Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
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Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
A medida que avanzaban en dirección a la Iglesia de Cristo de Sacrestic Ville, Cohen susurraba suavemente sus palabras. Se habían alejado de la imprenta abandonada y habían dejado a los soldados humanos atrás, pero había que ser prudentes.
Ahora, los tres se repartían la carga de los Aeros de Sangre en las bolsas de cuero, que los protegían de la débil lluvia que caía, empapándolo todo a su paso. Tarek llevaba la mayor carga que para algo era el fortachón del grupo. Cohen llevaba gran parte de la carga que Itzamaray había sacado de la imprenta.
El vampiro les había mentido a sus dos acompañantes. Le había explicado cómo había usado la magia de su voz para influenciar en el comportamiento de los soldados humanos, algo que era totalmente verídico. Pero había ocultado a ambos la existencia del túnel que conectaba la imprenta con la casa de Victor Krane.
―Seguramente, nuestros nuevos problemas estén a punto de llegar― añadió, haciéndoles saber cual era la situación de la Iglesia de Cristo.
Básicamente, les contó que la Iglesia estaba rodeada de sacerdotes humanos, que impedían el acceso a su interior. Cohen, que había ejercido de falso monaguillo de San Jacobo de Beckelard durante la última de sus misas de Medianoche, conocía la situación, pues había estado en el interior de la Iglesia durante el conflicto.
―Dudo que los hombres de Blackanus nos dejen entrar por la puerta principal ni por la lateral… quizás podamos colarnos por el cementerio…
Tras la Iglesia de Cristo, se encontraba el Cementerio Cristiano de Sacrestic Ville. Los humanos que seguían esa fe tenían la costumbre de ser enterrados en aquellos lugares, repletos de estatuas góticas, plantas aromáticas y grandes mausoleos de piedra para los más adinerados de la ciudad. Pero sabía que la Iglesia tenía una entrada desde allí al interior.
¿Quizás era por allí por dónde había escapado San Jacobo? El vampiro había dejado al sacerdote en la sacristía. La puerta había estado vigilada por Peter en todo momento. El párroco no había vuelto a salir de la habitación. Ventanas con rejas y ninguna otra puerta allí. Sin embargo, el sacerdote había desaparecido en su interior. ¡Eso si que era un misterio!
―Chicos, creo que atravesar el cementerio puede ser nuestra mejor opción… ¿Qué os parece?― les preguntó, por si tenían algo que aportar, por si alguna idea ingeniosa había aparecido en sus mentes.
Ahora, los tres se repartían la carga de los Aeros de Sangre en las bolsas de cuero, que los protegían de la débil lluvia que caía, empapándolo todo a su paso. Tarek llevaba la mayor carga que para algo era el fortachón del grupo. Cohen llevaba gran parte de la carga que Itzamaray había sacado de la imprenta.
El vampiro les había mentido a sus dos acompañantes. Le había explicado cómo había usado la magia de su voz para influenciar en el comportamiento de los soldados humanos, algo que era totalmente verídico. Pero había ocultado a ambos la existencia del túnel que conectaba la imprenta con la casa de Victor Krane.
―Seguramente, nuestros nuevos problemas estén a punto de llegar― añadió, haciéndoles saber cual era la situación de la Iglesia de Cristo.
Básicamente, les contó que la Iglesia estaba rodeada de sacerdotes humanos, que impedían el acceso a su interior. Cohen, que había ejercido de falso monaguillo de San Jacobo de Beckelard durante la última de sus misas de Medianoche, conocía la situación, pues había estado en el interior de la Iglesia durante el conflicto.
―Dudo que los hombres de Blackanus nos dejen entrar por la puerta principal ni por la lateral… quizás podamos colarnos por el cementerio…
Tras la Iglesia de Cristo, se encontraba el Cementerio Cristiano de Sacrestic Ville. Los humanos que seguían esa fe tenían la costumbre de ser enterrados en aquellos lugares, repletos de estatuas góticas, plantas aromáticas y grandes mausoleos de piedra para los más adinerados de la ciudad. Pero sabía que la Iglesia tenía una entrada desde allí al interior.
¿Quizás era por allí por dónde había escapado San Jacobo? El vampiro había dejado al sacerdote en la sacristía. La puerta había estado vigilada por Peter en todo momento. El párroco no había vuelto a salir de la habitación. Ventanas con rejas y ninguna otra puerta allí. Sin embargo, el sacerdote había desaparecido en su interior. ¡Eso si que era un misterio!
―Chicos, creo que atravesar el cementerio puede ser nuestra mejor opción… ¿Qué os parece?― les preguntó, por si tenían algo que aportar, por si alguna idea ingeniosa había aparecido en sus mentes.
Última edición por Cohen el Miér 23 Nov - 1:12, editado 1 vez
Cohen
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
Acomodó con cuidado el asa de la bolsa en la que portaba los Aeros de Sangre, mientras Cohen les explicaba cómo había conseguido salir de la imprenta. La mención de su don, de la “voz” como él lo había llamado, le trajo a la memoria lo sucedido en lo alto de la torre de Midgard. Aquella era pues la explicación a la repentina sumisión de la “reina” elfa. Aunque el peliblanco había sospechado algo así, nunca había podido confirmarlo. Todavía recordaba aquel cambio en la entonación de su voz cuando la había convencido de beber uno de sus brebajes. Pero no era momento de rememorar el pasado pues, como les estaba indicando el vampiro, el futuro se presentaba poco halagüeño. Aun así, había algo en las palabras de Cohen que no acababa de encajarle [2].
Se detuvieron un instante, entre las sombras de un callejón, para dejar pasar a una de las patrullas de guardia. Cuanto más se aproximaban a la iglesia, más numerosas parecían ser. Quizás temían un ataque a mayor escala en el edificio, debido a la presencia de aquellos fanáticos que lo rodeaban y aislaban del mundo exterior. Aunque el peliblanco sospechó que las fuerzas del orden no habían sido desplegadas para detener a los fanáticos, sino al vampiro responsable de aquellas “misas de medianoche”.
- El cementerio parece buena opción, si realmente existe una entrada desde allí. Los humanos tienden a rehuir los camposantos por la noche… excepto si van a robar huesos o a sacrificar gente –se encogió de hombros, antes de añadir de forma casual- Tampoco sería la primera vez que me toca compartir un ataúd con su esquelético huésped.
Cuando los pasos de los soldados se perdieron en la lejanía, continuaron su camino. La aguja de la iglesia se alzaba imponente un par de calles más adelante. A sus pies, una veintena de antorchas, portadas por un número similar de hombres, que parecían guardar el templo. Aquellos debían ser los hombres de Blackanus, de los que Cohen había hablado.
Sin embargo, no se acercaron más a ellos, sino que tomaron un desvío amplio para rodear la zona, sin perder nunca de vista el campanario de la iglesia. Minutos más tarde se encontraban ante una ornamentada puerta enrejada de hierro forjado. A ambos lados, las enredaderas y otras plantas silvestres habían invadido los muros, dando la sensación de que aquella era la entrada a algún tipo de jardín secreto y no a un cementerio. Tras la puerta, una oscuridad impenetrable, interrumpida solo puntualmente por pequeños puntos de luz, probablemente velas, que no tardarían demasiado en extinguirse.
Al contrario que en la parte frontal de la iglesia, allí reinaba el silencio más absoluto, como si la propia naturaleza temiese perturbar a los que descansaban bajo montañas de tierra y losas de piedra. Miró a sus compañeros antes de posar la mano en la puerta, que se presentaba fría al tacto. Entonces los engranajes en su cabeza parecieron encajar y, girándose, se colocó ante la puerta, bloqueando el acceso.
- Si la iglesia está rodeada y existe una manera de entrar o salir de la misma. ¿Qué razón tendría el tal San Jacobo para seguir en su interior? Y lo que es más importante. ¿Para qué vamos a introducir esto –señaló los Aeros de Sangre- en un lugar qué es aún menos seguro que aquel del que proceden? –miró entonces directamente a Cohen- ¿Qué es lo que no nos estás contando?
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[2] Perspicacia (Nivel 2)
Se detuvieron un instante, entre las sombras de un callejón, para dejar pasar a una de las patrullas de guardia. Cuanto más se aproximaban a la iglesia, más numerosas parecían ser. Quizás temían un ataque a mayor escala en el edificio, debido a la presencia de aquellos fanáticos que lo rodeaban y aislaban del mundo exterior. Aunque el peliblanco sospechó que las fuerzas del orden no habían sido desplegadas para detener a los fanáticos, sino al vampiro responsable de aquellas “misas de medianoche”.
- El cementerio parece buena opción, si realmente existe una entrada desde allí. Los humanos tienden a rehuir los camposantos por la noche… excepto si van a robar huesos o a sacrificar gente –se encogió de hombros, antes de añadir de forma casual- Tampoco sería la primera vez que me toca compartir un ataúd con su esquelético huésped.
Cuando los pasos de los soldados se perdieron en la lejanía, continuaron su camino. La aguja de la iglesia se alzaba imponente un par de calles más adelante. A sus pies, una veintena de antorchas, portadas por un número similar de hombres, que parecían guardar el templo. Aquellos debían ser los hombres de Blackanus, de los que Cohen había hablado.
Sin embargo, no se acercaron más a ellos, sino que tomaron un desvío amplio para rodear la zona, sin perder nunca de vista el campanario de la iglesia. Minutos más tarde se encontraban ante una ornamentada puerta enrejada de hierro forjado. A ambos lados, las enredaderas y otras plantas silvestres habían invadido los muros, dando la sensación de que aquella era la entrada a algún tipo de jardín secreto y no a un cementerio. Tras la puerta, una oscuridad impenetrable, interrumpida solo puntualmente por pequeños puntos de luz, probablemente velas, que no tardarían demasiado en extinguirse.
Al contrario que en la parte frontal de la iglesia, allí reinaba el silencio más absoluto, como si la propia naturaleza temiese perturbar a los que descansaban bajo montañas de tierra y losas de piedra. Miró a sus compañeros antes de posar la mano en la puerta, que se presentaba fría al tacto. Entonces los engranajes en su cabeza parecieron encajar y, girándose, se colocó ante la puerta, bloqueando el acceso.
- Si la iglesia está rodeada y existe una manera de entrar o salir de la misma. ¿Qué razón tendría el tal San Jacobo para seguir en su interior? Y lo que es más importante. ¿Para qué vamos a introducir esto –señaló los Aeros de Sangre- en un lugar qué es aún menos seguro que aquel del que proceden? –miró entonces directamente a Cohen- ¿Qué es lo que no nos estás contando?
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[2] Perspicacia (Nivel 2)
Tarek Inglorien
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
El camino no estuvo del todo a salvo, así que optó por mantenerse en silencio, y simplemente escuchar lo que contaba por lo bajo Cohen. Hubo algunos detalles de la hazaña, que la llevaron a cuestionarse si era él alguna clase de mago también. Reservando dicha pregunta para otro momento. A pesar de que sus nervios ya estaban en control, era un poco tensa la situación de andar hacia la iglesia, pues en un par de ocasiones debieron ocultarse, si las cosas estaban así en el rumbo, seguramente su destino entonces tuviera más concurrencia, como bien señalaba Cohen, era curioso cuán informados podrían estar estos guardias respecto a los movimientos de aquel Krane.
En efecto, la puerta principal no era opción, pero la idea de irrumpir en el sitio de descanso sin una buena razón, no le hacía nada de gracia. No era por temor, si no por mero respeto a los fallecidos, algo que no le había agradado para nada de los cementerios que se había encontrado antes, un par nada más, era que estuvieran en cajas o rodeados de piedra y alejados del contacto con la tierra. Torció un poco los labios, ante el desagrado de acudir por ese camino, pero tampoco pretendía salir huyendo como una cobarde. Apreció una parte de la edificación, junto con aquellas antorchas en movimiento, en breve, ambos avanzaron y les siguió el paso evitando perderles el ritmo. -¿Robar los huesos? ¿Sacrificar en un recinto de descanso? Pero, ¿qué clase de barbarie pueden ser los humanos? Dijo, sin pensarlo mucho, ante el comentario de Tarek, escandalizada y tratando que su voz sonara lo más queda posible.
Ahora, estando ahí a puertas del cementerio, era muy tangible su pensamiento de no querer irrumpir el descanso. Miró a ambos, lamentando que no pudiera pensar en otra solución, y resignada ante ésta estrategia. -Desearía que no lo hagamos, pero, no puedo pensar en algo más. Agregó, a sabiendas de que, el alcance de su conocimiento respecto a éste sector de la ciudad eran carentes. La entrada, no negaría, era preciosa. Las enredaderas tomando cada curva del marco y la reja, le parecían una pintura. Recordándole quizás a algún cuento leído y cuya ilustración artística asemejaba lo que tenía al frente. En parte incómoda y a su vez curiosa de ver más de cerca el cementerio, se aproximó pensando que, Tarek abriría y así colarse después de él, se debió guardar las ganas, pues el elfo, impidió el paso y se giró hacia ellos, y con un tono serio, había señalado algo que ella en ningún momento caviló.
¿Acaso ellos no se conocían previamente? ¿Por qué desconfiaría de su amigo? Le habían dado la impresión de comodidad entre ellos, cuando coincidieron en aquella imprenta. De pronto, al quitarse de enmedio y ver a Cohen de frente, dudaba de aquella percepción que tuvo de él al inicio, era educado y no parecía alguien malvado. Aunque estaba más cerca del elfo, también tuvo sus reservas, sin embargo, la situación no estaba escalada, quizás era sólo algún detalle, o eso esperaba de forma ingenua. -¿Por qué ocultar algo? ¿Sabes entonces qué nos esperaba allí dentro?-
En efecto, la puerta principal no era opción, pero la idea de irrumpir en el sitio de descanso sin una buena razón, no le hacía nada de gracia. No era por temor, si no por mero respeto a los fallecidos, algo que no le había agradado para nada de los cementerios que se había encontrado antes, un par nada más, era que estuvieran en cajas o rodeados de piedra y alejados del contacto con la tierra. Torció un poco los labios, ante el desagrado de acudir por ese camino, pero tampoco pretendía salir huyendo como una cobarde. Apreció una parte de la edificación, junto con aquellas antorchas en movimiento, en breve, ambos avanzaron y les siguió el paso evitando perderles el ritmo. -¿Robar los huesos? ¿Sacrificar en un recinto de descanso? Pero, ¿qué clase de barbarie pueden ser los humanos? Dijo, sin pensarlo mucho, ante el comentario de Tarek, escandalizada y tratando que su voz sonara lo más queda posible.
Ahora, estando ahí a puertas del cementerio, era muy tangible su pensamiento de no querer irrumpir el descanso. Miró a ambos, lamentando que no pudiera pensar en otra solución, y resignada ante ésta estrategia. -Desearía que no lo hagamos, pero, no puedo pensar en algo más. Agregó, a sabiendas de que, el alcance de su conocimiento respecto a éste sector de la ciudad eran carentes. La entrada, no negaría, era preciosa. Las enredaderas tomando cada curva del marco y la reja, le parecían una pintura. Recordándole quizás a algún cuento leído y cuya ilustración artística asemejaba lo que tenía al frente. En parte incómoda y a su vez curiosa de ver más de cerca el cementerio, se aproximó pensando que, Tarek abriría y así colarse después de él, se debió guardar las ganas, pues el elfo, impidió el paso y se giró hacia ellos, y con un tono serio, había señalado algo que ella en ningún momento caviló.
¿Acaso ellos no se conocían previamente? ¿Por qué desconfiaría de su amigo? Le habían dado la impresión de comodidad entre ellos, cuando coincidieron en aquella imprenta. De pronto, al quitarse de enmedio y ver a Cohen de frente, dudaba de aquella percepción que tuvo de él al inicio, era educado y no parecía alguien malvado. Aunque estaba más cerca del elfo, también tuvo sus reservas, sin embargo, la situación no estaba escalada, quizás era sólo algún detalle, o eso esperaba de forma ingenua. -¿Por qué ocultar algo? ¿Sabes entonces qué nos esperaba allí dentro?-
Itzamaray
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
Frío. Hacía mucho frío aquella noche, y Alward lo sentía en sus ojos mientras iba corriendo en una persecución donde él era el que tenía que atrapar a un individuo sospechoso. El condenado era ágil, aún con las túnicas de monje que llevaba. Eso quitaba toda duda de que no era una persona normal, no al menos para un alma entregada a un dios en concreto, como era por quien se hacía pasar aquel tipo.
Pero Alward era más rápido. Cuando atravesaban la vía principal del cementerio, el Sevna lo alcanzó y, sin pensárselo dos veces, se abalanzó sobre él como quien atrapa un conejo.
Ambos se revolcaron por el suelo, forcejeando. El tipo se había hecho daño en la caída, pero aún así su intención de escapar no se vería mermada. Finalmente, el Sevna logró inmovilizarlo agarrando sus manos y quedando por encima de él. Las empujó contra el suelo y pegó su cara a escasos centímetros de la ajena, manteniéndole la mirada con esa máscara tan imponente que portaba, mostrando unos ojos llenos de dureza y seriedad.
Alward no dijo nada, se mantuvo unos segundos así. Su respiración era agitada debido a la carrera, y también la era la del monje.
-¿Por qué seguís al Embaucador?-Preguntó con más tranquilidad de la que en un principio parecía que iba a mostrar.
No más respuesta que un forcejeo en vano que rápidamente enmendó, apretando su agarre.
-La mujer pelirroja. ¿Quién es?
Tampoco obtuvo respuesta. Esta vez, el monje cerró los ojos, mostrando una valentía admirable en esa situación tan peliaguda para él.
-¿¡Qué tienen que ver las Sierpes en esto!?-Su tono cambió a uno más agresivo y pegó aún más la cara al tipo. Apretó los dientes, conteniendo su ira además de las ganas de partirle la cabeza contra cualquier tumba del cementerio.
Ante, de nuevo, el silencio, Alward recrudeció su mirada. Suspiró, frustrado, y entonces soltó su agarre. Ante esta oportunidad de oro, el monje se liberó del enmascarado, apartándolo bruscamente y escapándose como podía, echando a correr en cuanto se puso en pie.
El Sevna, con una rodilla hincada en el suelo, lo dejó marchar sin quitarle la vista de encima.
El monje no iba a dejar que le atrapara esta vez, por lo que corrió lo más rápido que pudo y, en cuanto pudiera, doblaría una esquina para perderse entre las calles del cementerio y poder así salir de allí sin ser visto. Pero, para su desgracia, se encontró con algo que no esperaba para nada y que, de verlo, cayó de espaldas sentado en el suelo, aterrorizado. Su expresión se deformó completamente en una congoja que le puso los bellos como escarpias. Una niña, de no más de diez años de edad, pálida, con un vestido tan blanco como su piel se encontraba en mitad de la vía principal.
-¿A dónde vas?-Su voz sonó con eco atronador en la menta ajena, casi como un reproche más que como una pregunta.
Inspiraba terror. Su misma presencia emanaba un aura sobrenatural. Tenía los ojos completamente negros, y su cabello ceniciento hacía que, en conjunto, destacara por encima de cualquier elemento allí presente (más aún que todas aquellas tumbas y mausoleos góticos y majestuosos).
-¿Qué hacen las Sierpes aquí?-Se adelantó un paso.-¿Quién es la mujer pelirroja que adora al Embaucador?-Se adelantó otro paso.-¿Y qué es lo que pretenden hacer?
Antes de que la niña avanzara otro paso, el monje finalmente se derrumbó.
-¡SOMOS LAS SIERPES!
El grito pudo ser oído desde donde estaba Alward que, poniéndose en pie pero manteniéndose en el mismo sitio, prestó atención a lo que pasaba a un par de cientos de metros por delante suya.
-¡Lady Astrid hará que todos crean en la verdad absoluta!-Dijo, convencido, echándole valor a la "niña fantasma".-¡Se acabaron las mentiras! ¡La única fe verdadera será mostrada a todos mediante la purificación de las mentiras!
La niña entonces anduvo los pasos suficientes para quedar justo enfrente del monje y acercarle el rostro con esos ojos que parecían vacíos.
-¿Cuál es la fe verdadera?
En un primer momento, el monje no dijo nada. Pero creyendo que estaban poniendo a prueba su fe, se envalentonó de nuevo y dejó atrás las dudas para encararse con la niña y decir sin tapujos lo que pensaba.
-¡El Culto a la Serpiente! El caos es un medio necesario para alcanzar el mundo que todos queremos. El orden solo podrá restablecerse a partir del caos.
La niña entonces hizo una mueca en sus labios. Poco a poco, su estatura iba creciendo. Los ojos adquirieron un aspecto normal; unos preciosos ojos de color gris azulado, que era lo único ahora visible de su rostro, portador de un bozal para soportar el frío. En un parpadeo, su atuendo cambió a uno completamente negro de cuero y tela, hecho para permitir a su portador movilidad a la vez que le confería protección, y la niña que antes parecía un espíritu que se había manifestado tras ser interrumpido su descanso, ahora era una muchacha de mucha más edad y que parecía tan real como él mismo [1]. Se trataba de Katrina, haciendo una de sus transformaciones.
Tras esa transformación, el monje pudo escuchar un susurro agradable y suave en su mente, que le hizo sentir cierta relajación:
-Memento [2]
Después de eso, no le dio tiempo a hacer nada más, puesto que Alward se le acercó por detrás y le propinó un golpe con la empuñadura de una de sus espadas para dejarlo inconsciente.
-¿Por qué contigo siempre hablan?-Dijo con falsa molestia.
Katrina esbozó una sonrisa y se encogió de hombros.
-Se me da mejor.
-Podríamos ponerte una iglesia a ti también.-Dijo mientras cargaba al monje inconsciente sobre un hombro.-El Embaucador estaría orgulloso de ti.-Dijo, bromista.
Katrina entonces lo miró con cara de pocos amigos.
-Muy gracioso...
Alward dejó en un sitio escondido al monje para que no levantara demasiadas sospechas. Acto seguido, se sacó de su zurrón una estatuilla de dragón y la tiró al aire. Esta, inmediatamente, cobró vida y empezó a revolotear alrededor del enmascarado [1].
-Cuando despierte, se encargará de seguirlo y sabremos dónde se esconde el Culto a la Serpiente.-Dijo con los brazos en jarras mientras observaba a la extraña criaturilla voladora.-Nosotros aquí ya hemos terminado.
Había sido una noche movida, y por fin Alward veía el momento de relajarse, bañarse y poder llevarse algo a la boca, lo cual tenía claro el qué sería: pollo al horno de piedra. Su preferido, se le hacía la boca agua solo de pensarlo. Se imaginaba el sabor de las especias combinado con la carne del pollo, las patatas crujientes, la salsa sabrosa con la que podría mojar pan...
El Sevna estaba tan absorto en sus pensamientos, que le pilló por sorpresa que Katrina le detuviera en seco interponiendo un brazo en su camino. La miró sin decir nada, y esta le señaló con su propia mirada hacia el frente.
Estaban ya en la entrada del cementerio, pero esta no estaba solitaria. Allí había un grupo de tres personas reunidos, hablando entre ellos.
Alward le devolvió la mirada a la vampiresa, extrañado. Esta respondió de hombros, confusa. Seguramente ya los habrían visto, y salir corriendo o escabulléndose no era una forma de parecer poco sospechosos, y más con las pintas que llevaban. Que justamente estuvieran en ese sitio en ese mismo momento les resultaba extraño.
El Sevna siguió su camino, no le quedaba otro remedio. Katrina le siguió.
-Buenas noches.-Saludó a los presentes alzando una mano a media altura.-¿Hay algún problema?
Miró uno a uno al trío. Se detuvo en uno en concreto especialmente, el cual le sonaba bastante. No tardó más de un par de segundos en reconocerlo.
-Tú...-Dijo frunciendo el ceño y entrecerrando los ojos, cauteloso.-¿También trabajas en el cementerio?-No sería descabellado, debido a la conexión que tenía un lugar sagrado y santo para los cristianos con la propia iglesia. Lo que no era normal era haberlo visto en dos situaciones tan peculiares.
Katrina, por su parte, miraba a los tres de forma analítica y cautelosa por igual. Quedándose un paso más atrás que Alward, como si quisiera que su presencia no fuese notada.
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Off:
- Habilidad racial usada [1]: Presencia Vampírica [Mágica] --> Katrina puede alterar la percepción de los demás sobre mí, haciéndoles verme más aterrador o atractivo, sin que sepan por qué.
- Habilidad usada [2]: Memento --> Katrina puede modificar pequeñas partes de un recuerdo ajeno, siempre y cuando ella hubiese sido parte de este.
- Objeto usado [1]: Escultura de pequeño dragón --> Guarda magia en su interior. Si lo lanzáis al aire, el dragón tomará el vuelo y podréis ver con sus ojos. Útil para inspeccionar áreas fuera de vuestro alcance.
