Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
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Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
-¿Puedes parar un segundo? Dime que no piensas ir a donde creo que estás yendo...-
Nadie respondió a la pregunta que se escuchó en medio de la noche, en las afueras de Sacrestic Ville. Luego de esperar unos momentos, Shen continuó sus intentos de persuasión.
-¿Estás loca? Sabes mucho mejor que yo lo que ocurrirá cuando llegues allí. ¡Tú misma me contaste lo que esos tipos le hacen a los nuestros, Kyra!-
-"Esos tipos" son mi familia, Shen. "Esos tipos" son los míos. Puede que ahora sea una vampiresa, pero nací como elfa. ¡Y quiero conservar, al menos, mi orgullo como hija de Sandorai!-
Un incómodo silencio las acompañó en su trayecto. Finalmente, la morena lo rompió, hablando en una voz apenas audible.
-Lo siento... A veces olvido que no eres de las que pasa página fácilmente.-
-Y no lo haré. He aceptado que no hay vuelta atrás, y también estas nuevas habilidades. Pero no olvidaré mis raíces. Sé que aún no es momento de volver a casa, pero quisiera poder ver mi hogar, aunque sea desde la distancia. ¿O acaso tú nunca regresaste? ¿Olvidaste tu vida anterior al volverte una vampiresa? Si no he olvidado aún, es obvio que ya no lo haré.-
Esta vez, fue Shen quien dejó la pregunta sin respuesta mientras continuaban su marcha hacia el centro del continente. Los recuerdos de la península volvieron a su mente después de décadas, provocando que la nostalgia la invadiera.
Kyra desenvainó su espada dañada, observando el reflejo de la luna en su hoja. Sus armas eran las únicas posesiones que conservaba de su vida en Sandorai, y una de ellas estaba en tan pésimas condiciones que era inservible en combate. La pelirroja creía que era un mal chiste del destino, como si reflejaran el estado de su mente. A veces era como la hoja que mantenía su filo incluso tras todas esas desgracias; pero a veces era como la otra... Inútil, inservible. Las heridas en su mente aún no habían sanado del todo, y cada cierto tiempo ella se desmoronaba. Por eso deseaba regresar a sus bosques. Necesitaba verlos una vez más, en un intento de aplacar esos ataques de debilidad.
Nadie respondió a la pregunta que se escuchó en medio de la noche, en las afueras de Sacrestic Ville. Luego de esperar unos momentos, Shen continuó sus intentos de persuasión.
-¿Estás loca? Sabes mucho mejor que yo lo que ocurrirá cuando llegues allí. ¡Tú misma me contaste lo que esos tipos le hacen a los nuestros, Kyra!-
-"Esos tipos" son mi familia, Shen. "Esos tipos" son los míos. Puede que ahora sea una vampiresa, pero nací como elfa. ¡Y quiero conservar, al menos, mi orgullo como hija de Sandorai!-
Un incómodo silencio las acompañó en su trayecto. Finalmente, la morena lo rompió, hablando en una voz apenas audible.
-Lo siento... A veces olvido que no eres de las que pasa página fácilmente.-
-Y no lo haré. He aceptado que no hay vuelta atrás, y también estas nuevas habilidades. Pero no olvidaré mis raíces. Sé que aún no es momento de volver a casa, pero quisiera poder ver mi hogar, aunque sea desde la distancia. ¿O acaso tú nunca regresaste? ¿Olvidaste tu vida anterior al volverte una vampiresa? Si no he olvidado aún, es obvio que ya no lo haré.-
Esta vez, fue Shen quien dejó la pregunta sin respuesta mientras continuaban su marcha hacia el centro del continente. Los recuerdos de la península volvieron a su mente después de décadas, provocando que la nostalgia la invadiera.
Kyra desenvainó su espada dañada, observando el reflejo de la luna en su hoja. Sus armas eran las únicas posesiones que conservaba de su vida en Sandorai, y una de ellas estaba en tan pésimas condiciones que era inservible en combate. La pelirroja creía que era un mal chiste del destino, como si reflejaran el estado de su mente. A veces era como la hoja que mantenía su filo incluso tras todas esas desgracias; pero a veces era como la otra... Inútil, inservible. Las heridas en su mente aún no habían sanado del todo, y cada cierto tiempo ella se desmoronaba. Por eso deseaba regresar a sus bosques. Necesitaba verlos una vez más, en un intento de aplacar esos ataques de debilidad.
Kyravann Svartlys
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Re: Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
La luna brillaba apacible en el cielo, y una suave y fría brisa recorría aquella tranquila calle frente a la taberna llamada “Nombre de prueba, por favor ignorar”, de la que repentinamente un hombre salió disparado a través de una ventana para terminar rodando por el piso. Todo comenzó como un mal chiste del Destino, y es que claro, el moreno no era nada bueno para los chistes, incluso sería difícil saber si la trifulca se había formado porque las palabras del elfo habían ofendido a alguien o simplemente era un efecto derivado de lo malo que había sido el chiste en cuestión.
Todo había comenzado unos minutos antes, cuando el elfo de oscuros cabellos y mal semblante llegó a la taberna, caminó entre todos los presentes, detallándolos con atención, pero fingiendo no prestarles atención -Abran paso a la señorita- Dijo un obeso de rojas barbas para luego golpear la mesa con su cerveza y comenzar a reír. Destino decidió ignorar el comentario y continuó su camino hacia la barra donde con voz áspera y sería pidió un vaso de leche.
La extraña orden no hizo más que despertar las carcajadas en todos los presentes que sin duda esperaban que pidiera una bebida de hombres y no algo para niños -Yo invito el vaso de leche de la señorita- Dijo el mismo barbudo que ahora se había levantado de su mesa para colocarse al lado de Destino -Que bonito cabello tienes ¿lo lavas a menudo?- Preguntó queriendo parecer coqueto mientras acariciaba el suave y liso cabello del pelinegro.
Es la fragancia del hermano- Respondió Destino sin voltear a mirarlo -¿Hermano? ¿Cuál hermano?- Preguntó el hombre intrigado mientras giraba el rostro para lucirse ante sus compañeros -¡El que te corta la mano!- Respondió el elfo mientras desenvainaba su espada y en un parpadeo cercenaba la mano de aquel hombre generando un abrupto silencio.
Cuando el hombre al fin entendió lo sucedido comenzó a gritar mientras presionaba su brazo cortado y buscaba en el piso su mano que aún se movía erráticamente -¡¡Maldita elfa!!- Gritó furioso mientras con un gesto de su cabeza hacía que más de la mitad de los presentes se levantaran para atacar al elfo -Destino no los matará gratis- Dijo el asesino cercenamanos mientras miraba con desagrado el vaso de leche lleno de sangre, todo un desperdicio.
Los asesinatos grupales tienen un precio más alto, por favor fórmense de uno en uno para obtener descuento en el precio final- Una mano en el hombro de Destino lo hizo ponerse en guardia -No tan rápido, amiguita- Escuchó a su espalda y giró para encontrarse con un abdomen a la altura de su rostro, y es que aquel coloso era casi el doble de su tamaño, y también el doble de fuerte.
No pasó mucho tiempo antes que aquel grandulón lanzara a Destino contra la ventana del local, sacándolo del mismo y haciéndolo rodar por el piso -Los elfos muertos no sobreviven, los elfos muertos no sobreviven- Se repitió el orgulloso guerrero para no volver adentro, sacudió el polvo de su ropa mientras se levantaba y emprendió una valiente fuga, dejando tras sus pasos una turba enfurecida que no tardarían en salir a cazar a la “elfa”.
Todo había comenzado unos minutos antes, cuando el elfo de oscuros cabellos y mal semblante llegó a la taberna, caminó entre todos los presentes, detallándolos con atención, pero fingiendo no prestarles atención -Abran paso a la señorita- Dijo un obeso de rojas barbas para luego golpear la mesa con su cerveza y comenzar a reír. Destino decidió ignorar el comentario y continuó su camino hacia la barra donde con voz áspera y sería pidió un vaso de leche.
La extraña orden no hizo más que despertar las carcajadas en todos los presentes que sin duda esperaban que pidiera una bebida de hombres y no algo para niños -Yo invito el vaso de leche de la señorita- Dijo el mismo barbudo que ahora se había levantado de su mesa para colocarse al lado de Destino -Que bonito cabello tienes ¿lo lavas a menudo?- Preguntó queriendo parecer coqueto mientras acariciaba el suave y liso cabello del pelinegro.
Es la fragancia del hermano- Respondió Destino sin voltear a mirarlo -¿Hermano? ¿Cuál hermano?- Preguntó el hombre intrigado mientras giraba el rostro para lucirse ante sus compañeros -¡El que te corta la mano!- Respondió el elfo mientras desenvainaba su espada y en un parpadeo cercenaba la mano de aquel hombre generando un abrupto silencio.
Cuando el hombre al fin entendió lo sucedido comenzó a gritar mientras presionaba su brazo cortado y buscaba en el piso su mano que aún se movía erráticamente -¡¡Maldita elfa!!- Gritó furioso mientras con un gesto de su cabeza hacía que más de la mitad de los presentes se levantaran para atacar al elfo -Destino no los matará gratis- Dijo el asesino cercenamanos mientras miraba con desagrado el vaso de leche lleno de sangre, todo un desperdicio.
Los asesinatos grupales tienen un precio más alto, por favor fórmense de uno en uno para obtener descuento en el precio final- Una mano en el hombro de Destino lo hizo ponerse en guardia -No tan rápido, amiguita- Escuchó a su espalda y giró para encontrarse con un abdomen a la altura de su rostro, y es que aquel coloso era casi el doble de su tamaño, y también el doble de fuerte.
No pasó mucho tiempo antes que aquel grandulón lanzara a Destino contra la ventana del local, sacándolo del mismo y haciéndolo rodar por el piso -Los elfos muertos no sobreviven, los elfos muertos no sobreviven- Se repitió el orgulloso guerrero para no volver adentro, sacudió el polvo de su ropa mientras se levantaba y emprendió una valiente fuga, dejando tras sus pasos una turba enfurecida que no tardarían en salir a cazar a la “elfa”.
Destino
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Re: Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
—Sufro la inmensa pena de tu extravío —lloraba un hombre de amplios hombros arrodillado a los pies de una menuda muchacha frente a una vivienda iluminada en la esquina de la calle—. Siento el dolor profundo de tu partida y lloro sin que sepas que el llanto mío tiene lágrimas negras como mi vida. Tú me quieres dejar. Yo no quiero sufrir. Contigo me voy, te digo, ¡aunque me cueste morir!
—Un jardinero de amor siembra una flor y se va. Otro viene y la cultiva ¿De cuál de los dos será? —respondió ella volviéndole la espalda y cruzando los brazos con gesto indiferente.
—¿Otro? —El hombre se levantó como un resorte, ni rastro de lágrimas en sus ojos—. ¿Dices que hay otro? ¡Dónde está ese desgraciado, que lo rajo!
—Por aquí, Elian, la calle de la derecha —dijo la pequeña Daphne con su habitual tono tranquilo y sin dejar de caminar.
—Pero, ¿no deberíamos ver qué pasa? —dijo él cargándose en un brazo el paquete con las compras de su amiga y señalando con el otro a la pareja—. Parece que las cosas se están poniendo un poco… homicidas.
