Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
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Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
Realizar las tareas de la Guardia casi nunca era agradable, en el mejor de los casos tenías las rondas nocturnas,donde sólo te cruzabas con algún ebrio, o una pelea sin demasiadas repercusiones, en el peor de los casos tocaba viajar. Eso al menos sí tomabas tu trabajo en serio, y nadie en toda la Guardia se tomaba su deber tan en serio con Sashenka Dozorova, siquiera su querido amigo Alward era tan severo como lo era la dragona.
Sasha se encontraba en ese momento yendo a trote con su caballo por los caminos que llevaban a las afueras de Lunargenta. Según los reportes, en una pequeña comunidad perteneciente a los territorios del Rey Siegfried había dejado de enviar tanto los impuestos obligatorios del mes, como los informes del representante Real en esas tierras. No era algo como para preocuparse, muchas veces las encomiendas se perdían, o eran asaltados por bandidos, habían muchos motivos por los que podía pasar algo semejante, por eso la Guardia había decidido enviar solo a Sasha.
Sus órdenes no eran intervenir de modo alguno, de hecho no llevaba ni su uniforme, ni iba con una montura oficial de la Guardia, sólo tenía que llegar de incógnito, averiguar qué estaba ocurriendo y regresar a la base. A Sashenka no le terminaba de convencer, ella quería tener la oportunidad de hacer algo que fuera en verdad relevante, algo que pudiera asegurarle un puesto importante.
No tenía caso darle demasiadas vueltas al asunto, la dragona dejó escapar un largo suspiro y espoleó al caballo para que apurara un poco el paso. Alrededor sólo habían campos sembrados con las plantas de la época, muy a lo lejos podían encontrarse algunas chozas rudimentarias aquí y allá, con toda seguridad eran las viviendas de los encargados de cuidar las plantaciones.
Vio a un señor bastante anciano agachado haciendo algo en la tierra unos metros más adelante. Sasha guió al caballo hacía él.
-Disculpe buen hombre, busco el pueblo de Alkmaar ¿Podría decirme si voy en la dirección correcta? - El sitio era tan pequeño que siquiera aparecía en los mapas.
-¿Alkmaar? ¿No había desaparecido ya ese pueblo infernal? - El hombre hizo un gesto para espantar a los malos espíritus - Tiene que seguir derecho y va a encontrar un camino casi imposible de usar que se desvía a la derecha, siga por allí y lo encontrará -
-Se lo agradezco - La muchacha hizo una ligera inclinación de cabeza y agitó las riendas de la montura para seguir camino.
No se le había pasado por alto lo de “pueblo infernal”, pero también era cierto que en el campo la gente era muy supersticiosa, así que no sería raro que hubiesen malinterpretado algo o que explicaran algún fenómeno natural metiendo a demonios de por medio. Sashenka era una joven que había sido criada en una familia con buenos recursos, su instrucción era por lo tanto de bastante más categoría que el promedio de los ciudadanos. De ninguna manera iba a creer que espíritus o demonios estaban involucrados en nada de lo que estuviera pasando en Alkmaar.
___________________________________________________
Tema abierto: Merrigan y Rascal, siéntanse libres de entrar al cuento cómo más les guste ^^
*Nota: La idea de las Bestias-Mutantes fue sacada de este Mastereado que realizó Sigel [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] he pedido permiso a la Máster para poder utilizar una temática similar.
Sasha se encontraba en ese momento yendo a trote con su caballo por los caminos que llevaban a las afueras de Lunargenta. Según los reportes, en una pequeña comunidad perteneciente a los territorios del Rey Siegfried había dejado de enviar tanto los impuestos obligatorios del mes, como los informes del representante Real en esas tierras. No era algo como para preocuparse, muchas veces las encomiendas se perdían, o eran asaltados por bandidos, habían muchos motivos por los que podía pasar algo semejante, por eso la Guardia había decidido enviar solo a Sasha.
Sus órdenes no eran intervenir de modo alguno, de hecho no llevaba ni su uniforme, ni iba con una montura oficial de la Guardia, sólo tenía que llegar de incógnito, averiguar qué estaba ocurriendo y regresar a la base. A Sashenka no le terminaba de convencer, ella quería tener la oportunidad de hacer algo que fuera en verdad relevante, algo que pudiera asegurarle un puesto importante.
No tenía caso darle demasiadas vueltas al asunto, la dragona dejó escapar un largo suspiro y espoleó al caballo para que apurara un poco el paso. Alrededor sólo habían campos sembrados con las plantas de la época, muy a lo lejos podían encontrarse algunas chozas rudimentarias aquí y allá, con toda seguridad eran las viviendas de los encargados de cuidar las plantaciones.
Vio a un señor bastante anciano agachado haciendo algo en la tierra unos metros más adelante. Sasha guió al caballo hacía él.
-Disculpe buen hombre, busco el pueblo de Alkmaar ¿Podría decirme si voy en la dirección correcta? - El sitio era tan pequeño que siquiera aparecía en los mapas.
-¿Alkmaar? ¿No había desaparecido ya ese pueblo infernal? - El hombre hizo un gesto para espantar a los malos espíritus - Tiene que seguir derecho y va a encontrar un camino casi imposible de usar que se desvía a la derecha, siga por allí y lo encontrará -
-Se lo agradezco - La muchacha hizo una ligera inclinación de cabeza y agitó las riendas de la montura para seguir camino.
No se le había pasado por alto lo de “pueblo infernal”, pero también era cierto que en el campo la gente era muy supersticiosa, así que no sería raro que hubiesen malinterpretado algo o que explicaran algún fenómeno natural metiendo a demonios de por medio. Sashenka era una joven que había sido criada en una familia con buenos recursos, su instrucción era por lo tanto de bastante más categoría que el promedio de los ciudadanos. De ninguna manera iba a creer que espíritus o demonios estaban involucrados en nada de lo que estuviera pasando en Alkmaar.
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Tema abierto: Merrigan y Rascal, siéntanse libres de entrar al cuento cómo más les guste ^^
*Nota: La idea de las Bestias-Mutantes fue sacada de este Mastereado que realizó Sigel [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] he pedido permiso a la Máster para poder utilizar una temática similar.
Sashenka Dozorova
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Re: Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
El mundo nunca deja de sorprender.
Eso decía mi padre en los momentos donde algo parecía extraño o inexplicable, y con mucha razón. Inevitablemente recordaba sus palabras cada vez que me encontraba en situaciones de esa índole. En este caso, estaba dentro de uno de esos dilemas, aquellas veces en las que alguna historia parecía mera ficción, algún cuento para niños... O para horrorizarlos.
Aunque los árboles no hablen ni los animales relaten, las leyendas corrían libremente entre los bosques, como susurros que son empujados por el viento y pronto se mezclan con los silbidos de la tranquilidad forestal. Una de esas historias llamaba mi atención, a primera vista sonaba como un mito y una superstición, pero un grupo de forajidos narraba que en su largo camino a Lunargenta habían avistado unas enormes bestias grotescas en cierto pasaje inhóspito.
Para cualquiera que no haya vivido lo suficiente, dicha historia le parecería un cuento de terror, algo que se le dice a los niños para que no corran demasiado lejos de su aldea o para asustar a tus compañeros de viaje en alguna fogata en mitad de la nada. Pero para mí, alguien que ha estudiado y conoce sobre ciertas fuerzas malignas, aunque pocas veces ha sido testigo. Lo que logra hacer es levantar una ceja.
Igualmente no le hice mucho caso, hasta que una idea surgió en mi cabeza. «¿Por qué me haría llamar Detective Merrigan si no sería el primero investigar estos extraños sucesos aunque no sean nada?» Así que en mi afán de cuestionar la veracidad de aquel relato, me dirigí a estos exploradores, para preguntar detalles sobre todo eso.
Caminé entre mesas hasta llegar a la indicada, y en el momento más inoportuno interrumpí su conversación. — Caballeros, he oído su interesante historia, ¿en dónde fue que vieron semejantes cosas? — Luego de un pequeño berrinche de parte de uno de los integrantes, recibí respuesta de lo que presumía era el jefe. Me indicó un par de rutas, lugares que no figuraban en el mapa, quizá deberían darle ese trabajo de hacer mapas más detallados a alguien.
Luego de un par de horas a caballo, había encontrado dicho punto de referencia. ''Un árbol que sus ramas se habían retorcido y comenzaban a formar unos cuernos''. Me adentré más allá de ese árbol, poco a poco se podía sentir un olor que no conseguía distinguir, si era marchito o podrido, ciertamente había un ambiente extraño, algunas marcas en los árboles y pisadas en la tierra que no debían ser de ningún animal común. Siguiendo el sendero se deterioraba eventualmente, me detuve al ver un cartel boca abajo y al inspeccionarlo decía. — Pueblo de Alkmaar.
————————————————————————————
La parte en negrita es el uso de mi rasgo.
No te respondí por mensaje, pero me gustó mucho como planeaste el tema, estoy seguro de que será un buen tema y nos divertiremos ^^
Eso decía mi padre en los momentos donde algo parecía extraño o inexplicable, y con mucha razón. Inevitablemente recordaba sus palabras cada vez que me encontraba en situaciones de esa índole. En este caso, estaba dentro de uno de esos dilemas, aquellas veces en las que alguna historia parecía mera ficción, algún cuento para niños... O para horrorizarlos.
Aunque los árboles no hablen ni los animales relaten, las leyendas corrían libremente entre los bosques, como susurros que son empujados por el viento y pronto se mezclan con los silbidos de la tranquilidad forestal. Una de esas historias llamaba mi atención, a primera vista sonaba como un mito y una superstición, pero un grupo de forajidos narraba que en su largo camino a Lunargenta habían avistado unas enormes bestias grotescas en cierto pasaje inhóspito.
Para cualquiera que no haya vivido lo suficiente, dicha historia le parecería un cuento de terror, algo que se le dice a los niños para que no corran demasiado lejos de su aldea o para asustar a tus compañeros de viaje en alguna fogata en mitad de la nada. Pero para mí, alguien que ha estudiado y conoce sobre ciertas fuerzas malignas, aunque pocas veces ha sido testigo. Lo que logra hacer es levantar una ceja.
Igualmente no le hice mucho caso, hasta que una idea surgió en mi cabeza. «¿Por qué me haría llamar Detective Merrigan si no sería el primero investigar estos extraños sucesos aunque no sean nada?» Así que en mi afán de cuestionar la veracidad de aquel relato, me dirigí a estos exploradores, para preguntar detalles sobre todo eso.
Caminé entre mesas hasta llegar a la indicada, y en el momento más inoportuno interrumpí su conversación. — Caballeros, he oído su interesante historia, ¿en dónde fue que vieron semejantes cosas? — Luego de un pequeño berrinche de parte de uno de los integrantes, recibí respuesta de lo que presumía era el jefe. Me indicó un par de rutas, lugares que no figuraban en el mapa, quizá deberían darle ese trabajo de hacer mapas más detallados a alguien.
Luego de un par de horas a caballo, había encontrado dicho punto de referencia. ''Un árbol que sus ramas se habían retorcido y comenzaban a formar unos cuernos''. Me adentré más allá de ese árbol, poco a poco se podía sentir un olor que no conseguía distinguir, si era marchito o podrido, ciertamente había un ambiente extraño, algunas marcas en los árboles y pisadas en la tierra que no debían ser de ningún animal común. Siguiendo el sendero se deterioraba eventualmente, me detuve al ver un cartel boca abajo y al inspeccionarlo decía. — Pueblo de Alkmaar.
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La parte en negrita es el uso de mi rasgo.
No te respondí por mensaje, pero me gustó mucho como planeaste el tema, estoy seguro de que será un buen tema y nos divertiremos ^^
Detective. Merrigan
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Re: Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
Antes de adentrarse nuevamente al bosque, Rascal se detuvo unos segundos en un campo despejado donde se encontraba una plantación. Pudo ver el cielo poblado de nubes que, de a ratos, dejaban ver el sol y sintió una leve ráfaga de viento que sopló en aquel lugar desprotegido por árboles.
Con una flecha lista y su arco en la mano se sumergió en el bosque en busca de alguna presa. Hacía meses que no extendía su jornada de cacería a aquella zona de la península. En aquel momento se encontraba recorriendo sigilosamente el bosque, acercándose a las región del pueblo Alkmaar. Rascal escucho a varios cazadores y comerciantes, con los cuales se había encontrado años atrás en el camino, comentar que aquel no era un buen lugar para cazar. El señor de aquella aldea había logrado exterminar prácticamente todos los animales a los que pudo darle caza y no quedaba ninguna bestia grande con vida, por lo menos.
Sin embargo, Rascal no oyó a quienes intentaban persuadirlo de llevar su cacería a aquella región y fue de todas formas. Era un territorio en el que, seguramente, no tendría competencia. Tuvo que pasar varias horas recorriendo aquel frondoso bosque y al final solo consiguió dar caza a dos liebres y una ardilla. Aquel día nublado la cacería no resultado igual de satisfactoria que la anterior.
De repente, escucho un movimiento de hojas entre unos arbustos y tenso rápidamente su arco. Se acerco cuidadosamente, pero no lo suficiente como para no ser detectado por una ardilla, que comenzó a huir en el momento que notó la presencia de Rascal. Sin darse por vencido persiguió al roedor moviéndose ágilmente entre grandes raíces y ramas de árboles, hasta llegar a la aldea.
Sin salir de su escondite entre unas ramas disparó una flecha directamente a la ardilla. El animal quedó clavando contra la pared de una de las casas de madera. Rascal no pudo evitar esbozar una sonrisa al dirigirse recoger su primera presa del día. Mientras recuperaba su flecha y guardaba el cuerpo de la ardilla, miró alrededor. Ya había visitado Alkmaar una o dos veces antes (únicamente de paso) y le pareció muy extraño que aquella parte de la ciudad esté tan desierta.
Al caminar unos metros localizó una joven mujer sentada en el suelo. Parecía estar escondiéndose de algo o alguien. Rascal se acercó tranquilamente para comenzar una charla.
—¡Buenas tardes! —saludó alegremente— ¿Tienes idea donde están todos los habitantes? Este lugar suele estar lleno de gente a esta hora.
—¡Shh! —la joven lo calló mientras tomaba a Rascal de su abrigo, arrastrándolo hasta el suelo para esconderse a su lado— ¡Baja la voz! Pueden escucharnos —dijo susurrando.
—¿Quiénes? ¿Qué pasa si nos oyen? —preguntó Rascal, esta vez susurrando.
—La secta de Tristán, están buscando gente para convertir en hombres-bestia y comérselos —contesto la joven, como si fuese nada.
Al ver la confusión que emitía la cara de Rascal, la joven (con muy poca paciencia), dio un suspiro y comenzó a dar una larga explicación.
Con una flecha lista y su arco en la mano se sumergió en el bosque en busca de alguna presa. Hacía meses que no extendía su jornada de cacería a aquella zona de la península. En aquel momento se encontraba recorriendo sigilosamente el bosque, acercándose a las región del pueblo Alkmaar. Rascal escucho a varios cazadores y comerciantes, con los cuales se había encontrado años atrás en el camino, comentar que aquel no era un buen lugar para cazar. El señor de aquella aldea había logrado exterminar prácticamente todos los animales a los que pudo darle caza y no quedaba ninguna bestia grande con vida, por lo menos.
