Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
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Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
En el cruce de caminos se alzaba una maltrecha edificación casi invadida por árboles jóvenes como alisos o fresnos. El matorral bajo, inexistente en cien pasos a la redonda, parecía haber encontrado su lugar saliendo de debajo del edificio. La cubierta, construida con material vegetal, parecía estar saneada incluso alguien con buena vista podía darse cuenta de que estaba recién cambiado. Los tablones de la fachada estaban doblados debido al desgaste de años de lluvia y sol, con restos de una pintura tiempo atrás perdida y consumida por la tierra. Lo más sorprendente era que en su interior había actividad.
Ben, que había perdido bastante tiempo tratando de descifrar el significado de un poste doblado con las señales apuntando cada una en una dirección que no se correspondía con las direcciones de los caminos suspiró y miró hacia el edificio. De él salía un tipo, embozado, y que caminaba con paso ligero hacia él. Ambos se negaron el salud pese a que Sango se giró para intentar sacarle una palabra pero lo único que pudo hacer fue echarle un vistazo mientras caminaba hacia el sur. Sango se encogió de hombros y dio un par de pasos hacia el edificio.
- ... los pajarillos cantan...- una melodía, cantada por una voz femenina, provenía del interior-... ¡que sí! ¡que no! Que Imbar nos de agua y que al herrero... Hmm... ¡le encienda la fragua!
Ben se detuvo a un paso del umbral de la puerta y echó un vistazo al interior. Una mujer se afanaba en limpiar una mesa que estaba a la derecha. Ben giró la cabeza para ver, a su izquierda, un par de baldas casi vacías; al fondo, una puerta, cerrada y en una esquina del cuarto, un pequeño hogar en el que había una llama recién prendida y más cosas, en su mayoría cacerolas y sartenes, tiradas por el suelo. Sango di un paso y se quedó quieto en el umbral de la puerta.
- Muy buenas.
La mujer giró la cabeza y miró a Sango antes de volver su atención, una vez más, hacia la mesa. Pero de pronto su cabeza se alzó de nuevo y ahora sí se giró completamente. Parecía estar olfateando el aire. Fruncía el ceño cada vez que movía la cabeza con movimientos rápidos y en dirección a Ben. Entre sus manos, apretaba el trapo, lo retorcía y jugaba con él.
- Hola...- dijo una vez terminó de inspeccionarle. Le dedicó una sonrisa.
Ben se tomó unos instante para contemplar a la mujer, que sin duda le doblaba la edad pero que aún no entraba dentro de la categoría de anciana. Su pelo, oscuro, estaba recogido hacia atrás lo que dejaba todo el rostro al descubierto, marcas, manchas, cortes, arrugas... todo ello, pensó, tendría su historia. Lo más llamativo era la mirada entornada que le dedicaba, como si tratara de recordar algo o como si estuviera tramando algo, no en vano le había estado, al menos eso parecía, olisqueando.
- Oh, que descortés... Pasa, siéntate aquí, mi casa, tu casa, nuestra casa, quién sabe, ¿verdad?- le volvió a sonreír y le hizo una señal para que pasara.
Sango dio un paso hacia el interior de la casa y un escalofrío le recorrió todo el cuerpo. La mujer tembló y luego empezó a reír. Ben, mosqueado con toda la situación se llevó la mano al cinto.
- ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué te ríes?
- ¡Aaah, tus ojos! ¡Tus ojos, mis ojos! Si no te quedas aquí conmigo, para siempre, tus ojos para mi. ¡Mis ojos!
La mujer empezó a bailar de alegría. Sango bufó. Había entrado en la casa de una loca y decidió darse la vuelta y marchar de la desvencijada edificación. Sin embargo, cuando puso un pie en el exterior el bosque, las tierra, el hito de madera y hasta el mismísimo cielo desapareció, convirtiéndose todo en una masa negra, uniforme y perfecta. Ben que se había agarrado al marco de la puerta, dio un paso hacia atrás al interior de la vivienda y todo volvió a cobrar forma, la luz del exterior, la tierra, las baldas, la mesa e incluso la risueña mujer que seguía bailando.
- ¿Qué me has hecho? ¿Qué clase de hechicería es esta?
- ¡Que Imbar me lleve si yo he hecho algo!- Dejó de bailar y estiró los brazos hacia fuera y miró al techo.- ¡Oh Madre Tierra, llévame si a este hombre yo le he hecho algo!
Quince latidos después la mujer volvió a reír. Se arrimó a Sango y le dio un breve abrazo para después volver a bailar.
- ¡Te lo dije, te lo dije, yo no he hecho nada! Pero tus ojos son míos, ¡mis ojos, tus ojos! ¡Sííí!
Ben miró una vez más hacia el exterior. Allí había una oscura hechicería que le tenía preso en aquella casa. Si daba la casualidad de que alguien pasara por allí... Hasta entonces decidió no perder el control y cometer alguna estupidez pese a que lo único que quería era partir en dos a aquella mujer. Tragó saliva. Le seguiría el juego a la bruja.
- Devuélveme mis ojos.
La mujer detuvo su bizarro baile y le miró de otra forma: ojos bien abiertos y la cabeza ladeada. Asintió hasta seis veces y luego se acercó lentamente hacia él y le habló en voz baja.
- Pero tus ojos son tuyos. Son míos si sales por esa puerta... Así lo quiere la Diosa Imbar, sin embargo...- volvió a olisquear el aire y caminó en torno a él y se detuvo a espalda. Notó como toqueteaba el escudo.- Oh sí... Puede que sí...- de un rápido movimiento se puso, nuevamente, frente a él.- Abre esa puerta y...
La mujer se llevó las manos al cuello y cayó de rodillas. Ben dio un paso atrás y miró hacia la puerta que ahora señalaba la mujer pese a estar asfixiándose. Ben de dos pasos se plantó frente a la puerta y la empujó, pero esta no cedió.
- Tiene truco.- Ben saltó hacia un lado del susto que le había pegado la mujer, ahora completamente recuperada.- Pero no te preocupes, ¡mis ojos, tus ojos! ¡Bailemos!
Ben suspiró y se sentó en una banqueta. Se llevó las manos a las sienes y se las masajeó. Necesitaba un momento. Un breve respiro, unos instantes para decidir qué hacer.
La mujer, por su parte, siguió bailando y canturreando cosas sin sentido.
Ben, que había perdido bastante tiempo tratando de descifrar el significado de un poste doblado con las señales apuntando cada una en una dirección que no se correspondía con las direcciones de los caminos suspiró y miró hacia el edificio. De él salía un tipo, embozado, y que caminaba con paso ligero hacia él. Ambos se negaron el salud pese a que Sango se giró para intentar sacarle una palabra pero lo único que pudo hacer fue echarle un vistazo mientras caminaba hacia el sur. Sango se encogió de hombros y dio un par de pasos hacia el edificio.
- ... los pajarillos cantan...- una melodía, cantada por una voz femenina, provenía del interior-... ¡que sí! ¡que no! Que Imbar nos de agua y que al herrero... Hmm... ¡le encienda la fragua!
Ben se detuvo a un paso del umbral de la puerta y echó un vistazo al interior. Una mujer se afanaba en limpiar una mesa que estaba a la derecha. Ben giró la cabeza para ver, a su izquierda, un par de baldas casi vacías; al fondo, una puerta, cerrada y en una esquina del cuarto, un pequeño hogar en el que había una llama recién prendida y más cosas, en su mayoría cacerolas y sartenes, tiradas por el suelo. Sango di un paso y se quedó quieto en el umbral de la puerta.
- Muy buenas.
La mujer giró la cabeza y miró a Sango antes de volver su atención, una vez más, hacia la mesa. Pero de pronto su cabeza se alzó de nuevo y ahora sí se giró completamente. Parecía estar olfateando el aire. Fruncía el ceño cada vez que movía la cabeza con movimientos rápidos y en dirección a Ben. Entre sus manos, apretaba el trapo, lo retorcía y jugaba con él.
- Hola...- dijo una vez terminó de inspeccionarle. Le dedicó una sonrisa.
Ben se tomó unos instante para contemplar a la mujer, que sin duda le doblaba la edad pero que aún no entraba dentro de la categoría de anciana. Su pelo, oscuro, estaba recogido hacia atrás lo que dejaba todo el rostro al descubierto, marcas, manchas, cortes, arrugas... todo ello, pensó, tendría su historia. Lo más llamativo era la mirada entornada que le dedicaba, como si tratara de recordar algo o como si estuviera tramando algo, no en vano le había estado, al menos eso parecía, olisqueando.
- Oh, que descortés... Pasa, siéntate aquí, mi casa, tu casa, nuestra casa, quién sabe, ¿verdad?- le volvió a sonreír y le hizo una señal para que pasara.
Sango dio un paso hacia el interior de la casa y un escalofrío le recorrió todo el cuerpo. La mujer tembló y luego empezó a reír. Ben, mosqueado con toda la situación se llevó la mano al cinto.
- ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué te ríes?
- ¡Aaah, tus ojos! ¡Tus ojos, mis ojos! Si no te quedas aquí conmigo, para siempre, tus ojos para mi. ¡Mis ojos!
La mujer empezó a bailar de alegría. Sango bufó. Había entrado en la casa de una loca y decidió darse la vuelta y marchar de la desvencijada edificación. Sin embargo, cuando puso un pie en el exterior el bosque, las tierra, el hito de madera y hasta el mismísimo cielo desapareció, convirtiéndose todo en una masa negra, uniforme y perfecta. Ben que se había agarrado al marco de la puerta, dio un paso hacia atrás al interior de la vivienda y todo volvió a cobrar forma, la luz del exterior, la tierra, las baldas, la mesa e incluso la risueña mujer que seguía bailando.
- ¿Qué me has hecho? ¿Qué clase de hechicería es esta?
- ¡Que Imbar me lleve si yo he hecho algo!- Dejó de bailar y estiró los brazos hacia fuera y miró al techo.- ¡Oh Madre Tierra, llévame si a este hombre yo le he hecho algo!
Quince latidos después la mujer volvió a reír. Se arrimó a Sango y le dio un breve abrazo para después volver a bailar.
- ¡Te lo dije, te lo dije, yo no he hecho nada! Pero tus ojos son míos, ¡mis ojos, tus ojos! ¡Sííí!
Ben miró una vez más hacia el exterior. Allí había una oscura hechicería que le tenía preso en aquella casa. Si daba la casualidad de que alguien pasara por allí... Hasta entonces decidió no perder el control y cometer alguna estupidez pese a que lo único que quería era partir en dos a aquella mujer. Tragó saliva. Le seguiría el juego a la bruja.
- Devuélveme mis ojos.
La mujer detuvo su bizarro baile y le miró de otra forma: ojos bien abiertos y la cabeza ladeada. Asintió hasta seis veces y luego se acercó lentamente hacia él y le habló en voz baja.
- Pero tus ojos son tuyos. Son míos si sales por esa puerta... Así lo quiere la Diosa Imbar, sin embargo...- volvió a olisquear el aire y caminó en torno a él y se detuvo a espalda. Notó como toqueteaba el escudo.- Oh sí... Puede que sí...- de un rápido movimiento se puso, nuevamente, frente a él.- Abre esa puerta y...
La mujer se llevó las manos al cuello y cayó de rodillas. Ben dio un paso atrás y miró hacia la puerta que ahora señalaba la mujer pese a estar asfixiándose. Ben de dos pasos se plantó frente a la puerta y la empujó, pero esta no cedió.
- Tiene truco.- Ben saltó hacia un lado del susto que le había pegado la mujer, ahora completamente recuperada.- Pero no te preocupes, ¡mis ojos, tus ojos! ¡Bailemos!
Ben suspiró y se sentó en una banqueta. Se llevó las manos a las sienes y se las masajeó. Necesitaba un momento. Un breve respiro, unos instantes para decidir qué hacer.
La mujer, por su parte, siguió bailando y canturreando cosas sin sentido.
Última edición por Sango el Dom Ago 14 2022, 20:39, editado 1 vez
Sango
Héroe de Aerandir
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
Cohen se había desviado de su camino con la intención de recolectar algunas semillas, raíces y pétalos. Por aquella época, florecían muchas plantas por aquella zona y aunque para las personas de su raza era considerado un territorio hostil, el vampiro no perdía nunca la oportunidad de encontrar materiales y muestras para su negocio de alquimia.
Entró en una zona hermosa, iluminada sutilmente por la luz de la luna. Buscaba una Sierpes, una flor anaranjada de grandes pétalos. En esta época del año, soltaban su polen, que era especialmente valioso para trastornos estomacales.
Llegó hasta un cruce de caminos, dónde había una especie de destartalada vivienda. En su interior, se escuchaban algunas voces, sobre todo una femenina, que parecía emitir una serie de cánticos. En Aerandir, había lunáticos por doquier.
Al menos, tenía esperanza de que aquellas personas le indicaran dónde podría encontrar la flor que buscaba. Quizás la hubieran visto por la zona.
―Disculpen ―dijo el vampiro, bajo el marco de la puerta que permitía la entrada en el edificio―. Soy herborista y estoy buscando una flor de la zona…
―Pasa, ¡no te quedes ahí!
Dio un paso al interior de la sala, mientras contemplaba el desagradable rostro de la mujer. Entonces, una extraña sensación invadió su cuerpo, atravesándolo por completo. Un extraño escalofrío que persistió durante un breve instante.
―¡Vaya! ¡Tus oídos! ¡Son mis oídos!
Cohen dirigió su mirada al hombre pelirrojo que acompañaba a la mujer. Unos bonitos ojos verdes rodeado del fuego del vello anaranjado. En una de las mejillas, una cicatriz que enseguida le recordó a Peter.
―Busco la flor Sierpes. Es una flor anaranjada de esta zona…
El vampiro contempló el rostro de aquel hombre, callando. Algo estaba ocurriendo en aquel lugar. Quizás debía marcharse.
―¡Sus ojos son mis ojos! ¡Tus oídos son mis oídos! ¡Bailemos! ¡Bailemos en eterna compañía!
Mientras la mujer comenzaba a danzar nuevamente, Cohen se dirigió hacia el pelirrojo, bastante desconcertado.
―¿Qué mierda está sucediendo aquí? ¿Está drogada?
Entró en una zona hermosa, iluminada sutilmente por la luz de la luna. Buscaba una Sierpes, una flor anaranjada de grandes pétalos. En esta época del año, soltaban su polen, que era especialmente valioso para trastornos estomacales.
Llegó hasta un cruce de caminos, dónde había una especie de destartalada vivienda. En su interior, se escuchaban algunas voces, sobre todo una femenina, que parecía emitir una serie de cánticos. En Aerandir, había lunáticos por doquier.
Al menos, tenía esperanza de que aquellas personas le indicaran dónde podría encontrar la flor que buscaba. Quizás la hubieran visto por la zona.
―Disculpen ―dijo el vampiro, bajo el marco de la puerta que permitía la entrada en el edificio―. Soy herborista y estoy buscando una flor de la zona…
―Pasa, ¡no te quedes ahí!
Dio un paso al interior de la sala, mientras contemplaba el desagradable rostro de la mujer. Entonces, una extraña sensación invadió su cuerpo, atravesándolo por completo. Un extraño escalofrío que persistió durante un breve instante.
―¡Vaya! ¡Tus oídos! ¡Son mis oídos!
Cohen dirigió su mirada al hombre pelirrojo que acompañaba a la mujer. Unos bonitos ojos verdes rodeado del fuego del vello anaranjado. En una de las mejillas, una cicatriz que enseguida le recordó a Peter.
―Busco la flor Sierpes. Es una flor anaranjada de esta zona…
El vampiro contempló el rostro de aquel hombre, callando. Algo estaba ocurriendo en aquel lugar. Quizás debía marcharse.
―¡Sus ojos son mis ojos! ¡Tus oídos son mis oídos! ¡Bailemos! ¡Bailemos en eterna compañía!
Mientras la mujer comenzaba a danzar nuevamente, Cohen se dirigió hacia el pelirrojo, bastante desconcertado.
―¿Qué mierda está sucediendo aquí? ¿Está drogada?
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- MIS 7 OBJETOS LIMITADOS EN ESTE ROL:
- Kit de Alquimia Superior
- Pesadilla Embotellada
- Fuego Embotellado
- Rocío de Ortiga
- Toque de Sopor
- Poción de Salud
- Esencia de Dulce Sueños
Cohen
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
-Muy bien Zelas, ahora es tu momento, los limites están para romperse- se decía el rubio a si mismo mientras media la velocidad del viento en la copa del árbol mas alto que había encontrado, sus ojos le permitían ver todo con bastante claridad(1), la gran espada yacía clavada en la tierra a la distancia, necesitaba verificar que la nueva espada que Rauko le había dado servia para los impulsos extras que conseguía con esas armas gigantes, si todo resultaba la gravedad ya no seria un gran problema para el, ¿Qué mayor libertad podía gozar una creatura que la de volar?, si bien Zelas no podía volar, esto era lo mas cercano que estaría a eso hizo el gesto con su mano y sintió como su éter comenzaba a atraer la espada hacia el(2), el sonido del arma cortando el viento aumentaba y cuando ya la percibió cerca salto del árbol, sujeto la espada y esta le impulso con violencia hacia adelante, avanzo dentro de lo calculado y engancho su espada a su arnés mientras se preparaba para la parte difícil, necesitaba activar su habilidad a tiempo si planeaba mantenerse en el aire, cuando parecía que iba a caer sobre una gran rama de otro árbol Zelas activo su habilidad, generando una breve pero potente explosión de éter que salió desde la suela de sus botas provocando una especie de rebote que le ayudo a mantenerse por el aire unos segundos mas(3), cuando la gravedad parecía querer cortarle las alas, otra rama aparecía para que el activase su habilidad de nueva cuenta y siguiera en el aire, cada vez mas rápido, cada vez mas libre, Zelas del viento finalmente había recuperado aquella libertad que sentía perdida después de haber perdido su cuerpo de elfo.
-Fly me to the moon and let me play among the stars- cantaría antes de darse cuenta que los arboles parecían acabarse, un cruce de caminos que había pasado por alto debido al jubilo de recuperar algo que creía perdido ahora amenazaba con terminar su glorioso vuelo, antes de alcanzar a realizar algo sintió su pierna engancharse a algo, y es que mientras mas feliz es uno, mas cosas tiende a pasar por alto, el hecho de que su pierna se enganchara a un poste bastante inclinado que bien podría haber sido un peldaño mas en su vuelo, ahora se había vuelto el verdugo de su vuelo nocturno, con las estrellas por debajo de el noto como algo que parecía ser una choza se acercaba a toda velocidad por arriba, ya volviéndose consciente giro rápidamente y desato una serie de explosiones que salían de la suela de sus botas las cuales disminuyeron rápidamente la velocidad(3), cayendo pesadamente sobre el techo de aquella edificación. -Uff, eso ha estado cerca...- se dijo a si mismo cuando noto que debajo de el parecía haber una puerta, ¿Quién pone una puerta en el techo?, era la pregunta que pasaba por su cabeza en ese momento antes de ver como la misma se abría y le hacia caer de muy mala manera dentro del lugar.
Al momento de caer la gran espada que llevaba en su espalda se desprendió del arnés lo cual hizo que la caída se viera mas chistosa cuando su propia espada le cayo encima, agradecido de que la misma cayera por la parte plana en vez de la parte filosa Zelas se levanto adolorido mientras pedía disculpas de antemano por la situación, tomo su espada y la volvió a llevar a su espalda.
-Ay... Cuanto lo siento, le juro que ha sido un evento desafortunado-
-Ani ah ji akno ala ha ji ak me siento el corazón, me amo te amo-
-Genial, caí en la casa de la loca-
Dijo el rubio mientras se sobaba una nalga que aun le dolía por la caída, dio una mirada alrededor y noto como no era el único en el lugar, por suerte una cara conocida hacia que aquello fuera mas llevadero.
-Sango?- preguntaría mientras se acercaba al humano teniendo a la mujer extraña haciendo sonidos por detrás de el -Soy yo Zelas, recuerdas en Roilkat, hicimos eso con lo los kags, tormentas de arena y gigantes oh no tienes idea lo que sucedió después, como me alegro de ver una cara conocida- diria mientras le sujetaba de los brazos y le plantaba un beso en toda la boca de la alegría, fue entonces que la mujer le tomo de las manos y se puso a bailar con el rubio en una situación bastante extraña.
-¡Mi boca!, ¡tu boca!, ¡bailemos!- diría la mujer, ante lo cual el rubio se encogería de hombros y también le besaría mientras danzaban, la joven en cambio le apartaría y se marcharía riendo ante lo cual Zelas simplemente sonreiría, sin embargo, aquella sonrisa desaparecería rápidamente cuando al momento de abrir su boca y pronunciar palabras, ningún sonido saliera de sus labios.
OFF:
Habis
1_Ojos de elfo
2_Retorno
3_Vuelo Fulgido
-Fly me to the moon and let me play among the stars- cantaría antes de darse cuenta que los arboles parecían acabarse, un cruce de caminos que había pasado por alto debido al jubilo de recuperar algo que creía perdido ahora amenazaba con terminar su glorioso vuelo, antes de alcanzar a realizar algo sintió su pierna engancharse a algo, y es que mientras mas feliz es uno, mas cosas tiende a pasar por alto, el hecho de que su pierna se enganchara a un poste bastante inclinado que bien podría haber sido un peldaño mas en su vuelo, ahora se había vuelto el verdugo de su vuelo nocturno, con las estrellas por debajo de el noto como algo que parecía ser una choza se acercaba a toda velocidad por arriba, ya volviéndose consciente giro rápidamente y desato una serie de explosiones que salían de la suela de sus botas las cuales disminuyeron rápidamente la velocidad(3), cayendo pesadamente sobre el techo de aquella edificación. -Uff, eso ha estado cerca...- se dijo a si mismo cuando noto que debajo de el parecía haber una puerta, ¿Quién pone una puerta en el techo?, era la pregunta que pasaba por su cabeza en ese momento antes de ver como la misma se abría y le hacia caer de muy mala manera dentro del lugar.
Al momento de caer la gran espada que llevaba en su espalda se desprendió del arnés lo cual hizo que la caída se viera mas chistosa cuando su propia espada le cayo encima, agradecido de que la misma cayera por la parte plana en vez de la parte filosa Zelas se levanto adolorido mientras pedía disculpas de antemano por la situación, tomo su espada y la volvió a llevar a su espalda.
