Colmillitos [Libre] [CERRADO]
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Colmillitos [Libre] [CERRADO]
El atardecer se acerca, la ciudad se prepara para dar paso a la noche y todos vuelven a sus respectivos hogares. Otro día completado sin mayores contratiempos que el clima de turno… o eso parece.
Creo que esta por aquí.
No, no lo está…
Dos figuras pequeñas corren frenéticas, una imagen bastante normal para cualquier personaje que haya tenido experiencia previa con mocosos... claro que este par en particular tiene de normal lo que un barco tiene de ligero.
Algo preocupa al joven inventor y eso de por si es todo un hito, no es la clase de personas que tiende a asustarse por tonterías. En sus ojos saltones se puede ver un conocimiento de la situación bastante culposo.
Sigamos por esa calle.
No le hará daño a nadie, lo sabes bien.
Igual no me confió… es un prototipo.
Contrastando con el exaltado estado de Maquiavelo, su hermanito parece todo un monje zen. En condiciones normales esto sacaría un poco de quicio al genio pero de momento la situación entre manos es más apremiante.
El niño inventor es muy cuidadoso con las medidas de seguridad, después de todo tiene bien presente lo que algunos de sus inventos podrían hacer si se dejaran “correr libres por la llanura”… este tiene que ser uno de sus primeros errores tangibles en esa línea técnica.
Por lo menos las calles de la ciudad comienzan a despoblarse rápidamente debido a la hora, el riesgo de una situación peligrosa para cualquier tercero disminuye bastante con el pasar de los minutos. Jamás chimar había deseado con tantas ganas la llegada de la noche como ahora.
Claro que un panorama de tinieblas hará más difícil de atrapar a su objetivo pero es un curso aceptable de la situación, heridos o muertos por otro lado no lo es… este último escenario traería repercusiones tanto para el chiquillo intelectual como para sus hermanos, incluso podría comprometer la esfera.
Recuérdame ponerle un dispositivo de autodestrucción a todos los prototipos móviles.
El brujito se limita a suspirar y es que no ve el problema como algo grave, bastante desconcertante sin duda. Pese a su extraña personalidad suele tener en cuenta cuando hay peligro, sin duda sabe algo mas aunque si no desea decirlo de buenas a primeras es información perdida y su hermano lo sabe.
Creo que esta por aquí.
No, no lo está…
Dos figuras pequeñas corren frenéticas, una imagen bastante normal para cualquier personaje que haya tenido experiencia previa con mocosos... claro que este par en particular tiene de normal lo que un barco tiene de ligero.
Algo preocupa al joven inventor y eso de por si es todo un hito, no es la clase de personas que tiende a asustarse por tonterías. En sus ojos saltones se puede ver un conocimiento de la situación bastante culposo.
Sigamos por esa calle.
No le hará daño a nadie, lo sabes bien.
Igual no me confió… es un prototipo.
Contrastando con el exaltado estado de Maquiavelo, su hermanito parece todo un monje zen. En condiciones normales esto sacaría un poco de quicio al genio pero de momento la situación entre manos es más apremiante.
El niño inventor es muy cuidadoso con las medidas de seguridad, después de todo tiene bien presente lo que algunos de sus inventos podrían hacer si se dejaran “correr libres por la llanura”… este tiene que ser uno de sus primeros errores tangibles en esa línea técnica.
Por lo menos las calles de la ciudad comienzan a despoblarse rápidamente debido a la hora, el riesgo de una situación peligrosa para cualquier tercero disminuye bastante con el pasar de los minutos. Jamás chimar había deseado con tantas ganas la llegada de la noche como ahora.
Claro que un panorama de tinieblas hará más difícil de atrapar a su objetivo pero es un curso aceptable de la situación, heridos o muertos por otro lado no lo es… este último escenario traería repercusiones tanto para el chiquillo intelectual como para sus hermanos, incluso podría comprometer la esfera.
Recuérdame ponerle un dispositivo de autodestrucción a todos los prototipos móviles.
El brujito se limita a suspirar y es que no ve el problema como algo grave, bastante desconcertante sin duda. Pese a su extraña personalidad suele tener en cuenta cuando hay peligro, sin duda sabe algo mas aunque si no desea decirlo de buenas a primeras es información perdida y su hermano lo sabe.
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
Otro día de arduo trabajo, otro día con una buena paga para la ursina, esta ves incluso le había sobrado algo de comida que llevaba en una canasta llena de frutas, pan y una botella de licor, Bruna no era muy fan del alcohol, pero era buena moneda de regateo, seguro que conseguía alguna cosa rica a cambio de ella, pero sería para mañana, hoy tocaba descansar.
La mujer bestia se dirigía tranquilamente a la guarida de los gorriones, la banda de niños huérfanos le dejaban descansar en su escondite, y resultaba ser cómodo lugar para dormir en la noche, sobre todo considerando que ya varios de los pequeños habían hecho la costumbre de acurrucarse junto a la osa cuando dormía, cosa que la alegraba mas no poder.
Saliendo de un callejón que tomo como atajo Bruna escucha los pasos de un par de niños corriendo hacia ella desde su izquierda, la ursina hace tiempo a levantar la canasta hasta la altura de su hombro cuando uno de los niños choca contra su costado a toda velocidad, al que reconoce como Chimar, el líder de los gorriones -¿estas bien?- pregunta preocupada mientras bajaba la canasta al piso y con su mano libre lo ayudaba a levantarse cuando nota a su compañero -¿Qué hacen ustedes, par de bribones corriendo a toda velocidad por las calles cuando esta oscureciendo?- pregunto la mujer bestia con un tono tan preocupado como irritado, ella sabia que las travesuras de estos niños no tenían fin, como su tendencia de meterse en problemas, sabía que tendría que intervenir para evitar que se lastimaran, o lastimaran por accidente a alguien.
La mujer bestia se dirigía tranquilamente a la guarida de los gorriones, la banda de niños huérfanos le dejaban descansar en su escondite, y resultaba ser cómodo lugar para dormir en la noche, sobre todo considerando que ya varios de los pequeños habían hecho la costumbre de acurrucarse junto a la osa cuando dormía, cosa que la alegraba mas no poder.
Saliendo de un callejón que tomo como atajo Bruna escucha los pasos de un par de niños corriendo hacia ella desde su izquierda, la ursina hace tiempo a levantar la canasta hasta la altura de su hombro cuando uno de los niños choca contra su costado a toda velocidad, al que reconoce como Chimar, el líder de los gorriones -¿estas bien?- pregunta preocupada mientras bajaba la canasta al piso y con su mano libre lo ayudaba a levantarse cuando nota a su compañero -¿Qué hacen ustedes, par de bribones corriendo a toda velocidad por las calles cuando esta oscureciendo?- pregunto la mujer bestia con un tono tan preocupado como irritado, ella sabia que las travesuras de estos niños no tenían fin, como su tendencia de meterse en problemas, sabía que tendría que intervenir para evitar que se lastimaran, o lastimaran por accidente a alguien.
Bruna
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
Como cada noche, ya casi adentrada la madrugada y desde hacía ya unas semanas de su llegada a Lunargenta, después de las largas tertulias con los aerendianos frecuentes de la Posada Estrella, dónde se relataban historias de antaño y en las cuales los niños, adolescentes y mayores se quedaban petrificados e inequívocamente embobados escuchando a sus contemporáneos, Kya solía alejarse a su rincón favorito.
Ahí, entre callejón y callejón, acomodada en el olvidado banco de piedra, como si de una cómoda almohada se tratara, la joven elfa solía leer capítulos enteros de sus relatos favoritos o incluso a veces redactar los suyos propios.
Absorta en su lectura, dónde sólo podía escuchar el sonido y la calidez de su respiración, la elfa rio a carcajadas; miró a su alrededor percatándose si alguien la había escuchado, avergonzada. Instintivamente sus ojos se toparon con unas extraña figuras a unos pocos metros. Se incorporó, cerró su diario colocándolo a un lado del banco y se encaminó en esa dirección.
—¿H-hola? ¿V-va todo bien? —Dijo temerosa mientras se acercaba. Al percatarse de que se trataba de dos niños y una alta mujer ursina, respiró aliviada. —Vaya, por un momento me habíais asustado. ¡Qué locura! —Se echó a reír. —Sé que no tengo derecho a preguntar, sobre todo porque también estoy aquí, pero… ¿Qué hacéis a estas horas por la calle? —Adoptó una postura relajada, agachándose a la altura de los chiquillos. —¿Están contigo? ¿Necesitas ayuda con la canasta? Parece pesada y no tengo mucho que hacer esta noche. —Dijo amablemente, levantando la cabeza para mirar a la robusta mujer-bestia. —Soy Kya, por cierto. Soy nueva en la ciudad. —Terminó diciendo.
Ahí, entre callejón y callejón, acomodada en el olvidado banco de piedra, como si de una cómoda almohada se tratara, la joven elfa solía leer capítulos enteros de sus relatos favoritos o incluso a veces redactar los suyos propios.
Absorta en su lectura, dónde sólo podía escuchar el sonido y la calidez de su respiración, la elfa rio a carcajadas; miró a su alrededor percatándose si alguien la había escuchado, avergonzada. Instintivamente sus ojos se toparon con unas extraña figuras a unos pocos metros. Se incorporó, cerró su diario colocándolo a un lado del banco y se encaminó en esa dirección.
—¿H-hola? ¿V-va todo bien? —Dijo temerosa mientras se acercaba. Al percatarse de que se trataba de dos niños y una alta mujer ursina, respiró aliviada. —Vaya, por un momento me habíais asustado. ¡Qué locura! —Se echó a reír. —Sé que no tengo derecho a preguntar, sobre todo porque también estoy aquí, pero… ¿Qué hacéis a estas horas por la calle? —Adoptó una postura relajada, agachándose a la altura de los chiquillos. —¿Están contigo? ¿Necesitas ayuda con la canasta? Parece pesada y no tengo mucho que hacer esta noche. —Dijo amablemente, levantando la cabeza para mirar a la robusta mujer-bestia. —Soy Kya, por cierto. Soy nueva en la ciudad. —Terminó diciendo.
Última edición por Kyria el Lun Jun 24, 2019 2:55 am, editado 1 vez
Kyria
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
Las noches en las que el recuerdo por su manada perdida se hacía demasiado pesado sobre su pecho, llegando a ser difícil de respirar, Sylar salía a la oscuridad de la noche, ya que el andar le hacia sentir estar más cerca de su hogar. Las noches como aquella le traían a la mente las jornadas nocturnas que le tocó montar guardia en la inmediaciones del campamento de su manada. Por desgracia nunca fue capaz de montar guardia por sí solo, ya que las veces que lo hizo fue como cachorro, por lo que siempre iba un mayor con él, el verdadero guardia al fin y al cabo.
