Misión del antídoto para Adeluz, la hija del Consejero-Sandorai [Quest]

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Postear en este orden:
Mireya
Eona

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Después de un par de días de viaje, llegaron al bosque de Sandorai y se adentraron en las profundidades. Había una gran ciudad maravillosa construida en torno a un árbol gigantesco. Escaleras, casas, edificios grandes, cuerdas gruesas para los jóvenes que les gustaba trepar y saltar. Había muchos pisos hacia arriba, distribuidos por todos lados, construidos casi en forma espiral y con buenos soportes.

Ahora quedaba buscar la forma de llegar hasta una de las últimas casas sobre la cima del árbol, donde habitaba el elfo, aunque deberían preguntar por él, ya que no sabían exactamente donde vivía.

Al llegar se encontraron con una maravilla arquitectónica, un pueblo y un árbol, siendo una misma cosa. Era un perfecto demostración de equilibrio y sabiduría. El pueblo no mataba al árbol y este no detenía a la ciudad. En la tierra el progreso se envenena a si mismo matándose y debilitándose. Pero si MIreya lograba entender esta enorme obra de ciencia. Lograría parar ese giro de auto destrucción y alcanzar un enorme poder.

Después de estar cerca de unos 10  minuto mirando solo el árbol.

Pero debía centrarse en su trabajo en este lugar. Se acerco al borde del árbol y grito hacia arriba - ¡¡¡Disculpen saben donde puede estar un tal Kalem, necesito su ayuda por una amiga que esta enferma!!! - luego miro a su compañera de viaje - es de mala educación entrar si avisar - dijo con sonrisa picara

Viajamos un par de días, en los cuales hablamos poco, y lo poco que hablamos fueron cosas sin importancia. Descubrí alguna que otra cosa sobre los biocibernéticos, mientras que ella descubrió que mi personalidad no era del todo común, tanto para los de su raza como para las demás. Pero al fin y al cabo, fue un viaje divertido, en el que encontré a una nueva amiga, aunque ella no supiese de ello aún.

En cuanto llegamos a la ciudad de los elfos, nos encontramos con un árbol gigante, el cual parecía ser el centro de todo. Nunca antes había visto algo así, pues nunca nadie se encontró con un árbol así en el este, sino ya hubiésemos oído de él. ¡Era asombroso!

Contemplamos un buen rato aquella maravilla, hasta que la joven metálica, Mireya, gritó hacia la nada y hacia todo el mundo a la vez. Solté una carcajada, pues aunque fuese algo increíble de creer, lo que dijo tuvo su sentido. Así pues, la imité. - ¡Sí! ¡Ven aquí! ¡Seguro que nos oyes! Tienen casi tan buen oído como yo, los elfos. - le aclaré a mi amiga lo último.

Al instante se nos acercó una anciana, elfa, por supuesto. Tenía un aspecto dulce y agradable, pero cansado. Si fuese una humana, parecería estar a punto de morir a los 80 años de edad, pero al no serlo no pude imaginarme siquiera su edad real. Terminó de acercarse, ondulando tras si una increíblemente larga cabellera del color de la arena, que se mezclaba con su túnica del mismo tono. - Por favor, no seáis tan escandalosas, pequeñas mías. Este es un lugar de paz. - Nos miró con sus antiguos ojos color musgo, los cuales no eran tan hermosos, pero eran especiales por los años y años que habían vivido. Claro que, no podía arrancárselos ahí mismo...

- Por favor, no seáis tan escandalosas, pequeñas mías. Este es un lugar de paz. -dijo la anciana., auqneu viendola de ma´s de cerca, era solo su cabello blanco que la hacía ver de mas edad. Su rostro era joven y hermoso. Se lejó sin decir más, dejando a las mujeres boquiabiertas, porque no había repondido.

Pero llegó un niño dando saltitos y agitado, dijo desde cierta distancia a gritos.
- ¡Ustedes! ¿Dicen que buscan a Kalem? ¡Tendrán que seguirme! ¡A ver si me alcanzan!-dijo el niño de cabellos morenos y unos ojos de un intenso color azul marino. Vestía una hermosa ropa con bordados élficos, de colores brillantes, blanco y verde. Estaba descalzo.

