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Mensaje  Tyr Dom Jul 10 2022, 18:14

El miembro 'Elian' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses


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Mensaje  Valyria Dom Jul 17 2022, 16:28

Valyria supervisaba la escaramuza, mucho más reducida después de los varios trucos que habían usado, su muralla de fuego incluida.

Aun así, vio venir el lobo, manos dirigiéndose a sus espadas y girándose…un poco demasiado tarde. Sobreviraría, decidió fríamente, ya se estaba apartando para reducir el impacto, cuando Lökk prácticamente cayó ante ella para defenderla.

Un poco exagerado y dramático, pero había funcionado, así que no se quejaría. La dejó encargarse del licántropo y empezó el camino de vuelta…solo para pararse a escuchar sus palabras. Marlowe, encabezando el ejercito? Perfecto. Asi no tendría problemas para encontrarlo.

El viaje de vuelta fue algo…frenético, y el idílico pueblo que había dejado era… considerablemente menos idílico. Pero no tuvo demasiado tiempo para contemplar los cambios, pues fue básicamente arrastrada ante Dánethil para explicar lo sucedido.

No era como si hubiera mucho que explicar, los licántropos habían intentado ganar tiempo hasta el ataque y luego matarlos a todos, fin de la historia, el resto eran adornos que aportarían matices completamente innecesarios. Las charlas no habían triunfado porque eran un cebo desde el principio, así que tocaba afilar espadas y esas cosas.

Y luego vino el discurso, para el cual no solo estuvo presente, sino al lado, porque…bueno, tenia sentido, con Atreyu fuera de combate, necesitaba todas las caras conocidas que pudiera, para demostrar que tenia los apoyos de los pesos pesados de la comunidad.

Y entonces, ahora si, era libre. Algunos preparaban flechas, o afilaban armas, o rezaban o….si, esos estaban haciendo cosas que deberían hacer en privado. Ella… después de una breve visita a Atreyu, tenia otros planes. Se sentó frente a una gigantesca rosa negra, sacando el látigo de su mochila, en caso de que hiciera algo. Al fin y al cabo… lo había sacado de esa misma rosa.

-Cuando me uní, fue porque los consideraba un atajo de pirados, y tenía claro que la cosa se desmadraría sin alguien que actuara de intermediario... solo quería salvar a una pobre niña, y esas acciones eran las que tenían más sentido...- le confesó al dragón hecho de plantas. Estaba…inactivo, pero no muerto. Nunca había preguntado, pero sabia que estaba haciendo…algo, seguramente algún tipo de ritual de fertilidad, para tener mejores cosechas, o alguna tontería así, sin duda útil…pero no ahora. -Pero Atreyu se… suavizó, quiero pensar que gracias a mí, y hay días que me despierto, y admiro con orgullo lo que tenemos aquí…- podía notar el dragón, los…latidos, el poder fuera de su alcance, por tan, tan poco… -Y aun así, le prendería fuego al pueblo sin dudarlo un segundo si eso los salvara… porque Nytt Hus son sus personas, no un puñado de casas y árboles. Así que, con Atreyu indispuesta e incapaz de darte ordenes… espero que recuerdes las palabras de su aprendiz, aunque no pueda hacerte cumplirlas…- le dijo a la planta, antes de hacerle pat pat e irse.

Y unos minutos mas tarde, estaba lista. -Lökk…- saludó, llegando al cuello de botella. -Hazlos retroceder un poco, mis criaturas irán primero, cuando las agote…seguramente me retire al interior...- no tenia clara esa parte de retirarse, pero sospechaba que estorbaría mas de lo que ayudaría si solo tenia sus armas, y algunos de sus trucos no servían entre tanta gente… -Ah- había un truco que si serviría, muy bien de hecho.

Empezó a preparar una flecha especial, con su red atrapasueños. -Tres de vosotros seréis capaces de manejar planas, siempre que os mantengáis a treinta metros de la flecha…así que poneros lo más lejos posible del combate dentro del rango y apoyad a los que estén luchando…- instruyó a los elfos de su alrededor.




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Mensaje  Tyr Dom Jul 17 2022, 16:28

El miembro 'Valyria' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses


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Mensaje  Ingela Jue Jul 21 2022, 01:19

El retorno a Nytt Hus fue un tormento para Ingela. Cuando terminó de lanzar sus ataques y el fuego de sus entrañas consumía todo lo que tocaba, giró en el aire y buscó a la embajadora y lo que quedaba del grupo. Apenas los vio corriendo lejos de la colina, los siguió. Aterrizó cerca de ellos y apresuró el paso para no quedarse sola. Fue entonces cuando los sucesos acontecidos le golpearon. El impacto fue tan fuerte, que la muchacha tuvo que apoyarse en un árbol para no desfallecer.

Los gritos invadieron su cabeza, acompañados de un fuerte pitido en sus oídos y la sensación de que el mundo se le venía encima le hicieron perder el aliento.

Cuando Ingela se transformaba, habían cambios evidentes en su cuerpo, todos podían verlo. Pero los cambios en su mente, solo ella los conocía. El éter le permitía el cambio a dragón, era indoloro pero agotador, cualquiera entendería aquello, pero seguramente, era más difícil de comprender que, cuando su cuerpo se convertía, no era completamente ella.

Estaban allí su conciencia, sus recuerdos, sus sentimientos y emociones, pero también los de la bestia. Ingela era una muchacha sensible y de buen corazón pero, sin lugar a dudas, capaz de una brutalidad inimaginable en batalla. Y aún así, muchas de las acciones que ejecutaba como dragona, no sería capaz de hacerlas. Era como si su humanidad se desconectara.

Claramente, en la colina, eso ocurrió. Ingela escuchó los gritos de sus víctimas, sintió el olor a carne quemada y eso le atormentaba, más aún, saber que en aquel momento no se detuvo ni tuvo piedad. Su misión era la de detener a los enemigos y darle chance de huir a Valyria, sin importar el costo. No hubo misericordia en sus acciones, no hubo un instante de duda ni la intención de idear un plan en el que no tuvieran que morir tantos. Aunque se negaba a aceptarlo, el fuego era una fuerza bruta que una vez salía, ella perdía su control.

Por fin, llegaron a Nytt Hus y lo que encontraron, fue otro campo de batalla. Ingela, desesperada, corrió a buscar a Fëanor. Si ella lo dejó allí fue para que estuviera a salvo, pero fue peor; lo dejó solo y desprotegido. El corazón le palpitaba con fuerza, corría agitada entre las tiendas del campamento. En su cabeza, lo único en lo que pensaba era en que no podía perderlos, no ahí, no en ese momento. Necesitaba encontrar a Fëanor y a Thunderbolt -vivos- como diera lugar. En el lugar más obvio, pero el último en el que buscó, allí estaban. El joven elfo se veía magullado y en su rostro se notaba el peso de la batalla, pero estaba a salvo, haciendo lo que mejor sabía hacer, con el fiel Thunderbolt en su hombro: sanaba heridos en un improvisado hospital de campaña. Al verlos a salvo, sintió tanto alivio que bien pudo haberse desmayado ahí mismo.

-¡Bolti!- exclamó feliz cuando el dragoncito revoloteó contento al rededor de su cabeza y aterrizó sobre la cara de la joven dragona, haciendo chilliditos de alegría. Lo tomó entre sus manos y hundió la cara en su pancita tibia. -Veo que protegiste muy bien a Fëanor. Eres el más valiente protector, mi poderoso dragón- le dijo, sin sacar la cara de la barriguita del reptil. Cuando sintió los brazos del elfo rodearle, la muchacha no pudo aguantar más y rompió en llanto, en un amargo y penoso llanto. Fëanor comprendió que algo muy terrible le había pasado a su amiga para estar tan afectada y decidió no indagar en aquel momento.

-Inge, tengo que continuar con mi trabajo- dijo él en voz baja, mientras le acariciaba el cabello, una vez la sintió algo más calmada. -Hay que preparanos porque esto aún no termina- dijo -Yo tengo que quedarme con la brigada de médicos en la retaguardia, pero tú deberías ir al frente. Allí podrás usar a tu antojo tus poderes, créeme que serán de utilidad allí. No importa ahora lo que haya pasado, Ingela, aún tenemos que ganar esta guerra- le dijo, tratando de darle ánimos a su amiga -Te prometo que después de esto, iremos a casa a cenar el puchero de tu madre- prometió y le regaló una sonrisa a la dragona. -Pero Bolti se queda conmigo, lo necesito para estar seguro- añadió, aliviando la tensión del momento.

Ingela suspiró -Te dejaré terminar tu trabajo, yo buscaré algo en lo que entretenerme mientras... mientras tanto- respondió y le dio un beso en la mejilla.

Vagó un rato, hasta que se fijó en un elfo que hacía trabajos de curtiduría. La muchacha sonrió emocionada y fue junto a él.

-Hola- saludó con la voz muy aguda y sin cambiar la expresión contenta de su rostro -Soy Ingela- se presentó e hizo una leve reverencia. El elfo era asombrosamente guapo, alto, buenmozo y alto, así que el rubor en sus mejillas era algo inevitable y que ella no podía ocultar. Tampoco podía disimular el entusiasmo que le daba hablarle.

-Yo... pues estemm... Soy curtidora. ¡Aprendiz! Soy aprendiz de curtidor y veo que usted también y... uno muy bueno... yo, este... me encantaría aprender más del oficio- balbuceó. La muchacha sonrió de nuevo -¿Podría acompañarlo? Sé hacer algunas cosas, pero me gustaría aprender más... s-si usted qu-quisiera...- volvió a balbucear.

Se quedó ahí quieta mirando al elfo, quien lucía algo confundido. Pero cuando sonrió y le hizo hueco junto a ella, la joven dragona sintió genuina felicidad.

La joven dragona estaba feliz junto al elfo, observando lo que hacía e imitándolo. Claro está, la diferencia de calidad entre unos objetos y otros, era abismal. Pero eso no desalentaba a la muchacha, quien persistía, memorizando los movimientos y pasos de cada procedimiento. Fëanor estaba ocupado curando heridos frenéticamente y ella solo le estorbaría de haberse quedado con él, así que se permitió quedarse con el maestro curtidor que había conocido y quien amablemente había aceptado enseñarle. El detalle que fuese un elfo hermoso solo hacía de aquel momento uno aún más memorable.

Ella se enfocaba en lo bueno que estaba ocurriendo pues si lo hacía en lo demás, enloquecería. No tenía mucho tiempo, pronto la llamarían para ir al frente de batalla, aunque su participación anterior fue una catástrofe. La joven dragona no quería pensar en ello y no se fijaba que el hecho de que estuviera cosiendo cueros, con aparente despreocupación, la hacía parecer un ser miserable y sin sentimientos. Como mínimo, debería estar preparándose, mentalizándose o ataviándose para ir al muro, no aprendiendo oficios artesanales.

Pero allí junto al maestro curtidor, cosiendo, callaba el ruido de la reciente batalla y evitaba la ansiedad del que estaba próxima a vivir.

-Yo me quedé en casa- dijo de repente la joven dragona, interrumpiendo el silencio. -Durante la guerra aquí en el sur, yo me quedé en el norte, en Dundarak. Allí también hubo que pelear y yo no podía dejar a mi familia sola. ¡Aunque se saben defender bastante bien!- contó, dándole a la última frase un tono jocoso. Pero volvió a la seriedad que tenía al principio. -Tuve uno de los famosos objetos, pero lo perdí- añadió, tan casual como si hablara del clima. Ella no había contado eso a nadie fuera de su familia. -No le tomé el peso a lo que tuve guardado en mi armario, pero me daba mucho miedo... vi lo que era capaz de hacer. Me sentí tentada a abrir ese cofre muchas veces, pedirle cosas. Eso hacía ese objeto, te daba lo que le pidieras, pero tenías que darle algo a cambio y yo no iba a darle la vida de nadie.- añadió, deteniéndose un momento, mirando hacia ningún lado al recordar los eventos en el orfanato. -Si uno solo era tan poderoso, no quisiera imaginar cuánto lo serían varios juntos. Hay que destruirlos, de eso estoy segura. Que sigan existiendo es solo tentar a la suerte porque la avaricia y ansias de poder van a buscarlos incansablemente.- apuntó finalmente, sintiendo repentinamente un nudo en la garganta.