-Ay... Cuanto lo siento, le juro que ha sido un evento desafortunado-
-Ani ah ji akno ala ha ji ak me siento el corazón, me amo te amo-
-Genial, caí en la casa de la loca-
Dijo el rubio mientras se sobaba una nalga que aun le dolía por la caída, dio una mirada alrededor y noto como no era el único en el lugar, por suerte una cara conocida hacia que aquello fuera mas llevadero.
-Sango?- preguntaría mientras se acercaba al humano teniendo a la mujer extraña haciendo sonidos por detrás de el -Soy yo Zelas, recuerdas en Roilkat, hicimos eso con lo los kags, tormentas de arena y gigantes oh no tienes idea lo que sucedió después, como me alegro de ver una cara conocida- diria mientras le sujetaba de los brazos y le plantaba un beso en toda la boca de la alegría, fue entonces que la mujer le tomo de las manos y se puso a bailar con el rubio en una situación bastante extraña.
-¡Mi boca!, ¡tu boca!, ¡bailemos!- diría la mujer, ante lo cual el rubio se encogería de hombros y también le besaría mientras danzaban, la joven en cambio le apartaría y se marcharía riendo ante lo cual Zelas simplemente sonreiría, sin embargo, aquella sonrisa desaparecería rápidamente cuando al momento de abrir su boca y pronunciar palabras, ningún sonido saliera de sus labios.
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2_Retorno
3_Vuelo Fulgido
Zelas Hazelmere
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
Alzó las manos para impedirle que entrara pero era demasiado tarde. Se recostó contra la pared de la casa y se llevó una mano a la frente para taparse los ojos mientras la mujer le arrebataba los oídos e ignoraba el comentario del recién llegado.
- Maldita harpía...- Sango se levantó de mala gana y tras echar un vistazo a la bailarina, se cuadró frente a Cohen.- Lo siento amigo, no estuve atento a tu llegada.
- Claro que no, porque tus ojos son mis ojos y yo veo con ellos y veo que no querías verlo y no lo has visto ni oído, pero no por mi, ¡No!- se acercó a ellos y casi les susurró.- Bailad conmigo.
- Calla, nadie va a bailar contigo.
- Oh, pero sí que lo vais a hacer, por vuestro propio bien, mis ojos...
Aquello, en los oídos de Sango, había sonado a amenaza. Ben tragó saliva y volvió a jugar con la cabeza del hacha. Ignoró loa pensamientos oscuros que pasaron por su cabeza y se centró en el recién llegado.
- Esta mujer nos tiene atrapados. No. Secuestrados. Te invito a salir por la puerta y comprobarlo tú mismo. Si lo que dice es cierto, deberías ser capaz de contar el número de grillos que suenan esta noche.
Le dedicó una sonrisa al recién llegado y dejó que experimentara con la puerta de salida de la casa que, como pudo fijarse no había puerta, solo un marco.
- ¿Por qué tienes puerta en el interior de la casa y no en el exterior?
- No es un capricho- el tono de voz cambió a uno mucho más serio.- Es una necesidad.
Ben frunció el ceño. Y miró con interés a la mujer que tenía las manos apoyadas en el pecho y la mirada fija en la puerta. Ser vigilada y estudiada por Sango no le gustó y le dedicó una profunda mirada de odio antes de girarse y pasar a otra cosa.
La otra cosa, llegó, de manera inesperada, caída del techo de edificación. Ben como acto reflejo se echó hacia atrás y alzó los brazos en dirección del repentino caos para protegerse. Cuando la amenaza pasó, echó un vistazo, primero a lo que había caído, o más bien, al que había caído, y luego al techo de la vivienda. Vio la espada, exageradamente grande, caer y golpear al recién llegado.
¿Pero era él un truco más de la vieja y la casa? Clavó su mirada en la puerta del techo, que había pasado desapercibida hasta ese mismo momento. No entendía por qué había una puerta en el techo, un techo que recordaba entero y de una pieza desde el exterior. Sin embargo, algo mucho más inesperado ocurrió a continuación, cuando el recién llegado se presentó como Zelas, el elfo que había combatido a su lado a las puertas de Roilkat. La efusiva presentación unido al desconcierto de Sango y el baile de la tipa con Zelas llevó a Ben al borde de un ataque de ira.
Ira por no haber reaccionado a tiempo. Ira por no haber matado a la mujer. Ira porque ella acababa de pronunciarse. Ira, porque Zelas, su antiguo camarada de armas, se acababa de quedar sin voz. Ira, porque estaban allí atrapados. Ben sacó el hacha y se lanzó hacia la puerta del interior de la vivienda y cuando fue a golpearla una fuerza invisible detuvo el hacha a menos de una pulgada de distancia. Frunció el ceño. ¿Había escuchado una voz?
La puerta contraatacó lanzándole con violencia hacia el otro extremo de la casa donde su cuerpo golpeó con violencia la pared de la casa antes de caer al suelo. ¿Zelas le había besado? Alzó, lentamente, la vista hacia Zelas pero la mujer se interpuso en su camino y se acercó a él.
- ¡Ah! ¡Mis ojos! No puedes hacer eso- la mujer le pegó una colleja y acto seguido se alejó de él.- ¡Ah! Es hora de cenar y yo sin hacer nada... ¿Cómo hacer algo con ojos, oídos y boca? Oh, podría...- empezó a revolver entre las sartenes y cacerolas.
Resopló y miró la puerta. Hechicería. Aquella casa rezumaba brujería por todas partes. Aquella mujer, sin embargo, y pese a la aparente seguridad que mostraba dentro de la casa, parecía tan prisionera como ellos. No obstante él había visto salir de esa misma casa una persona.
- Esa puta puerta...- Ben intentó levantarse pero el golpe le había dejado muy dolorido. Se quedó de rodillas mirando la puerta.- Tiene que haber una llave.
- ¡Ah! ¿Es que mis ojos no ven esta desgracia? ¿Por qué mi boca no me avisa? ¿Acaso mis oídos me traicionan? ¡Mi ropa está rota!
Se plantó frente a los estantes en un par de ágiles pasos y cogió un pequeño saco de cuero del que extrajo una aguja de hueso de un tamaño considerable. Sacó una madeja de hilo y se afanó en coserse parte del vestido que, efectivamente, se había roto. Se fijó en cómo enhebró el hilo en el ojo de la aguja y cosió la ropa hasta que quedó arreglada. Eran movimientos rápidos y precisos que demostraban una gran habilidad.
Su vista se paseó entre Zelas, al que no le había devuelto el saludo y se lamentó por ello, el hombre de pelo oscuro, la puerta del techo, que no tenía ojo para una llave, la mujer y la puerta del interior, la que le había lanzado al otro extremo de la casa, la que se abría, aparentemente, con una llave.
- ¿Se os ocurre algo?
- Maldita harpía...- Sango se levantó de mala gana y tras echar un vistazo a la bailarina, se cuadró frente a Cohen.- Lo siento amigo, no estuve atento a tu llegada.
- Claro que no, porque tus ojos son mis ojos y yo veo con ellos y veo que no querías verlo y no lo has visto ni oído, pero no por mi, ¡No!- se acercó a ellos y casi les susurró.- Bailad conmigo.
- Calla, nadie va a bailar contigo.
- Oh, pero sí que lo vais a hacer, por vuestro propio bien, mis ojos...
Aquello, en los oídos de Sango, había sonado a amenaza. Ben tragó saliva y volvió a jugar con la cabeza del hacha. Ignoró loa pensamientos oscuros que pasaron por su cabeza y se centró en el recién llegado.
- Esta mujer nos tiene atrapados. No. Secuestrados. Te invito a salir por la puerta y comprobarlo tú mismo. Si lo que dice es cierto, deberías ser capaz de contar el número de grillos que suenan esta noche.
Le dedicó una sonrisa al recién llegado y dejó que experimentara con la puerta de salida de la casa que, como pudo fijarse no había puerta, solo un marco.
- ¿Por qué tienes puerta en el interior de la casa y no en el exterior?
- No es un capricho- el tono de voz cambió a uno mucho más serio.- Es una necesidad.
Ben frunció el ceño. Y miró con interés a la mujer que tenía las manos apoyadas en el pecho y la mirada fija en la puerta. Ser vigilada y estudiada por Sango no le gustó y le dedicó una profunda mirada de odio antes de girarse y pasar a otra cosa.
La otra cosa, llegó, de manera inesperada, caída del techo de edificación. Ben como acto reflejo se echó hacia atrás y alzó los brazos en dirección del repentino caos para protegerse. Cuando la amenaza pasó, echó un vistazo, primero a lo que había caído, o más bien, al que había caído, y luego al techo de la vivienda. Vio la espada, exageradamente grande, caer y golpear al recién llegado.
¿Pero era él un truco más de la vieja y la casa? Clavó su mirada en la puerta del techo, que había pasado desapercibida hasta ese mismo momento. No entendía por qué había una puerta en el techo, un techo que recordaba entero y de una pieza desde el exterior. Sin embargo, algo mucho más inesperado ocurrió a continuación, cuando el recién llegado se presentó como Zelas, el elfo que había combatido a su lado a las puertas de Roilkat. La efusiva presentación unido al desconcierto de Sango y el baile de la tipa con Zelas llevó a Ben al borde de un ataque de ira.
Ira por no haber reaccionado a tiempo. Ira por no haber matado a la mujer. Ira porque ella acababa de pronunciarse. Ira, porque Zelas, su antiguo camarada de armas, se acababa de quedar sin voz. Ira, porque estaban allí atrapados. Ben sacó el hacha y se lanzó hacia la puerta del interior de la vivienda y cuando fue a golpearla una fuerza invisible detuvo el hacha a menos de una pulgada de distancia. Frunció el ceño. ¿Había escuchado una voz?
La puerta contraatacó lanzándole con violencia hacia el otro extremo de la casa donde su cuerpo golpeó con violencia la pared de la casa antes de caer al suelo. ¿Zelas le había besado? Alzó, lentamente, la vista hacia Zelas pero la mujer se interpuso en su camino y se acercó a él.
- ¡Ah! ¡Mis ojos! No puedes hacer eso- la mujer le pegó una colleja y acto seguido se alejó de él.- ¡Ah! Es hora de cenar y yo sin hacer nada... ¿Cómo hacer algo con ojos, oídos y boca? Oh, podría...- empezó a revolver entre las sartenes y cacerolas.
Resopló y miró la puerta. Hechicería. Aquella casa rezumaba brujería por todas partes. Aquella mujer, sin embargo, y pese a la aparente seguridad que mostraba dentro de la casa, parecía tan prisionera como ellos. No obstante él había visto salir de esa misma casa una persona.
- Esa puta puerta...- Ben intentó levantarse pero el golpe le había dejado muy dolorido. Se quedó de rodillas mirando la puerta.- Tiene que haber una llave.
- ¡Ah! ¿Es que mis ojos no ven esta desgracia? ¿Por qué mi boca no me avisa? ¿Acaso mis oídos me traicionan? ¡Mi ropa está rota!
Se plantó frente a los estantes en un par de ágiles pasos y cogió un pequeño saco de cuero del que extrajo una aguja de hueso de un tamaño considerable. Sacó una madeja de hilo y se afanó en coserse parte del vestido que, efectivamente, se había roto. Se fijó en cómo enhebró el hilo en el ojo de la aguja y cosió la ropa hasta que quedó arreglada. Eran movimientos rápidos y precisos que demostraban una gran habilidad.
Su vista se paseó entre Zelas, al que no le había devuelto el saludo y se lamentó por ello, el hombre de pelo oscuro, la puerta del techo, que no tenía ojo para una llave, la mujer y la puerta del interior, la que le había lanzado al otro extremo de la casa, la que se abría, aparentemente, con una llave.
- ¿Se os ocurre algo?
Sango
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
Cohen escuchó las explicaciones que el pelirrojo le daba sobre aquel lugar. El vampiro, algo desconfiado, se limitó a dar un par de pasos hacia el exterior, pasando de nuevo bajo el marco de la entrada.
Al salir de nuevo al amparo de la noche, se dio cuenta de que no era capaz de escuchar absolutamente nada. Pero, sin duda, lo que más le sorprendió fue ver cómo alguien parecía atravesar el techo.
Por lo que podía ver, en el interior del lugar, sucedían numerosos acontecimientos. El vampiro veía bocas moverse, pero no podía captar sonido alguno desde el exterior. Incluso le pareció ver cómo el hombre pelirrojo salía lanzado hacia atrás al haber intentado abrir una puerta interior. El evidente ruido que causaría algo así había pasado desapercibido para él.
¿Acaso mis oídos eran ahora sus oídos?
El vampiro volvió a entrar en el interior del edificio. El sonido de nuevo llegó hasta él. Alzó la vista para contemplar que en el techo había una tercera puerta. ¿Cómo era eso posible?
La extraña mujer cosía ahora una prenda, mientras se quejaba de la rotura de su prenda. Cohen miró a aquellos extraños y agradeció de contar aún con su voz.
Sin embargo, todos parecían estar allí en contra de su voluntad… Todos menos ella. Así que cuándo el pelirrojo preguntó si se les ocurría algo para solucionar aquella situación, el vampiro pensó que rasgar el cuello de esa hechicera sería un excelente comienzo.
―Bueno, tenemos armas… Si tenemos que estar atrapados aquí, podríamos librarnos de su molesta compañía.
La hechicera alzó los ojos y tras unos segundos de observarle, le sonrió. En ese momento, el vampiro escuchó un fuerte e irritante sonido dentro de sus oídos, que hicieron que momentáneamente perdiese el equilibrio. Se aferró a una de las paredes de la sala, para evitar caer al suelo.
Notó enseguida cómo la sangre brotaba por sus conductos auditivos hasta salir por su oreja, haciendo que corriera cuello abajo un filo hilo rojizo.
―Tus oídos son mis oídos ―expresó, con tono enfadado, sólo siendo percibido por Cohen cómo una voz lejana entre el chirriante pitido que podía escuchar desde su interior.
A medida de que el chirrido aumentaba, su audición disminuía, hasta llegar a la sordera absoluta.
Al salir de nuevo al amparo de la noche, se dio cuenta de que no era capaz de escuchar absolutamente nada. Pero, sin duda, lo que más le sorprendió fue ver cómo alguien parecía atravesar el techo.
Por lo que podía ver, en el interior del lugar, sucedían numerosos acontecimientos. El vampiro veía bocas moverse, pero no podía captar sonido alguno desde el exterior. Incluso le pareció ver cómo el hombre pelirrojo salía lanzado hacia atrás al haber intentado abrir una puerta interior. El evidente ruido que causaría algo así había pasado desapercibido para él.
¿Acaso mis oídos eran ahora sus oídos?
El vampiro volvió a entrar en el interior del edificio. El sonido de nuevo llegó hasta él. Alzó la vista para contemplar que en el techo había una tercera puerta. ¿Cómo era eso posible?
La extraña mujer cosía ahora una prenda, mientras se quejaba de la rotura de su prenda. Cohen miró a aquellos extraños y agradeció de contar aún con su voz.
Sin embargo, todos parecían estar allí en contra de su voluntad… Todos menos ella. Así que cuándo el pelirrojo preguntó si se les ocurría algo para solucionar aquella situación, el vampiro pensó que rasgar el cuello de esa hechicera sería un excelente comienzo.
―Bueno, tenemos armas… Si tenemos que estar atrapados aquí, podríamos librarnos de su molesta compañía.
La hechicera alzó los ojos y tras unos segundos de observarle, le sonrió. En ese momento, el vampiro escuchó un fuerte e irritante sonido dentro de sus oídos, que hicieron que momentáneamente perdiese el equilibrio. Se aferró a una de las paredes de la sala, para evitar caer al suelo.
Notó enseguida cómo la sangre brotaba por sus conductos auditivos hasta salir por su oreja, haciendo que corriera cuello abajo un filo hilo rojizo.
―Tus oídos son mis oídos ―expresó, con tono enfadado, sólo siendo percibido por Cohen cómo una voz lejana entre el chirriante pitido que podía escuchar desde su interior.
A medida de que el chirrido aumentaba, su audición disminuía, hasta llegar a la sordera absoluta.
Cohen
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
Los ojos del no-elfo se abrieron de par en par al notar que ningún sonido salía de su boca, intento gritar con todas sus sus fuerzas, pero no obtuvo nada, se llevo las manos a la cabeza por unos momentos, había pasado por muchas cosas, había esquivado la muerte en incontables ocasiones, también la muerte le había alcanzado mas de una vez, sin embargo, nada le había preparado para un castigo tan grande como el hecho de no poder hablar.
Noto que no era el único con problemas, pero la idea que planteaba el otro individuo no estaba para nada mal, empuño su espada y la clavo en el piso mientras hacia girar la empuñadura de su espada, y a falta de una voz propia, la espada emitió un sonoro -VROOOOOM!- al momento que una de sus tuberías emanaba una leve llama, Zelas asintió mirando a los dos hombres mientras adoptaba una postura seria, aquello no duraría mucho puesto que el otro individuo se vio atacado de forma que al menos para el había pasado inadvertido, suponiendo que no seria sencillo salir de allí solo Zelas decidió darle una ayuda al extraño, no sin antes llamar la atención de Sango para apuntarle a el, luego con 2 dedos apuntar sus propios ojos, y luego apuntar a la chica, intentando comunicarle que no le quitara los ojos de encima a la chica.
Viendo como el otro extraño se apoyaba con dificultad, noto como sangre brotaba por los oídos de este y se apresuro a ayudarle cuando cayo en la cuenta de que sin voz, seria algo complicado realizar una plegaria para que la magia funcionara, entonces se pregunto si habían elfos mudos que usaran magia de curación, decidiendo probar suerte Zelas junto sus pulgares y realizo el aleteo de una mariposa, luego uso una de sus manos para simular un piso mientras su otra mano simulaba caminar apoyado en 2 dedos, luego mostro sus dedos alineados y simulo envolver el dedo índice con su otra mano y luego los separo como si se hubiera cortado el dedo para finalmente dar un aplauso y mantener sus manos juntas por un momento, esperando que aquello resultara, cuando sus manos comenzaron a brillar, Zelas esbozo una sonrisa y puso sus palmas en los oídos del extraño, curando progresivamente los oídos de este(1) pasado un momento y viendo como la luz se desvanecía, dio su trabajo por terminado y volvió hacia donde estaba clavada su espada.
-Puedes salir por esa puerta....- diría la joven apuntando hacia una de las puertas del lugar. Zelas sin pensar mucho en la situación tomo su espada y se lanzo a toda velocidad contra la puerta, intentando dar una estocada a esta debido al tamaño de su espada, solo para ser detenido de golpe por una fuerza desconocida, nada que estuviera a la vista puesto que su don mágico no captaba nada. -Tiene truco... Mi boca, tu boca, bailemos-
Zelas observaría a la chica con evidente enojo y volvería a girar la empuñadura de su espada, otro sonoro -VROOOOOM!- sonaría a falta de una voz propia y mientras otra de las tuberías se encendía, el rubio comenzaba a caminar molesto hacia la joven, con la idea de llevar a cabo la idea que el extraño había sugerido antes.
Habilidad usada:
1_Imposicion de manos(para curar los oídos de Cohen)
Noto que no era el único con problemas, pero la idea que planteaba el otro individuo no estaba para nada mal, empuño su espada y la clavo en el piso mientras hacia girar la empuñadura de su espada, y a falta de una voz propia, la espada emitió un sonoro -VROOOOOM!- al momento que una de sus tuberías emanaba una leve llama, Zelas asintió mirando a los dos hombres mientras adoptaba una postura seria, aquello no duraría mucho puesto que el otro individuo se vio atacado de forma que al menos para el había pasado inadvertido, suponiendo que no seria sencillo salir de allí solo Zelas decidió darle una ayuda al extraño, no sin antes llamar la atención de Sango para apuntarle a el, luego con 2 dedos apuntar sus propios ojos, y luego apuntar a la chica, intentando comunicarle que no le quitara los ojos de encima a la chica.
Viendo como el otro extraño se apoyaba con dificultad, noto como sangre brotaba por los oídos de este y se apresuro a ayudarle cuando cayo en la cuenta de que sin voz, seria algo complicado realizar una plegaria para que la magia funcionara, entonces se pregunto si habían elfos mudos que usaran magia de curación, decidiendo probar suerte Zelas junto sus pulgares y realizo el aleteo de una mariposa, luego uso una de sus manos para simular un piso mientras su otra mano simulaba caminar apoyado en 2 dedos, luego mostro sus dedos alineados y simulo envolver el dedo índice con su otra mano y luego los separo como si se hubiera cortado el dedo para finalmente dar un aplauso y mantener sus manos juntas por un momento, esperando que aquello resultara, cuando sus manos comenzaron a brillar, Zelas esbozo una sonrisa y puso sus palmas en los oídos del extraño, curando progresivamente los oídos de este(1) pasado un momento y viendo como la luz se desvanecía, dio su trabajo por terminado y volvió hacia donde estaba clavada su espada.
-Puedes salir por esa puerta....- diría la joven apuntando hacia una de las puertas del lugar. Zelas sin pensar mucho en la situación tomo su espada y se lanzo a toda velocidad contra la puerta, intentando dar una estocada a esta debido al tamaño de su espada, solo para ser detenido de golpe por una fuerza desconocida, nada que estuviera a la vista puesto que su don mágico no captaba nada. -Tiene truco... Mi boca, tu boca, bailemos-
Zelas observaría a la chica con evidente enojo y volvería a girar la empuñadura de su espada, otro sonoro -VROOOOOM!- sonaría a falta de una voz propia y mientras otra de las tuberías se encendía, el rubio comenzaba a caminar molesto hacia la joven, con la idea de llevar a cabo la idea que el extraño había sugerido antes.
Habilidad usada:
1_Imposicion de manos(para curar los oídos de Cohen)
Zelas Hazelmere
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
Cuando el hombre de pelo oscuro empezó a sangrar por los oídos estaba claro que matar a la mujer podría solucionar las cosas. Pero algo le decía que no, que aquella mujer simplemente había perdido la cabeza. Un ruido procedente de la espada de Zelas desvió su atención, que al cruzar la mirada, le hizo unos gestos para que mirara a la mujer.
- Eh, mis ojos.
