Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
Parecía que el camino que elegían nuestros pies nos llevaba de una festividad a otra. Ahora mismo nos encontrábamos en la festividad del Midsummarblót. No lo iba a negar, este no sería mi primera aparición en esta festividad, pero también era cierto que cada año pueden cambiar cosas para volverlo más interesante y divertido. Al llegar a la habitación de la posada me di cuenta que Meraxes se había encargado de dejarme un pequeño presente, el cual al verlo sonreí levemente. - Vaya,no debió haberse molestado.
No perdí tiempo y me arreglé, vistiéndome con el regalo que la mujer dragón había tenido para mí. Al salir de la habitación me encontré a Ryra, la cual salía con un vestido de color blanco. - Vaya. - Dije con cierto asombro al verla así, no lo iba a negar, me resultaba extraño verla con ese tono de ropa. - ¿También Meraxes te dio un regalo? - Al escuchar la pregunta asentí con la cabeza. - Supongo que contigo ocurrió lo mismo. - Dije con una media sonrisa.
Detesto eso de ir de blanco para esta festividad. El blanco significa pureza. Y los dos sabemos que yo podré ser cualquier cosa, menos eso. - Reí levemente al escucharla decir eso. - Oh vamos. Te queda bastante bien. Sirve para variar un poco. ¿No lo crees? - La mujer miró hacia arriba como buscando tener la mayor paciencia posible a la situación. - Nunca dije que me viera mal. - Dijo riendo levemente con malicia. - En fin, perro. Vámonos. - Sonreí por escucharla decir eso, por lo que le ofrecí mi codo. - Por supuesto. Vámonos arpía. - La bruja sujetó mi codo y así salimos de la posada.
Luego de caminar un poco llegamos al sitio donde se llevaban a cabo las festividades. Lo primero que hicimos al llegar fue lo más lógico que podríamos hacer tanto ella como yo. Compramos todo el alcohol que pudiésemos y comenzamos a beber sin ningún reparo. Las botellas de ron fueron acabándose más rápido de lo que pudiésemos imaginar, pero nuestra sed de alcohol continuaba.
Ryra y yo nos acercábamos a donde estaban los bardos. Y con aquellas canciones tan alegres ella y yo bailábamos sin ningún pudor, por lo que nuestro calzado rápidamente nos estorbaba. Yo me quité mis botas y ella hizo lo suyo con su calzado con tal de poder bailar sin cesar hasta que la luz del día le dio paso a la oscuridad de la noche. Fue en ese momento cuando la bruja se acercó a mi. - Oye, perro... ¿Deberíamos de hacer una hoguera? - Me dijo con una voz que delataba lo ebria que estaba. - Yo lo considero lo más razonable. - Le respondí, dejando en evidencia que yo tampoco me encontraba en mis cinco sentidos.
Tras recibir respuesta, la mujer de cabellera negra sonrió. - Perfecto... Entonces ponte a juntar leña y apílala. Yo me encargaré de lo demás. - Dijo dándome algunas palmadas en el pecho. - A sus órdenes, arpía. - Dicho eso comencé a caminar intentando de una manera desastrosa caminar en línea recta. Tras conseguir una buena cantidad de leña me acerqué a donde estaba Ryra. - Listo... Haz lo tuyo. - Dije dándole un trago a la botella de ron. - Por supuesto. - Dicho eso ella tomó una rama y tras pasar sus manos sobre ella, esta se incendió, para luego colocarla encima de más leños, los cuales con su magia se encargó de alimentar el fuego, y rápidamente se volvió una gran hoguera. - Bien hecho. - Dije con una amplia sonrisa.
Ryra se acercó para beber ron. Pero se dio cuenta que la botella se había terminado. - No se nota pero el ron se agota... Oye perro, voy a comprar más alcohol. Enseguida vuelvo. - Dijo la mujer mientras comenzó a caminar. Cuando me quedé solo comencé a ver el fuego. Recordaba vagamente una tradición que suele hacerse para dejar atrás los pesares del destino. Coloqué mis manos en la cadera y negué con la cabeza. - Son solo sandeces. - Dije entrecerrando mis ojos mientras al lado mío pasaban unas personas con hojas de pergamino. Por lo que sigilosamente me encargué de robarles una hoja. Miré la hoja. También les había robado algo con que escribir, por lo que comencé a redactar algo en la hoja. Al terminar miré la hoja y luego cerré los ojos.
Inmediatamente lancé la hoja al fuego y corrí para saltar la hoguera. Hecho eso comencé a correr, aunque por más que lo intentaba, no podía correr en línea recta. Seguí corriendo hasta que me arrojé hacia el agua, empapándome por completo. El agua ya se había enfriado para ese entonces, por lo que el contacto con el agua fría causó que mi estado de ebriedad disminuyera un poco. - Fua... - Fue lo único que pude hacer al salir a la superficie mientras mis manos se encargaban de llevar hacia atrás mi cabellera. Suspiré pesadamente. - Sí... Esto es una sandez. - Dije mientras salía del agua mientras exprimía un poco mi ropa.
No perdí tiempo y me arreglé, vistiéndome con el regalo que la mujer dragón había tenido para mí. Al salir de la habitación me encontré a Ryra, la cual salía con un vestido de color blanco. - Vaya. - Dije con cierto asombro al verla así, no lo iba a negar, me resultaba extraño verla con ese tono de ropa. - ¿También Meraxes te dio un regalo? - Al escuchar la pregunta asentí con la cabeza. - Supongo que contigo ocurrió lo mismo. - Dije con una media sonrisa.
Detesto eso de ir de blanco para esta festividad. El blanco significa pureza. Y los dos sabemos que yo podré ser cualquier cosa, menos eso. - Reí levemente al escucharla decir eso. - Oh vamos. Te queda bastante bien. Sirve para variar un poco. ¿No lo crees? - La mujer miró hacia arriba como buscando tener la mayor paciencia posible a la situación. - Nunca dije que me viera mal. - Dijo riendo levemente con malicia. - En fin, perro. Vámonos. - Sonreí por escucharla decir eso, por lo que le ofrecí mi codo. - Por supuesto. Vámonos arpía. - La bruja sujetó mi codo y así salimos de la posada.
Luego de caminar un poco llegamos al sitio donde se llevaban a cabo las festividades. Lo primero que hicimos al llegar fue lo más lógico que podríamos hacer tanto ella como yo. Compramos todo el alcohol que pudiésemos y comenzamos a beber sin ningún reparo. Las botellas de ron fueron acabándose más rápido de lo que pudiésemos imaginar, pero nuestra sed de alcohol continuaba.
Ryra y yo nos acercábamos a donde estaban los bardos. Y con aquellas canciones tan alegres ella y yo bailábamos sin ningún pudor, por lo que nuestro calzado rápidamente nos estorbaba. Yo me quité mis botas y ella hizo lo suyo con su calzado con tal de poder bailar sin cesar hasta que la luz del día le dio paso a la oscuridad de la noche. Fue en ese momento cuando la bruja se acercó a mi. - Oye, perro... ¿Deberíamos de hacer una hoguera? - Me dijo con una voz que delataba lo ebria que estaba. - Yo lo considero lo más razonable. - Le respondí, dejando en evidencia que yo tampoco me encontraba en mis cinco sentidos.
Tras recibir respuesta, la mujer de cabellera negra sonrió. - Perfecto... Entonces ponte a juntar leña y apílala. Yo me encargaré de lo demás. - Dijo dándome algunas palmadas en el pecho. - A sus órdenes, arpía. - Dicho eso comencé a caminar intentando de una manera desastrosa caminar en línea recta. Tras conseguir una buena cantidad de leña me acerqué a donde estaba Ryra. - Listo... Haz lo tuyo. - Dije dándole un trago a la botella de ron. - Por supuesto. - Dicho eso ella tomó una rama y tras pasar sus manos sobre ella, esta se incendió, para luego colocarla encima de más leños, los cuales con su magia se encargó de alimentar el fuego, y rápidamente se volvió una gran hoguera. - Bien hecho. - Dije con una amplia sonrisa.
Ryra se acercó para beber ron. Pero se dio cuenta que la botella se había terminado. - No se nota pero el ron se agota... Oye perro, voy a comprar más alcohol. Enseguida vuelvo. - Dijo la mujer mientras comenzó a caminar. Cuando me quedé solo comencé a ver el fuego. Recordaba vagamente una tradición que suele hacerse para dejar atrás los pesares del destino. Coloqué mis manos en la cadera y negué con la cabeza. - Son solo sandeces. - Dije entrecerrando mis ojos mientras al lado mío pasaban unas personas con hojas de pergamino. Por lo que sigilosamente me encargué de robarles una hoja. Miré la hoja. También les había robado algo con que escribir, por lo que comencé a redactar algo en la hoja. Al terminar miré la hoja y luego cerré los ojos.
"Que la pérdida de Freara y Niferd deje de doler en el corazón."
Inmediatamente lancé la hoja al fuego y corrí para saltar la hoguera. Hecho eso comencé a correr, aunque por más que lo intentaba, no podía correr en línea recta. Seguí corriendo hasta que me arrojé hacia el agua, empapándome por completo. El agua ya se había enfriado para ese entonces, por lo que el contacto con el agua fría causó que mi estado de ebriedad disminuyera un poco. - Fua... - Fue lo único que pude hacer al salir a la superficie mientras mis manos se encargaban de llevar hacia atrás mi cabellera. Suspiré pesadamente. - Sí... Esto es una sandez. - Dije mientras salía del agua mientras exprimía un poco mi ropa.
- Ropas de Gaegel y Ryra:
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Gaegel
Lobo Renegado
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
Uno estaba tranquilamente intentando disfrutar la fiesta mientras trataba de pasar desapercibido y de repente se veía señalado por un cocinero mientras un noble te agradecía haberle dado el toque especial a la sopa. Viendo a demasiada gente mirándome traté de escabullirme y alejarme aun más, metiéndome detrás de Teufel en un cuestionable intento de evitar verme relacionado en todo eso
- ¿De verdad estás intentando pasar desapercibido detrás de la única mujer nutria de la fiesta?
- Bueno... Si.- Dije mientras desistía en esconderme detrás de la nutria.- Pero tienes razón. No ha sido mi mejor plan. Una suerte que Meraxes les llame mucho más la atención. No digo que no se me ocurran algunas razones al respecto, pero sigue siendo raro lo pendientes que están de ella. De todas formas, seguro que se puede apañar, asegurémonos de que no nos pase lo mismo.
Y con esas palabras procedí a mezclarme entre la gente buscando la zona más despejada de la playa, lejos de nobles, y especialmente, donde menos hogueras hubiera. Que uno podía tener un momento nostálgico puntual, pero seguía sin tener ningún aprecio al fuego.
Entre tanto, vi a un tipo de aspecto regio, vestido de blanco y cargado con una mochila llena de libros que iba respondiendo las dudas de la gente a cambio de hacerles preguntas. Parecía una oportunidad de conseguir avanzar algo en mis propósitos. Lo malo es que tenía demasiadas dudas y pocas respuestas. Todo era más fácil cuando no había tantas decisiones que tomar. Quedaba el asunto de encontrar a mi maestra, descubrir algo del tipo turbio de las mariposas y los objetos del 19 falsos, saber que había pasado con la loba para que ni ese rey de las hadas pudiera encontrarla, entender porque no podía centrarme en un solo objetivo en vez de ir dando tumbos, y varias cosas más que seguramente no recordaba en ese momento. Además estaba la promesa que le hice a mi compañera, aunque en ese aspecto parecíamos haber encontrado ya una línea por donde tirar.
- ¿Cómo ves todo esto, Teufel?
- Por mi parte no te preocupes. Ya tenemos un objetivo. Después de pegar a tanto esclavista hemos encontrado una localización sólida.
- Si. La idea de Oromë fue buena, solo había que seguir tirando del hilo. ¿Entonces todo bien si le pregunto sobre cualquier cosa?
- Dale. No creo que se te presenten muchas opciones como esta.
Sin siquiera haber decidido por donde tiraría, avancé hasta el erudito y me presenté con una leve reverencia. Al escuchar los comentarios de alguien hablando de guerras recordé Edén y recordé entonces todo lo que había estado pensando sobre los bio-cibernéticos después de esa batalla y haber conocido a Kira posteriormente, la impresión de que eran un grupo que no habían sido sino esclavos durante toda su existencia. Eso parecía una buena opción, mis otras dudas eran demasiado específicas, y por muy inteligente que fuera este hombre, no creía que pudiera saber tanto sobre personas concretas, y menos aún sobre esa amenaza misteriosa que parecía acecharnos.
- Buenas noches. Se comenta que respondes preguntas a cambio de otras respuestas, y me gustaría hacer una consulta.- El erudito asintió y formulé mi pregunta.- Llevo un tiempo pensando en los bios. Quiero decir, son humanos, o al menos tan humanos como puedan ser los míos, pero apenas se ven y están casi todos metidos en esa base. Y cada vez que han aparecido en masa ha sido porque alguien estaba aprovechándose de ellos para usarlos como herramientas, bien fuera en esas antiguas guerras o lo sucedido en Edén. Mierda, esto es complicado. Bueno, resumiendo, que me voy por las ramas, ¿crees que a pesar de sus condicionantes sería posible que llegasen a tener una ciudad de verdad como el resto de nosotros? Ya sabes, un sitio donde puedan tener algo más parecido a una vida sin que los utilicen, y sin estar metidos para siempre en ese refugio.
- ¿De verdad estás intentando pasar desapercibido detrás de la única mujer nutria de la fiesta?
- Bueno... Si.- Dije mientras desistía en esconderme detrás de la nutria.- Pero tienes razón. No ha sido mi mejor plan. Una suerte que Meraxes les llame mucho más la atención. No digo que no se me ocurran algunas razones al respecto, pero sigue siendo raro lo pendientes que están de ella. De todas formas, seguro que se puede apañar, asegurémonos de que no nos pase lo mismo.
Y con esas palabras procedí a mezclarme entre la gente buscando la zona más despejada de la playa, lejos de nobles, y especialmente, donde menos hogueras hubiera. Que uno podía tener un momento nostálgico puntual, pero seguía sin tener ningún aprecio al fuego.
Entre tanto, vi a un tipo de aspecto regio, vestido de blanco y cargado con una mochila llena de libros que iba respondiendo las dudas de la gente a cambio de hacerles preguntas. Parecía una oportunidad de conseguir avanzar algo en mis propósitos. Lo malo es que tenía demasiadas dudas y pocas respuestas. Todo era más fácil cuando no había tantas decisiones que tomar. Quedaba el asunto de encontrar a mi maestra, descubrir algo del tipo turbio de las mariposas y los objetos del 19 falsos, saber que había pasado con la loba para que ni ese rey de las hadas pudiera encontrarla, entender porque no podía centrarme en un solo objetivo en vez de ir dando tumbos, y varias cosas más que seguramente no recordaba en ese momento. Además estaba la promesa que le hice a mi compañera, aunque en ese aspecto parecíamos haber encontrado ya una línea por donde tirar.
- ¿Cómo ves todo esto, Teufel?
- Por mi parte no te preocupes. Ya tenemos un objetivo. Después de pegar a tanto esclavista hemos encontrado una localización sólida.
- Si. La idea de Oromë fue buena, solo había que seguir tirando del hilo. ¿Entonces todo bien si le pregunto sobre cualquier cosa?
- Dale. No creo que se te presenten muchas opciones como esta.
Sin siquiera haber decidido por donde tiraría, avancé hasta el erudito y me presenté con una leve reverencia. Al escuchar los comentarios de alguien hablando de guerras recordé Edén y recordé entonces todo lo que había estado pensando sobre los bio-cibernéticos después de esa batalla y haber conocido a Kira posteriormente, la impresión de que eran un grupo que no habían sido sino esclavos durante toda su existencia. Eso parecía una buena opción, mis otras dudas eran demasiado específicas, y por muy inteligente que fuera este hombre, no creía que pudiera saber tanto sobre personas concretas, y menos aún sobre esa amenaza misteriosa que parecía acecharnos.
- Buenas noches. Se comenta que respondes preguntas a cambio de otras respuestas, y me gustaría hacer una consulta.- El erudito asintió y formulé mi pregunta.- Llevo un tiempo pensando en los bios. Quiero decir, son humanos, o al menos tan humanos como puedan ser los míos, pero apenas se ven y están casi todos metidos en esa base. Y cada vez que han aparecido en masa ha sido porque alguien estaba aprovechándose de ellos para usarlos como herramientas, bien fuera en esas antiguas guerras o lo sucedido en Edén. Mierda, esto es complicado. Bueno, resumiendo, que me voy por las ramas, ¿crees que a pesar de sus condicionantes sería posible que llegasen a tener una ciudad de verdad como el resto de nosotros? Ya sabes, un sitio donde puedan tener algo más parecido a una vida sin que los utilicen, y sin estar metidos para siempre en ese refugio.
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Corlys se encuentra al erudito y aprovecha a preguntarle cosas.
Corlys Glokta
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
El hombre de las flores aceptó gustoso mi ofrecimiento, y tras estrecharle la mano, me senté junto a él para intentar ayudarle.
- Encantada. Soy Monza.- Cogí algunas de mis flores y las fui trenzando para ver si así podía ver mejor como hacerlo mientras le explicaba, aunque fue cogiendo velocidad hasta que me avisó de que lo perdía.- Lo siento. Es ya la costumbre, no pienso que hay que ir más despacio al empezar. Es como cuidar las armas, al principio tienes que fijarte bien para no dejar el filo aún peor de lo que estaba ni comerte la hoja, pero una vez que lo pillas, ya fluye solo. A mi, mi madre me enseñó a hacer esto cuando era una niña y he tenido unos cuantos años para practicar.- Había sido una de las pocas partes de mi educación que no habían tenido que ver con aplicar violencia y, especialmente después de la muerte de mi padre, le había cogido un gusto especial.
Le costó varios intentos conseguir una corona funcional, en los que yo intentaba aconsejarle como se podía trenzar mejor, aunque puede que en ocasiones fuese con demasiada energía y le liara más de lo que ayudaba. Pero finalmente consiguió pillarle el punto y parecía que ya iba avanzando en la buena dirección y sólo quedaba continuar añadiendo más flores de la misma forma.
- Me gusta como piensas, siempre debemos intentar luchar porque el mundo sea un lugar mejor. Seguro que esos hombres eran merecedores del recuerdo y el honor, y estoy convencida de que al menos mientras vivan no serán olvidados. No dudo que los dioses los habrán recogido y apreciaran la corona.- Sus palabras me habían inspirado para aprovechar esta corona para honrar a mis propios fantasmas.- Creo que yo también dedicaré la mía a los todos los caídos en la isla volcánica para defendernos de los falsos dioses. Y que aunque en su momento la gente no llegó a apreciar todo lo que hicieron por nosotros, que al menos ahora se unan a otros héroes en esta noche.- Me llevé la mano al colgante recordando a mi padre y le di vueltas entre los dedos mientras sonreía pensando en que, aunque fuese en tierras extranjeras y junto a muchos otros caídos, al fin podrían tener un homenaje como merecían.- Y si, vengo de lejos, de lo más al norte que puedas estar en Aerandir, Lanvor, un pequeño pueblo en la costa. Supongo que será parecido al tuyo, pero con más nieve. Aunque también llevo un tiempo sin pasar por allí. ¿Qué tal te ha ido en tus viajes? ¿Han merecido la pena?
Asentí al ver la corona que había creado Sango y asentí con orgullo. Igual no era la corona más bonita que había visto, pero para ser el primer día estaba bastante bien, y sobre todo, le había puesto todo el sentimiento posible a su confección. Me apresuré a darle los últimos toques a la mía, y tras comprobar que la corona blanca y azul que había estado creando me convencía, me la puse en la cabeza y me dispuse a acompañar al humano.
- Por supuesto que te acepto la invitación.
Mientras estaba disfrutando de la compañía y la bebida, noté una sensación extraña y fría que hizo que mi yo reptil se retorciera con ganas de salir y cargar contra lo que fuera. Pero Sango se levantó y tras un emotivo discurso sobre iluminar incluso las noches más oscuras y recordar a los caídos que hicieron esto posible, comenzó a cantar en su memoria.
Quedé obnubilada por la canción e incluso mi dragona interior se calmó y simplemente disfruté el momento. Al terminar me encontré aplaudiendo a Sango, aunque al darme cuenta disimulé malamente e hice como que me guardaba las manos en los bolsillos para disimular. Aunque al menos a mi alrededor podía ver como la interpretación había encendido los corazones de muchos de los presentes, que le vitoreaban.
- Encantada. Soy Monza.- Cogí algunas de mis flores y las fui trenzando para ver si así podía ver mejor como hacerlo mientras le explicaba, aunque fue cogiendo velocidad hasta que me avisó de que lo perdía.- Lo siento. Es ya la costumbre, no pienso que hay que ir más despacio al empezar. Es como cuidar las armas, al principio tienes que fijarte bien para no dejar el filo aún peor de lo que estaba ni comerte la hoja, pero una vez que lo pillas, ya fluye solo. A mi, mi madre me enseñó a hacer esto cuando era una niña y he tenido unos cuantos años para practicar.- Había sido una de las pocas partes de mi educación que no habían tenido que ver con aplicar violencia y, especialmente después de la muerte de mi padre, le había cogido un gusto especial.
Le costó varios intentos conseguir una corona funcional, en los que yo intentaba aconsejarle como se podía trenzar mejor, aunque puede que en ocasiones fuese con demasiada energía y le liara más de lo que ayudaba. Pero finalmente consiguió pillarle el punto y parecía que ya iba avanzando en la buena dirección y sólo quedaba continuar añadiendo más flores de la misma forma.
- Me gusta como piensas, siempre debemos intentar luchar porque el mundo sea un lugar mejor. Seguro que esos hombres eran merecedores del recuerdo y el honor, y estoy convencida de que al menos mientras vivan no serán olvidados. No dudo que los dioses los habrán recogido y apreciaran la corona.- Sus palabras me habían inspirado para aprovechar esta corona para honrar a mis propios fantasmas.- Creo que yo también dedicaré la mía a los todos los caídos en la isla volcánica para defendernos de los falsos dioses. Y que aunque en su momento la gente no llegó a apreciar todo lo que hicieron por nosotros, que al menos ahora se unan a otros héroes en esta noche.- Me llevé la mano al colgante recordando a mi padre y le di vueltas entre los dedos mientras sonreía pensando en que, aunque fuese en tierras extranjeras y junto a muchos otros caídos, al fin podrían tener un homenaje como merecían.- Y si, vengo de lejos, de lo más al norte que puedas estar en Aerandir, Lanvor, un pequeño pueblo en la costa. Supongo que será parecido al tuyo, pero con más nieve. Aunque también llevo un tiempo sin pasar por allí. ¿Qué tal te ha ido en tus viajes? ¿Han merecido la pena?
Asentí al ver la corona que había creado Sango y asentí con orgullo. Igual no era la corona más bonita que había visto, pero para ser el primer día estaba bastante bien, y sobre todo, le había puesto todo el sentimiento posible a su confección. Me apresuré a darle los últimos toques a la mía, y tras comprobar que la corona blanca y azul que había estado creando me convencía, me la puse en la cabeza y me dispuse a acompañar al humano.
- Por supuesto que te acepto la invitación.
Mientras estaba disfrutando de la compañía y la bebida, noté una sensación extraña y fría que hizo que mi yo reptil se retorciera con ganas de salir y cargar contra lo que fuera. Pero Sango se levantó y tras un emotivo discurso sobre iluminar incluso las noches más oscuras y recordar a los caídos que hicieron esto posible, comenzó a cantar en su memoria.
Quedé obnubilada por la canción e incluso mi dragona interior se calmó y simplemente disfruté el momento. Al terminar me encontré aplaudiendo a Sango, aunque al darme cuenta disimulé malamente e hice como que me guardaba las manos en los bolsillos para disimular. Aunque al menos a mi alrededor podía ver como la interpretación había encendido los corazones de muchos de los presentes, que le vitoreaban.
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Monza fabrica su corona de flores mientras habla con Sango (y luego le aplaude tras la canción)
Monza Sylroc
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
Vulwufar.
Temporada... (Antes de todo el pedo de los 13 días y quizá después de los niños que no son niños (?))
Temporada...
Recibir aquel premio durante el día, sin duda suponía era la razón de una particular tensión en el ambiente. Si bien me consideraba como alguien que llamaba la atención en ciertas circunstancias, aquella era más de lo usual e incomoda. Mantuve mi bella y para nada abrible caja. No había lugar más seguro que abrazarla entre mis pechos, era una lastima que no podía meterla entre ellos.
Como fuese ahora estaba disfrutando con la diestra el rico plato de guiso que renovó cada ser de mi alma, el sujeto de los hongos tuvo toda la razón al decirme que efectivamente sí que servían para la cocina. Por un ligero instante la atención se había centrado en unos recién llegados, eran personas importantes y de repente nos vimos señalados por el cocinero. Tal fue mi sorpresa al enterarme que también Corlys estaba entre nosotros, pero así como pude verlo de repente no pues tras el paso de la gente importante la atención volvió a centrarse en mi persona.