Esta noche era una de esas noches. Poco a poco se llegaba al momento en el que cualquier susurro se tornaría en un grito por el denso silencio en el ambiente. Sylar respiró pesadamente y suspiró.
¿Dónde os encontráis? ¿Tenéis alimento? ¿Os habrán cazado ya?... Estas preguntas pasaban por la mente de Sylar generando un sentimiento de impotencia en su interior, el cual muchas veces solo podía salir a través de pequeñas peleas de taberna. Momentos en los que la carga se volvía más liviana, momentos en los que parecía volar. Si bien es cierto, después de la calma siempre viene la tormenta. En el caso de Sylar, después de esa calma venía la culpa. Siempre le reconcomía el qué hubiera pensado su mentor, Hervick. Por desgracia no se le otorgó el tiempo suficiente para aprender todo lo que su maestro tenía para darle. Pero si hubo tiempo para las últimas palabras de su maestro...esas palabras que lo llenaban de vergüenza tras cada disputa... palabras que siempre generaban la misma pregunta en la cabeza de Sylar: ¿Esta es tu manera de honrar a los Hagebak?
Sylar estaba sumido en esta maraña de pensamientos cuando escucho una voz familiar. Levantó los ojos y reconoció a una elfa junto a dos niños y una ursina.Vaya grupo más peculiar para la hora que es, pensó Sylar.
- Parece que estamos destinados a estar juntos. - Saludó Sylar a la elfa al acercarse al grupo. - ¿Qué hacen dos mujeres con dos mocosos a estas horas?
Esta noche era una de esas noches. Poco a poco se llegaba al momento en el que cualquier susurro se tornaría en un grito por el denso silencio en el ambiente. Sylar respiró pesadamente y suspiró.
¿Dónde os encontráis? ¿Tenéis alimento? ¿Os habrán cazado ya?... Estas preguntas pasaban por la mente de Sylar generando un sentimiento de impotencia en su interior, el cual muchas veces solo podía salir a través de pequeñas peleas de taberna. Momentos en los que la carga se volvía más liviana, momentos en los que parecía volar. Si bien es cierto, después de la calma siempre viene la tormenta. En el caso de Sylar, después de esa calma venía la culpa. Siempre le reconcomía el qué hubiera pensado su mentor, Hervick. Por desgracia no se le otorgó el tiempo suficiente para aprender todo lo que su maestro tenía para darle. Pero si hubo tiempo para las últimas palabras de su maestro...esas palabras que lo llenaban de vergüenza tras cada disputa... palabras que siempre generaban la misma pregunta en la cabeza de Sylar: ¿Esta es tu manera de honrar a los Hagebak?
Sylar estaba sumido en esta maraña de pensamientos cuando escucho una voz familiar. Levantó los ojos y reconoció a una elfa junto a dos niños y una ursina.Vaya grupo más peculiar para la hora que es, pensó Sylar.
- Parece que estamos destinados a estar juntos. - Saludó Sylar a la elfa al acercarse al grupo. - ¿Qué hacen dos mujeres con dos mocosos a estas horas?
Sylar
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
Tan inmerso esta Chimar en su carrera, que no tiene oportunidad de esquivar una enorme figura sorpresiva. Cae al suelo aunque por suerte esta vez no se hace daño… últimamente está cometiendo el mismo error numerosas veces.
Al posar los ojos sobre el personaje muralla, se sorprende bastante cuando descubre de quien se trata. Bruna, la chica osa y nueva adición de los gorriones. Sin duda es raro encontrársela en el callejón de mala muerte.
La noche es nuestra amiga jeje “dice mientras acepta la ayuda para levantarse”.
Curiosamente la conversación no avanza demasiado pues alguien más interviene, cierta elfa. Tiene la palabra turista pintada en el rostro pero es natural, Chimar solo conoce a una elfa urbana y no se puede decir que Iliaki sea un personaje muy tradicional.
La chica nueva habla rápido, es difícil seguirle el paso al principio por su acento. Afortunadamente Chimar es un aventurero por lo que tiene mucha experiencia con forasteros, casi todos sus contactos son de especies raras.
Pues... buscamos algo.
En cierto modo es lo que hacen, claro que la explicación da detalles tan nulos que casi parece una ironía. Por suerte la matriz de opinión cambia cuando otro personaje desconocido entra en escena, menudo corte de cabello.
Como dije, buscamos algo, ahora si no les molesta tenemos trabajo que ha…
Aunque trata de sacudirse a los curiosos, no termina muy bien pues interfiere el propio experimento. No directamente, suelta un aullido metálico bastante espeluznante que se escucha por varias cuadras.
Sabe que lo buscamos y quiere jugar “dice con una sonrisa animada”.
¡No estamos jugando! “se frota el tabique de la nariz con cierta frustración”.
Un gato juega con el ratón antes de comérselo, un asesino en serie hace lo mismo con sus víctimas antes de cometer el crimen… se puede decir que la definición de “jugar” para colmillitos tiene un espectro muy amplio.
Esta cerca al menos… les recomiendo que tomen refugio.
Una advertencia bastante lógica teniendo en cuenta el efecto sonoro, Maquiavelo no cree que las personas alrededor sean capaces de lidiar con el problema por lo que trata de desvincularlos rápida y pasivamente.
Al posar los ojos sobre el personaje muralla, se sorprende bastante cuando descubre de quien se trata. Bruna, la chica osa y nueva adición de los gorriones. Sin duda es raro encontrársela en el callejón de mala muerte.
La noche es nuestra amiga jeje “dice mientras acepta la ayuda para levantarse”.
Curiosamente la conversación no avanza demasiado pues alguien más interviene, cierta elfa. Tiene la palabra turista pintada en el rostro pero es natural, Chimar solo conoce a una elfa urbana y no se puede decir que Iliaki sea un personaje muy tradicional.
La chica nueva habla rápido, es difícil seguirle el paso al principio por su acento. Afortunadamente Chimar es un aventurero por lo que tiene mucha experiencia con forasteros, casi todos sus contactos son de especies raras.
Pues... buscamos algo.
En cierto modo es lo que hacen, claro que la explicación da detalles tan nulos que casi parece una ironía. Por suerte la matriz de opinión cambia cuando otro personaje desconocido entra en escena, menudo corte de cabello.
Como dije, buscamos algo, ahora si no les molesta tenemos trabajo que ha…
Aunque trata de sacudirse a los curiosos, no termina muy bien pues interfiere el propio experimento. No directamente, suelta un aullido metálico bastante espeluznante que se escucha por varias cuadras.
Sabe que lo buscamos y quiere jugar “dice con una sonrisa animada”.
¡No estamos jugando! “se frota el tabique de la nariz con cierta frustración”.
Un gato juega con el ratón antes de comérselo, un asesino en serie hace lo mismo con sus víctimas antes de cometer el crimen… se puede decir que la definición de “jugar” para colmillitos tiene un espectro muy amplio.
Esta cerca al menos… les recomiendo que tomen refugio.
Una advertencia bastante lógica teniendo en cuenta el efecto sonoro, Maquiavelo no cree que las personas alrededor sean capaces de lidiar con el problema por lo que trata de desvincularlos rápida y pasivamente.
- Off:
- Bueno enanos, para que no se estanque el tema comenzamos los que estamos jeje. También aplico la medida de turnos libres para que avance rápido, ¡A rolear!
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
Hacía apenas una semana que arribaba al puerto de Lunarganta, e inhalaba su pestilencia una vez más. Después de tanto, la capital de los humanos se había convertido en mi segundo y único hogar. Aún me habían sobrado algunos Aeros de mi último trabajo en Beltrexus, por lo que no sentía la necesidad de trabajar por los momentos. Esto desembocó con el tiempo en una ligera inclinación al sedentarismo.
Paralelamente, desarrollé un habito por los paseos: cada noche salía de la posada a estirar mis piernas, y me veía embelesado por las maravillas noctilucentes que escondían las grandes avenidas y plazas una vez caía el sol: jovialidad, camaradería, y cualquier otro nombre que se le pueda atribuir a las festividades.
Sin embargo, el contraste entre las clases sociales en Lunarganta era prominente, y no me di cuenta sino hasta una noche en la que, ensimismado, me pasé de la raya con el paseo y acabé por parar en un barrio oscuro y desolado, entre cuya penumbra tan solo brillaba una farola. En la lejanía, divisé a al menos cinco personas: dos de baja estatura, probablemente niños, una silueta fornida y peluda, probablemente de un hombre bestia, y otros dos seres humanoides difíciles de distinguir de reojo, aunque conforme me fui acercando advertí las orejas puntiagudas de lo que parecía ser una mujer.
Estuve a punto de volver sobre mis pasos, concluyendo así la velada, cuando un aullido metálico y escalofriante rompió el silencio. Tirité por un segundo, al sentir que el estridente sonido provenía de mis espaldas: giré mi cabeza, y no sé muy bien lo que vi, pero desde luego que su silueta no era agradable, mucho menos de apariencia humana. Los vientos silbaron en señal de amenaza. Nunca me consideré el tipo de persona que huye de una pelea en primera instancia, por lo que desenvainé mi espada con seguridad y puse mi pie derecho al frente, adoptando una posición de combate.
Fue allí cuando una voz resonó en mi cabeza.
Era la mismísima conciencia, que me hizo recordar al grupo de personas que conversaban pacíficamente a mis espaldas. Si no les advertía, corrían el riesgo de sufrir algún daño. En circunstancias normales, me habría importando un bledo, pero por motivos que desconozco, en esa ocasión no podía dejarlo pasar. Contra mi voluntad, mis pies se movieron solos y de manera rápida en dirección al grupo:
—¡Larguense de aquí, hideputas! — vociferé como advertencia.
Disculpen la tardanza, no sabía que el tema ya estaba abierto... por muy estúpido que suene. Bruna, discúlpame por robarte el turno; Chimar me dio permiso.
Paralelamente, desarrollé un habito por los paseos: cada noche salía de la posada a estirar mis piernas, y me veía embelesado por las maravillas noctilucentes que escondían las grandes avenidas y plazas una vez caía el sol: jovialidad, camaradería, y cualquier otro nombre que se le pueda atribuir a las festividades.
Sin embargo, el contraste entre las clases sociales en Lunarganta era prominente, y no me di cuenta sino hasta una noche en la que, ensimismado, me pasé de la raya con el paseo y acabé por parar en un barrio oscuro y desolado, entre cuya penumbra tan solo brillaba una farola. En la lejanía, divisé a al menos cinco personas: dos de baja estatura, probablemente niños, una silueta fornida y peluda, probablemente de un hombre bestia, y otros dos seres humanoides difíciles de distinguir de reojo, aunque conforme me fui acercando advertí las orejas puntiagudas de lo que parecía ser una mujer.
