Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
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Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
-Vuelve a la cama…-Dijo la peliblanca, abriendo un perezoso ojo gris, mirando por centésima vez un cuerpo que conocía más que de memoria. Volvió a cerrarlo esperando, y comenzó a contar, uno, dos, tres. ¡Y el desgraciado la ignoro!…. Abrió los ojos y el mamonazo ya se había ido, le saco la lengua a su ausencia y luego se tapó con la almohada que Alex había dejado para aun sentir su aroma. Eso le hacía bien, calmaba su cabeza que iba a mil por minuto y en lo que recordaba en que día vivía…. A quien engañaba sabía exactamente en qué día, que momento…-Muy bien ahora no puedo dormir de nuevo.
Bajo la almohada a su pecho con fastidio. Entre respiraciones pausadas y entrecortadas miraba el techo. Un azul que conforme avanzara el día se vería más brillante, y al anochecer se podría comparar con el mismo cielo. Y se quedó con esa idea en la cabeza mientras hacia su rutina, lavarse. Probarse algunos de sus vestidos, todos en general vaporosos y delicados hasta que se sintió cómoda, una suerte de túnica vaporosa en rosa, ciertamente algo que no se usaba fuera de la carpa, luego zapatos. Ciudad Lagarto había destruido muchos de ellos, y su colección se había visto espantosamente reducida a zapatos simplones, pero que Alex decía le hacían ver como una ninfa. Así que escogió un par rosa celeste con listones que iban hasta las rodillas. Cuando Alex llegara seguro le haría comparación con algún postre…
Por lo general, tras su rutina no optaba por vestir tan cómodamente. El hurtar requería ropa práctica, pantalones ajustados, botas silenciosas y claro una capucha, o trenzar tela negra en su cabello. Cualquiera identificaba a una peliblanca. Ese día era distinto, había tenido la idea de transcribir los libros de su anterior cuidador. Alex podría leerlos y saber a quién venderlos en conclusión, así que ese día bien pudo haberse quedado desnuda mientras escribía, pero, lo pensó ya cuando había perdido un par de horas en su arreglo personal.
-Bien hora de trabajar. Que si sigo así…-Tomo el montón de pergaminos limpios, tintas y plumas y las acomodo concienzudamente en el suelo, tras tomar una manzana comenzó a transcribir uno de los libros de su anterior maestro. Cuando se aburría de escribir garabatos y números, tomaba una pluma limpia y hacia los decorados delas hojas, los dibujos de diferentes herramientas. Giraba en el suelo para desentumir los dedos.
Pociones y más pociones, o eso es lo que sabía que estaba escribiendo. Especialmente por la lista de números que iniciaba cada renglón. Se detenía y tronaba el cuello. Conseguiría después una mesa. Se sentó en pose de loto y miro el trabajo hecho sobándose las sienes. Comenzaba a sentir punzadas en estas así que se detuvo, de igual forma ya comenzaba a obscurecer. Había seis corazones de manzana en el suelo y comenzó a guardar todo. Tanteo que Alex no llegaría a ¿casa?, por esa noche así que ella iría seguramente a vaguear. No habían hablado de algún trabajo pero sí que recordaba sus palabras la noche anterior mientras enrolaba uno de sus blancos mechones de cabello y ella se acurrucaba en su pecho con los ojos cerrados, sabiendo que le dedicaba una sonrisa. No había hecho ninguna broma así que seguro estaba pensando en algo serio.
-Tal vez mañana.- Había susurrado mientras ella conciliaba el sueño. Y ahora seguramente le estaría diciendo alguna chulería a alguna chica en el burdel. O eso pensaba hasta que irrumpieron en su tienda. En momentos así extrañaba las puertas, y apenas había tomado uno de sus ganchos para sacar al ocioso de turno cuando se quedó helada, y de no ser porque ya carecía de color en su piel, podría decir que la sangre se le fue a los pies. No necesitaba hacer memoria para saber que el gorila que se plantaba ahí era uno de los guardapuertas del burdel del virrey, pero se relajó cuando una mujer joven y sonriente, demasiado para la peliblanca, hacia una entrada teatral.
-Supongo eres Christelle. Alexander te espera en la tienda del Virrey.- La mujer hablaba con terciopelo en la lengua, moviéndose como si ansiara algo y miraba a Christelle como si la evaluara, lo que la peliblanca respondía poniéndose bien erguida y con uno de sus brazos en jarra y el otro pasándolo por sus cabellos de hilo blanco. –Tienen un contrato que, pues no puede completarse sin ti. Suertuda.- Esa última palabra le hizo sentir un escalofrió en la espalda y suspiro.
-Hay Alex, ¿ahora qué hiciste?- Musito en voz baja cuando acabo la parsimonia de la mujer, una castaña de curvas con las que no podía competir y que se cruzó de brazos.
-Anda ¿qué esperas?- Apremio la mujer. “No sé ¿a qué alguien me pellizque?” se dijo a si misma antes de despertar del aturdimiento. ¿Contrato? Se miró y definitivamente sentía que ese vestido no era nada adecuado para ver al virrey, aunque, eso era lo de menos ¿no?
- Después de usted. –Dijo con una sonrisa algo tensa, barajeo la opción de llevar sus ganchos pero no era sensato, y cuando estiro la mano hacia la salida de su tienda noto las yemas de los dedos manchadas en tinta. Genial, y así con su vestido a las rodillas camino tras la castaña y seguida del gorila. A cada paso que daban sentía la imperiosa necesidad de correr, de haber cargado con sus ganchos. ¿Pero que escusa poner para llevarlos con ella? Seguro el gorila podría bien detener a cualquiera. El camino que parecía eterno termino y la peliblanca paso saliva cuando el gorila abrió la “puerta" de la carpa. La escena la dejo helada y tuvo que hacer de tripas corazón para ir hacia su hermano con un semblante serio y mordiéndose la lengua.
Bajo la almohada a su pecho con fastidio. Entre respiraciones pausadas y entrecortadas miraba el techo. Un azul que conforme avanzara el día se vería más brillante, y al anochecer se podría comparar con el mismo cielo. Y se quedó con esa idea en la cabeza mientras hacia su rutina, lavarse. Probarse algunos de sus vestidos, todos en general vaporosos y delicados hasta que se sintió cómoda, una suerte de túnica vaporosa en rosa, ciertamente algo que no se usaba fuera de la carpa, luego zapatos. Ciudad Lagarto había destruido muchos de ellos, y su colección se había visto espantosamente reducida a zapatos simplones, pero que Alex decía le hacían ver como una ninfa. Así que escogió un par rosa celeste con listones que iban hasta las rodillas. Cuando Alex llegara seguro le haría comparación con algún postre…
Por lo general, tras su rutina no optaba por vestir tan cómodamente. El hurtar requería ropa práctica, pantalones ajustados, botas silenciosas y claro una capucha, o trenzar tela negra en su cabello. Cualquiera identificaba a una peliblanca. Ese día era distinto, había tenido la idea de transcribir los libros de su anterior cuidador. Alex podría leerlos y saber a quién venderlos en conclusión, así que ese día bien pudo haberse quedado desnuda mientras escribía, pero, lo pensó ya cuando había perdido un par de horas en su arreglo personal.
-Bien hora de trabajar. Que si sigo así…-Tomo el montón de pergaminos limpios, tintas y plumas y las acomodo concienzudamente en el suelo, tras tomar una manzana comenzó a transcribir uno de los libros de su anterior maestro. Cuando se aburría de escribir garabatos y números, tomaba una pluma limpia y hacia los decorados delas hojas, los dibujos de diferentes herramientas. Giraba en el suelo para desentumir los dedos.
Pociones y más pociones, o eso es lo que sabía que estaba escribiendo. Especialmente por la lista de números que iniciaba cada renglón. Se detenía y tronaba el cuello. Conseguiría después una mesa. Se sentó en pose de loto y miro el trabajo hecho sobándose las sienes. Comenzaba a sentir punzadas en estas así que se detuvo, de igual forma ya comenzaba a obscurecer. Había seis corazones de manzana en el suelo y comenzó a guardar todo. Tanteo que Alex no llegaría a ¿casa?, por esa noche así que ella iría seguramente a vaguear. No habían hablado de algún trabajo pero sí que recordaba sus palabras la noche anterior mientras enrolaba uno de sus blancos mechones de cabello y ella se acurrucaba en su pecho con los ojos cerrados, sabiendo que le dedicaba una sonrisa. No había hecho ninguna broma así que seguro estaba pensando en algo serio.
-Tal vez mañana.- Había susurrado mientras ella conciliaba el sueño. Y ahora seguramente le estaría diciendo alguna chulería a alguna chica en el burdel. O eso pensaba hasta que irrumpieron en su tienda. En momentos así extrañaba las puertas, y apenas había tomado uno de sus ganchos para sacar al ocioso de turno cuando se quedó helada, y de no ser porque ya carecía de color en su piel, podría decir que la sangre se le fue a los pies. No necesitaba hacer memoria para saber que el gorila que se plantaba ahí era uno de los guardapuertas del burdel del virrey, pero se relajó cuando una mujer joven y sonriente, demasiado para la peliblanca, hacia una entrada teatral.
-Supongo eres Christelle. Alexander te espera en la tienda del Virrey.- La mujer hablaba con terciopelo en la lengua, moviéndose como si ansiara algo y miraba a Christelle como si la evaluara, lo que la peliblanca respondía poniéndose bien erguida y con uno de sus brazos en jarra y el otro pasándolo por sus cabellos de hilo blanco. –Tienen un contrato que, pues no puede completarse sin ti. Suertuda.- Esa última palabra le hizo sentir un escalofrió en la espalda y suspiro.
-Hay Alex, ¿ahora qué hiciste?- Musito en voz baja cuando acabo la parsimonia de la mujer, una castaña de curvas con las que no podía competir y que se cruzó de brazos.
-Anda ¿qué esperas?- Apremio la mujer. “No sé ¿a qué alguien me pellizque?” se dijo a si misma antes de despertar del aturdimiento. ¿Contrato? Se miró y definitivamente sentía que ese vestido no era nada adecuado para ver al virrey, aunque, eso era lo de menos ¿no?
- Después de usted. –Dijo con una sonrisa algo tensa, barajeo la opción de llevar sus ganchos pero no era sensato, y cuando estiro la mano hacia la salida de su tienda noto las yemas de los dedos manchadas en tinta. Genial, y así con su vestido a las rodillas camino tras la castaña y seguida del gorila. A cada paso que daban sentía la imperiosa necesidad de correr, de haber cargado con sus ganchos. ¿Pero que escusa poner para llevarlos con ella? Seguro el gorila podría bien detener a cualquiera. El camino que parecía eterno termino y la peliblanca paso saliva cuando el gorila abrió la “puerta" de la carpa. La escena la dejo helada y tuvo que hacer de tripas corazón para ir hacia su hermano con un semblante serio y mordiéndose la lengua.
Última edición por Christelle Glassneth el Vie 8 Mayo - 2:05, editado 1 vez (Razón : cierre de tema :))
Christelle Glassneth
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Re: Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
Cerró los ojos, aún sonriente cuando el coagulo de sangre se escupió en su cara.- Pero que estoy viendo, si el Virrey tambien sangra...- Rió como pudo y volvió a levantar el rostro, mirandole. Se pasó la lengua por las mejillas, probando un poquito de esa sangre.- Eres de sangre fria... Me lo temía. Al final Ciudad Lagarto te ha convertido de verdad en uno...
Lo miró, burlandose a traves de sus ojos.- ¿Y tu si, machote? Dejame que te diga que yo tampoco creo que sepas, se te ha subido mucho a la cabeza que te giman al oido un par de veces a modo de favor...-Rió otra vez, pero se transformó en un gruñido de dolor y angustia, apretó lo poco que pudo sus músculos cuando el agua hirviendo le cayó encima. Moviendo su cabeza de lado a lado antes de que se le ardiera todo. Entonces, la jarra que estalló contra su cabeza lo dejó aturdido durante unos instantes, moviendo su cuerpo y cabeza de forma lenta y errática.- Patético...-Musitó al final, notando una sensación húmeda y caliente correrle por el lado de un rostro. Alzó la mirada, cansado, y balbuceó algo inentendible, antes de que carraspeara y pudiese hablar, esta vez, mejor, con la voz baja y la respiración lenta, entrecortada.- ¿Amas a alguien...? ¿Sabes lo que es amar a alguien...? Qué vas a saber tu...-Exhaló algo parecido a una...¿Risa?- A ti nadie te ha querido nunca... Ni tu te has permitido el lujo de querer a alguien... Tu...Tu...No sabes lo que es meterte de mierda hasta el cuello, solo para conseguir algo que dar de comer a alguien... Seguro que eras un finolis del barrio rico, que ahorró un poco para comprar un campo de mierda y ponerle tu apodo... Me las he visto peores... Y... Si crees que te tengo miedo porqué vayas con aires de matón sobervio e inteligente, poco mundo has tenido que ver para que creas que esa farsa sirve de verdad...-Bajó la cabeza al finalizar su discurso, rendido al cansancio.