La mujer clavó su mirada en él y le sonrió. Ben se levantó dolorido y se acercó a la mujer a la que cogió de los brazos y la miró fijamente.
- ¿Bailamos?
Sango negó con la cabeza y siguió concentrado en sus ojos, marrones sin nada destacable. Ben la soltó y se giró para mirar a Zelas, que estaba aplicando sanación élfica al desconocido. Sabía de primera mano la efectividad de las técnicas curativas de los elfos y no se preocupó más. Estaba en buenas manos. Volvió a centrar su atención en la mujer, que clavaba su mirada en Zelas y en su espada.
- Puedes salir por esa puerta...- dijo ella antes de que Zelas se lanzara, espada en mano, a por la puerta como hizo él instantes atrás. Pero la heroica carga de Zelas se detuvo de la misma forma que la de él. Sin embargo, esta vez, la puerta no contraatacó. -Tiene truco... Mi boca, tu boca, bailemos.
Ben observó a Zelas caminar hacia la mujer. Quiso interponerse pero la mujer parecía disfrutar con aquello porque empezó a reir y dar palmadas.
- ¡Sí! Tengo ojos, boca, oídos. Os veo, os oigo y os puedo saborear...
- ¿Y qué tienes de ella?
La mujer le miró boquiabierto y algo en su mirada cambió durante un breve instante, como el brillo de una estrella en la noche, Ben lo vio. Y supo que ella no podía ser la causa de todo aquello.
- Zelas, quieto. Ella está atrapada, como nosotros, ha perdido la cabeza...
- ¡Ah! ¡No, mis ojos, no tienes ni idea!- Caminó de espaldas mirando a Sango.- Tú, el primero de ellos, no lo estás viendo. Estás cerca pero no terminas de verlo- hablaba con mucha dificultad, apretando los dientes.- ¡Bailaré, porque estoy cansado de vosotros!
En dos movimientos muy ágiles, esquivó la presencia de Zelas y se plantó frente a la puerta. Hizo unos extraños pasos de baile y miró a la puerta. Se levantó el vestido y se inclinó hacia adelante para enseñarles el culo. Al instante siguiente desapareció de su vista. Ben se apresuró hacia donde estaba ella y estudió el suelo.
- Qué cojones está pasando aquí- se giró y vio que de la puerta del techo comenzó a caer agua.- Pero qué...
El caudal fue en aumento hasta el punto que la estancia empezó a encharcarse. Sango caminó al otro extremo de la casa para intentar salir pero le fue imposible. Una fuerza se lo impedía, como también impedía al agua evacuar hacia el exterior. Corrió hacia la otra puerta, la sellada y hacha en mano lanzó un pequeño golpe. Esta vez si impactó.
- ¡Zelas! ¡Ahora se puede!- Ben se vio obligado a gritar porque el caudal de agua cada vez era más grande.
Golpeó la puerta una y otra vez. Miró hacia abajo. El agua le llegaba casi por las rodillas. Miró hacia atrás, a la puerta del techo, la puerta sin cerradura. Y lo supo. La mujer les había dado pistas. Y a él el primero: los ojos, la cerradura de la puerta con un ojo para la llave, el ojo de la aguja, las referencias a que él no estaba viendo.
- ¡El ojo! ¡Es el puto ojo!- Sango se tiró al suelo y miró por el ojo de la cerradura.
Y Sango desapareció.
- Eh, mis ojos.
La mujer clavó su mirada en él y le sonrió. Ben se levantó dolorido y se acercó a la mujer a la que cogió de los brazos y la miró fijamente.
- ¿Bailamos?
Sango negó con la cabeza y siguió concentrado en sus ojos, marrones sin nada destacable. Ben la soltó y se giró para mirar a Zelas, que estaba aplicando sanación élfica al desconocido. Sabía de primera mano la efectividad de las técnicas curativas de los elfos y no se preocupó más. Estaba en buenas manos. Volvió a centrar su atención en la mujer, que clavaba su mirada en Zelas y en su espada.
- Puedes salir por esa puerta...- dijo ella antes de que Zelas se lanzara, espada en mano, a por la puerta como hizo él instantes atrás. Pero la heroica carga de Zelas se detuvo de la misma forma que la de él. Sin embargo, esta vez, la puerta no contraatacó. -Tiene truco... Mi boca, tu boca, bailemos.
Ben observó a Zelas caminar hacia la mujer. Quiso interponerse pero la mujer parecía disfrutar con aquello porque empezó a reir y dar palmadas.
- ¡Sí! Tengo ojos, boca, oídos. Os veo, os oigo y os puedo saborear...
- ¿Y qué tienes de ella?
La mujer le miró boquiabierto y algo en su mirada cambió durante un breve instante, como el brillo de una estrella en la noche, Ben lo vio. Y supo que ella no podía ser la causa de todo aquello.
- Zelas, quieto. Ella está atrapada, como nosotros, ha perdido la cabeza...
- ¡Ah! ¡No, mis ojos, no tienes ni idea!- Caminó de espaldas mirando a Sango.- Tú, el primero de ellos, no lo estás viendo. Estás cerca pero no terminas de verlo- hablaba con mucha dificultad, apretando los dientes.- ¡Bailaré, porque estoy cansado de vosotros!
En dos movimientos muy ágiles, esquivó la presencia de Zelas y se plantó frente a la puerta. Hizo unos extraños pasos de baile y miró a la puerta. Se levantó el vestido y se inclinó hacia adelante para enseñarles el culo. Al instante siguiente desapareció de su vista. Ben se apresuró hacia donde estaba ella y estudió el suelo.
- Qué cojones está pasando aquí- se giró y vio que de la puerta del techo comenzó a caer agua.- Pero qué...
El caudal fue en aumento hasta el punto que la estancia empezó a encharcarse. Sango caminó al otro extremo de la casa para intentar salir pero le fue imposible. Una fuerza se lo impedía, como también impedía al agua evacuar hacia el exterior. Corrió hacia la otra puerta, la sellada y hacha en mano lanzó un pequeño golpe. Esta vez si impactó.
- ¡Zelas! ¡Ahora se puede!- Ben se vio obligado a gritar porque el caudal de agua cada vez era más grande.
Golpeó la puerta una y otra vez. Miró hacia abajo. El agua le llegaba casi por las rodillas. Miró hacia atrás, a la puerta del techo, la puerta sin cerradura. Y lo supo. La mujer les había dado pistas. Y a él el primero: los ojos, la cerradura de la puerta con un ojo para la llave, el ojo de la aguja, las referencias a que él no estaba viendo.
- ¡El ojo! ¡Es el puto ojo!- Sango se tiró al suelo y miró por el ojo de la cerradura.
Y Sango desapareció.
Sango
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
El elfo comenzó a hacer una especie de ritual frente a sus ojos, pero Cohen sólo podía pensar en su total sordera y la sangre que salía por cada uno de sus oídos.
Cuándo entonces el elfo llevó sus manos a sus orejas, el vampiro notó cómo su malestar disminuía. A pesar de la curación élfica, su sentido del oído continuaba realmente mermado.
―¡Gracias! ―le dijo al extraño, sin saber si se estaba dando a entender.
La situación en aquel lugar parecía enrarecerse. La extraña mujer bailaba junto a aquella extraña puerta y tras enseñarles el trasero, terminó desapareciendo del lugar, ante la atenta mirada de los tres hombres.
Aunque apenas lograba escuchar, el desconcierto de todos era innegable. Pero la situación empeoró cuándo la habitación pareció inundarse. El agua brotaba a borbotones a través de la puerta del techo, haciendo que un pequeño palmo de agua inundara todo el piso en cuestión de segundos.
Cohen, advirtiendo que su mareo había casi desaparecido, se tendió en el suelo haciendo que el agua le tapase por completo en unos segundos, antes de emerger de nuevo a la superficie. Algo más espabilado, se puso en pie en el mismo momento en el que el apuesto hombre pelirrojo desaparecía cómo había hecho la mujer.
Tras mirar al elfo, con claro desconcierto, sin saber lo que éste decía ni lo que pasaba, el vampiro advirtió un nuevo sonido. ¿De dónde provenía?
Tardó unos segundos en darse cuenta de que aquel sonido, semejante al de un tambor, se escuchaba al otro lado de la puerta.
―¿Lo escuchas? ―le preguntó al elfo, con claro tono elevado, aunque no sabía si éste podía escuchar su voz o no― ¡Un tambor!
Apegó su oreja izquierda en el ojo de la cerradura y cuándo el sonido del tambor se hizo incluso más nítido, el vampiro sintió cómo su cuerpo parecía desvanecerse.
Cuándo entonces el elfo llevó sus manos a sus orejas, el vampiro notó cómo su malestar disminuía. A pesar de la curación élfica, su sentido del oído continuaba realmente mermado.
―¡Gracias! ―le dijo al extraño, sin saber si se estaba dando a entender.
La situación en aquel lugar parecía enrarecerse. La extraña mujer bailaba junto a aquella extraña puerta y tras enseñarles el trasero, terminó desapareciendo del lugar, ante la atenta mirada de los tres hombres.
Aunque apenas lograba escuchar, el desconcierto de todos era innegable. Pero la situación empeoró cuándo la habitación pareció inundarse. El agua brotaba a borbotones a través de la puerta del techo, haciendo que un pequeño palmo de agua inundara todo el piso en cuestión de segundos.
Cohen, advirtiendo que su mareo había casi desaparecido, se tendió en el suelo haciendo que el agua le tapase por completo en unos segundos, antes de emerger de nuevo a la superficie. Algo más espabilado, se puso en pie en el mismo momento en el que el apuesto hombre pelirrojo desaparecía cómo había hecho la mujer.
Tras mirar al elfo, con claro desconcierto, sin saber lo que éste decía ni lo que pasaba, el vampiro advirtió un nuevo sonido. ¿De dónde provenía?
Tardó unos segundos en darse cuenta de que aquel sonido, semejante al de un tambor, se escuchaba al otro lado de la puerta.
―¿Lo escuchas? ―le preguntó al elfo, con claro tono elevado, aunque no sabía si éste podía escuchar su voz o no― ¡Un tambor!
Apegó su oreja izquierda en el ojo de la cerradura y cuándo el sonido del tambor se hizo incluso más nítido, el vampiro sintió cómo su cuerpo parecía desvanecerse.
Cohen
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
"Lindo trasero" pensaría para si mismo el no-elfo al momento de ver como la chica les mostraba el trasero y desaparecía, después de eso todo fue caos, agua caía desde la puerta de la cual había ingresado y todos parecían irse por diferentes lugares, para Zelas en cambio solo quedaba una opción y esa era salir desde el mismo lugar que había llegado.
El peso de la corriente era demasiado y las tuberías encendidas de su espada se apagaron, mientras la habitación se seguía llenando de agua Zelas intento concentrarse mientras agua seguía cayendo con mayor intensidad, con dificultad apunto su espada hacia arriba mientras su éter comenzaba a hacerse visible por fuera de su cuerpo, entonces de golpe ascendió con una poderosa estocada(1) por un momento la corriente de agua pareció partirse en 2 y cuando Zelas finalmente estaba por salir, la corriente aumento de golpe mermando su impulso y devolviéndole al fondo de la habitación que ya estaba casi inundada por completo.
Hundido por el peso de su arma y con la habitación ya inundada en su totalidad, el rubio intento pensar en otra forma de salir -La puerta tiene truco- recordó mientras se acercaba con algo de dificultad a la puerta por donde los demás habían salido, intento abrirla sin éxito, la golpeo con su espada pero sus golpes estaban aletargados por el agua y ya no quedaba mucho tiempo antes que la respiración se la agotara por completo, seria acaso que Zelas Hazelmere quien había regresado de la muerte 2 veces, quien había superado incontables desafíos, ser abatido por una habitación inundada, su debilidad seria el agua?.
Desesperado, y ya algo asustado comenzó a agitar la puerta sintiendo como cada segundo se hacia mas largo que el anterior, el tiempo se le agotaba y no podía hacer nada para evitarlo salvo gritar con desesperación, si bien su voz había sido robada, algo sucedía con su cuerpo al estar sumergido, y lo mas parecido a una voz salió de su boca al momento que este le gritaba a la maldita puerta perdiendo lo poco y nada de aire que le quedaba, entonces desapareció... Y reapareció afuera de la casa junto a los demás, salvo que el estaba todo empapado.
-UUOOOHHH cofcofcof Puta casa de mierda- exclamo mientras recuperaba el aire, ignorando el hecho de que su voz había vuelto, observo la casa y entendió porque su don mágico no le había mostrado nada cuando estaba en la casa, ahora que estaba afuera toda la casa emitía a sus ojos un resplandor que le daba a entender que emanaba éter(2) -Cuidado la casa... la casa tiene algo.. esta viva o maldita!!- indicaría mientras se levantaba y se ponía en guardia.
off: habilidades y cosas
1_Stinger
2_Don mágico
El peso de la corriente era demasiado y las tuberías encendidas de su espada se apagaron, mientras la habitación se seguía llenando de agua Zelas intento concentrarse mientras agua seguía cayendo con mayor intensidad, con dificultad apunto su espada hacia arriba mientras su éter comenzaba a hacerse visible por fuera de su cuerpo, entonces de golpe ascendió con una poderosa estocada(1) por un momento la corriente de agua pareció partirse en 2 y cuando Zelas finalmente estaba por salir, la corriente aumento de golpe mermando su impulso y devolviéndole al fondo de la habitación que ya estaba casi inundada por completo.
Hundido por el peso de su arma y con la habitación ya inundada en su totalidad, el rubio intento pensar en otra forma de salir -La puerta tiene truco- recordó mientras se acercaba con algo de dificultad a la puerta por donde los demás habían salido, intento abrirla sin éxito, la golpeo con su espada pero sus golpes estaban aletargados por el agua y ya no quedaba mucho tiempo antes que la respiración se la agotara por completo, seria acaso que Zelas Hazelmere quien había regresado de la muerte 2 veces, quien había superado incontables desafíos, ser abatido por una habitación inundada, su debilidad seria el agua?.
Desesperado, y ya algo asustado comenzó a agitar la puerta sintiendo como cada segundo se hacia mas largo que el anterior, el tiempo se le agotaba y no podía hacer nada para evitarlo salvo gritar con desesperación, si bien su voz había sido robada, algo sucedía con su cuerpo al estar sumergido, y lo mas parecido a una voz salió de su boca al momento que este le gritaba a la maldita puerta perdiendo lo poco y nada de aire que le quedaba, entonces desapareció... Y reapareció afuera de la casa junto a los demás, salvo que el estaba todo empapado.
-UUOOOHHH cofcofcof Puta casa de mierda- exclamo mientras recuperaba el aire, ignorando el hecho de que su voz había vuelto, observo la casa y entendió porque su don mágico no le había mostrado nada cuando estaba en la casa, ahora que estaba afuera toda la casa emitía a sus ojos un resplandor que le daba a entender que emanaba éter(2) -Cuidado la casa... la casa tiene algo.. esta viva o maldita!!- indicaría mientras se levantaba y se ponía en guardia.
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Zelas Hazelmere
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
Ante sus ojos, el desconocido y Zelas, aparecieron con unos instantes de diferencia, ambos chorreando, sobre todo su camarada Zelas, que tosió para expulsar todo el agua de sus pulmones. Que su voz hubiera vuelto, era, sin duda alguna, una grata noticia.
- ¡Ah! Mi voz... Mi dulce voz...- la mujer apareció en el marco de la puerta, con un tambor y unas baquetas.- Pero no tenéis ni idea de lo que habéis hecho... Mi boca contará esta historia, mis ojos serán testigos y mis oídos escucharán para que todos ellos cuenten lo que aquí ha pasado...
Empezó a tocar con el tambor. Zelas, espada en mano, se puso en guardia. Mientras Sango se preparaba para lo que pudiera venir, centró su atención en el ritmo. Era un ritmo lento, con un compás extraño y antinatural, que no se parecía en nada a algo que él hubiera escuchado alguna vez: un dos tres, un dos, un dos tres, un dos... Pero el ritmo solo era el comienzo. Porque la casa, empezó a vibrar. Los chasquidos de la madera, los crujidos infames, las sacudidas... Todo al tiempo que la mujer aceleraba el ritmo del caótico compás del tambor de la mujer.
- ¡Que Imbar levante esta casa de sus cimientos! ¡Que se alce para aplastar a todos aquellos que desafían tu voluntad! ¡Álzate, oh, Mi casa! ¡Álzate, pues es la orden que te da Fianen Selineaié!
La casa se alzó de golpe, alcanzando la altura de los árboles de la zona, que no serían más pequeños que diez o doces veces su altura. Sango dio un paso atrás y pese a la escasa luz en el claro, contempló las antinaturales piernas que le había salido a la casa, hechas con miles de huesos de antiguos cuerpos humanos, animales y demás criaturas que habitaran el continente. Era una visión, cuanto menos, aterradora, ¿era aquel el destino que les aguardaba?
De repente, el tambor dejó de sonar. Y la casa y las piernas cayeron al suelo. Sango gritó para que se apartaran antes siquiera de que él mismo corriera hacia atrás. Sin embargo, antes de que la casa tocara el suelo, el tambor volvió a sonar en la noche para detener la caída de la casa. Ben miró hacia atrás y detuvo su carrera para ver la casa, alzada tan solo a un par de palmos del suelo.
- ¡Mis ojos! ¡Ven conmigo! ¡Bailaremos toda la noche! ¡Y todo el día también! ¡Álzate!-
Sango lanzó el hacha en dirección a la mujer, que esquivó en el último instante y le miró consternada pero sin detener la marcha de tambor. Sin embargo, su atención se fijó en el del pelo negro.
- ¡Tú! ¡Tú! ¡Todo estaba bien hasta tu llegada, mis oídos!- Se detuvo y miró a Sango y Zelas. La casa se posó en el suelo.- Tus oídos son tuyos. Pero los suyos son míos, ¿qué vas a hacer ahora?
Ritmo frenético y la casa se alzó a toda velocidad hacia el aire y Sango le gritó algo a Zelas pero se sorprendió al no escucharse. Volvió a gritar a Zelas, le gritaba que matara a esa bruja pero era incapaz de oírse. Se giró para mirar al del pelo negro y le gritó que no oía nada. Y entonces cayó en ello, ¿y el tambor? Miró hacia arriba y luego otra vez al del pelo negro: ¡no oigo nada! ¡no oigo el tambor! le gritaba sin poder oírse. ¿Podría el resto oír algo? Tendría muy poco tiempo para reaccionar si la loca decidía dejar caer la casa.
Sus ojos se alzaron hacia la negrura del cielo.
- ¡Ah! Mi voz... Mi dulce voz...- la mujer apareció en el marco de la puerta, con un tambor y unas baquetas.- Pero no tenéis ni idea de lo que habéis hecho... Mi boca contará esta historia, mis ojos serán testigos y mis oídos escucharán para que todos ellos cuenten lo que aquí ha pasado...
Empezó a tocar con el tambor. Zelas, espada en mano, se puso en guardia. Mientras Sango se preparaba para lo que pudiera venir, centró su atención en el ritmo. Era un ritmo lento, con un compás extraño y antinatural, que no se parecía en nada a algo que él hubiera escuchado alguna vez: un dos tres, un dos, un dos tres, un dos... Pero el ritmo solo era el comienzo. Porque la casa, empezó a vibrar. Los chasquidos de la madera, los crujidos infames, las sacudidas... Todo al tiempo que la mujer aceleraba el ritmo del caótico compás del tambor de la mujer.
- ¡Que Imbar levante esta casa de sus cimientos! ¡Que se alce para aplastar a todos aquellos que desafían tu voluntad! ¡Álzate, oh, Mi casa! ¡Álzate, pues es la orden que te da Fianen Selineaié!
La casa se alzó de golpe, alcanzando la altura de los árboles de la zona, que no serían más pequeños que diez o doces veces su altura. Sango dio un paso atrás y pese a la escasa luz en el claro, contempló las antinaturales piernas que le había salido a la casa, hechas con miles de huesos de antiguos cuerpos humanos, animales y demás criaturas que habitaran el continente. Era una visión, cuanto menos, aterradora, ¿era aquel el destino que les aguardaba?
De repente, el tambor dejó de sonar. Y la casa y las piernas cayeron al suelo. Sango gritó para que se apartaran antes siquiera de que él mismo corriera hacia atrás. Sin embargo, antes de que la casa tocara el suelo, el tambor volvió a sonar en la noche para detener la caída de la casa. Ben miró hacia atrás y detuvo su carrera para ver la casa, alzada tan solo a un par de palmos del suelo.
- ¡Mis ojos! ¡Ven conmigo! ¡Bailaremos toda la noche! ¡Y todo el día también! ¡Álzate!-
Sango lanzó el hacha en dirección a la mujer, que esquivó en el último instante y le miró consternada pero sin detener la marcha de tambor. Sin embargo, su atención se fijó en el del pelo negro.
- ¡Tú! ¡Tú! ¡Todo estaba bien hasta tu llegada, mis oídos!- Se detuvo y miró a Sango y Zelas. La casa se posó en el suelo.- Tus oídos son tuyos. Pero los suyos son míos, ¿qué vas a hacer ahora?
Ritmo frenético y la casa se alzó a toda velocidad hacia el aire y Sango le gritó algo a Zelas pero se sorprendió al no escucharse. Volvió a gritar a Zelas, le gritaba que matara a esa bruja pero era incapaz de oírse. Se giró para mirar al del pelo negro y le gritó que no oía nada. Y entonces cayó en ello, ¿y el tambor? Miró hacia arriba y luego otra vez al del pelo negro: ¡no oigo nada! ¡no oigo el tambor! le gritaba sin poder oírse. ¿Podría el resto oír algo? Tendría muy poco tiempo para reaccionar si la loca decidía dejar caer la casa.
Sus ojos se alzaron hacia la negrura del cielo.
Sango
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
Completamente mojado, Cohen apareció en el exterior. Segundos después, apareció el elfo.
Ante ellos, la mujer lunática tocaba un tambor y continuaba con su comportamiento excéntrico. El vampiro estaba comenzando a cansarse de aquella situación y la paciencia se le estaba agotando por completo.
Ante las palabras de la mujer, la casa pareció elevarse y ascendió, alcanzando una altura considerable al aparecerles piernas semejantes a una larga cadena de huesos. El vampiro se sintió sobrecogido ante aquella imagen y al hablar, vio que no podía hacerlo. Sin voz, no podía usar su magia.
