Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
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Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
El clima fresco del amanecer comenzaba a hacerse presente entre los árboles, había tenido que caminar un largo trecho por algo de información y no había dormido realmente mucho, pero no era como si necesitara dormir después de todo, después de algunos años con la rutina de estar despierto al menos casi todo el día veía dormir poco necesario, la brisa fresca que surcaba entre las hojas me alentaba a seguir mi camino. Dudaba que aventurarme de aquella manera en los bosques de Sandorai me pudiese servir de algo, aunque realmente no sabía que podría conseguir con exactitud, los viajeros siempre tomaban rutas diferentes y casi nunca se topaban el uno con el otro en los viajes.
Después de otro rato caminando entre la fauna preferí tomar un leve descanso, de nada servía matarme la cabeza en buscar información del mundo si no iba a disfrutar realmente de este, con cuidado retiré el carcaj de mi espalda y me senté apoyándome en un árbol. Era triste que la gente prefiriese ignorar aquellos rasgos del mundo, eran cosas únicas y calmantes, cosas que si no se vivían posiblemente nunca regresaras a ver.
Deslicé la mano por el carcaj cuidadosamente, el cuero con el que estaba fabricado era algo único, Gillian supo elegir bien los regalos que me daba y aquel era uno perfecto, nunca le pude agradecer como era totalmente debido por todo lo que había hecho y ahora caminaba en la tierra de la cual había salido. Nunca entendí realmente porque jamas me trajo a Sandorai siendo este su sitio natal, recorrimos casi todo Aerandir pero nunca aquel bosque, supongo que cuando consiguiera a alguien debería hacerle múltiples preguntas del lugar.
Busqué un poco de fruta en una pequeña bolsa de cuero que tenía amarrada,había tratado de distribuir el alimento lo mejor que pude para el viaje pero ya no quedaba nada.- Maldición, no queda ni el hueso de alguna manzana.- Cerré la bolsa cuidadosamente y me levanté del cómodo sitio que había conseguido, lo mejor ahora era buscar algún árbol de frutos para tener un poco de alimento, también servirían algunas plantas pero un poco de hojas no llenaría lo mismo que te llena una jugosa manzana... ahora que lo pensaba mejor, si conseguía algún conejo para el almuerzo sería mil veces mejor.
Acomodé nuevamente el carcaj a mi espalda y sacando el arco me dispuse a caminar en busca de una buena comida, el secreto de saber si de algo serviría cazar es poder escuchar hasta el más mínimo sonido y para ello se debía ser totalmente silencioso, confundir tus pisadas con las de otro animal no te serviría para nada. El constante salto de un conejo no demoró en hacerse presente, me apresure en localizar el objetivo y tensar una flecha en el arco, tal como de costumbre no tarde en tener a mi presa atravesada por un tiro perfecto, tal como Váli lo esperaría de algún arquero.- Espero que este no sea el único conejo cerca.- Dije mientras tomaba la presa muerta y la separaba de la flecha, podía cazar un poco más y tenerlos guardados para la cena si era necesario.
Después de otro rato caminando entre la fauna preferí tomar un leve descanso, de nada servía matarme la cabeza en buscar información del mundo si no iba a disfrutar realmente de este, con cuidado retiré el carcaj de mi espalda y me senté apoyándome en un árbol. Era triste que la gente prefiriese ignorar aquellos rasgos del mundo, eran cosas únicas y calmantes, cosas que si no se vivían posiblemente nunca regresaras a ver.
Deslicé la mano por el carcaj cuidadosamente, el cuero con el que estaba fabricado era algo único, Gillian supo elegir bien los regalos que me daba y aquel era uno perfecto, nunca le pude agradecer como era totalmente debido por todo lo que había hecho y ahora caminaba en la tierra de la cual había salido. Nunca entendí realmente porque jamas me trajo a Sandorai siendo este su sitio natal, recorrimos casi todo Aerandir pero nunca aquel bosque, supongo que cuando consiguiera a alguien debería hacerle múltiples preguntas del lugar.
Busqué un poco de fruta en una pequeña bolsa de cuero que tenía amarrada,había tratado de distribuir el alimento lo mejor que pude para el viaje pero ya no quedaba nada.- Maldición, no queda ni el hueso de alguna manzana.- Cerré la bolsa cuidadosamente y me levanté del cómodo sitio que había conseguido, lo mejor ahora era buscar algún árbol de frutos para tener un poco de alimento, también servirían algunas plantas pero un poco de hojas no llenaría lo mismo que te llena una jugosa manzana... ahora que lo pensaba mejor, si conseguía algún conejo para el almuerzo sería mil veces mejor.
Acomodé nuevamente el carcaj a mi espalda y sacando el arco me dispuse a caminar en busca de una buena comida, el secreto de saber si de algo serviría cazar es poder escuchar hasta el más mínimo sonido y para ello se debía ser totalmente silencioso, confundir tus pisadas con las de otro animal no te serviría para nada. El constante salto de un conejo no demoró en hacerse presente, me apresure en localizar el objetivo y tensar una flecha en el arco, tal como de costumbre no tarde en tener a mi presa atravesada por un tiro perfecto, tal como Váli lo esperaría de algún arquero.- Espero que este no sea el único conejo cerca.- Dije mientras tomaba la presa muerta y la separaba de la flecha, podía cazar un poco más y tenerlos guardados para la cena si era necesario.
Última edición por Fredericksen el Miér Nov 23 2016, 03:48, editado 1 vez
Fredericksen
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
Una cosa destacable de Aerandir son sus múltiples bosques, un mundo virgen. Zero reviso la base de datos Bio en la base durante su tiempo de instrucción y pudo recabar buenos datos sobre la tierra, básicamente no queda nada verde en ese lugar. Triste aunque predecible, una sola especie dominante termina destruyendo el entorno.
Las zonas forestales están llenas de vida, cada centímetro cuadrado guarda cientos de criaturas. Muchos de los reinos animales se encuentran en bosques, sencillamente un cumulo de existencia variada. Los seres externos no lo saben pero la base tiene gran cantidad de información sobre la Bio fauna del planeta, los agentes nunca han dejado de investigar.
De repente un evento diferente acontece frente al pequeño robot, una flecha termina con la vida de cierto conejo. Algo triste pero natural, la vida y la muerte están entrelazadas. Por alguna razón su cerebro formula una emoción que no logra diferenciar bien, se encuentra entre lastima, tristeza y desagrado.
Alza la mirada y localiza un arquero, sin duda dicha clase abunda en los reinos. Un estudio más detallado revela algo resaltante gracias al contexto, es humano. Si los mapas cartográficos de Z9-42 se encuentran bien están en territorio elfo por lo que la presencia del personaje alto no es bien vista ni recibida.
Sin perder tiempo la maquina se acerca, debe advertir la situación. Sus protocolos no son tan cerrados como los de otros Bios pero aun siente la necesidad de ayudar humanos, definir si esto es un patrón pasado o actual resulta imposible de momento. Aparece en el rango visual con su característica cara inexpresiva y habla.
Huma… señor, se encuentra en territorio elfo… recomiendo volver antes de que aparezca algún elfo… ¿redundancia?, quizás.
Ver la viva imagen de un niño humano hablar tan raro siempre resulta extraño para los terceros, tristemente Zero aun no comprende bien como desenvolverse. Quizás luego de más experiencias pueda hablar como un chico normal, en el concepto más general y poco comprometido de la palabra.
Las zonas forestales están llenas de vida, cada centímetro cuadrado guarda cientos de criaturas. Muchos de los reinos animales se encuentran en bosques, sencillamente un cumulo de existencia variada. Los seres externos no lo saben pero la base tiene gran cantidad de información sobre la Bio fauna del planeta, los agentes nunca han dejado de investigar.
De repente un evento diferente acontece frente al pequeño robot, una flecha termina con la vida de cierto conejo. Algo triste pero natural, la vida y la muerte están entrelazadas. Por alguna razón su cerebro formula una emoción que no logra diferenciar bien, se encuentra entre lastima, tristeza y desagrado.
Alza la mirada y localiza un arquero, sin duda dicha clase abunda en los reinos. Un estudio más detallado revela algo resaltante gracias al contexto, es humano. Si los mapas cartográficos de Z9-42 se encuentran bien están en territorio elfo por lo que la presencia del personaje alto no es bien vista ni recibida.
Sin perder tiempo la maquina se acerca, debe advertir la situación. Sus protocolos no son tan cerrados como los de otros Bios pero aun siente la necesidad de ayudar humanos, definir si esto es un patrón pasado o actual resulta imposible de momento. Aparece en el rango visual con su característica cara inexpresiva y habla.
Huma… señor, se encuentra en territorio elfo… recomiendo volver antes de que aparezca algún elfo… ¿redundancia?, quizás.
Ver la viva imagen de un niño humano hablar tan raro siempre resulta extraño para los terceros, tristemente Zero aun no comprende bien como desenvolverse. Quizás luego de más experiencias pueda hablar como un chico normal, en el concepto más general y poco comprometido de la palabra.
Z9-42
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
Deslumbrantes destellos naranjas anunciaban la llegada del alba en el místico bosque de Sandorai, los que acompañados por la melodiosa sinfonía de la naturaleza, daban la bienvenida a una nueva jornada. Los elfos comenzaban con sus labores diarias y la familia Elaynor no era la excepción. Después de su fatídica velada en el castillo de Lunargenta, Ashryn se había negado rotundamente a salir de su hogar, al punto que su padre se encontraba realmente angustiado ante el comportamiento de la joven, y buscaba la solución inmediata al taciturno semblante de su pequeña. Finalmente con ayuda de su Allen, Erlan logró que Ashryn accediera a retomar sus estudios fuera de las paredes de su morada y aunque la rubia no parecía muy segura de la decisión, terminó cediendo a la insistencia de su padre y su hermano.
Tomó uno de sus libros de alquimia y su pequeña mochila y caminó durante un buen rato, dirigiéndose a su lugar predilecto en todo el bosque, donde podría leer acompañada del alegre solfeo del paisaje y disfrutar de su primera salida al mundo exterior. ¡Ojala y su suerte hubiese sido igual de buena que su deseo! Apenas si había recorrido un par de kilómetros cuando divisó la silueta de su gemelo a unos cuantos metros de ella; sin embargo, el apuesto joven elfo se encontraba acompañado, demasiado bien para el gusto de la rubia. Había visto a aquella elfa un par de veces antes y jamás terminó de agradarle la forma tan atrevida con la que miraba a su hermano, como si de un momento a otro fuese a saltarle encima para comérselo o algo por el estilo. Ashryn arrugó la nariz en señal de fastidio y se acercó sigilosamente a la pareja. Claro que lo mejor hubiese sido continuar con su paseo, puesto que la escena que presenció la dejó completamente en shock.
Allen, su adorado hermano gemelo estaba besando a aquella elfa pelirroja. No, de ninguna manera podía estar sucediendo, no su hermano y no con esa. Su cuerpo comenzó a moverse por sí solo, sacándola de ese terrible escenario, llevándola a su destino inicial. La cabeza le daba vueltas y sentía el estómago revuelto. Vale, su hermano era un joven atractivo y nunca le faltaban sonrisas femeninas, pero no por eso debía permitirse semejantes muestras de afecto con aquella señorita, eso sí que era imperdonable. Tratando de reprimir la amarga sensación de la ira, Ashryn comenzó a trepar por las ramas de un enorme árbol, apoyando su espalda contra el tronco en una posición más cómoda. Aspiró profundamente y trató de alejar de su mente de aquel terrible recuerdo y concentrarse por fin en sus estudios.
Por un momento pensó que lo había logrado, hasta que un pequeño ruido la sobresaltó inesperadamente. Bajó su mirada y observó al extraño que se recargaba contra su árbol. Lucía un tanto desorientado y buscaba furtivamente en su mochila, como si tratara de encontrar algo especial. Finalmente el extraño se levantó de su asiento y Ashryn pudo distinguir el carcaj de flechas que yacía en su espalda, y un sentimiento de peligro se arremolino en su interior. Siguió los pasos del encapuchado con la mirada y de pronto entendió el porqué de aquella sensación. Iba a lastimar a algún inocente animalillo y eso no podía permitirlo. El cazador ya se encontraba listo para disparar y la rubia supo que tendría que actuar de prisa.
— ¡No lo hagas! —Gritó al tiempo que saltaba de su rama, pero ya era tarde.
Observó al pequeño conejillo atravesado por la flecha y sus mejillas se inflaron de molestia, acercándose a aquel ser desalmado que había lastimado a una criatura tan inocente. A decir verdad ella no tenía nada de imponente, era mucho más bajita que aquel cazador y sin duda sus facciones delicadas la hacían ver débil; sin embargo tenía mucha ira acumulada y de alguna manera aquella acción por parte del extraño había sido el detonador que necesitaba para arremeter en contra de alguien. Sus pasos se detuvieron en seco al observar a un pequeño acercándose al joven; genial, ahora el lugar se llenaría de cazadores. Frunció el ceño e infló nuevamente sus mejillas, tomando el valor que necesitaba para gritarle unas cuantas cosas a aquel desalmado.
—El niño tiene razón, no debería estar en este bosque —su rostro estaba a unos centímetros de aquel joven y lo miraba con notoria molestia—. Deme una buena razón para no echarlo de este lugar a patadas luego de lo que ha hecho —señaló al conejillo y picó con su dedo el pecho del cazador en un tono intimidante.
Aunque a decir verdad seguramente de intimidante no tenía nada. Sus mejillas seguían infladas y tenía el rostro sonrosado del coraje, pero era cierto, los elfos no eran personas muy amigables cuando se trataba de intrusos en el territorio y esta vez a Ashryn necesitaría de un buen incentivo para salvar a aquellas dos personas de los demás de su raza.
Tomó uno de sus libros de alquimia y su pequeña mochila y caminó durante un buen rato, dirigiéndose a su lugar predilecto en todo el bosque, donde podría leer acompañada del alegre solfeo del paisaje y disfrutar de su primera salida al mundo exterior. ¡Ojala y su suerte hubiese sido igual de buena que su deseo! Apenas si había recorrido un par de kilómetros cuando divisó la silueta de su gemelo a unos cuantos metros de ella; sin embargo, el apuesto joven elfo se encontraba acompañado, demasiado bien para el gusto de la rubia. Había visto a aquella elfa un par de veces antes y jamás terminó de agradarle la forma tan atrevida con la que miraba a su hermano, como si de un momento a otro fuese a saltarle encima para comérselo o algo por el estilo. Ashryn arrugó la nariz en señal de fastidio y se acercó sigilosamente a la pareja. Claro que lo mejor hubiese sido continuar con su paseo, puesto que la escena que presenció la dejó completamente en shock.
Allen, su adorado hermano gemelo estaba besando a aquella elfa pelirroja. No, de ninguna manera podía estar sucediendo, no su hermano y no con esa. Su cuerpo comenzó a moverse por sí solo, sacándola de ese terrible escenario, llevándola a su destino inicial. La cabeza le daba vueltas y sentía el estómago revuelto. Vale, su hermano era un joven atractivo y nunca le faltaban sonrisas femeninas, pero no por eso debía permitirse semejantes muestras de afecto con aquella señorita, eso sí que era imperdonable. Tratando de reprimir la amarga sensación de la ira, Ashryn comenzó a trepar por las ramas de un enorme árbol, apoyando su espalda contra el tronco en una posición más cómoda. Aspiró profundamente y trató de alejar de su mente de aquel terrible recuerdo y concentrarse por fin en sus estudios.
Por un momento pensó que lo había logrado, hasta que un pequeño ruido la sobresaltó inesperadamente. Bajó su mirada y observó al extraño que se recargaba contra su árbol. Lucía un tanto desorientado y buscaba furtivamente en su mochila, como si tratara de encontrar algo especial. Finalmente el extraño se levantó de su asiento y Ashryn pudo distinguir el carcaj de flechas que yacía en su espalda, y un sentimiento de peligro se arremolino en su interior. Siguió los pasos del encapuchado con la mirada y de pronto entendió el porqué de aquella sensación. Iba a lastimar a algún inocente animalillo y eso no podía permitirlo. El cazador ya se encontraba listo para disparar y la rubia supo que tendría que actuar de prisa.
— ¡No lo hagas! —Gritó al tiempo que saltaba de su rama, pero ya era tarde.
Observó al pequeño conejillo atravesado por la flecha y sus mejillas se inflaron de molestia, acercándose a aquel ser desalmado que había lastimado a una criatura tan inocente. A decir verdad ella no tenía nada de imponente, era mucho más bajita que aquel cazador y sin duda sus facciones delicadas la hacían ver débil; sin embargo tenía mucha ira acumulada y de alguna manera aquella acción por parte del extraño había sido el detonador que necesitaba para arremeter en contra de alguien. Sus pasos se detuvieron en seco al observar a un pequeño acercándose al joven; genial, ahora el lugar se llenaría de cazadores. Frunció el ceño e infló nuevamente sus mejillas, tomando el valor que necesitaba para gritarle unas cuantas cosas a aquel desalmado.
—El niño tiene razón, no debería estar en este bosque —su rostro estaba a unos centímetros de aquel joven y lo miraba con notoria molestia—. Deme una buena razón para no echarlo de este lugar a patadas luego de lo que ha hecho —señaló al conejillo y picó con su dedo el pecho del cazador en un tono intimidante.
Aunque a decir verdad seguramente de intimidante no tenía nada. Sus mejillas seguían infladas y tenía el rostro sonrosado del coraje, pero era cierto, los elfos no eran personas muy amigables cuando se trataba de intrusos en el territorio y esta vez a Ashryn necesitaría de un buen incentivo para salvar a aquellas dos personas de los demás de su raza.
Ashryn Elaynor
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
De un momento a otro las personas comenzaron a brotar de los árboles, desde el inicio ciertamente había buscado hablar con alguien pero suponía que estos seres no serían los más aptos para aquello. Inicio con el grito de una chica que estaba en los árboles, al parecer trato de evitar de que asesinara al conejo, pero un grito nunca detendría una flecha que iba volando a su presa. El otro era un niño de unos 11 años más o menos, su forma de hablar era algo rara, quizá muy formal... no estaba totalmente seguro de porque me parecía raro pero realmente no era muy normal.- Creo que llegaste algo tarde con tu advertencia pequeño.- Señale con el indice a la elfa que se acercaba iracundamente.
No sabía como tomar exactamente la situación, una elfa saliendo de la nada a defender un animal muerto, había vivido aquella escena muchas veces en el pasado, Gillian siempre desaprobó que utilizara mi habilidad con el arco para cazar, por eso siempre procuraba cazar a sus espalda. Observando mejor la situación supuse que debía de ser algún chiste, ¿La chica pretendía parecer atemorizante? Puedo decir ciertamente que infundía de todo un poco, pero no infundía nada de miedo.
- ¿Por qué no debería estar en este bosque? Realmente no estoy causando problemas... o al menos no muchos.- No sabía exactamente cual sería el castigo por haber asesinado a un conejo, pero un hombre con hambre puede hacer muchas cosas, esa es otra de las cosas que aprendí en uno de mis antiguos viajes. Por mi suerte la chica era tan hostil como lo parecía, o sea, técnicamente nada, si lo único que necesitaba decir era una razón para que mi viaje no hubiese sido en vano no tenía problema en darlas.- Puedo hablar sin problemas, solamente necesito recuperar mi espacio personal..- Después de esto tomé a la joven cuidadosamente de los hombros y la aleje un par de pasos.
