debía intervenir en su entrenamiento. Capaz que el mínimo gesto de ayuda lo tomara como una ofensa para ella misma. Ambos humanos se quedaron de brazos cruzados, en posiciones opuestas, observando cómo a Sashenka se le estrellaba una y otra vez aquel saco de arena.
-Tienes que estar familiarizada con las embestidas, ¿No? Pues esto es lo mismo-Mencionó al saber el estilo de combate que la dragona empleaba-Si logras dominar esto, nadie podrá derribarte ¡Serás una muralla!-La alentó.
El Jefe, por su parte, miraba a Sashenka con severidad y en silencio, como si en su interior estuviera haciendo una especie de evaluación. Su rostro no mostraba la más mínima empatía.
Pasó casi una hora de golpes y caídas. La dragona pareció acostumbrarse, pero aún estaba lejos de dominar aquel ejercicio. En todo ese tiempo, Alward le había estado dando ánimos, indicaciones y consejos a la recluta. El veterano, por su parte, se mantuvo en su estado inicial hasta que, de buenas a primeras, rompió su silencio.
-Es suficiente.-Dijo, con rotundidad.
Le daba igual lo que la dragona opinara o quisiera. Él era quien mandaba y daba por finalizado aquel ejercicio. No iba a darle explicaciones, simplemente pasó a otra cosa.
-Lo has hecho muy bien para ser la primera vez-Le animó Alward con una sonrisa gentil.
Después de aquello, el veterano montó una especie de circuito. Este se basaba en un recorrido inicial de tres palos de madera clavados de forma vertical en el césped, un segundo recorrido con dos sacos de arena grandes (formados cada uno por dos sacos, en total eran cuatro) y un punto final que no desveló.
-Lancera, ¿Verdad?-Preguntó a Sashenka-Por muy contundente y tosco que sea tu estilo de combate, todo buen guerrero necesita un buen juego de pies y la coordinación de todo su cuerpo.-Explicó-Este circuito te ayudará a todo eso. En la Guardia simplemente hacéis lo básico: correr, fuerza y pegarles como inútiles a muñecos que no aportan nada. Con suerte, hay días en los que entrenas con compañeros...-Alward asintió y sonrió con un tono sarcástico a la dragona. Prácticamente ellos dos eran los que más entrenaban.-Un combate real es diferente a todo eso, y necesitará de tus mejores capacidades.-Señaló a las diferentes partes del circuito-Primera parte: sortear con zancadas largas, las mínimas posibles la distancia que cubren los palos. Con tres estaría bien.-Pasó a la siguiente parte-Esos sacos de arena reemplazarán a los muñecos. Pegaréis un golpe a cada uno.-Señaló a la última posición, justo detrás de los dos muñecos-Allí estaré esperando yo. Os atacaré a vuestro flanco más débil, no tendré piedad.-Comentó
-Tranquila, no te trinchará como a un pollo, tan solo lo parecerá-Bromeó
Una vez todo explicado. Alward se colocó el primero para hacer una demostración inicial a la dragona. Desenvainó sus armas, que no eran las que habitualmente solía llevar, estas eran de entrenamiento. Las de verdad las había dejado en el Rancho de Cid.
Tras lanzar una mirada al Jefe y asentir, su rostro cambió totalmente a uno de completa concentración. Frunció el ceño y salió disparado hacia adelante. Tres zancadas hasta el primer palo, cuatro hasta el segundo y tres zancadas y media hasta el segundo. Los palos tenían truco, y es que no estaban totalmente alineados, si no que su trayectoria estaba un poco desviada.
Cuando llegó a los sacos, rápidamente fintó hacia uno y lo golpeó, acto seguido giró sobre su propio eje y con el arma opuesta golpeó al otro. Pasó entre los dos sacos y vio cómo el veterano se le echaba encima. Alward descuidó su flanco frontal aéreo y el Jefe no tardó en notarlo y abalanzarse sobre él.
El Sevna reaccionó rápido y puso sus armas en cruz, protegiéndose de los múltiples ataques del veterano. En uno de estos, una de sus espadas salió volando porque no la había agarrado bien, aun así, el castaño mantuvo el tipo bastante tiempo hasta que el veterano le flanqueó por uno de sus lados. La trayectoria de su arma se detuvo justo al casi tocar el costado de Alward.
-Muerto. Probablemente.-Dijo
Alward cerró los ojos y suspiró.
-Otra vez-Lo miró con decisión.
El Jefe asintió.
-Esta vez agarra mejor el arma.-Le dijo
Sin más, Alward fue a recoger su arma caída y se colocó de nuevo en la posición de salida.
Dispuesto una vez más, hizo el circuito y llegó hasta la zona donde le esperaba el veterano. Esta vez si pudo contener todos sus ataques. Le costó, pero al menos se defendió bien.
-...¡Otra vez!-Estaba cansado, pero quería hacerlo una última vez antes de dejarle el turno a Sashenka.
De nuevo, el castaño volvió a hacerlo, y se defendió de todos los ataques del veterano. Acabó extenuado. Envainó las armas y miró a la dragona con una mirada segura, indicándole que era su turno.
-Tienes que estar familiarizada con las embestidas, ¿No? Pues esto es lo mismo-Mencionó al saber el estilo de combate que la dragona empleaba-Si logras dominar esto, nadie podrá derribarte ¡Serás una muralla!-La alentó.
El Jefe, por su parte, miraba a Sashenka con severidad y en silencio, como si en su interior estuviera haciendo una especie de evaluación. Su rostro no mostraba la más mínima empatía.
Pasó casi una hora de golpes y caídas. La dragona pareció acostumbrarse, pero aún estaba lejos de dominar aquel ejercicio. En todo ese tiempo, Alward le había estado dando ánimos, indicaciones y consejos a la recluta. El veterano, por su parte, se mantuvo en su estado inicial hasta que, de buenas a primeras, rompió su silencio.
-Es suficiente.-Dijo, con rotundidad.
Le daba igual lo que la dragona opinara o quisiera. Él era quien mandaba y daba por finalizado aquel ejercicio. No iba a darle explicaciones, simplemente pasó a otra cosa.
-Lo has hecho muy bien para ser la primera vez-Le animó Alward con una sonrisa gentil.
Después de aquello, el veterano montó una especie de circuito. Este se basaba en un recorrido inicial de tres palos de madera clavados de forma vertical en el césped, un segundo recorrido con dos sacos de arena grandes (formados cada uno por dos sacos, en total eran cuatro) y un punto final que no desveló.
-Lancera, ¿Verdad?-Preguntó a Sashenka-Por muy contundente y tosco que sea tu estilo de combate, todo buen guerrero necesita un buen juego de pies y la coordinación de todo su cuerpo.-Explicó-Este circuito te ayudará a todo eso. En la Guardia simplemente hacéis lo básico: correr, fuerza y pegarles como inútiles a muñecos que no aportan nada. Con suerte, hay días en los que entrenas con compañeros...-Alward asintió y sonrió con un tono sarcástico a la dragona. Prácticamente ellos dos eran los que más entrenaban.-Un combate real es diferente a todo eso, y necesitará de tus mejores capacidades.-Señaló a las diferentes partes del circuito-Primera parte: sortear con zancadas largas, las mínimas posibles la distancia que cubren los palos. Con tres estaría bien.-Pasó a la siguiente parte-Esos sacos de arena reemplazarán a los muñecos. Pegaréis un golpe a cada uno.-Señaló a la última posición, justo detrás de los dos muñecos-Allí estaré esperando yo. Os atacaré a vuestro flanco más débil, no tendré piedad.-Comentó
-Tranquila, no te trinchará como a un pollo, tan solo lo parecerá-Bromeó
Una vez todo explicado. Alward se colocó el primero para hacer una demostración inicial a la dragona. Desenvainó sus armas, que no eran las que habitualmente solía llevar, estas eran de entrenamiento. Las de verdad las había dejado en el Rancho de Cid.
Tras lanzar una mirada al Jefe y asentir, su rostro cambió totalmente a uno de completa concentración. Frunció el ceño y salió disparado hacia adelante. Tres zancadas hasta el primer palo, cuatro hasta el segundo y tres zancadas y media hasta el segundo. Los palos tenían truco, y es que no estaban totalmente alineados, si no que su trayectoria estaba un poco desviada.
Cuando llegó a los sacos, rápidamente fintó hacia uno y lo golpeó, acto seguido giró sobre su propio eje y con el arma opuesta golpeó al otro. Pasó entre los dos sacos y vio cómo el veterano se le echaba encima. Alward descuidó su flanco frontal aéreo y el Jefe no tardó en notarlo y abalanzarse sobre él.