Sentía el vibrar en mi pecho en todo el sentido de la palabra. No sentía que fuera prudente salir y buscar la soledad, por el contrario me beneficiaba estar entre las personas. Como sea quizás podría hacer tiempo y esperar ayuda, si el vibrar era así de intenso, eso solo quería decir que Zelas, a quien había visto hace poco, y Gaegel estaban cerca.
- Llamando a emergencias... ¿Alguno está cerca? Estoy en ... ¿un comedor? Necesito ayuda con una caja, mucha gente rara y no me quitan la vista de encima.- Manifesté desde mi cabeza una vez que se activó el efecto de la medalla. Si alguno llegaba a responder a mi llamado sería practico, pero también necesitaba hacer tiempo.
Un poco harta de la situación me subí de golpe a una de las mesas donde ya habían acabado de comer los pocos que no estaban de mirones. - A ver, pendejos, si tanto quieren mirarme los pechos los invito a hacer una fila y que intenten abrir la caja. Quién lo consiga se lleva lo que esta dentro pero la caja es mía. - Vociferé, esperando que aquello fuera suficiente para dar tiempo.
No esperaba que alguien lo lograse, yo había pasado un buen rato tratando de hacerlo antes de centrarme en disfrutar mejor la celebración y comprar hongos, pero suponía que si había alguien capaz de lograrlo entonces podría considerarlo como un bendecido de los dioses o alguien con mucha suerte en esta vida.
Como fuese ahora estaba disfrutando con la diestra el rico plato de guiso que renovó cada ser de mi alma, el sujeto de los hongos tuvo toda la razón al decirme que efectivamente sí que servían para la cocina. Por un ligero instante la atención se había centrado en unos recién llegados, eran personas importantes y de repente nos vimos señalados por el cocinero. Tal fue mi sorpresa al enterarme que también Corlys estaba entre nosotros, pero así como pude verlo de repente no pues tras el paso de la gente importante la atención volvió a centrarse en mi persona.
Sentía el vibrar en mi pecho en todo el sentido de la palabra. No sentía que fuera prudente salir y buscar la soledad, por el contrario me beneficiaba estar entre las personas. Como sea quizás podría hacer tiempo y esperar ayuda, si el vibrar era así de intenso, eso solo quería decir que Zelas, a quien había visto hace poco, y Gaegel estaban cerca.
- Llamando a emergencias... ¿Alguno está cerca? Estoy en ... ¿un comedor? Necesito ayuda con una caja, mucha gente rara y no me quitan la vista de encima.- Manifesté desde mi cabeza una vez que se activó el efecto de la medalla. Si alguno llegaba a responder a mi llamado sería practico, pero también necesitaba hacer tiempo.
Un poco harta de la situación me subí de golpe a una de las mesas donde ya habían acabado de comer los pocos que no estaban de mirones. - A ver, pendejos, si tanto quieren mirarme los pechos los invito a hacer una fila y que intenten abrir la caja. Quién lo consiga se lleva lo que esta dentro pero la caja es mía. - Vociferé, esperando que aquello fuera suficiente para dar tiempo.
No esperaba que alguien lo lograse, yo había pasado un buen rato tratando de hacerlo antes de centrarme en disfrutar mejor la celebración y comprar hongos, pero suponía que si había alguien capaz de lograrlo entonces podría considerarlo como un bendecido de los dioses o alguien con mucha suerte en esta vida.
Meleis
Tras saludar a los viejos conocidos, se sentó un rato con ellos. Se alegró el escuchar que se habían encontrado con su hermana durante el día, aunque seguía preocupándole el hecho de que no la había visto en mucho rato. Quizás solo se hacía ideas pues también cabía la pequeña posibilidad que estuviera con Gaegel.
La llegada de un sujeto peculiar lo hizo mirarlo con extrañeza, en especial por la clase de pregunta que Zelas le había hecho. Intentaba entender el contexto de todo eso pero la verdad es que le resultaba bastante complicado. Bomull seguía disfrutando de las atenciones de Eve, por lo que la idea de irse por lo pronto no era algo que pasara por su mente, especialmente luego de escuchar no muy lejos de donde estaban y hermoso canto que hasta cierto punto parecía renovar su ser. Quien fuese esa persona sin duda se merecía el respeto que su canto reflejaba.
La llegada de un sujeto peculiar lo hizo mirarlo con extrañeza, en especial por la clase de pregunta que Zelas le había hecho. Intentaba entender el contexto de todo eso pero la verdad es que le resultaba bastante complicado. Bomull seguía disfrutando de las atenciones de Eve, por lo que la idea de irse por lo pronto no era algo que pasara por su mente, especialmente luego de escuchar no muy lejos de donde estaban y hermoso canto que hasta cierto punto parecía renovar su ser. Quien fuese esa persona sin duda se merecía el respeto que su canto reflejaba.
- Off:
- Uso "Pieza Metálica" a fin de contactar con Gaegel o Zelas si están en el área.Pieza Metálica : Conexión [Encantamiento, 1 uso] Cuando dos o más de estas cuatro piezas se encuentran en un área de 200 metros de diámetro, una ligera vibración indicará que puede ser activado su efecto. Al activarse, los personajes dentro del radio de acción podrán comunicarse telepáticamente durante un máximo de dos turnos. El personaje no sabrá cuál de las otras piezas es la que está activa hasta que establezca la comunicación, pero la vibración de la suya será más intensa cuantas más piezas se encuentren en el área de acción.
- Invito a los tediosos a formarse para que intenten abrir la caja.
- Meleis disfruta del rato con Zelas y Eve en la medida que se deleita por el canto de Sango.
Cositas previas:
- Primer Reto: La cucaña. (Runa Buena) [Realizado]
- Segundo Reto: Sopa Comunitaria. [Realizado]
Aporto (2) Hongos de Lithe. El registro está en la[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Ocarina - Bolso
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso
- Bomull [Gomejo]
- Inventario Meleis:
- Bolso del Explorador.
- Armadura de Fieras Normal. [A. Ligera / Encantamiento Pudor]
- Poción de Salud Diluida. [Dentro del Bolso]
- Medicina multipropósito. [Dentro del Bolso]
Meraxes
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
Estaba completamente empapado. Y sentía que lo que había hecho no fue más que una tontería, solo me metí al agua por nada. Aún se me notaba en mi caminar que me encontraba en un estado alcohólico considerable. Pero no iba a negar que aquel baño de agua salada me había ayudado a reducir ese efecto. Cuando regresé a la hoguera, me encontré a Ryra, quien había vuelto con dos botellas de ron. Tomé una de ellas y brindé de nueva cuenta. - Salud.
La bruja me miró con extrañeza. - Salud... Pero... ¿Por qué estás mojado? - Negué con mi cabeza. - Por tonterías, no le des importancia. - Ella entrecerró sus ojos mirándome con sus ojos clavados en los míos. - ¿Cómo no le voy a dar importancia? Si ahora apestas a perro remojado. - Al escuchar eso arquee mi ceja. - ¿Qué dices? Lo único que huele a perro remojado es tu... - Mi comentario fue interrumpido por aquella sensación de cuando la pieza metálica se activaba.
Alcancé a escuchar la voz de Mera en mi cabeza. Ella parecía estar en dificultades. Por lo que cuando ella terminó de hablar, la bruja me miró con cierta molestia. - ¿Qué me huele a perro remojado? Perro remojado. - Dame un momento arpía. - Tomé la pieza metálica y comencé a hablar en mi mente. (1) - Claro que sí... Solo dame un segundo en lo que me ubico. - Solté la pieza metálica y miré a Ryra. - Vamos arpía. - La tomé de la mano y comencé a caminar en la búsqueda de algún comedor. - ¿Y ahora qué pasa perro? - Es Mera... Parece que está en problemas. - Dije caminando en zig zag. Ya que era la única manera en la que podía caminar en ese momento. Y mientras caminaba cantaba, si es que en ese estado, cantar fuese posible una canción.
En mi camino miraba de un lado a otro. Como buscando algún comedor. Y después de un rato logré encontrar una área donde mucha gente estaba comiendo. - Bingo. - Seguí caminando hasta llegar a aquella zona. Pero no lo iba a negar. Había mucha gente allí, no sería sencillo pasar. - Que lata. - Dije con molestia mientras comencé a meterme entre la gente. - Permiso... Con permiso... Personas trabajando... Hey, para eso son pero se piden primero. - Decía mientras me abría paso como podía hasta que por fin logré divisar a Mera.
Me acerqué como pude a Mera aún tomando la mano de Ryra. Parecía que en el lugar se había aglomerado mucha gente. Por lo que me coloqué al lado de la rubia. - Hola... - Miré la caja. - Ay, que bonita. ¿De donde la sacaste? - Dije dándole un trago a la botella de ron y luego vi a la multitud que parecía molesta con mi llegada, por lo que volví a darle otro trago a la botella.
La bruja me miró con extrañeza. - Salud... Pero... ¿Por qué estás mojado? - Negué con mi cabeza. - Por tonterías, no le des importancia. - Ella entrecerró sus ojos mirándome con sus ojos clavados en los míos. - ¿Cómo no le voy a dar importancia? Si ahora apestas a perro remojado. - Al escuchar eso arquee mi ceja. - ¿Qué dices? Lo único que huele a perro remojado es tu... - Mi comentario fue interrumpido por aquella sensación de cuando la pieza metálica se activaba.
Alcancé a escuchar la voz de Mera en mi cabeza. Ella parecía estar en dificultades. Por lo que cuando ella terminó de hablar, la bruja me miró con cierta molestia. - ¿Qué me huele a perro remojado? Perro remojado. - Dame un momento arpía. - Tomé la pieza metálica y comencé a hablar en mi mente. (1) - Claro que sí... Solo dame un segundo en lo que me ubico. - Solté la pieza metálica y miré a Ryra. - Vamos arpía. - La tomé de la mano y comencé a caminar en la búsqueda de algún comedor. - ¿Y ahora qué pasa perro? - Es Mera... Parece que está en problemas. - Dije caminando en zig zag. Ya que era la única manera en la que podía caminar en ese momento. Y mientras caminaba cantaba, si es que en ese estado, cantar fuese posible una canción.
Ven y sana mi dolor
Tienes la cura de este amor
Hago este llamado para que tú vuelvas
¿Tú no ve' que estoy sufriendo, que es muy dura esta prueba?
Tienes la cura de este amor
Hago este llamado para que tú vuelvas
¿Tú no ve' que estoy sufriendo, que es muy dura esta prueba?
En mi camino miraba de un lado a otro. Como buscando algún comedor. Y después de un rato logré encontrar una área donde mucha gente estaba comiendo. - Bingo. - Seguí caminando hasta llegar a aquella zona. Pero no lo iba a negar. Había mucha gente allí, no sería sencillo pasar. - Que lata. - Dije con molestia mientras comencé a meterme entre la gente. - Permiso... Con permiso... Personas trabajando... Hey, para eso son pero se piden primero. - Decía mientras me abría paso como podía hasta que por fin logré divisar a Mera.
Ven aquí rápido, ven aquí rápido
Ven aquí rápido, ven aquí rápido
Ven aquí rápido, ven aquí rápido
Ven aquí rápido, ven aquí rápido
Ven aquí rápido, ven aquí rápido
Ven aquí rápido, ven aquí rápido
Ven aquí rápido, ven aquí rápido
Me acerqué como pude a Mera aún tomando la mano de Ryra. Parecía que en el lugar se había aglomerado mucha gente. Por lo que me coloqué al lado de la rubia. - Hola... - Miré la caja. - Ay, que bonita. ¿De donde la sacaste? - Dije dándole un trago a la botella de ron y luego vi a la multitud que parecía molesta con mi llegada, por lo que volví a darle otro trago a la botella.
- Ropas de Gaegel y Ryra:
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Gaegel
Lobo Renegado
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
Contemplé por la ventana la manera como aquel pseudo-Bio caminaba valiente y erguido con toda la convicción de que era el auténtico, no solo había asumido el nombre, sino que, como si de algún deseo oculto en sus adentros se tratara, había asumido por completo la personalidad de un verdadero Bio, o algo parecido -Apartaos, insensatos mortales, pero no quitéis la vista de mi glorioso desempeño, hoy serán testigos de una destreza como no veréis nunca más en vuestras vidas- Tras aquellas palabras se preparó para iniciar su paso por la piraña.
Se agachó para tomar un poco de arena y frotarse las manos en ella, luego flexionó las rodillas pero antes de comenzar a correr, un elfo peliblanco se le adelantó, haciendo un despliegue de destreza como no verían más en sus vidas… o quizás sí, porque luego una rubia también consiguió llegar al otro lado -Llegar al otro lado es siempre posible, a fin de cuentas, con algo de suerte, todo se puede, pero lo que veréis ahora os dejará con la boca abierta- Proclamó señalando a la guadaña.
Y finalmente se echó a correr, haciendo una demostración de destreza como no verían nunca más en sus vidas, aunque no de una buena manera, apenas había dado tres pasos y ya parecía que moría de asma, Consiguió dar el primer paso de aquella prueba, pero el segundo paso erró aparatosamente haciendo que cayera golpeándose la entrepierna. Consiguió sujetarse con una mano para no caer al agua y eso lo hizo girar alrededor del desafío como si se tratara de una araña.
Y volvió a caer encima, de pie, sin saber siquiera cómo lo había logrado, todos lo ovacionaban sin parar así que decidió deslizarse hasta el final de la prueba en una sensual y elegante danza que le permitió recorrer sin problemas toda aquella desafiante… bueno, no, en realidad calló al agua y casi se ahoga, en medio de sus desvaríos había soñado que lo lograba, de esos sueños tan reales que hasta al más astuto engaña.
Ok, esto ya no es divertido- Dije para mis adentros -Destruir la dignidad de una persona no es motivo de diver… ah rayos, claro que sí- Concluí con una sonrisa malvada. Lamentablemente el sujeto había quedado muy golpeado y agotado, por lo que necesitaría tomarse un descanso, y yo también, así que mientras llegaba la noche, decidí darme una siesta en aquella especie de cabaña.
No sabía cuántas horas habían pasado, pero finalmente cayó la noche, y por suerte no aplastó a nadie. Finalmente, bajo el arropo de la noche por fin puse asomar cabeza al festival y caminar a través de sus diversos entretenimientos, llamándome la atención uno de ellos en particular, que no parecía ser parte de todo, pero a la vez lo era, sin serlo. Se trataba de un erudito capaz de responder a cualquier pregunta, no podía dejar pasar esta oportunidad de caer en su maraña.
Me acerqué tímidamente hacia aquel misterioso individuo para realizarle la pregunta que tanto me había estado atormentando durante muchos, muchos años y que ahora finalmente podría recibir algo de luz en el asunto -Erudito, Erudito mágico, atiende mi llamado y responde mi pregunta- Dije con voz dramática -Si copiara todos mis recuerdos al cuerpo de un biocibernético, dejando mi mente en blanco, y luego regresara a mi mente una copia de esos recuerdos ¿Seguiría siendo yo alguno de los dos o ninguno?- Miré expectante al erudito mientras, para seguir la secuencia del post, me dedicaba a pensar en alguna palabra terminada en -aña.
Se agachó para tomar un poco de arena y frotarse las manos en ella, luego flexionó las rodillas pero antes de comenzar a correr, un elfo peliblanco se le adelantó, haciendo un despliegue de destreza como no verían más en sus vidas… o quizás sí, porque luego una rubia también consiguió llegar al otro lado -Llegar al otro lado es siempre posible, a fin de cuentas, con algo de suerte, todo se puede, pero lo que veréis ahora os dejará con la boca abierta- Proclamó señalando a la guadaña.
Y finalmente se echó a correr, haciendo una demostración de destreza como no verían nunca más en sus vidas, aunque no de una buena manera, apenas había dado tres pasos y ya parecía que moría de asma, Consiguió dar el primer paso de aquella prueba, pero el segundo paso erró aparatosamente haciendo que cayera golpeándose la entrepierna. Consiguió sujetarse con una mano para no caer al agua y eso lo hizo girar alrededor del desafío como si se tratara de una araña.
Y volvió a caer encima, de pie, sin saber siquiera cómo lo había logrado, todos lo ovacionaban sin parar así que decidió deslizarse hasta el final de la prueba en una sensual y elegante danza que le permitió recorrer sin problemas toda aquella desafiante… bueno, no, en realidad calló al agua y casi se ahoga, en medio de sus desvaríos había soñado que lo lograba, de esos sueños tan reales que hasta al más astuto engaña.
Ok, esto ya no es divertido- Dije para mis adentros -Destruir la dignidad de una persona no es motivo de diver… ah rayos, claro que sí- Concluí con una sonrisa malvada. Lamentablemente el sujeto había quedado muy golpeado y agotado, por lo que necesitaría tomarse un descanso, y yo también, así que mientras llegaba la noche, decidí darme una siesta en aquella especie de cabaña.
No sabía cuántas horas habían pasado, pero finalmente cayó la noche, y por suerte no aplastó a nadie. Finalmente, bajo el arropo de la noche por fin puse asomar cabeza al festival y caminar a través de sus diversos entretenimientos, llamándome la atención uno de ellos en particular, que no parecía ser parte de todo, pero a la vez lo era, sin serlo. Se trataba de un erudito capaz de responder a cualquier pregunta, no podía dejar pasar esta oportunidad de caer en su maraña.
Me acerqué tímidamente hacia aquel misterioso individuo para realizarle la pregunta que tanto me había estado atormentando durante muchos, muchos años y que ahora finalmente podría recibir algo de luz en el asunto -Erudito, Erudito mágico, atiende mi llamado y responde mi pregunta- Dije con voz dramática -Si copiara todos mis recuerdos al cuerpo de un biocibernético, dejando mi mente en blanco, y luego regresara a mi mente una copia de esos recuerdos ¿Seguiría siendo yo alguno de los dos o ninguno?- Miré expectante al erudito mientras, para seguir la secuencia del post, me dedicaba a pensar en alguna palabra terminada en -aña.
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Aerandiano de honor
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
♆ ✧
En cuanto el Erudito inició su respuesta, Xana también empezó a cambiar la percepción que tenía sobre él. Una simple persona con muchos conocimientos… Sentía que era más que eso, como una entidad aparte del mundo y cuya existencia radicaba en transmitir y obtener sabiduría, sin juzgar ni caer los banales criterios de los mortales. Xana escuchó con atención, sintiendo que podría hablar sobre cualquier tema con él sin temor alguno.
La muerte no era, o así se creía, el fin, sino un cambio. Como el éter mismo, el alma no desaparecía, sino que se transformaba y seguía siendo parte de algo más. Si lo pensaba de esa manera, la muerte no era necesariamente malo. Al pensar en eso, sin embargo, se sintió incómoda.
No obstante, frunció el ceño cuando el Erudito continuó. Castigo para los que no morían como guerreros. Recordar tal creencia nórdica era todo menos reconfortante. ¿No importaba el bien o el mal, la justicia o injusticia, sino vivir y morir luchando? Sin duda alguna, aquello le desagradaba. Peor aún era la creencia de los vampiros, directamente recompensados con sangre en lugar de la liberación de su maldición.
Suspiró al final, con deje de tristeza, por la incertidumbre que aún existía respecto a la muerte. Quizás fue demasiado ingenua de su parte esperar una respuesta certera que no diera lugar a dudas. Después de todo, no habría tantas religiones distintas si ya se supiera la respuesta verdadera, tal vez.
Aun así, cierto era que, si lo pensaba bien, la inexistencia de un final definitivo también podría banalizar el valor de la vida. Si se vivía una única vez, el tiempo era más valioso, y ella desperdiciaba sus segundos irrecuperables pensando tanto en los demás cuando era un momento de festividad y descanso.
Volvió a suspirar, esta vez para despejarse de sus preocupaciones, y miró al cielo como le invitó hacer el Erudito. De pronto fue muy consciente del paisaje nocturno, de la maravilla de estar vivo para contemplarlo y de la insignificancia de sus problemas frente a la vastedad del cosmos.
Volvió la vista al Erudito cuando él, como se estableció en el trato, le hizo la pregunta que Xana debía responder. En otro momento, con cualquier otra persona, habría rechazado hablar de su pasado. Ahora, con una inusitada paz, sabiendo que solo eran él y ella, se atrevió a hablar.
–No soy una elfa ordinaria –dijo. Una de las comisuras de sus labios se levantó–. Tuve un origen más… oscuro, digamos. –Cerró los ojos–. No me gusta hablar de eso, pero ¿qué más da?
»Al inicio, solo vivía con mi madre. Ella sí era una sacerdotisa élfica, la Luz era su guía y la santidad un requisito. Por eso, no le agradaba mi presencia en su vida. –Frunció el ceño–. Mi padre no era devoto, hizo algo terrible, algo que prefiero no detallar, y nos abandonó poco antes de que yo naciera. Así que, bueno, tuve que crecer con una madre que odiaba a alguien a quien yo le recordaba, e incluso los demás elfos tampoco me veían bien.
Soltó una débil carcajada y abrió los ojos, que se fijaron en el fuego.
–Me sentía un poco sola, la verdad –continuó–. Quizás un poco más que eso. Entonces ellos me vieron. Esos infelices tienen buena vista para encontrar a personas como era yo: vulnerables, rechazados, deprimidos… Me ofrecieron un sitio al que pertenecer, una familia que no me rechazaría, que me apoyaría, que me querría… Ya no estaría sola.
»Me trataron muy bien. Al inicio, al menos. Siempre es así al inicio. Y era divertido hacer lo que ellos hacían: su visión de la vida y la naturaleza era distinta, lo opuesto a lo representaba mi madre, y por eso último me gustaba. Típica rebeldía adolescente, supongo. «La vida es importante, pero no hay vida sin muerte», decían, y practicaban rituales de sacrificio. «Las plantas envenenan para sobrevivir o mueren para alimentar a ciertos animales, esos animales mueren para alimentar a depredadores… Y nosotros matamos a cualquier animal o planta para hacernos fuertes; así es la verdadera naturaleza, sin cegarnos por una luz hermosa pero engañosa, porque la naturaleza no es buena ni mala, solo es lo que es».
»Así justificaban mucho de lo que hacían, y me parecía lógico. Pero… –una sombra surcó los ojos de Xana– ellos también iban más allá. Hacían cosas que yo no quería hacer, que nadie debería hacer. Incluso ya no era animales o plantas lo que…
Xana se detuvo. No hacía falta describirlo en detalle.
–Pero no podía irme. Me hicieron creer que sin ellos yo no era nadie, que eran los únicos que no me rechazarían, que éramos solo nosotros contra el mundo. Y yo no quería estar sola. Así que… una vez… incluso acepté… –Negó con la cabeza–. Después no lo soporté y me fui. Muy, muy, muy lejos, pues, mientras tuviera estos tatuajes del clan –deslizó la punta de los dedos de una mano por los tatuajes en una mitad de su cara–, jamás sería aceptada cerca, donde los conocían, y comprobé que era cierto. Y dolió, vaya que sí, tanto que hasta quise regresar.
Xana se incorporó y empezó a sacudirse el polvo con las manos. Contra todo pronóstico, con una sonrisa.
–Entonces conocí a un elfo que jamás vivió en Sandorái y que no podría importarle menos los árboles. Es bastante rarito, pero simpático, y divertido, y… siendo algo completamente diferente a lo que conocía; ni luz, ni oscuridad, sino… ¿verde chillón, quizás? –soltó una risita–. Él me dio una oportunidad. Me vio como a una persona, más allá de mis tatuajes. Incluso cuando supo lo que yo era, me aceptó y me enseñó a compensar mis errores haciendo lo correcto.
Miró al Erudito.
–Por eso estoy aquí, viajando con él a donde sea, distrayéndonos muy seguido con tonterías, pero intentando ser los héroes donde se necesitan. Y sé que quien más me necesita es él, a pesar de todo; ese verde se oscurece mucho en algunos momentos, aunque ahora menos que antes. –Alzó las cejas y se llevó una mano a la cabeza–. Ay, lo siento, creo que divagué demasiado. –Volvió a reír, avergonzada–. No quería extenderme tanto, pero ya terminé. Ya debo buscar a mi compañero. –Le tendió la mano al Erudito–. Gracias, fue una conversación interesante. Espero que sigas haciendo lo que haces –dijo con honestidad.
Dicho eso, se marchó para continuar su búsqueda, refulgiendo en su memoria la promesa de vivir con su pareja un idilio con el que poder decir, al final de sus días, que está satisfecha con la vida que tuvo.
☬ ❈ ✾
Yo seguía por ahí, en algún lado, siendo Rauko, y nadie podía impedírmelo. ¡Mucho menos quitarme mi cajita!