Debía pensar que cosas decir exactamente y de igual manera como salvarle el pellejo al niño, quizá con un buen discurso yo pudiese salir impune por mis actos, pero no sabía exactamente que le pasaría al pobre si lo acusaban también por mi culpa. Me estire una vez organizadas mis ideas y le coloque una mano en el cabello al pequeño.- Somos viajeros en busca del aprendizaje, tenemos entendido que ustedes los elfos... son muy conocedores de la naturaleza, así que viajamos desde tierras lejanas en busca de conocimiento, eso es lo que queremos.- No tenía ni la menor idea si aquello podría convencer a la elfa, por otro lado tampoco sabía si el enano me seguiría el juego, tampoco es que tuviese mucho problema, la única mentira en aquello era que el otro joven era conocido mio y que buscaba lo mismo que yo.- Mi maestro fue un elfo, murió hace 4 años y me gustaría acabar de aprender lo que el no logro enseñarme. Como por ejemplo, su cultura.- Guardé el conejo en la bolsa y limpie lentamente la flecha que había sido la causa de muerte, aquel gesto no era lo más apropiado para la situación pero no pensaba perder mi comida.- Y lamento la muerte del animal, pero la verdad es que quería algo de carne también.
Me aleje un par de pasos de los presentes y sacudí mi traje para limpiar algunas leves señales de suciedad de esté, ahora que lo pensaba, si la elfa le preguntaba al joven nuestros nombres el no sabría responderlos, lo cual arruinaría totalmente lo que acababa de decir y nos costaría una sentencia a ambos. - Por cierto, me puedes decir Candau.- Dije dirigiéndome a la chica, presentándome podría evitar también un poco las sospechas, ahora solo faltaba que el chico hubiese escuchado bien mi nombre.
No sabía como tomar exactamente la situación, una elfa saliendo de la nada a defender un animal muerto, había vivido aquella escena muchas veces en el pasado, Gillian siempre desaprobó que utilizara mi habilidad con el arco para cazar, por eso siempre procuraba cazar a sus espalda. Observando mejor la situación supuse que debía de ser algún chiste, ¿La chica pretendía parecer atemorizante? Puedo decir ciertamente que infundía de todo un poco, pero no infundía nada de miedo.
- ¿Por qué no debería estar en este bosque? Realmente no estoy causando problemas... o al menos no muchos.- No sabía exactamente cual sería el castigo por haber asesinado a un conejo, pero un hombre con hambre puede hacer muchas cosas, esa es otra de las cosas que aprendí en uno de mis antiguos viajes. Por mi suerte la chica era tan hostil como lo parecía, o sea, técnicamente nada, si lo único que necesitaba decir era una razón para que mi viaje no hubiese sido en vano no tenía problema en darlas.- Puedo hablar sin problemas, solamente necesito recuperar mi espacio personal..- Después de esto tomé a la joven cuidadosamente de los hombros y la aleje un par de pasos.
Debía pensar que cosas decir exactamente y de igual manera como salvarle el pellejo al niño, quizá con un buen discurso yo pudiese salir impune por mis actos, pero no sabía exactamente que le pasaría al pobre si lo acusaban también por mi culpa. Me estire una vez organizadas mis ideas y le coloque una mano en el cabello al pequeño.- Somos viajeros en busca del aprendizaje, tenemos entendido que ustedes los elfos... son muy conocedores de la naturaleza, así que viajamos desde tierras lejanas en busca de conocimiento, eso es lo que queremos.- No tenía ni la menor idea si aquello podría convencer a la elfa, por otro lado tampoco sabía si el enano me seguiría el juego, tampoco es que tuviese mucho problema, la única mentira en aquello era que el otro joven era conocido mio y que buscaba lo mismo que yo.- Mi maestro fue un elfo, murió hace 4 años y me gustaría acabar de aprender lo que el no logro enseñarme. Como por ejemplo, su cultura.- Guardé el conejo en la bolsa y limpie lentamente la flecha que había sido la causa de muerte, aquel gesto no era lo más apropiado para la situación pero no pensaba perder mi comida.- Y lamento la muerte del animal, pero la verdad es que quería algo de carne también.
Me aleje un par de pasos de los presentes y sacudí mi traje para limpiar algunas leves señales de suciedad de esté, ahora que lo pensaba, si la elfa le preguntaba al joven nuestros nombres el no sabría responderlos, lo cual arruinaría totalmente lo que acababa de decir y nos costaría una sentencia a ambos. - Por cierto, me puedes decir Candau.- Dije dirigiéndome a la chica, presentándome podría evitar también un poco las sospechas, ahora solo faltaba que el chico hubiese escuchado bien mi nombre.
Fredericksen
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
Parece que las leyendas sobre elfos apareciendo de la nada tienen fundamento, Zero no había detectado al tercer personaje. Sus sensores no son demasiado potentes pero un error de tal magnitud debe ser corregido, guarda cierto informe mental y programa una actualización personal, de los errores se aprende.
Resulta obvio señor.
Las redundancias inteligentes son difíciles de captar para el ser artificial, se lo toma todo muy personal. Otra habilidad que debe pulir en su pequeña misión independiente sin nombre, entre menos sospechas levante mejor. Escucha atentamente a ambos adultos parlamentar, sin duda la mujer de orejas puntiagudas está molesta.
Decide callar y seguir mirando, a veces el movimiento perfecto es no jugar. Técnicamente Z9-42 tiene permiso para estar en el bosque, los sintéticos son bien recibidos por las razas legales. Aunque siempre se les suele asociar con la humanidad ellos también mantienen una presencia en distintos rincones.
El joven robot elige guardar en secreto su verdadera identidad, por motivos de auto preservación. Revelarse puede atraer agentes Bios, los rumores se expanden rápido y no existen muchos niños cyborgs que digamos. Continua detallando todo en silencio, su memoria interna le dice que cuando la gente se desahoga bajan los niveles de agresividad.
Eso es… si, exacto.
Una de las cosas que distingue a Zero es su capacidad para mentir y fingir, las maquinas no suelen barajear el concepto. Exactamente por esa habilidad es capaz de desenvolverse bien en reinos biológicos, los bípedos humanoides no pueden estar cinco minutos sin soltar decenas de mentiras extrañas.
Me llamo Z9… Zero, mi nombre es Zero.
Ese nombre tiene cierto significado, él lo escogió durante su estancia en la base. Es la primera vez que una unidad independiente escoge su calificativo, la mayoría de veces son asignados por el superordenador. Muchos sintéticos menores solo utilizan su número de serie como apodo, es lo más práctico.
Observa a la mujer elfa y espera una respuesta, todo depende de su decisión. El "niño" no tiene problema real pues si la situación se descontrola puede revelar su auténtico ser, el arquero no es tan afortunado, Los elfos son bastante proteccionistas gracias a las malas experiencias bélicas de su historia.
Me temo que es un caso de… ¿cómo se dice?, Un error leve.
Resulta obvio señor.
Las redundancias inteligentes son difíciles de captar para el ser artificial, se lo toma todo muy personal. Otra habilidad que debe pulir en su pequeña misión independiente sin nombre, entre menos sospechas levante mejor. Escucha atentamente a ambos adultos parlamentar, sin duda la mujer de orejas puntiagudas está molesta.
Decide callar y seguir mirando, a veces el movimiento perfecto es no jugar. Técnicamente Z9-42 tiene permiso para estar en el bosque, los sintéticos son bien recibidos por las razas legales. Aunque siempre se les suele asociar con la humanidad ellos también mantienen una presencia en distintos rincones.
El joven robot elige guardar en secreto su verdadera identidad, por motivos de auto preservación. Revelarse puede atraer agentes Bios, los rumores se expanden rápido y no existen muchos niños cyborgs que digamos. Continua detallando todo en silencio, su memoria interna le dice que cuando la gente se desahoga bajan los niveles de agresividad.
Eso es… si, exacto.
Una de las cosas que distingue a Zero es su capacidad para mentir y fingir, las maquinas no suelen barajear el concepto. Exactamente por esa habilidad es capaz de desenvolverse bien en reinos biológicos, los bípedos humanoides no pueden estar cinco minutos sin soltar decenas de mentiras extrañas.
Me llamo Z9… Zero, mi nombre es Zero.
Ese nombre tiene cierto significado, él lo escogió durante su estancia en la base. Es la primera vez que una unidad independiente escoge su calificativo, la mayoría de veces son asignados por el superordenador. Muchos sintéticos menores solo utilizan su número de serie como apodo, es lo más práctico.
Observa a la mujer elfa y espera una respuesta, todo depende de su decisión. El "niño" no tiene problema real pues si la situación se descontrola puede revelar su auténtico ser, el arquero no es tan afortunado, Los elfos son bastante proteccionistas gracias a las malas experiencias bélicas de su historia.
Me temo que es un caso de… ¿cómo se dice?, Un error leve.
Z9-42
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
El rostro de la joven se mantenía serio y molesto; intentando dar un aire de superioridad muy poco exitoso. Normalmente ella se mantendría al margen o daría su opinión de forma serena y con una pequeña sonrisa, pero esta vez estaba molesta y aquel joven había tenido el infortunio de ser la victima de su mal humor. Miró al niño al lado del joven y recordó las palabras que les acababa de dirigir; ella podría alertar a medio bosque y de inmediato habría elfos rodeando al joven y al pequeño, pero ciertamente aguardaba la respuesta del joven, puesto que su estilo era proteger a los demás y no entregarlos como carne de cañón; además aquel pequeño no tenía la culpa de que aquel cazador usara su flecha en contra de un pobre conejito… ¿o sí? Además estaba el detalle de que ella realmente no se encontraba molesta con aquellos forasteros, sino que más bien había volcado su enfado en ellos. Claro que esto último no lo iba a aceptar a viva voz.
Sus mejillas de nuevo se tornaron rosas cuando el joven la tomó por los hombros y la alejó un poco de él; hasta ese momento no se había dado cuenta de que estaba invadiendo el espacio personal del cazador. Era su primer encuentro con personas ajenas a su familia desde la gala y ya había olvidado por completo los modales; bueno, tampoco es que un cazador se mereciera mucho respeto, pero aun así haber perdido la habilidad de relacionarse con los demás era algo que le causaba cierto pesar. Escuchó con detenimiento las palabras del joven y una sombra de duda apareció en su mente. Observó discretamente las orejas del cazador, asegurándose de que efectivamente él no pertenecía a su raza; entonces… ¿cómo es que un elfo lo había tomado por aprendiz? Desde niña había conocido la historia de su pueblo y eran bien sabido que los elfos no confiaban en absolutamente nadie fuera del bosque, así que dudó un momento en responder.
—Ya veo —fue lo único que pronunció, ablandando un poco su semblante. Necesitaba saber si esos dos representaban una amenaza y estaba claro que debía dejar de lado el enojo si quería lograr su cometido.
Dirigió su mirada al pequeño y sonrió con amabilidad. No parecía un niño común, se expresaba de manera formal y solo cuando era meramente necesario, al menos podía decirse que para la joven no representaba mucho peligro. Soltó un pequeño suspiro y volvió a mirar al cazador. Se mantendría al lado de aquellos dos hasta averiguar la verdad y ¿por qué no? También le serviría para mantenerse alejada de Allen un buen rato. Rebuscó en su mochila y saco una pequeña caja que contenía algunos pastelillos. Desde la noche de los premios había estado encerrada en su casa y no había hecho otra cosa que hornear diferentes tipos de cosas. Al principio le resultó bastante difícil entender el libro de recetas que había conseguido en Lunargenta, pero conforme pasó el tiempo, poco a poco logró dominar aquel peculiar arte culinario y ahora lo tomaba como un adorable pasatiempo.
— ¿Un error? Entiendo…Zero —sonrió al pequeño, aceptando su presentación, ignorando por completo al joven y le extendió uno de los pastelillos—. Había traído estos aperitivos para mí, pero estaré encantada de compartirlos contigo. Seguramente tú también debes estar hambriento —aguardó la respuesta del niño y miró al cazador.
¿Cómo podría ser más amable con aquel joven? Él era un extraño que había cazado frente a ella y eso, aunado a que se había ganado toda la ira de la rubia, volvía la situación un tanto vergonzosa. Le regaló una sonrisa encantadora y guardó el libro de alquimia en su mochila. Tendría que hacer un esfuerzo mucho mayor si quería averiguar las intenciones de aquellos dos.
—Mi nombre es Ashryn Elaynor, lamento la primer mala impresión —hizo una pequeña reverencia—. Es un placer conocerlo… ¿Canuto? —Esperaba haber pronunciado bien—. Debo decir que me sorprenden los motivos que los han traído a este bosque, pero si está buscando a alguien en específico con gusto puedo guiarlos.
Deseaba que su petición no pasara desapercibida. También a ellos les convenía tener su compañía, pues nadie se atrevería a cuestionar la presencia de dos extraños si estos venían con una elfa. Solo quedaba esperar y ¿quién sabe? Quizá podría llevarse la sorpresa de vivir una que otra aventura.
Sus mejillas de nuevo se tornaron rosas cuando el joven la tomó por los hombros y la alejó un poco de él; hasta ese momento no se había dado cuenta de que estaba invadiendo el espacio personal del cazador. Era su primer encuentro con personas ajenas a su familia desde la gala y ya había olvidado por completo los modales; bueno, tampoco es que un cazador se mereciera mucho respeto, pero aun así haber perdido la habilidad de relacionarse con los demás era algo que le causaba cierto pesar. Escuchó con detenimiento las palabras del joven y una sombra de duda apareció en su mente. Observó discretamente las orejas del cazador, asegurándose de que efectivamente él no pertenecía a su raza; entonces… ¿cómo es que un elfo lo había tomado por aprendiz? Desde niña había conocido la historia de su pueblo y eran bien sabido que los elfos no confiaban en absolutamente nadie fuera del bosque, así que dudó un momento en responder.
—Ya veo —fue lo único que pronunció, ablandando un poco su semblante. Necesitaba saber si esos dos representaban una amenaza y estaba claro que debía dejar de lado el enojo si quería lograr su cometido.
Dirigió su mirada al pequeño y sonrió con amabilidad. No parecía un niño común, se expresaba de manera formal y solo cuando era meramente necesario, al menos podía decirse que para la joven no representaba mucho peligro. Soltó un pequeño suspiro y volvió a mirar al cazador. Se mantendría al lado de aquellos dos hasta averiguar la verdad y ¿por qué no? También le serviría para mantenerse alejada de Allen un buen rato. Rebuscó en su mochila y saco una pequeña caja que contenía algunos pastelillos. Desde la noche de los premios había estado encerrada en su casa y no había hecho otra cosa que hornear diferentes tipos de cosas. Al principio le resultó bastante difícil entender el libro de recetas que había conseguido en Lunargenta, pero conforme pasó el tiempo, poco a poco logró dominar aquel peculiar arte culinario y ahora lo tomaba como un adorable pasatiempo.
— ¿Un error? Entiendo…Zero —sonrió al pequeño, aceptando su presentación, ignorando por completo al joven y le extendió uno de los pastelillos—. Había traído estos aperitivos para mí, pero estaré encantada de compartirlos contigo. Seguramente tú también debes estar hambriento —aguardó la respuesta del niño y miró al cazador.
¿Cómo podría ser más amable con aquel joven? Él era un extraño que había cazado frente a ella y eso, aunado a que se había ganado toda la ira de la rubia, volvía la situación un tanto vergonzosa. Le regaló una sonrisa encantadora y guardó el libro de alquimia en su mochila. Tendría que hacer un esfuerzo mucho mayor si quería averiguar las intenciones de aquellos dos.
—Mi nombre es Ashryn Elaynor, lamento la primer mala impresión —hizo una pequeña reverencia—. Es un placer conocerlo… ¿Canuto? —Esperaba haber pronunciado bien—. Debo decir que me sorprenden los motivos que los han traído a este bosque, pero si está buscando a alguien en específico con gusto puedo guiarlos.
Deseaba que su petición no pasara desapercibida. También a ellos les convenía tener su compañía, pues nadie se atrevería a cuestionar la presencia de dos extraños si estos venían con una elfa. Solo quedaba esperar y ¿quién sabe? Quizá podría llevarse la sorpresa de vivir una que otra aventura.
Ashryn Elaynor
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El plan no había salido nada mal, el pequeño había ayudado mucho en mis palabras ya que no contradijo nada, gracias a eso no debía justificar la mentira que había utilizado y tampoco correr para evitar que los amantes del bosque se encargaran de liquidarme en uno de sus árboles. El chico también se presento, al inicio no le entendí bien, había algo extraño en lo que dijo, pero cuando su nombre fue más claro de igual manera la confusión continuo, "Zero" no era un nombre muy normal, aunque mi nombre tampoco lo era realmente así que no podría quejarme de aquello.
La elfa había sacado algo que tenía guardado, parecía alimento, aunque tenían un aspecto que nunca antes había visto, quizá la chica tenía siempre aquello encima con veneno y lo usaba para eliminar a sus victimas ¿Planeaba deshacerse de nosotros con aquello? Creí que los elfos serían mas limpios al momento de ejecutarnos, ¿Pero matarnos con comida tan pequeña? Eso realmente nunca lo espere de ellos. Por si no fuera poco, al parecer también me estaba ignorando, ella había enfocado su atención más que nada en el pequeño, sus planeas ahora quedaban totalmente claros, quería asesinar al niño con su comida toxica.Zero, no lo hagas, posiblemente a la primera mordida comiences a convulsionar , aun peor, quizá quedar en un coma eterno.- Miré cuidadosamente a la elfa con algo de disgusto, debía sentir pena por querer liquidar a un joven con uno de sus trucos tan bajos.
Quizá la joven se presento para camuflar su intento de asesinato, su nombre era el típico de elfo así que debía ser verdadero ya que nadie inventaría un nombre tan largo en poco tiempo, después de que hizo le reverencia supuse que realmente no tenía ganas de cometer asesinato, pero aquello todavía estaba en duda. No sabía si era una maldición que tenía encima o la gente lo hacía a propósito, siempre me cambiaban el nombre por un apodo ridículo, realmente era algo muy sencillo de decir y no había porque modificarlo para hacerlo "más cómodo de pronunciar".- No es Canuto, es Candau...-
Guardé el arco en el carcaj, no se sentía alguna otra presencia por la cercanía así que dispararle a un peligro circundante no sería cosa de la que preocuparme.- A ver, déjame ver si acabo de entender bien, te gustaron los motivos que dimos pero estas tratando de intoxicar a mi pequeño amigo Zero con tu comida, ¿Y propones guiarnos en el bosque? Realmente no es tan mala idea, pero es curioso.- Me incliné para observar la reacción de la joven, una persona podía ser fácilmente descubierta por como reaccionaba.- ¿Por qué? Hace un momento estabas furiosa gritando, casi te estalla la cabeza en el proceso... ¿Qué estas planeando?