Cuando Christelle apareció dentro de la tienda. Ladeó su cabeza a un lado contrario, no queria que le viese, no en ese estado.
Lo miró, burlandose a traves de sus ojos.- ¿Y tu si, machote? Dejame que te diga que yo tampoco creo que sepas, se te ha subido mucho a la cabeza que te giman al oido un par de veces a modo de favor...-Rió otra vez, pero se transformó en un gruñido de dolor y angustia, apretó lo poco que pudo sus músculos cuando el agua hirviendo le cayó encima. Moviendo su cabeza de lado a lado antes de que se le ardiera todo. Entonces, la jarra que estalló contra su cabeza lo dejó aturdido durante unos instantes, moviendo su cuerpo y cabeza de forma lenta y errática.- Patético...-Musitó al final, notando una sensación húmeda y caliente correrle por el lado de un rostro. Alzó la mirada, cansado, y balbuceó algo inentendible, antes de que carraspeara y pudiese hablar, esta vez, mejor, con la voz baja y la respiración lenta, entrecortada.- ¿Amas a alguien...? ¿Sabes lo que es amar a alguien...? Qué vas a saber tu...-Exhaló algo parecido a una...¿Risa?- A ti nadie te ha querido nunca... Ni tu te has permitido el lujo de querer a alguien... Tu...Tu...No sabes lo que es meterte de mierda hasta el cuello, solo para conseguir algo que dar de comer a alguien... Seguro que eras un finolis del barrio rico, que ahorró un poco para comprar un campo de mierda y ponerle tu apodo... Me las he visto peores... Y... Si crees que te tengo miedo porqué vayas con aires de matón sobervio e inteligente, poco mundo has tenido que ver para que creas que esa farsa sirve de verdad...-Bajó la cabeza al finalizar su discurso, rendido al cansancio.
Cuando Christelle apareció dentro de la tienda. Ladeó su cabeza a un lado contrario, no queria que le viese, no en ese estado.
Alexander Eastwitch
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Re: Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
La Ciudad no era tan grande, y el sitio que Alex había descripto no quedaba tan lejos, así que Matthew confiaba en que pronto sus mensajeros estarían de regreso y traerían con ellos a la famosa Chris. Mientras tanto, se dedicó a pelar una naranja con su daga, mientras el rehén hablaba y hablaba sobre un montón de cosas que al Virrey no podrían importarle menos.
Le hacía de modo meticuloso un tajo en la fruta hasta casi cortarla, luego pinchaba el gajo y lo mantenía allí unos segundos. Levantó la vista, la retaila de idioteces ya se estaba extendiendo demasiado tiempo.
-Claro que sí, Querido. Nací en una familia millonaria y dediqué mi vida a los bailes y las cenas con la realiza, por eso terminé siendo Virrey de Ciudad Lagarto, claramente es el final más lógico - Dijo con sarcasmo, haciendo notar que la idea era ridícula, comió el gajo directamente desde la punta de la daga y agregó - Jajajaja, eres tan tonto. No tienes idea de lo que dices -
Una muchacha se acercó con mucho respeto y dejó un kit de sanación junto a Matt, pero cuando lo abrió para comenzar a sanarle la nariz golpeada, el Estafador le hizo un gesto para que se detenga y se retire. La joven no dijo nada, hizo una reverencia y se fue de la sala.
-Me alegra que te las hayas visto peores, porque la noche es joven y yo estoy muy aburrido - Agarró una aguja de la caja de los remedios - Si este fuera tu límite estaría aún más decepcionado -
Dio la vuelta para quedar en la espalda de Alex, agarró uno de sus dedos y observó su uña, obviamente no estaba bien cuidada, incluso tenía tierra debajo.
-Vaaaaya pero que sucias están estas uñas ¿Cuando fue la última vez que las limpiaste? Deja, las limpiaré por ti - Fue metiendo la aguja debajo de la uña, en un principio sin llegar demasiado lejos -No te muevas, o podría lastimarte - Pero a medida que pasaba el tiempo iba más profundo hasta que comenzó a sangrar - Te dije que no te movieras, mira lo que me hiciste hacer -
En ese momento una joven de cabello blanco apareció, Matt dejó las manos sangrantes del muchacho, enganchó la aguja en el doblez de su manga y se acercó a ella con una encantadora sonrisa en el rostro.
-Tu debes ser Christelle - Le ofreció una mano para saludarla, notó que los dedos de la joven tenían restos de tinta - Es un verdadero placer conocerte, Alex me ha estado hablando de ti - Le hizo un gesto a la mensajera y al matón para que se retiraran y luego se apartó del camino - Adelante, ponte cómoda. Estaba tomando té pero mi jarra acaba de romperse, en cuanto me traigan mas ¿Te gustaría beber conmigo? Sé que es un poco tarde, pero tengo mis horarios totalmente desregulado con esto de manejar el negocio - En ningún momento hizo mención al joven atado, debilitado y con las manos sangrantes que tenían en frente - Te llame porque quería ver si eras una persona razonable, con la cual se pueda hablar de negocios -
Le hacía de modo meticuloso un tajo en la fruta hasta casi cortarla, luego pinchaba el gajo y lo mantenía allí unos segundos. Levantó la vista, la retaila de idioteces ya se estaba extendiendo demasiado tiempo.
-Claro que sí, Querido. Nací en una familia millonaria y dediqué mi vida a los bailes y las cenas con la realiza, por eso terminé siendo Virrey de Ciudad Lagarto, claramente es el final más lógico - Dijo con sarcasmo, haciendo notar que la idea era ridícula, comió el gajo directamente desde la punta de la daga y agregó - Jajajaja, eres tan tonto. No tienes idea de lo que dices -
Una muchacha se acercó con mucho respeto y dejó un kit de sanación junto a Matt, pero cuando lo abrió para comenzar a sanarle la nariz golpeada, el Estafador le hizo un gesto para que se detenga y se retire. La joven no dijo nada, hizo una reverencia y se fue de la sala.
-Me alegra que te las hayas visto peores, porque la noche es joven y yo estoy muy aburrido - Agarró una aguja de la caja de los remedios - Si este fuera tu límite estaría aún más decepcionado -
Dio la vuelta para quedar en la espalda de Alex, agarró uno de sus dedos y observó su uña, obviamente no estaba bien cuidada, incluso tenía tierra debajo.
-Vaaaaya pero que sucias están estas uñas ¿Cuando fue la última vez que las limpiaste? Deja, las limpiaré por ti - Fue metiendo la aguja debajo de la uña, en un principio sin llegar demasiado lejos -No te muevas, o podría lastimarte - Pero a medida que pasaba el tiempo iba más profundo hasta que comenzó a sangrar - Te dije que no te movieras, mira lo que me hiciste hacer -
En ese momento una joven de cabello blanco apareció, Matt dejó las manos sangrantes del muchacho, enganchó la aguja en el doblez de su manga y se acercó a ella con una encantadora sonrisa en el rostro.
-Tu debes ser Christelle - Le ofreció una mano para saludarla, notó que los dedos de la joven tenían restos de tinta - Es un verdadero placer conocerte, Alex me ha estado hablando de ti - Le hizo un gesto a la mensajera y al matón para que se retiraran y luego se apartó del camino - Adelante, ponte cómoda. Estaba tomando té pero mi jarra acaba de romperse, en cuanto me traigan mas ¿Te gustaría beber conmigo? Sé que es un poco tarde, pero tengo mis horarios totalmente desregulado con esto de manejar el negocio - En ningún momento hizo mención al joven atado, debilitado y con las manos sangrantes que tenían en frente - Te llame porque quería ver si eras una persona razonable, con la cual se pueda hablar de negocios -
Matthew Owens
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Re: Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
El corazón le palpitaba hasta casi dolerle, hizo el mayor esfuerzo por solo concentrarse en Alex, y aun así... Demasiados detalles. Era como una explosión a sus sentidos, muchas caras, colores las escenas se iban agolpando en su cabeza. “Concéntrate”. Y fijo sus ojos pálidos en el hombre, se distrajo, seguramente se verían rojizos por el color del vestido, rememoro el día, no se había visto en el espejo así que no lo sabría.
Suspiro, y bajo la mirada, fijándola en un punto de la alfombra, por un momento descanso, era como ver el techo de la carpa. Tal vez por eso le era tan cómodo su estilo de vida, un trabajo, pocas caras. En cambio ahí, bueno a todo se puede acostumbrar el humano. La peliblanca no pudo evitar mirar el gesto del virrey, el detalle del sangrado en las manos de Alex y ese juego de manos del hombre que con parsimonias dramáticas y unos ojos que podían disuadir a cualquier.. Cualquiera menos Alex de eso estaba segura, y seguro por eso estaba ahí atado y evitando mirarla.
-Usted es el Virrey Matthew, si no me equivoco. El placer debería ser mio- Alardeo para sí misma, había cosas en las que no podía equivocarse, aunque así lo deseara. Aceptó la mano ofrecida. Recordando el movimiento de manos previo titubeo un poco antes de estrecharla y luego, tras el leve apretón la retiro y cubrió con la otra, como si le apenaran sus dedos manchados, era una forma sutil de disfrazar el titubeo anterior, como si estuviera ahí escondiendo algún escorpión. Trataba de no enlazar las palabras del hombre con lo que había visto, era cierto que para rememorar le era más fácil cerrando los ojos, pero, se había educado a hacerlo también a ojos abiertos para no requerir bajar la guardia.
-Negarse sería un insulto, y creo que mi familia ya ha hecho algo de ello.- Le daba pena en el corazón hablar así, hubiera deseado lanzarse al cuello de Alex y revisar su estado, pero este mismo ladeaba el rostro con el orgullo herido, ya tendrían ese momento, si el moreno frente a ellos se los permitía. Negocios. ¿Qué podría querer negociar con ella? Tanteo un poco y casi adivinaba que había pasado, pero ciertamente se sentía que ella era la que menos podía hacer en esa situación. La pálida joven se sentó en el cojín más cercano a Alex. Un desafío por que parecía mas una muestra de lo que pasaba cuando hacías algo que no debías. Alisó el vestido y fijo sus ojos en el virrey, la forma de moverse le recordaba el andar de un gato.
-Soy la seria de la familia. Creo que algo podré hacer.- Y lo decía en serio, raras veces hablaba, a menos que fuera una frase un chascarrillo, un coqueteo. Bueno si hablaba bastante cuando regateaban, robaban barajeo las opciones. Una veintena de personas, desarmada, y sin siquiera una daga para cortar las cuerdas de Alex. Sin contar al matón… Si tenía que cargar a Alex... Arrastrarlo mejor dicho, las opciones de fuga no estaban para nada contemplados. La única opción visible en ese momento era ver que cartas le daba el Virrey y así aceptar la menos molesta para el par. -¿Qué clase de negocios podría tener en mente el Virrey de Ciudad Lagarto con nosotros?
Suspiro, y bajo la mirada, fijándola en un punto de la alfombra, por un momento descanso, era como ver el techo de la carpa. Tal vez por eso le era tan cómodo su estilo de vida, un trabajo, pocas caras. En cambio ahí, bueno a todo se puede acostumbrar el humano. La peliblanca no pudo evitar mirar el gesto del virrey, el detalle del sangrado en las manos de Alex y ese juego de manos del hombre que con parsimonias dramáticas y unos ojos que podían disuadir a cualquier.. Cualquiera menos Alex de eso estaba segura, y seguro por eso estaba ahí atado y evitando mirarla.
-Usted es el Virrey Matthew, si no me equivoco. El placer debería ser mio- Alardeo para sí misma, había cosas en las que no podía equivocarse, aunque así lo deseara. Aceptó la mano ofrecida. Recordando el movimiento de manos previo titubeo un poco antes de estrecharla y luego, tras el leve apretón la retiro y cubrió con la otra, como si le apenaran sus dedos manchados, era una forma sutil de disfrazar el titubeo anterior, como si estuviera ahí escondiendo algún escorpión. Trataba de no enlazar las palabras del hombre con lo que había visto, era cierto que para rememorar le era más fácil cerrando los ojos, pero, se había educado a hacerlo también a ojos abiertos para no requerir bajar la guardia.