El Sevna reaccionó rápido y puso sus armas en cruz, protegiéndose de los múltiples ataques del veterano. En uno de estos, una de sus espadas salió volando porque no la había agarrado bien, aun así, el castaño mantuvo el tipo bastante tiempo hasta que el veterano le flanqueó por uno de sus lados. La trayectoria de su arma se detuvo justo al casi tocar el costado de Alward.
-Muerto. Probablemente.-Dijo
Alward cerró los ojos y suspiró.
-Otra vez-Lo miró con decisión.
El Jefe asintió.
-Esta vez agarra mejor el arma.-Le dijo
Sin más, Alward fue a recoger su arma caída y se colocó de nuevo en la posición de salida.
Dispuesto una vez más, hizo el circuito y llegó hasta la zona donde le esperaba el veterano. Esta vez si pudo contener todos sus ataques. Le costó, pero al menos se defendió bien.
-...¡Otra vez!-Estaba cansado, pero quería hacerlo una última vez antes de dejarle el turno a Sashenka.
De nuevo, el castaño volvió a hacerlo, y se defendió de todos los ataques del veterano. Acabó extenuado. Envainó las armas y miró a la dragona con una mirada segura, indicándole que era su turno.
Alward Sevna
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Re: Más días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
La dragona aún estaba en proceso de acostumbrarse a entrenar junto a otras personas, durante toda su vida se había dedicado a ejercitarse por su cuenta y casi siempre a escondidas, las pocas veces que sus padres la habían encontrado realizando sus prácticas las consecuencias resultaron de lo más desagradables. Por esto resultaba extraño el tener a alguien al lado que la alentara y le diera ánimos a pesar de que claramente no lo estaba haciendo bien.
Ya había perdido la cuenta de la cantidad de veces que se había caído cuando escuchó la voz de alto. Como buena recluta se detuvo de inmediato.
-Pero no fue suficiente - Les respondió Sasha, sería, sin mirarlo, mientras se limpiaba el sudor del rostro.
Cuando el mercenario preguntó si era lancera la dragona solo asintió, la explicación que daba tenía bastante sentido, la Guardia no se encargaba de ofrecer un entrenamiento especializado o adaptado a los estilos de pelea de cada uno. En los patios de entrenamiento siempre había algún grupo de reclutas ejercitándose, pero en líneas generales todos hacían lo mismo, no había tiempo ni recursos para encargarse de sus individualidades.
-Bien - Dijo cuando terminaron de explicarle cómo sería el circuito, nunca había hecho algo como eso pero sonaba divertido. A su lado Alward parecía estar bastante animado con la situación, Sashenka había estado seria mientras prestaba atención a las instrucciones, pero cuando el Humano hizo una broma la mujer correspondió al gesto con una pequeña sonrisa - No te confíes, quizás logre completarlo antes que tu - Era algo así como un desafío, sólo una pequeña provocación antes de comenzar con la parte dura del entrenamiento.
Se quedó de brazos cruzados viendo cómo lo hacía el Sevna, resultaba evidente que el Humano era mucho más ágil que Sasha, eso era en parte por la experiencia, pero también por las diferencias entre sus estilos de combate. Aún así, le sirvió para darse cuenta de algunas cosas y preparar en su cabeza el esquema de lo que iba a hacer.
Cuando le dieron la señal para que empezara, Sashenka ya tenía su lanza en la mano, por el momento prefirió dejar el escudo ya que en una prueba que requería moverse tanto no sería conveniente llevarlo. Dio unos pocos saltitos en el lugar, sentía que se le habían enfriado los músculos durante la espera, y en cuando el mercenario le hizo un gesto se lanzó hacía el circuito.
La parte de los palos parecía muy sencilla desde afuera, pero la primera vez que lo intentó rozó con las piernas la mayoría de ellos, no llegó a tirarlos, pero sí a moverlos “Si fueran trampas o cuchillas ya me habría quedado sin piernas” pensó Sasha mientras pasaba a la siguiente parte. Las bolsas no resultaron tan complicadas pero porque a diferencia de Alward se dedicó a detenerlas con el cuerpo y aprovechar la proximidad para golpearlas, el estilo de la dragona incluía el utilizar su resistencia, no esquivar.
Y finalmente estaba El Jefe, para eso no tenía manera de prepararse, se suponía que el Mercenario buscaría precisamente los lugares que Sasha dejara al descubierto. Siquiera pudo ver por dónde venía, para cuando se percató del ataque el arma del enemigo la había tocado en tres sitios distintos, todos puntos potencialmente mortales.
-Muerta. Sin lugar a duda -
No era necesario que lo dijera, resultaba más que evidente, Dozorova gruñó, enojada por su incapacidad para defenderse. No dijo nada, solo fue al comienzo del circuito, lanzó aire por la nariz con enfado y volvió a empezar. Las siguientes veces el resultado no fue muy diferente, en algunas oportunidades hacía mejor el comienzo y un poco más flojo la parte de las bolsas, otras veces al revés, pero sea como fuere, al final siempre era irremediablemente “asesinada” por el Mercenario.
En el último intento su cuerpo ya estaba cansado, pero no quería rendirse aún, intentó girarse para evitar uno de los ataques pero perdió el equilibrio y terminó golpeándose sola contra el arma de su oponente en el tabique. Dio dos pasos hacía atrás mientras se agarraba el rostro.
-¡Pero que error más estúpido!- Se gritó a sí misma.
Ya había perdido la cuenta de la cantidad de veces que se había caído cuando escuchó la voz de alto. Como buena recluta se detuvo de inmediato.
-Pero no fue suficiente - Les respondió Sasha, sería, sin mirarlo, mientras se limpiaba el sudor del rostro.
Cuando el mercenario preguntó si era lancera la dragona solo asintió, la explicación que daba tenía bastante sentido, la Guardia no se encargaba de ofrecer un entrenamiento especializado o adaptado a los estilos de pelea de cada uno. En los patios de entrenamiento siempre había algún grupo de reclutas ejercitándose, pero en líneas generales todos hacían lo mismo, no había tiempo ni recursos para encargarse de sus individualidades.
-Bien - Dijo cuando terminaron de explicarle cómo sería el circuito, nunca había hecho algo como eso pero sonaba divertido. A su lado Alward parecía estar bastante animado con la situación, Sashenka había estado seria mientras prestaba atención a las instrucciones, pero cuando el Humano hizo una broma la mujer correspondió al gesto con una pequeña sonrisa - No te confíes, quizás logre completarlo antes que tu - Era algo así como un desafío, sólo una pequeña provocación antes de comenzar con la parte dura del entrenamiento.
Se quedó de brazos cruzados viendo cómo lo hacía el Sevna, resultaba evidente que el Humano era mucho más ágil que Sasha, eso era en parte por la experiencia, pero también por las diferencias entre sus estilos de combate. Aún así, le sirvió para darse cuenta de algunas cosas y preparar en su cabeza el esquema de lo que iba a hacer.
Cuando le dieron la señal para que empezara, Sashenka ya tenía su lanza en la mano, por el momento prefirió dejar el escudo ya que en una prueba que requería moverse tanto no sería conveniente llevarlo. Dio unos pocos saltitos en el lugar, sentía que se le habían enfriado los músculos durante la espera, y en cuando el mercenario le hizo un gesto se lanzó hacía el circuito.
La parte de los palos parecía muy sencilla desde afuera, pero la primera vez que lo intentó rozó con las piernas la mayoría de ellos, no llegó a tirarlos, pero sí a moverlos “Si fueran trampas o cuchillas ya me habría quedado sin piernas” pensó Sasha mientras pasaba a la siguiente parte. Las bolsas no resultaron tan complicadas pero porque a diferencia de Alward se dedicó a detenerlas con el cuerpo y aprovechar la proximidad para golpearlas, el estilo de la dragona incluía el utilizar su resistencia, no esquivar.
Y finalmente estaba El Jefe, para eso no tenía manera de prepararse, se suponía que el Mercenario buscaría precisamente los lugares que Sasha dejara al descubierto. Siquiera pudo ver por dónde venía, para cuando se percató del ataque el arma del enemigo la había tocado en tres sitios distintos, todos puntos potencialmente mortales.
-Muerta. Sin lugar a duda -
No era necesario que lo dijera, resultaba más que evidente, Dozorova gruñó, enojada por su incapacidad para defenderse. No dijo nada, solo fue al comienzo del circuito, lanzó aire por la nariz con enfado y volvió a empezar. Las siguientes veces el resultado no fue muy diferente, en algunas oportunidades hacía mejor el comienzo y un poco más flojo la parte de las bolsas, otras veces al revés, pero sea como fuere, al final siempre era irremediablemente “asesinada” por el Mercenario.