De cierta manera la propuesta era muy interesante, una elfa guía en Sandorai era algo que nadie negaría, pero no estaba del todo mal, una conocedora de la fauna a nuestro lado era lo buscaba exactamente... una difícil decisión. - Bien pequeña elfa, puede que tengas planeas malvados con nosotros, pero... realmente necesitamos la ayuda.- Acerqué la mano hacía la elfa como el típico gesto para acordar tratos.- Así que por mi parte, prometo no asesinar una criatura para comer por algún tiempo... y tu nos ayudaras sin inconvenientes, el conocimiento que puedes aportarnos es algo que realmente agradecería.¿Trató? .- Había usado usado un poco el engaño en aquello,la promesa era no asesinar para comer, pero nunca dije nada de no asesinar para negociar.
La elfa había sacado algo que tenía guardado, parecía alimento, aunque tenían un aspecto que nunca antes había visto, quizá la chica tenía siempre aquello encima con veneno y lo usaba para eliminar a sus victimas ¿Planeaba deshacerse de nosotros con aquello? Creí que los elfos serían mas limpios al momento de ejecutarnos, ¿Pero matarnos con comida tan pequeña? Eso realmente nunca lo espere de ellos. Por si no fuera poco, al parecer también me estaba ignorando, ella había enfocado su atención más que nada en el pequeño, sus planeas ahora quedaban totalmente claros, quería asesinar al niño con su comida toxica.Zero, no lo hagas, posiblemente a la primera mordida comiences a convulsionar , aun peor, quizá quedar en un coma eterno.- Miré cuidadosamente a la elfa con algo de disgusto, debía sentir pena por querer liquidar a un joven con uno de sus trucos tan bajos.
Quizá la joven se presento para camuflar su intento de asesinato, su nombre era el típico de elfo así que debía ser verdadero ya que nadie inventaría un nombre tan largo en poco tiempo, después de que hizo le reverencia supuse que realmente no tenía ganas de cometer asesinato, pero aquello todavía estaba en duda. No sabía si era una maldición que tenía encima o la gente lo hacía a propósito, siempre me cambiaban el nombre por un apodo ridículo, realmente era algo muy sencillo de decir y no había porque modificarlo para hacerlo "más cómodo de pronunciar".- No es Canuto, es Candau...-
Guardé el arco en el carcaj, no se sentía alguna otra presencia por la cercanía así que dispararle a un peligro circundante no sería cosa de la que preocuparme.- A ver, déjame ver si acabo de entender bien, te gustaron los motivos que dimos pero estas tratando de intoxicar a mi pequeño amigo Zero con tu comida, ¿Y propones guiarnos en el bosque? Realmente no es tan mala idea, pero es curioso.- Me incliné para observar la reacción de la joven, una persona podía ser fácilmente descubierta por como reaccionaba.- ¿Por qué? Hace un momento estabas furiosa gritando, casi te estalla la cabeza en el proceso... ¿Qué estas planeando?
De cierta manera la propuesta era muy interesante, una elfa guía en Sandorai era algo que nadie negaría, pero no estaba del todo mal, una conocedora de la fauna a nuestro lado era lo buscaba exactamente... una difícil decisión. - Bien pequeña elfa, puede que tengas planeas malvados con nosotros, pero... realmente necesitamos la ayuda.- Acerqué la mano hacía la elfa como el típico gesto para acordar tratos.- Así que por mi parte, prometo no asesinar una criatura para comer por algún tiempo... y tu nos ayudaras sin inconvenientes, el conocimiento que puedes aportarnos es algo que realmente agradecería.¿Trató? .- Había usado usado un poco el engaño en aquello,la promesa era no asesinar para comer, pero nunca dije nada de no asesinar para negociar.
Fredericksen
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La conducta de los bilógicos se fue calmando, al parecer cuando terminan de gritar mejoran su carácter. Zero revisa algunos casos repasados con anterioridad y concluye algo, de haberse tratado de dos seres masculinos todo hubiera escalado hasta los golpes, las glándulas pueden ser peligrosas sin control.
Eventualmente la elfa cambia completamente su conducta e incluso ofrece algunos aperitivos al niño robot, este último toma uno con moderación y se le queda mirando dos minutos grabando detalles. Escucha la advertencia de su colega falso, luego pega un mordisco como si nada.
No es venenoso, en realidad está bueno pero le faltan algunos gramos de azúcar.
Z9-42 puede ingerir alimentos, otro aditamento especial. No necesita realmente la energía pues tiene un reactor autosustentable, la habilidad fue instalada como manera de camuflaje. Es un extraño valor agregado que pueda saborear y estudiar las propiedades alimenticias de lo consumido.
Gracias.
Las reglas de cortesía siguen vigentes en la memoria principal, después de recibir algo se debe agradecer. Muchos personajes se saltan el debido proceso, eso solo los hace quedar mal. Poco después los dos individuos adultos intercambian algunas palabras más, sigue existiendo tensión aunque el conflicto esta mitigado.
Es… aceptable.
Zero no tiene necesidad de un guía gracias a sus mapas cartográficos pero seguirá el juego, no rechaza oportunidades de aprender más. Al final el punto de vista elfo que tienen guardado en la base es sorprendentemente escueto, solo 500 paginas digitales y varios tratados de anotomía evolutiva.
Lo que trajo al niño Cyborg originalmente al bosque Sandorai fue la promesa de un camino despejado para alejarse, escucho rumores de personas extrañas cerca de su posición. Sabe que es buscado y por ende juega sobre seguro, si le encuentra algún agente sintético lo enviaran al centro para una reprogramación.
Sera como... ¿un paseo familiar?
La fluidez del lenguaje y una acorde selección de palabras son dones que el joven artificial aún está puliendo, debido a esto sus ejemplos puede resultar raros. No es algo voluntario, la falta de experiencia cobra factura, posiblemente le tome años adaptarse a las interacciones sociales aceptables.
Eventualmente la elfa cambia completamente su conducta e incluso ofrece algunos aperitivos al niño robot, este último toma uno con moderación y se le queda mirando dos minutos grabando detalles. Escucha la advertencia de su colega falso, luego pega un mordisco como si nada.
No es venenoso, en realidad está bueno pero le faltan algunos gramos de azúcar.
Z9-42 puede ingerir alimentos, otro aditamento especial. No necesita realmente la energía pues tiene un reactor autosustentable, la habilidad fue instalada como manera de camuflaje. Es un extraño valor agregado que pueda saborear y estudiar las propiedades alimenticias de lo consumido.
Gracias.
Las reglas de cortesía siguen vigentes en la memoria principal, después de recibir algo se debe agradecer. Muchos personajes se saltan el debido proceso, eso solo los hace quedar mal. Poco después los dos individuos adultos intercambian algunas palabras más, sigue existiendo tensión aunque el conflicto esta mitigado.
Es… aceptable.
Zero no tiene necesidad de un guía gracias a sus mapas cartográficos pero seguirá el juego, no rechaza oportunidades de aprender más. Al final el punto de vista elfo que tienen guardado en la base es sorprendentemente escueto, solo 500 paginas digitales y varios tratados de anotomía evolutiva.
Lo que trajo al niño Cyborg originalmente al bosque Sandorai fue la promesa de un camino despejado para alejarse, escucho rumores de personas extrañas cerca de su posición. Sabe que es buscado y por ende juega sobre seguro, si le encuentra algún agente sintético lo enviaran al centro para una reprogramación.
Sera como... ¿un paseo familiar?
La fluidez del lenguaje y una acorde selección de palabras son dones que el joven artificial aún está puliendo, debido a esto sus ejemplos puede resultar raros. No es algo voluntario, la falta de experiencia cobra factura, posiblemente le tome años adaptarse a las interacciones sociales aceptables.
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Evidentemente la ojiazul no se esperaba una respuesta favorable de buenas a primeras, o al menos no se la esperaba de parte del muchacho, pero lo que sucedió sin duda la tomó por sorpresa. Aquel grosero cazador advirtió al pequeño sobre la comida que ella ofrecía tan amablemente. Si realmente los quisiera muertos simplemente gritaría ‘‘intrusos’’ y bastaría para que los demás elfos los desaparecieran de la faz de la tierra; sin embargo la propuesta que ella les hacía era sincera, al igual que el ofrecimiento de compartir sus aperitivos con el niño. Sus mejillas se inflaron nuevamente en señal de molestia y dirigió una mirada de muerte al joven, tratando de no perder los estribos por completo. Para su suerte el niño hizo caso omiso a los comentarios de su compañero y mordisqueó uno de los pastelillos, dejando muy en claro de que de venenosos no tenían nada.
— ¿Huh? —Ashryn tomó un bocado de uno de los pastelillos para comprobar la observación que el pequeño le había hecho—. Es cierto, les faltó un poco de azúcar —sonrió—, gracias por hacérmelo notar, aun así me alegra que te parecieran buenos.
Canuto, Candau; no andaba muy lejos de la pronunciación correcta, aunque comprendía muy bien el sentimiento de que alguien pronunciara mal su nombre, tal y como a ella le había ocurrido incontables veces con Bio. Alzó la mirada para observar al cazador, escuchándolo sin emitir ni una sola palabra; lo mejor sería dejar que hablara y al final dar su punto de vista, sin embargo eso resultaba todo un reto, considerando que el joven tenía el don de irritarla con mucha facilidad. Se tragó las ganas de gritarle unas cuantas cosas y mantuvo su postura firme, repasando en su mente la respuesta que le daría.
—No intenté envenenar a nadie —espetó una vez que el joven terminó de hablar—. Como dije, había traído esos aperitivos para mí y simplemente ofrecí compartirlos —se cruzó de brazos, frunciendo el ceño—. Cualquier elfo se molestaría si hubiese visto un comportamiento tan deplorable en contra de la naturaleza. Además mi proposición únicamente les beneficiaría a ustedes; al final de cuentas los elfos podemos andar por el bosque sin problemas, pero me temo que no puedo decir lo mismo de ustedes.
Tomó su mochila y volvió a dirigirle una seria mirada al cazador, se sentía ligeramente ofuscada y no iba a permitir más prejuicios en contra de su persona. Claro que en el fondo ella sabía que desconfiar era natural para todos los seres que habitaban en Aerandir, pero aquel rufián la había acusado de querer asesinar a alguien y eso era más de lo que su orgullo de sanadora podía permitir. Avanzó un par de pasos cuando Candau retomó la palabra, haciéndola virar levemente sobre su hombro para mirarlo. Y ahí estaba pre-juzgándola de nuevo; la rubia solo suspiró en un gesto de fastidio y observó la mano que él le ofrecía.
—No confío en ti —declaró de manera seria, estrechando su mano con la de él— y como tú no confías en mí supongo que el trato conllevara tomar nuestras precauciones —le sonrió de manera picara—. Si por alguna razón te atreves a cazar en frente de mí, dejaré que los elfos te den el trato que un extraño se merece —miró al pequeño y le regalo una sonrisa amable—, pero a ti me encargaré de cuidar que nada malo te suceda, Zero. Como sanadora te prometo que me asegurare de que no corras ningún riesgo o te lastimes de alguna forma.
Parpadeó un par de veces tratando de asimilar las palabras del niño. ¿Un paseo familiar? ¿Cómo sería eso posible, cuando ella y Candau parecían haber forjado una peculiar enemistad? Sin duda serían una familia bastante peculiar. Una ligera risita escapó de sus labios al imaginar varias escenas graciosas con una pareja tan dispareja como ellos dos.
—Si deseas verlo así, supongo que un paseo familiar suena divertido —le dio una pequeña palmadita en el hombro y volvió a sonreírle.
Tendría que poner en práctica todo su autocontrol o de lo contrario no tendría éxito en su cometido; aunque debía aceptar que la mera presencia del cazador bastaba para ponerla de un humor inexplicable y poco común en ella. Por ahora lo único que debía hacer era rezarle a los dioses para que la bendijeran con paciencia infinita y que por primera en su vida no terminara enredada en un aprieto.
— ¿Huh? —Ashryn tomó un bocado de uno de los pastelillos para comprobar la observación que el pequeño le había hecho—. Es cierto, les faltó un poco de azúcar —sonrió—, gracias por hacérmelo notar, aun así me alegra que te parecieran buenos.
Canuto, Candau; no andaba muy lejos de la pronunciación correcta, aunque comprendía muy bien el sentimiento de que alguien pronunciara mal su nombre, tal y como a ella le había ocurrido incontables veces con Bio. Alzó la mirada para observar al cazador, escuchándolo sin emitir ni una sola palabra; lo mejor sería dejar que hablara y al final dar su punto de vista, sin embargo eso resultaba todo un reto, considerando que el joven tenía el don de irritarla con mucha facilidad. Se tragó las ganas de gritarle unas cuantas cosas y mantuvo su postura firme, repasando en su mente la respuesta que le daría.
—No intenté envenenar a nadie —espetó una vez que el joven terminó de hablar—. Como dije, había traído esos aperitivos para mí y simplemente ofrecí compartirlos —se cruzó de brazos, frunciendo el ceño—. Cualquier elfo se molestaría si hubiese visto un comportamiento tan deplorable en contra de la naturaleza. Además mi proposición únicamente les beneficiaría a ustedes; al final de cuentas los elfos podemos andar por el bosque sin problemas, pero me temo que no puedo decir lo mismo de ustedes.
Tomó su mochila y volvió a dirigirle una seria mirada al cazador, se sentía ligeramente ofuscada y no iba a permitir más prejuicios en contra de su persona. Claro que en el fondo ella sabía que desconfiar era natural para todos los seres que habitaban en Aerandir, pero aquel rufián la había acusado de querer asesinar a alguien y eso era más de lo que su orgullo de sanadora podía permitir. Avanzó un par de pasos cuando Candau retomó la palabra, haciéndola virar levemente sobre su hombro para mirarlo. Y ahí estaba pre-juzgándola de nuevo; la rubia solo suspiró en un gesto de fastidio y observó la mano que él le ofrecía.
—No confío en ti —declaró de manera seria, estrechando su mano con la de él— y como tú no confías en mí supongo que el trato conllevara tomar nuestras precauciones —le sonrió de manera picara—. Si por alguna razón te atreves a cazar en frente de mí, dejaré que los elfos te den el trato que un extraño se merece —miró al pequeño y le regalo una sonrisa amable—, pero a ti me encargaré de cuidar que nada malo te suceda, Zero. Como sanadora te prometo que me asegurare de que no corras ningún riesgo o te lastimes de alguna forma.
Parpadeó un par de veces tratando de asimilar las palabras del niño. ¿Un paseo familiar? ¿Cómo sería eso posible, cuando ella y Candau parecían haber forjado una peculiar enemistad? Sin duda serían una familia bastante peculiar. Una ligera risita escapó de sus labios al imaginar varias escenas graciosas con una pareja tan dispareja como ellos dos.
—Si deseas verlo así, supongo que un paseo familiar suena divertido —le dio una pequeña palmadita en el hombro y volvió a sonreírle.
Tendría que poner en práctica todo su autocontrol o de lo contrario no tendría éxito en su cometido; aunque debía aceptar que la mera presencia del cazador bastaba para ponerla de un humor inexplicable y poco común en ella. Por ahora lo único que debía hacer era rezarle a los dioses para que la bendijeran con paciencia infinita y que por primera en su vida no terminara enredada en un aprieto.
Ashryn Elaynor
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
Empezaba a dudar si aquella chica era realmente una elfa, siempre que parecía estar por estallar en ira se inflaba como un pez globo, posiblemente no sería una elfa realmente, ¿Una mujer-bestia mitad pez? Observé con cuidado a la chica buscando señal alguna de branquias o aletas bien ocultas, no había nada de nada. En medio de mi pequeña distracción el joven Zero mordió la carnada venenosa que le habían dado, pobre chico aun tenía mucho por vivir y moriría aquí de aquel modo, intoxicado por una elfa furiosa.
Observé al pequeño esperando la peor reacción, quizá que rodase por el suelo mientras gritaba y lloraba por piedad, lo peor que podría hacer sería escalar un árbol y luego saltar para romperse el cuello. Fue una gran sorpresa cuando el chico siguió estando normal y no solamente eso, también le había dado un cumplido a la comida con una pequeña corrección a la receta y la elfa lo había aceptado. Pensándolo bien quizá le había dado al joven un cebo al cual olvido llenar de veneno, eso explicaría también la situación, quizá bajo su sonrisa estuviese iracunda y arrepintiéndose de no asegurarse que la comida tuviese toxinas, pero lo mejor era no hablar para que no volviese a colocarse en su pose acuática defensiva.
Tan común como en cualquier otro ser, la joven tenía algunas palabras que decir al respecto también, empezó diciendo que no trataba de envenenar a nadie, usaba el argumento de que simplemente traía la comida encima y pensaba compartirla, realmente no seguiría opinando al respecto ya que podría estar diciendo la verdad... o era una mentirosa persistente. Su siguiente punto justificaba la actitud iracunda que tomaba, bien era cierto que los elfos se conocían por ser protectores extremistas del césped pero no sabía que llegaban hasta aquellos extremos y como cereza del pastel, recalcó que la necesitábamos para caminar sin problemas por aquel bosque. - ¿Entonces si me saco un poco de filo a las orejas y beso un árbol no tendré problemas? Me giré rápidamente para protegerme de un golpe que nunca llego, no de la joven exactamente, recordé que si en el pasado hubiese hecho ese chiste a mi tutor me hubiese esperado un buen golpe en la nuca seguido de un sermón acerca del respeto.
Por suerte había acordado un trato antes de que la chica se fuese, esta había aceptado la propuesta y sello el trato con el típico apretón de manos, aunque no todo fue tan bien en aquello, debía suponer que ella también pondría sus condiciones en el tema, si mis palabras alguna vez tuvieron la intención de engañarla para poder cazar algo no fue muy útil, ahora quedaba claro que si cazaba frente a la elfa llamaría a sus amigos de la fauna para acabar conmigo. - Supongo que deberá ser a tus espaldas entonces.- Solté un leve suspiro pensando como me las arreglaría para conseguir algo de nutritiva carne, debía ahora guardar el conejo para la cena y asegurarme de conseguir algo de fruta para comer pronto. La chica ciertamente tenía favoritismo en sus elecciones, mientras que a mi me amenazaba de muerte al pequeño le ofrecía una protección ante todo riesgo. - Suenas como una de esas personas que buscan niños para sus oscuros deseos...- No pude evitar el escalo con tan solo imaginarlo, aquel tipo de gente era desagradable, era normal que acabasen muertos en los bosques a causa de otro bandido o alguna persona cuerda que quisiese acabar con aquel mal.- Zero, te recomiendo tener cuidado... mucho cuidado.
Ya estaba dispuesto a caminar cuando el pequeño soltó un comentario para el cual no estaba nada preparado. ¿Paseo familiar? Eso no se parecía en nada a un paseo familiar, ademas la elfa animo las palabras del chico, eso no era nada bueno realmente. - Dudo que sea como un paseo familiar... más cuando existe alto riesgo de que la fauna sea nuestro fin.- No quería arruinarle la ilusión al joven, pero era la verdad, aquello no podía verse como un paseo familiar... aunque yo tampoco sabía exactamente como debían de lucir, hace años que no tenía alguno.
