[Desafío] De flores.
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[Desafío] De flores.
De flores
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"Hasta las rosas más finas, también tienen sus espinas." Dolofrea Winter
Floristería WinterVille
Dolofrea corría de aquí para allá en su floristería, era media noche, y aún no había llegado su encargo de wisterias, y las que habían plantado días atrás estaban marchitándose, ya que aquel no era un clima óptimo para su desarrollo. Dejó caer sobre la mesa del mostrador un enorme libro con las hojas amarillentas que levantó una importante polvareda a su alrededor. Sopló la tapa y allí versaba "Compendium silvestrium florum et plantarum. J. Winter et alii", las hojas crujían conforme las pasaba, acartonadas por el paso del tiempo. Dolofrea pasaba las gigantes páginas con sumo cuidado para que ninguna de las plantas se despegase de su sitio. Los ojos grisáceos de la vampira se iluminaron al verla. Cómo no había caído antes.
La mil lágrimas. Ese árbol que crecía en Sandorai cuyas flores eran muy parecidas a la Wisteria, pero adaptada a la humedad de los bosques del interior, los retoños aguantan muy bien la falta de luz, ya que viven a la sombra de otros árboles hasta alcanzar edad adulta.
-¡Eureka!-Gritó la florista ahincando el dedo en la descripción de la planta.
Una sonrisa de oreja a oreja se marcó en su pálido rostro y sin más dilación mandó una carta a su botánico favorito, su primo Luke, quien respondió con entusiasmo la petición de su prima, y prometió diez ejemplares lo suficientemente grandes para enraizar en el parque y cubrir la pérgola. Tres días tardaría el convoy en llegar.
Día y medio después, las malas noticias llegaron hasta el parque. Noche cerrada de luna nueva, Dolofrea seguía cuidando con mimo las decaídas wisterias, enredándolas con sumo cuidado en las pérgolas de madera antigua, reforzada y barnizada para la ocasión.
-Mi señora Dolofrea... -El mensajero de la guardia tomó un largo respiro apoyando las manos sobre las rodillas para recuperarse de la carrera. -Parece que el convoy de su primo Luke Winter ha perdido una rueda en un humedal, se encuentran a día y medio y no llegarán a tiempo si no consiguen arreglarlo.
Dolofrea se bajó de la escalera remangándose el pomposo vestido y se sacudió las manos.
-Busca a un carpintero, o a quien sea que pueda llevarles una rueda nueva. Y por favor, alguien que pueda salvar estas wisterias, ya no sé qué hacer, estoy realmente desesperada. -Confesó casi sollozando.
Hacía mucho que no le hacían un encargo tan importante como aquel, y el fracaso no estaba contemplado para la familia de floristas Winter.
Solo había un enrome pergamino en el tablón de anuncios en la fachada de la guardia, junto a él, Menelao el mensajero clavó otro pergamino que versaba:
La mil lágrimas. Ese árbol que crecía en Sandorai cuyas flores eran muy parecidas a la Wisteria, pero adaptada a la humedad de los bosques del interior, los retoños aguantan muy bien la falta de luz, ya que viven a la sombra de otros árboles hasta alcanzar edad adulta.
-¡Eureka!-Gritó la florista ahincando el dedo en la descripción de la planta.
Una sonrisa de oreja a oreja se marcó en su pálido rostro y sin más dilación mandó una carta a su botánico favorito, su primo Luke, quien respondió con entusiasmo la petición de su prima, y prometió diez ejemplares lo suficientemente grandes para enraizar en el parque y cubrir la pérgola. Tres días tardaría el convoy en llegar.
Día y medio después, las malas noticias llegaron hasta el parque. Noche cerrada de luna nueva, Dolofrea seguía cuidando con mimo las decaídas wisterias, enredándolas con sumo cuidado en las pérgolas de madera antigua, reforzada y barnizada para la ocasión.
-Mi señora Dolofrea... -El mensajero de la guardia tomó un largo respiro apoyando las manos sobre las rodillas para recuperarse de la carrera. -Parece que el convoy de su primo Luke Winter ha perdido una rueda en un humedal, se encuentran a día y medio y no llegarán a tiempo si no consiguen arreglarlo.
Dolofrea se bajó de la escalera remangándose el pomposo vestido y se sacudió las manos.
-Busca a un carpintero, o a quien sea que pueda llevarles una rueda nueva. Y por favor, alguien que pueda salvar estas wisterias, ya no sé qué hacer, estoy realmente desesperada. -Confesó casi sollozando.
Hacía mucho que no le hacían un encargo tan importante como aquel, y el fracaso no estaba contemplado para la familia de floristas Winter.
Solo había un enrome pergamino en el tablón de anuncios en la fachada de la guardia, junto a él, Menelao el mensajero clavó otro pergamino que versaba:
Dolofrea Winter escribió:A día y medio se encuentra un convoy con mercancía muy preciada, se recompensará a quienes ayuden a traerlo hasta Sacrestic Ville. Se busca personal con mano para las plantas que reviva las wisterias del parque. Abundantes recompensas.
Att: Dolofrea Winter
¡Desafíos de flores!
Bienvenidos a los desafíos de Flores y Manjares, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] necesita vuestra ayuda para encontrar una solución rápida a su problema, plantar árboles de Wisteria en el parque de Sacrestic Ville. Por una parte, el convoy de su primo [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]que llevaba los retoños de Mil Lágrimas o Kyyneleet se encuentra a día y medio de camino a Sacrestic y se les ha roto una rueda del carromato. Además, las wisterias ya plantadas en el parque se están marchitando.