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
Xana responde al Erudito, quizás demasiado (?)
Mientras tanto, Rauko sigue vivo.
Mientras tanto, Rauko sigue vivo.
Rauko
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
-Sí, la vida eterna puede ser muy bella para un adulto o alguien al borde de la muerte por una enfermedad incurable... ¡Pero no para una niña pequeña! - Estalló señalando a su pequeña que asomaba su cabeza por detrás de las faldas de Oromë.
Sena comprendía a la perfección lo que los adultos frente a ella estaban hablando, pero nunca se detuvo a pensar con detenimiento la realidad de su condición, al menos no hasta ahora.
Comprendió que no se deseaba ser una carga para su madre, hasta se había imaginado siendo quien cuidaría de la dragona cuando esta fuera mayor, pero un vampiro no madura luego del cambio y a su madre le quedaba varios siglos de vida por encima si el destino así lo deseaba. La duda empezaba a penetrar su mente. Si se quedaba así eso sería todo, un cuerpo pequeño y un alma vieja por siempre.
Sería el sujeto de personas que tal vez jamás la tomarían enserio por mucho que dijera verdades. Si se volvía humana, no podría cumplir su deseo... Pero aun así lo deseaba. Quería ser como su madre, fuerte, que a pesar de todo lo que la vida le había arrojado a la cara seguía luchando, incluso ahora dejaba de lado sus temores y peleaba por ella, para darle una mejor vida y una oportunidad para vivirla.
-Yo no tengo miedo señor, pero no quisiera que nada ni nadie se sacrifique para ayudarme. - Sena hablo suavemente, había convicción en su voz, aunque esta se viera ligeramente aplacada por los nervios de contestarle a un completo desconocido.
Por su parte, Oromë acarició la cabeza de la pequeña en reconocimiento. -Sandorai será entonces, tal vez y con algo de suerte pueda cobrarme viejos favores a medio pagar- Lo dudaba, pero era eso o nada. Si tenía que agachar la cabeza y arrastrarse por todo el bosque sagrado para pedir ayuda, lo haría.
Lo esperaba, casi se atragantó en la espera de la pregunta que el Erudito le hizo. ¿Qué otra cosa podría llegar a pedirle él a ella?. Estaba cansada y el brebaje que había bebido para calmar su ansiedad era tan fuerte como para noquear a un semental... y sin embargo Oromë seguía de pie, luchando contra el sueño y las futuras pesadillas que estas traerían.
Remover en sus recuerdos y horrores era difícil, pero aún más doloroso. Las pócimas no borraban la memoria del pesado ni tampoco el terror o la sensación de su cuerpo quemándose lentamente. -Fue por amor... Obtuve un objeto maldito, uno de los tantos que el Hombre Muerto buscaba...- Respiró profundo y apretó los dientes, tratando de simplemente escupir las palabras que complacerían al hombre frente a ella, como si no fueran nada, cuando en realidad significaban mucho. -Deseaba recuperar a mi prometido y mi hijo no nato. Aquel objeto... La Mujer Amante prometía mucho pero no cumplió ninguna de sus promesas para conmigo... Me maldije a mí misma para nada, hice cosas por desconocidos que en parte me arrepiento. Los celos de verlos recuperar lo que añoraban mientras que yo debía huir de ciudad en ciudad por culpa de esa cosa. Me obligó a alejarme de mis seres queridos, de mi vida completa... Hasta que me capturaron para poder destruirla. - Mas lagrimas se derramaban, su mirada frenética mientras clavaba su semblante en el Erudito.
-No lo negaré, fue un alivió que me la quitaran, pero ese Objeto se aferró a mi como si mi cuerpo le perteneciera. Me quemó de dentro hacia fuera y hasta el día de hoy siento las llamas cada vez que respiro... Incluso duele mientras hablo, mientras duermo. Me persigue en mis pesadillas y no acaba. - Observó a su hija y luego a aquel hombre que tenía todas las respuestas. - ¿Me creería si le dijera que no todo fue tan malo? Me habrá roto en pedazos y dejado para que recoja los pedazos. No pude regresar el pasado atrás, pero me dio un futuro el cual anhelar y luchar. Me hizo encariñarme de quien debía ser mi enemigo y me dio una hija a la cual proteger y amar. Ellos son el regalo del destino a cambio de tanta aflicción.- A los ojos de la dragona, Sena tambien había sufrido y merecia ser recompensada por sobrevivir al Martillo y el Cincel. Sonaba a codicia y soberbia, a los ojos de los Dioses seguramente no eran mas que hormigas o motas de polvo sobre un pergamino a medio escribir. El Erudito tenía razon, no había Luz sin Oscuridad y ambas ya habían caminado lo suficiente bajo lo segundo, era hora de que amaneciera en sus vidas.
•Le respondo al Eruditocon toda violencia(?
Sena comprendía a la perfección lo que los adultos frente a ella estaban hablando, pero nunca se detuvo a pensar con detenimiento la realidad de su condición, al menos no hasta ahora.
Comprendió que no se deseaba ser una carga para su madre, hasta se había imaginado siendo quien cuidaría de la dragona cuando esta fuera mayor, pero un vampiro no madura luego del cambio y a su madre le quedaba varios siglos de vida por encima si el destino así lo deseaba. La duda empezaba a penetrar su mente. Si se quedaba así eso sería todo, un cuerpo pequeño y un alma vieja por siempre.
Sería el sujeto de personas que tal vez jamás la tomarían enserio por mucho que dijera verdades. Si se volvía humana, no podría cumplir su deseo... Pero aun así lo deseaba. Quería ser como su madre, fuerte, que a pesar de todo lo que la vida le había arrojado a la cara seguía luchando, incluso ahora dejaba de lado sus temores y peleaba por ella, para darle una mejor vida y una oportunidad para vivirla.
-Yo no tengo miedo señor, pero no quisiera que nada ni nadie se sacrifique para ayudarme. - Sena hablo suavemente, había convicción en su voz, aunque esta se viera ligeramente aplacada por los nervios de contestarle a un completo desconocido.
Por su parte, Oromë acarició la cabeza de la pequeña en reconocimiento. -Sandorai será entonces, tal vez y con algo de suerte pueda cobrarme viejos favores a medio pagar- Lo dudaba, pero era eso o nada. Si tenía que agachar la cabeza y arrastrarse por todo el bosque sagrado para pedir ayuda, lo haría.
Lo esperaba, casi se atragantó en la espera de la pregunta que el Erudito le hizo. ¿Qué otra cosa podría llegar a pedirle él a ella?. Estaba cansada y el brebaje que había bebido para calmar su ansiedad era tan fuerte como para noquear a un semental... y sin embargo Oromë seguía de pie, luchando contra el sueño y las futuras pesadillas que estas traerían.
Remover en sus recuerdos y horrores era difícil, pero aún más doloroso. Las pócimas no borraban la memoria del pesado ni tampoco el terror o la sensación de su cuerpo quemándose lentamente. -Fue por amor... Obtuve un objeto maldito, uno de los tantos que el Hombre Muerto buscaba...- Respiró profundo y apretó los dientes, tratando de simplemente escupir las palabras que complacerían al hombre frente a ella, como si no fueran nada, cuando en realidad significaban mucho. -Deseaba recuperar a mi prometido y mi hijo no nato. Aquel objeto... La Mujer Amante prometía mucho pero no cumplió ninguna de sus promesas para conmigo... Me maldije a mí misma para nada, hice cosas por desconocidos que en parte me arrepiento. Los celos de verlos recuperar lo que añoraban mientras que yo debía huir de ciudad en ciudad por culpa de esa cosa. Me obligó a alejarme de mis seres queridos, de mi vida completa... Hasta que me capturaron para poder destruirla. - Mas lagrimas se derramaban, su mirada frenética mientras clavaba su semblante en el Erudito.
-No lo negaré, fue un alivió que me la quitaran, pero ese Objeto se aferró a mi como si mi cuerpo le perteneciera. Me quemó de dentro hacia fuera y hasta el día de hoy siento las llamas cada vez que respiro... Incluso duele mientras hablo, mientras duermo. Me persigue en mis pesadillas y no acaba. - Observó a su hija y luego a aquel hombre que tenía todas las respuestas. - ¿Me creería si le dijera que no todo fue tan malo? Me habrá roto en pedazos y dejado para que recoja los pedazos. No pude regresar el pasado atrás, pero me dio un futuro el cual anhelar y luchar. Me hizo encariñarme de quien debía ser mi enemigo y me dio una hija a la cual proteger y amar. Ellos son el regalo del destino a cambio de tanta aflicción.- A los ojos de la dragona, Sena tambien había sufrido y merecia ser recompensada por sobrevivir al Martillo y el Cincel. Sonaba a codicia y soberbia, a los ojos de los Dioses seguramente no eran mas que hormigas o motas de polvo sobre un pergamino a medio escribir. El Erudito tenía razon, no había Luz sin Oscuridad y ambas ya habían caminado lo suficiente bajo lo segundo, era hora de que amaneciera en sus vidas.
•Le respondo al Erudito
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
Corlys escribió:–Llevo un tiempo pensando en los bios. Quiero decir, son humanos, o al menos tan humanos como puedan ser los míos, pero apenas se ven y están casi todos metidos en esa base. Y cada vez que han aparecido en masa ha sido porque alguien estaba aprovechándose de ellos para usarlos como herramientas, bien fuera en esas antiguas guerras o lo sucedido en Edén. Mierda, esto es complicado. Bueno, resumiendo, que me voy por las ramas, ¿crees que a pesar de sus condicionantes sería posible que llegasen a tener una ciudad de verdad como el resto de nosotros? Ya sabes, un sitio donde puedan tener algo más parecido a una vida sin que los utilicen, y sin estar metidos para siempre en ese refugio.
El erudito responde
El erudito escuchó atentamente las palabras de Corlys, su mente activa tratando de encajar cada pieza de la pregunta en su vasta colección de conocimientos y reflexiones. Las implicaciones de la pregunta resonaron en su ser, y su respuesta fue elaborada con la profundidad de su perspicacia y el matiz de su entendimiento.
-Permíteme, antes que nada, expresar mi admiración por la profundidad de su cuestionamiento. Te adentras en las aguas del dilema ético y la naturaleza de la existencia con un enfoque que evoca a los filósofos, pensadores e historiadores de antaño. La cuestión de los bio-cibernéticos es fascinante y compleja, mezcla de lo mortal y lo mecánico, de lo orgánico y lo inorgánico, de lo ético y lo pragmático. -
El erudito hizo una pausa, su mirada fija en el horizonte como si estuviera buscando respuestas en el infinito. Luego, continuó.
-Es cierto que los bio-cibernéticos parecen estar atrapados en una encrucijada entre su pasado y su presente, entre la humanidad que llevan consigo y la necesidad de obedecer. Su creación y evolución están impregnadas de un propósito funcional, una mezcla de sacrificio y utilidad para una sociedad en constante evolución.-
El erudito entrelazó sus dedos, su mente tejiendo conceptos y analogías de diferentes culturas y escritos.
-En la mitología y las historias antiguas, a menudo encontramos figuras que enfrentan pruebas y desafíos para alcanzar su verdadera identidad. La búsqueda de libertad y autenticidad, tan arraigada en la narrativa humana, puede aplicarse también a los bio-cibernéticos. Su potencial para formar una ciudad propia, un lugar donde puedan explorar la vida y la experiencia mortal sin las cadenas del control, evoca imágenes de una ciudad impregnada de divinidad, un lugar de posibilidades infinitas y autoafirmación.-
El erudito se volvió hacia Corlys con una mirada intensa.
-La posibilidad de que los bio-cibernéticos alcancen una ciudad de su propia creación es, sin duda, plausible desde una perspectiva histórica y evolutiva. Sin embargo, también debemos considerar los desafíos que enfrentan en su relación con las demás razas y sus sociedades. ¿Podrán superar los condicionantes que los han moldeado y encontrar la verdadera libertad? ¿Podrán reconciliar su dualidad y forjar un camino hacia una coexistencia armoniosa con otras razas y seres?-El erudito se tomó un momento para reflexionar antes de concluir-En última instancia, noble Corlys, como muchos enigmas que rodean a las razas y civilizaciones, la respuesta reside en la interacción entre el libre albedrío y el destino. Las decisiones que tomen los bio-cibernéticos, y las acciones que otros tomen en respuesta, moldearán el camino que recorrerán. Los caminos de la historia son intrincados y a menudo impredecibles, guiados por una mezcla de elecciones individuales y fuerzas mayores que escapan a nuestro entendimiento.-
El erudito se inclinó ligeramente en un gesto de respeto.
-Espero que encuentre en mi respuesta un atisbo de luz en tu búsqueda de conocimiento y comprensión, y que continúe explorando las profundidades de este misterio con la misma pasión y curiosidad que ha demostrado en sus palabras.-
Concluida su respuesta, el erudito aguardó, dejando espacio para el diálogo y el intercambio de ideas que surgieran de la intrincada tela tejida por la pregunta de Corlys. Pero, tras eso, tenía lugar su propia formulación de una cuestión.
-Su profundo interés y compasión por los bio-cibernéticos es innegable. Sin embargo, una pregunta persiste en mi mente: ¿Qué fue lo que desencadenó ese primer impulso, esa chispa inicial que le condujo a explorar las vidas y las historias de estos seres únicos? ¿Acaso fue algún encuentro, alguna historia compartida, o quizás alguna reflexión filosófica que desencadenó su búsqueda de conocimiento sobre los bio-cibernéticos? Me intriga saber qué fuerza le impulsó a dirigir su atención hacia una raza que muchos podrían considerar apartada o incluso incomprensible en su naturaleza. Cuénteme, querido amigo, ¿Cuál es el origen de su interés en los bio-cibernéticos?-
-Permíteme, antes que nada, expresar mi admiración por la profundidad de su cuestionamiento. Te adentras en las aguas del dilema ético y la naturaleza de la existencia con un enfoque que evoca a los filósofos, pensadores e historiadores de antaño. La cuestión de los bio-cibernéticos es fascinante y compleja, mezcla de lo mortal y lo mecánico, de lo orgánico y lo inorgánico, de lo ético y lo pragmático. -
El erudito hizo una pausa, su mirada fija en el horizonte como si estuviera buscando respuestas en el infinito. Luego, continuó.
-Es cierto que los bio-cibernéticos parecen estar atrapados en una encrucijada entre su pasado y su presente, entre la humanidad que llevan consigo y la necesidad de obedecer. Su creación y evolución están impregnadas de un propósito funcional, una mezcla de sacrificio y utilidad para una sociedad en constante evolución.-
El erudito entrelazó sus dedos, su mente tejiendo conceptos y analogías de diferentes culturas y escritos.
-En la mitología y las historias antiguas, a menudo encontramos figuras que enfrentan pruebas y desafíos para alcanzar su verdadera identidad. La búsqueda de libertad y autenticidad, tan arraigada en la narrativa humana, puede aplicarse también a los bio-cibernéticos. Su potencial para formar una ciudad propia, un lugar donde puedan explorar la vida y la experiencia mortal sin las cadenas del control, evoca imágenes de una ciudad impregnada de divinidad, un lugar de posibilidades infinitas y autoafirmación.-
El erudito se volvió hacia Corlys con una mirada intensa.
-La posibilidad de que los bio-cibernéticos alcancen una ciudad de su propia creación es, sin duda, plausible desde una perspectiva histórica y evolutiva. Sin embargo, también debemos considerar los desafíos que enfrentan en su relación con las demás razas y sus sociedades. ¿Podrán superar los condicionantes que los han moldeado y encontrar la verdadera libertad? ¿Podrán reconciliar su dualidad y forjar un camino hacia una coexistencia armoniosa con otras razas y seres?-El erudito se tomó un momento para reflexionar antes de concluir-En última instancia, noble Corlys, como muchos enigmas que rodean a las razas y civilizaciones, la respuesta reside en la interacción entre el libre albedrío y el destino. Las decisiones que tomen los bio-cibernéticos, y las acciones que otros tomen en respuesta, moldearán el camino que recorrerán. Los caminos de la historia son intrincados y a menudo impredecibles, guiados por una mezcla de elecciones individuales y fuerzas mayores que escapan a nuestro entendimiento.-
El erudito se inclinó ligeramente en un gesto de respeto.
-Espero que encuentre en mi respuesta un atisbo de luz en tu búsqueda de conocimiento y comprensión, y que continúe explorando las profundidades de este misterio con la misma pasión y curiosidad que ha demostrado en sus palabras.-
Concluida su respuesta, el erudito aguardó, dejando espacio para el diálogo y el intercambio de ideas que surgieran de la intrincada tela tejida por la pregunta de Corlys. Pero, tras eso, tenía lugar su propia formulación de una cuestión.
-Su profundo interés y compasión por los bio-cibernéticos es innegable. Sin embargo, una pregunta persiste en mi mente: ¿Qué fue lo que desencadenó ese primer impulso, esa chispa inicial que le condujo a explorar las vidas y las historias de estos seres únicos? ¿Acaso fue algún encuentro, alguna historia compartida, o quizás alguna reflexión filosófica que desencadenó su búsqueda de conocimiento sobre los bio-cibernéticos? Me intriga saber qué fuerza le impulsó a dirigir su atención hacia una raza que muchos podrían considerar apartada o incluso incomprensible en su naturaleza. Cuénteme, querido amigo, ¿Cuál es el origen de su interés en los bio-cibernéticos?-
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Querido Corlys, tu preocupación e interés por los bio-cibernéticos ha llamado la atención del erudito. Es cierto que, detrás de todos los misterios del mundo, de todas las cosas que no sabemos y de todo conocimiento prohibido del que ni siquiera se debe preguntar, ya que hasta nosotros, los mismísimos dioses estamos vetados de plantear cuestión alguna, los bio-cibernéticos es sin duda lo más misterioso, ajeno y antinatural del mundo. Estoy contigo, quiero saber más de ellos, de su pasado, de por qué son así y de dónde han salido. Si te interesa, podrías investigar más sobre ellos y lograr llegar a saber cosas que nadie más sabe.
Así que, adelante, responde al erudito sobre cuál es la causa de todo ese interés por esta curiosa raza.
Así que, adelante, responde al erudito sobre cuál es la causa de todo ese interés por esta curiosa raza.
Bio escribió:–Si copiara todos mis recuerdos al cuerpo de un biocibernético, dejando mi mente en blanco, y luego regresara a mi mente una copia de esos recuerdos ¿Seguiría siendo yo alguno de los dos o ninguno?
El erudito responde
El erudito escuchó atentamente las palabras de Bio, reconociendo la profundidad de la pregunta que le planteaba. Una mirada de contemplación y asombro cruzó por sus ojos, admirando la complejidad de la cuestión. Tomó un momento para reflexionar antes de responder, y luego comenzó a hablar en un tono pausado pero lleno de emoción intelectual.
-Ah, ha planteado una cuestión que navega en las profundidades mismas de la identidad y la naturaleza de la conciencia. Nos aventuramos en los terrenos escurridizos de la filosofía y la metafísica, donde las respuestas no son claras ni definitivas, pero la exploración misma es valiosa. Imagine, si me permite, este escenario: el proceso que describió, la copia de sus recuerdos en un cuerpo bio-cibernético y su reintegración a tu mente original, sin duda crearía dos entidades con experiencias idénticas en un punto dado en el tiempo. Ambas versiones serían capaces de pensar, sentir y recordar exactamente lo mismo. Pero, ¿sería la identidad que experimentas como 'usted' en su mente original transferible a la copia de manera completa? Aquí es donde las sombras de la duda se extienden.-
El erudito hizo una pausa, mirando al horizonte como si buscara inspiración en las estrellas que brillaban sobre ellos antes de continuar.
-En la filosofía, se debate si la identidad se encuentra en la continuidad de la conciencia o en la continuidad física. Al copiar sus recuerdos y experiencias, podríamos decir que ha transferido la continuidad de la conciencia a la entidad bio-cibernética. Sin embargo, su mente original, sin esos recuerdos, podría considerarse un punto de partida 'diferente'. Ahora, aquí es donde la respuesta se vuelve fluida y hasta poética. Si aceptamos que la identidad no es una entidad estática, sino un flujo de experiencias y pensamientos, entonces podríamos argumentar que ambas versiones son 'usted' en diferentes momentos del tiempo. La pregunta es si la experiencia de ambas entidades se fundiría eventualmente, o si seguirían siendo 'usted' en sus propias trayectorias.-
El erudito miró a Bio con una sonrisa intrigante, sabiendo que no estaba ofreciendo una respuesta definitiva, sino más bien una exploración de las posibilidades:
-En última instancia, querido amigo, la respuesta a su pregunta reside en cómo defina la identidad y la conciencia. ¿Es 'usted' el conjunto de sus recuerdos y experiencias, o es algo más profundo e intangible? En este viaje de reflexión, podríamos perder respuestas seguras, pero ganaríamos la maravillosa oportunidad de cuestionar lo que significa ser uno mismo, de explorar los límites de la existencia y la individualidad. ¿Qué opina? ¿Encontramos respuestas, o hemos abierto las puertas a un misterio aún mayor?-Y ahí, dentro de su misma respuesta, formuló su pregunta como pago.
-Ah, ha planteado una cuestión que navega en las profundidades mismas de la identidad y la naturaleza de la conciencia. Nos aventuramos en los terrenos escurridizos de la filosofía y la metafísica, donde las respuestas no son claras ni definitivas, pero la exploración misma es valiosa. Imagine, si me permite, este escenario: el proceso que describió, la copia de sus recuerdos en un cuerpo bio-cibernético y su reintegración a tu mente original, sin duda crearía dos entidades con experiencias idénticas en un punto dado en el tiempo. Ambas versiones serían capaces de pensar, sentir y recordar exactamente lo mismo. Pero, ¿sería la identidad que experimentas como 'usted' en su mente original transferible a la copia de manera completa? Aquí es donde las sombras de la duda se extienden.-
El erudito hizo una pausa, mirando al horizonte como si buscara inspiración en las estrellas que brillaban sobre ellos antes de continuar.
-En la filosofía, se debate si la identidad se encuentra en la continuidad de la conciencia o en la continuidad física. Al copiar sus recuerdos y experiencias, podríamos decir que ha transferido la continuidad de la conciencia a la entidad bio-cibernética. Sin embargo, su mente original, sin esos recuerdos, podría considerarse un punto de partida 'diferente'. Ahora, aquí es donde la respuesta se vuelve fluida y hasta poética. Si aceptamos que la identidad no es una entidad estática, sino un flujo de experiencias y pensamientos, entonces podríamos argumentar que ambas versiones son 'usted' en diferentes momentos del tiempo. La pregunta es si la experiencia de ambas entidades se fundiría eventualmente, o si seguirían siendo 'usted' en sus propias trayectorias.-
El erudito miró a Bio con una sonrisa intrigante, sabiendo que no estaba ofreciendo una respuesta definitiva, sino más bien una exploración de las posibilidades:
-En última instancia, querido amigo, la respuesta a su pregunta reside en cómo defina la identidad y la conciencia. ¿Es 'usted' el conjunto de sus recuerdos y experiencias, o es algo más profundo e intangible? En este viaje de reflexión, podríamos perder respuestas seguras, pero ganaríamos la maravillosa oportunidad de cuestionar lo que significa ser uno mismo, de explorar los límites de la existencia y la individualidad. ¿Qué opina? ¿Encontramos respuestas, o hemos abierto las puertas a un misterio aún mayor?-Y ahí, dentro de su misma respuesta, formuló su pregunta como pago.
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Querido Bio, las cuestiones filosóficas y metafísicas del "yo" son las que más tememos todos. Diría que, junto a la muerte, sin duda esto es de los misterios más grandes del universo. Ya que, la cuestión sobre si los dioses existen está claramente respondida ay que me estoy manifestando todo el tiempo ante ustedes, ¿No?
Sigue esa batalla intelectual sobre metafísica con el erudito, si te interesa. Quizás lleguemos a cuestiones que ni nos dejen dormir por las noches...
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Thorn
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
Las cajas misteriosas
Rauko, a pesar de su falta de discreción, defendió con fiereza la caja. Sus habilidades superaban ampliamente a cualquier valiente que osara desafiarlo, y con cada victoria en su restringido pero feroz campo de combate, disuadía a más y más valientes de poner a prueba su suerte y sufrir una paliza en medio del Midsummarblót.
Meraxes, sin embargo, consideró que alguien más podría encargarse de la tarea ingrata. ¿Acaso existiría entre la multitud alguien capaz de abrir la caja? ¿Sería la fuerza bruta o la magia la respuesta? Cualquier recurso podría ser válido, y la dragona deseaba aprovecharlo; sin embargo, tal vez cayó en la trampa de la ingenuidad.
De entre todos aquellos que se pusieron en fila frente a Meraxes, hubo uno demasiado avispado como para dejar pasar la ocasión de poseer un tesoro que, según los rumores, tenía un valor incalculable. De aspecto mundano y ordinario, se acercó a la escena. Tenía una estatura promedio y un cabello negro y corto. Sus ojos destilaban astucia y una chispa juguetona. Vestía ropas simples pero bien confeccionadas, y su porte denotaba una confianza sutil.
