De títeres, marionetas y otros horrores. [Privado]
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De títeres, marionetas y otros horrores. [Privado]
Siguió el rastro de información del camino del brujo mercante en Lunargenta de ahí vago por una serie de granjas y algunos pueblos pequeños en dirección a Roilkat en todos ellos afirmaban había pasado un hombre de complexión similar, encontró pequeñas variaciones pero casi podía asegurar que esta era una ruta de una pequeña caravana Kraz antes de tomar el trayecto del peregrinaje si se seguían las rutas como es, estaban por la mitad de un viaje de dos años que los llevaría de vuelta al pantano, saber que quizás este estaba rastreando a alguna de sus caravanas para incorporarse le daba alegría, las caravanas solían converger en puntos particulares para separarse o unirse para seguir con rutas prestablecidas.
Fue solo la tranquilidad que si perdía el rastro podría alcanzarlos en algún punto del archipiélago Illidense, quizás en la temporada de ofrendas del acantilado de la muerte.
Esa información fue lo que le dio la tranquilidad de desviarse a investigar otro rumor que corría a causa de los cuervos. Un grupo de gente viajaba por los pueblos en dirección a los reinos del oeste, en particular eran lo que parecía ser artistas itinerantes presentaban leyendas o historias de todo Aerandir desde antiguas a modernas hasta algunas nuevas e inventadas en un funciones de títeres, títeres tan diversos salidos de la imaginación como otros tan realistas que podrías confundirlos con un humano, un elfo, un hombre bestia, un dragón incluso un hombre lobo.
Esa fue la primer parte que le llamo la atención el querer comprobar el realismo de los títeres, pero lo que le preocupaba es que recordaba vagamente a escuchar de un circo en particular, recordaba apenas la historia que su madre, nunca le intereso profundizar en el tema, nunca pensó que se arrepentiría de no preguntar más.
-Soy un Monstruo, pero no tocaría jamás a un niño.- era o que si tenía presente, escuchar a Khorne decirle a su madre. Fue una de las pocas veces que pensó que era importante para su abuelo, que quizás lo quería de alguna manera porque no se atrevía a pensar que podría ser amado por este. No sería hasta probablemente muchos años en la posteridad que descubriese la verdadera razón.
La breve madre explicación de su madre que el hombre quería replicar un acto que ya existía, ella le llamo circo. Lo recordaría porque paso justo antes de su primer viaje al pantano.
Los niños que no eran el para su madre podrían ser adiestrados, educados para seguir ideales, pero debían ser libres de decidir hasta cierta edad. Quería fingir que eso era la verdad que si no siempre serian libres de partir al crecer. De verdad estaba profundamente dañado, era la razón de que pocas veces pensara en lo conflictivo y raro de su niñez.
Pero de nuevo estaba divagando, podría ser porque el otro estaba callado desde hace días, los mismos días que tenía recuerdos al azar de su infancia.
Probablemente el monstruo de Khorne rechazo al tipo porque no quería tener que lidiar con la idea de compartir el poder con nadie ni con su familia, para el todos los que no eran el incluso sus seguidores eran inferiores, peor para aquellos que no estaban entrenados por él así que sin importar el costo no querría un ejército si este era de baja calidad.
Títeres, marionetas, magia, ejercito eran palabras que se repetían en su mente, quizás ya tendría tiempo para pensar con claridad.
Las descripción de los títeres en figuras iba desde tan pequeños como una ardilla hasta el tamaño de la criatura más grande que pudiera existir, algunas con hilos tan delgados en diferentes partes, otras con simples marcar en la cabeza como en las extremidades como si fueran tatuajes donde con magia podían controlarlos sin cuerdas o hilos.
Dudaba mucho que tuvieran un dragón tamaño real como títere pero sobre lo otro…bueno ese era otro punto.
Si bien aunque el rumor le llamo la atención no lo hubiera hecho gratis, no fue porque una generosa familia le había dado hospedaje, comida y habían prometido algo de dinero, así como posada permanente cuando pasara por su pueblo por lo que les dio su palabra de rescatar a su hija desaparecida.
Esa fue la razón principal por la que decidió embarcarse en esta aventura le recordó el otro Alexander antes de dejar de escucharle, que no hacían esto por su buen corazón, que no podría esconder quien era en realidad.
