Sentido de la Orientación: Nulo. [Privado]
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Sentido de la Orientación: Nulo. [Privado]
En algún lugar del bosque...
- Definitivamente estamos perdidas, Nygard.-Resopló girando otra vez sin saber muy bien a donde dirigirse, se paro y miro al cielo apenas visible entre las copas de los arboles.- Será mejor que volvamos al claro que vimos antes y pasar noche allí. Vamos.
Sin esperar a que el felino la siguiera volvió sobre sus pasos buscando el claro que había cruzado un rato antes. Tenia que haberse quedado en el, pensó para si misma pero había calculado que aun quedaban horas de luz y que lo mejor era volver al camino antes de que anocheciera, pero la luz se había ido demasiado rápido por la espesura del bosque y ahora no quería quedarse atrapada en la oscuridad sin poder montar un campamento ni una hoguera. No es que el frio la molestara, pero el hambre si, y si podía evitar comer las raciones de su mochila, mejor.
Además, ese había sido el motivo por el que se había salido del camino, había seguido a Nygard cuando había salido de caza y finalmente tenia en su cinturón el ave que había conseguido capturar, pero en el proceso se había adentrado demasiado y se había perdido.
Una vez en el claro, dejo la mochila a los pies de una roca y se dispuso a montar la hoguera donde asaria el ave.
Su viaje no estaba resultando como esperaba, ni como recordaba de sus anteriores viajes al santuario con sus padres. Para empezar, una cosa era ver las cosas y otra muy distinta hacerlas. Cuando ellos lo hacían parecía sumamente fácil, pero su primer intento de desollar un conejo había sido tan desastroso que le había dado la pieza a Nygard para felicidad de su lince, el segundo no fue mucho mejor y después de eso decidió que lo mejor era seguir con las raciones, aves y algunos peces que había conseguido pescar, al fin y al cabo era mas fácil y sabia algo más por sus excursiones cerca de Dundarak.
Mientras la hoguera le daba luz para desplumar el ave y prepararlo vio como Nygard, que ya había disfrutado de su cena con el conejo que había cazado se subía a un árbol acomodándose en una rama baja y se preparaba para dormir.
- ¿No quieres las vísceras?- Preguntó mientras las lanzaba a los pies del árbol donde estaba, riendo cuando su amiga bajo sin pensarlo y las devoró antes de que ella pudiera siquiera poner a asar el ave.- Golosa...
Volvió su atención a la hoguera, tras asegurarse de que el asta donde estaba clavado el pájaro no caería en las llamas se dispuso a extender su saco y sentarse a descansar, con la espada cerca de ella con el sonido del ronroneo satisfecho de Nygard y el de los insectos nocturnos de fondo.
El repentino silencio hizo que se pusiera en pie completamente en guardia, espada en mano y dando la espalda a la hoguera para que no la cegara.
No estaban solas.
Desde que había salido de Dundarak, había tenido la suerte de no toparse con nadie en el camino por la noche, pero tal vez su suerte en ese sentido se había acabado. Miro a Nygard para saber por donde podría venir quien fuera y se encaro en esa dirección preparada para luchar de ser necesario.
Marissa
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Re: Sentido de la Orientación: Nulo. [Privado]
No esperaba volver a acercarse tan pronto a los bosques del este, si bien su plan no era evitarlos del todo, la realidad es que había pasado más tiempo en en los reinos del sur, los reinos del oeste, el mar o cualquier lugar; cuando se encontraba en esta zona procuraba moverse rápido, quizás era añoranza, quizás se sentía culpable por todos los muertos de su gente, quizás solo estaba demasiado solo.
Se sentía un iluso buscando a un maldito brujo mercante entre tantos brujos, si bien el otro tendría algo de razón, él era un soñador, un blandengue, estaba viviendo de ilusiones en el recuerdo de días mejores.
Desde aquí sabía como llegar a la casa de su tía la que le crio, le dio asilo durante dos años, pero entonces de que serviría embarcarse en la aventura para deshacerse del otro, auto descubrirse, encontrar algo aunque la esperanza fuera tan pequeña, ¿Cómo podría dejar esta locura de dieta? estaba convencido de que la única forma de lograrlo era viajando. ¿Pero a dónde? la verdad no le gustaba tanto viajar solo, extrañaba la alegría de las caravanas Kraz, a su gente cantando, las risas, sus padre, su madrastra, su media hermana, sus amigos, extrañaba a su gente, su hogar.
No iba a negar que estaba creciendo en este viaje, que conoció personas interesantes, como aquel vampiro en esa extraña villa con el nigromante, o su mejor amigo Sango aquel al que incluso su monstruo respetaba, luego recordaba a esa otra mujer vampiro en esa pequeña villa en esas horribles tierras heladas. Se estremeció ante el recuerdo, no por la mujer, no por el oponente, si no por que se quedó siempre con la idea de que quizás los guardias que el otro devoro no eran del todo culpables.
Eso le carcomía profundamente el alma, el no quería cargar con más culpa, pero no podía negarlo, era la forma en que fue educado, ese exquisito manjar que era su pecado más oscuro, si es cierto le contó a Sango en su momento que la primera vez que su gente comió esa carne fue en tiempos de guerra, por el hambre… pero después de eso era simplemente adictivo.
Se detuvo un momento mientras contemplaba un camino imaginario que cruzaba el medio del bosque, conoce la ruta, la siguió con su madre, con las caravanas, justo directo a esas tierras en el pantano. Era tan tentador, solamente dirigirse al pantano, a sus ancestros, quizás podría sumergirse en sus aguas y esperar que las almas que vagaban ahí le llevaran, un castigo por sus crímenes, una triste expiación que no merecía.
-A quien engañas- escuchaba la voz profunda del otro -Lo que menos deseas es morir, probémonos, encontremos otros, al otro grupo, si bien no, entonces démosles caza a todos aquellos que esperan en las sombras del bosquee-
-Deberías callarte, no haces más que arruinar mis recuerdos-
-Probablemente tu mente está dañada, yo recuerdo las cosas completamente diferentes, amamos las cacerías, cual jabalíes, amábamos luchar, el desafío, el saber que un día nos probaríamos ante Khorne, nuestra madre bañada en rojo, esperándonos con un delicioso manjar de ojos u otra exquisitez, su sonrisa al acabar con los enemigos.-
-Me queda claro que el dañado eres tú, no se como tus recuerdos y los míos son tan distorsionados.- se quejaba del otro mientras seguían andando por el bosque, no importaba lo oscuro que estuviera, aquí tan cerca de casa no tenía miedo alguno, sin importar que esperara en el siguiente tramo.
-Solo soy la mejor parte de ambos, cuando me aceptes, verás que nuestros recuerdos son completos, estamos destinados a ser liberados a desatar el temor en los corazones, no solo de los bandidos como nos limitas ahora.- se quejaba Alexei.
-Cállate ahora- le ordeno al otro, mientras lograba distinguir una ligera fogata más adelante, no pudo evitar sentir como el otro también se saboreaba.
-Bandidos- susurro mientras se lamia los labios.
Camino con más sigilo que antes asegurándose de no hacer ruido mientras se seguía acercando la fuente de la luz, podía distinguir una voz algo joven hablando de vísceras, ja lo que no sabía es que probablemente sus viseras estarán pronto en su estómago. pensaban emocionados de antelación deseando poder encargarse de los bandidos y quizás dejar escapar a alguno que siguiera esparciendo el rumor de la bestia que devora hombres en los caminos.
Mientras se acercaba lograba ver una figura solitaria cerca de un frondoso árbol, así como una especie de felino en la cima de este mismo. ¿Por qué estaba solo? los bandidos no solían viajar solos a menos que fueran un grupo más grande y se tratara de alguna especie de explorador, o viajero solitario como el.
Decidido a averiguar piso la rama más cercana asegurándose de atraer la atención de la pequeña figura que estaba sentada.
-Buenas, ¿Podríamos compartir el fuego en esta noche fría? - pregunto -Tengo un poco de raciones frescas que podríamos compartir - mencionó después de todo si era un bandido podría reponer sus raciones secretas.
Cuando la figura se giró hacia él se quedó quieto en su lugar, era realmente alguien pequeño, dio unos pasos más acercándose para poder distinguir a la persona… no era una niña.
