El hombre de negro (capitulo 2): Hogar dulce Hogar [Libre] [2/3] [CERRADO]
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El hombre de negro (capitulo 2): Hogar dulce Hogar [Libre] [2/3] [CERRADO]
Seguí el rastro de Amelia desde cerca mientras me acomodaba correctamente mis ropas, pero ya dejando el cinturón medio flojo, porque seguramente requeriría de mi transformación más adelante.
La muchacha que seguía, tomo un sendero en el bosque aledaño cargando de árboles la periferia completa "será aún más peligroso si tenemos que enfrentarnos al licántropo aquí" pensé cuando el camino comenzó a subir una ladera. Los arboles parecían quedarse atrás y finalmente vi su silueta más adelante en un descampado pequeño.
Ella me notó y se giró rápidamente a verme llamándome por mi nombre.
Me apresure a su lado y coloque mi mano sobre su boca para indicarle que no alzara la voz, lleve un dedo frente a mis labios y la mire a los ojos suspendido en el tiempo.
- SHHHHHHHHHHHHHH... - sonreí amablemente para que entendiera que no se trataba de un capricho y comencé a susurrarle - Se precavida Señorita Amelia, no sabemos cuántas personas hay allí. Podría costarnos la vida.
Mire para todos lados y más adelante se levantaba una vieja casa de tablones de madera, del tipo que uno nunca entiende como la gravedad no les hacía pelea y seguían de pie. Ventanas dispares y viejas, un techo lastimado por las inclemencias del tiempo y la naturaleza como augurio de muerte a su alrededor. Una escena tétrica para estas horas de noche.
Las luces del segundo piso estaban encendidas, pero no se veía movimiento alguno en su interior.
- La casa es muy vieja, si abrimos una sola puerta seguramente rechinara. - mire más detenidamente el frente. Las ventanas precarias carecían de vidrios y sus vanos eran de buen tamaño - vallamos por la ventana. Sera menos estruendoso y así nos reservamos el elemento sorpresa. - no era momento para sonar gracioso pero no pude evitar sonreír ampliamente por mi absurdo comentario.
Lo que sea que estaba allí adentro seguro nos esperaba, con una herida en la pierna, cualquiera estaría atento a nuestras jugadas.
La muchacha que seguía, tomo un sendero en el bosque aledaño cargando de árboles la periferia completa "será aún más peligroso si tenemos que enfrentarnos al licántropo aquí" pensé cuando el camino comenzó a subir una ladera. Los arboles parecían quedarse atrás y finalmente vi su silueta más adelante en un descampado pequeño.
Ella me notó y se giró rápidamente a verme llamándome por mi nombre.
Me apresure a su lado y coloque mi mano sobre su boca para indicarle que no alzara la voz, lleve un dedo frente a mis labios y la mire a los ojos suspendido en el tiempo.
- SHHHHHHHHHHHHHH... - sonreí amablemente para que entendiera que no se trataba de un capricho y comencé a susurrarle - Se precavida Señorita Amelia, no sabemos cuántas personas hay allí. Podría costarnos la vida.
Mire para todos lados y más adelante se levantaba una vieja casa de tablones de madera, del tipo que uno nunca entiende como la gravedad no les hacía pelea y seguían de pie. Ventanas dispares y viejas, un techo lastimado por las inclemencias del tiempo y la naturaleza como augurio de muerte a su alrededor. Una escena tétrica para estas horas de noche.
Las luces del segundo piso estaban encendidas, pero no se veía movimiento alguno en su interior.
- La casa es muy vieja, si abrimos una sola puerta seguramente rechinara. - mire más detenidamente el frente. Las ventanas precarias carecían de vidrios y sus vanos eran de buen tamaño - vallamos por la ventana. Sera menos estruendoso y así nos reservamos el elemento sorpresa. - no era momento para sonar gracioso pero no pude evitar sonreír ampliamente por mi absurdo comentario.
Lo que sea que estaba allí adentro seguro nos esperaba, con una herida en la pierna, cualquiera estaría atento a nuestras jugadas.