Repasando lo que sabía las sospechas en la gente de la zona fueron en aumento debido a los cuervos que llegaron avisando de algún rico desaparecido con descripción detallada, tras la actuación algunos notaban que coincidían con algunos de los títeres, que estos eran una copia en físico de la descripción de estos personas.
Pensaba que era porque eran exactamente esas personas siendo controladas.
Era un viajero, guardaespaldas, embaucador, timador, interesado amante del dinero y los dulces manjares especiales de la vida. Incluso en ocasiones se consideraba un vividor.
Pero sobre eso era un Kraz y siempre habían sido hombres de palabras, no importaba cuando el otro Alexander solía decir que eran un monstruo y ellos no tienen palabra solo hambre y deseos por cumplir.
Los artistas le llevaban cuando mucho un día de distancia, acorto distancia en lago Heimdal, el otro Alexander no hablaba pero debía admitir la verdad de la poca distancia entre él y los itinerantes era porque estaba tomando control de noche continuando con el viaje, lo cual solo podía significar muy malas noticias si su otra parte también estaba decidido a alcanzarlos o lo que era uno de sus temores perder el control permanente de su cuerpo por el otro, volverse la voz al fondo.
Después de cruzar el lago estaba seguro que el destino final para los artistas seria Sacrestic Ville.
Llego a primera luz a la ciudad pensando en que si lograba dormir de día el otro no saldría en la noche y él podría investigar sin ver todo como destellos de memoria u olvidar información.
Fue solo la tranquilidad que si perdía el rastro podría alcanzarlos en algún punto del archipiélago Illidense, quizás en la temporada de ofrendas del acantilado de la muerte.
Esa información fue lo que le dio la tranquilidad de desviarse a investigar otro rumor que corría a causa de los cuervos. Un grupo de gente viajaba por los pueblos en dirección a los reinos del oeste, en particular eran lo que parecía ser artistas itinerantes presentaban leyendas o historias de todo Aerandir desde antiguas a modernas hasta algunas nuevas e inventadas en un funciones de títeres, títeres tan diversos salidos de la imaginación como otros tan realistas que podrías confundirlos con un humano, un elfo, un hombre bestia, un dragón incluso un hombre lobo.
Esa fue la primer parte que le llamo la atención el querer comprobar el realismo de los títeres, pero lo que le preocupaba es que recordaba vagamente a escuchar de un circo en particular, recordaba apenas la historia que su madre, nunca le intereso profundizar en el tema, nunca pensó que se arrepentiría de no preguntar más.
-Soy un Monstruo, pero no tocaría jamás a un niño.- era o que si tenía presente, escuchar a Khorne decirle a su madre. Fue una de las pocas veces que pensó que era importante para su abuelo, que quizás lo quería de alguna manera porque no se atrevía a pensar que podría ser amado por este. No sería hasta probablemente muchos años en la posteridad que descubriese la verdadera razón.
La breve madre explicación de su madre que el hombre quería replicar un acto que ya existía, ella le llamo circo. Lo recordaría porque paso justo antes de su primer viaje al pantano.
Los niños que no eran el para su madre podrían ser adiestrados, educados para seguir ideales, pero debían ser libres de decidir hasta cierta edad. Quería fingir que eso era la verdad que si no siempre serian libres de partir al crecer. De verdad estaba profundamente dañado, era la razón de que pocas veces pensara en lo conflictivo y raro de su niñez.
Pero de nuevo estaba divagando, podría ser porque el otro estaba callado desde hace días, los mismos días que tenía recuerdos al azar de su infancia.
Probablemente el monstruo de Khorne rechazo al tipo porque no quería tener que lidiar con la idea de compartir el poder con nadie ni con su familia, para el todos los que no eran el incluso sus seguidores eran inferiores, peor para aquellos que no estaban entrenados por él así que sin importar el costo no querría un ejército si este era de baja calidad.
Títeres, marionetas, magia, ejercito eran palabras que se repetían en su mente, quizás ya tendría tiempo para pensar con claridad.
