Bañera de sangre +18 [Desafío]
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Bañera de sangre +18 [Desafío]
Las noches sin luna eran hermosas, a su infame manera. El océano se cubría de un denso manto de niebla. Parecía que todas las pesadillas de Aerandir habitaban en aquella niebla. Cada una de las estrellas de la noche que intentaban perforar el manto para mostrar su luz a los marineros era una pesadilla nueva. Si lograban verse de tras la niebla, significaba que había hecho gritar a aquel que la soñase. El capitán Denau creía que era capaz de leer las estrellas y, por tanto, conocer las pesadillas que los habitantes de Aerandir estaban soñando. Gustaba sentarse en la proa de El Guante de plata y contemplar el cielo nocturno. Agradecía la calma de no tener que estar gritando a sus inútiles marineros qué hacer en cada momento.
A babor el sueño de un niño que perdía a sus padres por las angostas calles de la gran ciudad. El niño debió gritar como un condenado puesto que era la estrella que se veía con mayor intensidad. Le seguía, una estrella que se encontraba sobre el nido de El Guante. Era un sueño de retorcido amor; el capitán diferenciaba las pesadillas que tenían que ver con romances de las demás porque tenían un aspecto más esférico. No le gustaba la posición donde se situaba esta segunda pesadilla, casi encima de su cabeza. Casi parecía que le estuviera acechando.
Las escasas estrellas y la niebla no eran el único encanto de las noches sin luna; ni siquiera el mejor. Como buen pirata, el capitán Denau estaba enamorado del mar. Constantemente, se levantaba de su asiento en proa y se asomaba a la baranda del navío a observar el agua negra, del mismo color que la noche. Borboteaba como si las pesadillas que evocaban las estrellas vivieran en las profundidades y estuvieran respirando bajo el agua. Todo podría surgir de allí: esos padres que se habían perdido en la ciudad podrían aparecer en una balsa de maderas, perdidos y atrapados por la magia de las noches sin luna. El amor distorsionado que profetizaba la segunda estrella apareció en seguida.
Era una hermosa mujer pez, sirena la llaman. Vestía con un improvisado sujetador hecho de conchas vacías. La sirena sujetaba la concha con las manos para que no se le cayesen. El capitán la observa con la boca abierta. No se estaba dando cuenta, pero se había enamorado de ella. Y es que, ¿qué mejor mujer podría desear un pirata que una que hubiera nacido en el mar? Tenía la piel de porcelana y su larga melena morada parecía estar hecha por las piedras preciosas que a los hombres les quedaba por descubrir.
La sirena no hablaba la lengua común, tampoco era necesario. El capitán Denau compartió con ella una botella de ron. La sirena hizo un gesto de disgusto amargo al dar el primer trago y luego sonrió. Tenía la sonrisa de un demonio marino, de esos que son capaces de robar corazones y enloquecer cabezas. Bebió un segundo trago por insistencia del capitán. Al tercero, dejó de hacer mala cara.
El agua de la bañera se fue tiñendo de rojo. Ella despertó y gritó en un idioma que el capitán no entendió. Él siguió obrando. La pesadilla se había hecho realidad y encontró a su huésped perfecto.
¡Qué bien se lo pasaba el capi! Se habría agenciado a una señorita de buen oficio en el último puerto y encerrado en su camarote. Fue lo que pensó Nilo y los demás marineros. Las costumbres de los piratas en alta mar eran conocidas por todos. Lo de esconder mujeres en arcones gigantes no era una leyenda, sino un deporte entre piratas. Nilo era un experto descubriendo en qué lugares, sus compañeros, habían escondido a sus respectivas señoritas. Había que tener cuidado porque subir mujeres a bordo estaba prohibido, invitaba al mar augurio; siempre que fueran descubiertas por el resto de la tripulación, por supuesto. Las chicas se debían esconderse muy bien y nunca, por jamás de los jamases, debían subir a cubierta.
Toda regla tenía su excepción y los capitanes piratas eran los amos y señores de todas ellas. Si oían el rumor de que un marido escondía a una chica, ordenaba que la descubriese o lo lanzaba a los tiburones. No había alternativa, la chica salía al descubierto y venía el mal augurio: el capitán Denau se la llevaba a su camarote. No salía de hasta que El guante llegase a buen puerto.
Por lo general, las chicas, no gritaban en el camarote de Denau. Fueran compradas o usurpadas utilizando las excepciones de los capitanes, las chicas se cubrían de un aire de indiferencia y resistían cada estocada. Ésta nueva, por el contrario, no dejaba de llorar. Nilo se preocupó por ella. Entre todos los piratas de El Guante, él era el más joven y considerado. Se maldijo por estar escuchando llorar a una dama durante toda la noche y no hacer nada al respecto.
Llegó el día, el capitán Denau salió de su camarote, tomó el timón y la chica siguió llorando. Nilo decidió hacer uso del deporte naval: descubre a la puta. El capitán Denau sería su mayor rival, pero lo lograría. Nilo era todo un experto en el campo.
* Bienvenido/a al camarote del capitán Denau: te encuentras en El guante (no me importa los motivos). [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] está buscando ayuda para colarse en el camarote del capitán sin ser visto. Tú lo debes ayudar. Una vez entréis, os encontraréis con la sirena destrozada. Está tan malherida que no podrá salir de la bañera. Habla con ella y tranquilizará. Recuerda que ella no sabe comunicarse con la lengua común.
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A babor el sueño de un niño que perdía a sus padres por las angostas calles de la gran ciudad. El niño debió gritar como un condenado puesto que era la estrella que se veía con mayor intensidad. Le seguía, una estrella que se encontraba sobre el nido de El Guante. Era un sueño de retorcido amor; el capitán diferenciaba las pesadillas que tenían que ver con romances de las demás porque tenían un aspecto más esférico. No le gustaba la posición donde se situaba esta segunda pesadilla, casi encima de su cabeza. Casi parecía que le estuviera acechando.
Las escasas estrellas y la niebla no eran el único encanto de las noches sin luna; ni siquiera el mejor. Como buen pirata, el capitán Denau estaba enamorado del mar. Constantemente, se levantaba de su asiento en proa y se asomaba a la baranda del navío a observar el agua negra, del mismo color que la noche. Borboteaba como si las pesadillas que evocaban las estrellas vivieran en las profundidades y estuvieran respirando bajo el agua. Todo podría surgir de allí: esos padres que se habían perdido en la ciudad podrían aparecer en una balsa de maderas, perdidos y atrapados por la magia de las noches sin luna. El amor distorsionado que profetizaba la segunda estrella apareció en seguida.
Era una hermosa mujer pez, sirena la llaman. Vestía con un improvisado sujetador hecho de conchas vacías. La sirena sujetaba la concha con las manos para que no se le cayesen. El capitán la observa con la boca abierta. No se estaba dando cuenta, pero se había enamorado de ella. Y es que, ¿qué mejor mujer podría desear un pirata que una que hubiera nacido en el mar? Tenía la piel de porcelana y su larga melena morada parecía estar hecha por las piedras preciosas que a los hombres les quedaba por descubrir.
La sirena no hablaba la lengua común, tampoco era necesario. El capitán Denau compartió con ella una botella de ron. La sirena hizo un gesto de disgusto amargo al dar el primer trago y luego sonrió. Tenía la sonrisa de un demonio marino, de esos que son capaces de robar corazones y enloquecer cabezas. Bebió un segundo trago por insistencia del capitán. Al tercero, dejó de hacer mala cara.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] | Juntos bebieron dos botellas. La mujer se tambaleaba en el mar. Bailaba en el mar como bailaban los piratas más jóvenes en las tabernas del puerto. El capitán la recogió con la barca salvavidas y la subió a bordo. Llenó la bañera de su camarote para que la sirena se sintiera cómoda. Al aire libre, podría morir de deshidratación. Una vez, la hubo metido en la bañera, ella se quedó dormida. El capitán Denau se quitó la camisa y los pantalones. Luego, desabrochó el improvisado sujetador de conchas de la sirena. Dormida, no hizo ningún esfuerzo por resistirse. Le dio un dulce beso en la mejilla, como si le estuviera pidiendo permiso para entrar en su hogar. Ella no contestó, no podría hacerlo. El capitán tomó el silencio como un sí. Se puso encima de la sirena. Buscó la zona íntima de las mujeres entre la zona que terminaba su cintura y empezaba su cola de pez. Tardó en encontrarla, la tapaba un gran número de escamas, pero allí estaba, justo donde debía estar. Acarició la intimidad de la sirena con la intención de excitarla. En las historias de los trovadores se decía que todas las sirenas eran puras; ésta no era una excepción. El capitán Denau no creía que estaba haciendo nada malo y procuró de hacer el menor daño posible a la mujer. |
El agua de la bañera se fue tiñendo de rojo. Ella despertó y gritó en un idioma que el capitán no entendió. Él siguió obrando. La pesadilla se había hecho realidad y encontró a su huésped perfecto.
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¡Qué bien se lo pasaba el capi! Se habría agenciado a una señorita de buen oficio en el último puerto y encerrado en su camarote. Fue lo que pensó Nilo y los demás marineros. Las costumbres de los piratas en alta mar eran conocidas por todos. Lo de esconder mujeres en arcones gigantes no era una leyenda, sino un deporte entre piratas. Nilo era un experto descubriendo en qué lugares, sus compañeros, habían escondido a sus respectivas señoritas. Había que tener cuidado porque subir mujeres a bordo estaba prohibido, invitaba al mar augurio; siempre que fueran descubiertas por el resto de la tripulación, por supuesto. Las chicas se debían esconderse muy bien y nunca, por jamás de los jamases, debían subir a cubierta.
Toda regla tenía su excepción y los capitanes piratas eran los amos y señores de todas ellas. Si oían el rumor de que un marido escondía a una chica, ordenaba que la descubriese o lo lanzaba a los tiburones. No había alternativa, la chica salía al descubierto y venía el mal augurio: el capitán Denau se la llevaba a su camarote. No salía de hasta que El guante llegase a buen puerto.
Por lo general, las chicas, no gritaban en el camarote de Denau. Fueran compradas o usurpadas utilizando las excepciones de los capitanes, las chicas se cubrían de un aire de indiferencia y resistían cada estocada. Ésta nueva, por el contrario, no dejaba de llorar. Nilo se preocupó por ella. Entre todos los piratas de El Guante, él era el más joven y considerado. Se maldijo por estar escuchando llorar a una dama durante toda la noche y no hacer nada al respecto.
Llegó el día, el capitán Denau salió de su camarote, tomó el timón y la chica siguió llorando. Nilo decidió hacer uso del deporte naval: descubre a la puta. El capitán Denau sería su mayor rival, pero lo lograría. Nilo era todo un experto en el campo.
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Re: Bañera de sangre +18 [Desafío]
No era la primera vez que Eilydh lidiaba con piratas. Las historias de tesoros y sirenas que habían llevado a la chica a perseguirlos al principio habían sido teñidas del olor a ron y a licor barato que normalmente les acompañaban. La mayoría de las veces los rasgos elficos de la chica había sido motivo de malentendidos y encontronazos en tabernas frecuentadas por los mismos: La leyenda sobre el sexo con elfas era un suculento misterio para la mayoría y de la misma manera, la mayoría de veces Eilydh se había alejado lo máximo posible de multitudes inundadas con olor a salitre.
Aquella vez, sin embargo, era diferente.
Era tarde. Hacía exactamente 10 minutos que había decidido que los encapuchados que la perseguían no eran simple caminantes que se habían perdido, y las orejas puntiagudas de uno de ellos más bien le indicaba que ambos tenían el sello de las monedas de su padre sobre las cabezas... y la cantidad decidida en cada una de sus espadas.Al fin y al cabo hacía bastante que sabía que su cabeza tenía un precio: el no haberse topado con nadie por un tiempo tan solo la había hecho poco cautelosa.
En resumidas cuentas: necesitaba salir de allí. Pero la oscuridad de la noche no le daba muchas opciones; la mayoría de los barcos respetables habían zarpado hacía al menos dos horas. Las únicas luces de posadas encendidas no aceptarían a una mujer sola a menos que estuviese dispuesta a darles parte de su "jornal". Y los dos hombres encapuchados parecían aprovechar cada esquina que torcía para acercarse más a ella.
El borracho feliz no era exactamente uno de los locales que Eilydh hubiese querido frecuentar en cualquier otra circunstancia, pero sabía que la mayoría de los barcos rezagados solían mantener a sus marineros en aquel local antes de zarpar tarde en la noche y esperaba no tener que jugar aquel juego demasiado tiempo. Además, tiempos desesperados necesitan medidas desesperadas. Así que antes de entrar se soltó el cabello en un lado, desabotonó dos de los botones de su vestido y se acortó el mismo antes de avanzar y darse de bruces con el aroma a marinero borracho.
No tardó mucho en llamar la atención: No era la única mujer en la estancia , pero ciertamente la que menos aparentaba cobrar por servicio y aquello y las orejas puntiagudas siempre levantaban algo más que sospechas.Por su parte Eilydh eligió a uno de los marineros más borrachos y se alegró de que en aquella ocasión no fuese mucho mayor que su aspecto mientras se acercaba a él. El hombre estaba rodeado de sus compañeros, sumido en lo que parecía ser una competición de alardeos. Además de ello, la elfa logró captar que aquella era sin duda la última ronda pues el barco que los esperaba zarpaba en 20 minutos.
Debía de ser su día de suerte, y ella sabía exactamente lo que debía hacer, así que se acercó directamente a êl, pasando frente a sus compañeros: posicionándose más cerca de lo que hubiese hecho en otra ocasión y jugueteando con una de las cuerdas del cuello de la camisa del hombre.
-Te doy dos opciones- dijo la chica- Terminas de contar esta historia aquí, o en tu camarote.. conmigo.- Pronunció la última palabra como un susurro en la oreja del marinero.Le guiñó un ojo mientras tiraba levemente de su camisa y curioseaba con sus ojos por debajo de ella.
Su actitud captó la atención de sus compañeros que le dieron codazos y emitieron balbuceos animándolo.
15 minutos más tarde el marinero había conseguido burlar cualquier defensa que imposibilitara la subida de una mujer al barco . No sin dificultad, por supuesto: Eilydh se había asegurado de que dejase el bar con una jarra de cerveza y dos chupitos de licor,.Justo los necesarios para que sobrepasara la linea entre: “Borrachera común y necesidad de dormir”, así que la actitud del marinero había sido dificil de controlar camino al barco y por ello Eilydh dió gracias por el sueño ligero del muchacho nada más tocar la cama de su camarote.
Tenía, pues, via libre para merodear a sus anchas hasta que llegaran de nuevo a puerto. Además estaba segura de que habiía visto a las dos figuras encapuchadas quedarse en tierra antes de que el barco comenzase a moverse.
Todo ventajas.
Para cuando la elfa alcanzó la cubierta, el barco había salido a alta mar y a la chica le pareció ver a algunos marineros despidiendose de algo que chapoteaba en el agua mientras ebrios realizaban sus tareas.
Pensó que aquellos habían bebido algo más que alcohol, y se quedó mirando el mar por el que había visto desaparecer los chapoteos antes de notar dos manos agarrando sus hombros, casi zarandeándola de manera furiosa hasta una de las paredes colindantes a los camarotes, algo escondida al resto de cubierta.
-De qué habitación te has escapado? Y como es que no has bajado antes de que zarpásemos?.- El hombre era el único marinero sobrio que había visto hasta ahora. Tenía los ojos del color del mar y el cabello oscuro como la misma noche- como si no tuviese yo problemas ya intentando entrar en el camarote del capitán y ahora también debo ocuparme de que no te encuentren fuera de ellos... y devolverte al que pertene...
El marinero parecía enfadado por algo que Eilydh no llegaba a entender, y a la elfa no le gustó la manera condescendientes de sus palabras, como si ella fuese algo de lo que se tenía que ocupar porque sin él no sabría cómo afrontar la vida.
-Primero que todo, no me he escapado de ninguna habitación.. de hecho quizás tendrías que pensar tú en la razón por la que quieres colarte en una que no es la tuya sin permiso- Eilydh notaba como la rabia se agolpaba en su mente. Además aquel hombre aún no le había soltado los hombros. Se zafó de sus brazos y estaba a punto de sacar su daga de su muslo derecho cuando lo oyó.
Un sonido lastimero, roto. Un grito de dolor intenso más que físico, como si todos la tristeza del mundo se hubiese acumulado en aquel sollozo. Como si la felicidad de todo el que lo oyese fuese injusta tan solo por el hecho de oirlo.
