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Mensaje  Fehu Sáb 23 Oct - 11:29

Cuando Adda entró en el comedor semiprivado al que les habían dado acceso, Ernest y Lise comentaban tranquilamente la frugalidad de la decoración sentados frente a un par de humeantes tazas de té. También estaban allí dos de los elfos que les habían acompañado, los que les habían traído a la pobre Vánadóttir.

Adda asintió internamente al contemplar a la joven, le había parecido una chica voluntariosa y más que dispuesta a ayudar a quien lo necesitara. Sin duda, eso explicaba por qué viajaba con el muchacho.

La sala estaba iluminada por varias linternas arcanas repartidas por las paredes y las mesas centrales y debían de estar encendidas la mayor parte del día también, porque la diminuta ventana junto a la puerta no podía dejar pasar mucha de la escasa luz diurna de aquellas latitudes. Con la cara pegada al cristal, como si de una niña se tratase, Kira escaneaba el exterior sin un parpadeo.

Está bien, Kira —dijo Adda, dándole unas palmaditas en el hombro a la bio-cibernética—. La mujer Hazelmere está con ella, las vi cuando venía.

Kira se volvió hacia ella y asintió brevemente antes de retomar su concienzuda vigilancia del exterior. Adda continuó su camino hacia sus compañeros.

¿Qué tiene que hacer una para conseguir una taza de té calentito? —preguntó con una sonrisa.

No llegó a enterarse, porque en ese momento, Heck entró como una tromba en la sala.

Hora de moverse —anunció.

¿Ya hablaste con la señorita Vattana? —preguntó Lise y, sin esperar respuesta, añadió—: ¿Qué has averiguado?

El Collar está aquí —respondió Heck sin más preámbulos—. Lo trajeron los Consejeros que vinieron con ella desde Dundarak, Velder Zeuger y no se qué Krimmer. No sabe cuál de los dos lo guarda, sólo que ambos votaron a favor de reabrir el Extractor.

Vaya sorpresa —murmuró Lise.

El mensajero regresó hace un rato —dijo Ernest—. Han accedido a reunirse con nosotros mañana, a la hora del almuerzo.

¿Por qué esperar? Aún faltan horas para el momento de acostarse.

No todos tenemos tu energía, Heck —dijo Ernest con voz jovial—. Sin duda, quieren darnos tiempo a descansar del viaje.

No tenemos tiempo que perder, Ernest —dijo Heck, espiando por la ventana desde detrás de Kira—. No sé tú, pero yo puedo sentir el éter corrupto moviéndose bajo mis pies. Cuanto antes acabemos con esto, mejor para todos.

¿Sugieres que los obliguemos a atendernos ahora mismo? —dijo Lise, derecha en su asiento con la taza de té entre las manos.

Hasta yo sé que presionarles es la manera más segura de ponerlos en nuestra contra —respondió Heck volviéndose hacia sus compañeros—. No, no eso. Una visita de cortesía, uno a uno: Zeuger, Krimmer, Friddel. Para tantear el terreno, saber al menos a qué atenernos de cara a la reunión de mañana.

Es buena idea —reconoció Ernest—. Cuanto más sepamos de nuestros interlocutores, mejor podremos prepararnos.

Si me lo permiten —dijo Adda—, no estoy segura de que pasearnos por el complejo visitando a sus líderes entrada la noche sea la mejor de las ideas. He observado cierto rechazo por parte de los trabajadores. Puede que no les agrade demasiado la idea de tener a un grupo de poderosos brujos manipulando en la sombra a sus jefes.

¿Que no les agrade? —interrumpió un incrédulo Heck.

¿Qué es lo que sugieres, Adda? —intervino Lise, antes de que Heck diera con la ordinariez que debía de estar buscando en los abismos de su mente.

Sería una falta de tacto que nos presentáramos nosotros en sus habitaciones sin ser llamados, pero siempre podemos enviar a alguien con una imagen más neutral —dijo Adda volviéndose hacia los dos elfos en la sala—, si están dispuestos.