Las descripción de los títeres en figuras iba desde tan pequeños como una ardilla hasta el tamaño de la criatura más grande que pudiera existir, algunas con hilos tan delgados en diferentes partes, otras con simples marcar en la cabeza como en las extremidades como si fueran tatuajes donde con magia podían controlarlos sin cuerdas o hilos.
Dudaba mucho que tuvieran un dragón tamaño real como títere pero sobre lo otro…bueno ese era otro punto.
Si bien aunque el rumor le llamo la atención no lo hubiera hecho gratis, no fue porque una generosa familia le había dado hospedaje, comida y habían prometido algo de dinero, así como posada permanente cuando pasara por su pueblo por lo que les dio su palabra de rescatar a su hija desaparecida.
Esa fue la razón principal por la que decidió embarcarse en esta aventura le recordó el otro Alexander antes de dejar de escucharle, que no hacían esto por su buen corazón, que no podría esconder quien era en realidad.
Repasando lo que sabía las sospechas en la gente de la zona fueron en aumento debido a los cuervos que llegaron avisando de algún rico desaparecido con descripción detallada, tras la actuación algunos notaban que coincidían con algunos de los títeres, que estos eran una copia en físico de la descripción de estos personas.
Pensaba que era porque eran exactamente esas personas siendo controladas.
Era un viajero, guardaespaldas, embaucador, timador, interesado amante del dinero y los dulces manjares especiales de la vida. Incluso en ocasiones se consideraba un vividor.
Pero sobre eso era un Kraz y siempre habían sido hombres de palabras, no importaba cuando el otro Alexander solía decir que eran un monstruo y ellos no tienen palabra solo hambre y deseos por cumplir.
Los artistas le llevaban cuando mucho un día de distancia, acorto distancia en lago Heimdal, el otro Alexander no hablaba pero debía admitir la verdad de la poca distancia entre él y los itinerantes era porque estaba tomando control de noche continuando con el viaje, lo cual solo podía significar muy malas noticias si su otra parte también estaba decidido a alcanzarlos o lo que era uno de sus temores perder el control permanente de su cuerpo por el otro, volverse la voz al fondo.
Después de cruzar el lago estaba seguro que el destino final para los artistas seria Sacrestic Ville.
Llego a primera luz a la ciudad pensando en que si lograba dormir de día el otro no saldría en la noche y él podría investigar sin ver todo como destellos de memoria u olvidar información.
Alexander Kraz
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Re: De títeres, marionetas y otros horrores. [Privado]
Un año, se había ido como agua poco más de un año de su vida, y en ese momento noto como es que su vida se había vuelto bastante caótica al grado que no sabía que hacer de ella. Lo cual era una ironía tomando en cuenta que entre los elfos era considerada una niña. Se detuvo un momento y miro a Aion que se había distraído con un árbol y parecía querer ganarle una batalla con la cornamenta. Iba a reñirlo, pero ahora no era la pequeña criaturita que le había dado su hermano durante una plática con otra de los hermanos Hazelmere. No había sido hace mucho pero se sentía como si hubieran pasado años.
Aprovecho el momento de la criatura para sentarse cerca y sacar algo de pan y vino para ver sus notas y revisar su ruta. Tras casi darle su testamento a su hermano, había estado buscando la pista del circo de los horrores de Simphony sin mucho éxito y si con muchos dolores de cabeza pues parecía írsele de las manos los nombres que implicaban su maldición.; y cuando trataba de enmendar su error y tenía a medio mundo encima buscando que no se muriera ahí. ¿Pero a donde más podía ir? Realmente estaba dando pasos de ciego, y sentía que de un momento a otro lo inevitable sería ir a la isla de los brujos. Un lugar al que no tenía muchos ánimos de acercarse por más que obvias y puntiagudas razones.
Los rumores por fin llevaban noticias que deseaba oír, un circo itinerante que llevaba consigo el misterio de desapariciones y extrañas marionetas. Si bien sabia que el circo que buscaba tenia una estela de niños desaparecidos, no creía que esas cosas abundaran por Aerandir, aunque, ya no podía asegurar nada. Viajo durmiendo lo menos posible, algo que le reñía su cuadrúpedo acompañante que al cansarse hacia huelga y no se movía. Aunque un momento estuvieron ambos detenidos y sin ánimos de moverse mas allá de el letrero desvencijado.
