Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
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El Virrey descansaba con un paño frío apoyado sobre los ojos y una copa de vino en una mano, su pijama de seda desordenado delataba que hacía varios días que no se levantaba de la cama. Podría pensarse que estaba durmiendo, pero entre las muchas consecuencias de tener una mano maldita siguiéndote por la ciudad, estaba el de tener temporadas de insomnio, por lo mismo, le salían ojeras y si había algo que Matthew no podía tolerar es que algo arruinara su belleza.
-Te pediría que me prepares un traje pero quedó demostrado que tu gusto en cuanto a vestimenta es como mínimo cuestionable – Habían pasado una tarde entera discutiendo porque Brenda había elegido un color de pañuelo que no combinaba con todo el resto de la ropa, fue así como Matthew se enteró que la enana no era capaz de distinguir colores y por primera vez la miro con una profunda lástima – Imagino que esa carta la enviaron hace como un mes y se perdió por el camino ¿Cierto? Por lo que la muchacha esa debe estar por llegar dentro de poco –
-Imagino que si – Intentar mantener una comunicación fluida estando en un sitio como Ciudad Lagarto era prácticamente imposible, los mensajeros eran asaltados antes de que cruzaran la entrada principal, y muchas veces asesinados, las aves mensajeras terminaban en el estofado y sus mensajes tirados en algún charco. Así que el haber logrado que esa carta llegara era un verdadero milagro.
Finalmente Matt se levantó de la cama y comenzó a quitarse el pijama mientras iba a la sala principal de su prostíbulo. Nadie dijo nada al ver pasar a Owens desnudo, en primer lugar porque era él, y en segundo lugar porque en ese sitio todo el mundo iba con poca o nada de ropa. Se estiró y dejó escapar un sonoro bostezo, acercándose a su placar para decidir qué usaría en esa ocasión. Había una gran variedad de trajes, sobre todo considerando que ese era su vestidor secundario, el principal estaba en su casa.
Las horas se le pasaron mientras se probaba uno u otro, la mayoría de las veces se los ponía completos y cuando todo estaba abotonado y listo decidía que no era el que quería usar y se lo quitaba, volviendo a cero nuevamente. Algunas de las prostitutas se acercaron y se sentaron en la habitación, dándole consejos o comentando cosas más generales.
-Le dije a Riku que si pretendía algo más que eso tendría que ofrecerme algo más concreto ¿Sabes? Una relación seria – Comentaba una de las chicas mientras todas las demás y Matt la escuchaban.
-Querida, sabes que Riku está bien agarrado por Franny ¿No escuchaste sobre el nuevo milagrito que está por traer al mundo? – Dijo Matt, mirando a la prostituta por el espejo mientras se acomodaba el dobladillo de la chaqueta.
-¿Otro más? – Exclamó otra de las muchachas sorprendida.
-Y se dice que esta vez será más de uno, tiene una panza que no cabe adentro de ninguna camisa – Hizo el gesto de una panza enorme – Riku no va a ir a ningún lado teniendo a su esposa en ese estado, lo asesinarían los hermanos de Franny –Todas estuvieron de acuerdo, claramente esa sería una sentencia de muerte para el tonto de Riku - ¿Qué les parece así? –
Las prostitutas lo miraron con detenimiento y asintieron, luego de eso Matt les propuso ayudarlas a ellas a elegir sus vestimentas para el espectáculo de la noche. Ese día no se sentía tan mal como de costumbre, quería aprovechar la oportunidad para prestarle algo de atención a su negocio, ya que entre la Maldición de la mano y la pelea reciente con Eyre, lo había dejado algo desatendido.
Cuando Ellye llegara encontraría al Virrey de Ciudad Lagarto ocupado en cuestiones de costura, algo bastante normal para quienes estaban acostumbrados a convivir con Matt, aunque bastante inusual para el resto.
- Brenda:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
-Te pediría que me prepares un traje pero quedó demostrado que tu gusto en cuanto a vestimenta es como mínimo cuestionable – Habían pasado una tarde entera discutiendo porque Brenda había elegido un color de pañuelo que no combinaba con todo el resto de la ropa, fue así como Matthew se enteró que la enana no era capaz de distinguir colores y por primera vez la miro con una profunda lástima – Imagino que esa carta la enviaron hace como un mes y se perdió por el camino ¿Cierto? Por lo que la muchacha esa debe estar por llegar dentro de poco –
-Imagino que si – Intentar mantener una comunicación fluida estando en un sitio como Ciudad Lagarto era prácticamente imposible, los mensajeros eran asaltados antes de que cruzaran la entrada principal, y muchas veces asesinados, las aves mensajeras terminaban en el estofado y sus mensajes tirados en algún charco. Así que el haber logrado que esa carta llegara era un verdadero milagro.
Finalmente Matt se levantó de la cama y comenzó a quitarse el pijama mientras iba a la sala principal de su prostíbulo. Nadie dijo nada al ver pasar a Owens desnudo, en primer lugar porque era él, y en segundo lugar porque en ese sitio todo el mundo iba con poca o nada de ropa. Se estiró y dejó escapar un sonoro bostezo, acercándose a su placar para decidir qué usaría en esa ocasión. Había una gran variedad de trajes, sobre todo considerando que ese era su vestidor secundario, el principal estaba en su casa.
Las horas se le pasaron mientras se probaba uno u otro, la mayoría de las veces se los ponía completos y cuando todo estaba abotonado y listo decidía que no era el que quería usar y se lo quitaba, volviendo a cero nuevamente. Algunas de las prostitutas se acercaron y se sentaron en la habitación, dándole consejos o comentando cosas más generales.
-Le dije a Riku que si pretendía algo más que eso tendría que ofrecerme algo más concreto ¿Sabes? Una relación seria – Comentaba una de las chicas mientras todas las demás y Matt la escuchaban.
-Querida, sabes que Riku está bien agarrado por Franny ¿No escuchaste sobre el nuevo milagrito que está por traer al mundo? – Dijo Matt, mirando a la prostituta por el espejo mientras se acomodaba el dobladillo de la chaqueta.
-¿Otro más? – Exclamó otra de las muchachas sorprendida.
-Y se dice que esta vez será más de uno, tiene una panza que no cabe adentro de ninguna camisa – Hizo el gesto de una panza enorme – Riku no va a ir a ningún lado teniendo a su esposa en ese estado, lo asesinarían los hermanos de Franny –Todas estuvieron de acuerdo, claramente esa sería una sentencia de muerte para el tonto de Riku - ¿Qué les parece así? –
Las prostitutas lo miraron con detenimiento y asintieron, luego de eso Matt les propuso ayudarlas a ellas a elegir sus vestimentas para el espectáculo de la noche. Ese día no se sentía tan mal como de costumbre, quería aprovechar la oportunidad para prestarle algo de atención a su negocio, ya que entre la Maldición de la mano y la pelea reciente con Eyre, lo había dejado algo desatendido.
Cuando Ellye llegara encontraría al Virrey de Ciudad Lagarto ocupado en cuestiones de costura, algo bastante normal para quienes estaban acostumbrados a convivir con Matt, aunque bastante inusual para el resto.
- Maldición Activa:
- Virrey de La Ciudad Cenizas: la mano de metal está ligada contigo de una manera que no sabes explicar. A medida que estés más cerca de ella, y por lo tanto más cerca de La Ciudad Lagarto, te sentirás más débil y enfermo. No puedes destruir la mano y tienes miedo que si la destruyen, acaben con tu vida. Deberás pedir consejo, en futuro mastereados (sí, tramas para el señor Owens), a personas más sabías que tú para que te digan qué hacer con ella.
Última edición por Matthew Owens el Dom Oct 20 2019, 16:35, editado 1 vez
Matthew Owens
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
La elfa no pudo decir que le disgustase tener compañía por algunas semanas. El aspecto normalmente saludables y naturalmente coloreados de sus pómulos habían pasado a formar parte del pasado desde que escapó de Sandorai. Había estado caminando durante mesas, pero para ella más bien podrían haber parecido años y sus aventuras en Isla tortuga y Beltrexus la habían dejado con más de una cicatriz extra.. no solo en su piel.
Esta última ciudad, sin embargo, la había permitido comprar algun que otro vestido nuevo y el que había decidido llevar en aquel momento la ponía particularmente de buen humor. Azul como el cielo de sandorai con remaches en color mostaza y verde como las hojas de los bosques.
Necesitaba un poco de tranquilidad, quizás un buen vino, una muestra amplia de sedas de Roilkat o.. simplemente dedicarse a no hacer nada mientras veía como todo a su alrededor ardía. Pero aquello no era exactamente a lo que estaba acostumbrada. Eilydh se había entrenado duro con elfos y humanos y había aprendido las artes de la guerra en el campo de batalla. Tras esos meses se había embrutecido demasiado, y añoraba el ir y venir de personas con historias entrevesadas a su alrededor.
-Quieres ganarte unas monedas, pequeña?- le dijo a una chica que lavaba su ropa en el arroyo con gesto cansado y molesto. Parecía sola y algo le indicaba que vivía en la casita cercana, humilde y algo derruida.La chica, llena de manchas y sucia :era joven, unos 16 años, pero reflejó la audacidad de quien codicia un tesoro mientras asentía.- Necesito alguien conmigo durante el tiempo que voy a estar en ciudad lagarto -No conozco a nadie, sabes? Aunque si tienes cosas más importantes que hacer por aquí...- Eilydh sabía la respuesta. La chica llevaba la palabra inscrita en la manera con la que se agarraba a cualquier cosa diferente a la que tenía- Tendrás una cama todas las noches y comida... y algún vestido. Solo necesito que digas que sí a cualquier cosa que yo crea conveniente, por muy inverosimil que parezca- añadió limpiándole algunas manchas de la cara.
La chica asintió, divertida como mostrando que podía hacerlo, dejando las ropas en el arroyo y caminando junto a Eilydh. La elfa la paro.
-... y un baño- dijo indicando que se limpiase en el arroyo y se vistiese con una de las ropas limpias y humildes que había estado lavando-
La elfa había oído historias sobre ciudad Lagarto, y en comparación de aquellas historias las habladurías sobre Matt Owens eran tan solo cuentos de hadas. Necesitaba alguien en quien poder confiar mientras estaba en su casa, y esperaba haberse ganado la familiaridad de la niña para cuando llegasen a la casa que le habían indicado. Además un par de oídos más nunca venían mal.
Como había supuesto, para cuando llegaron al numero indicado en el pergamino que le había dado Vincent, su pequeña amiga, Gaia, ya le había contado las remiendas de una vida de pobreza y orfandad, los sueños que involucraban dejar de lavar ropa de las nobles de verisar y algún que otro secreto con el hijo de un escudero. Estaba comprada.
No puede decirse que el edificio donde decía vivir el tal Matt estuviese solitario. En los menos de 10 minutos que habían estado paradas en la puerta para ser atendidas más de 5 hombres las habían pasado entrando y saliendo, algunos con el cinturón aún a medio poner. Todos con la misma cara seria al entrar y la misma sonrisa impecable al salir.
-Debe ser muy reconfortante dedicarse a algo que haga tan feliz a los hombres- dijo la niña al percatarse de aquello también.
-No lo digas muy fuerte, Gaia,- la reprimió Eilydh.. tenía cierta idea del por qué todos eran tan felices allí
Esta última ciudad, sin embargo, la había permitido comprar algun que otro vestido nuevo y el que había decidido llevar en aquel momento la ponía particularmente de buen humor. Azul como el cielo de sandorai con remaches en color mostaza y verde como las hojas de los bosques.
Necesitaba un poco de tranquilidad, quizás un buen vino, una muestra amplia de sedas de Roilkat o.. simplemente dedicarse a no hacer nada mientras veía como todo a su alrededor ardía. Pero aquello no era exactamente a lo que estaba acostumbrada. Eilydh se había entrenado duro con elfos y humanos y había aprendido las artes de la guerra en el campo de batalla. Tras esos meses se había embrutecido demasiado, y añoraba el ir y venir de personas con historias entrevesadas a su alrededor.
-Quieres ganarte unas monedas, pequeña?- le dijo a una chica que lavaba su ropa en el arroyo con gesto cansado y molesto. Parecía sola y algo le indicaba que vivía en la casita cercana, humilde y algo derruida.La chica, llena de manchas y sucia :era joven, unos 16 años, pero reflejó la audacidad de quien codicia un tesoro mientras asentía.- Necesito alguien conmigo durante el tiempo que voy a estar en ciudad lagarto -No conozco a nadie, sabes? Aunque si tienes cosas más importantes que hacer por aquí...- Eilydh sabía la respuesta. La chica llevaba la palabra inscrita en la manera con la que se agarraba a cualquier cosa diferente a la que tenía- Tendrás una cama todas las noches y comida... y algún vestido. Solo necesito que digas que sí a cualquier cosa que yo crea conveniente, por muy inverosimil que parezca- añadió limpiándole algunas manchas de la cara.
La chica asintió, divertida como mostrando que podía hacerlo, dejando las ropas en el arroyo y caminando junto a Eilydh. La elfa la paro.
-... y un baño- dijo indicando que se limpiase en el arroyo y se vistiese con una de las ropas limpias y humildes que había estado lavando-
La elfa había oído historias sobre ciudad Lagarto, y en comparación de aquellas historias las habladurías sobre Matt Owens eran tan solo cuentos de hadas. Necesitaba alguien en quien poder confiar mientras estaba en su casa, y esperaba haberse ganado la familiaridad de la niña para cuando llegasen a la casa que le habían indicado. Además un par de oídos más nunca venían mal.
Como había supuesto, para cuando llegaron al numero indicado en el pergamino que le había dado Vincent, su pequeña amiga, Gaia, ya le había contado las remiendas de una vida de pobreza y orfandad, los sueños que involucraban dejar de lavar ropa de las nobles de verisar y algún que otro secreto con el hijo de un escudero. Estaba comprada.
No puede decirse que el edificio donde decía vivir el tal Matt estuviese solitario. En los menos de 10 minutos que habían estado paradas en la puerta para ser atendidas más de 5 hombres las habían pasado entrando y saliendo, algunos con el cinturón aún a medio poner. Todos con la misma cara seria al entrar y la misma sonrisa impecable al salir.
-Debe ser muy reconfortante dedicarse a algo que haga tan feliz a los hombres- dijo la niña al percatarse de aquello también.
-No lo digas muy fuerte, Gaia,- la reprimió Eilydh.. tenía cierta idea del por qué todos eran tan felices allí
Eilydh
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
Con alfileres en la boca, Matt fijaba el dobladillo de una falda mientras la muchacha que lo llevaba puesto iba girando de a poco, cuando terminó de dar la vuelta le hizo un gesto con la mano para que la chica diera un giro completo, asintió para dar el visto bueno y recién entonces se puso en pie. Ese largo parecía ser el correcto, además que a todos les había parecido precioso el modo en que caía la tela, harían varias como esa para que un grupo de chicas vistieran a juego.
Owens se fue sacando los alfileres de la boca y colocándolos en una almohadilla de a una.
-Cuando te pongas la camisa que te dije, quedarás Preciosa – Sonrió y le guiñó un ojo, la prostituta se reía y se hacía la avergonzada, como si no estuviera acostumbrada a que los hombres le dijeran cumplidos – Anda, ve a vestirte – Dio unas palmadas y la joven salió corriendo de la habitación para ir a buscar sus ropas.
Estaba pensando en un nuevo tipo de presentación, algo que incluyera música, baile y mucho coqueteo, en la mente de Matthew se veía claro y, la verdad sea dicha, el resto simplemente le seguía la corriente ¿Qué era esa tontería de que las prostitutas ofrecieran un show? Los hombres llegaban con un único objetivo a ese lugar, no necesitaban que ellas hicieran nada en particular, solo tirarse y abrirse de piernas.
Pero eso no era suficiente para Owens ¡Era necesario innovar!
-Matt –
Tener un prostíbulo era divertido, Matthew lo había disfrutado durante bastante tiempo, pero ya era momento de cambiar, o corría el riesgo de aburrirse… Y nadie quería que el Virrey se aburra.
-Matt – El Estafador reaccionó.
-¿Qué? – Contestó distraído mientras agarraba otra de las telas que había sobre la mesa.
-¿Ya te olvidaste para qué te habías levantado? –
-No, no, claro que no… - Se quedó quieto, con una cinta de metro colgando del cuello – Bueno, en realidad si – No tuvo más remedio que admitirlo.
-Una muchacha venía a verte, la envió Vincent – Le recordó Brenda, suspirando resignada.
-¡Ah! ¡Claro! La chica – Se tapó la boca, en un gesto de exagerada preocupación - ¿Y ya llego? –
-Está en la puerta –
-¿Y no la invitaste a tomar algo mientras me espera? Muy mal Brenda ¿Dónde queda la educación? –Pasó junto a la enana, señalándola con un dedo acusador como si la situación no fuera producto de su olvido.
Abrió las cortinas con ambas manos, sonriendo de modo encantador a la nueva visita. Lo primero que le sorprendió fue que era una elfa, al ser enviada por Vincent había creído que sería una Bruja, lo segundo que llamó su atención es que venía acompañada. Aún así, ninguna de esas dudas se reflejó en su rostro, se acercó a ellas e hizo una ligera inclinación a modo de saludo.
-Mis más sinceras disculpas por hacerlas esperar, una urgencia me mantuvo entretenido más de la cuenta – En la muñeca aún tenía agarrada la almohadilla con alfileres, se la quitó rápidamente y la tiro a un costado – Soy Matthew Owens, dueño de este negocio y Virrey de Ciudad Lagarto. Díganme ¿En qué puedo ayudarlas? – Su aliento olía a menta, su ropa estaba prolija y nueva, aunque era un poco más llamativa de lo normal, con colores que normalmente los hombres no utilizaban – En la carta decía que tu nombre es Ellye ¿Estoy en lo correcto? -
Owens se fue sacando los alfileres de la boca y colocándolos en una almohadilla de a una.
-Cuando te pongas la camisa que te dije, quedarás Preciosa – Sonrió y le guiñó un ojo, la prostituta se reía y se hacía la avergonzada, como si no estuviera acostumbrada a que los hombres le dijeran cumplidos – Anda, ve a vestirte – Dio unas palmadas y la joven salió corriendo de la habitación para ir a buscar sus ropas.
Estaba pensando en un nuevo tipo de presentación, algo que incluyera música, baile y mucho coqueteo, en la mente de Matthew se veía claro y, la verdad sea dicha, el resto simplemente le seguía la corriente ¿Qué era esa tontería de que las prostitutas ofrecieran un show? Los hombres llegaban con un único objetivo a ese lugar, no necesitaban que ellas hicieran nada en particular, solo tirarse y abrirse de piernas.
Pero eso no era suficiente para Owens ¡Era necesario innovar!
-Matt –
Tener un prostíbulo era divertido, Matthew lo había disfrutado durante bastante tiempo, pero ya era momento de cambiar, o corría el riesgo de aburrirse… Y nadie quería que el Virrey se aburra.
-Matt – El Estafador reaccionó.
-¿Qué? – Contestó distraído mientras agarraba otra de las telas que había sobre la mesa.
-¿Ya te olvidaste para qué te habías levantado? –
-No, no, claro que no… - Se quedó quieto, con una cinta de metro colgando del cuello – Bueno, en realidad si – No tuvo más remedio que admitirlo.
-Una muchacha venía a verte, la envió Vincent – Le recordó Brenda, suspirando resignada.
-¡Ah! ¡Claro! La chica – Se tapó la boca, en un gesto de exagerada preocupación - ¿Y ya llego? –
-Está en la puerta –
-¿Y no la invitaste a tomar algo mientras me espera? Muy mal Brenda ¿Dónde queda la educación? –Pasó junto a la enana, señalándola con un dedo acusador como si la situación no fuera producto de su olvido.
Abrió las cortinas con ambas manos, sonriendo de modo encantador a la nueva visita. Lo primero que le sorprendió fue que era una elfa, al ser enviada por Vincent había creído que sería una Bruja, lo segundo que llamó su atención es que venía acompañada. Aún así, ninguna de esas dudas se reflejó en su rostro, se acercó a ellas e hizo una ligera inclinación a modo de saludo.
-Mis más sinceras disculpas por hacerlas esperar, una urgencia me mantuvo entretenido más de la cuenta – En la muñeca aún tenía agarrada la almohadilla con alfileres, se la quitó rápidamente y la tiro a un costado – Soy Matthew Owens, dueño de este negocio y Virrey de Ciudad Lagarto. Díganme ¿En qué puedo ayudarlas? – Su aliento olía a menta, su ropa estaba prolija y nueva, aunque era un poco más llamativa de lo normal, con colores que normalmente los hombres no utilizaban – En la carta decía que tu nombre es Ellye ¿Estoy en lo correcto? -
Matthew Owens
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
La niña la miró con ojos como platos buscando algún signo de que Eilydh estaba igual de sorprendida o más de ver a un hombre tan apuesto con aquellos colores tan llamativos. Eilydh no hizo gesto alguno, y aquello pareció tranquilizar a la chica que se volvió hacia el hombre, aún sin dar crédito a lo que veía y preguntándose en qué clase de negocio se había metido.
-Buenas..- Eilydh titubeó. El sol estaba en medio del cielo, peor la elfa no sabía exactamente las costumbres de ciudad lagarto, quizás fuese maleducado sugerir que una dama va a visitar a un hombre pasado el medio día así que dejó la frase a medias sin titubear demasiado- Perdónenos a nosotras. Gaia se entretuvo en el arroyo a calmar su sed, deberíamos haber avisado que íbamos a llegar justo antes del almuerzo, espero que no hayamos interrumpido sus..- miró con recelo la almohadilla de alfileres que el hombre acababa de tirar hacia otro lado- quehaceres- sonrió.