En el último intento su cuerpo ya estaba cansado, pero no quería rendirse aún, intentó girarse para evitar uno de los ataques pero perdió el equilibrio y terminó golpeándose sola contra el arma de su oponente en el tabique. Dio dos pasos hacía atrás mientras se agarraba el rostro.
-¡Pero que error más estúpido!- Se gritó a sí misma.
Sashenka Dozorova
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Re: Más días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Sasha le comentó alguna vez cómo entrenaba a solas cuando vivía en el norte. Sabía que eso no daba lugar a muchas variaciones o nuevas rutinas en los entrenamientos, ni siquiera le prepararía frente a un combate real. Aunque, gracias a ello consiguió las cualidades físicas de las que goza, y también ayudó a que luciera tan esbelta y hermosa... Estaba pensando cosas que no debería. En su soledad, negó con la cabeza para volver a la situación real y al mundo físico.
El castaño observaba de brazos cruzados a Sasha. Era su primera vez en ese circuito, no esperaba que lo hiciera a la perfección. Cuando llegaba a Raven, este la vencía con facilidad. Alguien que se ha enfrentado cara a cara con la muerte tantas veces es difícil de vencer, y la dragona no debería sentirse mal por aquello.
En uno de los tantos intentos de la recluta por completar el circuito, dio un traspié y se golpeó con severidad la nariz. Entonces, las alarmas de Alward saltaron. El veterano, por su parte se quedó quieto, observando a la dragona.
El Sevna se acercó a su compañera.
-¿¡Estás bien!?-Visiblemente preocupado quiso examinar el rostro de Sashenka, aunque esta seguramente no le dejaría
El Jefe bajó sus armas y soltó un fugaz suspiró. También parecía algo cansado, aunque no lo quisiera admitir.
-Es suficiente.-Dijo-Tomaos un descanso. Luego seguimos.-Dijo mientras se disponía a recoger todos los materiales y los dejaba en un sitio específico para tenerlos ordenados.
-Lo has hecho bien, Sasha. No debes preocuparte.-Intentó animarla-...He traído comida por si quieres...-Señaló a Epons, esta las guardaba en su alforja.
El Jefe, por su parte, se fue a una roca plana cercana y se sentó en esta con los pies cruzados. Dejó las vainas de sus espadas a un lado y se puso en posición de meditación, cerrando los ojos y concentrándose al máximo. Siempre le gustaba abstraerse de todo y concentrarse en sus pensamientos, era como una especie de ritual que tenía después de cada entrenamiento, y según él, le ayudaba a que las fuerzas se recuperaran más rápido. Lo aprendió de los monjes dragones que viven por las cordilleras del norte.
Quisiera o no, Alward iba a comer un poco. Todo aquello le había dejado extenuado, y seguramente estarían más de una hora para recuperar todas las fuerzas. Al menos siempre que entrenaba con Raven era así.
El castaño se acercó hasta su yegua y de su alforja sacó un trozo de pan. Estaba mustio y duro, pero era lo mejor que tenía.
-...Maldito Cid... Me dijo que el pan era nuevo-refunfuñó entre dientes.
Estaba preocupado por Sasha. Sabía que no aceptaba las derrotas, y aquel tropiezo supondría una humillación para ella. La miró con disimulo, procurando no molestarla demasiado. También le preocupaba el hecho de haberla molestado por el hecho de compadecerse de ella.
El castaño observaba de brazos cruzados a Sasha. Era su primera vez en ese circuito, no esperaba que lo hiciera a la perfección. Cuando llegaba a Raven, este la vencía con facilidad. Alguien que se ha enfrentado cara a cara con la muerte tantas veces es difícil de vencer, y la dragona no debería sentirse mal por aquello.
En uno de los tantos intentos de la recluta por completar el circuito, dio un traspié y se golpeó con severidad la nariz. Entonces, las alarmas de Alward saltaron. El veterano, por su parte se quedó quieto, observando a la dragona.
El Sevna se acercó a su compañera.
-¿¡Estás bien!?-Visiblemente preocupado quiso examinar el rostro de Sashenka, aunque esta seguramente no le dejaría
El Jefe bajó sus armas y soltó un fugaz suspiró. También parecía algo cansado, aunque no lo quisiera admitir.
-Es suficiente.-Dijo-Tomaos un descanso. Luego seguimos.-Dijo mientras se disponía a recoger todos los materiales y los dejaba en un sitio específico para tenerlos ordenados.
-Lo has hecho bien, Sasha. No debes preocuparte.-Intentó animarla-...He traído comida por si quieres...-Señaló a Epons, esta las guardaba en su alforja.
El Jefe, por su parte, se fue a una roca plana cercana y se sentó en esta con los pies cruzados. Dejó las vainas de sus espadas a un lado y se puso en posición de meditación, cerrando los ojos y concentrándose al máximo. Siempre le gustaba abstraerse de todo y concentrarse en sus pensamientos, era como una especie de ritual que tenía después de cada entrenamiento, y según él, le ayudaba a que las fuerzas se recuperaran más rápido. Lo aprendió de los monjes dragones que viven por las cordilleras del norte.
Quisiera o no, Alward iba a comer un poco. Todo aquello le había dejado extenuado, y seguramente estarían más de una hora para recuperar todas las fuerzas. Al menos siempre que entrenaba con Raven era así.
El castaño se acercó hasta su yegua y de su alforja sacó un trozo de pan. Estaba mustio y duro, pero era lo mejor que tenía.
-...Maldito Cid... Me dijo que el pan era nuevo-refunfuñó entre dientes.
Estaba preocupado por Sasha. Sabía que no aceptaba las derrotas, y aquel tropiezo supondría una humillación para ella. La miró con disimulo, procurando no molestarla demasiado. También le preocupaba el hecho de haberla molestado por el hecho de compadecerse de ella.
Alward Sevna
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Cuando Alward se acercó Sasha levantó solo una mano y lo mantuvo alejado, mientras que con la otra se seguía tapando el rostro adolorido. Con dos dedos se revisó el tabique, el dolor era tan agudo que por un segundo la dragona temió el habérselo roto, pero por suerte estaba bien. Se enderezó y movió un poco la nariz, cuando escuchó al Mercenario decir que tomarían un descanso asintió, miró al Humano, estaba preocupado de que la joven no tolerada bien el haber fallado.
-Lo haré mejor luego de haber descansado - No era una opinión, lo decía con la convicción absoluta que era característica de ella - Comamos entonces -
Era obstinada, pero no tanto como para no percatarse que los descansos y las comidas eran igual de importantes que todo el resto. Sashenka había ocupado gran parte del espacio de su mochila llevando material de entrenamiento, aún así, no se había olvidado de la comida, tenía cuatro manzanas guardadas en el fondo.
Estando aún a cierta distancia, llamo a Alward.
-Agarralas - Fue la única advertencia que hizo la dragona antes de arrojarle dos de las manzanas - Si sólo comes pan te llenarás pero no te dará fuerzas - Abrir la boca le hacía doler el golpe en la nariz... Pero tenía hambre - Necesitaré, mmm, ayuda con esto cuando terminemos de comer - Se señaló la nariz.
Se sentó sobre el pasto manteniendo las piernas de costado, costumbre adquirida de demasiados años usando vestido, una mano la apoyaba en la tierra para sostenerse mientras que con la otra comía.
-¿Y? ¿Qué crees? - La dragona había vuelto a su gesto serio y profesional - Dime en qué puedo mejorar - Alward tenía mucha más experiencia en batallas reales, por lo que era la segunda persona más adecuada en ese sitio para darle consejos a Sasha
Siguió comiendo la manzana mientras escuchaba la respuesta del Sevna, no le ofreció nada al Jefe porque estaba meditando, ella sabía lo molesto que era cuando a uno lo interrumpían en medio de eso. Cuando terminó volvió a levantarse y fue hasta su mochila, de uno de los bolsillos del costado sacó un pequeño frasco con un líquido espeso y aceitoso adentro.
-Hipérico - Le dijo a Alward mientras señalaba el recipiente - Alivia el dolor y ayuda a que las zonas de los golpes no se hinchen - Buscó una piedra para poder sentarse algo más alto de lo que estaba antes - No tengo nada para usar de reflejo y ver bien la parte en la que me golpee - Le acercó el frasco a Alward - ¿Podrías esparcirlo tu? -
Cerró los ojos y se quedó quieta para que el humano pudiera dispersar bien el aceite.