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Sauron Guardgris
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el hombre de negro (capitulo 2)
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Amelia estaba feliz, allí estaba el joven monje, si era el, y como siempre, el era mucho mas analítico que Amelia, así que su idea era ir por la ventana, "buena idea, pero mis botas seguro se oirán por todo el suelo" Así que procuro a quitarse las botas y amarrarlas en su mantel, que portaba todo el tiempo, para evitar ensuciarse y esas cosas, pero no le funciono bastante bien, ya que la mayoría de la sangre oscura fue a parar a su vestido.
-esta bien, pero según vi, esa cosa estaba por allá- dijo señalando hacia el lado derecho de la casa.-así que lo mas prudente es que vayamos por la ventana izquierda-
Y así ambos fueron hacia la ventana izquierda y maltrecha de la casa, la cual casi no tenia ningún vidrio, "gracias a la nieve", El joven monje paso la ventana primero, y la joven la paso segunda, esa era la casa mas horrenda que Amelia jamas vio en su vida, era oscura y sucia, todo estaba desordenado y roto, el empapelado de las paredes estaba arrancado a pedazos, y lo poco que quedaba de este estaba grasiento, el suelo era aun peor, estaba lleno de polvo y tierra, las medias de Amelia no saldrían limpias de esto.
La sala en la que estaban solo tenia un mueble, un sofa volteado y destruido, y una linterna con una pequeña flama que alumbraba la sala, Amelia sabia que la casa estaba llena de linternas que esa cosa había puesto allí, "¿por que una cosa que ataca en la oscuridad, tiene linternas en su casa?" pero eso no importaba ahora, lo que importaba era encontrarlo.
-espero que sigas teniendo mi daga, por que en la siguiente habitación encotraremos a esa cosa- Amelia alcanzo a ver la daga de su madre atada en el habito de Sauron.
Los dos empezaron a caminar por la sala, a tratar de llegar a la siguiente habitación, pero la pierna de Amelia se encontró con un vació, un hueco que no alcanzo a deslumbrar y por su delgadez, cayo en el, pero Sauron no corrió con la misma mala suerte. Amelia vio hacia arriba en el hueco, estaba en el sótano de la casa, de eso estaba segura, pero de lo que no estaba segura, era que horrores encontraría allí.
-tu trata de atacarlo, yo saldré lo mas pronto de aquí, tranquilo, confió en ti-
Amelia se puso de nuevo las botas y camino por el sótano, en el suelo había una vieja linterna, Amelia la levanto, encontró pronto con que encenderla y la encendió, pero lo que encontró en el sótano, no era nada a lo que sus experiencias y los libros que había leído la habían preparado, y tal vez tardaría un poco en salir de ese sótano.
Mia Nigthingale
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Re: El hombre de negro (capitulo 2): Hogar dulce Hogar [Libre] [2/3] [CERRADO]
Dudaba si meterme allí adentro, aquel lugar se veía espeluznante y si bien no me gustaba nada ya estaba con la soga al cuello de tantas idas y vueltas con el asunto.
Una vez dentro llamo mi atención los distintos muebles destartalados contra las paredes, una casa no tan vacía como imaginaba pues había estanteros y libreros con libros en ellos, unos bancos maltrechos y una mesa decorada con un jarrón por encima.
- Deberíamos irnos con cuidado - le dije entre susurros mirando a todos lados, solo para notar que entusiasmada ya había comenzado a caminar. Era demasiado impulsiva y muy arrebatada, características bastantes peligrosas en una muchacha, no me cansaría de considerarlo.
- Usa tu magia y no te preocupes por mí - le dije mientras avanzábamos a través de la sala, debía recordar devolverle aquel cuchillo luego, no quería quedarme con ninguna pertenencia ajena. El silencio era abrumador, solo escuchábamos nuestros pasos rechinando contra la estrepitosa madera del suelo. Una construcción muy vieja y descuidada.
El piso crujió fuertemente y la muchacha cayó frente a mí sin que lograse reaccionar. Estaba asustado, me abalancé para intentar sujetarla, pero no llegue ni atacar su vestido, la perdí.