Caminó de lado a lado apreciando el recibidor del hombre y dándose cuenta de que aquel hombre no necesitaba hacer quehaceres, así que se preguntó qué era aquello que lo había entretenido tanto.
-Como bien has dicho, mi nombre es Ellye- dijo con una leve inclinación de cabeza élfica- Y esta es Gaia.- señaló a la chica, que la imitó casi a la perfección para sorpresa de la propia Eilydh.- Tu fama no es solo conocida en ciudad lagarto, señor Owens,- dijo acercándose ahora al hombre, pues no quería hablar alto tan cerca de una calle tan transitada- Y los padres de.. Gaia aquí presente creían conveniente que la chica aprendiese algo de como llevar un negocio tan fructífero como el suyo propio- Mintió. No esperó a ver la reacción del hombre. Eilydh sabía que la única diferencia entre mentir y decir la verdad eran los adornos que inventabas para hacer de una mentira una verdad a medias.
Se acercó un poco más, con aire taciturno y haciendo como que se ocultaba de la niña, medio susurrando:/
-El padre de Gaia esta muy enfermo.. sabes?- puso su mejor cara de resentimiento- Una pena.. tanto dinero en manos tan joven...Por ello creyeron que quizás con un poco de su ayuda y sus conocimientos de la zona y el mercado de los alrededores- le sonrió como revelándole un secreto a medias- La chica podría instruirse.- Le adecentó la camisa distraída- Yo solo soy sus ojos y sus oídos- sonrió señalándose las orejas como su hubiese hecho un chiste malo.
La historia era solo una mentira a medias: Gaia era más fuerfana que un cervatillo tras la caza de invierno, y era Eilydh la que necesitaba un poco de instrucción en negocios.. no tan honrados. Tenía planes para ciertos negocios de su padre. El único impedimento es que su padre mismo aún no lo sabía.
-Buenas..- Eilydh titubeó. El sol estaba en medio del cielo, peor la elfa no sabía exactamente las costumbres de ciudad lagarto, quizás fuese maleducado sugerir que una dama va a visitar a un hombre pasado el medio día así que dejó la frase a medias sin titubear demasiado- Perdónenos a nosotras. Gaia se entretuvo en el arroyo a calmar su sed, deberíamos haber avisado que íbamos a llegar justo antes del almuerzo, espero que no hayamos interrumpido sus..- miró con recelo la almohadilla de alfileres que el hombre acababa de tirar hacia otro lado- quehaceres- sonrió.
Caminó de lado a lado apreciando el recibidor del hombre y dándose cuenta de que aquel hombre no necesitaba hacer quehaceres, así que se preguntó qué era aquello que lo había entretenido tanto.
-Como bien has dicho, mi nombre es Ellye- dijo con una leve inclinación de cabeza élfica- Y esta es Gaia.- señaló a la chica, que la imitó casi a la perfección para sorpresa de la propia Eilydh.- Tu fama no es solo conocida en ciudad lagarto, señor Owens,- dijo acercándose ahora al hombre, pues no quería hablar alto tan cerca de una calle tan transitada- Y los padres de.. Gaia aquí presente creían conveniente que la chica aprendiese algo de como llevar un negocio tan fructífero como el suyo propio- Mintió. No esperó a ver la reacción del hombre. Eilydh sabía que la única diferencia entre mentir y decir la verdad eran los adornos que inventabas para hacer de una mentira una verdad a medias.
Se acercó un poco más, con aire taciturno y haciendo como que se ocultaba de la niña, medio susurrando:/
-El padre de Gaia esta muy enfermo.. sabes?- puso su mejor cara de resentimiento- Una pena.. tanto dinero en manos tan joven...Por ello creyeron que quizás con un poco de su ayuda y sus conocimientos de la zona y el mercado de los alrededores- le sonrió como revelándole un secreto a medias- La chica podría instruirse.- Le adecentó la camisa distraída- Yo solo soy sus ojos y sus oídos- sonrió señalándose las orejas como su hubiese hecho un chiste malo.
La historia era solo una mentira a medias: Gaia era más fuerfana que un cervatillo tras la caza de invierno, y era Eilydh la que necesitaba un poco de instrucción en negocios.. no tan honrados. Tenía planes para ciertos negocios de su padre. El único impedimento es que su padre mismo aún no lo sabía.
Eilydh
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
La primera impresión siempre era importante, Matthew intentaba que fuera lo suficientemente confuso como para que no supieran qué pensar, eso siempre lo ponía en ventaja. Sonrió ampliamente, disfrutando del gesto perplejo de Gaia y de los intentos de Ellye por encuadrar la situación en cánones más o menos normales, aunque las muchachas pasando semi desnudas no la ayudaban para nada.
-Me encantaría saber cuál de todas mis famas han llegado a sus oídos, tengo muchas y muy variadas, se los aseguro – Le guiñó un ojo a Gaia, quien observaba la situación desde atrás – Tus padres son muy sabios, si aprendes a hacer negocios incluso cuando todas las variables están en tu contra, no hay nada que pueda detenerte – Mientras terminaba la oración la mirada de Matthew pasó de Gaia a Ellye, bajando un poco el tono. Pero en seguida regresó a su anterior postura
La elfa se acercó un poco más, Owens mantuvo su gesto de fingida amabilidad, le causaba curiosidad el modo en que Ellye hablaba, su interpretación era buena, no había motivos para desconfiar de ellas. Por lo que el Estafador dejó que le adecentaran la camisa sin apenas fijarse en ello, y hasta correspondiendo el gesto quitando una ramita del pelo de la elfa.
-No tengo problema alguno en mostrarles la ciudad, y en comentarles de manera general cómo funcionan las cosas – Le dio unas palmadas en el hombro a Ellye y agregó – Sabrán entender si no les cuento absolutamente todo, parte importante de ser un buen comerciante es saber guardarse la información importante –Aprovechando que sus manos ya estaban en los hombros de la elfa, la hizo a un lado y le habló a Gaia – Anota eso, pequeña ¿Lo tienes? Ah, te falta anotador, bueno, no importa, intenta recordarlo –
Un grupo de chicas, todas con el mismo tipo de falda, salieron de una de las habitaciones y se pararon frente a Matthew, dando un giro para que las pudiera ver bien. El Virrey las evaluó en silencio, sosteniéndose el mentón con dos dedos, con un gesto de concentración. Finalmente sonrió y aplaudió con entusiasmo.
-¡Absolutamente preciosas! – Era evidente cual era la vocación de las muchachas que modelaban frente a Matt, sin embargo, el Humano las trataba como si fueran princesas. A medida que pasaban frente a él las agarraba de una mano y hacía que giraran sobre sí mismas, llenándolas de elogios y palabras de admiración – Perfecto, perfecto, me encanta, guarden bien todo y cuando termine con este asunto comenzaremos a practicar –
Como siempre que tenía una idea nueva, Owens estaba muy emocionado, claro que era un hombre que se movía por impulsos, y así de rápido como una idea podía parecerle maravillosa, también podía pasar a resultarle terriblemente aburrido. Pero había que saber disfrutarlo en sus momentos de buen humor, o al menos esa era la manera en que las muchachas habían aprendido a sobrevivir estando cerca del Virrey.
-¿Qué les parece si hacemos lo siguiente? Comamos algo, no me parece bien hacerlas caminar con semejante sol y luego de que hicieran todo el camino hasta aquí, no sin tener algo en el estómago al menos ¿No creen? – Sus palabras sonaban a pregunta, pero en realidad el asunto ya estaba decidido.
Les hizo un gesto para que pasaran a una de las habitaciones de la tienda, adentro todo estaba muy prolijo y limpio, el aroma a incienso era fuerte, pero no desagradable, el piso estaba cubierto por una alfombra que amortiguaba el sonido de sus pasos. Los muebles eran algunos de altura normal, pero era evidente que otros habían sido fabricados para que la gente se sentara en el suelo. Y precisamente Matt les señaló, en primer lugar, que se quitaran las botas, y luego que se sentaran junto a él en una mesa muy baja, rodeada de mullidos almohadones.
-Y cuéntame, Gaia ¿A qué tipo de comercio se dedica tu familia? ¿No pensaron que era más sencillo casarte con algún buen partido? – Eso era, después de todo, lo que haría el promedio de las muchachitas de su edad - ¿Y cómo terminó una elfa sirviendo a una familia de Humanos? – Mientras hacía las preguntas algunas de las prostitutas traían diferentes aperitivos, quesos, aceitunas, vino, frutas, y demás.
-Me encantaría saber cuál de todas mis famas han llegado a sus oídos, tengo muchas y muy variadas, se los aseguro – Le guiñó un ojo a Gaia, quien observaba la situación desde atrás – Tus padres son muy sabios, si aprendes a hacer negocios incluso cuando todas las variables están en tu contra, no hay nada que pueda detenerte – Mientras terminaba la oración la mirada de Matthew pasó de Gaia a Ellye, bajando un poco el tono. Pero en seguida regresó a su anterior postura
La elfa se acercó un poco más, Owens mantuvo su gesto de fingida amabilidad, le causaba curiosidad el modo en que Ellye hablaba, su interpretación era buena, no había motivos para desconfiar de ellas. Por lo que el Estafador dejó que le adecentaran la camisa sin apenas fijarse en ello, y hasta correspondiendo el gesto quitando una ramita del pelo de la elfa.
-No tengo problema alguno en mostrarles la ciudad, y en comentarles de manera general cómo funcionan las cosas – Le dio unas palmadas en el hombro a Ellye y agregó – Sabrán entender si no les cuento absolutamente todo, parte importante de ser un buen comerciante es saber guardarse la información importante –Aprovechando que sus manos ya estaban en los hombros de la elfa, la hizo a un lado y le habló a Gaia – Anota eso, pequeña ¿Lo tienes? Ah, te falta anotador, bueno, no importa, intenta recordarlo –
Un grupo de chicas, todas con el mismo tipo de falda, salieron de una de las habitaciones y se pararon frente a Matthew, dando un giro para que las pudiera ver bien. El Virrey las evaluó en silencio, sosteniéndose el mentón con dos dedos, con un gesto de concentración. Finalmente sonrió y aplaudió con entusiasmo.
-¡Absolutamente preciosas! – Era evidente cual era la vocación de las muchachas que modelaban frente a Matt, sin embargo, el Humano las trataba como si fueran princesas. A medida que pasaban frente a él las agarraba de una mano y hacía que giraran sobre sí mismas, llenándolas de elogios y palabras de admiración – Perfecto, perfecto, me encanta, guarden bien todo y cuando termine con este asunto comenzaremos a practicar –
Como siempre que tenía una idea nueva, Owens estaba muy emocionado, claro que era un hombre que se movía por impulsos, y así de rápido como una idea podía parecerle maravillosa, también podía pasar a resultarle terriblemente aburrido. Pero había que saber disfrutarlo en sus momentos de buen humor, o al menos esa era la manera en que las muchachas habían aprendido a sobrevivir estando cerca del Virrey.
-¿Qué les parece si hacemos lo siguiente? Comamos algo, no me parece bien hacerlas caminar con semejante sol y luego de que hicieran todo el camino hasta aquí, no sin tener algo en el estómago al menos ¿No creen? – Sus palabras sonaban a pregunta, pero en realidad el asunto ya estaba decidido.
Les hizo un gesto para que pasaran a una de las habitaciones de la tienda, adentro todo estaba muy prolijo y limpio, el aroma a incienso era fuerte, pero no desagradable, el piso estaba cubierto por una alfombra que amortiguaba el sonido de sus pasos. Los muebles eran algunos de altura normal, pero era evidente que otros habían sido fabricados para que la gente se sentara en el suelo. Y precisamente Matt les señaló, en primer lugar, que se quitaran las botas, y luego que se sentaran junto a él en una mesa muy baja, rodeada de mullidos almohadones.
-Y cuéntame, Gaia ¿A qué tipo de comercio se dedica tu familia? ¿No pensaron que era más sencillo casarte con algún buen partido? – Eso era, después de todo, lo que haría el promedio de las muchachitas de su edad - ¿Y cómo terminó una elfa sirviendo a una familia de Humanos? – Mientras hacía las preguntas algunas de las prostitutas traían diferentes aperitivos, quesos, aceitunas, vino, frutas, y demás.
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
Helena entró en la tienda de Matt algo apresurada. Tenía sus ropas manchadas de polvo, probablemente se habría tenido que pelear con alguien y en el proceso habría comido un poco de suelo. Se subió la capucha para dejar ver su rostro y echó un rápido vistazo a su alrededor con su típico mohín en los labios.
Llamó la atención de la primera prostituta que pasó por su lado. Tenía una falda bastante nueva y bonita a la vista, y no iba vestida (o desvestida) como solía ser lo habitual. Sería obra del virrey, ya que era sabido que le gustaba hacer cosas de sastre y demás modas que tan solo los más altos nobles entenderían. Helena, al ser una bruja, sabía más o menos de ello.
-Kyra, ¿Dónde está Matt?
-Está en una reunión. Ha llegado una elfa para verle.-Le explicó
-¿Una elfa?-Asintió-Entonces no es importante-Se convenció a sí misma
La Rhodes se dispuso a caminar, cuando entonces la chica la intentó parar. Iba a agarrarla del brazo, pero sabía lo que pasaba si intentaba establecer contacto con la bruja, así que su mano quedó a medio camino, pero su voz detuvo, al menos momentáneamente, a la rubia.
-¡P-pero...!
Helena siguió caminando, haciendo caso omiso a la mujer
-Aquí el único importante, aparte de él, es Lazid-Dijo volteándose momentáneamente mirando hacia la chica para luego seguir su trayectoria
Una vez que se volteó, se topó de bruces con Brenda, ambas chocaron levemente.
-¡Mira por dónde, vas Helena!-La mujer parecía ser de las pocas que no tenían miedo a la reacción que la bruja podría tener en una situación así, y eso la Rhodes lo respetaba. Quizás, junto a Matt y Lazid, fuese de las únicas personas a las que les tenía cierto respeto como tal.
Aunque, como era obvio, no se disculpó. Miró de arriba a abajo a la pequeña mujer y le preguntó
-¿Matt sigue aquí?
La mujer suspiró, resignada. Helena no daría unas disculpas ni aunque le fuese la vida en ello.
-Sí-Señaló el lugar-¡Pero no le molestes!-Le advirtió-Está reunido
-Solo quiero decirle que ya acabé lo que me encargó-Se posó una mano en la cadera-Serán solo un par de segundos
Y sin más, fue al lugar que Brenda le había señalado. La mujer suspiró. Sabía que no podía hacer o decir nada que detuviera a la bruja.
Sin más, irrumpió donde se encontraba el virrey, ignorando con quién o quiénes estaba reunido.
-Matt, ya terminé el encargo. El soplón de Junior no volverá a molestar más, ya que le he dicho que como tenga que volver a por él, le tendré que cortar las pelotas, y haré que se las coma.-Sonrió, con malicia.
Tras decir eso, sí que examinó por unos breves segundos la compañía con la que contaba el humano, sin decir absolutamente nada.
Llamó la atención de la primera prostituta que pasó por su lado. Tenía una falda bastante nueva y bonita a la vista, y no iba vestida (o desvestida) como solía ser lo habitual. Sería obra del virrey, ya que era sabido que le gustaba hacer cosas de sastre y demás modas que tan solo los más altos nobles entenderían. Helena, al ser una bruja, sabía más o menos de ello.
-Kyra, ¿Dónde está Matt?
-Está en una reunión. Ha llegado una elfa para verle.-Le explicó
-¿Una elfa?-Asintió-Entonces no es importante-Se convenció a sí misma
La Rhodes se dispuso a caminar, cuando entonces la chica la intentó parar. Iba a agarrarla del brazo, pero sabía lo que pasaba si intentaba establecer contacto con la bruja, así que su mano quedó a medio camino, pero su voz detuvo, al menos momentáneamente, a la rubia.
-¡P-pero...!
Helena siguió caminando, haciendo caso omiso a la mujer
-Aquí el único importante, aparte de él, es Lazid-Dijo volteándose momentáneamente mirando hacia la chica para luego seguir su trayectoria
Una vez que se volteó, se topó de bruces con Brenda, ambas chocaron levemente.
-¡Mira por dónde, vas Helena!-La mujer parecía ser de las pocas que no tenían miedo a la reacción que la bruja podría tener en una situación así, y eso la Rhodes lo respetaba. Quizás, junto a Matt y Lazid, fuese de las únicas personas a las que les tenía cierto respeto como tal.
Aunque, como era obvio, no se disculpó. Miró de arriba a abajo a la pequeña mujer y le preguntó
-¿Matt sigue aquí?
La mujer suspiró, resignada. Helena no daría unas disculpas ni aunque le fuese la vida en ello.
-Sí-Señaló el lugar-¡Pero no le molestes!-Le advirtió-Está reunido
-Solo quiero decirle que ya acabé lo que me encargó-Se posó una mano en la cadera-Serán solo un par de segundos
Y sin más, fue al lugar que Brenda le había señalado. La mujer suspiró. Sabía que no podía hacer o decir nada que detuviera a la bruja.
Sin más, irrumpió donde se encontraba el virrey, ignorando con quién o quiénes estaba reunido.
-Matt, ya terminé el encargo. El soplón de Junior no volverá a molestar más, ya que le he dicho que como tenga que volver a por él, le tendré que cortar las pelotas, y haré que se las coma.-Sonrió, con malicia.
Tras decir eso, sí que examinó por unos breves segundos la compañía con la que contaba el humano, sin decir absolutamente nada.
Helena Rhodes
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
Eilydh empezó a darse cuenta que quizás haber traido a la niña iba a ser más una carga que un beneficio. Gaia era impresionable, y cada vez que una de las damas pasaba cerca de la chica les sonreía, como si quisiese caer bien a todo el mundo. Además había tenido que darle varios codazos por distraerse bailando como una bailarina a medida que avanzaban hasta el salón a comer. A este paso la única que iba a acabar con algunas nociones acerca de negocios poco honorables iba a ser Gaia. Con eso y con un contrato a posteriori para cuando cumpliese los 18 años.
Niños...
Eilydh pensó un poco acerca de cual de todas las habladurías que había escuchado en verisar sobre el hombre quería desvelar. Estaba segura que el humano no se había hecho de oro con solo buena reputación y aún más segura de que él llevaba la cuenta de todas aquellas habladurías, pero no estuvo muy segura de que quisiese ser descortés con alguien del que necesitaba saber tanto. Al menos no por ahora, así que acomodó su cabello largo hacia uno de los hombros y sonrió:
-Acaso es importante cual de las habilidades que he oido que tienes me hizo venir a buscarte?- Dijo de manera burlona- lo importante es que vinimos.- Avanzó por los pasillos de aquella casa, observándolo todo.
Aquel hombre había convertido algo poco honrado en algo bien visto en ciudad lagarto, de hecho si no había oido mal la propia ciudad estaba basada en aquella.. industria. Como si el propio rey hiciese la vista gorda a todas sus triquiñuelas por el mero hecho de que era exitoso. Eilydh necesitaba apender de él, no por el hecho de hacerse rica y conocida. Aquello no le interesaba. Necesitaba la misma impunidad si quería que su idea de convertir el negocio de su padre en algo beneficioso aprovechándose de los elfos y el resto de las razas.
Eilydh dejó que Matt se autoadulase con su dominio de sus negocios antes Gaia. Al fin y al cabo todos ganaban si el hombre era feliz. O creía que sus motivos de visita eran inocentes. Gaia lo miraba aún sonriente como si aquello fuese un juego o una obra de teatro. Definitivamente tenía que buscar una excusa para la desaparicioón de esa niña. Quizás una fiebre del mar mayor? O un pequeño ataque de mamitis.. algo inventaría.
Se sentaron a la mesa y el hombre, como era lógico quiso saber un poco acerca de los negocios del "padre" de Gaia. Cosa curiosa porque era tan obvio que Eilydh no había planeado nada. Por eso justo es que debía aprender todo lo que pudiese de la vida en una ciudad como ciudad lagarto. O en general cualquier ciudad que no fuesen los bosques de Sandorai.
-Mi padre se dedica a hacer coronas y joyas para el rey de Aerandir y además...- La niña estaba envuelta en su más veraz papel de Ana y el rey y Eilydh le agarró la mano para hacerla callar.
-Jajajaja- rió de manera sobre actuada como si pretendiese justo aquello- Gaia.. ya hablamos sobre esa fantasía absurda.. - La reprimió un poco terminando en una sonrisa dulce- El padre de Gaia recauda impuestos- añadió- Por ello la similitud con tu.. negocio-añadió Eilydh.- Quizás a nadie le guste el trabajo, pero es bien pagado y tiene una función importantísima en la sociedad- Se acomodó en el sillón camuflando una mirada estricta a Gaia en un acomodar del cabello de la chica.
La segunda parte de su pregunta fue un poco más dífícil de enmascarar por parte de Eilydh. Su continua lucha con aquella pregunta y su afán por no ser relacionada con un hombre por aquel motivo era demasiado personal como para permanecer en calma
- El padre de Gaia no cree en que las bodas sean una seguridad de que el negocio vaya a acabar en su descendencia- Apretó la mandíbula un momento- Y por desgracia.. no ha tenido ningún varón como descendencia- Dijo y Gaia asintió como si estuviese muy de acuerdo.- Y yo... bueno.. yo tan solo soy la institutriz de la niña .- Zanjó el tema sin darle más rodeos.
La niña parecía no haber comido en dos semanas, y picoteaba de todo lo que había en la mesa llenando su boca y comiendo de manera desmesurada, haciendo que cualquier intento de esconder que tenía buenos modales fuese más que dificil.
