Encuentros gorriones del tercer tipo [Privado] [Cerrado]

No se pregunten como diablos una pequeña mausu llego a Lunargenta en una pieza, y menos a una mausu aún más pequeña que la mayoría de los mausu de su edad. Pero podía presumir que lo había logrado y que estaba en una pieza, con un cuaderno muy bien organizado y con algunos cachivaches interesantes en su mochila, y aun así el lugar perecía que se la comería viva.

Los olores eran muchísimos, y dependía de la altura en que caminaras pasabas de oler la piedra medio húmeda del piso, algunas “joyas” desagradables y a veces solo a veces lograba llegar algún aroma de algún bocadillo perdido generalmente de algún niño, y estos ya la tenían regordeta de tanto que le extendían desde caramelos hasta pedazos de pan. Si te alzabas un metro o más, el perfume de mujeres y hombres te llegaba a marear, pero se combinaba con suculentos manjares, vaivenes de hierbas secas y frescas y algunos resquicios de otros animales. Pero los tejados, eso se volvió una pequeña adicción para la pequeña mota de pelo blanco y tela azul, el aire no era como el de las copas de los árboles pero era fresco, a veces solo los aromas más dulces llegaban hasta los tejados y se unían el olor del fuego de las chimeneas, era el aroma de una ciudad, y ese aroma le gustaba, también era más tranquilo y solo era molestada por algún ave que buscaba sus brillantes insecto botana, o algún gato osado que pensaba que era una presa y terminaba achuchado por la ratoncita entre chillidos.

Ese día tocaba ir al suelo, un par de pisotones a su colita le enseñaron a pegarse a los muros y sujetar su larga cola casi a modo de bufanda para que no sufriera daños. –Pancito pancito.-Canturreo alegremente y espero paciente, sacudió su ropa y se acercó al hombre, le parecía curioso que estuviera al aire libre pero desde el día anterior que había pasado por un par de tejados cercanos el aroma la enamoro y deseaba con mucho afán probar ese pancito, o bolitas dulces como las conoció en primer lugar. –Chipks Shikt chi….-Se detuvo a media frase, pero había logrado hacer girar al panadero, pareciendo alguien amable, regordete y bonachón, -Perdón, yo  que….

Lo bonachón no duro mucho, ella estaba parada de puntillas aferrando con las garitas la mesa para medio alcanzar a asomarse y solo se veían bien claras las orejas del blanco ratón y su , un grito que la aturdió y la hizo desplomarse de espaldas también con un chillido de espanto que la hizo ver a todos lados, casi todo movimiento a su rededor se paralizo y ella esperaba ver un dragón, un hombre lobo, una bestia de 3 metros no conocida por el mundo, pero no veía a nadie, nada y algo resonó a su lado muy cerca, un golpe seco que reboto y al verlo era un cucharón de madera, ella lo recogió y lo extendió al buen hombre con los bigotitos bien orgullosos pensando que hacía una buena acción.

–Se le cayó se..Oh oh-

Los bigotes bajaron y ella soltó el cucharón para poder correr con sus cuatro patitas bien aferradas al duro suelo de piedra sin oír palabra alguna en el gritadero el hombre y la marejada de gente ahí se abría para darle paso, entendió que paso y por experiencia lo mejor era poner patas en polvorosa, solo una cosa la detuvo y la envalentono

– ¿DETENGAN A LA RATA!

Ohh, ese era un error y uno grande, la mauso se detuvo en seco y sin más se abalanzo hacia el hombre y se le retrepo subiendo por la pierna, aferrándose de la tela y trepando por la espalda le sujeto de los cabellos.

-NO SER RATA SOY MAUSU MAAAAUUUUSUUUU,

Dijo la última palabra alargando bien las letras, no por gusto sino porque el hombre parecía animal embravecido y giraba para ver si se la podía quitar de encima entre gritos y ella se aferró con sus cuatro garras a la ropa y cabellos y pasó la colita por el brazo del hombre en un afán de no salir volando. El problema no era subir ahora era bajar.