Lo importante ahora era conseguir comida y claramente, vivir, el problema era que no sabía donde empezar a buscar frutos lo suficientemente agradables para comerlos. Comencé a trepar un árbol para obtener una mejor visión, no sabía si por aquello también fuese a formar una pataleta la chica, pero de lo muy poco que sabía de los elfos estaba seguro que subirse a un árbol no clasificaba como delito para ejecución. - Es momento que comiences a ayudar Ashryn, ¿Por donde rayos podemos conseguir fruta agradable?- Si la elfa se había ofrecido a ayudar y guiarnos, no iba a dudar en pedirle indicaciones para buscar algo comestible, realmente hubiese sido más fácil andar con cuidado y cazar pero un trato era un trato.
Observé al pequeño esperando la peor reacción, quizá que rodase por el suelo mientras gritaba y lloraba por piedad, lo peor que podría hacer sería escalar un árbol y luego saltar para romperse el cuello. Fue una gran sorpresa cuando el chico siguió estando normal y no solamente eso, también le había dado un cumplido a la comida con una pequeña corrección a la receta y la elfa lo había aceptado. Pensándolo bien quizá le había dado al joven un cebo al cual olvido llenar de veneno, eso explicaría también la situación, quizá bajo su sonrisa estuviese iracunda y arrepintiéndose de no asegurarse que la comida tuviese toxinas, pero lo mejor era no hablar para que no volviese a colocarse en su pose acuática defensiva.
Tan común como en cualquier otro ser, la joven tenía algunas palabras que decir al respecto también, empezó diciendo que no trataba de envenenar a nadie, usaba el argumento de que simplemente traía la comida encima y pensaba compartirla, realmente no seguiría opinando al respecto ya que podría estar diciendo la verdad... o era una mentirosa persistente. Su siguiente punto justificaba la actitud iracunda que tomaba, bien era cierto que los elfos se conocían por ser protectores extremistas del césped pero no sabía que llegaban hasta aquellos extremos y como cereza del pastel, recalcó que la necesitábamos para caminar sin problemas por aquel bosque. - ¿Entonces si me saco un poco de filo a las orejas y beso un árbol no tendré problemas? Me giré rápidamente para protegerme de un golpe que nunca llego, no de la joven exactamente, recordé que si en el pasado hubiese hecho ese chiste a mi tutor me hubiese esperado un buen golpe en la nuca seguido de un sermón acerca del respeto.
Por suerte había acordado un trato antes de que la chica se fuese, esta había aceptado la propuesta y sello el trato con el típico apretón de manos, aunque no todo fue tan bien en aquello, debía suponer que ella también pondría sus condiciones en el tema, si mis palabras alguna vez tuvieron la intención de engañarla para poder cazar algo no fue muy útil, ahora quedaba claro que si cazaba frente a la elfa llamaría a sus amigos de la fauna para acabar conmigo. - Supongo que deberá ser a tus espaldas entonces.- Solté un leve suspiro pensando como me las arreglaría para conseguir algo de nutritiva carne, debía ahora guardar el conejo para la cena y asegurarme de conseguir algo de fruta para comer pronto. La chica ciertamente tenía favoritismo en sus elecciones, mientras que a mi me amenazaba de muerte al pequeño le ofrecía una protección ante todo riesgo. - Suenas como una de esas personas que buscan niños para sus oscuros deseos...- No pude evitar el escalo con tan solo imaginarlo, aquel tipo de gente era desagradable, era normal que acabasen muertos en los bosques a causa de otro bandido o alguna persona cuerda que quisiese acabar con aquel mal.- Zero, te recomiendo tener cuidado... mucho cuidado.
Ya estaba dispuesto a caminar cuando el pequeño soltó un comentario para el cual no estaba nada preparado. ¿Paseo familiar? Eso no se parecía en nada a un paseo familiar, ademas la elfa animo las palabras del chico, eso no era nada bueno realmente. - Dudo que sea como un paseo familiar... más cuando existe alto riesgo de que la fauna sea nuestro fin.- No quería arruinarle la ilusión al joven, pero era la verdad, aquello no podía verse como un paseo familiar... aunque yo tampoco sabía exactamente como debían de lucir, hace años que no tenía alguno.
Lo importante ahora era conseguir comida y claramente, vivir, el problema era que no sabía donde empezar a buscar frutos lo suficientemente agradables para comerlos. Comencé a trepar un árbol para obtener una mejor visión, no sabía si por aquello también fuese a formar una pataleta la chica, pero de lo muy poco que sabía de los elfos estaba seguro que subirse a un árbol no clasificaba como delito para ejecución. - Es momento que comiences a ayudar Ashryn, ¿Por donde rayos podemos conseguir fruta agradable?- Si la elfa se había ofrecido a ayudar y guiarnos, no iba a dudar en pedirle indicaciones para buscar algo comestible, realmente hubiese sido más fácil andar con cuidado y cazar pero un trato era un trato.
Fredericksen
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
Los dos adultos se llevan como el agua y el aceite, el odio persiste por insistencia de ambas partes. Por suerte Zero tiene buena información sobre el comportamiento errático entre especies de diferentes sexos, seguramente ambos individuos quieren aparearse y están probando a su futura pareja de lecho.
El chico sintético sonríe ante la acotación, nunca ha estado en un paseo familiar… al menos no desde su “renacimiento”. Otro aspecto le inspira seguridad, la promesa de protección. Los conflictos son desagradables y entre más se eviten mejor, por el bien de las demás partes involucradas claro.
Por su parte el arquero aun muestra mucha desconfianza, su colaboración se debe más a un estado de resignación que cualquier otra cosa. Es probable que la diferencia racial tenga algo que ver con la hostilidad, individuos de especies distintas siempre manifiestan xenofobia entre sí, algo tonto pero comprobado.
De repente el autodenominado Candau escala un árbol, parece que su hambre es considerable. Las personas vivas tienden a comer mucho para mantenerse, es un mecanismo de recolección energética. Ya sea dragón o vampiro todos utilizan alguna forma de recarga natural y continua.
Aquí hay algo "recoge una cosa" toma, tiene mucha proteína.
Dice mientras levanta del suelo un gusano blanco de tamaño considerable, menudo bicho. Los insectos son una fuente alimenticia bastante rica que por razones obvias no son consumidos en Aerandir... al menos no por especies comunes, se dice que algunos hombres bestias los adoran.
Crudos son mejores.
Formula una expresión cómica, la que hacen los niños cuando se sienten útiles. En su mente acaba de solucionar el problema, la idea es brillante. Pronto recuerda algo, es de mala educación ignorar a las personas. Mira a Ashryn y crea una pregunta de cortesía, al final existen muchos aperitivos arrastrándose.
¿Quiere uno señorita Ashryn?
Dice mientras levanta otra criatura con su mano libre, demasiado de donde escoger. Algunas ramas se mueven en la cercanía, un mejor vistazo revela a un ciervo en movimiento. Dicho animal recorre el lateral izquierdo y sigue su camino, sin duda los bosques están llenos de muchas formas de vida.
El chico sintético sonríe ante la acotación, nunca ha estado en un paseo familiar… al menos no desde su “renacimiento”. Otro aspecto le inspira seguridad, la promesa de protección. Los conflictos son desagradables y entre más se eviten mejor, por el bien de las demás partes involucradas claro.
Por su parte el arquero aun muestra mucha desconfianza, su colaboración se debe más a un estado de resignación que cualquier otra cosa. Es probable que la diferencia racial tenga algo que ver con la hostilidad, individuos de especies distintas siempre manifiestan xenofobia entre sí, algo tonto pero comprobado.
De repente el autodenominado Candau escala un árbol, parece que su hambre es considerable. Las personas vivas tienden a comer mucho para mantenerse, es un mecanismo de recolección energética. Ya sea dragón o vampiro todos utilizan alguna forma de recarga natural y continua.
Aquí hay algo "recoge una cosa" toma, tiene mucha proteína.
Dice mientras levanta del suelo un gusano blanco de tamaño considerable, menudo bicho. Los insectos son una fuente alimenticia bastante rica que por razones obvias no son consumidos en Aerandir... al menos no por especies comunes, se dice que algunos hombres bestias los adoran.
Crudos son mejores.
Formula una expresión cómica, la que hacen los niños cuando se sienten útiles. En su mente acaba de solucionar el problema, la idea es brillante. Pronto recuerda algo, es de mala educación ignorar a las personas. Mira a Ashryn y crea una pregunta de cortesía, al final existen muchos aperitivos arrastrándose.
¿Quiere uno señorita Ashryn?
Dice mientras levanta otra criatura con su mano libre, demasiado de donde escoger. Algunas ramas se mueven en la cercanía, un mejor vistazo revela a un ciervo en movimiento. Dicho animal recorre el lateral izquierdo y sigue su camino, sin duda los bosques están llenos de muchas formas de vida.
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
De todos los hombres que transitaban sobre la faz de la tierra, tenía que toparse que el más irritante de todos; aunque por mucho que le disgustó el comentario del cazador no pudo evitar soltar una pequeña risa de diversión. Era cierto que los elfos veneraban la naturaleza, pero tampoco caían en aquel fanatismo al que el joven hacía referencia, un poco de respeto no le vendría mal y ya tendría tiempo de enseñarle una pequeña lección. Sus mejillas se inflaron por enésima vez, ¿qué clase de teorías locas cruzaban por la mente de ese muchacho? ¿Hasta cuándo le quedaría claro que ella no era ese tipo de persona? En esta ocasión su molestia no quedó en una mueca de disgusto y sin previo aviso le propinó un pequeño golpe en el brazo.
—No soy el tipo de persona nefasta que tú me haces parecer —hizo un leve puchero, fulminándolo con la mirada—. Simplemente él si me cae bien.
Tenía que darle la razón en que aquello no podría ser un paseo, por más que ella pusiese de su esfuerzo; detestaba demasiado a aquel cazador como para usar su verdadera naturaleza cálida y amable con él. Miró a Zero y no pudo evitar sentirse culpable, ella le había dicho que podría sentir ese encuentro como un paseo familiar y hasta ahora solamente se había dedicado a pelear con Candau. Suspiró pesadamente, acomodando todas las ideas en su mente, si quería ayudarlos tendría que ser ella quien diese su brazo a torcer. Estaba tan perdida en sus pensamientos que no se dio cuenta el momento en que el cazador subió a uno de los árboles y le hizo una pequeña ‘‘petición’’, sacándole un pequeño puchero a la joven elfa.
—Pídemelo bonito y tal vez considere ayudarte —se cruzó de brazos, sonriéndole traviesamente.
Transcurrieron unos cuantos segundos en los que Zero se inclinó para recoger algo del suelo. Ashryn no pudo evitar la sorpresa en su rostro al ver al pequeño con un gusano blanco en su mano, ofreciéndoselo al joven como aperitivo. La sonrisa traviesa se ensanchó aún más al imaginarse a Candau comiendo uno de esos organismos poco apetecibles para la mayoría de los seres de Aerandir. No pasó mucho tiempo antes de que el niño se dirigiera a ella, brindándole el mismo ofrecimiento. Instintivamente recordó la vez en que su abuelo la obligó a comer un montón de insectos para reponer las energías que había perdido al pescar alguna extraña enfermedad y una risita nerviosa escapó de sus labios.
—Gracias —le sonrió al niño, buscando una excusa convincente para no tener que probar semejante platillo—, pero si me llenara con esos aperitivos tan ricos en proteínas, después no podría comer las frutas silvestres con ustedes, pues estaría completamente satisfecha —esperaba que su respuesta fuese suficiente para el niño y no haber herido sus sentimientos.
Observó a un ciervo escabullirse por entre los arbustos y recordó la cercanía de una fuente de alimento un tanto más convencional. Miró a Candau y tomó una bocanada de aire, armándose de valor; lo que haría iba en contra de su orgullo.
—Canuto, cerca de aquí hay un lugar cuyos frutos son bastante dulces —comenzó a caminar rumbo a la dirección del fresal más cercano—. Claro que si quieres quedarte sobre la rama tampoco es una mala idea —sus mejillas se tornaron rosas al darse cuenta de que su intento por ser más amable había fallado…de nuevo—, pero si vas a venir asegúrate de bajar con cuidado. ¿Vienes Zero?
No tenía muchas ganas de escuchar las patrañas de Candau acerca de que ella quería lastimarlos o hacerles daño de algún tipo; aunque quizá debía recordar el pequeñísimo detalle de que cerca de ahí había dado inicio a su molestia y era muy posible que las cosas se complicaran.
—No soy el tipo de persona nefasta que tú me haces parecer —hizo un leve puchero, fulminándolo con la mirada—. Simplemente él si me cae bien.
Tenía que darle la razón en que aquello no podría ser un paseo, por más que ella pusiese de su esfuerzo; detestaba demasiado a aquel cazador como para usar su verdadera naturaleza cálida y amable con él. Miró a Zero y no pudo evitar sentirse culpable, ella le había dicho que podría sentir ese encuentro como un paseo familiar y hasta ahora solamente se había dedicado a pelear con Candau. Suspiró pesadamente, acomodando todas las ideas en su mente, si quería ayudarlos tendría que ser ella quien diese su brazo a torcer. Estaba tan perdida en sus pensamientos que no se dio cuenta el momento en que el cazador subió a uno de los árboles y le hizo una pequeña ‘‘petición’’, sacándole un pequeño puchero a la joven elfa.
—Pídemelo bonito y tal vez considere ayudarte —se cruzó de brazos, sonriéndole traviesamente.
Transcurrieron unos cuantos segundos en los que Zero se inclinó para recoger algo del suelo. Ashryn no pudo evitar la sorpresa en su rostro al ver al pequeño con un gusano blanco en su mano, ofreciéndoselo al joven como aperitivo. La sonrisa traviesa se ensanchó aún más al imaginarse a Candau comiendo uno de esos organismos poco apetecibles para la mayoría de los seres de Aerandir. No pasó mucho tiempo antes de que el niño se dirigiera a ella, brindándole el mismo ofrecimiento. Instintivamente recordó la vez en que su abuelo la obligó a comer un montón de insectos para reponer las energías que había perdido al pescar alguna extraña enfermedad y una risita nerviosa escapó de sus labios.
—Gracias —le sonrió al niño, buscando una excusa convincente para no tener que probar semejante platillo—, pero si me llenara con esos aperitivos tan ricos en proteínas, después no podría comer las frutas silvestres con ustedes, pues estaría completamente satisfecha —esperaba que su respuesta fuese suficiente para el niño y no haber herido sus sentimientos.
Observó a un ciervo escabullirse por entre los arbustos y recordó la cercanía de una fuente de alimento un tanto más convencional. Miró a Candau y tomó una bocanada de aire, armándose de valor; lo que haría iba en contra de su orgullo.
—Canuto, cerca de aquí hay un lugar cuyos frutos son bastante dulces —comenzó a caminar rumbo a la dirección del fresal más cercano—. Claro que si quieres quedarte sobre la rama tampoco es una mala idea —sus mejillas se tornaron rosas al darse cuenta de que su intento por ser más amable había fallado…de nuevo—, pero si vas a venir asegúrate de bajar con cuidado. ¿Vienes Zero?
No tenía muchas ganas de escuchar las patrañas de Candau acerca de que ella quería lastimarlos o hacerles daño de algún tipo; aunque quizá debía recordar el pequeñísimo detalle de que cerca de ahí había dado inicio a su molestia y era muy posible que las cosas se complicaran.
Ashryn Elaynor
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
No sabía que rayos había dicho ahora para que la joven volviese a su posición defensiva, quizá era mucho más sensible de lo que pudiese parecer, pero esta vez paso de la defensa al ataque, la elfa me había dado un inútil golpe en el brazo ¿Acaso debería hacerme el adolorido ante aquello? Aunque algo era cierto, empiezan con un golpe y acaban azotándote con los ojos vendados exigiendo que escupas los animales que tanto adoran.
Cada vez que ella hablaba era para reclamar mis palabras, a este paso realmente no llegaríamos a ningún lado. Decía que no era tan mala persona como lo parecía, pero se parecía a esos seres de los cuentos, siempre aparecían con una sonrisa y acababan intentando apuñalarte para comerse las tripas de las victimas. Debía aceptar que lo único curioso de la joven es que cada vez que reclamaba no parecía molesta, más bien todo lo contrario, seguramente debía tener un traumatismo que no le permitía hacer las expresiones deseadas, siendo una elfo seguro se lo causo cayendo de algún árbol... si, era lógico. - Si no quieres parecerte a una depravada esclavista de niños, lo mejor que puedes hacer es no soltar algunos comentarios sin pensarlos.- Aquel consejo podía servirle para la eternidad a la joven, más bien, ella debería de agradecerme por aquel amable consejo que le había regalado.
Mis habilidades como rastreador de comida no estaban dando mucho resultado, no había fruta que comer, por si fuese poco la chica se había negado de cierta manera y había apoyado sus palabras con una sonrisa de victoria, no le iba a dar el gusto de que me ganase y menos de que me ordenara aquella cosa. Sosteniéndome con las piernas en la rama deje caer mi peso, era un giro al que estaba acostumbrado para sorprender a los ladronzuelos nocturnos, ahora colgaba sin problema alguno de cabezas y miraba con seriedad a la chica. - Tenemos un trato pequeña elfa, no es necesario que pida las cosas bonito.- Como siempre mi intención no era sonar hostil, pera era algo que no lograba manejar al momento de hablarle a caras nuevas, para ablandar un poco el tono de mis palabras imite el gesto de la elfa cuando se molestaba, infle las mejillas y arrugué el ceño, eso debía bastar para bajar la contundencia de las palabras.
La voz del pequeño capturo totalmente mi atención, ¿Había conseguido comida? Vaya que trabajaba rápido. - Excelente trabajo Zero, vamos a ver que conseguiste. - Giré la mirada esperanzado de ver varias frutas deliciosas, aquello si sería un buen estimulante para empezar, no tuve que haberme hecho ilusiones, el enano había agarrado un gusano lo suficientemente grande para que dos aves compartieran y quedasen llenas. - ¿De donde sacaste esa aberración de la naturaleza? - Sabía bien que las palabras no eran nada agradables, pero es que en serio ni loco iba a comerme eso, por si fuera poco de reojo mire a la chica sonriendo aun más espectando que me tragase aquel bicho.
Por un momento agradecí que aquel niño tenía unos modales impecables. "Donde come uno, pueden comer dos" , aquella frase aquí caía perfecta, el pequeño no demoró en ofrecerle también uno de los manjares que había extraído de la tierra. No me pareció raro que ella le negara también la comida, nadie estaba tan loco como para comerse aquel insecto. - No seas así Ashryn, el pequeño Zero se esforzó por compartir contigo de su alimento, no le niegues la comida a un niño, eso es muy descortés ¿Cierto amigo?- Esta vez realmente no sabía si Zero me seguiría la idea, pero si lo hacía sería maravilloso, después de todo eramos "Compañeros de viaje" y los verdaderos compañeros solían apoyarse.
La joven había aportado que cerca debía haber un sitio apto para las frutas, al parecer si nos sería útil como guía después de todo, claro que aun permanecía el pequeño problema de que no me llamaría por mi nombre, debía existir alguna manera de hacerle entender que "Canuto" no era ni un apodo aceptable. - ¿Acaso debo bajarme de los árboles para seguirles el paso?- Después de tantos años viviendo entre la fauna movilizarme entre las ramas no era un gran problema, pero siempre existía el riesgo, con cuidado volví a acomodarme en la rama y respire para evitar el mareo. Tanto tiempo de cabeza había logrado que la sangre me ahogase el cerebro, sacudí un poco la cabeza para despejarme mejor y con cuidado comencé a colocarme de pie en la rama. - Claramente Zero va a venir, no puedo dejar a mi pequeño compañero.- Si antes había dicho una mentira ahora lo más lógico era mantenerla hasta donde pudiese, esperaba que aquello no fuese un problema.