Estuve a punto de volver sobre mis pasos, concluyendo así la velada, cuando un aullido metálico y escalofriante rompió el silencio. Tirité por un segundo, al sentir que el estridente sonido provenía de mis espaldas: giré mi cabeza, y no sé muy bien lo que vi, pero desde luego que su silueta no era agradable, mucho menos de apariencia humana. Los vientos silbaron en señal de amenaza. Nunca me consideré el tipo de persona que huye de una pelea en primera instancia, por lo que desenvainé mi espada con seguridad y puse mi pie derecho al frente, adoptando una posición de combate.
Fue allí cuando una voz resonó en mi cabeza.
Era la mismísima conciencia, que me hizo recordar al grupo de personas que conversaban pacíficamente a mis espaldas. Si no les advertía, corrían el riesgo de sufrir algún daño. En circunstancias normales, me habría importando un bledo, pero por motivos que desconozco, en esa ocasión no podía dejarlo pasar. Contra mi voluntad, mis pies se movieron solos y de manera rápida en dirección al grupo:
—¡Larguense de aquí, hideputas! — vociferé como advertencia.
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Disculpen la tardanza, no sabía que el tema ya estaba abierto... por muy estúpido que suene. Bruna, discúlpame por robarte el turno; Chimar me dio permiso.
Tatsuya Suō
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
La ursina estaba por disponerse a saludar a los recién llegados cuando escucho ese innatural aullido -¿en que se metieron esta ves?- pregunto irritada la osa -no voy a dejarlos sin ayuda, la ultima ves casi matas a un niño por accidente- asevero mirando al pequeño Chimar.
De pronto escucho a un hombre gritándoles que se fueran mientras sacaba una extraña espada curva, pero no apuntaba hacia ellos, sino a algo mas que estaba al fondo de ese callejón, Bruna miro a la elfa y le paso su canasta de comida -cuídala por mi- dijo antes de tomar su gigantesco martillo de madera con ambas manos, y salir corriendo en dirección a aquel hombre cargando un arma tan grande como ella.
Llegando con aquel sujeto, se puso a su lado y empezó a mirar el lugar de donde supuestamente había llegado el aullido, lo que sea que fuera, la osa no dejaría que lastimara a nadie, ya había enfrentado a vampiros ferales, con su fuerza y su arma, no tenía nada que temer.
La ursina trata de olfatear el aire para encontrar la ubicación de aquella criatura -¿Qué viste?- le preguntaba a aquel hombre sin dejar de ver sus alrededores, mientras mantenía el martillo listo para golpear si esa cosa salía a atacar, aunque logro echarle una mirada a esa extraña espada curva del sujeto, era corta como un arma de una mano, pero el mango era perfecto para agarrarse a dos manos y su hoja parecía demasiado fina, fácil de romperse -mi hermano mayor es un buen herrero, por si quieres una mejor espada que esa- dijo la osa con tono bajo.
De pronto escucho a un hombre gritándoles que se fueran mientras sacaba una extraña espada curva, pero no apuntaba hacia ellos, sino a algo mas que estaba al fondo de ese callejón, Bruna miro a la elfa y le paso su canasta de comida -cuídala por mi- dijo antes de tomar su gigantesco martillo de madera con ambas manos, y salir corriendo en dirección a aquel hombre cargando un arma tan grande como ella.
Llegando con aquel sujeto, se puso a su lado y empezó a mirar el lugar de donde supuestamente había llegado el aullido, lo que sea que fuera, la osa no dejaría que lastimara a nadie, ya había enfrentado a vampiros ferales, con su fuerza y su arma, no tenía nada que temer.
La ursina trata de olfatear el aire para encontrar la ubicación de aquella criatura -¿Qué viste?- le preguntaba a aquel hombre sin dejar de ver sus alrededores, mientras mantenía el martillo listo para golpear si esa cosa salía a atacar, aunque logro echarle una mirada a esa extraña espada curva del sujeto, era corta como un arma de una mano, pero el mango era perfecto para agarrarse a dos manos y su hoja parecía demasiado fina, fácil de romperse -mi hermano mayor es un buen herrero, por si quieres una mejor espada que esa- dijo la osa con tono bajo.
Bruna
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
El cielo se había oscurecido más de lo habitual, o eso le parecía. Podía trazar figuras fugaces con sus impávidos, delgados y entumecidos dedos sobre la bruma que azotaba las calles de Lunargenta. Ese clima le gustaba, le recordaba a la densa neblina mañanera del Bosque Sandorai, dónde las ramas de los árboles eran armas arrojadizas ocultas detrás de ésta.
No había siquiera terminado de presentarse la mujer ursina y a los pequeñajos, cuando una voz familiar se iba acercando poco a poco.
—Vaya, parece que sí.—No había vuelto a ver al joven de las hachas desde hacía ya unas semanas, en la posada. —Eso les preguntaba yo, acabo de llegar. — Dijo sonriéndole amablemente. —¿Qué es lo que buscáis? —Se dirigía ahora al pequeño. —¿Habéis perd…?
Un ahuyentador aullido resonaba en las inmediaciones, interrumpiéndola. El sonido era desgarrador a la vez que ofensivo. ¿Qué clase de animal podría ser? ¿Acaso tenía algo que ver con estos dos jóvenes y por ello nos advirtieron que tomáramos refugio?
No pudo evitar la sensación de angustia que empezaba a crecer en su interior, Kya era una elfa pacífica que intentaba, en la medida de lo posible, repudiar todo atisbo de violencia y despotismo. Miró hacia ambos lados de la oscura calle, el aullido se hacía cada vez más intenso. Cogía la cesta que le había encargado la mujer-bestia cuando un hombre exasperaba gritando en su dirección.
—¿Pero qué…? —Parpadeó atónita.
Sus pies automática e instantáneamente empezaron a moverse, cada vez más rápido, ocultándose detrás de los pocos árboles ahí presentes. El latido y la respiración de la elfa eran ahora un popurrí de altibajos.
No había siquiera terminado de presentarse la mujer ursina y a los pequeñajos, cuando una voz familiar se iba acercando poco a poco.
—Vaya, parece que sí.—No había vuelto a ver al joven de las hachas desde hacía ya unas semanas, en la posada. —Eso les preguntaba yo, acabo de llegar. — Dijo sonriéndole amablemente. —¿Qué es lo que buscáis? —Se dirigía ahora al pequeño. —¿Habéis perd…?
Un ahuyentador aullido resonaba en las inmediaciones, interrumpiéndola. El sonido era desgarrador a la vez que ofensivo. ¿Qué clase de animal podría ser? ¿Acaso tenía algo que ver con estos dos jóvenes y por ello nos advirtieron que tomáramos refugio?
No pudo evitar la sensación de angustia que empezaba a crecer en su interior, Kya era una elfa pacífica que intentaba, en la medida de lo posible, repudiar todo atisbo de violencia y despotismo. Miró hacia ambos lados de la oscura calle, el aullido se hacía cada vez más intenso. Cogía la cesta que le había encargado la mujer-bestia cuando un hombre exasperaba gritando en su dirección.
—¿Pero qué…? —Parpadeó atónita.
Sus pies automática e instantáneamente empezaron a moverse, cada vez más rápido, ocultándose detrás de los pocos árboles ahí presentes. El latido y la respiración de la elfa eran ahora un popurrí de altibajos.
Kyria
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
Sylar sonrió ante la respuesta de Kyria mientras terminaba de llegar a donde estaba ella con las demás personas. Al parecer Kyria no formaba parte del grupo original, ya que preguntaba sobre si la ursina y esos dos chicos buscaban algo. Un fuerte aullido interrumpió el interrogatorio de Kyria. El aullido resultó molesto para Sylar, era algo artificial.
A partir de ese aullido la situación se transformó en un instante. Por una parte, la conversación que mantuvieron los mocosos hizo que pensar a Sylar que esos dos estaban involucrados de alguna manera con ese aullido, cosa que sorprendió a Sylar. Por otra parte, un desconocido les ordenó que se marchasen, a la vez que les hacia una mención algo desagradable sobre sus respectivas madres. Además, ese desconocido adoptó una postura de combate. Además, la ursina se unió a aquel hombre portando un martillo de magnitud considerable. Para rematar, Kyria se escondió llevándose la cesta que previamente portaba la ursina. Todo ello fue en apenas unos segundos.
Sylar miro al par de niños por un breve momento. Después agarró cada una de las hachas que llevaba enganchadas a las espaldas.
– Joder, me tocó ser la niñera. – Se lamentó Sylar quedándose al lado de los mocosos.
El cuerpo de Sylar empezó a transformarse en un licántropo que conservaba en parte su forma humanoide permitiendo que pudiera continuar con ambas hachas en sus extremidades superiores.
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Especialización: Lobo Bípedo.
A partir de ese aullido la situación se transformó en un instante. Por una parte, la conversación que mantuvieron los mocosos hizo que pensar a Sylar que esos dos estaban involucrados de alguna manera con ese aullido, cosa que sorprendió a Sylar. Por otra parte, un desconocido les ordenó que se marchasen, a la vez que les hacia una mención algo desagradable sobre sus respectivas madres. Además, ese desconocido adoptó una postura de combate. Además, la ursina se unió a aquel hombre portando un martillo de magnitud considerable. Para rematar, Kyria se escondió llevándose la cesta que previamente portaba la ursina. Todo ello fue en apenas unos segundos.
Sylar miro al par de niños por un breve momento. Después agarró cada una de las hachas que llevaba enganchadas a las espaldas.
– Joder, me tocó ser la niñera. – Se lamentó Sylar quedándose al lado de los mocosos.
El cuerpo de Sylar empezó a transformarse en un licántropo que conservaba en parte su forma humanoide permitiendo que pudiera continuar con ambas hachas en sus extremidades superiores.
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Sylar
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
El aullido despabila a todo el mundo y como no, no es algo muy natural en Aerandir que digamos. Lo cierto es que Chimar tiene experiencia involucrándose con cosas raritas… algunas de las cuales desencadena el mismo.
Eventualmente otro sujeto se une al variopinto grupo recién formado, el enano genio arquea una ceja cuando nota que se trata del ojos rasgados. Aquel personaje que conoció en su aventura extraña de las islas.
Quién lo diría.
Menudo momento para reencontrarse, sin duda algo lo ha alterado bastante. Maquiavelo suma uno más uno endosándole sus sentimientos exaltados a colmillitos, suele tener ese efecto en las mentes simples.
