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Los Crímenes De Bragival (Libre) (Noche) [Cerrado]
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Re: Los Crímenes De Bragival (Libre) (Noche) [Cerrado]
Tyr Dom Mayo 14 2023, 12:38
El miembro 'Cohen' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Los Crímenes De Bragival (Libre) (Noche) [Cerrado]
Elen Calhoun Jue Mayo 18 2023, 14:36
Al ver la seria expresión con que la vampira lo miraba, el guardia desistió en su empeño de conducirla al exterior, acudiendo junto a otro de los mercaderes que habían quedado exculpados. A pesar del caos las cosas iban esclareciéndose poco a poco gracias a Lannet, que una vez más llamó a la calma y como medida de precaución, decidió tomar nota de los nombres de aquellos que iban abandonando la mansión.
No se podía descartar que hubiese más de un involucrado en el asesinato, y que mientras unos llamaban la atención de los invitados y los distraían, le hubiesen despejado el camino al perpetrador del crimen.
Esperando su turno para que la apuntasen, aunque no pensaba irse de aquella casa sin su compañero, Elen empezó a sentir algo extraño a su alrededor cuando Lena Banana dio su nombre al humano. Lo primero que llamó su atención fue el brillo que provenía de las diferentes salas, con los colores de las gemas que les daban nombre. Pero lo realmente problemático fue la música que empezó a sonar, y que de algún modo se apoderó de su cuerpo y de los del resto de asistentes, haciéndola bailar al ritmo en contra de su voluntad.
- ¿Qué clase de truco es este? - preguntó, incapaz de detenerse. Ni siquiera Alister pudo resistirse a la magia de las piedras, y al igual que ella, empezó a moverse al son de la melodía con expresión contrariada.
Y entonces, tomando el centro de la sala, Lena entonó una extraña canción que parecía contener una especie de juego de nombres, explicando las reglas a todos los que la escuchaban.
Sin dejar de bailar, la rubia inició aquel, curioso cuanto menos, entretenimiento, haciendo las rimas para luego señalar a Lannet, que presa del hechizo y de la música, le siguió el juego. Nada tenía sentido en aquel momento, pero todo empeoró cuando Lena cayó al suelo, convulsionándose y echando espuma por la boca, ¿acaso la habían envenenado?
Con los ojos muy abiertos, la señora de sombras intentó en vano acercarse a la mujer para socorrerla, pero nadie podía hacer nada por ella, más bien tenían que preocuparse por sí mismos, ya que la diabólica canción continuaba. En cuanto el líder de la guardia le pasó el testigo a otra de las damas de la sala, corrió la misma suerte que su predecesora, y la chica a la que había señalado hizo exactamente lo mismo, acabando en el suelo también mientras uno de los invitados, llamado Nikolas, caía víctima de las rimas.
- No puede ser… ¿qué demonios nos han dado? - se quejó la de cabellos cenicientos, dando por hecho que las bebidas debían tener algo extraño ya que aquel efecto se extendía rápidamente.
Entonó el joven prostituto, a escasos pasos de la pareja, justo antes de señalar a otra de las jóvenes que se encontraba en el patio.
Mientras la chica continuaba con aquel macabro juego, Billy se desplomó igual que el resto, y por desgracia para el dragón, la extraña se encontraba lo suficientemente cerca de él como para elegirlo entre la multitud.
Cantó, muy a su pesar, bailando al ritmo de la melodía y observando por el rabillo del ojo como la muchacha que lo había señalado se unía a los que convulsionaban en el suelo. - Mierda, seré el siguiente… - pensó, buscando con desesperación los ojos de la vampira, a la que sin querer, terminó apuntando con el dedo.
Con la preocupación grabada en el rostro por lo que sabía que estaba a punto de ocurrir, la benjamina de los Calhoun no tuvo más remedio que seguir la canción, no era dueña de su cuerpo ni de su voz en aquellos instantes, por lo que solo pudo limitarse a observar con terror como el alado caía a su lado. - ¿Hay alguna forma de parar esto? - esa cuestión le pasó por la mente, pero su brazo se movió por cuenta propia, apuntando al pobre desgraciado o desgraciada que correría su suerte, luego… todo quedó sumido en la oscuridad.
Las piernas le fallaron y terminó tendida junto a Alister, sacudiéndose de forma involuntaria mientras la espuma empezaba a salir de su boca.
No se podía descartar que hubiese más de un involucrado en el asesinato, y que mientras unos llamaban la atención de los invitados y los distraían, le hubiesen despejado el camino al perpetrador del crimen.
Esperando su turno para que la apuntasen, aunque no pensaba irse de aquella casa sin su compañero, Elen empezó a sentir algo extraño a su alrededor cuando Lena Banana dio su nombre al humano. Lo primero que llamó su atención fue el brillo que provenía de las diferentes salas, con los colores de las gemas que les daban nombre. Pero lo realmente problemático fue la música que empezó a sonar, y que de algún modo se apoderó de su cuerpo y de los del resto de asistentes, haciéndola bailar al ritmo en contra de su voluntad.
- ¿Qué clase de truco es este? - preguntó, incapaz de detenerse. Ni siquiera Alister pudo resistirse a la magia de las piedras, y al igual que ella, empezó a moverse al son de la melodía con expresión contrariada.
Y entonces, tomando el centro de la sala, Lena entonó una extraña canción que parecía contener una especie de juego de nombres, explicando las reglas a todos los que la escuchaban.
Sin dejar de bailar, la rubia inició aquel, curioso cuanto menos, entretenimiento, haciendo las rimas para luego señalar a Lannet, que presa del hechizo y de la música, le siguió el juego. Nada tenía sentido en aquel momento, pero todo empeoró cuando Lena cayó al suelo, convulsionándose y echando espuma por la boca, ¿acaso la habían envenenado?
Con los ojos muy abiertos, la señora de sombras intentó en vano acercarse a la mujer para socorrerla, pero nadie podía hacer nada por ella, más bien tenían que preocuparse por sí mismos, ya que la diabólica canción continuaba. En cuanto el líder de la guardia le pasó el testigo a otra de las damas de la sala, corrió la misma suerte que su predecesora, y la chica a la que había señalado hizo exactamente lo mismo, acabando en el suelo también mientras uno de los invitados, llamado Nikolas, caía víctima de las rimas.
- No puede ser… ¿qué demonios nos han dado? - se quejó la de cabellos cenicientos, dando por hecho que las bebidas debían tener algo extraño ya que aquel efecto se extendía rápidamente.
“¡BILLY!
Billy Billy Bo Illy,
Banana Fanna Fo Filly,
Fee Fy mo Milly,
¡BILLY!”
Billy Billy Bo Illy,
Banana Fanna Fo Filly,
Fee Fy mo Milly,
¡BILLY!”
Entonó el joven prostituto, a escasos pasos de la pareja, justo antes de señalar a otra de las jóvenes que se encontraba en el patio.
“¡SOPHIE!
Sophie Sophie Bo Bophie,
Banana Fanna Fo Fophie,
Fee Fy mo Mophie,
¡SOPHIE!”
Sophie Sophie Bo Bophie,
Banana Fanna Fo Fophie,
Fee Fy mo Mophie,
¡SOPHIE!”
Mientras la chica continuaba con aquel macabro juego, Billy se desplomó igual que el resto, y por desgracia para el dragón, la extraña se encontraba lo suficientemente cerca de él como para elegirlo entre la multitud.
“¡ALISTER!
Alister Alister Bo Balister,
Banana Fanna Fo Falister,
Fee Fy mo Malister,
¡ALISTER!”
Alister Alister Bo Balister,
Banana Fanna Fo Falister,
Fee Fy mo Malister,
¡ALISTER!”
Cantó, muy a su pesar, bailando al ritmo de la melodía y observando por el rabillo del ojo como la muchacha que lo había señalado se unía a los que convulsionaban en el suelo. - Mierda, seré el siguiente… - pensó, buscando con desesperación los ojos de la vampira, a la que sin querer, terminó apuntando con el dedo.
“¡ELEN!
Elen Elen Bo Belen,
Banana Fanna Fo Felen,
Fee Fy mo Melen,
¡ELEN!”
Elen Elen Bo Belen,
Banana Fanna Fo Felen,
Fee Fy mo Melen,
¡ELEN!”
Con la preocupación grabada en el rostro por lo que sabía que estaba a punto de ocurrir, la benjamina de los Calhoun no tuvo más remedio que seguir la canción, no era dueña de su cuerpo ni de su voz en aquellos instantes, por lo que solo pudo limitarse a observar con terror como el alado caía a su lado. - ¿Hay alguna forma de parar esto? - esa cuestión le pasó por la mente, pero su brazo se movió por cuenta propia, apuntando al pobre desgraciado o desgraciada que correría su suerte, luego… todo quedó sumido en la oscuridad.
Las piernas le fallaron y terminó tendida junto a Alister, sacudiéndose de forma involuntaria mientras la espuma empezaba a salir de su boca.
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Re: Los Crímenes De Bragival (Libre) (Noche) [Cerrado]
Tyr Jue Mayo 18 2023, 14:36
El miembro 'Elen Calhoun' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Los Crímenes De Bragival (Libre) (Noche) [Cerrado]
Eberus Dom Jun 18 2023, 18:05
- Ahora vuelvo - Selena se despidió algo preocupada del invitado con el que hablaba, porque había comenzado a notar una perturbación en el éter del lugar. Con una actitud vigilante y seria, caminaba para volver a reunirse con Eberus y comentarle dicha preocupación.
- Eh. ¿Notas eso? - le comentó en voz baja, intentando que Michael y Colin no la escucharan. Eberus miró hacia donde dirigía Selena su mirada, y pudo notar un sutil cambio en el flujo del éter que unía las salas de diferentes colores. - Bah... será que los idiotas estos estarán jugueteando con las musiquitas estas de las piedras que tienen ahí metidas - contestó, quitándole importancia a un hecho que, justo en ese instante, comenzaría a tomar una gran relevancia para todos.
Todos comenzaron a verse poseídos por una extraña magia que les arrebataba el control sobre su conducta, para dar paso a un baile involuntario y a un espectáculo que iba causando estragos en la salud de aquellos que lo protagonizaban. - Mierda, nos han hechizado - Eberus quería advertir a Selena de aquello, pero las palabras que quería pronunciar se quedaban encerradas en su pensamiento. Poco a poco iban advirtiendo cómo los invitados se desplomaban tras su actuación, y temían que llegara su momento.
Por proximidad, fue sencillo que el dedo de Colin acabara apuntando hacia Eberus o hacia Selena, y fue ella la que se llevó el desafortunado premio.
Y tras terminar su estrofa, vio cómo su dedo se dirigía hacia la persona a la que menos deseaba que lo hiciera. Pero no pudo hacer nada. Miró a la punta de su dedo, miró a Eberus, y la oscuridad que se apoderó rápidamente de su visión también lo hizo de su consciencia.
Cuando su dedo señaló al siguiente, ocurrió lo mismo que había ocurrido con Selena, y con todas las víctimas anteriores de aquel sádicamente rítmico embrujo.