- No hay mínimo de posts para participar
- Se trata de desafíos cortos, por lo que serán de 1 post mínimo por persona, máximo 2 posts (sin intervención master).
- Se permite doble post solo si han pasado dos días sin ninguna otra respuesta.
- Máximo 3 personajes por desafío. No hace falta apuntarse, los primeros en responder se llevan la plaza.
- Tenéis una semana para completar el desafío que se cerrará el próximo 12 de septiembre. Habrá catastróficas consecuencias si no se completa.
Tyr
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Re: [Desafío] De flores.
Cohen fue notificado de que había problemas en el parque. Las wisterias que habían llevado hasta allí se estaban marchitando y necesitaban de expertos botánicos que pudieran rejuvenecerlas.
En el jardín botánico, Cohen no tenía esa planta, pues era totalmente inapropiada con el clima de la ciudad. Pero podría tener la solución al problema: un estiércol especial que él mismo había elaborado, con el que había conseguido que algunas plantas más delicadas enraizaran en su jardín.
Desde que aquel extraño sujeto había visitado su taller junto con aquel perro que, en realidad era el amo del humano, y había defecado en uno de los rincones del taller, Cohen distinguió que las heces del animal, un tal Señor Van Pyro, tenían una consistencia perfecta para hacer estiércol. [1]
Había mezclado los restos de las heces con una mezcla alquímica, formada con agua, algunas sales minerales y algunas propiedades extraídas de distintas plantas de raíces fuertes.
Desde que Cohen había probado la mezcla en algunas de las plantas del Jardín Botánico estaba de lo más satisfecho. Por lo que no dudó en colaborar para la conservación de las wisterias en el parque. Si pagaban bien…
Peter le acompañó hasta el lugar, ambos cargados con un saco de aquel estiércol especial. Últimamente, los ánimos en Sacrestic Ville parecían algo más calmados y el humano podía permitirse salir a la calle. Después de unas semanas en la que la situación estuvo tensa, siendo insultado a la vuelta de cada esquina, escupido y pisoteado por ser un supuesto traidor a la Guardia, ahora los vecinos de la ciudad sólo le dirigían algunas miradas de desprecio.
―Algo es algo… ―se limitaba a decir Peter, que se conformaba con esa nueva situación.
―Si alguno de estos cabrones se te acerca para decirte lo más mínimo, les rajo la garganta.
Cohen protegía a su hombre, pues conocía sus debilidades. Peter era melancólico, se entristecía fácilmente. Siempre había sentido la necesidad de formar parte de la sociedad y contribuir a ella. Convertirse en un paria social había sido un fuerte golpe para él.
Cuándo llegaron al parque, el vampiro ordenó al humano que no se separara de él. El parque estaba oscuro, era de noche y era un lugar que podría ser peligroso. Aún así, el lugar parecía más transitado que de costumbre.
El vampiro fue en búsqueda de Dolofrea Winter, la encargada de las plantas que requería ayuda. Tardó un poco en encontrarla. Era la prima del petulante Luke Winter, el botánico que, por suerte, no habitaba en aquella ciudad. Sin embargo, Dolofrea siempre le había caído simpática, aunque desconocía la opinión que la vampiresa tenía de él.
―¿Dolofrea? Soy Nikolas Cohen, vengo desde el Jardín Botánico. Creo que tengo algo con lo que puedo ayudar. Es un producto especial con el que abono la tierra…
La mujer se quedó mirando al vampiro, luego al humano que le acompañaba y luego a los sacos.
―¿Qué tipo de abono?
―Es un estiércol especial, muy rico en nutrientes, y que fortalece las plantas y árboles desde sus raíces.
La florista asintió y les cedió el permiso. Cohen y Peter salieron hacia la zona indicada y tras proteger sus manos con unos guantes, comenzaron a esparcir el estiércol alrededor de los árboles de Wisterias, con el fin de nutrir la tierra y raíces subterráneas.
Normalmente, en las plantas tardaba unas horas en hacer efecto, pero en árboles de aquel tamaño, Cohen desconocía lo que tardaría en notarse los cambios.
―Espero que esto sea suficiente para fortalecer los árboles.
―Esto huele muy mal…
[1] Referencia a las heces de perro que Cohen recogió del Señor Van Pyro durante su visita a La Flor Inerte en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] con el que ha elaborado un estiércol alquímico super potente. El Señor Van Pyro patrocina este producto.
En el jardín botánico, Cohen no tenía esa planta, pues era totalmente inapropiada con el clima de la ciudad. Pero podría tener la solución al problema: un estiércol especial que él mismo había elaborado, con el que había conseguido que algunas plantas más delicadas enraizaran en su jardín.
Desde que aquel extraño sujeto había visitado su taller junto con aquel perro que, en realidad era el amo del humano, y había defecado en uno de los rincones del taller, Cohen distinguió que las heces del animal, un tal Señor Van Pyro, tenían una consistencia perfecta para hacer estiércol. [1]
Había mezclado los restos de las heces con una mezcla alquímica, formada con agua, algunas sales minerales y algunas propiedades extraídas de distintas plantas de raíces fuertes.
Desde que Cohen había probado la mezcla en algunas de las plantas del Jardín Botánico estaba de lo más satisfecho. Por lo que no dudó en colaborar para la conservación de las wisterias en el parque. Si pagaban bien…
Peter le acompañó hasta el lugar, ambos cargados con un saco de aquel estiércol especial. Últimamente, los ánimos en Sacrestic Ville parecían algo más calmados y el humano podía permitirse salir a la calle. Después de unas semanas en la que la situación estuvo tensa, siendo insultado a la vuelta de cada esquina, escupido y pisoteado por ser un supuesto traidor a la Guardia, ahora los vecinos de la ciudad sólo le dirigían algunas miradas de desprecio.