-Esa es la razón- dijo el marinero, con aire apenado- Verás... normalmente las mujeres como...- miró de arriba a abajo a Eilydh y volvió a hablar- tú no se quejan cuando suben al barco: saben a lo que vienen... Quien quiera que sea esa chica lo esta pasando mal. Y mi estúpida conciencia no me deja seguir aquí sin hacer nada...- finalizó el chico.
Eilydh sintió una punzada de dolor cuando el marinero la comparó con una prostituta e instintivamente se cubrió el torso y bajó un poco el vestido, recordando sus tretas para alcanzar el barco.
-Las mujeres como las que describes...- puntualizó la chica marcando cada palabra y dejando muy claro donde se posicionaba- deberían haberse ido de aquí hacía mucho... tu mismo lo has dicho. Y ese era un sollozo de agonía- añadió, preocupada- Mi nombre es Eille- mintió- Y debe ser tu día de suerte... porque ambos vamos a ayudar a esa chica pero...Alguna idea sobre cómo entrar al camarote del capitán entonces?-
-Nilo- dijo el chico presentándose- En primer lugar, no estaría mal que te cubrieses- dijo pasándole su propia capa con capucha- No estoy muy seguro de que te tratasen bien si te encuentra en cubierta. Con respecto al camarote del capitán...En este barco todo tiene un precio, sabes? Yo conozco al amo de llaves... y con tu ayuda quizás podamos averiguar cual es el suyo.
Quedaba mucho para tocar de nuevo puerto, y por lo que le había dado a entender aquel marinero, las mujeres no eran bien recibidas a bordo. Si iba a ser lanzada a los tiburones que al menos fuese por una razón de peso. Además, a quién quería engañar?
Nada le ponía más que la idea de una aventura con un perfecto desconocido.
Los primeros rayos del amanecer comenzaban a verse por el horizonte y con ellos, el sol reflejaba las sombras de ambas siluetas en la madera bien pulida. Eilydh y Nilo evitaron caminar entre los marineros y tuvieron que dar rodeos en la cubierta hasta dar con el hombre que lidiaba con las llaves: regordete, con calva incipiente pantalones subidos hasta las axilas y un gesto de superioridad mientras llevaba y sacaba su mano derecha del bolsillo de su pantalón de cuando en cuando.. sin duda cerciorándose de que las llaves aún seguían donde las había depositado al cerrar el último camarote tras de el.
Esperaron el momento indicado para abordarlo: El hombre bajaba por las escaleras a la planta inferior con la excusa de empezar el conteo de provisiones. Nilo le explicó que aquello era tan solo una excusa: Lo cierto es que el punto debil del alguacil era el mozo de cocina del barco y nada mejor que dos horas sin interrupciones para dar rienda suelta a la pasión de ambos.
Por suerte... Eilydh y Nilo ya habían retenido al mozo mucho antes de que el alguacil llegase. Y afortunadamente... no estaban solos.
Aquella vez, sin embargo, era diferente.
Era tarde. Hacía exactamente 10 minutos que había decidido que los encapuchados que la perseguían no eran simple caminantes que se habían perdido, y las orejas puntiagudas de uno de ellos más bien le indicaba que ambos tenían el sello de las monedas de su padre sobre las cabezas... y la cantidad decidida en cada una de sus espadas.Al fin y al cabo hacía bastante que sabía que su cabeza tenía un precio: el no haberse topado con nadie por un tiempo tan solo la había hecho poco cautelosa.
En resumidas cuentas: necesitaba salir de allí. Pero la oscuridad de la noche no le daba muchas opciones; la mayoría de los barcos respetables habían zarpado hacía al menos dos horas. Las únicas luces de posadas encendidas no aceptarían a una mujer sola a menos que estuviese dispuesta a darles parte de su "jornal". Y los dos hombres encapuchados parecían aprovechar cada esquina que torcía para acercarse más a ella.
El borracho feliz no era exactamente uno de los locales que Eilydh hubiese querido frecuentar en cualquier otra circunstancia, pero sabía que la mayoría de los barcos rezagados solían mantener a sus marineros en aquel local antes de zarpar tarde en la noche y esperaba no tener que jugar aquel juego demasiado tiempo. Además, tiempos desesperados necesitan medidas desesperadas. Así que antes de entrar se soltó el cabello en un lado, desabotonó dos de los botones de su vestido y se acortó el mismo antes de avanzar y darse de bruces con el aroma a marinero borracho.
No tardó mucho en llamar la atención: No era la única mujer en la estancia , pero ciertamente la que menos aparentaba cobrar por servicio y aquello y las orejas puntiagudas siempre levantaban algo más que sospechas.Por su parte Eilydh eligió a uno de los marineros más borrachos y se alegró de que en aquella ocasión no fuese mucho mayor que su aspecto mientras se acercaba a él. El hombre estaba rodeado de sus compañeros, sumido en lo que parecía ser una competición de alardeos. Además de ello, la elfa logró captar que aquella era sin duda la última ronda pues el barco que los esperaba zarpaba en 20 minutos.
Debía de ser su día de suerte, y ella sabía exactamente lo que debía hacer, así que se acercó directamente a êl, pasando frente a sus compañeros: posicionándose más cerca de lo que hubiese hecho en otra ocasión y jugueteando con una de las cuerdas del cuello de la camisa del hombre.
-Te doy dos opciones- dijo la chica- Terminas de contar esta historia aquí, o en tu camarote.. conmigo.- Pronunció la última palabra como un susurro en la oreja del marinero.Le guiñó un ojo mientras tiraba levemente de su camisa y curioseaba con sus ojos por debajo de ella.
Su actitud captó la atención de sus compañeros que le dieron codazos y emitieron balbuceos animándolo.
15 minutos más tarde el marinero había conseguido burlar cualquier defensa que imposibilitara la subida de una mujer al barco . No sin dificultad, por supuesto: Eilydh se había asegurado de que dejase el bar con una jarra de cerveza y dos chupitos de licor,.Justo los necesarios para que sobrepasara la linea entre: “Borrachera común y necesidad de dormir”, así que la actitud del marinero había sido dificil de controlar camino al barco y por ello Eilydh dió gracias por el sueño ligero del muchacho nada más tocar la cama de su camarote.
Tenía, pues, via libre para merodear a sus anchas hasta que llegaran de nuevo a puerto. Además estaba segura de que habiía visto a las dos figuras encapuchadas quedarse en tierra antes de que el barco comenzase a moverse.
Todo ventajas.
Para cuando la elfa alcanzó la cubierta, el barco había salido a alta mar y a la chica le pareció ver a algunos marineros despidiendose de algo que chapoteaba en el agua mientras ebrios realizaban sus tareas.
Pensó que aquellos habían bebido algo más que alcohol, y se quedó mirando el mar por el que había visto desaparecer los chapoteos antes de notar dos manos agarrando sus hombros, casi zarandeándola de manera furiosa hasta una de las paredes colindantes a los camarotes, algo escondida al resto de cubierta.
-De qué habitación te has escapado? Y como es que no has bajado antes de que zarpásemos?.- El hombre era el único marinero sobrio que había visto hasta ahora. Tenía los ojos del color del mar y el cabello oscuro como la misma noche- como si no tuviese yo problemas ya intentando entrar en el camarote del capitán y ahora también debo ocuparme de que no te encuentren fuera de ellos... y devolverte al que pertene...
El marinero parecía enfadado por algo que Eilydh no llegaba a entender, y a la elfa no le gustó la manera condescendientes de sus palabras, como si ella fuese algo de lo que se tenía que ocupar porque sin él no sabría cómo afrontar la vida.
-Primero que todo, no me he escapado de ninguna habitación.. de hecho quizás tendrías que pensar tú en la razón por la que quieres colarte en una que no es la tuya sin permiso- Eilydh notaba como la rabia se agolpaba en su mente. Además aquel hombre aún no le había soltado los hombros. Se zafó de sus brazos y estaba a punto de sacar su daga de su muslo derecho cuando lo oyó.
Un sonido lastimero, roto. Un grito de dolor intenso más que físico, como si todos la tristeza del mundo se hubiese acumulado en aquel sollozo. Como si la felicidad de todo el que lo oyese fuese injusta tan solo por el hecho de oirlo.
-Esa es la razón- dijo el marinero, con aire apenado- Verás... normalmente las mujeres como...- miró de arriba a abajo a Eilydh y volvió a hablar- tú no se quejan cuando suben al barco: saben a lo que vienen... Quien quiera que sea esa chica lo esta pasando mal. Y mi estúpida conciencia no me deja seguir aquí sin hacer nada...- finalizó el chico.
Eilydh sintió una punzada de dolor cuando el marinero la comparó con una prostituta e instintivamente se cubrió el torso y bajó un poco el vestido, recordando sus tretas para alcanzar el barco.
-Las mujeres como las que describes...- puntualizó la chica marcando cada palabra y dejando muy claro donde se posicionaba- deberían haberse ido de aquí hacía mucho... tu mismo lo has dicho. Y ese era un sollozo de agonía- añadió, preocupada- Mi nombre es Eille- mintió- Y debe ser tu día de suerte... porque ambos vamos a ayudar a esa chica pero...Alguna idea sobre cómo entrar al camarote del capitán entonces?-
-Nilo- dijo el chico presentándose- En primer lugar, no estaría mal que te cubrieses- dijo pasándole su propia capa con capucha- No estoy muy seguro de que te tratasen bien si te encuentra en cubierta. Con respecto al camarote del capitán...En este barco todo tiene un precio, sabes? Yo conozco al amo de llaves... y con tu ayuda quizás podamos averiguar cual es el suyo.
Quedaba mucho para tocar de nuevo puerto, y por lo que le había dado a entender aquel marinero, las mujeres no eran bien recibidas a bordo. Si iba a ser lanzada a los tiburones que al menos fuese por una razón de peso. Además, a quién quería engañar?
Nada le ponía más que la idea de una aventura con un perfecto desconocido.
Los primeros rayos del amanecer comenzaban a verse por el horizonte y con ellos, el sol reflejaba las sombras de ambas siluetas en la madera bien pulida. Eilydh y Nilo evitaron caminar entre los marineros y tuvieron que dar rodeos en la cubierta hasta dar con el hombre que lidiaba con las llaves: regordete, con calva incipiente pantalones subidos hasta las axilas y un gesto de superioridad mientras llevaba y sacaba su mano derecha del bolsillo de su pantalón de cuando en cuando.. sin duda cerciorándose de que las llaves aún seguían donde las había depositado al cerrar el último camarote tras de el.
Esperaron el momento indicado para abordarlo: El hombre bajaba por las escaleras a la planta inferior con la excusa de empezar el conteo de provisiones. Nilo le explicó que aquello era tan solo una excusa: Lo cierto es que el punto debil del alguacil era el mozo de cocina del barco y nada mejor que dos horas sin interrupciones para dar rienda suelta a la pasión de ambos.
Por suerte... Eilydh y Nilo ya habían retenido al mozo mucho antes de que el alguacil llegase. Y afortunadamente... no estaban solos.
Eilydh
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Re: Bañera de sangre +18 [Desafío]
El barco había llegado a bueno puerto, con algunos desperfectos, la bodega más ligera y un puñado menos de tripulantes, pero Go´el y Gali lograron su cometido, llevar la nave del punto A al punto B.
El científico tenía muchas anotaciones que estudiar y muchas prueba que hacer a las muestras recogidas de sirenas y se negaba a esperar un día más para volver a su casa, así que en cuanto el Navío Azul acopló en el puerto de los brujos los dragones bajaron y se subieron en el barco de al lado, El Guante de plata.
Como siempre Go´el se dedicó a pronunciar toda clase de preguntas incomodas, incomodas para la tripulación claro, a él le parecía del todo correcto preguntar por la raza de cada uno de ellos y por los motivos por los cuales les faltaban algún dedo, extremidad o por la razón de la extraña piel amarilla de algunos. Gali por otro lado se fue en busca de una litera y aprovechó las horas de oscuridad para dormir o al menos lo intento.
-Abre los ojos, sé que estas despierto.
Go´el acabó por meterse en la cama después de que los marineros le advirtieran de que lo echarían al agua sino se callaba. El rubio siempre necesitaba dormir 8 horas, pero unos llantos lastimeros se lo impedían y no porque no pudiera ignorarlos, no, eso podía hacerlo sin problemas, era porque esa voz indicaba que alguien sufría y para él su primera obligación era curar o en su defecto paliar los síntomas que estuvieran causando tal malestar.
-Tenemos que buscar a esa mujer, seguro que puedo hacer algo por ella.
-¿Cómo sabes que es mujer? -Preguntó el monje sin abrir los ojos y con la calma en sus labios. -Podría ser un hombre con un registro alto.
-Soy médico. -Respondió tajante el rubio mientras se calzaba. -Sé que es mujer.
Gali solo se rio y salió de la litera, el monje era consciente de que Go´el estaba usando su ventaja de médico para tener la razón, pero los dos sabían que este podía ser otro error producto de la lógica inmutable del rubio.
-¿Y qué te dice tu sabiduría de Medico, Goselito? Por donde tenemos que ir para llegar a la mujer.
El monje sonreía de oreja a oreja al tiempo que el galeno le miraba con ira.
-Te he dicho que no me llames así. Y si pudiera leer las hondas del aire no sería medico seria...
-¿Un médico que controla el aire?
Interrumpió el grandullón abriendo la puerta que daba al siguiente tramo del camarote y a continuación a las cocinas donde había un muchacho maniatado, inconsciente y en el interior de un barril de patatas. Los dos dragones se miraron mutuamente antes de que el rubio se acercara al barril y abofeteara al tipo.
-Despierta, ser que seguramente sea humano. ¿De dónde vienen los gritos?
Go´el volvió a darle un bofetón.
-¡Ya estoy despierto deja de golpearme mujer!
Gali se llevó el puño a la boca y contuvo una risotada mientras que el humano parpadeaba intentando enfocar.
-Soy hombre, un macho dragón adulto. Responde sucedáneo de humano ¿De dónde vienen los gritos?
El humano abrió los ojos todo lo que pudo, parpadeo, los entrecerró de nuevo y subió el labio superior enseñando los dientes en un claro signo de esfuerzo mental.
-¿Que gritos? Sácame de aquí mujer.
Al cocinero le fallaba la lengua y el aliento le apestaba a alcohol.
-Eso, mujer. -Repitió divertido el monje. -Sácanos de aquí con tu poder de la medicina.
Go´el se giró hacia el moreno con la boca entreabierta, los ojos cerrados y las cejas levantadas.
-¿Tu también estas borracho o te has golpeado la cabeza? Esto es absurdo.
El galeno se giró por la cocina agarró el mazo del mortero y golpeó al cocinero dejándolo inconsciente de nuevo.
La ruta volvía a reanudarse, ahora solo tenían que encaminarse hacia las escaleras y buscar a alguien que supiera algo, o lo hubieran hecho de no ser porque un hombre calvo y dos personas tras él lo impedían.
-A ver, tú. ¿De dónde venían los gritos?
Preguntaba el rubito señalando al gordinflón que descendía los escalones.
-Vienen del camarote del capitán.
Respondió el guardián de las llaves sin entender el motivo de la pregunta.
-¡Por fin! alguien que contesta. -Respondió Go´el apartándose el pelo de la cara. -Bien ¿Y cómo se llega ahí? Tengo que entrar.
-Pues es la puerta bajo el castillo de popa, pero no puede entrar. Solo el capitán y yo tenemos las llaves.
-Claro... -Caviló el hombre ignorando a los que seguían al hombre calvo. -¿Me la das?
-No.
-Muy bien.
Sin que el medico dijera nada Gali dio un paso al frente. Había estado encorvado todo el tiempo y ahora que se erguía tenía que seguir torciendo el cuello para no chocar con la cabeza en el techo.
-¿Se la das a él?
-Cla-claro que no. -Respondió intentando no transmitir miedo. -Es mi obligación asegurar que...
Go´el dio un paso atrás, Gali se adelantó otro y mientras el hombre hablaba el monje le propino un cabezazo en medio de las cejas que lo dejo inconscientes.
-Gracias por tu colaboración. -Comentó tranquilo el grandullón cogiendo el manojo de llaves del bolsillo del alguacil. -¿Nos disculpan? -Preguntaba sereno el hombre del turbante a la pareja que aún estaba en la escalera. -Que tengan un buen día.
