Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
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Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
El cantar de gorriones en el umbral de la ventana era un tedioso y extraño despertar fruto del invierno. Los pequeños que no alcanzaban a migrar disfrutaban de hospedarse en mis pagos, protegiéndose del frío con el calor de la hoguera, como si de una posada se tratara.
Ya eran compañeros de morada, me daba la impresión que cada año evitaban adrede aquel desesperado vuelo de supervivencia para así quedarse conmigo destilando pereza o tratando de ser mis amigos, algo que no les permitiría tan fácilmente. Aun asi, anoche había helado y no me daba el corazón para sacarlos.
- No gastare energía y palabras en ustedes, no valen mis horas del amanecer. - refunfuñe contradictoria, justificando lo que casi parecía un lindo gesto. Los cubrebota raudos esperandome a un lado de la puerta, me obligaba a despabilarme apoyando cada dedo el helado suelo, sobre mis pijamas deslice un largo tapado de tonos tierra, uno que me cubría entera, sin molde ni buena costura, precario pero acogedor y sujetando unas cuerdas junto a la puerta sali de casa en busca de me almuerzo.
El sol aun no salía, no sentía su calor esa mañana una niebla densa humedece mi piel y pesaba al caminar por su espesura. Un clásico panorama invernal.
El mismo trillo de siempre, ya sus ramas quebradas no herían las plantas de mis pies, primera trampa, aun correctamente instalada, aun vacía. Suspiro un instante frustrada y ajusto las sogas.
- Aun quedan muchas otras… no te desanimes tan rápido- trataba de no decaer hablandole a mi estómago que que rugía cual animal desesperado, ya era el tercer día sin resultados. Al invierno le quedaba poco y a mi también a este paso.
Sigo la marcha levantando las pieles colgantes con una mano y tocando cada tronco con la otra, una segunda trampa, una tercera… aun nada. No fue sino hasta la cuarta que encontre una sorpresa interesante, las cuerdas no estaban en su lugar, este era el dispositivo de mayor tamaño, una gran guadaña de madera que caía con todo el peso de una piedra posterior bien sujeta, algo la había accionado.
Me acerque con mayor cautela y discreción posible, deslizando mis bases por la gravilla tratando de no hacer sonido alguno, sí de algo grande se trataba, podría aún estar vivo y mi estrategia lejos estaba de un enfrentamiento directo con ninguna clase de fiera. Levante las manos para tratar de sentir a través de la humedad del ambiente, neblinas como las de hoy era ideales para mi, agua por todos lados, en miles y miles de partículas casi invisibles.
No había respiración en el cadáver, ni palpitar, ni calor. Este se había muerta temprano a la madrugada.
Me acerque para recolectar mi premio, pero unas telas sobre el mismo me alarmaron un instante.
- Un aldeano… Diablos… - otra vez había matado a alguien - Acaso esta gente no entiende que el bosque de la bruja es peligroso???? - volvia a refunfuñar huraña mientras desactivaba el mecanismo para instalarlo nuevamente y que el pedazo de carne cayera al suelo e investigarlo mejor, la ultima vez habia sido alguien con armas, demasiadas creo, como para ir solo tras un venado.
Solo no comia humanos, cualquier otra raza era bienvenida a mi mesa. Uno aprende a comer lo que sea cuando la comida escasea.
Ya eran compañeros de morada, me daba la impresión que cada año evitaban adrede aquel desesperado vuelo de supervivencia para así quedarse conmigo destilando pereza o tratando de ser mis amigos, algo que no les permitiría tan fácilmente. Aun asi, anoche había helado y no me daba el corazón para sacarlos.
- No gastare energía y palabras en ustedes, no valen mis horas del amanecer. - refunfuñe contradictoria, justificando lo que casi parecía un lindo gesto. Los cubrebota raudos esperandome a un lado de la puerta, me obligaba a despabilarme apoyando cada dedo el helado suelo, sobre mis pijamas deslice un largo tapado de tonos tierra, uno que me cubría entera, sin molde ni buena costura, precario pero acogedor y sujetando unas cuerdas junto a la puerta sali de casa en busca de me almuerzo.
El sol aun no salía, no sentía su calor esa mañana una niebla densa humedece mi piel y pesaba al caminar por su espesura. Un clásico panorama invernal.
El mismo trillo de siempre, ya sus ramas quebradas no herían las plantas de mis pies, primera trampa, aun correctamente instalada, aun vacía. Suspiro un instante frustrada y ajusto las sogas.
- Aun quedan muchas otras… no te desanimes tan rápido- trataba de no decaer hablandole a mi estómago que que rugía cual animal desesperado, ya era el tercer día sin resultados. Al invierno le quedaba poco y a mi también a este paso.
Sigo la marcha levantando las pieles colgantes con una mano y tocando cada tronco con la otra, una segunda trampa, una tercera… aun nada. No fue sino hasta la cuarta que encontre una sorpresa interesante, las cuerdas no estaban en su lugar, este era el dispositivo de mayor tamaño, una gran guadaña de madera que caía con todo el peso de una piedra posterior bien sujeta, algo la había accionado.
Me acerque con mayor cautela y discreción posible, deslizando mis bases por la gravilla tratando de no hacer sonido alguno, sí de algo grande se trataba, podría aún estar vivo y mi estrategia lejos estaba de un enfrentamiento directo con ninguna clase de fiera. Levante las manos para tratar de sentir a través de la humedad del ambiente, neblinas como las de hoy era ideales para mi, agua por todos lados, en miles y miles de partículas casi invisibles.
No había respiración en el cadáver, ni palpitar, ni calor. Este se había muerta temprano a la madrugada.
Me acerque para recolectar mi premio, pero unas telas sobre el mismo me alarmaron un instante.
- Un aldeano… Diablos… - otra vez había matado a alguien - Acaso esta gente no entiende que el bosque de la bruja es peligroso???? - volvia a refunfuñar huraña mientras desactivaba el mecanismo para instalarlo nuevamente y que el pedazo de carne cayera al suelo e investigarlo mejor, la ultima vez habia sido alguien con armas, demasiadas creo, como para ir solo tras un venado.
Solo no comia humanos, cualquier otra raza era bienvenida a mi mesa. Uno aprende a comer lo que sea cuando la comida escasea.
Merida DunBroch
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
Las rutas por las que me estaba llevando el mapa por lo general eran tranquilas y con vistas grandiosas, sin embargo, al adentrarme en el mar en busca del almuerzo unos piratas camuflados en un ostentoso barco de guerra tuvieron la honradez de atacarme. No me costo demasiado terminar con sus patéticas vidas pero en el proceso había terminado herida, el barco de guerra portaba pintada en las velas el escudo de una ciudad humana por lo que tonta de mi entendí que eran amistoso y no les preste atención. Ahora gracias a ellos tengo una herida abierta en una de mis patas delanteras producto de una de las balistas que tenia equipadas el barco, todo seria mas sencillo de curar si pudiera cambiar de forma pero dado el tamaño de la herida si cambiaba a mi versión humana acabaría con un agujero en el brazo o peor aun... sin parte del brazo.
Han pasado 7 días desde que me hirieron, el dolor no me deja volar demasiado y lo mas que e podido hacer es cauterizar la herida con pequeñas descargas e intentar mantenerla limpia y libre de infecciones, apenas duermo pues tengo miedo de perder mi forma por culpa del cansancio.
Llevo los dos últimos días con la sensación de que estoy dando vueltas por el mismo bosque, mi orientación no es mala pero con tanta niebla vuelo a ciegas y no tengo forma de comprobar mi rumbo sin una mano que me permita hurgar en la mochila para sacar el mapa. Tampoco me e topado con asentamientos y a cada día que pasa hay mas riesgos de que la herida se infecte, por suerte la niebla enfría la carne y me provoca algo de alivio.
El estomago me pide alimento y yo atiendo a su llamada, comienzo a descender hacia el bosque, la niebla cada vez es mas espesa y me dificulta la visión para poder encontrar un claro donde aterrizar. Doy vueltas en descenso lento para mirar por donde vuelo, mi cola ya empieza a tocar las copas de los arboles cuando sin previo aviso el tronco de un inmenso árbol muerto aparece ante mis narices, trato de esquivarlo pero es demasiado tarde a penas e logrado virar las alas y el tronco muerto a golpeado mi costado.
Rugo ante el dolor del golpe y los pájaros que estaban posados en los arboles salen volando presas del miedo, caigo sin control hasta que el suelo me encuentra. El choque de mi cuerpo contra la tierra levanta una nube de polvo alrededor y de nueva cuenta vuelvo a rugir de forma lastimera presa del dolor que recorre mi pata.
Pasan los minutos y la tierra vuelve a asentarse en el suelo, cierro los ojos y comienzo a controlar la respiración mientras chequeo si algo mas en mi a salido lastimado. Agito la cola, muevo las patas traseras, en el cuello y la cabeza todo parece en orden, muevo y extiendo las alas a la vez que las miro comprobando que no se hayan rasgado, reviso el costado donde sufrí el golpe pero todas las escamas siguen en su sitio lo cual es buena señal. Menos mal, lo ultimo que necesito es una herida nueva. El problema ahora va ser encontrar comida, con todo el jaleo que e armado si había algo cerca tiene que haber salido corriendo.
Con un suspiro pliego las alas y me pongo de pie para comenzar a buscar alguna presa, pero lo hago con tan mala suerte que la primera pata que uso para levantarme es la que esta herida. Frustrada y con un relámpago de dolor que recorre mi cuerpo desde la pata hasta la cola vuelvo a quedar tendida en el suelo dejando escapar un leve rugido desesperante. Estupendo! eres super inteligente Reivy... estúpidos piratas.
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Habilidad racial: Transformación en Dragón
Han pasado 7 días desde que me hirieron, el dolor no me deja volar demasiado y lo mas que e podido hacer es cauterizar la herida con pequeñas descargas e intentar mantenerla limpia y libre de infecciones, apenas duermo pues tengo miedo de perder mi forma por culpa del cansancio.
Llevo los dos últimos días con la sensación de que estoy dando vueltas por el mismo bosque, mi orientación no es mala pero con tanta niebla vuelo a ciegas y no tengo forma de comprobar mi rumbo sin una mano que me permita hurgar en la mochila para sacar el mapa. Tampoco me e topado con asentamientos y a cada día que pasa hay mas riesgos de que la herida se infecte, por suerte la niebla enfría la carne y me provoca algo de alivio.
El estomago me pide alimento y yo atiendo a su llamada, comienzo a descender hacia el bosque, la niebla cada vez es mas espesa y me dificulta la visión para poder encontrar un claro donde aterrizar. Doy vueltas en descenso lento para mirar por donde vuelo, mi cola ya empieza a tocar las copas de los arboles cuando sin previo aviso el tronco de un inmenso árbol muerto aparece ante mis narices, trato de esquivarlo pero es demasiado tarde a penas e logrado virar las alas y el tronco muerto a golpeado mi costado.
Rugo ante el dolor del golpe y los pájaros que estaban posados en los arboles salen volando presas del miedo, caigo sin control hasta que el suelo me encuentra. El choque de mi cuerpo contra la tierra levanta una nube de polvo alrededor y de nueva cuenta vuelvo a rugir de forma lastimera presa del dolor que recorre mi pata.
Pasan los minutos y la tierra vuelve a asentarse en el suelo, cierro los ojos y comienzo a controlar la respiración mientras chequeo si algo mas en mi a salido lastimado. Agito la cola, muevo las patas traseras, en el cuello y la cabeza todo parece en orden, muevo y extiendo las alas a la vez que las miro comprobando que no se hayan rasgado, reviso el costado donde sufrí el golpe pero todas las escamas siguen en su sitio lo cual es buena señal. Menos mal, lo ultimo que necesito es una herida nueva. El problema ahora va ser encontrar comida, con todo el jaleo que e armado si había algo cerca tiene que haber salido corriendo.
Con un suspiro pliego las alas y me pongo de pie para comenzar a buscar alguna presa, pero lo hago con tan mala suerte que la primera pata que uso para levantarme es la que esta herida. Frustrada y con un relámpago de dolor que recorre mi cuerpo desde la pata hasta la cola vuelvo a quedar tendida en el suelo dejando escapar un leve rugido desesperante. Estupendo! eres super inteligente Reivy... estúpidos piratas.
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Última edición por Reivy Abadder el Vie Abr 13 2018, 15:40, editado 1 vez
Reivy Abadder
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
La niebla parecía densificarse conforme el sol subía, algo poco normal ya que el calor debería esparcirla por completo, sin embargo la distancia del disco dorado y espesura dinámica de las coníferas creaban un mágico e impregnado clima invernal perfecto, amaba la humedad en el ambiente abrazándome con tanto cariño, empapando mis cueros hasta estremecerme la piel, un deleite excitante. Su sola presencia en el vaho que sospechoso era casi un paisaje fotográfico sin tono alguno a mis ojos, sin pigmentos ni saturaciones, una imagen que carecía de adjetivos y emociones, algo abstracto no abstracto, inimaginable y claro, no tenia forma de explicarlo pero podía ver hasta las pequeñas ramas caídas en el suelo y así esquivarlas, mañanas como estas me hacían sentir vidente otra vez, permitiéndome el optimismo.
- Si no encuentro nada en las otras trampas tendré que caer en lo que tengo... - pensé en aquel aldeano por un instante - otra vez.. - aquella simple idea me desagradaba bastante, no seria la primera vez que me alimentase de un humano pero por alguna razón me hacia sentir totalmente despreciable, era un taboo que mi mente no perdonaba tan fácil y terminaba por repudiarme días, incluso semanas, vomitando y adolorida con unos cólicos infernales que parecían querer matarme de castigo.
La quinta con cuerdas tensadas, la sexta con el clavo en su lugar, la séptima con el tronco recogido, aun nada; faltaban varias y me volvía creyente rogando a los Dioses algo de comer.
De repente un fuerte estruendo hizo temblar el suelo cerca mio al punto de quitarme el equilibrio por un instante, no lo esperaba.
Un ser de gran tamaño cayo en una de las altas trampas dirigiéndose a la red de caza de animales de buen tamaño "Comida! Al fin!!!" y ahora intentaba recuperar paso y vuelo sin mucho éxito, el pobre desconocía el nido de víbora donde estaba sumergido. Un circuito de tretas conducían cualquier cosa que volase a este punto, y si jugaba bien mis cartas, no tendría que cenar humano esta noche.
Apresure el paso sigilosamente, con ayuda de la niebla, mi mejor amiga, compañera y cómplice, hice peso líquido en alguna de las cuerdas sobre la criatura, y ablande la tierra bajo las cuñas que sujetaban varios tensores. En cuestión de segundos una lluvia de flechas de acero con púas ascendentes y cuerdas a los culatines se dispararon sobre la bestia a gran velocidad, distrayendo su atención de las mismas una lluvia de piedras organizada caerían sobre su espalda y cabeza y finalmente dos troncos lo golpearían de los costados; tenia unas cuantas cuerdas mas en mi brazo y densifique aun mas la humedad a su alrededor para que le costase encontrar oxigeno en el aire, pronto no habría a su alrededor nada que respirar. Una coordinación perfecta de magia y estrategia militar que tenia ensayado por años, algo en lo que ya no había error de calculo, de tiempo "Lu estaría orgullosa si me viera.. jajaja lo que hace el hambre..." pienso mientras una enorme sonrisa se dibuja en mi rostro.
