Ilusiones en el pantano [Mastreado Privado - Sakun]

Una fuerte ráfaga de aire frío danzó entre las aguadas tierras del pantano y, antes de que el guerrero dragón se diera cuenta de lo sucedido, el mago había desaparecido. El viento no solo se había llevado la apestosa esencia de la sangre, sino que a su compañero también. Solo había una diferencia; el aroma de la sangre volvió, pero no el hombre de cabellos plateados. Y como si no fuese poco, el otro hombre, de comportamiento extraño, también se había esfumado como si desde el inicio no hubiese puesto un solo pie en el pantano. El único que quedaba frente al escalofriante edificio era Sakun...

Guiado por la extraña situación en la que se encontraba a nuestro heroe no le quedaba de otra que adentrarse en el laboratorio abandonado, pero antes de que el segundo paso tocase el mohoso suelo un sonido de entre los árboles llamaría su atención.

- No vayas... - se escuchó la voz de un niño. - No vayas por ahí... -

Pero lo más curioso es que aún después de ser escuchado por ningún lado podía encontrarse su silueta. Solo quedaba un rastro entre charco y charco, un rastro de huellas de niño alejándose de ahí.
Este es un Rol Mastreado, lo cual significa que no se entregarán puntos de experiencia a los participantes. Es posible obtener un objeto especial, pero no está asegurado de antemano. El posteo ha de ser fluido, con un máximo de 48 h entre respuesta y respuesta, de no ser así el infractor será castigado. Suerte.

Origen: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

Mientras seguía pensando, pateando suavemente los charcos y acariciando su abdomen, trataba de tazar su energía que le había quedado después de mucho recorrido y un combate a muerte contra una roca bastante grande e inmensa en todos los sentidos. Aún había un presentimiento de cosas siniestras allí. Era horrible, sinceramente algo tenebroso porque además de que habían perdido la vida de Tianna, la hermosa chica que murió en manos de un maldito jinete que pasaba por allí. Sakun juro vengar esa muerte y enfrentar a ese espectro, pero aún sabía que con su fuerza no podría ganarle. La impotencia se sentía y entre los pensamientos de Sakun, ideó un plan para hacer con ellos dos pero al final, fue demasiado tarde.

-Oigan chicos acabo de...-Habían desaparecido... Perdió el rastro de cada uno y quedó sin movimiento alguno. El miedo comenzó a atormentar su grande cuerpo y tembló levemente, escuchando ruidos horribles a sus lados, como si estuviesen cerca. Mientras caminaba, destruía pequeñas hojas y eso hacía que saltara del miedo. Todo se había convertido como una historia de terror... De esas que le contaba sus hermanos para asustarlo.

Con solo una chaqueta para cubrirse las partes intimas y su cuerpo completamente descubierto, comenzó a seguir caminando por allí tratando de respirar hondo.

De repente vio un edificio... allí había al parecer un hospital, laboratorio... No se sabía... Era algo incierto y misterioso. Sakun sabía que no podía devolverse ni mucho menos correr despavorido... Debía entrar allí y si podía, era el único lugar donde descansaría de su largo viaje. -D..Dios... Esto es tan...-Hablaba tartamudeando, sintiendo que sus pies no podían mantenerse firmes pero antes de que pudiera dar el segundo paso, una voz de un niño le comenzó a hablar. "No vayas"... No vayas por ahí....

-Espera.. Dime qué hay dentro. ¡ESPERA!.-Era raro, ni siquiera pudo verle pero sabía que estaba allí. Sin poder ir a ningún otro lugar, empuñó sus manos y se llenó de valor para entrar allí sin escuchar a nadie más.

Ignorando las huellas o la voz del niño el dragón, semidesnudo, decidió volver a encaminarse hacia el laboratorio abandonado. Una hola de olor a sangre le chocó nada más acercarse y con cada paso más escalofríos subían por sus pies descalzos. Todo parecía indicarle que no era una buena idea el acercarse a aquel lugar del demonio, pero él no hacía, o mejor dicho, no parecía querer hacer caso de las señales enviadas por el destino.

