Billy Sabe Un Secreto [Libre] [Noche] [Cerrado]

Deston llegó a la villa de Sacrestic Ville, un lugar envuelto en la oscuridad y el misterio. La villa, en tiempos pasados, era conocida por su sombrío ambiente, donde la sangre solía correr en las noches, cuando los vampiros se deleitaban con los cuellos de los humanos. Sin embargo, con el paso del tiempo, las calles ensangrentadas empezaron a tomar un nuevo color, el de la vida y la esperanza.

Aunque la villa aún estaba envuelta en una atmósfera ominosa, había un destello de esperanza en el aire. La gente comenzaba a recuperar su valentía y convivir con los vampiros que acechaba en las sombras. Los rayos de sol se filtraban tímidamente entre los edificios, iluminando las calles empedradas y revelando los detalles arquitectónicos que habían sido oscurecidos durante tanto tiempo.

Sacrestic Ville estaba repleta de casas antiguas con tejados inclinados y ventanas pequeñas y enrejadas. Las calles estrechas y sinuosas se entrelazaban como un laberinto, invitando a la exploración, pero también ocultando peligros en cada esquina. Las sombras parecían cobrar vida propia, creando un ambiente inquietante y lleno de suspense.

— Nunca habia visto ese tipo de construcciòn en la aldea — Expreso Deston con un poco de desconocimiento ante aquellas edificaciones, observando a las personas caminar, una que otra mirada de desagrado por su apariencia, algo comùn en algunos sitios de Aerandir.

La villa estaba sumida en la oscuridad de la noche, las calles se oscurecían y solo las débiles luces de las farolas, alimentadas por velas titilantes, otorgaban una pequeña guía para transitar por las calles desgastadas. Deston, caminaba por las calles con cierta confusión, pues no conocía por completo la aldea en la que se encontraba.

En su travesía, giró en una esquina sumida en una oscuridad aún más profunda. Desde las sombras, antes de seguir avanzando, emergieron unos misteriosos sujetos que se interpusieron en su camino, obstruyendo su paso. Con tono despectivo, uno de ellos se dirigió a Deston y le espetó: —¿Te has perdido, animal? Eso es peligroso aquí—

Las palabras resonaron en la noche, cargadas de hostilidad y desprecio hacia la extraña figura que se les presentaba. Deston, sin dejarse intimidar, mantuvo la compostura y con una mirada desafiante respondió: — Cuando los animales se siente oprimido, son salvajes ¿Sabían? —  Sus palabras, aunque calmadas, transmitía una advertencia implícita.

Los sujetos antes las palabras de Deston, se lanzaron hacia èl. En un movimiento sorpresivo, uno de los sujetos logró tomar a Deston y lo lanzó con fuerza contra una ventana cercana. El sonido de cristales rompiéndose resonó en el aire, mientras Deston chocaba violentamente contra el vidrio.

El impacto fue fuerte y doloroso, pero Deston no se dejó vencer. Con determinación, se levantó rápidamente, notando las astillas de vidrio incrustadas en su piel. El dolor agudo solo sirvió para avivar su rabia y despertar su instinto de supervivencia.

Deston se levantó dentro de la casa con sus ojos encendidos y su lengua serpentiforme asomando. Enfrentando a los sujetos con una mirada desafiante, les lanzó una amenaza: — Escuchadme bien, insensatos, o se retiran o ustedes acabaran muerto — El tono amenazante de Deston resonó en la habitación, llenando el aire con una tensión palpable.

Los sujetos, intimidados por su presencia imponente y sus palabras llenas de ferocidad, retrocedieron, comprendiendo que habían subestimado a esa criatura

Uno tras otro, sus acosadores comenzaron a desvanecerse en la penumbra, dejándolo solo dentro del sombrío establecimiento.

Con un gruñido de dolor, se levantó del suelo, sus escamas rasgadas y ensangrentadas por los fragmentos de vidrio. Miró a su alrededor, su cuerpo agotado y adolorido, y escuchó un ruido detrás de él. Volteándose lentamente, su mirada se encontró con una figura de cabello oscuro y blanco.

Un rugido resonó en el aire, llenando la estancia con una promesa de violencia. Era una cría, su rostro de furia primitiva y temor. Pero no había tiempo para atenderla, no cuando otro hombre emergió de la penumbra, su espada en mano y la determinación marcada en su rostro.

— No busco problemas, en una pelea que se desevolvio termine acà adentro — El hombre de la espada no dijo una palabra, simplemente salió del establecimiento con un solo propósito en mente: buscar a los atacantes.