-Negarse sería un insulto, y creo que mi familia ya ha hecho algo de ello.- Le daba pena en el corazón hablar así, hubiera deseado lanzarse al cuello de Alex y revisar su estado, pero este mismo ladeaba el rostro con el orgullo herido, ya tendrían ese momento, si el moreno frente a ellos se los permitía. Negocios. ¿Qué podría querer negociar con ella? Tanteo un poco y casi adivinaba que había pasado, pero ciertamente se sentía que ella era la que menos podía hacer en esa situación. La pálida joven se sentó en el cojín más cercano a Alex. Un desafío por que parecía mas una muestra de lo que pasaba cuando hacías algo que no debías. Alisó el vestido y fijo sus ojos en el virrey, la forma de moverse le recordaba el andar de un gato.
-Soy la seria de la familia. Creo que algo podré hacer.- Y lo decía en serio, raras veces hablaba, a menos que fuera una frase un chascarrillo, un coqueteo. Bueno si hablaba bastante cuando regateaban, robaban barajeo las opciones. Una veintena de personas, desarmada, y sin siquiera una daga para cortar las cuerdas de Alex. Sin contar al matón… Si tenía que cargar a Alex... Arrastrarlo mejor dicho, las opciones de fuga no estaban para nada contemplados. La única opción visible en ese momento era ver que cartas le daba el Virrey y así aceptar la menos molesta para el par. -¿Qué clase de negocios podría tener en mente el Virrey de Ciudad Lagarto con nosotros?
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Christelle Glassneth
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Re: Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
La aguja se undió entre la uña y la carne y a causa, solamente se oyó el gruñido a modo de respuesta y seguidamente los jadeos. Quizás le dolía más por el estado de debilidad en el que se encontraba, pero eso no evitaba que las manos le temblaran mientras le urgaba con la aguja.
- Chri...-balbuceó, aún con la cabeza gacha y el cuerpo estirado en el suelo-...No...No...Te fi-fies...De su sonrisa.-Tragó saliva, aún sin mirarla.- Ni de su enc-encanto... E-es como Orion...-escupió las ultimas palabras antes de que no boca venciera.
Ahora que ni podía hablar a causa del cansancio, optó por pensar, recordar. Pero, hasta esa tarea le resultaba dificil. ¿Cuantas palizas habría recibido por parte de Orion y sus matones? Aquel bastardo... Tenía la labia de oro, y un rostro bien atractivo. Modales bien cuidados, incluso hasta cuando golpeaba. No pudo hacer nada cuando coqueteó con Chris, ni cuando le acarició las piernas, ocultando su ser retorcido bajo una sonrisa plena en galanteria. Y ahora... Se encontraba en la misma situación.
¿En qué momento decidieron servir bajo un comerciante de armas y telas?
Intentó recomponerse de nuevo, apoyandose en el poste, pero se quedó a mitad de camino, dejando las piernas extendidas y la cabeza gacha.
Escuchaba las bífidas palabras de su captor y su cuerpo prendía, quería reaccionar, pero no podía, por mucho que lo intentase, apenas sentía las extremidades hasta este punto. Forcejeó por moverlas, pero de nada sirvió, solamente se cansó más.
Su única opción era rezar, rezar por que Christelle hubiese aprendido algo acerca de las personas de su misma calaña con las que habia tratado toda su vida.
- Chri...-balbuceó, aún con la cabeza gacha y el cuerpo estirado en el suelo-...No...No...Te fi-fies...De su sonrisa.-Tragó saliva, aún sin mirarla.- Ni de su enc-encanto... E-es como Orion...-escupió las ultimas palabras antes de que no boca venciera.
Ahora que ni podía hablar a causa del cansancio, optó por pensar, recordar. Pero, hasta esa tarea le resultaba dificil. ¿Cuantas palizas habría recibido por parte de Orion y sus matones? Aquel bastardo... Tenía la labia de oro, y un rostro bien atractivo. Modales bien cuidados, incluso hasta cuando golpeaba. No pudo hacer nada cuando coqueteó con Chris, ni cuando le acarició las piernas, ocultando su ser retorcido bajo una sonrisa plena en galanteria. Y ahora... Se encontraba en la misma situación.
¿En qué momento decidieron servir bajo un comerciante de armas y telas?
Intentó recomponerse de nuevo, apoyandose en el poste, pero se quedó a mitad de camino, dejando las piernas extendidas y la cabeza gacha.
Escuchaba las bífidas palabras de su captor y su cuerpo prendía, quería reaccionar, pero no podía, por mucho que lo intentase, apenas sentía las extremidades hasta este punto. Forcejeó por moverlas, pero de nada sirvió, solamente se cansó más.
Su única opción era rezar, rezar por que Christelle hubiese aprendido algo acerca de las personas de su misma calaña con las que habia tratado toda su vida.
Alexander Eastwitch
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Re: Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
El primer punto a favor que tenía la chica era que se la veía mucho más prolija y arreglada que al otro muchacho. Cuando contestó al primer comentario, Matt agregó el detalle no menor de que también era más educada “Bien, ya sólo con eso le acaba de ganar a Alex” pensó Owens. Aún así todo estaba por verse, también podría tratarse de un personaje bien estudiado, él mismo hacía eso todo el tiempo, sería muy tonto que un Estafador se dejara Estafar.
-Oh, ¿Lo dices por él? - Preguntó señalando con la cabeza a Alex - Más que insultarme, es que quiero que aprenda modales. Sería una costumbre que lo ayudara mucho para futuros trabajos - Mientras hablaban otra chica trajo una nueva jarra llena de té y una taza extra - No sé en qué sitios trabajaron antes que aquí, pero su manera de comportarse y de hablar no es la adecuada para estar ante mi presencia. Tú sí lo entiendes ¿Cierto Querida?- Y aunque tenía la entonación de una pregunta, verdaderamente Chris no tenía muchas más opciones que darle la razón.
Claramente a la muchacha no le gustaba ver el estado en que Matt había dejado a su compañero, eso le daba la señal al Virrey de que estaba tratando con un par que tenían algo más que una relación profesional. O al menos eso parecía a primera vista, recaudaría unos datos más antes de decidir qué es lo que haría con ellos. Sirvió té para ambos con una delicadeza que parecía calcada a la de una dama.
-Veras, Chris ¿Te puedo llamar sólo Chris? Es un nombre tan bonito - Hablaba rápido, sin dejar pensar demasiado a la muchacha - Hoy tuve un encuentro muy particular. Me hallaba yo tomando un descanso luego de haber trabajado todo el día y de pronto dos cabezas caen frente a mi. Imagina mi sorpresa cuando veo semejante cosa, era repugnante. Y luego veo que el culpable es nada más y nada menos que este jovencito que está aquí, quien rápidamente se pone a exigir, y escucha bien esa palabra “exigir” que le de un trabajo - Hizo una pausa y agarró su taza - Bien, me pareció un poco brusco, pero decidí tenerle paciencia y le dije entre un par de trabajos que podía ofrecerle -
Alex interrumpió la charla diciendo algo sobre un tal “Orion”, a lo que Matthew respondió dándole un golpe en la mandíbula con el dorso de la mano, sin dejar en ningún momento de mirar a Chris, quería ver qué reacción provocaba en ella.
-No interrumpas querido, estoy hablando con la Señorita - Suspiró - Cuestión que cuando le muestro qué trabajo puede hacer... Se enojó conmigo, me insultó y se mostró sumamente irrespetuoso ¿Qué hubieses hecho tú en mi lugar? En verdad me sentí muy desilusionado, me vi obligado a bajar un poco sus expectativas. Y por eso terminó como lo ves. Quiero aclarar que en todo momento intenté ser razonable, pero tu amado es muy poco permeable a cualquier otro razonamiento que no sea el suyo - Se señaló la nariz - Incluso golpeó mi nariz ¿Lo puedes creer? Me duele mucho, mucho - Hizo un gesto apenado - De hecho ¿No podrías curarmela? - Agarró la caja con los remedios que le habían traído antes y se la mostró - Lo haría yo mismo, pero es difícil si no puedo ver lo que estoy haciendo - Se hizo a un lado para que Chris se pudiera sentar bien cerca de él.
-Oh, ¿Lo dices por él? - Preguntó señalando con la cabeza a Alex - Más que insultarme, es que quiero que aprenda modales. Sería una costumbre que lo ayudara mucho para futuros trabajos - Mientras hablaban otra chica trajo una nueva jarra llena de té y una taza extra - No sé en qué sitios trabajaron antes que aquí, pero su manera de comportarse y de hablar no es la adecuada para estar ante mi presencia. Tú sí lo entiendes ¿Cierto Querida?- Y aunque tenía la entonación de una pregunta, verdaderamente Chris no tenía muchas más opciones que darle la razón.
Claramente a la muchacha no le gustaba ver el estado en que Matt había dejado a su compañero, eso le daba la señal al Virrey de que estaba tratando con un par que tenían algo más que una relación profesional. O al menos eso parecía a primera vista, recaudaría unos datos más antes de decidir qué es lo que haría con ellos. Sirvió té para ambos con una delicadeza que parecía calcada a la de una dama.
-Veras, Chris ¿Te puedo llamar sólo Chris? Es un nombre tan bonito - Hablaba rápido, sin dejar pensar demasiado a la muchacha - Hoy tuve un encuentro muy particular. Me hallaba yo tomando un descanso luego de haber trabajado todo el día y de pronto dos cabezas caen frente a mi. Imagina mi sorpresa cuando veo semejante cosa, era repugnante. Y luego veo que el culpable es nada más y nada menos que este jovencito que está aquí, quien rápidamente se pone a exigir, y escucha bien esa palabra “exigir” que le de un trabajo - Hizo una pausa y agarró su taza - Bien, me pareció un poco brusco, pero decidí tenerle paciencia y le dije entre un par de trabajos que podía ofrecerle -
Alex interrumpió la charla diciendo algo sobre un tal “Orion”, a lo que Matthew respondió dándole un golpe en la mandíbula con el dorso de la mano, sin dejar en ningún momento de mirar a Chris, quería ver qué reacción provocaba en ella.
-No interrumpas querido, estoy hablando con la Señorita - Suspiró - Cuestión que cuando le muestro qué trabajo puede hacer... Se enojó conmigo, me insultó y se mostró sumamente irrespetuoso ¿Qué hubieses hecho tú en mi lugar? En verdad me sentí muy desilusionado, me vi obligado a bajar un poco sus expectativas. Y por eso terminó como lo ves. Quiero aclarar que en todo momento intenté ser razonable, pero tu amado es muy poco permeable a cualquier otro razonamiento que no sea el suyo - Se señaló la nariz - Incluso golpeó mi nariz ¿Lo puedes creer? Me duele mucho, mucho - Hizo un gesto apenado - De hecho ¿No podrías curarmela? - Agarró la caja con los remedios que le habían traído antes y se la mostró - Lo haría yo mismo, pero es difícil si no puedo ver lo que estoy haciendo - Se hizo a un lado para que Chris se pudiera sentar bien cerca de él.
Matthew Owens
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Re: Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
“¿Qué querrá con esa actitud?” Pensaba la pálida chica al ver como desdeñaba en cierta o más bien dicho gran medida a Alex. Y era bastante peculiar, no podía dejar de verlo, tenía tantos gestos e insinuaciones, su lenguaje corporal era un despilfarro de elocuencia. Y eso le estaba causando jaqueca NO por el acto, era por la cantidad de imágenes que se agolpaban en su cabeza, y suspiro casi al mismo tiempo que terminaba de hablar. Parecía un nado sincronizado. Se enfocó en el momento y en que su cabeza asimilara todo con fluidez, sin prestar ya ninguna atención. Eso o terminaría dándose un golpe contra el poste donde estaba atado Alex solo para poder quedase dormida un rato.
-Claro, ¿Cómo no entenderlo? – ¿Había otra respuesta? No claro que no. El virrey quería dejar un punto en claro y nadie podría negárselo. Fuere o no errado. Así siguió oyéndolo, asintiendo cada tanto a tal o cual frase, y se contuvo de darle un golpe a su querido Alex. No por el hecho, ella no era mucho del gusto de la decapitación, demasiada sangre y ella amaba su ropa limpia. Tomo la taza de té, bebió sin problema siguiendo tras del Virrey, un sorbo suave tras soplarle y parpadeo apretando un poco los ojos, Alex le dio un nombre y le fue imposible no mostrar una mirada vacía al horizonte tras un ligero estremecimiento, sus recuerdos le venían como un golpe y claro que recordaba a Orión. No dejo de lado el dato pero para retomar el momento volvió a tomar el té con otro suave sorbo. Estudiando la escena parecía como si la molestia hubiera sido por la interrupción y posterior azote al rostro de su familiar.