Su voz resonó desde abajo y no alcanzaba a deslumbrar su rostro entre tanta penumbra. Pero sus palabras fueron claras y llenas de luz.
- Este bien, pero grita si necesitas ayuda y vendré. - Como estarme tranquilo con ella allí abajo, absurdo, necesitaba encontrar como sacarla de ese lugar pero...
Mire hacia el vano de adelante que conectaba con la siguiente habitación. No parecía tener ninguna conexión con la parte de abajo, solo las otras ventanas y una fina escalera.
Mire el hueco una segunda vez pensativo, respire profundo y suspire, preocuparme por ella no resolvería nada, mejor si averiguaba que pasaba en este sitio y tras resolver todo recuperaba la paz de mis días.
Me encamine a la escalera para subirla.
Una vez dentro llamo mi atención los distintos muebles destartalados contra las paredes, una casa no tan vacía como imaginaba pues había estanteros y libreros con libros en ellos, unos bancos maltrechos y una mesa decorada con un jarrón por encima.
- Deberíamos irnos con cuidado - le dije entre susurros mirando a todos lados, solo para notar que entusiasmada ya había comenzado a caminar. Era demasiado impulsiva y muy arrebatada, características bastantes peligrosas en una muchacha, no me cansaría de considerarlo.
- Usa tu magia y no te preocupes por mí - le dije mientras avanzábamos a través de la sala, debía recordar devolverle aquel cuchillo luego, no quería quedarme con ninguna pertenencia ajena. El silencio era abrumador, solo escuchábamos nuestros pasos rechinando contra la estrepitosa madera del suelo. Una construcción muy vieja y descuidada.
El piso crujió fuertemente y la muchacha cayó frente a mí sin que lograse reaccionar. Estaba asustado, me abalancé para intentar sujetarla, pero no llegue ni atacar su vestido, la perdí.
Su voz resonó desde abajo y no alcanzaba a deslumbrar su rostro entre tanta penumbra. Pero sus palabras fueron claras y llenas de luz.
- Este bien, pero grita si necesitas ayuda y vendré. - Como estarme tranquilo con ella allí abajo, absurdo, necesitaba encontrar como sacarla de ese lugar pero...
Mire hacia el vano de adelante que conectaba con la siguiente habitación. No parecía tener ninguna conexión con la parte de abajo, solo las otras ventanas y una fina escalera.
Mire el hueco una segunda vez pensativo, respire profundo y suspire, preocuparme por ella no resolvería nada, mejor si averiguaba que pasaba en este sitio y tras resolver todo recuperaba la paz de mis días.
Me encamine a la escalera para subirla.
Sauron Guardgris
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el hombre de negro (capitulo 2)
-esta bien, todo esta...bien, puedo salir de aquí, es solo un maldito sótano, como si jamas me hubiese ocurrido eso-
Amelia empezó a recorrer el sótano, pero solo podía ver las cosas delante suyo, por la lampara que traía en las manos, Amelia pateo algo, rápidamente procedió a levantarlo del suelo...tenia un liquido rojo, era sangre, esa cosa que pateo desperdigo como casi un litro de sangre por el suelo de el sótano, Amelia se alejo de eso rápido pero su cuerpo no tardo en chocarse con algo mas, era como un saco, pero grasiento y con...¡EXTREMIDADES! Amelia se alejo de eso rápido, el cuerpo estaba colgado, tambaleándose lentamente, o lo que podía tambalearse, ya que sus brazos estaban atados como en una cruz, como el cadáver de Sylvia, Amelia por la linterna pudo ver bien el cadáver, era un hombre, un joven, estaba desnudo, era menudo y delgado...era un mago, debía serlo Amelia procedió a desatarlo pero ese joven ya estaba completamente muerto, "que es esto" pensó Amelia alejándose del cadáver de ese pobre joven, "¿es el?" dijo una voz desde el sotano.
