El reino de los cuentos (QUEST)

Una joven elfa, viviendo sola en el interior de un árbol ancestral, leía silenciosamente su libro de cuentos. Era un libro antiguo, desgastado, del cual no todas las páginas podían leerse, pero la elfa disfrutaba de su compañía...

Un día, la joven Enerie se sentó frente a la redonda puerta de su hogar, entre la verde hierva que lo rodeaba. Estiró su mano hacia un fino rayo de sol y lamentó el no poder salir del bosque, que aunque fuese su querido hogar, también se había convertido en su prisión. Así pues, lleno sus pulmones del aire más puro y empezó a cantar una dulce y triste canción, que atraería a algún desventurado, al cual le pediría que viviesen por ella la vida que desearía. Mientras cantaba sin descanso, esperando a que alguien acudiera a su llamado, apretaba con fuerza el libro de historias mágicas con las cuales creció.

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Casa del bosque:

Joven elfa:

Hermosa canción escuché mientras me dirigía a algún lago a refrescarme. Era una voz única, andaba aburrido y no vendría mal alguna actividad, por lo que me dirigí hasta donde provenía el canto.

Rato más tarde, al doblar por un pequeño recodo del camino, la vi, sentada junto a un gran tronco del árbol. Me acerqué a paso tranquilo, con una leve sonrisa, como para que no descuidara su canto ni se sintiera perturbada por mi presencia. Al llegar me apoye de un costado contra un árbol cercano, cruzándome de brazos, admirando la melodía y cuando terminó su canción dije.

- Buenos días... me ha atraido su voz... Aunque es un día hermoso como para estar en casa hoy... -sonreí amable- Perdone, me llamo Sydara de Edén, ¿su nombre?-pregunté.


(off rol:siento lo corto del post, pero no daba más para decir y no deseo irme por las ramas con detalles)

Galopaba tranquila por el bosque, sólo oía el cantar de algunos pájaros lejanos cuya melodía parecía huir con el viento. Un remolino de tierra y hojas se formó frente a mi y cerré los ojos cuando me chocaron y moví sin querer las riendas de mi caballo, el cual entendió le pedía detenerse. Quité una hoja de mi cabello mientras el golpe hueco de los cascos de Kay resonó en el suelo. Fue en ese momento de silencio en que tanto el viento como los viajeros nos detuvimos en que el timbre de una dulce melodía llegó a mi oídos. Me giré hacia donde parecía tenía origen y si no fuera por la tristeza que la embargaba hubiese seguido mi camino, pero no fue así... Sujeté con fuerza las riendas y marqué un suave pero firme tirón hacia la derecha para indicarle a mi montura hacia donde nos dirigiríamos ahora.

Nos acercamos lentamente a un claro donde se erigía un enorme y antiguo árbol que hacía de hogar a la joven niña que entonaba la canción. Se encontraba sentada en la puerta y sostenía con aprensión un libro bastante gastado por los años, sonreí hacia ella y mientras lentamente me acercaba la saludé amablemente.

- Hola... - comencé despacio y con cierto titubeo para no asustarla - Soy Lys.. ¿Estás .. bien?.. Noto cierta tristeza en tu voz... ¿O me equivoco? .-

Del otro lado del bosque reconocí a un amigo y sonreí alegre, al parecer a ambos nos llamó la atención la misma tierna y triste melodía.

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(Agregue lo ultimo pues ambos escribimos al mismo tiempo al parecer pero me ganó al subirlo ^^)

Como esperaba la joven, su canto atrajo a si la atención de no uno, sino dos viajeros, que se acercaron a saludarla. Enerie abrió los ojos, tras terminar con su canto, y ambos elfos se sorprendieron al verlos. Se levantó y alzó ambos brazos, uno en cada dirección, habiendo dejado el libro entre la hierva, mientras les indicaba sonriente que se acercaran.