-No sé qué hubiera hecho en su posición, por lo general nos ofrecen trabajo o, solicitamos alguno de los tablones. Habíamos estado hablando de algún trabajo menos, voluble. Somos jóvenes pero creo que no somos tan estúpidos, el dinero estable por practicas no santas siempre viene bien. Así no se tiene que mantener una careta social. - Dejo la taza volviendo a alizar su falda cuando se levantó y se sentó al lado del buen mozo, su andar fue suave y cuidaba de mantener su falda prolija, se giró un poco para mirarle y tomar la caja de remedios. Miro la nariz herida, sonrió y alzo las manos a la altura de su rostro.-No me niego a ayudarle con su herida, pero como podrá ver tengo sucios mis dedos, si no le molesta que pueda mancharle con ellas, será un placer auxiliarlo.
Ciertamente no se negaba a auxiliarle, quería saber que buscaba con ese acto, después de todo cualquier mujer, u hombre ahí se apresuraría si el hombre les chasqueaba los dedos, es más hasta lamerían el suelo que pisaba con tal de que no se ensuciara. Seguramente es que no confiara una pizca su salud, y su rostro a una absoluta desconocida.
-Claro, ¿Cómo no entenderlo? – ¿Había otra respuesta? No claro que no. El virrey quería dejar un punto en claro y nadie podría negárselo. Fuere o no errado. Así siguió oyéndolo, asintiendo cada tanto a tal o cual frase, y se contuvo de darle un golpe a su querido Alex. No por el hecho, ella no era mucho del gusto de la decapitación, demasiada sangre y ella amaba su ropa limpia. Tomo la taza de té, bebió sin problema siguiendo tras del Virrey, un sorbo suave tras soplarle y parpadeo apretando un poco los ojos, Alex le dio un nombre y le fue imposible no mostrar una mirada vacía al horizonte tras un ligero estremecimiento, sus recuerdos le venían como un golpe y claro que recordaba a Orión. No dejo de lado el dato pero para retomar el momento volvió a tomar el té con otro suave sorbo. Estudiando la escena parecía como si la molestia hubiera sido por la interrupción y posterior azote al rostro de su familiar.
-No sé qué hubiera hecho en su posición, por lo general nos ofrecen trabajo o, solicitamos alguno de los tablones. Habíamos estado hablando de algún trabajo menos, voluble. Somos jóvenes pero creo que no somos tan estúpidos, el dinero estable por practicas no santas siempre viene bien. Así no se tiene que mantener una careta social. - Dejo la taza volviendo a alizar su falda cuando se levantó y se sentó al lado del buen mozo, su andar fue suave y cuidaba de mantener su falda prolija, se giró un poco para mirarle y tomar la caja de remedios. Miro la nariz herida, sonrió y alzo las manos a la altura de su rostro.-No me niego a ayudarle con su herida, pero como podrá ver tengo sucios mis dedos, si no le molesta que pueda mancharle con ellas, será un placer auxiliarlo.
Ciertamente no se negaba a auxiliarle, quería saber que buscaba con ese acto, después de todo cualquier mujer, u hombre ahí se apresuraría si el hombre les chasqueaba los dedos, es más hasta lamerían el suelo que pisaba con tal de que no se ensuciara. Seguramente es que no confiara una pizca su salud, y su rostro a una absoluta desconocida.
Christelle Glassneth
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Re: Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
Llevaba buen rato semi inconsciente en el suelo, con las piernas estiradas y el cuerpo adolorido. Los párpados se le habían cerrado, pero seguía escuchando, y más ahora que no podía ver.
Escuchó la voz de Matthews intentando camelarse a su chica, y por mucha rabia que sintiese, no podía hacer nada, lo cual alimentaba su rabia y acababa en un circulo vicioso.
Balbuceaba palabras sin sentido e intendibles, intentaba moverse, pero solo se quedaban en ligeros espasmos.- No...L...-Hubo una pausa en su frase, larga y con varios intentos de por medio.- No le...Ay... Ayud...Es..-Hizo otra pausa, sacando las fuerzas necesarias para hablar.
Estaba exhausto, había empezado a sudar y la sensación húmeda rojiza se había endurecido encima de su rostro. Estaba completamente empapado y la respiración empezaba a entrecortarse.- Q-que...ss...Se jo-jo...Da...-Peleó por escupir esas palabras.
El cuerpo se empezaba a entumecer, hasta que, a los pocos minutos, cayó inconsciente completamente. Sabía que Chris era inteligente, confiaba en ella y que no haría ninguna estupidez como él. Pero, aún así, tenía la espinita de la duda clavada en el corazón.
Escuchó la voz de Matthews intentando camelarse a su chica, y por mucha rabia que sintiese, no podía hacer nada, lo cual alimentaba su rabia y acababa en un circulo vicioso.
Balbuceaba palabras sin sentido e intendibles, intentaba moverse, pero solo se quedaban en ligeros espasmos.- No...L...-Hubo una pausa en su frase, larga y con varios intentos de por medio.- No le...Ay... Ayud...Es..-Hizo otra pausa, sacando las fuerzas necesarias para hablar.
Estaba exhausto, había empezado a sudar y la sensación húmeda rojiza se había endurecido encima de su rostro. Estaba completamente empapado y la respiración empezaba a entrecortarse.- Q-que...ss...Se jo-jo...Da...-Peleó por escupir esas palabras.
El cuerpo se empezaba a entumecer, hasta que, a los pocos minutos, cayó inconsciente completamente. Sabía que Chris era inteligente, confiaba en ella y que no haría ninguna estupidez como él. Pero, aún así, tenía la espinita de la duda clavada en el corazón.
Alexander Eastwitch
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Re: Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
La muchacha tenía un hablar fluido y lleno de matices que lograban que sonara precioso, además, su aspecto de muñeca acentuaba toda esa imagen general de delicadeza. Era del tipo de mujeres que a Matt le gustaba utilizar para ciertos asuntos muy particulares, siempre y cuando la joven se supiera comportar, no tendrían porque tener mayores inconvenientes. Pero, aún era necesario el seguir vengándose de Alex, así que Owens jugaría un poco más antes de decidirse a dejarlos ir.
-No cabe duda que vinieron al lugar indicado si lo que buscan es un trabajo estable que no requiera de caretas - Levantó las manos para señalar a su alrededor - Como pueden ver, aquí no se oculta nada, trabajamos, nos divertimos, ganamos buen dinero, y todo sin avergonzarnos en lo más mínimo de nuestras actividades - Volvió a juntar las manos - El problema no fue el “donde” sino el “cómo” ¿Porque no viniste tú con él, Chris? Eres una persona mucho más razonable -
Vio cómo la joven se acomodaba cerca suyo, al instante Matthew miró de reojo a Alex, la escena en general le parecía muy divertida.
-En esa posición no podrás hacerlo bien - Se cruzó de piernas y le hizo una señal para que se sentara - Ven aquí, así puedes ver la herida de cerca - Claramente no iba a hacerle nada a la chica, simplemente quería hacerlos sentir tan incómodos como fuera posible para ver sus reacciones - Oh, no te preocupes, lo solucionaré -
Sacó un pañuelo de su bolsillo y mojó la punta con un poco del agua del té. Lo sopló para que no estuviera caliente y luego le agarró una mano a la joven, con mucho cuidado empezó a limpiarle la punta de los dedos.
-Dime ¿Que cosa hacías con una pluma a estas horas de la noche? ¿Dibujabas? ¿Escribias? - Cuando terminó con una mano, agarró la otra - Está mano está más limpia ¿Eres diestra entonces? - Cuando terminó dejó el pañuelo en la mesa y volvió a hacerle el gesto para que se sentara en sus piernas - Ahora ya puedes trabajar sin preocupaciones de mancharme -
Levantó un poco el mentón para que Chris pudiera ver bien dónde tenía el golpe.
-El trabajo que le ofrecí a Alex fue de guardia de la puerta del prostíbulo, no es un trabajo cualquiera, de él depende el que mis muchachas estén a salvo mientras ejercen su oficio - Suspiró - Pero parece que él se lo tomo como un insulto. En verdad no comprendo a los jóvenes de hoy en día -
-No cabe duda que vinieron al lugar indicado si lo que buscan es un trabajo estable que no requiera de caretas - Levantó las manos para señalar a su alrededor - Como pueden ver, aquí no se oculta nada, trabajamos, nos divertimos, ganamos buen dinero, y todo sin avergonzarnos en lo más mínimo de nuestras actividades - Volvió a juntar las manos - El problema no fue el “donde” sino el “cómo” ¿Porque no viniste tú con él, Chris? Eres una persona mucho más razonable -
Vio cómo la joven se acomodaba cerca suyo, al instante Matthew miró de reojo a Alex, la escena en general le parecía muy divertida.
-En esa posición no podrás hacerlo bien - Se cruzó de piernas y le hizo una señal para que se sentara - Ven aquí, así puedes ver la herida de cerca - Claramente no iba a hacerle nada a la chica, simplemente quería hacerlos sentir tan incómodos como fuera posible para ver sus reacciones - Oh, no te preocupes, lo solucionaré -
Sacó un pañuelo de su bolsillo y mojó la punta con un poco del agua del té. Lo sopló para que no estuviera caliente y luego le agarró una mano a la joven, con mucho cuidado empezó a limpiarle la punta de los dedos.
-Dime ¿Que cosa hacías con una pluma a estas horas de la noche? ¿Dibujabas? ¿Escribias? - Cuando terminó con una mano, agarró la otra - Está mano está más limpia ¿Eres diestra entonces? - Cuando terminó dejó el pañuelo en la mesa y volvió a hacerle el gesto para que se sentara en sus piernas - Ahora ya puedes trabajar sin preocupaciones de mancharme -
Levantó un poco el mentón para que Chris pudiera ver bien dónde tenía el golpe.
-El trabajo que le ofrecí a Alex fue de guardia de la puerta del prostíbulo, no es un trabajo cualquiera, de él depende el que mis muchachas estén a salvo mientras ejercen su oficio - Suspiró - Pero parece que él se lo tomo como un insulto. En verdad no comprendo a los jóvenes de hoy en día -
Matthew Owens
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Re: Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
¿Le partía el corazón ver a su única familia así? Si si lo hacía, ¿se dejaría llevar por el impulso y correr hacia él? Por la seguridad de ambos no. No era fría era helada. Había cosas que se calcaban en la piel como la tinta al papel, y no era actuación, era supervivencia. Eran asesinos que no se delataban a menos que fuera sumamente necesario. A veces el actuar como amantes también funcionaba. Pero algo le decía que no era el mejor momento para ello.
Escuchaba la labia de Matthew Owens, no era al único que conocía de ese estilo pero si el único que tenía el título de virrey y que además parecía un pez más que cómodo en su pecera. Volvió a soltar una sonrisa, ahora bastante sincera tras su pregunta, entonces sintió que volvía a ser una niña de 12 años por la respuesta que iba a dar.-Supongo sería una sorpresa, es mi hermano mayor, yo, creo que yo no me hubiera presentado.
Y en parte era verdad, por alguna razón el estar pululando cerca de ese hombre daba la impresión que solo se le valía como abeja, zángano, o algo como el closet empotrado que eran sus guardias. Era muy poco visible alguna mujer que no entrara en ese rango. En respuesta a sus dedos manchados el hombre como todos aquellos que tenían control de una caja de música, sabía que hacer o decir, no se podía decir que estuviera su piel impoluta pero seguro ya no dejaría manchas ni aunque deseara.
Sin problema ni pudor se sentó en sus piernas tras arreglada la dispensa de sus manos. Espacio personal, patrañas, no entendía ese término ese ni muchos pero de momento pocos problemas le daba ese asunto. Y cuando termino de acomodarse retomó la respuesta a sus dudas.-Ambas de hecho, y soy, ambidiestra, uso las dos manos para todo, o casi.-Ese casi era porque aún no encontraba algo que solo hiciera con una sola mano de forma exclusiva. Se inclinó para ver la herida, mirando la caja de cuidados identifico cada elemento, había visto como curaban a Alex y tras algunas preguntas podía hacerlo ella casi sin problemas. A veces era mejor oler los frascos y por olfato identificar las sustancias y así lo hizo, mientras el virrey le explicaba si versión de los hechos, tomo una voluta de algodón y girando los dedos de forma elegante hizo una bolita esponjosa algo menos amplia que la fosa y mientras iba asintiendo a sus palabras entrecerró los grises ojos para con una pinza fina ir introduciendo la voluta y limpia la nariz desde el vaso roto mientras ponía un paño justo abajo para si salía más sangre o algún coagulo cuando dejo de hablar.
