Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
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Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
No era sorpresa que más de alguna noche se hiciera más larga de lo usual al terminar de “hacer dormir” a su amada. Era en estos momentos en que el licántropo aprovechaba de leer algún libro encontrado durante el viaje. Siguiendo viejas costumbres que había tomado posterior a su destierro. Sin embargo, este libro le había llamado la atención por más de alguna noche y sin descuidar el cariño que sentía por ella esperaba con ansias alguna oportunidad de leer. No era vergüenza, simplemente algo que no acostumbraba y costaba algo de esfuerzo concentrarse en dicha tarea.
Así fue como llego al conocimiento sobre cierto objeto que suponía podía ayudar con su problema de identidad múltiple o como él prefería llamarlo y entendía mejor; la maldición. Hacía bastante tiempo que el objeto había sido perdido en un naufragio y solo quedaban registros de este como una leyenda antigua de aventureros que alguna vez cruzaron los mares de Aerandir.
Cambiaron el rumbo de Dundarak tal y como lo habían hecho para ir hacía Sacrestic Ville. Salvo que en esta ocasión el señor gruñidos parecía algo más amable y descuidado. Quizás era la creciente confianza en su mujer pues se mostraba leyendo durante el viaje hacía Lunargenta, siendo más específicos a los muelles. Era el sitio más indicado para comenzar con su búsqueda.
Se habían quedado en una posada de la zona la noche que llegaron y hicieron lo que cualquier pareja haría tras un largo viaje al llegar a una cama relativamente cómoda y una cena que al menos dejo el cansancio del viaje como cosa del pasado.
Al día siguiente se le notaba algo más animado aunque su reputación dictaba tratar de ocultarlo y claro, reputación personal que el mismo se había empeñado en crear. Para esta ocasión Ahroun vestía sus prendas negras normales, no se molestaba en cubrir su rostro pues no le interesaba el alboroto que podría o no ocurrir en la ciudad de los humanos.
Los rumores circulaban entre los pescadores mientras Aradia se ocupaba de sus cosas o de seguirlo de vez en cuando. Había una compañía de cazadores de tesoros que había llegado también la noche anterior. Estaban en proceso de reunir provisiones para zarpar de nuevo aquella noche. Era la oportunidad que necesitaba. Haciéndose a la mar estaba más cerca de encontrar aquel objeto que tanto le apetecía tener entre sus manos. Claro que este ferviente deseo no se lo había contado aún a su mujer o más bien trato de camuflarlo con la esperanza de vivir una aventura interesante. No fueron las mismas palabras que uso con ella, pero esto no venía mucho al caso.
(…)
Ya estaba por fin en cubierta. El capitán del drakkar había aceptado que la pareja se uniera a bordo. Varios hombres se habían acobardado con el último viaje y otros tantos decidieron que era tiempo de volver a casa para ver a sus familias. A ojos de Ahroun no importaba lo que el hombre estuviese buscando siempre que pudiese tomar aquel objeto entre sus manos. Sentía que cualquier peligro que atraviesen en dicha aventura valdría la pena cada esfuerzo y no se preocupaba del todo de Ragabash pues tenía a la única persona capaz de controlarlo con él.
Estaban listos para zarpar, solo faltaban llenar dos cupos más para la tripulación y embarcarse en la nueva aventura.
Así fue como llego al conocimiento sobre cierto objeto que suponía podía ayudar con su problema de identidad múltiple o como él prefería llamarlo y entendía mejor; la maldición. Hacía bastante tiempo que el objeto había sido perdido en un naufragio y solo quedaban registros de este como una leyenda antigua de aventureros que alguna vez cruzaron los mares de Aerandir.
Cambiaron el rumbo de Dundarak tal y como lo habían hecho para ir hacía Sacrestic Ville. Salvo que en esta ocasión el señor gruñidos parecía algo más amable y descuidado. Quizás era la creciente confianza en su mujer pues se mostraba leyendo durante el viaje hacía Lunargenta, siendo más específicos a los muelles. Era el sitio más indicado para comenzar con su búsqueda.
Se habían quedado en una posada de la zona la noche que llegaron y hicieron lo que cualquier pareja haría tras un largo viaje al llegar a una cama relativamente cómoda y una cena que al menos dejo el cansancio del viaje como cosa del pasado.
Al día siguiente se le notaba algo más animado aunque su reputación dictaba tratar de ocultarlo y claro, reputación personal que el mismo se había empeñado en crear. Para esta ocasión Ahroun vestía sus prendas negras normales, no se molestaba en cubrir su rostro pues no le interesaba el alboroto que podría o no ocurrir en la ciudad de los humanos.
Los rumores circulaban entre los pescadores mientras Aradia se ocupaba de sus cosas o de seguirlo de vez en cuando. Había una compañía de cazadores de tesoros que había llegado también la noche anterior. Estaban en proceso de reunir provisiones para zarpar de nuevo aquella noche. Era la oportunidad que necesitaba. Haciéndose a la mar estaba más cerca de encontrar aquel objeto que tanto le apetecía tener entre sus manos. Claro que este ferviente deseo no se lo había contado aún a su mujer o más bien trato de camuflarlo con la esperanza de vivir una aventura interesante. No fueron las mismas palabras que uso con ella, pero esto no venía mucho al caso.
(…)
Ya estaba por fin en cubierta. El capitán del drakkar había aceptado que la pareja se uniera a bordo. Varios hombres se habían acobardado con el último viaje y otros tantos decidieron que era tiempo de volver a casa para ver a sus familias. A ojos de Ahroun no importaba lo que el hombre estuviese buscando siempre que pudiese tomar aquel objeto entre sus manos. Sentía que cualquier peligro que atraviesen en dicha aventura valdría la pena cada esfuerzo y no se preocupaba del todo de Ragabash pues tenía a la única persona capaz de controlarlo con él.
Estaban listos para zarpar, solo faltaban llenar dos cupos más para la tripulación y embarcarse en la nueva aventura.
Última edición por Ahroun el Jue 9 Ene - 19:17, editado 1 vez
Ahroun
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
Literal solo dormir llevaba literal hasta el cansancio era la única forma en que las pesadillas se amortiguaban y si bien le permitía a su cerebro caer en la conformidad del aturdimiento, la cosquilla de entender mejor esa visión le podía más. En eso entendía a Ahroun a la perfección, por ello no puso pero a la búsqueda de ayuda con su otro yo o el señor Sombrío como ella le decía. Y era fecha y hora en que no se había cumplido la promesa de Ulmer. Para ese encuentro volvía a sus rutinas de entrenamiento con la cadena y a sus horas de pasar los eventos sucedidos en papel.
Se había hecho entre tanto una suerte de cuaderno con tapas de madera que protegían las hojas sueltas, ya se había dado por vencida en tratar de organizar todo en un cuaderno fijo. Un mapa de Aerandir estaba puesto en la tapa y ya tenía varios círculos y tachones, o algún apunte fortuito. Poe ejemplo en donde había grandes letras marcando Dundarak, ella había puesto abajo en letras finas y pequeñas, EN PAUSA, luego debajo de es un AUN. Le daba alivio ver a su lobo más relajado, y ni que decir de la inmensa sorpresa de verlo leer… Eso sí que le había causado una suerte de extraña alegría y la cara de asombro dela elfa había sido poesía. –No sabía que leyeras.
No dijo más, una parte de ella le dijo en ese momento que si agregaba un ¿sabes leer? O algo así, seguro hubiera resultado por demás ofensivo… desde ese momento lo admiraba más y sentía que no iban vagando solo así como así por el mundo. Ella lo dejo en su búsqueda mientras ella allá a donde llegaban prestaba oído para ver si entre rumores escuchaba de los objetos malditos, o los nombres de sus sueños y visiones, evitaba hablar de ello, sabía que escribirlo no provocaba nada pero ya había cometido la insensatez de mencionar algo y lo único que recordaba de aquella ve fue que la esposa del comerciante con la que hablase pusiera blanca como el papel y ella estaba tumbada en el suelo mirando directamente al cielo mientras el hombre regresaba jalando a un elfo y señalándola pidiendo que la sanara. Por lo que habían descrito tras preguntarles si sabían de un circo ambulante, ellos no tenían mucho que decir, había muchas compañías de entretenimiento de ese estilo.
-¿Algo en particular que los distinga?- La pregunta era algo normal, pero para Aradia significo el inicio de un ensayo y error que no le dejaba la mejor parte cuando erraba…
-Pues hay un hombre gigante llamado Boomer.- Se quedó con la duda de si había terminado la frase, lo siguiente fue sentir como se le iban las fuerzas y alrededor todo se ponía obscuro entre alaridos, a lo dicho por los mercaderes no había durado mucho el episodio, el elfo mientras la revisaba y buscaba sanar algo pero no encontró nada irregular. Ella le restó importancia para calmarlos.-Lo siento algo así ya me había pasado hace tiempo, seguro no he comido bien, perdonen.
Ahora se veía en un apuro, la posada era cómoda y con ello venían momentos más relajados, no se atrevía a decirle todo lo que había investigado, ni mucho menos de esos pequeños episodios. Aunque ya había algunas veces que le había visto con un semblante más preocupado de lo normal no se atrevía a preguntar si tenía que ver con ella. Bueno sea como fuere ella no le iba a mermar ese entusiasmo tan curioso de levar anclas, en el sentido más literal dela palabra, para ir a una aventura. “Sera como un descanso” se dijo a sí misma, seguro en el mar no habría nada que disparara un episodio como hacía días. Y ese tiempo le ayudaría a trazar una ruta hacia ese circo espantoso, y la isla de los brujos… Por todos los dioses, no podía ni quería imaginar eso aun.
Miraba por la borda estaban retrasados para salir; lo que fuera que significara eso puesto que no sabía siquiera que tenían un itinerario; y Aradia sentía nervios que amortiguaba dibujando el infinito mar, las gaviotas, y algunos otros barcos.-Nunca había subido a uno de estos.- Se sinceró guardando el dibujo en el cuaderno y evitando la tentación de hacer equilibrio en lo ancho de la borda. Al parecer esperaban a un par de personas más necesarias para el viaje.
Se había hecho entre tanto una suerte de cuaderno con tapas de madera que protegían las hojas sueltas, ya se había dado por vencida en tratar de organizar todo en un cuaderno fijo. Un mapa de Aerandir estaba puesto en la tapa y ya tenía varios círculos y tachones, o algún apunte fortuito. Poe ejemplo en donde había grandes letras marcando Dundarak, ella había puesto abajo en letras finas y pequeñas, EN PAUSA, luego debajo de es un AUN. Le daba alivio ver a su lobo más relajado, y ni que decir de la inmensa sorpresa de verlo leer… Eso sí que le había causado una suerte de extraña alegría y la cara de asombro dela elfa había sido poesía. –No sabía que leyeras.
No dijo más, una parte de ella le dijo en ese momento que si agregaba un ¿sabes leer? O algo así, seguro hubiera resultado por demás ofensivo… desde ese momento lo admiraba más y sentía que no iban vagando solo así como así por el mundo. Ella lo dejo en su búsqueda mientras ella allá a donde llegaban prestaba oído para ver si entre rumores escuchaba de los objetos malditos, o los nombres de sus sueños y visiones, evitaba hablar de ello, sabía que escribirlo no provocaba nada pero ya había cometido la insensatez de mencionar algo y lo único que recordaba de aquella ve fue que la esposa del comerciante con la que hablase pusiera blanca como el papel y ella estaba tumbada en el suelo mirando directamente al cielo mientras el hombre regresaba jalando a un elfo y señalándola pidiendo que la sanara. Por lo que habían descrito tras preguntarles si sabían de un circo ambulante, ellos no tenían mucho que decir, había muchas compañías de entretenimiento de ese estilo.
-¿Algo en particular que los distinga?- La pregunta era algo normal, pero para Aradia significo el inicio de un ensayo y error que no le dejaba la mejor parte cuando erraba…
-Pues hay un hombre gigante llamado Boomer.- Se quedó con la duda de si había terminado la frase, lo siguiente fue sentir como se le iban las fuerzas y alrededor todo se ponía obscuro entre alaridos, a lo dicho por los mercaderes no había durado mucho el episodio, el elfo mientras la revisaba y buscaba sanar algo pero no encontró nada irregular. Ella le restó importancia para calmarlos.-Lo siento algo así ya me había pasado hace tiempo, seguro no he comido bien, perdonen.
Ahora se veía en un apuro, la posada era cómoda y con ello venían momentos más relajados, no se atrevía a decirle todo lo que había investigado, ni mucho menos de esos pequeños episodios. Aunque ya había algunas veces que le había visto con un semblante más preocupado de lo normal no se atrevía a preguntar si tenía que ver con ella. Bueno sea como fuere ella no le iba a mermar ese entusiasmo tan curioso de levar anclas, en el sentido más literal dela palabra, para ir a una aventura. “Sera como un descanso” se dijo a sí misma, seguro en el mar no habría nada que disparara un episodio como hacía días. Y ese tiempo le ayudaría a trazar una ruta hacia ese circo espantoso, y la isla de los brujos… Por todos los dioses, no podía ni quería imaginar eso aun.
((::))
Miraba por la borda estaban retrasados para salir; lo que fuera que significara eso puesto que no sabía siquiera que tenían un itinerario; y Aradia sentía nervios que amortiguaba dibujando el infinito mar, las gaviotas, y algunos otros barcos.-Nunca había subido a uno de estos.- Se sinceró guardando el dibujo en el cuaderno y evitando la tentación de hacer equilibrio en lo ancho de la borda. Al parecer esperaban a un par de personas más necesarias para el viaje.
Aradia Hazelmere
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
Sus pasos la habían llevado hasta lo que se llamaba el ''territorio de Sandorái'', donde se encontraba su anterior hogar, o al menos los restos de éste pues no quedaban más que cenizas.
Si bien sabía que tendría que volver allí tarde o temprano, como un recorrido que la haría volver hasta sus raíces...entendía a la misma vez que ese no era el momento. No se sentía preparada y de cierta manera agradecería tener una mano que coger cuando regresara a un sitio así, pero no tenía a nadie y algo le decía que no iba a tenerlo.
Mentalmente recordó el momento en el que encontró los restos de su pueblo y la Visión que tuvo de el momento en el que murió su padre. No la consideraba cierta, pero un dolor en su pecho cada vez que pensaba en ello la hacía querer que no fuese verdad. ''Morir quemado es una de las peores formas de morir''...y ella lo sabía, porque en cierto modo había sentido su propio dolor, sabía incluso cómo olía la carne quemada, y era algo tan horrible que jamás se lo desearía a nadie, ni a los culpables de que todo esto sucediera.
Eso sí, sabía que parte de los agresores también habían muerto, pues restos de las cenizas de elfos y brujos yacían allí. Ella se limitó a rezar por ellos, pues así dictaba la costumbre de los dalishanos...y así lo hizo ahora: ''Nai Eru varyuva len''.
Retirando la mano de su pecho, comenzó a andar hacia lo que vislumbró era un pueblo en la lejanía. No iba a permitir que inconscientemente sus pasos la llevaran hasta su hogar, pues recordaba perfectamente el camino y el cerebro (y corazón) a veces podía jugar malas pasadas.
Asimismo, llegó a este lugar con más que ganas de encontrar algún tipo de taberna y olvidarse de todo pero su última experiencia en una no había sido muy buena y, la última vez que bebió con alguien fue con Sashenka y...digamos que no era precisamente para celebrar algo.
Las construcciones de aquel pueblo que era más pequeño de lo que parecía de lejos eran humildes, si bien al encontrarse al lado del mar se tratarían de casas de pescadores. Incluso pudo vislumbrar alguna red en alguna que otra puerta.
Pero había algo que la llamaba a ir al puerto, un lugar donde unas largas escaleras de madera llevaban a las embarcaciones de cada pescador y...de nuevo tenía la sensación de haber vivido algo así antes, tal vez porque ya se había colado tiempo atrás en un barco.
Mirando a un lado y a otro, observándolo todo, escuchó una conversación en la que hablaban sobre una ''Isla de Brujos'' y ''muchos tesoros'', que llamó su atención. Principalmente por lo de los brujos, no por los tesoros.
-¿Brujos? ¿Qué brujos? -Preguntó de forma impulsiva interrumpiendo la conversación entre ambos.
-¡La Isla de los Brujos, por supuesto! -Respondió de manera teatral- ¿Estás interesada en embarcarte en una aventura llena de peligros?
Cuando menos se lo esperó ya le había dicho que sí y estaba subida al barco. Si había sido buena idea o no pronto lo sabría, pero algo en ella quería averiguar qué era esa ''Isla de los Brujos'' de la que hablaban...y si tendría algo que ver con el exterminio de su pueblo.
Si bien sabía que tendría que volver allí tarde o temprano, como un recorrido que la haría volver hasta sus raíces...entendía a la misma vez que ese no era el momento. No se sentía preparada y de cierta manera agradecería tener una mano que coger cuando regresara a un sitio así, pero no tenía a nadie y algo le decía que no iba a tenerlo.
Mentalmente recordó el momento en el que encontró los restos de su pueblo y la Visión que tuvo de el momento en el que murió su padre. No la consideraba cierta, pero un dolor en su pecho cada vez que pensaba en ello la hacía querer que no fuese verdad. ''Morir quemado es una de las peores formas de morir''...y ella lo sabía, porque en cierto modo había sentido su propio dolor, sabía incluso cómo olía la carne quemada, y era algo tan horrible que jamás se lo desearía a nadie, ni a los culpables de que todo esto sucediera.