En cuanto estuvo tan cerca de la vaya protectora que rodeaba todo el edificio como para poder tocarla algo sucedió, y entonces, el destino pareció reírse de él. Una lamia que no pintaba nada en el Este le atacó por el costado derecho, ondeando su largo y escurridizo cuerpo. Teniendo en cuenta el estado del viajero, en cuanto cayó al suelo y su cabeza rebotase contra la semidura superficie, cayó desmallado en el reino de los sueños. Ahora, este estaba a merced de la hambrienta criatura. Era muy posible que la próxima vez que despertara lo haría desde las tripas de la mujer serpiente. Eso o desde los altos cielos, observando a su asesina en un cuerpo espectral. Pero nada de eso sucedió. Una mano ayuda lanzó una flecha en el momento preciso para alcanzar a la criatura y clavársela justo en el corazón. Después, la mujer se acercó y cogiéndolo de un solo pie empezó a arrastrarlo a saber donde. Entonces fue cuando Sakun se durmió por completo, pues hasta el momento pudo contemplar la escena parpadeante entre realidad i oscuridad infinita.

Pasaron horas hasta que el guerrero dragón despertase, pero una vez que lo hizo no había forma alguna para lamentar el modo en que lo hizo. Se encontraba, con el cuerpo completamente limpio y purificado, estirado en una reconfortante cama de limpias sábanas. A su alrededor, en la pequeña habitación, le rodeaban poco más que una mesita de noche, una ventana con barrotes y un gran armario pegado a la pared contraria. Y en la mesita, un baso de leche esperándole solo a él. Mientras tanto, la mujer parecía estar cocinando algo en la segunda y última sala de aquella acogedora cabaña de madera en medio del pantano.


Lamia: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

Al final todo parecía una historia de terror. El miedo aún se sentía y seguía igual de inmenso como antes... Quizá hasta había aumentado mayormente. Simplemente era bastante peligroso estar allí en medio de un frío e incertidumbre de que fuese atacado por algún monstruo o espectro malvado, algo parecido como al jinete que vio anteriormente, cuando aún estaba con sus compañeros. Todos se habían separado y así fue desde el primer momento... "En ese lugar todos desaparecen... O mueren...", los relatos de los ciudadanos eran verdaderos y gracias a la ignorancia del guerrero, terminó atrapado en un lugar donde simplemente no hay salida y solo existe la posibilidad de morir en manos de algo desconocido... ¿Morir o sobrevivir?. Era simplemente de las ganas de la persona... El joven dragón estaba decidido en vivir y pelearía por su vida como un gran héroe que no le teme a absolutamente nada. Cuando se sumergió en el pantano, perdió la noción del tiempo y aún no sabe cuantos días han pasado o horas... Lo único que tenía presente era que estaba cansado y si debía combatir, obviamente sería derrotado. -M...Mis pulmones...-Decía tartamudeando y tosiendo de manera exagerada, botando pequeños coágulos de sangre que se esparcían con los charcos. Su espada aún seguía allí, esperando a ser usada en cualquier momento. Entrar o no entrar, ese era el dilema para quién se encontraba solo allí, pensando y caminando con pasos tan sumamente cortos que parecía una tortuga con patas pequeñas.

Pero ya entrando, notó una presencia cerca, haciendo que agarre la espada de su empuñadura y comience a respirar agitado. -¿Quién diablos...?-Se quedó en pie, girando su cuerpo completamente y mirando a los lados pero sin ver aún nada. Se notaba que algo caminaba por allí, cuando sin poder actuar y menos con su cuerpo adolorido, pero cuando menos lo pensó y tenía previsto, fue golpeado de manera fuerte por una serpiente mujer, haciendo que caiga al suelo, mojándose la espalda y perdiendo el conocimiento.