-Ahora entiendo por qué mi hermano se molestó, somos asesinos, es algo, subestimado el trabajo de guardia de puertas. Nunca se ve el enfoque de ser un salvaguarda. No parece un lugar que pueda tener muchos problemas de esa índole. Lo que no entiendo es como termino Alexander así. ¿Una poción? –Saco la voluta ensangrentada, y tras limpiar la zona puso una voluta algo más grande pero que parecía escondida debido a que no deformaba la forma natural de la parte suave de la nariz del moreno y ella apoyaba las manos en las rodillas del virrey. –No parece golpeado, y si hubiera una contusión en la cabeza, habría sangre y el no habría hablado tan fluido.- Fluido en lo posible, ella sabía de golpes en el cráneo, era muy buena para darlos con sus ganchos dependía del golpe que tanto se podía siquiera hablar. En cambio si hablamos de pociones ese era otro cantar. Bajo un poco el rostro pero no su mirada y esa sonrisa coqueta y casi infantil.
Escuchaba la labia de Matthew Owens, no era al único que conocía de ese estilo pero si el único que tenía el título de virrey y que además parecía un pez más que cómodo en su pecera. Volvió a soltar una sonrisa, ahora bastante sincera tras su pregunta, entonces sintió que volvía a ser una niña de 12 años por la respuesta que iba a dar.-Supongo sería una sorpresa, es mi hermano mayor, yo, creo que yo no me hubiera presentado.
Y en parte era verdad, por alguna razón el estar pululando cerca de ese hombre daba la impresión que solo se le valía como abeja, zángano, o algo como el closet empotrado que eran sus guardias. Era muy poco visible alguna mujer que no entrara en ese rango. En respuesta a sus dedos manchados el hombre como todos aquellos que tenían control de una caja de música, sabía que hacer o decir, no se podía decir que estuviera su piel impoluta pero seguro ya no dejaría manchas ni aunque deseara.
Sin problema ni pudor se sentó en sus piernas tras arreglada la dispensa de sus manos. Espacio personal, patrañas, no entendía ese término ese ni muchos pero de momento pocos problemas le daba ese asunto. Y cuando termino de acomodarse retomó la respuesta a sus dudas.-Ambas de hecho, y soy, ambidiestra, uso las dos manos para todo, o casi.-Ese casi era porque aún no encontraba algo que solo hiciera con una sola mano de forma exclusiva. Se inclinó para ver la herida, mirando la caja de cuidados identifico cada elemento, había visto como curaban a Alex y tras algunas preguntas podía hacerlo ella casi sin problemas. A veces era mejor oler los frascos y por olfato identificar las sustancias y así lo hizo, mientras el virrey le explicaba si versión de los hechos, tomo una voluta de algodón y girando los dedos de forma elegante hizo una bolita esponjosa algo menos amplia que la fosa y mientras iba asintiendo a sus palabras entrecerró los grises ojos para con una pinza fina ir introduciendo la voluta y limpia la nariz desde el vaso roto mientras ponía un paño justo abajo para si salía más sangre o algún coagulo cuando dejo de hablar.
-Ahora entiendo por qué mi hermano se molestó, somos asesinos, es algo, subestimado el trabajo de guardia de puertas. Nunca se ve el enfoque de ser un salvaguarda. No parece un lugar que pueda tener muchos problemas de esa índole. Lo que no entiendo es como termino Alexander así. ¿Una poción? –Saco la voluta ensangrentada, y tras limpiar la zona puso una voluta algo más grande pero que parecía escondida debido a que no deformaba la forma natural de la parte suave de la nariz del moreno y ella apoyaba las manos en las rodillas del virrey. –No parece golpeado, y si hubiera una contusión en la cabeza, habría sangre y el no habría hablado tan fluido.- Fluido en lo posible, ella sabía de golpes en el cráneo, era muy buena para darlos con sus ganchos dependía del golpe que tanto se podía siquiera hablar. En cambio si hablamos de pociones ese era otro cantar. Bajo un poco el rostro pero no su mirada y esa sonrisa coqueta y casi infantil.
Christelle Glassneth
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Re: Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
De forma muy sumisa, la muchacha se sentó en las piernas de Matt, tal como se lo habían ordenado. El Estafador pensó que eso podía significar varias cosas diferentes, o bien estaba acostumbrada a seguir órdenes sin chistar, o era una mentirosa a la espera de que bajara la guardia para apuñalarlo. La última opción era que Owens le resultara bien parecido y por eso no le molestara, pero el humano dudaba mucho que se tratara de algo así, las cosas nunca eran tan fáciles.
-¿Hermano mayor? Perdóname cariño, pero no hay manera de que me crea eso. Siquiera aunque tuvieran diferentes padres podrían haber salido con apariencias tan disímiles - Sonrió como diciendo “No quieras tomarme por tonto”.
La dejó trabajar en su nariz, moviendo la cabeza cuando así lo requería para que le fuera más sencillo el practicar las curaciones. Siempre era un poco incómodo que trabajaran en la nariz de uno, daba cosquillas y algunas ganas de estornudar, pero no era la primera vez que Matthew se lastimaba la cara, así que ya sabía de antemano cómo se iba a sentir.
-El trabajo de guardia de puerta no es degradante ni una tarea tan sencilla como él cree. De hecho, probablemente tendrá que matar a más de una persona, así que sería perfecto para él - Abrió la boca para respirar, ya que su nariz estaba totalmente tapada - No pueden pretender el presentarse un día, de la nada, sin recomendaciones, sin un historial, y que yo de buenas a primeras les diga que sí -
Le agarró la mano para que detenga las curaciones, Alex había caído inconsciente, no tenía sentido continuar con esa actuación si el muchacho no los estaba viendo. La ayudó a que se levantara usando su brazo como apoyo y le señaló el almohadón que estaba justo a lado para que se acomode.
-Terminó así porque aunque le decía que no fuera irrespetuoso me seguía hablando de mala manera, así que no me dejó más remedio que obligarlo a calmarse - Se acomodaba él mismo los algodones de la nariz mientras hablaba - Solo fue una poción para hacer que se sienta débil... - Miró las manchas de sangre en la alfombra - Lo de sus uñas fue gratuito, eso lo admito. Pero no te preocupes, vuelven a crecer - Levantó su propia mano y le mostró unos dedos perfectamente arreglados - Lo digo por experiencia -
Ahora que la nariz estaba tapada su voz sonaba mucho más nasal, eso no le gustaba pero no le quedaba mucho remedio.
-¿De qué manera crees que podrían convencerme de que en realidad son buenos asesinos y merecen trabajar para mi? - Se sirvió un poco más de té - Y no vengas con historias de hazañas del pasado, porque no tengo manera de comprobar que nada de lo que dicen sea cierto - Tomó un sorbo, estaba seguro que tenía sabor a sangre y eso no era agradable - Si me convences, soltaré a tu “hermano” y dejaré que lo cures aquí mismo -
-¿Hermano mayor? Perdóname cariño, pero no hay manera de que me crea eso. Siquiera aunque tuvieran diferentes padres podrían haber salido con apariencias tan disímiles - Sonrió como diciendo “No quieras tomarme por tonto”.
La dejó trabajar en su nariz, moviendo la cabeza cuando así lo requería para que le fuera más sencillo el practicar las curaciones. Siempre era un poco incómodo que trabajaran en la nariz de uno, daba cosquillas y algunas ganas de estornudar, pero no era la primera vez que Matthew se lastimaba la cara, así que ya sabía de antemano cómo se iba a sentir.
-El trabajo de guardia de puerta no es degradante ni una tarea tan sencilla como él cree. De hecho, probablemente tendrá que matar a más de una persona, así que sería perfecto para él - Abrió la boca para respirar, ya que su nariz estaba totalmente tapada - No pueden pretender el presentarse un día, de la nada, sin recomendaciones, sin un historial, y que yo de buenas a primeras les diga que sí -
Le agarró la mano para que detenga las curaciones, Alex había caído inconsciente, no tenía sentido continuar con esa actuación si el muchacho no los estaba viendo. La ayudó a que se levantara usando su brazo como apoyo y le señaló el almohadón que estaba justo a lado para que se acomode.
-Terminó así porque aunque le decía que no fuera irrespetuoso me seguía hablando de mala manera, así que no me dejó más remedio que obligarlo a calmarse - Se acomodaba él mismo los algodones de la nariz mientras hablaba - Solo fue una poción para hacer que se sienta débil... - Miró las manchas de sangre en la alfombra - Lo de sus uñas fue gratuito, eso lo admito. Pero no te preocupes, vuelven a crecer - Levantó su propia mano y le mostró unos dedos perfectamente arreglados - Lo digo por experiencia -
Ahora que la nariz estaba tapada su voz sonaba mucho más nasal, eso no le gustaba pero no le quedaba mucho remedio.
-¿De qué manera crees que podrían convencerme de que en realidad son buenos asesinos y merecen trabajar para mi? - Se sirvió un poco más de té - Y no vengas con historias de hazañas del pasado, porque no tengo manera de comprobar que nada de lo que dicen sea cierto - Tomó un sorbo, estaba seguro que tenía sabor a sangre y eso no era agradable - Si me convences, soltaré a tu “hermano” y dejaré que lo cures aquí mismo -
Matthew Owens
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Re: Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
La peliblanca alzo la mirada astuta y helada, apenas parpadeo con el gesto y sonrió solo estirando la comisura diestra de sus labios. Le gustaba como ante quienes se presentaban mostraban ese gesto escéptico, volvió a su tarea con esa media sonrisa. ¿Qué relación tenía con Alexander? Ella no la entendía pero le gustaba, y él le había comentado al inicio que la cuidaría como a una hermana, ella abrazo y aferro el término, aunque terminaron de una forma más íntima. ¿Pareja? ¿Novios? Entendía esos términos como algo más posesivos, y como hermanos podían ser permisivos. Soltó una ligera risita. Posiblemente pensará que era por los gestos ante su trabajo mientras memorizaba cada detalle de ese día tan peculiar.
Alzo las manos cuando vio por el rabillo como este acercaba las propias cambiando a un gesto serio y centrado, miro alrededor, ¿acaso había hecho un gesto para acribillarla ahí mismo? Pero, no, solo la movió para que se fuera a otro almohadón y volteo a ver a Alex, parecía haberse dormido, la inconsciencia lo había reclamado. Una poción, pues no iba nada perdida en cuestión de estudiar las reacciones. Como un reflejo, aliso su falda tras sentarse y cruzar de forma elegante los tobillos y las manos sobre sus rodillas.-Es lo más cercano que tenemos a familia, el uno del otro, y nuestra relación es algo, peculiar. –Tras esa explicación se recargo en el cojín, extendió las piernas, pero mantuvo el cruce de los tobillos, miro sus piernas, le gustaba como los listones rodeaban sus piernas y les daban color.-Pues, matando a alguien creo que sería lo más sencillo, pero creo que no quieres eso. Si no, las cabezas mencionadas habrían bastado. ¿Una muestra de capacidad física? –Respiró hondo y con las caderas se impulsó para elevar las piernas y como un ovillo giro en el cojín para levantarse con una voltereta y quedar mirando al virrey bien erguida, una pequeña acrobacia.
-Me gustaría decir que mostrar mi habilidad con armas, pero,-Alzo las manos a la altura de sus hombros como si mostrara inocencia.-Solo un idiota que fuere solicitado en audiencia vendría armado a la boca del lobo. –Además que su vestido ajustado hasta la cintura, la falda vaporosa y zapatos de listón, no eran el mejor atuendo para esconder más que agujas, debió pensar en eso y hacerse un tocado con estas. Tomo nota mental de ello y prosiguió su letanía con un suspiro. Se hinco ante la mesita del té y con la misma elegancia mostrada por el virrey, imito cada movimiento, su forma de tomar la taza y beber su contenido.-En este caso, - Dejo la taza y mientras apoyaba los codos en la mesita, junto sus níveas manos y apoyo la mejilla en estas mirando a los ojos amielados del hombre. Pensó que le gustaba tener el control, mostrar socarronería o ser el gallito del corral no le había funcionado a su amado Alex, ella aprendía de los errores, luego lo platicaba con él y se pulían. Así que se mostró bien atenta, estaba teniendo una importante lección.-Debería yo de preguntarle a usted ¿Qué desea que haga para obtener la libertad de mi hermano y su vitalidad?
