Sin amistad ni amor solo queda la desesperación [Mastereado - Kaala]
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Sin amistad ni amor solo queda la desesperación [Mastereado - Kaala]
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Aquella magia jamás había sido vista por Kaala, en un momento, después de ver la sangrienta paliza que le propinaban a Sydara los brujos de Beltrexus, Claus la obligó a voltearse y poco tiempo después solo vio oscuridad, oscuridad durante unos minutos y luego frío, mucho frío, hasta que notó que tenía los ojos cerrados. Los abrió y se encontró delante de una casa algo modesta, no muy grande, una sola planta y rodeada de árboles. Estaba todo lleno de vegetación pero el frío que había sentido hacía unos momentos se había ido. ¿Lo habría soñado todo? Algo le agarró de nuevo el brazo con fuerza y tiró de ella hacia delante. Más le hubiese gustado soñarlo todo, no, era bien real. Kaala miró al que lo agarraba y él sonrió tras su máscara, era Claus, sin duda alguna. Si miraba al cielo no vería más que ramas y hojas que tapaban su visión a la vez que que ocultaban meramente el sol y hacía que la zona fuese un poco más fría. No sabía bien la hora que era, pero al no dejar pasar bien la luz parecía casi siempre de noche. Era un lugar bastante tétrico pero a la vez, bello.
Claus la asió con más fuerza del brazo y la obligó a caminar, a ella le costaba, tenía las piernas un poco engarrotadas por el frío pero consiguió que andase. El brujo abrió la puerta de la casa y penetraron en ella, era una chabola cualquiera con lo típico de una casa rústica, no tenía nada especial, una cama, un baúl, una chimenea, una mesa, dos sillas y algunas cosas más repartidas por la estancia. Una casa normal. - Ésta es la morada del malvado Claus, aquél que no puede olvidar recordarte que mató a tu madre. - Al mencionar a su madre recordó también su casa, aquella casa se parecía ligeramente, con algunos muebles cambiados, algunas cosas de más, otras de menos, a la casa en la que había vivido ella su infancia, era como una triste copia de ésta.
Claus cerró la puerta tras de sí.
- Kaala, de aquí no podrás escapar tan facilmente, no, pues esto es la Isla Lunar. Aquí no vive nadie, se supone una isla deshabitada, y si hay habitantes ni yo mismo los he visto, aunque si los viese muy probablemente nadie volvería a verlos a ellos. - Rió entre dientes, le gustaba la soledad. - Los barcos no pasan mucho por aquí, ni siquiera hay un puerto, es imposible escapar, así que puedes intentarlo, correr como una salvaje pues en el fondo es lo que eres, de una raza de seres poco inteligentes, el único que tiene dos dedos de frente es ese líder vuestro, Thorbald, pero poco más, ni tampoco me interesa.
Se acercó a ella y se colocó delante, la inexpresividad de la máscara hacía que sus pensamientos quedasen totalmente en la ignorancia al igual que sus intenciones. Acercó su mano a la mejilla de Kaala y la posó sobre ésta. - Así pues, pórtate bien mientras no estoy, - Notó como los dedos se clavaban en su cara y comenzaba a brotar sangre. - o tendré que castigarte. - Claus se apartó de ella.
El enmascarado se acercó al viejo baúl en una esquina de la habitación y lo apartó, allí había una trampilla que abrió y comenzó a descender pero cuando estaba a punto de cerrarla desde abajo la miró de nuevo sonriente, sin que ella lo supiese, era una sonrisa maliciosa, malvada incluso.
- Supongo que te interesará saber dónde voy, sí, a una reunión secreta del Mortis Domini, con Dhario y Walter, pero no se lo digas a nadie. - Una carcajada profunda salió tras la máscara por la imposibilidad de que algo así ocurriese y la trampilla se cerró.
Claus la asió con más fuerza del brazo y la obligó a caminar, a ella le costaba, tenía las piernas un poco engarrotadas por el frío pero consiguió que andase. El brujo abrió la puerta de la casa y penetraron en ella, era una chabola cualquiera con lo típico de una casa rústica, no tenía nada especial, una cama, un baúl, una chimenea, una mesa, dos sillas y algunas cosas más repartidas por la estancia. Una casa normal. - Ésta es la morada del malvado Claus, aquél que no puede olvidar recordarte que mató a tu madre. - Al mencionar a su madre recordó también su casa, aquella casa se parecía ligeramente, con algunos muebles cambiados, algunas cosas de más, otras de menos, a la casa en la que había vivido ella su infancia, era como una triste copia de ésta.
Claus cerró la puerta tras de sí.
- Kaala, de aquí no podrás escapar tan facilmente, no, pues esto es la Isla Lunar. Aquí no vive nadie, se supone una isla deshabitada, y si hay habitantes ni yo mismo los he visto, aunque si los viese muy probablemente nadie volvería a verlos a ellos. - Rió entre dientes, le gustaba la soledad. - Los barcos no pasan mucho por aquí, ni siquiera hay un puerto, es imposible escapar, así que puedes intentarlo, correr como una salvaje pues en el fondo es lo que eres, de una raza de seres poco inteligentes, el único que tiene dos dedos de frente es ese líder vuestro, Thorbald, pero poco más, ni tampoco me interesa.
Se acercó a ella y se colocó delante, la inexpresividad de la máscara hacía que sus pensamientos quedasen totalmente en la ignorancia al igual que sus intenciones. Acercó su mano a la mejilla de Kaala y la posó sobre ésta. - Así pues, pórtate bien mientras no estoy, - Notó como los dedos se clavaban en su cara y comenzaba a brotar sangre. - o tendré que castigarte. - Claus se apartó de ella.
El enmascarado se acercó al viejo baúl en una esquina de la habitación y lo apartó, allí había una trampilla que abrió y comenzó a descender pero cuando estaba a punto de cerrarla desde abajo la miró de nuevo sonriente, sin que ella lo supiese, era una sonrisa maliciosa, malvada incluso.
- Supongo que te interesará saber dónde voy, sí, a una reunión secreta del Mortis Domini, con Dhario y Walter, pero no se lo digas a nadie. - Una carcajada profunda salió tras la máscara por la imposibilidad de que algo así ocurriese y la trampilla se cerró.
Fehu
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Re: Sin amistad ni amor solo queda la desesperación [Mastereado - Kaala]
Es espeluznante como puede cambiar todo en un solo minuto... Bastó con que una sola persona apareciese y todo mi mundo se rompió en pedazos en tan solo unos segundos. La oscuridad, tenebrosa como nada más en este mundo, dio lugar a otra algo más soportable, mecida por una gélida brisa que quemaba mis manos desnudas. Mis ojos se perdieron entre las sombras, fríos y sepulcrales. Las imágenes danzaban en mi cabeza como el acto de una tragedia y mi cuerpo parecía un trozo de piedra, inmóvil.
Noté un tirón y mis pies empezaron a moverse por si solos, tal vez porque sabían que o se ponían en marcha o caería hundiendo mi rostro en el barro, y dudaba que pudiese volver a levantar. Fui arrastrada hacia una cabaña, acunada bajo un techo de ramas de árboles ancestrales. Claus me honró con una visita privada a su morada, pero ni a él ni al lugar le presté la mínima atención, ignorando también sus dolorosos comentarios.
- Kaala, de aquí no podrás escapar tan fácilmente, no, pues esto es la Isla Lunar. Aquí no vive nadie, se supone una isla deshabitada, y si hay habitantes ni yo mismo los he visto, aunque si los viese muy probablemente nadie volvería a verlos a ellos. Los barcos no pasan mucho por aquí, ni siquiera hay un puerto, es imposible escapar, así que puedes intentarlo, correr como una salvaje pues en el fondo es lo que eres, de una raza de seres poco inteligentes, el único que tiene dos dedos de frente es ese líder vuestro, Thorbald, pero poco más, ni tampoco me interesa. -
Se despidió de mí marcando mi rostro con la sangre que empezaba a correr bajo sus asquerosas y deformes uñas, y pareció que al fin se disponía a esconderse para que mis ojos no se envenenasen más aún con su presencia. Estuvo a punto de desaparecer por una trampilla en el suelo, pero antes de hacerlo por completo no pudo evitar volver a abrir sus repulsivos labios una vez más. Entonces; silencio.