Bruna decide avanzar en carga, claro que para ese entonces la figura que diviso el personaje más reciente ya ha desaparecido. La creación del genio suele tener unos gustos extraños por juegos infantiles al pasar tanto tiempo como mocosos.
Quiere jugar a las traes “dice sin variar su sonrisa juguetona”.
Estoy rodeado de enanos…
El comentario del sujeto con el corte de cabello extraño perturba un poco al niño mayor, claro que no tiene tiempo de lanzarle un comentario soez pues este pasa a transformarse en un perro de dos patas.
Eso es nuevo.
No suele ser común entre los licántropos adoptar la forma bípeda, todos al final se deciden por el perro grande. Chimar solo puede recordar haber conocido otro personaje similar, aquella mujer durante la aventura serpentina.
Para bien o para mal todos los entusiastas del combate se encuentran con que colmillitos ya abandono la primera línea, se escucha como si algo muy grande y pesado caminara por los tejados rompiendo cosas a su paso pero nada más.
Lo siguiente es un tanto extraño… una carreta enorme cae del cielo. Chimar arquea su ceja derecha pues entiende que la aproximación de Canel es cierta, de verdad su jodido invento quiere jugar.
Si quieren venir adelante, pero tengan cuidado.
Dice esto para luego avanzar por un callejón, será un juego del gato y el ratón. El problema es que en esta oportunidad el ratón es enorme, bastante fuerte y tiene el cerebro acumulado de un perro doméstico.
Eventualmente otro sujeto se une al variopinto grupo recién formado, el enano genio arquea una ceja cuando nota que se trata del ojos rasgados. Aquel personaje que conoció en su aventura extraña de las islas.
Quién lo diría.
Menudo momento para reencontrarse, sin duda algo lo ha alterado bastante. Maquiavelo suma uno más uno endosándole sus sentimientos exaltados a colmillitos, suele tener ese efecto en las mentes simples.
Bruna decide avanzar en carga, claro que para ese entonces la figura que diviso el personaje más reciente ya ha desaparecido. La creación del genio suele tener unos gustos extraños por juegos infantiles al pasar tanto tiempo como mocosos.
Quiere jugar a las traes “dice sin variar su sonrisa juguetona”.
Estoy rodeado de enanos…
El comentario del sujeto con el corte de cabello extraño perturba un poco al niño mayor, claro que no tiene tiempo de lanzarle un comentario soez pues este pasa a transformarse en un perro de dos patas.
Eso es nuevo.
No suele ser común entre los licántropos adoptar la forma bípeda, todos al final se deciden por el perro grande. Chimar solo puede recordar haber conocido otro personaje similar, aquella mujer durante la aventura serpentina.
Para bien o para mal todos los entusiastas del combate se encuentran con que colmillitos ya abandono la primera línea, se escucha como si algo muy grande y pesado caminara por los tejados rompiendo cosas a su paso pero nada más.
Lo siguiente es un tanto extraño… una carreta enorme cae del cielo. Chimar arquea su ceja derecha pues entiende que la aproximación de Canel es cierta, de verdad su jodido invento quiere jugar.
Si quieren venir adelante, pero tengan cuidado.
Dice esto para luego avanzar por un callejón, será un juego del gato y el ratón. El problema es que en esta oportunidad el ratón es enorme, bastante fuerte y tiene el cerebro acumulado de un perro doméstico.
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
En menos de un parpadeo, la bizarra silueta se desvaneció. Lo que resultó ser una mujer bestia, parecida a un oso -y malditos sean los osos- se me acercó con una maza en ambas manos, en ademán de combate. Me puse en posición de defensa, recordando mi experiencia con Naharu, pero a fin de cuentas la osa se detuvo a mi lado como si nada, olfateando y mirando en todas las direcciones, sin encontrar rastro. Me hacía preguntas como si supiera algo, cuando apenas y pude ver la sombra del bicharraco.
—Si te sigues acercando así a los desconocidos, igual te llevas una puñalada. — le advertí. Seguidamente, esta hizo un palurdo comentario sobre mi katana. — Si tienes alguna duda sobre mi espada, puedes traerme a tu hermano y te devolveré suficiente cuero para que te hagas una armadura y un abrigo. — corté en seco.
Devolví mi mirada al grupo: faltaban dos personas. Una era la osa, justo a mi lado, y la otra sería... la elfa. No me sorprendía que hubiera huído, si al final los elfos tienen más fama por lamer culos que otra cosa... a la excepción de una mujer muy particular. Sea como fuere, en la cercanía solo habían tres personas aparte de mi desagradable compañera: un greñudo de aspecto nauseabundo, y dos niños que, desde más cerca y haciendo hincapié en la luz de la farola, logré reconocer de inmediato: Chimar y Canel. No sabía decir hasta qué punto era agradable o desagradable la sorpresa, pero por lo menos sabía que si me metía en aprietos, tenía a quien me cubriera el pellejo.
Los músculos del greñudo se contorsionaron, adquiriendo mayor masa muscular y creciéndole un grueso pelaje a ritmo acelerado por su cuerpo, dando como resultado la forma bípeda de un lobo. Arqueé una ceja, pues llevaba tanto tiempo sin ver a un licántropo, que pensaba que se habían extinguido, y no era como si los fuera a echar de menos. Estaba a la expectativa de que, en cuanto lo viera el primer guardia, lo metiera en un calabozo por exhibicionismo o algo similar.
Abstraído en mis pensamientos, apenas y me di cuenta cuando una carreta enorme estaba por caer del cielo, justo en mi dirección. Con tan solo una fracción de segundo de sobra, di un brinco y evadí el ataque mortal. Estuve más cerca de morir en este año que a lo largo de toda mi vida. No obstante, y a pesar de lo que había pasado, el dúo de renacuajos se mostraba tan frío y ajeno a la realidad como de costumbre.
—No creo que pudas hacerlo solo, niño. Necesitarás mi ayuda, pero ya que conoces mi profesión, conoces el precio. — le dije a Chimar mientras frotaba mi dedo pulgar e índice, aclarando mis intenciones.
—Si te sigues acercando así a los desconocidos, igual te llevas una puñalada. — le advertí. Seguidamente, esta hizo un palurdo comentario sobre mi katana. — Si tienes alguna duda sobre mi espada, puedes traerme a tu hermano y te devolveré suficiente cuero para que te hagas una armadura y un abrigo. — corté en seco.
Devolví mi mirada al grupo: faltaban dos personas. Una era la osa, justo a mi lado, y la otra sería... la elfa. No me sorprendía que hubiera huído, si al final los elfos tienen más fama por lamer culos que otra cosa... a la excepción de una mujer muy particular. Sea como fuere, en la cercanía solo habían tres personas aparte de mi desagradable compañera: un greñudo de aspecto nauseabundo, y dos niños que, desde más cerca y haciendo hincapié en la luz de la farola, logré reconocer de inmediato: Chimar y Canel. No sabía decir hasta qué punto era agradable o desagradable la sorpresa, pero por lo menos sabía que si me metía en aprietos, tenía a quien me cubriera el pellejo.
Los músculos del greñudo se contorsionaron, adquiriendo mayor masa muscular y creciéndole un grueso pelaje a ritmo acelerado por su cuerpo, dando como resultado la forma bípeda de un lobo. Arqueé una ceja, pues llevaba tanto tiempo sin ver a un licántropo, que pensaba que se habían extinguido, y no era como si los fuera a echar de menos. Estaba a la expectativa de que, en cuanto lo viera el primer guardia, lo metiera en un calabozo por exhibicionismo o algo similar.
Abstraído en mis pensamientos, apenas y me di cuenta cuando una carreta enorme estaba por caer del cielo, justo en mi dirección. Con tan solo una fracción de segundo de sobra, di un brinco y evadí el ataque mortal. Estuve más cerca de morir en este año que a lo largo de toda mi vida. No obstante, y a pesar de lo que había pasado, el dúo de renacuajos se mostraba tan frío y ajeno a la realidad como de costumbre.
—No creo que pudas hacerlo solo, niño. Necesitarás mi ayuda, pero ya que conoces mi profesión, conoces el precio. — le dije a Chimar mientras frotaba mi dedo pulgar e índice, aclarando mis intenciones.
Tatsuya Suō
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
Lo que sea que fuera, Bruna no podía rastrarlo sin conocer su aroma, la ursina bajo su arma al ver que aquella criatura había desaparecido, y se dispuso a regresar con los niños cuando escucho la respuesta de ese hombre ante su comentario -no con ese adorno glorificado- le dijo con tono burlón.
Al ver que el hombre con el que dejo a los pequeños era un licántropo que se transformo asumiendo una postura de combate la ursina se acerco a él, poniendo su mano en el hombro del lupino -lo que sea que era se fue por ahora, enfunda tus armas- le decía con tono tranquilizador, puede que para el lobo fuera una invasión de privacidad, pero la osa solo quería evitar que se descontrolara al ver lo rápido que asumió su otra forma.
Tras asegurarse que el hombre lobo se hubiese calmado, la ursina regreso con el par de niños -¿en que se metieron esta ves?- pregunto con tono severo -me van a explicar todo, y no crean que se escaparan de mama osa- dijo levantando a ambos niños de la nuca hasta la altura de su cabeza, esperando que estos le dijeran todo, para sentarlos en el piso una ves le dijeran la verdad.
De pronto Bruna se da cuenta de que hay faltaba alguien -¿Dónde está la elfa?- pregunto para luego olfatear la canasta de comida que le dio y vio a la chica escondida detrás de un árbol, la mujer bestia se acerco a ella y, cuando se dio cuenta de lo asustada que estaba, la rodeo en sus brazos para calmarla -ya esta bien, esa cosa ya se fue- le decía para reconfortarla mientras la llevaba de vuelta con el grupo, aun rodeándola con uno de sus brazos, al ver que ese hombre raro de antes se junto con ellos -¿no te da vergüenza pedirle dinero a dos huérfanos?- pregunto indignada la osa -no es como que los servicios de alguien que usa un cuchillo de manteca como arma sean realmente requeridos- dijo agregando sal a la herida de antes.
Al ver que el hombre con el que dejo a los pequeños era un licántropo que se transformo asumiendo una postura de combate la ursina se acerco a él, poniendo su mano en el hombro del lupino -lo que sea que era se fue por ahora, enfunda tus armas- le decía con tono tranquilizador, puede que para el lobo fuera una invasión de privacidad, pero la osa solo quería evitar que se descontrolara al ver lo rápido que asumió su otra forma.
