¿Amigo o enemigo? Parte I [Privado][Cerrado]
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¿Amigo o enemigo? Parte I [Privado][Cerrado]
“¿Quién lo diría? Un año eres la peste que todas las ciudades quieren eliminar a como dé lugar. Y al año siguiente te invitan a una cena de gala” pensaba el estafador con sarcasmo mientras veía pasar a los invitados de la fiesta. La ironía del asunto era tan evidente que Matthew tenía que hacer un gran esfuerzo por no comenzar a reír a carcajadas en medio de la fiesta.
La celebración era un cumpleaños... O en conmemoración de alguna fecha... O quizás una boda, Owens no le había prestado mucha atención a los detalles, le daba exactamente lo mismo lo que ese montón de remilgados estuvieran celebrando. Sólo estaba allí porque Lazid no había querido ir y habían enviado una invitación para que un representante de Ciudad Lagarto fuera: Y allí estaba el Virrey para cubrir el espacio.
“Un florero tendría casi la misma utilidad” se reía con la idea de poner un muñeco pintado que dijera Matthew Owens en algún rincón de la sala e irse a la cocina, de seguro los sirvientes se estaban divirtiendo mucho más que todos esos estirados. Aún así mantenía su sonrisa encantadora y saludaba con absoluta educación a cada uno de los invitados que se acercaba para hablar.
Quizás lo único que lo mantenía más o menos entretenido es que el Virrey de una ciudad de bandidos se presentaba como un elemento exótico entre tantos invitados pertenecientes a las más altas castas de Verisar. Así que no faltaron las parejas, los Señores y las Damas que se acercaron a entablar charlas triviales así sea sólo por poder decir que habían hablado con el famoso bandido que gobernaba en Ciudad Lagarto.
-Jajaja, me halaga - Se reía con absoluta falsedad Matt ante un grupo de damas que habían hecho algún comentario sobre su buen gusto en ropa y lo atractivos que eran los hombres misteriosos como él. El coro de risas acompañó a la mentira generalizada, y de esa manera se mantenía el statu quo.
-Dinos más sobre tu ciudad -
-¿Es cierto que trabajan junto con los Bios? -
-¿Tienen asesinos peligrosos? -
Para las damas de la corte todo eso era solo una diversión, personas que habían nacido en cuna de oro y jamás habían sufrido una sola necesidad escuchaban hablar sobre una ciudad muy lejana donde el delito, el alcohol, las drogas y el sexo eran cosa de todos los días. Matthew no era más que un objeto extravagante para ellas, un animal raro traído de tierras lejanas para su entretenimiento.
Mientras las mujeres seguían y seguían hablando Owens se perdió con la mirada en el entorno, era una posición que parecía ser distraída, pero en realidad era una atención flotante o selectiva. Demasiados años entrando a ese tipo de sitios como “persona no invitada” le habían dado la capacidad de observar alrededor con otro tipo de sensibilidad.
Por ejemplo, podía sentir la mirada de Alward Sevna clavada en su nuca... Aunque no era el único que lo vigilaba.
La celebración era un cumpleaños... O en conmemoración de alguna fecha... O quizás una boda, Owens no le había prestado mucha atención a los detalles, le daba exactamente lo mismo lo que ese montón de remilgados estuvieran celebrando. Sólo estaba allí porque Lazid no había querido ir y habían enviado una invitación para que un representante de Ciudad Lagarto fuera: Y allí estaba el Virrey para cubrir el espacio.
“Un florero tendría casi la misma utilidad” se reía con la idea de poner un muñeco pintado que dijera Matthew Owens en algún rincón de la sala e irse a la cocina, de seguro los sirvientes se estaban divirtiendo mucho más que todos esos estirados. Aún así mantenía su sonrisa encantadora y saludaba con absoluta educación a cada uno de los invitados que se acercaba para hablar.
Quizás lo único que lo mantenía más o menos entretenido es que el Virrey de una ciudad de bandidos se presentaba como un elemento exótico entre tantos invitados pertenecientes a las más altas castas de Verisar. Así que no faltaron las parejas, los Señores y las Damas que se acercaron a entablar charlas triviales así sea sólo por poder decir que habían hablado con el famoso bandido que gobernaba en Ciudad Lagarto.
-Jajaja, me halaga - Se reía con absoluta falsedad Matt ante un grupo de damas que habían hecho algún comentario sobre su buen gusto en ropa y lo atractivos que eran los hombres misteriosos como él. El coro de risas acompañó a la mentira generalizada, y de esa manera se mantenía el statu quo.
-Dinos más sobre tu ciudad -
-¿Es cierto que trabajan junto con los Bios? -
-¿Tienen asesinos peligrosos? -
Para las damas de la corte todo eso era solo una diversión, personas que habían nacido en cuna de oro y jamás habían sufrido una sola necesidad escuchaban hablar sobre una ciudad muy lejana donde el delito, el alcohol, las drogas y el sexo eran cosa de todos los días. Matthew no era más que un objeto extravagante para ellas, un animal raro traído de tierras lejanas para su entretenimiento.
Mientras las mujeres seguían y seguían hablando Owens se perdió con la mirada en el entorno, era una posición que parecía ser distraída, pero en realidad era una atención flotante o selectiva. Demasiados años entrando a ese tipo de sitios como “persona no invitada” le habían dado la capacidad de observar alrededor con otro tipo de sensibilidad.
Por ejemplo, podía sentir la mirada de Alward Sevna clavada en su nuca... Aunque no era el único que lo vigilaba.
Última edición por Matthew Owens el Lun Dic 16, 2019 11:10 am, editado 1 vez
Matthew Owens
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Re: ¿Amigo o enemigo? Parte I [Privado][Cerrado]
"Mierda, Matthew Owens", fue lo que Alward pensó nada más que, por accidente, cruzó miradas con el virrey de Ciudad Lagarto. Rápidamente, la apartó. Por suerte, habría tanta gente y estaría tan ocupado que este no se acercaría.
-...y este es Alward Sevna, el héroe que salvó Lunargenta.
El castaño abrió los ojos ante la exageración de su capitán para con un grupo de hombres bien vestidos que jamás había visto en su vida, como la mayoría de personas que concurrían la fiesta.
-Vaya, increíble-Dijo uno de ellos que portaba una pomposa capa y sombrero de copa
-Maravilloso, el chico tiene hasta un noble porte-Alzó su copa de vino dando su beneplácito
-¿De dónde sois, joven?
-...-Estaba avergonzado, a la vez que adulado. Le gustaba esa sensación, decir lo contrario sería un engaño-...s-soy de Alosa, una humilde aldea colindante con Lunargenta...-Respondió con una voz quebrada por la vergüenza
-Humilde de nacimiento, pero con grandes aspiraciones, me gusta-Asintió el hombre con el sombrero de copa
-Así que no tiene una alta alcurnia...-Mencionó a modo de juez-Sorprendente-Dijo, casi mofándose-Supongo que un lugar así debe ser todo un descubrimiento, ¿Verdad?
Lo era. Pero a Alward no le había gustado ese tono, restándole valor tan solo por su lugar y familia de nacimiento.
-A pesar de eso, es de mis mejores hombres-Miró brevemente al castaño y le guiñó un ojo, tratando de apoyarle-Un guerrero al que le confiaría mi vida; un héroe
-Me aduláis demasiado, capitán-Sonrió, incómodo
-Por supuesto. La señora Matsushita solo invita a sus fiestas a gente con la que merece la pena estar.-Le lanzó una mirada al Sevna un poco inquietante. No se podría deducir si sus palabras eran sinceras, un elogio o escondían veneno. Alward no solía frecuentar esos ambientes, así que no estaba experimentado en nada de eso
-¡Eh, Eliza, quiero presentarte a alguien!-Llamó a su hija, la cual estaba cerca, hablando precisamente con Matthew Owens-¡Un héroe!
Esta, junto a sus demás amigas que rodeaban al virrey de Ciudad Lagarto como si de un premio de reluciente oro se tratara, se acercaron como insectos a la luz. Más personas se acercaron, sin duda lo de "héroe" había despertado expectación. De pronto, el moreno se quedó casi a solas.
Alward, tras este hecho, quedó aún más avergonzado, queriendo y deseando por todos los medios que el suelo le tragara, que hubiera un hoyo de tierra en algún sitio donde poder meterse, lejos de toda aquella expectación levantada.
Empezaron a lanzarle preguntas triviales; cómo era su familia, a qué se dedicaba antes de alistarse a la Guardia (obviamente vetó lo de ser mercenario, a nadie le gustaban los mercenarios), cómo había cambiado su vida desde lo de Lunargenta, e incluso le pidieron explicar con detalles alguna de las batallas que había tenido que librar contra los vampiros que casi amenazaron con exterminar el reino de Verisar. No le dio tiempo a responder ninguna, se sintió saturado.
Necesitaba aire fresco.
-...Y-yo... Eh... Tengo que atender unos asuntos en el jardín...-Con su sonrisa más mecánica, falsa e incómoda, se retiró lo más elegantemente que pudo.
La ropa le estaba apretaba, e incluso le rozaba por la zona de la ingle. Seguramente a la mañana siguiente estaría escocido. Además, estar enfundado en un traje elegante y nobiliario daba mucha calor y no permitía comodidad alguna.
Al salir al jardín pudo notar de primeras que había mucha menos gente, y era un espacio mucho mayor. Además, el aire fresco se agradecía. Habían muchos setos decorados para la ocasión, y la vegetación milimétricamente colocada para dar sensación de bienestar y decoración exquisita lo hacía sentirse bien, aunque... Seguía sin estar todo lo cómodo que le gustaría.
Se desabrochó unos inútiles botones que, por algún motivo cerraban las mangas y le oprimían la muñeca. Fue una nimiedad, pero quitarse eso se sintió como una liberación placentera. Busco un banco solitario y procedió a sentarse. Luego, suspiró.
-...Este no es mi sitio-Murmuró-Ojalá Sasha estuviera aquí
-...y este es Alward Sevna, el héroe que salvó Lunargenta.
El castaño abrió los ojos ante la exageración de su capitán para con un grupo de hombres bien vestidos que jamás había visto en su vida, como la mayoría de personas que concurrían la fiesta.
-Vaya, increíble-Dijo uno de ellos que portaba una pomposa capa y sombrero de copa
-Maravilloso, el chico tiene hasta un noble porte-Alzó su copa de vino dando su beneplácito
-¿De dónde sois, joven?
-...-Estaba avergonzado, a la vez que adulado. Le gustaba esa sensación, decir lo contrario sería un engaño-...s-soy de Alosa, una humilde aldea colindante con Lunargenta...-Respondió con una voz quebrada por la vergüenza
-Humilde de nacimiento, pero con grandes aspiraciones, me gusta-Asintió el hombre con el sombrero de copa
-Así que no tiene una alta alcurnia...-Mencionó a modo de juez-Sorprendente-Dijo, casi mofándose-Supongo que un lugar así debe ser todo un descubrimiento, ¿Verdad?
Lo era. Pero a Alward no le había gustado ese tono, restándole valor tan solo por su lugar y familia de nacimiento.
-A pesar de eso, es de mis mejores hombres-Miró brevemente al castaño y le guiñó un ojo, tratando de apoyarle-Un guerrero al que le confiaría mi vida; un héroe
-Me aduláis demasiado, capitán-Sonrió, incómodo
-Por supuesto. La señora Matsushita solo invita a sus fiestas a gente con la que merece la pena estar.-Le lanzó una mirada al Sevna un poco inquietante. No se podría deducir si sus palabras eran sinceras, un elogio o escondían veneno. Alward no solía frecuentar esos ambientes, así que no estaba experimentado en nada de eso
-¡Eh, Eliza, quiero presentarte a alguien!-Llamó a su hija, la cual estaba cerca, hablando precisamente con Matthew Owens-¡Un héroe!
Esta, junto a sus demás amigas que rodeaban al virrey de Ciudad Lagarto como si de un premio de reluciente oro se tratara, se acercaron como insectos a la luz. Más personas se acercaron, sin duda lo de "héroe" había despertado expectación. De pronto, el moreno se quedó casi a solas.
Alward, tras este hecho, quedó aún más avergonzado, queriendo y deseando por todos los medios que el suelo le tragara, que hubiera un hoyo de tierra en algún sitio donde poder meterse, lejos de toda aquella expectación levantada.
Empezaron a lanzarle preguntas triviales; cómo era su familia, a qué se dedicaba antes de alistarse a la Guardia (obviamente vetó lo de ser mercenario, a nadie le gustaban los mercenarios), cómo había cambiado su vida desde lo de Lunargenta, e incluso le pidieron explicar con detalles alguna de las batallas que había tenido que librar contra los vampiros que casi amenazaron con exterminar el reino de Verisar. No le dio tiempo a responder ninguna, se sintió saturado.
Necesitaba aire fresco.
-...Y-yo... Eh... Tengo que atender unos asuntos en el jardín...-Con su sonrisa más mecánica, falsa e incómoda, se retiró lo más elegantemente que pudo.
La ropa le estaba apretaba, e incluso le rozaba por la zona de la ingle. Seguramente a la mañana siguiente estaría escocido. Además, estar enfundado en un traje elegante y nobiliario daba mucha calor y no permitía comodidad alguna.
Al salir al jardín pudo notar de primeras que había mucha menos gente, y era un espacio mucho mayor. Además, el aire fresco se agradecía. Habían muchos setos decorados para la ocasión, y la vegetación milimétricamente colocada para dar sensación de bienestar y decoración exquisita lo hacía sentirse bien, aunque... Seguía sin estar todo lo cómodo que le gustaría.
Se desabrochó unos inútiles botones que, por algún motivo cerraban las mangas y le oprimían la muñeca. Fue una nimiedad, pero quitarse eso se sintió como una liberación placentera. Busco un banco solitario y procedió a sentarse. Luego, suspiró.
-...Este no es mi sitio-Murmuró-Ojalá Sasha estuviera aquí
Alward Sevna
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Re: ¿Amigo o enemigo? Parte I [Privado][Cerrado]
Sí Alward no quería verlo, entonces Matt tenía mucho interés en encontrarlo.
“Caprichoso” era una palabra que se ajustaba bastante bien al perfil de Owens, pero también es que lo veía como una alternativa para salir de aquellas tediosas charlas que no llevaban a ningún lado. Los torpes intentos del Sevna por evitarlo se volvieron como un juego del gato y el ratón para el Virrey, juego del que Alward se salvó sólo porque un superior suyo lo rescató justo a tiempo para llevarlo a otra trampa.
El gesto de incomodidad del Guardia era sumamente gracioso, Matthew se quedó un poco al margen del gentío y observó divertido como la cara de Alward iba pasando por distintos colores y expresiones. El campesino estaba como pez fuera del agua, no sabía cómo moverse en ese ambiente, ni cómo tratar con gente así, y para colmo acababan de ponerlo en el centro del revuelo.
Owens aplaudió junto a todo el resto, e incluso agregó algún que otro “¡Bravo! ¡Maravilloso! ¡Que viva el héroe!” claro que lo decía medio atragantándose con su propia risa, pero entre tanto jolgorio nadie lo notaría. Así como tampoco notaron cuando el supuesto celebrado se escabullía por un costado del salón para poder ir hacía los jardines. Matthew sí lo notó, y ya que la persona que lo estaba vigilando no parecía que fuera a rendirse en lo inmediato, al menos podía darle algo interesante para ver.
Con amabilidad y diplomacia se disculpó ante las personas que aún lo rodeaban, dio alguna excusa ligera y se retiró de la conversación. Al pasar junto a las mesas dejó su copa vacía y agarró otras dos llenas, con paso alegre fue hacía el Guardia que con cara de consternación se perdía en sus pensamientos en el jardín de la residencia.
-¡Que viva el Héroe de Aerandir! - Dijo en evidente tono burlón, levantando ambas copas de vino para luego ofrecerle una - ¿No crees que es curioso el modo en que se dan las cosas? Ambos tenemos orígenes similares, ambos tenemos por oficio el matar gente, pero tu eres un héroe y yo el Virrey de los bandidos - Con mucha delicadeza se sentó junto a Alward, se cruzó de piernas y se acercó hasta quedar hombro con hombro - Estoy seguro que incluso tu sencilla mente puede ver la ironía que esconde todo este asunto -
Lo miraba a los ojos y sonreía de forma burlona, la fiesta parecía estar muy lejos dentro del salón, entre el jolgorio y las charlas irrelevantes. Aparentemente nadie, o casi nadie, había notado que los dos hombres habían escapado de la multitud, y a medida que la luz del sol desapareciera ya siquiera podrían verlos entre los rosales del jardín.