Y mientras la puerta se cerraba detrás de él, Deston herido se quedó solo con el sujeto piel blanca  y los fragmentos de vidrio

Deston, aún con el dolor punzante de sus heridas, dirigió su mirada hacia el sujeto de cabello negro que se encontraba frente a él. La piel del desconocido era tan blanca que parecía un espectro surgido de las sombras, sus ojos oscuros llenos de una inexpresiva calma.

— ¿Me permite ayudarle a quitarse los fragmentos de cristal incrustados en su piel? Puedo sanar sus cortes rápidamente. Soy alquimista — Dijo con una voz suave pero firme. Deston, a pesar de su desconfianza inicial, asintió lentamente y respondió: — Está bien —

El establecimiento en el que se encontraban era de una arquitectura antiquísima, de madera oscura y piedra. Las mesas y sillas estaban talladas con un detalle exquisito.

Las paredes, aunque desgastadas por el tiempo, aún conservaban frescos que se dibujaban con colores ahora desvanecidos. La luz de la luna se filtraba por la ventana rota, creando un ambiente de misterio y una sensación de tiempo suspendido. El aire olía a madera vieja.

A pesar de su desolación, el lugar tenía una belleza cruda y salvaje que parecía ser un refugio adecuado para criaturas como Deston.

Deston, llevando consigo el peso de las heridas y el cansancio, caminó con paso lento pero seguro hacia una de las sillas del establecimiento. La madera antigua crujió bajo su peso, pero resistió, ofreciéndole un lugar donde descansar.

Se dejó caer en la silla, permitiendo que su cuerpo encontrara reposo después de tanto tiempo. Sus escamas resplandecían a la luz lunar que se filtraba por la ventana rota, y sus ojos reflejaban un agotamiento que iba más allá de lo físico. No había dormido en días, una realidad que su mente sentía con cada segundo que pasaba.

— Soy Deston — Dijo, su voz era un gruñido cansado pero firme. Su mirada se encontró con la del alquimista, antes de agregar — ¿Cuál es tu nombre? — Sus palabras quedaron suspendidas en el aire, llenando el silencio del establecimiento con la expectativa de una respuesta.

Acomodado en la silla de madera, desgastada por los años y la constante fricción, permitió a su cuerpo reposar, liberándolo del esfuerzo continuo. Sus ojos amarillos, intensos como el sol en su máximo esplendor, se entrecerraron, permitiéndole sentir con mayor profundidad cada fragmento de vidrio que, como un invasor indeseado, se había alojado en su piel.

Un rugido de molestia se escapó de entre sus labios, una confesión involuntaria de su dolor. Observó al hombre que, con una confianza inquebrantable, se presentaba como Cohen.

— Cohen, un gusto — Cohen, con una serenidad que contrastaba con la situación, comenzó a extraer los fragmentos de vidrio de su cuerpo. Cada retirada era un alivio, una liberación que le permitía respirar un poco mejor. Cada herida dejada por el vidrio era tratada con una crema curativa, casera. Sus manos, curtidas por el trabajo y la lucha, aplicaban el ungüento con delicadeza, evidenciando una habilidad adquirida a través de años de práctica.

La crema, de un color verde claro y una textura suave, parecía tener propiedades mágicas. Al entrar en contacto con la piel, producía un frescor inmediato, aplacando el ardor de las heridas y ofreciendo un alivio casi instantáneo. A pesar del dolor, no pudo evitar un suspiro de alivio.

Deston, al percibir sus escamas curadas y vendadas, sintió un alivio moderado, aunque un corte en su costado aún le inquietaba, pues no cerraba del todo. En ese momento, Cohen preguntó con genuina curiosidad:

— ¿Qué te ha traído por aquí? —

Sin vacilar, Deston respondió:

 — Empecé a viajar por los reinos, buscando aventuras —

De repente, una puerta se abrió con fuerza, revelando al mismo hombre con la espada que había visto antes. Había conseguido atrapar a uno de los agresores y le quitó aeros para la reparación de la ventana. Deston se levantó lentamente, cada movimiento era un recordatorio del corte en su costado.