Los otros tres catedráticos se volvieron también hacia los dos jóvenes, calibrándolos y expresando con mayor o menor entusiasmo su acuerdo. Les explicaron su cometido y Heck les contó dónde podrían encontrar a los tres sujetos de interés, pero antes de que llegaran a decidir a quién abordar primero, Kira se irguió inquieta junto a la ventana y una potente voz se abrió paso hasta ellos desde el exterior.

¿DÓNDE ESTÁ? ¡HARTEM! ¡SAL DONDE PUEDA VERTE, MALDITO!

Al otro lado de la puerta, un enorme y furioso hombre-bovino echaba humo por las fosas nasales mientras apretaba con fuerza una pesada hacha de guerra.

Atacante bovino:

__________________

Bienvenido, querido Rauko. Y querida Xana. Tu misión para este tema será tantear el terreno de cara a la inminente reunión entre los dragones de la isla y los brujos del Hekshold. Enterarte de qué pie cojea el otro bando, convencerlos de escuchar a los Catedráticos, quizá. Pero ya hablaremos más de esto en el próximo turno (por cierto, enhorabuena, has escogido la misión de tres turnos).

Tu objetivo inmediato en este turno es sortear el conflicto que acaba de arrancar a la entrada del comedor en el que Xana y Rauko se encuentran con los Catedráticos del Hekshold, ya sea confrontándolo o evitándolo, eso es cosa tuya. Lo importante es que me dejes claro a quién van a visitar (Consejero Zeugel, Consejero Krimmer, Capitana Friddel) y cómo se las arreglan para llegar hasta allí. Puedes llevarte a Kira, si te da pena su complejo de nido vacío, y puedes separar a tus personajes (aquí sí) para cubrir más terreno o ir en grupito cerrado.

No puedes llevarte a los Catedráticos contigo, pero sí manejarlos en este turno, en relación al conflicto con Gol’then, el hombre-toro que está gritando en la entrada. Por si no lo conoces, Gol’then es el exmarido de Toriel y sufrió, durante años, una terrible maldición impuesta por Heck Hartem, de ahí que esté tan cabreado.

Tienes más información sobre Gol’then [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]y permiso para manejarlo también, por supuesto. Las fichas de los catedráticos las tienes [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]y [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Kira no tiene ficha, pero tienes información sobre ella [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
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Mensaje  Rauko Vie 5 Nov - 20:54

 –Linternas arcanas –murmuré mientras observaba la sala, con mi pulgar presionando mis labios, imaginando cómo robar la idea para aplicarla en mi propio hogar–. Xana, recuérdamelo cuando volvamos a casa.

 –Como si una linterna viviente lo necesitara –comentó ella, mordaz– o como si no tuvieras unos buenos ojos para ver en la oscuridad.

 –No se trata de eso –dije agitando una mano–, es solo por decoración. La idea de tener luces de colores me agrada. ¿A ti no?

 –Pues…

 –Ah –interrumpí al percatarme de la obvia respuesta–. Claro que sí, si te la pasas creando lucecitas de todos los colores para hacerte notar.

 Xana me pellizcó una mejilla. Contuve un quejido. Entonces uno de los catedráticos entró en la instancia, él sí haciéndose notar. Inició una conversación con sus compañeros. Xana y yo dejamos nuestras payasadas para escucharlos, aunque sin intervenir. Pero en un punto les perdí el hilo, cuando mi mente se perdió en divagaciones sobre los Hazelmere y Destino, preocupándome sobre lo que estarían haciendo en el complejo.

 –Entiendo –dijo Xana, haciendo volver mi mente al comedor–. Creo que es mi momento de devolverle el favor a la maestra Lise. –Le ofreció una pequeña sonrisa y un asentimiento de cabeza a la susodicha–. Y supongo que deberé evitar dar una mala impresión con tantas armas encima.

 Depositó su vara y su daga en la mesa. Luego me miró, esperando que yo hiciera algo. Decidí desarmarme para aparentar saber que seguí al tanto de todo, aunque no me deshice de mi guante Retniw: se me veía bien en mi mano.

 –Bien, ¿a dónde debemos ir? –preguntó Xana a los brujos, sin la despreocupación mostrada antes.

