Duros inicios. [Libre]
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Duros inicios. [Libre]
Lini llevaba días andando a solas, sin encontrar nada que llevarse a la boca, cuando al fin encontró lo que buscaba. ¡Gente! Se acercó corriendo a la primera casa que vio, había mucha gente andando por las calles, puestos de fruta, verduras, pescado, carne, plantas, muebles… Cuando llegó a los puestos se le hizo la boca agua, se le abrieron los ojos como platos y le rugía el estómago como una bestia abisal.
Vio una hermosa y rojiza manzana, la cogió sin dudar y le hinco el diente a mas no poder, nunca había apreciado tanto un bocado, casi se le caían las lágrimas, miro al tendero - ¡Efta buenifima feñor! – balbuceó con la boca llena. El hombre asintió convencido y satisfecho, pero se percató de algo, la niña estaba manchada de barro hasta las cejas… tenía pinta de pordiosera, y además no aparentaba más de cinco años -¿Niña, tienes dinero para pagar eso?- dijo mientras la cara de satisfacción por el cumplido de la niña se tornaba en una de enfado. Lini trago lo que tenía en la boca y extrañada preguntó. -¿Esto hay que pagarlo?¿ Pero si tengo hambre… y no tengo dinero…?- Tras la pregunta siguió comiendo la manzana tranquilamente, mirando al tendero, pues la pregunta iba en serio. El hombre incrédulo bufó – Ese no es mi problema niña, ¡tienes que pagarme o llamare a la guardia! Y como no tienes dinero tendré que llamarles, a mí no me roba nadie.-dijo enfadado empezando a salir del pequeño puesto.
Lini calló en la cuenta de que tenía algo – ¡Ya se! Le puedo pagar con esto. - asintió convencida y sonriendo, sacó un montón de flores de una pequeña mochilita que tenía. El hombre entrando en cólera pensando que se reía de él, intentó saltar hacia ella para agarrarla y castigarla el mismo, en ese momento Lini utilizó su pequeño tamaño para moverse en diagonal a sus brazos y pasar entre el tronco y el brazo del hombre el cual cayó al suelo. – ¡¿Esta bien señor?! No quería que se cayese, pero me dijo mi amigo de la caravana que no me arrimase a gente mala y que si me intentaban coger era que eran gente mala… ¡¿Eres gente mala?!- Dijo soltando un gemidito y agarrándose los mofletes.
El hombre enfadado consigo mismo y con la niña, lleno de barro hasta las orejas, gruñó y medio levantándose, cargó contra la niña para intentar apresarla y llevarla hasta los guardias. – ¡Ya verás a quien llamas malo cuando estés entre rejas, pequeña ladrona!- La gente de la calle se puso a mirar el espectáculo medio riéndose por la actitud inocente y calmada de la niña y la rabia del hombre. Cuando el hombre cargó, Lini se puso de espaldas al poste del tenderete y al apartarse en el último momento, el hombre se estampo con todo su peso y fuerza contra el poste de su propia tienda, destrozándola y derramándose toda la fruta por el barro, a lo que Lini cogió tres piezas de fruto llenas de barro y se las guardo en la mochilita. – Lo siento mucho señor, yo no quería romperle nada, se le han ensuciado las frutas así que me llevo unas que no podrá vender y le dejo las flores en pago, por la que me comí. -asiente sonriendo, a lo que el tendero rojo de rabia y de humillación, ve su tienda destruida, todo su género perdido…-¡ Esto no quedara así niña!- sacó un cuchillo pequeño que utilizaba para pelar las frutas y corrió a por la niña como si fuese lo último que hiciese en su vida, Lini al ver eso, dio un ligero gritito y comenzó a correr mirando los laterales de la calle, al ver un pequeño resalto en una de las casas se acercó y con la inercia de la carrera, dio dos pasos en la pared, se agarró a ella, hizo fuerza con sus brazos alzando su cuerpo , colocó sus pies en el saliente y saltó al tejado, trepando por las ventanas con bastante rapidez, se giró antes de desaparecer, para disculparse de nuevo – Lo siento mucho, de verdad señor.- a lo que éste respondió gritando de rabia e impotencia.
Lini trepó por el techo y fue pasando de tejado en tejado al abrigo de la noche, se sentía mal por el hombre, pero tenía mucha hambre y no sabía que eso se pagaba, tenía que aprender muchas cosas o se metería en muchos problemas.
Cuando llego a un tejado de las afueras sin aparentemente gente cerca, suspiró y comenzó a comer sus frutas lentamente, disfrutándolas, sentada en un tejado dejando colgadas sus piernas, mirando las estrellas y la luna. Inspiro con fuerza y sonrió.
Vio una hermosa y rojiza manzana, la cogió sin dudar y le hinco el diente a mas no poder, nunca había apreciado tanto un bocado, casi se le caían las lágrimas, miro al tendero - ¡Efta buenifima feñor! – balbuceó con la boca llena. El hombre asintió convencido y satisfecho, pero se percató de algo, la niña estaba manchada de barro hasta las cejas… tenía pinta de pordiosera, y además no aparentaba más de cinco años -¿Niña, tienes dinero para pagar eso?- dijo mientras la cara de satisfacción por el cumplido de la niña se tornaba en una de enfado. Lini trago lo que tenía en la boca y extrañada preguntó. -¿Esto hay que pagarlo?¿ Pero si tengo hambre… y no tengo dinero…?- Tras la pregunta siguió comiendo la manzana tranquilamente, mirando al tendero, pues la pregunta iba en serio. El hombre incrédulo bufó – Ese no es mi problema niña, ¡tienes que pagarme o llamare a la guardia! Y como no tienes dinero tendré que llamarles, a mí no me roba nadie.-dijo enfadado empezando a salir del pequeño puesto.
Lini calló en la cuenta de que tenía algo – ¡Ya se! Le puedo pagar con esto. - asintió convencida y sonriendo, sacó un montón de flores de una pequeña mochilita que tenía. El hombre entrando en cólera pensando que se reía de él, intentó saltar hacia ella para agarrarla y castigarla el mismo, en ese momento Lini utilizó su pequeño tamaño para moverse en diagonal a sus brazos y pasar entre el tronco y el brazo del hombre el cual cayó al suelo. – ¡¿Esta bien señor?! No quería que se cayese, pero me dijo mi amigo de la caravana que no me arrimase a gente mala y que si me intentaban coger era que eran gente mala… ¡¿Eres gente mala?!- Dijo soltando un gemidito y agarrándose los mofletes.
El hombre enfadado consigo mismo y con la niña, lleno de barro hasta las orejas, gruñó y medio levantándose, cargó contra la niña para intentar apresarla y llevarla hasta los guardias. – ¡Ya verás a quien llamas malo cuando estés entre rejas, pequeña ladrona!- La gente de la calle se puso a mirar el espectáculo medio riéndose por la actitud inocente y calmada de la niña y la rabia del hombre. Cuando el hombre cargó, Lini se puso de espaldas al poste del tenderete y al apartarse en el último momento, el hombre se estampo con todo su peso y fuerza contra el poste de su propia tienda, destrozándola y derramándose toda la fruta por el barro, a lo que Lini cogió tres piezas de fruto llenas de barro y se las guardo en la mochilita. – Lo siento mucho señor, yo no quería romperle nada, se le han ensuciado las frutas así que me llevo unas que no podrá vender y le dejo las flores en pago, por la que me comí. -asiente sonriendo, a lo que el tendero rojo de rabia y de humillación, ve su tienda destruida, todo su género perdido…-¡ Esto no quedara así niña!- sacó un cuchillo pequeño que utilizaba para pelar las frutas y corrió a por la niña como si fuese lo último que hiciese en su vida, Lini al ver eso, dio un ligero gritito y comenzó a correr mirando los laterales de la calle, al ver un pequeño resalto en una de las casas se acercó y con la inercia de la carrera, dio dos pasos en la pared, se agarró a ella, hizo fuerza con sus brazos alzando su cuerpo , colocó sus pies en el saliente y saltó al tejado, trepando por las ventanas con bastante rapidez, se giró antes de desaparecer, para disculparse de nuevo – Lo siento mucho, de verdad señor.- a lo que éste respondió gritando de rabia e impotencia.
Lini trepó por el techo y fue pasando de tejado en tejado al abrigo de la noche, se sentía mal por el hombre, pero tenía mucha hambre y no sabía que eso se pagaba, tenía que aprender muchas cosas o se metería en muchos problemas.
Cuando llego a un tejado de las afueras sin aparentemente gente cerca, suspiró y comenzó a comer sus frutas lentamente, disfrutándolas, sentada en un tejado dejando colgadas sus piernas, mirando las estrellas y la luna. Inspiro con fuerza y sonrió.
Munin
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Re: Duros inicios. [Libre]
Hacía tiempo que quería venir a Ulmer, pero por una cosa u otra, siempre acaba en otra parte. Pero esta vez nada me impediría de encontrar algo que robar en la ciudad de los licántropos, aunque siempre con mucho cuidado, ya que aquí seguramente son más temperamentales que los humanos.
Hoy es la suerte está conmigo, es día de mercado y todos sabemos lo que significa eso. Gente, mucha gente, la suficiente como para que nadie note la ausencia de comida o lo que surja. Creo que podré agenciarme una buena cantidad de comida para los próximos días.
Mientras decido cuál será mi próxima presa, me detengo en un puesto lleno de fruta apetecible que rápidamente atrae mi atención. Creo que esas manzanas se verían escandalosamente bien en mi bolsa. Mientras espero el momento perfecto para meterles mano, noto un ligero movimiento a mi lado. - ¡Efta buenífima feñor! - Me giro y al no ver nadie bajo la mirada y me encuentro a una niña pequeña que parece que ha tenido la misma idea que yo, pero se la está comiendo en el acto.
¡Mierda! El tendero se ha dado la vuelta, se acabó mi oportunidad de robar esas manzanas. - ¿Niña, tienes dinero para pagar eso? - La han cogido. Creo que debería de alejarme sin que me relacionen con ella antes de que cometa una tontería. - ¿Esto hay que pagarlo? ¿Pero si tengo hambre… y no tengo dinero…? - Después de escuchar eso no puedo imaginar más que problemas mientras miro la cara del tendero. - Ese no es mi problema niña, ¡tienes que pagarme o llamaré a la guardia! Y como no tienes dinero tendré que llamarles, a mi no me roba nadie.
Se me pasó por la cabeza darle al hombre el dinero y evitar esa incómoda situación, al fin y al cabo, era una niña de no más de 5 años. - ¡Ya se! Le puedo pagar con esto. - Miro a la niña mientras saca un ramo de flores. Ahora si que la ha cagado. El tendero empezó a cabrearse y intentó agarrarla y darle su merecido pero la niña en haciendo gala de una agilidad impropia para alguien de su edad, hizo caer al hombre al suelo tontamente. - ¡¿Esta bien señor?! No quería que se cayese, pero me dijo mi amigo de la caravana que no me arrimase a gente mala y que si me intentaban coger era que eran gente mala… ¡¿Eres gente mala?! - ¡Eso es! Echale más leña al fuego.
El tendero se levantó para esta vez si, intentar coger a la niña y mandarla al calabozo. - ¡Ya verás a quien llamas malo cuando estés entre rejas, pequeña ladrona! - Cada vez más gente miraba la escena, incluso algunos se permitían el lujo de reírse de lo cómico de la situación. Al momento, el hombre se pegó de bruces contra el poste de su tienda y la destrozó, tirando toda la fruta al suelo. Rápidamente cojo todo lo que puedo antes de que se ensucie demasiado y metiéndolo en la mochila, me voy dando la vuelta para irme de ahí.
- ¡Esto no quedará así niña! - Me vuelvo a girar y veo al hombre con un cuchillo corriendo detrás de la niña. Eso si que no puedo verlo. Sigo al hombre mientras veo a la niña subirse a un tejado. Punto positivo para la niña. Mientras tanto, el hombre buscaba subir por otro lado para seguir persiguiendo a la niña, que le llevaba una ligera ventaja.
Me acerqué a él lentamente y haciendo uso del característico sigilo de un ladrón, paso brevemente mi espada imbuida en electricidad por sus piernas, permitiéndole disfrutar de un rato de suelo sin poder moverse bien. Me oculto rápidamente en la esquina y subiendo por el mismo sitio por donde subió la niña y decido buscarla por los tejados y las calles durante un buen rato.