Mientras daba mis primeros pasos sobré el árbol logré localizar un ciervo algo alejado, aquel animal podría logar que no pasara hambre por al menos dos semanas, era triste que tuviese un trato de no cazar frente a la elfa... aunque ahora exactamente estaba a sus espaldas, llevé la mano al carcaj y palpé cuidadosamente la madera del arco, debía pensar si eso era una buena idea o no.
Cada vez que ella hablaba era para reclamar mis palabras, a este paso realmente no llegaríamos a ningún lado. Decía que no era tan mala persona como lo parecía, pero se parecía a esos seres de los cuentos, siempre aparecían con una sonrisa y acababan intentando apuñalarte para comerse las tripas de las victimas. Debía aceptar que lo único curioso de la joven es que cada vez que reclamaba no parecía molesta, más bien todo lo contrario, seguramente debía tener un traumatismo que no le permitía hacer las expresiones deseadas, siendo una elfo seguro se lo causo cayendo de algún árbol... si, era lógico. - Si no quieres parecerte a una depravada esclavista de niños, lo mejor que puedes hacer es no soltar algunos comentarios sin pensarlos.- Aquel consejo podía servirle para la eternidad a la joven, más bien, ella debería de agradecerme por aquel amable consejo que le había regalado.
Mis habilidades como rastreador de comida no estaban dando mucho resultado, no había fruta que comer, por si fuese poco la chica se había negado de cierta manera y había apoyado sus palabras con una sonrisa de victoria, no le iba a dar el gusto de que me ganase y menos de que me ordenara aquella cosa. Sosteniéndome con las piernas en la rama deje caer mi peso, era un giro al que estaba acostumbrado para sorprender a los ladronzuelos nocturnos, ahora colgaba sin problema alguno de cabezas y miraba con seriedad a la chica. - Tenemos un trato pequeña elfa, no es necesario que pida las cosas bonito.- Como siempre mi intención no era sonar hostil, pera era algo que no lograba manejar al momento de hablarle a caras nuevas, para ablandar un poco el tono de mis palabras imite el gesto de la elfa cuando se molestaba, infle las mejillas y arrugué el ceño, eso debía bastar para bajar la contundencia de las palabras.
La voz del pequeño capturo totalmente mi atención, ¿Había conseguido comida? Vaya que trabajaba rápido. - Excelente trabajo Zero, vamos a ver que conseguiste. - Giré la mirada esperanzado de ver varias frutas deliciosas, aquello si sería un buen estimulante para empezar, no tuve que haberme hecho ilusiones, el enano había agarrado un gusano lo suficientemente grande para que dos aves compartieran y quedasen llenas. - ¿De donde sacaste esa aberración de la naturaleza? - Sabía bien que las palabras no eran nada agradables, pero es que en serio ni loco iba a comerme eso, por si fuera poco de reojo mire a la chica sonriendo aun más espectando que me tragase aquel bicho.
Por un momento agradecí que aquel niño tenía unos modales impecables. "Donde come uno, pueden comer dos" , aquella frase aquí caía perfecta, el pequeño no demoró en ofrecerle también uno de los manjares que había extraído de la tierra. No me pareció raro que ella le negara también la comida, nadie estaba tan loco como para comerse aquel insecto. - No seas así Ashryn, el pequeño Zero se esforzó por compartir contigo de su alimento, no le niegues la comida a un niño, eso es muy descortés ¿Cierto amigo?- Esta vez realmente no sabía si Zero me seguiría la idea, pero si lo hacía sería maravilloso, después de todo eramos "Compañeros de viaje" y los verdaderos compañeros solían apoyarse.
La joven había aportado que cerca debía haber un sitio apto para las frutas, al parecer si nos sería útil como guía después de todo, claro que aun permanecía el pequeño problema de que no me llamaría por mi nombre, debía existir alguna manera de hacerle entender que "Canuto" no era ni un apodo aceptable. - ¿Acaso debo bajarme de los árboles para seguirles el paso?- Después de tantos años viviendo entre la fauna movilizarme entre las ramas no era un gran problema, pero siempre existía el riesgo, con cuidado volví a acomodarme en la rama y respire para evitar el mareo. Tanto tiempo de cabeza había logrado que la sangre me ahogase el cerebro, sacudí un poco la cabeza para despejarme mejor y con cuidado comencé a colocarme de pie en la rama. - Claramente Zero va a venir, no puedo dejar a mi pequeño compañero.- Si antes había dicho una mentira ahora lo más lógico era mantenerla hasta donde pudiese, esperaba que aquello no fuese un problema.
Mientras daba mis primeros pasos sobré el árbol logré localizar un ciervo algo alejado, aquel animal podría logar que no pasara hambre por al menos dos semanas, era triste que tuviese un trato de no cazar frente a la elfa... aunque ahora exactamente estaba a sus espaldas, llevé la mano al carcaj y palpé cuidadosamente la madera del arco, debía pensar si eso era una buena idea o no.
Fredericksen
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
Parece que ninguno de los dos personajes tiene hambre, ellos se lo pierden. Zero libera ambos gusanos mientras establece un nuevo parámetro mental, los insectos no despiertan apetito en individuos normales. Obviamente necesita más experiencias para dejar el concepto fijo pero la primera impresión resulta clara.
Está bien.
El arquero y la elfa continúan con su pequeño debate, parece que duraran bastante lanzando pullas. Los seres inteligentes pueden aguantar mucho tiempo inmersos en conflictos de diferente magnitud, no cabe duda de que la voluntad inagotable de los orgánicos a veces puede gastarse en tonterías.
No es recomendable hacer eso señor Candau, su cuerpo es frágil.
Dice por los extraños malabares que realiza el humano, un error y puede terminar tirado con varios huesos rotos. Aunque las partes naturales son duras no logran soportar fuerzas superiores, comparar su resistencia con la Z9-42 sería como definir que soporta más entre vidrio y acero.
Ashryn menciona un lugar con frutos nutritivos, excelente iniciativa. Al final es la más indicada para localizar algo en el bosque, los mapas cartográficos de Zero rara vez pueden encontrar algo tan especifico. En territorio salvaje se precisa de guías para alcanzar puntos importantes, eso o tiempo ilimitado.
El niño artificial nota cierto comportamiento en su acompañante humano, parece acechar al ciervo cercano. Los exploradores solo hacen eso cuando quieren cazar aunque eso sería una falta al acuerdo verbal fijado entre los dos adultos, por el bien de la armonía el sintético decide intervenir ligeramente.
Señor Candau no haga eso, tiene un acuerdo que cumplir.
Una leve advertencia, suficiente para hacer cambiar de parecer al personaje. El otro camino a tomar era derribar el árbol para impedir un disparo pero eso hubiera sido un tanto excesivo, discreción por sobre todas las cosas. Un gran plan con su propio error garrafal incluido, ahora la elfa esta alerta y comenzaran otras vez los parloteos, punto claro para todos menos el pequeño robot.
Sigamos.
Avanza hasta la mujer sin percatarse de lo que ha ocasionado, sin duda debe pulir los datos sobre interacciones. Se adelanta algunos pasos y luego voltea la mirada, no sabe el camino y necesita apoyo con eso, los árboles frutales esperan.
Está bien.
El arquero y la elfa continúan con su pequeño debate, parece que duraran bastante lanzando pullas. Los seres inteligentes pueden aguantar mucho tiempo inmersos en conflictos de diferente magnitud, no cabe duda de que la voluntad inagotable de los orgánicos a veces puede gastarse en tonterías.
No es recomendable hacer eso señor Candau, su cuerpo es frágil.
Dice por los extraños malabares que realiza el humano, un error y puede terminar tirado con varios huesos rotos. Aunque las partes naturales son duras no logran soportar fuerzas superiores, comparar su resistencia con la Z9-42 sería como definir que soporta más entre vidrio y acero.
Ashryn menciona un lugar con frutos nutritivos, excelente iniciativa. Al final es la más indicada para localizar algo en el bosque, los mapas cartográficos de Zero rara vez pueden encontrar algo tan especifico. En territorio salvaje se precisa de guías para alcanzar puntos importantes, eso o tiempo ilimitado.
El niño artificial nota cierto comportamiento en su acompañante humano, parece acechar al ciervo cercano. Los exploradores solo hacen eso cuando quieren cazar aunque eso sería una falta al acuerdo verbal fijado entre los dos adultos, por el bien de la armonía el sintético decide intervenir ligeramente.
Señor Candau no haga eso, tiene un acuerdo que cumplir.
Una leve advertencia, suficiente para hacer cambiar de parecer al personaje. El otro camino a tomar era derribar el árbol para impedir un disparo pero eso hubiera sido un tanto excesivo, discreción por sobre todas las cosas. Un gran plan con su propio error garrafal incluido, ahora la elfa esta alerta y comenzaran otras vez los parloteos, punto claro para todos menos el pequeño robot.
Sigamos.
Avanza hasta la mujer sin percatarse de lo que ha ocasionado, sin duda debe pulir los datos sobre interacciones. Se adelanta algunos pasos y luego voltea la mirada, no sabe el camino y necesita apoyo con eso, los árboles frutales esperan.
Z9-42
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
Ni siquiera el vampiro que conoció en las Runas había logrado sacar ese lado de ella y por más que trataba, no encontraba la manera de bajar sus defensas con aquel cazador. Ciertamente tendría que esforzarse hasta sus límites, o de lo contrario en algún momento terminaría explotando en contra de la integridad del pobre hombre. Recordó la imitación que el muchacho hizo de ella y una risa discreta no tardó en hacerse presente; aunque aquella diversión momentánea fue suplantada por la conocida sensación de molestia que la invadía cada que Candau abría la boca. Con un esfuerzo sobrehumano había logrado permanecer callada a la sugerencia que él le dio, acerca de que no debía hacer comentarios azarosos y soltarlos tan libremente; a lo que Ashryn asintió ligeramente, dándole vueltas a la idea de que no estaría mal que él siguiera sus propios consejos de vez en cuando.
Respiraba una y otra vez, buscando la paz interior que le evitara cometer un asesinato, cosa que parecía estar resultando. Sonrió de manera picara a la idea de que Zero parecía mucho más adulto que el infantil cazador. El niño era prudente, amable y sobretodo guardaba su distancia de manera discreta y sin levantarle falsos. Si Candau hubiese sido así de amable, ella no habría respondido de manera tan hostil. Bueno, tal vez sí, pero se habría disculpado inmediatamente y habría hecho todo de su parte por enmendar el daño; no pensaba admitir tan fácilmente su culpabilidad en aquella ‘‘madura’’ rivalidad. Nunca en su vida había conocido a alguien tan grosero, irritante, desconfiado e irascible; una peligrosa combinación, según la percepción que ella tenía.
—Nunca es tarde para aprender modales, querido Candau —hizo una pequeña pausa, pronunciando su nombre en un tono travieso—. Ser cortés nunca está de más, especialmente en un trato como el nuestro.
Su cuerpo se había tensado de inmediato ante el insistente deseo de que ella aceptara el insecto y comenzó a removerse de manera nerviosa. Ni siquiera tuvo tiempo de espetar que no haría nada que el cazador no hiciera, cuando el pequeño liberó al insecto, logrando que la ojiazul suspirara de alivio. Se mordió el labio inferior en un intento por reprimir el comentario sarcástico que luchaba por salir de su boca, al verlo ponerse de pie sobre la rama, alegando que no había necesidad de bajar de ahí para acompañarlos. Parpadeó confundida ante la advertencia de Zero, seguramente debían ser muy buenos amigos para que los actos del cazador causaran tal preocupación en el niño. No ganaría siguiendo con el secreto acuerdo de odio mutuo, tendría que lograr mantenerse tranquila y no caer ante las provocaciones del cazador, y por supuesto, esto también conllevaba ayudarlo si él lo requería.
—Esperemos que haga caso a tus palabras —se acercó al niño y le sonrió—, pero si llega a lastimarse haré lo posible por sanarlo.
No lo hacía por el joven, lo hacía únicamente por Zero; porque si el pequeño no estuviese de por medio ni de chiste le brindaría ayuda al cazador, o al menos trataba de convencerse a sí misma de que no lo haría. Avanzó por entre la vegetación del bosque, cuidando siempre no apartarse demasiado de los chicos; los elfos tenían que verla con ellos para no hacerles ningún daño, ella siempre cumplía con sus tratos. Echó una pequeña mirada hacia sus acompañantes; Zero le comentaba algo al joven con complejo de Tarzan, ella no había prestado atención a lo que sucedía por estar divagando en sus pensamientos, pero por lo que parecía no se trataba de algo que la incluyera. Sus peculiares orejitas escucharon el ruido de unas risas cerca de su posición e inmediatamente reconoció una de ellas.
—No por favor… —susurró, rezándole a los dioses no toparse con ningún conocido ese día, especialmente con su hermano.
Al cabo de unos minutos llegaron al lugar donde se podrían dar un pequeño festín. Arboles de muchas clases se extendían por varias hectáreas del bosque. Algunas bayas crecían alrededor y no sería difícil deleitarse con todo lo que ahí había. Se acercó al fresal que su hermano y ella encontraron hacía tiempo, oculto entre algunos arbustos. Era la temporada en la que esas pequeñas fresas rosadas eran increíblemente dulces y no podía esperar para probar una de ellas.
—Adelante, aquí es donde podremos merendar —sonrió de manera radiante y tomó asiento en el césped.
De vez en cuando echaba miradas en derredor. Sabía que los vigilaban, los elfos nunca terminaban de confiar en los extraños, pero mientras ella estuviese con ellos no creía tener problemas; además estaba el hecho de que les prometió guiarlos por el bosque, quizá alguno de sus familiares tuviese información útil para ambos jóvenes, pero por ahora tendría que asegurarse de mostrar que ellos eran amigos cercanos para mantenerlos a salvo. Todo resultaría bien, siempre y cuando no se encontrara con Allen en ese día.
Respiraba una y otra vez, buscando la paz interior que le evitara cometer un asesinato, cosa que parecía estar resultando. Sonrió de manera picara a la idea de que Zero parecía mucho más adulto que el infantil cazador. El niño era prudente, amable y sobretodo guardaba su distancia de manera discreta y sin levantarle falsos. Si Candau hubiese sido así de amable, ella no habría respondido de manera tan hostil. Bueno, tal vez sí, pero se habría disculpado inmediatamente y habría hecho todo de su parte por enmendar el daño; no pensaba admitir tan fácilmente su culpabilidad en aquella ‘‘madura’’ rivalidad. Nunca en su vida había conocido a alguien tan grosero, irritante, desconfiado e irascible; una peligrosa combinación, según la percepción que ella tenía.
—Nunca es tarde para aprender modales, querido Candau —hizo una pequeña pausa, pronunciando su nombre en un tono travieso—. Ser cortés nunca está de más, especialmente en un trato como el nuestro.
Su cuerpo se había tensado de inmediato ante el insistente deseo de que ella aceptara el insecto y comenzó a removerse de manera nerviosa. Ni siquiera tuvo tiempo de espetar que no haría nada que el cazador no hiciera, cuando el pequeño liberó al insecto, logrando que la ojiazul suspirara de alivio. Se mordió el labio inferior en un intento por reprimir el comentario sarcástico que luchaba por salir de su boca, al verlo ponerse de pie sobre la rama, alegando que no había necesidad de bajar de ahí para acompañarlos. Parpadeó confundida ante la advertencia de Zero, seguramente debían ser muy buenos amigos para que los actos del cazador causaran tal preocupación en el niño. No ganaría siguiendo con el secreto acuerdo de odio mutuo, tendría que lograr mantenerse tranquila y no caer ante las provocaciones del cazador, y por supuesto, esto también conllevaba ayudarlo si él lo requería.
—Esperemos que haga caso a tus palabras —se acercó al niño y le sonrió—, pero si llega a lastimarse haré lo posible por sanarlo.
No lo hacía por el joven, lo hacía únicamente por Zero; porque si el pequeño no estuviese de por medio ni de chiste le brindaría ayuda al cazador, o al menos trataba de convencerse a sí misma de que no lo haría. Avanzó por entre la vegetación del bosque, cuidando siempre no apartarse demasiado de los chicos; los elfos tenían que verla con ellos para no hacerles ningún daño, ella siempre cumplía con sus tratos. Echó una pequeña mirada hacia sus acompañantes; Zero le comentaba algo al joven con complejo de Tarzan, ella no había prestado atención a lo que sucedía por estar divagando en sus pensamientos, pero por lo que parecía no se trataba de algo que la incluyera. Sus peculiares orejitas escucharon el ruido de unas risas cerca de su posición e inmediatamente reconoció una de ellas.
—No por favor… —susurró, rezándole a los dioses no toparse con ningún conocido ese día, especialmente con su hermano.
Al cabo de unos minutos llegaron al lugar donde se podrían dar un pequeño festín. Arboles de muchas clases se extendían por varias hectáreas del bosque. Algunas bayas crecían alrededor y no sería difícil deleitarse con todo lo que ahí había. Se acercó al fresal que su hermano y ella encontraron hacía tiempo, oculto entre algunos arbustos. Era la temporada en la que esas pequeñas fresas rosadas eran increíblemente dulces y no podía esperar para probar una de ellas.
—Adelante, aquí es donde podremos merendar —sonrió de manera radiante y tomó asiento en el césped.
De vez en cuando echaba miradas en derredor. Sabía que los vigilaban, los elfos nunca terminaban de confiar en los extraños, pero mientras ella estuviese con ellos no creía tener problemas; además estaba el hecho de que les prometió guiarlos por el bosque, quizá alguno de sus familiares tuviese información útil para ambos jóvenes, pero por ahora tendría que asegurarse de mostrar que ellos eran amigos cercanos para mantenerlos a salvo. Todo resultaría bien, siempre y cuando no se encontrara con Allen en ese día.
Ashryn Elaynor
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
No sabía a que se refería exactamente la elfa con que debía aprender modales, yo era lo más cortés que lograba ser, la joven no podía exigir más respeto del que le ofrecía, la relación había iniciado con ella iracunda gritando por solo haber disparado perfectamente a un conejo y encima nos amenazo ciertamente de muerte... o al menos así lo había visto yo. Lo único rescatable de aquellas palabras había sido que pronuncio bien mi nombre ¿El problema? El tono con el cual lo había dicho, no era una forma normal de que alguien dijera y resultaba raro escucharlo así. - Estoy siendo lo más amable que puedo en este momento, no le exijas a un charco más agua de la que te puede ofrecer.
El pequeño había dejado libres los gusanos lastimosamente, era lógico que no me siguiese el juego en todo lo que yo fuese a decir, pero jamás estaba de más intentar a ver que resultaba, quizá en el futuro debiese intentarlo con otra cosa pero por ahora la idea quedaba descartada. El chico parecía estar preocupado por el simple giro que había dado en la rama, era algo tan básico que no suponía ningún peligro realmente y además en el peor de los casos ya me había caído de lugares más altos. - No te preocupes Zero, mi cuerpo no es tan frágil y mi mente tampoco, esto es más que nada concentración.- Dije aquello tratando de relajar tanto al pequeño como a la elfa, al parecer esta estaba dispuesta a curar mis heridas si llegaba a lastimarme.
