El de repuesto [Trabajo] [Noche]
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El de repuesto [Trabajo] [Noche]
Era mi primera vez en Roilkat, y no había venido por placer... aunque era cierto que aquél trabajo que iba a realizar me tenía suspendido en un estado de euforia temporal.
Se iba a celebrar una gran fiesta, donde el gran Federico Enriquete interpretaría algunos temas con su famoso laúd. La lástima era que había tenido un percance al tragarse una oruga venenosa, y estaba herido; y pese a mis condolencias, algo bueno para mí había salido de aquella situación, ya que me habían nombrado sustituto.
Cuando leí aquella carta que recibí de uno de mis profesores de la escuela de bardos, no cabía en mí mismo de la emoción.
De modo que allí me encontraba: en la preciosa ciudad de Roilkat, buscando el lugar de reunión, donde me prepararía para la festividad de aquella noche.
En cuanto llegué a la taberna donde me esperaban mis contactos: el representante de Federico, su guardaespaldas y su asistente personal... no cabía en mí mismo de la sorpresa.
No sólo me habían pedido que llevara el precioso sombrero de Federico, ¡si no que tocaría su laúd!
La emoción me sobrecogió, y no podía parar de sonreír.
Se iba a celebrar una gran fiesta, donde el gran Federico Enriquete interpretaría algunos temas con su famoso laúd. La lástima era que había tenido un percance al tragarse una oruga venenosa, y estaba herido; y pese a mis condolencias, algo bueno para mí había salido de aquella situación, ya que me habían nombrado sustituto.
Cuando leí aquella carta que recibí de uno de mis profesores de la escuela de bardos, no cabía en mí mismo de la emoción.
De modo que allí me encontraba: en la preciosa ciudad de Roilkat, buscando el lugar de reunión, donde me prepararía para la festividad de aquella noche.
En cuanto llegué a la taberna donde me esperaban mis contactos: el representante de Federico, su guardaespaldas y su asistente personal... no cabía en mí mismo de la sorpresa.
No sólo me habían pedido que llevara el precioso sombrero de Federico, ¡si no que tocaría su laúd!
La emoción me sobrecogió, y no podía parar de sonreír.
Arean Tikari
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Re: El de repuesto [Trabajo] [Noche]
No era la primera vez que andaba por Roilkat y esta vez no lo hacía para permanecer oculto, la vida de bandido también me daba la posibilidad de hacer de mercenario y tomar los trabajos que seguramente a nadie le interesasen, tenia que hacerme un nombre también entre los mercenarios para poner a algunos de mi lado, por otro lado también era sabido que estos ganaban una buena cantidad de dinero que no podía dejar que cayera en manos de estúpidos, si alguien necesitaba el dinero y en grandes cantidades era yo, para comprarme buen equipo con el que dejar de parecer un bandido de poca monta y parecer mas un líder guerrero. Según tenia entendido se iba a celebrar una fiesta de grandes dimensiones y había aceptado de buena gana ser el guardaespaldas de un bardo que tenia que cantar y tocar en la misma, lo curioso es que si el mismo necesitaba un guardaespaldas quería decir que las cosas se iban a poner divertidas en la fiesta.
Según tenia entendido debía de reunirme con aquel bardo en una de las tabernas de la ciudad y no tarde demasiado en dar con ella, mis ropajes de pieles, mi aspecto salvaje y que tuviera una espada colgando de mi cintura con adornos únicos hacían de mi “alguien llamativo y extraño.” No podía culpar a las gentes por verme con curiosidad y con miedo, porque yo había asaltado a sus familias seguramente y a personas que estos conocían. Pero estos no sabían que era además un bandido, hoy actuaba en calidad de mercenario. Entre en la taberna para ver como ya estaban esperándome o quizás reuniéndose aquellos que iban a estar en la fiesta, a mi realmente me daba lo mismo porque lo único que buscaba era el dinero y ahora con la mirada buscaba a aquel que tenia que escoltar.
Según tenia entendido debía de reunirme con aquel bardo en una de las tabernas de la ciudad y no tarde demasiado en dar con ella, mis ropajes de pieles, mi aspecto salvaje y que tuviera una espada colgando de mi cintura con adornos únicos hacían de mi “alguien llamativo y extraño.” No podía culpar a las gentes por verme con curiosidad y con miedo, porque yo había asaltado a sus familias seguramente y a personas que estos conocían. Pero estos no sabían que era además un bandido, hoy actuaba en calidad de mercenario. Entre en la taberna para ver como ya estaban esperándome o quizás reuniéndose aquellos que iban a estar en la fiesta, a mi realmente me daba lo mismo porque lo único que buscaba era el dinero y ahora con la mirada buscaba a aquel que tenia que escoltar.
Finn Devlin
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Re: El de repuesto [Trabajo] [Noche]
Si bien era cierto que llevar aquél sombrero y tocar aquél laúd no me acercarían al esplendor que Federico demostraba en cada actuación, al menos podría darme a conocer en aquella ciudad.
En cuanto llegó el guardaespaldas: un hombre intimidante donde los haya, marchamos a una habitación reservada, donde el asistente personal de Federico me empezó a tomar las medidas.
Su representante, una señora rubia entrada en años, me habló directamente:
-Querido, no puedes ir vestido con esos andrajos, por eso Ricardo te arreglará uno de los trajes del Señor Enriquete para que no te confundan con un vulgar mendigo en la fiesta-
Ricardo me condujo frente a un espejo y me colocó unas telas con alfileres (varios de ellos se me clavaron, pero no hubo queja).
Después de un rato incómodo, en el que la señora Blanche (la representante) fumaba un largo cigarrillo y se quejaba constantemente de la poca calidad de los hospicios donde se había albergado durante la gira de Federico, el traje estaba acomodado a mis medidas.
-Es uno de los peores trajes de Federico, pues tampoco queremos que un telonero sude los preciosos encajes de tafetán del Señor Enriquete- tras ésto, soltó una leve risilla, mientras se encendía otro cigarro.