Después de buscarla durante horas, la encuentro a las afueras de la ciudad, en el tejado de un edificio. Me acerco a ella sigilosamente para no asustarla y me coloco a su lado ligeramente por detrás. - Parece que estas bendecida por la suerte. Vaya espectáculo el de antes. Si quieres aprender a robar, tienes que hacerlo mejor. - Sonrío mientras la miro comerse una fruta. - No te asustes, no soy ningún malo ni quiero cogerte. - Utilizo lo mismo que dijo ella y me siento al lado suya mientras saco una de las manzanas y me la como.
Hoy es la suerte está conmigo, es día de mercado y todos sabemos lo que significa eso. Gente, mucha gente, la suficiente como para que nadie note la ausencia de comida o lo que surja. Creo que podré agenciarme una buena cantidad de comida para los próximos días.
Mientras decido cuál será mi próxima presa, me detengo en un puesto lleno de fruta apetecible que rápidamente atrae mi atención. Creo que esas manzanas se verían escandalosamente bien en mi bolsa. Mientras espero el momento perfecto para meterles mano, noto un ligero movimiento a mi lado. - ¡Efta buenífima feñor! - Me giro y al no ver nadie bajo la mirada y me encuentro a una niña pequeña que parece que ha tenido la misma idea que yo, pero se la está comiendo en el acto.
¡Mierda! El tendero se ha dado la vuelta, se acabó mi oportunidad de robar esas manzanas. - ¿Niña, tienes dinero para pagar eso? - La han cogido. Creo que debería de alejarme sin que me relacionen con ella antes de que cometa una tontería. - ¿Esto hay que pagarlo? ¿Pero si tengo hambre… y no tengo dinero…? - Después de escuchar eso no puedo imaginar más que problemas mientras miro la cara del tendero. - Ese no es mi problema niña, ¡tienes que pagarme o llamaré a la guardia! Y como no tienes dinero tendré que llamarles, a mi no me roba nadie.
Se me pasó por la cabeza darle al hombre el dinero y evitar esa incómoda situación, al fin y al cabo, era una niña de no más de 5 años. - ¡Ya se! Le puedo pagar con esto. - Miro a la niña mientras saca un ramo de flores. Ahora si que la ha cagado. El tendero empezó a cabrearse y intentó agarrarla y darle su merecido pero la niña en haciendo gala de una agilidad impropia para alguien de su edad, hizo caer al hombre al suelo tontamente. - ¡¿Esta bien señor?! No quería que se cayese, pero me dijo mi amigo de la caravana que no me arrimase a gente mala y que si me intentaban coger era que eran gente mala… ¡¿Eres gente mala?! - ¡Eso es! Echale más leña al fuego.
El tendero se levantó para esta vez si, intentar coger a la niña y mandarla al calabozo. - ¡Ya verás a quien llamas malo cuando estés entre rejas, pequeña ladrona! - Cada vez más gente miraba la escena, incluso algunos se permitían el lujo de reírse de lo cómico de la situación. Al momento, el hombre se pegó de bruces contra el poste de su tienda y la destrozó, tirando toda la fruta al suelo. Rápidamente cojo todo lo que puedo antes de que se ensucie demasiado y metiéndolo en la mochila, me voy dando la vuelta para irme de ahí.
- ¡Esto no quedará así niña! - Me vuelvo a girar y veo al hombre con un cuchillo corriendo detrás de la niña. Eso si que no puedo verlo. Sigo al hombre mientras veo a la niña subirse a un tejado. Punto positivo para la niña. Mientras tanto, el hombre buscaba subir por otro lado para seguir persiguiendo a la niña, que le llevaba una ligera ventaja.
Me acerqué a él lentamente y haciendo uso del característico sigilo de un ladrón, paso brevemente mi espada imbuida en electricidad por sus piernas, permitiéndole disfrutar de un rato de suelo sin poder moverse bien. Me oculto rápidamente en la esquina y subiendo por el mismo sitio por donde subió la niña y decido buscarla por los tejados y las calles durante un buen rato.
Después de buscarla durante horas, la encuentro a las afueras de la ciudad, en el tejado de un edificio. Me acerco a ella sigilosamente para no asustarla y me coloco a su lado ligeramente por detrás. - Parece que estas bendecida por la suerte. Vaya espectáculo el de antes. Si quieres aprender a robar, tienes que hacerlo mejor. - Sonrío mientras la miro comerse una fruta. - No te asustes, no soy ningún malo ni quiero cogerte. - Utilizo lo mismo que dijo ella y me siento al lado suya mientras saco una de las manzanas y me la como.
Lorhal Mor
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Re: Duros inicios. [Libre]
Era una noche tranquila y despejada. Lini jadeaba aun por la carrera que se había dado corriendo entre los tejados hasta encontrar un lugar seguro, se dedicaba con insistencia a limpiar la manzana llena de barro, mientras miraba las casas con los fuegos encendidos y las siluetas de la gente en su interior. Comenzó a pensar en lo agradable que tendría que ser tener una casa, una familia, comida en la mesa, un trabajo, saber leer y escribir, ser lista y saber de cosas de los libros, tener ropa y poder dormir en una cama, que te arropen y sentir el abrazo de un ser querido… Se limpió una lagrima con la manga sucia y un escalofrió producido por el frio viento primaveral de la noche, la saco de sus pensamientos y se arrebujo un poco las ajadas y húmedas ropas, sorbiendo mocos por la nariz, quizá más producidos por sus pensamientos que por el frio en si…
De repente, para su sorpresa alguien habló cerca - Parece que estas bendecida por la suerte. Vaya espectáculo el de antes. Si quieres aprender a robar, tienes que hacerlo mejor.- A lo que Lini dio un saltito lateral acompañado de un gritito por el susto, resbalándose y cayendo patéticamente contra las tejas. - No te asustes, no soy ningún malo ni quiero cogerte.- Dijo el hombre que hablaba, a lo que Lini, en una posición imposible por culpa de la caída respondió entre quejidos. –Un poco tarde…ya me asuste…- se recompuso lentamente e hincho los mofletes, al darse cuenta de lo que le dijo. – ¡Yo no soy una ladrona! Eso está feo. –asiente convencida y vuelve a coger aire para inflar los mofletes.
Algo comienza a rodar por el tejado abajo, a punto de precipitarse, Lini se pone blanca como la leche al ver que es su última manzana y salta a por ella agarrándose a el tejado con una mano, descolgándose para con la otra agarrarla. La había cogido, suspiro, y en ese momento al abrir los ojos vio que en la ventana había un hombre y una mujer discutiendo en una cena generosa y subió rápido de nuevo para evitar ser vista. Al subir se sentó enroscando las piernas y limpiando su manzana, de reojo miró al hombre y se ruborizó un poco.
Parecía un chico majo y guapo, pero la había llamado ladrona ¡y ella no era eso! Le pego un bocado a la manzana con hambre y escupió un poquito por algo de barro que quedaba. –Me llamo Lini… - se le escapo su sonrisa natural pero al momento se intentó poner seria tal y como lo haría un niño…mal. -¿Y tu como te llamas? ¿Estás solo?- pregunto haciendo como si no le importase aun que se moría de curiosidad y se le notaba claramente.
De repente, para su sorpresa alguien habló cerca - Parece que estas bendecida por la suerte. Vaya espectáculo el de antes. Si quieres aprender a robar, tienes que hacerlo mejor.- A lo que Lini dio un saltito lateral acompañado de un gritito por el susto, resbalándose y cayendo patéticamente contra las tejas. - No te asustes, no soy ningún malo ni quiero cogerte.- Dijo el hombre que hablaba, a lo que Lini, en una posición imposible por culpa de la caída respondió entre quejidos. –Un poco tarde…ya me asuste…- se recompuso lentamente e hincho los mofletes, al darse cuenta de lo que le dijo. – ¡Yo no soy una ladrona! Eso está feo. –asiente convencida y vuelve a coger aire para inflar los mofletes.
Algo comienza a rodar por el tejado abajo, a punto de precipitarse, Lini se pone blanca como la leche al ver que es su última manzana y salta a por ella agarrándose a el tejado con una mano, descolgándose para con la otra agarrarla. La había cogido, suspiro, y en ese momento al abrir los ojos vio que en la ventana había un hombre y una mujer discutiendo en una cena generosa y subió rápido de nuevo para evitar ser vista. Al subir se sentó enroscando las piernas y limpiando su manzana, de reojo miró al hombre y se ruborizó un poco.
Parecía un chico majo y guapo, pero la había llamado ladrona ¡y ella no era eso! Le pego un bocado a la manzana con hambre y escupió un poquito por algo de barro que quedaba. –Me llamo Lini… - se le escapo su sonrisa natural pero al momento se intentó poner seria tal y como lo haría un niño…mal. -¿Y tu como te llamas? ¿Estás solo?- pregunto haciendo como si no le importase aun que se moría de curiosidad y se le notaba claramente.
Munin
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Re: Duros inicios. [Libre]
La noche se había puesto buena y una manzana como esta entra gloriosamente. Respiro hondo y miro a la niña riéndome mientras se resbala y se recompone. - Un poco tarde… ya me asusté… - Es una niña al fin y al cabo. - ¡Yo no soy una ladrona! Eso está feo. - Mientras coge aire e infla los mofletes.
Al momento veo como la niña corre hacia abajo para coger una manzana, hasta el punto de colgarse del tejado. Asustado, me acerco un poco pensando que se caería, pero al poco tiempo, la veo subirse de nuevo y sentarse a mi lado. Miro sonriendo la escena de niña grande y ofendida. - Me llamo Lini… - Asiento y mientras hablo la boca para hablar me interrumpe. - ¿Y tu cómo te llamas? ¿Estás solo? -
- Eres una niña muy curiosa. - Le pongo la mano en la cabeza y le acaricio el pelo un poco. - Bonito nombre, Lini. Yo me llamo Lorhal y soy de las tierras del suroeste. - Miro al cielo y suspiro. - Y si, estoy solo. - Al momento mi mente empieza a viajar por recuerdos del pasado. Rápidamente sacudo la cabeza levemente y vuelvo a la conversación. - La niña sigue mirándome con ojos de curiosa. - ¿De donde eres tu?
- Si no eres una ladrona, ¿cómo me explicas que cojas manzanas a los demás sin preguntar primero? - La miro fijamente con cara burlona mientras me pongo la mano en la barbilla. - Regla número uno del ladrón, actúa primero, pregunta después. - Me echo de nuevo para atrás mostrándole su mochilita pequeña en mi mano. - ¡Tachán! - Se la extiendo para que la recoja mientras río.
- ¿Qué hace una niña de 5 años en un lugar como Ulmer sola y sucia? - Toca ponerse serio. Agravo el tono de voz mientras me acomodo. - Tienes que tener mucho cuidado, sobre todo una niñita inocente y sin protección como tu. - Me detengo un momento mientras pongo la vista en las afueras de la ciudad mientras pienso si estará realmente sola o no. - ¿Tienes a donde ir? - Estoy siendo demasiado endeble.
Mientras hablamos, cojo mi espada y la pongo en mis piernas y, sacando un pañuelo del bolsillo de mi pantalón, limpio la vaina del polvo. Con toda la tranquilidad y delicadeza del mundo, saco la espada de su funda y la limpio, empezando desde la punta de la hoja, por una cara, reflejando así mi cara y la luna. Luego giro la espada y hago lo mismo con la otra hoja. Miro a la niña. - ¿Te gusta? Así hay que ir por estos lares, protegido. Y aun así, es difícil no tener problemas. - Paso la espada por su regazo, siempre con la vaina.
El tiempo va pasando y me va entrando sueño, por lo que bostezo y me estiro un poco. - Creo que es hora de irse a dormir, ¿no crees? - Salto hacia el suelo ayudándome de mi magia de viento para aterrizar con delicadeza. Miro a la niña mientras le tiendo una mano. - Si no tienes a donde ir, ven conmigo, dormiremos en una taberna. - Insisto un poco. - ¿Confías en mi?