Camino hacia el hombre, su imponente figura se alzaba sobre el agresor. Su larga lengua se deslizó por el rostro del sujeto, una acción que generó un estremecimiento en todos los presentes. Luego, con una voz que parecía resonar desde las profundidades de la tierra, Deston hizo su amenaza:

— Si vuelves a causar problemas aquí, te aseguro que la próxima vez no serás tan afortunado. —

Deston, tras su amenaza, guardó su lengua y decidió ignorar al sujeto. Volvió a su silla, su cuerpo aún pesado por las heridas y el cansancio. Sus ojos amarillos recorrieron el lugar, notando cada detalle de los presentes. Su mirada se detuvo en un niño que estaba entre ellos, su inocencia contrastaba con la dureza del ambiente.

Con una voz suave, casi inaudible en medio del bullicio de la tienda, Deston preguntó: — ¿Este niño es tu hijo, Cohen? —  Su tono era de genuina curiosidad, un contraste con la amenaza que había lanzado momentos antes.

Deston, dentro de la acogedora tienda de Cohen, se encontraba sentado en una vieja silla de madera, cuyo respaldo crujía con cada ligero movimiento que realizaba. La tenue luz de una lámpara, alimentada por una única vela, bailaba con una danza etérea en la habitación, proyectando sombras caprichosas sobre las paredes de madera.

Deston se encontraba tocando sus heridas con una mezcla de curiosidad y malestar. La piel hinchada y enrojecida le recordaba la furia de la pelea, y cada vez que sus dedos rozaban la carne dañada, un gruñido se escapaba de entre sus dientes apretados.

El dolor era agudo, una constante punzada que no parecía disminuir, pero al menos ahora estaba más controlado, gracias a las manos curativas de Cohen.

— Entiendo, pareces un niño en vez de un adulto — Murmurro

Los ojos de Deston, nublados por el dolor pero aún llenos de determinación, se movían entre Billy y el otro sujeto que compartía la sala con ellos.

— Deberías venir mañana a que te vuelva a mirar la herida… o visita a otro de mi gremio, si lo ves oportuno. Pero bueno… por esta noche, puedes marcharte. — Dijo Cohen con una voz serena y un tono educado.

— Gracias por todo entonce, volvere mañana — Se alzo hacia arriba con algo de dolor, y empezo a caminar lentamente hacia las afueras de aquella habitaciòn.

Deston, de pie en la puerta de la cabaña de Cohen, se congela en su lugar al escuchar un grito que perfora el frío aire de la noche. Es la voz de Billy, llena de terror y advertencia.

Los ojos de Deston se hacen grandes, sus pupilas dilatadas al captar el brillo de metal que se mueve a un ritmo letal en el aire. Es una daga, lanzada con una fuerza mortal hacia Billy.

Pero afortunadamente, Billy, con una agilidad sorprendente, se mueve justo a tiempo, evitando la hoja afilada que se clava en el sofá donde segundos antes él había estado sentado. El sofá de cuero ahora muestra una cicatriz profunda, el testigo silencioso de la violencia que se había evitado por un pelo.

— CUIDADO — Deston dejo escapar un rugido claro y fuerte al ver lo sucedido, sin darle mucho tiempo de reacciòn ante el ataque.

Volviendo a la realidad, Deston agarra la empuñadura de su espada, apretando los dedos alrededor del cuero desgastado con una determinación feroz. Al mismo tiempo el otro sujeto salia a las andanzas por las calles a perseguir al atacante.

Deston, en cambio, se giró lentamente, sus ojos fijos en la daga incrustada en el sofá. Con un suspiro pesado, avanzó hacia ella, su andar marcado por el dolor de sus heridas, pero aún firme y decidido. Con una mano firme, retiró la daga del cuero maltratado, la hoja saliendo con un sonido sordo que resonó en la sala.

Las palabras de Cohen llenaban el espacio, una mezcla de instrucciones y advertencias que Deston asimilaba mientras analizaba el arma en su mano. La daga era pesada, la hoja pulida hasta adquirir un brillo mortal.

— No, no lo conozco, ni a ti ni a èl, ni se nada de ustedes, este es mi primera vez conversando con ustedes y conociendolos, ¿Que sucede realmente aca Cohen? — Deston giraba en sus manos la daga, sus ojos estudiando cada detalle, desde la punta afilada hasta el extremo del mango, esperando alguna aclaraciòn por Cohen

Deston se encontraba en la tienda, escuchando atentamente las explicaciones de Cohen. Mientras tanto, Peter regresaba una vez más a la tienda con una prenda en sus manos, de un vibrante color verde y con un símbolo de triángulo equilátero. Peter, con seriedad en su rostro, explicó que esa prenda pertenecía a una peligrosa banda de asesinos.