Mientras su cuerpo se precipitaba al suelo, aún quedaba un remanente de consciencia en él. Con la visión oscura y enturbiada, lo último que logró ver en el instante inmediatamente anterior al desmayo total fue algo de gran importancia. Pareció distinguir la brillante punta de una daga que asomaba bajo las ropas de una de las personas allí presentes, quien se movía con premura entre la gente intentando ocultarla bajo su mano. Pero ya no podía hacer nada para protegerse. De todos modos, quizás esa percepción había sido causada por la baja funcionalidad de su juicio, a punto de desvanecerse por completo.
- Eh. ¿Notas eso? - le comentó en voz baja, intentando que Michael y Colin no la escucharan. Eberus miró hacia donde dirigía Selena su mirada, y pudo notar un sutil cambio en el flujo del éter que unía las salas de diferentes colores. - Bah... será que los idiotas estos estarán jugueteando con las musiquitas estas de las piedras que tienen ahí metidas - contestó, quitándole importancia a un hecho que, justo en ese instante, comenzaría a tomar una gran relevancia para todos.
Todos comenzaron a verse poseídos por una extraña magia que les arrebataba el control sobre su conducta, para dar paso a un baile involuntario y a un espectáculo que iba causando estragos en la salud de aquellos que lo protagonizaban. - Mierda, nos han hechizado - Eberus quería advertir a Selena de aquello, pero las palabras que quería pronunciar se quedaban encerradas en su pensamiento. Poco a poco iban advirtiendo cómo los invitados se desplomaban tras su actuación, y temían que llegara su momento.
“¡COLIN!
Colin Colin Bo Bolin,
Banana Fanna Fo Folin,
Fee Fy mo Molin,
¡COLIN!”
Colin Colin Bo Bolin,
Banana Fanna Fo Folin,
Fee Fy mo Molin,
¡COLIN!”
Por proximidad, fue sencillo que el dedo de Colin acabara apuntando hacia Eberus o hacia Selena, y fue ella la que se llevó el desafortunado premio.
“¡SELENA!
Selena Selena Bo Belena,
Banana Fanna Fo Felena,
Fee Fy mo Melena,
¡SELENA!”
Selena Selena Bo Belena,
Banana Fanna Fo Felena,
Fee Fy mo Melena,
¡SELENA!”
Y tras terminar su estrofa, vio cómo su dedo se dirigía hacia la persona a la que menos deseaba que lo hiciera. Pero no pudo hacer nada. Miró a la punta de su dedo, miró a Eberus, y la oscuridad que se apoderó rápidamente de su visión también lo hizo de su consciencia.
“¡EBERUS!
Eberus Eberus Bo Beberus,
Banana Fanna Fo Feberus,
Fee Fy mo Meberus,
¡EBERUS!”
Eberus Eberus Bo Beberus,
Banana Fanna Fo Feberus,
Fee Fy mo Meberus,
¡EBERUS!”
Cuando su dedo señaló al siguiente, ocurrió lo mismo que había ocurrido con Selena, y con todas las víctimas anteriores de aquel sádicamente rítmico embrujo.
Mientras su cuerpo se precipitaba al suelo, aún quedaba un remanente de consciencia en él. Con la visión oscura y enturbiada, lo último que logró ver en el instante inmediatamente anterior al desmayo total fue algo de gran importancia. Pareció distinguir la brillante punta de una daga que asomaba bajo las ropas de una de las personas allí presentes, quien se movía con premura entre la gente intentando ocultarla bajo su mano. Pero ya no podía hacer nada para protegerse. De todos modos, quizás esa percepción había sido causada por la baja funcionalidad de su juicio, a punto de desvanecerse por completo.
Eberus
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Re: Los Crímenes De Bragival (Libre) (Noche) [Cerrado]
Tyr Dom Jun 18 2023, 18:05
El miembro 'Eberus' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Itzamaray Dom Jul 02 2023, 06:49
Mientras una escena digna de lástima entre Lena y la otra mujer se presentaba en el centro de todo el asunto, la bruja había sido sostenida por quien acompañaba a la mujer de cabello platino que había encontrado en su camino primero, puesto que ante la repugnante intervención no solicitada de un asistente pomposo, aquella mujer no se dejó intimidar y mucho menos cayó en aquel juego.
Itzamaray sintió una tremenda urgencia por escapar de ahí, con la lucidez que regresaba a ella por ratos, se dió cuenta de que hasta ahora ella misma parecía perfectamente una posible culpable. La pareja que aún estaba ahí, tenía al menos una coartada, seguro podría haber algo para él, pero ella en cambio no se sentía tan cómoda pensando que pudiera estar, por primera vez, verdaderamente acorralada. Cuando tuvo un momento de distracción de los que rodeaban el espacio, se fué escabullendo de entre ellos, con la mente envuelta en posibilidades y opciones, que definitivamente se limitaban mucho debido a su inexperiencia, se mordió el labio con frustración asomando en su mirada.
Se detuvo un momento cuando recordó al humano, o brujo quizás, y si pudiera ser de ayuda para ella, después de todo, era mayor y eso era sinónimo de saber cosas o al menos, muchas más que ella... ¿o no?
Tuvo que pasar como una pequeña culebra entre todos, aún frustrada y preocupada, incluso había perdido la máscara que había llevado para aquella peculiar temática, ahora sería menos factible huir como si nada, ya había ahí varios conocidos. Después consideró la tremenda desventaja de que quien tiene una mínima autoridad en toda esta plebe era el humano Lannet, a quien no le daba la impresión de caerle en gracia nunca. Y era un asunto seguramente mutuo.
Buscando a quien menos hubiera deseado necesitar acudir, una mano rodeó su brazo, con suavidad y a la vez firmeza, obligándola a detenerse y girar despacio, encontrando la atormentada mirada de un Viktor Krane cuyo ánimo oscilaba entre un estado de estupor y otros de pura y dura melancolía. Ella sintió, hasta cierto punto, una especie de alivio. -¿Te vas tan pronto?- La hechicera alzó una ceja... ¿cómo que tan pronto? Apretó los labios, no sabía que debería responder y, mucho menos, por qué le haría esa pregunta precisamente.
-Estoy buscando a un amigo mío, no... no me siento muy bien...- Hizo amago de retirarse de su mano pero, sin aplicar exceso de fuerza, un ligero apretón afianzando su posición, la contuvo. Soltó el aire con pesadez, acercándose para no sentir el tiro de su mano casi esquelética. -Si... me he dado cuenta que, hay algunas curiosas coincidencias, caras conocidas. ¿No es interesante?- Ella se limitó a asentir, manteniéndose en ese lugar incluso cuando él desistió del agarre. La menuda hechicera estuvo a punto de abrir la boca cuando vió a Eberus y el cómo se desvanecía, pero en ese justo momento la voz conocida de la bailarina le llamó tremendamente la atención, estaba cerca de ellos, y recitaba algo extraño mientras cantaba, frunció el entrecejo extrañada.
No fue un largo acto, y en cuanto ella terminó de decir la última entonada, su delgado brazo se alzó para señalar a Viktor, quien, casi como si no fuera necesario ensayar y supiera precisamente lo que hacía, recitaba una entonada idéntica y bailaba como si recordara dónde se encontraban los músculos de su cuerpo lánguido.
Pero tal como sucedió con Oona, él también alzó la mano, dirigiendo su tétrico dedo hacia ella... Tal y como si se tratase de una naturalidad, un acto de poca voluntad pero que salió de cada movimiento y uso de la voz como si deseara actuar. Incapaz de detenerse incluso se sintió aliviada, era como si, por esos momentos, el peso de pensar y actuar le fuese arrebatado.
¿Sería un hechizo como el que la llevó aquella vez a un sueño místico que, hasta hacía un par de noches supo que no fué realmente así? ¿Tendrían relación? Las preguntas se desvanecieron tan pronto como su propia mano se elevó en señalamiento de un joven algo alejado de donde ella sólo pudo hundirse en una oscuridad acompañada de silencio.
Itzamaray sintió una tremenda urgencia por escapar de ahí, con la lucidez que regresaba a ella por ratos, se dió cuenta de que hasta ahora ella misma parecía perfectamente una posible culpable. La pareja que aún estaba ahí, tenía al menos una coartada, seguro podría haber algo para él, pero ella en cambio no se sentía tan cómoda pensando que pudiera estar, por primera vez, verdaderamente acorralada. Cuando tuvo un momento de distracción de los que rodeaban el espacio, se fué escabullendo de entre ellos, con la mente envuelta en posibilidades y opciones, que definitivamente se limitaban mucho debido a su inexperiencia, se mordió el labio con frustración asomando en su mirada.
Se detuvo un momento cuando recordó al humano, o brujo quizás, y si pudiera ser de ayuda para ella, después de todo, era mayor y eso era sinónimo de saber cosas o al menos, muchas más que ella... ¿o no?
Tuvo que pasar como una pequeña culebra entre todos, aún frustrada y preocupada, incluso había perdido la máscara que había llevado para aquella peculiar temática, ahora sería menos factible huir como si nada, ya había ahí varios conocidos. Después consideró la tremenda desventaja de que quien tiene una mínima autoridad en toda esta plebe era el humano Lannet, a quien no le daba la impresión de caerle en gracia nunca. Y era un asunto seguramente mutuo.
Buscando a quien menos hubiera deseado necesitar acudir, una mano rodeó su brazo, con suavidad y a la vez firmeza, obligándola a detenerse y girar despacio, encontrando la atormentada mirada de un Viktor Krane cuyo ánimo oscilaba entre un estado de estupor y otros de pura y dura melancolía. Ella sintió, hasta cierto punto, una especie de alivio. -¿Te vas tan pronto?- La hechicera alzó una ceja... ¿cómo que tan pronto? Apretó los labios, no sabía que debería responder y, mucho menos, por qué le haría esa pregunta precisamente.
-Estoy buscando a un amigo mío, no... no me siento muy bien...- Hizo amago de retirarse de su mano pero, sin aplicar exceso de fuerza, un ligero apretón afianzando su posición, la contuvo. Soltó el aire con pesadez, acercándose para no sentir el tiro de su mano casi esquelética. -Si... me he dado cuenta que, hay algunas curiosas coincidencias, caras conocidas. ¿No es interesante?- Ella se limitó a asentir, manteniéndose en ese lugar incluso cuando él desistió del agarre. La menuda hechicera estuvo a punto de abrir la boca cuando vió a Eberus y el cómo se desvanecía, pero en ese justo momento la voz conocida de la bailarina le llamó tremendamente la atención, estaba cerca de ellos, y recitaba algo extraño mientras cantaba, frunció el entrecejo extrañada.
¡OONA!
Oona Oona Bo Boona
Banana Fanna Fo Foona
Fee fy Fo Foona
¡OONA!
Oona Oona Bo Boona
Banana Fanna Fo Foona
Fee fy Fo Foona
¡OONA!
No fue un largo acto, y en cuanto ella terminó de decir la última entonada, su delgado brazo se alzó para señalar a Viktor, quien, casi como si no fuera necesario ensayar y supiera precisamente lo que hacía, recitaba una entonada idéntica y bailaba como si recordara dónde se encontraban los músculos de su cuerpo lánguido.
¡VIKTOR!