Eso sí, sabía que parte de los agresores también habían muerto, pues restos de las cenizas de elfos y brujos yacían allí. Ella se limitó a rezar por ellos, pues así dictaba la costumbre de los dalishanos...y así lo hizo ahora: ''Nai Eru varyuva len''.
Retirando la mano de su pecho, comenzó a andar hacia lo que vislumbró era un pueblo en la lejanía. No iba a permitir que inconscientemente sus pasos la llevaran hasta su hogar, pues recordaba perfectamente el camino y el cerebro (y corazón) a veces podía jugar malas pasadas.
Asimismo, llegó a este lugar con más que ganas de encontrar algún tipo de taberna y olvidarse de todo pero su última experiencia en una no había sido muy buena y, la última vez que bebió con alguien fue con Sashenka y...digamos que no era precisamente para celebrar algo.
Las construcciones de aquel pueblo que era más pequeño de lo que parecía de lejos eran humildes, si bien al encontrarse al lado del mar se tratarían de casas de pescadores. Incluso pudo vislumbrar alguna red en alguna que otra puerta.
Pero había algo que la llamaba a ir al puerto, un lugar donde unas largas escaleras de madera llevaban a las embarcaciones de cada pescador y...de nuevo tenía la sensación de haber vivido algo así antes, tal vez porque ya se había colado tiempo atrás en un barco.
Mirando a un lado y a otro, observándolo todo, escuchó una conversación en la que hablaban sobre una ''Isla de Brujos'' y ''muchos tesoros'', que llamó su atención. Principalmente por lo de los brujos, no por los tesoros.
-¿Brujos? ¿Qué brujos? -Preguntó de forma impulsiva interrumpiendo la conversación entre ambos.
-¡La Isla de los Brujos, por supuesto! -Respondió de manera teatral- ¿Estás interesada en embarcarte en una aventura llena de peligros?
Cuando menos se lo esperó ya le había dicho que sí y estaba subida al barco. Si había sido buena idea o no pronto lo sabría, pero algo en ella quería averiguar qué era esa ''Isla de los Brujos'' de la que hablaban...y si tendría algo que ver con el exterminio de su pueblo.
Yenna
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
Kosir paso una noche gloriosa honrando a los dioses, lo que se traduce en una masiva borrachera con distintas bebidas espumosas. No recuerda mucho de la experiencia en si luego de dos horas de concurso de jarras pero las señales de una resaca son inequívocas a medida que abre los ojos.
Entiende entonces que le duele el rostro y los puños, algo que en su vida suele estar asociado a peleas. Seguramente esa taberna tendrá que redecorar aunque eso se ganan por servir cerveza con sabor a orina.
Con algo de esfuerzo, pasa a levantarse. Entiende entonces que está en un pajar, parece que llego de alguna manera a los establos de algún pobre tipo. Cierto caballo incluso tiene el atrevimiento de morderle el cabello.
¡¡Anem!!
Sin vacilar, golpea al animal por no entender bien su lugar en el amplio orden natural de las cosas. Lo cierto es que lo noquea y la desafortunada criatura termina desplomándose en su pequeño lugar de descanso.
El muchacho pasa entonces a levantarse, dando tumbos los primeros instantes vale destacar. Eventualmente cae en un abrevadero de bestias y usa el agua para limpiar su rostro a medida que despabila.
He despertado en lugares peores…
Con los malestares característicos de la resaca, el pelirrojo pasa entonces a salir del sitio que le sirvió como refugio varias horas. Agradece internamente que el dueño no este por ningún lado ya que la cabeza le duele bastante, no está para discusiones.
Pasa entonces a recorrer el pueblo, intentando reconocer donde se encuentra. Por desgracia lo único que termina identificando son las claras señales de sus propios destrozos… la celebración de anoche fue memorable sin duda, si tan solo recordara.
Nota como algunos elementos de la población se muestran algo iracundos, empezando a aglomerarse. Bien sabe que eso significa problemas por lo que decide buscar una forma de eludir todo.
No quiere pelear esta vez y es que una lucha con cualquier turba de gente indisciplinada es algo poco honorifico, se sabe de antemano el resultado pues no están entrenados para el combate de ninguna forma.
Exteriores…
Con cuidado, termina metiéndose en un barco. Cuando uno de los marinos se le acerca para interrogarle el muchacho le agarra de las pelotas, se puede decir que toma su entera atención.
Uno más, uno menos, no importa.
Al verse en… desventaja, el marinero asiente. Como todo se soluciona de manera “civilizada”, el joven brumoso libera la hombría del sujeto para luego recostarse en un lugar más o menos cómodo. Se interesará por ver detalles como el destino en algunas horas.
Entiende entonces que le duele el rostro y los puños, algo que en su vida suele estar asociado a peleas. Seguramente esa taberna tendrá que redecorar aunque eso se ganan por servir cerveza con sabor a orina.
Con algo de esfuerzo, pasa a levantarse. Entiende entonces que está en un pajar, parece que llego de alguna manera a los establos de algún pobre tipo. Cierto caballo incluso tiene el atrevimiento de morderle el cabello.
¡¡Anem!!
Sin vacilar, golpea al animal por no entender bien su lugar en el amplio orden natural de las cosas. Lo cierto es que lo noquea y la desafortunada criatura termina desplomándose en su pequeño lugar de descanso.
El muchacho pasa entonces a levantarse, dando tumbos los primeros instantes vale destacar. Eventualmente cae en un abrevadero de bestias y usa el agua para limpiar su rostro a medida que despabila.
He despertado en lugares peores…
Con los malestares característicos de la resaca, el pelirrojo pasa entonces a salir del sitio que le sirvió como refugio varias horas. Agradece internamente que el dueño no este por ningún lado ya que la cabeza le duele bastante, no está para discusiones.
Pasa entonces a recorrer el pueblo, intentando reconocer donde se encuentra. Por desgracia lo único que termina identificando son las claras señales de sus propios destrozos… la celebración de anoche fue memorable sin duda, si tan solo recordara.
Nota como algunos elementos de la población se muestran algo iracundos, empezando a aglomerarse. Bien sabe que eso significa problemas por lo que decide buscar una forma de eludir todo.
No quiere pelear esta vez y es que una lucha con cualquier turba de gente indisciplinada es algo poco honorifico, se sabe de antemano el resultado pues no están entrenados para el combate de ninguna forma.
Exteriores…
Con cuidado, termina metiéndose en un barco. Cuando uno de los marinos se le acerca para interrogarle el muchacho le agarra de las pelotas, se puede decir que toma su entera atención.
Uno más, uno menos, no importa.
Al verse en… desventaja, el marinero asiente. Como todo se soluciona de manera “civilizada”, el joven brumoso libera la hombría del sujeto para luego recostarse en un lugar más o menos cómodo. Se interesará por ver detalles como el destino en algunas horas.
Kosir
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
Sonrió levemente ante el comentario de Aradia sobre su lectura. Claro que sabía leer y escribir. Era un tribal pero nunca fue tratado como un cachorro del montón, después de todo el líder de la manada debía saber guiarla y claro que se esperaba lo mismo de cada hijo. Aunque en este caso no era algo que le agradaba, simplemente había tenido demasiado tiempo para dedicarle un poco después de su exilio y era un arma contra eso que tanto detestaba de si mismo.
-¡Leven anclas!-. Se escuchó gritar al capitán una vez estuvieron todos los cupos llenos. Por fortuna para ellos no tendrían que pedirle al lobo ni al pequeño brumoso que remaran pues había fuerza de sobra para que este se impulsara con miembros regulares de la tripulación.
Ahroun escuchó la primera impresión de su mujer y sonrió levemente. Por ahora estaba bien permitirle ser curiosa y alegre como siempre. Mientras no tuviese que ponerse serio podía dedicar la atención necesaria para protegerla en caso de necesitarlo. En contraste, sus pensamientos viajaron años atrás al ver al pelirrojo. De no ser por el mandoble que llevaba consigo diría que por fin había encontrado alguien que valía la pena para agarrarse a puñetazos, pero después de todo a sus ojos seguía siendo un cachorro humano. Había otra elfa más abordo y pudo notarlo por su aroma. Era similar al que tanto se había acostumbrado en los últimos meses de viaje.
Sin embargo, había algo más. Algo había cambiado en el aíre conforme se adentraban mar adentro. Algo que erizo la piel del licántropo y le hizo dirigirse a popa donde estaba el capitán mirando embalsamado en sus pensamientos hacía el horizonte.
-Hace buen clima para zarpar, estas fechas son las mejores-. Inició el hombre al sentir la presencia de Ahroun a su lado. Este se dedico a cerrar los ojos. Podía decirse que disfrutaba de la suave y helada brisa marina, pero en realidad se mantenía alerta. -Espero que dure, ¿qué dices, nuevo?-. Dijo el amigable capitán, pero su mirada expectante detonaba la experiencia y evaluación conforme se giraba y miraba a los nuevos tripulantes.
-No seré pajaro de mal agüero-. Respondió tranquilo aunque el capitán ya había detectado la preocupación del lobo que ahora miraba las gaviotas que poco a poco iban dejando atrás en los muelles. Parecían bastante intranquilas y algunas seguían por costumbre el drakkar. No sabían diferenciarlo, simplemente lo hacían pensando que eran de esos pescadores que a veces alimentaban aves. Ahroun no entendía estas señales, pero para los más supersticiosos lobos de mar, entender a las aves era la forma más fácil de evitar el desastre.
Se sentó imitando la actitud del pelirrojo y se recostó con el torso reposando sobre la pared de la mediana y ligera embarcación. No tardarían mucho en llegar, Ahruon se había informado y este tipo de barcos solía ser especialmente para carreras rápidas. Miro al hombre con algo de desconfianza usual. Un traje blanco algo desgastado, como si realmente pasara poco tiempo en tierra y hace tiempo se hubiese olvidado lo que era lavar ropa, pero se mantenía en una pieza. Su complexión era un poco más gruesa que la del lobo y su rostro marcaba una edad avanzaba, de esas que tienen historias para aburrir a los jóvenes por varias noches seguidas. Un viejo lobo de mar en todo sentido, pero seguía siendo débil a ojos del malo de la cabeza pues a diferencia del brumoso, este portaba una ballesta en la espalda.
-Este viaje será de lo más interesante. Espero que la buena pesca no sea solo en tierra firme-. Dijo en tono irónico a la vez que burlón. -¿Qué dicen muchachos, hora de empezar el juego?-.
El anunciado llegó con una risa alegre y apremiante a la vez que burlona al unisono por parte de la tripulación. Así mismo, ya bien adentrados en mar abierto. El drakkar era conocido por su velocidad claro y los nuevos ya habían tenido tiempo suficiente para charlar o relajarse. Era la hora de ver en que embrollo se habían metido pues aquel barco tenía una regla y esa era que los no calificados eran tirados por la borda.
Comenzamos y quiero aclarar un punto. En ningún momento dije que el destino es la isla de los brujos o alguna habitada, pero es algo que por ahora podemos dejar pasar. A saber para futuro: vamos a una isla abandonada donde se presumen haber muchos tesoros antiguos de todo tipo
-¡Leven anclas!-. Se escuchó gritar al capitán una vez estuvieron todos los cupos llenos. Por fortuna para ellos no tendrían que pedirle al lobo ni al pequeño brumoso que remaran pues había fuerza de sobra para que este se impulsara con miembros regulares de la tripulación.
Ahroun escuchó la primera impresión de su mujer y sonrió levemente. Por ahora estaba bien permitirle ser curiosa y alegre como siempre. Mientras no tuviese que ponerse serio podía dedicar la atención necesaria para protegerla en caso de necesitarlo. En contraste, sus pensamientos viajaron años atrás al ver al pelirrojo. De no ser por el mandoble que llevaba consigo diría que por fin había encontrado alguien que valía la pena para agarrarse a puñetazos, pero después de todo a sus ojos seguía siendo un cachorro humano. Había otra elfa más abordo y pudo notarlo por su aroma. Era similar al que tanto se había acostumbrado en los últimos meses de viaje.
Sin embargo, había algo más. Algo había cambiado en el aíre conforme se adentraban mar adentro. Algo que erizo la piel del licántropo y le hizo dirigirse a popa donde estaba el capitán mirando embalsamado en sus pensamientos hacía el horizonte.
-Hace buen clima para zarpar, estas fechas son las mejores-. Inició el hombre al sentir la presencia de Ahroun a su lado. Este se dedico a cerrar los ojos. Podía decirse que disfrutaba de la suave y helada brisa marina, pero en realidad se mantenía alerta. -Espero que dure, ¿qué dices, nuevo?-. Dijo el amigable capitán, pero su mirada expectante detonaba la experiencia y evaluación conforme se giraba y miraba a los nuevos tripulantes.
-No seré pajaro de mal agüero-. Respondió tranquilo aunque el capitán ya había detectado la preocupación del lobo que ahora miraba las gaviotas que poco a poco iban dejando atrás en los muelles. Parecían bastante intranquilas y algunas seguían por costumbre el drakkar. No sabían diferenciarlo, simplemente lo hacían pensando que eran de esos pescadores que a veces alimentaban aves. Ahroun no entendía estas señales, pero para los más supersticiosos lobos de mar, entender a las aves era la forma más fácil de evitar el desastre.
Se sentó imitando la actitud del pelirrojo y se recostó con el torso reposando sobre la pared de la mediana y ligera embarcación. No tardarían mucho en llegar, Ahruon se había informado y este tipo de barcos solía ser especialmente para carreras rápidas. Miro al hombre con algo de desconfianza usual. Un traje blanco algo desgastado, como si realmente pasara poco tiempo en tierra y hace tiempo se hubiese olvidado lo que era lavar ropa, pero se mantenía en una pieza. Su complexión era un poco más gruesa que la del lobo y su rostro marcaba una edad avanzaba, de esas que tienen historias para aburrir a los jóvenes por varias noches seguidas. Un viejo lobo de mar en todo sentido, pero seguía siendo débil a ojos del malo de la cabeza pues a diferencia del brumoso, este portaba una ballesta en la espalda.
-Este viaje será de lo más interesante. Espero que la buena pesca no sea solo en tierra firme-. Dijo en tono irónico a la vez que burlón. -¿Qué dicen muchachos, hora de empezar el juego?-.
El anunciado llegó con una risa alegre y apremiante a la vez que burlona al unisono por parte de la tripulación. Así mismo, ya bien adentrados en mar abierto. El drakkar era conocido por su velocidad claro y los nuevos ya habían tenido tiempo suficiente para charlar o relajarse. Era la hora de ver en que embrollo se habían metido pues aquel barco tenía una regla y esa era que los no calificados eran tirados por la borda.
Off:
Comenzamos y quiero aclarar un punto. En ningún momento dije que el destino es la isla de los brujos o alguna habitada, pero es algo que por ahora podemos dejar pasar. A saber para futuro: vamos a una isla abandonada donde se presumen haber muchos tesoros antiguos de todo tipo
Ahroun
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
Y comenzó el viaje, realmente por su distracción no había visto a quienes más abordaban, estaba haciendo memoria de cuerdas, cada parte del barco hecha con mimo y le dio buenos recuerdos de aprender lo básico en la carpintería, debió aprender a hacer algunas cosas para los templos además de sanar, por lo que abrazo la carpintería como su tía había abrazado la herrería. Tristemente por presión de sus padres en la aldea ella se había ido, y estaba perdía en su mar de recuerdos mientras todos se movían jalando cuerdas, soltando otras girando manivelas, cuando entre tantos vio un cabello rojo muy familiar y sin dudarlo corrió y lo abrazo haciéndolo girar como si fuere un niño pequeño.
-¡¡KOSS!! ¡¡Qué bueno verte, ya no supe de ti en ese pueblo espantoso!! No sabes ni de lo que te perdiste, bueno me alegra que lo hicieras… ¿Recuerdas al mocoso? bueno seguro Nou sigue buscándolo pero era un cabroncete brujo de mierda… ¡y se me escapo! No sabes qué horror pase…. Pero tú estás bien, perdona no irte a buscar la verdad Salí pitando de ahí, y pues bueno si te cuento, me he topado de todo hasta un licántropo me mordió mira quedo marca- Dijo deteniéndose soltándolo para mostrarle la aparatosa cicatriz que aún tenía en el brazo como si fuera la mejor herida del planeta- Pero bueno tú estas bien y estas aquí…-Dijo con una voz acelerada entre palabras elficas ahí y acá sin soltar las manos del guerrero ni un momento, tras tantas cosas pasada la verdad es que se había perdido hasta a sí misma y había olvidado procurar el bien de su anterior compañero de un par de aventuras. Lo soltó y luego lo despeino hincándose para recuperar el aliento, la verdad importándole bien poco la reacción de cualquiera alrededor hasta podría decirse que ella había entrado a una burbuja y causado un revuelo allá a donde fuere con ella.
Y entonces una brisa arrebato todo el revuelo y las palabras del hombre lobo de mar resonaron como si se abriera una competencia, se miró a las caderas y dudaba mucho que su cadena fuere a ser de mucha ayuda ahí por lo que se abstuvo de decir nada, pero la euforia que sentía se quiso mezclar con la de los otros marineros así que sin levantarse alzo las manos imitando aunque de forma aguda la risa de los demás, echando un vistazo a su lobo, lo que hizo que bajara las manos y se sonrojara un poco. Entonces dio parte de otra elfa y tras despeinarse un poco sentía que se le revolvía el estómago y solo deseaba que fuera por el vaivén del barco al que no estaba aclimatada.