-No pongas esa cara, no vengo a hacerte daño, solo busco el tener una agradable conversación con mi viejo amigo Alward - Apoyó el codo en la pierna y la cabeza en la palma de la mano, mirando de lado al Guardia - ¿Cómo está Oromë? ¿Siguen... ? - Hizo un gesto obsceno que dejaba en claro el tipo de cosas que la dragona y el humano hacían - Tengo que admitir que siento admiración por ti, mi querido amigo, era un hueso duro de roer y sin embargo lo lograste ¿Cual fue el truco? ¿Qué fue lo que le prometiste? - Matthew sabía que el Sevna era un muchacho sincero, pero también conocía lo que era ser joven y dejarse llevar por la pasión, en ese tipo de situaciones hasta el más honrado de los caballeros prometía todo tipo de idioteces.
Matthew Owens
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Re: ¿Amigo o enemigo? Parte I [Privado][Cerrado]
No le extrañaba que tarde o temprano se acabaría topando con Matthew Owens. Tampoco era una sorpresa que fuese el propio virrey el que fuese en busca del caballero.
Le lanzó una mirada indiferente tras sus palabras llenas de puro veneno. Obviamente, no las decía con nada de sinceridad. Pero, de todas formas, era la única persona que conocía allí, y sabía que si le seguía el juego podría ser una distracción que hiciera llevar mucho más liviana sus estancia allí.
Aceptó la copa de vino.
-...No soy ningún héroe-Dijo con un tono sombrío.
Esa palabra nada más que le había traído problemas desde que así empezaron a llamarlo. Desde la casi destrucción de su hogar natal, a la de su hogar en Lunargenta, o al menos el que así había considerado tanto años. En la mitad de esos dos sucesos, habían pasado una serie de cosas que no ayudaba en nada a tener la consideración de "héroe". Ni siquiera el haber cumplido su sueño era algo que pudiera paliar la situación en la que se había visto envuelto.
Con todos esos pensamientos arremolinándose en su cabeza, dio un par de sorbos al vino, queriendo así endulzar un poco su mente.
-Tú y yo no somos iguales, Matthew-Dijo con la vista puesta en un punto perdido al frente, un tono educado, pero que comprendía indiferencia-Yo, cuando tengo que matar, es porque no me dejan otra alternativa...-Reposicionó sus pies para recolocarse en el banco.
Matthew le preguntó por Oromë. El condenado sabía pinchar donde realmente dolía. Alward simplemente suspiró.
-Me ayudó a llegar a Dundarak. Desde ahí, no he vuelto a saber nada de ella...-Dio otro sorbo a su copa-...tengo la sensación de que cada vez que alguien se acerca a mí, acaba mal...-Estableció contacto visual con el moreno, intentando encontrar un consuelo donde era evidente que no debía buscarlo, pero era lo único que podía tener aquella noche-¿Nunca has perdido a nadie?-Le preguntó-¿Nunca has sentido la agonía que es el perder una vida entre tus brazos, sabiendo que quizás podrías haber estado ahí para evitarlo?-Dio otro sorbo y se encogió de hombros-...pero tú qué vas a saber. Dudo que nadie te importe más allá de tu propia persona
Rió, con sarcasmo. Tomó un último sorbo a la copa de vino para acabarla.
-Mírame. Solo. Buscando consuelo en alguien que disfruta con mi sufrimiento...-Dejó la copa en el suelo-...soy patético-Murmuró en un suspiro.
De pronto, pudieron escucharse trompetas sonar dentro del edificio del que minutos antes había salido.
Se puso en pie, mirando hacia el lugar. Desde los grandes ventanales podía ver que la gente estaba expectante por algo.
-Quizás deberíamos volver...
Una vez que los dos hombres volvieron al interior del recibidor. Vieron que, de unas escaleras, bajaban una pareja de un hombre y una mujer muy elegantemente vestidos, casi más que el resto de invitados. Alward dedujo que debían de tratarse de los dueños de aquel recinto.
-¿Los conoces?-Le preguntó al moreno.
Una vez que la pareja se mezcló con el resto de los invitados, Alward los perdió de vista. Parecía que la expectación había bajado, y ya cada grupo de nobles se relacionaba entre sí como antes.
-Antes no eras así, ¿Verdad, Matthew?-Se volteó para hablar con él-...me refiero a que todo esto de fiestas, nobles, alta alcurnia... No era tu vida. Eras un tipo que vivía de posada en posada. ¿Te ha cambiado mucho la vida siendo virrey de una ciudad? Casi que te tratan como a su igual...-Dijo en referencia al trato que el moreno recibía de parte de los demás invitados. No lo miraban por encima del hombro como él.
-¡Alward!-Oyó la voz de su capitán más atrás, entre los invitados.
El Sevna se volteó. Este apareció junto a la lujosa pareja. Ahora, podía verlos más de cerca y mejor. El hombre tenía un porte elegante, seguro, y con un rostro tan afeitado que casi se podría poner en duda que en él creciese pelo. La mujer, por su parte, con un radiante vestido turquesa, radiaba el recibidor con su belleza. Tenía una peculiaridad que no había visto nunca antes; ojos rasgados. Casi quedó hipnotizado por ella, si no fuera porque el capitán volvió a hablar.
-Los señores Matsushita tienen ganas de conocerte
-¡Así que este es el Héroe de Lunargenta!-Dijo el hombre extendiendo su mano, sin dejar de entrelazar su otro brazo con el de su esposa-Soy Frederick-Alward le estrechó el brazo, acto seguido presentó a su esposa-Y ella es Shizuka
La mujer asintió como si de una breve reverencia se tratase.
-M-mucho gusto, señores...
-Veo que estáis acompañado del Virrey de Ciudad Lagarto, nada menos-Posó su mirada en Matthew-Me alegra que finalmente haya podido venir-Le dijo
-Ellos son los que habían insistido en traernos, Alward-Intervino el capitán-¡Y todo gracias a lo que oyeron sobre ti!
-Desde que oí sus historias, quise conocerle en persona-Confesó con un tono amable y gentil
Eso halagó de sobremanera a Alward, que sonrió algo avergonzado.
-Querido, mientras te pones al día con historias de un verdadero héroe, quisiera hablar con el señor Owens sobre unos asuntos de negocios... ¿Me disculpan?-Primero se lo preguntó a su esposo, y seguidamente tanto a Alward como al capitán.
-Claro...-Asintió el castaño
-Por supuesto, querida-Asintió gustoso
Le lanzó una mirada indiferente tras sus palabras llenas de puro veneno. Obviamente, no las decía con nada de sinceridad. Pero, de todas formas, era la única persona que conocía allí, y sabía que si le seguía el juego podría ser una distracción que hiciera llevar mucho más liviana sus estancia allí.
Aceptó la copa de vino.
-...No soy ningún héroe-Dijo con un tono sombrío.
Esa palabra nada más que le había traído problemas desde que así empezaron a llamarlo. Desde la casi destrucción de su hogar natal, a la de su hogar en Lunargenta, o al menos el que así había considerado tanto años. En la mitad de esos dos sucesos, habían pasado una serie de cosas que no ayudaba en nada a tener la consideración de "héroe". Ni siquiera el haber cumplido su sueño era algo que pudiera paliar la situación en la que se había visto envuelto.
Con todos esos pensamientos arremolinándose en su cabeza, dio un par de sorbos al vino, queriendo así endulzar un poco su mente.
-Tú y yo no somos iguales, Matthew-Dijo con la vista puesta en un punto perdido al frente, un tono educado, pero que comprendía indiferencia-Yo, cuando tengo que matar, es porque no me dejan otra alternativa...-Reposicionó sus pies para recolocarse en el banco.
Matthew le preguntó por Oromë. El condenado sabía pinchar donde realmente dolía. Alward simplemente suspiró.
-Me ayudó a llegar a Dundarak. Desde ahí, no he vuelto a saber nada de ella...-Dio otro sorbo a su copa-...tengo la sensación de que cada vez que alguien se acerca a mí, acaba mal...-Estableció contacto visual con el moreno, intentando encontrar un consuelo donde era evidente que no debía buscarlo, pero era lo único que podía tener aquella noche-¿Nunca has perdido a nadie?-Le preguntó-¿Nunca has sentido la agonía que es el perder una vida entre tus brazos, sabiendo que quizás podrías haber estado ahí para evitarlo?-Dio otro sorbo y se encogió de hombros-...pero tú qué vas a saber. Dudo que nadie te importe más allá de tu propia persona
Rió, con sarcasmo. Tomó un último sorbo a la copa de vino para acabarla.
-Mírame. Solo. Buscando consuelo en alguien que disfruta con mi sufrimiento...-Dejó la copa en el suelo-...soy patético-Murmuró en un suspiro.
De pronto, pudieron escucharse trompetas sonar dentro del edificio del que minutos antes había salido.
Se puso en pie, mirando hacia el lugar. Desde los grandes ventanales podía ver que la gente estaba expectante por algo.
-Quizás deberíamos volver...
Una vez que los dos hombres volvieron al interior del recibidor. Vieron que, de unas escaleras, bajaban una pareja de un hombre y una mujer muy elegantemente vestidos, casi más que el resto de invitados. Alward dedujo que debían de tratarse de los dueños de aquel recinto.
-¿Los conoces?-Le preguntó al moreno.
Una vez que la pareja se mezcló con el resto de los invitados, Alward los perdió de vista. Parecía que la expectación había bajado, y ya cada grupo de nobles se relacionaba entre sí como antes.
-Antes no eras así, ¿Verdad, Matthew?-Se volteó para hablar con él-...me refiero a que todo esto de fiestas, nobles, alta alcurnia... No era tu vida. Eras un tipo que vivía de posada en posada. ¿Te ha cambiado mucho la vida siendo virrey de una ciudad? Casi que te tratan como a su igual...-Dijo en referencia al trato que el moreno recibía de parte de los demás invitados. No lo miraban por encima del hombro como él.
-¡Alward!-Oyó la voz de su capitán más atrás, entre los invitados.
El Sevna se volteó. Este apareció junto a la lujosa pareja. Ahora, podía verlos más de cerca y mejor. El hombre tenía un porte elegante, seguro, y con un rostro tan afeitado que casi se podría poner en duda que en él creciese pelo. La mujer, por su parte, con un radiante vestido turquesa, radiaba el recibidor con su belleza. Tenía una peculiaridad que no había visto nunca antes; ojos rasgados. Casi quedó hipnotizado por ella, si no fuera porque el capitán volvió a hablar.
-Los señores Matsushita tienen ganas de conocerte
-¡Así que este es el Héroe de Lunargenta!-Dijo el hombre extendiendo su mano, sin dejar de entrelazar su otro brazo con el de su esposa-Soy Frederick-Alward le estrechó el brazo, acto seguido presentó a su esposa-Y ella es Shizuka
La mujer asintió como si de una breve reverencia se tratase.
-M-mucho gusto, señores...
-Veo que estáis acompañado del Virrey de Ciudad Lagarto, nada menos-Posó su mirada en Matthew-Me alegra que finalmente haya podido venir-Le dijo
-Ellos son los que habían insistido en traernos, Alward-Intervino el capitán-¡Y todo gracias a lo que oyeron sobre ti!
-Desde que oí sus historias, quise conocerle en persona-Confesó con un tono amable y gentil
Eso halagó de sobremanera a Alward, que sonrió algo avergonzado.
-Querido, mientras te pones al día con historias de un verdadero héroe, quisiera hablar con el señor Owens sobre unos asuntos de negocios... ¿Me disculpan?-Primero se lo preguntó a su esposo, y seguidamente tanto a Alward como al capitán.
-Claro...-Asintió el castaño
-Por supuesto, querida-Asintió gustoso
Alward Sevna
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Re: ¿Amigo o enemigo? Parte I [Privado][Cerrado]
“Oh, te crees tan listo, crees que sabes tantas cosas y que has perdido tanto” pensaba Matthew mientras escuchaba las respuestas de Alward, la sonrisa del estafador pasó de ser encantadora a una que se extendía más, incluso hasta mostrar un poco los dientes. Podía sentir el veneno corriendo por sus venas, una sensación ácida en el estómago que le producía náuseas y risa al mismo tiempo “Esto es ira” logró identificarlo por fin “Oh, sí, sí, sí, es el más puro odio ¿Qué vas a hacer con esto? Es tan excitante” el Virrey se mojó los labios y tragó saliva.
-Contrario a lo que crees, Chico Listo, yo no mato por placer - Respondió secamente, era un error común el que creyeran que Matthew pasaba sus tardes torturando gente mientras se bañaba en su sangre. Pero ese no era él, era Go´el en todo caso - ¿Alternativas? ¡Ja! ¿Que acaso hay opciones? Nunca nadie me informó de semejante detalle - Owens tenía la sensación de que nadie entendía nada, que vivía en una realidad paralela donde todo el mundo estaba ciego y él intentaba explicarles lo que eran los colores, sin resultado alguno, claro.
Tomó toda la copa de vino de un solo trago y la arrojó a un lado, se escuchó cómo se partía contra alguna piedra pero al Virrey no pareció importarle en lo más mínimo. Tenía que soportar que ese niño llorara por haber tenido uno o dos tropiezos en su vida, y más encima tenía que tolerar que lo juzgara y quisiera decirle cómo debería vivir.
-Alwy, Querido, Precioso, Corazón - A medida que iba agregando apelativos lo agarraba de la mejilla con una mano y lo pellizcó sin hacerle daño. Ya no sonreía, ahora el gesto de Matthew era de profundo asco - No-tienes-la-menor-idea - Lo soltó y volvió a mirar al frente - He perdido a más gente de la que puedo recordar, han muerto más personas de las que puedo contar y si crees que sólo me interesa mi propio bienestar... - Se tapó la cara, se empezó a reír y agregó en un tono mucho más grave - No tienes la menor idea de lo que estás diciendo -
Matthew no mataba por gusto, pero sin duda apuñalar a Alward en ese momento hubiese sido bastante satisfactorio, de solo pensarlo el estafador sintió un agradable cosquilleo recorriendo su cuerpo. Pero por suerte la cordura regresó justo a tiempo para advertirle que no era buena idea que lo encontraran en medio de una fiesta con el cuerpo del Héroe de Lunargenta destripado.
-Sin duda eres patético - Se levantó justo cuando sonaban las trompetas dentro del salón, le dio un par de palmaditas en la espalda y volvió a sonreírle con amabilidad - Trabaja duro y quizás, sí tienes suerte, dejes de serlo algún día -
Asintió cuando le propuso volver a la fiesta, la furia se había disipado tan rápido como había llegado, ese tipo de cambios de ánimos son los que habían generado los rumores de que Matthew estaba loco. Fue hasta la puerta y dejó pasar primero al Sevna, se quedaron mezclados entre el gentío, observando a la pareja que aparentemente había sido la encargada de organizar todo eso.
-Claro Alwy, antes era un muchacho de bien humilde y bondadoso que se codeaba con puros campesinos, bebía cerveza con mis amigos en las cantinas y hablábamos sobre chicas. Pero la vida fue cruel conmigo y me llevó por el camino del mal, ahora me muevo entre las clases privilegiadas de Aerandir, entre la codicia y los engaños - Lo miró de costado y sonrió burlón - ¿Te sentirías más tranquilo sí te dijera que fue así? ¿Cierto? -
La charla se vio interrumpida por el superior de Alward y la pareja que minutos antes habían visto bajar por la escalera principal. Matthew mantuvo cierta distancia, sonriendo con amabilidad como si no hubiese estado maltratando al Sevna hasta hace tan sólo unos segundos.