Pese a mi educación en la escuela de bardos, no estaba tan acostumbrado a la pompa que se destilaba en aquellos ambientes de nobleza y pretensión. Miré al guardaespaldas de reojo, pues supuse que estaría aburrido como una ostra.
-Lady Blanche... ¿es que acaso es peligrosa la fiesta en la que tocaré ésta noche, como para necesitar un guardaespaldas?- pregunté. No entendía qué peligros podrían existir en una fiesta para gente noble, a parte de atragantarse con un langostino... sin embargo, la tos que le entró a la representante de Federico, y el silencio incómodo que se creó durante unos instantes, me confirmó que las siguientes palabras que mencionaría la señora Blanche no eran para nada tranquilizantes.
-Querido... digamos que es posible que ésta noche algunos individuos traten de atentar contra la vida del Señor Enriquete... pero dado que éste se encuentra a salvo- digo - postrado en su lecho ésta noche, no deben preocuparse por su bienestar-
Las palabras de la señora Blanche me dieron a entender que Federico había fingido aquél accidente para no acudir a aquella fiesta... pero, ¿quién querría atentar contra un simple bardo?
En cuanto llegó el guardaespaldas: un hombre intimidante donde los haya, marchamos a una habitación reservada, donde el asistente personal de Federico me empezó a tomar las medidas.
Su representante, una señora rubia entrada en años, me habló directamente:
-Querido, no puedes ir vestido con esos andrajos, por eso Ricardo te arreglará uno de los trajes del Señor Enriquete para que no te confundan con un vulgar mendigo en la fiesta-
Ricardo me condujo frente a un espejo y me colocó unas telas con alfileres (varios de ellos se me clavaron, pero no hubo queja).
Después de un rato incómodo, en el que la señora Blanche (la representante) fumaba un largo cigarrillo y se quejaba constantemente de la poca calidad de los hospicios donde se había albergado durante la gira de Federico, el traje estaba acomodado a mis medidas.
- Traje de bardo:
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-Es uno de los peores trajes de Federico, pues tampoco queremos que un telonero sude los preciosos encajes de tafetán del Señor Enriquete- tras ésto, soltó una leve risilla, mientras se encendía otro cigarro.
Pese a mi educación en la escuela de bardos, no estaba tan acostumbrado a la pompa que se destilaba en aquellos ambientes de nobleza y pretensión. Miré al guardaespaldas de reojo, pues supuse que estaría aburrido como una ostra.
-Lady Blanche... ¿es que acaso es peligrosa la fiesta en la que tocaré ésta noche, como para necesitar un guardaespaldas?- pregunté. No entendía qué peligros podrían existir en una fiesta para gente noble, a parte de atragantarse con un langostino... sin embargo, la tos que le entró a la representante de Federico, y el silencio incómodo que se creó durante unos instantes, me confirmó que las siguientes palabras que mencionaría la señora Blanche no eran para nada tranquilizantes.
-Querido... digamos que es posible que ésta noche algunos individuos traten de atentar contra la vida del Señor Enriquete... pero dado que éste se encuentra a salvo- digo - postrado en su lecho ésta noche, no deben preocuparse por su bienestar-
Las palabras de la señora Blanche me dieron a entender que Federico había fingido aquél accidente para no acudir a aquella fiesta... pero, ¿quién querría atentar contra un simple bardo?
Arean Tikari
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Re: El de repuesto [Trabajo] [Noche]
Ser guardaespaldas implicaba varias cosas y entre ellas estaba aburrirse, este encargo podía ser tan sencillo que nadie pusiera en peligro la vida de quien tenia que proteger, que no pasara nada de nada y que al final de la noche terminase con dinero de sobra para comprar simplemente por estar de pie y mirando con cara de pocos amigos a cualquiera, pero también se podría tornar emocionante por el simple hecho de la conversación que estaba teniendo esta gente, aquel tal Federico que supuestamente no había venido y también sobre individuos que intentan hacer de la velada un asesinato, cosa que yo tenia que impedir asesinado a estos ¿Que ironía verdad? Pero quizás no tenia que matar a nadie, cosa que dudaba. Mientras la conversaciones seguían y seguían yo no hacia nada mas que cruzarme de brazos y mantenerme callado, era algo de lo mas aburrido si, pero me daba tiempo para pensar mis cosas.
Primero en que me iba a poder gastar el dinero que ganase esta noche, segundo, ver si alguna noble era tan zorra como para pasar una noche con un guardaespaldas de mal aspecto y tercero, intentar tomar comida de aquella festividad sin que nadie se creyese que era un ladrón y la estaba robando, cosa que ya me había pasado antes en mas de una ocasión. Suspire de aburrimiento y hasta que no comenzara todo no tenia mas remedio que aburrirme. ¿Esto se iba a contar como dinero extra o se contaba igual? Ni idea, solo esperaba y rezaba a los dioses porque alguien intentara estropear la fiesta para que yo pudiera tener algo de acción.
Primero en que me iba a poder gastar el dinero que ganase esta noche, segundo, ver si alguna noble era tan zorra como para pasar una noche con un guardaespaldas de mal aspecto y tercero, intentar tomar comida de aquella festividad sin que nadie se creyese que era un ladrón y la estaba robando, cosa que ya me había pasado antes en mas de una ocasión. Suspire de aburrimiento y hasta que no comenzara todo no tenia mas remedio que aburrirme. ¿Esto se iba a contar como dinero extra o se contaba igual? Ni idea, solo esperaba y rezaba a los dioses porque alguien intentara estropear la fiesta para que yo pudiera tener algo de acción.
Finn Devlin
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Re: El de repuesto [Trabajo] [Noche]
Mientras aquella señora seguía hablando, yo ya me olía lo que iba a suceder... yo era un cebo.
Iría allí y me expondría ante un público ignorante de saber que mi asesino podría acceder a mí de cualquier forma, pensando que yo era el verdadero Federico.
Me pregunté cómo era posible que aquella señora estuviese hablándome con tanta frivolidad sabiendo que seguramente moriría por culpa de cubrir a aquél tipo el cual -estaba seguro- había sido el causante de aquella persecución.