―Algo es algo… ―se limitaba a decir Peter, que se conformaba con esa nueva situación.
―Si alguno de estos cabrones se te acerca para decirte lo más mínimo, les rajo la garganta.
Cohen protegía a su hombre, pues conocía sus debilidades. Peter era melancólico, se entristecía fácilmente. Siempre había sentido la necesidad de formar parte de la sociedad y contribuir a ella. Convertirse en un paria social había sido un fuerte golpe para él.
Cuándo llegaron al parque, el vampiro ordenó al humano que no se separara de él. El parque estaba oscuro, era de noche y era un lugar que podría ser peligroso. Aún así, el lugar parecía más transitado que de costumbre.
El vampiro fue en búsqueda de Dolofrea Winter, la encargada de las plantas que requería ayuda. Tardó un poco en encontrarla. Era la prima del petulante Luke Winter, el botánico que, por suerte, no habitaba en aquella ciudad. Sin embargo, Dolofrea siempre le había caído simpática, aunque desconocía la opinión que la vampiresa tenía de él.
―¿Dolofrea? Soy Nikolas Cohen, vengo desde el Jardín Botánico. Creo que tengo algo con lo que puedo ayudar. Es un producto especial con el que abono la tierra…
La mujer se quedó mirando al vampiro, luego al humano que le acompañaba y luego a los sacos.
―¿Qué tipo de abono?
―Es un estiércol especial, muy rico en nutrientes, y que fortalece las plantas y árboles desde sus raíces.
La florista asintió y les cedió el permiso. Cohen y Peter salieron hacia la zona indicada y tras proteger sus manos con unos guantes, comenzaron a esparcir el estiércol alrededor de los árboles de Wisterias, con el fin de nutrir la tierra y raíces subterráneas.
Normalmente, en las plantas tardaba unas horas en hacer efecto, pero en árboles de aquel tamaño, Cohen desconocía lo que tardaría en notarse los cambios.
―Espero que esto sea suficiente para fortalecer los árboles.
―Esto huele muy mal…
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[1] Referencia a las heces de perro que Cohen recogió del Señor Van Pyro durante su visita a La Flor Inerte en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] con el que ha elaborado un estiércol alquímico super potente. El Señor Van Pyro patrocina este producto.
Cohen
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Re: [Desafío] De flores.
- Corlys, ¿en serio era necesario que te pusieras a arreglar todas las sillas de la taberna?
- Depende de lo que entendamos por necesario.
- El tabernero dijo que no nos cobraba la estancia si le arreglabas un tercio de ellas, eso me suena a que los otros son ya vicio.
- Nos ofreció alimento para el viaje a cambio del resto, y beberme ovejas por el camino queda poco elegante pero es disimulado, pero tú no puedes vivir a sangre.
- Sólo te lo ofreció porque tu insistías en arreglar el resto.
- ¿Es que no habías visto como estaban? Nadie que se haga llamar carpintero puede permitir semejante desgracia.
- Un carpintero que cobra esa miseria no sé si puede llamarse carpintero.
- Es que no es por el trabajo, es por el gusto de la madera bien trabajada. Pero bueno, ni que tú no te dedicaras a mirar toda planta y bicho viviente que nos encontramos por el camino y nadie te paga tampoco.
Y podríamos haber seguido discutiendo eternamente, o al menos mientras todavía no hubiese acabado de lijar los recambios que le había hecho a la última de las sillas, pues ninguno de los dos considerase equivocarse en su opinión. Porque sabía que Teufel tenía prisa por seguir avanzando, pero con todo el tiempo que tardábamos, tampoco se iba a notar un retraso más. Además, después de haber crecido en una familia de mercaderes y todas las tramas que me habían hecho considerar más honrada la vida del mercenario, no podía dedicarme a la usura ahora que había encontrado el gusto al trabajo de la madera, lo justo para que no fuese una pérdida. Afortunadamente, apareció un guardia que nos interrumpió nuestra conversación sin futuro de una forma no especialmente cortés.
-¿He oído que eres un carpintero?
Levanté la cabeza de mi obra y me quedé mirándole con la habitual desidia que dedicaba a la guardia, y tras un momento de silencio, decidí responderle por no buscarme más problemas con esa gente, que ya había tenido suficiente tiempo en mis años mozos para ver como funcionaban, tanto desde fuera como desde dentro.
- ¿Qué es lo que te hace sospecharlo? ¿Qué lo estemos hablando? ¿La mesa de carpintero? ¿O que esté reparando esta silla?
- Lo que intenta decir es que si es carpintero. ¿Qué quieres?
- La señorita Dolofrea, de la floristería WinterVille, esperaba que llegase un carro de su primo con unas plantas, pero se ha roto la rueda en mitad de un humedal y no podrá traerlas a tiempo de la celebración.
- ¿Qué celebración?
- No importa, lo que importa es que tiene que llegar el carro, y que ofrecen una buena recompensa.
- Vale, admitiré que te has ganado mi atención con eso de la recompensa. Teufel, ¿te importa perder un poco más de tiempo a cambio de ir más preparados?- La nutria me bufó, pero era su característico bufido de resignación ante mis planes, por lo que sonreí y continué hablando.- Perfecto, dime lo que hay que reparar y yo me encargo de hacerlo, solo nos faltaría alguien que pueda llevarlo hasta allí rápidamente.
- Es sólo una rueda.