—Oh, no te preocupes —dijo Daphne e hizo un gesto con la mano como descartando la sugerencia—. Tienen una pelea de esas cada semana. Antes de que acabe la noche, estarán jurándose amor eterno a gritos. Les gusta “mantener viva la pasión”.
—Está bien —dijo Elian aún dubitativo—, si tu lo dices… —Reacomodó el paquete y siguió la ruta que le indicaba la vampiro.
—¿Y has vuelto a saber de aquel brujo loco? —preguntó ella al poco de doblar la esquina.
—Uy, no. Ni ganas de acercarme de nuevo por aquella zona.
—Normal, debió de ser una experiencia aterradora…
Ni Daphne llegó a terminar la frase, ni Elian tuvo tiempo de responder. Una turba enfurecida salió en aquel momento por una puerta cercana. La vampiro, más acostumbrada a la noche de Sacrestic, se fundió instintivamente con las sombras, que fueron atravesadas por el grupo sin mayor problema. Elian, por su parte, fue derribado por uno de los matones, que se había lanzado a la carrera sin mirar por dónde pisaba.
—¡Hey, aquí está! ¡Tengo a la elfa! —gritó a sus compañeros.
—¿Qué elfa?, ¿qué pasa? —preguntó Elian desconcertado.
El elfo y su atacante se pusieron de pie. El segundo, en actitud amenazadora… hasta que Elian terminó de enderezarse y se rascó la barba confuso.
—Esto… disculpa me he equivocado de persona —dijo el individuo mirando hacia arriba con nerviosismo—. Mejor sigo mi camino.
El individuo volvió con la turba, que reanudó la persecución al momento. Daphne reapareció y recogió el paquete que había caído al suelo. Elian miraba alternativamente al grupo de parroquianos enardecidos y a su amiga.
—Ve —dijo ella—. Sin duda esa elfa, sea quien sea, te necesitará más que yo.
Elian asintió a modo de despedida y echó a correr tras la turba.
—Un jardinero de amor siembra una flor y se va. Otro viene y la cultiva ¿De cuál de los dos será? —respondió ella volviéndole la espalda y cruzando los brazos con gesto indiferente.
—¿Otro? —El hombre se levantó como un resorte, ni rastro de lágrimas en sus ojos—. ¿Dices que hay otro? ¡Dónde está ese desgraciado, que lo rajo!
—Por aquí, Elian, la calle de la derecha —dijo la pequeña Daphne con su habitual tono tranquilo y sin dejar de caminar.
—Pero, ¿no deberíamos ver qué pasa? —dijo él cargándose en un brazo el paquete con las compras de su amiga y señalando con el otro a la pareja—. Parece que las cosas se están poniendo un poco… homicidas.
—Oh, no te preocupes —dijo Daphne e hizo un gesto con la mano como descartando la sugerencia—. Tienen una pelea de esas cada semana. Antes de que acabe la noche, estarán jurándose amor eterno a gritos. Les gusta “mantener viva la pasión”.
—Está bien —dijo Elian aún dubitativo—, si tu lo dices… —Reacomodó el paquete y siguió la ruta que le indicaba la vampiro.
—¿Y has vuelto a saber de aquel brujo loco? —preguntó ella al poco de doblar la esquina.
—Uy, no. Ni ganas de acercarme de nuevo por aquella zona.
—Normal, debió de ser una experiencia aterradora…
Ni Daphne llegó a terminar la frase, ni Elian tuvo tiempo de responder. Una turba enfurecida salió en aquel momento por una puerta cercana. La vampiro, más acostumbrada a la noche de Sacrestic, se fundió instintivamente con las sombras, que fueron atravesadas por el grupo sin mayor problema. Elian, por su parte, fue derribado por uno de los matones, que se había lanzado a la carrera sin mirar por dónde pisaba.
—¡Hey, aquí está! ¡Tengo a la elfa! —gritó a sus compañeros.
—¿Qué elfa?, ¿qué pasa? —preguntó Elian desconcertado.
El elfo y su atacante se pusieron de pie. El segundo, en actitud amenazadora… hasta que Elian terminó de enderezarse y se rascó la barba confuso.
—Esto… disculpa me he equivocado de persona —dijo el individuo mirando hacia arriba con nerviosismo—. Mejor sigo mi camino.
El individuo volvió con la turba, que reanudó la persecución al momento. Daphne reapareció y recogió el paquete que había caído al suelo. Elian miraba alternativamente al grupo de parroquianos enardecidos y a su amiga.
—Ve —dijo ella—. Sin duda esa elfa, sea quien sea, te necesitará más que yo.
Elian asintió a modo de despedida y echó a correr tras la turba.
Elian
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Re: Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
-¿Qué diablos es todo ese alboroto? Es como si Sacrestic nunca tuviera una noche tranquila... -
-No sé qué esperabas de la sede oficial del Club Chupasangres, Shen...- Después de un rato caminando tranquilamente, el silencio fue roto por varias personas vociferando cosas ininteligibles, tal vez porque estaban a cierta distancia, tal vez porque estaban demasiado ebrios y furiosos para hablar en un idioma conocido.
Ambas vampiresas ignoraron inicialmente aquellos gritos. Sin embargo, levantaron la guardia al notar que se acercaban cada vez más. A cierta distancia pudieron notar a la muchedumbre que corría y gritaba, al parecer persiguiendo a alguien. Momentos después, un elfo de cabello negro pasó junto al par de vampiresas. Apenas giró un poco su cabeza para observarlas, con una media sonrisa en el rostro que no auguraba nada bueno.
Cuando el gentío alcanzó a las chicas, el elfo de ojos azules ya no estaba a la vista. Kyra no sabía si se había ocultado o si era demasiado rápido. Tampoco tuvo tiempo suficiente de buscarlo, ya que los recién llegados las rodearon con evidente hostilidad.
-Ahora sí... Vas a pagar por cortarme la mano, elfita...
El hombre que lideraba el grupo observó a Kyra de arriba a abajo, deteniéndose en ciertas partes de su cuerpo sin ningún disimulo. Uno de sus seguidores, aún con su jarra de hidromiel en mano, lo interrumpió.
-Olle, esha no esh... No esh... La que te cortó la mano... Eshta esh pelirroja... Y tiene másh tet...-
El borracho cayó inconsciente antes de acabar la frase, gracias al certero impacto de una piedra en su frente. Con su característica impulsividad, Shen (aún limpiándose la tierra de sus manos) comenzó a gritarle al líder.
-Bien, veamos... Pareces tan estúpido como para no distinguir a dos personas diferentes. ¿Cómo puedo explicarte para que lo entiendas? Ya sé.- La morena murmuraba, hablando consigo misma, mientras Kyra se tapaba el rostro avergonzada.
-Si no quieres perder la otra mano, vete. Un borrachín como tú seguro que no querría eso, o no podrías levantar una jarra nunca más, ¿cierto?-
La sonrisa en el rostro de Shen, que intentaba parecer amigable, sólo la hacía ver aún más amenazante. Kyra la interrumpió al poner una mano en su hombro, como si le pidiera tranquilizarse.
-Disculpen a mi amiga, no tiene mucha paciencia. Como dijo ese hombre, no soy la persona que buscan. Es imposible para mí cortar algo cuando mi única arma está en pésimas condiciones.-
Mientras hablaba, la pelirroja desenvainó con cuidado su espada dañana. Aprovechando la oscuridad de la noche y el estado de ebriedad de la mayoría de los presentes, Kyra ocultó su espada sana con su abrigo, esperando que creyeran que su único medio de ataque era inservible.
-No sé qué esperabas de la sede oficial del Club Chupasangres, Shen...- Después de un rato caminando tranquilamente, el silencio fue roto por varias personas vociferando cosas ininteligibles, tal vez porque estaban a cierta distancia, tal vez porque estaban demasiado ebrios y furiosos para hablar en un idioma conocido.
Ambas vampiresas ignoraron inicialmente aquellos gritos. Sin embargo, levantaron la guardia al notar que se acercaban cada vez más. A cierta distancia pudieron notar a la muchedumbre que corría y gritaba, al parecer persiguiendo a alguien. Momentos después, un elfo de cabello negro pasó junto al par de vampiresas. Apenas giró un poco su cabeza para observarlas, con una media sonrisa en el rostro que no auguraba nada bueno.
Cuando el gentío alcanzó a las chicas, el elfo de ojos azules ya no estaba a la vista. Kyra no sabía si se había ocultado o si era demasiado rápido. Tampoco tuvo tiempo suficiente de buscarlo, ya que los recién llegados las rodearon con evidente hostilidad.
-Ahora sí... Vas a pagar por cortarme la mano, elfita...
El hombre que lideraba el grupo observó a Kyra de arriba a abajo, deteniéndose en ciertas partes de su cuerpo sin ningún disimulo. Uno de sus seguidores, aún con su jarra de hidromiel en mano, lo interrumpió.
-Olle, esha no esh... No esh... La que te cortó la mano... Eshta esh pelirroja... Y tiene másh tet...-
El borracho cayó inconsciente antes de acabar la frase, gracias al certero impacto de una piedra en su frente. Con su característica impulsividad, Shen (aún limpiándose la tierra de sus manos) comenzó a gritarle al líder.
-Bien, veamos... Pareces tan estúpido como para no distinguir a dos personas diferentes. ¿Cómo puedo explicarte para que lo entiendas? Ya sé.- La morena murmuraba, hablando consigo misma, mientras Kyra se tapaba el rostro avergonzada.
-Si no quieres perder la otra mano, vete. Un borrachín como tú seguro que no querría eso, o no podrías levantar una jarra nunca más, ¿cierto?-
La sonrisa en el rostro de Shen, que intentaba parecer amigable, sólo la hacía ver aún más amenazante. Kyra la interrumpió al poner una mano en su hombro, como si le pidiera tranquilizarse.
-Disculpen a mi amiga, no tiene mucha paciencia. Como dijo ese hombre, no soy la persona que buscan. Es imposible para mí cortar algo cuando mi única arma está en pésimas condiciones.-
Mientras hablaba, la pelirroja desenvainó con cuidado su espada dañana. Aprovechando la oscuridad de la noche y el estado de ebriedad de la mayoría de los presentes, Kyra ocultó su espada sana con su abrigo, esperando que creyeran que su único medio de ataque era inservible.
Kyravann Svartlys
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Re: Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
No te escondas, estúpida elfa, te encontra-jip… te enconjip- Decía uno de los sujetos mientras alzaba su botella y la giraba alegremente empapando de bebida a los compañeros cercanos que en ese punto tal vez ya ni recordaban lo que habían salido a buscar, incluso algunos se habían quedado a medio camino y reposaban dormidos sobre el piso frío de la noche, mientras otros les pasaban por encima, fuera cual fuera el motivo por el que habían salido, era un desafío de grupo y bien fuera por apoyo entre compañeros o por la curiosidad de saber cómo acabaría todo, la taberna había quedado vacía.
Destino por su parte había emprendido una vertiginosa fuga en dirección hacia el bosque, en dirección a donde fuera que lo alejara de aquella turba enfurecida, en su camino se cruzó con algunas personas que tal vez podrían acabar siendo bonitos señuelos para entretener a los perseguidores, ante lo cual el asesino dejó escapar una sonrisa de maldad desmesurada a sabiendas que aquella última no emanaba en tipo de éter cálido de un elfo, sino algo que parecía retorcido y corrupto, fuera lo que fuera, estaría mejor como comida de gusanos, nada que lamentar.