- Me alegra que el bosque os trajera a mí. - Dijo mientras esperaba a que ambos llegaran a su lado. Una vez todos juntos, se tomó su tiempo para obsequiar a cada uno con una reverencia de cabeza.

- Mi nombre es Enerie, y mi canto fue para llamaros a vosotros justamente. - Su voz era suave, como la cálida brisa veraniega. Su rostro infantil se iluminó y recogió el libro del suelo, estirando los brazos emocionada para mostráselos. - Lo cierto es que tengo un favor que pediros... Este es mi libro favorito. - Se lo entregó a la mujer, sin apartar los ojos de su cubierta marrón. -  Cuenta sobre los secretos de este bosque, y realmente me gustaría descubrir si los cuentos en él son verdaderos o no, pero no puedo... -

Cerró sus palmas entristecida y apretó los ojos por unos segundos. Entonces, al volver a abrir las manos, de entre ellas salió una mariposa multicolor, que dejaba tras de si un polvo cristalino, el cual se desvanecía en el aire. La figura brillante voló alrededor de los elfos y se posó sobre la cabeza del hombre.

- Si pudieseis comprobar vosotros mismo qué es verdad o no, os estaría realmente agradecida... - Dijo suplicante. -

Ojos de la joven elfa:

Mariposa:

Devolví con una sonrisa el saludo a Lys, luego escuché a la pequeña elfa y contesté sin dudar.

- ¿Sabes? Me gustan mucho los cuentos y también soñé en mi infancia de que fueran verdad, pero hoy en día todo pareciera ser así: real. Por lo tanto será un placer ayudarte pequeña.-

La joven entregó un libro a la elfa y después una mariposa sobrevoló y se posó sobre mi cabeza. Alcé la mirada y extendía mi mano para que volara a ella. Me producía cierto cosquilleo donde se pocisionó.

-Dime... ¿Quieres que nos marchemos ya?-pregunté inclinándome en cuclillas a ella, para quedar a su altura y que fuera más cómodo hablar.

La niña tenía unos ojos verdes muy llamativos, y más por su corta edad. Le sonreí mientras esperaba su respuesta. Llevé la mano donde hice que la mariposa se posara, en el dorso hacia uno de mis hombros. El cosquilleo en el pelo me había producido cierto escalofrío.

Bajé de mi caballo y acaricié su hocico antes de separarme de él hacia la jovencita que encontramos, quien se presentó muy elegantemente como Enerie. Se acercó y me extendió el desgastado libro que con tanto cariño abrazaba, mientras le sonreía dulcemente al hacerlo. Para mi asombro, la niña cerró sus manos e hizo aparecer de la nada una preciosa mariposa de colores que se posó sobre Sydara. Seguí su movimiento con la mirada sin dejar de sonreir, tanto por su belleza como por el asombro de la magia que esta pequeñita manejaba.

- Es hermosa - halague alegremente mirando a la pequeña elfa que la creó. Me acuclille frente a la niña y tomé una de sus manos con dulzura - Mira... Si hay algo que he aprendido es que todos los cuentos crecen de las realidades a medio contar, por lo que estoy segura que aquello que buscas, existe y prometemos ..- miré a Syd de costado - ... que te ayudaremos a verlo.. ¿Si? -

La niña tenía el encanto, alegría y dulzura que los elfos a esas edad irradiaban y el brillo de sus preciosos y verdes ojos no dejaban de maravillarme. Sin dejar de sonreír y a su altura por estar agachada pregunte.

- A ver. dime.. tu que sabes de las maravillas que encierra este libro.. ¿Por dónde quieres empezar? -

Ambos elfos se mostraron amigables con la joven, lo cual le agradó. Una vez que ambos se ofrecieron a ayudar, y ambos se habían acercado a la joven poniéndose a su altura, ella colocó una mano en la frente de cada uno de ellos, de la cual salió una luz verde resplandeciente, que les llenó de una extraña pero agradable calidez.