Con un gesto casual, el hombre se aproximó a Meraxes y la caja hermética que estaba ofreciendo al público. Sus dedos acariciaron el objeto en un gesto evaluativo, como si pudiera descifrar su misterio a través del tacto. Una sonrisa juguetona se dibujó en su rostro mientras alzaba la mirada hacia Meraxes.
-Una caja intrigante, sin lugar a dudas.-Comentó con tono despreocupado.-Déjame ver si puedo desentrañar su secreto.
Meraxes, confiada en su capacidad para proteger la caja, observó con curiosidad mientras el hombre comenzaba a examinarla. Sus movimientos eran precisos y deliberados, como si estuviera buscando una forma de abrir la caja sin dañarla. Murmuró algunas palabras ininteligibles mientras trazaba patrones en el aire con los dedos, sugiriendo que estaba intentando algún tipo de magia.
Sin embargo, tras unos momentos de concentración, el hombre dejó escapar una risa suave y desistió.
-Vaya, vaya, parece que esta caja es más dura de lo que pensaba.-Comentó con una mezcla de admiración y diversión.-Parece que no soy el afortunado que descubrirá su contenido hoy.
Con un movimiento rápido y sorprendentemente ágil, el hombre tomó la caja entre sus manos y, antes de que Meraxes pudiera reaccionar, se alejó a paso ligero. Miró por encima de su hombro y soltó una risa burlona.
-No te preocupes, amiga mía, le daré un buen uso a esta caja misteriosa. ¡Hasta la próxima!
Meraxes, sin embargo, consideró que alguien más podría encargarse de la tarea ingrata. ¿Acaso existiría entre la multitud alguien capaz de abrir la caja? ¿Sería la fuerza bruta o la magia la respuesta? Cualquier recurso podría ser válido, y la dragona deseaba aprovecharlo; sin embargo, tal vez cayó en la trampa de la ingenuidad.
De entre todos aquellos que se pusieron en fila frente a Meraxes, hubo uno demasiado avispado como para dejar pasar la ocasión de poseer un tesoro que, según los rumores, tenía un valor incalculable. De aspecto mundano y ordinario, se acercó a la escena. Tenía una estatura promedio y un cabello negro y corto. Sus ojos destilaban astucia y una chispa juguetona. Vestía ropas simples pero bien confeccionadas, y su porte denotaba una confianza sutil.
Con un gesto casual, el hombre se aproximó a Meraxes y la caja hermética que estaba ofreciendo al público. Sus dedos acariciaron el objeto en un gesto evaluativo, como si pudiera descifrar su misterio a través del tacto. Una sonrisa juguetona se dibujó en su rostro mientras alzaba la mirada hacia Meraxes.
-Una caja intrigante, sin lugar a dudas.-Comentó con tono despreocupado.-Déjame ver si puedo desentrañar su secreto.
Meraxes, confiada en su capacidad para proteger la caja, observó con curiosidad mientras el hombre comenzaba a examinarla. Sus movimientos eran precisos y deliberados, como si estuviera buscando una forma de abrir la caja sin dañarla. Murmuró algunas palabras ininteligibles mientras trazaba patrones en el aire con los dedos, sugiriendo que estaba intentando algún tipo de magia.
Sin embargo, tras unos momentos de concentración, el hombre dejó escapar una risa suave y desistió.
-Vaya, vaya, parece que esta caja es más dura de lo que pensaba.-Comentó con una mezcla de admiración y diversión.-Parece que no soy el afortunado que descubrirá su contenido hoy.
Con un movimiento rápido y sorprendentemente ágil, el hombre tomó la caja entre sus manos y, antes de que Meraxes pudiera reaccionar, se alejó a paso ligero. Miró por encima de su hombro y soltó una risa burlona.
-No te preocupes, amiga mía, le daré un buen uso a esta caja misteriosa. ¡Hasta la próxima!
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Rauko y Meraxes, aunque compartís el mismo cometido, en este punto vuestras acciones serán diferentes, ya que habéis tomado decisiones diferentes sobre cómo proteger la caja.
En el caso de Rauko, enhorabuena. Nadie quiere meterse contigo y recibir una paliza, por lo que te quedas la caja hasta el final del evento si es que nadie quiere arrebatártela. Sí, estoy hablando de que todavía cualquier usuario que sea lo suficientemente testarudo o valiente puede ir detrás tuya e intentar quitarte la caja exactamente de la misma forma y con el mismo procedimiento y reglas que ya especifiqué con anterioridad.
Si nadie se atreve, supongo que tendrás un fin de fiesta tranquilo.
Meraxes. En tu caso, pecaste de ingenuidad. ¿Cómo se te ocurre dejar en manos de desconocidos un tesoro de valor incalculable?
Tu misión será intentar recuperar la caja. Veremos de qué forma lo haces, pues el tipo que te lo ha robado parece ser bastante escurridizo, y aparenta ser alguien totalmente diferente a cómo se muestra.
Como apunte extra. Teníais a alguien que, supuestamente, conocía todos los secretos del mundo y todas sus historias. Quizás, si le hubieseis preguntado cómo abrir la caja, podría haber arrojado luz a dicha incógnita. Una lástima que haya decidido marcharse de la fiesta ya.
En el caso de Rauko, enhorabuena. Nadie quiere meterse contigo y recibir una paliza, por lo que te quedas la caja hasta el final del evento si es que nadie quiere arrebatártela. Sí, estoy hablando de que todavía cualquier usuario que sea lo suficientemente testarudo o valiente puede ir detrás tuya e intentar quitarte la caja exactamente de la misma forma y con el mismo procedimiento y reglas que ya especifiqué con anterioridad.
Si nadie se atreve, supongo que tendrás un fin de fiesta tranquilo.
Meraxes. En tu caso, pecaste de ingenuidad. ¿Cómo se te ocurre dejar en manos de desconocidos un tesoro de valor incalculable?
Tu misión será intentar recuperar la caja. Veremos de qué forma lo haces, pues el tipo que te lo ha robado parece ser bastante escurridizo, y aparenta ser alguien totalmente diferente a cómo se muestra.
Como apunte extra. Teníais a alguien que, supuestamente, conocía todos los secretos del mundo y todas sus historias. Quizás, si le hubieseis preguntado cómo abrir la caja, podría haber arrojado luz a dicha incógnita. Una lástima que haya decidido marcharse de la fiesta ya.
El pacto
La figura enigmática mantuvo su mirada fija en Zagreus mientras escuchaba sus palabras con paciencia. Cuando finalmente el vampiro concluyó su discurso, la figura se adelantó ligeramente, revelando una sonrisa sutil bajo la capucha.
-Zagreus.-Susurró la voz con un tono de persuasión que parecía acariciar la mente del vampiro.-Comprendo tus dudas y reticencias. Pero medita sobre esto: las cadenas de la Luz te han constreñido, te han atrapado en un mundo estrecho y predecible. Yo te ofrezco algo distinto, algo más allá de tus más osados sueños. Un poder auténtico, libertad sin límites, la oportunidad de explorar los confines de tu potencial.-Insistió con un matiz seductor. Antes de que la réplica del vampiro tuviera lugar, levantó un dedo esbelto en gesto silente, invitándolo a guardar silencio y escuchar.-Las criaturas de este mundo están sometidas al yugo de la Luz, incluso tú. Si no fuera por la necesidad de mantener el dichoso Equilibrio, todos nosotros podríamos experimentar la libertad y el potencial que la Oscuridad puede desencadenar en nuestras almas. Porque la Oscuridad te brinda un sendero sin restricciones, magnífico, majestuoso, ¡Sin límites!-Exclamó con un gesto teatral, extendiendo sus brazos con énfasis.-Y... la seguridad de un profundo amor propio, sin juicio.-Agregó en un tono más íntimo y susurrante.
Los ojos de la figura se encontraron con los de Zagreus, destilando una promesa de grandeza que parecía envolverlo como una sombra tentadora. La figura continuó su discurso con voz persuasiva.
-No temas a la oscuridad, Zagreus. Abraza su abrazo y descubre lo que yace más allá de lo conocido. Entra en el pacto y hallarás respuestas, logros y poder que trascenderán cualquier límite impuesto por la Luz.
Un breve instante de silencio se intercaló entre las palabras, permitiendo que la propuesta se asentara en la mente de Zagreus. La figura avanzó un paso más, acercándose hasta quedar a una distancia cercana.
-Tu ambición, tu agudeza mental, tu anhelo de trascender... Todo esto florecerá en un reino donde las reglas de la Luz no te constriñan. Imagina el poder a tu alcance, la posibilidad de moldear la realidad a tu voluntad, de alcanzar la misma divinidad... No serás un peón insignificante, ni una figura desechable. Serás el adalid de la Oscuridad, y yo, como su sacerdotisa, te nombraré como tal.
La figura enigmática esbozó una sonrisa de satisfacción y extendió una mano enguantada, posándola con suavidad en el hombro de Zagreus. El vampiro percibiría una extraña sensación que lo envolvía, una energía intensa que lo llenaba de un voraz deseo de reclamar el poder anhelado, una certeza palpable de que podría conseguirlo a través de lo que la figura misteriosa le ofrecía.
-Acepta el pacto, y tu destino será entrelazado con las hebras de la oscuridad.-De la mano de la figura encapuchada empezaron a emerger finos hilos de humo negro, serpenteados y ansiosos, que rodearon por completo a Zagreus, como si anhelaran penetrar en su ser con avidez.
-Zagreus.-Susurró la voz con un tono de persuasión que parecía acariciar la mente del vampiro.-Comprendo tus dudas y reticencias. Pero medita sobre esto: las cadenas de la Luz te han constreñido, te han atrapado en un mundo estrecho y predecible. Yo te ofrezco algo distinto, algo más allá de tus más osados sueños. Un poder auténtico, libertad sin límites, la oportunidad de explorar los confines de tu potencial.-Insistió con un matiz seductor. Antes de que la réplica del vampiro tuviera lugar, levantó un dedo esbelto en gesto silente, invitándolo a guardar silencio y escuchar.-Las criaturas de este mundo están sometidas al yugo de la Luz, incluso tú. Si no fuera por la necesidad de mantener el dichoso Equilibrio, todos nosotros podríamos experimentar la libertad y el potencial que la Oscuridad puede desencadenar en nuestras almas. Porque la Oscuridad te brinda un sendero sin restricciones, magnífico, majestuoso, ¡Sin límites!-Exclamó con un gesto teatral, extendiendo sus brazos con énfasis.-Y... la seguridad de un profundo amor propio, sin juicio.-Agregó en un tono más íntimo y susurrante.
Los ojos de la figura se encontraron con los de Zagreus, destilando una promesa de grandeza que parecía envolverlo como una sombra tentadora. La figura continuó su discurso con voz persuasiva.
-No temas a la oscuridad, Zagreus. Abraza su abrazo y descubre lo que yace más allá de lo conocido. Entra en el pacto y hallarás respuestas, logros y poder que trascenderán cualquier límite impuesto por la Luz.
Un breve instante de silencio se intercaló entre las palabras, permitiendo que la propuesta se asentara en la mente de Zagreus. La figura avanzó un paso más, acercándose hasta quedar a una distancia cercana.
-Tu ambición, tu agudeza mental, tu anhelo de trascender... Todo esto florecerá en un reino donde las reglas de la Luz no te constriñan. Imagina el poder a tu alcance, la posibilidad de moldear la realidad a tu voluntad, de alcanzar la misma divinidad... No serás un peón insignificante, ni una figura desechable. Serás el adalid de la Oscuridad, y yo, como su sacerdotisa, te nombraré como tal.
La figura enigmática esbozó una sonrisa de satisfacción y extendió una mano enguantada, posándola con suavidad en el hombro de Zagreus. El vampiro percibiría una extraña sensación que lo envolvía, una energía intensa que lo llenaba de un voraz deseo de reclamar el poder anhelado, una certeza palpable de que podría conseguirlo a través de lo que la figura misteriosa le ofrecía.
-Acepta el pacto, y tu destino será entrelazado con las hebras de la oscuridad.-De la mano de la figura encapuchada empezaron a emerger finos hilos de humo negro, serpenteados y ansiosos, que rodearon por completo a Zagreus, como si anhelaran penetrar en su ser con avidez.
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Iori fue convencida. Sus ojos se encontraron con los de la figura misteriosa, llenos de un fulgor ambarino donde unas largas pestañas de mujer la miraban con deseo y orgullo. En ese momento, una extraña conexión pareció formarse, como si sus almas se entrelazaran en un baile tenebroso y prohibido.
Iori denostaba anhelo, sed de venganza y un corazón dañado que solo la Oscuridad podía sanar. El abrazo de la Oscuridad se sentía reconfortante, como el de un padre que perdona a un hijo, como el de un sacerdote que acepta un alma impura en su fe.
La figura enigmática extendió sus manos, y una neblina oscura comenzó a envolver a Iori, serpenteando a su alrededor como sombras hambrientas. Aquella sensación obligó a Iori a cerrar los ojos, su respiración agitada, mientras sentía cómo ese poder oscuro se insinuaba en su ser, llenándola con una energía intensa y desconocida.
Sentiría cómo un escalofrío recorría su columna vertebral, y su corazón latía con fuerza en su pecho. Imágenes de su pasado doloroso se agolparon en su mente, recordándole las traiciones y las heridas que había sufrido. Sus manos temblaron mientras la oscuridad la envolvía, y finalmente, cuando abriera los ojos, estos revelarían un brillo inusual en su mirada.
El poder de la Oscuridad la había tocado, le había otorgado una fuerza que nunca había experimentado. Iori se sintió invencible, como si nada pudiera detenerla ahora. No podía expresarlo en ningún gesto, tampoco exteriorizarlo de forma alguna, pero algo en su interior había cambiado, y deseaba salir cuanto antes.
Iori denostaba anhelo, sed de venganza y un corazón dañado que solo la Oscuridad podía sanar. El abrazo de la Oscuridad se sentía reconfortante, como el de un padre que perdona a un hijo, como el de un sacerdote que acepta un alma impura en su fe.
La figura enigmática extendió sus manos, y una neblina oscura comenzó a envolver a Iori, serpenteando a su alrededor como sombras hambrientas. Aquella sensación obligó a Iori a cerrar los ojos, su respiración agitada, mientras sentía cómo ese poder oscuro se insinuaba en su ser, llenándola con una energía intensa y desconocida.
Sentiría cómo un escalofrío recorría su columna vertebral, y su corazón latía con fuerza en su pecho. Imágenes de su pasado doloroso se agolparon en su mente, recordándole las traiciones y las heridas que había sufrido. Sus manos temblaron mientras la oscuridad la envolvía, y finalmente, cuando abriera los ojos, estos revelarían un brillo inusual en su mirada.
El poder de la Oscuridad la había tocado, le había otorgado una fuerza que nunca había experimentado. Iori se sintió invencible, como si nada pudiera detenerla ahora. No podía expresarlo en ningún gesto, tampoco exteriorizarlo de forma alguna, pero algo en su interior había cambiado, y deseaba salir cuanto antes.
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Zagreus, en tu mano está aceptar o no el pacto. No lo dejaste claro, así que no me atreví a formular un veredicto al respecto. Si lo aceptas, tus efectos serán los mismos que explicaré a continuación para Iori.
Iori. Bienvenida a un sendero recién desvelado. Con tu elección, has aceptado ser uno de los adalides de la Oscuridad, ¿Qué es lo que significa todo esto y qué consecuencias tendrá? Las palabras de la figura enigmática son enigmáticas por el momento, como fragmentos de un antiguo pergamino que aún debes descifrar. Sin embargo, tu compromiso con esta nueva senda ya ha sido sellado, y las ramificaciones de tu decisión serán tejidas en el tapiz del destino. Lo que te pasará de ahora en adelante te lo explicaré al final del evento, pero por el momento puedes intuir cierto brillo diferente en tu mirada, también en tu interior parece que algo se agita, algo que se conecta con una fuerza primordial que desconoces. Te sientes extrañamente bien y poderosa, casi como si pudieses prender en llamas a cualquiera tan solo con chasquear los dedos... pero lástima que seas una humana, ¿No?
Las respectivas figuras misteriosas que se os han presentado se irán tal y como han venido: fundidas con las sombras donde las miradas más indiscretas ni siquiera puedan seguirlas. Pronto tendréis noticias.
Una mención especial para Nousis. Tu elección tendrá consecuencias, pero por el momento la figura misteriosa se desvanece ante ti como un recuerdo difuso o como un mal sueño que no logras recordar del todo bien. Te doy mi enhorabuena por resistirte a la tentación y seguir el camino de la Luz.
A los tres os digo: si podéis, seguid disfrutando de la fiesta.
Iori. Bienvenida a un sendero recién desvelado. Con tu elección, has aceptado ser uno de los adalides de la Oscuridad, ¿Qué es lo que significa todo esto y qué consecuencias tendrá? Las palabras de la figura enigmática son enigmáticas por el momento, como fragmentos de un antiguo pergamino que aún debes descifrar. Sin embargo, tu compromiso con esta nueva senda ya ha sido sellado, y las ramificaciones de tu decisión serán tejidas en el tapiz del destino. Lo que te pasará de ahora en adelante te lo explicaré al final del evento, pero por el momento puedes intuir cierto brillo diferente en tu mirada, también en tu interior parece que algo se agita, algo que se conecta con una fuerza primordial que desconoces. Te sientes extrañamente bien y poderosa, casi como si pudieses prender en llamas a cualquiera tan solo con chasquear los dedos... pero lástima que seas una humana, ¿No?
Las respectivas figuras misteriosas que se os han presentado se irán tal y como han venido: fundidas con las sombras donde las miradas más indiscretas ni siquiera puedan seguirlas. Pronto tendréis noticias.
Una mención especial para Nousis. Tu elección tendrá consecuencias, pero por el momento la figura misteriosa se desvanece ante ti como un recuerdo difuso o como un mal sueño que no logras recordar del todo bien. Te doy mi enhorabuena por resistirte a la tentación y seguir el camino de la Luz.
A los tres os digo: si podéis, seguid disfrutando de la fiesta.
Baldr, el dios de la Luz. Hodr, el dios ciego de la Oscuridad.
En el centro del bullicio festivo, el imponente Erik Vulwulf, heredero del linaje Vulwulf, se alzaba como un anfitrión majestuoso, observando con ojos orgullosos la celebración que había reunido a los corazones de los presentes.
La fogata parpadeante proyectaba destellos en su mirada, otorgándole una cierta aura de misticismo mientras dirigía su atención hacia los presentes en la sopa comunitaria. Los aromas de hierbas y especias flotaban en el aire, mezclándose con el regocijo de la multitud y creando una sinfonía de sentidos.
Con un gesto amplio y ceremonioso, Erik Vulwulf se levantó de su asientoa, su voz profunda resonando en medio de la expectación.
-¡Hijos e hijas de la tierra, de las estrellas y de los ancestros que nos observan! En esta noche sagrada, en medio de nuestro Midsummarblót, nos reunimos como uno solo, unidos por el espíritu de la comunidad y la fuerza de nuestra herencia. Las cosechas nos han sido propicios y la vida fluye en cada uno de nosotros, entrelazando nuestras almas en un tejido único que honramos en esta festividad ancestral.
Los asistentes se aquietaron, sus miradas fijas en el heredero de los Vulwulf mientras continuaba su discurso.
-Hoy, en esta noche bendecida por los dioses, presentamos una petición a Baldr, el luminoso, el bondadoso. Le pedimos que derrame su gracia sobre nuestras vidas, que ilumine nuestro camino y nos brinde protección en los desafíos que enfrentamos. Que su mirada gentil nos guíe hacia la prosperidad y la armonía, y que su sonrisa nos acompañe en cada paso que demos.
Erik Vulwulf alzó una copa tallada con motivos rúnicos, llenándola con el líquido dorado que simbolizaba la conexión con los dioses. Su voz resonó con fuerza y devoción mientras alzaba la copa en alto.
-¡A Baldr, hijo de Odín y Frigg, te brindamos esta ofrenda! ¡Que nuestras voces se eleven hacia los cielos y que nuestra devoción sea escuchada! ¡Brindemos por la comunión con los dioses y por un futuro próspero que ellos nos guiarán a forjar!
La multitud respondió con un coro de voces unidas, alzando sus copas en honor a la deidad benevolente. Erik Vulwulf bebió de la copa con solemnidad, sintiendo la conexión con el mundo espiritual en ese momento sagrado. Con cada mirada y cada gesto, recordaba la importancia de mantener viva la tradición, de unir fuerzas y voluntades en esta noche de celebración y súplica. El futuro se extendía ante ellos, y en medio de la festividad y las peticiones, el heredero Vulwulf guiaba a su gente hacia un destino incierto pero lleno de esperanza.
Mientras la alegre y bulliciosa celebración del Midsummarblót se encontraba en su apogeo en la playa de Vulwulfar, un repentino cambio en la atmósfera se hizo sentir. el cielo estrellado se oscureció súbitamente, como si una sombra densa se cerniera sobre la tierra. Los destellos de las hogueras y las luces festivas parecían palidecer en comparación con la extraña y ominosa oscuridad que envolvía el horizonte.
Entonces, una explosión de energía negra rasgó el cielo, iluminando la oscuridad con un fulgor siniestro y desgarrador. El Monte de la Adoración, que se alzaba majestuosamente en la distancia, fue el epicentro de esta explosión sobrenatural. Una onda expansiva de oscuridad se extendió desde el lugar, retorciendo y distorsionando el aire a su paso. Los vientos se alzaron en una aullante cacofonía, como si la misma naturaleza lamentara la profanación que estaba ocurriendo en aquel lugar sagrado.
El heredero de los Vulwulf alzó su mirada hacia el Monte de la Adoración. Su expresión de sorpresa y asombro se transformó rápidamente en una mezcla de consternación y furia. Con el semblante ceñido por la preocupación, Erik Vulwulf se apartó de la multitud y se dirigió hacia un lugar donde pudiera ver mejor qué estaba pasando, seguido por un séquito de guardias.
La luz de la explosión parpadeó en sus ojos, y sus puños se apretaron con fuerza. No podía negar la sensación de que algo terrible y profano estaba ocurriendo en el Monte de la Adoración, otra vez. Un lugar que llevaba consigo una historia de maldición y heroísmo debido a la desaparición de lady Margrét Vulwulf y al sacrificio de sir Artúr de la Profundidad. Una tormenta de emociones se agitó en su interior: ira por la afrenta a la memoria de los ya mencionados, preocupación por la seguridad de su tierra y sus gentes, y la curiosidad de descubrir la causa detrás de esta explosión oscura.
En medio de la conmoción, un anciano misterioso emergió de entre la multitud. Su figura encorvada y su larga barba plateada ondeaban con la brisa mientras avanzaba con un aire de autoridad en medio de la playa iluminada por la luz titilante de las hogueras.
Los ojos del anciano, profundos y centelleantes, parecían contener siglos de sabiduría y experiencia. Su mirada se clavó directamente en el heredero Vulwulf, y aunque su rostro estaba marcado por los surcos del tiempo, irradiaba un aura de intensa vitalidad y agudeza mental. Los murmullos y las miradas de asombro siguieron su camino que a duras penas emprendía con un viejo cayado mientras se abría paso hacia el centro de la atención.
Erik Vulwulf lo observó con cautela y sorpresa, consciente de que este anciano no era un simple espectador casual. Los dos se encontraron en medio de la playa, rodeados por la luz crepitante de las hogueras y el murmullo constante del mar.
-Heredero Vulwulf, has pronunciado palabras de hermanamiento y paz-Declaró el anciano con una voz grave y resonante que parecía vibrar en el aire mismo.-Pero tu visión está limitada, tu comprensión es parcial. Los tiempos que se avecinan son más oscuros de lo que imaginas, y la amenaza que se alza ante esta tierra es más antigua y retorcida de lo que conoces.
Un gesto enérgico del anciano señaló hacia el oscuro horizonte donde la explosión había tenido lugar.
-Heredero Vulwulf, has pronunciado palabras de hermanamiento y paz-Declaró el anciano con una voz grave y resonante que parecía vibrar en el aire mismo.-Baldur, el dios protector, yace en letargo, herido por batallas que trascienden el tiempo. Su poder se ha debilitado, su influencia se ha desvanecido. Esta tierra enfrenta ahora a un enemigo que no puede ser contenido por meros discursos. Las huestes de la Oscuridad se reúnen, se preparan para asolar lo que queda de la luz.
El anciano se acercó un paso más, sus ojos fijos en los de Erik Vulwulf.