Bueno, he metido un poco de mi propia trama para usarla como excusa para entrar al tema. ¡Espero que no haya sido un post demasiado largo! ^^'
Alward Sevna
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
Después del incidente de su primera noche en Sacrestic, la Midgardiana optó por mantener un perfil bajo para no llamar la atención de los guardias durante los días siguientes, hospedándose en la posada de Rose y mezclándose con la gente de la ciudad para no destacar demasiado. Sin embargo, su aspecto no la ayudaba precisamente a pasar desapercibida, por lo que en un par de ocasiones los soldados la habían mirado con cierto recelo, y es que a pesar de lo poco que llevaba en aquella villa, ya había sido testigo de la tensión que existía entre los humanos y otras razas, en especial los vampiros.
- ¿Cómo va la investigación? - preguntó uno de los uniformados hombres que cenaban en la mesa de al lado, captando la atención de la joven. - Aparte de los cuerpos apenas hemos encontrado pistas que seguir. - respondió el segundo individuo, otro miembro de las fuerzas del orden. - De verdad, tendrías que haber visto la escena… era un maldito caos. - se quejó, dando un largo trago a su cerveza. - Nada encaja, pero estoy seguro de que fue culpa de algún chupasangres… - sentenció, a pesar de no tener ninguna prueba con la que demostrar su teoría.
Tras hacerse con el poder a la fuerza, aquellos “defensores de la paz” lejos de cumplir con su deber se creían con derecho de pisotear a otros y mirarlos por encima del hombro, juzgándolos únicamente por su naturaleza, algo que a la morena le chocó bastante, aunque ya la habían advertido de que no todo iba bien en Sacrestic.
Atenta al resto de la conversación, más que nada para enterarse de si tenían a algún sospechoso en la mira, Ava siguió degustando lentamente el plato que tenía delante, uno de los especiales de la propietaria. - Ojalá se rindan pronto y dejen de buscar culpables, no me gustaría que un inocente pagase por mi descuido… - pensó, empezando a dudar de la decisión que había tomado aquella noche al acabar con la vida de Viv en vez de entregarla a las autoridades.
- Si la hubiese llevado ante la justicia esto no estaría pasando… - siguió sumiéndose en aquel hilo de pensamientos, pero la realidad era que visto lo visto tampoco podía fiarse de los guardias. - A pesar de que fui víctima de su treta seguramente me habrían arrestado a mi también por participar en la pelea… y a Itza… - esto último la habría hecho sentir aún peor si cabe, ya que la muchacha se había visto involucrada en el problema por su inocencia.
Agitando levemente la cabeza para apartar de sí todo aquello, volvió a centrarse en los hombres, que habían dejado de lado lo relacionado con el crimen para hablar de otra cosa totalmente diferente. - Y para colmo ahora tenemos que lidiar con todo el jaleo de la iglesia, como si no tuviéramos bastante trabajo de por sí… - siguió despotricando, en parte para desahogarse con su compañero. - Si, esta ciudad no nos da ni un misero respiro. - suspiró con resignación, arrepintiéndose de haberse alistado para tomar Sacrestic.
Ava no perdió detalle de lo que siguió a continuación, al parecer la situación se había complicado porque San Jacobo, el hombre al frente de la congregación, era un vampiro y utilizaba su magia de voz para reconfortar a los fieles que acudían a sus sermones. Esto por supuesto no fue bien visto por los humanos, que habían rodeado el edificio, impidiendo la entrada y salida del mismo.
El conflicto entre ambas facciones parecía ir para largo, al menos hasta que una de las partes cediese, cosa que seguramente no sucedería de inmediato ya que el párroco tenía también sus defensores.
- Creo que ya he escuchado suficiente, saldré a dar un paseo. - se dijo mentalmente, nada más acabar su cena. Fuera de la taberna soplaba una ligera brisa, y a pesar de que el sol se había puesto hacía horas, aún había bastante gente en las calles.
Sin un rumbo fijo, la cuerva comenzó a andar, disfrutando en silencio de la relativa tranquilidad de la zona, pero de algún modo, seguramente porque aún no era capaz de orientarse del todo dentro de la ciudad, sus pasos acabaron llevándola hacia la Iglesia de Cristo. Durante unos segundos se quedó observando con curiosidad la estructura, que distaba tanto de su concepto de sitio de culto, ya que más allá de los altares en el bosque y el santuario del Tótem Original, no necesitaba un espacio concreto para rezar a los espíritus.
Mientras su plegaria fuese sincera la escucharían, sin importar dónde se encontrase.
Desde lejos pudo ver al numeroso grupo de individuos que custodiaba el lugar, y antes de que reparasen en ella, decidió dar un rodeo para continuar su camino. Lo que no esperaba era terminar frente al cementerio al tomar aquel desvío, menos aún que aquel punto en particular estuviese tan concurrido a aquellas horas.
Cinco figuras se reunían junto a la puerta de metal, ¿estarían tramando algo raro? Era bastante probable. - No quiero más líos, será mejor que los evite. - susurró, y aunque era era la idea, no pudo llevarla a cabo, pues en cuanto reconoció a una de las mujeres, la intriga hizo que terminase caminando hacia ella. - ¿Itza? - preguntó mientras se aproximaba, esperando que los demás no reaccionasen de mala manera ante su aparición.
¿Qué hacía allí la bruja? Esa era la duda que rondaba su cabeza.
- ¿Cómo va la investigación? - preguntó uno de los uniformados hombres que cenaban en la mesa de al lado, captando la atención de la joven. - Aparte de los cuerpos apenas hemos encontrado pistas que seguir. - respondió el segundo individuo, otro miembro de las fuerzas del orden. - De verdad, tendrías que haber visto la escena… era un maldito caos. - se quejó, dando un largo trago a su cerveza. - Nada encaja, pero estoy seguro de que fue culpa de algún chupasangres… - sentenció, a pesar de no tener ninguna prueba con la que demostrar su teoría.
Tras hacerse con el poder a la fuerza, aquellos “defensores de la paz” lejos de cumplir con su deber se creían con derecho de pisotear a otros y mirarlos por encima del hombro, juzgándolos únicamente por su naturaleza, algo que a la morena le chocó bastante, aunque ya la habían advertido de que no todo iba bien en Sacrestic.
Atenta al resto de la conversación, más que nada para enterarse de si tenían a algún sospechoso en la mira, Ava siguió degustando lentamente el plato que tenía delante, uno de los especiales de la propietaria. - Ojalá se rindan pronto y dejen de buscar culpables, no me gustaría que un inocente pagase por mi descuido… - pensó, empezando a dudar de la decisión que había tomado aquella noche al acabar con la vida de Viv en vez de entregarla a las autoridades.
- Si la hubiese llevado ante la justicia esto no estaría pasando… - siguió sumiéndose en aquel hilo de pensamientos, pero la realidad era que visto lo visto tampoco podía fiarse de los guardias. - A pesar de que fui víctima de su treta seguramente me habrían arrestado a mi también por participar en la pelea… y a Itza… - esto último la habría hecho sentir aún peor si cabe, ya que la muchacha se había visto involucrada en el problema por su inocencia.
Agitando levemente la cabeza para apartar de sí todo aquello, volvió a centrarse en los hombres, que habían dejado de lado lo relacionado con el crimen para hablar de otra cosa totalmente diferente. - Y para colmo ahora tenemos que lidiar con todo el jaleo de la iglesia, como si no tuviéramos bastante trabajo de por sí… - siguió despotricando, en parte para desahogarse con su compañero. - Si, esta ciudad no nos da ni un misero respiro. - suspiró con resignación, arrepintiéndose de haberse alistado para tomar Sacrestic.
Ava no perdió detalle de lo que siguió a continuación, al parecer la situación se había complicado porque San Jacobo, el hombre al frente de la congregación, era un vampiro y utilizaba su magia de voz para reconfortar a los fieles que acudían a sus sermones. Esto por supuesto no fue bien visto por los humanos, que habían rodeado el edificio, impidiendo la entrada y salida del mismo.
El conflicto entre ambas facciones parecía ir para largo, al menos hasta que una de las partes cediese, cosa que seguramente no sucedería de inmediato ya que el párroco tenía también sus defensores.
- Creo que ya he escuchado suficiente, saldré a dar un paseo. - se dijo mentalmente, nada más acabar su cena. Fuera de la taberna soplaba una ligera brisa, y a pesar de que el sol se había puesto hacía horas, aún había bastante gente en las calles.
Sin un rumbo fijo, la cuerva comenzó a andar, disfrutando en silencio de la relativa tranquilidad de la zona, pero de algún modo, seguramente porque aún no era capaz de orientarse del todo dentro de la ciudad, sus pasos acabaron llevándola hacia la Iglesia de Cristo. Durante unos segundos se quedó observando con curiosidad la estructura, que distaba tanto de su concepto de sitio de culto, ya que más allá de los altares en el bosque y el santuario del Tótem Original, no necesitaba un espacio concreto para rezar a los espíritus.
Mientras su plegaria fuese sincera la escucharían, sin importar dónde se encontrase.
Desde lejos pudo ver al numeroso grupo de individuos que custodiaba el lugar, y antes de que reparasen en ella, decidió dar un rodeo para continuar su camino. Lo que no esperaba era terminar frente al cementerio al tomar aquel desvío, menos aún que aquel punto en particular estuviese tan concurrido a aquellas horas.
Cinco figuras se reunían junto a la puerta de metal, ¿estarían tramando algo raro? Era bastante probable. - No quiero más líos, será mejor que los evite. - susurró, y aunque era era la idea, no pudo llevarla a cabo, pues en cuanto reconoció a una de las mujeres, la intriga hizo que terminase caminando hacia ella. - ¿Itza? - preguntó mientras se aproximaba, esperando que los demás no reaccionasen de mala manera ante su aparición.
¿Qué hacía allí la bruja? Esa era la duda que rondaba su cabeza.
Ava Kenrith
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
Las dudas de Tarek comenzaban a hacer mella en el vampiro. El elfo parecía querer hallar respuestas rápidamente. Aunque él les ocultaba algunos asuntos, Cohen no tenía mucho realmente importante que contar, pues no sabía nada sobre la vinculación de San Jacobo, los Aeros de Sangre y el Ojo Carmesí.
Cuando las dudas de Itzamaray también se hicieron evidentes, el vampiro se preguntó si sus compañeros de aventuras resultaban idóneos. Aún así, no estaba dispuesto a hablarles del Ojo Carmesí y del túnel que comunicaba la imprenta con la casa de Victor Krane. No, al menos, hasta que supiera que era lo que realmente pasaba allí.
“¿Y si uno de ellos está implicado en el asunto? ¿Y si uno de ellos es del Ojo Carmesí?”
A Itzamaray no la conocía de nada antes de aquella noche. Había aparecido en la imprenta justo después de que alguien le hubiera encerrado allí. Por otro lado, Tarek parecía tener intereses en esa ciudad, pues ya era la segunda vez que se lo encontraba en situaciones peculiares.
― No sé qué nos deparará esta situación. Sólo he visto a San Jacobo una noche y no tuve oportunidad de hablar con él. Su implicación en este asunto me es desconcertante.
Alzó la vista cuando dos figuras se aproximaron a su posición. Entonces, Cohen distinguió al misterioso hombre de la máscara y a su acompañante, dos de las personas que habían estado en el interior de la Iglesia de Cristo la noche del asalto de Blackanus.
El hombre le reconoció fácilmente, pero lejos de molestarle, se sintió un poco más aliviado, pues aquellas dos personas habían sido muy útiles en la resolución de la situación en la Iglesia.
―Me alegro de volver a veros… ―dijo mirando al extraño dúo, antes de volverse hasta sus acompañantes― Ellos estuvieron en el asalto a la Iglesia hace dos noches. Nos ayudaron a expulsar a los alborotadores.
Luego, se volvió de nuevo a los desconocidos, cayendo en la cuenta de que no habían tenido ocasión de presentarse cómo era debido.
―Creo que no llegamos a presentarnos. Nikolas Cohen. ¿Vosotros…?
En ese momento, la voz de una mujer apareció de la nada. Al dirigir su vista vampírica hacia la nueva persona que se incorporaba al grupo vio una mujer bestia, joven y de llamativas alas negras. La desconocida parecía reconocer a Itzamaray, algo que a Cohen molestó.
El grupo sigiloso de tres personas se había convertido en un ruidoso grupo de seis. ¿Aquellos encuentros eran puramente casuales?
―Si los hombres de Blackanus nos ven aquí, parados en la puerta del cementerio, no dudarán en avisar a los soldados. Deberíamos buscar un lugar discreto…
Una sombra que reconocía también se fue acercando hasta ellos. La altura del hombre era significativa, cómo su mirada melancólica y la cicatriz sobre su mejilla.
Peter Lannet, el líder de los soldados humanos, los miraba con atención. Dirigió su mirada a Cohen tras haber observado a cada uno de sus acompañantes.
―Cohen, ¿qué está pasando aquí?
Las cosas parecían no parar de complicarse.
Cuando las dudas de Itzamaray también se hicieron evidentes, el vampiro se preguntó si sus compañeros de aventuras resultaban idóneos. Aún así, no estaba dispuesto a hablarles del Ojo Carmesí y del túnel que comunicaba la imprenta con la casa de Victor Krane. No, al menos, hasta que supiera que era lo que realmente pasaba allí.
“¿Y si uno de ellos está implicado en el asunto? ¿Y si uno de ellos es del Ojo Carmesí?”
A Itzamaray no la conocía de nada antes de aquella noche. Había aparecido en la imprenta justo después de que alguien le hubiera encerrado allí. Por otro lado, Tarek parecía tener intereses en esa ciudad, pues ya era la segunda vez que se lo encontraba en situaciones peculiares.
― No sé qué nos deparará esta situación. Sólo he visto a San Jacobo una noche y no tuve oportunidad de hablar con él. Su implicación en este asunto me es desconcertante.
Alzó la vista cuando dos figuras se aproximaron a su posición. Entonces, Cohen distinguió al misterioso hombre de la máscara y a su acompañante, dos de las personas que habían estado en el interior de la Iglesia de Cristo la noche del asalto de Blackanus.
El hombre le reconoció fácilmente, pero lejos de molestarle, se sintió un poco más aliviado, pues aquellas dos personas habían sido muy útiles en la resolución de la situación en la Iglesia.
―Me alegro de volver a veros… ―dijo mirando al extraño dúo, antes de volverse hasta sus acompañantes― Ellos estuvieron en el asalto a la Iglesia hace dos noches. Nos ayudaron a expulsar a los alborotadores.
Luego, se volvió de nuevo a los desconocidos, cayendo en la cuenta de que no habían tenido ocasión de presentarse cómo era debido.
―Creo que no llegamos a presentarnos. Nikolas Cohen. ¿Vosotros…?
En ese momento, la voz de una mujer apareció de la nada. Al dirigir su vista vampírica hacia la nueva persona que se incorporaba al grupo vio una mujer bestia, joven y de llamativas alas negras. La desconocida parecía reconocer a Itzamaray, algo que a Cohen molestó.
El grupo sigiloso de tres personas se había convertido en un ruidoso grupo de seis. ¿Aquellos encuentros eran puramente casuales?
―Si los hombres de Blackanus nos ven aquí, parados en la puerta del cementerio, no dudarán en avisar a los soldados. Deberíamos buscar un lugar discreto…
Una sombra que reconocía también se fue acercando hasta ellos. La altura del hombre era significativa, cómo su mirada melancólica y la cicatriz sobre su mejilla.
Peter Lannet, el líder de los soldados humanos, los miraba con atención. Dirigió su mirada a Cohen tras haber observado a cada uno de sus acompañantes.
―Cohen, ¿qué está pasando aquí?
Las cosas parecían no parar de complicarse.
Cohen
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
Al parecer, Tarek no había sido el único en detectar un comportamiento extraño en el vampiro. Itzamaray, que parecía más aterrada que entusiasmada de entrar en el cementerio, había planteado sus propias dudas a Cohen. Este, por su parte, optó por esquivar las preguntas con una respuesta vaga, que poco o nada aportaba al asunto. Tarek confirmó entonces sus sospechas: su compañero sabía más de lo que compartía. La cuestión era si lo hacía por lealtad a alguien más, por desconfianza hacia ellos o por ser incapaz de relacionar la información con su situación presente. En cualquier caso, aquello generaba una brecha en la confianza que se había forjado hasta entonces en el grupo.
Estaba a punto de seguir el interrogatorio, cuando unos pasos a su espalda lo hicieron girarse. Dos figuras se aproximaban por el camposanto hasta ellos. Una de ellas era portadora de éter… la otra no. Curiosamente, su nocturno compañero parecía conocerlos a ambos. El peliblanco se apartó de la puerta del cementerio, para permitirles el paso. Los observó un momento con atención y fue incapaz de refrenar la expresión de clara hostilidad que se enmarcó en su rostro cuando el humano comenzó a conversar con el vampiro.
Entonces, una tercera voz se alzó en la oscuridad, esta vez del lado opuesto de la calle. Una mujer-bestia se acercó hasta ellos, claramente sorprendida por la presencia de Itzamaray en aquel lugar. Parecía que el otrora silencioso cementerio se había convertido en un lugar de reencuentros. Solo esperaba que ninguno de los individuos que lo habían conocido a él en la ciudad desease aparecer, pues eso significaría que los muertos habían vuelto a alzarse.
Cohen, consciente de que el grupo era demasiado numeroso para pasar desapercibido, los instó a entrar en el camposanto. ¿Acaso pretendía seguir la conversación dentro? ¿O había decidido aprovechar aquel fortuito encuentro para aumentar el número de efectivos para su causa? En cualquier caso, Tarek debía replantearse si seguir con aquello. Al fin y al cabo, no le debía nada a ninguno de ellos. Cohen parecía poder arreglárselas solo e Itzamaray había encontrado una aliada. La llegada de un nuevo individuo le dejó todavía más claro que quizás era hora de abandonar el barco.
El sujeto los observaba de hito en hito, sin apartar demasiado la mirada del vampiro. Era un soldado humano. Aunque su indumentaria dejaba traslucir que no era uno más de los que merodeaban las calles de la ciudad. Al parecer Cohen no solo tenía secretos, si no también aliados notables. Con expresión de asco, le dirigió una mirada de desprecio al soldado, antes de girarse para entrar en el cementerio. En su camino, golpeó intencionalmente con el hombro al individuo (Alward) que acompañaba a la vampiresa.
Sin mirar atrás, para comprobar si lo seguían, se encaminó por la empedrada senda que discurría entre las tumbas. El suave golpeteo de la bolsa de cuero contra su pierna le recordó que todavía portaba uno de los lotes de Aeros de Sangre. Debía devolverlo antes de irse…
Sus pasos lo acercaron a una gran cripta de piedra, cuyos intrincados ornamentos le recordaron en cierta medida a las ramas retorcidas de los árboles. Al parecer los humanos solo eran capaces de crear algo digno de mención para honrar a sus dioses o a sus muertos. Cruzándose de brazos se apoyó en el muro de la estructura, esperando la llegada del resto de la comitiva. Sin embargo, un crujido a su espalada lo alerto de que no eran los únicos que rondaban el lugar.
Agazapándose entre las sombras, dejó la bolsa con los Aeros sobre la hierba seca y rodeó el monumento, solo para localizar, unos metros más adelante, a un soldado agazapado entre las tumbas. Parecía buscar algo… o a alguien. El elfo sospechó que probablemente lo había visto llegar hasta el mausoleo, y ahora se preguntaba dónde se había metido. Pronto tendría la mala suerte de descubrirlo…
Arrastró el cuerpo inerte hasta donde se encontraba el resto del grupo y, sin demasiados miramientos, lo lanzó a los pies del soldado. El corte que le había dado muerte, claramente visible en su cuello, y la sangre surgida del mismo, todavía fresca en la cara del peliblanco.
- ¿Te has traído algún amigo más? –preguntó con cierta sorna, mientras aún agarraba con fuerza el arma entre sus manos.
Estaba a punto de seguir el interrogatorio, cuando unos pasos a su espalda lo hicieron girarse. Dos figuras se aproximaban por el camposanto hasta ellos. Una de ellas era portadora de éter… la otra no. Curiosamente, su nocturno compañero parecía conocerlos a ambos. El peliblanco se apartó de la puerta del cementerio, para permitirles el paso. Los observó un momento con atención y fue incapaz de refrenar la expresión de clara hostilidad que se enmarcó en su rostro cuando el humano comenzó a conversar con el vampiro.
Entonces, una tercera voz se alzó en la oscuridad, esta vez del lado opuesto de la calle. Una mujer-bestia se acercó hasta ellos, claramente sorprendida por la presencia de Itzamaray en aquel lugar. Parecía que el otrora silencioso cementerio se había convertido en un lugar de reencuentros. Solo esperaba que ninguno de los individuos que lo habían conocido a él en la ciudad desease aparecer, pues eso significaría que los muertos habían vuelto a alzarse.
Cohen, consciente de que el grupo era demasiado numeroso para pasar desapercibido, los instó a entrar en el camposanto. ¿Acaso pretendía seguir la conversación dentro? ¿O había decidido aprovechar aquel fortuito encuentro para aumentar el número de efectivos para su causa? En cualquier caso, Tarek debía replantearse si seguir con aquello. Al fin y al cabo, no le debía nada a ninguno de ellos. Cohen parecía poder arreglárselas solo e Itzamaray había encontrado una aliada. La llegada de un nuevo individuo le dejó todavía más claro que quizás era hora de abandonar el barco.
El sujeto los observaba de hito en hito, sin apartar demasiado la mirada del vampiro. Era un soldado humano. Aunque su indumentaria dejaba traslucir que no era uno más de los que merodeaban las calles de la ciudad. Al parecer Cohen no solo tenía secretos, si no también aliados notables. Con expresión de asco, le dirigió una mirada de desprecio al soldado, antes de girarse para entrar en el cementerio. En su camino, golpeó intencionalmente con el hombro al individuo (Alward) que acompañaba a la vampiresa.
Sin mirar atrás, para comprobar si lo seguían, se encaminó por la empedrada senda que discurría entre las tumbas. El suave golpeteo de la bolsa de cuero contra su pierna le recordó que todavía portaba uno de los lotes de Aeros de Sangre. Debía devolverlo antes de irse…
Sus pasos lo acercaron a una gran cripta de piedra, cuyos intrincados ornamentos le recordaron en cierta medida a las ramas retorcidas de los árboles. Al parecer los humanos solo eran capaces de crear algo digno de mención para honrar a sus dioses o a sus muertos. Cruzándose de brazos se apoyó en el muro de la estructura, esperando la llegada del resto de la comitiva. Sin embargo, un crujido a su espalada lo alerto de que no eran los únicos que rondaban el lugar.
Agazapándose entre las sombras, dejó la bolsa con los Aeros sobre la hierba seca y rodeó el monumento, solo para localizar, unos metros más adelante, a un soldado agazapado entre las tumbas. Parecía buscar algo… o a alguien. El elfo sospechó que probablemente lo había visto llegar hasta el mausoleo, y ahora se preguntaba dónde se había metido. Pronto tendría la mala suerte de descubrirlo…
[…]
Arrastró el cuerpo inerte hasta donde se encontraba el resto del grupo y, sin demasiados miramientos, lo lanzó a los pies del soldado. El corte que le había dado muerte, claramente visible en su cuello, y la sangre surgida del mismo, todavía fresca en la cara del peliblanco.
- ¿Te has traído algún amigo más? –preguntó con cierta sorna, mientras aún agarraba con fuerza el arma entre sus manos.
Tarek Inglorien
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
Sí, estaba dudosa después que el elfo obviara la situación, pero ¿y si él estaba, sobre analizando todo? Lo miró cuando Cohen respondió, si mentía o no, ella no podía saberlo, pues lo hizo natural. Alzó las manos a modo de señalar lo que iba a decir, deseando calmar los ánimos. Pero esa animosidad por mejorar el ambiente, se esfumó en cuanto un par de personas se acercaron, a las cuales conocía Cohen.
Miró alternadamente a los presentes, quizá esa imprudencia por vivir experiencias y a veces caer en la necesidad de ayudar cuando se presentaba ocasión, la estarían atrayendo a un problema más allá de sus habilidades, pero ¿debería mantenerse lejos de todo? ¿A dónde llegaría, si no fuera tomando partido de algunas peculiares eventualidades? No haría nada, ni avanzaría nada en sí misma. Sin embargo, cuando estuvo lo suficientemente cerca de la voz masculina, y vió a detalle su vestimenta, se alertó.
La ciudad podría ser su sitio predilecto en el continente después de las tierras Illidenses, pero algo que quizás detestaba era la gobernanza humana. Algunos breves momentos con ellos, le dejaron claro que confiar en guardias o soldados humanos era por mucho imposible, con características corruptas y sintiéndose siempre como los epítomes de la virtud mientras tras bambalinas cometen actos viles. Excluía a algunos, sí, pero por meras virtudes que los hacían diferentes a los demás, pero no dejaba de pensar que por algo eran el canapé preferido de los vampiros que conocía.