El niño corría demasiado, tanto que se eles hacía difícil seguirlo, porque no solo se dirigió por una galería, sino comenzó a trepar ramas y saltar cueras de un lado a otro, pasando por los techos de las casas de madera. Habían pasillos por donde habían niños jugando o algunas parejas de enamorado, también gente que parecía ser mayor, o algunos que se sentían melancólicos, observaban por las barandillas el paisaje que se extendía, tratando de armonizarse interiormente.

En algunos techos pudieron ver elfos y elfas practicando arquería, y otros en pequeños lugares pero con el suficiente espacio para entrenar con espada, cuchillos o combate cuerpo a cuerpo.

Les resultaría complicado seguir los pasos del niño, hasta que lo perdieron de vista tras balancearse por una cuerda y perderse entre unos edificios. Podían sentir que lo habían perdido, o el niño les había jugado una travesura. Se encontraban a mitad el camino, o menos quizás. Muchos elfos miraban curiosos a las dos jóvenes y algunos reían por lo bajo.

Off rol: siento la demora.

Un elfo dijo que lo sigan y desapareció entre el árbol, a una gran velocidad, Mireya miro a su compañera - bueno nos invita a pasar a si que podemos pasar ¿no? - Dicho esto la Bio se aproximo al árbol y apoyo una de sus delgadas manos sobre la madarea con mucho cuidado de no dañar al gran árbol. Luego estiro los 3 tentáculos posteriores que tenia en su nuca y busco a tientas salientes por donde sujetarse ,como había echo una ves hace mucho en un pantano, En el fuerte y ancho terreno el árbol, sus múltiples apéndices le permitían moverse mas rápido que un Humano normal pero no tanto como un elfo. De seguro que arteria la curiosidad de los nativo. Por lo que tarde o temprano lo perdió de vista . Pero no era como que a la Joven le moleste estar perdida entre tal magnifica construcción.

Una ves que decidió que había perdido al niño (y tal ves a su compañera) y decidió dejar de mirar el paisaje. Busco a una anciana despierta para pedir indicaciones. Los ancianos son mas de fiar y mas tranquilos en el reino humano, esperaba que en el elfo también. Busco una plataforma donde pararse y tan pronto apoyo los pies en la tierra sus "cabellos" volvieron a caer como tales. Se acerco algo agitada por el ejercicio reciente y le hablo a la anciana - disculpe por entrar así a su casa y por mi apariencia - tomo aire - pero necesito encontrar a Kalem, para pedirle su ayuda en un medicamento - termino de hablar con una ligera reverencia.

La anciana, la cual no era tan anciana al final, se fue dejándonos sin la respuesta que buscábamos, pero apareció un niño elfo, el cual inició una carrera con nosotros. Empecé a correr, mientras me divertía siguiendo el camino que él marcaba, cuando entonces la chica que iba conmigo me adelantó saltando con ayuda de sus tentáculos... La miré de reojo, riéndome, para después aumentar la velocidad.

No era tan ágil como los elfos, pero nadie podía decir que no era rápida, además de que sabía moverme por el bosque. Claro que este no era un bosque común... Pero qué importaba eso. Así empezamos una carrera la biocibernética y yo, a la vez que intentábamos atrapar al muchacho. Podría haberme convertido en lobo, y tal vez podría haber sido más rápida y veloz aún, pero me temía que iba a necesitar las manos durante la carrera, y así fue, pues saltamos lianas entre otras cosas.

Aunque finalmente el pequeño se nos perdiese de vista, nos había echo una rápida y divertida guía por el lugar, y empezaba a orientarme un poco mejor. La gente se reía de nosotros, al igual que yo me reía con ellos. Había sido entretenido, y me había quedado con el olor del crío por si lo volviésemos a necesitar, pero de momento lo dejé ir, pues Mireya empezó a hablar con una anciana.