Al momento veo como la niña corre hacia abajo para coger una manzana, hasta el punto de colgarse del tejado. Asustado, me acerco un poco pensando que se caería, pero al poco tiempo, la veo subirse de nuevo y sentarse a mi lado. Miro sonriendo la escena de niña grande y ofendida. - Me llamo Lini… - Asiento y mientras hablo la boca para hablar me interrumpe. - ¿Y tu cómo te llamas? ¿Estás solo? -
- Eres una niña muy curiosa. - Le pongo la mano en la cabeza y le acaricio el pelo un poco. - Bonito nombre, Lini. Yo me llamo Lorhal y soy de las tierras del suroeste. - Miro al cielo y suspiro. - Y si, estoy solo. - Al momento mi mente empieza a viajar por recuerdos del pasado. Rápidamente sacudo la cabeza levemente y vuelvo a la conversación. - La niña sigue mirándome con ojos de curiosa. - ¿De donde eres tu?
- Si no eres una ladrona, ¿cómo me explicas que cojas manzanas a los demás sin preguntar primero? - La miro fijamente con cara burlona mientras me pongo la mano en la barbilla. - Regla número uno del ladrón, actúa primero, pregunta después. - Me echo de nuevo para atrás mostrándole su mochilita pequeña en mi mano. - ¡Tachán! - Se la extiendo para que la recoja mientras río.
- ¿Qué hace una niña de 5 años en un lugar como Ulmer sola y sucia? - Toca ponerse serio. Agravo el tono de voz mientras me acomodo. - Tienes que tener mucho cuidado, sobre todo una niñita inocente y sin protección como tu. - Me detengo un momento mientras pongo la vista en las afueras de la ciudad mientras pienso si estará realmente sola o no. - ¿Tienes a donde ir? - Estoy siendo demasiado endeble.
Mientras hablamos, cojo mi espada y la pongo en mis piernas y, sacando un pañuelo del bolsillo de mi pantalón, limpio la vaina del polvo. Con toda la tranquilidad y delicadeza del mundo, saco la espada de su funda y la limpio, empezando desde la punta de la hoja, por una cara, reflejando así mi cara y la luna. Luego giro la espada y hago lo mismo con la otra hoja. Miro a la niña. - ¿Te gusta? Así hay que ir por estos lares, protegido. Y aun así, es difícil no tener problemas. - Paso la espada por su regazo, siempre con la vaina.
El tiempo va pasando y me va entrando sueño, por lo que bostezo y me estiro un poco. - Creo que es hora de irse a dormir, ¿no crees? - Salto hacia el suelo ayudándome de mi magia de viento para aterrizar con delicadeza. Miro a la niña mientras le tiendo una mano. - Si no tienes a donde ir, ven conmigo, dormiremos en una taberna. - Insisto un poco. - ¿Confías en mi?
Lorhal Mor
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Re: Duros inicios. [Libre]
Intentó mantener su rostro de seriedad, le fue imposible cuando le hirió en su punto débil, le acarició el pelo, Lini cerro los ojos un momento y con una profunda sonrisa y un escalofrío se relajó. -¡No soy curiosa!…solo quiero saber cosas...- dijo Lini sonriendo y ordenándose los pelos con las manos.
-¿De dónde eres tú?- Pregunto el chico, a Lini le sentó como un jarro de agua fría, mirando hacia el suelo se abrazó las rodillas – N…no lo sé… me desperté en un gran lago con un golpe muy grande en la cabeza y no recuerdo nada… n…nadie ha preguntado por mí, ni …-sorbió los mocos y se limpió con la manga - Anda buscando una niña, así que supongo que me abandonaron a mi suerte… - Negó ligeramente con la cabeza y se quedó callada enterrando la cara hasta la altura de los ojos, entre sus brazos y su pecho.
Se produjo un silencio muy incómodo que duró una eternidad al parecer de los presentes, por suerte, Lorhal tuvo el acierto de decir algo cambiando de tema, intentando sacar una sonrisa a Lini. - Si no eres una ladrona, ¿cómo me explicas que cojas manzanas a los demás sin preguntar primero?- Lini respondió con un bufido – No sabía que había que pagarlas… lo dije en serio… pero nadie me cree cuando les pregunto cosas, ya viste como se puso el señor…
- Regla número uno del ladrón, actúa primero, pregunta después.- Al escuchar eso Lini, pensó en algo…”quizá quiere que me haga una ladrona... la verdad es que no me ha ido bien intentando hacer las cosas bien… ¿si solo robase para lo necesario…estaría feo?...” Todo su pensamiento se fue al garete, cuando vio cómo Lorhal sacaba su pequeña mochila de la espalda, se quedó con cara de haber visto un fantasma –¡ WUALAAA! ¿¡Como lo has hecho!?-la cogió corriendo comprobando atónita que era la suya, dio un par de saltitos y unos golpes sonaron bajo ellos, los propietarios de la casa se habían dado cuenta, tocaba cambiar de tejado.
Tras saltar un par de tejados entre risas, se sentó de nuevo en otro. Miró a Lorhal que parecía querer decir algo, aunque su rostro se había puesto más serio - ¿Qué hace una niña de cinco años en un lugar como Ulmer sola y sucia? Tienes que tener mucho cuidado, sobre todo una niñita inocente y sin protección como tú. ¿Tienes a dónde ir?
-Aún no he encontrado nada donde poderme quedar…-negó lentamente -Y estoy sola porque…bueno ya te lo conté, pero lo de sucia es culpa mía- Sonrió, demostrando que era una niña alegre, claramente - Estuve buscando flores e intentando usar mi arco pero no soy capaz de estirarlo bien está muy duro... Pero el bosque es precio…- se quedó un momento callada para seguir con algo que había ignorado- ¿Tengo 5 años? ¿Es mucho? ¿Cuántos tienes tú y como lo has descubierto? Eres muy grande en comparación a mí- Hizo un gesto con las manos de ser alto.
De repente Lini vio atónita, que el bastón que llevaba Lorhal, era en realidad una espada, casi se le caían babas. -¿Te gusta? Así hay que ir por estos lares, protegido. Y aun así, es difícil no tener problemas.-Lini asintió con rapidez y enseñó su cuchillo. – Yo tengo esto, pero la tuya es muy bonita…y suuuuper chuuula- Lo dijo alargando mucho las palabras, se nota que estaba impresionada. Cuando pasó la espada por cerca de ella, toco la junta de la empuñadura con la vaina- Wualaaa….no se nota nada… ¿La has hecho tú? ¿Me haces una? – sonrió y puso ojitos.
Lorhal comenzó a estirarse y bostezar -Creo que es hora de irse a dormir, ¿no crees?- A lo que Lini asintió convencida, al fin y al cabo había sido un duro día y por fin dormiría con algo en el estómago.
De golpe Lorhal se acercó al borde del tejado y bajó flotando grácilmente con lo que Lini alucinó más todavía. -¡¿P..pero …como haces esas cosas?!- Lini se agarró al tejado y bajó lentamente el pie para ver si ella flota, al ver que tristemente no, se descolgó con facilidad por los botaguas del edificio, con una agilidad impropia para una niña de su edad, sin darse cuenta de que la habían ofrecido ayuda para bajar.
Al llegar abajo, Lorhal dijo unas palabras que alegraron a Lini, como no pensaba que podía alegrarle nada. -Si no tienes a donde ir, ven conmigo, dormiremos en una taberna. ¿Confías en mí?- Lini dio un saltito a la vez que dijo -¡Sí!- acto seguido agarro la mano de Lorhal mientras comenzó a caminar por el pueblo.
-¡¿Sabías que hay ardillas rojas y otras marrones?!-dijo Lini para después añadir - A mí me gustan las rojas, no me fío de las otras…- lo susurró como si fuese su gran secreto y asintió firmemente. - Y me gustan mucho las flores, una vez vi una naranja ¿A ti te gustan las flores?- Preguntó sonriendo, mientras se acercaban a la taberna, por las calles llenas de barro. La gente al pasar los miraba un poco y no era de extrañar. La efusividad en la charla de la niña y sobre todo su tono de voz, eran como un cartel con antorchas, lo cual ella parecía ignorar completamente, mientras andaba de la mano con Lorhal.
-¿De dónde eres tú?- Pregunto el chico, a Lini le sentó como un jarro de agua fría, mirando hacia el suelo se abrazó las rodillas – N…no lo sé… me desperté en un gran lago con un golpe muy grande en la cabeza y no recuerdo nada… n…nadie ha preguntado por mí, ni …-sorbió los mocos y se limpió con la manga - Anda buscando una niña, así que supongo que me abandonaron a mi suerte… - Negó ligeramente con la cabeza y se quedó callada enterrando la cara hasta la altura de los ojos, entre sus brazos y su pecho.
Se produjo un silencio muy incómodo que duró una eternidad al parecer de los presentes, por suerte, Lorhal tuvo el acierto de decir algo cambiando de tema, intentando sacar una sonrisa a Lini. - Si no eres una ladrona, ¿cómo me explicas que cojas manzanas a los demás sin preguntar primero?- Lini respondió con un bufido – No sabía que había que pagarlas… lo dije en serio… pero nadie me cree cuando les pregunto cosas, ya viste como se puso el señor…
- Regla número uno del ladrón, actúa primero, pregunta después.- Al escuchar eso Lini, pensó en algo…”quizá quiere que me haga una ladrona... la verdad es que no me ha ido bien intentando hacer las cosas bien… ¿si solo robase para lo necesario…estaría feo?...” Todo su pensamiento se fue al garete, cuando vio cómo Lorhal sacaba su pequeña mochila de la espalda, se quedó con cara de haber visto un fantasma –¡ WUALAAA! ¿¡Como lo has hecho!?-la cogió corriendo comprobando atónita que era la suya, dio un par de saltitos y unos golpes sonaron bajo ellos, los propietarios de la casa se habían dado cuenta, tocaba cambiar de tejado.
Tras saltar un par de tejados entre risas, se sentó de nuevo en otro. Miró a Lorhal que parecía querer decir algo, aunque su rostro se había puesto más serio - ¿Qué hace una niña de cinco años en un lugar como Ulmer sola y sucia? Tienes que tener mucho cuidado, sobre todo una niñita inocente y sin protección como tú. ¿Tienes a dónde ir?
-Aún no he encontrado nada donde poderme quedar…-negó lentamente -Y estoy sola porque…bueno ya te lo conté, pero lo de sucia es culpa mía- Sonrió, demostrando que era una niña alegre, claramente - Estuve buscando flores e intentando usar mi arco pero no soy capaz de estirarlo bien está muy duro... Pero el bosque es precio…- se quedó un momento callada para seguir con algo que había ignorado- ¿Tengo 5 años? ¿Es mucho? ¿Cuántos tienes tú y como lo has descubierto? Eres muy grande en comparación a mí- Hizo un gesto con las manos de ser alto.
De repente Lini vio atónita, que el bastón que llevaba Lorhal, era en realidad una espada, casi se le caían babas. -¿Te gusta? Así hay que ir por estos lares, protegido. Y aun así, es difícil no tener problemas.-Lini asintió con rapidez y enseñó su cuchillo. – Yo tengo esto, pero la tuya es muy bonita…y suuuuper chuuula- Lo dijo alargando mucho las palabras, se nota que estaba impresionada. Cuando pasó la espada por cerca de ella, toco la junta de la empuñadura con la vaina- Wualaaa….no se nota nada… ¿La has hecho tú? ¿Me haces una? – sonrió y puso ojitos.
Lorhal comenzó a estirarse y bostezar -Creo que es hora de irse a dormir, ¿no crees?- A lo que Lini asintió convencida, al fin y al cabo había sido un duro día y por fin dormiría con algo en el estómago.
De golpe Lorhal se acercó al borde del tejado y bajó flotando grácilmente con lo que Lini alucinó más todavía. -¡¿P..pero …como haces esas cosas?!- Lini se agarró al tejado y bajó lentamente el pie para ver si ella flota, al ver que tristemente no, se descolgó con facilidad por los botaguas del edificio, con una agilidad impropia para una niña de su edad, sin darse cuenta de que la habían ofrecido ayuda para bajar.
Al llegar abajo, Lorhal dijo unas palabras que alegraron a Lini, como no pensaba que podía alegrarle nada. -Si no tienes a donde ir, ven conmigo, dormiremos en una taberna. ¿Confías en mí?- Lini dio un saltito a la vez que dijo -¡Sí!- acto seguido agarro la mano de Lorhal mientras comenzó a caminar por el pueblo.