— Asesinos, es complicado, nunca he escuchado de eso — murmurro

La gravedad de la situación comenzó a hacer eco en la mente de Deston, aunque no pudo evitar sentir una mezcla de incredulidad y risa irónica al pensar en cómo todo esto se había desarrollado debido a un amorío entre Billy y el hijo de un magistrado.

Era un recordatorio de cómo los hilos del destino podían entrelazarse de formas inesperadas y complicadas.

Sin embargo, Deston rápidamente dejó a un lado su regocijo momentáneo y se sumergió en sus pensamientos. Se preguntaba qué podrían hacer frente a esta situación tan delicada. Sabía que estaban enfrentando a una banda de asesinos, peligrosos y sin escrúpulos. La seguridad de todos estaba en juego, incluyendo la suya propia.

— O intentamos atacar a los asesinos poniendole de cebo a Billy y evitando que lo maten y atrapar a uno para interrogarlo y poder saber quien pago para asesinarlo o... Dejamos que Billy muera cosa que supongo que ninguna quiere — Deston, luego de pronunciar esas palabras, se movió lentamente hacia una silla y se sentó, esperando que Cohen diera su veredicto sobre su propuesta.

La noche continuaba cayendo sobre ellos, y las luces poco a poco se iban apagando debido a la densidad de la oscuridad, dejando solo un débil resplandor en las farolas que iluminaban la sala de la tienda.

El viento soplaba con fuerza afuera, haciendo que las ramas de los árboles golpearan suavemente contra las ventanas, como si intentaran entrar y ser parte de la conversación.

Deston se estremeció ligeramente ante la sensación de intrusión que eso provocaba, pero se mantuvo firme, decidido a enfrentar cualquier obstáculo que se presentara.

La sala de la tienda se convirtió en un refugio en medio de la oscuridad, un lugar donde los destinos se entrelazaban y las decisiones podían cambiar el rumbo de las vidas. La incertidumbre y el suspenso llenaban cada rincón, mientras Deston y Cohen se enfrentaban a una encrucijada que determinaría el camino que tomarían

En el interior de la tienda, Deston observaba a Cohen, quien estaba inmerso en la creación de un plan desesperado para salvar la vida de Billy. La estancia estaba decorada con pergaminos antiguos y estanterías llenas de frascos y pociones, dándole un ambiente místico y lleno de secretos.

Deston, agradecido por haber sido curado por Cohen en el pasado, estaba dispuesto a colaborar en cualquier forma posible para ayudar a Billy, a pesar de no tener ninguna obligación hacia él.

En medio de la tensión y el susurro de voces preocupadas, Deston tomó la palabra. Con determinación en su voz, sugirió la idea de mover a alguien, probablemente a Billy, a un lugar seguro. Agarró firmemente su arma, extrayéndola de su funda, y miró a todos los presentes en la tienda.

— Creo que lo mejor será moverlo y llevarlo a un lugar seguro — Declaró Deston. Sus ojos se encontraron con los de cada uno de sus nuevos compañeros, buscando su aprobación y cooperación en esta decisión crucial para la supervivencia de Billy. — Pero debemos estar preparados por si nos topamos con los asesinos cuando estemos afueras —

A través de la ventana de la tienda, se podía ver cómo el cielo comenzaba a oscurecerse gradualmente, mientras el viento soplaba con fuerza, presagiando la inminente llegada de una tormenta.

El tiempo apremiaba, y Deston sabía que debían actuar rápidamente para evitar quedar atrapados en medio de la oscuridad y la furia de la naturaleza.Sin perder más tiempo, Deston se dirigió hacia las puertas de la tienda, listo para liderar el camino hacia la seguridad.

Sin embargo, en ese momento, todos escucharon el sonido de pasos marchando en perfecta alineación y el eco de voces numerosas fuera de la puerta. Era evidente que había personas esperándolos afuera, y no eran amigables.

— Preparaos por que creo hay varias personas afuera — Deston sostuvo firme su espada, inclinandola un poco hacia adelante, sus musculos se tensaron dejando demostrado la fuerza de agarre que tenia, viendo fijamente a la puerta.

Los misteriosos pasos afuera de la tienda llenaron el ambiente de tensión y expectativa. El sonido de los pasos resonaba en el aire, creando un eco inquietante que envolvía a Deston y a los demás presentes. Todos se miraron entre sí, preguntándose qué les esperaba al otro lado de la puerta.