Tras asegurarse que el hombre lobo se hubiese calmado, la ursina regreso con el par de niños -¿en que se metieron esta ves?- pregunto con tono severo -me van a explicar todo, y no crean que se escaparan de mama osa- dijo levantando a ambos niños de la nuca hasta la altura de su cabeza, esperando que estos le dijeran todo, para sentarlos en el piso una ves le dijeran la verdad.
De pronto Bruna se da cuenta de que hay faltaba alguien -¿Dónde está la elfa?- pregunto para luego olfatear la canasta de comida que le dio y vio a la chica escondida detrás de un árbol, la mujer bestia se acerco a ella y, cuando se dio cuenta de lo asustada que estaba, la rodeo en sus brazos para calmarla -ya esta bien, esa cosa ya se fue- le decía para reconfortarla mientras la llevaba de vuelta con el grupo, aun rodeándola con uno de sus brazos, al ver que ese hombre raro de antes se junto con ellos -¿no te da vergüenza pedirle dinero a dos huérfanos?- pregunto indignada la osa -no es como que los servicios de alguien que usa un cuchillo de manteca como arma sean realmente requeridos- dijo agregando sal a la herida de antes.
Bruna
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
Desde su posición podía ver en desenlace de los acontecimientos: el joven de las hachas, Sylar, el que otrora conoció en la posada, se acababa de transformar en… ¿un lobo? Vaya, eso si que la dejó boquiabierta. Cierto es que Kya había notado un detonante agresivo en él, pero jamás hubiese imaginado que ese chico fuera un licántropo.
Por otro lado, pudo distinguir al joven que la había asustado, ¿cómo quería que reaccionara la elfa después de verlo corriendo y gritando sandeces espada en mano en su dirección? Éste permanecía inmóvil, a la espera, acompañado de la mujer ursina. Visto desde lejos, no era más que una hormiga al lado de un elefante; la mujer-bestia le daba tres mil vueltas, tanto en tamaño como en porte. Todo parecía haber terminado, ¿o quizás no?
Se percató de lo que tenía todas las papeletas de ser una especie de bronca hacia los pequeñajos por parte de la chica. No le extrañaba en absoluto, ¿acaso es que los niños han pasado de jugar con sus espadas de madera mal hechas a jugar con váyase usted a saber qué criaturas?
Cogió la cesta, en perfecto estado y se acercó a la mujer-bestia, la cual ya había dado ese primer paso.
—Lo siento, te pareceré una cobardica.—Profesó mientras esta la rodeaba con sus enormes brazos. — Pero es que… ¿Acaso es normal por estos lares que vengan corriendo hacia la gente de esa forma tan espeluznante? ¡Me ha asustado, maldita sea! —Soltó cabreada.
Ambas iban encaminadas hacia el peculiar grupo; por un lado, estaban los niños o quizás no tan niños, por otro lado, la amable y valiente mujer-bestia, la cual le había demostrado tener bastante empatía; luego estaba Sylar, el cual le había sorprendido de una forma considerable.«¿Hombre lobo? ¿El bailarín que hace unos días contoneaba sus caderas al ritmo de la música del cistro… es un licántropo? Vaya vaya, qué de sorpresas.» No pudo evitar soltar una pequeña risita al hilo de su pensamiento.
Para finalizar, el causante de su huida. Pensó en decirle un par de cosas por la auto bienvenida que se dio el solo, pero no lo hizo. Al fin y al cabo, Kya no lo conocía y estaba intentando controlar ese afán que tenía de juzgar a la gente antes de lo debido. Así que optó por la opción fácil: escuchar lo que tenían que decir al respeto.
Por otro lado, pudo distinguir al joven que la había asustado, ¿cómo quería que reaccionara la elfa después de verlo corriendo y gritando sandeces espada en mano en su dirección? Éste permanecía inmóvil, a la espera, acompañado de la mujer ursina. Visto desde lejos, no era más que una hormiga al lado de un elefante; la mujer-bestia le daba tres mil vueltas, tanto en tamaño como en porte. Todo parecía haber terminado, ¿o quizás no?
Se percató de lo que tenía todas las papeletas de ser una especie de bronca hacia los pequeñajos por parte de la chica. No le extrañaba en absoluto, ¿acaso es que los niños han pasado de jugar con sus espadas de madera mal hechas a jugar con váyase usted a saber qué criaturas?
Cogió la cesta, en perfecto estado y se acercó a la mujer-bestia, la cual ya había dado ese primer paso.
—Lo siento, te pareceré una cobardica.—Profesó mientras esta la rodeaba con sus enormes brazos. — Pero es que… ¿Acaso es normal por estos lares que vengan corriendo hacia la gente de esa forma tan espeluznante? ¡Me ha asustado, maldita sea! —Soltó cabreada.
Ambas iban encaminadas hacia el peculiar grupo; por un lado, estaban los niños o quizás no tan niños, por otro lado, la amable y valiente mujer-bestia, la cual le había demostrado tener bastante empatía; luego estaba Sylar, el cual le había sorprendido de una forma considerable.«¿Hombre lobo? ¿El bailarín que hace unos días contoneaba sus caderas al ritmo de la música del cistro… es un licántropo? Vaya vaya, qué de sorpresas.» No pudo evitar soltar una pequeña risita al hilo de su pensamiento.
Para finalizar, el causante de su huida. Pensó en decirle un par de cosas por la auto bienvenida que se dio el solo, pero no lo hizo. Al fin y al cabo, Kya no lo conocía y estaba intentando controlar ese afán que tenía de juzgar a la gente antes de lo debido. Así que optó por la opción fácil: escuchar lo que tenían que decir al respeto.
Kyria
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
Los ojos de Sylar se movían de lugar a otro a la espera de cualquier ataque con sus dos hachas en alto. No era la primera vez que se encontraba en este tipo de escena, pero a decir verdad si que era la primera vez que lo hacia acompañado. Cada cierto tiempo miraba a la zona donde estaba la Kyria escondida. Aun estaba presentes las caderas de aquella elfa que movían al ritmo de la música en la mente de Sylar, quizás no era demasiado tarde para…
Un sonido se escuchó desde lo alto de un tejado próximo. A continuación, aquel hombre y la ursina bajaron la guardia. ¿Había pasado el peligro? Sin atreverse a dar un paso en falso permaneció con sus armas en guardia. La ursina y aquel hombre intercambiaron unas breves palabras. Después, la ursina se acerco a Sylar poniendo su mano en su hombro y le ofreció unas palabras de calma. El peligro había pasado. Sylar bajo sus armas, aunque no llegó a enfundarlas en su espalda.
Por las palabras de la ursina parecía tener cierta familiaridad con aquel par de renacuajos, y no dudo en darles una reprimenda. Puesto que el peligro de esta era cosecha de ellos dos. Aquellos chicos se mostraban bastante seguros de sus habilidades y en ningún momento pidieron ayuda, más bien dejaron abierta la posibilidad de que alguien se les uniera. La ursina por su parte fue a donde estaba Kyria y la consoló. Maldita sea, se me adelantó, perdí una oportunidad, pensó Sylar.
- No tengo mucho que hacer esta noche. – Dijo Sylar mientras balanceaba sus hachas. – Un poco de caza no me vendrá mal.
Un sonido se escuchó desde lo alto de un tejado próximo. A continuación, aquel hombre y la ursina bajaron la guardia. ¿Había pasado el peligro? Sin atreverse a dar un paso en falso permaneció con sus armas en guardia. La ursina y aquel hombre intercambiaron unas breves palabras. Después, la ursina se acerco a Sylar poniendo su mano en su hombro y le ofreció unas palabras de calma. El peligro había pasado. Sylar bajo sus armas, aunque no llegó a enfundarlas en su espalda.
Por las palabras de la ursina parecía tener cierta familiaridad con aquel par de renacuajos, y no dudo en darles una reprimenda. Puesto que el peligro de esta era cosecha de ellos dos. Aquellos chicos se mostraban bastante seguros de sus habilidades y en ningún momento pidieron ayuda, más bien dejaron abierta la posibilidad de que alguien se les uniera. La ursina por su parte fue a donde estaba Kyria y la consoló. Maldita sea, se me adelantó, perdí una oportunidad, pensó Sylar.
- No tengo mucho que hacer esta noche. – Dijo Sylar mientras balanceaba sus hachas. – Un poco de caza no me vendrá mal.
Sylar
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
Parece que el frijol de ojos rasgados no ha superado su encantadora personalidad… cualquiera diría que asesinar a tu progenitor traería consigo cierto nivel madurez. Lo cierto es que sigue siendo el mismo de siempre.
Dicho personaje entra en algunos términos acalorados con Bruna, por suerte nada escala a mayores pero las puntas continúan en el aire. Claro que todo esto genera algunas ideas raras en el inventor, ¿Quién ganaría entre esos dos?
No es que sea malo, es solo el tipo de cosas que se piensan con doce años. Por suerte Maquiavelo sabe cuándo callar ideas tan escandalosas… solo falta que Canel aprenda el mismo truco antes de que llegue a la adolescencia.
La carreta que cae del cielo no cobra victimas pero es un llamado de atención, no están persiguiendo precisamente un poni que se escapó del establo, esta “criatura” es un tanto más complicada de atrapar.
Los nervios están en cierto modo caldeados y la mujer hibrida lo demuestra lanzando una reprimenda a ambos enanos, vale destacar que tanto Chimar como Canel miran a la fémina con cara de extrañeza.
No están muy acostumbrados a tales demostraciones maternales de preocupación, para bien o para mal no tuvieron una figura materna muy arraigada. Aprender algo luego de tanto tiempo puede resultar complicado.
Por suerte antes de que el niño genio pueda tratar de remediar todo, otra cosa llama la atención de la gorriona frijol más peculiar. Se puede decir con propiedad que Bruna adora también servir de apoyo.
De todos los elementos, la elfa parece ser la menos habituada a tantas movidas. Es claro que no está en el negocio de las aventuras, de ser asi ahora mismo estaría meditando otras cosas como la ganancia.
Te acostumbras con el tiempo jeje.
Suelta por los comentarios de la señorita con orejas puntiagudas, buen argumento que le conviene aceptar rápido. Por otro lado, el gesto del espadachín no pasa desapercibido para el pequeño genio, ni tampoco la respuesta ursina.
Cierto… ¡Debería darte vergüenza!
Algo que expresa con clara indignación fingida mientras intenta además ocultar la nutrida bolsa de aeros que lleva… ¿Qué se puede decir?, no esperaba ser defendido de tal forma ahora mismo.
Por otro lado, el licántropo quiere participar, ya con eso Chim tiene el grupo de caza completo incluso sin los dos indecisos. Le hubiera gustado contar con elfa para que hiciera de cebo pero la vida no es justa.