Sacudió la cabeza y volvió a enfocarse en el momento. Alzó la prenda que estaba arreglando, abriéndola para ver cómo iba. -¿Crees que se noten mucho las costuras?- le preguntó al elfo que la estaba instruyendo, tratando de volver a ese estado de tranquilidad que había logrado hacía un rato, pero fue en vano.

-¿Tú eres la dragona que incendió la colina?- le increpó un elfo soldado, mirándola con desprecio. Ingela dejó de coser, puso los cueros a un lado y posó las manos en sus rodillas. -Vamos, es hora. Esta vez procura apuntar bien- dijo, haciendo que la muchacha se encogiera en su lugar.

Antes de marcharse, miró al elfo curtidor y le sonrió -Muchas gracias- dijo -Espero que puedas enseñarme más, cuando esto pase- dijo, intentando sonar positiva, tratando con desesperación a aferrarse a la idea que sobreviviría a aquella batalla y volvería a los brazos de Fëanor y de su amada familia.

___________________________
Ingela irá al muro, con Zansádel y los Dyviyiantas. Ya que estuvo en su momento de catarsis reparando una prenda, copio a Elian y dejo para quien lo tome un Mantenimiento de Armadura [Técnica] Optimiza una armadura de Curtiduría de calidad similar o inferior a las que puedes fabricar, de manera que mejora levemente su protección y disminuye el entorpecimiento a los movimientos.
Fëanor se quedará en la retaguardia, Nytt Tre, atendiendo heridos y como último bastión de defensa. Si lo autoriza el master, para el primero que llegue a esa posición, dejo abierto el uso de su habilidad de nivel 1 Vínculo de Fuerza [Mágica, 2 usos]
Fëanor infunde una bendición sobre un aliado para fortalecerlo durante la batalla, entre más cerca se encuentre del elfo, más beneficio obtendrá de la bendición. Esta bendición tendrá una duración de dos turnos.


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Mensaje  Tyr Jue Jul 21 2022, 01:19

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Mensaje  Aylizz Wendell Jue Jul 21 2022, 21:34


Sus ojos se tiñeron de naranja cuando alzó la mirada al cielo y en sus pupilas se reflejó la figura de la dragona a contraluz surcando los cielos. Contempló paralizada la tormenta de llamaradas que en el tiempo que mantuvo el aliento lo arrasó todo. Aquella jugada desató el caos, pero les dió la última oportunidad para salir de allí. Nerdanel gritó, ordenó correr colina abajo, volver al bosque, reagruparse. A duras penas podía seguirle el ritmo.

El calor era asfixiante, cada bocanada desesperada por tomar aire y aguantar los esfuerzos abrasaba sus fosas nasales, su garganta y su esófago. Se esforzó por no apartar la mirada del frente, alejarla de los muchos que peleaban por la vida entre alaridos de dolor. Además, aún había lobos en pie, dispuestos a perecer en batalla a pesar de haberlo perdido todo. La ventaja numérica, el factor sorpresa, a la embajadora. Con las fuerzas que aún le quedaban golpeó a los que asomaban entre las llamas, buscando su cuello, su brazo, su pierna, cualquier pedazo de carne que la dejase a su merced. Ya no pensaba, sobrevivía. El fuego no quemaba si tenía que cruzarlo para ocultarse en él, la sangre caliente bañando su piel tras cada estocada ya no se sentía, al lado de la temperatura ambiente. Terminó por encontrarse con algunos de los que habían logrado salvar la vida en el linde del bosque.

—¡Cómo se te ocurre!— tan pronto como la elfa tuvo delante a la joven dragona, arremetió contra ella, incapaz de controlarse —¡Casi nos abrasas a todos!

—¡Basta!— Nerdanel se interpuso en su acusación, haciéndola enmudecer con sólo un gesto, ahogando la elfa un sobresalto cuando alzó la voz —No es el momento. La embajadora ha de llegar a Nytt Hus de la manera más inmediata.

No se demoraron en su reunión con Lökk, unánimemente se acordó el avance prioritario de la portadora de las Alas, quien partió inmediatamente. Aylizz, sin embargo, aguardó un poco más, siguiendo las órdenes de la Sondve, por cuyos poros rezumaba el nerviosismo por no alcanzar a ver aún a los tres que restaban de la partida de apoyo.

*****

Tres caballos fue lo máximo que pudieron conseguir para el viaje de vuelta, suficientes para los cinco. Y pensar que de no haber esperado aquellos últimos minutos habrían sido abandonados… Cabalgaron tan rápido como los equinos pudieron, fieles a los toques de espuela que los azuzaban hasta alcanzar el máximo de su vigor. Sin embargo, las emociones contenidas y las surgidas al llegar a la ciudad y contemplar la estampa explosionaron en sus entrañas.

Fuego, destrozos, cuerpos por doquier. Mientras muchos intentaban controlar y reducir las llamas, otros tantos iban y venían a la carrera con útiles de auxilio. ¿Llegaban tarde? El nigromante… ¿Había atacado? Entonces, el Parlamento, el ataque a la embajada ¿habían resultado ser un engaño? Desviar la atención de lo que ocurría en la ciudad. Miró a su alrededor cuando clavó los pies en el suelo, encontrando en todo aquello una imagen, un recuerdo, familiar. Aunque lejos de ser agradable. Aquello era lo que hacían los brujos, llegar de repente y arrasar todo. Sintió la necesidad de hundirse en el odio, mas no se permitió hacerlo. Desconocía el alcance de lo ocurrido o si se preveían más ataques, tampoco qué podía ofrecer ella ahora. No podía negar que necesitaba un descanso. Enfiló decidida el Nytt Tre, con intención de conocer la situación más a conciencia y, aunque los guardias le dieron el alto antes siquiera de poder llegar a las puertas, vaya si lo hizo.

—Cómo… ¿Cómo dices…?

Las palabras de Vlomra, que haciéndose a un lado había apartado a la elfa al advertir su desconcierto y expuesto lo ocurrido, hicieron pedazos la entereza que aún le quedaba. ¿De qué servía el Consejo si uno de sus clanes de peso podía tomarse todas las libertades al no obtener la respuesta deseada? Y así… Por sorpresa, a hurtadillas. Y los Dioses les habían permitido huir con vida… Cobardes, además de traidores.

—Es difícil de creer, ¿verdad? Pero así están las cosas.

—Entonces… Aún esperamos lo peor.

—Eso me temo… Ahora se encuentran en Consejo de Guerra, por eso no podemos permitirle el paso a nadie. Escucha, tengo… Tengo que volver a mi puesto pero no creo que tarden en dar nuevas instrucciones. Por qué no… ¿Por qué no te das un tiempo? Es evidente que…

—Estoy bien.— lo interrumpió, retirarse era lo último en lo que pensaba a esas alturas. ¿Estaba dolorida y hecha unos zorros? Si. Pero como la gran mayoría. —No… No te quito más tiempo.

Siguió con la mirada al guardia hasta que recuperó su posición, aunque sus pensamientos estaban muy lejos de allí. En realidad, tampoco era muy consciente de dónde, simplemente se quedó ahí. En la parra, como se dice en mi pueblo. Sin embargo, la imagen fugaz de una melena al viento mágica, según dicen tras un tumulto de mujeres-bestia captó su atención. Dudó un momento. No había visto al elfo desde… Hacía mucho. Aunque considerando que no sólo gente de los pueblos de Sandorai se habían personado en Nytt Hus para su defensa, ¿por qué no lo habría hecho también su clan? O él mismo, en su propio nombre. El autoproclamado gran defensor de los elfos. No tardó en cerciorarse de que era Nousis cuando sus miradas se encontraron.

A paso ligero, acortó la distancia entre ambos. Sin embargo, frenó en seco al alcanzar a distinguir, por encima se su hombro, el perfil del mestizo de Ojosverdes. Su cuerpo se tensó al completo y clavó la mirada en él. Tarek estaba allí, sentado. Trató de mantener su respiración calmada, a fin de no acelerarse de manera anticipada. Ya lo había prejuzgado una vez, no cometería el mismo error dos veces. Terminó de avanzar hasta ponerse a la altura de Nousis, buscando respuestas. Si los atacantes habían huido y todos sabían quiénes eran, no podía ser tan estúpido de haberse quedado a la vista de todos, de haber estado con ellos.

—¿Está contigo?— se dirigió a Nousis, pero no dejó de mirar a Tarek, quién hasta el momento no había reparado en la presencia a sus espaldas.

—Ha hecho lo correcto.— comentó por toda respuesta —Y le han visto hacerlo.

Ella desvió un momento la mirada hacia Nousis, contrariada, antes de volver a mirar al peliblanco, que ahora los miraba, al haber captado la conversación.

—¿Qué viniste a hacer?— increpó, dándole una oportunidad para explicarse, aunque con una expresión que distaba mucho de la simpatía.

—Lo que me dijeron que hiciese.— contestó en voz baja y apartó la vista de ella.

Sabía exactamente lo que eso significaba, lo había visto con sus propios ojos. Ella decía «salta» y él preguntaba «hasta dónde». Apretó los labios y aunque se esforzó por mantener la mirada, la desvió cuando él lo hizo, mirando entonces alrededor. Las llamas que aún quedaban prendidas, los destrozos, la gente. Volvió a mirarlo a él.

—De modo que todo esto también es cosa tuya.— por dentro le empezaba a arder la rabia y apretó los puños, manteniéndose inmóvil un poco más, a la espera de una última respuesta. Tarek alzó la vista para mirar alrededor y ver todos los destrozos.

—Lo es.— admitió taciturno, sin mirarla.

En ese momento se rompió. Sus ojos se inundaron, sus mejillas se enrojecieron y al ahogar un grito arrancó en paso firme hacia él, obcecada. Al llegar, le lanzó una patada, como si le diera a un bulto en el suelo, y al tambalearse hacia atrás, Tarek quedó mirándola hacia arriba. No pudo soportar mirarlo a la cara, sin pensar apretó aún más el puño, dispuesto a lanzarlo contra ella, hasta que fue arrancada por la cintura hacia atrás como una mala hierba.

—Te entiendo.— intervino Nousis tras separarla —Pero se ha enfrentado a los suyos en cuanto han matado a un solo Sondve. Ahora es un paria.— Ella lo miró, ya sin poder contenerse, antes de revolverse entre los brazos que la amordazaban.

—¡¿Y ESO ERA LO CORRECTO?!— se zafó a pesar de hacerse daño en el intento, descontrolada —¡MIRA TODO ESTO!— tratando de recomponerse, llevo las manos a la cabeza y apretó la frente mientras paseaba en círculos, contrariada, tratando de apartar la idea de volver a abalanzarse contra el elfo de nuevo —Me da igual lo que haya creído hacer para compensarlo...— masculló, sin lograr aplacar su rabia —¡COBARDE!— Nousis volvió a frenar su arranque, aunque esta vez con mayor suavidad, interponiendo su cuerpo entre ambos.

—Míralo…

Agarrada, ahora se mantuvo en silencio, mirándolo. Tal y cómo le pidió. Respiró fuerte, estaba muy agitada y con el cuerpo en tensión, pero trató de serenarse. Un par de minutos después pareció reponerse.

—Lo miro. Y sólo veo un traidor. Este bosque pertenece a los elfos, siempre ha sido así. Esta ciudad fue levantada en suelo legítimo y dirigida por elfos.— mientras decía aquello, inmóvil, empezó a enredar a Tarek con las raíces con fuerza, que ascendieron rápidamente por el cuerpo, envolviéndolo —No se aliaron con los humanos, mostraron clemencia y se ganaron su respeto por ello. Y, por favor, explícame qué tiene de traición querer proteger a tu pueblo. Dime, ¿qué has hecho tú?

Se podría haber considerado una pregunta retórica, pero él levantó los ojos, ya ligeramente amoratados por la disminución del riego, y sin tratar siquiera de zafarse, respondió con cierta amargura.