Sin explicar siquiera lo que había sido la luz de segundos atrás, la pequeña elfa sonrió y alegremente les aconsejó cómo podrían ayudarla. - ¡Gracias! Pues... Mis tres cuentos favoritos son los tres del inicio. La reina de las espinas. El camino hacia el cielo. Las olas encantadas. - La niña enumeró cada uno de los cuentos, y con cada uno fue como si el corazón les gritara de alegría. Entonces la pequeña señaló en una dirección. - Ahí. Ahí es donde empieza el primer cuento. O eso creo... Nunca pude comprobarlo... - Después de decirlo se despidió con una reverencia y se fue dando saltitos hacia su hogar. Se paró en la puerta y les echó un último vistazo a los viajeros. - No dejéis que la mariposa muera. Sino ya no podría saber cómo sigue el cuento... - Sonrió mostrando su blanca sonrisa y entró sin más dentro del árbol milenario.


Cuando fuesen a leer el primer cuento del desgastado libro, encontrarían un corto relato escrito en élfico:


(Off Rol: Un post más cada uno y cambiamos al escenario del primer cuento.)

Me levanté y escuché a la niña agradecernos. Habló del cuento de la reina de las espinas, y otros dos más con alegria. Se despidió de nosotros y nos encargó cuidar a la mariposa. Asentí acatando su pedido.

Di media vuelta y me dirigí en la dirección en que señaló la niña, esperando a Lys para dar un vistazo al cuento.
-Lys, tanto tiempo, que sorpresa verte de nuevo-saludé.

Observé el libro desgastado un momento, pero dejé que Lys lo hojeara. Avanzábamos por el frondoso bosque, a paso tranquilo por el momento. Me agradaba ayudar a la niña, y recordé algo que ahora me llamó la atención.

¿De la mariposa dependía el final del cuento? Fruncí el entrecejo. ¿Cosas de niños o algo que ignoraba nuevamente? Observé a la pequeña criatura sobre mi hombro, con colores resplandecientes y maravillosos. Era muy frágil, pero haría lo que fuera para mantenerla a salvo. ¿Sería una guía?

Caminaba en silencio.

Enerie tocó mi frente así como la de mi amigo y una cálida luz apareció de la nada, una sensación de tibieza me invadió y luego como si nada hubiese sucedido, nos indicó cuáles eran sus cuentos favoritos revelándonos de esa forma qué camino deberíamos tomar. Se dirigió a su hogar dando saltitos muy alegre y nos aclaró que cuidemos a su mariposa.

Sydara y yo nos miramos y comencé mientras iniciábamos nuestra marcha a leer el primer cuento que nos había enumerado la niña, el cual se hallaba escrito en perfecto élfico y relataba como la unión de la belleza y la arrogancia en una mujer lograron que pasara al olvido. Levanté la mirada del texto y fue así que nos separamos de la niña y nos adentrábamos en el bosque.

- Muy bien... estaba de pasada… Es. Interesante, ¿No?.. Estos de los cuentos – sonreí, correr tras cuentos de hadas, extraño pero no por eso menos atrayente. Miré a mi costado y él observaba la mágica criatura que llevaba en el hombro, lo miré yo también y por el momento parecía inofensivo, pero a decir verdad, no sabía que esperar de todo esto.

Cada cuento tendrá su escenario y el orden de posteo será el mismo que hasta ahora.
La quest continúa aquí, el cual será el escenario del primer cuento: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Segundo escenario y por lo tanto segundo cuento: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Tercer escenario y cuento: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

La tarde dio a la noche, la noche a la mañana y la mañana a la tarde una vez más. Un ciclo sin fin. El cielo era azul y el sol resplandecía entre las pocas nubes blancas y esponjosas. La mariposa aleteó encima de la cabeza del elfo y echó el vuelo hacia unos árboles, donde al fin se reencontró con la joven elfa, frente a la acogedora casita del bosque. Esta la recibió con alegría, pues sabía que llagaba y, con ella, los dos elfos que cumplieron su sueño y le mostraron el mundo que tanto había anhelado ver.