-¡¿Sabías que hay ardillas rojas y otras marrones?!-dijo Lini para después añadir - A mí me gustan las rojas, no me fío de las otras…- lo susurró como si fuese su gran secreto y asintió firmemente. - Y me gustan mucho las flores, una vez vi una naranja ¿A ti te gustan las flores?- Preguntó sonriendo, mientras se acercaban a la taberna, por las calles llenas de barro. La gente al pasar los miraba un poco y no era de extrañar. La efusividad en la charla de la niña y sobre todo su tono de voz, eran como un cartel con antorchas, lo cual ella parecía ignorar completamente, mientras andaba de la mano con Lorhal.
Munin
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Re: Duros inicios. [Libre]
Mientras veía a la niña bajar me preguntaba como había acabado con ella esta noche. Esta niña tiene algo, no puede haber sido casualidad. Menuda agilidad tiene la pequeña, no parece la edad que tiene. ¿Tendrá realmente 5 años? Tengo que averiguarlo. - ¡Si! - Y enérgica después de un día como el de hoy.
Mientras la llevo de la mano por el pueblo no para de hablar. - ¡¿Sabías que hay ardillas rojas y otras marrones?! - No me da tiempo ni de responder. - A mí me gustan las rojas, no me fío de las otras… - Me tengo que agachar para escucharla. Mientras cruzamos una calle bastante transitada y la gente nos miraba sorprendidos me sentí bastante extraño, quizá por estar tan acostumbrado a pasar desapercibido, a ser una sombra entre cientos.
Tranquilamente, paso la mano por el hombro de Lini y la acerco a mi, de manera que sea más difícil de ver, ya que estamos pasando por la misma calle en la que ella misma robó su manzanita. - No te preocupes, confía en mi. - Le digo sonriendo. De repente veo la taberna donde tengo la habitación y la señalo con la mano. - ¡Mira! Hay es donde vamos a dormir esta noche. - Y acto seguido nos dirigimos hacia allí.
Mientras nos acercamos veo salir algunas personas bien cargadas por lo que miro a Lini. - Perfecto. Gente saliendo significa más espacio disponible. La Taberna del Viajero. - Digo mientras llegamos a la puerta y vemos el cartel. - Lo se, no se han comido el coco con el nombre, ¿verdad? - Mientras río, abro la puerta y le cedo el paso para que entre ella primero y, entrando yo después, cierro conmigo.
La posada está bien iluminada, con antorchas en las paredes a cada lado de cada columna, de una forma rústica. Las columnas de madera tienen motivos tallados en ellas, cada una con un estilo particular, aunque con el mismo tema, los lobos y la naturaleza. La pared es de color beige, bastante agradable a la vista. La zona del bar está bastante llena, con un continuo y amistoso ambiente de risas y jarras entrechocándose. Mientras nos acercamos al mostrador del local, entre unas bonitas mesas de madera tallada y muy cuidadas recubiertas de un mantel de flores aparece una chica guapísima y de buen ver, con una bandeja con varias jarras de cerveza ya vacías.
- ¿Puedo ayudaros en algo? - Me dice mientras me mira sonriéndome. - En realidad si. - Me acerco a ella. - Tengo una habitación alquilada y me gustaría alquilar otra, una pequeña sería perfecto. - Digo mientras agarro señalando a la pequeña. - ¡Oh! No había visto que estaba acompañado.. Voy a arreglarlo, un momento. - Pude notar su desilusión en lo que parecía un malentendido. Quizás esa noche podría haber dormido acompañado y en caliente. Ocasión perdida. - Vayamos a sentarnos mientras tanto. - Con la mano ordeno una cerveza y un zumo para Lini. - ¿Tienes sed? - A los pocos segundos llega la camarera con la jarra de cerveza y el zumo. - Ya tiene la habitación reservada. En breves estará lista. Aquí tiene una llave, es la de enfrente a la suya, la número 9. - Asiento dando las gracias en silencio y se aleja a servir más mesas.
Bebiéndome la cerveza lo que puede ser un poco muy rápido, me levanto, cojo la mochila y le hago un ademán a la pequeña para que me siga. Vamos Lini, ya es hora de irse a descansar. Me acerco a la barra y pago la cerveza y el zumo, dejando el dinero en el mostrador, delante de la camarera. Subimos las escaleras y algunos metros a la izquierda llegamos a las habitaciones, decoradas con unos marcos color caoba y con un cartel escrito en madera (como no) con cada número. - El mío es el 6 y el tuyo el 9. - Digo mientras abro su habitación. - Aquí tienes tu llave, acuérdate de cerrar antes de dormir. Mañana te llamaré a la puerta por la mañana.
- Buenas noches Lini. - Me despido mientras abro mi habitación. Saludando con la mano cierro la puerta, dejando la llave puesta pero sin cerrar. Rápidamente dejo la mochila en el armario, la tapo con unas sábanas y me tiro en la cama, desnudándome desde dentro. - Estoy muerto. - Suspiro profundamente. De repente siento un pesar y un dolor en el corazón cuando me fijo que la ventana está abierta y tengo que levantarme a cerrarla y a correr la cortina. - ¡Me cago en todo! - Me levanto y la dejo lista para que no vuelva a molestarme y me meto de nuevo a dormir.
- Al final me quedé sin camarera. - Suspirando de nuevo. La chica era muy muy bonita.
Mientras la llevo de la mano por el pueblo no para de hablar. - ¡¿Sabías que hay ardillas rojas y otras marrones?! - No me da tiempo ni de responder. - A mí me gustan las rojas, no me fío de las otras… - Me tengo que agachar para escucharla. Mientras cruzamos una calle bastante transitada y la gente nos miraba sorprendidos me sentí bastante extraño, quizá por estar tan acostumbrado a pasar desapercibido, a ser una sombra entre cientos.
Tranquilamente, paso la mano por el hombro de Lini y la acerco a mi, de manera que sea más difícil de ver, ya que estamos pasando por la misma calle en la que ella misma robó su manzanita. - No te preocupes, confía en mi. - Le digo sonriendo. De repente veo la taberna donde tengo la habitación y la señalo con la mano. - ¡Mira! Hay es donde vamos a dormir esta noche. - Y acto seguido nos dirigimos hacia allí.
Mientras nos acercamos veo salir algunas personas bien cargadas por lo que miro a Lini. - Perfecto. Gente saliendo significa más espacio disponible. La Taberna del Viajero. - Digo mientras llegamos a la puerta y vemos el cartel. - Lo se, no se han comido el coco con el nombre, ¿verdad? - Mientras río, abro la puerta y le cedo el paso para que entre ella primero y, entrando yo después, cierro conmigo.
La posada está bien iluminada, con antorchas en las paredes a cada lado de cada columna, de una forma rústica. Las columnas de madera tienen motivos tallados en ellas, cada una con un estilo particular, aunque con el mismo tema, los lobos y la naturaleza. La pared es de color beige, bastante agradable a la vista. La zona del bar está bastante llena, con un continuo y amistoso ambiente de risas y jarras entrechocándose. Mientras nos acercamos al mostrador del local, entre unas bonitas mesas de madera tallada y muy cuidadas recubiertas de un mantel de flores aparece una chica guapísima y de buen ver, con una bandeja con varias jarras de cerveza ya vacías.
- ¿Puedo ayudaros en algo? - Me dice mientras me mira sonriéndome. - En realidad si. - Me acerco a ella. - Tengo una habitación alquilada y me gustaría alquilar otra, una pequeña sería perfecto. - Digo mientras agarro señalando a la pequeña. - ¡Oh! No había visto que estaba acompañado.. Voy a arreglarlo, un momento. - Pude notar su desilusión en lo que parecía un malentendido. Quizás esa noche podría haber dormido acompañado y en caliente. Ocasión perdida. - Vayamos a sentarnos mientras tanto. - Con la mano ordeno una cerveza y un zumo para Lini. - ¿Tienes sed? - A los pocos segundos llega la camarera con la jarra de cerveza y el zumo. - Ya tiene la habitación reservada. En breves estará lista. Aquí tiene una llave, es la de enfrente a la suya, la número 9. - Asiento dando las gracias en silencio y se aleja a servir más mesas.
Bebiéndome la cerveza lo que puede ser un poco muy rápido, me levanto, cojo la mochila y le hago un ademán a la pequeña para que me siga. Vamos Lini, ya es hora de irse a descansar. Me acerco a la barra y pago la cerveza y el zumo, dejando el dinero en el mostrador, delante de la camarera. Subimos las escaleras y algunos metros a la izquierda llegamos a las habitaciones, decoradas con unos marcos color caoba y con un cartel escrito en madera (como no) con cada número. - El mío es el 6 y el tuyo el 9. - Digo mientras abro su habitación. - Aquí tienes tu llave, acuérdate de cerrar antes de dormir. Mañana te llamaré a la puerta por la mañana.
- Buenas noches Lini. - Me despido mientras abro mi habitación. Saludando con la mano cierro la puerta, dejando la llave puesta pero sin cerrar. Rápidamente dejo la mochila en el armario, la tapo con unas sábanas y me tiro en la cama, desnudándome desde dentro. - Estoy muerto. - Suspiro profundamente. De repente siento un pesar y un dolor en el corazón cuando me fijo que la ventana está abierta y tengo que levantarme a cerrarla y a correr la cortina. - ¡Me cago en todo! - Me levanto y la dejo lista para que no vuelva a molestarme y me meto de nuevo a dormir.
- Al final me quedé sin camarera. - Suspirando de nuevo. La chica era muy muy bonita.
Lorhal Mor
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Re: Duros inicios. [Libre]
Lini asintió a Lorhal cuando este la ocultó por la calle en la que había ocurrido el incidente ese mismo día. - ¡Mira! Ahí es donde vamos a dormir esta noche. – dijo Lorhal a la vez que comenzaban a encaminarse hacia una taberna. Unas personas salieron en ese momento de la misma, pero a Lini le llamo la atención algo, Lorhal sabía leer, se quedó boquiabierta. Anonadada, entró en la taberna.. ¡y era preciosa!. –Wuala… ¿eres rico?- le pregunto Lini sinceramente ante tanto lujo, a su forma de verlo.
Se fueron a la barra, la cual estaba llena de gente, una mujer se les acercó y Lini sacó la manita de su sucia manga y saludo con una sonrisa amplia -¡Hola! –dijo cuándo la chica reparo de que estaba.
Se fueron a una mesa, Lini tuvo serias dificultades para sentarse en la silla…estaba claro que no estaban acostumbrados a que viniese gente pequeña, pero con unos gemiditos consiguió subir. - ¿Tienes sed?- preguntó Lorhal a lo que Lini asintió, pero ella no se esperaba…eso… miro la jarra que le pusieron, tenía un color raro, lo probó. –Esta agua sabe raro…-sacó la lengua y se la limpio con el dorso de la mano. -Tiene como trozos…- puso mala cara, aunque el sabor le gustaba así que se llenó la boca otra vez y volvió echarlo a la jarra, no quería ponerse mala de la tripa, ya le había pasado con aguas sucias de los ríos, asintió convencida.
La chica de antes volvió para darles una llave “Pero si es un trozo de hierro…” Pensó Lini mientras la miraba. Se quedó mirando su zumo y cuando alzó la mirada Lorhal se estaba yendo a la barra y no se había enterado, tenía que darse prisa o nunca sabría cuál es su cuarto… dio un saltito de la silla y corrió tras él. Al llegar a las habitaciones cogió su llave y vio que tenía dientecitos, lo que la sacó una sonrisa. -Buenas noches Lini.- dijo Lorhal a lo que contestó –Buenas noches Lorhal.- A la vez de una amplia sonrisa.