Analicemos la escena, salir corriendo ante el barullo, gritos y reacción exagerada de un hombre obeso amante del pan y la azúcar bien, (patita con pulgar alzado), ofenderse seriamente por ser comparada con una rata (bien, otro pulgar arriba), atracar trepando al inmenso hombre que seguramente era más de 10 pequeños fufus en su humanidad (bien, tres pulgares arriba), no tener plan de respaldo en el cual saber cómo bajar so suerte de ser pateada, golpeada o lanzada a quien sabe dónde por la inercia propia de un humano exaltado (ñaaahhh, pulgar pulgar pulgar abajo). Algunas buenas decisiones opacadas por una mala acción…

Eso lo veía en su cabecita mientras se aferraba del cuello de la camisa y de los cabellos del hombre, y su colita aferraba fuerte el brazo del hombre para no salir volando mientras este trataba de sacársela de encima mediante sacudidas, doblar sus brazos de forma poco natural para alcanzar sus casi 5 kilos de peso y ella soltaba alaridos y suplicas en idioma mausu así como una que otra altisonancia por decirle rata, traducción, chillidos agudos y desesperados pidiendo que dejara de agitarse así. La cosa no mejora cuando siente mareo y su pancita comienza a gruñir por hambre, nausea y deseando devolver algo que no está ahí…

-Tshik, chisk. Pare pare.-Gimoteo medianamente claro y oyó entre el barullo alguien ¿llamándola?, un humano más bajo que el panadero y más delgado, decide hacer sordera selectiva al “SEÑOR” y caminando dejando pequeños arañazos en el brazo del regordete panadero salto a la cabeza del niño, y se deslizo ágilmente hasta topar al suelo y ponerse tras la pierna del chico señalando al hombre.-¡¡El chiskck, llamarme rata!!, SOY MAUSU M.A.U.S.U.

Y temiendo que el hombre que estaba agitado, sudoroso y con la cara roja fuera a arremeter contra ella, alzo las orejas y poniéndose a cuatro garritas huyo por el callejón más cercano. Oyó al regordete gritar que la siguieran pero no fue aludido por nadie, solo era un hombre atacado por una maliciosa y gigante rata, tal vez un gato se la comiera. Escondida recordó al gran dorado, y luego gruño su pancita, sobándola y mirando la bolsa de migas y viendo que solo quedaban suculentos escarabajos ahí, pero era su reserva, estaba en una ciudad, se suponía que podría comprar comida a montones… Y aunque el cielo estaba claro y el sol brillante en ese callejón se veía algo sombrío.- Tchs, mejor los tejados. –Dijo razonando aun sujetándose la pancita.

No llego al techo, su corazón estaba acelerado y el rodeo la había dejado cansada tas la adrenalina inicial, aun así suspiraba en el escondrijo, la jardinera de una ventana cerrada y que estaba comodita con sus plantas frescas y un par de insectos que pesco para guardarlos en su bolsita viajera, respiro hondo y a pausas, olor dulce, caliente, ahh masa dulce…. Salivo olisqueando el aire impregnado de dulce y se asomó mirando a otro humano diminuto que extendía al cielo la hogaza de pan aun tibio. ¿Canel?, como canela.. Esa especie picante, dulce, irritante... Se sujetó del tubo que drenaba el agua de la lluvia de los tejados y a modo de escala para llegar al piso y oír al que había intercedido con el panadero, se le erizo el blanco pelaje desde la colita hasta las orejas y tomando una piedrecilla se la lanzo dándole en la espalda.

-Como the athreves, mausus no thener eshnfermedades – hablo agudo señalándole con la garrita y mezclando las palabras con chillidos propios de su lengua. Se acercó al niño de ojos verdes con un par de monedas en la garra y se las extendió.-Humanos huelen feo y dicen que mausus tener enfermedad.

Le saco la lengua al otro esperando que el niño con el nombre de especia aceptara el trato, eran aún más altos que ella pero no tanto y aún mantenía el orgullo de su raza, no aceptaría limosnas por más que le gruñera la pancita y recordó algo.-Por cierto Fufu no ser señor, Fufu es la exploradora mausu.

Se puso de perfil a Canel mirando directamente al honguito y con una garrita en la cintura con la otra le apunto teatralmente, mientras hablaba con su aguda vocecilla y un gruñido corto la solemnidad de su postura sintiendo que bajo el impoluto pelaje blanco de las mejillas, este se tornaba rosado por la pena. Se giró rápidamente de nuevo al niño canela y le tendió las monedas.

-¿Esto bastara?- musito con un gesto totalmente contento ante la posibilidad de hincar el diente a la delicia azucarada.

-Canela-

No puede evitarlo más y guarda las monedas mientras toma la pieza de pan, con una sonrisa, era imposible no compaginar la idea de la canela con ese nombre, en cambio el otro… Mordió el pan sosteniéndolo con la boca mientras sacaba su cuaderno donde en la portada decía en grandes letras negras Mi´Mit encerrada en paréntesis y encima de estas una letras más garabateadas que decía FUFU PAPACHON y bocetaba al niño, de hecho era más como un monito de palitos y bolitas pero con el cabello bien dibujado y ponía Chimar, y a su lado dibujo una vara de canela y el pan y con una flecha puso Canel y una estrellita. Guardo de nuevo la libreta y luego extendió la diestra hacia el más grande y tomaba el pan con la zurda.- Un placer pequeño humano no sucio.