Me quedé mirando la trampilla de madera con una mirada sombría, una mirada sin sentimientos, sin vida... Así permanecí durante varios minutos, plantada en medio de la habitación. Mis manos temblaban. Mis rodillas parecían querer desplomarse en cualquier momento. Mi garganta y mis ojos estaban secos, por no poder hacer nada más. Como un zombie, me arrastré sin vida alguna en los movimientos, hacia el baúl, para volver a colocarlo sobre la trampilla. Sabía que no tendría efecto alguno. Sabía que era una enorme estupidez. Sabía que me haría parecer una cría y nada más. Pero... Debía hacerlo. Algo en mi subconsciente quiso luchar, hacer cualquier cosa para dificultarle, aunque solo fuese un poco, los planes al mago oscuro. Golpeé el cofre de madera dura y resistente con el puño, hasta que este sangró por sus nudillos. Los gritos y sollozos inundaban la estancia y no sabía como detenerlos.
Poco a poco me acerqué a la puerta y me adentré en el bosque con la esperanza de que algún animal salvaje diese fin a mi existencia...
Noté un tirón y mis pies empezaron a moverse por si solos, tal vez porque sabían que o se ponían en marcha o caería hundiendo mi rostro en el barro, y dudaba que pudiese volver a levantar. Fui arrastrada hacia una cabaña, acunada bajo un techo de ramas de árboles ancestrales. Claus me honró con una visita privada a su morada, pero ni a él ni al lugar le presté la mínima atención, ignorando también sus dolorosos comentarios.
- Kaala, de aquí no podrás escapar tan fácilmente, no, pues esto es la Isla Lunar. Aquí no vive nadie, se supone una isla deshabitada, y si hay habitantes ni yo mismo los he visto, aunque si los viese muy probablemente nadie volvería a verlos a ellos. Los barcos no pasan mucho por aquí, ni siquiera hay un puerto, es imposible escapar, así que puedes intentarlo, correr como una salvaje pues en el fondo es lo que eres, de una raza de seres poco inteligentes, el único que tiene dos dedos de frente es ese líder vuestro, Thorbald, pero poco más, ni tampoco me interesa. -
Se despidió de mí marcando mi rostro con la sangre que empezaba a correr bajo sus asquerosas y deformes uñas, y pareció que al fin se disponía a esconderse para que mis ojos no se envenenasen más aún con su presencia. Estuvo a punto de desaparecer por una trampilla en el suelo, pero antes de hacerlo por completo no pudo evitar volver a abrir sus repulsivos labios una vez más. Entonces; silencio.
Me quedé mirando la trampilla de madera con una mirada sombría, una mirada sin sentimientos, sin vida... Así permanecí durante varios minutos, plantada en medio de la habitación. Mis manos temblaban. Mis rodillas parecían querer desplomarse en cualquier momento. Mi garganta y mis ojos estaban secos, por no poder hacer nada más. Como un zombie, me arrastré sin vida alguna en los movimientos, hacia el baúl, para volver a colocarlo sobre la trampilla. Sabía que no tendría efecto alguno. Sabía que era una enorme estupidez. Sabía que me haría parecer una cría y nada más. Pero... Debía hacerlo. Algo en mi subconsciente quiso luchar, hacer cualquier cosa para dificultarle, aunque solo fuese un poco, los planes al mago oscuro. Golpeé el cofre de madera dura y resistente con el puño, hasta que este sangró por sus nudillos. Los gritos y sollozos inundaban la estancia y no sabía como detenerlos.
Poco a poco me acerqué a la puerta y me adentré en el bosque con la esperanza de que algún animal salvaje diese fin a mi existencia...
Sydara estaba muerto.
Última edición por Kaala el Vie Ene 24 2014, 14:32, editado 2 veces
Kaala
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Re: Sin amistad ni amor solo queda la desesperación [Mastereado - Kaala]
Kaala se marchó al bosque, se alejó de la casa de Claus y al poco rato se desmayó sin fuerzas, se desmayó pero en su subconsciente podía entender y ver cosas espantosas que parecían pasar a su alrededor, estaba reviviendo la muerte de Sydara, vio como lo golpeaban y acuchillaban pero cuando iban a acabar con él... no lo vio, no vio como moría. ¿Cabría aún la esperanza en el corazón de la loba? Lo más probable era que estuviese muerto. Era casi seguro. No fue todo eso lo que vio, lo siguiente fue inclusive peor, pues delante de sus ensoñaciones apareció la parca de nuevo, y a pesar de que luchaba por creer que no era real, pues ella se encontraba en la Isla Lunar, donde Claus la había llevado, esa muerte cada vez parecía más real, mucho más real, se le aproximaba lentamente mientras alzaba la guadaña. Unas lágrimas de terror salieron de los ojos de la aún desmayada, pero lo que ella no sabía es que la muerte realmente estaba ahí, dispuesta a acabar con su espíritu en su mente, acabar con su ánimo, obligarla a suicidarse cuando notó que algo rozaba su cuello y todo se volvió de color negro.
Al despertar estaba tumbada en una cama, al principio pensó en su hogar, pero luego pudo recordar que era la casa de Claus. ¿Había sido todo un sueño?
- ¡Muchacha insensata y sin conocimiento! - Gritó una voz espantosa y ronca - ¡Has estado a punto de morir una vez más y aún no tengo lo que quiero de ti! Si tantas ganas de morirte tienes, hazlo, pero primero me revelarás el secreto de tu madrastra.
Kaala notó que tenía el colgante de Riana en el cuello junto al de su clan. Ese colgante hacía las veces de calmante, parecía que su mente estaba mucho más clara y tranquila con él. Para eso servía el colgante según pudo descubrir, para poder vivir sin sufrir grandes ataques por parte de la portadora de almas, pues lo más probable era que un mísero collar no ofreciese toda la protección posible, pero de algo podía servir.
- Ya estoy cansado de tanta pantomima, Dhario insiste en que no te torture para sacarte lo que quiero, que jamás me perdonaría tal ofensa. ¡Quién se ha creído! - Se notaba claramente que la reunión no había sido muy fructuosa y el cabreo de Claus iba en aumento, cualquier cosa lo enfurecía a la más mínima, llegó un momento en que mató realmente una mosca con la mirada, o así lo creería Kaala y podría contarlo luego si lo deseaba. - Así que más te vale, loba, darme el conjuro que tu madre guardó, sé que tienes que saber dónde está, la idiota de mi hermana solo se relacionaba contigo, así que tú tienes que saber la ubicación. Si no me sirvieses para eso ,te hubiese matado hace mucho tiempo.
Ante la negativa de Kaala a decirle cualquier cosa, el hombre, cansado ya de tratarla por las buenas se dio la vuelta y se quitó la máscara, posteriormente volvió a mirarla. De las cuencas oculares salía sangre así como de la boca. - ¡Vamos, habla, maldita!
Al despertar estaba tumbada en una cama, al principio pensó en su hogar, pero luego pudo recordar que era la casa de Claus. ¿Había sido todo un sueño?
- ¡Muchacha insensata y sin conocimiento! - Gritó una voz espantosa y ronca - ¡Has estado a punto de morir una vez más y aún no tengo lo que quiero de ti! Si tantas ganas de morirte tienes, hazlo, pero primero me revelarás el secreto de tu madrastra.
Kaala notó que tenía el colgante de Riana en el cuello junto al de su clan. Ese colgante hacía las veces de calmante, parecía que su mente estaba mucho más clara y tranquila con él. Para eso servía el colgante según pudo descubrir, para poder vivir sin sufrir grandes ataques por parte de la portadora de almas, pues lo más probable era que un mísero collar no ofreciese toda la protección posible, pero de algo podía servir.
- Ya estoy cansado de tanta pantomima, Dhario insiste en que no te torture para sacarte lo que quiero, que jamás me perdonaría tal ofensa. ¡Quién se ha creído! - Se notaba claramente que la reunión no había sido muy fructuosa y el cabreo de Claus iba en aumento, cualquier cosa lo enfurecía a la más mínima, llegó un momento en que mató realmente una mosca con la mirada, o así lo creería Kaala y podría contarlo luego si lo deseaba. - Así que más te vale, loba, darme el conjuro que tu madre guardó, sé que tienes que saber dónde está, la idiota de mi hermana solo se relacionaba contigo, así que tú tienes que saber la ubicación. Si no me sirvieses para eso ,te hubiese matado hace mucho tiempo.
Ante la negativa de Kaala a decirle cualquier cosa, el hombre, cansado ya de tratarla por las buenas se dio la vuelta y se quitó la máscara, posteriormente volvió a mirarla. De las cuencas oculares salía sangre así como de la boca. - ¡Vamos, habla, maldita!