La cena se vio interrumpida para agradecimiento de Eilydh y una mujer alta se les unió sin presentarse o saludar a los presentes. Eilydh la miró observandola por un momento. No tenía el semblante adulador de las otras... señoritas que habían estado viendo, así que Eilydh supuso que aquella mujer no trabajaba para Matt. Al menos no como las demás.
-JA!- rió la niña al escuchar las palabras de la nueva integrante de la sala- Agnus una vez dijo que se apostaba sus pelotas a que yo no podía ganarle en una carrera al riachuelo. Yo acepteé y el me ganó si hubiera sabido que las pelotas podían cortarse quizás hubiese..- Eilydh tapó la boca de Gaia disimulándolo dando unos toquecitos en su espalda como si la niña se hubiese atragantado.
-Gaia... dónde están tus modales en la mesa? No se habla mientras se come- apretó la mandíbula. El peor error de su vida había sido aquella niña.
Eilydh no supo muy bien que decir pero ante la confidencia que aquella mujer había hecho tan sólo quería tener más información sobre aquello. Así es como hacía que su negocio fuese fructifero? Eilydh no tenía reparo en hacer daño si aquello la beneficiaba, pero estaba seguro que Matt no hacía el trabajo sucio. Además... aquello sonaba a que quizás el prostíbulo no fuese su único ingreso de dinero... Quizás una linea extra que tendría que explorar?
Todo muy interesante.. sin duda.
Bebió un sorbo de vino, regalando a los presentes con su mejor sonrisa y gesto, ese al que ella llamaba: Soy inocente y mis dientes son simplemente perfectos.
Niños...
Eilydh pensó un poco acerca de cual de todas las habladurías que había escuchado en verisar sobre el hombre quería desvelar. Estaba segura que el humano no se había hecho de oro con solo buena reputación y aún más segura de que él llevaba la cuenta de todas aquellas habladurías, pero no estuvo muy segura de que quisiese ser descortés con alguien del que necesitaba saber tanto. Al menos no por ahora, así que acomodó su cabello largo hacia uno de los hombros y sonrió:
-Acaso es importante cual de las habilidades que he oido que tienes me hizo venir a buscarte?- Dijo de manera burlona- lo importante es que vinimos.- Avanzó por los pasillos de aquella casa, observándolo todo.
Aquel hombre había convertido algo poco honrado en algo bien visto en ciudad lagarto, de hecho si no había oido mal la propia ciudad estaba basada en aquella.. industria. Como si el propio rey hiciese la vista gorda a todas sus triquiñuelas por el mero hecho de que era exitoso. Eilydh necesitaba apender de él, no por el hecho de hacerse rica y conocida. Aquello no le interesaba. Necesitaba la misma impunidad si quería que su idea de convertir el negocio de su padre en algo beneficioso aprovechándose de los elfos y el resto de las razas.
Eilydh dejó que Matt se autoadulase con su dominio de sus negocios antes Gaia. Al fin y al cabo todos ganaban si el hombre era feliz. O creía que sus motivos de visita eran inocentes. Gaia lo miraba aún sonriente como si aquello fuese un juego o una obra de teatro. Definitivamente tenía que buscar una excusa para la desaparicioón de esa niña. Quizás una fiebre del mar mayor? O un pequeño ataque de mamitis.. algo inventaría.
Se sentaron a la mesa y el hombre, como era lógico quiso saber un poco acerca de los negocios del "padre" de Gaia. Cosa curiosa porque era tan obvio que Eilydh no había planeado nada. Por eso justo es que debía aprender todo lo que pudiese de la vida en una ciudad como ciudad lagarto. O en general cualquier ciudad que no fuesen los bosques de Sandorai.
-Mi padre se dedica a hacer coronas y joyas para el rey de Aerandir y además...- La niña estaba envuelta en su más veraz papel de Ana y el rey y Eilydh le agarró la mano para hacerla callar.
-Jajajaja- rió de manera sobre actuada como si pretendiese justo aquello- Gaia.. ya hablamos sobre esa fantasía absurda.. - La reprimió un poco terminando en una sonrisa dulce- El padre de Gaia recauda impuestos- añadió- Por ello la similitud con tu.. negocio-añadió Eilydh.- Quizás a nadie le guste el trabajo, pero es bien pagado y tiene una función importantísima en la sociedad- Se acomodó en el sillón camuflando una mirada estricta a Gaia en un acomodar del cabello de la chica.
La segunda parte de su pregunta fue un poco más dífícil de enmascarar por parte de Eilydh. Su continua lucha con aquella pregunta y su afán por no ser relacionada con un hombre por aquel motivo era demasiado personal como para permanecer en calma
- El padre de Gaia no cree en que las bodas sean una seguridad de que el negocio vaya a acabar en su descendencia- Apretó la mandíbula un momento- Y por desgracia.. no ha tenido ningún varón como descendencia- Dijo y Gaia asintió como si estuviese muy de acuerdo.- Y yo... bueno.. yo tan solo soy la institutriz de la niña .- Zanjó el tema sin darle más rodeos.
La niña parecía no haber comido en dos semanas, y picoteaba de todo lo que había en la mesa llenando su boca y comiendo de manera desmesurada, haciendo que cualquier intento de esconder que tenía buenos modales fuese más que dificil.
La cena se vio interrumpida para agradecimiento de Eilydh y una mujer alta se les unió sin presentarse o saludar a los presentes. Eilydh la miró observandola por un momento. No tenía el semblante adulador de las otras... señoritas que habían estado viendo, así que Eilydh supuso que aquella mujer no trabajaba para Matt. Al menos no como las demás.
-JA!- rió la niña al escuchar las palabras de la nueva integrante de la sala- Agnus una vez dijo que se apostaba sus pelotas a que yo no podía ganarle en una carrera al riachuelo. Yo acepteé y el me ganó si hubiera sabido que las pelotas podían cortarse quizás hubiese..- Eilydh tapó la boca de Gaia disimulándolo dando unos toquecitos en su espalda como si la niña se hubiese atragantado.
-Gaia... dónde están tus modales en la mesa? No se habla mientras se come- apretó la mandíbula. El peor error de su vida había sido aquella niña.
Eilydh no supo muy bien que decir pero ante la confidencia que aquella mujer había hecho tan sólo quería tener más información sobre aquello. Así es como hacía que su negocio fuese fructifero? Eilydh no tenía reparo en hacer daño si aquello la beneficiaba, pero estaba seguro que Matt no hacía el trabajo sucio. Además... aquello sonaba a que quizás el prostíbulo no fuese su único ingreso de dinero... Quizás una linea extra que tendría que explorar?
Todo muy interesante.. sin duda.
Bebió un sorbo de vino, regalando a los presentes con su mejor sonrisa y gesto, ese al que ella llamaba: Soy inocente y mis dientes son simplemente perfectos.
Eilydh
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
El Virrey no hizo comentario alguno mientras veía las múltiples faltas que cometía Gaia, su modo de moverse, la manera en que hablaba, sin contar sus modales en la mesa… Era imposible que esa niña perteneciera a una familia importante, siquiera aunque fueran solo comerciantes venidos a más en los últimos tiempos, Matt comenzaba a dudar que esa chica supiera siquiera leer y escribir.
Aún así se contuvo, quería ver hasta dónde querían llegar, tenían que tener un motivo para crear toda esa pantomima.
-Claramente los recaudadores de impuestos son un pilar muy importante en cualquier sociedad – Dijo en tono condescendiente – Aunque es una actividad que en Ciudad Lagarto encaramos desde otra perspectiva. En la mayoría de los poblados, las personas pagan un valor fijo por el simple hecho de vivir en un sitio, no tendría demasiado sentido hacer algo como eso en un lugar como el nuestro, la mayoría de los ciudadanos son ladrones y asesinos ¿Qué creen que harían si quisiéramos imponerles semejante Ley ridícula? – Agarró una aceituna y la comió lentamente mientras dejaba que sus invitadas asimilaran la información – Así que decidimos tener dos sistemas en paralelo. Por un lado, puedes ofrecer tu trabajo como forma de pago si no tienes nada más para dar. Y sino, un porcentaje de lo que ganes con tu negocio, sea el que sea, se va directamente a las harcas del Rey –
De esa manera, mientras más producían, Lazid más ganaba, y a la vez el Hombre-Lagarto se preocupaba de crear nuevas maneras para que pudieran realizar cada vez más trabajos, generando así un círculo que se retroalimentaba. La base para que todo funcionara era la avaricia, Owens se reía internamente mientras pensaba en ello, la codicia era en realidad la raíz de todos los sistemas, lo único que tenían de diferente ellos es que no intentaban enmascararlo.
Helena entró sin anunciarse, como era su estilo.
-Buenos días mi amor, llegas en el momento adecuado – No iba a discutir sobre sus negocios frente a dos desconocidas, por lo que prefirió cortar el tema antes de que la Hechicera dijera más – Ven, siéntate a mi lado – El Estafador se movió un poco para dejarle espacio – Te presento a Gaia y a Ellye, un amigo me pidió que tuviera una reunión con ellas, quieren saber cómo funciona nuestra ciudad y porque somos tan exitosos –
En cuando Helena se sentó a su lado, Matt pasó un brazo alrededor de su cintura, aunque el humano sabía perfectamente que a la Asesina le molestaba que tuviera ese tipo de actitudes tan confianzudas, él lo seguía haciendo. Agarró una copa de vino con la mano libre y se la ofreció a la bruja.
-Helena llegó aquí hace varios meses, vino en busca de un trabajo y no traía más que lo puesto cuando se presentó – Le sonrió con cariño – Pues bien, le dije claramente “Yo no hago caridad. Si quieres tener comida y un techo, tendrás que trabajar para mí”, y aquí la tienes, se volvió mi asesina personal. Hoy por hoy no le encargaría mis asesinatos a nadie más. Ella es muy eficiente y muy profesional –
Matthew se estiró para agarrar algunos pedazos de queso y sintió un repentino mareo, fue entonces que notó a la Mano Bio en la habitación “Por fin apareciste” pensó el Virrey mientras sonreía de medio lado. Sus síntomas irían empeorando a medida que pasara el tiempo, empezando desde ese preciso momento.
-Lo mismo ocurre con las muchachas que van a encontrar viviendo en esta tienda. Ellas estaban solas ¡Desamparadas! Perdidas en una ciudad llena de delincuentes y asesinos, yo les ofrecí un lugar donde pueden vivir sin temor a que las asesinen, pueden ejercer sus oficios con libertad y sabiendo que aquí nunca les faltara la comida y una cama caliente – Se encogió de hombros – Pero claro, yo no hago caridad – Repitió.
La simple idea de dar algo sin recibir nada a cambio era ridícula, los actos altruistas no existían.
Aún así se contuvo, quería ver hasta dónde querían llegar, tenían que tener un motivo para crear toda esa pantomima.
-Claramente los recaudadores de impuestos son un pilar muy importante en cualquier sociedad – Dijo en tono condescendiente – Aunque es una actividad que en Ciudad Lagarto encaramos desde otra perspectiva. En la mayoría de los poblados, las personas pagan un valor fijo por el simple hecho de vivir en un sitio, no tendría demasiado sentido hacer algo como eso en un lugar como el nuestro, la mayoría de los ciudadanos son ladrones y asesinos ¿Qué creen que harían si quisiéramos imponerles semejante Ley ridícula? – Agarró una aceituna y la comió lentamente mientras dejaba que sus invitadas asimilaran la información – Así que decidimos tener dos sistemas en paralelo. Por un lado, puedes ofrecer tu trabajo como forma de pago si no tienes nada más para dar. Y sino, un porcentaje de lo que ganes con tu negocio, sea el que sea, se va directamente a las harcas del Rey –
De esa manera, mientras más producían, Lazid más ganaba, y a la vez el Hombre-Lagarto se preocupaba de crear nuevas maneras para que pudieran realizar cada vez más trabajos, generando así un círculo que se retroalimentaba. La base para que todo funcionara era la avaricia, Owens se reía internamente mientras pensaba en ello, la codicia era en realidad la raíz de todos los sistemas, lo único que tenían de diferente ellos es que no intentaban enmascararlo.
Helena entró sin anunciarse, como era su estilo.
-Buenos días mi amor, llegas en el momento adecuado – No iba a discutir sobre sus negocios frente a dos desconocidas, por lo que prefirió cortar el tema antes de que la Hechicera dijera más – Ven, siéntate a mi lado – El Estafador se movió un poco para dejarle espacio – Te presento a Gaia y a Ellye, un amigo me pidió que tuviera una reunión con ellas, quieren saber cómo funciona nuestra ciudad y porque somos tan exitosos –
En cuando Helena se sentó a su lado, Matt pasó un brazo alrededor de su cintura, aunque el humano sabía perfectamente que a la Asesina le molestaba que tuviera ese tipo de actitudes tan confianzudas, él lo seguía haciendo. Agarró una copa de vino con la mano libre y se la ofreció a la bruja.
-Helena llegó aquí hace varios meses, vino en busca de un trabajo y no traía más que lo puesto cuando se presentó – Le sonrió con cariño – Pues bien, le dije claramente “Yo no hago caridad. Si quieres tener comida y un techo, tendrás que trabajar para mí”, y aquí la tienes, se volvió mi asesina personal. Hoy por hoy no le encargaría mis asesinatos a nadie más. Ella es muy eficiente y muy profesional –
Matthew se estiró para agarrar algunos pedazos de queso y sintió un repentino mareo, fue entonces que notó a la Mano Bio en la habitación “Por fin apareciste” pensó el Virrey mientras sonreía de medio lado. Sus síntomas irían empeorando a medida que pasara el tiempo, empezando desde ese preciso momento.
-Lo mismo ocurre con las muchachas que van a encontrar viviendo en esta tienda. Ellas estaban solas ¡Desamparadas! Perdidas en una ciudad llena de delincuentes y asesinos, yo les ofrecí un lugar donde pueden vivir sin temor a que las asesinen, pueden ejercer sus oficios con libertad y sabiendo que aquí nunca les faltara la comida y una cama caliente – Se encogió de hombros – Pero claro, yo no hago caridad – Repitió.
La simple idea de dar algo sin recibir nada a cambio era ridícula, los actos altruistas no existían.
Matthew Owens
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
Una de las que estaban reunidas con Matthew, la más joven, empezó a contar una anécdota un tanto extraña sobre "pelotas". Helena la miró inquisitivamente. No era tan joven como para decir aquella cosas tan infantiles, cosa que le extrañó en demasía. A esta muchacha la acompañaba una elfa rubia, la cual la mandó a callar.
¿Quién era esa gente?, Matt solía reunirse con toda clase de extraños para discutir cosas sobre la ciudad que a ella poco o nada le importaban, pero solían ser tipos más serios, no una niña con su... ¿Institutriz? ¿Amiga? ¿Conocida? u madre no podía ser, eso estaba claro.
El virrey le invitó a sentarse; todo un detalle, ya que tenía un hambre voraz.
-Yo soy Helena, mucho gusto-Dijo mientras se sentaba al lado del humano.
Las chicas querían saber el secreto de la "exitosa" Ciudad Lagarto, y eran conocidas de un amigo de Matthew, por lo que ahora empezaba a cobrar sentido la estadía de ambas en la carpa del virrey.
-Entonces, ¿Os vais a establecer en la ciudad?-Preguntó mientras partía un trozo de pan y lo mojaba en una salsa que había en uno de los platos.
De pronto, notó cómo Matt pasaba un brazo alrededor de su cintura y le ofrecía una copa de vino. Disimulando, y mostrando una sonrisa perfecta y un rostro totalmente cordial, dejó el trozo de pan a medio comer en la mesa, giró medio tronco y, con una mano, agarró la copa, mientras que con la otra hacía como que se apoyaba en el suelo, aunque en realidad su objetivo era pegarle un pellizco tan intenso y agudo al virrey en el costado bajo que le hiciera saltar una lágrima en los ojos.
-Muy amable, mi querido virrey-Dijo, mostrándose en todo momento como una persona encantadora
Tras eso, y dejarle seguramente una marca de moratón en los próximos días al virrey en el costado bajo, volvió a ponerse recta y normal, siguiendo comiendo aquello que se le cruzara por la mirada, mostrando siempre la delicadeza de una flor.
Matthew la presentó firmemente como su asesina personal. En parte le enorgullecía, después de todo servía a alguien importante. Pero, por otro lado, no estaría de más mantener la privacidad y su trabajo en oculto, ya que gritar a los cuatro vientos que la rubia de ojos azules que vive con el virrey es una asesina, podría ponerla como objeto de alguna que otra conspiración. Aunque así era la vida en esa ciudad, y ya se había medio acostumbrado.
Helena en todo momento sonreía y dejaba que fuera Matt quien llevase el peso de la conversación.
-¿Y ellas van a trabajar ahora para ti?-Cortó por un segundo al humano-Tu tienda va a explotar de tanta gente aquí viviendo, y sabes que no me llevo bien con el resto del mundo-Dijo, con sarcasmo
Ahora, las miró a ambas directamente, con cierta sonrisa maliciosa apareciendo en sus labios
-Trabajar en Ciudad Lagarto siendo mujer no es fácil; pueden violarte, secuestrarte o robarte... O todo eso junto-Se llevó lentamente una uva a la boca mientras veía la reacción a sus palabras. Cuando se la tragó, prosiguió hablando-Y ya no digamos los peligros que conlleva trabajar para nuestro apuesto virrey-Miró por un instante de forma pícara al humano-Además, esta ciudad está maldita, ¿Lo sabéis?
¿Quién era esa gente?, Matt solía reunirse con toda clase de extraños para discutir cosas sobre la ciudad que a ella poco o nada le importaban, pero solían ser tipos más serios, no una niña con su... ¿Institutriz? ¿Amiga? ¿Conocida? u madre no podía ser, eso estaba claro.
El virrey le invitó a sentarse; todo un detalle, ya que tenía un hambre voraz.
-Yo soy Helena, mucho gusto-Dijo mientras se sentaba al lado del humano.
Las chicas querían saber el secreto de la "exitosa" Ciudad Lagarto, y eran conocidas de un amigo de Matthew, por lo que ahora empezaba a cobrar sentido la estadía de ambas en la carpa del virrey.
-Entonces, ¿Os vais a establecer en la ciudad?-Preguntó mientras partía un trozo de pan y lo mojaba en una salsa que había en uno de los platos.
De pronto, notó cómo Matt pasaba un brazo alrededor de su cintura y le ofrecía una copa de vino. Disimulando, y mostrando una sonrisa perfecta y un rostro totalmente cordial, dejó el trozo de pan a medio comer en la mesa, giró medio tronco y, con una mano, agarró la copa, mientras que con la otra hacía como que se apoyaba en el suelo, aunque en realidad su objetivo era pegarle un pellizco tan intenso y agudo al virrey en el costado bajo que le hiciera saltar una lágrima en los ojos.
-Muy amable, mi querido virrey-Dijo, mostrándose en todo momento como una persona encantadora
Tras eso, y dejarle seguramente una marca de moratón en los próximos días al virrey en el costado bajo, volvió a ponerse recta y normal, siguiendo comiendo aquello que se le cruzara por la mirada, mostrando siempre la delicadeza de una flor.
Matthew la presentó firmemente como su asesina personal. En parte le enorgullecía, después de todo servía a alguien importante. Pero, por otro lado, no estaría de más mantener la privacidad y su trabajo en oculto, ya que gritar a los cuatro vientos que la rubia de ojos azules que vive con el virrey es una asesina, podría ponerla como objeto de alguna que otra conspiración. Aunque así era la vida en esa ciudad, y ya se había medio acostumbrado.
Helena en todo momento sonreía y dejaba que fuera Matt quien llevase el peso de la conversación.
-¿Y ellas van a trabajar ahora para ti?-Cortó por un segundo al humano-Tu tienda va a explotar de tanta gente aquí viviendo, y sabes que no me llevo bien con el resto del mundo-Dijo, con sarcasmo
Ahora, las miró a ambas directamente, con cierta sonrisa maliciosa apareciendo en sus labios
-Trabajar en Ciudad Lagarto siendo mujer no es fácil; pueden violarte, secuestrarte o robarte... O todo eso junto-Se llevó lentamente una uva a la boca mientras veía la reacción a sus palabras. Cuando se la tragó, prosiguió hablando-Y ya no digamos los peligros que conlleva trabajar para nuestro apuesto virrey-Miró por un instante de forma pícara al humano-Además, esta ciudad está maldita, ¿Lo sabéis?
Helena Rhodes
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
-Por supuesto, Señor Owens- dijo Eilydh esbozando una enorme sonrisa que acentuaba hoyuelos perfectos en sus pómulos- Es un hecho que en una ciudad...- midio sus palabras..- Sin ley...- dijo finalmente- Se agarró uno de los mechones de cabello jugueteando con él- Cualquiera que demuestre ser el menos legal será siempre el rey... pero.. qué valor tiene eso exactamente?- Fijó su mirada directamente en el hombre. Su explicación simple de la poca importancia que tenían los impuestos en ciudad lagarto casi la había hecho olvidar que su plan estaba desarmado y que aunque su recién conocido "amigo" estuviese mostrando su máscara de ingenuidad más eficaz, él ya sabía que las intenciones de Eilydh eran casi tan inocentes como el propio Matt Owens.
Con fortuna aquel pequeño dardo cargado haría que su interlocutor olvidase todo el malentendido con Gaia y se enfocase tan solo en Eilydh. Al fin y al cabo, aquello pocas veces le fallaba. La elfa se recostó de manera informal en el sofá
Eilydh no era estúpida y entendió aquel baile de nimiedades, entre ellas presentar a Helena, no era una coincidencia, no. Matt la estaba probando. Eilydh continuó el juego, por supuesto, y decidió ignorar completamente a Gaia que le había servido de poco y además parecía estar empezando a quedarse dormida tras tremenda comilona. La elfa debía reconocer que el tal Owens sabía jugar bien su papel y decidió ignorar el hecho de que el hombre hubiese pensado que una elfa como ella quisiese unirse a su estúpido harem, tan solo porque el parecía haber ignorado la mala actuación de Gaia.