Viktor Viktor Bo Biktor,
Banana Fanna Fo Fiktor
Fee Fy Mo Miktor
¡VIKTOR!
Viktor Viktor Bo Biktor,
Banana Fanna Fo Fiktor
Fee Fy Mo Miktor
¡VIKTOR!
Pero tal como sucedió con Oona, él también alzó la mano, dirigiendo su tétrico dedo hacia ella... Tal y como si se tratase de una naturalidad, un acto de poca voluntad pero que salió de cada movimiento y uso de la voz como si deseara actuar. Incapaz de detenerse incluso se sintió aliviada, era como si, por esos momentos, el peso de pensar y actuar le fuese arrebatado.
¡ITZAMARAY!
Itzamaray Itzamaray Bo Bitzamaray
Banana Fana Fo Fitzamaray
Fee Fy Mo Mitzamaray
¡ITZAMARAY!
Itzamaray Itzamaray Bo Bitzamaray
Banana Fana Fo Fitzamaray
Fee Fy Mo Mitzamaray
¡ITZAMARAY!
¿Sería un hechizo como el que la llevó aquella vez a un sueño místico que, hasta hacía un par de noches supo que no fué realmente así? ¿Tendrían relación? Las preguntas se desvanecieron tan pronto como su propia mano se elevó en señalamiento de un joven algo alejado de donde ella sólo pudo hundirse en una oscuridad acompañada de silencio.
Itzamaray
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Re: Los Crímenes De Bragival (Libre) (Noche) [Cerrado]
Tyr Dom Jul 02 2023, 06:49
El miembro 'Itzamaray' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Los Crímenes De Bragival (Libre) (Noche) [Cerrado]
Cohen Dom Jul 09 2023, 11:45
...
La voz de Peter llegaba hasta él en un estado de semiinconsciencia. Por unos segundos, recordó el extraño sueño de aquel baile y estiró su cuerpo cómo hacía cada vez que despertaba.
Pero fueron varios indicios lo que le hicieron darse cuenta de que algo ocurría. No estaba tendido en su cama, sino en el suelo. Peter llamaba también a Emilia, nombre que le resultó ligeramente familiar durante unos segundos. Luego, el olor de la sangre llegó hasta él y al abrir los ojos notó que el cuerpo que descansaba sobre el suyo no era el de su amante, sino un cadáver que se había desangrado sobre él.
Alzó la vista para ver el cuerpo inerte de Troian Ravenclaw. La conocía de vista, ya que ella pertenecía al Gremio de Alquimistas de la ciudad, un gremio que le odiaba por haber estado Cohen implicado en la detención de su antiguo líder. Desde entonces, sus relaciones habían sido tensas. Por lo que la muerte de Troian le resultaba realmente indiferente.
Un leve instante después, recobró el total sentido de su consciencia y se dio cuenta de que continuaba en el jardín de los malditos Ardell. Todos parecían estar recuperándose de un largo sueño.
“¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Queda mucho para el amanecer? ¿Cuántos de ellos habían muerto?”
La verdad era que toda aquella situación le inquietaba y mientras se incorporaba, vio que algunos invitados habían sido asesinados.
Una mujer rubia, claramente de alta alcurnia, lloraba la muerte de un joven. La chica joven con la que había visto hablar a Itzamaray estaba también muerta. Otro joven al que no conocía también parecía haber llegado al final.
―¿Te encuentras bien? ―le preguntó Peter, que le tendía una mano para que lograra incorporarse. Claramente mareado, la aceptó, mientras veía cómo muchos de aquellos invitados se ponían de pie.
―Sí, aunque no recuerdo muy bien nada… ―lo único que recordaba era una espantosa cancioncilla que se repetía aún en el interior de su mente.
―Quedamos inconscientes por algún tipo de hechizo... Las gemas dentro de las salas han explotado. La magia que contuvieran parece haber llegado a su fin…
El vampiro se reincorporó mirando el caos del patio central de aquella casa mientras recordaba como aquellas gemas flotantes habían comenzado a emitir una musiquilla extraña.
―Deberías marcharte.
―No voy a irme de aquí sin ti…
Cohen miró al líder de los soldados que asintió tras sus palabras. Tras él, la mirada intrigada de Emilia parecía interrogarles, pero nada dijo, apartando rápidamente su vista de ellos. Peter asintió y se volvió hacia sus subalternos.
―¡Despierten! ¡Despierten, por favor!
Peter y el resto de guardias intentaban despertar a los que aún continuaban inconscientes. Algunos de ellos comenzaban a retirar los cuerpos sin vida de los asesinados.
El vampiro observaba a todos aquellos sospechosos. Aún quedaban demasiados. Debería haber alguna pista crucial ante él. No se asesina a 5 personas ante un grupo tan numeroso de gente sin meter la pata y dejar algún tipo de evidencia.
Cohen comenzó a pasar la mirada sobre el grupo de invitados y anfitriones, buscando algo que captara su atención…
En este turno, deberéis despertar tras haber caído inconscientes. Cerca, cada uno de vosotros tendréis el cuerpo de la persona asesinada de vuestro dado del turno anterior:
- Elen tendrá cerca el cuerpo de Oona Azahara.
- Eberus tendrá cerca el cuerpo de Robbie Kissman.
- Itzamaray tendrá cerca el cuerpo de Taron de Aquiles.
En esta ronda, ante una nueva pista, volveremos a la rotación que llevábamos antes del turno anterior. Por lo que:
―Elen e Itzamaray deberán ponerse de acuerdo para desarrollar los indicios de la pista.
―Eberus debe resolver la incógnita.
Teniendo en cuenta de que el descarte de Lena Banena accionaba el turno especial, los graves hechos hacen que el descarte de sospechosos se precipite en este turno, por lo que el número de descartados será elevado, más o menos, dependiendo de la runa.
Las posibles pistas para este turno son las siguientes:
- Runa de muy mala suerte: El asesino no viste de verde (Se descartan 5 sospechosos)
- Runa de mala suerte: El asesino no viste de azul (Se descartan 7 sospechosos)
- Runa de suerte neutra: El asesino es una mujer (Se descartan 10 sospechosos)
- Runa de buena suerte: El asesino ha visitado la sala roja (Se descartan 12 sospechosos)
- Runa de muy buena suerte: El asesino pertenece a la alta sociedad: Grupos Anfitriones, Nobleza y Celebridad (se descartan 13 sospechosos)
En caso de duda, consultar en el grupo de este rol en Discord.
- RESULTADOS RONDA ANTERIOR:
El juego de rimas ha sido superado por Cohen, Elen y Eberus. A Itza se le trabó un poco la lengua. Por lo que se descartan en este turno a Cohen, Alister (acompañante de Elen) y Selena (acompañante de Eberus). En estos momentos, de los personajes "Roleadores" sólo quedan como sospechosos Itzamaray y Peter (acompañante de Cohen).
Han muerto: Troian Ravenclaw, Oona Azahara (la amiga de Itza), Robbie Kissman y Taron de Aquiles.
Quedan 22 sospechosos en este momento. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
La voz de Peter llegaba hasta él en un estado de semiinconsciencia. Por unos segundos, recordó el extraño sueño de aquel baile y estiró su cuerpo cómo hacía cada vez que despertaba.
Pero fueron varios indicios lo que le hicieron darse cuenta de que algo ocurría. No estaba tendido en su cama, sino en el suelo. Peter llamaba también a Emilia, nombre que le resultó ligeramente familiar durante unos segundos. Luego, el olor de la sangre llegó hasta él y al abrir los ojos notó que el cuerpo que descansaba sobre el suyo no era el de su amante, sino un cadáver que se había desangrado sobre él.
Alzó la vista para ver el cuerpo inerte de Troian Ravenclaw. La conocía de vista, ya que ella pertenecía al Gremio de Alquimistas de la ciudad, un gremio que le odiaba por haber estado Cohen implicado en la detención de su antiguo líder. Desde entonces, sus relaciones habían sido tensas. Por lo que la muerte de Troian le resultaba realmente indiferente.
Un leve instante después, recobró el total sentido de su consciencia y se dio cuenta de que continuaba en el jardín de los malditos Ardell. Todos parecían estar recuperándose de un largo sueño.
“¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Queda mucho para el amanecer? ¿Cuántos de ellos habían muerto?”
La verdad era que toda aquella situación le inquietaba y mientras se incorporaba, vio que algunos invitados habían sido asesinados.
Una mujer rubia, claramente de alta alcurnia, lloraba la muerte de un joven. La chica joven con la que había visto hablar a Itzamaray estaba también muerta. Otro joven al que no conocía también parecía haber llegado al final.
―¿Te encuentras bien? ―le preguntó Peter, que le tendía una mano para que lograra incorporarse. Claramente mareado, la aceptó, mientras veía cómo muchos de aquellos invitados se ponían de pie.
―Sí, aunque no recuerdo muy bien nada… ―lo único que recordaba era una espantosa cancioncilla que se repetía aún en el interior de su mente.
―Quedamos inconscientes por algún tipo de hechizo... Las gemas dentro de las salas han explotado. La magia que contuvieran parece haber llegado a su fin…
El vampiro se reincorporó mirando el caos del patio central de aquella casa mientras recordaba como aquellas gemas flotantes habían comenzado a emitir una musiquilla extraña.
―Deberías marcharte.
―No voy a irme de aquí sin ti…
Cohen miró al líder de los soldados que asintió tras sus palabras. Tras él, la mirada intrigada de Emilia parecía interrogarles, pero nada dijo, apartando rápidamente su vista de ellos. Peter asintió y se volvió hacia sus subalternos.
―¡Despierten! ¡Despierten, por favor!
Peter y el resto de guardias intentaban despertar a los que aún continuaban inconscientes. Algunos de ellos comenzaban a retirar los cuerpos sin vida de los asesinados.
El vampiro observaba a todos aquellos sospechosos. Aún quedaban demasiados. Debería haber alguna pista crucial ante él. No se asesina a 5 personas ante un grupo tan numeroso de gente sin meter la pata y dejar algún tipo de evidencia.
Cohen comenzó a pasar la mirada sobre el grupo de invitados y anfitriones, buscando algo que captara su atención…
_________________________________________
En este turno, deberéis despertar tras haber caído inconscientes. Cerca, cada uno de vosotros tendréis el cuerpo de la persona asesinada de vuestro dado del turno anterior:
- Elen tendrá cerca el cuerpo de Oona Azahara.
- Eberus tendrá cerca el cuerpo de Robbie Kissman.
- Itzamaray tendrá cerca el cuerpo de Taron de Aquiles.
En esta ronda, ante una nueva pista, volveremos a la rotación que llevábamos antes del turno anterior. Por lo que:
―Elen e Itzamaray deberán ponerse de acuerdo para desarrollar los indicios de la pista.
―Eberus debe resolver la incógnita.
Teniendo en cuenta de que el descarte de Lena Banena accionaba el turno especial, los graves hechos hacen que el descarte de sospechosos se precipite en este turno, por lo que el número de descartados será elevado, más o menos, dependiendo de la runa.