Sin embargo, Rascal no oyó a quienes intentaban persuadirlo de llevar su cacería a aquella región y fue de todas formas. Era un territorio en el que, seguramente, no tendría competencia. Tuvo que pasar varias horas recorriendo aquel frondoso bosque y al final solo consiguió dar caza a dos liebres y una ardilla. Aquel día nublado la cacería no resultado igual de satisfactoria que la anterior.
De repente, escucho un movimiento de hojas entre unos arbustos y tenso rápidamente su arco. Se acerco cuidadosamente, pero no lo suficiente como para no ser detectado por una ardilla, que comenzó a huir en el momento que notó la presencia de Rascal. Sin darse por vencido persiguió al roedor moviéndose ágilmente entre grandes raíces y ramas de árboles, hasta llegar a la aldea.
Sin salir de su escondite entre unas ramas disparó una flecha directamente a la ardilla. El animal quedó clavando contra la pared de una de las casas de madera. Rascal no pudo evitar esbozar una sonrisa al dirigirse recoger su primera presa del día. Mientras recuperaba su flecha y guardaba el cuerpo de la ardilla, miró alrededor. Ya había visitado Alkmaar una o dos veces antes (únicamente de paso) y le pareció muy extraño que aquella parte de la ciudad esté tan desierta.
Al caminar unos metros localizó una joven mujer sentada en el suelo. Parecía estar escondiéndose de algo o alguien. Rascal se acercó tranquilamente para comenzar una charla.
—¡Buenas tardes! —saludó alegremente— ¿Tienes idea donde están todos los habitantes? Este lugar suele estar lleno de gente a esta hora.
—¡Shh! —la joven lo calló mientras tomaba a Rascal de su abrigo, arrastrándolo hasta el suelo para esconderse a su lado— ¡Baja la voz! Pueden escucharnos —dijo susurrando.
—¿Quiénes? ¿Qué pasa si nos oyen? —preguntó Rascal, esta vez susurrando.
—La secta de Tristán, están buscando gente para convertir en hombres-bestia y comérselos —contesto la joven, como si fuese nada.
Al ver la confusión que emitía la cara de Rascal, la joven (con muy poca paciencia), dio un suspiro y comenzó a dar una larga explicación.
- Off Rol:
- Sean libres de comentarme por mp cualquier aclaración o error que pueda haber cometido (asi como suposición que haya hecho erroneamente o les haya molestado). De la misma forma, sean libres de controlar a la joven mujer que aún no tiene nombre.
Rascal
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Re: Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
El campesino había dicho la verdad en relación al estado en que se encontraba el camino al pueblo, si hubiese intentado entrar con un carro probablemente habría roto las ruedas al poco de andar. Y yendo con el caballo tampoco estaba sencillo, más o menos a mitad del trayecto la montura trastabillo al meter la pata en un pozo que no se veía por los pastos altos, ante la posibilidad de que Trotamundos, así se llamaba el equino, se lastimara, Sasha prefirió bajarse y continuar a pie.
Pero un camino en semejante estado le hacía pensar que nadie debía estar utilizándolo en largo tiempo ¿Como salía y entraba la gente de allí? ¿Había otras rutas que ella no conocía? De alguna manera tenían que comerciar, enviar o recibir correspondencia, visitar familias, etc. Ningún pueblo podía sobrevivir estando completamente incomunicado del resto del mundo.
Para aumentar sus sospechas, no se cruzó con absolutamente nadie hasta que llegó a la entrada del pueblo.
El sitio estaba abandonado, Sashenka había visitado muchos lugares con mayor o menores recursos, pero ese lugar parecía un pueblo fantasma, no era sólo porque los residentes fueran personas humildes, había una dejadez generalizada que sólo podía explicarse por la urgencia acuciante de un problema mucho mayor. Lo primero que se le ocurrió a la dragona es que una plaga podría haber arrasado con los habitantes, cuando ese tipo de cosas sucedían las personas podían morir en cuestión de días. Otra posibilidad era que alguna sequía hubiese acabado con toda la cosecha y se hubiesen visto obligados a mudarse de zona, Sashenka había notado que a medida que se acercaba al pueblo los campos iban quedando paulatinamente vacíos.
El sonido atronador de una campana sacó a Sasha de sus cavilaciones, por la sorpresa se quedó quieta y llevo sus manos a los oídos para taparlos. Recién entonces comenzó a ver gente, salían de una especie de capilla improvisada que habían hecho en el centro del pueblo, junto a un inmenso y extraño árbol, todos se veían agotados, muy delgados y con sus ropas harapientas... Pero así y todo se los notaba felices.
Cuando vieron a Sashenka se quedaron quietos también, como si no se esperaran el ver a alguien que no fuera de allí. Giraron sus cabezas, mirando hacia la entrada de la capilla, y de allí salió una figura alta y delgada*, a diferencia del resto sus ropas eran viejas pero estaban bien cuidadas. El hombre hizo un gesto con la mano para calmar al público.
-Continúen con las tareas que les fueron asignadas, tenemos que encontrar a nuestra oveja perdida, no pudo haber ido muy lejos -** Un grupo de seis hombres asintieron y se fueron, pasando junto a Sasha sin dirigirle ni una palabra - ¿Qué la trae por aquí, Señorita...? -
-Mi nombre es Sashenka Dozorova, iba de camino a Roilkat y me dijeron que aquí había un pueblo donde podría encontrar refugio durante la noche - Había pensado la excusa mientras iba de camino.
El hombre se la quedó mirando fijamente durante algunos segundos, Sasha le sostuvo la mirada con firmeza.
-Ya veo - Arrastró las palabras, parecía desconfiar, pero no tenía evidencia alguna de que la joven estuviera tramando algo - La posada de la Señora Higgins debería estar bien para una viajera que se quedará sólo una noche - Sashenka hizo una ligera reverencia en señal de agradecimiento.
-Solo eso es lo que necesito, y claro, pagaré por mi estadía. En cuanto salga el sol seguiré mi camino - El ambiente era tenso, pero a simple vista cumplían con las formalidades que se esperaba, dada la situación...
Una señora muy mayor que estaba parada junto al hombre delgado dio un paso para acercarse a Sasha, pero el sacerdote le apoyó una mano en el hombro y susurró algo en su oído antes de dejarla ir.
-Vamos, jovencita, siguame por aquí - Dijo la anciana, caminando lentamente.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
*Aparece Tristán
**Los seis hombres van en busca de la joven que Rascal describió (lo aclaro porque pensé que quizás no se entendía bien)
Pero un camino en semejante estado le hacía pensar que nadie debía estar utilizándolo en largo tiempo ¿Como salía y entraba la gente de allí? ¿Había otras rutas que ella no conocía? De alguna manera tenían que comerciar, enviar o recibir correspondencia, visitar familias, etc. Ningún pueblo podía sobrevivir estando completamente incomunicado del resto del mundo.
Para aumentar sus sospechas, no se cruzó con absolutamente nadie hasta que llegó a la entrada del pueblo.
El sitio estaba abandonado, Sashenka había visitado muchos lugares con mayor o menores recursos, pero ese lugar parecía un pueblo fantasma, no era sólo porque los residentes fueran personas humildes, había una dejadez generalizada que sólo podía explicarse por la urgencia acuciante de un problema mucho mayor. Lo primero que se le ocurrió a la dragona es que una plaga podría haber arrasado con los habitantes, cuando ese tipo de cosas sucedían las personas podían morir en cuestión de días. Otra posibilidad era que alguna sequía hubiese acabado con toda la cosecha y se hubiesen visto obligados a mudarse de zona, Sashenka había notado que a medida que se acercaba al pueblo los campos iban quedando paulatinamente vacíos.
El sonido atronador de una campana sacó a Sasha de sus cavilaciones, por la sorpresa se quedó quieta y llevo sus manos a los oídos para taparlos. Recién entonces comenzó a ver gente, salían de una especie de capilla improvisada que habían hecho en el centro del pueblo, junto a un inmenso y extraño árbol, todos se veían agotados, muy delgados y con sus ropas harapientas... Pero así y todo se los notaba felices.
Cuando vieron a Sashenka se quedaron quietos también, como si no se esperaran el ver a alguien que no fuera de allí. Giraron sus cabezas, mirando hacia la entrada de la capilla, y de allí salió una figura alta y delgada*, a diferencia del resto sus ropas eran viejas pero estaban bien cuidadas. El hombre hizo un gesto con la mano para calmar al público.
-Continúen con las tareas que les fueron asignadas, tenemos que encontrar a nuestra oveja perdida, no pudo haber ido muy lejos -** Un grupo de seis hombres asintieron y se fueron, pasando junto a Sasha sin dirigirle ni una palabra - ¿Qué la trae por aquí, Señorita...? -
-Mi nombre es Sashenka Dozorova, iba de camino a Roilkat y me dijeron que aquí había un pueblo donde podría encontrar refugio durante la noche - Había pensado la excusa mientras iba de camino.
El hombre se la quedó mirando fijamente durante algunos segundos, Sasha le sostuvo la mirada con firmeza.
-Ya veo - Arrastró las palabras, parecía desconfiar, pero no tenía evidencia alguna de que la joven estuviera tramando algo - La posada de la Señora Higgins debería estar bien para una viajera que se quedará sólo una noche - Sashenka hizo una ligera reverencia en señal de agradecimiento.
-Solo eso es lo que necesito, y claro, pagaré por mi estadía. En cuanto salga el sol seguiré mi camino - El ambiente era tenso, pero a simple vista cumplían con las formalidades que se esperaba, dada la situación...
Una señora muy mayor que estaba parada junto al hombre delgado dio un paso para acercarse a Sasha, pero el sacerdote le apoyó una mano en el hombro y susurró algo en su oído antes de dejarla ir.
-Vamos, jovencita, siguame por aquí - Dijo la anciana, caminando lentamente.
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*Aparece Tristán
**Los seis hombres van en busca de la joven que Rascal describió (lo aclaro porque pensé que quizás no se entendía bien)
Sashenka Dozorova
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Re: Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
Luego de ojear el cartel, me levanté, y seguí el camino, que lejos de ser el camino ideal, se veía abandonado por el tiempo y descuidado por la indiferencia. Entre la tierra marchita, el lodo y el sendero derruido. Era fácil saber que nunca fue el camino principal de Alkmaar. El pueblo parecía algo grande, lo suficiente para albergar algunos cultivos y granjas pequeñas las cuales por alguna razón estaban completamente vacías.
Me acerqué a uno de los sembradíos, marchitos y podridos todos, pero. No había señales de sequía, tampoco de alguna plaga, mucho menos de un mal cuidado y si las tierras no eran fértiles desde un principio. «¿Por qué asentarse aquí?» Entre las causas externas. Lo más lógico sería lo peor, alguna maldición. Podía incluso pecar de paranoico o pesimista.
Seguí recorriendo el poblado, las fachadas de las casas se veían curtidas, la naturaleza se volvía a adueñar de la piedra y la madera de los antiguos hogares. Me adentré en una de estas, detrás del pequeño crujido de la puerta, la habitación principal se estaba oscura y desgastada, lo más seguro es que nadie haya vivido ahí en algo de tiempo. Había cierto hedor, telarañas en la mayoría de las esquinas y lo más curioso, algunas maderas estaban rasguñadas. La atmósfera del lugar era pesada.
«¿Este pueblo estaba abandonado por el infortunio hacia las plantas?» En el momento justo mi pregunta fue respondida por el sonido de una campana, se oyeron también un par de pasos. Era entendible hasta cierto punto, en los momento de angustia, desesperación y crisis la gente solía refugiarse en su fe. Yendo en dirección del sonido, luego de pasar un par de calles, de un callejón salió una mano y de no ser por la voz frágil que la acompañaba hubiese atacado sin pensarlo.
Templando un poco se dirigió a mí. — Es raro ver gente nueva en Alkmaar, bienvenido hermano. — La mujer iba con capucha, por su olor tendría al menos dos días sin bañarse, se veía aterrada y con las ropas descuidadas. — Por favor, ten cuidado con Tristán y su gente.
Un poco extrañado le pregunté. — ¿Por qué, te han hecho daño? — No era de mucha preocupación o interés su situación actual, pero debía sonar interesado y quería conseguir información. — Alkmaar parece estar mal.
Se cruzó de brazos, se podía ver que tenía frío. — Desde que murió el señor y los frutos se perdieron, Tristán ha tomado el control del pueblo. — Me acerqué un poco a ella. — Parece que le tienes miedo, ¿por qué elegirían para liderar un pueblo a alguien así?
— Es el sacerdote, el profeta de los Tahrun. — Dijo un poco apenada, pero antes de seguir hablando se oyeron un par de pasos. La joven se alarmó, miró a los lados he intentó huir. — Tranquila, estarás bien. — Le susurré.
Podía distinguir tres pares de pies caminando, así mismo tres olores un poco distintos, aunque juntos hacían una nube algo putrefacta. Concentrándome más, podía incluso escuchar algunos metales chocarse entre sí. «¿Cadenas?» Alkmaar aún tenía ciertos misterios, pero mejor salvarse del peligro y después las preguntas.
———————————————————————————
Ludwig está cerca de al menos tres de los hombres que salieron en búsqueda de la otra chica.
Me acerqué a uno de los sembradíos, marchitos y podridos todos, pero. No había señales de sequía, tampoco de alguna plaga, mucho menos de un mal cuidado y si las tierras no eran fértiles desde un principio. «¿Por qué asentarse aquí?» Entre las causas externas. Lo más lógico sería lo peor, alguna maldición. Podía incluso pecar de paranoico o pesimista.
Seguí recorriendo el poblado, las fachadas de las casas se veían curtidas, la naturaleza se volvía a adueñar de la piedra y la madera de los antiguos hogares. Me adentré en una de estas, detrás del pequeño crujido de la puerta, la habitación principal se estaba oscura y desgastada, lo más seguro es que nadie haya vivido ahí en algo de tiempo. Había cierto hedor, telarañas en la mayoría de las esquinas y lo más curioso, algunas maderas estaban rasguñadas. La atmósfera del lugar era pesada.
«¿Este pueblo estaba abandonado por el infortunio hacia las plantas?» En el momento justo mi pregunta fue respondida por el sonido de una campana, se oyeron también un par de pasos. Era entendible hasta cierto punto, en los momento de angustia, desesperación y crisis la gente solía refugiarse en su fe. Yendo en dirección del sonido, luego de pasar un par de calles, de un callejón salió una mano y de no ser por la voz frágil que la acompañaba hubiese atacado sin pensarlo.
Templando un poco se dirigió a mí. — Es raro ver gente nueva en Alkmaar, bienvenido hermano. — La mujer iba con capucha, por su olor tendría al menos dos días sin bañarse, se veía aterrada y con las ropas descuidadas. — Por favor, ten cuidado con Tristán y su gente.
Un poco extrañado le pregunté. — ¿Por qué, te han hecho daño? — No era de mucha preocupación o interés su situación actual, pero debía sonar interesado y quería conseguir información. — Alkmaar parece estar mal.
Se cruzó de brazos, se podía ver que tenía frío. — Desde que murió el señor y los frutos se perdieron, Tristán ha tomado el control del pueblo. — Me acerqué un poco a ella. — Parece que le tienes miedo, ¿por qué elegirían para liderar un pueblo a alguien así?
— Es el sacerdote, el profeta de los Tahrun. — Dijo un poco apenada, pero antes de seguir hablando se oyeron un par de pasos. La joven se alarmó, miró a los lados he intentó huir. — Tranquila, estarás bien. — Le susurré.
Podía distinguir tres pares de pies caminando, así mismo tres olores un poco distintos, aunque juntos hacían una nube algo putrefacta. Concentrándome más, podía incluso escuchar algunos metales chocarse entre sí. «¿Cadenas?» Alkmaar aún tenía ciertos misterios, pero mejor salvarse del peligro y después las preguntas.