-niña- dijo en voz calmada y despacio sin querer asustarla, no podía comer a un niño iba en contra de su poca moral pequeña, los niños eran sagrados - ¿Pero qué haces aquí en el bosque sola?- preguntó mientras caminaba extendiendo las manos en señal de que no tenía ninguna mala intención, no podría, no después de ver a alguien tan joven en medio de la nada.
Se sentía un iluso buscando a un maldito brujo mercante entre tantos brujos, si bien el otro tendría algo de razón, él era un soñador, un blandengue, estaba viviendo de ilusiones en el recuerdo de días mejores.
Desde aquí sabía como llegar a la casa de su tía la que le crio, le dio asilo durante dos años, pero entonces de que serviría embarcarse en la aventura para deshacerse del otro, auto descubrirse, encontrar algo aunque la esperanza fuera tan pequeña, ¿Cómo podría dejar esta locura de dieta? estaba convencido de que la única forma de lograrlo era viajando. ¿Pero a dónde? la verdad no le gustaba tanto viajar solo, extrañaba la alegría de las caravanas Kraz, a su gente cantando, las risas, sus padre, su madrastra, su media hermana, sus amigos, extrañaba a su gente, su hogar.
No iba a negar que estaba creciendo en este viaje, que conoció personas interesantes, como aquel vampiro en esa extraña villa con el nigromante, o su mejor amigo Sango aquel al que incluso su monstruo respetaba, luego recordaba a esa otra mujer vampiro en esa pequeña villa en esas horribles tierras heladas. Se estremeció ante el recuerdo, no por la mujer, no por el oponente, si no por que se quedó siempre con la idea de que quizás los guardias que el otro devoro no eran del todo culpables.
Eso le carcomía profundamente el alma, el no quería cargar con más culpa, pero no podía negarlo, era la forma en que fue educado, ese exquisito manjar que era su pecado más oscuro, si es cierto le contó a Sango en su momento que la primera vez que su gente comió esa carne fue en tiempos de guerra, por el hambre… pero después de eso era simplemente adictivo.
Se detuvo un momento mientras contemplaba un camino imaginario que cruzaba el medio del bosque, conoce la ruta, la siguió con su madre, con las caravanas, justo directo a esas tierras en el pantano. Era tan tentador, solamente dirigirse al pantano, a sus ancestros, quizás podría sumergirse en sus aguas y esperar que las almas que vagaban ahí le llevaran, un castigo por sus crímenes, una triste expiación que no merecía.
-A quien engañas- escuchaba la voz profunda del otro -Lo que menos deseas es morir, probémonos, encontremos otros, al otro grupo, si bien no, entonces démosles caza a todos aquellos que esperan en las sombras del bosquee-
-Deberías callarte, no haces más que arruinar mis recuerdos-
-Probablemente tu mente está dañada, yo recuerdo las cosas completamente diferentes, amamos las cacerías, cual jabalíes, amábamos luchar, el desafío, el saber que un día nos probaríamos ante Khorne, nuestra madre bañada en rojo, esperándonos con un delicioso manjar de ojos u otra exquisitez, su sonrisa al acabar con los enemigos.-
-Me queda claro que el dañado eres tú, no se como tus recuerdos y los míos son tan distorsionados.- se quejaba del otro mientras seguían andando por el bosque, no importaba lo oscuro que estuviera, aquí tan cerca de casa no tenía miedo alguno, sin importar que esperara en el siguiente tramo.
-Solo soy la mejor parte de ambos, cuando me aceptes, verás que nuestros recuerdos son completos, estamos destinados a ser liberados a desatar el temor en los corazones, no solo de los bandidos como nos limitas ahora.- se quejaba Alexei.
-Cállate ahora- le ordeno al otro, mientras lograba distinguir una ligera fogata más adelante, no pudo evitar sentir como el otro también se saboreaba.
-Bandidos- susurro mientras se lamia los labios.
Camino con más sigilo que antes asegurándose de no hacer ruido mientras se seguía acercando la fuente de la luz, podía distinguir una voz algo joven hablando de vísceras, ja lo que no sabía es que probablemente sus viseras estarán pronto en su estómago. pensaban emocionados de antelación deseando poder encargarse de los bandidos y quizás dejar escapar a alguno que siguiera esparciendo el rumor de la bestia que devora hombres en los caminos.
Mientras se acercaba lograba ver una figura solitaria cerca de un frondoso árbol, así como una especie de felino en la cima de este mismo. ¿Por qué estaba solo? los bandidos no solían viajar solos a menos que fueran un grupo más grande y se tratara de alguna especie de explorador, o viajero solitario como el.
Decidido a averiguar piso la rama más cercana asegurándose de atraer la atención de la pequeña figura que estaba sentada.
-Buenas, ¿Podríamos compartir el fuego en esta noche fría? - pregunto -Tengo un poco de raciones frescas que podríamos compartir - mencionó después de todo si era un bandido podría reponer sus raciones secretas.
Cuando la figura se giró hacia él se quedó quieto en su lugar, era realmente alguien pequeño, dio unos pasos más acercándose para poder distinguir a la persona… no era una niña.
-niña- dijo en voz calmada y despacio sin querer asustarla, no podía comer a un niño iba en contra de su poca moral pequeña, los niños eran sagrados - ¿Pero qué haces aquí en el bosque sola?- preguntó mientras caminaba extendiendo las manos en señal de que no tenía ninguna mala intención, no podría, no después de ver a alguien tan joven en medio de la nada.
Alexander Kraz
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Re: Sentido de la Orientación: Nulo. [Privado]
El sonido de una rama quebrándose hizo eco en el claro, sin saber de donde procedía realmente giró despacio sobre si misma con la hoguera siempre a su espalda
-Buenas, ¿Podríamos compartir el fuego en esta noche fría? Tengo un poco de raciones frescas que podríamos compartir -
El sonido de la voz masculina llegó de su costado derecho haciendo que se girara inmediatamente, espada en alto para encararse al recién llegado retrocediendo un paso instintivamente cuando el otro avanzó hasta quedar iluminado por la luz de la hoguera.
Durante un momento ninguno de ellos dijo nada, observando al contrario, valorando si era un posible amigo o enemigo, aunque la cara del humano denotaba cierta sorpresa, como si esperara encontrar a otra persona que no fuera ella. Y cuando al fin volvió a hablar lo hizo con una voz completamente distinta a la que había escuchado al principio, una voz mas oscura a pesar del tono calmado de la misma como si no quisiera asustarla.
Entrecerró los ojos mirando desconfiada como el humano se acercaba despacio hacia ella con las manos alzadas en señal de que no era peligroso preguntando sorprendido, con el tono más normal que había usado al principio, que hacia allí sola antes de detenerse en mitad del claro como si quisiera confirmar que no iba a atacarla.
Bueno, si lo intentaba, se llevaría una sorpresa.
Envainó la espada y se acuclilló para girar el ave y que no se quemara mirando de reojo al humano, era un chico joven, de su edad o al menos eso parecía, por sus vestiduras debía de ser un guerrero, por las dos voces que había oído salir de el, pensó en un principio que podría ser un brujo o un hombre-bestia, pero no estaba segura... "Debería haber prestado más atención a las lecciones de padre" pensó para si misma, pero ya era tarde para lamentarse y tampoco quería un enfrentamiento directo y seguramente innecesario con un desconocido, además la idea de comer algo distinto a lo que había estado comiendo estos días, era tentador.
- No soy una niña.- Replicó mientras aseguraba bien la rama donde estaba su cena antes de incorporarse para mirar al humano directamente.- Y tampoco estoy sola.- Elevó un momento la mirada hacia la rama donde estaba Nygard para descubrir que el felino había desparecido.
Tampoco es que pudiera culpar al animal por esconderse. Nygard nunca se había fiado mucho de los humanos mas allá de ella y los habitantes de su casa. Desconfianza que se vio acrecentada durante los meses que paso encerrada en aquella jaula en casa de su tío, el felino acostumbrado a andar libremente se vio de pronto encerrada sin entender el motivo. Si su amistad había sobrevivido a aquellos horribles meses era por sus constantes visitas, no solo para alimentarla, si no también para hacerse mutua compañía ya que la felina era su único vinculo con una vida que ahora consideraba mucho mas feliz.
- Gato cobarde...- Masculló para sí misma antes de volver a mirar al humano que no se había movido, como esperando que ella le diera permiso para acercarse.