El elfo se detuvo un poco más adelante ya muy cerca del borde de la ciudad y a unos metros de los árboles que daban inicio al bosque, se trepó a uno de ellos con mucha gracia y agilidad hasta sentarse sobre una de las ramas que parecía capaz de suportar su peso y se dedicó a observar la escena que había dejado atrás en donde la turba se quedaría entretenida con las pelirroja y su acompañante, o serían eliminados por éstas, de cualquier manera, era un ganar-ganar.
Al parecer las predicciones de Destino no estaban lejos de hacerse realidad, aquellos hombres tan ebrios ya ni siquiera le recordaban y aunque le ofendía un poco que no reconocieran su cabello tan bien cuidado y lo compararan con el de la pelirroja que parecía ni peinarse siquiera, era más que suficiente para no desprender un ápice de preocupación por ella.
Perdedores- Dijo el elfo presumiendo su astucia y de dejó caer suavemente estirando sus piernas mientras se sujetaba con una mano de la rama antes de dejarse caer sobre otra, dio un vistazo rápido para calcular la fuerza, impulso y velocidad con la que debía dejarse caer pero para su desgracia la rama tenía otros planes y alguien había comido más frijoles de los que debería.
Ay no- Murmuró el elfo mientras la rama delataba con sonidos de quiebre, una terrible desgracia, el cuerpo del elfo se desplomó junto con la rama que sostenía, deteniendo su caída con las ramas que seguían más abajo y que desde luego, se terminaban rompiendo de igual modo para dejar que el pelinegro se estrellara inevitablemente contra el suelo.
Sería difícil que el sonido de las ramas quebrarse y los gritos de dolor y angustia del elfo pasaran desapercibidos, al menos para todos, pues al menos un par de hombres habían logrado ver “algo” cayendo del árbol y tratarían de acercarse -Parece que hay algo escondido por allá- Señaló en la dirección pero fue ignorado por los otros grandulones ebrios que lucían muy entretenidos con la pelirroja -Perder otra mano, dice, jip- Presumió el borrachín que ni se había dado cuenta de la pedrada contra su compañero.
Mano, dices- repitió mientras levantaba la mano en la que sostenía una botella, y la otra en la que sus compañeros habían logrado amarrarle un pedazo de trapo para detener la hemorragia, y donde ingeniosamente le habían hecho dibujitos que simulaban dedos -Manos te van a faltar para… ¿para qué era? Ay ya no me acuerdo pero era gracioso- Miró la espada maltrecha de la pelirroja -Cuidado matas a alguien de una infección con esa cosa- Rió mientras volteaba a ver a sus compañeros obligándolos a reír también -Para protegerte necesitas un hombre de verdad- Dio otro vistazo nada disimulado a los atributos de la vampira mientras le acercaba la mano al pecho.
Destino por su parte había emprendido una vertiginosa fuga en dirección hacia el bosque, en dirección a donde fuera que lo alejara de aquella turba enfurecida, en su camino se cruzó con algunas personas que tal vez podrían acabar siendo bonitos señuelos para entretener a los perseguidores, ante lo cual el asesino dejó escapar una sonrisa de maldad desmesurada a sabiendas que aquella última no emanaba en tipo de éter cálido de un elfo, sino algo que parecía retorcido y corrupto, fuera lo que fuera, estaría mejor como comida de gusanos, nada que lamentar.
El elfo se detuvo un poco más adelante ya muy cerca del borde de la ciudad y a unos metros de los árboles que daban inicio al bosque, se trepó a uno de ellos con mucha gracia y agilidad hasta sentarse sobre una de las ramas que parecía capaz de suportar su peso y se dedicó a observar la escena que había dejado atrás en donde la turba se quedaría entretenida con las pelirroja y su acompañante, o serían eliminados por éstas, de cualquier manera, era un ganar-ganar.
Al parecer las predicciones de Destino no estaban lejos de hacerse realidad, aquellos hombres tan ebrios ya ni siquiera le recordaban y aunque le ofendía un poco que no reconocieran su cabello tan bien cuidado y lo compararan con el de la pelirroja que parecía ni peinarse siquiera, era más que suficiente para no desprender un ápice de preocupación por ella.
Perdedores- Dijo el elfo presumiendo su astucia y de dejó caer suavemente estirando sus piernas mientras se sujetaba con una mano de la rama antes de dejarse caer sobre otra, dio un vistazo rápido para calcular la fuerza, impulso y velocidad con la que debía dejarse caer pero para su desgracia la rama tenía otros planes y alguien había comido más frijoles de los que debería.
Ay no- Murmuró el elfo mientras la rama delataba con sonidos de quiebre, una terrible desgracia, el cuerpo del elfo se desplomó junto con la rama que sostenía, deteniendo su caída con las ramas que seguían más abajo y que desde luego, se terminaban rompiendo de igual modo para dejar que el pelinegro se estrellara inevitablemente contra el suelo.
Sería difícil que el sonido de las ramas quebrarse y los gritos de dolor y angustia del elfo pasaran desapercibidos, al menos para todos, pues al menos un par de hombres habían logrado ver “algo” cayendo del árbol y tratarían de acercarse -Parece que hay algo escondido por allá- Señaló en la dirección pero fue ignorado por los otros grandulones ebrios que lucían muy entretenidos con la pelirroja -Perder otra mano, dice, jip- Presumió el borrachín que ni se había dado cuenta de la pedrada contra su compañero.
Mano, dices- repitió mientras levantaba la mano en la que sostenía una botella, y la otra en la que sus compañeros habían logrado amarrarle un pedazo de trapo para detener la hemorragia, y donde ingeniosamente le habían hecho dibujitos que simulaban dedos -Manos te van a faltar para… ¿para qué era? Ay ya no me acuerdo pero era gracioso- Miró la espada maltrecha de la pelirroja -Cuidado matas a alguien de una infección con esa cosa- Rió mientras volteaba a ver a sus compañeros obligándolos a reír también -Para protegerte necesitas un hombre de verdad- Dio otro vistazo nada disimulado a los atributos de la vampira mientras le acercaba la mano al pecho.
Destino
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Re: Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
Elian corría con toda la rapidez que le otorgaba su escasa práctica. Sí, es cierto que estaba acostumbrado a los caminos. Literalmente, iba andando a todas partes. Pero andar y correr son dos actividades muy distintas. ¿Qué necesidad había de correr cuando el lugar al que uno se dirigía no iba a moverse de su sitio?
Seguirle la pista a una turba enfurecida no era problema, en realidad. Hacían un ruido de estampida y, de tanto en tanto, dejaban atrás alguna botella vacía. Mantenerles el ritmo ya era otro asunto. Y eso que alguno había que ni se tenía en pie. De hecho, tuvo que saltar por encima a un par que se quedaron atrás.
Saltar tampoco era una actividad que le entusiasmara, aunque trepar se le daba de maravilla. Siempre que no lo apurasen, claro, ni que el árbol fuera a levantarse y echar a andar. A ver, sí, estaban los Ancianos y se sabía de maestros elfos capaces de animar a los árboles (él mismo aspiraba a ser capaz algún día), pero había que ser muy ciego para intentar subirse a un tronco cargado de éter.
Al fin se detienen, pensó con alivio al ver que la turba se había detenido más adelante y bajó el ritmo. Luego recordó que corría tras una turba enfurecida que, probablemente, había alcanzado su objetivo y volvió a subirlo. O lo intentó. De verdad lo intentó, pero es que él no estaba hecho para correr. Mucho menos por la ciudad, con sus suelos empedrados y sus esquinas que doblar.
En resumen, se perdió casi toda la conversación.
—Hey, amigo —dijo cuando su aliento se lo permitió—, ¿qué te ha pasado en la mano? Ese trapo no parece muy higiénico, huele a cerveza y abrillantador de barra. Deberías cambiarlo por vendas limpias.
—¿Pero qué dices? —se quejó con un mohín uno de los compañeros del manco—. ¡Si corté el trozo más limpio del trapo!
—Ay, ya, no te eches a llorar ahora. Me puse el jodido trapo, ¿no?
—Sí, pero es que…
—Bua bua, siempre lo mismo contigo. ¡Anda que no eres sensible! Y ahora ya no sé qué estaba diciendo.
—Un hombre de verdad —apuntó otro de los reunidos en voz baja.
—¿Eh? —dijo el manco.
—Sí, definitivamente hay algo por ahí —dijo otro, apuntando hacia el exterior.
—¿Eh? —repitió el manco estúpidamente.
Elian aguzó la vista y el oído y pudo reconocer un bulto moviéndose entre los arbustos cuyos gemidos recordaban a los espectros de las historias que había escuchado contar en las aldeas del oeste para advertir a los niños que no salieran de noche.
—Suena como los espectros de las historias que me contaba mi Yaya de niño —dijo el tipo que se había ofendido sorbiéndose los mocos.
—Alguien debería ir a mirar, ¿no?
—Ve tú, yo tengo otra teta que rascar —dijo el manco y se atragantó riéndo su propia ocurrencia.
—Eso no es muy educado, delante de un par de damas —dijo Elian, con la vista aún puesta en el límite de la ciudad.
—¿Cómo has dicho?
Elian se volvió hacia el hombre, que blandía su botella con gesto ofendido, quizá por que no le había reído la gracia como sus compañeros y decidió un cambio de estrategia.
—Definitivamente, alguien tiene que ir a mirar —dijo completamente serio y con su tono de voz más grave—. ¿Qué tal si lo hacemos las damas?
El manco dirigió entonces la vista a su barba con una expresión entre dubitativa y asqueada, mientras Elian les dirigía un gesto disimulado a las dos mujeres, esperando que aprovecharan la ocasión.
Seguirle la pista a una turba enfurecida no era problema, en realidad. Hacían un ruido de estampida y, de tanto en tanto, dejaban atrás alguna botella vacía. Mantenerles el ritmo ya era otro asunto. Y eso que alguno había que ni se tenía en pie. De hecho, tuvo que saltar por encima a un par que se quedaron atrás.
Saltar tampoco era una actividad que le entusiasmara, aunque trepar se le daba de maravilla. Siempre que no lo apurasen, claro, ni que el árbol fuera a levantarse y echar a andar. A ver, sí, estaban los Ancianos y se sabía de maestros elfos capaces de animar a los árboles (él mismo aspiraba a ser capaz algún día), pero había que ser muy ciego para intentar subirse a un tronco cargado de éter.
Al fin se detienen, pensó con alivio al ver que la turba se había detenido más adelante y bajó el ritmo. Luego recordó que corría tras una turba enfurecida que, probablemente, había alcanzado su objetivo y volvió a subirlo. O lo intentó. De verdad lo intentó, pero es que él no estaba hecho para correr. Mucho menos por la ciudad, con sus suelos empedrados y sus esquinas que doblar.
En resumen, se perdió casi toda la conversación.
—Hey, amigo —dijo cuando su aliento se lo permitió—, ¿qué te ha pasado en la mano? Ese trapo no parece muy higiénico, huele a cerveza y abrillantador de barra. Deberías cambiarlo por vendas limpias.
—¿Pero qué dices? —se quejó con un mohín uno de los compañeros del manco—. ¡Si corté el trozo más limpio del trapo!
—Ay, ya, no te eches a llorar ahora. Me puse el jodido trapo, ¿no?
