Drogas y otras adicciones. [Privado] [Cerrado]
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-Te he dicho que te calles y me pases aquel frasco- Llevaba cuatro horas con la vista pegada a una lupa, un gotero en su mano y varios frasquitos de vidrio acomodados, todos repletos de compuestos con consistencias liquidas y gelatinosas, algunos capaces de crear un sarpullido en la piel al contacto, otro de un feo color amarillo podrido que al mezclarlo con agua largaba un horrible olor pútrido. Y uno que parecía la brea misma... Aún no estaba segura de que conseguiría con ese, pero de no servir a los propósitos que Oromë esperaba, bien podría usarlo para pegar las suelas de sus zapatos sin problema alguno.
Un suspiro después y una mano le acercó una botellita pequeña la cual ella tomó sin siquiera quitar la vista de su trabajo. -Ya, pero deberías descansar, no es bueno para tu cuerpo- Un gruñido hizo eco en la habitación trasera de la botica donde se encontraban. -No tengo tiempo para eso- Su anaia se cruzó de brazos con una mirada severa. -Entonces hazlo en tu casa, yo también debo trabajar y me quitas el espacio- Señalo con la mirada a la figura de la dragona ocupando su asiento y su mesa de trabajo, todas sus cosas llenando el escritorio mientras que las suyas estaban amontonadas en una esquina con poco cuidado. -No puedo, no tengo los materiales ni la tranquilidad para hacerlo. Sena se ha vuelto muy curiosa y quiere ayudarme, pero es peligroso para ella. - Volteó su mirada a los ojos claros de su primo e hizo una mueca de disgusto e ironía. -Bueno, la parte de la tranquilidad tampoco la tengo aquí contigo- Sabía muy bien que no estaba siendo amable con él y que se aprovechaba demasiado de la bondad y el cariño que se tenían y que no la sacaría a patadas de su hogar, pero tenía la certeza de que él no la entendería. Ella necesitaba hacer esto por sí misma, los medicamentos normales solo la ayudaban hasta cierto punto con su malestar general, pero comenzaba a notar con demasiada facilidad como los efectos duraban muy poco y la abstinencia la golpeaba como un martillo. No se atrevía del todo a utilizar las drogas que la Ciudad Lagarto proveía, primero porque sabía muy bien de que sucio agujero salían y segundo, porque también conocía a quienes las vendían, y esas cosas estaban demasiado lavadas, el alcohol barato era pura agua y los cigarros eran mayormente pasto mezclado con clavo de olor para esconder el aroma de lo primero, los estupefacientes... bueno, era más sencillo conseguir un buen sueño consumiendo harina que lo que fuera que allí ofrecían.
Fuera ya era de noche, dentro de poco comenzarían a encender las luces, las fogatas en aquellas calles de tierra húmeda iluminarían las calles. Debía irse pronto, odiaba las fogatas. Enderezó su figura y estiró su cuerpo hasta que los huesos de su espalda crujieron, pero no sin quitarle antes una mueca de dolor. Se levantó masajeándose el cuello y se dirigió a una botella de vino a medio beber. Mientras tomaba sorbos con total parsimonia, su primo no le quitaba la vista de encima, especialmente a sus manos. -Deberías purgarte antes de que los síntomas empeoren. Si me dejaras ayudarte estarías como nueva en pocas semanas. - Se miró la mano que sostenía el vaso y su dedo meñique no dejaba de temblar ligeramente. Suspiró suavemente, depositando el vaso ya vacío en la mesa. -Ya lo he hecho, puedo soportar la purga, pero todo lo que queda después es el dolor de mis viejas heridas y es insoportable- Estaba cansada y no solo fisicamente, prefería seguir de largo toda la noche y continuar sus experimentos con tal de encontrar algo, lo que fuera que le ayudara con sus pesadillas, con el dolor, con los miedos. Los caminos habituales a la sanación ya no eran tan utiles como al principio, el alcohol tenía sus contras y no podía pasarse el día entero como una cuba si tenía que trabajar y menos aún con una niña vampiro correteando por la casa. Las aguas termales en la botica de su primo eran utiles para relajar los musculos agarrotados y calmaba la piel tirante y deformada de las quemaduras, pero al igual que todo lo demas tampoco podía pasarse todo el día allí dentro para convertirse en una pasa. Vivía porque el aire era gratis, pero la comida no lo era....
Un suspiro después y una mano le acercó una botellita pequeña la cual ella tomó sin siquiera quitar la vista de su trabajo. -Ya, pero deberías descansar, no es bueno para tu cuerpo- Un gruñido hizo eco en la habitación trasera de la botica donde se encontraban. -No tengo tiempo para eso- Su anaia se cruzó de brazos con una mirada severa. -Entonces hazlo en tu casa, yo también debo trabajar y me quitas el espacio- Señalo con la mirada a la figura de la dragona ocupando su asiento y su mesa de trabajo, todas sus cosas llenando el escritorio mientras que las suyas estaban amontonadas en una esquina con poco cuidado. -No puedo, no tengo los materiales ni la tranquilidad para hacerlo. Sena se ha vuelto muy curiosa y quiere ayudarme, pero es peligroso para ella. - Volteó su mirada a los ojos claros de su primo e hizo una mueca de disgusto e ironía. -Bueno, la parte de la tranquilidad tampoco la tengo aquí contigo- Sabía muy bien que no estaba siendo amable con él y que se aprovechaba demasiado de la bondad y el cariño que se tenían y que no la sacaría a patadas de su hogar, pero tenía la certeza de que él no la entendería. Ella necesitaba hacer esto por sí misma, los medicamentos normales solo la ayudaban hasta cierto punto con su malestar general, pero comenzaba a notar con demasiada facilidad como los efectos duraban muy poco y la abstinencia la golpeaba como un martillo. No se atrevía del todo a utilizar las drogas que la Ciudad Lagarto proveía, primero porque sabía muy bien de que sucio agujero salían y segundo, porque también conocía a quienes las vendían, y esas cosas estaban demasiado lavadas, el alcohol barato era pura agua y los cigarros eran mayormente pasto mezclado con clavo de olor para esconder el aroma de lo primero, los estupefacientes... bueno, era más sencillo conseguir un buen sueño consumiendo harina que lo que fuera que allí ofrecían.
Fuera ya era de noche, dentro de poco comenzarían a encender las luces, las fogatas en aquellas calles de tierra húmeda iluminarían las calles. Debía irse pronto, odiaba las fogatas. Enderezó su figura y estiró su cuerpo hasta que los huesos de su espalda crujieron, pero no sin quitarle antes una mueca de dolor. Se levantó masajeándose el cuello y se dirigió a una botella de vino a medio beber. Mientras tomaba sorbos con total parsimonia, su primo no le quitaba la vista de encima, especialmente a sus manos. -Deberías purgarte antes de que los síntomas empeoren. Si me dejaras ayudarte estarías como nueva en pocas semanas. - Se miró la mano que sostenía el vaso y su dedo meñique no dejaba de temblar ligeramente. Suspiró suavemente, depositando el vaso ya vacío en la mesa. -Ya lo he hecho, puedo soportar la purga, pero todo lo que queda después es el dolor de mis viejas heridas y es insoportable- Estaba cansada y no solo fisicamente, prefería seguir de largo toda la noche y continuar sus experimentos con tal de encontrar algo, lo que fuera que le ayudara con sus pesadillas, con el dolor, con los miedos. Los caminos habituales a la sanación ya no eran tan utiles como al principio, el alcohol tenía sus contras y no podía pasarse el día entero como una cuba si tenía que trabajar y menos aún con una niña vampiro correteando por la casa. Las aguas termales en la botica de su primo eran utiles para relajar los musculos agarrotados y calmaba la piel tirante y deformada de las quemaduras, pero al igual que todo lo demas tampoco podía pasarse todo el día allí dentro para convertirse en una pasa. Vivía porque el aire era gratis, pero la comida no lo era....
Última edición por Oromë Vánadóttir el Mar Ago 15 2023, 17:54, editado 1 vez
Oromë Vánadóttir
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Re: Drogas y otras adicciones. [Privado] [Cerrado]
Ciudad Lagarto distaba mucho de ser mi lugar favorito de Aerandir, de hecho, de no ser por mi repudio hacia Sacrestic Ville, seguramente fuera el que menos me atraía, pero las circunstancias me había obligado a pasar una temporada allí. Le había prometido ayuda a Teufel para encontrar a los causantes de la masacre de su pueblo, y la ciudad con mayor concentración de criminales era un buen lugar donde empezar a buscar información. Estaba en un estado bastante más deplorable que en mis últimas visitas pues al parecer había sido devastada durante la guerra contra ese tal Hombre Muerto, aunque esa desgraciada situación para sus habitantes me suponía una ventaja por la cantidad de gente dispuesta a pagarme para conseguir los suministros que necesitaban para recuperarse.
En esta ocasión un dragón que parecía dirigir el hospital me había solicitado conseguirle unas flores de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] que necesitaba para tratar a sus enfermos. Y aunque pensaba que iba a ser un encargo sencillo al final me había tenido que ir hacia el norte para poder encontrar alguno que estuviese ya en flor y pelearme con unos elfos que buscaban esas mismas flores. Por suerte, mi nueva compañera había resultado inquietantemente útil en combate y nos habíamos podido encargar de ellos fácilmente, aunque el precio a pagar por ello había sido tener que escuchar sus quejas sobre mi desconocimiento del trabajo que iba a realizar.
- Si es que ya te dije que iba a ser más complicado de lo que pensabas. Tenías que haberle pedido más.
- Tienes razón, pero el trato ya está hecho. Además, nos dijo que el árbol estaba en toda Aerandir, no esperaba que tuviésemos que salirnos de tierras humanas para encontrarlo.
- El árbol estaba, pero no las flores, tardan mucho en poder producirla y encima solo crecen bien con suficiente frío. Y te avisé, pero no me escuchaste.
- La próxima lo tendré en cuenta. ¿Qué te parece si voy a entregar esto mientras das una vuelta y miras a ver si alguien te quiere decir algo sobre haber visto u oído de otras nutrias?
- Suena razonable. Intenta que no te la vuelvan a liar.
Me separé de la mujer nutria y me encaminé hacia el hospital. Intenté darle la bolsa con las flores a la primera enfermera que me crucé, pero me soltó un improperio diciéndome que estaba ocupada y que buscase yo a quien me lo había pedido. «Empiezo a recordar porque no pasaba más por este agujero.» Pero ya estaba suficientemente acostumbrado a malas respuestas como para ignorarla, y después del esfuerzo por conseguir esas flores quería que al menos me pagasen por ellas. Además, ese médico ya me había contratado alguna vez más para buscarle ingredientes y era un cliente al que prefería tener contento. Por lo que seguí deambulando para buscar al dragón.
Finalmente le encontré dentro de una especie de laboratorio, llamé a la puerta y al poco tiempo me abrió para que pasara. Allí pude observar el buen equipamiento que tenía, no sólo para ser Ciudad Lagarto, sino porque probablemente era el mejor que había visto, y a una mujer de aspecto bastante desmejorado que estaba usándolo en ese momento.