Señaló la hoguera con la cabeza.- Eres libre de acercarte al fuego si quieres.- Indicó encogiéndose de hombros al tiempo que la rodeaba un poco alejándose también de el hasta quedar en el otro lado de las llamas.- Solo tengo esa ave y unas pocas raciones de viaje, no son sabrosas pero si nutritivas.- Se sentó en una roca elevada cerca de la fogata apoyando los codos en las rodillas mirando con una mezcla de curiosidad y suspicacia al humano al que ahora, que se había acercado a la fogata podía ver con total claridad.- ¿Y que haces aquí solo en el bosque?- Le devolvió la pregunta a su vez porque no pensaba contar nada de ella al primer extraño con que se cruzara.
Si algo había aprendido de la única familia que le quedaba es que no se podía fiar de nadie. ¿Quién no le decía que era alguien enviado a buscarla y llevarla de vuelta a toda costa a Dundarak?
-Buenas, ¿Podríamos compartir el fuego en esta noche fría? Tengo un poco de raciones frescas que podríamos compartir -
El sonido de la voz masculina llegó de su costado derecho haciendo que se girara inmediatamente, espada en alto para encararse al recién llegado retrocediendo un paso instintivamente cuando el otro avanzó hasta quedar iluminado por la luz de la hoguera.
Durante un momento ninguno de ellos dijo nada, observando al contrario, valorando si era un posible amigo o enemigo, aunque la cara del humano denotaba cierta sorpresa, como si esperara encontrar a otra persona que no fuera ella. Y cuando al fin volvió a hablar lo hizo con una voz completamente distinta a la que había escuchado al principio, una voz mas oscura a pesar del tono calmado de la misma como si no quisiera asustarla.
Entrecerró los ojos mirando desconfiada como el humano se acercaba despacio hacia ella con las manos alzadas en señal de que no era peligroso preguntando sorprendido, con el tono más normal que había usado al principio, que hacia allí sola antes de detenerse en mitad del claro como si quisiera confirmar que no iba a atacarla.
Bueno, si lo intentaba, se llevaría una sorpresa.
Envainó la espada y se acuclilló para girar el ave y que no se quemara mirando de reojo al humano, era un chico joven, de su edad o al menos eso parecía, por sus vestiduras debía de ser un guerrero, por las dos voces que había oído salir de el, pensó en un principio que podría ser un brujo o un hombre-bestia, pero no estaba segura... "Debería haber prestado más atención a las lecciones de padre" pensó para si misma, pero ya era tarde para lamentarse y tampoco quería un enfrentamiento directo y seguramente innecesario con un desconocido, además la idea de comer algo distinto a lo que había estado comiendo estos días, era tentador.
- No soy una niña.- Replicó mientras aseguraba bien la rama donde estaba su cena antes de incorporarse para mirar al humano directamente.- Y tampoco estoy sola.- Elevó un momento la mirada hacia la rama donde estaba Nygard para descubrir que el felino había desparecido.
Tampoco es que pudiera culpar al animal por esconderse. Nygard nunca se había fiado mucho de los humanos mas allá de ella y los habitantes de su casa. Desconfianza que se vio acrecentada durante los meses que paso encerrada en aquella jaula en casa de su tío, el felino acostumbrado a andar libremente se vio de pronto encerrada sin entender el motivo. Si su amistad había sobrevivido a aquellos horribles meses era por sus constantes visitas, no solo para alimentarla, si no también para hacerse mutua compañía ya que la felina era su único vinculo con una vida que ahora consideraba mucho mas feliz.
- Gato cobarde...- Masculló para sí misma antes de volver a mirar al humano que no se había movido, como esperando que ella le diera permiso para acercarse.
Señaló la hoguera con la cabeza.- Eres libre de acercarte al fuego si quieres.- Indicó encogiéndose de hombros al tiempo que la rodeaba un poco alejándose también de el hasta quedar en el otro lado de las llamas.- Solo tengo esa ave y unas pocas raciones de viaje, no son sabrosas pero si nutritivas.- Se sentó en una roca elevada cerca de la fogata apoyando los codos en las rodillas mirando con una mezcla de curiosidad y suspicacia al humano al que ahora, que se había acercado a la fogata podía ver con total claridad.- ¿Y que haces aquí solo en el bosque?- Le devolvió la pregunta a su vez porque no pensaba contar nada de ella al primer extraño con que se cruzara.
Si algo había aprendido de la única familia que le quedaba es que no se podía fiar de nadie. ¿Quién no le decía que era alguien enviado a buscarla y llevarla de vuelta a toda costa a Dundarak?
Marissa
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Re: Sentido de la Orientación: Nulo. [Privado]
Chica curiosa, él nunca hubiera puesto la hoguera a su espalda, un loco como él simplemente podría brincar encima, claro si fuera alguien más y colocara su cuerpo contra el fuego, se cocinaría más rápido, el dolor también le impediría lograr defenderse correctamente. No logro ver que era lo que observaba en el árbol, probablemente alguna mascota, esperaba que no otro humano o entonces se habría equivocado en su intuición por primera vez.
Bueno al menos para ser pequeña tenía buenos reflejos tenía que dárselo, pero por alguna razón le preocupaba que tuviera el entrenamiento correcto. Al menos sabía lo básico, mantener siempre tu arma al alcance era esencial sobre todo en la intemperie, pero la falta de trampas alrededor de su campamento le indicaba que no estaba acostumbrada a viajar sola en estas distancias.
Quería pensar que menos mal que fue él quien se la topo, pero la realidad es que si su hambre fuera aún mayor no estaba seguro de que el otro lograra detenerse de intentar comerla.
Sonrió cuando vio la forma en que lo veía, mientras dudaba si podría ser amigo o enemigo, bueno tenía algo de instinto, después de todo no todos logran notar el monstruo o su oscuridad interior.
-Me disculpo entonces por llamarte niña- mencionó sin bajar aún las manos caminando más cerca -aunque debo admitir con tu estatura sería fácil confundirte, me disculpo de nuevo por pensar que viaja sola señorita- menciono mirando también el la rama vacía.
-Es normal de los animales ser precavidos, no deberías enojarte con tu acompañante, nunca sabes cuándo podría salvarte la vida.- mencionó, sentándose en lo que parecía ser una raíz muy gruesa.
-No te preocupes tengo una variedad un poco amplia ya que estuve recientemente en un pueblo- deslizó su mochila de viaje para poder sacar las cosas, por suerte su exótico manjar solía ir oculto en algunos bolsillos de su capa o ropa.
-Soy algo parecido a un mercenario, cuando no tengo trabajo escoltando alguna caravana o algún grupo, viajó de pueblo en pueblo buscando pequeños trabajos, hago esto mientras encuentro al resto de mi gente. - decía con calma mientras sacaba un conejo aun peludo, unas pocas hierbas, una hogaza de pan fresco y una mermelada envuelta aún en su papel.
-Los bosques del este, están cerca del pantano, la tierra ancestral de mi familia, pensé que si me acercaba podía encontrar algún grupo de mi gente, aunque la verdad no quería estar tan cerca al mismo tiempo.-
Sacó su cuchillo que solía usar para cortar carne, con el corto el pan en hogazas no tan delgadas, desenvuelve la mermelada y la dejó en una piedra que estaba entre ambos. -Deberías comer un poco en lo que preparó el conejo; también tengo un par de duraznos.- Dejó también el par de duraznos cerca del pan, estuvo tentado a ofrecer agua pero prefirió aguardar por el momento, colocó el conejo más cerca de él comenzando a quitar la piel con cuidado ya que podría venderla más tarde.
-¿Qué haces tan adentro en el bosque? no es lugar para una joven primeriza.- le menciono mientras terminaba de quitar la piel abriendo el conejo dejando las vísceras una pequeña hoja para que no se contaminara con la tierra, le puso un poco de las especias que compró colocando el conejo en dos varas que preparó colocando a asar junto al ave de la pequeña.
-Tu ave es muy pequeña, con el conejo, la fruta y el pan, podrás tener una comida más abundante al menos por esta noche.- mencionó volviendo a tomar las vísceras crudas del conejo comiéndolas con cuidado como si de una delicia se tratara. -Lamento si esto se ve asqueroso, pero cuando alguien conoce el hambre como yo, aprendes a no desperdiciar nada.- menciono terminando de saborearse, evitando chuparse los dedos.
- Por cierto, soy Alexander Kraz- dijo mientras observaba su reacción.
Bueno al menos para ser pequeña tenía buenos reflejos tenía que dárselo, pero por alguna razón le preocupaba que tuviera el entrenamiento correcto. Al menos sabía lo básico, mantener siempre tu arma al alcance era esencial sobre todo en la intemperie, pero la falta de trampas alrededor de su campamento le indicaba que no estaba acostumbrada a viajar sola en estas distancias.