—Sí, pero es que…
—Bua bua, siempre lo mismo contigo. ¡Anda que no eres sensible! Y ahora ya no sé qué estaba diciendo.
—Un hombre de verdad —apuntó otro de los reunidos en voz baja.
—¿Eh? —dijo el manco.
—Sí, definitivamente hay algo por ahí —dijo otro, apuntando hacia el exterior.
—¿Eh? —repitió el manco estúpidamente.
Elian aguzó la vista y el oído y pudo reconocer un bulto moviéndose entre los arbustos cuyos gemidos recordaban a los espectros de las historias que había escuchado contar en las aldeas del oeste para advertir a los niños que no salieran de noche.
—Suena como los espectros de las historias que me contaba mi Yaya de niño —dijo el tipo que se había ofendido sorbiéndose los mocos.
—Alguien debería ir a mirar, ¿no?
—Ve tú, yo tengo otra teta que rascar —dijo el manco y se atragantó riéndo su propia ocurrencia.
—Eso no es muy educado, delante de un par de damas —dijo Elian, con la vista aún puesta en el límite de la ciudad.
—¿Cómo has dicho?
Elian se volvió hacia el hombre, que blandía su botella con gesto ofendido, quizá por que no le había reído la gracia como sus compañeros y decidió un cambio de estrategia.
—Definitivamente, alguien tiene que ir a mirar —dijo completamente serio y con su tono de voz más grave—. ¿Qué tal si lo hacemos las damas?
El manco dirigió entonces la vista a su barba con una expresión entre dubitativa y asqueada, mientras Elian les dirigía un gesto disimulado a las dos mujeres, esperando que aprovecharan la ocasión.
Elian
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Re: Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
El grupo de borrachines parecía un mal acto de comedia. Perdían el hilo de la conversación en menos de lo que tardarían en acabarse una jarra de cerveza, discutían entre ellos... Al menos parecía fácil quitárselos de encima sin tener que combatir. Mientras la pelirroja buscaba alguna forma de salir de allí, ignorando las pervertidas miradas y gestos de los desconocidos, llegó al lugar un elfo; estaba sobrio, a diferencia del resto, y parecía posible mantener una charla civilizada con él. Por eso, las dos vampiresas aceptaron su sugerencia rápidamente.
-Es cierto, yo también oí algo en esa dirección. Seguro es uno de esos espectros de las historias de abuelas. Será mejor que ustedes no se acerquen en las condiciones en las que están ahora. Con tanto alcohol encima no podrán hacer nada por defenderse de esas criaturas. Ni siquiera sabemos cuántas hay allí... ¡Rápido, váyanse de aquí!- exclamó Shen, exagerando un poco la historia originada por uno de los borrachos. Muchos de los presentes, los que estaban en peores condiciones pero aún no habían caído inconscientes, decidieron seguir el consejo de la morena y huyeron despavoridos. Algunos gritaban mientras corrían, otros se desmayaron tras dar unos pocos pasos y otros chocaban entre ellos o con los objetos cercanos.
Sin embargo, otro grupo optó por quedarse. Tal vez no estaban tan ebrios como el resto o quizá les intrigaba la idea de ver un espíritu de leyenda. No importaba el motivo, no era favorable para las mujeres.
-Yo escuché algunos pasos en aquella dirección antes de que llegaran ustedes. Como dije antes, no he visto nunca a ninguno de ustedes. Seguramente la persona que buscan se fue por allá antes de que nos vieran a nosotras. Además, la elfa que buscan iba sola, ¿verdad?- dijo Kyra, señalando hacia su izquierda, lejos de la dirección en la que se encontraba el sujeto que había caído momentos antes.
-Por su propio bien, déjennos en paz. Mi amiga no bromeaba cuando decía que no podrás sostener una jarra de nuevo si siguen molestándonos...-
El tipo con la mano cortada miró de nuevo a Shen al escuchar de nuevo la amenaza, y esta vez se la tomó un poco más en serio. Era claro que su paciencia se estaba agotando con solo observar su mirada, pero aún así no dejaría ir tan fácilmente al culpable.
-Bien, bien, creeré que no fueron ushtedesh. Esh cierto que esa maldita elfa eshtaba sola, pero no es imposhible que fuera una de ushtedes. Iremos a inveshtgar esos pasos que escuchaste, pero si no encontramosh nada, las buscaremos de nuevo a uste...- El manco se interrumpió en un intento de evitar vaciar su estómago en mitad de la amenaza, antes de partir en la dirección indicada por la pelirroja.
Una vez que se marcharon, ambas mujeres voltearon a ver al elfo y le agradecieron por la ayuda. Mientras se presentaban, Kyra envainaba nuevamente su espada dañada, momento en el cual se pudo ver la otra vaina, que contenía su arma sana.
-Entonces, ¿qué? ¿Vas a seguir jugando al escondite o vas a pedirnos disculpas por meternos en este lío sin sentido?- preguntó amigablemente Shen al desconocido.
-Es cierto, yo también oí algo en esa dirección. Seguro es uno de esos espectros de las historias de abuelas. Será mejor que ustedes no se acerquen en las condiciones en las que están ahora. Con tanto alcohol encima no podrán hacer nada por defenderse de esas criaturas. Ni siquiera sabemos cuántas hay allí... ¡Rápido, váyanse de aquí!- exclamó Shen, exagerando un poco la historia originada por uno de los borrachos. Muchos de los presentes, los que estaban en peores condiciones pero aún no habían caído inconscientes, decidieron seguir el consejo de la morena y huyeron despavoridos. Algunos gritaban mientras corrían, otros se desmayaron tras dar unos pocos pasos y otros chocaban entre ellos o con los objetos cercanos.
Sin embargo, otro grupo optó por quedarse. Tal vez no estaban tan ebrios como el resto o quizá les intrigaba la idea de ver un espíritu de leyenda. No importaba el motivo, no era favorable para las mujeres.
-Yo escuché algunos pasos en aquella dirección antes de que llegaran ustedes. Como dije antes, no he visto nunca a ninguno de ustedes. Seguramente la persona que buscan se fue por allá antes de que nos vieran a nosotras. Además, la elfa que buscan iba sola, ¿verdad?- dijo Kyra, señalando hacia su izquierda, lejos de la dirección en la que se encontraba el sujeto que había caído momentos antes.
-Por su propio bien, déjennos en paz. Mi amiga no bromeaba cuando decía que no podrás sostener una jarra de nuevo si siguen molestándonos...-
El tipo con la mano cortada miró de nuevo a Shen al escuchar de nuevo la amenaza, y esta vez se la tomó un poco más en serio. Era claro que su paciencia se estaba agotando con solo observar su mirada, pero aún así no dejaría ir tan fácilmente al culpable.
-Bien, bien, creeré que no fueron ushtedesh. Esh cierto que esa maldita elfa eshtaba sola, pero no es imposhible que fuera una de ushtedes. Iremos a inveshtgar esos pasos que escuchaste, pero si no encontramosh nada, las buscaremos de nuevo a uste...- El manco se interrumpió en un intento de evitar vaciar su estómago en mitad de la amenaza, antes de partir en la dirección indicada por la pelirroja.
Una vez que se marcharon, ambas mujeres voltearon a ver al elfo y le agradecieron por la ayuda. Mientras se presentaban, Kyra envainaba nuevamente su espada dañada, momento en el cual se pudo ver la otra vaina, que contenía su arma sana.
-Entonces, ¿qué? ¿Vas a seguir jugando al escondite o vas a pedirnos disculpas por meternos en este lío sin sentido?- preguntó amigablemente Shen al desconocido.
Kyravann Svartlys
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Re: Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
El elfo se había desprendido aparatosamente del árbol, aterrizando por suerte sobre unos arbustos que suavizaron la caída, aunque eso no evitó que el pelinegro le diera una patada tan fuerte, que podría jurar que el árbol hasta se había quejado, aunque seguramente era solo su imaginación. El extraño y misterioso grupo de extraños habían conseguido despistar a los perseguidores, por lo que el pelinegro les debía mucho agradecimiento, uno que obviamente no les iba a dar.
Finalmente, ante las últimas palabras de aquel peculiar grupito, decidió salir de las sombras, sacudió la ropa para quitarse de encima algunas hojas y remas y miró a los presentes con menuda desconfianza -Destino no las metió el líos- Dijo sin querer aceptar que sí lo había hecho, prefería creer que una serie de eventos desafortunados los habían llevado a encontrarse y coincidir.
No obstante, con la cercanía de los otros sujetos buscándolo, no estaba de más tener algo de carnada aliados a los que pudiera dejar atrás/sacrificar llevar en su camino para salir a salvo de aquel pequeño y violento pueblo -¿A dónde se dirigen?- Preguntó bajando un poco el tono de su discurso -Si viajan junto a Destino, podría protegerlas como una disculpa muy sincera- Y claro que no le interesaba disculparse, pero mientras pudiera llevar escudos humanos a los que dejar atrás, podría estar más a salvo.
Y es que el elfo había pasado tantas situaciones traumáticas que le resultaba extremadamente difícil entregar su confianza a alguien, más aún si se trataba de desconocidos. Con un rápido vistazo a los presentes pudo notar ciertas peculiaridades, en primer lugar un evidente elfo, pero luego su mirada se detuvo escudriñando aquella pelirroja -Pareces elfa, pero no te sientes como una- Entrecerró los ojos mientras la miraba de arriba abajo pensando que no parecía haber nada mal pero como que algo no cuadraba.
Si también quieren salir de este lugar, lo mejor será partir pronto, el camino es largo y oscuro- Señaló con cierta prisa mientras miraba alrededor para asegurarse que no apareciera ninguna amenaza repentina que lo obligara a gastar sus carnadas antes de tiempo.
Finalmente, ante las últimas palabras de aquel peculiar grupito, decidió salir de las sombras, sacudió la ropa para quitarse de encima algunas hojas y remas y miró a los presentes con menuda desconfianza -Destino no las metió el líos- Dijo sin querer aceptar que sí lo había hecho, prefería creer que una serie de eventos desafortunados los habían llevado a encontrarse y coincidir.
No obstante, con la cercanía de los otros sujetos buscándolo, no estaba de más tener algo de carnada aliados a los que pudiera dejar atrás/sacrificar llevar en su camino para salir a salvo de aquel pequeño y violento pueblo -¿A dónde se dirigen?- Preguntó bajando un poco el tono de su discurso -Si viajan junto a Destino, podría protegerlas como una disculpa muy sincera- Y claro que no le interesaba disculparse, pero mientras pudiera llevar escudos humanos a los que dejar atrás, podría estar más a salvo.
Y es que el elfo había pasado tantas situaciones traumáticas que le resultaba extremadamente difícil entregar su confianza a alguien, más aún si se trataba de desconocidos. Con un rápido vistazo a los presentes pudo notar ciertas peculiaridades, en primer lugar un evidente elfo, pero luego su mirada se detuvo escudriñando aquella pelirroja -Pareces elfa, pero no te sientes como una- Entrecerró los ojos mientras la miraba de arriba abajo pensando que no parecía haber nada mal pero como que algo no cuadraba.
Si también quieren salir de este lugar, lo mejor será partir pronto, el camino es largo y oscuro- Señaló con cierta prisa mientras miraba alrededor para asegurarse que no apareciera ninguna amenaza repentina que lo obligara a gastar sus carnadas antes de tiempo.