Al parar de tocar el tambor, la casa comenzaba a descender.
―¡Joder! ―exclamó, asombrándose de escuchar su voz de nuevo.
La casa paró a escasos centímetros del suelo. El atractivo hombre pelirrojo lanzó su hacha en dirección a aquella mujer odiosa, que logró esquivar el golpe del arma. El vampiro pensó en escapar, en alejarse de aquella influencia lo antes posible, pero las palabras de la mujer le hicieron paralizarse.
― ¡Tú! ¡Tú! ¡Todo estaba bien hasta tu llegada, mis oídos!
La casa volvió a elevarse rápidamente cuándo la mujer volvía a tocar el tambor. Cohen intentó hablar, pero de nuevo ninguna palabra salió de su boca. No podía utilizar su magia mientras aquella desquiciada ejerciera su influencia sobre él.
El pelirrojo gritaba que no podía oír. En cambio, él no podía contestarle cuando dirigió su vista hasta él. Las palabras habían sido claras: ambos quedaron privados del sentido del oído.
La mujer le miraba desafiante, incluso con odio. Si aquella chiflada pretendía jugar con él, había elegido a la persona equivocada.
Se agazapó junto a su bolsa de viaje, donde llevaba todos sus productos de alquimia. El elixir de color verde llamó enseguida su atención. Lo cogió en una de sus manos y mirando a aquella lunática dio unos pasos en su dirección, elixir en mano.
Si paraba de tocar el tambor, utilizaría la magia de su voz contra ella. En cambio, a medida que avanzaba, el vampiro comprobó que no iba a permitirle hablar. Lanzó el frasco, haciendo que éste se estrellase sobre su rostro, haciendo que aquella mujer chillase cómo un animal herido, mientras el corrosivo ácido se extendía cubriendo sus ojos, privándole de la vista [1].
Al dejar de tocar el tambor, la casa comenzó a caer. Tanto el tambor cómo las baquetas cayeron al suelo.
[1] - Rocío de Ortiga (Veneno) (1 Uso): Líquido verde que, al ser rociado sobre alguien, le causará inmediatamente una fuerte y casi irresistible comezón. Si cae en los ojos o la nariz perjudicará el sentido asociado.
Ante ellos, la mujer lunática tocaba un tambor y continuaba con su comportamiento excéntrico. El vampiro estaba comenzando a cansarse de aquella situación y la paciencia se le estaba agotando por completo.
Ante las palabras de la mujer, la casa pareció elevarse y ascendió, alcanzando una altura considerable al aparecerles piernas semejantes a una larga cadena de huesos. El vampiro se sintió sobrecogido ante aquella imagen y al hablar, vio que no podía hacerlo. Sin voz, no podía usar su magia.
Al parar de tocar el tambor, la casa comenzaba a descender.
―¡Joder! ―exclamó, asombrándose de escuchar su voz de nuevo.
La casa paró a escasos centímetros del suelo. El atractivo hombre pelirrojo lanzó su hacha en dirección a aquella mujer odiosa, que logró esquivar el golpe del arma. El vampiro pensó en escapar, en alejarse de aquella influencia lo antes posible, pero las palabras de la mujer le hicieron paralizarse.
― ¡Tú! ¡Tú! ¡Todo estaba bien hasta tu llegada, mis oídos!
La casa volvió a elevarse rápidamente cuándo la mujer volvía a tocar el tambor. Cohen intentó hablar, pero de nuevo ninguna palabra salió de su boca. No podía utilizar su magia mientras aquella desquiciada ejerciera su influencia sobre él.
El pelirrojo gritaba que no podía oír. En cambio, él no podía contestarle cuando dirigió su vista hasta él. Las palabras habían sido claras: ambos quedaron privados del sentido del oído.
La mujer le miraba desafiante, incluso con odio. Si aquella chiflada pretendía jugar con él, había elegido a la persona equivocada.
Se agazapó junto a su bolsa de viaje, donde llevaba todos sus productos de alquimia. El elixir de color verde llamó enseguida su atención. Lo cogió en una de sus manos y mirando a aquella lunática dio unos pasos en su dirección, elixir en mano.
Si paraba de tocar el tambor, utilizaría la magia de su voz contra ella. En cambio, a medida que avanzaba, el vampiro comprobó que no iba a permitirle hablar. Lanzó el frasco, haciendo que éste se estrellase sobre su rostro, haciendo que aquella mujer chillase cómo un animal herido, mientras el corrosivo ácido se extendía cubriendo sus ojos, privándole de la vista [1].
Al dejar de tocar el tambor, la casa comenzó a caer. Tanto el tambor cómo las baquetas cayeron al suelo.
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[1] - Rocío de Ortiga (Veneno) (1 Uso): Líquido verde que, al ser rociado sobre alguien, le causará inmediatamente una fuerte y casi irresistible comezón. Si cae en los ojos o la nariz perjudicará el sentido asociado.
Cohen
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
-Oh no... no otra maldita casa monstruo- comento el rubio mientras observaba como a la jodida casa le salían brazos y piernas y lo que parecía ser una cabeza, ya había tenido la mala suerte de luchar contra algo parecido y entendía que aquello podía ser bastante complicado si llegaba a extenderse mas, la chica bailarina y del trasero lindo menciono entonces a la diosa Imbar, ¿Qué tenían que ver los dioses élficos en todo esto?, Zelas no estaba seguro de todas las variables que pudieran surgir si mataba a la chica, pero sabia que debía detener aquella locura de una vez por todas.
Nada le había preparado para ver como la casa se elevaba a semejante altura, la casa monstruo con la que lucho hace meses no había saltado tan alto o mejor dicho, no salto para nada. -¡Prepárense para el impacto!- señalo al ver como la casa caía desde tan alto, sin embargo, nada ocurrió, solo una fuerte brisa de aire le golpeo al momento que la casa se detuvo en el aire, comprendiendo la urgencia del momento el no-elfo se impulso con todo lo que tenia hacia la joven, explosiones de éter salían desde la planta de sus pies(1) observo como la mujer esquivaba el hacha de Sango y gritaba -¡Tú! ¡Tú! ¡Todo estaba bien hasta tu llegada, mis oídos! Tus oídos son tuyos. Pero los suyos son míos, ¿Qué vas a hacer ahora?- Zelas giro sobre si mismo para añadir mas momentum a su corte al momento que llegaba hasta la mujer, -Ya veras lo que voy a hacer!- grito antes de notar que todo se había vuelto negro, y su espada solo corto el aire.
Justo cuando Zelas había terminado de girar para propinar un corte en diagonal, quedo ciego y fallo su golpe por solo unos milímetros, apenas y había logrado cortar unos cabellos de la mujer, Sango gritaba sobre el tambor y del otro hombre no habían señales puesto que no emitía sonido alguno, el rubio molesto, activo la runa oculta en la empuñadura de su espada(2), momento casi perfecto puesto que la chica comenzó a gritar desesperadamente y cuando Zelas guiado por el sonido blandió su espada nuevamente en aquella dirección y consiguió cortar a la mujer con éxito al mismo tiempo que recuperaba su visión, la espada de Zelas corto y cauterizo la herida al mismo tiempo, haciendo que la mujer gritara fuertemente mientras se sujetaba el muñón donde alguna vez estuvo su brazo y caía al piso visiblemente adolorida hasta desmayarse.
-Esto también se va- comento al momento clavaba su espada en el tambor y este se consumía en llamas, el éter del objeto se desvaneció y la casa quedo inmóvil por unos momentos, -buen trabajo en equipo, entonces... ¿La matamos?- preguntaría apuntando con su banana breaker a la chica preparado para darle el golpe final mientras observaba a sus compañeros. Motivo por el cual no fue capaz de observar la enorme mano que se acercaba hacia el, apenas fue capaz de escuchar la barrera de hexágonos que se formo detrás de el(3) la cual se rompió al recibir el golpe de aquella enorme mano y mando a Zelas a volar un par de metros hasta chocar contra un árbol, el cual crujió un poco para luego caer al piso aparentemente fuera de combate.
La casa ahora sin un medio para controlar sus impulsos, comenzaba a destruir todo y a todos los que estuvieran a su alrededor.
off: cosas y objetos:
1_Vuelo Fulgido
2_Runa elemental de fuego
3_Aros de éter cristalizado encantados con fortaleza inamovible
Nada le había preparado para ver como la casa se elevaba a semejante altura, la casa monstruo con la que lucho hace meses no había saltado tan alto o mejor dicho, no salto para nada. -¡Prepárense para el impacto!- señalo al ver como la casa caía desde tan alto, sin embargo, nada ocurrió, solo una fuerte brisa de aire le golpeo al momento que la casa se detuvo en el aire, comprendiendo la urgencia del momento el no-elfo se impulso con todo lo que tenia hacia la joven, explosiones de éter salían desde la planta de sus pies(1) observo como la mujer esquivaba el hacha de Sango y gritaba -¡Tú! ¡Tú! ¡Todo estaba bien hasta tu llegada, mis oídos! Tus oídos son tuyos. Pero los suyos son míos, ¿Qué vas a hacer ahora?- Zelas giro sobre si mismo para añadir mas momentum a su corte al momento que llegaba hasta la mujer, -Ya veras lo que voy a hacer!- grito antes de notar que todo se había vuelto negro, y su espada solo corto el aire.
Justo cuando Zelas había terminado de girar para propinar un corte en diagonal, quedo ciego y fallo su golpe por solo unos milímetros, apenas y había logrado cortar unos cabellos de la mujer, Sango gritaba sobre el tambor y del otro hombre no habían señales puesto que no emitía sonido alguno, el rubio molesto, activo la runa oculta en la empuñadura de su espada(2), momento casi perfecto puesto que la chica comenzó a gritar desesperadamente y cuando Zelas guiado por el sonido blandió su espada nuevamente en aquella dirección y consiguió cortar a la mujer con éxito al mismo tiempo que recuperaba su visión, la espada de Zelas corto y cauterizo la herida al mismo tiempo, haciendo que la mujer gritara fuertemente mientras se sujetaba el muñón donde alguna vez estuvo su brazo y caía al piso visiblemente adolorida hasta desmayarse.
-Esto también se va- comento al momento clavaba su espada en el tambor y este se consumía en llamas, el éter del objeto se desvaneció y la casa quedo inmóvil por unos momentos, -buen trabajo en equipo, entonces... ¿La matamos?- preguntaría apuntando con su banana breaker a la chica preparado para darle el golpe final mientras observaba a sus compañeros. Motivo por el cual no fue capaz de observar la enorme mano que se acercaba hacia el, apenas fue capaz de escuchar la barrera de hexágonos que se formo detrás de el(3) la cual se rompió al recibir el golpe de aquella enorme mano y mando a Zelas a volar un par de metros hasta chocar contra un árbol, el cual crujió un poco para luego caer al piso aparentemente fuera de combate.
La casa ahora sin un medio para controlar sus impulsos, comenzaba a destruir todo y a todos los que estuvieran a su alrededor.
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Zelas Hazelmere
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
No entendió por qué el hombre de pelo negro no le respondía pese a sus desesperados intentos de comunicarse con él. Tampoco entendió por qué Zelas no le respondía. Y de alguna manera, cuando Zelas se alzó hacia la casa y el desconocido le reventó la cara con un frasco, comprendió que estar allí gritando como un auténtico energúmeno había tenido éxito. Puede que, después de todo, vivamos una noche más, se dijo aliviado cuando sus ojos se posaron en la espada de Zelas.
- Antes de matarla que nos libere de la maldición- gritó Sango caminando en su dirección y aliviado de haber recuperado el oído.- Pagará por lo que nos ha hecho y por lo que le habrá hecho a tanta otra gente.
Sin embargo, en el tiempo que duró dar un paso hacia delante, la casa se agitó y una mano gigante golpeó a Zelas como el que se quita de encima una mosca. La casa se levantó una vez más, con movimientos mucho más erráticos y bruscos que antes convertía aquella aberración en un ente más impredecible y por tanto peligroso.
La mujer que había caído al suelo, en el exterior de la casa, se encontraba en la trayectoria de las pisadas de la casa. Sango corrió en su dirección y tiró de ella pese al peso muerto que suponía pese a que la estaba escuchando sollozar. Al menos está despierta, se dijo apretando los dientes mientras caminaba en dirección al desconocido. Sin embargo, un inesperado manotazo les lanzó en dirección contraria.
Sango, aturdido, sacudió la cabeza. Miró hacia arriba y vio que la casa giraba sobre sí misma, dando pisotones al tiempo que levantaba el brazo para asestar otro golpe.
- La plegaria de la casa... La casa está maldita, no debería salir de ella... La casa, la plegaria, maldita, la casa, no salir hasta que Imbar me levante el castigo. La plegaria de la casa...
Sango no entendió a qué se refería y centró sus esfuerzos en ponerse en pie, pero volvió a caer cuando el suelo tembló a su alrededor cuando el puño golpeó en el suelo. Repitió la operación y volvió a arrastrar a la mujer en dirección a la arboleda. En dirección a Zelas, al que gritó para que se levantara. Cuando tiró a la mujer su lado, se dio la vuelta y empuñó la espada y el escudo, decidido a defender aquella pequeña porción de terreno a toda costa.
Se acordó entonces del desconocido, al que buscó con la mirada. Para su sorpresa, había alguien muy cerca de él. Una figura que le recordaba a la persona encapuchada que había visto justo momentos antes de entrar en la casa. En una de sus manos una especie de orbe de fuego delataba su posición.
Lo lanzó contra la fachada de la casa que ante el impacto tuvo que dar varios pasos atrás para no perder el equilibrio. El encapuchado obligó al desconocido a moverse en dirección a Sango. Cuando llegaron a su altura, otro orbe impactó en la casa lo que le impidió avanzar.
- ¿Quién ha despertado el poder de la casa? Los ignorante como vosotros no deberían jugar con fuerzas que desconocen- un tercer orbe impactó, esta vez en una de las piernas de hueso.- Tenéis que recuperar el tambor...
- Y tú quién coño eres.
- El que os va a salvar la vida si seguís mis indicaciones.
Desvió, momentáneamente, su mirada hacia el orbe de la mano derecha, parpadeaba y le parecía que se desvanecía, pero fue una ilusión porque el orbe salió disparado contra la casa que consiguió colocar la mano delante para que no impactara en la fachada.
- El tambor, necesitamos recuperar el ritmo de control...
- Está roto- y añadió con tono autoritario- sigue dándole con el fuego, yo le distraigo y lo derribamos en un momento.
- ¿Está roto? ¿Cómo...?- gruñó y bajó los brazos unos instantes.- ¡Idiotas!- Cargó un nuevo orbe.- Tenéis que entrar en la casa y recuperar el paño con el limpiaba la mesa. En cuanto lo tengáis...- la casa, sin previo aviso se dejó caer al tiempo que las piernas de hueso se descomponían.- Ahora, ¡entra! ¡Recupera el trapo del otro lado y tráemelo!- empujó al del pelo negro hacia la casa mientras otro orbe parpadeaba en su mano.- ¡Tú, pelirrojo, que llegue a salvo! ¡Rubio, espabila, que no toquen a Fianen! ¡Los huesos caen con el acero!
Sango miró desconcertado a la figura embozada que empuñó una espada corta con su zurda. Los huesos, que se habían enmarañado y formado formas dignas de un mal sueño, se alzaron para avanzar lentamente contra ellos.
Para Sango, aquella brujería era demasiado para procesarlo en tan poco tiempo. Pero la orden de destruir y despejar un camino le valía, era lo único que necesitaba para dejarse de sentir un completo inútil.
- No te separes de mi, empuña tu acero, y mata todo lo que se te acerque. Si morimos, hazlo con el arma en la mano, porque Odín nos espera en el Valhala, ten por seguro que brindaremos con él. ¡Al Valhalla!
No esperó ninguna reacción por parte del desconocido de pelo negro y se lanzó contra la maraña de huesos lanzando espadazos a un lado y a otro y, de alguna manera, avanzando hacia la casa pese a que los huesos caídos volvían a alzarse. Pero aquello, de momento, no era importante. Su misión era abrir un pasillo y eso es lo que estaba haciendo. La casa, volvió a vibrar. Debían darse prisa.
Gritaba y reía mientras su espada tumbaba cientos de huesos. Y lo más importante: avanzaban.
(1) Uso de habilidad: Nivel 2: ¡Al Valhalla! [1 uso]
Durante la batalla, este poderoso grito de guerra infunde nuevas esperanzas en los corazones de sus aliados y puede llegar a intimidar a sus adversarios. Cuando Sango grita, la adrenalina se dispara y permite que tanto él como sus aliados ignoren parte del daño recibido y les permite lanzarse al ataque, una vez más, para gloria y regocijo de los Dioses.
- Antes de matarla que nos libere de la maldición- gritó Sango caminando en su dirección y aliviado de haber recuperado el oído.- Pagará por lo que nos ha hecho y por lo que le habrá hecho a tanta otra gente.
Sin embargo, en el tiempo que duró dar un paso hacia delante, la casa se agitó y una mano gigante golpeó a Zelas como el que se quita de encima una mosca. La casa se levantó una vez más, con movimientos mucho más erráticos y bruscos que antes convertía aquella aberración en un ente más impredecible y por tanto peligroso.
La mujer que había caído al suelo, en el exterior de la casa, se encontraba en la trayectoria de las pisadas de la casa. Sango corrió en su dirección y tiró de ella pese al peso muerto que suponía pese a que la estaba escuchando sollozar. Al menos está despierta, se dijo apretando los dientes mientras caminaba en dirección al desconocido. Sin embargo, un inesperado manotazo les lanzó en dirección contraria.
Sango, aturdido, sacudió la cabeza. Miró hacia arriba y vio que la casa giraba sobre sí misma, dando pisotones al tiempo que levantaba el brazo para asestar otro golpe.
- La plegaria de la casa... La casa está maldita, no debería salir de ella... La casa, la plegaria, maldita, la casa, no salir hasta que Imbar me levante el castigo. La plegaria de la casa...
Sango no entendió a qué se refería y centró sus esfuerzos en ponerse en pie, pero volvió a caer cuando el suelo tembló a su alrededor cuando el puño golpeó en el suelo. Repitió la operación y volvió a arrastrar a la mujer en dirección a la arboleda. En dirección a Zelas, al que gritó para que se levantara. Cuando tiró a la mujer su lado, se dio la vuelta y empuñó la espada y el escudo, decidido a defender aquella pequeña porción de terreno a toda costa.
Se acordó entonces del desconocido, al que buscó con la mirada. Para su sorpresa, había alguien muy cerca de él. Una figura que le recordaba a la persona encapuchada que había visto justo momentos antes de entrar en la casa. En una de sus manos una especie de orbe de fuego delataba su posición.
Lo lanzó contra la fachada de la casa que ante el impacto tuvo que dar varios pasos atrás para no perder el equilibrio. El encapuchado obligó al desconocido a moverse en dirección a Sango. Cuando llegaron a su altura, otro orbe impactó en la casa lo que le impidió avanzar.
- ¿Quién ha despertado el poder de la casa? Los ignorante como vosotros no deberían jugar con fuerzas que desconocen- un tercer orbe impactó, esta vez en una de las piernas de hueso.- Tenéis que recuperar el tambor...
- Y tú quién coño eres.
- El que os va a salvar la vida si seguís mis indicaciones.
Desvió, momentáneamente, su mirada hacia el orbe de la mano derecha, parpadeaba y le parecía que se desvanecía, pero fue una ilusión porque el orbe salió disparado contra la casa que consiguió colocar la mano delante para que no impactara en la fachada.
- El tambor, necesitamos recuperar el ritmo de control...
- Está roto- y añadió con tono autoritario- sigue dándole con el fuego, yo le distraigo y lo derribamos en un momento.
- ¿Está roto? ¿Cómo...?- gruñó y bajó los brazos unos instantes.- ¡Idiotas!- Cargó un nuevo orbe.- Tenéis que entrar en la casa y recuperar el paño con el limpiaba la mesa. En cuanto lo tengáis...- la casa, sin previo aviso se dejó caer al tiempo que las piernas de hueso se descomponían.- Ahora, ¡entra! ¡Recupera el trapo del otro lado y tráemelo!- empujó al del pelo negro hacia la casa mientras otro orbe parpadeaba en su mano.- ¡Tú, pelirrojo, que llegue a salvo! ¡Rubio, espabila, que no toquen a Fianen! ¡Los huesos caen con el acero!
Sango miró desconcertado a la figura embozada que empuñó una espada corta con su zurda. Los huesos, que se habían enmarañado y formado formas dignas de un mal sueño, se alzaron para avanzar lentamente contra ellos.
Para Sango, aquella brujería era demasiado para procesarlo en tan poco tiempo. Pero la orden de destruir y despejar un camino le valía, era lo único que necesitaba para dejarse de sentir un completo inútil.
- No te separes de mi, empuña tu acero, y mata todo lo que se te acerque. Si morimos, hazlo con el arma en la mano, porque Odín nos espera en el Valhala, ten por seguro que brindaremos con él. ¡Al Valhalla!
No esperó ninguna reacción por parte del desconocido de pelo negro y se lanzó contra la maraña de huesos lanzando espadazos a un lado y a otro y, de alguna manera, avanzando hacia la casa pese a que los huesos caídos volvían a alzarse. Pero aquello, de momento, no era importante. Su misión era abrir un pasillo y eso es lo que estaba haciendo. La casa, volvió a vibrar. Debían darse prisa.
Gritaba y reía mientras su espada tumbaba cientos de huesos. Y lo más importante: avanzaban.
(1) Uso de habilidad: Nivel 2: ¡Al Valhalla! [1 uso]
Durante la batalla, este poderoso grito de guerra infunde nuevas esperanzas en los corazones de sus aliados y puede llegar a intimidar a sus adversarios. Cuando Sango grita, la adrenalina se dispara y permite que tanto él como sus aliados ignoren parte del daño recibido y les permite lanzarse al ataque, una vez más, para gloria y regocijo de los Dioses.
Sango
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
Los hechos sucedieron rápidamente. El elfo se acercó rápidamente a la mujer que, dolorida, gritaba por los efectos del elixir en su rostro. Brutalmente, lanzó su espada contra su brazo haciendo que éste se terminara desprendiendo de su cuerpo con suma facilidad.