—Lo que me ordenaron.

Ella apretó un poco más el agarre, aunque ahora podía verse en su rostro que la rabia había dado paso al dolor. Aun así, mantenía pleno control sobre las raíces. Antes de terminar de ahogarlo, lo soltó por entero, dejándolo caer a plomo. En las cercanías empezaba a formarse remoloneo, aunque no se centraba en ellos.

—Agradece a los Dioses que aún te amparen que esto no haya acabado y no tenga tiempo para perderlo contigo.— casi escupió, con el más absoluto desprecio y una mirada de decepción absoluta.

—No creo que ningún Dios ampare ya mis pasos después de esto.

Él se puso en pie, con intención de alejarse. Ella no dijo nada más, se volteó, sin dedicarle la más mínima mirada al espadachín, que permanecía atento a sus movimientos, y se dirigió al árbol central.

Tras escuchar el discurso, no le quedó duda de dónde poner lo que restaba de sus energías. Pudo hacerlo entonces, cuando apenas podía canalizar con control, podía hacerlo ahora. Y aquello le recordó el primer requerimiento, la participación de aquellos afines a Imbar. Pensó en Elian, tenía que encontrarlo. Sus capacidades habían sido clave para ganar el avance contra los lobos, si
podía realizar un último esfuerzo, quizá también controlar a los Ancianos.
__________________________
» Los diálogos han sido acordados y los daños provocados hacia Tarek, también.
» Me uno al frente, junto a Elian e Ingela. Pero prometo que no la pego.

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Mensaje  Tyr Jue Jul 21 2022, 21:34

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Mensaje  Ger Sáb Jul 23 2022, 12:03









El ejército de Marlowe avanza. Los cinco que permanecéis sin postear os encontráis ya en una cuenta atrás. El ataque es inminente.




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Mensaje  Kyravann Svartlys Lun Jul 25 2022, 23:24

Para la grata sorpresa de Kyra y su improvisado grupo, la estrategia surtió efecto. Pero, como era de esperar en un combate de esa envergadura, el lado defensor no salió ileso. Entre aquellos que acompañaron a la pelirroja hubo varias bajas, algunos más sufrieron heridas de diversa gravedad que les impediría seguir peleando. Los más afortunados sólo recibieron rasguños o heridas que cualquiera podría tratar fácilmente. En total, casi la mitad del grupo quedó fuera de combate. Entre aquellos que sobrevivieron se encontraba Narihel, la primera elfa que decidió seguir a la pelirroja.

Aprovechando el breve momento de "tranquilidad" (si es que se podía llamar así), ambas charlaron un poco mientras atendían a quienes podían junto con otros elfos. La mirada de Kyra demostraba la mezcla de nostalgia y tristeza al ver la habilidad de sanación característica de los elfos. Lamentablemente, ya no contaba con ella, por lo que su ayuda se limitaba a vendar heridas y tareas similares.

Pero, como era de esperarse, no podrían bajar la guardia. Los elfos (Ojosverdes, de acuerdo a lo que le habían relatado a la pelirroja) se habían retirado, pero no eran la única amenaza. Las tropas del Hombre Muerto se acercaban sin pausa, y no sé detendrían para dejarlos dormir una siesta. El grupo de Narihel y la vampiresa decidió dirigirse al frente luego de escuchar la arenga de quien los lideraba. Ya no quedaban muchos en su pequeño grupo y no eran más que simples soldados. No valía la pena hacer las veces de último bastión si no se contaba con la habilidad suficiente para dicho rol.
-Narihel. Viendo cómo están las cosas, quiero agradecerte por haber luchado junto a mí. Fuiste la primera en ver mis intenciones y acciones antes que mi... raza. Si salimos de ésta con vida, recuérdame invitarte un trago. Uno de verdad, no uno de los que debo tomar yo jaja- Un tonto intento de calmarse un poco. Una risita nerviosa por parte de su nueva amiga fue toda la respuesta que recibió la pelirroja, mientras desenvainaba su espada y se preparaba para el segundo asalto.

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La elfipiresa peleará en el frente con Danethil. Disculpen la demora

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Mensaje  Tyr Lun Jul 25 2022, 23:24

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Mensaje  Níniel Thenidiel Dom Jul 31 2022, 22:40

Victoria. Costosa debido al autodestructivo fanatismo de los ojos verdes, pero victoria al fin y al cabo. La línea de lanzas de los defensores se había mantenido firme y repelido a los atacantes causándoles un gran número de bajas, los arqueros habían diezmado a los frenados enemigos, y la unidad de apoyo lo había dado todo en sus funciones ayudando a los demás. Aquel resultado era obvio para Níniel, especialmente con la llegada de refuerzos desde la retaguardia del adversario, pero para un enemigo cegado por el odio...

-Debemos perseguirlos y acabar con ellos- dijo un humano aún presa de la adrenalina del combate, o quizá de la rabia de haber visto como unos enemigos al borde de la completa aniquilación aún se mostraron dispuestos a iniciar algún incendio más, aunque eso les costara aún más vidas al retrasar su huida.

-No, reorganizad las líneas, organizad vigilancia y preparad turnos de descanso. Sanadores, atended a los heridos, quiero voluntarios ocupándose de apagar los fuegos y ocupándose de los muertos. Ser Ambe, vuestra ayuda nos vendrían bien con eso gracias a vuestro afinidad con el agua- instruyó no obstante Níniel tras salir de Nytt tree. No quería que su organizada defensa se convirtiera en una caótica persecución, tampoco quería desproteger el árbol...y en cierto modo tampoco quería derramar más sangre de los suyos. -A enemigo que huye puente de plata...esta vez.- Añadió sin poder ocultar un leve gesto de desprecio por aquellos traidores.

Impartir aquellas órdenes ya no debería ser potestad suya. Denethil estaba a su lado y técnicamente ella estaba al mando. Pero qué podía decir, aquel grupo había estado a su cargo durante la carga enemiga, aún eran de algún modo..."sus soldados", y la líder Sondve parecía compartir su criterio, o al menos no la desautorizó.

-Hemos tenido pérdidas, pero aún podemos defendernos.- le dijo Níniel tras darle un momento para asumir la situación, aunque no todo el que le hubiese gustado. -Y si finalmente vas a realizar el ritual, el último "material" debe ser decisión tuya y de los tuyos, ya te lo dije. No me corresponde a mi elegir quién debe hacer el mayor de los sacrificios.- expresó nuevamente. Ella ya había hecho su parte, Denethil tenía sus sangres, su tierra y su artefacto mágico de gran poder, el resto era cosa suya. Era su líder, su pueblo...su gente. Y la elfa asintió y regresó al árbol. La sacerdotisa la siguió con la mirada hasta que entró y entonces dirigió sus pasos hacia al resto de los soldados, tendiéndole un odre de agua a Al´theas.

-Esto aún no ha terminado. Deberías descansar mientras puedas. Ese escudo...noté como te exigía un gran esfuerzo. Pero asegúrate de que el resto se turne también para descansar. Necesitamos a los combatientes lo más frescos posibles, que los civiles se ocupen de todo cuanto puedan.- le dijo antes de ir hasta la tienda médica, donde ella, y su maestro, también tenían trabajo que hacer.

Por suerte parecía que aquella tienda improvisada no había sido el objetivo de ningún elfo incendiario suicida. Estaba intacta, y con ella los materiales que el grupo del consejo había llevado consigo. Hasta allí habían llevado y estaban llevando a los heridos, desde aquellos que podían llegar por su propio pié, hasta los que eran llevados por los civiles voluntarios, o por algún compañero que había decidido que aquello era más importante que descansar para lo que podía venírseles encima.

-Maestro, haced cuanto podáis por ellos. No disponemos de los mejores materiales e ingredientes pero...-

-La falta de medios es un problema menor para los que dominamos el sublime arte de la alquimia...Una vez curé a un campesino mordido por una serpiente con un poco de flor azul, saliva y un viejo calcetín. Cuenta conmigo.- interrumpió el anciano brujo, poniéndose manos a la obra. Logrando arrancar de Níniel un atisbo de sonrisa a pesar de lo que estaban viviendo.

-¿Un viejo calcetín? Recuérdame que no acepte ninguna poción suya. Prefiero desangrarme que beber infusión de pié reserva de 60 años...-dijo Catherine emulando una arcada.

-Tomo nota, hermanita. Hazme un favor y diles que acerquen a los heridos más graves hasta aquí, échales una mano. Que los coloquen en un círculo alrededor de este punto, a todos, o a todos los que quepan.- instruyó, concentrándose para su siguiente paso.

Una vez los preparativos estuvieron hechos, la joven se colocó en el centro de los heridos y, tras rogar a los dioses por la sanación de sus heridas, comenzó a sanar a todos a su alrededor*. Ya fueran cortes, laceraciones, contusiones... las heridas de los valientes defensores del lugar comenzaron a desaparecer mientras un aura de cálida luz iluminaba toda la tienda, atrayendo la atención de todo el que la veía. Poco a poco los heridos más leves dentro de la gravedad abandonaban el círculo alabando a los dioses. Alabanzas que comenzaron a extenderse por el lugar y a levantar la moral de su gente al ver como sus compañeros heridos de gravedad regresaban con ellos, listos para luchar codo con codo una vez más.

Aquello, unido a los esfuerzos del resto de sanadores y las pócimas del maestro Otrore, recuperaron en buena medida los números de los defensores y su ánimo. Ánimo que no hizo si no aumentar cuando Denethil volvió a salir y dio su discurso. Nytt Huss estaba preparada para el combate. Habían tenido tiempo para recuperar a sus heridos, recobrar sus energías, reponer su equipo y proyectiles y tomar posiciones. El enemigo iba a lamentar haber ido hasta allí, como ya lo lamentaban los ojos verdes.

-Por fin vienen. Han tardado lo suyo, la sangre en mis garras estaba comenzando a secarse...-

-Formad las líneas de batalla y rogad una última vez a los dioses por sus bendiciones hermanos y hermanas. Mostradle al enemigo su furia. La luz está con nosotros. ¡Tangado a chadad!- arengó la joven, preparándose para el combate. Bendiciendose a si misma y a muchos de los defensores cercanos, incluido el Maestro Otrore y Catherine, con un aumento de sus capacidades, así como con una barrera mágica de luz**, también como a otros muchos con armas de luz, incluida Catherine*** para a continuación otorgarles la furia de Anar**** e invocar al espíritu guardián de su bastón la pequeña pero letal hada de luz Kiri. A continuación convocó su santuario, y terminó los preparativos golpeando el suelo con su bastón y pronunciando la palabra "Súmmum"*****, lo que multiplicaría las bendiciones que la luz les había otorgado hasta el momento.

A su lado Catherine realizaba ejercicios de respiración y se concentraba.******

OFF: Pues en este post trato de recuperar todos los efectivos posibles. Denethil tiene todo lo que necesita para curar a Atreyu, pero Níniel no va a decirle a nadie que se sacrifique, así que eso depende de ella.

Níniel combatirá en él árbol y, bueno todos esos asteriscos es básicamente Níniel buffando a un montón de aliados con un montón de buffos que pueden verse en su lista de habs. Salvo los últimos que son Catherine usando los suyos personales. También en su página.

Para el Master: Como la runa salió Pifia usaré el objeto Tatuaje Valknut para cambiarla a neutral. Odio las mierdi runas por cierto.


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Mensaje  Tyr Dom Jul 31 2022, 22:40

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Mensaje  Tarek Inglorien Dom Jul 31 2022, 22:51

Retrocedió un par de pasos, observando el escenario que se abría ante él, hasta que notó como sus piernas cedían ante el peso de lo ocurrido. Con una calma más propia de la consternación que de la tranquilidad, acabó por sentarse en el suelo. En su cabeza bullían un sinfín de pensamientos y emociones difíciles de identificar. Sentía culpa, por más de una razón, aunque a su vez sabía que había hecho lo correcto. Con abatimiento, reposó la cabeza sobre sus antebrazos, reviviendo las últimas horas de aquel fatídico día.