Destino
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Re: Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
Bien, las mujeres se agarraron enseguida a la rama que se les ofrecía. Y con gran dramatismo, todo fuera dicho. Por desgracia, algunos de los borrachos no estaban lo bastante borrachos, o quizá lo estuvieran demasiado, porque les vino la suspicacia.
—En serio, amigo, quizá deberías ir a descansar un rato —dijo Elian al manco en voz baja mientras la mujer pelirroja soltaba su evidente mentira—. Has tenido que perder mucha sangre. Cuando se te pase el efecto del alcohol, lo vas a sentir.
El hombre no le hizo el más mínimo caso, por supuesto, pues estaba considerando las palabras de la mujer, pero él se dijo a sí mismo que ya había cumplido con su deber de ayuda y dejó de lado el tema con un encogimiento de brazos mental. Después, dio un saltito hacia atrás para evitar que le salpicara de vómito las botas.
—No hace falta ni mencionarlo —respondió al agradecimiento mientras comparaba, con un elocuente gesto de la mirada, las armas de la pelirroja con su propio báculo—. Estoy seguro de que habrían podido arreglarse sin mi ayuda. Elian, de los Satari, un placer —se presentó—. O lo sería de habernos conocido en condiciones menos… aromáticas —terminó dirigiendo una última mirada al regalito que les había dejado el manco antes de partir.
Resultó que el espectro de leyenda era un elfo. Elfo. Varón. Si bien tenía una de las melenas más brillantes y sedosas que Elian había visto en mucho tiempo.
—Espera, ¿tú eres la elfa que le cortó la mano a ese paisano? —dijo entre carcajadas—. Por Imbar, sí que iban bebidos.
La risa se fue suavizando, sin embargo, a medida que hablaba aquel tipo extraño que hablaba del destino y observaba sus alrededores con cierto nerviosismo. Elian tampoco pudo evitar echar un rápido vistazo al lugar por el que se había marchado el manco con sus últimos seguidores. Había dicho que volvería si no encontraba lo que, evidentemente, no iba a encontrar.
—Sería buena idea alejarnos de aquí pronto, no sea que vuelvan esos tipos —dijo—. Y, desde luego, es más seguro moverse en grupo…
Esas fueron sus palabras. La mirada que intercambió con las mujeres, continuaba la frase dejada en el aire: Pero no sé yo si confiaría mi seguridad en este tipo
—En serio, amigo, quizá deberías ir a descansar un rato —dijo Elian al manco en voz baja mientras la mujer pelirroja soltaba su evidente mentira—. Has tenido que perder mucha sangre. Cuando se te pase el efecto del alcohol, lo vas a sentir.
El hombre no le hizo el más mínimo caso, por supuesto, pues estaba considerando las palabras de la mujer, pero él se dijo a sí mismo que ya había cumplido con su deber de ayuda y dejó de lado el tema con un encogimiento de brazos mental. Después, dio un saltito hacia atrás para evitar que le salpicara de vómito las botas.
—No hace falta ni mencionarlo —respondió al agradecimiento mientras comparaba, con un elocuente gesto de la mirada, las armas de la pelirroja con su propio báculo—. Estoy seguro de que habrían podido arreglarse sin mi ayuda. Elian, de los Satari, un placer —se presentó—. O lo sería de habernos conocido en condiciones menos… aromáticas —terminó dirigiendo una última mirada al regalito que les había dejado el manco antes de partir.
Resultó que el espectro de leyenda era un elfo. Elfo. Varón. Si bien tenía una de las melenas más brillantes y sedosas que Elian había visto en mucho tiempo.
—Espera, ¿tú eres la elfa que le cortó la mano a ese paisano? —dijo entre carcajadas—. Por Imbar, sí que iban bebidos.
La risa se fue suavizando, sin embargo, a medida que hablaba aquel tipo extraño que hablaba del destino y observaba sus alrededores con cierto nerviosismo. Elian tampoco pudo evitar echar un rápido vistazo al lugar por el que se había marchado el manco con sus últimos seguidores. Había dicho que volvería si no encontraba lo que, evidentemente, no iba a encontrar.
—Sería buena idea alejarnos de aquí pronto, no sea que vuelvan esos tipos —dijo—. Y, desde luego, es más seguro moverse en grupo…
Esas fueron sus palabras. La mirada que intercambió con las mujeres, continuaba la frase dejada en el aire: Pero no sé yo si confiaría mi seguridad en este tipo
Elian
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Re: Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
En la zona oeste de la villa se encontraba un licántropo de nombre Suen. Estaba en su forma humana, así que pasaba desapercibido. Bueno, no tan desapercibido en realidad. Desprendía un aura extraña, como si hubiera pasado una cantidad considerable de tiempo sin haber estado en contacto con el menor ápice de civilización. Iba vestido con unas pieles que parecían recién arrebatadas a un ciervo y tenía una melena castaña, sucia y larga hasta la cintura. Él motivo que había llevado a Suen a parar en Sacrestic Ville era muy simple: buscaba vampiros. Es de público conocimiento que los vampiros y los licántropos no se llevan particularmente bien, de hecho podría decirse con todas las de la ley que tienden a odiarse. Esto podría llevar a pensar que el objetivo de Suen era encontrar a estos seres para asesinarlos o algo similar, pero nada más alejado de la realidad. Hace unos meses, su madre fue asesinada por orden del jefe de su clan de hombres lobo (quién era a su vez su abuelo). Tras esto, el escapó, no sin antes jurar venganza a su clan y, sobretodo, a su abuelo. Sin embargo, era obvio que el no podría contra todos ellos él solo.
-¿Quién mejor que un vampiro para ayudarme en este propósito?-se dijo al llegar a la villa-.Pocos seres además de ellos son capaces de hacer frente a tal cantidad de licántropos. Además, cualquier vampiro accedería a derramar unos cuantos litros de sangre de hombre lobo.
Mientras Suen se paseaba por la ciudad continuando su búsqueda, chocó contra él una persona en notable estado de ebriedad . Este hombre era notablemente bajo (debía de medir alrededor de 1.60m), lo que justifica que el licántropo hubiera chocado contra el individuo al no haberlo visto siquiera (el medía unos 2m).
-¡Mira por donde vas pelucas!-dijo el hombre enfadado-.¡Ya he tenido un día lo suficientemente malo!.
El señor borracho, al decir eso, señaló lo que parecía ser un grupo conformado por dos elfos y dos elfas. Suen se fijó especialmente en las elfas. En La Manada le enseñaron que las elfas son seres horribles y le trataron de inculcar el odio hacia ellas, pero sin embargo, a él le parecieron verdaderamente bellas. Aún así, no fue su belleza lo que más le llamó la atención. Ellas dos no parecían elfas normales. Su piel era blanca como la nieve y sus ojos eran rojos como la sangre. Después de unos segundos observándolas desde la distancia, fue capaz de vislumbrar unos colmillos afilados como cuchillos. No cabía duda: eran vampiras.
Tras disipar todas las dudas, Suen finalmente se dirigió a dónde se encontraban las vampiresas. -¿Qué le pasó a ese borracho?-preguntó para romper el hielo sin soltar todo su plan de golpe.
-¿Quién mejor que un vampiro para ayudarme en este propósito?-se dijo al llegar a la villa-.Pocos seres además de ellos son capaces de hacer frente a tal cantidad de licántropos. Además, cualquier vampiro accedería a derramar unos cuantos litros de sangre de hombre lobo.
Mientras Suen se paseaba por la ciudad continuando su búsqueda, chocó contra él una persona en notable estado de ebriedad . Este hombre era notablemente bajo (debía de medir alrededor de 1.60m), lo que justifica que el licántropo hubiera chocado contra el individuo al no haberlo visto siquiera (el medía unos 2m).
-¡Mira por donde vas pelucas!-dijo el hombre enfadado-.¡Ya he tenido un día lo suficientemente malo!.
El señor borracho, al decir eso, señaló lo que parecía ser un grupo conformado por dos elfos y dos elfas. Suen se fijó especialmente en las elfas. En La Manada le enseñaron que las elfas son seres horribles y le trataron de inculcar el odio hacia ellas, pero sin embargo, a él le parecieron verdaderamente bellas. Aún así, no fue su belleza lo que más le llamó la atención. Ellas dos no parecían elfas normales. Su piel era blanca como la nieve y sus ojos eran rojos como la sangre. Después de unos segundos observándolas desde la distancia, fue capaz de vislumbrar unos colmillos afilados como cuchillos. No cabía duda: eran vampiras.
Tras disipar todas las dudas, Suen finalmente se dirigió a dónde se encontraban las vampiresas. -¿Qué le pasó a ese borracho?-preguntó para romper el hielo sin soltar todo su plan de golpe.
Suen
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Re: Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
Ante la oferta del elfo de fungir como escolta a modo de disculpas, las vampiresas se miraron entre sí con entendible desconfianza. Sin saberlo, el dúo de amigas planeaba hacer con el elfo pelilargo lo mismo que él pretendía hacer con ellas: usarlo de carnada.
En condiciones normales, Kyra no haría algo como eso. De hecho, no pensaba sacrificar a Elian, ya que se había mostrado amable y las ayudó a ahuyentar al grupo de borrachos. Pero ¿el otro elfo? Las usó en un intento de salvarse a sí mismo, ¿por qué deberían confiar en él?
Justo cuando habían accedido a moverse en grupo, otra persona se acercó a ellos, preguntando qué le había ocurrido al manco.
-Digamos que el destino le jugó una mala mano jajaja- respondió Shen, antes de soltar una gran carcajada.
Kyra no pudo evitar taparse el rostro ante un chiste tan malo, pero tampoco pudo evitar reírse. No queriendo dejar solo a Elian con las presentaciones, la pelirroja procedió a hacer lo propio.
-Ella es Shen y yo soy Kyravann, del clan Neril... Al menos así era hace un tiempo...- Un dejo de nostalgia empañó su sonrisa, borrándola poco a poco.
Notando la dirección a la que se dirigía la conversación, Shen decidió cambiar de tema.
-¿Y hacia dónde se dirigen? Sería genial que nuestros destinos sean cercanos entre sí, ¿no?- De alguna forma, el destino aparecía muchas veces en sus charlas.
Al escuchar la pregunta de su amiga, la pelirroja pareció despertar de su estupor, dirigiendo la mirada al recién llegado. Estaba interesada en oír las respuestas, sobre todo al darse cuenta de que el muchacho a veces observaba su boca. ¿Había notado sus colmillos?
En condiciones normales, Kyra no haría algo como eso. De hecho, no pensaba sacrificar a Elian, ya que se había mostrado amable y las ayudó a ahuyentar al grupo de borrachos. Pero ¿el otro elfo? Las usó en un intento de salvarse a sí mismo, ¿por qué deberían confiar en él?
Justo cuando habían accedido a moverse en grupo, otra persona se acercó a ellos, preguntando qué le había ocurrido al manco.
-Digamos que el destino le jugó una mala mano jajaja- respondió Shen, antes de soltar una gran carcajada.
Kyra no pudo evitar taparse el rostro ante un chiste tan malo, pero tampoco pudo evitar reírse. No queriendo dejar solo a Elian con las presentaciones, la pelirroja procedió a hacer lo propio.
-Ella es Shen y yo soy Kyravann, del clan Neril... Al menos así era hace un tiempo...- Un dejo de nostalgia empañó su sonrisa, borrándola poco a poco.
Notando la dirección a la que se dirigía la conversación, Shen decidió cambiar de tema.