Prosiguió el dragón pasando entre ellos con una sonrisa apacible y seguido de cerca por el rubio.
El científico tenía muchas anotaciones que estudiar y muchas prueba que hacer a las muestras recogidas de sirenas y se negaba a esperar un día más para volver a su casa, así que en cuanto el Navío Azul acopló en el puerto de los brujos los dragones bajaron y se subieron en el barco de al lado, El Guante de plata.
Como siempre Go´el se dedicó a pronunciar toda clase de preguntas incomodas, incomodas para la tripulación claro, a él le parecía del todo correcto preguntar por la raza de cada uno de ellos y por los motivos por los cuales les faltaban algún dedo, extremidad o por la razón de la extraña piel amarilla de algunos. Gali por otro lado se fue en busca de una litera y aprovechó las horas de oscuridad para dormir o al menos lo intento.
-Abre los ojos, sé que estas despierto.
Go´el acabó por meterse en la cama después de que los marineros le advirtieran de que lo echarían al agua sino se callaba. El rubio siempre necesitaba dormir 8 horas, pero unos llantos lastimeros se lo impedían y no porque no pudiera ignorarlos, no, eso podía hacerlo sin problemas, era porque esa voz indicaba que alguien sufría y para él su primera obligación era curar o en su defecto paliar los síntomas que estuvieran causando tal malestar.
-Tenemos que buscar a esa mujer, seguro que puedo hacer algo por ella.
-¿Cómo sabes que es mujer? -Preguntó el monje sin abrir los ojos y con la calma en sus labios. -Podría ser un hombre con un registro alto.
-Soy médico. -Respondió tajante el rubio mientras se calzaba. -Sé que es mujer.
Gali solo se rio y salió de la litera, el monje era consciente de que Go´el estaba usando su ventaja de médico para tener la razón, pero los dos sabían que este podía ser otro error producto de la lógica inmutable del rubio.
-¿Y qué te dice tu sabiduría de Medico, Goselito? Por donde tenemos que ir para llegar a la mujer.
El monje sonreía de oreja a oreja al tiempo que el galeno le miraba con ira.
-Te he dicho que no me llames así. Y si pudiera leer las hondas del aire no sería medico seria...
-¿Un médico que controla el aire?
Interrumpió el grandullón abriendo la puerta que daba al siguiente tramo del camarote y a continuación a las cocinas donde había un muchacho maniatado, inconsciente y en el interior de un barril de patatas. Los dos dragones se miraron mutuamente antes de que el rubio se acercara al barril y abofeteara al tipo.
-Despierta, ser que seguramente sea humano. ¿De dónde vienen los gritos?
Go´el volvió a darle un bofetón.
-¡Ya estoy despierto deja de golpearme mujer!
Gali se llevó el puño a la boca y contuvo una risotada mientras que el humano parpadeaba intentando enfocar.
-Soy hombre, un macho dragón adulto. Responde sucedáneo de humano ¿De dónde vienen los gritos?
El humano abrió los ojos todo lo que pudo, parpadeo, los entrecerró de nuevo y subió el labio superior enseñando los dientes en un claro signo de esfuerzo mental.
-¿Que gritos? Sácame de aquí mujer.
Al cocinero le fallaba la lengua y el aliento le apestaba a alcohol.
-Eso, mujer. -Repitió divertido el monje. -Sácanos de aquí con tu poder de la medicina.
Go´el se giró hacia el moreno con la boca entreabierta, los ojos cerrados y las cejas levantadas.
-¿Tu también estas borracho o te has golpeado la cabeza? Esto es absurdo.
El galeno se giró por la cocina agarró el mazo del mortero y golpeó al cocinero dejándolo inconsciente de nuevo.
La ruta volvía a reanudarse, ahora solo tenían que encaminarse hacia las escaleras y buscar a alguien que supiera algo, o lo hubieran hecho de no ser porque un hombre calvo y dos personas tras él lo impedían.
-A ver, tú. ¿De dónde venían los gritos?
Preguntaba el rubito señalando al gordinflón que descendía los escalones.
-Vienen del camarote del capitán.
Respondió el guardián de las llaves sin entender el motivo de la pregunta.
-¡Por fin! alguien que contesta. -Respondió Go´el apartándose el pelo de la cara. -Bien ¿Y cómo se llega ahí? Tengo que entrar.
-Pues es la puerta bajo el castillo de popa, pero no puede entrar. Solo el capitán y yo tenemos las llaves.
-Claro... -Caviló el hombre ignorando a los que seguían al hombre calvo. -¿Me la das?
-No.
-Muy bien.
Sin que el medico dijera nada Gali dio un paso al frente. Había estado encorvado todo el tiempo y ahora que se erguía tenía que seguir torciendo el cuello para no chocar con la cabeza en el techo.
-¿Se la das a él?
-Cla-claro que no. -Respondió intentando no transmitir miedo. -Es mi obligación asegurar que...
Go´el dio un paso atrás, Gali se adelantó otro y mientras el hombre hablaba el monje le propino un cabezazo en medio de las cejas que lo dejo inconscientes.
-Gracias por tu colaboración. -Comentó tranquilo el grandullón cogiendo el manojo de llaves del bolsillo del alguacil. -¿Nos disculpan? -Preguntaba sereno el hombre del turbante a la pareja que aún estaba en la escalera. -Que tengan un buen día.
Prosiguió el dragón pasando entre ellos con una sonrisa apacible y seguido de cerca por el rubio.
Go'el
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Re: Bañera de sangre +18 [Desafío]
Bañera de Sangre
Hbéis cumplido con una parte de este primer turno, entrar en el camarote, pero os ha faltado la parte de comunicaros con la sirena y hacer que se tranquilice. Entiendo que ahora el tema tiene una dificultad adicional y es que lo he arreglado para dos personas cuando, en su inicio, era para una. Ponerse de acuerdo no siempre es sencillo. Recordemos lo que se dijo en el primer post:
Te encuentras en El guante (no me importa los motivos). Nilo está buscando ayuda para colarse en el camarote del capitán sin ser visto. Tú lo debes ayudar. Una vez entréis, os encontraréis con la sirena destrozada. Está tan malherida que no podrá salir de la bañera. Habla con ella y tranquilizará. Recuerda que ella no sabe comunicarse con la lengua común.
Solo habéis cumplido con la parte subrayada. No hay problema. Añadimos un turno adicional para solucionar los objetivos que nos quedan por cumplir. Habéis logrado entrar en el camarote y veis a la sirena agonizando. Sus heridas son horribles. Deberéis poneros de acuerdo: uno de vosotros deberá buscar una manera de comunicarse con la sirena, recordemos que ella no sabe hablar la lengua común, mientras que el otro deberá curar sus heridas más profundas. Mi consejo: Eilydh se encarga de la parte de tranquilizar a la sirena y Go'el de curarla en el siguiente turno.
la adición de este turno adicional nos costará una consecuencia negativa para el siguiente turno.
Sigel
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Re: Bañera de sangre +18 [Desafío]
El camarote del capitán los recibió después de probar con la tercera de las llaves tomadas del alguacil. La habitación estaba sumida en sombras a pesar del sol que inundaba el día fuera de la estancia. El hombre parecía haberse esforzado en correr las cortinas en todas las ventanas haciendo que la única iluminación fuese unas brasas que parecían ahogarse lentamente y que humeaban los alrededores.
En cualquier otra ocasión. Eilydh quizás se hubiese parado a explorar la sala, buscar quizás en los cajones del mueble que se emplazaba en el centro de la habitación. Sabía que los capitanes piratas no dormían muy lejos de su botín y estaba segura que con el tiempo necesario ella misma hubiese podido encontrarlo... pero los quejidos lastimeros provenientes de la habitación colindante la hicieron recordar el motivo por el que habían forzado su entrada en aquel lugar además de impacientar a Nilo, así que ambos se aveturaron a lo que parecía ser el baño de la ensuite.
Eilydh no estaba preparada para aquella visión. Dudaba mucho que lo hubiese estado si la hubiesen avisado y su estómago pareció protestar al encontrarse con la sala sumida en poca luz y quejidos, sangre y trsiteza, y sangre. y más sangre. Por todos ladosL en el suelo, en la bañera, en el agua de la bañera y sobre la chica que...
Una chica? Aquello no era una mujer. No podía ser. Sus piernas parecían fusionadas y sobresalían de la bañera de mármol como descansando en un ángulo en el que Eilydh estaba segura que no debían doblarse... No.. aquello era... mágico. El aura de la habitación, el silencio entre quejidos, los ojos enormes de la sirena como dos gemas en la oscuridad iluminados por las sombras de las brasas.
-Pero qué diablos! Es una sirena y parece que está muerta!!- Dijo Nilo entrando en la habitación sin aviso alguno y acercándose a la criatura.
Aquello pareció ser lo que menos deseaba la malherida Sirena. Su gesto se volvió grave, violento y sus labios, fruncidos hasta aquel momento en un gesto debil se abrieron como un felino enseñando unos dientes puntiagudos en señal de amenaza. Nilo miró a Eilydh, como sorprendido sumido en el halo de misterio del baño mientras los demás aún no se habían atrevido a entrar y esperaban en la puerta.
-No temas, criatura, no vamos a hacerte daño- Intentó Nilo, apoyando una mano en el borde de la bañera.-
-GAHRYAJEUU!!- Esbozó la sirena con voz profunda, como si fuese el océano mismo que hablaba mientras se agazapaba en un esquina, temerosa pero enseñando los dientes y alzando una de sus manos mostrando unas uñas afiladas y casi tan mortíferas como sus dientes.
Nilo dio unos pasos hacia atrás asustado y se llevó las manos a la cabeza. Eilydh y el resto permaneció en la puerta sin saber bien qué hacer, sobrepasados por la situación.
La elfa observó a la sirena ahora que sus ojos se habían acostumbrado a la oscuridad. Tenía cortes en los brazos, pero la intensidad del rojo del agua no podía deberse a aquello solo. No eran lo suficientemente profundos. Por otro lado la parte que sobresalía de su cola parecía intacta y Eilydh no pudo evitar fijarse que la criatura solo había amenazado a Nilo con una de sus manos, la otra parecía resguardar algo más abajo de su abdomen.
El silencio roto por los quejidos seguía siendo el único sonido de la estancia. La mente de Eilydh se llenó de unos recuerdos que creía haber olvidado. Unas antorchas en la noche, el olor a pólvora y a vino. El rasguido del romper de ciertas costuras, gritos en la noche y el sentir que a pesar de vocalizar todas y cada una de sus palabras, tampoco a ella la habían entendido. Hizo un gesto a Nilo para que saliese de la sala, y otro a los dos hombres que se quedaron en la puerta.
No había conexión más sincera que el dolor, y la elfa sentía todas y cada una de las heridas de la sirena en su piel. Porque también ella las había tenido. Se sentó frente a la bañera, dejándo espacio entre ella misma y la sirena, sin dejar de mirarla a los ojos. Era un contacto visual cauteloso, casi tanto como el gesto de la criatura que seguía agazapada sobre un lateral del baño con la misma expresión que había mirado a Nilo. Se soltó el cabello que le cayó hasta la cintura en un intento de que la sirena se viese a si misma reflejada en ella, pues sus cabellos también caían desordenados en el agua. La criatura no lo sabía, pero aquel gesto y teniendo en cuenta los orígenes elfos de Eilydh indicaba vulnerabilidad, y la propia elfa había tenido que lidiar una lucha intensa internamente antes de hacer aquello delante de no solo la sirena, pero los demás presentes.
Los minutos pasaron, en silencio. Eilydh rezó para que los demás presentes entendiesen la importancia de aquellos silencios y se fué poco a poco acercando a la bañera. Hundió su mano en el agua como jugueteando con ella con uno de sus dedos. La sirena la miraba con gesto de sorpresa. Había dejado de agazaparse pero mantenía la distancia cautelosa de alguien que teme que de un momento a otro la cuerda se tense y la flecha traspase la carne.
En un momento exacto, Eilydh alzó sus manos hacia los hombros de la chica, pensando que quizás dejase que curase una de sus heridas superficiales: Su acción fue poco fortuíta y acabó con las uñas de la sirena clavadas en su brazo abriendo heridas similares a las de ella y enseñando los dientes.
Eilydh no separó la mano sin embargo mientras su sangre se vertía en la bañera y aquello confundió a la sirena que seguía reacia a confiar. En su lugar, la elfa se arremangó la manga dejando ver algunas cicatrices a lo largo de su brazo y acto seguido miró de nuevo a los ojos a la sirena, como contándole su historia. Pero de su garganta no salió su voz monocorde, sino su voz elfa dormida entonando acordes de una canción que ella misma creía olvidada:
Mientras cantaba, Eilydh había curado la herida que la sirena le había hecho en la muñeca posicionando su otra mano sobre ella. La criatura parecía embelesada y llevaba su mirada de la herida a los ojos de Eilydh y vuelta a la herida.
Eilydh, por su parte terminó su canción posicionando su mano en el hombro de la criatura, aprovechando para curar una herida no muy profunda de la sirena. No creía que su magia pudiese sanar las heridas más graves, pero esperaba que aquel gesto fuese necesario para que la criatura entendiese, sin necesidad de palabras que estaban allí para ayudarla.
Parecía estar funcionando...
En cualquier otra ocasión. Eilydh quizás se hubiese parado a explorar la sala, buscar quizás en los cajones del mueble que se emplazaba en el centro de la habitación. Sabía que los capitanes piratas no dormían muy lejos de su botín y estaba segura que con el tiempo necesario ella misma hubiese podido encontrarlo... pero los quejidos lastimeros provenientes de la habitación colindante la hicieron recordar el motivo por el que habían forzado su entrada en aquel lugar además de impacientar a Nilo, así que ambos se aveturaron a lo que parecía ser el baño de la ensuite.
Eilydh no estaba preparada para aquella visión. Dudaba mucho que lo hubiese estado si la hubiesen avisado y su estómago pareció protestar al encontrarse con la sala sumida en poca luz y quejidos, sangre y trsiteza, y sangre. y más sangre. Por todos ladosL en el suelo, en la bañera, en el agua de la bañera y sobre la chica que...
Una chica? Aquello no era una mujer. No podía ser. Sus piernas parecían fusionadas y sobresalían de la bañera de mármol como descansando en un ángulo en el que Eilydh estaba segura que no debían doblarse... No.. aquello era... mágico. El aura de la habitación, el silencio entre quejidos, los ojos enormes de la sirena como dos gemas en la oscuridad iluminados por las sombras de las brasas.
-Pero qué diablos! Es una sirena y parece que está muerta!!- Dijo Nilo entrando en la habitación sin aviso alguno y acercándose a la criatura.
Aquello pareció ser lo que menos deseaba la malherida Sirena. Su gesto se volvió grave, violento y sus labios, fruncidos hasta aquel momento en un gesto debil se abrieron como un felino enseñando unos dientes puntiagudos en señal de amenaza. Nilo miró a Eilydh, como sorprendido sumido en el halo de misterio del baño mientras los demás aún no se habían atrevido a entrar y esperaban en la puerta.
-No temas, criatura, no vamos a hacerte daño- Intentó Nilo, apoyando una mano en el borde de la bañera.-
-GAHRYAJEUU!!- Esbozó la sirena con voz profunda, como si fuese el océano mismo que hablaba mientras se agazapaba en un esquina, temerosa pero enseñando los dientes y alzando una de sus manos mostrando unas uñas afiladas y casi tan mortíferas como sus dientes.
Nilo dio unos pasos hacia atrás asustado y se llevó las manos a la cabeza. Eilydh y el resto permaneció en la puerta sin saber bien qué hacer, sobrepasados por la situación.
La elfa observó a la sirena ahora que sus ojos se habían acostumbrado a la oscuridad. Tenía cortes en los brazos, pero la intensidad del rojo del agua no podía deberse a aquello solo. No eran lo suficientemente profundos. Por otro lado la parte que sobresalía de su cola parecía intacta y Eilydh no pudo evitar fijarse que la criatura solo había amenazado a Nilo con una de sus manos, la otra parecía resguardar algo más abajo de su abdomen.
El silencio roto por los quejidos seguía siendo el único sonido de la estancia. La mente de Eilydh se llenó de unos recuerdos que creía haber olvidado. Unas antorchas en la noche, el olor a pólvora y a vino. El rasguido del romper de ciertas costuras, gritos en la noche y el sentir que a pesar de vocalizar todas y cada una de sus palabras, tampoco a ella la habían entendido. Hizo un gesto a Nilo para que saliese de la sala, y otro a los dos hombres que se quedaron en la puerta.