Me encontraba en medio de una batalla mental pensando si dispararle o no al ciervo, podía acariciar el arco con la punta de los dedos, pero aun no estaba decidido en sacarlo para disparar hacía al animal, sería muy mala idea romper el tratado que tenía y a su vez era una oportunidad única para conseguir alimento en gran cantidad. La voz que me hacía falta para razonar fue la del pequeño, se había fijado en lo que estaba planeando y me advirtió que no sería bueno hacerlo, también inspirado en el trato que había pactado con la chica. - Tienes razón, soy de los que cumplen los acuerdos.- Suspiré y baje la mano apartando del arco, era lo más sensato que podía realizar, ahora solo debería esperar poder tener suficiente alimento frutal para no arrepentirme de aquella decisión.
El joven ya había regresado a su marcha junto a la elfa, me llevaban un poco de ventaja a causa de mi distracción, pero eso no iba a permitir que me dejasen lo suficientemente atrás. Dando largos y rápidos pasos por las ramas tomaba impulso para saltar al árbol siguiente, aquella sensación de libertad era la que me agradaba de los bosques, estar saltando escondido entre las hojas mientras la fresca brisa te relaja, cosas así eran geniales e inolvidables.
No demoramos mucho en llegar al paraíso de las frutas... bueno, no era tan magnifico realmente pero si cumplía las expectativas de una buena comida. La joven se acerco a un arbusto donde supuse que se encontrarían las frutas dulces que había mencionado, desde la altura de los árboles no podía ver que tipo de alimento era así que lo más apto fue saltar y caer rodando, tal como en el pasado me levante rápidamente como si no hubiese pasado nada, debía mantener una imagen de buen cazador.
La chica ya había tomado asiento junto al fruto cuando nos indico, ya me estaba acercando cuando vi otro conejo saltando hacía el bosque, no resistía ver tantas presas carnosas después de días comiendo bayas, la tentación de conseguir uno de esos pequeños animales era cada vez más poderosa. Suspiré y con cuidado retiré el carcaj de mi espalda, tenía que tomar una medida de prevención para no arruinar el trato. - Zero, se bien que no nos conocemos de nada, pero necesito que mantengas esto por mi, sin el arco no podré dispararle a nada.- Dije en voz baja junto al chico mientras le acercaba el carcaj con mi arma y las flechas, quedarme desprotegido no era algo que me agradara mucho y mucho menos darle mis cosas a alguien más, pero los niños casi nunca tenían planes malvados y Zero no parecía mala gente. - Solo te pido, que no pierdas nada de vista y cuídalo como si tu vida dependiese de ello. - Realmente no me agradaba para nada aquello, pero era lo único que podía hacer.
De reojo pude notar que la elfa estaba algo nerviosa y eso nunca era una buena señal, no es que se notará muy inquieta pero para alguien que ya ha vivido, lo mejor sería no mencionar aun aquello y centrarse en lo importante. - Entonces Ashryn, ¿Qué manjar no toxico nos tienes recomendado?- Me recosté en un árbol mirando a la elfa, ella había hecho buen trabajo llevándonos hasta allí y ahora estaba expectante por probar algo.
El pequeño había dejado libres los gusanos lastimosamente, era lógico que no me siguiese el juego en todo lo que yo fuese a decir, pero jamás estaba de más intentar a ver que resultaba, quizá en el futuro debiese intentarlo con otra cosa pero por ahora la idea quedaba descartada. El chico parecía estar preocupado por el simple giro que había dado en la rama, era algo tan básico que no suponía ningún peligro realmente y además en el peor de los casos ya me había caído de lugares más altos. - No te preocupes Zero, mi cuerpo no es tan frágil y mi mente tampoco, esto es más que nada concentración.- Dije aquello tratando de relajar tanto al pequeño como a la elfa, al parecer esta estaba dispuesta a curar mis heridas si llegaba a lastimarme.
Me encontraba en medio de una batalla mental pensando si dispararle o no al ciervo, podía acariciar el arco con la punta de los dedos, pero aun no estaba decidido en sacarlo para disparar hacía al animal, sería muy mala idea romper el tratado que tenía y a su vez era una oportunidad única para conseguir alimento en gran cantidad. La voz que me hacía falta para razonar fue la del pequeño, se había fijado en lo que estaba planeando y me advirtió que no sería bueno hacerlo, también inspirado en el trato que había pactado con la chica. - Tienes razón, soy de los que cumplen los acuerdos.- Suspiré y baje la mano apartando del arco, era lo más sensato que podía realizar, ahora solo debería esperar poder tener suficiente alimento frutal para no arrepentirme de aquella decisión.
El joven ya había regresado a su marcha junto a la elfa, me llevaban un poco de ventaja a causa de mi distracción, pero eso no iba a permitir que me dejasen lo suficientemente atrás. Dando largos y rápidos pasos por las ramas tomaba impulso para saltar al árbol siguiente, aquella sensación de libertad era la que me agradaba de los bosques, estar saltando escondido entre las hojas mientras la fresca brisa te relaja, cosas así eran geniales e inolvidables.
No demoramos mucho en llegar al paraíso de las frutas... bueno, no era tan magnifico realmente pero si cumplía las expectativas de una buena comida. La joven se acerco a un arbusto donde supuse que se encontrarían las frutas dulces que había mencionado, desde la altura de los árboles no podía ver que tipo de alimento era así que lo más apto fue saltar y caer rodando, tal como en el pasado me levante rápidamente como si no hubiese pasado nada, debía mantener una imagen de buen cazador.
La chica ya había tomado asiento junto al fruto cuando nos indico, ya me estaba acercando cuando vi otro conejo saltando hacía el bosque, no resistía ver tantas presas carnosas después de días comiendo bayas, la tentación de conseguir uno de esos pequeños animales era cada vez más poderosa. Suspiré y con cuidado retiré el carcaj de mi espalda, tenía que tomar una medida de prevención para no arruinar el trato. - Zero, se bien que no nos conocemos de nada, pero necesito que mantengas esto por mi, sin el arco no podré dispararle a nada.- Dije en voz baja junto al chico mientras le acercaba el carcaj con mi arma y las flechas, quedarme desprotegido no era algo que me agradara mucho y mucho menos darle mis cosas a alguien más, pero los niños casi nunca tenían planes malvados y Zero no parecía mala gente. - Solo te pido, que no pierdas nada de vista y cuídalo como si tu vida dependiese de ello. - Realmente no me agradaba para nada aquello, pero era lo único que podía hacer.
De reojo pude notar que la elfa estaba algo nerviosa y eso nunca era una buena señal, no es que se notará muy inquieta pero para alguien que ya ha vivido, lo mejor sería no mencionar aun aquello y centrarse en lo importante. - Entonces Ashryn, ¿Qué manjar no toxico nos tienes recomendado?- Me recosté en un árbol mirando a la elfa, ella había hecho buen trabajo llevándonos hasta allí y ahora estaba expectante por probar algo.
Fredericksen
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
Ashryn hace una acotación interesante, menciona su capacidad de sanar. Los elfos son conocidos por su magia sanadora, es como ciencia avanzada pero más esotérica. La magia es concepto interesante aunque completamente alíen para Zero, las bases de datos Bios tienen poca información sobre su funcionamiento.
Con la elfa de su lado el arquero no debería tener problemas en mantener su integridad, si se rompe puede ser reparado. Para el niño artificial la historia es diferente, ya no es humano así que los poderes curativos no deberían funcionar con él, al menos en un porcentaje regular o funcional.
Candau alega no ser tan frágil aunque eso es debatible, la carne y el hueso son débiles sin mejoras. Si Z9-42 fuera un humano corriente sus posibilidades de supervivencia bajarían mucho, los pequeños son aún más vulnerables a los daños físicos... visto desde una óptica general resulta sorprendente que la gente viva tanto.
El cazador acepta la acotación del joven Cyborg, tiene más control del esperado. Afortunadamente la elfa no se entera de nada, un golpe de suerte. Menos conflictos mejoran la armonía, quizás al final del día los adultos puedan llevarse bien… o no quieran matarse a cada segundo por lo menos.
Avanzan un pequeño trayecto y finalmente llegan a la zona frutal, menuda cantidad de comestibles. La naturaleza es muy generosa, en condiciones propicias puede fomentar el crecimiento de muchos manjares diferentes y eso solo de manera mundana, con intervención técnica todo se multiplica.
Zero siente la necesidad extraña de pegarle un mordisco a la fruta dulce que tanto alaba Ashryn, al final sus antojos no fueron suprimidos tampoco. Avanza y arranca una, posteriormente le muerde con confianza. El sabor es fascinante y sus propiedades nutricionales están por las nubes, la mujer tiene buen ojo.
Es un aperitivo… viable.
De repente el humano se acerca con una propuesta, quiere que Z9-42 cuide el arco y su respectiva munición. Al parecer duda que pueda mantener el autocontrol con tanta carne merodeando, sin duda las costumbres son difíciles de romper, ¿el primer paso para superar un problema es reconocerlo?
De acuerdo, cuidare todo.
Nunca deja de sorprender el apego que tienen los orgánicos por sus cosas, algo irracional pues todo puede reponerse en los mercados de Lunargenta. El chico robot se acomoda los implementos poniéndolos a buen recaudo, destinara un porcentaje de su atención a las cosas para que nada se pierda. Poco después emite uno de sus típicos comentarios fuera de lugar.
Es un bonito día de campo.
Con la elfa de su lado el arquero no debería tener problemas en mantener su integridad, si se rompe puede ser reparado. Para el niño artificial la historia es diferente, ya no es humano así que los poderes curativos no deberían funcionar con él, al menos en un porcentaje regular o funcional.
Candau alega no ser tan frágil aunque eso es debatible, la carne y el hueso son débiles sin mejoras. Si Z9-42 fuera un humano corriente sus posibilidades de supervivencia bajarían mucho, los pequeños son aún más vulnerables a los daños físicos... visto desde una óptica general resulta sorprendente que la gente viva tanto.
El cazador acepta la acotación del joven Cyborg, tiene más control del esperado. Afortunadamente la elfa no se entera de nada, un golpe de suerte. Menos conflictos mejoran la armonía, quizás al final del día los adultos puedan llevarse bien… o no quieran matarse a cada segundo por lo menos.
Avanzan un pequeño trayecto y finalmente llegan a la zona frutal, menuda cantidad de comestibles. La naturaleza es muy generosa, en condiciones propicias puede fomentar el crecimiento de muchos manjares diferentes y eso solo de manera mundana, con intervención técnica todo se multiplica.
Zero siente la necesidad extraña de pegarle un mordisco a la fruta dulce que tanto alaba Ashryn, al final sus antojos no fueron suprimidos tampoco. Avanza y arranca una, posteriormente le muerde con confianza. El sabor es fascinante y sus propiedades nutricionales están por las nubes, la mujer tiene buen ojo.
Es un aperitivo… viable.
De repente el humano se acerca con una propuesta, quiere que Z9-42 cuide el arco y su respectiva munición. Al parecer duda que pueda mantener el autocontrol con tanta carne merodeando, sin duda las costumbres son difíciles de romper, ¿el primer paso para superar un problema es reconocerlo?
De acuerdo, cuidare todo.
Nunca deja de sorprender el apego que tienen los orgánicos por sus cosas, algo irracional pues todo puede reponerse en los mercados de Lunargenta. El chico robot se acomoda los implementos poniéndolos a buen recaudo, destinara un porcentaje de su atención a las cosas para que nada se pierda. Poco después emite uno de sus típicos comentarios fuera de lugar.
Es un bonito día de campo.
Z9-42
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
Dio un pequeño mordisco a la fresa y sonrió ampliamente ante el dulce sabor de la frutilla que se extendía en su boca. A veces simplemente le gustaba centrar su mente en pequeñas cosas tan simples y olvidarse de lo que la rodeaba, aunque fuese por unos segundos. Observó al cazador entregarle su carcaj y su arco al niño y no pudo evitar la sorpresa en su rostro. Un ligero rubor se extendió por sus mejillas al sentirse escudriñada por el irascible muchacho; no estaba acostumbrada a que la observaran y tal escrutinio solo servía para ponerla nerviosa. Por un segundo pensó en responderle de manera sarcástica, pero rápidamente recordó que tenía que tratarlo de manera amable o de lo contrario esas riñas nunca iban a terminar. Claro que eso no quitaba el hecho de que pudiese desquitarse de una manera ‘‘ligera’’… ¿no? Se puso de pie y tomó una de las fragarias, sonriéndole pícaramente al cazador.
— ¿No toxicas? —Se acercó más a él, llevándole la fruta cerca de los labios—. ¿Cómo ésta? —Susurró de manera traviesa y rápidamente mordió la fragaria—. Si, definitivamente no es toxica; puedes tomar la que más te guste.
Soltó una ligera risa y se acercó al niño; parecía que a él también le habían gustado los retoños que el fresal secreto les ofrecía y eso le agradaba. Caminó unos cuantos pasos hacia un hermoso árbol, cuyas ramas no se encontraban tan altas y comenzó a brincar para alcanzar una brillante manzana roja. Masculló una maldición al darse cuenta que no era lo suficientemente alta para atrapar aquel delicioso aperitivo. Suspiró pesadamente y se apoyó contra el tronco del manzano. Escuchó el comentario de Zero e instintivamente esbozó una sonrisa.
—Así parece y me alegra que te estés divirtiendo.
Le tomaría tiempo aceptar a viva voz que la compañía de aquel cazador no era tan mala como ella deseaba creer, pues quizá sin él no tendría esa peculiar diversión que le generaba al discutir con él; seguramente se estaba volviendo loca, pero ya sentía que comenzaba a caerle bien. Sacudió la cabeza, disipando aquellos pensamientos, pues primero la partiría un rayo, antes de que ella admitiera semejante blasfemia.
—Bueno… —miró a Candau con cierta duda— ¿y después de esto que es lo que procede?
No los estaba apresurando, pero deseaba saber a dónde más tendría que llevarlos después y encontrar la manera de escabullirse por los bosques sin tener que toparse con su hermano, además de que quería pasar un poco más de tiempo con aquel par de extraños forasteros.
— ¿No toxicas? —Se acercó más a él, llevándole la fruta cerca de los labios—. ¿Cómo ésta? —Susurró de manera traviesa y rápidamente mordió la fragaria—. Si, definitivamente no es toxica; puedes tomar la que más te guste.
Soltó una ligera risa y se acercó al niño; parecía que a él también le habían gustado los retoños que el fresal secreto les ofrecía y eso le agradaba. Caminó unos cuantos pasos hacia un hermoso árbol, cuyas ramas no se encontraban tan altas y comenzó a brincar para alcanzar una brillante manzana roja. Masculló una maldición al darse cuenta que no era lo suficientemente alta para atrapar aquel delicioso aperitivo. Suspiró pesadamente y se apoyó contra el tronco del manzano. Escuchó el comentario de Zero e instintivamente esbozó una sonrisa.
—Así parece y me alegra que te estés divirtiendo.
Le tomaría tiempo aceptar a viva voz que la compañía de aquel cazador no era tan mala como ella deseaba creer, pues quizá sin él no tendría esa peculiar diversión que le generaba al discutir con él; seguramente se estaba volviendo loca, pero ya sentía que comenzaba a caerle bien. Sacudió la cabeza, disipando aquellos pensamientos, pues primero la partiría un rayo, antes de que ella admitiera semejante blasfemia.
—Bueno… —miró a Candau con cierta duda— ¿y después de esto que es lo que procede?
No los estaba apresurando, pero deseaba saber a dónde más tendría que llevarlos después y encontrar la manera de escabullirse por los bosques sin tener que toparse con su hermano, además de que quería pasar un poco más de tiempo con aquel par de extraños forasteros.
Ashryn Elaynor
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
Al entregar mis cosas sabía que estarían en buenas manos... o eso esperaba, de todos modos ya era un peso menos de encima literalmente, podía ver animales y resistir la tentación de dispararles aunque en caso de una emboscada estaría algo perdido. Por un momento consideré pedirle nuevamente mis utensilios al pequeño, la paranoia volvía a apoderarse de mi, necesitaba algo con que defenderme en caso de emergencia. Sujeté al pequeño y retiré una flecha del carcaj, necesitaba utilizar mi método infalible para calmarme, rápidamente lleve una mano al filo de la flecha y la acaricie con cuidado, una vez sentido el filo de esta rozándome la punta de los dedos logré calmarme. - Perfecto Zero, espero que así sea.- Respondí al chico después de que este afirmo que cuidaría mis cosas. - Solo me quedaré con esto, por si acaso.- Levanté un poco la flecha mientras aun continuaba acariciando su filo, no podía apartarme de aquello por si me daba otra crisis.
La chica se había levantado del césped con una de las frutas en su mano ¿Qué pretendía hacer con aquello? Cada vez se acercaba más y levantaba la fruta cerca de mi, demonios, seguro si era toxica y me pretendía dejar ciego, por un momento la acerco a mi boca a lo que solo me limite a apartar la cabeza. Al final la elfa mordió el alimento pero su tono de voz era lo que resultaba incomodo... eso y su acercamiento, no veía necesario usase aquello para expresar una simple cosa. - ¿Era necesario invadir todo mi espacio personal? Digo, podías solo decir "Oh claro, nada de esto te matara", eso era mil veces más sencillo. - Abrí la bolsa donde guardaba mis cosas me acerqué al arbusto frutal, necesitaba guardar un poco de aquello para después, el pequeño también había comido de aquello y eso servía para estar del todo seguro que no me moriría por ingerir aquello.
Necesitaba variar un poco con las cosas que recolectaba, llenar la bolsa con bayas no sería muy adecuado, me limite a guardar solo un puñado y luego cerré la bolsa, habían varias frutas para elegir y como siempre, las mejores debían estar en lo alto de los árboles. Tomé otro puñado de las frutas del arbustos y esas me las lleve a la boca, realmente no sabían tan mal, pero ingerir tantas como lo había hecho producía un dulzor insoportable, era mejor comerlas de una en una. Coloqué con cuidado la flecha en la bolsa junto a la fruta, no tenía donde más guardarla y no pensaba escalar con algo punzante en la mano, me acerqué al árbol más cercano y sin problema alguno comencé a treparlo.
Ya estaba en las primeras ramas antes de lo pensado, ciertamente había mucha fruta que elegir pero todavía escalar un poco más para obtener lo mejor, en el proceso giré para mirar si el pequeño y la elfa seguían allí, efectivamente no se habían ido y la joven saltaba para atrapar una manzana que ni tan alta estaba, aquella imagen resultaba triste, un ser tan pequeño tratando de conseguir algo que estaba técnicamente a la palma de su mano. - ¿Ya trataste de usar tus poderes frutales para tirarla?- Técnicamente grité las palabras para que me escuchasen, no estaba seguro si al estar cada vez más alto aquel árbol pudiesen escucharme. No demoré mucho tiempo en llegar a la altura necesaria, eran peras que se veían perfectas, guarde un par en la bolsa y me senté en la rama mientras me comía una, aquello debía degustarse con tranquilidad extrema.