-¿Y hacia dónde se dirigen? Sería genial que nuestros destinos sean cercanos entre sí, ¿no?- De alguna forma, el destino aparecía muchas veces en sus charlas.
Al escuchar la pregunta de su amiga, la pelirroja pareció despertar de su estupor, dirigiendo la mirada al recién llegado. Estaba interesada en oír las respuestas, sobre todo al darse cuenta de que el muchacho a veces observaba su boca. ¿Había notado sus colmillos?
Kyravann Svartlys
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Re: Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
El pequeño grupo de desconocidos tenía que darse prisa y salir de ese lugar antes que los borrachines decidieran volver a atacar -Hubo un desafortunado incidente- Respondió el pelinegro a la pregunta de Elian -Destino- Se presentó poniendo la mano en su pecho -Elian, Chen, Karavana- Dijo repitiendo los nombres de cada uno y señalándolos para tratar de memorizarlos -Es mejor partir de prisa, Destino se dirige al sur, el bosque es peligroso, es más seguro cruzarlo en grupo- Señaló en tono muy serio.
De cualquier modo, parecía que no haría falta mucha insistencia para convencerlos, pues el otro elfo estaba de acuerdo en partir, aunque antes de lograrlo apareció otro individuo. Destino llevó una mano hasta el mango de su espada y la dejó ahí discretamente solo por precaución, pero éste no parecía ser parte del grupo de la taberna. El pelinegro alzó una ceja ante el chiste de la mala mano, rogando a todos los dioses que se le olvidara pronto aquel terrible intento de ser graciosa, aunque sí, tal vez había sido un poco gracioso, pero su malvada maldad no le permitiría reírse.
Desde que los vampiros perdieron Sacrestic, muchos han encontrado refugio en el bosque, convirtiéndose en una amenaza para los viajeros, a veces les quitan sus pertenencias, a veces les quitan más que eso- Señaló con la mirada perdida en la entrada del bosque -Con la noche tan joven, esperar al amanecer no parece ser una buena opción, este lugar es cada vez menos seguro- Tras sus palabras, se escucharon algunos gritos cercanos, aparentemente el grupo de borrachos había encontrado a la elfa culpable por cercenar la mano… otra vez, o al menos era lo que pensaban… otra vez.
El viaje de mil años empieza con el primer paso- Dijo en uno de sus momentos reflexivos y comenzó a andar, quedarse en ese lugar por más tiempo era una completa locura, así que con el grupo o sin ellos, iniciaría su aventura a través del lúgubre y tenebroso bosque, arriesgándose a cruzarlo indefenso, triste, solito. Por suerte, una luna llena brillante haría un poco más sencilla la travesía, iluminando el camino que debían recorrer -También deberías salir de este lugar, no es seguro para nadie con cabello largo- Le dijo Destino al recién llegado esperando que también los acompañara.
De cualquier modo, parecía que no haría falta mucha insistencia para convencerlos, pues el otro elfo estaba de acuerdo en partir, aunque antes de lograrlo apareció otro individuo. Destino llevó una mano hasta el mango de su espada y la dejó ahí discretamente solo por precaución, pero éste no parecía ser parte del grupo de la taberna. El pelinegro alzó una ceja ante el chiste de la mala mano, rogando a todos los dioses que se le olvidara pronto aquel terrible intento de ser graciosa, aunque sí, tal vez había sido un poco gracioso, pero su malvada maldad no le permitiría reírse.
Desde que los vampiros perdieron Sacrestic, muchos han encontrado refugio en el bosque, convirtiéndose en una amenaza para los viajeros, a veces les quitan sus pertenencias, a veces les quitan más que eso- Señaló con la mirada perdida en la entrada del bosque -Con la noche tan joven, esperar al amanecer no parece ser una buena opción, este lugar es cada vez menos seguro- Tras sus palabras, se escucharon algunos gritos cercanos, aparentemente el grupo de borrachos había encontrado a la elfa culpable por cercenar la mano… otra vez, o al menos era lo que pensaban… otra vez.
El viaje de mil años empieza con el primer paso- Dijo en uno de sus momentos reflexivos y comenzó a andar, quedarse en ese lugar por más tiempo era una completa locura, así que con el grupo o sin ellos, iniciaría su aventura a través del lúgubre y tenebroso bosque, arriesgándose a cruzarlo indefenso, triste, solito. Por suerte, una luna llena brillante haría un poco más sencilla la travesía, iluminando el camino que debían recorrer -También deberías salir de este lugar, no es seguro para nadie con cabello largo- Le dijo Destino al recién llegado esperando que también los acompañara.
Última edición por Destino el Jue Ago 04 2022, 00:10, editado 1 vez
Destino
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Re: Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
Elian rió a pesar de sí mismo ante el juego de palabras de la mujer, Shen. Lo cierto era que el hombre había perdido una mano, no era cosa de risa… salvo porque resultaba realmente cómico buscando a la «elfa» que le había cortado la mano con su cara de borracho idiota.
Por otro lado, aún era posible que el borracho idiota causara más problemas a gente inocente a costa de su mano perdida. «Vivir para ver», pensó, «un ataque de remordimiento por reír un chiste. ¿Qué será lo siguiente?».
Dejó pasar sin comentario alguno el gesto melancólico de la elfa que, como había indicado el extraño obsesionado con el destino, no se sentía como elfa. Era fácil presentir una historia triste tras sus palabras, pero ¿quién era él para entrometerse en asuntos ajenos? Y, sin duda, Kyravann, del clan Neril, no iría por ahí contándole su vida al primer tipo que se encontraba por la calle.
Así que desvió la mirada del rostro nostálgico de Kyravann, para darle un mínimo de intimidad, y se dirigió a Shen:
—No tengo un destino fijo, en realidad. He recorrido esta zona en varias ocasiones y siempre encuentro algo nuevo con lo que sorprenderme. Sobre todo, cuando viajo en compañía. Si tienen un destino en mente, existe la posibilidad de que conozca una buena ruta en esa dirección. En cualquier caso, como dice aquí… eh… el amigo —¿se había presentado?—, el bosque es más seguro en compañía y cuánto antes salgamos, antes nos alejaremos lo suficiente como para que resulte seguro acampar. O todo lo seguro que podemos esperar en el bosque, al menos.
A la vista de que las mujeres parecían estar de acuerdo en emprender la marcha, Elian echó a andar tras el elfo y, al pasar junto al recién llegado, le dio unas palmaditas en el hombro, invitándolo a moverse con ellos.
—El tipo tiene razón —le dijo señalando con un gesto de la cabeza al elfo moreno—, es mejor que esos hombres no te encuentren aquí si vuelven buscando a su atacante. Eres alto —dijo estirándose a su lado, para mostrar la similitud—, pero eso no les impidió confundirme a mí con su misteriosa elfa, a pesar de…
Elian se señaló la barba de varios días a modo ilustrativo. Después se volvió hacia el misterioso elfo que había echado a andar por un camino demasiado familar.
—Hey, amigo —le dijo—, mejor vayamos por ese otro lado. Hace unos meses, estuve por esa zona y te aseguro que no quieres encontrarte con el brujo loco que vive por allá.
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OFF: Bueno, lo dejo aquí. No quise llevarnos muy lejos sin que Suen haya confirmado que también quiere avanzar xD
Por otro lado, aún era posible que el borracho idiota causara más problemas a gente inocente a costa de su mano perdida. «Vivir para ver», pensó, «un ataque de remordimiento por reír un chiste. ¿Qué será lo siguiente?».
Dejó pasar sin comentario alguno el gesto melancólico de la elfa que, como había indicado el extraño obsesionado con el destino, no se sentía como elfa. Era fácil presentir una historia triste tras sus palabras, pero ¿quién era él para entrometerse en asuntos ajenos? Y, sin duda, Kyravann, del clan Neril, no iría por ahí contándole su vida al primer tipo que se encontraba por la calle.
Así que desvió la mirada del rostro nostálgico de Kyravann, para darle un mínimo de intimidad, y se dirigió a Shen:
—No tengo un destino fijo, en realidad. He recorrido esta zona en varias ocasiones y siempre encuentro algo nuevo con lo que sorprenderme. Sobre todo, cuando viajo en compañía. Si tienen un destino en mente, existe la posibilidad de que conozca una buena ruta en esa dirección. En cualquier caso, como dice aquí… eh… el amigo —¿se había presentado?—, el bosque es más seguro en compañía y cuánto antes salgamos, antes nos alejaremos lo suficiente como para que resulte seguro acampar. O todo lo seguro que podemos esperar en el bosque, al menos.
A la vista de que las mujeres parecían estar de acuerdo en emprender la marcha, Elian echó a andar tras el elfo y, al pasar junto al recién llegado, le dio unas palmaditas en el hombro, invitándolo a moverse con ellos.
—El tipo tiene razón —le dijo señalando con un gesto de la cabeza al elfo moreno—, es mejor que esos hombres no te encuentren aquí si vuelven buscando a su atacante. Eres alto —dijo estirándose a su lado, para mostrar la similitud—, pero eso no les impidió confundirme a mí con su misteriosa elfa, a pesar de…
Elian se señaló la barba de varios días a modo ilustrativo. Después se volvió hacia el misterioso elfo que había echado a andar por un camino demasiado familar.
—Hey, amigo —le dijo—, mejor vayamos por ese otro lado. Hace unos meses, estuve por esa zona y te aseguro que no quieres encontrarte con el brujo loco que vive por allá.
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OFF: Bueno, lo dejo aquí. No quise llevarnos muy lejos sin que Suen haya confirmado que también quiere avanzar xD
Elian
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Re: Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
Una de las vampiras respondió con un chiste al que Suen contestó con una risa vaga y fingida. No dejaban de ser vampiras que, a juzgar por su reacción al estado mutilado de ese hombre, podrían ser unas sádicas, así que no podía relajarse del todo. Sin embargo, por algún motivo ese grupo le transmitía cierta confianza (aunque lo cierto es que el elfo de pelo largo tenía una mirada realmente inquietante, como si tramara algo malo). Este último hablo de ir a al bosque y escapar de la ciudad ahora que la noche es joven. También invitó a Suen, pues según él, aquel sitio era peligroso para la gente de pelo largo, cosa que el otro elfo (de aspecto más amigable) corroboró.
-Está bien, estaré encantado de acompañaros.-dijo Suen. Pensó que quizá a lo largo del camino podría hacer que las vampiras le cogieran algo de confianza, y que tal vez si él las ayudaba en algún punto del viaje ellas estarían más dispuestas a ayudarle luego.
Mi nombre es Suen por cierto. Un...humano de vida nómada.-les dijo prefiriendo no revelar de momento su naturaleza de licántropo.
-Está bien, estaré encantado de acompañaros.-dijo Suen. Pensó que quizá a lo largo del camino podría hacer que las vampiras le cogieran algo de confianza, y que tal vez si él las ayudaba en algún punto del viaje ellas estarían más dispuestas a ayudarle luego.
Mi nombre es Suen por cierto. Un...humano de vida nómada.-les dijo prefiriendo no revelar de momento su naturaleza de licántropo.
Suen
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Re: Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
El par de amigas coincidieron con el resto del grupo, partiendo en dirección al bosque. Ante la sugerencia de Elián, ambas se mostraron de acuerdo con él. Era obvio que el tipo amable que las ayudó inspiraba mucha más confianza que el tipo misterioso que quiso usarlas como carnada, después de todo. Casi instintivamente, Shen y Kyra se ubicaron cerca de Elián, como si fuera el líder del grupo.
