Selección natural [Desafío]

**Fehu** Jue 26 Abr - 12:21

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Los llantos del pequeño se escuchaban entre los árboles, pese a que su madre, Siv, intentaba calmarlo. Era incapaz de tranquilizar al bebé, pero pronto acabaría su desdicha. Los dioses habían negado la salud a ese niño y no podía quedarse en la aldea. Su destino era la muerte, se quedase o no con su familia. El padre del pequeño, quien estaba de viaje, no había podido reconocerlo como suyo, así que no había otra opción que dejárselo a la voluntad de los dioses. Si ellos querían que viviese, lo haría; si no, se encontraría con ellos.

Siv:

Ni siquiera tenía nombre ese pequeño. Sólo era un bebé que avanzaba en brazos de su madre, a punto de ser abandonado bajo las ramas de un bosque. Ni siquiera en un templo, pues no quería que lo educaran en ninguna otra religión… si es que llegaba a crecer. Siv sabía que su pequeño no llegaría a cumplir el año, siquiera. Había nacido deforme, ciego.
La joven madre había pensado en aguardar los nueve días antes de abandonarlo. Sus ayudantes le habían dicho que el pequeño era como Odin, mas ella no era capaz de soportar que su pequeño no hubiera nacido sano. Lo consideraba una maldición. Algo malo habrían hecho para que la furia de los dioses cayera sobre su retoño, sobre su familia.

Corriendo por entre los árboles, escuchando el llanto del pequeño como estridentes ruidos que se clavaban en su cerebro, pronto pudo acabar con todo y dejarlo sobre la tierra. El poblado donde vivía no estaba lejos, realmente. A unos quince minutos andando. Pero lo suficientemente lejos para que la mujer pudiera alejarse de su bebé. Aguardó unos minutos, contemplándolo. ¿Qué había hecho mal para que Freyr y Freyja no le hubieran dotado de salud a su hijo?
El bebé hizo varios ruidos moviendo sus bracitos, ya más calmado, mientras trataba de mover la cabeza. Apenas tenía unos cuatro días de vida. Era muy pequeño.

Si hubiera nacido bien… se lamentaba Siv en varias ocasiones, antes de tomar aire y volver sobre sus pasos. Era duro tener que dejar a un hijo atrás. Pero no había otro remedio. Si no lo hacía ella, tendría que ver cómo otros guerreros lo mataban, cómo su sangre se derramaba frente a ella. Su pequeño nunca podría ser un hombre de verdad, pues no vería siquiera para poder comer. Por desgracia, a ella le había tocado la desdicha de dar a luz a una persona inválida. Los dioses entenderían por qué lo hizo. Y en el pueblo, también.

Mientras tanto, ese pequeño estaba ahí fuera, a la intemperie, a la espera de que cualquier elemento decidiera su destino: el clima, asaltantes, bestias…
No estaba cerca de ningún camino, pues no estaba ahí precisamente para ser encontrado con facilidad. Se encontraba cerca de las ramas de un árbol. Envuelto en unas mantas de piel y sin nada más. Ni una nota, ni un cuenco con agua. Nada. Simplemente, ese bebé esperaba su fatal destino. Pronto, comenzó de nuevo a llorar.

Siv, tras varios minutos andando de forma apresurada, llegó a su aldea. Sentía un cargo de conciencia por haber hecho eso, ya que nunca había tenido que hacerlo. Y eso que había tenido más hijos. Pero todos estaban dotados de una salud inquebrantable. Sin embargo, también pensaba que había hecho bien al ofrecerles al niño a los dioses. Su amiga se fundió en un abrazo con la joven madre. Allí no estaba solo su compañera, había más personas que esperaban su regreso.
–Es lo mejor –decían, para tratar de apaciguar el malestar de la mujer. –Has hecho bien. Lo que debías.

_________________________

Bienvenido/a: Estás en el bosque y escuchas los llantos del bebé sin nombre. ¿Qué es lo que deberías hacer? Dependerá de ti y lo que te guste salvar vidas… o enfurecer a los dioses.
Tu primer objetivo será simple: encontrarte a ese pequeño y decidir qué hacer con él. Podrás quedártelo, llevarlo al poblado más cercano –el suyo – para devolvérselo a su madre, buscar a alguien que lo adopte, dejarlo ahí, cocinarlo… La decisión de qué hacer cae sobre ti.