- ¿Pero de qué tamaño?
- Pues como ese... una normal.- Respondió señalando un carro parado al otro lado de la calle.
- Bueno... vale... De todas formas, eso lo puedo gestionar en un momento. En lo que tardes en encontrar a alguien que pueda llevarlo, yo iré con la rueda que has pedido, nos veremos en la floristería esa que has dicho, aunque sería mejor si puedo ir hasta el sitio y poder hacer la rueda para el carro en condiciones, que sólo falta que le vayas a tener desnivelado...
Inmediatamente busqué unas maderas propicias para el trabajo que tenía que hacer, y procedí a doblarla y hacer agujeros para poder meter los radios.
- Depende de lo que entendamos por necesario.
- El tabernero dijo que no nos cobraba la estancia si le arreglabas un tercio de ellas, eso me suena a que los otros son ya vicio.
- Nos ofreció alimento para el viaje a cambio del resto, y beberme ovejas por el camino queda poco elegante pero es disimulado, pero tú no puedes vivir a sangre.
- Sólo te lo ofreció porque tu insistías en arreglar el resto.
- ¿Es que no habías visto como estaban? Nadie que se haga llamar carpintero puede permitir semejante desgracia.
- Un carpintero que cobra esa miseria no sé si puede llamarse carpintero.
- Es que no es por el trabajo, es por el gusto de la madera bien trabajada. Pero bueno, ni que tú no te dedicaras a mirar toda planta y bicho viviente que nos encontramos por el camino y nadie te paga tampoco.
Y podríamos haber seguido discutiendo eternamente, o al menos mientras todavía no hubiese acabado de lijar los recambios que le había hecho a la última de las sillas, pues ninguno de los dos considerase equivocarse en su opinión. Porque sabía que Teufel tenía prisa por seguir avanzando, pero con todo el tiempo que tardábamos, tampoco se iba a notar un retraso más. Además, después de haber crecido en una familia de mercaderes y todas las tramas que me habían hecho considerar más honrada la vida del mercenario, no podía dedicarme a la usura ahora que había encontrado el gusto al trabajo de la madera, lo justo para que no fuese una pérdida. Afortunadamente, apareció un guardia que nos interrumpió nuestra conversación sin futuro de una forma no especialmente cortés.
-¿He oído que eres un carpintero?
Levanté la cabeza de mi obra y me quedé mirándole con la habitual desidia que dedicaba a la guardia, y tras un momento de silencio, decidí responderle por no buscarme más problemas con esa gente, que ya había tenido suficiente tiempo en mis años mozos para ver como funcionaban, tanto desde fuera como desde dentro.
- ¿Qué es lo que te hace sospecharlo? ¿Qué lo estemos hablando? ¿La mesa de carpintero? ¿O que esté reparando esta silla?
- Lo que intenta decir es que si es carpintero. ¿Qué quieres?
- La señorita Dolofrea, de la floristería WinterVille, esperaba que llegase un carro de su primo con unas plantas, pero se ha roto la rueda en mitad de un humedal y no podrá traerlas a tiempo de la celebración.
- ¿Qué celebración?
- No importa, lo que importa es que tiene que llegar el carro, y que ofrecen una buena recompensa.
- Vale, admitiré que te has ganado mi atención con eso de la recompensa. Teufel, ¿te importa perder un poco más de tiempo a cambio de ir más preparados?- La nutria me bufó, pero era su característico bufido de resignación ante mis planes, por lo que sonreí y continué hablando.- Perfecto, dime lo que hay que reparar y yo me encargo de hacerlo, solo nos faltaría alguien que pueda llevarlo hasta allí rápidamente.
- Es sólo una rueda.
- ¿Pero de qué tamaño?
- Pues como ese... una normal.- Respondió señalando un carro parado al otro lado de la calle.
- Bueno... vale... De todas formas, eso lo puedo gestionar en un momento. En lo que tardes en encontrar a alguien que pueda llevarlo, yo iré con la rueda que has pedido, nos veremos en la floristería esa que has dicho, aunque sería mejor si puedo ir hasta el sitio y poder hacer la rueda para el carro en condiciones, que sólo falta que le vayas a tener desnivelado...
Inmediatamente busqué unas maderas propicias para el trabajo que tenía que hacer, y procedí a doblarla y hacer agujeros para poder meter los radios.
Corlys Glokta
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Re: [Desafío] De flores.
En una taberna de Sacrestic, con una jarra de vino en la mesa y la mirada perdida, Zelas Hazelmere se encuentra sentado con la mirada perdida y pensando en quien sabe que cosas, cosas de la luz, cosas de la oscuridad, cosas de juicios, cosas de explosiones, cosas de mujeres, cosas de jugos, cosas del pasado, cosas del presente, cosas del futuro, cosas de...
-¿Cuanto tiempo piensas que seguirá sin moverse?- preguntaría uno de los tipos que estaba en una mesa cercana, viendo como el rubio llevaba quien sabe cuantos minutos sin tocar su trago, ni mirar hacia otro lado, ni moverse.
-No lo se pero como siga así le hare un favor y le quitare esa jarra de vino- diría la mujer que le acompañaba.
Ambos trataban de dilucidar si el no-elfo estaba vivo incluso, luego de haber esperado unos 20 minutos, la mujer decidió probar suerte, se movió lentamente y cuando estuvo en la distancia adecuada hizo un rapido movimiento que se vio interrumpido por la mano del rubio.