-Me siento privilegiado de poder estar aquí, lamento no haber aceptado la invitación con anterioridad, las exigencias de ser Virrey casi no me dejan tiempo libre - Owens asintió cuando la dama lo invitó a apartarse un poco para “hablar de negocios”, le ofreció un brazo para que caminaran juntos y cuando se alejaron dijo en un susurro - Hasta que decidiste mostrarte, me preguntaba cuanto más necesitabas ver hasta estar satisfecha -
-Tienes que entender, debo moverme con precaución - Respondió la mujer sin dejar de sonreír.
-¿De qué se trata todo esto? - La invitación a la fiesta, la insistencia, la estricta vigilancia y finalmente llevarlo a un sitio apartado. Todo eso sólo podía significar una cosa: Propuestas deshonestas.
-Hemos puesto los ojos en usted desde hace algún tiempo, Señor Owens. Creemos que podría ser muy beneficioso para ambas partes si acepta formar parte de nuestra organización -
-Tienes mi atención - No iba a decir ni que sí, ni que no, primero iba a esperar a tener la propuesta completa “Este tipo de invitaciones siempre tienen alguna desventaja”
-Contrario a lo que crees, Chico Listo, yo no mato por placer - Respondió secamente, era un error común el que creyeran que Matthew pasaba sus tardes torturando gente mientras se bañaba en su sangre. Pero ese no era él, era Go´el en todo caso - ¿Alternativas? ¡Ja! ¿Que acaso hay opciones? Nunca nadie me informó de semejante detalle - Owens tenía la sensación de que nadie entendía nada, que vivía en una realidad paralela donde todo el mundo estaba ciego y él intentaba explicarles lo que eran los colores, sin resultado alguno, claro.
Tomó toda la copa de vino de un solo trago y la arrojó a un lado, se escuchó cómo se partía contra alguna piedra pero al Virrey no pareció importarle en lo más mínimo. Tenía que soportar que ese niño llorara por haber tenido uno o dos tropiezos en su vida, y más encima tenía que tolerar que lo juzgara y quisiera decirle cómo debería vivir.
-Alwy, Querido, Precioso, Corazón - A medida que iba agregando apelativos lo agarraba de la mejilla con una mano y lo pellizcó sin hacerle daño. Ya no sonreía, ahora el gesto de Matthew era de profundo asco - No-tienes-la-menor-idea - Lo soltó y volvió a mirar al frente - He perdido a más gente de la que puedo recordar, han muerto más personas de las que puedo contar y si crees que sólo me interesa mi propio bienestar... - Se tapó la cara, se empezó a reír y agregó en un tono mucho más grave - No tienes la menor idea de lo que estás diciendo -
Matthew no mataba por gusto, pero sin duda apuñalar a Alward en ese momento hubiese sido bastante satisfactorio, de solo pensarlo el estafador sintió un agradable cosquilleo recorriendo su cuerpo. Pero por suerte la cordura regresó justo a tiempo para advertirle que no era buena idea que lo encontraran en medio de una fiesta con el cuerpo del Héroe de Lunargenta destripado.
-Sin duda eres patético - Se levantó justo cuando sonaban las trompetas dentro del salón, le dio un par de palmaditas en la espalda y volvió a sonreírle con amabilidad - Trabaja duro y quizás, sí tienes suerte, dejes de serlo algún día -
Asintió cuando le propuso volver a la fiesta, la furia se había disipado tan rápido como había llegado, ese tipo de cambios de ánimos son los que habían generado los rumores de que Matthew estaba loco. Fue hasta la puerta y dejó pasar primero al Sevna, se quedaron mezclados entre el gentío, observando a la pareja que aparentemente había sido la encargada de organizar todo eso.
-Claro Alwy, antes era un muchacho de bien humilde y bondadoso que se codeaba con puros campesinos, bebía cerveza con mis amigos en las cantinas y hablábamos sobre chicas. Pero la vida fue cruel conmigo y me llevó por el camino del mal, ahora me muevo entre las clases privilegiadas de Aerandir, entre la codicia y los engaños - Lo miró de costado y sonrió burlón - ¿Te sentirías más tranquilo sí te dijera que fue así? ¿Cierto? -
La charla se vio interrumpida por el superior de Alward y la pareja que minutos antes habían visto bajar por la escalera principal. Matthew mantuvo cierta distancia, sonriendo con amabilidad como si no hubiese estado maltratando al Sevna hasta hace tan sólo unos segundos.
-Me siento privilegiado de poder estar aquí, lamento no haber aceptado la invitación con anterioridad, las exigencias de ser Virrey casi no me dejan tiempo libre - Owens asintió cuando la dama lo invitó a apartarse un poco para “hablar de negocios”, le ofreció un brazo para que caminaran juntos y cuando se alejaron dijo en un susurro - Hasta que decidiste mostrarte, me preguntaba cuanto más necesitabas ver hasta estar satisfecha -
-Tienes que entender, debo moverme con precaución - Respondió la mujer sin dejar de sonreír.
-¿De qué se trata todo esto? - La invitación a la fiesta, la insistencia, la estricta vigilancia y finalmente llevarlo a un sitio apartado. Todo eso sólo podía significar una cosa: Propuestas deshonestas.
-Hemos puesto los ojos en usted desde hace algún tiempo, Señor Owens. Creemos que podría ser muy beneficioso para ambas partes si acepta formar parte de nuestra organización -
-Tienes mi atención - No iba a decir ni que sí, ni que no, primero iba a esperar a tener la propuesta completa “Este tipo de invitaciones siempre tienen alguna desventaja”
Matthew Owens
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Re: ¿Amigo o enemigo? Parte I [Privado][Cerrado]
Y ahí estaba de nuevo; solo ante desconocidos. Uno de ellos, era un superior con el que pocas palabras cruzaba en el día a día. El otro era el mismísimo dueño de la hacienda. Parecía que al destino le gustaba jugar a un peculiar juego llamado "Que te jodan, Alward". Pero, como todos allí, tenía que aparentar. Sonrisas, seguimentos de risas forzadas y respuestas cortas para no meter la pata.
-Queremos nuestros ojos, colmillos y, por supuesto, nuestra lengua en Ciudad Lagarto-Hizo un ademán de señalarse elegante y sutilmente ante esto último, haciendo indicar que esa última acepción le correspondía a ella-Su ciudad se ha convertido en un diamante en bruto, a la que quizás con un poco más de pulido, podamos sacarle mayor rendimiento...
Fue clara y directa. Sin tapujos.
-Ahora mismo tenemos que pasearnos por su ciudad como meros mercenarios. Eso hasta ahora ha resultado útil, pero ya no es suficiente para el Fantasma-Erik Vacuum, el líder de las Sierpes. Esperaba que Owens entendiera todas las palabras claves, o si no lo tomaría por un idiota. Un idiota con un buen puesto-Queremos meternos de lleno en la vida de su ciudad.-Aclaró-Por supuesto, esto requerirá algo de nuestra parte. Soy toda oídos.-Le estaba proponiendo total libertad de negociación a Matthew, podía ser una jugada interesante o un suicidio diplomático.
-¡Señor viajero!
Alward oyó esa voz que le sonaba, y con esa entonación que estaba seguro haber escuchado en algún sitio y en algún momento de su vida. La charla entre los hombres se detuvo y el castaño se volteó.
Detrás suya, había una joven mujer, de tez blanquecina, con unos cabellos largos y rubios, y unos ojos azules casi cristalinos que recordaban al aspecto de una joya. Su frente la decoraba una elegante diadema.
El Sevna se quedó unos segundos en blanco, sin saber qué decir. Aquella chica le sonaba, pero no conseguía decir por qué. Esta lo notó, y un poco molesta, se llevó las manos en forma de puños a sus caderas.
-¡Os habéis olvidado de mí!
-Alward, ¿Conoces a la hija menor de la casa Hitch?
-S-sí... Por supuesto-Carraspeó para salir del paso, aunque seguía sin acordarse
-En ese caso, el señor Matsushita y yo os dejaremos a solas
-Un placer haberle conocido, Héroe de Lunargenta
Una vez que se despidieron, tanto Alward como la muchacha rubia quedaron finalmente a solas, o al menos, lo más "a solas" que alguien puede estar en una fiesta.
-¿"Héroe de Lunargenta"?-Enarcó una ceja-¿Os ha llamado así?-Preguntó para cerciorarse de que sus oídos no la habían traicionado.
-Sí, pero... olvídalo, no es algo importante
-¿¡Que no es importante!?-Dijo emocionada. Fue tan inesperado que el propio Alward pegó un pequeño bote asustado. Esta, al notar que se había salido un poco del protocolo intentó recobrar la compostura-Q-quiero decir... Sois famoso, viajero-Recobró su tono tranquilo, gentil y dulce
-...No tanto-Y era la verdad, pocos lo reconocían, y en esa maldita fiesta parecía que tenía un cartel puesto en la frente que afirmaba sus hazañas. Justo cuando menos quería mostrarlas.
La joven hizo una ligera mueca de desagrado.
-Aún no es acordáis de mí, ¿Cierto?-Se llevó una mano al pecho, señalándose-Crystal Hitch. Nos vimos en el bosque, con mi carruaje, ¿Recuerda?
El Sevna abrió los ojos y una luz esclarecedora iluminó toda su mente. ¡Al fin la recordó! La chica del bosque que se llevó a aquella niña extraña desamparada.
-...Ahora sí recuerdo-Se sintió aliviado-¿Cómo estáis?-Preguntó con una sonrisa gentil
-Aburrida, si te soy sincera.-Inclinó un poco su tronco hacia adelante y le susurró con una de sus manos tapando sus labios-Estas fiestas son lo peor-Volvió a ponerse recta y perfecta, como mandaban los cánones, y le dedicó una sonrisa amable al castaño-¿Y vos?
-...Un poco igual...-Rió por compromiso y se rascó la zona trasera de la cabeza. Quizás eso se saltaba un poco el protocolo, por lo que rápidamente la quitó de ahí y carraspeó-...Es mi primera vez en un sitio así
La chica rió tímidamente al ver cómo se comportaba alguien que, claramente, no estaba acostumbrado a frecuentar esos ambientes. En cierta manera, le resultaba adorable y divertido. Alward por su parte, se sentía avergonzado.
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-Queremos nuestros ojos, colmillos y, por supuesto, nuestra lengua en Ciudad Lagarto-Hizo un ademán de señalarse elegante y sutilmente ante esto último, haciendo indicar que esa última acepción le correspondía a ella-Su ciudad se ha convertido en un diamante en bruto, a la que quizás con un poco más de pulido, podamos sacarle mayor rendimiento...
Fue clara y directa. Sin tapujos.
-Ahora mismo tenemos que pasearnos por su ciudad como meros mercenarios. Eso hasta ahora ha resultado útil, pero ya no es suficiente para el Fantasma-Erik Vacuum, el líder de las Sierpes. Esperaba que Owens entendiera todas las palabras claves, o si no lo tomaría por un idiota. Un idiota con un buen puesto-Queremos meternos de lleno en la vida de su ciudad.-Aclaró-Por supuesto, esto requerirá algo de nuestra parte. Soy toda oídos.-Le estaba proponiendo total libertad de negociación a Matthew, podía ser una jugada interesante o un suicidio diplomático.
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-¡Señor viajero!
Alward oyó esa voz que le sonaba, y con esa entonación que estaba seguro haber escuchado en algún sitio y en algún momento de su vida. La charla entre los hombres se detuvo y el castaño se volteó.
Detrás suya, había una joven mujer, de tez blanquecina, con unos cabellos largos y rubios, y unos ojos azules casi cristalinos que recordaban al aspecto de una joya. Su frente la decoraba una elegante diadema.
El Sevna se quedó unos segundos en blanco, sin saber qué decir. Aquella chica le sonaba, pero no conseguía decir por qué. Esta lo notó, y un poco molesta, se llevó las manos en forma de puños a sus caderas.
-¡Os habéis olvidado de mí!
-Alward, ¿Conoces a la hija menor de la casa Hitch?
-S-sí... Por supuesto-Carraspeó para salir del paso, aunque seguía sin acordarse
-En ese caso, el señor Matsushita y yo os dejaremos a solas
-Un placer haberle conocido, Héroe de Lunargenta
Una vez que se despidieron, tanto Alward como la muchacha rubia quedaron finalmente a solas, o al menos, lo más "a solas" que alguien puede estar en una fiesta.
-¿"Héroe de Lunargenta"?-Enarcó una ceja-¿Os ha llamado así?-Preguntó para cerciorarse de que sus oídos no la habían traicionado.
-Sí, pero... olvídalo, no es algo importante
-¿¡Que no es importante!?-Dijo emocionada. Fue tan inesperado que el propio Alward pegó un pequeño bote asustado. Esta, al notar que se había salido un poco del protocolo intentó recobrar la compostura-Q-quiero decir... Sois famoso, viajero-Recobró su tono tranquilo, gentil y dulce
-...No tanto-Y era la verdad, pocos lo reconocían, y en esa maldita fiesta parecía que tenía un cartel puesto en la frente que afirmaba sus hazañas. Justo cuando menos quería mostrarlas.
La joven hizo una ligera mueca de desagrado.
-Aún no es acordáis de mí, ¿Cierto?-Se llevó una mano al pecho, señalándose-Crystal Hitch. Nos vimos en el bosque, con mi carruaje, ¿Recuerda?
El Sevna abrió los ojos y una luz esclarecedora iluminó toda su mente. ¡Al fin la recordó! La chica del bosque que se llevó a aquella niña extraña desamparada.
-...Ahora sí recuerdo-Se sintió aliviado-¿Cómo estáis?-Preguntó con una sonrisa gentil
-Aburrida, si te soy sincera.-Inclinó un poco su tronco hacia adelante y le susurró con una de sus manos tapando sus labios-Estas fiestas son lo peor-Volvió a ponerse recta y perfecta, como mandaban los cánones, y le dedicó una sonrisa amable al castaño-¿Y vos?
-...Un poco igual...-Rió por compromiso y se rascó la zona trasera de la cabeza. Quizás eso se saltaba un poco el protocolo, por lo que rápidamente la quitó de ahí y carraspeó-...Es mi primera vez en un sitio así
La chica rió tímidamente al ver cómo se comportaba alguien que, claramente, no estaba acostumbrado a frecuentar esos ambientes. En cierta manera, le resultaba adorable y divertido. Alward por su parte, se sentía avergonzado.
Alward Sevna
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Re: ¿Amigo o enemigo? Parte I [Privado][Cerrado]
Probablemente ese grupo de gente, fueran quienes fueran, habían tenido bien calculado que Lazid se negaría a ir y que entonces no tendría más remedio que ir Matthew. También, que el Estafador sabría moverse y no le resultaría difícil entablar conversación con cualquiera de los invitados ¿Qué tal la esposa del Anfitrión?
Nada mejor que hacer las negociaciones a plena vista de todos, donde todos podían verlos, dónde nadie los vería.
-Qué modo tan amable y diplomático de decir que mi Ciudad les parece una basura con potencial y que quieren ocuparla para reconfigurarla - Respondió Matt, sonriendo ampliamente como si estuvieran hablando de lo bonita que estaba la noche - ¿Y cómo sería entonces? ¿Ustedes manejarían todo y nosotros quedaríamos solo como figuras decorativas?-
-No sería tan... - Pero Owens no la dejó continuar, la anterior charla con Alward lo había puesto de bastante mal humor y que ahora resultara que sólo lo habían llevado hasta allí para hacerle una propuesta de “abdicar” de mentiritas y dejar el poder en manos de otros solo empeoró sus ánimos.
-Oh, ya no le resulta útil al Fantasma. Oh que terrible. Cuánto lo lamento. El Fantasma se va a enojar conmigo, qué tragedia - El veneno en las palabras de Matthew era tan potente que probablemente sí se hubiese mordido la lengua habría caído muerto allí mismo - ¿Qué va a hacer? ¿Vendrá a la noche tirar de mis pies mientras duermo? Jajaja ay espera, espera, me pondré serio - Respiró profundo y volvió a tener un gesto serio - No - sonrió de modo felino y se encogió de hombros - Rechazo tu nada tentadora propuesta - Se dio la vuelta, dispuesto a dar por finalizada la charla - Lo único que me lamento es que me hicieran venir hasta aquí sólo para esto. Tengo una montaña de trabajo esperando en mi Ciudad ¿Saben? -
Como era de esperarse, la mujer estaba indignada, su furia era palpable tanto en lo apretados que estaban sus labios, como en sus mejillas coloradas. Matthew la había humillado, era la enviada personal del Fantasma y ese Humano insignificante se había atrevido no solo a negarse, sino además a burlarse en su propia cara.