 Una vez aclarado lo importante, fuimos interrumpidos por un intruso inesperado. Me apresuré hacia la ventana.

 –¿Este quién es y cómo demonios llegó hasta aquí? –pregunté. «Justo cuando necesitamos parecer confiables…», me quejé internamente. «¡Y hace demasiado ruido!».

 El cornudo demostró su impaciencia levantando su hacha para derribar la puerta. Con rapidez extraje de un bolsillo de Xana la primera botella al alcance de mi mano y, con mi vista fijada en el hombre-bestia, disparé éter a mi diadema. El hacha descendió y creó una grieta en el suelo musgoso del nuevo escenario de ambos, un bosque, donde todo el ruido que se produjera no sería escuchado en el exterior.[1]

 –No sé quién eres –le dije al desconcertado bovino–, pero elegiste el peor momento para ajustar cuentas.

 Su mirada, tras buscar detrás de mí, desechó toda confusión para conservar solo la furia. Arrancó el hacha y avanzó con pasos pesados y decididos.

 –Esto no te concierne –gruñó–. Vine a por el malnacido Hartem.

 –Como dije, no es el mejor momento –reiteré, interponiéndome en su camino.

 –«No es el mejor momento», dices –bufó. Soltó una sonora carcajada sin humor–. Yo creo que sí –sentenció con un profundo y largo gruñido–. Antes estuve demasiado ocupado ayudando a los Buscones a lidiar con los esbirros del Hombre Muerto, los efectos de la euforia y un juicio con falsos dioses, pero ahora tengo este momento, sin más problemas… además de ti. –La mirada que me dirigió contenía una amenaza de patearme las nalgas.

 –Lo siento, pero debo insistir. No es…

 El simple rugido de furia que emitió caló en mis huesos, e instintivamente salté hacia atrás, logrando por poco evadir el golpe de su hacha. También noté que intentó golpearme y no cortarme. No esta vez, al menos.

 –¡Quítate ya! –bramó.

 –No lo entiendes –repliqué–. No puedo permitir este tipo de incidentes ahora, cuando debemos hacer que los dragones confíen en los catedráticos.

 –¿Y piensas que es buena idea que alguien confíe en Hartem? ¡¿Estás demente?!

 –Quizás no en él, pero sí en el resto. Estamos aquí para truncar los planes del Hombre Muerto, destruir más de los 19 objetos malditos y…

 –¡¿Y cómo van a detener al Hombre Muerto sin los objetos creados para detenerlo?! –Negó con la cabeza–. No podremos entendernos –concluyó con resignación–. Lo lamento, chico, pero deberé apartarte –alzó el hacha– ¡a la fuerza! –Y atacó de nuevo, esta vez buscando partirme en dos.

 El sonido del metal contra metal reverberó en el bosque. Un solo choque, que no resultó como el cornudo esperó. Usando toda la fuerza de mi cuerpo potenciado con magia, detuve esa lenta hacha sobre mi cabeza, agarrando al borde de la hoja con mi mano enguantada con Retniw. «Oh, ¡sigo en una pieza!», noté sorprendido de mi hazaña.[2]

 Y sin perder tiempo, imbuí el arma con una moderada descarga de éter, que concentré hacia la empuñadura para luego liberarlo en un estallido dirigido hacia el pecho del cornudo.[3] Este se tambaleó impelido hacia atrás, ahora desarmado, y cayó sentado.

 –Por favor, márchate ahora en paz –sugerí, y arrojé a su lado el arma.

 El bovino sacudió la cabeza. Observó el hacha a su lado y luego mi postura relajada. Se colocó una mano en la cara, cubriendo sus ojos con ella y apoyándola sobre el hocico, mientras respiraba profundamente. Supuse que necesitaba un momento para recuperarse.

 –Hartem me maldijo –dijo con deje de cansancio–. Años después fui sanado, pero… –alejó su mano para mirarla con expresión ausente. Convirtió la mano en un puño y frunció el ceño–. Pocas son las noches en que no tengo pesadillas sobre esos días. Despierto aterrorizado, pensando que mi cuerpo se derretirá de nuevo. Del miedo, siento nauseas, y eso me recuerda a la arena que vomitaba. A veces el recuerdo también me hace vomitar.