-La Profecía de los Antiguos habla de un momento como este, un punto de quiebre donde el destino de los reinos pende de un hilo. Te equivocas al creer que Baldur puede salvarlos a todos. Él no es la respuesta en este instante. La responsabilidad recae sobre los hombros de aquellos dispuestos a enfrentar la oscuridad con todas sus fuerzas, aquellos que estén dispuestos a sacrificarlo todo por la supervivencia de su tierra.-A continuación, miró a todos y cada uno de los presentes.-¿Cuánto habéis perdido, hijos? Siempre es un Hombre Muerto con ansias de poder, una epidemia, unos jinetes que vienen del mismísimo Muspelheim a arrasar la tierra... Son señales. Diferentes batallas, diferentes historias, pero con un mismo fin... La venida del vacío.
El anciano levantó los brazos hacia el cielo oscurecido, sus palabras resonando en un tono casi profético.
-Escucha bien, heredero de los Vulwulf, y escuchad todos los presentes. La Oscuridad no espera, no vacila. Actuad pronto, unid vuestras fuerzas y preparaos para enfrentar lo que se avecina. El tiempo se agota, y si no actuáis con rapidez, la Oscuridad consumirá todo lo que amáis.
La multitud había quedado en un silencio tenso, y las palabras del anciano reverberaban en el aire como un eco ominoso. Erik Vulwulf, aunque desconcertado por la aparición y el discurso del anciano, no podía ignorar la urgencia y la pasión en su voz. Miró alrededor, percibiendo las miradas inquietas de los presentes, y supo que el destino de su tierra estaba en juego.
-¿Ese es tu cometido aquí, anciano? ¿Advertirnos del fin del mundo?-Erik Vulwulf habló en un tono de voz serio, rozando el reproche por la manera en que el anciano había irrumpido, sembrando temor en los corazones de aquellos presentes.
-No.-Respondió el anciano con voz firme, sus palabras resonando como un augurio.-He seguido la senda marcada por aquellos que rinden pleitesía a Hodr, el dios ciego de la Oscuridad. Sus adoradores se ocultan entre nosotros, buscando candidatos que puedan ser moldeados para traicionarnos a todos. Mi mirada silenciosa y experta ha rastreado sus huellas...-Sus ojos penetrantes escudriñaron a cada individuo presente, como si pudiera ver más allá de lo superficial.-Tres han sido los elegidos, y dos de ellos están aquí.-Miró hacia todos lados intentando localizar a Iori y Nousis.-La doncella de cabellos castaños y mirada azul, y el pálido elfo de cabellos azabache.
La multitud murmuró en respuesta, ojos curiosos y alarmados buscando entre ellos a las figuras descritas por el anciano. Erik Vulwulf frunció el ceño, consciente de la gravedad de la situación y del aura de misterio que rodeaba al anciano. Los susurros del viento parecían llevar consigo una sombra de inquietud mientras todos trataban de comprender las palabras cargadas de significado que habían sido pronunciadas.
La fogata parpadeante proyectaba destellos en su mirada, otorgándole una cierta aura de misticismo mientras dirigía su atención hacia los presentes en la sopa comunitaria. Los aromas de hierbas y especias flotaban en el aire, mezclándose con el regocijo de la multitud y creando una sinfonía de sentidos.
Con un gesto amplio y ceremonioso, Erik Vulwulf se levantó de su asientoa, su voz profunda resonando en medio de la expectación.
-¡Hijos e hijas de la tierra, de las estrellas y de los ancestros que nos observan! En esta noche sagrada, en medio de nuestro Midsummarblót, nos reunimos como uno solo, unidos por el espíritu de la comunidad y la fuerza de nuestra herencia. Las cosechas nos han sido propicios y la vida fluye en cada uno de nosotros, entrelazando nuestras almas en un tejido único que honramos en esta festividad ancestral.
Los asistentes se aquietaron, sus miradas fijas en el heredero de los Vulwulf mientras continuaba su discurso.
-Hoy, en esta noche bendecida por los dioses, presentamos una petición a Baldr, el luminoso, el bondadoso. Le pedimos que derrame su gracia sobre nuestras vidas, que ilumine nuestro camino y nos brinde protección en los desafíos que enfrentamos. Que su mirada gentil nos guíe hacia la prosperidad y la armonía, y que su sonrisa nos acompañe en cada paso que demos.
Erik Vulwulf alzó una copa tallada con motivos rúnicos, llenándola con el líquido dorado que simbolizaba la conexión con los dioses. Su voz resonó con fuerza y devoción mientras alzaba la copa en alto.
-¡A Baldr, hijo de Odín y Frigg, te brindamos esta ofrenda! ¡Que nuestras voces se eleven hacia los cielos y que nuestra devoción sea escuchada! ¡Brindemos por la comunión con los dioses y por un futuro próspero que ellos nos guiarán a forjar!
La multitud respondió con un coro de voces unidas, alzando sus copas en honor a la deidad benevolente. Erik Vulwulf bebió de la copa con solemnidad, sintiendo la conexión con el mundo espiritual en ese momento sagrado. Con cada mirada y cada gesto, recordaba la importancia de mantener viva la tradición, de unir fuerzas y voluntades en esta noche de celebración y súplica. El futuro se extendía ante ellos, y en medio de la festividad y las peticiones, el heredero Vulwulf guiaba a su gente hacia un destino incierto pero lleno de esperanza.
Mientras la alegre y bulliciosa celebración del Midsummarblót se encontraba en su apogeo en la playa de Vulwulfar, un repentino cambio en la atmósfera se hizo sentir. el cielo estrellado se oscureció súbitamente, como si una sombra densa se cerniera sobre la tierra. Los destellos de las hogueras y las luces festivas parecían palidecer en comparación con la extraña y ominosa oscuridad que envolvía el horizonte.
Entonces, una explosión de energía negra rasgó el cielo, iluminando la oscuridad con un fulgor siniestro y desgarrador. El Monte de la Adoración, que se alzaba majestuosamente en la distancia, fue el epicentro de esta explosión sobrenatural. Una onda expansiva de oscuridad se extendió desde el lugar, retorciendo y distorsionando el aire a su paso. Los vientos se alzaron en una aullante cacofonía, como si la misma naturaleza lamentara la profanación que estaba ocurriendo en aquel lugar sagrado.
El heredero de los Vulwulf alzó su mirada hacia el Monte de la Adoración. Su expresión de sorpresa y asombro se transformó rápidamente en una mezcla de consternación y furia. Con el semblante ceñido por la preocupación, Erik Vulwulf se apartó de la multitud y se dirigió hacia un lugar donde pudiera ver mejor qué estaba pasando, seguido por un séquito de guardias.
La luz de la explosión parpadeó en sus ojos, y sus puños se apretaron con fuerza. No podía negar la sensación de que algo terrible y profano estaba ocurriendo en el Monte de la Adoración, otra vez. Un lugar que llevaba consigo una historia de maldición y heroísmo debido a la desaparición de lady Margrét Vulwulf y al sacrificio de sir Artúr de la Profundidad. Una tormenta de emociones se agitó en su interior: ira por la afrenta a la memoria de los ya mencionados, preocupación por la seguridad de su tierra y sus gentes, y la curiosidad de descubrir la causa detrás de esta explosión oscura.
En medio de la conmoción, un anciano misterioso emergió de entre la multitud. Su figura encorvada y su larga barba plateada ondeaban con la brisa mientras avanzaba con un aire de autoridad en medio de la playa iluminada por la luz titilante de las hogueras.
Los ojos del anciano, profundos y centelleantes, parecían contener siglos de sabiduría y experiencia. Su mirada se clavó directamente en el heredero Vulwulf, y aunque su rostro estaba marcado por los surcos del tiempo, irradiaba un aura de intensa vitalidad y agudeza mental. Los murmullos y las miradas de asombro siguieron su camino que a duras penas emprendía con un viejo cayado mientras se abría paso hacia el centro de la atención.
Erik Vulwulf lo observó con cautela y sorpresa, consciente de que este anciano no era un simple espectador casual. Los dos se encontraron en medio de la playa, rodeados por la luz crepitante de las hogueras y el murmullo constante del mar.
-Heredero Vulwulf, has pronunciado palabras de hermanamiento y paz-Declaró el anciano con una voz grave y resonante que parecía vibrar en el aire mismo.-Pero tu visión está limitada, tu comprensión es parcial. Los tiempos que se avecinan son más oscuros de lo que imaginas, y la amenaza que se alza ante esta tierra es más antigua y retorcida de lo que conoces.
Un gesto enérgico del anciano señaló hacia el oscuro horizonte donde la explosión había tenido lugar.
-Heredero Vulwulf, has pronunciado palabras de hermanamiento y paz-Declaró el anciano con una voz grave y resonante que parecía vibrar en el aire mismo.-Baldur, el dios protector, yace en letargo, herido por batallas que trascienden el tiempo. Su poder se ha debilitado, su influencia se ha desvanecido. Esta tierra enfrenta ahora a un enemigo que no puede ser contenido por meros discursos. Las huestes de la Oscuridad se reúnen, se preparan para asolar lo que queda de la luz.
El anciano se acercó un paso más, sus ojos fijos en los de Erik Vulwulf.
-La Profecía de los Antiguos habla de un momento como este, un punto de quiebre donde el destino de los reinos pende de un hilo. Te equivocas al creer que Baldur puede salvarlos a todos. Él no es la respuesta en este instante. La responsabilidad recae sobre los hombros de aquellos dispuestos a enfrentar la oscuridad con todas sus fuerzas, aquellos que estén dispuestos a sacrificarlo todo por la supervivencia de su tierra.-A continuación, miró a todos y cada uno de los presentes.-¿Cuánto habéis perdido, hijos? Siempre es un Hombre Muerto con ansias de poder, una epidemia, unos jinetes que vienen del mismísimo Muspelheim a arrasar la tierra... Son señales. Diferentes batallas, diferentes historias, pero con un mismo fin... La venida del vacío.
El anciano levantó los brazos hacia el cielo oscurecido, sus palabras resonando en un tono casi profético.
-Escucha bien, heredero de los Vulwulf, y escuchad todos los presentes. La Oscuridad no espera, no vacila. Actuad pronto, unid vuestras fuerzas y preparaos para enfrentar lo que se avecina. El tiempo se agota, y si no actuáis con rapidez, la Oscuridad consumirá todo lo que amáis.
La multitud había quedado en un silencio tenso, y las palabras del anciano reverberaban en el aire como un eco ominoso. Erik Vulwulf, aunque desconcertado por la aparición y el discurso del anciano, no podía ignorar la urgencia y la pasión en su voz. Miró alrededor, percibiendo las miradas inquietas de los presentes, y supo que el destino de su tierra estaba en juego.
-¿Ese es tu cometido aquí, anciano? ¿Advertirnos del fin del mundo?-Erik Vulwulf habló en un tono de voz serio, rozando el reproche por la manera en que el anciano había irrumpido, sembrando temor en los corazones de aquellos presentes.
-No.-Respondió el anciano con voz firme, sus palabras resonando como un augurio.-He seguido la senda marcada por aquellos que rinden pleitesía a Hodr, el dios ciego de la Oscuridad. Sus adoradores se ocultan entre nosotros, buscando candidatos que puedan ser moldeados para traicionarnos a todos. Mi mirada silenciosa y experta ha rastreado sus huellas...-Sus ojos penetrantes escudriñaron a cada individuo presente, como si pudiera ver más allá de lo superficial.-Tres han sido los elegidos, y dos de ellos están aquí.-Miró hacia todos lados intentando localizar a Iori y Nousis.-La doncella de cabellos castaños y mirada azul, y el pálido elfo de cabellos azabache.
La multitud murmuró en respuesta, ojos curiosos y alarmados buscando entre ellos a las figuras descritas por el anciano. Erik Vulwulf frunció el ceño, consciente de la gravedad de la situación y del aura de misterio que rodeaba al anciano. Los susurros del viento parecían llevar consigo una sombra de inquietud mientras todos trataban de comprender las palabras cargadas de significado que habían sido pronunciadas.
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Una explosión en el [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] ha generado cierto revuelo en la celebración. Quizás la oscuridad que se cierne sobre la festividad sea causada por las extrañas nubes que han opacado el cielo estrellado, y la explosión quizás se deba a la demolición definitiva de los restos del antiguo templo que allí se hallaba, ya que el señor Vulwulf, el padre de Erik, quiere librarse a toda costa de ese lugar maldito.
O, quizás, el anciano tenga razón. Algunos se están empezando a asustar y piensan llevar a Iori y Nousis ante las autoridades para que haya una explicación a todo este asunto. Quizás los culpables de algunas desgracias sean ellos después de todo. Malos augurios, malas decisiones, desgracias personales o simplemente estás teniendo una mala racha... todo puede ser culpa de los adalides oscuros, ya que nada bueno se traen entre manos.
Zagreus es el único que se libra de tales acusaciones al haber estado en una zona apartada.
El anciano es echado de la playa por las autoridades para que no aliente más aún al desorden público, pero sus palabras puede que hayan calado en la mente de algunas personas, ¿Qué harás tú al respecto? Puedes seguir lo que queda de festividad celebrando el midsummarblót como si nada hubiese ocurrido, no obstante, también puedes buscar a los acusados por el anciano para pedirles explicaciones.
O, quizás, el anciano tenga razón. Algunos se están empezando a asustar y piensan llevar a Iori y Nousis ante las autoridades para que haya una explicación a todo este asunto. Quizás los culpables de algunas desgracias sean ellos después de todo. Malos augurios, malas decisiones, desgracias personales o simplemente estás teniendo una mala racha... todo puede ser culpa de los adalides oscuros, ya que nada bueno se traen entre manos.
Zagreus es el único que se libra de tales acusaciones al haber estado en una zona apartada.
El anciano es echado de la playa por las autoridades para que no aliente más aún al desorden público, pero sus palabras puede que hayan calado en la mente de algunas personas, ¿Qué harás tú al respecto? Puedes seguir lo que queda de festividad celebrando el midsummarblót como si nada hubiese ocurrido, no obstante, también puedes buscar a los acusados por el anciano para pedirles explicaciones.
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
- Lágrimas de la Luz:
Ya que estamos en Kingdom Hearts, qué mejor forma de meterse de lleno en la ambientación (?)
Con la llegada de Vincent, el Sevna encontró un destello de consuelo y apoyo en medio de la incertidumbre. Sus argumentos parecían fortalecerse con la presencia del brujo. ¿Quién, en su juicio cabal, se inclinaría ante tales promesas vacías? ¿En qué momento pactar con fuerzas tan desconocidas y misteriosas había resultado en triunfo?
No hubo ocasión para realizar estas preguntas, ya que la desconocida de mirada azul se lanzó hacia él, su cuerpo chocando contra su pecho. Sin dudar, Alward la sostuvo en su abrazo, notando la desorientación en su mirada. En su interior notó un atisbo de alivio por lo que inicialmente interpretó como una elección sensata. Sin embargo, aquella impresión se desvaneció pronto, cediendo paso a la cruel realidad. El gesto de la mujer no provenía de una mente lúcida, sino más bien de una agitación impulsiva alimentada por la ira, la desesperación o quizás incluso por los vapores del alcohol. En ese instante, la castaña había optado por el camino de la traición y la oscuridad, y para Alward, aquel momento fue como si le hubieran hundido una daga en lo más profundo de su corazón.
La decepción arremetió contra él con la fuerza de una tormenta desatada, una traición que resonó con un eco oscuro en su alma. La escena parecía desarrollarse en cámara lenta ante sus ojos, cada gesto y movimiento amplificados por una sensación de tragedia. Sus puños se crisparon involuntariamente, una reacción visceral ante la traición que estaba presenciando. La figura encapuchada, el símbolo de las sombras y las promesas siniestras, parecía haber ganado una victoria silenciosa en medio de aquel festejo luminoso.
El corazón de Alward latía con una mezcla de furia y pesar. A través de los ojos enmascarados, su mirada se cruzó con la del brujo Vincent, un reflejo momentáneo de comprensión compartida en medio de la tragedia que se desenvolvía ante ellos. El guerrero enmascarado sabía que esta elección tendría consecuencias. Alzó la mirada al cielo, las constelaciones de los Stellazios lo observaban. ¿Qué debía hacer? ¿Tenía que actuar como debía o simplemente dejarlo pasar?
De repente, un estruendo reverberó en la distancia, emergiendo de un monte distante pero lo suficientemente poderoso como para resonar en la playa. Las constelaciones de los guardianes de la Luz parecían desvanecerse ante la presencia de nubes tenebrosas y envenenadas, como si ese sombrío panorama fuera un augurio de algo que se negaba a pronunciar en voz alta.
A medida que la brisa marina acariciaba su rostro, Alward sopesó las palabras del anciano misterioso y la traición de la "doncella de cabellos castaños y mirada azul". Sin duda debía ser ella. Sus pensamientos se entretejieron en una danza compleja de responsabilidad y duda, mientras su mente se abría paso entre la niebla de la incertidumbre en busca de una respuesta. La explosión en el monte distante resonaba como un llamado ominoso, una advertencia de que el mundo que conocía estaba al borde de una encrucijada decisiva.
En su interior, una resolución silenciosa comenzó a germinar, alimentada por la valentía que yacía en lo más profundo de su ser. Las estrellas, aunque momentáneamente oscurecidas, parecían destellar con un brillo desafiante en su corazón, recordándole su deber y su compromiso con la Luz. Alward estaba decidido a enfrentar lo que viniera, a desafiar las sombras que amenazaban con envolver el mundo en un abrazo gélido. La elección se avecinaba, y él estaba dispuesto a tomarla, sin importar las consecuencias que pudieran seguir.
Agarró a la mujer del antebrazo con fuerza, sus ojos serios y penetrantes la juzgaban. En aquel gesto y en su mirada se manifestaba la carga de su decepción y traición, un juicio silencioso que resonaba en el aire como un eco de desaprobación.
-La Oscuridad ha entrado en tu corazón.-Determinó-Es mi deber llevarte ante las autoridades.-Declaró con un matiz de tristeza en el fulgor de sus ojos. Aquella lástima que relucía en su mirada revelaba un conflicto interno, un sentimiento de compasión que luchaba contra la responsabilidad ineludible que tenía por delante.
La determinación seguía impresa en cada rasgo de su rostro enmascarado, pero ahora estaba teñida de un amargo reconocimiento de que las decisiones de la mujer habían traspasado una línea irreparable. A pesar de su desacuerdo con las acciones de ella, no podía evitar sentir una empatía dolorosa por alguien que había caído en la seducción de la Oscuridad delante de sus propios ojos.
Oscuridad, Luz... Aquello que una vez parecía un mero relato de cuento se había convertido en una verdad innegable, revelada a través de la peregrinación que había emprendido. Esto le reveló la realidad oculta en las antiguas historias. Los Nacidos de las Estrellas existieron, y toda su historia también. La Oscuridad era el mal, la Luz era el bien. Era sencillo y muy simple, y creía que todos tendrían la capacidad para discernir entre una y otra. Pero no fue así. Nunca ha sido así.
-Vamos.-Tiró de ella, con la intención de llevarla hasta el mismo heredero de los Vulwulf.
No hubo ocasión para realizar estas preguntas, ya que la desconocida de mirada azul se lanzó hacia él, su cuerpo chocando contra su pecho. Sin dudar, Alward la sostuvo en su abrazo, notando la desorientación en su mirada. En su interior notó un atisbo de alivio por lo que inicialmente interpretó como una elección sensata. Sin embargo, aquella impresión se desvaneció pronto, cediendo paso a la cruel realidad. El gesto de la mujer no provenía de una mente lúcida, sino más bien de una agitación impulsiva alimentada por la ira, la desesperación o quizás incluso por los vapores del alcohol. En ese instante, la castaña había optado por el camino de la traición y la oscuridad, y para Alward, aquel momento fue como si le hubieran hundido una daga en lo más profundo de su corazón.
La decepción arremetió contra él con la fuerza de una tormenta desatada, una traición que resonó con un eco oscuro en su alma. La escena parecía desarrollarse en cámara lenta ante sus ojos, cada gesto y movimiento amplificados por una sensación de tragedia. Sus puños se crisparon involuntariamente, una reacción visceral ante la traición que estaba presenciando. La figura encapuchada, el símbolo de las sombras y las promesas siniestras, parecía haber ganado una victoria silenciosa en medio de aquel festejo luminoso.
El corazón de Alward latía con una mezcla de furia y pesar. A través de los ojos enmascarados, su mirada se cruzó con la del brujo Vincent, un reflejo momentáneo de comprensión compartida en medio de la tragedia que se desenvolvía ante ellos. El guerrero enmascarado sabía que esta elección tendría consecuencias. Alzó la mirada al cielo, las constelaciones de los Stellazios lo observaban. ¿Qué debía hacer? ¿Tenía que actuar como debía o simplemente dejarlo pasar?
De repente, un estruendo reverberó en la distancia, emergiendo de un monte distante pero lo suficientemente poderoso como para resonar en la playa. Las constelaciones de los guardianes de la Luz parecían desvanecerse ante la presencia de nubes tenebrosas y envenenadas, como si ese sombrío panorama fuera un augurio de algo que se negaba a pronunciar en voz alta.
A medida que la brisa marina acariciaba su rostro, Alward sopesó las palabras del anciano misterioso y la traición de la "doncella de cabellos castaños y mirada azul". Sin duda debía ser ella. Sus pensamientos se entretejieron en una danza compleja de responsabilidad y duda, mientras su mente se abría paso entre la niebla de la incertidumbre en busca de una respuesta. La explosión en el monte distante resonaba como un llamado ominoso, una advertencia de que el mundo que conocía estaba al borde de una encrucijada decisiva.
En su interior, una resolución silenciosa comenzó a germinar, alimentada por la valentía que yacía en lo más profundo de su ser. Las estrellas, aunque momentáneamente oscurecidas, parecían destellar con un brillo desafiante en su corazón, recordándole su deber y su compromiso con la Luz. Alward estaba decidido a enfrentar lo que viniera, a desafiar las sombras que amenazaban con envolver el mundo en un abrazo gélido. La elección se avecinaba, y él estaba dispuesto a tomarla, sin importar las consecuencias que pudieran seguir.
Agarró a la mujer del antebrazo con fuerza, sus ojos serios y penetrantes la juzgaban. En aquel gesto y en su mirada se manifestaba la carga de su decepción y traición, un juicio silencioso que resonaba en el aire como un eco de desaprobación.
-La Oscuridad ha entrado en tu corazón.-Determinó-Es mi deber llevarte ante las autoridades.-Declaró con un matiz de tristeza en el fulgor de sus ojos. Aquella lástima que relucía en su mirada revelaba un conflicto interno, un sentimiento de compasión que luchaba contra la responsabilidad ineludible que tenía por delante.
La determinación seguía impresa en cada rasgo de su rostro enmascarado, pero ahora estaba teñida de un amargo reconocimiento de que las decisiones de la mujer habían traspasado una línea irreparable. A pesar de su desacuerdo con las acciones de ella, no podía evitar sentir una empatía dolorosa por alguien que había caído en la seducción de la Oscuridad delante de sus propios ojos.
Oscuridad, Luz... Aquello que una vez parecía un mero relato de cuento se había convertido en una verdad innegable, revelada a través de la peregrinación que había emprendido. Esto le reveló la realidad oculta en las antiguas historias. Los Nacidos de las Estrellas existieron, y toda su historia también. La Oscuridad era el mal, la Luz era el bien. Era sencillo y muy simple, y creía que todos tendrían la capacidad para discernir entre una y otra. Pero no fue así. Nunca ha sido así.
-Vamos.-Tiró de ella, con la intención de llevarla hasta el mismo heredero de los Vulwulf.
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Off: Interactúo con Iori y Vincent. Intento llevarme a Iori ante las autoridades.
Alward Sevna
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
Llamando a emergencias... ¿Alguno está cerca? Estoy en ... ¿un comedor? Necesito ayuda con una caja, mucha gente rara y no me quitan la vista de encima escucho el no-elfo en su cabeza, se contemplo a si mismo, miro a Eve y después a Meleis, decantándose por este ultimo al notar que estaba en mejores condiciones de ayudar.
"Enviare a tu hermano y a tu Gomejo de refuerzos, no estoy en condiciones de hacer mucho, además el escote de Eve esta demasiado bueno para perderla de vista, oh cierto, esto se comunica con el pensamiento tengo que dejar de pensar en tetas.... Que buenas tetas he visto hoy"(1) se alcanzo a escuchar cuando finalmente el rubio logro terminar el enlace mental del broche.
-Ehm... Meleis, tu hermana necesita ayuda, dijo que estaba en ¿Un comedor?, le ha ocurrido algo con una caja rara y algo de gente sin vista.. panza atroz(?)- le comento el no-elfo al rubio
-Ya me parecía que estaba todo muy tranquilo... Gracias por entregar el mensaje señor Zelas- señalo Meleis poniéndose de pie.