No había conexión más sincera que el dolor, y la elfa sentía todas y cada una de las heridas de la sirena en su piel. Porque también ella las había tenido. Se sentó frente a la bañera, dejándo espacio entre ella misma y la sirena, sin dejar de mirarla a los ojos. Era un contacto visual cauteloso, casi tanto como el gesto de la criatura que seguía agazapada sobre un lateral del baño con la misma expresión que había mirado a Nilo. Se soltó el cabello que le cayó hasta la cintura en un intento de que la sirena se viese a si misma reflejada en ella, pues sus cabellos también caían desordenados en el agua. La criatura no lo sabía, pero aquel gesto y teniendo en cuenta los orígenes elfos de Eilydh indicaba vulnerabilidad, y la propia elfa había tenido que lidiar una lucha intensa internamente antes de hacer aquello delante de no solo la sirena, pero los demás presentes.
Los minutos pasaron, en silencio. Eilydh rezó para que los demás presentes entendiesen la importancia de aquellos silencios y se fué poco a poco acercando a la bañera. Hundió su mano en el agua como jugueteando con ella con uno de sus dedos. La sirena la miraba con gesto de sorpresa. Había dejado de agazaparse pero mantenía la distancia cautelosa de alguien que teme que de un momento a otro la cuerda se tense y la flecha traspase la carne.
En un momento exacto, Eilydh alzó sus manos hacia los hombros de la chica, pensando que quizás dejase que curase una de sus heridas superficiales: Su acción fue poco fortuíta y acabó con las uñas de la sirena clavadas en su brazo abriendo heridas similares a las de ella y enseñando los dientes.
Eilydh no separó la mano sin embargo mientras su sangre se vertía en la bañera y aquello confundió a la sirena que seguía reacia a confiar. En su lugar, la elfa se arremangó la manga dejando ver algunas cicatrices a lo largo de su brazo y acto seguido miró de nuevo a los ojos a la sirena, como contándole su historia. Pero de su garganta no salió su voz monocorde, sino su voz elfa dormida entonando acordes de una canción que ella misma creía olvidada:
Mientras cantaba, Eilydh había curado la herida que la sirena le había hecho en la muñeca posicionando su otra mano sobre ella. La criatura parecía embelesada y llevaba su mirada de la herida a los ojos de Eilydh y vuelta a la herida.
Eilydh, por su parte terminó su canción posicionando su mano en el hombro de la criatura, aprovechando para curar una herida no muy profunda de la sirena. No creía que su magia pudiese sanar las heridas más graves, pero esperaba que aquel gesto fuese necesario para que la criatura entendiese, sin necesidad de palabras que estaban allí para ayudarla.
Parecía estar funcionando...
Eilydh
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Re: Bañera de sangre +18 [Desafío]
Gali abrió la puerta y antes de poder quitar la llave de la cerradura la mujer que había esquivado en la escalera entró al camarote, tras ella fue el hombre desconocido y Go´el, el monje suspiro y cerró la puerta tras sacar el manojo de llaves.
El primero en encontrar a la sirena fue el acompañante de la mujer... y también fue el primero en salir de la habitación en cuanto la elfa lo ordeno, al contrario que la pareja de dragones que se quedaron observando, aunque había uno que lo hacía de mala gana.
-¿Qué haces? -Preguntó el rubio al notar sobre el pecho la mano de Gali. -Es a ella a quien busco.
-Espera. -Respondió tranquilo el monje sin apartar la mano. -Podrías asustarla.
-¿Asustarla? Menuda tontería. -Prosiguió Go´el mientras se recogía el pelo en un moño. -Soy médico no verdugo.
El galeno se subió las mangas de la camisa hasta el codo y apartó la mano de su compañero, se acercó a la bañera mientras la elfa cantaba se arrodilló a su lado. La sirena tensó el cuerpo al ver que el dragón introducía las manos en el agua, Go´el se topó con las escamas de la cola y fue subiendo por ellas, el agua estaba turbia por la sangre y el rubio seguía con los ojos el movimiento de su mano aunque no pudiera ver lo que había bajo la superficie.
-Mi nombre es Go´el y soy médico.
Dijo con voz monótona el dragón dando por sentado que entendería la lengua común. El reciente encuentro con sirenas le indicaba que todas conocían el idioma así que no vio necesario decir nada más.
El rubio dio con la mano de la sirena que cubría la zona afectada y sin hacer presión o fuerza trató de levantarla, la sirena dio un pequeño grito de dolor acompañado de uno más fuerte de pánico, acto seguido apoyó las manos sobre el borde de la bañera y se abalanzo hacia el cuello del galeno hasta que sus dientes se hundieron en la zona de la clavícula.
Go´el solo cerró los ojos por un momento y siguió explorando la zona con sumo cuidado. Las escamas que rodeaban el aparato reproductor de la sirena estaban levantadas, algunas tenían los bordes aserrados y desiguales dando a entender que estaban rotas, conforme los dedos se acercaban a la parte central las escamas desaparecían y la presión del mordisco aumentaba. En aquella zona las escamas habían sido arrancadas dejando expuesta una parte que no estaba destinada al contacto permanente con el exterior.
-Mi nombre es Go´el. -Volvió a repetir el rubio. -Conozco a Dalia y su gente, he curado a otras sirenas antes. Puedo ayudarte.
La sirena aflojó el mordisco al oír el nombre de la pareja de Siria y soltó la carne del galeno cuando este sacó la mano del agua.
-Gali tráeme un taburete. Tú, elfa, sigue cantando.
El monje caminó por la estancia hasta que dio con una pequeña silla.
-Te dije que esperaras. Y no debiste tocarla cuando viste que no respondió a tu saludo.
Comentó tranquilo acercando el objeto deseado.
-Sí, sí, tú sabes mucho. -Dijo con ironía el rubio mientras miraba a la paciente. -Esto es una silla, tienes que sentarte.
Go´el levantó el objeto para que la muchacha lo viera y luego se sentó en él. Acto seguido se levantó y lo introdujo en la bañera desde el extremo por donde sobresalía la cola.
-Siéntate, necesito ver la herida.
El hombre se acercó un dedo a los ojos y luego señaló la zona afectada. La sirena parecía haberlo entendido, miró al dragón humanoide y después a la elfa, esperando que ella hiciera algo que le indicara que todo iría bien. Cuando la sirena quiso subir al taburete apareció una mueca de dolor en su rostro.
-Elfa sujeta las patas de la silla.
Ordenó Go´el mientras metía los brazos en el agua para coger la cola de la sirena por debajo y levantarla para subirla al taburete. La joven se quejó de nuevo pero esta vez de forma leve, las escamas que conformaban su cadera se hicieron visibles y con ellas la carnicería que el agua ocultaba.
Aquello fue prueba suficiente para saber que aquel acto de apareamiento estaba fuera de temporada y no había sido consentido, hecho que al parecer habían entendido todos menos el doctor, que solo ponía nombre a las cosas cuando tenía pruebas tangibles.
Go´el abrió su zurrón y extrajo un pequeño rollo de cuero y una caja de madera, en el interior de esta el rubio buscó un frasco oscuro que contenía esencia de Banshee, una flor carnívora que posee especial interés por devorar hombres. Esta planta solo podía ser recolectada y cuidada por hembras y su cultivo estaba prohibido debido a su peculiar alimento, sin embargo eso no impedía que fuera vendida en el mercado negro.
El galeno sacó la sustancia y la vertió en un pequeño cuenco juntó a un líquido que hizo cambiar la mezcla de color, después empapó unas gasas en el líquido y las ató a una fina y flexible varilla.
-Dudo que la sirena entienda esto. -Anuncio Go´el acercándose a la bañera. -Esto que tengo aquí buscara todo rastro de hombre en el interior de la sirena, lo absorberá y lo expulsara, es muy posible que sangre en caso de que este fecundada. -El rubio hablaba mirando a la elfa y la sirena. -Voy a introducir esto más hondo de lo que un miembro viril puede llegar, no le hará daño pues es mucho más pequeño, pero le puede doler o molestar. Las gasas deben estar en el interior varios minutos y estoy bastante seguro que la sirena no lo querrá tener dentro ni un segundo. Elfa tú la sujetas por los hombros, Gali tu agarra la cola.
El científico no dijo nada más, esperó a que sus "ayudantes" tomaran posiciones y comenzó a curar a la sirena. La mujer medio pez comenzó a forcejear en cuanto vio a Go´el introducir aquella cosa.
-Si se mueve será peor para ella, sujetadla con fuerza.
La sirena lloraba con miedo, no comprendía lo que estaban haciendo y el sentir aquel objeto extraño en su interior solo le hacía recordar los sucesos de aquella noche. Go´el no perdía de vista lo que estaba haciendo, su mente ahora solo estaba concentrada en aquella varilla que iba adentrándose más en el interior de sirena, la movía con cuidado buscando el camino natural del órgano reproductor, en cuanto el doctor sintió una pequeña resistencia dejo de empujar y levantó la vista hacia los ojos de la sirena.
-Ya está, tranquila. No lo voy a mover más.
El rubio hablaba con calma, tenía una mano cerca de la varilla para controlar que no se saliera y la otra sobre el bajo vientre de la sirena, sin hacer nada. Aquella mano estaba reposada sobre la piel escamosa como si bajo ella hubiera una capa de suave algodón.
-Relájate, enseguida lo saco.
La falta de movimientos de Go´el consiguió llamar la atención de la sirena y esta lentamente dejo de moverse, miraba los ojos del rubio como si estuviera hipnotizada.
-Ahora, voy a sacarlo. Soltadla.
Avisó el hombre a la paciente y sus ayudantes, movió la mano hacia la varilla y tiró de ella lentamente, la sirena volvió a quejarse pero esta vez sonaba aliviada. Al extraer la varilla las gasas estaban cubiertas de sangre y coágulos blanquecinos. El rubio enseñó el utensilio un instante y movió sus labios en una sonrisa casi imperceptible.
-Ya no tendrás que preocuparte por las consecuencias de este incidente. No tendrás crías del hombre que te hizo esto.
El doctor envolvió la varilla y las gasas en un paño y sacó una pasta de la caja de madera.
-No se cuánto tardaran en crecerle las escamas, pero este ungüento ayudara a que cicatrice y se regeneren antes.
El rubio en lugar de aplicar el remedio, cogió la mano de la sirena, cerró tres de sus dedos y untó los otros dos en el mejunje.
La joven miró al médico con curiosidad e incertidumbre mientras este guiaba su mano hacia las escamas dañadas. Go´el movía los dedos de la sirena en círculos siguiendo la dirección natural de las escamas, en pocos segundos la paciente comenzó hacer los movimientos por sí misma y el rubio levantó su mano mientras con la otra acercaba el tarro con la pasta.
-Tienes que ponértelo dos veces, dos. -Apuntilló levantando dos dedos y señalando el tarro y la herida. -Úsala dos veces al día, hasta que las escamas sanen. -Go´el se apoyó en el borde de la bañera y se puso en pie. -Espero que lo haya entendido.
__________
Off: Mejorare la planta del herbolario [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] para crear una entrada acorde al uso que acabo de darle, así como también ampliar la ficha sobre la planta.
El primero en encontrar a la sirena fue el acompañante de la mujer... y también fue el primero en salir de la habitación en cuanto la elfa lo ordeno, al contrario que la pareja de dragones que se quedaron observando, aunque había uno que lo hacía de mala gana.
-¿Qué haces? -Preguntó el rubio al notar sobre el pecho la mano de Gali. -Es a ella a quien busco.
-Espera. -Respondió tranquilo el monje sin apartar la mano. -Podrías asustarla.
-¿Asustarla? Menuda tontería. -Prosiguió Go´el mientras se recogía el pelo en un moño. -Soy médico no verdugo.
El galeno se subió las mangas de la camisa hasta el codo y apartó la mano de su compañero, se acercó a la bañera mientras la elfa cantaba se arrodilló a su lado. La sirena tensó el cuerpo al ver que el dragón introducía las manos en el agua, Go´el se topó con las escamas de la cola y fue subiendo por ellas, el agua estaba turbia por la sangre y el rubio seguía con los ojos el movimiento de su mano aunque no pudiera ver lo que había bajo la superficie.
-Mi nombre es Go´el y soy médico.
Dijo con voz monótona el dragón dando por sentado que entendería la lengua común. El reciente encuentro con sirenas le indicaba que todas conocían el idioma así que no vio necesario decir nada más.
El rubio dio con la mano de la sirena que cubría la zona afectada y sin hacer presión o fuerza trató de levantarla, la sirena dio un pequeño grito de dolor acompañado de uno más fuerte de pánico, acto seguido apoyó las manos sobre el borde de la bañera y se abalanzo hacia el cuello del galeno hasta que sus dientes se hundieron en la zona de la clavícula.
Go´el solo cerró los ojos por un momento y siguió explorando la zona con sumo cuidado. Las escamas que rodeaban el aparato reproductor de la sirena estaban levantadas, algunas tenían los bordes aserrados y desiguales dando a entender que estaban rotas, conforme los dedos se acercaban a la parte central las escamas desaparecían y la presión del mordisco aumentaba. En aquella zona las escamas habían sido arrancadas dejando expuesta una parte que no estaba destinada al contacto permanente con el exterior.
-Mi nombre es Go´el. -Volvió a repetir el rubio. -Conozco a Dalia y su gente, he curado a otras sirenas antes. Puedo ayudarte.
La sirena aflojó el mordisco al oír el nombre de la pareja de Siria y soltó la carne del galeno cuando este sacó la mano del agua.
-Gali tráeme un taburete. Tú, elfa, sigue cantando.
El monje caminó por la estancia hasta que dio con una pequeña silla.
-Te dije que esperaras. Y no debiste tocarla cuando viste que no respondió a tu saludo.
Comentó tranquilo acercando el objeto deseado.
-Sí, sí, tú sabes mucho. -Dijo con ironía el rubio mientras miraba a la paciente. -Esto es una silla, tienes que sentarte.
Go´el levantó el objeto para que la muchacha lo viera y luego se sentó en él. Acto seguido se levantó y lo introdujo en la bañera desde el extremo por donde sobresalía la cola.
-Siéntate, necesito ver la herida.
El hombre se acercó un dedo a los ojos y luego señaló la zona afectada. La sirena parecía haberlo entendido, miró al dragón humanoide y después a la elfa, esperando que ella hiciera algo que le indicara que todo iría bien. Cuando la sirena quiso subir al taburete apareció una mueca de dolor en su rostro.
-Elfa sujeta las patas de la silla.
Ordenó Go´el mientras metía los brazos en el agua para coger la cola de la sirena por debajo y levantarla para subirla al taburete. La joven se quejó de nuevo pero esta vez de forma leve, las escamas que conformaban su cadera se hicieron visibles y con ellas la carnicería que el agua ocultaba.
Aquello fue prueba suficiente para saber que aquel acto de apareamiento estaba fuera de temporada y no había sido consentido, hecho que al parecer habían entendido todos menos el doctor, que solo ponía nombre a las cosas cuando tenía pruebas tangibles.
Go´el abrió su zurrón y extrajo un pequeño rollo de cuero y una caja de madera, en el interior de esta el rubio buscó un frasco oscuro que contenía esencia de Banshee, una flor carnívora que posee especial interés por devorar hombres. Esta planta solo podía ser recolectada y cuidada por hembras y su cultivo estaba prohibido debido a su peculiar alimento, sin embargo eso no impedía que fuera vendida en el mercado negro.
El galeno sacó la sustancia y la vertió en un pequeño cuenco juntó a un líquido que hizo cambiar la mezcla de color, después empapó unas gasas en el líquido y las ató a una fina y flexible varilla.
-Dudo que la sirena entienda esto. -Anuncio Go´el acercándose a la bañera. -Esto que tengo aquí buscara todo rastro de hombre en el interior de la sirena, lo absorberá y lo expulsara, es muy posible que sangre en caso de que este fecundada. -El rubio hablaba mirando a la elfa y la sirena. -Voy a introducir esto más hondo de lo que un miembro viril puede llegar, no le hará daño pues es mucho más pequeño, pero le puede doler o molestar. Las gasas deben estar en el interior varios minutos y estoy bastante seguro que la sirena no lo querrá tener dentro ni un segundo. Elfa tú la sujetas por los hombros, Gali tu agarra la cola.