 Apoyó los antebrazos en las rodillas y bajó la mirada, una expresión severa aún en su rostro, mientras yo me preguntaba si es que acaso también iba a contarme toda su vida en ese momento.

 –Ni si quiera puedo buscar alivio en la mujer que amo –prosiguió–. Yo… no quiero que me vea y se sienta culpable por algo. No merece sufrir también. Así que me muerdo los labios y me callo. –Volvió a mirarme–. Irme en «paz», no es una opción para mí. Gracias a Hartem. –Tomó su hacha y se reincorporó–. Tal vez si acabo con ese infeliz, mis pesadillas acaben. Es lo que más pienso en las noches. –Apuntó su arma hacia mí–. Eres demasiado joven para morir, pero si insistes en protegerlo aun sabiendo lo que ha hecho, cargaré contra ti con todo lo que tengo.

 Lo pensé por un momento. Mi conclusión, a mi pesar, fue la misma. Convertí el guante en espada y derramé sobre ella el veneno que le quité a Xana.[4]

 –Que así sea –masculló disgustado. Inspiró aire hasta llenar sus pulmones, y soltó un rugido explosivo. Y con ese grito de guerra, la bestia saltó al ataque.

 Trazó un destellante arco horizontal con su hacha. Respondí a su hoja con la mía. Un estruendoso choque metálico inundó le bosque. Nuevamente tuve el cuerpo potenciado con magia, pero salí volando esta vez. Aun anonadado, despedí éter para recuperar el control en el aire.[5] Logré aterrizar hacia atrás, sobre mis pies dibujando un par de surcos en la tierra.

 El cornudo avanzó a una velocidad endiablada. Arremetió con hachazos como fuerzas de la naturaleza, sin misericordia conteniéndolo ahora. Incluso desviar sus ataques con mi espada era arduo, hacía que los huesos de mis manos se quejaran, así que procuré evadir cuanto pudiera de esa violencia que sobrepasaba lo humano.

 Pronto, aunque no sin concentración, pude ver las aberturas en su errática vorágine de hachazos.[6] Me preparé y con un tajo relámpago mi espada buscó el abdomen de la bestia.

 Se produjo un chirrido: mi hoja apenas rayó la armadura del cornudo, quien pudo girarse para proteger su área expuesta. Me retiré expulsando una ráfaga de éter. La bestia rugió para reanudar su ofensiva. Me adelanté con otra veloz estocada. Me bloqueó una vez más, así que volví a intentar sin tregua, una y otra vez, cada vez más rápido, con más fuerza, desde todas direcciones, convirtiéndome en una incesante lluvia de espadas.

 Sin embargo, ninguna lluvia podría vencer a una gran montaña.

 Así que tuve que ir más allá y atacar como algo fuera de este mundo.

 Me alejé con un salto gigantesco, buscando una distancia prudente para preparar mi ataque. Antes de que yo aterrizara, el cornudo me arrojó el hacha con todo el poder de sus músculos. Y se desconcertó cuando su hacha se clavó en un árbol luego de atravesarme sin dañarme.[7]

 Tras una intangibilidad breve, mi cuerpo ardió por el éter acrecentándose en mi interior. Entonces me disparé hacia el cornudo, mi espada en alto, yendo como un meteoro afilado. Él cruzó sus antebrazos como cruz al frente para recibir el impacto. Un estallido se liberó de mi espada con el gran choque.[8] El cuerpo del cornudo fue impelido hacia atrás y sus brazos hacia abajo por mi mandoble explosivo, dejando su pecho vulnerable.

 En esa oportunidad de un breve instante, me propulsé con éter y lancé seis estocadas como seis estrellas fugaces.[9]

 El cornudo rugió de nuevo y recuperó el equilibrio. Volvió a atacarme, feroz y sin descanso, pero cada vez menos rápido, con cada movimiento más torpe que el anterior, haciéndome sencillo evadirlo.