Ya perdimos mucho tiempo, debemos avanzar o nos pillara ventaja, seguiremos con o sin ustedes.
Es mejor que vengan todos, ya los olfateo y no dejara de jugar con ustedes ahora “expresa muy animado”.
“Por el callejón se puede escuchar un ruido metálico, semejante a una risa animal”.
Dicho personaje entra en algunos términos acalorados con Bruna, por suerte nada escala a mayores pero las puntas continúan en el aire. Claro que todo esto genera algunas ideas raras en el inventor, ¿Quién ganaría entre esos dos?
No es que sea malo, es solo el tipo de cosas que se piensan con doce años. Por suerte Maquiavelo sabe cuándo callar ideas tan escandalosas… solo falta que Canel aprenda el mismo truco antes de que llegue a la adolescencia.
La carreta que cae del cielo no cobra victimas pero es un llamado de atención, no están persiguiendo precisamente un poni que se escapó del establo, esta “criatura” es un tanto más complicada de atrapar.
Los nervios están en cierto modo caldeados y la mujer hibrida lo demuestra lanzando una reprimenda a ambos enanos, vale destacar que tanto Chimar como Canel miran a la fémina con cara de extrañeza.
No están muy acostumbrados a tales demostraciones maternales de preocupación, para bien o para mal no tuvieron una figura materna muy arraigada. Aprender algo luego de tanto tiempo puede resultar complicado.
Por suerte antes de que el niño genio pueda tratar de remediar todo, otra cosa llama la atención de la gorriona frijol más peculiar. Se puede decir con propiedad que Bruna adora también servir de apoyo.
De todos los elementos, la elfa parece ser la menos habituada a tantas movidas. Es claro que no está en el negocio de las aventuras, de ser asi ahora mismo estaría meditando otras cosas como la ganancia.
Te acostumbras con el tiempo jeje.
Suelta por los comentarios de la señorita con orejas puntiagudas, buen argumento que le conviene aceptar rápido. Por otro lado, el gesto del espadachín no pasa desapercibido para el pequeño genio, ni tampoco la respuesta ursina.
Cierto… ¡Debería darte vergüenza!
Algo que expresa con clara indignación fingida mientras intenta además ocultar la nutrida bolsa de aeros que lleva… ¿Qué se puede decir?, no esperaba ser defendido de tal forma ahora mismo.
Por otro lado, el licántropo quiere participar, ya con eso Chim tiene el grupo de caza completo incluso sin los dos indecisos. Le hubiera gustado contar con elfa para que hiciera de cebo pero la vida no es justa.
Ya perdimos mucho tiempo, debemos avanzar o nos pillara ventaja, seguiremos con o sin ustedes.
Es mejor que vengan todos, ya los olfateo y no dejara de jugar con ustedes ahora “expresa muy animado”.
“Por el callejón se puede escuchar un ruido metálico, semejante a una risa animal”.
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
El resto del grupo prosiguió serenamente con sus vidas, como si una carreta no hubiera caído desde el cielo, un monstruo extraño no se hubiera mostrado frente a sus narices y dos niños psicóticos de aura sospechosa les ocultara secretos.
Una vez se calmaron las aguas, la elfa emergió de detrás de un árbol -Con que allí estaba la condenada-. Vista ya desde cerca, conseguí enmarcarla de inmediato en el arquetipo de todos los jodidos elfos: excéntricos, cobardes, ostentosos... pero por lo menos estaba buena, eso se lo podía conceder.
A juzgar por su reacción, la aventura no sería su afición, pero sin embargo no huyó cuando le advertí, sino que se escondió, quedando atrapada en la zona de conflicto, y aún por encima de eso me acusó de haberla espantado. Blasfemé, reiterándome que era la última vez que ayudaba a alguien.
—Si estas son las nuevas generaciones élficas, podríamos conquistar Sandorai con palos y piedras — comenté con un tono sarcástico. — Se dice gracias, por cierto.
Aún seguía alerta, vigilando a mis alrededores para evitar un ataque sorpresa o caer en uno de esos "juegos" que tanto le gustan al monstruo. Concentrándome, distinguía algunas pisadas metálicas en los alrededores, pero mi ignorancia sobre la distribución urbana me impedía determinar su provenencia. Me quedaba confiar en los niños humanos: nacidos, abandonados y crecidos en la ciudad de la sarna.
Ante mi propuesta de recibir dinero por el trabajo, la bola de pelos se molestó y me reprochó por ofrecer mi arte como lo haría cualquier herrero o artesano honrado.
—"Cuchillo de manteca". Veo que eres bastante perceptiva. — respondí a su burla —Notaste que corta la carne de osito como mantequilla.
Lo cierto es que sin beneficio no tenía nada que hacer allí, por lo que me di la vuelta y estuve a punto de retirarme. No obstante, no lo hice. Alguna fuerza sobrenatural me detuvo; algo más fuerte que el interés y la codicia.
Los necesito para sobrevivir... quizás no pueda solo. Tiene que ser eso. — murmuré buscando respuesta al misterio.
Sin decir ni una palabra, me incorporé al paso de Chimar, dando inicio al juego del gato y el ratón.
Una vez se calmaron las aguas, la elfa emergió de detrás de un árbol -Con que allí estaba la condenada-. Vista ya desde cerca, conseguí enmarcarla de inmediato en el arquetipo de todos los jodidos elfos: excéntricos, cobardes, ostentosos... pero por lo menos estaba buena, eso se lo podía conceder.
A juzgar por su reacción, la aventura no sería su afición, pero sin embargo no huyó cuando le advertí, sino que se escondió, quedando atrapada en la zona de conflicto, y aún por encima de eso me acusó de haberla espantado. Blasfemé, reiterándome que era la última vez que ayudaba a alguien.
—Si estas son las nuevas generaciones élficas, podríamos conquistar Sandorai con palos y piedras — comenté con un tono sarcástico. — Se dice gracias, por cierto.
Aún seguía alerta, vigilando a mis alrededores para evitar un ataque sorpresa o caer en uno de esos "juegos" que tanto le gustan al monstruo. Concentrándome, distinguía algunas pisadas metálicas en los alrededores, pero mi ignorancia sobre la distribución urbana me impedía determinar su provenencia. Me quedaba confiar en los niños humanos: nacidos, abandonados y crecidos en la ciudad de la sarna.
Ante mi propuesta de recibir dinero por el trabajo, la bola de pelos se molestó y me reprochó por ofrecer mi arte como lo haría cualquier herrero o artesano honrado.
—"Cuchillo de manteca". Veo que eres bastante perceptiva. — respondí a su burla —Notaste que corta la carne de osito como mantequilla.
Lo cierto es que sin beneficio no tenía nada que hacer allí, por lo que me di la vuelta y estuve a punto de retirarme. No obstante, no lo hice. Alguna fuerza sobrenatural me detuvo; algo más fuerte que el interés y la codicia.
Los necesito para sobrevivir... quizás no pueda solo. Tiene que ser eso. — murmuré buscando respuesta al misterio.
Sin decir ni una palabra, me incorporé al paso de Chimar, dando inicio al juego del gato y el ratón.
Tatsuya Suō
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
La ursina hacia caso omiso de los comentarios del extraño hombre, pues se le hacia un sujeto bastante desagradable, aunque demostró tener un lado blando por el par de renacuajos, lo cual hico que la osa esbozara una sonrisa burlona por detrás de su espalda.
El grupo decidió encaminarse a buscar, lo que sea que estaban buscando se notaba que era algo peligroso.
La osa tomo al pequeño Canel y lo sentó sobre su hombro izquierdo -se mis ojos más arriba- le decía con tono tierno, esa risa antinatural le ponía los pelos de punta -les juro que cuando todo esto termine se los va a llevar la bruja- dijo con tono irritada al par de crías humanas.
Siguiendo a Chimar, se aseguraba no estar demasiado lejos del hombre extraño ni de la chica elfo, a quien tenía bajo el brazo izquierdo -¿por si acaso estamos tratando con una monstruosidad de metal?- pregunto la mujer bestia, había visto los cachivaches de Chimar antes, pero no estaba segura de que sería capaz de construir algo así.
Si resultaba en una confrontación, ni la espada del extraño, ni las hachas del hombre lobo, resultarían demasiado útiles contra una bestia de metal, la mejor forma de doblar metal que con un buen martillo, siempre dijo su padre, y ella tenía la única herramienta adecuada para el trabajo de momento.
El grupo decidió encaminarse a buscar, lo que sea que estaban buscando se notaba que era algo peligroso.
La osa tomo al pequeño Canel y lo sentó sobre su hombro izquierdo -se mis ojos más arriba- le decía con tono tierno, esa risa antinatural le ponía los pelos de punta -les juro que cuando todo esto termine se los va a llevar la bruja- dijo con tono irritada al par de crías humanas.
Siguiendo a Chimar, se aseguraba no estar demasiado lejos del hombre extraño ni de la chica elfo, a quien tenía bajo el brazo izquierdo -¿por si acaso estamos tratando con una monstruosidad de metal?- pregunto la mujer bestia, había visto los cachivaches de Chimar antes, pero no estaba segura de que sería capaz de construir algo así.
Si resultaba en una confrontación, ni la espada del extraño, ni las hachas del hombre lobo, resultarían demasiado útiles contra una bestia de metal, la mejor forma de doblar metal que con un buen martillo, siempre dijo su padre, y ella tenía la única herramienta adecuada para el trabajo de momento.
- Disculpa:
- Mil disculpas por tardar tanto, me encontraba con un bloqueo mental severo estos últimos días, no tenía mucho que escribir.
Bruna
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
Sylar echó una mirada al hombre de la larga espada. Algo en su porte y en su hablar no terminaba de convencerlo. Mejor mantener las distancias. Por un momento sopesó las palabras de los niños. ¿A caso ahora eran solo un juguete de una bestia? , se preguntó a sí mismo. Sin pensarlo mucho más, siguió al joven.
La ursina abrió una interrogativa de lo más interesante, en el caso de que esa bestia fuera de metal… ¿Cómo iban a pararlo? Si hubiera un brujo elemental sería fácil, con que crease hielo o rocas en los mecanismos bastaría para detenerla o para crear una ocasión que les permitiese capturar a esa extraña cosa.
– ¿Pueden compartir todo lo que saben de esa cosa con nosotros? – Preguntó Sylar a los pequeños. – En caso de entrar en combate la información puede marcar la diferencia.
No sabía por qué pero algo le decía que esos niños eran más de lo que aparentaban en la superficie, y que de igual forma sabían más de lo que estaban diciendo. Si iban arriesgar su bienestar como mínimo deberían de ser dignos de una explicación de lo que estaba pasando en realidad.