Me proponía a acercarme a ambas, para escuchar lo que fuese a decir, pero entonces vi a una pareja en la dirección contraria, a tan solo un par de pasos, así que decidí doblar la información que podríamos conseguir. Las dos estábamos a la vista de la otra, así que no nos íbamos a perder. - Buenas. Llamadme Eona, amigos míos. ¿Dónde podría encontrar a un tal Kalem? Creo que es sanadero. -

Ni la pareja ni la anciana pudieron responderles porque el niño apareció de nuevo con una mirada de decepción.
-¡No me digan que se cansaron! ¡Vamos que falta poco!-apremió el niño.

Para él era poco, pero no para las mujeres, el camino seguía pero esta vez no fue saltando, sino por los pasillos que subían el gigantesco árbol en forma de espiral, y daba pasillos al exterior dando lugares a las grandes casas élficas.

Un media hora más tarde, los pasillos cambiaron para dar lugar a una puerta en el mismo tronco, donde el niño las esperó. Cuando estuvieron a su alcance, abrió la puerta de madera, con tallados de símbolos de la propia raza, ingresaron a una escalera caracol que parecía interminable, pero al salir, llegaron a una gran explanada de madera, de forma rectangular. Abajo quedó el árbol, estaban sobre la cima, y los pisos subían. Alguna que otra rama legaba alta para dar sombras al lugar. Pero la vista era magnífica. Podían ver el boque interminable a esa altura. Habían varias casas de los que aprecian ser las grandes autoridades de ese pueblo.

Sin embargo el camino seguía, con escaleras hacia los extremos y unas cuantas explanadas más, donde seguramente habitaban más gente de importancia. Se podía ver algunos lugares de comercio, de aguas, ropas, armaduras, armas... Era una visión estupenda. En el medio, bordeando la salida de la escalera donde estaban, había una fuente con enredaderas y tulipanes. Terminaban de decorarla las mariposas que cubrían casi toda la misma.

El niño les indicó seguirlo y afortunadamente no siguieron subiendo escaleras. Pero tras caminar cierto trecho, llegaron a una casa con decoraciones de estatuas, arcos viejos colgados en el borde del techo, y candelabros alineados junto a la pared, por debajo de un ventanal.

Después de golpear la puerta, ésta se abrió dando paso al tan buscado Kalem. éste miró a los tres de una manera fría, mirando a las mujeres de arriba abajo moviendo solo los ojos.
-Jovenzuelo, espero que tu interrupción en esta tarde tenga buenos motivos...-habló

El niño dió un paso hacia atrás, dejando alf rente a ambas mujeres, y cuando él las vió de nuevo, se cruzó de brazos. El niño salió corriendo con una mirada asustada.

El niño volvió a por ellas, que educado de su parte. y le mostró de vuelta el camino esta ves atraves de infinitas escaleras. Mireya agradeció a la anciana y siguio al niño por este camino aun mas cansante, ya que aunque sus brazos son 100% metal sus piernas solo el 50%, y justo el 50% que mas trabajas, subir tantas escaleras fue en cierto modo un infierno. aun acostumbrado su propio peso le cuesta cuando se trata de tanto pisos. Esta ves ni su mente distraída fue capaz de disfrutar el paisaje.

Finalmente llegaron a la sima, a un lugar por encima del mismo bosque, era como estar encima del cielo... pero con nubes verdes. Parecía que aquí viva la calce altas, este tal Kalem parecía ser importante, pues el lugar derrochaba poder por todos lados. Finalmente llegaron a lo que parecía ser la casa del tan buscado elfo. Pero al abrice la puerta no salio algo similar a un curandero, sino mas bien por su actitud parecía un embalsamador. De forma fria logro que el niño se valla quedando ellas sin presentación. MIrella duro un segundo asta el silencio y luego reacciono, haciendo una ligera reverencia - Señor Kalem, vengo desde la tierra de los hombres para pedir su ayuda en un asunto medico. Necesitamos flores de Mirris bañadas en escancia de rosas mosquetas negras para impedir la muerte de una joven llamada Adeluz. El alquimista Roth nos manda y dice que solo usted puede preparar dicho elixir -  Mireya se quedo en la reverencia asta que el elfo le responda.