El científico no dijo nada más, esperó a que sus "ayudantes" tomaran posiciones y comenzó a curar a la sirena. La mujer medio pez comenzó a forcejear en cuanto vio a Go´el introducir aquella cosa.
-Si se mueve será peor para ella, sujetadla con fuerza.
La sirena lloraba con miedo, no comprendía lo que estaban haciendo y el sentir aquel objeto extraño en su interior solo le hacía recordar los sucesos de aquella noche. Go´el no perdía de vista lo que estaba haciendo, su mente ahora solo estaba concentrada en aquella varilla que iba adentrándose más en el interior de sirena, la movía con cuidado buscando el camino natural del órgano reproductor, en cuanto el doctor sintió una pequeña resistencia dejo de empujar y levantó la vista hacia los ojos de la sirena.
-Ya está, tranquila. No lo voy a mover más.
El rubio hablaba con calma, tenía una mano cerca de la varilla para controlar que no se saliera y la otra sobre el bajo vientre de la sirena, sin hacer nada. Aquella mano estaba reposada sobre la piel escamosa como si bajo ella hubiera una capa de suave algodón.
-Relájate, enseguida lo saco.
La falta de movimientos de Go´el consiguió llamar la atención de la sirena y esta lentamente dejo de moverse, miraba los ojos del rubio como si estuviera hipnotizada.
-Ahora, voy a sacarlo. Soltadla.
Avisó el hombre a la paciente y sus ayudantes, movió la mano hacia la varilla y tiró de ella lentamente, la sirena volvió a quejarse pero esta vez sonaba aliviada. Al extraer la varilla las gasas estaban cubiertas de sangre y coágulos blanquecinos. El rubio enseñó el utensilio un instante y movió sus labios en una sonrisa casi imperceptible.
-Ya no tendrás que preocuparte por las consecuencias de este incidente. No tendrás crías del hombre que te hizo esto.
El doctor envolvió la varilla y las gasas en un paño y sacó una pasta de la caja de madera.
-No se cuánto tardaran en crecerle las escamas, pero este ungüento ayudara a que cicatrice y se regeneren antes.
El rubio en lugar de aplicar el remedio, cogió la mano de la sirena, cerró tres de sus dedos y untó los otros dos en el mejunje.
La joven miró al médico con curiosidad e incertidumbre mientras este guiaba su mano hacia las escamas dañadas. Go´el movía los dedos de la sirena en círculos siguiendo la dirección natural de las escamas, en pocos segundos la paciente comenzó hacer los movimientos por sí misma y el rubio levantó su mano mientras con la otra acercaba el tarro con la pasta.
-Tienes que ponértelo dos veces, dos. -Apuntilló levantando dos dedos y señalando el tarro y la herida. -Úsala dos veces al día, hasta que las escamas sanen. -Go´el se apoyó en el borde de la bañera y se puso en pie. -Espero que lo haya entendido.
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Off: Mejorare la planta del herbolario [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] para crear una entrada acorde al uso que acabo de darle, así como también ampliar la ficha sobre la planta.
Go'el
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Re: Bañera de sangre +18 [Desafío]
Era la primera vez que Nilo entraba en el camarote del capitán Denau. Era mucho más estrecho de lo que parecía por fuera; al menos para las cuatro personas que entraron de extranjis. Seguramente, para una, o como mucho dos personas, fuera de lo más cómoda. Nilo caminaba topándose con los muebles. Recogió su cola con las dos manos no vaya a ser que alguien se la chafase por error. Pasaron, a fila de uno, por el camarote. Primero la mujer elfa, luego los hombres del y Nilo en último lugar. Cuanta menos gente tuviera detrás, menos posibilidades que le pisasen la cola. Hizo bien en situarse detrás del todo. Si hubiera visto directamente el cuerpo entero de la mujer de la bañera, se habría echado a un lado y habría vomitado el desayuno. Era horrible. Desde su privilegiada posición, podía ver unas mejillas redondas y enrojecidas por encima del hombro del hombre oscuro (Gali), una mano balanceándose fuera de la bañera como si fuera la de un cadáver que ha perdido la movilidad, escamas y algunos mechones de cabello de mujer sobre charcos de agua roja en el suelo y una larga cola de pescado al extremo de la bañera. ¡Era una sirena! Nilo estaba tan sorprendido como aterrado. Era una joven sirena, la criatura más bella del mar, y el capitán Denau la había tratado como si fuera una mujerzuela cualquiera.
—No somos así — dijo en un tono de voz tan baja que parecía un rezo —; los piratas, me refiero, no somos como os estáis imaginando — dio la espalda a la bañera más por necesidad que por gusto — Capitán… la has hecho buena — negaba repetidas veces con la cabeza —. ¿No podías mantener tu polla dentro en el pantalón por una noche? Es una sirena… una niña sirena.
Eille tomó a la sirena en brazos y le cantó una nana como si fuera una madre cariñosa. Por muy ruda que fuera, seguía siendo una mujer y una elfa; no lo podía disimular. Lo de ser madre y afable como una elfa lo llevaba en la sangre. Nilo deseó para sus adentros volverla escuchar otro día, fuera del estrecho camarote y con un público más íntimo; con solo ellos dos bastaría.
Después de la canción, se acercó el hombre rubio. Dijo ser doctor. Nilo se lo creyó porque parecía que Eille confiaba en él. El supuesto doctor acabó haciendo lo mismo que hizo el capitán Denau pero utilizando una herramienta de hierro en lugar de la herramienta de carne. Después del impacto inicial y de lograr reprimir la angustia que le causaba, empujó a un lado a Eille y el otro hombre y puso una mano, con las uñas retráctiles afuera, encima del hombro Go’el.
—Más despacio, figura. Explícame que has hecho a esa niña. Habla despacio que yo pueda comprenderte — la otra mano la tenía en la empuñadura de la espada sin llegar a desenvainarla.
Cuatro personas habían entrado en el camarote del capitán Denau. Cuatro personas que habrían descubierto a la sirena en la bañera. Cuatro personas que no saldrían vivos de ahí.
El capitán bloqueó la puerta desde fuera. Tomó varios tablones partidos del almacén, sobras de antiguas reparaciones del navío, y los clavó en la puerta. Los intrusos escucharían, tarde, el ruido de los martillos. El capitán Denau estaba dispuesto a darles cuatro días. Sin agua ni comida no vivirían mucho más. Con lo único que podrían alimentarse era de viejo ron y de ellos mismos. Un día de vida por cada persona que sacrificasen por el bien del resto, contando a la sirena. Bajo la barba gris del capitán Denau había una amarga sonrisa. Disfrutaba imaginando las confrontaciones que tendrían los cuatro intrusos. Beberían todo el mueble-bar imaginando que el alcohol sería agua. Pelearían como piratas en una taberna de puerto. Negociarían por ver quién se sacrificaba por el bien del resto. Sin nadie accedía al ser el primero, el alcohol que habían tomado los animará a tomar una decisión por ellos. Que muera el más débil. Qué muera la sirena.
—Quedaos dónde estáis y tal vez tengáis una oportunidad de sobrevivir hasta que llegamos a puerto — siempre y cuando los cálculos del capitán fueran incorrectos —. Haced por salir y mis hombres no tendrán piedad con vosotros. Cuento con la peor tripulación de Aerandir, tenedlo en cuenta.
—Y al peor capitán — era la voz de Nilo, era uno de los cuatro intrusos.
El capitán hizo una señal a un puñado de marineros para que vigilasen la entrada. Armados, al ser posible. Fue hasta la proa del navío, el mismo lugar donde recogió a la sirena. Saboreó el dulce sabor que los labios de la chica dejaron en su boca. Le picaba la entrepierna, un problema menor que ocurría cuando se compartía la noche con un animal. Si los intrusos eran la mitad de pirata como lo era el capitán Denau, pronto les picaría el asunto igual que a él.
Que las olas del mar se embraveciesen solía significar señal de tormenta o, cuánto menos, cambio de clima. Sin embargo, el cielo estaba despajado y el viento era apenas una suave brisa de verano. El capitán se dejó de rascar los genitales y echó un vistazo al mar. Las olas no se movían en las mismas direcciones. Parecían no ponerse de acuerdo por dónde surcar. ¿Se adentraban a un remolino tal vez?
No, ojalá hubiera sido un remolino.
El capitán Denau vio una aleta, luego una mano y, más tarde, un tridente.
—¡Marineros, a las armas! — la zorra pez de anoche no solo trajo una colección de insectos, también a toda su familia —¡Cargad los cañones!
* Ambos: fuera del camarote donde estáis atrapados se ha formado una batalla campal: sirenos contra piratas. Es un escenario que da mucho juego, pasadlo bien con las descripciones de la guerra.
Tenemos varios objetivos que resolver. No voy a decir nombres, sino que voy a presentar los dos objetivos y os dejaré que vosotros, por privado, toméis la decisión qué hacer cada uno. Lo más importante es buscar la forma de salir del camarote, y eso sí, obligatoriamente, lo tendrá que resolver Eilydh. Los objetivos que tendréis que resolver serán los siguientes:
* devolver a la sirena herida con los suyos.
* derrotar al capitán Denau.
Puede ser que Eilydh escoja la batalla y Go’el hablar con los sirenos o viceversa.
¿Os habéis fijado que Nilo es un anagrama de Lion? Es gracioso porque el personaje es un hombre león.
—No somos así — dijo en un tono de voz tan baja que parecía un rezo —; los piratas, me refiero, no somos como os estáis imaginando — dio la espalda a la bañera más por necesidad que por gusto — Capitán… la has hecho buena — negaba repetidas veces con la cabeza —. ¿No podías mantener tu polla dentro en el pantalón por una noche? Es una sirena… una niña sirena.
Eille tomó a la sirena en brazos y le cantó una nana como si fuera una madre cariñosa. Por muy ruda que fuera, seguía siendo una mujer y una elfa; no lo podía disimular. Lo de ser madre y afable como una elfa lo llevaba en la sangre. Nilo deseó para sus adentros volverla escuchar otro día, fuera del estrecho camarote y con un público más íntimo; con solo ellos dos bastaría.
Después de la canción, se acercó el hombre rubio. Dijo ser doctor. Nilo se lo creyó porque parecía que Eille confiaba en él. El supuesto doctor acabó haciendo lo mismo que hizo el capitán Denau pero utilizando una herramienta de hierro en lugar de la herramienta de carne. Después del impacto inicial y de lograr reprimir la angustia que le causaba, empujó a un lado a Eille y el otro hombre y puso una mano, con las uñas retráctiles afuera, encima del hombro Go’el.
—Más despacio, figura. Explícame que has hecho a esa niña. Habla despacio que yo pueda comprenderte — la otra mano la tenía en la empuñadura de la espada sin llegar a desenvainarla.
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Cuatro personas habían entrado en el camarote del capitán Denau. Cuatro personas que habrían descubierto a la sirena en la bañera. Cuatro personas que no saldrían vivos de ahí.
El capitán bloqueó la puerta desde fuera. Tomó varios tablones partidos del almacén, sobras de antiguas reparaciones del navío, y los clavó en la puerta. Los intrusos escucharían, tarde, el ruido de los martillos. El capitán Denau estaba dispuesto a darles cuatro días. Sin agua ni comida no vivirían mucho más. Con lo único que podrían alimentarse era de viejo ron y de ellos mismos. Un día de vida por cada persona que sacrificasen por el bien del resto, contando a la sirena. Bajo la barba gris del capitán Denau había una amarga sonrisa. Disfrutaba imaginando las confrontaciones que tendrían los cuatro intrusos. Beberían todo el mueble-bar imaginando que el alcohol sería agua. Pelearían como piratas en una taberna de puerto. Negociarían por ver quién se sacrificaba por el bien del resto. Sin nadie accedía al ser el primero, el alcohol que habían tomado los animará a tomar una decisión por ellos. Que muera el más débil. Qué muera la sirena.
—Quedaos dónde estáis y tal vez tengáis una oportunidad de sobrevivir hasta que llegamos a puerto — siempre y cuando los cálculos del capitán fueran incorrectos —. Haced por salir y mis hombres no tendrán piedad con vosotros. Cuento con la peor tripulación de Aerandir, tenedlo en cuenta.
—Y al peor capitán — era la voz de Nilo, era uno de los cuatro intrusos.
El capitán hizo una señal a un puñado de marineros para que vigilasen la entrada. Armados, al ser posible. Fue hasta la proa del navío, el mismo lugar donde recogió a la sirena. Saboreó el dulce sabor que los labios de la chica dejaron en su boca. Le picaba la entrepierna, un problema menor que ocurría cuando se compartía la noche con un animal. Si los intrusos eran la mitad de pirata como lo era el capitán Denau, pronto les picaría el asunto igual que a él.
Que las olas del mar se embraveciesen solía significar señal de tormenta o, cuánto menos, cambio de clima. Sin embargo, el cielo estaba despajado y el viento era apenas una suave brisa de verano. El capitán se dejó de rascar los genitales y echó un vistazo al mar. Las olas no se movían en las mismas direcciones. Parecían no ponerse de acuerdo por dónde surcar. ¿Se adentraban a un remolino tal vez?
No, ojalá hubiera sido un remolino.
El capitán Denau vio una aleta, luego una mano y, más tarde, un tridente.
—¡Marineros, a las armas! — la zorra pez de anoche no solo trajo una colección de insectos, también a toda su familia —¡Cargad los cañones!
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* Ambos: fuera del camarote donde estáis atrapados se ha formado una batalla campal: sirenos contra piratas. Es un escenario que da mucho juego, pasadlo bien con las descripciones de la guerra.
Tenemos varios objetivos que resolver. No voy a decir nombres, sino que voy a presentar los dos objetivos y os dejaré que vosotros, por privado, toméis la decisión qué hacer cada uno. Lo más importante es buscar la forma de salir del camarote, y eso sí, obligatoriamente, lo tendrá que resolver Eilydh. Los objetivos que tendréis que resolver serán los siguientes:
* devolver a la sirena herida con los suyos.
* derrotar al capitán Denau.
Puede ser que Eilydh escoja la batalla y Go’el hablar con los sirenos o viceversa.
¿Os habéis fijado que Nilo es un anagrama de Lion? Es gracioso porque el personaje es un hombre león.
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Re: Bañera de sangre +18 [Desafío]
Los martilleos fuera del camarote parecieron llegar en el tiempo perfecto. De otra manera, Eilydh temía que la sangre de la pobre sirena no fuese la única que se hubiese vertido en aquel baño.
Por suerte, el encontrarse ahora presos de su propia aventura fue motivo suficiente como para amainar la tempestad de Nilo y avivar la que el propio barco estaba luchando fuera de aquel camarote. En resumidas cuentas: Estaban encerrados, a merced de ellos mismos, de un puñado de marineros que custodiaban unas puertas blindadas con madera entrevesada ( o eso es lo que se atisbaba desde el pequeño espacio entre la puerta y su marco) y de ron. Por supuesto ron. Es que acaso existía una historia de piratas sin ron?.
Nilo pareció reencontrar la furia que había amainado hacía apenas unos 10 minutos y la había cargado ahora sobre el capitán. Eilydh no estaba segura de si se había dado cuenta o no de que el hombre al cargo se había marchado tan pronto como las maderas hubieron sido reforzadas por el peso de las espadas de sus hombres, pero prefirió no interrumpir sus blasfemias y soezes. Al fin y al cabo le daban algo que hacer.
-Tienes suerte de que confiscases la pólvora de nuestro último botín.. Creo sabías que sino hubiese hecho estallar este jodido barco.. contigo dentro CABUM!- Dijo cómo onomatopeya de una explosión- Maldito pirata violador de niñas... no tuvo suficiente con la noche en Roilkat... ahora también niñas sirenas..-
Mientras tanto, ella misma se había puesto a inspeccionar el barco, buscando alguna manera de salir de aquel embrollo. Su primera acción fue entrever el numero de piratas que cabían en un puñado a través de su improvisada mirilla entre la puerta y el marco.estipuló que si no contaban al bucanero que no debía de tener más de 9 años, el capitán había invocado a 5 hombres. Uno de ellos, aunque corpulento y fuerte, tenía una madera improvisada en forma de pierna, por lo que si fuese necesario correr, quizás podrían contarlo como un hombre menos.