Las posibles pistas para este turno son las siguientes:
- Runa de muy mala suerte: El asesino no viste de verde (Se descartan 5 sospechosos)
- Runa de mala suerte: El asesino no viste de azul (Se descartan 7 sospechosos)
- Runa de suerte neutra: El asesino es una mujer (Se descartan 10 sospechosos)
- Runa de buena suerte: El asesino ha visitado la sala roja (Se descartan 12 sospechosos)
- Runa de muy buena suerte: El asesino pertenece a la alta sociedad: Grupos Anfitriones, Nobleza y Celebridad (se descartan 13 sospechosos)
En caso de duda, consultar en el grupo de este rol en Discord.
Última edición por Cohen el Dom Jul 09 2023, 11:51, editado 1 vez
Cohen
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Tyr Dom Jul 09 2023, 11:45
El miembro 'Cohen' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Elen Calhoun Mar Ago 01 2023, 11:45
Una voz lejana hizo que el dragón empezase a moverse, o que al menos lo intentase, ya que pronto se dio cuenta de que un peso sobre su cuerpo no le permitía girarse con libertad. Lentamente abrió los ojos, para ver como la vampira yacía a su lado inconsciente y encima de ambos se encontraban los cuerpos de al menos tres invitados más. - ¿Qué ha pasado? - alcanzó a pronunciar, mientras hacía uso de su fuerza para apartar a los extraños y llegar hasta Elen.
- ¡Despierten! ¡Despierten, por favor! - unos metros más allá el líder de la guardia intentaba hacer reaccionar al resto de asistentes, con ayuda de los soldados que habían despertado antes.
Sin muchos miramientos, Alister hizo a un lado al hombre que estaba parcialmente tendido sobre su espalda y luego procedió a apartar a la chica que había caído sobre la señora de sombras, descubriendo con horror que una enorme mancha rojiza teñía su vestido. - Mierda. - maldijo por lo bajo, temiendo que aquello salpicase a su compañera, pero un rápido vistazo a la sala bastó para comprobar que no era la única víctima en el patio.
Aún así empujó el todavía tibio cadáver lejos de la de cabellos cenicientos, justo cuando a causa del intenso olor de la sangre, ésta empezó a reaccionar. - Hmm… este aroma… - susurró ella, parpadeando hasta que su aguda vista volvió a enfocarse. Viendo la preocupación reflejada en el rostro del cazador, Elen se incorporó hasta quedar sentada y observó la escena que los rodeaba, comprendiendo al instante que la situación iba de mal en peor.
El aire estaba impregnado con la tentadora fragancia de los diferentes tipos de sangre entremezclados, pero no podía dejarse llevar por sus instintos, no cuando el peligro los rondaba tan descaradamente. ¿Quién sería el siguiente en caer? Esa era la cuestión, y no quería quedarse lo suficiente como para descubrirlo.
- Tenemos que salir de esta casa. - dijo por lo bajo, únicamente para el norteño, echando un fugaz vistazo a la muchacha que yacía inerte a su lado. No recordaba nada después de perder el sentido, así que no se había dado cuenta de en qué momento la habían asesinado, pero una cosa estaba clara, el culpable o culpables de aquella indiscriminada matanza habían esquivado el extraño efecto de la música de las gemas.
- Cuatro cuerpos más, quien quiera que lo haya hecho no venía solo a por Ardell y eso lo complica todo. - comentó, ésta vez sin que le importase que la escuchasen los invitados más cercanos a su posición. - ¿Habrá alguna relación entre las víctimas o las han elegido por otro motivo? - preguntó, escrutando el patio con sus agudos ojos.
- Todos tenían algún tipo de contacto con Konner pero ¿habrá algo más? - intervino Alister, en cuanto ambos estuvieron de nuevo en pie. - Sea como sea, los responsables deben estar detrás del hechizo que nos dejó inconscientes, lo prepararon todo para que los invitados quedasen vulnerables y poder actuar… quien sabe, es posible que no solo hayan aprovechado el momento para atacarlos sino también para huir… - continuó, dirigiendo la mirada hacia el pasillo que llevaba a la puerta principal.
- Esperó a que todos cayesen bajo el influjo de las gemas para mover ficha sin que nadie lo viese… - lo apoyó la joven, tratando de hacer memoria de las personas a las que había visto desmayarse antes de perder el conocimiento, ya que por lógica, el asesino debía encontrarse entre los últimos que habían quedado en pie y por ello, podía considerarlos inocentes.
Su razonamiento era simple, y esperaba que los miembros de la guardia también se percatasen de que era la línea de investigación a seguir para descartar a tantos sospechosos como fuese posible. - Los primeros en caer no pueden haberlo hecho, solo debo fijarme en quiénes tienen más cuerpos encima… - pensó, barriendo el pario con una inquisitiva mirada.
- ¡Despierten! ¡Despierten, por favor! - unos metros más allá el líder de la guardia intentaba hacer reaccionar al resto de asistentes, con ayuda de los soldados que habían despertado antes.
Sin muchos miramientos, Alister hizo a un lado al hombre que estaba parcialmente tendido sobre su espalda y luego procedió a apartar a la chica que había caído sobre la señora de sombras, descubriendo con horror que una enorme mancha rojiza teñía su vestido. - Mierda. - maldijo por lo bajo, temiendo que aquello salpicase a su compañera, pero un rápido vistazo a la sala bastó para comprobar que no era la única víctima en el patio.
Aún así empujó el todavía tibio cadáver lejos de la de cabellos cenicientos, justo cuando a causa del intenso olor de la sangre, ésta empezó a reaccionar. - Hmm… este aroma… - susurró ella, parpadeando hasta que su aguda vista volvió a enfocarse. Viendo la preocupación reflejada en el rostro del cazador, Elen se incorporó hasta quedar sentada y observó la escena que los rodeaba, comprendiendo al instante que la situación iba de mal en peor.
El aire estaba impregnado con la tentadora fragancia de los diferentes tipos de sangre entremezclados, pero no podía dejarse llevar por sus instintos, no cuando el peligro los rondaba tan descaradamente. ¿Quién sería el siguiente en caer? Esa era la cuestión, y no quería quedarse lo suficiente como para descubrirlo.
- Tenemos que salir de esta casa. - dijo por lo bajo, únicamente para el norteño, echando un fugaz vistazo a la muchacha que yacía inerte a su lado. No recordaba nada después de perder el sentido, así que no se había dado cuenta de en qué momento la habían asesinado, pero una cosa estaba clara, el culpable o culpables de aquella indiscriminada matanza habían esquivado el extraño efecto de la música de las gemas.
- Cuatro cuerpos más, quien quiera que lo haya hecho no venía solo a por Ardell y eso lo complica todo. - comentó, ésta vez sin que le importase que la escuchasen los invitados más cercanos a su posición. - ¿Habrá alguna relación entre las víctimas o las han elegido por otro motivo? - preguntó, escrutando el patio con sus agudos ojos.
- Todos tenían algún tipo de contacto con Konner pero ¿habrá algo más? - intervino Alister, en cuanto ambos estuvieron de nuevo en pie. - Sea como sea, los responsables deben estar detrás del hechizo que nos dejó inconscientes, lo prepararon todo para que los invitados quedasen vulnerables y poder actuar… quien sabe, es posible que no solo hayan aprovechado el momento para atacarlos sino también para huir… - continuó, dirigiendo la mirada hacia el pasillo que llevaba a la puerta principal.
- Esperó a que todos cayesen bajo el influjo de las gemas para mover ficha sin que nadie lo viese… - lo apoyó la joven, tratando de hacer memoria de las personas a las que había visto desmayarse antes de perder el conocimiento, ya que por lógica, el asesino debía encontrarse entre los últimos que habían quedado en pie y por ello, podía considerarlos inocentes.
Su razonamiento era simple, y esperaba que los miembros de la guardia también se percatasen de que era la línea de investigación a seguir para descartar a tantos sospechosos como fuese posible. - Los primeros en caer no pueden haberlo hecho, solo debo fijarme en quiénes tienen más cuerpos encima… - pensó, barriendo el pario con una inquisitiva mirada.
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Eberus Sáb Ago 19 2023, 10:00
Un profundo silencio fue seguido de la recuperación lenta de cualquier tipo de sensación. Los sonidos se oían, en principio, lejanos y enturbiados, y sólo cuando se hicieron más patentes pudieron llamar la atención de la conciencia del brujo.
En cuanto a la elfa, su despertar fue menos gradual y más atropellado. - ¡Despertad, joder! - exclamó acelerada. Había recuperado la conciencia con una eficacia suma, haciendo alarde de su aguante de batalladora y, nada más despertar, trató de zarandear a duras penas los cuerpos que yacían sobre ella, aún inconscientes, y que le impedían moverse con facilidad, y casi respirar.
- Tranquila, te ayudo - Un guardia acudió en su ayuda al oír su grito, y ambos se esforzaron en apartar aquella pila de tres cuerpos de encima de ella. - A estos les queda aún un rato de sueño. Están bien, no están sangrando - continuó el guardia tras dejarlos tumbados de nuevo.
- ¿Sangrando? - contestó extrañada la elfa, con un ligero matiz de desprecio, pues según ella podía haber salido de ahí abajo por sí misma sin la ayuda de nadie.
- ¡Por los jodidos Dioses! - El brujo ya había despertado por completo, y con la ingrata sorpresa de despertar arropado no por tres personas inconscientes como su compañera, sino por un cadáver, con su consecuente derrame fluido de sangre.
Y mientras Selena y el guardia se acercaban a Eberus, una persona joven y menuda estaba teniendo un despertar ligeramente menos grotesco unos pasos más allá.
Aquella pequeña bruja no tenía ningún cadáver encima, sin embargo, se despertó mareada. Quizás era porque, aunque no estuviera muerto, sobre ella yacía un adulto inconsciente, o quizás porque los cadáveres comenzaban ya a emanar una esencia agobiante. Desde luego, ella, no conocía la razón exacta.
Afortunadamente pudo escabullirse de aquella situación con facilidad, y se comenzó a incorporar, aunque esto le costó más que lo primero. Ese mareo acabó bajando de la cabeza al estómago, malestar que se intensificó cuando vio junto a ella a otro de los invitados sobre un charco de su propia sangre. Toda aquella situación la tenía muy perturbada, y eso parecía reflejarse en el interior de su cuerpo.
No entendía nada. No sabía dónde meterse, pero comenzó a caminar. Profundamente desorientada, buscaba a cualquier persona que le pudiera aportar un mínimo resquicio de seguridad, y cuando levantó la vista vio a Selena, que por su altura destacaba junto a Eberus. Con una mano en el estómago y una expresión torcida, caminó hacia ellos.
Eberus se estaba deshaciendo con desprecio de su túnica roja, pues casi había doblado su peso debido a la sangre de aquel cadáver que yacía sobre él. - A ver si estos jodidos guardias hacen algo, porque yo no voy a continuar con esta estúpida pantomima como si nada hubiera ocurrido. Y, si no, nos buscamos una forma de salir y que les den a todos, Selena - murmuraba junto a Selena con hastío en su prosodia. Cuando tiró la túnica, resultó que lo que ésta encontró en su descenso no fue el suelo.