Mi presencia no es necesaria, ser una esencia asesina es mi especialidad, quien yo soy en mi hogar, en Mi bosque. La carne de reptil era mas dura que la de otros animales como los mamiferos, pero a estas alturas ya no estaba en plan de ser tan prejuiciosa.
- Seras mi décimo quinta criatura colosal, precioso... - susurre entre dientes.
- Si no encuentro nada en las otras trampas tendré que caer en lo que tengo... - pensé en aquel aldeano por un instante - otra vez.. - aquella simple idea me desagradaba bastante, no seria la primera vez que me alimentase de un humano pero por alguna razón me hacia sentir totalmente despreciable, era un taboo que mi mente no perdonaba tan fácil y terminaba por repudiarme días, incluso semanas, vomitando y adolorida con unos cólicos infernales que parecían querer matarme de castigo.
La quinta con cuerdas tensadas, la sexta con el clavo en su lugar, la séptima con el tronco recogido, aun nada; faltaban varias y me volvía creyente rogando a los Dioses algo de comer.
De repente un fuerte estruendo hizo temblar el suelo cerca mio al punto de quitarme el equilibrio por un instante, no lo esperaba.
Un ser de gran tamaño cayo en una de las altas trampas dirigiéndose a la red de caza de animales de buen tamaño "Comida! Al fin!!!" y ahora intentaba recuperar paso y vuelo sin mucho éxito, el pobre desconocía el nido de víbora donde estaba sumergido. Un circuito de tretas conducían cualquier cosa que volase a este punto, y si jugaba bien mis cartas, no tendría que cenar humano esta noche.
Apresure el paso sigilosamente, con ayuda de la niebla, mi mejor amiga, compañera y cómplice, hice peso líquido en alguna de las cuerdas sobre la criatura, y ablande la tierra bajo las cuñas que sujetaban varios tensores. En cuestión de segundos una lluvia de flechas de acero con púas ascendentes y cuerdas a los culatines se dispararon sobre la bestia a gran velocidad, distrayendo su atención de las mismas una lluvia de piedras organizada caerían sobre su espalda y cabeza y finalmente dos troncos lo golpearían de los costados; tenia unas cuantas cuerdas mas en mi brazo y densifique aun mas la humedad a su alrededor para que le costase encontrar oxigeno en el aire, pronto no habría a su alrededor nada que respirar. Una coordinación perfecta de magia y estrategia militar que tenia ensayado por años, algo en lo que ya no había error de calculo, de tiempo "Lu estaría orgullosa si me viera.. jajaja lo que hace el hambre..." pienso mientras una enorme sonrisa se dibuja en mi rostro.
Mi presencia no es necesaria, ser una esencia asesina es mi especialidad, quien yo soy en mi hogar, en Mi bosque. La carne de reptil era mas dura que la de otros animales como los mamiferos, pero a estas alturas ya no estaba en plan de ser tan prejuiciosa.
- Seras mi décimo quinta criatura colosal, precioso... - susurre entre dientes.
Merida DunBroch
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
Me pregunto si vivirá alguien cerca. Debería tratar de moverme y ver que encuentro pero estoy tan cansada, un descanso solo uno pequeñito una horita para recuperar fuerzas... Cierro los ojos y trato de dormir pero no puedo conciliar el sueño, pensamientos sobre mis padre inundan mi mente. ¿Estarían orgullosos de mi si supieran en que me e convertido? ¿Seguirán repudiandome? ¿Si muriera se alegrarían? y mis hermanas y hermanos... ¿Me echaran de menos? ¿Que habría echo Leo en esta situación? Las preguntas no dejan mi mente y los recuerdos tampoco, desde días aplacibles en mi viaje hasta turbulentas peleas con bandidos. Uno en particular se cobra fuerza, un día de cacería que termino en una cueva donde habían excavaciones antiguas y extraños escritos en una lengua que no entendía donde encontré a una gente todavía mas extraña en un extraño ritual que pretendía levantar a los muertos... en cuanto me vieron atacaron y al final terminaron haciéndole compañía a los muertos que pretendían levantar.
Suspiro cansada, agitada y dolorida, apenas percibo nada mas haya de unos cuantos metros de distancia. Si hubiera un ser inteligente y salvador a 5 metros de mi no seria capaz de notarlo por culpa del embotamiento de sensaciones. Poco a poco la niebla se a espesado en lugar de disiparse y empiezo a pensar que en este bosque suceden cosas raras... muy raras.
Percibo un movimiento repentino en el aire y de la nada flechas con cuerda comienzan a silbar, por instinto puro mi cuerpo comienza hacer reverberar mis pulsos eléctricos intensificandolos al punto de crear una capa sobre mi cuerpo maltrecho que hace que todas las flechas reboten y que las cuerdas se quemen. Por desgracia el manto eléctrico no es perfecto pues se renueva con los pulsos eléctricos que crea mi cuerpo de manera natural y fue en una de esas renovaciones que una de las flechas se ensarto entre dos de mis escamas. Sin mucho tiempo para reaccionar molestas piedras comenzaron a caerme encima, no es que me hicieran mucho daño pero eran molestas.
Ya me tenéis harta! primero piratas y ahora esto. Junto con mi pensamiento lanzo un colérico rugido que expande el manto protector en una onda expansiva que lanza piedras, flechas y restos de cuerda lejos de mi cuerpo. Sacudo la cabeza y muevo la cola iracunda, giro en redondo sobre mi y rugo de nuevo usando mi aliento elemental para despejar la niebla en el radio de los cuatro metros que mide mi cuerpo justo para ver como pretende caer un par de troncos contra mi. Ni lo sueñes, hoy no moriré aquí. Con la velocidad de la luz que caracteriza a todo rayo lanzo un par de proyectiles que impactan contra la madera desviándolos e incendiándolos.
-Que vengan, vamos! salir de donde quiera que esteis, os haré trizas! -O por lo menos eso habría dicho de poder hablar, pero lo único que salio de mi boca fueron rugidos y chillidos que soltaba mi garganta.
Suspiro cansada, agitada y dolorida, apenas percibo nada mas haya de unos cuantos metros de distancia. Si hubiera un ser inteligente y salvador a 5 metros de mi no seria capaz de notarlo por culpa del embotamiento de sensaciones. Poco a poco la niebla se a espesado en lugar de disiparse y empiezo a pensar que en este bosque suceden cosas raras... muy raras.
Percibo un movimiento repentino en el aire y de la nada flechas con cuerda comienzan a silbar, por instinto puro mi cuerpo comienza hacer reverberar mis pulsos eléctricos intensificandolos al punto de crear una capa sobre mi cuerpo maltrecho que hace que todas las flechas reboten y que las cuerdas se quemen. Por desgracia el manto eléctrico no es perfecto pues se renueva con los pulsos eléctricos que crea mi cuerpo de manera natural y fue en una de esas renovaciones que una de las flechas se ensarto entre dos de mis escamas. Sin mucho tiempo para reaccionar molestas piedras comenzaron a caerme encima, no es que me hicieran mucho daño pero eran molestas.
Ya me tenéis harta! primero piratas y ahora esto. Junto con mi pensamiento lanzo un colérico rugido que expande el manto protector en una onda expansiva que lanza piedras, flechas y restos de cuerda lejos de mi cuerpo. Sacudo la cabeza y muevo la cola iracunda, giro en redondo sobre mi y rugo de nuevo usando mi aliento elemental para despejar la niebla en el radio de los cuatro metros que mide mi cuerpo justo para ver como pretende caer un par de troncos contra mi. Ni lo sueñes, hoy no moriré aquí. Con la velocidad de la luz que caracteriza a todo rayo lanzo un par de proyectiles que impactan contra la madera desviándolos e incendiándolos.
-Que vengan, vamos! salir de donde quiera que esteis, os haré trizas! -O por lo menos eso habría dicho de poder hablar, pero lo único que salio de mi boca fueron rugidos y chillidos que soltaba mi garganta.
Reivy Abadder
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
El animal era mucho más grande de lo que lo calcule estando quieto, pero como ya afirme, no era el primero. Las trampas se mostraron inútil, se había desecho de ellas como si de juegos para niños se trataran. Solo me quedaba la magia y la escasa energía que había en mi cuerpo. Me asuste con tanto ajetreo, las probabilidades de huir de aquel gran bicho eran también escasas, y por más valiente que quisiera mostrarme, tenía pavor de morir en aquel lugar olvidado como una hoja más caída de un árbol que a nadie le importo. Si no moría por aquel ser, moriría de hambre, por lo que decidí hacerlo merecedor de mi última voluntad y que fuera lo que los Dioses decidieran para mí.
- Necesito comer- susurre molesta y alterada, ansiosa... mordiendo a penas mi labio inferior para luego hacer rechinar los dientes. Levante ambos brazos al cielo imaginando el vigor como un líquido espeso que fluía a través de cada vena de mi cuerpo entero hacia ambas extremidades superiores, concentre toda mi energía en la punta de cada dedo, al ras de cada uña y con simples palabras constantes e ininterrumpidas, el encanto inicio.
- Nubecita, nubecita, nubecita, nubecita, nubecita, nubecita, nubecita... - susurros espontáneos que no alcanzaban los 25 dB de frecuencia sonora escaparon de mi boca a gran velocidad. Miles y miles de molécula de hidrogeno libre dispersas en el aire por la niebla comenzaron a reunirse sobre las fauces del monstruo, aprovecharía al máximo la fuerza eminentemente electrostática que fusionaba la humedad por puentes de hidrogeno densificando el O2.
"Sin aire, el lagarto gigante no viviría."
- Tengo que comer! - levante la voz sin percatarme de ello y renegué contra la criatura, sentía como mis oídos se apunaban aislándome del bosque que me rodeaba, ya no escuchaba nada, ya no sentía nada, la vida se me estaba lleno en aquel conjuro y si aquella criatura no moría pronto, la cena podría ser yo. Era una carrera donde comía o era comida, con el hambre que cargaba de días no dejaría que se escape tan fácilmente.
Sentí mis pies enterrándose en la graba, las moléculas descontroladas pasaban fervientemente a mi lado alborotando mi cabello hacia delante, hacia mi objetivo, quince segundos, dieciséis, diecisiete, dieciocho, cada uno parecía una eternidad y habían criaturas que aguantaban la respiración por más de uno o dos minutos. -Ya muerete! -
Los brazos comenzaron a temblar y se sentían entumecidos, las piernas ya no estaban ahí, ya no tenían fuerza ni como para sostenerme, una fuerte determinación y voluntad me mantenía erguida.
Al cabo de cuarenta y cinco segundos, perdí el conocim
iento y mi cuerpo cayó de espaldas desplomándose en el suelo. Estaba exhausta, hambrienta y desolada. Un minuto no logré.- Necesito comer- susurre molesta y alterada, ansiosa... mordiendo a penas mi labio inferior para luego hacer rechinar los dientes. Levante ambos brazos al cielo imaginando el vigor como un líquido espeso que fluía a través de cada vena de mi cuerpo entero hacia ambas extremidades superiores, concentre toda mi energía en la punta de cada dedo, al ras de cada uña y con simples palabras constantes e ininterrumpidas, el encanto inicio.
- Nubecita, nubecita, nubecita, nubecita, nubecita, nubecita, nubecita... - susurros espontáneos que no alcanzaban los 25 dB de frecuencia sonora escaparon de mi boca a gran velocidad. Miles y miles de molécula de hidrogeno libre dispersas en el aire por la niebla comenzaron a reunirse sobre las fauces del monstruo, aprovecharía al máximo la fuerza eminentemente electrostática que fusionaba la humedad por puentes de hidrogeno densificando el O2.
"Sin aire, el lagarto gigante no viviría."
- Tengo que comer! - levante la voz sin percatarme de ello y renegué contra la criatura, sentía como mis oídos se apunaban aislándome del bosque que me rodeaba, ya no escuchaba nada, ya no sentía nada, la vida se me estaba lleno en aquel conjuro y si aquella criatura no moría pronto, la cena podría ser yo. Era una carrera donde comía o era comida, con el hambre que cargaba de días no dejaría que se escape tan fácilmente.
Sentí mis pies enterrándose en la graba, las moléculas descontroladas pasaban fervientemente a mi lado alborotando mi cabello hacia delante, hacia mi objetivo, quince segundos, dieciséis, diecisiete, dieciocho, cada uno parecía una eternidad y habían criaturas que aguantaban la respiración por más de uno o dos minutos. -Ya muerete! -
Los brazos comenzaron a temblar y se sentían entumecidos, las piernas ya no estaban ahí, ya no tenían fuerza ni como para sostenerme, una fuerte determinación y voluntad me mantenía erguida.
Al cabo de cuarenta y cinco segundos, perdí el conocim
Merida DunBroch
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
Espero ferviente y ansiosa a que aparezcan mis atacantes, dispuesta a reventar tímpanos y comprimir pulmones con mi magia pero en lugar de ver a los enemigos me veo sorprendida por una burbuja de agua que ata mi boca y tapa las fosas nasales. ¿Pero que? tienen brujos en el grupo... eso complica mucho las cosas, Ja! pagaran cara mi muerte si aquí tengo que terminar mi vida. Agito la cabeza de un lado a otro tratando de sacarme el agua de encima, bato las alas creando ráfagas de aire pero el hechizo persiste.
Tengo que encontrar la fuente de la magia si no quiero morir ahogada, miro a mi alrededor buscando sin éxito al conjurador, los ojos no perciben nada pero mis oídos captan un grito famélico entre las coníferas.
¿Dijo comer? Aquella frase me deja por completo desconcertada, muevo la cabeza siguiendo el sonido y lo que descubro me deja boca-abierta (si es que pudiera abrirla.) Una muchacha que no tendrá mas de 20 años, pelirroja y desaliñada, con los ojos cegados por una fea cicatriz que le a dejado marcado el rostro de por vida. El conjuro la esta dejando exhausta, los brazos le tiemblan y las piernas le flaquean. A este paso no durara mucho. Dicho y echo, los segundos pasaron y la chica callo desplomada al suelo, si hubiera desatado todo su potencial la que hubiera caído habría sido yo pero ese no fue el caso.
Suspiro aliviada cuando el agua se desprende de mi cara, camino los escasos metros que nos separan y curiosa por saber si esta muerta o no la toco con el hocico. La joven no se mueve pero respira lentamente y lentamente la niebla que rodeaba el lugar se comienza a disipar, con esto quedaba claro que era ella quien la manipulaba. Sin mucha cortesia decido dejarla donde a quedado tirada y dedico unos minutos a despejar el lugar de las piedras y flechas que estaban desperdigas por la zona, un zarpado por aquí y unos aleteos por haya y el área queda limpia, con cada movimiento la flecha que sigue clavada entre mis escamas me provoca un dolor punzante, trato de sacármela rascándome con la pata trasera y usando los dientes pero no llego.
Termino por darme por vencida con la maldita estaca metálica, descuelgo sin cuidado los troncos chamuscados que antes intentaban golpearme y con facilidad los convierto en abundante madera para hacer una hoguera, con una pequeña descarga que sale de mis cuernos le prendo fuego a la leña y es entonces cuando vuelvo a por el cuerpo de la muchacha.