Iba a protestar, en realidad a cuestionar qué tan confiable era, si trataba con soldados, cuando un timbre de voz familiar la llamó. Al girar levemente el rostro, vió a Ava, acercándose a ellos. Eran muchas más personas en la puerta, y se preguntó cuánto tiempo tardarían en ser acorralados, y seguramente por culpa de aquel guardia. Cuando la cuerva estuvo por fin junto ellos, no supo elegir las palabras adecuadas para explicar ésto. -¿Alguna vez te dije que, ésta ciudad tiene un lio en cada vuelta de esquina?- Dijo encogiéndose de hombros y suspirando. Aún con las presencias, entre las cuales ya surgía una latente inconformidad con cómo sucedían las cosas, se sumó una persona más, un hombre que se dirigió únicamente a Cohen.
-Ava, estaba haciendo un encargo pequeño, pero...- La interrumpió abruptamente, el sonido de un cuerpo pesado chocar en el suelo entre ellos. Tarek había aparecido desde dentro del cementerio y lo que trajo consigo, era al parecer un soldado más. Lo que faltaba. -¿Por qué no haces lo mismo con los humanos, y seguimos? Ya quiero llevarme mi parte... nuestra. Ella es de confiar. [1] Dijo sinceramente, haciendo referencia a Ava.
Ya las cosas sonaban complicadas, y bajo un razonamiento infantil creyó, que deshacerse de ellos, siendo parte de lo que veía como un problema, zanjará todo de una. Miró al elfo, apremiando lo dicho, y casi dando por sentado que Ava permaneciera aquí. Ya había el elfo irrumpido un sitio de descanso, Cohen parecía tener un concurrido abanico de amistades desagradablemente humanas ahí, y ahora involucraría a Ava en todo esto, lo cual debido a lo que la ha visto capaz de hacer, bueno, nada le iba a pasar. ¿Verdad? Saldrían pronto de ahí, y acabarían pasando un día leyendo historias.
Miró alternadamente a los presentes, quizá esa imprudencia por vivir experiencias y a veces caer en la necesidad de ayudar cuando se presentaba ocasión, la estarían atrayendo a un problema más allá de sus habilidades, pero ¿debería mantenerse lejos de todo? ¿A dónde llegaría, si no fuera tomando partido de algunas peculiares eventualidades? No haría nada, ni avanzaría nada en sí misma. Sin embargo, cuando estuvo lo suficientemente cerca de la voz masculina, y vió a detalle su vestimenta, se alertó.
La ciudad podría ser su sitio predilecto en el continente después de las tierras Illidenses, pero algo que quizás detestaba era la gobernanza humana. Algunos breves momentos con ellos, le dejaron claro que confiar en guardias o soldados humanos era por mucho imposible, con características corruptas y sintiéndose siempre como los epítomes de la virtud mientras tras bambalinas cometen actos viles. Excluía a algunos, sí, pero por meras virtudes que los hacían diferentes a los demás, pero no dejaba de pensar que por algo eran el canapé preferido de los vampiros que conocía.
Iba a protestar, en realidad a cuestionar qué tan confiable era, si trataba con soldados, cuando un timbre de voz familiar la llamó. Al girar levemente el rostro, vió a Ava, acercándose a ellos. Eran muchas más personas en la puerta, y se preguntó cuánto tiempo tardarían en ser acorralados, y seguramente por culpa de aquel guardia. Cuando la cuerva estuvo por fin junto ellos, no supo elegir las palabras adecuadas para explicar ésto. -¿Alguna vez te dije que, ésta ciudad tiene un lio en cada vuelta de esquina?- Dijo encogiéndose de hombros y suspirando. Aún con las presencias, entre las cuales ya surgía una latente inconformidad con cómo sucedían las cosas, se sumó una persona más, un hombre que se dirigió únicamente a Cohen.
-Ava, estaba haciendo un encargo pequeño, pero...- La interrumpió abruptamente, el sonido de un cuerpo pesado chocar en el suelo entre ellos. Tarek había aparecido desde dentro del cementerio y lo que trajo consigo, era al parecer un soldado más. Lo que faltaba. -¿Por qué no haces lo mismo con los humanos, y seguimos? Ya quiero llevarme mi parte... nuestra. Ella es de confiar. [1] Dijo sinceramente, haciendo referencia a Ava.
Ya las cosas sonaban complicadas, y bajo un razonamiento infantil creyó, que deshacerse de ellos, siendo parte de lo que veía como un problema, zanjará todo de una. Miró al elfo, apremiando lo dicho, y casi dando por sentado que Ava permaneciera aquí. Ya había el elfo irrumpido un sitio de descanso, Cohen parecía tener un concurrido abanico de amistades desagradablemente humanas ahí, y ahora involucraría a Ava en todo esto, lo cual debido a lo que la ha visto capaz de hacer, bueno, nada le iba a pasar. ¿Verdad? Saldrían pronto de ahí, y acabarían pasando un día leyendo historias.
- Spoiler:
[1] INFLUENCIA Tengo la facilidad de influenciar pensamientos y/o conductas, de manera intuitiva, en los demás a través de mis medios de expresión ya sean sociales o mágicos.
Itzamaray
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
-Zydan.-Se presentó Alward. Miró de reojo a Katrina, llegando a la conclusión de que, por razones obvias, sería extraño que se presentara.-Ella es Alice.-Era la primera vez que tenía que usar un nombre falso para la vampiresa, pero por suerte habían sido precavidos y tenían ideado uno.-Perdió la voz, la pobre.
Eso último molestó a la de cabellos níveos, que dirigió una sutil mirada de desdén a su compañero. No quería que los demás sintieran pena por ella, sus convicciones no se lo permitían, es por ello que casi siempre se mostraba a la defensiva y apartada de los demás, excepto de Alward.
No pudo decir mucho más debido a la irrupción de una llegada inesperada por todos al grupo: una mujer bestia de alas negras muy destacadas y cuernos notables. Era hermosa y tenía la figura esbelta, sin duda no era nada común ver a alguien como ella por allí, en territorio ajeno al de los hombres y mujeres bestias.
-Blackanus sigue por aquí, entonces...-Se cruzó de brazos ante el comentario de Cohen. Le había costado convencerle de que depusiera armas y se fuera de la iglesia para no tener que lamentar ningún acto desproporcionado o trágico (más que el propio asalto a la iglesia y el revuelo que ello trajo). Suspiró antes de volver a hablar.-Cómo no...-Negó con la cabeza, decepcionado.
A los hombres se les da la oportunidad de cambiar y ver sus errores, pero siempre vuelven a caer en la misma piedra. Era el máximo exponente de un mundo que estaba realmente mal, sumido en un caos y una oscuridad que poco a poco lo devoraba.
Notó que ciertas miradas dirigidas a él y Katrina, aunque sobretodo a él, eran de desaprobación. No las tendría en cuenta, puesto que había lidiado con eso antes, pero estaba cansado. Esa había dejado de ser su lucha... aunque tendría que retomarla tarde o temprano si quería que este mundo se convirtiera, como siempre fue su objetivo, un lugar mejor.
-No somos del agrado de esta gente, vámonos.-Resonó la voz de Katrina en su mente.
Tenía razón, lo mejor sería irse y despedirse de ese extraño grupo, pero esa idea fue interrumpida con la llegada de otro nuevo individuo, cuya voz le resultó vagamente familiar, al igual que su rostro. Ese porte, esa convicción en sus movimientos y ese tono de voz... "Militar.", pensó. Y probablemente de la Guardia, sobretodo porque le sonaba de sobremanera a medida que podía verlo mejor.
-Vámonos.-Volvió a insistir Katrina.
Pero, de pronto, a Alward le iluminó otra idea. Quizás el extraño "Culto a la Serpiente" se movilizara también esa noche, y Cohen junto a Blackanus y todo lo que les rodeaba podrían tener algo que ver, o tal vez arrojar más pistas sobre el paradero de estas más que probables Sierpes.
Siguió al grupo, y Katrina lo siguió a él. Se acercó más a Cohen, intentando tener una conversación semi-privada.
-¿Te suena algo sobre las Sierpes? Es el motivo por el que estoy aquí, y estoy descartando opciones.-Le comentó.-Sé que tú no tienes nada que ver, el otro día me lo demostraste. Confío en ti, que es más de lo que puedo decir de muchos otros.
Intentó por todos sus medios que nadie más se enterase de aquella conversación, pues estaba en juego nada más ni nada menos que su verdadera identidad y su misión.
La atención de forma conveniente y repentina se desvió a otro asunto totalmente diferente. El elfo (uno de los integrantes del grupo que le miraba mal) traía consigo un cuerpo sin vida. En cuanto identificó quien era, la sorpresa, y sobretodo, la furia se hicieron notar en él. Sus pasos fuertes lo llevaron a quedar cara a cara con el elfo, al cual encaró bajo su fría máscara de aspecto juzgante.
-¿¡Acaso tienes ideas de lo que acabas de hacer, idiota!?-Le mantuvo la mirada, y su por ella fuera, en ese momento le habría fulminado con toda la fuerza vital del éter que no podía controlar debido a la carencia humana de esa habilidad.
Ignoró a la otra mujer, que tras su comentario llegó a la conclusión de que tampoco era humana.
Katrina, por su parte, frunció el ceño y empezó a difundir ideas poco agradables, colándose por los recovecos de su mente llenándolos de miedo y aplacando las emociones relacionadas con la valentía y la confianza en sí mismo, intentando que se sintiera mal por lo que había hecho.
-Necio, inservible, inútil...-Era el eco que sutilmente proyectaba Katrina con su voz mágica a la mente del de orejas puntiagudas [1] [2].
Alward suspiró y, controlándose, se apartó y él llevándose una mano al rostro en señal de lamento. Ahora no le quedaban otras opciones que seguir investigando aquella noche para rehacer su trabajo.
-¡No!-Gritó, señalando al peliblanco ante más que una probable mirada de reproche o contestación.-¡Ni-se-te-ocurra juzgarme! ¡Yo no tengo nada que ver con lo que le ha pasado a tu pueblo! ¡YO INTENTO HACERLO BIEN!-Alzó la voz más de lo debido.-...-Guardó silencio, avergonzado por ello.-Has mandado mi trabajo a la mierda...-Se mordió el labio, frustrado pero algo más calmado.-Tú eres el que ha derramado hoy sangre, no yo.
Se volteó hacia Cohen, disgustado y resoplando ante la idea de empezar de cero en su búsqueda.
-¿Qué planeas hacer?
Eso último molestó a la de cabellos níveos, que dirigió una sutil mirada de desdén a su compañero. No quería que los demás sintieran pena por ella, sus convicciones no se lo permitían, es por ello que casi siempre se mostraba a la defensiva y apartada de los demás, excepto de Alward.
No pudo decir mucho más debido a la irrupción de una llegada inesperada por todos al grupo: una mujer bestia de alas negras muy destacadas y cuernos notables. Era hermosa y tenía la figura esbelta, sin duda no era nada común ver a alguien como ella por allí, en territorio ajeno al de los hombres y mujeres bestias.
-Blackanus sigue por aquí, entonces...-Se cruzó de brazos ante el comentario de Cohen. Le había costado convencerle de que depusiera armas y se fuera de la iglesia para no tener que lamentar ningún acto desproporcionado o trágico (más que el propio asalto a la iglesia y el revuelo que ello trajo). Suspiró antes de volver a hablar.-Cómo no...-Negó con la cabeza, decepcionado.
A los hombres se les da la oportunidad de cambiar y ver sus errores, pero siempre vuelven a caer en la misma piedra. Era el máximo exponente de un mundo que estaba realmente mal, sumido en un caos y una oscuridad que poco a poco lo devoraba.
Notó que ciertas miradas dirigidas a él y Katrina, aunque sobretodo a él, eran de desaprobación. No las tendría en cuenta, puesto que había lidiado con eso antes, pero estaba cansado. Esa había dejado de ser su lucha... aunque tendría que retomarla tarde o temprano si quería que este mundo se convirtiera, como siempre fue su objetivo, un lugar mejor.
-No somos del agrado de esta gente, vámonos.-Resonó la voz de Katrina en su mente.
Tenía razón, lo mejor sería irse y despedirse de ese extraño grupo, pero esa idea fue interrumpida con la llegada de otro nuevo individuo, cuya voz le resultó vagamente familiar, al igual que su rostro. Ese porte, esa convicción en sus movimientos y ese tono de voz... "Militar.", pensó. Y probablemente de la Guardia, sobretodo porque le sonaba de sobremanera a medida que podía verlo mejor.
-Vámonos.-Volvió a insistir Katrina.
Pero, de pronto, a Alward le iluminó otra idea. Quizás el extraño "Culto a la Serpiente" se movilizara también esa noche, y Cohen junto a Blackanus y todo lo que les rodeaba podrían tener algo que ver, o tal vez arrojar más pistas sobre el paradero de estas más que probables Sierpes.
Siguió al grupo, y Katrina lo siguió a él. Se acercó más a Cohen, intentando tener una conversación semi-privada.
-¿Te suena algo sobre las Sierpes? Es el motivo por el que estoy aquí, y estoy descartando opciones.-Le comentó.-Sé que tú no tienes nada que ver, el otro día me lo demostraste. Confío en ti, que es más de lo que puedo decir de muchos otros.
Intentó por todos sus medios que nadie más se enterase de aquella conversación, pues estaba en juego nada más ni nada menos que su verdadera identidad y su misión.
La atención de forma conveniente y repentina se desvió a otro asunto totalmente diferente. El elfo (uno de los integrantes del grupo que le miraba mal) traía consigo un cuerpo sin vida. En cuanto identificó quien era, la sorpresa, y sobretodo, la furia se hicieron notar en él. Sus pasos fuertes lo llevaron a quedar cara a cara con el elfo, al cual encaró bajo su fría máscara de aspecto juzgante.
-¿¡Acaso tienes ideas de lo que acabas de hacer, idiota!?-Le mantuvo la mirada, y su por ella fuera, en ese momento le habría fulminado con toda la fuerza vital del éter que no podía controlar debido a la carencia humana de esa habilidad.
Ignoró a la otra mujer, que tras su comentario llegó a la conclusión de que tampoco era humana.
Katrina, por su parte, frunció el ceño y empezó a difundir ideas poco agradables, colándose por los recovecos de su mente llenándolos de miedo y aplacando las emociones relacionadas con la valentía y la confianza en sí mismo, intentando que se sintiera mal por lo que había hecho.
-Necio, inservible, inútil...-Era el eco que sutilmente proyectaba Katrina con su voz mágica a la mente del de orejas puntiagudas [1] [2].
Alward suspiró y, controlándose, se apartó y él llevándose una mano al rostro en señal de lamento. Ahora no le quedaban otras opciones que seguir investigando aquella noche para rehacer su trabajo.
-¡No!-Gritó, señalando al peliblanco ante más que una probable mirada de reproche o contestación.-¡Ni-se-te-ocurra juzgarme! ¡Yo no tengo nada que ver con lo que le ha pasado a tu pueblo! ¡YO INTENTO HACERLO BIEN!-Alzó la voz más de lo debido.-...-Guardó silencio, avergonzado por ello.-Has mandado mi trabajo a la mierda...-Se mordió el labio, frustrado pero algo más calmado.-Tú eres el que ha derramado hoy sangre, no yo.
Se volteó hacia Cohen, disgustado y resoplando ante la idea de empezar de cero en su búsqueda.
-¿Qué planeas hacer?
____________________________________________________________________________
Off:
Rasgos básicos [1] [2]:
-Al ser muda, Katrina ha desarrollado la habilidad de proyectar una voz mágica para influir en las mentes ajenas y comunicarse, aunque esto le produce un coste en su energía.
Nivel 4: Tras tanto tiempo sin poder vocalizar una sola palabra, el control sobre su voz mágica es tal que no le cuesta esfuerzo alguno proyectarla las veces y el tiempo que necesite al comunicarse.
-A la vampiresa de blancos cabellos se le da extraordinariamente bien manipular a los demás, llegando a jugar con las mentes ajenas a placer.
Alward Sevna
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
- Pero será posible, me despisto un par de minutos y no se le ocurre hacer otra cosa que ir directa hacia un nuevo problema, ¿no aprendió la lección con lo de la otra noche? - se quejó mentalmente el elfo, que desde una posición oculta a cierta distancia, observó como la cuerva iba hacia un grupo de aspecto sospechoso que se reunía a las puertas del cementerio. Ya se había arriesgado bastante al intervenir durante su pelea anterior, entonces ¿por qué la seguía? Ni él mismo podía explicarlo del todo.
Durante las últimas semanas se había convencido a sí mismo de que lo hacía para obtener información acerca del ojito derecho de su madre, en busca de fallos que lo hiciesen sentirse mejor, cosa que no le resultó complicado descubrir. Ava era ingenua hasta el punto de que cualquier persona con un poco de labia, como había sido el caso de Viv, podía engañarla, pero ese no era su único defecto. Impulsiva e imprudente, tenía dificultades para comunicarse con hombres y en ocasiones no era capaz de controlar su temperamento, seguramente por la parte de bestia, con lo que estallaba de forma violenta contra quienes la provocaban.
- Algo me dice que se convertirá en un dolor de cabeza para mí. - susurró, dejando escapar un suspiro antes de seguir observando desde aquel oscuro rincón lo que ocurría en el variopinto grupo.
Ajena a la “sombra” que le había salido, la cuerva llegó junto a Itzamaray, percatándose de que su aparición no era bien recibida por algunos de los presentes. Sin embargo, estaba preparada para eso, ya que si tal como creía, estaban allí para cometer alguna acción de dudosa legalidad, tenerla cerca no los ayudaría a pasar desapercibidos. Prestando atención a las palabras de la bruja, la alada pudo confirmar su teoría, estaba a punto de meterse en otro lío, pero después de lo ocurrido durante su primera noche en Sacrestic se sentía en deuda con ella, así que si podía ayudarla de algún modo, lo haría.
Una pesada tensión se cernía sobre los presentes, pero no solo por su repentina llegada, había algo más, pudo notarlo por la forma en que uno de los individuos miraba al enmascarado y a la muchacha que estaba a su lado. - Me pregunto qué se traen entre manos… - pensó, justo antes de que haciendo mención a los hombres de Blackanus, uno de los integrantes del grupo sugiriese buscar un lugar más discreto para continuar con la charla, cosa que no llegaría a ocurrir.
Una nueva figura se acercó al cementerio, provocando que la morena se pusiese algo nerviosa al reconocer al recién llegado, un alto mando de los soldados de la ciudad. Inconscientemente dio un paso atrás, temiendo que aquel sujeto hubiese descubierto algo acerca del incidente del callejón y viniese para arrestarlas a ella y a Itza, pero afortunadamente no fue el caso. - Debo tener cuidado con él. - se dijo mentalmente, ya que no quería acabar en los calabozos.
Pero difícilmente se fijaría en ella, pues su aparición había terminado de crispar los nervios de un joven peliblanco, que dejándolos atrás, decidió internarse en el territorio de los muertos por su cuenta.
Que su siguiente acción fuese dejar caer el inerte cuerpo de un extraño ante todos tampoco ayudó en absoluto, al contrario, casi parecía estar tentando a la suerte mostrando abiertamente su crimen al reprensentante de la autoridades, pero fue el enmascarado el que saltó a recriminarle al instante. Y a pesar de que los ánimos se estaban caldeando rápidamente, lo que más llamó la atención de la cuerva fue el comentario de Itza, que parecía conforme y con sus palabras echaba más leña al fuego, aunque al mismo tiempo intentaba que los demás confiasen en ella.
La discusión, o más bien los reproches a viva voz del hombre que ocultaba su rostro dejaron claro que había un conflicto racial y que aquel desdichado que yacía sobre el frío suelo tenía algo que ver con su trabajo, por eso su abrupta muerte no le hacía ninguna gracia.
- Itza… no sé qué traman pero si no se calman pronto... los descubrirán. - susurró, inclinándose hacia la hechicera para que solo ella pudiese escucharla. El escándalo atraería la indeseada atención de cuantos estuviesen por la zona, aunque quizá eso diese igual teniendo en cuenta que ya había un soldado con ellos. - De… de todos modos iré contigo… te lo debo. - añadió, ésta vez sin que le importase que la oyese el resto.
No era solo que quisiese devolverle el favor por lo de Viv, también quería asegurarse de que el asunto no se salía de control y acababa afectándola negativamente, cosa que con aquellos exaltados acompañantes era bastante posible.
- ¿Por qué no se larga de ahí? ¿es que no se da cuenta del lío en que se está metiendo? - dijo entre dientes Ivaran, observando el cadáver y al guardia desde su escondite. - Con lo de imprudente me quedo corto… ¿es que tiene la cabeza llena de plumas también? ¿en qué está pensando? - farfulló, aunque lo que le sucediese a la Midgardiana en teoría no debía importarle.
- Debería regresar a la taberna y olvidar lo que he visto… - se dijo interiormente. - ¿Qué más da lo que le pase? No significa nada, no es nadie… quizá sería mejor que desapareciese… - aquel hilo de pensamientos se fue enturbiando a causa de la envidia, ¿cómo podía Celene preferirla a ella antes que a él? No lo entendía.
Y justamente por eso iba tras Ava, para comprender mejor a su madre. ¿Cuál era la diferencia que existía entre ambos? Esa por la que la mujer bestia lo había abandonado al poco de nacer mientras que a su otra hija no, eso era lo que realmente deseaba saber.
- Imbar dame paciencia… - pidió, resignándose a continuar espiando a la joven hasta que encontrase las respuestas que buscaba.
Off: Introduzco a Ivaran en el tema, pero de momento se mantendrá a una distancia prudencial del grupo.
Durante las últimas semanas se había convencido a sí mismo de que lo hacía para obtener información acerca del ojito derecho de su madre, en busca de fallos que lo hiciesen sentirse mejor, cosa que no le resultó complicado descubrir. Ava era ingenua hasta el punto de que cualquier persona con un poco de labia, como había sido el caso de Viv, podía engañarla, pero ese no era su único defecto. Impulsiva e imprudente, tenía dificultades para comunicarse con hombres y en ocasiones no era capaz de controlar su temperamento, seguramente por la parte de bestia, con lo que estallaba de forma violenta contra quienes la provocaban.
- Algo me dice que se convertirá en un dolor de cabeza para mí. - susurró, dejando escapar un suspiro antes de seguir observando desde aquel oscuro rincón lo que ocurría en el variopinto grupo.
Ajena a la “sombra” que le había salido, la cuerva llegó junto a Itzamaray, percatándose de que su aparición no era bien recibida por algunos de los presentes. Sin embargo, estaba preparada para eso, ya que si tal como creía, estaban allí para cometer alguna acción de dudosa legalidad, tenerla cerca no los ayudaría a pasar desapercibidos. Prestando atención a las palabras de la bruja, la alada pudo confirmar su teoría, estaba a punto de meterse en otro lío, pero después de lo ocurrido durante su primera noche en Sacrestic se sentía en deuda con ella, así que si podía ayudarla de algún modo, lo haría.
Una pesada tensión se cernía sobre los presentes, pero no solo por su repentina llegada, había algo más, pudo notarlo por la forma en que uno de los individuos miraba al enmascarado y a la muchacha que estaba a su lado. - Me pregunto qué se traen entre manos… - pensó, justo antes de que haciendo mención a los hombres de Blackanus, uno de los integrantes del grupo sugiriese buscar un lugar más discreto para continuar con la charla, cosa que no llegaría a ocurrir.
Una nueva figura se acercó al cementerio, provocando que la morena se pusiese algo nerviosa al reconocer al recién llegado, un alto mando de los soldados de la ciudad. Inconscientemente dio un paso atrás, temiendo que aquel sujeto hubiese descubierto algo acerca del incidente del callejón y viniese para arrestarlas a ella y a Itza, pero afortunadamente no fue el caso. - Debo tener cuidado con él. - se dijo mentalmente, ya que no quería acabar en los calabozos.
Pero difícilmente se fijaría en ella, pues su aparición había terminado de crispar los nervios de un joven peliblanco, que dejándolos atrás, decidió internarse en el territorio de los muertos por su cuenta.
Que su siguiente acción fuese dejar caer el inerte cuerpo de un extraño ante todos tampoco ayudó en absoluto, al contrario, casi parecía estar tentando a la suerte mostrando abiertamente su crimen al reprensentante de la autoridades, pero fue el enmascarado el que saltó a recriminarle al instante. Y a pesar de que los ánimos se estaban caldeando rápidamente, lo que más llamó la atención de la cuerva fue el comentario de Itza, que parecía conforme y con sus palabras echaba más leña al fuego, aunque al mismo tiempo intentaba que los demás confiasen en ella.
La discusión, o más bien los reproches a viva voz del hombre que ocultaba su rostro dejaron claro que había un conflicto racial y que aquel desdichado que yacía sobre el frío suelo tenía algo que ver con su trabajo, por eso su abrupta muerte no le hacía ninguna gracia.