-No te culpo por intentarlo- diría volviendo en si y sujetando la jarra de vino se la llevo a la boca mientras la mujer chistaba haciendo sonar su lengua, se bebió todo el contenido de la jarra y salió del lugar en busca de algo que hacer cuando vio que en el tablón de anuncios se clavaba un nuevo trabajo.
El rubio se acerco a revisar el mensaje y decidió tomar el encargo viendo que sus fondos estaban menguando decidió ir a buscar mas información con la persona que hacia la solicitud, luego de unos minutos entro a la Floristería WinterVille en busca de mas pistas para llevar a cabo el pedido.
-Señorita Dolorfea he venido a atender su solicitud de ayuda-
-¿Qué?- diría la mujer sorprendida y ofendida en partes iguales.
-Qué- respondería Zelas antes de continuar. -Bueno a los negocios, necesito saber en que dirección venia la caravana y que ayuda necesita que lleve, puedo hacerles llegar eso de manera inmediata-
Dolofrea lo pensó por un momento, suponiendo que lo que el rubio decía era verdad aquello era lo que necesitaba, rápidamente se acerco a un escritorio y saco un pergamino de uno de los cajones, lo estiro sobre el escritorio y comenzó a señalar, -Nos encontramos acá y la caravana se ha quedado atrapado a un día y medio de distancia, por acá mas o menos- diría señalando una zona circular.
Menelao entro en la estancia para toparse a ambos revisando el mapa -Mi señora Dolofrea, ya encontré al carpintero-
-Perfecto, yo encontré al transportista, ¿Si puedes llevar al carpintero contigo?- preguntaría, temerosa de que fuera a ocurrir otro inconveniente.
-Si, mientras no sean grupos grandes o cosas muy largas no habrá problemas- respondería Zelas.
Dolofrea asentiría y le indicaría a Menelao que se lo llevara para que partieran cuando antes, cosa afortunada porque el lugar comenzaba a llenarse de un olor desagradable.
-Dolorfea?, mas bien olor fea- diría bromeando, cosa que a Menelao no le hizo ninguna gracia y una vez le reunió con el carpintero y les indico la dirección donde debía estar la caravana, se marcho sin mediar palabra alguna.
-Hola Teufel, ¿Dónde esta Corlys?- diría poniendo los brazos al frente para evitar que el trozo de madera que la mujer nutria blandía le fuera a pegar en la cara, lo que no esperaba era el golpe de la rueda de carreta la cual se quebró en su espalda.
Zelas cayo de rodillas mientras absorbía el dolor que aquel golpe le había producido -ssssssss y ahí esta Corlys, enserio tienes que dejar de saludarme así- le diría mientras se tomaba unos momentos antes de levantarse.
-Dejare de hacerlo cuando deje ser gracioso, además igual puede que tenga que hacer otra cuando lleguemos a donde esta la caravana- respondería el vampiro con una sonrisa en el rostro.
-Nunca dejara de ser gracioso- complementaria Teufel sonriendo de la misma forma.
-Bueno probablemente me lo merecía, reúnan lo que necesiten rapido en lo que abro el portal y no me peguen con mas cosas o quien sabe donde terminaremos- diría el rubio mientras sacaba su orbe y tomaba la primera espada que salía, para luego sacar su llave mágica y la fusionaba con su espada(1).
Zelas comenzó a concentrarse haciendo una especie de recorrido mental para llegar al lugar que necesitaban, visualizando el mapa en su mente y trazando una línea hacia el lugar que Dolofrea había marcado aquello le tomo unos minutos pero entonces sintió el éter fluir en el, rápidamente hizo un corte en vertical seguido de uno horizontal los cuales cortaron el espacio tiempo frente a ellos abriendo un portal(2), -Muy bien vamos, tenemos que cruzar al mismo tiempo o el portal se le cerrara a uno al medio y no quiero saber que pasara.- dijo al momento que se preparaban para cruzar.
OFF: Corlys me ha dado su permiso para utilizarle.
habilidades y cosas usadas.
1_Vaina infinita / Dragon Claw / llave tetradimensional
2_Llave Tetradimensional: [Limitado, 1 uso] La llave tetradimensional se puede fusionar con una espada, concediendo al arma una nueva habilidad y separándose después de usar. Con un tajo crea un portal hacia un sitio que conozca. Si no tiene ese sitio a la vista, necesitará concentrarse por varios minutos sin distracciones ni peligros para lograr la incisión mágica. El portal dura unos pocos instantes y se cierra después de que alguna persona lo atraviese.
-¿Cuanto tiempo piensas que seguirá sin moverse?- preguntaría uno de los tipos que estaba en una mesa cercana, viendo como el rubio llevaba quien sabe cuantos minutos sin tocar su trago, ni mirar hacia otro lado, ni moverse.
-No lo se pero como siga así le hare un favor y le quitare esa jarra de vino- diría la mujer que le acompañaba.
Ambos trataban de dilucidar si el no-elfo estaba vivo incluso, luego de haber esperado unos 20 minutos, la mujer decidió probar suerte, se movió lentamente y cuando estuvo en la distancia adecuada hizo un rapido movimiento que se vio interrumpido por la mano del rubio.
-No te culpo por intentarlo- diría volviendo en si y sujetando la jarra de vino se la llevo a la boca mientras la mujer chistaba haciendo sonar su lengua, se bebió todo el contenido de la jarra y salió del lugar en busca de algo que hacer cuando vio que en el tablón de anuncios se clavaba un nuevo trabajo.
El rubio se acerco a revisar el mensaje y decidió tomar el encargo viendo que sus fondos estaban menguando decidió ir a buscar mas información con la persona que hacia la solicitud, luego de unos minutos entro a la Floristería WinterVille en busca de mas pistas para llevar a cabo el pedido.