 No se rindió. Siguió hasta que, pocos instantes después, finalmente cayó sobre sus rodillas. Gruñó, se levantó de nuevo, atacó y sus rodillas volvieron a encontrar la tierra.

 Alcé mis manos, con una de ellas recién cubierta por Retniw hecha guante. El cornudo se tomó unos segundos para analizarme, su ojo sano ahora menos enfocado.

 –¿Es un veneno letal? –preguntó al fin, apretando sus puños.

 –Si quisiera matarte –contesté con calma, aunque con el ritmo de mi respiración siendo irregular–, te habría cortado la cabeza en vez de hacerte seis cortes leves, ¿no crees? –Me encogí de hombros–. Solo hará que te desmayes si sigues moviéndote mucho. Se te pasará dentro de un rato.

 El cornudo desvió su mirada en la dirección donde bebían estar los catedráticos.

 –Cada uno de ellos es más poderoso que yo –señalé–. Si yo te di problemas, en tu estado actual no podrás ni tocarlos. No sé si lo que querías, en realidad, era morir, pero eso seguro entristecerá a esa persona que amas, ¿no? Así que, por favor, usa tus fuerzas restantes para retirarte ahora. No te entregues en bandeja de plata a Hartem. –Bajé las manos y me volteé, esperando que él fuese prudente o que los brujos lo acallaran al instante si seguía siendo insensato. Antes de alejarme, le dije–: Lo siento.

 –Tus disculpas no sirven –escuché murmurar al cornudo.

 Sin más que decir, volví con Xana y entonces, sin prisa, deshice el hechizo de la diadema.

 –Muy bien, vamos a hacer las visitas –insté. Y marché enseguida a las habitaciones de los dragones.

 Xana me siguió sin ocultar su preocupación.

 –¿De qué iba todo eso?

 –Nada importante, solo que alguien se puso verde –le contesté–. Por cierto –continué con desenfado, mientras expulsaba un poco de mi éter para quitarme la suciedad de encima–, Kira no debería llamarse Kira. Debería llamarse Kara, pues tiene cara de Kara. Nunca mejor dicho, creo. ¿No piensas igual?

 –¿Qué?

 –Solo tonterías que suelto cada tanto.

 Tras un poco más de cháchara irrelevante mientras nos movíamos por el complejo, Xana consideró que dividirnos era lo mejor para terminar más rápido la labor, ahora que sentía que sí podíamos tomar rumbos distintos. Le dije que fuera a donde Zeuger y que yo iría a donde Krimmer, dejando a Friddel como la última a visitar. Pensé que sería lo mejor, ya que la «X» está más cerca de la «Z» de lo que lo está la «R», la cual está más cerca de la «K» que de la «F», pues esta última es la más distante a la «R» y a la «X». Por supuesto, preferí no mencionarle a Xana que nuestras iniciales y el orden del abecedario influyeron en mi decisión.


(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)

[1] Habi de la Diadema del Duelista.
[2] Debut de mi rasgo avanzado de estar fuertísimo.
[3] Habi de nivel 1: Choque centelleante.
[4] Encantamiento pasivo de Retniw, Arma cambiante, y uso de un objeto limitado, Toque de sopor.
[5] Habi pasiva de nivel 4: Vuelo fúlgido.
[6] Habi pasiva de nivel 8: Presciencia luciente.
[7] Habi de nivel 3: Ente esplendente.
[8] Combo: Habi de nivel 1, Choque centelleante, que no gasta su uso al combinarse con la habi de nivel 5, Impulso destellante.
[9] Habi de nivel 6: Hexatajo rutilante.

Bueno, R va con K mientras que X va con Z =D
Y la información del cornudo está un poco desactualizada (?) Tal vez sea que Sigel parece que lo creó para que se le diera matarile y los usuarios nos empeñamos en no dejar que se muera a lo bestia (?) XD
Me da pena el complejo de nido vacío de Kara, pero no me la llevaré porque soy rebelde. Ahre.
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Tensas negociaciones (Rauko) [Trama Global Objetos Malditos] Empty Re: Tensas negociaciones (Rauko) [Trama Global Objetos Malditos]

Mensaje  Fehu Miér 27 Abr - 19:53

Toriel alcanzó el lugar de donde venía el alboroto temiendo lo peor y sintió una oleada de alivio cuando encontró a Gol’then debilitado, pero vivo y entero. Corrió en su ayuda, dejando atrás a los dos elfos que se alejaban.