La ursina abrió una interrogativa de lo más interesante, en el caso de que esa bestia fuera de metal… ¿Cómo iban a pararlo? Si hubiera un brujo elemental sería fácil, con que crease hielo o rocas en los mecanismos bastaría para detenerla o para crear una ocasión que les permitiese capturar a esa extraña cosa.
– ¿Pueden compartir todo lo que saben de esa cosa con nosotros? – Preguntó Sylar a los pequeños. – En caso de entrar en combate la información puede marcar la diferencia.
No sabía por qué pero algo le decía que esos niños eran más de lo que aparentaban en la superficie, y que de igual forma sabían más de lo que estaban diciendo. Si iban arriesgar su bienestar como mínimo deberían de ser dignos de una explicación de lo que estaba pasando en realidad.
Sylar
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
Los frijoles aceptan seguir junto al enano, quien lo diría. Lo cierto es que las palabras de Canel tienen verdad por lo que era la única salida lógica, unidos son más fuertes y todo eso… o al menos duran más antes de caer.
A medida que avanzan, se piden explicaciones. Nuevamente es un camino inteligente y Maquiavelo se dispone a soltar información, después de todo están juntos en esto, cualquier posibilidad de generar ventaja debe aprovecharse.
Colmillitos es…
Se queda pensativo mientras sigue las pistas, buscando un concepto lo suficientemente básico como para que sea entendido por sus compañeros menos dotados. Al final solo necesitan saber cómo combatirlo.
A resumidas cuentas, un perro gigante de metal que cree fervientemente ser un canino aun.
Más neutro imposible, en cierto modo refleja todo lo que deben saber para no verse sorprendidos la primera vez que lo encuentren de frente. No es por alardear pero Chimar sabe bien que esta creación puede hacer saltar los nervios de cualquiera.
Es más que eso hermano “dice desde el hombro de Bruna” es familia.
El genio suspira, para bien o para mal los gorriones le agarraron cariño a la creación extraña, especialmente Canel. Entre raritos se entienden dice el dicho, Chim solo espera que dicha realidad no termine en tragedia.
Aun no sé qué quiere… nunca antes había desobedecido órdenes.
Solo quiere jugar “sonríe”.
Sea o no verdad, sigue siendo un gran problema. Cuando un cachorro quiere jugar resulta incluso tierno, cuando un perro mecánico de varias toneladas quiere jugar todo escala hasta el peligro mortal.
Llegan a una plaza sin gente curiosa y el joven genio enciende sus alarmas internas, ha practicado este tipo de ejercicios con colmillitos varias veces. Es una trampa impuesta, ahora tiene la iniciativa.
Nos tiene donde quiere, ¡Atentos!
Hay poca iluminación, es un entorno perfecto para salir mal parado de cualquier emboscada. Aunque el grupo se ve capaz la mejor forma de sobrellevar este turno es atrincherarse para no cometer errores cuando venga el golpe.
A medida que avanzan, se piden explicaciones. Nuevamente es un camino inteligente y Maquiavelo se dispone a soltar información, después de todo están juntos en esto, cualquier posibilidad de generar ventaja debe aprovecharse.
Colmillitos es…
Se queda pensativo mientras sigue las pistas, buscando un concepto lo suficientemente básico como para que sea entendido por sus compañeros menos dotados. Al final solo necesitan saber cómo combatirlo.
A resumidas cuentas, un perro gigante de metal que cree fervientemente ser un canino aun.
Más neutro imposible, en cierto modo refleja todo lo que deben saber para no verse sorprendidos la primera vez que lo encuentren de frente. No es por alardear pero Chimar sabe bien que esta creación puede hacer saltar los nervios de cualquiera.
Es más que eso hermano “dice desde el hombro de Bruna” es familia.
El genio suspira, para bien o para mal los gorriones le agarraron cariño a la creación extraña, especialmente Canel. Entre raritos se entienden dice el dicho, Chim solo espera que dicha realidad no termine en tragedia.
Aun no sé qué quiere… nunca antes había desobedecido órdenes.
Solo quiere jugar “sonríe”.
Sea o no verdad, sigue siendo un gran problema. Cuando un cachorro quiere jugar resulta incluso tierno, cuando un perro mecánico de varias toneladas quiere jugar todo escala hasta el peligro mortal.
Llegan a una plaza sin gente curiosa y el joven genio enciende sus alarmas internas, ha practicado este tipo de ejercicios con colmillitos varias veces. Es una trampa impuesta, ahora tiene la iniciativa.
Nos tiene donde quiere, ¡Atentos!
Hay poca iluminación, es un entorno perfecto para salir mal parado de cualquier emboscada. Aunque el grupo se ve capaz la mejor forma de sobrellevar este turno es atrincherarse para no cometer errores cuando venga el golpe.
- Off:
- Kyria está indispuesta, vamos a saltarla por ahora.
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
Seguí el liderazgo de los críos entre callejones, con la espada envainada y la guardia en alto. En el camino, Chimar se dignó a dar una breve explicación sobre el cachivache al que nos enfrentábamos: un chucho metálico que se cansó de sentarse y dar la patita. A juzgar por la reacción de Canel, que montaba a hombros de la osa, ya le guardaban al perraco un cierto aprecio... lo cual ponía una vez más en duda su bienestar mental.
—Comienzo a entender por qué dicen que las mascotas se parecen a sus dueños. — comenté tras una carcajada.
Actuar como un cretino y burlarme de la situación era la forma más fácil de calmar el flujo de adrenalina ante la siniestra mezcla de la oscuridad de la noche, la pobre iluminación de la zona, el gélido clima de invierno y un robot asesino a nuestro acecho. Pensar que a la vuelta de cada esquina, o desde el techo de cualquier casa, podían emerger las fauces metálicas del can a devorarnos me generaba cierta emoción; sería interesante ver qué tan fácilmente la rompejuramentos podía atravesar su coraza.
Finalmente, el callejón desembocó en una plaza decrépita y oscura, donde la brisa gélida silbaba como clara advertencia; no hacía falta entender el lenguaje del viento para comprender el mensaje: el sitio era una tumba gigante. Aún encima de esto, era un pésimo campo de batalla: podíamos ser atacados desde cualquier ángulo y la vegetación le permitía al enemigo acecharnos con facilidad, pues si este aún conservaba sus instintos animales, sería un cazador nato. Aún si se hartaba de decirlo constantemente, con tales decisiones estratégicas, la inteligencia de Chimar estaba aún por demostrar.
—Sugiero que vayas al frente, osita. Serías una excelente cobertura. — le dije a la mujer-bestia con tono de seriedad, a pesar de la connotación burlesca.
Tras el aviso de Chimar, desenvainé rápidamente la espada. La hoja metálica silbó y se envolvió en una gruesa corriente de viento condensado, reflejando la luz de la luna en haces que se dirigían en todas las direcciones(1). -Bien, con eso queda resuelto el problema de la iluminación...- No importaba cuán resistente fuera la coraza de Colmillitos, no existía material que resistiera un tajo del filo de Suou. Los silbidos del viento resonaban armónicamente en el ambiente, como cebo para atraer a la presa.
—Tenemos que ir un paso más adelante si vamos a cazarlo.
A raíz de los silbidos, comenzó a escucharse el metálico sonido de pasos entre los arbustos, acompañado de agobiantes chirridos a manera de ladridos. Después de todo, la bestia no era más que un chucho, y moriría como tal.
(1) Uso de la habilidad "Filo de Suou"
—Comienzo a entender por qué dicen que las mascotas se parecen a sus dueños. — comenté tras una carcajada.
Actuar como un cretino y burlarme de la situación era la forma más fácil de calmar el flujo de adrenalina ante la siniestra mezcla de la oscuridad de la noche, la pobre iluminación de la zona, el gélido clima de invierno y un robot asesino a nuestro acecho. Pensar que a la vuelta de cada esquina, o desde el techo de cualquier casa, podían emerger las fauces metálicas del can a devorarnos me generaba cierta emoción; sería interesante ver qué tan fácilmente la rompejuramentos podía atravesar su coraza.
Finalmente, el callejón desembocó en una plaza decrépita y oscura, donde la brisa gélida silbaba como clara advertencia; no hacía falta entender el lenguaje del viento para comprender el mensaje: el sitio era una tumba gigante. Aún encima de esto, era un pésimo campo de batalla: podíamos ser atacados desde cualquier ángulo y la vegetación le permitía al enemigo acecharnos con facilidad, pues si este aún conservaba sus instintos animales, sería un cazador nato. Aún si se hartaba de decirlo constantemente, con tales decisiones estratégicas, la inteligencia de Chimar estaba aún por demostrar.
—Sugiero que vayas al frente, osita. Serías una excelente cobertura. — le dije a la mujer-bestia con tono de seriedad, a pesar de la connotación burlesca.
Tras el aviso de Chimar, desenvainé rápidamente la espada. La hoja metálica silbó y se envolvió en una gruesa corriente de viento condensado, reflejando la luz de la luna en haces que se dirigían en todas las direcciones(1). -Bien, con eso queda resuelto el problema de la iluminación...- No importaba cuán resistente fuera la coraza de Colmillitos, no existía material que resistiera un tajo del filo de Suou. Los silbidos del viento resonaban armónicamente en el ambiente, como cebo para atraer a la presa.
—Tenemos que ir un paso más adelante si vamos a cazarlo.
A raíz de los silbidos, comenzó a escucharse el metálico sonido de pasos entre los arbustos, acompañado de agobiantes chirridos a manera de ladridos. Después de todo, la bestia no era más que un chucho, y moriría como tal.
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(1) Uso de la habilidad "Filo de Suou"
Tatsuya Suō
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
La ursina soltó un bufido de disgusto y miro a Chimar mostrando lo decepcionada que estaba del pequeño antes de exclamar -que sean capaces de hacer algo no quiere decir que deban hacerlo- dijo con un tono mas de inconveniencia que de disgusto -ya es la segunda ves que veo tus invenciones causar estragos, a la próxima, considera la seguridad de los que te rodean cuando fabriques tus maquinas, no vaya a ser que un gorrión salga lastimado- aunque duras, las palabras de Bruna no eran faltas de afecto, nadie mejor que la mujer bestia entendía las dificultades de controlar las capacidades de uno mismo, su fuerza desmesurada estuvo muy cerca de lastimar a inocentes por accidente en más de una ocasión desde que llego a la ciudad, a veces realmente se sentía como si todos los que la rodeaban estuviesen hechos de cerámica.