-Genial, paso de una isla a un pedacito de infierno… ¿Por qué no pueden estar en Dundarak, o cerca del Árbol madre? -Reclamo la elfa y miro a su compañero Aion que parecía compartir idea y refunfuño dando la iniciativa de dar media vuelta, de no ser por que Aradia tiro sus crines y lo hizo moverse hasta adentrarse al bosque obscuro y tétrico, mientras caía la tarde noche. -No hay de otra, además… Posiblemente en una posada nos den asilo y no quieran comernos... Ósea, tengo dinero puedo costear estar vivos. o ¿no? - Bueno, de vampiros solo tenia a Alisha como referencia y ella no parecía para nada lo que decían los mitos, solo esperaba que así fueran en general.
El atardecer y la noche pasaron como agua, con los cabellos de punta, decidió no detenerse hasta llegar a algún poblado, pero cuando lo hizo estaba sobre Aion ms dormida que despierta con los primeros rayos del sol. Medio abría los ojos cuando estaba llegando a un edificio, trato de espabilar, pero cuando trato de bajar de su montura trastabillo y cayo como un costal al suelo, con el ti tineo metálico de su cadena. Todos alrededor se quedaron pasados un omento y hasta el Aion la movió un poco con la cornamenta, un ronquido suave emano de la elfa y con algunos gestos exasperados cada quien regreso a lo suyo. La criatura se acomodo a su lado con la cabeza semibaja dando una imagen algo mas intimidante con su cornamenta en señal de amenaza. Su dueña tan pragmática como solo ella podía ya se levantaría seguro quejándose de semejante golpe.
Aprovecho el momento de la criatura para sentarse cerca y sacar algo de pan y vino para ver sus notas y revisar su ruta. Tras casi darle su testamento a su hermano, había estado buscando la pista del circo de los horrores de Simphony sin mucho éxito y si con muchos dolores de cabeza pues parecía írsele de las manos los nombres que implicaban su maldición.; y cuando trataba de enmendar su error y tenía a medio mundo encima buscando que no se muriera ahí. ¿Pero a donde más podía ir? Realmente estaba dando pasos de ciego, y sentía que de un momento a otro lo inevitable sería ir a la isla de los brujos. Un lugar al que no tenía muchos ánimos de acercarse por más que obvias y puntiagudas razones.
Los rumores por fin llevaban noticias que deseaba oír, un circo itinerante que llevaba consigo el misterio de desapariciones y extrañas marionetas. Si bien sabia que el circo que buscaba tenia una estela de niños desaparecidos, no creía que esas cosas abundaran por Aerandir, aunque, ya no podía asegurar nada. Viajo durmiendo lo menos posible, algo que le reñía su cuadrúpedo acompañante que al cansarse hacia huelga y no se movía. Aunque un momento estuvieron ambos detenidos y sin ánimos de moverse mas allá de el letrero desvencijado.
-Genial, paso de una isla a un pedacito de infierno… ¿Por qué no pueden estar en Dundarak, o cerca del Árbol madre? -Reclamo la elfa y miro a su compañero Aion que parecía compartir idea y refunfuño dando la iniciativa de dar media vuelta, de no ser por que Aradia tiro sus crines y lo hizo moverse hasta adentrarse al bosque obscuro y tétrico, mientras caía la tarde noche. -No hay de otra, además… Posiblemente en una posada nos den asilo y no quieran comernos... Ósea, tengo dinero puedo costear estar vivos. o ¿no? - Bueno, de vampiros solo tenia a Alisha como referencia y ella no parecía para nada lo que decían los mitos, solo esperaba que así fueran en general.
El atardecer y la noche pasaron como agua, con los cabellos de punta, decidió no detenerse hasta llegar a algún poblado, pero cuando lo hizo estaba sobre Aion ms dormida que despierta con los primeros rayos del sol. Medio abría los ojos cuando estaba llegando a un edificio, trato de espabilar, pero cuando trato de bajar de su montura trastabillo y cayo como un costal al suelo, con el ti tineo metálico de su cadena. Todos alrededor se quedaron pasados un omento y hasta el Aion la movió un poco con la cornamenta, un ronquido suave emano de la elfa y con algunos gestos exasperados cada quien regreso a lo suyo. La criatura se acomodo a su lado con la cabeza semibaja dando una imagen algo mas intimidante con su cornamenta en señal de amenaza. Su dueña tan pragmática como solo ella podía ya se levantaría seguro quejándose de semejante golpe.