Bebió un trago de vino, no mucho, lo suficiente como para darle algo que hacer mientras Matt contaba la triste historia de la que hacía menos de 5 minutos había amenazado con cortar las pelotas de un tal "soplón". Aquello era, simplemente un juego. Como todos los negocios en los que su padre la había hecho presenciar como elfa florero tantas veces. Aunque de nuevo, la participación de la tal Helena consiguió dar un aderezo a la más conocida: advertencia.
Cualquier mujer sola en una ciudad se hubiese asustado ante la idea de ser violada, secuestrada o robada... pero estaba claro que su apariencia inocente de elfa había conseguid justo lo que Eilydh pretendía... como si a ella le importase mucho cualquiera de las cosas que había nombrado.
Parecía que había dejado hablar a sus interlocutores horas antes de que finalmente, y como si apenas hubiesen dicho nada, Eilydh retomó su conversación:
-Debo reconocer... señor virrey- Pronunció el titulo de una cierta forma, enfatizando cada palabra entremezclando respeto con ironía- que de entre sus muchas famas, la de hombre de caridad no ha sido la que ha llegado a mis oídos de elfa- Estaba jugando con fuego- De hecho, la mayoría de las mujeres que he visto desde que estamos en este edificio te debe algo- alzó la copa, incluyéndose-E irónicamente... ese título tuyo te quedaría grande si no las tuvieses a ellas trabajando para ti. Explotando cada parte de sus recursos de una manera más o menos agradable para beneficiarte. - Fingió indiferencia en su tono, aunque sabia que en aquel momento Owens podía muy bien mandar a Helena a cortarle las orejas. Eilydh confió, sin embargo, en que el hombre la dejase acabar- Luego, entiendo por ello que ese es tu verdadero don: El saber exactamente cuándo un trato es, simplemente, demasiado bueno como para dejarlo pasar.. aunque tenga riesgos.- Se mordió el labio ligeramente y se inclinó de nuevo en su asiento.
Eilydh no esperaba tener que desvelar sus intenciones tan rápidamente, pero estaba segura que Helena se iba a lanzar sobre ella de un momento a otro, y aunque la chica sabía defenderse sola, a ella tampoco le beneficiaba que la sangre llegase al río.
Hubo un silencio incómodo en el que la tensión llenaba la sala y tan solo se escuchaban los pequeños ronquidos de Gaia. Eilydh bebió de nuevo de su copa de vino y volvió a hablar.
-Es curioso como... todo esto- señaló a todo su alrededor, refiriendose en general a ciudad lagarto, pero en particular al prostíbulo y a Matt owens- Me recuerda a Sandorai... a la comunidad elfa.- Hizo una pausa necesaria y de nuevo fabricó la sonrisa más perfecta que pudo hacer- Un... solo... punto de conexión, el correcto y acertado - jugueteó con la copa moviendo haciendo oscilar el vino que contenía, distraída- y la red de entramado económico y social entera acaba desvelándose ante ti.- Pronunció cada palabra marcando las pausas, dándole a entender a Matt y Helena que aunque había empezado a hablando de su link con el propio Matt a través de Vincent, aquello había pasado a un segundo plano justo en el momento en el que había comenzado.
Suspiró, adecentándose el vestido negro de seda. Podría acostumbrarse a ciudad Lagarto.
-
Con fortuna aquel pequeño dardo cargado haría que su interlocutor olvidase todo el malentendido con Gaia y se enfocase tan solo en Eilydh. Al fin y al cabo, aquello pocas veces le fallaba. La elfa se recostó de manera informal en el sofá
Eilydh no era estúpida y entendió aquel baile de nimiedades, entre ellas presentar a Helena, no era una coincidencia, no. Matt la estaba probando. Eilydh continuó el juego, por supuesto, y decidió ignorar completamente a Gaia que le había servido de poco y además parecía estar empezando a quedarse dormida tras tremenda comilona. La elfa debía reconocer que el tal Owens sabía jugar bien su papel y decidió ignorar el hecho de que el hombre hubiese pensado que una elfa como ella quisiese unirse a su estúpido harem, tan solo porque el parecía haber ignorado la mala actuación de Gaia.
Bebió un trago de vino, no mucho, lo suficiente como para darle algo que hacer mientras Matt contaba la triste historia de la que hacía menos de 5 minutos había amenazado con cortar las pelotas de un tal "soplón". Aquello era, simplemente un juego. Como todos los negocios en los que su padre la había hecho presenciar como elfa florero tantas veces. Aunque de nuevo, la participación de la tal Helena consiguió dar un aderezo a la más conocida: advertencia.
Cualquier mujer sola en una ciudad se hubiese asustado ante la idea de ser violada, secuestrada o robada... pero estaba claro que su apariencia inocente de elfa había conseguid justo lo que Eilydh pretendía... como si a ella le importase mucho cualquiera de las cosas que había nombrado.
Parecía que había dejado hablar a sus interlocutores horas antes de que finalmente, y como si apenas hubiesen dicho nada, Eilydh retomó su conversación:
-Debo reconocer... señor virrey- Pronunció el titulo de una cierta forma, enfatizando cada palabra entremezclando respeto con ironía- que de entre sus muchas famas, la de hombre de caridad no ha sido la que ha llegado a mis oídos de elfa- Estaba jugando con fuego- De hecho, la mayoría de las mujeres que he visto desde que estamos en este edificio te debe algo- alzó la copa, incluyéndose-E irónicamente... ese título tuyo te quedaría grande si no las tuvieses a ellas trabajando para ti. Explotando cada parte de sus recursos de una manera más o menos agradable para beneficiarte. - Fingió indiferencia en su tono, aunque sabia que en aquel momento Owens podía muy bien mandar a Helena a cortarle las orejas. Eilydh confió, sin embargo, en que el hombre la dejase acabar- Luego, entiendo por ello que ese es tu verdadero don: El saber exactamente cuándo un trato es, simplemente, demasiado bueno como para dejarlo pasar.. aunque tenga riesgos.- Se mordió el labio ligeramente y se inclinó de nuevo en su asiento.
Eilydh no esperaba tener que desvelar sus intenciones tan rápidamente, pero estaba segura que Helena se iba a lanzar sobre ella de un momento a otro, y aunque la chica sabía defenderse sola, a ella tampoco le beneficiaba que la sangre llegase al río.
Hubo un silencio incómodo en el que la tensión llenaba la sala y tan solo se escuchaban los pequeños ronquidos de Gaia. Eilydh bebió de nuevo de su copa de vino y volvió a hablar.
-Es curioso como... todo esto- señaló a todo su alrededor, refiriendose en general a ciudad lagarto, pero en particular al prostíbulo y a Matt owens- Me recuerda a Sandorai... a la comunidad elfa.- Hizo una pausa necesaria y de nuevo fabricó la sonrisa más perfecta que pudo hacer- Un... solo... punto de conexión, el correcto y acertado - jugueteó con la copa moviendo haciendo oscilar el vino que contenía, distraída- y la red de entramado económico y social entera acaba desvelándose ante ti.- Pronunció cada palabra marcando las pausas, dándole a entender a Matt y Helena que aunque había empezado a hablando de su link con el propio Matt a través de Vincent, aquello había pasado a un segundo plano justo en el momento en el que había comenzado.
Suspiró, adecentándose el vestido negro de seda. Podría acostumbrarse a ciudad Lagarto.
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Eilydh
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
Helena estaba aprendiendo bastante rápido el cómo tenía que hacer para lidiar con Matthew, hace algunos meses seguramente se hubiese puesto a gritar e increpar al Virrey para que la suelte, ahora en cambio había utilizado un medio mucho más sutil pero igualmente efectivo. El Humano hizo un respingo cuando sintió el pellizco, sin dejar por eso de sonreír, aunque una lagrima resbaló por uno de sus ojos, se apuró a secarla con un movimiento disimulado.
-¿Valor? Si hablamos de valor monetario, mucho más del que te imaginas, lo cierto es que en los negocios ilegales siempre se mueven cifras más importantes que en los legales, pero eso pasa en cualquier ciudad – Seguía refregándose el costado donde la Bruja lo había pellizcado – Si hablamos de un valor simbólico, puedo decir con orgullo que somos la población más sincera de todo Aerandir, no utilizamos una falsa moral para decirle a la gente lo que puede o no puede hacer –
Ya que Helena no permitía que la tocaran, Matt pasó el brazo por arriba de la almohada que le servía de respaldo a su asiento, pero siempre cuidándose de no hacer contacto con la Bruja. Le sirvió vino a la elfa y a la niña con la mano libre y tomo alguna aceitunas más del plato.
-Dudo mucho que vengan a vivir aquí, Cariño – Le respondió a la Asesina – Y sé muy bien que adoras tu intimidad, pero déjame recordarte que fuiste tú la que eligió vivir aquí – El refregarle por la cara a Helena de que estaba allí por su voluntad era una carta que Owens usaba pocas veces, pero como se había portado tan mala con él, Matthew consideraba que era justo darle uno o dos golpes verbales – Vaya fama nos haces, así no voy a poder convencerlas de que somos un sitio maravilloso para vivir –
El tono que utilizó Ellye cuando dijo “Señor Virrey” no le gustó para nada a Matt, ciertamente era el primero en no tomarse en serio el título, era más bien una designación forzosa que había recibido por estar en el lugar y el momento correcto. Pero solo Owens podía burlarse de su título, si alguien más lo hacía entonces ya no le resultaba gracioso. Bajó la vista y pasó a tener un gesto serio, clavó la mirada en los ojos de la elfa, mientras tomaba algún que otro trago distraído.
-Me duele en el alma que pienses de esa manera, había escuchado sobre lo prejuiciosos que eran los elfos, pero no quise creer en las historias hasta poder verlo con mis propios ojos – Sonreía con amabilidad, apoyó los codos en la mesa para poder estar un poco más cerca de Ellye, bajando el tono al hablarle, como si la conversación hubiese pasado a ser más íntima – No hay ningún título que me quede grande,Cielo, porque aún no se inventó la jerarquía que pueda abarcar todos los aspectos de mi grandiosa personalidad – Y lo decía tan convencido que de estar su interlocutor distraído probablemente habría salido convencido de que las cosas eran tan como Matt las decía – En este sitio todos nos beneficiamos, y aquel que no desee continuar es libre de irse, pero ¿sabes? Todas eligen quedarse, eso quizás te sorprenda ¿Sabes porque ocurre? Porque no encontraran otro sitio donde puedan vivir exactamente como ellos quieren, Querida – Volvió a sentarse apoyado en el almohadón – Lo que yo les ofrezco es algo único: La posibilidad de vivir como se les antoje –
Luego el silencio.
Parecía que la charla había llegado a un punto muerto, Matt seguía bebiendo con tranquilidad, Gaia dormía, todo aparentaba estar muy tranquilo, aunque internamente Owens estaba pensando qué tipo de juego podría hacer con sus dos invitadas “Hace tiempo que no practico tiro con mis dagas, podría ponerlas en una cruz… ¡No! Debería ser una cruz que gire, así sería un verdadero reto no darles. O tal vez…. Pararlas sobre un banco con las patas flojas y atarles una cuerda alrededor del cuello, a ver como hacen equilibrio mientras las personas les arrojan cosas, mmm ¿Podría cobrarle a la gente por arrojar piedras?”
El repentino comentario de Ellye sacó a Matt de sus cavilaciones.
-He estado muy pocas veces en Sandorai, ya sabes cómo son de recelosos con todo eso de dejar entrar a extraños – De hecho, las veces que había ingresado habían sido a escondidas y por cuestiones de contrabando – Pero no entiendo a qué te refieres, nosotros en ningún momento ocultamos el entramado que sostiene a la ciudad, está todo a plena vista. Aquí nadie va a avergonzarse por decir que es un ladrón o un asesino, ni que se dedica a la prostitución, o a ser una Madama – Dijo señalándose con un gesto muy delicado y femenino – Somos el pueblo que le demuestra a todas las demás Ciudades como son en realidad ¿Eso te molesta o te incomoda de alguna manera, Querida Ellye? – Dijo el nombre de la elfa con un tono que se asemejaba a un ronroneo, el Virrey parecía un gatito divirtiéndose con su presa antes de decidir si iba a comérsela.
-¿Valor? Si hablamos de valor monetario, mucho más del que te imaginas, lo cierto es que en los negocios ilegales siempre se mueven cifras más importantes que en los legales, pero eso pasa en cualquier ciudad – Seguía refregándose el costado donde la Bruja lo había pellizcado – Si hablamos de un valor simbólico, puedo decir con orgullo que somos la población más sincera de todo Aerandir, no utilizamos una falsa moral para decirle a la gente lo que puede o no puede hacer –
Ya que Helena no permitía que la tocaran, Matt pasó el brazo por arriba de la almohada que le servía de respaldo a su asiento, pero siempre cuidándose de no hacer contacto con la Bruja. Le sirvió vino a la elfa y a la niña con la mano libre y tomo alguna aceitunas más del plato.
-Dudo mucho que vengan a vivir aquí, Cariño – Le respondió a la Asesina – Y sé muy bien que adoras tu intimidad, pero déjame recordarte que fuiste tú la que eligió vivir aquí – El refregarle por la cara a Helena de que estaba allí por su voluntad era una carta que Owens usaba pocas veces, pero como se había portado tan mala con él, Matthew consideraba que era justo darle uno o dos golpes verbales – Vaya fama nos haces, así no voy a poder convencerlas de que somos un sitio maravilloso para vivir –
El tono que utilizó Ellye cuando dijo “Señor Virrey” no le gustó para nada a Matt, ciertamente era el primero en no tomarse en serio el título, era más bien una designación forzosa que había recibido por estar en el lugar y el momento correcto. Pero solo Owens podía burlarse de su título, si alguien más lo hacía entonces ya no le resultaba gracioso. Bajó la vista y pasó a tener un gesto serio, clavó la mirada en los ojos de la elfa, mientras tomaba algún que otro trago distraído.
-Me duele en el alma que pienses de esa manera, había escuchado sobre lo prejuiciosos que eran los elfos, pero no quise creer en las historias hasta poder verlo con mis propios ojos – Sonreía con amabilidad, apoyó los codos en la mesa para poder estar un poco más cerca de Ellye, bajando el tono al hablarle, como si la conversación hubiese pasado a ser más íntima – No hay ningún título que me quede grande,Cielo, porque aún no se inventó la jerarquía que pueda abarcar todos los aspectos de mi grandiosa personalidad – Y lo decía tan convencido que de estar su interlocutor distraído probablemente habría salido convencido de que las cosas eran tan como Matt las decía – En este sitio todos nos beneficiamos, y aquel que no desee continuar es libre de irse, pero ¿sabes? Todas eligen quedarse, eso quizás te sorprenda ¿Sabes porque ocurre? Porque no encontraran otro sitio donde puedan vivir exactamente como ellos quieren, Querida – Volvió a sentarse apoyado en el almohadón – Lo que yo les ofrezco es algo único: La posibilidad de vivir como se les antoje –
Luego el silencio.
Parecía que la charla había llegado a un punto muerto, Matt seguía bebiendo con tranquilidad, Gaia dormía, todo aparentaba estar muy tranquilo, aunque internamente Owens estaba pensando qué tipo de juego podría hacer con sus dos invitadas “Hace tiempo que no practico tiro con mis dagas, podría ponerlas en una cruz… ¡No! Debería ser una cruz que gire, así sería un verdadero reto no darles. O tal vez…. Pararlas sobre un banco con las patas flojas y atarles una cuerda alrededor del cuello, a ver como hacen equilibrio mientras las personas les arrojan cosas, mmm ¿Podría cobrarle a la gente por arrojar piedras?”
El repentino comentario de Ellye sacó a Matt de sus cavilaciones.
-He estado muy pocas veces en Sandorai, ya sabes cómo son de recelosos con todo eso de dejar entrar a extraños – De hecho, las veces que había ingresado habían sido a escondidas y por cuestiones de contrabando – Pero no entiendo a qué te refieres, nosotros en ningún momento ocultamos el entramado que sostiene a la ciudad, está todo a plena vista. Aquí nadie va a avergonzarse por decir que es un ladrón o un asesino, ni que se dedica a la prostitución, o a ser una Madama – Dijo señalándose con un gesto muy delicado y femenino – Somos el pueblo que le demuestra a todas las demás Ciudades como son en realidad ¿Eso te molesta o te incomoda de alguna manera, Querida Ellye? – Dijo el nombre de la elfa con un tono que se asemejaba a un ronroneo, el Virrey parecía un gatito divirtiéndose con su presa antes de decidir si iba a comérsela.
Matthew Owens
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
En cuanto oyó a Matthew idolatrarse a sí mismo, cosa que no le era para nada extraña, revoleó los ojos y siguió comiendo. Siempre le parecía increíble y repugnante cómo el virrey se hacía esos halagos a él mismo. La ponía de los nervios. Si algo no soportaba la Rhodes, era a la gente prepotente... Pero, Matt tenía algo que lo hacía especial. Ese encanto en decirlo y ese autconvencimiento eran magnéticos, y eso le hacía atractivo. El término "amor-odio" venían que ni pintado para lo que Helena sentía en ocasiones hacia el virrey.
Tras eso, la bruja procedió a comer algo más de la mesa.
Helena no pudo evitar soltar una risotada, que al principio quiso disimular, pero que al final acabó saliendo de forma burlona hacia la elfa. De no haber tragado con anterioridad lo que tenía en la boca, seguramente se hubiera ahogado. Su comparación de Ciudad Lagarto con Sandorái no fue otra cosa que ridícula. Seguramente, si sus compatriotas de orejas largas se llegaran a enterar de la comparación, la desterrarían de por vida.
-Escúchame, bonita. Ciudad Lagarto no se parece en NADA-Remarcó eso último-A lo que hayas visto en toda tu vida. Te lo aseguro. Al principio lo consideraba un paraíso, hoy sé que solo puedo confiar en mi sombra, porque todos te querrán despellejar viva. O, si tienes suerte, solo violar...-Se le escapó una sonrisilla diciendo esto último, insistía mucho en ello. Quizás tan solo estuviera exagerando para asustar a la elfa, pero en sus palabras había más verdad de lo que parecía.-Pero... Se vive bien-Se encogió de hombros y acto seguido reposó una de sus manos en el hombro de Matthew que más cercano estaba a ella-...Si te juntas con la gente apropiada.-Tras eso, bajó su mano.
Matthew entonces soltó una frase con un tono que conocía bastante bien, y que durante el tiempo que había estado en aquella ciudad había usado para siempre acabar de la misma forma, ¿Se convertiría la elfa en otro juguete para Owens? Solo el tiempo lo diría. Helena, por su parte, no dijo nada. Le dedicó una mirada cómplice al virrey y luego desvió su atención hacia la invitada para ver cómo reaccionaba, con una sonrisa socarrona y juguetona dibujada en sus labios.
Tras eso, la bruja procedió a comer algo más de la mesa.
Helena no pudo evitar soltar una risotada, que al principio quiso disimular, pero que al final acabó saliendo de forma burlona hacia la elfa. De no haber tragado con anterioridad lo que tenía en la boca, seguramente se hubiera ahogado. Su comparación de Ciudad Lagarto con Sandorái no fue otra cosa que ridícula. Seguramente, si sus compatriotas de orejas largas se llegaran a enterar de la comparación, la desterrarían de por vida.
-Escúchame, bonita. Ciudad Lagarto no se parece en NADA-Remarcó eso último-A lo que hayas visto en toda tu vida. Te lo aseguro. Al principio lo consideraba un paraíso, hoy sé que solo puedo confiar en mi sombra, porque todos te querrán despellejar viva. O, si tienes suerte, solo violar...-Se le escapó una sonrisilla diciendo esto último, insistía mucho en ello. Quizás tan solo estuviera exagerando para asustar a la elfa, pero en sus palabras había más verdad de lo que parecía.-Pero... Se vive bien-Se encogió de hombros y acto seguido reposó una de sus manos en el hombro de Matthew que más cercano estaba a ella-...Si te juntas con la gente apropiada.-Tras eso, bajó su mano.
Matthew entonces soltó una frase con un tono que conocía bastante bien, y que durante el tiempo que había estado en aquella ciudad había usado para siempre acabar de la misma forma, ¿Se convertiría la elfa en otro juguete para Owens? Solo el tiempo lo diría. Helena, por su parte, no dijo nada. Le dedicó una mirada cómplice al virrey y luego desvió su atención hacia la invitada para ver cómo reaccionaba, con una sonrisa socarrona y juguetona dibujada en sus labios.
Helena Rhodes
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
La elfa no sabía exactamente quien de los dos estaba molestándola más, si el hombre con su mirada compuesta por pedazos de ambición o la mujer a la que Eilydh había decidido ignorar y subtitular sus palabras por: "Es mio" cada vez que hablaba.La referencia a la violación que había hecho hacía unos segundos le confirmó lo apropiada que había sido la visita de Helena justo en aquel momento, y lo contento que debió estar Matt al verla aparecer, al fin y al cabo ningún buen empresario hace negocios sin su poder justiciero delante.
Veía claramente el lazo que los unía a ambos. No estaba muy segura de si Matt Owens sabía a ciencia cierta el poder que la chica tenía sobre él, allí sentada en aparente calma pero controlando cualquier movimiento por sigiloso que fuese de aquel aprendiz de pantera. Estaba segura de que si el hombre tan solo llegase a sospechar cuánto aquella mujer callada y de comentarios feroces podía ser capaz quizás no ronronearía como un gato al lado de ella.