- Itza… no sé qué traman pero si no se calman pronto... los descubrirán. - susurró, inclinándose hacia la hechicera para que solo ella pudiese escucharla. El escándalo atraería la indeseada atención de cuantos estuviesen por la zona, aunque quizá eso diese igual teniendo en cuenta que ya había un soldado con ellos. - De… de todos modos iré contigo… te lo debo. - añadió, ésta vez sin que le importase que la oyese el resto.
No era solo que quisiese devolverle el favor por lo de Viv, también quería asegurarse de que el asunto no se salía de control y acababa afectándola negativamente, cosa que con aquellos exaltados acompañantes era bastante posible.
- ¿Por qué no se larga de ahí? ¿es que no se da cuenta del lío en que se está metiendo? - dijo entre dientes Ivaran, observando el cadáver y al guardia desde su escondite. - Con lo de imprudente me quedo corto… ¿es que tiene la cabeza llena de plumas también? ¿en qué está pensando? - farfulló, aunque lo que le sucediese a la Midgardiana en teoría no debía importarle.
- Debería regresar a la taberna y olvidar lo que he visto… - se dijo interiormente. - ¿Qué más da lo que le pase? No significa nada, no es nadie… quizá sería mejor que desapareciese… - aquel hilo de pensamientos se fue enturbiando a causa de la envidia, ¿cómo podía Celene preferirla a ella antes que a él? No lo entendía.
Y justamente por eso iba tras Ava, para comprender mejor a su madre. ¿Cuál era la diferencia que existía entre ambos? Esa por la que la mujer bestia lo había abandonado al poco de nacer mientras que a su otra hija no, eso era lo que realmente deseaba saber.
- Imbar dame paciencia… - pidió, resignándose a continuar espiando a la joven hasta que encontrase las respuestas que buscaba.
Off: Introduzco a Ivaran en el tema, pero de momento se mantendrá a una distancia prudencial del grupo.
Ava Kenrith
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
Cohen avanzaba con aquel variopinto grupo de personas de todo tipo. En breves segundos, los tres componentes que llevaban los aeros de sangre habían pasado a ser siete. Tarek dejó el grupo unos segundos, claramente molesto. Los inquisitivos ojos de Peter le valoraban desde la distancia y en silencio, cómo una losa de culpabilidad que Cohen llevaba sobre sus hombros.
El humano enmascarado, Zydan, se colocó a su lado y le hizo una intrigante pregunta sobre las Sierpes. El vampiro reflexionó unos segundos pero jamás había oído hablar de nada parecido.
―Me temo que no… ―contestó, preguntándose si en cambio él sabría algo de El Ojo Carmesí, pero no se atrevió a preguntarlo.
En ese momento, Tarek volvió al grupo cargando consigo el cadáver de un soldado humano. Cohen se lamentó profundamente y dirigió su mirada a Peter, interponiéndose en su camino cuándo vio que el humano comenzaba a reaccionar sobre lo ocurrido a uno de sus hombres.
La actitud de Tarek, acompañada además por las palabras de Itzamaray, hacía que la situación entre los viejos anteriores del grupo y los nuevos fuese tensa. Zydan reprochó inmediatamente su comportamiento al elfo, encarándose con él. Aunque durante un breve segundo, un pensamiento homoerótico cruzó la mente del vampiro al ver la proximidad de los cuerpos de aquellos dos hombres, la tensión del momento hizo que volviera a poner sus pies en la tierra.
―¡Ese era el único soldado de mi máxima confianza en esta ciudad! Estaba bajo mis órdenes siguiendo el rastro de San Jacobo para intentar ponerle a salvo de los sacerdotes humanos… y ahora, ese elfo ha terminado con su vida.
El vampiro se interpuso de nuevo en el camino del soldado, que enfadado, quería quizás arrestar al elfo o incluso sus intenciones pueden que fueran más allá. Al ser la corpulencia del humano mucho mayor y fuerte, el vampiro hundió su cabeza en el pecho del hombre durante unos segundos, rodeándole con sus brazos, intentando calmarle.
Tras unos segundos de silencio, dio unos pasos y con todos los miembros de aquel grupo de frente, comenzó a hablar:
―Estamos aquí por una misma causa y es asegurarnos de que San Jacobo se encuentre bien y darle esta mercancía… Las rencillas raciales que pueda haber entre nosotros, esta noche deben ser dejadas a un lado. Quién no esté dispuesto a hacerlo, que se marche y que deje de molestar. ¿Lo habéis oído bien, malditos cabrones?
El vampiro miró entonces hacia atrás, lugar dónde se encontraba la Iglesia de Cristo de Sacrestic Ville. Señalando al edificio, continuó hablando:
―Hace dos noches, este soldado humano, fiel a San Jacobo, ayudó a protegerle de los monjes humanos que asaltaron la Iglesia, custodiando la puerta de la sacristía dónde se encontraba San Jacobo refugiado. Al terminar el conflicto, la puerta de la sacristía volvió a abrirse… pero San Jacobo ya no estaba allí. Las ventanas tienen firmes barrotes y la invisibilidad no es parte de la magia del sacerdote… por lo que tuvo que salir por alguna salida oculta… quizás algún túnel…
El símbolo del ojo carmesí se encontraba en la puerta de la imprenta dónde se elaboraban los Aeros de Sangre. La imprenta tenía un túnel subterráneo que llegaba hasta una sala cerrada y terminaba en la casa de Victor Krane.
El mismo símbolo del ojo carmesí se encontraba en la puerta lateral de la Iglesia de Cristo, tal y cómo había visto el propio Cohen dos noches antes. Por lo que llegó a la certeza de que quizás ese símbolo indicase la presencia de alguna entrada secreta a la Iglesia desde algún lugar cercano.
―Puede que en algún lugar de este cementerio haya una entrada secreta hasta la Iglesia. Quizás en el interior de uno de los muchos mausoleos que hay desperdigados por aquí. Nuestra misión es encontrar la entrada, comprobar si San Jacobo se encuentra en el interior de la Iglesia y dejar los Aeros de Sangre a buen recaudo.
Recorrió con su mirada los rostros -y la máscara- de todos los presentes allí. Luego, dirigió la mirada hasta Peter, que no paraba de mirar el cuerpo muerto de su subordinado, tirado en el suelo.
― Pensadlo lo que necesitéis. Ya me decís.
Cohen dio unos pasos hacia Peter y le aferró de su brazo derecho. Le apartó unos metros del grupo, intentando sacarle del grupo y de su campo de visión y escucha.
―¿Te ves capaz de hacerlo? Peter, yo…
―Te ayudaré, pero al final de la noche, debo detener al elfo. Y tú deberás ayudarme a hacerlo…
El vampiro dudó ante las palabras de Peter. Rápidamente, analizó la situación. Tarek había matado a ese hombre sin ninguna causa, por odio racial. Demostrando que no era tan diferente a la mayoría de los soldados humanos que vivían en Sacrestic Ville.
Pero por otro lado, el elfo era un notable aliado en circunstancias difíciles. Le había ayudado a salvar la situación con Flogoprofen, había propiciado sus intereses con el gremio de alquimistas y hasta el momento en que se cruzó con esos dos humanos, había colaborado en todos sus asuntos.
Además estaba el resto del grupo. ¿Cómo reaccionarían los demás cuando Lannet quisiese detener a Tarek para enjuiciarlo por la muerte de uno de los soldados?
―De acuerdo. Lo haré ―le dijo, sin saber exactamente si decía la verdad o estaba mintiéndole.
El humano enmascarado, Zydan, se colocó a su lado y le hizo una intrigante pregunta sobre las Sierpes. El vampiro reflexionó unos segundos pero jamás había oído hablar de nada parecido.
―Me temo que no… ―contestó, preguntándose si en cambio él sabría algo de El Ojo Carmesí, pero no se atrevió a preguntarlo.
En ese momento, Tarek volvió al grupo cargando consigo el cadáver de un soldado humano. Cohen se lamentó profundamente y dirigió su mirada a Peter, interponiéndose en su camino cuándo vio que el humano comenzaba a reaccionar sobre lo ocurrido a uno de sus hombres.
La actitud de Tarek, acompañada además por las palabras de Itzamaray, hacía que la situación entre los viejos anteriores del grupo y los nuevos fuese tensa. Zydan reprochó inmediatamente su comportamiento al elfo, encarándose con él. Aunque durante un breve segundo, un pensamiento homoerótico cruzó la mente del vampiro al ver la proximidad de los cuerpos de aquellos dos hombres, la tensión del momento hizo que volviera a poner sus pies en la tierra.
―¡Ese era el único soldado de mi máxima confianza en esta ciudad! Estaba bajo mis órdenes siguiendo el rastro de San Jacobo para intentar ponerle a salvo de los sacerdotes humanos… y ahora, ese elfo ha terminado con su vida.
El vampiro se interpuso de nuevo en el camino del soldado, que enfadado, quería quizás arrestar al elfo o incluso sus intenciones pueden que fueran más allá. Al ser la corpulencia del humano mucho mayor y fuerte, el vampiro hundió su cabeza en el pecho del hombre durante unos segundos, rodeándole con sus brazos, intentando calmarle.
Tras unos segundos de silencio, dio unos pasos y con todos los miembros de aquel grupo de frente, comenzó a hablar:
―Estamos aquí por una misma causa y es asegurarnos de que San Jacobo se encuentre bien y darle esta mercancía… Las rencillas raciales que pueda haber entre nosotros, esta noche deben ser dejadas a un lado. Quién no esté dispuesto a hacerlo, que se marche y que deje de molestar. ¿Lo habéis oído bien, malditos cabrones?
El vampiro miró entonces hacia atrás, lugar dónde se encontraba la Iglesia de Cristo de Sacrestic Ville. Señalando al edificio, continuó hablando:
―Hace dos noches, este soldado humano, fiel a San Jacobo, ayudó a protegerle de los monjes humanos que asaltaron la Iglesia, custodiando la puerta de la sacristía dónde se encontraba San Jacobo refugiado. Al terminar el conflicto, la puerta de la sacristía volvió a abrirse… pero San Jacobo ya no estaba allí. Las ventanas tienen firmes barrotes y la invisibilidad no es parte de la magia del sacerdote… por lo que tuvo que salir por alguna salida oculta… quizás algún túnel…
El símbolo del ojo carmesí se encontraba en la puerta de la imprenta dónde se elaboraban los Aeros de Sangre. La imprenta tenía un túnel subterráneo que llegaba hasta una sala cerrada y terminaba en la casa de Victor Krane.
El mismo símbolo del ojo carmesí se encontraba en la puerta lateral de la Iglesia de Cristo, tal y cómo había visto el propio Cohen dos noches antes. Por lo que llegó a la certeza de que quizás ese símbolo indicase la presencia de alguna entrada secreta a la Iglesia desde algún lugar cercano.
―Puede que en algún lugar de este cementerio haya una entrada secreta hasta la Iglesia. Quizás en el interior de uno de los muchos mausoleos que hay desperdigados por aquí. Nuestra misión es encontrar la entrada, comprobar si San Jacobo se encuentra en el interior de la Iglesia y dejar los Aeros de Sangre a buen recaudo.
Recorrió con su mirada los rostros -y la máscara- de todos los presentes allí. Luego, dirigió la mirada hasta Peter, que no paraba de mirar el cuerpo muerto de su subordinado, tirado en el suelo.
― Pensadlo lo que necesitéis. Ya me decís.
Cohen dio unos pasos hacia Peter y le aferró de su brazo derecho. Le apartó unos metros del grupo, intentando sacarle del grupo y de su campo de visión y escucha.
―¿Te ves capaz de hacerlo? Peter, yo…
―Te ayudaré, pero al final de la noche, debo detener al elfo. Y tú deberás ayudarme a hacerlo…
El vampiro dudó ante las palabras de Peter. Rápidamente, analizó la situación. Tarek había matado a ese hombre sin ninguna causa, por odio racial. Demostrando que no era tan diferente a la mayoría de los soldados humanos que vivían en Sacrestic Ville.
Pero por otro lado, el elfo era un notable aliado en circunstancias difíciles. Le había ayudado a salvar la situación con Flogoprofen, había propiciado sus intereses con el gremio de alquimistas y hasta el momento en que se cruzó con esos dos humanos, había colaborado en todos sus asuntos.
Además estaba el resto del grupo. ¿Cómo reaccionarían los demás cuando Lannet quisiese detener a Tarek para enjuiciarlo por la muerte de uno de los soldados?
―De acuerdo. Lo haré ―le dijo, sin saber exactamente si decía la verdad o estaba mintiéndole.
Cohen
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
Como era de esperar, su llegada con el cadáver provocó reacciones de lo más variopinto en el grupo. El humano enmascarado fue el primero en plantarle cara y su inexpresiva máscara quedó a escasos centímetros del rostro del elfo, mientras le interpelaba. El peliblanco, por su parte, lo observó con rostro impasible, agarrando todavía con fuerza el arma en su mano derecha.
Escuchó las palabras de Itzamaray, que le instigaban a acabar con el resto de los humanos presentes. Al parecer no era el único que compartía una truculenta historia con aquella especie. Sin embargo, su callada petición reverberó en su cabeza de forma extraña y, como un susurro repetitivo, se instauró en el fondo de su mente, acuciando su ya de por si ciego odio por los humanos. Sintió como su agarre sobre la kusari-gama se intensificaba y como todos los músculos de su cuerpo se tensaban, preparados para atacar… Si acababa con ellos, terminaría sus problemas…
La furia que nublaba su mente se vio de repente interrumpida por una segunda voz. Un eco desconocido, que apelaba a su incapacidad de hacer aquello, que aplacaba sus deseos de sangre con palabras de desazón. Pestañeando como para salir del trance, el elfo dio un paso atrás. A punto estuvo de dejar caer el arma de entre sus manos y, como atraído por el magnetismo de la voz inexistente, observó a la muda vampiresa, que no lo quitaba el ojo de encima. Su intención probablemente había sido subyugarlo, pero dudaba que supiese hasta qué punto su intervención había evitado un baño de sangre a las puertas de aquel cementerio.
El humano siguió interpelándolo por lo ocurrido y el elfo apena hizo caso a sus palabras, mientras observaba a su muda compañera, hasta que lo acusó del derramamiento de sangre. El peliblanco se giró hacia él con cierta incredulidad, alzando una ceja. A punto estuvo de responderle, cuando una nueva voz airada se dejó escuchar en la noche.
El soldado, que parecía haber salido de su trance inicial al observar el cuerpo de su subalterno, se dirigió con paso rápido hacia él. Sin embargo, no llegó a acercarse lo suficiente al elfo, pues Cohen se interpuso en su camino. Tarek lo observó inexpresivo, mientras veía interactuar a los dos hombres. Estaba claro que ahí había algo más y, tras las palabras del vampiro sobre lo que se suponía que hacían allí aquella noche, confirmó que su suposición de que sabía más de lo que les contaba era correcta.
Volvió la vista al enmascarado cuando el vampiro se llevó al soldado aparte. Parecía aún más frustrado que el guardia por la muerte del individuo a sus pies. Mala suerte. Observó entonces a Itzamaray y la mujer cuervo. La primera parecía inquieta, como deseando marcharse, la segunda presentaba una actitud similar, pero se notaba que no deseaba apartarse de la bruja.
Escuchó entonces pasos acercarse de nuevo a ellos y giró el rostro para encarar a Cohen y su compañero, que lo observaba con abierta expresión de odio.
- Quizás debamos separarnos –comentó con voz monocorde- Dos grupos cubrirán más terreno que uno solo –dirigiendo entonces de nuevo la mirada a la bruja, le pregunto- ¿Te vienes Itza? –ante la respuesta afirmativa de la chica, añadió- Tu amiga puede acompañarnos si quieres.
Se giró entonces para encarar a Cohen y el soldado, al que dedicó una cautivadora sonrisa, al tiempo que introducía una mano en uno de los bolsillos del pecho de la túnica. De ella sacó un papel manchado de sangre.
- Al parecer las noticias vuelan en esta ciudad… o al menos parte de ellas –sin demasiados miramientos, espetó el documento contra el pecho del vampiro, esperando que este lo cogiese- Deberías buscarte mejores subalternos –comentó sin apartar la vista del humano- o quizás ya tenías a uno que te hacía el trabajo sucio.
Apartándose de la pareja dio un par de pasos atrás, antes de girarse para entrar en el cementerio. Pasos a su espalda le indicaron que la bruja lo acompañaba, por lo que deceleró el ritmo para dejar que se pusiese a su altura. Pensó entonces en el documento que había entregado al vampiro. Sin duda, tener amigos en la guardia podía ayudarte a salir de más de un aprieto… o a pasar desapercibido cuando era necesario. Al fin y al cabo, la notificación de búsqueda y captura que había arrancado de las manos del soldado antes de matarlo solo mencionaba a un elfo de pelo blanco y una joven bruja de cabellos negros como responsables del incendio que había arrasado aquella noche la imprenta de la ciudad.
El “hombre de confianza” probablemente había identificado a Tarek nada más verlo entrar en el cementerio, y por eso lo había seguido hasta el mausoleo, posiblemente con intención de atraparlo y sumarse el tanto. De haber dado la voz de alarma, no solo él e Itzamaray habrían acabado tras las rejas de una celda, sino que todos los demás se habrían visto en graves problemas. Se giró para observar a la chica a su lado y le dedicó una leve sonrisa. Pensó que quizás sería más prudente esperar a que estuviesen a salvo para mencionarle el tema.
Escuchó las palabras de Itzamaray, que le instigaban a acabar con el resto de los humanos presentes. Al parecer no era el único que compartía una truculenta historia con aquella especie. Sin embargo, su callada petición reverberó en su cabeza de forma extraña y, como un susurro repetitivo, se instauró en el fondo de su mente, acuciando su ya de por si ciego odio por los humanos. Sintió como su agarre sobre la kusari-gama se intensificaba y como todos los músculos de su cuerpo se tensaban, preparados para atacar… Si acababa con ellos, terminaría sus problemas…
La furia que nublaba su mente se vio de repente interrumpida por una segunda voz. Un eco desconocido, que apelaba a su incapacidad de hacer aquello, que aplacaba sus deseos de sangre con palabras de desazón. Pestañeando como para salir del trance, el elfo dio un paso atrás. A punto estuvo de dejar caer el arma de entre sus manos y, como atraído por el magnetismo de la voz inexistente, observó a la muda vampiresa, que no lo quitaba el ojo de encima. Su intención probablemente había sido subyugarlo, pero dudaba que supiese hasta qué punto su intervención había evitado un baño de sangre a las puertas de aquel cementerio.
El humano siguió interpelándolo por lo ocurrido y el elfo apena hizo caso a sus palabras, mientras observaba a su muda compañera, hasta que lo acusó del derramamiento de sangre. El peliblanco se giró hacia él con cierta incredulidad, alzando una ceja. A punto estuvo de responderle, cuando una nueva voz airada se dejó escuchar en la noche.
El soldado, que parecía haber salido de su trance inicial al observar el cuerpo de su subalterno, se dirigió con paso rápido hacia él. Sin embargo, no llegó a acercarse lo suficiente al elfo, pues Cohen se interpuso en su camino. Tarek lo observó inexpresivo, mientras veía interactuar a los dos hombres. Estaba claro que ahí había algo más y, tras las palabras del vampiro sobre lo que se suponía que hacían allí aquella noche, confirmó que su suposición de que sabía más de lo que les contaba era correcta.
Volvió la vista al enmascarado cuando el vampiro se llevó al soldado aparte. Parecía aún más frustrado que el guardia por la muerte del individuo a sus pies. Mala suerte. Observó entonces a Itzamaray y la mujer cuervo. La primera parecía inquieta, como deseando marcharse, la segunda presentaba una actitud similar, pero se notaba que no deseaba apartarse de la bruja.
Escuchó entonces pasos acercarse de nuevo a ellos y giró el rostro para encarar a Cohen y su compañero, que lo observaba con abierta expresión de odio.
- Quizás debamos separarnos –comentó con voz monocorde- Dos grupos cubrirán más terreno que uno solo –dirigiendo entonces de nuevo la mirada a la bruja, le pregunto- ¿Te vienes Itza? –ante la respuesta afirmativa de la chica, añadió- Tu amiga puede acompañarnos si quieres.
Se giró entonces para encarar a Cohen y el soldado, al que dedicó una cautivadora sonrisa, al tiempo que introducía una mano en uno de los bolsillos del pecho de la túnica. De ella sacó un papel manchado de sangre.
- Al parecer las noticias vuelan en esta ciudad… o al menos parte de ellas –sin demasiados miramientos, espetó el documento contra el pecho del vampiro, esperando que este lo cogiese- Deberías buscarte mejores subalternos –comentó sin apartar la vista del humano- o quizás ya tenías a uno que te hacía el trabajo sucio.
Apartándose de la pareja dio un par de pasos atrás, antes de girarse para entrar en el cementerio. Pasos a su espalda le indicaron que la bruja lo acompañaba, por lo que deceleró el ritmo para dejar que se pusiese a su altura. Pensó entonces en el documento que había entregado al vampiro. Sin duda, tener amigos en la guardia podía ayudarte a salir de más de un aprieto… o a pasar desapercibido cuando era necesario. Al fin y al cabo, la notificación de búsqueda y captura que había arrancado de las manos del soldado antes de matarlo solo mencionaba a un elfo de pelo blanco y una joven bruja de cabellos negros como responsables del incendio que había arrasado aquella noche la imprenta de la ciudad.
El “hombre de confianza” probablemente había identificado a Tarek nada más verlo entrar en el cementerio, y por eso lo había seguido hasta el mausoleo, posiblemente con intención de atraparlo y sumarse el tanto. De haber dado la voz de alarma, no solo él e Itzamaray habrían acabado tras las rejas de una celda, sino que todos los demás se habrían visto en graves problemas. Se giró para observar a la chica a su lado y le dedicó una leve sonrisa. Pensó que quizás sería más prudente esperar a que estuviesen a salvo para mencionarle el tema.
Tarek Inglorien
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
Se preguntaba si, ante aquella sutil sugerencia, que de sutil más bien tenía nada, podría agilizar las cosas. La tensión era casi palpable y compartir el tiempo con los humanos soldados, no era algo emocionante, no en un sentido positivo, Quizás su razones pudieran carecer de un trasfondo tan complejo, pensaba que eran las suficientes para desdeñar a los que consideraba bárbaros. Si bien no todos, son contadas, muy reducidas más bien, las excepciones. Si lo pensaba detenidamente, era mucho más guiado su desdén hacia todo humano que portaba armamento.
Por su puesto, el movimiento abrupto y reprochable del enmascarado, la hizo resoplar, casi se reía, quizás una actitud adoptada recientemente. Un poco harta de la actitud territorial de los nuevos agregados al círculo, que debería ser menos llamativa, en efecto.
Tarek no continuó, lo cual le hizo preguntarse si quizás por los lazos previos de amistad con Cohen, y evitar elevar el conflicto. ¿Por qué parecía que Cohen se codeaba con toda la milicia y religiosos? ¿Sería alguien importante quizás? Tarek aún así, no pareciera estar del todo al tanto de cuán profundas o que habría detrás de sus peculiares conocidos. Por lo que, hasta el momento, depositó relativamente su confianza del lado del elfo. Y cuando Ava resaltó la discreción, sintió algo de impaciencia, por comenzar con la tarea y acabar el drama que los soldados armaban. Sólo la mención de una deuda entre ellas, fue algo extraño, un hecho que incluso le sacó unos momentos del encuentro actual. -¿Qué significa eso? No me debe nada...- Entrelazó los dedos y bajó la vista hacia sus manos, meditando un poco la frase. No había sentido esto antes, no recordaba que nadie se ofreciera a ayudarla, no sin buscar un beneficio propio. Mucho menos por un tipo de deuda. Una sensación irreconocible se había alojado en su pecho.
Lo que comenzó a explicar Cohen, que la regresó al escenario, no le daba tampoco una vía a considerar. ¿Confiar en soldados? No era una idea coherente a su ver, y el hecho de que recalcó las aficiones religiosas de uno de ellos, tampoco echaba flores al mismo. Lo observó de arriba a abajo, deteniéndose en su máscara. ¿Se debería confiar en alguien que, ni siquiera, es capaz de mostrar su rostro? Y qué decir de la acompañante que quedó descubierta cuando el enmascarado se abalanzó sobre el elfo, lucía de una forma peculiar, pero si estaba cuidando las espaldas de él, podría ser que es su sirviente y seguramente también tendrá la misma actitud hacia los demás. Cohen no era un problema, desde donde ella veía las cosas, pero sus amistades la incomodaban, y no quería irse sin sus historias.
Y así fue que, casi como si adivinara los pensamientos de la bruja, Tarek le ofreció acompañarlo, y separarse para de paso reducir el grupo ante lo secretista del asunto. Ella asintió, y alzó la vista al girar la cabeza, dirigiendo una mirada de confidencia a la cuerva. Al darse vuelta para entrar, Tarek habló brevemente a Cohen, y no pudo comprender el contexto, a pesar de ello guardó silencio y una vez el elfo se adentró, la pequeña bruja echó una mirada a Cohen, un poco apenada de que las cosas salieran así, después de todo tenía una personalidad misteriosa que le resultaba interesante, y era una pena no conocerlo un poco más.