Levantó una mano y la mariposa se posó en ella, explosionando en un pequeño remolino de cristales de colores. Enerie sonrió. - Ha sido… ¡Hermoso! ¡Mucho mejor de lo que esperaba! - Su entusiasmo se reflejaba en su redondo rostro, el cual se veía deformado por una sonrisa de oreja a oreja.

Hizo un par de suaves movimientos con las manos, de las cuales aparecieron los mismos cristales que dejó tras de sí la mariposa, pero esta vez en un intenso color verde. El color del bosque. Hizo un círculo y en él se mostró un bello girasol. Otro círculo. Apareció el camino, extendiéndose sobre el mar, con la hermosa reina sirena en sus aguas. Y el último círculo, con las olas que se convertían en fieles salvadores de los perdidos.

- Mis tres cuentos favoritos… - dijo con voz nostálgica, pero sin borrar su dulce sonrisa. - Nunca lo olvidaré. Estoy en deuda con vosotros. - Con un gesto elegante borró las tres imágenes y de los pequeños cristales se formaron dos anillos de oro, aparentemente simples, pero con un pequeño cristal verde en ellos. Uno que nunca antes nadie había visto, pues era un fragmento del poder de la joven elfa.

- No me está permitido salir de aquí, pero cuando necesitéis ayuda, besad el cristal y haré lo que pueda por vosotros. Pero recordad, mi poder viene del bosque. De la tierra. Tenedlo siempre presente… - Los anillos, que hasta ahora flotaban en el aire, desaparecieron y volvieron a aparecer en los dedos corazón de los elfos. Aunque intentasen sacárselos, les sería imposible, pues ahora eran suyos y de nadie más.

Enerie se despidió con una inclinación de cabeza y tras una sonrisa desapareció dentro de la puerta del árbol, el cual empezó a desvanecerse, hasta no dejar rastro alguno.

En las cabezas de Sydara y Lys resonaron las mágicas palabras de la, aparentemente, joven elfa. “Usad con sabiduría la protección de la Guardiana del Bosque…”

En las más antiguas leyendas de los elfos, se cuenta sobre la Guardiana del Bosque. Una elfa que sacrifica su vida por la protección del bosque y sus hijos. Plantas, animales, elfos y hasta otras razas… Todos ellos están bajo su protección en el sagrado bosque de Sandorai. Seguro que los elfos oyeron de ello y, aunque no fuese así, sus corazones, empapados de un cálido sentimiento, lo sabrían.

El libro desapareció... La mariposa desapareció… La elfa y la casa en el árbol también. Ahora la único que les quedó para comprobar que no había sido tan solo un sueño eran los anillos que relucían en sus manos.

Recompensa:
- Sydara: 20 p. + 8 p. por buen desarrollo + anillo de la Guardiana del Bosque + collar de perlas grises, regalo de la sirena azul escondido en sus pantalones. Perdiste las botas y la camisa.
- Lys: 20 p. + 10 p. por buen desarrollo dividido por la mitad = 15 p. finales + anillo de la Guardiana del Bosque + antigua daga élfica de buena calidad.

Podéis hacer un post de despedida cada uno si así lo deseáis. Felicidades y seguid disfrutando del foro.

(Off rol: supongo que me faltó desarrollo xD…)

Cuando todo desapareció de mi vista, parpadeé un par de veces. El anillo lo tenía. Miré a Lys, pero no muy sorprendido. Supongo que estaba cansado o veía muy normal estas cosas.

-Bueno... entre sustos y situaciones poco normales, conseguimos.. lo que-miré al lugar donde antes había estado la niña y dije-nos pidió...-mirándola a ella dije-Si deseas podemos descansar en mi casa, no está muy lejos, además podré buscar nuevas ropas-reí.