Dhonara le había ocultado información relevante sobre el ataque, aun cuando lo había enviado solo para abrirles las puertas de Nytt Hus. Pero sobre todo le había mentido respecto a sus intenciones en aquel lugar. Quiso creer que existía una razón tras aquello, que era quizás un malentendido, pero el pavor a la muerte en el rostro de los elfos que Gwynn y el resto de sus compañeros habían liquidado le hizo entender que aquella idea era solo una ilusión. Alzó la cabeza para ver como un par de soldados tapaban el cuerpo de un guerrero caído y lo trasladaba a un lugar donde sus seres queridos podrían rendirle el merecido homenaje tras la muerte.

Escuchó las voces de las mujeres bestia a su lado. Parecía discutir algo, pero en aquel momento no pudo importarle menos. No sabía que negocios se traía Nousis con ellas, pero dudaba que fuesen a atacarlo en medio de la calma que precedía a la gran batalla. Porque el ataque de los Ojosverdes solo había sido una distracción, un preludio de lo que estaba por llegar. Su clan… lo que había sido su clan, había pavimentado el camino para la destrucción, no solo de aquel lugar, si no probablemente del mundo tal y como lo conocían.

Observó de nuevo a su alrededor y su vista se topó en más de una ocasión con miradas de resentimiento. Nunca había sido del todo uno de ellos, un Ojosverdes. Siempre había sido un foráneo en su propio hogar, demasiado diferente, demasiado idealista. Pero al parecer allí su semejanza con ellos era más que suficiente para despertar sospechas entre los supervivientes de Nytt Hus. No podía culparlos, al fin y al cabo, él había sido parte de aquella destrucción. Sospechaba que solo la presencia de Nousis a su lado mantenía alejados a aquellos que más rencor parecían profesarle.

Bajó la mirada hacia sus manos, que en aquel momento temblaban ligeramente. Tras su enfrentamiento con Gwynn había seguido al elfo pelinegro por las calles de aquella humeante urbe. Apenas había sido consciente de a dónde se dirigían, hasta que desembocaron en medio de la batalla. Paralizado por la cruenta lucha que se desarrollaba ante sus ojos, fue incapaz de reaccionar, hasta que un ataque le llegó por el costado. Uno de los guerreros de Nytt Hus blandía su arma contra él, y el elfo peliblanco se encontró en una difícil tesitura. Acababa de traicionar a los suyos, anteponiendo la vida de un forastero a la de los miembros del propio clan, pero se veía incapaz de luchar contra los que habían sido sus hermanos durante las dos últimas décadas. Sin embargo, no compartía sus instintos genocidas, por lo que el soldado con el que en aquel momento se batía había dejado de ser su enemigo.

Procuró esquivar los golpes de su contrincante, sin devolver la ofensiva, lo cual solo pareció enfurecerlo más. La situación comenzaba a volverse crítica para él cuando, una sombra oscura se abalanzó sobre el soldado. Vio la daga alzarse en un golpe letal, similar a muchos otros que había presenciado con total impasibilidad a lo largo de los años, pero que en aquel momento le pareció terrorífico. Avanzando hasta los combatientes, detuvo el golpe, para sorpresa ambos. El soldado, aprovechando la confusión de su contrincante, se desembarazó del guerrero Ojosverdes, que contempló a Tarek y el defensor de Nytt Hus con semejante expresión de odio.

Entonces, no muy lejos de su posición, se escuchó el estruendo de los cuernos que anunciaban la retirada. El guerrero Ojosverdes, con el que el peliblanco apenas había intercambiado un par de palabras a lo largo de su vida, se escabulló entre las filas enemigas, cumpliendo la orden de huida. Por su parte, el soldado observó al Inglorien con extrañeza cuando no inició la retirada con el resto de sus congéneres. La presencia del Nousis a su lado pareció marcar la diferencia y, aunque furibundos, los soldados y combatientes de Nytt Hus parecieron aceptar temporalmente su compañía.

Contempló de nuevo sus manos, que habían dejado de temblar, pero seguían cubiertas de sangre. En aquel momento, la furia de Aylizz lo asaltó como una violenta tormenta, dispuesta a terminar con todo a su paso. Pudo ver el odio y la decepción en su rostro, y no pudo más que sentir que lo que ella expresaba era lo mismo que él sentía en ese momento por sí mismo. No negó los hechos, no buscó excusas. No existía pretexto alguno que justificase lo que había hecho, por lo que aceptó la ira de la chica como un merecido castigo. Recordó entonces su particular relación con aquella tierra, su deseo de devolver Midgard a las colonias elficas, y supo que sus acciones no solo la habían dañado, si no que había ayudado a destruir su sueño.

El exabrupto de la elfa había atraído las miradas hacia ellos y un número cada vez mayor defensores de Nytt Hus se arremolinaba cerca de donde se encontraban, esperando el discurso de uno de sus líderes. Incapaz de seguir allí, imponiendo su presencia donde sabía que no era bien recibida, se puso en pie, dispuesto a marcharse.

- ¿Dónde irás? –la preocupación en la voz de Nousis le hizo detenerse. No se lo había planteado, pero tenía claro el lugar al que no deseaba volver.

- No lo sé. No con ellos –el pelinegro se limitó a asentir ante sus palabras

- Volveremos a vernos –fue su despedida, a la que el peliblanco no supo cómo contestar, por lo que simplemente asintió, retomando la marcha. Pero apenas unos pasos después, se detuvo de nuevo.

- Espero que salgas indemne de esta.

Tomó el primer camino a su derecha. No importaba hacia donde se dirigía, pues no tenía un destino al que ir. Solamente una cosa estaba clara: no podía volver al sur. Tras cruzarse por segunda vez con los mismos soldados y escuchar quedos murmullos a su espalda, se percató de que caminar a solas por la ciudad que había ayudado a destruir se sumaba a su lista de malas decisiones tomadas aquel día. Por lo que la emboscada que le tendieron par de calles más adelante, no le resulto ni extraña ni inesperada.

- Volvemos a vernos –el rubio elfo que había ordenado su detención, tras incendiar el campamento a su llegada a Nytt Hus, lideraba el grupo de soldados que lo rodeaban. El peliblanco, consciente de su situación, mantuvo la boca cerrada- Me alegra ver que has perdido la bravuconería. No iba a depararte nada bueno.

Con un gesto, ordenó a sus guerreros que lo apresasen y, por segunda vez en el mismo día, acabó camino al Nytt Tre. Entonces se desató el infierno.
_____
Tarek es llevado al Nytt Tre, por lo que será parte de la gente que esté allí cuando se desate la batalla.
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Mensaje  Tyr Dom Jul 31 2022, 22:51

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Mensaje  Nousis Indirel Lun Ago 01 2022, 11:54




El elfo situó mentalmente en ese momento todo cuanto tenia a su alcance a fin de vislumbrar los más probables de los escenarios que se desarrollarían en los siguientes segundos. El encuentro con Tarek le daba un abanico de opciones de las que minutos antes carecía, al igual que la batalla que aún se desarrollaba cuando el pequeño grupo llegó a los pies de Nytt Tre. Con todo, la posibilidad de mantener la Varita en su poder apenas perdió su complejidad. Serias eran sus dudas acerca de una hipotética victoria sobre las dos mujeres-bestia. Las había visto combatir y su eficacia era impresionante, sin duda acostumbradas a luchar juntas en numerosas ocasiones.

Por mera supervivencia, todos lucharon codo con codo contra los Ojos Verdes que habían invadido la colonia de los exiliados, llegando a cruzar espadas con la vanguardia del clan más conservador de Sandorai. La resistencia organizada desde el punto central de la población, por cuanto pudo ver justo antes de enfrascarse en la misma, estaba conteniendo con firmeza un ataque que el Indirel no pudo más que aceptar que no había sido pensado para llegar a lo que tenía ante sus ojos. Las armas y protecciones que el enemigo había traído consigo no concordaban con un intento como aquel, y las revelaciones de Tarek no hacía más que señalar en un único camino: los Ojos Verdes por algún motivo habían fracasado en su plan inicial y luchaban con la desesperación de quienes ya no podían variar el rumbo de esa pesadilla. El asesinato de la Nowo Khan no había tenido éxito, se dijo, contemplando la dureza de la batalla que aún continuaba cuando los cuatro arribaron casi a los pies de árbol.

Tomados por sorpresa, varios invasores buscaron proteger las espaldas de los suyos, abriéndose en semicírculo y trataron de eliminar a los recién llegados. Inga y Wanda reaccionaron con celeridad, haciendo uso la segunda de un elemento similar al que a él le había dejado la herida en el cuello. Entrecerró los ojos, maldiciendo su encuentro con esas criaturas. Sabía que no las contendría con palabras una segunda vez.

Uno de los atacantes tiró contra él directamente un arma semejante a una guadaña en miniatura, que Nou esquivó por un palmo y medio, clavándose en una pared algo más alejada del espadachín. Con una entrenada rapidez, volvió a la carga, mostrando un repertorio de movimientos que su oponente apenas pudo esquivar. Su espada, a pesar de su ligereza y equilibrio, era más pesada que ese pequeño filo también usado a una mano y en una sola ocasión pudo oponer su acero al de su rival. Acostumbrado a combatir por medio de la velocidad, incluso con su armadura y capa, allí era el fanático quien llevaba la voz cantante en ese aspecto.

Necesitaba con urgencia hallar algún patrón, algo que intercambiase el encontrarse a la defensiva. Tiró un corte horizontal, apenas rozando el hombro contrario, antes de que éste rodase sobre sí mismo, y con unos rápidos pasos más, alcanzase a retomar su segunda arma. Con ambas, volvió a la carga, convencido su rostro de una victoria en escasos movimientos.

Pero había perdido la rapidez necesaria portando ambas y deteniendo consecutivamente el primer golpe con su espada, tomó la muñeca del segundo intento del del Ojos Verdes un instante, el necesario para, con el brazo de la espada, propinarle un golpe en la cara con la mayor fuerza que fue capaz con el codo. Su rival trastabilló hacia atrás, con la nariz rota a juzgar por la sangre. Nou se puso en guardia, esperando una reacción iracunda que nunca llegó.

El clan que había intentado acabar con la vida de la Nowo Khan de Nytt Hus se retiró de forma sorpresiva, y él no podía imaginar otro motivo que haber colisionado con una resistencia inesperada, más allá de sus posibilidades. Algo en él deseó perseguirlos y que su espada bebiese de quienes habían osado comenzar aquella matanza. Había despreciado la soberbia de Atreyu Santya cuando abandonó Sandorái, sí. Pero el exilio de parte de los Sondve siempre le había parecido suficiente castigo. Y ahora, los Ojos Verdes se habían rebelado contra el nuevo Consejo. Nou pensó seriamente cuál sería su decisión de encontrarse en la posición de quienes ahora regían los bosques élficos. Aquello no podía quedar impune, se dijo, cuando sus pensamientos fueron interrumpidos por la llegada de una elfa conocida por sus dos obligadas acompañantes, que también había resultado ilesas. Su problema no iba a resolverse de una manera tan sencilla.

La conversación entre las tres resultó para el espadachín inesperadamente valiosa. No sólo por un final sin dulzura alguna, Wanda exigía ya lo prometido por el elfo en las difíciles circunstancias en las que se encontraba apenas una hora antes. Dos objetos más se encontraban en los límites de la colonia élfica. Tres con el suyo. La peregrina idea de hablar con la gobernante de los Sondve atravesó sus pensamientos. Apoyarle, y quedarse con todos y cada uno para proteger con sus poderes, cuales fueran, a su raza. ¿Acaso no era posible? Recordaba con funesta claridad el peligro que entrañaba el que se hallaba en poder de Marlowe. Si los demás eran capaces de algo semejante, podrían contrarrestar un potencial nuevo ataque a Sandorai.

Más calmado, se recordó que apenas tenía tiempo. Deseaba que el que él había comprado, por el que se había arriesgado y había perdido a una buena amiga permaneciese en sus manos, y una ira fría lo embargó, consciente de la injusticia de hallarse en esa tesitura. Matar a Inga y Wanda resultaba una idea tan atractiva…

¿Y a la elfa?- preguntó dentro de sí esa voz odiosa- Una a cambio de todos no parece mal trato.