El poblado no está lejos, podrás llegar rápido si decides devolver a ese bebé, aunque no sé si la madre se alegrará de verte. Por ahora, no podrás usarla como PNJ, en este turno.

El niño no tiene nombre, como dato extra podrías elegirle uno. Su raza: humano.

Invitado Sáb 28 Abr - 1:00

Reinos del este, territorios relativamente vírgenes dominados por varias sociedades tribales… no es el sitio preferido para el niño genio aunque no queda de otra, debe recorrerlo si quiere volver hasta su tan adorada esfera. Es muy posible su nueva estructura predilecta tenga más tecnología que toda la región y eso siendo conservadores.

Bosque, bichos y mucha humedad… como me salte un Lycan desnudo se llevará algunos recuerdos consigo.

Chimar es de ciudad, si bien lleva algo de tiempo moviéndose de aquí para allá por cuestiones aventureras los bosques no son su fuerte. Dan excelentes materias primas, frutas sabrosas y en cierto modo inspiración pero… todo se vería mejor si tuviera un camino de piedra pulida y varios aserraderos industrializados.

En algunos años Chimar, antes de la década.

Siempre habla solo cuando sueña con el progreso, afortunadamente esta vez nadie puede escucharle. Lleva su ballesta lista para cualquier inconveniente y destina especial atención a cualquier movimiento rápido, muchas cosas desagradables habitan en el follaje listas para conseguir su cena.

A medida que avanza un ruido fuera de lugar lo confunde, el llanto de un bebe. Es suficiente con decir que la espeluznante manifestación le eriza todos los pelos del cuerpo… no es la cosa que quieres escuchar cuando caminas solo por un bosque lleno de árboles grandes e historias aterradoras.

Debí pagarle a la jodida caravana…

El pequeño intelectual es valiente pero algunas cosas superan su curtida resistencia, después de todo sigue siendo un mocoso. Su prodigiosa mente pronto obra en contra trayéndole varias historias populares de aldeas dementes, sacrificios de sangre y monstruos con formas variadas que devoran niños.

Niega con la cabeza una buena cantidad de veces para sacarse esas ideas tan poco oportunas, por desgracia siguen viniendo a medida que el llanto desconocido crece. Los adultos suelen bloquear sus miedos con bastante eficiencia, una de las pocas cosas buenas que trae crecer… posiblemente la única.

Aquel sollozo infantil se acerca con cada paso que da el chico listo, se debate mentalmente sobre si salir corriendo o llegar a la fuente. Protege a sus semejantes pero la situación deja mucho a la imaginación bizarra, cuando está a punto de echar a correr en sentido contrario ve algo envuelto con mantas de piel.

Se pone mas pálido que el producto principal de la vaca doméstica, amaga varios intentos de huida pero su peculiar valor moral lo mantiene en el camino. A punto de contacto extiende su brazo hábil para ver el contenido de las pieles… aunque quizás es más acertado decir que lo intenta pues permanece diez minutos en esa posición. Cuando el cansancio se sobrepone al miedo descubre la manta y…

Tiene que ser un chiste.

No es un pigmeo come niños, se trata de un bebe corriente. Chimar pasa a reírse una considerable cantidad de tiempo, no siempre termina engañado por su propia mente. Cuando el genio acaba de liberar tensión por medio de la risa cae en cuenta de la situación que tiene delante, alguien abandono al niño para que la naturaleza acabara con él.

Qué clase de degenerada criatura podría hacer algo así…

Un estudio mas exhaustivo del pequeño ser revela cierto defecto de nacimiento, esta ciego como murciélago. Aquel chico intelectual suspira, no es motivo para dejar morir a una criaturita. La ciencia bio o algo de magia poderosa podrían darle el don de la vista… incluso aunque tuviera que vivir su vida ciego eso no significa inutilidad completa.

Pues no te puedo dejar aquí Jimbo, seguro encuentro un hogar mejor correspondido para ti. Te llevaría al orfanato pero… una mujer loca lo quemo hace años, que cosas jeje.