El estafador apenas se había dado la vuelta cuando la mujer le dio un toque en el hombro, Matthew se giró creyendo que iba a decirle algo más, quizás mejorar su oferta anterior. Pero en lugar de eso recibió una cachetada tan fuerte que le hizo girar el rostro, la dama tenía un gesto acongojado y hasta le saltaban las lágrimas.
-¡¡Degenerado!! - Gritó, aunque no era necesario que lo hiciera, todo el mundo había hecho silencio y estaba ahora mirándolos fijamente - ¡Me hizo una propuesta indecente! ¡¡Y me quiso tocar de modo inapropiado!! - Luego se largo a llorar.
“Vaya, que buena actriz” pensó Matt, mientras se llevaba la mano a la mejilla “Y la muy desgraciada golpea fuerte” hasta sentía sabor a sangre en la boca.
Claramente no era necesario mucho para que la gente creyera que, alguien con tan mala reputación como la del Virrey de Ciudad Lagarto, era un depravado sexual que había intentado abusar de una inocente dama. Casi al instante el esposo de la susodicha estaba a su lado intentando consolarla, mirando con odio a Matthew.
-¿Como te atreves? - Dijo apretándo los dientes - ¡Encierrenlo! -
Nada mejor que hacer las negociaciones a plena vista de todos, donde todos podían verlos, dónde nadie los vería.
-Qué modo tan amable y diplomático de decir que mi Ciudad les parece una basura con potencial y que quieren ocuparla para reconfigurarla - Respondió Matt, sonriendo ampliamente como si estuvieran hablando de lo bonita que estaba la noche - ¿Y cómo sería entonces? ¿Ustedes manejarían todo y nosotros quedaríamos solo como figuras decorativas?-
-No sería tan... - Pero Owens no la dejó continuar, la anterior charla con Alward lo había puesto de bastante mal humor y que ahora resultara que sólo lo habían llevado hasta allí para hacerle una propuesta de “abdicar” de mentiritas y dejar el poder en manos de otros solo empeoró sus ánimos.
-Oh, ya no le resulta útil al Fantasma. Oh que terrible. Cuánto lo lamento. El Fantasma se va a enojar conmigo, qué tragedia - El veneno en las palabras de Matthew era tan potente que probablemente sí se hubiese mordido la lengua habría caído muerto allí mismo - ¿Qué va a hacer? ¿Vendrá a la noche tirar de mis pies mientras duermo? Jajaja ay espera, espera, me pondré serio - Respiró profundo y volvió a tener un gesto serio - No - sonrió de modo felino y se encogió de hombros - Rechazo tu nada tentadora propuesta - Se dio la vuelta, dispuesto a dar por finalizada la charla - Lo único que me lamento es que me hicieran venir hasta aquí sólo para esto. Tengo una montaña de trabajo esperando en mi Ciudad ¿Saben? -
Como era de esperarse, la mujer estaba indignada, su furia era palpable tanto en lo apretados que estaban sus labios, como en sus mejillas coloradas. Matthew la había humillado, era la enviada personal del Fantasma y ese Humano insignificante se había atrevido no solo a negarse, sino además a burlarse en su propia cara.
El estafador apenas se había dado la vuelta cuando la mujer le dio un toque en el hombro, Matthew se giró creyendo que iba a decirle algo más, quizás mejorar su oferta anterior. Pero en lugar de eso recibió una cachetada tan fuerte que le hizo girar el rostro, la dama tenía un gesto acongojado y hasta le saltaban las lágrimas.
-¡¡Degenerado!! - Gritó, aunque no era necesario que lo hiciera, todo el mundo había hecho silencio y estaba ahora mirándolos fijamente - ¡Me hizo una propuesta indecente! ¡¡Y me quiso tocar de modo inapropiado!! - Luego se largo a llorar.
“Vaya, que buena actriz” pensó Matt, mientras se llevaba la mano a la mejilla “Y la muy desgraciada golpea fuerte” hasta sentía sabor a sangre en la boca.
Claramente no era necesario mucho para que la gente creyera que, alguien con tan mala reputación como la del Virrey de Ciudad Lagarto, era un depravado sexual que había intentado abusar de una inocente dama. Casi al instante el esposo de la susodicha estaba a su lado intentando consolarla, mirando con odio a Matthew.
-¿Como te atreves? - Dijo apretándo los dientes - ¡Encierrenlo! -
Matthew Owens
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Re: ¿Amigo o enemigo? Parte I [Privado][Cerrado]
De pronto, dos guardias con trajes pomposos agarraron por cada hombro a Matthew, impidiéndole escapatoria alguna.
-Tiene que acompañarnos, señor Owens
Los guardias no parecían ser de la institución oficial que regía Lunargenta, ni siquiera las que gobernaban en las ciudades más importantes de la península. Quizás eran un grupo de mercenarios que estaban bien pagados al servicio de los señores de la hacienda, con el suficiente sustento y apoyo como para pasar a ser los custodios del lugar. Muchos nobles hacían eso, así se construían su propio ejército personal. Una jugada muy cara y que a veces era más un lastre que un beneficio.
Alward lo vio todo. Y no le extrañó en absoluto que Matthew intentara algo así. A decir verdad, fue una situación bastante incómoda, ya que de lo que se le acusaba no era agradable, pero le aliviaba saber que iba a pagarlo caro.
Los dos guardias se llevaron al virrey de Ciudad Lagarto por una puerta que no se volvió a abrir en toda la noche.
-...odio a los degenerados-Comentó Crystal más que enfurecida o molesta, con pesar y lamento.
Alward entonces devolvió su atención a la chica. Frunció un poco el ceño con extrañeza y miró hacia la puerta por donde se había ido Owens. Le tenía demasiado odio y asco a ese tipo.
-Yo también...
Los guardias llevaron a Matthew a una sala alejada de la fiesta, en el sótano de la hacienda. Aquel lugar casi parecía un laberinto, y todas y cada una de las salas estaban decoradas o servían para alguna utilidad; almacenes o exposiciones para obra de artes era lo que más abundaba. Finalmente, llegaron a uno de estos almacenes. Era pequeño y algo oscuro, tan solo iluminado por un candelabro que colgaba de la pared, al lado de la puerta. Había una silla preparada, pero estaba demasiado bien definida y calculada como para ser la consecuencia de algo que se supone que debía haber salido bien y no lo hizo. Esa silla no podía estar preparada para Matthew Owens.
Lo sentaron casi tirándolo a esta y le amarraron las manos a los reposabrazos y las piernas a las patas delanteras. También le pusieron un pañuelo alrededor del cuello a modo de bozal, pero no le taparon la boca, al menos no todavía.
-Va a estar ahí quietecito durante un rato-Soltó una corta risa sarcástica y le dio un par de palmadas amistosas en la mejilla-Y mejor que no arme mucho revuelo. Está avisado.
Alward se disculpó educadamente de la señorita Hitch y se dispuso a salir de nuevo al jardín a tomar el aire. El estar demasiado tiempo dentro de la fiesta lo aburría y agobiaba a partes iguales, y al no estar a gusto, aquellas sensaciones se incrementaban. Desde luego, ahora sabía el por qué Sasha las odiaba tanto. Aunque, realmente a ella no le gusta nada que esté más allá de su lanza y un objetivo al que darle caza.
Se sentó en un banco un poco más apartado, si tenía suerte, nadie lo requeriría hasta que la fiesta acabara. Allí, en su soledad, alzó la mirada y contempló el cielo estrellado. Siempre le maravillaba, y más aún cuando podía ver alguna de las constelaciones de los stellazios, las cuales estaban cargadas de un gran significado para el castaño.
De pronto, unas voces sacaron a Alward de su ensimismamiento. Era sutiles y bajas, pero como aquel sitio estaba tranquilo, eran lo más destacable desde el banco en el que el castaño estaba sentado. Detrás suya había unos enormes setos, y las voces venían de detrás de estos.
-...el muy idiota ha rechazado mi propuesta.-Parecía ser la voz de la señora Matsushita, sonaba ofendida y estoica-Ahora se nos complica el acceso a Ciudad Lagarto.
-Se nos complica un acceso diplomático-Recalcó-Sabes que al Fantasma no le importa iniciar cruzadas
-Con una guerra se pierde demasiado, es mejor un acercamiento cordial y de mutuo acuerdo-Alward se escabulló entre los matorrales y quedó cerca del seto. No podía ver nada, pero se escuchaba todo a la perfección. La otra voz no le era familiar.-Controlar sin ser el centro de atención es la mejor manera de tomar decisiones. Jason está aquí, él hará entrar en razón a Owens.
-Partiré para comunicárselo a personalmente al Fantasma. Le diré que espere noticias antes de proceder.-Alward se mascaba que todo aquello era un juego de poder político demasiado enrevesado, pero bastante interesante... e injusto-¿Qué harás con el otro asunto?
-¿Alward Sevna?-El castaño abrió los ojos, con el corazón en un puño-Erik lo quiere vivo. Así que tengo que acercarme a él sea como sea. He oído que es facilón, así que quizás caiga ante la tentación.
-Bien. Espero que tengas suerte.
La puerta de la habitación en la que estaba retenido el virrey de Ciudad Lagarto se abrió lentamente, dejando ver tras de sí a un encapuchado al cual no se le veía la cara. Miró a Matthew sin revelar su rostro, con la ventaja que las sombras le ofrecían.
Sin decir absolutamente nada, descubrió una de sus manos que se escondía tras la capa, la cual portaba una máscara blanca son una sonrisa simple. Luego, empezó a caminar hacia el retenido.
-Matthew Owens...-Era un hombre con una voz con una voz estridente-...es un placer conocerle-Descubrió su otra mano, la cual sostenía una copa de vino, el cual le entregó
Finalmente, descubrió qué escondía tras la capucha, o más bien, qué llevaba puesto tras esta; la máscara de la sonrisa. Se abrió la capa y también dejó al descubierto sus extravagantes ropajes que hacían indicar una clara fascinación por el mundo del espectáculo.
-No es la primera vez que le veo, pero quizás usted a mí sí-Se cruzó de brazos y se mantuvo en silencio unos segundos-¿Sabe qué? ¡Me encanta cuando los actores se salen de su papel programado y hacen sus propias interpretaciones! ¡Amo las improvisaciones!-Abrió sus brazos como mostrando sus grandilocuentes palabras y dejando caer la gran capa al suelo para dejar a la interperie sus ropajes-...pero me temo que usted ha cometido una osadía que no podemos aprobar, señor Owens-Puso un tono más neutral y lúgubre-Así que le pediría por favor que rectificase su postura y abriera un poco la mente. Las grandes obras a veces son incomprendidas por la mayoría del público; paletos sin cultura ni interés por el arte... no sea usted así.
-Tiene que acompañarnos, señor Owens
Los guardias no parecían ser de la institución oficial que regía Lunargenta, ni siquiera las que gobernaban en las ciudades más importantes de la península. Quizás eran un grupo de mercenarios que estaban bien pagados al servicio de los señores de la hacienda, con el suficiente sustento y apoyo como para pasar a ser los custodios del lugar. Muchos nobles hacían eso, así se construían su propio ejército personal. Una jugada muy cara y que a veces era más un lastre que un beneficio.
Alward lo vio todo. Y no le extrañó en absoluto que Matthew intentara algo así. A decir verdad, fue una situación bastante incómoda, ya que de lo que se le acusaba no era agradable, pero le aliviaba saber que iba a pagarlo caro.
Los dos guardias se llevaron al virrey de Ciudad Lagarto por una puerta que no se volvió a abrir en toda la noche.
-...odio a los degenerados-Comentó Crystal más que enfurecida o molesta, con pesar y lamento.
Alward entonces devolvió su atención a la chica. Frunció un poco el ceño con extrañeza y miró hacia la puerta por donde se había ido Owens. Le tenía demasiado odio y asco a ese tipo.
-Yo también...
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Los guardias llevaron a Matthew a una sala alejada de la fiesta, en el sótano de la hacienda. Aquel lugar casi parecía un laberinto, y todas y cada una de las salas estaban decoradas o servían para alguna utilidad; almacenes o exposiciones para obra de artes era lo que más abundaba. Finalmente, llegaron a uno de estos almacenes. Era pequeño y algo oscuro, tan solo iluminado por un candelabro que colgaba de la pared, al lado de la puerta. Había una silla preparada, pero estaba demasiado bien definida y calculada como para ser la consecuencia de algo que se supone que debía haber salido bien y no lo hizo. Esa silla no podía estar preparada para Matthew Owens.
Lo sentaron casi tirándolo a esta y le amarraron las manos a los reposabrazos y las piernas a las patas delanteras. También le pusieron un pañuelo alrededor del cuello a modo de bozal, pero no le taparon la boca, al menos no todavía.
-Va a estar ahí quietecito durante un rato-Soltó una corta risa sarcástica y le dio un par de palmadas amistosas en la mejilla-Y mejor que no arme mucho revuelo. Está avisado.
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Alward se disculpó educadamente de la señorita Hitch y se dispuso a salir de nuevo al jardín a tomar el aire. El estar demasiado tiempo dentro de la fiesta lo aburría y agobiaba a partes iguales, y al no estar a gusto, aquellas sensaciones se incrementaban. Desde luego, ahora sabía el por qué Sasha las odiaba tanto. Aunque, realmente a ella no le gusta nada que esté más allá de su lanza y un objetivo al que darle caza.
Se sentó en un banco un poco más apartado, si tenía suerte, nadie lo requeriría hasta que la fiesta acabara. Allí, en su soledad, alzó la mirada y contempló el cielo estrellado. Siempre le maravillaba, y más aún cuando podía ver alguna de las constelaciones de los stellazios, las cuales estaban cargadas de un gran significado para el castaño.
Su amigo Rischer era un apasionado de aquellos mitos, y tenía más que sabido todas aquellas historias y la forma de cada una de las constelaciones. Aquella noche estaba presente la constelación de Kaida Long, la monje dragón, representada así por dos cuernos de dichas bestias. | [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] |
De pronto, unas voces sacaron a Alward de su ensimismamiento. Era sutiles y bajas, pero como aquel sitio estaba tranquilo, eran lo más destacable desde el banco en el que el castaño estaba sentado. Detrás suya había unos enormes setos, y las voces venían de detrás de estos.
-...el muy idiota ha rechazado mi propuesta.-Parecía ser la voz de la señora Matsushita, sonaba ofendida y estoica-Ahora se nos complica el acceso a Ciudad Lagarto.
-Se nos complica un acceso diplomático-Recalcó-Sabes que al Fantasma no le importa iniciar cruzadas
-Con una guerra se pierde demasiado, es mejor un acercamiento cordial y de mutuo acuerdo-Alward se escabulló entre los matorrales y quedó cerca del seto. No podía ver nada, pero se escuchaba todo a la perfección. La otra voz no le era familiar.-Controlar sin ser el centro de atención es la mejor manera de tomar decisiones. Jason está aquí, él hará entrar en razón a Owens.
-Partiré para comunicárselo a personalmente al Fantasma. Le diré que espere noticias antes de proceder.-Alward se mascaba que todo aquello era un juego de poder político demasiado enrevesado, pero bastante interesante... e injusto-¿Qué harás con el otro asunto?
-¿Alward Sevna?-El castaño abrió los ojos, con el corazón en un puño-Erik lo quiere vivo. Así que tengo que acercarme a él sea como sea. He oído que es facilón, así que quizás caiga ante la tentación.
-Bien. Espero que tengas suerte.
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La puerta de la habitación en la que estaba retenido el virrey de Ciudad Lagarto se abrió lentamente, dejando ver tras de sí a un encapuchado al cual no se le veía la cara. Miró a Matthew sin revelar su rostro, con la ventaja que las sombras le ofrecían.
Sin decir absolutamente nada, descubrió una de sus manos que se escondía tras la capa, la cual portaba una máscara blanca son una sonrisa simple. Luego, empezó a caminar hacia el retenido.