- Traigo esas flores de espino blanco que me pediste. Por cierto, ¿tú sabías lo complicado que iba a resultar encontrar un árbol que floreciera?- El hombre se encogió de hombros, dejándome con la sospecha de que si lo sabía, pero le daba bastante igual. Cogió la bolsa con las flores que le tendí y tras revisar su contenido se la llevó y me dio mi pago.- En fin. No importa. Pero si necesitas alguna cosa más dime, que conseguir cosas es mejor trabajo que matar gente, y creo que ya he demostrado ser más fiable que la mayoría de tus conciudadanos. «Y esa es una de las pocas ventajas de venir por estas tierras. No hace falta mucho para dar mejor servicio que la gran parte de delincuentes que viven aquí.»
En esta ocasión un dragón que parecía dirigir el hospital me había solicitado conseguirle unas flores de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] que necesitaba para tratar a sus enfermos. Y aunque pensaba que iba a ser un encargo sencillo al final me había tenido que ir hacia el norte para poder encontrar alguno que estuviese ya en flor y pelearme con unos elfos que buscaban esas mismas flores. Por suerte, mi nueva compañera había resultado inquietantemente útil en combate y nos habíamos podido encargar de ellos fácilmente, aunque el precio a pagar por ello había sido tener que escuchar sus quejas sobre mi desconocimiento del trabajo que iba a realizar.
- Si es que ya te dije que iba a ser más complicado de lo que pensabas. Tenías que haberle pedido más.
- Tienes razón, pero el trato ya está hecho. Además, nos dijo que el árbol estaba en toda Aerandir, no esperaba que tuviésemos que salirnos de tierras humanas para encontrarlo.
- El árbol estaba, pero no las flores, tardan mucho en poder producirla y encima solo crecen bien con suficiente frío. Y te avisé, pero no me escuchaste.
- La próxima lo tendré en cuenta. ¿Qué te parece si voy a entregar esto mientras das una vuelta y miras a ver si alguien te quiere decir algo sobre haber visto u oído de otras nutrias?
- Suena razonable. Intenta que no te la vuelvan a liar.
Me separé de la mujer nutria y me encaminé hacia el hospital. Intenté darle la bolsa con las flores a la primera enfermera que me crucé, pero me soltó un improperio diciéndome que estaba ocupada y que buscase yo a quien me lo había pedido. «Empiezo a recordar porque no pasaba más por este agujero.» Pero ya estaba suficientemente acostumbrado a malas respuestas como para ignorarla, y después del esfuerzo por conseguir esas flores quería que al menos me pagasen por ellas. Además, ese médico ya me había contratado alguna vez más para buscarle ingredientes y era un cliente al que prefería tener contento. Por lo que seguí deambulando para buscar al dragón.
Finalmente le encontré dentro de una especie de laboratorio, llamé a la puerta y al poco tiempo me abrió para que pasara. Allí pude observar el buen equipamiento que tenía, no sólo para ser Ciudad Lagarto, sino porque probablemente era el mejor que había visto, y a una mujer de aspecto bastante desmejorado que estaba usándolo en ese momento.
- Traigo esas flores de espino blanco que me pediste. Por cierto, ¿tú sabías lo complicado que iba a resultar encontrar un árbol que floreciera?- El hombre se encogió de hombros, dejándome con la sospecha de que si lo sabía, pero le daba bastante igual. Cogió la bolsa con las flores que le tendí y tras revisar su contenido se la llevó y me dio mi pago.- En fin. No importa. Pero si necesitas alguna cosa más dime, que conseguir cosas es mejor trabajo que matar gente, y creo que ya he demostrado ser más fiable que la mayoría de tus conciudadanos. «Y esa es una de las pocas ventajas de venir por estas tierras. No hace falta mucho para dar mejor servicio que la gran parte de delincuentes que viven aquí.»
Corlys Glokta
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Re: Drogas y otras adicciones. [Privado] [Cerrado]
Alguien llamó a la puerta, estaba tan metida en sus propios pensamientos que no supo si el invitado había ingresado al laboratorio sin más o su primo le había indicado que lo hiciera.
Lo primero que hizo fue claramente observarlo de pies a cabeza, ¿buscaba alguna amenaza? Antes tal vez le importaría poco quien fuera que estuviera frente a ella, pero ahora honestamente le incomodaba... Además, tenía en cuenta que, si alguien lograba llegar hasta allí sin ninguna herida a la vista o más importante aún, vivo, entonces ciertamente era alguien que sabía cuidarse por sí mismo. Ciudad Lagarto no era ningún paseo tranquilo, podían robarte una vez que estuvieras tres pasos dentro y apuñalarte cada diez –y no eran suposiciones, sino la media si tomaba en cuenta todo lo que recordaba del lugar -.
- ¿Espino blanco? - Su cabeza dio un latigazo para observar a su primo mientras este se acercaba a tomar lo que el invitado le trajo. - ¿Es para mí? - Se notaba la duda en la voz de la dragona, pero su anaia simplemente se encogió de hombros. -Eso depende- Entrecerró los ojos, cruzándose de brazos y olvidando por completo que había un tercero todavía allí, y que al parecer no pensaba irse a pesar de que ya había cobrado. - ¿Depende de qué? -
El galeno dejó caer un poco su mascara de calma y desinterés. -De si me devolverás mi laboratorio. Yo también tengo muchas cosas que hacer, la botica ahora es un hospital y tengo mucho de lo que ocuparme y querida prima tú me estorbas. - La peliblanca puso los ojos en blanco y levantó sus manos en rendición.
-Tu ¿Cómo te llamas? - Dejó de lado a su pariente y por primera vez reconoció como realmente correspondía al joven allí presente. - ¿Son solo flores o también hay bayas? - Ella a pesar de todo, tenía una vida lejos de Lagarto, y tampoco le gustaba estar demasiado tiempo allí metida, pero tenía que ser honesta consigo misma y por mucho que fuera un agujero de muerte venido a menos, era el único lugar donde podía trabajar tranquila en lo que necesitaba y lo que quería sin que nada ni nadie se entrometiera.
- ¿Hay algo más que pueda conseguir? Creo que podrías ser muy útil y por supuesto, se te pagaría acorde- En algún momento mientras vomitaba tantas palabras una detrás de la otra, Oromë se sirvió un nuevo vaso de licor e incluso se tomó la molestia de servirle al vampiro.
Tal vez pareciera desesperada, y se podría decir que sí lo estaba. No es como si no le faltara gente a quien poner a trabajar en aquel sitio, pero si Go’el lo contrató entonces en su mente era más que capaz y le daba algo de confianza. No deseaba que todos allí supieran que ella estaba de regreso, muy pocos lo sabían y esa lista se resumia a los trabajadores del hospital y ya. Se les había dejado más que claro que si alguien fuera de esas paredes se enteraba de su presencia, pues podían despedirse de su trabajo y problablemente tambien de su miserable vida.
Lo primero que hizo fue claramente observarlo de pies a cabeza, ¿buscaba alguna amenaza? Antes tal vez le importaría poco quien fuera que estuviera frente a ella, pero ahora honestamente le incomodaba... Además, tenía en cuenta que, si alguien lograba llegar hasta allí sin ninguna herida a la vista o más importante aún, vivo, entonces ciertamente era alguien que sabía cuidarse por sí mismo. Ciudad Lagarto no era ningún paseo tranquilo, podían robarte una vez que estuvieras tres pasos dentro y apuñalarte cada diez –y no eran suposiciones, sino la media si tomaba en cuenta todo lo que recordaba del lugar -.
- ¿Espino blanco? - Su cabeza dio un latigazo para observar a su primo mientras este se acercaba a tomar lo que el invitado le trajo. - ¿Es para mí? - Se notaba la duda en la voz de la dragona, pero su anaia simplemente se encogió de hombros. -Eso depende- Entrecerró los ojos, cruzándose de brazos y olvidando por completo que había un tercero todavía allí, y que al parecer no pensaba irse a pesar de que ya había cobrado. - ¿Depende de qué? -
El galeno dejó caer un poco su mascara de calma y desinterés. -De si me devolverás mi laboratorio. Yo también tengo muchas cosas que hacer, la botica ahora es un hospital y tengo mucho de lo que ocuparme y querida prima tú me estorbas. - La peliblanca puso los ojos en blanco y levantó sus manos en rendición.
-Tu ¿Cómo te llamas? - Dejó de lado a su pariente y por primera vez reconoció como realmente correspondía al joven allí presente. - ¿Son solo flores o también hay bayas? - Ella a pesar de todo, tenía una vida lejos de Lagarto, y tampoco le gustaba estar demasiado tiempo allí metida, pero tenía que ser honesta consigo misma y por mucho que fuera un agujero de muerte venido a menos, era el único lugar donde podía trabajar tranquila en lo que necesitaba y lo que quería sin que nada ni nadie se entrometiera.
- ¿Hay algo más que pueda conseguir? Creo que podrías ser muy útil y por supuesto, se te pagaría acorde- En algún momento mientras vomitaba tantas palabras una detrás de la otra, Oromë se sirvió un nuevo vaso de licor e incluso se tomó la molestia de servirle al vampiro.
Tal vez pareciera desesperada, y se podría decir que sí lo estaba. No es como si no le faltara gente a quien poner a trabajar en aquel sitio, pero si Go’el lo contrató entonces en su mente era más que capaz y le daba algo de confianza. No deseaba que todos allí supieran que ella estaba de regreso, muy pocos lo sabían y esa lista se resumia a los trabajadores del hospital y ya. Se les había dejado más que claro que si alguien fuera de esas paredes se enteraba de su presencia, pues podían despedirse de su trabajo y problablemente tambien de su miserable vida.
Oromë Vánadóttir
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Re: Drogas y otras adicciones. [Privado] [Cerrado]
Go'el se puso a hablar con la mujer que le ocupaba el laboratorio, y aunque intenté ser profesional y no hacer demasiado caso a la conversación, me quedó claro que el dragón la estaba invitando a irse y que probablemente la mujer necesitara algún tipo de medicina por el interés mostrado en mi mercancía. Cuando empezaba a pensar que ya no iban a necesitar nada más y tendría que buscarme a alguien más para quien trabajar, la mujer se me acercó para preguntarme mi nombre y sobre las plantas que había traído.
- Soy Corlys. Y sólo he traído flores, me pidieron la medicina, no el veneno.- «Aunque ya que estaba allí hubiera estado bien coger algunas bayas, siempre hay gente interesada en formas sencillas de eliminar a alguien.»
Seguidamente me preguntó si podría conseguir más cosas a cambio de otro pago mientras me servía una copa de algún licor. La perspectiva de seguir trabajando con alguien en quien Go'el parecía confiar era bastante atractiva, especialmente con la dudosa fiabilidad de la población de Ciudad Lagarto. Espere a que bebiera ella antes de darle un trago al vaso, que si bien tenía una razonable confianza en esta gente, ser precavido nunca estaba de más.
- Por supuesto. Si me dices que necesitas me encargaré de conseguirlo, al menos mientras entre dentro de lo posible. ¿Qué tipo de suministro estás buscando?- Puede que aún sin que me dijeran el elemento concreto pudiera encontrar algo con el efecto deseado, había viajado lo suficiente como para conocer las plantas más útiles, y si no tenía a Teufel, que tenía un conocimiento sorprendentemente amplio de todo lo que creciera en la naturaleza para lo joven que era.- Por cierto, ¿cómo te llamas?
- Soy Corlys. Y sólo he traído flores, me pidieron la medicina, no el veneno.- «Aunque ya que estaba allí hubiera estado bien coger algunas bayas, siempre hay gente interesada en formas sencillas de eliminar a alguien.»