El viento soplaba con fuerza, haciendo que las llamas de las antorchas cercanas parpadearan y lanzaran sombras danzantes en las paredes de la tienda. El cielo oscurecía rápidamente, anunciando la llegada de una tormenta inminente. El ambiente se volvía cada vez más opresivo, como si el propio aire estuviera cargado de peligro.

Deston se mantenía firme frente a la puerta de su tienda, sosteniendo su arma con determinación. El silencio reinaba en el ambiente, solo interrumpido por los escalofriantes pasos que se acercaban desde el exterior. El corazón de Deston latía con fuerza mientras esperaba lo peor.

De repente, el sonido metálico de un hacha golpeando la puerta principal rompió el silencio. Los hachazos eran poderosos, haciendo que la puerta se resquebrajara y lanzando fragmentos de madera por todas partes. Los invasores estaban decididos a entrar y sembrar el caos.

—  Preparance, no dudaran en entrar y atacar —  murmurro Deston, mientras tomaba firmemente su espad acon ambas manos, esperando el momento indicado para atacar.

Sin embargo, en medio del caos, se escuchó otro sonido proveniente de detrás de todos. Alguien había entrado por la ventana rota de la tienda, pero su entrada fue delatada por el crujir de los cristales bajo sus pies.

Cohen, al percatarse de la presencia del intruso, se volteó rápidamente y pronunció unas palabras misteriosas. De alguna manera, estas palabras tuvieron un efecto mágico sobre el asesino, paralizándolo en su lugar.

Aprovechando ese momento de confusión, Cohen abrió otra ventana de la tienda y se apresuró a huir por esa vía de escape improvisada. La luz de la luna se filtraba a través de la ventana abierta, iluminando la figura fugaz mientras se alejaba rápidamente en la oscuridad de la noche.

Deston, ahora consciente de la amenaza tanto en el exterior como en el interior de su tienda, sabía que debía actuar con rapidez. Con su arma aún en mano, se preparó para enfrentar a los invasores que seguían golpeando la puerta. La determinación ardía en sus ojos mientras se preparaba para la batalla que se avecinaba.

Con un estruendo ensordecedor, la puerta cayó parcialmente, revelando una abertura a través de la cual se asomaba un rostro humano. Deston, en silencio y con determinación, dio dos pasos firmes hacia adelante.

Con movimientos rápidos y precisos, dejó deslizar su espada por el ojo del invasor que se asomaba, causando un grito de dolor que se ahogó en la garganta del intruso. Luego, giró su cuerpo ágilmente y elevó su espada hacia arriba mientras se agachaba. En un movimiento letal, incrustó la espada en la cabeza del invasor, atravesando su cráneo.

Con un movimiento fluido, Deston propinó un golpe descendente, haciendo que su espada se elevara y saliera de la cabeza del sujeto. La sangre brotó violentamente, esparciéndose por el suelo y manchando todo a su paso. El invasor cayó al suelo sin vida, mientras la vida abandonaba su cuerpo.

—  Si son asesinos, entonces preparence para su ultimo dia de trabajo —

Los asesinos, llenos de ira y determinación, presenciaron la brutal muerte de uno de sus compañeros. En lugar de desistir, sus gritos resonaron en el aire, jurando venganza mientras se preparaban para enfrentar a Deston. Con hachazos repetidos, finalmente lograron derribar la puerta de la habitación.

—  VAYAN POR ELLOS —  La orden clara y directa de unos de los invasores resono en todo el ambiente, dejando claro que no dejarian escapar a Billy esta vez.

Uno de los asesinos, con su hacha alzada, se abalanzó sobre Deston, buscando propinarle un golpe mortal. A pesar de las heridas anteriores que ralentizaban su movimiento, Deston logró reaccionar a tiempo. Hizo que su espada deslizara con precisión, desviando el hachazo mortal.

En un movimiento fluido, Deston retrajo su arma y la pasó por el torso del asesino. El filo de la espada dejó un rastro de corte profundo en la carne del enemigo, causándole una herida grave. El asesino cayó al suelo, luchando por mantenerse consciente mientras la sangre brotaba de su cuerpo.

— Peter, huye primero, te seguire — Peter no dudo en tomar correr hacia la ventana donde estaban pasando Cohen con Billy, al ver que habia una brecha de tiempo, Deston siguio detràs a Peter, saltando por la apertura de la ventana para empezar a correr detràs de ellos por el jardin.

No obstante los invasores no se quedaban atràs, dejaban a sus compañeros intertes y heridos sin importancia, pasando por la ventana para poder perseguir a Billy.