-Bueno, supongo que es hora de que vayas a salvar a tu dueña, adiós Bomull- diria Eve acariciando por ultima vez al gomejo antes de extendérselo a Meleis
-Hora de trabajar Bomull, señorita Eve, señor Zelas, ha sido un gusto, nos vemos mas rato quizás- diría Meleis que tomaría al gomejo y se marcharía en busca de su hermana.
Zelas y Eve se quedaron entonces solos por un momento, -¿Y como ha seguido tu entrenamiento?,¿Te sientes preparada?- pregunto el rubio, tomando por sorpresa a Eve, quien esperaba que le preguntara desde hace cuanto estaba ahí.
-Ha progresado bien, siento que puedo luchar contra algunos, aunque solo me importa una persona, solo debo acabar con una- señalo la joven con una mirada melancólica mientras apretaba su puño. -¿Que hay de ti?,¿ya tienes la resolución que necesitabas?- preguntaría preocupada por el rubio.
-No lo se, pero ambos sabemos que ese enfrentamiento será inevitable, solo espero que podamos acabar con eso cuando llegue el momento- respondería el rubio mirando al cielo. Entonces ocurrió algo que el rubio no esperaba, Eve le abrazo de la nada y le acaricio el cabello.
-Esta bien tener miedo, yo también aun estoy asustada del ultimo encuentro que tuvimos, pero creo que es por eso mismo que debemos luchar... Cuando llegue el tiempo- la joven finalizo con un tierno beso en la cabeza de Zelas, quien esbozaría una sonrisa al sentir el apoyo de su compañera, pero mas aun por la cercanía que había entre su cara y el escote de ella, y como si la joven estuviera leyendo las intenciones del rubio, se separo de el antes de ponerse de pie. -Muy bien, me iré antes de que arruines el momento, recuerda contactarme cuando llegue el momento, nos vemos- dijo Eve mientras se marchaba feliz.
Zelas entonces se puso de pie y comenzó a caminar por la playa buscando como distraerse cuando noto algo interesante a lo lejos, camino hasta el lugar, Rauko en medio de un circulo dibujado en la arena, rodeado de personas, claramente los estaba derrotando a todos, era Rauko al fin y al cabo. Zelas se metió una mano al bolsillo y palpo 3 cosas, un orbe, una llave y una piedra. Saco la ultima y la dejo tirada por fuera del circulo para luego adentrarse en el y empujar a un tipo que ya había pagado por su intento, fuera del circulo.
-Ninguno de ustedes tiene una oportunidad ya mejor ríndanse- señalo caminando tranquilamente hacia Rauko mientras le saludaba con buen abrazo seguido de una apretada de nalga correspondiente -Oye, que bonita caja, ¿Puedo tenerla?- preguntaría sujetando la caja justo antes de desaparecer y aparecer nuevamente afuera del circulo(2)
OFF: cosas usadas
1_Pieza Metálica : Conexión [Encantamiento, 1 uso] Cuando dos o más de estas cuatro piezas se encuentran en un área de 200 metros de diámetro, una ligera vibración indicará que puede ser activado su efecto. Al activarse, los personajes dentro del radio de acción podrán comunicarse telepáticamente durante un máximo de dos turnos. El personaje no sabrá cuál de las otras piezas es la que está activa hasta que establezca la comunicación, pero la vibración de la suya será más intensa cuantas más piezas se encuentren en el área de acción.
2_Runa de Teleportación [Limitado, 1 uso]: Después de activada y en un periodo no mayor de 2 turnos, el personaje puede desvanecerse y aparecer en el mismo lugar donde se encuentre la piedra, incluso si (onrol) no sabe en qué lugar se encuentra la misma.
PD: tiro runas y después roleo el resultado
"Enviare a tu hermano y a tu Gomejo de refuerzos, no estoy en condiciones de hacer mucho, además el escote de Eve esta demasiado bueno para perderla de vista, oh cierto, esto se comunica con el pensamiento tengo que dejar de pensar en tetas.... Que buenas tetas he visto hoy"(1) se alcanzo a escuchar cuando finalmente el rubio logro terminar el enlace mental del broche.
-Ehm... Meleis, tu hermana necesita ayuda, dijo que estaba en ¿Un comedor?, le ha ocurrido algo con una caja rara y algo de gente sin vista.. panza atroz(?)- le comento el no-elfo al rubio
-Ya me parecía que estaba todo muy tranquilo... Gracias por entregar el mensaje señor Zelas- señalo Meleis poniéndose de pie.
-Bueno, supongo que es hora de que vayas a salvar a tu dueña, adiós Bomull- diria Eve acariciando por ultima vez al gomejo antes de extendérselo a Meleis
-Hora de trabajar Bomull, señorita Eve, señor Zelas, ha sido un gusto, nos vemos mas rato quizás- diría Meleis que tomaría al gomejo y se marcharía en busca de su hermana.
Zelas y Eve se quedaron entonces solos por un momento, -¿Y como ha seguido tu entrenamiento?,¿Te sientes preparada?- pregunto el rubio, tomando por sorpresa a Eve, quien esperaba que le preguntara desde hace cuanto estaba ahí.
-Ha progresado bien, siento que puedo luchar contra algunos, aunque solo me importa una persona, solo debo acabar con una- señalo la joven con una mirada melancólica mientras apretaba su puño. -¿Que hay de ti?,¿ya tienes la resolución que necesitabas?- preguntaría preocupada por el rubio.
-No lo se, pero ambos sabemos que ese enfrentamiento será inevitable, solo espero que podamos acabar con eso cuando llegue el momento- respondería el rubio mirando al cielo. Entonces ocurrió algo que el rubio no esperaba, Eve le abrazo de la nada y le acaricio el cabello.
-Esta bien tener miedo, yo también aun estoy asustada del ultimo encuentro que tuvimos, pero creo que es por eso mismo que debemos luchar... Cuando llegue el tiempo- la joven finalizo con un tierno beso en la cabeza de Zelas, quien esbozaría una sonrisa al sentir el apoyo de su compañera, pero mas aun por la cercanía que había entre su cara y el escote de ella, y como si la joven estuviera leyendo las intenciones del rubio, se separo de el antes de ponerse de pie. -Muy bien, me iré antes de que arruines el momento, recuerda contactarme cuando llegue el momento, nos vemos- dijo Eve mientras se marchaba feliz.
Zelas entonces se puso de pie y comenzó a caminar por la playa buscando como distraerse cuando noto algo interesante a lo lejos, camino hasta el lugar, Rauko en medio de un circulo dibujado en la arena, rodeado de personas, claramente los estaba derrotando a todos, era Rauko al fin y al cabo. Zelas se metió una mano al bolsillo y palpo 3 cosas, un orbe, una llave y una piedra. Saco la ultima y la dejo tirada por fuera del circulo para luego adentrarse en el y empujar a un tipo que ya había pagado por su intento, fuera del circulo.
-Ninguno de ustedes tiene una oportunidad ya mejor ríndanse- señalo caminando tranquilamente hacia Rauko mientras le saludaba con buen abrazo seguido de una apretada de nalga correspondiente -Oye, que bonita caja, ¿Puedo tenerla?- preguntaría sujetando la caja justo antes de desaparecer y aparecer nuevamente afuera del circulo(2)
OFF: cosas usadas
1_Pieza Metálica : Conexión [Encantamiento, 1 uso] Cuando dos o más de estas cuatro piezas se encuentran en un área de 200 metros de diámetro, una ligera vibración indicará que puede ser activado su efecto. Al activarse, los personajes dentro del radio de acción podrán comunicarse telepáticamente durante un máximo de dos turnos. El personaje no sabrá cuál de las otras piezas es la que está activa hasta que establezca la comunicación, pero la vibración de la suya será más intensa cuantas más piezas se encuentren en el área de acción.
2_Runa de Teleportación [Limitado, 1 uso]: Después de activada y en un periodo no mayor de 2 turnos, el personaje puede desvanecerse y aparecer en el mismo lugar donde se encuentre la piedra, incluso si (onrol) no sabe en qué lugar se encuentra la misma.
PD: tiro runas y después roleo el resultado
Zelas Hazelmere
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
El miembro 'Zelas Hazelmere' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
Como podía esperar, la respuesta era mucho más que compleja que un simple si o no, existía la posibilidad de que lo consiguieran, pero el haber sido creados como herramientas a partir de seres sintientes convertía este asunto en una lucha entre el libre albedrío y el destino, una lucha en la que ellos mismos tendrían que luchar, pero a la que nuestras reacciones a sus acciones podrían decantar la balanza hacia un lado u otro. Había sido una buena respuesta, me parecía comprender mejor todo este asunto, y me había impulsado a seguir indagando en estos extraños seres e intentar ayudar a que al final ganase el libre albedrío, solo me quedaba intentar descubrir como.
- Creo que mi interés parte de dos eventos que no podían ser más diferentes, una masacre y un encuentro casual. Lo primero fue participar en el Asedio a Edén, luché junto a la guardia de Lunargenta contra las tropas del Hombre Muerto, que resultaron ser bio-cibernéticos. Y bueno, en la batalla tampoco te paras a pensar en asuntos tan trascendentes si quieres seguir con vida, pero una vez terminó me quedé pensando en que había algunas cosas extrañas con los bio-cibernéticos, si realmente habían elegido estar allí o era una fuerza mayor lo que les había colocado en esa posición. Y escuchar las deshonestas intenciones que había entre algunos humanos para con los bio-cibernéticos debido a su condicionamiento solo reforzó esos pensamientos.- Me preguntaba si el tío turbio que había entrado en una guerra solo por encontrarse una bio-cibernética a la que beneficiarse seguiría vivo, y no podía decir que esperaba que sí.- Y el segundo momento fue poco después, en la fiesta en Dundarak que se torció por las mariposas explosivas. Mientras todo iba bien nos encontramos con una joven bio-cibernética que estaba intentando comprender lo que era disfrutar de la vida. Era una buena chica, pero me sorprendió lo perdida que estaba en lo que respectaba a... bueno, a vivir. Creo que me ayudó a poder comprenderlos mejor, y así tener al menos alguna respuesta que me sirviera como punto de partida para decidirme a seguir intentando entenderlos y ver si podía hacer algo por ellos. Espero que ella también consiguiera aprender algo aquel día.
Era una versión simplificada de toda la historia, pero consideraba que con eso ya había cubierto lo más importante de mi historia con los bio-cibernéticos y el origen de mi interés por ellos, y tampoco podía retener al erudito para mi toda la noche, que más gente le querría hacer sus preguntas.
- Ha sido un placer hablar con usted. Muy... instructivo. Espero que volvamos a encontrarnos algún día.
Y con esas palabras me despedí del sabio y me fui alejando cada vez más del centro de la fiesta. Entre la gente vi a Oromë y Sena, con la dragona teniendo un aspecto bastante deplorable, aunque en este no era por heridas que no querían cerrarse, o quizás si, pero no eran heridas en el cuerpo. Intenté ocultar mi preocupación por todo eso y me acerqué animosamente.
- Que ánimo tan poco festivo traéis.- Eché una mirada de preocupación a Oromë, pero me abstuve de preguntar, pues dudaba ir a conseguir una respuesta y tampoco quería remover más las cosas, especialmente con la niña delante.- Bueno Sena, ¿qué te parece si nos llevamos a tu madre a hacer algo más entretenido?
Y no tuve tiempo de decir mucho más porque un monte cercano explotó y solo pude quedarme pensando en que no podía ir a una fiesta sin que se algo explotase, normalmente de forma tan literal como acababa de ocurrir.
- Creo que mi interés parte de dos eventos que no podían ser más diferentes, una masacre y un encuentro casual. Lo primero fue participar en el Asedio a Edén, luché junto a la guardia de Lunargenta contra las tropas del Hombre Muerto, que resultaron ser bio-cibernéticos. Y bueno, en la batalla tampoco te paras a pensar en asuntos tan trascendentes si quieres seguir con vida, pero una vez terminó me quedé pensando en que había algunas cosas extrañas con los bio-cibernéticos, si realmente habían elegido estar allí o era una fuerza mayor lo que les había colocado en esa posición. Y escuchar las deshonestas intenciones que había entre algunos humanos para con los bio-cibernéticos debido a su condicionamiento solo reforzó esos pensamientos.- Me preguntaba si el tío turbio que había entrado en una guerra solo por encontrarse una bio-cibernética a la que beneficiarse seguiría vivo, y no podía decir que esperaba que sí.- Y el segundo momento fue poco después, en la fiesta en Dundarak que se torció por las mariposas explosivas. Mientras todo iba bien nos encontramos con una joven bio-cibernética que estaba intentando comprender lo que era disfrutar de la vida. Era una buena chica, pero me sorprendió lo perdida que estaba en lo que respectaba a... bueno, a vivir. Creo que me ayudó a poder comprenderlos mejor, y así tener al menos alguna respuesta que me sirviera como punto de partida para decidirme a seguir intentando entenderlos y ver si podía hacer algo por ellos. Espero que ella también consiguiera aprender algo aquel día.
Era una versión simplificada de toda la historia, pero consideraba que con eso ya había cubierto lo más importante de mi historia con los bio-cibernéticos y el origen de mi interés por ellos, y tampoco podía retener al erudito para mi toda la noche, que más gente le querría hacer sus preguntas.
- Ha sido un placer hablar con usted. Muy... instructivo. Espero que volvamos a encontrarnos algún día.
Y con esas palabras me despedí del sabio y me fui alejando cada vez más del centro de la fiesta. Entre la gente vi a Oromë y Sena, con la dragona teniendo un aspecto bastante deplorable, aunque en este no era por heridas que no querían cerrarse, o quizás si, pero no eran heridas en el cuerpo. Intenté ocultar mi preocupación por todo eso y me acerqué animosamente.
- Que ánimo tan poco festivo traéis.- Eché una mirada de preocupación a Oromë, pero me abstuve de preguntar, pues dudaba ir a conseguir una respuesta y tampoco quería remover más las cosas, especialmente con la niña delante.- Bueno Sena, ¿qué te parece si nos llevamos a tu madre a hacer algo más entretenido?
Y no tuve tiempo de decir mucho más porque un monte cercano explotó y solo pude quedarme pensando en que no podía ir a una fiesta sin que se algo explotase, normalmente de forma tan literal como acababa de ocurrir.
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Corlys responde al erudito, luego se va a molestar a Oromë
Corlys Glokta
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
Las palabras persuasivas de la mujer bailaban en mis oídos. Los susurros de oscuridad proyectaban en mi imaginación imágenes de poder y conocimiento. La tentación se apoderaba de mi raciocinio, un esbozo de sonrisa se dibujaba en mi rostro mientras las sombras me rodeaban.
Meditaba cada frase de aquella figura enigmática, hace años la luz había desaparecido de mi vida cuando comencé mi cruzada de poder. La maldición me había arrebatado la posibilidad de abrazar el sol, la penumbra era mi hogar, mis motivaciones no veían moralidad. El monstruo dentro de mí solo quería saciar su voracidad de poder, su anhelo de aprender, su intención de ser un Dios.
Acepto, tomaré la oscuridad - dije, dejando que la negrura de las sombras que se extendían de aquella mujer me imbuyesen. Sería su campeón.
Una extraña sensación de agitación sacudió mi ser. Fantasmas se arremolinaban dentro de mí, provocando que cada ápice de mi cuerpo se sintiera diferente, fuerte. Abría y cerraba mi mano mientras veía con detenimiento como mis venas y arterias se expandían bombeando sangre por el choque de adrenalina. Los músculos se tensaban, dolía, pero resultaba placentero el cómo cada célula de mi piel parecía morir y renacer en cuestión de instantes imperceptibles. Un dolor que me recordaba aquella sensación cuando dejé la fragilidad humana y abracé la maldición vampírica.
Tengo muchas preguntas, pero sé que no responderás nada, o al menos no de momento… - dije disgustado sabiendo que tenía razón. - Considero que te seré más útil mientras sepa cuáles son los designios de la oscuridad. - señalé mientras en mi mente una segunda línea de pensamiento recalcaba la idea de que mientras más supiera, menos posibilidades de perder en aquella relación. Al final de cuentas, los demonios solo juegan cuando saben que pueden ganar, y en lo personal no me agrada perder…
Las inseguridades promovidas por aquella noche reflexiva de Dante ponían trabas en sus intenciones de acercarse al erudito. Sentía que sus verdaderas preguntas no tendrían respuesta, o que en el peor de los casos lo que obtendría solo lo hundiría más en la miseria.
Creo que mejor voy por un poco de sopa… - dijo el humano cabizbajo a su cuervo mientras observaba el grupo de personas que seguía al erudito.
Una explosión seguida de una ola de oscuridad sacó la alegría de los rostros de los presentes en aquel festival. El heredero de los Vulwulf parecía consternado ante aquel ataque que había creado gran conmoción.
Un hombre silenció los gritos de desesperación de los presentes que, asustados por lo sucedido, empezaban a alejarse entre empujones, víctimas de la histeria y el temor a lo desconocido: la oscuridad. El anciano, con autoridad y lo que parecía una certeza incuestionable, habló del significado de aquella explosión y de cómo los dioses se enfrentaban en sus luchas de orgullo entre el bien y el mal, entre la Luz y la Oscuridad.
Dante escuchó atónito a sus palabras, sus convicciones religiosas le imponían una gran moralidad, aunque la misma pudiese ser cuestionable por como era aplicada. El humano tenía un nuevo propósito en aquella festividad.
¡Kvasir, Munin! (1) Busca a los señalados por el viejo. - dictó el humano a su cuervo, que acto seguido alzó alas entre las estrellas para sobrevolar el festival y ubicar a la doncella de cabellos castaños y mirada azul, y el pálido elfo de cabellos azabache. No era una descripción muy elaborada, pero sabía que no sería el único que los buscaría para pedir explicaciones o sencillamente juzgarlos.
Los pensamientos del cuervo mientras buscaba a los sospechosos solo jugaban con la idea de que si Zagreus hubiese estado en el festival seguramente también lo perseguirán, tenía un talento innato para ser el antagonista.
Tras un par de círculos en el cielo, el cuervo con su afilada visión vio como un hombre intentaba forcejear con una mujer de cabello castaño. El ave graznó y Dante sacó de los pliegos de su capa su brazo metálico con la ballesta montada, estaba dispuesto a asistir aquel arresto. El cuervo volvió a emitir un sonido en el cielo, haciendo que el humano detuviera su carrera y mirara a su compañero que ahora indicaba una nueva dirección a las orillas de la playa.
El humano entendía que la mujer ya estaba siendo controlada, pero el elfo que describía el anciano parecía pasar desapercibido. Kvasir se posó nuevamente en el hombro del Dante y le informó con su código de picoteos todo lo que había visto, haciendo que el humano cambiara de rumbo siguiendo las directrices del ave.
Tras una corta carrera llegó a una hoguera apartada. Desenfundando su ballesta a la distancia, colocando un brazo sobre la prótesis metálica para garantizar mayor precisión, apuntó lo que parecía ser el elfo que era acusado de ser un adalid de la oscuridad. - ¡Habla elfo! - gritó amenazante. - Tú eres el siervo de la oscuridad que causó todo esto - completó sin dejar claro si era una interrogante o una conclusión.
_______________________
Off
Zagreus: Acepta el trato de la oscuridad.
Dante y Kvasir: La vergüenza no le permite formular su pregunta al erudito, en cambio, persigue a Iori y Nousis para buscar respuestas o enfrentarlos. Al ver que ya la humana está siendo abordada se dirige hacia el elfo.
(1) Nivel 1: Munin Activa (2 usos)
Dante da una señal a Kvasir para que vuele y explore por los aires el perímetro por 1 turno. El cuervo es capaz de memorizar con detalle todo el terreno en un radio de 20 metros. Al volver, Kvasir le informa a su amo los resultados de su observación.
La habilidad puede emplearse para espiar o seguir objetivos identificados.
Meditaba cada frase de aquella figura enigmática, hace años la luz había desaparecido de mi vida cuando comencé mi cruzada de poder. La maldición me había arrebatado la posibilidad de abrazar el sol, la penumbra era mi hogar, mis motivaciones no veían moralidad. El monstruo dentro de mí solo quería saciar su voracidad de poder, su anhelo de aprender, su intención de ser un Dios.
Acepto, tomaré la oscuridad - dije, dejando que la negrura de las sombras que se extendían de aquella mujer me imbuyesen. Sería su campeón.
Una extraña sensación de agitación sacudió mi ser. Fantasmas se arremolinaban dentro de mí, provocando que cada ápice de mi cuerpo se sintiera diferente, fuerte. Abría y cerraba mi mano mientras veía con detenimiento como mis venas y arterias se expandían bombeando sangre por el choque de adrenalina. Los músculos se tensaban, dolía, pero resultaba placentero el cómo cada célula de mi piel parecía morir y renacer en cuestión de instantes imperceptibles. Un dolor que me recordaba aquella sensación cuando dejé la fragilidad humana y abracé la maldición vampírica.
Tengo muchas preguntas, pero sé que no responderás nada, o al menos no de momento… - dije disgustado sabiendo que tenía razón. - Considero que te seré más útil mientras sepa cuáles son los designios de la oscuridad. - señalé mientras en mi mente una segunda línea de pensamiento recalcaba la idea de que mientras más supiera, menos posibilidades de perder en aquella relación. Al final de cuentas, los demonios solo juegan cuando saben que pueden ganar, y en lo personal no me agrada perder…
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Las inseguridades promovidas por aquella noche reflexiva de Dante ponían trabas en sus intenciones de acercarse al erudito. Sentía que sus verdaderas preguntas no tendrían respuesta, o que en el peor de los casos lo que obtendría solo lo hundiría más en la miseria.
Creo que mejor voy por un poco de sopa… - dijo el humano cabizbajo a su cuervo mientras observaba el grupo de personas que seguía al erudito.
Una explosión seguida de una ola de oscuridad sacó la alegría de los rostros de los presentes en aquel festival. El heredero de los Vulwulf parecía consternado ante aquel ataque que había creado gran conmoción.
Un hombre silenció los gritos de desesperación de los presentes que, asustados por lo sucedido, empezaban a alejarse entre empujones, víctimas de la histeria y el temor a lo desconocido: la oscuridad. El anciano, con autoridad y lo que parecía una certeza incuestionable, habló del significado de aquella explosión y de cómo los dioses se enfrentaban en sus luchas de orgullo entre el bien y el mal, entre la Luz y la Oscuridad.
Dante escuchó atónito a sus palabras, sus convicciones religiosas le imponían una gran moralidad, aunque la misma pudiese ser cuestionable por como era aplicada. El humano tenía un nuevo propósito en aquella festividad.
¡Kvasir, Munin! (1) Busca a los señalados por el viejo. - dictó el humano a su cuervo, que acto seguido alzó alas entre las estrellas para sobrevolar el festival y ubicar a la doncella de cabellos castaños y mirada azul, y el pálido elfo de cabellos azabache. No era una descripción muy elaborada, pero sabía que no sería el único que los buscaría para pedir explicaciones o sencillamente juzgarlos.
Los pensamientos del cuervo mientras buscaba a los sospechosos solo jugaban con la idea de que si Zagreus hubiese estado en el festival seguramente también lo perseguirán, tenía un talento innato para ser el antagonista.
Tras un par de círculos en el cielo, el cuervo con su afilada visión vio como un hombre intentaba forcejear con una mujer de cabello castaño. El ave graznó y Dante sacó de los pliegos de su capa su brazo metálico con la ballesta montada, estaba dispuesto a asistir aquel arresto. El cuervo volvió a emitir un sonido en el cielo, haciendo que el humano detuviera su carrera y mirara a su compañero que ahora indicaba una nueva dirección a las orillas de la playa.
El humano entendía que la mujer ya estaba siendo controlada, pero el elfo que describía el anciano parecía pasar desapercibido. Kvasir se posó nuevamente en el hombro del Dante y le informó con su código de picoteos todo lo que había visto, haciendo que el humano cambiara de rumbo siguiendo las directrices del ave.
Tras una corta carrera llegó a una hoguera apartada. Desenfundando su ballesta a la distancia, colocando un brazo sobre la prótesis metálica para garantizar mayor precisión, apuntó lo que parecía ser el elfo que era acusado de ser un adalid de la oscuridad. - ¡Habla elfo! - gritó amenazante. - Tú eres el siervo de la oscuridad que causó todo esto - completó sin dejar claro si era una interrogante o una conclusión.
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Zagreus: Acepta el trato de la oscuridad.
Dante y Kvasir: La vergüenza no le permite formular su pregunta al erudito, en cambio, persigue a Iori y Nousis para buscar respuestas o enfrentarlos. Al ver que ya la humana está siendo abordada se dirige hacia el elfo.
(1) Nivel 1: Munin Activa (2 usos)
Dante da una señal a Kvasir para que vuele y explore por los aires el perímetro por 1 turno. El cuervo es capaz de memorizar con detalle todo el terreno en un radio de 20 metros. Al volver, Kvasir le informa a su amo los resultados de su observación.
La habilidad puede emplearse para espiar o seguir objetivos identificados.