Con sumo cuidado la levanto mordiendo sus ropas, el fuerte olor que desprende producto de no haberse lavado en mucho tiempo impregna mis fosas nasales, por reflejo resoplo tratando de sacar el aroma de mi nariz pero es inútil. Tumbo a la bruja junto al fuego y con un sencillo movimiento me saco la mochila del cuello y la dejo cerca de ella, a causa de mi tamaño no e podido tocar la comida que hay dentro pero la pelirroja debería ser capaz de encontrar el queso y la carne seca que llevo siempre conmigo.
Me tumbo cansada al otro lado de la hoguera dejando esta justo en medio de las dos, aunque debido a mi tamaño la punta de mi cola se queda a escasos centímetros de la humana. La herida de mi pata vuelve a reclamarme como si tuviera vida propia y quisiera hacer entender que sigue ahí, a terminado sucia producto de la revuelta y ahora con la adrenalina a nivel normales la maldita vuelve a molestar. Con cuidado soplo para sacar el polvo y le doy pequeñas lamidas para limpiar los restos, siguiendo la rutina le aplico pequeñas descargas tratando de sanarla, el proceso es doloroso pero no me queda otra alternativa. Si tan solo pudiera alcanzar los ungüentos que hay en mi mochila todo seria mas sencillo. Dejo caer la cabeza en el suelo y contemplo con detalle a la chica. ¿Cual sera tu historia? Despierta pequeña, eres joven para morir.
Tengo que encontrar la fuente de la magia si no quiero morir ahogada, miro a mi alrededor buscando sin éxito al conjurador, los ojos no perciben nada pero mis oídos captan un grito famélico entre las coníferas.
¿Dijo comer? Aquella frase me deja por completo desconcertada, muevo la cabeza siguiendo el sonido y lo que descubro me deja boca-abierta (si es que pudiera abrirla.) Una muchacha que no tendrá mas de 20 años, pelirroja y desaliñada, con los ojos cegados por una fea cicatriz que le a dejado marcado el rostro de por vida. El conjuro la esta dejando exhausta, los brazos le tiemblan y las piernas le flaquean. A este paso no durara mucho. Dicho y echo, los segundos pasaron y la chica callo desplomada al suelo, si hubiera desatado todo su potencial la que hubiera caído habría sido yo pero ese no fue el caso.
Suspiro aliviada cuando el agua se desprende de mi cara, camino los escasos metros que nos separan y curiosa por saber si esta muerta o no la toco con el hocico. La joven no se mueve pero respira lentamente y lentamente la niebla que rodeaba el lugar se comienza a disipar, con esto quedaba claro que era ella quien la manipulaba. Sin mucha cortesia decido dejarla donde a quedado tirada y dedico unos minutos a despejar el lugar de las piedras y flechas que estaban desperdigas por la zona, un zarpado por aquí y unos aleteos por haya y el área queda limpia, con cada movimiento la flecha que sigue clavada entre mis escamas me provoca un dolor punzante, trato de sacármela rascándome con la pata trasera y usando los dientes pero no llego.
Termino por darme por vencida con la maldita estaca metálica, descuelgo sin cuidado los troncos chamuscados que antes intentaban golpearme y con facilidad los convierto en abundante madera para hacer una hoguera, con una pequeña descarga que sale de mis cuernos le prendo fuego a la leña y es entonces cuando vuelvo a por el cuerpo de la muchacha.
Con sumo cuidado la levanto mordiendo sus ropas, el fuerte olor que desprende producto de no haberse lavado en mucho tiempo impregna mis fosas nasales, por reflejo resoplo tratando de sacar el aroma de mi nariz pero es inútil. Tumbo a la bruja junto al fuego y con un sencillo movimiento me saco la mochila del cuello y la dejo cerca de ella, a causa de mi tamaño no e podido tocar la comida que hay dentro pero la pelirroja debería ser capaz de encontrar el queso y la carne seca que llevo siempre conmigo.
Me tumbo cansada al otro lado de la hoguera dejando esta justo en medio de las dos, aunque debido a mi tamaño la punta de mi cola se queda a escasos centímetros de la humana. La herida de mi pata vuelve a reclamarme como si tuviera vida propia y quisiera hacer entender que sigue ahí, a terminado sucia producto de la revuelta y ahora con la adrenalina a nivel normales la maldita vuelve a molestar. Con cuidado soplo para sacar el polvo y le doy pequeñas lamidas para limpiar los restos, siguiendo la rutina le aplico pequeñas descargas tratando de sanarla, el proceso es doloroso pero no me queda otra alternativa. Si tan solo pudiera alcanzar los ungüentos que hay en mi mochila todo seria mas sencillo. Dejo caer la cabeza en el suelo y contemplo con detalle a la chica. ¿Cual sera tu historia? Despierta pequeña, eres joven para morir.
Reivy Abadder
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
La helada veta me albergaba y mi cuerpo parecía comenzar a alimentarse de la poca humedad que este y el aire le conferian para reponer la energía que la magia había agotado, aun que no era el medio mas efectivo para ello.
Esta no era la primera vez que quedaba sumamente agotada, esta vorágine de inexistencia ya la conocia perfectamente, estaba muerta pero viva, estaba y no estaba. Mi mente, padecía una inconsciencia que iba mucho más lejos que un estado de coma o símil, una función cerebral más allá de lo básico. Mi esencia se conectaba con el infinito; estaba inconsciente, pero todos mis sentidos seguían funcionando: pedía oír, oler y sentir el tacto de aquella criatura trasladandome, pero no había reacción alguna.
Poco a poco mi cabeza comenzaba a retomar sus funciones normales conforme el organismo volvía a normalizarse por la energía calorica recibida de aquellas llamas cortesía de la bestia, pero mucho mas que eso haría falta para que cada musculo pudiese funcionar de forma correcta, aquel lumbre era el único mana ayudandome de alguna manera a acelerar mi metabolismo, pero el resto de mi cuerpo ya había entrado en un estado de "digestión interna” hace un día, cada célula rompía proteínas y liberaban aminoácidos al flujo sanguineo, desesperada por la glucosa que el hígado haría con ellos. Un clásico y pretencioso cerebro. Me repondría de ello, pero no tan pronto como se esperase.
Solo las funciones autonómicas como la respiración, el ritmo cardiaco o la regulación de la temperatura estaban conservadas, cualquier otra se vio interrumpida por mas de dos horas, tres, cuatro y sin señal alguna de recuperación.
Al caer lentamente la noche, progresivamente, el ritmo vigilia-sueño comenzaba a acelerarse, es decir, alternar períodos en los que "no existía" con períodos de “sueño”, poco a poco la nada fue convirtiéndose en manchas y, las manchas en imágenes. Aun no me movía, pero ya proyectaba escenas enterradas en mi memoria, recuerdos muy enterrados en mi subconsciente.
El rostro de mi madre fue uno de los primeros que pude reconocer y avistaba tan cercano como si lo viese a través de un aumento en cámara lenta. Su pálida tes llena de marcas del tiempo y sombras densas entonando arrugas, bolsas moradas bajo los grandes y saltones ojos cansados, una ligera hilera de imperceptibles pestañas finas y quebradizas que protegían aquel globo blanco colmado por la presencia de pequeños vasos sanguíneos hinchados y dilatados, dándole una suave tonalidad rojiza y, el iris con la pupila, enfocados en mi, en mis ojos pequeños, mirandome, como un gran espejo en una pequeña canica, una mirada que carecía de pretensiones, de juicios y maldad, una mirada como la que en muchos años deje de ver.
Involuntario tambien, mi respiracion se agito y parecia sollosar.
Esta no era la primera vez que quedaba sumamente agotada, esta vorágine de inexistencia ya la conocia perfectamente, estaba muerta pero viva, estaba y no estaba. Mi mente, padecía una inconsciencia que iba mucho más lejos que un estado de coma o símil, una función cerebral más allá de lo básico. Mi esencia se conectaba con el infinito; estaba inconsciente, pero todos mis sentidos seguían funcionando: pedía oír, oler y sentir el tacto de aquella criatura trasladandome, pero no había reacción alguna.
Poco a poco mi cabeza comenzaba a retomar sus funciones normales conforme el organismo volvía a normalizarse por la energía calorica recibida de aquellas llamas cortesía de la bestia, pero mucho mas que eso haría falta para que cada musculo pudiese funcionar de forma correcta, aquel lumbre era el único mana ayudandome de alguna manera a acelerar mi metabolismo, pero el resto de mi cuerpo ya había entrado en un estado de "digestión interna” hace un día, cada célula rompía proteínas y liberaban aminoácidos al flujo sanguineo, desesperada por la glucosa que el hígado haría con ellos. Un clásico y pretencioso cerebro. Me repondría de ello, pero no tan pronto como se esperase.
Solo las funciones autonómicas como la respiración, el ritmo cardiaco o la regulación de la temperatura estaban conservadas, cualquier otra se vio interrumpida por mas de dos horas, tres, cuatro y sin señal alguna de recuperación.
Al caer lentamente la noche, progresivamente, el ritmo vigilia-sueño comenzaba a acelerarse, es decir, alternar períodos en los que "no existía" con períodos de “sueño”, poco a poco la nada fue convirtiéndose en manchas y, las manchas en imágenes. Aun no me movía, pero ya proyectaba escenas enterradas en mi memoria, recuerdos muy enterrados en mi subconsciente.
El rostro de mi madre fue uno de los primeros que pude reconocer y avistaba tan cercano como si lo viese a través de un aumento en cámara lenta. Su pálida tes llena de marcas del tiempo y sombras densas entonando arrugas, bolsas moradas bajo los grandes y saltones ojos cansados, una ligera hilera de imperceptibles pestañas finas y quebradizas que protegían aquel globo blanco colmado por la presencia de pequeños vasos sanguíneos hinchados y dilatados, dándole una suave tonalidad rojiza y, el iris con la pupila, enfocados en mi, en mis ojos pequeños, mirandome, como un gran espejo en una pequeña canica, una mirada que carecía de pretensiones, de juicios y maldad, una mirada como la que en muchos años deje de ver.
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Merida DunBroch
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
Las horas pasan y la muchacha no despierta, agito la cola inquieta el estomago me ruge, cada tanto voy avivando el fuego para que no se apague y en vista de que la chica no recupera la consciencia me pongo en pie para buscar agua. No a pasado nada por aquí en un buen rato, si la dejo sola no tiene porque pasar nada. Comienzo a caminar con cuidado por el bosque buscando un rió o algún lago cercano, el aire me trae el sonido de un murmullo de agua y siguiéndolo encuentro una pequeña cascada que desagota en un lago congelado, la capa de hielo es fina y a través de ella se pueden ver pequeños peces nadando tranquilos confiados de la seguridad que les da el hielo. Con la cola y sin esfuerzo doy un golpe al agua solida que se rompe como cristal, el agua esta fría y noto como va refrescando mi garganta mientras recorre la traquea hasta llegar al estomago. Si fuera humana pescaría a los pececillos con caña pero como no lo soy tengo otros métodos y usando la cola rompehielos meto la punta en el agua dando una descarga que atonta a los peces. Jeje tengo una herramienta multiusos. Los animales comienzan a flotar por el agua y yo ni corta ni perezosa los recojo con la boca como si fuera una red.
Con la mandíbula llena retorno mi camino hacia la hoguera, la niña sigue en su sitio y no hay señales de mejora, escupo el pescado cerca del fuego y doy otra vuelta por las cercanías para recolectar unas cuantas piedras planas, juntar las piedras era lo de menos lo complicado empezaba cuando tenia que alinearlas junto a la fuente de calor. ¿Porque no tendré pulgares? con torpeza y tiempo consigo colocar las piedras y luego los pescados encima de ellas, una vez mas el tamaño juega en mi contra, la cena podría haberse cocinado mejor si hubiera podido empalar los peces en unas estacas pero sin pulgares y con mi envergadura se volvía una tarea imposible.
La noche empieza a caer y las temperaturas descienden, el alimento esta casi listo y las heridas siguen doliendo cuando la pelirroja empieza a sollozar. Tumbada desde el otro lado de la hoguera muevo la cola y le toco los pies viendo a ver si despierta.
Con la mandíbula llena retorno mi camino hacia la hoguera, la niña sigue en su sitio y no hay señales de mejora, escupo el pescado cerca del fuego y doy otra vuelta por las cercanías para recolectar unas cuantas piedras planas, juntar las piedras era lo de menos lo complicado empezaba cuando tenia que alinearlas junto a la fuente de calor. ¿Porque no tendré pulgares? con torpeza y tiempo consigo colocar las piedras y luego los pescados encima de ellas, una vez mas el tamaño juega en mi contra, la cena podría haberse cocinado mejor si hubiera podido empalar los peces en unas estacas pero sin pulgares y con mi envergadura se volvía una tarea imposible.
La noche empieza a caer y las temperaturas descienden, el alimento esta casi listo y las heridas siguen doliendo cuando la pelirroja empieza a sollozar. Tumbada desde el otro lado de la hoguera muevo la cola y le toco los pies viendo a ver si despierta.
Reivy Abadder
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
Saltaba entre nubes de imágenes, entre su rostro, su cabello, la textura de su piel, sus manos sujetando las mías, sus suaves y adorables caricias que parecían tan cercanas como si ni un día hubiera transcurrido desde aquellos glorioso días donde era su mimada niña.
Una sensación cálida y abrazadora parecía estar protegiéndome de todo mal que pudiese acercarse a mis recuerdos, como si fuera su alma quien hubiera venido a mi rescate. Dependía de ella, me aferraba con desesperación a lo poco que albergaba de su esencia, muchas veces no quería reconocerlo, pero estaba muy lejos de aceptar todo lo que había pasado y dejarla ir.
Entonces un ligero cosquilleo en la planta de mis pies pareció distraerme, cada imagen, cada sensación, cada partícula existencial del instante se alejó desapareciendo como si nunca hubiese existido y volvía a aquella nada existencial, fría, incomoda y angustiante. Un velo tan deprimente que estaba lejos de mis presencias. Despertar es entonces solo mi opción, sino mi escape.
Abrí los ojos con cuidado, esperando a que mis pupilas levemente se acostumbren a la luz que debían filtrar para crear una visión adecuada. Estaba algo vertiginosa, mi cabeza parecía reposar inquieta, como si estuviese montada en una especie de péndulo, una percepción muy horrible de la realidad que vivía, esa realidad que llamo mi atención por un instante sin siquiera pensar o hacer memoria del por qué estaba allí, estaba más preocupada por las luces apagadas. Trate de sentarme como podía lidiando con la cabeza que parecía partirse en dos, apenas apoyada en las manos. El ambiente no estaba suficientemente húmedo como para que pudiera ver o detectar nada, por lo que necesitaba crear más moléculas de hidrogeno con urgencia.
- Suave, suave, suave brisa tranquila tranquila... Suave, suave, suave brisa tranquila tranquila tranquila... - susurraba entre jadeos, no podía respirar cómodamente, por lo que hablar era una tarea difícil, más aun mover manos y piernas.
Poco a poco fui emanando las partículas necesarias para los enlaces covalentes, densificando así el aire a mi alrededor, cada gota de agua suspendida en el aire empezaba a proyectarse en mi cabeza, los objetos comenzaba a mostrarse como vanos sin humedad y árboles, plantas y otros se manifestaron en mi imaginación.
Hubiera deseado que aquellos elementos familiares hubiesen sido los únicos allí.