Cada mordida era una sensación única, guardé otras dos frutas en la bolsa y salté de rama en rama mientras bajaba, todo fue bien hasta que llegue a la ultima rama, al caer sobre esta mi peso hizo que cediera ¿El resultado? Una grave caída que me había dejado tirado en el suelo con una rama encima de mi pierna. Estoy bien... creo.- Realmente no me dolía mucho, pero la pierna había sido lo más afectado, aparté el pedazo de árbol a un lado y me levanté con cuidado, aun podía apoyarme en la pierna pero quizá no lograría correr mucho por un tiempo.
Caminé unos pasos evitando cojear y saqué las peras que había tomado del árbol, al menos la fruta había salido intacta de aquello. Le acerqué una al joven y a la elfa, con la boca llena lo más seguro es que no hicieran preguntas si estaba bien, lo menos que necesitaba ahora eran tratamientos sanadores. - Después de esto procede información.- Le respondí a la elfa mientras me tiraba en el suelo, lo mejor era no forzarme a estar caminando. - Como te dije antes, estoy... estamos aquí por información, mayormente para aprender por así decirlo, existen muchos vacíos que nunca logré aprender, sobre todo de tu cultura. ¿Y quien mejor que un elfo para enseñarlo? Nadie. - Señale a la joven mirándola cuidadosamente. - Seguro tienes 500 años de conocimiento encima.- Miré a Zero sin saber si el también quisiese aquello, lo mejor era asegurarme con una pregunta lo suficientemente cuidadosa para no quebrar la mentira. - ¿ Era eso por lo que veníamos cierto? No recuerdo si olvidé alguna otra cosa
La chica se había levantado del césped con una de las frutas en su mano ¿Qué pretendía hacer con aquello? Cada vez se acercaba más y levantaba la fruta cerca de mi, demonios, seguro si era toxica y me pretendía dejar ciego, por un momento la acerco a mi boca a lo que solo me limite a apartar la cabeza. Al final la elfa mordió el alimento pero su tono de voz era lo que resultaba incomodo... eso y su acercamiento, no veía necesario usase aquello para expresar una simple cosa. - ¿Era necesario invadir todo mi espacio personal? Digo, podías solo decir "Oh claro, nada de esto te matara", eso era mil veces más sencillo. - Abrí la bolsa donde guardaba mis cosas me acerqué al arbusto frutal, necesitaba guardar un poco de aquello para después, el pequeño también había comido de aquello y eso servía para estar del todo seguro que no me moriría por ingerir aquello.
Necesitaba variar un poco con las cosas que recolectaba, llenar la bolsa con bayas no sería muy adecuado, me limite a guardar solo un puñado y luego cerré la bolsa, habían varias frutas para elegir y como siempre, las mejores debían estar en lo alto de los árboles. Tomé otro puñado de las frutas del arbustos y esas me las lleve a la boca, realmente no sabían tan mal, pero ingerir tantas como lo había hecho producía un dulzor insoportable, era mejor comerlas de una en una. Coloqué con cuidado la flecha en la bolsa junto a la fruta, no tenía donde más guardarla y no pensaba escalar con algo punzante en la mano, me acerqué al árbol más cercano y sin problema alguno comencé a treparlo.
Ya estaba en las primeras ramas antes de lo pensado, ciertamente había mucha fruta que elegir pero todavía escalar un poco más para obtener lo mejor, en el proceso giré para mirar si el pequeño y la elfa seguían allí, efectivamente no se habían ido y la joven saltaba para atrapar una manzana que ni tan alta estaba, aquella imagen resultaba triste, un ser tan pequeño tratando de conseguir algo que estaba técnicamente a la palma de su mano. - ¿Ya trataste de usar tus poderes frutales para tirarla?- Técnicamente grité las palabras para que me escuchasen, no estaba seguro si al estar cada vez más alto aquel árbol pudiesen escucharme. No demoré mucho tiempo en llegar a la altura necesaria, eran peras que se veían perfectas, guarde un par en la bolsa y me senté en la rama mientras me comía una, aquello debía degustarse con tranquilidad extrema.
Cada mordida era una sensación única, guardé otras dos frutas en la bolsa y salté de rama en rama mientras bajaba, todo fue bien hasta que llegue a la ultima rama, al caer sobre esta mi peso hizo que cediera ¿El resultado? Una grave caída que me había dejado tirado en el suelo con una rama encima de mi pierna. Estoy bien... creo.- Realmente no me dolía mucho, pero la pierna había sido lo más afectado, aparté el pedazo de árbol a un lado y me levanté con cuidado, aun podía apoyarme en la pierna pero quizá no lograría correr mucho por un tiempo.
Caminé unos pasos evitando cojear y saqué las peras que había tomado del árbol, al menos la fruta había salido intacta de aquello. Le acerqué una al joven y a la elfa, con la boca llena lo más seguro es que no hicieran preguntas si estaba bien, lo menos que necesitaba ahora eran tratamientos sanadores. - Después de esto procede información.- Le respondí a la elfa mientras me tiraba en el suelo, lo mejor era no forzarme a estar caminando. - Como te dije antes, estoy... estamos aquí por información, mayormente para aprender por así decirlo, existen muchos vacíos que nunca logré aprender, sobre todo de tu cultura. ¿Y quien mejor que un elfo para enseñarlo? Nadie. - Señale a la joven mirándola cuidadosamente. - Seguro tienes 500 años de conocimiento encima.- Miré a Zero sin saber si el también quisiese aquello, lo mejor era asegurarme con una pregunta lo suficientemente cuidadosa para no quebrar la mentira. - ¿ Era eso por lo que veníamos cierto? No recuerdo si olvidé alguna otra cosa
Fredericksen
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
Por el momento los personajes se dedican a tareas de recolección, algo bastante fácil con tanto de donde escoger. Conseguir alimentos de esa forma debería estar en el ADN, los primeros miles de años las especies inteligentes realizaron el mismo ritual una y otra vez, básicamente tienen experiencia.
Ashryn juega un poco con los miedos del cazado al dar información errónea, sin duda los orgánicos tienen extrañas formas de jugar entre sí. Al final las frutas no son toxicas, Zero ha realizado un estudio mental y clasificado las especies por lo que está bastante seguro. Obviamente se guarda el concepto, intervenir en las maquinaciones de alguien puede generar frustración.
La elfa centra su atención en una manzana, tristemente no puede hacerla caer. Z9-42 avanza hasta la posición y se prepara para dar un salto cargado aunque no tarda mucho detener el proceso, eso revelaría su verdadera identidad. Al final opta por tumbar la fruta con una piedra, una buena puntería la tiene cualquiera.
Problema solucionado.
Candau vuelve a imitar a Tarzán, tiene un aprecio impresionante por los árboles. Dedica sus esfuerzos en conseguir fruta de difícil acceso, un objetivo noble pero peligroso como descubre a continuación. En breve el arquero se precipita al suelo violentamente, sus cálculos fallaron en el peor momento.
¿Tu integridad se encuentra bien?
Fue una caída fea, la rama estaba muy alta. Muchas partes pueden haberse resentido con el golpe, eso en el mejor de los casos. Sorprendentemente dicho herido se levanta como si nada, un acto temerario pues tiene un daño en la pierna, no se puede engañar la mirada calculadora de un sintético.
Tu pierna está herida, ¿verdad?
El arquero entrega una pera a cada acompañante y sigue fingiendo normalidad, es duro. Luego emite comentarios sobre el siguiente paso a tomar, parece que la búsqueda de información está en la agenda. Irónicamente esto concuerda con el objetivo principal de Zero, la acumulación de experiencias.
Quiero lo que tú quieres… objetivos similares.
Es extraño conocer a un humano con ganas de aprender, suelen ser conformistas. Viven sus años inmersos en rutinas con una que otra actividad destacable ocasional, existencia común. Rápidamente otra cosa llama la atención del pequeño máquina, la edad relativa de Ashryn.
500 años es una edad impresionante.
Ashryn juega un poco con los miedos del cazado al dar información errónea, sin duda los orgánicos tienen extrañas formas de jugar entre sí. Al final las frutas no son toxicas, Zero ha realizado un estudio mental y clasificado las especies por lo que está bastante seguro. Obviamente se guarda el concepto, intervenir en las maquinaciones de alguien puede generar frustración.
La elfa centra su atención en una manzana, tristemente no puede hacerla caer. Z9-42 avanza hasta la posición y se prepara para dar un salto cargado aunque no tarda mucho detener el proceso, eso revelaría su verdadera identidad. Al final opta por tumbar la fruta con una piedra, una buena puntería la tiene cualquiera.
Problema solucionado.
Candau vuelve a imitar a Tarzán, tiene un aprecio impresionante por los árboles. Dedica sus esfuerzos en conseguir fruta de difícil acceso, un objetivo noble pero peligroso como descubre a continuación. En breve el arquero se precipita al suelo violentamente, sus cálculos fallaron en el peor momento.
¿Tu integridad se encuentra bien?
Fue una caída fea, la rama estaba muy alta. Muchas partes pueden haberse resentido con el golpe, eso en el mejor de los casos. Sorprendentemente dicho herido se levanta como si nada, un acto temerario pues tiene un daño en la pierna, no se puede engañar la mirada calculadora de un sintético.
Tu pierna está herida, ¿verdad?
El arquero entrega una pera a cada acompañante y sigue fingiendo normalidad, es duro. Luego emite comentarios sobre el siguiente paso a tomar, parece que la búsqueda de información está en la agenda. Irónicamente esto concuerda con el objetivo principal de Zero, la acumulación de experiencias.
Quiero lo que tú quieres… objetivos similares.
Es extraño conocer a un humano con ganas de aprender, suelen ser conformistas. Viven sus años inmersos en rutinas con una que otra actividad destacable ocasional, existencia común. Rápidamente otra cosa llama la atención del pequeño máquina, la edad relativa de Ashryn.
500 años es una edad impresionante.
Z9-42
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
Una risa divertida escapó de sus labios y por primera vez se permitió demostrarla a viva voz. El gesto del chico fue tan peculiar, que la ojiazul ni siquiera se esforzó en esconder la gracia que le causó. Parecía que comenzaba a sentirse cómoda con Candau y eso era algo que ni ella se esperaba, puesto que con Zero todo marchaba viento en popa, o al menos así lo veía la rubia. Empezó una lista mental de las ‘‘buenas peculiaridades’’ del cazador, pero hasta el momento solo podía atribuirle su excelente puntería; fuera de eso no había ni una sola virtud que la elfa pudiera admirar. Al menos había logrado controlarse y mantener así la tranquilidad que los rodeaba, considerando que llevaba un buen rato sin ceder a las provocaciones del joven y todo apuntaba a que seguiría de esa manera. No podía estar más equivocada. Apenas si se había resignado a no poder atrapar aquella manzana cuando Candau volvió a provocarla. ¡Al demonio con la paz! Ahora sí que no iba a dejar pasar su comentario.
— ¿Y tú ya pensaste en usar tu cerebro? Imagino que debe haber algo dentro de esa cabeza tan grande que tienes —Espetó con ironía, mirando al joven quien subía cada vez más sobre uno de los árboles. Nuevamente su humor cambió drásticamente cuando el pequeño Zero lanzó una piedra, tumbando la manzana que tanto había deseado comer—. Muchas gracias, Zero.
Dio un mordisco a la deliciosa fruta y por un momento olvido que estaba molesta con Candau, hasta que el sonido de una rama quebrándose y el posterior estruendo de una caída, captaron su atención. Esa caída debió doler lo suficiente como para no querer caminar; aunque debía darle crédito por seguir en pie luego de tal accidente. Aceptó la pera que el joven le ofrecía y lo guardó en su mochila, observándolo detenidamente. Ella no iba a interceder, no si él no se lo pedía, si acaso necesitaba ayuda debería solicitarla de la manera adecuada y no con sus bromas usuales. Los pensamientos de la rubia se vieron interrumpidos por la aclaración de los que sucedería a continuación. Sus mejillas se tiñeron de rojo y se sentó bajo el manzano con un gestó de indignación.
—Para tu información nací hace 17 años —sacó su libro de alquimia y trató de centrarse en su estudio—, pero en efecto tengo suficiente conocimiento como para saciar a tu mente curiosa. Claro que si vas a seguir molestándome con tus comentarios prejuiciosos, sarcásticos y mal intencionados, me guardaré todo lo que sé —le regaló una pequeña sonrisa al niño—. Soy tan joven como cualquier otro adolescente, Zero, que la falta de criterio de tu compañero no nuble tu extraordinario raciocinio.
Su instinto de sanadora la hizo soltar un suspiro resignado y a regañadientes se acercó de nuevo al joven. Seguramente iba a apartarla, le daría otro de sus comentarios estúpidos acerca de que ella era alguna especie de monstruo o simplemente se limitaría a hacerla sentir mal, como llevaba haciéndolo desde que lo conoció. Sabía todo eso y aun así no pudo reprimir su deseo de ayudarlo. Comenzó una plegaria en silencio e intentó mantener su mente concentrada y lejos de los comentarios del joven. Acercó sus manos a él y lo examinó con cierta desconfianza.
—No te dolerá —comenzó a sanar la pierna herida, poniendo su total atención al tratamiento de la misma. Se mordió el labio inferior, dándose a sí misma el valor necesario como para ignorar todo lo que Candau tuviese que decir y no dejarlos solos a él y a Zero en el bosque—. Pregunta y te responderé cada una de tus dudas…
Susurró con desanimo. Entre más pronto terminara con el trato más pronto desaparecería de la vida de aquellos dos. Solo esperaba que su paciencia fuese lo suficientemente duradera como para soportar al cazador.
— ¿Y tú ya pensaste en usar tu cerebro? Imagino que debe haber algo dentro de esa cabeza tan grande que tienes —Espetó con ironía, mirando al joven quien subía cada vez más sobre uno de los árboles. Nuevamente su humor cambió drásticamente cuando el pequeño Zero lanzó una piedra, tumbando la manzana que tanto había deseado comer—. Muchas gracias, Zero.
Dio un mordisco a la deliciosa fruta y por un momento olvido que estaba molesta con Candau, hasta que el sonido de una rama quebrándose y el posterior estruendo de una caída, captaron su atención. Esa caída debió doler lo suficiente como para no querer caminar; aunque debía darle crédito por seguir en pie luego de tal accidente. Aceptó la pera que el joven le ofrecía y lo guardó en su mochila, observándolo detenidamente. Ella no iba a interceder, no si él no se lo pedía, si acaso necesitaba ayuda debería solicitarla de la manera adecuada y no con sus bromas usuales. Los pensamientos de la rubia se vieron interrumpidos por la aclaración de los que sucedería a continuación. Sus mejillas se tiñeron de rojo y se sentó bajo el manzano con un gestó de indignación.
—Para tu información nací hace 17 años —sacó su libro de alquimia y trató de centrarse en su estudio—, pero en efecto tengo suficiente conocimiento como para saciar a tu mente curiosa. Claro que si vas a seguir molestándome con tus comentarios prejuiciosos, sarcásticos y mal intencionados, me guardaré todo lo que sé —le regaló una pequeña sonrisa al niño—. Soy tan joven como cualquier otro adolescente, Zero, que la falta de criterio de tu compañero no nuble tu extraordinario raciocinio.
Su instinto de sanadora la hizo soltar un suspiro resignado y a regañadientes se acercó de nuevo al joven. Seguramente iba a apartarla, le daría otro de sus comentarios estúpidos acerca de que ella era alguna especie de monstruo o simplemente se limitaría a hacerla sentir mal, como llevaba haciéndolo desde que lo conoció. Sabía todo eso y aun así no pudo reprimir su deseo de ayudarlo. Comenzó una plegaria en silencio e intentó mantener su mente concentrada y lejos de los comentarios del joven. Acercó sus manos a él y lo examinó con cierta desconfianza.
—No te dolerá —comenzó a sanar la pierna herida, poniendo su total atención al tratamiento de la misma. Se mordió el labio inferior, dándose a sí misma el valor necesario como para ignorar todo lo que Candau tuviese que decir y no dejarlos solos a él y a Zero en el bosque—. Pregunta y te responderé cada una de tus dudas…
Susurró con desanimo. Entre más pronto terminara con el trato más pronto desaparecería de la vida de aquellos dos. Solo esperaba que su paciencia fuese lo suficientemente duradera como para soportar al cazador.
Ashryn Elaynor
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
Por lo visto la chica se había tomado muy a pecho el comentario, debía recordar que su sensibilidad llegaba a unos niveles realmente extremos, podría culpar el hecho de que estar encerrada siempre en el bosque la volviese así, aunque no era muy cierto, yo solo desconfiaba de las personas pero no era un sentimentalista extremo como ella. Debía aprender a guardar la calma, un comportamiento así nunca era lo más apto... ahora que lo pensaba ¿Eran todos los elfos así? Quizá era culpa realmente del amor excesivo a las plantas una toxina que los convertía en seres tan frágiles socialmente.
El pequeño hizo múltiples preguntas de mi estado, claramente no le contestaría aun, primero necesitaba estar relajado en el suelo. Una vez cerca del césped podía estar calmado para responder, lo único que me lograba desestresar era algo filoso acariciándome los dedos, o bien, la calma que ofrecía un área verde. - Estoy bien Zero, solo fue una suave caída.- Lo único falso de aquello es que no había sido una suave caída... no había sido para nada suave. Al parecer el pequeño seguiría con nosotros otro rato mas, también le interesaba información de los elfos y eso era algo ciertamente positivo.
La elfa ahora se encontraba bajo un manzano, parecía molesta, ya se podía decir que era costumbre verla así, lo gracioso eran las cosas por las que estaba molesta. ¿Era necesario molestarse por colocarle más años de los adecuados? Aunque eso era típico en muchas mujeres, agrégale un par de años más y tendrás un ser iracundo intentando sacarte los ojos con sus propias manitos, por otro lado no me equivocaba con lo de su conocimiento, el único problema ahora es que su irritación no le permitiría compartirlos. - Hey tenemos un trato, además no es mi culpa que tu nivel de sensibilidad esté roto, cada cosa que digo te ofende. Eso claramente es odio.- Estaba claro, ella me quería con la cabeza enterrada en una estaca, puedo apostar tenía elfos escondidos preparados para abatirme.
En un momento se acerco por lo visto a tratar la herida, estaba claro que lo hacía de mala gana, no tenía idea de porque lo hacía aun así pero no necesitaba ayuda en aquel momento. - Ashryn, puedes dejarla tal como esta, mientras el hueso no se vea no significa problema alguno- Coloqué una mano en su brazo y la aparté lentamente, era una herida cualquiera y no necesitaba un tratamiento tan importante para una cosa tan mínima. - Te avisaré cuando realmente necesite ser tratado.- Me levanté con cuidado y di unos pasos cojeando a la rama rota, un bastón tampoco caería mal para el momento.
Revisé por donde estaría el trozo más frágil para romper y poder utilizar, lo que menos necesitaba en ese momento era más rabietas y reproches. Yo preguntaré después, que Zero comience a preguntar lo que más le interese.- Agité levemente la mano en el aire para quitarle algo de importancia a mis palabras y luego comencé a jalar lo que supuse sería el bastón perfecto.