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
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Cuando me di cuenta, ya había vencido a unos cuantos ingenuos que pensaron que tenían alguna oportunidad, y en ningún momento apareció alguien con alguna magia a la que, durante todo aquel rato, intenté prepararme mentalmente, hecho que me hizo sentirme un poco tonto.
Siendo evidente mi superioridad, lo cual era lamentable, las personas empezaron a perder el interés y se marchaban, reduciendo el número de espectadores. Si quedaban muy pocos, tendría que cambiar mi plan para proteger la cajita. Volvería a la situación inicial.
Siendo más sencillo que, en un despiste mío, alguien robara la caja, la desamarré de la espada y la mantuve en una mano, una mano mía, claro.
Me volví en cuanto el nuevo retador se anunció.
–Soy Kang Thor de Zafinado –exclamó, gesticulando con teatralidad–, hijo de mi padre y nieto de mi abuelo. He estado en miles de batallas, aunque de lejitos en un sitio seguro, ¡pero estuve! Y quizás no fueron tantas, pero es que no vi necesaria contarlas y lo importante es que todas fueron significativas. Mi vasta experiencia en el arte de la guerra será el arma con la que te haré saborear el amargo sabor de la derrota, y mi temple, que fue forjado en las interminables filas que hice para comprar biusas donde hubieran en oferta, será la pala con la que sepultaré tu inútil orgullo como guerrero. ¡Yo…!
Alguien lo apartó de un empujón, mandándolo fuera del círculo. Kang tropezó y cayó de bruces, quedando inconsciente.
Zelas era quien había aparecido, siendo Zelas y aún vivo porque no estábamos en Roilkat. Le saludé con una sonrisa, pero eso no fue suficiente para su rebosante aprecio hacia mí, por lo que me abrazó y, como era costumbre, me agarró una nalga. Acostumbrado a ese peculiar saludo, le respondí haciendo lo mismo.
Zelas se apartó y me hizo una pregunta que me tomó desprevenido. En lo que reaccioné simplemente ladeando la cabeza, tomó la caja y, en lo que sería apenas un instante que se negó a morir en la fugacidad, lo vi envolverse en un veloz estallido de éter.
Más por instinto que por algún atisbo de mi escaza inteligencia, hice estallar mi propio éter para dispararme en un cegador movimiento con el que intenté arrebatarla la caja antes de que sucediera lo que sea que intentaba.
El instante llegó a fin. Zelas desapareció y apareció fuera del círculo. Yo permanecí dentro, con mi cuerpo humeante de magia residual. Miré mis manos.
♆ ✧
Xana seguía por ahí, en algún lado, siendo Xana, y nadie podía impedírselo. ¡Y mucho menos hacerla vestir de blanco!
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
Rauko responde a Zelas, usando una habi racial, Ojos de elfo, y la habi nvl 5, Impulso destellante.
Mientras tanto, Xana sigue viva.
Mientras tanto, Xana sigue viva.
Rauko
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
El miembro 'Rauko' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
Vulwufar.
Temporada... (Antes de todo el pedo de los 13 días y quizá después de los niños que no son niños (?))
Temporada...
Alcohol y sopita caliente definitivamente no era la mejor de las combinaciones para pensar con claridad. En mi descuido, impulsividad e ingenuidad había perdido mi futuro costurero - conclusión a la que había llegado al desconocer que contenía y no poder abrirla por lo pronto-, a mano de un sujeto extraño que emprendió a la fuga.
Por suerte mi llamado mental fue respondido, Gaegel - más ebrio que yo - había llegado justo en el momento del robo y Zelas - que estaba peor que el primero- en un mensaje de tetas y sabe qué más , contestó que enviaría a mi hermano.
- ¡Se llevó mi cajita! - Grité como si de niña grande se tratara. - ¡Gaegel, yo te elijo! Tiene mi olor, ¡Atrapalo! - Solté sin pensarlo mucho ante la lógica de que había abrazado esa cosa todo el día y seguir el rastro podía ser de utilidad.
Tras eso salí corriendo a la dirección por la que había visto marcharse al sujeto. Ciertamente tenía cierta desventaja en la oscuridad, salvo por las fogatas encendidas que mercaban algunos puntos. En mi delirio alcohólico - digestivo , recordé quién había estado conmigo en el comedor antes de perderlo de vista. Aquello era lo que necesitaba, ojos en la oscuridad y él podía darmelos, pero ¿Cómo localizarlo? No podía aplicar como con los chicos.
No tenía opciones y poco tiempo por lo que hice lo más prudente. - ¡COOOORLYYYYS! ¡TUS OJOS! ¡MI CAJA! - Grité desgarrando mi voz sin dejar de correr. No sabía si aquello surtiría el efecto deseado pero ya se había hecho el intento.
Por suerte mi llamado mental fue respondido, Gaegel - más ebrio que yo - había llegado justo en el momento del robo y Zelas - que estaba peor que el primero- en un mensaje de tetas y sabe qué más , contestó que enviaría a mi hermano.
- ¡Se llevó mi cajita! - Grité como si de niña grande se tratara. - ¡Gaegel, yo te elijo! Tiene mi olor, ¡Atrapalo! - Solté sin pensarlo mucho ante la lógica de que había abrazado esa cosa todo el día y seguir el rastro podía ser de utilidad.
Tras eso salí corriendo a la dirección por la que había visto marcharse al sujeto. Ciertamente tenía cierta desventaja en la oscuridad, salvo por las fogatas encendidas que mercaban algunos puntos. En mi delirio alcohólico - digestivo , recordé quién había estado conmigo en el comedor antes de perderlo de vista. Aquello era lo que necesitaba, ojos en la oscuridad y él podía darmelos, pero ¿Cómo localizarlo? No podía aplicar como con los chicos.
No tenía opciones y poco tiempo por lo que hice lo más prudente. - ¡COOOORLYYYYS! ¡TUS OJOS! ¡MI CAJA! - Grité desgarrando mi voz sin dejar de correr. No sabía si aquello surtiría el efecto deseado pero ya se había hecho el intento.
Meleis
Las palabras de Zelas lo dejaron un poco confundido, pero solo la mención de que su hermana necesitaba ayuda le bastó para ponerse en alerta. ¿En qué clase de lío se había metido?
Tras despedirse de sus acompañantes, salió corriendo hacia el lugar indicado. Ubicarse no fue complicado pues los gritos de su hermana gritando cosas sin sentido resonaban en el área. Solo tenía que seguir la voz para alcanzarla con facilidad y tener un poco más de contexto sobre lo que estaba sucediendo.
Tras despedirse de sus acompañantes, salió corriendo hacia el lugar indicado. Ubicarse no fue complicado pues los gritos de su hermana gritando cosas sin sentido resonaban en el área. Solo tenía que seguir la voz para alcanzarla con facilidad y tener un poco más de contexto sobre lo que estaba sucediendo.
- Off:
- Voy tras el ladrón y llamo a Corlys como grito de la llorona. (?)
Cositas previas:
- Primer Reto: La cucaña. (Runa Buena) [Realizado]
- Segundo Reto: Sopa Comunitaria. [Realizado]
Aporto (2) Hongos de Lithe. El registro está en la[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Ocarina - Bolso
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso
- Bomull [Gomejo]
- Inventario Meleis:
- Bolso del Explorador.
- Armadura de Fieras Normal. [A. Ligera / Encantamiento Pudor]
- Poción de Salud Diluida. [Dentro del Bolso]
- Medicina multipropósito. [Dentro del Bolso]
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
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Siempre era agradable encontrar una cara conocida en alguna festividad, ¿no es así?
Bueno, máscara conocida en este caso…
De todos modos, como iba escribiendo, encontrar a alguien conocido generaba momentos dónde poder rememorar alguna antigua batalla o historia. Y ya que estamos, ¿de qué servía ser mercenario si no era para alardear de tus gestas?
Igual Vincent diría que en realidad servía para ayudar a la gente necesitada de protección, que eligió su estilo de vida para no estar esclavizado por la lealtad a grupo alguno… Pero qué chico tan amable era este brujo.
Más, qué diablos, poder hacerse el veterano también era divertido. Eso no lo podía negar esta gañán del sur. Y aquella parecía una nueva oportunidad propicia para ello, si no fuera por la figura misteriosa que los acompañaba.
Nuestro querido, a veces no tan querido, brujo, no podía evitar preguntarse si aquella persona no podía responderle a nada. ¿Tan mala educación tenía el sujeto? ¿Le había molestado el comentario del vampiro acaso? ¿No le gustaba la sopa?
Eran dudas del todo normal, ya que el tipo no es que le hubiera hecho mucho caso. El erudito sabría la respuesta. O tal vez no.
Por supuesto, Vinc sabía cuando no caía bien. Pasaba tan a menudo, cómo para no saberlo, ¿no?
- He conocido piedras más elocuentes-, comentó.
Ven lo que les decía. Pasaba a menudo.
Entonces la chica tuvo un arranque de lo más inesperado. Sorpresivo, sí, pero sólo durante el tiempo que nuestro hechicero tardó en notar que la chica iba bien puesta de esencia divina. Sí, iba hasta arriba de bebida, aunque no podía estar seguro de sí bebidas fermentadas o destiladas. Pero agua no era, eso seguro.
Y ahí fue cuando la sopa fue tomada a la fuerza. Oye, la sopa estaba en oferta, la figura de inexistente respuesta no se había pronunciado al respecto, así que podíamos decir que la sopa estaba disponible para cualquiera que quisiera agarrar el cuenco.
Momento después el brujo miraba hacia el suelo.
«¿Qué cojones acaba de pasar?», se preguntó
- Eh, no. No aceptes este tipo de tratos a la ligera-, mentó, adelantando un paso hacia la joven, más fue demasiado lento. - Pero será cabrón. A mí no me hizo ni puto caso, me faltarán atributos-, comentó, haciendo un gesto con las manos de sostenerse unas buenas domingas. - O tal vez odia la sopa-, intentó relajar el ambiente.
La figura misteriosa no había traído nada bueno, para no variar.
- ¿Pero qué podrían hacer las autoridades por ella? - preguntó, con sincera duda, mirando hacia su amigo. - Ninguna guardia haría nada a ese respecto, me temo. Quizás sea mejor llevarla ante un sacerdote…
El brujo no añadió nada más y dejó la frase a medio terminar. Pensar en sacerdotes de la luz le hizo recordar unas palabras de la joven, y evitó mentar la palabra para no conseguir el efecto contrario. No quería que se volviera hostil al decirle que iba a llevarla ante elfos.
- Tienes que encontrar a dos personas, dijiste antes. ¿Qué ocurrió? - preguntó. - Te lo creas o no-, siguió diciendo, tomando postura fachera y señalando con el pulgar de su mano diestra su pecho. - Pese a lo guapo que soy, también sé hacer más cosas que ser bonito, a diferencia de la mayoría de chicos guapos. Podría ayudarte con eso, si me cuentas lo que pasó.
Optó por tomar la postura comprensiva. Entender por qué la chica aceptó el trato de forma tan ligera. Pese a estar borracha, había algo más.
- Qué me dices, acepta que te acompañemos a ver un experto y te invito a unos tragos. Y vemos que podemos hacer al respecto.
Vincent parecía cómodo y relajado y realmente estaba relajado. Después de todo, no era la primera vez que tenía que lidiar con situaciones parecidas. La vida de un mercenario estaba llena de luces y sombras.
Vincent Calhoun
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
¿Acaso era capaz de recordar quién había sido ella, antes de que el mundo le dijese en quién se debía de convertir?
La voz de Sango, se apagó. Y en aquel instante, los últimos rescoldos de reticencia en Iori murieron.
Los ojos dorados de aquella figura, se clavaron como una marca hecha a fuego en su corazón. Sintió que, de alguna forma, sus fragmentos internos quedaban impregnados de esa mirada. Un color que despertaba un anhelo en ella que no había sido capaz de admitirse a si misma con palabras. La necesidad, el grito en el silencio de sentirse amada por alguien. Por su madre.
Encontró entonces algo que hacía tiempo que no sentía.
En medio del abandono de los que creyó cercanos, de la indiferencia y la distancia. Sentir más que nunca el dolor de la soledad que la acechaba en un camino en el que todos desistieron, dejándola a un lado. En aquella criatura encontró calor. Y más que nada, esa sensación nubló su juicio por completo.
Notó como las grietas en ella se rellenaban, con las sombras que la rodearon. Volviéndola fuerte. Estable. Dura de nuevo.
Indestructible.
Observó, extasiada, el cielo cubrirse y la luz de la explosión llenar la enorme playa de agitación. Analizó sus manos, notando como, un poco, su mente se aclaraba a pesar del alcohol que había ingerido. La multitud se inquietó más, cuando aquel curioso anciano comenzó a hablar, y el señor de Vulwulf lo encaró en público. La mestiza poco caso hizo, centrada en analizar las emociones que la recorrían por dentro.
Tratando de, ignorar, que no todos le habían dado la espalda por completo. Sus ojos verdes habían querido caminar a su lado.
Fue la mano sobre su antebrazo lo que la sacó de sus densas cavilaciones. Un agarre firme, enérgico. Deseable. La mestiza se volvió a él y sonrió complacida. Y leyó con total claridad la decepción en la mirada del enmascarado que no conocía de nada. Parpadeó ante aquella emoción, sin comprender de dónde nacía. Dio un paso hacia él, acortando de forma íntima la distancia. El brillo oscuro en su mirada.
- Es la Oscuridad lo que nos permite ver las estrellas. Dime desconocido, ¿Qué verías en el cielo sin ella? - guardó silencio, escuchando el eco de sus propias palabras antes de continuar. - No tengo intención de acompañarte con las autoridades. Prueba a invitarme hacia otro lugar - tanteó, ignorando por completo el brillo de amargura en sus ojos.
Ni sus palabras ni sus gestos revelaban el conflicto, pero Iori lo podía ver con claridad. Aún en la oscuridad de la noche.
El hombre al que recordaba vagamente haberle arrebatado la sopa intervino. Su forma de hablar, su postura corporal hacia el enmascarado, hizo que Iori imaginase que se conocían ambos previamente. Lo miró de forma apreciativa, por mediar por ella para evitar la complicación de las autoridades, y por lo atractivo que resultaba a su vista.
Además de su aspecto físico, su propuesta fue lo más interesante que escuchó desde que estaba en la playa. La sonrisa de Iori se ensanchó y tiró ligeramente para soltarse del enmascarado sin ser brusca.
- Me llamo Iori - pronunció, sintiendo una seguridad que no la hacía dudar de sus acciones. - Necesito encontrar a dos Ojosverdes. Ellos participaron en el asesinato de mis padres. Los mataron porque se amaban. - Miró con los ojos muy abiertos a ambos, como quien narra un hecho increíble. - ¿Os lo podéis creer? El amor motivo de condena. - Se detuvo un instante, dándose cuenta de que, por algún motivo, sus emociones tormentosas sobre lo más doloroso de su vida parecían estar anestesiadas.
Esperó a que el familiar golpe que arrasaba con ella por dentro la privase de respiración. La dejase incapaz de atender a su alrededor mientras encajaba la agonía del recuerdo.
Pero nada de eso sucedió.
Extendió una mano para apoyarse un instante en algo. El pecho del enmascarado.
- Necesito llegar a ellos. - concluyó alzando la vista hacia el rubio recién llegado. - Pero antes de eso - Se giró de cara al muchacho que le había servido las bebidas. - Lo que me serviste en ese último vaso, es puro veneno. Dame uno de esos pedazos de pergamino. Y algo para escribir. - El joven la observó con expresión temerosa. Extendió sobre la barra ambos objetos y se retiró de nuevo. La gente murmuraba cerca de ella, pero Iori lo ignoró.
- Él te pagará por cierto. ¿Verdad? - miró con una sonrisa enorme al enmascarado antes de alzar en cada mano pergamino y pluma.
- ¿Alguno de vosotros sabe escribir? Tengo un recuerdo que quemar -
Offrol: Interactúo con Alward y con Vincent. Iori trata de desviar la atención para no ser llevada a las autoridades.
La voz de Sango, se apagó. Y en aquel instante, los últimos rescoldos de reticencia en Iori murieron.
Los ojos dorados de aquella figura, se clavaron como una marca hecha a fuego en su corazón. Sintió que, de alguna forma, sus fragmentos internos quedaban impregnados de esa mirada. Un color que despertaba un anhelo en ella que no había sido capaz de admitirse a si misma con palabras. La necesidad, el grito en el silencio de sentirse amada por alguien. Por su madre.
Encontró entonces algo que hacía tiempo que no sentía.
En medio del abandono de los que creyó cercanos, de la indiferencia y la distancia. Sentir más que nunca el dolor de la soledad que la acechaba en un camino en el que todos desistieron, dejándola a un lado. En aquella criatura encontró calor. Y más que nada, esa sensación nubló su juicio por completo.
Notó como las grietas en ella se rellenaban, con las sombras que la rodearon. Volviéndola fuerte. Estable. Dura de nuevo.
Indestructible.
Observó, extasiada, el cielo cubrirse y la luz de la explosión llenar la enorme playa de agitación. Analizó sus manos, notando como, un poco, su mente se aclaraba a pesar del alcohol que había ingerido. La multitud se inquietó más, cuando aquel curioso anciano comenzó a hablar, y el señor de Vulwulf lo encaró en público. La mestiza poco caso hizo, centrada en analizar las emociones que la recorrían por dentro.
Tratando de, ignorar, que no todos le habían dado la espalda por completo. Sus ojos verdes habían querido caminar a su lado.
Fue la mano sobre su antebrazo lo que la sacó de sus densas cavilaciones. Un agarre firme, enérgico. Deseable. La mestiza se volvió a él y sonrió complacida. Y leyó con total claridad la decepción en la mirada del enmascarado que no conocía de nada. Parpadeó ante aquella emoción, sin comprender de dónde nacía. Dio un paso hacia él, acortando de forma íntima la distancia. El brillo oscuro en su mirada.
- Es la Oscuridad lo que nos permite ver las estrellas. Dime desconocido, ¿Qué verías en el cielo sin ella? - guardó silencio, escuchando el eco de sus propias palabras antes de continuar. - No tengo intención de acompañarte con las autoridades. Prueba a invitarme hacia otro lugar - tanteó, ignorando por completo el brillo de amargura en sus ojos.
Ni sus palabras ni sus gestos revelaban el conflicto, pero Iori lo podía ver con claridad. Aún en la oscuridad de la noche.
El hombre al que recordaba vagamente haberle arrebatado la sopa intervino. Su forma de hablar, su postura corporal hacia el enmascarado, hizo que Iori imaginase que se conocían ambos previamente. Lo miró de forma apreciativa, por mediar por ella para evitar la complicación de las autoridades, y por lo atractivo que resultaba a su vista.
Además de su aspecto físico, su propuesta fue lo más interesante que escuchó desde que estaba en la playa. La sonrisa de Iori se ensanchó y tiró ligeramente para soltarse del enmascarado sin ser brusca.
- Me llamo Iori - pronunció, sintiendo una seguridad que no la hacía dudar de sus acciones. - Necesito encontrar a dos Ojosverdes. Ellos participaron en el asesinato de mis padres. Los mataron porque se amaban. - Miró con los ojos muy abiertos a ambos, como quien narra un hecho increíble. - ¿Os lo podéis creer? El amor motivo de condena. - Se detuvo un instante, dándose cuenta de que, por algún motivo, sus emociones tormentosas sobre lo más doloroso de su vida parecían estar anestesiadas.
Esperó a que el familiar golpe que arrasaba con ella por dentro la privase de respiración. La dejase incapaz de atender a su alrededor mientras encajaba la agonía del recuerdo.
Pero nada de eso sucedió.
Extendió una mano para apoyarse un instante en algo. El pecho del enmascarado.
- Necesito llegar a ellos. - concluyó alzando la vista hacia el rubio recién llegado. - Pero antes de eso - Se giró de cara al muchacho que le había servido las bebidas. - Lo que me serviste en ese último vaso, es puro veneno. Dame uno de esos pedazos de pergamino. Y algo para escribir. - El joven la observó con expresión temerosa. Extendió sobre la barra ambos objetos y se retiró de nuevo. La gente murmuraba cerca de ella, pero Iori lo ignoró.
- Él te pagará por cierto. ¿Verdad? - miró con una sonrisa enorme al enmascarado antes de alzar en cada mano pergamino y pluma.
- ¿Alguno de vosotros sabe escribir? Tengo un recuerdo que quemar -
Offrol: Interactúo con Alward y con Vincent. Iori trata de desviar la atención para no ser llevada a las autoridades.
Iori Li
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
En pocas ocasiones, la vida ofrecía un camino fácil. Sólo las adecuadas dosis de esfuerzo e ingenio podían llegar a abrir la mayor parte de las puertas que uno deseaba cruzar. La suerte, o el azar, materializaban la llave oculta que vencía las cerraduras a priori imposibles. Ese fue el último pensamiento del elfo antes de que sus propias palabras se desdibujasen de unos recuerdos tan recientes como vaporosos. Un súbito dolor irradió hacia el interior de su frente, expandiéndose hasta la parte posterior del cráneo.
Por un momento, cerró los ojos, como si aquel gesto pudiese de alguna forma controlar el agudo malestar. Los sonidos de la fiesta, ajenos a esos extraños minutos que el espadachín estaba perdiendo como arena entre los dedos, proseguían acunando el ambiente festivo.
Sólo cuando dejó de esforzarse en recordar, el sufrimiento remitió.
Paseó la mirada alrededor, irguiéndose. Aún algo alejado del bullicio central, no le fue difícil distinguir como la multitud se había arremolinado en lo que sospechaba el epílogo de la celebración. Últimos cánticos, últimos tragos, antes de regresar a casa con una felicidad nacida de la sencillez. Nousis sonrió de medio lado, sin burla alguna. Estaban en su derecho.
Sacudió la arena de su ropa una vez más, analizando el mejor camino para abandonar la comarca a pesar de la oscuridad de la noche. Un lugar así resultaba perfecto para asaltantes y saqueadores, quienes podían solventar todo el año a través de secuestros y robos de ingenuos, borrachos y viajeros solitarios. Desenvainó su espada, una vez hubo escogido la ruta más conveniente. Su senda hasta esas playas, no exenta de problemas, le había mostrado que precisaba algunos artículos que en combate apoyasen a su filo, capa y armadura.
Sólo había dado siete pasos, cuando ocurrió.
Sus ojos grises se abrieron por completo, asombrados ante un estallido tan aleatorio que le privó de reacción durante varios segundos. Los rostros de las gentes que podía contemplar habían abandonado toda alegría, enterrada bajo una preocupación y una sensación de peligro que el mismo espadachín casi podía tomar en sus manos.
Pero el Indirel ya había experimentado las consecuencias que mezclaban un acontecimiento desafortunado con un gentío. Una vaca muerta en un pueblo que pasaba hambre; el asesinato de un niño en un región que arrastraba problemas entre clanes desde hacía generaciones; una casa derrumbada justo antes del invierno nórdico… Las personas siempre necesitaban calmar su miedo provocándoselo a otros, buscando culpables sin un razonamiento juicioso. Él era uno de tantos, de cientos y cientos que habían acudido a la festividad. No había forma de que aquello pudiese traerle problemas. Y sin embargo, una extraña lobreguez en un rincón de su mente lo inquietó sobremanera. Por ello, volvió a alejarse retomando la ruta que había decidido, hasta que los murmullos de los reunidos fueron aumentando en volumen e ira. El elfo giró la cabeza, únicamente para discernir a un anciano que, presidiendo la hora más sombría, parecía explicar algo a las masas. No era asunto suyo.
Sus huellas prosiguieron hollando el suelo, buscando la fortuna de fundirse de una vez con los bosques cercanos.
No fue posible.
Gritos e insultos lo sorprendieron y con el mentón sobre el hombro izquierdo, observó sin dejar de caminar como un grupo de humanos continuaban interpelándole. Buscando evitar un malentendido, volvió a envainar y se detuvo, hasta que llegaron casi a su altura. Un grupo compuesto por cinco hombres y dos mujeres, que agarraban palos y piedras. Los ojos del espadachín se achicaron. No podía ser cierto, se dijo recordando al anciano. No podía tener tan mala suerte. Incluso un cuervo graznó por encima de él.
-Detente- ordenó señalándole uno de los dos más corpulentos- Vendrás con nosotros. Nuestro señor te juzgará por tus crímenes.
-¿Qué?- espetó Nou. Incluso cumplidos sus peores presagios, tal acusación lo conmocionó.
-¡Tienes que venir!- chilló una de las mujeres- ¡siervo del mal! ¡siervo del mal!
Otros dos campesinos corearon esas tres palabras, y el hijo de Sandorai respiró, buscando calmarse.