Fehu
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Re: Sin amistad ni amor solo queda la desesperación [Mastereado - Kaala]
Desperté. Desperté dolorida de aquella horrible pesadilla, con una extraña sensación en el cuello. Ni siquiera supe cuándo fue que me había dormido. ¿O me había desmallado? Bueno, ¿acaso había alguna diferencia en ello? Pero... Algo estaba diferente... El frío tacto de un colgante me quemaba ligeramente el pecho, pero no dolía, era como si me diese un sentimiento de tranquilidad, como si me recordase que seguía viva...
- ¡Muchacha insensata y sin conocimiento! ¡Has estado a punto de morir una vez más y aún no tengo lo que quiero de ti! Si tantas ganas de morirte tienes, hazlo, pero primero me revelarás el secreto de tu madrastra. -
La profunda y enfurecida voz del mago me sorprendió tanto que no supe como reaccionar. Me quedé mirando aquella máscara de madera que tenía por cara y no sabía qué otra cosa podría hacer. Tenía la mente en blanco. "Dhario..." Ese nombre... Su nombre... Me confundió aún más. "Claro... Dhario..." Había estado ahí... En el subsuelo... Pero la primera vez que lo oí ni siquiera lo había registrado, hasta ahora... Pero ya no estaba... Él... Él estaba del lado de Claus... El era el enemigo... Pero, ¿por qué necesitaba tanto su presencia? El contacto con su piel... "Dhario..." Vi como una mosca caía sin remedio alguno hacia el suelo, sin poder evitarlo de ninguna manera. Así me sentía yo en ese mismo momento... Precipitándome hacia una realidad espantosa. Una en la que ya no podría verle... Sydara...
Me quedé callada ante las palabras del mago, completamente ajena a sus provocaciones. En cualquier otro momento habría intentado arrancarle la cabeza. Él mató a mi madre. ¡A su hermana! Pero no hoy, hoy no iba a ser e día que saltase encima suyo por lo que hizo en el pasado, sino por lo que hizo ese mismo día. Mis ojos volvían a emborronarse y Claus, enfurecido, se giró de espaldas a mí para volver a mirarme con su terrorífico rostro ensangrentado.
La extraña locura que residía en mí, no a causa de la muerte, ni de nada más, la mía propia, venció mi enfado y me quedé mirándole sin expresión, sin palabras, solo mi profunda mirada clavada en su único ojo. - Te sale sangre... - comenté como si no fuese obvio. Parpadeé un par de veces. Sin darme cuenta de ello, mi personalidad más fría, más salvaje, más peligrosa, salió a la luz. Noté como si el collar, columpiándose en mi cuello, me diese valor, y no me detuve. - Crees... ¿Que después de lo que has hecho te diría nada...? - Frente a mis ojos pasaron las horripilantes imágenes de Sydara, tumbado en el suelo mientras le llovían golpes por todos lados. Entrecerré los ojos, adolorida, y aparté la mirada.
Me levanté de la cama enfurecida y me dirigí hacia la entrada, sin percatarme de que con la velocidad en la que me moví mi cabello le dio en toda la cara, entrando en los huecos vacíos de esta. Continué como si nada hubiese pasado, pues realmente no me di cuenta de ello, y salí dando un portazo.
- ¡Muchacha insensata y sin conocimiento! ¡Has estado a punto de morir una vez más y aún no tengo lo que quiero de ti! Si tantas ganas de morirte tienes, hazlo, pero primero me revelarás el secreto de tu madrastra. -
La profunda y enfurecida voz del mago me sorprendió tanto que no supe como reaccionar. Me quedé mirando aquella máscara de madera que tenía por cara y no sabía qué otra cosa podría hacer. Tenía la mente en blanco. "Dhario..." Ese nombre... Su nombre... Me confundió aún más. "Claro... Dhario..." Había estado ahí... En el subsuelo... Pero la primera vez que lo oí ni siquiera lo había registrado, hasta ahora... Pero ya no estaba... Él... Él estaba del lado de Claus... El era el enemigo... Pero, ¿por qué necesitaba tanto su presencia? El contacto con su piel... "Dhario..." Vi como una mosca caía sin remedio alguno hacia el suelo, sin poder evitarlo de ninguna manera. Así me sentía yo en ese mismo momento... Precipitándome hacia una realidad espantosa. Una en la que ya no podría verle... Sydara...
Me quedé callada ante las palabras del mago, completamente ajena a sus provocaciones. En cualquier otro momento habría intentado arrancarle la cabeza. Él mató a mi madre. ¡A su hermana! Pero no hoy, hoy no iba a ser e día que saltase encima suyo por lo que hizo en el pasado, sino por lo que hizo ese mismo día. Mis ojos volvían a emborronarse y Claus, enfurecido, se giró de espaldas a mí para volver a mirarme con su terrorífico rostro ensangrentado.
La extraña locura que residía en mí, no a causa de la muerte, ni de nada más, la mía propia, venció mi enfado y me quedé mirándole sin expresión, sin palabras, solo mi profunda mirada clavada en su único ojo. - Te sale sangre... - comenté como si no fuese obvio. Parpadeé un par de veces. Sin darme cuenta de ello, mi personalidad más fría, más salvaje, más peligrosa, salió a la luz. Noté como si el collar, columpiándose en mi cuello, me diese valor, y no me detuve. - Crees... ¿Que después de lo que has hecho te diría nada...? - Frente a mis ojos pasaron las horripilantes imágenes de Sydara, tumbado en el suelo mientras le llovían golpes por todos lados. Entrecerré los ojos, adolorida, y aparté la mirada.
Me levanté de la cama enfurecida y me dirigí hacia la entrada, sin percatarme de que con la velocidad en la que me moví mi cabello le dio en toda la cara, entrando en los huecos vacíos de esta. Continué como si nada hubiese pasado, pues realmente no me di cuenta de ello, y salí dando un portazo.
Kaala
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Re: Sin amistad ni amor solo queda la desesperación [Mastereado - Kaala]
Claus no pudo parar a Kaala, todo ocurrió demasiado rápido y su encegador enfado no lo dejaba ver más allá de sus ambiciones. Cuando se decidió a ir detrás suyo, después de proferir algunos gritos y maldiciones, se dio cuenta de que quizá era ya demasiado tarde, esa loba lo enervaba de verdad. Al salir de la casa para ir en su busca se encontró con que Kaala había desaparecido. ¿Dónde se habría metido? No importaba, la espada de las almas malditas seguía allí, se la había quitado mientras ésta estaba inconsciente. Esa espada tenía poder, lo veía dentro de ella. Era una hoja bastante vil, fría y cruel, era perfecta para él, así que decidió que si Kaala no le daba lo que ella quería, él se quedaría con su espada por el momento.
Claus estaba dispuesto a salir en ese preciso momento a buscarla pero entonces recordó que no podría escapar de la isla, y ahora que la tenía encerrada allí podría ocuparse de otros asuntos antes de ir a por ella, lo primero era lo primero. Claus se marchó aún enfadado, pero nadie sabe dónde fue.
Kaala por su parte al salir de la casa se encontró con un zorro, tenía los ojos fríos, pero denotaba inteligencia. El animal pareció sorprenderse de verla y se acercó rápidamente para olerla, pues no había mucho tiempo que perder. Él tenía mucha facilidad para saber las intenciones de las otras bestias, fueran humanas, licántropas o cualquier tipo de raza, y supo qué tipo de persona era Kaala, más o menos, básicamente comprendió que no tenía malas intenciones, y además adivinó que era un licántropo. Sin perder el tiempo habló. - Sígueme, muchacha, aprisa. - ordenó el zorro, que para sorpresa de la joven, podía hablar.
Si confiaba en el animal y decidía seguirlo llegaría a un pequeño lago, que más que lago era un charco ya que no era especialmente amplio, pero servía de bebedero para los animales que residían en aquella zona, había algunos pájaros, un par de monos, un lobo y si se fijaba bien podría encontrar incluso una pequeña hada al otro lado del charco, pero lo que de verdad llamó su atención fue el hombre que estaba sentado en una piedra en frente de ella, parecía dormir. De repente el zorro que la había guíado hasta allí se marchó y el hombre se despertó. Era un hombre corpulento, bastante más grande y alto que Kaala e imponía mucho respeto.