-Matthew Owens...-Era un hombre con una voz con una voz estridente-...es un placer conocerle-Descubrió su otra mano, la cual sostenía una copa de vino, el cual le entregó
Finalmente, descubrió qué escondía tras la capucha, o más bien, qué llevaba puesto tras esta; la máscara de la sonrisa. Se abrió la capa y también dejó al descubierto sus extravagantes ropajes que hacían indicar una clara fascinación por el mundo del espectáculo.
-No es la primera vez que le veo, pero quizás usted a mí sí-Se cruzó de brazos y se mantuvo en silencio unos segundos-¿Sabe qué? ¡Me encanta cuando los actores se salen de su papel programado y hacen sus propias interpretaciones! ¡Amo las improvisaciones!-Abrió sus brazos como mostrando sus grandilocuentes palabras y dejando caer la gran capa al suelo para dejar a la interperie sus ropajes-...pero me temo que usted ha cometido una osadía que no podemos aprobar, señor Owens-Puso un tono más neutral y lúgubre-Así que le pediría por favor que rectificase su postura y abriera un poco la mente. Las grandes obras a veces son incomprendidas por la mayoría del público; paletos sin cultura ni interés por el arte... no sea usted así.
Alward Sevna
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Re: ¿Amigo o enemigo? Parte I [Privado][Cerrado]
¿Qué iba a hacer o decir ante una situación semejante? “Cualquier cosa que haga será visto como una comprobación de mi culpabilidad” pensó el estafador mientras miraba a la mujer con una media sonrisa instalada en el rostro. La labia de Matthew era muy buena pero dependía de tres factores muy importantes: Que no lo conocieran, Que no estuvieran muy seguros de lo que pasaba y Que hubiese un mínimo de duda. Nada de eso se cumplía en las circunstancias actuales, junto con el grito de la Señora Matsushita cualquier posibilidad del Estafador de salir de allí se había terminado.
Dejó que los guardias lo agarraran, sin alterar su gesto de confianza, al menos no le daría el gusto a esa mujer de verlo desesperado. No opuso resistencia, no se quejó ni intentó hacer alegato alguno, caminó junto con los de seguridad mientras la gente a su alrededor murmuraba. Las mismas personas que hasta hacía unos minutos parecían encantados con su presencia, ahora juzgaban su supuesto accionar, algunos comentando que era lógico que algo así ocurriera, otros asegurando que siempre les había parecido sospechoso...
“Basura inmunda, no merecen seguir existiendo ¡Esto es tan divertido! Un montón de desperdicio humano queriendo señalarme como si yo fuera menos que ellos” pensaba este tipo de cosas mientras lo llevaban por una intrincada red de pasillos hasta una celda. Miró atentamente mientras esos supuestos Guardias le hacían nudos de aficionados en muñecas y tobillos.
-¿Y si me porto mal qué vas a hacerme? - Le respondió y terminó la frase con un ronroneo, eso fue más que suficiente para quitarles las risas al menos por el momento. Había que decir las cosas como eran, para ser un prisionero Matthew se lo estaba tomando con bastante calma.
Estuvo un buen rato sentado solo en silencio, evaluaba sus posibilidades mientras miraba cada detalle de la sala. Pronto llegó a dos importantes conclusiones:
-Quien hubiese decorado ese sitio tenía un pésimo gusto.
-Tendría que hacer tiempo hasta que su gente se diera cuenta de lo que había pasado. No eran personas muy avispadas, seguro les tomaría un buen rato notar que su Virrey no estaba.
Dirigió la vista hacía la puerta cuando escuchó el ruido de las bisagras, un sujeto que no mostraba el rostro entró a la habitación con una actitud entre alegre y burlona. Una máscara en una mano, una copa de vino en la otra, se la ofreció a Matthew pero era obvio que no podía agarrarla ya que tenía las manos atadas, el Estafador supuso que era algún tipo de chiste así que se sonrió y dijo.
-Tendrá que disculparme que no me levante para saludar como corresponde - Ahora ambos se sonreían con igual nivel de falsedad.
En líneas generales el sujeto parecía una mala imitación de un bufón, en otras circunstancias quizás hasta podrían haberse llevado bien, pero dadas las circunstancias Matthew no se mostraba muy propenso a entablar una charla amistosa. Esperó pacientemente a que le diera algún indicio de lo que pretendía con todo eso, supuso correctamente que era el plan B por sí los primeros intentos de negociación fallaban, tal como había sucedido.
-No puedo recordar a todas las personas que se dedican a espiarme - Respondió con tranquilidad el Virrey - La improvisación está muy bien... Siempre y cuando el actor sea bueno, sino simplemente queda en ridículo - Lo miró fijamente, dando a entender que ese era el caso en la situación actual - Jajajaja, su problema no es mi falta de comprensión, su problema es que lo entendí todo demasiado bien, Querido - Sonrió burlón y agregó - Dejame adivinar cómo sigue esto: Las grandes obras requieren sacrificios - Ya conocía ese cuento, probablemente él mismo lo había utilizado en alguna oportunidad - Pero el resultado es siempre el mismo, aunque aceptara ayudarlos sólo me usarían hasta que lograran llegar a Lazid, y en cuanto lo logren, le van a “sugerir” un nuevo Virrey, uno que sea de la entera confianza de El Fantasma. Y entonces: Adiós Owens - Sabía que él no había sido elegido por ser un visionario, sólo lo necesitaban como a un escalón más - Así que ¿Ahora qué haremos? - “¿Cuánto tiempo más se tardará ese idiota en darse cuenta de lo que sucede?”
Dejó que los guardias lo agarraran, sin alterar su gesto de confianza, al menos no le daría el gusto a esa mujer de verlo desesperado. No opuso resistencia, no se quejó ni intentó hacer alegato alguno, caminó junto con los de seguridad mientras la gente a su alrededor murmuraba. Las mismas personas que hasta hacía unos minutos parecían encantados con su presencia, ahora juzgaban su supuesto accionar, algunos comentando que era lógico que algo así ocurriera, otros asegurando que siempre les había parecido sospechoso...
“Basura inmunda, no merecen seguir existiendo ¡Esto es tan divertido! Un montón de desperdicio humano queriendo señalarme como si yo fuera menos que ellos” pensaba este tipo de cosas mientras lo llevaban por una intrincada red de pasillos hasta una celda. Miró atentamente mientras esos supuestos Guardias le hacían nudos de aficionados en muñecas y tobillos.
-¿Y si me porto mal qué vas a hacerme? - Le respondió y terminó la frase con un ronroneo, eso fue más que suficiente para quitarles las risas al menos por el momento. Había que decir las cosas como eran, para ser un prisionero Matthew se lo estaba tomando con bastante calma.
Estuvo un buen rato sentado solo en silencio, evaluaba sus posibilidades mientras miraba cada detalle de la sala. Pronto llegó a dos importantes conclusiones:
-Quien hubiese decorado ese sitio tenía un pésimo gusto.
-Tendría que hacer tiempo hasta que su gente se diera cuenta de lo que había pasado. No eran personas muy avispadas, seguro les tomaría un buen rato notar que su Virrey no estaba.
Dirigió la vista hacía la puerta cuando escuchó el ruido de las bisagras, un sujeto que no mostraba el rostro entró a la habitación con una actitud entre alegre y burlona. Una máscara en una mano, una copa de vino en la otra, se la ofreció a Matthew pero era obvio que no podía agarrarla ya que tenía las manos atadas, el Estafador supuso que era algún tipo de chiste así que se sonrió y dijo.
-Tendrá que disculparme que no me levante para saludar como corresponde - Ahora ambos se sonreían con igual nivel de falsedad.
En líneas generales el sujeto parecía una mala imitación de un bufón, en otras circunstancias quizás hasta podrían haberse llevado bien, pero dadas las circunstancias Matthew no se mostraba muy propenso a entablar una charla amistosa. Esperó pacientemente a que le diera algún indicio de lo que pretendía con todo eso, supuso correctamente que era el plan B por sí los primeros intentos de negociación fallaban, tal como había sucedido.
-No puedo recordar a todas las personas que se dedican a espiarme - Respondió con tranquilidad el Virrey - La improvisación está muy bien... Siempre y cuando el actor sea bueno, sino simplemente queda en ridículo - Lo miró fijamente, dando a entender que ese era el caso en la situación actual - Jajajaja, su problema no es mi falta de comprensión, su problema es que lo entendí todo demasiado bien, Querido - Sonrió burlón y agregó - Dejame adivinar cómo sigue esto: Las grandes obras requieren sacrificios - Ya conocía ese cuento, probablemente él mismo lo había utilizado en alguna oportunidad - Pero el resultado es siempre el mismo, aunque aceptara ayudarlos sólo me usarían hasta que lograran llegar a Lazid, y en cuanto lo logren, le van a “sugerir” un nuevo Virrey, uno que sea de la entera confianza de El Fantasma. Y entonces: Adiós Owens - Sabía que él no había sido elegido por ser un visionario, sólo lo necesitaban como a un escalón más - Así que ¿Ahora qué haremos? - “¿Cuánto tiempo más se tardará ese idiota en darse cuenta de lo que sucede?”
Matthew Owens
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Re: ¿Amigo o enemigo? Parte I [Privado][Cerrado]
¡Estaba en una trampa! ¡Todo este tiempo había estado en la boca de lobo y no se había dado ni cuenta! Todos aquellos bailes, postines y gente de alta cuna no era más que una de las tantas tapaderas de las Sierpes, ¡Y él había caído de lleno! De los nervios, su corazón iba tan acelerado que parecía que se le iba a salir por la boca.
Abandonó el jardín con premura y asegurándose de que nadie lo veía. Debía irse de allí, tenía que haber una salida... ¿La puerta principal? Era la idea más fácil y simple, pero no, allí habían apostados demasiados guardias, y seguramente tendrían la orden de no dejarlo escapar precisamente a él, que era uno de los objetivos de la noche junto a Matthew Owens...
¡Matthew Owens! Quizás él sabría alguna forma de escapar, después de todo su fama de ladrón no era escasa. Lo que temía el Sevna era tirarse por una ventana y acabar descoyuntado. Pero, había otro problema: no sabía a donde se habían llevado al virrey de Ciudad Lagarto, por lo que la idea de acudir a él pronto fue borrada. Tenía que salir de allí, como fuera, por sus propios medios.
Mientras se recorría toda la fiesta de un lado a otro, se cruzó de nuevo con la señorita Crystal, que como siempre, se alegró de verle. Estaba en todo el medio, así que no podía hacer como si no la hubiese visto. Sin más remedio, tuvo que detenerse.
-Señor viajero... Aunque, ¿Quizás que ya nos conocemos formalmente debería llamarle "Señor Sevna"?-Esbozó una gentil sonrisa
-...S-señorita Hitch...-Respondió sin saber muy bien qué contestar
-¿A dónde va tan apresurado?
-...-Por unos segundos se mantuvo en silencio, pero de perdidos al río, se le ocurrió una idea que tal vez le sacaría de allí-...E-escuche...-Tomó aire y su tono se tornó más serio-¿Puede hacerme un favor?
La chica lo miró extrañada
-...Depende-Contestó
-Es muy importante para mí desaparecer un momento sin que nadie se dé cuenta... ¿Puedes llamar la atención de alguna forma?
-...-La chica se quedó pensativa durante unos segundos, Alward no esperaba que la respuesta fuese afirmativa, por lo que ya estaba pensando la disculpa para dejarla en paz, pero una sonrisa divertida se formó en los labios de la chica y una mirada cómplice siguió a un asentimiento totalmente convencida-Cuente conmigo
A Alward se le iluminó el rostro con una sonrisa, satisfecho. Esperanzador, le agarró ambas manos a la muchacha.
-¡Gracias! ¡Muchísimas gracias!-Dijo con un tono sincero
La chica, al ver el acto del caballero, no tardó en sonrojarse. No eran muy comunes los gestos así a menos que dos personas consideradas de alta alcurnia fuesen una formal pareja.
Tras aquello, la señorita Hitch se perdió entre los invitados y llegó hasta las lujosas y grandiosas escaleras que subían de forma espectacular hacia el primer piso de la hacienda. Esta estaba decorada con una ostentosa alfombra roja que la recorría y destacaba por encima del suelo de mármol. La chica se agarró el vestido con una mano y con la otra agarró la dorada barandilla para ayudarse así a subir cuatro escalones. Quedó con una vista casi total de la fiesta, y con un simple carraspeo, llamó la atención de los invitados que tenía más cercanos. Así, poco a poco, todos se iban callando y mirando a la muchacha rubia, prestándole atención.
-Yo, Crystal Hitch, en nombre de mi agraciada familia, quiero dar la enhorabuena y las gracias a los señores Matsushita por tan hermosa, animada y exitosa velada-Precisamente, el señor de la hacienda se encontraba entre los presentes y asintió, congratulado-Es un honor para nosotros, y seguramente para ustedes, el asistir a un evento como este, que anualmente recibe a las casas más influyentes de la comarca de Roilkat, y probablemente de otras importantes del resto de la península.-Alward, al notar que nadie le iba a prestar atención, se mezcló entre los invitados, y poco a poco se iba escabullendo hacia una de las puertas que daban salida a aquel gran recibidor, la cual no tenía vigilancia.-Así que, desde mi humilde persona...-Miró al señor Matsushita-Os deseo lo mejor a vos y a vuestra esposa, señor. Y que los eventos venideros traigan prósperos resultados para sus conveniencias-Asintió gentilmente.
Con el discurso acabado, la gente empezó a aplaudir por aquellas palabras, con las que sin duda estaban de acuerdo. Alward, por su parte, llegó hasta la puerta que había visualizado, y entre todo el bullicio de los invitados, la abrió y se escabulló por ella sin levantar la más mínima sospecha.
Mientras el virrey hablaba, el Dramaturgo se matuvo en silencio, mirándolo tras su sonriente y siniestra máscara blanca. Con una mano, sostenía la copa de vino que irónicamente le ofreció a un rehén totalmente atado. Con el dedo índice de la otra, daba vueltas alrededor de la boquilla de esta.
Sin duda, no le gustaban las palabras de Owens. Le irritaban, pero como buen actor, debía mantener su compostura y no alterarse ante una situación adversa, para poder así darle al público lo que se esperaba de su actuación.
-¿"Ahora qué haremos"?-Rió con una risa al principio tímida, pero que después se tornó en una extravagante y ostentosa-Jajajajaja... Quiere ir directo al grano, ¿Eh?-Acto seguido, y de improvisto, tiró la copa de vino a un lado de la habitación con un movimiento seco y directo. Esta se partió en mil pedazos y manchó un poco el suelo-Está claro que usted sabe más de nosotros de lo que debería, me encantan sus... "pajaritos". ¿Quién va a sospechar de unas pobres, indefensas y desamparadas prostitutas de una ciudad destinada a la propia aniquilación?-Acto seguido, se puso en cuclillas, adoptando una postura más baja que el propio Matthew, aun así, lo miró desde allí, teniendo que inclinar levemente su cabeza hacia arriba-En efecto, soy quien hace que los actores que se salen de su papel demasiado sean encauzados...-rió sutilmente con ironía-Yo soy los Ojos de la Serpiente-Se delató-Nada me impide cortarle un par de dedos para que empiece a recapacitar. También podría cortar un poco de sus orejas... Las tiene como un poco salidas hacia afuera... ¿No?-Ladeó su cabeza fijándose en las orejas del virrey-Le haría un gran favor si se las extirpo enteras-Se puso en pie de nuevo y se colocó al lado de la silla, posando sus manos en uno de los lados del respaldar, mirando hacia los pies de Owens-...También podría cortarle los dedos de los pies... ¿Sabía que extirpándole solos los grandes y regordetes no podría volver a caminar en su vida? Es algo que aprendí con el tiempo... Son experiencias que uno adquiere, pero no personales, que Dios me libre...-Rió de nuevo, más irónico aún-También podría cortarle la lengua... ¡Pero no!-Cambió rápidamente de idea-¡No queremos a un actor mudo! Ese tipo de teatro haría que sus cualidades quedaran muy mermadas, y usted es un diamante bien pulido...
De nuevo, volvió a colocarse enfrente de la silla y a ponerse en cuclillas, mirando exactamente en la misma postura de antes al virrey.