-¡¡KOSS!! ¡¡Qué bueno verte, ya no supe de ti en ese pueblo espantoso!! No sabes ni de lo que te perdiste, bueno me alegra que lo hicieras… ¿Recuerdas al mocoso? bueno seguro Nou sigue buscándolo pero era un cabroncete brujo de mierda… ¡y se me escapo! No sabes qué horror pase…. Pero tú estás bien, perdona no irte a buscar la verdad Salí pitando de ahí, y pues bueno si te cuento, me he topado de todo hasta un licántropo me mordió mira quedo marca- Dijo deteniéndose soltándolo para mostrarle la aparatosa cicatriz que aún tenía en el brazo como si fuera la mejor herida del planeta- Pero bueno tú estas bien y estas aquí…-Dijo con una voz acelerada entre palabras elficas ahí y acá sin soltar las manos del guerrero ni un momento, tras tantas cosas pasada la verdad es que se había perdido hasta a sí misma y había olvidado procurar el bien de su anterior compañero de un par de aventuras. Lo soltó y luego lo despeino hincándose para recuperar el aliento, la verdad importándole bien poco la reacción de cualquiera alrededor hasta podría decirse que ella había entrado a una burbuja y causado un revuelo allá a donde fuere con ella.
Y entonces una brisa arrebato todo el revuelo y las palabras del hombre lobo de mar resonaron como si se abriera una competencia, se miró a las caderas y dudaba mucho que su cadena fuere a ser de mucha ayuda ahí por lo que se abstuvo de decir nada, pero la euforia que sentía se quiso mezclar con la de los otros marineros así que sin levantarse alzo las manos imitando aunque de forma aguda la risa de los demás, echando un vistazo a su lobo, lo que hizo que bajara las manos y se sonrojara un poco. Entonces dio parte de otra elfa y tras despeinarse un poco sentía que se le revolvía el estómago y solo deseaba que fuera por el vaivén del barco al que no estaba aclimatada.
Aradia Hazelmere
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
La tripulación es curiosa, algunos curtidos, otros novatos y el resto dementes. La clase de partida que adora Kosir, una que ofrece futuras refriegas de lo más animadas. Después de todo la vida es aburrida si siempre vas con el equipo ganador.
Mientras todos se arreglan dando los últimos detalles, alguien pilla por sorpresa al joven guerrero. Si bien de buenas a primeras cree que lo están atacando, termina por notar que es una muestra de cariño exterior.
Lo zarandean como si fuera un niño pequeño… algo bastante fácil pues siendo sinceros tiene esa contextura. Solo al final del extraño ritual cariñoso es que puede detallar bien la fuente directa.
Nada más y nada menos que la dagenle que conoció en su recorrido cerca del reino elfo, donde tuvieron lugar esa serie de eventos que involucraban fantasmas junto con muertes masivas de aldeas.
Danistiren, me alegra volver a verte valiente guerrera.
En aquella aventura, Aradia dejó patente sus habilidades combativas. Si bien no son nada del otro mundo, tiene la capacidad de complementarlas con el ingenio suficiente para seguir viva ante la adversidad.
En la cultura de Kosir, no hay punto medio. Si alguien pelea es un guerrero, su nivel de habilidad ya es otra cosa pero el calificativo no se le quita. Una forma de poder pasar al reino de los dioses con honor desde muy temprano.
No… no me esperaba eso.
Que al final el jovencito rescatado estuviera detrás de todo eso le cae como un balde de agua fría al propio salvaje, salvo su vida varias veces y no noto ningún síntoma de brujería perversa o algo por el estilo.
Una ligera sensación de malestar le embarga, le hubiera gustado estar allí para poner en su lugar al mocoso. Por desgracia los vientos del destino le impidieron continuar… al menos puede estar seguro de que el grupo predilecto hizo sus cosas eficientemente.
Es una bonita marca, la primera es la mejor ¡JAJA!
Dice al ver la mordida cicatrizada, al parecer la joven Arcadia a estado aventurándose por el enorme mundo como su amigo pelirrojo. Claramente el muchacho no ve nada malo en curtir la piel con cicatrices, el mismo lleva muchas encima.
Entonces la nave comienza a desplazarse, luego de cierto vitoreo. Las palabras del veterano marcan un punto de partida para el viaje, ahora solo resta ver a donde los dioses quieren llevarles esta vez.
Tranquila “le sujeta al verle tambaleándose” es toda esta agua... una locura.
Mientras todos se arreglan dando los últimos detalles, alguien pilla por sorpresa al joven guerrero. Si bien de buenas a primeras cree que lo están atacando, termina por notar que es una muestra de cariño exterior.
Lo zarandean como si fuera un niño pequeño… algo bastante fácil pues siendo sinceros tiene esa contextura. Solo al final del extraño ritual cariñoso es que puede detallar bien la fuente directa.
Nada más y nada menos que la dagenle que conoció en su recorrido cerca del reino elfo, donde tuvieron lugar esa serie de eventos que involucraban fantasmas junto con muertes masivas de aldeas.
Danistiren, me alegra volver a verte valiente guerrera.
En aquella aventura, Aradia dejó patente sus habilidades combativas. Si bien no son nada del otro mundo, tiene la capacidad de complementarlas con el ingenio suficiente para seguir viva ante la adversidad.
En la cultura de Kosir, no hay punto medio. Si alguien pelea es un guerrero, su nivel de habilidad ya es otra cosa pero el calificativo no se le quita. Una forma de poder pasar al reino de los dioses con honor desde muy temprano.
No… no me esperaba eso.
Que al final el jovencito rescatado estuviera detrás de todo eso le cae como un balde de agua fría al propio salvaje, salvo su vida varias veces y no noto ningún síntoma de brujería perversa o algo por el estilo.
Una ligera sensación de malestar le embarga, le hubiera gustado estar allí para poner en su lugar al mocoso. Por desgracia los vientos del destino le impidieron continuar… al menos puede estar seguro de que el grupo predilecto hizo sus cosas eficientemente.
Es una bonita marca, la primera es la mejor ¡JAJA!
Dice al ver la mordida cicatrizada, al parecer la joven Arcadia a estado aventurándose por el enorme mundo como su amigo pelirrojo. Claramente el muchacho no ve nada malo en curtir la piel con cicatrices, el mismo lleva muchas encima.
Entonces la nave comienza a desplazarse, luego de cierto vitoreo. Las palabras del veterano marcan un punto de partida para el viaje, ahora solo resta ver a donde los dioses quieren llevarles esta vez.
Tranquila “le sujeta al verle tambaleándose” es toda esta agua... una locura.
Kosir
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
El vitoreo cesó y muchos de los marineros miraban a los nuevos tripulantes sedientos. Sabían que la fiesta había comenzado en cuanto el capitán levantó la mano en ademán de exigir silencio y comenzó a caminar hacía uno de los costados para apoyar sus codos sobre la madera, tomando una posición bastante relajada y expectante a la vez. Evaluaba a cada hombre y mujer presente mientras se preguntaba cuantos lograrían llegar esta vez al destino fijado.
Por su parte, Ahroun había escuchado la voz de Aradia parloteando a un extraño que al parecer ella conocía bien. Su oído era bueno como para escuchar cada detalle y más siendo que nadie se molestaba en pasar desapercibido salvo el mismo. Se acomodo aún más mientras su vista se perdía en el horizonte. Parecía estar descansando pero lo cierto es que sentía algo en sus venas que no le dejaba estar tranquilo y como había mencionado no quería ser él quien esta vez arruinase la fiesta.
-Capitán, este subió sin permiso y con ganas de problemas-. Dijo el marinero que había sido reducido por el pelirrojo, apuntándolo con cierto recelo y ganas de mantener distancias. Algo que el capitán nota y enseguida su rostro se tensa. Sabía y varios incluyéndolo habían visto lo que había ocurrido.
-Bajate de mi barco-. Respondió el capitán que se encontró ante una mirada perpleja por parte de su subordinado. No podía creerlo cuando dos de sus compañeros más grandes lo toman de los brazos y lo arrojan sin más al mar. -Saben que no me gustan los polizontes y no alzo la alarma. Aquí siguen mis reglas y al que no le guste... Hay muchos tiburones que alimentar-. Reprocha algo tarde al arrojado, pero más bien era una advertencia para todos los que aún permanecían en el barco. Ni si quiera los más antiguos estaban a salvo y así era el capitán; caprichoso como ninguno. -Aquel que no me agrade dormirá con los peces-. Añade alzando la vista al cielo algo molesto.
Uno de los más antiguos dejo de remar mientras Ahroun observaba la escena. La vela había dejado de moverse cuando todos habían dejado de remar para dar inicio a la evaluación. Volvió a su tarea de vigilar el horizonte. La prueba del capitán era lo que menos le preocupaba.
El marinero que abandonó su puesto se acercó al licántropo y miro con ganas de pelea. Al no haber respuesta por parte de Ahroun, este se tensó aún más y con cara de asco miro al capitán. -Este se cree mucho y hay que fregar la cubierta-. Su tono era el de un busca pleitos, pero Ahroun siguió sin inmutarse. -A tu puesto o la fregare con tu horrible cara, cachorro. ¿Son tan inútiles para no darse cuenta?-. Respondió un Ahroun claramente molesto.
-¿Cómo te atreves?-. Replicó pero no hubo tiempo para más. El capitán y otro marinero ya se habían acercado a este y lo arrojaron por la borda como habían hecho con el primero. -No se de que te has enterado ahí como si nada, pero si es algo importante...-.
Se quedo a medias pues el barco comenzó a tambalearse levemente, casi pasando desapercibido. Miro el agua y evaluó su estado. -Bien muchachos. ¿Quién quiere encargarse del polizonte y las mujeres?-. Preguntó un poco más animado a pesar de que su propia tripulación de turno estaba demostrando ser cada vez más inútil.
-No creo que sea momento y una de las mujeres viene conmigo-. Responde Ahroun mientras notaba como unas cuantas nubes comenzaban a mostrarse en el horizonte. ¿Podía ser eso? No había estado antes en mar abierto, pero la sensación de alerta no se quitaba y todo estaba cuadrando con lo que conocía por libros e historias de viajeros.
-Escucha bien, cachorro-. Dijo el capitán esta vez imitando el tono del lobo. -Es mi barco y son mis reglas, yo digo cuando...-
No hubo tiempo de reproche, una daga cruzó el aíre y paso entre medio primero de Kosir y Aradia, luego entre el capitán y Ahroun para clavarse en en la madera. El golpe fue seco y suficientemente fuerte como para enterrarse un par de centímetros. Los marineros habían dejado de remar y el que lanzó la daga miraba fijamente a los nuevos que se habían reencontrado. -No se ustedes, pero no me gusta la idea de que esa mujer se crea una de nosotros-. Dice refiriéndose a Aradia.
Como se habrán dado cuenta, la prueba se les fue de las mano dando paso a un conflicto interno entre tripulantes y capitán. Este último puede fácilmente volver a calmar a sus hombres y no buscara pelea directa con los participantes aún, pero no puedo decir lo mismo de los marineros. Por lo demás creo que las reglas del barco quedaron claras
Por su parte, Ahroun había escuchado la voz de Aradia parloteando a un extraño que al parecer ella conocía bien. Su oído era bueno como para escuchar cada detalle y más siendo que nadie se molestaba en pasar desapercibido salvo el mismo. Se acomodo aún más mientras su vista se perdía en el horizonte. Parecía estar descansando pero lo cierto es que sentía algo en sus venas que no le dejaba estar tranquilo y como había mencionado no quería ser él quien esta vez arruinase la fiesta.
-Capitán, este subió sin permiso y con ganas de problemas-. Dijo el marinero que había sido reducido por el pelirrojo, apuntándolo con cierto recelo y ganas de mantener distancias. Algo que el capitán nota y enseguida su rostro se tensa. Sabía y varios incluyéndolo habían visto lo que había ocurrido.
-Bajate de mi barco-. Respondió el capitán que se encontró ante una mirada perpleja por parte de su subordinado. No podía creerlo cuando dos de sus compañeros más grandes lo toman de los brazos y lo arrojan sin más al mar. -Saben que no me gustan los polizontes y no alzo la alarma. Aquí siguen mis reglas y al que no le guste... Hay muchos tiburones que alimentar-. Reprocha algo tarde al arrojado, pero más bien era una advertencia para todos los que aún permanecían en el barco. Ni si quiera los más antiguos estaban a salvo y así era el capitán; caprichoso como ninguno. -Aquel que no me agrade dormirá con los peces-. Añade alzando la vista al cielo algo molesto.
Uno de los más antiguos dejo de remar mientras Ahroun observaba la escena. La vela había dejado de moverse cuando todos habían dejado de remar para dar inicio a la evaluación. Volvió a su tarea de vigilar el horizonte. La prueba del capitán era lo que menos le preocupaba.
El marinero que abandonó su puesto se acercó al licántropo y miro con ganas de pelea. Al no haber respuesta por parte de Ahroun, este se tensó aún más y con cara de asco miro al capitán. -Este se cree mucho y hay que fregar la cubierta-. Su tono era el de un busca pleitos, pero Ahroun siguió sin inmutarse. -A tu puesto o la fregare con tu horrible cara, cachorro. ¿Son tan inútiles para no darse cuenta?-. Respondió un Ahroun claramente molesto.
-¿Cómo te atreves?-. Replicó pero no hubo tiempo para más. El capitán y otro marinero ya se habían acercado a este y lo arrojaron por la borda como habían hecho con el primero. -No se de que te has enterado ahí como si nada, pero si es algo importante...-.
Se quedo a medias pues el barco comenzó a tambalearse levemente, casi pasando desapercibido. Miro el agua y evaluó su estado. -Bien muchachos. ¿Quién quiere encargarse del polizonte y las mujeres?-. Preguntó un poco más animado a pesar de que su propia tripulación de turno estaba demostrando ser cada vez más inútil.
-No creo que sea momento y una de las mujeres viene conmigo-. Responde Ahroun mientras notaba como unas cuantas nubes comenzaban a mostrarse en el horizonte. ¿Podía ser eso? No había estado antes en mar abierto, pero la sensación de alerta no se quitaba y todo estaba cuadrando con lo que conocía por libros e historias de viajeros.
-Escucha bien, cachorro-. Dijo el capitán esta vez imitando el tono del lobo. -Es mi barco y son mis reglas, yo digo cuando...-
No hubo tiempo de reproche, una daga cruzó el aíre y paso entre medio primero de Kosir y Aradia, luego entre el capitán y Ahroun para clavarse en en la madera. El golpe fue seco y suficientemente fuerte como para enterrarse un par de centímetros. Los marineros habían dejado de remar y el que lanzó la daga miraba fijamente a los nuevos que se habían reencontrado. -No se ustedes, pero no me gusta la idea de que esa mujer se crea una de nosotros-. Dice refiriéndose a Aradia.
Off:
Como se habrán dado cuenta, la prueba se les fue de las mano dando paso a un conflicto interno entre tripulantes y capitán. Este último puede fácilmente volver a calmar a sus hombres y no buscara pelea directa con los participantes aún, pero no puedo decir lo mismo de los marineros. Por lo demás creo que las reglas del barco quedaron claras
Ahroun
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
Bien Kosir no le tenía rencor alguno y hasta diviso algo de pesar al parecer por la noticia, por lo demás la cosa parecía fluir mientras la elfa tomaba un poco de compostura y el barco seguía en su rumbo, aún tenía algo de euforia y decidió mejor quedarse sentada cerca de Kosir, no quería interrumpir a Ahroun que parecía más animado que de costumbre, o al menos eso pensaba al verlo ir y venir y hasta hablar con el capitán. Cuando cruzaron miradas le alzo el pulgar, simplemente pareciendo una niña en tienda de chuches.
Entonces su idea de ser un huracán que atraía problemas de forma indirecta parecía quitarle parte de la sonrisa cuando un hombre termino literalmente durmiendo con los peces y escuchaba al capitán. Todo parecía ir en picada a la perdida de cordura y amenazas, ciertamente fregar pisos no le parecía algo de importancia pero, mejor dejábamos las cosas en pero, “mujeres”. Otro más termino en el agua mientras la joven se levantaba y en el camino de alzar las manos un silbido le hizo dar un chillido cuando una daga cruzo demasiado cerca y el escalofrió en su espalda paso del miedo inicial a mirar a esos humanos como si fueran sacos de bosta.
- No me creo una de ustedes, soy superior a ustedes. - La voz de la elfa fue cortante, y su mirada despectiva mientras acariciaba la cadena y la desenvainaba comenzando a girar el extremo ancho cortando el aire con ese peculiar sonido del metal. Giro de forma elegante sobre a punta de sus pies mientras levantaba la mano con la que giraba la cadena y con la otra mano controlaba cuanta longitud soltaba al abanico que dejo caer cual látigo sobre la mano del que había lanzado la daga y las puntas de la cadena se encajaban en la carne del hombre y el extremo se enterraba por encima del hombro. La elfa volvió a girar como si fuere una polea regresando a su posición inicial dando el tirón a la cadena y saboreando el grito agudo y desgarrado mientras su cadena se soltaba de su presa y un camino sanguinolento surco el aire manchando la madera a sus pies y la joven cortaba la fuerza del impulso obtenido estirando las manos para extender la cadena con el tintineo del metal.