La compañía parece calmar al bebe quien abandona su “aterrador” llanto, ahora pasa a reírse con cada palabra. Maquiavelo lo carga mostrando cierto miedo, no por sus pensamientos anteriores sino por temor a dejarlo caer o “romperlo” de algún modo. Sus hermanos gorriones llegaron al grupito con cierta edad, es justo decir que tiene muy poca experiencia con neonatos.

Te llevaría a la esfera pero… debes entender que niños grandes no cuidan niños pequeños, regla natural. Seguro que a Carol y a Zoé les caerías genial pero no se si una maquina tiene la capacidad de asegurar el buen crecimiento. Nah, mejor busquemos un adulto aburrido que te quiera cuidar.

El chiquillo recuerda un emplazamiento de guardabosques cercano, a pasado cinco veces por el sector y ya lo considera punto importante del mapa. Exploradores, guerreros y viajeros suelen reunirse allí para pasar la noche, intercambiar historias o simplemente buscar ayuda con algo. Es como una taberna pero bajo supervisión oficial de las facciones legales… y tiene una excelente sazón culinaria.

**Fehu** Dom 6 Mayo - 15:45

La ceguera de ese pequeño bebé ya había marcado su destino incluso antes de haber nacido. Por suerte para él, un pequeño paseante lo encontró. Pero, ¿sabría qué hacer con el neonato? Apodado como Jimbo, pues era carente de nombre en su nacimiento, fue cargado por otro niño que decidió llevarlo al puesto del guardabosque. Buen lugar para dejar a un niño, sin duda mejor que los arbustos salvajes del bosque.

Allí, en aquel lugar, se encontraban soldados encargados de velar por la paz forestal, aunque en ese momento, quienes no estaban de guardia se encontraban disfrutando de una deliciosa comida. Gerda, la cocinera, bendecida con una buena mano culinaria, tenía muy bien atendidos a los guardias. No había mucha gente allí, salvo algún que otro viajero y quienes allí trabajaban. Tampoco eran excesivamente visitados, el camino no era tan transitado como las vías principales que conectaban las ciudades más grandes de Verisar.

Allí llegaron los pequeños, causando la sorpresa de todos los presentes. Incluso Gerda salió a ver qué ocurría, por qué se había producido ese silencio tan sepulcral a la hora de la cena. Con un trapo se limpiaba las manos mientras preguntaba, desconcertada, qué sucedía. Casi siempre era porque venía algún viajero con ganas de buscar pleitos, pero no hubieran imaginado la aparición de un niño y un bebé.

– ¡Oh! ¡Por Freyja! ¿Qué ha pasado? – corriendo se acercó ante los dos y se arrodilló para ver mejor al más pequeño. Con cierta condescendencia y paternalismo, los guardas más cercanos a la puerta se levantaron y también rodearon a los dos.
– ¿Qué hacéis por aquí? – preguntó uno, destacándose entre otras muchas voces. – ¿Y vuestros padres? – era creencia general el pensar que eran hermanos. Había muchos huérfanos por la zona de Verisar, muchísimos. Habitaban en las calles de las ciudades y los pueblos y, los bebés, eran factibles de ser abandonados. Así que suponían que compartían sangre.
– Los han abandonado porque el bebé es ciego. – Comentó Gerda al destapar al pequeño y fijarse en su vítrea mirada. – ¿Por qué dejarían en desamparo a estos dos pequeños? Nuestro dios, Odin, también perdió parte de su sentido de la vista. Pobre pequeño. – Conocía la existencia de pueblos donde aún se llevaban estas prácticas, y otras peores. Sobre todo en lugares muy pequeños, aldeas remotas y cerradas al progreso, a intentar no llegar a ese tipo de sacrificios y rituales.
– Debe ser de alguna aldea cercana… Hay dos por aquí al lado. – comentó uno de los guardabosques. – ¿De dónde vienen? – preguntó al más mayor, el único que comprendería sus palabras. Gerda, mientras tanto, sacando su lado más maternal, trajo más mantas para mantener el calor, no solo del bebé, sino del más mayor, a quien trataba como un niño perdido más, y trató de despojarle de sus armas, con la excusa de que podía hacerse daño a su corta edad.
– ¿Cómo se llaman? – quiso saber la mujer.