Abrió su cuarto y vio un lujo que nunca había tenido. –Wuala…- susurro alucinando, se acercó corriendo a un armario que había y abrió las puertas con cuidado, era increíble, había unas cosas muy raras que parecían arcos pero con una cosa de hierro redonda arriba…-¿Qué es esto…?- Se rascó la cabeza mirando la percha y la dejó donde estaba. Dio unos saltitos contenta y se acercó a la cama apoyando las manos. – ¿Esto es una cama?- se quitó los zapatos llenos de barro y se subió encima, la incredulidad se apoderó de ella. –Que blandito…- dijo muy despacio y casi susurrando, acto seguido se tiró sobre la cama, frotando su moflete contra esta -Es lo más suave que había en el mundo… Deberían hacer ropa de esto… ¡Ah!- dio un respingo al recordar lo que le dijo Lorhal. “La puerta, la puerta, tengo que cerrarla.” pensó corriendo por el cuarto buscando la llave, se quitó la ropa y al fin la encontró en una doblez, la miró y se acercó a la puerta… examinó la puerta y buscó algún modo de hacerla funcionar, tocó la puerta con la llave, la tiró contra ella, dio golpecitos buscando la cantidad exacta de ellos…muchas veces había visto a gente golpear puertas con los nudillos y se abrían después… Quizá era lo mismo para cerrarlas… se dio por vencida y fue a por la silla del cuarto, la arrastro hasta ponerla contra la puerta atrancándola, asintió satisfecha y se vistió de nuevo, se abrazó a su mochilita y se tumbó en la cama. Respiro hondo y se quedó en total silencio. Del piso de abajo venia mucho ruido, tanto que no le gustaba nada…
Unas horas después cuando vio que iba a ser imposible dormir, busco algo que hacer , sacó su cuchillo e imitó lo que había visto hacer a Lorhal, comenzó a limpiarlo con cuidado cuando escuchó que llamaban a la puerta, se acercó pensando que sería Lorhal, pero justo cuando iba a abrir se escucharon las palabras hediondas de algún hombre que se había equivocado, se quedó quieta al momento , sin hacer un ruido, ni mover un musculo, cuando el hombre se alejó y tras esperar unos largos minutos, se puso los zapatos y quitó la silla con cuidado fue a abrir la puerta…”¡Esta bloqueada!” pensó, tiró y empujo pero no se abría, ¡La habían encerrado! al de unos momentos… giró ligeramente la muñeca sin querer y la puerta se abrió sin problemas… carraspeo ligeramente…”Por suerte, nadie, nunca sabrá eso…" salió de su habitación con la poca dignidad que pudo recoger y la cerro a su paso.
Se acercó a la puerta de Lorhal y giró el pomo lentamente, asomó la cabeza y al escucharle dormir, entró dentro y cerró la puerta. La realidad la golpeo como si un gigante la aplastase, Lorhal tenía la llave metida en una pequeña rendija por dentro de la habitación. “Nadie sabrá esto tampoco…” asintió avergonzada por su ignorancia…
Abrió el armario para dejar sus cosas y vio un montón de sabanas, extrañada tiro de ellas para hacerse una cama en el suelo de la habitación y destapó sin querer la mochila de Lorhal… la curiosidad la golpeo como la realidad anteriormente y cogió su mochila despacio…abrió un poquito la ventana, muy despacio, dejando entrar un hilo de Luz, y abrió la mochila para ver si tenía libros…ella también quería aprender y ser lista para saber abrir puertas y saber sobre… cosas, asintió.
Tan solo vio frutas, una botella con un líquido muy raro, que sabía fatal, era como el zumo pero esta vez, sabía mal también…por lo que lo echo en el bote de nuevo y se limpió la lengua con la sabana, por ultimo había unos guantes que al ponérselos le quedaban súper grandes pero le hicieron gracia y jugó un poco con ellos. Como si sus manos fuesen monstruos con extremidades endebles que se peleaban.
–Si no tiene libros... ¿como es tan listo…? -Murmuró algo confundida cuando cayó en ello, pero no tuvo mucho tiempo para pensarlo, vio la espada-bastón de Lorhal y tuvo que acercarse a verla, ella quería una así, era muy elegante y discreta, sonrió mirándola e imaginándose con ella por el mundo, se le escapo una risita que trapo con sus manos enguantadas.
El tiempo pasaba y el sueño comenzaba a atenazarle y decidió guardar todo dentro de la mochila tal como estaba… más o menos, la dejó en el armario con cuidado de no hacer ruido.
Junto las sabanas a los pies de la cama de Lorhal y se tumbó sobre ellas, la ventaja de ser tan pequeña era que le sobraba espacio por todos los sitios. Sintiéndose más segura esta vez, cerró los ojos y entró en un sueño profundo con mucha rapidez, un sueño recurrente en el que volaba a gran velocidad entre árboles y montañas, un sueño en el que se sentía libre y completa.
Se fueron a la barra, la cual estaba llena de gente, una mujer se les acercó y Lini sacó la manita de su sucia manga y saludo con una sonrisa amplia -¡Hola! –dijo cuándo la chica reparo de que estaba.
Se fueron a una mesa, Lini tuvo serias dificultades para sentarse en la silla…estaba claro que no estaban acostumbrados a que viniese gente pequeña, pero con unos gemiditos consiguió subir. - ¿Tienes sed?- preguntó Lorhal a lo que Lini asintió, pero ella no se esperaba…eso… miro la jarra que le pusieron, tenía un color raro, lo probó. –Esta agua sabe raro…-sacó la lengua y se la limpio con el dorso de la mano. -Tiene como trozos…- puso mala cara, aunque el sabor le gustaba así que se llenó la boca otra vez y volvió echarlo a la jarra, no quería ponerse mala de la tripa, ya le había pasado con aguas sucias de los ríos, asintió convencida.
La chica de antes volvió para darles una llave “Pero si es un trozo de hierro…” Pensó Lini mientras la miraba. Se quedó mirando su zumo y cuando alzó la mirada Lorhal se estaba yendo a la barra y no se había enterado, tenía que darse prisa o nunca sabría cuál es su cuarto… dio un saltito de la silla y corrió tras él. Al llegar a las habitaciones cogió su llave y vio que tenía dientecitos, lo que la sacó una sonrisa. -Buenas noches Lini.- dijo Lorhal a lo que contestó –Buenas noches Lorhal.- A la vez de una amplia sonrisa.
Abrió su cuarto y vio un lujo que nunca había tenido. –Wuala…- susurro alucinando, se acercó corriendo a un armario que había y abrió las puertas con cuidado, era increíble, había unas cosas muy raras que parecían arcos pero con una cosa de hierro redonda arriba…-¿Qué es esto…?- Se rascó la cabeza mirando la percha y la dejó donde estaba. Dio unos saltitos contenta y se acercó a la cama apoyando las manos. – ¿Esto es una cama?- se quitó los zapatos llenos de barro y se subió encima, la incredulidad se apoderó de ella. –Que blandito…- dijo muy despacio y casi susurrando, acto seguido se tiró sobre la cama, frotando su moflete contra esta -Es lo más suave que había en el mundo… Deberían hacer ropa de esto… ¡Ah!- dio un respingo al recordar lo que le dijo Lorhal. “La puerta, la puerta, tengo que cerrarla.” pensó corriendo por el cuarto buscando la llave, se quitó la ropa y al fin la encontró en una doblez, la miró y se acercó a la puerta… examinó la puerta y buscó algún modo de hacerla funcionar, tocó la puerta con la llave, la tiró contra ella, dio golpecitos buscando la cantidad exacta de ellos…muchas veces había visto a gente golpear puertas con los nudillos y se abrían después… Quizá era lo mismo para cerrarlas… se dio por vencida y fue a por la silla del cuarto, la arrastro hasta ponerla contra la puerta atrancándola, asintió satisfecha y se vistió de nuevo, se abrazó a su mochilita y se tumbó en la cama. Respiro hondo y se quedó en total silencio. Del piso de abajo venia mucho ruido, tanto que no le gustaba nada…
Unas horas después cuando vio que iba a ser imposible dormir, busco algo que hacer , sacó su cuchillo e imitó lo que había visto hacer a Lorhal, comenzó a limpiarlo con cuidado cuando escuchó que llamaban a la puerta, se acercó pensando que sería Lorhal, pero justo cuando iba a abrir se escucharon las palabras hediondas de algún hombre que se había equivocado, se quedó quieta al momento , sin hacer un ruido, ni mover un musculo, cuando el hombre se alejó y tras esperar unos largos minutos, se puso los zapatos y quitó la silla con cuidado fue a abrir la puerta…”¡Esta bloqueada!” pensó, tiró y empujo pero no se abría, ¡La habían encerrado! al de unos momentos… giró ligeramente la muñeca sin querer y la puerta se abrió sin problemas… carraspeo ligeramente…”Por suerte, nadie, nunca sabrá eso…" salió de su habitación con la poca dignidad que pudo recoger y la cerro a su paso.
Se acercó a la puerta de Lorhal y giró el pomo lentamente, asomó la cabeza y al escucharle dormir, entró dentro y cerró la puerta. La realidad la golpeo como si un gigante la aplastase, Lorhal tenía la llave metida en una pequeña rendija por dentro de la habitación. “Nadie sabrá esto tampoco…” asintió avergonzada por su ignorancia…
Abrió el armario para dejar sus cosas y vio un montón de sabanas, extrañada tiro de ellas para hacerse una cama en el suelo de la habitación y destapó sin querer la mochila de Lorhal… la curiosidad la golpeo como la realidad anteriormente y cogió su mochila despacio…abrió un poquito la ventana, muy despacio, dejando entrar un hilo de Luz, y abrió la mochila para ver si tenía libros…ella también quería aprender y ser lista para saber abrir puertas y saber sobre… cosas, asintió.
Tan solo vio frutas, una botella con un líquido muy raro, que sabía fatal, era como el zumo pero esta vez, sabía mal también…por lo que lo echo en el bote de nuevo y se limpió la lengua con la sabana, por ultimo había unos guantes que al ponérselos le quedaban súper grandes pero le hicieron gracia y jugó un poco con ellos. Como si sus manos fuesen monstruos con extremidades endebles que se peleaban.
–Si no tiene libros... ¿como es tan listo…? -Murmuró algo confundida cuando cayó en ello, pero no tuvo mucho tiempo para pensarlo, vio la espada-bastón de Lorhal y tuvo que acercarse a verla, ella quería una así, era muy elegante y discreta, sonrió mirándola e imaginándose con ella por el mundo, se le escapo una risita que trapo con sus manos enguantadas.
El tiempo pasaba y el sueño comenzaba a atenazarle y decidió guardar todo dentro de la mochila tal como estaba… más o menos, la dejó en el armario con cuidado de no hacer ruido.
Junto las sabanas a los pies de la cama de Lorhal y se tumbó sobre ellas, la ventaja de ser tan pequeña era que le sobraba espacio por todos los sitios. Sintiéndose más segura esta vez, cerró los ojos y entró en un sueño profundo con mucha rapidez, un sueño recurrente en el que volaba a gran velocidad entre árboles y montañas, un sueño en el que se sentía libre y completa.
Munin
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Re: Duros inicios. [Libre]
Había dormido bastante bien, las camas de esta taberna son muy cómodas. Me voy despertando lentamente cuando los rayos de sol son suficientemente fuertes que atraviesan incluso la cortina. Poquito a poquito voy recuperando movimiento en las articulaciones y me quito las legañas de los ojos. Miro a mi alrededor y con un ojo cerrado y el otro medio abierto me doy cuenta de que dejé la llave en la puerta y no cerré. - Espero que no me hayan robado esta noche. - Digo suavemente mientras cojo fuerza y me levanto de la cama.
¡Pero que cojon…! - Suelto mientras me encuentro a Lini junto a mi cama entre las sábanas de repuesto. Con los ojos como platos, me fijo en la niña y miro la puerta, pasando la vista entre ella y la puerta. - Definitivamente tengo que cerrar la puerta. - Luego me doy cuenta que estoy totalmente desnudo y me levanto silenciosamente para coger mi ropa. Mientras que me visto, me acerco a la niña y, sentandome a su lado, le acaricio el pelo y el hombro. - Buenos días Lini - Ahora que me fijo, tiene los pies y parte del cuerpo lleno de barro, aparte de que huele un poco… mal. Creo que no le vendría de más una lavadita.