Inmediatamente después, rompió el tambor y en ese momento, Cohen se sintió aliviado al notar que la voz salía de nuevo de su boca.
―¡Por fin esto se ha acabado! ―llegó a expresar, aliviado momentáneamente.
Mientras se dirigía hacia el desconocido pelirrojo, quedó paralizado al ver cómo el elfo salía disparado en el aire. Al llevar la vista hasta el punto dónde éste se encontraba antes de volar, vio cómo una mano gigantesca corría en dirección de Sango y la mujer, que huían hacia la posición en la que el elfo había salido despedido.
En ese momento, Cohen sabía que podía ver. Golpeó sus manos en el aire y comprobó que podía escuchar las palmadas que hacían las mismas.
―¿Puedo hablar? ―preguntó en voz alta, quedando tranquilo que todos sus sentidos estaban intactos.
El vampiro dio un paso hacia atrás con la clara intención de poner distancia en aquel conflicto. Lo que no esperaba era que al girarse, dispuesto a huir, se encontrase con un enigmático hombre que sostenía una orbe de fuego en una de sus manos.
―¡Joder! ¿Quién…? ―le dio tiempo a preguntar hasta que un hechizo de fuego salió de su cuerpo para impactar con una casa que parecía más bravucona que nunca.
Cohen se dirigió entonces hacia los desconocidos de la cabaña, viendo cómo su plan de fuga había sido completamente anulado.
―Tenéis que entrar en la casa y recuperar el paño con el que limpiaba la mesa. En cuanto lo tengáis... Ahora, ¡entra! ¡Recupera el trapo del otro lado y tráemelo!
―Pero, ¿cómo…?
Ante la terrible visión que se estaba formando frente a él, Cohen metió su mano en su bolsa de viaje. Rebuscó durante unos breves segundos hasta que el brillante frasco de Fuego Embotellado apareció. Lo tomó firmemente en su mano izquierda, mientras mantenía sostenía su daga en la derecha.
―No te separes de mí, empuña tu acero, y mata todo lo que se te acerque. Si morimos, hazlo con el arma en la mano, porque Odín nos espera en el Valhala, ten por seguro que brindaremos con él. ¡Al Valhalla!
Tras las palabras religiosas del desconocido que Cohen no logró apreciar, sintió al menos esperanzas por tener de compañero a un hombre valiente, dispuesto a enfrentar aquella situación con valor y gloria.
Por ello, se sorprendió corriendo tras el desconocido que blandió su espada contra esa maraña de huesos entrelazados que no tenía forma lógica alguna. Parecía una red. Una red de huesos dispuesta a atrapar a sus presas.
Cohen, mientras sostenía en su mano izquierda el frágil frasco de Fuego Embotellado, luchaba con su corta daga, apartando de sí los pocos huesos que quedaban intactos tras el severo ataque del hombre.
Cuándo pudo hacerlo, tiró el frasco en dirección a la entrada de la casa. Los huesos que quedaban a unos cinco metros por delante de ellos comenzaron a arder, expulsando un extraño gas de color blanquecino. [1]
A medida que se acercaban, la casa comenzaba a rugir de nuevo. Quizás sintiéndose amenazada por los intrusos que se acercaban. Comenzó a moverse de nuevo, esta vez de forma más sutil, cómo si despertara lentamente de una corta siesta.
―Déjame paso. Echaré a correr.
El vampiro sabía que los efectos del Fuego Embotellado eran de apenas un minuto. Al no haber encontrado ninguna sustancia incendiaria que le ayudase a propagarse, en breves segundos se habrá extinguido.
El fuego formaba un pequeño corredor hacia la entrada y en cuanto las llamas comenzaban a evaporarse, el vampiro salió de la protección que el pelirrojo le ofrecía para correr en dirección al interior de la casa.
Sus entrenamientos en velocidad habían dado sus frutos y recorrió rápidamente aquel espacio, esquivando el ataque de aquella maraña de huesos que comenzaba a formarse de nuevo en aquel espacio, a medida que pasaba. [2]
Con rapidez, se lanzó al interior de la casa en el mismo momento en que ésta comenzaba a brillar de forma extraña, saliendo de la puerta una extraña luz azul. En su interior, el vampiro sintió un frío extremo, haciendo que el aire que salía de su boca se convirtiera en vaho de forma instantánea.
[1] - Uso de mi elixir Fuego Embotellado: Líquido anaranjado que, al hacer contacto con el aire, se incendia inmediatamente. Puede cubrir un área de hasta 1 metro cuadrado. Las llamas duran aproximadamente 1 minuto (a menos que se expandan en un material inflamable).
[2] - Hago alusión a mi Talento Agilidad: estoy entrenado para adquirir agilidad, correr a mayor velocidad, realizar acrobacias o esquivar ataques de enemigos.
Inmediatamente después, rompió el tambor y en ese momento, Cohen se sintió aliviado al notar que la voz salía de nuevo de su boca.
―¡Por fin esto se ha acabado! ―llegó a expresar, aliviado momentáneamente.
Mientras se dirigía hacia el desconocido pelirrojo, quedó paralizado al ver cómo el elfo salía disparado en el aire. Al llevar la vista hasta el punto dónde éste se encontraba antes de volar, vio cómo una mano gigantesca corría en dirección de Sango y la mujer, que huían hacia la posición en la que el elfo había salido despedido.
En ese momento, Cohen sabía que podía ver. Golpeó sus manos en el aire y comprobó que podía escuchar las palmadas que hacían las mismas.
―¿Puedo hablar? ―preguntó en voz alta, quedando tranquilo que todos sus sentidos estaban intactos.
El vampiro dio un paso hacia atrás con la clara intención de poner distancia en aquel conflicto. Lo que no esperaba era que al girarse, dispuesto a huir, se encontrase con un enigmático hombre que sostenía una orbe de fuego en una de sus manos.
―¡Joder! ¿Quién…? ―le dio tiempo a preguntar hasta que un hechizo de fuego salió de su cuerpo para impactar con una casa que parecía más bravucona que nunca.
Cohen se dirigió entonces hacia los desconocidos de la cabaña, viendo cómo su plan de fuga había sido completamente anulado.
―Tenéis que entrar en la casa y recuperar el paño con el que limpiaba la mesa. En cuanto lo tengáis... Ahora, ¡entra! ¡Recupera el trapo del otro lado y tráemelo!
―Pero, ¿cómo…?
Ante la terrible visión que se estaba formando frente a él, Cohen metió su mano en su bolsa de viaje. Rebuscó durante unos breves segundos hasta que el brillante frasco de Fuego Embotellado apareció. Lo tomó firmemente en su mano izquierda, mientras mantenía sostenía su daga en la derecha.
―No te separes de mí, empuña tu acero, y mata todo lo que se te acerque. Si morimos, hazlo con el arma en la mano, porque Odín nos espera en el Valhala, ten por seguro que brindaremos con él. ¡Al Valhalla!
Tras las palabras religiosas del desconocido que Cohen no logró apreciar, sintió al menos esperanzas por tener de compañero a un hombre valiente, dispuesto a enfrentar aquella situación con valor y gloria.
Por ello, se sorprendió corriendo tras el desconocido que blandió su espada contra esa maraña de huesos entrelazados que no tenía forma lógica alguna. Parecía una red. Una red de huesos dispuesta a atrapar a sus presas.
Cohen, mientras sostenía en su mano izquierda el frágil frasco de Fuego Embotellado, luchaba con su corta daga, apartando de sí los pocos huesos que quedaban intactos tras el severo ataque del hombre.
Cuándo pudo hacerlo, tiró el frasco en dirección a la entrada de la casa. Los huesos que quedaban a unos cinco metros por delante de ellos comenzaron a arder, expulsando un extraño gas de color blanquecino. [1]
A medida que se acercaban, la casa comenzaba a rugir de nuevo. Quizás sintiéndose amenazada por los intrusos que se acercaban. Comenzó a moverse de nuevo, esta vez de forma más sutil, cómo si despertara lentamente de una corta siesta.
―Déjame paso. Echaré a correr.
El vampiro sabía que los efectos del Fuego Embotellado eran de apenas un minuto. Al no haber encontrado ninguna sustancia incendiaria que le ayudase a propagarse, en breves segundos se habrá extinguido.
El fuego formaba un pequeño corredor hacia la entrada y en cuanto las llamas comenzaban a evaporarse, el vampiro salió de la protección que el pelirrojo le ofrecía para correr en dirección al interior de la casa.
Sus entrenamientos en velocidad habían dado sus frutos y recorrió rápidamente aquel espacio, esquivando el ataque de aquella maraña de huesos que comenzaba a formarse de nuevo en aquel espacio, a medida que pasaba. [2]
Con rapidez, se lanzó al interior de la casa en el mismo momento en que ésta comenzaba a brillar de forma extraña, saliendo de la puerta una extraña luz azul. En su interior, el vampiro sintió un frío extremo, haciendo que el aire que salía de su boca se convirtiera en vaho de forma instantánea.
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[1] - Uso de mi elixir Fuego Embotellado: Líquido anaranjado que, al hacer contacto con el aire, se incendia inmediatamente. Puede cubrir un área de hasta 1 metro cuadrado. Las llamas duran aproximadamente 1 minuto (a menos que se expandan en un material inflamable).
[2] - Hago alusión a mi Talento Agilidad: estoy entrenado para adquirir agilidad, correr a mayor velocidad, realizar acrobacias o esquivar ataques de enemigos.
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
-..Bio...pabila!-
-...oca.... bila!-
Sonidos entrecortados y un fuerte zumbido era lo que Zelas escuchaba mientras intentaba recuperarse, su cuerpo le dolía mucho y no tenia idea de donde o sobre que estaba, entonces una patada en el rostro le hizo espabilar y retorcerse un poco mas de dolor, -Que putada- diria el elfo mientras se abrazaba a si mismo y luz comenzaba a emerger de sus palmas(1).
-Mi boca! ya era hora de que espabilaras, he tenido que patearte-
-Le arrancaste un brazo, diría que se ha quedado corta-
-¿y tu quien mierda eres?-
-No hay tiempo, tus amigos se han vuelto a adentrar en la casa-
-Cuidado!-
La chica y el nuevo se movieron hacia un lado mientras Zelas adolorido rodo hacia el otro lado esquivando apenas el golpe, la casa ahora con brazos y una cabeza rugía estruendosamente, el rubio se levanto y estiro su mano, haciendo una seña para que su arma volviera a sus manos(2) clavo la banana breaker al piso y mientras con una mano giraba la empuñadura para encender los cilindros del arma, con la otra buscaba entre los bolsillos de su arnés aquella piedra pequeña, el souvenir que había traído de la torre endemoniada aquella que lo había matado por segunda vez.
-Espera... ¿Qué planeas hacer?-
-Solo algo genial, no te conozco así que no intentes nada raro o terminaras como esa casa-
Diría el no-elfo mientras calculaba la distancia entre la cabeza de la casa y el, entonces con los tres cilindros encendidos Zelas levanto la espada y tiro la piedrita al aire para acto seguido golpearla y mandarla hacia la cabeza de la casa y cuando la piedrita le golpeo y reboto, en lo que tomaba un parpadeo Zelas se encontraba frente a frente con la cabeza de la casa(3) rápidamente el no elfo comenzó a golpear la cabeza compuesta de tejas solo para ser repelido por las mismas, el rubio se mantuvo en el aire gracias a pequeñas explosiones en sus pies(4) entonces las tejas se levantaron dejando al descubierto una capa de hueso y musculo, justo cuando las tejas iban a salir disparadas hacia el no-elfo este presiono el gatillo de la espada, generando un domo que les encerraba tanto a el, como a la cabeza de la casa y a las tejas que la misma había lanzado las cuales ahora se movían con menor velocidad(5).
El no-elfo ahora utilizaría su mejor técnica, realizando primero un corte en diagonal rompiendo algunas tejas he hiriendo la cabeza de la casa, seguido por un giro que terminaría en un corte lateral, luego una potente estocada, luego un corte ascendente en diagonal y sobre el mismo giraría la hoja y con ambas manos repasaría el mismo corte pero ahora hacia abajo, acompañado de otra estocada y finalmente con todas sus fuerzas y ayudado por unas explosiones de éter desde sus pies además de apoyar la espada sobre uno de sus hombros termino en un corte ascendente(6) que atravesó incluso al domo que había generado, su cuerpo emanaba mucho éter el cual se disipo en una explosión que le hizo descender velozmente propinando una brutal estocada en el cuello de la casa(7), rompiendo el domo y decapitando a la casa en el proceso.
-Tengo demasiadas preguntas ahora mismo-
-No pienso responder a ninguna... a menos que me ofrezcas una buena paga por supuesto-
Respondería el rubio mientras caminaba con algo de dificultad hacia donde estaba la chica sin un brazo y el extraño, ahora quedaba todo en manos de Sango y el otro tipo, mientras Zelas se apoyaba en un árbol cercano y esperaba a que la casa no volviera a moverse al menos por el tiempo suficiente para que pudiera recuperarse.
OFF: cosas habilidades y demases
1_ Imposición de manos para curarme un poco después del madrazo que recibí
2_ Retorno para recuperar mi Banana Breaker
3_Utilizo la runa de Teletransportacion para aparecer frente a la cabeza de la casa
4_Vuelo Fulgido para mantenerme en el aire
5_Fuck you Dome -> habilidad de mi arma la Banana Breaker que crea un domo traslúcido y estático de dos metros de radio que ralentiza el tiempo en su interior para todos, excepto el usuario del arma.
6_Uso mi habilidad Link que me permite realizar 7 golpes consecutivos y despues del ultimo golpe utilizar inmediatamente otra habilidad.
7_Stinger: Intensifica su éter y lo usa para propulsarse hacia cualquier dirección y recorrer algunos metros en línea recta a la vez que propicia una brutal estocada.
-...oca.... bila!-
Sonidos entrecortados y un fuerte zumbido era lo que Zelas escuchaba mientras intentaba recuperarse, su cuerpo le dolía mucho y no tenia idea de donde o sobre que estaba, entonces una patada en el rostro le hizo espabilar y retorcerse un poco mas de dolor, -Que putada- diria el elfo mientras se abrazaba a si mismo y luz comenzaba a emerger de sus palmas(1).
-Mi boca! ya era hora de que espabilaras, he tenido que patearte-
-Le arrancaste un brazo, diría que se ha quedado corta-
-¿y tu quien mierda eres?-
-No hay tiempo, tus amigos se han vuelto a adentrar en la casa-
-Cuidado!-
La chica y el nuevo se movieron hacia un lado mientras Zelas adolorido rodo hacia el otro lado esquivando apenas el golpe, la casa ahora con brazos y una cabeza rugía estruendosamente, el rubio se levanto y estiro su mano, haciendo una seña para que su arma volviera a sus manos(2) clavo la banana breaker al piso y mientras con una mano giraba la empuñadura para encender los cilindros del arma, con la otra buscaba entre los bolsillos de su arnés aquella piedra pequeña, el souvenir que había traído de la torre endemoniada aquella que lo había matado por segunda vez.
-Espera... ¿Qué planeas hacer?-
-Solo algo genial, no te conozco así que no intentes nada raro o terminaras como esa casa-
Diría el no-elfo mientras calculaba la distancia entre la cabeza de la casa y el, entonces con los tres cilindros encendidos Zelas levanto la espada y tiro la piedrita al aire para acto seguido golpearla y mandarla hacia la cabeza de la casa y cuando la piedrita le golpeo y reboto, en lo que tomaba un parpadeo Zelas se encontraba frente a frente con la cabeza de la casa(3) rápidamente el no elfo comenzó a golpear la cabeza compuesta de tejas solo para ser repelido por las mismas, el rubio se mantuvo en el aire gracias a pequeñas explosiones en sus pies(4) entonces las tejas se levantaron dejando al descubierto una capa de hueso y musculo, justo cuando las tejas iban a salir disparadas hacia el no-elfo este presiono el gatillo de la espada, generando un domo que les encerraba tanto a el, como a la cabeza de la casa y a las tejas que la misma había lanzado las cuales ahora se movían con menor velocidad(5).
El no-elfo ahora utilizaría su mejor técnica, realizando primero un corte en diagonal rompiendo algunas tejas he hiriendo la cabeza de la casa, seguido por un giro que terminaría en un corte lateral, luego una potente estocada, luego un corte ascendente en diagonal y sobre el mismo giraría la hoja y con ambas manos repasaría el mismo corte pero ahora hacia abajo, acompañado de otra estocada y finalmente con todas sus fuerzas y ayudado por unas explosiones de éter desde sus pies además de apoyar la espada sobre uno de sus hombros termino en un corte ascendente(6) que atravesó incluso al domo que había generado, su cuerpo emanaba mucho éter el cual se disipo en una explosión que le hizo descender velozmente propinando una brutal estocada en el cuello de la casa(7), rompiendo el domo y decapitando a la casa en el proceso.
-Tengo demasiadas preguntas ahora mismo-
-No pienso responder a ninguna... a menos que me ofrezcas una buena paga por supuesto-
Respondería el rubio mientras caminaba con algo de dificultad hacia donde estaba la chica sin un brazo y el extraño, ahora quedaba todo en manos de Sango y el otro tipo, mientras Zelas se apoyaba en un árbol cercano y esperaba a que la casa no volviera a moverse al menos por el tiempo suficiente para que pudiera recuperarse.
OFF: cosas habilidades y demases
1_ Imposición de manos para curarme un poco después del madrazo que recibí
2_ Retorno para recuperar mi Banana Breaker
3_Utilizo la runa de Teletransportacion para aparecer frente a la cabeza de la casa
4_Vuelo Fulgido para mantenerme en el aire
5_Fuck you Dome -> habilidad de mi arma la Banana Breaker que crea un domo traslúcido y estático de dos metros de radio que ralentiza el tiempo en su interior para todos, excepto el usuario del arma.
6_Uso mi habilidad Link que me permite realizar 7 golpes consecutivos y despues del ultimo golpe utilizar inmediatamente otra habilidad.
7_Stinger: Intensifica su éter y lo usa para propulsarse hacia cualquier dirección y recorrer algunos metros en línea recta a la vez que propicia una brutal estocada.
Zelas Hazelmere
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
El desconocido, haciendo gala de una agilidad comparable a la de un ragueto del arenal, le adelantó y esquivando cientos de huesos, consiguió meterse en la casa. Pese a sus intentos por llegar hasta él, la marea de huesos se lo impidió hasta tal punto que, unido al cansancio, le hicieron retroceder.
Trató de contener sus embestidas lo mejor que pudo: lanzó estocadas, barrió con la espada, bloqueó el lado no visible con el escudo, giraba sobre sí mismo, se agachaba y no se detuvo un solo instante. No obstante, y pese a sus intentos, los huesos le golpearon por todas partes. Pero seguía peleando. Era una lucha contra sí mismo. Una lucha que sabía que no podía ganar, porque cuando uno caía: dos se alzaban. Pero entre espadazo y golpe detenido, algo en su interior le empujaba a continuar. La pelea, el honor, la sensación de que al pelear contra aquella brujería libraría al mundo de una amenaza mayor. Por eso luchaba y lo haría hasta el final.
Y de repente, los huesos se detuvieron. Y él se detuvo con ellos. Y en aquel instante, la cabeza de la casa, porque la casa, al parecer, tenía cabeza, cayó al suelo. Y con ella los huesos, que quedaron esparcidos frente a la casa, formando montones irregulares.
- Primero una manada de kags y ahora una jodida casa con cabeza...- Ben se relajó hasta el punto de querer quitarse la armadura.- Estás loco, Zelas- caminó hacia él y hacia el brujo.- Y que siga siendo así y que los Dioses te sonrían toda la vida, amigo.
- No entendéis nada... La casa no se destruye con espadas y magia. La detienes un tiempo pero...
- ¿Qué relación tienes con Fina, brujo?
- Es Finaien, humano ignorante- escupió las dos últimas palabras antes de bajar los brazos y contemplar a la mujer farfullar echa un ovillo.- Cómo describir tantísima belleza en palabras que vosotros podáis entender- posó su vista en un punto indeterminado de la pila de huesos.- Fue la primavera después del invierno más duro, el puerto seguro antes de una tempestad, la luz en las horas más oscuras...- suspiró.- Un veneno mucho más letal que cualquiera que se haya fabricado jamás enturbió su mente, manipuló cosas más allá de su entendimiento y ahora está condenada a vivir por siempre en esa casa...
- No has respondido mi pregunta, ¿qué relación tienes con la medioelfa?- Sango envainó la espada.- ¿Quién eres? ¿Por qué has aparecido en el momento oportuno?
El brujo se quitó la capucha para dejarse ver a la escasa luz del claro. Tenía la tez oscura y ni un solo pelo. El brillo de sus ojos delató que seguía mirando en dirección a la casa. Sonrió.
- Vuestro amigo, si es listo, huirá. Se marchará para nunca volver por aquí. Porque ahora estamos atrapados en la mente de Fianen y nuestra misión es reestablecer el orden que existe en el caos que es su cabeza- hizo una breve pausa y miró a Zelas.- Esa espada podría ser de gran ayuda contra los que yo llamo "gigantes neuronales"- acto seguido se giró para mirar a Sango.- Tú, sin embargo, no durarías mucho aquí fuera, ¿lanzarte contra un ejército de huesos sin valorar siquiera si lo que te he dicho es verdad?- Sango se revolvió y se llevó mano al cinto.- Tranquilo, os sacaré de aquí, no estáis preparados para ayudarnos. Aún no.
- No creo que estés en posición de insultar a nadie- desenvainó la espada.- Responde a mis preguntas.
- Adelante, hazlo- sonrió ante la amenaza de Sango. Había desprecio en su mirada.- Mátame y acaba con la esperanza de Fianen de poder sanar algún día- miró hacia la casa.- Si vuestro amigo vuelve del otro lado, no habrá mucho tiempo, tendremos que recomponer el tambor y usarlo en el momento oportuno.
- ¿Qué es el otro lado?
- La realidad. Este lado, como ya te he dicho, es la mente, enferma, de Fianen.
- Que tontería...- Sango bufó y se alejó del brujo.