-Lo haré mejor luego de haber descansado - No era una opinión, lo decía con la convicción absoluta que era característica de ella - Comamos entonces -
Era obstinada, pero no tanto como para no percatarse que los descansos y las comidas eran igual de importantes que todo el resto. Sashenka había ocupado gran parte del espacio de su mochila llevando material de entrenamiento, aún así, no se había olvidado de la comida, tenía cuatro manzanas guardadas en el fondo.
Estando aún a cierta distancia, llamo a Alward.
-Agarralas - Fue la única advertencia que hizo la dragona antes de arrojarle dos de las manzanas - Si sólo comes pan te llenarás pero no te dará fuerzas - Abrir la boca le hacía doler el golpe en la nariz... Pero tenía hambre - Necesitaré, mmm, ayuda con esto cuando terminemos de comer - Se señaló la nariz.
Se sentó sobre el pasto manteniendo las piernas de costado, costumbre adquirida de demasiados años usando vestido, una mano la apoyaba en la tierra para sostenerse mientras que con la otra comía.
-¿Y? ¿Qué crees? - La dragona había vuelto a su gesto serio y profesional - Dime en qué puedo mejorar - Alward tenía mucha más experiencia en batallas reales, por lo que era la segunda persona más adecuada en ese sitio para darle consejos a Sasha
Siguió comiendo la manzana mientras escuchaba la respuesta del Sevna, no le ofreció nada al Jefe porque estaba meditando, ella sabía lo molesto que era cuando a uno lo interrumpían en medio de eso. Cuando terminó volvió a levantarse y fue hasta su mochila, de uno de los bolsillos del costado sacó un pequeño frasco con un líquido espeso y aceitoso adentro.
-Hipérico - Le dijo a Alward mientras señalaba el recipiente - Alivia el dolor y ayuda a que las zonas de los golpes no se hinchen - Buscó una piedra para poder sentarse algo más alto de lo que estaba antes - No tengo nada para usar de reflejo y ver bien la parte en la que me golpee - Le acercó el frasco a Alward - ¿Podrías esparcirlo tu? -
Cerró los ojos y se quedó quieta para que el humano pudiera dispersar bien el aceite.
Sashenka Dozorova
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Re: Más días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Levantó la mirada de su pan en cuanto oyó la llamada de Sashenka. Esta le tiró una manzana, por suerte, tuvo buenos reflejos y pudo cazarlas al vuelo; iban directas hacia su rostro. Aunque luego no tuvo demasiado buen agarre y se le escurrió de entre los dedos, pero por suerte, una vez más tuvo buenos reflejos y las cazó antes de que cayeran en una sucesión de intentos. Cuando la tuvo de nuevo entre sus manos, ruborizado carraspeó y se puso firme.
-G-gracias-Actuaba como si nada hubiese pasado.
Solo asintió cuando la recluta le mencionó sobre que necesitaría ayuda con su nariz. No sabía bien a qué se refería en realidad con ello.
Se fijó en la forma en la que se sentó la mujer, sin duda nada habitual para lo que estaba acostumbrado. Una prueba más de la diferencia de sitios de donde ambos venían. Se sentó al lado suya, de la forma más campechana posible. Mientras se comía la manzana, Epons apareció por detrás y pegó un breve relincho a la vez que tocaba sutilmente la espalda del castaño con su morro.
-No, Epons. Esta manzana es para mí-Le apartó el morro, cosa que no gustó al animal, que acabó bufando, pero aceptando que esa comida no era para ella.
La yegua parecía tener un estómago enorme e inacabable. Si Alward no la tenía vigilada, era capaz de comerse un manzano entero.
Depositó de nuevo su atención en Sashenka cuando esta le hizo la pregunta sobre qué le parecía, según bajo la perspectiva del humano en qué debería mejorar.
-Contundencia-Le contestó tras pegarle el primer mordisco a la manzana-Debes ser más contundente. Tu estilo de lucha se basa en tener los pies en la tierra, y da poco juego para un combate aéreo. Debes de guardar tus flancos laterales y centrarte en la contundencia.
Ambos tenían estilos diferentes, pero el Sevna sabía muy bien cómo debería proceder Sasha para desarrollar sus habilidades. Aunque no quería atribuírselo porque después de todo no era su campo específico.
Sashenka por un momento se fue y volvió con un extraño frasco. "Hipérico" se llamaba el líquido que contenía. Por lo visto era un remedio para las contusiones. Pidió a Alward ayuda para que lo aplicara, a lo que el humano asintió.
Agarró el frasco y lo abrió, antes tuvo que quitarse ambos guanteletes porque si no iba a resultar una tarea inútil e ineficiente. El líquido tenía un olor a aceite, aunque un poco más fuerte, pero no era molesto ni desagradable. Se untó dos dedos de una mano en la loción y empezó a esparcirla con cuidado sobre la parte afectada por el golpe.
Mientras le esparcía el líquido, no pudo evitar fijarse con mayor detalle en el rostro de la dragona. Jamás la había tenido tan cerca. Tenía los ojos cerrados, e incluso así denotaba gran belleza, y la fineza de sus rasgos contrastaba totalmente con su personalidad tosca.
Por detrás del castaño, Epons volvía a las andadas, y aprovechando que nadie estaba pendiente de ella para reñirle, siguió en busca de comida. Avistó una de las manzanas de Sasha en el suelo, justo delante de Alward. Si era sutil y rápida quizás pudiera meter ahí su morro y cazarla... Aunque en realidad era una mala idea, era imposible. Pensó que quizás lo mejor era que el castaño acabara de hacer lo que fuese que estuviera haciendo con la dragona. Parecía ir muy lento, así que la yegua de buenas a primeras le dio un empujón con su cabeza, el cual hizo desestabilizar al humano e hizo que cayera encima de su compañera.
El rostro de Alward quedó a escasos centímetros del de Sashenka, este avergonzado, abrió los ojos como platos y rápidamente se apartó de esta. Miró con reprobación a Epons, la cual había logrado su objetivo y pudo atrapar la manzana con su lengua y comérsela.
-L-lo siento...-Dijo mientras le tenía una mano a Sasha para ayudarla a levantarse
A todo esto, el Jefe pareció haber acabado su meditación y se acercó a los dos jóvenes, mientras les analizaba de arriba a abajo, con una mueca de extrañeza en su rostro, sin que su característico semblante serio acabara de borrarse.
-...Se acabó el descanso
-G-gracias-Actuaba como si nada hubiese pasado.
Solo asintió cuando la recluta le mencionó sobre que necesitaría ayuda con su nariz. No sabía bien a qué se refería en realidad con ello.
Se fijó en la forma en la que se sentó la mujer, sin duda nada habitual para lo que estaba acostumbrado. Una prueba más de la diferencia de sitios de donde ambos venían. Se sentó al lado suya, de la forma más campechana posible. Mientras se comía la manzana, Epons apareció por detrás y pegó un breve relincho a la vez que tocaba sutilmente la espalda del castaño con su morro.
-No, Epons. Esta manzana es para mí-Le apartó el morro, cosa que no gustó al animal, que acabó bufando, pero aceptando que esa comida no era para ella.
La yegua parecía tener un estómago enorme e inacabable. Si Alward no la tenía vigilada, era capaz de comerse un manzano entero.
Depositó de nuevo su atención en Sashenka cuando esta le hizo la pregunta sobre qué le parecía, según bajo la perspectiva del humano en qué debería mejorar.
-Contundencia-Le contestó tras pegarle el primer mordisco a la manzana-Debes ser más contundente. Tu estilo de lucha se basa en tener los pies en la tierra, y da poco juego para un combate aéreo. Debes de guardar tus flancos laterales y centrarte en la contundencia.
Ambos tenían estilos diferentes, pero el Sevna sabía muy bien cómo debería proceder Sasha para desarrollar sus habilidades. Aunque no quería atribuírselo porque después de todo no era su campo específico.
Sashenka por un momento se fue y volvió con un extraño frasco. "Hipérico" se llamaba el líquido que contenía. Por lo visto era un remedio para las contusiones. Pidió a Alward ayuda para que lo aplicara, a lo que el humano asintió.
Agarró el frasco y lo abrió, antes tuvo que quitarse ambos guanteletes porque si no iba a resultar una tarea inútil e ineficiente. El líquido tenía un olor a aceite, aunque un poco más fuerte, pero no era molesto ni desagradable. Se untó dos dedos de una mano en la loción y empezó a esparcirla con cuidado sobre la parte afectada por el golpe.
Mientras le esparcía el líquido, no pudo evitar fijarse con mayor detalle en el rostro de la dragona. Jamás la había tenido tan cerca. Tenía los ojos cerrados, e incluso así denotaba gran belleza, y la fineza de sus rasgos contrastaba totalmente con su personalidad tosca.