Mientras que dejo que la niña se despierte me meto en el baño y, cerrando la puerta, me pego una puesta a punto. Pocas veces se tiene el placer de darse un baño mañanero después de dormir en una cama tan cómoda, así que tengo que disfrutarla como si no hubiera un mañana. Después de unos 10 o 15 minutos, abro la puerta y salgo medio vestido con la parte de abajo. Mientras busco la camiseta en el armario veo como la niña ya está funcional. - Ve a pegarte un baño anda, que necesitas un lavadito. Cuando termines te espero abajo, cierra con llave las habitaciones y no te olvides de nada. -
Mientras bajo las escaleras me pregunto como voy a recuperar el dinero invertido en Lini, pero rápidamente llego a una solución. - Tendré que enseñarle a robar en condiciones y ella misma me lo pagará. - Digo sonriendo. - Si, no me parece mala opción. - Me acerco al mostrador y mientras pago la estancia de la noche, flirteo un poco con la camarera. - Quizás esta noche podamos conocernos un poco mejor, ¿que dices? - Me acerco a ella un poco, mientras le guiño un ojo. - ¿La niña que vi ayer quien era? - Sabía que sacaría eso. - ¿Lini? Es una jovencita solitaria que encontré en apuros ayer y que me dio pena. - Digo tranquilamente, intentando quitarle hierro al asunto. - Me recordaba a mi y, con sentimientos encontrados, la he acogido esta noche. No podía dejarla en la calle con tanta inocencia rebosando por los cuatro costados, ¿no?. - Digo mientras río. - ¡Jajajaja! Tienes razón. - Ya está, ya es mía. - Cuando vuelvas esta noche, búscame y me dices tu habitación. Quizás recibas una visita cuando termine de trabajar. - Me dice bastante tímida.
Me doy cuenta de que tengo a la niña al lado ya. - ¡Ah! Hola pequeña. Hoy te voy a enseñar varias cosas así que te quiero despierta y rápida, ¿de acuerdo? - Le digo mientras me muevo hacia la puerta, saludando con los ojos a la camarera. La abro para que pase Lini y luego paso yo detrás.
Mientras paseamos me vinieron las dudas de ayer. - Antes que nada, ¿cuantos años tienes realmente? ¿Vienes de un sitio frío o caluroso? - Digo intentando ser lo más simpático posible. - Yo tengo 23… Creo. - Le digo con algunas dudas. - Vengo de la tierra de los magos.
Mientras hablamos, llegamos a la calle principal, esta vez con menos puestos comerciales que ayer, pero siempre llena de gente. - Es perfecto para practicar. - Digo mirando a la niña. - ¿Alguna vez has sentido que tenías algún poder especial? ¿Eres capaz de controlar algo? Es decir, ¿has movido alguna vez objetos con la mente? ¿Agua, fuego o aire? - Es importante saber algo así, ya que cambiaría mucho la forma de actuar. - Mira atentamente al tendero que hay en ese puesto comercial. - Señalo al puesto que hay a mi izquierda. - Voy a hacer que la capa que tiene colgada se caiga al suelo. - Y haciendo uso de mi telekinesis saco la percha de la madera y dejo caer una bonita capa negra con capucha. - ¿Ves? A eso me refería. - Y esperando a que el hombre estuviera distraído, me acerco sigilosamente agachado para coger la capa. Cuando estoy cerca, de nuevo usando la telekinesis, tiro un sombrero que tiene a un lado el tendero, llamando su atención en el lado contrario. ¡Ahora es el momento!
A los pocos segundos regreso donde Lini con la capa en la mano, escondiéndola con el brazo. - Y así, es como se hace. ¿Eres capaz de hacer algo como lo que hice? Se llama telekinesis. - Me hace mucha gracia la cara que pone cuando le hablo de todas estas cosas. Es tan bonita...
¡Pero que cojon…! - Suelto mientras me encuentro a Lini junto a mi cama entre las sábanas de repuesto. Con los ojos como platos, me fijo en la niña y miro la puerta, pasando la vista entre ella y la puerta. - Definitivamente tengo que cerrar la puerta. - Luego me doy cuenta que estoy totalmente desnudo y me levanto silenciosamente para coger mi ropa. Mientras que me visto, me acerco a la niña y, sentandome a su lado, le acaricio el pelo y el hombro. - Buenos días Lini - Ahora que me fijo, tiene los pies y parte del cuerpo lleno de barro, aparte de que huele un poco… mal. Creo que no le vendría de más una lavadita.
Mientras que dejo que la niña se despierte me meto en el baño y, cerrando la puerta, me pego una puesta a punto. Pocas veces se tiene el placer de darse un baño mañanero después de dormir en una cama tan cómoda, así que tengo que disfrutarla como si no hubiera un mañana. Después de unos 10 o 15 minutos, abro la puerta y salgo medio vestido con la parte de abajo. Mientras busco la camiseta en el armario veo como la niña ya está funcional. - Ve a pegarte un baño anda, que necesitas un lavadito. Cuando termines te espero abajo, cierra con llave las habitaciones y no te olvides de nada. -
Mientras bajo las escaleras me pregunto como voy a recuperar el dinero invertido en Lini, pero rápidamente llego a una solución. - Tendré que enseñarle a robar en condiciones y ella misma me lo pagará. - Digo sonriendo. - Si, no me parece mala opción. - Me acerco al mostrador y mientras pago la estancia de la noche, flirteo un poco con la camarera. - Quizás esta noche podamos conocernos un poco mejor, ¿que dices? - Me acerco a ella un poco, mientras le guiño un ojo. - ¿La niña que vi ayer quien era? - Sabía que sacaría eso. - ¿Lini? Es una jovencita solitaria que encontré en apuros ayer y que me dio pena. - Digo tranquilamente, intentando quitarle hierro al asunto. - Me recordaba a mi y, con sentimientos encontrados, la he acogido esta noche. No podía dejarla en la calle con tanta inocencia rebosando por los cuatro costados, ¿no?. - Digo mientras río. - ¡Jajajaja! Tienes razón. - Ya está, ya es mía. - Cuando vuelvas esta noche, búscame y me dices tu habitación. Quizás recibas una visita cuando termine de trabajar. - Me dice bastante tímida.
Me doy cuenta de que tengo a la niña al lado ya. - ¡Ah! Hola pequeña. Hoy te voy a enseñar varias cosas así que te quiero despierta y rápida, ¿de acuerdo? - Le digo mientras me muevo hacia la puerta, saludando con los ojos a la camarera. La abro para que pase Lini y luego paso yo detrás.
Mientras paseamos me vinieron las dudas de ayer. - Antes que nada, ¿cuantos años tienes realmente? ¿Vienes de un sitio frío o caluroso? - Digo intentando ser lo más simpático posible. - Yo tengo 23… Creo. - Le digo con algunas dudas. - Vengo de la tierra de los magos.
Mientras hablamos, llegamos a la calle principal, esta vez con menos puestos comerciales que ayer, pero siempre llena de gente. - Es perfecto para practicar. - Digo mirando a la niña. - ¿Alguna vez has sentido que tenías algún poder especial? ¿Eres capaz de controlar algo? Es decir, ¿has movido alguna vez objetos con la mente? ¿Agua, fuego o aire? - Es importante saber algo así, ya que cambiaría mucho la forma de actuar. - Mira atentamente al tendero que hay en ese puesto comercial. - Señalo al puesto que hay a mi izquierda. - Voy a hacer que la capa que tiene colgada se caiga al suelo. - Y haciendo uso de mi telekinesis saco la percha de la madera y dejo caer una bonita capa negra con capucha. - ¿Ves? A eso me refería. - Y esperando a que el hombre estuviera distraído, me acerco sigilosamente agachado para coger la capa. Cuando estoy cerca, de nuevo usando la telekinesis, tiro un sombrero que tiene a un lado el tendero, llamando su atención en el lado contrario. ¡Ahora es el momento!
A los pocos segundos regreso donde Lini con la capa en la mano, escondiéndola con el brazo. - Y así, es como se hace. ¿Eres capaz de hacer algo como lo que hice? Se llama telekinesis. - Me hace mucha gracia la cara que pone cuando le hablo de todas estas cosas. Es tan bonita...
Lorhal Mor
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Re: Duros inicios. [Libre]
Por regla general a Andrew no solia ir a una ciudad grande, demasiado ruido y demasiada gente, la verdad es que era una pena, disfrutaba ver a la gente ir de aqui para haca como pollos sin cabeza y todabia mas disfrutaba el entablar conversación con algún viajero que hubiera visto mas mundo que el, pero habia pasado tanto tiempo en relativa soledad en los bosques que ahora le costaba un poco acostumbrarse al bullicio. Sin embargo, por mas que lo intentara, no podia valerse por completo por si mismo en medio del bosque, o al menos no sin un exceso de esfuerzo o limitando su dieta a hongos y carne. Así que desde hace un par de semanas se acerco a Ulmer, cuyos edificios cubiertos con el verde de las plantas le resultaba tranquilizado.
- Hola Jerry - El tendero se giro con una sonrisa de bienvenida que desaparecio en el momento que vio al Joven de peleo negro ojeando su mercancía - Ozkolok ¿vienes a traerme tu basura? Ya te he dicho que no me interesan tus intercambios, en esta tienda -
- solo recibimos dinero, me dices eso cada vez que vengo y cada vez terminamos haciendo negocios ¿por que no dejas ya de hacerte el dificil y me dices lo que ofreces? - Andrew saco una bolsa y de ella saco una flor, el tendero le miro con sorna - ¿Que? ¿Me quieres invitar a una cita? - Ozkolok se llevo su manos al pecho aun con la flor - Rompes mi corazon Jerry, crei que te gustaria - El chico se giro y señalo a una tienda cercana, estaba llena de pociones y la gente hacia cola para poder comprar - La vieja Olga lleva bien su negocio, se acerca el festival y ya sabes lo que significa, muchos jovenes comprando pociones de amor eterno, seguro que ya se estara quedando sin provisiones -
- Aja, ¿y eso me importa por que? - Ozkolok sonrio - Bueno, estoy seguro que a cualquiera con una bolsa de Magnolias carmesi estaria interesado en saber que ese es el ingrediente principal de las pociones de la vieja Olga y que seguramente estaría dispuesta a pagar un buen precio por ellas -
- y tu no vas a venderselos a ella... ¿por que? - Andrew guardo la flor y sonrio - Ya sabes que yo no vendo, yo intercambio, y no me interesan las pociones, mientras mas alejado este de la magia mejor para mi - Ozkolok arrojo en la tienda del Jerry la bolsa y empezo a observar las botas que tenia, pero sus ojos inevitablemente cayeron en cuenta de una capa que empeza a flotar por si sola - capa -
- ¿quieres una capa? no te tomaba por los que gustaba de verse bien - El tendero estuvo a punto de girarse pero Ozkolok le tomo del hombre y le hizo mirar a otra parte - Botas, quise decir, botas. Necesito un par nuevas - Jerry le miro con sospecha pero sin darle importancia al asunto saco un par de botas y se las ofrecio a Ozkolok, no eran lujosas, cuero negro sin adorno alguno pero eso a Ozkolok le traia sin cuidado, se veian resistentes y era todo lo que importaba.
- Bueno, si me disculpas - Dijo el chico despues de cambiarse las botas y alejarse de la tienda, habia perdido de vista la capa y no tenia la menor idea de donde podria haberse ido una capa flotando - Y así, es como se hace. ¿Eres capaz de hacer algo como lo que hice? Se llama telekinesis. - Pudo escuchar de paso una conversación, Andrew se giro y miro con interes al tipo y a la pequeña a la que se dirigia - Vaya, no creo que sea seguro enseñarle a una niña algo tan peligroso - El tipo parecio hacer un ademan de ocultar la capa y Andrew sonrio entretenido - Robar, no. Si algo me sorprende ver a un niñ= ue no sea experto en eso, el truco que has hecho ¿No crees que esta mal tentarla con cosas tan peligrosas como la magia? -
- Hola Jerry - El tendero se giro con una sonrisa de bienvenida que desaparecio en el momento que vio al Joven de peleo negro ojeando su mercancía - Ozkolok ¿vienes a traerme tu basura? Ya te he dicho que no me interesan tus intercambios, en esta tienda -
- solo recibimos dinero, me dices eso cada vez que vengo y cada vez terminamos haciendo negocios ¿por que no dejas ya de hacerte el dificil y me dices lo que ofreces? - Andrew saco una bolsa y de ella saco una flor, el tendero le miro con sorna - ¿Que? ¿Me quieres invitar a una cita? - Ozkolok se llevo su manos al pecho aun con la flor - Rompes mi corazon Jerry, crei que te gustaria - El chico se giro y señalo a una tienda cercana, estaba llena de pociones y la gente hacia cola para poder comprar - La vieja Olga lleva bien su negocio, se acerca el festival y ya sabes lo que significa, muchos jovenes comprando pociones de amor eterno, seguro que ya se estara quedando sin provisiones -
- Aja, ¿y eso me importa por que? - Ozkolok sonrio - Bueno, estoy seguro que a cualquiera con una bolsa de Magnolias carmesi estaria interesado en saber que ese es el ingrediente principal de las pociones de la vieja Olga y que seguramente estaría dispuesta a pagar un buen precio por ellas -
- y tu no vas a venderselos a ella... ¿por que? - Andrew guardo la flor y sonrio - Ya sabes que yo no vendo, yo intercambio, y no me interesan las pociones, mientras mas alejado este de la magia mejor para mi - Ozkolok arrojo en la tienda del Jerry la bolsa y empezo a observar las botas que tenia, pero sus ojos inevitablemente cayeron en cuenta de una capa que empeza a flotar por si sola - capa -
- ¿quieres una capa? no te tomaba por los que gustaba de verse bien - El tendero estuvo a punto de girarse pero Ozkolok le tomo del hombre y le hizo mirar a otra parte - Botas, quise decir, botas. Necesito un par nuevas - Jerry le miro con sospecha pero sin darle importancia al asunto saco un par de botas y se las ofrecio a Ozkolok, no eran lujosas, cuero negro sin adorno alguno pero eso a Ozkolok le traia sin cuidado, se veian resistentes y era todo lo que importaba.