- Lo que tú digas. Me dirigiré a ti a partir de ahora- le habló a Zelas.- Cuando la casa se alce y créeme que lo hará, ¿serás capaz de domarla? Es fácil, ¿has probado a subirte al lomo de una vaca? Es algo parecido pero con la opción de caerte de una altura de un árbol, ser aplastado por una montaña de huesos y luego por una casa enfurecida. Tranquilo, te ayudaré- Sango miró incrédulo al brujo que hablaba de domar casas como algo normal.- Naturalmente, cuando vuestro amigo, si es que vuelve, entre en este lado, creo que los huesos querrán tomar el control del paño... Porque el paño pertenece al otro lado a la casa de verdad y... Bueno, los huesos se alzarán, ahí entras tú- señaló de nuevo a Sango.- Protegerás a tu amigo mientras reconstruye el tambor y toca la marcha de Fianen Selineaié, un ritmo caótico, fruto de una mente atormentada, pero claro, esa es nuestra percepción. ¿cómo percibirá una mente caótica una marcha caótica? Ah, las realidades...
- ¿Y cuándo le vamos a decir a Pelonegro que tiene que reconstruir el tambor, y tocar un ritmo de mierda para que los huesos se mueran?
El brujo soltó una carcajada. Su humor parecía haber cambiado en las últimas frases. Chaqueó los dedos y señaló a Sango varias veces.
- Mi otro yo. El de la realidad. ¿Te acuerdas de la puerta? ¿Te acuerdas de cómo volaste por toda la casa? ¿Te acuerdas de la voz? Ah... veo por tu expresión que lo recuerdas... Sí, he sido yo- sonrió aún más.- De hecho, le he estado tentando- se alejó de Zelas y Sango y un orbe de fuego apareció en su mano- Si no vuelve... Bueno, las piernas de la casa tienen que crecer, ¿verdad Fianen?- apagó el orbe y se golpeó la cabeza con la palma de la mano.
Cayó de rodillas y tiró la espada a un lado. Sango se limitó a observar como el hombre luchaba consigo mismo y cómo la medioelfa se alzaba del suelo lentamente.
- Esta casa, estas tierras, son mías, ¡Nadie me dice lo que hacer en ellas!
- Tú, a la casa, tú, prepárate para los huesos- se llevó las manos a los oídos y gritó.
La medioelfa empezó a reír y el campo de huesos comenzó a chasquear y a moverse. La mujer se acostó junto al brujo que seguía retorciéndose de dolor. Ella se limitó a sonreír y a pasarle la mano por el pecho mientras le susurraba algo. Apartó su mirada de la grotesca escena para posar sus ojos en las formas que adoptaban los huesos.
Se apresuró hasta la entrada de la casa y aguardó la llegada de Pelonegro. Espada en mano y esperando que las palabras del brujo fueran mentira porque había muchos huesos. Muchísimos.
Trató de contener sus embestidas lo mejor que pudo: lanzó estocadas, barrió con la espada, bloqueó el lado no visible con el escudo, giraba sobre sí mismo, se agachaba y no se detuvo un solo instante. No obstante, y pese a sus intentos, los huesos le golpearon por todas partes. Pero seguía peleando. Era una lucha contra sí mismo. Una lucha que sabía que no podía ganar, porque cuando uno caía: dos se alzaban. Pero entre espadazo y golpe detenido, algo en su interior le empujaba a continuar. La pelea, el honor, la sensación de que al pelear contra aquella brujería libraría al mundo de una amenaza mayor. Por eso luchaba y lo haría hasta el final.
Y de repente, los huesos se detuvieron. Y él se detuvo con ellos. Y en aquel instante, la cabeza de la casa, porque la casa, al parecer, tenía cabeza, cayó al suelo. Y con ella los huesos, que quedaron esparcidos frente a la casa, formando montones irregulares.
- Primero una manada de kags y ahora una jodida casa con cabeza...- Ben se relajó hasta el punto de querer quitarse la armadura.- Estás loco, Zelas- caminó hacia él y hacia el brujo.- Y que siga siendo así y que los Dioses te sonrían toda la vida, amigo.
- No entendéis nada... La casa no se destruye con espadas y magia. La detienes un tiempo pero...
- ¿Qué relación tienes con Fina, brujo?
- Es Finaien, humano ignorante- escupió las dos últimas palabras antes de bajar los brazos y contemplar a la mujer farfullar echa un ovillo.- Cómo describir tantísima belleza en palabras que vosotros podáis entender- posó su vista en un punto indeterminado de la pila de huesos.- Fue la primavera después del invierno más duro, el puerto seguro antes de una tempestad, la luz en las horas más oscuras...- suspiró.- Un veneno mucho más letal que cualquiera que se haya fabricado jamás enturbió su mente, manipuló cosas más allá de su entendimiento y ahora está condenada a vivir por siempre en esa casa...
- No has respondido mi pregunta, ¿qué relación tienes con la medioelfa?- Sango envainó la espada.- ¿Quién eres? ¿Por qué has aparecido en el momento oportuno?
El brujo se quitó la capucha para dejarse ver a la escasa luz del claro. Tenía la tez oscura y ni un solo pelo. El brillo de sus ojos delató que seguía mirando en dirección a la casa. Sonrió.
- Vuestro amigo, si es listo, huirá. Se marchará para nunca volver por aquí. Porque ahora estamos atrapados en la mente de Fianen y nuestra misión es reestablecer el orden que existe en el caos que es su cabeza- hizo una breve pausa y miró a Zelas.- Esa espada podría ser de gran ayuda contra los que yo llamo "gigantes neuronales"- acto seguido se giró para mirar a Sango.- Tú, sin embargo, no durarías mucho aquí fuera, ¿lanzarte contra un ejército de huesos sin valorar siquiera si lo que te he dicho es verdad?- Sango se revolvió y se llevó mano al cinto.- Tranquilo, os sacaré de aquí, no estáis preparados para ayudarnos. Aún no.
- No creo que estés en posición de insultar a nadie- desenvainó la espada.- Responde a mis preguntas.
- Adelante, hazlo- sonrió ante la amenaza de Sango. Había desprecio en su mirada.- Mátame y acaba con la esperanza de Fianen de poder sanar algún día- miró hacia la casa.- Si vuestro amigo vuelve del otro lado, no habrá mucho tiempo, tendremos que recomponer el tambor y usarlo en el momento oportuno.
- ¿Qué es el otro lado?
- La realidad. Este lado, como ya te he dicho, es la mente, enferma, de Fianen.
- Que tontería...- Sango bufó y se alejó del brujo.
- Lo que tú digas. Me dirigiré a ti a partir de ahora- le habló a Zelas.- Cuando la casa se alce y créeme que lo hará, ¿serás capaz de domarla? Es fácil, ¿has probado a subirte al lomo de una vaca? Es algo parecido pero con la opción de caerte de una altura de un árbol, ser aplastado por una montaña de huesos y luego por una casa enfurecida. Tranquilo, te ayudaré- Sango miró incrédulo al brujo que hablaba de domar casas como algo normal.- Naturalmente, cuando vuestro amigo, si es que vuelve, entre en este lado, creo que los huesos querrán tomar el control del paño... Porque el paño pertenece al otro lado a la casa de verdad y... Bueno, los huesos se alzarán, ahí entras tú- señaló de nuevo a Sango.- Protegerás a tu amigo mientras reconstruye el tambor y toca la marcha de Fianen Selineaié, un ritmo caótico, fruto de una mente atormentada, pero claro, esa es nuestra percepción. ¿cómo percibirá una mente caótica una marcha caótica? Ah, las realidades...
- ¿Y cuándo le vamos a decir a Pelonegro que tiene que reconstruir el tambor, y tocar un ritmo de mierda para que los huesos se mueran?
El brujo soltó una carcajada. Su humor parecía haber cambiado en las últimas frases. Chaqueó los dedos y señaló a Sango varias veces.
- Mi otro yo. El de la realidad. ¿Te acuerdas de la puerta? ¿Te acuerdas de cómo volaste por toda la casa? ¿Te acuerdas de la voz? Ah... veo por tu expresión que lo recuerdas... Sí, he sido yo- sonrió aún más.- De hecho, le he estado tentando- se alejó de Zelas y Sango y un orbe de fuego apareció en su mano- Si no vuelve... Bueno, las piernas de la casa tienen que crecer, ¿verdad Fianen?- apagó el orbe y se golpeó la cabeza con la palma de la mano.
Cayó de rodillas y tiró la espada a un lado. Sango se limitó a observar como el hombre luchaba consigo mismo y cómo la medioelfa se alzaba del suelo lentamente.
- Esta casa, estas tierras, son mías, ¡Nadie me dice lo que hacer en ellas!
- Tú, a la casa, tú, prepárate para los huesos- se llevó las manos a los oídos y gritó.
La medioelfa empezó a reír y el campo de huesos comenzó a chasquear y a moverse. La mujer se acostó junto al brujo que seguía retorciéndose de dolor. Ella se limitó a sonreír y a pasarle la mano por el pecho mientras le susurraba algo. Apartó su mirada de la grotesca escena para posar sus ojos en las formas que adoptaban los huesos.
Se apresuró hasta la entrada de la casa y aguardó la llegada de Pelonegro. Espada en mano y esperando que las palabras del brujo fueran mentira porque había muchos huesos. Muchísimos.
Sango
Héroe de Aerandir
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
Segundos después de sentir aquel frío extremo, el sentido de la vista de Cohen comenzó a disminuir. A cada segundo, el espacio que lograba percibir disminuía lentamente y el frío aumentaba.
Al quedar ciego, mientras intentaba moverse por la habitación, el frío se intensificaba tanto que sus manos temblaban. El tacto se veía igualmente perjudicado y a la vez que tocaba a ciegas los objetos que tanteando iba encontrando, era incapaz de reconocer ninguno.
¿Cómo diablos iba a encontrar el supuesto paño sin poder ver ni ser capaz de distinguir el tacto de todo lo que tocaba?
Tras un corto momento que se hizo realmente largo, recuperó la vista y el inmenso frío desapareció.
Se encontraba de nuevo en aquella sala, tal cual la había encontrado al entrar allí por primera vez. La diferencia es que él era su único ocupante.
Comenzó a buscar el maldito paño entre los enseres de la habitación. Distinguió una tela blanca, ligeramente amarillenta. Al cogerla entre sus manos, la figura del brujo que había aparecido en el exterior de forma momentánea se materializó en su espalda.
―¿Sabes que no tienes por qué volver?
Las palabras del brujo cayeron como un jarro de agua fría sobre Cohen. ¿Cómo que no tenía por qué volver?
―Las dos puertas. Por la que entraste por primera vez, te liberará de todo esto… completa libertad. En cambio, la segunda te llevará de nuevo al interior de una mente perturbada y no te garantiza que vuelvas a salir…
El vampiro analizó las palabras del brujo. ¿Quién era? ¿A qué estaba jugando? ¿Le había mentido entonces? ¿Quizás le estaba mintiendo ahora? ¿Cuál era su propósito en toda aquella historia?
Cohen detestaba ese tipo de juegos. Al igual que había hecho rociando la cara de aquella mujer con el elixir sin ningún tipo de piedad, aquel maldito bastardo iba a recibir su merecido igualmente.
―Entonces, no tengo motivo alguno para volver. Será mejor que me vaya y deje todo esto atrás―expresó, sonriendo, mientras colocaba su bolsa de viaje sobre la mesa.
Buscó en su interior el vial con el líquido grisáceo, mientras simulaba estar aliviado, feliz.
―¿Qué le sucederá a esos dos chicos cuándo me marche?
―Bueno, tengo mis…
De improvisto, el vampiro sacó el vial de la bolsa y lo estampó bajo los pies del brujo. El cristal liberó el gas grisáceo atrapado en su interior, que ascendió hasta introducirse en el cuerpo del brujo. [1]
―Ahí lo llevas, cabronazo.
Con la tela en su mano y su bolsa de viaje de nuevo a su espalda, Cohen corrió de nuevo volviendo hacia el grupo que había dejado atrás. En la sala, aquel brujo gritaba acurrucado en uno de los rincones de la habitación, presa del más absoluto pánico.
Al salir de nuevo al exterior, el hombre pelirrojo le esperaba. Los huesos parecían volver a recomponerse, aunque quizás, la influencia del brebaje en el brujo les diese una ligera tregua. O quizás aquello se volviera mucho más arriesgado.
―¡Es el brujo. Es el maldito brujo!
[1] Lanzo mi elixir Pesadilla Embotellada (Veneno) (1 uso): Líquido grisáceo oscuro que parece gas atrapado. Al contacto con el aire se levanta una nube negra, que al ser aspirada causará alucinaciones de los temores más profundos de la persona por un turno.
Al quedar ciego, mientras intentaba moverse por la habitación, el frío se intensificaba tanto que sus manos temblaban. El tacto se veía igualmente perjudicado y a la vez que tocaba a ciegas los objetos que tanteando iba encontrando, era incapaz de reconocer ninguno.
¿Cómo diablos iba a encontrar el supuesto paño sin poder ver ni ser capaz de distinguir el tacto de todo lo que tocaba?
Tras un corto momento que se hizo realmente largo, recuperó la vista y el inmenso frío desapareció.
Se encontraba de nuevo en aquella sala, tal cual la había encontrado al entrar allí por primera vez. La diferencia es que él era su único ocupante.
Comenzó a buscar el maldito paño entre los enseres de la habitación. Distinguió una tela blanca, ligeramente amarillenta. Al cogerla entre sus manos, la figura del brujo que había aparecido en el exterior de forma momentánea se materializó en su espalda.
―¿Sabes que no tienes por qué volver?
Las palabras del brujo cayeron como un jarro de agua fría sobre Cohen. ¿Cómo que no tenía por qué volver?
―Las dos puertas. Por la que entraste por primera vez, te liberará de todo esto… completa libertad. En cambio, la segunda te llevará de nuevo al interior de una mente perturbada y no te garantiza que vuelvas a salir…
El vampiro analizó las palabras del brujo. ¿Quién era? ¿A qué estaba jugando? ¿Le había mentido entonces? ¿Quizás le estaba mintiendo ahora? ¿Cuál era su propósito en toda aquella historia?
Cohen detestaba ese tipo de juegos. Al igual que había hecho rociando la cara de aquella mujer con el elixir sin ningún tipo de piedad, aquel maldito bastardo iba a recibir su merecido igualmente.
―Entonces, no tengo motivo alguno para volver. Será mejor que me vaya y deje todo esto atrás―expresó, sonriendo, mientras colocaba su bolsa de viaje sobre la mesa.
Buscó en su interior el vial con el líquido grisáceo, mientras simulaba estar aliviado, feliz.
―¿Qué le sucederá a esos dos chicos cuándo me marche?
―Bueno, tengo mis…
De improvisto, el vampiro sacó el vial de la bolsa y lo estampó bajo los pies del brujo. El cristal liberó el gas grisáceo atrapado en su interior, que ascendió hasta introducirse en el cuerpo del brujo. [1]
―Ahí lo llevas, cabronazo.
Con la tela en su mano y su bolsa de viaje de nuevo a su espalda, Cohen corrió de nuevo volviendo hacia el grupo que había dejado atrás. En la sala, aquel brujo gritaba acurrucado en uno de los rincones de la habitación, presa del más absoluto pánico.
Al salir de nuevo al exterior, el hombre pelirrojo le esperaba. Los huesos parecían volver a recomponerse, aunque quizás, la influencia del brebaje en el brujo les diese una ligera tregua. O quizás aquello se volviera mucho más arriesgado.
―¡Es el brujo. Es el maldito brujo!
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[1] Lanzo mi elixir Pesadilla Embotellada (Veneno) (1 uso): Líquido grisáceo oscuro que parece gas atrapado. Al contacto con el aire se levanta una nube negra, que al ser aspirada causará alucinaciones de los temores más profundos de la persona por un turno.
Cohen
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
-Si tuviera un aero por cada casa demoniaca contra la que he luchado tendría 2... Lo cual no es mucho, pero ha sido raro que ocurriera 2 veces- Comentaría Zelas con alivio al ver que al menos les había comprado algo de tiempo a sus compañeros, escucho junto a Sango la explicación que el mago daba y cuando el brujo señalo su espada, Zelas la dejo reposando en el arnés de su espalda, -Si vuelvo a empuñar esta espada será para acabar contigo y con la chica, así que no tentaría al destino si fuera tu- señalo mientras descolgaba las manoplas en forma de cruz y se las ponía en las manos.
Toda la explicación del brujo le entro por una oreja al rubio y le salió por la otra -Aclaremos algo, ayudarte
a ti o a ella no me interesa, a menos que estés dispuesto a pagarme, de ser así, claro que me interesa, pero cualquier otra cosa que no sean aeros no me importa en lo mas mínimo- el brujo le miro por unos momentos y mientras dialogaba con Sango sin éxito, intento probar suerte con Zelas.
-Lo que tú digas. Me dirigiré a ti a partir de ahora-
-y que te hace pensar que yo si te tomare atención?- señalo el rubio al momento que se alejaba de allí dejando que el brujo hablara solo.
-Sango, a ti te conozco y por ende a ti si te escucho, si quieres hacer esto te ayudare por los viejos tiempos, pero si quieres huir y deshacerte de esos 2, tu solo dilo, puede que hasta te lo deje gratis- comento mientras se preparaba para el nuevo round contra la casa, salto los mas alto que pudo con la ayuda de sus botas y las explosiones de éter proveniente de sus pies hicieron en el resto(1) noto como la cabeza cercenada volvía a rearmarse, antes que terminara de reconstruirse Zelas se lanzo hacia la casa y la golpeo con una de las manoplas, para luego tocar la runa correspondiente y hacer que la hoja creciera exponencialmente enterrándose sin problemas en aquel extraño cráneo justo antes que terminara de reformarse(2), clavando la espada firmemente. Por desgracia cuando el desconocido volvió a salir de la casa con el paño en mano y señalando al brujo como si fuera el responsable Zelas ya estaba luchando por mantener a la casa lo mas inmóvil posible.
-Sango! tu estas a cargo!, que vamos a hacer!- grito el rubio mientras era sacudido de un lado a otro por la casa, sin perder el agarre a la misma.
OFF: habs y cosas usadas
1_Vuelo Fulgido
2_Hojas unidas superiores con arma cambiante, las manoplas se transforman en espadas grandes(y con eso me agarre a la casa)
Toda la explicación del brujo le entro por una oreja al rubio y le salió por la otra -Aclaremos algo, ayudarte
a ti o a ella no me interesa, a menos que estés dispuesto a pagarme, de ser así, claro que me interesa, pero cualquier otra cosa que no sean aeros no me importa en lo mas mínimo- el brujo le miro por unos momentos y mientras dialogaba con Sango sin éxito, intento probar suerte con Zelas.
-Lo que tú digas. Me dirigiré a ti a partir de ahora-
-y que te hace pensar que yo si te tomare atención?- señalo el rubio al momento que se alejaba de allí dejando que el brujo hablara solo.
-Sango, a ti te conozco y por ende a ti si te escucho, si quieres hacer esto te ayudare por los viejos tiempos, pero si quieres huir y deshacerte de esos 2, tu solo dilo, puede que hasta te lo deje gratis- comento mientras se preparaba para el nuevo round contra la casa, salto los mas alto que pudo con la ayuda de sus botas y las explosiones de éter proveniente de sus pies hicieron en el resto(1) noto como la cabeza cercenada volvía a rearmarse, antes que terminara de reconstruirse Zelas se lanzo hacia la casa y la golpeo con una de las manoplas, para luego tocar la runa correspondiente y hacer que la hoja creciera exponencialmente enterrándose sin problemas en aquel extraño cráneo justo antes que terminara de reformarse(2), clavando la espada firmemente. Por desgracia cuando el desconocido volvió a salir de la casa con el paño en mano y señalando al brujo como si fuera el responsable Zelas ya estaba luchando por mantener a la casa lo mas inmóvil posible.
-Sango! tu estas a cargo!, que vamos a hacer!- grito el rubio mientras era sacudido de un lado a otro por la casa, sin perder el agarre a la misma.
OFF: habs y cosas usadas
1_Vuelo Fulgido
2_Hojas unidas superiores con arma cambiante, las manoplas se transforman en espadas grandes(y con eso me agarre a la casa)
Zelas Hazelmere
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
Embistió a los huesos que cedieron con una facilidad abrumadora. Tanto era así que de los golpes que había dado parecían no volver a levantarse. El ánimo y la certeza de los golpes le animaron a arrasar con todo y con todos.
- ¡Nunca mi conciencia se había revelado de tal manera contra mi! ¿Acaso te he dado el control de mis sentidos para usarlos como desees? ¿Acaso no eres tú la causa de todo el mal que ocurre en mi cabeza?
- Fianen... Sólo tú puedes acabar con este sinsentido... Yo...
Sango se detuvo y contempló, una vez más, la extraña pareja que ahora estaban de rodillas el uno frente al otro, mirándose a los ojos, compartiendo mundos enteros con solo la vista. Los huesos, a su alrededor persiguieron al desconocido sin que Sango hiciera nada.
- Me obligaste a ello...
- No, no lo hice. Fue tu elección, tú te empeñaste en tener aquello que por derecho divino no te pertenecía, pues un juramento...
-... se selló y vuestras vidas- se le quebró la voz antes de romper a llorar.
- ¿Por qué lo hiciste?
Los huesos caídos fueron alzando, poco a poco la casa que Zelas trataba de controlar. Los huesos "animados", querían recuperar el trapo a toda costa. El llanto de la mujer no cesó.
- ¿Por qué Fianen¿ ¿Por qué me arrebataste todo cuanto tenía? ¿Por qué hacerme sufrir?- El brujo no tenía intención de dejarse controlar, otra vez, por la medioelfa.- ¿Por qué esconder quien realmente eres, lo que hiciste? Soy, como dices, tu conciencia, la voz que te ha hecho la misma pregunta una y otra vez, la que ha controlado tus pensamientos durante lustros sin que una sola palabra saliera de tu boca. Fianen, acaba con esto, ¿por qué?
- No... Fuiste tú quién empezó.
- Flor del Este, deja de sufrir. ¿Por qué le clavaste un cuchillo en el pecho y después me miraste?
- Nómada del Arenal, ¿acaso sufres de la cabeza? ¿Por qué le ahorcaste y me escribiste una carta?
Las frentes de los dos se tocaron y posaron una mano en la cara del otro. Sango miró a su alrededor y entonces los huesos se desvanecieron como el polvo en el aire. La casa, volvió a su lugar y la pareja, finalmente, se besó.