Seguidamente me preguntó si podría conseguir más cosas a cambio de otro pago mientras me servía una copa de algún licor. La perspectiva de seguir trabajando con alguien en quien Go'el parecía confiar era bastante atractiva, especialmente con la dudosa fiabilidad de la población de Ciudad Lagarto. Espere a que bebiera ella antes de darle un trago al vaso, que si bien tenía una razonable confianza en esta gente, ser precavido nunca estaba de más.
- Por supuesto. Si me dices que necesitas me encargaré de conseguirlo, al menos mientras entre dentro de lo posible. ¿Qué tipo de suministro estás buscando?- Puede que aún sin que me dijeran el elemento concreto pudiera encontrar algo con el efecto deseado, había viajado lo suficiente como para conocer las plantas más útiles, y si no tenía a Teufel, que tenía un conocimiento sorprendentemente amplio de todo lo que creciera en la naturaleza para lo joven que era.- Por cierto, ¿cómo te llamas?
Corlys Glokta
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Re: Drogas y otras adicciones. [Privado] [Cerrado]
-Oh... Es una verdadera lástima, en esta ciudad de mala muerte todo lo que sea medicina o veneno se vende en cuestión de segundos...- Quiso agregar algo más, pero... -Si no te lo roban antes de los bolsillos- Cacareó su primo desde el otro lado de la habitación, aun mirando su producto para luego hacer como si nada y encaminarse fuera del laboratorio, apenas un movimiento de manos al aire en señal de despedida y sin mirar a nadie en particular.
-Ignóralo, aunque tenga un poco de razón. Me hubiera servido bastante las bayas, no solo por el veneno sino por el antídoto- Si su trabajo en general era crear y mejorar venenos, la obtención de un antídoto era más que necesaria. No era divertido ver como a veces la experimentación fallaba y tener que soportar los efectos de sus propias creaciones, aunque ciertamente no todo lo malo era expresamente como tal. Su cuerpo de a poco se acostumbraba, aunque eso no quitaba los efectos adversos en su totalidad, pero podía sacarle provecho con el tiempo.
Oromë tenía sus propios problemas personales y físicos, pero lentamente trataba de salir del agujero oscuro en el que se había dejado caer y vivido por mucho tiempo. El trabajo ayudaba lo suficiente para distraerla de sus propios asuntos, pero con todo lo que conllevaba esta ruta de oficio es cierto que su apariencia estaba bastante demacrada gracias al mitridatismo autoimpuesto por prueba y error.
-Honestamente... un poco de todo. Mi trabajo es complicado y nunca hay suficientes provisiones al alcance. - Comenzó a contar con sus dedos al menos las más necesarias por el momento.
-Si pudieras conseguir bayas de espino seria genial. También la[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo],[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], Flor de Evasión es primordial que la obtenga... y si consigues semillas aún mejor. Quisiera intentar cultivarlos aquí. - Se deslizó de regreso a la silla, sacudiendo su vaso y mirando el líquido ámbar dentro.
Consideró por un momento mentirle y darle uno de los tantos nombres falsos que utilizaba, pero tuvo en cuenta que era empleado de su primo y que era estúpido engañarlo si quería ganarse su confianza para que trabajara para ella. -Oromë, es un verdadero placer- Se notaba la ironía en su voz y un toque de su sarcasmo habitual, pero lo atribuía al alcohol que no dejaba de sorber en traguitos largos y cortos por igual.
-Si piensas que el trabajo es demasiado, puedes rechazarlo. La verdad es que lo haría yo misma, pero por cuestiones personales no puedo viajar grandes distancias... y los drogas no se cocinan solas-” Y no confío en nadie más para hacerlas sin que se traguen la mitad de lo fabricado antes de que salga por la puerta”, pensó.
-Ignóralo, aunque tenga un poco de razón. Me hubiera servido bastante las bayas, no solo por el veneno sino por el antídoto- Si su trabajo en general era crear y mejorar venenos, la obtención de un antídoto era más que necesaria. No era divertido ver como a veces la experimentación fallaba y tener que soportar los efectos de sus propias creaciones, aunque ciertamente no todo lo malo era expresamente como tal. Su cuerpo de a poco se acostumbraba, aunque eso no quitaba los efectos adversos en su totalidad, pero podía sacarle provecho con el tiempo.
Oromë tenía sus propios problemas personales y físicos, pero lentamente trataba de salir del agujero oscuro en el que se había dejado caer y vivido por mucho tiempo. El trabajo ayudaba lo suficiente para distraerla de sus propios asuntos, pero con todo lo que conllevaba esta ruta de oficio es cierto que su apariencia estaba bastante demacrada gracias al mitridatismo autoimpuesto por prueba y error.
-Honestamente... un poco de todo. Mi trabajo es complicado y nunca hay suficientes provisiones al alcance. - Comenzó a contar con sus dedos al menos las más necesarias por el momento.
-Si pudieras conseguir bayas de espino seria genial. También la[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo],[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], Flor de Evasión es primordial que la obtenga... y si consigues semillas aún mejor. Quisiera intentar cultivarlos aquí. - Se deslizó de regreso a la silla, sacudiendo su vaso y mirando el líquido ámbar dentro.
Consideró por un momento mentirle y darle uno de los tantos nombres falsos que utilizaba, pero tuvo en cuenta que era empleado de su primo y que era estúpido engañarlo si quería ganarse su confianza para que trabajara para ella. -Oromë, es un verdadero placer- Se notaba la ironía en su voz y un toque de su sarcasmo habitual, pero lo atribuía al alcohol que no dejaba de sorber en traguitos largos y cortos por igual.
-Si piensas que el trabajo es demasiado, puedes rechazarlo. La verdad es que lo haría yo misma, pero por cuestiones personales no puedo viajar grandes distancias... y los drogas no se cocinan solas-” Y no confío en nadie más para hacerlas sin que se traguen la mitad de lo fabricado antes de que salga por la puerta”, pensó.
Oromë Vánadóttir
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Re: Drogas y otras adicciones. [Privado] [Cerrado]
Con escuchar sus palabras me quedó claro que haberme llevado solamente las flores había sido un error de principiante, algo que con el tiempo que llevaba dedicándome a esto no me podía permitir repetir. Por ver el lado positivo, había aprendido una lección sin que algo estuviera a punto de matarme. Aunque viendo el conocimiento que parecía tener mi nueva cliente sobre venenos y antídotos, igual era mejor que hasta que ganase más confianza no daba demasiado por supuesto mi seguridad.
Su petición era amplia, tendría que ver si podía conseguir esas bayas de espino que no logré afanarme en mi viaje anterior, además de flor de Ennaniel, atrio, belladonea y flor de evasión. Mover flor de evasión por los reinos humanos era arriesgado, pero si algo había aprendido durante mis años en la guardia era que las formas de evitar sus prohibiciones eran abundantes como originales. Además, si ya iba a tener que ir al Oeste a por atrio y belladonea podría recolectarlas directamente sin intermediarios. Lo que no sabía de donde sacar eran las flores de Ennaniel, pues solo recordaba haberla visto muchas veces cuando era joven en casa de mis padres o sus amigos, pero no me sonaba haberla encontrado salvaje. Tendría que confiar en que Teufel supiera algo más, y si no siempre quedaba la opción de saquear un poco del jardín de algún noble o comerciante.
Lo que me pilló totalmente desprevenido fue su nombre y la sorpresa se me notó en el rostro bastante más de lo que me gustaría. Solo había oído de una persona con ese nombre y había sido bastante buscada hace un tiempo por ese asunto de los Objetos del 19. Pensaba que había acabado muerta después de que dejase de escucharse nada sobre ella, pero claramente no lo estaba. Porque viendo el tono con el que lo había dicho, no sonaba como que compartiera ese nombre por casualidad.
- Vaya. No es un nombre que esperase volver a oír. Pero bueno, supongo que eso es bueno para ti. En fin, un placer.
Le di un pequeño trago al licor, ahora que ya había bebido ella y no me preocupaba ir a morir en el momento, y especialmente, por intentar no seguir diciendo nada que me fuera a meter en más problemas con alguien que me estaba ofreciendo un trabajo bastante interesante.
- Pero volviendo al asunto que nos concierne. Necesitaré un poco de tiempo por el viaje, pero no hay problema, puedo conseguirte todas, la mayoría no están muy separadas entre sí. ¿De la belladonea intuyo que quieres también tanto flores como frutos, no?- Respondí mientras sacaba un trozo de papel lleno de anotaciones inconexas y empezaba a escribir la lista de plantas a conseguir, subrayando la flor de la evasión y añadiendo un recuadro con "semillas". Tras eso guardé mi desastrosa nota de cosas pendientes y le di un nuevo trago al vaso.- Veré si puedo conseguir semillas, y si tienen alguna parte de la que pueda rebrotar te la traigo también, que quizás puedan tirar mejor con eso.- O al menos eso decía Teufel, que si había cualquier forma de usar bulbos, tubérculos o similares era mejor que plantar semillas, aunque siendo más precisos, decía eso pero incluyendo más improperios por mi incultura en esos aspectos.- Así que si te parece correcto, me pongo a ello. Que cuanto antes salga antes estaré de vuelta con tus drogas, y menos tiempo pasaré en esta ciudad jugándomela a que alguien me robe en cuanto me descuide.
Su petición era amplia, tendría que ver si podía conseguir esas bayas de espino que no logré afanarme en mi viaje anterior, además de flor de Ennaniel, atrio, belladonea y flor de evasión. Mover flor de evasión por los reinos humanos era arriesgado, pero si algo había aprendido durante mis años en la guardia era que las formas de evitar sus prohibiciones eran abundantes como originales. Además, si ya iba a tener que ir al Oeste a por atrio y belladonea podría recolectarlas directamente sin intermediarios. Lo que no sabía de donde sacar eran las flores de Ennaniel, pues solo recordaba haberla visto muchas veces cuando era joven en casa de mis padres o sus amigos, pero no me sonaba haberla encontrado salvaje. Tendría que confiar en que Teufel supiera algo más, y si no siempre quedaba la opción de saquear un poco del jardín de algún noble o comerciante.
Lo que me pilló totalmente desprevenido fue su nombre y la sorpresa se me notó en el rostro bastante más de lo que me gustaría. Solo había oído de una persona con ese nombre y había sido bastante buscada hace un tiempo por ese asunto de los Objetos del 19. Pensaba que había acabado muerta después de que dejase de escucharse nada sobre ella, pero claramente no lo estaba. Porque viendo el tono con el que lo había dicho, no sonaba como que compartiera ese nombre por casualidad.
- Vaya. No es un nombre que esperase volver a oír. Pero bueno, supongo que eso es bueno para ti. En fin, un placer.
Le di un pequeño trago al licor, ahora que ya había bebido ella y no me preocupaba ir a morir en el momento, y especialmente, por intentar no seguir diciendo nada que me fuera a meter en más problemas con alguien que me estaba ofreciendo un trabajo bastante interesante.