Aradia Hazelmere
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Re: De títeres, marionetas y otros horrores. [Privado]
Lo había conseguido, el sol se empezaba a elevar en el cielo y aún estaba a cargo, si seguía andando no tardaría en llegar, buscaría una posada, comería algo abundante, pediría una botella de licor y se iría a dormir. Así despertaría fresco a la noche siguiente.
Salió del bosque obscuro y tétrico divisando un camino más adelante se incorporó a él, no detecto rastros de que su yo más bueno estuviera despierto, quizás sería como en esas pocas ocasiones que lograba durar semanas a cargo. Quizás más delante lograra encontrar un arcano que le diera una pieza para poder mantenerse en control de su cuerpo y mandar por siempre a dormir al blandengue.
Detecto un edificio más adelante parecía una posada, sonrió cuando vislumbro las marcas de ambos de sus abuelos, un sitio seguro para cualquier Kraz uno de los pocos lugares donde ambos grupos de su familia se cruzarían sin que hubiera riesgos de peleas fuera de su temporada de peregrinación a su tierra sagrada.
Estaba por dirigirse al lugar cuando noto a algunos personas rodeando lo que parecía un enorme animal con crines sentado a media calle, lo cual sería raro, no parecía una criatura de estas tierras esa cosa llevaba montura o que era esa tela que se veía al lado. Su curiosidad le gano por lo que se acercó para confirmar que estaba causando las miradas de tanta gente.
Se detuvo a unos pasos de la criatura, la cual no le quitaba la mirada de encima. Si fuera cualquier otra persona probablemente seria una amenaza, pero él se consideraba un monstruo más de este mundo, los rumores de su amado abuelo Khorne y su gente caníbal aun corrían por las tierras, una criatura con astas no le intimidaba.
Camino rodeando al animal observando a una elfa dormida en el suelo cual vagabundo. Por sus ropas no podría decir que fuera uno, noto la extraña arma tirada a un costado de la mujer y algunas de sus cosas.
-debe ser muy estresante viajar con esta mujer- le menciono al animal –Ven consigamos un lugar más apropiado para una noble criatura como tú, antes de que alguien decida comerse a tu dueña-
Se agacho para levantar a la elfa, la apoyo sobre su hombro tal cual un costal de alimentos y se dirigió de nuevo a la posada marcada por su familia.
-Sígueme peludo, si no mal recuerdo debe haber una habitación especial con puerta a un establo que usaban mucho las caravanas de mi gente, pediremos algo de comida y bebida para ambos-
Por suerte la familia que le contrato le dio dinero más que suficiente para su viaje y aún quedaba dinero de recompensa esperando al volver, podría cubrir unas noches en este lugar de ser necesario incluso aun para este par que se cruzó en su camino.
-Espera aquí un instante peludo-
Entro al lugar aun con la mujer sobre su hombro dirigiéndose directamente al encargado del lugar, el cual levanto la vista una vez que estuvo delante suyo, al principio se sorprendió al mirarle sobre todo con la mujer que cargaba, el posadero decidió ignorar ese hecho.
-Tienes tantos rasgos de Khorne en ti- susurro el posadero –Conoces las reglas Kraz este es un lugar seguro para tu gente, sin importar a quien sigan-
-Necesito uno de los dos cuartos de caravana, también necesitare alimentos y bebida abundante durante nuestra estancia.-
-Por fuera a la izquierda hasta el fondo, el otro está ocupado por tu gente un grupo pequeño de guardaespaldas.-
Sus ojos brillaron al escuchar esas palabras, pero no tenía tiempo desgraciadamente en este momento, estar despierto por más tiempo era un riesgo de ceder su control algo que no estaba dispuesto a hacer en esta ocasión. Dejo diez aeros en la mesa y tomo la llave del posadero. Esperando que durante su estancia lograra cruzarse con su gente.