-Disculpa si me estoy entrometiendo, pero dijiste que que sueles encontrar sorpresas cuando viajas acompañado... ¿No será una especie de maldición de sorpresas desagradables, no? Yo ya estoy bastante acostumbrada a ellas, pero Kyra no tanto... Tuvo pocas de esas sorpresas, pero fueron de las realmente desagradables, y no quisiera exponerla a más de ellas... O quizá es lo contrario... Si alguien te estaba acompañando antes, tal vez la sorpresa fue encontrarnos a nosotros, ¿no?- preguntó Shen a Elián. Parecía preocupada por su amiga, la cual caminaba distraída al otro lado del elfo rubio, aparentemente ignorante de la conversación.
Siguieron avanzando por el bosque, en apariencia tranquilo, con ocasionales gritos del grupo de borrachines oyéndose en la distancia.
Off-rol:
Perdón por la demora (demorotota, mejor dicho)
-Disculpa si me estoy entrometiendo, pero dijiste que que sueles encontrar sorpresas cuando viajas acompañado... ¿No será una especie de maldición de sorpresas desagradables, no? Yo ya estoy bastante acostumbrada a ellas, pero Kyra no tanto... Tuvo pocas de esas sorpresas, pero fueron de las realmente desagradables, y no quisiera exponerla a más de ellas... O quizá es lo contrario... Si alguien te estaba acompañando antes, tal vez la sorpresa fue encontrarnos a nosotros, ¿no?- preguntó Shen a Elián. Parecía preocupada por su amiga, la cual caminaba distraída al otro lado del elfo rubio, aparentemente ignorante de la conversación.
Siguieron avanzando por el bosque, en apariencia tranquilo, con ocasionales gritos del grupo de borrachines oyéndose en la distancia.
Off-rol:
Perdón por la demora (demorotota, mejor dicho)
Kyravann Svartlys
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Re: Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
Finalmente se había armado un grupito de viaje bastante peculiar, conformado por Destino y… los demás -De acuerdo, Suen el Humano de Vida Nómada- Dijo el pelinegro aprobando la decisión del humano para acompañarlos, a fin de cuentas, el bosque podía ser un lugar peligroso si se viajaba solo, así que lo mejor sería llevar un poco de carnada para los depredadores en caso de que hubiera algún problema inesperado. Destino echó un vistazo a las piernas de cada uno para asegurarse que ninguno pudiera correr más que él y escapar más rápido.
Como si tuvieran el presentimiento de que el pelinegro las dejaría atrás a la primera oportunidad, se acercaron otro elfo al mismo tiempo que comenzaban a cuestionarlo por las cosas que había mencionado antes. Destino prestaba atención a las posibles respuestas, aunque de pronto algo llamó su atención -Silencio- Dijo mientras extendía un dedo de la mano derecha hacia los labios de Kira, aunque como no la estaba mirando y tenía mala puntería, el dedo acabó estrellado contra la mejilla de la mujer.
El elfo miró a la derecha, luego a la izquierda, miró fijamente a sus acompañantes, entrecerró los ojos a punto de decir algo, y como era de esperarse, siguió caminando sin más, no porque el peligro hubiera pasado, sino porque simplemente se le olvidó lo que iba a decir, aunque luego lo recordó de nuevo, se detuvo y preguntó -¿A dónde fue Suen el Humano de Vida Nómada?- Parecía preocupado, y claro que lo estaba, no podía quedarse con una carnada menos.
Avanzó un poco dejando atrás a sus compañeros y gritó -¡Suen el Humano de Vida Nómada! ¿Dónde estás?- Juntó las manos junto a su boca para gritar ahora hacia atrás -¿estás vivo? Suen el Humano de Vida Nómada, avísa si te moriste para no esperar- Preguntó de nuevo, aunque no había respuesta por parte del misterioso -Quizá Suen el Humano de Vida Nómada se perdió- Dijo el pelinegro con una mano en el corazón -Siempre será recordado… bueno, se intentó- Sin más, se dio media vuelta para continuar su camino esperando que ya sus carnadas dejaran de perderse o no le servirían para nada.
Como si tuvieran el presentimiento de que el pelinegro las dejaría atrás a la primera oportunidad, se acercaron otro elfo al mismo tiempo que comenzaban a cuestionarlo por las cosas que había mencionado antes. Destino prestaba atención a las posibles respuestas, aunque de pronto algo llamó su atención -Silencio- Dijo mientras extendía un dedo de la mano derecha hacia los labios de Kira, aunque como no la estaba mirando y tenía mala puntería, el dedo acabó estrellado contra la mejilla de la mujer.
El elfo miró a la derecha, luego a la izquierda, miró fijamente a sus acompañantes, entrecerró los ojos a punto de decir algo, y como era de esperarse, siguió caminando sin más, no porque el peligro hubiera pasado, sino porque simplemente se le olvidó lo que iba a decir, aunque luego lo recordó de nuevo, se detuvo y preguntó -¿A dónde fue Suen el Humano de Vida Nómada?- Parecía preocupado, y claro que lo estaba, no podía quedarse con una carnada menos.
Avanzó un poco dejando atrás a sus compañeros y gritó -¡Suen el Humano de Vida Nómada! ¿Dónde estás?- Juntó las manos junto a su boca para gritar ahora hacia atrás -¿estás vivo? Suen el Humano de Vida Nómada, avísa si te moriste para no esperar- Preguntó de nuevo, aunque no había respuesta por parte del misterioso -Quizá Suen el Humano de Vida Nómada se perdió- Dijo el pelinegro con una mano en el corazón -Siempre será recordado… bueno, se intentó- Sin más, se dio media vuelta para continuar su camino esperando que ya sus carnadas dejaran de perderse o no le servirían para nada.
Destino
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Re: Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
—Nada de qué preocuparse —respondió Elian a Shen, que parecía un tanto estresada—. Simplemente, me refería a que, viajando en compañía, las cosas se ven de otro modo. Ya sabes, incluso algo que has visto muchas veces adquiere otro matiz cuando lo ves a través de los ojos de otra persona. No literalmente, claro —añadió antes de que el afán protector de la mujer para con su… ¿amiga? hiciera escalar la situación.
Cuando ya los ocasionales gritos de los borrachines parecían haberse apaciguado, o perdido en la distancia, el otro elfo, cuyo nombre seguía sin ser capaz de retener, si es que había llegado a pronunciarlo, pidió silencio, realizó algunos movimientos inquietantemente aleatorios y siguió caminando. Antes de que alguien pudiera preguntar acerca de su extraña conducta, el tipo se volvió de nuevo y preguntó por el tal Suen, que se había esfumado sin dejar rastro.
Aquello no le dio muy buena espina a Elian, que aún recordaba la terrible madrugada que les hizo pasar a Sango y a él aquel brujo loco. Solo dos supervivientes, de un grupo de media docena de personas. Y todo había empezado con aquel humano, Eden, esfumándose en la noche, de modo no muy distinto al de Suen.
Por supuesto, al compañero le dio un tanto igual qué clase de peligros acecharan en la noche del oeste.
—¿Quieres bajar la voz? —increpó en un susurro urgente cuando el corazón se le desencajó de la garganta—. No sabemos si se lo han… Esto, amigo, ¿qué es eso que llevas en el pelo?
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OFF: Iba a engancharte un Ylitrio en la melena, pero resultó que solo estaban en el este y en Midgar, así que lo he rebajado a [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Le dejo a Kyra el honor de describir la travesura que esté armando.
Lanzo dadito para el evento de aniversario.
Cuando ya los ocasionales gritos de los borrachines parecían haberse apaciguado, o perdido en la distancia, el otro elfo, cuyo nombre seguía sin ser capaz de retener, si es que había llegado a pronunciarlo, pidió silencio, realizó algunos movimientos inquietantemente aleatorios y siguió caminando. Antes de que alguien pudiera preguntar acerca de su extraña conducta, el tipo se volvió de nuevo y preguntó por el tal Suen, que se había esfumado sin dejar rastro.
Aquello no le dio muy buena espina a Elian, que aún recordaba la terrible madrugada que les hizo pasar a Sango y a él aquel brujo loco. Solo dos supervivientes, de un grupo de media docena de personas. Y todo había empezado con aquel humano, Eden, esfumándose en la noche, de modo no muy distinto al de Suen.
Por supuesto, al compañero le dio un tanto igual qué clase de peligros acecharan en la noche del oeste.
—¿Quieres bajar la voz? —increpó en un susurro urgente cuando el corazón se le desencajó de la garganta—. No sabemos si se lo han… Esto, amigo, ¿qué es eso que llevas en el pelo?
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OFF: Iba a engancharte un Ylitrio en la melena, pero resultó que solo estaban en el este y en Midgar, así que lo he rebajado a [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Le dejo a Kyra el honor de describir la travesura que esté armando.
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Elian
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Re: Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
El miembro 'Elian' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
El elfo parpadeó un par de veces, sentía que habían pasado meses desde la última vez que vio a aquellas personas, de hecho, ya ni siquiera había persona, y es que cada vez tenía menos compañeros para sacrificar en el camino, todos habían venido desapareciendo al igual que lo hizo Suen el humano de vida nómada.
El elfo trató de pararse sobre la punta de sus pies para ampliar su rango de visión y buscar al resto de quienes se habían unido a su viaje pero aquello no fue posible, miró al piso pensando que quizás habían caído en algún agujero o alguna trampa, pero no quedaba rastro alguno -Es justo lo que destino te dijo, que bajes la voz- Sentenció el pelinegro con severidad antes de notar con preocupación que su cabello parecía más pesado de un lado de la cabeza.
Y ante las palabras de su fiel asistente el elfo cuyo nombre no recordaba, tomó el lado sospechoso de su cabellera para sentir un diminuto cuerpo que no tardó en agarrar con vil desprecio a la pequeña y adorable anjana y estrellarla contra el piso -Oh no, una rana alada- Alertó mientras la señalaba para luego intentar pisarla repetidas veces.
Tengan cuidado, son ranas aladas faéricas, peligrosos demonios de… bueno, ni idea de lo que sean pero están bien feas- Dijo Destino mientras daba una patada a la pequeña hada que tras rebotar contra un árbol regresó hasta el pie como si suplicara por una patada más -Pi… pi… piedad… pofavó- Intentó decir la pequeña y adorable criatura antes que una nueva patada la mandara de regreso contra otro árbol donde finalmente quedó incrustada.
Hay que matarla, no dejen que sus sucias bocas profieran algún maleficio- Advirtió el elfo mientras tomaba una de sus espadas decidido a partir a la criatura en dos -Tengan cuidado, una mitad de ella escapó- Dijo el elfo al notar que solo quedaba la mitad de la anjana deslizándose en el árbol. Y claro, la otra mitad del cuerpecito estaba pegado a la bota del pelinegro.
De pronto, algo detuvo al pelinegro, los arbustos cercanos comenzaron a moverse bruscamente, Destino trató de ponerse en guardia pero la mitad de anjana que tenía en su bota lo hizo resbalar y caer al piso aparatosamente -Es muy tarde, ha lanzado un maleficio, el piso se mueve para hacernos caer ¡Vienen por ustedes!- Dijo el pelinegro desde el suelo, aunque la verdad es que se trataba de una amenaza mucho peor.