- Pero volviendo al asunto que nos concierne. Necesitaré un poco de tiempo por el viaje, pero no hay problema, puedo conseguirte todas, la mayoría no están muy separadas entre sí. ¿De la belladonea intuyo que quieres también tanto flores como frutos, no?- Respondí mientras sacaba un trozo de papel lleno de anotaciones inconexas y empezaba a escribir la lista de plantas a conseguir, subrayando la flor de la evasión y añadiendo un recuadro con "semillas". Tras eso guardé mi desastrosa nota de cosas pendientes y le di un nuevo trago al vaso.- Veré si puedo conseguir semillas, y si tienen alguna parte de la que pueda rebrotar te la traigo también, que quizás puedan tirar mejor con eso.- O al menos eso decía Teufel, que si había cualquier forma de usar bulbos, tubérculos o similares era mejor que plantar semillas, aunque siendo más precisos, decía eso pero incluyendo más improperios por mi incultura en esos aspectos.- Así que si te parece correcto, me pongo a ello. Que cuanto antes salga antes estaré de vuelta con tus drogas, y menos tiempo pasaré en esta ciudad jugándomela a que alguien me robe en cuanto me descuide.
Corlys Glokta
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Re: Drogas y otras adicciones. [Privado] [Cerrado]
Sí, esa cara lo decía todo, que la conocía de algun modo, que había escuchado los rumores y ahora todos sabían quien era ella o lo que había sido al menos, y que esperaba estuviera muerta... O al menos lo imaginaba al igual que el resto del mundo.
Sonrió de lado, mientras levantaba su vaso como si hiciera un brindis a su acompañante. Lentamente empezaba a sentir como el alcohol tomaba efecto y dudaba aguantar mucho más con esta charla. Su cuerpo se sentía mas ligero y sus viejas heridas ya no se sentian tirantes ni dificultaban el movimiento. Era agradable. Como estar reposando en una cama blanda y calida. A sol en una tarde de primavera, al calor de un gesto tierno... Sip, estaba algo borracha por no decir lo bastante, aunque si lo suficientemente coherente como para notarlo.
-Si tu lo dices...- No quería sentarse a considerar en los pros y contras de su pasado, las intenciones que tenía y lo que pensaba del resultado general, no solamente para con ella y su cuerpo, sino tambien su estado mental y el nuevo disgusto que las personas le generaban.
-No escatimes en recursos, solo consigueme aquello que este a tu alcance en ese momento. De faltar o necesitar algo mas te haré saber- Reconsideró tal vez agregar algo más pero ya tenía la mente algo difusa y el cansancio que ya acarreaba no mejoraba su estado actual.
-¿Cuanto crees que te tome? ¿Un mes, dos? ¿Tal vez menos? Informale a mi primo que estará aquí y recibira más facilmente cualquier mensaje que le envies y yo vendré sin dilaciones.-
Se levantó de donde estaba, sacuendiendo sus manos en señal de despedida. -Puedes irte sin problemas. Diles que trabajas para mi primo y nadie se atrevera a tocarte. Nadie quiere terminar como un experimento de él- Había mucha gente espantosa en esa Ciudad, pero nadie superaba a un dragon con conocimientos medicinales y con la capacidad para mantener a alguien vivo mientras sufre un tremendo dolor.
El tiempo de esperaba era insoportable, sentía que se tardaba demasiado en llegar y si anteriormente cuando se conocieron ella lucía patetica, ahora se encontraba en un estado deplorable.
La chica carnero que trabaja para su primo era en demasia util, pero al igual que Daphne, los recursos que usaba empezaban a ser poco fiables y generaban resistencia. Como buena doctora y ayudante que era no dejaba de repetirle que drogas mas fuertes crearian terribles consecuencias y no solamente por la abstinencia.
Para su propia pena, Oromë no era mas que un par de oidos sordos y comprendía el riesgo pero los aceptaba a falta de una mejor solución. La ablación por la que su cuerpo estaba siendo sometido era lenta y extremadamente dolorosa, a tal punto que a veces le costaba conciliar el sueño. Necesitaba volver a ser alguien funcional aunque no fuera al cien de sus capacidades. No podía ser madre a medio tiempo, ni trabajar de esta forma, tampoco encargarse de generar un ingreso si estaba tan cansada al apoyar su trasero en el asiento para crear sus pocimas. Se sentía inutil y no había nada que odiara mas que ver la mirada de Sena, penosa y preocupada por ella. Se veía a si misma reflejada en los ojos de una niña inmortal como la hija irremediable de las dos, y eso no era nada justo y heria su orgullo.
-Ojala llegué pronto... me queman los brazos- Ambos estaban bien vendados y la mujer bestia que la acompañaba los revisaba cada cierto tiempo pues segun ella, había que mantener el area limpia pero no dejar que se forme una costra dura y así evitar que se peguen, o podrían llegar a causar mas daño a las nuevas heridas intencionadas; traducción: se arruinaria todo el avance y tendrían que empezar de cero y con menor seguridad de un resultado satisfactorio.
Sonrió de lado, mientras levantaba su vaso como si hiciera un brindis a su acompañante. Lentamente empezaba a sentir como el alcohol tomaba efecto y dudaba aguantar mucho más con esta charla. Su cuerpo se sentía mas ligero y sus viejas heridas ya no se sentian tirantes ni dificultaban el movimiento. Era agradable. Como estar reposando en una cama blanda y calida. A sol en una tarde de primavera, al calor de un gesto tierno... Sip, estaba algo borracha por no decir lo bastante, aunque si lo suficientemente coherente como para notarlo.
-Si tu lo dices...- No quería sentarse a considerar en los pros y contras de su pasado, las intenciones que tenía y lo que pensaba del resultado general, no solamente para con ella y su cuerpo, sino tambien su estado mental y el nuevo disgusto que las personas le generaban.
-No escatimes en recursos, solo consigueme aquello que este a tu alcance en ese momento. De faltar o necesitar algo mas te haré saber- Reconsideró tal vez agregar algo más pero ya tenía la mente algo difusa y el cansancio que ya acarreaba no mejoraba su estado actual.
-¿Cuanto crees que te tome? ¿Un mes, dos? ¿Tal vez menos? Informale a mi primo que estará aquí y recibira más facilmente cualquier mensaje que le envies y yo vendré sin dilaciones.-
Se levantó de donde estaba, sacuendiendo sus manos en señal de despedida. -Puedes irte sin problemas. Diles que trabajas para mi primo y nadie se atrevera a tocarte. Nadie quiere terminar como un experimento de él- Había mucha gente espantosa en esa Ciudad, pero nadie superaba a un dragon con conocimientos medicinales y con la capacidad para mantener a alguien vivo mientras sufre un tremendo dolor.
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El tiempo de esperaba era insoportable, sentía que se tardaba demasiado en llegar y si anteriormente cuando se conocieron ella lucía patetica, ahora se encontraba en un estado deplorable.
La chica carnero que trabaja para su primo era en demasia util, pero al igual que Daphne, los recursos que usaba empezaban a ser poco fiables y generaban resistencia. Como buena doctora y ayudante que era no dejaba de repetirle que drogas mas fuertes crearian terribles consecuencias y no solamente por la abstinencia.
Para su propia pena, Oromë no era mas que un par de oidos sordos y comprendía el riesgo pero los aceptaba a falta de una mejor solución. La ablación por la que su cuerpo estaba siendo sometido era lenta y extremadamente dolorosa, a tal punto que a veces le costaba conciliar el sueño. Necesitaba volver a ser alguien funcional aunque no fuera al cien de sus capacidades. No podía ser madre a medio tiempo, ni trabajar de esta forma, tampoco encargarse de generar un ingreso si estaba tan cansada al apoyar su trasero en el asiento para crear sus pocimas. Se sentía inutil y no había nada que odiara mas que ver la mirada de Sena, penosa y preocupada por ella. Se veía a si misma reflejada en los ojos de una niña inmortal como la hija irremediable de las dos, y eso no era nada justo y heria su orgullo.
-Ojala llegué pronto... me queman los brazos- Ambos estaban bien vendados y la mujer bestia que la acompañaba los revisaba cada cierto tiempo pues segun ella, había que mantener el area limpia pero no dejar que se forme una costra dura y así evitar que se peguen, o podrían llegar a causar mas daño a las nuevas heridas intencionadas; traducción: se arruinaria todo el avance y tendrían que empezar de cero y con menor seguridad de un resultado satisfactorio.
Oromë Vánadóttir
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Re: Drogas y otras adicciones. [Privado] [Cerrado]
Oromë no parecía demasiado interesada en hablar del pasado, pero al menos no se tomó a mal que mencionara algo al respecto. Respecto al resto, si quería todo lo que pudiera conseguir mientras no me supusiera perder más tiempo. El plazo de tiempo que me pedía era razonable, al menos mientras nada se torciera demasiado.
- Si, creo que en mes y medio puedo hacerlo. Según la suerte que haya un poco menos o un poco más.- Tendría que preguntarle a Teufel para que me confirmara varias cosas, pero no debería ser demasiado complicado.
Tras eso me levanté y me despedí asintiendo a su consejo de decir que trabajaba para Go'el para evitar problemas. Porque realmente parecía un buen consejo, y todo lo que ayudara a alejar a las hordas de maleantes que se ocultaban en esta ciudad era bienvenido.
- Si, creo que en mes y medio puedo hacerlo. Según la suerte que haya un poco menos o un poco más.- Tendría que preguntarle a Teufel para que me confirmara varias cosas, pero no debería ser demasiado complicado.
Tras eso me levanté y me despedí asintiendo a su consejo de decir que trabajaba para Go'el para evitar problemas. Porque realmente parecía un buen consejo, y todo lo que ayudara a alejar a las hordas de maleantes que se ocultaban en esta ciudad era bienvenido.
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Era posible que la obtención de los materiales se me hubiera complicado un poco y hubiera tardado algo más de lo previsto, pero ni siquiera en mis predicciones más retorcidas podía haber imaginado que se iba a juntar tanta gente en medio de ninguna parte entre los Reinos del Oeste y los del Norte. Al menos había podido conseguir todo lo que me había pedido.
- ¿Entonces hacemos como la otra vez? ¿Tu vas a entregarlo y yo pregunto por aquí?
- No. Esta vez te vienes conmigo.
- ¿Pero por qué? Si somos mucho más eficientes separándonos.
- ¿Te recuerdo que al salir la última vez te encontré a punto de arrancarle la pierna a un tipo?
- No hice nada que no mereciese. Le pregunté si había visto alguna nutria y lo que hizo fue decirme que ahora me enseñaba una mientras se bajaba los pantalones.
- No seré yo quien siga que no le estuviera bien lo que pasó. Pero intentamos no llamar demasiado la atención, que aquí no sale nada bueno de que te conozcan, así que sígueme y no te metas en líos.
Teufel farfulló alguna protesta, pero acabó siguiéndome hacia el hospital. El lugar seguía estando sorprendentemente bien para el desperdicio de cuidad en el que se encontraba, seguramente por el miedo que tenían al médico dragón. Por allí volví a encontrar a la mujer carnero que me encontré la primera vez. Suponía que Go'el estaría haciendo alguna otra cosa y confié en que ella pudiese llevarle el mensaje para que él buscara a su prima.
- Maya, ¿puedes avisar a Go'el de que traigo lo que me pidieron? Eran varias plantas, imagino que ya sabrán a lo que te refieres.- No quise decir nada más pues aún no había llegado a dilucidar cuanto sabrían en la ciudad de la identidad de Oromë, y tampoco quería ir anunciando que estaba cargando con drogas, que nunca se sabía cuando alguien con más abstinencia que sentido común podía intentar alguna estupidez. Por suerte, pareció que la doctora entendió a lo que me refería y cuando acabó de hacer lo que tenía entre manos me indicó por donde ir.