-¿Sabe? Sería muy gracioso que el virrey de Ciudad Lagarto, propietario de un prostíbulo, quedara... Eunuco-Rió de forma extravagante, en verdad le hacía mucha risa aquella idea. Incluso tuvo que agachar la cabeza para detener su risa y volver a adquirir algo de seriedad. Tras eso, volvió a levantar su cabeza para mirar a los ojos a Owens-Así que... ¿Empezamos a negociar o sigue con la idea de querer ir directo al grano? Recuerde que saltarse el guión no es algo recomendable...
Abandonó el jardín con premura y asegurándose de que nadie lo veía. Debía irse de allí, tenía que haber una salida... ¿La puerta principal? Era la idea más fácil y simple, pero no, allí habían apostados demasiados guardias, y seguramente tendrían la orden de no dejarlo escapar precisamente a él, que era uno de los objetivos de la noche junto a Matthew Owens...
¡Matthew Owens! Quizás él sabría alguna forma de escapar, después de todo su fama de ladrón no era escasa. Lo que temía el Sevna era tirarse por una ventana y acabar descoyuntado. Pero, había otro problema: no sabía a donde se habían llevado al virrey de Ciudad Lagarto, por lo que la idea de acudir a él pronto fue borrada. Tenía que salir de allí, como fuera, por sus propios medios.
Mientras se recorría toda la fiesta de un lado a otro, se cruzó de nuevo con la señorita Crystal, que como siempre, se alegró de verle. Estaba en todo el medio, así que no podía hacer como si no la hubiese visto. Sin más remedio, tuvo que detenerse.
-Señor viajero... Aunque, ¿Quizás que ya nos conocemos formalmente debería llamarle "Señor Sevna"?-Esbozó una gentil sonrisa
-...S-señorita Hitch...-Respondió sin saber muy bien qué contestar
-¿A dónde va tan apresurado?
-...-Por unos segundos se mantuvo en silencio, pero de perdidos al río, se le ocurrió una idea que tal vez le sacaría de allí-...E-escuche...-Tomó aire y su tono se tornó más serio-¿Puede hacerme un favor?
La chica lo miró extrañada
-...Depende-Contestó
-Es muy importante para mí desaparecer un momento sin que nadie se dé cuenta... ¿Puedes llamar la atención de alguna forma?
-...-La chica se quedó pensativa durante unos segundos, Alward no esperaba que la respuesta fuese afirmativa, por lo que ya estaba pensando la disculpa para dejarla en paz, pero una sonrisa divertida se formó en los labios de la chica y una mirada cómplice siguió a un asentimiento totalmente convencida-Cuente conmigo
A Alward se le iluminó el rostro con una sonrisa, satisfecho. Esperanzador, le agarró ambas manos a la muchacha.
-¡Gracias! ¡Muchísimas gracias!-Dijo con un tono sincero
La chica, al ver el acto del caballero, no tardó en sonrojarse. No eran muy comunes los gestos así a menos que dos personas consideradas de alta alcurnia fuesen una formal pareja.
Tras aquello, la señorita Hitch se perdió entre los invitados y llegó hasta las lujosas y grandiosas escaleras que subían de forma espectacular hacia el primer piso de la hacienda. Esta estaba decorada con una ostentosa alfombra roja que la recorría y destacaba por encima del suelo de mármol. La chica se agarró el vestido con una mano y con la otra agarró la dorada barandilla para ayudarse así a subir cuatro escalones. Quedó con una vista casi total de la fiesta, y con un simple carraspeo, llamó la atención de los invitados que tenía más cercanos. Así, poco a poco, todos se iban callando y mirando a la muchacha rubia, prestándole atención.
-Yo, Crystal Hitch, en nombre de mi agraciada familia, quiero dar la enhorabuena y las gracias a los señores Matsushita por tan hermosa, animada y exitosa velada-Precisamente, el señor de la hacienda se encontraba entre los presentes y asintió, congratulado-Es un honor para nosotros, y seguramente para ustedes, el asistir a un evento como este, que anualmente recibe a las casas más influyentes de la comarca de Roilkat, y probablemente de otras importantes del resto de la península.-Alward, al notar que nadie le iba a prestar atención, se mezcló entre los invitados, y poco a poco se iba escabullendo hacia una de las puertas que daban salida a aquel gran recibidor, la cual no tenía vigilancia.-Así que, desde mi humilde persona...-Miró al señor Matsushita-Os deseo lo mejor a vos y a vuestra esposa, señor. Y que los eventos venideros traigan prósperos resultados para sus conveniencias-Asintió gentilmente.
Con el discurso acabado, la gente empezó a aplaudir por aquellas palabras, con las que sin duda estaban de acuerdo. Alward, por su parte, llegó hasta la puerta que había visualizado, y entre todo el bullicio de los invitados, la abrió y se escabulló por ella sin levantar la más mínima sospecha.
- Crystal Hitch:
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Mientras el virrey hablaba, el Dramaturgo se matuvo en silencio, mirándolo tras su sonriente y siniestra máscara blanca. Con una mano, sostenía la copa de vino que irónicamente le ofreció a un rehén totalmente atado. Con el dedo índice de la otra, daba vueltas alrededor de la boquilla de esta.
Sin duda, no le gustaban las palabras de Owens. Le irritaban, pero como buen actor, debía mantener su compostura y no alterarse ante una situación adversa, para poder así darle al público lo que se esperaba de su actuación.
-¿"Ahora qué haremos"?-Rió con una risa al principio tímida, pero que después se tornó en una extravagante y ostentosa-Jajajajaja... Quiere ir directo al grano, ¿Eh?-Acto seguido, y de improvisto, tiró la copa de vino a un lado de la habitación con un movimiento seco y directo. Esta se partió en mil pedazos y manchó un poco el suelo-Está claro que usted sabe más de nosotros de lo que debería, me encantan sus... "pajaritos". ¿Quién va a sospechar de unas pobres, indefensas y desamparadas prostitutas de una ciudad destinada a la propia aniquilación?-Acto seguido, se puso en cuclillas, adoptando una postura más baja que el propio Matthew, aun así, lo miró desde allí, teniendo que inclinar levemente su cabeza hacia arriba-En efecto, soy quien hace que los actores que se salen de su papel demasiado sean encauzados...-rió sutilmente con ironía-Yo soy los Ojos de la Serpiente-Se delató-Nada me impide cortarle un par de dedos para que empiece a recapacitar. También podría cortar un poco de sus orejas... Las tiene como un poco salidas hacia afuera... ¿No?-Ladeó su cabeza fijándose en las orejas del virrey-Le haría un gran favor si se las extirpo enteras-Se puso en pie de nuevo y se colocó al lado de la silla, posando sus manos en uno de los lados del respaldar, mirando hacia los pies de Owens-...También podría cortarle los dedos de los pies... ¿Sabía que extirpándole solos los grandes y regordetes no podría volver a caminar en su vida? Es algo que aprendí con el tiempo... Son experiencias que uno adquiere, pero no personales, que Dios me libre...-Rió de nuevo, más irónico aún-También podría cortarle la lengua... ¡Pero no!-Cambió rápidamente de idea-¡No queremos a un actor mudo! Ese tipo de teatro haría que sus cualidades quedaran muy mermadas, y usted es un diamante bien pulido...
De nuevo, volvió a colocarse enfrente de la silla y a ponerse en cuclillas, mirando exactamente en la misma postura de antes al virrey.
-¿Sabe? Sería muy gracioso que el virrey de Ciudad Lagarto, propietario de un prostíbulo, quedara... Eunuco-Rió de forma extravagante, en verdad le hacía mucha risa aquella idea. Incluso tuvo que agachar la cabeza para detener su risa y volver a adquirir algo de seriedad. Tras eso, volvió a levantar su cabeza para mirar a los ojos a Owens-Así que... ¿Empezamos a negociar o sigue con la idea de querer ir directo al grano? Recuerde que saltarse el guión no es algo recomendable...
Alward Sevna
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Re: ¿Amigo o enemigo? Parte I [Privado][Cerrado]
Cerró los ojos e hizo un gesto de molestia cuando el sujeto arrojó la copa de vino, rompiéndola en mil pedazos, era un gesto muy dramático sin duda, Matthew respetaba eso. El hombre estaba poniendo en escena una situación, en esa obra se suponía que tenía que hacer de carcelero cruel, por lo tanto, era necesario que Owens interpretara al rehén indefenso y asustado. El Humano entendía todo eso y una parte suya se sentía tentada de seguirle el juego, tenía debilidad por la actuación y siempre podía encontrar una buena oportunidad para practicar uno de sus pasatiempos favoritos.
“Estás divagando” Dijo una voz en la mente del Virrey “Sí, es posible. Quizás divagar sea el único modo de abstraerse de la idea de que están por arrancarte los dedos de los pies”
-Sí estamos destinados a nuestra propia aniquilación déjennos ser, disfrutamos de la idea de ir danzando hacia el abismo - Una imagen romántica, aparentemente Matthew estaba novelero ese día - Con que eres los ojos... - Sonrió de modo seductor - ¿Y te gusta lo que ves? Tienes una visión bastante privilegiada desde donde estás ahora - Movió un poco la cadera para hacer aún más evidente lo que tenía cerca del rostro el bufón.
Se empezó a reír pero la carcajada se paró en seco en cuanto dijo que tenía las orejas muy salidas hacia afuera. Levantó las cejas y abrió grandes los ojos, abrió la boca pero tardó unos segundos en decir algo, la indignación no lo dejaba hablar.
-¿Cómo te atreves a siquiera insinuar que alguna parte de mi cuerpo es defectuosa? ¿Y te haces llamar los ojos de la serpiente? Vete a revisar la vista porque es evidente que no estás viendo con claridad - Era indignante, Matthew se mostraba absolutamente ofendido - Al menos yo tengo la confianza en mí mismo como para mostrar mi rostro. Apuesto a que detrás de esa máscara tienes unos rasgos que siquiera una madre podría amar ¿No es así? ¿Acaso lo único que sirve de ti son esos bonitos ojos? - Eran solo suposiciones tiradas al viento, aunque no era raro que ese tipo de personas crueles hubiesen experimentado de primera mano lo que se sentía.
Aunque hablaba sin parar, Matt seguía moviendo disimuladamente las manos, intentando liberar al menos un poco el amarre de las sogas. El carcelero continuaba con sus amenazas mientras caminaba alrededor de Owens, este lo seguía con la mirada e intentaba no demostrar su nerviosismo, ponerse a temblar y llorar no era una opción.
-Sí, lo sé, no eres el único que se dedica a hacer experimentos. Pero no creo que el cortarme partes ayude a que me vuelva más colaborativo ¿Sabes? De hecho, es bastante probable que genere el efecto inverso. Así que, porqué no mejor me sueltas y charlamos sobre los pro y los contra de formalizar un contrato con tu gente ¿eh? ¿Qué opinas? - La parte de la obra en la que se hacía el duro se había terminado, ahora necesitaba ganar tiempo con alguna otra estrategia - De hecho, es una ironía que ocurre bastante seguido - Dijo en referencia a lo de ser eunuco en un prostíbulo - Pero a mi me encantan todas las partes de mi cuerpo y sobre todo me gusta que sigan unidas a él - Miró hacia la puerta, le había parecido ver pasar una sombra por la rendija que quedaba entre la hoja y el piso - Comencemos con esta hermosa negociación en la que tú me ofreces cosas, yo acepto y a cambio me quedo con mi pito ¿Qué te parece? -
“Estás divagando” Dijo una voz en la mente del Virrey “Sí, es posible. Quizás divagar sea el único modo de abstraerse de la idea de que están por arrancarte los dedos de los pies”
-Sí estamos destinados a nuestra propia aniquilación déjennos ser, disfrutamos de la idea de ir danzando hacia el abismo - Una imagen romántica, aparentemente Matthew estaba novelero ese día - Con que eres los ojos... - Sonrió de modo seductor - ¿Y te gusta lo que ves? Tienes una visión bastante privilegiada desde donde estás ahora - Movió un poco la cadera para hacer aún más evidente lo que tenía cerca del rostro el bufón.
Se empezó a reír pero la carcajada se paró en seco en cuanto dijo que tenía las orejas muy salidas hacia afuera. Levantó las cejas y abrió grandes los ojos, abrió la boca pero tardó unos segundos en decir algo, la indignación no lo dejaba hablar.
-¿Cómo te atreves a siquiera insinuar que alguna parte de mi cuerpo es defectuosa? ¿Y te haces llamar los ojos de la serpiente? Vete a revisar la vista porque es evidente que no estás viendo con claridad - Era indignante, Matthew se mostraba absolutamente ofendido - Al menos yo tengo la confianza en mí mismo como para mostrar mi rostro. Apuesto a que detrás de esa máscara tienes unos rasgos que siquiera una madre podría amar ¿No es así? ¿Acaso lo único que sirve de ti son esos bonitos ojos? - Eran solo suposiciones tiradas al viento, aunque no era raro que ese tipo de personas crueles hubiesen experimentado de primera mano lo que se sentía.
Aunque hablaba sin parar, Matt seguía moviendo disimuladamente las manos, intentando liberar al menos un poco el amarre de las sogas. El carcelero continuaba con sus amenazas mientras caminaba alrededor de Owens, este lo seguía con la mirada e intentaba no demostrar su nerviosismo, ponerse a temblar y llorar no era una opción.
-Sí, lo sé, no eres el único que se dedica a hacer experimentos. Pero no creo que el cortarme partes ayude a que me vuelva más colaborativo ¿Sabes? De hecho, es bastante probable que genere el efecto inverso. Así que, porqué no mejor me sueltas y charlamos sobre los pro y los contra de formalizar un contrato con tu gente ¿eh? ¿Qué opinas? - La parte de la obra en la que se hacía el duro se había terminado, ahora necesitaba ganar tiempo con alguna otra estrategia - De hecho, es una ironía que ocurre bastante seguido - Dijo en referencia a lo de ser eunuco en un prostíbulo - Pero a mi me encantan todas las partes de mi cuerpo y sobre todo me gusta que sigan unidas a él - Miró hacia la puerta, le había parecido ver pasar una sombra por la rendija que quedaba entre la hoja y el piso - Comencemos con esta hermosa negociación en la que tú me ofreces cosas, yo acepto y a cambio me quedo con mi pito ¿Qué te parece? -
Matthew Owens
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Re: ¿Amigo o enemigo? Parte I [Privado][Cerrado]
Matthew era un hombre conocido por su extravagancia. Pero ahora no solo estaba mostrando eso, sino además una poca seriedad y profesionalidad con la situación que estarían tan solo al alcance de un demente. Era un sujeto difícil de interrogar o extorsionar, eso sin duda.
En cuanto empezó a hacer mención y referencia a sus partes bajas, el Dramaturgo no bajó ni por un momento la mirada a la zona indicada, es más, ni siquiera apartó los ojos, que se escondían tras la siniestra máscara sonriente, de los propios ojos del virrey. Tras aquella bufonada por parte de este último, el sierpe no habló, solamente se quedó como estaba; en cuclillas y en silencio, manteniendo la mirada sobre su rehén. No se podía distinguir nada de las muecas o gestos que este tenía, aquello darían una buena idea de cómo se sentía el encapuchado, ya que era bien sabido que el rostro era el espejo del alma... Todo aquello tan solo acentuaba un aura de misterio siniestra a su alrededor.
Después, Matthew continuó con toda su palabrería que poco o nada le ayudarían a entablar empatía alguna con su extorsionador.
-Me alegro que vaya empezando a entrar en razón, señor Owens...-Asintió levemente, sin aún sacar su mirada del virrey cuando este empezó a sacarse de encima el papel de tipo duro y dilucidó sobre algún tipo de "negociación"-...Pero, mucho me temo que no soy un diplomático-Se puso en pie y se volteó, dando la espalda a Matthew-Le ruego que espere aquí. Mi papel por el momento ha acabado...
Tras eso, el Dramaturgo se dirigió a la puerta de salida. Afuera esperaban los dos guardias que habían traído al virrey hasta allí. Tras cruzar el umbral, el enmascarado miró a uno de ellos y asintió con la cabeza. El mandado le devolvió el gesto y sin más entró junto con su compañero en la habitación, cerrando la puerta tras de sí. Estos simplemente se limitarían a vigilar de cerca a Matthew Owens, sin entablar conversación alguna.