No fue solo aquello lo que su pequeño agujero de la gloria le esclareció. La madera que habían usado para sellar la puerta estaba pintada con motivos florales. No era raro que en barcos que pasaban tiempo considerable en el mar se cargase madera para posibles reparaciones de la cubierta. Hubiese sido poco inteligente no llevarlas de extra incluso si el viaje fuese a ser corto. Sin embargo aquella madera estaba pulida. Pintada con motivos, adornada como si hubiese formado parte de...un camarote. Un camarote que pertenecía a alguien lo suficientemente importante en el barco como para decorar el espacio que lo iba a rodear durante las noches en alta mar.
-Curioso..- dijo con ironía mientras se daba cuenta de que Nilo había cesado de blasfemar y ahora intentaba buscar culpables al hecho de que todos estuviesen encerrados.- Nilo...- dijo la chica-En vez de ponernos nerviosos a todos... por qué no vigilas a los piratas que custodian la puerta?- Aquello había sido una orden camuflada de ofrecimiento.Pero no pareció molestar mucho al hombre león que pareció de nuevo contento con tener algo que hacer y tomó la posición de Eilydh frente al marco de la puerta.
El tal medico seguía con la sirena y Eilydh se sumió en sus propios pensamientos andando alrededor del camarote.
-Maderas pintadas..- comenzó a decir para ella misma mientras tocaba con sus manos la pared-. Bastante más viejas que esta...- continuó.- Demasiados bonitas para poner en la cubierta.. no creéis?- dijo la chica esta vez dirigiéndose al resto de sus acompañantes.- Pero... estas paredes no son nuevas. La pintura no esta fresca.. hay arañazos y trazos de movimiento de sillas...- dijo pensativa-
-Dos de ellos se acaban de ir.- la interrumpió Nilo.- Los piratas que nos custodian?- repitió al ver la cara de confusión de la elfa.- Han sido llamados... y dos se han marchado. Supongo que para algo más importante que custodiarnos. Tres quedan. Cuatro si contamos al chico bucanero - dijo alzando varios dedos para señalar y quitar números de sus manos.
-Oh... - dijo la chica, como si aquello hubiese pasado a formar parte de una realidad ajena a ella- Dónde guarda tu capitán los botines que conseguís Nilo? - dijo la elfa directamente.
-Como si nos lo dijese! crees que está loco? - añadió el león con cara de pocos amigos imaginando que la elfa estaba aún más loca de lo que pensaba- Ni siquiera nos dijo que parte de su camarote estaba reformando... crees que va a arriesgarse a que la tripulación supiese donde guarda el oro, la munición y todo lo que tiene de valor?-
-Pero entonces está aquí... en algún lado...- dijo la chica de nuevo para ella misma- Y de hecho.. lo ha reformado hace poco. Por la apariencia de esa madera.. quizás quisiese algo más duro. Más resistente.- añadió.- El nogal es bueno para pintar sobre el, pero la humedad lo hincha... teniendo en cuenta que estamos en un barco no entiendo siquiera cómo...- Paró un momento.
Por dos motivos principales. Nilo y el resto de sus acompañantes la miraron con ojos desproporcionados, como preguntandose cómo diablos sabía todo aquello.
-Sandorai. Los bosques. Sé más de árboles que de personas. Podría recitaros las historias de los anillos de cualquier sauce cortado. Hablaros de las guerras de Aerandir tan solo mirando los trazos en las ramas de los cedros quemados... el hecho de saber ciertas propiedades de una madera u otra viene de fábrica bajo el brazo de todos los elfos que nacen- dijo, poniendo los ojos en blanco..
Por otro lado, la chica había descubierto el motivo por el que el al capitán le preocupaba tanto que la madera de nogal se hinchase al mojarse. De hecho, seguramente había buscado opciones antes de llevar acabo una reforma de tan envergadura... al fin y al cabo quien quiere compartir con " la peor tripulación de Aerandir" donde guardaba todo lo de valor? Se ve que ensanchar el marco de las puertas no valía... no.. el necesitaba algo que se notase poco y se camuflase con el resto. Y el ensanchar el marco, como se había visto en la puerta principal tan solo dejaba lugar para que cualquier entrometido pudiese ver con facilidad su privacidad.
La pregunta ahora era... en que habitación de un barco cierta madera no expuesta al agua directamente de manera aparente lo estaba, sin embargo lo suficiente como para causar problemas.
-Dejó a la sirena en el baño!- dijo finalmente Eilydh... - de nuevo sus compañeros parecían perdidos- Podía haberla dejado libre.. al fin y al cabo ya la había usado. O llevado al baño de los camarotes de su tripulación... compartir mujeres no es algo poco visto entre piratas- dijo mirando a Nilo buscando confirmación- Pero esta.. esta era especial. Era un botín... un tesoro! y por lo tanto.. necesitaba estar con los tesoros- dijo, simplemente y caminó al baño, ensimismada- De hecho... no me extrañaría que el imbécil la hubiese situado justo... - sonrió, notando una leve linea contigua alrededor de la bañera que formaba un cuadrado perfecto.- Donde guarda los tesoros.
Nilo pareció entender lo que Eilydh decía y cómo la elfa, empezó a empujar la bañera donde se encontraba la sirena. No sin esfuerzo lograron apartarla y la cara de Eilydh se llenó de satisfacción al comprobar que aquel cuadrado perfecto era, sin duda, la entrada a una habitación secreta.
La sala de los tesoros.
Nilo abrió los ojos como platos y comenzó a llenarse los bolsillos con las monedas y las perlas que pudo encontrar cuando estuvo satisfecho, miró a Eilydh.
-Esto no nos saca del camarote.- dijo como dándose cuenta en aquel momento de aquello. Eilydh que había estado buscando algo en particular pareció encontrarlo en aquel mismo momento. Movió la bolsa color café y el olor inconfundible de la pólvora la azotó en la nariz.
-CABUM!- dijo la chica, imitando el sonido que Nilo había hecho anteriormente.
-Pero.. pero... nosotros estamos dentro.. podemos.. podemos...- empezó a quejarse.
La chica agarró el saco y lo llevó de nuevo al piso del baño, con un movimiento ágil. Cuando Nilo subió tras ella, cerraron la trampilla y pusieron la bañera en donde estaba.
-Podemos.- dijo la chica, finalmente como si hubiese estado pensando la respuesta adecuada- Entonces deberemos hacerlo de manera que no lo hagamos. No me malinterpretes... Nunca dije que tu cola no fuese a chamuscarse ni que conservarias tu piel perfecta y sin un rasguño... Supongo que eso debe ser un problema...- dijo pensativa a modo burlón- Al menos para algunos. Yo sano rápido- dijo finalmente.- Pero no vas a morir- Intentó sonar confiada... pero lo cierto es que ni ella misma lo estaba
Mientras hablaba había depositado la pólvora alrededor de la puerta aprovechando los huecos entre las maderas y el espacio con el marco. Se giró hacia Nilo y dijo:
-Tienes cerillas?- Sin ellas no sería imposible hacer fuego... pero si más complicado y tardarían más
-Por supuesto que tengo! Esto es un barco.. yo soy un pirata. Tenemos tabaco de una calidad exquisita de los bosques de los lobos.. como crees que paso mis horas de guardia nocturna?- Se sacó una caja de cerillas y se aseguró de que todos estuviesen lejos antes de agarrar una.
-ESPERA!- dijo el chico..- te olvidas de algo...- señaló al ron.
Un pequeño gran error de hecho. De esos que marcan la diferencia entre vivir morir. De hecho ellos no lo sabían, pero horas después, ebrios y a salvo Eilydh pensó miles de veces en que hubiese pasado si Nilo no se hubiese dado cuenta de que el ron estaba demasiado cerca de la pólvora.
Pero lo hizo. Y antes de prenderlo, las 5 bocas que ocupaban aquel camarote bebieron un arsenal completo de ron.Si. Incluida la sirena.
Ni que decir tiene que el resultado fue una valentía que tenía como patrocinador el alcohol, el ímpetu de creerse ganadores y una risita curiosa y burlona en los labios de Eilydh antes de prender la cerilla en su mano. Jamás había estado tan borracha.
Pero a la vez, jamás había estado a punto de volar la habitación contigua a donde se escondía, así que supuso que siempre había una primera vez para todo.
Funcionó? Tú que crees? Volar una habitación de madera con pólvora con 5 individuos dentro en un intento de escapar de una muerte dolorosa y lenta... No parecía una opción tan mala. Y como suele pasar en estos casos... Sí. Funcionó.
La pólvora hizo explotar el camarote del capitán. La puerta, las paredes.. el escritorio.. la pared donde se resguardaban los 5 reclusos, los piratas al otro lado de la puerta y el techo que los resguardaba.
El sonido de la explosión dejó sorda a la chica, ya de por si sensible a los ruidos fuertes. En otros momentos aquello la hubiese paralizado, pero sumida en el alcohol como estaba, aquello no le importaba. Estaba feliz.
Feliz de que una de sus cejas hubiese prendido, de que su pelo también se hubiese llevado buena parte de aquella explosión, de que sangrase por varios puntos de su brazo y de que sus compañeros hubiesen corrido la misma suerte, porque estaban vivos, y veía el cielo.
No había necesidad de salir de ningún camarote, porque no había camarote del que salir.. así que tecnicamente no habían desobedecido las palabras del capitán, aunque aquello fuese lo que menos le importase ahora mismo
Los piratas que habían custodiado la puerta estaban menos feliz, obviamente que la elfa y aunque dos de ellos habían quedado inconscientes con el estallido, uno de ellos se levantó con la cara roja de ira y sangrando por los oidos.
Eilydh se alegró de ver como el pequeño bucanero corría en dirección opuesta, malherido. No se le daba bien luchar contra niños. Agarró su daga y se dispuso a estocar contra el pirata, pero algo paró la estocada contigua que el pirata le había dirigido. Otra espada. Nilo rugía con fuerza usando uno de los sables tirados y tomó aquello como una lucha personal reemplazando a la elfa.
Aquello la alegró, pues su furia tenía un objetivo diferente: Denau.
Caminaba por lo que quedaba de cubierta abstraida en su propia mente. Sabía que a su alrededor se lidiaba una pelea, y que le mar hacía dífícil que caminase derecho ( eso o el alcohol), pero era poco consciente de lo que pasaba a su alrededor: La sangre, la muerte, la destrucción, el olor a mar de los sirenos caídos, El sudor de los piratas que peleaban con ellos, casi obviando que la elfa caminaba entre ellos.
Denau daba ordenes por doquier mientras manejaba el timón, peleando con las olas de manera furiosa. No vió acercarse a Eilydh Lo supo porque cuando lo hizo su cara se tornó blanca como el cadaver que iba a ser en unos minutos.
-Una mujer en alta mar!! TU NOS VATICINAS ESTA DERROTA!- dijo gritando y dando ordenes a una tripulación que ya estaba ocupada peleando con los sirenos como para acatarlas.- Y por ello vas a morir!
La elfa obvió las advertencias del capitán y sumió su mente en otro momento no hacía mucho, donde una cubierta de otro barco también le había hecho sentir rabia. Donde otra espada como la del capitán también había estocado contra ella, que como ahora había esquivado las estocadas con su daga. Aquello no había sido tan gratuito: podía sentir como la hoja de la espada de Denau se clavaba de cuando en cuando en su piel, pero nunca en órganos vitales mientras ella iba ganando cercanía a medida que sanaba y por lo tanto también ganaba la ventaja de la lucha cuerpo a cuerpo contra el pirata. Culpó al alcohol de que aquellos recuerdos justos se apoderasen de su mente, y aquello la hizo entrar aún más en rabia.
Eilydh repitió los pasos como calcos a aquella situación: Corrió hacia el capitán sin que este lo esperase, saltó sobre el pirata rodeando el pecho del hombre con los muslos de la chica, apresandolo y aprovechando el momentum de aquel salto para tirarlo al suelo sin que este pudiese hacer nada. Como había hecho con Finn meses atrás en su barco.
Pero aquel no era Finn, sus ojos azules no le devolvían la mirada y el ataque de la chica no acabaría en un juego. Aquel era Danau, acababa de violar a una niña sirena y de intentar matarlos en su camarote.
La mano de la chica se tornó de nuevo del color rojo de la sangre. Esta vez no era la sangre de la sirena mezclada con agua en una bañera. La sangre era tan viscosa y cálida que parecía mezclarse con la propia de las heridas de Eilydh. La sangre del cuello del capitán era un arroyo de Sandorai, bajando libre y furiosa por el brazo de la chica, vertiéndose finalmente en aquello que parecía ser lo único a lo que había mostrado respeto a lo largo de su vida:
La cubierta de su barco.
Por suerte, el encontrarse ahora presos de su propia aventura fue motivo suficiente como para amainar la tempestad de Nilo y avivar la que el propio barco estaba luchando fuera de aquel camarote. En resumidas cuentas: Estaban encerrados, a merced de ellos mismos, de un puñado de marineros que custodiaban unas puertas blindadas con madera entrevesada ( o eso es lo que se atisbaba desde el pequeño espacio entre la puerta y su marco) y de ron. Por supuesto ron. Es que acaso existía una historia de piratas sin ron?.
Nilo pareció reencontrar la furia que había amainado hacía apenas unos 10 minutos y la había cargado ahora sobre el capitán. Eilydh no estaba segura de si se había dado cuenta o no de que el hombre al cargo se había marchado tan pronto como las maderas hubieron sido reforzadas por el peso de las espadas de sus hombres, pero prefirió no interrumpir sus blasfemias y soezes. Al fin y al cabo le daban algo que hacer.
-Tienes suerte de que confiscases la pólvora de nuestro último botín.. Creo sabías que sino hubiese hecho estallar este jodido barco.. contigo dentro CABUM!- Dijo cómo onomatopeya de una explosión- Maldito pirata violador de niñas... no tuvo suficiente con la noche en Roilkat... ahora también niñas sirenas..-
Mientras tanto, ella misma se había puesto a inspeccionar el barco, buscando alguna manera de salir de aquel embrollo. Su primera acción fue entrever el numero de piratas que cabían en un puñado a través de su improvisada mirilla entre la puerta y el marco.estipuló que si no contaban al bucanero que no debía de tener más de 9 años, el capitán había invocado a 5 hombres. Uno de ellos, aunque corpulento y fuerte, tenía una madera improvisada en forma de pierna, por lo que si fuese necesario correr, quizás podrían contarlo como un hombre menos.
No fue solo aquello lo que su pequeño agujero de la gloria le esclareció. La madera que habían usado para sellar la puerta estaba pintada con motivos florales. No era raro que en barcos que pasaban tiempo considerable en el mar se cargase madera para posibles reparaciones de la cubierta. Hubiese sido poco inteligente no llevarlas de extra incluso si el viaje fuese a ser corto. Sin embargo aquella madera estaba pulida. Pintada con motivos, adornada como si hubiese formado parte de...un camarote. Un camarote que pertenecía a alguien lo suficientemente importante en el barco como para decorar el espacio que lo iba a rodear durante las noches en alta mar.
-Curioso..- dijo con ironía mientras se daba cuenta de que Nilo había cesado de blasfemar y ahora intentaba buscar culpables al hecho de que todos estuviesen encerrados.- Nilo...- dijo la chica-En vez de ponernos nerviosos a todos... por qué no vigilas a los piratas que custodian la puerta?- Aquello había sido una orden camuflada de ofrecimiento.Pero no pareció molestar mucho al hombre león que pareció de nuevo contento con tener algo que hacer y tomó la posición de Eilydh frente al marco de la puerta.
El tal medico seguía con la sirena y Eilydh se sumió en sus propios pensamientos andando alrededor del camarote.
-Maderas pintadas..- comenzó a decir para ella misma mientras tocaba con sus manos la pared-. Bastante más viejas que esta...- continuó.- Demasiados bonitas para poner en la cubierta.. no creéis?- dijo la chica esta vez dirigiéndose al resto de sus acompañantes.- Pero... estas paredes no son nuevas. La pintura no esta fresca.. hay arañazos y trazos de movimiento de sillas...- dijo pensativa-
-Dos de ellos se acaban de ir.- la interrumpió Nilo.- Los piratas que nos custodian?- repitió al ver la cara de confusión de la elfa.- Han sido llamados... y dos se han marchado. Supongo que para algo más importante que custodiarnos. Tres quedan. Cuatro si contamos al chico bucanero - dijo alzando varios dedos para señalar y quitar números de sus manos.
-Oh... - dijo la chica, como si aquello hubiese pasado a formar parte de una realidad ajena a ella- Dónde guarda tu capitán los botines que conseguís Nilo? - dijo la elfa directamente.