Al llegar hasta mi clienta pude ver que tenía un aspecto terrible, lo que consiguió que hasta me sintiera mal por mi tardanza en traerla los materiales.
- Mis disculpas por el retraso. Se... bueno, complicaron las cosas cuando iba a volver.- No tenía sentido explicar que me había visto envuelto con brujas, vampiros, dragones, humanos y una biocibernética en un asunto muy extraño, además, sonaba más a una mala excusa que a historia creíble.- Pero al menos he conseguido todas. Y tengo algunas semillas y esquejes, que no sé si un esqueje sirve de nada después de tanto tiempo, pero había que intentarlo.
- ¿Entonces hacemos como la otra vez? ¿Tu vas a entregarlo y yo pregunto por aquí?
- No. Esta vez te vienes conmigo.
- ¿Pero por qué? Si somos mucho más eficientes separándonos.
- ¿Te recuerdo que al salir la última vez te encontré a punto de arrancarle la pierna a un tipo?
- No hice nada que no mereciese. Le pregunté si había visto alguna nutria y lo que hizo fue decirme que ahora me enseñaba una mientras se bajaba los pantalones.
- No seré yo quien siga que no le estuviera bien lo que pasó. Pero intentamos no llamar demasiado la atención, que aquí no sale nada bueno de que te conozcan, así que sígueme y no te metas en líos.
Teufel farfulló alguna protesta, pero acabó siguiéndome hacia el hospital. El lugar seguía estando sorprendentemente bien para el desperdicio de cuidad en el que se encontraba, seguramente por el miedo que tenían al médico dragón. Por allí volví a encontrar a la mujer carnero que me encontré la primera vez. Suponía que Go'el estaría haciendo alguna otra cosa y confié en que ella pudiese llevarle el mensaje para que él buscara a su prima.
- Maya, ¿puedes avisar a Go'el de que traigo lo que me pidieron? Eran varias plantas, imagino que ya sabrán a lo que te refieres.- No quise decir nada más pues aún no había llegado a dilucidar cuanto sabrían en la ciudad de la identidad de Oromë, y tampoco quería ir anunciando que estaba cargando con drogas, que nunca se sabía cuando alguien con más abstinencia que sentido común podía intentar alguna estupidez. Por suerte, pareció que la doctora entendió a lo que me refería y cuando acabó de hacer lo que tenía entre manos me indicó por donde ir.
Al llegar hasta mi clienta pude ver que tenía un aspecto terrible, lo que consiguió que hasta me sintiera mal por mi tardanza en traerla los materiales.
- Mis disculpas por el retraso. Se... bueno, complicaron las cosas cuando iba a volver.- No tenía sentido explicar que me había visto envuelto con brujas, vampiros, dragones, humanos y una biocibernética en un asunto muy extraño, además, sonaba más a una mala excusa que a historia creíble.- Pero al menos he conseguido todas. Y tengo algunas semillas y esquejes, que no sé si un esqueje sirve de nada después de tanto tiempo, pero había que intentarlo.
Corlys Glokta
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Re: Drogas y otras adicciones. [Privado] [Cerrado]
No necesitaba ser ningún genio para reconocer las miradas de ¿pena? ¿Empatía? Le daba igual como lo llamaran, sabía a la perfección que era menos útil que un trapo viejo, pero estaba segura de que no sería para siempre. No ahora que Corlys había regresado con todo lo que ella deseaba y un poco más.
Observó a la compañera bestia que venía con el vampiro y dio un leve movimiento de cabeza en reconocimiento. -Un placer, haría una reverencia, pero tengo demasiadas vendas cortándome la circulación bajo la ropa- Y casi que no mentía. Las peores eran los brazos y su nuca ya que estaban muy cerca del punto donde el objeto alguna vez residió en su cuerpo. O estaban bien puestas o las heridas en carne viva se rozarían con la ropa y eso era un gran NO NO. Y tampoco planeaba andar desnuda o en su forma de dragón humanoide las veinticuatro horas los siete días de la semana. Mas allá del incordio de lo primero, -hacía frio todavía- lo segundo la haría gastar más energía de la que poseía en el momento.
Tal vez no lo demostraba en el exterior, pero estaba ansiosa y alegre, tal vez festejaría por si sola con una buena botella de licor... O dos si sus primeros experimentos eran fructíferos.
-Los esquejes tal vez no funcionen, pero aun así puedo intentar extraer algo útil con ellos, aunque no tan potente como las flores- Se levantó con pasos lentos pero calmados y extendió las manos para revisar su pedido de manera más minuciosa. - ¿Hay algo que te interesaría tener? Me haría bien unos pares de manos extras, y recibirían no solo el pago sino alguna pócima como bonus. ¿Qué opinan? - Elevó una ceja para enfatizar que, aunque era una pregunta, realmente esperaba que se quedaran a jugar al científico loco con ella.
Señaló la puerta del otro lado de esa pequeña sala de espera donde tenía su pequeño taller luego de que su primo básicamente la echara de una patada del suyo y llenara ese cuarto con todos los objetos que tenía de sobra.
Tal vez no era ningún laboratorio avanzado ni tenía demasiado instrumentos sofisticados, pero era lo suficientemente grande para que los tres se movieran libremente dentro sin chocarse entre sí. La parte favorita de Oromë no era otra que la puerta contigua a ese cuarto: una pequeña cámara de aislamiento/ celda con una camilla para experimentar... Lástima, aún le faltaba el sujeto de pruebas, pero todo a su debido tiempo.
-Supongo que podría separar un par de semillas para plantarlas en estas macetas que conseguí... Aunque no tengo la menor idea de cuanto abono necesitaran, pero mierda aquí hay de sobra- Prefirió no especificar cual era mayor: si la humana o animal.
- ¿Te molestaría encender aquello? Empezaré por hacer infusiones- Señalo un artefacto con una pequeña vela debajo y luego mostro el calderito pequeño en una esquina que ya se encontraba lleno de agua, -seguramente gracias a Maya-. No quiso decir que no deseaba estar cerca del fuego a pesar de que se sentó lo más alejada posible de cualquier fuente de calor. Tal vez tambien estaba siendo bastante mandona, pero no era como si no fuera a pagarles de alguna u otra manera por su esfuerzo y mano de obra.
Observó a la compañera bestia que venía con el vampiro y dio un leve movimiento de cabeza en reconocimiento. -Un placer, haría una reverencia, pero tengo demasiadas vendas cortándome la circulación bajo la ropa- Y casi que no mentía. Las peores eran los brazos y su nuca ya que estaban muy cerca del punto donde el objeto alguna vez residió en su cuerpo. O estaban bien puestas o las heridas en carne viva se rozarían con la ropa y eso era un gran NO NO. Y tampoco planeaba andar desnuda o en su forma de dragón humanoide las veinticuatro horas los siete días de la semana. Mas allá del incordio de lo primero, -hacía frio todavía- lo segundo la haría gastar más energía de la que poseía en el momento.
Tal vez no lo demostraba en el exterior, pero estaba ansiosa y alegre, tal vez festejaría por si sola con una buena botella de licor... O dos si sus primeros experimentos eran fructíferos.
-Los esquejes tal vez no funcionen, pero aun así puedo intentar extraer algo útil con ellos, aunque no tan potente como las flores- Se levantó con pasos lentos pero calmados y extendió las manos para revisar su pedido de manera más minuciosa. - ¿Hay algo que te interesaría tener? Me haría bien unos pares de manos extras, y recibirían no solo el pago sino alguna pócima como bonus. ¿Qué opinan? - Elevó una ceja para enfatizar que, aunque era una pregunta, realmente esperaba que se quedaran a jugar al científico loco con ella.
Señaló la puerta del otro lado de esa pequeña sala de espera donde tenía su pequeño taller luego de que su primo básicamente la echara de una patada del suyo y llenara ese cuarto con todos los objetos que tenía de sobra.
Tal vez no era ningún laboratorio avanzado ni tenía demasiado instrumentos sofisticados, pero era lo suficientemente grande para que los tres se movieran libremente dentro sin chocarse entre sí. La parte favorita de Oromë no era otra que la puerta contigua a ese cuarto: una pequeña cámara de aislamiento/ celda con una camilla para experimentar... Lástima, aún le faltaba el sujeto de pruebas, pero todo a su debido tiempo.
-Supongo que podría separar un par de semillas para plantarlas en estas macetas que conseguí... Aunque no tengo la menor idea de cuanto abono necesitaran, pero mierda aquí hay de sobra- Prefirió no especificar cual era mayor: si la humana o animal.
- ¿Te molestaría encender aquello? Empezaré por hacer infusiones- Señalo un artefacto con una pequeña vela debajo y luego mostro el calderito pequeño en una esquina que ya se encontraba lleno de agua, -seguramente gracias a Maya-. No quiso decir que no deseaba estar cerca del fuego a pesar de que se sentó lo más alejada posible de cualquier fuente de calor. Tal vez tambien estaba siendo bastante mandona, pero no era como si no fuera a pagarles de alguna u otra manera por su esfuerzo y mano de obra.
Oromë Vánadóttir
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Re: Drogas y otras adicciones. [Privado] [Cerrado]
Era sorprendente que para lo demacrada que parecía estar, Oromë aún mantenía algún sentido del humor. No llegaba a saber si es porque era más fuerte de lo que aparentaba o porque estaba loca, pero mi compañera parecía haberse decantado por la primera opción en vista de que la devolvió el saludo con una inclinación de cabeza más marcada de lo que la había visto hacer nunca.
Por lo menos, mi mercancía parecer haberle gustado a la dragona, y no sólo eso, sino que nos ofreció quedarnos a ayudarla a cambio de seguir pagándonos y llevarnos unas pociones como añadido. No era un mal trato, era cierto que teníamos una misión, pero tampoco habíamos conseguido avanzar en ello yendo por libre. Me quedé mirando a Teufel para ver que opinaba y después de que asintiera me puse a hablar.
- Creo que puede es una oferta muy generosa. Mi conocimiento de alquimia es escaso, así que confío en tu conocimiento para las pociones, pero puedo ayudar en todo lo que me pidas.- La sonreí y luego eché un vistazo a su laboratorio personal, que aún siendo más sencillo que el de su primo se veía completo y funcional. Además, que fuese más sencillo también me daba una mayor confianza para ayudarla, era menos probable que pudiera estropear algo por no saber usarlo.- Aunque si querríamos pedir un favor, que si alguien oye alguna cosa sobre gente nutria nos lo comunique. Estábamos buscando a gente del pueblo de mi compañera.- Me parecía que era una petición asumible, no les implicaría más trabajo, simplemente informarnos si por casualidad les llegaba algo.
Mientras yo seguía pensando en la probabilidad de que esa mierda tan abundante proviniera de los habitantes humanoides de la ciudad, Teufel optó por hacer algo más útil respecto a sus dudas con las semillas.
- Para las semillas tendrás que preparar tierras diferentes para cada tipo de planta. La flor de la evasión sólo dará las sustancias útiles si crecen en una tierra especial que se encuentra cerca de nuestras tierras, se podría hacer que trajeran tierra, pero también se podría intentar replicar añadiendo la cantidad adecuada de ceniza en una tierra normal. La belladonea y el espino son más sencillas y solo requerirá tierra bien fertilizada, aunque conviene calentar las semillas antes de plantar. Lo malo del espino es que no tendrá efecto hasta dentro de muchos años... pero bueno, eres una dragona, supongo que tu puedes llegar a verlo. El atrio no se si podremos conseguir que nazca, es de zonas pobres pero inundadas y tiene que capturar bichos para crecer bien, es complicada de manejar. Y de la flor de Ennaiel no tengo ni idea, pero por lo que dijo Corlys suelen plantarla los nobles en sus jardines, no puede tener mucho misterio.