El barco tenia tirones y bamboleos apenas perceptibles, el cielo se oscurecía por nubes tormentosas, se podía decir que el mar y el cielo expresaban la molestia de su ser y recalcaba algunos de los conceptos más negativos que tenía de otras razas inculcadas desde su infancia.-Y si el problema es que mi amigo venga de polizonte, estoy segura que algunas monedas solucionaran este lio, o tal vez hacer algo más de sitio en este barco. Lástima que se les necesite para remar, debería el capitán de mejor tener una parvada de monos entrenados, seguro serian menos molestos.
Entonces su idea de ser un huracán que atraía problemas de forma indirecta parecía quitarle parte de la sonrisa cuando un hombre termino literalmente durmiendo con los peces y escuchaba al capitán. Todo parecía ir en picada a la perdida de cordura y amenazas, ciertamente fregar pisos no le parecía algo de importancia pero, mejor dejábamos las cosas en pero, “mujeres”. Otro más termino en el agua mientras la joven se levantaba y en el camino de alzar las manos un silbido le hizo dar un chillido cuando una daga cruzo demasiado cerca y el escalofrió en su espalda paso del miedo inicial a mirar a esos humanos como si fueran sacos de bosta.
- No me creo una de ustedes, soy superior a ustedes. - La voz de la elfa fue cortante, y su mirada despectiva mientras acariciaba la cadena y la desenvainaba comenzando a girar el extremo ancho cortando el aire con ese peculiar sonido del metal. Giro de forma elegante sobre a punta de sus pies mientras levantaba la mano con la que giraba la cadena y con la otra mano controlaba cuanta longitud soltaba al abanico que dejo caer cual látigo sobre la mano del que había lanzado la daga y las puntas de la cadena se encajaban en la carne del hombre y el extremo se enterraba por encima del hombro. La elfa volvió a girar como si fuere una polea regresando a su posición inicial dando el tirón a la cadena y saboreando el grito agudo y desgarrado mientras su cadena se soltaba de su presa y un camino sanguinolento surco el aire manchando la madera a sus pies y la joven cortaba la fuerza del impulso obtenido estirando las manos para extender la cadena con el tintineo del metal.
El barco tenia tirones y bamboleos apenas perceptibles, el cielo se oscurecía por nubes tormentosas, se podía decir que el mar y el cielo expresaban la molestia de su ser y recalcaba algunos de los conceptos más negativos que tenía de otras razas inculcadas desde su infancia.-Y si el problema es que mi amigo venga de polizonte, estoy segura que algunas monedas solucionaran este lio, o tal vez hacer algo más de sitio en este barco. Lástima que se les necesite para remar, debería el capitán de mejor tener una parvada de monos entrenados, seguro serian menos molestos.
Aradia Hazelmere
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
Mientras Aradia y Kosir conversan sobre situaciones pasadas, tienen lugar una serie de eventos alrededor. Detectables debido al… pues, es un barco que da bastante cabida al chisme por su diseño.
El pelirrojo observa todo con ojo de guarda, bastante centrado en su espacio personal. Sabe bien cómo distinguir las primeras señales de colapso en cualquier cadena de mando, la tormenta se cierne sobre el navío.
En sentidos más literales de lo que le gustaría saber sin duda, ya es innegable que están en medio de un temporal. Los pobres diablos que ahora mismo tratan de mantenerse a flote podrían terminar acompañados pronto.
El chico no le tiene aprecio a las tormentas marinas, ya paso su propia experiencia con el experimentado marinero Artaban. De no ser por el chamán, ahora mismo estaría en el fondo de la masa acuosa que le rodea.
Curiosamente esto no parece rondar las mentes de sus vecinos, quienes están más enfrascados en luchas tontas. Que si la mujer es una mujer, que si el otro es un polizón… sea lo que sea que signifique esa palabra.
Incluso señalan al propio muchacho de haber hecho algo malo, acusación que genera la más patente mirada asesina por parte de sus ojos. Es cierto que las reglas exteriores muchas veces le superan, pero logro su puesto por la fuerza como mandan los dioses.
A medida que el cielo se vuelve más negro y los rayos comienzan a caer más cerca, la locura en el propio barco alcanza cotas épicas. De nada sirven los personajes tirados por la borda, la tripulación está a pocos pasos de tomar la justicia que consideran por sus propias manos.
Con cuidado, el brumoso acaricia el mango de su mandoble. Si alguien se le acerca con intenciones hostiles lo mandara directo a su respectivo plano astral… hay que tener cuidado con eso pues las creencias exteriores varían mucho.
Aradia termina por dejar su posición bastante clara, con una fortaleza que arranca varias carcajadas de aprobación en el joven. De no ser una amiga, la tomaría como amante allí mismo y delante de todos.
Todo llega a una abrupta pausa, posiblemente la pausa antes de la tormenta… en todos los sentidos posibles. A medida que los vientos se vuelven más infernales, es difícil saber cómo avanzaran las cosas en el pequeño cajón de madera.
Esto sería glorioso de no estar pasando en medio de un lago enorme y salado “masculla para sí mismo”.
El pelirrojo observa todo con ojo de guarda, bastante centrado en su espacio personal. Sabe bien cómo distinguir las primeras señales de colapso en cualquier cadena de mando, la tormenta se cierne sobre el navío.
En sentidos más literales de lo que le gustaría saber sin duda, ya es innegable que están en medio de un temporal. Los pobres diablos que ahora mismo tratan de mantenerse a flote podrían terminar acompañados pronto.
El chico no le tiene aprecio a las tormentas marinas, ya paso su propia experiencia con el experimentado marinero Artaban. De no ser por el chamán, ahora mismo estaría en el fondo de la masa acuosa que le rodea.
Curiosamente esto no parece rondar las mentes de sus vecinos, quienes están más enfrascados en luchas tontas. Que si la mujer es una mujer, que si el otro es un polizón… sea lo que sea que signifique esa palabra.
Incluso señalan al propio muchacho de haber hecho algo malo, acusación que genera la más patente mirada asesina por parte de sus ojos. Es cierto que las reglas exteriores muchas veces le superan, pero logro su puesto por la fuerza como mandan los dioses.
A medida que el cielo se vuelve más negro y los rayos comienzan a caer más cerca, la locura en el propio barco alcanza cotas épicas. De nada sirven los personajes tirados por la borda, la tripulación está a pocos pasos de tomar la justicia que consideran por sus propias manos.
Con cuidado, el brumoso acaricia el mango de su mandoble. Si alguien se le acerca con intenciones hostiles lo mandara directo a su respectivo plano astral… hay que tener cuidado con eso pues las creencias exteriores varían mucho.
Aradia termina por dejar su posición bastante clara, con una fortaleza que arranca varias carcajadas de aprobación en el joven. De no ser una amiga, la tomaría como amante allí mismo y delante de todos.
Todo llega a una abrupta pausa, posiblemente la pausa antes de la tormenta… en todos los sentidos posibles. A medida que los vientos se vuelven más infernales, es difícil saber cómo avanzaran las cosas en el pequeño cajón de madera.
Esto sería glorioso de no estar pasando en medio de un lago enorme y salado “masculla para sí mismo”.
Kosir
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
Ahroun por su parte se había hartado de la situación. No solo era estúpida, arriesgada e innecesaria, sino que también habían amenazado a la mujer que le acompañaba y esto termino por sacarlo de las casillas. Claro estaba que los intereses de los marineros y el del capitán estaban colisionando en lo que podría llegar a ser una revuelta. Si el que estaba al mando no era capaz de poner orden, tendría que hacerlo el mismo. No en vano era el hijo de un líder y había sido preparado para tal cosa.
Se levanta tomando la daga del sujeto para ver la acción de Aradia. Por unos segundos se sintió bastante orgulloso, sus palabras eran ciertas. Sin embargo, estaba el detalle que su subconsciente buscaba sobre-protegerla de todo.
La daga voló una vez más cortando el aíre hasta clavarse en el hombro de su dueño sin dar oportunidad de esquivar. No le gustaba usar armas, pero eso no quería decir que en su infancia sus padres hubiesen intentado que tomase alguna hasta que encontrase la suya. Al final claro, tuvieron que desistir pues el salvajismo puro le iba mejor como estilo de pelea.
Avanzó a paso lento y en el camino posa su mano suavemente sobre el hombro de Ari en un intento de tranquilizarla y decirle que él se encargaría del resto. El hombre en cuestión ya tenía dos heridas graves que atender. A ojos del licántropo era un desperdició mantenerlo a bordo, pero al mismo tiempo una muestra de ejemplo perfecta. -Ya la escucharon. La tejedora mueve sus hilos y no hacen más que comportarse como cachorros malcriados-. Dice en voz alta, asegurándose de ser escuchados por todos a bordo.
Una vez frente al hombre le toma los cabellos y le hace levantar la vista para verlo a los ojos. Lo que podía ver era una lamentable muestra de valía, pues estaba claro que iba a seguir luchando a pesar de haber sido superado. -Cometiste el peor error, cachorro. Servirás de ejemplo-. Le susurra en un tono frío, casi saboreando el miedo en el rostro de la victima. Aquello se sintió tan Ragabash que debió de hacer un esfuerzo para calmarse.
Le agarró del hombro herido para levantarlo mientras gritaba por el dolor que esto le provocaba y con una fuerte patada en la boca del estómago lo mando a dormir con los peces, literalmente. Se dio la media vuelta y miró al capitán.
-El siguiente que apunte a mi compañera tendrá el mismo destino si soy piadoso, y no lo soy-. Amenaza para sentarse en el lugar que había quedado vacío por la baja. Tomo el remo con ambas manos y miro a todos desafiantes. -¿A qué esperan? Hay una tormenta que tomar por los cuernos-. Ordena con lo cual procede a mover el remo, al tiempo que el resto le sigue sin rechistar. Por su parte, al capitán no le quedo de otra que servir de vigía una vez el orden repuesto y su cargo quitado por alguien más capacitado.
A medida que avanzaban, en tres horas más o menos el cielo quedo totalmente oscurecido y una fuerte lluvia comenzó a caerles sobre la melena. Ahroun no se había tomado descanso alguno, parte de su ser temiendo de los hilos de la tejedora comienza a acelerar el ritmo de manera constante hasta llegar al punto de tener que regular. Encontrar la marcha que permitía conservar energías sin perder eficacia.
El rostro de Ahroun se mostró más serió aún cuando las fuertes olas amenazaban a cada brazada con derribar el barco. Se hacía más difícil la tarea en dicha circunstancia, pero había algo más que le molestaba y preocupaba bastante.
Un manto morado, bastante delgado pero muy vistoso comenzaba a brillar más de la cuenta por toda la madera que marcaba los límites del barco. Incluso era capaz de mantenerse brillando cuando se sumergía bajo el agua.
-¡Fuego fatuo, estamos perdidos!-. Grita uno de los marineros ante lo cual Ahroun decide levantarse.
Era cierto, fuego fatuo en su estado natural por más raro y místico que pudiera parecer aquel suceso, las leyendas de este y el grito del marinero comenzaron a mellar el temple de los demás.
-¡Vuelve a tu asiento y sigue remando, cobarde! La tejedora mueve sus hilos. De esta tormenta solo sobreviviremos los valientes, así que ¡no dejen de remar!-. Vuelve a alzar su voz en algo que se sintió bastante incomodo a pesar de lo natural que había parecido salir.
-La tejedora vendrá cubriéndolo todo con un manto morado para probar a los valientes. Que venga con el gran lobo Fenrir si se atreve. Aquí estoy con Ragabash esperando-. Recita desafiante a pesar de lo mala que ya era la situación. Si las leyendas eran ciertas estaban más que jodidos, pero como había sido criado; en estas circunstancias solo quedaba seguir fuerte y esperar el favor de los dioses.
Se levanta tomando la daga del sujeto para ver la acción de Aradia. Por unos segundos se sintió bastante orgulloso, sus palabras eran ciertas. Sin embargo, estaba el detalle que su subconsciente buscaba sobre-protegerla de todo.
La daga voló una vez más cortando el aíre hasta clavarse en el hombro de su dueño sin dar oportunidad de esquivar. No le gustaba usar armas, pero eso no quería decir que en su infancia sus padres hubiesen intentado que tomase alguna hasta que encontrase la suya. Al final claro, tuvieron que desistir pues el salvajismo puro le iba mejor como estilo de pelea.
Avanzó a paso lento y en el camino posa su mano suavemente sobre el hombro de Ari en un intento de tranquilizarla y decirle que él se encargaría del resto. El hombre en cuestión ya tenía dos heridas graves que atender. A ojos del licántropo era un desperdició mantenerlo a bordo, pero al mismo tiempo una muestra de ejemplo perfecta. -Ya la escucharon. La tejedora mueve sus hilos y no hacen más que comportarse como cachorros malcriados-. Dice en voz alta, asegurándose de ser escuchados por todos a bordo.
Una vez frente al hombre le toma los cabellos y le hace levantar la vista para verlo a los ojos. Lo que podía ver era una lamentable muestra de valía, pues estaba claro que iba a seguir luchando a pesar de haber sido superado. -Cometiste el peor error, cachorro. Servirás de ejemplo-. Le susurra en un tono frío, casi saboreando el miedo en el rostro de la victima. Aquello se sintió tan Ragabash que debió de hacer un esfuerzo para calmarse.
Le agarró del hombro herido para levantarlo mientras gritaba por el dolor que esto le provocaba y con una fuerte patada en la boca del estómago lo mando a dormir con los peces, literalmente. Se dio la media vuelta y miró al capitán.
-El siguiente que apunte a mi compañera tendrá el mismo destino si soy piadoso, y no lo soy-. Amenaza para sentarse en el lugar que había quedado vacío por la baja. Tomo el remo con ambas manos y miro a todos desafiantes. -¿A qué esperan? Hay una tormenta que tomar por los cuernos-. Ordena con lo cual procede a mover el remo, al tiempo que el resto le sigue sin rechistar. Por su parte, al capitán no le quedo de otra que servir de vigía una vez el orden repuesto y su cargo quitado por alguien más capacitado.
A medida que avanzaban, en tres horas más o menos el cielo quedo totalmente oscurecido y una fuerte lluvia comenzó a caerles sobre la melena. Ahroun no se había tomado descanso alguno, parte de su ser temiendo de los hilos de la tejedora comienza a acelerar el ritmo de manera constante hasta llegar al punto de tener que regular. Encontrar la marcha que permitía conservar energías sin perder eficacia.
El rostro de Ahroun se mostró más serió aún cuando las fuertes olas amenazaban a cada brazada con derribar el barco. Se hacía más difícil la tarea en dicha circunstancia, pero había algo más que le molestaba y preocupaba bastante.
Un manto morado, bastante delgado pero muy vistoso comenzaba a brillar más de la cuenta por toda la madera que marcaba los límites del barco. Incluso era capaz de mantenerse brillando cuando se sumergía bajo el agua.
-¡Fuego fatuo, estamos perdidos!-. Grita uno de los marineros ante lo cual Ahroun decide levantarse.
Era cierto, fuego fatuo en su estado natural por más raro y místico que pudiera parecer aquel suceso, las leyendas de este y el grito del marinero comenzaron a mellar el temple de los demás.
-¡Vuelve a tu asiento y sigue remando, cobarde! La tejedora mueve sus hilos. De esta tormenta solo sobreviviremos los valientes, así que ¡no dejen de remar!-. Vuelve a alzar su voz en algo que se sintió bastante incomodo a pesar de lo natural que había parecido salir.
-La tejedora vendrá cubriéndolo todo con un manto morado para probar a los valientes. Que venga con el gran lobo Fenrir si se atreve. Aquí estoy con Ragabash esperando-. Recita desafiante a pesar de lo mala que ya era la situación. Si las leyendas eran ciertas estaban más que jodidos, pero como había sido criado; en estas circunstancias solo quedaba seguir fuerte y esperar el favor de los dioses.
Ahroun
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
La joven aferraba la cadena, preparada para usarla de un momento a otro pero una mano en su hombro le hizo ver al dueño y respirando hondo calmo el ímpetu violento que le había encendido la sangre y helar su mirada. Por lo que volvió a enfundar la cadena en su cintura y mirar al capitán, como esperando que se resistiera a las palabras del lobo. Pero parecía bastante amedrentado con los actos del par.
-Eso lo vuelve más interesante Kosir, una aventura que pocos podrían repetir.- Dijo con cierto orgullo y fue a sentarse relativamente cerca de su pareja y se cubrió con la capa negra, conforme entraban a la profundidad del océano y el cielo les mostraba la grandeza de la noche. El ambiente se tornaba cada vez más fresco y los golpes de las mareas parecían querer devorarlos en cada embiste. Pero eso no preocupaba a la elfa que se acercó al borde de la misma nave y miraba una película purpura que parecía revestir la madera de la embarcación y cuando iba a tocarla comenzaron a gritar el origen de esta y se alejó un par de pasos de ese fulgor y escuchaba a Ahroun de nuevo. No lograba entender sus palabras y ya se encargaría luego de que le hablara de sus dioses.