Por detrás del castaño, Epons volvía a las andadas, y aprovechando que nadie estaba pendiente de ella para reñirle, siguió en busca de comida. Avistó una de las manzanas de Sasha en el suelo, justo delante de Alward. Si era sutil y rápida quizás pudiera meter ahí su morro y cazarla... Aunque en realidad era una mala idea, era imposible. Pensó que quizás lo mejor era que el castaño acabara de hacer lo que fuese que estuviera haciendo con la dragona. Parecía ir muy lento, así que la yegua de buenas a primeras le dio un empujón con su cabeza, el cual hizo desestabilizar al humano e hizo que cayera encima de su compañera.
El rostro de Alward quedó a escasos centímetros del de Sashenka, este avergonzado, abrió los ojos como platos y rápidamente se apartó de esta. Miró con reprobación a Epons, la cual había logrado su objetivo y pudo atrapar la manzana con su lengua y comérsela.
-L-lo siento...-Dijo mientras le tenía una mano a Sasha para ayudarla a levantarse
A todo esto, el Jefe pareció haber acabado su meditación y se acercó a los dos jóvenes, mientras les analizaba de arriba a abajo, con una mueca de extrañeza en su rostro, sin que su característico semblante serio acabara de borrarse.
-...Se acabó el descanso
Alward Sevna
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Re: Más días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Podía sentir los dedos del humano pasando por su nariz y llegando hasta los pómulos, el aceite de hipérico ayudaría a que la zona no se hinchara y a que le doliera menos, tendría que aplicarselo de nuevo cuando llegara a la noche. Se quedó muy quieta mientras sentía el agradable contacto, Alward estaba siendo muy delicado y se aseguraba de no ejercer presión, la dragona se sentía agradecida del detalle.
Se mantuvieron así en silencio, sólo se escuchaba el sonido de las hojas al ser agitadas por el viento y a los caballos pastando a un lado.
El repentino movimiento del Humano llamó la atención de Sasha, por lo que abrió los ojos justo para ver cómo Alward se le venía encima. Su primera reacción fue levantar las manos y apoyarlas en el pecho del Sevna para evitar que terminara encima de ella con todo su peso, sumado al de la armadura. Cuando sus rostros estuvieron tan cerca que con un solo movimiento erróneo se terminarían tocando, Sashenka continuó con su gesto serio, pero un ligero sonrojo invadió sus mejillas.
-No te disculpes - Aceptó la ayuda para levantarse y casi al instante el Jefe dio la señal para reanudar el entrenamiento - Si Señor - Rápidamente el asunto había quedado atrás para concentrarse nuevamente en el entrenamiento.
-Ya fue suficiente precalentamiento. Veamos cómo peleas - El Mercenario se paró en el centro del claro y sacó una versión en madera de su arma, claramente no quería correr el riesgo de que Sasha saliera lastimada.
La dragona se acercó con su lanza y escudo, daba pasos cortos sin quitar la mirada del arma de su adversario. Pero por más que pudiera ver los movimientos, sí no hacía a tiempo de cubrirse o esquivar era lo mismo, el Mercenario comenzó con una serie de golpes que sirvieron más bien a modo exploratorio y cuando la dragona fue demasiado lenta se movió hacía uno de sus costados y le golpeó el escudo de tal forma que se lo hizo saltar del brazo.
Ahora Sasha sólo tenía la lanza, aún así no estaba siquiera cerca de rendirse, como su defensa estaba acabada, pasó al ataque. Usando la mano derecha como eje y la izquierda más arriba para dirigir los golpes, intentó con una rafaga de embestidas que el Merceario desvió con asombrosa rapidez. Semejante velocidad de ataque no podía mantenerse durante mucho tiempo, al final era más la energía que gastaba la dragona en intentar darle al humano que la que usaba este en defenderse.
En una de las embestidas el Mercenario logró atrapar la lanza de Sasha, y para sorpresa de la muchacha le hizo dar un giro y caer al suelo. La joven estaba sorprendida, no entendía siquiera cómo era posible el haber terminado así, suponía que había utilizado su propia fuerza en su contra, aprovechando también que ella estaba más cansada.
-Descansa un poco - Miró a Alward - Supongo que no has venido hasta aquí sólo para mirar ¿No es así? - Volvió a ponerse en guardia para esperar al Sevna.
Se mantuvieron así en silencio, sólo se escuchaba el sonido de las hojas al ser agitadas por el viento y a los caballos pastando a un lado.
El repentino movimiento del Humano llamó la atención de Sasha, por lo que abrió los ojos justo para ver cómo Alward se le venía encima. Su primera reacción fue levantar las manos y apoyarlas en el pecho del Sevna para evitar que terminara encima de ella con todo su peso, sumado al de la armadura. Cuando sus rostros estuvieron tan cerca que con un solo movimiento erróneo se terminarían tocando, Sashenka continuó con su gesto serio, pero un ligero sonrojo invadió sus mejillas.
-No te disculpes - Aceptó la ayuda para levantarse y casi al instante el Jefe dio la señal para reanudar el entrenamiento - Si Señor - Rápidamente el asunto había quedado atrás para concentrarse nuevamente en el entrenamiento.
-Ya fue suficiente precalentamiento. Veamos cómo peleas - El Mercenario se paró en el centro del claro y sacó una versión en madera de su arma, claramente no quería correr el riesgo de que Sasha saliera lastimada.
La dragona se acercó con su lanza y escudo, daba pasos cortos sin quitar la mirada del arma de su adversario. Pero por más que pudiera ver los movimientos, sí no hacía a tiempo de cubrirse o esquivar era lo mismo, el Mercenario comenzó con una serie de golpes que sirvieron más bien a modo exploratorio y cuando la dragona fue demasiado lenta se movió hacía uno de sus costados y le golpeó el escudo de tal forma que se lo hizo saltar del brazo.
Ahora Sasha sólo tenía la lanza, aún así no estaba siquiera cerca de rendirse, como su defensa estaba acabada, pasó al ataque. Usando la mano derecha como eje y la izquierda más arriba para dirigir los golpes, intentó con una rafaga de embestidas que el Merceario desvió con asombrosa rapidez. Semejante velocidad de ataque no podía mantenerse durante mucho tiempo, al final era más la energía que gastaba la dragona en intentar darle al humano que la que usaba este en defenderse.
En una de las embestidas el Mercenario logró atrapar la lanza de Sasha, y para sorpresa de la muchacha le hizo dar un giro y caer al suelo. La joven estaba sorprendida, no entendía siquiera cómo era posible el haber terminado así, suponía que había utilizado su propia fuerza en su contra, aprovechando también que ella estaba más cansada.
-Descansa un poco - Miró a Alward - Supongo que no has venido hasta aquí sólo para mirar ¿No es así? - Volvió a ponerse en guardia para esperar al Sevna.
Sashenka Dozorova
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Re: Más días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
El descanso había terminado. Sasha ahora se disponía a llevar la iniciativa. Se acabaron los ejercicios específicos, ahora tocaba desenvolverse en un pequeño enfrentamiento más "real". Normalmente, Alward solía entrenar más los otros tipos de ejercicios cuando estaba a solas con Raven, pero por algún motivo este decidió que era la hora de evaluar directamente a Sashenka.
Mientras observaba cómo la dragona se desenvolvía, el humano echó un rápido vistazo a su yegua, la cual se encontraba ahora pastando cerca suya.
-Eres una idiota... ¿Lo sabías?-Murmuró, haciendo referencia al incidente con la recluta. Le resultaba bastante extraño que esta se lo haya tomado con calma, incluso pudo dilucidar algún rubor en su rostro. Eso le dejó con una sonrisa bobalicona durante unos segundos.
Tras un movido y enérgico combate, Sashenka cayó derrotada ante El Jefe. No esperaba otro resultado, ese tipo era un hueso duro de roer. Ni siquiera el mismo Fantasma de las Sierpes pudo vencerle como tal.
La mirada penetrante del veterano asaltó al Sevna cuando este aún estaba quieto, de brazos cruzados y observándolos.
Sin decir nada, y sin descruzar los brazos, el castaño dio pasos hacia adelante, esperando a que Sasha saliese del "límite" de la zona en la que había combatido. Acto seguido, tras colocarse en la posición que vio más apropiada, desenvainó las armas, que le colgaban en la espalda.
El veterano lo observaba en todo momento, quieto y en silencio.
Una vez que ambos cruzaron miradas no hizo falta dar ninguna señal; se abalanzaron el uno contra el otro casi al unísono.
Los golpes chocaban, las defensas en un principio se imponían al ataque. Los tajos daban paso a las estocadas, y a esta se reaccionaba con esquives prodigiosos.