Me quedé un poco impresionado por el conocimiento de la nutria, pues aunque ya era consciente de que había dedicado su vida a explorar y aprender de los seres de su tierra, normalmente era bastante más parca en palabras en todos estos temas. Al menos mi asombro me sirvió como excusa para no reaccionar cuando Oromë nos pidió que encendiéramos el fuego, y ya fue Teufel a encargarse de ello. Que viendo las locuras que había hecho en batalla, especialmente cuando Vincent estaba cerca, era difícil entender mi respeto al fuego, pero en vista de lo bien que ardíamos los vampiros, prefería mantener una distancia prudencial mientras no fuese imprescindible. Pero me había ofrecido a ayudar en un laboratorio, así que tampoco podía limitarme a quedarme en un rincón esperando.
- ¿Necesitas alguna cosa más, Oromë?
Por lo menos, mi mercancía parecer haberle gustado a la dragona, y no sólo eso, sino que nos ofreció quedarnos a ayudarla a cambio de seguir pagándonos y llevarnos unas pociones como añadido. No era un mal trato, era cierto que teníamos una misión, pero tampoco habíamos conseguido avanzar en ello yendo por libre. Me quedé mirando a Teufel para ver que opinaba y después de que asintiera me puse a hablar.
- Creo que puede es una oferta muy generosa. Mi conocimiento de alquimia es escaso, así que confío en tu conocimiento para las pociones, pero puedo ayudar en todo lo que me pidas.- La sonreí y luego eché un vistazo a su laboratorio personal, que aún siendo más sencillo que el de su primo se veía completo y funcional. Además, que fuese más sencillo también me daba una mayor confianza para ayudarla, era menos probable que pudiera estropear algo por no saber usarlo.- Aunque si querríamos pedir un favor, que si alguien oye alguna cosa sobre gente nutria nos lo comunique. Estábamos buscando a gente del pueblo de mi compañera.- Me parecía que era una petición asumible, no les implicaría más trabajo, simplemente informarnos si por casualidad les llegaba algo.
Mientras yo seguía pensando en la probabilidad de que esa mierda tan abundante proviniera de los habitantes humanoides de la ciudad, Teufel optó por hacer algo más útil respecto a sus dudas con las semillas.
- Para las semillas tendrás que preparar tierras diferentes para cada tipo de planta. La flor de la evasión sólo dará las sustancias útiles si crecen en una tierra especial que se encuentra cerca de nuestras tierras, se podría hacer que trajeran tierra, pero también se podría intentar replicar añadiendo la cantidad adecuada de ceniza en una tierra normal. La belladonea y el espino son más sencillas y solo requerirá tierra bien fertilizada, aunque conviene calentar las semillas antes de plantar. Lo malo del espino es que no tendrá efecto hasta dentro de muchos años... pero bueno, eres una dragona, supongo que tu puedes llegar a verlo. El atrio no se si podremos conseguir que nazca, es de zonas pobres pero inundadas y tiene que capturar bichos para crecer bien, es complicada de manejar. Y de la flor de Ennaiel no tengo ni idea, pero por lo que dijo Corlys suelen plantarla los nobles en sus jardines, no puede tener mucho misterio.
Me quedé un poco impresionado por el conocimiento de la nutria, pues aunque ya era consciente de que había dedicado su vida a explorar y aprender de los seres de su tierra, normalmente era bastante más parca en palabras en todos estos temas. Al menos mi asombro me sirvió como excusa para no reaccionar cuando Oromë nos pidió que encendiéramos el fuego, y ya fue Teufel a encargarse de ello. Que viendo las locuras que había hecho en batalla, especialmente cuando Vincent estaba cerca, era difícil entender mi respeto al fuego, pero en vista de lo bien que ardíamos los vampiros, prefería mantener una distancia prudencial mientras no fuese imprescindible. Pero me había ofrecido a ayudar en un laboratorio, así que tampoco podía limitarme a quedarme en un rincón esperando.
- ¿Necesitas alguna cosa más, Oromë?
Corlys Glokta
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Re: Drogas y otras adicciones. [Privado] [Cerrado]
-De hecho, mi conocimiento tampoco es tan extenso. Cuando estas en el ejército, solo te enseñan lo básico: primeros auxilios y como prender fuego un muñón recientemente cortado con la magia elemental, cosa que yo no tengo- Reconsideró, mientras sorteaba las semillas en pequeños platos de vidrio por tamaño y categoría de planta. -Mi anaia por otra parte trató de enseñarme hace unos años, pero debo reconocer que fui lo bastante idiota y me negué... Aunque no me quejo tampoco, Maya es buena maestra- En aquel tiempo sentía que tenía problemas mayores o, mejor dicho, tenía pocas ganas de dedicarse a hacer algo útil. Recordaba los años de paz y calma y como luego le seguían años de vacío y silencio. La longevidad no era tan entretenida cuando todo era una rutina....
Se estaba sumiendo en sus propias ensoñaciones mientras sostenía un esqueje en una mano y un puñadito de flores en la otra.
Dio un leve respingo cuando el agua del caldero comenzó a hervir y saltar fuera de su contenedor.
-Lamento decirte al igual que le dije a alguien más anteriormente, que no soy la mejor opción para recolectar rumores últimamente dado que estuve “muerta”- Hizo el movimiento con los dedos, pero luego señaló hacía el piso. -Aunque si bajan a hablar con Cato o Maya, ellos serán de más utilidad para cualquier duda o información que necesiten-
Extendió su mano hasta uno de los cajones en la mesa central y sacó un vial con un polvo blanquecino el cual olisqueó. Frunció el ceño mientras lo mesclaba con un poco de agua caliente.
-¿Acaso a las nutrias no les gusta el agua? ¿No sería ideal que fueran donde haya mejor caudal de agua dulce? No digo los grandes pueblos si parece complicada su búsqueda, pero si las áreas rurales menos transitadas. - Dudaba que prefirieran el mar si es que eran como la compañera de Corlys, no era una nutria común y corriente, sino una mujer bestia por ende la veía como cualquier otro ser vivo que necesita un techo y uno un agujero en la tierra para vivir.
Se vio rápidamente sorprendida por la información de Teufel, y a la dragona casi le costó mantenerle el hilo a la conversación. Trataba de recordar mentalmente todo lo que ella le decía, la observaba mientras se movía por la habitación buscando lo que si tenía. Tierra ya fertilizada, restos de cenizas del fuego podrían servir para probar algo por el momento. También tenía restos de café en una taza abandonada. -No te preocupes, estas son para experimentar con lo que tenemos en la Ciudad. No servirá de nada si la tierra de aquí es inútil. Lo ideal es probar primero que funciona y de ahí trataremos de mejorar la calidad del área de cultivo una vez que esto este asegurado... Será un proceso largo-
Se giró de nuevo a mirar a Corlys y asintió con firmeza. -Preparemos la tierra para plantar lo que podamos. Tengo algo más que podría servir, pero prefiero usarlo con las flores en las pócimas que sean posibles de testear ahora. Algo suave, claro- Recalcó cuando notó las caras de sus compañeros. No planeaba darles a probar drogas fuertes y peligrosas a ellos. Los necesitaba, a fin de cuentas.
Se estaba sumiendo en sus propias ensoñaciones mientras sostenía un esqueje en una mano y un puñadito de flores en la otra.
Dio un leve respingo cuando el agua del caldero comenzó a hervir y saltar fuera de su contenedor.
-Lamento decirte al igual que le dije a alguien más anteriormente, que no soy la mejor opción para recolectar rumores últimamente dado que estuve “muerta”- Hizo el movimiento con los dedos, pero luego señaló hacía el piso. -Aunque si bajan a hablar con Cato o Maya, ellos serán de más utilidad para cualquier duda o información que necesiten-
Extendió su mano hasta uno de los cajones en la mesa central y sacó un vial con un polvo blanquecino el cual olisqueó. Frunció el ceño mientras lo mesclaba con un poco de agua caliente.
-¿Acaso a las nutrias no les gusta el agua? ¿No sería ideal que fueran donde haya mejor caudal de agua dulce? No digo los grandes pueblos si parece complicada su búsqueda, pero si las áreas rurales menos transitadas. - Dudaba que prefirieran el mar si es que eran como la compañera de Corlys, no era una nutria común y corriente, sino una mujer bestia por ende la veía como cualquier otro ser vivo que necesita un techo y uno un agujero en la tierra para vivir.
Se vio rápidamente sorprendida por la información de Teufel, y a la dragona casi le costó mantenerle el hilo a la conversación. Trataba de recordar mentalmente todo lo que ella le decía, la observaba mientras se movía por la habitación buscando lo que si tenía. Tierra ya fertilizada, restos de cenizas del fuego podrían servir para probar algo por el momento. También tenía restos de café en una taza abandonada. -No te preocupes, estas son para experimentar con lo que tenemos en la Ciudad. No servirá de nada si la tierra de aquí es inútil. Lo ideal es probar primero que funciona y de ahí trataremos de mejorar la calidad del área de cultivo una vez que esto este asegurado... Será un proceso largo-
Se giró de nuevo a mirar a Corlys y asintió con firmeza. -Preparemos la tierra para plantar lo que podamos. Tengo algo más que podría servir, pero prefiero usarlo con las flores en las pócimas que sean posibles de testear ahora. Algo suave, claro- Recalcó cuando notó las caras de sus compañeros. No planeaba darles a probar drogas fuertes y peligrosas a ellos. Los necesitaba, a fin de cuentas.
Oromë Vánadóttir
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Re: Drogas y otras adicciones. [Privado] [Cerrado]
Por las palabras de Oromë, estaba ella también empezando a entender la alquimia, así que suponía que iríamos empezando a entender todo esto junto a ella. Aunque suponía que ya tendría mejor base que yo, que como mis poderes me permitían sanarme sin ayuda bastante mejor que el resto de humanoides, hacía ya varias décadas que no le prestaba demasiada atención a las heridas menores.
Lo que era una lástima es que no tuviera forma de obtener información para darnos, pero tenía sentido que siendo que estaba supuestamente muerta no pudiera ir por ahí preguntando. Aunque si nos dejaba que hiciésemos la misma petición a Maya o Cato nos serviría igual, eran quienes se encargaban del hospital y seguramente recibieran más información. Y tampoco podía quejarme de que no pensara bien, pues su idea de buscar en pueblos con río era un buen plan. Parecía que había tomado una buena decisión al elegirla a ella como empleadora.
- Si, la muerte parece una buena razón para que no te cuenten cosas. Pero nos apañaremos con Cato y Maya.- Mientras la dragona iba haciendo sus cosas alquimistas, me giré hacia Teufel.- Deberíamos probar con eso. Si escaparon del ataque a tu pueblo habrán ido a algún sitio con agua dulce, y si los capturaron y quieren trabajadores donde más útiles sois es en un sitio como ese.
- ¿Y si no los querían para eso o no les importaba que fueran útiles sino solo tener esclavos?