Se detuvo un momento y miro el té rozando con la yema de su dedo índice el borde de la taza.- ¿Qué clase de asesino se permite tener un historial que sea fácil de rastrear? Nos gustan las fanfarrias, lo dramático, pero no somos ruidosos con nuestro trabajo. Las muertes que hacemos en público son por que deben ser así. Y claro que no parecen asesinatos. ¿Qué gracia habría?
Recordó su pasado y el gesto de terror y sorpresa de su anterior mentor cuando la vida se le iba con el corazón destrozado, hubiera sido interesante ver quien lo habría encontrado, o si su forma huraña de ser le hizo ser consumido antes de que alguien diera con su cadáver. ¿Alguien hubiera sospechado de ella? Seguramente, aunque también era cierto que al lado de cualquiera era como una muñeca que reflejaba lo necesario para sobrevivir. Ah que tiempos aquellos. -Y antes de que lo pregunte, no estoy mintiendo, no tiene caso mentirle al Virrey de Ciudad Lagarto, en este momento estamos en la palma de su mano.
Alzo las manos cuando vio por el rabillo como este acercaba las propias cambiando a un gesto serio y centrado, miro alrededor, ¿acaso había hecho un gesto para acribillarla ahí mismo? Pero, no, solo la movió para que se fuera a otro almohadón y volteo a ver a Alex, parecía haberse dormido, la inconsciencia lo había reclamado. Una poción, pues no iba nada perdida en cuestión de estudiar las reacciones. Como un reflejo, aliso su falda tras sentarse y cruzar de forma elegante los tobillos y las manos sobre sus rodillas.-Es lo más cercano que tenemos a familia, el uno del otro, y nuestra relación es algo, peculiar. –Tras esa explicación se recargo en el cojín, extendió las piernas, pero mantuvo el cruce de los tobillos, miro sus piernas, le gustaba como los listones rodeaban sus piernas y les daban color.-Pues, matando a alguien creo que sería lo más sencillo, pero creo que no quieres eso. Si no, las cabezas mencionadas habrían bastado. ¿Una muestra de capacidad física? –Respiró hondo y con las caderas se impulsó para elevar las piernas y como un ovillo giro en el cojín para levantarse con una voltereta y quedar mirando al virrey bien erguida, una pequeña acrobacia.
-Me gustaría decir que mostrar mi habilidad con armas, pero,-Alzo las manos a la altura de sus hombros como si mostrara inocencia.-Solo un idiota que fuere solicitado en audiencia vendría armado a la boca del lobo. –Además que su vestido ajustado hasta la cintura, la falda vaporosa y zapatos de listón, no eran el mejor atuendo para esconder más que agujas, debió pensar en eso y hacerse un tocado con estas. Tomo nota mental de ello y prosiguió su letanía con un suspiro. Se hinco ante la mesita del té y con la misma elegancia mostrada por el virrey, imito cada movimiento, su forma de tomar la taza y beber su contenido.-En este caso, - Dejo la taza y mientras apoyaba los codos en la mesita, junto sus níveas manos y apoyo la mejilla en estas mirando a los ojos amielados del hombre. Pensó que le gustaba tener el control, mostrar socarronería o ser el gallito del corral no le había funcionado a su amado Alex, ella aprendía de los errores, luego lo platicaba con él y se pulían. Así que se mostró bien atenta, estaba teniendo una importante lección.-Debería yo de preguntarle a usted ¿Qué desea que haga para obtener la libertad de mi hermano y su vitalidad?
Se detuvo un momento y miro el té rozando con la yema de su dedo índice el borde de la taza.- ¿Qué clase de asesino se permite tener un historial que sea fácil de rastrear? Nos gustan las fanfarrias, lo dramático, pero no somos ruidosos con nuestro trabajo. Las muertes que hacemos en público son por que deben ser así. Y claro que no parecen asesinatos. ¿Qué gracia habría?
Recordó su pasado y el gesto de terror y sorpresa de su anterior mentor cuando la vida se le iba con el corazón destrozado, hubiera sido interesante ver quien lo habría encontrado, o si su forma huraña de ser le hizo ser consumido antes de que alguien diera con su cadáver. ¿Alguien hubiera sospechado de ella? Seguramente, aunque también era cierto que al lado de cualquiera era como una muñeca que reflejaba lo necesario para sobrevivir. Ah que tiempos aquellos. -Y antes de que lo pregunte, no estoy mintiendo, no tiene caso mentirle al Virrey de Ciudad Lagarto, en este momento estamos en la palma de su mano.
Christelle Glassneth
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Re: Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
Se podría decir que en ese momento comenzaban las verdaderas negociaciones, Matthew mantuvo la calma y se aseguró de seguir cada movimiento que la muchacha hiciera, porque no sería ni la primera ni la última vez que una jovencita de buen ver intentaba asesinarlo. Cierto, estaban en la tienda principal del Virrey, con empleados pasando de un lado a otro en casi todo momento, pero para matar a alguien sólo se necesitaba un segundo, y ya luego podrías preocuparte por las consecuencias.
Aplaudió cuando vio la voltereta que hizo la chica.
-Ahora ya podrías trabajar como contorsionista en algunos de los espectáculos que ofrecemos - Dijo en tono burlón - Jajaja, solo bromeo contigo, admito que tienes un excelente físico y sabes cómo utilizarlo - Le dio el punto a la muchacha por el esfuerzo - Así que ¿Tú serías la destreza junto con la inteligencia y aquí tu compañero sería los músculos? ¿Esa es la idea del par? -
Claro que podría confiar en que la chica decía la verdad y no traía ningún arma escondida, lo más razonable sería aceptar eso y seguir al siguiente punto, pero a Matthew le gustaba tomar por sorpresa a sus entrevistados. De la nada sacó una daga, con un rápido movimiento la hizo girar sobre sí misma hasta que el filo quedó sobre su palma y el mango apuntando hacia Chris.
-Sin duda hubiese sido una estupidez que pensaras que podías venir armada, así que aquí tienes - Sonrió con amabilidad y le señaló a Alex - Puedes usarlo como muñeco para ejemplificar cómo atacas, como cortas. Claro que sin hacerle daño real - Aclaró como si fuera necesario, aunque su tono era burlón - A menos que quieras ser más realista en tu demostración -
Se peinó la barba pensativo ¿Qué era lo que quería? Lo cierto era que siquiera Owens estaba seguro, él simplemente se dedicaba a pedir cosas, no se preocupaba por él como o el cuando.
-Pues, en está ciudad seguro encontrarás a muchos que dicen con orgullo a cuantas personas han matado y cómo lo han hecho. Me he encontrado en situaciones muy graciosas en las que alguien aseguraba que había sido él quien mató al mismísimo Virrey ¿Puedes imaginar mi cara cuando escuchaba ese tipo de cosas? - Se empezó a reír - Así es, me hacía mucha gracia. Pero a lo que iba con esto, entiendo que en otras partes de Aerandir es motivo de vergüenza, no es igual en mi ciudad - Se encogió de hombros - De todos modos no voy a creerles así que eso da lo mismo. Aunque sí tenemos en común el gusto por lo dramático, eso queda en evidencia con todo este escenario que hemos organizado entre los tres - Hizo un gesto señalando la sala.
Apoyó el codo en la mesita y la cabeza en la mano.
-Sé cómo podrían demostrarme que saben lo que hacen - Levantó un dedo - Les daré un encargo, y sí lo realizan satisfactoriamente entonces digamos que los voy a incluir en la lista de asesinos para llamarlos en próximas ocasiones - Luego señalo a Alex - Pero no vivirán aquí, no quiero a ese joven cerca de mis chicas, es repugnante -
Aplaudió cuando vio la voltereta que hizo la chica.
-Ahora ya podrías trabajar como contorsionista en algunos de los espectáculos que ofrecemos - Dijo en tono burlón - Jajaja, solo bromeo contigo, admito que tienes un excelente físico y sabes cómo utilizarlo - Le dio el punto a la muchacha por el esfuerzo - Así que ¿Tú serías la destreza junto con la inteligencia y aquí tu compañero sería los músculos? ¿Esa es la idea del par? -
Claro que podría confiar en que la chica decía la verdad y no traía ningún arma escondida, lo más razonable sería aceptar eso y seguir al siguiente punto, pero a Matthew le gustaba tomar por sorpresa a sus entrevistados. De la nada sacó una daga, con un rápido movimiento la hizo girar sobre sí misma hasta que el filo quedó sobre su palma y el mango apuntando hacia Chris.
-Sin duda hubiese sido una estupidez que pensaras que podías venir armada, así que aquí tienes - Sonrió con amabilidad y le señaló a Alex - Puedes usarlo como muñeco para ejemplificar cómo atacas, como cortas. Claro que sin hacerle daño real - Aclaró como si fuera necesario, aunque su tono era burlón - A menos que quieras ser más realista en tu demostración -
Se peinó la barba pensativo ¿Qué era lo que quería? Lo cierto era que siquiera Owens estaba seguro, él simplemente se dedicaba a pedir cosas, no se preocupaba por él como o el cuando.
-Pues, en está ciudad seguro encontrarás a muchos que dicen con orgullo a cuantas personas han matado y cómo lo han hecho. Me he encontrado en situaciones muy graciosas en las que alguien aseguraba que había sido él quien mató al mismísimo Virrey ¿Puedes imaginar mi cara cuando escuchaba ese tipo de cosas? - Se empezó a reír - Así es, me hacía mucha gracia. Pero a lo que iba con esto, entiendo que en otras partes de Aerandir es motivo de vergüenza, no es igual en mi ciudad - Se encogió de hombros - De todos modos no voy a creerles así que eso da lo mismo. Aunque sí tenemos en común el gusto por lo dramático, eso queda en evidencia con todo este escenario que hemos organizado entre los tres - Hizo un gesto señalando la sala.
Apoyó el codo en la mesita y la cabeza en la mano.
-Sé cómo podrían demostrarme que saben lo que hacen - Levantó un dedo - Les daré un encargo, y sí lo realizan satisfactoriamente entonces digamos que los voy a incluir en la lista de asesinos para llamarlos en próximas ocasiones - Luego señalo a Alex - Pero no vivirán aquí, no quiero a ese joven cerca de mis chicas, es repugnante -
Matthew Owens
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Re: Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
Inteligencia, si podría ser, siguió jugando con el borde de la taza mirándole. Era una mezcla de astucia, generalmente Alex encontraba los trabajos, ella memorizaba y hacia rutas, lo demás era fluir. Entrelazo sus finos dedos y apoyo en ellas su mejilla mirando al virrey de lado.-Somos una mezcla. Depende de la tarea es la participación.
Tomo la daga sonriendo de lado y con una ceja alzada, no le molestaban, tenía una pequeña colección pero no era su favorita, la oferta era tentadora, y aunque tenía lazos con Alex, si de supervivencia se tratara, él sería noble y la salvaría, ella, no podría decir lo mismo, ella ya era una asesina cuando se topó con él. –Es más fácil con un objetivo que pueda defenderse, me gusta pensar en que es un baile. Matar o herir a alguien inconsciente es como ser, un carnicero, tiene su gracia no lo niego. En algún momento lo use. –Se encogió de hombros y hablaba de forma despreocupada, le agradaba tener con quien hablar, eso podía aceptarlo, bueno alguien más además de Alex.
Malabareo la daga en su mano mientras se levantaba y daba un brinquito, cruzo los brazos y giro sobre la punta de sus pies, doblando la rodilla para de forma teatral inclinarse y extendió la mano contraria donde deslizo el arma hasta rozar la barbilla de Alex. Algo más de impulso un poco más de fuerza y hubiera perforado el cuello de forma limpia. Frunció el ceño cuando lo vio así de pálido y endeble. “¿Cómo diablos te voy a llevar a casa?” Se preguntó de forma patética y soltó una risita tomando el cabello de este y alzando su rostro, la daga era demasiado grande para una de sus prácticas favoritas.-Con esta no podría hacer uno de mis mejores trucos, es demasiado estorbosa.
Se sentía extraña, era como practicar, pero, pensó en las arterias femorales, la yugular, un limpio estoque en el corazón. Por reflejo conforme pensaba paseaba la daga por los puntos vitales, moviendo la mano como si de un abanico se tratase, las piernas el cuello, la parte interna del codo y terminando con una marca en el corazón.