Vamos, Golthie, apóyate en mí.

Por un momento, su mirada se endureció al cruzarse con la de Hartem, que entraba de nuevo en el comedor, como si nada hubiera pasado.


Cuando Rauko llegó a las habitaciones del Consejero Krimmer, encontró la puerta entreabierta. Del interior, no salía ningún ruido, tampoco había luz. Sin embargo, un vistazo bastaría para revelar signos evidentes de lucha: restos esparcidos de lo que debió haber sido una silla, una mesa astillada, fragmentos de cerámica en el suelo… incluso un leve resto de sangre, si acaso el elfo prestaba suficiente atención. No había nadie allí, ni siquiera un cadáver.


Xana fue recibida por una joven con gesto hosco.

Mi madre es una persona muy ocupada para andar atendiendo a cualquiera —, le dijo de muy malas maneras.

¿Quién es, Lothari? —dijo una voz desde el interior antes de que a la joven le diera tiempo a cerrarle la puerta en las narices.

Nadie. Solo una tipa recién llegada. Con el grupo del Hekshold, seguro. Vendrá con alguna amenaza o algún soborno para que les entreguemos el Collar.

Hazla pasar.

¿Qué? ¡Estabas atendiendome a mí! ¿Qué hay de…?

¡Luego! He dicho que la hagas pasar.

Si las miradas matasen, Xana habría caído fulminada en el sitio, pero logró entrar. La Consejero Zeuger la recibió sin apenas levantar la vista del documento que descansaba ante ella en su escritorio. Era una mujer de facciones recias, con el pelo recogido en la nuca en un pragmático moño y ropas sobrias, pero de buena factura.

Imagino que vienes a soltarme algún discurso para preparar el camino a esos brujos metiches de cara a la reunión de mañana. Que sea breve, estoy esperando otra visita.

No llevarían mucho tiempo hablando cuando alguien más llamó a la puerta. Xana sería despedida con educación, pero también impaciencia. De camino a la salida, oiría a la joven Lothari hablando en susurros con con el recién llegado, un hombre joven y bien vestido.

Tenemos las dos primeras, ¿nos dará ella las suyas? —decía el desconocido.

No lo sé, nos interrumpió…

Al percibir la presencia de Xana, la conversación quedaría interrumpida.


__________________

Rauko: Parece que el torete es inmatable. Lo respeto. Él no queda muy satisfecho, pero cuentas con el agradecimiento de Toriel. El Consejero Krimmer ha desaparecido. Si no sabes ya qué ha sido de él, no me cabe duda de que no tardarás en descubrirlo (si quieres una pista: mira fuera de este tema). En este punto, tienes varias opciones: Olvidar lo que has visto y largarte de ahí antes de que acierte a venir alguien y te tome por el causante del desastre; Pasar a la siguiente letra de la lista (encontrarás a la Capitana en compañía de Edna); Contar lo que has visto y solicitar ayuda (¿A quién? Eso te lo dejo a ti); Investigar por tu cuenta qué ha sido del Consejero.

Si eliges la última opción, no te resultará muy difícil seguir los susurros sobre desapariciones que otros han seguido antes que tú. Quizá tengas más suerte que ellos [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Por otro lado, tal vez las pistas te lleven por el camino que ellos no llegaron a explorar (en tal caso, sigue sus instrucciones, pero responde acá).

Xana: ¿Qué le cuentas a Zeuger? De tu discurso puede depender lo que ocurra a continuación. Lamentablemente, tu conversación quedará interrumpida, pero no desestimes la extraña conversación que presencias en tu camino a la salida. ¿Cómo reaccionarás? Varias vidas pueden estar en juego.

Pista: Fíjate bien en los nombres, hay referencias en varios de los temas relacionados con esta fase del evento.
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Mensaje  Fehu Miér 1 Jun - 17:59



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