El grupo llego a una plaza totalmente oscura, y ya el sujeto raro saco esa espada suya, preparándose para una pelea incitando a la mujer osa que se aproximara primero -¿el espadachín malo tiene miedo?- le preguntaba burlona mientras dejaba al pequeño Canel en el piso.
Avanzo y recogió una piedra del suelo, escuchando los sonidos que, hacia el perro de metal, pensó en como lo describía Canel, él lo trataba más como una mascota perdida que una bestia fugada, entonces decidió un pequeño experimento, con fuerza, pero no mucha, lanzo una piedra cerca de uno de los lugares que escucho el sonido.
De repente una respuesta, algo grande corriendo, no evadiendo la roca, pero dirigiéndose en dirección a la roca.
Bruna lanza otra piedra, esta vez en una dirección totalmente distinta, y otra vez, la bestia salió corriendo en dirección a la piedra, lejos de la vista del resto, al ver esto Bruna sonrió y tomo su martillo con las dos manos -muy bien perrito, juguemos- dijo con tono alegre.
El grupo llego a una plaza totalmente oscura, y ya el sujeto raro saco esa espada suya, preparándose para una pelea incitando a la mujer osa que se aproximara primero -¿el espadachín malo tiene miedo?- le preguntaba burlona mientras dejaba al pequeño Canel en el piso.
Avanzo y recogió una piedra del suelo, escuchando los sonidos que, hacia el perro de metal, pensó en como lo describía Canel, él lo trataba más como una mascota perdida que una bestia fugada, entonces decidió un pequeño experimento, con fuerza, pero no mucha, lanzo una piedra cerca de uno de los lugares que escucho el sonido.
De repente una respuesta, algo grande corriendo, no evadiendo la roca, pero dirigiéndose en dirección a la roca.
Bruna lanza otra piedra, esta vez en una dirección totalmente distinta, y otra vez, la bestia salió corriendo en dirección a la piedra, lejos de la vista del resto, al ver esto Bruna sonrió y tomo su martillo con las dos manos -muy bien perrito, juguemos- dijo con tono alegre.
Bruna
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
No es el mejor escenario para combatir y Chimar lo sabe… al igual que todos los elementos de la partida pues no es un secreto oculto. Ahora mismo solo pueden prepararse para tratar de responder apropiadamente.
Canel sigue sin mostrarse dispuesto a luchar contra colmillitos, sin duda un problema grave. El enano pese a su apariencia frágil es bastante útil cuando se trata de situaciones complicadas y potencialmente mortales.
Por suerte los demás elementos no se quedan pintados, buscan la forma de mostrarse útiles. Nada mal teniendo en cuenta que todos son frijoles, quizás posean la suficiente habilidad mental para prestar apoyo.
El espadachín usa su arma para iluminar todo, es de agradecer sin duda. La visibilidad resulta un factor fundamental en combate por obvias razones… esto cobra un nuevo significado cuando se lucha contra un perro gigante de metal.
Cuchillo de mantequilla y vela, nada mal jeje.
Un poco de humor para superar la tensión, después de todo los pasos del animal artificial son pésimos para la moral. Les acecha en todo sentido, algo que irónicamente Bruna decide aprovechar.
Luego de colocar al brujito en el suelo, la enorme osa tira algunas piedras. Al principio parece un juego pero no tarda en revelarse cierto patrón, algo que tiene al propio colmillitos como protagonista.
¡Es su juego preferido!
La acotación eufórica de Canel hace que Maquiavelo despabile, cree recordar ese juego, específicamente el final. Todo se pone en desplazamiento lento pero antes de siquiera poder articular una frase lógica se revela el propio animal.
La visión es imponente, tanto para los ajenos al concepto de criatura manipulada como para el propio Chimar. Este último tarda algunos instantes en darse cuenta que esta mas atravesado que un árbol de plaza.
Hola colmillitos “agita la mano derecha muy animado”.
Por algunos instantes su formidable rival corresponde la euforia del niño brujo, incluso se pueden ver los vestigio de un rostro juguetón entre tanto metal. Luego posa sus ojos en el resto y… la cosa cambia.
¡¡A cubrirse!!
Canel sigue sin mostrarse dispuesto a luchar contra colmillitos, sin duda un problema grave. El enano pese a su apariencia frágil es bastante útil cuando se trata de situaciones complicadas y potencialmente mortales.
Por suerte los demás elementos no se quedan pintados, buscan la forma de mostrarse útiles. Nada mal teniendo en cuenta que todos son frijoles, quizás posean la suficiente habilidad mental para prestar apoyo.
El espadachín usa su arma para iluminar todo, es de agradecer sin duda. La visibilidad resulta un factor fundamental en combate por obvias razones… esto cobra un nuevo significado cuando se lucha contra un perro gigante de metal.
Cuchillo de mantequilla y vela, nada mal jeje.
Un poco de humor para superar la tensión, después de todo los pasos del animal artificial son pésimos para la moral. Les acecha en todo sentido, algo que irónicamente Bruna decide aprovechar.
Luego de colocar al brujito en el suelo, la enorme osa tira algunas piedras. Al principio parece un juego pero no tarda en revelarse cierto patrón, algo que tiene al propio colmillitos como protagonista.
¡Es su juego preferido!
La acotación eufórica de Canel hace que Maquiavelo despabile, cree recordar ese juego, específicamente el final. Todo se pone en desplazamiento lento pero antes de siquiera poder articular una frase lógica se revela el propio animal.
La visión es imponente, tanto para los ajenos al concepto de criatura manipulada como para el propio Chimar. Este último tarda algunos instantes en darse cuenta que esta mas atravesado que un árbol de plaza.
Hola colmillitos “agita la mano derecha muy animado”.
Por algunos instantes su formidable rival corresponde la euforia del niño brujo, incluso se pueden ver los vestigio de un rostro juguetón entre tanto metal. Luego posa sus ojos en el resto y… la cosa cambia.
¡¡A cubrirse!!
- Off:
- Seguimos los que estamos chicos, suficiente espera.
- Colmillitos:
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
Entre la osa y yo jugábamos con los instintos primitivos del la bestia. Mientras yo silbaba para atraerlo, la ursina arrojaba piedras como si de un chucho doméstico se tratase. Respondiendo a nuestros estímulos, se escuchaban pisadas metálicas entre los arbustos, y ocasionalmente un chirrido que parecía sustituir los ladridos. Lo que más le gustaba al muy condenado eran las piedras, que perseguía fervientemente mientras movía su colita. Aprovechando el punto débil de la criatura, la osa la atrajo a nuestro territorio, donde apareció con un brinco de alegría, aterrizando frente a sus dueños.
Fue la primera vez que detallé con claridad el cuerpo de la mascota: era una enorme masa de acero, a cuatro patas, llena de orificios que expulsaban vapor, y a través de los cuales se asomaban engranajes. Nunca cerraba su hocico; por el contrario, mostraba con orgullo su dentadura, filosa como una navaja. Probablemente me arrancaría la pierna de un bocado si lo intentase. Tampoco parecía que aquél refrán sobre perros que ladran aplicase con este hideputa.
A pesar de las apariencias, Canel estaba más que encantado de reunirse con su mascota, y esta correspondía al ánimo moviendo su cola metálica. Era un cálido reencuentro, y yo ya estaba por marcharme hasta que un haz de luz rojiza salió desde los ojos de la máquina, y nos recorrió de arriba a abajo a todos menos a los niños. No supe qué querría decir, pero al finalizar la bestia se colocó en posición de ataque, gruñendo y dentellando desafiantemente.
Chimar sugirió una retirada con la que estuve de acuerdo. Intenté llegar al árbol más cercano para treparlo, pero no había dado ni dos pasos cuando Colmillitos ya había dado cuatro. Su velocidad era temible; probablemente nos cazaría a todos antes de que pudiéramos poner un pie fuera de la plaza.
Frené, y miré fijamente al chucho. Tomé mi espada con ambas manos, y le silbé juguetonamente. El perraco no tardó en abalanzarse hacia mí. Hice un ademán con la mano e hice levitar una piedra, que arrojé unos pocos metros detrás de mí. Colmillitos no tardó en alzar sus orejas y mover la cola, corriendo hacia su juguete y olvidando por completo a su objetivo.
El perro pasaba justo por mi costado cuando deslicé el filo de mi espada a ras del suelo. La hoja chocó con una de las patas metálicas, y la arrancó de un tajo. El pobre bastardo no supo ni qué pasó cuando comenzó a patinar por el suelo de adoquín, y notó que le faltaba una de sus patas delanteras.
—Apuesto a que ya no puedes correr como antes, ¿eh, hideputa? — dije con un retintín y una risa burlona.
Fue la primera vez que detallé con claridad el cuerpo de la mascota: era una enorme masa de acero, a cuatro patas, llena de orificios que expulsaban vapor, y a través de los cuales se asomaban engranajes. Nunca cerraba su hocico; por el contrario, mostraba con orgullo su dentadura, filosa como una navaja. Probablemente me arrancaría la pierna de un bocado si lo intentase. Tampoco parecía que aquél refrán sobre perros que ladran aplicase con este hideputa.
A pesar de las apariencias, Canel estaba más que encantado de reunirse con su mascota, y esta correspondía al ánimo moviendo su cola metálica. Era un cálido reencuentro, y yo ya estaba por marcharme hasta que un haz de luz rojiza salió desde los ojos de la máquina, y nos recorrió de arriba a abajo a todos menos a los niños. No supe qué querría decir, pero al finalizar la bestia se colocó en posición de ataque, gruñendo y dentellando desafiantemente.
Chimar sugirió una retirada con la que estuve de acuerdo. Intenté llegar al árbol más cercano para treparlo, pero no había dado ni dos pasos cuando Colmillitos ya había dado cuatro. Su velocidad era temible; probablemente nos cazaría a todos antes de que pudiéramos poner un pie fuera de la plaza.
Frené, y miré fijamente al chucho. Tomé mi espada con ambas manos, y le silbé juguetonamente. El perraco no tardó en abalanzarse hacia mí. Hice un ademán con la mano e hice levitar una piedra, que arrojé unos pocos metros detrás de mí. Colmillitos no tardó en alzar sus orejas y mover la cola, corriendo hacia su juguete y olvidando por completo a su objetivo.
El perro pasaba justo por mi costado cuando deslicé el filo de mi espada a ras del suelo. La hoja chocó con una de las patas metálicas, y la arrancó de un tajo. El pobre bastardo no supo ni qué pasó cuando comenzó a patinar por el suelo de adoquín, y notó que le faltaba una de sus patas delanteras.
—Apuesto a que ya no puedes correr como antes, ¿eh, hideputa? — dije con un retintín y una risa burlona.
Tatsuya Suō
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Re: Colmillitos [Libre] [CERRADO]
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