-Como si nos lo dijese! crees que está loco? - añadió el león con cara de pocos amigos imaginando que la elfa estaba aún más loca de lo que pensaba- Ni siquiera nos dijo que parte de su camarote estaba reformando... crees que va a arriesgarse a que la tripulación supiese donde guarda el oro, la munición y todo lo que tiene de valor?-
-Pero entonces está aquí... en algún lado...- dijo la chica de nuevo para ella misma- Y de hecho.. lo ha reformado hace poco. Por la apariencia de esa madera.. quizás quisiese algo más duro. Más resistente.- añadió.- El nogal es bueno para pintar sobre el, pero la humedad lo hincha... teniendo en cuenta que estamos en un barco no entiendo siquiera cómo...- Paró un momento.
Por dos motivos principales. Nilo y el resto de sus acompañantes la miraron con ojos desproporcionados, como preguntandose cómo diablos sabía todo aquello.
-Sandorai. Los bosques. Sé más de árboles que de personas. Podría recitaros las historias de los anillos de cualquier sauce cortado. Hablaros de las guerras de Aerandir tan solo mirando los trazos en las ramas de los cedros quemados... el hecho de saber ciertas propiedades de una madera u otra viene de fábrica bajo el brazo de todos los elfos que nacen- dijo, poniendo los ojos en blanco..
Por otro lado, la chica había descubierto el motivo por el que el al capitán le preocupaba tanto que la madera de nogal se hinchase al mojarse. De hecho, seguramente había buscado opciones antes de llevar acabo una reforma de tan envergadura... al fin y al cabo quien quiere compartir con " la peor tripulación de Aerandir" donde guardaba todo lo de valor? Se ve que ensanchar el marco de las puertas no valía... no.. el necesitaba algo que se notase poco y se camuflase con el resto. Y el ensanchar el marco, como se había visto en la puerta principal tan solo dejaba lugar para que cualquier entrometido pudiese ver con facilidad su privacidad.
La pregunta ahora era... en que habitación de un barco cierta madera no expuesta al agua directamente de manera aparente lo estaba, sin embargo lo suficiente como para causar problemas.
-Dejó a la sirena en el baño!- dijo finalmente Eilydh... - de nuevo sus compañeros parecían perdidos- Podía haberla dejado libre.. al fin y al cabo ya la había usado. O llevado al baño de los camarotes de su tripulación... compartir mujeres no es algo poco visto entre piratas- dijo mirando a Nilo buscando confirmación- Pero esta.. esta era especial. Era un botín... un tesoro! y por lo tanto.. necesitaba estar con los tesoros- dijo, simplemente y caminó al baño, ensimismada- De hecho... no me extrañaría que el imbécil la hubiese situado justo... - sonrió, notando una leve linea contigua alrededor de la bañera que formaba un cuadrado perfecto.- Donde guarda los tesoros.
Nilo pareció entender lo que Eilydh decía y cómo la elfa, empezó a empujar la bañera donde se encontraba la sirena. No sin esfuerzo lograron apartarla y la cara de Eilydh se llenó de satisfacción al comprobar que aquel cuadrado perfecto era, sin duda, la entrada a una habitación secreta.
La sala de los tesoros.
Nilo abrió los ojos como platos y comenzó a llenarse los bolsillos con las monedas y las perlas que pudo encontrar cuando estuvo satisfecho, miró a Eilydh.
-Esto no nos saca del camarote.- dijo como dándose cuenta en aquel momento de aquello. Eilydh que había estado buscando algo en particular pareció encontrarlo en aquel mismo momento. Movió la bolsa color café y el olor inconfundible de la pólvora la azotó en la nariz.
-CABUM!- dijo la chica, imitando el sonido que Nilo había hecho anteriormente.
-Pero.. pero... nosotros estamos dentro.. podemos.. podemos...- empezó a quejarse.
La chica agarró el saco y lo llevó de nuevo al piso del baño, con un movimiento ágil. Cuando Nilo subió tras ella, cerraron la trampilla y pusieron la bañera en donde estaba.
-Podemos.- dijo la chica, finalmente como si hubiese estado pensando la respuesta adecuada- Entonces deberemos hacerlo de manera que no lo hagamos. No me malinterpretes... Nunca dije que tu cola no fuese a chamuscarse ni que conservarias tu piel perfecta y sin un rasguño... Supongo que eso debe ser un problema...- dijo pensativa a modo burlón- Al menos para algunos. Yo sano rápido- dijo finalmente.- Pero no vas a morir- Intentó sonar confiada... pero lo cierto es que ni ella misma lo estaba
Mientras hablaba había depositado la pólvora alrededor de la puerta aprovechando los huecos entre las maderas y el espacio con el marco. Se giró hacia Nilo y dijo:
-Tienes cerillas?- Sin ellas no sería imposible hacer fuego... pero si más complicado y tardarían más
-Por supuesto que tengo! Esto es un barco.. yo soy un pirata. Tenemos tabaco de una calidad exquisita de los bosques de los lobos.. como crees que paso mis horas de guardia nocturna?- Se sacó una caja de cerillas y se aseguró de que todos estuviesen lejos antes de agarrar una.
-ESPERA!- dijo el chico..- te olvidas de algo...- señaló al ron.
Un pequeño gran error de hecho. De esos que marcan la diferencia entre vivir morir. De hecho ellos no lo sabían, pero horas después, ebrios y a salvo Eilydh pensó miles de veces en que hubiese pasado si Nilo no se hubiese dado cuenta de que el ron estaba demasiado cerca de la pólvora.
Pero lo hizo. Y antes de prenderlo, las 5 bocas que ocupaban aquel camarote bebieron un arsenal completo de ron.Si. Incluida la sirena.
Ni que decir tiene que el resultado fue una valentía que tenía como patrocinador el alcohol, el ímpetu de creerse ganadores y una risita curiosa y burlona en los labios de Eilydh antes de prender la cerilla en su mano. Jamás había estado tan borracha.
Pero a la vez, jamás había estado a punto de volar la habitación contigua a donde se escondía, así que supuso que siempre había una primera vez para todo.
Funcionó? Tú que crees? Volar una habitación de madera con pólvora con 5 individuos dentro en un intento de escapar de una muerte dolorosa y lenta... No parecía una opción tan mala. Y como suele pasar en estos casos... Sí. Funcionó.
La pólvora hizo explotar el camarote del capitán. La puerta, las paredes.. el escritorio.. la pared donde se resguardaban los 5 reclusos, los piratas al otro lado de la puerta y el techo que los resguardaba.
El sonido de la explosión dejó sorda a la chica, ya de por si sensible a los ruidos fuertes. En otros momentos aquello la hubiese paralizado, pero sumida en el alcohol como estaba, aquello no le importaba. Estaba feliz.
Feliz de que una de sus cejas hubiese prendido, de que su pelo también se hubiese llevado buena parte de aquella explosión, de que sangrase por varios puntos de su brazo y de que sus compañeros hubiesen corrido la misma suerte, porque estaban vivos, y veía el cielo.
No había necesidad de salir de ningún camarote, porque no había camarote del que salir.. así que tecnicamente no habían desobedecido las palabras del capitán, aunque aquello fuese lo que menos le importase ahora mismo
Los piratas que habían custodiado la puerta estaban menos feliz, obviamente que la elfa y aunque dos de ellos habían quedado inconscientes con el estallido, uno de ellos se levantó con la cara roja de ira y sangrando por los oidos.
Eilydh se alegró de ver como el pequeño bucanero corría en dirección opuesta, malherido. No se le daba bien luchar contra niños. Agarró su daga y se dispuso a estocar contra el pirata, pero algo paró la estocada contigua que el pirata le había dirigido. Otra espada. Nilo rugía con fuerza usando uno de los sables tirados y tomó aquello como una lucha personal reemplazando a la elfa.
Aquello la alegró, pues su furia tenía un objetivo diferente: Denau.
Caminaba por lo que quedaba de cubierta abstraida en su propia mente. Sabía que a su alrededor se lidiaba una pelea, y que le mar hacía dífícil que caminase derecho ( eso o el alcohol), pero era poco consciente de lo que pasaba a su alrededor: La sangre, la muerte, la destrucción, el olor a mar de los sirenos caídos, El sudor de los piratas que peleaban con ellos, casi obviando que la elfa caminaba entre ellos.
Denau daba ordenes por doquier mientras manejaba el timón, peleando con las olas de manera furiosa. No vió acercarse a Eilydh Lo supo porque cuando lo hizo su cara se tornó blanca como el cadaver que iba a ser en unos minutos.
-Una mujer en alta mar!! TU NOS VATICINAS ESTA DERROTA!- dijo gritando y dando ordenes a una tripulación que ya estaba ocupada peleando con los sirenos como para acatarlas.- Y por ello vas a morir!
La elfa obvió las advertencias del capitán y sumió su mente en otro momento no hacía mucho, donde una cubierta de otro barco también le había hecho sentir rabia. Donde otra espada como la del capitán también había estocado contra ella, que como ahora había esquivado las estocadas con su daga. Aquello no había sido tan gratuito: podía sentir como la hoja de la espada de Denau se clavaba de cuando en cuando en su piel, pero nunca en órganos vitales mientras ella iba ganando cercanía a medida que sanaba y por lo tanto también ganaba la ventaja de la lucha cuerpo a cuerpo contra el pirata. Culpó al alcohol de que aquellos recuerdos justos se apoderasen de su mente, y aquello la hizo entrar aún más en rabia.
Eilydh repitió los pasos como calcos a aquella situación: Corrió hacia el capitán sin que este lo esperase, saltó sobre el pirata rodeando el pecho del hombre con los muslos de la chica, apresandolo y aprovechando el momentum de aquel salto para tirarlo al suelo sin que este pudiese hacer nada. Como había hecho con Finn meses atrás en su barco.
Pero aquel no era Finn, sus ojos azules no le devolvían la mirada y el ataque de la chica no acabaría en un juego. Aquel era Danau, acababa de violar a una niña sirena y de intentar matarlos en su camarote.
La mano de la chica se tornó de nuevo del color rojo de la sangre. Esta vez no era la sangre de la sirena mezclada con agua en una bañera. La sangre era tan viscosa y cálida que parecía mezclarse con la propia de las heridas de Eilydh. La sangre del cuello del capitán era un arroyo de Sandorai, bajando libre y furiosa por el brazo de la chica, vertiéndose finalmente en aquello que parecía ser lo único a lo que había mostrado respeto a lo largo de su vida:
La cubierta de su barco.
Eilydh
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Re: Bañera de sangre +18 [Desafío]
Go´el miró con desdén a esa suerte de león bípedo y le respondió con sequedad sin dejar que aquello interrumpiera su cura.
-Límpiate los oídos antes de cometer acciones estúpidas. Dije, -el dragón enfatizo aquella palabra. -que esto es para evitar que la sirena quede preñada. Y ahora, apártate o ayuda a que no se mueva.
El dragón no volvió a dirigirle la palabra al hombre-bestia.
¿Encerrados en un camarote con ron como medio de alimento? Aquello era absurdo, una pantomima.
El encierro duraría lo que Gali y Go´el tardaran en transformarse y reventar la estrecha habitación con sus cuerpos, tan solo había que esperar pacientemente a que el barco los acercara más a la costa.
Una persona común podía vivir perfectamente 24 horas sin comer, no era necesario malgastar energías nadando cuando había un navío que podía hacer el trabajo por ti.
Sin embargo la elfa parecía tener otras ideas, hacía ya varios minutos que estaba hablando y balbuceando hipótesis y teorías sobre un tesoro y la madera, en un punto Gali ayudó a la mujer a mover la bañera de la sirena con todo el cuidado posible para que la herida mujer-pez no se resintiera y Go´el... él hacía rato que estaba sentado en la silla del capitán, mirando con detenimiento los escritos y artilugios que rondaban por la mesa.
El dragón humanoide solo intervino cuando vio a la sirena comenzar a beber ron, y no es porque el rubio quisiera la botella, no, lo hizo porque quería evitar que la sirena se embriagara y acabara haciendo alguna estupidez que la perjudicara aún más.
¿Que hizo con la botella? Esa pregunta es fácil, se la dio a Gali que se bebió encantado la suya la de la sirena y la de su compañero.
El monje tenía un saque admirable, pero aguantar dos botellas y media de ron bebidas una detrás de otra era algo que le superaba. No obstante el dragón de tierra se las bebió sin rechistar, ya se encargaría luego Go´el de llevarlo a cuestas, bueno... a él y la sirena que ahora cargaba en brazos para protegerla de la explosión que se avecinaba.
Los dragones dejaron que la elfa y el león se encargaran de los piratas. Principalmente porque uno se tambaleaba por el reventado camarote y el otro estaba centrado en saltar al agua.
-Gali espabila, tenemos que irnos.
El monje giró sobre sus talones siguiendo la voz de su compañero que ya se encontraba en el borde del camarote donde antes había una pared. Go´el contempló las olas embravecidas, las aletas y los tridentes. Tenía ante él unos machos enfurecidos que buscaban a la hembra perdida de su bancal. Algunos de ellos no tardaron en ver al rubio y comenzaron a señalarlo con el tridente.
-La hembra sirena está a salvo.
El galeno levantó la voz por encima del fragor de la batalla y los cañones. La joven que tenía entre sus brazos no le había entendido cuando este habló con ella, pero confiaba de que alguno de los sirenos de allí abajo entendieran la lengua común, igual que lo hacia el grupo de Dalia.
-La e sanado y puede volver al agua, aunque tardara un tiempo en recuperarse.
Go´el miró a su amigo y le hizo un gesto para que saltara al agua y acto seguido entró él al mar con la sirena en brazos.
-No lo pierdas. -Aseveró el dragón apretando la mano de la mujer donde estaba el bote con la medicina. -Dos veces al días y tienes que estar fuera del agua. Una roca, la playa, da igual el sitio, pero tienes que ponerte el ungüento en seco.
La sirena parecía comprender las palabras del doctor pues le obsequio con una sonrisa mientras este aflojaba el agarre y dejaba que los sirenos se la llevaran.
Gali había decido que la mejor manera de no morirse por la borrachera y el mar era quedarse boca arriba y dejar flotar su cuerpo.
Go´el se transformó por completo en dragón, en un dragón azul como el agua en la que ahora se encontraba, con una cola en forma de aleta y una cresta claramente perteneciente al mundo acuático, el cuerpo del dragón era alargado y sus garradas estaban palmeadas, a todas luces aquel cuerpo era el de un dragón de agua... igual que el de su madre y el de su prima Oromë.
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El galeno sacó el cuello del agua, recogió a su compañero y mientras Gali se acomodaba como buena mente podía se alejó del conflicto. En aquel barco ya no quedaba nada de su interés y estaba claro que después de aquella explosión no los llevarían de vuelta al puerto de Lunargenta.
________
Off: Go´el usa habilidad racial, transformación en dragón.
-Límpiate los oídos antes de cometer acciones estúpidas. Dije, -el dragón enfatizo aquella palabra. -que esto es para evitar que la sirena quede preñada. Y ahora, apártate o ayuda a que no se mueva.
El dragón no volvió a dirigirle la palabra al hombre-bestia.
¿Encerrados en un camarote con ron como medio de alimento? Aquello era absurdo, una pantomima.
El encierro duraría lo que Gali y Go´el tardaran en transformarse y reventar la estrecha habitación con sus cuerpos, tan solo había que esperar pacientemente a que el barco los acercara más a la costa.
Una persona común podía vivir perfectamente 24 horas sin comer, no era necesario malgastar energías nadando cuando había un navío que podía hacer el trabajo por ti.
Sin embargo la elfa parecía tener otras ideas, hacía ya varios minutos que estaba hablando y balbuceando hipótesis y teorías sobre un tesoro y la madera, en un punto Gali ayudó a la mujer a mover la bañera de la sirena con todo el cuidado posible para que la herida mujer-pez no se resintiera y Go´el... él hacía rato que estaba sentado en la silla del capitán, mirando con detenimiento los escritos y artilugios que rondaban por la mesa.
El dragón humanoide solo intervino cuando vio a la sirena comenzar a beber ron, y no es porque el rubio quisiera la botella, no, lo hizo porque quería evitar que la sirena se embriagara y acabara haciendo alguna estupidez que la perjudicara aún más.
¿Que hizo con la botella? Esa pregunta es fácil, se la dio a Gali que se bebió encantado la suya la de la sirena y la de su compañero.