A la derecha, a la izquierda, en apenas unos instantes estaban completamente rodeados de anjanas por todas partes sedientas de venganza y destrucción. Un escalofrío recorrió su espina dorsal mientras susurro la terrible advertencia -Las ranas aladas, criaturas etéreas que adornan los cuentos de hadas, han sucumbido a una sed insaciable de sangre- Advirtió al otro elfo -Sus alas brillantes, otrora símbolo de belleza y magia, ahora sirven como sombríos presagios de una muerte inminente- La palabras del elfo, desde luego, estaban muy alejadas de la realidad, dado que las anjanas solo querían venganza contra él.
Aunque en el fondo, era otro el motivo que había llevado a las anjanas a buscar la ayuda de aquellos forasteros, y es que tanto el pueblo, como aquellas criaturas habían estado sufriendo misteriosas desapariciones, los viajeros que entraban a aquel pueblo muchas veces no salían y no se volvían a ver nunca más. Un oscuro misterio y una amenaza insospechada se paseaba escondida en las penumbras de la noche ¿Podrían descubrir el misterio de las desapariciones? ¿Podría Destino juntar las dos mitades de la anjana para buscar su perdón? ¿Encontrarían a Suen el Humano de Vida Nómada? Todo esto lo sabremos antes que termine el tema… si es que ahora sí termina.
El elfo trató de pararse sobre la punta de sus pies para ampliar su rango de visión y buscar al resto de quienes se habían unido a su viaje pero aquello no fue posible, miró al piso pensando que quizás habían caído en algún agujero o alguna trampa, pero no quedaba rastro alguno -Es justo lo que destino te dijo, que bajes la voz- Sentenció el pelinegro con severidad antes de notar con preocupación que su cabello parecía más pesado de un lado de la cabeza.
Y ante las palabras de su fiel asistente el elfo cuyo nombre no recordaba, tomó el lado sospechoso de su cabellera para sentir un diminuto cuerpo que no tardó en agarrar con vil desprecio a la pequeña y adorable anjana y estrellarla contra el piso -Oh no, una rana alada- Alertó mientras la señalaba para luego intentar pisarla repetidas veces.
Tengan cuidado, son ranas aladas faéricas, peligrosos demonios de… bueno, ni idea de lo que sean pero están bien feas- Dijo Destino mientras daba una patada a la pequeña hada que tras rebotar contra un árbol regresó hasta el pie como si suplicara por una patada más -Pi… pi… piedad… pofavó- Intentó decir la pequeña y adorable criatura antes que una nueva patada la mandara de regreso contra otro árbol donde finalmente quedó incrustada.
Hay que matarla, no dejen que sus sucias bocas profieran algún maleficio- Advirtió el elfo mientras tomaba una de sus espadas decidido a partir a la criatura en dos -Tengan cuidado, una mitad de ella escapó- Dijo el elfo al notar que solo quedaba la mitad de la anjana deslizándose en el árbol. Y claro, la otra mitad del cuerpecito estaba pegado a la bota del pelinegro.
De pronto, algo detuvo al pelinegro, los arbustos cercanos comenzaron a moverse bruscamente, Destino trató de ponerse en guardia pero la mitad de anjana que tenía en su bota lo hizo resbalar y caer al piso aparatosamente -Es muy tarde, ha lanzado un maleficio, el piso se mueve para hacernos caer ¡Vienen por ustedes!- Dijo el pelinegro desde el suelo, aunque la verdad es que se trataba de una amenaza mucho peor.
A la derecha, a la izquierda, en apenas unos instantes estaban completamente rodeados de anjanas por todas partes sedientas de venganza y destrucción. Un escalofrío recorrió su espina dorsal mientras susurro la terrible advertencia -Las ranas aladas, criaturas etéreas que adornan los cuentos de hadas, han sucumbido a una sed insaciable de sangre- Advirtió al otro elfo -Sus alas brillantes, otrora símbolo de belleza y magia, ahora sirven como sombríos presagios de una muerte inminente- La palabras del elfo, desde luego, estaban muy alejadas de la realidad, dado que las anjanas solo querían venganza contra él.
Aunque en el fondo, era otro el motivo que había llevado a las anjanas a buscar la ayuda de aquellos forasteros, y es que tanto el pueblo, como aquellas criaturas habían estado sufriendo misteriosas desapariciones, los viajeros que entraban a aquel pueblo muchas veces no salían y no se volvían a ver nunca más. Un oscuro misterio y una amenaza insospechada se paseaba escondida en las penumbras de la noche ¿Podrían descubrir el misterio de las desapariciones? ¿Podría Destino juntar las dos mitades de la anjana para buscar su perdón? ¿Encontrarían a Suen el Humano de Vida Nómada? Todo esto lo sabremos antes que termine el tema… si es que ahora sí termina.
Destino
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Re: Inicios de un nuevo camino [Libre, Noche]
—¡No, esper…! —pidió Elian al darse cuenta de que lo que se movía entre el sedoso pelo del desconocido elfo no era más que una traviesa anjana.
Lamentablemente, el elfo ya la había lanzado contra el suelo antes de que pudiera terminar la frase. Bueno, estos seres son más resistentes de lo que parece, seguro que sale volando en un momento, pensó Elian justo antes de que el alarmado desconocido le acertara de lleno con un pisotón.
Esto, ¿quizá aún pueda salvarla con un poco de ayuda divina?, se dijo Elian entonces. En ese momento, lo que quedaba del menudo cuerpecito salió volando de una patada y se estrelló contra un árbol.
—Amigo, creo que ya…
Elian desistió de terminar la frase, consciente de que, en su agitado estado, el amigo no parecía muy receptivo y se volvió hacia sus compañeras de viaje, con intención de pedirles ayuda para reducirlo.
Las mujeres habían desaparecido. Quienes sí se encontraban en las cercanías eran unas cuantas anjanas más, aparentemente molestas por lo que acababa de pasar. Aquello era extraño, tratándose de seres relativamente solitarios. A no ser…
—Más vale que no te hayas cargado a la reina del día —murmuró, más para sí que para el otro elfo—, o esto puede ponerse muy desagradable.
Elian dejó que las pequeñas criaturas se desquitaran con el elfo un poco más antes de tocar el suelo con su Luz(1), haciendo surgir un matorral en el camino de su acompañante. El elfo rebotó contra dicho arbusto y, en su viaje de vuelta, se encontró con el báculo de Elian, que lo envió de nuevo a descansar contra el tupido arbusto.
Las anjanas, de carácter más travieso que vengativo, sustituyeron sus grititos de odio por una especie de cacareo divertido mientras hacían piruetas en el aire alrededor de la cabeza del elfo.
Por su parte, Elian aprovechó para recoger la mitad del malogrado cuerpecito que se había desprendido de la bota de su acompañante y colocarlo en la base de un árbol, junto a la otra mitad. Después, murmuró una oración con las manos sobre los restos y unas florecillas azules comenzaron a brotar por la zona. Aquello distrajo a las anjanas, que abandonaron a su presa para formar un círculo en torno a la diminuta tumba.
Elian se retiró un par de pasos, en parte para darles algo de espacio, en parte para comprobar el estado de su compañero y, de paso, interponerse en su camino si decidía lanzarse en otro arranque anjanicida.
—Creo que sobrevivirás —le dijo ofreciéndole una mano—. Puedo prestarte un poco de mi Luz, si necesitas sanación, pero aquí está pasando algo más serio que un puñado de “ranas aladas sedientas de sangre”. No es la primera vez que me enfrento a desapariciones en estos bosques. Deberíamos mantenernos juntos si queremos salir de esta, amigo.
----------
OFF: Me he tomado la libertad de “manejar” un poquito a Destino con lo del arbusto. He imaginado que, distraído como estaba protegiéndose de las anjanas, no vería venir el arbusto ni el varazo de Elian, pero he intentado que el efecto final resultara ambiguo para dejarlo a tu criterio.
(1) Habilidad de nivel 1: Barrera natural [Control de la Naturaleza, Mágica, 2 usos] Al tocar el suelo con mi Luz, un tupido matorral espinoso surgirá inmediatamente de la tierra cerca de donde me encuentro. Funciona como obstáculo o barrera.
Lamentablemente, el elfo ya la había lanzado contra el suelo antes de que pudiera terminar la frase. Bueno, estos seres son más resistentes de lo que parece, seguro que sale volando en un momento, pensó Elian justo antes de que el alarmado desconocido le acertara de lleno con un pisotón.
Esto, ¿quizá aún pueda salvarla con un poco de ayuda divina?, se dijo Elian entonces. En ese momento, lo que quedaba del menudo cuerpecito salió volando de una patada y se estrelló contra un árbol.
—Amigo, creo que ya…
Elian desistió de terminar la frase, consciente de que, en su agitado estado, el amigo no parecía muy receptivo y se volvió hacia sus compañeras de viaje, con intención de pedirles ayuda para reducirlo.
Las mujeres habían desaparecido. Quienes sí se encontraban en las cercanías eran unas cuantas anjanas más, aparentemente molestas por lo que acababa de pasar. Aquello era extraño, tratándose de seres relativamente solitarios. A no ser…
—Más vale que no te hayas cargado a la reina del día —murmuró, más para sí que para el otro elfo—, o esto puede ponerse muy desagradable.
Elian dejó que las pequeñas criaturas se desquitaran con el elfo un poco más antes de tocar el suelo con su Luz(1), haciendo surgir un matorral en el camino de su acompañante. El elfo rebotó contra dicho arbusto y, en su viaje de vuelta, se encontró con el báculo de Elian, que lo envió de nuevo a descansar contra el tupido arbusto.
Las anjanas, de carácter más travieso que vengativo, sustituyeron sus grititos de odio por una especie de cacareo divertido mientras hacían piruetas en el aire alrededor de la cabeza del elfo.
Por su parte, Elian aprovechó para recoger la mitad del malogrado cuerpecito que se había desprendido de la bota de su acompañante y colocarlo en la base de un árbol, junto a la otra mitad. Después, murmuró una oración con las manos sobre los restos y unas florecillas azules comenzaron a brotar por la zona. Aquello distrajo a las anjanas, que abandonaron a su presa para formar un círculo en torno a la diminuta tumba.
Elian se retiró un par de pasos, en parte para darles algo de espacio, en parte para comprobar el estado de su compañero y, de paso, interponerse en su camino si decidía lanzarse en otro arranque anjanicida.
—Creo que sobrevivirás —le dijo ofreciéndole una mano—. Puedo prestarte un poco de mi Luz, si necesitas sanación, pero aquí está pasando algo más serio que un puñado de “ranas aladas sedientas de sangre”. No es la primera vez que me enfrento a desapariciones en estos bosques. Deberíamos mantenernos juntos si queremos salir de esta, amigo.
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OFF: Me he tomado la libertad de “manejar” un poquito a Destino con lo del arbusto. He imaginado que, distraído como estaba protegiéndose de las anjanas, no vería venir el arbusto ni el varazo de Elian, pero he intentado que el efecto final resultara ambiguo para dejarlo a tu criterio.
(1) Habilidad de nivel 1: Barrera natural [Control de la Naturaleza, Mágica, 2 usos] Al tocar el suelo con mi Luz, un tupido matorral espinoso surgirá inmediatamente de la tierra cerca de donde me encuentro. Funciona como obstáculo o barrera.
Elian
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