Nou no respondió. Una tensa pugna se desarrolló puertas adentro. Si se decidía a intentar asesinarlas, debía ser en esos momentos, con la guardia baja, un rápido ataque que terminar con una de ellas antes de enfrentarse a las demás. Tarek le ayudaría, se lo debía, le alentaba esa oscuridad, apretando los barrotes de su celda. La lucha había terminado hacía menos de un minuto, incluso la muerte de la elfa podría tener una explicación plausible.

Sonrió, cuando los dioses tuvieron a bien concederle un descanso de tales inclinaciones al llegar a sus ojos grises el rostro de Aylizz. Al menos hasta que la seriedad de su amiga hizo mella en él. Por su vestimenta, había participado en la defensa del lugar. Se alegró enormemente de verla sin herida alguna. Sólo el modo que tuvo de ignorar a Tarek deliberadamente anunció a Nousis que nada más contemplar al Inglorien ató unos cabos evidentes para quienes ya lo conocían. Rezongó para sí, recordando las frecuentes pullas intergrupales en Tortuga, de las que era precisamente la joven elfa quien mantenía la calma necesaria para darles otra perspectiva. En ese momento ese papel sólo podía recaer en él.

Tarek no negó punto alguno de las acusaciones, y la ira de la fémina en consecuencia no se calmaba en modo alguno. El espadachín ni siquiera razonó en exceso el por qué de intentar interceder por alguien que lo había acusado de mentir, de deslealtad y de hipocresía. La sangre vertida juntos en Tortuga y Lunargenta, y con Aylizz incluso en otras aventuras, los momentos transcurridos en su compañía, le hacían sentir una conexión con ellos, junto a la hija natural de Eithelen, que al parecer no deseaba que quebrase. Sin embargo, nunca había visto a la elfa tan furiosa. Los insultos que dirigió al Inglorien fueron sin duda los peores que asaltaron sus labios en esos instantes. La contrición del semblante de éste no la ablandaron en absoluto, llegando a recurrir a su propia magia para atacarlo físicamente, sorprendiendo a Nou, que no terminó de reaccionar. Tampoco habría estado seguro de cómo hacerlo.

Las mujeres-bestia habían asistido a todo aquello con un punto de interés que no tardó en transformarse en impaciencia e irritación. Cuando Aylizz, sin siquiera despedirse, se alejó de ambos, y Tarek se despidió lacónicamente de él, el mayor de los tres sintió la familiar sensación que lo había embargado al tocar tierra tras todo lo acontecido en el santuario.
Pena.

Wanda volvió a acercarse a él, visiblemente molesta, cuando la atención de todos los presentes fue captada por una figura que rezumaba autoridad, más allá de la hechicera que él había reconocido de la terrible lucha que había tenido lugar a los pies de Árbol Madre. La misma que sin duda, le había visto caer bajo el poder de la falsa Tyrande. Ese recuerdo sombró de odio el espíritu del elfo.

La mujer habló de una manera tan apasionada, tan segura de lo que estaba por llegar, que la multitud que fue congregándose al sumarse los defensores de Nytt Tre a los que habían detenido el ataque de los Ojos Verdes en otros lugares de la colonia, vitoreó con entusiasmo cada vez que se detenía para tomar aliento. Sólo Nousis y las Busconas permanecieron, y escasos más, permanecieron en silencio. La mente del Indirel trabajaba en dar consistencia a lo que estaba escuchando.

El Hombre Muerto. Aquello le hizo viajar directamente a su fallida incursión sobre Helmfire, sumándose al ataque Sondve con el fin de arrebatar a Marlowe la lengua de plata. Lobos sobre Nytt Hus. Su mayor derrota amenazaba al pueblo de los elfos.

Tomó la varita, contemplándola un breve lapso, antes de pasear sus ojos por las tres semidesconocidas que tanto la ambicionaban. No deseaba entregarla, ni lo más mínimo, pero todo había cambiado con el discurso de quien elfos y elfas coreaban como Dánethil. ¿Qué era primero para él, el poder que por fin tenía al alcance de la mano, ganado con sangre y pérdidas, o la protección de su raza, ante quienes llegaban para devastar todo cuanto encontrasen allí, en esa parte de Midgar que pese a todo, era ahora parte del territorio de los suyos?

Su mano apretó el Objeto del 19, cerrando los ojos un instante. Si no la cedía, debería luchar a muerte allí mismo, justo cuando más necesaria, indispensable, resultaba toda unidad en la colonia, hasta la más pequeña. Pensó en Nilian, esperando su perdón cuando tendió lo más cerca que había estado nunca de sus metas, del propósito de sus largos viajes. Intercambió una última mirada con Wanda, desenvainando una espada que gritaba por luchar.

Corrió, preguntando aquí y allá, hasta comprender dónde tendría lugar la defensa más difícil. No dudaba que allí se encontraría Marlowe. La batalla que se avecinaba bien podría ser la última, pensó sombrío.
Pero no imaginaba una mejor guerra donde dar la vida.

____________________________
Off: Nou toma parte en la defensa bajo el mando de Lökk.
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Mensaje  Tyr Lun Ago 01 2022, 11:54

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Mensaje  Al'theas Tinarandel Jue Ago 04 2022, 00:07

La batalla había terminado, muchos habían caído en ambos bandos y el caballero esmeralda había hecho todo lo posible para minimizar las bajas de los aliados posibles gracias al poder del escudo.

Algunos celebraban la victoria, pero Al'theas no se sentía celebre ni victorioso, ante él, el campo de batalla se extendía decorado con los cuerpos de los elfos de ambos bandos, para él aquella batalla no tenia sentido, hermanos enfrentados con intención de aniquilarse era mas propio de humanos, esta era la primera vez en su vida que presenciaba algo así, aquello no era una victoria de la que sentirse orgulloso, no habían derrotado a un dragón maligno ni un grupo de bandidos, si no elfos que alguna vez pertenecieron a la misma comunidad, por lo que en la cabeza de Al'theas le asaltaban la vergüenza y la tristeza además del cansancio.

En ese momento apareció la Alta Encantadora Níniel, sacándole de sus pensamientos con su amabilidad al ofrecerle un odre con agua, recordándole que esto aun no había terminado por desgracia.

-Gracias Níniel, sin tus bendiciones no creo que hubiéramos podido resistir, rezo a Anar para que sean mas que suficientes para lo que este por llegar... Me ocupare de que los soldados estén listos- Sentencio el caballero esmeralda.

Durante el tiempo que estuvo junto a los soldados realizando los últimos preparativos, Al'theas se percato de que muchos de ellos comenzaron a dirigirse a él con cierto respeto, casi como si se tratara de un capitán o algo así, cosa que le choco, pues él ni era líder de nada ni nunca se sintió con la autoridad para tal cosa, solo habían luchado juntos y sobrevivido donde otros no, pero supuso que ese mismo hecho había creado lazos de los que no se había dado cuenta hasta ahora.

Denethil había salido para dedicarle unas palabras a todos, inspirándoles coraje para la próxima batalla que estaba a punto de tener lugar. Todos se habían preparado como buenamente podían y Al'theas había decidido defender el árbol unto a los demás, pues su disciplina en combate siempre se había centrado en la defensa de los demás, pues a veces una buena defensa es el mejor ataque.

-Incluso en momentos como este necesitamos toda la suerte que podamos conseguir- Al'theas saca un pequeño anillo y lo sopla, esperando que la suerte que proporciona les ayude en este momento de necesidad.


OFF: Al'theas ha usado el Anillo de los Ases para modificar su Runa a una Buena:
Anillo de los Ases (1):


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Mensaje  Tyr Jue Ago 04 2022, 00:07

El miembro 'Al'theas Tinarandel' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses


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Mensaje  Ger Jue Ago 04 2022, 21:19









Los exploradores llegaron con noticias inesperadas. Parte de Nytt Hus, a pesar del río que corría en el interior de la colonia, se encontraba en llamas. Nadie en el ejército licántropo acertaba a comprender qué había ocurrido, y no eran pocos los que ya aseguraban la intervención de Fenrir garantizándoles la victoria.

Sólo uno continuaba manteniendo la sangre fría, a pesar de una sonrisa cínica que rara vez abandonaba su rostro. Su líder. Gabriel Marlowe.

Cuando nueva información fue escuchada por éste, sus subordinados apenas daban crédito a la compostura de la que hacía gala el Lobo de Plata. Los puentes élficos de la villa no habían sido elevados, a pesar de la llegada de aquellos que habían derrotado a Felthas y a sus tropas de emboscada. El líder de la Manada paseó sus astutos ojos por los dominios de los Sondve exiliados. La diferencia numérica les favorecía, calculaba, al menos en una proporción de tres a uno.

-Pero esos hijos de puta saben disparar- recordó uno de los lobos más cercanos al servidor del Hombre Muerto- Y el bosque les ayuda.

-Y su magia- agregó uno- se dice que pueden mover a los árboles para hacerles atacar.

La incomodidad se reprodujo como una mala enfermedad entre quienes acompañaban a Marlowe a la cabeza de las huestes.

-Sólo cuenta la decisión, la seguridad de vencer- aseguró el Lobo de Plata, en un tono calmado, otorgando escasa importancia a todo cuanto había escuchado- Y vosotros la tendréis a raudales- ensanchó su sonrisa, volviéndose para mirar a sus congéneres de más confianza.  

Había llegado el momento de que todos y cada uno de los suyos oyesen cuanto debían -e iban- a llevar a cabo ese día crucial.



[…]



Wanda recibió la Varita de manos del elfo con una sensación de desconcierto que se le tuvo que notar en la cara. ¿Y ahora qué? Estaba tan segura de que Nousis intentaría escaquearse de su promesa que, solo ahora que tenía la Varita en su mano se daba cuenta de que no había planeado qué hacer cuando la recuperase. Tampoco es que sirviera de mucho en aquel lugar, había tantos Objetos Malditos cerca que la vara se movía de un lado a otro, tratando de seguirlos a todos. Si al menos pudiera hacer que se concentrara en un solo Objeto… Con un suspiro más resignado de lo que cabría esperar de aquella victoria, alzó las manos para mostrar a Inga y Menelwie la ansiada recompensa, pero sus amigas no miraban la Varita, sino a ella y Wanda no necesitó preguntar para entender el sentido de esas miradas.

-Prometí ayudar a los invocadores —dijo Menel. Inga y Wanda asintieron, no habrían esperado menos. Mientras su compañera se alejaba, buscando su puesto en la defensa del pequeño enclave elfo, un pesado silencio se asentó entre las dos amigas. Fue Inga quien lo rompió. Señaló la Varita, con una expresión dura en su rostro y dijo:

-Marlowe tiene un Objeto. Todos los Buscones habían sufrido pérdidas a manos del Hombre Muerto y sus discípulos. Inga había perdido a su esposo. ¿Le negaría Wanda su merecida venganza cuando el asesino estaba tan cerca?

Ni pensarlo.




[…]



Desde la orilla opuesta del río Tymer, centenares de licántropos observaron las magníficas copas árbóreas de Midgar. La raza más joven de Aerandir, creada poco mas de un siglo atrás, remanente de la derrota de los humanos de otro mundo, dictaría las nuevas reglas demostrando el poder que ahora poseían. Una unidad de la que antes carecían; una fuerza aunada a partir del número; un propósito insigne.

A tiro de los renombrados arqueros élficos, el ejército de La Manada fue colocando grandes parapetos para proteger a sus propios tiradores llevados cada uno entre dos o tres miembros de las tropas. Conocedores de que no podían competir contra sus homólogos del bosque, tal idea sólo buscaba evitar la mayor parte del daño a distancia. Pues cuando un tercio de las huestes de Marlowe enarbolaron sus arcos, lo hicieron de modo que la trayectoria de las saetas dibujase una parábola que superase el muro enconadamente defendido por los Sondve y sus aliados. Había llegado el momento de terminar de consumir Nytt Hus entre llamas, cantaban las puntas de las flechas encendidas, antes de llover sobre los hogares de los exiliados.