- Bueno, si me disculpas - Dijo el chico despues de cambiarse las botas y alejarse de la tienda, habia perdido de vista la capa y no tenia la menor idea de donde podria haberse ido una capa flotando - Y así, es como se hace. ¿Eres capaz de hacer algo como lo que hice? Se llama telekinesis. - Pudo escuchar de paso una conversación, Andrew se giro y miro con interes al tipo y a la pequeña a la que se dirigia - Vaya, no creo que sea seguro enseñarle a una niña algo tan peligroso - El tipo parecio hacer un ademan de ocultar la capa y Andrew sonrio entretenido - Robar, no. Si algo me sorprende ver a un niñ= ue no sea experto en eso, el truco que has hecho ¿No crees que esta mal tentarla con cosas tan peligrosas como la magia? -
Ozkolok
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Re: Duros inicios. [Libre]
Ronroneó cual gato al sentir que la acariciaba el pelo y cuando la tocó el hombre agarró la mano como si fuese la almohada, apoyando la cabeza en ella, por el moflete se podían ver babas…parecía que había dormido a gusto. - Buenos días Lini- Dijo Lorhal, mientras ella bostezada estirando los brazitos, abrió un ojo y vio a Lorhal sentado a su lado. – ¡Hola!- saludó con una amplia sonrisa, se sentó y dejo ver la melena enmarañada y revuelta de las mañanas, la cual empeoro rascándosela un poco, para después limpiarse las babas con la manga. Lorhal fue a una puerta de la habitación donde sonaba agua, pero Lini tenía que seguir un ritual diario.
Abrió la ventana y salió por ella, trepando hasta el tejado, se sentó y respiró con profundidad, era su momento preferido del día, junto el de comer y la media noche. El silencio de la mañana era mágico para Lini. Se puso de pies de un salto y empezó unos estiramientos desperezándose. Tras unos minutos de calentamiento, se deslizo hasta el botaguas de la ventana y colgada de ahí comenzó a hacer dominadas, si algo había aprendido, era que tenía que ser fuerte y ágil, solo había una manera de conseguirlo y se volcaba en ello a diario. Cuando vio que no podía más apoyo los codos y se aupó dentro con algo de dificultad.
Al entrar, Lorhal salía de esa puerta. - Ve a pegarte un baño anda, que necesitas un lavadito. Cuando termines te espero abajo, cierra con llave las habitaciones y no te olvides de nada. – dijo él a lo que ella asintió. “¿Por qué esta mojado? ¿Y como me voy a bañar si no hay ningún rio cerca…? ¿Seguro que era listo…?” Pensó y su curiosidad natural la acercó a la puerta, la cual abrió con una sonrisa al saber abrirlas ya. -¿Esto que es...?- Era extraño…era como una taza muy grande llena de agua…” ¿Quizá es para dar de beber a los caballos?” Dijo para sí, a la vez que corría hacia la ventana…al ver que tenían establo y en ellos agua, declino esa idea con rapidez -¡Ah! ¡Es para bañarse! Claro…- sonrió contenta, se quitó la ropa mientras corría por la habitación y se tiró como una piedra al agua, abrazándose las rodillas en el salto, produciendo un dolor en el trasero importante, como era de esperar… -Ay…- Se rascó, pero aun así era agradable el baño, al contrario del rio el agua estaba caliente. Vio el jabón en una mesita…-¿Qué es esto?- intentó cogerlo con las manos mojadas, pero se le escurría -¡Esta vivo!-Salto de la bañera con el grito de batalla y fue tras el empapando la habitación a su paso. Cuando consiguió agarrarlo, lo miró curiosa, no parecía vivo… -Igual necesita agua como los peces.-Asintió convencida y fue a la bañera donde lo soltó. Se agarró a la esquina de la bañera mirándolo pero no se movía. –Pues vaya…- se encogió de hombros y se volvió a meter para bañarse, salpicando un poco y jugando con el agua hasta estar arrugada como una pasa.
Cuando el agua se puso fría salió de ella tiritando y vio su sucia ropa. La fue recogiendo por la habitación y la metió en la bañera frotándolas, generando una mezcla imposible en ésta …cuando vio que ya estaba limpia, las empezó golpear contra las paredes para secarlas como si de un animal salvaje se tratase, mojando todas las paredes y el suelo. Cuando estaban relativamente secas se las puso. -Wuala…¡qué bien sienta!- sonrió satisfecha. Cogió sus cosas, la llave y tras salir de la habitación la cerró con esta. Bajó de dos en dos la escaleras, dando saltitos con las dos piernas y vio a Lorhal hablando con la chica de ayer, se acercó corriendo -¡Hola!- agitó la mano saludando a los dos - ¡Ah! Hola pequeña. Hoy te voy a enseñar varias cosas así que te quiero despierta y rápida, ¿de acuerdo?- respondió Lorhal, Lini asintió y se agarró de su mano. – ¡Adioos!- se despidió con la mano de la camarera.
Paseando por la ciudad Lorhal calló en preguntarle sobre ella. –No lo sé, ya te dije que no me acuerdo de nada…- frunció un poco el ceño, pero poco le duró, por el aporte que estaba a punto de hacer Lorhal - Vengo de la tierra de los magos.- Lini boquiabierta dice - ¡He oído cosas de vosotros, hacéis cosas muy chuulas! Cosas como, ¡piujjj!-hizo unos gestos con las manos como si algo brotase de ellas. - ¿Alguna vez has sentido que tenías algún poder especial? ¿Eres capaz de controlar algo? Es decir, ¿has movido alguna vez objetos con la mente? ¿Agua, fuego o aire?- dijo Lorhal, Lini se puso a pensar y negó lentamente. Acto seguido Lorhal le dijo que se fijase en un tendero y en su capa. Cuando Lini vio como caía no se lo podía creer, ¡era increíble! – ¡Yo quiero aprender eso Lorhal! – dio saltitos eufórica. Lorhal se separó de ella y se fue a por la capa moviéndola con la mente, fue increíble algo propio de dioses para ella, por lo cual su admiración por Lorhal, aumento más si cabía.
Volvió con ella - Y así, es como se hace. ¿Eres capaz de hacer algo como lo que hice? Se llama telekinesis.- dijo él, a lo que ella alucinando con la cabeza a punto de estallarle, intentó hacer fuerza mirando una flor de la mesa del mismo tendero, pero por más fuerza que hizo no consiguió nada. Para su sorpresa un hombre de largos cabellos les dirigió la palabra lo cual la asusto y se escondió tras Lorhal agarrando su mano. Se mantuvo callada, sacando un ojo por el lateral de Lorhal observando al extraño.
Abrió la ventana y salió por ella, trepando hasta el tejado, se sentó y respiró con profundidad, era su momento preferido del día, junto el de comer y la media noche. El silencio de la mañana era mágico para Lini. Se puso de pies de un salto y empezó unos estiramientos desperezándose. Tras unos minutos de calentamiento, se deslizo hasta el botaguas de la ventana y colgada de ahí comenzó a hacer dominadas, si algo había aprendido, era que tenía que ser fuerte y ágil, solo había una manera de conseguirlo y se volcaba en ello a diario. Cuando vio que no podía más apoyo los codos y se aupó dentro con algo de dificultad.
Al entrar, Lorhal salía de esa puerta. - Ve a pegarte un baño anda, que necesitas un lavadito. Cuando termines te espero abajo, cierra con llave las habitaciones y no te olvides de nada. – dijo él a lo que ella asintió. “¿Por qué esta mojado? ¿Y como me voy a bañar si no hay ningún rio cerca…? ¿Seguro que era listo…?” Pensó y su curiosidad natural la acercó a la puerta, la cual abrió con una sonrisa al saber abrirlas ya. -¿Esto que es...?- Era extraño…era como una taza muy grande llena de agua…” ¿Quizá es para dar de beber a los caballos?” Dijo para sí, a la vez que corría hacia la ventana…al ver que tenían establo y en ellos agua, declino esa idea con rapidez -¡Ah! ¡Es para bañarse! Claro…- sonrió contenta, se quitó la ropa mientras corría por la habitación y se tiró como una piedra al agua, abrazándose las rodillas en el salto, produciendo un dolor en el trasero importante, como era de esperar… -Ay…- Se rascó, pero aun así era agradable el baño, al contrario del rio el agua estaba caliente. Vio el jabón en una mesita…-¿Qué es esto?- intentó cogerlo con las manos mojadas, pero se le escurría -¡Esta vivo!-Salto de la bañera con el grito de batalla y fue tras el empapando la habitación a su paso. Cuando consiguió agarrarlo, lo miró curiosa, no parecía vivo… -Igual necesita agua como los peces.-Asintió convencida y fue a la bañera donde lo soltó. Se agarró a la esquina de la bañera mirándolo pero no se movía. –Pues vaya…- se encogió de hombros y se volvió a meter para bañarse, salpicando un poco y jugando con el agua hasta estar arrugada como una pasa.
Cuando el agua se puso fría salió de ella tiritando y vio su sucia ropa. La fue recogiendo por la habitación y la metió en la bañera frotándolas, generando una mezcla imposible en ésta …cuando vio que ya estaba limpia, las empezó golpear contra las paredes para secarlas como si de un animal salvaje se tratase, mojando todas las paredes y el suelo. Cuando estaban relativamente secas se las puso. -Wuala…¡qué bien sienta!- sonrió satisfecha. Cogió sus cosas, la llave y tras salir de la habitación la cerró con esta. Bajó de dos en dos la escaleras, dando saltitos con las dos piernas y vio a Lorhal hablando con la chica de ayer, se acercó corriendo -¡Hola!- agitó la mano saludando a los dos - ¡Ah! Hola pequeña. Hoy te voy a enseñar varias cosas así que te quiero despierta y rápida, ¿de acuerdo?- respondió Lorhal, Lini asintió y se agarró de su mano. – ¡Adioos!- se despidió con la mano de la camarera.
Paseando por la ciudad Lorhal calló en preguntarle sobre ella. –No lo sé, ya te dije que no me acuerdo de nada…- frunció un poco el ceño, pero poco le duró, por el aporte que estaba a punto de hacer Lorhal - Vengo de la tierra de los magos.- Lini boquiabierta dice - ¡He oído cosas de vosotros, hacéis cosas muy chuulas! Cosas como, ¡piujjj!-hizo unos gestos con las manos como si algo brotase de ellas. - ¿Alguna vez has sentido que tenías algún poder especial? ¿Eres capaz de controlar algo? Es decir, ¿has movido alguna vez objetos con la mente? ¿Agua, fuego o aire?- dijo Lorhal, Lini se puso a pensar y negó lentamente. Acto seguido Lorhal le dijo que se fijase en un tendero y en su capa. Cuando Lini vio como caía no se lo podía creer, ¡era increíble! – ¡Yo quiero aprender eso Lorhal! – dio saltitos eufórica. Lorhal se separó de ella y se fue a por la capa moviéndola con la mente, fue increíble algo propio de dioses para ella, por lo cual su admiración por Lorhal, aumento más si cabía.