-¿Qué nos harán esas cosas? nunca me había topado con algo así.- Y ciertamente no tenía ningún conocimiento sobre los fuegos fatuos y si los sabía en ese momento su cerebro no captaba la información. Por la alteración de los demás, el no saber que esperarle erizaba el cabello y ese nombre le hizo fruncir el ceño, ¿así se llamaba el señor Sombrío? Ellos iban a tener una plática muy larga luego de esa aventura. En ese momento el mar que tanto le había gustado durante el día, ahora con la tormenta se le antojaba aterrador y que en cualquier momento les devoraría sin forma alguna de salvación.
-Eso lo vuelve más interesante Kosir, una aventura que pocos podrían repetir.- Dijo con cierto orgullo y fue a sentarse relativamente cerca de su pareja y se cubrió con la capa negra, conforme entraban a la profundidad del océano y el cielo les mostraba la grandeza de la noche. El ambiente se tornaba cada vez más fresco y los golpes de las mareas parecían querer devorarlos en cada embiste. Pero eso no preocupaba a la elfa que se acercó al borde de la misma nave y miraba una película purpura que parecía revestir la madera de la embarcación y cuando iba a tocarla comenzaron a gritar el origen de esta y se alejó un par de pasos de ese fulgor y escuchaba a Ahroun de nuevo. No lograba entender sus palabras y ya se encargaría luego de que le hablara de sus dioses.
-¿Qué nos harán esas cosas? nunca me había topado con algo así.- Y ciertamente no tenía ningún conocimiento sobre los fuegos fatuos y si los sabía en ese momento su cerebro no captaba la información. Por la alteración de los demás, el no saber que esperarle erizaba el cabello y ese nombre le hizo fruncir el ceño, ¿así se llamaba el señor Sombrío? Ellos iban a tener una plática muy larga luego de esa aventura. En ese momento el mar que tanto le había gustado durante el día, ahora con la tormenta se le antojaba aterrador y que en cualquier momento les devoraría sin forma alguna de salvación.
Aradia Hazelmere
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
La intervención del personaje con aspecto desaliñado hace despabilar al muchacho, es justo decir que si los compararan a los dos usando ojos ignorantes… pues podrían decir que vienen del mismo lugar.
La actitud del personaje tampoco dista mucho de la ostentada por cualquier brumoso, deja en claro que defiende a la hembra y además arroja al pobre idiota herido por la borda. Para Kosir es como verse en un espejo… uno que no muestra lo físico claro.
Para bien o para mal la situación inestable se acaba, con el capitán siguiendo los designios del tripulante complicado. Cierta mueca curiosa se forma en el pelirrojo y es que su semejante comienza a caerle bien.
Dicho chico toma uno de los remos para luego ponerse a trabajar, después de todo siguen en medio de una tormenta. El motín extraño fue solo un evento aleatorio, poco importara la calma si se van al fondo del mar.
Eventualmente las cosas se ponen raras, más de lo normal en dado caso. Aparecen manifestaciones luminosas alrededor del barco, algo que los marinos interpretan como el preludio de un grotesco final.
¡¡No voy morir en un lago gigante, a remar cobardes!!
No es una muerte de guerreros… y Kosir no le tiene demasiado aprecio al mar como para que sus restos descansen adentro. Por desgracia todo comienza a indicar que sufrirá otro naufragio en el agitado océano aerandiano.
La tormenta no cesa, el viento amenaza con destruir su vela y ya los esfuerzos marinos por mantener el curso no logran efectos. Están a merced del imponente clima, todo un perturbador déjà vu para el joven brumoso.
El crujir de la madera comienza a hacerse presente a medida que el segundo personaje tribal vocifera algunas palabras para sus dioses y manías… cualquier parecido con el pequeño guerrero es mera coincidencia.
Si bien no es el primer altercado marítimo en el que esta Kosir, la presencia del agua incandescente si es algo nuevo. También vale la pena mencionar que no es un navegante muy experimentado que digamos, más bien como un joven con su segundo encuentro carnal.
La actitud del personaje tampoco dista mucho de la ostentada por cualquier brumoso, deja en claro que defiende a la hembra y además arroja al pobre idiota herido por la borda. Para Kosir es como verse en un espejo… uno que no muestra lo físico claro.
Para bien o para mal la situación inestable se acaba, con el capitán siguiendo los designios del tripulante complicado. Cierta mueca curiosa se forma en el pelirrojo y es que su semejante comienza a caerle bien.
Dicho chico toma uno de los remos para luego ponerse a trabajar, después de todo siguen en medio de una tormenta. El motín extraño fue solo un evento aleatorio, poco importara la calma si se van al fondo del mar.
Eventualmente las cosas se ponen raras, más de lo normal en dado caso. Aparecen manifestaciones luminosas alrededor del barco, algo que los marinos interpretan como el preludio de un grotesco final.
¡¡No voy morir en un lago gigante, a remar cobardes!!
No es una muerte de guerreros… y Kosir no le tiene demasiado aprecio al mar como para que sus restos descansen adentro. Por desgracia todo comienza a indicar que sufrirá otro naufragio en el agitado océano aerandiano.
La tormenta no cesa, el viento amenaza con destruir su vela y ya los esfuerzos marinos por mantener el curso no logran efectos. Están a merced del imponente clima, todo un perturbador déjà vu para el joven brumoso.
El crujir de la madera comienza a hacerse presente a medida que el segundo personaje tribal vocifera algunas palabras para sus dioses y manías… cualquier parecido con el pequeño guerrero es mera coincidencia.
Si bien no es el primer altercado marítimo en el que esta Kosir, la presencia del agua incandescente si es algo nuevo. También vale la pena mencionar que no es un navegante muy experimentado que digamos, más bien como un joven con su segundo encuentro carnal.
Kosir
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
El fuego fatuo parecía no querer cesar mientras los marineros y el mismo licántropo remaban. La situación hace unos días atrás habría sido motivo de carcajadas por parte del mismo lupino. Tras el exilio jamás se habría imaginado una escena de él mismo en el ancho mar demandando a la tejedora que moviese sus hilos en su contra; y ahí estaba, desafiando incluso al gran lobo Fenrir.
Escuchó las preguntas de Aradia y era posible que por primera vez le mostrase una sonrisa honesta y desafiante, de esas que tanto le gustaban. —Cuando los dioses sean lo único de temer, mejor hacerles saber que has elegido bien en la contienda final —Responde a sus dudas tomando sus manos con cuidado. Tras esto, ambos sostienen el mismo remo y se asegura de que pueda seguir el ritmo que marcaba.
«Yo aún dudo de haber elegido bien...» Escucha de nuevo esa voz en la cabeza y no le importaba. Sí bien a la hora de enmendarse con los divinos estaba la cuestión de la doble personalidad, al menos quería asegurarse de tener a Aradia como intermediaria. «Quisquilloso, no creo que hable mal de ti» Pensó demostrando algo de inocencia, y claro hablaba de Ragabash...
Ni tejedora ni Fenrir, para decepción de ambas partes.
La tormenta duro horas, tanto así que hasta los más supersticiosos olvidaron el fuego fatuo. Esto solo sirvió como elemento lumínico sobre natural para levantar los ánimos. El viento soplaba fuerte y cálido cuando la arena comenzó a mostrarse tímida en el horizonte.
—¡Tierra a la vista! —Gritó uno de los marineros. La amenaza de ver el mástil quebrarse no llegó a forjarse en la realidad. El barco demostró ser de primera calidad para sorpresa de todos, el único que parecía obviar este asunto era el capitán.
Ahroun por su parte, no pudo evitar sostener a la elfa por la cintura y acomodarla en su pecho. Cabía destacar que no le importaba para nada si esta se avergonzaba o recibía alguna mirada obscena por tal acto. Había dejado claro que venía con ella y no causaba molestia o pudor alguno demostrar lo que ya habían vivido.
El clima parecía haber mejorado bastante y para fortuna de todos habían llegado entrada ya la noche. Toda tarea que se debía realizar sería el doble de sencilla sin la constante molestia de un calor natural y abrazador.
Sin embargo, la llega a la costa no pudo realizarse en barco. Lo que vieron logró hacer que varios marineros tragaran saliva y algunos casi se mojaron los pantalones del miedo. El lugar de desembarco por toda la costa parecía ser un cementerio de navíos.
—Tiren el ancla, tendremos que nadar a la costa —Ordeno el capitán a los más cercanos a proa.
—No creo que la tormenta haya hecho esto —Dice Ahroun observando los barcos más cercanos. Parecían desiertos de hace bastante ya.
—Lo que haya sido nos ha dejado varios tesoros que recuperar —Responde el capitán y es el primero en saltar al agua. El resto naturalmente le sigue.
Ahroun en cambio se muestra algo dividido, no entendía mucho de barcos, ni de las historias sujetas al naufragio de piratas. En contraste, esta isla guardaba demasiadas y había observado al capitán durante el viaje tomar pluma y bitácora más de alguna vez. —No se ustedes, pero me gustaría revisar alguno de estos barcos primero —Añade hablando a la mujer que le acompañaba y al pelirrojo que parecía ser amigo de esta.
Escuchó las preguntas de Aradia y era posible que por primera vez le mostrase una sonrisa honesta y desafiante, de esas que tanto le gustaban. —Cuando los dioses sean lo único de temer, mejor hacerles saber que has elegido bien en la contienda final —Responde a sus dudas tomando sus manos con cuidado. Tras esto, ambos sostienen el mismo remo y se asegura de que pueda seguir el ritmo que marcaba.
«Yo aún dudo de haber elegido bien...» Escucha de nuevo esa voz en la cabeza y no le importaba. Sí bien a la hora de enmendarse con los divinos estaba la cuestión de la doble personalidad, al menos quería asegurarse de tener a Aradia como intermediaria. «Quisquilloso, no creo que hable mal de ti» Pensó demostrando algo de inocencia, y claro hablaba de Ragabash...
Ni tejedora ni Fenrir, para decepción de ambas partes.
(…)
La tormenta duro horas, tanto así que hasta los más supersticiosos olvidaron el fuego fatuo. Esto solo sirvió como elemento lumínico sobre natural para levantar los ánimos. El viento soplaba fuerte y cálido cuando la arena comenzó a mostrarse tímida en el horizonte.
—¡Tierra a la vista! —Gritó uno de los marineros. La amenaza de ver el mástil quebrarse no llegó a forjarse en la realidad. El barco demostró ser de primera calidad para sorpresa de todos, el único que parecía obviar este asunto era el capitán.
Ahroun por su parte, no pudo evitar sostener a la elfa por la cintura y acomodarla en su pecho. Cabía destacar que no le importaba para nada si esta se avergonzaba o recibía alguna mirada obscena por tal acto. Había dejado claro que venía con ella y no causaba molestia o pudor alguno demostrar lo que ya habían vivido.
El clima parecía haber mejorado bastante y para fortuna de todos habían llegado entrada ya la noche. Toda tarea que se debía realizar sería el doble de sencilla sin la constante molestia de un calor natural y abrazador.
Sin embargo, la llega a la costa no pudo realizarse en barco. Lo que vieron logró hacer que varios marineros tragaran saliva y algunos casi se mojaron los pantalones del miedo. El lugar de desembarco por toda la costa parecía ser un cementerio de navíos.
—Tiren el ancla, tendremos que nadar a la costa —Ordeno el capitán a los más cercanos a proa.
—No creo que la tormenta haya hecho esto —Dice Ahroun observando los barcos más cercanos. Parecían desiertos de hace bastante ya.
—Lo que haya sido nos ha dejado varios tesoros que recuperar —Responde el capitán y es el primero en saltar al agua. El resto naturalmente le sigue.
Ahroun en cambio se muestra algo dividido, no entendía mucho de barcos, ni de las historias sujetas al naufragio de piratas. En contraste, esta isla guardaba demasiadas y había observado al capitán durante el viaje tomar pluma y bitácora más de alguna vez. —No se ustedes, pero me gustaría revisar alguno de estos barcos primero —Añade hablando a la mujer que le acompañaba y al pelirrojo que parecía ser amigo de esta.
Ahroun
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
No fue posible describir la mirada que le lanzo Aradia a su pareja. ¿Acaso era un viaje suicida? Exhalo, y beso su mejilla cuando tomo sus manos y la guiaba en ese ritmo, le sonrió con complicidad mientras aprendía y sentía el dolor en los brazos por el esfuerzo entre risas tímidas –No me juzgues es mi primera vez en barco- , él tenía su propia pelea y le dolía que no confiara en ella para serle de ayuda en ella.
Le hizo bien acurrucarse con Ahroun, la tormenta no amainaba y confundía el día con el crepúsculo haciendo que el frio le calará en los huesos. Le sorprendió la fuerza del agua contra los remos, no era como nadar, implicaba más fuerza, o la astucia para que el remo usara a su favor la marea que continuamente les golpeaba. Y por fin tras horas, parecía que llegaban al destino y la sonrisa que se formó al pensar que ya tocaría tierra se esfumo. Se le hizo un nudo en el estómago y aferro su bolsa, sabía que al menos en la lluvia sus trabajos y manuscritos estarían a salvo, pero si como decía el capitán tocaba nadar… Y entonces vio otro pequeño, diminuto, ínfimo…
-Mier… Yo no puedo lanzarme al mar.-Miro con apuro a Ahroun, señalo sus faldas que aunque tuvieran rasguños por la cadena esta era bastante amplia y larga hasta la espinilla, se hundiría como una roca si se lanzaba, al menos vestida. Miro al par de compañeros y volvió a mirar la costa aguzando la vista, la lluvia le impedía ver más allá de los barcos hundidos, pero temía que si los revisaba pudiera darse una idea de cómo había caído y la respuesta seguro no sería muy buena. Ato algunos cabos. Suspiro y rezo a todos los dioses porque su idea le surtiera efecto. Y desenvaino la cadena de sus caderas tomo la mochila de equipamiento y saco una de las camisas enormes de Ahroun.
-¡No miren! –Les dijo señalándolos y sobre la armadura ligera se puso la camisa y se sacó las faldas donde enrollo con cuidado y primor sus apuntes y los puso todo al medio de la mochila rodeando de ropa, capa todo lo que pudiera y amortiguara la humedad y cerro fuerte, entonces abrió algunos botones de la camisa y quedo el cuello de esta bajo los brazos y ato las mangas, quedando un improvisado vestido hampón hasta cubrir un poco más sus muslos y uso el cinto para marcar la cintura y ahí acomodar la cadena,, en cierta forma quitarse la ropa mojada le daba un respiro, solo quedando con esa ropa algo sugestiva y sus botas que cubrían sus piernas hasta la rodilla. –Muy bien hora de nadar ¿no?
Le hizo bien acurrucarse con Ahroun, la tormenta no amainaba y confundía el día con el crepúsculo haciendo que el frio le calará en los huesos. Le sorprendió la fuerza del agua contra los remos, no era como nadar, implicaba más fuerza, o la astucia para que el remo usara a su favor la marea que continuamente les golpeaba. Y por fin tras horas, parecía que llegaban al destino y la sonrisa que se formó al pensar que ya tocaría tierra se esfumo. Se le hizo un nudo en el estómago y aferro su bolsa, sabía que al menos en la lluvia sus trabajos y manuscritos estarían a salvo, pero si como decía el capitán tocaba nadar… Y entonces vio otro pequeño, diminuto, ínfimo…
-Mier… Yo no puedo lanzarme al mar.-Miro con apuro a Ahroun, señalo sus faldas que aunque tuvieran rasguños por la cadena esta era bastante amplia y larga hasta la espinilla, se hundiría como una roca si se lanzaba, al menos vestida. Miro al par de compañeros y volvió a mirar la costa aguzando la vista, la lluvia le impedía ver más allá de los barcos hundidos, pero temía que si los revisaba pudiera darse una idea de cómo había caído y la respuesta seguro no sería muy buena. Ato algunos cabos. Suspiro y rezo a todos los dioses porque su idea le surtiera efecto. Y desenvaino la cadena de sus caderas tomo la mochila de equipamiento y saco una de las camisas enormes de Ahroun.
-¡No miren! –Les dijo señalándolos y sobre la armadura ligera se puso la camisa y se sacó las faldas donde enrollo con cuidado y primor sus apuntes y los puso todo al medio de la mochila rodeando de ropa, capa todo lo que pudiera y amortiguara la humedad y cerro fuerte, entonces abrió algunos botones de la camisa y quedo el cuello de esta bajo los brazos y ato las mangas, quedando un improvisado vestido hampón hasta cubrir un poco más sus muslos y uso el cinto para marcar la cintura y ahí acomodar la cadena,, en cierta forma quitarse la ropa mojada le daba un respiro, solo quedando con esa ropa algo sugestiva y sus botas que cubrían sus piernas hasta la rodilla. –Muy bien hora de nadar ¿no?
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Aradia Hazelmere
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
Los dioses descargan su ira sobre ellos, quizás incluso los demonios también. Sea como sea, por severos instantes el muchacho siente que le tiembla todo el cuerpo, producto del inmenso temor que la demencial tormenta genera en su ser.
Pero se mantiene recio como una espada, una montaña no se reverencia porque el viento sople fuerte y con los dioses como testigos mucho menos lo hará un brumoso. El muchacho mantiene los estándares de la sangre que corre por sus venas.
Pasan horas, horas que parecen días, pero la tripulación consigue lo imposible al final. Contra todo pronóstico, la nave se mantiene unida y los marineros dentro, han sobrevivido el golpeteo continuo de los nueve infiernos y vivido para contarlo.