El resto de los guerreros formaron parte de la ofensiva principal, aquella en la que Marlowe había colocado todas sus esperanzas de victoria. Radicalmente simple. Tremendamente cruel.

El puente que comunicaba la colonia con la otra orilla del curso fluvial permaneció descendido, eliminando el primer obstáculo que creyó tener que superar. Casi era incluso demasiado fácil. El Lobo de Plata sopesó con seriedad si podía tratarse de algún truco de esos malditos elfos, hasta encogerse de hombros sin perder la sonrisa. Estaba convencido que tenía seguidores de sobra para afrontar cualquier problema que surgiera.

A su orden, docenas de lobos mediatizados por el poder del objeto del 19 fueron prendidos fuego, y corrieron desbocados por el miedo y el dolor hacia las filas enemigas que esperaban la gran invasión que ahora arreciaba como la peor de las tormentas.

A pesar de las espadas y lanzas, de escudos y armaduras, la fuerza de los grandes lobos, espoleada por las terribles quemaduras, chocó directamente con la primera línea de defensa, provocando las primeras bajas y un horror que no tardaría en crecer entre los soldados. Sólo la magia de la embajadora de los Sondve, y los conjuros de Níniel, junto al valor de quienes decidieron soportar el primer embate de las huestes de los licántropos, lograron que el puente continuase en manos de los hijos de Sandorai.

Un impacto tras otro de las sucesivas cargas de lobos llameantes, ninguno de los cuales escapaba con vida de su cometido, provocaban que menor número de guerreros se levantasen para continuar defendiendo el puente. Lökk arengaba a todos los suyos, con sus dos espadas creando danzas de muerte, semejante a un ser etéreo a tenor de sus milagrosas maneras de esquivar los brutales ataques. Los lanceros, con mayor número de filas en profundidad que tropas colocadas en la primera línea, iban reponiendo a sus caídos, pasando a la de delante, sintiendo el calor del fuego que los ataques suicidas llevaban hasta ellos.

Zansádel, desde lo alto del muro de tierra, gritaba órdenes sin descanso, viendo como muchos de sus enemigos, quienes buscaban asaltar su baluarte defensivo mediante escalas, e incluso cruzar a nado el rio, eran traspasados por la maestría de quienes se habían colocado bajo su mando.

-Los dvinanyantas están listos. Podemos barrer a esos animales- aseguró una de las hechiceras de Nytt Hus. La mano derecha de Danethil Sein contempló a las grandiosas criaturas, que se levantaron como respondiendo a una orden muda, superando alguno la altura del propio muro.

La protección de las invocadoras era crítica. Si los licántropos conseguían superar o traspasar la edificación, y terminaban con ellos…

-Que los espíritus de roble constituyan la última línea de defensa de las invocadoras. Enviad a los Antiguos a aplastar al enemigo- ordenó- que crucen el río y destruyan el flanco de esas bestias. Debemos detener su ataque o no quedará nada de Nytt Hus que proteger.


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Marrón: Muro de tierra
Amarillo: Defensa de los Lökkers
Puntos grises: Ejército licántropo
Azul: Defensores de la plaza de Nytt Hus
5: Nytt Tre




[…]



Danethil Sein, líder de los Sondve que permanecieron en Sandorai tras el cisma de su clan, asintió ante las palabras de la joven Thenidiel. Presurosa, subió las escaleras hasta llegar a la habitación donde yacía su querida amiga, aquella profetizada para salvar los bosques en un día de pura necesidad.  La Sabia Guía del Nuevo Hogar.  

Sus ojos se encontraban cerrados, y el peso de la enfermedad parecía a punto de terminar con el sufrimiento que ésta misma le estaba provocando. Inhaló levemente más despacio, al escuchar el cariñoso susurro de su amiga, como si en verdad la hubiese escuchado llamarla desde su vera. Danethil nunca estuvo segura si fue su imaginación.

Colocó los ingredientes en los lugares que el hechizo precisaba de la habitación de Atreyu, esparciendo con delicadeza la tierra de Árbol Madre sobre la frente y el corazón de la moribunda líder. Las palabras requeridas fueron entonadas, y el escudo tomado por Al´theas comenzó a brillar, absorbiendo el poder que se estaba concentrando con el fin de salvar a la Nowo Khan. Sólo en el momento preciso, Danethil hizo una señal, y los guardaespaldas de su amiga permitieron la entrada de la criatura con la que ya había hablado tiempo atrás, a espaldas de la mujer que acostada, apenas era consciente de lo que ocurría a su alrededor. Desde el mismo instante que se comenzó a pensar en ayudar a los exiliados. Una de los Neled Elenu: la sacerdotisa Rimere.

Una familia maldita salvada por la piedad de Atreyu meses atrás. Había confiado, quizá ingenuamente, que los dioses guiasen a Niniel hacia un Sondve que abrazase la muerte en tales circunstancias. No había sido así, y el poder de la curación tal vez no sería suficiente con una elfa que ya había sufrido un castigo mágico, pero la única que había ofrecido su vida con un convencimiento absoluto.

Rimere tocó el escudo, así como la fría mano de la yacente, y sonrió, recordando el momento en que había salvado a sus seres queridos. Una lágrima asomó a sus ojos, sin el menor arrepentimiento. Ahora devolvería un favor que podría salvar su patria de adopción.

Su último pensamiento, tras sentir la hoja, fue para unos dioses que confiaba, salvasen a los suyos del peligro que se cernía sobre ellos.



[…]




OFF:

Algunos enlaces de interés:

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Sí, ha llegado finalmente el turno complicado. No hay otra forma de describirlo.

Los enemigos os superan numéricamente y aunque muchos caerán, la primera ofensiva ha mermado la defensa del puente. Tenéis dos opciones, y la resolución de la batalla tendrá todo que ver con vuestra inventiva y capacidad narrativa. Quedar a verlas venir probablemente arrasará Nytt Hus. Ahora se encuentran en vuestras manos.

Todo radica en idear cómo descabezar el ejército de La Manada. Marlowe está guardado por unos pocos fanáticos desde una loma cercana, observando el combate, pero sus huestes continúan abrumando a las fuerzas élficas. ¿Sois capaces de idear algo que os lleve a atacar al Lobo de Plata?

Único consejo: Colaborad, hablar por Discord, mp, o lo que consideréis oportuno. Solos/as, fracasaréis y condenaréis la colonia Sondve.

Podéis ubicaros todo lo cerca que deseéis unos de otros en este campo de sangre, incluso veros en un momento dado desde una zona de combate a otra.

También os es posible manejar algunos pnjs si es vuestro deseo, con criterio.

Y por supuesto, ACCIONES ABIERTAS CONTRA MARLOWE, fuera de cargaros algunos lobos por el camino, por supuesto.


Tenéis UNA SEMANA, plazo inapelable, y veremos el final de la contienda.


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Mensaje  Valyria Dom Ago 07 2022, 16:59

La cosa no iba bien.

No iba horrible, pero tampoco bien. Y ciertamente, todos esos licántropos abalanzándose sobre ellos en llamas no ayudaba a la moral.

Había cometido un ligero error de cálculo, al no considerar que los licántropos podían básicamente ignorar la moral gracias al objeto… lo que hacia surgir unas ideas…interesantes en su mente. Pero eso era un parche, necesitaba el objeto, y lo necesitaba ya, por lo que tenia que encontrar la manera de robarlo o al menos matar el dueño…

Localizarlo era el problema, llegar e incluso matarlo seguramente seria mucho más sencillo, tenia... maneras.

Después de cortarle la cabeza a un licántropo en llamas, retrocedió entre las filas elficas hasta tener un poco de espacio. No era nada complicado, solo necesitaba algo de tiempo. Una poción de fuego embotellado para arrojar a ese malnacido, una flecha con un pergamino explosivo para el mismo fin, esa runa de teletransporte para no necesitar transporte… y por supuesto, el transporte, porque si podía traer a gente, muchísimo mejor.

Una mano extendida, y luz empezó a acumularse, dando forma a una adorable mantícora, seguramente mucho mas peluda de lo que debería. Podía llevar a dos personas sin problemas, y si la cogía con las patas, muy posiblemente una tercera… Mas la runa de teletransporte que le ató en la melena, ella llegaría como cuarta.

-Vuélvete su salvador
Tu fuerza, su escudo,
Tu voluntad, su espada
Permanece inquebrantable
Pues tu lucha, es eterna…-


Ensalmos reforzaron al gato agigantado, volviéndolo más real, anclándolo a este plano un poco más.  Pero no había acabado.

-Yo llamo vuestro nombre con el rugido del trueno
La memoria de una gloria ancestral, un reino pleno
Con Dientes y Garras, alzaros…-


Ni siquiera había acabad el ensalmo y ya estaba rodeada de sus amigos, espectros felinos flotando a su alrededor, cubriéndola con una cálida luz dorada. -Si veis a alguien con una lengua plateada, atacadlo hasta que muera. Da igual lo que yo diga, o haga, tenéis que quedaros conmigo, vale?- como toda respuesta, uno de sus gatos se plantó en su cabeza, usándola de cojín.

Con un poco de suerte, el grado de separación entre un lobo controla-mentes y un gato espectral flotante que ni siquiera estaba segura de que entendiera a las personas fuera suficiente como para burlar los efectos del objeto.

Y entonces, habiendo hecho casi todo lo que se le había pasado por la mente para ayudar… tocaba desnudarse.

Un poco, solo la primera capa, la que ocultaba las alas debajo de la ropa, aun llevaba la armadura, ¿Qué curtidora que se preciara no iba a hacerlo? Y entonces, sentada sobre una mantícora voladora por pura vagancia, con gatos de luz orbitando a su alrededor, se dirigió a los guerreros que estaban luchando con ella.

-Valientes camaradas.- debería haber dedicado mas tiempo a pensar en un discurso pero…bueno estaba usando las alas, así que esperaba que compensara un poco. -No temáis, pues nuestra victoria está asegurada, los más valientes guerreros partirán a acabar con la bestia.- por supuesto que los escogería ella, que por algo los llevaba. Y con un poco de suerte estarían tan encandilados que se olvidarían del objeto y podría cogerlo para su propio be…para el beneficio de Nytt Hus, por supuesto.

Que era lo mismo, todo fuera dicho. -Aguantar solo un poco más, por nuestro hogar!-

Y luego se giró hacia los licántropos y les hizo un gesto grosero, porque podía. Con suerte bastaría para que estos se centraran en esta zona mientras el equipo de asalto se cargaba al chucho.


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Mensaje  Al'theas Tinarandel Dom Ago 07 2022, 19:54

La batalla estaba por comenzar, el caballero esmeralda junto a muchos soldados elficos avanzaron hasta el puente que quedaba por defender como único acceso a Nytt Hus. Los lanceros junto a sus grandes escudos constituían una fuerte defensa sobre todo aquello que vinieran arriesgándose a quedar empalados en sus lanzas mientras que los arqueros se posicionaban detrás de los lanceros asegurándose de disparar sobre todo enemigo.

Las manadas de Licántropos comenzaron a atacar, lanzándose al rio como bestias para cruzar mientras las flechas caían sobre ellos y los lanceros remataban a todo aquel que se atreviera a pisar la orilla. Fue en ese momento cuando Al'theas se dio cuenta de la extraña naturaleza de los atacantes que no parecían demostrar ningún resquicio de autoconservación, como zombis descerebrados dirigiéndose de forma kamikaze contra el enemigo.

-Así que... este es el efecto de la lengua de plata...- Reflexiono el caballero esmeralda para si, recordando la información que todos sabían sobre la naturaleza del poder que Marlowe podía ejercer sobre los demás.

-Si queremos ganar... debemos tener ventaja táctica...- Dijo Al'theas mientras se sacaba un pequeño dragón de madera, el cual tenia la facultad mágica de cobrar vida y volar haciendo las veces de pequeño espía, ya que su dueño podía ver a través de los pequeños ojos de la escultura.

Gracias a este pequeño artefacto, Al'theas podía ver todo el campo de batalla a gran altura, revelar posiciones enemigas, puntos de interés, y dar indicaciones de todo lo que veía a los demás, que se encontraban expectante a las revelaciones de Al'theas para efectuar las ordenes militares en consecuencia.