-Señorita Dolorfea he venido a atender su solicitud de ayuda-
-¿Qué?- diría la mujer sorprendida y ofendida en partes iguales.
-Qué- respondería Zelas antes de continuar. -Bueno a los negocios, necesito saber en que dirección venia la caravana y que ayuda necesita que lleve, puedo hacerles llegar eso de manera inmediata-
Dolofrea lo pensó por un momento, suponiendo que lo que el rubio decía era verdad aquello era lo que necesitaba, rápidamente se acerco a un escritorio y saco un pergamino de uno de los cajones, lo estiro sobre el escritorio y comenzó a señalar, -Nos encontramos acá y la caravana se ha quedado atrapado a un día y medio de distancia, por acá mas o menos- diría señalando una zona circular.
Menelao entro en la estancia para toparse a ambos revisando el mapa -Mi señora Dolofrea, ya encontré al carpintero-
-Perfecto, yo encontré al transportista, ¿Si puedes llevar al carpintero contigo?- preguntaría, temerosa de que fuera a ocurrir otro inconveniente.
-Si, mientras no sean grupos grandes o cosas muy largas no habrá problemas- respondería Zelas.
Dolofrea asentiría y le indicaría a Menelao que se lo llevara para que partieran cuando antes, cosa afortunada porque el lugar comenzaba a llenarse de un olor desagradable.
-Dolorfea?, mas bien olor fea- diría bromeando, cosa que a Menelao no le hizo ninguna gracia y una vez le reunió con el carpintero y les indico la dirección donde debía estar la caravana, se marcho sin mediar palabra alguna.
-Hola Teufel, ¿Dónde esta Corlys?- diría poniendo los brazos al frente para evitar que el trozo de madera que la mujer nutria blandía le fuera a pegar en la cara, lo que no esperaba era el golpe de la rueda de carreta la cual se quebró en su espalda.
Zelas cayo de rodillas mientras absorbía el dolor que aquel golpe le había producido -ssssssss y ahí esta Corlys, enserio tienes que dejar de saludarme así- le diría mientras se tomaba unos momentos antes de levantarse.
-Dejare de hacerlo cuando deje ser gracioso, además igual puede que tenga que hacer otra cuando lleguemos a donde esta la caravana- respondería el vampiro con una sonrisa en el rostro.
-Nunca dejara de ser gracioso- complementaria Teufel sonriendo de la misma forma.
-Bueno probablemente me lo merecía, reúnan lo que necesiten rapido en lo que abro el portal y no me peguen con mas cosas o quien sabe donde terminaremos- diría el rubio mientras sacaba su orbe y tomaba la primera espada que salía, para luego sacar su llave mágica y la fusionaba con su espada(1).
Zelas comenzó a concentrarse haciendo una especie de recorrido mental para llegar al lugar que necesitaban, visualizando el mapa en su mente y trazando una línea hacia el lugar que Dolofrea había marcado aquello le tomo unos minutos pero entonces sintió el éter fluir en el, rápidamente hizo un corte en vertical seguido de uno horizontal los cuales cortaron el espacio tiempo frente a ellos abriendo un portal(2), -Muy bien vamos, tenemos que cruzar al mismo tiempo o el portal se le cerrara a uno al medio y no quiero saber que pasara.- dijo al momento que se preparaban para cruzar.
OFF: Corlys me ha dado su permiso para utilizarle.
habilidades y cosas usadas.
1_Vaina infinita / Dragon Claw / llave tetradimensional
2_Llave Tetradimensional: [Limitado, 1 uso] La llave tetradimensional se puede fusionar con una espada, concediendo al arma una nueva habilidad y separándose después de usar. Con un tajo crea un portal hacia un sitio que conozca. Si no tiene ese sitio a la vista, necesitará concentrarse por varios minutos sin distracciones ni peligros para lograr la incisión mágica. El portal dura unos pocos instantes y se cierra después de que alguna persona lo atraviese.
Zelas Hazelmere
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Re: [Desafío] De flores.
No les costó demasiado encontrar un transportista, porque para cuando tuve lista la rueda ya vi que aparecía el mejor transportista que conocía. Lo que además me daba una oportunidad perfecta para mejorar el trabajo, y además darle una bienvenida como se merecía a ese elfo camuflado. Miré a Teufel y sonreí, ella me sonrió y asintió, así que desaparecí entre las sombras con la rueda en las manos mientras Teufel recogía la mesa y cogía un tablón.
Tras un debatiblemente necesario golpe de rueda por la espada a Zelas, solté los trozos rotos de la rueda y le seguí por su portal siguiendo sus intrucciones, hasta que aparecimos en medio de un pantano. Parecía un mal sitio para que se te rompiera la rueda, de hecho, parecía un mal sitio para meter un carro en general. Un suelo tan embarrado no parecía ir a ofrecer buen agarre, además de que en cualquier momento un charco sería más profundo de lo que parecía y un caballo podía acabar engullido por el lodo, o que el carro volcase porque un lado se quedaba atascado. En definitiva, era un sitio horrendo para trabajar, podía estar interesante.
- No te preocupes, el golpe con mueble por la espalda es solo de bienvenida. Más sería ya ensañamiento. Además, este sitio no me aporta confianza y sería mejor tener una vía de escape por si se complica.- Miré a mi alrededor, pero no encontré el camino ni el carro, algo que también podría esperarse siendo que Zelas había tenido que transportarse con solamente las indicaciones de la florera.- Teufel, mira a ver si le encuentras, esto se parece a ese sitio donde vivías y te apañarás mejor.