El monje tenía un saque admirable, pero aguantar dos botellas y media de ron bebidas una detrás de otra era algo que le superaba. No obstante el dragón de tierra se las bebió sin rechistar, ya se encargaría luego Go´el de llevarlo a cuestas, bueno... a él y la sirena que ahora cargaba en brazos para protegerla de la explosión que se avecinaba.
Los dragones dejaron que la elfa y el león se encargaran de los piratas. Principalmente porque uno se tambaleaba por el reventado camarote y el otro estaba centrado en saltar al agua.
-Gali espabila, tenemos que irnos.
El monje giró sobre sus talones siguiendo la voz de su compañero que ya se encontraba en el borde del camarote donde antes había una pared. Go´el contempló las olas embravecidas, las aletas y los tridentes. Tenía ante él unos machos enfurecidos que buscaban a la hembra perdida de su bancal. Algunos de ellos no tardaron en ver al rubio y comenzaron a señalarlo con el tridente.
-La hembra sirena está a salvo.
El galeno levantó la voz por encima del fragor de la batalla y los cañones. La joven que tenía entre sus brazos no le había entendido cuando este habló con ella, pero confiaba de que alguno de los sirenos de allí abajo entendieran la lengua común, igual que lo hacia el grupo de Dalia.
-La e sanado y puede volver al agua, aunque tardara un tiempo en recuperarse.
Go´el miró a su amigo y le hizo un gesto para que saltara al agua y acto seguido entró él al mar con la sirena en brazos.
-No lo pierdas. -Aseveró el dragón apretando la mano de la mujer donde estaba el bote con la medicina. -Dos veces al días y tienes que estar fuera del agua. Una roca, la playa, da igual el sitio, pero tienes que ponerte el ungüento en seco.
La sirena parecía comprender las palabras del doctor pues le obsequio con una sonrisa mientras este aflojaba el agarre y dejaba que los sirenos se la llevaran.
Gali había decido que la mejor manera de no morirse por la borrachera y el mar era quedarse boca arriba y dejar flotar su cuerpo.
Go´el se transformó por completo en dragón, en un dragón azul como el agua en la que ahora se encontraba, con una cola en forma de aleta y una cresta claramente perteneciente al mundo acuático, el cuerpo del dragón era alargado y sus garradas estaban palmeadas, a todas luces aquel cuerpo era el de un dragón de agua... igual que el de su madre y el de su prima Oromë.
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El galeno sacó el cuello del agua, recogió a su compañero y mientras Gali se acomodaba como buena mente podía se alejó del conflicto. En aquel barco ya no quedaba nada de su interés y estaba claro que después de aquella explosión no los llevarían de vuelta al puerto de Lunargenta.
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Off: Go´el usa habilidad racial, transformación en dragón.
Go'el
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Re: Bañera de sangre +18 [Desafío]
El león Nilo se declaró vencedor de la partida de búsqueda, más por suerte que por estrategia. Descubrió a las dos mujeres que estaban más escondidas: la elfa que fingía ser un chico con el pelo largo y la sirena que el capitán Denau había secuestrado. Hizo trampas, lo reconocía. A las mujeres del capitán no se tocan. Él tenía el derecho de seleccionar a las chicas que más le gustasen y quedarse con ellas, fueran de tierra o de mar, como en el caso de la sirena. Esta regla era una trampa por sí sola, permitía que el capitán siempre ganase. Nilo descubrió una manera de violar la maldita regla, pero para eso necesitaba a una mujer a bordo que provocase el mal augurio a bordo. Ahí es donde entraba la mujer elfa. Una vez Nilo habló con ella, solo tenía que dejar que la fortuna trascurriese como tenía que transcurrir. Se cruzó de brazos, se alejó de la puerta, y dejó a la elfa hacer. Todo tuyo, elfa. Dirige toda tu mala suerte hacia el capitán Denau.
La puerta se abrió de una virolenta explosión. La elfa provocó un incendio que cubría todo el puesto de mandos. Los marineros recogieron agua del mar con cubos atados por improvisadas poleas e intentaban apagar el incendio antes de que llegasen al timón del barco. Nilo prefirió hacer caso omiso del fuego. Con una mujer a bordo, todo empeño que pusiera los piratas sería inútil. La suerte está echada y los piratas juegan con la peor mano. La risa de Nilo era la de un león divertido.
Al cabo de pocos minutos, la elfa se encontraba encima del capitán Denau. El pirata hacía un esfuerzo desmesurado por respirar y ella tenía las manos cubiertas de sangre, como antes las había tenido el médico dragón al limpiar por dentro a la sirena.
—Sin capitán y sin cerveza, el barco pierde la cabeza — Denau continuaba riendo.
Mientras la elfa inundaba el navío con su infortunio de mujer, el médico y su compañero dragón recogieron a la sirena. Los tritones, que seguramente fueran familiares de la chica con sed de venganza, frenaron el ataque al ver a la sirena en el aire. El dragón se posó en el mar y entregó a la sirena. Si dijo algo, Nilo no fue capaz de escucharlo, aunque imaginaba que estaría repitiendo la receta que le había dado en el camarote. Los tritones hicieron un gesto de asentimiento y volvieron a su reino en el fondo de mar, la misión de venganza terminó para ellos.
Desaparecidos los tritones, los marineros saltaron al mar. Era saltar o quedarse viendo como su capitán moría a manos de una mujer mientras las llamas seguían expandiéndose por el barco.
Nilo se quedó en la cubierta del barco. Recogió el sombrero del capitán Denau, le quedaba francamente bien. Se asomó a la barandilla del lateral y observó a los marineros, sus antiguos compañeros, nadar hacia ningún lugar. Algunos lograron desatar las barcas auxiliares, en cada una cabían cinco personas. Los del agua se peleaban con los de la barca por ver quién merecía el puesto. El nuevo capitán Nilo los saldó desde la cubierta. Sería la última vez que los viese, ellos estaban condenados a morir ahogados.
—¡Os habéis olvidado las putas! — los marineros no pudieron escucharle.
Nilo, con la ayuda de los dragones y de la elfa, apagó las llamas de su nuevo barco. Compartió con sus nuevos amigos las posiciones donde se encontraban las prostitutas que traían los marineros. ¡He ganado la partida! Dentro de los cofres y armarios, debajo de las literas, escondidas detrás de los barriles de la bodega y, allí, en los calabozos, en esa mancha oscura que tiene forma de una piedra, en realidad es una mujer tapada con dos pares de mantas. En total, había suficientes mujeres como manejar el barco de vuelta casa
—Hemos tenido bueno suerte — dijo Nilo a los dragones y a la elfa — o el capi Denau mala suerte, lo mismo da.
Esa noche, los cuatro jugaron a cartas. El capitán Nilo ganó todas las partidas más por suerte que por estrategia.
* General: Al principio, tuvimos un par de problemas por temas que ya hemos hablado, este tema se pensó para una única persona y editarlo para dos no ha sido fácil. Sin embargo, el resultado final ha sido muy interesante y divertido. ¡Tenemos nuevo capitán, el capitán Nilo!
* Eilydh: ya hemos hablado del anacronismo de la pólvora. El error fue mío. De normal, cuando menciono cañones piratas, los proyectiles son impulsados por runas mágicas. Ahora bien, no lo dije, lo asumí directamente. Supongo que mencionaste la pólvora porque yo mencioné los cañones. No penalizaré el anacronismo, en este caso, ya que la culpa fue mía. ¡Lo siento mucho!
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* +3 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 4 ptos totales de experiencia
Cuidado con las faltas de ortografía, has tenido un par bastante desagradables, ahora las señalaré. Tu personaje es muy bueno, se nota que te gusta escribir y crear personajes. Estoy maravillada por las escenas que has participado y la narración es estupenda. Aun así, debes de tener cuidado con las faltas. La mayoría supongo que se deberán a temas de la maldita autocorrección. Te aconsejo escribir en un blog de notas y repasar a mano las faltas de ortografías. A mí me es muy útil. Te comento algunas de las faltas más destacadas.
Las interrogaciones han de marcarse con los signos ¿?. Cuando finaliza una interrogación no es preciso utilizar un punto después ?. cosa que haces a menudo. Los temas de acentos son peligros. Tomo una frase como ejemplo:
Y como es que no has bajado antes de que zarpásemos?.
¿Y cómo es que no has bajado antes de que zarpásemos?
Otras faltas frecuentes: él cuando se utiliza como pronombre, lleva acento para diferenciarlo de “el” usado como artículo. En el Word, hay que tener cuidado con verbos como tense, tome, agarre, salte…. Sin acento, son órdenes a una segunda persona de respeto. “usted, tome el desayuno”. Con acento, sin embargo, es el pasado de la primera persona: “yo tomé el desayuno”. El Word reconoce el tome y tomé como palabras correctos, pero según el contexto, pueden ser erróneas. Éste es, tal vez, el error más frecuente.
Obsequio:
Sable del capitán Denau Una vez inmovilizas a Denau te quedas con su arma para que no pueda contraatacar. Espada curva de una mano, característica de los piratas, de calidad común. Confeccionada a partir de hierro pobre. El arma está mellada y se puede diferenciar algunas partes de óxido debido al haber estado expuesto a la humedad del mar durante mucho tiempo. En los lugares marítimos, véase puertos, playas o el propio mar, recibirás una bonificación de +5 puntos de destreza al empuñar el arma.
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Primero felicitarte porque sé que las faltas de ortografía te resultan un suplicio. Más de una vez te he restado puntos por las faltas de ortografía en lugar de dártelos. En estos posts se nota la mejoría. Solo he visto una falta de ortografía, “la e sanado” en lugar de “la he sanado”. Un error de dedo, asumo. En un desafío podemos obviar este fallo, de tratarse de un tema más grande, véase mastereado o misión, te hubiera pasado factura.
Obsequio:
Escama de sirena Recoges una de las escamas que se han desprendido del cuerpo de la sirena para tus estudios. En tu laboratorio, descubres que la escama tiene ciertas propiedades y que ésta no se ha desprendido sola, sino que la sirena la dejó caer para que tú la encontrase. Haces un colgante con la escama de la sirena, como si fuera una especie de joya. El colgante te permite respirar y hablar bajo el agua.
La puerta se abrió de una virolenta explosión. La elfa provocó un incendio que cubría todo el puesto de mandos. Los marineros recogieron agua del mar con cubos atados por improvisadas poleas e intentaban apagar el incendio antes de que llegasen al timón del barco. Nilo prefirió hacer caso omiso del fuego. Con una mujer a bordo, todo empeño que pusiera los piratas sería inútil. La suerte está echada y los piratas juegan con la peor mano. La risa de Nilo era la de un león divertido.
Al cabo de pocos minutos, la elfa se encontraba encima del capitán Denau. El pirata hacía un esfuerzo desmesurado por respirar y ella tenía las manos cubiertas de sangre, como antes las había tenido el médico dragón al limpiar por dentro a la sirena.
—Sin capitán y sin cerveza, el barco pierde la cabeza — Denau continuaba riendo.
Mientras la elfa inundaba el navío con su infortunio de mujer, el médico y su compañero dragón recogieron a la sirena. Los tritones, que seguramente fueran familiares de la chica con sed de venganza, frenaron el ataque al ver a la sirena en el aire. El dragón se posó en el mar y entregó a la sirena. Si dijo algo, Nilo no fue capaz de escucharlo, aunque imaginaba que estaría repitiendo la receta que le había dado en el camarote. Los tritones hicieron un gesto de asentimiento y volvieron a su reino en el fondo de mar, la misión de venganza terminó para ellos.
Desaparecidos los tritones, los marineros saltaron al mar. Era saltar o quedarse viendo como su capitán moría a manos de una mujer mientras las llamas seguían expandiéndose por el barco.
Nilo se quedó en la cubierta del barco. Recogió el sombrero del capitán Denau, le quedaba francamente bien. Se asomó a la barandilla del lateral y observó a los marineros, sus antiguos compañeros, nadar hacia ningún lugar. Algunos lograron desatar las barcas auxiliares, en cada una cabían cinco personas. Los del agua se peleaban con los de la barca por ver quién merecía el puesto. El nuevo capitán Nilo los saldó desde la cubierta. Sería la última vez que los viese, ellos estaban condenados a morir ahogados.
—¡Os habéis olvidado las putas! — los marineros no pudieron escucharle.
Nilo, con la ayuda de los dragones y de la elfa, apagó las llamas de su nuevo barco. Compartió con sus nuevos amigos las posiciones donde se encontraban las prostitutas que traían los marineros. ¡He ganado la partida! Dentro de los cofres y armarios, debajo de las literas, escondidas detrás de los barriles de la bodega y, allí, en los calabozos, en esa mancha oscura que tiene forma de una piedra, en realidad es una mujer tapada con dos pares de mantas. En total, había suficientes mujeres como manejar el barco de vuelta casa
—Hemos tenido bueno suerte — dijo Nilo a los dragones y a la elfa — o el capi Denau mala suerte, lo mismo da.
Esa noche, los cuatro jugaron a cartas. El capitán Nilo ganó todas las partidas más por suerte que por estrategia.
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* General: Al principio, tuvimos un par de problemas por temas que ya hemos hablado, este tema se pensó para una única persona y editarlo para dos no ha sido fácil. Sin embargo, el resultado final ha sido muy interesante y divertido. ¡Tenemos nuevo capitán, el capitán Nilo!
* Eilydh: ya hemos hablado del anacronismo de la pólvora. El error fue mío. De normal, cuando menciono cañones piratas, los proyectiles son impulsados por runas mágicas. Ahora bien, no lo dije, lo asumí directamente. Supongo que mencionaste la pólvora porque yo mencioné los cañones. No penalizaré el anacronismo, en este caso, ya que la culpa fue mía. ¡Lo siento mucho!
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Cuidado con las faltas de ortografía, has tenido un par bastante desagradables, ahora las señalaré. Tu personaje es muy bueno, se nota que te gusta escribir y crear personajes. Estoy maravillada por las escenas que has participado y la narración es estupenda. Aun así, debes de tener cuidado con las faltas. La mayoría supongo que se deberán a temas de la maldita autocorrección. Te aconsejo escribir en un blog de notas y repasar a mano las faltas de ortografías. A mí me es muy útil. Te comento algunas de las faltas más destacadas.
Las interrogaciones han de marcarse con los signos ¿?. Cuando finaliza una interrogación no es preciso utilizar un punto después ?. cosa que haces a menudo. Los temas de acentos son peligros. Tomo una frase como ejemplo:
Y como es que no has bajado antes de que zarpásemos?.
¿Y cómo es que no has bajado antes de que zarpásemos?
Otras faltas frecuentes: él cuando se utiliza como pronombre, lleva acento para diferenciarlo de “el” usado como artículo. En el Word, hay que tener cuidado con verbos como tense, tome, agarre, salte…. Sin acento, son órdenes a una segunda persona de respeto. “usted, tome el desayuno”. Con acento, sin embargo, es el pasado de la primera persona: “yo tomé el desayuno”. El Word reconoce el tome y tomé como palabras correctos, pero según el contexto, pueden ser erróneas. Éste es, tal vez, el error más frecuente.
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Sable del capitán Denau Una vez inmovilizas a Denau te quedas con su arma para que no pueda contraatacar. Espada curva de una mano, característica de los piratas, de calidad común. Confeccionada a partir de hierro pobre. El arma está mellada y se puede diferenciar algunas partes de óxido debido al haber estado expuesto a la humedad del mar durante mucho tiempo. En los lugares marítimos, véase puertos, playas o el propio mar, recibirás una bonificación de +5 puntos de destreza al empuñar el arma.
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Primero felicitarte porque sé que las faltas de ortografía te resultan un suplicio. Más de una vez te he restado puntos por las faltas de ortografía en lugar de dártelos. En estos posts se nota la mejoría. Solo he visto una falta de ortografía, “la e sanado” en lugar de “la he sanado”. Un error de dedo, asumo. En un desafío podemos obviar este fallo, de tratarse de un tema más grande, véase mastereado o misión, te hubiera pasado factura.
Obsequio:
Escama de sirena Recoges una de las escamas que se han desprendido del cuerpo de la sirena para tus estudios. En tu laboratorio, descubres que la escama tiene ciertas propiedades y que ésta no se ha desprendido sola, sino que la sirena la dejó caer para que tú la encontrase. Haces un colgante con la escama de la sirena, como si fuera una especie de joya. El colgante te permite respirar y hablar bajo el agua.
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