Extralimite a mi cuerpo obligándolo a pararse evitando darle la retaguarda a mi aparente acompañante nocturno. "Cierto!!!! El reptil!!" entonces recordé que hacia allí en el suelo, el intento de captura y cómo fue que quede inconsciente, lo extraño y sin sentido en todo mi análisis fue intentar explicar no solo la situación actual, sino como era posible que aun estuviese viva.
Levante las manos frente a mi asustada y volví a intentar mi magia, dando gracias a los dioses por conservarme con vida y protegiendo esta segunda oportunidad.
- Nubecita, nubecita, nubeci... - Ni bien la energía comenzó a fluir, el mareo imposibilito que pudiera estar siquiera parada y caí sentándome en el suelo. "Diablos!!! No reaccionan, mis piernas, mis brazos.. Estoy muy agotada!!!" luego un fuerte y estrepitoso gruñido pareció rajar las paredes de mi estómago por el hambre y por simple reflejo me abrase a mí misma por encima del vientre y me incline hacia adelante apoyando mis cabellos en el suelo. "Que mal momento para palidecer".
Una sensación cálida y abrazadora parecía estar protegiéndome de todo mal que pudiese acercarse a mis recuerdos, como si fuera su alma quien hubiera venido a mi rescate. Dependía de ella, me aferraba con desesperación a lo poco que albergaba de su esencia, muchas veces no quería reconocerlo, pero estaba muy lejos de aceptar todo lo que había pasado y dejarla ir.
Entonces un ligero cosquilleo en la planta de mis pies pareció distraerme, cada imagen, cada sensación, cada partícula existencial del instante se alejó desapareciendo como si nunca hubiese existido y volvía a aquella nada existencial, fría, incomoda y angustiante. Un velo tan deprimente que estaba lejos de mis presencias. Despertar es entonces solo mi opción, sino mi escape.
Abrí los ojos con cuidado, esperando a que mis pupilas levemente se acostumbren a la luz que debían filtrar para crear una visión adecuada. Estaba algo vertiginosa, mi cabeza parecía reposar inquieta, como si estuviese montada en una especie de péndulo, una percepción muy horrible de la realidad que vivía, esa realidad que llamo mi atención por un instante sin siquiera pensar o hacer memoria del por qué estaba allí, estaba más preocupada por las luces apagadas. Trate de sentarme como podía lidiando con la cabeza que parecía partirse en dos, apenas apoyada en las manos. El ambiente no estaba suficientemente húmedo como para que pudiera ver o detectar nada, por lo que necesitaba crear más moléculas de hidrogeno con urgencia.
- Suave, suave, suave brisa tranquila tranquila... Suave, suave, suave brisa tranquila tranquila tranquila... - susurraba entre jadeos, no podía respirar cómodamente, por lo que hablar era una tarea difícil, más aun mover manos y piernas.
Poco a poco fui emanando las partículas necesarias para los enlaces covalentes, densificando así el aire a mi alrededor, cada gota de agua suspendida en el aire empezaba a proyectarse en mi cabeza, los objetos comenzaba a mostrarse como vanos sin humedad y árboles, plantas y otros se manifestaron en mi imaginación.
Hubiera deseado que aquellos elementos familiares hubiesen sido los únicos allí.
Extralimite a mi cuerpo obligándolo a pararse evitando darle la retaguarda a mi aparente acompañante nocturno. "Cierto!!!! El reptil!!" entonces recordé que hacia allí en el suelo, el intento de captura y cómo fue que quede inconsciente, lo extraño y sin sentido en todo mi análisis fue intentar explicar no solo la situación actual, sino como era posible que aun estuviese viva.
Levante las manos frente a mi asustada y volví a intentar mi magia, dando gracias a los dioses por conservarme con vida y protegiendo esta segunda oportunidad.
- Nubecita, nubecita, nubeci... - Ni bien la energía comenzó a fluir, el mareo imposibilito que pudiera estar siquiera parada y caí sentándome en el suelo. "Diablos!!! No reaccionan, mis piernas, mis brazos.. Estoy muy agotada!!!" luego un fuerte y estrepitoso gruñido pareció rajar las paredes de mi estómago por el hambre y por simple reflejo me abrase a mí misma por encima del vientre y me incline hacia adelante apoyando mis cabellos en el suelo. "Que mal momento para palidecer".
Merida DunBroch
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
El aire comenzó a densificarse poco a poco, por suerte el fuego ardía fuerte y la humedad no era suficiente para apagarlo, si la muchacha era capaz de hacer eso luego del desmayo significaba que se había recuperado rápido... aunque claro, solo lo parecía. Mmm parece asustada, ¿pero quien no lo estaría ante alguien como yo? ¿y que diantres es eso de las nubecitas? Las energías le duraron un instante, un suspiro apenas notorio que le dio el tiempo suficiente para volver a caer de culo en el suelo y hacer renegar de hambre a su estomago. ¿Cuanto tiempo llevara sin comer? Mi cola se agita instintiva por la preocupación hacia el pobre ser vivo que tenia delante, me muevo en el sitio y con la pata buena estiro mi garra y le lanzo uno de los pescados que vuela por encima de la hoguera hasta caer sobre la cabeza de la chica, no puedo sino reírme al verla con el pescado encima... si es que se le puede llamar risa a un gorgoteante rugido que podría significar de todo menos diversión. ¿Espero que no se le chamusque el pelo?
El pescado no era santo de mi devoción pero prefería eso a rajar mi mochila para buscar el queso y la cecina seca que había dentro. Con los modales que preceden a toda bestia, osea ninguno, comienzo a comer los pescados asados. En comparación a mi tamaño son pequeños y apenas parecen un dulce, pero para un ser humano un par de ellos bastarían para llenar la tripa. Los mastico despacio haciendo tiempo para que parezca que es mas comida de la que aparenta y aunque en su totalidad la cena resultaría satisfactoria por la cantidad que había la realidad para mi era deprimente pues siempre me sentía mucho mas satisfecha cuando podía cazar una gran presa y llenarme la boca con su jugosa carne. Lo que daría por una vaca o un ciervo bien suculento.
Como aquella vez en la que ayude a un poblado a disminuir la población de jabalís de su zona, eso si que fue un banquete digno de un rey. Suspiro mientras mastico el vano pescado al recordar la ingesta cantidad de cerdo que comí. Aquello fue en un día de primavera, como siempre siguiendo una de las rutas del mapa, primero vinieron los gritos de terror cuando los aldeanos me vieron llegar, luego las suplicas y ruegos por la ayuda, después la enriquecedora cacería de nada mas que quince jabatos y por ultimo el fantástico banquete en donde di buena cuenta de 6 de ellos. Que días aquellos, algún día tengo que volver allí. Con el ultimo pensamiento de aquel recuerdo escupo una de las espinas al fuego y recojo otra de la roca con mi bífida lengua. Espero que se le pase pronto el susto y se me acerque aunque sea por curiosidad, necesito que me cure la pata y me saque la estúpida flecha del lomo.
El pescado no era santo de mi devoción pero prefería eso a rajar mi mochila para buscar el queso y la cecina seca que había dentro. Con los modales que preceden a toda bestia, osea ninguno, comienzo a comer los pescados asados. En comparación a mi tamaño son pequeños y apenas parecen un dulce, pero para un ser humano un par de ellos bastarían para llenar la tripa. Los mastico despacio haciendo tiempo para que parezca que es mas comida de la que aparenta y aunque en su totalidad la cena resultaría satisfactoria por la cantidad que había la realidad para mi era deprimente pues siempre me sentía mucho mas satisfecha cuando podía cazar una gran presa y llenarme la boca con su jugosa carne. Lo que daría por una vaca o un ciervo bien suculento.
Como aquella vez en la que ayude a un poblado a disminuir la población de jabalís de su zona, eso si que fue un banquete digno de un rey. Suspiro mientras mastico el vano pescado al recordar la ingesta cantidad de cerdo que comí. Aquello fue en un día de primavera, como siempre siguiendo una de las rutas del mapa, primero vinieron los gritos de terror cuando los aldeanos me vieron llegar, luego las suplicas y ruegos por la ayuda, después la enriquecedora cacería de nada mas que quince jabatos y por ultimo el fantástico banquete en donde di buena cuenta de 6 de ellos. Que días aquellos, algún día tengo que volver allí. Con el ultimo pensamiento de aquel recuerdo escupo una de las espinas al fuego y recojo otra de la roca con mi bífida lengua. Espero que se le pase pronto el susto y se me acerque aunque sea por curiosidad, necesito que me cure la pata y me saque la estúpida flecha del lomo.
Reivy Abadder
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
Padecía hambre mucha hambre y solo podía concentrarme en eso, había sido demasiado pedir seguir con vida pero si no me había matado hasta entonces, quizás no debería que preocuparme por ello, agotada como estaba no era más que un simple juguete o mascota entre sus garras.
Presentí entonces cuando se movió, mis sentidos no dejaban de estar alerta y levante la cabeza para intentar ponerme de pie una vez más en lo que un pescado de gran tamaño volador me tomo por sorpresa, lo había visto venir, pero el movimiento fue más rápido de lo que podía llegar a reaccionar. Me golpeo duro por la cabeza y termine acostada en el suelo una vez más con mi cabellera toda desparramada y un peso muerto sobre mí; me restaure de inmediato con una gran emoción latente, después de todo, era comida, por fin comida. No tenía idea de por qué esa cosa me alimentaba, si se podía comer o no, no lo había pescado yo y mi madre siempre me enseño no aceptar nada de extraños, pero no estaba en situaciones de rechazar aquel buen gesto por mas sospechoso que fuera, acerque mi rostro a la corteza, no olía descompuesto ni a alguna esencia extraña, no podía evitarlo, pues conservaba mis dudas al respecto pero la tentación fue mayor a mi abrí la boca grande para hundir mis dientes con fuerza desgarrando así aquella suave y aglutinante textura. No tenía buen sabor, y estaba algo crudo aun, pero era comida, gloriosa y milagrosa comida.
Cada bocado era más abrasado que el anterior, rasgaba siniedad la carne evitando las espinas y despedazaba con las manos lo que mis dientes no alcanzaban a hacer, enchastrandome con los jugos y sangre aun consistentes por la mala cocción. Baje la guardia más de lo que había previsto y eso fue mi gesto de gratitud, cuando finalmente no quedaban más que pieles gruesas, grasas frías y huesos entre mis manos, limpie mi rostro con la manga de mi vestido quitando solo cualquier vestigio de carne sobre mis mejillas enchastradas.
Solo entonces volví a concentrarme en lo que parecía ser mi salvador. Una majestuosa y apetitosa criatura de gran tamaño pero con conciencia y piedad, que razonaba como un humano, algo fortuito y deslumbrante que escapaba a mi imaginación y no conocía palabras siquiera para definirlo.
- Oye... - no se me ocurría que decirle o como comunicarme con la bestia - esto estaba crudo... puede hacerme mal. - mi tono fue áspero y frio como un regaño, y es que no se me ocurría cómo hablar con algo que no podía vociferar o comprender. - Cosa... me entiendes???- Me puse de pie e intenté acercarme al bicho muy insegura y aun tambaleante por el vértigo.
Presentí entonces cuando se movió, mis sentidos no dejaban de estar alerta y levante la cabeza para intentar ponerme de pie una vez más en lo que un pescado de gran tamaño volador me tomo por sorpresa, lo había visto venir, pero el movimiento fue más rápido de lo que podía llegar a reaccionar. Me golpeo duro por la cabeza y termine acostada en el suelo una vez más con mi cabellera toda desparramada y un peso muerto sobre mí; me restaure de inmediato con una gran emoción latente, después de todo, era comida, por fin comida. No tenía idea de por qué esa cosa me alimentaba, si se podía comer o no, no lo había pescado yo y mi madre siempre me enseño no aceptar nada de extraños, pero no estaba en situaciones de rechazar aquel buen gesto por mas sospechoso que fuera, acerque mi rostro a la corteza, no olía descompuesto ni a alguna esencia extraña, no podía evitarlo, pues conservaba mis dudas al respecto pero la tentación fue mayor a mi abrí la boca grande para hundir mis dientes con fuerza desgarrando así aquella suave y aglutinante textura. No tenía buen sabor, y estaba algo crudo aun, pero era comida, gloriosa y milagrosa comida.
Cada bocado era más abrasado que el anterior, rasgaba siniedad la carne evitando las espinas y despedazaba con las manos lo que mis dientes no alcanzaban a hacer, enchastrandome con los jugos y sangre aun consistentes por la mala cocción. Baje la guardia más de lo que había previsto y eso fue mi gesto de gratitud, cuando finalmente no quedaban más que pieles gruesas, grasas frías y huesos entre mis manos, limpie mi rostro con la manga de mi vestido quitando solo cualquier vestigio de carne sobre mis mejillas enchastradas.
Solo entonces volví a concentrarme en lo que parecía ser mi salvador. Una majestuosa y apetitosa criatura de gran tamaño pero con conciencia y piedad, que razonaba como un humano, algo fortuito y deslumbrante que escapaba a mi imaginación y no conocía palabras siquiera para definirlo.
- Oye... - no se me ocurría que decirle o como comunicarme con la bestia - esto estaba crudo... puede hacerme mal. - mi tono fue áspero y frio como un regaño, y es que no se me ocurría cómo hablar con algo que no podía vociferar o comprender. - Cosa... me entiendes???- Me puse de pie e intenté acercarme al bicho muy insegura y aun tambaleante por el vértigo.
Merida DunBroch
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
Waoo si que tenia hambre Con una mezcla de curiosidad y diversión vi comer a la niña a la vez que yo paraba de hacerlo sin darme cuenta. Los instintos primitivos parecían haber ganado la partida y la escena se me antojaba graciosa al ver como un ser humano caminaba hacia mi como si fuera un perrito hambriento con exigencias de mas comida y de mayor calidad.
Lo cierto era que por mi forma actual podía comer alimentos crudos sin problemas y que los cocina solo por gusto, pero el toque de atención de la muchacha me hizo ver que le había dado el pez que puse mas tarde al fuego. ¿Me dijo Cosa? Jajajaja no debería pero me resulta dulce como me a llamado. Igual que con el lanzamiento del pez volador volví a reír con aquel gorgoteante rugido extraño.
Con ojo clínico y como si la vida me fuera en ello mire los peces evaluando cual estaba mas cocinado, saque la lengua y palpe las partículas del aire en busca de mas información decantandome por un pez de menor tamaño pero mas echo. La chica estaba cada vez mas cerca mía y teniendo en cuenta que estaba ciega concentre una pequeña cantidad de energía en hacer que mi cuerpo dejara de producir aquellas corrientes eléctricas que tanto gustaban a mi abuelo. Lo ultimo que quiero es que le de un calambre cuando me toque... si es que me llega a tocar. Lentamente y con cuidado de no asustarla volví a moverme para acercarle la piedra con el pez, no estaba muy lejos de mi pero tampoco muy cerca de ella así que si quería seguir comiendo tendría que caminar mas. El hambre era un gran impulso pero quería comprobar cuan valiente era.