-¿hola? ¿hay alguien alli?-
"idiotas, el salvador no es mujer, y esa joven no es de negro"
-¿ a que se refieren a que no soy de negro?-
"muy facil, tu no eres como una sombra, una silueta"
"callense, como sabemos que no es alguien que caza al salvador"
-no lo voy a cazar...("es mentira") solo venia a verlo, ¿otros lo han cazado?. ¿Salvador?-
"el mago colgado en el otro lado de la habitacion, el trato de matar al salvador"
"y el nos salvo, convirtió nuestra sangre en lo que somos, y nos dará otra vida cuando la vida en este mundo termine"
"los cadáveres de nosotros están desperdigados por todo el lugar, la primera de todos es nuestra líder, si quieres saber mas del salvador, solo habla con ella-
"Amelia"
Esa voz...era la voz de...
-¿Sylvia?-
Como un títere, el cadáver de Sylvia estaba en una silla, completamente vacía, del interior de este, salio una pequeña lucecita, cubierta de sangre.
"que haces aquí, ¿vienes a visitarme? o ¿quizá vienes a transformarte, como aquel mago?"
Amelia no pudo mas, corrió lejos de allí, hasta llegar a las escaleras por las que podría salir del sótano, en su recorrido, chocándose con una cuantiosa cantidad de cadáveres, mientras que los seres del sótano le gritaban lo mismo: "EL NOS LIBERO, EL TAMBIÉN TE LIBERARA" Amelia llego a las escaleras pero un millón de pequeñas luces la arrastraron al fondo, chocándose la cabeza contra el suelo, antes de quedar inconsciente Amelia logro oir, mientras su cuerpo era arrastrado por las luces sangrientas.
"el también te liberara a ti"
Amelia empezó a recorrer el sótano, pero solo podía ver las cosas delante suyo, por la lampara que traía en las manos, Amelia pateo algo, rápidamente procedió a levantarlo del suelo...tenia un liquido rojo, era sangre, esa cosa que pateo desperdigo como casi un litro de sangre por el suelo de el sótano, Amelia se alejo de eso rápido pero su cuerpo no tardo en chocarse con algo mas, era como un saco, pero grasiento y con...¡EXTREMIDADES! Amelia se alejo de eso rápido, el cuerpo estaba colgado, tambaleándose lentamente, o lo que podía tambalearse, ya que sus brazos estaban atados como en una cruz, como el cadáver de Sylvia, Amelia por la linterna pudo ver bien el cadáver, era un hombre, un joven, estaba desnudo, era menudo y delgado...era un mago, debía serlo Amelia procedió a desatarlo pero ese joven ya estaba completamente muerto, "que es esto" pensó Amelia alejándose del cadáver de ese pobre joven, "¿es el?" dijo una voz desde el sotano.
-¿hola? ¿hay alguien alli?-
"idiotas, el salvador no es mujer, y esa joven no es de negro"
-¿ a que se refieren a que no soy de negro?-
"muy facil, tu no eres como una sombra, una silueta"
"callense, como sabemos que no es alguien que caza al salvador"
-no lo voy a cazar...("es mentira") solo venia a verlo, ¿otros lo han cazado?. ¿Salvador?-
"el mago colgado en el otro lado de la habitacion, el trato de matar al salvador"
"y el nos salvo, convirtió nuestra sangre en lo que somos, y nos dará otra vida cuando la vida en este mundo termine"
"los cadáveres de nosotros están desperdigados por todo el lugar, la primera de todos es nuestra líder, si quieres saber mas del salvador, solo habla con ella-
"Amelia"
Esa voz...era la voz de...
-¿Sylvia?-
Como un títere, el cadáver de Sylvia estaba en una silla, completamente vacía, del interior de este, salio una pequeña lucecita, cubierta de sangre.
"que haces aquí, ¿vienes a visitarme? o ¿quizá vienes a transformarte, como aquel mago?"
Amelia no pudo mas, corrió lejos de allí, hasta llegar a las escaleras por las que podría salir del sótano, en su recorrido, chocándose con una cuantiosa cantidad de cadáveres, mientras que los seres del sótano le gritaban lo mismo: "EL NOS LIBERO, EL TAMBIÉN TE LIBERARA" Amelia llego a las escaleras pero un millón de pequeñas luces la arrastraron al fondo, chocándose la cabeza contra el suelo, antes de quedar inconsciente Amelia logro oir, mientras su cuerpo era arrastrado por las luces sangrientas.