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Detective. Merrigan
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Re: Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
Rascal escuchó atentamente el resumen que dio aquella joven (quien pronto se presento como Kyzara). No sabía exactamente como aquella aldea había llegado a la situación en la que estaba, pero si sabía que todo había comenzado con el incendio del castillo y la muerte del señor de Alkmaar. La secta se formó alrededor de un extraño árbol que apareció de la nada, cuyos frutos parecían estar malditos. Por la descripción dada por Kyzara del árbol, Rascal no pudo identificarlo entre ninguna de las especies de árboles y maderas que conocía.
A primera vista, aquella secta que se había creado bajo el liderazgo de Tristán, parecía un grupo normal e incluso amable. Sin embargo, el castigo que aplicaban a quienes desobedecían era terrible.
La región en la que estaba ubicada la aldea realmente no era ideal para crecer cultivos. La tierra era completamente infértil y cultivar cualquier alimento era simplemente imposible. A excepción de los frutos proveídos por el extraño árbol que apareció en el centro de Alkmaar. Sin embargo consumir esta fruta traía consigo una gran consecuencia: todo aquel que ingería la fruta se transformaba en un tipo de bestia grotesca.
El castigo impartido por la secta a los pecadores no se detenía en obligar a consumir el fruto si no que, una vez transformado, lo hombres de Tristán daban caza a la bestia y organizaban un gran festín con ella, como si se tratase de un ciervo o jabalí salvaje.
Kyzara se quito la capucha de su abrigo, dejando ver una larga cabellera rojiza que resaltaba aún más sus ojos celestes.
—Mi hermana… —pronunció las primeras palabras con dificultad, pero luego pudo continuar normalmente— Mi hermana fue forzada a unirse a aquella secta. Hace unos días llegue a Alkmaar para visitarla y me encontré con esta desolación. No tarde más que un par de días en descubrir qué había sucedido aquí y donde estaba mi hermana. Esos malditos la hicieron comer aquel fruto y se transformo en una especie de jabalí deforme, según cuentan. Ahora solo quedan sus huesos, tirados quien sabe donde —se notaba una gran furia en la voz de Kyzara.
Antes de que Rascal pueda intentar consolarla una campana irrumpió con el silencio que reinaba en el pueblo, que hasta entonces parecía desierto. Sin decir ni una palabra, Kyzara se levanto y comenzó a correr sigilosamente. Rascal rápidamente la siguió. Si la historia de Kyzara era real, lo mejor sería alejarse de aquellos hombres, cuyas voces escuchaba cada vez menos, a medida que se alejaba.
— ¡Todo esto es una locura! —exclamó Rascal, cuando se detuvieron detrás de una casa, ya bastante lejos de las voces— ¿Qué haremos ahora? Lo más seguro seria huir y dejar este espantoso lugar detrás.
—No —respondió rápidamente—. Voy a hacer que estos desgraciados paguen lo que hicieron a mi hermana y a quien sabe cuántas personas inocentes más —. La convicción y sed de venganza que motivaban a Kyzara eran muy fuertes y fundamentadas. Así lo hacía notar en cada palabra—. Hay una posada aquí cerca, si me ayudas podríamos pasar la noche allí haciéndonos pasar por viajeros. Podrías descansar y al día siguiente podrías marcharte sin más.
Rascal no estaba seguro de querer participar en el plan de venganza de Kyzara, pero simplemente estaba pidiéndole ayuda para encontrar un refugio y pasar la noche. De cualquier forma, no quedaban muchas horas de luz solar y cualquier otro pueblo o asentamiento con posada estaba demasiado lejos como para llegar antes de que anochezca. Por lo tanto, luego de pensarlo unos segundos, Rascal decidió acompañarla.
Kyzara volvía a colocarse la capucha de su abrigo, bastante bien cuidado, y Rascal hizo lo mismo. Debían mantener un perfil bajo y caminar sigilosamente, por lo menos hasta llegar a la posada.
A primera vista, aquella secta que se había creado bajo el liderazgo de Tristán, parecía un grupo normal e incluso amable. Sin embargo, el castigo que aplicaban a quienes desobedecían era terrible.
La región en la que estaba ubicada la aldea realmente no era ideal para crecer cultivos. La tierra era completamente infértil y cultivar cualquier alimento era simplemente imposible. A excepción de los frutos proveídos por el extraño árbol que apareció en el centro de Alkmaar. Sin embargo consumir esta fruta traía consigo una gran consecuencia: todo aquel que ingería la fruta se transformaba en un tipo de bestia grotesca.
El castigo impartido por la secta a los pecadores no se detenía en obligar a consumir el fruto si no que, una vez transformado, lo hombres de Tristán daban caza a la bestia y organizaban un gran festín con ella, como si se tratase de un ciervo o jabalí salvaje.
Kyzara se quito la capucha de su abrigo, dejando ver una larga cabellera rojiza que resaltaba aún más sus ojos celestes.
—Mi hermana… —pronunció las primeras palabras con dificultad, pero luego pudo continuar normalmente— Mi hermana fue forzada a unirse a aquella secta. Hace unos días llegue a Alkmaar para visitarla y me encontré con esta desolación. No tarde más que un par de días en descubrir qué había sucedido aquí y donde estaba mi hermana. Esos malditos la hicieron comer aquel fruto y se transformo en una especie de jabalí deforme, según cuentan. Ahora solo quedan sus huesos, tirados quien sabe donde —se notaba una gran furia en la voz de Kyzara.
Antes de que Rascal pueda intentar consolarla una campana irrumpió con el silencio que reinaba en el pueblo, que hasta entonces parecía desierto. Sin decir ni una palabra, Kyzara se levanto y comenzó a correr sigilosamente. Rascal rápidamente la siguió. Si la historia de Kyzara era real, lo mejor sería alejarse de aquellos hombres, cuyas voces escuchaba cada vez menos, a medida que se alejaba.
— ¡Todo esto es una locura! —exclamó Rascal, cuando se detuvieron detrás de una casa, ya bastante lejos de las voces— ¿Qué haremos ahora? Lo más seguro seria huir y dejar este espantoso lugar detrás.
—No —respondió rápidamente—. Voy a hacer que estos desgraciados paguen lo que hicieron a mi hermana y a quien sabe cuántas personas inocentes más —. La convicción y sed de venganza que motivaban a Kyzara eran muy fuertes y fundamentadas. Así lo hacía notar en cada palabra—. Hay una posada aquí cerca, si me ayudas podríamos pasar la noche allí haciéndonos pasar por viajeros. Podrías descansar y al día siguiente podrías marcharte sin más.
Rascal no estaba seguro de querer participar en el plan de venganza de Kyzara, pero simplemente estaba pidiéndole ayuda para encontrar un refugio y pasar la noche. De cualquier forma, no quedaban muchas horas de luz solar y cualquier otro pueblo o asentamiento con posada estaba demasiado lejos como para llegar antes de que anochezca. Por lo tanto, luego de pensarlo unos segundos, Rascal decidió acompañarla.
Kyzara volvía a colocarse la capucha de su abrigo, bastante bien cuidado, y Rascal hizo lo mismo. Debían mantener un perfil bajo y caminar sigilosamente, por lo menos hasta llegar a la posada.
Rascal
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Re: Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
La anciana caminaba con pasos cortos y lentos, el dolor en sus huesos no le permite acelerar su andar. En contraste, Sasha llevaba un paso enérgico, típico de los soldados que estaban más acostumbrados a marchar que a andar de paseo. La dragona fue en busca de su montura y luego fue tras la vieja Higgins, no es como si tuvieran un trayecto demasiado largo tampoco, el pueblo entero no debía medir más de veinte cuadras de lado a lado.
Cuando llegaron al establecimiento no era más que una casa ampliada para que tuviera un par de habitaciones compartidas. En la parte de atrás la Señora Higgins le había anexado un cuarto alargado donde había dispuesto unas ocho camas donde los viajeros podían acomodarse para pasar la noche, Sasha pensó que solicitar un cuarto individual quedaba descartado, ahora la tendrían vigilada constantemente.
Además de eso, había una sala común con cuatro mesas pequeñas, sin ninguna barra ni nada parecido, era en realidad un comedor familiar adaptado para las circunstancias.
-Ponte cómoda, Querida. Iré a buscar lo poco que quedó de ayer - Dijo la anciana mientras seguía de largo hacía la cocina. Sasha sólo asintió, aun estaba terminando de atar al caballo cerca de la entrada, por algún motivo sentía que tenía que tenerlo a la vista y listo para salir de allí.
-No es necesario que se moleste, tengo mis propios... -
-Insisto - Dijo la Señora Higgins y dejó una importante porción de pastel de manzana* - Lo hice hoy en la mañana, mis manos están débiles, y mi vista no es la mejor, pero aún sigo haciendo el pastel de manzana más rico de la región - Sonrió sin mostrar los dientes y sus ojos se volvieron dos pequeñas hendiduras.
-Se... Lo agradezco... - Sashenka no era remilgada con la comida, en la Guardia aprendías que había que comer lo que sea que te pusieran en frente, pero se mostraba reticente a probar lo que esa señora hubiera preparado. Aún así, no le quedaba demasiadas alternativa, la anciana se quedó a su lado, a la espera de que lo probara y le dijera que tal estaba, si no le daba al menos una probada se ganaría el rencor de la dueña del lugar.
Agarró el tenedor y muy lentamente cortó un trozo del pastel, estaba más duro de lo que había imaginado “Sí esto está recién preparado yo soy un elfo” pensó, lo pinchó y estaba por llevárselo a la boca cuando la puerta de la posada se abrió de la nada. Aparentemente tendrían más clientes esa noche, dos personas para ser exactos**, la anciana se quedó en silencio unos segundos, mirándolos fijamente.
Sasha pensó que era ahora o nunca, con un gesto rápido tiró el plato con el pastel el piso.
-¡Lo siento! Fue sin querer - La joven se arrodillo para juntar los trozos - Se lo pagaré, no se preocupe - Hacerse la torpe era su única salida dada la situación.
-¡Chica tonta! ¿No sabes que la comida escasea? - La actitud de la Señora había cambiado drásticamente - Comelo -
-¿Como dijo? - Sashenka la había escuchado fuerte y claro, pero no podía creer que le estuviera ordenando semejante cosa.
-Dije que te lo comas, no nos sobra la comida como para estar desperdiciandola - Pateó los restos del pastel y del plato roto hacía Sasha - ¡Que lo comas! -
-------------------------------------------------------------------
*Si, esta hecho con la fruta del árbol
** Espero que no te moleste que le de entrada a tu pj, Rascal ^^
Cuando llegaron al establecimiento no era más que una casa ampliada para que tuviera un par de habitaciones compartidas. En la parte de atrás la Señora Higgins le había anexado un cuarto alargado donde había dispuesto unas ocho camas donde los viajeros podían acomodarse para pasar la noche, Sasha pensó que solicitar un cuarto individual quedaba descartado, ahora la tendrían vigilada constantemente.
Además de eso, había una sala común con cuatro mesas pequeñas, sin ninguna barra ni nada parecido, era en realidad un comedor familiar adaptado para las circunstancias.
-Ponte cómoda, Querida. Iré a buscar lo poco que quedó de ayer - Dijo la anciana mientras seguía de largo hacía la cocina. Sasha sólo asintió, aun estaba terminando de atar al caballo cerca de la entrada, por algún motivo sentía que tenía que tenerlo a la vista y listo para salir de allí.
-No es necesario que se moleste, tengo mis propios... -
-Insisto - Dijo la Señora Higgins y dejó una importante porción de pastel de manzana* - Lo hice hoy en la mañana, mis manos están débiles, y mi vista no es la mejor, pero aún sigo haciendo el pastel de manzana más rico de la región - Sonrió sin mostrar los dientes y sus ojos se volvieron dos pequeñas hendiduras.
-Se... Lo agradezco... - Sashenka no era remilgada con la comida, en la Guardia aprendías que había que comer lo que sea que te pusieran en frente, pero se mostraba reticente a probar lo que esa señora hubiera preparado. Aún así, no le quedaba demasiadas alternativa, la anciana se quedó a su lado, a la espera de que lo probara y le dijera que tal estaba, si no le daba al menos una probada se ganaría el rencor de la dueña del lugar.
Agarró el tenedor y muy lentamente cortó un trozo del pastel, estaba más duro de lo que había imaginado “Sí esto está recién preparado yo soy un elfo” pensó, lo pinchó y estaba por llevárselo a la boca cuando la puerta de la posada se abrió de la nada. Aparentemente tendrían más clientes esa noche, dos personas para ser exactos**, la anciana se quedó en silencio unos segundos, mirándolos fijamente.
Sasha pensó que era ahora o nunca, con un gesto rápido tiró el plato con el pastel el piso.
-¡Lo siento! Fue sin querer - La joven se arrodillo para juntar los trozos - Se lo pagaré, no se preocupe - Hacerse la torpe era su única salida dada la situación.
-¡Chica tonta! ¿No sabes que la comida escasea? - La actitud de la Señora había cambiado drásticamente - Comelo -
-¿Como dijo? - Sashenka la había escuchado fuerte y claro, pero no podía creer que le estuviera ordenando semejante cosa.
-Dije que te lo comas, no nos sobra la comida como para estar desperdiciandola - Pateó los restos del pastel y del plato roto hacía Sasha - ¡Que lo comas! -
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*Si, esta hecho con la fruta del árbol
** Espero que no te moleste que le de entrada a tu pj, Rascal ^^
Sashenka Dozorova
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Re: Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
Un paso se escuchó aproximándose, mis sentidos se agudizaban. Dos pasos, el camino era claro, era un callejón cerrado, y posiblemente vendrían por donde entré, tres pasos subí al techo ayudándome con una ventana, no era un techo muy alto, estiré la mano para ayudar a la chica a subir. Cuatro, cinco, seis pasos, el corazón latía rápido, el peligro estaba la vuelta de a la esquina. No fue difícil subirla, aunque tuve que usar bastante fuerza.
Lo siguiente no fue fácil, parecía que nos habíamos librado, pero no, los pasos se detuvieron, no siguieron de largo, asomándome con cuidado, pude ver que ahí estaban los tres sujetos. Pensé en buscar una roca, o algo para distraerlos y poder salir corriendo, en el momento más inadecuado me di cuenta de un pequeño detalle, la capucha de esta mujer, no estaba cosida al resto de su vestimenta, y luego de subir, se estaba desprendiendo de su cabeza. Vi como se iba volando por una brisa.
Ya nuestra presencia sería demasiado obvia, independientemente de a dónde se dirigiera la capucha. — Corre. — Le dije antes de proceder a hacer lo mismo, sin si quiera discutir lo hizo. Pero aquellos hombres tampoco habían titubeado en subirse al techo, a pesar de su posible mala condición física porque tenían un aspecto mal cuidado y parecían más flacos de lo normal, lo hicieron con rapidez.
Nuestro paso tenía que ser fluido y veloz, pero esta casa no era demasiado grande, más que una casa, parecía algún almacén o tienda, a mitad de nuestro trayecto, se pudo oír cómo comenzaba la carrera de los acólitos. — ¡Atrápenlos! — Al final del edificio se encontraba una pequeña brecha, teníamos que pasarla. Nos perseguían armados, aunque con armas improvisadas, herramientas, eran más unos granjeros furiosos.