Cuando pensó que era el fin dado que no podía moverse y su cuerpo ya no reaccionaba ni con movimientos involuntarios, una flecha apareció, atacando a la mujer serpiente, dejándolo perplejo pero aún más perdido sin saber qué sucedía. Cuando comenzó a ser arrastrado, perdió completamente el conocimiento, teniendo un sueño oscuro y negro, o sea, no soñaba absolutamente nada. Comenzaron a pasar horas y horas...

-----------------------------------------------------
Al despertar, parecía un sueño, se diría que una recompensa de tanta mala suerte después de haber entrado al pantano. Sus dolores se habían calmado demasiado y no eran tan intensos. Se sentía bastante augusto por esa nueva vida que había recibido después de tanto tiempo de dolor y resistencia ¿acaso ya había muerto?. Sakun decidió quitarse un poco las sabanas y tratar de levantarse pero aún su cuerpo necesitaba unos minutos de descanso.

-¿Qué rayos…? ¿Hay alguien aquí?.-Preguntó con un grito fuerte, buscando a alguien que se encontrase allí. Su voz se cortaba un poco y no podía retener la tos que lo molestaba a cada momento.

Gilda seguía en la cocina, tarareando una alegre canción mientras añadía ingredientes al cocido que con tanto amor preparaba para su huésped sorpresa. A punto estaba de añadirle unas especias cuando, de repente, la voz de su invitado resonó débilmente en la habitación de al lado. Se limpió las manos en el delantal y se acercó a la puerta, abriéndola con decisión.

- ¿Has despertado...? - preguntó tímidamente mientras se asomaba adentro. El rostro se le iluminó de golpe al ver despierto al guerrero y entró con una gran sonrisa, dirigiéndose directamente hacia la mesilla de noche. - Caray, que susto me habías dado. Pensaba que estabas muerto. -

La mujer agarró la jarra de leche fresca, de a saber qué animal, y se la metió al dragón en la boca sin pregunta alguna, hasta que no le quedase de otra que tragarse su contenido. - Deberías beber un poco, recuperar energías y descansar. No te preocupes, yo cuidaré de ti. - le aseguró con las mejillas sonrojadas, mientras acariciaba el brazo de su paciente. No parecía ser la primera vez que lo hacía, pues, alguien tuvo que lavarlo de arriba abajo y quién más que Gilda, la única en aquella caballa perdida en el fondo del pantano. Entonces volvió su caricia en una energética palmada y se despidió para terminar lo que estaba haciendo.

- Ahora descansa, pronto estará la comida. Debes de tener hambre, ¡pues has estado dos días y dos noches sin consciencia alguna! Me tenías preocupada, pero he cuidado muy bien de ti. -

Antes de cruzar la puerta volvió a girarse hacia su nuevo compañero y, después de asegurar una vez más su seguridad, se fue. - Si necesitas cualquier cosa aquí estaré. - le lanzó un beso desde la distancia.

Off Rol: No dudes en añadir lo que se te ocurra. Yo seré el que interprete el papel de Gilda, pero eso no significa que no puedas hacer uso de su personaje, al menos en esta ocasión. Mi idea es que no te diese tiempo de entablar una conversación en vuestro primer encuentro, haciendo relucir su curiosa personalidad, pero no dudes en narrar el pasar del tiempo e, incluso, el inicio de la cena. Es un rol Mastreado, por lo que tienes mucha más libertad que en una Quest. Suerte.

Por cierto, veo que has pulido bastante tu forma de escribir. Has mejorado y te felicito por ello. Sigue así.

Segundos, minutos e incluso días había estado vagando por ese incierto pantano de la desconfianza. Nunca se sentía la tranquilidad en aquellas escenas donde caminaba con incertidumbre, tratando de confiar en su energía agotada que perdía por cada gota de sudor que recorría su húmeda frente. Pero cuando menos lo esperó, fue salvado por una gran guerrera de una buena puntería, es decir, nunca había visto a alguien con tanta finura en su vida y menos salvándole su destino. Lo único que recordó fue cuando era arrastrado y la Lamia se retorcía en el suelo ante la flecha incrustada. ¿Acaso era un sueño?... No se sabía nada, ni mucho menos se entendía que ella además de que le haya salvado, le dio descanso en su casa que servía como una cálida posada.