"el también te liberara a ti"
Mia Nigthingale
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Re: El hombre de negro (capitulo 2): Hogar dulce Hogar [Libre] [2/3] [CERRADO]
No estaba seguro de haber hecho lo correcto al dejarla abandonada allí abajo, pero solía tener conflictos con las personas que decían frases como "confía en mi", confiar en la gente era algo que nos sembraban en la cabeza desde tiempos inmemorable en el monasterio, nuestra fe dependía de confiar en el libre albedrio que los celestiales nos habían brindado.
De igual manera me encamine al segundo piso de la casa, por más que lo intentase cada escalón que pisaba crujía estrepitosamente delatando mis intentos por alcanzar la sima a toda voz en un lugar tan silencioso como este.
Si alguien estaba en el segundo piso ya se habría enterado de mi presencia y si no vino a por mí, en plan de detenerme, me esperaba escondido en plan emboscada.
Un suspiro escapo de mis labios famélicos. Pensé en evitar todo tipo de enfrentamiento de ser posible, pero hablábamos de un asesino, dudo que pudiera evitarse.
Alcance la sima y entre en la habitación en estado de alerta, me convertiría en dragón tan pronto como me atacaran pero nada ocurrió.
Un enorme cuarto vacío, llego de libros viejos en las paredes, unos cueros que conformaban una especie de cama y unas dos velas apagadas. No eran más que simples aposentos.
- Y bue... nadie? - dije en voz baja tratando ahora si de declarar mi existencia al dormitorio.
Si habían paredes ocultas o delirios similares de cuentos fantásticos, les estaba dando pie a que surgieses y me atacaran, pero nada... No había nadie. Era imposible, si ya no estaba aquí nos habría cruzado en la camino cuando Amelia lo persiguió pero no fue el caso. Ni tenía sentido.
- Amelia! - no había dudas, me acorde de inmediato en consecuencia a este descubrimiento y lo único que tenía lógica era que si no se encontraba aquí arriba, seguramente estaba allí abajo.
Empecé la carrera para ir hasta el sótano donde la había dejado, si estaba en lo cierto, se enfrentaría al asesino sola y no podía dejarla allí.
De igual manera me encamine al segundo piso de la casa, por más que lo intentase cada escalón que pisaba crujía estrepitosamente delatando mis intentos por alcanzar la sima a toda voz en un lugar tan silencioso como este.
Si alguien estaba en el segundo piso ya se habría enterado de mi presencia y si no vino a por mí, en plan de detenerme, me esperaba escondido en plan emboscada.
Un suspiro escapo de mis labios famélicos. Pensé en evitar todo tipo de enfrentamiento de ser posible, pero hablábamos de un asesino, dudo que pudiera evitarse.
Alcance la sima y entre en la habitación en estado de alerta, me convertiría en dragón tan pronto como me atacaran pero nada ocurrió.
Un enorme cuarto vacío, llego de libros viejos en las paredes, unos cueros que conformaban una especie de cama y unas dos velas apagadas. No eran más que simples aposentos.
- Y bue... nadie? - dije en voz baja tratando ahora si de declarar mi existencia al dormitorio.
Si habían paredes ocultas o delirios similares de cuentos fantásticos, les estaba dando pie a que surgieses y me atacaran, pero nada... No había nadie. Era imposible, si ya no estaba aquí nos habría cruzado en la camino cuando Amelia lo persiguió pero no fue el caso. Ni tenía sentido.
- Amelia! - no había dudas, me acorde de inmediato en consecuencia a este descubrimiento y lo único que tenía lógica era que si no se encontraba aquí arriba, seguramente estaba allí abajo.
Empecé la carrera para ir hasta el sótano donde la había dejado, si estaba en lo cierto, se enfrentaría al asesino sola y no podía dejarla allí.
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Re: El hombre de negro (capitulo 2): Hogar dulce Hogar [Libre] [2/3] [CERRADO]
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