Una parte de mí estaba deseando desenmascarar aquella farsa, que se supiese que Federico Enriquete había ofendido a alguien y estaba usando un cabeza de turco para irse de rositas... pero la otra parte, estaba tan eufórica por saber que actuaría frente a tantos miembros de la nobleza y ganaría tanta fama, que le daba lo mismo ponerse en riesgo.
Me sabía mal por el guardaespaldas... había venido seguramente a ganarse el pan con un trabajo digno, y se encontraría con una situación a la que sin duda podría hacerle frente, ¿pero a qué precio?
-Querido, actúas en una hora, ¿quieres ir a ensayar o algo?- preguntó Lady Blanche.
-No eh... necesito ir a tomar el aire- dije, mientras me daba la vuelta en dirección a la puerta. Miré al guardaespaldas de soslayo, pues supuse que estaba obligado a seguirme.
-Como quieras- contestó la representante mientras se empolvaba la nariz.
Me senté en la barra de la taberna y pedí dos jarras de cerveza, una para mí y otra para el guardaespaldas.
-No puede ser así... no puedo simplemente ser un cebo y punto... tiene que haber algo más- dije, en voz baja, masajeándome la frente, mientras miraba la jarra ausente, entonces me di cuenta de que pegado al culo de la jarra había un papelito, húmedo por el sudor de la fría bebida.
Antes de abrirlo, miré tras la barra, por si había alguien... pero no me había fijado en si la persona que me había servido la cerveza era la misma persona que había tras la barra al entrar.
Sin más preámbulo, leí la nota:
"Si quieres respuestas, busca en el río que hay bajo el puente"
-¿A qué se referirá?- dije, mesándome la barba... sin darme cuenta de que probablemente no se refería a un lugar, si no a un objeto. Miré el laúd de Federico, justo bajo el puente que sostenía las cuerdas, y comprobé que había algo escrito.
Iría allí y me expondría ante un público ignorante de saber que mi asesino podría acceder a mí de cualquier forma, pensando que yo era el verdadero Federico.
Me pregunté cómo era posible que aquella señora estuviese hablándome con tanta frivolidad sabiendo que seguramente moriría por culpa de cubrir a aquél tipo el cual -estaba seguro- había sido el causante de aquella persecución.
Una parte de mí estaba deseando desenmascarar aquella farsa, que se supiese que Federico Enriquete había ofendido a alguien y estaba usando un cabeza de turco para irse de rositas... pero la otra parte, estaba tan eufórica por saber que actuaría frente a tantos miembros de la nobleza y ganaría tanta fama, que le daba lo mismo ponerse en riesgo.
Me sabía mal por el guardaespaldas... había venido seguramente a ganarse el pan con un trabajo digno, y se encontraría con una situación a la que sin duda podría hacerle frente, ¿pero a qué precio?
-Querido, actúas en una hora, ¿quieres ir a ensayar o algo?- preguntó Lady Blanche.
-No eh... necesito ir a tomar el aire- dije, mientras me daba la vuelta en dirección a la puerta. Miré al guardaespaldas de soslayo, pues supuse que estaba obligado a seguirme.
-Como quieras- contestó la representante mientras se empolvaba la nariz.
Me senté en la barra de la taberna y pedí dos jarras de cerveza, una para mí y otra para el guardaespaldas.
-No puede ser así... no puedo simplemente ser un cebo y punto... tiene que haber algo más- dije, en voz baja, masajeándome la frente, mientras miraba la jarra ausente, entonces me di cuenta de que pegado al culo de la jarra había un papelito, húmedo por el sudor de la fría bebida.
Antes de abrirlo, miré tras la barra, por si había alguien... pero no me había fijado en si la persona que me había servido la cerveza era la misma persona que había tras la barra al entrar.
Sin más preámbulo, leí la nota:
"Si quieres respuestas, busca en el río que hay bajo el puente"
-¿A qué se referirá?- dije, mesándome la barba... sin darme cuenta de que probablemente no se refería a un lugar, si no a un objeto. Miré el laúd de Federico, justo bajo el puente que sostenía las cuerdas, y comprobé que había algo escrito.
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Arean Tikari
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Re: El de repuesto [Trabajo] [Noche]
No hacía falta ser un genio para saber de lo que esa señora estaba hablando, iban a usar a este bardo como un cebo para exponer a los asesinos de Federico, de este modo matarían dos pájaros de un tiro al atrapar a los asesinos y asegurar de que Federico seguía con vida para continuar con su gira, además de este modo se salvaba la importante celebración de esta noche. Esta mujer seguramente era la cabeza pensante, pero seguro que el bardo se había dado cuenta y dudaba que se quedara de brazos cruzados, claro que podría ir a buscar la verdad, pero a mi me importaba bien poco lo que pensara hacer. Mi misión era mantener su vida a salvo toda la noche. Lo seguí hasta que se colocó en la barra de la taberna y pidió dos cervezas, supuse que una era para mi y la tome para dar un largo trago, era lo que necesitaba para matar el aburrimiento e hecho y me alegraba saber que al menos alguien se daba cuenta de las necesidades que podría tener.
Mire con curiosidad aquel papel que sacó de su instrumento musical y ante esa pregunta no pude quedarme callado, aunque meterme en este jaleo lo iba a hacer de todas manera tenia que hacerlo con toda la información posible. - Es una runa. - Dije con calma sentándome a su lado con la jarra de cerveza en una mano. - Es la runa Fehu, simboliza a una vaca y su significado es diverso… Riquezas o bienestar, pero también advierte que algo que tenga que ocurrir lo hará muy pronto. - Me levante del asiento para mirar de reojo hacia atrás, podía ver movimiento entre las mesas y di un largo trago a la cerveza para dejarla casi a la mitad manchando un poco mi propia barba.
- ¿Sabes quien te la ha dado? Quizás puedas preguntarle o quizás puedas tomarlo como una advertencia de lo que esta por venir. - Dije en voz baja para que solamente el bardo pudiera escucharme, lo estaba alentando a buscar mas información ya que mis medios eran escasos, pero era curioso que alguien usara una runa humana para avisar a este chico ¿Y que no supiera de esa runa? Algo me decía que no era del todo humano tampoco.