Quería pensar que menos mal que fue él quien se la topo, pero la realidad es que si su hambre fuera aún mayor no estaba seguro de que el otro lograra detenerse de intentar comerla.
Sonrió cuando vio la forma en que lo veía, mientras dudaba si podría ser amigo o enemigo, bueno tenía algo de instinto, después de todo no todos logran notar el monstruo o su oscuridad interior.
-Me disculpo entonces por llamarte niña- mencionó sin bajar aún las manos caminando más cerca -aunque debo admitir con tu estatura sería fácil confundirte, me disculpo de nuevo por pensar que viaja sola señorita- menciono mirando también el la rama vacía.
-Es normal de los animales ser precavidos, no deberías enojarte con tu acompañante, nunca sabes cuándo podría salvarte la vida.- mencionó, sentándose en lo que parecía ser una raíz muy gruesa.
-No te preocupes tengo una variedad un poco amplia ya que estuve recientemente en un pueblo- deslizó su mochila de viaje para poder sacar las cosas, por suerte su exótico manjar solía ir oculto en algunos bolsillos de su capa o ropa.
-Soy algo parecido a un mercenario, cuando no tengo trabajo escoltando alguna caravana o algún grupo, viajó de pueblo en pueblo buscando pequeños trabajos, hago esto mientras encuentro al resto de mi gente. - decía con calma mientras sacaba un conejo aun peludo, unas pocas hierbas, una hogaza de pan fresco y una mermelada envuelta aún en su papel.
-Los bosques del este, están cerca del pantano, la tierra ancestral de mi familia, pensé que si me acercaba podía encontrar algún grupo de mi gente, aunque la verdad no quería estar tan cerca al mismo tiempo.-
Sacó su cuchillo que solía usar para cortar carne, con el corto el pan en hogazas no tan delgadas, desenvuelve la mermelada y la dejó en una piedra que estaba entre ambos. -Deberías comer un poco en lo que preparó el conejo; también tengo un par de duraznos.- Dejó también el par de duraznos cerca del pan, estuvo tentado a ofrecer agua pero prefirió aguardar por el momento, colocó el conejo más cerca de él comenzando a quitar la piel con cuidado ya que podría venderla más tarde.
-¿Qué haces tan adentro en el bosque? no es lugar para una joven primeriza.- le menciono mientras terminaba de quitar la piel abriendo el conejo dejando las vísceras una pequeña hoja para que no se contaminara con la tierra, le puso un poco de las especias que compró colocando el conejo en dos varas que preparó colocando a asar junto al ave de la pequeña.
-Tu ave es muy pequeña, con el conejo, la fruta y el pan, podrás tener una comida más abundante al menos por esta noche.- mencionó volviendo a tomar las vísceras crudas del conejo comiéndolas con cuidado como si de una delicia se tratara. -Lamento si esto se ve asqueroso, pero cuando alguien conoce el hambre como yo, aprendes a no desperdiciar nada.- menciono terminando de saborearse, evitando chuparse los dedos.
- Por cierto, soy Alexander Kraz- dijo mientras observaba su reacción.
Alexander Kraz
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Re: Sentido de la Orientación: Nulo. [Privado]
No apartó los ojos del hombre mientras se acercaba, aun con las manos alzadas, como si con eso ella pudiera bajar la guardia.
Se encogió de hombros ante sus disculpas, no porque no le importaran, si no porque estaba acostumbrada a que la confundieran con una niña, había aprendido que ser de baja estatura tenia sus ventajas en ciertos momentos, la gente no solía fijarse en ella y era mas fácil esconderse y pasar desapercibida cuando quería.
- Nigard nunca se ha fiado de los extraños, y siempre me avisa cuando hay alguien cerca. ¿Por qué tendría que enojarme con ella?
No dejó que su cara cambiara de expresión pero su espalda se tensó cuando dijo a que se dedicaba y que ocasionalmente cogía trabajos en algunos pueblos. Puede que hubiera poca o ninguna posibilidad de que su tío la estuviera buscando para obligarla a volver a cumplir con el compromiso, pero también era cierto que era un hombre orgulloso y el que ella se hubiera escapado de aquella forma, dejándolo en evidencia ante la otra familia no debía de haberle hecho ninguna gracia.
El hombre siguió hablando, sumido en lo que hacía sin prestarle ninguna atención a ella, como si no supusiera ningún peligro para el, lo que a Marissa le permitía mirarle abiertamente sin perder detalle de lo que hacía.
No se dio cuenta de lo hambrienta que estaba hasta que no olio el pan y la mermelada, hacía semanas que no probaba ninguno de ellos pues había evitado pasar por los pueblos por si acaso, además que no sabia como se tomaría la gente el que fuera acompañada de un lince, animal que muchos consideraban peligroso y tampoco había querido dejar sola a Nigard en los alrededores de ninguna población por miedo a los cazadores.
Prestó especial atención a como desollaba el conejo, parecía fácil, pero cuando ella lo intentó, lo había hecho tan mal que había estropeado al animal. Se levantó y sacó de su bolsa la cantimplora de agua dejándola en la misma piedra donde estaba la comida y cogiendo una de las rebanadas de pan y volviendo a donde estaba sentada.
- Es agua fresca y buena, de un arrollo que encontré esta tarde.- Dijo antes de meterse un trozo de pan y saborearlo mientras se fijaba en como terminaba de preparar el conejo.- ¿Qué te hace pensar que es la primera vez que camino por este bosque?- Preguntó antes de ver como se comía las vísceras crudas, lo que le hizo fruncir el ceño profundamente, pero no porque se las hubiera comido crudas, lo que si hizo que dejara de saborear el pan, si no porque su voz había vuelto a cambiar a aquella mas profunda y oscura. Se pregunto si sería un hombre-lobo ya que había dicho que su familia era de la zona y aquel bosque pertenecía a su territorio.
Un gruñido bajo hizo que su atención se centrara justo a la espalda de Alexander, tal y como el se había presentado.
- Nigard, no. Tu ya te comiste tu conejo, este es nuestro, si quieres otro ve a cazarlo tu misma. Vamos vete de caza. Estaré bien.- Mantuvo la mirada sobre su lince hasta que se marcho un poco a regañadientes y luego volvió su atención de nuevo al humano.- Lo siento, los conejos y las vísceras le gustan demasiado, pero no te atacará, puedes estar tranquilo. Yo soy Marissa Rhoynar
Se encogió de hombros ante sus disculpas, no porque no le importaran, si no porque estaba acostumbrada a que la confundieran con una niña, había aprendido que ser de baja estatura tenia sus ventajas en ciertos momentos, la gente no solía fijarse en ella y era mas fácil esconderse y pasar desapercibida cuando quería.
- Nigard nunca se ha fiado de los extraños, y siempre me avisa cuando hay alguien cerca. ¿Por qué tendría que enojarme con ella?
No dejó que su cara cambiara de expresión pero su espalda se tensó cuando dijo a que se dedicaba y que ocasionalmente cogía trabajos en algunos pueblos. Puede que hubiera poca o ninguna posibilidad de que su tío la estuviera buscando para obligarla a volver a cumplir con el compromiso, pero también era cierto que era un hombre orgulloso y el que ella se hubiera escapado de aquella forma, dejándolo en evidencia ante la otra familia no debía de haberle hecho ninguna gracia.
El hombre siguió hablando, sumido en lo que hacía sin prestarle ninguna atención a ella, como si no supusiera ningún peligro para el, lo que a Marissa le permitía mirarle abiertamente sin perder detalle de lo que hacía.
No se dio cuenta de lo hambrienta que estaba hasta que no olio el pan y la mermelada, hacía semanas que no probaba ninguno de ellos pues había evitado pasar por los pueblos por si acaso, además que no sabia como se tomaría la gente el que fuera acompañada de un lince, animal que muchos consideraban peligroso y tampoco había querido dejar sola a Nigard en los alrededores de ninguna población por miedo a los cazadores.
Prestó especial atención a como desollaba el conejo, parecía fácil, pero cuando ella lo intentó, lo había hecho tan mal que había estropeado al animal. Se levantó y sacó de su bolsa la cantimplora de agua dejándola en la misma piedra donde estaba la comida y cogiendo una de las rebanadas de pan y volviendo a donde estaba sentada.