Ayudé a la chica a pasar entre la brecha, eso de llevarla conmigo me comenzaba a cansar. Sin problemas pasé yo igual, corrimos. Nuestros perseguidores tampoco tuvieron problemas en pasar. Unos metros más adelante el próximo salto al otro edifico era más largo, más de lo que seguramente podía impulsar a la joven.
Por desgracia no había tiempo para la forma animal, bajar no era una opción. Cuando gritó, no le hablaba a los que estaban a su lado, si no, con el resto que nos buscaba que estaban en el piso. No quedaba tiempo para pensar otra alternativa. Por suerte esta mujer no era pesada, logré llevarla hasta el siguiente tejado.
Yo salté, apenas llegué, me sostuve en el filo de la pared, intentado subirme, la joven me alzó como pudo para dejarme en el tejado, uno de los acólitos no lo logró y cayó al piso, no era una caída muy grande, quizás 5 metros. Cansado, un par de gotas en mi frente, pero teníamos que seguir. Los otros dos tomaron impulso y saltaron. Nos habíamos alejado un poco del borde y corríamos. Todo este techo parecía una construcción distinta, una casa, pero más grande. No lo suficiente para ser un castillo o similar, era más parecido a una posada.
Los acólitos nos alcanzaban, sorprendentemente no estaban nada cansados. «Cómo...» Caminamos entre la madera y tuvimos que saltar un par de obstáculos, hasta que finalmente, el piso cedió. Se abrió, la madera se partió en varios pedazos y caímos entre el hueco. Chocando contra el piso más rápido de lo que uno creería. Ahí, lo único que podía distinguir, era un plato roto y al menos cuatro personas que no lograba ver bien.
——————————————————
Perdón por la tardanza
Lo siguiente no fue fácil, parecía que nos habíamos librado, pero no, los pasos se detuvieron, no siguieron de largo, asomándome con cuidado, pude ver que ahí estaban los tres sujetos. Pensé en buscar una roca, o algo para distraerlos y poder salir corriendo, en el momento más inadecuado me di cuenta de un pequeño detalle, la capucha de esta mujer, no estaba cosida al resto de su vestimenta, y luego de subir, se estaba desprendiendo de su cabeza. Vi como se iba volando por una brisa.
Ya nuestra presencia sería demasiado obvia, independientemente de a dónde se dirigiera la capucha. — Corre. — Le dije antes de proceder a hacer lo mismo, sin si quiera discutir lo hizo. Pero aquellos hombres tampoco habían titubeado en subirse al techo, a pesar de su posible mala condición física porque tenían un aspecto mal cuidado y parecían más flacos de lo normal, lo hicieron con rapidez.
Nuestro paso tenía que ser fluido y veloz, pero esta casa no era demasiado grande, más que una casa, parecía algún almacén o tienda, a mitad de nuestro trayecto, se pudo oír cómo comenzaba la carrera de los acólitos. — ¡Atrápenlos! — Al final del edificio se encontraba una pequeña brecha, teníamos que pasarla. Nos perseguían armados, aunque con armas improvisadas, herramientas, eran más unos granjeros furiosos.
Ayudé a la chica a pasar entre la brecha, eso de llevarla conmigo me comenzaba a cansar. Sin problemas pasé yo igual, corrimos. Nuestros perseguidores tampoco tuvieron problemas en pasar. Unos metros más adelante el próximo salto al otro edifico era más largo, más de lo que seguramente podía impulsar a la joven.
Por desgracia no había tiempo para la forma animal, bajar no era una opción. Cuando gritó, no le hablaba a los que estaban a su lado, si no, con el resto que nos buscaba que estaban en el piso. No quedaba tiempo para pensar otra alternativa. Por suerte esta mujer no era pesada, logré llevarla hasta el siguiente tejado.
Yo salté, apenas llegué, me sostuve en el filo de la pared, intentado subirme, la joven me alzó como pudo para dejarme en el tejado, uno de los acólitos no lo logró y cayó al piso, no era una caída muy grande, quizás 5 metros. Cansado, un par de gotas en mi frente, pero teníamos que seguir. Los otros dos tomaron impulso y saltaron. Nos habíamos alejado un poco del borde y corríamos. Todo este techo parecía una construcción distinta, una casa, pero más grande. No lo suficiente para ser un castillo o similar, era más parecido a una posada.
Los acólitos nos alcanzaban, sorprendentemente no estaban nada cansados. «Cómo...» Caminamos entre la madera y tuvimos que saltar un par de obstáculos, hasta que finalmente, el piso cedió. Se abrió, la madera se partió en varios pedazos y caímos entre el hueco. Chocando contra el piso más rápido de lo que uno creería. Ahí, lo único que podía distinguir, era un plato roto y al menos cuatro personas que no lograba ver bien.
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Perdón por la tardanza
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Re: Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
Ya había pasado varias noches en posadas pequeñas y Rascal estaba acostumbrado a dormir en lugares compartidos o comer en salones pequeños. Aquella posada parecía ser uno de esos lugares. Al entrar, lo primero que vieron fue un comedor común con unas pocas mesas alrededor. En una de ellas se encontraba una señora de avanzada edad sirviéndole comida a una mujer.
Cuando Rascal y Kyzara entraron, la anciana dirigió la mirada hacia ellos y, antes de que pudieran saludarla, la mujer tiró el plato con pastel al suelo. «Aquí está pasando algo raro. No puede ser que haya tirado el plato sin querer, aunque actué como tal» pensó Rascal. Intercambió una mirada con Kyzara y eso basto para darse cuenta que no era el único que sentía que allí había algo sospechoso.
—Buenas noches, ¿Cuál es el problema aquí? —dijo seriamente Kyzara, luego de acercarse hasta donde estaba la anciana, quien le explico la situación. Quería obligar a la mujer a comer aquel trozo de pastel, con el argumento de que la comida escaseaba. Esto solo parecido hacer enfurecer más a Kyzara —Si es cierto que la comida escasea, ¿Por qué no se sirve usted un trozo de pastel? —dijo, con firmeza y algo de prepotencia, mientras acercaba el plato a la anciana— Estoy segura de que lo necesitas más que ella.
El terror que invadió a aquella anciana en ese momento se veía reflejado en su rostro. Antes de que pudiese si quiera decir una palabra, escucharon unos gritos, un poco ahogados por la distancia. A su vez se oían varios golpes, cada vez de forma más nítida. De repente, junto con un gran estruendo, cae del techo un hombre y una mujer. Rascal corrió hasta donde habían caído para ayudarlos a levantarse, entre varios trozos de madera.
—¿Se encuentran bien? —preguntó mientras los ayudaba.
—¿Qué demonios hacían arriba del techo? —los interrogó Kyzara, antes de que siquiera terminen de levantarse.
Al levantar la mirada y ver aquel agujero que quedó en el techo distinguieron varias figuras de hombres muy delgados y algo demacrados asomándose. Ante la orden a gritos de uno de ellos, todos comienzan a correr para bajarse del techo y dar la vuelta hasta la entrada principal del edificio donde estaban. Casi instintivamente, Kyzara comienza a arrastrar mesas y sillas para tapar la puerta y, de esta forma, al menos retrasarlo por un tiempo. Rascal, luego de darse cuenta del plan de su compañera, comenzó a ayudarla.
—Hay que hacer algo, ahora mismo —habló Kyzara, con desesperación— ¿Hay otra salida para que podamos huir?
Cuando Rascal y Kyzara entraron, la anciana dirigió la mirada hacia ellos y, antes de que pudieran saludarla, la mujer tiró el plato con pastel al suelo. «Aquí está pasando algo raro. No puede ser que haya tirado el plato sin querer, aunque actué como tal» pensó Rascal. Intercambió una mirada con Kyzara y eso basto para darse cuenta que no era el único que sentía que allí había algo sospechoso.
—Buenas noches, ¿Cuál es el problema aquí? —dijo seriamente Kyzara, luego de acercarse hasta donde estaba la anciana, quien le explico la situación. Quería obligar a la mujer a comer aquel trozo de pastel, con el argumento de que la comida escaseaba. Esto solo parecido hacer enfurecer más a Kyzara —Si es cierto que la comida escasea, ¿Por qué no se sirve usted un trozo de pastel? —dijo, con firmeza y algo de prepotencia, mientras acercaba el plato a la anciana— Estoy segura de que lo necesitas más que ella.
El terror que invadió a aquella anciana en ese momento se veía reflejado en su rostro. Antes de que pudiese si quiera decir una palabra, escucharon unos gritos, un poco ahogados por la distancia. A su vez se oían varios golpes, cada vez de forma más nítida. De repente, junto con un gran estruendo, cae del techo un hombre y una mujer. Rascal corrió hasta donde habían caído para ayudarlos a levantarse, entre varios trozos de madera.
—¿Se encuentran bien? —preguntó mientras los ayudaba.
—¿Qué demonios hacían arriba del techo? —los interrogó Kyzara, antes de que siquiera terminen de levantarse.
Al levantar la mirada y ver aquel agujero que quedó en el techo distinguieron varias figuras de hombres muy delgados y algo demacrados asomándose. Ante la orden a gritos de uno de ellos, todos comienzan a correr para bajarse del techo y dar la vuelta hasta la entrada principal del edificio donde estaban. Casi instintivamente, Kyzara comienza a arrastrar mesas y sillas para tapar la puerta y, de esta forma, al menos retrasarlo por un tiempo. Rascal, luego de darse cuenta del plan de su compañera, comenzó a ayudarla.
—Hay que hacer algo, ahora mismo —habló Kyzara, con desesperación— ¿Hay otra salida para que podamos huir?
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Re: Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
La voz cascada y desagradable de la anciana sólo dijo una palabra cuando vio a las dos personas que acababan de entrar.
-Tu - Evidentemente había reconocido a la joven, achicó los ojos y su boca se torció en un gesto de absoluto desagrado - ... - Sasha miraba a los tres por turnos, no entendía qué estaba sucediendo, ni porque el ambiente era tan tenso.
-Lo entiendo, y lo siento, pero no me lo comeré - Su tono era resuelto, aunque todavía no entendía qué le pasaba a toda esa gente, su carácter y su orgullo no permitirían que se dejara maltratar - Insisto en pagarlo de todos modos, eso y una cama es todo lo que... -
Dos personas más cayeron desde el techo, a poca distancia de donde se encontraba Sasha, y por las pisadas que se escuchaban tanto arriba como en la calle la dragona no tardó en entender que escapaban de un grupo de gente “¿Hicieron algo malo? Mis órdenes son no intervenir ¿Pero y sí son bandidos?” pensaba rápido la muchacha, intentando tomar una decisión.
Los dos que habían entrado por la puerta comenzaron a levantar el mobiliario y a utilizarlo para impedir la entrada de los perseguidores.
-Un momento ¿Qué está pasando? ¿Porque los persiguen? - No quería dejar al descubierto tan pronto que era de la Guardia, necesitaba tener algunos datos más - ¿De qué se trata todo esto? -
En cuanto la dragona dejó de preguntar, la Señora Higgins lanzó un alarido y como si estuviera poseída saltó sobre la chica que estaba en ese momento apoyando una de las mesas sobre las ventanas para evitar que los agresores entraran por allí. Se colgó de su espalda y la arañaba con una furia que nadie hubiese podido imaginar de una persona tan anciana y demacrada.
-¡Señora Higgins sueltela!! - Dijo Sasha mientras se acercaba e intentaba apartarla, pero era imposible, la tenía muy bien agarrada, la apretaba e intentaba morderla pero hacía ya muchos años que no tenía dientes - ¡Señora por favor cálmese! -
Dos de las ventanas se rompieron cuando piedras y trozos de maderas volaron a través de ellas, varios hombres comenzaron a meterse, los trozos de vidrio cortaban sus brazos y piernas pero ellos no parecían siquiera notarlo.
-¡¡Entreguen a la traidora!! -
-¡Entreguenla!-
-Debe ser juzgada -
Dozorova llegó a la conclusión de que sí eran criminales, terminó de arrancar a la anciana y la dejó caer de muy mala manera. Luego tomó a la muchacha y le torció un brazo hacía atrás para que no escapar.
-¿Cual es el crimen del que se te acusa? - Hasta no saberlo, no podía saber cuál sería el castigo - Soy Sashenka Dozorova, pertenezco a la Guardia de Lunargenta y yo juzgaré sus crímenes -
Durante un momento los hombres se quedaron quietos, como si estuvieran procesando la información, pero un instante después estaban todos ellos con armas en las manos.
-Tu justicia no vale de nada aquí - Dijo uno de ellos, con la mirada perdida y la mandíbula apretada.
-Tu - Evidentemente había reconocido a la joven, achicó los ojos y su boca se torció en un gesto de absoluto desagrado - ... - Sasha miraba a los tres por turnos, no entendía qué estaba sucediendo, ni porque el ambiente era tan tenso.
-Lo entiendo, y lo siento, pero no me lo comeré - Su tono era resuelto, aunque todavía no entendía qué le pasaba a toda esa gente, su carácter y su orgullo no permitirían que se dejara maltratar - Insisto en pagarlo de todos modos, eso y una cama es todo lo que... -
Dos personas más cayeron desde el techo, a poca distancia de donde se encontraba Sasha, y por las pisadas que se escuchaban tanto arriba como en la calle la dragona no tardó en entender que escapaban de un grupo de gente “¿Hicieron algo malo? Mis órdenes son no intervenir ¿Pero y sí son bandidos?” pensaba rápido la muchacha, intentando tomar una decisión.
Los dos que habían entrado por la puerta comenzaron a levantar el mobiliario y a utilizarlo para impedir la entrada de los perseguidores.
-Un momento ¿Qué está pasando? ¿Porque los persiguen? - No quería dejar al descubierto tan pronto que era de la Guardia, necesitaba tener algunos datos más - ¿De qué se trata todo esto? -
En cuanto la dragona dejó de preguntar, la Señora Higgins lanzó un alarido y como si estuviera poseída saltó sobre la chica que estaba en ese momento apoyando una de las mesas sobre las ventanas para evitar que los agresores entraran por allí. Se colgó de su espalda y la arañaba con una furia que nadie hubiese podido imaginar de una persona tan anciana y demacrada.
-¡Señora Higgins sueltela!! - Dijo Sasha mientras se acercaba e intentaba apartarla, pero era imposible, la tenía muy bien agarrada, la apretaba e intentaba morderla pero hacía ya muchos años que no tenía dientes - ¡Señora por favor cálmese! -
Dos de las ventanas se rompieron cuando piedras y trozos de maderas volaron a través de ellas, varios hombres comenzaron a meterse, los trozos de vidrio cortaban sus brazos y piernas pero ellos no parecían siquiera notarlo.
-¡¡Entreguen a la traidora!! -
-¡Entreguenla!-
-Debe ser juzgada -
Dozorova llegó a la conclusión de que sí eran criminales, terminó de arrancar a la anciana y la dejó caer de muy mala manera. Luego tomó a la muchacha y le torció un brazo hacía atrás para que no escapar.
-¿Cual es el crimen del que se te acusa? - Hasta no saberlo, no podía saber cuál sería el castigo - Soy Sashenka Dozorova, pertenezco a la Guardia de Lunargenta y yo juzgaré sus crímenes -
Durante un momento los hombres se quedaron quietos, como si estuvieran procesando la información, pero un instante después estaban todos ellos con armas en las manos.
-Tu justicia no vale de nada aquí - Dijo uno de ellos, con la mirada perdida y la mandíbula apretada.