Los dos humanos tenían un estilo de combate bastante similar, se notaba que uno había aprendido bastantes cosas del otro. Pero, al uno conocer todo prácticamente del otro, estaba en clara ventaja. El Jefe se las sabía todas, y siempre pillaba a Alward desprevenido.
En uno de los ataques del castaño, el veterano quiso dar por zanjado el combate haciendo un sutil esquive que se fundamentaba en girar sobre su propio eje, quedar detrás del adversario, poner una mano en su espalda, y acto seguido arremeterle con un tajo.
Alward cayó al suelo. Aunque las espadas del veterano distaban mucho de ser armas que se emplearían en una batalla real, ya que eran de madera, el golpe fue seco y sintió cómo le retumbó por todo el cuerpo.
El Sevna quiso reaccionar rápido y se volteó, allí le esperaba Raven con un segundo golpe que el Guardia pudo repeler poniendo sus espadas en equis. Pero ya estaba demasiado cansado, por lo que no pudo levantarse a tiempo y el mercenario le empujó colocándole un pie encima del pecho.
Alward quedó tumbado boca arriba sufriendo el pisotón del veterano. Allí terminó el combate.
Soltó un suspiro y cerró los ojos, para luego abrirlos y mirar a su mentor.
-¿Algún día podré vencerte?-Se le dibujó una fugaz sonrisilla
-Solo cuando estés listo-Siempre le respondía lo mismo. Alzó su mirada al cielo, la luz empezaba a escasear, aunque quedaba tiempo para que el sol se marchara completamente-Se está haciendo tarde. Debemos marcharnos-Quitó su pie de encima del Sevna y este pudo levantarse, no sin antes quitarse los restos de hierba, tierra y demás porquerías que se le habían quedado pegadas a la armadura.
Alward entonces se acercó a Sashenka.
-¿Viste?-Señaló al Jefe con el pulgar, mientras este se dirigía a donde estaban todos los materiales para dejárselos ordenados a Sasha-Él es mi piedra en el zapato-Se puso en jarras y se encogió de hombros-O al menos, una de ellas.
El mercenario veterano, con un silbido, llamó a su montura, la cual se había escondido todo este tiempo en los bosques. Siempre le gustaba que su método de transporte quedara lejos de la vista ajena, así siempre podía dar la sorpresa con una rápida huida. El caballo en cuestión; Sombra, estaba bien amaestrado, casi tanto como Epons.
-¿Qué te pareció el entrenamiento?-Le preguntó a su compañera-Es distinto a lo habitual, y más divertido que entrenar en el cuartel, ¿Eh?-Estaba cansado, y eso se podía notar en su tono de voz.
Mientras observaba cómo la dragona se desenvolvía, el humano echó un rápido vistazo a su yegua, la cual se encontraba ahora pastando cerca suya.
-Eres una idiota... ¿Lo sabías?-Murmuró, haciendo referencia al incidente con la recluta. Le resultaba bastante extraño que esta se lo haya tomado con calma, incluso pudo dilucidar algún rubor en su rostro. Eso le dejó con una sonrisa bobalicona durante unos segundos.
Tras un movido y enérgico combate, Sashenka cayó derrotada ante El Jefe. No esperaba otro resultado, ese tipo era un hueso duro de roer. Ni siquiera el mismo Fantasma de las Sierpes pudo vencerle como tal.
La mirada penetrante del veterano asaltó al Sevna cuando este aún estaba quieto, de brazos cruzados y observándolos.
Sin decir nada, y sin descruzar los brazos, el castaño dio pasos hacia adelante, esperando a que Sasha saliese del "límite" de la zona en la que había combatido. Acto seguido, tras colocarse en la posición que vio más apropiada, desenvainó las armas, que le colgaban en la espalda.
El veterano lo observaba en todo momento, quieto y en silencio.
Una vez que ambos cruzaron miradas no hizo falta dar ninguna señal; se abalanzaron el uno contra el otro casi al unísono.
Los golpes chocaban, las defensas en un principio se imponían al ataque. Los tajos daban paso a las estocadas, y a esta se reaccionaba con esquives prodigiosos.
Los dos humanos tenían un estilo de combate bastante similar, se notaba que uno había aprendido bastantes cosas del otro. Pero, al uno conocer todo prácticamente del otro, estaba en clara ventaja. El Jefe se las sabía todas, y siempre pillaba a Alward desprevenido.
En uno de los ataques del castaño, el veterano quiso dar por zanjado el combate haciendo un sutil esquive que se fundamentaba en girar sobre su propio eje, quedar detrás del adversario, poner una mano en su espalda, y acto seguido arremeterle con un tajo.
Alward cayó al suelo. Aunque las espadas del veterano distaban mucho de ser armas que se emplearían en una batalla real, ya que eran de madera, el golpe fue seco y sintió cómo le retumbó por todo el cuerpo.
El Sevna quiso reaccionar rápido y se volteó, allí le esperaba Raven con un segundo golpe que el Guardia pudo repeler poniendo sus espadas en equis. Pero ya estaba demasiado cansado, por lo que no pudo levantarse a tiempo y el mercenario le empujó colocándole un pie encima del pecho.
Alward quedó tumbado boca arriba sufriendo el pisotón del veterano. Allí terminó el combate.
Soltó un suspiro y cerró los ojos, para luego abrirlos y mirar a su mentor.
-¿Algún día podré vencerte?-Se le dibujó una fugaz sonrisilla
-Solo cuando estés listo-Siempre le respondía lo mismo. Alzó su mirada al cielo, la luz empezaba a escasear, aunque quedaba tiempo para que el sol se marchara completamente-Se está haciendo tarde. Debemos marcharnos-Quitó su pie de encima del Sevna y este pudo levantarse, no sin antes quitarse los restos de hierba, tierra y demás porquerías que se le habían quedado pegadas a la armadura.
Alward entonces se acercó a Sashenka.
-¿Viste?-Señaló al Jefe con el pulgar, mientras este se dirigía a donde estaban todos los materiales para dejárselos ordenados a Sasha-Él es mi piedra en el zapato-Se puso en jarras y se encogió de hombros-O al menos, una de ellas.
El mercenario veterano, con un silbido, llamó a su montura, la cual se había escondido todo este tiempo en los bosques. Siempre le gustaba que su método de transporte quedara lejos de la vista ajena, así siempre podía dar la sorpresa con una rápida huida. El caballo en cuestión; Sombra, estaba bien amaestrado, casi tanto como Epons.
-¿Qué te pareció el entrenamiento?-Le preguntó a su compañera-Es distinto a lo habitual, y más divertido que entrenar en el cuartel, ¿Eh?-Estaba cansado, y eso se podía notar en su tono de voz.
Alward Sevna
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Re: Más días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Dejó escapar un suspiro de resignación, era evidente que ese día no podría apuntarse ni una sola victoria, la diferencia de sus niveles era demasiada. Pero lejos de desanimarse, la dragona aprovechaba todas esas derrotas para aprender y plantearse nuevos objetivos “Primero derrotaré a Alward, y cuando lo haga estaré un paso más cerca de poder vencer al Jefe” pensaba Sasha mientras se ponía en pie y se alejaba de la zona que utilizarían para pelear.
Se quedó a un lado recuperando el aliento, a pesar de que entrenaba todos los días era evidente que aún le faltaba resistencia. Sashenka se convenció de que era necesario que corriera más por las mañanas, quizás incluso con algo de peso extra para poder poner a prueba su aguante.
La pelea entre los dos hombres fue más entretenida de ver ya que ambos estaban más cerca de estar en igualdad de condiciones. De todas formas el resultado fue el mismo, y el mercenario se iría de esa sesión de entrenamiento estando invicto.
-Sí, puedo verlo - Le respondió Sasha y siguió con la mirada al otro humano - Más que una piedra en el zapato es una montaña - Pasó a su lado y le apoyó una mano en el hombro, en señal de solidaridad con la ardua tarea que tenía por delante.
Fue con el Mercenario y comenzó a guardar las cosas de nuevo en su bolso, no dijo nada porque el hombre tampoco manifestó algún interés en entablar una charla amistosa, por lo que Sasha había entendido, estaba allí como un favor hacía Alward. Cuando terminó de guardar todo se puso la mochila y fue hacía donde estaba el Sevna.