- Es agua fresca y buena, de un arrollo que encontré esta tarde.- Dijo antes de meterse un trozo de pan y saborearlo mientras se fijaba en como terminaba de preparar el conejo.- ¿Qué te hace pensar que es la primera vez que camino por este bosque?- Preguntó antes de ver como se comía las vísceras crudas, lo que le hizo fruncir el ceño profundamente, pero no porque se las hubiera comido crudas, lo que si hizo que dejara de saborear el pan, si no porque su voz había vuelto a cambiar a aquella mas profunda y oscura. Se pregunto si sería un hombre-lobo ya que había dicho que su familia era de la zona y aquel bosque pertenecía a su territorio.
Un gruñido bajo hizo que su atención se centrara justo a la espalda de Alexander, tal y como el se había presentado.
- Nigard, no. Tu ya te comiste tu conejo, este es nuestro, si quieres otro ve a cazarlo tu misma. Vamos vete de caza. Estaré bien.- Mantuvo la mirada sobre su lince hasta que se marcho un poco a regañadientes y luego volvió su atención de nuevo al humano.- Lo siento, los conejos y las vísceras le gustan demasiado, pero no te atacará, puedes estar tranquilo. Yo soy Marissa Rhoynar
Marissa
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Re: Sentido de la Orientación: Nulo. [Privado]
Nygard, que nombre tan extraño, pero bueno el mundo estaba plagado de nombres y criaturas extrañas, el mismo era algo que nadie quería, ni tenía que querer encontrarse en el bosque.
Por suerte para la joven su apariencia le había salvado, si estuviera en completo control el blandengue no debería poder evitar que sucumbiera a su hambre y demostrarle que no necesitaba solamente alimentarse de vampiros, pero su extraña moral incluso para él un monstruo está reservado a no niños, prefería cultivarlos lentamente.
Claro él no entendía a las personas que tenían un compañero de viaje, no lograba entender a las criaturas más racionales, menos entendería a una mascota, desgraciadamente su falta de tacto para socializar estaba solo limitada a el, el blandengue parecía poder hacer amigos con facilidad para su desgracia, debería buscar solo aliados potenciales o reservas de comida, pero no lo criticara por ahora, esta especie de alianza respetando sus límites hasta ahora tenía sus ventajas, quizás podría mostrarle que su camino era el correcto.
Chiquilla curiosa pensó, si no era una niña a lo que afirmaba, pero verlo en su cuerpo, algo que alguien como él estaba acostumbrado a buscar, el miedo, los nervios, el comportamiento de los humanos… evitar lamerse los labios era lo indicado, no quería asustarla ni que mal interpretara sus intenciones.
No dijo nada cuando creyó escuchar el estómago de la joven protestar, él mismo sabía lo que era el hambre, al menos eso abrió una brecha para poder conversar y una tregua temporal, ahora que veía a la joven relajarse un poco. No mencionó nada al respecto, siguió esperando, observando a la joven, aun sabiendo que era el blandengue quien estaba a cargo, no podía evitar invadir su mente con sus ideas.
-Gracias- dijo tomando la cantimplora dando un pequeño trago, no quería verse ambicioso, la pequeña podría tener un largo camino por delante, la bebida es algo indispensable, el siempre saciaría su sed con algo más colorido.
-Un lince boreal- mencionó con calma - que extraño verlo en estas tierras, ciertamente un acompañante interesante-
movió un poco el conejo para que su carne no se quemara, después de todo aunque él le importara poco, no creía que a la chica le gustara su carne tan hecha.
-Marissa s un placer conocer a otro viajero.- dijo con sinceridad.- bueno está el hecho de como observabas mis manos mientras desollaba al conejo- mencionó viendo como la chica le miraba sin saber si era timidez o otra cosa lo que escondía esa última mirada.
-Además Marissa, un viajero suele poner trampas alrededor que lo alerten de animales u otras criaturas, si bien no dudo que tu compañero podría alertarte, es mejor ser prevenidos que lamentarse, sobre todo con las historias que circulan últimamente por los bosques del este, aunque creo que se ha extendido hasta los reinos del sur, es realmente un relato espeluznante a cada pueblo que llegó la historia cambia.- No profundizaría en el tema a menos que ella preguntara.
Se quedó en silencio un momento, mientras escuchaba el crepitar del fuego, quizás la chica no estaba indefensa y por eso viajaba sola, pero estaría de más compartir al menos la técnica correcta de desollar animales pequeños así como grandes, después de todo era una buena forma de mantenerse alimentado y con dinero, además siempre podría hacer un extra si vendía la carne de los animales cuando cazabas cerca de un pueblo.
Observaría cómo transcurría la noche de creerlo conveniente le ofrecería a la joven enseñarle o viajar un periodo con ella, aunque para eso tuviera que reprimir.
Por suerte para la joven su apariencia le había salvado, si estuviera en completo control el blandengue no debería poder evitar que sucumbiera a su hambre y demostrarle que no necesitaba solamente alimentarse de vampiros, pero su extraña moral incluso para él un monstruo está reservado a no niños, prefería cultivarlos lentamente.
Claro él no entendía a las personas que tenían un compañero de viaje, no lograba entender a las criaturas más racionales, menos entendería a una mascota, desgraciadamente su falta de tacto para socializar estaba solo limitada a el, el blandengue parecía poder hacer amigos con facilidad para su desgracia, debería buscar solo aliados potenciales o reservas de comida, pero no lo criticara por ahora, esta especie de alianza respetando sus límites hasta ahora tenía sus ventajas, quizás podría mostrarle que su camino era el correcto.
Chiquilla curiosa pensó, si no era una niña a lo que afirmaba, pero verlo en su cuerpo, algo que alguien como él estaba acostumbrado a buscar, el miedo, los nervios, el comportamiento de los humanos… evitar lamerse los labios era lo indicado, no quería asustarla ni que mal interpretara sus intenciones.
No dijo nada cuando creyó escuchar el estómago de la joven protestar, él mismo sabía lo que era el hambre, al menos eso abrió una brecha para poder conversar y una tregua temporal, ahora que veía a la joven relajarse un poco. No mencionó nada al respecto, siguió esperando, observando a la joven, aun sabiendo que era el blandengue quien estaba a cargo, no podía evitar invadir su mente con sus ideas.
-Gracias- dijo tomando la cantimplora dando un pequeño trago, no quería verse ambicioso, la pequeña podría tener un largo camino por delante, la bebida es algo indispensable, el siempre saciaría su sed con algo más colorido.
-Un lince boreal- mencionó con calma - que extraño verlo en estas tierras, ciertamente un acompañante interesante-
movió un poco el conejo para que su carne no se quemara, después de todo aunque él le importara poco, no creía que a la chica le gustara su carne tan hecha.
-Marissa s un placer conocer a otro viajero.- dijo con sinceridad.- bueno está el hecho de como observabas mis manos mientras desollaba al conejo- mencionó viendo como la chica le miraba sin saber si era timidez o otra cosa lo que escondía esa última mirada.
-Además Marissa, un viajero suele poner trampas alrededor que lo alerten de animales u otras criaturas, si bien no dudo que tu compañero podría alertarte, es mejor ser prevenidos que lamentarse, sobre todo con las historias que circulan últimamente por los bosques del este, aunque creo que se ha extendido hasta los reinos del sur, es realmente un relato espeluznante a cada pueblo que llegó la historia cambia.- No profundizaría en el tema a menos que ella preguntara.
Se quedó en silencio un momento, mientras escuchaba el crepitar del fuego, quizás la chica no estaba indefensa y por eso viajaba sola, pero estaría de más compartir al menos la técnica correcta de desollar animales pequeños así como grandes, después de todo era una buena forma de mantenerse alimentado y con dinero, además siempre podría hacer un extra si vendía la carne de los animales cuando cazabas cerca de un pueblo.
Observaría cómo transcurría la noche de creerlo conveniente le ofrecería a la joven enseñarle o viajar un periodo con ella, aunque para eso tuviera que reprimir.
Alexander Kraz
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Re: Sentido de la Orientación: Nulo. [Privado]
Ahí estaba otra vez esa voz extraña que hacía que un escalofrío recorriera su columna y quisiera volver a coger su arma, algo le decía que aquel hombre era más peligroso de lo que aparentaba, pero bueno, eso también se le podía aplicar a ella ¿no?