Eilydh no se sintió mal por juzgarlos, al fin y al cabo aquello era exáctamente lo que ambos estaban haciendo con ella.
-Madamme Eille- dijo la Gaia interrumpiendo su linea de pensamientos de manera irritante Acababa de despertar y parecía estar cansada y entretenida de estar allí a partes iguales, así que necesitaba acabar con aquel asunto rápidamente, como cualquier niño hubiese hecho.
-Señorita Eille, mi querida niña...- dijo Eilydh corrigiéndola, y sin saber exactamente si la niña tenía conocimiento de cómo aquel error era inapropiado en justo aquella situación.
-Crees que el señor Owens nos permitirá trabajar con él? O a mi... yo quiero ser tan rica como él algún día, quiero poder comprar la Luna y...- dijo la niña comiendo queso.
-Buena pregunta, Gaia querida.- dijo Eilydh sorbiendo de su copa y dedicándole una sonrisa a Matt y Helena mientras callaba a la niña.- Me pregunto si estos señores conocen exactamente las ventajas que implica un pacto con nosotras... Estoy segura, Gaia hermosa, que el señor Matt Owens no dejaría pasar una buena oportunidad para expandir su negocio a través de Sandorai...- se mojó los labios esta vez clavando sus ojos en los del hombre de manera furiosa, casi furtiva- Sobre todo porque nadie nunca antes ha tenido tal oportunidad..,
-Quizás tenemos que enseñarles!!! Una vez mi padre me dijo que...- empezó a decir Gaia antes de que Eilydh la cortase.
-Oh Gaia hermosa.. estoy segura que habrá que enseñarles muchísimo. Muchísimo más de lo que ellos imaginan.- le dedicó una sonrisa sugerente a ambos.
Vació el contenido de su copa, con una mezcla entre recelo y seguridad a partes iguales.Hace tiempo que habían dejado las cordialidades bajo la mesa, y justo en aquel momento, Eilydh se jugaba salir de allí con alguna que otra cicatriz más o con un pacto bajo su brazo. Esperó paciente.
Veía claramente el lazo que los unía a ambos. No estaba muy segura de si Matt Owens sabía a ciencia cierta el poder que la chica tenía sobre él, allí sentada en aparente calma pero controlando cualquier movimiento por sigiloso que fuese de aquel aprendiz de pantera. Estaba segura de que si el hombre tan solo llegase a sospechar cuánto aquella mujer callada y de comentarios feroces podía ser capaz quizás no ronronearía como un gato al lado de ella.
Eilydh no se sintió mal por juzgarlos, al fin y al cabo aquello era exáctamente lo que ambos estaban haciendo con ella.
-Madamme Eille- dijo la Gaia interrumpiendo su linea de pensamientos de manera irritante Acababa de despertar y parecía estar cansada y entretenida de estar allí a partes iguales, así que necesitaba acabar con aquel asunto rápidamente, como cualquier niño hubiese hecho.
-Señorita Eille, mi querida niña...- dijo Eilydh corrigiéndola, y sin saber exactamente si la niña tenía conocimiento de cómo aquel error era inapropiado en justo aquella situación.
-Crees que el señor Owens nos permitirá trabajar con él? O a mi... yo quiero ser tan rica como él algún día, quiero poder comprar la Luna y...- dijo la niña comiendo queso.
-Buena pregunta, Gaia querida.- dijo Eilydh sorbiendo de su copa y dedicándole una sonrisa a Matt y Helena mientras callaba a la niña.- Me pregunto si estos señores conocen exactamente las ventajas que implica un pacto con nosotras... Estoy segura, Gaia hermosa, que el señor Matt Owens no dejaría pasar una buena oportunidad para expandir su negocio a través de Sandorai...- se mojó los labios esta vez clavando sus ojos en los del hombre de manera furiosa, casi furtiva- Sobre todo porque nadie nunca antes ha tenido tal oportunidad..,
-Quizás tenemos que enseñarles!!! Una vez mi padre me dijo que...- empezó a decir Gaia antes de que Eilydh la cortase.
-Oh Gaia hermosa.. estoy segura que habrá que enseñarles muchísimo. Muchísimo más de lo que ellos imaginan.- le dedicó una sonrisa sugerente a ambos.
Vació el contenido de su copa, con una mezcla entre recelo y seguridad a partes iguales.Hace tiempo que habían dejado las cordialidades bajo la mesa, y justo en aquel momento, Eilydh se jugaba salir de allí con alguna que otra cicatriz más o con un pacto bajo su brazo. Esperó paciente.
Eilydh
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
Matthew miró divertido como Helena se reía, no era una mujer educada, pero en esos momentos estaba siendo especialmente desagradable, y eso le daba ánimos al Humano para redoblar la apuesta. Por eso no la detuvo cuando hizo una cruda descripción de lo que era vivir en Ciudad Lagarto, movió los labios de un lado a otro y levantó una ceja, como si evaluara la veracidad de lo que la Bruja decía. Pero su opinión al respecto se lo guardó para sí, prefería mantenerlo en la incógnita y dejar que el resto saque sus equivocadas conclusiones.
Cuando la Hechicera le apoyó una mano en el hombro, destacando su valor como contacto y protector, se hizo el avergonzado, tapándose las mejillas con una mano como si corriera riesgo de sonrojarse.
-¿Buena nada más? Me parece una excelente pregunta – La atención de Matt se desvió hacía la pequeña – Ven aquí, Cielo, deja que te vea más en detalle – El Virrey le ofreció una mano para ayudarla a ponerse en pie, luego caminó junto a ella, alejándose unos pasos de la mesa – Oh… bien, bien, eso está muy bien, si – Exclamaba mientras evaluaba a Gaia de arriba abajo – Tienes mucho potencial, pero puedo decirte ahora mismo cuales serán tus armas principales – Se acercó y apoyó el dedo índice y medio primero en las caderas de la joven – Aquí y… - Señaló luego sus ojos – Justo allí. Si aprendes a utilizar el maravilloso cuerpo que los dioses te regalaron, tendrás al mundo comiendo de tu mano –
Cuando se trataba de hablar Matthew era un maestro en envolver a sus objetivos con palabras dulces, el Virrey siempre decía que no obligaba a nadie a seguirlo. Y era cierto, él simplemente se encargaba de mostrarles a las personas lo que querían, y daba la casualidad que la respuesta solía coincidir con lo que Owens necesitaba que hicieran.
La palabra “Sandorai” captó nuevamente la atención del Virrey, se quedó parado junto a Gaia, pasando un brazo por arriba de sus hombros como si ya fuera suya.
-Bien, tienes mi atención, Querida Ellye – Le sonrió con amabilidad – Expandir el negocio siempre es la prioridad de cualquier comerciante ¿Me abres la puerta de un mercado nuevo? ¿Qué opinan tus compatriotas de esto? – Hizo la pregunta fingiendo ingenuidad, cualquiera que hubiese conocido a un elfo sabia que ¡Jamás! Permitirían que otras razas se mezclaran con ellos en ninguna forma – Sabes bien cuál será mi siguiente pregunta: ¿Qué quieres a cambio de semejante oportunidad? -
El comercio era más bien un pasatiempo para Matt, pero era una de sus distracciones favoritas, por lo que no iba a dejar pasar la oferta así como así. De modo muy caballeroso ayudó a Gaia a que se volviera a sentar junto a la elfa, y regresó a la vez a su lugar al lado de Helena.
-Y si presentas semejante oferta, supongo que tienes algún plan sobre cómo llevarlo adelante de forma… Disimulada ¿No es así? – Tamborileó con los dedos sobre la mesa – Me encantaría que expusieras tus ideas, soy algo reticente a creer que será algo sencillo de llevar a cabo – Probablemente no eran los primeros que lo intentaban, aunque Matt dudaba que muchos elfos se ofrecieran para traicionar a los suyos “¿Y si es una trampa?” pensó el Humano, pero descartó la posibilidad casi de inmediato, no veía qué podría conseguir una raza entera al meterse con una ciudad que apenas estaba dando sus primeros pasos.
Cuando la Hechicera le apoyó una mano en el hombro, destacando su valor como contacto y protector, se hizo el avergonzado, tapándose las mejillas con una mano como si corriera riesgo de sonrojarse.
-¿Buena nada más? Me parece una excelente pregunta – La atención de Matt se desvió hacía la pequeña – Ven aquí, Cielo, deja que te vea más en detalle – El Virrey le ofreció una mano para ayudarla a ponerse en pie, luego caminó junto a ella, alejándose unos pasos de la mesa – Oh… bien, bien, eso está muy bien, si – Exclamaba mientras evaluaba a Gaia de arriba abajo – Tienes mucho potencial, pero puedo decirte ahora mismo cuales serán tus armas principales – Se acercó y apoyó el dedo índice y medio primero en las caderas de la joven – Aquí y… - Señaló luego sus ojos – Justo allí. Si aprendes a utilizar el maravilloso cuerpo que los dioses te regalaron, tendrás al mundo comiendo de tu mano –
Cuando se trataba de hablar Matthew era un maestro en envolver a sus objetivos con palabras dulces, el Virrey siempre decía que no obligaba a nadie a seguirlo. Y era cierto, él simplemente se encargaba de mostrarles a las personas lo que querían, y daba la casualidad que la respuesta solía coincidir con lo que Owens necesitaba que hicieran.
La palabra “Sandorai” captó nuevamente la atención del Virrey, se quedó parado junto a Gaia, pasando un brazo por arriba de sus hombros como si ya fuera suya.
-Bien, tienes mi atención, Querida Ellye – Le sonrió con amabilidad – Expandir el negocio siempre es la prioridad de cualquier comerciante ¿Me abres la puerta de un mercado nuevo? ¿Qué opinan tus compatriotas de esto? – Hizo la pregunta fingiendo ingenuidad, cualquiera que hubiese conocido a un elfo sabia que ¡Jamás! Permitirían que otras razas se mezclaran con ellos en ninguna forma – Sabes bien cuál será mi siguiente pregunta: ¿Qué quieres a cambio de semejante oportunidad? -
El comercio era más bien un pasatiempo para Matt, pero era una de sus distracciones favoritas, por lo que no iba a dejar pasar la oferta así como así. De modo muy caballeroso ayudó a Gaia a que se volviera a sentar junto a la elfa, y regresó a la vez a su lugar al lado de Helena.
-Y si presentas semejante oferta, supongo que tienes algún plan sobre cómo llevarlo adelante de forma… Disimulada ¿No es así? – Tamborileó con los dedos sobre la mesa – Me encantaría que expusieras tus ideas, soy algo reticente a creer que será algo sencillo de llevar a cabo – Probablemente no eran los primeros que lo intentaban, aunque Matt dudaba que muchos elfos se ofrecieran para traicionar a los suyos “¿Y si es una trampa?” pensó el Humano, pero descartó la posibilidad casi de inmediato, no veía qué podría conseguir una raza entera al meterse con una ciudad que apenas estaba dando sus primeros pasos.
Matthew Owens
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
Se quedó un tiempo sin intervenir en la conversación, observando a las dos extranjeras, las cuales no les daban buena espina a la bruja. Tenían algo que chirriaba en todo su comportamiento. Helena no llegaba a vislumbrar del todo qué era, pero su intuición así se lo decía.
Mientras que Matt evaluaba a la joven, la Rhodes se sirvió una copa de vino y se quedó observándola también, siempre con una mirada escondida tras su delicada copa de cristal, dejando escapar de vez en cuando media sonrisa.
-Elfa-Miró a la susodicha-¿Cómo es que tus queridos compatriotas, moralmente superiores al resto de razas y de ideología recta y firme, quieren hacer un pacto con una ciudad como esta?-Le dedicó una mirada socarrona, dejando así la copa de vino medio llena en la mesa-A mí, los planes de comercio que se traiga el virrey me la traen al pairo, pero sí que es verdad que en toda tu historia hay algo que no encaja... Y necesito averiguar el qué...-Entrecerró sus ojos y apoyó un codo sobre la mesa, apoyando a su vez su barbilla en la mano
-Matt,¿Tú qué opinas?-Echó un breve vistazo al humano.
Luego de eso, volvió a centrar su atención en la elfa. Se llevo una mano al cinturón y sacó de este su otra daga y la clavó en la mesa con fuerza, llegando incluso a hacer rebotar alguno de los objetos que estaban encima de esta.
-Espero que todo esto no sea una pérdida de tiempo. Odio que hagan perder el tiempo a mi querido virrey...-Acarició con sus dedos la empuñadura de la daga violentamente clavada en la madera de la superficie de aquella mesa-Así que mide bien lo que vas a decir a continuación-Su mirada pasó a ser fija y calculadora en los ojos de la tal "Ellye".
Mientras que Matt evaluaba a la joven, la Rhodes se sirvió una copa de vino y se quedó observándola también, siempre con una mirada escondida tras su delicada copa de cristal, dejando escapar de vez en cuando media sonrisa.
-Elfa-Miró a la susodicha-¿Cómo es que tus queridos compatriotas, moralmente superiores al resto de razas y de ideología recta y firme, quieren hacer un pacto con una ciudad como esta?-Le dedicó una mirada socarrona, dejando así la copa de vino medio llena en la mesa-A mí, los planes de comercio que se traiga el virrey me la traen al pairo, pero sí que es verdad que en toda tu historia hay algo que no encaja... Y necesito averiguar el qué...-Entrecerró sus ojos y apoyó un codo sobre la mesa, apoyando a su vez su barbilla en la mano
-Matt,¿Tú qué opinas?-Echó un breve vistazo al humano.
Luego de eso, volvió a centrar su atención en la elfa. Se llevo una mano al cinturón y sacó de este su otra daga y la clavó en la mesa con fuerza, llegando incluso a hacer rebotar alguno de los objetos que estaban encima de esta.
-Espero que todo esto no sea una pérdida de tiempo. Odio que hagan perder el tiempo a mi querido virrey...-Acarició con sus dedos la empuñadura de la daga violentamente clavada en la madera de la superficie de aquella mesa-Así que mide bien lo que vas a decir a continuación-Su mirada pasó a ser fija y calculadora en los ojos de la tal "Ellye".
Helena Rhodes
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
Eilydh escuchaba las aduladoras palabras que Matt Owens tuvo para con Gaia. La voz del hombre mientras miraba a la chica cambió a un tono dulce y meloso, pero los ojos oh... los ojos eran espejos de lo que el hombre veía. Lo que adivinaba tras el interés y la curiosidad de la niña y esos espejos tan solo reflejaban dinero. Dinero y tiempo.
Eilydh se sirvió vino de nuevo, recordándose a si misma que aquel hombre no se había ganado el título de virrey por nada. Acababa de ver tan solo un atisbo de sus triquiñuelas, y el enrojecido gesto de Gaia le dio una leve idea de las reacciones que el resto de genero femenino ( y quizás masculino) podrían tener ante ellas. Tampoco se olvidó de Helena. No estaba muy segura que aquella mujer se hubiese quedado al lado de aquel hombre por los piropos. No parecía el tipo de chica que se dejaba engatusar por palabras ensayadas mil veces delante de un espejo, y aquello sin duda era lo que Eilydh temía. Un arma secreta, un as bajo la manga. Algo que se le había pasado en sus investigaciones...
O quizás... miró la postura de Matt, extendiendo su cuerpo hacia la mujer que se sentaba a su lado. Y el de Helena, como si no estuviese muy segura de qué hacía allí..
O quizás el hombre necesitaba a aquella mujer casi como ella a él.
Interesante- pensó- Había venido preparada para jugar un bis a bis con un ladrón de almas... No tenía en mente iniciar un ménage a trois con su asesina personal también... Pero hey.. ho. - Sorbió el vino y escuchó las palabras de Matt y Helena pensando muy bien que decir.
Gaia caminaba alrededor de ellos, a tiempos actuando como una bailarina y a tiempos contorneando sus caderas de manera descarada como si acabasen de regalarle el juguete más preciado que aquella niña pudo tener. La escuchaba hablar consigo misma de cuando en cuando, pero no dio mas importancia a aquello... al fin y al cabo ella no entendía que pasaba en la mente de los niños.
- Veréis, señores míos- dijo la chica enfatizando la palabra señores- Supongamos que alguien en cuestión conoce exactamente las rutas de mercado elfas como la palma de su mano. Tan bien que.. podría decirse que ha nacido para llevarlas a cabo- Eilydh sonrió con su sonrisa numero 5: Esa que decía tengo un secreto que te puede interesar
Agitó su copa de manera desenfadada como viendo si el vino que bebía merecía tocar sus labios, un poco tarde para aquello pero le daba tiempo para pensar
-Digamos también que ese alguien tiene... bueno.. acceso a la recogida de dineros y diezmos del rey.- Eilydh se paró un poco antes de continuar- digamos que esas rutas y esos dineros bueno... pueden ser alterados de una manera u otra. Ya sabéis.. un poco da aquí.. un mucho de allá. Camuflo un aero por dos y me llevo tres de los de la bolsa- Cruzó las piernas sobre su vestido de seda negro, concentrandose- No sería simplemente exquisito que alguien supiese qué porciones del diezmo el rey presta atención y cuenta... y cuales bueno.. pueden ser sujetas a cambio de manera.. sutil, claro.. como el mismísimo Matt Owens.- dijo la elfa de nuevo- A cambio... de todo ese blanqueo de dinero digamos... poco oficial.- dijo, inclinando la cabeza- Ese alguien tan solo pediría asociación con el tal Matthew Owens. Completa y total asociación.... tu ya sabes esos términos legales, todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío? En la salud y enfermedad, tu riqueza y mi pobreza... 50% beneficio para cada uno...Hasta que la muerte nos separe?- se mordió el labio.- Pues algo así señor Owens. Pero oficial. Casi tan oficial como sea necesario- Eilydh llevó su mano de manera descarada a su dedo anular de la mano derecha.
Aquello técnicamente debería haber sido la parte dificil. La única manera de volver a casa y tener de nuevo la confianza de su padre era el matrimonio. Lo sabía porque la chica había estado perseguida por todos los elfos del camino por el mero hecho de no cumplir con sus obligaciones como elfa. Aquello no le preocupó particularmente hasta que pensó que si iba a ser sometida, quizás sacar partido de ello. Ahí era exactamente donde entraba a jugar Matthew Owens. No porque la chica estuviese locamente enamorada del hombre en secreto... ni muchisimo menos. Sino porque era la unica persona que podía sacar ventaja de una situación desesperada. Y su situación era bastante desesperada... Aunque estaba claro que aquií lo importante era.. como de desesperado estaba el tal Owens por enriquecerse aún mas.
La pregunta de Helena no fue tan fácil de contestar. Cosa que dio a Eilydh mucho más que pensar sobre la obviamente mercenaria del tal Owens. Por supuesto no iba a entrar en detalles con aquella mujer. No necesitaba saber más de lo que le había dicho.
-Por qué iban a estar en contra? No se que has oido de mi pueblo, pero nosotros siempre estamos buscando maneras de mejorar nuestras relaciones con el resto de culturas y razas- Aquello era, obviamente una mentira casi tan grande como su nombre, y Eilydh contaba con que ambos Owens y la chica notasen su tono de ironía. Había cosas que no necesitaban contarse.
Era mejor así.
Eilydh esperó. Le temblaban las manos.Una parte de ella se odiaba por aquello, la otra, tejia una red de contrabando en su cabeza.
Eilydh se sirvió vino de nuevo, recordándose a si misma que aquel hombre no se había ganado el título de virrey por nada. Acababa de ver tan solo un atisbo de sus triquiñuelas, y el enrojecido gesto de Gaia le dio una leve idea de las reacciones que el resto de genero femenino ( y quizás masculino) podrían tener ante ellas. Tampoco se olvidó de Helena. No estaba muy segura que aquella mujer se hubiese quedado al lado de aquel hombre por los piropos. No parecía el tipo de chica que se dejaba engatusar por palabras ensayadas mil veces delante de un espejo, y aquello sin duda era lo que Eilydh temía. Un arma secreta, un as bajo la manga. Algo que se le había pasado en sus investigaciones...
O quizás... miró la postura de Matt, extendiendo su cuerpo hacia la mujer que se sentaba a su lado. Y el de Helena, como si no estuviese muy segura de qué hacía allí..
O quizás el hombre necesitaba a aquella mujer casi como ella a él.
Interesante- pensó- Había venido preparada para jugar un bis a bis con un ladrón de almas... No tenía en mente iniciar un ménage a trois con su asesina personal también... Pero hey.. ho. - Sorbió el vino y escuchó las palabras de Matt y Helena pensando muy bien que decir.
Gaia caminaba alrededor de ellos, a tiempos actuando como una bailarina y a tiempos contorneando sus caderas de manera descarada como si acabasen de regalarle el juguete más preciado que aquella niña pudo tener. La escuchaba hablar consigo misma de cuando en cuando, pero no dio mas importancia a aquello... al fin y al cabo ella no entendía que pasaba en la mente de los niños.