Solo cuando el cielo vuelve a tornarse apacible es que Kosir celebra, gritando para sí mismo y recitando algunos agradecimientos para los ancestros en idioma de bosque negro. Nadie podrá quitarles lo que lograron hoy.
El agotamiento es patente, por estar tanto tiempo controlando los remos, aunque la visión de tierra renueva energías en todos. Lo que la tripulación entera desea ahora mismo es pisar suelo otra vez.
Por desgracia la playa que los recibe no es un agradable paraíso de cuentos exteriores, numerosos esqueletos de barcos naufragados son el único tributo que consiguen los valientes marineros de agua profunda.
Esto tiene que estar mal en muchas formas…
Dice sin poder creer bien lo que ve, mucho menos entenderlo. Pero es un joven listo pese a su cerrada mente, es claro que las cosas no andan bien cuando embarcaciones tan grandes se aglomeran para morir.
Pese a las reservas, el capitán atraca y le sigue la mayoría. Hay un ligero trayecto que deben nadar pero no es la primera vez para Kosir, claro que de momento permanece en cubierta con las personas que se han ganado su confianza.
Cuando estemos en tierra te seguiré en tu búsqueda, Anem.
Después de todo el desaliñado se ha ganado su confianza, tanto por ser amigo de la dagenle como por su propio ímpetu. Además, tiene mucho sentido revisar los despojos cuando se piensa con detenimiento.
Aradia pasa entonces a adaptar su vestido con ayuda del personaje más peludo, un intento por volverlo útil en escenarios complicados. Menuda prenda más inútil lleva la mujer encima pero el joven brumoso ha visto cosas peores afuera.
Estarías mejor sin el “sonríe de manera casi juguetona antes de tirarse al agua, la orilla espera”.
Pero se mantiene recio como una espada, una montaña no se reverencia porque el viento sople fuerte y con los dioses como testigos mucho menos lo hará un brumoso. El muchacho mantiene los estándares de la sangre que corre por sus venas.
Pasan horas, horas que parecen días, pero la tripulación consigue lo imposible al final. Contra todo pronóstico, la nave se mantiene unida y los marineros dentro, han sobrevivido el golpeteo continuo de los nueve infiernos y vivido para contarlo.
Solo cuando el cielo vuelve a tornarse apacible es que Kosir celebra, gritando para sí mismo y recitando algunos agradecimientos para los ancestros en idioma de bosque negro. Nadie podrá quitarles lo que lograron hoy.
El agotamiento es patente, por estar tanto tiempo controlando los remos, aunque la visión de tierra renueva energías en todos. Lo que la tripulación entera desea ahora mismo es pisar suelo otra vez.
Por desgracia la playa que los recibe no es un agradable paraíso de cuentos exteriores, numerosos esqueletos de barcos naufragados son el único tributo que consiguen los valientes marineros de agua profunda.
Esto tiene que estar mal en muchas formas…
Dice sin poder creer bien lo que ve, mucho menos entenderlo. Pero es un joven listo pese a su cerrada mente, es claro que las cosas no andan bien cuando embarcaciones tan grandes se aglomeran para morir.
Pese a las reservas, el capitán atraca y le sigue la mayoría. Hay un ligero trayecto que deben nadar pero no es la primera vez para Kosir, claro que de momento permanece en cubierta con las personas que se han ganado su confianza.
Cuando estemos en tierra te seguiré en tu búsqueda, Anem.
Después de todo el desaliñado se ha ganado su confianza, tanto por ser amigo de la dagenle como por su propio ímpetu. Además, tiene mucho sentido revisar los despojos cuando se piensa con detenimiento.
Aradia pasa entonces a adaptar su vestido con ayuda del personaje más peludo, un intento por volverlo útil en escenarios complicados. Menuda prenda más inútil lleva la mujer encima pero el joven brumoso ha visto cosas peores afuera.
Estarías mejor sin el “sonríe de manera casi juguetona antes de tirarse al agua, la orilla espera”.
Kosir
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
Ya es algo recalcado, pero vale la pena volver a mencionar que Aradia seguía sorprendiendo. Ahora incluso en las peores situaciones. Definitivamente, no se quejaba como cualquier cachorra recién iniciada lo habría hecho durante la tormenta. A ojos del señor gruñón, hasta tuvo el coraje de desafiar a los dioses con un beso para él. Esto claramente le sacó una sonrisa cómplice por el resto del viaje. «Touché, tiene agallas» Se comunicó con su contra parte, la cual simplemente se limitó a dibujar una imagen mental de él mismo, cruzándose de brazos y mirando indignado hacía un lado.
Terminada la escena ingeniosa y sexy de Aradia, ignoró el primero comentario del pequeño bárbaro. No le interesaba ganarse el respeto de nadie, solo veía a un cachorro eligiendo bien al quedarse con el más experimentado. Después de todo, mientras no demostrasen lo contrario Ahroun los seguía viendo como seres inferiores o de poca importancia. Salvo Aradia, de aquellos conocidos en su viaje era la única que se había ganado ser vista como una igual.
—No te equivocas. Salvo que sigue siendo mucha mujer para ti, cachorro —Le responde calmado, pero no sin antes dedicarle una mirada asesina de advertencia.
—Así es amor, solo revisaremos áreas que la tejedora ha dejado al alcance —Su tono pasó rápido entre el de un hombre amoroso contestando a su pareja, al de uno preocupado por los desafíos que sus dioses pudieron haber dejado en el camino.
El resto de la tripulación ya se había adelantado. Los primeros ya estaban llegando a la isla junto con el capitán que rápidamente levantaba ordenes y montaban campamentos para la noche. Por el contrario, los tres personajes eran los únicos que aún estaban en cubierta.
Naturalmente, el lobo fue el primero en saltar. El clavado fue limpio. No era su primera vez en el agua, aunque si en mar abierto y esto no le agradaba del todo. Sin embargo, encontró el foco rápido en el naufragio más cercano. Ya lo había decidido desde arriba. A diferencia del resto parecía ser uno de los más grandes pues su visión no alcanzaba a dar con el final del barco por más que se acercase a este.
La cabina del capitán así como parte de la cubierta curiosamente aún se encontraba a flote, pudo divisar una entrada por la cubierta, pero prefirió evitarla. No sabía que tanto había accesible y dudaba de su propia capacidad pulmonar. Lo mejor sería poner píe en la madera con cabeza fuera del agua, pronto.
Así lo pensó y así fue.
Sacó la cabeza del agua y se sujeto con un brazo sobre la madera que limitaba la cubierta. Se sacudió la melena de agua y miro primero a los alrededores en busca de Aradia. No planeaba seguir avanzando sin ella, al menos no en un cementerio de barcos que podrían haber sido malditos por los dioses.
Miro hacía la cabina del capitán. Se notaba que la embarcación era antigua por su arquitectura. Así mismo por el grosor y la sensibilidad de la madera. Como si amenazara con irse abajo al primer paso en falso sobre esta. El primer desafió para el grupo sin duda sería subir a la cubierta que estaba peligrosamente inclinada hacía arriba. «Tienen una facilidad para meterse en líos molestos...» Pensó Ragabash ante lo cual Ahroun asintió. Supuso que lo de Aradia se le estaba contagiando o quizás era compartido.
(…)
Terminada la escena ingeniosa y sexy de Aradia, ignoró el primero comentario del pequeño bárbaro. No le interesaba ganarse el respeto de nadie, solo veía a un cachorro eligiendo bien al quedarse con el más experimentado. Después de todo, mientras no demostrasen lo contrario Ahroun los seguía viendo como seres inferiores o de poca importancia. Salvo Aradia, de aquellos conocidos en su viaje era la única que se había ganado ser vista como una igual.
—No te equivocas. Salvo que sigue siendo mucha mujer para ti, cachorro —Le responde calmado, pero no sin antes dedicarle una mirada asesina de advertencia.
—Así es amor, solo revisaremos áreas que la tejedora ha dejado al alcance —Su tono pasó rápido entre el de un hombre amoroso contestando a su pareja, al de uno preocupado por los desafíos que sus dioses pudieron haber dejado en el camino.
El resto de la tripulación ya se había adelantado. Los primeros ya estaban llegando a la isla junto con el capitán que rápidamente levantaba ordenes y montaban campamentos para la noche. Por el contrario, los tres personajes eran los únicos que aún estaban en cubierta.
Naturalmente, el lobo fue el primero en saltar. El clavado fue limpio. No era su primera vez en el agua, aunque si en mar abierto y esto no le agradaba del todo. Sin embargo, encontró el foco rápido en el naufragio más cercano. Ya lo había decidido desde arriba. A diferencia del resto parecía ser uno de los más grandes pues su visión no alcanzaba a dar con el final del barco por más que se acercase a este.
La cabina del capitán así como parte de la cubierta curiosamente aún se encontraba a flote, pudo divisar una entrada por la cubierta, pero prefirió evitarla. No sabía que tanto había accesible y dudaba de su propia capacidad pulmonar. Lo mejor sería poner píe en la madera con cabeza fuera del agua, pronto.
Así lo pensó y así fue.
Sacó la cabeza del agua y se sujeto con un brazo sobre la madera que limitaba la cubierta. Se sacudió la melena de agua y miro primero a los alrededores en busca de Aradia. No planeaba seguir avanzando sin ella, al menos no en un cementerio de barcos que podrían haber sido malditos por los dioses.
Miro hacía la cabina del capitán. Se notaba que la embarcación era antigua por su arquitectura. Así mismo por el grosor y la sensibilidad de la madera. Como si amenazara con irse abajo al primer paso en falso sobre esta. El primer desafió para el grupo sin duda sería subir a la cubierta que estaba peligrosamente inclinada hacía arriba. «Tienen una facilidad para meterse en líos molestos...» Pensó Ragabash ante lo cual Ahroun asintió. Supuso que lo de Aradia se le estaba contagiando o quizás era compartido.
Ahroun
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
Lo sentía por Ahroun pero esa noche se le iba a pegar como garrapata solo para quitarse el frío de los huesos. Tras ese pensamiento fugaz Aradia se paró en la borda haciendo equilibrio y esperando que Ahroun se alejara sonriendo a Kosir. -Las elfas solo nos bañamos desnudas cuando se hacen ceremonias y rituales.- Le guiño el ojo más como una chiquilla en plena jugarreta que una muestra de coquetería. Después de todo ella solo sabía de esos rituales, no había alcanzado los estudios necesarios ni la devoción para pertenecer a los vestales o similares.
Tomo aire antes de flexionar las rodillas y con un gritito se lanzó al agua abrazando las piernas en una perfecta bola haciendo una salpicadera en su entrada y saliendo riendo bastante. -Esta helada- se quejó y aguzando la mirada se dirigió allá a donde su novio, nadando lo más rápido posible y sintiendo con cierta alarma que el agua se sentía más cálida pero sus labios tiraban. Cuando salió escurrió la mochila lo más posible para evitar pesará más y miraba la embarcación escogida.
- Muy bien, ¿Qué estamos buscando? -dijo sobandoce los brazos y esperando al pelirrojo. La incertidumbre de la obscuridad le comenzó a estresar, más por qué era seguro que no podrían hacer una antorcha con facilidad debido a la humedad. sonrió con travesura y desenvainando la cadena cerró los ojos y mientras exhalaba una plegaria apenas audible la cadena se rodeó de un aura de luz que comenzó a girar en esa particular forma de pelea que tenía la elfa. Elevo el extremo que estaba girando y dió la sensación de hacer caer una suave estela de luz alrededor de la elfa.
No iluminaba toda la superficie pero mínimo podrían ver por dónde pisaban. -Y se hizo la luz.
Off: uso de Habilidad de nivel 1:
Proyección Boreal
(Mantenida) El personaje recubre su arma con un aura de luz capaz de dañar al enemigo. El aura puede hasta causar graves quemaduras desarrollado a niveles altos.
Duración: 3 turnos.
Enfriamiento: 6 turnos.
Tomo aire antes de flexionar las rodillas y con un gritito se lanzó al agua abrazando las piernas en una perfecta bola haciendo una salpicadera en su entrada y saliendo riendo bastante. -Esta helada- se quejó y aguzando la mirada se dirigió allá a donde su novio, nadando lo más rápido posible y sintiendo con cierta alarma que el agua se sentía más cálida pero sus labios tiraban. Cuando salió escurrió la mochila lo más posible para evitar pesará más y miraba la embarcación escogida.
- Muy bien, ¿Qué estamos buscando? -dijo sobandoce los brazos y esperando al pelirrojo. La incertidumbre de la obscuridad le comenzó a estresar, más por qué era seguro que no podrían hacer una antorcha con facilidad debido a la humedad. sonrió con travesura y desenvainando la cadena cerró los ojos y mientras exhalaba una plegaria apenas audible la cadena se rodeó de un aura de luz que comenzó a girar en esa particular forma de pelea que tenía la elfa. Elevo el extremo que estaba girando y dió la sensación de hacer caer una suave estela de luz alrededor de la elfa.
No iluminaba toda la superficie pero mínimo podrían ver por dónde pisaban. -Y se hizo la luz.
Off: uso de Habilidad de nivel 1:
Proyección Boreal
(Mantenida) El personaje recubre su arma con un aura de luz capaz de dañar al enemigo. El aura puede hasta causar graves quemaduras desarrollado a niveles altos.
Duración: 3 turnos.
Enfriamiento: 6 turnos.
Aradia Hazelmere
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
La reacción del personaje mayor hace que Kosir sonría con una mueca divertida, cuida mucho de su hembra y el respeta eso pero no deja de ser una imagen hilarante. Medita todo esto mientras cae al agua.
Y nuevamente se encuentra como pescado de rio, aunque ahora en medio de agua salada. Aun no se acostumbra a la salinidad que tiene el denominado océano aunque jamás se quejaría por nimiedades así.
Como puede, algo literal si tenemos en cuenta sus pobres habilidades de nado, llega hasta uno de los naufragios y escala cual garrapata. En esto último si es bastante bueno pues se asemeja mucho a subir por cualquier árbol.
Queda claro rápido la fragilidad que termina embargando a los barcos sin mantenimiento, al menos para el chico que es bastante ignorante con respecto a tales temas. Quien diría que estructuras tan monumentales pudieran quedar reducidas a despojos.
Consigue llegar con buena velocidad al nivel superior, claro que de igual forma es el último en arribar. Sus aliados ya se encuentran curioseando por el lugar, específicamente el habitáculo del capitán.
Esto es “rompe una tabla del piso y debe moverse rápido para no caer” una rupi… trampa mortal.
Cada paso puede ser el último, es un tipo de expectativa que no agrada mucho al más pequeño de los presentes. Más le vale al desliñado tener una buena razón para tanto esfuerzo o acabara siendo puesto en evidencia por el propio salvaje.
Desde la podrida barandilla se puede observar al grupo de tierra, reuniéndose en medio de la playa. Están llevando a cabo los pasos previos necesarios para adentrarse en la isla, las razones de esto siguen siendo desconocidas por otro lado.
Lo cierto es que el capitán parece manejar información privilegiada, pese a sus malas habilidades de mando sin duda está en el ajo. Esto tendrá que ser profundizado más adelante pero un paso a la vez… algo literal en medio de un barco podrido.
“Kosir rompe otra tabla y esta vez se salva por los pelos” ¡¡Mierda!!
Es tiempo de encontrar… lo que sea que estén buscando, al menos si quieren evitar la muerte más estúpida del ciclo lunar. Curiosamente la adrenalina si termina por darle una visión privilegiada temporal al muchacho salvaje.
¿Es eso lo que buscamos?
Expresa mientras señala cierto cofre, medio camuflado por los escombros. Está en la cabina del capital y cerca del derruido ventanal trasero, una posición que no da mucha confianza gracias a la inclinación.
Y nuevamente se encuentra como pescado de rio, aunque ahora en medio de agua salada. Aun no se acostumbra a la salinidad que tiene el denominado océano aunque jamás se quejaría por nimiedades así.
Como puede, algo literal si tenemos en cuenta sus pobres habilidades de nado, llega hasta uno de los naufragios y escala cual garrapata. En esto último si es bastante bueno pues se asemeja mucho a subir por cualquier árbol.
Queda claro rápido la fragilidad que termina embargando a los barcos sin mantenimiento, al menos para el chico que es bastante ignorante con respecto a tales temas. Quien diría que estructuras tan monumentales pudieran quedar reducidas a despojos.
Consigue llegar con buena velocidad al nivel superior, claro que de igual forma es el último en arribar. Sus aliados ya se encuentran curioseando por el lugar, específicamente el habitáculo del capitán.
Esto es “rompe una tabla del piso y debe moverse rápido para no caer” una rupi… trampa mortal.
Cada paso puede ser el último, es un tipo de expectativa que no agrada mucho al más pequeño de los presentes. Más le vale al desliñado tener una buena razón para tanto esfuerzo o acabara siendo puesto en evidencia por el propio salvaje.
Desde la podrida barandilla se puede observar al grupo de tierra, reuniéndose en medio de la playa. Están llevando a cabo los pasos previos necesarios para adentrarse en la isla, las razones de esto siguen siendo desconocidas por otro lado.
Lo cierto es que el capitán parece manejar información privilegiada, pese a sus malas habilidades de mando sin duda está en el ajo. Esto tendrá que ser profundizado más adelante pero un paso a la vez… algo literal en medio de un barco podrido.
“Kosir rompe otra tabla y esta vez se salva por los pelos” ¡¡Mierda!!