- En ese caso estamos como antes y tendremos que seguir buscando. Pero es mejor al menos poder descartar un sitio mientras no nos cuenten nada más.
- Bien, pues cuando tengamos que viajar de nuevo aprovecharemos a ver todo lo que podamos al borde de los ríos.
La información que dio mi compañera resultó ser tan abrumadora para Oromë como había sido para mi, pero al menos rescató algo más que yo y empezó a moverse recolectando cosas para preparar la tierra. Me iba a poner a hacer lo que había dicho cuando su petición de probar las pociones me dejó desconcentrado. El matiz de que sería algo suave me hizo relajarme más, aunque seguía algo inquieto por ser un sujeto de pruebas.
- Supongo que podemos probarlas si son suaves. Aunque mejor si preparamos antes la tierra. Aunque no deberían ser fuertes, quizás siendo calmantes de diferentes tipos limiten bastante nuestra capacidad de hacer algo en condiciones.- Empecé a cargar sacos de tierra para llevarlos y poder preparar la mezcla adecuada para las plantas.- Teufel, dime tu que echar. Creo que en lo que respecta a hacer crecer plantas mejor si te hacemos caso.
Y dejé que la nutria fuese hablando mientras cogía las proporciones de tierra que me decía para hacer las pruebas de cultivar estas plantas.
Lo que era una lástima es que no tuviera forma de obtener información para darnos, pero tenía sentido que siendo que estaba supuestamente muerta no pudiera ir por ahí preguntando. Aunque si nos dejaba que hiciésemos la misma petición a Maya o Cato nos serviría igual, eran quienes se encargaban del hospital y seguramente recibieran más información. Y tampoco podía quejarme de que no pensara bien, pues su idea de buscar en pueblos con río era un buen plan. Parecía que había tomado una buena decisión al elegirla a ella como empleadora.
- Si, la muerte parece una buena razón para que no te cuenten cosas. Pero nos apañaremos con Cato y Maya.- Mientras la dragona iba haciendo sus cosas alquimistas, me giré hacia Teufel.- Deberíamos probar con eso. Si escaparon del ataque a tu pueblo habrán ido a algún sitio con agua dulce, y si los capturaron y quieren trabajadores donde más útiles sois es en un sitio como ese.
- ¿Y si no los querían para eso o no les importaba que fueran útiles sino solo tener esclavos?
- En ese caso estamos como antes y tendremos que seguir buscando. Pero es mejor al menos poder descartar un sitio mientras no nos cuenten nada más.
- Bien, pues cuando tengamos que viajar de nuevo aprovecharemos a ver todo lo que podamos al borde de los ríos.
La información que dio mi compañera resultó ser tan abrumadora para Oromë como había sido para mi, pero al menos rescató algo más que yo y empezó a moverse recolectando cosas para preparar la tierra. Me iba a poner a hacer lo que había dicho cuando su petición de probar las pociones me dejó desconcentrado. El matiz de que sería algo suave me hizo relajarme más, aunque seguía algo inquieto por ser un sujeto de pruebas.
- Supongo que podemos probarlas si son suaves. Aunque mejor si preparamos antes la tierra. Aunque no deberían ser fuertes, quizás siendo calmantes de diferentes tipos limiten bastante nuestra capacidad de hacer algo en condiciones.- Empecé a cargar sacos de tierra para llevarlos y poder preparar la mezcla adecuada para las plantas.- Teufel, dime tu que echar. Creo que en lo que respecta a hacer crecer plantas mejor si te hacemos caso.
Y dejé que la nutria fuese hablando mientras cogía las proporciones de tierra que me decía para hacer las pruebas de cultivar estas plantas.
Corlys Glokta
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Re: Drogas y otras adicciones. [Privado] [Cerrado]
Oromë machacaba una flor de Atrio para acelerar el proceso de decocción, por un lado, y por el otro metía en una tetera con poca agua una de Ennaiel a la espera de que se ablandara lo suficiente. -Creo que se complican un poco la vida ¿No creen? - Dijo a ninguno de los dos acompañantes en particular mientras continuaba su labor en crear una pasta cremosa y un té con ambas plantas para dos objetivos diferentes. - ¿Se olvidan de que están en Ciudad Lagarto no? Él podría salir ahora mismo a preguntarle a cualquiera sobre conseguir algún esclavo con las características de ella, y si no hay ninguno aquí bien te dirán dónde encontrarlos o te traerán uno a la puerta de tu casa- Mientras pagaran antes, eso sí.
Allí la mayoría de los esclavos eran adultos. A ella no es que le agradara mucho la idea de niños, pero se contentaba solamente cuando podía machacar a golpes a sus dueños solo porque la hicieron enfadar como excusa.
Nunca había dicho nada al respecto de prohibir el tener niños esclavos, la dragona estaba segura de que daría lugar a puñaladas por la espalda de cualquiera que observara una señal de debilidad, pero sí que se habían reducido las apariciones de cualquier pequeña criatura en la Ciudad luego de ver a la mitad de los vendedores envueltos en vendas o con extremidades menos al día siguiente de intentar vender uno. Al menos hasta el día de hoy nunca notaron que fue ella...
Si fuera el pasado, podría seguir haciendo eso o al menos mantener un poco el orden, ya que antes ese era su lugar habitual de trabajo. El área de tortura, el mercado negro donde los ladrones que no eran buenos ni siquiera para ello, o incluso desgraciados caídos en completa desgracia acababan como productos para vender... Ahora no estaba segura de querer saber si debido al miedo a que se repitiera el viejo ciclo, mantenían alguna clase de bizarra moralidad.
Por mucho que tratara de ignorar la realidad, ella ya conocía muy bien la respuesta. La albina frunció el ceño mientras terminaba con su primera prueba.
Mientras el vampiro y la mujer nutria terminaban con la tierra que tenían a mano, ella se dedicó a servir un podo de té en cada. -Es solo té. A menos que tengan algún resfrío o la nariz tapada, no les hará nada... Posiblemente una buena siesta tal vez - Observó a Corlys he hizo una mueca, a la espera mientras ella bebía del suyo.
-Ahora esto. ¿Heridas o dolor en general? - Ella procedió a quitarse la venda de su brazo para dejar a la vista la piel torcida y las manchas rojizas de heridas abiertas a medio curar, ligeramente inflamadas. -Veamos qué tan buen analgésico es.... - Procedió a colocárselo mientras consideraba que tan potente sería un trabajo tan chapucero como el que tenía en frente, pero por algo tenía que empezar.
Allí la mayoría de los esclavos eran adultos. A ella no es que le agradara mucho la idea de niños, pero se contentaba solamente cuando podía machacar a golpes a sus dueños solo porque la hicieron enfadar como excusa.
Nunca había dicho nada al respecto de prohibir el tener niños esclavos, la dragona estaba segura de que daría lugar a puñaladas por la espalda de cualquiera que observara una señal de debilidad, pero sí que se habían reducido las apariciones de cualquier pequeña criatura en la Ciudad luego de ver a la mitad de los vendedores envueltos en vendas o con extremidades menos al día siguiente de intentar vender uno. Al menos hasta el día de hoy nunca notaron que fue ella...
Si fuera el pasado, podría seguir haciendo eso o al menos mantener un poco el orden, ya que antes ese era su lugar habitual de trabajo. El área de tortura, el mercado negro donde los ladrones que no eran buenos ni siquiera para ello, o incluso desgraciados caídos en completa desgracia acababan como productos para vender... Ahora no estaba segura de querer saber si debido al miedo a que se repitiera el viejo ciclo, mantenían alguna clase de bizarra moralidad.
Por mucho que tratara de ignorar la realidad, ella ya conocía muy bien la respuesta. La albina frunció el ceño mientras terminaba con su primera prueba.
Mientras el vampiro y la mujer nutria terminaban con la tierra que tenían a mano, ella se dedicó a servir un podo de té en cada. -Es solo té. A menos que tengan algún resfrío o la nariz tapada, no les hará nada... Posiblemente una buena siesta tal vez - Observó a Corlys he hizo una mueca, a la espera mientras ella bebía del suyo.
-Ahora esto. ¿Heridas o dolor en general? - Ella procedió a quitarse la venda de su brazo para dejar a la vista la piel torcida y las manchas rojizas de heridas abiertas a medio curar, ligeramente inflamadas. -Veamos qué tan buen analgésico es.... - Procedió a colocárselo mientras consideraba que tan potente sería un trabajo tan chapucero como el que tenía en frente, pero por algo tenía que empezar.
Oromë Vánadóttir
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Re: Drogas y otras adicciones. [Privado] [Cerrado]
Oromë estaba demostrando que había sido una buena elección como nueva empleadora, conocía bien este antro de ciudad y pensaba claramente mejor que yo. Su idea era evidente, y al mismo tiempo una genialidad que podría ganarnos mucho tiempo en la búsqueda de la gente de Teufel.
- Pues ya que los dices... Si, no estábamos complicando demasiado y olvidando en que tipo de ciudad estamos. Si sigo en plenas facultades cuando acabemos todo esto nos vamos a ver si puedo adquirir otra esclava como tú. Si tienen, solucionado, si saben donde conseguir, que nos lo digan e iremos a donde proceda. Yo nos veo capaces de conseguir las respuestas que hagan falta. Pueden elegir cobrar por la información, o "cobrar" por la información.
- ¿No decías que no pegábamos a gente si no era por dinero?- Comentó mi compañera mientras añadía ceniza a las macetas que ya había llenado yo de tierra.
- Bueno, tenemos un trato y esto es cumplirlo, ¿no?- Terminé de llenar la última de las macetas y me limpié la tierra dándome unos golpes.- Además, los esclavistas no cuentan como personas, bastante si no les partimos las piernas a todos sepan lo que buscamos o no.
- Ten cuidado, que al final va a parecer que si tienes principios.- Me contestó tras añadir la ceniza y mezclar la maceta final.- Aunque no me opongo a ir a por esos esclavistas. No voy a perdonar a ninguno de los que se vieron involucrados en el ataque a mi pueblo.
- No te preocupes, creo que de todas formas se me da bastante mal mantener esa imagen de profesional sin escrúpulos. En cualquier caso, no importa tanto mientras no haya mucha gente viendo que no lo eres.- Nos volvimos hacia Oromë y las mezclas que estaba preparando.- Ah, tu que eres de por aquí, ¿crees que alguien se molestará si algunos vendedores de esclavos acaban un poco tullidos?
Entre tanto cogí el té que nos ofrecía y, en vista de que ella ya había bebido, procedí a darle yo un trago. Intenté disimular sin demasiado éxito que me quemé al probar la taza, pero era cierto que no parecía estar teniendo efectos extraños, o al menos demasiado contundentes, y estaba incluso bueno. Luego sacó una pasta para aplicársela en las heridas, unas quemaduras con un aspecto bastante terrible, y eso que viendo con que gente se juntaba Oromë no dudaba que hubiese recibido los mejores cuidados.
Me quedé observando mientras se aplicaba la pasta y esperé un poco para ver si llegaba a hacer efecto, tras comprobar que no pasaba nada a corto plazo por alguna posible reacción por aplicar de forma tan directa.
- Bueno, parece que no tiene efectos adversos, al menos a corto plazo, eso está bien. ¿Estás notando ya que te calme o algo?