- Veréis, señores míos- dijo la chica enfatizando la palabra señores- Supongamos que alguien en cuestión conoce exactamente las rutas de mercado elfas como la palma de su mano. Tan bien que.. podría decirse que ha nacido para llevarlas a cabo- Eilydh sonrió con su sonrisa numero 5: Esa que decía tengo un secreto que te puede interesar
Agitó su copa de manera desenfadada como viendo si el vino que bebía merecía tocar sus labios, un poco tarde para aquello pero le daba tiempo para pensar
-Digamos también que ese alguien tiene... bueno.. acceso a la recogida de dineros y diezmos del rey.- Eilydh se paró un poco antes de continuar- digamos que esas rutas y esos dineros bueno... pueden ser alterados de una manera u otra. Ya sabéis.. un poco da aquí.. un mucho de allá. Camuflo un aero por dos y me llevo tres de los de la bolsa- Cruzó las piernas sobre su vestido de seda negro, concentrandose- No sería simplemente exquisito que alguien supiese qué porciones del diezmo el rey presta atención y cuenta... y cuales bueno.. pueden ser sujetas a cambio de manera.. sutil, claro.. como el mismísimo Matt Owens.- dijo la elfa de nuevo- A cambio... de todo ese blanqueo de dinero digamos... poco oficial.- dijo, inclinando la cabeza- Ese alguien tan solo pediría asociación con el tal Matthew Owens. Completa y total asociación.... tu ya sabes esos términos legales, todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío? En la salud y enfermedad, tu riqueza y mi pobreza... 50% beneficio para cada uno...Hasta que la muerte nos separe?- se mordió el labio.- Pues algo así señor Owens. Pero oficial. Casi tan oficial como sea necesario- Eilydh llevó su mano de manera descarada a su dedo anular de la mano derecha.
Aquello técnicamente debería haber sido la parte dificil. La única manera de volver a casa y tener de nuevo la confianza de su padre era el matrimonio. Lo sabía porque la chica había estado perseguida por todos los elfos del camino por el mero hecho de no cumplir con sus obligaciones como elfa. Aquello no le preocupó particularmente hasta que pensó que si iba a ser sometida, quizás sacar partido de ello. Ahí era exactamente donde entraba a jugar Matthew Owens. No porque la chica estuviese locamente enamorada del hombre en secreto... ni muchisimo menos. Sino porque era la unica persona que podía sacar ventaja de una situación desesperada. Y su situación era bastante desesperada... Aunque estaba claro que aquií lo importante era.. como de desesperado estaba el tal Owens por enriquecerse aún mas.
La pregunta de Helena no fue tan fácil de contestar. Cosa que dio a Eilydh mucho más que pensar sobre la obviamente mercenaria del tal Owens. Por supuesto no iba a entrar en detalles con aquella mujer. No necesitaba saber más de lo que le había dicho.
-Por qué iban a estar en contra? No se que has oido de mi pueblo, pero nosotros siempre estamos buscando maneras de mejorar nuestras relaciones con el resto de culturas y razas- Aquello era, obviamente una mentira casi tan grande como su nombre, y Eilydh contaba con que ambos Owens y la chica notasen su tono de ironía. Había cosas que no necesitaban contarse.
Era mejor así.
Eilydh esperó. Le temblaban las manos.Una parte de ella se odiaba por aquello, la otra, tejia una red de contrabando en su cabeza.
Eilydh
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Las palabras habían surtido el efecto que Matt esperaba, ahora Gaia danzaba y tarareaba, se sentía una verdadera belleza, una diosa entre mortales “Que continúe así” pensaba Owens. Las personas felices eran sencillas de engañar, al igual que las personas muy tristes. ¡Emociones! Los sentimientos eran el verdadero alma, si sabias manipularlas, prácticamente eras un invocador ¿No es así?
Mientras Helena y Ellye intercambiaban amenazas con la mirada, el Virrey se entretenía observando a la niña. No había lujuria en su actitud, era más bien un comerciante, calculaba mentalmente qué beneficio podía sacarle a ese pequeño ser “Y por cuánto tiempo”, parecía ser algo inestable, quizás no aguantaría demasiado.
-¿Que qué opino? Opino que desde que te corte el cabello tus hermosas orejas no dejan que me concentre en nada - Le regaló a Helena una sonrisa seductora, destinada solo a hacerla enojar porque no se estaba tomando en serio la negociación - ¡Ah! Hablas sobre la propuesta comercial, claro - Se recostó contra la almohada que estaba en su espalda y cruzó los brazos tras la nuca, poniéndose cómodo para escuchar con casi toda su atención.
La primera parte no le sorprendía, Ellye era una elfa, podía suponer que tendría información valiosa sobre su raza, la siguiente parte resultó ligeramente más interesante, no cualquiera conocía tan en detalle las rutas comerciales y los tiempos de entrega. Matthew se reclinó sobre un codo, estaba prestando un poco más de atención ahora.
-Diría que esa persona está en una situación muy ventajosa, pero que sí no comienza su negocio por cuenta propia es porque hay algo que le falta - Y segundos después llegó la respuesta “Con que de eso se trata” pensó el estafador mientras escuchaba la nada sutil propuesta de la elfa.
Casamiento.
No es como si Owens tuviera algún tipo de problema a nivel moral con los casamientos por conveniencia, de hecho, sí decidía finalmente aceptar, está sería la tercera vez que contraería matrimonio, y siempre había sido por dinero. Pero Matt ya no era un jovencito, y tenía muchas más cosas para perder que cuando tenía veinte años, así que una propuesta semejante tenía que ser cuidadosamente valorada antes de aceptar.
Pero mientras tanto:
-¡Oh por...! - Se tapó la boca con ambas manos e hizo un gesto de sorpresa, luego dejó escapar un chillido increíblemente agudo considerando que era un hombre - ¿estas diciendo lo que creo que estas diciendo? ¿Matrimonio? ¿Es una propuesta de matrimonio? - Se hizo el emocionado y con una mano en el corazón agregó -No sé qué decir... Me siento, me siento tan halagado - El personaje de quinceañera conmovida era muy divertido para Matt, el resto de las personas no solían tomarlo con tanto humor.
Se abanicaba como para intentar calmarse... Luego se empezó a reír a carcajadas, había un buen motivo por el cual Matthew tenía fama de ser un Virrey Loco.
-Me gusta como piensas, los beneficios que ofreces y también como te ves. Esos serían motivos suficientes para arreglar un Matrimonio por conveniencia - Parecía que por fin planeaba hablar seriamente - El problema es el siguiente: Sé que no me lo estas diciendo todo. Hay muchas otras maneras de firmar acuerdos, estás eligiendo este modo por algún motivo y eso me lleva a sospechar de tus intenciones - Levantó un dedo e hizo “no-no” con él - Eso no está bien, venir a ocultarme información a mi propia tienda, yo espero sinceridad absoluta de mi Querida Futura Esposa - Entrelazo los dedos y agregó - Corrigeme sí me equivoco, pero yo tengo mucho más para perder que tu en todo esto. Así que vas a tener que disculparme sí te pido algo más de esfuerzo de tu parte - Se acercó a la elfa y se sentó en la pequeña mesa frente a ella, ahora quedaba ligeramente más arriba - Dime ¿Qué tan comprometida estas con todo esto? ¿Suponías que era como el resto de los sucios, lujuriosos y estúpidos hombres que te has cruzado a lo largo del camino y que aceptaría casarme en seguida gracias al encanto de esos bonitos ojos? - Bajó un poco, hasta quedar más cerca del rostro de Ellye - Vas a tener que hacer algunos trabajos para mi sí quieres que te crea. Cuando estés tan hundida en la porquería como nosotros me tomaré en serio tu propuesta -
Mientras Helena y Ellye intercambiaban amenazas con la mirada, el Virrey se entretenía observando a la niña. No había lujuria en su actitud, era más bien un comerciante, calculaba mentalmente qué beneficio podía sacarle a ese pequeño ser “Y por cuánto tiempo”, parecía ser algo inestable, quizás no aguantaría demasiado.
-¿Que qué opino? Opino que desde que te corte el cabello tus hermosas orejas no dejan que me concentre en nada - Le regaló a Helena una sonrisa seductora, destinada solo a hacerla enojar porque no se estaba tomando en serio la negociación - ¡Ah! Hablas sobre la propuesta comercial, claro - Se recostó contra la almohada que estaba en su espalda y cruzó los brazos tras la nuca, poniéndose cómodo para escuchar con casi toda su atención.
La primera parte no le sorprendía, Ellye era una elfa, podía suponer que tendría información valiosa sobre su raza, la siguiente parte resultó ligeramente más interesante, no cualquiera conocía tan en detalle las rutas comerciales y los tiempos de entrega. Matthew se reclinó sobre un codo, estaba prestando un poco más de atención ahora.
-Diría que esa persona está en una situación muy ventajosa, pero que sí no comienza su negocio por cuenta propia es porque hay algo que le falta - Y segundos después llegó la respuesta “Con que de eso se trata” pensó el estafador mientras escuchaba la nada sutil propuesta de la elfa.
Casamiento.
No es como si Owens tuviera algún tipo de problema a nivel moral con los casamientos por conveniencia, de hecho, sí decidía finalmente aceptar, está sería la tercera vez que contraería matrimonio, y siempre había sido por dinero. Pero Matt ya no era un jovencito, y tenía muchas más cosas para perder que cuando tenía veinte años, así que una propuesta semejante tenía que ser cuidadosamente valorada antes de aceptar.
Pero mientras tanto:
-¡Oh por...! - Se tapó la boca con ambas manos e hizo un gesto de sorpresa, luego dejó escapar un chillido increíblemente agudo considerando que era un hombre - ¿estas diciendo lo que creo que estas diciendo? ¿Matrimonio? ¿Es una propuesta de matrimonio? - Se hizo el emocionado y con una mano en el corazón agregó -No sé qué decir... Me siento, me siento tan halagado - El personaje de quinceañera conmovida era muy divertido para Matt, el resto de las personas no solían tomarlo con tanto humor.
Se abanicaba como para intentar calmarse... Luego se empezó a reír a carcajadas, había un buen motivo por el cual Matthew tenía fama de ser un Virrey Loco.
-Me gusta como piensas, los beneficios que ofreces y también como te ves. Esos serían motivos suficientes para arreglar un Matrimonio por conveniencia - Parecía que por fin planeaba hablar seriamente - El problema es el siguiente: Sé que no me lo estas diciendo todo. Hay muchas otras maneras de firmar acuerdos, estás eligiendo este modo por algún motivo y eso me lleva a sospechar de tus intenciones - Levantó un dedo e hizo “no-no” con él - Eso no está bien, venir a ocultarme información a mi propia tienda, yo espero sinceridad absoluta de mi Querida Futura Esposa - Entrelazo los dedos y agregó - Corrigeme sí me equivoco, pero yo tengo mucho más para perder que tu en todo esto. Así que vas a tener que disculparme sí te pido algo más de esfuerzo de tu parte - Se acercó a la elfa y se sentó en la pequeña mesa frente a ella, ahora quedaba ligeramente más arriba - Dime ¿Qué tan comprometida estas con todo esto? ¿Suponías que era como el resto de los sucios, lujuriosos y estúpidos hombres que te has cruzado a lo largo del camino y que aceptaría casarme en seguida gracias al encanto de esos bonitos ojos? - Bajó un poco, hasta quedar más cerca del rostro de Ellye - Vas a tener que hacer algunos trabajos para mi sí quieres que te crea. Cuando estés tan hundida en la porquería como nosotros me tomaré en serio tu propuesta -
Matthew Owens
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
Helena seguía acariciando la empuñadura de su daga, mientras que Ellye se bebía una copa de vino y daba la explicación que tanto pedía la bruja. Aunque, más que una explicación resultó ser una especie de provocación hacia su persona.
-¿Te molesta mi presencia, querida...?-Era una pregunta retórica. Una que si tenía una respuesta afirmativa, seguramente acabaría con el cuello de la elfa ensartado por la daga de la bruja, cosa que desde hacía unos minutos estaba deseando hacer.
Finalmente, la elfa procedió a explicar qué era exactamente lo que quería. Para sorpresa de Helena, no era un mal plan, es más, era una propuesta que haría que Ciudad Lagarto se enriqueciera de una forma asombrosa. Aunque para eso, aquellos pagos deberían de realizarse no solo a las esferas más altas de dicha ciudad, si no de alguna forma lograr que llegaran hasta al trabajador más humilde. Pero siendo realistas, eso ni siquiera se llevaba a cabo en la gran Lunargenta, y Ciudad Lagarto; hogar de ladrones, asesinos y estafadores, no sería ni muchísimo menos una excepción.
Pero, como en casi todo, a Helena poco le importaba realmente los frutos que pudiera generar aquella propuesta. Con que ella siguiera viviendo como una reina en la carpa de Matt era más que suficiente.
Para más sorpresa aún de la asesina, la elfa presentó una proposición forma de matrimonio por conveniencia con el mismísimo Matthew, cosa que hizo que casi se le salieran los ojos de las órbitas. Seguramente, aquello ofendería de sobremanera al virrey, el cual no se vendería por una cosa como esa, aunque... Demostró todo lo contrario... Con chillido de moza virginal incluido.
-...Matt, dime que no lo estás considerando en serio-Le dedicó una mirada de desdén e incomprensión.
Luego de eso, empezó a reír como un viejo loco. Cosa que no hizo más que aumentar la mirada de desdén que la Rhodes le transmitía al humano. En un intento por calmar las grandiosas ganas que tenía por darle un guantazo con la mano abierta a Matt, agarró la daga clavada en la mesa y tiró de ella con tanta fuerza que incluso se llevó un trozo de madera consigo. Acto seguido, se guardó el arma con gestos poco amables. No quería establecer contacto visual con él, porque seguramente acabaría rompiéndole la dentadura allí mismo.
Pasaron los segundos y poco a poco el virrey iba entonando un tono más serio, tomándose así desde una perspectiva más seria la propuesta, y por ende, su puesto como virrey, ese que Helena le recordaba a todas horas que debería de proteger y no tomarse tan a la ligera, aunque nunca le hacía caso.
Suspiró aliviada ante la ahora negativa de Matt, aunque siguió llamándola "Querida Futura Esposa", por lo que quizás en un futuro sí que optara por casarse convenientemente con aquella elfa que olía a problemas desde lejos.
Devolvió la mirada hacia Ellye, pero no era una normal, si no una fría, calculadora y penetrante.
-¿En qué podrías ser útil aquí, en Ciudad Lagarto, Ellye?-Apoyó ambos codos en la mesa e inclinó su tronco-¿Sabes ese dicho...? "Por la boca muere el pez" Así era, ¿No?-Se pausó unos segundos-Pues tú tienes toda la pinta de ser un pez con una boca muy grande. He visto a muchos charlatanes como tú. No me creo nada de lo que dices.
-¿Te molesta mi presencia, querida...?-Era una pregunta retórica. Una que si tenía una respuesta afirmativa, seguramente acabaría con el cuello de la elfa ensartado por la daga de la bruja, cosa que desde hacía unos minutos estaba deseando hacer.
Finalmente, la elfa procedió a explicar qué era exactamente lo que quería. Para sorpresa de Helena, no era un mal plan, es más, era una propuesta que haría que Ciudad Lagarto se enriqueciera de una forma asombrosa. Aunque para eso, aquellos pagos deberían de realizarse no solo a las esferas más altas de dicha ciudad, si no de alguna forma lograr que llegaran hasta al trabajador más humilde. Pero siendo realistas, eso ni siquiera se llevaba a cabo en la gran Lunargenta, y Ciudad Lagarto; hogar de ladrones, asesinos y estafadores, no sería ni muchísimo menos una excepción.
Pero, como en casi todo, a Helena poco le importaba realmente los frutos que pudiera generar aquella propuesta. Con que ella siguiera viviendo como una reina en la carpa de Matt era más que suficiente.
Para más sorpresa aún de la asesina, la elfa presentó una proposición forma de matrimonio por conveniencia con el mismísimo Matthew, cosa que hizo que casi se le salieran los ojos de las órbitas. Seguramente, aquello ofendería de sobremanera al virrey, el cual no se vendería por una cosa como esa, aunque... Demostró todo lo contrario... Con chillido de moza virginal incluido.
-...Matt, dime que no lo estás considerando en serio-Le dedicó una mirada de desdén e incomprensión.
Luego de eso, empezó a reír como un viejo loco. Cosa que no hizo más que aumentar la mirada de desdén que la Rhodes le transmitía al humano. En un intento por calmar las grandiosas ganas que tenía por darle un guantazo con la mano abierta a Matt, agarró la daga clavada en la mesa y tiró de ella con tanta fuerza que incluso se llevó un trozo de madera consigo. Acto seguido, se guardó el arma con gestos poco amables. No quería establecer contacto visual con él, porque seguramente acabaría rompiéndole la dentadura allí mismo.
Pasaron los segundos y poco a poco el virrey iba entonando un tono más serio, tomándose así desde una perspectiva más seria la propuesta, y por ende, su puesto como virrey, ese que Helena le recordaba a todas horas que debería de proteger y no tomarse tan a la ligera, aunque nunca le hacía caso.
Suspiró aliviada ante la ahora negativa de Matt, aunque siguió llamándola "Querida Futura Esposa", por lo que quizás en un futuro sí que optara por casarse convenientemente con aquella elfa que olía a problemas desde lejos.
Devolvió la mirada hacia Ellye, pero no era una normal, si no una fría, calculadora y penetrante.
-¿En qué podrías ser útil aquí, en Ciudad Lagarto, Ellye?-Apoyó ambos codos en la mesa e inclinó su tronco-¿Sabes ese dicho...? "Por la boca muere el pez" Así era, ¿No?-Se pausó unos segundos-Pues tú tienes toda la pinta de ser un pez con una boca muy grande. He visto a muchos charlatanes como tú. No me creo nada de lo que dices.
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
Eilydh no pudo decir que la reacción de Owens no la sorprendió. Al fin y al cabo, había escuchado rumores kilométricos sobre las rarezas del virrey, pero como la mayoría, había decidido ignorarlas. Para ella aquello era un juego, y Matthew Owens llevaba muchos más años jugando que ella.
La tal Helena, por su parte.... Parecía herida ante la ventaja de Eilydh.¿Despechada? Poco le importaba a la elfa. Lo que menos quería era sumirse en un lio de faldas, el tal Owens podía tener la... dotación más grande de toda Aerandir, que aquello no haría que Eilydh desenfocase su objetivo del precio final.
...Pero tampoco iba a impedir que jugase un poco. Al fin y al cabo aquella Helena estaba empezando a molestarla.Como un mosquito al que escuchas pero no ves. Y eso era justo lo que iba a hacer.
Lanzó al tal Owens su sonrisa numero 8: problemas y hurgó de manera pausada en un monedero que sacó de su escote. Mientras lo hacía, regaló un guiño a Helena, al fin y al cabo acababa de insinuar que ella era una bocazas. Y la propia Eilydh podría burlarse de ella por eso mismo. Pero lo dejó pasar.
Gaia por su parte había encontrado varias telas sueltas en un rincón de la sala, presumiblemente futuras telas para un cambio de tapices en los sofás. Pero aquello poco había importado a la niña, que había agarrado los retales sobrantes y estaba construyéndose ella misma un vestido un tanto primitivo con colores que no combinaban y que hacían realzar lo delgada que estaba. Volvía a hablar sola:
-Oh, Luna... Luna... mi gran princesa Luna. Te haré un vestido de sol, mi Luna y viajaremos por el cielo montadas en el carro de la noche, Oh Luna.. Luna
Para cuando Eilydh pensó que aquello era preocupante, encontró el trozo de pergamino en su monedero. Se levantó de la silla, y de manera elegante y sin dejar de mirar a Matt, se sentó entre él y Helena, mostrando segundas intenciones y entrando por primera vez en el juego de la chica. No era necesario que sacase su daga. A veces las acciones duelen más que cualquier herida.
Y con ello continuó, ignorando deliberadamente el hecho de que Helena estaba estrujada hacia un lado del sofá, construido solo para dos personas y dándole su espalda mientras mostraba a Matt parte del contenido del pergamino, pues lo rompió antes de pasarselo en sus manos:
No estaba segura de si Owens entendía la urgencia de aquel pergamino. Si llegaba a comprender lo importante de su desobediencia, al fin y al cabo la cultura elfa era un tanto cerrada. No podía pretender que el supiese que la profanar la perfecta piel de un elfo era una aberración en su raza y que por lo tanto ser tatuada era comúnmente el máximo castigo a una acción de deshonor , o si quiera la importancia que ser investigado dentro del senado del árbol madre implicaba. Pero aquello no le importaba demasiado. Al fin y al cabo, Matt tan solo necesitaba un apellido y estaba segura de que se encargaría de que sus pajarillos investigasen todo acerca de quién era y qué había hecho. O no.
De hecho, mejor así. Tan solo trazar su apellido ya le daría una leve idea de cómo de real era aquella propuesta.
-Digamos que si hubiese una fábrica de porquería élfica, yo sería la directora, Matt.. puedo tutearte no?- dijo, moviendo sus ojos de los de Matt a sus labios. Su mano los siguió y aderezó la barba de Matt, acicalándola.
-En cuanto a ti... - dijo de manera súbita girándolse hacia Helena- Veo que te gustan los refranes. Yo tengo uno que quizás no sepas: Quien juega con fuego, siempre... siempre se acaba quemando.- Sonrió, pero su gesto no pasó a sus ojos. Acababa de crear aquella sonrisa, la llamó: Advertencia.
La tal Helena, por su parte.... Parecía herida ante la ventaja de Eilydh.¿Despechada? Poco le importaba a la elfa. Lo que menos quería era sumirse en un lio de faldas, el tal Owens podía tener la... dotación más grande de toda Aerandir, que aquello no haría que Eilydh desenfocase su objetivo del precio final.
...Pero tampoco iba a impedir que jugase un poco. Al fin y al cabo aquella Helena estaba empezando a molestarla.Como un mosquito al que escuchas pero no ves. Y eso era justo lo que iba a hacer.
Lanzó al tal Owens su sonrisa numero 8: problemas y hurgó de manera pausada en un monedero que sacó de su escote. Mientras lo hacía, regaló un guiño a Helena, al fin y al cabo acababa de insinuar que ella era una bocazas. Y la propia Eilydh podría burlarse de ella por eso mismo. Pero lo dejó pasar.