No recordaba nada, lo único que rememoraba era la muerte de la chica en el pantano y la desaparición de sus amigos en el misterioso lugar. Lo bueno es que sentía que sus brazos recuperaban su fuerza y su abdomen volvía a tonificarse, más sus heridas estaban curadas y el hogar era muy abrasador que hasta incluso parecía un sueño. El joven dragón trataba de levantarse pero no podía, tanto así que sentía un calambre en el vientre y sus huesos tronaban como sentarse en una silla vieja.

Una chica de repente apareció y preguntó sobre su estado, algo que le sorprendió a Sakun dado que no recordaba que una mujer le hubiese salvado, y menos tan joven. -Ahmmm Yo...-No alcanzó a terminar su frase cuando como un torbellino, corrió hacia el guerrero para aliviarse de que estaba en forma.

-Verás... Es qu...-Tampoco pudo terminar sus palabras cuando sintió que le embutieron leche fresca, haciendo que casi se atragante y su garganta comience a pasar el líquido más rápido de lo normal mientras que Sakun abría sus ojos como platos y trataba de alejarla.

Al terminar, ella le prometió cuidar de él, algo que le hizo recordar a su madre pero tan solo le siguió mirando sorprendido. -Ahm... Gra...-Había superado el record de interrupciones cuando le zampó una palmada, haciendo que quede atónito sin decir nada y con sus ojos más abiertos, casi saliendo de la órbita.

Cuando llegó a la esquina, le dijo que estaría a cualquier situación y le mandó un beso, haciendo que Sakun levante un poco la ceja y deje que se vaya. -Vaya... Qué chica tan rara. En fin... Igual me ha ayudado mucho. Lo único que puedo hacer por ella, es descansar y no causar problemas.-Dijo mientras se colocaba las manos en la nuca, acostándose otra vez y  mirando al techo mientras masticaba un pedazo de sabanas que había cortado con sus uñas.

-*¿Qué pasará en este pantano?... Quiero saberlo y quiero acabar con esto. No me gustaría saber que mis amigos murieron. Aunque de ese tipo de cabello plateado es un inepto. Seguro le habrá secuestrado una ardilla...*-Reía divertido mientras pensaba y esperaba.

El joven tenía pensado levantarse pero prefirió descansar un poco sus músculos.

Gilda agarró el cucharón y sirvió en un cuenco de madera caldo suficiente como para tres hombres hambrientos. Se sentía orgullosa, pues había encontrado animales y vegetales más que suficientes para devolverle toda la energía a su invitado, además del toque especial que justamente necesitaba. Una vez todo preparado agarró la comida y se dirigió hacia la habitación de al lado.

Abrió la puerta de par en par y con una radiante sonrisa saludó al guerrero. - ¿Has podido descansar bien? - mencionó acercándose a la cama sin descaro alguno, pues este seguía desnudo, aunque tapado por las sábanas.

Colocó la sopa en la mesita de noche y acercó una silla al lado del lecho del hombre dragón. Volvió a agarrar el cuenco y empezó a menearlo con una cuchara de madera. - De verdad... ¿En qué pensabas paseándote por el pantano en tu estado? Seguro que quedaste envenenado... - Tanto si su invitado preguntase o no por el supuesto veneno Gilda lo explicó de todas formas. - No pareces de por aquí así que probablemente no lo sepas, pero hay plantas muy curiosas por estas tierras. Plantas que sueltan un polen especial que causa alucinaciones... Así que por si has presenciado cualquier cosa extraña no te preocupes, pues lo más seguro es que no fuese real. -

Hundió la cuchara en el caldo y la acercó a sus labios para soplar y enfriarlo lo suficiente, antes de dirigirlo hacia su "paciente". Por mucho que él se resistiese, Gilda tenía pensado alimentarlo y no aceptaría un no por respuesta. - Vamos, come come. Tienes que recuperar las fuerzas, así después podremos pasar más tiempo juntos. - sonrió como si fuese normal el pensar que el guerrero se quedaría largo tiempo más a su lado.