Nunca me había echo falta comunicarme con otros humanos en mi forma de dragón así que jamas me pare a pensar como hacerlo, la solución mas rápida era escribir en el suelo pero siendo ella ciega no tenia muy claro que supiera leer o a lo mejor lo pasaba por encima y lo pisaba, tampoco se me ocurrían muchas alternativas... Con una de las garras de mi pata sana escribí un SI con torpeza en el suelo, el surco fue mas profundo de lo que tenia pensado y las letras demasiado grandes y torpes. ¿Porque no seré telepata? Frustrada suspire con fuerza e hice volar la tierra y el trabajo que con esfuerzo había escrito se fue al garete. Arrrg! Gruñí desesperada a la vez que mi cola azotaba un árbol cercano y dejaba caer la nieve sobre mi cuerpo. Frio frio frio!!! Sorprendida por la caída de los copos en mi cabeza me puse de pie y sacudí mi cuerpo como si fuera un perro al que acaban de bañar.
Lo cierto era que por mi forma actual podía comer alimentos crudos sin problemas y que los cocina solo por gusto, pero el toque de atención de la muchacha me hizo ver que le había dado el pez que puse mas tarde al fuego. ¿Me dijo Cosa? Jajajaja no debería pero me resulta dulce como me a llamado. Igual que con el lanzamiento del pez volador volví a reír con aquel gorgoteante rugido extraño.
Con ojo clínico y como si la vida me fuera en ello mire los peces evaluando cual estaba mas cocinado, saque la lengua y palpe las partículas del aire en busca de mas información decantandome por un pez de menor tamaño pero mas echo. La chica estaba cada vez mas cerca mía y teniendo en cuenta que estaba ciega concentre una pequeña cantidad de energía en hacer que mi cuerpo dejara de producir aquellas corrientes eléctricas que tanto gustaban a mi abuelo. Lo ultimo que quiero es que le de un calambre cuando me toque... si es que me llega a tocar. Lentamente y con cuidado de no asustarla volví a moverme para acercarle la piedra con el pez, no estaba muy lejos de mi pero tampoco muy cerca de ella así que si quería seguir comiendo tendría que caminar mas. El hambre era un gran impulso pero quería comprobar cuan valiente era.
Nunca me había echo falta comunicarme con otros humanos en mi forma de dragón así que jamas me pare a pensar como hacerlo, la solución mas rápida era escribir en el suelo pero siendo ella ciega no tenia muy claro que supiera leer o a lo mejor lo pasaba por encima y lo pisaba, tampoco se me ocurrían muchas alternativas... Con una de las garras de mi pata sana escribí un SI con torpeza en el suelo, el surco fue mas profundo de lo que tenia pensado y las letras demasiado grandes y torpes. ¿Porque no seré telepata? Frustrada suspire con fuerza e hice volar la tierra y el trabajo que con esfuerzo había escrito se fue al garete. Arrrg! Gruñí desesperada a la vez que mi cola azotaba un árbol cercano y dejaba caer la nieve sobre mi cuerpo. Frio frio frio!!! Sorprendida por la caída de los copos en mi cabeza me puse de pie y sacudí mi cuerpo como si fuera un perro al que acaban de bañar.
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
Por un instante el sonido del bosque predomino entre nosotros; la tensión, casi podía cortarse con un cuchillo o esa es la impresión que tenía ante aquella bestia que sobrepasaba mi peso y tamaño en muchos números impresionantes.
Algo en mí me mantenía sumamente alerta de él, me gritaba que hullera mientras podía contar la historia, que de rienda libre a mi instinto de supervivencia pero decidí hacer caso omiso a las advertencias en mi cabeza y no detuve la marcha pausada. Esa cosa estaba allí, como escuchándome, como a la espera, como si de su atención, tuviese yo la exclusiva. No creí que pudiese decirme "Oye amiga... si te entiendo" pero tenía esa duda latente de todas maneras.
Entonces me percate del sonido que dejo de existir sin previo aviso y que parecía estar sujeto a mi acompañante, una especie de chirrido en el aire muy agudo, como una ligera vibración que repercutía contra la piel de aquel ser, que dejaba más que evidente su control sobre el mismo.
El bicho comenzó a moverse y pause mi andar percibiendo su nuevo rumbo; la piedra tibia con el pez llego frente a mí, unos pasos más adelante y mis piernas volvieron a avanzar impulsados por el buen olor que emanaba el suculento platillo, pero también por la curiosidad y la intriga de tan cordial respuesta inesperada. Sentía las hojas y ramas quebrándose en cada zancada, ante el canto, me incline doblando las rodillas, quedando en cunclillas para así clavar mis uñas sobre la piel escamosa, rasgarla sin mucho cuidado.
Era comida, aun tenía hambre, me abrí paso, hundí la mano en la tersa carne blanca arrancando un buen trozo y lo lleve hasta mi boca; una lluvia de sabores que no tenían descripción, la presa era tan blanda que se dejaba y desgarraba antes de que mis dientes siquiera la tocaran, y se derretía en mi boca con cara mordida, nunca había probado algo tan rico y bien cocido. O la comida estaba muy sabrosa, o tenia demasiado hambre como para poder apreciar con claridad sin nublar mi buen juicio, mi paladar quedaba sujeto a las desesperadas ansias de mi estómago por absorber nutrientes.
Bien, era más que obvio que sí, el reptil me entendía, esta presa estaba más que cocida y de no ser por la falta de condimento hubiese sido el manjar perfecto para la velada. No quitaba mis ojos de él mientras comía, este... comenzaba a moverse sin parecer tener algún sentido, tampoco es que esperara mucha lógica en lo que un animal hacia pero este parecía ser algo distinto.
- Gracias... Me salvaste, podria decirse... estoy.. - aquellas palabras eran más humillantes que un simple agradecimiento y costaban ser pronunciadas - en deuda, no tratare de matarte de nuevo... - mi voz sonaba cada vez más débil y quejosa - ok? - Balbuceé entre dientes con retórica y la boca llena - No pretendo una charla amena contigo, pero... que te retiene acá?
Algo en mí me mantenía sumamente alerta de él, me gritaba que hullera mientras podía contar la historia, que de rienda libre a mi instinto de supervivencia pero decidí hacer caso omiso a las advertencias en mi cabeza y no detuve la marcha pausada. Esa cosa estaba allí, como escuchándome, como a la espera, como si de su atención, tuviese yo la exclusiva. No creí que pudiese decirme "Oye amiga... si te entiendo" pero tenía esa duda latente de todas maneras.
Entonces me percate del sonido que dejo de existir sin previo aviso y que parecía estar sujeto a mi acompañante, una especie de chirrido en el aire muy agudo, como una ligera vibración que repercutía contra la piel de aquel ser, que dejaba más que evidente su control sobre el mismo.
El bicho comenzó a moverse y pause mi andar percibiendo su nuevo rumbo; la piedra tibia con el pez llego frente a mí, unos pasos más adelante y mis piernas volvieron a avanzar impulsados por el buen olor que emanaba el suculento platillo, pero también por la curiosidad y la intriga de tan cordial respuesta inesperada. Sentía las hojas y ramas quebrándose en cada zancada, ante el canto, me incline doblando las rodillas, quedando en cunclillas para así clavar mis uñas sobre la piel escamosa, rasgarla sin mucho cuidado.
Era comida, aun tenía hambre, me abrí paso, hundí la mano en la tersa carne blanca arrancando un buen trozo y lo lleve hasta mi boca; una lluvia de sabores que no tenían descripción, la presa era tan blanda que se dejaba y desgarraba antes de que mis dientes siquiera la tocaran, y se derretía en mi boca con cara mordida, nunca había probado algo tan rico y bien cocido. O la comida estaba muy sabrosa, o tenia demasiado hambre como para poder apreciar con claridad sin nublar mi buen juicio, mi paladar quedaba sujeto a las desesperadas ansias de mi estómago por absorber nutrientes.
Bien, era más que obvio que sí, el reptil me entendía, esta presa estaba más que cocida y de no ser por la falta de condimento hubiese sido el manjar perfecto para la velada. No quitaba mis ojos de él mientras comía, este... comenzaba a moverse sin parecer tener algún sentido, tampoco es que esperara mucha lógica en lo que un animal hacia pero este parecía ser algo distinto.
- Gracias... Me salvaste, podria decirse... estoy.. - aquellas palabras eran más humillantes que un simple agradecimiento y costaban ser pronunciadas - en deuda, no tratare de matarte de nuevo... - mi voz sonaba cada vez más débil y quejosa - ok? - Balbuceé entre dientes con retórica y la boca llena - No pretendo una charla amena contigo, pero... que te retiene acá?
Merida DunBroch
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
Parecía que el hambre había ganado la batalla a la desconfianza y el miedo, o tal vez era mas valiente de lo que aparentaba... o quizás era una mezcla de todo, solo el tiempo me diría como es el carácter de la joven pelirroja. Imitando a la muchacha me senté y di buena cuenta de otros dos peces mientras ella me hablaba.
Pues es una muy buena pregunta mi querida ciega intento de cazadora de dragones, resulta que... Hablaba en mi mente con ironía. Te contaría la historia pero no puedo hablar igual que tu no puedes ver. Hacia días que deseaba convertirme de nuevo en humana y ahora mismo lo deseaba mas que nunca. De alguna forma la chica podía ver y seguirme sin necesidad de ojos, su manera de mover la cabeza con cada uno de mis movimientos me ponía nerviosa tenia la sensación de que en cualquier momento se adelantaría a mis pasos, guiada posiblemente por el sonido o siguiendo patrones... era rara pero era lo único que tenia.
Sobre la piedra caliente solo quedaban ya las espinas del pescado y de alguna forma la pelirroja me miraba (sin mirar) expectante esperando mas. Aprovechando los movimientos que tendría que hacer para alcanzarle un nuevo pez decidí acercarme mas ella, como si se tratara de un gato asustadizo que te quieres llevar a casa, tanteando el terreno con movimientos lentos para que no escape. Entre el pescado y ella apenas hay unos pocos centímetros y entre su cena y mi mandíbula solo hay unos milímetros, reposo la cabeza tranquila sobre el suelo, extiendo mi pata malherida en paralelo a la muchacha, las garras sobrepasan su cuerpo quedando tendidas detrás de ella y la herida casi a su altura, el dolor sigue recorriendo mi extremidad de manera punzante y constante pero de alguna manera consigo aguantar las ganas de quejarme. Apenas tubo fuerzas para enfrentarse a mi... dudo mucho que pueda curarme con magia, pero por lo menos entenderá porque estoy aquí. Si tan solo se hubiera percatado de la mochila que deje a su lado, seguro que habría encontrado los ungüentos médicos.
Pues es una muy buena pregunta mi querida ciega intento de cazadora de dragones, resulta que... Hablaba en mi mente con ironía. Te contaría la historia pero no puedo hablar igual que tu no puedes ver. Hacia días que deseaba convertirme de nuevo en humana y ahora mismo lo deseaba mas que nunca. De alguna forma la chica podía ver y seguirme sin necesidad de ojos, su manera de mover la cabeza con cada uno de mis movimientos me ponía nerviosa tenia la sensación de que en cualquier momento se adelantaría a mis pasos, guiada posiblemente por el sonido o siguiendo patrones... era rara pero era lo único que tenia.
Sobre la piedra caliente solo quedaban ya las espinas del pescado y de alguna forma la pelirroja me miraba (sin mirar) expectante esperando mas. Aprovechando los movimientos que tendría que hacer para alcanzarle un nuevo pez decidí acercarme mas ella, como si se tratara de un gato asustadizo que te quieres llevar a casa, tanteando el terreno con movimientos lentos para que no escape. Entre el pescado y ella apenas hay unos pocos centímetros y entre su cena y mi mandíbula solo hay unos milímetros, reposo la cabeza tranquila sobre el suelo, extiendo mi pata malherida en paralelo a la muchacha, las garras sobrepasan su cuerpo quedando tendidas detrás de ella y la herida casi a su altura, el dolor sigue recorriendo mi extremidad de manera punzante y constante pero de alguna manera consigo aguantar las ganas de quejarme. Apenas tubo fuerzas para enfrentarse a mi... dudo mucho que pueda curarme con magia, pero por lo menos entenderá porque estoy aquí. Si tan solo se hubiera percatado de la mochila que deje a su lado, seguro que habría encontrado los ungüentos médicos.
Reivy Abadder
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
Mis palabras están surgiendo efecto frente a mis ojos, me alarme en un simple respingo pero no me moví, solo observe... intentaba comunicarse de nuevo conmigo, no solo la ausencia del sonido había sido un cambio notorio, la humedad ahora podía pegarse perfectamente en su piel que antes esta la repelía o algo parecido. Su forma, cada capa de su piel, no era un simple reptil, parecía mas un dragón que otra cosa.
- Eso te retiene.... - lo entendí sin muchos rodeos, la hermosa criatura dejo frente a mi su pata herida, con un gran trozo de madera que lo atravesaba. - Me diste de comer... Te devolveré el favor cosa...
Dejo caer al suelo los restos del pez que aun sujetaban mis manos, huesos e inmundicia se desparramaron entre hojas y tierra, limpio las falanges en mi estropajoso vestido, al igual que las palmas y con el largo de la manga refriego mi boca. Di unos dos o tres pasos esquivando las sobras, mis pies podían lastimarse al hincarme una puntilla rota, coloque ambas manos sobre la gran astilla. - Aguántate si? - sujeto con fuerza de donde logro agarrarme, clavando hasta las uñas en el leño, y empiezo a tironear con la poca energía que me quedaba. No lograba moverlo ni un centímetro.
- Aaaaaaaaaaaaaag! - grite en lo que jalaba hacia adelante, levante una pierna apoyando el pie sobre su escamosa y áspera piel para así intentar ser una palanca, pero nada, no estaba segura de poder lograrlo ni con toda mi magia repuesta. - Saaaaaaaaaaaaaaaaaal!!!!!
No estaba logrando nada - Sal! Sal! Saaaal! - di pelea dura a la pieza pero esta era mucho mas dura que yo. Cuando finalmente termine agotada, me cai a su lado y me senté recostando mi espalda por su cuerpo. - Oye cosa... perdoname...
Mi respiración había vuelto a agitarse y ahora transpiraba por los absurdos intentos de algo que nunca lograría. Y es que no era esta mi manera de hacer las cosas. Sentí como una idea comenzó a brillar en mi cabeza.
- Ya se! - me puse de pie histericamente para correr hacia la cabaña, pero no llegue a hacer treinta pasos que recordé algo y volví corriendo sin ningún coste hasta el frente del dragón esquivando malezas de gran tamaño a mi paso. Mi carrera se freno contra su gran cuerpo y coloque ambas manos sobre el dorso de su cara. - Espérame aquí si? No te vallas!!!
Volví a dar vuelta y empece la carrera una vez mas, junto conmigo la humedad en el aire se iba, dejando seco los alrededores donde ya no estaba. - Prometo volver! - grite sin mirar atrás levantando el brazo.
- Eso te retiene.... - lo entendí sin muchos rodeos, la hermosa criatura dejo frente a mi su pata herida, con un gran trozo de madera que lo atravesaba. - Me diste de comer... Te devolveré el favor cosa...
Dejo caer al suelo los restos del pez que aun sujetaban mis manos, huesos e inmundicia se desparramaron entre hojas y tierra, limpio las falanges en mi estropajoso vestido, al igual que las palmas y con el largo de la manga refriego mi boca. Di unos dos o tres pasos esquivando las sobras, mis pies podían lastimarse al hincarme una puntilla rota, coloque ambas manos sobre la gran astilla. - Aguántate si? - sujeto con fuerza de donde logro agarrarme, clavando hasta las uñas en el leño, y empiezo a tironear con la poca energía que me quedaba. No lograba moverlo ni un centímetro.