— Corre mas ràpido, viene detràs de nosotros —

Deston, como un rayo, continuaba su frenética carrera a través del inmenso jardín. La luz plateada de la luna, colgando en el cielo como un farol celestial, iluminaba nuestro camino y hacía brillar las hojas de nuestras espadas con un fulgor metálico.

— No te detengas Peter, sigue corriendo, voy detràs de ti — El sonido de nuestras pisadas se mezclaba con el susurro de las hojas nocturnas, creando una sinfonía de tensión y terror.

Peter, con su resuelta determinación, se adelantó, descendiendo por las escaleras de piedra con una velocidad que desafiaba su corpulencia. Su objetivo era claro: abrir camino para Deston.

Este, gracias a su agilidad de serpiente, se deslizó por las escaleras en un abrir y cerrar de ojos. Su cuerpo se movía con una gracia fluida y letal, como si estuviera bailando una danza mortal con la muerte misma.

— Siguen detràs de nosotros ¿Que haremos ahora? — El miedo era palpable en el aire, cada sombra se convertía en un enemigo, cada ruido en un presagio de muerte.

De repente, el siseo de una flecha cortando el aire rompió el silencio. Pasó tan cerca de la cabeza de Billy que pudo sentir su frío beso de muerte. Por suerte, solo rozó su pelo, dejándolo más blanco del miedo que del frío.

Los asesinos, como sombras de muerte, saltaban por las escaleras detrás de nosotros, sus pasos resonando con una frialdad que helaba la sangre. No perdían tiempo, sabíamos que cada segundo contaba. Pero no estábamos dispuestos a rendirnos, no mientras tuviéramos aliento en nuestros cuerpos.

— Cubran a Billy, intentemos frenar los enemigos acà Peter, demosle ventaja a Cohen —

Deston, en un instante de quietud entre el caos, detuvo su carrera en el vasto jardín. Plantó sus pies firmemente en el suelo y levantó su espada, el brillo del acero bajo la luz de la luna era un espectáculo aterrador. Sin perder un instante, volvió a lanzarse hacia uno de los asesinos, su espada cortó el aire en un movimiento en haz dirigido al pecho de su enemigo.

— Sigan corriendo, no se detenga — El asesino, con su hacha en alto, interceptó el golpe de Deston. En un movimiento rápido y fluido, lanzó una patada hacia el rostro de Deston, quien retrocedió a tiempo para evitarla.

— Son mas fuerte de lo que pense — Entonces, como dos titanes en un antiguo campo de batalla, ambos lanzaron un nuevo ataque. El choque de acero contra acero resonó en el aire, un grito metálico que anunciaba un enfrentamiento mortal — Moriras acà por intervenir en asuntos ajenos hombre bestia —

Sin embargo, Deston, astuto y rápido, deslizó su cola por el suelo, enredándose entre los pies del asesino. El hombre perdió el equilibrio, sus ojos se agrandaron al caer al suelo. Deston, aprovechando la oportunidad, lanzó su espada hacia el pecho del asesino en un movimiento fluido y certero.

La espada atravesó la carne, los huesos y los músculos con una facilidad aterradora, la luna reflejando la sangre que brotaba en un torrente carmesí. El asesino quedó inmóvil en el acto, sus ojos vidriosos fijos en el cielo nocturno. Deston había salido victorioso, pero sabía que la batalla aún no había terminado.

El grito estruendoso de Cohen resonó en el aire, rompiendo el silencio de la noche  y generando una reacción inmediata en Deston, quien, lleno de preocupación, volvió su atención hacia sus nuevos aliados.

— !Tenga cuidado! —   En medio del caos y la confusión, uno de los asesinos que aún permanecía en pie, decidido a acabar con Deston, lanzó su hacha con toda su fuerza contra él.

El brillo mortífero del arma cortante se acercó velozmente, pero Deston, con habilidad innata, giró su cuerpo en un movimiento ágil, esquivando el proyectil afilado por un margen mínimo.

Sin perder un instante, Deston empuñó su espada y, con paso firme y decidido, avanzó hacia el asesino. Sus ojos ardían con una determinación feroz mientras su mente calculaba cada movimiento estratégico. A medida que se acercaba al enemigo, su espada trazaba un arco elegante en el aire, amenazando con cada oscilación.

En un rápido y fluido movimiento, Deston deslizó su espada por debajo de las piernas del asesino, ejecutando cortes precisos y continuos. La hoja afilada encontró su objetivo una y otra vez, hiriendo al asesino de manera profunda y dolorosa.