Itzamaray se encontraba a su lado, y sin darse cuenta de ello arrojó la túnica ensangrentada hacia ella, que tras el choque cayó al suelo. La pobre chica emitió un agudo suspiro, aunque su expresión facial no era precisamente de susto. Más bien, parecía apagarse gradualmente. Y, por sorpresa para ellos, terminó por caer al suelo inconsciente de nuevo junto a la túnica.
- Pobre chica - comentó Selena en un sereno tono de asombro.
- ¿Qué? - preguntó dudoso el brujo, que cuando se giró descubrió lo que había ocurrido. - Joder, Selena, ¿por qué no me avisas de que está la chica aquí?
- Claro, ¿quieres que te escriba un pergamino con la información personal y la ubicación en cada puto momento de todos los invitados de la fiesta también? - vaciló la elfa con algo de desdén.
Eberus se había agachado para intentar ayudar a la chica. Mientras, Selena estaba ojeando la situación general intentando sacar algo en claro.
Estaba notando que, debido a que todos se habían arrejuntado un poco para llevar a cabo aquella macabra coreografía que les condujo a la inconsciencia, había muchos montones de cuerpos apilados uno encima de otro. - Malditos cobardes... Nos hechizaron con brujería y esperaron a que estuviéramos dormidos para atacar - pensó, recordando las últimas palabras del brujo justo antes de desmayarse en aquel momento. Este primer eslabón de lucidez condujo al siguiente de la cadena lógica de deducción: - Quien sea que haya apuñalado a esta gente tuvo entonces que permanecer inmune a ese hechizo, y por tanto no puede estar bajo ninguna pila de cuerpos, pues nadie habría caído encima de ellos debido a que, simplemente, no estarían tumbados sin consciencia en el suelo.
Confiando en que esa información sería de ayuda y compartiendo el sentimiento de hartazgo del brujo por encontrarse bajo esa situación, fue a compartirla con el guardia que la ayudó antes para intentar avanzar en la investigación. - Eh, esos asesinos hijos de puta no pueden ser los que están enterrados bajo otros cuerpos. Tuvieron que permanecer inmunes a esa especie de magia que nos llevó a todos a caer dormidos - explicó en un tono serio y seco.
- Estás en lo cierto, gracias por la ayuda. No te preocupes, que los guardias que estamos despiertos ya estamos investigando bajo esa premisa - contestó en un tono firme pero amable. - De momento solo puedo decirte que la investigación está avanzando. Hemos descartado ya a varias personas como sospechosas, entre las que estás incluida.
- Ah, ¿que yo era sospechosa? - preguntó incrédula y ligeramente ofendida.
- No podemos descartar a nadie sin evidencias, mujer. No es nada personal. Mira, te voy a decir una cosa - comenzó a decir el guardia con un garbo que no tenía antes. - Creo que el verde es el color de la inocencia. Esto tiene que ser un mensaje de los Dioses - comentó inspirado y de una forma que exudaba bondad.
- Ah, ¿sí? - preguntó Selena irónicamente.
- Sí, de verdad. No puede ser casualidad que todos los que se encontraban bajo una considerable pila de cuerpos fueran de la sala de la esmeralda. - Aprovechándose de la inocente y pura sinceridad del creyente, Selena saco algo de información confidencial sin siquiera haberla buscado.
En cuanto a la elfa, su despertar fue menos gradual y más atropellado. - ¡Despertad, joder! - exclamó acelerada. Había recuperado la conciencia con una eficacia suma, haciendo alarde de su aguante de batalladora y, nada más despertar, trató de zarandear a duras penas los cuerpos que yacían sobre ella, aún inconscientes, y que le impedían moverse con facilidad, y casi respirar.
- Tranquila, te ayudo - Un guardia acudió en su ayuda al oír su grito, y ambos se esforzaron en apartar aquella pila de tres cuerpos de encima de ella. - A estos les queda aún un rato de sueño. Están bien, no están sangrando - continuó el guardia tras dejarlos tumbados de nuevo.
- ¿Sangrando? - contestó extrañada la elfa, con un ligero matiz de desprecio, pues según ella podía haber salido de ahí abajo por sí misma sin la ayuda de nadie.
- ¡Por los jodidos Dioses! - El brujo ya había despertado por completo, y con la ingrata sorpresa de despertar arropado no por tres personas inconscientes como su compañera, sino por un cadáver, con su consecuente derrame fluido de sangre.
Y mientras Selena y el guardia se acercaban a Eberus, una persona joven y menuda estaba teniendo un despertar ligeramente menos grotesco unos pasos más allá.
Aquella pequeña bruja no tenía ningún cadáver encima, sin embargo, se despertó mareada. Quizás era porque, aunque no estuviera muerto, sobre ella yacía un adulto inconsciente, o quizás porque los cadáveres comenzaban ya a emanar una esencia agobiante. Desde luego, ella, no conocía la razón exacta.
Afortunadamente pudo escabullirse de aquella situación con facilidad, y se comenzó a incorporar, aunque esto le costó más que lo primero. Ese mareo acabó bajando de la cabeza al estómago, malestar que se intensificó cuando vio junto a ella a otro de los invitados sobre un charco de su propia sangre. Toda aquella situación la tenía muy perturbada, y eso parecía reflejarse en el interior de su cuerpo.
No entendía nada. No sabía dónde meterse, pero comenzó a caminar. Profundamente desorientada, buscaba a cualquier persona que le pudiera aportar un mínimo resquicio de seguridad, y cuando levantó la vista vio a Selena, que por su altura destacaba junto a Eberus. Con una mano en el estómago y una expresión torcida, caminó hacia ellos.
Eberus se estaba deshaciendo con desprecio de su túnica roja, pues casi había doblado su peso debido a la sangre de aquel cadáver que yacía sobre él. - A ver si estos jodidos guardias hacen algo, porque yo no voy a continuar con esta estúpida pantomima como si nada hubiera ocurrido. Y, si no, nos buscamos una forma de salir y que les den a todos, Selena - murmuraba junto a Selena con hastío en su prosodia. Cuando tiró la túnica, resultó que lo que ésta encontró en su descenso no fue el suelo.
Itzamaray se encontraba a su lado, y sin darse cuenta de ello arrojó la túnica ensangrentada hacia ella, que tras el choque cayó al suelo. La pobre chica emitió un agudo suspiro, aunque su expresión facial no era precisamente de susto. Más bien, parecía apagarse gradualmente. Y, por sorpresa para ellos, terminó por caer al suelo inconsciente de nuevo junto a la túnica.
- Pobre chica - comentó Selena en un sereno tono de asombro.
- ¿Qué? - preguntó dudoso el brujo, que cuando se giró descubrió lo que había ocurrido. - Joder, Selena, ¿por qué no me avisas de que está la chica aquí?
- Claro, ¿quieres que te escriba un pergamino con la información personal y la ubicación en cada puto momento de todos los invitados de la fiesta también? - vaciló la elfa con algo de desdén.
Eberus se había agachado para intentar ayudar a la chica. Mientras, Selena estaba ojeando la situación general intentando sacar algo en claro.
Estaba notando que, debido a que todos se habían arrejuntado un poco para llevar a cabo aquella macabra coreografía que les condujo a la inconsciencia, había muchos montones de cuerpos apilados uno encima de otro. - Malditos cobardes... Nos hechizaron con brujería y esperaron a que estuviéramos dormidos para atacar - pensó, recordando las últimas palabras del brujo justo antes de desmayarse en aquel momento. Este primer eslabón de lucidez condujo al siguiente de la cadena lógica de deducción: - Quien sea que haya apuñalado a esta gente tuvo entonces que permanecer inmune a ese hechizo, y por tanto no puede estar bajo ninguna pila de cuerpos, pues nadie habría caído encima de ellos debido a que, simplemente, no estarían tumbados sin consciencia en el suelo.
Confiando en que esa información sería de ayuda y compartiendo el sentimiento de hartazgo del brujo por encontrarse bajo esa situación, fue a compartirla con el guardia que la ayudó antes para intentar avanzar en la investigación. - Eh, esos asesinos hijos de puta no pueden ser los que están enterrados bajo otros cuerpos. Tuvieron que permanecer inmunes a esa especie de magia que nos llevó a todos a caer dormidos - explicó en un tono serio y seco.
- Estás en lo cierto, gracias por la ayuda. No te preocupes, que los guardias que estamos despiertos ya estamos investigando bajo esa premisa - contestó en un tono firme pero amable. - De momento solo puedo decirte que la investigación está avanzando. Hemos descartado ya a varias personas como sospechosas, entre las que estás incluida.
- Ah, ¿que yo era sospechosa? - preguntó incrédula y ligeramente ofendida.
- No podemos descartar a nadie sin evidencias, mujer. No es nada personal. Mira, te voy a decir una cosa - comenzó a decir el guardia con un garbo que no tenía antes. - Creo que el verde es el color de la inocencia. Esto tiene que ser un mensaje de los Dioses - comentó inspirado y de una forma que exudaba bondad.
- Ah, ¿sí? - preguntó Selena irónicamente.
- Sí, de verdad. No puede ser casualidad que todos los que se encontraban bajo una considerable pila de cuerpos fueran de la sala de la esmeralda. - Aprovechándose de la inocente y pura sinceridad del creyente, Selena saco algo de información confidencial sin siquiera haberla buscado.
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Cohen Miér Ago 23 2023, 20:00
Los sospechosos se iban reduciendo. Algunos habían muerto, otros habían quedado sepultados por otros cuerpos, siéndole imposible que cometieran los asesinatos. Cada vez estaban más cerca de la verdad.
¿Qué patrón de comportamiento tenía el asesino? ¿Qué le había motivado a matar a esas cuatro personas? ¿Lo había hecho al azar? ¿Había pretendido matarlas a todas con alevosía o quizás quería matar a una persona en concreto y había matado a los demás para que no fuera tan evidente su patrón de comportamiento?
Luego, comenzó a fijarse en los que habían quedado sobre los cuerpos de otras personas. ¿Alguno de ellos había fingido desmayarse? Eso significaría que el asesino, de alguna forma, se encontraba vinculado a las cuatro gemas flotantes de las salas… que había sido inmune a su poder…
Las preguntas se agolpaban en la cabeza. Peter parecía ser un mar de dudas. Quizás los recuerdos del pasado comenzaban a agobiarle: Cohen se preguntaba si se preguntaba si otra vez alguno de sus hombres estaba implicado. De vez en cuándo, Lannet miraba a su hermana, asustada, en una de las esquinas del jardín.
Fue entonces cuándo algo imprevisto sucedió. El soldado Laugherty se acercó a Peter y le cedió un par de hojas. Desde su posición, Cohen no podía observar su contenido ni escuchar lo que éste le decía, pero veía cómo Peter asentía mientras ascendía la mirada hacia las personas que aún continuaban allí, muchos de ellos completamente cubiertos de sangre procedente de algún cadáver, algo que al vampiro le abrió el apetito.
―Hemos encontrado esta carta escrita por el asesino en el interior de una de las salas. Las gemas, al explotar, han hecho que pequeños fragmentos de joyas desperdigadas por el suelo. La carta se encontraba bajo los mismos, por lo que la persona responsable de estas muertes las dejó en el interior antes de que cayéramos desmayados. Esto nos ayudará a descartar a la mayoría de los presentes, así que por favor… tengan paciencia.