Sin embargo, la revelación mas crucial, fue encontrar la localización de Marlowe, resguardado en una colina donde estaba dándoles indicaciones a sus soldados, y que cada vez que abría la boca para hacerlo, su lengua de plata delataba un distintivo brillo por si resultaba ser poco el mero hecho de encontrarse junto a una distintiva tienda de campaña y algunas antorchas dejando claro que aquel era un puesto importante.

-Ya te tenemos... - Susurro el elfo antes de confirmar la localización del objetivo a los demás, aunque sabia que llegar allí no seria tarea fácil, no a pie al menos, y fue entonces cuando a Al'theas se le ocurrió una idea al ver a Valyria la elfa de la cual le constaba que era invocadora - ¿Eres invocadora verdad? ¿Crees que podrías preparar algún tipo de invocación para un asalto?... He localizado a Marlowe, si cae... la victoria será nuestra, pero necesitaremos algo que pueda llevar a los demás volando, Marlowe esta escoltado por unos seis guardias en aquella colina...- dijo señalando en la dirección correcta.

-Los que vayan deben tenerlo en cuenta e ir con cautela, pues seguramente sean los mejores guardias de nuestro objetivo- Advirtió antes de dar por finalizado sus conclusiones.

Y tras dar informe de todo, el caballero esmeralda se dirigió junto a los demás soldados a defender el puente y asegurarse de que el enemigo no llegara a Nytt Hus. Del resto dependería todo lo demás.

OFF: Al'theas ha usado el siguiente objeto para localizar a Marlowe:
Escultura Pequeño Dragón (4):
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Mensaje  Nousis Indirel Mar Ago 09 2022, 18:59




Llegaron como un infierno, y Nou se encomendó a los dioses de su pueblo, el mismo que intentaba proteger ese tétrico día. Corrió tras las tropas Sondve, ubicándose entre los lanceros y los arqueros, en la línea de las armas cuerpo a cuerpo que no alcanzaban la longitud que precisaban las primeras filas, completamente expuestas al peligro.

Desenvainó, asistiendo incrédulo como pocas veces en toda su vida le había ocurrido, a la arremetida de los enormes lobos con el pelaje envuelto en puro fuego. Uno tras otro, parecían llevar un pavoroso incendio a los defensores que como él, protegían la única entrada directa a la colonia élfica. Observó rostros estoicos, otros amedrentados. Firmes, seguros, temerosos o casi dispuestos a echar a correr. Los arcos chasquearon uno tras otro, haciendo llover el peso de la determinación de quienes habían decidido vencer o morir. A pesar de la distancia, el espadachín sintió el calor incluso antes que los alaridos de aquellos desgraciados alcanzados por los arietes suicidas. Traspasados, cortados y golpeados, esos cánidos solo buscaban penetrar de la forma más seria posible las sucesivas líneas de defensa. Con amargura, el Indirel recordó como si hubiera sido el día anterior el intento de Aïndor y los suyos, al cual se había sumado por el deseo de hacerse con uno de esos objetos.

Sus congéneres luchaban con todas sus fuerzas, y aún así, aquel llegado de Folnaien comprendía sin esfuerzo que era el tamaño del puente la auténtica razón que por el momento salvaba Nytt Hus. Los defensores más cercanos a las acometidas de las bestias fueron cayendo uno tras otro, destrozados por dientes, garras o los continuos impactos de esos monstruos llameantes. De pronto, Nou se encontró en un maremágnum de violencia, al abrir los enemigos una profunda cuña en las líneas élficas, rompiéndolas hasta avanzar más allá de los últimos lanceros. Un espacio sin formación, sin disciplina, donde unos cuantos empuñaron sus armas, combatiendo a los animales con la furia de la desesperación.

Enfrentado a un licántropo con un viejo tajo en una pata delantera, esquivó un primer mordisco a su costado izquierdo, apartando un segundo sus ojos grises hacia el resto de la batalla, sólo para ver una nueva sucesión de atacantes cuyas garras hollaban el puente, listas para destrozar a unos rivales claramente inferiores en número. A pesar de sus muertos, no colmaban la estructura. Acudían en batallones, debilitando a los Sondve y sus aliados, cada una de cuyas pérdidas resultaba irreparable por lo desbalanceado de las fuerzas en liza.

La bestia apenas se cuidaba de su propia salud, buscando en todo momento desmembrarlo o arrancarle cualquier parte que sus fauces lograsen alcanzar. Un golpe de sus garras fue detenido por la armadura, haciendo retroceder al elfo, hasta que la espada de otro de sus congéneres penetró en el lomo del animal, haciéndole aullar, buscando a su nuevo oponente. La hoja de Nou terminó ese trabajo, clavándola profundamente en el costado enemigo, que se desplomó, dándole un tercero el golpe de gracia.

Cuando unas cruentas estacas de madera nacieron a lo largo y ancho del pontón , atravesando a decenas de licántropos, muchos Sondve alzaron las armas al cielo, bramando alegría, liberando la tensión de la guerra. Él acompañó con una sonrisa la subida de moral de las tropas, deseando que Aylizz y Tarek se encontrasen ilesos entre tanta carnicería.

En aquel mar de sangre y muerte, alguien se alzó, elevándose mágicamente en algo que Nousis no pudo identificar, justo cuando un elfo que hizo estallar en su memoria los recuerdos de Árbol Madre, cercano a la mujer que había destruido aquel orbe poniendo fin a la guerra, llegó cerca de él. Sus palabras sacudieron el odio y el deseo de venganza del Indirel de la más terrible manera. Nada le importó la escolta mencionada, todo se reducía a matar a quien le había dejado la cicatriz que llevaba a la altura del estómago. Y no era el único.

Cerca de él, con una mirada semejante que rebosaba la más oscura furia, Inga Scharf no dudó un instante en sumarse a la comitiva de la fémina que había tomado la palabra. A la mente de elfo regresaron las palabras de la amiga de ésta, “la embajadora Sondve porta otro de los Objetos Malditos, unas Alas. Ninguna de las dos está precisamente escondida”  De modo que se trataba de eso. En otro momento, otro lugar, Nousis hubiera apreciado más una visión como la que se alzó ante todo defensor de la colonia. Ahora sólo lo guiaba el odio.

Wanda, con la Varita en la mano, asintió a la muda afirmación de la segunda buscona, y el espadachín intentó dejar de pensar si había hecho lo correcto desprendiéndose de algo de tan gran utilidad, antes de coger un poco de tierra reblandecida para taponar sus oídos. Apenas tuvo tiempo justo para ello, cuando por primera vez realmente voló, asombrado y algo inquieto, sobre la batalla, sobre los centenares de enemigos que dedicaban cada aliento en doblegar la resistencia de elfos y aliados. El viento ondeó capa y cabello, mientras navegaba por el cielo junto a alguien contra quien había combatido, y la felina que no acertó a ubicar en su memoria, hasta la breve lucha entre elfos y dragones a los pies de Árbol Madre se destapó en alguna parte de sus recuerdos. Eso era, el maldito ejército de ratas cercano al templo de Anar. Fue ella quien lo ayudó. Esbozó una media sonrisa. Una útil compañía en ese ataque decisivo.

Saltaron a la colina ante la estupefacción y los ladridos de los lobos más grandes que había visto en el ejército invasor, anulados por la tierra, cuando una bocanada de fuego le hizo llevarse los brazos a cubrir el rostro. Un dragón había entrado en liza, y el elfo, junto a la velocidad de la que hacía gala la felina, pensó que quizá tenía una auténtica oportunidad. Perdió de vista a Inga tratando de esquivar a otro de los grandes canes, transformada en uno de ellos de menor tamaño.  

Con dentelladas que parecían capaces de partir una armadura, uno de los protectores de Marlowe tomó al hijo de Sandorai como objetivo. Alzó éste la espada, volteándola en la muñeca, y sonrió, sin escuchar sonido alguno, antes de lanzarse a la última lucha de ese interminable día
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Mensaje  Elian Miér Ago 10 2022, 17:01

¿Tú eres la dragona que incendió la colina?

Aquella pregunta hizo que el corazón se saltara un latido. Y, cuando la muchacha no lo negó, fue su estómago el que recibió el impacto. Ni siquiera oyó la despedida de la muchacha, a sus oídos habían regresado los gritos de dolor y desesperación, el clamor del fuego arrasando con todo a su paso. Su nariz se llenó de nuevo con el olor a carne y pelo quemados y un regusto amargo regresó a su boca.

Y aquel horror lo había desencadenado una jovencita de aspecto inocente. Habría sido preferible conservar la imagen de una bestia sin rostro.

Fue la propuesta de Aylizz lo que lo sacó del pozo al que lo estaba llevando su mente. Aún tenían una villa que proteger, vidas que salvar. Se quitó el mal sabor de boca masticando unas hojas de menta y siguió a la mujer a la zona donde se reunían los invocadores.

Elian había presenciado ceremonias como aquella en un par de ocasiones, pero había sido muy niño para participar. El proceso fue exigente, pero no sin recompensa: el aroma fresco del bosque y la alegría que acompaña al nacimiento de un nuevo ser sustituyeron la sensación de desazón de un momento antes. Puede que estuvieran rodeados de muerte, pero aún había esperanza en el mundo.



¡Enviad a los Ancianos a aplastar al enemigo! —ordenó Zansádel en lo alto del muro de tierra.

Elian contempló el espectáculo que se desplegaba al otro lado. Los enormes lobos, poseídos por quién sabía qué ansia descontrolada, avanzaban a la carrera, algunos a cuatro patas, otros a dos. Se empujaban unos a otros para ser los primeros en atravesar el puente. Algunos, caían al agua y continuaban a nado, otros renunciaban del todo al puente y se lanzaban al río.

Muchos no llegaban, pues las flechas de los elfos eran certeras. Aquí o allá, un lobo caía y los demás saltaban por encima para seguir avanzando. En ocasiones, uno o varios tropezaban y caían sobre el compañero derribado, agrandando así el escollo y provocando más tropiezos.

Elian no quería pensar en la sensación de ahogo que experimentarían los lobos que quedaban enterrados vivos bajo la marea de cuerpos, pero no pudo evitarlo. ¿Qué impulsaba aquella locura, aquel ataque absurdo en el que, incluso si lograban su objetivo, tantos de los suyos perderían la vida?

¿Y qué hacía él allí, en medio de tanta muerte, cuando era la vida lo que valoraba por encima de todo?

Su corazón se encogió de nuevo cuando volvió a percibir el olor del fuego. Sacudió la cabeza con vigor, no era momento de sufrir una crisis de pánico. Sin embargo, el olor no desapareció.

Fue entonces cuando percibió las flechas en llamas de los atacantes. Se volvió, conteniendo la respiración, hacia el interior de la aldea y lo recibió de nuevo la imagen del fuego. No un voraz incendio, como el presenciado en la colina de la reunión, sino algunos focos amenazando con extenderse aquí y allá.

El grueso de mujeres y hombres sanos se encontraban disparando desde lo alto del talud o concentrados en torno al otro puente, bloqueando la entrada del resto de atacantes con su sangre y sudor. Apenas un puñado de niños y ancianos quedaban libres para apagar el fuego. Los fuegos.

No podrán solos —dijo Elian apretando los puños.

No, si tenían que ir y venir desde el río, dando un rodeo para evitar las flechas o arriesgándose a convertirse en blanco.

¿Qué has dicho? —preguntó, a su lado, una de las invocadoras.

Elian no se había dado cuenta de que había hablado en voz alta, pero igualmente señaló en dirección a un par de muchachos que se esforzaban por acarrear un pesado balde de agua.

Así no acabarán nunca. El río está demasiado lejos —dijo.

Tendrán que arreglarse. ¿O acaso piensas acercárselo? —bufó ella, volviendo su atención hacia un enorme dvnyanta que, de un manotazo, barría a todo un grupo de lobos, llevándose también un buen puñado de tierra y rocas por delante.

Tal vez sí —murmuró Elian.