Mire con curiosidad aquel papel que sacó de su instrumento musical y ante esa pregunta no pude quedarme callado, aunque meterme en este jaleo lo iba a hacer de todas manera tenia que hacerlo con toda la información posible. - Es una runa. - Dije con calma sentándome a su lado con la jarra de cerveza en una mano. - Es la runa Fehu, simboliza a una vaca y su significado es diverso… Riquezas o bienestar, pero también advierte que algo que tenga que ocurrir lo hará muy pronto. - Me levante del asiento para mirar de reojo hacia atrás, podía ver movimiento entre las mesas y di un largo trago a la cerveza para dejarla casi a la mitad manchando un poco mi propia barba.
- ¿Sabes quien te la ha dado? Quizás puedas preguntarle o quizás puedas tomarlo como una advertencia de lo que esta por venir. - Dije en voz baja para que solamente el bardo pudiera escucharme, lo estaba alentando a buscar mas información ya que mis medios eran escasos, pero era curioso que alguien usara una runa humana para avisar a este chico ¿Y que no supiera de esa runa? Algo me decía que no era del todo humano tampoco.
Finn Devlin
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Re: El de repuesto [Trabajo] [Noche]
No me sorprendió que aquél guardaespaldas supiese el significado de la runa, pero cuando miré en sus ojos, vi en ellos un abismo de dolor y de crudeza tan profundo, que me fue imposible volver a mirarle a la cara.
Me pregunté si en otras circunstancias aquél hombre me habría matado o torturado en vez de haberme protegido y qué valor tendría para él la vida y qué precio tendría la muerte.
-Así que Fehu... ¿y qué diantre hace ésta runa grabada en el laúd de un bardo? A no ser... que sea una inicial, ¿y dices que simboliza a una vaca? ¿o que podría ser una advertencia?- cuantas más preguntas hacía, menos sentido tenía todo.
-Si quieren matarme, ¿qué sentido tiene que me avisen? Es decir... ¿no deberían querer cogerme por sorpresa?- pregunté, desconcertado.
Se abrió la puerta de pronto, y de ella salieron la señora Blanche y el ayudante de Federico.
-¿Nos vamos, cariño?- preguntó condescendientemente, exhalando humo de su cigarro.
"Como si tuviese elección..." pensé.
Los cuatro nos montamos en una calesa que esperaba fuera. Me pareció algo pretenciosa para mi gusto, pero supuse que querrían hacer una aparición estelar.
"Sólo les falta pintarme una diana en la espalda"
En cuanto llegamos -se trataba de una casona bastante grande-, el cochero bajó y nos abrió la puerta.
-Bienvenidos a la Maneaur DuPont- dijo éste, haciendo una reverencia.
No era un castillo, pero tampoco era una de las costrosas tabernas donde solía actuar. Allí fuera habían algunas personas arregladas -seguramente de la nobleza- que tomaban algunas copas en el jardín. Me sorprendió el hecho de que llevaban máscaras, y me pregunté si sería un baile de disfraces.
Caminamos hacia allí, mientras el asistente de Federico le levantaba el vuelo del vestido a Lady Blanche, para que ésta no se manchase de tierra. Miré al guardaespaldas mientras me llevaba las manos a la cabeza, alucinado por la situación, y pensando que pese a nuestras diferencias, parecíamos las dos únicas personas coherentes del lugar.
-Toma, ponte ésto- me dijo el asistente, tendiéndome una máscara.
"Ya lo que faltaba... para que mi verdadera identidad no sea reconocida"
Me puse la máscara, suspirando. Me sentía como un cerdo de camino al matadero.
Entramos en la mansión y en el interior habrían como cincuenta personas con máscaras, incluido el servicio.
Un sirviente nos indicó la localización del escenario donde interpretaría las canciones de Federico. De camino, un hombre vestido de morado me saludó... y me pareció ver que tenía la runa de antes bordada en el gambesón.
Miré al guardaespaldas, con los ojos como platos, preguntándome si él también lo habría visto.
Me pregunté si en otras circunstancias aquél hombre me habría matado o torturado en vez de haberme protegido y qué valor tendría para él la vida y qué precio tendría la muerte.
-Así que Fehu... ¿y qué diantre hace ésta runa grabada en el laúd de un bardo? A no ser... que sea una inicial, ¿y dices que simboliza a una vaca? ¿o que podría ser una advertencia?- cuantas más preguntas hacía, menos sentido tenía todo.
-Si quieren matarme, ¿qué sentido tiene que me avisen? Es decir... ¿no deberían querer cogerme por sorpresa?- pregunté, desconcertado.
Se abrió la puerta de pronto, y de ella salieron la señora Blanche y el ayudante de Federico.
-¿Nos vamos, cariño?- preguntó condescendientemente, exhalando humo de su cigarro.
"Como si tuviese elección..." pensé.
Los cuatro nos montamos en una calesa que esperaba fuera. Me pareció algo pretenciosa para mi gusto, pero supuse que querrían hacer una aparición estelar.
"Sólo les falta pintarme una diana en la espalda"
En cuanto llegamos -se trataba de una casona bastante grande-, el cochero bajó y nos abrió la puerta.
-Bienvenidos a la Maneaur DuPont- dijo éste, haciendo una reverencia.
- Maneaur DuPont:
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No era un castillo, pero tampoco era una de las costrosas tabernas donde solía actuar. Allí fuera habían algunas personas arregladas -seguramente de la nobleza- que tomaban algunas copas en el jardín. Me sorprendió el hecho de que llevaban máscaras, y me pregunté si sería un baile de disfraces.
Caminamos hacia allí, mientras el asistente de Federico le levantaba el vuelo del vestido a Lady Blanche, para que ésta no se manchase de tierra. Miré al guardaespaldas mientras me llevaba las manos a la cabeza, alucinado por la situación, y pensando que pese a nuestras diferencias, parecíamos las dos únicas personas coherentes del lugar.
-Toma, ponte ésto- me dijo el asistente, tendiéndome una máscara.
"Ya lo que faltaba... para que mi verdadera identidad no sea reconocida"
Me puse la máscara, suspirando. Me sentía como un cerdo de camino al matadero.