- Aaaaaaaaaaaaaag! - grite en lo que jalaba hacia adelante, levante una pierna apoyando el pie sobre su escamosa y áspera piel para así intentar ser una palanca, pero nada, no estaba segura de poder lograrlo ni con toda mi magia repuesta. - Saaaaaaaaaaaaaaaaaal!!!!!
No estaba logrando nada - Sal! Sal! Saaaal! - di pelea dura a la pieza pero esta era mucho mas dura que yo. Cuando finalmente termine agotada, me cai a su lado y me senté recostando mi espalda por su cuerpo. - Oye cosa... perdoname...
Mi respiración había vuelto a agitarse y ahora transpiraba por los absurdos intentos de algo que nunca lograría. Y es que no era esta mi manera de hacer las cosas. Sentí como una idea comenzó a brillar en mi cabeza.
- Ya se! - me puse de pie histericamente para correr hacia la cabaña, pero no llegue a hacer treinta pasos que recordé algo y volví corriendo sin ningún coste hasta el frente del dragón esquivando malezas de gran tamaño a mi paso. Mi carrera se freno contra su gran cuerpo y coloque ambas manos sobre el dorso de su cara. - Espérame aquí si? No te vallas!!!
Volví a dar vuelta y empece la carrera una vez mas, junto conmigo la humedad en el aire se iba, dejando seco los alrededores donde ya no estaba. - Prometo volver! - grite sin mirar atrás levantando el brazo.
Merida DunBroch
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
De alguna forma estábamos consiguiendo entendernos sin que yo pudiera hablar, me seguía pareciendo fascinante la forma en la que la chica podía percibir las cosas. Esquivaba la suciedad y las piedras del suelo sin ni siquiera agachar la cabeza ¿Y porque debería hacerlo? si no puede ver. La forma en la que la desconocida me llamaba me resultaba tierna y en cierta manera me conmovía "Cosa" me dice, podría acostumbrarme a ese apodo.
En el momento en que ella toco el asta rota mis pupilas menguaron hasta hacerse una pequeña rendija negra. Esto va a doler. Dicho y hecho, los tirones comenzaron y yo no pude hacer mas que apretar la mandíbula y clavar las garras en el suelo. Lanzaba pequeños gruñidos con la boca cerrada, la madera no cedía el movimiento abría la herida y dejaba brotar pequeños hilos de sangre entre las costras ya resecas. Todos los músculos estaban en tensión, podía sentir sus pies sobre mis escamas y las vibraciones que sus manos hacían en la madera al arañarla y empujarla se clavaban en cada nervio de mi pata.
La pelirroja por fin se dio por vencida y a la vez que ella se apoyaba en mi yo relajaba todo el cuerpo dando un gran suspiro que hizo que el fuego de la hoguera se moviera y ondulara siguiendo la corriente de aire.
La cosa no pintaba nada bien y cuando la vi salir corriendo pensé que todo estaba perdido, sin embargo volvió repentinamente y aunque su no visión le hizo esquivar todos los obstáculos del suelo la muchacha acabo contra mi cuerpo. Tengo que admitir que eso me hizo reír aunque el pequeño gesto que tuvo al poner su mano en mi cara me transmitió múltiples sentimiento. No quería dejarme a mi suerte, quería hallar la forma de curarme y parecía que esa no estaba con ella, también notaba caridad o deuda... no me quedo muy claro, pero lo que si notaba es que debajo de toda esa ropa roñosa y pelo estropajoso había un corazón dulce que se preocupaba por los demás bajo una fachada solitaria, ruda y demandante.
Se fue agitando el brazo y no fue hasta unos minutos después que me di cuenta de que el ambiente estaba mas seco y que mis escamas se estaban secando de una humedad de la que no me percate hasta ese momento, desde luego estaba claro que controlaba el elemento del agua ¿Sera así como percibe su entorno? Alzando la cabeza miro el cielo nocturno que estaba despejado, la luna se veía grande y blanca con unos cráteres y valles que juntos hacían el dibujo de un conejo. Mmmm conejo, rico y sabroso conejo. No como esta porquería de pescado.
Ahí me quede, gruñendo y lanzando improperios mentales a la cena, tendida en el suelo lamiendo mi herida y terminando de comer los peces que empezaban a tener un color negruzco. Esperando que mi salvadora apareciera de entre la maleza.
En el momento en que ella toco el asta rota mis pupilas menguaron hasta hacerse una pequeña rendija negra. Esto va a doler. Dicho y hecho, los tirones comenzaron y yo no pude hacer mas que apretar la mandíbula y clavar las garras en el suelo. Lanzaba pequeños gruñidos con la boca cerrada, la madera no cedía el movimiento abría la herida y dejaba brotar pequeños hilos de sangre entre las costras ya resecas. Todos los músculos estaban en tensión, podía sentir sus pies sobre mis escamas y las vibraciones que sus manos hacían en la madera al arañarla y empujarla se clavaban en cada nervio de mi pata.
La pelirroja por fin se dio por vencida y a la vez que ella se apoyaba en mi yo relajaba todo el cuerpo dando un gran suspiro que hizo que el fuego de la hoguera se moviera y ondulara siguiendo la corriente de aire.
La cosa no pintaba nada bien y cuando la vi salir corriendo pensé que todo estaba perdido, sin embargo volvió repentinamente y aunque su no visión le hizo esquivar todos los obstáculos del suelo la muchacha acabo contra mi cuerpo. Tengo que admitir que eso me hizo reír aunque el pequeño gesto que tuvo al poner su mano en mi cara me transmitió múltiples sentimiento. No quería dejarme a mi suerte, quería hallar la forma de curarme y parecía que esa no estaba con ella, también notaba caridad o deuda... no me quedo muy claro, pero lo que si notaba es que debajo de toda esa ropa roñosa y pelo estropajoso había un corazón dulce que se preocupaba por los demás bajo una fachada solitaria, ruda y demandante.
Se fue agitando el brazo y no fue hasta unos minutos después que me di cuenta de que el ambiente estaba mas seco y que mis escamas se estaban secando de una humedad de la que no me percate hasta ese momento, desde luego estaba claro que controlaba el elemento del agua ¿Sera así como percibe su entorno? Alzando la cabeza miro el cielo nocturno que estaba despejado, la luna se veía grande y blanca con unos cráteres y valles que juntos hacían el dibujo de un conejo. Mmmm conejo, rico y sabroso conejo. No como esta porquería de pescado.
Ahí me quede, gruñendo y lanzando improperios mentales a la cena, tendida en el suelo lamiendo mi herida y terminando de comer los peces que empezaban a tener un color negruzco. Esperando que mi salvadora apareciera de entre la maleza.
Reivy Abadder
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
Un árbol, otro árbol, corrí y corrí esquivándolos con suma destreza hasta llegar al trillo, más adelante estaba mi hogar y en aquel lugar lo necesario para ayudar a mi nuevo amigo. Estas eran mis tierras, mi bosque, mi territorio, y solo yo sabía cómo defenderme de todo aquí y como moverme por lugares que recorrí tantas veces, de día y de noche. La oscuridad de la noche no era un impedimento, no recordaba la luz siquiera así que vivía mi noche eterna sin tras tiempos.
Llegue hasta la cabaña destartalada que me acobijaba desde hace años pero no ingrese, al contrario, esquive las escalinatas del acceso para llegar hasta un depósito que tenía al lateral izquierdo más arriba. Una suerte de almacén para las cosas que me ayudaban a conseguir mi alimento.
Me hundí en un trastero buscando las piezas necesarias, cuerdas, muchas cuerdas, pero necesitaría los prensos para sujetar el tablón y las rondanas para crear las poleas.
Todo estaba mojado, cada elemento, cada hebra, y cada metal oxidado, Muchas piezas metálicas que por los años ya no servían pero guardaba por si las dudas. Levantaba una y luego otra, probaba su resistencia con ambas manos y retiraba las escaras con las uñas gruesas de mis dedos.
- Esto no alcanza - me dije terminando de comprobar como unas dos rondanas se partían entre mis dedos, y es que era lógico de suponer que aquí nada estuviera en buenas condiciones, las mejores piezas estaban ya colocados en mis dispositivos.
- Aaaggg... - me queje apenas y juntando las distintas cuerdas a mi hombro salí de allí dentro. La madera sonó bajo mis pies por el peso extra que ahora movía. Que las cosas estuviesen húmedas era un requisito para ver, pero también una imposibilidad para moverlas cómodamente.
Arrastre todo hasta el trillo y lo deje allí.
Pensé por unos instantes que es lo que deseaba construir y gire rápidamente para volver a correr por el trillo alejándome aún más de donde mi amigo me esperaba. Dos trampas tendrían que desarmar para ayudarle, y no podía perder mucho tiempo. El estar cansada no era de mucha ayuda, pero estaba animada por alguna razón y es que hace mucho tiempo no compartía algo de tiempo con lo que sea que me entendiera, me sentí como alguien desesperado por contacto ajeno... Pero no importaba, aun que muriera en el intento, le ayudaría a la cosa.
Llegue hasta la cabaña destartalada que me acobijaba desde hace años pero no ingrese, al contrario, esquive las escalinatas del acceso para llegar hasta un depósito que tenía al lateral izquierdo más arriba. Una suerte de almacén para las cosas que me ayudaban a conseguir mi alimento.
Me hundí en un trastero buscando las piezas necesarias, cuerdas, muchas cuerdas, pero necesitaría los prensos para sujetar el tablón y las rondanas para crear las poleas.
Todo estaba mojado, cada elemento, cada hebra, y cada metal oxidado, Muchas piezas metálicas que por los años ya no servían pero guardaba por si las dudas. Levantaba una y luego otra, probaba su resistencia con ambas manos y retiraba las escaras con las uñas gruesas de mis dedos.
- Esto no alcanza - me dije terminando de comprobar como unas dos rondanas se partían entre mis dedos, y es que era lógico de suponer que aquí nada estuviera en buenas condiciones, las mejores piezas estaban ya colocados en mis dispositivos.
- Aaaggg... - me queje apenas y juntando las distintas cuerdas a mi hombro salí de allí dentro. La madera sonó bajo mis pies por el peso extra que ahora movía. Que las cosas estuviesen húmedas era un requisito para ver, pero también una imposibilidad para moverlas cómodamente.
Arrastre todo hasta el trillo y lo deje allí.
Pensé por unos instantes que es lo que deseaba construir y gire rápidamente para volver a correr por el trillo alejándome aún más de donde mi amigo me esperaba. Dos trampas tendrían que desarmar para ayudarle, y no podía perder mucho tiempo. El estar cansada no era de mucha ayuda, pero estaba animada por alguna razón y es que hace mucho tiempo no compartía algo de tiempo con lo que sea que me entendiera, me sentí como alguien desesperado por contacto ajeno... Pero no importaba, aun que muriera en el intento, le ayudaría a la cosa.
Merida DunBroch
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
El tiempo pasaba y la zagala no aparecía, cada vez el fuego estaba mas bajo y las ascuas comenzaban a entrar en escena. La suave brisa no me traía noticias nuevas y la temperatura bajaba paulatina mecida por el movimiento de la luna. ¿Donde se habrá ido? ¿Estará bien? ¿Y si volvió a desmayarse? Por mi mente rondaban infinidad de preguntas y la preocupación iba en aumento. Me levante del suelo y emprendí el camino por el que se fue la pelirroja, las huellas de sus pequeños pies se marcaban en la tierra pero con la oscuridad de la noche y la densidad de los arboles llego un punto en que deje de verlas. Tenia la opción de alzar el vuelo y buscarla por el aire... no, aquello no tendría éxito, las copas de los arboles no dejaban pasar la luz y por tanto desde arriba tampoco se vería el suelo, lo mejor seria probar con otro método mas elemental.
Deje de concentrarme en mi cuerpo, al segundo las pulsaciones eléctricas volvieron a recorrerme y a quemar mi herida, cerré los ojos alejando mi visión de todo lo que me rodeaba para prestar atención al viento y su brisa. El aire traía olores de toda clase: Animales, arboles, musgo, tierra, agua... Poco a poco me fui centrando en el penetrante aroma de la muchacha y el olor de la humedad que siempre la acompañaba. Primero lance una ráfaga de viento al norte y acto seguido la redirigí hacia mi cuerpo esperando captar a la invalida, luego vino el sur, sur-oeste y así sucesivamente con todos los puntos cardinales hasta que capte su esencia.
Avía dejado de ser una dragona, ahora parecía mas un perro de caza buscador de brujas ciegas. Cuando comenzaba a perder el rastro mandaba mi rugido convocando el aire en la dirección correspondiente y repetía el proceso de búsqueda. Con el paso de los minutos el rastro se intensifico hasta el punto que no me hizo falta usar el viento, me bastaba con mis oídos para escuchar el trajín de la muchacha. Parecía que estaba trabajando en algo grande, escuchaba el movimiento de cuerdas, cada pocos segundo chocaban piezas metálicas, podría ser que la chica estuviera en una pelea pero entonces no se oiría solo el metal.
Dada la cercanía a la que me encontraba pase a concentrar una parte de mi energía en dejar de producir el pulso eléctrico y al instante la húmeda comenzó a calar mi cuerpo. Avance cinco metros tal vez menos y ahí estaba ella, inmersa con un aparejo que tenia toda la pinta de ser una trampa ¿Tendrá todo el bosque minado de esas cosas? Si es así e tenido mucha suerte de no pisar ninguna. Rugí levemente queriendo hacer un saludo o algo similar a una llamada dando a entender que la había encontrado, aunque tenia la impresión que ya sabia que estaba ahí.
Camine hasta llegar a la pequeña bruja y me senté delante de ella esperando que dijera algo. ¿Que querrá hacer con todas esas cuerdas y maderas? Esperando no asustarla moví la cabeza para darle un pequeño toque, no sabia que tenia que hacer pero quería ayudar.
Deje de concentrarme en mi cuerpo, al segundo las pulsaciones eléctricas volvieron a recorrerme y a quemar mi herida, cerré los ojos alejando mi visión de todo lo que me rodeaba para prestar atención al viento y su brisa. El aire traía olores de toda clase: Animales, arboles, musgo, tierra, agua... Poco a poco me fui centrando en el penetrante aroma de la muchacha y el olor de la humedad que siempre la acompañaba. Primero lance una ráfaga de viento al norte y acto seguido la redirigí hacia mi cuerpo esperando captar a la invalida, luego vino el sur, sur-oeste y así sucesivamente con todos los puntos cardinales hasta que capte su esencia.
Avía dejado de ser una dragona, ahora parecía mas un perro de caza buscador de brujas ciegas. Cuando comenzaba a perder el rastro mandaba mi rugido convocando el aire en la dirección correspondiente y repetía el proceso de búsqueda. Con el paso de los minutos el rastro se intensifico hasta el punto que no me hizo falta usar el viento, me bastaba con mis oídos para escuchar el trajín de la muchacha. Parecía que estaba trabajando en algo grande, escuchaba el movimiento de cuerdas, cada pocos segundo chocaban piezas metálicas, podría ser que la chica estuviera en una pelea pero entonces no se oiría solo el metal.