- Flor del Este... ¿serán ellos los enviados de los Dioses?
- Son tres. Como Ellos: Isil, Anar e Imbar. Y ellos son tres. Y solo nos quedan tres brazos...- la mujer se levantó y con ella el brujo.- Han sacado adelante las dos pruebas...
- Entonces, ¿somos la tercera?
- Siempre lo hemos sido, aunque nuestra intención siempre ha sido la misma: que nunca lleguen a saberlo.
- Flor del Este, ¿por qué entran siempre en una casa ajena?
- Porque Imbar los empuja hacia nosotros, Nómada del Arenal. No lo olvides, ella nos espera, tarde o temprano habremos de responder.
- ¿Y será hoy?
Fianen miró a Sango que se había quedado embobado ante la revelación, ante todas y cada una de las ilusiones que habían caído con la misma y como sus verdaderos enemigos se habían limitado a jugar con ellos. Pelonegro los había descubierto.
- No lo sé, Bruhaín. La tercera prueba lo dirá.
- Me encanta que digas mi nombre, Fianen.
Con un movimiento de manos, todas las tejas de la casa se deslizaron al suelo. El brujo, entonces, disparó un orbe(2) contra Zelas y preparaba el segundo pero Sango, que era el más cercano, lanzó un espadazo al brazo del orbe que detuvo en el último instante apartándose a un lado e interponiendo la espada corta.
Sango volvió al ataque con una estocada a media altura que Bruhain detuvo con algo que se interponía entre él y su mano. Ben sintió algo parecido a lo que había experimentado al golpear la puerta. Alzó las cejas y miró al brujo que sonrió. (3)Empujó el aire frente a él impactándole en el costado y desequilibrándole lo justo para lanzar un golpe descendente.
Sango hizo pie, se agachó y esquivó la espada en el último momento (4) lo que le dio la oportunidad perfecta para cortarle el muslo. Consciente del daño que le había causado, Ben se dispuso a golpearle y terminar con él pero un objeto le golpeó por la espalda casi derribándole. Se giró manteniendo una postura baja y el escudo al frente y vio que varias tejas volaban hacia él(5). Gritó de rabia, gritó tanto(5) que el ataque se detuvo de manera momentánea.
- ¡Vamos! ¿Ya no vais a usar vuestros trucos de mierda contra mi o qué? Venga, los Dioses están con nosotros, esta noche brindaremos por vuestra muerte.
El brujo y la medioelfa se volvieron hacia él. Sango se clavó en el sitio. Solo esperaba dar a sus compañeros el tiempo suficiente. No recordaba haberse enfrentado a dos personas capaces de usar la magia como lo hacían aquellos dos.
(2) Orbe usado por Bruhain "Nómada del Arenal". Habilidad "Calor de Roilkat": un orbe de fuego aparece en la mano del lanzador que al impactar contra su enemigo produce daño físico y una sensación de calor que estresa y entorpece sus movimientos. (1 turno de duración; 2 usos).
(3) Escudo de Bruhain "Nómada del Arenal". Habilidad "Muro espejo": el conjurador es capaz de crear una densa corriente de aire para detener un golpe y luego liberar esa corriente de aire contra su adversario. Funciona mejor en espacios cerrados.
(4) Habilidad usada por Sango "Contraataque": Inmediatamente después de recibir un ataque, Sango, realiza un ataque contra su contrincante, este golpe se considera muy difícil de esquivar y puede llegar a causar heridas graves.
(5) Habilidad usada por Sango "Aquí os espero": Un rugido, como el oleaje rompiendo en un acantilado, sale de las entraña de Sango captando la atención de sus adversarios que se lanzan hacia él. Por su parte Sango obtiene una mejora en el aguante, durante un turno, fruto de la adrenalina liberada en el grito.
Edición (03/08/2022): Error en la numeración de habilidades.
- ¡Nunca mi conciencia se había revelado de tal manera contra mi! ¿Acaso te he dado el control de mis sentidos para usarlos como desees? ¿Acaso no eres tú la causa de todo el mal que ocurre en mi cabeza?
- Fianen... Sólo tú puedes acabar con este sinsentido... Yo...
Sango se detuvo y contempló, una vez más, la extraña pareja que ahora estaban de rodillas el uno frente al otro, mirándose a los ojos, compartiendo mundos enteros con solo la vista. Los huesos, a su alrededor persiguieron al desconocido sin que Sango hiciera nada.
- Me obligaste a ello...
- No, no lo hice. Fue tu elección, tú te empeñaste en tener aquello que por derecho divino no te pertenecía, pues un juramento...
-... se selló y vuestras vidas- se le quebró la voz antes de romper a llorar.
- ¿Por qué lo hiciste?
Los huesos caídos fueron alzando, poco a poco la casa que Zelas trataba de controlar. Los huesos "animados", querían recuperar el trapo a toda costa. El llanto de la mujer no cesó.
- ¿Por qué Fianen¿ ¿Por qué me arrebataste todo cuanto tenía? ¿Por qué hacerme sufrir?- El brujo no tenía intención de dejarse controlar, otra vez, por la medioelfa.- ¿Por qué esconder quien realmente eres, lo que hiciste? Soy, como dices, tu conciencia, la voz que te ha hecho la misma pregunta una y otra vez, la que ha controlado tus pensamientos durante lustros sin que una sola palabra saliera de tu boca. Fianen, acaba con esto, ¿por qué?
- No... Fuiste tú quién empezó.
- Flor del Este, deja de sufrir. ¿Por qué le clavaste un cuchillo en el pecho y después me miraste?
- Nómada del Arenal, ¿acaso sufres de la cabeza? ¿Por qué le ahorcaste y me escribiste una carta?
Las frentes de los dos se tocaron y posaron una mano en la cara del otro. Sango miró a su alrededor y entonces los huesos se desvanecieron como el polvo en el aire. La casa, volvió a su lugar y la pareja, finalmente, se besó.
- Flor del Este... ¿serán ellos los enviados de los Dioses?
- Son tres. Como Ellos: Isil, Anar e Imbar. Y ellos son tres. Y solo nos quedan tres brazos...- la mujer se levantó y con ella el brujo.- Han sacado adelante las dos pruebas...
- Entonces, ¿somos la tercera?
- Siempre lo hemos sido, aunque nuestra intención siempre ha sido la misma: que nunca lleguen a saberlo.
- Flor del Este, ¿por qué entran siempre en una casa ajena?
- Porque Imbar los empuja hacia nosotros, Nómada del Arenal. No lo olvides, ella nos espera, tarde o temprano habremos de responder.
- ¿Y será hoy?
Fianen miró a Sango que se había quedado embobado ante la revelación, ante todas y cada una de las ilusiones que habían caído con la misma y como sus verdaderos enemigos se habían limitado a jugar con ellos. Pelonegro los había descubierto.
- No lo sé, Bruhaín. La tercera prueba lo dirá.
- Me encanta que digas mi nombre, Fianen.
Con un movimiento de manos, todas las tejas de la casa se deslizaron al suelo. El brujo, entonces, disparó un orbe(2) contra Zelas y preparaba el segundo pero Sango, que era el más cercano, lanzó un espadazo al brazo del orbe que detuvo en el último instante apartándose a un lado e interponiendo la espada corta.
Sango volvió al ataque con una estocada a media altura que Bruhain detuvo con algo que se interponía entre él y su mano. Ben sintió algo parecido a lo que había experimentado al golpear la puerta. Alzó las cejas y miró al brujo que sonrió. (3)Empujó el aire frente a él impactándole en el costado y desequilibrándole lo justo para lanzar un golpe descendente.
Sango hizo pie, se agachó y esquivó la espada en el último momento (4) lo que le dio la oportunidad perfecta para cortarle el muslo. Consciente del daño que le había causado, Ben se dispuso a golpearle y terminar con él pero un objeto le golpeó por la espalda casi derribándole. Se giró manteniendo una postura baja y el escudo al frente y vio que varias tejas volaban hacia él(5). Gritó de rabia, gritó tanto(5) que el ataque se detuvo de manera momentánea.
- ¡Vamos! ¿Ya no vais a usar vuestros trucos de mierda contra mi o qué? Venga, los Dioses están con nosotros, esta noche brindaremos por vuestra muerte.
El brujo y la medioelfa se volvieron hacia él. Sango se clavó en el sitio. Solo esperaba dar a sus compañeros el tiempo suficiente. No recordaba haberse enfrentado a dos personas capaces de usar la magia como lo hacían aquellos dos.
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(1) [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo](2) Orbe usado por Bruhain "Nómada del Arenal". Habilidad "Calor de Roilkat": un orbe de fuego aparece en la mano del lanzador que al impactar contra su enemigo produce daño físico y una sensación de calor que estresa y entorpece sus movimientos. (1 turno de duración; 2 usos).
(3) Escudo de Bruhain "Nómada del Arenal". Habilidad "Muro espejo": el conjurador es capaz de crear una densa corriente de aire para detener un golpe y luego liberar esa corriente de aire contra su adversario. Funciona mejor en espacios cerrados.
(4) Habilidad usada por Sango "Contraataque": Inmediatamente después de recibir un ataque, Sango, realiza un ataque contra su contrincante, este golpe se considera muy difícil de esquivar y puede llegar a causar heridas graves.
(5) Habilidad usada por Sango "Aquí os espero": Un rugido, como el oleaje rompiendo en un acantilado, sale de las entraña de Sango captando la atención de sus adversarios que se lanzan hacia él. Por su parte Sango obtiene una mejora en el aguante, durante un turno, fruto de la adrenalina liberada en el grito.
Edición (03/08/2022): Error en la numeración de habilidades.
Última edición por Sango el Miér Ago 03 2022, 18:59, editado 1 vez
Sango
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
Al volver al escampado, Cohen se quedó sorprendido al ver todo lo que estaba ocurriendo allí. Lo que más llamó su atención fue el estado del brujo: mientras que en el interior de la cabaña le había dejado seriamente afectado por su elixir de Pesadillas, en aquel lugar paralelo parecía que los efectos eran totalmente ajenos y no se había visto perturbado por las horribles visiones que proporcionaba esa poción.
―Debes recomponer el tambor ―le dijo a Cohen el elfo mientras los acontecimientos se precipitaban.
El vampiro vio cómo el brujo lanzaba una orbe de fuego contra el elfo y a la vez, parecía iniciarse un enfrentamiento con el aguerrido pelirrojo.
El vampiro observó a su alrededor y encontró el resto del tambor a unos metros. Se dirigió hacia allí viendo cómo la mirada de aquella lunática se posaba sobre él.
―¡El paliducho tiene el tambor!
Cogió el instrumento musical con sus manos y corrió velozmente tras la cabaña. El vampiro tenía la intención de poner un obstáculo visual entre él y los magos. Si debía de recomponer el tambor mientras los otros dos hombres luchaban contra ese par de locos, lo último que quería Cohen es aventurarse a ser alcanzado por una bola de fuego.
Cuándo se aproximaba a su objetivo de ocultarse tras la cabaña, sintió que algo se enredaba entre sus piernas. Las raíces de un árbol cercano comenzaban a brotar de la tierra con la clara intención de hacerle tropezar, atraparle o puede que incluso enterrarle con ellas.
Casi cayendo al suelo, golpeó las raíces con unos de sus pies y llegó junto al edificio, ocultándose de las miradas de todos.
Comenzó a enganchar la tela en los bordes del tambor. El instrumento estaba compuesto por un par de aros y unas espuelas. Si introducía la tela entre ambos, quedaría totalmente fijada. Estéticamente, el resultado no podría ser peor, pero si el sonido era lo importante, podía funcionar.
A medida que trabajaba, escuchaba las voces sucediendo al otro lado de la cabaña. Cuando estaba a punto de terminar, el vampiro sintió cómo las raíces del árbol llegaban a sus piernas y le sujetaban firmemente. Intentó zafarse de ellas, liberarse, pero no lo consiguió. La media elfa había logrado atraparle y mientras las raíces le arrastraban por el suelo, Cohen soltó el instrumento casi parcheado junto con las baquetas, a la vez que pensaba que podría hacer para escapar.
―Debes recomponer el tambor ―le dijo a Cohen el elfo mientras los acontecimientos se precipitaban.
El vampiro vio cómo el brujo lanzaba una orbe de fuego contra el elfo y a la vez, parecía iniciarse un enfrentamiento con el aguerrido pelirrojo.
El vampiro observó a su alrededor y encontró el resto del tambor a unos metros. Se dirigió hacia allí viendo cómo la mirada de aquella lunática se posaba sobre él.
―¡El paliducho tiene el tambor!
Cogió el instrumento musical con sus manos y corrió velozmente tras la cabaña. El vampiro tenía la intención de poner un obstáculo visual entre él y los magos. Si debía de recomponer el tambor mientras los otros dos hombres luchaban contra ese par de locos, lo último que quería Cohen es aventurarse a ser alcanzado por una bola de fuego.
Cuándo se aproximaba a su objetivo de ocultarse tras la cabaña, sintió que algo se enredaba entre sus piernas. Las raíces de un árbol cercano comenzaban a brotar de la tierra con la clara intención de hacerle tropezar, atraparle o puede que incluso enterrarle con ellas.
Casi cayendo al suelo, golpeó las raíces con unos de sus pies y llegó junto al edificio, ocultándose de las miradas de todos.
Comenzó a enganchar la tela en los bordes del tambor. El instrumento estaba compuesto por un par de aros y unas espuelas. Si introducía la tela entre ambos, quedaría totalmente fijada. Estéticamente, el resultado no podría ser peor, pero si el sonido era lo importante, podía funcionar.
A medida que trabajaba, escuchaba las voces sucediendo al otro lado de la cabaña. Cuando estaba a punto de terminar, el vampiro sintió cómo las raíces del árbol llegaban a sus piernas y le sujetaban firmemente. Intentó zafarse de ellas, liberarse, pero no lo consiguió. La media elfa había logrado atraparle y mientras las raíces le arrastraban por el suelo, Cohen soltó el instrumento casi parcheado junto con las baquetas, a la vez que pensaba que podría hacer para escapar.
Cohen
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
-Debes recomponer el tambor!- alcanzo a gritar antes de que el cráneo de la casa explotara debido a una bola de fuego que le había tomado por sorpresa.
Los oídos le zumbaban y por unos segundos mientras seguía desorientado pensó que de nueva cuenta le habían robado alguno de sus sentidos, por suerte todos seguían ahí, ya estaba demasiado agotado para intentar algo, se quito las manoplas y las amarro como pudo a su arnés, momento en el cual noto que su otra espada había desaparecido ante lo cual estiro su mano, concentro con dificultad su éter y con un gesto de la mano la trajo de vuelta.(1)
-Hijo de perra casi me cortas una pierna!-
-Huh?-
-Te vez bastante mal, ¿estarás bien?, el maldito brujo nos ha tendido una trampa-
-Estaré bien, no moriré por esto... creo... iré a matar al brujo-
Comentaría al momento que escuchaba a Sango gritar, debía ir a ayudar a pesar de encontrarse con un evidente agotamiento Zelas comenzó a caminar y se tropezó y cayo, se quedo ahí unos momentos mientras pensaba como podría ganar estando así, estaba agotado y había ocupado algunos de sus mejores trucos contra la casa y lo peor era que le habían visto hacerlo... Esbozo una sonrisa cuando lo medito y mientras se levantaba recogió una pequeña piedrita, giro la empuñadura haciendo que la espada emitiera un sonoro -VROOOM!- el cual realizo de nuevo para encender una segunda vez antes que un proyectil mágico apareciera para hacerle moverse mas rápido, dio una voltereta un poco antes que el proyectil explotara y giro por ultima vez la empuñadura mientras el mago aparecía por uno de los costados de la casa la cual seguía inmóvil.
-No te daré tiempo para utilizar eso otra vez-
-Apuesto a que te mueres de ganas por quitarme esto de las manos-
-Esa espada se ve interesante, pero los demás ítems mágicos que traes, ya he visto lo puedes hacer, no puedes derrotarme-
-Ya veremos lo que serás capaz de hacer cuando te ahogues con tu propia sangre-
Zelas comenzó a correr y el brujo disparo pequeños proyectiles mientras cargaba otro de mayor tamaño en su otra mano, el rubio esquivo algunos y recibió otros mientras acortaba la distancia entre ambos y cuando el brujo ya estaba en su rango, Zelas lanzo la piedra, el brujo se sobresalto y esperando que Zelas apareciera por donde había pasado la piedra, disparo el orbe a sus espaldas.
-Te dije que no podías... - las palabras fueron interrumpidas ya que al voltearse donde se supone que el rubio habría de aparecer solo vio que su orbe seguía avanzando, entonces lo sintió, el acero clavándose en su cuerpo y el orbe desapareciendo a la distancia. -Le dije a Sango que te mataría gratis- comento viendo caer al brujo con su espada clavada en su cuerpo y Zelas ya exhausto finalmente caer en sus rodillas.
OFF: habilidades y cosas.
1_Retorno
además le quite las raíces de encima a Cohen y para aliviarle la carga a Sango, llame la atención del brujo que se veía interesado en mi super espada, le hago creer que voy a ocupar mis super habilidades, pero lo que el no sabe es que no puedo hacerlo mas(?) 200 de IQ en esa movida.
Los oídos le zumbaban y por unos segundos mientras seguía desorientado pensó que de nueva cuenta le habían robado alguno de sus sentidos, por suerte todos seguían ahí, ya estaba demasiado agotado para intentar algo, se quito las manoplas y las amarro como pudo a su arnés, momento en el cual noto que su otra espada había desaparecido ante lo cual estiro su mano, concentro con dificultad su éter y con un gesto de la mano la trajo de vuelta.(1)
-Hijo de perra casi me cortas una pierna!-
-Huh?-
-Te vez bastante mal, ¿estarás bien?, el maldito brujo nos ha tendido una trampa-
-Estaré bien, no moriré por esto... creo... iré a matar al brujo-
Comentaría al momento que escuchaba a Sango gritar, debía ir a ayudar a pesar de encontrarse con un evidente agotamiento Zelas comenzó a caminar y se tropezó y cayo, se quedo ahí unos momentos mientras pensaba como podría ganar estando así, estaba agotado y había ocupado algunos de sus mejores trucos contra la casa y lo peor era que le habían visto hacerlo... Esbozo una sonrisa cuando lo medito y mientras se levantaba recogió una pequeña piedrita, giro la empuñadura haciendo que la espada emitiera un sonoro -VROOOM!- el cual realizo de nuevo para encender una segunda vez antes que un proyectil mágico apareciera para hacerle moverse mas rápido, dio una voltereta un poco antes que el proyectil explotara y giro por ultima vez la empuñadura mientras el mago aparecía por uno de los costados de la casa la cual seguía inmóvil.
-No te daré tiempo para utilizar eso otra vez-
-Apuesto a que te mueres de ganas por quitarme esto de las manos-
-Esa espada se ve interesante, pero los demás ítems mágicos que traes, ya he visto lo puedes hacer, no puedes derrotarme-
-Ya veremos lo que serás capaz de hacer cuando te ahogues con tu propia sangre-
Zelas comenzó a correr y el brujo disparo pequeños proyectiles mientras cargaba otro de mayor tamaño en su otra mano, el rubio esquivo algunos y recibió otros mientras acortaba la distancia entre ambos y cuando el brujo ya estaba en su rango, Zelas lanzo la piedra, el brujo se sobresalto y esperando que Zelas apareciera por donde había pasado la piedra, disparo el orbe a sus espaldas.
-Te dije que no podías... - las palabras fueron interrumpidas ya que al voltearse donde se supone que el rubio habría de aparecer solo vio que su orbe seguía avanzando, entonces lo sintió, el acero clavándose en su cuerpo y el orbe desapareciendo a la distancia. -Le dije a Sango que te mataría gratis- comento viendo caer al brujo con su espada clavada en su cuerpo y Zelas ya exhausto finalmente caer en sus rodillas.
OFF: habilidades y cosas.
1_Retorno
además le quite las raíces de encima a Cohen y para aliviarle la carga a Sango, llame la atención del brujo que se veía interesado en mi super espada, le hago creer que voy a ocupar mis super habilidades, pero lo que el no sabe es que no puedo hacerlo mas(?) 200 de IQ en esa movida.
Zelas Hazelmere
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
Un orbe salió disparado de la mano de Bruhaín e impactó contra el escudo que Sango. No fue suficiente como para derribarle y que una sensación, horrible, de calor, empezara a recorrerle el brazo izquierdo. La medioelfa graznó una risotada y se acercó tranquilamente hacia él.
- ¿Calor? Puedo aliviarte...- el calor que había alcanzado el hombro se disipó- Puedo enfriarlo- una repentina sensación de frío entumeció el brazo de Ben que se miró la mano izquierda todavía aferrada al escudo- Y puedo quemarte si lo deseo.
Sango gritó, soltó la espada y el escudo y trató de apagar el fuego que surgió en su brazo (1). Que desapareció al instante siguiente cuando el brujo y la medioelfa se giraron para atender a las provocaciones iniciadas por sus compañeros. Su brazo aún quemaba, pero no tanto como hacía unos instantes y sin embargo... Confundido, Ben se quedó mirándose el brazo unos valiosos instantes que cambiaron el curso de las cosas una vez volvió a levantar la cabeza.
Bruhaín, Nómada del Arenal, era atravesado por la espada de Zelas al tiempo que el resto de elementos en movimiento se detenían y el silencio tomó el protagonismo por primera vez en mucho tiempo. Un silencio absoluto, ni un paso, ni siquiera el viento entre los árboles, tampoco los animales. Nada.
Sango observó a Fianen caminar hacia Zelas y el cuerpo del brujo. Cuando llegó a su altura, se derrumbó y posó la mano que le quedaba en la cara del hombre antes de inclinarse hacia él. Unos ojos atentos podían intuir que el brusco y descontrolado movimientos de sus hombros indicaban llanto. Un llanto silencioso que no quería compartir con los presentes.
Sango recuperó su equipo y caminó hacia ellos. La rabia y la desesperación de una hechicera podían resultar letales para ellos. Por eso, cuando llegó a su altura, posó la punta de la espada en la espalda de la mujer que detuvo el llanto al sentir el contacto del acero.
- Me lo habéis arrebatado...- dijo con voz ronca.- Mis ojos, mi boca, mis oídos, mi todo...- un grito ahogado y se dio la vuelta para mirar a Sango a los ojos.- Y osas posarle una espada a una viuda...