Entramos en la mansión y en el interior habrían como cincuenta personas con máscaras, incluido el servicio.
Un sirviente nos indicó la localización del escenario donde interpretaría las canciones de Federico. De camino, un hombre vestido de morado me saludó... y me pareció ver que tenía la runa de antes bordada en el gambesón.
Miré al guardaespaldas, con los ojos como platos, preguntándome si él también lo habría visto.
Arean Tikari
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Re: El de repuesto [Trabajo] [Noche]
El lugar donde iba a tener lugar la fiesta era como esperaba, una mansión de nobles sumamente pretenciosa y que seguramente estaba llena de seguridad por todos lados, algo me decía que esta seguridad estaba comprada por los mismos asesinos de esta noche o quizás eran tan buenos que se habían podido infiltrar aun así, después de todo, nadie sospecha de un noble hasta que es demasiado tarde. Por otra parte podía darme cuenta de que se trataba de una fiesta de máscaras o algo así, todos los presentes empezaban a mostrar esas máscaras de la nobleza que tan estúpidos les hacía parecer, también parecía estúpida la conducta de la señora que no quería mancharse el vestido y tenia a su asistente para sujetar la falda un poco ¿Tan estúpida era capaz de ser la gente con poder? Eso parecía y era lo lógico que fueran así de imbéciles.
Una vez dentro de la mansión al escena fue la misma, mas personas con mascaras… Espera ¿Porque yo no tenia ninguna? Claro, estaba seguro de que querían inculparme también por si el bardo terminaba muerto, por eso se habían limitado a contratar a un bandido como mercenario, alguien que no tenia posibilidades de salir ganando en un juicio ni cosas por el estilo. Son astutos como zorros estas personas. Pude ver como una persona saludo al bardo y tenia grabado la runa Fehu en sus ropajes, una mala señal. Me acerque con pasos raudos hacia el bardo para decir en voz baja. - Deberías tener cuidado con esas personas, creo que son del círculo de Federico… Pero no por eso son buenas personas. Todo esto no es mas que una treta para asesinarnos. - Dije claro y conciso sin andarme con rodeos antes de volver a mi posición unos pasos detrás del bardo y mirar a todos los presentes de reojo, me lleve una mano a mi espada en la cintura, acariciando la empuñadura.
Pude notar que no eran las únicas runas que había bordadas en los trajes de los invitados, eran quizás dos o tres grupos donde también estaban las runas Uruz y Kano, la Fuerza y el Fuego. Era como si los nobles estuvieran en diferentes estamentos entre si ¿Que quería significar esto? ¿Que bando era el que estaba conformado por asesinos? ¿O quizás estos eran de todos los bandos?
Una vez dentro de la mansión al escena fue la misma, mas personas con mascaras… Espera ¿Porque yo no tenia ninguna? Claro, estaba seguro de que querían inculparme también por si el bardo terminaba muerto, por eso se habían limitado a contratar a un bandido como mercenario, alguien que no tenia posibilidades de salir ganando en un juicio ni cosas por el estilo. Son astutos como zorros estas personas. Pude ver como una persona saludo al bardo y tenia grabado la runa Fehu en sus ropajes, una mala señal. Me acerque con pasos raudos hacia el bardo para decir en voz baja. - Deberías tener cuidado con esas personas, creo que son del círculo de Federico… Pero no por eso son buenas personas. Todo esto no es mas que una treta para asesinarnos. - Dije claro y conciso sin andarme con rodeos antes de volver a mi posición unos pasos detrás del bardo y mirar a todos los presentes de reojo, me lleve una mano a mi espada en la cintura, acariciando la empuñadura.
Pude notar que no eran las únicas runas que había bordadas en los trajes de los invitados, eran quizás dos o tres grupos donde también estaban las runas Uruz y Kano, la Fuerza y el Fuego. Era como si los nobles estuvieran en diferentes estamentos entre si ¿Que quería significar esto? ¿Que bando era el que estaba conformado por asesinos? ¿O quizás estos eran de todos los bandos?
- RUNAS:
RUNA URUZ: Simboliza Fuerza.
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RUNA KANO: Simboliza: Fuego.
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Finn Devlin
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Re: El de repuesto [Trabajo] [Noche]
Las palabras que mencionó el guardaespaldas no hicieron más que confirmar mis temores. Todo aquello era un treta para asesinarnos. Las bocas bajo las máscaras -aquellas que podían verse- me dedicaron sonrisas que me llenaron de tensión y de sospecha.
-Acompáñeme, Señor Enriquete- dijo uno de los criados, señalándome una estancia que había tras el escenario. Supuse que sería el camerino.
Antes de pasar al interior, dos miembros del servicio se pusieron en la puerta.
-El Señor Enriquete solo, por favor- dijo uno de ellos. Miré a Lady Blanche, que se estaba poniendo roja como un tomate.
-¿¡Cómo puede ser!? ¡Si soy su representante!- dijo, tirando el cigarro al suelo, que fue apagado por uno de los criados.
-La Señorita DuPont lo ha querido así, milady- contestó. Pude ver como tanto el asistente de Federico como su representante farfullaban en la puerta mientras los criados me abrían la estancia.
-Mh... por prudencia, mi guardaespaldas, por favor, déjenle entrar- murmuré.
-Por supuesto- dijo, abriendo la puerta y cerrándola tras pasar ambos.
Una señorita vestida de negro con una máscara de porcelana blanca nos esperaba en el interior.
-Siéntense, por favor- comentó, desinteresadamente, mientras señalaba dos sillas.
Su voz se me antojó algo familiar, pero ignoré éste presentimiento.
-Su vida corre un grave peligro, caballero- dijo la mujer -y me atrevo a suponer que la de su guardaespaldas también-
-¿Has sido tu la que escribió la nota?- pregunté.
-Digamos que ha sido uno de mis hombres. Sí- comentó.
La mujer nos alargó entonces dos copas de vino rosado que parecía ser de muy buena calidad.