Es tiempo de encontrar… lo que sea que estén buscando, al menos si quieren evitar la muerte más estúpida del ciclo lunar. Curiosamente la adrenalina si termina por darle una visión privilegiada temporal al muchacho salvaje.
¿Es eso lo que buscamos?
Expresa mientras señala cierto cofre, medio camuflado por los escombros. Está en la cabina del capital y cerca del derruido ventanal trasero, una posición que no da mucha confianza gracias a la inclinación.
Kosir
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
El mar, un lugar basto y desconocido para la mayoría de los seres vivos en aerandir, todo un mundo aparte oculto por litros y litros de agua, se dice que hay mas agua que tierra en aerandir y tanto Zelas como Aion (su pequeño Fèidh) estaban sorprendidos, ya llevaban viajando poco mas de 1 semana y no paraban de asombrarse con cada nuevo pedazo de agua que observaban, -que suerte que hay frutas en esta embarcación, sino ya estaríamos en problemas no crees Aion- la pequeña criatura comía alegremente una manzana sin prestarle atención al elfo, a lo lejos las nubes se veían oscuras, pero el elfo decidió no tomar aquello en cuenta y se volvió a su habitación junto a su animal para descansar.
Despertó con una violenta sacudida que casi lo boto de su hamaca -umu- el elfo observo a la pequeña criatura haciendo un esfuerzo por mantenerse sobre la pequeña hamaca que le había improvisado -de acuerdo ya desperté, vamos a ver que sucede- dijo levantándose y equipándose su arnés con armas, ademas de asegurar al fèidh en su propio arnés anclado a su hombro, debido a lo pequeño que era el animal, se demoraba bastante en alcanzarle el paso. Cuando salieron una terrible tormenta azotaba a la embarcación y el mar estaba mas salvaje que nunca haciendo que el estar de pie fuera sumamente complicado. -UMU! UMU! UMU!- Aion estaba exaltado y el elfo lo comprendió cuando una enorme ola aparecía por el costado de la embarcación -oh mierda.. sujétate!!!- acto seguido desenvaino una de sus cimitarras y la enterró fuertemente en el piso donde se encontraban aferrándose fuertemente, mientras con la otra mano protegía el rostro a Aion.
No supo cuanto tiempo paso, solo sentía como le tiraban el cabello, cuando abrió los ojos vio que su Fèidh seguía aferrado a su hombro, entonces se vislumbro a si mismo y el lugar donde estaba, una isla rodeada por embarcaciones naufragadas, y lo que quedaba de la embarcación donde se encontraba se había sumado al resto. vislumbro una manzana y la recogió rápidamente, le dio una mordida y dejo que su animal se alimentara del resto -muy bien, hora de ver donde rayos nos encontramos- dijo al momento que desenterraba su espada del piso y la envainaba, para luego comenzar a recorrer el lugar.
Despertó con una violenta sacudida que casi lo boto de su hamaca -umu- el elfo observo a la pequeña criatura haciendo un esfuerzo por mantenerse sobre la pequeña hamaca que le había improvisado -de acuerdo ya desperté, vamos a ver que sucede- dijo levantándose y equipándose su arnés con armas, ademas de asegurar al fèidh en su propio arnés anclado a su hombro, debido a lo pequeño que era el animal, se demoraba bastante en alcanzarle el paso. Cuando salieron una terrible tormenta azotaba a la embarcación y el mar estaba mas salvaje que nunca haciendo que el estar de pie fuera sumamente complicado. -UMU! UMU! UMU!- Aion estaba exaltado y el elfo lo comprendió cuando una enorme ola aparecía por el costado de la embarcación -oh mierda.. sujétate!!!- acto seguido desenvaino una de sus cimitarras y la enterró fuertemente en el piso donde se encontraban aferrándose fuertemente, mientras con la otra mano protegía el rostro a Aion.
No supo cuanto tiempo paso, solo sentía como le tiraban el cabello, cuando abrió los ojos vio que su Fèidh seguía aferrado a su hombro, entonces se vislumbro a si mismo y el lugar donde estaba, una isla rodeada por embarcaciones naufragadas, y lo que quedaba de la embarcación donde se encontraba se había sumado al resto. vislumbro una manzana y la recogió rápidamente, le dio una mordida y dejo que su animal se alimentara del resto -muy bien, hora de ver donde rayos nos encontramos- dijo al momento que desenterraba su espada del piso y la envainaba, para luego comenzar a recorrer el lugar.
Zelas Hazelmere
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
Había pasado un tiempo desde la última vez que Ryuu había bajado por mar. Si no recordaba mal, dicha ocasión fue la feria que se llevó a cabo en la isla de los brujos. La gran diferencia entre esa vez y la presente era el medio de transporte. Ningún ave ni hombre bestia alado sería capaz de recorrer semejante distancia por sí mismo, así que en cambia optó por viajar en barco. ¿Hacia dónde? Realmente no estaba seguro. En parte seguía su camino hacia Lunargenta, igual que siempre. Aunque desconocía sus destinos intermedios, podría vivir algunas interesantes aventuras. Por otro lado, le intriga a saber cómo se sentía uno al viajar en una embarcación.
Lamentablemente, tenía razón. Viviría una aventura en esta ocasión también, pero la misma no iniciaría de la mejor manera. Una tormenta terrible los azotó durante el viaje, salida de la nada, como si hubiera sido conjurada por una fuerza superior. Las olas se volvían cada vez más y más grandes, amenazando con destrozar el barco. Se podía ver a la tripulación corriendo de un lado al otro, tratando inútilmente de asegurar la supervivencia del navío y sus pasajeros. Lo último que recordaba fue una ola enorme golpeando un costado del barco, y cómo éste se volcaba hacia el otro lado; cómo el agua no tardó en engullir todo, desde los pobres desgraciados que eligieron ese fatídico día para viajar, hasta a la propia embarcación. Un fuerte dolor en su cabeza fue lo que provocó que la oscuridad se apoderara de su visión.
Al abrir los ojos, se encontraba en una playa rodeada de restos de naufragios previos. No se molestó en contarlos porque le llevaría días hacerlo... Y porque era más importante ahora confirmar su propio estado. Aunque pareciera mentira, estaba con vida, y con sus pertenencias. Algunas flechas rotas e inutilizadas, y su ropa bastante maltratada, pero aún funcional. Confirmó que Zar'roc se encontraba en buenas condiciones y se alegró. Suponía que si no lo hubiera mejorado aquella carpintera del Reposo del Dragón, ahora mismo estaría desarmado.
Mirando al resto de la costa, notó que varios de aquellos naufragios no eran muy antiguos. De hecho, algunos parecían recientes. Entre ellos, uno en particular le llamó la atención, debido a una extraña luz que oscilaba en ella. No parecía la luz que proviene de una antorcha o un fuego, sino algo más... ¿Etéreo? ¿Sería magia tal vez? ¿O el golpe en su cabeza le estaba pasando factura? Ante la duda, se acercó poco a poco hasta esa embarcación... O media embarcación para ser más precisos. En el camino, fue tomando algunas ramas y palos que iba encontrando, sólo aquellas que se encontraban secas. Con eso planeaba hacer una fogata, o al menos intentarlo.
Había gente en la costa cercana al barco, al parecer con intención de adentrarse en... donde sea que se encontraran. Ryuu por su parte decidió subir al barco con la luz, tanto para conseguir un punto elevado desde el cual pudiera ver los alrededores como para averiguar el origen de la misteriosa luz. Un pequeño grupo de gente se encontraba allí, y con una mujer siendo quien manipulaba la iluminación improvisada.
-Buenas... No sé si sería adecuado decir buenas noches después de semejante naufragio... Hola, me llamo Ryuu. El barco en el que viajaba naufragó. Si no es molestia, ¿podrían decirme dónde nos encontramos?- Fue entonces que se le ocurrió que tal vez esta gente se encontraba en la misma situación que él, y por un momento se le hizo un nudo en la garganta. -A menos que les haya pasado lo mismo que a mí... Si es así, tengo algo de madera que encontré. Podríamos intentar hacer algo de fuego...- Ryuu intentaba restarle gravedad al asunto, pero no le era fácil.
Lamentablemente, tenía razón. Viviría una aventura en esta ocasión también, pero la misma no iniciaría de la mejor manera. Una tormenta terrible los azotó durante el viaje, salida de la nada, como si hubiera sido conjurada por una fuerza superior. Las olas se volvían cada vez más y más grandes, amenazando con destrozar el barco. Se podía ver a la tripulación corriendo de un lado al otro, tratando inútilmente de asegurar la supervivencia del navío y sus pasajeros. Lo último que recordaba fue una ola enorme golpeando un costado del barco, y cómo éste se volcaba hacia el otro lado; cómo el agua no tardó en engullir todo, desde los pobres desgraciados que eligieron ese fatídico día para viajar, hasta a la propia embarcación. Un fuerte dolor en su cabeza fue lo que provocó que la oscuridad se apoderara de su visión.
Al abrir los ojos, se encontraba en una playa rodeada de restos de naufragios previos. No se molestó en contarlos porque le llevaría días hacerlo... Y porque era más importante ahora confirmar su propio estado. Aunque pareciera mentira, estaba con vida, y con sus pertenencias. Algunas flechas rotas e inutilizadas, y su ropa bastante maltratada, pero aún funcional. Confirmó que Zar'roc se encontraba en buenas condiciones y se alegró. Suponía que si no lo hubiera mejorado aquella carpintera del Reposo del Dragón, ahora mismo estaría desarmado.
Mirando al resto de la costa, notó que varios de aquellos naufragios no eran muy antiguos. De hecho, algunos parecían recientes. Entre ellos, uno en particular le llamó la atención, debido a una extraña luz que oscilaba en ella. No parecía la luz que proviene de una antorcha o un fuego, sino algo más... ¿Etéreo? ¿Sería magia tal vez? ¿O el golpe en su cabeza le estaba pasando factura? Ante la duda, se acercó poco a poco hasta esa embarcación... O media embarcación para ser más precisos. En el camino, fue tomando algunas ramas y palos que iba encontrando, sólo aquellas que se encontraban secas. Con eso planeaba hacer una fogata, o al menos intentarlo.
Había gente en la costa cercana al barco, al parecer con intención de adentrarse en... donde sea que se encontraran. Ryuu por su parte decidió subir al barco con la luz, tanto para conseguir un punto elevado desde el cual pudiera ver los alrededores como para averiguar el origen de la misteriosa luz. Un pequeño grupo de gente se encontraba allí, y con una mujer siendo quien manipulaba la iluminación improvisada.
-Buenas... No sé si sería adecuado decir buenas noches después de semejante naufragio... Hola, me llamo Ryuu. El barco en el que viajaba naufragó. Si no es molestia, ¿podrían decirme dónde nos encontramos?- Fue entonces que se le ocurrió que tal vez esta gente se encontraba en la misma situación que él, y por un momento se le hizo un nudo en la garganta. -A menos que les haya pasado lo mismo que a mí... Si es así, tengo algo de madera que encontré. Podríamos intentar hacer algo de fuego...- Ryuu intentaba restarle gravedad al asunto, pero no le era fácil.
Shinoroa Ryuu
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
El avance por la cubierta inclinada del barco fue algo torpe para los dos tribales. Había que tener cuidado, y claro Ahroun se lo tuvo que recordar así mismo tras la segunda vez en que su píe pasa de largo al pisar el lugar equivocado de la madera. Con meticuloso calculo sus pasos pronto lo llevaron hasta la cabina. Sin duda envidió la complexión y flexibilidad de su mujer, pues eran las características necesarias para no hundirse en aquella trampa.
La sorpresa llegó con la nueva habilidad de la elfa, pues si, la cabina en la que se encontraban no tenía ventanas y no llegaba más luz de la que la roña puerta permitía pasar. La magia de luz sin duda tenía sus ventajas, ahora podían apreciar mejor las maderas quebradizas de las que aún podían mantener algo de peso.
«Mejor no tentar la suerte y salir rápido...» Pensó cuando el brumoso señaló un cofre bien cerrado. Este se encontraba entre el escritorio sujeto al piso ahora por clavos oxidados, y un estante derribado. Ahroun supuso que sería demasiado arriesgado ver que clase de libros habría guardado el capitán, lo mejor sería buscar en el escritorio. El tesoro no le interesaba tanto, lo que había venido a buscar tendría que estar en la isla. Después de todo, sería demasiada coincidencia que tantos barcos llegase ahí por accidente.
Se acercó hasta la polvorienta mesa, la humedad sin duda había hecho lo suyo. Quizás en unos días o meses cuanto mucho el escritorio ya no seguiría en el mismo lugar. Al menos esa era la impresión que tenía el lobo cuando observó el musgo que había comenzado a crecer en la madera. —Información, tiene que haber algo aquí —Pensó en voz alta mientras abría el gabinete. Lo que pudo ver fueron unos cuantos mapas, una daga un tanto roma, unos cuantos aeros también oxidados y convenientemente lo que estaba buscando. —Eso es...
Tomo la bitácora y miró al brumoso codicioso que claramente estaba más interesado por el cofre y las monedas. Entonces logra escuchar una voz que no había viajado con ellos, recibida con un gesto de sorpresa camuflado, levantando levemente una ceja mientras sujetaba con fuerza la bitácora en una de sus manos.
Se trataba de un hombre bestia, por lo que podía recordar de los datos recopilados hasta la actualidad. No entendía como era que había llegado, pero tampoco le parecía la gran cosa. A sus ojos tenía más pinta de monje que un experto luchador, a pesar de su características fisiológicas.
—Quedarse a bordo es tentar aún más a la tejedora, ya tengo lo que buscaba —Respondió con su molestia natural a la hora de enfrentarse a nuevos contactos—. Aradia, vamos. Cachorro, por tu bien deja ese cofre donde está.
Comenzó a desnudarse mientras avanzaba hacía la salida sin pudor alguno, no quería comprometer lo que en su mente podía ser la única pista de donde estaban y los peligros que podrían encontrar.
«Ragabash, necesitaré tu ayuda...»
«No soy tu guarda ropa, cachorro»
«O me ayudas o tomaré a tu bestia por los cuernos»
«¡Ja! Quizás en otra ocasión, aparta...»
Mientras la pequeña discusión mental entre ambas parte sucedía, Ahroun una vez desnudo y sus posesiones en el suelo, sujetaba su cien como era de costumbre. A pesar de esto, Ragabash entendía la situación, por lo que esta vez solo tomo control parcial de la mente, dejando que Ahroun pudiese recordar.
—Cachorra, no te acostumbres. Solo será por esta vez —El cambio de tono habitual, junto a la locura en la mirada se hacía presente—. Pajarraco y cachorro, si son inteligentes nos vemos en la playa.
Sonrió con malicia cuando su mirada se posó sobre el nuevo acompañante. No le hacía gracia contener sus ganas de matar, pero le hacía bastante gracia el miedo que su transformación podría causar. Así, el dolor típico del estiramiento de los miembros y el aumento de masa corporal comenzó a hacer acto en escena.
Ahora Ragabash se sujetaba los brazos mientras gruñía claramente molesto, a pesar de estar acostumbrado, el dolor y el cansancio que dejaba la transformación seguirían presentes. El lobo bípedo llego al cabo de unos segundos y con esto un aullido que se pudo escuchar en toda la playa. Naturalmente varios de los hombres que aún se encontraban ahí se pusieron alerta ante la posible amenaza. Ragabash podía oler el miedo y esto solo le hacía sonreír, pero debía recordar controlarse.
Arrojó la bitácora a la elfa y se inclinó sobre sus rodillas, invitándola a subir sobre su espalda mientras tomaba las prendas con sus carras. La situación sin duda le parecía de lo más humillante, pero algo le decía que desvelar los misterios de aquella isla sería interesante.
Espero lo suficiente para que Aradia se decidiera y se agarrase bien. Con ella encima o no, agotada su paciencia se subió de un salto al techo de la cabina. Desde este, impulsándose sobre sus cuatros patas comenzó a saltar sobre las cabinas y bordes de barcos más cercanos, abriéndose paso hasta la playa.
Una vez sus píes pisaron tierra se incorporó sobre sus patas traseras. Pudo ver una nueva cara a lo lejos, aunque no le intereso de momento.
«Me debes una, cachorro» Pensó con desagrado. Ahroun no discutió, era un precio justo si se toma en cuenta que fue una de las primeras veces en que pudo tomar el control del cuerpo de la bestia, cuando volvía a tomar su forma humana.
Con un sudor tímido comenzando a correr sobre su frente, esperó a que Aradia se pusiera en píe por su cuenta para dejarse caer de culo sobre la arena. Entonces comenzó a vestirse de nuevo. Terminado el proceso tuvo que hacer un esfuerzo tremendo para mantener la compostura acostumbrada. Extendió la mano mirando a su mujer y esperó a recibir la bitácora.
—Estoy bien, solo necesito algo de tiempo —Dijo con un tono mucho más normal, aunque de igual manera agotado—. Deja ver que dice, primero.
-Ragabash aplica su especialización de Lobo Bípedo.
-Podemos decir que Kosir prefirió marcharse con su parte del tesoro antes de tiempo.
-Gracias al plan de contingencia, espero se diviertan y no tener más complicaciones hasta terminar el tema
La sorpresa llegó con la nueva habilidad de la elfa, pues si, la cabina en la que se encontraban no tenía ventanas y no llegaba más luz de la que la roña puerta permitía pasar. La magia de luz sin duda tenía sus ventajas, ahora podían apreciar mejor las maderas quebradizas de las que aún podían mantener algo de peso.