Sango giró la cabeza y alzó una ceja. No funcionaría. No caería en más trucos. Las ilusiones se habían terminado. Solo tenía que balancearse hacia delante y la espada penetraría en su carne tan fácilmente como lo haría en el agua. Pero por alguna extraña razón no lo hacía.
- Mis ojos no ven más allá, son incapaces de hacerlo... Quizás no me quedé mucha fuerza, pero... Tengo que deciros, que ha sido un placer, ¿verdad, querido?
- Ya se encontrarán con Escarcha del Norte.
Bruhaín expiró y la mujer sonrió y paseó sus ojos entre Zelas y Sango. Ella soltó aire y miró la espada.
- Demasiado tarde.
El aire se onduló frente a ellos y un latido después una explosión les sacudió y les lanzó a varios pasos de distancia (2). El impacto frontal unido al impacto contra el suelo dejaron a Ben al borde de la inconsciencia. Lo suficientemente despierto como para escuchar las risas de la mujer. Lo suficientemente molido como para no poder levantarse. Al menos aún no.
- Puedo hacer que vuestro dolor desaparezca...- la presión sobre huesos y músculos desapareció- Pero puedo hacer que sufráis durante horas... (1)- sin embargo, el dolor solo aumentó hasta el estado anterior.
Y eso era porque la medioelfa estaba perdiendo sangre por la herida del brazo que se le había abierto a causa de la explosión. Era tan solo cuestión de tiempo que se desangrara allí, frente a ellos. Pero su intención no era la de morir sin más. Quería llevárselos por delante. Sango miró a un lado y a otro y la cabeza le dio vueltas. Creía haber visto a Zelas, pero no al otro desconocido.
- Moriré. Moriremos. Y más os vale seguirme al otro lado porque con estas palabras os maldigo y os condeno a encontraros con Escarcha del Norte que vengará a su padre, Nómada del Arenal y a su madre, Flor del Este, porque este el último deseo que le pido a los Dioses antes de acudir a su llamada.
El dolor, subió de intensidad.
(2) Habilidad usada por Fianen "Explosión de éter" (ligada a un talento telequinético). El conjurador es capaz de aumentar la presión del aire a su alrededor de tal manera que al liberarlo se produce una descompresión tal que los enemigos cercanos son expulsados con violencia a varios metros de distancia.
- ¿Calor? Puedo aliviarte...- el calor que había alcanzado el hombro se disipó- Puedo enfriarlo- una repentina sensación de frío entumeció el brazo de Ben que se miró la mano izquierda todavía aferrada al escudo- Y puedo quemarte si lo deseo.
Sango gritó, soltó la espada y el escudo y trató de apagar el fuego que surgió en su brazo (1). Que desapareció al instante siguiente cuando el brujo y la medioelfa se giraron para atender a las provocaciones iniciadas por sus compañeros. Su brazo aún quemaba, pero no tanto como hacía unos instantes y sin embargo... Confundido, Ben se quedó mirándose el brazo unos valiosos instantes que cambiaron el curso de las cosas una vez volvió a levantar la cabeza.
Bruhaín, Nómada del Arenal, era atravesado por la espada de Zelas al tiempo que el resto de elementos en movimiento se detenían y el silencio tomó el protagonismo por primera vez en mucho tiempo. Un silencio absoluto, ni un paso, ni siquiera el viento entre los árboles, tampoco los animales. Nada.
Sango observó a Fianen caminar hacia Zelas y el cuerpo del brujo. Cuando llegó a su altura, se derrumbó y posó la mano que le quedaba en la cara del hombre antes de inclinarse hacia él. Unos ojos atentos podían intuir que el brusco y descontrolado movimientos de sus hombros indicaban llanto. Un llanto silencioso que no quería compartir con los presentes.
Sango recuperó su equipo y caminó hacia ellos. La rabia y la desesperación de una hechicera podían resultar letales para ellos. Por eso, cuando llegó a su altura, posó la punta de la espada en la espalda de la mujer que detuvo el llanto al sentir el contacto del acero.
- Me lo habéis arrebatado...- dijo con voz ronca.- Mis ojos, mi boca, mis oídos, mi todo...- un grito ahogado y se dio la vuelta para mirar a Sango a los ojos.- Y osas posarle una espada a una viuda...
Sango giró la cabeza y alzó una ceja. No funcionaría. No caería en más trucos. Las ilusiones se habían terminado. Solo tenía que balancearse hacia delante y la espada penetraría en su carne tan fácilmente como lo haría en el agua. Pero por alguna extraña razón no lo hacía.
- Mis ojos no ven más allá, son incapaces de hacerlo... Quizás no me quedé mucha fuerza, pero... Tengo que deciros, que ha sido un placer, ¿verdad, querido?
- Ya se encontrarán con Escarcha del Norte.
Bruhaín expiró y la mujer sonrió y paseó sus ojos entre Zelas y Sango. Ella soltó aire y miró la espada.
- Demasiado tarde.
El aire se onduló frente a ellos y un latido después una explosión les sacudió y les lanzó a varios pasos de distancia (2). El impacto frontal unido al impacto contra el suelo dejaron a Ben al borde de la inconsciencia. Lo suficientemente despierto como para escuchar las risas de la mujer. Lo suficientemente molido como para no poder levantarse. Al menos aún no.
- Puedo hacer que vuestro dolor desaparezca...- la presión sobre huesos y músculos desapareció- Pero puedo hacer que sufráis durante horas... (1)- sin embargo, el dolor solo aumentó hasta el estado anterior.
Y eso era porque la medioelfa estaba perdiendo sangre por la herida del brazo que se le había abierto a causa de la explosión. Era tan solo cuestión de tiempo que se desangrara allí, frente a ellos. Pero su intención no era la de morir sin más. Quería llevárselos por delante. Sango miró a un lado y a otro y la cabeza le dio vueltas. Creía haber visto a Zelas, pero no al otro desconocido.
- Moriré. Moriremos. Y más os vale seguirme al otro lado porque con estas palabras os maldigo y os condeno a encontraros con Escarcha del Norte que vengará a su padre, Nómada del Arenal y a su madre, Flor del Este, porque este el último deseo que le pido a los Dioses antes de acudir a su llamada.
El dolor, subió de intensidad.
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(1) La medioelfa resulta ser una ilusionista. Habilidad usada por Fianen "Tu cabeza, mi cabeza" (ligado a un talento de ilusión). El conjurador es capaz de amplificar o disminuir sensaciones físicas y químicas: dolor, hambre, sed...(2) Habilidad usada por Fianen "Explosión de éter" (ligada a un talento telequinético). El conjurador es capaz de aumentar la presión del aire a su alrededor de tal manera que al liberarlo se produce una descompresión tal que los enemigos cercanos son expulsados con violencia a varios metros de distancia.
Sango
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
El elfo había lanzado una de sus espadas en dirección a las raíces del árbol. Quedó libre, pero Cohen había visto pasar el arma a escasos centímetros de su pierna.
Tras una breve conversación con el elfo, con queja incluida, su vista fue directamente hacia el tambor. Corrió hacia él mientras los hechos se sucedían.
Recompuso la tela mientras el elfo y el hombre pelirrojo se enfrentaban a sus enemigos. Fue entonces cuándo en la lejanía presenció la muerte del brujo y los lamentos de aquella loca.
En la distancia, se colgó el tambor de sus hombros y recogió las baquetas del suelo. Segundos después, los cuerpos de sus dos desconocidos aliados salieron disparados hacia atrás por una terrible onda expansiva.
El vampiro alzó las baquetas y comenzó a tocar el instrumento, propagando en el aire el ritmo irregular de la música que producía.
La medio elfa centró su mirada en él y dio un par de pasos en su dirección. Cohen, sin dejar de tocar el tambor, caminó también en su dirección. A medida de que avanzaba, un fino dolor se fue apoderando de él, que se hacía poco a poco más intenso a medida de que la distancia entre ellos disminuía.
Con gran estoicismo, Cohen continuó con el ritmo, aunque paralizando sus pies. Anclado en el suelo, sus manos golpeaban las baquetas en el tambor.
A medida que lo hacía, el escenario a su alrededor parecía difuminarse. ¿Era acaso otro efecto mágico de aquella mujer o quizás era el tambor el que les devolvía a la realidad paralela a la que pertenecían?
Cuándo la mujer estuvo lo suficientemente cerca, Cohen abrió la boca y gritó, soltando un fuerte alarido [1]. La mujer se vio igualmente afectada por la magia vampírica y a medida que caminaba hacia él, mostraba algunos síntomas claros de desorientación. Ambos soportaban la influencia mágica del otro.
Mientras apretaba los dientes a causa del dolor, Cohen observaba cómo el sonido del tambor hacía temblar cada vez más todo lo que le rodeaba. Podía percibir cómo un par de realidades parecían colapsar y coexistir al mismo tiempo. Y cómo poco a poco, la extraña luz de aquel lugar disminuía para dar paso de nuevo a la oscuridad de una estrellada noche. ¿Acaso estaban volviendo a la realidad?
[1] - Uso de mi habilidad Grito de Tormento [Mágica, 2 usos de 1 turno]:
Cohen emite un grito que causa un fuerte dolor de cabeza, acompañado de mareos, visión borrosa y una cierta desorientación en las personas a su alrededor.
Tras una breve conversación con el elfo, con queja incluida, su vista fue directamente hacia el tambor. Corrió hacia él mientras los hechos se sucedían.
Recompuso la tela mientras el elfo y el hombre pelirrojo se enfrentaban a sus enemigos. Fue entonces cuándo en la lejanía presenció la muerte del brujo y los lamentos de aquella loca.
En la distancia, se colgó el tambor de sus hombros y recogió las baquetas del suelo. Segundos después, los cuerpos de sus dos desconocidos aliados salieron disparados hacia atrás por una terrible onda expansiva.
El vampiro alzó las baquetas y comenzó a tocar el instrumento, propagando en el aire el ritmo irregular de la música que producía.
La medio elfa centró su mirada en él y dio un par de pasos en su dirección. Cohen, sin dejar de tocar el tambor, caminó también en su dirección. A medida de que avanzaba, un fino dolor se fue apoderando de él, que se hacía poco a poco más intenso a medida de que la distancia entre ellos disminuía.
Con gran estoicismo, Cohen continuó con el ritmo, aunque paralizando sus pies. Anclado en el suelo, sus manos golpeaban las baquetas en el tambor.
A medida que lo hacía, el escenario a su alrededor parecía difuminarse. ¿Era acaso otro efecto mágico de aquella mujer o quizás era el tambor el que les devolvía a la realidad paralela a la que pertenecían?
Cuándo la mujer estuvo lo suficientemente cerca, Cohen abrió la boca y gritó, soltando un fuerte alarido [1]. La mujer se vio igualmente afectada por la magia vampírica y a medida que caminaba hacia él, mostraba algunos síntomas claros de desorientación. Ambos soportaban la influencia mágica del otro.
Mientras apretaba los dientes a causa del dolor, Cohen observaba cómo el sonido del tambor hacía temblar cada vez más todo lo que le rodeaba. Podía percibir cómo un par de realidades parecían colapsar y coexistir al mismo tiempo. Y cómo poco a poco, la extraña luz de aquel lugar disminuía para dar paso de nuevo a la oscuridad de una estrellada noche. ¿Acaso estaban volviendo a la realidad?
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[1] - Uso de mi habilidad Grito de Tormento [Mágica, 2 usos de 1 turno]:
Cohen emite un grito que causa un fuerte dolor de cabeza, acompañado de mareos, visión borrosa y una cierta desorientación en las personas a su alrededor.
Cohen
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
El dolor en el cuerpo del no-elfo se intensifico al momento que la mujer le maldecía, el sonido del tambor resonaba de fondo a lo lejos, pero ya estaba cansado y muy adolorido. Por suerte, Sango venia a apoyar apuntando con su arma a la mujer, lo cual le llamo la atención un poco. ¿Seria acaso que Sango aun intentaba salvarla?, el brujo hablo algo de un encuentro y la mujer los maldijo con toda la ira que una mujer encabronada puede tener.
Una explosión que les había tomado por sorpresa a todos se desato frente a el, pero lo que mas le llamo la atención al rubio fue que al abrir de nuevo los ojos, aun seguía frente a la mujer, una barrera de hexágonos frente a el comenzaba a desaparecer(1) al mismo tiempo que en uno de los bolsillos de su arnés una piedrita brillaba y se rompía(2) "Rauko mi buen amigo.... nuevamente te debo una" pensó para si mismo, ya que reconocía el sonido del tragaeter, su dolor aumentaba mas, el ritmo del tambor aumentaba y la mujer les maldecía a todos a encontrarse con su estirpe. Un grito desgarrador le provoco un fuerte dolor de cabeza, Zelas un poco desorientado estiro uno de sus brazos y apunto con dificultad la manopla en dirección a la "Flor del este" y toco la runa que hizo que la hoja creciera y atravesara a la mujer(3) -Yo soy Zelas del viento, no te preocupes, si Escarcha del norte intenta algo contra mi, me encargare de mandarlo junto a ustedes, ahora ve reúnete con tu amado y enfrenten de una vez a todas las pobres almas que segaron antes de toparse con nosotros- toco la runa nuevamente para que la hoja se retrajera y luego sujeto la espada aun enterrada en el cadaver del brujo y la separo del cuerpo para levantarse con dificultad, aquella enorme espada ahora le servía de muleta improvisada ya que se sentía sumamente mareado.
-Voy a necesitar ayuda para salir- comento buscando a sus compañeros a la vez que intentaba no caerse.
OFF: cosas y demases.
1 y 2: Evito la explosión con ayuda de los aros de éter cristalizado con fortaleza inamovible que evitan que salga volando y el daño es consumido por un tragaeter en mi poder con eso evito salir volando y recibir mas daño del que ya tengo.
3: toco la runa en la manopla que activa el arma cambiante, lo cual hace que de la manopla emerja una hoja muy grande con la cual atravieso a la flor del este.
extra: estoy bajo los efectos del grito de Cohen porque no tengo nada para protegerme de eso XD (bueno si, pero usarlo estaría muy meta XD)
Una explosión que les había tomado por sorpresa a todos se desato frente a el, pero lo que mas le llamo la atención al rubio fue que al abrir de nuevo los ojos, aun seguía frente a la mujer, una barrera de hexágonos frente a el comenzaba a desaparecer(1) al mismo tiempo que en uno de los bolsillos de su arnés una piedrita brillaba y se rompía(2) "Rauko mi buen amigo.... nuevamente te debo una" pensó para si mismo, ya que reconocía el sonido del tragaeter, su dolor aumentaba mas, el ritmo del tambor aumentaba y la mujer les maldecía a todos a encontrarse con su estirpe. Un grito desgarrador le provoco un fuerte dolor de cabeza, Zelas un poco desorientado estiro uno de sus brazos y apunto con dificultad la manopla en dirección a la "Flor del este" y toco la runa que hizo que la hoja creciera y atravesara a la mujer(3) -Yo soy Zelas del viento, no te preocupes, si Escarcha del norte intenta algo contra mi, me encargare de mandarlo junto a ustedes, ahora ve reúnete con tu amado y enfrenten de una vez a todas las pobres almas que segaron antes de toparse con nosotros- toco la runa nuevamente para que la hoja se retrajera y luego sujeto la espada aun enterrada en el cadaver del brujo y la separo del cuerpo para levantarse con dificultad, aquella enorme espada ahora le servía de muleta improvisada ya que se sentía sumamente mareado.
-Voy a necesitar ayuda para salir- comento buscando a sus compañeros a la vez que intentaba no caerse.
OFF: cosas y demases.
1 y 2: Evito la explosión con ayuda de los aros de éter cristalizado con fortaleza inamovible que evitan que salga volando y el daño es consumido por un tragaeter en mi poder con eso evito salir volando y recibir mas daño del que ya tengo.
3: toco la runa en la manopla que activa el arma cambiante, lo cual hace que de la manopla emerja una hoja muy grande con la cual atravieso a la flor del este.
extra: estoy bajo los efectos del grito de Cohen porque no tengo nada para protegerme de eso XD (bueno si, pero usarlo estaría muy meta XD)
Zelas Hazelmere
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Re: Ladrón de Sentidos [Noche] [Libre] [Cerrado]
Apoyó el peso de su cuerpo en el brazo izquierdo y solo pudo mirar a la medioelfa que tenía el rostro encogido por el terror, por una certeza que había evitado durante años. Una certeza, la única en la vida, la que uno no podía eludir. Zelas por un lado, el desconocido por otro. Y de manera repentina el mundo dio vueltas a su alrededor al tiempo que un potente grito resonaba en su cabeza, golpeándole con furia.
Se dejó caer y se llevó las manos a la cabeza y apretó con fuerza para tratar de detener el dolor. Las náuseas crecieron y el dolor de cabeza se hizo tan fuerte que Sango creyó desvanecerse cuando la idea de que sus compañeros podían estar en peligro le golpeó como un cubo de agua fría en el rostro. Apretó los dientes y centró todos sus esfuerzos en levantarse y empuñar su arma.
No fue inmediato, pero el mareo desapareció y pudo girar para quedar de costado para ver que Zelas se había encargado de la mujer y que el otro compañero había utilizado el tambor de alguna manera que no había llegado a comprender para acabar con la vida de la medioelfa. El dolor de cabeza se desvaneció y la calma volvió a su ser (1). Cerró los ojos y volvió a quedar tumbado. Cuando el mal que pesaba sobre él se desvaneció, abrió los ojos y parpadeó para observar el cielo estrellado, acompañado de los sonidos normales del bosque que le recibieron con la misma calidez de un abrazo maternal.
Escuchó a Zelas pedir ayuda y se levantó rápidamente, sorprendentemente fresco y sin apenas recuerdo del intenso dolor de cabeza, mareo y nauseas que había sufrido hacía apenas unos instantes. Miró al que portaba el tambor.
- Una noche un tanto extraña, pero, hemos cumplido- se acercó hacia él.- Quizás no canten canciones sobre esto, pero nos llevamos el honor y la gloria de haber liberado esta región de esos bastardos- le tendió la mano.- Mi nombre es Ben Nelad, pero puedes llamarme Sango.
Acto seguido miró el cadáver de Fianen la medioelfa y de Brahín, el brujo. Les mostró sus respetos a su manera, con una ligera inclinación de cabeza. No habían jugado limpio, pero al menos, al final, fueron capaces de descubrirse y ofrecer la posibilidad de un combate más o menos limpio. Al menos quedaba algo de honor en sus atormentadas mentes.
Se giró y caminó hacia Zelas, que estaba apoyado sobre su espada gigante. Era un hombre de recursos, lo había demostrado en su primer encuentro y lo había vuelto a hacer aquella noche. Solo esperaba que en el futuro, en su tercer encuentro, las condiciones fueran más favorables. Le ofreció otro punto de apoyo sobre el que sostenerse. No podía hacer mucho más. Echó un vistazo a su alrededor.
- La casa está en su sitio, no hay huesos gigantes intentado matarnos... Esos brujos de mierda nos han usado para alguna especie de experimento- suspiró.- Yo necesito beber algo.
Un cuervo graznó en la noche.
(1) Voluntad Humana: [1 uso] Puedo librarme de un efecto negativo que limite mis acciones gracias a mi férrea voluntad.
Quedáis formalmente invitados, cuando queráis, a participar en un tema con Escarcha del Norte. No habrá más casas endemoniadas. Creo. No lo sé. Igual sí.
Se dejó caer y se llevó las manos a la cabeza y apretó con fuerza para tratar de detener el dolor. Las náuseas crecieron y el dolor de cabeza se hizo tan fuerte que Sango creyó desvanecerse cuando la idea de que sus compañeros podían estar en peligro le golpeó como un cubo de agua fría en el rostro. Apretó los dientes y centró todos sus esfuerzos en levantarse y empuñar su arma.
No fue inmediato, pero el mareo desapareció y pudo girar para quedar de costado para ver que Zelas se había encargado de la mujer y que el otro compañero había utilizado el tambor de alguna manera que no había llegado a comprender para acabar con la vida de la medioelfa. El dolor de cabeza se desvaneció y la calma volvió a su ser (1). Cerró los ojos y volvió a quedar tumbado. Cuando el mal que pesaba sobre él se desvaneció, abrió los ojos y parpadeó para observar el cielo estrellado, acompañado de los sonidos normales del bosque que le recibieron con la misma calidez de un abrazo maternal.
Escuchó a Zelas pedir ayuda y se levantó rápidamente, sorprendentemente fresco y sin apenas recuerdo del intenso dolor de cabeza, mareo y nauseas que había sufrido hacía apenas unos instantes. Miró al que portaba el tambor.
- Una noche un tanto extraña, pero, hemos cumplido- se acercó hacia él.- Quizás no canten canciones sobre esto, pero nos llevamos el honor y la gloria de haber liberado esta región de esos bastardos- le tendió la mano.- Mi nombre es Ben Nelad, pero puedes llamarme Sango.
Acto seguido miró el cadáver de Fianen la medioelfa y de Brahín, el brujo. Les mostró sus respetos a su manera, con una ligera inclinación de cabeza. No habían jugado limpio, pero al menos, al final, fueron capaces de descubrirse y ofrecer la posibilidad de un combate más o menos limpio. Al menos quedaba algo de honor en sus atormentadas mentes.
Se giró y caminó hacia Zelas, que estaba apoyado sobre su espada gigante. Era un hombre de recursos, lo había demostrado en su primer encuentro y lo había vuelto a hacer aquella noche. Solo esperaba que en el futuro, en su tercer encuentro, las condiciones fueran más favorables. Le ofreció otro punto de apoyo sobre el que sostenerse. No podía hacer mucho más. Echó un vistazo a su alrededor.
- La casa está en su sitio, no hay huesos gigantes intentado matarnos... Esos brujos de mierda nos han usado para alguna especie de experimento- suspiró.- Yo necesito beber algo.
Un cuervo graznó en la noche.
(1) Voluntad Humana: [1 uso] Puedo librarme de un efecto negativo que limite mis acciones gracias a mi férrea voluntad.
Quedáis formalmente invitados, cuando queráis, a participar en un tema con Escarcha del Norte. No habrá más casas endemoniadas. Creo. No lo sé. Igual sí.
Sango
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