¿Quién podría sospechar que bajo su apariencia de "niña" llevaba sangre de dragón? claro que eso no la hacía completamente invulnerable ni inmortal por supuesto, pero tampoco estaba tan indefensa como podrían imaginar.
Tuvo que darle su mérito cuando Alexander no se asustó al ver a la felina detrás suyo, ni siquiera había hecho ademan de poner el cuchillo que llevaba frente a él si no que se quedo quieto mirando con curiosidad al animal hasta que este abandonó el claro.
- Los linces son comunes en los bosques y montañas cercanos a Dundarak, de donde somos.- Explicó encogiéndose de hombros.- Encontré a Nigard cuando solo tenía un par de semanas, cerca del cadaver de su madre y la crie. Desde entonces hemos estado juntas.
Hizo un leve asentimiento con la cabeza a modo de saludo sonriendo levemente a su comentario. Se levantó y cogió el ave que ya estaba asada, cogiendo el cuchillo que había robado de la cocina antes de marcharse de aquella casa. Cortó el ave por la mitad y le ofreció una de ellas a Alexander antes de volver a sentarse y mirarle un momento.
- Bueno, no tiene sentido negarlo ¿no?- Sonrió de medio lado separando el muslo y dándole un mordisco.- Nunca se me dio bien desollar por eso miraba como lo hacías y nunca habíamos viajado tan al sur...- Comentó antes de volver a dar otro mordisco al muslo. Su ceño se frunció profundamente, además de que Nigard siempre la alertaba ante posibles intrusos su sueño era ligero, por lo que no había pensado nunca que necesitara colocar ningún tipo de trampa, pero por lo visto había algo realmente peligroso en aquel bosque o al menos eso daba a entender su nuevo conocido.- ¿A que historias te refieres exactamente? Yo no he escuchado nada al respecto.- Preguntó con curiosidad. Lo cual era cierto porque no se había acercado a ningún pueblo y había evitado todo contacto con nadie.
¿Quién podría sospechar que bajo su apariencia de "niña" llevaba sangre de dragón? claro que eso no la hacía completamente invulnerable ni inmortal por supuesto, pero tampoco estaba tan indefensa como podrían imaginar.
Tuvo que darle su mérito cuando Alexander no se asustó al ver a la felina detrás suyo, ni siquiera había hecho ademan de poner el cuchillo que llevaba frente a él si no que se quedo quieto mirando con curiosidad al animal hasta que este abandonó el claro.
- Los linces son comunes en los bosques y montañas cercanos a Dundarak, de donde somos.- Explicó encogiéndose de hombros.- Encontré a Nigard cuando solo tenía un par de semanas, cerca del cadaver de su madre y la crie. Desde entonces hemos estado juntas.
Hizo un leve asentimiento con la cabeza a modo de saludo sonriendo levemente a su comentario. Se levantó y cogió el ave que ya estaba asada, cogiendo el cuchillo que había robado de la cocina antes de marcharse de aquella casa. Cortó el ave por la mitad y le ofreció una de ellas a Alexander antes de volver a sentarse y mirarle un momento.
- Bueno, no tiene sentido negarlo ¿no?- Sonrió de medio lado separando el muslo y dándole un mordisco.- Nunca se me dio bien desollar por eso miraba como lo hacías y nunca habíamos viajado tan al sur...- Comentó antes de volver a dar otro mordisco al muslo. Su ceño se frunció profundamente, además de que Nigard siempre la alertaba ante posibles intrusos su sueño era ligero, por lo que no había pensado nunca que necesitara colocar ningún tipo de trampa, pero por lo visto había algo realmente peligroso en aquel bosque o al menos eso daba a entender su nuevo conocido.- ¿A que historias te refieres exactamente? Yo no he escuchado nada al respecto.- Preguntó con curiosidad. Lo cual era cierto porque no se había acercado a ningún pueblo y había evitado todo contacto con nadie.
Marissa
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Re: Sentido de la Orientación: Nulo. [Privado]
Asintió mientras escuchaba con calma la historia de la chica, no podía dejar de ver la extraña forma en que ella lo miraba sorprendido, quería reírse un poco por la inocencia que mostraba ante las cosas que no conocía, Alexander pensaba que era bueno que aun hubiera gente como ella, que se admirara por las pequeñas cosas, rezaría a sus dioses porque ella no se cruzará ni tuviera mal camino, aunque si se consideraba a él mismo, si no fuera tan estricto en sus alimentos, la chica podría estar teniendo otro destino.
Sacó el conejo revisandolo, cortó la mitad y devolvió el otro pedazo al fuego, no sabia porque, pero tenía la impresión de que la pequeña podría querer probar el conejo, el cazaría después una presa de mayor tamaño y con más dedos. Sin contar el hecho que él sabía lo que era tener hambre, podría sobrevivir varios días con poco alimento, resultados de haber vivido en los lugares a los que Khorne desidia ir en sus campañas, el alimento no llegaba hasta que terminaban las batallas.
-Entrénalo con cuidado, puede que ahora no lo parezca, pero tener un compañero listo como el que ya tienes podría abrirte muchos caminos en este mundo. Además en invierno me queda claro que su color te ayudará a capturar más presas.-
La observó escuchando que era la primera vez en estas partes de los bosques del sur, que pensaba esta criatura no sabia que existían hombres lobo en estas tierras, y quizás algún otro caníbal más sobreviviente del grupo de Khorne que pudiera estar vagando por el mundo aparte de él.
Quizás la muchacha era un poco ingenua, o la razón para abandonar su hogar era tal que esta era la única forma que encontró.
-Viaja conmigo un par de días.- menciono antes de dar un trago corto de agua. -Te enseñare a desollar correctamente a los animales, incluso te enseñare a montar trampas para jabalíes y presas más grandes.- susurro, sabiendo que podrían servirle como para trampas de viajeros si es que lo requería. Sabía que no era mucho, pero en el peor de los casos eso la ayudara a sobrevivir un poco más, después de todo él no era el niñero de nadie.
Inconscientemente giro su rostro en dirección a donde debería estar el pantano…su hogar, como deseaba volver, como deseaba encontrarse a su familia, a los que quedarán, él quería tantas cosas, pero aun no era el tiempo ni el momento para pensar en eso.
Levantó la ceja sorprendido mientras comía su conejo con un poco más cuidado que las vísceras. -Entonces no has escuchado de los cuerpos que se han encontrado, con marcas de haber sido devorados, los viajeros y exploradores concuerdan que no coinciden con las fauces de un animal, sin embargo muchos hombres y mujeres han sido encontrados vacíos por dentro, he escuchado muchos rumores sobre el nombre…- dijo antes de volver a morder otro poco de su conejo.
Sacó el conejo revisandolo, cortó la mitad y devolvió el otro pedazo al fuego, no sabia porque, pero tenía la impresión de que la pequeña podría querer probar el conejo, el cazaría después una presa de mayor tamaño y con más dedos. Sin contar el hecho que él sabía lo que era tener hambre, podría sobrevivir varios días con poco alimento, resultados de haber vivido en los lugares a los que Khorne desidia ir en sus campañas, el alimento no llegaba hasta que terminaban las batallas.
-Entrénalo con cuidado, puede que ahora no lo parezca, pero tener un compañero listo como el que ya tienes podría abrirte muchos caminos en este mundo. Además en invierno me queda claro que su color te ayudará a capturar más presas.-
La observó escuchando que era la primera vez en estas partes de los bosques del sur, que pensaba esta criatura no sabia que existían hombres lobo en estas tierras, y quizás algún otro caníbal más sobreviviente del grupo de Khorne que pudiera estar vagando por el mundo aparte de él.
Quizás la muchacha era un poco ingenua, o la razón para abandonar su hogar era tal que esta era la única forma que encontró.
-Viaja conmigo un par de días.- menciono antes de dar un trago corto de agua. -Te enseñare a desollar correctamente a los animales, incluso te enseñare a montar trampas para jabalíes y presas más grandes.- susurro, sabiendo que podrían servirle como para trampas de viajeros si es que lo requería. Sabía que no era mucho, pero en el peor de los casos eso la ayudara a sobrevivir un poco más, después de todo él no era el niñero de nadie.
Inconscientemente giro su rostro en dirección a donde debería estar el pantano…su hogar, como deseaba volver, como deseaba encontrarse a su familia, a los que quedarán, él quería tantas cosas, pero aun no era el tiempo ni el momento para pensar en eso.