-Fue mucho más entretenido, pero más importante que eso: Resultó muchísimo más útil. Estoy segura que podré avanzar rápidamente sí hago este tipo de ejercicios - Por un instante su mirada se perdió en el paisaje - Dejaré atrás a todos los reclutas que comenzaron a la vez que yo y subiré de rango - Pestañeó como saliendo de su ensimismamiento - ¿Regresaremos todos juntos? -
-Solo parte del camino - Como estaba concentrada en el entrenamiento Sashenka no lo había pensado demasiado, pero era raro que un sujeto tan habilidoso fuera un simple mercenario ¿Por qué no era parte de la Guardia? Seguramente con sus años y su experiencia tendría que estar entre los altos mandos de una organización así.
-Ya veo - No era de buena educación el preguntarle sobre sus motivos - Le agradezco profundamente el que se haya tomado su tiempo para venir a entrenarnos - Hizo un saludo militar, pero el mercenario no respondió con el mismo gesto.
Sasha se puso a desenredar las riendas del caballo que le habían prestado mientras Alward y el jefe se acomodaban en sus monturas. Una vez que estuvieron todos listos emprendieron el regreso a la granja, a un paso mucho más lento y agotado que cuando vinieron, pero aún así muy satisfechos al saber que habían aprovechado la tarde.
Se quedó a un lado recuperando el aliento, a pesar de que entrenaba todos los días era evidente que aún le faltaba resistencia. Sashenka se convenció de que era necesario que corriera más por las mañanas, quizás incluso con algo de peso extra para poder poner a prueba su aguante.
La pelea entre los dos hombres fue más entretenida de ver ya que ambos estaban más cerca de estar en igualdad de condiciones. De todas formas el resultado fue el mismo, y el mercenario se iría de esa sesión de entrenamiento estando invicto.
-Sí, puedo verlo - Le respondió Sasha y siguió con la mirada al otro humano - Más que una piedra en el zapato es una montaña - Pasó a su lado y le apoyó una mano en el hombro, en señal de solidaridad con la ardua tarea que tenía por delante.
Fue con el Mercenario y comenzó a guardar las cosas de nuevo en su bolso, no dijo nada porque el hombre tampoco manifestó algún interés en entablar una charla amistosa, por lo que Sasha había entendido, estaba allí como un favor hacía Alward. Cuando terminó de guardar todo se puso la mochila y fue hacía donde estaba el Sevna.
-Fue mucho más entretenido, pero más importante que eso: Resultó muchísimo más útil. Estoy segura que podré avanzar rápidamente sí hago este tipo de ejercicios - Por un instante su mirada se perdió en el paisaje - Dejaré atrás a todos los reclutas que comenzaron a la vez que yo y subiré de rango - Pestañeó como saliendo de su ensimismamiento - ¿Regresaremos todos juntos? -
-Solo parte del camino - Como estaba concentrada en el entrenamiento Sashenka no lo había pensado demasiado, pero era raro que un sujeto tan habilidoso fuera un simple mercenario ¿Por qué no era parte de la Guardia? Seguramente con sus años y su experiencia tendría que estar entre los altos mandos de una organización así.
-Ya veo - No era de buena educación el preguntarle sobre sus motivos - Le agradezco profundamente el que se haya tomado su tiempo para venir a entrenarnos - Hizo un saludo militar, pero el mercenario no respondió con el mismo gesto.
Sasha se puso a desenredar las riendas del caballo que le habían prestado mientras Alward y el jefe se acomodaban en sus monturas. Una vez que estuvieron todos listos emprendieron el regreso a la granja, a un paso mucho más lento y agotado que cuando vinieron, pero aún así muy satisfechos al saber que habían aprovechado la tarde.
Sashenka Dozorova
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Re: Más días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Abandonaron aquel paraje boscoso, se separaron del Jefe y ahora se encontraban de regreso a Lunargenta montando cada uno en sus respectivas monturas a un paso relajado y lento. El sol empezaba a bajar y el horizonte, el cual quedaba a un lado, se teñía de naranja, al igual que el resto del paisaje, que se entremezclaba con dicho color.
-...Se supone que los días libres son para descansar y estar con la familia o amigos...-Desvió la mirada hacia Sasha-Mañana tendré el cuerpo adolorido...-Sonrió tímidamente-Por cierto, nunca me has hablado de dónde vienes... Ni de tu familia...-Posó su mirada en el frente-...o amigos...-Esto lo dijo con un tono de voz más bajo-Siempre te veo dando vueltas por el cuartel o patrullando la ciudad cuando te toca, ¿No tienes conocidos en Lunargenta?-Preguntó.
Y era cierto. Normalmente ni siquiera solía estar rodeada de compañeros de la Guardia más allá de los que, junto a ella, le tocasen hacer el trabajo correspondiente mandado por su respectivo capitán.
-Déjame decirte que eres la tipa más rara con la que me he cruzado en la vida...-Reflexionó unos segundos, quizás había exagerado-...bueno, o quizás UNA de ellas-Bromeó
Tras eso y las explicaciones que Sasha tuviese que dar, si es que las quería dar, hubo un breve silencio. No era incómodo, pero al castaño le gustaría seguir hablando con la dragona. Apenas tuvieron tiempo hasta ahora de tener un momento en el que parar de "ser Guardias" y charlar.
-¿Por qué te apasiona tanto la Guardia?-Le preguntó mirándola de reojo-...Es decir... Yo estoy aquí porque veo que es una forma de ayudar a la gente, y de convertir en este mundo en un sitio mejor en el que vivir...-O al menos eso creía en su inocencia-Pero, ¿Tienes algún motivo por el que dejar tu hogar natal y alistarte en un cuerpo así y tan lejos de todo lo que conoces?
Respondiera lo que respondiera la dragona, a Alward se le había ocurrido una idea, aunque aún se estaba desarrollando en su cabeza, y sopesando las consecuencias que esta podría tener.
-Sabes... Admiro tu ímpetu y determinación por querer llegar a ser alguien en la Guardia.-Le dijo con una sonrisa gentil-Por eso sé, que algún día lograrás vencer a quien sea que se interponga en tu camino.-Miró al frente, algo avergonzado por las siguientes palabras que iba a decir-...M-me caes bien Sasha... Y he pensado una cosa...-De pronto, detuvo el paso de Epons y se bajó de esta. Se acercó a Trotamundos y le acarició el rostro-Desde que me dieron a este caballo, no he tenido tiempo para entrenarlo o cuidarlo. Suerte que estaba Cid para ello...-Miró a la recluta-...creo que se merece a un mejor jinete que lo valore y cuide como lo necesita.-Se acercó a la silla de montar y puso sus brazos en jarras, con un rostro siempre amable-Si me prometes que harás eso, puedes quedártelo. Creo que a ti te será también de ayuda.-Pasó su mano por el costado del animal [1].
Acto seguido, el Sevna se dirigió a su montura y volvió a auparse. Después, la mandó a andar hasta quedar a la altura de la dragona.
-...Y si alguna vez te sientes sola...-Apartó brevemente la mirada, un poco ruborizado, pero finalmente pudo posar la mirada en su compañera-Puedes contar conmigo siempre-Dijo con un tono y palabras totalmente sinceras.
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Off: Le entrego mi montura "Trotamundos", a Sashenka [1]
-...Se supone que los días libres son para descansar y estar con la familia o amigos...-Desvió la mirada hacia Sasha-Mañana tendré el cuerpo adolorido...-Sonrió tímidamente-Por cierto, nunca me has hablado de dónde vienes... Ni de tu familia...-Posó su mirada en el frente-...o amigos...-Esto lo dijo con un tono de voz más bajo-Siempre te veo dando vueltas por el cuartel o patrullando la ciudad cuando te toca, ¿No tienes conocidos en Lunargenta?-Preguntó.
Y era cierto. Normalmente ni siquiera solía estar rodeada de compañeros de la Guardia más allá de los que, junto a ella, le tocasen hacer el trabajo correspondiente mandado por su respectivo capitán.
-Déjame decirte que eres la tipa más rara con la que me he cruzado en la vida...-Reflexionó unos segundos, quizás había exagerado-...bueno, o quizás UNA de ellas-Bromeó
Tras eso y las explicaciones que Sasha tuviese que dar, si es que las quería dar, hubo un breve silencio. No era incómodo, pero al castaño le gustaría seguir hablando con la dragona. Apenas tuvieron tiempo hasta ahora de tener un momento en el que parar de "ser Guardias" y charlar.
-¿Por qué te apasiona tanto la Guardia?-Le preguntó mirándola de reojo-...Es decir... Yo estoy aquí porque veo que es una forma de ayudar a la gente, y de convertir en este mundo en un sitio mejor en el que vivir...-O al menos eso creía en su inocencia-Pero, ¿Tienes algún motivo por el que dejar tu hogar natal y alistarte en un cuerpo así y tan lejos de todo lo que conoces?