Los guardas se fueron acercando poco a poco, desconcertados ante la idea de que dos niños tan pequeños pasasen la noche solos por el bosque, o aun atónitos de ver que se cometían esas prácticas que los mortales consideraban reprochables.
Uno de los más veteranos del oficio se acercó, abriéndose paso por entre sus compañeros. – Gerda, espera, ¿dices que es ciego? – La cocinera asintió, desconcertada. – Aquí, a unos kilómetros hay un pueblo. Una de las mujeres estaba embarazada, ¿no lo recuerdas? Aquella señora que lloraba porque decía que su hijo nacería maldito. – Todas las miradas se alternaron entre los dos niños y el hombre que hablaba. – Sí, sí. Dijo que a la vuelta de su viaje, si su marido no esperaba varios días para… ya-sabéis-qué – carraspeó ligeramente compungido – , su hijo nacería sin la bendición de los dioses. Y que había sido así. Si dices que no puede ver, posiblemente este bebé sea suyo. Lo que no sé es qué hace este otro niño. No sé si la mujer tenía más hijos o no – ser guardabosques del lugar daba cierto conocimiento de los terrenos aledaños y de sus gentes. Y este conocía a varios habitantes de las aldeas, entre ellas a Siv. Había expresiones de todo tipo: sospecha, lástima, rabia… no se sabía bien quién pensaba que se habían perdido y eran hermanos, quién pensaba que habían abandonado al bebé, o quién pensaba que el más mayor lo había robado. En esos tiempos… – ¿No te lo habrás llevado? Se venden muchos bebés en los caminos…

De nuevo, las miradas de los presentes se detuvieron en Chimar, buscando una explicación sensata de qué hacían dos niños en el puesto del guardabosques.

_________________________

Chimar: Has hecho bien en llevar al bebé, Jimbo, a la caseta del guardabosques. Posiblemente, en su pueblo no lo hubieran aceptado, por ahora, el destino del bebé va por buenas sendas. Pero, el guarda veterano conoce a la posible madre del chico, puede estar insinuando que has robado a ese bebé… aun así tienes a gente creerá lo que dices, como Gerda.

Tu segundo objetivo será tratar de que se queden al bebé, usando los métodos que quieras. Cuanto más dialogante seas, más personas te escucharán. Pero, ten cuidado, tu penalizador será la desconfianza de algunos de los guardabosques en ti. En concreto, del veterano. Podrás usar todos los métodos que quieras para lograr tu objetivo: convencer a la gente mediante el diálogo, dejarlo ahí y salir corriendo…

Para cualquiera que sea tu medio para cumplir tu objetivo, necesitarás suerte. Tira la voluntad de los dioses.
• Runa buena/muy buena: tienes éxito en lo que hagas y el bebé se quedará con ellos.
• Runa media: Tu suerte dependerá de tus actos. Ya veremos si los dioses la inclinan hacia un lado o hacia otro.
• Runa mala: Se encargarán los guardabosques de ti.

Como objetivo adicional, deberás defenderte de la acusación que te hacen de robo. Tranquilo, no son muchos. Eres un niño, la gran mayoría creerá en tu inocencia… excepto si los dioses no están de tu parte.

Invitado Lun 7 Mayo - 16:45

Al entrar en el refugio todas las miradas se posan en Chimar y su inocente carga, en un primer lugar muestran empatía. El enano genio a pesar de ser un aventurero en cierto sentido curtido sigue siendo un niño y lo que lleva en brazos sin duda resulta tener un aspecto aún más vulnerable.

La posadera o su equivalente del sitio avanza con varias mantas para calentar al dúo, se muestra muy amable. Intenta despojar al chico mayor de sus armas pero este no cede terreno en ese aspecto, las herramientas de un especialista son su vida.

Aquella señorita trae una bebida caliente y Maquiavelo pasa de emitir palabra mientras bebe ese líquido solo deteniéndose para no quemar su boca, lo cierto es que lleva caminando un buen tiempo deseando algo así… el viajero tiene gustos simples pero persistentes.