Teufel se encogió de hombros y procedió a agacharse para empezar a oler las plantas, hasta que pareció encontrar un rastro y salió como una exhalación deslizándose por el suelo. Sabiendo que mi compañera no era especialmente dada a las explicaciones, seguí el surco que iba dejando en el barro. Lo que no esperaba es que tras un breve paseo entre árboles que emergían del cieno y muros de arbustos, me encontrase con que mi embarrada acompañante estuviera esperándome señalando a un individuo sentado en un carro falto de una rueda.
- ¿Es ese el que buscabas?
- Supongo que sí. No creo que haya demasiados carros rotos perdidos en este pantano.- Le hice un gesto con el pulgar hacia arriba a la mujer nutria.-
- ¿Quiénes sois vosotros?
- Eso depende de quien seas. ¿Eres Luke Winter?
- S-si. ¿Por?
- En ese caso es tu día de suerte. Somos un carpintero, su ayudante y un transportista que tu prima Dolorfea
- Dolofrea.
- Si, eso. Pero bueno, lo que iba diciendo, que Dolofrea nos ha enviado a buscarte para que puedas llegar a tiempo. Así que si me dejas, tengo una rueda que reparar.
Me acerqué a inspeccionar y vi que no había demasiado daño, y tenía razón que solo habría que fabricarle una rueda nueva. Aunque el tamaño que me había indicado no era exactamente el mismo. La rueda que había hecho antes habría podido servir de algo, pero iba a ser un viaje muy incómodo con la inclinación que le hubiera traído tener una más baja que el resto.
- Mira Zelas, ha sido una suerte que vinieras tú y te rompiese esa rueda en la espalda, no nos hubiera quedado bien.- Saqué mis herramientas y las fui extendiendo sobre un tronco caído para que no se me embarrasen mientras hacía el trabajo.- Teufel, búscame a ver si encuentras un tronco largo y resistente como para levantar la carreta cuando haya que cambiar la rueda, que con todo ese fango va a estar divertido.
Y mientras confiaba en que la mujer nutria, o Zelas si se aburría, buscaran algo para hacer palanca, yo me puse a cortar madera para prepararme las piezas del tamaño adecuado, proveyéndome el material de un tronco caído, pues aún si era de un árbol muerto, la madera de los cipreses de los pantanos era resistente y aguantaba bien los elementos.
Tras el tiempo necesario para poder hacer una rueda en condiciones, que fue más que suficiente para que encontrasen una rama gruesa con la que hacer palanca, pudimos levantar el carro y poner la nueva rueda en su posición, aunque sería mejor no mencionar la cantidad de barro con la que acabamos encima.
- Pues supongo que ya estaría, confío en que todavía puedas llegar a tiempo para darle a tu prima eso tan importante.
- Si, tenemos menos de día y medio, pero creo que podremos llegar en el plazo.
- Por cierto, ¿por qué son esas plantas que la llevas tan importantes para que tengan que llegar mañana?
Tras un debatiblemente necesario golpe de rueda por la espada a Zelas, solté los trozos rotos de la rueda y le seguí por su portal siguiendo sus intrucciones, hasta que aparecimos en medio de un pantano. Parecía un mal sitio para que se te rompiera la rueda, de hecho, parecía un mal sitio para meter un carro en general. Un suelo tan embarrado no parecía ir a ofrecer buen agarre, además de que en cualquier momento un charco sería más profundo de lo que parecía y un caballo podía acabar engullido por el lodo, o que el carro volcase porque un lado se quedaba atascado. En definitiva, era un sitio horrendo para trabajar, podía estar interesante.
- No te preocupes, el golpe con mueble por la espalda es solo de bienvenida. Más sería ya ensañamiento. Además, este sitio no me aporta confianza y sería mejor tener una vía de escape por si se complica.- Miré a mi alrededor, pero no encontré el camino ni el carro, algo que también podría esperarse siendo que Zelas había tenido que transportarse con solamente las indicaciones de la florera.- Teufel, mira a ver si le encuentras, esto se parece a ese sitio donde vivías y te apañarás mejor.
Teufel se encogió de hombros y procedió a agacharse para empezar a oler las plantas, hasta que pareció encontrar un rastro y salió como una exhalación deslizándose por el suelo. Sabiendo que mi compañera no era especialmente dada a las explicaciones, seguí el surco que iba dejando en el barro. Lo que no esperaba es que tras un breve paseo entre árboles que emergían del cieno y muros de arbustos, me encontrase con que mi embarrada acompañante estuviera esperándome señalando a un individuo sentado en un carro falto de una rueda.
- ¿Es ese el que buscabas?
- Supongo que sí. No creo que haya demasiados carros rotos perdidos en este pantano.- Le hice un gesto con el pulgar hacia arriba a la mujer nutria.-
- ¿Quiénes sois vosotros?
- Eso depende de quien seas. ¿Eres Luke Winter?
- S-si. ¿Por?
- En ese caso es tu día de suerte. Somos un carpintero, su ayudante y un transportista que tu prima Dolorfea
- Dolofrea.
- Si, eso. Pero bueno, lo que iba diciendo, que Dolofrea nos ha enviado a buscarte para que puedas llegar a tiempo. Así que si me dejas, tengo una rueda que reparar.
Me acerqué a inspeccionar y vi que no había demasiado daño, y tenía razón que solo habría que fabricarle una rueda nueva. Aunque el tamaño que me había indicado no era exactamente el mismo. La rueda que había hecho antes habría podido servir de algo, pero iba a ser un viaje muy incómodo con la inclinación que le hubiera traído tener una más baja que el resto.