-Verán, no es de extrañar que el Señor Enriquete haya tenido varios escarceos... con damas de alta cuna, y verán... no es raro que sus maridos quieran tomar reprimendas contra él- dijo, tranquilamente la mujer.
Bebí el vino con convicción. Era una buena muestra de confianza en aquella señorita.
-También debemos tener en cuenta el hecho de que corren rumores sobre que Lady Blanche, la representante del Señor Enriquete, y su asistente, contrataron a una serie de... caballeros... para acabar con su competencia, y así tener más fama... sin pagar la deuda pendiente con éstos caballeros- comentó, como si nada. Todas aquellas afirmaciones sólo sumaban grupos de personas en contra del Señor Enriquete... y por ende, yo.
-Y por último... podría decirse que una de sus... múltiples amantes, integrante a su vez de un gremio clandestino de asesinos... sufrió ciertos... ataques violentos por parte de Federico, en su última... consumación- comentó la mujer enmascarada, ésta vez un poco más sentida en su comentario.
No sabía muy bien cómo reaccionar ante éstas confesiones, y qué hacer con mi actuación, a penas veinte minutos después.
-¿Qué nos propone entonces?- pregunté a la mujer.
-Que entretenga al público hasta que un grupo de hombres y yo traigamos al verdadero Federico a la fiesta- dijo, quitándose la máscara y dejando ver una horrible cicatriz en su rostro.
-Acompáñeme, Señor Enriquete- dijo uno de los criados, señalándome una estancia que había tras el escenario. Supuse que sería el camerino.
Antes de pasar al interior, dos miembros del servicio se pusieron en la puerta.
-El Señor Enriquete solo, por favor- dijo uno de ellos. Miré a Lady Blanche, que se estaba poniendo roja como un tomate.
-¿¡Cómo puede ser!? ¡Si soy su representante!- dijo, tirando el cigarro al suelo, que fue apagado por uno de los criados.
-La Señorita DuPont lo ha querido así, milady- contestó. Pude ver como tanto el asistente de Federico como su representante farfullaban en la puerta mientras los criados me abrían la estancia.
-Mh... por prudencia, mi guardaespaldas, por favor, déjenle entrar- murmuré.
-Por supuesto- dijo, abriendo la puerta y cerrándola tras pasar ambos.
Una señorita vestida de negro con una máscara de porcelana blanca nos esperaba en el interior.
-Siéntense, por favor- comentó, desinteresadamente, mientras señalaba dos sillas.
Su voz se me antojó algo familiar, pero ignoré éste presentimiento.
-Su vida corre un grave peligro, caballero- dijo la mujer -y me atrevo a suponer que la de su guardaespaldas también-
-¿Has sido tu la que escribió la nota?- pregunté.
-Digamos que ha sido uno de mis hombres. Sí- comentó.
La mujer nos alargó entonces dos copas de vino rosado que parecía ser de muy buena calidad.
-Verán, no es de extrañar que el Señor Enriquete haya tenido varios escarceos... con damas de alta cuna, y verán... no es raro que sus maridos quieran tomar reprimendas contra él- dijo, tranquilamente la mujer.
Bebí el vino con convicción. Era una buena muestra de confianza en aquella señorita.
-También debemos tener en cuenta el hecho de que corren rumores sobre que Lady Blanche, la representante del Señor Enriquete, y su asistente, contrataron a una serie de... caballeros... para acabar con su competencia, y así tener más fama... sin pagar la deuda pendiente con éstos caballeros- comentó, como si nada. Todas aquellas afirmaciones sólo sumaban grupos de personas en contra del Señor Enriquete... y por ende, yo.
-Y por último... podría decirse que una de sus... múltiples amantes, integrante a su vez de un gremio clandestino de asesinos... sufrió ciertos... ataques violentos por parte de Federico, en su última... consumación- comentó la mujer enmascarada, ésta vez un poco más sentida en su comentario.
No sabía muy bien cómo reaccionar ante éstas confesiones, y qué hacer con mi actuación, a penas veinte minutos después.
-¿Qué nos propone entonces?- pregunté a la mujer.
-Que entretenga al público hasta que un grupo de hombres y yo traigamos al verdadero Federico a la fiesta- dijo, quitándose la máscara y dejando ver una horrible cicatriz en su rostro.
Arean Tikari
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Re: El de repuesto [Trabajo] [Noche]
Al menos ver como la representante se ponía de los nervios porque no le permitían la entrada a una zona especifica del lugar fue divertido, esboce una ligera sonrisa burlesca antes de pasar junto al bardo al que se suponía iba a ser su camerino, lo que no tenia demasiado claro y tampoco me fiaba demasiado, es que hubiese dos guardias en la puerta. Pero las dudas se disiparon cuando una mujer vestida de negro con una máscara de porcelana, esta nos ofreció asiento y aunque quizás el bardo se sentó de buena gana, yo me quede de pie por si las moscas, era mejor mantenerse de pie en guardia que sentado y desprotegido. Escuche entonces con atención las palabras de aquella extraña mujer. Que nuestra vida corría peligro no era ninguna novedad, para mi era mi día a día, para el bardo seguro que la primera vez. Mantuve la compostura y deje la copa de vino a un lado sin probarla, no era la primera vez que me habían envenenado con vino y seguro que no seria la ultima. Mejor prevenir que curar.
Al parecer el señor Federico era un casanova que el encantaba dejar preñadas a las nobles y luego sus padres o maridos se hacían cargo de la situación mandando a asesinar, era posible que esta fiesta fuera una congregación de todos esos esposos y padres resentidos con ganas de asesinar al famoso bardo. Y la cosa no terminaba aquí, la representante había contratado sicarios para acabar con la competencia, claro que sin pagarle a los sicarios estos se volvieron en su contra y la gota que colmó el vaso fue meterse en problemas con una miembro de un gremio de asesinos ¿Acaso Federico buscaba la muerte o quizás era amante del riesgo? O simplemente era demasiado estúpido.