Dada la cercanía a la que me encontraba pase a concentrar una parte de mi energía en dejar de producir el pulso eléctrico y al instante la húmeda comenzó a calar mi cuerpo. Avance cinco metros tal vez menos y ahí estaba ella, inmersa con un aparejo que tenia toda la pinta de ser una trampa ¿Tendrá todo el bosque minado de esas cosas? Si es así e tenido mucha suerte de no pisar ninguna. Rugí levemente queriendo hacer un saludo o algo similar a una llamada dando a entender que la había encontrado, aunque tenia la impresión que ya sabia que estaba ahí.
Camine hasta llegar a la pequeña bruja y me senté delante de ella esperando que dijera algo. ¿Que querrá hacer con todas esas cuerdas y maderas? Esperando no asustarla moví la cabeza para darle un pequeño toque, no sabia que tenia que hacer pero quería ayudar.
Reivy Abadder
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
El sonido de los arboles era el mismo que a diario me arrullaba por las noches, el invierno alejaba grillos y otros insectos por lo que se volvía más silencioso en esta época del año, aun así, los miles de la arboleda eran mis amigos, eran quienes me escondían de los verdaderos enemigos y razones de susto y miedo. También le temía a la oscuridad, pero ya había aprendido a vivir con ello.
Entonces, entre el sonido de lo absoluto, de la nada y la brisa chocando contra ramas quebradizas de los contados arboles de hojas caducas algo se abrió paso y solo pude suspirar. Había logrado desarmar las dos trampas que estaban en el acceso a mi morada en lo que mi nueva compañía se acercó. No le di importancia y seguí en lo mío juntando todo. Pronto estuvo a mi lado como un tierno cachorrito a la espera.
- Te pedí que me esperaras, no puedes andar por ahí con la pata malaaa. - Le llame la atención sin dejar caer una sola cuerda de entre mis brazos. Ya tenía la idea fija de que armaría para sacarle esa cosa y no quería perder tiempo - y otra cosa, apaga tu piel que si no podré tocarte, menos ayudarte.
A penas lo conocía y ya lo estaba regañando. Y es que me ponía nervioso aquel chirrido que no sabía explicar y que se desprendía de su cuerpo.
Corrí hasta un árbol de gran diámetro y ramas bajas, puse las cuerdas sobre mi hombro y comenzó a trepar como si mi vida dependiera de ello, este en particular era de esos que trepaba desde que había llegado al bosque, como un padre tronco o algo así, de tan familiar que me resultaba. Subí tan alto como pude para dejarme caer con el soguín en mis manos sin antes largar por el otro lado de la rama la gran madeja de mayor peso.
Una vez abajo pase el extremo por una de las rondanas y la sujete de la base del tronco y volví a acercarme a mi amigo.
- Mira - levante una mano con el chicote de la cuerda. - necesito que muerdas esto, y cuando te lo indique tires de él con todas tus fuerzas, sin pensar en nada, porque dolerá...
Tenía que serle sincera, no podía empezar esta relación con mentiras de madre protectora. Deje la cuerda con él para luego agacharme en cunclillas junto al otro extremo, tenía en mi brazo colgando unos arcos dentados de gran tamaño, algo oxidados. Crucé la cuerda y la anude firmemente al alma solida de la pieza, levante la vista y le enseñe la mordedura metálica que había creado y tras un gran suspiro le conté mi plan.
- Enganchare esto al fuste que te lastima y tú al jalar la cuerda te lo quitaras. - Rogaba que entendiese mis palabras, porque el dolor que atravesaría con todo esto iba a ser interesante - debes resistir mientras te lo coloco pues necesito clavar estos dientes en la madera y anudar la cerradura para que no se abra. De acuerdo?
Entonces proseguí con el plan.
Entonces, entre el sonido de lo absoluto, de la nada y la brisa chocando contra ramas quebradizas de los contados arboles de hojas caducas algo se abrió paso y solo pude suspirar. Había logrado desarmar las dos trampas que estaban en el acceso a mi morada en lo que mi nueva compañía se acercó. No le di importancia y seguí en lo mío juntando todo. Pronto estuvo a mi lado como un tierno cachorrito a la espera.
- Te pedí que me esperaras, no puedes andar por ahí con la pata malaaa. - Le llame la atención sin dejar caer una sola cuerda de entre mis brazos. Ya tenía la idea fija de que armaría para sacarle esa cosa y no quería perder tiempo - y otra cosa, apaga tu piel que si no podré tocarte, menos ayudarte.
A penas lo conocía y ya lo estaba regañando. Y es que me ponía nervioso aquel chirrido que no sabía explicar y que se desprendía de su cuerpo.
Corrí hasta un árbol de gran diámetro y ramas bajas, puse las cuerdas sobre mi hombro y comenzó a trepar como si mi vida dependiera de ello, este en particular era de esos que trepaba desde que había llegado al bosque, como un padre tronco o algo así, de tan familiar que me resultaba. Subí tan alto como pude para dejarme caer con el soguín en mis manos sin antes largar por el otro lado de la rama la gran madeja de mayor peso.
Una vez abajo pase el extremo por una de las rondanas y la sujete de la base del tronco y volví a acercarme a mi amigo.
- Mira - levante una mano con el chicote de la cuerda. - necesito que muerdas esto, y cuando te lo indique tires de él con todas tus fuerzas, sin pensar en nada, porque dolerá...
Tenía que serle sincera, no podía empezar esta relación con mentiras de madre protectora. Deje la cuerda con él para luego agacharme en cunclillas junto al otro extremo, tenía en mi brazo colgando unos arcos dentados de gran tamaño, algo oxidados. Crucé la cuerda y la anude firmemente al alma solida de la pieza, levante la vista y le enseñe la mordedura metálica que había creado y tras un gran suspiro le conté mi plan.
- Enganchare esto al fuste que te lastima y tú al jalar la cuerda te lo quitaras. - Rogaba que entendiese mis palabras, porque el dolor que atravesaría con todo esto iba a ser interesante - debes resistir mientras te lo coloco pues necesito clavar estos dientes en la madera y anudar la cerradura para que no se abra. De acuerdo?
Entonces proseguí con el plan.
Merida DunBroch
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
Miraba fijamente las maniobras que hacia la pequeña bruja, que subía y bajaba de los arboles como si fuera una ardilla. Para no tener ojos ve muchas cosas. Pensaba mientras me contaba su plan, agache la cabeza y mordí la cuerda dejándola anclada entre mis dientes, por el momento el dolor seguía siendo el mismo pero claro la pelirroja aun no había comenzado hacerme nada.
Todo cambio dramáticamente cuando aquella dentadura metálica toco la madera, la presión que hacia en ella removía el maltrecho proyectil que clavaba sus astillas en mi carne y despegaba la fina corteza cicatrizal. Cerré los ojos ante el dolor y aguante las ganas de rugir queriendo evitar así que la ciega también quedara sorda, lo peor de todo esto era que aun no había comenzado la extracción. Esto va dolor horrores. Con el metal fijado ya solo faltaba anudar y cerrar el candado, estaba preparada para un nuevo ramalazo de dolor sin embargo esta vez apenas se noto, entre abrí los ojos y cuando comencé a suspirar la muchacha apretó la cuerda y aseguro el cerrojo, entonces volví a sentir el dolor recorrer mi cuerpo y en esta ocasión no pude contener el rugido que quedo mitigado gracias a que no abrí la boca.
Me quede quieta atesorando los valiosos segundos de quietud y espere a la señal de la taumaturga. A su señal levante el cuerpo poniéndome en pie y tire con todas mis fuerzas de la cuerda. El aparejo se tenso, las ramas y el tronco del árbol crujieron con el esfuerzo y el dolor se cuadruplico. Rugí con todas mis fuerzas, el aire se escapaba entre las rendijas de mis dientes, agitaba la cola dando potentes latigazos contra el suelo y las garras se clavaban en la escarchada tierra. Otro tirón y la madera comenzó a salir junto con una masa de sangre espesa y coagulada, moviendo el cuello hacia arriba recorrí un tramo mas de cuerda, luego las patas traseras y el cuerpo hicieron el ultimo empujón.
El asta salio despedida hacia la copa del árbol y un torrente de sangre fresca comenzó a resbalar por mi pata hacia el suelo formando un charco borgoña y tibio que pronto quedo cristalizado por el frió. Mi cuerpo flaqueo y cayó a plomo contra el suelo, con los pequeños atisbos de cordura que se dejaban ver entre el dolor arrastre mi como pude dejando que la maldita madera bajara de la copa del árbol guiada por la cuerda y cuando estuvo a escasos centímetros del suelo deje ir la soga de entre mis dientes. Jadeaba con fuerza presa del dolor y aduras penas podía mantener a raya los rugidos y chillidos.
Todo cambio dramáticamente cuando aquella dentadura metálica toco la madera, la presión que hacia en ella removía el maltrecho proyectil que clavaba sus astillas en mi carne y despegaba la fina corteza cicatrizal. Cerré los ojos ante el dolor y aguante las ganas de rugir queriendo evitar así que la ciega también quedara sorda, lo peor de todo esto era que aun no había comenzado la extracción. Esto va dolor horrores. Con el metal fijado ya solo faltaba anudar y cerrar el candado, estaba preparada para un nuevo ramalazo de dolor sin embargo esta vez apenas se noto, entre abrí los ojos y cuando comencé a suspirar la muchacha apretó la cuerda y aseguro el cerrojo, entonces volví a sentir el dolor recorrer mi cuerpo y en esta ocasión no pude contener el rugido que quedo mitigado gracias a que no abrí la boca.
Me quede quieta atesorando los valiosos segundos de quietud y espere a la señal de la taumaturga. A su señal levante el cuerpo poniéndome en pie y tire con todas mis fuerzas de la cuerda. El aparejo se tenso, las ramas y el tronco del árbol crujieron con el esfuerzo y el dolor se cuadruplico. Rugí con todas mis fuerzas, el aire se escapaba entre las rendijas de mis dientes, agitaba la cola dando potentes latigazos contra el suelo y las garras se clavaban en la escarchada tierra. Otro tirón y la madera comenzó a salir junto con una masa de sangre espesa y coagulada, moviendo el cuello hacia arriba recorrí un tramo mas de cuerda, luego las patas traseras y el cuerpo hicieron el ultimo empujón.
El asta salio despedida hacia la copa del árbol y un torrente de sangre fresca comenzó a resbalar por mi pata hacia el suelo formando un charco borgoña y tibio que pronto quedo cristalizado por el frió. Mi cuerpo flaqueo y cayó a plomo contra el suelo, con los pequeños atisbos de cordura que se dejaban ver entre el dolor arrastre mi como pude dejando que la maldita madera bajara de la copa del árbol guiada por la cuerda y cuando estuvo a escasos centímetros del suelo deje ir la soga de entre mis dientes. Jadeaba con fuerza presa del dolor y aduras penas podía mantener a raya los rugidos y chillidos.
Reivy Abadder
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
Mi amigo se desplomo en el suelo, algo lógico de esperar, su rugido fue un claro grito de dolor y no era de esperar menos, la madera estaba muy aferrada a sus carnes como para que no le doliese.
Sangraba bastante y eso me preocupó, no quería volver a alejarme de su lado, ahora seguro estaba mucho más sensible por todo el ajetreo y hasta podía llegar a marcharse del susto al no verme. No tenía más opción si no quería perderlo aun.
Levante mi mano por encima del hombro extendiéndola hacia la destartalada puerta con la palma mirando al cielo a la espera de unas telas de algodón teñidas en colores oscuros, muy limpias y pulcras, que llegaron flotando al agarre desde el interior de la morada. No las toque ni por un segundo, mis manos, mis brazos, toda yo, mi ser por completo eran una sola desgracia de ver y oler, era consciente de ello, el gran paño estaba limpio, si lo ensuciaba ya no desempeñaría correctamente la función que quería asignarle. Con ambas manos acompañe el movimiento que estas hacían por su propia cuenta alrededor de la herida de la criatura y finalmente concentre tantas moléculas de hidrogeno como pude para que en su unión covalente humedecieran la zona de la herida y refrescara a mi compañero.
No me gustaba mostrar de cuanto era capaz a desconocidos pero últimamente no había conocidos cerca, los ojos apenas quedaban abiertos, demasiada magia para una noche, quería ayudarle. Me senté en el suelo a su lado y lleve mi mano a su rostro, para acariciar así sobre lo que parecía ser un lago hocico.
- Ya... ya... calma... sé que duele, pero pasará - susurre y me acerque aun mas, a su lado, envolviendo su cuello entre lo que daban mis brazos, tratando de llevarle paz y seguridad aun que dudaba sobre si funcionaria, era bastante chica a su lado y apenas si podía rodear curvar mis extremidades a su alrededor, pero no se me ocurría otra cosa que hacer. Respiraba agitadamente, y claro, estaba nervioso por el dolor pero era cuestión de tiempo para que sus plaquetas se ocuparan de la herida. Mis ropas ahora absorbían el agua carmesí en el suelo agregándole un tinte diferente al vestido de los recuerdos.
Ya no podía mantener los parpados abiertos, me senté en el suelo soltándolo y dejando mis brazos caer para dormirme plácidamente recostada por él. - solo deja al cuerpo... hacer.... suuuuu trabajaoooo - nisiquiera fuí capaz de mantener las palabras o terminar la oracion.
Sangraba bastante y eso me preocupó, no quería volver a alejarme de su lado, ahora seguro estaba mucho más sensible por todo el ajetreo y hasta podía llegar a marcharse del susto al no verme. No tenía más opción si no quería perderlo aun.
Levante mi mano por encima del hombro extendiéndola hacia la destartalada puerta con la palma mirando al cielo a la espera de unas telas de algodón teñidas en colores oscuros, muy limpias y pulcras, que llegaron flotando al agarre desde el interior de la morada. No las toque ni por un segundo, mis manos, mis brazos, toda yo, mi ser por completo eran una sola desgracia de ver y oler, era consciente de ello, el gran paño estaba limpio, si lo ensuciaba ya no desempeñaría correctamente la función que quería asignarle. Con ambas manos acompañe el movimiento que estas hacían por su propia cuenta alrededor de la herida de la criatura y finalmente concentre tantas moléculas de hidrogeno como pude para que en su unión covalente humedecieran la zona de la herida y refrescara a mi compañero.
No me gustaba mostrar de cuanto era capaz a desconocidos pero últimamente no había conocidos cerca, los ojos apenas quedaban abiertos, demasiada magia para una noche, quería ayudarle. Me senté en el suelo a su lado y lleve mi mano a su rostro, para acariciar así sobre lo que parecía ser un lago hocico.
- Ya... ya... calma... sé que duele, pero pasará - susurre y me acerque aun mas, a su lado, envolviendo su cuello entre lo que daban mis brazos, tratando de llevarle paz y seguridad aun que dudaba sobre si funcionaria, era bastante chica a su lado y apenas si podía rodear curvar mis extremidades a su alrededor, pero no se me ocurría otra cosa que hacer. Respiraba agitadamente, y claro, estaba nervioso por el dolor pero era cuestión de tiempo para que sus plaquetas se ocuparan de la herida. Mis ropas ahora absorbían el agua carmesí en el suelo agregándole un tinte diferente al vestido de los recuerdos.