Levantó la ceja sorprendido mientras comía su conejo con un poco más cuidado que las vísceras. -Entonces no has escuchado de los cuerpos que se han encontrado, con marcas de haber sido devorados, los viajeros y exploradores concuerdan que no coinciden con las fauces de un animal, sin embargo muchos hombres y mujeres han sido encontrados vacíos por dentro, he escuchado muchos rumores sobre el nombre…- dijo antes de volver a morder otro poco de su conejo.
Alexander Kraz
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Re: Sentido de la Orientación: Nulo. [Privado]
Terminó la mitad de su ave echando los huesos al fuego, no quería que Nigard se pudiera clavar ningún hueso en la boca y cogió su mitad de conejo que aún estaba calentándose en la hoguera. Sacó su cuchillo de nuevo y separó la cabeza del animal del resto del cuerpo, iba a lanzársela a su lince cuando se detuvo y le ofreció la pieza a Alexander.
- No me gusta la cabeza.- Explicó encogiéndose de hombros mientras el hombre lo cogía.- Nunca me ha gustado...- Su ceño se frunció con curiosidad mientras su mirada iba del felino al humano un par de veces.- ¿Entrenarla? No lo había pensado. Pero si, supongo que puedo hacerlo... Siempre que ella quiera aprender.
Se quedó pensativa mirando la hoguera ante la oferta de viajar con Alex unos días, sobre todo porque se la había hecho con aquella voz oscura, pero también hablando de forma suave, como si no quisiera asustarla o volverle a confirmar que no corría peligro con el.
Su cabeza giró en la misma dirección que el, escrutando la oscuridad pensando que tal vez hubiera algo allí que ella no pudiera ver, pero si hubiera algún peligro, Nigard le hubiera avisado así que volvió su atención al fuego asintiendo.
- De acuerdo. Viajaremos contigo unos días, además, así también podremos entrenar un poco, llevo muchos días entrenando sin contrincante y creo que a ambos nos vendría bien.- Sonrió comiendo un trozo de su conejo mientras escuchaba lo que el humano contaba sobre los cuerpos que se habían encontrado y negó.- No, no he escuchado nada, tampoco me he encontrado con nadie desde que salí de Dundarak.- Su ceño se frunció un poco mirandole con curiosidad.- ¿Y cual es ese nombre?
Marissa
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Re: Sentido de la Orientación: Nulo. [Privado]
Le quedó claro que la chica tenía dudas sobre su invitación, pero parecía estar considerándolo, con eso sería suficiente por el momento, pensaba mientras se terminaba el conejo. Había algo en su mirada, como si tuviera un león dentro durmiendo esperando por emerger, quizás solo deseaba probarse a sí misma.
¿Pero qué no era lo que todo recién aventurero deseaba? el retarse, mostrarle al mundo, a su familia pero sobre todo a ellos mismos que valían algo, que no eran lo que sus familias deseaban, que podrían ser más, mientras obtenían algunas aventuras y algo de dinero, anécdotas para contar al ser mayor y regresar a casa.
Quizás si sus padres vivieran no sería tan diferente para él, pero no tenía forma de saberlo ahora, al menos sabía que no estaría muerto como muchos de esos aventureros principiantes, creció en el arte de la espada, la chica tambien podria verlo en sus manos las marcas del entrenamiento, solo le faltaba un pequeño empujón.
Tomó la media cabeza del conejo, sacó el ojo de su cuenta y le arrojó el resto al lince. Era obvio para él, que la pequeña deseaba que su compañero comiera un poco más, un compañero fuerte tenía más opciones de sobrevivir, por lo que para él estaba bien.
-Puede tenerla, solo tengo una debilidad por los ojos y las vísceras-[menciono mientras se deleitaba comiendo el pequeño ojo del conejo, continuó comiendo ahora la mitad del ave que la chica le había dado masticando hasta los huesos, la sensación era diferente de los de un humano, pero tendría que confirmarse por el momento con eso pensó Alexei.
-Bien una vez que salga el sol, repasamos algunas trampas básicas para cazar el desayuno y luego entrenaremos.- mencionó mientras devoraba el ave. -No tengo un rumbo de viaje fijo por lo que puedes decirme a donde te gustaria ir y de ahí nos encaminamos.-
Una vez que termino de comer guardo lo que había quedado de los alimentos. -Instalare algunas trampas alrededor, eso debería alertarnos si hay alguien cerca.- comenzó a caminar saliendo de la vista de la chica montando varias trampas alrededor de ellos para alertarnos de criaturas o personas que se acercaran a unos metros a la redonda, los colocó a la distancia suficiente para que el o el lince lograran escucharlos.
Pasada media hora volvió viendo a la chica un poco somnolienta. -Duerme haré guardia la guardia por esta noche.- le indico sentándose en el mismo lugar que antes observando alrededor.
¿Pero qué no era lo que todo recién aventurero deseaba? el retarse, mostrarle al mundo, a su familia pero sobre todo a ellos mismos que valían algo, que no eran lo que sus familias deseaban, que podrían ser más, mientras obtenían algunas aventuras y algo de dinero, anécdotas para contar al ser mayor y regresar a casa.
Quizás si sus padres vivieran no sería tan diferente para él, pero no tenía forma de saberlo ahora, al menos sabía que no estaría muerto como muchos de esos aventureros principiantes, creció en el arte de la espada, la chica tambien podria verlo en sus manos las marcas del entrenamiento, solo le faltaba un pequeño empujón.
Tomó la media cabeza del conejo, sacó el ojo de su cuenta y le arrojó el resto al lince. Era obvio para él, que la pequeña deseaba que su compañero comiera un poco más, un compañero fuerte tenía más opciones de sobrevivir, por lo que para él estaba bien.
-Puede tenerla, solo tengo una debilidad por los ojos y las vísceras-[menciono mientras se deleitaba comiendo el pequeño ojo del conejo, continuó comiendo ahora la mitad del ave que la chica le había dado masticando hasta los huesos, la sensación era diferente de los de un humano, pero tendría que confirmarse por el momento con eso pensó Alexei.
-Bien una vez que salga el sol, repasamos algunas trampas básicas para cazar el desayuno y luego entrenaremos.- mencionó mientras devoraba el ave. -No tengo un rumbo de viaje fijo por lo que puedes decirme a donde te gustaria ir y de ahí nos encaminamos.-
Una vez que termino de comer guardo lo que había quedado de los alimentos. -Instalare algunas trampas alrededor, eso debería alertarnos si hay alguien cerca.- comenzó a caminar saliendo de la vista de la chica montando varias trampas alrededor de ellos para alertarnos de criaturas o personas que se acercaran a unos metros a la redonda, los colocó a la distancia suficiente para que el o el lince lograran escucharlos.
Pasada media hora volvió viendo a la chica un poco somnolienta. -Duerme haré guardia la guardia por esta noche.- le indico sentándose en el mismo lugar que antes observando alrededor.
Alexander Kraz
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Re: Sentido de la Orientación: Nulo. [Privado]
Levantó las cejas cuando vio como sacaba el ojo y se lo comía, no podía negar que su nuevo compañero de viaje tenía gustos culinarios, alguna gente encontraba esas partes especialmente una delicia, pero ella nunca había soportado la textura viscosa de aquellos alimentos en su boca, así que simplemente se encogió de hombros y miró como Nigard se relamía tras comerse la cabeza del conejo de un simple bocado.
Terminó de comer el conejo arrojando los huesos al fuego igual que había hecho con los del ave, tenía que reconocer que aquella noche había comido mejor que muchas de las noches desde que había empezado su viaje y la idea de aprender a poner trampas y saber despellejar conejos se le hacía cada vez más atractiva, eso sin contar que tenía mucha curiosidad en saber como lucharía Alexander ya que solo había entrenado con su madre y algunos de los compañeros de ella, pero todos usaban la misma técnica de lucha como dragones que eran.
- Mi idea es viajar hasta el árbol madre. Quiero visitar ese lugar.- Explicó con la mirada perdida en el fuego sin querer dar más explicaciones de por qué se dirigía allí guardando un segundo silencio antes de volver a mirar al humano.- Mi idea era pasar por Ulmer antes para aprovisionarme un poco antes de continuar viaje aunque no sé si Nigard sería bienvenida en la ciudad lobo... Tenía pensado que se quedara en el bosque mientras estaba en Ulmer. No se si esto te desvía mucho de tu camino original.