-Con él así, es imposible cualquier encargo, obvio si esperas verlo en acción. Yo tomare el trabajo por los dos. –Soltó una pequeña carcajada, miro la gran carpa tras las palabras, o siquiera la idea de vivir ahí- No podría aceptar vivir aquí, aun cuando usted me lo propusiera, o nos, en este caso. No puedo negar, me gustan los placeres, pero no pago ni cobro por ellos, al menos no en metálico.-Dio un par de palmadas a la mejilla de su querido Alex y cortó las cuerdas que lo ataban, dejándolo ahí algo más cómodo. Se levantó y camino hacia Matthew, apoyo el peso sobre su pierna derecha enmarcando su silueta y luego tender la daga al virrey.-Antes de pulir detalles de ese encargo ¿Hay antídoto a la poción o los efectos irán desapareciendo?
Tomo la daga sonriendo de lado y con una ceja alzada, no le molestaban, tenía una pequeña colección pero no era su favorita, la oferta era tentadora, y aunque tenía lazos con Alex, si de supervivencia se tratara, él sería noble y la salvaría, ella, no podría decir lo mismo, ella ya era una asesina cuando se topó con él. –Es más fácil con un objetivo que pueda defenderse, me gusta pensar en que es un baile. Matar o herir a alguien inconsciente es como ser, un carnicero, tiene su gracia no lo niego. En algún momento lo use. –Se encogió de hombros y hablaba de forma despreocupada, le agradaba tener con quien hablar, eso podía aceptarlo, bueno alguien más además de Alex.
Malabareo la daga en su mano mientras se levantaba y daba un brinquito, cruzo los brazos y giro sobre la punta de sus pies, doblando la rodilla para de forma teatral inclinarse y extendió la mano contraria donde deslizo el arma hasta rozar la barbilla de Alex. Algo más de impulso un poco más de fuerza y hubiera perforado el cuello de forma limpia. Frunció el ceño cuando lo vio así de pálido y endeble. “¿Cómo diablos te voy a llevar a casa?” Se preguntó de forma patética y soltó una risita tomando el cabello de este y alzando su rostro, la daga era demasiado grande para una de sus prácticas favoritas.-Con esta no podría hacer uno de mis mejores trucos, es demasiado estorbosa.
Se sentía extraña, era como practicar, pero, pensó en las arterias femorales, la yugular, un limpio estoque en el corazón. Por reflejo conforme pensaba paseaba la daga por los puntos vitales, moviendo la mano como si de un abanico se tratase, las piernas el cuello, la parte interna del codo y terminando con una marca en el corazón.
-Con él así, es imposible cualquier encargo, obvio si esperas verlo en acción. Yo tomare el trabajo por los dos. –Soltó una pequeña carcajada, miro la gran carpa tras las palabras, o siquiera la idea de vivir ahí- No podría aceptar vivir aquí, aun cuando usted me lo propusiera, o nos, en este caso. No puedo negar, me gustan los placeres, pero no pago ni cobro por ellos, al menos no en metálico.-Dio un par de palmadas a la mejilla de su querido Alex y cortó las cuerdas que lo ataban, dejándolo ahí algo más cómodo. Se levantó y camino hacia Matthew, apoyo el peso sobre su pierna derecha enmarcando su silueta y luego tender la daga al virrey.-Antes de pulir detalles de ese encargo ¿Hay antídoto a la poción o los efectos irán desapareciendo?
Última edición por Christelle Glassneth el Lun 27 Abr - 15:31, editado 1 vez
Christelle Glassneth
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Re: Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
Observó con atención la forma en que Chris manejaba la daga, evaluaba sí sus movimientos eran indecisos, sí le temblaba el pulso o si por el contrario se mostraba totalmente segura de lo que estaba haciendo. La muchacha lo desafiaba con la mirada, pero no de forma impertinente como lo había hecho su compañero, sino queriendo demostrar de verdad cuáles eran sus habilidades.
Una de las chicas que trabajaba en el lugar se acercó para retirar el botiquín y la tetera, dejando otra llena en su lugar. Matthew le hizo un mimo en la mano y le dedicó una sonrisa a modo de agradecimiento, luego sirvió más té para ambos.
-La verdad es que no soy un asesino en el sentido profesional, por distintas circunstancias de la vida he tenido que matar gente pero no es algo que haga todo el tiempo y muchos menos que disfrute - Se queda pensando en ello - Por suerte desde que tengo está posición puedo relegar esa tarea a otras personas -
Extendió la mano para que le devolviera la daga y en seguida la guardó.
-Lo siento, es la única que tengo - Tampoco era como si viviera armado, bueno, tenía algunas dagas escondidas en sitios estratégicos, pero todas eran muy básicas, solo para situaciones de emergencia.
Vio cómo el cuerpo inconsciente de Alex caía al piso cuando Chris cortó las sogas, pero Matthew no hizo el menor intento por ayudarlo o siquiera acomodarlo, sí de él dependía allí se quedaría hasta que alguien se cansara de esquivarlo y lo tirara afuera. El Estafador se agarró el puente de la nariz con dos dedos, sí en unas horas notaba el más mínimo color en su morena piel, mandaría de inmediato a que lo mataran.
-No todos los que viven aquí ofrecen ese tipo de servicios, mi anterior asesina personal tenía su habitación en la parte oeste de la carpa. Y puedo asegurarte que si alguien se atrevía a tocarle un solo pelo sería lo último que haría en su vida - Suspiró - Aquí todas son personas trabajadoras, sólo que varían en cual es el servicio que ofrecen - Se encogió de hombros y agarró la taza de té nuevamente - Pero en tu caso va a resultar imposible. Aún así, sí en algún momento deseas venir a verme estas más que invitada, siempre y cuando esa cosa no venga contigo - Señaló con un gesto de la cabeza a Alex.
Sacó el frasco donde estaba el veneno que le había dado al muchacho y lo puso sobre la mesa para que Chris lo examinara.
-Es sangre de vampiro, nada extraño. Solo que está Vampiro en particular era muy especial - Jugó con el tarro sobre la mesa - Si le das un poco de mi sangre, se recuperará de inmediato - Sonrió de forma encantadora - Pero no sé si quiero que se cure -
Una de las chicas que trabajaba en el lugar se acercó para retirar el botiquín y la tetera, dejando otra llena en su lugar. Matthew le hizo un mimo en la mano y le dedicó una sonrisa a modo de agradecimiento, luego sirvió más té para ambos.
-La verdad es que no soy un asesino en el sentido profesional, por distintas circunstancias de la vida he tenido que matar gente pero no es algo que haga todo el tiempo y muchos menos que disfrute - Se queda pensando en ello - Por suerte desde que tengo está posición puedo relegar esa tarea a otras personas -
Extendió la mano para que le devolviera la daga y en seguida la guardó.
-Lo siento, es la única que tengo - Tampoco era como si viviera armado, bueno, tenía algunas dagas escondidas en sitios estratégicos, pero todas eran muy básicas, solo para situaciones de emergencia.
Vio cómo el cuerpo inconsciente de Alex caía al piso cuando Chris cortó las sogas, pero Matthew no hizo el menor intento por ayudarlo o siquiera acomodarlo, sí de él dependía allí se quedaría hasta que alguien se cansara de esquivarlo y lo tirara afuera. El Estafador se agarró el puente de la nariz con dos dedos, sí en unas horas notaba el más mínimo color en su morena piel, mandaría de inmediato a que lo mataran.
-No todos los que viven aquí ofrecen ese tipo de servicios, mi anterior asesina personal tenía su habitación en la parte oeste de la carpa. Y puedo asegurarte que si alguien se atrevía a tocarle un solo pelo sería lo último que haría en su vida - Suspiró - Aquí todas son personas trabajadoras, sólo que varían en cual es el servicio que ofrecen - Se encogió de hombros y agarró la taza de té nuevamente - Pero en tu caso va a resultar imposible. Aún así, sí en algún momento deseas venir a verme estas más que invitada, siempre y cuando esa cosa no venga contigo - Señaló con un gesto de la cabeza a Alex.
Sacó el frasco donde estaba el veneno que le había dado al muchacho y lo puso sobre la mesa para que Chris lo examinara.
-Es sangre de vampiro, nada extraño. Solo que está Vampiro en particular era muy especial - Jugó con el tarro sobre la mesa - Si le das un poco de mi sangre, se recuperará de inmediato - Sonrió de forma encantadora - Pero no sé si quiero que se cure -
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Re: Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
La peliblanca se sentía contrariada, y lo demostraba con una mirada baja. El hombre dos veces le había solicitado probar su valía y en cierta forma la ofendía, ¿cómo mostrar ser una asesina si no era asesinando? aunque también era cierto que no había hecho gran cosa. No pudo evitar una ligera sonrisa con lo de “Lo siento, es la única que tengo” la verdad lo dudaba, todos en Ciudad Lagarto dormían con un arma bajo la almohada. Jugueteo un poco con un mechón de su blanquecino cabello mientras estudiaba al virrey. Tenía unas ganas tremendas de tener un arma, aunque, mirando la taza… Volvió a llevarse el índice a la sien cuando vio a la chica que volvía a servir el té. Busco desviar la atención y se centró en la voz del virrey.
Hablo de su anterior asesina, bueno parecía el oficio de las mujeres, se llevó la mano a la cintura cuando se volvió a sentar y recordó que iba desarmada, ya sería en otra oportunidad, ya tenía una idea de que llevarle a ese hombre. Y aún seguía con el lío, volvió a mencionar lo de la estancia pero ahora con una firme negativa. Tomo con él el té.
-Bueno, por algo era su asesina. ¿Qué caso tiene tener una si no es letal hasta en la cama? Y dudo que mi hermano quiera regresar, en mucho tiempo.- Tomo el frasco que le tendía el virrey, lo memorizo, si tenía algo que pudiera ser leído lo replicaría y le preguntaría a Alex… Aunque la solución a su mal se veía muy lejos de ser posible. Bajo los hombros con cierta resignación. El virrey no tenía nada contra ella, de momento, y tampoco le debía nada… Barajeo las opciones y se levantó para ponerse frente al virrey con un andar elegante y ligero se hincó frente a él sin gota de orgullo pero si decisión en sus grises ojos.- Usted dijo que si lo hacía bien lo curaría aquí mismo. Y solo te he mostrado mediocremente mi agilidad y mi conocimiento de puntos vitales. Aun así me has dicho que es ese encargo que me darías. Porque sé que la tarea era para mí. Lo que sea que desee que haga lo haré. No solo por mi hermano, si no para demostrarle de lo que soy capaz.
Acaricio la pierna del moreno hasta llegar a su rodilla, hizo presión en los puntos blandos, eso relajaba si se hacía de forma correcta y ella sabía cómo tocar y presionar para ambos extremos del espectro. Siguió con esa inocente caricia mirando decidida al hombre. Le tocaba a ella ahora salvar el cuello a su hermano, y no se iría de ahí sin la sangre del virrey.
Hablo de su anterior asesina, bueno parecía el oficio de las mujeres, se llevó la mano a la cintura cuando se volvió a sentar y recordó que iba desarmada, ya sería en otra oportunidad, ya tenía una idea de que llevarle a ese hombre. Y aún seguía con el lío, volvió a mencionar lo de la estancia pero ahora con una firme negativa. Tomo con él el té.
-Bueno, por algo era su asesina. ¿Qué caso tiene tener una si no es letal hasta en la cama? Y dudo que mi hermano quiera regresar, en mucho tiempo.- Tomo el frasco que le tendía el virrey, lo memorizo, si tenía algo que pudiera ser leído lo replicaría y le preguntaría a Alex… Aunque la solución a su mal se veía muy lejos de ser posible. Bajo los hombros con cierta resignación. El virrey no tenía nada contra ella, de momento, y tampoco le debía nada… Barajeo las opciones y se levantó para ponerse frente al virrey con un andar elegante y ligero se hincó frente a él sin gota de orgullo pero si decisión en sus grises ojos.- Usted dijo que si lo hacía bien lo curaría aquí mismo. Y solo te he mostrado mediocremente mi agilidad y mi conocimiento de puntos vitales. Aun así me has dicho que es ese encargo que me darías. Porque sé que la tarea era para mí. Lo que sea que desee que haga lo haré. No solo por mi hermano, si no para demostrarle de lo que soy capaz.
Acaricio la pierna del moreno hasta llegar a su rodilla, hizo presión en los puntos blandos, eso relajaba si se hacía de forma correcta y ella sabía cómo tocar y presionar para ambos extremos del espectro. Siguió con esa inocente caricia mirando decidida al hombre. Le tocaba a ella ahora salvar el cuello a su hermano, y no se iría de ahí sin la sangre del virrey.
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Re: Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
Había quedado más que claro que con Christine se entendían bien, Matthew estaba satisfecho con su modo de desempeñarse, había demostrado ser educada, correcta al hablar y dirigirse al Virrey, tenía buen gusto para vestirse y además sabía cómo ejercer su oficio. Y claramente ese era el orden de las prioridades en la cabeza de Matt, cuando había conocido a Helena una de las cosas que más le habían gustado era que lo trataba como a un Jefe, aunque con el tiempo se había ido relajando.