Estuvimos largo rato persiguiendo al mocoso, escaleras arriba. Parecía un camino interminable, y aunque mi condición era mejor que la de Mireya, también empezaba a agotarme... Al ver lo que nos rodeaba, saqué fuerzas de donde ya casi no había y aumenté el ritmo, para adelantarme lo suficiente para observar un rato el paisaje. Me incliné y miré hacia el vacío. ¡Era impresionante! "Sería divertido ver a alguien caer desde aquí." pensé y me reí para si misma.

Al llegar al fin hasta nuestro destino tuve que limpiar el sudor de mi rostro con la manga. Por suerte la ropa de invierno, como el abrigo de piel de lobo, la había dejado en la casa del alquimista, y ahora solo llevaba la camisa roja y el pantalón negro ajustado con las botas, esperándome que pasaría calor. En cuando se abrió la puerta, por ella salió un elfo malhumorado y el niño salió corriendo. Fue Mireya la primera en presentarse, y de una forma demasiado educada para mi gusto, pero al parecer con este tipo sería necesario ser cordial. Si no funcionaba siempre podía amenazarlo con mis dagas, entonces nos daría todo lo que quisiésemos.

Incliné mi cabeza en forma de saludo y mostré a mi compañera con el pulgar, para después apuntarme a mí misma con él. - Mireya y Eona. ¿Eres tu la persona a la que buscamos? - dije sonriente.

Spoiler:

El elfo escuchó las palabras de ambas mujeres sin inmutarse. Tardó en responder, pero cuando lo hizo, no pareció dispuesto a colaborar mucho.
-¿Por qué he de ayudar a enemigos de la madre tierra? Si ha enfermado ha sido culpa de ella. Está recibiendo su castigo por los actos cometidos-

Se cruzó de brazos con una sonrisa arrogante en su rostro.

¿Deberían recurrir a algo convincente? ¿Intentar hacer algún trato con él para que accediera a su petición de salvar a Adeluz y ella tener su recompensa?

el Elfo se negó.. cosa que en si era de esperar. Algo difícil tenia que haber en la misión. Pero le molestaba el comentario de enemigo de la madre tierra, tenia la sensación que era por su aspecto. Tenia cientos de formas violentas, sarcásticas o despectivas de responder a eso.. pero debía contenerse.

tomo aire y respondió con calma y sin levantarse aun- la joven enfermo a causa de veneno, puesto de forma disimulada en su comida... creo que dadas las circunstancias el veneno era para el padre. Dejarla morir es darla la victoria al sicario que solo buscara causar muerte y dolor y dejar que una persona que no tenia nada que ver, muera por la codicia de los poderosos. Si le molesta que yo reciba beneficios de esto dele la poción a mi compañera - de todas formas Mireya se pensaba cobrar de una forma a otra

Después de escucharles a ambos, me crucé de brazos, imitando al elfo malhumorado. - ¿Así que así es la cosa? - Dije con una sonrisa atrevida, casi juguetona. - Es cierto que los humanos no hacen ningún bien por el bosque, pero al negar la ayuda a un ser vivo, ¿no vas en contra de las creencias de los tuyos también? - Miré entonces al elfo de arriba abajo. No parecía alguien que se dejase criticar, más bien parecía ser bastante testarudo. - Veo que hasta los elfos tienen sus altibajos, ¿verdad? No soy ninguna cría, sé que si uno quiere algo el otro no se lo dará sin más, ¿cierto? - Abracé a Mireya por el cuello, desde la espalda, colocando mi barbilla en su hombro. - ¿Qué podemos nosotras, dos simples e inocentes jovencitas, hacer por un elfo de tu categoría? -

Kalem escuchó a Mireya y luego a Eona, a quien le arqueó las cejas con ironía. No respondió enseguida, se tomó su tiempo y reía mientras pensaba.
-No ayudaré a enemigos de la naturaleza, ella ha pecado, y por eso la envenenaron, o paga los males de su padre en todo caso-contestó con una mirada fría- Pero...veamos, ¿algo que puedan hacer? Es retirarse y dejarme en paz. Poco me importa la vida de esa familia que no ha hecho nada bueno y ahora debe pagar con sufrimiento-habló y las miró a las dos.