Charlaron un rato más mientras Alexander terminaba con su cena y guardaba lo que había quedado en sus mochilas pasando el rato hasta que el cansancio empezó a hacer mella en ella, intentó ahogar un bostezo riendo un poco cuando vio que el humano la miraba y la mandaba a dormir como si de una niña se tratara, hacía mucho que no la mandaban a dormir de aquella forma.
Asintió antes de ponerse en pie y echar unos leños más al fuego, los suficientes para que la hoguera se mantuviera encendida el resto de la noche pero no para que hubiera riesgo de que incendiara el bosque.
- Puedes dormir tu también esta noche.- Dijo quitándose los botines y metiéndose en su saco de dormir manteniendo la espada al alcance de la mano por costumbre.- Nigard es nocturna se suele mantener despierta casi toda la noche y además con su oído, si alguien se acerca, nos avisara. Buenas noches Alexander.
Se acomodó en el saco y antes de darse cuenta se quedó dormida.
Terminó de comer el conejo arrojando los huesos al fuego igual que había hecho con los del ave, tenía que reconocer que aquella noche había comido mejor que muchas de las noches desde que había empezado su viaje y la idea de aprender a poner trampas y saber despellejar conejos se le hacía cada vez más atractiva, eso sin contar que tenía mucha curiosidad en saber como lucharía Alexander ya que solo había entrenado con su madre y algunos de los compañeros de ella, pero todos usaban la misma técnica de lucha como dragones que eran.
- Mi idea es viajar hasta el árbol madre. Quiero visitar ese lugar.- Explicó con la mirada perdida en el fuego sin querer dar más explicaciones de por qué se dirigía allí guardando un segundo silencio antes de volver a mirar al humano.- Mi idea era pasar por Ulmer antes para aprovisionarme un poco antes de continuar viaje aunque no sé si Nigard sería bienvenida en la ciudad lobo... Tenía pensado que se quedara en el bosque mientras estaba en Ulmer. No se si esto te desvía mucho de tu camino original.
Charlaron un rato más mientras Alexander terminaba con su cena y guardaba lo que había quedado en sus mochilas pasando el rato hasta que el cansancio empezó a hacer mella en ella, intentó ahogar un bostezo riendo un poco cuando vio que el humano la miraba y la mandaba a dormir como si de una niña se tratara, hacía mucho que no la mandaban a dormir de aquella forma.
Asintió antes de ponerse en pie y echar unos leños más al fuego, los suficientes para que la hoguera se mantuviera encendida el resto de la noche pero no para que hubiera riesgo de que incendiara el bosque.
- Puedes dormir tu también esta noche.- Dijo quitándose los botines y metiéndose en su saco de dormir manteniendo la espada al alcance de la mano por costumbre.- Nigard es nocturna se suele mantener despierta casi toda la noche y además con su oído, si alguien se acerca, nos avisara. Buenas noches Alexander.
Se acomodó en el saco y antes de darse cuenta se quedó dormida.
Marissa
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Re: Sentido de la Orientación: Nulo. [Privado]
Escucho con atención al lugar al que su compañera temporal quería visitar, si bien es cierto que mayormente viaja de aquí para allá según le llevaran los trabajos que adquirió, se daba cuenta que nunca había adentrado lo suficiente para llegar al árbol madre, solía tomar rutas o atajos de su familia.
Tampoco estaba seguro de querer estar en un lugar lleno de elfos con quizás poca población humana de la que alimentarse, aunque debía admitir que la tentación de probar otras carnes, otros sabores le hacía agua la boca.
Ulmer…si parecía que la chica quería recorrer todos los lugares que él estaba evitando, aunque no estaba seguro por que los esquivaba hasta ahora, bueno no tenía nada más que hacer de momento, por lo que ir a Ulmer sonaba bien por ahora.
-Hace años que no entro a Ulmer, pero quizás por esta ocasión si debamos dejar a Nigard en alguna zona del bosque, por otro lado si vemos que es posible que valla será información útil para ti en el futuro, saber que tu compañera puede entrar a la ciudad.-
Se quedo considerando un poco si tenía algún plan preciso de viaje, no la verdad es que podría tomar cualquier trabajo en cualquier lugar o simplemente vagar devorando humanos, cualquiera de las dos le parecía sensato y razonable, aunque el blandengue prefería el trabajo honesto, quizás debía recordarle que un criminal menos en el mundo es mejor para todos, sobre todo para su estómago.
-Me queda bien ir a Ulmer, de momento no tenía un plan de viaje fijo, pero recuerda que en cualquier momento podemos terminar nuestro acuerdo si así lo deseas- le aclaró a la joven.
Si era tan fácil para ella decir que podía dormir, estaba viajando solo por demasiado tiempo, inconscientemente el blandengue dependía de él para hacer las vigías, no sabía el cómo o por qué, pero aún así su cuerpo lograba obtener el descanso necesario para continuar al día siguiente.
En menos de lo que se dio cuenta la chica estaba dormida, quería reírse, estaba bien que confiara en su lince, pero quizas algun dia no seria suficiente, esperaba equivocarse, esperaba que lo que logra enseñarle en este viaje fuera la diferencia, quizás no ahora, pero lograra armar un campamento seguro, conseguir comida y quizas le serviria para una futura emboscada.
Se recargo contra el tronco sonriendo, mientras recordaba a su hermana, la figura se situaba lentamente sobre la imagen de Marissa, si esta chica no tenía esa maldad interna como ella, pero al menos se aseguraría que pudiera sobrevivir igual como le enseñó una vez a su dulce hermana, coloco sus capas sobre el como si fuera una cobija intentando acomodarse, si tenia que recordarse en comprar un saco para dormir en la primera oportunidad, quizás unos cuchillos nuevos, después de todo los necesitaría para enseñarle correctamente pensó, dejo la daga en su mano mientras se quedaba dormido en aquella posición, la forma en que había dormido siempre que estaba solo, listo para llevarse al menos a su enemigo con él.
Tampoco estaba seguro de querer estar en un lugar lleno de elfos con quizás poca población humana de la que alimentarse, aunque debía admitir que la tentación de probar otras carnes, otros sabores le hacía agua la boca.
Ulmer…si parecía que la chica quería recorrer todos los lugares que él estaba evitando, aunque no estaba seguro por que los esquivaba hasta ahora, bueno no tenía nada más que hacer de momento, por lo que ir a Ulmer sonaba bien por ahora.
-Hace años que no entro a Ulmer, pero quizás por esta ocasión si debamos dejar a Nigard en alguna zona del bosque, por otro lado si vemos que es posible que valla será información útil para ti en el futuro, saber que tu compañera puede entrar a la ciudad.-
Se quedo considerando un poco si tenía algún plan preciso de viaje, no la verdad es que podría tomar cualquier trabajo en cualquier lugar o simplemente vagar devorando humanos, cualquiera de las dos le parecía sensato y razonable, aunque el blandengue prefería el trabajo honesto, quizás debía recordarle que un criminal menos en el mundo es mejor para todos, sobre todo para su estómago.
-Me queda bien ir a Ulmer, de momento no tenía un plan de viaje fijo, pero recuerda que en cualquier momento podemos terminar nuestro acuerdo si así lo deseas- le aclaró a la joven.
Si era tan fácil para ella decir que podía dormir, estaba viajando solo por demasiado tiempo, inconscientemente el blandengue dependía de él para hacer las vigías, no sabía el cómo o por qué, pero aún así su cuerpo lograba obtener el descanso necesario para continuar al día siguiente.
En menos de lo que se dio cuenta la chica estaba dormida, quería reírse, estaba bien que confiara en su lince, pero quizas algun dia no seria suficiente, esperaba equivocarse, esperaba que lo que logra enseñarle en este viaje fuera la diferencia, quizás no ahora, pero lograra armar un campamento seguro, conseguir comida y quizas le serviria para una futura emboscada.
Se recargo contra el tronco sonriendo, mientras recordaba a su hermana, la figura se situaba lentamente sobre la imagen de Marissa, si esta chica no tenía esa maldad interna como ella, pero al menos se aseguraría que pudiera sobrevivir igual como le enseñó una vez a su dulce hermana, coloco sus capas sobre el como si fuera una cobija intentando acomodarse, si tenia que recordarse en comprar un saco para dormir en la primera oportunidad, quizás unos cuchillos nuevos, después de todo los necesitaría para enseñarle correctamente pensó, dejo la daga en su mano mientras se quedaba dormido en aquella posición, la forma en que había dormido siempre que estaba solo, listo para llevarse al menos a su enemigo con él.
Alexander Kraz
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