Volvió con ella - Y así, es como se hace. ¿Eres capaz de hacer algo como lo que hice? Se llama telekinesis.- dijo él, a lo que ella alucinando con la cabeza a punto de estallarle, intentó hacer fuerza mirando una flor de la mesa del mismo tendero, pero por más fuerza que hizo no consiguió nada. Para su sorpresa un hombre de largos cabellos les dirigió la palabra lo cual la asusto y se escondió tras Lorhal agarrando su mano. Se mantuvo callada, sacando un ojo por el lateral de Lorhal observando al extraño.
Munin
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Re: Duros inicios. [Libre]
Mientras me fijo en Lini intentando hacer algo con la mente, sin éxito, un extraño se acerca a nosotros. - Robar, no. Si algo me sorprende ver a un niño que no sea experto en eso, el truco que has hecho, ¿No crees que esta mal tentarla con cosas tan peligrosas como la magia? - Con una mano escondo la capa y con la otra busco mi espada. Miro al hombre a los ojos. - ¿No crees que sería más peligroso dejar que vaya donde quiera que vaya sin capacidad de poder protegerse? - Le paso la capa a Lini con la mano mientras voy dejando ver la espada aún enfundada desde la espalda.
- Acaso está interesado en saber también “trucos” de magia? - Realzando la palabra trucos. - O quizás este interesado en otra cosa. - Con voz desafiante mirándolo ya de frente. - Lini, échate hacia atras y ten cuidado. - La niña se aparta de él lentamente mientras la gente alrededor comienza a mirar extrañada a los tres.
- Creo que a ninguno nos interesa llamar la atención, así que, si quieres algo, podemos ir a otra parte. - Le digo metiendo de nuevo la espada en la espalda. Cogiendo a Lini de la mano, comienzo a andar hacia fuera de la calle principal.
- Acaso está interesado en saber también “trucos” de magia? - Realzando la palabra trucos. - O quizás este interesado en otra cosa. - Con voz desafiante mirándolo ya de frente. - Lini, échate hacia atras y ten cuidado. - La niña se aparta de él lentamente mientras la gente alrededor comienza a mirar extrañada a los tres.
- Creo que a ninguno nos interesa llamar la atención, así que, si quieres algo, podemos ir a otra parte. - Le digo metiendo de nuevo la espada en la espalda. Cogiendo a Lini de la mano, comienzo a andar hacia fuera de la calle principal.
Lorhal Mor
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Re: Duros inicios. [Libre]
Los días normalmente pasaban en total normalidad dentro de Ulber, la mayor noticia solía ser alguna riña de borrachos cuya importancia variaba con las razas de los que hubieran iniciado la trifulca. Las que más le divertían a Andrew eran las que eran entre hombres lobo, era como ver una pelea de perros. Toda esa paz era genial, Andrew no lo podía negar, pero estaba más que alegre de encontrar algo tan interesante como un mago ladrón que anduviera de escolta de una niña pequeña - ¿No crees que sería más peligroso dejar que vaya donde quiera que vaya sin capacidad de poder protegerse? - El brillo metálico de la agarradera de una espada se revelo debajo de la túnica del mago, Andrew la miro fijamente, coloco sus brazos en su cintura y luego miro al mago con una mirada desaprobadora similar a la que una madre dedica a su hijo después de que cometiera alguna jugarreta inocente.
- Acaso está interesado en saber también “trucos” de magia? O quizás esté interesado en otra cosa. - El mago alzo la voz en tono desafiante y la mirada de Andrew de desaprobación se tornó en una de total desconcierto, 'supongo que cualquier ladrón se pondrá nervioso si lo atrapan infraganti, pero esperaría una grácil huida en lugar de la amenaza de un duelo' entonces Andrew se observó a sí mismo, aparte de sus lustrosas botas nuevas toda su ropa estaba remendada y sucia con la mugre propia de alguien que vive en el bosque, llevaba una enorme bolsa consigo que solo resaltaba su pequeño tamaño y su escuálida apariencia, el chico sonrió riéndose de sí mismo 'supongo que cualquier pensaría que puede asustar fácilmente a un vagabundo como yo' - Lini, échate hacia atrás y ten cuidado. - 'o cualquier niña se vería intimidada por uno' Penso con cierta tristeza y remordimiento al ver a la niña ocultandose
De repente, entorno a ellos un pequeño grupo de gente se empezó a formar, murmullos y miradas que inquietarían a cualquiera que anduviera cometiendo actos ilegales por ahí, pero Andrew no era de esos... al menos esta vez, no - Creo que a ninguno nos interesa llamar la atención, así que, si quieres algo, podemos ir a otra parte. -
Andrew le dedico una sonrisa cómplice al mago y levanto los hombres con una expresión despreocupada - Pues, yo no tengo un gusto por las capas así que no me importa mucho que me anden mirando - la despreocupada de voz de Andrew pretendia quitar un poco el tono de amenaza de la afirmación, pero era inevitable que esta sonara como tal ante la facilidad con la que podría girar las tuercas de la situación - Además, aquí todo el mundo me quiere ¿Verdad, Jerry? - Dijo al chico girándose en busca del tendero, este pasaba cargando algunas cajas, miro al chico con rabia - Muérete - para luego escupir al suelo. - Él no cuenta. No quiere a nadie - dijo Andrew con cara de cansancio, para luego dar un paso hacia adelante con una expresión amistosa, dejando todas su guardia abierta, esperando que eso ayudara a relajar al ladrón, dándole la idea de que no tenía malas intenciones, o de que al menos podría matar le sin mayor esfuerzo. Sin embargo, no se acercó demasiado, tampoco es que buscara que le apuñalaran o hacer que se sintieran atrapados. - pero bueno, la magia no me interesa, no soy de los que le gusta jugar con cosas que no comprende y por lo mismo creo que una niña no debería ir jugando con ella, por su propio bien y el de otros - Andrew miro a la niña y sonrió con amabilidad al tiempo que le guiñaba un ojo con confianza .
- Aparte, Ulmar es un sitio tranquilo. No hay nada de lo que tenga que prote -] En ese momento, de una taberna que estaba por detrás de Andrew, un hombre lobo y un semi-humano que parecía algún tipo de ave atravesaron una pared y empezaron a rodar por la calle enzarzados en una pelea a muerte, volando dentelladas y zarpazos, y dejando un rastro de sangra haya por donde iban. Luego de esto, se escuchó una voz grave y solemne - ¡DETENEOS! - acompañado por el sonido de un caballo acercándose, los dos borrachos estaban los suficiente consientes como para levantarse y salir huyendo, antes de que los guardias llegaran. A los segundos de que ellos huyeran, un centauro que fácilmente doblaba en altura a Ozkolok paso galopando por detrás del joven mientras desenfundaba amenazante su espada.
‘Creo que es uno de esos días en los que el mundo quiere probar que estoy equivocado en todo’ Andrew sonreía con nerviosismo y se frotaba la parte de atrás de la cabeza. El gentío que se había formado en torno a ellos había empezado a seguir la persecución, olvidándose por completo del trío.
- No busco problemas, tranquilo. Solo que no soy el tipo de persona que se quede callado mientras observa a alguien siendo tan descuidado con una niña - Andrew se agacho, y observo el ojo que se asomaba de detrás del mago con una sonrisa amistosa - Hola, Lini. Soy Andrew Ozkolok, puedes llamarme Oz - El chico movió su mano saludando a la pequeña y luego dedico una mirada desde donde estaba al mago - Tampoco soy quien para decirte como criar a tu hija, seguro que es difícil ser padre soltero. Créeme que lo sé, yo fui criado por uno, y por esa misma razón también sé que una mano no viene mal de vez en cuando. Por el bien de la niña - Ozkolok, hacía gala de sus habilidades diplomáticas, un tono pacífico y comprensivo, combinado con movimientos que no revelaban nada más que un genuino deseo de ayudar. Para finalizar su acto, le ofreció la mano para estrecharla.
- Acaso está interesado en saber también “trucos” de magia? O quizás esté interesado en otra cosa. - El mago alzo la voz en tono desafiante y la mirada de Andrew de desaprobación se tornó en una de total desconcierto, 'supongo que cualquier ladrón se pondrá nervioso si lo atrapan infraganti, pero esperaría una grácil huida en lugar de la amenaza de un duelo' entonces Andrew se observó a sí mismo, aparte de sus lustrosas botas nuevas toda su ropa estaba remendada y sucia con la mugre propia de alguien que vive en el bosque, llevaba una enorme bolsa consigo que solo resaltaba su pequeño tamaño y su escuálida apariencia, el chico sonrió riéndose de sí mismo 'supongo que cualquier pensaría que puede asustar fácilmente a un vagabundo como yo' - Lini, échate hacia atrás y ten cuidado. - 'o cualquier niña se vería intimidada por uno' Penso con cierta tristeza y remordimiento al ver a la niña ocultandose
De repente, entorno a ellos un pequeño grupo de gente se empezó a formar, murmullos y miradas que inquietarían a cualquiera que anduviera cometiendo actos ilegales por ahí, pero Andrew no era de esos... al menos esta vez, no - Creo que a ninguno nos interesa llamar la atención, así que, si quieres algo, podemos ir a otra parte. -
Andrew le dedico una sonrisa cómplice al mago y levanto los hombres con una expresión despreocupada - Pues, yo no tengo un gusto por las capas así que no me importa mucho que me anden mirando - la despreocupada de voz de Andrew pretendia quitar un poco el tono de amenaza de la afirmación, pero era inevitable que esta sonara como tal ante la facilidad con la que podría girar las tuercas de la situación - Además, aquí todo el mundo me quiere ¿Verdad, Jerry? - Dijo al chico girándose en busca del tendero, este pasaba cargando algunas cajas, miro al chico con rabia - Muérete - para luego escupir al suelo. - Él no cuenta. No quiere a nadie - dijo Andrew con cara de cansancio, para luego dar un paso hacia adelante con una expresión amistosa, dejando todas su guardia abierta, esperando que eso ayudara a relajar al ladrón, dándole la idea de que no tenía malas intenciones, o de que al menos podría matar le sin mayor esfuerzo. Sin embargo, no se acercó demasiado, tampoco es que buscara que le apuñalaran o hacer que se sintieran atrapados. - pero bueno, la magia no me interesa, no soy de los que le gusta jugar con cosas que no comprende y por lo mismo creo que una niña no debería ir jugando con ella, por su propio bien y el de otros - Andrew miro a la niña y sonrió con amabilidad al tiempo que le guiñaba un ojo con confianza .
- Aparte, Ulmar es un sitio tranquilo. No hay nada de lo que tenga que prote -] En ese momento, de una taberna que estaba por detrás de Andrew, un hombre lobo y un semi-humano que parecía algún tipo de ave atravesaron una pared y empezaron a rodar por la calle enzarzados en una pelea a muerte, volando dentelladas y zarpazos, y dejando un rastro de sangra haya por donde iban. Luego de esto, se escuchó una voz grave y solemne - ¡DETENEOS! - acompañado por el sonido de un caballo acercándose, los dos borrachos estaban los suficiente consientes como para levantarse y salir huyendo, antes de que los guardias llegaran. A los segundos de que ellos huyeran, un centauro que fácilmente doblaba en altura a Ozkolok paso galopando por detrás del joven mientras desenfundaba amenazante su espada.
‘Creo que es uno de esos días en los que el mundo quiere probar que estoy equivocado en todo’ Andrew sonreía con nerviosismo y se frotaba la parte de atrás de la cabeza. El gentío que se había formado en torno a ellos había empezado a seguir la persecución, olvidándose por completo del trío.
- No busco problemas, tranquilo. Solo que no soy el tipo de persona que se quede callado mientras observa a alguien siendo tan descuidado con una niña - Andrew se agacho, y observo el ojo que se asomaba de detrás del mago con una sonrisa amistosa - Hola, Lini. Soy Andrew Ozkolok, puedes llamarme Oz - El chico movió su mano saludando a la pequeña y luego dedico una mirada desde donde estaba al mago - Tampoco soy quien para decirte como criar a tu hija, seguro que es difícil ser padre soltero. Créeme que lo sé, yo fui criado por uno, y por esa misma razón también sé que una mano no viene mal de vez en cuando. Por el bien de la niña - Ozkolok, hacía gala de sus habilidades diplomáticas, un tono pacífico y comprensivo, combinado con movimientos que no revelaban nada más que un genuino deseo de ayudar. Para finalizar su acto, le ofreció la mano para estrecharla.
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