Asegurándose de que Ava entrase, intentó que alcanzaran el paso del elfo, y una vez estando cerca, y dudando si quería saber la respuesta, dio un par de vueltas a sus dudas. Y no habló, hasta que mientras lo miraba por ratos al avanzar, él la pilló en ese momento y al sonreír él, lo tomó como una apertura, devolviendo el gesto y así externando su duda.. -Tarek, Cohen no es humano, eso me queda claro, si no, dudo que tuvieran esa amistad que creí tenían. Pero,¿por qué está tan involucrado con ellos? ¿Trabaja en algún cargo político? ¿La gente de éstos templos es... peligrosa?- Cuando se adentraron un tanto más, y estuvieron entre un par de mausoleos con elaboradas esculturas, que se erigían superando por poco la altura del elfo, detuvo el paso adelantándose a ellos y quedando de frente.
-¿Qué sucedió? No es que busque cotilleos, sólo es un poco molesto a veces, andar entre neblina.- Agregó, y después miró a Ava, a quien quería explicar qué era todo el asunto, pero su información, al parecer, era precaria y le parecía que era mejor esperar a que Tarek hiciera aquello. -Y no quiero hacer explicaciones escuetas a Ava.-
Por su puesto, el movimiento abrupto y reprochable del enmascarado, la hizo resoplar, casi se reía, quizás una actitud adoptada recientemente. Un poco harta de la actitud territorial de los nuevos agregados al círculo, que debería ser menos llamativa, en efecto.
Tarek no continuó, lo cual le hizo preguntarse si quizás por los lazos previos de amistad con Cohen, y evitar elevar el conflicto. ¿Por qué parecía que Cohen se codeaba con toda la milicia y religiosos? ¿Sería alguien importante quizás? Tarek aún así, no pareciera estar del todo al tanto de cuán profundas o que habría detrás de sus peculiares conocidos. Por lo que, hasta el momento, depositó relativamente su confianza del lado del elfo. Y cuando Ava resaltó la discreción, sintió algo de impaciencia, por comenzar con la tarea y acabar el drama que los soldados armaban. Sólo la mención de una deuda entre ellas, fue algo extraño, un hecho que incluso le sacó unos momentos del encuentro actual. -¿Qué significa eso? No me debe nada...- Entrelazó los dedos y bajó la vista hacia sus manos, meditando un poco la frase. No había sentido esto antes, no recordaba que nadie se ofreciera a ayudarla, no sin buscar un beneficio propio. Mucho menos por un tipo de deuda. Una sensación irreconocible se había alojado en su pecho.
Lo que comenzó a explicar Cohen, que la regresó al escenario, no le daba tampoco una vía a considerar. ¿Confiar en soldados? No era una idea coherente a su ver, y el hecho de que recalcó las aficiones religiosas de uno de ellos, tampoco echaba flores al mismo. Lo observó de arriba a abajo, deteniéndose en su máscara. ¿Se debería confiar en alguien que, ni siquiera, es capaz de mostrar su rostro? Y qué decir de la acompañante que quedó descubierta cuando el enmascarado se abalanzó sobre el elfo, lucía de una forma peculiar, pero si estaba cuidando las espaldas de él, podría ser que es su sirviente y seguramente también tendrá la misma actitud hacia los demás. Cohen no era un problema, desde donde ella veía las cosas, pero sus amistades la incomodaban, y no quería irse sin sus historias.
Y así fue que, casi como si adivinara los pensamientos de la bruja, Tarek le ofreció acompañarlo, y separarse para de paso reducir el grupo ante lo secretista del asunto. Ella asintió, y alzó la vista al girar la cabeza, dirigiendo una mirada de confidencia a la cuerva. Al darse vuelta para entrar, Tarek habló brevemente a Cohen, y no pudo comprender el contexto, a pesar de ello guardó silencio y una vez el elfo se adentró, la pequeña bruja echó una mirada a Cohen, un poco apenada de que las cosas salieran así, después de todo tenía una personalidad misteriosa que le resultaba interesante, y era una pena no conocerlo un poco más.
Asegurándose de que Ava entrase, intentó que alcanzaran el paso del elfo, y una vez estando cerca, y dudando si quería saber la respuesta, dio un par de vueltas a sus dudas. Y no habló, hasta que mientras lo miraba por ratos al avanzar, él la pilló en ese momento y al sonreír él, lo tomó como una apertura, devolviendo el gesto y así externando su duda.. -Tarek, Cohen no es humano, eso me queda claro, si no, dudo que tuvieran esa amistad que creí tenían. Pero,¿por qué está tan involucrado con ellos? ¿Trabaja en algún cargo político? ¿La gente de éstos templos es... peligrosa?- Cuando se adentraron un tanto más, y estuvieron entre un par de mausoleos con elaboradas esculturas, que se erigían superando por poco la altura del elfo, detuvo el paso adelantándose a ellos y quedando de frente.
-¿Qué sucedió? No es que busque cotilleos, sólo es un poco molesto a veces, andar entre neblina.- Agregó, y después miró a Ava, a quien quería explicar qué era todo el asunto, pero su información, al parecer, era precaria y le parecía que era mejor esperar a que Tarek hiciera aquello. -Y no quiero hacer explicaciones escuetas a Ava.-
Itzamaray
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
Los dioses responden
Inesperada, sobrenatural pero también sutil, una brisa sin origen danzaría en el lugar, libre y juguetona. Nadie podría notarla, pero Itzamaray y Tarek sí, así se quería que fuese. La brisa los envolvería, acariciaría la piel, sintiéndose fría pero sembrando una inusitada serenidad. Y entonces dejaría un beso en el éter, grabado con fuego y magia, antes de desvanecerse sin dejar un adiós. El único vestigio de su existencia fugaz sería una nueva marca en la piel de Itzamaray y Tarek, un tatuaje mágico que solo el poseedor podría ver, la prueba de que un alma rezó por ellos.
Itzamaray, recibes de parte de Ava: Bendición de Intuición: Durante uno cualquiera de tus próximos 3 temas (libres o privados), disfrutarás de un sexto sentido para encontrar cualquier cosa que busques, ya sea un objeto, una persona o, simplemente, el camino a seguir. Solo sigue tu intuición y no podrás perderte, aunque no siempre acabes donde creías que debías ir.
Tarek, recibes de parte de Nousis: Bendición de Franqueza: Durante uno cualquiera de tus próximos 3 temas (libres o privados), nadie podrá ocultarte la verdad. Cualquier pregunta que realices te será respondida con absoluta sinceridad, pero cuidado al abrir la boca, pues tú tampoco podrás mentir.
La bendición estará activa durante la totalidad del tema elegido, desde el primer post al último. Elijan bien.
Ansur
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
La tensión que hasta momentos parecía no aguantar más y estaba a expensas de una mera gota de agua que colmara el vaso, se desinfló tan rápido como vino. Parecía intervención divina, pero Alward ya tenía un nombre para ese fenómeno: Katrina. Esa abrupta contención de emociones y avalancha de dudas sobre el elfo lo declaraban. La miró por unos instantes, agradeciéndole con la mirada, pues el Sevna prefería una solución "pacífica" de un conflicto a un derramamiento de sangre.
Para su sorpresa, el sujeto que había sido víctima de la ira homicida del elfo peliblanco era subordinado del humano que conocía a Cohen. Era un guardia, y como si su mente empezara a hilar recuerdos, y piezas de un rompecabezas comenzasen a encajar, reconoció al susodicho. Era nada más ni nada menos que Peter Lannet, líder del destacamento de la Guardia humana en Sacrestic Ville. No fue mucho después de la invasión por parte de sus congéneres que lo enviaron allí para mantener el orden entre la población y vigilar a los vampiros. Se cruzó con él en un par de ocasiones, pues Alward era conocido en la guardia, aclamado en la guerra como "Héroe de Lunargenta" no solo por los soldados, sino por los propios humanos. Un héroe que cayó y jamás volvió a alzarse. Un héroe que resultó no estar a la altura de las expectativas y que, en un desesperado intento por hacer lo que se esperaba de él; que no era otra cosa que salvar el mundo, fracasó estrepitosamente muriendo. La máscara era una señal de ello: Alward Sevna estaba muerto, y así debía permanecer hasta que consiguiese el poder suficiente como para acabar con aquellos que encarnan el mal en este mundo; las Sierpes.
Y allí estaba, intentando buscar indicios de actividad de las Sierpes en Sacrestic Ville. Los Adoradores de la Serpiente operaban allí, y había dado con uno de sus integrantes, que resultaba ser el que el elfo había matado, que a su vez resultaba ser subordinado de Peter Lannet... todo se complicaba, y tenía que empezar de nuevo en su búsqueda. Quizás si acompañaba a Cohen daría con alguna pista.
-Nuestros intereses vuelven a ir en una misma dirección, Cohen.-Le ofreció la mano.-Cuenta con mi apoyo.-Desvió su mirada brevemente hacia su acompañante, que miraba a los tres hombres que allí habían quedado después de la desbandada de medio grupo.-Y con Alice también. No te dejes engañar por su mudez, es toda una experta en magia de la voz.
Katrina asintió con cortesía.
Alward echó un vistazo a su alrededor. El cementerio le rodeaba y se alzaba de forma imponentemente silenciosa.
-Si lo que buscamos es una entrada secreta sin duda debe de estar en algún mausoleo como bien has dicho.-Se cruzó de brazos.-O algún sitio apartado, ¿Habéis probado en mirada por las alcantarillas? Quizás también sea buena idea mirar en los sitios enrejados que estén descuidados.-De los cuales habían muchos; parcelas de variadas extensiones donde no había construido nada y la maleza estaba alta y descuidada. O también sitios donde antes habían tumbas o alguna construcción pero fue abandonado y sellado para seguridad de los viandantes.
Se quedó unos segundos sopesando, hasta que finalmente optó por dirigirse a Peter.
-Guardia. Debes de conocer esta ciudad como la palma de tu mano, ¿Este cementerio también? ¿Sabes de algún sitio que sea susceptible de estar ajeno y oculto a los demás o simplemente no llame la atención? Después de todo, una entrada secreta debe de ser el sitio menos lógico, predecible y visible de todos.
Última edición por Alward Sevna el Sáb 31 Dic - 2:36, editado 1 vez
Alward Sevna
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
El siguiente en saltar ante la evidente provocación del peliblanco fue el líder de los soldados, obligando a otro de los presentes a interponerse entre ambos para que la cosa no fuese a más. La mala suerte había querido que el pobre desgraciado que yacía inerte fuese uno de sus hombres, con lo que por mucho que hiciese el moreno para calmarlo, algo le decía a la cuerva que las cosas no quedarían así.
Instantes más tarde, cuando parecía que el militar ya no se lanzaría a arrestar al elfo, al menos por el momento, el miembro del grupo que lo había detenido tuvo la amabilidad de explicarles los acontecimientos que los habían llevado hasta allí aquella noche, algo que la mujer bestia agradeció interiormente ya que había sido la última en llegar.
Todo giraba en torno a San Jacobo, quien había desaparecido misteriosamente durante el ataque que había sufrido la iglesia dos noches atrás. ¿Cómo había logrado escaparse de una sala aparentemente cerrada? Eso era lo que debían averiguar, pero la presencia de los seguidores de Blackanus en los alrededores no ayudaba, de ahí que hubiesen recurrido al cementerio para acercarse al edificio.
La teoría que barajaba aquel hombre era que el vampiro habría usado algún pasadizo o túnel para abandonar el lugar sin ser visto, y que la entrada al mismo se encontraba en alguna parte de aquella sagrada tierra de descanso para los difuntos. - No deberíamos perturbar a los muertos… - pensó, la idea en sí no le gustaba, era casi como una falta de respeto hacia aquellos que habían abandonado aquel mundo, con lo que solo podía confiar en que la vía de escape del clérigo no incluyese una visita a alguna tumba ocupada.
Los brillantes ojos de la Midgardiana siguieron las siluetas del par de humanos cuando se apartaron del resto, era evidente que la relación entre ambos era más estrecha, pero que quisiesen hablar alejados de los demás resultaba sospechoso, no ayudaría a mantener un buen ambiente.
Ava no fue la única que debió pensar de ese modo, ya que el peliblanco no tardó en sugerir que se separasen para buscar, alegando que así cubrirían más terreno, aunque seguramente lo que buscaba era alejarse del militar y del enmascarado. En cuanto se dirigió a la hechicera para preguntarle si iría con él, la cuerva centró su atención sobre la muchacha, a fin de cuentas estaba allí por ella, si Itza decidía ir con el elfo, ella haría lo mismo.
Afortunadamente, éste no parecía tener problema con que los acompañase, así que en cuanto la bruja accedió y sus miradas se cruzaron brevemente, la alada le respondió asintiendo levemente con la cabeza. Y sin más que añadir, al menos por su parte, ya que el joven aún tuvo unas palabras con el amigo de Lannet, aguardó a que se internasen en el cementerio para seguirlos de cerca.
Caminando con cuidado por entre las lápidas, valiéndose de su aguda visión para examinarlas en busca de alguna marca extraña, la cuerva se mantuvo detrás de Itzamaray en todo momento, hasta que la chica empezó a hablar con su acompañante. - Tarek… y entonces Cohen debe ser el otro… - comenzó a hilar mentalmente, diciéndose a sí misma que haría bien en recordar los nombres de cara al futuro. - ¿No es humano? - se preguntó al seguir escuchando a la ilusionista, con cierta curiosidad. ¿A qué raza pertenecía entonces?
El siguiente movimiento de la morena la tomó por sorpresa, Itza se adelantó para situarse frente a ellos y pedir algunas respuestas, confesando que se sentía incómoda con aquel secretismo y desinformación. Pero no solo se preocupaba por su persona sino también por la mujer bestia, gesto que sin duda Ava valoraría, aunque no quería convertirse en un lastre de cara a la investigación.
- Yo… bueno, creo que más o menos entiendo lo que ocurre… - intervino, desviando la mirada de uno a otro. - Te… tenemos que asegurarnos de que San Jacobo esté a salvo y no caiga en manos de esos hombres… - gracias a la conversación de la taberna y a los rumores que corrían por Sacrestic estaba al tanto del conflicto que rodeaba la Iglesia de Cristo aquellos días. - Lo que no termino de comprender es lo relacionado con los Aeros de Sangre que mencionaron antes… ¿qué son? - expuso sus dudas, esperando que pudiesen arrojar algo de luz al respecto antes de seguir peinando el cementerio en busca de la supuesta entrada al pasadizo que debía llegar a la sacristía.
Instantes más tarde, cuando parecía que el militar ya no se lanzaría a arrestar al elfo, al menos por el momento, el miembro del grupo que lo había detenido tuvo la amabilidad de explicarles los acontecimientos que los habían llevado hasta allí aquella noche, algo que la mujer bestia agradeció interiormente ya que había sido la última en llegar.
Todo giraba en torno a San Jacobo, quien había desaparecido misteriosamente durante el ataque que había sufrido la iglesia dos noches atrás. ¿Cómo había logrado escaparse de una sala aparentemente cerrada? Eso era lo que debían averiguar, pero la presencia de los seguidores de Blackanus en los alrededores no ayudaba, de ahí que hubiesen recurrido al cementerio para acercarse al edificio.
La teoría que barajaba aquel hombre era que el vampiro habría usado algún pasadizo o túnel para abandonar el lugar sin ser visto, y que la entrada al mismo se encontraba en alguna parte de aquella sagrada tierra de descanso para los difuntos. - No deberíamos perturbar a los muertos… - pensó, la idea en sí no le gustaba, era casi como una falta de respeto hacia aquellos que habían abandonado aquel mundo, con lo que solo podía confiar en que la vía de escape del clérigo no incluyese una visita a alguna tumba ocupada.
Los brillantes ojos de la Midgardiana siguieron las siluetas del par de humanos cuando se apartaron del resto, era evidente que la relación entre ambos era más estrecha, pero que quisiesen hablar alejados de los demás resultaba sospechoso, no ayudaría a mantener un buen ambiente.
Ava no fue la única que debió pensar de ese modo, ya que el peliblanco no tardó en sugerir que se separasen para buscar, alegando que así cubrirían más terreno, aunque seguramente lo que buscaba era alejarse del militar y del enmascarado. En cuanto se dirigió a la hechicera para preguntarle si iría con él, la cuerva centró su atención sobre la muchacha, a fin de cuentas estaba allí por ella, si Itza decidía ir con el elfo, ella haría lo mismo.
Afortunadamente, éste no parecía tener problema con que los acompañase, así que en cuanto la bruja accedió y sus miradas se cruzaron brevemente, la alada le respondió asintiendo levemente con la cabeza. Y sin más que añadir, al menos por su parte, ya que el joven aún tuvo unas palabras con el amigo de Lannet, aguardó a que se internasen en el cementerio para seguirlos de cerca.
Caminando con cuidado por entre las lápidas, valiéndose de su aguda visión para examinarlas en busca de alguna marca extraña, la cuerva se mantuvo detrás de Itzamaray en todo momento, hasta que la chica empezó a hablar con su acompañante. - Tarek… y entonces Cohen debe ser el otro… - comenzó a hilar mentalmente, diciéndose a sí misma que haría bien en recordar los nombres de cara al futuro. - ¿No es humano? - se preguntó al seguir escuchando a la ilusionista, con cierta curiosidad. ¿A qué raza pertenecía entonces?
El siguiente movimiento de la morena la tomó por sorpresa, Itza se adelantó para situarse frente a ellos y pedir algunas respuestas, confesando que se sentía incómoda con aquel secretismo y desinformación. Pero no solo se preocupaba por su persona sino también por la mujer bestia, gesto que sin duda Ava valoraría, aunque no quería convertirse en un lastre de cara a la investigación.
- Yo… bueno, creo que más o menos entiendo lo que ocurre… - intervino, desviando la mirada de uno a otro. - Te… tenemos que asegurarnos de que San Jacobo esté a salvo y no caiga en manos de esos hombres… - gracias a la conversación de la taberna y a los rumores que corrían por Sacrestic estaba al tanto del conflicto que rodeaba la Iglesia de Cristo aquellos días. - Lo que no termino de comprender es lo relacionado con los Aeros de Sangre que mencionaron antes… ¿qué son? - expuso sus dudas, esperando que pudiesen arrojar algo de luz al respecto antes de seguir peinando el cementerio en busca de la supuesta entrada al pasadizo que debía llegar a la sacristía.
Ava Kenrith
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
Tarek se terminó acercando a él para estampar sobre su pecho un cartel de búsqueda con las descripciones del elfo y la joven bruja. Al parecer, los acusaba de ser sospechosos de haber provocado un incendio. Observó el papel con incredulidad: jamás pensó que la eficacia de los soldados humanos se había vuelto tan rápida, pero sin duda, Peter los guiaba bien. Aún así, tras observar el documento, miró a Lannet.
―Ninguno de ellos dos está implicado en el incendio. Han estado conmigo durante toda la noche. Hemos pasado cerca del lugar, pero ellos no se han visto implicado en el asunto del fuego…
El vampiro intentó ser convincente. Más que nada para evitar que la tensión se relajara. Aún así, quedaron divididos. Mientras que dos tercios de los aeros viajaban con Tarek e Itzamaray, el último tercio de los mismos estaba en su posesión.
Zydan y Alice se comprometieron a ayudar. Zydan desveló que Alice, a pesar de su mudez, era vampiresa de la voz, algo que sospechó ya en su encuentro anterior. Aunque la presencia de los humanos lo había complicado todo, el vampiro aún se mostraba seguro de poder realizar esa misión. Confiaba en que todos, a pesar de sus diferencias, dejaran a un lado sus diferencias raciales para colaborar. Si no lo hacían, demostrarían no diferenciarse mucho de aquello que achacaban a la otra parte.
A pesar de todo lo ocurrido, Cohen se seguía guardando información. No había desvelado un dato crucial: sus sospechas de la existencia del símbolo del Ojo Carmesí tallado en el mausoleo con la entrada secreta al túnel, en el caso de que el acceso al mismo estuviera en el cementerio, algo de lo que no estaba del todo seguro, aunque confiaba en su intuición.
Pero, ¿quería Cohen dar a conocer a Peter la existencia de la ubicación de ese túnel? Tenía sus dudas. Él era el líder de los soldados…
Escuchó las palabras de Zydan sobre los túneles, las alcantarillas y si Peter conocía la existencia de un lugar oculto o apartado.
―Me temo que no. Hace unas semanas, tuvimos unos casos de profanación de tumbas. Por eso mi subalterno estaba aquí… ―dijo el humano, aunque en las últimas palabras, le pareció percibir un matiz de inseguridad. Luego, añadió― Los mausoleos principales se encuentran en el centro del cementerio, aunque hay algunos más al otro lado. Algunos de familias más insignificantes…
―Quizás deberíamos probar acudiendo allí. Dejemos que las cosas se calmen por un rato...―añadió esto último, mirando hacia Peter principalmente, que era el que transmitía estar aún más nervioso de los cuatro.
El grupo formado por dos humanos y dos vampiros se puso en marcha en dirección a los mausoleos más apartados, aumentando la distancia entre ambos grupos.
―¡Hermano Blackanus! ¡Hermano Blackanus!
Los gritos del hombre aumentaban su volumen mientras se acercaba al líder de los humanos. El hermano Blackanus observaba su anillo mágico, la reliquia que le hacía inmune a la magia de la voz, mientras alzaba su sibilina mirada hacia el hermano que corría hacia él.
―¿Qué es lo que ocurre?
―En el cementerio… Está el monaguillo, el enmascarado y la chica extraña de la otra noche. Lannet va con ellos.
Blackanus se puso en pie y dirigió su firme paso hacia la sala dónde se encontraban la mayoría de los hermanos que no estaban custodiando la iglesia.
―¡Hermanos! ¡Álcense! ¡Es hora de luchar por la Iglesia de Cristo!
―Ninguno de ellos dos está implicado en el incendio. Han estado conmigo durante toda la noche. Hemos pasado cerca del lugar, pero ellos no se han visto implicado en el asunto del fuego…
El vampiro intentó ser convincente. Más que nada para evitar que la tensión se relajara. Aún así, quedaron divididos. Mientras que dos tercios de los aeros viajaban con Tarek e Itzamaray, el último tercio de los mismos estaba en su posesión.
Zydan y Alice se comprometieron a ayudar. Zydan desveló que Alice, a pesar de su mudez, era vampiresa de la voz, algo que sospechó ya en su encuentro anterior. Aunque la presencia de los humanos lo había complicado todo, el vampiro aún se mostraba seguro de poder realizar esa misión. Confiaba en que todos, a pesar de sus diferencias, dejaran a un lado sus diferencias raciales para colaborar. Si no lo hacían, demostrarían no diferenciarse mucho de aquello que achacaban a la otra parte.
A pesar de todo lo ocurrido, Cohen se seguía guardando información. No había desvelado un dato crucial: sus sospechas de la existencia del símbolo del Ojo Carmesí tallado en el mausoleo con la entrada secreta al túnel, en el caso de que el acceso al mismo estuviera en el cementerio, algo de lo que no estaba del todo seguro, aunque confiaba en su intuición.
Pero, ¿quería Cohen dar a conocer a Peter la existencia de la ubicación de ese túnel? Tenía sus dudas. Él era el líder de los soldados…
Escuchó las palabras de Zydan sobre los túneles, las alcantarillas y si Peter conocía la existencia de un lugar oculto o apartado.
―Me temo que no. Hace unas semanas, tuvimos unos casos de profanación de tumbas. Por eso mi subalterno estaba aquí… ―dijo el humano, aunque en las últimas palabras, le pareció percibir un matiz de inseguridad. Luego, añadió― Los mausoleos principales se encuentran en el centro del cementerio, aunque hay algunos más al otro lado. Algunos de familias más insignificantes…
―Quizás deberíamos probar acudiendo allí. Dejemos que las cosas se calmen por un rato...―añadió esto último, mirando hacia Peter principalmente, que era el que transmitía estar aún más nervioso de los cuatro.
El grupo formado por dos humanos y dos vampiros se puso en marcha en dirección a los mausoleos más apartados, aumentando la distancia entre ambos grupos.
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―¡Hermano Blackanus! ¡Hermano Blackanus!
Los gritos del hombre aumentaban su volumen mientras se acercaba al líder de los humanos. El hermano Blackanus observaba su anillo mágico, la reliquia que le hacía inmune a la magia de la voz, mientras alzaba su sibilina mirada hacia el hermano que corría hacia él.
―¿Qué es lo que ocurre?
―En el cementerio… Está el monaguillo, el enmascarado y la chica extraña de la otra noche. Lannet va con ellos.