Sashenka Dozorova
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Re: Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
«Mierda.. Mierda.» Ahora me encontraba en una sala llena de gente, y mucho ruido. Un elfo me ayudó a levantarme. «¿Cómo se había torcido mi vida de esta manera? Tan abrupta y rápida. ¿Qué decisiones de mierda he tomado para llegar a este punto? Perseguido por unos hombres casi muertos, cayendo del techo para terminar aquí, entre un elfo una...» Mis pensamientos se pararon un momento para oler a los presentes. «Humana, una anciana fétida y una dragona.» Me moví hasta una de las paredes del lugar, ahí me eché al suelo y me senté.
Aún estaba algo aturdido por el golpe. No tardó en acercarse a mí la joven. — ¿Estás bien? — Luego de un hondo suspiro. — ¿Cuál es tu nombre?
— Emilia. — Tratando de no ser grosero. — Muy bien Emilia. ¿Qué clase de pregunta es ''¿estás bien?'' en esta situación? Acaso no es obvio que NO estoy bien.
Bajó la mirada y se agarró las manos. — No lo sé... Lo siento. Solo me preocupé. — Quizás estaba siendo cruel con la inocente Emilia. — No pasa nada. No tienes que preocuparte. — Sonreí, y me levanté, pero el panorama no hacía más que empeorar, la anciana estaba encima de la otra mujer peleando mientras montaban una barricada. Las ventanas se destruían y entraban los acólitos.
La mujer humana era una criminal o algo así, mientras que la dragona buscó que agarrarla, lo logró. Sashenka Dozorova, una integrante de la guardia de Lunargenta. «¿Qué hacía aquí la guardia de Lunargenta? Enviaron a una sola persona ¿o es que el elfo también está con ella? Todo esto era muy turbio.» Con una mano en la frente preocupado y estresado. — Yo no sé quién carajos me dijo ''Ludwig, ve a investigar qué pasa en ese pueblito alejado olvidado por Dios''. Yo solo me busco esta mierda.
Aunque estaba cansado, tenía intenciones de unirme a la gresca. Y por lo pronto lo único que podía hacer era preparar mi transformación. Mientras me aproximaba a los acólitos. Había aún muchas incógnitas, quiénes eran estos, quiénes eran los otros. Qué estaba pasando, pero para ser honestos, poco importaba, ya había escogido un bando. Pasó poco hasta que terminé la transformación y me lancé con un brinco hasta el más adelantado de los hombres que se dirigían a la guardia. Lo tiré al suelo y me giré al resto mientras gruñía.
Aún estaba algo aturdido por el golpe. No tardó en acercarse a mí la joven. — ¿Estás bien? — Luego de un hondo suspiro. — ¿Cuál es tu nombre?
— Emilia. — Tratando de no ser grosero. — Muy bien Emilia. ¿Qué clase de pregunta es ''¿estás bien?'' en esta situación? Acaso no es obvio que NO estoy bien.
Bajó la mirada y se agarró las manos. — No lo sé... Lo siento. Solo me preocupé. — Quizás estaba siendo cruel con la inocente Emilia. — No pasa nada. No tienes que preocuparte. — Sonreí, y me levanté, pero el panorama no hacía más que empeorar, la anciana estaba encima de la otra mujer peleando mientras montaban una barricada. Las ventanas se destruían y entraban los acólitos.
La mujer humana era una criminal o algo así, mientras que la dragona buscó que agarrarla, lo logró. Sashenka Dozorova, una integrante de la guardia de Lunargenta. «¿Qué hacía aquí la guardia de Lunargenta? Enviaron a una sola persona ¿o es que el elfo también está con ella? Todo esto era muy turbio.» Con una mano en la frente preocupado y estresado. — Yo no sé quién carajos me dijo ''Ludwig, ve a investigar qué pasa en ese pueblito alejado olvidado por Dios''. Yo solo me busco esta mierda.
Aunque estaba cansado, tenía intenciones de unirme a la gresca. Y por lo pronto lo único que podía hacer era preparar mi transformación. Mientras me aproximaba a los acólitos. Había aún muchas incógnitas, quiénes eran estos, quiénes eran los otros. Qué estaba pasando, pero para ser honestos, poco importaba, ya había escogido un bando. Pasó poco hasta que terminé la transformación y me lancé con un brinco hasta el más adelantado de los hombres que se dirigían a la guardia. Lo tiré al suelo y me giré al resto mientras gruñía.
Detective. Merrigan
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Re: Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
Kyzara parecía conocer a aquella anciana y, por la reacción que tuvo esta señora, resultaba obvio que formaba parte de la secta. Antes de que Rascal pudiese contestar las preguntas de la otra muchacha, la anciana saltó sobre Kyzara intentando atacarla. Rascal intentaba tirarla al suelo, pero era imposible con todo el movimiento.
De pronto, los integrantes de la secta que perseguían a las dos personas que cayeron del techo atravesaron una ventana. Sus cuerpos parecían ignorar cualquier tipo de dolor, ante tantos vidrios cortados que atravesaban como si nada. Dirigieron su mirada instantáneamente a Kyzara y comenzaron a reclamar que la entreguen a ellos.
—¡No! ¡No les entregaremos a Kyzara, malditos asesinos! ¡Lárguense! —gritó Rascal, en un intento por defender a su compañera, que tuvo como único resultado una carcajada en conjunto de parte de los integrantes de la secta.
Finalmente, la muchacha (quien luego se presentó como Sashenka Dozorova), logro liberar a Kyzara, pero inmediatamente el torció su brazo inmovilizándola. A su vez, reclamaba explicaciones sobre el crimen que creía que Kyzara había cometido.
—¡Ella no ha hecho nada, suéltala! —dijo Rascal, intentado hacer que liberen a Kyzara— Ellos asesinaron a su hermana y se alimentaron con sus restos. Son unos salvajes y asesinos —fue lo único que pudo explicar, intentado convencer a Sashenka de que deje libre a Kyzara.
De pronto el hombre que había caído del techo comenzó a transformarse en una especie de lobo. Resulto evidente que era un licántropo, algo con Rascal ya había visto en varias ocasiones, pero aun así no dejaba de sorprenderlo. Aquel lobo parecía listo para saltar sobre alguno de los hombres que buscaban a Kyzara, quienes estaban armados. Ante tanta confusión, Kyzara constantemente se movía para soltarse de Sashenka.
—¡Déjame! ¡Necesito pelear! —la ira que controlaba a Kyzara parecía ir en aumento cada segundo que pasaba. De repente, realizo un movimiento rápido y logro soltarse. Saco de su cinturón una larga daga. Sin embargo, no se dirigió a Sashenka si no que corrió a enfrentarse a lo acólitos —¡Van a pagar por lo que hicieron a mi hermana! —grito mientras se abalanzaba sobre uno de ellos, llena de rabia y sed de venganza, lista para atravesarlo con su daga.
A su vez el hombre, ahora transformado en lobo, salto sobre uno de los acólitos y logro derribarlo. Rascal no tardo en llegar a la conclusión de que no huirían de aquel peligro, si no que debían enfrentarlo. Por lo tanto, tomo su arco y lo tensó con una flecha, listo para disparar en la cabeza de cualquiera de aquellos salvajes.
De pronto, los integrantes de la secta que perseguían a las dos personas que cayeron del techo atravesaron una ventana. Sus cuerpos parecían ignorar cualquier tipo de dolor, ante tantos vidrios cortados que atravesaban como si nada. Dirigieron su mirada instantáneamente a Kyzara y comenzaron a reclamar que la entreguen a ellos.
—¡No! ¡No les entregaremos a Kyzara, malditos asesinos! ¡Lárguense! —gritó Rascal, en un intento por defender a su compañera, que tuvo como único resultado una carcajada en conjunto de parte de los integrantes de la secta.
Finalmente, la muchacha (quien luego se presentó como Sashenka Dozorova), logro liberar a Kyzara, pero inmediatamente el torció su brazo inmovilizándola. A su vez, reclamaba explicaciones sobre el crimen que creía que Kyzara había cometido.
—¡Ella no ha hecho nada, suéltala! —dijo Rascal, intentado hacer que liberen a Kyzara— Ellos asesinaron a su hermana y se alimentaron con sus restos. Son unos salvajes y asesinos —fue lo único que pudo explicar, intentado convencer a Sashenka de que deje libre a Kyzara.
De pronto el hombre que había caído del techo comenzó a transformarse en una especie de lobo. Resulto evidente que era un licántropo, algo con Rascal ya había visto en varias ocasiones, pero aun así no dejaba de sorprenderlo. Aquel lobo parecía listo para saltar sobre alguno de los hombres que buscaban a Kyzara, quienes estaban armados. Ante tanta confusión, Kyzara constantemente se movía para soltarse de Sashenka.
—¡Déjame! ¡Necesito pelear! —la ira que controlaba a Kyzara parecía ir en aumento cada segundo que pasaba. De repente, realizo un movimiento rápido y logro soltarse. Saco de su cinturón una larga daga. Sin embargo, no se dirigió a Sashenka si no que corrió a enfrentarse a lo acólitos —¡Van a pagar por lo que hicieron a mi hermana! —grito mientras se abalanzaba sobre uno de ellos, llena de rabia y sed de venganza, lista para atravesarlo con su daga.
A su vez el hombre, ahora transformado en lobo, salto sobre uno de los acólitos y logro derribarlo. Rascal no tardo en llegar a la conclusión de que no huirían de aquel peligro, si no que debían enfrentarlo. Por lo tanto, tomo su arco y lo tensó con una flecha, listo para disparar en la cabeza de cualquiera de aquellos salvajes.
Rascal
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Re: Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
La muchacha se agitaba con fuerza, intentando liberarse del agarre de Sashenka, pero la posición en la que sujetaba su brazo le hacía imposible el soltarse. Su compañero en lugar de darle explicaciones intentó hacer que la dragona la soltara también, ese tipo de actitudes sólo lograba que la Guardia dudara aún más de las buenas intenciones de ambos.
-¿Canibalismo? - La Dozorova levantó una ceja, le resultaba difícil creer que incluso pasando tanta hambre como era evidente que habían pasado, recurrieran a actos tan poco civilizados - Mantente alejado hasta que entienda lo que sucede - Le dijo con voz firme al muchacho y lo apartó de un empujón.
Los campesinos que habían entrado por las ventanas tampoco estaban dispuestos a hablar, en cuanto escucharon que Sasha era de la Guardia sacaron sus armas, compuestas mayormente por herramientas de campo y facas. Entonces la joven finalmente logró soltarse, la dragona chasqueó con la lengua y llevó la mano a su arma preparada para defenderse, pero la prisionera no la atacó a ella, sino a los campesinos.
Eso le daba un punto de veracidad a su historia, una ladrona hubiese atacado a quien tuviera más cerca primero, no a los que estaban esperándola con armas y dispuestos para la pelea.
-Bien, voy a creerte. Por ahora - Dijo mientras sacaba su lanza, el escudo lo había dejado en el cuartel porque hubiese sido demasiado llamativo.
Uno de los campesinos había sido derribado por un Licantropo, Sasha supuso que era el hombre que había caído por el techo de la taberna ya que no había rastros de él por allí. Era un lobo muy particular, sus piernas y brazos eran bastante más largos que el de sus primos lejanos, no había forma de que alguien los confundiera.
El primero de los atacantes llegó con un tridente por el costado, probablemente creyó que al tener ambos armas de largo alcance sería más sencillo para él, ya que no había forma de que una mujer le ganara en fuerza. Pero Sashenka entrenaba día y noche en el cuartel de la Guardia, y estaba acostumbrada a lidiar con las diferencias de poder. Detuvo el avance del arma y desvió los ataques que lo siguieron, y en cuanto encontró un hueco por el cual entrar, le dio con el mango en el mentón al hombre, y luego lo traspasó en el vientre con la punta filosa de la lanza.
Golpeó a otro que se acercaba con el palo de la lanza a la altura de las costillas, y justo cuando pensó que tendrían la situación mínimamente controlada dos ¿Perros? entraron saltando por las ventanas. Sashenka dudó cuando los vio porque... Esas cosas no eran perros normales, nadie podría llamarlos de esa manera pero... Sin duda tenían que serlo, era la única explicación.
-A nuestros invitados indeseados les pedimos por favor que se rindan - Se escuchó la voz del sacerdote desde afuera - Sí salen con las manos en alto no los lastimaremos -
El escándalo de la pelea había alertado a todo el pueblo, y ahora se encontraban rodeando la taberna, con “perros” y otros tipo de bestias encadenadas, listos a soltarlos sí veían que los intrusos querían huir.
-¿Canibalismo? - La Dozorova levantó una ceja, le resultaba difícil creer que incluso pasando tanta hambre como era evidente que habían pasado, recurrieran a actos tan poco civilizados - Mantente alejado hasta que entienda lo que sucede - Le dijo con voz firme al muchacho y lo apartó de un empujón.
Los campesinos que habían entrado por las ventanas tampoco estaban dispuestos a hablar, en cuanto escucharon que Sasha era de la Guardia sacaron sus armas, compuestas mayormente por herramientas de campo y facas. Entonces la joven finalmente logró soltarse, la dragona chasqueó con la lengua y llevó la mano a su arma preparada para defenderse, pero la prisionera no la atacó a ella, sino a los campesinos.
Eso le daba un punto de veracidad a su historia, una ladrona hubiese atacado a quien tuviera más cerca primero, no a los que estaban esperándola con armas y dispuestos para la pelea.
-Bien, voy a creerte. Por ahora - Dijo mientras sacaba su lanza, el escudo lo había dejado en el cuartel porque hubiese sido demasiado llamativo.
Uno de los campesinos había sido derribado por un Licantropo, Sasha supuso que era el hombre que había caído por el techo de la taberna ya que no había rastros de él por allí. Era un lobo muy particular, sus piernas y brazos eran bastante más largos que el de sus primos lejanos, no había forma de que alguien los confundiera.
El primero de los atacantes llegó con un tridente por el costado, probablemente creyó que al tener ambos armas de largo alcance sería más sencillo para él, ya que no había forma de que una mujer le ganara en fuerza. Pero Sashenka entrenaba día y noche en el cuartel de la Guardia, y estaba acostumbrada a lidiar con las diferencias de poder. Detuvo el avance del arma y desvió los ataques que lo siguieron, y en cuanto encontró un hueco por el cual entrar, le dio con el mango en el mentón al hombre, y luego lo traspasó en el vientre con la punta filosa de la lanza.
Golpeó a otro que se acercaba con el palo de la lanza a la altura de las costillas, y justo cuando pensó que tendrían la situación mínimamente controlada dos ¿Perros? entraron saltando por las ventanas. Sashenka dudó cuando los vio porque... Esas cosas no eran perros normales, nadie podría llamarlos de esa manera pero... Sin duda tenían que serlo, era la única explicación.
- "Perros":
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El escándalo de la pelea había alertado a todo el pueblo, y ahora se encontraban rodeando la taberna, con “perros” y otros tipo de bestias encadenadas, listos a soltarlos sí veían que los intrusos querían huir.
Sashenka Dozorova
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Re: Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
El entorno se torcía hasta una escaramuza donde los personajes principales se enfrascaban más en decidir quién estaba de qué lado de la moneda, en vez de prestar atención al combate. La dualidad era obvia, más allá del particular olor que parecían emanar el elfo a bosque, junto con el estilo de sus movimientos. A su vez, la mujer presentaba un estilo de pelea, que para mí criterio, era algo tosco y violento. Mientras la guardia Sashenka, tenía movimientos firmes, hábiles y estudiados, así que era obvio que no mentía sobre su posición y formación.