- Mi nombre es Ereth'Men, no me conoces, pero el zorro me ha dicho como eres tú, así que en parte te conozco. Sé que no tienes malas intenciones y por eso te he traído hasta mí. Ese brujo no me gusta, vive en mi isla y es un peligro para toda mi familia, así que como la zona se pone cada vez más peligrosa he decidido actuar, y espero que confiando en ti, así como ha confiado Berret, el amable zorro que te ha traído hasta aquí, no me lleve una decepción. - El hombre la observó de arriba abajo, tenía un talento especial para tratar con toda clase de animales. - Explícame por qué estás aquí, por qué con él, y yo te enseñaré a moverte por la isla sin que se te detecte, te enseñaré a comer sin matar, te enseñaré a subsistir en supervivencia extrema, pues si te protejo sé que él vendrá, y no querría poner en peligro a mi familia, debo prepararme para una posible batalla, ha hecho demasiado daño a esta isla, no puedo permitir que la cosa siga así, pero no soy un hombre que decide todo impulsivamente. Reflexionaré todo lo que me digas.
Claus estaba dispuesto a salir en ese preciso momento a buscarla pero entonces recordó que no podría escapar de la isla, y ahora que la tenía encerrada allí podría ocuparse de otros asuntos antes de ir a por ella, lo primero era lo primero. Claus se marchó aún enfadado, pero nadie sabe dónde fue.
Kaala por su parte al salir de la casa se encontró con un zorro, tenía los ojos fríos, pero denotaba inteligencia. El animal pareció sorprenderse de verla y se acercó rápidamente para olerla, pues no había mucho tiempo que perder. Él tenía mucha facilidad para saber las intenciones de las otras bestias, fueran humanas, licántropas o cualquier tipo de raza, y supo qué tipo de persona era Kaala, más o menos, básicamente comprendió que no tenía malas intenciones, y además adivinó que era un licántropo. Sin perder el tiempo habló. - Sígueme, muchacha, aprisa. - ordenó el zorro, que para sorpresa de la joven, podía hablar.
Si confiaba en el animal y decidía seguirlo llegaría a un pequeño lago, que más que lago era un charco ya que no era especialmente amplio, pero servía de bebedero para los animales que residían en aquella zona, había algunos pájaros, un par de monos, un lobo y si se fijaba bien podría encontrar incluso una pequeña hada al otro lado del charco, pero lo que de verdad llamó su atención fue el hombre que estaba sentado en una piedra en frente de ella, parecía dormir. De repente el zorro que la había guíado hasta allí se marchó y el hombre se despertó. Era un hombre corpulento, bastante más grande y alto que Kaala e imponía mucho respeto.
- Mi nombre es Ereth'Men, no me conoces, pero el zorro me ha dicho como eres tú, así que en parte te conozco. Sé que no tienes malas intenciones y por eso te he traído hasta mí. Ese brujo no me gusta, vive en mi isla y es un peligro para toda mi familia, así que como la zona se pone cada vez más peligrosa he decidido actuar, y espero que confiando en ti, así como ha confiado Berret, el amable zorro que te ha traído hasta aquí, no me lleve una decepción. - El hombre la observó de arriba abajo, tenía un talento especial para tratar con toda clase de animales. - Explícame por qué estás aquí, por qué con él, y yo te enseñaré a moverte por la isla sin que se te detecte, te enseñaré a comer sin matar, te enseñaré a subsistir en supervivencia extrema, pues si te protejo sé que él vendrá, y no querría poner en peligro a mi familia, debo prepararme para una posible batalla, ha hecho demasiado daño a esta isla, no puedo permitir que la cosa siga así, pero no soy un hombre que decide todo impulsivamente. Reflexionaré todo lo que me digas.
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Re: Sin amistad ni amor solo queda la desesperación [Mastereado - Kaala]
Pocos pasos después de haber salido de la cabaña me paré de golpe. Tenía ganas de llorar, de esconderme en un profundo agujero y tal vez pudrirme ahí, pero un pequeño animal rojizo no me permitió avanzar; un zorro. El animal se acercó a mí, con una extraña mirada en su alargado rostro, y me olfateó como si con ello fuese capaz de encontrar algo de real importancia, algo indispensable para él. Poco después, no me dejó sin habla, pues no había abierto la boca, pero sí cortó de raíz todos los pensamientos que corrían en mi interior. - Sígueme, muchacha, aprisa. - Habló... Aquel ser al cual mis instintos me aconsejaban que hincara los dientes en su pellejo habló, ofreciéndome su... ¿Ayuda?
Seguí al animal hasta una charca, donde algunos otros estaban reunidos. Presté la atención que pude, pues la idea de retorcerme tirada en el barro seguía resonando atrayente en mi cabeza. "Sydara..." impactó en mi memoria con dolorosos recuerdos, pero me forcé a prestar atención a lo que había frente a mí, suspirando con el alma desesperanzada. Un... hombre.
Escuché sus palabras en silencio, tratando que notase al menos mi presencia, pues mi alma estaba en otra parte, y cuando terminó me miró fijamente, esperando una respuesta. - Yo... - traté de empezar con algo que diese sentido, pero no sabía como... - No quiero causarte problemas... Ni a ti ni a tu familia. - dije observando fugazmente el claro. Suspiré. - La mía murió... Hace tiempo... Y hace poco... Y los seres que quedan en este mundo corren riesgo por mi culpa... Por su culpa... - hice referencia al mago. Volví a suspirar, contrayendo las lágrimas que volvían a amenazar mi vista. Me estaba saliendo del tema, contándole a un pobre desconocido mis problemas... - Si pudiese salir de aquí... ¿No hay alguna forma? Fui traida contra mi voluntad, y Sydara... - tragué el nudo que subía por mi garganta y respiré profundamente. - No quiero... Causar problemas... - Concluí.
Sobre supervivencia sabía mis cosas, pero no lo conocía todo y menos lo que me ofrecía el hombre frente a mí; sobrevivir en el lugar que me encontraba, por el cual no podía distinguir dónde exactamente estaba... ¿Tal vez este hombre pudiese crear un pequeño rayo de esperanza en mi corazón oscurecido? Pero aún así... Esto no llenaría el vacío que se creó al ver perder a Sydara frente a mis narices... Nunca existiría algo capaz de compensarlo.
Seguí al animal hasta una charca, donde algunos otros estaban reunidos. Presté la atención que pude, pues la idea de retorcerme tirada en el barro seguía resonando atrayente en mi cabeza. "Sydara..." impactó en mi memoria con dolorosos recuerdos, pero me forcé a prestar atención a lo que había frente a mí, suspirando con el alma desesperanzada. Un... hombre.
Escuché sus palabras en silencio, tratando que notase al menos mi presencia, pues mi alma estaba en otra parte, y cuando terminó me miró fijamente, esperando una respuesta. - Yo... - traté de empezar con algo que diese sentido, pero no sabía como... - No quiero causarte problemas... Ni a ti ni a tu familia. - dije observando fugazmente el claro. Suspiré. - La mía murió... Hace tiempo... Y hace poco... Y los seres que quedan en este mundo corren riesgo por mi culpa... Por su culpa... - hice referencia al mago. Volví a suspirar, contrayendo las lágrimas que volvían a amenazar mi vista. Me estaba saliendo del tema, contándole a un pobre desconocido mis problemas... - Si pudiese salir de aquí... ¿No hay alguna forma? Fui traida contra mi voluntad, y Sydara... - tragué el nudo que subía por mi garganta y respiré profundamente. - No quiero... Causar problemas... - Concluí.
Sobre supervivencia sabía mis cosas, pero no lo conocía todo y menos lo que me ofrecía el hombre frente a mí; sobrevivir en el lugar que me encontraba, por el cual no podía distinguir dónde exactamente estaba... ¿Tal vez este hombre pudiese crear un pequeño rayo de esperanza en mi corazón oscurecido? Pero aún así... Esto no llenaría el vacío que se creó al ver perder a Sydara frente a mis narices... Nunca existiría algo capaz de compensarlo.
Kaala
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Re: Sin amistad ni amor solo queda la desesperación [Mastereado - Kaala]
Ereth'Men escuchó pacientemente todo lo que la muchacha tenía que decirle, lo que no fue mucho entre balbuceos y tartamudeos además de que no sabía bien bien como explicarse, pero creyó comprenderlo. El mago, brujo, sacerdote, o fuese lo que fuese aquél hombre había hecho mal a la chica, por tanto era su enemiga. El zorro no se había equivocado, sabía lo que veía, también los vio en el bosque, al tipo gritando, a ella inconsciente, y una gran sombra que había sobre ella, algo realmente espantoso que lo asustó. Aún no le preguntaría por ello pero debía hacerlo pues no era algo normal, incluso atemorizaba.