Seseaba la s, en algunos momentos hasta una h se colaba pero ella estaba orgullosa, ya hablaba más fluido… bueno eso se decía a ella misma. Y cuando acabo de saludar al más grande hizo lo mismo con Canel. –Soy un mausu honorable, y este regalo no puede ser recibido sin algo a cambio, ¿hay algo que pueda hacer por thi?

No era que no se aceptara regalo, solo que eran desconocidos, si a veces por su “ternura” le daban algún bocado, ella lo aceptaba gustosa porque era comida gratis en su mayoría dulces, queso pan, y con un viaje por delante no se podía ir por la vida rechazando bocaditos, pero esto era casi una pieza completa de pan, tal vez no quisiera monedas pero.-Creo creo…

Alzo la patita y volvió a poner el pan en la boca solo que ahora si mordió antes y paso el bocado antes de volver a detener la suculenta y tibia comida con los dientes, de su bolsa saco el escarabajo más grande que había atrapado, ya no se movía pero le abarcaba la pata completa, era negro pero brillaba en tonos verdes metálicos y tenía grandes cuernos, ciertamente era el bocado más suculento de su bolsa, pero de buena gana se lo tendió al rubito especia mientras comía el pan.-Escarabajo bonito y sabroso, regalo por pan.

Lo último lo dijo con parte del pan en la boca, el hambre le tendió la trampa y ella ya no contenía el acabar con tan suculento regalo, se dio unos golpecitos en el pecho cuando termino la pieza y se lamia los deditos saboreando cada minúsculo bocado.

Regalo a Canel:

Cualquiera se preguntaría si llegara a pasar y ver tal escena que era más raro, un roedor vestido, un par de niños discutiendo o preguntarse por qué diablos estaba ahí viendo tal cosa. Como fuere el asunto es que en ese callejón se daba cita un mausu que paladeaba un pan dulce mientras el par de niños humanos y enanos intercambiaban palabras que poco caso hacia el discreto ratón. Sordera selectiva decía su madre cuando la jovencita evadía oír de sus responsabilidades y hacia como que las nubes le hablaban para seguir jugueteando. Una exclamación del mayor le hace dar un salto y empacar en sus cachetes el trozo restante de pan interrumpiendo su tren de pensamientos y la degustación de los alimentos.

-¿Fifir?- Dice mascullando y pasando la pasta que restaba para luego lamer distraídamente sus dedos el dulce que se le había quedado entre estos. No entendía del todo la pregunta, y se notaba en un gesto algo contrariado.- ¿Por qué no?

Dijo moviendo la cabecita a ambos lados como si sopesara el asunto y limpiaba las patitas en la bastilla de la túnica azul, no venía mal vivir con ellos mientras investigaba ese lugar y buscaba tesoros para su aldea, un momento, si lo pensaba era una propuesta curiosa pero favorable, no imaginaba el porqué de la propuesta pero podría ser de muy mala educación entre ellos que se negara el solo así por que sí. Curioso curioso le parecía la situación. Ciertamente no era mal vista pero ejemplos como el antes vivido con el panadero eran más habituales de lo que querría aceptar la pequeña Mi´Mit, de ahí que fuera mucho más sencillo dormir en rebuscados tejados o escabullirse en graneros. Se raso la oreja distraída y les vio teniendo un escalofrió por la espalda.

-Shus padres no me van a gritarsh o ¿shi?-Inquirió temiendo una reacción similar al panadero cuando vieran al par e críos llegar con una invitada bastante peludita y con medio metro de cola…

Ohua ¿¿casa?? Entre la euforia del más pequeño y el asombro el otro la pequeña bola peluda blanca ve sonriente al rubito. Le recuerdan a sus más pequeños hermanos y ríe bastante aunque ya no tanto cuando salen disparados, busca a todos lados pero a falta de un recipiente con agua se limpia las manos con la bastilla de su traje algo molesta de la mancha pero bueno en otro momento lo limpiara. Es una mausu exploradora y debe mostrarse pulcra a medida de lo posible. Cosa ya no tan posible cuando debe ponerse a cuatro garritas y dar su uno dos tres uno dos tres y salto para poder entre las callejuelas darles cierto alcance al par.