-No he tenido nada que ver con eso- señaló al lugar de la explosión- estáis completamente…
Pero una piedra impactó en su hombro, antes de que otra alcanzase su frente. La sangre manó hacia el ojo y la mejilla. Llevando los dedos de la mano izquierda al lugar, contempló el líquido rojizo y una oleada de odio de desató en su interior abrasándole de tal forma que llegar a sobreponerse a ella casi le costó el sentido.
“Acabar con ellos es una sentencia de muerte” se repitió cada segundo “Despedazado por una multitud” “Atrapado y castigado”. La necesaria frialdad sopló un viento gélido que redujo las llamas, y Nou los miró uno por uno.
-Si en verdad fuese lo que me acusáis, todos estaríais muertos- un tono oscuro impregnaba su voz, llegado desde el resentimiento y el ansia auténtica de llevarlo a cabo- No habéis conocido más monstruo que el hambre, o más pena que una mala cosecha o un hijo claudicando por enfermedad. La gente como vosotros agacha la cabeza, esperando ser protegida, quejándose en corros mientras juzga a sus iguales cuando no siguen a la manada. Por vuestro bien, dejadme en paz- y volvió sacar su espada de la vaina, girándola sobre su muñeca.
Tal acto pareció terminar con el valor grupal de quienes habían acudido a darle caza, alejándose, murmurando ante la atenta vista del Indirel. No le cabía duda de que volverían con refuerzo, debía alejarse lo más rápido posible.
Pasó de una segunda hoguera aún crepitante, cuando unos volvieron a detenerle unos pasos a la carrera y una nueva conminación. Y su paciencia estaba a punto de sucumbir. Sólo la ballesta del desconocido lo detuvo de comenzar su danza de un filo contra el maldito humano.
-Nada tengo que ver con lo ocurrido- volvió a decir, con un tono algo más átono que la primera vez- He venido solo, a despejarme en un lugar que esperaba tranquilo. ¿Por qué me acusáis a mí? - inquirió hastiado- No soy siervo de nadie, mucho menos de algo como lo que mencionas, humano. No comparemos quien de los dos ha contribuido más al bien. No saldrías bien parado- terminó, clavando en él sus ojos grises.
Maldita era su suerte…
Nousis Indirel
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
Cuando el no-elfo reapareció fuera del circulo, noto que sus manos no sostenían nada, finalmente había terminado como el perdedor de aquel encuentro, aunque al haberle agarrado una nalga a Rauko, ¿Quién podría decir que era un perdedor?, Zelas contemplo a su amigo y se encogió de hombros, asumiendo su derrota y aplaudiéndole a su amigo, fue entonces que una explosión de energía rasgo el cielo y se expandió hasta quien sabe donde, -¿Qué habrá hecho Nousis ahora?- se pregunto el no-elfo, entonces escucho los desvaríos de un señor mayor, como siempre, habían dioses, fuerzas oscuras, traidores y una lucha de la cual no sabíamos nada al respecto.
-¿Estas pensando lo mismo que yo?- preguntaría Zelas a Rauko mientras observaban como sacaban al anciano del lugar -Eh?, nah yo pensaba que era un buen momento para una biusa de consolación- diría esperando por la fruta maravillosa que podía crear su amigo de la nada, y una vez obtuvo una y le dio una mordida, entonces expuso lo que realmente pensaba -¿Crees que la oscuridad sea visible si se esta en una habitación sin iluminación y de noche?- se pregunto mientras se decidía sobre que seria lo que ocurriría en un par de días y el grado de culpa que tendría Nousis en todo eso.
-Por cierto planeas seguir ganando aeros o quieres hacer otra cosa, puedo ayudarte si quieres- señalo mientras esperaba a ver que haría Rauko para acompañarlo por un rato.
OFF: pierdo la batalla por la caja y asumo mi derrota, mientras interactuó con Rauko y culpo a Nousis de lo que sea que vaya a pasar.
-¿Estas pensando lo mismo que yo?- preguntaría Zelas a Rauko mientras observaban como sacaban al anciano del lugar -Eh?, nah yo pensaba que era un buen momento para una biusa de consolación- diría esperando por la fruta maravillosa que podía crear su amigo de la nada, y una vez obtuvo una y le dio una mordida, entonces expuso lo que realmente pensaba -¿Crees que la oscuridad sea visible si se esta en una habitación sin iluminación y de noche?- se pregunto mientras se decidía sobre que seria lo que ocurriría en un par de días y el grado de culpa que tendría Nousis en todo eso.
-Por cierto planeas seguir ganando aeros o quieres hacer otra cosa, puedo ayudarte si quieres- señalo mientras esperaba a ver que haría Rauko para acompañarlo por un rato.
OFF: pierdo la batalla por la caja y asumo mi derrota, mientras interactuó con Rauko y culpo a Nousis de lo que sea que vaya a pasar.
Zelas Hazelmere
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
Estaba siendo una bonita noche. Quizá algo nostálgica, pero eso no tenía por que ser algo malo. Habían cantado, bailado, reído y hecho muchas cosas más. Incluso había habido un discurso motivacional de unidad que había conseguido que una adormilada Catherine se incorporara, aunque solo fuera por el griterío que causó. La gente esperaba con renovadas esperanzas el amanecer...Y como siempre, algo tenía que ocurrir que mandara todo al traste, por no decir otra palabra más adecuada pero mucho mas soez.
Primero una oscuridad antinatural tapó las estrellas y logró ponerle a la sacerdotisa la piel de gallina, seguida de una explosión, originada en un monte no muy lejano y que alcanzó el lugar de la festividad en forma de un fuerte golpe de viento que agitó toda hoguera de la zona hasta el punto de lograr apagar algunas de las más pequeñas, y amenazar a las más grandes. Algunos toldos salieron volando y varios platos y vasos con comida desparramaron su contenido por el suelo, aunque su sonido al caer fue amortiguado por el del propio viento que les golpeaba. Una de las jóvenes humanas, asustada, acabó en los brazos de la elfa para evitar acabar de bruces en el suelo. Seguramente hubiese preferido que fusen los de aquel humano tan guapo, pero estaba a algunos metros de allí, mirando hacia el monte mientras se aferraba a un poste firmemente clavado en el suelo.
-¿Pero qué cojones?-imprecó Catherine con su larga melena pelirroja azotada por el viento y escupiendo profusamente. -Agh, mierda, se me ha metido arena en la boca.- Maldijo, agradeciendo que el viento cesase y sacando la lengua antes de mirar hacia aquel monte. -Qué ha sido eso?- Quiso saber. Pero nadie parecía tener respuesta a aquella pregunta. El lugar de la celebración se había tornado caótico, y todo el mundo parecía preguntarse lo mismo con nerviosismo y miedo. Solo algunos señalaban hacia el monte, pero eso solo no bastaba.
Fue un anciano extraño quién alzó su voz entre aquel agitado mar de dudas. Y lo hizo con palabras agoreras, para referirse a la llegada de la oscuridad. El modo en el que hablaba parecía no dejar cabida para la duda sobre la verdad de sus palabras, aunque no podía decirse lo mismo de sus intenciones. ¿Por qué siempre que llegaba una persona como aquella tenía que hablar de forma tan enigmática? Si realmente quería ayudar sería mejor que simplemente dijera: "Viene un peligro. Este, ese y aquel son malos, están aquí, esto es lo que quieren hacer y aquí tengo las pruebas" .
Catherine parecía pensar algo similar. Sonreía y negaba con la cabeza. -Otro como Ludo el loco. Parece que todas las ciudades tienen al menos un viejo chocho soltando los discursitos estos. Habrá sido un brujo loco haciendo de las suyas. Siempre hay algún tipo así al que hay que darle un buen meneo para que deje de tocar las narices. Si me dieran una moneda por cada vez que he escuchado que el mundo se va a acabar, quitando al viejo Ludo...tendría tres monedas.-
Níniel entendía su punto, pero ciertamente había estado ya delante de suficientes amenazas para Aerandir como para reconocer una cuando la tenía delante, y además aquel poder... Aquello no lo había hecho un simple brujo loco, o un culto de adoradores, o una banda más o menos peligrosa de maleantes. Estaban en el preludio de algo que podría superar a la gran epidemia, a la invasión de los jinetes e incluso al hombre muerto, o eso le decía cada partícula de luz de su interior.
De nuevo se alzaron las voces, y el miedo y la confusión aumentaron mientras que el joven señor de aquellas tierras intentaba imponer la calma, enfrentando al anciano. Pero no tuvo apenas éxito, y menos aún cuando el aquel profeta de lo aciago señaló a dos de los allí presentes como elegidos por la oscuridad.
-¿En serio? Vaya ¿Así de fácil? ¿Les sacudimos y ya? ¿Nada de portales a otros mundos y enemigos intangibles hasta que será demasiado tarde? Bueno pues voy a ganarme otra medalla y luego podremos irnos a casa a dormir.- Dijo crujiéndose los nudillos. Más antes de dar un paso Níniel la detuvo.
-Primero respuestas, y luego eso.- Dijo señalando con la mirada al anciano mientras lo echaban de la playa. -Vamos.- Le dijo a su hermana antes de comenzar a acercarse al hombre, alcanzándolo en la playa e ignorando las advertencias de los guardias que regresaban junto a su señor de no hacerle caso.
-Un momento anciano. Si lo que dices es cierto, lo que sabes de este enemigo puede ser un arma tan formidable como el mayor de los ejércitos. Y vamos a necesitarla.- Le detuvo. -Quiero respuestas. ¿Quién eres? ¿Qué sabes y como sabes lo que sabes?-
Primero una oscuridad antinatural tapó las estrellas y logró ponerle a la sacerdotisa la piel de gallina, seguida de una explosión, originada en un monte no muy lejano y que alcanzó el lugar de la festividad en forma de un fuerte golpe de viento que agitó toda hoguera de la zona hasta el punto de lograr apagar algunas de las más pequeñas, y amenazar a las más grandes. Algunos toldos salieron volando y varios platos y vasos con comida desparramaron su contenido por el suelo, aunque su sonido al caer fue amortiguado por el del propio viento que les golpeaba. Una de las jóvenes humanas, asustada, acabó en los brazos de la elfa para evitar acabar de bruces en el suelo. Seguramente hubiese preferido que fusen los de aquel humano tan guapo, pero estaba a algunos metros de allí, mirando hacia el monte mientras se aferraba a un poste firmemente clavado en el suelo.
-¿Pero qué cojones?-imprecó Catherine con su larga melena pelirroja azotada por el viento y escupiendo profusamente. -Agh, mierda, se me ha metido arena en la boca.- Maldijo, agradeciendo que el viento cesase y sacando la lengua antes de mirar hacia aquel monte. -Qué ha sido eso?- Quiso saber. Pero nadie parecía tener respuesta a aquella pregunta. El lugar de la celebración se había tornado caótico, y todo el mundo parecía preguntarse lo mismo con nerviosismo y miedo. Solo algunos señalaban hacia el monte, pero eso solo no bastaba.
Fue un anciano extraño quién alzó su voz entre aquel agitado mar de dudas. Y lo hizo con palabras agoreras, para referirse a la llegada de la oscuridad. El modo en el que hablaba parecía no dejar cabida para la duda sobre la verdad de sus palabras, aunque no podía decirse lo mismo de sus intenciones. ¿Por qué siempre que llegaba una persona como aquella tenía que hablar de forma tan enigmática? Si realmente quería ayudar sería mejor que simplemente dijera: "Viene un peligro. Este, ese y aquel son malos, están aquí, esto es lo que quieren hacer y aquí tengo las pruebas" .
Catherine parecía pensar algo similar. Sonreía y negaba con la cabeza. -Otro como Ludo el loco. Parece que todas las ciudades tienen al menos un viejo chocho soltando los discursitos estos. Habrá sido un brujo loco haciendo de las suyas. Siempre hay algún tipo así al que hay que darle un buen meneo para que deje de tocar las narices. Si me dieran una moneda por cada vez que he escuchado que el mundo se va a acabar, quitando al viejo Ludo...tendría tres monedas.-
Níniel entendía su punto, pero ciertamente había estado ya delante de suficientes amenazas para Aerandir como para reconocer una cuando la tenía delante, y además aquel poder... Aquello no lo había hecho un simple brujo loco, o un culto de adoradores, o una banda más o menos peligrosa de maleantes. Estaban en el preludio de algo que podría superar a la gran epidemia, a la invasión de los jinetes e incluso al hombre muerto, o eso le decía cada partícula de luz de su interior.
De nuevo se alzaron las voces, y el miedo y la confusión aumentaron mientras que el joven señor de aquellas tierras intentaba imponer la calma, enfrentando al anciano. Pero no tuvo apenas éxito, y menos aún cuando el aquel profeta de lo aciago señaló a dos de los allí presentes como elegidos por la oscuridad.
-¿En serio? Vaya ¿Así de fácil? ¿Les sacudimos y ya? ¿Nada de portales a otros mundos y enemigos intangibles hasta que será demasiado tarde? Bueno pues voy a ganarme otra medalla y luego podremos irnos a casa a dormir.- Dijo crujiéndose los nudillos. Más antes de dar un paso Níniel la detuvo.
-Primero respuestas, y luego eso.- Dijo señalando con la mirada al anciano mientras lo echaban de la playa. -Vamos.- Le dijo a su hermana antes de comenzar a acercarse al hombre, alcanzándolo en la playa e ignorando las advertencias de los guardias que regresaban junto a su señor de no hacerle caso.
-Un momento anciano. Si lo que dices es cierto, lo que sabes de este enemigo puede ser un arma tan formidable como el mayor de los ejércitos. Y vamos a necesitarla.- Le detuvo. -Quiero respuestas. ¿Quién eres? ¿Qué sabes y como sabes lo que sabes?-
Níniel Thenidiel
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
Imágenes aisladas de mi juventud atormentaban mi cabeza. La fuerza de la oscuridad resultaba vigorizante, el poder era embriagante y esa sensación… esa sensación ya la conocía. Flashes de aquella noche tormentosa en la casa del mago abriendo aquel tomo maldito. La decepción de los ojos de Fer´avlis, el perder la humanidad y toda esperanza para dar paso a una búsqueda insaciable de poder.
Nuevamente, me topaba con una decisión irreversible, mis horizontes se ampliaban con mis nuevas capacidades, pero la carga de mis grilletes aumentaba. La gente no podía saber sobre mis elecciones; Gnosis, Dante, ni siquiera los conocidos que había hecho en mis viajes para bien o para mal. Ahora comenzaba una nueva ramificación en mi destino que pretendía que me ayudara a alcanzar mi meta.
Era ingenuo a las demandas de la Oscuridad, solo conocía sus promesas de poder. Asimilaba el hecho de que era un monstruo, pero en mi mente las imágenes las silenciaba repitiendo que el fin justificaba los medios.
Las palabras pretenciosas del elfo enfurecían al humano que tensaba los mecanismos para disparar un virote hacia su frente. La vanidad era una de las características que más detestaba ¿Cómo era capaz de vanagloriarse en esa posición sobre su “contribución al bien”?, era absurdo.
Con el ceño fruncido y ya dispuesto a terminar con la patética vida de aquella criatura de orejas puntiagudas, una sutil mano se posó sobre su prótesis mecánica. El tacto de aquella piel seguramente habría sido cálido, pero el metal en el brazo de Dante no lo sentía.
Baja el arma, querido - dijo con delicadeza en una voz gruesa y serena - Matarlo sería solo alimentar la oscuridad. Quizás el elfo diga la verdad… Quizás diga mentiras, pero en esta guerra no podemos rebajarnos para ser iguales al oscuro. - señaló con templanza.
La mujer de avanzada edad y de tez morena vestía un vestido verde adornado con hojas y flores. Sus pelos rizados amarrados con trenzas lucían canas que denotaban sabiduría. Lunares acompañaban las arrugas de su rostro que, por más que tuviese una expresión dura, reflejaba dulzura en su mirada.
El cuervo con su cabeza dio pequeños empujones al cuello del humano que no entendía lo que ocurría. Sus ansias de ponerle fin al elfo hablador se refrenaban por las palabras de la anciana. Haciendo que bajara su brazo y dejara de apuntar al supuesto enviado por la oscuridad.
Elfo, supongo que entiendes tu posición. Te recomiendo cooperes si en verdad estás de parte de la luz. - dijo enfatizando cada palabra y acentuando los espacios. - Ven, capaz podamos tomar un poco de sopa mientras respondes algunas preguntas.
_______________________________Nuevamente, me topaba con una decisión irreversible, mis horizontes se ampliaban con mis nuevas capacidades, pero la carga de mis grilletes aumentaba. La gente no podía saber sobre mis elecciones; Gnosis, Dante, ni siquiera los conocidos que había hecho en mis viajes para bien o para mal. Ahora comenzaba una nueva ramificación en mi destino que pretendía que me ayudara a alcanzar mi meta.
Era ingenuo a las demandas de la Oscuridad, solo conocía sus promesas de poder. Asimilaba el hecho de que era un monstruo, pero en mi mente las imágenes las silenciaba repitiendo que el fin justificaba los medios.
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Las palabras pretenciosas del elfo enfurecían al humano que tensaba los mecanismos para disparar un virote hacia su frente. La vanidad era una de las características que más detestaba ¿Cómo era capaz de vanagloriarse en esa posición sobre su “contribución al bien”?, era absurdo.
Con el ceño fruncido y ya dispuesto a terminar con la patética vida de aquella criatura de orejas puntiagudas, una sutil mano se posó sobre su prótesis mecánica. El tacto de aquella piel seguramente habría sido cálido, pero el metal en el brazo de Dante no lo sentía.
Baja el arma, querido - dijo con delicadeza en una voz gruesa y serena - Matarlo sería solo alimentar la oscuridad. Quizás el elfo diga la verdad… Quizás diga mentiras, pero en esta guerra no podemos rebajarnos para ser iguales al oscuro. - señaló con templanza.
La mujer de avanzada edad y de tez morena vestía un vestido verde adornado con hojas y flores. Sus pelos rizados amarrados con trenzas lucían canas que denotaban sabiduría. Lunares acompañaban las arrugas de su rostro que, por más que tuviese una expresión dura, reflejaba dulzura en su mirada.
El cuervo con su cabeza dio pequeños empujones al cuello del humano que no entendía lo que ocurría. Sus ansias de ponerle fin al elfo hablador se refrenaban por las palabras de la anciana. Haciendo que bajara su brazo y dejara de apuntar al supuesto enviado por la oscuridad.
Elfo, supongo que entiendes tu posición. Te recomiendo cooperes si en verdad estás de parte de la luz. - dijo enfatizando cada palabra y acentuando los espacios. - Ven, capaz podamos tomar un poco de sopa mientras respondes algunas preguntas.
Off
Zagreus: Post introspectivo
Dante y Kvasir: Una mujer sabia detiene al humano que pretendía capturar a Nousis.
Zagreus
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Re: Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
Escuché con especial atención la respuesta del erudito, o más bien, lo intenté, juro que lo intenté, pero de pronto pasaban muchas cosas alrededor y no lograba concentrarme en las palabras de aquel hombre, y si todo el alboroto suscitado fuera poco, una misteriosa explosión se dibujó en el cielo nocturno en medio de aquella fiesta -Me temo que iré a buscar respuestas en otro lado, prometo no dejar de ser yo- Le dije al erudito mientras comenzaba a correr sin apartar la vista del cielo.
Y como era de esperarse, caminar hacia un lado mientras miras hacia otro, nunca es una buena idea, sobre todo cuando son dos las personas que caminan sin ver en dirección a donde avanzan, terminé tropezando con un sujeto sospechoso que llevaba en sus manos una misteriosa caja -Lo lamento, caballero- Dije sin lamentarlo lo más mínimo mientras me ponía de pie, pero cuando me di cuenta el sujeto ya había comenzado a correr de nuevo.
Algo en ese sujeto me daba mala espina, entonces me dije a mí mismo -Mí mismo, aquí hay algo que no encaja- Me reí de mi propio chiste al aceptar que nadie más lo haría, y fue entonces cuando los gritos de una loca me dieron un mejor contexto de la situación -Ah, con que esas tenemos eh- Miré en dirección a donde se había escapado aquel sujeto.
Recordaba a aquella mujer, se trataba de la loquita de los disfraces de gomejo, me había caído bien a pesar de ser tan rarita, así que, me dispuse darle un poco de ayuda -El sujeto de la caja es quien causó la explosión, y con esa caja que lleva nos va a convertir a todos en... cosas- [1] Tras aquella afirmación cargada de magia levanté los brazos agitándolos dramáticamente para incentivar el pánico mientras terminara de pensar sobre la marcha a qué me habría referido con "cosas".
Desde luego, aquella afirmación quizá no bastaría para sembrar suficiente pánico y terror entre los presentes, había que añadir algo que me diera un poco de credibilidad, así que utilicé mi magia para hacer que mi voz con algunas modificaciones, se escuchara venir desde diferentes cosas -Lo que dice el guapo melenudo es cierto, yo antes era una persona y el sujeto de la caja me convirtió en una cebolla- [2] Dije mientras hacía que mi voz pareciera salir de una cebolla en las manos de una señora que la soltó de inmediato.
Algunos ya comenzaban a creerme, pero no estaba de más añadir alguna que otra evidencia falsa -Me pasó lo mismo, yo era una persona y ahora estoy atrapado aquí- [2] Repetí el mismo truco cambiando un poco la voz que ahora salía del trasero de un anciano que presa del pánico corrió a meter el trasero en el agua de una fuente cercana -No, no, me ahogas, me haces daño, glu glu glu, auxilio, glu glu glu- [2] Añadí de forma dramática.
Tras aquellas palabras, varios de los que escucharon mi voz comenzaron a entrar en pánico, algunos optaron por correr por sus vidas mientras que otros comenzaron a perseguir al sujeto de la caja, de hecho, a cualquiera con una caja, pero eso era lo de menos, de momento lo importante es que nadie, absolutamente nadie quería terminar convertido en nalgas.
[1] Habilidad de nivel 6: El miedo que acecha. Pues para acechar con miedo y esas cosas. Y como era de esperarse, caminar hacia un lado mientras miras hacia otro, nunca es una buena idea, sobre todo cuando son dos las personas que caminan sin ver en dirección a donde avanzan, terminé tropezando con un sujeto sospechoso que llevaba en sus manos una misteriosa caja -Lo lamento, caballero- Dije sin lamentarlo lo más mínimo mientras me ponía de pie, pero cuando me di cuenta el sujeto ya había comenzado a correr de nuevo.
Algo en ese sujeto me daba mala espina, entonces me dije a mí mismo -Mí mismo, aquí hay algo que no encaja- Me reí de mi propio chiste al aceptar que nadie más lo haría, y fue entonces cuando los gritos de una loca me dieron un mejor contexto de la situación -Ah, con que esas tenemos eh- Miré en dirección a donde se había escapado aquel sujeto.
Recordaba a aquella mujer, se trataba de la loquita de los disfraces de gomejo, me había caído bien a pesar de ser tan rarita, así que, me dispuse darle un poco de ayuda -El sujeto de la caja es quien causó la explosión, y con esa caja que lleva nos va a convertir a todos en... cosas- [1] Tras aquella afirmación cargada de magia levanté los brazos agitándolos dramáticamente para incentivar el pánico mientras terminara de pensar sobre la marcha a qué me habría referido con "cosas".
Desde luego, aquella afirmación quizá no bastaría para sembrar suficiente pánico y terror entre los presentes, había que añadir algo que me diera un poco de credibilidad, así que utilicé mi magia para hacer que mi voz con algunas modificaciones, se escuchara venir desde diferentes cosas -Lo que dice el guapo melenudo es cierto, yo antes era una persona y el sujeto de la caja me convirtió en una cebolla- [2] Dije mientras hacía que mi voz pareciera salir de una cebolla en las manos de una señora que la soltó de inmediato.
Algunos ya comenzaban a creerme, pero no estaba de más añadir alguna que otra evidencia falsa -Me pasó lo mismo, yo era una persona y ahora estoy atrapado aquí- [2] Repetí el mismo truco cambiando un poco la voz que ahora salía del trasero de un anciano que presa del pánico corrió a meter el trasero en el agua de una fuente cercana -No, no, me ahogas, me haces daño, glu glu glu, auxilio, glu glu glu- [2] Añadí de forma dramática.
Tras aquellas palabras, varios de los que escucharon mi voz comenzaron a entrar en pánico, algunos optaron por correr por sus vidas mientras que otros comenzaron a perseguir al sujeto de la caja, de hecho, a cualquiera con una caja, pero eso era lo de menos, de momento lo importante es que nadie, absolutamente nadie quería terminar convertido en nalgas.
[2] Habilidad de nivel 1: El que acecha en el umbral. Uso voces falsas desde diferentes lugares para que parezca que las cosas hablan
[*]Ayudo a Meraxes a recuperar la caja, y lo hago sin la más mínima intención de generar confusión y pánico, lo juro. La gente podría tratar de atrapar a alguien con una caja, deliberadamente he sido poco específico acerca de su descripción... Sin ninguna mala intención =) Saludos, Rauko.
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