- Comprendo más o menos la situación, pero ahora estás relativamente a salvo. Esta isla es una prisión salvaje, no hay puertos, ni civilización que yo conozca, no la he explorado a fondo pero no he encontrado más personas, si es que se le puede llamar persona, que a ese hombre con la cara desfigurada, si es que a eso se le puede llamar cara. - El hombre se lavó de la piedra, Kaala pudo ver cuán enorme era, debía medir sobre los dos metros y su corpulencia hacía que destacase entre todos los otros animales. Los que estaban en el bebedero se acercaron al hombre, los pájaros se le posaron en los hombros y los demás, los terrestres, a su lado. - Vamos, te enseñaré dónde vivirás si no hay problemas, pero ese hombre te buscará, así que te esconderemos bien. - El hombre comenzó a caminar y los animales a su lado, a excepción del lobo que iba con ella.
Llegaron a una cueva que se escondía detrás de una pequeña cascada, cerca del centro de la isla. Allí estaba su refugio, el cual desde fuera no se podía ver pues la maleza que rodeaba el lugar y el agua que fluía hacían difícil su visión y mucho más el acceso, pero él, curtido en buscar y encontrar caminos y respuestas dentro de la naturaleza podía hacerlo sin problemas.
El pequeño hábitat estaba bastante vacío, simplemente había los restos de una hoguera al fondo de la cueva, algunas plantas recogidas en un rincón y además un lecho de paja.
- Aquí vivirás. - Anunció él. - Cuando salgas, lo harás conmigo, cuando regreses, será conmigo, no podrás estar sola. Kent vivirá contigo. - El lobo se avanzó y se puso de nuevo a su lado. - Él es Kent, espero que te lleves bien con él, a él por lo menos le has gustado. Espero que os llevéis bien. - Ereth'Men salió de la cueva junto a los otros animales dejando solos a los dos lobos.
- Comprendo más o menos la situación, pero ahora estás relativamente a salvo. Esta isla es una prisión salvaje, no hay puertos, ni civilización que yo conozca, no la he explorado a fondo pero no he encontrado más personas, si es que se le puede llamar persona, que a ese hombre con la cara desfigurada, si es que a eso se le puede llamar cara. - El hombre se lavó de la piedra, Kaala pudo ver cuán enorme era, debía medir sobre los dos metros y su corpulencia hacía que destacase entre todos los otros animales. Los que estaban en el bebedero se acercaron al hombre, los pájaros se le posaron en los hombros y los demás, los terrestres, a su lado. - Vamos, te enseñaré dónde vivirás si no hay problemas, pero ese hombre te buscará, así que te esconderemos bien. - El hombre comenzó a caminar y los animales a su lado, a excepción del lobo que iba con ella.
Llegaron a una cueva que se escondía detrás de una pequeña cascada, cerca del centro de la isla. Allí estaba su refugio, el cual desde fuera no se podía ver pues la maleza que rodeaba el lugar y el agua que fluía hacían difícil su visión y mucho más el acceso, pero él, curtido en buscar y encontrar caminos y respuestas dentro de la naturaleza podía hacerlo sin problemas.
El pequeño hábitat estaba bastante vacío, simplemente había los restos de una hoguera al fondo de la cueva, algunas plantas recogidas en un rincón y además un lecho de paja.
- Aquí vivirás. - Anunció él. - Cuando salgas, lo harás conmigo, cuando regreses, será conmigo, no podrás estar sola. Kent vivirá contigo. - El lobo se avanzó y se puso de nuevo a su lado. - Él es Kent, espero que te lleves bien con él, a él por lo menos le has gustado. Espero que os llevéis bien. - Ereth'Men salió de la cueva junto a los otros animales dejando solos a los dos lobos.
Fehu
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Re: Sin amistad ni amor solo queda la desesperación [Mastereado - Kaala]
El hombre se me mostró en toda su altura y los animales lo rodearon, mostrando su apoyo y liderazgo. Nunca había visto a lo que parecía ser un humano tan unido a la naturaleza, y mucho menos con la confianza de todas aquellas criaturas en sus manos. Musité un silencioso gracias y lo seguí por el espeso bosque, lleno de plantas desconocidas para mí. Al parecer, no sería tan fácil salir, pero... De todas formas no tenía mucha prisa. No sabía qué hacer ahora... Qué hacer a continuación... A dónde ir... Si antes tenía incógnitas sin resolver, ahora no hacían más que aumentar más y más... Tal vez podría regresar al Colmillo. Tal vez Nana me daría una cálida bienvenida. Pero... ¿No les pondría en peligro con mi presencia? Claro que sí... Mi destino era la soledad. Al menos hasta que esto, fuese lo que fuese, durara.
Una vez que el inmenso hombre se despidiera y saliese de la cueva escondida tras la cascada me quedé de pie, en medio del lugar, observando.Miraba embobada como el agua corría con fuerza hacia abajo, estampándose contra las rocas. ¿Que debía hacer? Me dijeron que esperase aquí, pero... Alargué una mano para rozar con ella la gélida corriente, la cual resultó no ser tan fría como esperaba que sería. Noté que el lobo centró su mirada en mí, tal vez para impedirme salir si me lo proponía. No iba a hacerlo. No sabía qué hacer, así que no haría nada. Era lo único que se me ocurría de momento...
Me senté, apoyándome contra la pared y cruzándome de piernas. Acaricié con mis dedos el colgante que el mago puso al rededor de mi cuello, reconociendo al fin aquella lisa superficie. "Madre..." Sí, era suyo. Lo recordaba de nuestros días felices... Si ella estuviese aquí... Pero no estaba. Y Sydara tampoco. Y yo debía de zambullirme en aquella terrorífica realidad. Pude notar un leve resplandor azulado, proveniente del pendiente que una vez un hombre en Lunargenta me dio; una luz tranquilizadora, como si tratase de absorber los malos sentimientos de mi corazón, muy lentamente. Observé ahora, tal vez por primera vez, al lobo que debía ser mi guardián y compañero, o simplemente vigilarme para no hacer alguna estupidez. Sin pensarlo siquiera metí una mano en el bolsillo y saqué una botellita de cristal. Saqué el corchó y bebí el líquido de su interior, solo un poco, la mitad tal vez. Un antiguo escrito en una roca resonó en mi memoria y esperé que aquellas palabras fuesen verdad. - ¿Qué debería de hacer...? - dije con voz casi suplicante. Estaba cansada. Cansada de todo. Cansada de esta vida.
Una vez que el inmenso hombre se despidiera y saliese de la cueva escondida tras la cascada me quedé de pie, en medio del lugar, observando.Miraba embobada como el agua corría con fuerza hacia abajo, estampándose contra las rocas. ¿Que debía hacer? Me dijeron que esperase aquí, pero... Alargué una mano para rozar con ella la gélida corriente, la cual resultó no ser tan fría como esperaba que sería. Noté que el lobo centró su mirada en mí, tal vez para impedirme salir si me lo proponía. No iba a hacerlo. No sabía qué hacer, así que no haría nada. Era lo único que se me ocurría de momento...
Me senté, apoyándome contra la pared y cruzándome de piernas. Acaricié con mis dedos el colgante que el mago puso al rededor de mi cuello, reconociendo al fin aquella lisa superficie. "Madre..." Sí, era suyo. Lo recordaba de nuestros días felices... Si ella estuviese aquí... Pero no estaba. Y Sydara tampoco. Y yo debía de zambullirme en aquella terrorífica realidad. Pude notar un leve resplandor azulado, proveniente del pendiente que una vez un hombre en Lunargenta me dio; una luz tranquilizadora, como si tratase de absorber los malos sentimientos de mi corazón, muy lentamente. Observé ahora, tal vez por primera vez, al lobo que debía ser mi guardián y compañero, o simplemente vigilarme para no hacer alguna estupidez. Sin pensarlo siquiera metí una mano en el bolsillo y saqué una botellita de cristal. Saqué el corchó y bebí el líquido de su interior, solo un poco, la mitad tal vez. Un antiguo escrito en una roca resonó en mi memoria y esperé que aquellas palabras fuesen verdad. - ¿Qué debería de hacer...? - dije con voz casi suplicante. Estaba cansada. Cansada de todo. Cansada de esta vida.