A lo lejos, fuera de la gran casa, se podían percibir más pasos, acercándose al unísono, junto con el olor putrefacto y sucio que caracterizaba a esta gente. Pero faltaba un elemento en todo este caos, de algo me olvidaba... «¿Emilia? No, no, está ahí... La maldita vieja.» Y así, mi mente se iluminó como una casa de madera luego de una explosión de fuegos arcanos, buscando rastros de la anciana con la mirada por la habitación, no se manifestaba ni una sombra de su rastro, y entre tantas esencias parecidas y fuertes, era imposible localizarla. Aquello se fue a segundo plano cuando de pronto.
Por las ventanas se asomaron estas putrefactas y grotescas abstracciones de la carne. Mejor dicho, de la materia, aunque tuviesen la figura de un can, o la fiereza de un tigre, cualquier debate exhaustivo sobre de qué clase de animal se trataba, terminaría con el pensamiento lógico de que es producto de una maldición, o de alguna malformación demoníaca. De cualquier manera, la procedencia de tal aberración no era el eje principal de esta situación, y mejor no meterse en materia, que biólogos o intelectuales de los animales ninguno somos...
El tiempo corría y parecía que los acólitos eran muertos en vida que iban a acabar con nosotros, proteger las entradas era nuestra única opción, pero con las amenazas del supuesto sacerdote. Porque sí, eran amenazas no creía ninguna de sus palabras. Yo era el más cercano a la ventana, pero era fantasioso pensar que podría parar a siete acólitos a la vez, ni estando con todas mis energías.
Para ser honestos no me importaba el resto de la gente en la habitación, huir era la mejor opción pero, mientras me desplazaba buscando una puerta trasera, se escuchó como esta se habría desde afuera, cabe destacar que había un pasillo de distancia entre yo y salida. Quizá era eso que algunas veces había escuchado un ''Karma instantáneo'' y no saldría impune de esto.
————————————————————————————
Lamento la tardanza, ahora tengo algo un poquito planeado que me gustaría hacer, pero vamos a ver si ustedes deciden hacer una especie de supervivencia de ''apocalipsis zombie'' o algún tipo de misterio con la secta. O si quieren hacer alguna otra cosa.
A lo lejos, fuera de la gran casa, se podían percibir más pasos, acercándose al unísono, junto con el olor putrefacto y sucio que caracterizaba a esta gente. Pero faltaba un elemento en todo este caos, de algo me olvidaba... «¿Emilia? No, no, está ahí... La maldita vieja.» Y así, mi mente se iluminó como una casa de madera luego de una explosión de fuegos arcanos, buscando rastros de la anciana con la mirada por la habitación, no se manifestaba ni una sombra de su rastro, y entre tantas esencias parecidas y fuertes, era imposible localizarla. Aquello se fue a segundo plano cuando de pronto.
Por las ventanas se asomaron estas putrefactas y grotescas abstracciones de la carne. Mejor dicho, de la materia, aunque tuviesen la figura de un can, o la fiereza de un tigre, cualquier debate exhaustivo sobre de qué clase de animal se trataba, terminaría con el pensamiento lógico de que es producto de una maldición, o de alguna malformación demoníaca. De cualquier manera, la procedencia de tal aberración no era el eje principal de esta situación, y mejor no meterse en materia, que biólogos o intelectuales de los animales ninguno somos...
El tiempo corría y parecía que los acólitos eran muertos en vida que iban a acabar con nosotros, proteger las entradas era nuestra única opción, pero con las amenazas del supuesto sacerdote. Porque sí, eran amenazas no creía ninguna de sus palabras. Yo era el más cercano a la ventana, pero era fantasioso pensar que podría parar a siete acólitos a la vez, ni estando con todas mis energías.
Para ser honestos no me importaba el resto de la gente en la habitación, huir era la mejor opción pero, mientras me desplazaba buscando una puerta trasera, se escuchó como esta se habría desde afuera, cabe destacar que había un pasillo de distancia entre yo y salida. Quizá era eso que algunas veces había escuchado un ''Karma instantáneo'' y no saldría impune de esto.
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Lamento la tardanza, ahora tengo algo un poquito planeado que me gustaría hacer, pero vamos a ver si ustedes deciden hacer una especie de supervivencia de ''apocalipsis zombie'' o algún tipo de misterio con la secta. O si quieren hacer alguna otra cosa.
Detective. Merrigan
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Re: Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
No fue necesario la participación de Rascal en la pelea, ya que entre aquel hombre lobo, Sashenka y Kyzara lograron deshacerse del grupo. Mientras la mujer de la Guardia atacaba con una lanza a los campesinos que se abalanzaban sobre ellos, Kyzara atravesó a otro de ellos con su daga, justo en el abdomen. Rascal se mantuvo todo el tiempo atento, a cierta distancia, con su arco y flecha listos para disparar.
Cuando parecía que todo había terminado, mas acólitos de la secta llegaron, esta vez con un sacerdote que parecía ser su líder a la cabeza. Unas grotescas bestias entraron saltando por las ventanas, listas para atacar a la primera persona que tuviesen en frente. Kyzara retrocedió horrorizada por un instante, pero luego volvió a tomar su posición para pelear. Aquellas criaturas debían ser los animales de los cuales Kyzara le habló. Parecían perros, pero mucho más grandes y con dientes enormes y filosos.
—Creo que no es un muy buen momento para una explicación completa—Rascal susurró a Sashenka—. Ahora mismo creo que tendremos que pelear si queremos escapar, no pienso que podremos contra todos —continuó mientras escrutaba el salón, localizando cada vez mas de aquellas bestias y más partidarios de la secta maldita.
El sacerdote que parecía ser el líder pidió la rendición de los “invitados indeseados”. Luego, el silencio reino el lugar por un breve momento en el cual nadie se movió. Rascal comprobó con una mirada a Kyzara y parecía lista para pelear. Sashenka ya había demostrado sus habilidades por lo que Rascal pensó que quizá tendrían una oportunidad de derribar suficientes acólitos como para escapar.
Kyzara respondió a la mirada de Rascal con un movimiento de cabeza y Rascal rápidamente apunto su arco a una de las bestias y disparo una flecha que se clavó directamente en el cuello del animal. Después de un horrible quejido calló al suelo y las demás bestias se abalanzaron junto con los campesinos armados.
Rascal continúo intentando detener a las bestias (mucho más rápidas que los hombres armados) pero no logró la misma puntería que con su primer objetivo y solamente pudo herir un par, gastando varias flechas. Kyzara se abalanzó con su daga larga hacia un campesino armado con un tridente. Logró esquivar el primer golpe y fácilmente atravesarlo con su daga en el vientre en un simple contraataque.
Aunque la batalla había comenzado bien, los enemigos los superaban enormemente en número y Rascal comenzó a buscar alguna salida por la cual huir. Fue entonces cuando localizó al hombre lobo, cerca de una de las puertas traseras. Hizo un gestó a Kyzara y Sashenka para que lo sigan y comenzó a correr hacia donde estaba lo que podría ser la única vía posible para huir.
————————————————————————————————————————————————————————
Off Rol: Quiero pedir disculpas si malinterprete el post de alguien o en este post inicie una pelea que no pensaban desarrollar ahora. Si desean que lo modifique podriamos hablar sobre el tema por mp para organizar bien que hacer y tener planificado como continuar
Cuando parecía que todo había terminado, mas acólitos de la secta llegaron, esta vez con un sacerdote que parecía ser su líder a la cabeza. Unas grotescas bestias entraron saltando por las ventanas, listas para atacar a la primera persona que tuviesen en frente. Kyzara retrocedió horrorizada por un instante, pero luego volvió a tomar su posición para pelear. Aquellas criaturas debían ser los animales de los cuales Kyzara le habló. Parecían perros, pero mucho más grandes y con dientes enormes y filosos.
—Creo que no es un muy buen momento para una explicación completa—Rascal susurró a Sashenka—. Ahora mismo creo que tendremos que pelear si queremos escapar, no pienso que podremos contra todos —continuó mientras escrutaba el salón, localizando cada vez mas de aquellas bestias y más partidarios de la secta maldita.
El sacerdote que parecía ser el líder pidió la rendición de los “invitados indeseados”. Luego, el silencio reino el lugar por un breve momento en el cual nadie se movió. Rascal comprobó con una mirada a Kyzara y parecía lista para pelear. Sashenka ya había demostrado sus habilidades por lo que Rascal pensó que quizá tendrían una oportunidad de derribar suficientes acólitos como para escapar.
Kyzara respondió a la mirada de Rascal con un movimiento de cabeza y Rascal rápidamente apunto su arco a una de las bestias y disparo una flecha que se clavó directamente en el cuello del animal. Después de un horrible quejido calló al suelo y las demás bestias se abalanzaron junto con los campesinos armados.
Rascal continúo intentando detener a las bestias (mucho más rápidas que los hombres armados) pero no logró la misma puntería que con su primer objetivo y solamente pudo herir un par, gastando varias flechas. Kyzara se abalanzó con su daga larga hacia un campesino armado con un tridente. Logró esquivar el primer golpe y fácilmente atravesarlo con su daga en el vientre en un simple contraataque.
Aunque la batalla había comenzado bien, los enemigos los superaban enormemente en número y Rascal comenzó a buscar alguna salida por la cual huir. Fue entonces cuando localizó al hombre lobo, cerca de una de las puertas traseras. Hizo un gestó a Kyzara y Sashenka para que lo sigan y comenzó a correr hacia donde estaba lo que podría ser la única vía posible para huir.
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Off Rol: Quiero pedir disculpas si malinterprete el post de alguien o en este post inicie una pelea que no pensaban desarrollar ahora. Si desean que lo modifique podriamos hablar sobre el tema por mp para organizar bien que hacer y tener planificado como continuar
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Re: Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
Sus órdenes eran averiguar qué era lo que ocurría y luego salir de allí, era lo que le habían dicho y además la acción más lógica a seguir. Aún así Sasha apretaba la mandíbula con fuerza, sí de ella dependiera arrestaría allí mismo a ese extraño sacerdote y a todos sus acólitos, no podía ni comenzar a contar la cantidad de leyes que estaban rompiendo. La justicia debía prevalecer por encima de todo.
Uno de los “perros” le gruñó a la dragona y saltó con las fauces abiertas dispuesto a arrancarle un brazo de una sola mordida. Pero Sasha agarró la bandeja en la que antes le habían servido la comida y la usó a modo de escudo, haciendo que la bestia mordiera eso en su lugar. Luego el mismo monstruo fue atravesado por una de las flechas del elfo que parecía estar de su lado.
-De acuerdo - Respondió, con gesto neutro - Salgamos de aquí y luego quiero una explicación - No tenía la historia completa, pero era mejor idea el escuchar a los que se defendían que a quienes atacaban.
Mientras las dos mujeres, el Licantropo y el Elfo se abrían paso por la puerta de atrás, Sashenka agarró el borde de una de las mesas y la dio vuelta, intentando poner tantos obstáculos como le fuera posible entre ellos y los campesinos fanáticos. De esa manera podía lograr también que no los rodearan y los atacaran sólo desde uno de los costados, donde la dragona los esperaba con la lanza en alto.
Con dificultad lograron llegar a la puerta, pero en cuanto salieron el panorama no fue mucho mejor, en la salida de atrás también estaba lleno de enemigos. Los campesinos los miraban con gesto tosco, entre odio y recelo, pero también algo parecía estar muerto en su mirada. No sólo estaban delgados hasta el punto de que se les notaban las costillas, sus dientes estaban podridos, su piel era de un blanco enfermizo y tenían pústulas que les daba una apariencia asquerosa y contagiosa.
Sasha levantó la lanza, lista para enfrentarlos, pero lo cierto era que los superaban en número por demasiado, sí todos decidían atacar a la vez no habría manera de que pudieran con todos ellos.
-Les pido nuevamente que se rindan, no nos obliguen a hacerles daño - La dragona apretó los puños, lo único que salía de la boca de ese hombre eran repugnantes mentiras cargadas de veneno.
-Soy miembro de la Guardia de Lunargenta, me enviaron para saber los motivos para la pérdida de contacto con esta ciudad, no pretendo hacerles daño - Y dicho eso se agachó muy lentamente y apoyó la lanza en el piso para demostrar que no pretendía atacarlos.
-¿De la Guardia? ¿Y donde estaba la Guardia cuando nuestra gente moría de hambre? - Dijo el sacerdote mientras fruncía el ceño - Nunca respondieron a nuestro ruegos ¿Ahora se preocupan por nosotros? ¡Ja! Lo único que les preocupa es que dejaramos de pagar los impuestos para llenar los bolsillos del Rey -
La Dozorova se mantenía en silencio, no porque el discurso de ese estafador la estuviera convenciendo, sino porque estaba gestando un plan y necesitaba ganar algo de tiempo antes de poder llevarlo acabo.
-¿No respondes? No tienes manera de defenderte - Sacó sus propias conclusiones - Agarrenlos, serán los siguientes sacrificios -
---------------------------------------------
- Estamos en la ronda seis ^^Mi idea es usar esta vuelta y la ronda 7 para la pelea final. Y la ronda 8 para la despedida. Espero que les parezca bien, pero si quieren más tiempo lo podemos hablar por Mp. No hay problema.
Uno de los “perros” le gruñó a la dragona y saltó con las fauces abiertas dispuesto a arrancarle un brazo de una sola mordida. Pero Sasha agarró la bandeja en la que antes le habían servido la comida y la usó a modo de escudo, haciendo que la bestia mordiera eso en su lugar. Luego el mismo monstruo fue atravesado por una de las flechas del elfo que parecía estar de su lado.
-De acuerdo - Respondió, con gesto neutro - Salgamos de aquí y luego quiero una explicación - No tenía la historia completa, pero era mejor idea el escuchar a los que se defendían que a quienes atacaban.
Mientras las dos mujeres, el Licantropo y el Elfo se abrían paso por la puerta de atrás, Sashenka agarró el borde de una de las mesas y la dio vuelta, intentando poner tantos obstáculos como le fuera posible entre ellos y los campesinos fanáticos. De esa manera podía lograr también que no los rodearan y los atacaran sólo desde uno de los costados, donde la dragona los esperaba con la lanza en alto.
Con dificultad lograron llegar a la puerta, pero en cuanto salieron el panorama no fue mucho mejor, en la salida de atrás también estaba lleno de enemigos. Los campesinos los miraban con gesto tosco, entre odio y recelo, pero también algo parecía estar muerto en su mirada. No sólo estaban delgados hasta el punto de que se les notaban las costillas, sus dientes estaban podridos, su piel era de un blanco enfermizo y tenían pústulas que les daba una apariencia asquerosa y contagiosa.
Sasha levantó la lanza, lista para enfrentarlos, pero lo cierto era que los superaban en número por demasiado, sí todos decidían atacar a la vez no habría manera de que pudieran con todos ellos.
-Les pido nuevamente que se rindan, no nos obliguen a hacerles daño - La dragona apretó los puños, lo único que salía de la boca de ese hombre eran repugnantes mentiras cargadas de veneno.
-Soy miembro de la Guardia de Lunargenta, me enviaron para saber los motivos para la pérdida de contacto con esta ciudad, no pretendo hacerles daño - Y dicho eso se agachó muy lentamente y apoyó la lanza en el piso para demostrar que no pretendía atacarlos.