A simple vista podía notar sus caracteres y personalidades. Salió a un balcón que daba el lugar a un costado de la casa, apoyándose contra la barandilla de madera y observó el paisaje pensativo.
-Algo podéis hacer... mejor que la opción de irse-notaba las miradas clavadas de ella a su espalda y rió al imaginárselo-Bailad para mí y cantad una canción...-se volteó y las miró con una sonrisa maliciosa.

debía sentirse ofendida? debía sentirse alagada? pero lo que si estaba segura es que no podía contener su sarcasmo - por que me da la sensación de que no es bueno con las chicas nuestro amigo - Mireya se levanto y miro al elfo a la cara. - Espero no ofender la armonía de las artes. -. El pudor no iba a dejarla e ella sin su "premio".

Luego cerro los ojos y se abrazo a si misma, se quedo en el lugar un rato y lentamente los tentáculos que tenia por cabellos empezaron a ondular, siguiendo una sinfonía entre si apenas desplazara, intentando evitar la aburrida mecánica. De pequeña le hicieron practicar equilibrio, esperaba no haber perdido el paso. Despecio los tentáculos empeasaron a ondular de formas mas espaciada

- Eona necesito espacio -

Aun si abrir los ojos.Lentamente empezo a levantar su cuerpo sobre la puntas de sus pies, su cuerpo se empezó a ondear, hacia atrás y adelante describiendo un circulo y finalmente empezo a dar unos cuantos de pasos largos sobre el terreno, similares a los saltos de balet.. pero sin el salto en si. Si MIreya saltase se romperían sus tobillos demasiado rápido, tal ves en un mes o no. cada unos dos o tres pasos, daba una vuelta sobre unos de sus pies tomando energuia con sus tentáculos y volvía a andar en la otra dirección. Todo el acto se ralizo sin separar sus manso del abrazo a si misma. Después de unas 3 o 4 vueltas paso lo que tendría que pasar. un tobillo fallo y todo el sistema entero callo al suelo de forma brusca.. y por desgracia a estar los tentáculos ocupados en "bailar" no detuvieron la caída.

Se sentó en el suelo sin levantarse, le molestaba fracasar aunque sea una especie de juego - Pido disculpas, aun no logro el armonía del arte. - No había cantado, no encontró el momento de tal acción, estaba muy ocupada en la "danza".

- ¡Desde luego que no me imaginaba así a los elfos! - Solté una carcajada después de la respuesta del malhumorado. ¡Eso es! Ese sería su apodo desde ahora. "Malhumorado." Sonreí para mí misma.

Entonces Mireya, escuchando la petición de "malhumorado", se preparó para bailar, así que le dejé espacio. Empezó a levantar y ondular su cuerpo, mientras hacía pasos suaves y delicados. Nunca me habría imaginado algo así de un trozo de metal, la verdad. No estuvo tan mal, ¿pero convencería eso al elfo? Quedaba en mis manos lo de cantar... Pero no creía que fuese buena idea, pues después de todo, ¿no eran los elfos los que tenían la voz indicada para ello? Bueno... Si no funcionaba siempre tenía mis amigas las dagas...

En cuanto la biocibernética cayó al suelo, la atrapé justo a tiempo para que la caída o fuese tan dolorosa, y la dejé sentarse, pues parecía que no quería levantarse aún. - ¿Te ha divertido? - Le pregunté a "malhumorado" mientras me levantaba del suelo. - Supongo que lo de cantar me toca a mí, pero no esperes gran cosas. - dije riéndome.

Cogí aire y canté mi propia creación con tono infantil.

- La amistad es un regalo divino,
del cual todos hemos de disfrutar.
Sentémonos todos a tomar vino,
pues tenemos mucho que celebrar.
Risas y risas todos los días,
las lágrimas hemos de superar.
Tus alegrías también son mías,
vamos amigos, vamos a festejar. -

Sonreí satisfecha y miré hacia "malhumorado". - ¿Y bien? Es mía propia, ¿nada mal verdad? - dije mostrando mis dientes en una sonrisa. - Pero dudo que solo por eso nos des lo que buscamos, ¿verdad? ¿Quieres que te muestre algo más impresionante? - Le mostré una sonrisa pícara.