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Kaala
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Re: Sin amistad ni amor solo queda la desesperación [Mastereado - Kaala]
El lobo se acercó a Kaala, era mucho más pequeño que ella cuando se transformaba pero sabía que en el fondo eran iguales, a pesar de que él era un lobo completo y ella se podría considerar medio loba, pues tenía también su aspecto humanoide, aquello hacía que Kent se aproximase más a ella. Éste se acercó y se tumbó a su lado, y empezó a abrir la boca y a gruñir, intentando decir algo, algo que ella realmente entendía en su forma humana gracias a la pócima que se acababa de tomar.
- Por aquí no hay muchos lobos como nosotros... la verdad es que me alegra tener a alguien como tú por aquí, a veces me siento solo. - empezó de forma triste.- Yo no recuerdo como llegué aquí, pero vivo aquí. Emeth'Men es un gran ser, bueno con todos y nos consigue comida en caso de que no podamos conseguirla nosotros o incluso nos enseña cosas. Parece que sepa más de la naturaleza que los propios animales.
Así comenzó una charla que duró exactamente media hora, el tiempo que duraba la poción en hacer efecto. Después el lobo intentó continuar hablando pero Kaala solo podría entenderlo si se transformaba, y era un lugar estrecho esa cueva para que cupiese bien, podía intentarlo pero estarían bastante estrechos, aunque no pasaría nada si lo hacía.
Dos horas o tres después, no supo a ciencia cierta cuantas, llegó Emeth'Men, pero no como ella se hubiese imaginado sino que el lobo cambió radicalmente y dejó de gruñir para hablar con voz humana. Aquello realmente sorprendió a Kaala pues no se lo esperaba, pero el lobo, amistoso con el brujo, le había cedido su cuerpo como había hecho el zorro con anterioridad.
- Soy yo, chica. No te asustes, Kent me ha dejado su cuerpo pues es necesario que comencemos con tus lecciones, pero primero quiero saber tu nombre, no quiero referirme a ti como loba, mujer o chica de nuevo. - Y una vez lo supo, prosiguió. - Bien, como tu raza es la licántropa me imagino que tendrás nociones altas de supervivencia, sin embargo los lobos viven en manadas y no en solitario, a éstos les cuesta mucho más conseguir alimento o sobrevivir, quizá tú eres la excepción de la regla pero voy a enseñarte algo distinto. Sobrevivirás en tu forma humana. Muchas veces necesitarás ocultarte, no todo el mundo soporta a los lobos, no es mi caso pero a algunas razas deben darles miedo, así que en territorios enemigos no te quedará otra que procurarte alimento de esta forma, y puede serte útil. - El lobo miró a la cascada, entrada y salida de la cueva. - Ahora, sígueme. - Éste echó a correr.
- Por aquí no hay muchos lobos como nosotros... la verdad es que me alegra tener a alguien como tú por aquí, a veces me siento solo. - empezó de forma triste.- Yo no recuerdo como llegué aquí, pero vivo aquí. Emeth'Men es un gran ser, bueno con todos y nos consigue comida en caso de que no podamos conseguirla nosotros o incluso nos enseña cosas. Parece que sepa más de la naturaleza que los propios animales.
Así comenzó una charla que duró exactamente media hora, el tiempo que duraba la poción en hacer efecto. Después el lobo intentó continuar hablando pero Kaala solo podría entenderlo si se transformaba, y era un lugar estrecho esa cueva para que cupiese bien, podía intentarlo pero estarían bastante estrechos, aunque no pasaría nada si lo hacía.
Dos horas o tres después, no supo a ciencia cierta cuantas, llegó Emeth'Men, pero no como ella se hubiese imaginado sino que el lobo cambió radicalmente y dejó de gruñir para hablar con voz humana. Aquello realmente sorprendió a Kaala pues no se lo esperaba, pero el lobo, amistoso con el brujo, le había cedido su cuerpo como había hecho el zorro con anterioridad.
- Soy yo, chica. No te asustes, Kent me ha dejado su cuerpo pues es necesario que comencemos con tus lecciones, pero primero quiero saber tu nombre, no quiero referirme a ti como loba, mujer o chica de nuevo. - Y una vez lo supo, prosiguió. - Bien, como tu raza es la licántropa me imagino que tendrás nociones altas de supervivencia, sin embargo los lobos viven en manadas y no en solitario, a éstos les cuesta mucho más conseguir alimento o sobrevivir, quizá tú eres la excepción de la regla pero voy a enseñarte algo distinto. Sobrevivirás en tu forma humana. Muchas veces necesitarás ocultarte, no todo el mundo soporta a los lobos, no es mi caso pero a algunas razas deben darles miedo, así que en territorios enemigos no te quedará otra que procurarte alimento de esta forma, y puede serte útil. - El lobo miró a la cascada, entrada y salida de la cueva. - Ahora, sígueme. - Éste echó a correr.
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Re: Sin amistad ni amor solo queda la desesperación [Mastereado - Kaala]
Mi pregunta no había servido de nada, pues a pesar de parecer un ser amigable, el lobo continuó hablando y hablando de cosas que en aquel instante realmente no me importaban. Siguió así por horas, o eso pareció, y ni siquiera supe cuando fue que dejé de comprender sus palabras, pues no les prestaba la atención necesaria. Hasta que el cambio se hizo visible.
Me levanté poco a poco, para empezar a seguir al lobo, el cual ahora era completamente diferente. Sí. Era evidente que no era el mismo de antes. Era realmente posible que el hombre de horas atrás estuviese en su cuerpo ahora, de algún modo u otro. Por ello, después de soltar mi nombre en un susurro, lo seguí.
- Me crié como humana, no como parte de una manada, yo sola en el bosque... Pero nunca viene de más aprender algo nuevo... - contesté de forma automática, sin pensar demasiado en mis palabras. Lo cierto es que seguía en mis propios pensamientos, en mi propio hoyo mental, del cual no podía salir por mucho que lo intentase. Mi rostro... Debía de verse entre paralizado y entristecido, completamente mecanizado, preparado a reaccionar como sabía que debía hacerlo, pero sin sentimientos. Tenía la impresión de que ya no se encontraran en mi interior...
Me paré a medio camino, sin razón, simplemente me detuve. Miré a mi alrededor y observé las altas y espesas copas de los árboles. Un par de pájaros azulados a mi derecha. Unos saltamontes saltando a la izquierda. Una serpiente reptando en un arbusto cercano. Un conejo correteando en la distancia. El húmedo aroma del rocío. Mis sentidos más primitivos estaban despiertos y atentos a todo lo que me rodease, pues no habían sentimientos que los frenaran, no había nada más que el lobo de mi interior y un cuerpo vacío, una cáscara sin ninguna utilidad.
Disfruté el momento. Ese cuyo no significaba nada. Ni pensamientos, ni problemas, ni quejas, ni dolor. Esperé hasta que me llamasen la atención, disfrutando de ese solitario pero acogedor vacío. Era como al principio. Como cunado era joven; completamente sola.
Me levanté poco a poco, para empezar a seguir al lobo, el cual ahora era completamente diferente. Sí. Era evidente que no era el mismo de antes. Era realmente posible que el hombre de horas atrás estuviese en su cuerpo ahora, de algún modo u otro. Por ello, después de soltar mi nombre en un susurro, lo seguí.
- Me crié como humana, no como parte de una manada, yo sola en el bosque... Pero nunca viene de más aprender algo nuevo... - contesté de forma automática, sin pensar demasiado en mis palabras. Lo cierto es que seguía en mis propios pensamientos, en mi propio hoyo mental, del cual no podía salir por mucho que lo intentase. Mi rostro... Debía de verse entre paralizado y entristecido, completamente mecanizado, preparado a reaccionar como sabía que debía hacerlo, pero sin sentimientos. Tenía la impresión de que ya no se encontraran en mi interior...
Me paré a medio camino, sin razón, simplemente me detuve. Miré a mi alrededor y observé las altas y espesas copas de los árboles. Un par de pájaros azulados a mi derecha. Unos saltamontes saltando a la izquierda. Una serpiente reptando en un arbusto cercano. Un conejo correteando en la distancia. El húmedo aroma del rocío. Mis sentidos más primitivos estaban despiertos y atentos a todo lo que me rodease, pues no habían sentimientos que los frenaran, no había nada más que el lobo de mi interior y un cuerpo vacío, una cáscara sin ninguna utilidad.