- Puedo decir por la cicatriz que usted es la que sufrió esos ataques violentos y una de las amantes de Federico ¿Verdad? - Dije antes de que el bardo pudiera decir una palabra, ya había encajado algunas de las piezas, pero no pintaba nada bien. - Las runas de Fehu son de sus hombres, lo que quiere decir que las otras runas en los trajes de los invitados son de asesinos y sicarios. - Quizás eran malas conjeturas, pero había algo que no encajaba y que me olía mal. - Entonces quieres que hagamos de carnada mientras tu te vas ¿Que nos asegura que tu no seas también una de los que quiere matar a Federico nada mas lo encuentre? ¿Y que nos asegura que no vayan a matarnos mientras estas fuera? - Mi pregunta fue dura, no tenia porque ser blando con una mujer solo porque si, pero al final la decisión de ayudar residía… No en mi, sino en el bardo.
Al parecer el señor Federico era un casanova que el encantaba dejar preñadas a las nobles y luego sus padres o maridos se hacían cargo de la situación mandando a asesinar, era posible que esta fiesta fuera una congregación de todos esos esposos y padres resentidos con ganas de asesinar al famoso bardo. Y la cosa no terminaba aquí, la representante había contratado sicarios para acabar con la competencia, claro que sin pagarle a los sicarios estos se volvieron en su contra y la gota que colmó el vaso fue meterse en problemas con una miembro de un gremio de asesinos ¿Acaso Federico buscaba la muerte o quizás era amante del riesgo? O simplemente era demasiado estúpido.
- Puedo decir por la cicatriz que usted es la que sufrió esos ataques violentos y una de las amantes de Federico ¿Verdad? - Dije antes de que el bardo pudiera decir una palabra, ya había encajado algunas de las piezas, pero no pintaba nada bien. - Las runas de Fehu son de sus hombres, lo que quiere decir que las otras runas en los trajes de los invitados son de asesinos y sicarios. - Quizás eran malas conjeturas, pero había algo que no encajaba y que me olía mal. - Entonces quieres que hagamos de carnada mientras tu te vas ¿Que nos asegura que tu no seas también una de los que quiere matar a Federico nada mas lo encuentre? ¿Y que nos asegura que no vayan a matarnos mientras estas fuera? - Mi pregunta fue dura, no tenia porque ser blando con una mujer solo porque si, pero al final la decisión de ayudar residía… No en mi, sino en el bardo.
Finn Devlin
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Re: El de repuesto [Trabajo] [Noche]
Ante las acertadas palabras del guardaespaldas, la mujer de la cicatriz asentía en silencio, con media sonrisa, pero fue la última pregunta la que obtuvo un brillo especial en la mirada de la mujer.
-Contaba con que querríais verlo con vuestros propios ojos, antes de creerlo, por lo que hablé con tres de mis hombres para que se quedasen aquí con el bardo- dijo la mujer, inclinando la cabeza. Su mirada, llena de odio, demostraba una crudeza semejante a la que podía ver en los ojos del guardaespaldas.
-Vente conmigo- le dijo a mi compañero -Ayúdanos a traer aquí a ese bastardo- le dijo, ésta vez más seria.
Yo no sabía si confiaba más en el guardaespaldas que en los tres asesinos al mando de aquella vengativa mujer, pero también necesitaba tener certeza de que encontrarían a Federico y mi vida no correría riesgos en vano.
-No me convence demasiado ésta artimaña, pero entiendo que ahora que Federico se cree a salvo cometerá errores... y será más fácil atraparlo- dije, terminando mi copa de vino y dejándola en el tocador a mi espalda.
-Creo que deberías ir con ella- dije, mirando al guardaespaldas -es la única forma de asegurarnos de que ese tipo no se sale con la suya-
Mientras mencionaba éstas palabras, no podía creer que hacía sólo unas horas estaba deseoso de interpretar sus canciones con su laúd, lleno de admiración y fanatismo. Ahora una parte de mí odiaba a Federico por todo lo que había hecho.
-Contaba con que querríais verlo con vuestros propios ojos, antes de creerlo, por lo que hablé con tres de mis hombres para que se quedasen aquí con el bardo- dijo la mujer, inclinando la cabeza. Su mirada, llena de odio, demostraba una crudeza semejante a la que podía ver en los ojos del guardaespaldas.
-Vente conmigo- le dijo a mi compañero -Ayúdanos a traer aquí a ese bastardo- le dijo, ésta vez más seria.
Yo no sabía si confiaba más en el guardaespaldas que en los tres asesinos al mando de aquella vengativa mujer, pero también necesitaba tener certeza de que encontrarían a Federico y mi vida no correría riesgos en vano.
-No me convence demasiado ésta artimaña, pero entiendo que ahora que Federico se cree a salvo cometerá errores... y será más fácil atraparlo- dije, terminando mi copa de vino y dejándola en el tocador a mi espalda.
-Creo que deberías ir con ella- dije, mirando al guardaespaldas -es la única forma de asegurarnos de que ese tipo no se sale con la suya-
Mientras mencionaba éstas palabras, no podía creer que hacía sólo unas horas estaba deseoso de interpretar sus canciones con su laúd, lleno de admiración y fanatismo. Ahora una parte de mí odiaba a Federico por todo lo que había hecho.
Arean Tikari
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Re: El de repuesto [Trabajo] [Noche]
La mujer de cicatriz en el rostro me pidió que la acompañara a traer a Federico, por mi eso estaba bien, así me aseguraba de que esto no era ninguna treta y tampoco que nada podía pasarme, porque dejaba a tres hombres a cargo del bardo, pero claro, yo no era el que tenia que tomar la decisión. Mire al bardo para saber que pensaba y que iba hacer a partir de ahora. Escuche como las palabras del bardo me daban permiso de marchar con esta vengativa mujer y no iba a negar que se antojaba mas emocionante que quedarse en esta aburrida fiesta. - Entonces acompañare a la chica de cicatriz a traer a Federico aquí, espero que no acabes muerto o entonces no me darán una buena recompensa. - Espere que la mujer se levantara, esperaba que esta empezara a caminar para seguirla y básicamente tener una nueva empleada, cuando esta salió de la habitación con su máscara de porcelana en el rostro no tuve mas remedio que empezar a seguirla para ir tras ese tal Federico.