Todas las personas allí presentes, permanecieron en silencio, esperando quizás las pruebas que consiguieran descartarlos. Entonces, Peter habló y desveló la evidencia…
En este turno, se encuentra la prueba final. El número de sospechosos será muy limitado, por lo que vuestros personajes no deben deducir pistas, sino que deben identificar a los sospechosos finales y proceder a la detención de los mismos, para luego, proceder a los interrogatorios…
La carta del asesino, en la que no desvela su identidad, se ha encontrado en una sala de las salas. Junto a la carta, un adorno de la vestimenta del asesino, de un color distinto al de la sala dónde ha sido encontrada.
Las posibles pistas son:
- Runa de muy mala suerte: El asesino viste de azul y ha entrado en la sala verde. Quedan 3 sospechosos.
- Runa de mala suerte: El asesino viste de morado y ha entrado en la sala roja. Quedan 3 sospechosos.
- Runa de suerte neutra: El asesino viste de rojo y ha entrado en la sala verde. Quedan 3 sospechosos.
- Runa de buena suerte: El asesino viste de azul y ha entrado en la sala púrpura. Quedan 2 sospechosos.
- Runa de muy buena suerte: El asesino viste de azul y ha entrado en la sala roja. Quedan 2 sospechosos.
El objetivo de este turno es identificar a los sospechosos, proceder a su detención e interrogarlos. Son los siguientes:
Hijo primogénito de Konnel Ardell y su esposa, Michelle. Chris está destinado a seguir los pasos de su padre. A pesar de no estar absolutamente interesado en los negocios de su familia, sabe que como hijo primogénito está llamado a sucederle en los negocios de los Ardell. Por lo que sigue a su padre, día a día, cómo una sombra, conociendo todas sus rutinas... y sus secretos.
La que fue una de las Magistradas más prestigiosas de Lunargenta, ahora dueña de una explotación agrícola en la pequeña localidad de Viagra, esta ávara mujer intentó encarcelar a Konner Ardell cuándo cometió un delito financiero en la ciudad humana. A causa de sus influencias, Konner escapó de la justicia y la Magistrada Deluxe no pudo hacer nada por encerrarle. Como burla, Konner le ha invitado a la fiesta de Bragival en su casa y ella, para no demostrar debilidad, ha aceptado.
La Profesora Emmanuel es una de las personas más cultas de Aerandir, por lo que se encarga de la educación de algunos de los jóvenes nobles de las familias más ricas de Sacrestic Ville. Al cuidado de la educación de su hijo menor, la profesora Emmanuel ha tenido problemas con Ardell: mientras que el chico mostraba interés por una serie de materias, su padre forzaba a su profesora a que llevara su plan de estudios de la forma que él pretendía, llegando a amenazarla con hacerle daño si no cumplía sus exigencias y le ayudaba a encauzar el problemático carácter de su hijo menor.
Debido a que Itza comunicó ausencia, que Elen comunicó que estaba ocupada, que Eberus al parecer tiene pronto mudanza y yo voy a tener un Septiembre complicado, reduzco el número de sospechosos al mínimo para acabar ya en el próximo turno, que sería el octavo.
¿Qué patrón de comportamiento tenía el asesino? ¿Qué le había motivado a matar a esas cuatro personas? ¿Lo había hecho al azar? ¿Había pretendido matarlas a todas con alevosía o quizás quería matar a una persona en concreto y había matado a los demás para que no fuera tan evidente su patrón de comportamiento?
Luego, comenzó a fijarse en los que habían quedado sobre los cuerpos de otras personas. ¿Alguno de ellos había fingido desmayarse? Eso significaría que el asesino, de alguna forma, se encontraba vinculado a las cuatro gemas flotantes de las salas… que había sido inmune a su poder…
Las preguntas se agolpaban en la cabeza. Peter parecía ser un mar de dudas. Quizás los recuerdos del pasado comenzaban a agobiarle: Cohen se preguntaba si se preguntaba si otra vez alguno de sus hombres estaba implicado. De vez en cuándo, Lannet miraba a su hermana, asustada, en una de las esquinas del jardín.
Fue entonces cuándo algo imprevisto sucedió. El soldado Laugherty se acercó a Peter y le cedió un par de hojas. Desde su posición, Cohen no podía observar su contenido ni escuchar lo que éste le decía, pero veía cómo Peter asentía mientras ascendía la mirada hacia las personas que aún continuaban allí, muchos de ellos completamente cubiertos de sangre procedente de algún cadáver, algo que al vampiro le abrió el apetito.
―Hemos encontrado esta carta escrita por el asesino en el interior de una de las salas. Las gemas, al explotar, han hecho que pequeños fragmentos de joyas desperdigadas por el suelo. La carta se encontraba bajo los mismos, por lo que la persona responsable de estas muertes las dejó en el interior antes de que cayéramos desmayados. Esto nos ayudará a descartar a la mayoría de los presentes, así que por favor… tengan paciencia.
Todas las personas allí presentes, permanecieron en silencio, esperando quizás las pruebas que consiguieran descartarlos. Entonces, Peter habló y desveló la evidencia…
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En este turno, se encuentra la prueba final. El número de sospechosos será muy limitado, por lo que vuestros personajes no deben deducir pistas, sino que deben identificar a los sospechosos finales y proceder a la detención de los mismos, para luego, proceder a los interrogatorios…
La carta del asesino, en la que no desvela su identidad, se ha encontrado en una sala de las salas. Junto a la carta, un adorno de la vestimenta del asesino, de un color distinto al de la sala dónde ha sido encontrada.
Las posibles pistas son:
- Runa de muy mala suerte: El asesino viste de azul y ha entrado en la sala verde. Quedan 3 sospechosos.
- Runa de mala suerte: El asesino viste de morado y ha entrado en la sala roja. Quedan 3 sospechosos.
- Runa de suerte neutra: El asesino viste de rojo y ha entrado en la sala verde. Quedan 3 sospechosos.
- Runa de buena suerte: El asesino viste de azul y ha entrado en la sala púrpura. Quedan 2 sospechosos.
- Runa de muy buena suerte: El asesino viste de azul y ha entrado en la sala roja. Quedan 2 sospechosos.
El objetivo de este turno es identificar a los sospechosos, proceder a su detención e interrogarlos. Son los siguientes:
Chris Ardell
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Hijo primogénito de Konnel Ardell y su esposa, Michelle. Chris está destinado a seguir los pasos de su padre. A pesar de no estar absolutamente interesado en los negocios de su familia, sabe que como hijo primogénito está llamado a sucederle en los negocios de los Ardell. Por lo que sigue a su padre, día a día, cómo una sombra, conociendo todas sus rutinas... y sus secretos.
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Isobel Deluxe
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La que fue una de las Magistradas más prestigiosas de Lunargenta, ahora dueña de una explotación agrícola en la pequeña localidad de Viagra, esta ávara mujer intentó encarcelar a Konner Ardell cuándo cometió un delito financiero en la ciudad humana. A causa de sus influencias, Konner escapó de la justicia y la Magistrada Deluxe no pudo hacer nada por encerrarle. Como burla, Konner le ha invitado a la fiesta de Bragival en su casa y ella, para no demostrar debilidad, ha aceptado.
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Profesora Emmanuel
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La Profesora Emmanuel es una de las personas más cultas de Aerandir, por lo que se encarga de la educación de algunos de los jóvenes nobles de las familias más ricas de Sacrestic Ville. Al cuidado de la educación de su hijo menor, la profesora Emmanuel ha tenido problemas con Ardell: mientras que el chico mostraba interés por una serie de materias, su padre forzaba a su profesora a que llevara su plan de estudios de la forma que él pretendía, llegando a amenazarla con hacerle daño si no cumplía sus exigencias y le ayudaba a encauzar el problemático carácter de su hijo menor.
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Debido a que Itza comunicó ausencia, que Elen comunicó que estaba ocupada, que Eberus al parecer tiene pronto mudanza y yo voy a tener un Septiembre complicado, reduzco el número de sospechosos al mínimo para acabar ya en el próximo turno, que sería el octavo.
Última edición por Cohen el Miér Ago 23 2023, 20:12, editado 2 veces
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Tyr Miér Ago 23 2023, 20:00
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Re: Los Crímenes De Bragival (Libre) (Noche) [Cerrado]
Eberus Lun Oct 09 2023, 21:24
- ¿Una carta? Será imbécil... - dijo el brujo incrédulo al enterarse de aquel avance en la investigación. - Errores de novato arrogante - continuó, despreciando al asesino por su torpeza, pues él siempre era partidario de escapar sin dejar rastro, por encima de todo.
- ...dijo el arrogante - contestó Selena mirándole con una mezcla de desprecio y picardía, en tono de broma.
- Quizás, pero no novato - contestó el Pícaro, orgulloso de su trayectoria pasada.
Pronto Lannet confirmó lo que la mayoría de los presentes esperaban. Había información que descartaría a muchos, y aseguraría como sospechosos a unos pocos.
- Pero, ¿pues quiénes son?
- Entonces, ¿nos podemos ir ya de aquí?
- ¿Y qué dice la carta?
- ¡Abrid ya las jodidas puertas entonces y seguid investigando vosotros, que bastantes pistas tenéis ya!
El capitán informó sobre el color de un fragmento de ropa que había dejado el asesino junto a la carta, también reveló en qué sala había dejado ambas cosas y trató de poner calma, pues a pesar de aquel sustancial avance, los allí presentes no parecieron calmarse, sino que por el contrario se alteraron más y su impaciencia se acentuó, comenzando a hacer preguntas y gestos de impaciencia hacia los guardias. Veían cerca el final de aquella forzosa estancia en la mansión del primer asesinado, y se alborotaron como cuando una pobre bestia hambrienta ve a su amo con comida en la mano. Se alborotaron todos, en general... excepto varias personas que mostraban un comportamiento ciertamente diferente. Y una de ellas era Isobel. Y Eberus se dio cuenta de aquello.
Rápidamente ató cabos y, observando el color de su vestimenta, comenzó a entrar en furia pero sin dejar de sentir cierta satisfacción por poder calumniarla de manera justificada y en público, y se comenzó a acercar a ella.
- ¡Tenías que ser tú, maldita zorra! ¡Guardias, mirad! - exclamó con rabia mientras señalaba a la Magistrada, que se encontraba muy cerca de la entrada a una de las salas, con tímidas intenciones de entrar. El color de su vestimenta encajaba con el del fragmento que habían encontrado los guardias, y la expresión de su rostro denotaba sorpresa. Ingrata sorpresa.
Eberus se dio la vuelta y retrocedió para hablar con Selena. - ¿Ves? Sabía que era ella. Te lo dije. A ver si se pudren sus huesos sobre los meados de una ruinosa celda en un pantano - El brujo hacía aspavientos coléricos algo descontrolado, aunque hablando en un volumen más bajo esta vez.
- Cálmate, joder. Además, no te ensalces, porque no me habías hablado nunca sobre aquella mujer - Selena respondió con calma y una sutil condescendencia. - Y estás diciendo idioteces. ¿Cómo que una celda en un pantano? - dijo mientras comenzaba a reír con una condescendencia algo más marcada.