El lugar era muy agradable. ¿quién iba a pensarlo?, una cabaña en la mitad de un sombrío pantano. Mientras pasaba el tiempo con lentitud, el joven miraba sus brazos y pasaba sus dedos lentamente por cada músculo, tratando de notar de que estén bien. Al final solo sentía un poco de dolor pero se aliviaba lentamente... Al fin, un descanso ante un arduo día de combates, luchas y correr agitado, escapando de varios monstruos. Al fin, sentía como volvía a recuperarse su cuerpo y su respiración era fácil y honda, algo que solo podía hallar si su cuerpo estaba en paz junto con armonía. Esa suave cama le acariciaba la espalda, haciendo que sus huesos vuelvan a su estado normal y se acomoden lentamente hacia donde primeramente estaban colocados.

Bajó un poco su sabana hasta el ombligo y miró su abdomen marcado mientras veía unos pequeños moretones pero gracias a su piel morena, no eran tan notables y cuando menos lo pensó, apareció la chica por la puerta, preguntando si había descansado. Sakun solamente asintió con la cabeza para mirarla a ella y luego de nuevo a su cuerpo, recordando su niñez. La chica se acercó rápidamente y dejó la sopa en la mesa para luego traer una silla y mientras alistaba la comida, le preguntaba sobre qué hacía allí, en la mitad del pantano.

Sin rechistar ni nada, solo tomó aire. -No lo sé, ni tampoco sé si fui atacado por un veneno... Pero no me arrepiento.-Dijo sonriendo un poco sin dejar de mirar al techo. Ella de repente le habló sobre las plantas que causaban alucinaciones extrañas pero... A la final no son nada. Con alivio, Sakun botó lentamente el aire y tomó de la sopa, alimentándose y disfrutando de ella. Había algo que caracterizaba a los guerreros, era a su apetito voraz. Mientras comía, ella nombró algo de "Juntos..." pero no escuchó muy bien e ignoro ello mientras seguía comiendo y comiendo sin parar...

Al cabo de unos minutos, al haber terminado. Pegó un suspiro muy leve y la miró a ella. -Gracias pero... Creo que ya debo irme. Necesito hacer muchas cosas.-Se levantó, amarrándose una sábana a la cintura y buscando ropa. Aún tambaleaba y cojeaba pero no era mucho.

- Gracias por todo en serio, que el dragón del fuego te cuide.-Le dijo mientras seguía buscando su ropa por allí.

Gilda, aún sentada en la silla, observaba cómodamente cómo el guerrero trataba de encontrar un cambio de ropa limpia. Durante largo rato no dijo nada, pues disfrutaba de la vista que se le ofrecía, pero después de un rato más se apiadó de su invitado y le confesó lo que probablemente quería saber. - Si buscas tu ropa está afuera, secándose. -

Acompañó al medio dragón hasta la habitación de al lado, donde este se encontró con el resto de la pequeña pero acogedora cabaña; una cocina, una mesa y dos sillas, un baúl viejo y poco más. Todo parecía estar gastado por los años, pero muy bien cuidado, sin una sola mota de polvo.

Entonces Gilda también acompañó a su invitado al exterior, donde en las ramas bajas de los árboles más cercanos se estaban secando las ropas de Sakun. Si se acercaba olería el dulce aroma que desprendían. Habían sido tratadas como un rey. Pero no todo era perfecto ni maravilloso. Desde hacía un rato el protagonista de esta pequeña historia podía sentir los calambres recorrer su cuerpo, y no eran por las heridas que le adornaban...