El pequeño hizo múltiples preguntas de mi estado, claramente no le contestaría aun, primero necesitaba estar relajado en el suelo. Una vez cerca del césped podía estar calmado para responder, lo único que me lograba desestresar era algo filoso acariciándome los dedos, o bien, la calma que ofrecía un área verde. - Estoy bien Zero, solo fue una suave caída.- Lo único falso de aquello es que no había sido una suave caída... no había sido para nada suave. Al parecer el pequeño seguiría con nosotros otro rato mas, también le interesaba información de los elfos y eso era algo ciertamente positivo.
La elfa ahora se encontraba bajo un manzano, parecía molesta, ya se podía decir que era costumbre verla así, lo gracioso eran las cosas por las que estaba molesta. ¿Era necesario molestarse por colocarle más años de los adecuados? Aunque eso era típico en muchas mujeres, agrégale un par de años más y tendrás un ser iracundo intentando sacarte los ojos con sus propias manitos, por otro lado no me equivocaba con lo de su conocimiento, el único problema ahora es que su irritación no le permitiría compartirlos. - Hey tenemos un trato, además no es mi culpa que tu nivel de sensibilidad esté roto, cada cosa que digo te ofende. Eso claramente es odio.- Estaba claro, ella me quería con la cabeza enterrada en una estaca, puedo apostar tenía elfos escondidos preparados para abatirme.
En un momento se acerco por lo visto a tratar la herida, estaba claro que lo hacía de mala gana, no tenía idea de porque lo hacía aun así pero no necesitaba ayuda en aquel momento. - Ashryn, puedes dejarla tal como esta, mientras el hueso no se vea no significa problema alguno- Coloqué una mano en su brazo y la aparté lentamente, era una herida cualquiera y no necesitaba un tratamiento tan importante para una cosa tan mínima. - Te avisaré cuando realmente necesite ser tratado.- Me levanté con cuidado y di unos pasos cojeando a la rama rota, un bastón tampoco caería mal para el momento.
Revisé por donde estaría el trozo más frágil para romper y poder utilizar, lo que menos necesitaba en ese momento era más rabietas y reproches. Yo preguntaré después, que Zero comience a preguntar lo que más le interese.- Agité levemente la mano en el aire para quitarle algo de importancia a mis palabras y luego comencé a jalar lo que supuse sería el bastón perfecto.
Fredericksen
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
Por un momento hubo armonía... tristemente duro solo instantes. El típico conflicto entre los dos sujetos vuelve a aparecer, sin duda les gusta gritarse. Zero no puede evitar recordar algunos datos sobre las relaciones de pareja, individuos casados experimentan una existencia similar a la que se está desarrollando.
Candau dice que se encuentra bien pero el ojo clínico de Z9-42 sabe lo contrario, al final decide ahorrarse un diagnóstico. Los seres inteligentes son testarudos, cuando el paciente necesite ayuda la solicitara. Afortunadamente cuentan con una sanadora así que cualquier daño acumulativo debería ser insignificante… en teoría.
La elfa rectifica su edad real, al parecer la aproximación inicial estaba bastante errada. Resulta difícil tasar la edad de los elfos sin un estudio importante… o sin su colaboración. Viven mucho tiempo y gran cantidad de este permanecen jóvenes, son la envidia de muchas especies más fugaces.
Lamento el error, no volverá a pasar.
Al final el explorador detiene un pequeño intento mágico de curación por parte de Ashryn, sin duda es bastante difícil. No existe lógica en prolongar el sufrimiento con medios disponibles para curar una herida, los orgánicos son seres muy extraños y es difícil entenderles del todo.
Tienen comida y un buen lugar para pasar el tiempo, naturalmente es hora de conversar. Candau saca un punto interesante, interrogar a la mujer sobre su cultura. Afortunadamente esta última parece dispuesta, eso garantiza datos de primera mano sin distorsión. Zero rebusca entre varias interrogantes posibles hasta que encuentra una viable, sin vacilar la expresa.
¿Es cierto que tu gente mantiene una relación fuerte con la naturaleza?
Es un tema que le causa interés por obvias razones, la comunión natural no es algo especialmente importante para las inteligencias bios. Como creaciones humanas los sintéticos ven cualquier recurso como una fuente de materia prima, nunca extraen más de lo necesario pero sus proyectos tienden a ser ambiciosos.
Los elfos son una especie única por la buena relación que mantienen con su entorno, algo que no se repite demasiado en las costumbres de aerandir o incluso la tierra. Esa armonía resulta original y curiosa, un buen tema de estudio. Quizás dicha filosofía pueda ser trasmitida a otras especies, eso permitiría un crecimiento poco invasivo de las razas.
Candau dice que se encuentra bien pero el ojo clínico de Z9-42 sabe lo contrario, al final decide ahorrarse un diagnóstico. Los seres inteligentes son testarudos, cuando el paciente necesite ayuda la solicitara. Afortunadamente cuentan con una sanadora así que cualquier daño acumulativo debería ser insignificante… en teoría.
La elfa rectifica su edad real, al parecer la aproximación inicial estaba bastante errada. Resulta difícil tasar la edad de los elfos sin un estudio importante… o sin su colaboración. Viven mucho tiempo y gran cantidad de este permanecen jóvenes, son la envidia de muchas especies más fugaces.
Lamento el error, no volverá a pasar.
Al final el explorador detiene un pequeño intento mágico de curación por parte de Ashryn, sin duda es bastante difícil. No existe lógica en prolongar el sufrimiento con medios disponibles para curar una herida, los orgánicos son seres muy extraños y es difícil entenderles del todo.
Tienen comida y un buen lugar para pasar el tiempo, naturalmente es hora de conversar. Candau saca un punto interesante, interrogar a la mujer sobre su cultura. Afortunadamente esta última parece dispuesta, eso garantiza datos de primera mano sin distorsión. Zero rebusca entre varias interrogantes posibles hasta que encuentra una viable, sin vacilar la expresa.
¿Es cierto que tu gente mantiene una relación fuerte con la naturaleza?
Es un tema que le causa interés por obvias razones, la comunión natural no es algo especialmente importante para las inteligencias bios. Como creaciones humanas los sintéticos ven cualquier recurso como una fuente de materia prima, nunca extraen más de lo necesario pero sus proyectos tienden a ser ambiciosos.
Los elfos son una especie única por la buena relación que mantienen con su entorno, algo que no se repite demasiado en las costumbres de aerandir o incluso la tierra. Esa armonía resulta original y curiosa, un buen tema de estudio. Quizás dicha filosofía pueda ser trasmitida a otras especies, eso permitiría un crecimiento poco invasivo de las razas.
Z9-42
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
Miró al joven con cierta sorpresa; ya había anticipado su reacción, pero eso no evitó que la tomara por sorpresa. Se mantuvo en silencio durante un rato, puesto que no quería iniciar otra batalla verbal con el cazador y terminar incomodando el ambiente. Lo vio levantarse con dificultad y cojear, y aun así el muy testarudo no le pedía su ayuda. Realmente no lograba comprenderlo y eso la sacaba de quicio. Analizó las palabras que le había dirigido anteriormente y trató de asimilarlas. ¿Odio? Ella no lo odiaba, admitía que no le agradaba, pero odiar era llegar a extremos muy grandes y la ojiazul no era de esa clase de personas. Era infantil, no lo iba a negar, y estaba involucrada en la batalla campal que ambos sostenían, no obstante su malhumor para con el muchacho no era más que una irritación a sus comentarios sin sentido.
—No te odio, Candau —le habló con seriedad—. Tiendes a hacer comentarios que harían sentir mal a cualquiera, pero admito que yo también he hecho lo mismo contigo —miró el césped, buscando algo en que centrar su atención—. Lamento haberme enfadado contigo…no fue tu culpa mi molestia y que quisiera cazar es natural para los humanos, solamente buscaba a alguien con quien desquitar mi coraje —le costaba trabajo admitirlo, tanto que ni siquiera se percató que había bajado la mirada—. De verdad lo siento… —esta vez se dirigió a su pequeño amigo—. No te preocupes, Zero, disculpa no haberte brindado un lindo día de campo por estas peleas sin sentido.
No escondió su asombro cuando el cazador le cedió su interrogatorio al niño. Ashryn esperaba que él hiciera sus preguntas y de ese modo pudiese irse a casa, pero aquello sí que la tomó por sorpresa. Escuchó con atención la pregunta de Zero y sonrió de manera cálida; era la primera vez que ella podría hablar acerca de su gente y sus costumbres y eso la emocionaba de alguna manera. Levantó la vista y se llevó el dedo índice al mentón, organizando sus ideas, buscando la manera adecuada de comenzar a responder a la interrogante del pequeño. Supuso que lo mejor sería explicarles de la misma forma en que su padre lo hacía con ella y con Allen, ellos parecían ser bastante perspicaces e inteligentes, no había motivo alguno para que ella se fuera con rodeos.
—Así es —tomó asiento cómodamente y los observó—. Al ser capaces de sentir y controlar la magia de la luz, los elfos nos vemos ligados a la naturaleza y a sus elementos. Tratamos a la madre tierra con respeto y la veneramos sobremanera. Cada criatura es valiosa y la vida es preciosa a nuestros ojos; desde que llegamos al bosque hemos procurado cuidar nuestro territorio y consagramos nuestras vidas a vincularnos con la energía que nos rodea —señaló uno de los árboles y bajó un poco la voz—. El clan Elaynor destina su religión especialmente en la diosa Imbar, la creadora de toda la vida en la tierra, pero en todo el bosque no encontraran un solo elfo que no aprecie la naturaleza —les sonrió—. ¿Qué más?
Esperaba no haberlos aburrido demasiado con su monologo y aguardó pacientemente a que prosiguieran con su interrogatorio. De alguna manera tendría que aguantar los comentarios del cazador, solo esperaba tener la paciencia suficiente como para no volver a responderle con alguna ironía, pues sus disculpas anteriores habían sido sinceras y esperaba dejar en claro con eso que su forma de ser normalmente no se limitaba a desquitarse con los demás. Claro que luego de un buen rato peleando con el cazador no esperaba que le creyeran de buenas a primeras.
—No te odio, Candau —le habló con seriedad—. Tiendes a hacer comentarios que harían sentir mal a cualquiera, pero admito que yo también he hecho lo mismo contigo —miró el césped, buscando algo en que centrar su atención—. Lamento haberme enfadado contigo…no fue tu culpa mi molestia y que quisiera cazar es natural para los humanos, solamente buscaba a alguien con quien desquitar mi coraje —le costaba trabajo admitirlo, tanto que ni siquiera se percató que había bajado la mirada—. De verdad lo siento… —esta vez se dirigió a su pequeño amigo—. No te preocupes, Zero, disculpa no haberte brindado un lindo día de campo por estas peleas sin sentido.
No escondió su asombro cuando el cazador le cedió su interrogatorio al niño. Ashryn esperaba que él hiciera sus preguntas y de ese modo pudiese irse a casa, pero aquello sí que la tomó por sorpresa. Escuchó con atención la pregunta de Zero y sonrió de manera cálida; era la primera vez que ella podría hablar acerca de su gente y sus costumbres y eso la emocionaba de alguna manera. Levantó la vista y se llevó el dedo índice al mentón, organizando sus ideas, buscando la manera adecuada de comenzar a responder a la interrogante del pequeño. Supuso que lo mejor sería explicarles de la misma forma en que su padre lo hacía con ella y con Allen, ellos parecían ser bastante perspicaces e inteligentes, no había motivo alguno para que ella se fuera con rodeos.
—Así es —tomó asiento cómodamente y los observó—. Al ser capaces de sentir y controlar la magia de la luz, los elfos nos vemos ligados a la naturaleza y a sus elementos. Tratamos a la madre tierra con respeto y la veneramos sobremanera. Cada criatura es valiosa y la vida es preciosa a nuestros ojos; desde que llegamos al bosque hemos procurado cuidar nuestro territorio y consagramos nuestras vidas a vincularnos con la energía que nos rodea —señaló uno de los árboles y bajó un poco la voz—. El clan Elaynor destina su religión especialmente en la diosa Imbar, la creadora de toda la vida en la tierra, pero en todo el bosque no encontraran un solo elfo que no aprecie la naturaleza —les sonrió—. ¿Qué más?
Esperaba no haberlos aburrido demasiado con su monologo y aguardó pacientemente a que prosiguieran con su interrogatorio. De alguna manera tendría que aguantar los comentarios del cazador, solo esperaba tener la paciencia suficiente como para no volver a responderle con alguna ironía, pues sus disculpas anteriores habían sido sinceras y esperaba dejar en claro con eso que su forma de ser normalmente no se limitaba a desquitarse con los demás. Claro que luego de un buen rato peleando con el cazador no esperaba que le creyeran de buenas a primeras.
Ashryn Elaynor
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Re: Busqueda bajo las hojas [Interpretativo][Libre][Cerrado]
Al parecer la joven tenía algo que responder a mi comentario de su modo de ser, esperaba otra queja seguida por un "Pues tu madre lo será mucho más" , pero para nada me esperaba lo que dijo, tuve que girarme un poco para ver a la elfa ¿Estaba realmente hablando en serio? Debía de ser una broma, seguramente planeaba engañarme para luego realizar el movimiento fatal... no, está vez si parecía hablar en serio, no sabía que decir, ¿Debía también ofrecerle una disculpa por mis palabras? No, eso sería de una manera u otra aceptar la derrota verbal también, quizá solo debería ser más amable con la joven, el problema es que ya me estaba esforzando todo lo posible por serlo. - No te preocupes Ashryn, todos cometemos errores.- Si, aquello también me incluía, pero no pensaba revelarlo a los 4 vientos. - Quizá debas encontrar otra cosa a la cual gritarle para desahogarte, como por ejemplo a uno de tus amigos árboles.- Suspiré y me incliné de hombros, como de costumbre mis palabras no ayudaban mucho. - Supongo que también debo pedir disculpas, no es mi culpa ofender con cada cosa que digo... creo, pero así es mi forma de ser.- Aquello debía bastar, había hecho ya todo lo posible y dudaba alcanzar ser más agradable que eso.
El chico no dudo en hacer su pregunta, algo que resultaría ciertamente obvio al ver la actitud que había tenido la elfa con todas las cosas del bosque, aunque seguramente el pensaba que era mejor asegurar que arriesgar, continué jalando el trozo de rama que sería mi futuro bastón mientras la elfa tomaba asiento, creí que la respuesta sería solamente el "así es" ,pero no, iban a ser una de esas respuestas donde recitan hasta el modo de caminar.
Por mi parte conocía casi todas esas cosas, lo único que nunca logré entender a la perfección fue la magia de luz, tampoco fue que lo viese mucho tiempo o que me hubiesen dado una lección intensiva acerca de aquella, así que supuse que una de mis preguntas debía ser acerca de la magia de luz. Después de todo aquello había información de más, no pedida pero útil después de todo, no sabía si el joven estuviese familiarizado con los dioses elficos aunque tampoco era tan difícil, por mi parte era algo que conocía muy bien por culpa de Gillian " Si quieres considerarte alguien debes creer en algo" y de esa manera fue como me obligo a creer en dioses, tanto elficos como humanos, lo único bueno es que me dejo a mi merced a cual ser más fiel. - Esto lo digo con el menor sentido de ofender, prefiero a Anar, es algo más sensato aunque solo tenga cierto tiempo para su presencia... y no dejo que otras pequeñas cosas salieran de sus entrañas, eso debió sentirse raro.- Realmente tenía 4 años sin hablar de las deidades elficas, quizá un poco más, se sentía raro tocar aquel tema.
Supuse que sería momento para realizar mi pregunta, tenía varias dudas y no planeaba soltar una sola e irme, pero lo mas apto era ir poco a poco. Mientras pensaba, la rama que tanto llevaba jalando por fin cedió, di un traspié por culpa de la des concentración, por poco casi me caigo al suelo junto a mi nuevo bastón improvisado pero mi reflejo de cojo fue mucho mejo de lo que esperaba. Una vez con mi nuevo apoyo en manos caminé con cuidado en dirección al pequeño y la elfa. - Ahora solo preguntaré dos cosas que mencionaste, ¿Que hace la magia de luz? Y ¿Que rayos es un clan?.- Lo segundo era de lo que más tenía curiosidad ya que nunca había escuchado de aquello.
Le coloqué la mano en el hombro al pequeño mirándolo con curiosidad, también necesitaba estar seguro si el había estado conforme con la respuesta que había recibido, lo peor era preguntar algo y no quedar totalmente claro con lo que necesitaba. - Zero ¿Tienes algo más que preguntar? No tengas miedo en soltar las dudas, para eso estamos aquí
El chico no dudo en hacer su pregunta, algo que resultaría ciertamente obvio al ver la actitud que había tenido la elfa con todas las cosas del bosque, aunque seguramente el pensaba que era mejor asegurar que arriesgar, continué jalando el trozo de rama que sería mi futuro bastón mientras la elfa tomaba asiento, creí que la respuesta sería solamente el "así es" ,pero no, iban a ser una de esas respuestas donde recitan hasta el modo de caminar.
Por mi parte conocía casi todas esas cosas, lo único que nunca logré entender a la perfección fue la magia de luz, tampoco fue que lo viese mucho tiempo o que me hubiesen dado una lección intensiva acerca de aquella, así que supuse que una de mis preguntas debía ser acerca de la magia de luz. Después de todo aquello había información de más, no pedida pero útil después de todo, no sabía si el joven estuviese familiarizado con los dioses elficos aunque tampoco era tan difícil, por mi parte era algo que conocía muy bien por culpa de Gillian " Si quieres considerarte alguien debes creer en algo" y de esa manera fue como me obligo a creer en dioses, tanto elficos como humanos, lo único bueno es que me dejo a mi merced a cual ser más fiel. - Esto lo digo con el menor sentido de ofender, prefiero a Anar, es algo más sensato aunque solo tenga cierto tiempo para su presencia... y no dejo que otras pequeñas cosas salieran de sus entrañas, eso debió sentirse raro.- Realmente tenía 4 años sin hablar de las deidades elficas, quizá un poco más, se sentía raro tocar aquel tema.
Supuse que sería momento para realizar mi pregunta, tenía varias dudas y no planeaba soltar una sola e irme, pero lo mas apto era ir poco a poco. Mientras pensaba, la rama que tanto llevaba jalando por fin cedió, di un traspié por culpa de la des concentración, por poco casi me caigo al suelo junto a mi nuevo bastón improvisado pero mi reflejo de cojo fue mucho mejo de lo que esperaba. Una vez con mi nuevo apoyo en manos caminé con cuidado en dirección al pequeño y la elfa. - Ahora solo preguntaré dos cosas que mencionaste, ¿Que hace la magia de luz? Y ¿Que rayos es un clan?.- Lo segundo era de lo que más tenía curiosidad ya que nunca había escuchado de aquello.
Le coloqué la mano en el hombro al pequeño mirándolo con curiosidad, también necesitaba estar seguro si el había estado conforme con la respuesta que había recibido, lo peor era preguntar algo y no quedar totalmente claro con lo que necesitaba. - Zero ¿Tienes algo más que preguntar? No tengas miedo en soltar las dudas, para eso estamos aquí
Fredericksen
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