El enemigo, incapaz de soportar el dolor, cayó al suelo, y el peso de la derrota se hizo evidente en su rostro. Durante un tiempo, quedó inmovilizado, incapaz de moverse y representando una amenaza menor para Deston y sus aliados.

—  Mejor que te quedes un tiempo hay mismo —   Después de dejar al asesino incapacitado en el suelo, Deston comenzó a correr hacia Cohen y los demás individuos que eran sus aliados. Al acercarse, pudo ver que Peter estaba quitando la flecha que había impactado en el cuerpo de Cohen, lo cual indicaba que estaba envenenada.

Todos habian quedado sorprendido al ver la herida que ahora poseìa Cohen, esperando que la sustancia o el veneno no fuera tan letal.

Bajo el manto de la noche gótica, una triste prenura envolvía la escena. Nos encontrábamos corriendo, como almas errantes, por las calles solitarias, empedradas y lúgubres, iluminadas por nada más que la luz trémula de la luna. El viento frío silbaba en nuestros oídos, una canción de desesperación y miedo.

Cohen, exhausto y débil, era llevado en brazos por Peter. Sus brazos, fuertes y acorazados como los de un caballero, le ayudaban a mantener el ritmo, a pesar de las heridas evidentes que marcaban su cuerpo. Los ojos de Peter, llenos de preocupación, estaban fijos en el camino por delante, buscando el lugar secreto que Cohen había mencionado en susurros apresurados.

— Apresuraos, no sabemos si estan detràs de nosotros todavìa —

No tardamos en llegar a nuestro destino. Unas escaleras ocultas se abrieron ante nosotros, revelando una trampa que daba acceso a la oscuridad de abajo. Era una entrada secreta, oculta a la vista de los curiosos y desconocida incluso para los más astutos.

Cohen, con un dedo tembloroso, señaló a Billy que debía descender por ese túnel. Un camino subterráneo que conducía a una casa segura, un santuario en medio de la tormenta ― Sigue este túnel. Todo recto. Te llevará a la casa de Victor Krane. Dile que quiero que te ocultes en su casa y que no deje saber a nadie de tu presencia allí. Yo iré a buscarte cuándo hayamos matado a este hijo de puta… —

Palabras fueron intercambiadas en susurros, promesas de seguridad. Entonces, con un último vistazo a Billy, Cohen cerró la trampa. El sonido metálico resonó en el silencio, poniendo fin a su camino juntos, al menos por ahora.

Cohen emergió de las escaleras, sus ojos volvieron a examinar la calle desierta. El ambiente estaba tenso, como un arco listo para soltar la flecha. No teníamos a los asesinos a la vista, pero sabíamos que estaban allí, escondidos en las sombras, esperando el momento oportuno para atacar. Nuestro camino estaba lejos de ser seguro, pero no teníamos otra opción. La noche aún era joven y la lucha estaba lejos de terminar.

— Debemos formar un triangulo asi podremos visualizar cada franco ante de que nos ataquen nuevamente — Deston se posicionaba con determinación. A espaldas con Peter y Cohen, formaba un triángulo de defensa, su espada en alto, lista para enfrentar cualquier amenaza que emergiera de las sombras.

Sin previo aviso, desde diferentes puntos de la oscuridad, una lluvia de flechas se lanzó hacia ellos. Deston, con su espada en alto, logró romper una de las flechas en pleno vuelo, un estallido de astillas en la fría noche. Sin embargo, no pudo detenerlas todas, y una de las flechas se clavó en su muslo derecho, haciéndole caer de rodillas con un grito ahogado de dolor.

¿Habrían alcanzado las otras flechas a Peter y a Cohen? La pregunta perforaba la mente de Deston mientras arrancaba la flecha de su pierna con un gruñido de dolor. — ¿Se encuentran bien? —

Al examinar la punta de la flecha, notó una sustancia viscosa y oscura: veneno. Pero gracias a su habilidad racial, Deston poseía una resistencia natural al veneno. A pesar de la herida, el efecto del veneno no le afectó de manera significativa. [1]

Sin embargo, la amenaza no había terminado. Sin poder determinar de dónde provenían las flechas y con la visibilidad reducida por el dolor, una bomba de humo estalló a sus pies.

El humo llenó el aire, oscureciendo las calles y envolviéndolos en un manto de neblina gris. La visibilidad se redujo a nada en cuestión de segundos, dejándolos ciegos y vulnerables en medio de las calles desiertas.