Alrededor todos parecen entender a manera general la trama que envuelve al neonato, su “representante” solo asiente mientras sigue bebiendo. Al final la armonía termina siendo destrozada por un guardabosques veterano quien siembra la semilla de la duda.

Muchas gracias señorita “dice a la posadera mientras le devuelve su taza” encontré a este chiquillo abandonado en la encrucijada, decidí traerlo hasta aquí para hallarle un hogar… alguien decidió abandonarlo.

Baja la mirada involuntariamente, la simple idea molesta y entristece al inventor a partes iguales. La ignorancia es el mayor pecado de la humanidad, saber que existen pueblos alejados donde una madre puede realizar tales actos de forma justificada le hace desear una cruzada científica justa pero severa.

No se de donde es este chico pero no quise llevarlo a su aldea natal, si aceptaron esta barbarie se encuentra mejor lejos de ese entorno.

Mira con sinceridad y determinación, es la verdad. Sabe que el dialogo se acerca a un momento importante, la razón por la cual decidió aparecerse en el sitio. No es una petición fácil lo que tiene que hacer, significa hacerse cargo de una responsabilidad considerable sin motivo alguno.

No puedo cuidar a este niño, merece un hogar con… padres que lo eduquen… ¿alguien aquí está dispuesto?

Aunque los gorriones pregonan la independencia infantil… Chimar sabe que un padre o su equivalente cercano es indispensable, al menos en las primeras etapas de cualquier nueva vida. Tuvo el privilegio de tener un gran padre y todos merecen eso, es una experiencia que nada puede igualar.

¿Alguien?

Repite al aire, esta vez con seriedad en su rostro. Si los adultos que tiene delante poseen suficiente valor para juzgar y acusar deberían también poder encontrar un sentimiento de responsabilidad en su interior, los frijoles suelen ignorar tales llamados pero quizás estos sean diferentes.

Mientras todo tiene lugar Maquiavelo estudia las señales, existe mucha confusión y eso puede traer problemas. Sigue armado aunque no le gustaría terminar en medio de una pelea por malos entendidos, se mantendrá en el camino pasivo que pocas veces a respetado en su vida por el bienestar de la criatura.

**Tyr** Lun 7 Mayo - 16:45

El miembro 'Chimar' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses

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**Fehu** Miér 26 Feb - 12:45

Ante las palabras de Chimar, comenzó una enconada discusión en el lugar. Algunos de los presentes, alertados por las palabras del guardabosques veterano, miraban al chico con desconfianza, otros, al oír la mención a niños malditos, se mostraban visiblemente incómodos con la cercanía del bebé, ninguno parecía estar interesado en quedarse con la criatura. Ninguno, salvo Gerda, que miraba a ambos niños con lágrimas en los ojos.

La mujer, viuda desde no hacía mucho, había intentado sin éxito formar una familia, pero cada vez que los dioses parecían bendecirla con un embarazo, se lo arrebataban antes siquiera de cumplirse el tiempo de gestación. Por esta razón, no podía entender que una madre fuera capaz de abandonar a un niño en medio del bosque, por muy maldito que se empeñase en creer que estaba.

—Espera, Gerda —dijo el veterano, sujetándola por un brazo cuando la mujer se acercó para tomar en sus brazos a la inocente criatura—. Te digo que esto no pinta bien. ¿Y si lo ha robado? No te dejes engañar por su cara inocente, seguro que es un pillo de cuidado, o no andaría solo por el bosque.

—¡Oh, qué sabrás tú, viejo amargado! —respondió ella, liberando su brazo con un furioso tirón—. ¿Por qué iba a robar un bebé?

—¡Pues para venderlo, te digo!

—¿Para venderlo? ¿A un bebé ciego? ¿Y quién iba a comprarlo? Además, está hablando de darlo en adopción, no ha pedido ningún dinero. Si tú quieres ir a avisar a esa mujer que dices que podría ser su madre, adelante. Me encantaría preguntarle en qué estaba pensando para abandonar a su suerte a una criatura inocente. Hasta entonces, el bebé se queda conmigo. ¿Alguien tiene algo que decir al respecto?

Nadie respondió.

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