Ya no podía mantener los parpados abiertos, me senté en el suelo soltándolo y dejando mis brazos caer para dormirme plácidamente recostada por él. - solo deja al cuerpo... hacer.... suuuuu trabajaoooo - nisiquiera fuí capaz de mantener las palabras o terminar la oracion.
Merida DunBroch
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
Entre jadeos y respiraciones forzadas se forma un bao espeso, que sumado al dolor y los ojos prácticamente cerrados, hace una formula perfecta para que mi visión sea borrosa. Podía notar como unos trozos de tela volaban por el aire, ahora mismo no estaba segura si todo aquello era obra de la bruja o si el dolor me estaba haciendo ver alucinaciones. El dolor que vino a continuación (y que extrañamente aliviaba) al sentir la pulcra tela sobre la herida, me dejo claro que no eran alucinaciones.
Quería levantarme, salir corriendo de allí, buscar un sitio tranquilo y oscuro, mis instintos de bestia me gritaban que aquello no estaba bien, que esa pequeña pelirroja me estaba causando mas daño que alivio. Pero el intelecto y raciocinio humano me decían lo contrario, que permaneciera a su lado, que la cuidara y alimentara mientras ella me cuidaba y curaba.
En medio de mis cavilaciones entre la locura y la cordura note un roce en la cara, abrí los ojos y ahí estaba ella; la pequeña, mandona y maloliente bruja, que había hecho todo lo posible por intentar comerme y luego por salvar mi vida. Moviendo la cabeza seguí su mano para no separarme de aquel contacto, la joven, que parecía compartir mi agotamiento, termino tumbada a mi lado mientras abrazaba como podía mi cuello, gire la cabeza haciendo con el cuello un semicírculo que dejo a la joven resguardada del viento y calentada con el calor corporal que desprendían mis escamas a través de las juntas.
Lo que paso a continuación ni yo misma lo recuerdo, lo mas probable es que perdiera la conciencia. Al final, agotada, mal herida y presa del cansancio ocurrió lo que mas temía, termine desmallada. Perdí mi forma reptiliana en mitad de la noche, no recuerdo haber pasado frió ni dolor. Lo único que tengo lucido en la memoria, es despertar con unos cálidos rayos de sol calentando mi rostros y un fuerte olor que inundaba mis fosas nasales... y el tacto de un cuerpo junto al mio. Al abrir los ojos me encontré a Merida acurrucada a mi lado, mientras yo la abrazaba rodeándola con el brazo herido. Cuando me incorpore, un súbito frió recorrió todo mi cuerpo, al mirarme de arriba a bajo me di cuenta de porque, estaba desnuda. La única prenda que tenia eran la vendas que pendían de mi brazo con la sangre seca y la tela pegada a la herida, usando la mano libre sujete la vendas que sobraban evitando que rozaran mas de la cuenta con el suelo.
No tarde demasiado en volver al claro donde habíamos cenado. Por suerte mis cosas seguían allí, lo primero que hice (casi de forma instintiva) fue correr hacia mi mochila de viaje y rebuscar hasta encontrar los ungüentos medicinales. Retirando la venda de la herida (que una vez curada y con la madera extraída, se había escalado hasta el tamaño correspondiente al de un brazo humano.) y apretando los dientes para no gritar al sacar las costras que se habían pegado a la tela y la piel, aplique el pegajoso medicamento, verdusco y con un fuerte olor a hierbas medicinales. Al terminar busque la parte mas limpia de la venda y la coloque sobre la herida, manteniendo el tamaño que la bruja había realizado en mi forma de dragón. Para finalizar busque entre mis pertinencias una cuña de queso y unas raciones de cecina seca, las envolví en un pedazo de tela y echándome la mochila a la espalda camine, todavía desnuda, por el bosque hasta llegar de nuevo a la cabaña de Merida. La muchacha seguía durmiendo, no quería despertarla, pero tampoco quería que se enfriara.
Como ultimo acto de agradecimiento, deje sobre su mano el atillo con comida y la tape con una manta de viaje que llevaba en la bolsa. Algo mas estaba junto a la muchacha, algo que paso desapercibido a mi vista. La joven estaba rodeada de sangre seca de dragón y a su alrededor habían un par de escamas tiradas por el suelo.
-Adiós joven pelirroja, te debo mi vida y no lo olvidare. Ojala nuestros caminos se vuelvan a encontrar.
Tomando distancia y soltando el sobrante de la venda a la vez que dejaba el brazo en alto, me transforme. Me llevo mas tiempo del necesario debido a la herida y el cansancio que aun arrastraba, pero al final logre el cometido. Las vendas volvían a estar acopladas a la herida y la bolsa ahora pendía de mi cuello en lugar de a mi espalda. Batí las alas con fuerza y alce el vuelo hacia mi próximo destino, antes de partir y sobrevolando el claro donde la bruja tenia la cabaña, lance un potente rugido a modo de despedida.
Quería levantarme, salir corriendo de allí, buscar un sitio tranquilo y oscuro, mis instintos de bestia me gritaban que aquello no estaba bien, que esa pequeña pelirroja me estaba causando mas daño que alivio. Pero el intelecto y raciocinio humano me decían lo contrario, que permaneciera a su lado, que la cuidara y alimentara mientras ella me cuidaba y curaba.
En medio de mis cavilaciones entre la locura y la cordura note un roce en la cara, abrí los ojos y ahí estaba ella; la pequeña, mandona y maloliente bruja, que había hecho todo lo posible por intentar comerme y luego por salvar mi vida. Moviendo la cabeza seguí su mano para no separarme de aquel contacto, la joven, que parecía compartir mi agotamiento, termino tumbada a mi lado mientras abrazaba como podía mi cuello, gire la cabeza haciendo con el cuello un semicírculo que dejo a la joven resguardada del viento y calentada con el calor corporal que desprendían mis escamas a través de las juntas.
Lo que paso a continuación ni yo misma lo recuerdo, lo mas probable es que perdiera la conciencia. Al final, agotada, mal herida y presa del cansancio ocurrió lo que mas temía, termine desmallada. Perdí mi forma reptiliana en mitad de la noche, no recuerdo haber pasado frió ni dolor. Lo único que tengo lucido en la memoria, es despertar con unos cálidos rayos de sol calentando mi rostros y un fuerte olor que inundaba mis fosas nasales... y el tacto de un cuerpo junto al mio. Al abrir los ojos me encontré a Merida acurrucada a mi lado, mientras yo la abrazaba rodeándola con el brazo herido. Cuando me incorpore, un súbito frió recorrió todo mi cuerpo, al mirarme de arriba a bajo me di cuenta de porque, estaba desnuda. La única prenda que tenia eran la vendas que pendían de mi brazo con la sangre seca y la tela pegada a la herida, usando la mano libre sujete la vendas que sobraban evitando que rozaran mas de la cuenta con el suelo.
No tarde demasiado en volver al claro donde habíamos cenado. Por suerte mis cosas seguían allí, lo primero que hice (casi de forma instintiva) fue correr hacia mi mochila de viaje y rebuscar hasta encontrar los ungüentos medicinales. Retirando la venda de la herida (que una vez curada y con la madera extraída, se había escalado hasta el tamaño correspondiente al de un brazo humano.) y apretando los dientes para no gritar al sacar las costras que se habían pegado a la tela y la piel, aplique el pegajoso medicamento, verdusco y con un fuerte olor a hierbas medicinales. Al terminar busque la parte mas limpia de la venda y la coloque sobre la herida, manteniendo el tamaño que la bruja había realizado en mi forma de dragón. Para finalizar busque entre mis pertinencias una cuña de queso y unas raciones de cecina seca, las envolví en un pedazo de tela y echándome la mochila a la espalda camine, todavía desnuda, por el bosque hasta llegar de nuevo a la cabaña de Merida. La muchacha seguía durmiendo, no quería despertarla, pero tampoco quería que se enfriara.
Como ultimo acto de agradecimiento, deje sobre su mano el atillo con comida y la tape con una manta de viaje que llevaba en la bolsa. Algo mas estaba junto a la muchacha, algo que paso desapercibido a mi vista. La joven estaba rodeada de sangre seca de dragón y a su alrededor habían un par de escamas tiradas por el suelo.
-Adiós joven pelirroja, te debo mi vida y no lo olvidare. Ojala nuestros caminos se vuelvan a encontrar.
Tomando distancia y soltando el sobrante de la venda a la vez que dejaba el brazo en alto, me transforme. Me llevo mas tiempo del necesario debido a la herida y el cansancio que aun arrastraba, pero al final logre el cometido. Las vendas volvían a estar acopladas a la herida y la bolsa ahora pendía de mi cuello en lugar de a mi espalda. Batí las alas con fuerza y alce el vuelo hacia mi próximo destino, antes de partir y sobrevolando el claro donde la bruja tenia la cabaña, lance un potente rugido a modo de despedida.
Reivy Abadder
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Re: Con Hambre (PRIV) (Cerrado)
A la mañana siguiente un ruido que reboto entre los arboles logro interrumpir mi preciado sueño, andaba algo desorientada debido a ello y aun así no preste demasiada atención, estaba bien abrigada y envuelta en aire cálido producto de mi propio cuerpo, en una situación muy acogedora, por lo que volví a dormirme.
Cuando el gran disco dorado alcanzo el máximo sobre el firmamento ya tenía esos sueños que uno podía recordar al despertar, el rem había terminado y ahora estaba en un lento y leve proceso de despavilacion con imágenes que se aferraban a la idea de no iniciar el día.
Imágenes desconcertantes de mi nuevo amigo reptil jugando juntos, volando por los cielos y yo subida a su espalda. Imágenes tan familiares que resultaban más dulces que la misma realidad. Un nuevo ruido vuelve a interrumpirme, vociferaciones humanas, una silueta que se interponía entre el brillo del sol y yo, esta vez me levanté ya que no podía ser descortés con las visitas, pero mi humor no era el mejor de todos. Sea quien sea, arruino mi fantasía perfecta de un mundo feliz y no era algo fácil de perdonar. Sentada sobre el suelo, con las piernas bajo la manta y la espalda a medio cubrir, saque ambos brazos para estirarme mientras alguien hablaba y hablaba a los gritos junto a mí, con una espada en su mano apuntándome, su vos sonaba inquieta, temblorosa pero lejos estaba de intentar prestarle atención. Cuando logre reaccionar sentí la comida en mi mano, recordé que me había dormido junto al gran bicho... y que aun seguía herido, pero estaba sola. Mi amigo se había ido.
Gire el rostro rápidamente preocupada, pero no daba más que con la presencia de ese aldeano barullento.
Aldeano: - Si te mato ahora, tendré la recomenzar por tu cabeza y podré comprar la vaca entiendes? Tengo que hacerlo mi familia lo necesita para seguir viviendo, somos pobres y no pueden alimentarnos a todos, mi padre se fue y mi madre hace cuánto puede pero son cuatro bocas en total, necesito el dinero y necesito matarte para eso....
Hablaba y hablaba sin respirar casi entre palabras. Aburría, muchísimo, quería pensar claramente que hacer, me habían abandonado, pero su discurso solo fortalecía mi jaqueca y llegue al punto de no soportarlo más.
Voltee mi mano palma arriba dejando las provisiones a un lado por un instante para mover los dedos ligeramente cerrando el puño, un enorme pedazo de madera con incrustaciones de piezas metálicas como ser restos de carruajes y penduló colgando entre arboles a gran velocidad y embistió en cuestión de segundos contra aquella persona estampándola contra el tronco de uno de los alerces más viejos y duros.
- Tu madre agradecerá una boca menos... - susurre para mí misma una respuesta al ahora cadáver cerca de la entrada de mi casa.
Una profunda tristeza invadió mi pecho. Volvía a estar sola. Busque el presente que me dejó y lo devoré en cuatro bocados.
- Se supone que es un agradecimiento... - cuestione aun hablando conmigo misma "Se ve que no noto que fue mi culpa su accidente desde un principio".
Aun tenía hambre.
- Tu visita no será en vano - dije y gire el rostro antes de ponerme de pie y caminar a mi nuevo platillo en mesa. No podía hacer esperar a mi estómago y si bien la carne de personas era más dura y amarga que otras, no desaprovecharía la comida cuando se ofrece tan servicialmente.
Cuando el gran disco dorado alcanzo el máximo sobre el firmamento ya tenía esos sueños que uno podía recordar al despertar, el rem había terminado y ahora estaba en un lento y leve proceso de despavilacion con imágenes que se aferraban a la idea de no iniciar el día.
Imágenes desconcertantes de mi nuevo amigo reptil jugando juntos, volando por los cielos y yo subida a su espalda. Imágenes tan familiares que resultaban más dulces que la misma realidad. Un nuevo ruido vuelve a interrumpirme, vociferaciones humanas, una silueta que se interponía entre el brillo del sol y yo, esta vez me levanté ya que no podía ser descortés con las visitas, pero mi humor no era el mejor de todos. Sea quien sea, arruino mi fantasía perfecta de un mundo feliz y no era algo fácil de perdonar. Sentada sobre el suelo, con las piernas bajo la manta y la espalda a medio cubrir, saque ambos brazos para estirarme mientras alguien hablaba y hablaba a los gritos junto a mí, con una espada en su mano apuntándome, su vos sonaba inquieta, temblorosa pero lejos estaba de intentar prestarle atención. Cuando logre reaccionar sentí la comida en mi mano, recordé que me había dormido junto al gran bicho... y que aun seguía herido, pero estaba sola. Mi amigo se había ido.
Gire el rostro rápidamente preocupada, pero no daba más que con la presencia de ese aldeano barullento.
Aldeano: - Si te mato ahora, tendré la recomenzar por tu cabeza y podré comprar la vaca entiendes? Tengo que hacerlo mi familia lo necesita para seguir viviendo, somos pobres y no pueden alimentarnos a todos, mi padre se fue y mi madre hace cuánto puede pero son cuatro bocas en total, necesito el dinero y necesito matarte para eso....
Hablaba y hablaba sin respirar casi entre palabras. Aburría, muchísimo, quería pensar claramente que hacer, me habían abandonado, pero su discurso solo fortalecía mi jaqueca y llegue al punto de no soportarlo más.
Voltee mi mano palma arriba dejando las provisiones a un lado por un instante para mover los dedos ligeramente cerrando el puño, un enorme pedazo de madera con incrustaciones de piezas metálicas como ser restos de carruajes y penduló colgando entre arboles a gran velocidad y embistió en cuestión de segundos contra aquella persona estampándola contra el tronco de uno de los alerces más viejos y duros.
- Tu madre agradecerá una boca menos... - susurre para mí misma una respuesta al ahora cadáver cerca de la entrada de mi casa.
Una profunda tristeza invadió mi pecho. Volvía a estar sola. Busque el presente que me dejó y lo devoré en cuatro bocados.
- Se supone que es un agradecimiento... - cuestione aun hablando conmigo misma "Se ve que no noto que fue mi culpa su accidente desde un principio".
Aun tenía hambre.
- Tu visita no será en vano - dije y gire el rostro antes de ponerme de pie y caminar a mi nuevo platillo en mesa. No podía hacer esperar a mi estómago y si bien la carne de personas era más dura y amarga que otras, no desaprovecharía la comida cuando se ofrece tan servicialmente.
Merida DunBroch
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