Bajó la vista lentamente cuando sintió la mano de la joven en su pierna, el gesto podía ser interpretado de muchas maneras. Owens subió la mirada hasta clavarla en los ojos claros de Chris, evaluandola, pero un simple vistazo le alcanzaba para darse cuenta que no había deseo en ella. “¿Qué pasaría si avanzara?” pensó el Estafador, probablemente o se dejaría hacer sin sentimiento alguno, como una muñeca sin alma. O quizás aprovecharía la situación para provocarle alguna herida y sacarle un poco de sangre para su compañero.
Ninguna de las dos cosas eran interesantes para Matt, así que le agarró la mano y le dio un suave beso en el dorso.
-No es necesario que te fuerces - Le sonrió con amabilidad - El contacto con otras personas solo es agradable cuando es consensuado, Querida - Siguió sosteniendo su mano, aunque no lo hacía con fuerza así que sí Chris quería retirarla podía hacerlo - Por el momento me has convencido, así que no tienes de qué preocuparte -
Agarró la taza de té que aún estaba llena por la mitad y arrojó el líquido en la cara de Alex para ver si se despertaba. Pero también para dejar la taza vacía.
-Tendrán noticias de mi dentro de poco - Se cortó la palma de la mano y la acercó a la taza, dejando que la sangre cayera lentamente adentro - Les enviaré una nota, o un mensajero, o quizás encuentren un mensaje en su tienda algún día cuando regresen de hacer algo. Lo único que voy a darles es un nombre, ustedes tendrán que averiguar quien es, donde está y pensar un plan para eliminarlo sin levantar sospechas de que el encargo provino de mi -
Cuando la taza tuvo el suficiente líquido como para que Alex pudiera beber un trago, Matt retiró la mano.
-Fue un placer conocerte, Querida Christelle - Levantó la mano y se lamió la herida, la sangre seguía saliendo y chorreaba por su brazo - Espero que vengas a visitarme pronto de nuevo... Y sola -
Hizo un silbido y dos matones grandes como gorilas entraron a la sala.
-Ayuden a la señorita a llevar al esperpento ese - Estar en los detalles era lo que diferenciaba a un caballero de un bravucón cualquiera.
Bajó la vista lentamente cuando sintió la mano de la joven en su pierna, el gesto podía ser interpretado de muchas maneras. Owens subió la mirada hasta clavarla en los ojos claros de Chris, evaluandola, pero un simple vistazo le alcanzaba para darse cuenta que no había deseo en ella. “¿Qué pasaría si avanzara?” pensó el Estafador, probablemente o se dejaría hacer sin sentimiento alguno, como una muñeca sin alma. O quizás aprovecharía la situación para provocarle alguna herida y sacarle un poco de sangre para su compañero.
Ninguna de las dos cosas eran interesantes para Matt, así que le agarró la mano y le dio un suave beso en el dorso.
-No es necesario que te fuerces - Le sonrió con amabilidad - El contacto con otras personas solo es agradable cuando es consensuado, Querida - Siguió sosteniendo su mano, aunque no lo hacía con fuerza así que sí Chris quería retirarla podía hacerlo - Por el momento me has convencido, así que no tienes de qué preocuparte -
Agarró la taza de té que aún estaba llena por la mitad y arrojó el líquido en la cara de Alex para ver si se despertaba. Pero también para dejar la taza vacía.
-Tendrán noticias de mi dentro de poco - Se cortó la palma de la mano y la acercó a la taza, dejando que la sangre cayera lentamente adentro - Les enviaré una nota, o un mensajero, o quizás encuentren un mensaje en su tienda algún día cuando regresen de hacer algo. Lo único que voy a darles es un nombre, ustedes tendrán que averiguar quien es, donde está y pensar un plan para eliminarlo sin levantar sospechas de que el encargo provino de mi -
Cuando la taza tuvo el suficiente líquido como para que Alex pudiera beber un trago, Matt retiró la mano.
-Fue un placer conocerte, Querida Christelle - Levantó la mano y se lamió la herida, la sangre seguía saliendo y chorreaba por su brazo - Espero que vengas a visitarme pronto de nuevo... Y sola -
Hizo un silbido y dos matones grandes como gorilas entraron a la sala.
-Ayuden a la señorita a llevar al esperpento ese - Estar en los detalles era lo que diferenciaba a un caballero de un bravucón cualquiera.
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Re: Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
¿Qué buscaba ese hombre? No lo sabía pero por los dioses que estaba aprendiendo mucho, y seguro en más de una ocasión usaría ese porte y su lenguaje corporal. Era algo que le gustaba y seguramente si lo pulía se vería sumamente elegante. Y en eso pensaba mientras daba ese “masaje” y fue interrumpida;, le tomó por sorpresa pero esa sonrisa le hizo detener el impulso de defenderse. Algo raro, se sentía cómoda. Con ese beso trato de no imaginar muchas cosas. Dedujo que algo le había gustado a ese hombre pero no parecía querer nada de ella, de momento, así que lo acepto. No iba a tirar mucho de un hilo que sentía frágil y que pensaba cuidar. Aunque.
- Apoyo la moción, la vida no es buena si es obligada. Así que le aclaro que no me estoy ni me están forzando a nada.- Dijo con las cejas alzadas. Alex solo soltó lastimeros gemidos cuando el té le golpeo la cara y se veía que buscaba moverse ahora que tenía las manos libres pero simplemente logro retorcerse.
Mirándolo así realmente le habrían golpeado el ego y tocaba ver la reacción de su querido Alex ante la situación que se planteaba con el Virrey y saco un pañuelo rosa, tras el acto generoso de brindar la solución a la maldición de su hermano y limpio la sangre que corría por el brazo y apretó el pañuelo para amortiguar el sangrado, un modo quedo de agradecer. –El placer como dije antes, ha sido mío. Sabremos resolver el trabajo que nos dé, y le tomare la palabra, es grata su compañía, aunque mi hermano no piense, ni pensará eso en mucho tiempo.
Miro al par de roperos empotrados que servían de guardas.-Le daré este generoso regalo en la tienda, no quisiera que hubiera acá algún conflicto evitable. – Musito con una sonrisita traviesa tomando la taza como si fuera el cristal mas delicado jamas vaciado. Volvió a mirar a su hermano. La verdad prefería que su amante llegara vivo y seguramente si despertaba en ese momento con su orgullo herido se haría un zafarrancho donde no podía asegurar que saliera nada bien. Mejor no pensar en esa posibilidad.
Inclino el rostro levemente con una venia de la mano para mostrar sus respetos, un gesto teatral de su mano diestra en su corazón y grácilmente en su frente para extenderla hacia él. Y recordó la tinta en sus dedos.-Hace unos momentos pareció interesado en el porqué de mis dedos manchados. Espero algún día podamos conversar de ello, virrey.- Entrecerró los ojos con una mirada peculiar, rozando la astucia mientras hablaba con terciopelo en la voz, el par de matones tomaron sin delicadeza cada uno un brazo de Alexander y aunque bien pudieron haberlo alzado con facilidad, lo alzaron justo para llevarlo casi a rastras. Seguramente ni pidiéndoselos mejorarían ese trato.
- Apoyo la moción, la vida no es buena si es obligada. Así que le aclaro que no me estoy ni me están forzando a nada.- Dijo con las cejas alzadas. Alex solo soltó lastimeros gemidos cuando el té le golpeo la cara y se veía que buscaba moverse ahora que tenía las manos libres pero simplemente logro retorcerse.
Mirándolo así realmente le habrían golpeado el ego y tocaba ver la reacción de su querido Alex ante la situación que se planteaba con el Virrey y saco un pañuelo rosa, tras el acto generoso de brindar la solución a la maldición de su hermano y limpio la sangre que corría por el brazo y apretó el pañuelo para amortiguar el sangrado, un modo quedo de agradecer. –El placer como dije antes, ha sido mío. Sabremos resolver el trabajo que nos dé, y le tomare la palabra, es grata su compañía, aunque mi hermano no piense, ni pensará eso en mucho tiempo.
Miro al par de roperos empotrados que servían de guardas.-Le daré este generoso regalo en la tienda, no quisiera que hubiera acá algún conflicto evitable. – Musito con una sonrisita traviesa tomando la taza como si fuera el cristal mas delicado jamas vaciado. Volvió a mirar a su hermano. La verdad prefería que su amante llegara vivo y seguramente si despertaba en ese momento con su orgullo herido se haría un zafarrancho donde no podía asegurar que saliera nada bien. Mejor no pensar en esa posibilidad.
Inclino el rostro levemente con una venia de la mano para mostrar sus respetos, un gesto teatral de su mano diestra en su corazón y grácilmente en su frente para extenderla hacia él. Y recordó la tinta en sus dedos.-Hace unos momentos pareció interesado en el porqué de mis dedos manchados. Espero algún día podamos conversar de ello, virrey.- Entrecerró los ojos con una mirada peculiar, rozando la astucia mientras hablaba con terciopelo en la voz, el par de matones tomaron sin delicadeza cada uno un brazo de Alexander y aunque bien pudieron haberlo alzado con facilidad, lo alzaron justo para llevarlo casi a rastras. Seguramente ni pidiéndoselos mejorarían ese trato.
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Re: Café, té y mermelada (Priv, Matt y Alex) (Cerrado)
“Sí tan solo pudiera creerte” pensó Matthew cuando la joven aseguró que nadie la estaba obligando. Pero en esa ciudad no se podía dar ese tipo de libertades, todo el mundo mentía, todo el mundo planeaba algo, y la mejor oportunidad que existía para poder tener una vida larga y próspera era desconfiar hasta de la propia sombra. “En el caso de que deseara tener ese tipo de existencia” el Estafador se río de su propio comentario.
-Una vez más estas eligiendo la opción más inteligente - Comentó en relación a no despertar a Alex en ese sitio. Lo más probable era que Matthew se viera obligado a dejarlo inconsciente de nuevo sí lo hacía, porque había quedado demostrado que el joven era incapaz de controlar su idiotez - Intenta enseñarle algunos modales antes de que tengan que regresar -
Podía considerarse un consejo o una advertencia, dependiendo de como se viera.
-Regresa en otra oportunidad, quizás de día, tomaremos algo de té y me contarás a qué dedicas tu tiempo cuando no estás matando y cómo se relaciona con la tinta, Cariño - Sonrió de modo encantador y levantó una mano para saludar - Ta - Ta -
Cuando la muchacha junto con su compañero y los dos matones se retiraron, Brenda entró en la sala donde estaba Matt. El Virrey se encontraba mirando la herida en su mano, esa noche se suponía que iba a ser tranquila y terminó con dos heridas, pero a cambio había conseguido a un par de asesinos nuevos.
-¿Qué te parecieron? - Le preguntó a la enana.
-Más o menos iguales a los demás, aunque la joven parece menos temperamental que Helena -
-Sí, o tal vez sabe fingir mejor -
-En todo caso, lo averiguarás ¿Cierto? -
-Ciertamente - Se dejó caer hacía atrás y se quedó mirando el techo de la tienda - ...Ciertamente-
-Una vez más estas eligiendo la opción más inteligente - Comentó en relación a no despertar a Alex en ese sitio. Lo más probable era que Matthew se viera obligado a dejarlo inconsciente de nuevo sí lo hacía, porque había quedado demostrado que el joven era incapaz de controlar su idiotez - Intenta enseñarle algunos modales antes de que tengan que regresar -
Podía considerarse un consejo o una advertencia, dependiendo de como se viera.
-Regresa en otra oportunidad, quizás de día, tomaremos algo de té y me contarás a qué dedicas tu tiempo cuando no estás matando y cómo se relaciona con la tinta, Cariño - Sonrió de modo encantador y levantó una mano para saludar - Ta - Ta -
Cuando la muchacha junto con su compañero y los dos matones se retiraron, Brenda entró en la sala donde estaba Matt. El Virrey se encontraba mirando la herida en su mano, esa noche se suponía que iba a ser tranquila y terminó con dos heridas, pero a cambio había conseguido a un par de asesinos nuevos.
-¿Qué te parecieron? - Le preguntó a la enana.
-Más o menos iguales a los demás, aunque la joven parece menos temperamental que Helena -
-Sí, o tal vez sabe fingir mejor -
-En todo caso, lo averiguarás ¿Cierto? -
-Ciertamente - Se dejó caer hacía atrás y se quedó mirando el techo de la tienda - ...Ciertamente-
Matthew Owens
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