-Avíseme si necesita más y por favor no tarde con la comida-
Salió de la posada haciéndole una seña a la bestia peluda para que le acompañara, siguió las instrucciones del posadero y doblo a la izquierda, podría distinguir que era una posada algo grande, no tan famosa pero segura para su gente. Llego a la puerta señalada la cual parecía la entrada a un granero pequeño, entro al lugar con la chica aun sobre su hombro con el animal de tras suyo, el lugar era lo suficiente para un caballo o dos, tenía pastura fresca y un abrevadero; al fondo en un espacio más pequeño una pared dividía la extraña habitación de viajeros del área de establo. Ahora recordaba que fue su propia gente que años atrás habían apoyado para construir y diseñar estas extrañas posadas en algunos lugares estratégicos de aerandir.
Hizo una mueca al entrar al espacio del cuarto al notar que solo contaban con una cama grande, una mesa pequeña con dos sillas muy viejas y una especie de tina de madera con agua limpia para tomar un baño, la cual probablemente estaría helada, pero al menos tendrían con que asearse de ser necesario.
Recostó a la mujer en la cama, por un momento pensó en tirarla en la paja junto al animal pero mejor tener a tu enemigo cerca, seguro eso aplicaba también con las alfas desconocidas; las cosas que ella llevaba se las quito dejándolas sobre una silla incluida su extraña arma, sobre el mismo recargo su espada conservando solo entre sus ropas bien escondido su cuchillo de carne. Se tomó tiempo para revisar la habitación y el pequeño establo en busca de mensajes, armas o algo escondido. Entonces todo estaba bien.
Observo a la mujer dormida un instante preguntándose si tendría un sabor interesante, si haría ruidos extraños mientras le rebanaba con su cuchillo. Desgraciadamente estaba prohibido destazar dentro de la posada. Pero quizás si la llevara al bosque…
Salió de su pensamiento cuando escucho la puerta, el posadero siguió sus instrucciones mandando a dos chicos con abundantes alimentos y dos botellas de licor, probablemente al anochecer cuando despertara le dejarían unas monedas extras al hombre por su buen servicio.
Los dejo pasar hasta la mesa para que dejaran todo observándolos todo el tiempo, viendo que el peludo hacia lo mismo, una vez que los dos niños dejaron algo de carne, avena, frutas, pan, una jarra de agua y dos botellas de licor salieron del lugar, en cuanto lo hicieron atranco la puerta y cerro las ventanas del pequeño establo, quedando solo alumbrado por unas cuantas velas. Tomo un cuenco sirviéndole algo de licor al animal.
-Una pequeña recompensa por tu servicio leal a tu ama vagabunda-
Le dio un largo trago a la botella antes de dejarla en la mesa, tomo una pequeña tinaja del suelo llenándola de agua limpia se lavó las cara y las manos no queriendo usar toda el agua que tenían, normalmente no sería tan considerado.
La cosa peluda seguía observándole en todo momento, no parecía tan agresivo como al principio pero era obvio que no confiaba en el del todo, ignoro las extrañas miradas del animal y devoró la carne, le pediría la siguiente vez al posadero que la dejara algo más cruda, necesitaba llenar su estómago si quería que su nuevo acompañante conservara integro las partes del cuerpo.
Probablemente aquí podría conseguir un bandido o algo de carne humana, pero tendría que esperar al anochecer.
Que su imaginación viajara en lo interesante que sería pasar su cuchillo de carne en la chica y ver sus reacciones no le estaba ayudando nada, él era impulsivo y los deseos que sentía ahora no estaba del todo seguro si tenían que ver con su estómago. Esto era algo que solo recordaba haber experimentado un poco antes de todo el caos. Una de las únicas pocas veces que tanto el como el blandengue había estado de acuerdo en algo.
Necesitaba embriagarse, comer y acostarse pronto, su lado más bueno seguramente se pondría demasiado nervioso y blandengue lo que no era algo que necesitara en este momento. Tampoco quería que su cabeza se desviara a pensamientos que no necesitaba para su misión.
Esperaba que la elfa le bastara con las frutas, el pan, algo de avena que quedo junto con tres cuartos de una de las botellas de licor así como algo de agua, porque el arraso con lo demás.