- Peores cosas he visto yo, joder - replicó el brujo argumentando con el peso de la experiencia.
- Sí, claro... Bueno, y te digo más. Esa mujer no es la única que va vestida de ese color, Pícaro. Y, ¿has pensado en que el asesino tuvo que dejar allí las dos cosas antes del desmayo colectivo? Lannet ha dicho que los fragmentos de gemas estaban por encima, y estoy casi segura de que nadie entró a esa sala después de que mataran a Konner. Entonces, seguro que hay varias personas que...
- Calla y mira eso. La están deteniendo - interrumpió, queriendo hacerle ver a Selena que él tenía la razón. Comenzó a reír un poco con aires de superioridad. - Hazme caso, esa hija de una burra se va a pudrir en una celda.
- Bueno, ya veremos. Oye, ¿y cuándo me vas a contar por qué le tienes tanto asco a esa mujer?
- Luego te cuento - Eberus no pudo aguantar y volvió a caminar hacia Isobel, que se encontraba ya atada de pies y manos por precaución. El brujo, visiblemente enfadado y con un ligero toque sádico, se agachó frente a ella para saciar un poco su sed de venganza por el desagradable pasado en común que compartían. - Te mereces todas las desgracias que te ocurran, cacho de mierda - le dijo con calma y desprecio mirando hacia sus ojos.
- Eberus, tranquilo. Nos vamos a encargar de interrogarla y descubrir si realmente ha sido ella o no, pero no debemos precipitarnos - interrumpió Peter Lannet. - Y gracias por señalárnosla. Por poco se mete en la sala.
- Seguro que ha sido ella. Te lo digo yo. La conozco y sé que para ella la vida de los que desprecia no tiene el valor ni de una puta hormiga.
- Cállate, vagabundo, yo no he matado a nadie. A mí no me hace falta recurrir a eso para conseguir lo que quiero, no como a otros - replicó ella con un acusado desprecio y gotas de sudor bajando por su frente, dando paso al interrogatorio que con suerte arrojaría luz al caso.
- ...dijo el arrogante - contestó Selena mirándole con una mezcla de desprecio y picardía, en tono de broma.
- Quizás, pero no novato - contestó el Pícaro, orgulloso de su trayectoria pasada.
Pronto Lannet confirmó lo que la mayoría de los presentes esperaban. Había información que descartaría a muchos, y aseguraría como sospechosos a unos pocos.
- Pero, ¿pues quiénes son?
- Entonces, ¿nos podemos ir ya de aquí?
- ¿Y qué dice la carta?
- ¡Abrid ya las jodidas puertas entonces y seguid investigando vosotros, que bastantes pistas tenéis ya!
El capitán informó sobre el color de un fragmento de ropa que había dejado el asesino junto a la carta, también reveló en qué sala había dejado ambas cosas y trató de poner calma, pues a pesar de aquel sustancial avance, los allí presentes no parecieron calmarse, sino que por el contrario se alteraron más y su impaciencia se acentuó, comenzando a hacer preguntas y gestos de impaciencia hacia los guardias. Veían cerca el final de aquella forzosa estancia en la mansión del primer asesinado, y se alborotaron como cuando una pobre bestia hambrienta ve a su amo con comida en la mano. Se alborotaron todos, en general... excepto varias personas que mostraban un comportamiento ciertamente diferente. Y una de ellas era Isobel. Y Eberus se dio cuenta de aquello.
Rápidamente ató cabos y, observando el color de su vestimenta, comenzó a entrar en furia pero sin dejar de sentir cierta satisfacción por poder calumniarla de manera justificada y en público, y se comenzó a acercar a ella.
- ¡Tenías que ser tú, maldita zorra! ¡Guardias, mirad! - exclamó con rabia mientras señalaba a la Magistrada, que se encontraba muy cerca de la entrada a una de las salas, con tímidas intenciones de entrar. El color de su vestimenta encajaba con el del fragmento que habían encontrado los guardias, y la expresión de su rostro denotaba sorpresa. Ingrata sorpresa.
Eberus se dio la vuelta y retrocedió para hablar con Selena. - ¿Ves? Sabía que era ella. Te lo dije. A ver si se pudren sus huesos sobre los meados de una ruinosa celda en un pantano - El brujo hacía aspavientos coléricos algo descontrolado, aunque hablando en un volumen más bajo esta vez.
- Cálmate, joder. Además, no te ensalces, porque no me habías hablado nunca sobre aquella mujer - Selena respondió con calma y una sutil condescendencia. - Y estás diciendo idioteces. ¿Cómo que una celda en un pantano? - dijo mientras comenzaba a reír con una condescendencia algo más marcada.
- Peores cosas he visto yo, joder - replicó el brujo argumentando con el peso de la experiencia.
- Sí, claro... Bueno, y te digo más. Esa mujer no es la única que va vestida de ese color, Pícaro. Y, ¿has pensado en que el asesino tuvo que dejar allí las dos cosas antes del desmayo colectivo? Lannet ha dicho que los fragmentos de gemas estaban por encima, y estoy casi segura de que nadie entró a esa sala después de que mataran a Konner. Entonces, seguro que hay varias personas que...
- Calla y mira eso. La están deteniendo - interrumpió, queriendo hacerle ver a Selena que él tenía la razón. Comenzó a reír un poco con aires de superioridad. - Hazme caso, esa hija de una burra se va a pudrir en una celda.
- Bueno, ya veremos. Oye, ¿y cuándo me vas a contar por qué le tienes tanto asco a esa mujer?
- Luego te cuento - Eberus no pudo aguantar y volvió a caminar hacia Isobel, que se encontraba ya atada de pies y manos por precaución. El brujo, visiblemente enfadado y con un ligero toque sádico, se agachó frente a ella para saciar un poco su sed de venganza por el desagradable pasado en común que compartían. - Te mereces todas las desgracias que te ocurran, cacho de mierda - le dijo con calma y desprecio mirando hacia sus ojos.
- Eberus, tranquilo. Nos vamos a encargar de interrogarla y descubrir si realmente ha sido ella o no, pero no debemos precipitarnos - interrumpió Peter Lannet. - Y gracias por señalárnosla. Por poco se mete en la sala.
- Seguro que ha sido ella. Te lo digo yo. La conozco y sé que para ella la vida de los que desprecia no tiene el valor ni de una puta hormiga.
- Cállate, vagabundo, yo no he matado a nadie. A mí no me hace falta recurrir a eso para conseguir lo que quiero, no como a otros - replicó ella con un acusado desprecio y gotas de sudor bajando por su frente, dando paso al interrogatorio que con suerte arrojaría luz al caso.
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Re: Los Crímenes De Bragival (Libre) (Noche) [Cerrado]
Cohen Miér Oct 11 2023, 10:17
Aquella pista lo cambiaba todo. La carta había sido encontrada en la sala roja y se habían encontrado fragmentos de tela morada en su interior. Por lo que se deducía que posiblemente el asesino vestía de ese color.
Las personas terminaron impacientándose y la mayoría de los presentes fueron abandonando la sala. Los primeros, las personas que no vestían de morado. Luego, los que tenían testigos de que no habían visitado la sala roja en ningún momento. Así que quedaron unos pocos.
La primera de ellas fue acusada por Eberus, que permanecía allí. La Magistrada no tenía las simpatías de nadie, por lo que quizás todos los que la conocían deseaban su culpabilidad, pero eso no lo hacía culpable.
El segundo de ellos era el hijo de Ardell. La verdad era que me costaba creer que él fuera el culpable. Seguramente habría tenido ocasiones mejores y mejores coartadas y excusas para hacerlo. Por lo que Cohen lo descartó rápidamente. Aunque era el que más tenía que ganar, pues heredaría gran parte de la fortuna de su padre por ser su primogénito, su rostro parecía bastante compungido.
La tercera en cuestión era una dama que parecía realmente inofensiva, aunque Cohen sabía que las apariencias engañan en la mayoría de las ocasiones. El vampiro se acercó a ella con la intención de saber algo más. Pero no llegó a tiempo…
Rápidamente, al ver que la mayoría de los sospechosos abandonaban la casa, claramente nerviosa por encontrarse aún atrapada ahí, tuvo un ataque de nervios y terminó desmayándose sobre uno de los cadáveres que estaba esparcido por el patio.
―¿Pero qué diablos?
El vampiro fue allí hasta socorrerla y Chris Ardell apareció a su lado unos minutos más tarde.
―Es la profesora de mi hermano. Su salud mental es algo delicada: es una gran profesora, pero es bastante inestable y tiene ataques de nervios. Sus manos tiemblan con mucha facilidad…
Por la forma en la que el joven Ardell hablaba de ella, vio que el joven le tenía verdadera estima. Quizás, algo más. El vampiro asintió, preguntándose si aquella mujer de manos temblorosas y carácter nervioso tenía la mente fría suficiente para cometer aquellos crímenes. Lo dudaba demasiado.
Cohen se dirigió hasta Peter, que hablaba con sus hombres, mientras contemplaba la escena.
―Peter, tengo la firme creencia de que la Magistrada Isobel está detrás del crimen… Si me autorizas, usaré la magia de la voz con ella… no podrá mentirme…
Lannet asintió, dejando escapar una leve sonrisa, pues sabía que una vez descartados los demás, la voz del vampiro lograría la confesión de la magistrada.
Cohen se acercó a ella, mientras Peter iba a hablar con Eberus. El vampiro pidió que le dejaran a solas con ella. La miró a los ojos, recordando su encuentro anterior.
―Nuestros caminos vuelven a encontrarse, pero puede que esta vez… puede que esta vez sea la última…
―Maldito ladronzuelo… ¡Cómo osas culpar a una Magistrada! A una jurista, a una mujer de ley...
―Bueno, en Viagra pude comprobar otra cosa...
Cohen sonrió, mientras llevaba sus manos al rostro de la mujer, hundiendo sus dedos sobre sus mejillas, mirándola directamente.
―Confías en mí. ¡Sabes que me adoras! Jamás serías capaz de mentirme, pues la confianza y el amor que sientes hacia mí es más poderoso que cualquier cosa, incluso de tu propia seguridad… Querida amiga, ¿has tenido tú algo que ver con estas horribles muertes? ¿Estás detrás de estos horribles crímenes? [1]
La Magistrada le miró, sonriente, mientras bajaba la cabeza, al igual que su tono de voz, exclamando entre susurros:
―¡Claro que he sido yo! Pero… no digas nada, mi querido amigo. Sólo he terminado con la vida de un hombre horrible…
Cohen alzó la vista hacia Peter, que le observaba con atención. El vampiro sonrió y asintió, entregándole a la culpable. Eberus siempre había tenido la razón.
[1] Uso de la habilidad Luz De Gas [Mágica, 1 uso de 2 turnos]:
Cohen utiliza un tono de voz tranquilo y sereno, centrando su atención en una o dos personas, motivando que éstas den por ciertas sus palabras, pudiendo incluso inducirlas a recordar hechos que éstas han vivido de forma diferente a la real.
Las personas terminaron impacientándose y la mayoría de los presentes fueron abandonando la sala. Los primeros, las personas que no vestían de morado. Luego, los que tenían testigos de que no habían visitado la sala roja en ningún momento. Así que quedaron unos pocos.