Blackanus se puso en pie y dirigió su firme paso hacia la sala dónde se encontraban la mayoría de los hermanos que no estaban custodiando la iglesia.
―¡Hermanos! ¡Álcense! ¡Es hora de luchar por la Iglesia de Cristo!
Cohen
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
La joven bruja le devolvió una tímida sonrisa, al tiempo que se internaban, seguidos de la mujer-bestia entre las tumbas y mausoleos del cementerio. El gesto pareció darle además el valor para expresar sus dudas de forma directa. Tarek permaneció en silencio por un instante, sopesando sus palabras. A su alrededor, el camposanto parecía volverse más agreste, menos cuidado. Probablemente habían alcanzado una sección antigua del mismo.
- No lo sé –admitió- Nuestra relación se limita a un par de encuentros, uno en Midgard y otro aquí, hace algunas semanas. Ambas fueron circunstancias excepcionales y en cierta medida marcaron la… extraña relación que tenemos. No sé si lo llamaría amistad, apenas nos conocemos, pero es una persona a la que aprecio –avanzaron un poco más, por un camino cada vez más abandonado- Desconozco cuáles son sus negocios con las autoridades de la ciudad. Creí… bueno, que estaría a favor de los vampiros en esta disputa. Respecto a los religiosos… al parecer hay una rama de extremistas atacando la iglesia –señaló la misma con la cabeza- No sé nada más.
Cuando el camino desapareció bajo sus pies, se adentraron entre un mar de mausoleos. Sus intrincadas decoraciones y la esbeltez de los propios edificios, que proyectaban sombras inescrutables en la noche, lo llevaron a pensar que se encontraba en un bosque de piedra. Las estatuas que coronaban o presidian aquellos lugares de descanso habían sido víctimas del paso del tiempo, y la lluvia y los líquenes habían creado oscuros regueros bajo los ojos de las sufrientes figuras, dando la sensación de que lloraban amargamente ante ellos. De alguna manera, parecían vivas.
La menuda figura de Itzamaray se situó entonces ante él, obligándolo a parar. La chica lo miró inquisitiva, antes de verbalizar aquel asunto que el peliblanco se había prometido nomencionar hasta que estuviesen a salvo. La observó con atención. Quizás se había equivocado con ella y su aparente fragilidad era simplemente eso, cuestión de apariencia. Sin embargo, fue la mujer-bestia la que rompió el silencio.
El elfo la miró entonces a ella y, ante su pregunta sobre los Aeros de Sangre, sacó uno de los ejemplares del zurrón que llevaba y se lo entregó.
- Son publicaciones apócrifas de un humano demasiado afectado por los opiáceos como para trasladarlas él mismo. No me preguntes porqué son tan importantes, no sabría qué contestarte –se volvió entonces hacia Itzamaray- El soldado al que liquidé… tenía un cartel de búsqueda y captura en las manos. Se ofrecía una cuantiosa recompensa por una bruja menuda y un elfo de cabellos blancos, culpables de incendiar la imprenta de la ciudad. Quizás haya más brujas menudas en la ciudad, pero te aseguro que el elfo solo puedo ser yo. Ya no quedan otros como yo. Sorpresivamente no se hablaba de ningún vampiro –Tarek le dirigió una significativa mirada antes de añadir- Creo que tú misma puedes responder porqué, viendo la cercana relación que une a nuestro amigo Cohen con el jefe de la guardia de la ciudad.
Dirigió de nuevo la mirada al mar de tumbas y mausoleos que los rodeaban. Eran antiguas. Algunas debían tener unos cuantos cientos de años, algo que resultó particularmente extraño, puesto que la ciudad había sido territorio de vampiros hasta hacía relativamente poco. Sin embargo, si se miraba con suficiente atención, podían distinguirse sutiles marcas de uso en algunas de las estructuras. Hierva más corta o pisada, rozaduras de óxido en las jambas de algunas puertas, manchas de barro en los escalones de acceso a los mausoleos…
Le pareció percibir algo que se movía cerca de ellos pero, al girarse, solo pudo ver una de aquellas dolientes estatuas, que observaba con ojos vacíos y llorosos algo que nadie más parecía poder ver. Probablemente solo se estaba imaginando cosas.
- ¿Por dónde empezamos? Hay que encontrar una entrada en… algún sitio –abrió los brazos para señalar el cementerio a su alrededor- ¿Alguna idea?
Quizás habría sido buena idea quedarse con el resto de grupo. Quizás habría sido más prudente quedarse e interrogar a Cohen sobre qué era lo que debían buscar. Quizás no debería haber seguido en aquello después de todo. Pero sin duda abandonar al resto del grupo había sido lo más inteligente… o la noche habría acabado en un baño de sangre.
- No lo sé –admitió- Nuestra relación se limita a un par de encuentros, uno en Midgard y otro aquí, hace algunas semanas. Ambas fueron circunstancias excepcionales y en cierta medida marcaron la… extraña relación que tenemos. No sé si lo llamaría amistad, apenas nos conocemos, pero es una persona a la que aprecio –avanzaron un poco más, por un camino cada vez más abandonado- Desconozco cuáles son sus negocios con las autoridades de la ciudad. Creí… bueno, que estaría a favor de los vampiros en esta disputa. Respecto a los religiosos… al parecer hay una rama de extremistas atacando la iglesia –señaló la misma con la cabeza- No sé nada más.
Cuando el camino desapareció bajo sus pies, se adentraron entre un mar de mausoleos. Sus intrincadas decoraciones y la esbeltez de los propios edificios, que proyectaban sombras inescrutables en la noche, lo llevaron a pensar que se encontraba en un bosque de piedra. Las estatuas que coronaban o presidian aquellos lugares de descanso habían sido víctimas del paso del tiempo, y la lluvia y los líquenes habían creado oscuros regueros bajo los ojos de las sufrientes figuras, dando la sensación de que lloraban amargamente ante ellos. De alguna manera, parecían vivas.
La menuda figura de Itzamaray se situó entonces ante él, obligándolo a parar. La chica lo miró inquisitiva, antes de verbalizar aquel asunto que el peliblanco se había prometido nomencionar hasta que estuviesen a salvo. La observó con atención. Quizás se había equivocado con ella y su aparente fragilidad era simplemente eso, cuestión de apariencia. Sin embargo, fue la mujer-bestia la que rompió el silencio.
El elfo la miró entonces a ella y, ante su pregunta sobre los Aeros de Sangre, sacó uno de los ejemplares del zurrón que llevaba y se lo entregó.
- Son publicaciones apócrifas de un humano demasiado afectado por los opiáceos como para trasladarlas él mismo. No me preguntes porqué son tan importantes, no sabría qué contestarte –se volvió entonces hacia Itzamaray- El soldado al que liquidé… tenía un cartel de búsqueda y captura en las manos. Se ofrecía una cuantiosa recompensa por una bruja menuda y un elfo de cabellos blancos, culpables de incendiar la imprenta de la ciudad. Quizás haya más brujas menudas en la ciudad, pero te aseguro que el elfo solo puedo ser yo. Ya no quedan otros como yo. Sorpresivamente no se hablaba de ningún vampiro –Tarek le dirigió una significativa mirada antes de añadir- Creo que tú misma puedes responder porqué, viendo la cercana relación que une a nuestro amigo Cohen con el jefe de la guardia de la ciudad.
Dirigió de nuevo la mirada al mar de tumbas y mausoleos que los rodeaban. Eran antiguas. Algunas debían tener unos cuantos cientos de años, algo que resultó particularmente extraño, puesto que la ciudad había sido territorio de vampiros hasta hacía relativamente poco. Sin embargo, si se miraba con suficiente atención, podían distinguirse sutiles marcas de uso en algunas de las estructuras. Hierva más corta o pisada, rozaduras de óxido en las jambas de algunas puertas, manchas de barro en los escalones de acceso a los mausoleos…
Le pareció percibir algo que se movía cerca de ellos pero, al girarse, solo pudo ver una de aquellas dolientes estatuas, que observaba con ojos vacíos y llorosos algo que nadie más parecía poder ver. Probablemente solo se estaba imaginando cosas.
- ¿Por dónde empezamos? Hay que encontrar una entrada en… algún sitio –abrió los brazos para señalar el cementerio a su alrededor- ¿Alguna idea?
Quizás habría sido buena idea quedarse con el resto de grupo. Quizás habría sido más prudente quedarse e interrogar a Cohen sobre qué era lo que debían buscar. Quizás no debería haber seguido en aquello después de todo. Pero sin duda abandonar al resto del grupo había sido lo más inteligente… o la noche habría acabado en un baño de sangre.
Tarek Inglorien
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
No sabía si preocuparse por ello o considerarlo como una ventaja para confiar de lleno en el elfo, y es que una parte de sí esperaba que fueran cercanos para restar importancia a la relación de Cohen con esa calidad de “amigos” de los que al parecer se rodeaba, sin embargo no le dio demasiadas vueltas al tema esta vez, centrándose en que por ahora el equipo tenía a Ava y consideraba a la mujer-bestia como de fiar. Asintió lentamente al finalizar Tarek de comentar su resumen relacionado a lo de Cohen, sólo enfocándose en lo que representaba la aseveración de los supuestos extremistas. ¿A qué clase de extremismo se referiría? Era una síntesis difícil de hacer ya que no conocía la religión de los humanos y eso la enajena de medir cuán peligroso o no pueda resultar al final.
-Son interesantes, creo que te podrían gustar....- Dijo con ilusión a pesar de no conocer los gustos de la cuerva, cuando Tarek le mostró uno de los libretos a Ava, como si todo lo demás no importara cuando recordaba que podría leer el contenido de varios de ellos con calma. Luego no fue posible mantener una expresión estoica ante lo primero que le dijo con el asunto del soldado, alzando las cejas y preocupándose en serio por el hecho. ¿Tan rápido viajaba la información? O será entonces que ¿desde el inicio les estaban vigilando... más bien a Cohen y ellos salieron como mejores chivos expiatorios? ¿Qué estaba detrás de todo el asunto de los Aeros realmente? Una curiosidad enervante la comenzaba a invadir, queriendo ahora saber más acerca de lo que escondía la bonita ciudad. ¿Tendría relación con los vampiros? Un brillo malicioso se despertó en sus pupilas, y sonrió de medio lado.
El recinto sagrado de descanso, cuando lo observaba atentamente, podría tener una apariencia casi poética, quizás si ella enterrara a su gente no habría hecho una serie de esculturas tales como las que abundaban en el territorio, ante sus costumbres menos “modernas” tal vez. Pero se le ocurría que era una forma muy dedicada y amorosa para hacerlo, considerando que la muerte es un cierre trágico o tranquilo, permite la trascendencia del alma a un todo, al menos bajo sus creencias.
Ella meditó un poco las cosas, y pasando por encima de su poca experiencia se basó sólo en lo más obvio, un pasadizo o túnel que lleva hacia dentro del edificio religioso, muy probablemente exclusivamente a donde se encontraría antes San Jacobo. -Me parece que... buscar una reja, puerta o tapadera que se vea relativamente fácil de mover ¿no? Supongo que donde se encuentran las rocas planas en vertical no parecen una puerta, sólo están estos pequeños templos.- Dijo refiriéndose a los mausoleos. Rodeando el más próximo a ellos, familiarizándose con la estructura, revelándose que tenía un cerrojo de llave, como si se tratase de un cofre. No debería ser tan complicado para ella abrirla... o abrirlas. Dependería de lo compleja que sea por dentro, meditó. -Hay muchas por abrir... ¿Qué piensas Ava?- Sin embargo en cuestión de un momento al otro, se le ocurrió que debería intentar incurrir dentro de la iglesia, debe haber alguna manera, ventanas, tragaluz, algo... -Sería perder más tiempo... Voy a entrar.- Se asomó por el costado del mausoleo, mirándolos a ambos alternadamente. -Puedo entrar, buscar una forma de entrar y si no hay... bueno algo se me ocurrirá una vez ahí...- Tarek miró a la cuerva, y entonces comenzó a hablar a ambas de un improvisado plan, aprovechando dos destacables ventajas para pasar un poco desapercibidos, conforme escuchaba asentía, pero por dentro pensó que estaba entrando en una dama de hierro y salir bien parada era una exigencia prioritaria. Miró a Ava cuando ella habló, al elfo proponerle que tome los cargamentos y buscase al grupo de Cohen, e hicieran su parte para continuar la premisa de entregar los Aeros de Sangre, no parecía que estuviera convencida del todo. -Estaremos bien.- Mintió. El elfo continuó y al finalizar ambos le entregaron los ejemplares en sus bolsos.
______________________________________________
Una vez atravesaron el camposanto, no había mucho por donde tratar, más que un par de “ventanas”, si a eso se le podía llamar así, estaban claramente a oscuras por dentro así que eso probablemente era señal de estar despejado de fanáticos. En silencio se retiró las botas, no podía entrar y hacer esa clase de ruidos, así que se paró con las plantas sobre las botas sueltas y no ensuciarse, ayudada por Tarek, quien la subió ese metro extra que ella no alcanzaba, en efecto no había nadie ahí, se dio la tarea de ingresar, empezando por sus piernas y poder caer de forma favorable. Pero justo antes de perderse en la ventanilla, que apretujaba su cadera, le avisó: -Si ves o escuchas cualquier cosa no humanoide, no es real.- Sonrió como los niños cuando hacen una travesura, y se metió.
Al soltar sus manos del borde, cae sobre una textura aterciopelada, y perdiendo el equilibrio momentáneamente. Concentró éter para formar una tenue luz y ver en dónde estaba, había libros, pergaminos, un aroma a madera vieja y como algo ahumado, era una habitación muy pequeña, su corazón estaba descontrolado, por completo, por lo que antes de salir de ahí, exhaló y era casi como liberar el ligero temor mezclado con adrenalina, pensar claro ahora es lo que necesitaba.
Frente a la puerta, deshizo la luz, y abrió muy despacio, lo suficiente para sacar el cuerpo al ras. Todo lucía muy solemne, oscuro ya que muchas de las velas se habían apagado, y sin pensarlo más de una vez, emergió del espacio entre puerta y marco, sumergiéndose en las sombras. El camino no fue tan largo, pero la tensión lo hacía parecer como si lo fuese, y en el punto que había mucha mejor visión, y las sombras ya no eran tan densas, había algo de alboroto, voces... Júbilo, pero no eran demasiados, los suficientes claro, para no salir a plena vista en medio de ellos, por lo que cuando estuvo en el otro extremo del salón se agachó a observarlos, su ropa era muy peculiar para ser hombres todos.
Ajustó la capucha sobre su cabeza, juntando sus manos y de inmediato generarse un cosquilleo en las palmas, a la par que murmuraba en un dialecto distinto, del que obtiene ese acento serpenteante y con erres suaves, mientras lo hacía y observa a sus objetivos comprendió que pretendían acudir al cementerio... cada palabra en el idioma común invitaba al miedo: “Corre, llora, grita... teme, tiembla, el mal viene por tí, te devora, te consume, te doblega”. Una especie de humo negro cubrió las paredes, y como espirales formaron poco a poco lobos de sombras, con un aullido que resonara en la cabeza de los presentes. Si bien su magia no era infalible, al menos eso crearía una distracción, y pánico, en quien quiera que hiciese efecto, los sonidos retumbaron en el lugar, eran muy claros para la creadora, y esperaba que también para ellos.
-Son interesantes, creo que te podrían gustar....- Dijo con ilusión a pesar de no conocer los gustos de la cuerva, cuando Tarek le mostró uno de los libretos a Ava, como si todo lo demás no importara cuando recordaba que podría leer el contenido de varios de ellos con calma. Luego no fue posible mantener una expresión estoica ante lo primero que le dijo con el asunto del soldado, alzando las cejas y preocupándose en serio por el hecho. ¿Tan rápido viajaba la información? O será entonces que ¿desde el inicio les estaban vigilando... más bien a Cohen y ellos salieron como mejores chivos expiatorios? ¿Qué estaba detrás de todo el asunto de los Aeros realmente? Una curiosidad enervante la comenzaba a invadir, queriendo ahora saber más acerca de lo que escondía la bonita ciudad. ¿Tendría relación con los vampiros? Un brillo malicioso se despertó en sus pupilas, y sonrió de medio lado.
El recinto sagrado de descanso, cuando lo observaba atentamente, podría tener una apariencia casi poética, quizás si ella enterrara a su gente no habría hecho una serie de esculturas tales como las que abundaban en el territorio, ante sus costumbres menos “modernas” tal vez. Pero se le ocurría que era una forma muy dedicada y amorosa para hacerlo, considerando que la muerte es un cierre trágico o tranquilo, permite la trascendencia del alma a un todo, al menos bajo sus creencias.
Ella meditó un poco las cosas, y pasando por encima de su poca experiencia se basó sólo en lo más obvio, un pasadizo o túnel que lleva hacia dentro del edificio religioso, muy probablemente exclusivamente a donde se encontraría antes San Jacobo. -Me parece que... buscar una reja, puerta o tapadera que se vea relativamente fácil de mover ¿no? Supongo que donde se encuentran las rocas planas en vertical no parecen una puerta, sólo están estos pequeños templos.- Dijo refiriéndose a los mausoleos. Rodeando el más próximo a ellos, familiarizándose con la estructura, revelándose que tenía un cerrojo de llave, como si se tratase de un cofre. No debería ser tan complicado para ella abrirla... o abrirlas. Dependería de lo compleja que sea por dentro, meditó. -Hay muchas por abrir... ¿Qué piensas Ava?- Sin embargo en cuestión de un momento al otro, se le ocurrió que debería intentar incurrir dentro de la iglesia, debe haber alguna manera, ventanas, tragaluz, algo... -Sería perder más tiempo... Voy a entrar.- Se asomó por el costado del mausoleo, mirándolos a ambos alternadamente. -Puedo entrar, buscar una forma de entrar y si no hay... bueno algo se me ocurrirá una vez ahí...- Tarek miró a la cuerva, y entonces comenzó a hablar a ambas de un improvisado plan, aprovechando dos destacables ventajas para pasar un poco desapercibidos, conforme escuchaba asentía, pero por dentro pensó que estaba entrando en una dama de hierro y salir bien parada era una exigencia prioritaria. Miró a Ava cuando ella habló, al elfo proponerle que tome los cargamentos y buscase al grupo de Cohen, e hicieran su parte para continuar la premisa de entregar los Aeros de Sangre, no parecía que estuviera convencida del todo. -Estaremos bien.- Mintió. El elfo continuó y al finalizar ambos le entregaron los ejemplares en sus bolsos.
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Una vez atravesaron el camposanto, no había mucho por donde tratar, más que un par de “ventanas”, si a eso se le podía llamar así, estaban claramente a oscuras por dentro así que eso probablemente era señal de estar despejado de fanáticos. En silencio se retiró las botas, no podía entrar y hacer esa clase de ruidos, así que se paró con las plantas sobre las botas sueltas y no ensuciarse, ayudada por Tarek, quien la subió ese metro extra que ella no alcanzaba, en efecto no había nadie ahí, se dio la tarea de ingresar, empezando por sus piernas y poder caer de forma favorable. Pero justo antes de perderse en la ventanilla, que apretujaba su cadera, le avisó: -Si ves o escuchas cualquier cosa no humanoide, no es real.- Sonrió como los niños cuando hacen una travesura, y se metió.
Al soltar sus manos del borde, cae sobre una textura aterciopelada, y perdiendo el equilibrio momentáneamente. Concentró éter para formar una tenue luz y ver en dónde estaba, había libros, pergaminos, un aroma a madera vieja y como algo ahumado, era una habitación muy pequeña, su corazón estaba descontrolado, por completo, por lo que antes de salir de ahí, exhaló y era casi como liberar el ligero temor mezclado con adrenalina, pensar claro ahora es lo que necesitaba.
Frente a la puerta, deshizo la luz, y abrió muy despacio, lo suficiente para sacar el cuerpo al ras. Todo lucía muy solemne, oscuro ya que muchas de las velas se habían apagado, y sin pensarlo más de una vez, emergió del espacio entre puerta y marco, sumergiéndose en las sombras. El camino no fue tan largo, pero la tensión lo hacía parecer como si lo fuese, y en el punto que había mucha mejor visión, y las sombras ya no eran tan densas, había algo de alboroto, voces... Júbilo, pero no eran demasiados, los suficientes claro, para no salir a plena vista en medio de ellos, por lo que cuando estuvo en el otro extremo del salón se agachó a observarlos, su ropa era muy peculiar para ser hombres todos.
Ajustó la capucha sobre su cabeza, juntando sus manos y de inmediato generarse un cosquilleo en las palmas, a la par que murmuraba en un dialecto distinto, del que obtiene ese acento serpenteante y con erres suaves, mientras lo hacía y observa a sus objetivos comprendió que pretendían acudir al cementerio... cada palabra en el idioma común invitaba al miedo: “Corre, llora, grita... teme, tiembla, el mal viene por tí, te devora, te consume, te doblega”. Una especie de humo negro cubrió las paredes, y como espirales formaron poco a poco lobos de sombras, con un aullido que resonara en la cabeza de los presentes. Si bien su magia no era infalible, al menos eso crearía una distracción, y pánico, en quien quiera que hiciese efecto, los sonidos retumbaron en el lugar, eran muy claros para la creadora, y esperaba que también para ellos.
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OFF:
- Spoiler:
Terror [nivel 0]: (Hab. Mágica/2 usos/1 turno duracion)Concentro el éter para crear criaturas o escenarios a la vista de sus objetivos, el objetivo será crear el mayor terror que cause un shock o huida. La eficacia puede verse mermada o anulada de acuerdo a los rasgos y/o habilidades mágicas o mentales que pueda tener uno o más de los objetivos.
2. Me resulta intuitivo manipular el éter con fines de realizar hechizos ilusorios/visiones, enfocadas en lograr una reacción o emoción que me favorezca en el momento.
3. Tengo la facilidad de influenciar pensamientos y/o conductas, de manera intuitiva, en los demás a través de mis medios de expresión ya sean sociales o mágicos.
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Itzamaray
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
Mientras caminaba, Alward notaba la pesadez de su cuerpo y piernas. Le estaban suplicando que parase por hoy, que ya era suficiente y que necesitaba descansar... pero él tenía otros planes en mente. Antes de que amaneciera, debía encontrar alguna pista de la presencia de las Sierpes en la ciudad.
Katrina notaba esa fatiga en su compañero, y no le quitaba el ojo de encima. Nunca se adentraba en su mente más de lo necesario, solo para hablarle, pero esta vez sintió la tentación de hacerlo para sugestionarle y que así abandonara aquella absurda búsqueda nocturna con gente que posiblemente no fuese de fiar.
Los mausoleos más apartados del centro del cementerio eran los más modestos, y sin lugar a dudas los de las familias menos pudientes. Para que una familia tuviera un mausoleo debía tener el suficiente dinero como para costeárselo y mantenerlo, la mayoría de muertos que no llegaban a ese nivel adquisitivo simplemente eran tirados todos en un pozo común en el propio camposanto. Esa era la costumbre cristiana, rara y distinta a la del resto del sur del continente y parte de las Islas Illidenses... aún se preguntaba por qué los vampiros tenían esa predilección para abandonar a los antiguos dioses y entregar su fe y su alma a un único Dios.
Esos eran los pensamientos que se cruzaban en la cansada mente del enmascarado mientras observaba aquellas estructuras y otras tumbas individuales mucho más modestas, algunas recubiertas de líquenes y otras tantas desgastadas por el paso del tiempo, y también habían otras que incluían los dos aspectos.
"¿Estarán aquí los hombres del Rey Vladimir?", pensó mientras escrutaba con su mirada el silencioso y solemne paisaje. "Hombres que yo maté.", añadió en su conversación consigo mismo.
La guerra no era cosa ajena para el Sevna, y como todo soldado que haya participado en una, sabía que era imposible de olvidar cada vida sesgada. Mucho habían cambiado las cosas desde aquel entonces; los años habían pasado y su vida había cambiado. De ser un mercenario pasó a ser un soldado de la Guardia, tras eso lo nombraron Caballero, y después de eso... estaba oficialmente muerto, hasta para sus seres queridos. No sabía nada de ellos, ni siquiera si seguían vivos, y eso le avergonzaba... pero no podía hacer otra cosa en aquel momento. Tenía que cumplir su misión.
-No parece haber mucho por aquí. Los mausoleos son demasiado pequeños para que haya algún túnel secreto o algo parecido.
La voz de Katrina le despertó de su ensimismamiento. Sin darse cuenta, la vampiresa se había puesto a su lado, mirando al igual que él las tumbas y mirándolo de reojo con los brazos cruzados, apoyando cada mano en el codo opuesto.
Desvió levemente su mirada hacia ella, sin saber qué responder, pues parecía tener lógica.
Se volteó para ver dónde estaban Cohen y Peter, cuando los localizó, les habló.
-¿Habéis encontrado algo? No parece que aquí haya nada, demasiado pequeñas las tumbas, ¿No os parece?-Preguntó esperando respuesta.-Quizás deberíamos volver con los demás... Puede que hayan dado con algo.