- Pues ya que los dices... Si, no estábamos complicando demasiado y olvidando en que tipo de ciudad estamos. Si sigo en plenas facultades cuando acabemos todo esto nos vamos a ver si puedo adquirir otra esclava como tú. Si tienen, solucionado, si saben donde conseguir, que nos lo digan e iremos a donde proceda. Yo nos veo capaces de conseguir las respuestas que hagan falta. Pueden elegir cobrar por la información, o "cobrar" por la información.
- ¿No decías que no pegábamos a gente si no era por dinero?- Comentó mi compañera mientras añadía ceniza a las macetas que ya había llenado yo de tierra.
- Bueno, tenemos un trato y esto es cumplirlo, ¿no?- Terminé de llenar la última de las macetas y me limpié la tierra dándome unos golpes.- Además, los esclavistas no cuentan como personas, bastante si no les partimos las piernas a todos sepan lo que buscamos o no.
- Ten cuidado, que al final va a parecer que si tienes principios.- Me contestó tras añadir la ceniza y mezclar la maceta final.- Aunque no me opongo a ir a por esos esclavistas. No voy a perdonar a ninguno de los que se vieron involucrados en el ataque a mi pueblo.
- No te preocupes, creo que de todas formas se me da bastante mal mantener esa imagen de profesional sin escrúpulos. En cualquier caso, no importa tanto mientras no haya mucha gente viendo que no lo eres.- Nos volvimos hacia Oromë y las mezclas que estaba preparando.- Ah, tu que eres de por aquí, ¿crees que alguien se molestará si algunos vendedores de esclavos acaban un poco tullidos?
Entre tanto cogí el té que nos ofrecía y, en vista de que ella ya había bebido, procedí a darle yo un trago. Intenté disimular sin demasiado éxito que me quemé al probar la taza, pero era cierto que no parecía estar teniendo efectos extraños, o al menos demasiado contundentes, y estaba incluso bueno. Luego sacó una pasta para aplicársela en las heridas, unas quemaduras con un aspecto bastante terrible, y eso que viendo con que gente se juntaba Oromë no dudaba que hubiese recibido los mejores cuidados.
Me quedé observando mientras se aplicaba la pasta y esperé un poco para ver si llegaba a hacer efecto, tras comprobar que no pasaba nada a corto plazo por alguna posible reacción por aplicar de forma tan directa.
- Bueno, parece que no tiene efectos adversos, al menos a corto plazo, eso está bien. ¿Estás notando ya que te calme o algo?
Corlys Glokta
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Re: Drogas y otras adicciones. [Privado] [Cerrado]
Apenas si prestaba atención a lo que el vampiro y la mujer bestia decían. Oromë observaba su brazo, la piel levemente pálida y perfecta arruinada por parches enormes de heridas rojas. El ungüento ciertamente le daba un aspecto mucho peor del que realmente tenían.
Reconsiderando sus opciones, sabía que tenía mucho trabajo que hacer y no pensaba darse por vencida tan rápidamente. Es cierto que tenía las esperanzas un poco por debajo de la norma teniendo en cuenta el esfuerzo que ya había puesto en ello, pero mirando a la mesa con todos los productos a mano... No mentiría si dijera que era un poco sobrecogedor el ver que las cosas avanzaban a paso de tortuga.
Extrañaba el poder solo cacarear ordenes absurdas y que cualquiera con un poco de sentido de supervivencia fuera corriendo a auxiliarla. Le recordaba ligeramente a su pasado en el Ejercito de Dundarak, en el puesto más bajo que podías conseguir aún con cierto enchufe familiar ▬ un padre teniente con muchas hijas que adiestrar, ciertamente merecía que le dejaran ingresar un par sin problemas ▬ No había reconocimiento solo porque sí, se ganaban lo que se merecían si se esforzaban lo suficiente, era así de simple al menos al comienzo.
Estaba ensimismada en sus propios problemas ▬ o al menos en lo que ahora mismo se veía como una montaña▬ y formas de administrar mejor el tiempo, incluso tal vez reconsiderar el contratar, aunque sea a alguien solo por el hecho de tener un par de manos extras.
- ¿Qué cosa? Ah... Sí, por mi hagan lo que gusten. Todos son reemplazables, aunque recomiendo averiguar antes sobre los vendedores para no darle una paliza al equivocado... No quisieran terminar perseguidos o siendo el próximo producto a la venta- Elevo su brazo y movió la mano como dándole poca importancia al asunto. Ignoró también que ella tenía ligeras marcas de viejos grilletes en sus muñecas, aunque estos no eran por la misma razón de la cual hablaban. No es que le molestaran, pero si le recordaban lo débil que había sido.
-Dudo que cause algún efecto extra en tan corto tiempo, pero para lo cutre que es, no siento tanto picor como antes. Y la piel no esta tan tirante y adolorida como antes de que llegaran, así que podría llamarlo un éxito dentro de lo razonable- Volvió a cubrir su brazo con vendas y decidió equiparar las cosas y colocarse un poco en su otro brazo.
-Bueno, vista y considerando que he logrado lo que quería por hoy y que me han ayudado bastante... Imagino que les debo lo prometido. ¿Qué desean? Pueden darles un poco más de este ungüento o si prefieren aeros también. Supongo que los necesitaran para pagarles a los esclavistas- Sacudió un pequeño bolsito con monedas tintineando dentro de ellas y las dejó ahí una junta a la otra sobre la mesa para la elección, aunque no le importaba si decidian quedarse con ambas cosas. Probablemente lo primero era tan necesario como lo segundo.
Reconsiderando sus opciones, sabía que tenía mucho trabajo que hacer y no pensaba darse por vencida tan rápidamente. Es cierto que tenía las esperanzas un poco por debajo de la norma teniendo en cuenta el esfuerzo que ya había puesto en ello, pero mirando a la mesa con todos los productos a mano... No mentiría si dijera que era un poco sobrecogedor el ver que las cosas avanzaban a paso de tortuga.
Extrañaba el poder solo cacarear ordenes absurdas y que cualquiera con un poco de sentido de supervivencia fuera corriendo a auxiliarla. Le recordaba ligeramente a su pasado en el Ejercito de Dundarak, en el puesto más bajo que podías conseguir aún con cierto enchufe familiar ▬ un padre teniente con muchas hijas que adiestrar, ciertamente merecía que le dejaran ingresar un par sin problemas ▬ No había reconocimiento solo porque sí, se ganaban lo que se merecían si se esforzaban lo suficiente, era así de simple al menos al comienzo.
Estaba ensimismada en sus propios problemas ▬ o al menos en lo que ahora mismo se veía como una montaña▬ y formas de administrar mejor el tiempo, incluso tal vez reconsiderar el contratar, aunque sea a alguien solo por el hecho de tener un par de manos extras.
- ¿Qué cosa? Ah... Sí, por mi hagan lo que gusten. Todos son reemplazables, aunque recomiendo averiguar antes sobre los vendedores para no darle una paliza al equivocado... No quisieran terminar perseguidos o siendo el próximo producto a la venta- Elevo su brazo y movió la mano como dándole poca importancia al asunto. Ignoró también que ella tenía ligeras marcas de viejos grilletes en sus muñecas, aunque estos no eran por la misma razón de la cual hablaban. No es que le molestaran, pero si le recordaban lo débil que había sido.
-Dudo que cause algún efecto extra en tan corto tiempo, pero para lo cutre que es, no siento tanto picor como antes. Y la piel no esta tan tirante y adolorida como antes de que llegaran, así que podría llamarlo un éxito dentro de lo razonable- Volvió a cubrir su brazo con vendas y decidió equiparar las cosas y colocarse un poco en su otro brazo.
-Bueno, vista y considerando que he logrado lo que quería por hoy y que me han ayudado bastante... Imagino que les debo lo prometido. ¿Qué desean? Pueden darles un poco más de este ungüento o si prefieren aeros también. Supongo que los necesitaran para pagarles a los esclavistas- Sacudió un pequeño bolsito con monedas tintineando dentro de ellas y las dejó ahí una junta a la otra sobre la mesa para la elección, aunque no le importaba si decidian quedarse con ambas cosas. Probablemente lo primero era tan necesario como lo segundo.
Oromë Vánadóttir
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Re: Drogas y otras adicciones. [Privado] [Cerrado]
Posiblemente fuera cierto eso de que debíamos informarnos antes de hacer nada, confiaba en que yo podría escapar de esa ciudad si la situación lo ameritaba, después de todo, medio siglo huyendo me había preparado para ese tipo de imprevistos, pero sería una lástima perder mi única fuente de información en estos momentos, y tampoco estaría bien que nos relacionaran con el hospital y acabaran tomando represalias.
- Descuida, haremos las cosas bien. Estaría feo quedarme sin poder volver por aquí por venirnos arriba con esa gente para que encima alguien igual fuese a ocupar su puesto.
El potingue extraño que había preparado Oromë parecía haber sido un éxito, o al menos todo lo exitoso que podía ser algo tan sencillo como eso. En cualquier caso, era suficiente para que se quedara satisfecha con el trabajo que habíamos hecho, así que nos despidió y ofreció su recompensa. Podíamos quedarnos con un poco del ungüento misterioso o cobrar más aeros. Ante la expectativa de ir a conseguir más dinero con un trabajo moderadamente estable, me incliné por la otra opción..
- Nos apañaremos bien con el ungüento. Confío en que me llegará con lo que ya nos diste para las negociaciones. Si necesitas cualquier cosa dile a Maya, no estaremos muy lejos, de todas formas, ya me pasaré por aquí después de haber conseguido algo de información, o si me quedo sin fondos antes de haberla encontrado.- Tras coger el ungüento, me despedí con una inclinación de cabeza y abandoné la estancia.- Es un placer hacer negocios contigo.
Ahora esperaba una temporada de recorrer las calles de Ciudad Lagarto buscando vendedores de esclavos que pudieran saber algo sobre gente nutria y ver si podíamos descubrir quienes eran los proveedores. No iba a ser una tarea sencilla, pero sonaba razonablemente tranquila para los cenagales en los que me estaba metiendo últimamente.
- Descuida, haremos las cosas bien. Estaría feo quedarme sin poder volver por aquí por venirnos arriba con esa gente para que encima alguien igual fuese a ocupar su puesto.
El potingue extraño que había preparado Oromë parecía haber sido un éxito, o al menos todo lo exitoso que podía ser algo tan sencillo como eso. En cualquier caso, era suficiente para que se quedara satisfecha con el trabajo que habíamos hecho, así que nos despidió y ofreció su recompensa. Podíamos quedarnos con un poco del ungüento misterioso o cobrar más aeros. Ante la expectativa de ir a conseguir más dinero con un trabajo moderadamente estable, me incliné por la otra opción..
- Nos apañaremos bien con el ungüento. Confío en que me llegará con lo que ya nos diste para las negociaciones. Si necesitas cualquier cosa dile a Maya, no estaremos muy lejos, de todas formas, ya me pasaré por aquí después de haber conseguido algo de información, o si me quedo sin fondos antes de haberla encontrado.- Tras coger el ungüento, me despedí con una inclinación de cabeza y abandoné la estancia.- Es un placer hacer negocios contigo.
Ahora esperaba una temporada de recorrer las calles de Ciudad Lagarto buscando vendedores de esclavos que pudieran saber algo sobre gente nutria y ver si podíamos descubrir quienes eran los proveedores. No iba a ser una tarea sencilla, pero sonaba razonablemente tranquila para los cenagales en los que me estaba metiendo últimamente.
Corlys Glokta
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