Un momento después, descendía a la carrera el talud, cruzando la aldea en dirección norte. A lo lejos, vio el par de “copas” móviles que indicaban que los dos dvnyantas de los que le habían permitido disponer, avanzaban río arriba, en la misma dirección. Distraído como iba, tropezó de lleno con un soldado, haciendo que ambos cayeran al suelo(1). Se levantó casi al instante, con una acelerada disculpa, y siguió corriendo a todo lo que daban sus piernas.

¡Cómo odiaba correr! Pero llegó al meandro casi al tiempo que los Ancianos. A tiempo de indicarles dónde comenzar a cavar. Si es que podía llamarse cavar a aquella forma de arrancarle enormes pedazos al suelo: tierra y roca primero, acompañadas de barro, cuando el río comenzó a llenar el espacio extra que se abría a su paso.

Elian avanzó a grandes zancadas hacia el sur, hacia el interior del pueblo, indicando a los dos titanes la ruta a seguir, viendo cómo entre ambas criaturas acababan en momentos lo que le habría llevado días a una cuadrilla de los suyos.

Su trabajo no pasó desapercibido. Pronto, los aldeanos desviaron su ruta para aprovechar el improvisado canal y Elian ordenó el alto para evitar accidentes. Se acercó a ambos Ancianos y, colocando una mano en la corteza de cada uno, les infundió tanta luz como pudo permitirse sin caer rendido.

Id a defender la aldea —les dijo, casi en un susurro.

Los dos dvnyanta cruzaron el canal, se detuvieron apenas un momento para sumergirse en la corriente, y cruzaron el pueblo sacudiéndose el agua del cuerpo al pasar junto a una hoguera involuntaria.

Elian los vio marchar con una sonrisa melancólica que no tardó en sacudirse del rostro. Tomó un enorme balde de manos de un chiquillo y se unió a quienes acarreaban agua. Por el rabillo del ojo, le pareció ver a un anciano alzar una enorme ola de agua dulce desde el reciente canal a lo alto de una casa en llamas(2).

mapa de situación:


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OFF: (1) En este punto, Elian tropieza y tira al suelo a uno de los soldados que arrastran a Tarek hacia el centro de la aldea. El resto es cosa suya.

(2) Ignoro si el maestro Otrore de Níniel maneja la magia elemental de agua, pero sí sé que es maestro alquimista y que hay una poción en el mercado que permite utilizar la magia elemental, así que me he tirado el moco aquí. En el caso de que me esté yendo un poco de madre, bueno, solo dije que “le pareció ver” xD

RESUMEN DEL POST EXAGERADAMENTE LARGO: Me tropiezo casualmente con uno de los guardias que trasladan a Tarek y luego uso a un par de dvnyantas para construir un pequeño remedo de canal para acercar el agua del río al centro del pueblo y facilitar el apagado de los fuegos generados por las flechas de los atacantes (más detalles del “canal” en el spoiler de más arriba).

inventario:
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[Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin - Página 2 Empty Re: [Trama Global Objetos Malditos] El golpe definitivo: Victoria o fin

Mensaje  Kyravann Svartlys Miér Ago 10 2022, 23:57

Había llegado la hora de la verdad. El ejército del enemigo se acercaba, esta vez compuesto de licántropos, a una velocidad apabullante.
-Snjor, vete. Escóndete en Nyt Tre, donde estábamos hasta hace un rato. ¿Recuerdas al niño elfo que ayudaba a curar a otros? Quédate cerca de él, allí estarás a salvo. No dejaremos que ningún perro malo se les acerque...-
El pequeño felino dudó un momento al escuchar las indicaciones de la domadora, pero finalmente obedeció y se marchó con un leve quejido de tristeza. Puede que sea chiquito, pero era ningún tonto. Sabía que la situación era peligrosa y no quería dejar sola a su "madre adoptiva", pero no podía hacer nada para ayudarla.

Una vez que el leopardo se había retirado del frente, Kyra volvió a concentrarse en el puente que debía defender. Buscaba cómo aumentar las posibilidades de éxito en la defensa de aquella zona, y lo primero que se le ocurrió fue poner barricadas de algún tipo. Lamentablemente, ya no había tiempo para eso y tampoco contaban con materiales suficientes como para crearlas. Fue entonces que recordó que una elfa con alas (cosa que le extrañó bastante, pero no tenía tiempo ahora para preguntar por ellas) comentó que quienes se quedaran cerca de su flecha especial podrían controlar las plantas.

-Básicamente, las habilidades de un maestro de la naturaleza, ¿verdad?- preguntó a nadie en particular, mientras se acercaba a dicha zona.
No había allí nadie más que la elfa con alas preparando algunas cosas, para el inminente combate sin duda. No tardó mucho en entrar en acción; Kyra, por el contrario, no se movió del lugar. Gracias a aquella flecha extraña, poseía momentáneamente habilidades típicas de los elfos nuevamente. No eran las que tenía originalmente, pero había visto a otros empuñando el poder del bosque en sus manos tantas veces, que conocía al menos las formas más básicas de usarlas.

Con una alegría y ansias de batalla inusuales en ella, la pelirroja esperó hasta el último momento. Cuando los primeros lobos en llamas se acercaron, usó su Voz¹ en un grito de batalla cuyo sonido se perdió en medio del combate. Su efecto, sin embargo, seguía en pie, permitiéndole confundir lo suficiente a unos pocos lobos de la primera línea como para hacerlos caer o cambiar de rumbo.
A su vez, usó sus habilidades élficas para controlar las plantas² cercanas al puente (no sin antes corroborar que no lastimaría a sus aliados). Creando estacas en el río y los alrededores de la única vía segura hacia la aldea, lograría que el cuello de botella jugara aún más a su favor. Además, al hacerlo a último momento, pudo tomar desprevenidos a algunos licántropos que quedaron empalados en las estacas.

Al ver que su idea había surtido cierto efecto, la pelirroja se acercó al licántropo empalado más cercano. Necesitaba algo de comer, y teniendo tantos enemigos cerca no veía por qué contenerse. Serviría también como intimidación, después de todo.
Observó un momento al moribundo lobo, debatiendo consigo misma. ¿Acabar rápido con su sufrimiento usando su espada? ¿O alimentarse de él mientras todavía estaba con vida? Optó por lo segundo. Quizá no fuera agradable para los elfos ver eso, pero seguramente sería una manera más eficaz de transmitir el mensaje.
Ante la horrorizada Narihel, Kyra tiró del cabello del licántropo, alzando su cabeza. Mordió el cuello de su víctima (su primera víctima no animal en décadas) y bebió el líquido escarlata. Terminada su "cena", decapitó el cadáver y tomó su cabeza.
-¡¿QUIEN QUIERE SER EL POSTRE?!-
La sangre fresca aún goteando de sus labios y su arma, la sonrisa algo sádica y la cabeza en sus manos formaban una imagen grotesca que aumentaba aquella intimidante aura³ que rodeaba a Kyra.

Offrol:

TL;DR:
¹Repito la estrategia de la confusión para obstaculizar el avance de los enemigos (skill confusión)
²Uso la maestría elemental para crear barricadas (y pinchitos de licans, una delicia en Sacrestic (?)
³Me como una cena rápida y uso la skill racial para intimidar al oponente.

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Mensaje  Ingela Jue Ago 11 2022, 18:08

Arriba del muro, la escena se le hizo irreal a la joven dragona. Los lobos eran una masa despiadado y cruel, incluso más que ella. El ruido que hacían era aterrador y se sintió amedrentada por la cantidad de enemigos que se alzaban en frente de si. Sintió su corazón latir rápido pues sabía que en aquel momento tendría que invocar la magia de su cuerpo y tomar a la forma de la bestia. ¿Y si volvía a equivocarse? ¿Y si lo consumía todo con su fuego?

Sacudió la cabeza, tenía que dejar de lamentarse por los errores cometidos antes. Hizo lo que tenía que hacer para asegurar la huida de Valyria y la mayor cantidad posible de miembros de la comitiva en medio del caos y el poco espacio de maniobra que le daban unos enemigos que aparecían por todos lados. Ahora se enfrentaba de nuevo al caos, pero el espacio era mucho más amplio y definitivamente, no le pesaría en la conciencia calcinar al enemigo. -Pero que ningún aliado se atraviese en mi camino- pidió al viento, rezando a sus dioses. Gritó con todas sus fuerzas y pronto el grito se transformó en un poderoso rugido1. Batió con fuerza sus alas, creando pequeños remolinos debajo de ella, y alzó el vuelo2. Se elevó muy alto y avanzó hacia la linea de lobos. Cayó en picada, exhalando su poderosa llamarada3, haciendo un barrido sobre ellos.

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El primer ataque los pudo tomar desprevenidos, pero para el segundo barrido, ya se encontró con flechas y lanzas en su camino. Pero eso no evitó la lluvia de fuego que cayó sobre ellos. Ingela atacaba con furia, inmune a los gritos desesperados de a quienes su fuego alcanzaba.

Tras un par de barridas más, al elevarse, Ingela vio algo salir volando desde el otro flanco de la batalla, por el lado de Nytt Hus. Instintivamente, lo siguió. Al estar lo suficientemente cerca, vio a una mantícora que llevaba tres personas, uno de ellos un elfo. Creyendo que lo estaban secuestrando, la dragona fue tras ellos. Pero cuál sería su sorpresa al verlos aterrizar sobre un grupo de lobos que se mantenían a resguardo en una colina. Notó el enorme tamaño de algunos de esos lobos, comparable con el de ella. Tras los lobos más grandes, había un hombre, a quien los primeros protegían. Entendió que aquel era el líder y quien comandaba aquel ataque. Recordó que poseía uno de los Objetos y que ese influía en las personas, por eso habían llevado tapones de cera al fallido intento de negociación. Ahora ella no tenía tapones y no creía que los otros también tuvieran. Así que rugió tan fuerte como podía. Si la voz hechicera no podía ser escuchaba, no podría afectarles. Eso creyó la dragona y con eso intentó contrarrestarlo. No podría rugir todo el tiempo, pero bueno, no se iba a quedar sin intentarlo.

Aterrizó sobre uno de los enormes lobos, enterrando sus poderosas garras en su lomo. Mordió también su nuca, hasta que sus colmillos chocaron con el hueso, y arrancó todo lo que agarró entre sus implacables fauces. Mientras finiquitaba al primer lobo, fuego recubrió su cuerpo4 y con ello repelió el ataque de otros dos cánidos que no dudaron en volver a embestir a pesar de que al hacerlo, sus cuerpos también se incendiaban. No le daban tregua, pero ella a ellos tampoco. Lucharon cuerpo a cuerpo hasta que la combinación del fuego y la enorme fuerza de la dragona doblegó a sus rivales.

Todo pasó muy rápido, muy vertiginoso e intenso, y a la vez, fue eterno.

Un cuarto lobo se le venía encima cuando notó que el grupo de aquellos que creía eran aliados de Nytt Hus huía. No sabía si habían tenido éxito o no, sus ojos estaban inyectados en sangre y veía todo teñido de rojo. Ella también estaba herida. Aguantó un poco más, dándole a los otros tiempo de poner distancia entre ellos y ahí soltó su último recurso. Una nube de gas4 brotó de los poros de la dragona, envolviendo a aquellos que quedaron a su alrededor. Incontrolablemente, comenzaron a toser, asfixiados por el veneno que ese gas contenía, mientras la dragona huía también.

_________________________________________
1Habilidad racial Don Ancestral [Mágica, 2 de 2 usos]
2Habilidad racial Habitante de los Cielos
3Habilidad racial Aliento Elemental
4Habilidad de nivel 0 Das feuer Shield [Mágica, 2 de 2 usos]
5Habilidad de nivel 4 Drachenatem [Mágica, 1 de 2 usos]: En su forma de dragón y por 2 turnos, resopla una nube de gas cuyos compuestos son tan tóxicos que al ser respirado provoca asfixia, confusión y alucinaciones. La nube tiene un rango de eficacia de 20mts2 de diámetro y el daño causado será acumulativo según la cantidad de turnos que se haya respirado el gas.
Ingela
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