Alward Sevna
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
En respuesta a su pregunta sobre aquellos Aeros de Sangre, el elfo sacó un ejemplar de su bolsa y se lo entregó para que pudiese echarle un vistazo, explicándole brevemente el origen de las mismos. Ava bajó la mirada para intentar leer el contenido del panfleto, pero pronto su interés pasó a centrarse en las palabras del peliblanco, en cuanto éste mencionó algo acerca de unos carteles de busca y captura que seguramente, se referían tanto a él como a la hechicera.
- ¿Incendiar una imprenta? - se preguntó mentalmente, desviando los ambarinos ojos hacia Itza. Al parecer lo que la muchacha le había dicho sobre la ciudad era cierto, un nuevo lío aguardaba tras cada esquina y desde la noche en que la había ayudado a librarse de Viv, la bruja había estado ocupada. En base a lo que decía Tarek, todo apuntaba a que Cohen también había estado involucrado en el asunto, pero a diferencia de ellos, no se había dado la orden de investigar a ningún vampiro, de lo que se podía deducir que esa era la raza a la que pertenecía.
Manteniéndose al margen de la conversación, ya que no era quién para opinar, la cuerva esperó hasta que volvieron a la misión que los había traído hasta allí, encontrar la supuesta entrada secreta a la iglesia. Buscar pistas o rastros se le daba bastante bien así que podría resultar útil al grupo, o eso pensaba, ya que Itzamaray pronto cambió de parecer, optando por colarse directamente en el sagrado edificio, ignorando el peligro que los hombres de Blackanus suponían.
Quiso intervenir para hacer ver a la joven que esa no era la idea más sensata, pero antes de que pudiese hacerlo sus acompañantes se pusieron de acuerdo, delegando en ella la tarea de proteger los Aeros de Sangre y llevarlos con el otro grupo. - Tened cuidado. - fue lo único que alcanzó a decir, aceptando aquel papel, aunque sin estar del todo de acuerdo con el rumbo que estaba tomando todo.
Nada más perderlos de vista, la alada se giró para volver sobre sus pasos, pasando por entre las tumbas y mausoleos rápidamente, debía informar a los demás de lo que estaba pasando para que las posibles consecuencias no les tomasen desprevenidos.
- No deberías estar aquí. - la sorprendió una voz masculina, que venía de detrás de una de las dejadas construcciones que tenía por delante. ¿Cómo había burlado su agudo oído? Ni siquiera lo había escuchado acercarse y eso, teniendo en cuenta sus desarrollados sentidos, era bastante raro. - ¿Qu… quién eres? Mu… muéstrate. - exigió, deteniéndose en seco y llevando la diestra hacia el mango de Segadora instintivamente.
Una figura encapuchada salió de entre las sombras, pero no hizo ningún ademán de querer atacarla. - Mi identidad no importa ahora… os habéis metido en un buen lío, los humanos que protegen la iglesia han descubierto vuestra pequeña incursión en el cementerio, será mejor que te vayas de aquí enseguida. - la instó Ivaran, alzando el rostro lo justo para que pudiese ver a medias su cara.
- No… - susurró la cuerva, debatiéndose entre retroceder para tratar de alertar a Itza y a Tarek o seguir buscando al resto. Sin embargo, tras pensarlo durante unos instantes, decidió que los que más peligro corrían en aquel momento serían aquellos que se encontrasen vagando por el campo santo, ya que sus acompañantes en teoría, debían estar ya dentro del edificio. - ¿A qué esperas? Márchate antes de que te atrapen. - soltó el extraño, que sin saber por qué, le resultaba vagamente familiar.
- No pu...puedo… te...tengo que alertar a los demás. - contestó en voz baja, relajando su postura justo antes de echar a correr, pasando junto al elfo a toda prisa. - ¿Eh? No, ¡espera! - intentó detenerla, en vano. Con una mueca de disgusto, el arquero chasqueó la lengua y se replanteó la situación durante unos segundos, dejando escapar un suspiro de resignación justo antes de ir tras la morena.
Si los hombres de Blackanus la capturaban, o peor, acababan con ella, todo lo que había hecho hasta el momento habría sido una pérdida de tiempo, no podía permitir que eso sucediese.
Ava ladeó la cabeza al escuchar las aceleradas pisadas a su espalda, descubriendo que la seguía, pero por algún motivo ese detalle no la alteró. - Entrarán de un momento a otro, si quieres llegar hasta el resto antes de que eso pase debes darte prisa. - la apremió, en cuanto se puso a su altura. La mujer bestia asintió en respuesta y aceleró aún más, agudizando el oído para ubicar a la otra mitad del variopinto grupo.
Dejando atrás el punto en que se habían separado, la cazadora se guió gracias a las huellas para elegir el camino a seguir a partir de allí, y en solo cuestión de un par de minutos captó una voz, la del enmascarado, hacia cuyo origen se dirigió tan rápido como le permitieron las piernas.
- ¡Cohen! - llamó, ya que era el único nombre que conocía aparte del de Lannet, a quien todavía prefería no acercarse mucho por si acaso. - Lo… los seguidores de Blackanus… - empezó a informar, con la respiración agitada a causa de la carrera. - No...nos han descubierto… - continuó, cayendo en la cuenta de que al reaparecer sola seguramente se preguntarían qué había pasado con sus acompañantes. - It...Itza y Tarek han decidido entrar a la iglesia, me han entregado los Aeros. - señaló, mostrando las bolsas que colgaban de su hombro.
Pero no solo eso, ahora llegaba con un completo extraño y eso podría despertar ciertas sospechas sobre su persona, razón por la que desvió los ambarinos ojos hacia su misterioso acompañante, sin saber muy bien cómo presentarlo.
- Los humanos se han percatado de vuestra presencia y se están organizando en torno a la entrada, no tardarán en venir por vosotros. - tomó la palabra Ivaran, leyendo la expresión de la morena como si se tratase de un libro abierto. - Yo estaba fuera del cementerio y os vi… - añadió, teniendo mucho cuidado con lo que decía. - Cuando vi que las cosas se torcían decidí entrar para poneros al corriente de lo que estaba pasando… - mintió, ya que en realidad su única intención había sido la de sacar de allí a la hija de Celene antes de que se metiese en un lío de nuevo.
- ¿Ha… habéis dado ya con la entrada? - preguntó la alada, esperando que hubiesen tenido suerte y que pudiesen esconderse en el supuesto pasadizo para evitar un enfrentamiento con la facción de Blackanus.
Off: Siguiendo las acciones pactadas entre Itza y Tarek, me llevo los Aeros y me cruzo con Ivaran, quien me avisa de la situación fuera del cementerio. Vuelvo a reunirme con la otra mitad del grupo.
Aclaración sobre Ivaran: Va cubierto con una gruesa capa que llega hasta el suelo, por lo que no se le ven las alas.
- ¿Incendiar una imprenta? - se preguntó mentalmente, desviando los ambarinos ojos hacia Itza. Al parecer lo que la muchacha le había dicho sobre la ciudad era cierto, un nuevo lío aguardaba tras cada esquina y desde la noche en que la había ayudado a librarse de Viv, la bruja había estado ocupada. En base a lo que decía Tarek, todo apuntaba a que Cohen también había estado involucrado en el asunto, pero a diferencia de ellos, no se había dado la orden de investigar a ningún vampiro, de lo que se podía deducir que esa era la raza a la que pertenecía.
Manteniéndose al margen de la conversación, ya que no era quién para opinar, la cuerva esperó hasta que volvieron a la misión que los había traído hasta allí, encontrar la supuesta entrada secreta a la iglesia. Buscar pistas o rastros se le daba bastante bien así que podría resultar útil al grupo, o eso pensaba, ya que Itzamaray pronto cambió de parecer, optando por colarse directamente en el sagrado edificio, ignorando el peligro que los hombres de Blackanus suponían.
Quiso intervenir para hacer ver a la joven que esa no era la idea más sensata, pero antes de que pudiese hacerlo sus acompañantes se pusieron de acuerdo, delegando en ella la tarea de proteger los Aeros de Sangre y llevarlos con el otro grupo. - Tened cuidado. - fue lo único que alcanzó a decir, aceptando aquel papel, aunque sin estar del todo de acuerdo con el rumbo que estaba tomando todo.
Nada más perderlos de vista, la alada se giró para volver sobre sus pasos, pasando por entre las tumbas y mausoleos rápidamente, debía informar a los demás de lo que estaba pasando para que las posibles consecuencias no les tomasen desprevenidos.
- No deberías estar aquí. - la sorprendió una voz masculina, que venía de detrás de una de las dejadas construcciones que tenía por delante. ¿Cómo había burlado su agudo oído? Ni siquiera lo había escuchado acercarse y eso, teniendo en cuenta sus desarrollados sentidos, era bastante raro. - ¿Qu… quién eres? Mu… muéstrate. - exigió, deteniéndose en seco y llevando la diestra hacia el mango de Segadora instintivamente.
Una figura encapuchada salió de entre las sombras, pero no hizo ningún ademán de querer atacarla. - Mi identidad no importa ahora… os habéis metido en un buen lío, los humanos que protegen la iglesia han descubierto vuestra pequeña incursión en el cementerio, será mejor que te vayas de aquí enseguida. - la instó Ivaran, alzando el rostro lo justo para que pudiese ver a medias su cara.
- No… - susurró la cuerva, debatiéndose entre retroceder para tratar de alertar a Itza y a Tarek o seguir buscando al resto. Sin embargo, tras pensarlo durante unos instantes, decidió que los que más peligro corrían en aquel momento serían aquellos que se encontrasen vagando por el campo santo, ya que sus acompañantes en teoría, debían estar ya dentro del edificio. - ¿A qué esperas? Márchate antes de que te atrapen. - soltó el extraño, que sin saber por qué, le resultaba vagamente familiar.
- No pu...puedo… te...tengo que alertar a los demás. - contestó en voz baja, relajando su postura justo antes de echar a correr, pasando junto al elfo a toda prisa. - ¿Eh? No, ¡espera! - intentó detenerla, en vano. Con una mueca de disgusto, el arquero chasqueó la lengua y se replanteó la situación durante unos segundos, dejando escapar un suspiro de resignación justo antes de ir tras la morena.
Si los hombres de Blackanus la capturaban, o peor, acababan con ella, todo lo que había hecho hasta el momento habría sido una pérdida de tiempo, no podía permitir que eso sucediese.
Ava ladeó la cabeza al escuchar las aceleradas pisadas a su espalda, descubriendo que la seguía, pero por algún motivo ese detalle no la alteró. - Entrarán de un momento a otro, si quieres llegar hasta el resto antes de que eso pase debes darte prisa. - la apremió, en cuanto se puso a su altura. La mujer bestia asintió en respuesta y aceleró aún más, agudizando el oído para ubicar a la otra mitad del variopinto grupo.
Dejando atrás el punto en que se habían separado, la cazadora se guió gracias a las huellas para elegir el camino a seguir a partir de allí, y en solo cuestión de un par de minutos captó una voz, la del enmascarado, hacia cuyo origen se dirigió tan rápido como le permitieron las piernas.
- ¡Cohen! - llamó, ya que era el único nombre que conocía aparte del de Lannet, a quien todavía prefería no acercarse mucho por si acaso. - Lo… los seguidores de Blackanus… - empezó a informar, con la respiración agitada a causa de la carrera. - No...nos han descubierto… - continuó, cayendo en la cuenta de que al reaparecer sola seguramente se preguntarían qué había pasado con sus acompañantes. - It...Itza y Tarek han decidido entrar a la iglesia, me han entregado los Aeros. - señaló, mostrando las bolsas que colgaban de su hombro.
Pero no solo eso, ahora llegaba con un completo extraño y eso podría despertar ciertas sospechas sobre su persona, razón por la que desvió los ambarinos ojos hacia su misterioso acompañante, sin saber muy bien cómo presentarlo.
- Los humanos se han percatado de vuestra presencia y se están organizando en torno a la entrada, no tardarán en venir por vosotros. - tomó la palabra Ivaran, leyendo la expresión de la morena como si se tratase de un libro abierto. - Yo estaba fuera del cementerio y os vi… - añadió, teniendo mucho cuidado con lo que decía. - Cuando vi que las cosas se torcían decidí entrar para poneros al corriente de lo que estaba pasando… - mintió, ya que en realidad su única intención había sido la de sacar de allí a la hija de Celene antes de que se metiese en un lío de nuevo.
- ¿Ha… habéis dado ya con la entrada? - preguntó la alada, esperando que hubiesen tenido suerte y que pudiesen esconderse en el supuesto pasadizo para evitar un enfrentamiento con la facción de Blackanus.
Off: Siguiendo las acciones pactadas entre Itza y Tarek, me llevo los Aeros y me cruzo con Ivaran, quien me avisa de la situación fuera del cementerio. Vuelvo a reunirme con la otra mitad del grupo.
Aclaración sobre Ivaran: Va cubierto con una gruesa capa que llega hasta el suelo, por lo que no se le ven las alas.
Ava Kenrith
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
Cuando finalmente llegaron a los mausoleos, Cohen comenzó a buscar el símbolo del Ojo Carmesí por las paredes de piedra de éstos. Peter le seguía los pasos cómo una sombra, negándose a apartarse de él, algo que al vampiro le resultaba molesto, ya que hubiera preferido buscar esa entrada en solitario.
Finalmente, la vista del vampiro encontró el símbolo indicado. Sobre la puerta de uno de los mausoleos, el símbolo del ojo carmesí se podía ver tallado. Un símbolo que a la vista de cualquiera parecería insignificante y carente de sentido. Pero no para él.
En ese momento, los hechos se precipitaron. Zydan y Alice se reunieron a él en ese mismo instante. Cuándo iba a responder a su pregunta, la misteriosa chica alada, con un nuevo desconocido, traía el resto de los aeros de sangre de vuelta y les informó de la nueva situación.
¿A que par de insensatos se le había ocurrido entrar en el interior de la Iglesia? Sin duda, eso atraería la atención de Blackanus y la mayoría de sus hombres. Por otro lado, era algo que podría beneficiarle.
¿Qué debía hacer el vampiro? ¿Les dejo saber a todos que allí se encuentra un túnel secreto? ¿Levantaría sospechas entre ellos de por qué sabía dónde se encontraba? ¿Había alguna forma de tomar el túnel con todos los aeros de sangre sin que ninguna de aquellas personas le acompañara?
―Estoy convencido de que se trate de este mausoleo. Es el más cercano a la sacristía. Veamos si encontramos alguna pista en su interior.
Con mala gana, Cohen abrió la puerta del mausoleo. A ambos lados, se encontraban numerosos nichos, todos ellos pertenecientes a la misma familia, los Borlem. Al dar unos pasos al interior, se dio cuenta que en el suelo, había una tumba. Lysa Borlem.
Recordó que cuándo encontró el pasadizo anterior en la imprenta, la entrada al mismo estaba oculta al ras del suelo y se levantaba. Por lo que se decidió a observar de cerca la lápida que se encontraba en el suelo. El símbolo del ojo carmesí estaba tallado sobre la tumba.
― Peter, ¿me ayudas a levantar esta lápida?
Los ojos del humano se engrandecieron. Al parecer, su fe religiosa le hacía dudar sobre si aquello era oportuno o no, pero finalmente, se decidió por ayudarle.
La lápida, que sobresalía unos centímetros del suelo, pesaba mucho. Una lápida que San Jacobo no podía mover solo. No sin ayuda…
Tras el esfuerzo, la lápida fue cediendo dejando ver un orificio oscuro. Unas escaleras descendían hacia la oscuridad.
―Bien, hagamos la entrega y marchémonos. Son tres bolsas y somos seis. Sugiero que dos personas entren conmigo y los otros tres se queden aquí para…
En ese momento, las numerosas voces se comenzaron a escuchar. Los hombres de Blackanus comenzaban a entrar en el cementerio.
Cohen entrará en el túnel con la mercancía. Peter se quedará para enfrentar a parte de los hombres de Blackanus que han acudido al cementerio.
Ya vosotros os ponéis de acuerdo para decidir quiénes bajan al túnel y quiénes se quedan para afrontar el enfrentamiento.
Los que decidan bajar, pueden empezar a hacerlo. Unas escaleras descendientes y un pasillo estrecho y oscuro, totalmente recto. Recordar que los que no tengan habilidades para ver en la oscuridad, no lograrán ver nada salvo que lleve algo que ilumine el pasillo.
Finalmente, la vista del vampiro encontró el símbolo indicado. Sobre la puerta de uno de los mausoleos, el símbolo del ojo carmesí se podía ver tallado. Un símbolo que a la vista de cualquiera parecería insignificante y carente de sentido. Pero no para él.
En ese momento, los hechos se precipitaron. Zydan y Alice se reunieron a él en ese mismo instante. Cuándo iba a responder a su pregunta, la misteriosa chica alada, con un nuevo desconocido, traía el resto de los aeros de sangre de vuelta y les informó de la nueva situación.
¿A que par de insensatos se le había ocurrido entrar en el interior de la Iglesia? Sin duda, eso atraería la atención de Blackanus y la mayoría de sus hombres. Por otro lado, era algo que podría beneficiarle.
¿Qué debía hacer el vampiro? ¿Les dejo saber a todos que allí se encuentra un túnel secreto? ¿Levantaría sospechas entre ellos de por qué sabía dónde se encontraba? ¿Había alguna forma de tomar el túnel con todos los aeros de sangre sin que ninguna de aquellas personas le acompañara?
―Estoy convencido de que se trate de este mausoleo. Es el más cercano a la sacristía. Veamos si encontramos alguna pista en su interior.
Con mala gana, Cohen abrió la puerta del mausoleo. A ambos lados, se encontraban numerosos nichos, todos ellos pertenecientes a la misma familia, los Borlem. Al dar unos pasos al interior, se dio cuenta que en el suelo, había una tumba. Lysa Borlem.
Recordó que cuándo encontró el pasadizo anterior en la imprenta, la entrada al mismo estaba oculta al ras del suelo y se levantaba. Por lo que se decidió a observar de cerca la lápida que se encontraba en el suelo. El símbolo del ojo carmesí estaba tallado sobre la tumba.
― Peter, ¿me ayudas a levantar esta lápida?
Los ojos del humano se engrandecieron. Al parecer, su fe religiosa le hacía dudar sobre si aquello era oportuno o no, pero finalmente, se decidió por ayudarle.
La lápida, que sobresalía unos centímetros del suelo, pesaba mucho. Una lápida que San Jacobo no podía mover solo. No sin ayuda…
Tras el esfuerzo, la lápida fue cediendo dejando ver un orificio oscuro. Unas escaleras descendían hacia la oscuridad.
―Bien, hagamos la entrega y marchémonos. Son tres bolsas y somos seis. Sugiero que dos personas entren conmigo y los otros tres se queden aquí para…
En ese momento, las numerosas voces se comenzaron a escuchar. Los hombres de Blackanus comenzaban a entrar en el cementerio.
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Cohen entrará en el túnel con la mercancía. Peter se quedará para enfrentar a parte de los hombres de Blackanus que han acudido al cementerio.
Ya vosotros os ponéis de acuerdo para decidir quiénes bajan al túnel y quiénes se quedan para afrontar el enfrentamiento.
Los que decidan bajar, pueden empezar a hacerlo. Unas escaleras descendientes y un pasillo estrecho y oscuro, totalmente recto. Recordar que los que no tengan habilidades para ver en la oscuridad, no lograrán ver nada salvo que lleve algo que ilumine el pasillo.
Cohen
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
La propuesta de Itzamray lo cogió desprevenido, aunque pronto vio las ventajas que una incursión en la iglesia podría tener. La chica, que poco antes semejaba asustada por entrar en el camposanto, parecía ahora segura de que la incursión a la sede del enemigo sería un buen plan. Tarek alabó mentalmente su coraje y pronto empezó a dilucidar cómo podrían desarrollar aquello sin bajas. La otra mujer, Ava, no se mostró tan entusiasmada con la idea, aunque se separó de ellos en cuanto pusieron en marcha el plan.
Tarek siguió a la joven bruja hasta el perímetro del tempo. Sus gruesas paredes impedían escuchar lo que sucedía en su interior, pero el reflejo de luces en las altas vidrieras no dejaba duda de que alguien rondaba dentro de la estructura. Pronto encontraron una ventana lo suficientemente grande como para que la chica pudiese introducirse por ella.
- Espera –le susurró el elfo- Esto es peligroso, así que entras, haces lo que sea que te propongas hacer y sales. ¿Entendido? –tras un asentimiento por parte de ella, la ayudó a alcanzar la ventana, por la que se coló con presteza, no sin dedicarle antes unas curiosas palabras.
El elfo la observó desparecer, mientras se preguntaba que había querido decir con aquello, pero minutos más tarde su duda se vio resulta cuando del interior de la iglesia surgieron gritos y aullidos que se entremezclaron formando una extraña cacofonía. El ruido pareció alertar a parte de los guardias, que se apresuraron a entrar en el edificio, para abandonarlo poco después, corriendo despavoridos.
Sin embargo, desde su posición observó como un grupo de religiosos, con paso casi militar, entraba en el cementerio.
- Maldición –susurró Tarek.
Los gritos a su espalda le indicaron que la bruja tenía dominados a los fanáticos del interior del templo. Sin embargo, aquel nuevo grupo se dirigió decidido al centro del camposanto, en la misma dirección en la que se había perdido Ava poco antes. Mirando una vez más el edificio tras de si, el elfo tomó una decisión. Itzamaray podría arreglárselas sola, en cambio los demás pronto se encontrarían en medio de una emboscada o, peor aún, acorralados… y había sido idea suya enviar a la cuerva con la otra mitad del grupo.
Maldiciendo de nuevo, se internó entre las sombras de los edificios funerarios, avanzando todo lo rápido que pudo sin develar su posición [1]. Por suerte, el grupo de atacantes parecía no saber bien donde buscar; por desgracia, Tarek tampoco. Tras algunos minutos de vagar sin rumbo claro, el grupo de religiosos decidió detenerse y el elfo pudo hacer un rápido recuento. Doce. Eran doce… demasiados para un ataque frontal. Cualquier aviso que pudiese dar, implicaría una cacería en su contra y si los atacantes llegaban hasta el resto del grupo de los Areos, la cosa terminaría en masacre. Tendría que optar por otra estrategia.
Entonces el grupo de religiosos comenzó a dispersarse, probablemente para abarcar más terreno. Aquello permitiría a Cohen y compañía reaccionar a tiempo si se encontraban con alguna de las parejas de fanáticos, sin embargo, no les daría más que un par de segundos de ventaja. Todavía oculto entre las sombras, avanzó tras la pareja más cercana. Se mantenían en silencio, atentos a cualquier ruido que no fuese el de sus propias pisadas. Uno de ellos se demoró un par de metros, al ir a comprobar la entrada de un mausoleo orientado al sur. El elfo aprovechó la circunstancia para acercarse al otro y noquearlo. Uno menos. Rodeó entonces el mausoleo y, tras asegurarse de que el segundo miraba en dirección opuesta, esperando nervioso a su compañero, enroscó la cadena de la kusari-gama entrono a su cuello, hasta dejarlo inconsciente.
Con el segundo cuerpo a sus pies, oteó el cementerio, hasta dar con otra pareja de religiosos, que se dirigían hacia el este. Si conseguía inutilizar a aquellos dos, solo quedarían ocho más y el grupo podría enfrentarse a ellos en cierta igualdad de condiciones. Sin embargo, el grito de aviso que llegó desde la parte más alejada del cementerio desbarató sus planes. Ahora solo le quedaba llegar antes que aquellos dos a la posición de sus compañeros.
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[1] Sigilo (nivel 2)
Tarek siguió a la joven bruja hasta el perímetro del tempo. Sus gruesas paredes impedían escuchar lo que sucedía en su interior, pero el reflejo de luces en las altas vidrieras no dejaba duda de que alguien rondaba dentro de la estructura. Pronto encontraron una ventana lo suficientemente grande como para que la chica pudiese introducirse por ella.
- Espera –le susurró el elfo- Esto es peligroso, así que entras, haces lo que sea que te propongas hacer y sales. ¿Entendido? –tras un asentimiento por parte de ella, la ayudó a alcanzar la ventana, por la que se coló con presteza, no sin dedicarle antes unas curiosas palabras.
El elfo la observó desparecer, mientras se preguntaba que había querido decir con aquello, pero minutos más tarde su duda se vio resulta cuando del interior de la iglesia surgieron gritos y aullidos que se entremezclaron formando una extraña cacofonía. El ruido pareció alertar a parte de los guardias, que se apresuraron a entrar en el edificio, para abandonarlo poco después, corriendo despavoridos.
Sin embargo, desde su posición observó como un grupo de religiosos, con paso casi militar, entraba en el cementerio.
- Maldición –susurró Tarek.