Gaia por su parte había encontrado varias telas sueltas en un rincón de la sala, presumiblemente futuras telas para un cambio de tapices en los sofás. Pero aquello poco había importado a la niña, que había agarrado los retales sobrantes y estaba construyéndose ella misma un vestido un tanto primitivo con colores que no combinaban y que hacían realzar lo delgada que estaba. Volvía a hablar sola:
-Oh, Luna... Luna... mi gran princesa Luna. Te haré un vestido de sol, mi Luna y viajaremos por el cielo montadas en el carro de la noche, Oh Luna.. Luna
Para cuando Eilydh pensó que aquello era preocupante, encontró el trozo de pergamino en su monedero. Se levantó de la silla, y de manera elegante y sin dejar de mirar a Matt, se sentó entre él y Helena, mostrando segundas intenciones y entrando por primera vez en el juego de la chica. No era necesario que sacase su daga. A veces las acciones duelen más que cualquier herida.
Y con ello continuó, ignorando deliberadamente el hecho de que Helena estaba estrujada hacia un lado del sofá, construido solo para dos personas y dándole su espalda mientras mostraba a Matt parte del contenido del pergamino, pues lo rompió antes de pasarselo en sus manos:
- Spoiler:
[...] y no fuese suficiente que te hubieran tatuado. Hija mia, entra en razón. ¿Es que es tanto lo que pedimos? Tu padre esta siendo cuestionado por los miembros del senado del árbol madre. Tus hermanos... tus hermanos tan solo pueden esperar que los miren por encima del hombro ante cualquier intento de puesto en el senado. Langlik tiene paciencia. Es un hombre que sabe esperar.. pero si sabes lo que te conviene... regresa. Si no... esta es mi ultima comunicación contigo.
E. Skye xx[...] .
No estaba segura de si Owens entendía la urgencia de aquel pergamino. Si llegaba a comprender lo importante de su desobediencia, al fin y al cabo la cultura elfa era un tanto cerrada. No podía pretender que el supiese que la profanar la perfecta piel de un elfo era una aberración en su raza y que por lo tanto ser tatuada era comúnmente el máximo castigo a una acción de deshonor , o si quiera la importancia que ser investigado dentro del senado del árbol madre implicaba. Pero aquello no le importaba demasiado. Al fin y al cabo, Matt tan solo necesitaba un apellido y estaba segura de que se encargaría de que sus pajarillos investigasen todo acerca de quién era y qué había hecho. O no.
De hecho, mejor así. Tan solo trazar su apellido ya le daría una leve idea de cómo de real era aquella propuesta.
-Digamos que si hubiese una fábrica de porquería élfica, yo sería la directora, Matt.. puedo tutearte no?- dijo, moviendo sus ojos de los de Matt a sus labios. Su mano los siguió y aderezó la barba de Matt, acicalándola.
-En cuanto a ti... - dijo de manera súbita girándolse hacia Helena- Veo que te gustan los refranes. Yo tengo uno que quizás no sepas: Quien juega con fuego, siempre... siempre se acaba quemando.- Sonrió, pero su gesto no pasó a sus ojos. Acababa de crear aquella sonrisa, la llamó: Advertencia.
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
-Yo siempre considero todo seriamente, Helena - Y la oración en sí era tan ridícula para cualquiera que conociera a Matt que incluso el Virrey tuvo problemas para mantenerse serio mientras la decía - Creo que al menos hay que darle la oportunidad de que se explique. Sí fue tan valiente como para venir hasta aquí y proponer algo tan extremo merece que le dediquemos unos minutos de nuestro tiempo ¿No lo crees amor? - Y esperaba que con eso el tema quedara zanjado, no quería que la Hechicera lo contradijera en público.
Por otro lado, la locura de Gaia era cada vez más evidente, aunque Owens no parecía preocupado por eso “Lo único que importa es que se comporte, mientras no ande atacando a los clientes todo debería salir bien”. Lo cierto es que no era la primer muchacha que llegaba a Matt con algún tipo de desequilibrio emocional, las más memorables habían sido Loth y Jeannie “Ahora Irinnil” se recordó a sí mismo el estafador. Y la cuestión siempre era la misma, encontrar qué las motivaba.
Desde la perspectiva de Matt la situación resultaba bastante graciosa, la experiencia le decía que él no era en realidad el motivo de la pelea, en ese momento oficiaba de objeto, como una corona “No, mejor como un cetro” sonrió Owens mientras pensaba chistes con doble sentido. La cuestión era sí le convenía más seguir en esa posición pasiva y dejar a las muchachas peleando, o si era conveniente que eligiera algún bando.
Con mucha calma agarró el trozo de pergamino que la joven le ofrecía, lo leyó un par de veces ya que quería asegurarse que no estuviera pasando por alto ningún detalle. Cuando terminó, lo dobló y sin llegar a tocarla de modo directo, puso el papel en el escote de la elfa, manteniendo la mirada fija en sus ojos.
-Ahora creo entender un poco mejor de qué va todo este asunto - Owens se sentía algo más confiado, al fin y al cabo, era algo que los beneficiaba a ambos. Y si bien la elfa podía buscarse un marido en cualquier lado, no cualquiera le ofrecería las ventajas que tenía el estar con el Virrey de Ciudad Lagarto - ¿Por qué no empezamos despacio? Soy un hombre sensible, mi corazón no está listo para algo tan repentino -
Se levantó y dejó a las dos mujeres en el sillón, en lugar de eso fue directo a Gaia, aún seguía dando vueltas por la sala. Apareció desde atrás y juntó las manos con las de la chica, como si estuvieran bailando juntos ¡Estaba tan delgada! “Hay que solucionar eso, nadie quiere estar con un saco de huesos”. Apoyó el mentón en el hombro de la joven.
-Más importante que todo eso, lo que me interesa saber es: ¿Tu te quedarás aquí conmigo? Eres una valiosa adquisición para mi ¿Sabes? - Sus modos eran cariñosos, no libidinosos, una posición más paternal era lo adecuado cuando se trataba de casos tan perturbados - Nos aseguraremos de que tengas los vestidos más bonitos, y todas tus comidas diarias. Además, aquí podrás hacer muchas amigas, mis carpas están llenas de muchachas como tú, ya verás que no tardarás en sentirte como en casa - La hizo girar sobre sí misma hasta que quedaron frente a frente - Podríamos cerrar el trato ahora mismo, si lo deseas - Agregó mientras le daba un beso en la sien.
Solo entonces regresó su atención a la elfa.
-En cuanto a ti, Mi Quizás Futura Esposa, creo que primero deberíamos ir a ver todas esas cosas que prometes, solo para asegurarnos de que en verdad existen. El cómo y cuando te lo dejaré a ti, pero avisame con tiempo porque tengo que dejar todo listo aquí sí voy a salir durante varios días - No es como si Matt se tomara sus responsabilidades demasiado en serio, pero habían cosas que no podía dejar a la deriva - También me gustaría que te quedaras conmigo para que conozcas de primera mano cómo se hacen las cosas aquí - “Y para ver qué tal te manejas en este tipo de ámbitos” bien podía ser que la elfa fuera una bocazas sin mayor habilidad, en la práctica es cuando se veía la verdadera capacidad de las personas.
Por otro lado, la locura de Gaia era cada vez más evidente, aunque Owens no parecía preocupado por eso “Lo único que importa es que se comporte, mientras no ande atacando a los clientes todo debería salir bien”. Lo cierto es que no era la primer muchacha que llegaba a Matt con algún tipo de desequilibrio emocional, las más memorables habían sido Loth y Jeannie “Ahora Irinnil” se recordó a sí mismo el estafador. Y la cuestión siempre era la misma, encontrar qué las motivaba.
Desde la perspectiva de Matt la situación resultaba bastante graciosa, la experiencia le decía que él no era en realidad el motivo de la pelea, en ese momento oficiaba de objeto, como una corona “No, mejor como un cetro” sonrió Owens mientras pensaba chistes con doble sentido. La cuestión era sí le convenía más seguir en esa posición pasiva y dejar a las muchachas peleando, o si era conveniente que eligiera algún bando.
Con mucha calma agarró el trozo de pergamino que la joven le ofrecía, lo leyó un par de veces ya que quería asegurarse que no estuviera pasando por alto ningún detalle. Cuando terminó, lo dobló y sin llegar a tocarla de modo directo, puso el papel en el escote de la elfa, manteniendo la mirada fija en sus ojos.
-Ahora creo entender un poco mejor de qué va todo este asunto - Owens se sentía algo más confiado, al fin y al cabo, era algo que los beneficiaba a ambos. Y si bien la elfa podía buscarse un marido en cualquier lado, no cualquiera le ofrecería las ventajas que tenía el estar con el Virrey de Ciudad Lagarto - ¿Por qué no empezamos despacio? Soy un hombre sensible, mi corazón no está listo para algo tan repentino -
Se levantó y dejó a las dos mujeres en el sillón, en lugar de eso fue directo a Gaia, aún seguía dando vueltas por la sala. Apareció desde atrás y juntó las manos con las de la chica, como si estuvieran bailando juntos ¡Estaba tan delgada! “Hay que solucionar eso, nadie quiere estar con un saco de huesos”. Apoyó el mentón en el hombro de la joven.
-Más importante que todo eso, lo que me interesa saber es: ¿Tu te quedarás aquí conmigo? Eres una valiosa adquisición para mi ¿Sabes? - Sus modos eran cariñosos, no libidinosos, una posición más paternal era lo adecuado cuando se trataba de casos tan perturbados - Nos aseguraremos de que tengas los vestidos más bonitos, y todas tus comidas diarias. Además, aquí podrás hacer muchas amigas, mis carpas están llenas de muchachas como tú, ya verás que no tardarás en sentirte como en casa - La hizo girar sobre sí misma hasta que quedaron frente a frente - Podríamos cerrar el trato ahora mismo, si lo deseas - Agregó mientras le daba un beso en la sien.
Solo entonces regresó su atención a la elfa.
-En cuanto a ti, Mi Quizás Futura Esposa, creo que primero deberíamos ir a ver todas esas cosas que prometes, solo para asegurarnos de que en verdad existen. El cómo y cuando te lo dejaré a ti, pero avisame con tiempo porque tengo que dejar todo listo aquí sí voy a salir durante varios días - No es como si Matt se tomara sus responsabilidades demasiado en serio, pero habían cosas que no podía dejar a la deriva - También me gustaría que te quedaras conmigo para que conozcas de primera mano cómo se hacen las cosas aquí - “Y para ver qué tal te manejas en este tipo de ámbitos” bien podía ser que la elfa fuera una bocazas sin mayor habilidad, en la práctica es cuando se veía la verdadera capacidad de las personas.
Matthew Owens
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Helena calló y le lanzó una mirada tan fría y penetrante al virrey que sería más dolorosa y espeluznante que cualquier pesadilla que este pudiera tener.
Suspiró y centró su atención en la niña que venía con la elfa. A todas luces se veía que muy bien de la cabeza no estaba. Seguramente su futuro sería acabar trabajando para Matthew como una prostituta más, y en cierto modo, eso sería mejor para ella, más seguro de lo que el mundo real le aguardara.
Matt se levantó y dejó a las dos mujeres en el sofá. Acto seguido se dedicó a agasajar a la pequeña loca para que aceptara el trato de poseer sus servicios en el futuro. Fue entonces cuando la elfa se giró hacia la Rhodes, de nuevo, retándola. La bruja entonces dibujó media sonrisa maliciosa en su rostro.
-¿Pero quién te crees que eres?-Dijo no pudiéndose tomar en serio a la "Quizás Futura Esposa" del virrey-Ay... Querida, yo nunca me quemo.-Hizo el amago de levantarse, pero antes de eso, colocó su mano derecha como si de una caricia se tratara sobre el cuello de Ellye. La piel de dicha extremidad se había tornado de un color azulado pálido, y ciertas venas se le marcaban con fuerza adoptando un tono morado. El contacto con la mano de Helena sería como el de un témpano de hielo sacado del mismísimo norte del gran continente, y por ende, eso fue lo que la elfa sentiría-Digamos que el fuego me teme-Le guiñó un ojo y se puso finalmente en pie, recuperando la tonalidad normal de su mano y haciendo desaparecer aquel frío absoluto.
Caminó justo hasta el lado opuesto de donde se encontraba Matt, por el otro lado de la mesa. Cuando este acabó su última frase, Helena se cruzó de brazos y volvió a mirar a Ellye con una sonrisa socarrona.
-Te daré un consejo, novata. Si quieres sobrevivir aquí, más te vale que, o sepas mentir muy bien como alguien que yo me conozco...-Miró por el rabillo del ojo al virrey-O seas tan contundente que hagas que todos te respeten-Ahora, giró su cabeza para centrar su atención en el humano-¿Esto se va a alargar mucho?-Preguntó, impaciente
Suspiró y centró su atención en la niña que venía con la elfa. A todas luces se veía que muy bien de la cabeza no estaba. Seguramente su futuro sería acabar trabajando para Matthew como una prostituta más, y en cierto modo, eso sería mejor para ella, más seguro de lo que el mundo real le aguardara.
Matt se levantó y dejó a las dos mujeres en el sofá. Acto seguido se dedicó a agasajar a la pequeña loca para que aceptara el trato de poseer sus servicios en el futuro. Fue entonces cuando la elfa se giró hacia la Rhodes, de nuevo, retándola. La bruja entonces dibujó media sonrisa maliciosa en su rostro.
-¿Pero quién te crees que eres?-Dijo no pudiéndose tomar en serio a la "Quizás Futura Esposa" del virrey-Ay... Querida, yo nunca me quemo.-Hizo el amago de levantarse, pero antes de eso, colocó su mano derecha como si de una caricia se tratara sobre el cuello de Ellye. La piel de dicha extremidad se había tornado de un color azulado pálido, y ciertas venas se le marcaban con fuerza adoptando un tono morado. El contacto con la mano de Helena sería como el de un témpano de hielo sacado del mismísimo norte del gran continente, y por ende, eso fue lo que la elfa sentiría-Digamos que el fuego me teme-Le guiñó un ojo y se puso finalmente en pie, recuperando la tonalidad normal de su mano y haciendo desaparecer aquel frío absoluto.
Caminó justo hasta el lado opuesto de donde se encontraba Matt, por el otro lado de la mesa. Cuando este acabó su última frase, Helena se cruzó de brazos y volvió a mirar a Ellye con una sonrisa socarrona.
-Te daré un consejo, novata. Si quieres sobrevivir aquí, más te vale que, o sepas mentir muy bien como alguien que yo me conozco...-Miró por el rabillo del ojo al virrey-O seas tan contundente que hagas que todos te respeten-Ahora, giró su cabeza para centrar su atención en el humano-¿Esto se va a alargar mucho?-Preguntó, impaciente
Helena Rhodes
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
El pergamino a medio romper pareció convencer al virrey. O al menos capturar su atención lo estrictamente necesario como para firmar un alto al fuego no escrito. Aunque la exageración de sus palabras en su reacción fueron el único aviso que la elfa necesitó para saber qué caminaba sobre una fina lamina de hielo, y estaba a dos pasos de caer al abismo de un mar profundo.Debía elegir bien sus pasos, pues.
Un hielo tan frío como las manos de la tal Helena en su cuello. Eilydh quedó paralizada por un segundo. No por miedo, sino por el hecho de que sospechaba que aquella mujer pudiese leer mentes y que aquel uso de el éter de manera tan precisa tras el pensamiento que acababa de tener no era tan solo una coincidencia. Sino máa bien oportunista. Su mano, sin embargo, no tardó mucho de alejarse del cuello de la elfa, y ella se llevó sus dedos ahí donde habían causado frío los de Helena, como comprobando que su piel tersa seguía intacta.
Escuchó a Helena hablar, de nuevo lanzando un ultimatum vacío al aire. Eilydh sabía que aquella mujer no osaría contradecir los deseos de Owens en su casa. Pero estaba segura de que era alguien de quien preocuparse a largo plazo. Un aliciente a toda aquella aventura, sin duda.
Eilydh le regaló una sonrisa antes de responderle con un simple.
-Oh... Helena. Auguro una amistad sumamente exquisita entre nosotras- Justo tras pronunciarlo sus labios se curvaron en un gesto de desdén y molestia hacia la bruja.
Ojeó a Owens mientras engatusaba a Gaia. La niña se sonrojó al ver el reflejo del hombre tras de ella en el espejo en el que jugaba. Casi pudo ver como sus ojos grandes contemplaban la inmensidad de lo que el tal Owens le estaba prometiendo. Se giró hacia Eilydh en un momento determinado, como pidiendo permiso para aceptar aquella propuesta.
Eilydh apartó la mirada. Aquella no era su guerra. No estaba dispuesta a ser la responsable de la mala fortuna de aquella niña. Ocultó un retazo de envidia bebiendo de nuevo de su copa. Había olvidado como se sentía ser lo suficientemente ingenua como para creer las palabras de un hombre. La imagen de unos ojos azul intenso se posó en su mente por un segundo y fue la voz de Matt lo que la salvó en aquella ocasión de recordar nada más de lo que pudiese arrepentirse luego. Gaia emitió un grito de alegría y abrazó al Owens cayendo en sus redes.
Pobre pajarillo. Pensó Eilydh, evitando contacto visual con el virrey, pues sabía que es lo que venía a continuación. El gran Owens haciendo su último movimiento.Su jaque mate.
Visitar Sandorai.
Tragó saliva despacio. Aquello claramente no era algo que estuviese en sus planes aún. No al menos hasta que Owens hubiese aceptado su alocada propuesta. Recordó el olor del fuego marcando su espalda, y las voces en la noche gritando su nombre mientras ella escapaba medio derrotada.
No, definitivamente regresar a Sandorai no estaba en sus planes a corto plazo. Pero eso Owens no lo sabía. Y ella también podía jugar sus cartas. Al fin y al cabo Matt no esperaba que su futura socia las mostrase todas en la primera ronda. De aquello estaba segura. Su movimiento fue inteligente, aquello tuvo que reconocerlo. Owens era alguien acostumbrado a salirse con la suya de una manera u otra. ¿No quieres que una asesina a sueldo te mate? Enamórala y haz que trabaje para ti. ¿Adviertes una debilidad en una niña indefensa? Ofrécele todo lo que jamás podrá tener y olvídate de la letra pequeña. ¿Una elfa desconocida te ofrece un pacto demasiado suculento como para ser real? Mantenla bajo tu pequeño reino. Dentro de los oídos de todas las paredes que posees. Inundada por todo lo bueno que hago que mis trabajadores digan de mi.
-Una oferta muy, muy generosa- movió su dedo distraída alrededor de la copa que tenía delante, pensativa- Estoy segura de que podré encontrar albergue en algún lugar más... apropiado de ciudad lagarto. No quiero mezclar negocios con placer- le dijo guiñándole un ojo.- Pero puedes estar seguro que mi estancia aquí va a ser muy fructífera y que puedes estar seguro de que cuando finalmente te lleve a Sandorai- apretó la copa con su mano derecha- No habrá deje de desconfianza en esos ojos vivos tuyos. Al menos no acerca de esto que te estoy ofreciendo.-
Sobre mi... bueno, eso ya es otra cosa. Pensó la elfa
-¿Quizás podríamos empezar ahora?- dijo la chica- ¿Cuántas mujeres trabajan para ti en este.. local, señor Owens? ¿ Con cuántas de ellas has yacido?¿En cuántas- miró de manera rápida a Helena- aparte de esta señorita, por supuesto, confiarías tu bolsa de ganancias al principio de cada mes? ¿De cuántas sabes que te aprovechas?¿Cuántas de ellas te importan lo suficiente como para dejar de hacerlo?¿ A cuántas de ellas dejarías marchar sin albergar doble moral hacia ellas tras su partida?
El vino. Elydh se juró que aquello que hablaba era el vino. O al menos buena parte. Si quería firmar un tratado de paz momentánea aquello no era la mejor tinta. Pero Eilydh no sería ella misma si no hiciese preguntas incómodas, y si quería confiar algo en aquel hombre necesitaba saber a cuántas de esas preguntas estaba dispuesto a responder de manera sincera. En cuántas iba a mentir deliberadamente, y en cuántas fingiría de manera desproporcionada como para que Eilydh no se diese cuenta de que lo hacía.
La elfa esperaba con aquello que el virrey se diese cuenta que aquella iba a ser su dinámica mientras estuviese en ciudad Lagarto. Al fin y al cabo ella ya sabía el trabajo que las prostitutas realizaban, y lo que significaba estafar. Podían pasar a nociones menos básicas.
Un hielo tan frío como las manos de la tal Helena en su cuello. Eilydh quedó paralizada por un segundo. No por miedo, sino por el hecho de que sospechaba que aquella mujer pudiese leer mentes y que aquel uso de el éter de manera tan precisa tras el pensamiento que acababa de tener no era tan solo una coincidencia. Sino máa bien oportunista. Su mano, sin embargo, no tardó mucho de alejarse del cuello de la elfa, y ella se llevó sus dedos ahí donde habían causado frío los de Helena, como comprobando que su piel tersa seguía intacta.
Escuchó a Helena hablar, de nuevo lanzando un ultimatum vacío al aire. Eilydh sabía que aquella mujer no osaría contradecir los deseos de Owens en su casa. Pero estaba segura de que era alguien de quien preocuparse a largo plazo. Un aliciente a toda aquella aventura, sin duda.
Eilydh le regaló una sonrisa antes de responderle con un simple.
-Oh... Helena. Auguro una amistad sumamente exquisita entre nosotras- Justo tras pronunciarlo sus labios se curvaron en un gesto de desdén y molestia hacia la bruja.
Ojeó a Owens mientras engatusaba a Gaia. La niña se sonrojó al ver el reflejo del hombre tras de ella en el espejo en el que jugaba. Casi pudo ver como sus ojos grandes contemplaban la inmensidad de lo que el tal Owens le estaba prometiendo. Se giró hacia Eilydh en un momento determinado, como pidiendo permiso para aceptar aquella propuesta.