Disfruté el momento. Ese cuyo no significaba nada. Ni pensamientos, ni problemas, ni quejas, ni dolor. Esperé hasta que me llamasen la atención, disfrutando de ese solitario pero acogedor vacío. Era como al principio. Como cunado era joven; completamente sola.
Kaala
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Re: Sin amistad ni amor solo queda la desesperación [Mastereado - Kaala]
El lobo se paró ante el comentario de Kaala. Era extraño, una loba solitaria, aunque se hablase mucho de gente solitaria que se denominaba así le resultó medianamente divertido que ella lo fuese realmente, pero eso querría decir que sabía vivir ella sola, no necesitaba más ayuda, muy probablemente no tuviese mucho más que enseñarle, simplemente mejorar, pero en este caso quizá lo mejor era comenzar a prepararla para algo que cada vez se veía más próximo, y con este atajo estaba seguro de que lo conseguiría. El plan para acabar con ese tipo malnacido de la casa de la isla. Era él o ellos, solo traía la maldad y malas gentes a la ínsula.
- Así que solitaria, ¿huh? - La miró de reojo. - Eso nos ahorra mucho tiempo, cachorra. Ven, sígueme pues, iremos a otro sitio.
Aquello facilitaba las cosas. Ahora solo tenía que ir a verse a si mismo, aquello siemprel e había resultado si más no, extraño. Verse como si fuese un espejo a través de otros ojos era una sensación a la cual nunca acababa de acostumbrarse, pero a la vez era incluso gracioso. Él mismo no se entendía, ni comprendía ya su magia, y aunque una vez fuere brujo y el poder del cambiapieles venía de estas raíces, ahora se sentía simplemente un naturalista.
Kent, o mejor dicho Emeth'Men, la llevó hacia sí mismo. No estaban muy lejos, pero tuvieron que caminar durante un cuarto de hora aproximadamente, sin cansarse, pero sin bajar la guardia. El bosque estaba completamente vigilado y parecía que Claus se había marchado, pero no se sabía si era una estratagema o simplemente es que consideraba otros asuntos de mayor importancia.
Kaala se encontró de nuevo con el hombre y el lobo dejó de ser él para pasar a ser persona.
- Nos vemos de nuevo, aunque llevemos un rato juntos, muchacha. - Hizo una breve pausa. - Primero que todo, debes decirme tu nombre. Aún no lo sé y no acabaré de confiaré en ti hasta que me lo digas, has estado evadiendo la pregunta todo el rato, por otro lado, cuando lo sepa pídeme qué es lo que quieres aprender o saber e intentaré ayudarte con ello. Estás en una situación difícil, y te ayudo y te cojo afecto por tu esencia, por tu lupino interior, así que debes decirme qué quieres saber. Sé muchas cosas y no sé de nada, pero siempre sabré de algo. - El hombre sonrió satisfecho.
- Así que solitaria, ¿huh? - La miró de reojo. - Eso nos ahorra mucho tiempo, cachorra. Ven, sígueme pues, iremos a otro sitio.
Aquello facilitaba las cosas. Ahora solo tenía que ir a verse a si mismo, aquello siemprel e había resultado si más no, extraño. Verse como si fuese un espejo a través de otros ojos era una sensación a la cual nunca acababa de acostumbrarse, pero a la vez era incluso gracioso. Él mismo no se entendía, ni comprendía ya su magia, y aunque una vez fuere brujo y el poder del cambiapieles venía de estas raíces, ahora se sentía simplemente un naturalista.
Kent, o mejor dicho Emeth'Men, la llevó hacia sí mismo. No estaban muy lejos, pero tuvieron que caminar durante un cuarto de hora aproximadamente, sin cansarse, pero sin bajar la guardia. El bosque estaba completamente vigilado y parecía que Claus se había marchado, pero no se sabía si era una estratagema o simplemente es que consideraba otros asuntos de mayor importancia.
Kaala se encontró de nuevo con el hombre y el lobo dejó de ser él para pasar a ser persona.
- Nos vemos de nuevo, aunque llevemos un rato juntos, muchacha. - Hizo una breve pausa. - Primero que todo, debes decirme tu nombre. Aún no lo sé y no acabaré de confiaré en ti hasta que me lo digas, has estado evadiendo la pregunta todo el rato, por otro lado, cuando lo sepa pídeme qué es lo que quieres aprender o saber e intentaré ayudarte con ello. Estás en una situación difícil, y te ayudo y te cojo afecto por tu esencia, por tu lupino interior, así que debes decirme qué quieres saber. Sé muchas cosas y no sé de nada, pero siempre sabré de algo. - El hombre sonrió satisfecho.
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Re: Sin amistad ni amor solo queda la desesperación [Mastereado - Kaala]
Por lo visto, una vez más el hombre y el animal cambiaron sus puestos, algo que nunca habría llegado a imaginar, pero así fue. - Kaala. - contesté sin más. Sin emoción, sin sentimiento, sin titubeo. Hubieron tiempos en los que no habría sido tan fácil, en los que pronunciar mi nombre habría sido hasta doloroso, algo extraño, pero no en el estado en el que me encontraba. No ahora que el barco que era mi seguro de vida se dirigía hacia un rocoso acantilado, sin esperanzas de corregir su rumbo.
¿Qué podría querer? Se me ofrecía el conocimiento, el cumplimiento de un deseo, pero no sabía como aprovecharlo... - Devolverle a la vida... - susurré más bien para mí que para los demás. Pero antes incluso de pronunciar aquellas palabras sabía que no era posible, que algo así nunca podría suceder. Aunque... A mí me sucedió... Es cierto, a mí me sucedió. Y a él. ¡Regresamos! Levanté mi mirada, podría decirse que hasta emocionada. - ¡Eso es! Deseo... ¡Deseo regresarle a la vida! - podría sonar incoherente, pero tardé un buen rato en poder dar más explicaciones. - Debe de haber una pócima... ¡Yo ya lo había visto antes! Tal vez no es tarde aún... ¡Tal vez pueda funcionar...! - Me acerqué un poco más a aquel inmenso ser frente a mí. - Por favor... ¿Sabes de una pócima parecida...? Los... ¡Los elfos tal vez sepan de ella! - Habría sido buena idea preguntarle más a Sydara en su día, por lo que solo podía suponer sus orígenes, pero esperaba no errar. - Por favor... -
¿Qué podría querer? Se me ofrecía el conocimiento, el cumplimiento de un deseo, pero no sabía como aprovecharlo... - Devolverle a la vida... - susurré más bien para mí que para los demás. Pero antes incluso de pronunciar aquellas palabras sabía que no era posible, que algo así nunca podría suceder. Aunque... A mí me sucedió... Es cierto, a mí me sucedió. Y a él. ¡Regresamos! Levanté mi mirada, podría decirse que hasta emocionada. - ¡Eso es! Deseo... ¡Deseo regresarle a la vida! - podría sonar incoherente, pero tardé un buen rato en poder dar más explicaciones. - Debe de haber una pócima... ¡Yo ya lo había visto antes! Tal vez no es tarde aún... ¡Tal vez pueda funcionar...! - Me acerqué un poco más a aquel inmenso ser frente a mí. - Por favor... ¿Sabes de una pócima parecida...? Los... ¡Los elfos tal vez sepan de ella! - Habría sido buena idea preguntarle más a Sydara en su día, por lo que solo podía suponer sus orígenes, pero esperaba no errar. - Por favor... -
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Re: Sin amistad ni amor solo queda la desesperación [Mastereado - Kaala]
El gran hombre se rascó la barbilla dubitativo. - ¿Una pócima que regrese a la vida? No existe tal cosa, es imposible. - Negó con la cabeza. Lo que la mujer le pedía era una completa locura, y fue en ese momento cuando el hombre se dio cuenta de que esa muchacha estaba perdida, no era una loba de verdad, no para él, no sabía mantener el pensamiento en ella, estaba siempre pensando en el exterior, pensando en otro lugar fuera de la isla en la cual estaba encerrada. No podía enseñarle nada que ella no quisiese aprender, no era más que una pérdida de tiempo.