Los gritos a su espalda le indicaron que la bruja tenía dominados a los fanáticos del interior del templo. Sin embargo, aquel nuevo grupo se dirigió decidido al centro del camposanto, en la misma dirección en la que se había perdido Ava poco antes. Mirando una vez más el edificio tras de si, el elfo tomó una decisión. Itzamaray podría arreglárselas sola, en cambio los demás pronto se encontrarían en medio de una emboscada o, peor aún, acorralados… y había sido idea suya enviar a la cuerva con la otra mitad del grupo.
Maldiciendo de nuevo, se internó entre las sombras de los edificios funerarios, avanzando todo lo rápido que pudo sin develar su posición [1]. Por suerte, el grupo de atacantes parecía no saber bien donde buscar; por desgracia, Tarek tampoco. Tras algunos minutos de vagar sin rumbo claro, el grupo de religiosos decidió detenerse y el elfo pudo hacer un rápido recuento. Doce. Eran doce… demasiados para un ataque frontal. Cualquier aviso que pudiese dar, implicaría una cacería en su contra y si los atacantes llegaban hasta el resto del grupo de los Areos, la cosa terminaría en masacre. Tendría que optar por otra estrategia.
Entonces el grupo de religiosos comenzó a dispersarse, probablemente para abarcar más terreno. Aquello permitiría a Cohen y compañía reaccionar a tiempo si se encontraban con alguna de las parejas de fanáticos, sin embargo, no les daría más que un par de segundos de ventaja. Todavía oculto entre las sombras, avanzó tras la pareja más cercana. Se mantenían en silencio, atentos a cualquier ruido que no fuese el de sus propias pisadas. Uno de ellos se demoró un par de metros, al ir a comprobar la entrada de un mausoleo orientado al sur. El elfo aprovechó la circunstancia para acercarse al otro y noquearlo. Uno menos. Rodeó entonces el mausoleo y, tras asegurarse de que el segundo miraba en dirección opuesta, esperando nervioso a su compañero, enroscó la cadena de la kusari-gama entrono a su cuello, hasta dejarlo inconsciente.
Con el segundo cuerpo a sus pies, oteó el cementerio, hasta dar con otra pareja de religiosos, que se dirigían hacia el este. Si conseguía inutilizar a aquellos dos, solo quedarían ocho más y el grupo podría enfrentarse a ellos en cierta igualdad de condiciones. Sin embargo, el grito de aviso que llegó desde la parte más alejada del cementerio desbarató sus planes. Ahora solo le quedaba llegar antes que aquellos dos a la posición de sus compañeros.
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Tarek Inglorien
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
La bruja había logrado un efecto de pánico en varios de ellos, pero al menos dos entre ellos el que pareciera un mando mayor, sabía reconocer al parecer, la brujería, ordenando que se buscará la fuente en el lugar y con ello, tomando candelabros de la entrada ellos se dispusieron a cazar al origen de las bestias que ya a estas alturas se disolvieron en la nada.
Tendría que salir ahora de ahí, y una opción no era la ventana por la que había llegado, a gatas se dió vuelta y luego casi en cuclillas avanzó despacio, no llevaba los zapatos puestos así que el ruido no era el problema, lo que sí era: no conocía el interior de la iglesia. El pasillo al frente lucía mucho más oscuro cuanto más lejos quisieras mirar, pero no había mucho tiempo cuando escuchó que la habían visto. -¡Ahí! Lo he visto, detrás del órgano.- ¿Órgano? ¿Hacían sacrificios y usaban los órganos de las personas como ofrendas? No se quedaría a averiguar mucho, dió vuelta precisamente a la estructura interna donde se encontraba el instrumento que ella desconocía, para cruzar al otro lado del salón donde se encontraban las bancas en las que los creyentes escuchaban las misas, un poco a gatas y un poco arrastrándose, al perderles de vista en el pasillo del lado de donde vino, se metió debajo de las bancas de madera largas, necesitaba un poco de tiempo para pensar cómo salir del lío en el que se metió ella misma.
Los murmullos se distanciaron y la bruja se movió hacia la entrada principal que estaba abierta debido a los fanáticos esos que corrieron con los lobos de sombra, podría usar la magia si.. Cuando por fin hubo llegado a ella, debido a lo difícil que era ver entre los juegos de sombras, fue hasta entonces que notó que los que custodiaban, quienes ella misma vio antes, aún permanecían ahí, menos quizás, pero no le darían oportunidad de emprender la huida. En ese momento ingresaron dos más de ellos. -Hay movimiento en el cementerio, algunos han ido a inspeccionar, nadie ha podido entrar aquí, así que dejen las tonterías de demonios aparecidos, y vuelve a buscar a los demás, cierra las puertas, nadie sale y nadie entra.-
-Pero... se lo juro, en verdad nosotros pudimos verlos...-
-¡¿No he sido claro?! Joder, harás lo que digo.-
Sin mediar más palabras el que daba las instrucciones salió del recinto, con el joven detrás de él cerrando las puertas y echando de nuevo la tabla en los ganchos de fierro. Ahora estaba completamente encerrada con todos ellos. Regresaría a la habitación por donde vino, a como diera lugar, y vería la forma de salir por ahí. Recorrió de vuelta el camino a rastras, con cuidado, el joven cruzaba esa misma distancia en el pasillo libre hacia la parte trasera del edificio, en busca del resto, claro. Cuando estuvo cerca del enorme instrumento musical, concentrando un poco de su habilidad mágica[1] dejó caer sobre él, aquel libreto que se mantenía encima, en un soporte delicado de madera. No esperaba el sonido producido al caer sobre las teclas que desde su posición debajo de las bancas, no era posible distinguir. Asustada tuvo que esconderse en el extremo, casi junto a la pared bajo los asientos, mirando hacia todos los rincones, las velas no daban la luz suficiente una vez las puertas cerradas.
Las voces acudieron, como ecos detrás de la estructura, ya vendrían los tres entonces, su oportunidad de despistarlos usando lo poco o mucho de energía que quedaba en ella para manipular el éter, mientras que lo que crecía era temor, y el peso de haber elegido distraer a todos aquí con una idea tan poco meditada. Agazapada en el rincón, vio las siluetas de los tres hombres surgir de detrás del instrumento y su muro, momento en el que se movió adentrándose en el pasillo, ellos hablaban sobre lo que vieron mientras que buscaban sólo con la vista el origen del ruido, el libreto caído. -Alguien debe estar jugando con nosotros, llamen a los demás, revisamos el edificio, cada rincón.-
Cuando se metió al pasillo pensó que podría encontrar la forma de llegar a los demás por el famoso pasadizo, sólo era cuestión de encontrarlo, usando luz evocada con magia, para dar forma a lo que estuviera de frente, varias puertas cerradas, a las que fue abriendo algunas, que cedían, mientras otras no. Dentro encontró cuartos muy rústicos para dormir, casi sin apenas lo necesario para vivir, y no se diría que cómodos. Todo parecía tan vacío hasta que escuchó pasos, detrás de ella, provocandole nervios y que acelerase para buscar la forma de salir y poder encontrar a los demás, arrepentida profundamente de haberse metido a esa maldita iglesia. -¡Eh! Tú.- Se adentraba más, llegando a donde lucía como una bodega y entrando sin más buscando un escondite y apagando por completo la luz en mano. Estaba empezando a sudar, y su respiración estaba casi fuera de control ante el miedo de lo que pasaría si la agarraban. Él llevaba un candelabro en mano, pero las tenues velas no podían iluminar todo el cuarto, así que caminó despacio. -¿Niño? Sal de donde estés, no te haré daño, tranquilo.-
Ella estaba justo detrás de una pila de cacharros viejos, ahí dentro había de todo, muebles rotos, montañas de papeles, frascos de tinta nuevos y usados, incluso ropas de cama percudidas y viejas, mal zurcidos, para ella era sencillo usar cualquier rincón como escondite, pero no por mucho tiempo, se mordía el labio inferior y se le agrupaban las lágrimas por el pavor de sentir sus movimientos cercanos, llevando una mano a su boca para evitar hacer una fuerte respiración. La luz de las velas se apagó, como si se hubiera retirado del lugar, quedando a completa oscuridad, sus pasos se alejaron y la joven bruja salió de su escondite, caminando en las puntas de los pies para tantear sus movimientos sin hacer tropiezos, salió de la habitación, y al alzar la mano con su pequeña y suave luz invocada, al frente tenía al mismo hombre que la perseguía. -Te tengo.-
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[1] TELEQUINESIS: [Mágica] Puedo hacer levitar objetos ligeros a velocidades moderadas.
Tendría que salir ahora de ahí, y una opción no era la ventana por la que había llegado, a gatas se dió vuelta y luego casi en cuclillas avanzó despacio, no llevaba los zapatos puestos así que el ruido no era el problema, lo que sí era: no conocía el interior de la iglesia. El pasillo al frente lucía mucho más oscuro cuanto más lejos quisieras mirar, pero no había mucho tiempo cuando escuchó que la habían visto. -¡Ahí! Lo he visto, detrás del órgano.- ¿Órgano? ¿Hacían sacrificios y usaban los órganos de las personas como ofrendas? No se quedaría a averiguar mucho, dió vuelta precisamente a la estructura interna donde se encontraba el instrumento que ella desconocía, para cruzar al otro lado del salón donde se encontraban las bancas en las que los creyentes escuchaban las misas, un poco a gatas y un poco arrastrándose, al perderles de vista en el pasillo del lado de donde vino, se metió debajo de las bancas de madera largas, necesitaba un poco de tiempo para pensar cómo salir del lío en el que se metió ella misma.
Los murmullos se distanciaron y la bruja se movió hacia la entrada principal que estaba abierta debido a los fanáticos esos que corrieron con los lobos de sombra, podría usar la magia si.. Cuando por fin hubo llegado a ella, debido a lo difícil que era ver entre los juegos de sombras, fue hasta entonces que notó que los que custodiaban, quienes ella misma vio antes, aún permanecían ahí, menos quizás, pero no le darían oportunidad de emprender la huida. En ese momento ingresaron dos más de ellos. -Hay movimiento en el cementerio, algunos han ido a inspeccionar, nadie ha podido entrar aquí, así que dejen las tonterías de demonios aparecidos, y vuelve a buscar a los demás, cierra las puertas, nadie sale y nadie entra.-
-Pero... se lo juro, en verdad nosotros pudimos verlos...-
-¡¿No he sido claro?! Joder, harás lo que digo.-
Sin mediar más palabras el que daba las instrucciones salió del recinto, con el joven detrás de él cerrando las puertas y echando de nuevo la tabla en los ganchos de fierro. Ahora estaba completamente encerrada con todos ellos. Regresaría a la habitación por donde vino, a como diera lugar, y vería la forma de salir por ahí. Recorrió de vuelta el camino a rastras, con cuidado, el joven cruzaba esa misma distancia en el pasillo libre hacia la parte trasera del edificio, en busca del resto, claro. Cuando estuvo cerca del enorme instrumento musical, concentrando un poco de su habilidad mágica[1] dejó caer sobre él, aquel libreto que se mantenía encima, en un soporte delicado de madera. No esperaba el sonido producido al caer sobre las teclas que desde su posición debajo de las bancas, no era posible distinguir. Asustada tuvo que esconderse en el extremo, casi junto a la pared bajo los asientos, mirando hacia todos los rincones, las velas no daban la luz suficiente una vez las puertas cerradas.
Las voces acudieron, como ecos detrás de la estructura, ya vendrían los tres entonces, su oportunidad de despistarlos usando lo poco o mucho de energía que quedaba en ella para manipular el éter, mientras que lo que crecía era temor, y el peso de haber elegido distraer a todos aquí con una idea tan poco meditada. Agazapada en el rincón, vio las siluetas de los tres hombres surgir de detrás del instrumento y su muro, momento en el que se movió adentrándose en el pasillo, ellos hablaban sobre lo que vieron mientras que buscaban sólo con la vista el origen del ruido, el libreto caído. -Alguien debe estar jugando con nosotros, llamen a los demás, revisamos el edificio, cada rincón.-
Cuando se metió al pasillo pensó que podría encontrar la forma de llegar a los demás por el famoso pasadizo, sólo era cuestión de encontrarlo, usando luz evocada con magia, para dar forma a lo que estuviera de frente, varias puertas cerradas, a las que fue abriendo algunas, que cedían, mientras otras no. Dentro encontró cuartos muy rústicos para dormir, casi sin apenas lo necesario para vivir, y no se diría que cómodos. Todo parecía tan vacío hasta que escuchó pasos, detrás de ella, provocandole nervios y que acelerase para buscar la forma de salir y poder encontrar a los demás, arrepentida profundamente de haberse metido a esa maldita iglesia. -¡Eh! Tú.- Se adentraba más, llegando a donde lucía como una bodega y entrando sin más buscando un escondite y apagando por completo la luz en mano. Estaba empezando a sudar, y su respiración estaba casi fuera de control ante el miedo de lo que pasaría si la agarraban. Él llevaba un candelabro en mano, pero las tenues velas no podían iluminar todo el cuarto, así que caminó despacio. -¿Niño? Sal de donde estés, no te haré daño, tranquilo.-
Ella estaba justo detrás de una pila de cacharros viejos, ahí dentro había de todo, muebles rotos, montañas de papeles, frascos de tinta nuevos y usados, incluso ropas de cama percudidas y viejas, mal zurcidos, para ella era sencillo usar cualquier rincón como escondite, pero no por mucho tiempo, se mordía el labio inferior y se le agrupaban las lágrimas por el pavor de sentir sus movimientos cercanos, llevando una mano a su boca para evitar hacer una fuerte respiración. La luz de las velas se apagó, como si se hubiera retirado del lugar, quedando a completa oscuridad, sus pasos se alejaron y la joven bruja salió de su escondite, caminando en las puntas de los pies para tantear sus movimientos sin hacer tropiezos, salió de la habitación, y al alzar la mano con su pequeña y suave luz invocada, al frente tenía al mismo hombre que la perseguía. -Te tengo.-
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[1] TELEQUINESIS: [Mágica] Puedo hacer levitar objetos ligeros a velocidades moderadas.
Itzamaray
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Re: Noche En El Cementerio [Noche] [Libre] [Cerrado]
Una voz resonó por el lugar. Katrina y Alward se voltearon para definir su origen; era la mujer cuervo. Venía sola, y parecía agitada. No tardó en explicarse, aunque le costó debido al jadeo.
-Se suponía que lo último que había que hacer era llamar la atención.-Suspiró-Entrar en la boca del lobo no era el mejor de los planes.-Miró hacia Cohen, para ver qué tenía que decir al respecto. No sentía que fuese su lucha ni que realmente supiera cómo abordar la situación, el vampiro era quien dirigía al grupo y era quien debía decidir. El cometido principal de Alward allí era ver si todo ese embrollo tenía algo que ver con las Sierpes.
Un extraño llegó, y como siempre, Katrina lo analizó de arriba a abajo y, sin preguntarle, quiso invadir los entresijos de su mente para percibir si era amigo o enemigo. No presentaba signos de hostilidad y su mente parecía en calma, mucho más de lo que nadie aquella noche podría decir. Alward miró a la vampiresa para ver si sospechaba del llamado Ivaran y su historia. Si la vampiresa de cabellos cenicientos estaba tranquila, él lo estaba.
Para sorpresa de Alward, Cohen respondió con una solución a lo que estaban buscando: la entrada a un mausoleo que les llevaría a su objetivo. ¿Cuándo había ocurrido eso? Ese lugar parecía de lo más simple y mundano, jamás se le habría ocurrido buscar allí. No es que fuese un buen explorador o rastreador, pero el vampiro tampoco lo parecía. Le pareció extraño, sin duda.
Alward y Katrina siguieron al vampiro al interior. Dentro había lo que se esperaba de un lugar de descanso para los cristianos: nichos, y entre ellos, en mitad del lugar, una tumba que portaba un extraño símbolo tallado destacaba con el nombre de Lysa Borlem.
-¿Cómo irán al otro mundo estas almas si se quedan aquí encerradas?-Comentó. Le parecía un sitio demasiado tétrico. Inspiraba respeto, eso sí, pero se compadecía de aquellos cuyas almas estarían atadas para siempre en aquel lugar.-El descanso eterno no se encuentra en este mundo.
Alward ayudó a Cohen y a Peter a levantar la lápida. Era pesada, pero entre los tres hombres pudieron mover su tapa sin problemas. Unas escaleras se descubrieron, y eso dejó tanto al Sevna como a su acompañante totalmente sorprendidos, ¿Cómo era posible tal cosa? ¿Lysa Borlem realmente existió?
Cohen propuso dividir aún más al grupo. Eran seis; tres se tenían que quedar para repeler a los hombres de Blackanus y otros tres bajarían para hacer la entrega de los llamados Aeros de Sangre. No sabía para qué ni por qué, pero claramente Alward tendría que ser de los que repelieran a los hostiles. Katrina, por su parte, sería de más ayuda escaleras abajo.
-Yo me quedo.-Respondió asintiendo con la cabeza.-Alice os acompañará.
El enmascarado miró a su compañera y asintió, mostrándole confianza. La vampiresa no rechistó su propuesta y la aceptó sin más. Cuando bajó las escaleras, se encontró con un pasillo recto y oscuro. Por suerte, su naturaleza le permitía ver bien en esos lugares, había sido una buena elección que ella bajara.
Alward, por su parte, salió del mausoleo y empezó a calentar sus brazos para lo que se avecinaba. Peter sería otro de los encargados de proteger la entrada al mausoleo. Sabía de sus habilidades, no por nada estaba allí destinado como líder de la Guardia en Sacrestic Ville, un hombre en el que confiar y con quien ir a la guerra con los ojos vendados.
El enmascarado desenvainó sus espadas y se preparó para lo que llegara.
No tardaron en venir y dar la voz de alarma a todos aquellos que estaban en el cementerio. Les habían encontrado, y eran diez... tres contra diez, suponía estar en desventaja, pero confiaba en sus habilidades y en la de sus otros dos compañeros, mucho más competentes aparentemente que unos simples fanáticos.
Ataviados con túnicas y capuchas, los hostiles parecían sectarios al más puro estilo Sierpes. Y no podía descartar esa situación con al experiencia ya adquirida durante la Misa de Medianoche. Fuese como fuese, no podía dejarlos entrar. Quizás el tal Blackanus supiese algo sobre su búsqueda, no sería mala idea interrogarlo en cuanto saliese de allí.
Sin más, tensó sus músculos y cuando aquella decena de enemigos les rodearon, se abalanzó hacia uno de ellos para dar comienzo a las hostilidades.
Rápidamente se dio cuenta de que ni mucho menos sería un justo combate de uno contra uno, sus enemigos, armados con espadas, mazas e incluso con mayales, buscarían cualquier método de aprovechar su ventaja numérica y no dejarle pensar ni actuar. Otros dos más se encargaron de Alward, mientras que los demás se repartieron con sus otros compañeros.
El enmascarado imprimió un duro golpe contra uno de los enemigos que sujetaba una espada. El golpe lo repelió mejor de lo que cabría esperar, y los otros dos no tardaron en abordarlo (portando cada uno una maza). Alward rápidamente se echó hacia atrás y pudo esquivar el ataque por ambos flancos. Por un instante, analizó a sus tres oponentes, no le quitaban el ojo de encima, y no se demoraron en atacar conjuntamente. Alward de nuevo tuvo que echarse hacia atrás, ya que era inviable atajar tres ataques, pero no se detuvo ahí; contraatacó hacia uno de los de los lados, el cual portaba una maza. Una espada ante una maza no era rival, por lo que tendría que sobrepasar la defensa de esta. No pudo, y además, el fanático que portaba la espada le quiso asestar una estocada en el costado, pero Alward, rápido de reflejos detuvo el ataque con su espada zurda. Acto seguido, le imprimió una patada en el estómago a dicho oponente y, tras desestabilizarlo, asestó un tajo en el costado del fanático con su espada diestra [1]. Uno menos.
El fanático al que atacó antes quiso golpear la cabeza del enmascarado con su maza, pero este fue más rápido y se echó de nuevo hacia atrás. El golpe lo esquivó y el fanático quedó expuesto, abriéndole una ventana de oportunidad al Sevna para asestarle una estocada en las costillas. Otro menos.
Solo quedaba uno, que viendo cómo las tornas se volvían en su contra, inició una táctica más prudente. Pero eso no le bastaría, no era un soldado. Alward, confiando en que era mejor luchador, se adelantó unos pasos, esperando a que el fanático atacara primero, cosa que logró. El Sevna simplemente tuvo que fintar hacia la derecha mientras se agazapaba para esquivar el golpe y, una vez superado el peligro y colocándose detrás de su oponente, se dio media vuelta y le asestó una estocada en la espalda. Derribándolo al suelo con un empujón cuando le sacó el filo del arma de su interior.
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El sonido de unas pisadas y una ronca respiración se hizo notar en el pasillo. Aquel hombre deseó que solo fuera su imaginación. Estaba solo en un pasillo lúgubre y oscuro, persiguiendo a un intruso al cual había atrapado. Era una chica joven, y parecía asustada. Pero tramaba algo, él sabía que tramaba algo y no era nada bueno. Frunció el ceño, no sabiendo muy bien qué decirle. ¿Ella había sido la causante de todo el revuelo montado? Realmente los demonios no existían, ¿Verdad? Y la presencia que sentía a su espalda todo el tiempo simplemente era un engaño propio al que su propia mente le había querido jugar una mala pasada... ¿Verdad?
-Mira detrás de ti.-Susurró una vocecilla en su cabeza, no sabiendo si realmente era un pensamiento propio o algo había hablado.
Extrañado, no le hizo caso y sujetó a la chica con más fuerza para que no se escapara.
-No deberías vagar a solas por la oscuridad...
Otra vez esa voz, y ahora sí que sintió unos pasos tras de sí. Notó una presencia enorme. Sin dejar de sujetar a la intrusa, se volteó despacio para encontrarse reflejado por la tenue luz invocada, a una criatura enorme surgida de la propia oscuridad proveniente de las pesadillas de cualquier hombre. Tenía dientes sangrientos, y recordaba a un murciélago enorme, con fuertes patas y brazos, cuernos largos y retorcidos, y orejas tan grandes como estos últimos. Era un demonio en el sentido más estricto de la palabra, y entonces su agarre hacia la joven se deshizo al mismo tiempo que aquella criatura le rugió de forma gutural, haciendo que el hombre mostrara un semblante aterrorizado, con los ojos abiertos como platos y abriendo la boca para dar un grito ahogado que ni siquiera le salía. Se cayó al suelo del susto, y entre gateos se zafó del monstruo y huyó del lugar.
El monstruo miró a Itzamaray, y poco a poco su forma iba decreciendo y sus características físicas iban tornándose más "humanas". Cuando la metamorfosis terminó [1], Katrina miró fijamente a la chica para comprobar cómo estaba, acto seguido le dedicó el esbozo de una sonrisa y le indicó con el gesto de una mano que la siguiera para reunirse con Cohen.
-Mira detrás de ti.-Susurró una vocecilla en su cabeza, no sabiendo si realmente era un pensamiento propio o algo había hablado.
Extrañado, no le hizo caso y sujetó a la chica con más fuerza para que no se escapara.
-No deberías vagar a solas por la oscuridad...
Otra vez esa voz, y ahora sí que sintió unos pasos tras de sí. Notó una presencia enorme. Sin dejar de sujetar a la intrusa, se volteó despacio para encontrarse reflejado por la tenue luz invocada, a una criatura enorme surgida de la propia oscuridad proveniente de las pesadillas de cualquier hombre. Tenía dientes sangrientos, y recordaba a un murciélago enorme, con fuertes patas y brazos, cuernos largos y retorcidos, y orejas tan grandes como estos últimos. Era un demonio en el sentido más estricto de la palabra, y entonces su agarre hacia la joven se deshizo al mismo tiempo que aquella criatura le rugió de forma gutural, haciendo que el hombre mostrara un semblante aterrorizado, con los ojos abiertos como platos y abriendo la boca para dar un grito ahogado que ni siquiera le salía. Se cayó al suelo del susto, y entre gateos se zafó del monstruo y huyó del lugar.
El monstruo miró a Itzamaray, y poco a poco su forma iba decreciendo y sus características físicas iban tornándose más "humanas". Cuando la metamorfosis terminó [1], Katrina miró fijamente a la chica para comprobar cómo estaba, acto seguido le dedicó el esbozo de una sonrisa y le indicó con el gesto de una mano que la siguiera para reunirse con Cohen.
____________________________________________________________________________
Off:
- [1] Habilidad usada --> Contraataque: Alward bloquea un ataque cuerpo a cuerpo y utiliza su otra espada para contraatacar, realizando un corte preciso al mismo tiempo. El objetivo que ataque y el que sea atacado pueden ser distintos, mientras ambos estén cerca.
-[1] Habilidad racial usada --> Presencia Vampírica: Puedo alterar la percepción de los demás sobre mí, haciéndoles verme más aterrador o atractivo, sin que sepan por qué.
- Presencia Vampírica:
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Alward Sevna
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