- ¿Te encuentras mal? - preguntó la joven reluciendo una sonrisa. Después de todo, no tenía razones para preocuparse por su nuevo enamorado, ya que ella muy bien sabía qué era lo que le sucedía.

Antes siquiera de haberse vestido por completo el guerrero no tendría fuerzas suficientes para seguir adelante. Los pies se le habían dormido por completo y aquella extraña sensación recorría con rapidez su cuerpo de abajo arriba. En cuestión de segundos no le quedaría de otra que caer en el frío suelo, pues ni los dedos de las manos le responderían y, en menos de lo que él mismo pensaría, hasta el habla le sería arrebatada.

- No te preocupes, querido, no pienso hacerte nada malo. - le aseguró Gilda acariciándole la mejilla derecha. Entonces lo agarró de ambos brazos, inertes, y empezó a arrastrarlo de vuelta a la cama. Se aseguró de que no llevase los zapatos y lo arropó una vez más con las sábanas. - Sabes, en estas tierras hay plantas que producen alucinaciones, pero eso no es todo. Hay varias clases y de entre ellas hasta hongos paralizantes. - sonrió y se tumbó a su lado, colocando una mano en el pecho del guerrero. - Ahora podremos estar juntos para siempre... -

Off Rol: Tal y como he indicado perderás la movilidad de tu cuerpo, por completo, a la mitad de tu post. Es decir, no podrás oponerte a que Gilda maniobre con tu cuerpo.

Postea una vez más y después te explicaré cómo va a continuar el Mastreado. Hasta entonces suerte.

El silencio se apoderó rápidamente del lugar. El chico aún seguía buscando su ropa, maravillado por el cuidado que tenía ella hacia sus cosas aunque preocupado porque ella aún no respondía a su pregunta. ¿Acaso algo malo le había dicho?. En fin, cuando menos lo pensó, ella le dijo que la ropa estaba fuera, secándose. Con una sonrisa, él la miró, esperando que le acompañase allí. Cuando lo hizo, parecía un tour en el hogar. Podía ver los distintos muebles que tenía... Al parecer llevaba años allí, en la "cabaña" porque se veían muy viejos pero cuidados y sin polvo. Un presentimiento raro apareció de nuevo en él... Era incierto porque siempre siente eso, es porque algo sucederá... En fin, lo omitió y la siguió sin rechistar hasta llegar fuera, donde vería su ropa escurriendo gotas.

Con alegría camino hacia ellas pero de repente, su cuerpo comenzó a volverse muy raro. Su pie seguía caminando pero no se sentían los pasos y poco a poco, consumía su rodilla y luego su pierna. -¿Pero qué...?-Agarró su pie y lo movía pero apenas se movía como un péndulo. El cuerpo no respondía a los mandatos de su cerebro. Comenzó a hacer bastante raro y cuando menos lo pensó, ya no le respondía su cintura, haciendo que cayese al suelo. -Oye me está pasando algo... Ayú...-Al mirarla se dio cuenta que había sido una trampa... Esa sonrisa le delataba que ella había sido la responsable. Sin decir nada, trato de levantarse pero no podía, sus brazos también perdían el control y su quijada estaba a punto de quedar paralizada.

-¿Qué me has hech...?.. ¿Eh?... Ahhhhhg...-Sus labios no se movían y apenas podía gritar pero hasta el habla le fue quitada. La muchacha lo agarró de los brazos y se lo llevó de nuevo a la cama, arrastrándolo para luego taparlo en las sabanas y explicarle sobre los hongos que lo paralizaron.

Sakun trató de fruncir el ceño pero no pudo y con angustia, sudaba mientras la tenía a ella al lado y esa mano suave, la tenía en su pecho. - Ahora podremos estar juntos para siempre... - . El joven dragón al escuchar eso, trató de moverse como loco pero no podía.

-*Maldición... ¿Ahora qué hago?...*-Pensó, mirando al techo