El elfo se sintió sorprendido de que accedieran su pedido. Sonrió satisfecho y aplaudió a las jóvenes cuando terminaron su número pero de un momento al otro se puso serio y espetó.
-Dije que cada una bailara y cantara, no una cosa cada una-

Se volteó de espaldas a ella y pensó alguna otra cosa que pudieran hacer para darles el antídoto. Pero sonrió ocurriéndosele una idea, y dijo entrando a su casa, cerrando la puerta detrás.
- ¡Esperadme!-

Al rato, cuando las muchachas empezaban a impacientarse del elfo, éste abrió la puerta con los puños cerrados y los extendió ante ellas con una sonrisa de oreja a oreja en su cara. Parecía un pequeño con el entusiasmo que tenia por ese juego. Les dijo.

-Bien, adivinen en que mano tengo algo...-esperó respuesta de las jóvenes-Pero os daré una pista...Sirve para vivir. Una debe decirme en qué mano tengo algo, y la otra tendrá que adivinar qué cosa es-

no se habían reído de ella... eso era bueno. - gracias por agárrame hace mucho que no "vailo" -
El comentario final de su acompañante le hizo pensar cosas fuera de tono.. esperen un segundo acá el enfermo es el escritor no yo bueno cierto, el comentario de la acompañante me hizo a mi pensar cosas fuera de tono - mejor -
Por el otro lado el elfo seguía escéptico y ahora quería que le respondan un adivinanza, "Sirve para vivir. Una debe decirme en qué mano tengo algo, y la otra tendrá que adivinar qué cosa es". en si se le ocurrían miles de cosas... Pero si suponía que el elfo quiera que se pueda responder las cosas se limitaban.. y debía suponer que tenia respuesta el acertijo. ¿podía ser el medicamento?¿alguna hierva?¿en que mano tendrá el algo? y de repente se ilumino, solo havia una respuesta que tenia sentido que pueda responder

Se paro lentamente y respondió con calma - esa cosa es el aire - luego miro a su compañera - estoy segura que sabes en que mano esta -
El aire es perfecto, es vital, y esta en ambas manos. No sabia se era lo que el queria pero era una respuesta valida

Bueno, de un modo u otro acabamos esperando fuera de lo que parecía ser su casa, hasta que regresara con algo maravilloso, o eso debía ser, pues el elfo, habitualmente malhumorado, parecía estar emocionado como un niño. Tras largo rato volvió dándonos a escoger dos manos y yo las inspeccioné con la vista... Por mucho que olfatease no podía encontrar nada extraño...

- Esa cosa es el aire. Estoy segura que sabes en que mano está. - Mireya me miró expectante y le sonreí como lo haría un niño, el cual estaba haciendo una travesura junto a su mejor amigo.

Entonces miré hacia el elfo. - Claro... Si es el aire, como dice mi amiga, es normal que no pueda notar nada por el olfato. - Les dí una pequeña palmadita a ambas manos de "malhumorado". - Si es así, la respuesta es: en ambas. - solté entonces una alegre carcajada.

El elfo soltó una carcajada después de escuchar las respuestas. Abrió ambas manos y dejó ver un frasquito pequeño color verdoso con una sustancia líquida incolora, como el agua. Dijo fingiendo decepción.

-Y yo pensé que querían el antídoto, ¿acaso no es para la vida? Pensé que era lo único que se les ocurriría... pero... han hecho bien en pensar en ustedes, en el aire. Pero como han fallado, no puedo darles el antídoto. Tendrán que ayudarme a conquistar a la elfa que está frente a la casa-señaló con la mirada- Denle una serenata de mi parte. Pero quiero verlas cantando a las dos, y bailando. Yo miraré de acá. Cuando lo hagan, os daré el antídoto-sonrió.