«Mejor no tentar la suerte y salir rápido...» Pensó cuando el brumoso señaló un cofre bien cerrado. Este se encontraba entre el escritorio sujeto al piso ahora por clavos oxidados, y un estante derribado. Ahroun supuso que sería demasiado arriesgado ver que clase de libros habría guardado el capitán, lo mejor sería buscar en el escritorio. El tesoro no le interesaba tanto, lo que había venido a buscar tendría que estar en la isla. Después de todo, sería demasiada coincidencia que tantos barcos llegase ahí por accidente.
Se acercó hasta la polvorienta mesa, la humedad sin duda había hecho lo suyo. Quizás en unos días o meses cuanto mucho el escritorio ya no seguiría en el mismo lugar. Al menos esa era la impresión que tenía el lobo cuando observó el musgo que había comenzado a crecer en la madera. —Información, tiene que haber algo aquí —Pensó en voz alta mientras abría el gabinete. Lo que pudo ver fueron unos cuantos mapas, una daga un tanto roma, unos cuantos aeros también oxidados y convenientemente lo que estaba buscando. —Eso es...
Tomo la bitácora y miró al brumoso codicioso que claramente estaba más interesado por el cofre y las monedas. Entonces logra escuchar una voz que no había viajado con ellos, recibida con un gesto de sorpresa camuflado, levantando levemente una ceja mientras sujetaba con fuerza la bitácora en una de sus manos.
Se trataba de un hombre bestia, por lo que podía recordar de los datos recopilados hasta la actualidad. No entendía como era que había llegado, pero tampoco le parecía la gran cosa. A sus ojos tenía más pinta de monje que un experto luchador, a pesar de su características fisiológicas.
—Quedarse a bordo es tentar aún más a la tejedora, ya tengo lo que buscaba —Respondió con su molestia natural a la hora de enfrentarse a nuevos contactos—. Aradia, vamos. Cachorro, por tu bien deja ese cofre donde está.
Comenzó a desnudarse mientras avanzaba hacía la salida sin pudor alguno, no quería comprometer lo que en su mente podía ser la única pista de donde estaban y los peligros que podrían encontrar.
«Ragabash, necesitaré tu ayuda...»
«No soy tu guarda ropa, cachorro»
«O me ayudas o tomaré a tu bestia por los cuernos»
«¡Ja! Quizás en otra ocasión, aparta...»
Mientras la pequeña discusión mental entre ambas parte sucedía, Ahroun una vez desnudo y sus posesiones en el suelo, sujetaba su cien como era de costumbre. A pesar de esto, Ragabash entendía la situación, por lo que esta vez solo tomo control parcial de la mente, dejando que Ahroun pudiese recordar.
—Cachorra, no te acostumbres. Solo será por esta vez —El cambio de tono habitual, junto a la locura en la mirada se hacía presente—. Pajarraco y cachorro, si son inteligentes nos vemos en la playa.
Sonrió con malicia cuando su mirada se posó sobre el nuevo acompañante. No le hacía gracia contener sus ganas de matar, pero le hacía bastante gracia el miedo que su transformación podría causar. Así, el dolor típico del estiramiento de los miembros y el aumento de masa corporal comenzó a hacer acto en escena.
Ahora Ragabash se sujetaba los brazos mientras gruñía claramente molesto, a pesar de estar acostumbrado, el dolor y el cansancio que dejaba la transformación seguirían presentes. El lobo bípedo llego al cabo de unos segundos y con esto un aullido que se pudo escuchar en toda la playa. Naturalmente varios de los hombres que aún se encontraban ahí se pusieron alerta ante la posible amenaza. Ragabash podía oler el miedo y esto solo le hacía sonreír, pero debía recordar controlarse.
Arrojó la bitácora a la elfa y se inclinó sobre sus rodillas, invitándola a subir sobre su espalda mientras tomaba las prendas con sus carras. La situación sin duda le parecía de lo más humillante, pero algo le decía que desvelar los misterios de aquella isla sería interesante.
Espero lo suficiente para que Aradia se decidiera y se agarrase bien. Con ella encima o no, agotada su paciencia se subió de un salto al techo de la cabina. Desde este, impulsándose sobre sus cuatros patas comenzó a saltar sobre las cabinas y bordes de barcos más cercanos, abriéndose paso hasta la playa.
(…)
Una vez sus píes pisaron tierra se incorporó sobre sus patas traseras. Pudo ver una nueva cara a lo lejos, aunque no le intereso de momento.
«Me debes una, cachorro» Pensó con desagrado. Ahroun no discutió, era un precio justo si se toma en cuenta que fue una de las primeras veces en que pudo tomar el control del cuerpo de la bestia, cuando volvía a tomar su forma humana.
Con un sudor tímido comenzando a correr sobre su frente, esperó a que Aradia se pusiera en píe por su cuenta para dejarse caer de culo sobre la arena. Entonces comenzó a vestirse de nuevo. Terminado el proceso tuvo que hacer un esfuerzo tremendo para mantener la compostura acostumbrada. Extendió la mano mirando a su mujer y esperó a recibir la bitácora.
—Estoy bien, solo necesito algo de tiempo —Dijo con un tono mucho más normal, aunque de igual manera agotado—. Deja ver que dice, primero.
Off:
-Ragabash aplica su especialización de Lobo Bípedo.
-Podemos decir que Kosir prefirió marcharse con su parte del tesoro antes de tiempo.
-Gracias al plan de contingencia, espero se diviertan y no tener más complicaciones hasta terminar el tema
Ahroun
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
Se alegraba de la opción que había tomado y aunque la sensación de tener tanta piel expuesta era algo nuevo, no se negaba la practicidad de tener poca tela que enfriara el cuerpo, y conforme agitaba la cadena veía los vestigios del naufragio y pisaba con demasiado cuidado además de ya ser ligera, aunque no negaba, necesitaría una fogata y usar a Ahroun de cobija para volver a regular su temperatura que entre el abanico de la cadena y la brisa marina. Kosir fue directo a un cofre y ella seguía como una base de vela el espacio reducido podía significar rasgar alguna viga de soporte y terminarían con un accidente que era mejor evitar.
-Muy bien tu buscas yo alumbro.- Respondió a su pareja pero algo la distrajo, otros pasos de sonido peculiar y se giró para ver al recién llegado que le pareció sumamente amable y cordial, por lo que le dirigió una sonrisa y luego le vio con pena y asombro. Había visto a algunos hombres bestia, pero aún le resultaba particularmente curioso. Ahroun le gano la palabra. Se acercó al hombre ave –No sería lo mejor, el resto de nuestros compañeros están en la bahía armando un campamento, aunque no somos un grupo como tal, ven con nosotros y –Se interrumpió un momento y suspirando se engancho la cadena en el antebrazo sin soltar el extremo y cuidando de no herirse y quedando en el hombro el centro de la cadena esta la enrollo en su cintura para mantener la cadena iluminada, era un brillo suave pero seguramente la podría seguir el hombre bestia.- Él es Ahroun, y él ya te dijo mi nombre, puedes decirme Ara o Ari.
Pensó seriamente que seguro ir con Ahroun en parte era como ser hermana mayor o su ya conocido papel de hermana menor, en ese momento se acercó al licántropo mientras parecía discutir con el señor sombrío, al que aún no tenía el placer de “conocer” del todo…-Próxima compra una joya de pudor.-Sentenció la elfa mientras trataba de minimizar el escalofrió que le producía la transformación, y tomo el libro que le lanzo sintiéndose torpe pues casi se le caía, lo metió en la mochila húmeda y se subió a su espalda, agradeció el calor que emanaba de él y dio grititos ahogados conforme avanzaban entre los navíos y apretó el gesto contra su hombro para no llenarse de vértigo. Apenas tocaron la arena de la playa se dejó caer y con un suspiro le tendió la bitácora, -Requerimos fuego para que leas eso o te quedaras ciego.
Se levantó buscando con la mirada al hombre ave alzando la mano para servir de faro y viendo como alguien se acercaba a la playa aunque no era para nada similar la figura de uno con el otro.
-Muy bien tu buscas yo alumbro.- Respondió a su pareja pero algo la distrajo, otros pasos de sonido peculiar y se giró para ver al recién llegado que le pareció sumamente amable y cordial, por lo que le dirigió una sonrisa y luego le vio con pena y asombro. Había visto a algunos hombres bestia, pero aún le resultaba particularmente curioso. Ahroun le gano la palabra. Se acercó al hombre ave –No sería lo mejor, el resto de nuestros compañeros están en la bahía armando un campamento, aunque no somos un grupo como tal, ven con nosotros y –Se interrumpió un momento y suspirando se engancho la cadena en el antebrazo sin soltar el extremo y cuidando de no herirse y quedando en el hombro el centro de la cadena esta la enrollo en su cintura para mantener la cadena iluminada, era un brillo suave pero seguramente la podría seguir el hombre bestia.- Él es Ahroun, y él ya te dijo mi nombre, puedes decirme Ara o Ari.
Pensó seriamente que seguro ir con Ahroun en parte era como ser hermana mayor o su ya conocido papel de hermana menor, en ese momento se acercó al licántropo mientras parecía discutir con el señor sombrío, al que aún no tenía el placer de “conocer” del todo…-Próxima compra una joya de pudor.-Sentenció la elfa mientras trataba de minimizar el escalofrió que le producía la transformación, y tomo el libro que le lanzo sintiéndose torpe pues casi se le caía, lo metió en la mochila húmeda y se subió a su espalda, agradeció el calor que emanaba de él y dio grititos ahogados conforme avanzaban entre los navíos y apretó el gesto contra su hombro para no llenarse de vértigo. Apenas tocaron la arena de la playa se dejó caer y con un suspiro le tendió la bitácora, -Requerimos fuego para que leas eso o te quedaras ciego.
Se levantó buscando con la mirada al hombre ave alzando la mano para servir de faro y viendo como alguien se acercaba a la playa aunque no era para nada similar la figura de uno con el otro.
Aradia Hazelmere
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
Zelas ya había llegado a la playa y caminaba por esta acompañado por su fiel acompañante Aion, este ahora se encontraba suelto y aprovechaba de hacer sus necesidades mientras el elfo le esperaba para continuar, -tranquilo, tomate tu tiempo- le comentaba al pequeño Fèidh, mientras el mismo aprovechaba de orinar cerca de una palmera, ni bien termino se acerco al mar y lavo sus manos con el agua salada, -me creerías si te digo que este no es mi primer naufragio, por suerte este si lo puedo recordar- el pequeño Aion caminaba junto a Zelas y lo miraba confundido -umu?- se limito a responder el Fèidh, entonces una luz a lo lejos llamo la atención de ambos, seria acaso que habrían mas sobrevivientes?.
-Esto es una puta mierda!- comento el elfo al ver quienes estaban cerca de aquella luz, la cual habia alcanzado despues de una breve caminata por la playa -umu? umu umuu- Zelas alzo una ceja ante el comentario del Fèidh, -qué? no, la que emite la luz es mi hermana, la puta mierda es la que le acompaña- comento mientras se acercaba a su hermana y le abrazaba, un gesto completamente fuera de la forma en la que se comportaba con la gente normalmente, mas, por otro lado era su hermanita, siempre se alegraría de verla. Aion observaba la escena curioso, era la primera vez que el Fèidh veía al elfo ser tan afectivo con otro ser que no fuera el mismo. -oh cierto, Ari este es Aion, mi Fèidh, Aion esta es mi hermana Aradia, y la puta mierda que le acompaña es su novio- se agacho tapándose la boca como queriendo ser discreto de forma sarcástica y le dijo en un "susurro" completamente audible al Fèidh -si se, tiene mal gusto, pero es mi hermana.... que dices?, si, claro que la puta mierda siempre puede sufrir un accidente- comento riendo mientras observaba la interacción de su hermana y Aion.
-Esto es una puta mierda!- comento el elfo al ver quienes estaban cerca de aquella luz, la cual habia alcanzado despues de una breve caminata por la playa -umu? umu umuu- Zelas alzo una ceja ante el comentario del Fèidh, -qué? no, la que emite la luz es mi hermana, la puta mierda es la que le acompaña- comento mientras se acercaba a su hermana y le abrazaba, un gesto completamente fuera de la forma en la que se comportaba con la gente normalmente, mas, por otro lado era su hermanita, siempre se alegraría de verla. Aion observaba la escena curioso, era la primera vez que el Fèidh veía al elfo ser tan afectivo con otro ser que no fuera el mismo. -oh cierto, Ari este es Aion, mi Fèidh, Aion esta es mi hermana Aradia, y la puta mierda que le acompaña es su novio- se agacho tapándose la boca como queriendo ser discreto de forma sarcástica y le dijo en un "susurro" completamente audible al Fèidh -si se, tiene mal gusto, pero es mi hermana.... que dices?, si, claro que la puta mierda siempre puede sufrir un accidente- comento riendo mientras observaba la interacción de su hermana y Aion.
Zelas Hazelmere
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Re: Búsqueda y supervivencia. [Libre 4/4]
Cualquiera que viera a un tipo desconocido desnudarse sin previo aviso ya se sorprendería sin ninguna duda. Si a eso le sumas aquella transformación que parecía tan dolorosa y desagradable, la sorpresa sería aún mayor. Aquella mirada y sonrisa maliciosas, además del cambio en el tono de voz del licántropo, completaban la escena. Todo ese proceso no le generaba miedo realmente, sino una mezcla de impresión y pena. ¿Todos los de esa raza sufrirían tanto con cada transformación, o eso depende de cada persona? Esa chica, Selene ¿pasaría por lo mismo?
Por otra parte, la chica era muy amable. Se trataba de una elfa, y algo en ella le resultaba vagamente familiar, aún cuando nunca antes la había visto. Tal vez le recordará a alguien, aunque no podía asegurarlo. Al final, ambos partieron hacia la costa rápidamente, aprovechando la agilidad del lobo. Tanto el hombre como la chica lo invitaron a seguirlos, aunque con muy diferentes grados de amabilidad. El pequeño que los acompañaba parecía completamente ajeno a la situación, maravillado con una especie de cofre que se encontraba investigando.
-"Ah sí, sí, podemos hacer una fogata para mantener nuestra temperatura y quedarnos fuera de peligro; o podemos ignorar por completo al pajarraco e irnos... ¿Cuál sería la opción más lógica para asegurar nuestra supervivencia? ¡Ya sé! Vámonos" Pss- Ryuu hablaba al aire salino de la costa, molesto por la situación y en una mala imitación de la voz del licántropo. Su molestia no se debía al hombre lobo en sí, sino a la suma de los recientes sucesos.
Decidió seguir a la pareja dispareja, guiándose gracias a la luz emitida por la chica. El ave iba a paso más o menos lento, debido a que aún cargaba con aquellas maderas que había acumulado. Levantó la vista cuando ya estaba a unos metros de su objetivo.
-¡Esto es una puta mierda!- gritaba una voz conocida, seguida de unos cuantos ¡umu! también familiares.
-¿Zelas? ¿Por qué siempre me encuentro contigo? ¿No estarás acosandome, verdad?- saludó Ryuu al elfo, riendo. -Supongo que sí hacía falta una fogata, eh...- comentó el pájaro (con evidente intención de molestar), al ver que el hombre lobo parecía tener problemas con la iluminación del lugar, que no le permitiría leer tan fácilmente. No estaba buscando problemas, pero ciertamente le quedaba aún esa espinita de haber sido ignorado en el barco.
Por otra parte, la chica era muy amable. Se trataba de una elfa, y algo en ella le resultaba vagamente familiar, aún cuando nunca antes la había visto. Tal vez le recordará a alguien, aunque no podía asegurarlo. Al final, ambos partieron hacia la costa rápidamente, aprovechando la agilidad del lobo. Tanto el hombre como la chica lo invitaron a seguirlos, aunque con muy diferentes grados de amabilidad. El pequeño que los acompañaba parecía completamente ajeno a la situación, maravillado con una especie de cofre que se encontraba investigando.
-"Ah sí, sí, podemos hacer una fogata para mantener nuestra temperatura y quedarnos fuera de peligro; o podemos ignorar por completo al pajarraco e irnos... ¿Cuál sería la opción más lógica para asegurar nuestra supervivencia? ¡Ya sé! Vámonos" Pss- Ryuu hablaba al aire salino de la costa, molesto por la situación y en una mala imitación de la voz del licántropo. Su molestia no se debía al hombre lobo en sí, sino a la suma de los recientes sucesos.
Decidió seguir a la pareja dispareja, guiándose gracias a la luz emitida por la chica. El ave iba a paso más o menos lento, debido a que aún cargaba con aquellas maderas que había acumulado. Levantó la vista cuando ya estaba a unos metros de su objetivo.
-¡Esto es una puta mierda!- gritaba una voz conocida, seguida de unos cuantos ¡umu! también familiares.
-¿Zelas? ¿Por qué siempre me encuentro contigo? ¿No estarás acosandome, verdad?- saludó Ryuu al elfo, riendo. -Supongo que sí hacía falta una fogata, eh...- comentó el pájaro (con evidente intención de molestar), al ver que el hombre lobo parecía tener problemas con la iluminación del lugar, que no le permitiría leer tan fácilmente. No estaba buscando problemas, pero ciertamente le quedaba aún esa espinita de haber sido ignorado en el barco.
Shinoroa Ryuu
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