Respondiera lo que respondiera la dragona, a Alward se le había ocurrido una idea, aunque aún se estaba desarrollando en su cabeza, y sopesando las consecuencias que esta podría tener.
-Sabes... Admiro tu ímpetu y determinación por querer llegar a ser alguien en la Guardia.-Le dijo con una sonrisa gentil-Por eso sé, que algún día lograrás vencer a quien sea que se interponga en tu camino.-Miró al frente, algo avergonzado por las siguientes palabras que iba a decir-...M-me caes bien Sasha... Y he pensado una cosa...-De pronto, detuvo el paso de Epons y se bajó de esta. Se acercó a Trotamundos y le acarició el rostro-Desde que me dieron a este caballo, no he tenido tiempo para entrenarlo o cuidarlo. Suerte que estaba Cid para ello...-Miró a la recluta-...creo que se merece a un mejor jinete que lo valore y cuide como lo necesita.-Se acercó a la silla de montar y puso sus brazos en jarras, con un rostro siempre amable-Si me prometes que harás eso, puedes quedártelo. Creo que a ti te será también de ayuda.-Pasó su mano por el costado del animal [1].
Acto seguido, el Sevna se dirigió a su montura y volvió a auparse. Después, la mandó a andar hasta quedar a la altura de la dragona.
-...Y si alguna vez te sientes sola...-Apartó brevemente la mirada, un poco ruborizado, pero finalmente pudo posar la mirada en su compañera-Puedes contar conmigo siempre-Dijo con un tono y palabras totalmente sinceras.
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Off: Le entrego mi montura "Trotamundos", a Sashenka [1]
- Trotamundos:
- [/size][Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
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Trotamundos es un caballo que fue dado a Alward como obsequio por la labor que había desempeñado para la Guardia de Lunargenta en diversas ocasiones. Se dice que es uno de los caballos más veloces de Verisar.
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Alward Sevna
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Re: Más días de entrenamiento [Privado] [Cerrado]
Nunca habían tenido tiempo para hablar demasiado, cuando no estaban entrenando, estaban haciendo tareas para la Guardia, y si no, se encontraban en entornos rodeados por más reclutas que no daba espacio para una charla más profunda. Sasha no podía decir que no se lo esperaba, Alward parecía del tipo de persona que entablaba relaciones de amistad profunda con mucha gente, y ya había demostrado que estaba interesado en llevarse bien con la dragona.
-Lo siento por eso - Dijo en relación a lo del cuerpo adolorido, aunque en realidad había sido el Mercenario el que más lo había golpeado - Mi familia viene de una importante línea de sangre que puede rastrearse hasta los primeros dragones, los Dozorova nos caracterizamos por tener un gran poder producto de nuestras influencias con las demás familias de renombre. Mi deber como única hija de mis padres era el casarme con un caballero dragón de renombre y darles nietos que mantuvieran la afinidad con el elemento tierra - No era necesario explicar que nada de eso había pasado, la edad para casarse de Sasha ya estaba quedando lejos, y no parecía tener intención alguna de abandonar su objetivo - No tengo amigos. Nunca los tuve - Esa fue una respuesta tajante, aunque el asunto no parecía angustiarle - No, toda mi familia vive en Dundarak, jamás hemos dejado el Norte más que por viajes casuales -
No supo cómo tomarse el comentario de “rara”, miró de reojo al Humano y levantó una ceja, entre sorprendida y desconcertada.
-Vaya, que curioso - Volvió a mirar al frente, sin agregar más nada y sumiéndose en el silencio al igual que el Sevna.
En contraste Sashenka era bastante menos curiosa, no parecía tener ninguna pregunta urgente para hacerle a Alward. En parte era una cuestión de educación, pero además era porque el humano le había revelado bastantes aspectos de su vida durante ese entrenamiento y otros.
-Lo que me apasiona no es la Guardia, sino la justicia. Creo que es la fuerza más poderosa y pura de este mundo, y para ejercerla en la mayor cantidad de personas posibles es necesario tener a un grupo numeroso y organizado. Por eso necesito escalar posiciones hasta llegar a lo más alto en la cadena de mando- Era la primera vez que alguien le preguntaba el “por qué” con verdadero interés en escuchar la respuesta. No como sus padres que lo preguntaban con desesperación para intentar convencerla de que no lo hiciera.
Que Alward se pusiera nervioso hizo que Sasha también se sintiera algo intranquila “¿Qué es lo que está pensando?”, poco a poco los caballos fueron disminuyendo la velocidad hasta que al final se detuvieron. El Humano se bajó, pero la dragona se quedó donde estaba, a la espera de que el Sevna se explicara.
-Yo también admiro tu fuerza de voluntad. Tenías casi todas las posibilidades en tu contra y aún así no te rendiste - Sí bien Sasha tenía la oposición de su familia, seguía teniendo el dinero y la influencia que conllevaba el apellido Dozorova, en ese sentido su camino había sido mucho más sencillo que el de Alward - ... ¿Me.. lo das? - Hizo un gesto de sorpresa, no se esperaba algo como eso. Miró al equino y pasó una mano por la crin, como si necesitara tocarlo para caer en la cuenta de lo que significaba - Eres... Muy amable - Quizás su familia podría comprar muchos caballos, pero ese no era el punto - Es... - Sintió un nudo en la garganta y tuvo que aclararse un poco la voz antes de poder seguir - Gracias Alward Sevna, lo cuidaré y le daré buen uso, lo prometo - Sonrió ampliamente, como hacía mucho tiempo que no sonreía - Estaré contando contigo, Al -
-Lo siento por eso - Dijo en relación a lo del cuerpo adolorido, aunque en realidad había sido el Mercenario el que más lo había golpeado - Mi familia viene de una importante línea de sangre que puede rastrearse hasta los primeros dragones, los Dozorova nos caracterizamos por tener un gran poder producto de nuestras influencias con las demás familias de renombre. Mi deber como única hija de mis padres era el casarme con un caballero dragón de renombre y darles nietos que mantuvieran la afinidad con el elemento tierra - No era necesario explicar que nada de eso había pasado, la edad para casarse de Sasha ya estaba quedando lejos, y no parecía tener intención alguna de abandonar su objetivo - No tengo amigos. Nunca los tuve - Esa fue una respuesta tajante, aunque el asunto no parecía angustiarle - No, toda mi familia vive en Dundarak, jamás hemos dejado el Norte más que por viajes casuales -
No supo cómo tomarse el comentario de “rara”, miró de reojo al Humano y levantó una ceja, entre sorprendida y desconcertada.
-Vaya, que curioso - Volvió a mirar al frente, sin agregar más nada y sumiéndose en el silencio al igual que el Sevna.
En contraste Sashenka era bastante menos curiosa, no parecía tener ninguna pregunta urgente para hacerle a Alward. En parte era una cuestión de educación, pero además era porque el humano le había revelado bastantes aspectos de su vida durante ese entrenamiento y otros.
-Lo que me apasiona no es la Guardia, sino la justicia. Creo que es la fuerza más poderosa y pura de este mundo, y para ejercerla en la mayor cantidad de personas posibles es necesario tener a un grupo numeroso y organizado. Por eso necesito escalar posiciones hasta llegar a lo más alto en la cadena de mando- Era la primera vez que alguien le preguntaba el “por qué” con verdadero interés en escuchar la respuesta. No como sus padres que lo preguntaban con desesperación para intentar convencerla de que no lo hiciera.
Que Alward se pusiera nervioso hizo que Sasha también se sintiera algo intranquila “¿Qué es lo que está pensando?”, poco a poco los caballos fueron disminuyendo la velocidad hasta que al final se detuvieron. El Humano se bajó, pero la dragona se quedó donde estaba, a la espera de que el Sevna se explicara.
-Yo también admiro tu fuerza de voluntad. Tenías casi todas las posibilidades en tu contra y aún así no te rendiste - Sí bien Sasha tenía la oposición de su familia, seguía teniendo el dinero y la influencia que conllevaba el apellido Dozorova, en ese sentido su camino había sido mucho más sencillo que el de Alward - ... ¿Me.. lo das? - Hizo un gesto de sorpresa, no se esperaba algo como eso. Miró al equino y pasó una mano por la crin, como si necesitara tocarlo para caer en la cuenta de lo que significaba - Eres... Muy amable - Quizás su familia podría comprar muchos caballos, pero ese no era el punto - Es... - Sintió un nudo en la garganta y tuvo que aclararse un poco la voz antes de poder seguir - Gracias Alward Sevna, lo cuidaré y le daré buen uso, lo prometo - Sonrió ampliamente, como hacía mucho tiempo que no sonreía - Estaré contando contigo, Al -
Sashenka Dozorova
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