Pasado unos minutos, la puerta volvió a abrirse y uno de los guardias giró medio tronco.
-Seño...--Se quedó a la mitad de lo que iba a decir cuando vio que quien llegó no era la persona que esperaba. Iba a sacar su espada, pero un Alward rápido y con las ideas claras de qué hacer y qué se iba a encontrar allí dentro le pateó los bajos.
El otro guardia se volteó rápidamente, pero antes de que pudiese dilucidar algo de lo que pasaba, se encontró con el puño del Sevna impactando duramente contra su rostro, tumbándolo inconsciente en el acto. Para acabar con el primero al que había pateado las partes nobles y que ahora se retorcía de dolor de rodillas tan solo tuvo que volverle a patear, pero esta vez en la cara.
Sin más, se fue hacia donde estaba Matthew y empezó a desatarle todos los nudos que tenía y que le inmovilizaban en la silla. Tan concentrado estaba en la tarea, que todo aquello que el secuestrado dijera lo pasaría por alto, hasta que finalmente lo liberó por completo.
-...Escucha-Se le notaba agitado-Estamos en algo gordo, así que es mejor que colaboremos para salir de aquí. A mí también me quieren.-Miró hacia los guardias, ambos tenían espadas, eso les podría servir de ayuda. Agarró una y la otra se la pasó a Owens-El enemigo de mi enemigo es mi amigo, así que en marcha-Era lo único que Matthew necesitaba saber sobre la situación y por qué a él también le querían capturar.
En cuanto empezó a hacer mención y referencia a sus partes bajas, el Dramaturgo no bajó ni por un momento la mirada a la zona indicada, es más, ni siquiera apartó los ojos, que se escondían tras la siniestra máscara sonriente, de los propios ojos del virrey. Tras aquella bufonada por parte de este último, el sierpe no habló, solamente se quedó como estaba; en cuclillas y en silencio, manteniendo la mirada sobre su rehén. No se podía distinguir nada de las muecas o gestos que este tenía, aquello darían una buena idea de cómo se sentía el encapuchado, ya que era bien sabido que el rostro era el espejo del alma... Todo aquello tan solo acentuaba un aura de misterio siniestra a su alrededor.
Después, Matthew continuó con toda su palabrería que poco o nada le ayudarían a entablar empatía alguna con su extorsionador.
-Me alegro que vaya empezando a entrar en razón, señor Owens...-Asintió levemente, sin aún sacar su mirada del virrey cuando este empezó a sacarse de encima el papel de tipo duro y dilucidó sobre algún tipo de "negociación"-...Pero, mucho me temo que no soy un diplomático-Se puso en pie y se volteó, dando la espalda a Matthew-Le ruego que espere aquí. Mi papel por el momento ha acabado...
Tras eso, el Dramaturgo se dirigió a la puerta de salida. Afuera esperaban los dos guardias que habían traído al virrey hasta allí. Tras cruzar el umbral, el enmascarado miró a uno de ellos y asintió con la cabeza. El mandado le devolvió el gesto y sin más entró junto con su compañero en la habitación, cerrando la puerta tras de sí. Estos simplemente se limitarían a vigilar de cerca a Matthew Owens, sin entablar conversación alguna.
Pasado unos minutos, la puerta volvió a abrirse y uno de los guardias giró medio tronco.
-Seño...--Se quedó a la mitad de lo que iba a decir cuando vio que quien llegó no era la persona que esperaba. Iba a sacar su espada, pero un Alward rápido y con las ideas claras de qué hacer y qué se iba a encontrar allí dentro le pateó los bajos.
El otro guardia se volteó rápidamente, pero antes de que pudiese dilucidar algo de lo que pasaba, se encontró con el puño del Sevna impactando duramente contra su rostro, tumbándolo inconsciente en el acto. Para acabar con el primero al que había pateado las partes nobles y que ahora se retorcía de dolor de rodillas tan solo tuvo que volverle a patear, pero esta vez en la cara.
Sin más, se fue hacia donde estaba Matthew y empezó a desatarle todos los nudos que tenía y que le inmovilizaban en la silla. Tan concentrado estaba en la tarea, que todo aquello que el secuestrado dijera lo pasaría por alto, hasta que finalmente lo liberó por completo.
-...Escucha-Se le notaba agitado-Estamos en algo gordo, así que es mejor que colaboremos para salir de aquí. A mí también me quieren.-Miró hacia los guardias, ambos tenían espadas, eso les podría servir de ayuda. Agarró una y la otra se la pasó a Owens-El enemigo de mi enemigo es mi amigo, así que en marcha-Era lo único que Matthew necesitaba saber sobre la situación y por qué a él también le querían capturar.
Alward Sevna
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Re: ¿Amigo o enemigo? Parte I [Privado][Cerrado]
“Tareas sumamente segmentadas” pensó el Estafador, era una estrategia bien pensada para que todos hicieran un poco pero nadie pudiera ver la totalidad del plan. Incluso aunque Owens lograra dar vuelta la situación y tomar de prisionero a ese sujeto, no podría sacarle gran cantidad de información. Era una técnica útil, sí, mucho más que la tontería que solían hacer la mayoría de los grupos secretos, dejando toda la información concentrada en unos pocos miembros selectos.
Demasiado ordenado para el gusto de Matt, pero respetable.
-Claro, esperaré. No me moveré de este sitio - Sonrió ampliamente y movió el torso para enfatizar el hecho de que era imposible que se fuera - Adiosito - Y eso era todo, había ganado tanto tiempo como le era posible, sí nadie notaba su ausencia y venía a rescatarlo tendría que cerrar un trato con toda esa chusma y eso sería sumamente problemático.
Barajaba varias opciones, aunque sin duda no esperaba que fuera Alward el que aparecería por la puerta. Dejó caer los hombros y la cabeza hacia adelante, suspiró resignado, no estaba seguro sí prefería eso o regresar a las negociaciones con la Organización esa de Raritos. Como el Sevna parecía decidido a rescatarlo a como diera lugar, Matthew no opuso resistencia y dejó que cortara las cuerdas.
-Oh, mi héroe - Dijo con el tono más grotesco que era capaz de entonar - Tendrás que esperar a que salgamos de aquí para que te de tu beso de recompensa - Se masajeaba las muñecas adoloridas, sabía que eso iba a dejar marcas y luego tendría que explicarle eso a Eyre, y convencerla que no había estado haciendo nada raro con nadie “Qué noche más complicada...” - ¿Mmm? - Se quedó mirando la espada que le ofrecía Alward - No esperarás que use una cosa como esa ¿Cierto? - Le empujó la mano - Quédatela si quieres, yo tengo una idea mejor -
El Virrey se acercó a la puerta, miró en el pasillo hacia ambos lados pero aún no había nadie a la vista. Luego se metió nuevamente en la habitación y cerró la puerta dejando los dos cuerpos de los guardias del lado de adentro, pasó un pestillo para cerrarla y se dio la vuelta, mirando al Sevna.
-Bien, necesitaré unos minutos, pero viendo que no llega nadie todo debería salir bien - Buscó dentro de su ropa interior y sacó un pergamino con una serie de runas dibujadas*- Claramente no iba a venir a un sitio como este sin tener algún plan de apoyo - Lo cierto es que las amenazas sobre hacerle cosas a su miembro lo tenían más preocupado por lo que podrían encontrar sí lo desnudaban - Veamos... - Se paró en medio de la sala y comenzó a concentrarse en el pergamino.
Pasados unos segundos se empezaron a escuchar ruidos afuera, pero como la puerta estaba atorada no había forma de que entraran. Matthew los ignoró por completo y solo siguió con los pasos que le habían enseñado para que la runa se activara, cuando llegó el momento le tendió la mano a Alward y en un pestañeo estaban en el comedor de la casa del Virrey.
Lo primero que hizo Matt es hacerle un gesto al Sevna para que no hiciera ruido.
-Eyre está durmiendo arriba - Le susurró, luego se agachó para sacarse las botas y dejarlas justo al lado de la puerta principal, la Hechicera odiaba que dejaran barro y marcas por los pisos de la casa - ¿Quieres beber algo en la cocina antes de irte? - No tenía interés en entablar una amistad con él, por lo que de ninguna manera lo invitaría a quedarse, pero sí esperaba una mínima explicación antes de que se fuera.
_____________________________
*Usa Runa transporte: Un pergamino con una runa especial, que permite transportar al usuario o a un grupo de hasta cuatro personas a un lugar de importancia marcado con anterioridad. Solo puede transportar a talleres o viviendas que pertenezcan al usuario. Requiere de una encantación larga y tranquilidad, por lo que no puede usarse en combate o temas con master.
Demasiado ordenado para el gusto de Matt, pero respetable.
-Claro, esperaré. No me moveré de este sitio - Sonrió ampliamente y movió el torso para enfatizar el hecho de que era imposible que se fuera - Adiosito - Y eso era todo, había ganado tanto tiempo como le era posible, sí nadie notaba su ausencia y venía a rescatarlo tendría que cerrar un trato con toda esa chusma y eso sería sumamente problemático.
Barajaba varias opciones, aunque sin duda no esperaba que fuera Alward el que aparecería por la puerta. Dejó caer los hombros y la cabeza hacia adelante, suspiró resignado, no estaba seguro sí prefería eso o regresar a las negociaciones con la Organización esa de Raritos. Como el Sevna parecía decidido a rescatarlo a como diera lugar, Matthew no opuso resistencia y dejó que cortara las cuerdas.
-Oh, mi héroe - Dijo con el tono más grotesco que era capaz de entonar - Tendrás que esperar a que salgamos de aquí para que te de tu beso de recompensa - Se masajeaba las muñecas adoloridas, sabía que eso iba a dejar marcas y luego tendría que explicarle eso a Eyre, y convencerla que no había estado haciendo nada raro con nadie “Qué noche más complicada...” - ¿Mmm? - Se quedó mirando la espada que le ofrecía Alward - No esperarás que use una cosa como esa ¿Cierto? - Le empujó la mano - Quédatela si quieres, yo tengo una idea mejor -
El Virrey se acercó a la puerta, miró en el pasillo hacia ambos lados pero aún no había nadie a la vista. Luego se metió nuevamente en la habitación y cerró la puerta dejando los dos cuerpos de los guardias del lado de adentro, pasó un pestillo para cerrarla y se dio la vuelta, mirando al Sevna.
-Bien, necesitaré unos minutos, pero viendo que no llega nadie todo debería salir bien - Buscó dentro de su ropa interior y sacó un pergamino con una serie de runas dibujadas*- Claramente no iba a venir a un sitio como este sin tener algún plan de apoyo - Lo cierto es que las amenazas sobre hacerle cosas a su miembro lo tenían más preocupado por lo que podrían encontrar sí lo desnudaban - Veamos... - Se paró en medio de la sala y comenzó a concentrarse en el pergamino.
Pasados unos segundos se empezaron a escuchar ruidos afuera, pero como la puerta estaba atorada no había forma de que entraran. Matthew los ignoró por completo y solo siguió con los pasos que le habían enseñado para que la runa se activara, cuando llegó el momento le tendió la mano a Alward y en un pestañeo estaban en el comedor de la casa del Virrey.
Lo primero que hizo Matt es hacerle un gesto al Sevna para que no hiciera ruido.
-Eyre está durmiendo arriba - Le susurró, luego se agachó para sacarse las botas y dejarlas justo al lado de la puerta principal, la Hechicera odiaba que dejaran barro y marcas por los pisos de la casa - ¿Quieres beber algo en la cocina antes de irte? - No tenía interés en entablar una amistad con él, por lo que de ninguna manera lo invitaría a quedarse, pero sí esperaba una mínima explicación antes de que se fuera.
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*Usa Runa transporte: Un pergamino con una runa especial, que permite transportar al usuario o a un grupo de hasta cuatro personas a un lugar de importancia marcado con anterioridad. Solo puede transportar a talleres o viviendas que pertenezcan al usuario. Requiere de una encantación larga y tranquilidad, por lo que no puede usarse en combate o temas con master.
Matthew Owens
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Re: ¿Amigo o enemigo? Parte I [Privado][Cerrado]
Matthew rechazó el arma que Alward le dio. ¡Insensato! ¿Cómo pensaba entonces enfrentarse a las posibles amenazas que acudirían en su huida?
Para añadir más tensión al asunto, pudo escucharse cómo se acercaban por el otro lado del pasillo. Owens atrancó la puerta, mientras el castaño le miraba atónito. Y, de pronto, de entre sus ropajes más pudorosos, el moreno sacó un pergamino. No entendía mucho de aquello, pero lo que sí tenía por seguro era que Matthew no se las ingeniaría de tal forma como para que al final acabasen muriendo allí... ¿O sí? El castaño a estas alturas no sabía muy bien qué podría esperar del Virrey Loco de Ciudad Lagarto.
De pronto, empezaron a dar golpes en la puerta al ver que esta no podía abrirse de forma normal. Los golpes poco a poco se fueron intensificando, y gritos de advertencia inaudibles empezaron a escucharse. Alward entonces empuñó con decisión las dos espadas que había sustraído de los guardias inconscientes y se preparó para lo peor.
Finalmente, golpe a golpe, lograron derribar la puerta, tras ella, se encontraban la señora de la hacienda; Shizuka Matsushita, acompañada por dos guardias más.
-¡El rehén ha sido liberado!-Exclamó uno de ellos
La señora de la hacienda no dijo nada, simplemente se quedó mirando fijamente a Alward con el ceño fruncido, quien con la postura de combate adquirida, se mantenía tenso y quieto, correspondiéndole la mirada.
Los guardias, sin embargo se abalanzaron sobre el intruso y el rehén, quien se mantenía ajeno a todo lo que pasaba en un estado de ensimismamiento y meditación increíbles para ser quien era. Alward no se iba a quedar atrás, por lo que con un pequeño salto se abalanzó hacia adelante para adoptar una posición totalmente ofensiva. Sin más, dio un tajo lateral con ambas espadas, pero justo en ese momento sintió como le agarraban la pierna, y en un simple pestañeo, todo el lugar se desvaneció y aparecieron directamente en un sitio totalmente diferente.
Alward no pudo detenerse en su movimiento y descargó aquel ataque contra una alacena que había por allí, derribándola y haciendo que todos los platos y tazas que contenía se cayeran y partieran en mil pedazos.
Por si aquello fuese poco, el caballero no pudo reincorporarse bien y se cayó justo de frente contra la pared en la que antes estaba el mueble que había tirado, dando así un estruendoso cabezazo en esta, haciendo que más platos que había en unos estantes colocados más arriba se cayeran uno a uno en su cabeza, con el mismo resultado que corrieron los anteriores.
Luego, se volteó y quedó sentado apoyando su espalda en la pared, aturdido. Matthew entonces le dijo que Eyre se encontraba arriba durmiendo, y le hizo un gesto para que guardara silencio. El Sevna entonces, atolondrado, levantó el pulgar de su mano derecha y sonrió nervioso.
Una vez que estuvo más recuperado, Alward se levantó y se quitó los trozos de cerámica que tenía en los hombros. Acto seguido, miró al moreno y suspiró.
-T-te pagaré eso...-Dijo haciendo referencia a todo lo que había roto mientras sonreía de nuevo nervioso y se sonrojaba un poco. Luego, carraspeó-...N-no-Contestó a la invitación de la bebida. Lo último que quería hacer en ese momento era alcoholizarse-...Gracias por haber hecho... "Eso"-Lo del pergamino. No sabía muy bien cómo llamarlo-¡Ha sido verdaderamente increíble!-De pronto, se dio cuenta en lo espectacular que había tenido que ser todo visto desde otra perspectiva-¡Ni en mil años había pensado que esa forma de salir podía ser viable!-Entusiasmado, alzó la voz en demasía, y tras darse cuenta de esto, y acordarse de que Eyre estaba durmiendo, se llevó las manos a la boca mientras ponía un gesto en su rostro asumiendo su pequeña metedura de pata.