-¡Vamos! ¡Apuren que se muere la moribunda pecadora de la madre tierra!-dijo sacudiendo las manos hacia adelante, echándolas del lugar para que fueran a cumplir el mandado.

Elfa a conquistar, Alegyas

Carácter de la chica: Aparenta ser muy inocente, dulce, pero parece que es alguien muy solitaria sin amigos.

Off rol: El elfo quiere que la conquisten para él.

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Mireya se levanto y camino hacia el elfo, y se paro en frente de el a unos 10 cm - creo que no me viste bien todavía pero yo no puedo conquistar a nadie.. soy físicamente una aberración reparada con metal... Literalmente - La bio acababa de descubrir de que tenia un limite su paciencia. Así que dispuso a cambiar de táctica. - con esa actitud nunca vas a conseguir una novia.. o que alguna persona te soporte   - En si seguir con esto no tenia sentido, solo se estaba riendo de ellas y la ultima "misión" era imposible para alguien como ella - te lo pediré una ultima ves.. necesitamos Necesitamos flores de Mirris bañadas en escancia de rosas mosquetas negras - No esperaba una respuesta positiva. Por las buenas no hiba a lograr nada.. por el simple echo de que el supuesto medicamento que el elfo mostró, no era lo que buscaba. En si podía ser una esencia pero no eran flores. Las quería timar.

Mireya estaba en lo cierto. Al final, parecía ser más atrevida de lo que pensé, y eso me encantó. Me acerqué a ella, colocando mi brazo en su hombro, para darle apoyo. - ¡Jajajajaja! ¡Y yo estaría aquí haciendo aún el idiota! ¡Muy buena amiga! -

Miré entonces al elfo a los ojos. - O realmente te burlas de nosotras, o realmente estás enamorado de la pelirroja y no tienes ni idea, amigo. Si es lo primero, todo lo que diga ahora será una pérdida de tiempo, pero oye, me arriesgaré. - Dije con una sonrisa irónica. - Si de verdad quieres a la chica, ¿qué crees que conseguirás mandando a un par de desconocidas a hacer el tonto frente a ella? - Me acerqué aún más al elfo colocando mi mano izquierda en su pecho, mientras que con la otra rocé su cuello, mientras le susurraba a la oreja. - Si de verdad quieres conquistar a alguien, ¿no es así como se hace...? La respiración se acelera... Una caricia... Un beso... - Al decir lo último rocé mis labios con su oreja.

Me aparté de la nada y me crucé de brazos ante él, con una sonrisa satisfactoria. - Siempre podemos chantajearte con ir a decirle a la elfa que eres un crío. Eso si es cierto que le tienes puesto el ojo encima. - Me encogí de brazos, quitándole importancia.

- ¿Y bien? ¿Nos dirás ahora seriamente qué es lo que quieres de nosotras a cambio de lo que buscamos? -

-Solo habladle de mí, y que quiero salir con ella, ¡Vamos, no será dificil! ¡Vosotras, las mujeres, sabéis cómo hablar!-insistió el elfo y volvió a hacer gesto con las manos para que salieran a tocar la puerta de la joven.

Rato despues, cuando el elfo se cruzó de brazos y apoyó contra la baranda de madera con una sonrisa risueña,mirando al anccho paisaje que sextendía en el bsque, en la casa que él había indicado, la puerta se abrió y una joven salió, dirigíendose a paso tranquilo a la fuente. LLevaba en sus brazos, un libro que abrazaba contra su pecho.

Ella se sentó en un banco de piedra, sin importarle que el agua que caia como cascada detrás de ella, salpicándole en su piel y vestido de color verde claro. Abrió el libro a un poco más de la mitad y retomó su lectura, sumergiéndose en el mundo de las palabras.

Parecía ser una chica tímida.

Este post es raro por que en verdad quiero dejar a Eona eleguir.
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Eona se junto a Mireya en el "reclamo", el punto es que Ella si estaba reclamando y La bio solo buscaba una escusa para acercarse y tomarlo con sus tentáculos y por la fuerza conseguir el medicamento. El elfo, cambio su actitud.. mas o menos o por lo menos ahora pidió algo lógico. A la intento de joven le daba igual ella queria tomar los tobillos de el elfo con sus dos tentáculos medios. taparle la boca de forma brusca con los tentaculos mas corto. Meterlo dentro de la casa y empezar a amensarlo y torturarlo para que le de lo que ella quiere.