Se quitó las botas de viajero, algo de su ropa más pesada quedando con lo más ligero para dormir incluido su cuchillo aun escondido. Por suerte para él la mujer parecía haber tomado un lado de la cama por lo que no tendría que empujarla para hacerse espacio.
Con todo cerrado el cuarto estaba lo suficientemente oscuro para simular la noche, por lo que una vez en la cama no tardo en conciliar el sueño.
Salió del bosque obscuro y tétrico divisando un camino más adelante se incorporó a él, no detecto rastros de que su yo más bueno estuviera despierto, quizás sería como en esas pocas ocasiones que lograba durar semanas a cargo. Quizás más delante lograra encontrar un arcano que le diera una pieza para poder mantenerse en control de su cuerpo y mandar por siempre a dormir al blandengue.
Detecto un edificio más adelante parecía una posada, sonrió cuando vislumbro las marcas de ambos de sus abuelos, un sitio seguro para cualquier Kraz uno de los pocos lugares donde ambos grupos de su familia se cruzarían sin que hubiera riesgos de peleas fuera de su temporada de peregrinación a su tierra sagrada.
Estaba por dirigirse al lugar cuando noto a algunos personas rodeando lo que parecía un enorme animal con crines sentado a media calle, lo cual sería raro, no parecía una criatura de estas tierras esa cosa llevaba montura o que era esa tela que se veía al lado. Su curiosidad le gano por lo que se acercó para confirmar que estaba causando las miradas de tanta gente.
Se detuvo a unos pasos de la criatura, la cual no le quitaba la mirada de encima. Si fuera cualquier otra persona probablemente seria una amenaza, pero él se consideraba un monstruo más de este mundo, los rumores de su amado abuelo Khorne y su gente caníbal aun corrían por las tierras, una criatura con astas no le intimidaba.
Camino rodeando al animal observando a una elfa dormida en el suelo cual vagabundo. Por sus ropas no podría decir que fuera uno, noto la extraña arma tirada a un costado de la mujer y algunas de sus cosas.
-debe ser muy estresante viajar con esta mujer- le menciono al animal –Ven consigamos un lugar más apropiado para una noble criatura como tú, antes de que alguien decida comerse a tu dueña-
Se agacho para levantar a la elfa, la apoyo sobre su hombro tal cual un costal de alimentos y se dirigió de nuevo a la posada marcada por su familia.
-Sígueme peludo, si no mal recuerdo debe haber una habitación especial con puerta a un establo que usaban mucho las caravanas de mi gente, pediremos algo de comida y bebida para ambos-
Por suerte la familia que le contrato le dio dinero más que suficiente para su viaje y aún quedaba dinero de recompensa esperando al volver, podría cubrir unas noches en este lugar de ser necesario incluso aun para este par que se cruzó en su camino.
-Espera aquí un instante peludo-
Entro al lugar aun con la mujer sobre su hombro dirigiéndose directamente al encargado del lugar, el cual levanto la vista una vez que estuvo delante suyo, al principio se sorprendió al mirarle sobre todo con la mujer que cargaba, el posadero decidió ignorar ese hecho.
-Tienes tantos rasgos de Khorne en ti- susurro el posadero –Conoces las reglas Kraz este es un lugar seguro para tu gente, sin importar a quien sigan-
-Necesito uno de los dos cuartos de caravana, también necesitare alimentos y bebida abundante durante nuestra estancia.-
-Por fuera a la izquierda hasta el fondo, el otro está ocupado por tu gente un grupo pequeño de guardaespaldas.-
Sus ojos brillaron al escuchar esas palabras, pero no tenía tiempo desgraciadamente en este momento, estar despierto por más tiempo era un riesgo de ceder su control algo que no estaba dispuesto a hacer en esta ocasión. Dejo diez aeros en la mesa y tomo la llave del posadero. Esperando que durante su estancia lograra cruzarse con su gente.
-Avíseme si necesita más y por favor no tarde con la comida-
Salió de la posada haciéndole una seña a la bestia peluda para que le acompañara, siguió las instrucciones del posadero y doblo a la izquierda, podría distinguir que era una posada algo grande, no tan famosa pero segura para su gente. Llego a la puerta señalada la cual parecía la entrada a un granero pequeño, entro al lugar con la chica aun sobre su hombro con el animal de tras suyo, el lugar era lo suficiente para un caballo o dos, tenía pastura fresca y un abrevadero; al fondo en un espacio más pequeño una pared dividía la extraña habitación de viajeros del área de establo. Ahora recordaba que fue su propia gente que años atrás habían apoyado para construir y diseñar estas extrañas posadas en algunos lugares estratégicos de aerandir.