-¿De la Guardia? ¿Y donde estaba la Guardia cuando nuestra gente moría de hambre? - Dijo el sacerdote mientras fruncía el ceño - Nunca respondieron a nuestro ruegos ¿Ahora se preocupan por nosotros? ¡Ja! Lo único que les preocupa es que dejaramos de pagar los impuestos para llenar los bolsillos del Rey -
La Dozorova se mantenía en silencio, no porque el discurso de ese estafador la estuviera convenciendo, sino porque estaba gestando un plan y necesitaba ganar algo de tiempo antes de poder llevarlo acabo.
-¿No respondes? No tienes manera de defenderte - Sacó sus propias conclusiones - Agarrenlos, serán los siguientes sacrificios -
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- Estamos en la ronda seis ^^Mi idea es usar esta vuelta y la ronda 7 para la pelea final. Y la ronda 8 para la despedida. Espero que les parezca bien, pero si quieren más tiempo lo podemos hablar por Mp. No hay problema.
Última edición por Sashenka Dozorova el Dom Mar 22 2020, 00:32, editado 1 vez
Sashenka Dozorova
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El panorama fuera de la posada no era mucho mas favorable que dentro. Se encontraban prácticamente rodeados por los miembros de aquella extraña secta. Aunque los campesinos tenían un aspecto de debilidad, los superaban enormemente en cantidad. Las palabras que soltaba el sacerdote hacían enfurecer cada vez mas a Rascal, llegando al punto de no poder soportar su voz. Aquel desagradable hombre parecía estar teniendo el mismo efecto sobre Kyzara. Su rostro reflejaba furia mientras presionaba sus manos rodeaban fuertemente la empuñadura de su arma, lista para atacar.
—¡Van a pagar por la muerte de mi hermana! —gritó Kyzara, antes de que el líder de la secta termine de dar la orden para atraparlos, mientras se abalanzaba hacia los campesinos— ¡Que se muestre quien ha sido el responsable! Me vengaré, cueste lo que cueste.
Kyzara había canalizado toda su furia sobre su gran daga, la cual blandía de un lado a otro, atravesado a los esqueléticos aldeanos como si se tratasen de rodajas de pan. Un gran grupo se cernía sobre ella, pero a pesar de la cantidad lograba resistir muy bien los golpes. De todas formas, Rascal sabia que sola no iba a lograr enfrentarse a tal cantidad de personas (si es que se les podía llamar así a aquellos seres). Por lo tanto, tomó su arco y comenzó a reducir a los campesinos que se acercaban demasiado a Kyzara, cubriéndole así sus espaldas.
Aquel pequeño grupo podría demostrar ser mucho mas fuerte que aquellos seres desagradables, pero al sumarse varias bestias a la batalla era evidente que la ventaja se reducía considerablemente. Lo más sensato para aquel momento seria huir.
—¡No aguantaremos mucho tiempo más, son demasiados! — gritó Rascal mientras le daba un flechazo a uno de los perros-bestia, que parecía ni haberse inmutado por la herida y continúo corriendo— Deberíamos mantener la posición hasta encontrar una brecha por la cual escapar lo antes posible— sugirió Rascal a sus compañeros.
Kyzara continuaba luchando arduamente, cuando Rascal localizó una de aquellas bestias abalanzándose sobre ella. Rápidamente el elfo tensó una flecha y apunto a la criatura. La punta de la flecha apenas rozó una de sus deformes orejas y quedó clavada en el suelo, permitiéndole a la bestia saltar sobre Kyzara y morderle un brazo.
Rascal logró reaccionar a tiempo, tomo una daga que llevaba en el cinturón y corrió hacia donde estaba aquel gran lobo-bestia, para clavársela detrás del cuello y finalmente liberar a Kyzara.
—¿Estas bien? — preguntó Rascal a Kyzara, mientras miraba espantado la gran herida que había dejado en el hombro izquierdo de la chica. Kyzara simplemente respondió con un gesto y continúo luchando, más débilmente debido a la lesión.
El arco de Rascal no serviría de nada a la corta distancia que quedó posicionado respecto a los enemigos, por lo que se vio obligado a ayudar a la mujer herida con su daga simplemente. La habilidad del elfo con armas blancas no iba más allá de cortar vegetales y carne para las comidas, pero aquellos aldeanos no oponían mas resistencia que un filet.
—¡Van a pagar por la muerte de mi hermana! —gritó Kyzara, antes de que el líder de la secta termine de dar la orden para atraparlos, mientras se abalanzaba hacia los campesinos— ¡Que se muestre quien ha sido el responsable! Me vengaré, cueste lo que cueste.
Kyzara había canalizado toda su furia sobre su gran daga, la cual blandía de un lado a otro, atravesado a los esqueléticos aldeanos como si se tratasen de rodajas de pan. Un gran grupo se cernía sobre ella, pero a pesar de la cantidad lograba resistir muy bien los golpes. De todas formas, Rascal sabia que sola no iba a lograr enfrentarse a tal cantidad de personas (si es que se les podía llamar así a aquellos seres). Por lo tanto, tomó su arco y comenzó a reducir a los campesinos que se acercaban demasiado a Kyzara, cubriéndole así sus espaldas.
Aquel pequeño grupo podría demostrar ser mucho mas fuerte que aquellos seres desagradables, pero al sumarse varias bestias a la batalla era evidente que la ventaja se reducía considerablemente. Lo más sensato para aquel momento seria huir.
—¡No aguantaremos mucho tiempo más, son demasiados! — gritó Rascal mientras le daba un flechazo a uno de los perros-bestia, que parecía ni haberse inmutado por la herida y continúo corriendo— Deberíamos mantener la posición hasta encontrar una brecha por la cual escapar lo antes posible— sugirió Rascal a sus compañeros.
Kyzara continuaba luchando arduamente, cuando Rascal localizó una de aquellas bestias abalanzándose sobre ella. Rápidamente el elfo tensó una flecha y apunto a la criatura. La punta de la flecha apenas rozó una de sus deformes orejas y quedó clavada en el suelo, permitiéndole a la bestia saltar sobre Kyzara y morderle un brazo.
Rascal logró reaccionar a tiempo, tomo una daga que llevaba en el cinturón y corrió hacia donde estaba aquel gran lobo-bestia, para clavársela detrás del cuello y finalmente liberar a Kyzara.
—¿Estas bien? — preguntó Rascal a Kyzara, mientras miraba espantado la gran herida que había dejado en el hombro izquierdo de la chica. Kyzara simplemente respondió con un gesto y continúo luchando, más débilmente debido a la lesión.
El arco de Rascal no serviría de nada a la corta distancia que quedó posicionado respecto a los enemigos, por lo que se vio obligado a ayudar a la mujer herida con su daga simplemente. La habilidad del elfo con armas blancas no iba más allá de cortar vegetales y carne para las comidas, pero aquellos aldeanos no oponían mas resistencia que un filet.
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Re: Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
Estaban totalmente rodeados, la dragona era consciente de ello, pero sin embargo se veía serena. No iba a conseguir nada desesperándose, tenía que mantener la sangre fría para poder utilizar la única oportunidad que se presentara, de eso dependía el que salieran vivos de allí. Para demostrar sus buenas intenciones, clavó la lanza en el piso y levantó ambas manos, eso hizo sonreír al Jefe de la Orden.
-Sabia decisión -
Pero la muchacha que iba con el elfo no se lo tomó con tanta calma, se lanzó a la pelea sin dudarlo, o quizás era porque sus emociones no dejaban espacio a la racionalidad. El caso de Sashenka era muy diferente, no estaba involucrada emocionalmente con esa situación, y salvar a esos dos extraños no estaba entre sus prioridades, ni tampoco al resto del pueblo, solo tenía que conseguir información e irse de allí para informar a la Guardia.
Por eso se mantuvo alejada de la pelea, no los ayudó a defenderse, espero con las manos en alto a que toda la trifulca se desencadenara para que así toda la atención estuviera sobre ellos y no sobre lo que Sasha hacía. Pero claro, no podría mantenerse al margen por siempre, pronto algunos de los campesinos se acercaron a ella, queriendo amarrar sus manos para llevarla como prisionera.
La dragona espero hasta que los tuvo cerca y cuando entraron en el rango de efecto, utilizó su habilidad de control de tierra, levantó la lanza y golpeó el piso para generar ondas que desequilibraran a todos los que estaban alrededor*. Cuando cayeron al piso por fin tenía el ángulo perfecto para poder hacer lo que había querido desde un principio, agarró el arma por la mitad del mango, llevó un pie hacia atrás y usando todo el cuerpo la arrojó directo hacía el Líder de la Orden.
-¿¡Que...!? - El hombre no parecía entender lo que estaba sucediendo, veía el mango de una lanza clavado en su estómago, lo agarró con ambas manos, aún con gesto confuso - No... No puede ser - Escupió sangre.
Todos los adeptos estaban igual de sorprendidos, el ambiente se había vuelto silencioso, por algún motivo parecía increíble la idea de que el maravilloso Líder... Sangraba como cualquier humano. Aunque probablemente la mayoría de los presentes no lo notaría, el árbol maldito se sacudió, como si el golpe de la lanza lo hubiese atravesado a él también. Pero seguía en pie, su maldición no se terminaría con un acto tan sencillo.
-Debemos irnos - Fue todo lo que dijo la dragona mientras se acercaba al elfo y su compañera, esta última estaba herida, eso los haría ir más lento - Subela a mi - Al principio no se entendía a qué se refería - Y cubre con tu arco nuestra huída - Ya no tenía su lanza, pero Sasha era igualmente eficaz golpeando con las manos, a un par de campesinos que se atrevieron a acercarse mientras hablaba los golpeó con tanta contundencia que ya no se levantaron - ¡Ahora! -
Comenzó a transformarse en dragón**, asustando a la mayoría de los que estaban alrededor, pero ahora que su Guía estaba herido de muerte los fanáticos no sabian bien qué deberían hacer y comenzaban a pelear entre sí. Sashenka le hizo un gesto al elfo para que subiera a la chica a su espalda, y cuando estuvo acomodada comenzó a correr, escapando de ese pueblo maldito.
----------------------------------------------------
*Habilidad de nivel 0: Ataque con lanza: [Activable] Golpea el suelo con su lanza generando que la tierra bajo los pies de los enemigos que la rodean se mueva y los desestabilice.
Enfriamiento: 3 turnos
**Habilidad racial: Transformación en Dragón (Mantenida): Permite alternar entre la forma de dragón y de humano. Como dragón miden hasta 4 metros (de nariz a punta de la cola). El proceso tarda unos segundos en completarse y consume energía.
-Sabia decisión -
Pero la muchacha que iba con el elfo no se lo tomó con tanta calma, se lanzó a la pelea sin dudarlo, o quizás era porque sus emociones no dejaban espacio a la racionalidad. El caso de Sashenka era muy diferente, no estaba involucrada emocionalmente con esa situación, y salvar a esos dos extraños no estaba entre sus prioridades, ni tampoco al resto del pueblo, solo tenía que conseguir información e irse de allí para informar a la Guardia.
Por eso se mantuvo alejada de la pelea, no los ayudó a defenderse, espero con las manos en alto a que toda la trifulca se desencadenara para que así toda la atención estuviera sobre ellos y no sobre lo que Sasha hacía. Pero claro, no podría mantenerse al margen por siempre, pronto algunos de los campesinos se acercaron a ella, queriendo amarrar sus manos para llevarla como prisionera.
La dragona espero hasta que los tuvo cerca y cuando entraron en el rango de efecto, utilizó su habilidad de control de tierra, levantó la lanza y golpeó el piso para generar ondas que desequilibraran a todos los que estaban alrededor*. Cuando cayeron al piso por fin tenía el ángulo perfecto para poder hacer lo que había querido desde un principio, agarró el arma por la mitad del mango, llevó un pie hacia atrás y usando todo el cuerpo la arrojó directo hacía el Líder de la Orden.
-¿¡Que...!? - El hombre no parecía entender lo que estaba sucediendo, veía el mango de una lanza clavado en su estómago, lo agarró con ambas manos, aún con gesto confuso - No... No puede ser - Escupió sangre.
Todos los adeptos estaban igual de sorprendidos, el ambiente se había vuelto silencioso, por algún motivo parecía increíble la idea de que el maravilloso Líder... Sangraba como cualquier humano. Aunque probablemente la mayoría de los presentes no lo notaría, el árbol maldito se sacudió, como si el golpe de la lanza lo hubiese atravesado a él también. Pero seguía en pie, su maldición no se terminaría con un acto tan sencillo.
-Debemos irnos - Fue todo lo que dijo la dragona mientras se acercaba al elfo y su compañera, esta última estaba herida, eso los haría ir más lento - Subela a mi - Al principio no se entendía a qué se refería - Y cubre con tu arco nuestra huída - Ya no tenía su lanza, pero Sasha era igualmente eficaz golpeando con las manos, a un par de campesinos que se atrevieron a acercarse mientras hablaba los golpeó con tanta contundencia que ya no se levantaron - ¡Ahora! -
Comenzó a transformarse en dragón**, asustando a la mayoría de los que estaban alrededor, pero ahora que su Guía estaba herido de muerte los fanáticos no sabian bien qué deberían hacer y comenzaban a pelear entre sí. Sashenka le hizo un gesto al elfo para que subiera a la chica a su espalda, y cuando estuvo acomodada comenzó a correr, escapando de ese pueblo maldito.
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Sashenka Dozorova
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Re: Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
Entre todo el caos de aquella batalla en la que participaban el elfo y Kyzara, Rascal noto que Sashenka, aquella mujer que decía ser de la Guardia, no había movido ni un dedo para ayudarlos. «O realmente no confía en nosotros y le importamos poco o debe tener un plan. A esta altura está claro que rendirse es una muerte segura» pensó Rascal.
Luego de retirar la daga del cuello de aquella bestia que estaba por asesinar a Kyzara, Rascal descubrió una brecha entre el muro de súbditos de aquel sacerdote, por lo tanto, comenzó a abrirse paso, intentado proteger a Kyzara. Aun con aquella herida terrible en el brazo, la mujer no se rendía e intentaba dar golpes con su otro brazo. Las emociones de la batalla parecían haber enmascarado el dolor que seguro mas tarde le causara aquella herida.
Justo cuando estaban por correr hacia el bosque y finalmente ponerse a salvo, escucharon un fuerte golpe contra el suelo. Al darse vuelta descubrieron que era Sashenka, que había derribado a unos cuantos adeptos del sacerdote de un golpe. Rápidamente, la mujer de la Guardia lanzó su arma directo al líder de la secta, atravesándole el estómago. La batalla parecido paralizarse por un momento.
Rascal, aun algo aturdido por los hechos, quedo aún más confundido cuando Sashenka le ordeno que suba a Kyzara sobre ella. Esto último comenzó a cobrar sentido cuando la mujer de la guardia empezó a cambiar extrañamente de forma hasta convertirse en dragón. Rascal no tuvo tiempo para sorprenderse mucho más, ya que inmediatamente tuvo que ponerse en acción, ayudo a Kyzara a subirse a los lomos de la ahora dragona. Mientras se acomodaban, mantuvo la posición para derribar a unos cuantos adeptos que se acercaban.
La mayoría de las personas de aquel “ejercito” habían comenzado una disputa entre ellos mismos. Se debatían el poder sobre el cuerpo agonizante de su líder, como si no estuviese allí. Pocos honraban el deseo de su líder de atrapar los intrusos e iban detrás del elfo, la dragona y Kyzara. Pero ninguno de ellos lograba acercarse demasiado, ya que eran abatido por una flecha antes de llegar.