Pero por otro lado si su compañera quería seguir intentando la seguirá con mucho gusto... bueno no tanto gusto pero la seguiría. Pero eso si ya el elfo le quito la ganas y la iniciativa de ser "buena gente" Aparte si ella iba primero con la tímida elfa.. de seguro saldría corriendo.

Suspiré. Estaba claro que ese elfo, por muy viejo que fuese, que podía ser tranquilamente posible, no tenía ni idea de chicas... Miré a Mireya y me encogí de hombros.

- Está bien está bien. Pero si después nos mandas a hacer otra estupidez, al menos yo ya no seré tan amable contigo, "malhumorado". - nombré al elfo sonriente por su apodo. Me estiré para desperezarme y le indiqué a la biocibernética que me siguiese con la cabeza, si quería, claro.

De alguna forma, llegamos al fin al lugar donde el elfo nos indicó, pero no hizo falta ir hasta la casa que nos había señalado, pues la elfa estaba sentada cerca de la fuente, leyendo un libro. "Ah... Libros..." Suspiré y giré mis ojos hacia arriba, recordando las largas horas que tuve que pasar leyendo los archivos de la Manada...

Me acerqué aún más a ella, seguida por Mireya si había decidido seguirme, pero me paré a un par de pasos. No parecía del tipo que... Bueno, de las de mi tipo... Levanté una ceja y planeé una táctica a seguir. Le eché un último vistazo a mi amiga y luego al elfo que nos observaba desde el balcón. Allá voy...

- Hola. - dije acercándome a ella, sentándome luego a un par de palmas de distancia de ella, con una sonrisa. - No nos conocemos de nada pero tengo un mensaje para ti. ¿Ves a ese elfo que nos está mirando desde ahí? - dije indicándole con la cabeza. -  No pienso mentirte, es un crío, un idiota y un cabeza dura... - Suspiré. - Pero, por alguna razón, está enamorado de ti. Hasta dejaría morir a una humana por ti. - la miré fijamente para ver su reacción, para cambiar luego completamente de tema, para confundirla y que hablase con nosotras. - ¿Oh, de qué trata el libro? - Dije mostrando mis dientes en una sonrisa, mientras me inclinaba para ver la inscripción de la tapa.

La elfa alzó la vista ante la llegada de las dos mujeres, y al ver los tentáculos de Mireya se alarmó. Sin embargo no se movió del lugar. Se dio cuenta que no parecían malas personas, y sonrió divertida ante las palabras de la chica rubia. Miró al elfo que le señalaba y sonrió sonrojada.
- ¿Kalem? ¿Él es un crío, cabeza dura y un idiota?-repitió la elfa y se mordió el labio. Pero respondió-Parece que es así, lo sé, pero no te creas, es un buen muchacho. Hizo cosas grandes por la aldea nuestra. ¿Él te mando a conquistarme por él? Seguro ha sido porque ambas necesitan algo. A él le gusta ver con qué clases de personas trata, y si tienen un lado bueno... -

La joven cerró el libro y continuó hablando, pero trabándose un poco en las palabras, como buscando las mejores para hablar.
-Yo.. la verdad... no sé qué hacer cuando estoy con un chico... Me da miedo quedar en vergüenza... No sé qué hacer ni que decirle, pero... lo quiero y me alegra saber que Kalem se ha fijado en mí, pues también me gusta-dijo sonrojándose más. Miró el libro y dijo-Este libro habla de la magia de los ancestros de los elfos, estoy tratando de mejorar mis habilidades...-volvió a mirar a Kalem que estaba de espaldas a ellas, apoyado contra el balcón de madera que daba al ancho paisaje y comentó-Dadme un consejo de qué hacer cuando estoy con un muchacho, por favor-dijo ella con las mejillas muy roja. Sentía mucho calor.