Ver el mundo desde la perspectiva de un mausu es interesante, especialmente cuando eres especialmente bajito y debes esquivar de las ciudades cosas desagradables mientras corres y cosas peligrosas que las otras criaturas esquivan con calzado que para alguien como la peludita criatura son más estorbosos. Y lo sabe por qué intento usarlos. Seguía a las crías humanas olisqueando cada tanto para no perderlos pero teniendo cierta ventaja de velocidad en la carrera oyendo las palabras el brusco chiquillo.

-Lo perderás tú, el olfato mausu es envidiable.

Dijo con cierto arrastre de palabras y sin querer detenerse a señalar su magnífica y rosadita nariz que se movía cual reflejo pues desde crías recién nacidas se guiaban con el olfato para sobrevivir orgullosamente. Lográndose ponerse un poco antes del mayor y zigzagueando frente a el en un despliegue de habilidad que rayo en presunción. Ciertamente los malos olores de la ciudadela le ayudaban a seguir el rastro de pan dulce del niño canela.

-No respondiste, sush padresh no me van a gritar o ¿si?- Bueno si reflexionaba un poco, en su hogar cada cría iba a su hogar y cuando estaban en casas ajenas eran por situaciones asombrosas o simplemente jugarretas infantiles para convivir, no sabía mucho de esa dinámica social entre humanos y era algo que podría escribir y decir en su regreso a su hogar.

¿Esfera? Por un momento la mausu estuvo tentada a detenerse por eso, esfera esfera, no imaginaba como a una casa se le podía llamar así pero el casi tropezar por voltear a ver al chico le hizo recordar la regla fundamental de andar a cuatro y a velocidad ¡No distraerse! Soltó un chillido por que casi se daba de volteretas al saltar un pedazo de vidrio que alcanzo a ver por el rabillo del ojo, y le hizo ruido lo de los niños mandan. No imaginaba su casa sus sus padres y sola con sus 11 hermanos y hermanas, pero no hablaba mucho mientras los correteaba.

Entre olfatear cada tanto para seguir al rubito en vez de fiarse al cien de su vista la cual no era muy buena para las distancias pero si para evitar obstáculos, y zigzaguear para pisar las zonas más limpias apenas prestaba atención a lo que decía en niño de ego grande. “Parte de la familia” ella ya tenía familia pero había oído que afuera había grupos de gente que hacían lazos similares para hacer trabajos o sociedades dentro de sociedades. No parecía mala idea, así podría decir que podía llegar a esa ciudad y tenía una “familia”

Entones se detuvieron y antes de levantarse se sacudió como cuando estaba empapada para desentumir la espalda, sacudió las garritas delanteras y tras pasarlas por sus orejas para agudizar el oído miro a donde señalaba el par dejándola anonadada de la estructura que veía. A su parecer era inmensa y arquitectónicamente imposible, al menos para las técnicas de los mausus, pero en todos lados que habían ido las estructuras eran similares, cubos, rectángulos hasta cilindros, pero esferas… La pequeña mausu miro esa cosa ladeando la cabecita.-Si es una esfera...

Extraño era decir poco, inverosímil es lo que veía la criatura. Por la inmensidad de esa cosa podría fácil albergarla aldea, no sabía para qué querrían vivir todos ahí pero, sería interesante e contar entre los suyos.-Ya quiero verlo.-Dijo emocionada la pequeña mientras seguía viendo el exterior con la boca abierta.

El lugar era grande, mucho y la mausu lo veía todo sin parar de sorprenderse y parándose cada tanto para ver los detalles, toquetear la pared.- ¿Cómo le dieron esta forma? –Parecía una inmensa rueda de carro, pero era una pelota como con la que juegan los más chicos, pero era dura, y con cuartos, y con ¿baño? La mausu en su curiosidad se separaba del par, dando brinquitos en cuatro patitas y regresando para no ser muy invasiva además que eran un punto seguro. Solo, por si acaso.

-Hia, másh hermanos tengo once, aunque entre menores y mayores ¿cuantos más son?-Le vio con los cabellitos de la nuca en punta, seguro todos serían más altos que ella y entonces miro como otros enanos humanos se asomaban para ver quién o que causaba alboroto y por inercia se puso tras las piernas de Canelito con las orejas bien alzadas.

La frase de parientes por elección le agrado, era como cuando adoptaba a los más pequeños de otras familias y como a sus hermanitos les contaba historias y les enseñaba a hacer poses con espada y arco. Y aunque demostraban ser mucho más altos que ella, sentía que era mayor… era curioso.

Se envalentono y salió de detrás de Canel y alzo la patita saludando.-Hola soy Fufu. La mausu viajera. Hola parientes míos por elección- Dijo con pequeños siseos y alzándola patita para saludar a los curiosos. Necesitaría algo de tiempo para detallar en su cuaderno a cada uno y escribir sus nombres.