Eilydh apartó la mirada. Aquella no era su guerra. No estaba dispuesta a ser la responsable de la mala fortuna de aquella niña. Ocultó un retazo de envidia bebiendo de nuevo de su copa. Había olvidado como se sentía ser lo suficientemente ingenua como para creer las palabras de un hombre. La imagen de unos ojos azul intenso se posó en su mente por un segundo y fue la voz de Matt lo que la salvó en aquella ocasión de recordar nada más de lo que pudiese arrepentirse luego. Gaia emitió un grito de alegría y abrazó al Owens cayendo en sus redes.
Pobre pajarillo. Pensó Eilydh, evitando contacto visual con el virrey, pues sabía que es lo que venía a continuación. El gran Owens haciendo su último movimiento.Su jaque mate.
Visitar Sandorai.
Tragó saliva despacio. Aquello claramente no era algo que estuviese en sus planes aún. No al menos hasta que Owens hubiese aceptado su alocada propuesta. Recordó el olor del fuego marcando su espalda, y las voces en la noche gritando su nombre mientras ella escapaba medio derrotada.
No, definitivamente regresar a Sandorai no estaba en sus planes a corto plazo. Pero eso Owens no lo sabía. Y ella también podía jugar sus cartas. Al fin y al cabo Matt no esperaba que su futura socia las mostrase todas en la primera ronda. De aquello estaba segura. Su movimiento fue inteligente, aquello tuvo que reconocerlo. Owens era alguien acostumbrado a salirse con la suya de una manera u otra. ¿No quieres que una asesina a sueldo te mate? Enamórala y haz que trabaje para ti. ¿Adviertes una debilidad en una niña indefensa? Ofrécele todo lo que jamás podrá tener y olvídate de la letra pequeña. ¿Una elfa desconocida te ofrece un pacto demasiado suculento como para ser real? Mantenla bajo tu pequeño reino. Dentro de los oídos de todas las paredes que posees. Inundada por todo lo bueno que hago que mis trabajadores digan de mi.
-Una oferta muy, muy generosa- movió su dedo distraída alrededor de la copa que tenía delante, pensativa- Estoy segura de que podré encontrar albergue en algún lugar más... apropiado de ciudad lagarto. No quiero mezclar negocios con placer- le dijo guiñándole un ojo.- Pero puedes estar seguro que mi estancia aquí va a ser muy fructífera y que puedes estar seguro de que cuando finalmente te lleve a Sandorai- apretó la copa con su mano derecha- No habrá deje de desconfianza en esos ojos vivos tuyos. Al menos no acerca de esto que te estoy ofreciendo.-
Sobre mi... bueno, eso ya es otra cosa. Pensó la elfa
-¿Quizás podríamos empezar ahora?- dijo la chica- ¿Cuántas mujeres trabajan para ti en este.. local, señor Owens? ¿ Con cuántas de ellas has yacido?¿En cuántas- miró de manera rápida a Helena- aparte de esta señorita, por supuesto, confiarías tu bolsa de ganancias al principio de cada mes? ¿De cuántas sabes que te aprovechas?¿Cuántas de ellas te importan lo suficiente como para dejar de hacerlo?¿ A cuántas de ellas dejarías marchar sin albergar doble moral hacia ellas tras su partida?
El vino. Elydh se juró que aquello que hablaba era el vino. O al menos buena parte. Si quería firmar un tratado de paz momentánea aquello no era la mejor tinta. Pero Eilydh no sería ella misma si no hiciese preguntas incómodas, y si quería confiar algo en aquel hombre necesitaba saber a cuántas de esas preguntas estaba dispuesto a responder de manera sincera. En cuántas iba a mentir deliberadamente, y en cuántas fingiría de manera desproporcionada como para que Eilydh no se diese cuenta de que lo hacía.
La elfa esperaba con aquello que el virrey se diese cuenta que aquella iba a ser su dinámica mientras estuviese en ciudad Lagarto. Al fin y al cabo ella ya sabía el trabajo que las prostitutas realizaban, y lo que significaba estafar. Podían pasar a nociones menos básicas.
Eilydh
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Matthew contemplaba a las dos mujeres desde la distancia, se encontraba aún rodeando con los brazos a Gaia, pero como la joven estaba perdida en sus ensoñaciones Owens podía desviar su atención de forma disimulada hacia las otras dos. Se sonrió cuando notó la advertencia que Helena le hizo a Ellye, utilizando un poco de su magia, sin duda la hechicera estaba aprendiendo a ser más sutil, pero aún le faltaba mucho por aprender.
“Pero es un progreso, hace unos meses hubiese roto todo lo que había en la sala” pensó el estafador aún permaneciendo al lado de Gaia.
-¡Pero qué profesional! Así que no mezclas negocios con placer, jajajaja, en cambio yo no encuentro la diferencia entre uno y otro ¿Para qué separarlos? Es mucho más inteligente mezclarlos y disfrutarlos al máximo - Hizo un suspiro como de enamorado - Pero en fin, puedes dormir donde desees, eso no es de mi incumbencia, lo que sí exijo es que estés aquí todos los días. No puedo trabajar con alguien que no conozco, y no puedo conocerte sí vas a estar a doscientos kilómetros de distancia observándome con esa mirada de desconfianza - Por más que la elfa no había demostrado aprensión, Owens lanzó el comentario con la absoluta certeza de que Ellye no era tan tonta como para confiarse frente a él.
Mientras Helena se quejaba indirectamente por tener que seguir estando allí parada, la elfa comenzó con toda una serie de preguntas. Matt se estiró perezoso, cuando hacía ese tipo de gestos se asemejaba a un gato muy grande y holgazán, dejó que ambas terminaran de hablar antes de meterse de nuevo en la charla. Una punzada en el costado fue la advertencia de que la Mano del Bio comenzaba a hacer efecto sobre él.
-”Esto” es una reunión de negocios, Cielo. Así que se va a alargar tanto como sea necesario, si te aburre puedes ir por ahí a matar a alguien, no me molesta, solo quiero que estes de vuelta para la hora de la cena, tenemos un asunto pendiente antes de que tenga que volver a casa - Matthew no dormía en la ciudad, principalmente por la maldición que lo consumía por cada minuto que estuviera allí. Así que en la noche regresaba a su casa, donde Eyre lo esperaba - ¿Cuántas mujeres trabajan aquí? No lo sé, no las conté ¿Yaser? ¡Por los dioses! ¿Qué tipo de depravado crees que soy? No he estado con ninguna de ellas, y no porque no lo hayan intentado - Sonrió muy satisfecho de sí mismo - Pero si estas con una tienes que estar con todas, sino creen que hay favoritismos, y sinceramente no estoy ni tan interesado ni tampoco tan necesitado como para hacer algo así -
Se sentó nuevamente y apoyó el codo en la mesa, mirándo a la elfa con una ceja levantada como si le dijera “¿De verdad? ¿En serio crees que será tan sencillo?” Matt no sabía si reírse o sentirse ofendido de que lo subestimaran tanto, pero el malestar que poco a poco se extendía por su cuerpo hacía que perdiera la paciencia.
-¿A quien le confiaría el dinero? A cualquiera - Sacó una bolsa especialmente pesada y se la vació a Ellye justo en frente - Aquí lo tienes ¿Algo más? - Hizo un gesto de desdén - Yo no me aprovecho de nadie, mis contratos son justos - Para las últimas preguntas el rostro de Matt ya estaba serio, su tono de piel había pasado a ser ligeramente más pálido, y le temblaba el pulso. No eran nervios, era la maldición que comenzaba a ser su efecto - ¿Por qué debería dejar de hacer algo que las beneficia? - El dolor hizo que se inclinara un poco, pero aún así estaba decidido a terminar con esa reunión - ¿Qué harías tu? ¿Desarmarías el prostíbulo y las tirarías a la calle para que quedaran en las manos de todos esos bandidos y asesinos? ¿Con qué doble moral vienes aquí a poner en duda lo que construimos con tanto esfuerzo? -Apoyó ambas manos en la mesa y con mucha dificultad se puso en pie - La negociación terminó. Regresa cuando hayas entendido todo lo que te dije - Le hizo un gesto a Helena para que se acercara a ayudarlo, no podría caminar solo.
“Pero es un progreso, hace unos meses hubiese roto todo lo que había en la sala” pensó el estafador aún permaneciendo al lado de Gaia.
-¡Pero qué profesional! Así que no mezclas negocios con placer, jajajaja, en cambio yo no encuentro la diferencia entre uno y otro ¿Para qué separarlos? Es mucho más inteligente mezclarlos y disfrutarlos al máximo - Hizo un suspiro como de enamorado - Pero en fin, puedes dormir donde desees, eso no es de mi incumbencia, lo que sí exijo es que estés aquí todos los días. No puedo trabajar con alguien que no conozco, y no puedo conocerte sí vas a estar a doscientos kilómetros de distancia observándome con esa mirada de desconfianza - Por más que la elfa no había demostrado aprensión, Owens lanzó el comentario con la absoluta certeza de que Ellye no era tan tonta como para confiarse frente a él.
Mientras Helena se quejaba indirectamente por tener que seguir estando allí parada, la elfa comenzó con toda una serie de preguntas. Matt se estiró perezoso, cuando hacía ese tipo de gestos se asemejaba a un gato muy grande y holgazán, dejó que ambas terminaran de hablar antes de meterse de nuevo en la charla. Una punzada en el costado fue la advertencia de que la Mano del Bio comenzaba a hacer efecto sobre él.
-”Esto” es una reunión de negocios, Cielo. Así que se va a alargar tanto como sea necesario, si te aburre puedes ir por ahí a matar a alguien, no me molesta, solo quiero que estes de vuelta para la hora de la cena, tenemos un asunto pendiente antes de que tenga que volver a casa - Matthew no dormía en la ciudad, principalmente por la maldición que lo consumía por cada minuto que estuviera allí. Así que en la noche regresaba a su casa, donde Eyre lo esperaba - ¿Cuántas mujeres trabajan aquí? No lo sé, no las conté ¿Yaser? ¡Por los dioses! ¿Qué tipo de depravado crees que soy? No he estado con ninguna de ellas, y no porque no lo hayan intentado - Sonrió muy satisfecho de sí mismo - Pero si estas con una tienes que estar con todas, sino creen que hay favoritismos, y sinceramente no estoy ni tan interesado ni tampoco tan necesitado como para hacer algo así -
Se sentó nuevamente y apoyó el codo en la mesa, mirándo a la elfa con una ceja levantada como si le dijera “¿De verdad? ¿En serio crees que será tan sencillo?” Matt no sabía si reírse o sentirse ofendido de que lo subestimaran tanto, pero el malestar que poco a poco se extendía por su cuerpo hacía que perdiera la paciencia.
-¿A quien le confiaría el dinero? A cualquiera - Sacó una bolsa especialmente pesada y se la vació a Ellye justo en frente - Aquí lo tienes ¿Algo más? - Hizo un gesto de desdén - Yo no me aprovecho de nadie, mis contratos son justos - Para las últimas preguntas el rostro de Matt ya estaba serio, su tono de piel había pasado a ser ligeramente más pálido, y le temblaba el pulso. No eran nervios, era la maldición que comenzaba a ser su efecto - ¿Por qué debería dejar de hacer algo que las beneficia? - El dolor hizo que se inclinara un poco, pero aún así estaba decidido a terminar con esa reunión - ¿Qué harías tu? ¿Desarmarías el prostíbulo y las tirarías a la calle para que quedaran en las manos de todos esos bandidos y asesinos? ¿Con qué doble moral vienes aquí a poner en duda lo que construimos con tanto esfuerzo? -Apoyó ambas manos en la mesa y con mucha dificultad se puso en pie - La negociación terminó. Regresa cuando hayas entendido todo lo que te dije - Le hizo un gesto a Helena para que se acercara a ayudarlo, no podría caminar solo.
Matthew Owens
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Re: Mira y aprende [Privado] [Cerrado]
Helena le recriminó con la mirada a Matthew tras la petición de este de que tendrían que tener una charla luego. Estaba aburrida allí, eso se le hacía más que evidente, y escuchar la sarta de tonterías que soltaba la elfa no hacía más que ponerla de mal humor. Aunque, pese a todo esto, hubo cierto momento en el que no pudo evitar que se le escapara una risa burlona.
-Tienes una idea muy equivocada de cómo funcionan las cosas por aquí-Dijo, manteniendo su posición con los brazos cruzados-Vienes aquí, aparentando saber más que nadie, y cuando te quitas la máscara no eres más que una novata en un mundo que le viene grande...-Sonrió con malicia.
El humano se sentó nuevamente. Su porte, expresiones y actitud habían cobrado una seriedad absoluta. Cuando el virrey se ponía así, era señal de que la situación estaba tensa. Era peligroso "jugar" en ese estado, por lo que la bruja se mantuvo callada y observante.
Su tono de piel cambió, y sus gestos indicaban que la maldición estaba, de nuevo, haciendo mella en él. Sería mejor sacarlo de allí cuanto antes. El moreno odiaba que lo vieran así, y Helena era la encargada de su protección total, eso incluía ayudarlo cuando aquella maldición lo afligía.
Se levantó, y vio el gesto que le hizo. Rápidamente, se acercó para ayudarlo a caminar y mantenerse en pie. Iba a sacarlo de allí tienda y llevarlo a su habitación, pero antes, se detuvo y le dedicó una mirada con condescendencia a la elfa.
-El virrey no va a tener más reuniones por hoy. Vete a dar una vuelta por la ciudad y así aprendes algo de ella, niña de papá-No tenía ni idea de la situación de Ellye, pero por cómo había actuado, y según cómo había hablado, estaba claro que Ciudad Lagarto le venía grande.
Con la ayuda de alguna de las prostitutas, llevó al virrey hasta su lujosa y enorme cama, donde lo dejó sentado. Las chicas le habían traído algo de agua y todo aquello que este les pidiera, para que aquel mal trago pasara. No sabía muy bien si era su sensación, pero a la Rhodes le parecía que cada vez más, aquella maldición estaba dejando peor a Matthew.
Lo observaba de brazos cruzados, preocupada.
-Deberías de estar unos días fuera de la ciudad...-Cerró por un instante los ojos, y suspiró, intentando que su preocupación no hiciera enojar o molestar al moreno, ya que sabía de sobra que odiaba que sintieran compasión o lástima por él. Cuando los abrió volvió a suspirar-¿Has descubierto algo más sobre...?-Hizo un gesto con la mano para no nombrar a la maldición, pero haciendo clara referencia sobre ella-Por cierto, Matt...-Ahora entornó sus ojos con una mirada severa-¡¿Estás loco?!-Le recriminó-¡¿Cómo te vas a casar con esa elfa?!-Estaba realmente molesta, como si se tratara de algo personal. Un mohín se le formó en la comisura de los labios-¡¿Es que acaso no piensas?! ¡No la conoces, ni a ella ni a sus intenciones!
-Tienes una idea muy equivocada de cómo funcionan las cosas por aquí-Dijo, manteniendo su posición con los brazos cruzados-Vienes aquí, aparentando saber más que nadie, y cuando te quitas la máscara no eres más que una novata en un mundo que le viene grande...-Sonrió con malicia.
El humano se sentó nuevamente. Su porte, expresiones y actitud habían cobrado una seriedad absoluta. Cuando el virrey se ponía así, era señal de que la situación estaba tensa. Era peligroso "jugar" en ese estado, por lo que la bruja se mantuvo callada y observante.
Su tono de piel cambió, y sus gestos indicaban que la maldición estaba, de nuevo, haciendo mella en él. Sería mejor sacarlo de allí cuanto antes. El moreno odiaba que lo vieran así, y Helena era la encargada de su protección total, eso incluía ayudarlo cuando aquella maldición lo afligía.
Se levantó, y vio el gesto que le hizo. Rápidamente, se acercó para ayudarlo a caminar y mantenerse en pie. Iba a sacarlo de allí tienda y llevarlo a su habitación, pero antes, se detuvo y le dedicó una mirada con condescendencia a la elfa.
-El virrey no va a tener más reuniones por hoy. Vete a dar una vuelta por la ciudad y así aprendes algo de ella, niña de papá-No tenía ni idea de la situación de Ellye, pero por cómo había actuado, y según cómo había hablado, estaba claro que Ciudad Lagarto le venía grande.
Con la ayuda de alguna de las prostitutas, llevó al virrey hasta su lujosa y enorme cama, donde lo dejó sentado. Las chicas le habían traído algo de agua y todo aquello que este les pidiera, para que aquel mal trago pasara. No sabía muy bien si era su sensación, pero a la Rhodes le parecía que cada vez más, aquella maldición estaba dejando peor a Matthew.
Lo observaba de brazos cruzados, preocupada.
-Deberías de estar unos días fuera de la ciudad...-Cerró por un instante los ojos, y suspiró, intentando que su preocupación no hiciera enojar o molestar al moreno, ya que sabía de sobra que odiaba que sintieran compasión o lástima por él. Cuando los abrió volvió a suspirar-¿Has descubierto algo más sobre...?-Hizo un gesto con la mano para no nombrar a la maldición, pero haciendo clara referencia sobre ella-Por cierto, Matt...-Ahora entornó sus ojos con una mirada severa-¡¿Estás loco?!-Le recriminó-¡¿Cómo te vas a casar con esa elfa?!-Estaba realmente molesta, como si se tratara de algo personal. Un mohín se le formó en la comisura de los labios-¡¿Es que acaso no piensas?! ¡No la conoces, ni a ella ni a sus intenciones!
Helena Rhodes
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Matthew Owens estaba empezando a desesperarse. Era eso o la presencia de Eilydh como invitada en aquella casa había dejado de ser grata, al menos por ahora. La elfa no era ajena a las sutilezas, y ambos Helena y Matt se habían dado a entender bastante bien.
Rió al escuchar como la Rhodes la llamaba niña de papa. ¿Quizás a aquello se resumía todo lo que estaba haciendo? ¿A un arrebato de niña mimada? Apoyó su espalda contra el sofá como sopesando sus opciones y rozó levemente la quemadura que aún cicatrizaba bajo su vestido.Definitivamente no era aquello.
Helena Rhodes así lo desearía. -Pensó Eilydh mientras se levantaba del sillón con suma entereza.y elegancia a pesar de ambas invitaciones a irse.- Matt también lo desearía, pero el aún no lo sabe. Hacer negocios con el mismísimo diablo no le daba derecho a creer que lo sabía todo de ella.
Sobre todo porque ni siquiera ella sabía en que iba a acabar aquel revuelo.
-Vámonos- le dijo a la niña que jugueteaba detrás de los tapices de Matt. La chica hizo una leve reverencia a Matt y siguió a Eilydh con una mueca de tristeza en la cara compuesta de manera exagerada y diciendo adiós con ambas manos de manera efusiva, como si esperase que alguien tirase de ella para quedarse aquella noche.-A no ser que quieras quedarte.
Gaia miró a Matt Owens y después a Eilydh y sin pensárselo mucho volvió a situarse frente a los tapices esta vez hablando de nuevo sola de manera saltarina y bastante contenta.
Aquella fue la ultima vez que Eilydh vio a aquella niña.
La elfa avanzó hasta la puerta y antes de salir por ella y a medida que el estafador era ayudado por Helena a levantarse se giro con algo en su mente. No lo pensó mucho, pues sabía que si lo hacía no lo haría. Se volvió sobre sus pasos, acercó al hombre y le dió un beso en la mejilla.
-No veo la hora de volver a encontrarnos- le dijo al oido mientras le dedicaba una reverencia educada ignorando por completo a Helena.
No esperó la reacción de Matt. Dejó la habitación con la elegancia propia de los elfos y el reguero de su perfume de azahar tras ella.
Rió al escuchar como la Rhodes la llamaba niña de papa. ¿Quizás a aquello se resumía todo lo que estaba haciendo? ¿A un arrebato de niña mimada? Apoyó su espalda contra el sofá como sopesando sus opciones y rozó levemente la quemadura que aún cicatrizaba bajo su vestido.Definitivamente no era aquello.
Helena Rhodes así lo desearía. -Pensó Eilydh mientras se levantaba del sillón con suma entereza.y elegancia a pesar de ambas invitaciones a irse.- Matt también lo desearía, pero el aún no lo sabe. Hacer negocios con el mismísimo diablo no le daba derecho a creer que lo sabía todo de ella.
Sobre todo porque ni siquiera ella sabía en que iba a acabar aquel revuelo.
-Vámonos- le dijo a la niña que jugueteaba detrás de los tapices de Matt. La chica hizo una leve reverencia a Matt y siguió a Eilydh con una mueca de tristeza en la cara compuesta de manera exagerada y diciendo adiós con ambas manos de manera efusiva, como si esperase que alguien tirase de ella para quedarse aquella noche.-A no ser que quieras quedarte.
Gaia miró a Matt Owens y después a Eilydh y sin pensárselo mucho volvió a situarse frente a los tapices esta vez hablando de nuevo sola de manera saltarina y bastante contenta.
Aquella fue la ultima vez que Eilydh vio a aquella niña.
La elfa avanzó hasta la puerta y antes de salir por ella y a medida que el estafador era ayudado por Helena a levantarse se giro con algo en su mente. No lo pensó mucho, pues sabía que si lo hacía no lo haría. Se volvió sobre sus pasos, acercó al hombre y le dió un beso en la mejilla.
-No veo la hora de volver a encontrarnos- le dijo al oido mientras le dedicaba una reverencia educada ignorando por completo a Helena.
No esperó la reacción de Matt. Dejó la habitación con la elegancia propia de los elfos y el reguero de su perfume de azahar tras ella.
Eilydh
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