El silencio caía una vez más, solo roto por el sonido de su respiración agitada y el zumbido constante en sus oídos — No se separen, o al atacar podremos darnos a nosotros mismo —


[1]

Resistencia al Veneno:

El humo, producto de una explosión reciente, se extendía a través de las calles como un manto opaco, engullendo la visibilidad de Peter. Cohen, sin embargo, parecía moverse con una facilidad sobrenatural a través de esta bruma, tarareando una canción con un aire de despreocupación que chocaba con la gravedad de la situación.

Deston observaba, dubitativo. ¿Cantar en medio de tanto caos? Pero su desconcierto se desvaneció al igual que el humo de la bomba cuando vio el efecto que la canción de Cohen estaba teniendo sobre el asesino.

El hombre, que antes se regodeaba con su crueldad, ahora estaba poseído o hipnotizado, bailando de manera alegre al ritmo de la melodía que Cohen tarareaba.

Aprovechando esta distracción, Cohen se abalanzó sobre el asesino y hundió una daga en su pierna. El hombre, a pesar del dolor agudo y la sangre que brotaba de su herida, continuaba cantando y bailando. Deston observaba, sorprendido, ante este espectáculo de magia oscura que nunca había presenciado.

Cohen se retiró entonces, dejando al asesino vulnerable y señalándolo a Peter y Deston, como si les concediera el honor de asestar el golpe final.

Debido a una herida en su pierna, Deston apenas podía mantenerse en pie, por lo que Peter tomó la iniciativa. Desenvainó su espada y con un giro preciso y ascendente desde los pies del asesino, realizó un tajo que selló el destino del hombre.

El asesino cayó al suelo, la sangre salpicando las piedras de la calle, y el sonido de su caída fue lo único que interrumpió la canción que Cohen continuaba tarareando. Las calles quedaron en silencio, con solo la melodía de Cohen resonando contra las paredes de piedra, un eufónico epitafio para el asesino caído.

Deston miró a Cohen y dijo: — Eres alguien que sería difícil de vencer. Solo con una melodía has hipnotizado a alguien — El cuerpo del asesino yacía en el suelo, con sangre brotando por todas partes, llenando las grietas de las piedras del suelo y dejando un largo rastro carmesí.

Peter se acercó a Deston y lo ayudó a levantarse, utilizando su hombro como apoyo. Ambos caminaron detrás de Cohen. Peter preguntó:

— ¿Buscaremos ahora a Billy? —

Tras la batalla fatídica, Deston, se levantó con dificultad, apoyándose en su amigo Peter. Su vista cayó sobre el cuerpo sin vida del asesino, tendido en medio de la calle. Finalmente, la travesía había concluido, a pesar de las múltiples adversidades y las heridas que habían sufrido durante la lucha.

Observó cómo Cohen, el sanador del grupo, se despedía de Peter con un beso. Luego, Cohen se dirigió a Deston, con una mirada de preocupación en sus ojos oscuros . — Deston — dijo, —¿te pasarás mañana de nuevo por el taller? Me gustaría controlar la evolución de esa herida — Deston asintió en silencio, viendo cómo Cohen se alejaba, desapareciendo en la sombra de la oscuridad

Deston se quedó a solas con Peter, su rostro reflejaba cansancio y alivio. Se dirigió a su amigo, preguntándole: — ¿Te encargarás tú de todo esto? — Peter respondió con una sonrisa cansada: — Sí, no es mucho, una que otra excusa y todo resuelto. — Deston asintió y respondió: — Espero que nos veamos pronto todos, saludos a Billy —

Empezó a caminar, cojeando ligeramente debido a la herida en su pierna. Aunque no era profunda, causaba un dolor sordo con cada paso que daba.

A lo lejos, vio una carreta llena de campesinos y decidió pedirles un aventón hasta el proximo pueblo. — Unas monedas ofrezo para poder viajar con ustedes en este carrete — La voz suave y cansada de Deston resono en la penumbre de la noche.

El dueño de la carreta, un hombre robusto de cabello gris, le indicó que subiera. Con algo de incomodidad, Deston subió y se recostó en el rincón de la carreta, donde había paja para caballos.

El lecho improvisado se sintió suave y cómodo bajo su cuerpo adolorido, y no tardó en quedar dormido mientras la carreta era arrastrada por los caballos, alejándose del pueblo, dejando atràs una aventura y un recuerdo en su memoria.