- Ahora algo que me incumbe ¿Que me darás como recompensas? Algo de dinero extra no me vendría mal después de esta tarea. - La pregunta era clara, necesitaba otra recompensa extra por estar trabajando con la mujer que ahora parecía marchar a las afueras de la mansión, si íbamos a ir en búsqueda de Federico tendríamos que ir a buscar a su casa o quizás donde este estuviera hospedado, no negaba que tendría que enfrentarme a guardias que estuvieran vigilando, pero también había que recordar que esta mujer no era una dama en apuros ya que si realmente pertenecía a un gremio de asesinos tenia que saber como matar de mas formas de las que yo podía imaginar.
- Ahora algo que me incumbe ¿Que me darás como recompensas? Algo de dinero extra no me vendría mal después de esta tarea. - La pregunta era clara, necesitaba otra recompensa extra por estar trabajando con la mujer que ahora parecía marchar a las afueras de la mansión, si íbamos a ir en búsqueda de Federico tendríamos que ir a buscar a su casa o quizás donde este estuviera hospedado, no negaba que tendría que enfrentarme a guardias que estuvieran vigilando, pero también había que recordar que esta mujer no era una dama en apuros ya que si realmente pertenecía a un gremio de asesinos tenia que saber como matar de mas formas de las que yo podía imaginar.
Finn Devlin
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Re: El de repuesto [Trabajo] [Noche]
Conforme caminaban fuera de la mansión con paso presuroso, la mujer de negro y el guardaespaldas, dos hombres vestidos de negro con máscaras de porcelana se unieron a la pareja.
-Me parece que no me has entendido- dijo la mujer- ¿De verdad crees que iban a pagarte, cuando el objetivo era que matasen al bardo?- dijo, divertida, con especial énfasis en la palabra "matasen".
-Nosotros no sólo te ofrecemos la oportunidad de escapar de esa ratonera corrupta, en la que seguramente te habrían incriminado, te habrían juzgado, o incluso ejecutado-
En el jardín, cerca de la valla, un par de hombres vestidos igual que el servicio les alargaron las cinchas de un caballo a cada uno.
Los hombres de negro y la mujer se subieron a los caballos.
La mujer alargó la mano para acariciar la cara del guardaespaldas.
-Cobrarás, Finn- dijo ella, con la ternura propia de una madre -...puede que incluso hoy obtengas algo más valioso que el dinero- dijo, azuzando al caballo para ponerse en marcha.
Había salido de la estancia, y fui escoltado hasta el escenario por los dos hombres que la custodiaban.
Me sorprendió no encontrar a Lady Blanche y al asistente de Federico en la puerta, si no entre el público, sentados en una de las mesas, con aires de superioridad. Por mi parte, estaba sobrecogido por la emoción del momento. Un pequeño grupo de músicos se sentó a mis espaldas en el escenario. El telón aún no se había subido, pero estaba esperando la señal, mientras los músicos a mis espaldas afinaban sus intrumentos.
El momento había llegado. Me aseguré de llevar la máscara bien puesta para que no me reconociesen. El plan debía funcionar.
-¡Señoras y señores!- dijo un hombre vestido de colores vivos, proyectando la voz.
-¡El espectáculo que todos habían estado esperando!¡El gran... Federico Enriquete!- dijo, alargando su mano en mi dirección y aplaudiendo; gesto que fue imitado por el público. El telón se abrió, y los aplausos fueron in crescendo.
Pude ver, algo más relajado, cómo algunos hombres vestidos de negro con la runa Fehu protegían el escenario formando un arco, apenas visible, entre los sirvientes e invitados.
Realicé una reverencia a ambos lados, y me senté en la silla preparada para mí. El público se quedó en silencio, esperando la música.
Esperé la obertura por parte de los músicos a mi espalda, y comencé mi solo.
-Me parece que no me has entendido- dijo la mujer- ¿De verdad crees que iban a pagarte, cuando el objetivo era que matasen al bardo?- dijo, divertida, con especial énfasis en la palabra "matasen".
-Nosotros no sólo te ofrecemos la oportunidad de escapar de esa ratonera corrupta, en la que seguramente te habrían incriminado, te habrían juzgado, o incluso ejecutado-
En el jardín, cerca de la valla, un par de hombres vestidos igual que el servicio les alargaron las cinchas de un caballo a cada uno.
Los hombres de negro y la mujer se subieron a los caballos.
La mujer alargó la mano para acariciar la cara del guardaespaldas.
-Cobrarás, Finn- dijo ella, con la ternura propia de una madre -...puede que incluso hoy obtengas algo más valioso que el dinero- dijo, azuzando al caballo para ponerse en marcha.
*En el interior*
Había salido de la estancia, y fui escoltado hasta el escenario por los dos hombres que la custodiaban.
Me sorprendió no encontrar a Lady Blanche y al asistente de Federico en la puerta, si no entre el público, sentados en una de las mesas, con aires de superioridad. Por mi parte, estaba sobrecogido por la emoción del momento. Un pequeño grupo de músicos se sentó a mis espaldas en el escenario. El telón aún no se había subido, pero estaba esperando la señal, mientras los músicos a mis espaldas afinaban sus intrumentos.
El momento había llegado. Me aseguré de llevar la máscara bien puesta para que no me reconociesen. El plan debía funcionar.
-¡Señoras y señores!- dijo un hombre vestido de colores vivos, proyectando la voz.
-¡El espectáculo que todos habían estado esperando!¡El gran... Federico Enriquete!- dijo, alargando su mano en mi dirección y aplaudiendo; gesto que fue imitado por el público. El telón se abrió, y los aplausos fueron in crescendo.
Pude ver, algo más relajado, cómo algunos hombres vestidos de negro con la runa Fehu protegían el escenario formando un arco, apenas visible, entre los sirvientes e invitados.
Realicé una reverencia a ambos lados, y me senté en la silla preparada para mí. El público se quedó en silencio, esperando la música.
Esperé la obertura por parte de los músicos a mi espalda, y comencé mi solo.
- Fantasía en La menor:
Arean Tikari
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Re: El de repuesto [Trabajo] [Noche]
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