- Mira Zelas, ha sido una suerte que vinieras tú y te rompiese esa rueda en la espalda, no nos hubiera quedado bien.- Saqué mis herramientas y las fui extendiendo sobre un tronco caído para que no se me embarrasen mientras hacía el trabajo.- Teufel, búscame a ver si encuentras un tronco largo y resistente como para levantar la carreta cuando haya que cambiar la rueda, que con todo ese fango va a estar divertido.
Y mientras confiaba en que la mujer nutria, o Zelas si se aburría, buscaran algo para hacer palanca, yo me puse a cortar madera para prepararme las piezas del tamaño adecuado, proveyéndome el material de un tronco caído, pues aún si era de un árbol muerto, la madera de los cipreses de los pantanos era resistente y aguantaba bien los elementos.
Tras el tiempo necesario para poder hacer una rueda en condiciones, que fue más que suficiente para que encontrasen una rama gruesa con la que hacer palanca, pudimos levantar el carro y poner la nueva rueda en su posición, aunque sería mejor no mencionar la cantidad de barro con la que acabamos encima.
- Pues supongo que ya estaría, confío en que todavía puedas llegar a tiempo para darle a tu prima eso tan importante.
- Si, tenemos menos de día y medio, pero creo que podremos llegar en el plazo.
- Por cierto, ¿por qué son esas plantas que la llevas tan importantes para que tengan que llegar mañana?
Corlys Glokta
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Re: [Desafío] De flores.
Resolución
Tan solo había pasado un día desde que Dolofrea se había resignado a ir siquiera a visitar las wisterias del parque cuando Menelao irrumpió en la floristería.
-¡Milagro, milagro! Mi señora Dolofrea. -Gritaba el joven mientras entraba a la floristería WinterVille.
Dolofrea ojeaba sus documentos con unos pequeños anteojos, lo miró por encima de los cristales, arqueando levemente una ceja en señal de desconcierto.
-¿Qué sucede, Menelao? -No había una pizca de esperanza en sus palabras.
Pese a que conocía la reputación del reciente huésped del jardín botánico de Sacrestic, no había manera de que aquello que olía tan mal hubiera revivido las wisterias.
-Las wisterias, señora, las flores. -Tomó aire, pues había llegado corriendo hasta allí.
La florista se levantó casi de un salto y recogiéndose el pomposo vestido azul oscuro corrió hacia la puerta, abrió su sombrilla negra decorada con exquisitos encajes para ocultarse de los mortales rayos de sol y corrió junto a Menelao hasta el parque.
Se veían y se olían desde lejos, las wisterias se habían enredado en cada poste, se habían afianzado al suelo con fuerza y sus flores brillaban. Una lágrima de felicidad resbaló por las mejillas de porcelana de la florista.
-Pasa esta tarde a recoger un paquete a la tienda, yo misma recompensaré al señor Cohen.
- Cohen: Enhorabuena, gracias a tu trabajo como botánico has conseguido revivir las wisterias de Dolofrea. Obtienes 5 px, 50 aeros y 1px de profesión. Dolofrea te ha mandado un paquete con un broche de wisteria de plata y un ramillete como agradecimiento.
_________________________________________________________________________
-Son, mi joya de la corona. He conseguido mutar el gen que demanda la luz solar y las he cruzado con las wisterias normales, las he imbuido con éter y por la noche no solo huelen más que las Mil lágrimas normales, sino que, además, brillan como faroles. -Explicó lleno de orgullo Luke a Corlys durante el viaje.
Un día y medio después de habar de plantas y analizar cada especie nueva y catalogar otras tantas en un nuevo fascículo de su diario de "Plantas en los caminos de Sacrestic", donde analizaba el cambio de la flora durante los años que hacía ese mismo camino. Fascinantemente aburrido, si le permiten opinar a este humilde narrador.
Luke se despidió encantado de haber conversado durante más horas que tiene un día de su tema favorito: las plantas, y con su carruaje y una sonrisa dirigió sus caballos pequeños y anchos con crines adornadas con flores hacia la WinterVille. Dolofrea se encontraba en la puerta, entregándole un paquete a Menelao con una etiqueta con unas letras grandes y decoradas, acompañado de un ramillete de wisterias.
-¡Luke! -Gritó aún con el ramillete en la mano y corrió al carruaje, ignorando a su primo, la florista acarició las sedosas flores que se mantenían tersas pese al accidentado trayecto. -Están perfectas. -Aclaró y arrancó un racimo de flores para añadirlo al ramillete.
-Son, perfectas. -Recalcó bajando del carruaje.
Brillaban ligeramente bajo las farolas de la calle. Luke bajó y acarició a los caballos, los desató del carro y los dirigió hacia los establos de la floristería junto a Dorothy, la yegua blanca de Dolofrea. La sonrisa triunfante de Luke no desaparecía, no solo había llegado a tiempo, sino que había hecho nuevos amigos con los que hablar de plantas. O eso pensaba él.
-Espera, Menelao. -Pidió la vampiresa, quien entregó otros dos pequeños paquetes al mensajero. -Para el transportista, y para el carpintero.
- Corlys, Zelas: Enhorabuena a vosotros también, gracias a vuestro trabajo en equipo habéis conseguido arreglar la rueda del carro de Luke y que lleguen a tiempo las Mil Lágrimas. Obtenéis 5 px, 50 aeros cada uno, y 1px de profesión adicional para Corlys por sus trabajos de carpintería. Dolofrea os ha mandado también un paquete con un broche de wisteria de plata para agradecéroslo.
Tyr
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