—Creo que este es el mejor momento para huir —dijo Rascal, mientras cortaba un trozo de tela de su vestimenta para enrollarlo alrededor de la herida de Kyzara. No parecía demasiado grave, pero en aquella situación si no lograba parar el sangrado podría empeorar mucho. «Cuando estemos en algún lugar más seguro podría intentar curarla»pensó Rascal
Ya había logrado curar varias heridas de aquel tipo y gravedad, pero siempre resultaba demasiado agotado al finalizar. De todas formas, si se encontraban en algún lugar lo suficientemente seguro, no tendría ningún problema con ello.
Luego de retirar la daga del cuello de aquella bestia que estaba por asesinar a Kyzara, Rascal descubrió una brecha entre el muro de súbditos de aquel sacerdote, por lo tanto, comenzó a abrirse paso, intentado proteger a Kyzara. Aun con aquella herida terrible en el brazo, la mujer no se rendía e intentaba dar golpes con su otro brazo. Las emociones de la batalla parecían haber enmascarado el dolor que seguro mas tarde le causara aquella herida.
Justo cuando estaban por correr hacia el bosque y finalmente ponerse a salvo, escucharon un fuerte golpe contra el suelo. Al darse vuelta descubrieron que era Sashenka, que había derribado a unos cuantos adeptos del sacerdote de un golpe. Rápidamente, la mujer de la Guardia lanzó su arma directo al líder de la secta, atravesándole el estómago. La batalla parecido paralizarse por un momento.
Rascal, aun algo aturdido por los hechos, quedo aún más confundido cuando Sashenka le ordeno que suba a Kyzara sobre ella. Esto último comenzó a cobrar sentido cuando la mujer de la guardia empezó a cambiar extrañamente de forma hasta convertirse en dragón. Rascal no tuvo tiempo para sorprenderse mucho más, ya que inmediatamente tuvo que ponerse en acción, ayudo a Kyzara a subirse a los lomos de la ahora dragona. Mientras se acomodaban, mantuvo la posición para derribar a unos cuantos adeptos que se acercaban.
La mayoría de las personas de aquel “ejercito” habían comenzado una disputa entre ellos mismos. Se debatían el poder sobre el cuerpo agonizante de su líder, como si no estuviese allí. Pocos honraban el deseo de su líder de atrapar los intrusos e iban detrás del elfo, la dragona y Kyzara. Pero ninguno de ellos lograba acercarse demasiado, ya que eran abatido por una flecha antes de llegar.
—Creo que este es el mejor momento para huir —dijo Rascal, mientras cortaba un trozo de tela de su vestimenta para enrollarlo alrededor de la herida de Kyzara. No parecía demasiado grave, pero en aquella situación si no lograba parar el sangrado podría empeorar mucho. «Cuando estemos en algún lugar más seguro podría intentar curarla»pensó Rascal
Ya había logrado curar varias heridas de aquel tipo y gravedad, pero siempre resultaba demasiado agotado al finalizar. De todas formas, si se encontraban en algún lugar lo suficientemente seguro, no tendría ningún problema con ello.
Rascal
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Re: Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
La confusión y el caos reinaba ahora en el pueblo, los delgados ciudadanos se atacaban entre ellos, a golpes, arañazos y hasta mordidas, los pocos niños que seguían vivos lloraban y unos pocos intentaban poner orden sin demasiado éxito. El plan de Sasha había funcionado, su idea no era acabar con todos ellos, sólo generar la suficiente confusión como para que no se fijaran mientras ellos huían.
La transformación en dragón tardaba algunos segundos, y sí quería acelerarlo era aún más doloroso, por lo que dentro de lo posible intentó tomarse su tiempo. Cuando el elfo acomodó a su compañera correctamente, la dragona lo miró y asintió, sí no aprovechaban ese momento podía ser que no hubiese ningún otro.
Aprovechando que le cubrían la huída, Sashenka empezó a correr aunque no demasiado rápido porque temía que la mujer herida se cayera. Pasó entre medio de varios campesinos que se cruzaron en su camino, en un intento por detenerla, agachó la cabeza para golpearlos con los cuernos de su frente y en cuanto se apartaron agitó el cuello a un lado y al otro, dejando así espacio para que el elfo pasara.
No se detuvieron hasta que estuvieron a las afueras del pueblo, sólo cuando dejaron de escucharse los gritos de los pobladores Sasha se dio el lujo de ir reduciendo la velocidad de la marcha hasta que se volvió tan solo un caminar apurado. La joven que estaba en su espalda necesitaba atención, pero por allí no había ningún pueblo además de ese, tan solo campo y más campo. Al final la dragona se detuvo y se agachó para que el elfo pudiera agarrar a su compañera.
Luego muy lentamente comenzó a destransformarse. Cuando volvió a estar en forma humana no tenía ni una sola prenda de ropa, desventajas de tener que pasar de una figura a otra de modo imprevisto. Aún así intentó mantener la seriedad ya que el momento no parecía ser el adecuado para sentir vergüenza o preocuparse por detalles. Se quedó arrodillada y se cubrió la parte de los pechos con el brazo.
-¿Está muy mal herida? Hay que llevarla con alguien que la cure... - Apretó los labios y apartó la mirada - Yo no puedo hacerlo, tengo que informarle a la Guardia lo que está ocurriendo lo antes posible - El deber estaba por encima del bienestar de una sola persona - Iré volando, ya que mi caballo quedó en el pueblo ¿Crees que puedes encargarte de ella? -
Era todo lo que quería decir en su forma humana, así que mientras escuchaba la respuesta regresó a tomar la apariencia de un dragón. Indiferentemente de si el muchacho estaba en condiciones de hacerse cargo o no, ella tenía que irse de allí, sí volaba rápido en unas pocas horas podría estar en el cuartel.
Extendió las alas y levantó vuelo, antes de alejarse dio algunos giros para asegurarse de que ningún enemigo estaba cerca del muchacho y la joven herida. Luego hizo un gruñido a modo de despedida y se alejó de allí.
La transformación en dragón tardaba algunos segundos, y sí quería acelerarlo era aún más doloroso, por lo que dentro de lo posible intentó tomarse su tiempo. Cuando el elfo acomodó a su compañera correctamente, la dragona lo miró y asintió, sí no aprovechaban ese momento podía ser que no hubiese ningún otro.
Aprovechando que le cubrían la huída, Sashenka empezó a correr aunque no demasiado rápido porque temía que la mujer herida se cayera. Pasó entre medio de varios campesinos que se cruzaron en su camino, en un intento por detenerla, agachó la cabeza para golpearlos con los cuernos de su frente y en cuanto se apartaron agitó el cuello a un lado y al otro, dejando así espacio para que el elfo pasara.
No se detuvieron hasta que estuvieron a las afueras del pueblo, sólo cuando dejaron de escucharse los gritos de los pobladores Sasha se dio el lujo de ir reduciendo la velocidad de la marcha hasta que se volvió tan solo un caminar apurado. La joven que estaba en su espalda necesitaba atención, pero por allí no había ningún pueblo además de ese, tan solo campo y más campo. Al final la dragona se detuvo y se agachó para que el elfo pudiera agarrar a su compañera.
Luego muy lentamente comenzó a destransformarse. Cuando volvió a estar en forma humana no tenía ni una sola prenda de ropa, desventajas de tener que pasar de una figura a otra de modo imprevisto. Aún así intentó mantener la seriedad ya que el momento no parecía ser el adecuado para sentir vergüenza o preocuparse por detalles. Se quedó arrodillada y se cubrió la parte de los pechos con el brazo.
-¿Está muy mal herida? Hay que llevarla con alguien que la cure... - Apretó los labios y apartó la mirada - Yo no puedo hacerlo, tengo que informarle a la Guardia lo que está ocurriendo lo antes posible - El deber estaba por encima del bienestar de una sola persona - Iré volando, ya que mi caballo quedó en el pueblo ¿Crees que puedes encargarte de ella? -
Era todo lo que quería decir en su forma humana, así que mientras escuchaba la respuesta regresó a tomar la apariencia de un dragón. Indiferentemente de si el muchacho estaba en condiciones de hacerse cargo o no, ella tenía que irse de allí, sí volaba rápido en unas pocas horas podría estar en el cuartel.
Extendió las alas y levantó vuelo, antes de alejarse dio algunos giros para asegurarse de que ningún enemigo estaba cerca del muchacho y la joven herida. Luego hizo un gruñido a modo de despedida y se alejó de allí.
Sashenka Dozorova
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Re: Una existencia blasfema [Libre] [3/3] [CERRADO]
Luego de correr un rato entre los árboles, finalmente lograron huir de aquellas personas (quienes no tardaron mucho en rendir su búsqueda para volver a su pueblo, prácticamente en ruinas). Rascal tomó a Kyzara y la recostó lentamente sobre el suelo. Sashenka había hecho un muy buen trabajo manteniéndola a salvo y, mientras Rascal revisaba la herida comenzó a volver a su forma humana.
—Muchas gracias Sashenka —dijo Rascal levantando la mirada con una leve sonrisa. De repente Rascal se sonrojó al darse cuenta que la mujer de la guardia había retomado su forma humana pero completamente despojada de su ropa— Eh… creo que me podre ocupar de su herida —volvió a concentrarse en el brazo de Kyzara—. Necesitare descansar un par de horas luego, pero creo que es un lugar seguro.
La herida no era muy grave, pero el dolor y molestia que estaba causando a Kyzara hacían muy dificultoso el camino de vuelta. Normalmente este tipo de heridas no le costaría a mucho curar al elfo, pero por el cansancio de la batalla el proceso le iba a costar algo de energía.
—Esta bien, adiós Sashenka, ¡Suerte en tu viaje! —saludó Rascal, intentado de mirar lo menos posible a la mujer de la guardia mientras volvía a transformarse en dragón y tomaba vuelo alejándose en el cielo.
—¿Estas seguro que podrás? —dijo Kyzara— he visto elfos desmayarse intentado curar heridas.
—No te preocupes, no parece tan grave —si Rascal perdía el conocimiento no sería la primera vez—. Cuando termine descansaremos un rato y luego retomaremos camino.
Rascal se sentó cómodamente (el proceso iba a tardar unos cuantos minutos) al lado de ella y tomo suavemente su brazo para estar mas cerca de la herida. Kyzara soltó un leve quejido, pero no se resistió. El elfo comenzó a recitar repetidamente plegarias en su idioma mientras realizaba leves gestos con las manos sobre aquella mordedura. Estaba un poco oxidado, pero no tardó en encontrar un buen ritmo.
Tuvieron que pasar unos cuantos minutos hasta que se empezaron a ver resultados; la herida el principio de infección se había detenido y la herida se cicatrizaba cada vez más. Al ser lento el proceso, Kyzara aún sentía algo de dolor. Sin embargo, luego de unos cuantos minutos Kyzara ya volvía a sentirse bien. Ya se veía solo una leve marca en la piel (lo que indicaba que el proceso estaba llegando a su fin) cuando Rascal comenzó a recitar cada vez mas lento y con la voz mas apagada. Finalmente, el proceso termino. No porque este del todo completo (aunque se había sanado lo suficiente como para que Kyzara no sintiese dolor), sino porque Rascal había perdido el conocimiento.
—¡Rascal! —fue lo ultimó que escucho el elfo antes de hundirse en el cansancio.
—Come, estos caramelos te ayudaran a recuperarte —fue lo primero que escucho Rascal al despertarse. Tomo los caramelos mientras se incorporaba y los comió. Luego de unos minutos de silencio, se levanto listo para seguir su camino—. Gracias por curarme la herida —dijo Kyzara mientras ayuda al elfo a ponerse de pie—. De haber sabido que ibas a terminar así me hubiese aguantado hasta llegar a Lunargenta.
—No hay de que —respondió—. Y no te preocupes por el desmayo, pasa todo el tiempo—soltó una carcajada—. ¿Así que te diriges a Lunargenta? —Kyzara asintió con la cabeza— pues vamos hacia allá, creo que me debes un trago cuando lleguemos —agregó con una sonrisa pícara.
—Que sean dos.
Finalmente, emprendieron camino a Lunargenta. Comenzaba a avanzar la noche ya pero al buen ritmo que llevaban caminando iban a llegar antes de que sea muy tarde para entrar en alguna taberna.
—Muchas gracias Sashenka —dijo Rascal levantando la mirada con una leve sonrisa. De repente Rascal se sonrojó al darse cuenta que la mujer de la guardia había retomado su forma humana pero completamente despojada de su ropa— Eh… creo que me podre ocupar de su herida —volvió a concentrarse en el brazo de Kyzara—. Necesitare descansar un par de horas luego, pero creo que es un lugar seguro.
La herida no era muy grave, pero el dolor y molestia que estaba causando a Kyzara hacían muy dificultoso el camino de vuelta. Normalmente este tipo de heridas no le costaría a mucho curar al elfo, pero por el cansancio de la batalla el proceso le iba a costar algo de energía.
—Esta bien, adiós Sashenka, ¡Suerte en tu viaje! —saludó Rascal, intentado de mirar lo menos posible a la mujer de la guardia mientras volvía a transformarse en dragón y tomaba vuelo alejándose en el cielo.
—¿Estas seguro que podrás? —dijo Kyzara— he visto elfos desmayarse intentado curar heridas.
—No te preocupes, no parece tan grave —si Rascal perdía el conocimiento no sería la primera vez—. Cuando termine descansaremos un rato y luego retomaremos camino.
Rascal se sentó cómodamente (el proceso iba a tardar unos cuantos minutos) al lado de ella y tomo suavemente su brazo para estar mas cerca de la herida. Kyzara soltó un leve quejido, pero no se resistió. El elfo comenzó a recitar repetidamente plegarias en su idioma mientras realizaba leves gestos con las manos sobre aquella mordedura. Estaba un poco oxidado, pero no tardó en encontrar un buen ritmo.
Tuvieron que pasar unos cuantos minutos hasta que se empezaron a ver resultados; la herida el principio de infección se había detenido y la herida se cicatrizaba cada vez más. Al ser lento el proceso, Kyzara aún sentía algo de dolor. Sin embargo, luego de unos cuantos minutos Kyzara ya volvía a sentirse bien. Ya se veía solo una leve marca en la piel (lo que indicaba que el proceso estaba llegando a su fin) cuando Rascal comenzó a recitar cada vez mas lento y con la voz mas apagada. Finalmente, el proceso termino. No porque este del todo completo (aunque se había sanado lo suficiente como para que Kyzara no sintiese dolor), sino porque Rascal había perdido el conocimiento.
—¡Rascal! —fue lo ultimó que escucho el elfo antes de hundirse en el cansancio.
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—Come, estos caramelos te ayudaran a recuperarte —fue lo primero que escucho Rascal al despertarse. Tomo los caramelos mientras se incorporaba y los comió. Luego de unos minutos de silencio, se levanto listo para seguir su camino—. Gracias por curarme la herida —dijo Kyzara mientras ayuda al elfo a ponerse de pie—. De haber sabido que ibas a terminar así me hubiese aguantado hasta llegar a Lunargenta.
—No hay de que —respondió—. Y no te preocupes por el desmayo, pasa todo el tiempo—soltó una carcajada—. ¿Así que te diriges a Lunargenta? —Kyzara asintió con la cabeza— pues vamos hacia allá, creo que me debes un trago cuando lleguemos —agregó con una sonrisa pícara.
—Que sean dos.
Finalmente, emprendieron camino a Lunargenta. Comenzaba a avanzar la noche ya pero al buen ritmo que llevaban caminando iban a llegar antes de que sea muy tarde para entrar en alguna taberna.
Rascal
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