-P-pero Matthew... ¿Qué querían esa gente de ti?-Bajó la voz. Tras la respuesta del moreno, su rostro y su tono pasaron a ser los de siempre, sin alarmismos-Son peligrosos-Advirtió-...A partir de ahora, mantente rodeado de gente de tan solo tu absoluta confianza. No salgas solo a la calle, y si puede ser, desaparece. Lo más seguro es que estés en su punto de mira
"El enemigo de mi enemigo, es mi amigo", se solía decir en aquella situación. Y más que a Matthew, Alward odiaba a las Sierpes con todas sus fuerzas. Si aquella improvisada alianza podía ser mínimamente beneficiosa para futuros encuentros, la tenía que aprovechar. Todo aquel asunto quedaba lejos de su otra vida; su vida profesional como Guardia. Aquello era personal.
-Irán a por tus puntos débiles, a por lo que más amas...-Advirtió-...sobre todo personas...-Desvió por un segundo la mirada, lamentándose de un recuerdo pasado. Peo enseguida volvió a mirar a Owens con decisión-Pueden ir a por Eyre, mantenla a salvo. Si de verdad la amas, tienes que protegerla.-También le preocupaba la seguridad e integridad de la bruja.
Agotado por todo lo vivido, se sentó en una silla cercana, más que en un acto calculado, lo hizo dejándose caer.
-...mierda, debí darme cuenta que todo era una trampa...-Pensó en voz alta, lamentándose.
Para añadir más tensión al asunto, pudo escucharse cómo se acercaban por el otro lado del pasillo. Owens atrancó la puerta, mientras el castaño le miraba atónito. Y, de pronto, de entre sus ropajes más pudorosos, el moreno sacó un pergamino. No entendía mucho de aquello, pero lo que sí tenía por seguro era que Matthew no se las ingeniaría de tal forma como para que al final acabasen muriendo allí... ¿O sí? El castaño a estas alturas no sabía muy bien qué podría esperar del Virrey Loco de Ciudad Lagarto.
De pronto, empezaron a dar golpes en la puerta al ver que esta no podía abrirse de forma normal. Los golpes poco a poco se fueron intensificando, y gritos de advertencia inaudibles empezaron a escucharse. Alward entonces empuñó con decisión las dos espadas que había sustraído de los guardias inconscientes y se preparó para lo peor.
Finalmente, golpe a golpe, lograron derribar la puerta, tras ella, se encontraban la señora de la hacienda; Shizuka Matsushita, acompañada por dos guardias más.
-¡El rehén ha sido liberado!-Exclamó uno de ellos
La señora de la hacienda no dijo nada, simplemente se quedó mirando fijamente a Alward con el ceño fruncido, quien con la postura de combate adquirida, se mantenía tenso y quieto, correspondiéndole la mirada.
Los guardias, sin embargo se abalanzaron sobre el intruso y el rehén, quien se mantenía ajeno a todo lo que pasaba en un estado de ensimismamiento y meditación increíbles para ser quien era. Alward no se iba a quedar atrás, por lo que con un pequeño salto se abalanzó hacia adelante para adoptar una posición totalmente ofensiva. Sin más, dio un tajo lateral con ambas espadas, pero justo en ese momento sintió como le agarraban la pierna, y en un simple pestañeo, todo el lugar se desvaneció y aparecieron directamente en un sitio totalmente diferente.
Alward no pudo detenerse en su movimiento y descargó aquel ataque contra una alacena que había por allí, derribándola y haciendo que todos los platos y tazas que contenía se cayeran y partieran en mil pedazos.
Por si aquello fuese poco, el caballero no pudo reincorporarse bien y se cayó justo de frente contra la pared en la que antes estaba el mueble que había tirado, dando así un estruendoso cabezazo en esta, haciendo que más platos que había en unos estantes colocados más arriba se cayeran uno a uno en su cabeza, con el mismo resultado que corrieron los anteriores.
Luego, se volteó y quedó sentado apoyando su espalda en la pared, aturdido. Matthew entonces le dijo que Eyre se encontraba arriba durmiendo, y le hizo un gesto para que guardara silencio. El Sevna entonces, atolondrado, levantó el pulgar de su mano derecha y sonrió nervioso.
Una vez que estuvo más recuperado, Alward se levantó y se quitó los trozos de cerámica que tenía en los hombros. Acto seguido, miró al moreno y suspiró.
-T-te pagaré eso...-Dijo haciendo referencia a todo lo que había roto mientras sonreía de nuevo nervioso y se sonrojaba un poco. Luego, carraspeó-...N-no-Contestó a la invitación de la bebida. Lo último que quería hacer en ese momento era alcoholizarse-...Gracias por haber hecho... "Eso"-Lo del pergamino. No sabía muy bien cómo llamarlo-¡Ha sido verdaderamente increíble!-De pronto, se dio cuenta en lo espectacular que había tenido que ser todo visto desde otra perspectiva-¡Ni en mil años había pensado que esa forma de salir podía ser viable!-Entusiasmado, alzó la voz en demasía, y tras darse cuenta de esto, y acordarse de que Eyre estaba durmiendo, se llevó las manos a la boca mientras ponía un gesto en su rostro asumiendo su pequeña metedura de pata.
-P-pero Matthew... ¿Qué querían esa gente de ti?-Bajó la voz. Tras la respuesta del moreno, su rostro y su tono pasaron a ser los de siempre, sin alarmismos-Son peligrosos-Advirtió-...A partir de ahora, mantente rodeado de gente de tan solo tu absoluta confianza. No salgas solo a la calle, y si puede ser, desaparece. Lo más seguro es que estés en su punto de mira
"El enemigo de mi enemigo, es mi amigo", se solía decir en aquella situación. Y más que a Matthew, Alward odiaba a las Sierpes con todas sus fuerzas. Si aquella improvisada alianza podía ser mínimamente beneficiosa para futuros encuentros, la tenía que aprovechar. Todo aquel asunto quedaba lejos de su otra vida; su vida profesional como Guardia. Aquello era personal.
-Irán a por tus puntos débiles, a por lo que más amas...-Advirtió-...sobre todo personas...-Desvió por un segundo la mirada, lamentándose de un recuerdo pasado. Peo enseguida volvió a mirar a Owens con decisión-Pueden ir a por Eyre, mantenla a salvo. Si de verdad la amas, tienes que protegerla.-También le preocupaba la seguridad e integridad de la bruja.
Agotado por todo lo vivido, se sentó en una silla cercana, más que en un acto calculado, lo hizo dejándose caer.
-...mierda, debí darme cuenta que todo era una trampa...-Pensó en voz alta, lamentándose.
Alward Sevna
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Re: ¿Amigo o enemigo? Parte I [Privado][Cerrado]
Matthew se masajeó la sien y ambos ojos mientras Alward rompía parte del mobiliario “Estoy rodeado de idiotas” pensaba el Virrey, viendo la última taza caer y hacerse pedazos. Suspiró y levantó la vista cuando escuchó que la cama del segundo piso crujía, sí Eyre veía al Sevna iba a querer saludarlo y hablar con él, de ninguna manera el Estafador permitiría que tal cosa ocurriera.
Dio un par de zancadas hasta quedar en el pasillo que daba a la escalera principal.
-Solo soy yo, Cielo, no te levantes subiré en un momento - Se escuchó algo así como una respuesta somnolienta y luego cómo regresaba a la cama - No quiero que pagues nada, solo quiero que te sientes allí y dejes de romper mi casa - Susurraba con los dientes apretados y una sonrisa forzada que daba a entender que nada de la situación era de su agrado.
Ya que el Sevna no quería nada de beber, Matt se preparó un té para sí mismo, mientras escuchaba los elogios.
-Claro que fue increíble, siempre hago cosas increíbles - Tomó un sorbo de té, Owens no terminaba de decidir cuánto quería que supiera Alward sobre lo que había sucedido, finalmente se encogió de hombros y respondió - Un contacto de confianza dentro de Ciudad Lagarto para llevar adelante sus manipulaciones - Suspiró y revoleó los ojos - Antes de que preguntes, les dije que no. No tengo interés alguno en ser el títere de nadie - Se inclinó un poco hacía adelante para apoyar los codos en la barra de la cocina, le sonrió de modo gatuno al Guardia - Oish ¿Es preocupación lo que percibo en tu tono? ¿De verdad? ¿Estás preocupado por el infame, terrible y manipulador monstruo que reina en Ciudad Lagarto? Me halagas y a la vez me insultas, ningún Grupito de Raritos va a lograr que salga corriendo a esconderme como una rata -
Con paso tranquilo fue hacía la puerta de la cocina, le dio la espalda al Sevna mientras hacía algo en el marco, probablemente desactivar trampas, y luego la abrió. Se paró a un lado, aun con la taza de té en la mano y le hizo un gesto a Alward para que saliera.
-Mira que bella está la noche, de seguro un paseo nocturno te vendría muy bien - Sonrió de modo encantador. Pero en un instante su gesto se volvió duro, de solo escuchar el nombre de la Hechicera saliendo de los labios de Alward le causaba una ira impresionante - Deja de decir su nombre tan a la ligera - Respiró profundo para calmarse - Hagamos lo siguiente, tu te encargas de tus asuntos, y yo de los míos ¿De acuerdo? Ya que me soltaste de la silla, yo te devolví el favor trayéndote aquí. Estamos a mano, no tienes porqué regresar jamás a está casa - Levantó la mano para saludarlo - Adiós, buen viaje, no vuelvas a aparecerte por este sitio -
En cuanto el Sevna cruzara el umbral de la puerta Matthew cerraría de un portazo y el sonido de las trampas nuevamente activadas se haría oír. Así terminaría la noche, o al menos para Owens, en cambio Alward tenía un largo camino por recorrer y darse vuelta para pedirle un caballo prestado al Virrey no parecía una buena opción.
Dio un par de zancadas hasta quedar en el pasillo que daba a la escalera principal.
-Solo soy yo, Cielo, no te levantes subiré en un momento - Se escuchó algo así como una respuesta somnolienta y luego cómo regresaba a la cama - No quiero que pagues nada, solo quiero que te sientes allí y dejes de romper mi casa - Susurraba con los dientes apretados y una sonrisa forzada que daba a entender que nada de la situación era de su agrado.
Ya que el Sevna no quería nada de beber, Matt se preparó un té para sí mismo, mientras escuchaba los elogios.
-Claro que fue increíble, siempre hago cosas increíbles - Tomó un sorbo de té, Owens no terminaba de decidir cuánto quería que supiera Alward sobre lo que había sucedido, finalmente se encogió de hombros y respondió - Un contacto de confianza dentro de Ciudad Lagarto para llevar adelante sus manipulaciones - Suspiró y revoleó los ojos - Antes de que preguntes, les dije que no. No tengo interés alguno en ser el títere de nadie - Se inclinó un poco hacía adelante para apoyar los codos en la barra de la cocina, le sonrió de modo gatuno al Guardia - Oish ¿Es preocupación lo que percibo en tu tono? ¿De verdad? ¿Estás preocupado por el infame, terrible y manipulador monstruo que reina en Ciudad Lagarto? Me halagas y a la vez me insultas, ningún Grupito de Raritos va a lograr que salga corriendo a esconderme como una rata -
Con paso tranquilo fue hacía la puerta de la cocina, le dio la espalda al Sevna mientras hacía algo en el marco, probablemente desactivar trampas, y luego la abrió. Se paró a un lado, aun con la taza de té en la mano y le hizo un gesto a Alward para que saliera.
-Mira que bella está la noche, de seguro un paseo nocturno te vendría muy bien - Sonrió de modo encantador. Pero en un instante su gesto se volvió duro, de solo escuchar el nombre de la Hechicera saliendo de los labios de Alward le causaba una ira impresionante - Deja de decir su nombre tan a la ligera - Respiró profundo para calmarse - Hagamos lo siguiente, tu te encargas de tus asuntos, y yo de los míos ¿De acuerdo? Ya que me soltaste de la silla, yo te devolví el favor trayéndote aquí. Estamos a mano, no tienes porqué regresar jamás a está casa - Levantó la mano para saludarlo - Adiós, buen viaje, no vuelvas a aparecerte por este sitio -
En cuanto el Sevna cruzara el umbral de la puerta Matthew cerraría de un portazo y el sonido de las trampas nuevamente activadas se haría oír. Así terminaría la noche, o al menos para Owens, en cambio Alward tenía un largo camino por recorrer y darse vuelta para pedirle un caballo prestado al Virrey no parecía una buena opción.
Matthew Owens
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Re: ¿Amigo o enemigo? Parte I [Privado][Cerrado]
-...¿Preocupación...?-Se mostró dubitativo. Luego negó-Te odio tanto como tú me odias a mí. Pero esto es algo que supera nuestras banales disputas o puntos de vista...-Se levantó de la silla. Aún le dolía la cabeza por la de platos que se le habían caído.-Ojalá tú fueses mi único problema-Le dijo al virrey, haciendo ver que realmente sus desencuentros era nimiedades comparado con todo lo que tenía que ver con las Sierpes.
Luego Owens le abrió la puerta y le invitó a salir. Eran altísimas horas de la noche, ahora que lo pensaba, estaba muy lejos de casa. Como un idiota, confiando en Matthew, salió por el marco de la puerta, esperando a que él le siguiera. Pero en el instante en que salió, el virrey de Ciudad Lagarto se despidió de él.
-¡P-pero...!-La puerta se cerró y le dejó con la palabra en la boca.
Quedó solo, en silencio, y con mucho frío. Suspiró y miró con recelo hacia la puerta.
Poco podía hacer. Tenía que volver a Lunargenta... ¿Pero cómo? No tenía armas, ya que las había dejado en la cocina después de su aparatosa llegada, y ni siquiera tenía una montura con la que volver más rápido...
De pronto, oyó cerca el relinchar de unos caballos. Se le ocurrió una idea. No casaba con él ni su estilo, pero en momentos desesperados se requieren medidas desesperadas. Si Matthew le había dejado solo en la noche, no iba a desaprovechar la oportunidad de cogerle prestado uno de sus caballos. Así que, ni corto ni perezoso, se dirigió a donde descansaban los equinos y tomó el primero que vio. Lo llevó hasta el jardín delantero y se montó en este. Luego, con un grito y un espoleo, ordenó al animal galopar y salir de allí. Seguramente con aquel ruido, Owens se asomaría por la ventana, curioso de ver qué pasaba en las inmediaciones de su casa, y tal vez Eyre también llegase a escucharlo.
-¡ALGÚN DÍA LO DEVOLVERÉ!-Gritó mientras se iba a lomos del caballo, sin fijarse en ningún punto en especial de la casa mirando hacia esta.
Luego Owens le abrió la puerta y le invitó a salir. Eran altísimas horas de la noche, ahora que lo pensaba, estaba muy lejos de casa. Como un idiota, confiando en Matthew, salió por el marco de la puerta, esperando a que él le siguiera. Pero en el instante en que salió, el virrey de Ciudad Lagarto se despidió de él.
-¡P-pero...!-La puerta se cerró y le dejó con la palabra en la boca.
Quedó solo, en silencio, y con mucho frío. Suspiró y miró con recelo hacia la puerta.
Poco podía hacer. Tenía que volver a Lunargenta... ¿Pero cómo? No tenía armas, ya que las había dejado en la cocina después de su aparatosa llegada, y ni siquiera tenía una montura con la que volver más rápido...
De pronto, oyó cerca el relinchar de unos caballos. Se le ocurrió una idea. No casaba con él ni su estilo, pero en momentos desesperados se requieren medidas desesperadas. Si Matthew le había dejado solo en la noche, no iba a desaprovechar la oportunidad de cogerle prestado uno de sus caballos. Así que, ni corto ni perezoso, se dirigió a donde descansaban los equinos y tomó el primero que vio. Lo llevó hasta el jardín delantero y se montó en este. Luego, con un grito y un espoleo, ordenó al animal galopar y salir de allí. Seguramente con aquel ruido, Owens se asomaría por la ventana, curioso de ver qué pasaba en las inmediaciones de su casa, y tal vez Eyre también llegase a escucharlo.
-¡ALGÚN DÍA LO DEVOLVERÉ!-Gritó mientras se iba a lomos del caballo, sin fijarse en ningún punto en especial de la casa mirando hacia esta.
Alward Sevna
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