Hizo una mueca al entrar al espacio del cuarto al notar que solo contaban con una cama grande, una mesa pequeña con dos sillas muy viejas y una especie de tina de madera con agua limpia para tomar un baño, la cual probablemente estaría helada, pero al menos tendrían con que asearse de ser necesario.
Recostó a la mujer en la cama, por un momento pensó en tirarla en la paja junto al animal pero mejor tener a tu enemigo cerca, seguro eso aplicaba también con las alfas desconocidas; las cosas que ella llevaba se las quito dejándolas sobre una silla incluida su extraña arma, sobre el mismo recargo su espada conservando solo entre sus ropas bien escondido su cuchillo de carne. Se tomó tiempo para revisar la habitación y el pequeño establo en busca de mensajes, armas o algo escondido. Entonces todo estaba bien.
Observo a la mujer dormida un instante preguntándose si tendría un sabor interesante, si haría ruidos extraños mientras le rebanaba con su cuchillo. Desgraciadamente estaba prohibido destazar dentro de la posada. Pero quizás si la llevara al bosque…
Salió de su pensamiento cuando escucho la puerta, el posadero siguió sus instrucciones mandando a dos chicos con abundantes alimentos y dos botellas de licor, probablemente al anochecer cuando despertara le dejarían unas monedas extras al hombre por su buen servicio.
Los dejo pasar hasta la mesa para que dejaran todo observándolos todo el tiempo, viendo que el peludo hacia lo mismo, una vez que los dos niños dejaron algo de carne, avena, frutas, pan, una jarra de agua y dos botellas de licor salieron del lugar, en cuanto lo hicieron atranco la puerta y cerro las ventanas del pequeño establo, quedando solo alumbrado por unas cuantas velas. Tomo un cuenco sirviéndole algo de licor al animal.
-Una pequeña recompensa por tu servicio leal a tu ama vagabunda-
Le dio un largo trago a la botella antes de dejarla en la mesa, tomo una pequeña tinaja del suelo llenándola de agua limpia se lavó las cara y las manos no queriendo usar toda el agua que tenían, normalmente no sería tan considerado.
La cosa peluda seguía observándole en todo momento, no parecía tan agresivo como al principio pero era obvio que no confiaba en el del todo, ignoro las extrañas miradas del animal y devoró la carne, le pediría la siguiente vez al posadero que la dejara algo más cruda, necesitaba llenar su estómago si quería que su nuevo acompañante conservara integro las partes del cuerpo.
Probablemente aquí podría conseguir un bandido o algo de carne humana, pero tendría que esperar al anochecer.
Que su imaginación viajara en lo interesante que sería pasar su cuchillo de carne en la chica y ver sus reacciones no le estaba ayudando nada, él era impulsivo y los deseos que sentía ahora no estaba del todo seguro si tenían que ver con su estómago. Esto era algo que solo recordaba haber experimentado un poco antes de todo el caos. Una de las únicas pocas veces que tanto el como el blandengue había estado de acuerdo en algo.
Necesitaba embriagarse, comer y acostarse pronto, su lado más bueno seguramente se pondría demasiado nervioso y blandengue lo que no era algo que necesitara en este momento. Tampoco quería que su cabeza se desviara a pensamientos que no necesitaba para su misión.
Esperaba que la elfa le bastara con las frutas, el pan, algo de avena que quedo junto con tres cuartos de una de las botellas de licor así como algo de agua, porque el arraso con lo demás.
Se quitó las botas de viajero, algo de su ropa más pesada quedando con lo más ligero para dormir incluido su cuchillo aun escondido. Por suerte para él la mujer parecía haber tomado un lado de la cama por lo que no tendría que empujarla para hacerse espacio.
Con todo cerrado el cuarto estaba lo suficientemente oscuro para simular la noche, por lo que una vez en la cama no tardo en conciliar el sueño.
Alexander Kraz
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