- Escúchame, has perdido el norte. No puedo ayudarte, excepto sacarte de aquí, pues en tu estado no me servirías de gran cosa mujer... lo he intentado, pero no. No sabes cuidarte, solo miras por el prójimo, y aunque es admirable para un lobo, pues actúan en manada, no para ti, una que vaga sola por el mundo. Escúchame, muchacha. Estás sola, no cuides de los muertos si están muertos, ellos se han ido, ahora debes preocuparte por ti, por tu futuro, por tu ser. Es lo único que importa, y esa es la lección más grande que puedo enseñarte. ¡Quiérete! ¡Vive! ¡Sé una loba de verdad y no una humana que ha perdido el sentido de la vida! La tristeza es real, pero estar triste y desesperada no te traerá nada, no regresará a los muertos de la tumba.
El hombre estuvo pensativo un rato, la otra, la chica, parecía al borde de la lágrima así que dudó en si decírselo o no, pero debía hacerlo. Había un único método para devolverlo a la vida, sí que existía... pero solo se había logrado una vez, desde hacía siglos y siglos, desde la guerra entre los elfos y los brujos, solo una vez más.
- Hay una forma, puedes devolverlo a la vida, tienes razón, existe el método, pero no es aconsejable y agradable. ¿Has escuchado hablar de Tyw el desmembrado? En Beltrexus todo aquél con un buen nombre y reputación sabe quien es, pero es un secreto que no sale de la isla. Está muerto realmente, pero los nigromantes lo convirtieron... en eso. Si no lo conoces no importa, es una criatura repugnante, le falta un brazo y muchas neuronas, no tiene mucho raciocinio... un estropicio eterno para esa pobre alma. - Realmente sentía pena por esa criatura. - Pero si quieres que ese muerto acabe igual que él... puedes buscar a los nigromantes, pero dicen que es imposible encontrarlos.
Esa chica, en su estado, no era más que un peligro para los animales, pues Claus volvería y ella no lo ayudaría en demasía. Lo había demostrado con creces, pues casi no contestaba a sus preguntas y no quería volverse más fuerte, sino simplemente ayudar a otros... otros que estaban muertos. No, solo era un peligro. Kaala era un peligro para todos en ese momento.
- He tomado una decisión, loba. Acompáñame. Te proporcionaré un bote y podrás volver a casa, son varios días remando si con suerte no te pierdes, pero te proporcionaré alimento. Simplemente dime que prefieres volver a enfrentarte a tus males y te ayudaré a irte.
- Escúchame, has perdido el norte. No puedo ayudarte, excepto sacarte de aquí, pues en tu estado no me servirías de gran cosa mujer... lo he intentado, pero no. No sabes cuidarte, solo miras por el prójimo, y aunque es admirable para un lobo, pues actúan en manada, no para ti, una que vaga sola por el mundo. Escúchame, muchacha. Estás sola, no cuides de los muertos si están muertos, ellos se han ido, ahora debes preocuparte por ti, por tu futuro, por tu ser. Es lo único que importa, y esa es la lección más grande que puedo enseñarte. ¡Quiérete! ¡Vive! ¡Sé una loba de verdad y no una humana que ha perdido el sentido de la vida! La tristeza es real, pero estar triste y desesperada no te traerá nada, no regresará a los muertos de la tumba.
El hombre estuvo pensativo un rato, la otra, la chica, parecía al borde de la lágrima así que dudó en si decírselo o no, pero debía hacerlo. Había un único método para devolverlo a la vida, sí que existía... pero solo se había logrado una vez, desde hacía siglos y siglos, desde la guerra entre los elfos y los brujos, solo una vez más.
- Hay una forma, puedes devolverlo a la vida, tienes razón, existe el método, pero no es aconsejable y agradable. ¿Has escuchado hablar de Tyw el desmembrado? En Beltrexus todo aquél con un buen nombre y reputación sabe quien es, pero es un secreto que no sale de la isla. Está muerto realmente, pero los nigromantes lo convirtieron... en eso. Si no lo conoces no importa, es una criatura repugnante, le falta un brazo y muchas neuronas, no tiene mucho raciocinio... un estropicio eterno para esa pobre alma. - Realmente sentía pena por esa criatura. - Pero si quieres que ese muerto acabe igual que él... puedes buscar a los nigromantes, pero dicen que es imposible encontrarlos.
Esa chica, en su estado, no era más que un peligro para los animales, pues Claus volvería y ella no lo ayudaría en demasía. Lo había demostrado con creces, pues casi no contestaba a sus preguntas y no quería volverse más fuerte, sino simplemente ayudar a otros... otros que estaban muertos. No, solo era un peligro. Kaala era un peligro para todos en ese momento.
- He tomado una decisión, loba. Acompáñame. Te proporcionaré un bote y podrás volver a casa, son varios días remando si con suerte no te pierdes, pero te proporcionaré alimento. Simplemente dime que prefieres volver a enfrentarte a tus males y te ayudaré a irte.
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Re: Sin amistad ni amor solo queda la desesperación [Mastereado - Kaala]
Miré al hombre frente a mí, a los ojos. Habían pasado muchas cosas a lo largo de mi vida. Muchas desgracias. Había vivido cosas inimaginables, cosas que otros podrían no haber sobrevivido. Cosas que no podré borrar de mi memoria, y por ello mismo debía tomar la decisión que creía correcta. Por todo lo que había vivido, por todo lo que me quedaba de vida. No había vuelta atrás.
- Viviré. Sí, viviré. No volveré a hundirme en la desesperación, no como lo hice hasta ahora, pero... - Le lancé una tranquila ojeada al zorro, al lobo y al resto de los animales. Una mirada cálida, apenada, pensativa. - Pero no puedo olvidar el pasado. Justamente porque he vivido las cosas que he vivido no puedo dejar que esta historia acabe aquí. Por mucho tiempo no he tenido manada, pero te equivocaste, sí que la tengo ahora. Una manada a la cual quiero regresar, a la cual quiero proteger. Pero no todo acaba ahí, aunque otros no sean lobos, aunque no formen parte de mi manada, siguen siendo igual de importantes para mí. - Apreté los puños con fuerza. Era un sentimiento extraño, pero una ola de esperanza, una ola de emoción recorrió todo mi cuerpo. - Porque conozco lo que es la soledad, lo que es estar perdida entre las sombras, no puedo dejar las cosas como están. Sydara dio la vida por mí. Sydara fue para mí una de las puertas que me devolvieron a la vida, mucho más de lo que él mismo cree, pues años atrás, aunque con vida, ya la había perdido. Es gracias a él, a Alandor, a Lys, a Nana, y a muchos otros que haya recuperado la luz de mi camino... - Sonreí. Un ardiente sentimiento se apoderó de mi rostro y mostré los dientes con alegría.
- Viviré, pero no solo por mí, sino por ellos también. No los abandonaré. Esta es mi decisión. Si he de encontrar a los nigromantes los encontraré. Movería el mundo entero por aquellos a los que amo. Por muchas más desgracias que algún día se apoderarán de mí, aún así, no me rendiré. - Esa fue mi decisión.
- Viviré. Sí, viviré. No volveré a hundirme en la desesperación, no como lo hice hasta ahora, pero... - Le lancé una tranquila ojeada al zorro, al lobo y al resto de los animales. Una mirada cálida, apenada, pensativa. - Pero no puedo olvidar el pasado. Justamente porque he vivido las cosas que he vivido no puedo dejar que esta historia acabe aquí. Por mucho tiempo no he tenido manada, pero te equivocaste, sí que la tengo ahora. Una manada a la cual quiero regresar, a la cual quiero proteger. Pero no todo acaba ahí, aunque otros no sean lobos, aunque no formen parte de mi manada, siguen siendo igual de importantes para mí. - Apreté los puños con fuerza. Era un sentimiento extraño, pero una ola de esperanza, una ola de emoción recorrió todo mi cuerpo. - Porque conozco lo que es la soledad, lo que es estar perdida entre las sombras, no puedo dejar las cosas como están. Sydara dio la vida por mí. Sydara fue para mí una de las puertas que me devolvieron a la vida, mucho más de lo que él mismo cree, pues años atrás, aunque con vida, ya la había perdido. Es gracias a él, a Alandor, a Lys, a Nana, y a muchos otros que haya recuperado la luz de mi camino... - Sonreí. Un ardiente sentimiento se apoderó de mi rostro y mostré los dientes con alegría.
- Viviré, pero no solo por mí, sino por ellos también. No los abandonaré. Esta es mi decisión. Si he de encontrar a los nigromantes los encontraré. Movería el mundo entero por aquellos a los que amo. Por muchas más desgracias que algún día se apoderarán de mí, aún así, no me rendiré. - Esa fue mi decisión.
FIN
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