La primera de ellas fue acusada por Eberus, que permanecía allí. La Magistrada no tenía las simpatías de nadie, por lo que quizás todos los que la conocían deseaban su culpabilidad, pero eso no lo hacía culpable.
El segundo de ellos era el hijo de Ardell. La verdad era que me costaba creer que él fuera el culpable. Seguramente habría tenido ocasiones mejores y mejores coartadas y excusas para hacerlo. Por lo que Cohen lo descartó rápidamente. Aunque era el que más tenía que ganar, pues heredaría gran parte de la fortuna de su padre por ser su primogénito, su rostro parecía bastante compungido.
La tercera en cuestión era una dama que parecía realmente inofensiva, aunque Cohen sabía que las apariencias engañan en la mayoría de las ocasiones. El vampiro se acercó a ella con la intención de saber algo más. Pero no llegó a tiempo…
Rápidamente, al ver que la mayoría de los sospechosos abandonaban la casa, claramente nerviosa por encontrarse aún atrapada ahí, tuvo un ataque de nervios y terminó desmayándose sobre uno de los cadáveres que estaba esparcido por el patio.
―¿Pero qué diablos?
El vampiro fue allí hasta socorrerla y Chris Ardell apareció a su lado unos minutos más tarde.
―Es la profesora de mi hermano. Su salud mental es algo delicada: es una gran profesora, pero es bastante inestable y tiene ataques de nervios. Sus manos tiemblan con mucha facilidad…
Por la forma en la que el joven Ardell hablaba de ella, vio que el joven le tenía verdadera estima. Quizás, algo más. El vampiro asintió, preguntándose si aquella mujer de manos temblorosas y carácter nervioso tenía la mente fría suficiente para cometer aquellos crímenes. Lo dudaba demasiado.
Cohen se dirigió hasta Peter, que hablaba con sus hombres, mientras contemplaba la escena.
―Peter, tengo la firme creencia de que la Magistrada Isobel está detrás del crimen… Si me autorizas, usaré la magia de la voz con ella… no podrá mentirme…
Lannet asintió, dejando escapar una leve sonrisa, pues sabía que una vez descartados los demás, la voz del vampiro lograría la confesión de la magistrada.
Cohen se acercó a ella, mientras Peter iba a hablar con Eberus. El vampiro pidió que le dejaran a solas con ella. La miró a los ojos, recordando su encuentro anterior.
―Nuestros caminos vuelven a encontrarse, pero puede que esta vez… puede que esta vez sea la última…
―Maldito ladronzuelo… ¡Cómo osas culpar a una Magistrada! A una jurista, a una mujer de ley...
―Bueno, en Viagra pude comprobar otra cosa...
Cohen sonrió, mientras llevaba sus manos al rostro de la mujer, hundiendo sus dedos sobre sus mejillas, mirándola directamente.
―Confías en mí. ¡Sabes que me adoras! Jamás serías capaz de mentirme, pues la confianza y el amor que sientes hacia mí es más poderoso que cualquier cosa, incluso de tu propia seguridad… Querida amiga, ¿has tenido tú algo que ver con estas horribles muertes? ¿Estás detrás de estos horribles crímenes? [1]
La Magistrada le miró, sonriente, mientras bajaba la cabeza, al igual que su tono de voz, exclamando entre susurros:
―¡Claro que he sido yo! Pero… no digas nada, mi querido amigo. Sólo he terminado con la vida de un hombre horrible…
Cohen alzó la vista hacia Peter, que le observaba con atención. El vampiro sonrió y asintió, entregándole a la culpable. Eberus siempre había tenido la razón.
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[1] Uso de la habilidad Luz De Gas [Mágica, 1 uso de 2 turnos]:
Cohen utiliza un tono de voz tranquilo y sereno, centrando su atención en una o dos personas, motivando que éstas den por ciertas sus palabras, pudiendo incluso inducirlas a recordar hechos que éstas han vivido de forma diferente a la real.
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Re: Los Crímenes De Bragival (Libre) (Noche) [Cerrado]
Eberus Jue Nov 02 2023, 13:26
Eberus estaba ahora a punto de subirse por las paredes. Su odiada Magistrada estaba siendo interrogada por su ladrón de ropa interior. Deseaba interrumpir aquello para explotar de rabia en contra del vampiro, pero al mismo tiempo quería que aquella mujer fuera sentenciada pronto. Y estaba seguro de que iba a serlo.
- Peter, si enfurezco demasiado contra Cohen, detenme antes de que la cosa se ponga violenta, que me conozco
- ¿Contra Cohen? Pero... ¿qué ha pasado?
- Pues que es un hijo de puta, pero tampoco quiero sobrepasarme con él
- Eberus. Sabes que me lo estás poniendo mucho más fácil si tengo que arrestarte luego, ¿no? Anda, tranquilízate, que después del día que llevamos lo que menos necesitamos son más problemas... - Se tomó una pequeña pausa mientras miraba a Cohen. - Vaya, y creo que hay buenas noticias para ti. Parece que esta mujer va a correr el destino que deseabas. Y ahora, con más razón, no querrás compartir celda con ella, ¿cierto?
Lannet consiguió calmar las intenciones del brujo, y además las circunstancias ayudaron a ello. Los guardias liberaron a los otros dos sospechosos y se acercaron a Isobel para llevársela arrestada. - ¡Jódete, jodida vieja imbécil de mierda! Te vas a pudrir en las celdas si no es que te decapitan, y yo estaré allí para verlo todo - Ahora sí que se había terminado de calmar.
- ¡A mí estos no me van a hacer nada! ¿Me oyes? ¡Nada, vagabundo! ¡No sois nadie! ¿Quiénes sois vosotros para ponerle una mano encima a la Isobel? ¡No me toquéis! ¡Que no me toquéis, he dicho!
Eberus la miraba sonriente con malicia. - Con la nuca bajo el filo de un hacha toda esa grandeza se te olvidará rápido. Y tú, Cohen... - dijo acercándose a él. - Me he enterado de lo de mi ropa interior. Pero estás de suerte. No sé cómo lo has hecho, pero parece han arrestado a esa zorra gracias a ti. Y por muy mal que me sepa, me has alegrado el día. Aunque parte de la hazaña también es mía, todo sea dicho.
Caminando ligero, como si se hubiera deshecho de varios lastres, se volvió a reunir con Selena, que estaba intentando hablar con aquella pobre joven desorientada. Al verla, sintió de nuevo esa extraña e intensa atracción, que se mezcló con el nacimiento de un sentimiento de compasión inusual que le motivaba a ayudarla. - Por los Dioses... Itzamaray. Luces como si hubieras ingerido heces de caballo por accidente. ¿Te ha estado jodiendo ya esta mujer?
- ¡Eh! Deja de decir barbaridades y haz algo útil.
- ¿Útil? He contribuido en la sentencia de esa hija de puta. Y, ¿qué has hecho tú?
- Pues... intento hacer que hable tu... esta chica. Pero no consigo que abra la boca.
- A ver... Itzamaray. Primero vayámonos fuera de esta pocilga. Necesitas descansar y reponerte.
El brujo le puso la mano en el hombro a la joven bruja y luego la acompañó hacia el exterior de aquel hogar de ricos. Los tres fueron hacia el Morador del Viento, la montura de Eberus, tras recibir el permiso por parte de los guardias de que podían abandonar el lugar. Itzamaray, en principio, se mostraba tímidamente desconfiada, pero al mismo tiempo necesitaba a alguien en quien poder encontrar algo de seguridad y certidumbre. Se encontraba mal, y no encontraba las palabras, o las ganas, para expresarse. Sin embargo, a medida que se acercaban al Morador del Viento, parecía empezar a aceptar mejor la presencia de aquel brujo que tantas dudas despertaba en ella. Dudas que él pretendería despejar.
- Peter, si enfurezco demasiado contra Cohen, detenme antes de que la cosa se ponga violenta, que me conozco
- ¿Contra Cohen? Pero... ¿qué ha pasado?
- Pues que es un hijo de puta, pero tampoco quiero sobrepasarme con él
- Eberus. Sabes que me lo estás poniendo mucho más fácil si tengo que arrestarte luego, ¿no? Anda, tranquilízate, que después del día que llevamos lo que menos necesitamos son más problemas... - Se tomó una pequeña pausa mientras miraba a Cohen. - Vaya, y creo que hay buenas noticias para ti. Parece que esta mujer va a correr el destino que deseabas. Y ahora, con más razón, no querrás compartir celda con ella, ¿cierto?
Lannet consiguió calmar las intenciones del brujo, y además las circunstancias ayudaron a ello. Los guardias liberaron a los otros dos sospechosos y se acercaron a Isobel para llevársela arrestada. - ¡Jódete, jodida vieja imbécil de mierda! Te vas a pudrir en las celdas si no es que te decapitan, y yo estaré allí para verlo todo - Ahora sí que se había terminado de calmar.
- ¡A mí estos no me van a hacer nada! ¿Me oyes? ¡Nada, vagabundo! ¡No sois nadie! ¿Quiénes sois vosotros para ponerle una mano encima a la Isobel? ¡No me toquéis! ¡Que no me toquéis, he dicho!
Eberus la miraba sonriente con malicia. - Con la nuca bajo el filo de un hacha toda esa grandeza se te olvidará rápido. Y tú, Cohen... - dijo acercándose a él. - Me he enterado de lo de mi ropa interior. Pero estás de suerte. No sé cómo lo has hecho, pero parece han arrestado a esa zorra gracias a ti. Y por muy mal que me sepa, me has alegrado el día. Aunque parte de la hazaña también es mía, todo sea dicho.
Caminando ligero, como si se hubiera deshecho de varios lastres, se volvió a reunir con Selena, que estaba intentando hablar con aquella pobre joven desorientada. Al verla, sintió de nuevo esa extraña e intensa atracción, que se mezcló con el nacimiento de un sentimiento de compasión inusual que le motivaba a ayudarla. - Por los Dioses... Itzamaray. Luces como si hubieras ingerido heces de caballo por accidente. ¿Te ha estado jodiendo ya esta mujer?
- ¡Eh! Deja de decir barbaridades y haz algo útil.
- ¿Útil? He contribuido en la sentencia de esa hija de puta. Y, ¿qué has hecho tú?
- Pues... intento hacer que hable tu... esta chica. Pero no consigo que abra la boca.
- A ver... Itzamaray. Primero vayámonos fuera de esta pocilga. Necesitas descansar y reponerte.
El brujo le puso la mano en el hombro a la joven bruja y luego la acompañó hacia el exterior de aquel hogar de ricos. Los tres fueron hacia el Morador del Viento, la montura de Eberus, tras recibir el permiso por parte de los guardias de que podían abandonar el lugar. Itzamaray, en principio, se mostraba tímidamente desconfiada, pero al mismo tiempo necesitaba a alguien en quien poder encontrar algo de seguridad y certidumbre. Se encontraba mal, y no encontraba las palabras, o las ganas, para expresarse. Sin embargo, a medida que se acercaban al Morador del Viento, parecía empezar a aceptar mejor la presencia de aquel brujo que tantas dudas despertaba en ella. Dudas que él pretendería despejar.
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